Recuerdo del primer mensaje :

Holaa ~~ Las presentaciones no se me dan bien. Me he decidido a publicar mi fic en el que he puesto muchos sentimientos propios que quería reflejar. Espero que les guste y así poder continuarlo. Intentaré publicar lo más seguido posible ya que sé como se siente eso de esperar y quedarte con la intriga. Personalmente me gusta hacerlo en mis fics, pero soy buena persona y haré lo posible. ^3^

Titulo: Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Autor:  ~ Lady Akari ~
Género: Drama, romántico, lemon.
Parejas: 2min, JongKey y otros.
Personajes:  Jonghyun, Key, Onew, Minho, Taemin, Kai y puede que alguno más. Los iré añadiendo
Nota: Este fic lo estoy publicando en otros foros también.




Ya era la hora. El destino lo había decidido. Como en un puzzle cuyas piezas no encajan porque están mal colocadas. Ya era la hora de poner cada pieza en su lugar. Ellos estaban destinados a caminar es una misma dirección, por un solo camino. Ni en sus sueños más locos pensarían que es lo que el futuro les tenía preparado.





Capítulo 1:


La luz temprana del amanecer acompañada de la suave brisa, acariciaba su frágil y bello rostro. Sus ojos vagaban en su propio recuerdo. ¿Cambiarían las cosas? El sentimiento que aquejaban en su pecho lo había acompañado todos estos años. Le dolía. Seguía inmerso en sus pensamientos hasta que una voz familiar lo hizo volver:

- Hyung, ¿no es muy temprano para estar despierto? –preguntó la persona que había interrumpido sus pensamientos.
- ¿Y tú qué? –contestó molesto.
- Voy al instituto hyung. Tú… deberías volver a clases.
- ¿Vas a seguir insistiendo? Ya te dije que no te metieras en mi vida.
- Pero…
- ¡¿Qué?! – Lo miró desafiante
- Somos amigos…por eso me preocupo por ti hyung –dijo agachando la cabeza.
- ¿Amigos? Eres muy ingenuo –el mayor se levantó del muro desde donde había estado observando el tranquilo amanecer de la cuidad y se dispuso a bajar las escaleras.
- ¡Hyung espera! -le cogió del brazo- aunque tú no lo aceptes somos amigos y quieras o no, seguiré preocupándome por ti.
- Tss idiota –espetó ante la confianza que derrochaba la mirada del más pequeño.

Al bajar las escaleras se volvió a adentrar en aquel pequeño almacén convertido en una especie de casa dónde se encontraban otros chicos. No es que fuera un lugar totalmente legal pues vivían al margen de todos y de todo. Unos cuantos sillones, dos baños, algunas habitaciones que solo disponían los más antiguos del lugar, entre los cuales se encontraba él. A las paredes no le faltaban sus dibujos sin sentidos y para gusto de unos pocos, restos de muebles, barras de hierro y no tenían luz, así que cada uno se las apañaba como podía. Cada cual iba a lo suyo, pero en el fondo, todos tenía algo en común. Cada uno tenía su historia, cargaban con su pasado y con la monotonía del presente. ¿Qué importaba el futuro?

Se dirigió a su habitación, bueno si se le podía llamar así. Se sentó en su cama deshecha. Frunció el ceño al sentir un fuerte olor a alcohol que se había colado con él. Otra vez venían de resaca. Justo cuando iba a cerrar los ojos oyó un ruido. Molesto, se volvió a incorporar y se dirigió al centro del almacén dónde se encontraban todos. Al parecer se estaban divirtiendo con alguien:

- ¿Otra vez por aquí, renacuajo? –se reía el más alto.
- ¿Viniste otra vez a ver a tu amigo? –le decía uno más tranquilo.
- Sí y ya me voy –intentó emprender la marcha, pero uno se lo impidió.
- ¿Tan rápido te vas? –le agarraban.

El pequeño permanecía quieto, aunque no lo reflejaba estaba un poco asustado, puesto que solo lo trataban así cuando esta gente estaba ebria, así que no sabía como iban a reaccionar. De pronto sintió como alguien le tocaba la cintura. Intentó soltarse del agarre, pero su fuerza no era suficiente. Otras manos empezaron a colarse por su camiseta y empezaban a tocarlo con deseo. Unas lágrimas de impotencia empezaban a asomarse.

Él sabía que la escena que estaba presenciando no acabaría sin heridos:

- Si me dejara en paz de una vez no le pasarían estas cosas, solo sabe meterse en líos –pensó para si mismo harto de que aquella persona cabezota viniera todas las semanas.

Se dirigió al círculo formado por los demás y liberó al pequeño:

- ¡Ya basta! – empujó a los demás

Lo cogió de la camiseta y lo sacó de allí:

- G-gracias hyung –dijo limpiándose las pocas lágrimas que se le habían escapado.
- ¡Cállate! Lo que tienes que hacer es dejarme en paz y no volver más. La próxima vez dejaré que te violen.
- No lo hará hyung –embozó una pequeña sonrisa- tú no eres así.

Esa actitud del menor le repateaban en lo más hondo. ¿Por qué seguía viniendo a verlo? Cualquier persona normal no se le hubiera ni acercado. De todas formas, no necesitaba a nadie. No necesitaba la compañía de nadie. Estaba acostumbrado a la soledad y cuidaba de si mismo. Aunque a veces, no también como tendría que hacerlo:

- Desaparece de mi vista ya, Kai –le dijo seriamente.
- Adiós hyung, hasta mañana –le dedicó una sonrisa y salió corriendo antes de darle tiempo a reprocharle algo más.
- ¡No! –gritó el mayor con la esperanza de que le hiciera caso.

~~~~~~

El castaño puso rumbo al instituto. Era su primer día después de las vacaciones, pero rogaba que este año su hyung volviera a la universidad. Aunque él lo tratara con las peores formas, no quitaba el hecho de que él lo quería como un hermano mayor. Él sabía mejor que nadie el pasado que llevaba como su sombra permanente. Cada vez que le preguntaba algo sobre él, este enseguida lo echaba a patadas como lo hacía habitualmente, no contestaba o simplemente lo amenazaba. Pero no se rendía y seguía buscando la respuesta a su pregunta. Entre pensamiento y pensamiento ya había llegado.

- Se acabó lo bueno –suspiró y entró.

~~~~~~

En una de las calles más lujosas de la cuidad, un joven celebraba una batalla campal en su cabeza. ¿Estaría bien mentir a sus padres? Le obligaban a estudiar algo que no le gustaban y a pesar de haber intentado negociar con sus padres, estos nos había cambiado su negativa:

Flash back

- Madre, por favor. Tú sabes que es lo que quiero estudiar. No me obligues a esto –le rogaba a su madre.
- Hijo, sabes que esto no es decisión mía, sino de tu padre –su madre le comprendía pero poco podía hacer.

Su padre hizo presencia tras cerrar la puerta de su despacho:

- Minho, no se hablará más del tema. Estudiarás economía. Tendrás que llevar mi imperio algún día y tienes que estar preparado. Y ahora prepárense que esta tarde tenemos la invitación a la fiesta de bienvenida de mi mayor socio.

Fin Flash back

En cierta parte comprendía a su padre pues todo lo que había conseguido gracias a su esfuerzo, quería que su hijo lo mantuviera en el futuro. Una de las familias más ricas de la ciudad. Su madre diseñadora de renombre, acostumbrado a ver a numerosos modelos, famosos, personas importantes… probándose los diseños de su madre en el amplio salón de trabajo, ubicado en su propia casa. Bueno casa, la envidia de todo el mundo. Su padre, uno de los mayores empresarios del país. Su vida consistía en toda clase de lujos y privilegios, pero no se había dejado llevar. Desde niño siempre fue alguien muy dulce y cariñoso.

Pero ahora vivía en un bucle de pequeñas mentiras. Llevaba 3 años estudiando en la universidad. Pero claro, no en la que su padre quería y mucho menos estudiando lo que le exigía. Asistía a la única universidad especializada en arte. Había conseguido ocultarlo muy bien hasta ahora y rogaba desesperadamente que su mentira no viera la luz nunca.

Después de desayunar, se despidió de sus padres y se fue a clases. Aun teniendo coche propio, tenía la manía de ir caminando. ¿Su argumento?
Disfrutaba del ejercicio mañanero y le gustaba disfrutar de la ciudad por la mañana. Tampoco quería que los otros alumnos supieran de su situación económica ya que no era una universidad especialmente cara.

Miró el reloj y se apresuró antes de que comenzaran las clases. No quería llegar tarde el primer día.

~~~~~~~

Aún medio dormido, alcanzaba a escuchar el ruido de su madre lavando los platos. Siempre la misma rutina. Su madre se levantaba a las 4 y media para preparar su humilde cafetería. Negocio que los mantenía económicamente. Ella trabajaba mucho, demasiado para su gusto, pero lo que más le molestaba era que su madre no lo dejara ayudarla. El tenía que ocuparse de su formación. No quería que su más preciado tesoro estuviera cargando con algo que no era su responsabilidad.

De repente sintió unas dulces manos acariciando su rostro:

- Hijo –le dijo suavemente- se te va a hacer tarde el primer día.

El moreno se desperezó y se incorporó cuando su madre salió de la habitación:

- Qué pereza más grande –dijo entre bostezos.

Se dirigió a la ducha tras coger la ropa. Al cabo de 10 minutos se encontraba desayunando en la cafetería de su madre debajo de su casa:

- Omma, ¿qué hora es?
- Son las ocho menos diez –dijo su madre preocupada.
- ¡mie**a llegaré tarde! Adiós omma.
- Ten cuidado y diviértete.

Y se dirigió a toda prisa a la universidad. Esperaba no llegar tarde, no el primer día.

~~~~~~


Ya era la hora. Todos estaban en el salón central. El típico discurso de todos los años daba comienzo a lo que sería otro año más. Presencia casi obligatoria, pues el reparto de las clases era dicho. El primer día solo consistía en eso. Los nuevos alumnos se pasan el día visitando las instalaciones. Los ya conocidos, se iban o simplemente pasaban el día con los amigos contándose lo que habían hecho durante el verano:


- Tenemos mucha suerte.
- Sí, llevamos 3 años en la misma clase.
- Mejor, no sé qué haría si no estuvieras en clase. Me aburriría mucho.
- ¡Está claro! No puedes vivir sin mí –dijo con aires de superioridad.
- Ay Key no tienes remedio – negó con la cabeza.
- Por cierto de vuelta a casa tenemos que hacer la compra.
- ¡Es verdad! Si no moriremos de hambre y no podemos olvidarnos del pollo.
- Tú si que no tienes remedio –dijo entre risas.
- ¿Yo por qué?
- Nada déjalo –dijo el rubio suspirando.

~~~~~~

- Otra vez llegando tarde –sonreía al ver a su mejor amigo.
- Esta vez solo fueron 5 minutos –decía intentando recuperar el aliento.
- Tarde es tarde, querido amigo –bromeaba el alto.
- ¡Oye! Que el año pasado llegué una hora después, me he superado –decía orgulloso de su gran logro.
- Será mejor que nos demos prisa o cerrarán la puerta para la presentación.
- Sí vamos.

Y se perdieron tras la enorme puerta de la universidad.


- Esta vez nos tocó juntos –susurraba el moreno para no molestar a los demás estudiantes.
- Sí, ya era hora –contestó del mismo modo.

La tutora que llevaría su clase seguía nombrando a sus próximos alumnos cuando escucharon uno en concreto:

- Jajaja parece que este año va a hacer divertido –reía por lo bajo el más alto.
- No tiene gracia Minho –decía fulminándolo con la mirada.

Cuando acabó la presentación uno de ellos no parecía para nada contento, mientras que el otro parecía divertirle la situación de su amigo:

- No puedo creer que ese chico vaya a estar en la misma clase.
- No montes un drama Jonghyun, tampoco es el fin del mundo.
- ¡Sí lo es! No puedo ni verlo. Con la cantidad de alumnos que hay y me toca con él. Tengo una suerte que me la piso.
- Gracias por la parte que me toca –decía bromeando.
- No seas tonto –le sonreía.
- Bueno, pues deja ya de darle vueltas, me estás pegando tu mal humor.
- Pero es qu…
- ¡Se acabó! –interrumpió a su amigo.
- Está bien –dijo resignado.
- Por cierto, ¿aceptarás mi invitación para la celebración te esta noche? –preguntó el alto.
- Sí, ya lo hablé con mi madre, pero, ¿qué celebran tus padres esta vez?
- Al parecer a mi padre le salió bien un negocio. Cómo siga así, el castillo será más grande –dijo algo molesto.
- Tranquilo Príncipe Choi, yo seguiré siendo tu fiel caballero –animó a su amigo jugando con su metáfora.
- ¡Vete al carajo Jonghyun! – dijo empujándolo por el brazo.
- Vamos Minho, no seas malo –se reía el más bajo.

El sabía la situación en la que se encontraba Minho pues en muchas ocasiones le había ayudado a ocultar su mentira. Él había tenido suerte en ese aspecto. Su madre siempre lo apoyaba en sus sueños y aceptaba las decisiones que el tomaba. Por eso no había tenido ningún problema en que asistiera a la universidad de arte. Compartía sus sueños con su mejor amigo, pero él no lo tenía tan fácil. Vivía envuelto en una pequeña mentira que cada vez hacía un bulto más grande. Esta noche tendrían que tener cuidado pues posiblemente uno de los temas de conversación de sus padres sería la universidad.

La jornada había terminado. Cada uno se dirigía a su casa, pues mañana comenzarían en serio las clases.

- Adiós Minho, nos vemos esta noche.
- Sí, nos vemos. No llegues tarde –sonreía.
- Muy gracioso –le correspondía – no te preocupes. Allí estaré.

