Recuerdo del primer mensaje :

Holaa ~~ Las presentaciones no se me dan bien. Me he decidido a publicar mi fic en el que he puesto muchos sentimientos propios que quería reflejar. Espero que les guste y así poder continuarlo. Intentaré publicar lo más seguido posible ya que sé como se siente eso de esperar y quedarte con la intriga. Personalmente me gusta hacerlo en mis fics, pero soy buena persona y haré lo posible. ^3^

Titulo: Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Autor:  ~ Lady Akari ~
Género: Drama, romántico, lemon.
Parejas: 2min, JongKey y otros.
Personajes:  Jonghyun, Key, Onew, Minho, Taemin, Kai y puede que alguno más. Los iré añadiendo
Nota: Este fic lo estoy publicando en otros foros también.




Ya era la hora. El destino lo había decidido. Como en un puzzle cuyas piezas no encajan porque están mal colocadas. Ya era la hora de poner cada pieza en su lugar. Ellos estaban destinados a caminar es una misma dirección, por un solo camino. Ni en sus sueños más locos pensarían que es lo que el futuro les tenía preparado.





Capítulo 1:


La luz temprana del amanecer acompañada de la suave brisa, acariciaba su frágil y bello rostro. Sus ojos vagaban en su propio recuerdo. ¿Cambiarían las cosas? El sentimiento que aquejaban en su pecho lo había acompañado todos estos años. Le dolía. Seguía inmerso en sus pensamientos hasta que una voz familiar lo hizo volver:

- Hyung, ¿no es muy temprano para estar despierto? –preguntó la persona que había interrumpido sus pensamientos.
- ¿Y tú qué? –contestó molesto.
- Voy al instituto hyung. Tú… deberías volver a clases.
- ¿Vas a seguir insistiendo? Ya te dije que no te metieras en mi vida.
- Pero…
- ¡¿Qué?! – Lo miró desafiante
- Somos amigos…por eso me preocupo por ti hyung –dijo agachando la cabeza.
- ¿Amigos? Eres muy ingenuo –el mayor se levantó del muro desde donde había estado observando el tranquilo amanecer de la cuidad y se dispuso a bajar las escaleras.
- ¡Hyung espera! -le cogió del brazo- aunque tú no lo aceptes somos amigos y quieras o no, seguiré preocupándome por ti.
- Tss idiota –espetó ante la confianza que derrochaba la mirada del más pequeño.

Al bajar las escaleras se volvió a adentrar en aquel pequeño almacén convertido en una especie de casa dónde se encontraban otros chicos. No es que fuera un lugar totalmente legal pues vivían al margen de todos y de todo. Unos cuantos sillones, dos baños, algunas habitaciones que solo disponían los más antiguos del lugar, entre los cuales se encontraba él. A las paredes no le faltaban sus dibujos sin sentidos y para gusto de unos pocos, restos de muebles, barras de hierro y no tenían luz, así que cada uno se las apañaba como podía. Cada cual iba a lo suyo, pero en el fondo, todos tenía algo en común. Cada uno tenía su historia, cargaban con su pasado y con la monotonía del presente. ¿Qué importaba el futuro?

Se dirigió a su habitación, bueno si se le podía llamar así. Se sentó en su cama deshecha. Frunció el ceño al sentir un fuerte olor a alcohol que se había colado con él. Otra vez venían de resaca. Justo cuando iba a cerrar los ojos oyó un ruido. Molesto, se volvió a incorporar y se dirigió al centro del almacén dónde se encontraban todos. Al parecer se estaban divirtiendo con alguien:

- ¿Otra vez por aquí, renacuajo? –se reía el más alto.
- ¿Viniste otra vez a ver a tu amigo? –le decía uno más tranquilo.
- Sí y ya me voy –intentó emprender la marcha, pero uno se lo impidió.
- ¿Tan rápido te vas? –le agarraban.

El pequeño permanecía quieto, aunque no lo reflejaba estaba un poco asustado, puesto que solo lo trataban así cuando esta gente estaba ebria, así que no sabía como iban a reaccionar. De pronto sintió como alguien le tocaba la cintura. Intentó soltarse del agarre, pero su fuerza no era suficiente. Otras manos empezaron a colarse por su camiseta y empezaban a tocarlo con deseo. Unas lágrimas de impotencia empezaban a asomarse.

Él sabía que la escena que estaba presenciando no acabaría sin heridos:

- Si me dejara en paz de una vez no le pasarían estas cosas, solo sabe meterse en líos –pensó para si mismo harto de que aquella persona cabezota viniera todas las semanas.

Se dirigió al círculo formado por los demás y liberó al pequeño:

- ¡Ya basta! – empujó a los demás

Lo cogió de la camiseta y lo sacó de allí:

- G-gracias hyung –dijo limpiándose las pocas lágrimas que se le habían escapado.
- ¡Cállate! Lo que tienes que hacer es dejarme en paz y no volver más. La próxima vez dejaré que te violen.
- No lo hará hyung –embozó una pequeña sonrisa- tú no eres así.

Esa actitud del menor le repateaban en lo más hondo. ¿Por qué seguía viniendo a verlo? Cualquier persona normal no se le hubiera ni acercado. De todas formas, no necesitaba a nadie. No necesitaba la compañía de nadie. Estaba acostumbrado a la soledad y cuidaba de si mismo. Aunque a veces, no también como tendría que hacerlo:

- Desaparece de mi vista ya, Kai –le dijo seriamente.
- Adiós hyung, hasta mañana –le dedicó una sonrisa y salió corriendo antes de darle tiempo a reprocharle algo más.
- ¡No! –gritó el mayor con la esperanza de que le hiciera caso.

~~~~~~

El castaño puso rumbo al instituto. Era su primer día después de las vacaciones, pero rogaba que este año su hyung volviera a la universidad. Aunque él lo tratara con las peores formas, no quitaba el hecho de que él lo quería como un hermano mayor. Él sabía mejor que nadie el pasado que llevaba como su sombra permanente. Cada vez que le preguntaba algo sobre él, este enseguida lo echaba a patadas como lo hacía habitualmente, no contestaba o simplemente lo amenazaba. Pero no se rendía y seguía buscando la respuesta a su pregunta. Entre pensamiento y pensamiento ya había llegado.

- Se acabó lo bueno –suspiró y entró.

~~~~~~

En una de las calles más lujosas de la cuidad, un joven celebraba una batalla campal en su cabeza. ¿Estaría bien mentir a sus padres? Le obligaban a estudiar algo que no le gustaban y a pesar de haber intentado negociar con sus padres, estos nos había cambiado su negativa:

Flash back

- Madre, por favor. Tú sabes que es lo que quiero estudiar. No me obligues a esto –le rogaba a su madre.
- Hijo, sabes que esto no es decisión mía, sino de tu padre –su madre le comprendía pero poco podía hacer.

Su padre hizo presencia tras cerrar la puerta de su despacho:

- Minho, no se hablará más del tema. Estudiarás economía. Tendrás que llevar mi imperio algún día y tienes que estar preparado. Y ahora prepárense que esta tarde tenemos la invitación a la fiesta de bienvenida de mi mayor socio.

Fin Flash back

En cierta parte comprendía a su padre pues todo lo que había conseguido gracias a su esfuerzo, quería que su hijo lo mantuviera en el futuro. Una de las familias más ricas de la ciudad. Su madre diseñadora de renombre, acostumbrado a ver a numerosos modelos, famosos, personas importantes… probándose los diseños de su madre en el amplio salón de trabajo, ubicado en su propia casa. Bueno casa, la envidia de todo el mundo. Su padre, uno de los mayores empresarios del país. Su vida consistía en toda clase de lujos y privilegios, pero no se había dejado llevar. Desde niño siempre fue alguien muy dulce y cariñoso.

Pero ahora vivía en un bucle de pequeñas mentiras. Llevaba 3 años estudiando en la universidad. Pero claro, no en la que su padre quería y mucho menos estudiando lo que le exigía. Asistía a la única universidad especializada en arte. Había conseguido ocultarlo muy bien hasta ahora y rogaba desesperadamente que su mentira no viera la luz nunca.

Después de desayunar, se despidió de sus padres y se fue a clases. Aun teniendo coche propio, tenía la manía de ir caminando. ¿Su argumento?
Disfrutaba del ejercicio mañanero y le gustaba disfrutar de la ciudad por la mañana. Tampoco quería que los otros alumnos supieran de su situación económica ya que no era una universidad especialmente cara.

Miró el reloj y se apresuró antes de que comenzaran las clases. No quería llegar tarde el primer día.

~~~~~~~

Aún medio dormido, alcanzaba a escuchar el ruido de su madre lavando los platos. Siempre la misma rutina. Su madre se levantaba a las 4 y media para preparar su humilde cafetería. Negocio que los mantenía económicamente. Ella trabajaba mucho, demasiado para su gusto, pero lo que más le molestaba era que su madre no lo dejara ayudarla. El tenía que ocuparse de su formación. No quería que su más preciado tesoro estuviera cargando con algo que no era su responsabilidad.

De repente sintió unas dulces manos acariciando su rostro:

- Hijo –le dijo suavemente- se te va a hacer tarde el primer día.

El moreno se desperezó y se incorporó cuando su madre salió de la habitación:

- Qué pereza más grande –dijo entre bostezos.

Se dirigió a la ducha tras coger la ropa. Al cabo de 10 minutos se encontraba desayunando en la cafetería de su madre debajo de su casa:

- Omma, ¿qué hora es?
- Son las ocho menos diez –dijo su madre preocupada.
- ¡mie**a llegaré tarde! Adiós omma.
- Ten cuidado y diviértete.

Y se dirigió a toda prisa a la universidad. Esperaba no llegar tarde, no el primer día.

~~~~~~


Ya era la hora. Todos estaban en el salón central. El típico discurso de todos los años daba comienzo a lo que sería otro año más. Presencia casi obligatoria, pues el reparto de las clases era dicho. El primer día solo consistía en eso. Los nuevos alumnos se pasan el día visitando las instalaciones. Los ya conocidos, se iban o simplemente pasaban el día con los amigos contándose lo que habían hecho durante el verano:


- Tenemos mucha suerte.
- Sí, llevamos 3 años en la misma clase.
- Mejor, no sé qué haría si no estuvieras en clase. Me aburriría mucho.
- ¡Está claro! No puedes vivir sin mí –dijo con aires de superioridad.
- Ay Key no tienes remedio – negó con la cabeza.
- Por cierto de vuelta a casa tenemos que hacer la compra.
- ¡Es verdad! Si no moriremos de hambre y no podemos olvidarnos del pollo.
- Tú si que no tienes remedio –dijo entre risas.
- ¿Yo por qué?
- Nada déjalo –dijo el rubio suspirando.

~~~~~~

- Otra vez llegando tarde –sonreía al ver a su mejor amigo.
- Esta vez solo fueron 5 minutos –decía intentando recuperar el aliento.
- Tarde es tarde, querido amigo –bromeaba el alto.
- ¡Oye! Que el año pasado llegué una hora después, me he superado –decía orgulloso de su gran logro.
- Será mejor que nos demos prisa o cerrarán la puerta para la presentación.
- Sí vamos.

Y se perdieron tras la enorme puerta de la universidad.


- Esta vez nos tocó juntos –susurraba el moreno para no molestar a los demás estudiantes.
- Sí, ya era hora –contestó del mismo modo.

La tutora que llevaría su clase seguía nombrando a sus próximos alumnos cuando escucharon uno en concreto:

- Jajaja parece que este año va a hacer divertido –reía por lo bajo el más alto.
- No tiene gracia Minho –decía fulminándolo con la mirada.

Cuando acabó la presentación uno de ellos no parecía para nada contento, mientras que el otro parecía divertirle la situación de su amigo:

- No puedo creer que ese chico vaya a estar en la misma clase.
- No montes un drama Jonghyun, tampoco es el fin del mundo.
- ¡Sí lo es! No puedo ni verlo. Con la cantidad de alumnos que hay y me toca con él. Tengo una suerte que me la piso.
- Gracias por la parte que me toca –decía bromeando.
- No seas tonto –le sonreía.
- Bueno, pues deja ya de darle vueltas, me estás pegando tu mal humor.
- Pero es qu…
- ¡Se acabó! –interrumpió a su amigo.
- Está bien –dijo resignado.
- Por cierto, ¿aceptarás mi invitación para la celebración te esta noche? –preguntó el alto.
- Sí, ya lo hablé con mi madre, pero, ¿qué celebran tus padres esta vez?
- Al parecer a mi padre le salió bien un negocio. Cómo siga así, el castillo será más grande –dijo algo molesto.
- Tranquilo Príncipe Choi, yo seguiré siendo tu fiel caballero –animó a su amigo jugando con su metáfora.
- ¡Vete al carajo Jonghyun! – dijo empujándolo por el brazo.
- Vamos Minho, no seas malo –se reía el más bajo.

El sabía la situación en la que se encontraba Minho pues en muchas ocasiones le había ayudado a ocultar su mentira. Él había tenido suerte en ese aspecto. Su madre siempre lo apoyaba en sus sueños y aceptaba las decisiones que el tomaba. Por eso no había tenido ningún problema en que asistiera a la universidad de arte. Compartía sus sueños con su mejor amigo, pero él no lo tenía tan fácil. Vivía envuelto en una pequeña mentira que cada vez hacía un bulto más grande. Esta noche tendrían que tener cuidado pues posiblemente uno de los temas de conversación de sus padres sería la universidad.

La jornada había terminado. Cada uno se dirigía a su casa, pues mañana comenzarían en serio las clases.

- Adiós Minho, nos vemos esta noche.
- Sí, nos vemos. No llegues tarde –sonreía.
- Muy gracioso –le correspondía – no te preocupes. Allí estaré.

~~~~~~

- Llevamos 30 minutos en el baño, date prisa –se quejaba el mayor.
- Y deberías agradecérmelo. Me estoy dando prisa.
- Ya claro, vamos a comprar antes de que cierren.
- Ya estoy, vamos.

Salieron del baño y se dirigieron a la salida de la universidad.

Tenían la sensación de que este año sería diferente. Todo cambiaría a partir de ahora. El juego comenzaba. Solo quedaba esperar puesto que la estrategia ya estaba en marcha.

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Espero que les haya gustado. Acepto todo lo sólido que me quieran tirar <3

Estaré esperando conti :3

¡Hola de nuevo! Aquí vuelvo con el siguiente capi siento la tardanza, pero estuve ocupada D: Gracias como siempre a vuestros lindos comentarios y sin más preámbulos, les dejo el capítulo <33




Capítulo 43:


Otra vez aquella sala. Otra vez se encontraba en aquel lugar que frecuentaba. Ya había amanecido. Qué tortura:

- Taemin, ¿estás escuchando? –le llama la atención el agente Park.
- Deja de comerme la oreja, ¿no entiendes que no me interesan tus sermones?
- Llevas en comisaría toda la noche hijo. Quiero sacarte de aquí, pero tú no colaboras en nada.
- Que más te dará a ti, que esté o no esté –bufó molesto.
- Taemin, estoy haciendo lo posible para que no metan en prisión, ¿quieres acabar ahí?
- Dime la diferencia entre mi vida y la prisión. Veamos cual es peor.

El agente suspiró derrotado:

- Cuéntame por lo menos qué pasó en ese callejón.
- Nada interesante –dijo pasivamente.
- ¿A sí? ¿Y el montón de cadáveres y sangre?
- Cuando vas al Barrio Rojo, es lo mínimo que te puedas encontrar.
- ¿Sabes? Van a soltar a tu amiguito, el que vino contigo –sonrió cansado.
- ¿Cómo? –clavó su mirada.
- Claro, es la primera vez que lo detienen y cómo estaba herido, supusieron que es culpa tuya.

El castaño enfureció:

- ¡No pueden soltarlo! –golpeó la mesa.
- ¿Por qué te pones así?
- Esa persona está en la lista negra de la policía.
- Su nombre no aparece en la lista.

Taemin metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó una fotografía:

- Mira ver si esta persona está en los archivos –lo miró seriamente.

El agente tomó la foto y la miró detenidamente para escanearla y realizar la búsqueda de datos:

- Sí, está aquí –le señaló la pantalla con su perfil.
- ¿Cómo se llama?
- Sung Woo –se acercó para leer bien.
- ¿Cómo te dijo que se llamaba ese chico?

El policía miró incrédulo al castaño que se encontraba sentado frente a él:

- Podría ser…
- ¿No me digas que la policía es tan idiota como para creerse esa mentira? –sonrió de lado.
- Ahora vuelvo –dijo levantándose de la silla rápidamente.

Sacó las llaves de la sala y la volvió a cerrar dejando al menor dentro. El hombre se dirigió a la otra dónde esperaba el chico que habían atrapado junto con Taemin:

- Agente Min –llamó a su compañero.
- ¿Qué ocurre jefe?
- Encierren a este chico hasta nuevo aviso.
- ¿Qué dices jefe? Se supone que lo pondríamos en libertad, ¿no es lo que nos ordenaros los superiores?
- Casi te libras, ¿eh? –se dirigió ahora al joven que mantenía un expresión molesta.
- Ese asqueroso abrió su boca, ¿no?
- ¿Esperabas que te cubriera la espalda? –se rió.
- Para nada –desvió la mirada.
- Pues no te molestes y disfruta tu estadía entre rejas, aunque no se haya confirmado, tienes todas las papeletas para el premio gordo.