~~~~~~

- Llevamos 30 minutos en el baño, date prisa –se quejaba el mayor.
- Y deberías agradecérmelo. Me estoy dando prisa.
- Ya claro, vamos a comprar antes de que cierren.
- Ya estoy, vamos.

Salieron del baño y se dirigieron a la salida de la universidad.

Tenían la sensación de que este año sería diferente. Todo cambiaría a partir de ahora. El juego comenzaba. Solo quedaba esperar puesto que la estrategia ya estaba en marcha.

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Espero que les haya gustado. Acepto todo lo sólido que me quieran tirar <3

¡Hola! :D Siento mi tardanza de nuevo, pero he estado de exámenes de nuevo (como no) pero ahora que tengo una semana de vacaciones intentaré actualizar todo ^^ Antes de dejarles leer les pido que le den amor a mi adaptación aunque no sea de vuestro agrado xD y a mi colaboración bajo el nombre de Dongmaeng aunque sea un poco extraña ^3^ Gracias :3

Capítulo 63:

Capítulo 64:


Ya habían pasado varios días desde que el castaño había llegado al almacén. Aún seguía y parecía que iba para largo. Ignoraba cualquier cosa del exterior, había apagado el móvil debido a las continuas llamadas de las cuales ni se molestó en mirar el nombre:

- Hyung, ¿puedo pasar? –preguntaba el más pequeño del grupo.
- Sí.

El ruido de la puerta abrirse llegó hasta sus oídos. Se encontraba tumbado en la cama con los ojos cerrados, intentando despejar su mente. ¿Había funcionado? Para nada:

- Hyung, hyung, hyung –se acercó el menor.- ¿Cómo estás? Hace mucho que no nos vemos, desde que me fui –sonó triste al decir eso último.
- Baja la voz por favor –le suplicó posando su mano sobre la cabeza del menor.
- ¿Qué te ocurre? –apoyó ambas manos sobre la cama.
- ¿Qué tal te va en tu nueva casa?
- Muy bien hyung, mis padres son geniales, pero os hecho mucho de menos.
- Tienes que olvidarte de todo esto. Ahora tienes una nueva vida, no es necesario que regreses.
- No es una nueva vida hyung, es la misma. Si fuera una nueva, no seguiría sintiéndome así. Jamás podré olvidar mi pasado y sé que tú me entiendes. –sonrió.
- Que cabezota sois.
- ¿No será que tú lo eres? –rio divertido.
- Soy todo lo que tú quieras que sea.
- ¿Y el autoestima hyung?
- Nunca he tenido, deberías saberlo.
- Ay hyung –suspiró- bueno me tengo que ir ya. Cualquier cosa, solo tienes que llamarme, ¿sí?
- Mmm… -gruñó.
- Bueno hyung, cuídate. –le besó en la mejilla fugazmente.
- ¡Oye!

La risita divertida del menor se oyó por fuera:

- ¡Adiós! –se despidió desde abajo.

El castaño suspiró pesadamente y volvió cerrar los ojos, pero la verdad es que estaba cansado de estar echado ahí. Miró de reojo hacia la ventana y observó cómo la noche ya había cubierto la ciudad. Se levantó y se acercó a esta. No había casi gente circulando, podría quizá dar un paseo. Optó por eso así que bajó silenciosamente las escaleras y fijando rumbo desconocido, comenzó a caminar.

Sin haber sido consciente, acabó en el mismo parque te siempre. El mismo banco, el mismo lago, la misma luna sobre el cielo que parecía culparlo de algo. Se quedó pensativo por un momento hasta que algo interrumpió sus pensamientos. Otra vez…

- ¡Taemin! –gritaba una voz femenina.

El pelilargo giró su cabeza en dirección a la voz que lo acababa de llamar, observando como esas personas, que conocía perfectamente, se acercaban apresurados a su encuentro:

- Taemin… -se paró Seohyun intentando recuperar el aire.- ¿Dónde está Minho? –el resto del grupo se acercó.
- No sé. –se encogió de hombros.

La profesora abrió los ojos:

- Taemin, por favor, dinos –habló el más bajo de todos.
- Hyung… -susurró Kai.
- Tae –habló de nuevo la profesora.- Minho no ha venido a clase desde hace casi una semana.
- Tampoco contesta al teléfono y hemos ido a su casa y no había nadie –añadió el rubio.

El castaño abrió los ojos de par en par. Su corazón pareció detenerse ante la reciente noticia. No lo habían visto… No daba señales de vida, no podía ser. Se quedó en un leve estado de shock, quizá…aquella noche…

- Tae, ¿sabes algo de él?
- Yo…no lo sé… -agachó la mirada.
- ¿Estás seguro?
- Yo me…tengo que ir –dijo levantándose y desapareciendo con paso apresurado

No supo por qué, pero una creciente necesidad de verlo de nuevo se apoderó de él. Su presentimiento quizá hubiera sido real, ¿podría estar en lo cierto entonces? Tenía que comprobarlo, tenía que hacerlo ya.

Regresó con rapidez al almacén, tenía que preparar algunas cosas. Tenía la certeza de que si había ocurrido algo había sido culpa del padre:

- Esa basura…-apretó el puño conteniéndose.

Cogió lo que pensó que le haría falta, aunque no estaba seguro de poder entrar y salir de allí como si nada. Se sentó en el sillón que se encontraba cerca de la puerta, cerró los ojos y respiró hondo:

- Taemin, ¿en qué piensas? –cuestionó al verlo de esa forma.
- Nada, me voy –dijo levantándose.
- Quieto ahí –le agarró del brazo.
- Suéltame, tengo prisa –intentó zafarse.
- Tú no vas a ningún lado. Sé que estabas planeando algo, y no te dejaré hacerlo solo.
- Esto no tiene nada que ver contigo, son mis asuntos.
- Sí, tienes razón –añadió otro saliendo desde su cuarto.
- Pero tus asuntos, son nuestros asuntos –apareció otro guiñándole el ojo.
- No dejaremos que lo hagas tú solo, conociéndote seguro que es peligroso –soltó una pequeña risita.
- Chicos…
- Venga vamos, ¿a dónde hay que ir?

El castaño pestañeó un par de veces volviendo a la situación de emergencia, tragó duramente:

- A la mansión de los Choi.
Los chicos abrieron los ojos sorprendidos:

- ¿Qué se te ha perdido ahí?
- Una persona…que es importante para mí. –dirigió su vista al suelo. Lo había dicho.
- Entonces no hay más que hablar.

Y así los cuatro se dirigieron hacia el lugar antes mencionado con rapidez:

- ¿Tienes algún plan?
- La verdad es que no, como pensaba ir solo, pues la idea era entrar hasta que me descubrieran. –sonrió de lado. Era un suicidio y lo sabía.
- Eres un imprudente, cómo siempre.
- En realidad era la única opción –dijo otro.
- Bueno, pero ahora que somos cuatro, será más sencillo –concluyó el castaño
- Sí, solo tenemos que burlar la seguridad. Será fácil –sonrió uno.
- Vamos allá –dijeron a tan solo pocos metros de la gran mansión.

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Abrió los ojos lentamente, sintiendo como el cuerpo le dolía entero. La oscuridad lo envolvía y tan solo una pequeña luz atravesaba la ventana. La luz de la luna. La humedad del lugar atravesaba sin piedad su desnudo pecho lleno de heridas. Luchaba por mantener los ojos abiertos, pero no le quedaba energía.

Estaba demasiado cansado, no había comido nada, hacía días que no respiraba aire puro y la rabia, la tristeza, la impotencia de su vida…lo atacaba. Las saladas lágrimas no tardaron en mojar su rostro. Totalmente fuera de sí, sentía que le quedaba poco. Justo cuando sus ojos volvían a cerrarse oyó un ruido.

Su cuerpo se tensó, no aguantaría otra vez lo mismo, su cuerpo ya no resistiría a los golpes. Unos pequeños pasos se acercaban apresurados. El miedo lo invadió cuando se dio cuenta de que se había parado justo enfrente. Otro ruido proveniente de la puerta, uno incesante hasta que pon fin se abrió dándole de lleno la luz que entraba del pasillo. Una delgada silueta se contorneaba oscura:

- Minho…

Su voz…su dulce voz. Pensó que jamás la volvería a escuchar:

- Minho, ¿estás bien?
- Tae… -intentó articular.

El menor estaba preocupado. Se acercó hasta él y se puso a su altura. Le tocó la mejilla suavemente:
- Minho estás ardiendo –abrió los ojos.- y…tu…cuerpo sangra…

Se le quebró la voz. Unas pequeñas lágrimas asomaron por sus ojos al darse cuenta del estado en el que se encontraba el alto. Esto era culpa suya, si tan solo esa noche lo hubiera detenido, si su estúpido orgullo no le hubiera impedido decir que lo quería a su lado…

Lloraba impotente ante la dolorosa imagen:

- Minho, te sacaré de aquí ahora.
- No Tae…vete tú, sal tú de aquí. Este es mi lugar.

Lo habían atormentado psicológicamente:

- Tu no perteneces a este mundo Minho, no eres como ellos… tu lugar no es este, por eso he venido a buscarte.
- Yo me merezco esto…
- ¡No! Cállate idiota –le dolía que dijese eso, Minho no podía decir esas cosas.- vamos.

El menor intentó levantarlo y lo cargó a su espalda con mucho esfuerzo. Él tampoco estaba en las mejores condiciones. Con la mayor rapidez posible consiguieron salir de la habitación:

- Tae, ¿es él?
- Sí, vamos tenemos que salir de aquí.

Volvieron a ponerse en marcha. El castaño sentía la débil respiración del alto en su cuello:

- Minho, aguanta por favor.
- Tae, déjame aquí. Si mi padre te pilla, no dudará en matarte.
- ¿Crees que si me importara morir hubiera venido?
- Taemin…
- Saldremos de aquí, te lo prometo.

El castaño siguió el rumbo junto a los otros tres. Aquello les parecía más largo que nunca. Pasillos, pasillos, esquinas, habitaciones….

Habían descubierto una parte secreta de la mansión, algo más profundo que un sótano y la verdad es que estaban tardando en salir. De repente, sonó la alarma de la casa. Todos los presentes se asustaron, pero ninguno detuvo su carrera:

- Chicos seguid vosotros –dijo uno de ellos.
- ¿Estás loco? ¿A dónde vas?
- La alarma acaba de saltar, no saldremos de aquí con vida si nos aferramos a correr. Hay que hacer algo y lo haré yo. Así que me separo en esta esquina.
- ¡Espera! ¡No es seguro que tú sobrevivas si lo haces! –gritó el castaño.
- Eso no es lo importante, estamos para protegerte. –sonrió.
- No seas idiota.
- Nos vemos Tae.
- ¡Per-
- Déjalo, él tiene razón, lo importante es que salgas de aquí tú.
- ¿Por qué os empeñáis en eso? Yo no soy nada.
- Sí lo eres, para nosotros eres nuestro líder, tú nos salvaste, sin quererlo nos has cuidado y por eso, te debemos la vida.
- No sean así.
- No cambiaremos. –le sonrió también.
- Desde luego que no. –suspiró.

Siguieron corriendo hasta llegar casi a la primera planta. Atravesaron algunos pasillos más y junto cuando entraron al salón principal, vislumbrando la puerta, un gruido hizo eco en la enorme sala:

- No den ni un paso más. –su padre. ¡¿Qué crees que estás haciendo maldito demonio?!
- Tae… -suéltame.
- No Minho, no lo haré.
- ¡Cállense! –gritó sacando una pistola y apuntándolos.

El alto abrió los ojos ante el acto, entonces no le importaba. Apuntar a su hijo y no sentir ni el más mínimo remordimiento:

- Escuchadme –le dijo el castaño a sus dos compañeros.- Quiero que lo cojáis a él y salgáis de aquí.
- Ni se te ocurra Taemin. –advirtió Minho.
- Te prometí que te sacaría y si para eso hay que pagar un precio, lo haré.
- No –lo miraron los otros.- entonces el sacrificio de nuestro amigo será en vano. No permitiremos que lo hagas, solo hay que ganar tiempo. Yo confío en él, sé qué hará algo y nos ayudará.
- No tenemos tiempo, nos está apuntando con el arma, si dispara estaremos muertos, ¿no lo entendéis?
- Entonces los primeros en morir seremos nosotros –dijeron seguros de sí mismos.
- Ya estamos otra vez con esas.
- ¡No abráis vuestra maldita boca!
- ¿Vas a dispararle? –preguntó el pelilargo.- ¿A tu hijo? ¿En serio? –pregunta estúpida viendo de lo que era capaz de llegar.
- Si me hubiera hecho caso, no estaría en esta situación.
- Sí tal vez…si tal solo le hubieras dedicado un poco de tiempo a tu hijo…sería diferente.
- ¿Y tú de qué me vas a hablar de familia si mataste a la tuya?
- ¡Cállate! –le gritó su hijo.- no vuelvas a decirle eso nunca más.

El pelilargo tembló un poco:

- No importa Minho, déjalo.
- No permitiré que te hable de esa manera.
- Eso no es lo importante ahora.
- Sí lo es, si te hace daño.
- Minho…
- ¡He dicho que se callen! –disparó al aire.

Justo cuando la esperanza de todos había disminuido considerablemente, la alarma volvió a sonar estruendosamente. El calor aumentó considerablemente en la casa y los cristales estallaron inexplicablemente, finalmente la luz desapareció. Ellos lo entendieron, era él, así que aprovecharon y salieron corriendo fuera de la casa. Justo cuando iban por el jardín, la puerta de la mansión se cerró oyéndose los insultos por parte del hombre que parecía no poder abrirla, pero no se quedaron para averiguar si lo había conseguido o no.

Siguieron corriendo con todas sus fuerzas aun después de haber abandonado aquel territorio. Llegaron por fin al almacén y cerraron la puerta. Es lo que intentaban recuperar sus respiraciones, el pelilargo bajó al alto pro fin:

- Tae… -le susurró.
- ¿Qué? –se giró mirándolo.
- Gracias –le sonrió dulcemente.

Lo siguiente fue que el alto perdió la conciencia siendo sujetado por los reflejos de los otros dos que estaban allí:

- ¡Minho!
- Lo llevaremos a tu habitación Tae. Le diré a alguno de los chicos que revise.
- Yo voy también.
- No, tú quédate aquí. Tenemos que revisarte, recibiste agunos golpes importantes en zonas delicadas de tu cuerpo durante la entrada, así que siéntate ahí –le indicó el sillón que horas antes había presenciado su partida.

Sin poder objetar nada más, se sentó derrotado:

- Minho…

¡Hi! Siento la tardanza de verdad, pero las cosas se me liaron un poco y no pude hacer más U_U Pero aquí les dejo el cap. por fin :3

Capítulo 64:

Capítulo 65:


Subió las escaleras con pesadez hasta el piso de arriba, dirigiéndose a su habitación, donde se encontraba él. Abrió la puerta de manera silenciosa y sus ojos se posaron fugaces en aquel joven que yacía tumbado en su cama. Una parte de su ser respiró aliviado por fin. Entró, cerrando la puerta de nuevo y sentándose en una silla en frente de la cama.

Se sentía culpable, mucho. Tal vez, si él no lo hubiera conocido esto no hubiera pasado, pero...había otros sentimientos que lo rondaban. Unos de protección, ese era solo el comienzo y él lo conocía bastante bien. Después de todo, ellos dos eran iguales, solo que el alto apenas empezaba a cruzar el puente y el castaño ya hacía rato que estaba en el otro lado.

Había evitado por todos los medios que lo cruzara, no quería que lo acompañara, no en ese lado del puente, pero ahora…ya era tarde, ahora solo podía intentar que el paso no se rompiera, para poder ponerlo a salvo. Su mano se posó suavemente en su frente, notando como la fiebre disminuía. La deslizó acariciando sus definidos rasgos hasta llegar a sus labios esponjosos y de forma peculiar. No supo por qué, pero se quedó un rato observándolos, perdido en ellos. Los delineó con su dedo índice y continuó su recorrido descendiendo por su brazo hasta posar su mano en la del alto.

Así era la forma en la que se sentía bien, a su lado, por alguna extraña razón, pero a su lado. Poco a poco sus ojos también se fueron cerrando hasta caer profundamente dormido.

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- En serio, este niño me va a matar un día de estos –decía mientras daba vueltas desesperada en el salón de su piso.
- Tranquila Seohyun, intenta calmarte.
- ¿Cómo quieres que me calme? Se lo dije claramente, y no escuchó mis advertencias.
- Yo creo que sí que lo hizo.
- ¿Qué? –se paró por primera vez en toda la noche.- ¿A qué te refieres?
- El pequeño está bien, eso significa que lo sacó de allí, aun a costa de su vida.
- Supongo que tienes razón, pero ellos son como un pack. Tienen que ir juntos, no hay uno sin el otro, ¿entiendes? –volvió a desesperarse.
- Sé por qué lo dices –sonrió.- yo también me he dado cuenta, ¿sabes?
- ¿Sí? –se le contagió el gesto.- ¿No son adorables?
- Lo son –rio.- No te preocupes tanto por Minho, yo sé que Tae no permitirá que le pase nada. En el fondo ambos han madurado.
- Sí, también sé que los dos pueden cometer auténticas locuras. Son tal para cual –suspiró derrotada cayendo en la silla que horas antes había ocupado.
- Tenemos que solucionar todo esto antes de que sea tarde, para todos.
- Lo sé lo sé, pero ese hombre es muy difícil de pillar, necesitamos más ayuda…

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Una fuerte punzada lo atacó. Sus ojos se abrieron lentamente intentando enfocar lo que veía. Le dolía todo el cuerpo y la cabeza terriblemente, pero sentía un roce cálido en su mano. Ladeó la cabeza, mirando a su costado y logró visualizar la tierna imagen del castaño. Se encontraba dormido con su cabeza apoyada en una de sus rodillas que era sujetada por la mano libre y la otra, lo agarraba a él.

Se rodó un poco y estiró su otro brazo hasta acariciarle sus largos cabellos castaños. De repente, observó cómo los ojos de él, se abrían con parsimonia, con recelo:

- Min-ho –su corazón sonrió.- ¿Cómo te encuentras? –se acercó sujetando su mano.
- Ahora que estamos aquí bien –dijo con un desdén en sus ojos.

Se notaba de lejos que no lo estaba, estaba roto. Su corazón había sido fragmentado y toda su vida hasta ahora se había perdido en la lejanía de sus recuerdos, los que, hasta no hace mucho, habían sido su presente:

- No me mientas. Sé que te duele y se te nota. Te duele mucho y sientes que todo hasta ahora no ha valido para nada, sientes unas terribles ganas de desaparecer, ¿verdad?
- Tae… ¿por qué? –susurró- ¿Por qué es de esta manera? –sus ojos amenazaban con humedecerse.

La misma pregunta, el mismo tono y el mismo sufrimiento que en su día le pasó:

- No lo sé Minho, simplemente es así. Creemos ciegamente en nuestra realidad y nunca pensamos en que un día puede dejar de serlo. Esa confianza, nuestra alegría, nuestros sentimiento en general, son destruidos, pisoteados de manera cruel, sin importar lo importantes que hayan sido, lo profundos que llegaron a ser, sin tener piedad ninguna.
- Es m-uy du-ro, ¿ver-dad? –sus ojos pestañearon dando paso a las lágrimas.

Sus grandes y hermosos ojos lloraban por la injusticia y a él, le dolía verlo así. Sin darse cuenta, le había cogido cariño a su sonrisa y ahora verlo llorando le partía en dos. Quería hacer desaparecer su dolor, pero sabía que era algo con lo que tendría que vivir para el resto de su vida, como él:

- Lo es, es muy doloroso, pero, por favor, no te rompas. Yo sé que eres fuerte y confío en que puedas seguir y superar todo esto. Hacer una nueva vida, olvidarte de lo que una vez te hizo daño. Volver a sonreír. Hazlo, no pierdas tu sonrisa.
- Tae-min, tú también lo eres, ¿por qué no lo has hecho?

El castaño negó con la cabeza:

- Yo no lo soy –melancolía en sus ojos- soy débil, yo no pude, ni puedo. Solo lo evito, sea lo que sea, lo evito, pero tú sí puedes enfrentarte.
- No lo eres –le acarició la mano con una pequeña sonrisa- eres muy valiente. Aunque no lo creas, lo eres. Te has enfrentado tú solo y has logrado llegar hasta aquí, pero…-las lágrimas hacían su cometido- has dejado muchas cosas atrás, cosas muy valiosas que tú escondes. Y yo quiero desenterrarlas, quiero ver al auténtico Taemin.
- Nunca existió, soy la misma persona. Antes no había ninguno, siempre ha habido el que soy ahora.
- Mientes, lo que pasa es que simplemente no quieres que nadie pegue los trozos de tus sentimientos porque tienes miedo a que se vuelvan a romper.
- Es muy difícil arreglarlo, pienso que nunca tuve…no lo recuerdo bien –agachó su mirada perdido.
- Pues yo lucharé por los dos –sonrió.
- No seas idiota, no necesito que nadie luche por mí –dijo con la intención de levantarse, pero su mano lo sujetó firmemente por la muñeca.
- Luchar por mí implica hacerlo por ti también, porque es lo que quiero. ¿Sabes? –una sonrisa nostálgica- En realidad te debo mucho.
- ¿A mí por qué? –lo volvió a mirar.
- Por aparecer en mi vida –le sonrió.
- Minho…yo…
- Taemin, no te vayas –tiró de su brazo logrando que se sentara en la cama-. No me dejes solo, yo…quiero estar contigo –lo abrazó por la cintura.

El castaño iba a soltarse del agarre, pero no podía. De él no podía, o tal vez, su corazón no quería luchar, sentía en sus brazos la cura. Poco a poco fue recostado en la cama, a su lado. El pelilargo se giró quedando de frente a él, mirando a sus ojos:

- Yo…no quiero irme –susurró.
- Pues entonces –lo rodeó con sus brazos atrayéndolo a su pecho- quédate conmigo…

Taemin cerró los ojos sintiendo su contacto, su aroma, su perfecta voz inundarlo completamente. Se acurrucó en su pecho amoldándose a la perfección:

- Minho…gracias –dijo a punto de caer en un profundo sueño.
- Duerme mi pequeño y gracias a ti –le besó la frente de manera tierna.

~~~~

Uno de los habitantes del lugar subió las escaleras topándose con la puerta de su habitación. La abrió con cuidado buscándolo:

- ¿Tae...?

Su cometido se vio interrumpido por la tierna escena que sus ojos presenciaban. Una sonrisa se dibujó en sus labios al verlos durmiendo juntos. Entró con cuidado y apagó la luz, dándoles un último vistazo antes de volver a cerrar la puerta:

- Ya era hora Taemin, ¿a qué se siente bien? –sonrió de lado.

~~~~

La rutina volvía a comenzar, aunque cada vez, las cosas eran más diferentes. El moreno tocó con cuidado en la puerta:

- Pase –dijo ella.
- Buenos días.
- ¡Oh! Jonghyun, pasa y cierra la puerta.

El bajo obedeció y tras cerrar lo indicado, se acercó a la mesa donde se encontraba ella:

- Puedes sentarte –le ofreció amable- dime.
- Quería preguntarte si al final… sabías algo de Minho.

Ella suspiró triste, él también lo estaba:

- No, lo siento. Aún no sé nada, pero creo que esté donde esté, se encuentra bien.
- ¿Por qué lo crees? –preguntó curioso.
- Siento que está protegido, eso es todo –le sonrió confiada.
- Bueno, si sabes algo me avisas, ¿vale?
- No te preocupes, lo haré sin falta.
- Gracias.
- No hay de qué y date prisa que pronto comenzaran las clases.

Tras finalizar la conversación el moreno abrió la puerta abandonando el lugar. Soltó un largo suspiro. ¿Dónde estaría su amigo? ¿Tendría Taemin algo que ver?

- ¡Jonghyun! –lo llamó una persona que reconocía perfectamente.
- Oh –sonrió- Bummie, ¿qué tal? –dijo abrazándolo.
- Te estaba buscando –hizo un puchero- ¿Qué hacías?
- Vine a hablar con la profesora.
- ¿Sobre Minho?
- Sí –desvió su mirada.
- No te preocupes amor –acunó su rostro con ternura.- Seguro que él está bien y si…por casualidad está con Taemin, no le pasará nada.
- Eso quiero pensar yo también –lo abrazó.
- Venga –le besó fugazmente en los labios- volvamos ya.