Tras eso, se llevaron al acusado:

- ¿Cuál fue el último crimen? –dijo entrando en la sala dónde lo había dejado sentado.
- Violación –dijo mirando cómo el agente se sentaba de nuevo.
- Aunque sea sospechoso de numerosos crímenes, nunca se han encontrado pruebas para detenerlo.
- ¿Te vale la declaración de una víctima? –elevó una ceja.
- ¿Mm? –lo miró curioso.
- Llama a este chico –le extendió un número.
- ¿Es una víctima? –entrecerró los ojos.
- Sí, pero solo te lo daré, si lo metes en prisión de por vida.
- No te preocupes –sonrió- de esta no escapa.
- Bien.

~~~~

Después de unas tortuosas horas de clase sonó, al fin, la hora del almuerzo. Minho y Jonghyun se encontraban sentados en uno de los bancos del jardín trasero:

- ¿Minho? –lo llamó el moreno.
- ¿Mm? –dijo volviendo en sí.
- Piensas en Taemin, ¿verdad?

Soltó un largo suspiro:

- No te preocupes, encontraremos la manera de ayudarlo –posó su mano sobre su hombro.
- No sé qué hacer Jonghyun –bajó la mirada- no quiero que lo metan en la cárcel, ese lugar es horrible.
- Pienso que para él, eso no es nada, comparado con lo que seguramente haya podido ver.
- Lo sé, pero… siento…que detrás de toda esa fachada, él tiene miedo. Aunque no lo aparenta ni mucho menos, sé que él tiene miedo de lo que vive, pero reprime sus sentimientos y eso le causa más dolor.

Su amigo notó la profundidad en sus palabras:

- ¿Cuánto te importa ese chico Minho?

El nombrado levantó su mirada, volviendo a incorporarse:

- Demasiado, creo yo –suspiró de nuevo.
- ¿Estás…enamorado de él?
- N-o… yo…
- Minho, mírame –le sujetó de los hombros- ¿estás enamorado de Taemin?
- No lo sé, yo…

No sabía que responder. No tenía claro nada. Desde que ese chico había aparecido en su vida, todo había cambiado drásticamente. No se paró a pensar en lo que tal vez, había ocurrido sin darse cuenta. Se negó el beneficio de la duda, solo porque le habían educado así. Ahora no sabía lo que sentía:

- No te preocupes –le sonrió- ya te aclararás. Solo quiero decirte que olvides todo lo que te han dicho hasta ahora de cómo debes comportarte, de cómo debes actuar o ser. Quiero que mi amigo sea feliz y para eso, te obligo a que pienses con el corazón, haz lo que sientas. Párate a escucharlo, seguramente él te está intentando hablar.

El alto sonrió ante las palabras de su mejor amigo:

- Gracias.
- No hay de qué –le volvió a sonreír.
- Mira –le indicó con la mirada- por ahí viene tu felicidad –rió bajito.
- Sí –sonrió contento.

El moreno se levantó para recibirlo:

- ¿Qué tal Bummie? –lo rodeó cariñosamente entre sus brazos.
- Fatal –se quejó pasando sus brazos por el cuello del moreno correspondiendo su abrazo.

Jonghyun sonrió ante su tono y le besó la mejilla:

- ¿Por qué?
- Las horas se me hicieron interminables, te juro que pensé que me moría –suspiró cansado apoyando su cabeza en su hombro.
- Te entiendo perfectamente –sonrió- pero ni se te ocurra morirte.
- Tonto –sonrió levantando su rostro- no voy a morirme, tengo muchas cosas que hacer contigo antes.
- ¿Ah sí? –sonrió juguetón.
- No sé si plantearme que quizá puedas ser un pervertido.
- Nunca, yo soy un angelito –sonrió inocentemente.
- Pues se te ven la cola y los cuernos –le siguió el juego.
- Shh…

Se acercó al rostro del rubio y le dio un tierno beso:

- ¿Te gusta desviar el tema eh? –dijo el rubio.
- No, aquí lo único que me gusta eres tú.

El rubio se ruborizó completamente:

- Y sonrojado me gustas más –le acarició ambas mejillas.

Esta vez fue Key quien inició un beso profundo y apasionado. Ambos se encontraban en su propia burbuja ignorando lo de alrededor:

- Hola Minho, ¿Qué tal? –dijo pasando al lado de los dos amantes para sentar con Minho.
- Bien, ¿y tú? –dijo observando la misma escena.
- Como se puede –sonrió- chicos, no se amen con tanta pasión, que por aquí hay gente necesitada –bromeó.

Ambos cortaron el beso, por las gracias de su amigo. El rubio le lanzó una mirada asesina, para luego volver a mirar a su novio y dejar un corto beso en sus labios:

- Vamos a sentarnos anda –le propuso el moreno.

Jonghyun se sentó primero y luego palmeó sus piernas para que el rubio se sentara encima y así lo hizo. Key se sentó encima de él y el moreno lo abrazó por la cintura recostándolo sobre su pecho:

- Chicos… -murmuró el rubio.

Todos lo miraron:

- Quiero pedirles perdón por lo ocurrido. En parte fue culpa mía.
- No digas tonterías –dijo Onew.
- Tiene razón, no fue culpa tuya –apoyó Minho.
- Somos tus amigos y por eso lo hicimos.
- Gracias chicos –sonrió- ahora, en verdad, me preocupa Taemin. Él nos ayudó y ahora están en comisaría –dijo apenado.
- Sí… –murmuraron todos.

De repente el móvil del rubio empezó a sonar, llamando la atención de todos, pues normalmente no recibía llamas a menos que fueran sus amigos:

- ¿Es Kim Kibum? –preguntó una voz seria.
- ¿Quién es usted? –se extrañó.
- Soy el agente Park.
- ¿Es policía?

Todos abrieron los ojos sorprendidos:

- Así es. Le llamó para pedirle un favor.
- Dígame.
- ¿Usted fue víctima de Sung Woo?

El rubio se tensó completamente y el moreno lo notó. Entrelazó su mano con la de su novio para que sintiera que estaba ahí con él. El rubio lo miró asustado y él se preocupó:

- Sí…
- ¿Sufrió una violación por parte de esta persona?
- S-í –su voz se entrecortaba.
- ¿Puede usted venir y declarar?
- ¿Y-o?
- Necesitamos meterlo entre rejas y de esta manera, Taemin, podrá salir de aquí.
- Si voy, ¿lo soltarán?
- Por supuesto.
- Está bien.
- Muchas gracias –digo para cortar la llamada.

El rubio se quedó en silencio unos segundos:

- ¿Quién era amor?
- La policía.
- ¿Y para qué te llamaron? –preguntó su amigo preocupado.
- Quieren que vaya a declarar. Si lo hago, soltarán a Taemin.
- ¿Y qué harás?
- Por supuesto que iré. Aunque me asuste, tengo que hacerlo por él. Le debo mucho.
- ¿Vamos? –sugirió.
- Está bien –asintió.

~~~~

- ¿Y?
- Va a venir a declarar –suspiró.
- ¿Me crees ahora? –sonrió de lado.
- Nunca he dejado de creerte –frunció el ceño.
- Nadie confía en mí –dirigió su vista al techo- por eso… yo no confío en nadie.

Pasada una media hora, otro policía entró en la sala:

- Jefe, un grupo de chicos ha llegado y preguntan por ti.
- Enseguida voy.
- Parece ser que han llegado.
- ¿Yo no llamé a uno?
- Habrá venido con sus amigos, serán cuatro chicos, no te asustes –se burló.
- ¡Ey niño! –lo miró de reojo- tenme más respeto.
- Lo que tú digas viejo –sonrió de lado.
- Vamos –le indicó.
- ¿Para qué?
- Te estoy dejando ir. Ya te puedes ir.
- Si ni siquiera has hablado con él –enarcó una ceja.
- Confío en ti –le sonrió- vamos vete.

El menor chistó molesto y atravesó la puerta encontrándose, en el pasillo principal, a los chicos. Sin desviar la mirada, pasó por delante de ellos rumbo a la puerta de salida:

- Buenas tardes chicos, soy el agente Park –dijo viendo cómo se alejaba aquel pequeño demonio.- Pasen por aquí –les indicó la sala.

Todos entraron a excepción de Minho quien se quedó estático mirando hacia la puerta:

- ¿Vas a entrar? –le preguntó el hombre.
- Discúlpeme –dijo para salir de allí tras Taemin.

~~~~

Tras unos minutos caminando, sintió como alguien lo perseguía, se giró en el sitio viendo como alguien corría hacia él. Lo reconoció enseguida. No tenía ganas de lidiar con él, así que optó por correr y alejarse antes de que lo cogiera. El alto lo notó y aceleró más el paso. La persecución duró solo unos segundos debido al cansancio del castaño y la velocidad de Minho. Este último se acercó por fin al él, intentado regular su respiración:


- Tae, ¿estás bien? –estaba preocupado, pues había pasado toda la noche allí.
- ¿Vienes hasta aquí solo para preguntarme eso?
- Mmm… sí

La verdad, es que solo le importaba saber cómo se encontraba él:

- Pues ya me ves. Te puedes ir –dijo con la intención de darse la vuelta para irse.
- ¡Espera! –lo sujetó del brazo.
- ¿Qué quieres ahora?
- Gracias por lo de ayer.
- No lo hice por ustedes, así que no me agradezcas.
- ¿Y por qué lo hiciste entonces?
- Porque ese es mi territorio y nadie monta un alboroto sin mi permiso –dijo fríamente.
- ¿Cómo puedes ir allí? No lo entiendo –ese lugar era terrorífico.
- ¿Y tú? ¡¿Por qué narices vas?! ¡Se lo dije a tu amigo claramente! ¡Podrían morir! ¡¿Cómo se te ocurre ir a ti eh?! –había estallado.

Él lo notó. Estaba furioso, pero no entendía el por qué:

- Fui porque es mi amigo y Key también lo es.
- ¡No seas estúpido! ¡La amistad no salva vidas! ¡No sirve de nada!
- ¡¿Por qué piensas así?! ¡La amistad es algo muy importante! –estaba dolido.
- ¡No seas ingenuo! –suspiró intentando controlarse- La amistad es una basura –se dio la vuelta dándole la espalda.
- ¿Te traicionaron? –dijo seriamente- tus amigos te traicionaron, ¿verdad? –le tocó el hombro, pero este apartó su mano de un manotazo.
- No te tengo que importar. Déjame en paz.
- Tae… - lo abrazó por la espalda- siento lo que te haya pasado –le susurró- de veras que lo siento mucho.
- Tú no lo entiendes –sus ojos se humedecieron- no lo sientas cuando en realidad no es así, cualquier cosa menos compasión.

El alto llevó la palma de su mano hasta el pecho del castaño, posándose sobre la zona del corazón:

- Deja de vivir así, ¿no lo notas? Tu corazón llora, escúchale.

Las lágrimas ya se estaban deslizando por sus mejillas:

- Minho…para – susurró.
- Tienes que cambiar. Tienes que vencer el odio que llevas dentro. El rencor, el dolor, la tristeza… tú puedes vencerlos. Yo… confío en ti.
- No lo digas. Nadie confía en mí.
- Yo soy nadie y confío en ti.
- Minho, olvídame… -las lágrimas no cesaban.
- No puedo hacerlo, tú eres él culpable. Tú me llamaste y ahora, te estoy correspondiendo.

sasafsdafsadfsadfsa <3 muero y revivo siempre con este fic <3

owww el 2min ¿puede ser más romántico que ahora? si esto es cuando no son novios ahora cuando sean novios OMG ♥
lo que más AMO de MINHO es que NUNCA se da por vencido con Taemin ♥ de verdad que AMO eso de él ;3

Estaré esperando conti ♥

¡Hi! Gracias de nuevo por comentar el cap. ^3^ y aquí les dejo el siguiente, disfrútenlo <33



Capítulo 44:


Se sentía bien. Esa sensación de calidez que solo volvía cuando estaba él a su lado. Su corazón lo reconocía con solo tener el más mínimo contacto con él. Por un momento, podía ver con claridad. La espesa niebla que lo cubría parecía disiparse, el color parecía volver…pero eso era peligroso. No podía permitirlo, volverían a hacerle daño otra vez, no quería:

- Minho, por favor…aléjate de mí –dijo con desdén.
- No lo haré.
- No es una opción.
- Te prometí que siempre estaría a tu lado.
- Nunca se cumplen las promesas, esta no será una excepción.
- Deja de pensar así.
- Nadie me ha dado motivos para pensar lo contrario.
- Pues entonces… déjame dártelos –le susurró al oído.

El castaño se estremeció completamente. No podía dejarse llevar. ¿Por qué ese chico tenía tanto poder sobre él? Le enfurecía no poder tener el control de sí mismo en su presencia:

- Respóndeme una cosa –dijo dándose la vuelta para quedar cara a cara- ¿Por qué? –entrecerró sus ojos
- Porque eres importante para mí –le acarició la mejilla mirándolo a los ojos.

Taemin se quedó embelesado observando esos profundos ojos negros. Estaban cargados de sentimientos, ternura, pasión, eran dulces, eran hermosos, eran…perfectos. Su mano era suave y su tacto era cálido como lo recordaba. No podía rechazarlo. En otros instante y a lo mejor, con otra persona, lo hubiera rechazado, pero a él no podía hacerle eso. Llevó su mano hasta su mejilla donde permanecía la de Minho y la agarró suavemente, apartándola. Bajó la mirada al suelo para evitar verlo a la cara. De repente sintió como Minho entrelazó su mano con la suya. Rápidamente volvió a mirarlo y este solo sonreía.

Su sonrisa… también era perfecta, tranquilizadora:

- Déjame cuidarte Tae –apretó su mano- déjame protegerte.
- N-o… -le costaba- nadie lo ha hecho y nadie lo hará.
- Yo lo haré.

El castaño movió su cabeza negando y antes de que le dijera algo más, salió corriendo del lugar. Él no lo haría. Solo eran meras palabras, solo una simple frase. Nunca lo haría, ¿verdad?

~~~~

Hacía un par de minutos que ya habían salido de la comisaría y fueron a sentarse a un parque cercano. Onew se despidió de ellos para dejarles un poco de intimidad. Había sido duro para el rubio quien tuvo que recordar nuevamente aquel asqueroso episodio, pero nunca quiso parar, después de todo lo que hizo él, no se lo permitiría así mismo:

- ¿Seguro que estás bien? –le preguntó el moreno.
- No te preocupes, lo estoy –dijo hundiendo su rostro en su cuello aspirando el suave aroma que desprendía.

Ambos se encontraban abrazados en un banco de ese parque, disfrutando la compañía mutua:

- ¿Dónde se habrá metido Minho? –pensó mentalmente tras soltar un suspiro.
- No te preocupes, seguro que fue tras Taemin –le contestó como sui hubiera leído sus pensamientos.
- ¿Cómo sabías que pensaba en él? –se sorprendió.
- Yo también tengo un mejor amigo –rió débilmente- es la misma expresión y el mismo suspiro.

Jonghyun soltó una pequeña risa:

- En verdad, estoy preocupado por él.
- ¿Por qué?
- Aunque él no lo admita, yo sé que siente algo por ese chico.
- Yo también lo pienso, bueno, estoy segurísimo.
- ¿Tan seguro? –sonrió.
- Sí. Cuando Taemin está cerca Minho solo lo ve a él, le roba su atención. ¿No te has fijado en cómo se pasa las clases perdido, mirándolo por la ventana?
- Mm…pues ni me había dado cuenta –soltó una risita.
- Eres un caso –suspiró resignado.
- Yo quiero que él consiga ser feliz. Nunca lo ha sido, nunca en su vida le han dado un motivo para ser feliz. Siempre le han dado mil y una razón por las que tiene que estudiar o superar a todos, pero nunca le han dicho tienes que ser feliz.
- Eso no lo sabía. Nunca lo vi triste.
- Es cierto, eso se lo enseñaron cuando tenía ocho años. Clases de protocolo y diplomacia. Expresiones faciales. Así es como ponía en su horario cuando lo vi por primera vez en su casa. Es horrible todo a lo que ha sido sometido.
- Yo sé que Taemin lo ayudará. Pienso que se ayudarán mutuamente. Ambos lo necesitan. Se necesitan.
- Estoy de acuerdo.


Permanecieron un rato más en silencio. Ya el atardecer teñía la ciudad con sus suaves tonos y una fina brisa acariciaba los árboles:

- Bummie –le acarició la mejilla con su nariz.
- ¿Sí? –dijo soltando una risita debido a las cosquillas que le había causado el gesto.
- Quedémonos esta noche en mi casa.
- ¿C-con tu madre? –se tensó.

El moreno esbozó una sonrisa al percatarse de ello:

- No tienes de qué preocuparte.
- Lo sé, pero aun así, me da vergüenza.
- ¿Te avergüenzas de estar conmigo? –simuló enfado.
- Claro que no -sonrió inocentemente.

Key se acercó a su rostro y posó sus labios sobre los de él. Antes de separarse mordió fuertemente el labio inferior de su novio:

- ¡Ah! –se quejó adorablemente.
- Eso te pasa por decir estupideces Kim Jonghyun –lo miró de reojo.
- Solo era una broma –hizo un puchero.

El rubio lo miró y no pudo evitar reírse ante su expresión. Se veía muy adorable para su gusto:

- Está bien, te perdono.

Se acercó nuevamente, repitiendo el mismo proceso, pero esta vez, atrapó con dulzura su labio y le pasó la lengua suavemente intentando aliviar el dolor anterior:

- Eso me gustó más –sonrió al finalizar.
- Pues ya sabes, deja las boberías.
- Si tú me lo pides, lo haré.

Con su dedo índice giró el rostro del rubio y se apoderó de sus labios, besándolo con ternura. El rubio entreabrió su boca para darle paso a la cálida lengua del moreno quien ya jugaba con la suya a su antojo. Key entrelazó sus brazos en el cuello de él para profundizar el beso, volviéndose más apasionado:

- Te amo Bummie –dijo separándose con una sonrisa en su rostro.

El nombrado se sonrojó completamente y el moreno soltó una risita:

- No te rías –dijo con un puchero.
- Es que me encanta cuando te sonrojas –le besó la punta de su nariz.
- Deja de decir esas cosas –su sonrojo era más notable ahora.
- Jamás me cansaré de decirte cuanto te amo –le acarició la mejilla.
- Yo también te amo –lo abrazó.

Jonghyun le correspondió el abrazo. Le acarició su rubia cabellera y le dio un tierno beso en la frente. Le tendió la mano delante de sus ojos:

- ¿Vamos?
- Está bien.