El rubio entrelazó ambas manos y se dispuso a caminar:

- Espera –le detuvo.
- ¿Qu…?

Fue interrumpido por los cálidos labios del moreno quien lo rodeó por la cintura atrayéndolo a él. Key mantenía sus manos apoyadas en el pecho de otro mientras le daba paso gustoso a la lengua de su novio, comenzando así un profundo beso, cargado de todo el amor que se tenía. Al separarse, el rubio se encontraba sonrojado por lo ocurrido:

- Eres hermoso Bummie –le sonrió.
- No me mires así –se tapó la cara sonrojándose más.

El moreno le apartó ambas manos descubriendo su rostro y le depositó un tierno beso en su frente:

- Te amo –dijo con sus tiernos ojos de cachorro.
- Yo te amo más puppy –sonrió el también.
- No, nunca –le plantó un casto beso en sus labios- yo siempre te amaré más.
- Nunca te dejaré ganar –entrelazó sus brazos alrededor de su cuello y acomodó su cabeza en su hombro.- pero gracias por amarme, Jonghyun… muchas gracias de verdad.
- No tienes que agradecerme nada, te las doy yo por dejarme amarte.
- ¿Siempre has sido tan tierno? –soltó una risita.
- No, es exclusivo para ti –le besó la mejilla.
- Eso me gusta…solo para mí.
- Siempre para ti.

De repente sonó dando comienzo a las clases. Ambos suspiraron por haberles roto el momento, pero sin remedio, se dirigieron a la clase:

- ¿Y Onew?
- Creo que llega tarde porque fue a dejar a Kai al instituto.
- Debería dejar de mimarlo tanto.
- Entiéndelo –rio.- Han sido muchos años perdidos para los dos.
- Nosotros también perdimos muchos años peleándonos –se contagió del gesto de su novio.
- Tienes razón, en realidad, ahora lo lamento.
- No lo hagas, ya está hecho. Ahora disfrutaremos el presente. –le depositó un último beso antes de entrar.

El rubio volvió a sonrojarse y rápidamente se sentó en su sitio. Levantó la vista hacia la puerta percatándose de la llegara apresurada de su mejor amigo:

- A buenas horas, señorito.
- Lo siento –rio nervioso.
- ¿Qué te pasó?
- No sabía que mi hermano fuera tan tremendamente pervertido.

El rubio abrió los ojos y se sonrojó. Hoy tenían una extraña manía de hacerlo cambiar de color:

- Prefiero no saberlo.
- Sí mejor –sonrió.

~~~~

- ¿Ya te convenciste de que tu hijo no sirve para nada? –rio.
- Aún no me lo creo, pero sí. Al parecer no resultó servir para nada.
- Bien, entonces podemos proceder con la siguiente fase de nuestro plan. Espero que con lo que les pase, no se metan a estorbar más y podamos continuar.
- Yo noto una ayuda externa –añadió otro mientras revisaba unos papeles.
- ¿Qué?
- Hay alguien que los está ayudando y parece que va en serio.
- ¿Otra rata más estorbando?
- Eso parece, sí.
- Entonces tiene que ser alguien cercano porque para conocer la situación…
- Yo me encargué personalmente de eliminarlos a todos, ¿quién puede ser?
- Eso mismo dijiste con el fracaso de tu hijo y ahí está.
- Todos murieron aquel día… aunque quizá hubo fugas –entrecerró los ojos.- Malditos insectos.

O.M.G ha pasado de todo y no he podido agradecerte por seguir pequeña este 2min esta de infarto son tan tiernos aaaahhhhhhhhh!!!! lindos. Mi bello Tae abre tu corazón deja que Minho te ayude a sanar, eso es lo más bello saber que sobreviviste para ser feliz para dejar que el te ame  :CUTE: (toda romantica)
El Jongkey no se queda atras pero siento emoción por Onkai quien lo oye cree que al pobre lo obligan a atender al pervertido de tu hermano-novio por favor que se calle y se haga el loco así  shuuu  y definitivamente al papá de Minho lo detesto provoca que llueva cuchillos solo sobre su cabeza y esa partida de miserables 
:Merong:  gracias pequeña yo sigo por aquí no me olvido de este fic aunque no comente mucho  :MUA: 

lady akari la u se roba todo mi tiempo TT.TT pero quiero que sepas que jamas me olvidare de este ficu, y aunk demore, volveré lo antes posible a retomar lectura, solo no lo avandones que me encanta tanto <333

aparto~~

ODIO al padre de Minho es un hijo de la *******   como puede ser posible que sea así con su HIJO!!! que desgraciado u.u

¡Hola! Siento la tardanza, pero tuve infinidad de problemas en medio xD Pero por fin les traigo el capítulo seis que además hasta ahora es el más largo ^^

Respuestas 65:

Capítulo 66:


Aunque hacía rato que el sol permanecía en lo alto de la ciudad, ellos dos seguían dormidos profundamente, tal y como lo hicieron de madrugada. Poco a poco el castaño fue abriendo los ojos todavía medio dormido, pudiendo observar como el alto dormía plácidamente. Se acercó más a él, si eso era posible y se recostó sobre su pecho notando los parsimoniosos latidos de él, pero que repentinamente aceleraron el ritmo.

Abrió los ojos encontrándose con una cabellera larga que reposaba bajo su vista. Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios y su mano se dirigió por instinto a ese cuerpo frágil, acariciándole así los cabellos tiernamente. Taemin sintió las suaves caricias que le daba y se aferró más a su pecho. Quería escapar de ese sentimiento, quería negarlo, jamás haberlo sentido, porque ahora tenía miedo de que nunca más lo volviera a dominar. Quería permanecer con él para siempre, esa indescriptible adicción que había desarrollado por Minho lo abrumaba, pero a la vez, lo quería. Hacía mucho tiempo que no se sentía de esa manera.

A su lado, el cielo se lograba despejar, se sentía protegido, olvidaba sus malos recuerdos que lo atormentaban exasperantemente y su profunda y cautivante voz lo apaciguaba de una forma inexplicable:

- Pequeño, ¿qué tal dormiste? –susurró.

El nombrado alzó su cabeza encontrándose con los grandes ojos del pelilargo. El alto se fijó por un momento en sus orbes oscuros. Un pequeño brillo, en lo más profundo de su ser se dejaba entrever en la oscuridad de su mirada, como un faro pidiendo permiso para alumbrar o como la luna pidiendo ayuda para brillar.

Sintió ahí la esperanza de recuperarlo:

- Tú eres el enfermo, eso debería preguntarlo yo –frunció el ceño.
- Yo dormí perfectamente –sonrió.

Él volvió a bajar la vista adquiriendo la posición inicial:

- Yo…también.
- Me alegro –le besó la coronilla.
- Minho, ¿qué harás ahora? –tenía que preguntárselo.
- No lo sé la verdad.
- Quédate aquí –casi fue una orden
- ¿Qué? –se sorprendió.
- Aquí estarás a salvo.
- Pero Tae…esta zona…
- Los chicos no son malos, ellos se encargaran de que no te pase nada y es poco probable que si tu padre te busca, logre averiguar este sitio. Por favor Minho, acepta…

Quería que aceptara, en estos momentos, no creía mejor lugar que este. Además así podría protegerlo y tenerlo vigilado:

- Está bien, me quedaré aquí. El problema ahora es que no tengo nada.
- No te preocupes por eso, yo me encargo.
- Confiaré en ti.
- No lo hagas, no confíes en mí.
- Lo hice, lo hago y lo haré siempre. Eres una de las personas en la que más confío.

El castaño soltó un suspiro:

- Minh…
- No insistas, ¿vale?
- Está bien –rodó los ojos molesto.

Un silencio para nada incómodo se formó tras eso. Simplemente disfrutaban de la compañía mutua. Pero de repente, algo acudió a la cabeza de Tae, tenía que hacer algo y casi lo había olvidado:

- Minho, tengo que ir a un sitio a hacer una cosa. No tardo –sentenció antes de levantarse de la cama.
- Espera –el castaño lo miró.- Yo quiero ir contigo.
- No, no puedes. Mejor quédate aquí. –desvió la mirada.
- Por favor, déjame acompañarte –insistió.
- Eres muy cabezota, ¿sabías? –dijo levantándose de ahí.
- Un punto en común –rio.- Me dejas, ¿verdad?
- No –lo miró de reojo.- Quédate aquí.
- Venga Tae. No seas así.
- Que no Minho.

El alto sonrió y aún sentado en la cama estiró su brazo alcanzando a agarrar al pelilargo y empujándolo de nuevo a la cama. Taemin aterrizó en el pecho de Minho que permanecía sentado y sus fuertes brazos lo rodearon sintiendo como apoyaba su cabeza en su hombro:

- Tae… -le susurró.
El castaño se estremeció:

- ¿Por qué no quieres que vaya?
- Porque… son asuntos míos –estaba aprisionado por culpa de él.
- Tus asuntos también son los míos, ¿recuerdas? Lucharé por los dos, eso fue lo que dije.
- Pero Minh…

Iba a continuar protestando pero fue interrumpido por unos cálidos labios que se posaron con delicadeza en una de sus mejillas. Un leve sonrojo acudió a sus pómulos:

- ¿Vamos? –sonrió victorioso el alto.

Un suspiro por parte del otro:

- Está bien… -se resignó.

~~~~

Había conseguido convencer al pelilargo para que lo dejara acompañarlo, pero no podía deducir bien hacia qué lugar se estaban dirigiendo. Juraría que por el camino que habían tomado se llegaba al cementerio, pero, ¿qué iba a hacer allí?

Sus sospechas se confirmaron cuando, sin pensárselo, Taemin había cruzado la entrada de aquel lúgubre sitio. Comenzaron a recorrer un camino pedregoso que marcaban las distintas direcciones que podías tomar. Una brisa gélida y un ambiente oscuro se situó sobre ellos, volviéndose denso y pesado. No supo si eran sensaciones suyas o qué, pero un ruido muy tenue se alcanzaba a escuchar, parecían lamentos aunque a menudo era gritos desgarradores. Un escalofrío lo recorrió de la cabeza a los pies y fijó su vista en el rostro de su acompañante. Su semblante había cambiado totalmente, una máscara de tristeza parecía cubrirle aquel minúsculo brillo que logró descubrir.

Tenía unas enormes ganas de abrazarlo y que fuera lo que fuera, decirle que él estaba ahí y no lo iba a dejar pues notaba que con cada paso que daban, él sufría.

De repente, desviaron su caminata fuera de aquel camino de piedras. El alto se extrañó ya que habían cogido rumbo a una colina escondida lejos de la zona central, pero no quiso preguntar.

Después de un rato caminando, no muy lejos tampoco, el pelilargo se paró casi en la cima. El alto pudo observar como delante de ellos, se situaba una lápida casi indescifrable por el pasar del tiempo y el poco cuidado. Vio como Taemin, volvió a emprender el rumbo hacía ella y cuando estuvo justo delante, se paró en seco y su mirada se clavó allí.

Minho se había quedado atrás. Tenía la sensación de que aquello formaba una parte importante de la vida íntima de él. Su expresión afligida le había permitido averiguarlo. Intentó enfocar desde su sitio, pero le costaba trabajo alcanzar a leer lo que ponía:

- …e…s…n…k…u…

Son las únicas letras que alcanzó a distinguir. ¿Quién sería? ¿Qué nombre ponía ahí? Miró a su costado impulsado por la brisa que soplaba, el atardecer ya anunciaba su pronta llegada. Había perdido el día, pero para su gusto…de las mejor de las formas, junto a él…junto a la persona que amaba.

De repente, un sollozo hizo volver su vista al frente. ¿Estaba llorando? Sus pies respondieron antes y se acercó lentamente hasta quedar junto detrás:

- Taemin…

El nombrado se giró para mirarlo y fue ahí cuando el alto se dio cuenta de que sus ojos volvían a derramar lágrimas, sus preciosos ojos inundados en lágrimas de nuevo…su corazón dolía. Estiró sus brazos rodeándolo y lo acercó a él envolviéndolo en un cálido abrazo, apretándolo contra su pecho.

El castaño lloraba incesantemente en su pecho mientras el alto le acariciaba sus cabellos con una mano y con la otra su espalda para tranquilizarlo:

- No llores, por favor… -le susurró.
- Min-ho… -pronunció entre sollozos.
- Shhh…yo estoy contigo, no llores más. Ya no estás solo.
- Duele…mu-cho –se aferró con fuerza a su pecho como si fuera a aliviar el dolor.
- Lo sé pequeño, duele demasiado… -él también lo comprendía.