Finalizó para entrelazar su mano con la del moreno, rumbo a su casa. Tras unos minutos, llegaron. Key estaba nervioso, bueno más bien avergonzado. El moreno sacó las llaves y abrió la puerta, dándole paso al rubio primero. El enorme silencio de la casa indicaba que la madre aún seguía trabajando y ante esto, el rubio suspiró aliviado:

- Tarde o temprano vendrá –afirmó divertido.
- Lo sé –dijo resignado.
- Vamos a mi habitación –le tomó de la mano.

Era igual. Nada había cambiado desde la última vez que estuvo. El rubio se sentó en la cama, viendo como Jonghyun iba de aquí para allá, ordenando algunas cosas. De repente, la alarma del móvil de Key sonó:

- ¿Un mensaje? –preguntó el moreno.

Él negó con la cabeza:

- Es la hora de cambiarte el vendaje –sonrió.
- ¿Cómo? –se sorprendió.
- Hablé con el médico antes de irnos del hospital y me dijo que había que cambiártelo y limpiártelo con esto –sacó de su bolsillo una especie de líquido.

Jonghyun estaba enternecido por su acción. Se había preocupado de sobremanera:

- No tenías que molestarte Key.
- Pues claro que sí, eres mi novio, ¿no? –se cruzó de brazos.
- Pero…
- Shhh… siéntate en la cama y no protestes.
- No tengo opción, ¿verdad? –sonrió.
- ¿Tú qué crees Jjongie? –sonrió inocentemente.

El moreno se quitó la camiseta y se sentó en la cama obedeciéndolo. No tenía pensado cuestionarle sabiendo su carácter. El rubio sacó todo lo necesario. Había venido preparado. Comenzó a cortar el vendaje para empezar a desenrollarlo. Poco a poco iba quitándoselo dando pequeñas vueltas al pecho de Jonghyun, mostrando por fin, la aún reciente herida:

- ¿No te duele? –se sorprendió de que no mostrara ni una pisca de dolor.
- Hay cosas peores –sonrió nostálgico.

Delicadamente empezó a limpiarle de nuevo la herida. La verdad es que si al moreno no le dolía tanto, al rubio solo con verla, tenía bastante sufrimiento. Le empezó a envolver el hombro y el pecho con la nueva venda:

- ¿Te puedo hacer una pregunta? –dijo serio el rubio.
- Dime –se extrañó.
- Aquella vez… cuando estábamos en la sala de música, me dijiste que habías hecho una promesa y no podías cantar. Si es algo que te gusta, ¿por qué lo hiciste?

Jonghyun desvió su mirada al suelo. Los recuerdos trabajaban en su cabeza y el corazón se resentía. Un nudo en la garganta se le fue formando con cada segundo que pasaba en silencio:

- Lo siento –lo había notado- no tienes que responder.
- El día en el que murió mi padre… -comenzó- yo tenía una audición
de canto. Después de volver de la escuela, mi padre me llevó hasta el lugar y me dio ánimos –las lágrimas empezaron a acompañar la historia- Él siempre me apoyaba, pero sobre todo, el quería que alcanzara mi sueño. No importaba cual fuera, él estaría orgulloso igual. Unas horas después de dejarme, recibí una llamada de mi madre, diciéndome que mi padre había tenido un accidente. Faltaba poco para que me tocara, pero salí corriendo hacia el hospital… -hizo una pequeña pausa debido a los sollozos- cuando llegué, me encontré a mi madre llorando en la sala de espera. Yo me preocupé demasiado y corrí hacia ella para averiguar lo que había sucedido. Me dijo que ya era tarde, mi padre había muerto y no habían podido salvarlo. En ese momento, no la creí. No podía asimilar que mi padre ya no estuviera. Simplemente quería pensar que todo era una mentira o un mal sueño, pero nadie puede escapar de la realidad. Él se había ido…y  fue en aquel entonces… cuando hice mi promesa, no volvería a cantar nunca más.
- Jonghyun…pero… ¿por qué? –él también lloraba por su dolor.
- Me sentí culpable. Tal vez, si yo no hubiera tenido la audición, si yo no me hubiera empeñado tanto, tal vez… él seguiría aquí.
- No lo digas…
- Fue… mi culpa.
- ¡No lo digas! –le abrazó con fuerza.
- Es la verdad…
- No lo es, no te culpes de algo que no hiciste. No quiero que lo digas más, quítate eso de la cabeza. ¿Qué diría tu padre si supiera lo que estás diciendo? Él quería que cumplieras tu sueño y lo estás decepcionando de esta manera.

El moreno no podía contener el llanto. Echaba de menos a su padre:

- No llores –le levantó el rostro con ambas manos apoyadas en sus mejillas.
- Key…
- A partir de ahora, yo te cuidaré. Me tienes a mí. Yo estaré contigo siempre –sonrió mientras le limpiaba las lágrimas.
- Gracias –le correspondió con su sonrisa.

No sabía cómo agradecerle al rubio su compañía. Aquellas palabras le habían tocado en lo más profundo de su corazón y de verdad esperaba pasar el resto de su vida con su verdadero amor. Rodeó al rubio con ambos brazos atrayéndolo hacía él. Key le correspondió el abrazo sin dudarlo. Quería brindarle su apoyo y hacerle saber, que a partir de ahora, él estaría ahí siempre.

Ambos estaban ya un poco cansados, así que se acostaron en la cama. El moreno dibujaba figuras invisibles en el cuello del rubio, quien tenía entrelazada su mano con la del otro por su costado, apoyando su espalda en el pecho del moreno:

- Jjongie –dijo con una voz adormilada ya.
- ¿Qué pasó Bummie? –estaba en el mismo proceso de caer en el sueño.
- Te quiero mucho.
- Y yo, mi pequeño –le dio un beso en sus cabellos.

Solo fue cuestión de segundos y ambos cayeron sucumbidos por el profundo sueño.

~~~~

- ¡Hyung! ¡Espera no vayas! –gritaba en la lejanía un chico.

El nombrado se dio la vuelta, observando cómo esa persona corría hacia él. Se detuvo cansado y espero a que recuperara el aire:

- ¿Qué haces a estas horas aquí Kai? –le reprochó.
- Hyung, no vayas al bar otra vez –le suplicaba.
- Vuelve a tu casa, no son horas para estar en la calle.
- Tú tampoco deberías estarlo hyung. ¿Vas a ir a beber no?
- Haré lo que quiera –se dio la vuelta emprendiendo el rumbo.
- Pues entonces voy contigo –dijo seguro.
- Ni hablar, vuelve a tu casa.
- Me niego, iré contigo –entrecerró sus ojos desafiándolo.
- Vuelve –dijo seriamente.
- O voy contigo o me quedó aquí tirado toda la noche.

El mayor resopló pesadamente ante su chantaje. No tenía más remedio que acceder a su petición:

- Como quieras –siguió caminando.

El pequeño lo había traducido a su idioma como un puedes venir conmigo. Ahora lo que le preocupaba era cómo evitar que su hyung se emborrachara. No sería nada fácil:

- Espérame hyung –caminó detrás de él.

Por diosMinnie nunca va a cambiar :S ya quiero que llegue ese hermoso capitulo en donde Minnie ya deja de tomar y ese otro capitulo en donde ya le dice sus verdaderos sentimientos a Minho , es que ya tiene que dejar que su corazon hable :3
Kai es alguien sorprendente y me cai muy bien, me encanta que siempre cuide de mi pequeño rebelde -.- espero y pueda lograr que no se emborrache -.-

estare esperando conti <3

apartopo

:HI: :HI: OMO porfin me puse al día.
Tae, Tae,Tae el corazón no entiende de razones y esconder un sentimiento es imposible hasta una mirada... lo delata.
Sabes? el mas hermoso de todos los corazones es el que tiene heridas porque aprendio a amar ha dar de si a los otros incluso sin recibir nada de otros.:$: :$:
  Gracias por denunciar a ese miserable y que bueno que Key se recupere tan rápido en especial mostrando su amor por Jhon.:eaea: 
Admirable sencillamente admirable, KAI es el mejor amigo de esos que no se consiguen :MUA: 
Mi querida dongsaeng gracias ....... sigue !!!!!!!!!!!!!! espero la conti

¡Hola! Siento la espera, pero por fin les traigo el siguiente cap. espero que os guste y nuevamente gracias por sus comentarios hermosos <3



Capítulo 45:

Se encontraba en su casa solo. Como siempre. Estaba acostado en el jardín intentando relajarse un poco. La noche estaba algo fresca, pero nada que no se pudiera soportar. La fina brisa nocturna revolvía un poco los árboles provocando que se cayeran algunas hojas. Miró hacia el cielo y se encontró con la luna de nuevo. Brillaba intensamente. Era hermosa, al igual que él.

No podía dejar de pensar en Taemin. Una sonrisa tonta se le formaba en el rostro cuando lo recordaba. Su corazón se aceleraba repentinamente y un deseo incontrolable de verlo lo sacudía. Lo necesitaba. Demasiado:

- Señor Minho –se acercó una sirvienta.
- Te he dicho que no me llames así –le repitió.
- Lo siento, pero las normas me lo obligan.
- No me importan las normas que mi padre te haya impuesto, no me llames así.
- Lo siento –se disculpó.
- No importa, ¿qué querías?
- Su móvil acaba de sonar.
- ¿Dónde lo dejé? –se extrañó de no llevarlo encima.
- En la mesa del salón principal.
- Está bien, gracias.
- Con permiso –hizo una reverencia.

Se levantó con pesadez y dio un largo suspiro. La tranquilidad se había roto. Se dirigió al interior de la mansión, concretamente al lugar dónde se hallaba su móvil. Lo cogió y vio que tenía un mensaje de ¿Kai?:

- ¡Hyung ayúdame! ¡Taemin hyung está en peligro!

Minho abrió desmesuradamente los ojos y enseguida reaccionó. Se guardó el móvil en el bolsillo, cogió las llaves y algo de abrigo y salió a toda prisa de la casa. Se dirigía a la dirección que le había enviado el menor en el mensaje. Debía darse prisa, no sabía en qué situación se encontraban ellos. En pocos minutos se paró en frente del local indicado. Iba a entrar cuando de repente escuchó un grito:

- ¡Suéltenme!

Era la voz de Kai y provenía del callejón de al lado. Se dirigió inmediatamente y encontró a los susodichos. El menor era sujetado por dos hombres fuertemente.  Taemin se encontraba en la misma situación pero al contrario que el moreno, uno de ellos le había quitado la camiseta y le estaba obligado a beber alcohol, mientas el otro se dedicaba a bañarlo con otra botella,  restregando sus manos por el cuerpo de él, mientas le mordía y le besaba el cuello junto con el resto del torso.

Cuando vio aquella escena, al alto se le encendió algo en su interior. La ira que lo recorría  era inimaginable:

- ¡Soltadlos!
- ¡Hyung! –se alegró Kai.
- ¡Cállate! –le pegó una cachetada al menor.

Eso lo enfureció más. No dio a pie a ningún diálogo más, partiéndole la cara a los dos que sujetaban a Kai, alarmando al resto que estaban ocupados con el castaño, quien a duras penas, podía mantener los ojos abiertos:

- No lo toquen ni una vez más –advirtió enfadado.
- Él es de nuestra propiedad a partir de ahora, así que no te metas.
- ¿Cómo habéis dicho? –entrecerró los ojos fulminándolos con la mirada.
- Que te largues.

Controlado por la furia y su enfado se abalanzó contra los dos hombres que quedaban dejándolos en el suelo en cuestión de segundos. El castaño no era propiedad de nadie y menos de esa basura:

- ¡Hyung tiene fiebre! –oyó la voz de Kai.

El alto enseguida se puso a la misma altura y le tocó la frente. Estaba ardiendo… también estaba temblando y empapado en alcohol:

- Deberíamos llevarlo a la casa –sugirió el más pequeño, preocupado.
- ¿A la casa? –se sorprendió un poco de que la tuviera, pues siempre lo veía en la calle.
- Sí, yo sé dónde es. Vamos hyung.

El alto lo cogió en brazos, cargándolo y empezó a caminar junto con el moreno. En pocos minutos llegaron a lo que parecía ser su casa o por lo menos eso le había indicado el moreno. El menor tocó en la puerta y segundos después salió una bella mujer:

- Hola, ¿querí… ¡Taemin! –se acercó a verlo.
- Hola señora –hicieron una reverencia- somos amigos de Taemin.
- ¿Qué le pasó? –preguntó preocupada.

El castaño se quedó callado y el alto buscó una manera sutil de explicar las cosas:

- Tuvimos un percance con una gente en un bar –intentó sonar suave.
- Señora, mi hyung tiene fiebre, tiene que darle algo.
- Pasad chicos –les ofreció rápidamente y cerró la puerta- venid conmigo, lo llevaremos a su habitación.

Los tres subieron hasta su habitación y Minho lo depositó suavemente en su cama. Olía demasiado a alcohol, era evidente que ella se había dado cuenta de eso. La mujer se acercó por un lado de su cama y le toco la frente. Ardía:

- Taemin, ¿puedes oírme?

El menor abrió mínimamente los ojos. Estaban rayados:

- Eres un desastre hijo –le acarició la mejilla a lo que él emitió un sonido que parecía ser de queja.
- Incluso en ese estado, todavía tiene tiempo de protestar –pensó Minho.
- Le tenemos que bajar la fiebre, pero antes tenemos que quitarle esa ropa y ese olor a alcohol.

La madre se asomó a las escaleras y llamó al marido, para que la ayudara. Juntos se llevaron al casi inerte cuerpo al baño dejando solos a los dos jóvenes:

- Kai, ¿son ellos…
- No –agachó la cabeza- son sus padres adoptivos.
- Me lo imaginaba…
- Pero ellos lo quieren como si fuera su hijo de verdad, pero él… no acepta a nadie –rodo la vista triste.
- Eso es lo triste –suspiró.

Tras una media hora, los padres volvieron con el castaño en brazos, ya bañado y vestido. Ahora sí olía bien. Lo volvieron a acostar en la cama y la madre bajó a buscar un medicamento y rápidamente subió con él en la mano:

- ¿Alguien puede…
- Claro –dijo el alto elevando a Taemin de la espalda para que se tomara la medicina.
- Gracias –le sonrió amablemente- con esto se recuperará.
- Gracias por atenderlo –dijeron ambos.
- No chicos, a ustedes por traerlo, ¿cómo se llaman?
- Soy Kai.
- Mi nombre es Minho.
- Encantada chicos, yo soy Soo Kyun –les sonrió cálidamente.

Estaba contenta de que alguien más cuidará de su hijo. Ahora estaría más tranquila:

- ¿Quieren comer o beber algo chicos? –les ofreció.
- No se preocupe, gracias.
- No es molestia –sonrió- vamos, no acepto un no por respuesta.

Ellos tampoco estaban con ánimos de discutir y la verdad era que tenían hambre, así que sin oponerse la siguieron. La mujer preparó la cena y los invitó a comer. El menor miraba atento el reloj, era demasiado tarde:

- Si queréis, podéis quedaros esta noche –ofreció el padre esta vez.
- Si no es molestia, yo acepto –dijo el alto.

Quería quedarse con él y acompañarlo esa noche:

- Y-o…
- Kai, será mejor que tú regreses a casa.
- Pero hyung…
- Tus padres no saben que estás aquí, ¿verdad? Así que será mejor que vuelvas. Yo te acompañaré.
- Está bien hyung –se resignó, pues tenía toda la razón del mundo.

Los adultos sonrieron ante la conversación de ellos dos. Parecían hermanos o un padre cuidando de su hijo. Ambos chicos se ofrecieron para recoger la mesa, pero la madre, se lo impidió argumentando que eran los invitados:

- Bueno, ¿Vamos?
- Sí.

Se dirigieron a la puerta seguidos de los dos padres:

- Buenas noches y gracias –hizo una reverencia el menor.
- Gracias a ti –le sonrieron.
- Minho, por favor, ten cuidado al volver –se preocupó la madre.
- No se preocupe.
- Te esperamos –aseguró el padre.
- Gracias, no tardaré.

Emprendieron la marcha rumbo a la casa del más joven. El trayecto transcurría en silencio. El moreno llevaba todo el camino con la cabeza agachada, mirando al suelo como si fuera lo más interesante:

- Kai…

El nombrado levantó la vista:

- ¿Qué pasó?

Esperaba que esa pregunta no llegara, pero finalmente el alto se lo había preguntado:

- Fue culpa mía.


Flash Back


Ya llevaban un par de horas, sentados en el mismo bar. El menor hacía lo imposible para que él dejase de beber, pero el otro, lo amenazaba o lo sujetaba de los brazos para que se estuviera quieto. El castaño elevó nuevamente el brazo para dar otro sorbo a la botella, pero un fuerte agarre lo detuvo de nuevo. Molesto dirigió su vista hacia él:

- Se acabó hyung.
- Déjame en paz Kai –bufó molesto.
- Para antes de que te emborraches, hyung.
- Lo haré si quiero, estate quieto.

Intentó apartar el brazo, pero el menor no se iba a rendir tan fácilmente. Tras forcejear entre los dos, por fin Kai había conseguido quitarle la botella y apartarla de él:

- Deja de entrometerte –lo miró serio.
- Deja de beber –dijo de la misma forma.

El castaño chistó y desvió la mirada hacia otro lado. El moreno suspiró cansado, por fin lo había conseguido. Apoyó ambos brazos en la barra del bar y recostó su cabeza aliviado:

- Voy al baño –dijo Taemin- ni se te ocurra moverte.
- No me iré sin ti,  te lo aseguro –dijo volviendo a cerrar los ojos.

Estaba cansado, pero poco le importaba si conseguía que su amigo estuviera bien. Luchaba contra el sueño que intentaba vencerlo. Miró la hora en el reloj de la pared del local. Soltó un largo suspiro y volvió a echarse encima de la mesa, pero, de repente un tacto lo sorprendió. Dos brazos le rodearon la cintura y una extraña voz le susurró en el oído:

- ¿Qué tal precioso?

El menor se tensó completamente. El miedo acudió a sus ojos y su cuerpo respondió comenzando a temblar:

- No te asustes, no te haremos nada malo –rió roncamente.

Aquel hombre le dio la vuelta quedando cara a cara con el joven. Elevó su mano empezando a acariciarle la mejilla:

- ¿Qu-é qu-er-éis…? –articuló observando cómo se añadían algunos más al grupo.
- Si te soy sincero y creo que hablo en nombre de todos –se acercó a su oído- quiero hacerte mío.

Al oír esas palabras, el pequeño se estremeció:

- Suélt-ame… -intentó liberarse.
- No tienes opción –rió.
- ¡Suéltame!

Ante el grito del menor, el hombre impacientándose, le propinó una cachetada, provocando las lágrimas del rehén quien se asustó en demasía:

- Mantente calladito si no quieres que el juego acabe antes de tiempo.

Se acercó bruscamente al chico y comenzó a besarlo descaradamente mientras el moreno, forcejeaba con sus brazos por separarlo, claro estaba, en vano. Justo cuando iba a levantar la camiseta de Kai, un fuerte puñetazo se digirió a la cara de él, apartándolo del moreno:

- Ni lo toques –dijo furioso.
- Hyung… -sollozó.

Taemin se dio la vuelta y apoyó su mano en el hombro de él:

- ¿Estás bien?

El moreno asintió aún asustado:

- ¡Cuidado hyung!

Pero antes de que el castaño pudiera darse la vuelta, otros lo habían cogido por detrás:

- ¿Y este quién es? ¿Tu guardaespaldas?
- Hyung… -lo miraba asustado, no quería que le hicieran nada.
- A mi podéis hacedme lo que queráis, pero a él ni se os ocurra ponerle una mano encima –sentenció.
- ¿Quieres tomar su lugar valiente? –le tiraron del pelo bruscamente hacia detrás obligándolo a elevar la mirada.
- Sí –dijo desafiante.

Fin Flash Back


- Hyung…yo no quería… -sus ojos se empañaron al recordar la situación en la que se encontraba Taemin.

El alto se paró, girando sobre sí mismo y abrazó al menor tiernamente:

- Shhh…No llores, no fue tu culpa –le acariciaba la espalda.
- Sí que lo fue… -dijo escondiendo su rostro en el hombro del mayor.
- No digas tonterías. No fue culpa tuya, además tómatelo como un piropo, reconocieron tu belleza –soltó una risita.
- Hyung –sonrió- ¿cómo puedes pensar eso ahora? –estaba avergonzado.
- Es la verdad, así que quítate eso de la cabeza, ¿de acuerdo?

El moreno correspondió el abrazo y asintió. Tras un par de minutos llegaron, por fin, a la casa del más pequeño:

- Buenas noches Kai –le sonrió tiernamente.
- Adiós hyung, descansa y cuida bien a Tae.
- Descuida.

Después de despedirse del menor, volvió sobre sus pasos a la casa del castaño.

~~~~

Con mucha dificultad abrió lentamente los ojos sintiendo como su cuerpo dolía. ¿Dónde estaba? Intentó enfocar para ver a su alrededor y con un poco de dificultad, logró adivinar que estaba en su casa. Se incorporó sentándose en la cama. Un escalofrío lo recorrió debido a que la ropa que llevaba le quedaba suelta. Se levantó con la intensión de salir y dirigirse al baño. Cruzó el pasillo y cuando entró, cerró la puerta. Se encaminó hacia el espejo y cuando vio su reflejo del costado, se sorprendió… esa marca…ese número. Se lo habían descubierto y ahora lo estaba viendo impregnado en su omóplato de nuevo, gracias a la holgada camiseta que mostraba su hombro.

Un terrible dolor en su cabeza se hizo presente. Una serie de imágenes horribles, acudieron rápidamente. Esos recuerdos olvidados, volvían a emerger, golpeándolo…. aquel año….ese día.

Sin poder evitarlo, las lágrimas se agolparon en sus ojos, amenazantes. Los odiaba… los odiaba a todos, a cada uno de ellos. Llevó su mano a la zona de su cuerpo en la que se encontraba el número y clavó sus uñas sin compasión, como si intentará arrancarse su propia piel, eso era lo que él deseaba. La impotencia, el rencor…su odio, todo discurría por sus mejillas en forma de lágrimas, asquerosas lágrimas.

Buscó con la mirada lo más puntiagudo que pudiera haber en el baño, dando así, con las tijeras. Sus piernas parecían fallarle en aquel momento cayendo de rodillas al suelo. Apartó su mano, para sustituirla por la otra que portaba el objeto, apretó su puño contra el suelo, que era mojado aún por las lágrimas.

Levantó levemente el brazo con la intención de clavárselas justo ahí, en esa marca, pero en ese momento, alguien abrió la puerta el baño:

- ¡Taemin! –gritaba su madre- ¡¿Qué haces?!

Rápidamente agarró la muñeca del menor con las dos manos, pero este no pensaba detenerse haciendo presión contra su agarre. Su madre se estaba desesperando, pues el castaño, poseía una fuerza enorme. A este paso no podría detenerlo. De pronto, desde el piso de abajo oyó como sonaba el timbre y abrían la puerta. Seguro que era él:

- ¡¡Minho!! –gritó desesperada.

El nombrado, ante el tono de voz de la mujer, subió rápidamente hasta el baño, abriendo los ojos antes la escena:

- ¡Ayúdame!

Sin pararse a pensar sujetó también el brazo de Taemin y miró a la mujer:

- Por favor, déjeme a solas con él.
- ¿C-cómo?
- Confíe en mi –la miró a los ojos.
- ¿Podrás tú solo?
- Sí, no se preocupe.
- Está bien –asintió preocupada.

Tras abandonar ella el baño, Minho cerró la puerta:

- ¡Taemin para!

Pero este no oía o no quería hacerlo, su fuerza aumentaba a casa segundo, al igual que sus lágrimas, igual que sus recuerdos, su dolor…

- ¡¡Suéltame!! –vociferó el castaño.
- ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!
- ¡¡Déjame en paz!!

Minho se percató de que su mano iba dirigida a aquella extraña marca:

- 526 –ese era el número tatuado en su piel- ¿Qué significa este número?

El menor golpeó el suelo con su mano libre, reprimiendo sus sollozos. ¿Por qué todo el mundo tenía la manía de detener todo lo que hiciera? Tenía tanta rabia en su interior que sentía que iba a explotar:

- ¡Lárgate!
- Deja de decirme eso, sabes perfectamente que no lo haré idiota.
- ¡Minho! ¡Déjame en paz!

El alto veía como dolorosamente, Taemin lloraba en el suelo y una de las razones, sabía que era esa marca. Haciendo un esfuerzo enorme, le arrebató las tijeras de la mano, tirándolas en alguna dirección. Cayó de rodillas al suelo también y abrazó al castaño por la espalda. Pasó sus brazos por el pecho ajeno, atrayéndolo hacia él:

- Para… Tae…para… por favor –dijo al borde de soltar él también las lágrimas.

El menor solo lloraba descontroladamente mojando las manos del alto:

- Se acabó… ya estoy aquí, contigo. Siempre estaré a tu lado, así que para…

El castaño dirigió sus manos a los brazos de Minho, apretándolos contra él mismo. El alto lo recostó sobre su pecho apoyando su barbilla en la coronilla de él y lo envolvió nuevamente con sus brazos, notando como su llanto cesaba. Tras un par de minutos, Minho le acarició suavemente la mejilla y lo apartó para poder levantarse y cogerlo en brazos. El menor mantenía sus ojos cerrados desde antes, por lo que no sabía si estaba dormido. Lo llevó a su habitación y lo depositó en su cama, tapándolo con las mantas. Cuando se iba a dar la vuelta para sentarse en la silla, notó como una mano agarraba débilmente la suya. Se dio la vuelta observando como él mantenía los ojos entreabiertos mínimamente:

- No te vayas… -susurró.
- No me voy a ir, me sentaré aquí –señaló la silla.

Pero Taemin tiró de su mano de nuevo y lo miró a los ojos. Aquella mirada era diferente a la de antes. Era como si dependiendo de la situación, fuera una persona u otra. Minho sonrió y comprendió qué era lo que quería. Se sentó en la cama y se descalzó. Levantó la manta y se acostó junto con el castaño. Este se acurrucó en su pecho:

- Tae… ¿por qué no acabaste con aquellos hombres del bar?

¿Sabía lo que había pasado? Fue lo que se preguntó Taemin:

- K-ai… él estaba allí –dijo con dificultad.
- ¿No es razón suficiente para pegarles?
- N-o me gusta… que m-e vea así –temblaba del frío.

Minho lo notó y lo atrajo más a su pecho, proporcionándole todo el calor que podía:

- No entiendo la razón.
- No me gusta que me vea convertirme en algo… que no soy…tal vez… tenga miedo de mí mismo…

Fue lo último que dijo para ceder ante el sueño en los brazos del alto. Minho sonrió. Aunque jamás lo admitiría, tenía un corazón muy hermoso y él, se había dado cuenta de que esa era una parte del antiguo Taemin:

- Buenas noches. Descansa mi pequeño –le besó la frente.

:MUA: :MUA: Hermosooooooo.Tae de mi corazón, lo leo y siento tu dolor y tambien quiero llorar. ¿Quien te marco así? menos mal que Kai estaba ahí para avisarle a Mihno. Amor eso es lo que se siente en ese abrazo....... este ser que se muestra tan duro y fuerte es el más sensible de todos y solo Min lo sabe:OHYEAH: .
Es raro pero pasa así al ser que amamos le mostramos (sin querer queriendo) la clase de personas que somos, lo que a nadie más somos capaces de decirle o mostrarle, nuestro gesto, nuestra mirada más sincera, lo que sentimos sin decir una palabra....abrir nuestro ser solo para él................ como amo este fic.
gracias Lady aqui espero.

hay pero que coso,
ese minnie, ya se los hubiera hechado, despues de todo
no creo que kei ubiese tenido miedo de el o, al menos
eso quiero pensar jeje, me encanta como minho con tan
solo estar ahi y hablarle, logra calmarlo, aunque minnie lo
niegue, minho lo es todo para el o no?? jeje

Bueno pues esperare por el prox

Saludives ^^

me encanta <3 ya extranaba la actu :3 esta cada vez mejor . siguele. saludines!

Yo se que Minnie tiene un gran corazón y que ama a todos aquellas personas que están con él, como lo es Kai, siempre ha estado con él y estoy segura que lo quiere como si fuera su hijo e.e
Ahora Minho es un amor de dios y un ángel el solamente puede calmar a un Minnie en ese estado, ya quiero que Minnie abra su corazón :3

Estaré esperando conti ♥

Ya, muero en paz. Ese maknae del mal esta cediendo, me alegra eso. Puede que Taemin este roto, pero Minho esta dispuesto a repararlo~

¡Hola! Siento la tardanza de verdad >.< Pero los exámenes son el método más eficaz de acabar con la vida social de las personas. Por fin traigo el cap. 46 ^^ Gracias por vuestros comentarios y por vuestra paciencia. Aunque no los conteste, siempre los leo y me enamoro de todos y cada uno de ellos :3





Capítulo 46:


Después de un duro día de trabajo, la mujer cerró la cafetería por fin y apagó las luces, saliendo del local para subir a su casa. Sacó las llaves y abrió la puerta soltando un largo suspiro. Las luces estaban apagadas y eso extrañó a la mujer, puesto que era muy tarde para que su hijo estuviera en la calle. Todavía era su niño y eso le preocupaba como buena madre que era. Soltó sus cosas en el sillón y se dirigió a su cuarto. Una pequeña luz salía de la habitación y eso le había llamado la atención. Cuando llegó, detuvo su mano justo antes de presionar el interruptor. Lo que había visto la había enternecido.

Distinguía perfectamente las dos figuras abrazadas sobre la cama. Una era la de su hijo y la otra…la recordaba perfectamente. Sonrió. Al final, ella tenía razón. Por fin su hijo había admitido que estaba enamorado. Eran hermosos juntos. La mujer entró a la habitación y se paró enfrente de la cama donde yacían ellos. Se agachó a su altura y depositó un tierno beso en la frente de ambos chicos:

- Buenas noches mis niños –susurró mientras apagaba la luz de la mesa.

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Abrió dolorosamente los ojos al escuchar los aterradores gritos de las pocas personas que aún quedaban vivas en aquel almacén. Una voz gruesa gritaba mientras ordenaba que los que quedarán vivos se pusieran en fila para ser marcados como un asqueroso animal.

Los números iban siendo contados en alto tras los cuales un desgarrador alarido resonaba y hacia vibrar las paredes debido al eco. Miró alrededor, ¿cuántos cadáveres habían amontonados ya? Esos eran los que se habían quedado por el camino, los que no habían conseguido sobrevivir al experimento.

El ruido de la puerta se oyó, entrando otro hombre cubierto como si ellos fueran lo más asqueroso del mundo y se fueran a contagiar, aunque…así se sentía él. Otra fila empezó a formar el nuevo presente de la misma brusca y agresiva manera en la que se trata a un ganado que no obedece. Estaba asustado. Le tocaría a él. No podía moverse y se encontraba encima de otros tres cuerpos desnudos más, cuerpos inertes ya. El hombre se fue acercando hacia ellos, arrastrando a los que aún seguían vivos. Incluido él. Ahora formaba parte de la fila y pronto, él también tendría su marca:

‘’ 518’’

Otro desgarrador grito le reventaba el tímpano. Comenzó a temblar de sobremanera y se abrazó a sí mismo.

‘’520’’

Uno tras otro. Todos quedaban marcados impidiendo olvidar esa pesadilla que vivían.

‘’522’’

Las lágrimas empezaron a decorar su pálido y desnutrido rostro. Quería salir de ahí.

‘’524’’

¿No existían los milagros? Siempre había oído a hablar de ellos, pero, ¿por qué nunca ocurrían en los momentos indicados?

‘’525’’

Sería el próximo. Lloraba y temblaba como el resto. Eso era una locura, tan solo tenía siete años. Estaba viviendo algo terriblemente aterrador. Estaba solo. Las personas a las que quería le habían traicionado, menos una. Pero hacía semanas que no sabía nada de ella. Quería salir de ahí o quería morir tan pronto como fuera. A tan corta edad, donde los sueños son lo que impulsan sus alas, él ya no tenía ilusiones, no tenía esperanza, ya no quería seguir viviendo… ya no.

Lo vio acercarse. El hombre tenía en la mano un hierro prendido al rojo vivo con ese maldito número. Lo agarró del cuello bruscamente y le dio la vuelta. Cerró los ojos fuertemente esperando el dolor que lo acompañaría por siempre.

‘’526’’


El menor se levantó de la cama agitado. Otra de sus tantas pesadillas vividas, otra tortura. Se quedó inmóvil mirando al frente y llevó asquerosamente su mano a su espalda, donde se situaba su marca. Unos sollozos empezaron a ser audibles, pero que rápidamente fueron reprimidos por su mano libre para no despertar al que dormía a su lado. Se mordía el labio de la impotencia que le causaba toda su vida. Había sido una mierda. Se levantó con cuidado de la cama y se dirigió a la ventana, abriéndola. Intentaba despejarse, coger algo de aire fresco. Le dolía y no tenía alcohol para apaciguarlo. La temperatura era muy baja y empezó a tiritar de frío, pero no quería acostarse, sabía que no se dormiría. Otra vez sus sollozos mojaban el alfeizar de la ventana. Levantó su mano, tapando su boca, reprimiendo sus lágrimas, que asqueroso resultaba ser débil.

De repente sintió algo cálido que lo envolvía, notó el largo y suave pelo rozar sutilmente su cuello y unos tiernos labios se posaron en su mejilla:

- Aunque intentes esconderlo, yo soy capaz de sentir tu dolor –le susurró acercándolo a su pecho.

Las lágrimas del menor se intensificaron. No solo estaban cargadas de todo el mal que lo corroía, sino, de la impotencia de no poder corresponder a las personas:

- Deja de llorar, por favor.
- Minho… -decía tapándose la cara con las manos intentando en vano, parar de llorar.

El alto lo tomó de los hombros y le dio la vuelta. Le apartó las manos de la cara pudiendo observar esos hermosos ojos llorando. Esa imagen se le había clavado en el corazón y ahora le dolía también. Lentamente dirigió ambas manos a las mejillas del castaño y empezó a limpiarle las lágrimas:

- Tae… sé que no es fácil, tampoco sé que es lo que te ha pasado, pero quiero que dejes de sufrir. ¿Por qué no confías en mí?
- No confío en nadie Minho…
- Pero estoy seguro de que necesitas hacerlo, necesitas confiar en alguien, por favor.
- Es mejor así, créeme.
- Te equivocas Taemin.

Un silencio se hizo presente durante unos segundos:

- Cuando crees que eres alguien y que tienes una vida… -hizo una pausa y desvió la mirada, no podía mirarle a los ojos- cuando piensas que todo está bien…que eres feliz –se mordió el labio impotente- todo eso desapareció en un instante, todo lo que creía era una mentira y rápidamente me vi solo, al final de todo me quedé completamente solo. Sin un hogar, sin amigos, sin nadie a quien abrazar, nadie a quien hablarle…nunca nadie me dijo que todo saldría bien –comenzó a llorar de nuevo- nadie vino y me dijo: No te preocupes Taemin, confía en mí, yo te ayudaré. Nadie me apoyó ni me tendió su mano. Solo veía a personas desconocidas hablarme fríamente, como si fuera una piedra más en el parque. Cuando llegas a eso, solo te queda seguir adelante tú solo. No estoy orgulloso de lo que soy, pero es así como me crió la sociedad. Así me educaron las calles, el alcohol, el dinero…me enseñaron muchas cosas, pero nunca valores. Somos como animales salvajes. Así es como uno llega a dejar…de confiar en las personas, de creer en algo, de tener esperanza, no tienes suelos ni anhelos, simplemente te levantas esperando morir algún día. Es triste Minho…

Cuando la última palabra se escapó de sus labios, fue atraído contra su pecho y rodeado por sus fuerte brazos. Uno de ellos rodeaba su cintura y el otro acariciaba sus cabellos dulcemente:

- Tae-min…

El nombrado abrió los ojos sorprendido. Minho estaba llorando también:

- No voy a permitir que sufras más. Me da igual si no me dejas, seguiré insistiendo hasta que te des cuenta de que puedes confiar en mí.
- Min-ho… no lo hagas –susurró.
- Ya te he dicho que no me importa lo que digas.
- Acabarás muerto –sentenció.
- No me importa, correré el riesgo.
- Eres un idiota Choi Minho –pasó sus brazos alrededor de su cuello para abrazarlo también.