Una vez que el castaño logró cesar su llanto, volvieron a emprender el camino, pero esta vez sin rumbo. Al final, acabaron en el mismo parque de siempre. Sentados en un banco frente al lago. El pelilargo se encontraba sentado a su lado apoyado en su hombro. Los dos miraban al infinito, perdidos en sus recuerdos o sus problemas cuando de pronto una voz conocida para ambos se dejó oír:

- ¡Minho! –Era su mejor amigo el que lo llamaba y venía junto a su novio.

Taemin se incorporó y el nombrado se giró en aquella dirección:
- Jonghyun…
- ¿Cómo que Jonghyun? ¿Dónde se supone que has estado?

El alto se levantó para hablar cara a cara:

- ¿Estás bien? –preguntó el rubio ahora.
- Sí, gracias Key.
- ¿Qué te pasó? –apresuró el moreno.
- ¿Podemos hablar un momento? –sugirió él.
- Claro, espérame aquí Key.

Tras asentir a la petición del más bajo, el rubio se quedó en el lugar y se percató de la presencia de Taemin en el banco, con las piernas recogidas y jugando con algo en sus manos que supuso que era hierba del césped.

Esa imagen… se le hacía familiar, ya la había visto. Un mareo lo atacó repentinamente y su vista se tornó borrosa por unos momentos. Eso ya lo había vivido, pero no conocía a Taemin hasta hace nada. ¿Entonces por qué tenía esa sensación?

- Taemin… -lo llamó en voz baja.

Este giró su cabeza hacia él y lo miró expectante:

- Sí…esto me es familiar, su rostro… -dijo para sí mismo.- ¿Qué me pasa?
- ¿Qué? –lo devolvió a la realidad la voz del otro presente.

El rubio sacudió su cabeza como intentando abandonar esos pensamientos que había tachado de locura y se sentó al lado de él:

- ¿Cómo estás? –le preguntó.
- Bien, y ¿tú? -se extrañó.
- También –sonrió.
- Ya lo veo –sonrió de lado.
- ¿Qué? –frunció el ceño.
- Jonghyun.
- ¡Ah! –se sonrojó.- Sí, al final…
- Todo salió bien –continuó él.
- Sí, gracias de nuevo.
- Ya te he dicho que no me las des.
- Pero a mí me apetece dártelas y punto.

Un suspiro. Todos se empeñaban en llevarle la contraria.

~~~~

- Esta noche deberías volver a tu casa –le dijo el alto.
- Esa es mi casa –señaló el camino por el cual llegarían al almacén.
- No, no lo es. En tu casa están tus padres esperándote, preocupados por ti.
- No me importa y no son mis padres.
- Tal vez tú no los consideres así, pero ellos velan por ti como su hijo.
- No es mi problema, yo ya se los he di…
- Tae –lo interrumpió- hazme ese favor.
- ¿Cómo?
- Vuelve a tu casa esta noche, aunque sea para decirles que estás bien.
- Está bien –rodó los ojos molesto. —pero antes llegaremos al almacén.
- De acuerdo.

Lo que verdaderamente quería el alto era preguntarle de quién era la tumba y por qué había llorado de esa manera. Estaba claro que era alguien importante, pero quería conocer su identidad, aunque no creía que fuera el momento oportuno…por ahora no y además estaba seguro de que Taemin no le contestaría. No era cuestión de romper la poca confianza que parecía haber ganado:

- ¿Y esto? –preguntó sorprendido una vez que llegaron a la habitación.
- ¿Qué pasa? –sonrió de lado.
- Estas son…
- Sí, tus cosas. Bueno lo más imprescindible.
- ¿Y qui…?
- Yo fui el afortunado –rio un chico pasando por el pasillo hacia otra habitación.
- ¿Él? Pero… ¿no estab…?
- No, estoy vivo –volvió a pasar por delante de la puerta para bajar las escaleras.
- ¿Cómo lo hiciste? –se asomó para hablarle desde arriba.
- Secreto –le guiñó el ojo.

Entre confundido y sorprendido volvió a la habitación del castaño:

- Pero… ¿cómo lo hizo?

El pelilargo se encogió de hombros divertido por la expresión del alto:

- Bueno, problema solucionado –se levantó Taemin.
- Al parecer, sí –se rascó la nuca.
- Será mejor que me vaya ya –se levantó de la cama.
- Ten mucho cuidado, ¿sí?
- No hace falta que te preocupes –puso rumbo a la puerta.
- Siempre me preocuparé por ti, así que ten cuidado –lo miró serio.
- Está bien. Bueno me voy ya –salió de la habitación.
- ¡Espera!
- ¿Qu…?

Le besó en la mejilla:

- Buenas noches –sonrió con ternura.
- Min-ho…buenas no-ches –apresuró el paso para evitar que se diera cuenta de sonrojo.

Bajó por fin las escaleras y cuando iba a abrir la puerta para salir, alguien se le adelantó:

- ¡Oh! Tae, pensé que te ibas a quedar aquí a dormir con él –frunció el ceño al verlo salir.
- Él ha insistido en que debo ver a mis padres para decirles que estoy bien.
- Vaya, ese chico me empieza a gustar más.

El castaño lo miró de reojo:

- Tranquilo –rio- solo lo digo porque necesitas a alguien que te cuide como lo hace él.
- Sé cuidarme solo –lo apartó a un lado para salir él.
- Si tú lo dices –sonrió divertido.
- Me voy –dijo comenzando a caminar.
- Bueno, nos vemos.
- Por cierto –se paró aun de espaldas.- este…
- No te preocupes, nosotros nos encargaremos de él, lo protegeremos igual que a ti.
- Y-o…mmm…gracias.

Y finalmente siguió su camino, perdiéndose en la espera oscuridad que dominaba el barrio.

:Merong: :$: Hermoooosoooooooooooo me fascina el romance, lo adoro aunque deseo que le bese esa boquita y se lo coma enterito de pies a cabeza. Todo va bien y me fascina que le lleve la contraria por que este Tae es muy dominante y tiene que aprender a dejarse querer ahhhhhhhhhh ahora si a dormir..............gracias nena Cuidate que aqui le seguimos  :HELLO: 

¡Hii! Siento el retraso de nuevo, pido perdón. Vengo rápido para traerles el nuevo capi que he podido terminar. Esta vez no podré responder vuestros comentarios, pero los he leído todos y me dan muchos ánimos, las quiero T^T Gracias por eso ^^ He tenido tan poco tiempo y tanto estrés por culpa de los exámenes que ni si quiera he podido dormir bien DD: No se si será de vuestro agrado, pero es lo que he podido hacer con tantos obstáculos, mianhe u.u



Capítulo 67:


Abrió los ojos a la misma hora de siempre, pero ahora era diferente. Giró su cabeza dándose cuenta de donde se encontraba. El almacén. No había sido un sueño, la realidad lo golpeaba. ¿Cuánto habían cambiado las cosas desde entonces? ¿Qué diría su madre? ¿Lo sabría? Todo esto había sido muy extraño, su padre…Sabía que no era la mejor persona del mundo, pero jamás se imaginó que pudiera llegar a convertirse en eso. Un largo suspiro escapó de sus labios.

De repente oyó unos pasos que se detenían en la puerta y acto seguido abrió:

- Buenos días Minho, te traigo el desayuno. Cortesía de la, ¿casa? –rio el chico que había entrado-. Cómetelo y prepárate ya, solo tienes media hora antes de que empiecen las clases.
- Yo…esto…
- ¿No vas a ir a clase? –abrió los ojos-. ¿Te encuentras bien? ¿Estás enfermo? –Se acercó tras dejar la bandeja con el desayuno.
- No –se sorprendió-. Solo que…yo, no es necesario esto. De verdad.
- Ah, que susto –suspiró de alivio-. Pensé que seguías malo. No es molestia, lo hacemos como agradecimiento.
- ¿Agradecimiento? –frunció el ceño.
- Venga venga, cómete eso y date prisa –se levantó-. Cuando salgas, solo tienes que girar a la izquierda y atravesar el parque, llegarás en menos de diez minutos.
- Vale, gracias –dijo comenzando a comer sin remedio.

Un grupo de desconocidos lo trataba mejor que su familia. Rio ante esa conclusión. Qué ironía. Una vez que terminó el desayuno y se vistió, partió hacia la universidad siguiendo las indicaciones que el simpático chico le había dicho corroborando la certeza de ellas. Le había sobrado hasta tiempo.

De repente una mano se posó en su hombro. Un tacto que reconocía:

- ¿Estás bien?
- Sí –Sonrió.
- Minho, no hace falta que aparentes ante mí. Olvida las estúpidas normas que te han inculcado.
- Jonghyun…yo…
- ¿Estás bien? –le volvió a preguntar. Esta vez clavando sus ojos en los grandes orbes de su amigo.

Minho volvió a sonreír, pero la tristeza no dejaba de reflejarse en sus ojos:

- No sé cómo me siento. ¿Cómo debería sentirme? –lo último casi en un susurro y su mirada divagaba.

El más bajo lo abrazó de una manera protectora, como si su preciado tesoro de cristal, por fin se hubiera roto:

- Es hora de que te escuches a ti mismo, ¿me oíste?
- S-sí –dijo separándose tras corresponder.
- Escucha a tu corazón, piensa que eres libre. Sé que es duro y tu situación es difícil, pero ahora tienes que buscar tu felicidad.
- Gracias Jjong, siempre has estado conmigo y…
- Shhh… no tienes que agradecerme nada.
- Sí ten…
- ¡Minho! –una voz femenina lo llamó desde la entrada.
- Es la profesora –concluyó su amigo.
- ¡Tengo que hablar contigo! ¡Ven rápido!

El alto levantó una ceja extrañado:

- Pero, las clases van…
- Lo sé, pero esto es importante. Yo justificaré tu falta, solo será un momento.
- De acuerdo, después nos vemos –se despidió del moreno.

Los dos se dirigieron al interior de las instalaciones y cogieron rumbo hacia el despacho de la profesora. Abrió la puerta y lo dejó pasar:

- Siéntate, por favor.
- Me estás preocupando.
- ¿Cómo estás?
- ¿Eh? –no entendía a qué venía esa pregunta ahora.
- Por lo de tu padre.
- ¿Cómo sabes lo de mi padre?

Ella abrió los ojos al darse cuenta de que se acababa de delatar en cierto modo:

- Yo…esto…
- Seohyun.

Suspiró sin remedio. Había metido la pata, pero ahora no tenía tiempo de arreglar las cosas:

- Minho, ahora no es lo importante, ¿sabes algo de tu padre?
- No, no sé nada, pero quiero que me expliques que está pasando, ¿qué es todo esto? Tú sabes muchas cosas y me las estás escondiendo, necesito saberlas.
- Por ahora no es necesario.
- ¿Entonces lo afirmas?
- Nunca lo he negado.
- Necesito que me lo digas, necesito saberlo.
- Minho eso ahora no te incumbe.
- No lo digas, también es mi asunto.
- No lo es, tienes que mantenerte al margen. Es lo mejor para ti.
- ¡No lo es maldita sea! Estoy cansado de que me oculten las cosas.
- Minho, por favor, hazme caso.
- ¿Cómo quieres que te haga caso cuando la persona que quiero está sufriendo cada día más?

Ella lo miró seriamente ahora:

- ¿De qué hablas?
- Él no me lo ha dicho, pero yo sé que cada minuto que pasa, su dolor aumenta. Se está destruyendo por dentro y –se mordió el labio frustrado-. ¡No puedo hacer nada! –parecía explotar.
- ¿Hablas de Taemin?
- Sí y lo sabes muy bien.

Ella sonrió tristemente:

- ¿Lo quieres?
- Más que eso. Lo amo, amo a Taemin y no me importa lo que me pase, voy a ayudarlo a salir de esa cárcel que ha creado alejándose de todo.
- Al final te diste cuenta –le miró con ternura-. Yo tenía razón. Eres el único que puede salvar a Tae. Tus sentimientos lograrán sanarlo.
- ¿Qué?
- Eres el único que puede romper esa jaula, tienes que romperla y sacarlo de ahí.
- Lo haré –sus ojos irradiaban seguridad-. Pero necesito que me lo cuentes todo.
- Lo haré, pero no ahora. Dame tiempo. En estos momentos hay una cosa urgente entre manos y es averiguar el paradero de tu padre.

El alto apretó los puños conteniendo su furia. Toda la que había acumulado desde tiempo atrás:

- Está bien, esperaré.

Ella sonrió:

- ¿Estás seguro de que no sabes nada?
- No, ni si quiera sé si está vivo.
- Lo está, pero ha huido y se ha refugiado en algún lugar que no consigo localizar.
- Tú… ¿sabes algo de mi madre? –desde que había vuelto y se había peleado con su padre, ella había desaparecido.
- La verdad es que no, desde que regresó del viaje, le hemos perdido la pista.
- Comprendo –desvió la mirada-. ¿Es todo?
- Sí –suspiró colocándose el pelo-. Si no puedes darme más información no hay nada que hacer. Gracias, y ahora vuelve a clase.