El alto soltó una pequeña risita:

- Desde siempre, te acostumbrarás.
- No lo haré. No te dejaré que me ayudes. No quiero que me ayudes, simplemente que te alejes, ¿me oíste?
- Perfectamente –lo miró a los ojos y le volvió a sonreír- vamos a dormir, no te escapes otra vez.
- No lo haré, hace mucho frío afuera –sonrió de lado.

¿Tal vez sería porque después de todo quería dormir con él? Muy a su pesar, Minho estaría mejor lejos de él y de eso era consciente. Una vez en su cama, el alto pasó suavemente su brazo por la cintura de Taemin y lo atrajo a su pecho. Por primera vez, su corazón latía con fuerza. Sentía calor, amor ternura, compañía, apoyo… aquellas cosas, que una vez sintió y que ya había olvidado:

- Minho.
- ¿Mm?
- Te odio profundamente.
- Gracias –sonrió con los ojos cerrado.

~~~~

Los tímidos rayos del sol mañanero, ya hacían acto de presencia en el nuevo día, colándose por los huecos de la ventana que permitía la cortina:

- ¡Niños, el desayuno está puesto, bajen! –gritó la mujer desde las escaleras.

El rubio se levantó automáticamente un poco asustado:

- Jjong…

El nombrado seguía medio dormido:

- Jonghyun –lo movió.

Se movió mínimamente para darse la vuelta. El rubio suspiró cansado:

- ¡Jonghyun! –lo empujó tirándolo de la cama al suelo.
- ¡Ah! –exclamó de dolor mientras se sobaba la cabeza- ¿qué paso? –dijo con un puchero.
- Tu madre…nos ha llamado.
- ¿Y qu…? –abrió los ojos dándose cuenta- seguramente nos vio cuando llegó anoche.

Key suspiró resignado, cayendo de nuevo sobre la cama y se tapó la cara con ambas manos. El moreno sonrió y se levantó del suelo, posicionándose sobre él:

- Mi amor –le apartó las manos- no tengas vergüenza, mi madre no te va a comer.
- Lo sé, pero… aún así, me da mucha vergüenza.

Jonghyun soltó una pequeña risita, su novio era muy tierno:

- No te preocupes –acortó la distancia posando dulcemente sus labios sobre los del rubio.

Key rodeó el cuello de él con ambos brazos y lamió su labio inferior para pedir permiso e invadir su boca. Su novio no dudó ni un segundo en concederle adentrarse gustosamente enredando su lengua con la del rubio y así comenzó un lago y apasionado beso, interrumpido por la maldita necesidad de coger oxígeno. El moreno sonrió en sus labios y dejó un corto beso antes de separarse:

- ¿Y si nos quedamos aquí? –probó suerte.
- No seas bobo, te estás muriendo de hambre.
- ¿Y qué? –frunció el ceño adorablemente- yo puedo aguantar.
- No voy a dejar que pases un día sin comer, que lo sepas –le guiñó un ojo- vamos –le tendió la mano sonriente.
No tenía elección así que tomó la mano de su novio y se dirigieron a la cafetería a desayunar:

- Buenos días umma.
- ¡Oh! –se giró hacia ellos- buenos días chicos –le dijo con una sonrisa de felicidad.

El rubio mantenía la vista en el suelo, estaba avergonzado. Los dos chicos se sentaron en la mesa donde su madre había puesto el desayuno y empezaron a comer:

- Ambos cocinan muy bien –le felicitó el rubio.
- Gracias –sonrió un poco sonrojado.
- ¿Entonces son novios? –preguntó divertida su madre mientras limpiaba otras mesas.

Al oír esas palabras el rubio se atragantó mientras masticaba:

- ¡Umma! –se sonrojó también Jonghyun.
- ¿He dicho algo malo? –rió.
- No, pero…
- Vaya dos –suspiró la mujer acercándose- hacen una pareja hermosa, felicidades –les sonrió tiernamente.

Al rubio se le subieron los colores, no podía levantar la mirada del plato e intentaba evadir la conversación:

- Kibummie –le llamó dulcemente la madre.

El nombrado subió nervioso la mirada para encontrarse con el hermoso rostro de la mujer:

- Me alegra mucho que ahora formes parte de nuestra familia. Eres un chico muy lindo y bueno –le acarició tiernamente la mejilla- solo te pido que cuides a mi hijo, a veces puede ser un total despistado. Bienvenido a casa.
- ¡Oye! –se quejó su hijo- yo no soy un despistado.
- Jjongie –lo llamó el rubio- tienes la camisa puesta al revés –soltó una risita.
- ¿Ves lo que te digo? –suspiró sonriente- es un caso.
- Gracias señora Kim, es usted muy amable. No se preocupe, cuidaré mucho a Jonghyun.
- Gracias, pero por favor, no me trates de usted, puedes llamarme umma también, si quieres. Ahora eres como mi segundo hijo –le volvió a sonreír y regresó a la cocina.

El rubio asintió ante la amabilidad de la mujer. Se había sentido conmovido por sus palabras y por su trato. Ahora sentía que era parte de una familia que nunca tuvo. Era triste, pero así había sido:

- ¿Qué te pasa Bummie? –se preocupó por la serie expresión del rubio.
- No, nada –regresó al presente- solo estaba pensando.
- ¿En qué? –entrelazó su mano con la de su novio, acariciándola.
- Tu madre es encantadora –sonrió nostálgico- me hubiera gustado conocer a tu padre.

El moreno sonrió tiernamente:

- Seguro que te hubiera caído bien –le besó su mano.

El propietario se sonrojó:

- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Dime –prestó atención el de rasgos felinos.
- Nunca mencionas nada de tus padres o tu familia… ¿por qué?

Esperaba que no le preguntara sobre es tema, era algo que, sencillamente, quería evitar:

- Yo…no tengo familia, solo tengo a Onew.

Al moreno se le encogió el corazón, una punzada lo atacó directo en forma de palabras, pero necesitaba saberlo, quería saber todo de él:

- ¿Qué pa-só?

Key tragó duramente:

- Ellos me abandonaron en un internado, ni si quiera sé si siguen vivos. Lo último que me dijeron fue que no era el hijo que esperaban y no servía.
- Key…
- Oh, no te preocupes –le sonrió- es algo con lo que he vivido siempre, quizá tuvieran razón.
- No digas eso nunca –se levantó de la silla mirándolo fijamente.
- Jonghyun…es lo que es, no hay más –desvió la mirada hacia abajo.
- Kim Kibum, no toleraré que hables así de ti –golpeó la mesa mirándolo seriamente.

El nombrado se sobresaltó por el golpe. Miró a los ojos del moreno. Nunca lo había visto así, parecía realmente enfadado:

- Jonghyun…
- Key…eres perfecto y golpearé a todo aquel que diga lo contrario.
- Yo n… -bajó otra vez la cabeza.
- Lo eres –se había situado a su lado y le obligaba a mirarlo a los ojos.

Ahí estaba su resplandeciente sonrisa de nuevo. Esa que lo enamoraba cada día más, esa que lo tranquilizaba, simplemente esos labios que ahora mismo lo besaban lentamente, pero siempre…como mucho amor. Lo amaba demasiado, esta vez, estaba seguro de que las cosas podrían ir bien.

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A pesar de ser domingo, hoy tenía que ir al instituto. Con pesadez recorría los eternos pasillos de un lado a otro. Odiaba esta clase de días. Tenían que hacer un extenso trabajo en grupo sobre algo relacionado con la historia del instituto y para poder trabajar más cómodos, se convocaban los domingos evitando así, al resto de alumnos.

Se asomó al jardín un segundo para poder descansar un poco. Desde ahí se podía ver la universidad de arte. Él quería seguir los pasos de sus hyungs. Deseaba poder entrar y estudiar allí, pero nunca lo lograría. Sus padres no tenían el dinero suficiente, así que, una vez que terminara el instituto, seguramente acabaría trabajando.

Suspiró pesadamente y se dirigió hacia el interior para reanudar el trabajo. De repente, por uno de los pasillos, vio una figura que conocía a la perfección. Acababa de salir del despacho del director, ¿qué hacía allí? ¿Qué hacía Onew en su instituto?

asdsaassaa intrigaa <3 me encanta. vamos minhot !ya besa a tae :3

¡Hola! Aquí les traigo el nuevo cap. aunque es un poco pronto comparado con las otras veces, pero he aprovechado un hueco, ya que después no sé si podré escribir DD: Bueno espero que les guste ^^



Capítulo 47:


Se dirigió rápidamente a la oficina del director, tenía que saber la razón, quería saberla. Tocó en la puerta y esperó a que una voz masculina, le concediera el paso:

- Alumno Kim, ¿qué desea?
- ¿Qué hacía él a aquí?
- ¿Te refieres a Jinki?

El castaño asintió:

- Lo siento, pero no puedo decir nada.
- ¿Cómo? –parpadeó seguidamente.
- Él me pidió expresamente que no le dijera nada –dijo tranquilamente.
- Pero…necesito saberlo –susurró.
- ¿Estáis peleados o algo por el estilo?
- ¿Qu-é? –se puso nervioso ante la penetrante mirada del director.
- Recuerdo verte llorar, porque él no venía y ponerte a correr feliz cuando por fin, venía buscarte –sonrió- ¿qué pasó entre ustedes dos?
- Las personas cambian…supongo –bajó la mirada.
- ¿Estás seguro? Yo todavía veo ahí, a ese niño que lo adoraba con locura y lo perseguía a todos lados.
- Si le digo la verdad, yo tampoco sé lo que pasó. Simplemente, todo cambió de un día para otro.
- Él todavía le quiere, ¿lo sabía usted?
- Mentira…eso no es verdad –lo miró de nuevo a los ojos.
- Los conozco a los dos desde que eran unos renacuajos –sonrió con confianza- créame, joven.
- Él lo dijo claramente, aquel día, no quería volver a verme, no me quería. Eso fue lo que me dijo.
- ¿Sabe usted si lo dijo con el corazón?
- ¿Eh? –se extrañó.
- Muchas veces se dicen cosas, pero detrás de cada palabra, siempre hay un sentimiento o en su defecto, un motivo.

El moreno no sabía que responder, lo había dejado en blanco:

- Puede retirarse –le sonrió.
- Pero…
- Vuelva a clase joven Kim.
- Sí –hizo una reverencia y salió de ahí.

Salió de lugar un poco descolocado, ¿qué es lo que le había querido decir el director? ¿Un motivo? ¿Acaso tuvo un motivo para decirle todas aquellas cosas que le habían partido el alma?

~~~~

- Siento el retraso agente Park –se disculpó cuando por fin había llegado- pero tuve un percance cuando salí de la guarida.
- No te preocupes Seohyun –le restó importancia, solo había esperado unos cinco minutos- siéntate y respira tranquila.
- Gracias –le sonrió.
- ¿Te estaban persiguiendo?
- No exactamente, pero había alguien que llevaba trabajando desde ayer en el mismo poste de luz y me pareció extraño, después comprobé que estaba colocando cámaras disfrazado con uniforme.
- Un espía entonces –sentenció el hombre.
- Así es.
- ¿Habrán podido descubrirte?
- No creo, por fuera es simplemente mi casa.
- Esperemos. Hoy tenemos que hablar seriamente de muchas cosas, últimamente hay muchos movimientos en la oscuridad y muy sucios.
- Tienes razón. Quedan poco para las elecciones, lo que busca esa basura es crear un monopolio con la sociedad, de verdad que no hay quien entienda esa mente enferma –puso una mueca de asco.
- Yo la dejé de entender desde aquel incendio de hace once años.
- Se perdió tanto allí –susurró ella.
- La perdimos allí.

El policía suspiró nostálgico, cuanto daría por regresar al pasado y arreglar las cosas. Todo:

- Bueno, dejemos de recordar el pasado y centrémonos en arreglar el futuro de este país –dijo ella decidida.
- Sí, tenemos que detenerlo sea como sea.
- ¿Cómo está la situación? ¿Tú equipo en cubierta ha descubierto algo?
- Sí, hay uno nuevo que lleva años trabajando con él y que finalmente han decidido añadirlo al grupo.
- ¿Quién es el nuevo inquilino?
- ¿Conoces al empresario Choi?

Abrió los ojos sorprendida:

- ¿No me digas qué…?
- Así es, es el padre del mismo chico que estás pensando.
- Dios mío –se llevó la mano a la boca, no podía creerlo- esto es peligroso, pueden chocar en cualquier momento.
- Seguro que ya lo han hecho. El otro día me dijiste que Taemin se quedó a dormir en casa de él.
- Entonces lo más probables es que ya sepan que él está vivo.
- Ese sería un problema bastante serio.
- Tengo miedo de que Tae pueda recuperar todos los recuerdos de su pasado, por culpa de eso.
- Eso también es otro factor importante. Es muy peligroso para él.
- Sí, el doctor me lo dijo cuando ocurrió lo del incendio en la universidad.
- ¿Has visto a ese sinvergüenza? –sonrió divertido.
- No lo llames así –rió también- si sabes que en el fondo lo quieres.
- Quizá –tomó un sorbo de su café- ¿qué te dijo exactamente?
- Por lo visto, por culpa del incendio, recuperó algunos de sus recuerdos. Si los llegara a recuperar todos de golpes y sabiendo que tipo de recuerdos son…
- Recemos para que no pase.
- Sí… ¿bueno alguna otra noticia?
- Tenemos que ir estructurando el plan. Debemos terminar de recopilar la información, y más ahora, con el nuevo miembro de la sociedad y averiguar de una vez sus intenciones.
- Tienes razón. ¿Manos a la obra? –dijo decidida.
- Vamos –aseguró el hombre.

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En uno de los edificios empresariales más importante del país, una reunión se llevaba a cabo. La fachada era una reunión de trabajo y en lo cierto estaba al anunciarla como tal, pero nadie sabía, que hablaban de otro trabajo, de su trabajo:

- Qué bueno que llegaste señor Choi.
- Gracias por esperarme –hizo una reverencia.
- ¿Cómo le va?
- Bueno, últimamente, no sé qué le pasa a mi hijo, está empezando a comportarse de manera extraña.
- ¿No habrá descubierto nada de eso verdad? –lo miró serio.
- Para nada, creo que es porque apareció T… -dándose cuenta cerró la boca inmediatamente.
- ¿Quién? –dijo otro.
- ¿Qué ibas a decir?
- Habla –sentenció el que parecía el presidente.
- Está con Taemin, Lee Taemin –susurró.

El jefe se sorprendió, después de todo, había conseguido sobrevivir:

- Qué dato más interesante. –Sonrió.

Ahora si podía confirmar sus otras fuentes de información, que le aseguraban que él nunca murió:

- Si tu hijo se sigue relacionando con él, acabará mal –afirmó uno de los presentes.
- Es una mala influencia para cualquiera.
- Ahora será más divertido –rió roncamente con la mirada perdida en el pasado.-pongamos en marcha el plan.

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- ¿Ya terminaste mi amor? –le preguntó abrazándolo de la cintura por la espalda.
- Le falta solo un poco.
- Tengo mucha hambre –se quejó otra vez.
- Te pareces a Onew, ustedes en vez de comer para vivir, viven para comer. –suspiró abatido.
- Tal vez –rió- es que me muero de hambre y si no terminas ya, voy a tener que saciarme con algo. –le susurró en el oído con una sonrisa pícara.
- J-jong… ¡Jonghyun! No hagas esas cosas que me desconcentras. –intentó disimular su sonrojo.
- Mi hermoso Key se ha puesto rojito –le dio un beso en la mejilla.
- ¡Ya! ¡Déjame terminar! ¿Tú no tenías hambre? –intentó zafarse del agarre del moreno.
- Pero tú vas primero que la comida Bummie –le susurró otra vez.

Otra vez ese tono. Ese tan seductor que utilizaba en ocasiones. Ese que lo volvía loco y que si no dejaba de usar, no respondería a sus actos:

- Ya está, listo –sonrió satisfecho.- llama a tu madre para que venga a comer.

El moreno asintió y bajó las escaleras para llegar a la cafetería dónde su madre, limpiaba algunas mesas:

- ¡Omma! Key ya hizo la comida, vamos.
- Voy enseguida –le sonrió.

El moreno se adelantó a su madre para ayudar a Key a colocar la mesa y servir los platos. Poco después llegó la madre un poco cansada, pero vaticinando un buen almuerzo, debido al olor que se extendía desde la cocina. Se sentó con los jóvenes y los tres empezaron a comer:

- ¡Aigoo! ¡Qué bueno está! –se sorprendió la mujer.
- ¿Le gusta? –preguntó tímidamente Key.
- Mucho -le sonrió- ¿dónde aprendiste a cocinar?
- Bueno, digamos que tuve que aprender a ser autosuficiente –le sonrió amablemente.

Jonghyun se sintió un poco mal por la pregunta, aunque bueno, después de todo, su madre no sabía nada. El rubio sintió como una mano le acariciaba dulcemente la suya por debajo de la mesa. Key miró a su novio y este le dedicó una sonrisa reconfortante. Había captado el mensaje. Entrelazó su mano con la del moreno y siguieron comiendo tranquilamente Un hermoso domingo comiendo en familia.

Poco a poco la tarde fue cayendo y con ella, vino la noche:

- Jjongie me tengo que ir –dijo apenado el rubio.
- ¿Por qué? –dijo triste.
- No quiero dejar a Onew solo más tiempo.
- Está bien, te comprendo. Venga te acompaño.
- Tranquilo, no hace falta.
- Andando –le cogió la mano y lo condujo hacia la salida.

~~~~

- No entiendo por qué no comes con ellos Tae –dijo subiendo las escaleras detrás de él.
- No tienes que entender nada Minho –resopló.
- Pero ellos son tus padres.
- No –se dio la vuelta y lo miró seriamente. -yo no tengo familia y por tanto, no son mis padres.

El alto suspiró cansado llegando por fin a la habitación:

- Bueno Tae, es hora de irme. –le dijo apoyándose en el marco de la puerta.

De repente una extraña sensación lo invadió. Una angustia que venía acompañada de un mal presentimiento. ¿Cómo decir que no se fuera por esa tontería? No sabía por qué, pero tenía la sensación de que Minho corría peligro:

- ¿Por qué te vas? ¿Alguien te espera en casa?
- Pues no lo sé, la verdad –sonrió.- Pero puede que mi madre llegué hoy por la noche.
- ¿Te llevas bien con tu madre? –le preguntó curioso.
- Sí, ¿por qué?

El castaño se encogió de hombros:

- Adiós Tae –se acercó y le besó tiernamente la frente.
- No hagas eso –sus mejillas habían cambiado ligeramente de color.
- ¿Por qué? –rió divertido.
- No quiero y punto.

El alto se volvió a acercar y lo volvió a besar en el mismo sitio:

- Buenas noches mi pequeño Taemin –le susurró.

Su corazón comenzaba a golpear fuertemente su pecho. Esto no estaba yendo nada bien. No podía controlarlo. Se quedó ahí pasmado mientras Minho desaparecía atravesando la puerta:

- Idiota –suspiró echándose en la cama.

Se llevó la mano al pecho. Todavía tenía esa sensación de hace unos segundos. Esperad, ¿se estaba preocupando por él? Se dio la vuelta con la intención de dormir y pasar de todo, pero Minho ocupaba sus pensamientos. Después de tantos años, aparecía alguien como él. No le gustaba para nada que rondara cerca de él. Algo que no podía negar era que él era una persona con un gran corazón, también dolorido, debido al seno de la familia en el que le ha tocado vivir y el que él comprendía perfectamente. Tal vez, tenían más cosas en común de que lo creía.

~~~~

Después de despedirse de los padres de Taemin, se dirigió a su casa. Preferiría mil veces quedarse con él que ir a su casa que posiblemente estaba vacía, para variar, o alguno de sus padres estaría por allí con suerte. Tras la larga caminata se posicionó en el inmenso portón de su jardín, abriéndose de inmediato. Recorrió el extenso jardín y se fijó en las luces encendidas que iluminaban la estancia, uno de los dos había vuelto a casa. Sacó las llaves y abrió la puerta intentando no hacer ruido. Estaba cansado y no quería llamar la atención:

- ¡Hijo! –lo saludó su madre en cuento entró- ¿cómo has estado?
- Bien, ¿y tú?
- Pues si te soy sincera, el viaje ha sigo agotador –se frotó la sien mientras soltaba un largo suspiro- son todos unos incompetente, pero bueno. ¿Y tú que has hecho estos días?
- Nada interesante.
- ¿A sí? Pues tienes unas ojeras que dan miedo.
- Me voy a ir a dormir. Estoy cansado –dijo tajante.

Ella lo notó, a su hijo le ocurría algo, pero esta noche lo dejaría pasar. De repente, cuando el alto se encontraba a mitad de recorrido de la gran escalera, un portazo retumbó en el lugar seguido de una corriente nocturna. Unos pasos nerviosos podían oírse:

- ¡Minho!

El hombre hizo acto de presencia en el salón y subió hasta la altura a la que se encontraba su hijo y lo agarró bruscamente del cuello:

- ¿Dónde has estado? –le miraba furioso.
- Sí tú no me dices a dónde vas, no tienes por qué saber dónde he estado.
- ¡Estuviste con ese monstruo! ¡¿Verdad?!
- No te atrevas a insultarlo –lo miró con odio.

Tiró de él, bajando la escalera y según tocó suelo le propinó un fuerte puñetazo en una de sus mejillas:

- ¡Tienes prohibido hablar con él! ¡Tienes terminantemente prohibido acercarte de nuevo!
- Me da igual lo que me digas, Taemin es mi amigo y lo seguiré haciendo.
- ¡Él no es como nosotros! Es solo otra basura más que la sociedad acumula. ¡No te acerques a él!
- No vuelvas a decir algo como eso –el odio lo cegaba, pero no subía su tono de voz, no iba a rebajarse a su nivel.
- ¡Ese chico no es una persona! ¡No tiene derecho a nada! ¡Solo le pertenece la muerte!
- Cállate, cierra la boca de una vez.

El mayor volvió a estrellar su puño en la otra mejilla tirándolo al suelo. Minho se tocó la nueva herida y se quitó la sangre que le había generado. Se levantó pasivamente y se dirigió a las escaleras de nuevo:

- Buenas noches.
- ¡No hemos terminado!
- Yo terminé contigo en el momento en el que me cogiste y me golpeaste –lo miraba con asco. Ya no lo reconocía.

Fue lo último que dijo para desaparecer escaleras arriba:

- ¡Dios mío!

La madre estaba en shock. ¿Qué acababa de pasar? Se había puesto nerviosa y estaba pálida por la escena:

- ¡Señora! –la fueron a auxiliar las sirvientas.


Cuando llegó al piso de arriba, se dirigió al baño para curarse las heridas. Por si fuera poco con las ojeras, ahora con los golpes... Al terminar, se dirigió a su habitación al mismo paso lento con el que había subido.

Cerró la puerta y se dejó caer en la cama, dirigiendo su vista al techo, perdiéndose entre la múltiple decoración que la adornaba. Pronto las lágrimas brotaron de sus ojos en silencio. Se llevo el antebrazo a la frente y comenzó a llorar desconsoladamente. Ahora entendía las ganas de morir del castaño. De repente sintió su móvil en el bolsillo. Dudó en sacarlo, pero finalmente, lo hizo:

- Minho… ¿estás bien? ¿Cómo llegaste? –era un mensaje de Taemin.

El corazón se le había iluminado:

- No te preocupes, estoy bien. Descansa tú.
- ¿Me estarás mintiendo?
- No te estoy mintiendo, estoy bien.
- Sí, me mientes. Te estoy viendo idiota…

Adoro cuando le dice idiota. Sabia que haría eso, es todo un pillo ese Lee Taemin. Le siguió porque es un tonto y luego no querrá admitir en palabras concretas que de verdad estaba muy angustiado. :3 Me pereció muy infantil lo del beso en la frente y muy tierno, y el muy marica de Minho asi de "Soy tu hyung, asi que te besare, te tocares y te violare si quiero" *sonrisa psicópata* lol 
En otras noticias...Maldito padre de Minho. Listo. Es todo lo que hay que decir.
Jonghyun, ¿Que haces? No tendrás dog chow si sigues asi, hombre-perro-dinosaurio xD 
Aun sigo en dudas sobre si Onkai o no Onkai xD 
¡Fighting!

awwwwwwwww ahi esta de nuevo ese rebelde taemin <3 que lindo como siguio a minho , ojala se cuele por la ventana y luego <3<3<3<3 jakJSKAJSAKSJAKS okno xddd mi imaginacion es una lokilla, pero me encanta este fic, lo sigo desde comienzos de año :3

hay tiempo sin pasarme a comentar
amodoro a keyy jjong, asi de melosines
y bueno eso jejee
Pero eme encanta mas el amorodio que
se tiene el twomin, ese tae que no diga
que no le importa por que entonces quie
miente es el xD

Quiero capi, muero de la curiosidad
por todo est embroyo de familias y detectives o
policias, eso, esperare por tu conti.

Saludines ^^

OMG QUE INTENSO, esto esta que arde JAJAJA
¿lo esta viendo? por dios ¿esta en su cuarto?
o ¿esta afuera? KYYYAAA YA QUIERO SABER QUE
PASA...
TSSS yo que Minnie y Minho escapaba de todo mundo
y empezaría una nueva vida .-.- es que les esta pasando
cosas no muy bonitas -.-

Estaré esperando conti, Unni no tardes e-e

¡Hola! De vuelta con el siguiente cap ^^ Gracias por vuestros comentarios como siempre, me encantaron todos y cada uno <33


Capítulo 48:

Abrió los ojos enormemente y se incorporo con rapidez tras esa declaración. Todo estaba oscuro, así que no veía mucho, pero lo buscó con la mirada. No parecía estar dentro. Ante su silencio a través de la línea, el castaño habló:

- Abre el balcón.

El alto obedeció, se dirigió lentamente a los grandes ventanales de su cuarto y abrió la perilla, entrando, acto seguido, la brisa nocturna acariciando las cortinas, meciéndolas suavemente. Ahí estaba él. Su delgada figura se podía distinguir, apoyada en el enorme árbol que rozaba sus ramas con la casa. Sus ojos brillaban y su bello rostro resaltaba con la luz de la luna.

¿Acaso era real? ¿Estaba Taemin subido a ese árbol en frente de sus ojos? Se deslizó en un grácil movimiento y saltó hacia su balcón, posicionándose en el borde, agachándose a su altura. Sus miradas se encontraron, justo como la primera vez que se vieron. Pero, había algo diferente, su mirada era diferente. El castaño llevó su mano a la mejilla húmeda del alto, quien seguía llorando sin percatarse:

- ¿Por qué lo hiciste? –le susurró dulcemente.- ¿por qué me defendiste?
- No…tiene derecho –logró articular.- no tiene derecho a insultarte de esa manera, no te lo mereces…
- Tal vez sí, puede que me lo merezca.
- No vuelvas a decir eso.

La penetrante mirada de Minho se adentraba en todo su ser, ¿cómo podía estar tan seguro de algo que ni él mismo lo estaba?

- Por mi culpa te ha pegado.
- No me importa y no ha sido tu culpa. No es quién para hablar así.
- Es tu padre.
- Ojalá no lo fuera –desvió la mirada al suelo.
- No lo hagas otra vez, no me defiendas –le obligó a que lo mirara.
- Lo haré las veces que haga falta. – lo miró a los ojos.

El castaño lo empujó levemente hacia atrás, saltando al suelo. Deslizó sus brazos por el cuello de Minho y lo abrazó:

- No lo hagas…no quiero que te vuelva a pegar. –le susurró en el cuello.

Sus lágrimas se habían intensificado. Esa pequeña persona que lo abrazaba era la única capaz de calmar su dolor, de llenar esa ausencia, de llenar ese vacío en su corazón…con solo una mirada, un gesto o simple abrazo, pero que para él, era muy importante. Sin dudarlo más, alzó sus brazos y correspondió el abrazo, apoyando su cabeza en el hombro del más bajo, aspirando el dulce aroma de su piel. Se quedaron así durante un par de minutos, si es que no llegó a una hora. Se estaba realmente bien, era como si algo que hubieran estado buscando, por fin, lo habían hallado. De repente, el castaño, notó que el peso empezaba a aumentar y el alto dejaba de hacer fuerza. ¿Se había desmayado o tal vez dormido…? Lo cargó como pudo hasta su cama y lo recostó, tapándolo con las mantas que la cubrían.

Se sentó por el otro lado de la cama con los pies cruzados y se quedó admirando el apacible rostro de Minho. Alargó su brazo para limpiarle el resto de lágrimas que aún se deslizaban por sus mejillas. Prosiguió a acariciarle la frente, apartándole los mechones que cubrían sus grandes ojos, que en estos momentos se hallaban cerrados. No podía negar su atractivo, nadie lo podía negar. Inconscientemente la mano del alto, buscó la suya y al no dar con ella, Taemin, un poco dudoso, acercó su mano lentamente y la posó encima de la de Minho, quien suavemente reaccionó entrelazándola con la suya.

Otra vez…esa sensación…esa calidez. Lo reconfortaba de nuevo. Era una sensación inexplicable, pero sin duda, le encantaba. Mientas acariciaba los cabellos de Minho con la mano libre, una armoniosa melodía empezó a escaparse de entre sus labios. No sabía por qué, pero había empezado a cantarla. Sí, era la misma que tocaron aquella vez juntos, la misma melodía… que adornaba su pasado.

~~~~

Tras despedirse de su novio, sacó las llaves del bolsillo y abrió la puerta de su casa, después de subir las escaleras. Encendió la luz del salón y estaba vacío, ¿había salido? Dejó sus cosas encima del sillón y se dirigió al cuarto del castaño.

Ahí estaba. Se encontraba acostado de lado hacia la ventana, dándole la espalda a la puerta. Él sabía que no estaba dormido, no le gusta dormir en esa posición, porque siente que le falta algo. Eso nunca lo había entendido, pero así era él. Se acercó sin hacer ruido y se subió a la cama lentamente. Como un niño pequeño se echó encima de él, pudiéndole ver el rostro, perdido:

- Onew –ronroneó- ¿qué es lo que te preocupa? –le acarició la mejilla.

El nombrado volvió en sí y sonrió ante su gesto, parecía un gatito:

- Nada, solo pensaba –le despeinó.
- ¿En Kai? –hizo un puchero.

Él asintió:

- Hoy fuiste a dejar el dinero, ¿cierto? Ya estamos a finales de mes.
- Sí, ya terminé de pagarlo.
- ¿En serio? –se sorprendió.
- Así es. –sonrió feliz.
- Entonces… ¿piensas decírselo?
- No, no hace falta. Le dije al director que cuando creyera conveniente o sino a final de curso, se la diera.
- ¿Piensas que es lo correcto?
- No lo sé, nunca sé que pensar. Siento que hago todo mal, así que no sé –suspiró.
- Ay mi bobito –le pellizcó ambas mejillas.
- Key –frunció el ceño.
- Ya ya, sé que no te gusta, pero tampoco me gusta verte así y me tengo que fastidiar, ¿no? Pues ahí tienes –le guiñó un ojo y le sonrió.
- No tienes remedio.

De repente, aprovechando un despiste del rubio, se levantó rápidamente, dejándolo tumbado en la cama y empezó a hacerle cosquillas. Pronto la habitación se empezó a llenar de risas:

- ¡Para! –se carcajeaba el rubio.
- Eso te pasa por dejarme solo tanto tiempo –fingió ofenderse.
- ¡Onew que me lo voy a hacer encima! –no podía parar.

El rubio consiguió zafarse del castaño y se volvió a echar encima de él, aplastándolo:

- Oye… que ya no eres un niño, ya pesas –dijo intentando respirar.
- Fastídiate, eso te pasa por hacerme cosquillas –le sacó la lengua divertido.
- Por cierto, ¿qué tal con Jonghyun?

El rubio se sonrojó al oírlo nombrar:

- Muy bien –sonrió feliz.
- ¿Cuánto hace que no veo esa sonrisa? –le acarició su rostro nostálgico- estoy my contento de que al fin, mi pequeño niño caprichoso, vuelva a ser feliz –le besó la frente.

Al felino se le encogió el corazón por sus palabras. Agachó la mirada y los recuerdos se le agolparon en la mente. Sonrió apenado y lo volvió a mirar a los ojos:

- Quiero agradecerte por todo –sus ojos, que se habían cristalizado, ahora lloraban- nunca podré devolverte todo lo que has hecho por mí. Muchas gracias –lo abrazó fuertemente.
- No tienes que agradecerme nada Key, solo sé feliz y todo estará bien –le sonrió acariciándole la espalda suavemente.
- Onew…deberías hablar con Kai –se separó de él- seguro que lo entenderá y todo podrá arreglarse. Yo quiero que tú también seas feliz.

El castaño sonrió agradecido por sus palabras:

- No es lo mismo, esta situación…la he elegido yo. Es lo que me merezco después de todo.
- No…eso no es verdad y lo sabes perfectamente. –dijo observando cómo su amigo se levantaba de la cama.
- Qué más da. Ya me da igual, tengo asumido vivir con ello, así que… ¿para qué seguir pensando en eso? Las cosas del pasado, deben quedarse ahí…en el pasado. –declaró dándole la espalda.
- Onew…no se puede dejar en el pasado algo que sigue en el presente. No debes dejarlo en el pasado, no puedes dejarlo en el pasado, porque aún…lo sigues amando. Estás enamorado de tu hermano y eso, no se puede negar.
- ¿Fui tan obvio? –sonrió de lado.
- Nunca me lo dijiste, pero lo sé de sobra. Sé que detrás de tu amor fraternal, hay otro tipo de amor.
- Es absurdo, por eso hay que dejarlo en el pasado.
- ¡No lo es! –se posicionó delante de él- son tus sentimientos… -lo miró a los ojos.
- Es mejor guardar silencio, ¿qué persona normal estaría enamorado de su hermano? Simplemente es…una locura.
- Da igual lo que diga la gente, el amor no entiende de eso, es amor y punto.
- Es algo inmoral, así que…esto es lo mejor.
- Onew…
- No te preocupes –le acarició los cabellos rubios- yo seguiré siendo su hermano mayor y él…mi hermano pequeño, cómo debe ser. –dijo para salir de la habitación.

Key oyó como cogía las llaves de la mesa y abría la puerta:

- ¿A dónde vas?
- No lo sé.

Fue lo último que dijo antes de salir y cerrar la puerta. Ya era muy tarde y eso le preocupaba demasiado. Soltó un largo suspiro. Se dirigió a su cuarto y tras bañarse, se acostó finalmente en la cama. ¿Tan malo era enamorarte de tu hermano? Según la sociedad, ya serían ‘’dos crímenes’’ pero… ¿a quién coño le importaba lo que pensara el resto? Estaba a punto de dormirse cuando de repente, le vibró el móvil:

- Buenas noches Bummie, te echo de menos. –era un mensaje de él.
- Buenas noches Jjongie, yo también y más ahora.
- ¿Qué pasó?
- Onew se marchó.
- ¿Cómo? ¿se fue?
- Me refiero a que, hace un rato se ha ido y es muy tarde para estar en la calle, me tiene preocupado.
- No te preocupes, yo confío en él. Sabe lo que hace.
- Lo sé, pero no me fío de los demás y ahora mismo no está en un buen estado.
- ¿Una situación difícil?
- Complicada más bien.
- Lo siento mucho, espero que se arregle.
- Gracias por preocuparte, yo también lo espero.
- No las des, después de todo, es mi amigo.
- Te quiero –dijo con voz melosa.
- Yo también precioso.
- ¿Nos vemos mañana?
- Por supuesto. Descansa, mi pequeño.
- Duerme bien, amor.

Gracias a él, ahora dormiría un poco más tranquilo, pero no podía quitarse de la cabeza el paradero desconocido de su amigo. Entre pensamientos, cerró los ojos cayendo profundamente dormido.