~~~~

Aunque le había dicho a Minho que volvería a su casa esa noche, no lo pudo cumplir, y por eso se encontraba ahí parado aun pasado el amanecer. Miró hacia la confortable casa de color blanco. Hacía días que no había ido. La luz de la entrada permanecía encendida, como siempre. Siempre que se había ido de casa, cuando volvía, la luz lo invitaba.

Sacó las llaves con dificultad pues el cansancio se presentaba. Abrió la puerta y el silencio le respondió. Dejó sus cosas en el sillón y se dirigió a la cocina, donde, para su sorpresa lo esperaba su madre que dormía sobre la mesa. Intentó dar marcha atrás sin hacer ruido, pero ella lo escuchó y comenzó a abrir los ojos lentamente:

- ¿Tae…?

No sabía qué decir. Iba a optar por retirarse cuando su madre se abalanzó a abrasarlo:

- ¿Estás bien mi niño?
- Yo… -intentó soltarse, pero había algo que lo hacía estremecer.

Ese cálido abrazo, ese sentimiento maternal. Se había preocupado por él de verdad. Sus ojos se cerraron al tiempo en que le sobaba la espalda:

- Deberías haber venido antes, o por lo menos haberme dicho que estabas bien –le reprochó mientras le recolocaba los mechones de su pelo largo que se habían revuelto.
- Estaba…ocupa-do.
- Entiendo, pero tenlo en cuenta sí –lo miró con ternura.
- Sí –apartó la mirada.

Ella sonrió:

- ¿Tienes hambre? ¿Te preparo algo?
- No, déjalo. No tengo hambre.
- Taemin, tienes que comer algo, estás muy delgado.

Él se encogió de hombros y se dirigió a su habitación. Subió pesadamente las escaleras y entró cerrando la puerta. Caminó parándose delante de la cama. Levantó la cabeza y fijó su vista en aquel cuadro que hacía atrás su madre había colgado. Pero...había algo raro. El niño que sujetaba el ángel tenía un ala…solo una. No le encontró sentido. Pasó de largo del asunto y se dirigió a la ventana para cerrar las cortinas pues ya la luz atacaba hacia el interior. Se descalzó y se dejó caer en la cama. Sus ojos se cerraron automáticamente y el cansancio no tardó en hacer acto de presencia.

~~~~

Ambos se encontraban en la habitación del moreno, sentados en la cama:

- Bummie –lo llamó cariñosamente besando su níveo cuello-. ¿En qué piensas? –sus fuertes brazos atraparon su cintura y lo atrajo hacia él, apoyando su cabeza en su hombro-. ¿Bummie?

El rubio se encontraba absorto en sus pensamientos y no estaba escuchando a su novio:

- Vuelvee –lo zarandeó un poco, logrando devolverlo a la realidad.
- ¡Lo siento! No te estaba escuchando –dijo apenado.
- De eso ya me di cuenta tonto –hizo un puchero.
- Perdóname puppy –se giró quedando de frente a su cachorro.

El felino se acercó y con su dulzura característica, juntos sus labios besando los de él. Luego partió de la boca y repartió números besos por ambas mejillas:

- Tendré que perdonarte –sonrió besándolo esta vez él-. Pero dime en qué pensabas.

Kibum sonrió satisfecho:

- En nada –lo abrazó tumbándolo en la cama.
- No te creo, parecía algo importante.
- No es nada, en serio –dijo acomodándose encima del moreno. Le encataba acostarse en su pecho.
- Mentira, eso es que no me lo quieres contar. ¿No confías en mí? –se hizo el ofendido.
- Sabes que no es eso Jongie –hizo un puchero.
- ¿Entonces?
- Es que es solo una tontería, seguramente imaginaciones mías.
- Tus imaginaciones me dan miedo –rió.
- ¡Oye! No te rías –frunció el ceño.
- Vale, pero venga cuéntame.
- Ayer cuando encontramos a Minho…mmm… es que… tengo la sensación de que conozco a Taemin de antes.
- ¿A Taemin?
- Sí, no sé. Mi cerebro intenta recordar, pero no puedo. Es como algo muy lejano.
- ¿Estás seguro?
- No, igual son imaginaciones mías por eso te dije.
- Eso sí que es extraño. Bueno, yo creo que cuanto sea necesario lo recordarás, si es que sucedió.
- ¿Tú crees?
- Claro, además no sirve de nada que te esfuerces. Solo necesitas una referencia para activar tus recuerdos y saldrán solos, estoy seguro.
- Espero que tengas razón puppy.

El moreno sonrió:

- Te amo, mi amor –le acarició la mejilla con ternura.

El felino enrojeció provocando otra risita de su novio:

- No te rías de mis reacciones –hizo un puchero adorable.
- Lo siento, –se calmó- pero es que eres tan adorable que no puedo resistirme.

Kibum lo abrazó fuertemente hundiendo su cabeza en el hueco del hombro del otro:

- Jonghyun…
- Dime –lo envolvió en sus brazos.
- En verdad, quiero hacerte muy feliz.

El cachorro se sorprendió por sus palabras:

- Bummie, ya…
- Lo digo en serio. Estoy tan agradecido por ti…te amo tanto que me da miedo perderte ahora. No lo soportaría. No me dejes, por favor –su voz ahogada contra la almohada le encogía el corazón.
- Mi amor –le acariciaba los cabellos- tú ya me haces infinitamente feliz, te amo con todo mi ser. Quiero permanecer contigo siempre, y siempre te protegeré. Nunca te dejaría a menos que así lo quisieras.
- Nunca, nunca dejaré que lo hagas.
- Entonces nunca lo haré, te lo prometo.
- Gracias.

El moreno elevó con dificultad el húmedo rostro del chico y tras mirarlo fijamente un par de segundos, selló su promesa con un beso lleno de amor.

APARTOPO!!!!

¡Hola! Como podéis ver he actualizado más rápido de lo normal y es debido a que no sé cuando podré volver a actualizar. Me quedan tres semanas de clase en la que tocar [inserte cualquier parte del cuerpo aquí] es una afición frecuente de los profesores. Así que si no actualizo es por eso, pero en cuanto acaben las clases, seré libre y les recompensaré actualizando todo lo que tenga pendiente wii ~~



Capítulo 68:


Recogió sus cosas y salió de la universidad. Hoy había sido un día muy largo y tedioso. No veía la hora de salir de allí. No podía concentrarse y no entendía nada de lo que le explicaban. En su cabeza, solo una pequeña persona ocupada todo su ser. Sonrió al recordar que se había pasado todo el día pensando en él. Lo echaba de menos, a pesar de su carácter evasivo y su mal humor, lo quería a su lado, pues sabía que en realidad el Taemin que se escondía en su interior era tierno y sensible.

Dio un fuerte suspiro y siguió su camino fuera de la universidad. Ya pronto anochecería. Aborrecía el horario del nuevo curso, siempre terminaban tarde algunos días. Volvió a suspirar y aceleró el paso. Tomó la dirección exacta y las personas que pasaban lo miraban un poco desconcertadas al dirigirse en dirección a aquel barrio; como si estuviera loco. Aunque en cierto modo, él también pensaba que era una locura.

Una vez que traspasó el límite de la calle, el ambiente se volvió más denso, una atmósfera cargada de todo tipo de sentimientos en suspensión que pesaban en cualquier cosa que estuviera allí; se notaba la diferencia, demasiado. Cogió aire intentando tranquilizarse, todo estaría bien. Pero de pronto una extraña sensación lo rodeó, a la vez que oyó un ruido. Se paró en seco sin mirar atrás, tenía la sensación de que lo estaban siguiendo. Los nervios acudieron a su persona. Intentado alejar aquel sentimiento, volvió a retomar la marcha, pero ahora esos pasos, se oían cada vez más cerca, era como si retumbaran en las asoladas calles.

Esta vez dirigió su vista hacia todos los lados, buscando alguna evidencia de ese hecho que lo mortificaba, pero nada, vacío. Justo cuando iba a comenzar a caminar, oyó las pisadas de nuevo pero a más velocidad. Minho abrió los ojos y antes de que su corazón se parara aceleró sus pies y dio por iniciada una carrera. Corría veloz hacia el lugar indicado. Ahora las oía claramente, miró hacia atrás encontrándose con tres sujetos que lo perseguían. Su corazón latía frenético y se ahogaba por la desesperación. Su resistencia parecía disminuirse debido al cansancio acumulado durante el día.

Torció un par de calles, puesto que con la persecución no creyó conveniente llevarlos hasta aquel lugar. Pero hay momentos en los que uno, elige el camino equivocado. Se había encerrado en un callejón sin salida. Buscó por todos los medios algo que le ayudara a escapar, pero se había cavado la tumba. Se giró sobre sí mismo y observó como aquellos se acercaban sin buenas intenciones. Vestían de negro completamente, así que sus rostros quedaban ocultos.

Lentamente se iban acercando. Metieron sus manos en los bolsillos y sacaron el arma. Minho se paralizó por completo. Otra vez lo apuntaban con una pistola, iba a morir. Intentó retroceder un poco más, pero el muro del callejón hizo contacto con su espalda. Los tres hombres cargaron el arma y sin miramientos, siguieron avanzando hacia él, su objetivo.

Su corazón parecía que iba a abandonar su pecho en cuestión de segundos, su respiración descontrolada agotaba sus fuerzas. De repente vio una sombra pasar con rapidez en los reflejos de las casas abandonadas. ¿Qué había sido eso? Acto seguido oyó unos disparos, cerrando los ojos al momento. En cuanto cesaron, los volvió a abrir encontrándose a los tres en el suelo y a una figura bañada por la oscuridad.

El alto cayó de rodillas al suelo sin apartarle la mirada, estaba temblando:

- Minho –se escuchó una voz grabe-. ¿Estás bien?

Sabía su nombre. ¿Lo conocía?

- ¿Q-uién eres tú?

El joven se acercó hasta la víctima y posó su mano en su hombro, como si lo fuera a calmar:

- Tranquilo, soy amigo de Taemin.

El moreno pudo respirar mejor ahora:

- Volvamos a casa, venga –lo ayudó a levantarse-. No es un sitio seguro a estas horas.
- ¿Qué ha sido eso?
- Si te soy sincero no lo sé –contestó mientas reanudaron la marcha-. Al principio pensé que era alguien de otra banda o algunos que vagaban por aquí, pero a esos jamás los había visto. No son de por aquí te lo aseguro.

Un escalofrío lo envolvió:

- ¿Y… por qué… -lo miró.
- ¿Por qué te salvé? –sonrió de lado.

El chico miró hacia la luna que hoy se encontraba más resplandeciente que nunca, como si le trajera algún recuerdo o alguna respuesta:

- Porque eres importante para Tae.
- ¿Importante?
- Sí, aunque no lo reconozca–sonrió-. Nosotros creemos que eres el único que puede sanar su corazón.

Minho notó la sinceridad y la ternura en sus palabras y en su mirada:

- Gracias, eso es lo que yo deseo, pero Taemin tiene una coraza muy sólida, aunque sé perfectamente que el verdadero se esconde en el fondo y yo quiero ayudarlo a salir.
- Nuestro Taemin tiene el corazón tan roto que cada vez que siente algo le duele, por eso actúa tan fríamente.
- Me resulta muy duro verlo así, porque sé que se está haciendo más daño todavía.
- Sí…pero lo triste es saber, que te han obligado a cambiar, te han obligado a ser así.
- Me imagino que todos tenéis vuestra historia, ¿no?
- Sí, cada uno tiene algo que contar.
- ¿Puedo preguntarte una cosa?
- Adelante.
- ¿Por qué protegéis tanto a Taemin? –se quedó pensativo después de formular su pregunta-. Lo digo en el sentido de que parece que cada uno va por su cuenta, tiene sus cosas y demás, pero cuando se trata de él, es como algo común entre ustedes.
- Es una muy buena pregunta.

Llegaron a su destino y el joven abrió la puerta entrando ambos, le indicó al alto que subiera las escaleras y se dirigieron a la azotea del almacén. Minho se paró en mitad del lugar observando como el otro chico caminaba hasta el muro apoyándose en él y volvía a contemplar el cielo estrellado, que hoy extrañamente, abundaban esos luceros allí arriba:

- En realidad pienso que cada uno tiene sus motivos, aunque parezca algo que hayamos acordado, pero creo que de alguna forma, Taemin nos salvó la vida.
- ¿Os salvo la vida?
- Sí, es…-rio-. En realidad es muy difícil de explicar, sucedieron cosas y… bueno, estamos aquí gracias a él. De alguna forma no sentimos unidos a él. Es un sentimiento extraño, pero pienso que es por su ser en sí, por la simple forma que es Taemin. Gracias a esto hemos formado una pequeña familia, hemos compartido infinidad de cosas, hemos llorado juntos, reído juntos…es como si él hubiera creado inconscientemente un hogar para todos, y mientras nos veía disfrutar este siempre se quedaba al margen. Siempre mirando las cosas desde arriba. Todos parecíamos mejorar menos él, nunca quiso inmiscuirse demasiado a pesar de ser, de alguna forma, el culpable. Entonces fue cuando nos dimos cuenta de lo que en realidad pasaba, de lo que de verdad sufría. No es que no quisiera, es que le dolía no poder hacerlo. Por eso fue, desde aquel momento, nuestro ‘’delicado tesoro’’. No es que seamos los mejores del mundo y bueno, ya lo has podido ver, no somos legales en ese sentido y es verdad que todos tenemos manchas en nuestro pasado. Este barrio no es lo mejor del mundo, pero es nuestro hogar…hemos podido convivir, acompañarnos, compartir las alegrías, tristezas, hemos salido de la soledad, pero sobre todo, él nos ha dado la oportunidad de pertenecer a un lugar, de ser una familia y poder empezar de nuevo en cierta forma porque es difícil llegar a pensar que no perteneces a ningún sitio, que simplemente no encajas. Jamás existirá tiempo suficiente para poder agradecérselo.

Minho estaba conmovido por sus palabras. Escuchó cada una de ellas atentamente y fue cuando se dio cuenta de muchas cosas. Él tenía razón, era un sentimiento inexplicable, simplemente era porque era Taemin. Él estaba atraído por esa misteriosa persona que tenía un aura cálida, protectora, te hacía querer acercarte a ella. Y eso, él lo sabía muy bien:

- ¿Llegaron a saber qué es lo que le pasó?
- No, jamás ha mencionado una palabra, pero sí hemos visto como innumerables veces, lo han intentado matar. Todos le juramos venganza a quien le haya hecho ese daño tan profundo clavado en su ser.
- Yo también quisiera encontrarlo –apretó su puño de manera inconsciente.
- Tú podrás hacerlo –le puso la mano en el hombro con una sonrisa-. Yo sé que tú lo conseguirás, tú lo salvarás…el tesoro…te pertenece a ti –le dijo para finalmente irse del lugar.


~~~~

Abrió la puerta de su casa topándose con un olor muy exquisito y familiar. Se adentró tras cerrar la puerta y fue directo a la cocina, dirigido por su olfato. Al llegar se encontró con lo esperado, su rubio amigo haciendo la cena. Hacía tiempo que no cenaban en condiciones y eso abría su estómago descomunalmente. Se acercó tranquilamente hacia él y apoyó su cabeza en el hombro del que se encontraba de espaldas:

- Buenas noches –sonrió. Sabía que era el saco sin fondo de su mejor amigo.
- Huele bien –rio.
- Solo le falta un poco y ya estará –le besó la mejilla en modo de saludo.
- Me da gusto verte así de feliz –lo abrazó por la cintura.
- Todo es gracias a ti Onew.
- Yo no he hecho nada Key, has sido tú –le besó el hombro apartándose de él.
- Sabes perfectamente que sin ti no estaría aquí.
- Tonterías –sonrió-. Por cierto, ¿mi hermano?
- ¡Ah! –recordó-. Kai dejó una nota diciendo que volvía más tarde, tenía algo que hacer.
- ¿A estas horas? –miró extrañado el reloj.

El felino rio ante el comentario:

- Ya es mayorcito, sabe lo que hace.
- Aun así… -se quedó extrañado.
- Anda, vete a bañarte que vamos a cenar.

~~~~

Después de un largo paseo regresaba de nuevo a casa. Tocó el timbre ya que por un descuido se le habían quedado las llaves:

- Pasa cariño –le abrió la madre.
- Se…me olvidaron las llaves.
- No te preocupes -sonrió

Ella volvió a cerrar la puerta:

- Por cierto hijo, tienes visita –le informó.
- ¿Qué? ¿De quién? –la miró extrañada.
- De tu amigo Kai, está arriba.

El castaño frunció el ceño y se dirigió a su habitación. Abrió la puerta lentamente y se encontró con una estampa nostálgica. El moreno se encontraba sentado en el suelo, apoyando los brazos en la cama y se había quedado dormido. No iba a cambiar. Se acercó a él y le acarició los cabellos suavemente:

- Kai, despierta –susurró.

El menor se removió un poco, pero continuó con los ojos cerrados:

- Despierta…
- ¿Mm? –murmuró abriendo los ojos.
- Vienes a visitarme y te quedas dormidos, que bonito.

El moreno abrió los ojos rápidamente y se logró situar. Es verdad, se había quedado dormido:

- Hyung… -susurró mientras lo veía echarse en la cama.
- ¿Mm? –murmuró él esta vez, mirando al techo, perdido.
- Yo… vine para saber cómo estabas –dirigió su vista al suelo.
- Tendrías que estar en casa durmiendo.
- Pero estoy aquí, porque me importas y me preocupo por ti –le recriminó.
- ¿Nunca cambiarás haga lo que haga?
- ¿Por qué debería hacerlo? Eres mi amigo, y te quiero.

El castaño suspiró pesadamente:

- Hyung, tú…
- ¿Yo qué? –lo miró a él esta vez.
- ¿En verdad me odias? ¿Prefieres que desaparezca? ¿Era en serio cuando me decías que no querías volver a verme?
- Kai…
- Respóndeme por favor –lo miró a los ojos a punto de aguarse.
- No te odio.
- ¿Entonces?
- Es simplemente que tu vida vale mucho más que la mía y sería una pena que terminara por mi culpa.
- Hyung, no me gusta que digas esas cosas –lo miró serio.
- Es la verdad. Tú mereces más la pena que yo. No hay nada de malo en eso. Es ley de vida, unos sirven…otros no.
- Deja de decir estupideces, me cabreas. No sé por qué piensas así, antes no decías eso, no hablabas de esas cosas. No entiendo que es lo que te sucede.
- Yo tampoco entiendo nada, sinceramente. Solo sé que deseo morir de una vez y poder respirar sin cargas –cerró los ojos.
- ¿Y te da igual el resto?
- ¿Qué resto?
- Pues las personas que se preocupan por ti.
- Al revés, estarían mejor sin mí. Solo soy un pozo de problemas después de todo.

El menor respiró hondo, estaba a punto de soltarle un tortazo por lo idiota que estaba siendo:

- Algún día… ¿volverás a ser como antes?
- Soy el mismo de siempre, no sé de qué hablas.
- No, no lo eres. Tú no eres Taemin –susurró inaudiblemente impidiendo ser escuchado por el pelilargo.

De repente, un pequeño ruido capta su atención:

- Hyung, hay alguien en la ventana.
- ¿Eh? –se levanta de la cama mirando lo mencionado.

Se levantó llegando hasta ella y abriéndola:

- Buenas noches Tae, ¿interrumpo algo? –saluda uno de los chicos ocupas del almacén.
- Pasa –le indicá el pelilargo.
- Oh, cuanto tiempo Kai –le sonrió, hacía mucho que no lo veía.
- Sí –le devolvió el gesto.
- ¿Pasó algo? –cuestionó extrañado por su visita.
- No, solo pasaba por aquí y decidí visitarte al ver la luz encendida.
- ¿Seguro?

El nuevo presente suspiró:

- Hoy, tuvimos un pequeño problema –comentó un poco serio.
- ¿Cuál?
- Esta tarde han intentado matar a Minho.
- ¿Qué? –abrió los ojos-. ¿Tienes idea de quién ha sido?
- No, la verdad es que pensé que era de la zona, pero no. Eran tres tipos de fuera, vestidos totalmente de negro y parecían especializados. Si Ren no me llega a avisar de la presencia de esos, estaría muerto.

La mandíbula de Taemin se tensó. Si él afirmaba que no eran del Barrio entonces solo podía ser una persona, o bueno, unas personas mejor dicho. Su puño se apretaba fuertemente:

- ¿Cómo está él?
- Bien, a esta hora ya se habrá bañado y cenado, así que supongo que en la cama durmiendo –rio por la nefasta cara del alto cuando volvieron a casa y se echó en la cama.
- Tengo que ir a hablar con él.
- No –lo detuvo- es muy tarde para que estés en la calle.
- ¿Me lo dices en serio? –rio de lado.
- En serio, Taemin. Debes descansar, además anoche no dormiste nada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Te lo noto en la cara y en los ojos. Son muchos años.
- Sí, lo olvidaba –se volvió a sentar en la cama-. ¿Puedes hacerme un favor? –le pidió.
- El que quieras.
- Acompaña a Kai hasta su casa.
- Está bien, el pobre también se está muriendo del sueño.
- Yo n… -iba a negar cuando un bostezo le ganó.

El joven rio:

- Vamos anda.
- Bueno, buenas noches hyung –se despidió.
- Adiós Tae, cuídate.
- Adiós –dijo cerrando la ventana por la que habían bajado gracias al árbol.

Dejó caer su cuerpo nuevamente sobre la cama y el sueño se apoderó de él por fin.

¡He vuelto a renacer! :D Por fin, terminé todo, antes de lo que preveía y todo genial  ^3^ Ahora podré dedicarme a mis cosas tranquilamente, lo que incluye mis fics (los cuales han aumentado, ya tengo varios en mente, como era corta la lista xD) y otro cosa con la que había estado liada que era el K-pop World Festival D: Estoy agotada, pero ahora que tengo vacaciones, me pondré las pilas e intentaré acabar ya lo que le queda a este fic (aunque es mucho, por suerte o desgracia de algun@s xDDD) Muchas gracias por haber llegado hasta aquí, espero verl@s en el capítulo final <3





Capítulo 69:


Frunció el ceño cerrando sus párpados, molesto. Volvió a abrir los ojos y se sentó en la cama. No podía dormir, de nuevo...Apretó su mandíbula en un intento de contener su rabia. Era agobiante. Estaba cansado, quería dormir, pero no podía. Se mordió el labio frustrado y se levantó de ahí.

Cogió sus cosas y abrió la ventana saltando por ella. El frío de la noche lo golpeó con fuerza, pero no le importó. Hacía años que estaba acostumbrado. Se giró contemplando la casa por unos segundos y luego emprendió la marcha hacia ningún lugar.

Sus pies caminaban por caminar, no tenía ni la más mínima idea de a dónde se dirigía, simplemente se dejaba llevar como siempre había sido. Las asoladas calles lo saludaban como si lo echaran de menos, como si hubiera sido una eternidad desde la última vez. De repente, un olor muy familiar llegó hasta él. Elevó el rostro mirando hacia un costado. Alcohol…inconscientemente siempre acababa ahí, su medicina, su remedio durante todos estos años, pero sus pies no se movían. Tenía la intención de entrar, pero su cuerpo no le quería responder.

Minho…a su mente llegaba su imagen, sus súplicas y sus advertencias de que lo dejara, que no siguiera. Era tortuoso. Lo necesitaba, lo ansiaba, pero él se lo impedía aun estando lejos:

- Maldito seas –cerró los puños tensándose.

Todo parecía ir en contra de él. Sus ojos comenzaron a arder, pero no…no quería llorar. No por algo tan estúpido como su ansiedad. Se pasó la mano por su rostro y forzadamente siguió su camino, volviendo a perderse, obligándose a despejar su mente. Su mirada gacha se encontraba vagando en cada línea del suelo, en cada sombra proyectada por la tenue luz de las calles.

Se sentía confundido, todo estaba fuera de lugar. No era capaz de procesar nada o simplemente era su cerebro que no parecía funcionar. De repente una brisa gélida lo sacudió levantando su vista, desordenándole los cabellos. Sintió como si algo se posara encima, como si la gravedad influyera más en él en ese momento…unas voces a los lejos, un lamento llegaba a sus oído. Taemin abrió los ojos por inercia y se abrazó a sí mismo, con un repentino miedo en su interior. Se quedó paralizado en el sitio y su cuerpo comenzó a temblar. ¿Qué era esa sensación? Le tenía pánico. Esas voces que oía… ¿eran de verdad? Parecían proceder de...
Su corazón se paró al instante en el que sus ojos se posaron en ese lugar. Eso era…aquello...podía ser…no lo recordaba, pero le causaba un inmenso dolor, algo terrible, le pesaba mucho:

- Entra...
- No, no lo hagas.
- Vamos Taemin, entra…
- Ni se te ocurra.
- Después de todo es tu hogar, ¿no?
- No Taemin, no le hagas caso, este nunca fue tu hogar.
- ¿Ya lo has olvidado? ¿No lo recuerdas? Vamos, sé que tienes ganas de entrar.
- ¡No! ¡Detente!
- Eso es mi pequeño, entra, adéntrate en la oscuridad.

Le daba miedo. Hacía mucho tiempo que había dejado de sentirlo, pero ese lugar le daba miedo. Miró alrededor observando los restos de lo que parecía haber sido una enorme mansión. Todo estaba destruido, arrasado por el fuego y las cenizas lo contemplaban con resentimiento. Esa sensación de culpabilidad de nuevo, de soledad, de tristeza, de rencor…A cada paso que daba una espesa neblina se situaba a su alrededor haciendo más tétrico, más lúgubre aquel cadáver de algún recuerdo. Caminaba inseguro, tembloroso. Dirigió su vista al suelo un segundo:

- Que suene la música.
- Esta comida está muy buena.
- El negocio fue fenomenal, ha sido un placer.
- Tú eres mi socio, el placer es mío.

La música sonaba al compás de las copas que brindaban aquel día. Trajes, vestidos, trajes, vestidos, corbatas, anillos, perfumes carísimos, billetes, risas asquerosas, luces…

¿Qué era todo aquello? De repente todo se había convertido en un gran salón lleno de gente vestida elegantemente. Hablando, bailando, bebiendo sin parar. Estaba seguro que esto antes eran restos de una casa, no lo entendía. ¿Un salón? ¿De la nada? Estaba parado allí en medio, pero nadie lo veía. Era invisible ante los ojos del resto. Otra vez invisible:

- ¡Taemin!

Él se volteó buscando la voz que lo llamaba, pero no veía a nadie:

- Ven aquí que te quiero presentar a nuestro mayor contribuyente, el señor Kim.
- Así que este es el pequeño Taemin –sonrió.

Al escuchar de nuevo esas voces, devolvió su vista al punto inicial, quedándose en shock. Había un niño pequeño al lado de aquellas cuatro figuras que le parecían borrosas al igual que el resto de las personas. Lo podía reconocer a la perfección. Era él, pero… ¿cómo…?

- ¿Lo has olvidado?
- ¿Qué?
- Ese día se organizó una fiesta para celebrar que los planes iban bien, pero tú estabas muy triste. No te importaba para nada.
- ¿Yo? No lo entiendo, no recuerdo nada.
- Te enfadaste con todos, mira a la izquierda.

Taemin obedeció encontrándose con el pequeño de nuevo. Observó cómo el menor se quedaba quieto, no hacía ningún gesto. No saludó a la persona que su madre le estaba presentando, ni si quera la miraba. Parecía que no le importaba:

- No seas maleducado, hijo. Salúdalo.
- Hoy es mi cumpleaños –murmuraste.
- No digas tonterías y salúdalo.

Todo se oscureció de repente. Una oscuridad vacía:

- Para ti no era una tontería, pero no les importabas y por eso nadie te escuchaba. Todo fue una fachada, un engaño, te hicieron creer que eráis una familia y después te traicionaron. ¡Todos te traicionaron! ¡Tus amigos te engañaron! ¡Te vendieron! ¡No le importaste a nadie! Solo a una persona y esa te había abandonado hace días.
- ¡No lo escuches Taemin! ¡Sal de aquí ahora!
- Todos te destruyeron, te abandonaron, se rieron de ti. ¿Por qué confiaste en ellos? ¡¡Eres una maldita escoria Taemin!! ¡¡Tu debilidad te llevó a la ruina!! ¡¡La culpa es tuya!! ¡¡Ódialos a todos!!
- ¡No!
- Sí, todo fue tu culpa. Si no hubieras nacido, si no fueras tan débil…todo es tu culpa. ¡Por tu culpa estamos así!
- ¡Déjalo en paz! Taemin no lo escuches, sal de aquí.
- ¡Yo no fui! ¡Yo no hice nada! –algo le atravesaba el pecho y las lágrimas acudían a su pálido rostro. Aquellas voces lo estaban volviendo loco
- Ahora ya nada sirve, no confíes en la gente, todos te engañarán. Te harán daño, aléjate de las personas.
- ¡Déjalo en paz de una vez! ¡Cállate maldita sea!
- ¡Déjenme ya! –cayó al suelo gritando e inundado en lágrimas.

La oscuridad lo envolvía agobiantemente, era como si lo mirara con desprecio, esa mirada con la que la gente se dirigía a él. Todo comenzó a dar vueltas, se estaba mareando y sentía que se iba a desmayar:

- Él tiene razón.
- ¿Qu-é? –elevó el rostro ante la ronca voz que sonó esta vez.
- No sirves para nada. –lo miró con odio.
- ¿Min-ho? –abrió los ojos.
- Deberías haber muerto aquel día –entrecerró los ojos-. Eres una basura.
- T-ú –las lágrimas, dolorosas…-. T-ú también no –le había dolido porque era él-. ¡Dijiste que no me ibas a hacer daño! ¡Te odio! –su voz desgarradora y rota.
- No le hagas caso Taemin –dijo otra voz firme.

El pelilargo miró hacia atrás encontrándose con Minho, ¿de nuevo? Regresó la vista hacia adelante y se fijó en cómo se miraban ellos dos, aunque a simple vista, eran la misma persona:

- No lo escuches más, por favor. Solo trata de confundirte y de herirte.
- ¿Le vas a hacer caso Taemin? Él solo busca tu confianza para después traicionarte como todos.
- ¡Cierra la boca! Jamás le haría daño a él.
- ¡Mientes! Tú lo abandonarás como todos, ¿verdad Tae? Nadie vale la pena –sonrió de lado.
- Y-o… -murmuró fuera de sí.
- Taemin, sal de aquí rápido.
- N-o puedo, y-o…
- ¿No te das cuenta? Ese no soy yo, hazme caso, confía en mí.
- No confíes en él.
- ¡Cállate!
- ¿Viste? Se ha puesto agresivo, seguro que acabará pegándote.
- Yo nunca te haría nada, jamás. Antes moriría que hacerte derramar tan solo una lágrima. ¡Taemin vete ya!

El castaño se estaba volviendo loco, se levantó como pudo y corrió hacia ninguna dirección. Su mareo presente le dificultaba la tarea. Todo estaba oscuro, no había salida, pero pronto divisó una tenue luz. Tras lo que pareció una eternidad, logró alcanzarla volviendo al solar y saliendo de allí a toda velocidad. Hacía más frío que antes, más viento, pero no le importó. Se limpió en vano las lágrimas con el antebrazo, pues sus ojos no paraba de rebelarse. ¿Qué había sido aquello? Aquel salón, aquella fiesta, ese niño, era él, pero…

Minho…le había dicho aquello, ¿le haría daño también? ¿Debería confiar en él?

Sacudió su cabeza intentando liberarse de aquellos pensamientos que lo atormentaban. ¿Y si era verdad? ¿Y si él había sido el culpable? Tal y como lo había dicho el policía aquella vez…las lágrimas cada vez más intensas se clavaban en su corazón.

Cuando se dio cuenta, había corrido hasta su casa de nuevo. Entro en el jardín y cerró los ojos intentando tranquilizarse, respirar hondo:

- Tú tienes la culpa. Tú y solo tú. Murió por tu culpa, tú elegiste estar solo, tu sola existencia…¡¡¡Es basura!!!
- ¡¡No!! –gritó desesperado-. ¡¡Déjame!!