~~~~

Echó la cabeza hacia atrás, apoyándola en el banco en el que se encontraba sentado. Un largo suspiró se escapó de entre sus labios. Otro más. La noche estaba fría, pero eso era lo que menos le importaba. Todos esto años, se había aguantado las ganas, se había reprimido, había intentado enterrar todos esos estúpidos sentimientos, esos que tenía hacia Kai, su hermano pequeño.

Lo había alejado de él, pero aún así, seguía presente en sus pensamientos, en su corazón. Lo único que había conseguido era darse cuenta, de lo mucho que lo necesitaba a su lado, y sobre todo, de lo mucho que lo amaba. Se estaba volviendo loco.

Flash Back

- ¡Hyung! – corrió con lágrimas en los ojos hacia el mayor.

El castaño lo recibió en sus brazos y lo elevó, abrazándolo tiernamente:

- Perdóname, por favor. Lo siento, no pude venir antes, se me complicaron algunas cosas de clase y…
- No importa hyung, pero pensé… que te habías olvidado de mi… -sollozó hundiendo su pequeña cabeza en el hombro de su hermano.
- Nunca pequeño. Eso nunca. –le acariciaba sus cabellos, reconfortándolo.
- Te quiero hyung –le besó en la mejilla.
- Y yo… Kai –le sonrió.

Se acercó al profesor de guardia y le agradeció el haber cuidado de su hermano, aún cuando todos los alumnos ya se habían ido. Salió de su colegio y como recompensa, lo llevó al parque:

- ¿En serio vamos a ir al parque? –le brillaban los ojos.
- Quiero recompensarte por llegar tarde.
- ¡Gracias hyung! –le abrazó fuertemente.
- Kai… que me ahogas –dijo entre risas.

Una vez que llegaron al parque el menor se encontraba jugando con otros niños y él, solo lo observaba. Le encantaba verlo divertirse y sonreír. Solo con ese hecho, podía ser feliz. Pero durante unos segundos se quedó sumido en sus pensamientos y de repente escuchó un grito:

- ¡Ah! –gritó su hermano.

Levantó rápidamente la mirada y observó como un grupo de tres chicos, que parecían mucho más mayores que él, lo estaban acorralando y forcejeaban con él. Se levantó automáticamente, poseído por la furia y se dirigió hacia ellos:

- ¡Hyung! –gritó con los ojos cerrados.

Unos segundos después, sintió como unos cálidos brazos lo rodeaban:

- ¿Estás bien pequeño? –le preguntó mientras le acariciaba suavemente una de sus mejillas.

El menor abrió los ojos y solo lo vio a él, sus ojos lo miraban cariñosamente y a la vez, con preocupación. Este asintió y sonrió:

- Gracias por salvarme, hyung.
- Será mejor que nos vayamos ya a casa. –dijo observando las nubes que se agolpaban en el cielo-

Lo cogió de la mano y emprendieron el rumbo de vuelta a su casa. El resto de la tarde se empezó a poner gris y comenzó a llover muy fuerte. El viento soplaba amenazante y chocaba contra los cristales, sacudiendo toda la casa. Un frente repentino se había formado y llegaba a la ciudad. Todos en la casa dormían ya, menos un pequeño castaño que se escondía debajo de las sábanas, asustado. El ruido de los truenos no le gustaba para nada. No aguantó más y se levantó con cuidado. Caminó por el pasillo hasta dar con la habitación de su hermano mayor, y entró tímidamente. Él estaba durmiendo y le daba pena despertarlo, pero tenía mucho miedo:

- Hyung… -susurró

Onew abrió los ojos lentamente, encontrándose a su pequeño hermano delante de su cama. Sonrió por la ternura que le daba verlo asustado:

- Ven –dijo levantando la manta y haciéndole un hueco en la cama.

El menor sonrió feliz y se acurrucó al lado de su hermano, mirando hacia él:

- ¿Te dan miedo los truenos verdad?

El menos asintió apegándose más a su pecho:

- No te preocupes –le besó la frente.
- Eres el mejor hyung –le susurró su hermano.

El castaño sonrió y le acarició la mejilla. Kai se sonrojó ante ese contacto, le encantaba. De repente, por un impulso, el más pequeño, alargó su cuello hasta llegar al rostro de su hermano mayor y le besó suavemente en los labios:

- Buenas noches hyung.

Fue lo último que dijo que antes de caer profundamente dormido. Su corazón se había acelerado con ese inocente contacto. ¿Cómo podía ser que sintiera esa clase de cosas por su hermano pequeño? Tenía que quitárselo de la cabeza o no respondería de él.

Fin Flash Back

Sonrió nostálgico. Aquella fue la primera vez que se dio cuenta de eso. Kai solo tenía seis años. Se sentía de lo peor. Otro suspiro. Unos segundos después cayó en la cuenta de que se había olvidado de algo. Tenía que recoger aquellos papeles para entregárselos al director de la escuela de Kai. Se levantó y se dirigió a la casa de su padre, seguramente se quedaron allí después de abandonar la casa.

A paso lento consiguió llegar. Sería muy peligroso entrar, por si se encontraba con él dentro, pero aquello le hacía falta y quería conseguirlo. La puerta estaba abierta, tragó duro y se adentró en la oscuridad. Todavía recordaba la estructuración de la casa, así que no le hizo falta encender las luces.

De repente, sintió una corriente fría por la espalda y una mano lo agarró fuertemente del cuello:

- ¿Qué haces aquí? –le dijo seriamente.
- He venido a buscar una cosa.
- No, todo lo que se quedó aquí es mío, así que no tienes nada que hacer en mi casa.
- Eso no es verdad, aquí hay papeles de mi hermano y los necesito.
- ¿De ese estúpido mocoso?
- Sé que nunca has querido a ninguno de tus hijos, así que suéltame y me iré cuanto antes.
- Ahora que entraste, te quedarás –dijo con una voz ronca.

Estoy en shock por lo de Onew es que Kai es una maravilla pero que su hermano lo ame creo que debo respirar un rato para asimilarlo...............O.K me asusta y me intriga eso es único.
Y como siempre me encanta este fic y lo que me inspira gracias  :OHYEAH: por continuarlo

¡Hola! Siento la tardanza de verdad, pero estaba ocupada con otro fic u.u Por fin el capi nuevo, espero que lo disfruten <3

SAMY_MC: Espero que te hayas recuperado del Shock D: gracias por comentar siempre ^^ y me alegro que te guste mi fic, es un honor <3



Capítulo 49:



El pitido de la alarma interrumpió su descanso. Abrió los ojos perezosamente y bostezó. Llevó una de sus manos a sus mejillas, todavía dolían. Suspiró harto de todo y se sentó en el borde de la cama. Se quedó absorto mirando al suelo y luego alzó la vista. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro:

‘’Tienes una sonrisa hermosa, no permitas que otros te la borren. ’’

Entonces no había sido un sueño. El castaño había estado aquí ayer y le había dejado escrito una nota:

- Vaya consejo, si tú lo aplicaras. –rió por lo bajo.

Ese pequeño detalle de parte suya le había alegrado el día. Ahora, si tenía un motivo para sonreír.

~~~~

Un rubio caminaba por la casa, inquieto, mientras intentaba desayunar. Su amigo no había vuelto. Tampoco tenía ninguna llamada ni siquiera un mensaje de si se había quedado en algún sitio. Con esto en sus pensamientos se le había quitado el apetito. Suspiró por enésima vez y recogió todo. No iba a comer por mucho que la mirara. Cogió sus cosas y salió camino a la universidad.

- ¿Dónde estaba? ¿Y si le pasó algo? ¿Y si lo han atropellado? ¿Y si lo han raptado? ¿Y si se ha emborrachado y se ha quedado tirado por ahí? ¿Y si…?
- ¿Y si te relajas amor mío? –unos fuertes brazos le rodearon la cintura por detrás.

El rubio esbozó una sonrisa. Su novio apoyó su cabeza en el hombro de este, dándole un tierno beso en la mejilla:

- Buenos días, Bummie.
- Hola, Jjongie –le devolvió el beso, pero en la boca.
- ¿Qué te tiene tan alterado?
- No ha vuelto.
- ¿Onew?
- Sí, esta mañana no lo he visto y él no suele hacer estas cosas. Me tiene preocupado. –suspiró
- Calma –lo giró, mirándose cara a cara.- ¿quieres que después de clases, lo vayamos a buscar? –le sugirió.
- ¿Me acompañarías? –unos pequeños luceritos lo miraban.
- Pues claro mi amor –le dio un corto beso en sus labios- a dónde tú quieras –le sonrió.

Cada día se enamoraba más del moreno, ¿era eso posible?

- Gracias –lo abrazó fuertemente.- gracias por estar conmigo.
- Siempre lo estaré. –le acarició la mejilla.

Ante ese contacto, el rubio se sonrojó y le dedicó una sonrisa. Lo amaba como nunca lo había hecho:

- Bueno, ahora vamos que llegaremos tarde a la universidad –lo cogió de la mano y emprendieron la marcha.

~~~~

El ruido de la puerta retumbó en su cabeza. Frunció el ceño y se dio la vuelta, acomodándose otra vez. La perilla giró, abriéndose así la puerta:

- Taemin, ¿no vas a ir a la universidad? –le preguntó su madre.
- …
- Hijo, sé que me estás escuchando.
- No voy a ir. –dijo tajante.
- ¿Por qué?
- Porque no me da la gana y me duele la cabeza, así que vete ya.

Un suspiro por parte de ella:

- ¿Estuviste…bebiendo? –no sabía si debía preguntar.
- No. –sonó confiado.
- ¿Seguro?
- No lo voy a decir dos veces.

Parecía decir la verdad, así que no insistió más y se fue. Cuando oyó la puerta cerrarse, suspiró cansado. Era verdad, no había estado bebiendo, pero le dolía terriblemente la cabeza. Intentó volver a dormirse, pero le resultó imposible. Se quedó unos minutos perdido en el cuadro que su madre había pintado el otro día, pero…había algo nuevo. El ángel que se hallaba en la pintura, tenía a un niño cogido de la mano mientras volaban por el cielo. Qué raro. Si no lo había terminado, ¿por qué lo cuelga?

Se estiró de nuevo en su cama y se levantó. El olor del desayuno empezó a colarse por su habitación y su estómago le respondió. Con pesadez, salió de su cuarto dirección a la cocina. Allí, su madre preparaba la comida, así que entró silenciosamente para que no lo viera, pero falló en su intento:

- Siento haberte despertado –se disculpó su madre.- ¿tienes hambres? Estoy preparando el desayuno, ¿quieres?

El menor se quedó pensativo por un rato, pero al final, un poco dudoso, aceptó:

- Me queda poco, así que si quieres cuando termine te llamo para comer.

El castaño salió de la cocina y se dirigió al salón, sentándose en el sillón. La verdad era que nunca se había parado a observar la casa detenidamente, pero ahora, se había percatado de que no había muchas fotos. Una en particular le había llamado la atención. Era una de sus padres y un chico joven, un poco más pequeño que él. ¿Sería su hijo? Lo extraño, es que era la única en la que aparecía aquel adolescente. Tal vez… ya no estaba:

- ¡Taemin! –su madre.

Se levantó de allí mirando por última vez su foto. Entró a la cocina y se sentó en la mesa dónde ella había puesto el desayuno. El silencio acompañaba esa hora de la mañana, para variar, pero él no podía quitarse de sus pensamientos a ese chico. Iba a mantener la boca cerrada, ya que no era de su incumbencia, pero su vena curiosa se manifestó:

- ¿Quién es… -paró un segundo- el chico de aquella foto?

Su madre sonrió ante aquella pregunta. Se había fijado después de todo:

- Era nuestro hijo.

Había acertado. Ya no estaba entre ellos:

- ¿Qué le pasó?
- Lo asesinaron una noche que salió de fiesta con sus amigos. –susurró.
- ¿Cuánto tiempo hace de eso? –había notado que su recuerdo permanecía aún en su memoria.
- Unos dos años.

¿Tan poco tiempo? ¿Qué hacía él ahí entonces?

- ¿Entonces por qué…?
- ¿Te adoptamos? –sonrió su madre.

El castaño la mirada:

- Una vez, cuando mi hijo y yo caminábamos por el parque, cuando él era un poco más pequeño, te vimos. Yo pensaba que eras otro niño más en el parque jugando, pero entonces él me preguntó que por qué dormías ahí y si no tenías un hogar. Al parecer llevabas mucho tiempo en ese parque viviendo.

Su relato era verídico. No decía ninguna mentira, él había estado viviendo por un tiempo en ese parque. Fueron unos meses duros, pues cuando llegaba el invierno y las temperaturas bajaban, era un sitio horripilante:

- Intenté acercarme a ti, pero me miraste desconfiado y saliste corriendo. Tus pequeños ojitos me habían conmovido aunque ya desde entonces tuvieras una mirada vacía, era como si intentarás pedir ayuda, pero a la vez la niegas. Después de esa vez, seguí observándote cada vez que pasaba por allí. Te había cogido cariño inexplicablemente, pero un día ya no te vi más. Yo pensé lo peor. Pensé que te había pasado algo malo y me dio mucha angustia. Mi hijo también se puso triste, te sentía de alguna forma su amigo, porque siempre estabas en el parque.

La mujer elevó su antebrazo para limpiarse las lágrimas que se le habían escapado, elevó su vista para mirarlo a él y le sonrió:

- Cuando estábamos en el hospital, la noche en la que apuñalaron a mi hijo. Recuerdo que me acerqué a él cuando estaba en la camilla y me dijo: Omma perdóname por esto. Sé que no me queda mucho tiempo de vida, por eso quiero aprovecharte y decirte esto. ¿Recuerdas aquel niño que vimos en el parque? Estoy seguro de que todavía sigue vivo, él no puede haber muerto. Omma…dale un hogar, por favor, búscalo y adóptalo. Quiérelo como un hijo, tal y como hiciste conmigo. Él, lo necesita. Te lo agradeceré eternamente. Te quiero mucho y dile a appa que también lo quiero. Gracias…

~~~~

- Key, tienes que comer. –le reprochaba su novio por enésima vez.
- Está bien –suspiró su novio comenzando a comerse su almuerzo.

- No te preocupes, solo nos quedan tres horas más y por fin saldremos. –lo abrazó por la espalda acercándolo más su pecho.

- Siempre me haces lo mismo. –soltó una risita divertido.

- Es que me encanta abrazarte y tenerte entre mis brazos, Bummie.

El rojo teñía sus mejillas considerablemente:

- No me digas esas cosas. –se tapó la cara con ambas manos.
- ¿Por qué? –sonrió- me gusta cuando te sonrojas y lo sabes –le dejó un tierno beso en su cabellera.
- Te quiero, tonto –pasó ambos brazos por su cuello.
- Y yo, mi pequeño –le acarició la mejilla.

El rubio acercó sus labios y besó tiernamente al moreno. Era un beso muy pausado, pero dulce y lleno de amor:

- ¡Ey! ¡Enano maricón! ¿Cuándo piensas crecer? –se carcajeaban.

El moreno pensaba no tener que cruzarse con esos nunca más. Mucho habían tardado los de la universidad de al lado. Lo único que sentían era envidia, no sabían perder en nada. No era su culpa que ellos fueran tan patéticos:

- ¿Quiénes son? –preguntó el rubio viéndolos acomodarse en una de las mesas de la cafetería.
- Son  el equipo de baloncesto de la universidad de al lado. Una vez quedamos un par de chicos de clase y yo para jugar un partido y estos vinieron a molestar metiendo sus narices dónde no deben. Al final les dimos una paliza y parece ser que son muy rencorosos. Desde entonces no tienen nada mejor que hacer que molestarme.
- ¿La tienes del mismo tamaño que tu estatura? –sus risas se oían desde allí.
- Me están empezando a cabrear –frunció el ceño el rubio que se encontraba sentado encima de él.
- Ignóralos. –dijo simplemente y siguió dándole de comer al rubio quien hasta hace unos minutos se negaba.

Siguieron tranquilamente hasta que sus asquerosas voces se volvieron a escuchar:

- ¡Enano de feria, dais asco, váyanse a otro sitio! ¡Seguro que con lo pequeña que la tiene no sirve ni para empezar! ¡Perro maricón!
- Se acabó –se levantó furioso el rubio.
- No Key, déjalos. No vale la pena. –lo agarró del brazo.
- No toleraré que te digan un insulto más. –espetó soltándose del agarre del moreno.

El rubio hecho una fiera se dirigió hacia allá:

- ¿Qué has dicho? –golpeó la mesa.
- Miren quien está aquí.
- Su putita.

Con la sangre hirviendo, agarró a ambos por el cuello levantándolos del asiento:

- Para tu información soy su novio y no su putita. A lo que sigue, se equivocan, mi novio es mil veces mejor que tú en la cama y la tiene más grande que tu estúpida boca y aquí lo único que da asco son vuestras horribles caras. Que no os come ni el ácido. No quiero que volváis a dirigirle una palabra a Jonghyun en lo que os queda de vida, porque les aseguro que os haré saber que se siente cuando un cactus penetra vuestro asqueroso culo. –los soltó contra la mesa, provocando que se dieran de narices.- Lo mismo para el resto de idiotas sentados en la mesa –los miró amenazadoramente.

Los presentes se encogieron de dolor al oír la amenaza del rubio. Todos asintieron asustados del gran carácter que poseía el chico que aparentaba no haber roto un plato:

- Todo resulto amor –sonrió inocentemente, volviéndose a sentar sobre su novio.
- Key… -sorprendido a la par de sonrojado.
- ¿Mm? –dijo llevándose a la boca un trozo de comida.
- No… nada –sonrió por el fuerte carácter de su novio. Casi lo había olvidado.

El rubio le rozó suavemente los labios y siguió masticando. El resto de las clases pasaron como siempre, lentas, torturadoras… hasta que por fin, llegó la hora de salida:

- Jjongie, ¿y a Minho que le pasa?
- No lo sé, esta mañana intenté hablar con él, pero me dijo que lo dejara.
- Qué cosas más extrañas pasan últimamente.
- Sí –suspiró preocupado.- ¿Vamos?

El rubio asintió y ambos se pusieron en marcha. Empezaron a recorrerse primero, los lugares más corrientes: centros comerciales, parques, restaurantes bares… después se centraron en las calles y callejones, hasta fueron al instituto de su hermano a ver si por casualidad estaba con él, pero nada. Todas las rutas traían el mismo resultado, nada. El rubio empezaba a ponerse más nervioso que antes. ¿Por qué su amigo no aparecía? ¿Dónde narices estaba?

- Seguro que le pasó algo. Yo así no puedo. ¡Ah! ¿Qué voy a hacer ahora? –estaba de los nervios.
- Key, Bummie, tranquilo. –intentaba calmarlo, pero la verdad era que él también estaba preocupado por su amigo.
- No puedo –suspiraba de aquí para allá en el parque en el que se encontraban.
- ¿De qué hablaron ayer? ¿Tal vez tiene algo que ver con esto?

El rubio volvió a suspirar y se abrazó a su novio, que permanecía de pie:

- Onew…está enamorado de su hermano pequeño.
- ¿De Kai?
- ¿Lo conoces?

Él sintió:

- Yo los veía juntos en el parque jugando.
- Pues resulta que ayer hablamos de eso, porque pienso que debería hablarlo con él ya, o por lo menos hacer las paces y volver como antes. Después de eso, salió y fue cuando me llamaste.
- ¿Sabes si su hermano está enamorado de él?
- Pues nunca me lo he planteado, la verdad.
- Quizá…sea recíproco.
- ¿Por qué lo dices? –lo miró curioso separándose de su pecho.
- Cuando yo los veía juntos, parecía que ambos se querían mucho, pero, no sé, siempre me dio la sensación de que había algo más entre ellos.
- Ojalá tengas razón.

~~~~  

- ¡Minho! –gritaba su madre.
- No me hables, ¿qué es lo que no entiendes de que no quiero ver a nadie?
- Pero necesito que me digas que sucedió.
- Pregúntale a ese señor con el que te casaste, a ver que te dice.
- ¡Minho! Es tu padre.
- ¡Eh! Cuidado con tus palabras omma, no es mi padre. Ya no.
- No digas eso hijo.
- Es lo que hay –cerró de un portazo su habitación.

 :$: TA,TA.TA,TANNNN, Que le paso a Onew? espero que nada malo...y que bonito lo de la madre adoptiva de Tae abrir su corazón para un desconocido no es fácil, mira que aveces no queremos ni a los que conocemos ahora a un extraño :CUTE: 

wuuuuuuujuuuuuu actu siiii *¬* llevo siguiendo este fic desde hace mucho, en verdad me encanta!!!! :3, esa intriga que ya quiero saber, quiero atar todos loc cabos ya! <3 esperaré actu :) saludos!

¡Hola! Aquí con el capítulo ¡50! Qué rápido pasa el tiempo (?) No sé si decirles que vamos por la mitad o cómo xD pero todavía queda historia, así que, no sé hasta dónde llegaré ^^ Gracias a todos lo que han leído y comentado hasta ahora <3 y espero que en lo que queda de fic, sigan leyendo y no me abandonen T^T Bueno, después de eso o3ô Viene por fin el capítulo ;D Disfrútenlo ^3^



Capítulo 50:


Poco a poco el sol volvía a esconderse como cada día. La noche llegaba lenta y perezosa y las temperaturas descendían. Los dos chicos se encontraban agotados, sentados en los escalones de un edificio:

- Será mejor que lo dejemos por hoy. –suspiró el rubio apoyándose en el hombro del moreno.
- Si. La verdad es que la esperanza es lo último que se pierde y ojalá no fuera cierto, pero empiezo a pensar que le pasó algo de verdad. –apoyó su cabeza en la de Key.
- No quiero ni pensarlo. –enredó sus brazos en el del moreno.
- Bueno, será mejor que nos vayamos ya.

El rubio asintió:

- ¿Quieres que me quede contigo esta noche? –le ofreció mientras se levantaban.
- No te preocupes, estaré bien. No quiero ser tan egoísta, ya bastante hiciste acompañándome –le sonrió.
- Como tú quieras, pero te acompañaré –le dejó un corto beso en sus labios.- vamos.

Se pusieron en marcha hacia la casa del rubio. Durante el trayecto, el silencio se hacía presente, pero no era incómodo en absoluto. Ambos caminaban de la mano por las ya oscuras calles, pero mientras estuviera él, no tenía miedo:

- Ya llegamos. –se pararon.
- Buenas noches Bummie y no te preocupes, ya verás cómo pronto lo encontraremos–acunó su rostro con sus manos y le beso dulcemente.
- Buenas noches Jjongie y gracias. –lo abrazó.

Tras despedirse, Jonghyun dio media vuelta y se dirigió a su casa esta vez. Solo le bastaron un par de pasos, para sentir unos delicados brazos rodearlo por detrás. No pudo evitar sonreír:

- Quédate conmigo, por favor…

El moreno se dio la vuelta y lo abrazó cálidamente, atrayéndolo a su pecho:

- ¿Por qué no lo dijiste antes? –le besó la frente.
- Pensé que si podría. –dijo apenado.
- Anda, vamos.

De esa forma ambos se perdieron en el edificio. Después de arreglar todo y cenar, sin pensárselo dos veces, se dirigieron a la cama. Estaban demasiado cansados:

- Jjong, ¿qué haces? -preguntó curioso en el marco de la puerta.
- Estaba intentando llamar a Minho, pero no me lo coge.
- Quizá esté ocupado.
- Es posible, pero llevo llamándolo durante toda la tarde. –suspiró.
- Últimamente está raro –dijo acostándose junto a su novio en la cama- no sé, lo noto ausente de todo. ¿Sabes si tiene problemas en la casa?
- Pues no lo sé a ciencia cierta. Sé que bueno, sus padres casi nunca están en casa y eso le molesta mucho, pero creo que a estas alturas ya le da igual. Es ese sentimiento de que son solo personas que viven en un mismo techo y punto.
- Debe ser duro para él, tener padres y no reconocerlos.
- Sí, a veces me da mucha pena, pero lo que me da miedo es que algún día haga locuras.
- ¿A qué te refieres?
- Bueno, después de todo es millonario, puede hacer lo que quiera. No es ese tipo de personas que se pierden, pero no sé, no puedo evitar preocuparme de que algún día se desvíe por culpa de ese sentimiento.
- Entiendo, parece que estamos los dos iguales, en cierta forma.
- Si… –dijo bostezando.

El rubio soltó una risita:

- Bueno, vamos a dormir ya que mañana hay que madrugar –le dio un beso en la mejilla al moreno.
- Buenas noches amor –lo rodeó por la cintura y apoyó su rostro cerca de la nuca del rubio.

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Ya pronto amanecería y él aún no se había dormido. Se encontraba sentado en el borde de la ventana de su habitación. Suspiraba sin parar. El dolor de cabeza no había cesado y debido a eso, le costaba un poco ver. Pero no, no podía dormir. Lo odiaba. Todas esas noches de insomnio…

¿Acaso era tan difícil de entender para el resto de la gente? Él no necesitaba a nadie. No quería a nadie, no confiaba en nadie…no… Pero ellos se empeñaban.
Miró al horizonte por última vez, viendo como el sol lo saludaba una vez más. Suspiró otra vez y se bajó de la ventana. La cerró y se dirigió al baño, hoy si iría a clase, se aburría mucho.

Después de prepararse y aunque todavía era temprano, salió de su casa y se dirigió a la universidad. No había casi nadie allí. Se adentró en el inmenso jardín de la entrada y atravesó la gran puerta de las Instalaciones. Iba caminando tranquilamente por los pasillos cuando de repente unas suaves notas le llegaron al oído. Esa melodía le resultaba familiar. Sin poderlo evitar, se dirigió al lugar del que provenía esa música. En silencio, asomó la cabeza y vio a su profesora sentada en el borde del escenario tocando el violín. Tenía los ojos cerrados y parecía disfrutar. Esa imagen y sobre todo… lo que estaba tocando…él…sin saber por qué… podía hacerlo también. Por instinto, se adentró en la sala y se sentó en el piano sin hacer ningún ruido, suspiró profundamente y cerró los ojos comenzando a mezclar las dulces notas del piano con las del violín.

No había palabras para describir aquella atmósfera. Era perfección lo que salía de aquella sala. Aunque no se miraban, ambos sentían al otro. Pero pronto, la señal que indicaba el inicio de las clases los interrumpió. ¿Tan rápido se había pasado el tiempo? Finalizaron aquella obra y abrieron por último los ojos. Se miraron durante unos segundos y acto seguido el castaño abandonó el lugar.

Estaba un poco confundido, pero no quería darle más vueltas con el dolor que tenía, así que acudió a su primera clase del día.

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Ya habían pasado tres asquerosas horas sufriendo ante tanta teoría. Solo les quedaba una hora para que sonara el almuerzo, así que debían resistir un poco más. El profesor interrumpió el escándalo de entre hora de los alumnos y mandándolos a callar, comenzó la clase:

- Alumnos, os voy a entregar el examen que hicimos la semana pasada. –dijo sacando los folios de su carpeta.

Fue recorriendo la clase mientras repartía los exámenes, llegando por fin al alto. El hombre se agachó a su altura haciéndolo un poco más personal:

- ¿Qué le pasó a usted, Choi? –le puso su examen en la mesa.- ¿no estudió o tuvo un mal día?

Jonghyun que se encontraba al lado abrió los ojos sorprendido. ¿Había suspendido? Él jamás lo había hecho. ¿Qué le estaba pasando?

Minho apretó los puños para poder reprimir su impotencia:

- Profesor –se levantó del sitio- ¿puedo retirarme de clase?

El nombrado suspiró, lo comprendía. Un alumno brillante como él...

- Tienes permiso. –le señaló la puerta.
- Gracias –hizo una reverencia.

Cogió sus cosas y salió de clase, dejando a sus amigos un poco descolocados. Jonghyun miró a Key y este asintió, apenado.

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La hora del almuerzo por fin llegó y el moreno salió en busca de su mejor amigo. Tenían algo de lo que hablar, estaba seguro. Si no estaba en la universidad, tendría que estar en el parque, así que, sin pensárselo dos veces se puso en marcha. Acertando en sus suposiciones, allí se encontraba. Sentado en un banco, con los ojos cerrados. Lentamente se fue acercando:

- Minho…
- Déjame Jonghyun.

Ni si quiera lo había mirado:

- ¿De verdad piensas que lo hare?
- No quiero hablar con nadie.
- Pero yo quiero hablar contigo, quiero que me digas qué está ocurriendo Minho. ¿Qué te pasó?
- …
- Sabes perfectamente que soy tu amigo, puedes confiar en mí como siempre. Sea lo que sea yo te apoyaré y te ayudaré.
- Jonghyun…no lo soporto…

Sus sollozos habían llegado a oídos del moreno, preocupándose:

- Estoy harto de mi asquerosa vida de dinero y buenos modales. De tener que fingir delante de todo el mundo y sonreír falsamente. De ver más a menudo a socios de mi familia que a mis propios padres. Estoy harto de obedecer las reglas que me imponen, me desquicia que tomen decisiones por mí y me digan que es lo que tengo que hacer. No quiero que me sigan controlando, ya no más… -las lágrimas no tenían reparo en salir de sus ojos dolorosamente.
- Minho… -se sentó a su lado abrazándolo.

No podía hacer nada más. No podía luchar contra su condición social, pero como amigo, si podía darle todo su apoyo:

- Yo… siento mucho no poder arreglar tu vida, aunque si pudiera, lo haría sin dudarlo. Pero a cambio sabes que tienes todo mi apoyo y puedes contar conmigo. Aunque me siento impotente ante esta situación, siempre me has ayudado, pero yo nunca he podido hacer nada por ti. Perdóname. –lo abrazó más fuerte.
- Jjong...tú también me has ayudado y solo sabiendo que puedo contar contigo, me alegra. Gracias por esta ahí.
- Eso no se agradece –sonrió contagiando al alto- ¿quieres quedarte unos días en mi casa?
- Gracias pero no quiero molestar.
- Di eso otra vez y te pego –lo miró de reojo.- sabes que eres de la familia, así que no pongas esa excusa.

Minho rió:

- No, en serio que no hace falta. Estaré bien… -aunque ni si quiera estaba seguro.
- ¿Qué te pasó aquí? –le señaló la mejilla.
- Ah, nada…
- Minho… -lo miró seriamente.
- En serio –intentó que no se notara.
- Ajá y yo soy más alto que tú, ¿no lo sabías? Solo es un efecto óptico, en realidad mido más.

Escupía ironía en casa palabra, era obvio. Lo conocía demasiado:

- Fue mi padre –bajó la vista al suelo- él me golpeó.
- ¿C-ómo? –se quedó atónito.

Así pasaron la tarde. Minho le contó todo lo que había pasado a un Jonghyun que hacía pucheros por todo lo que se había perdido y su amigo no le había contado.

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Hoy se habían pasado la tarde haciendo unas prácticas para una asignatura, así que salieron más tarde de lo normal y con un nivel de energía rozando lo mínimo. Se hacían en su instituto, una o dos veces al mes, ya que eran realmente agotadoras. Todos los alumnos de su clase recogían lentamente y algún que otro bostezo se podía oír de fondo:

- ¡Ey Kai! –se acercó su enérgico amigo.- ¿te vienes a cenar con los chicos después?

Meditó por un momento la propuesta. Aunque pedía a gritos descansar, la oferta era tentadora:

- Está bien.
- ¡Genial! Esperaremos todos en la entrada, así que cuando termines de recoger, ven. –dijo y se fue sin más.

Este chico no tenía remedio, parecía una fuente de energía sin límite. Terminó de recoger tranquilamente y salió del aula. Bajó los pisos de su instituto y se dirigió al lugar indicado, encontrándose con el resto:

- Bien, ya estamos todos.
- Vámonos al de siempre, que es más barato y está rico.
- Sí –asintieron todos.

Todo el grupo emprendió la marcha hacia el lugar, aunque estaba un poco lejos, como bien dijeron, era muy económico y la comida era excelente. Iban caminando animadamente calle tras calles, pero de repente, algo brillante atrajo la atención del moreno. Se agachó a cogerlo, era un collar de oro con una medalla pequeña. Le resultaba muy familiar. Lo miró detenidamente y abrió los ojos sorprendido:

- Este collar… es de mi hermano.

Era el que siempre llevaba puesto. Tenía grabada la O en la parte de adelante. Tomó la medalla entre sus dedos y le dio la vuelta, curioso, llevándose una sorpresa:

- Es una… K… ¿por qué? –parpadeó varias veces.

Si él lo odiaba, ¿por qué tenía su letra grabada en la parte de atrás? De repente un escalofrío recorrió su columna vertebral. Giró el rostro hacía la casa propietaria del jardín en donde se hallaba el collar y su expresión se tornó de auténtico susto:

- No puede ser… -abrió los ojos- esta es su casa.

El temor recorría su cuerpo. Si su collar se encontraba ahí, lo más probable es que él estuviera dentro. Su mano comenzó a temblar:

- ¡Kai! –le gritaron a lo lejos- ¿qué haces ahí? ¡Vamos!
- ¡Va-yan ustedes, yo me quedo aquí, lo siento!
- ¡Bueno, pues la próxima vez será! ¡No te olvides!

Volvió a recorrer la casa con sus ojos, ¿su hermano estaba ahí dentro? Su corazón y todo su ser, suplicaba que no fuera verdad, pero algo le decía que estaba en problemas. Algo le había pasado y si era verdad tenía que ir a ayudarlo. Lo demás no importaba. Cogió el collar y se lo guardó en el bolsillo, para, lentamente adentrarse en la casa. Esa que le traía horribles recuerdos, esa a la que nunca pensó volver a pisar.

La puerta estaba abierta, pero no parecía haber nadie. Pisó con cuidado el interior y comenzó a caminar temeroso por el pasillo. Todo a su paso estaba roto, todo lo que había quedado allí, se encontraba destrozado brutalmente. Dirigió su vista hacia la pared, llamándole la atención unas manchas, ¿sangre? Aquello que estaba impregnado, era sangre. Se paralizó por un momento, entonces todos los destrozos que veía, eran signos de una pelea. Sus piernas comenzaban a fallarle, pero intentó resistir. Tenía mucho miedo, pero sobre todo, quería verificar que su hermano mayor no sé encontraba aquí y esto, solo era una coincidencia.

Siguió avanzando por la casa, que chirriaba a cada paso que chocaba contra el suelo. Tragó duramente, allí se encontraba la que era habitación de sus padres, dio unos pasos más, posicionándose al frente. Su corazón se paró al instante, su cuerpo dejó de responder y su rostro se tornó inexpresivo. Una corriente gélida azotó el lugar. En uno de los cristales de la ventana había una marca de una mano en sangre. No quería…no quería saberlo, no quería mirar…pero poco a poco, bajó la vista y pudo ver como el cuerpo de su hermano yacía inmóvil en el suelo.