~~~~

La mujer abrió los ojos inmediatamente:

- ¿Qué pasa cariño? –se despertó su marido al sentirla sobresaltar.
- ¿Oíste eso?
- ¿El qué? –sonó confundido.
- ¡Taemin! –se levantó con brusquedad y salió disparada a la habitación de su hijo.

Abrió la puerta, mostrándose ante ella la asolada habitación. Una corriente gélida la azotó. La ventana…había salido por ahí. Con rapidez volvió al salón y se dirigió hacia la puerta de la entrada. Estaba segura que lo había oído gritar. Cogió las llaves y quitó el seguro abriéndola sin dudar:

- ¡Taemin!

Aquel delgado cuerpo se encontraba tirado en el suelo ante sus ojos. La madre asustada llamó a su marido y se acercó hacia él agachándose a su altura:

- Hijo… -le acarició el rostro.

Estaba empapado en lágrimas y parecía subirle la fiebre. Su corazón latía frenético, pero sus ojos permanecían sellados. El hombre llegó hasta la puerta observando la situación y preocupado se acercó hasta el lugar:

- Cariño ayúdame –le pidió.
- Yo lo llevo, vamos para adentro.

Cogió a Taemin en brazos y entraron juntos a la casa de nuevo. La madre cerraba la puerta mientras que él, lo subía hasta su habitación:

- Creo que deberíamos avisar de esto a Seohyun –dijo el padre mientras le ponía una mano en la frente al castaño.
- Sí, pero antes voy a buscar algo para bajarle la fiebre.
- ¿Quieres que la llame yo? –le sugirió.
- Está bien.

La mujer bajó en busca de algún medicamento para el menor, volviendo a subir en cuestión de segundos. Tras lograr su cometido, se quedó un rato observándolo. Sus lágrimas no cesaban, no paraba de llorar…

- Tae, por favor, deja de llorar.

Sabía que no la escuchaba, que estaba hablando sola, pero se le encogía el corazón ver aquel hermoso rostro romperse en mil pedazos:

- Sé que has sufrido mucho, pero tienes que dejar que esas heridas sanen y se cierren de una vez.

Su madre ya conocía su historia, ella se los había contado todo y le había costado días reponerse tras escuchar aquel relato que aun resumido, le había quitado el aliento y cada vez que miraba a su hijo adoptivo no podía reprimir las ganas de abrazarlo y decirle que ella lo quería, que siempre lo iba a hacer y darle ese amor que no tuvo…

Desde la primera vez que lo vio en el parque, supo de inmediato que aquel pequeño niño tenía algo especial. Tal vez un don, un aura, calidez, luz…pero estaba roto, apagado, tenue, oculto… era como una estrella que había dejado de brillar.

Suspiró decaída. ¿Cómo podía existir gente así en el mundo? Con tantos malos sentimientos hacia las personas, con ganas de hacer daño, jugar con ellas…todas esas cosas, eran imperdonables y Taemin… era una persona muy fuerte y valiente:

- ¿Sí? –contestó ella al otro lado de la línea.
- Seohyun –dijo serio.
- ¿Qu-é pasó?
- Es Taemin, él…
- ¡¿Qué?! ¡¿Qué pasó?!  -su voz sonaba aterrada.
- N-o, na-ada, pero no sé. Él por lo visto salió de madrugada y cuando volvió, mi mujer lo escuchó gritar fuera y cuando salimos se encontraba desmayado en la entrada. Tiene fiebre y no ha dejado de llorar, parece como si tuviera un ataque de ansiedad, pero sin poder despertar.
- Quizá él haya… -murmuró.
- ¿Dijiste algo?
- No, nada. Tengo que ir para allá, ¿puedo?
- Claro, mi mujer no creo que se vuelva a acostar estando él así.
- Gracias, recojo mis cosas y enseguida estoy allí.

Woooww.... esto cada vez avanza mas y el precioso 2min... ahh como los amo. ^^; saludos!

Respuesta 69:

Capítulo 70:


Sacó las llaves que le había dado su hermano e intentando hacer el menor ruido posible, logró entrar. En contra de sus pensamientos de que estarían dormidos ya, se encontró una pequeña luz encendida en el salón. Avanzó hasta el lugar y se encontró a su novio durmiendo en el sillón. Se veía muy tierno, lo había estado esperando. Sonrió por ello y se sintió un poco culpable por haberlo hecho preocuparse.

Se acercó hasta él y le acarició con ternura la mejilla:

- Hyung…vamos a la cama.

El castaño abrió con pesadez los ojos:

- ¿Qué h-ora es? –dijo apenas entendible.
- Son las dos de la mañana.
- ¿Dónde estabas tú? –dijo levantándose ayudado por su hermano.
- Fui a…visitar a alguien.
- Kai –intentó sonar serio.
- No te preocupes hyung, lo importante es que estoy aquí y que nos estamos muriendo del sueño.
- Esto no se quedará así –dijo entrando a su habitación.
- Ya soy mayorcito.
- No, todavía eres pequeño.

El menor rio ante la conversación caprichosa con su hermano dormido:

- Vamos a dormir –dijo cambiándose de ropa.
- Sí, sí. Tú cambia de tema –dijo bostezando y cayendo en la cama del sueño.

El moreno dobló la ropa dejándola en la silla y se acostó con su hermano:

- Ven aquí –le dijo el mayor.
- ¿Qué? –dijo extrañado.

De repente sintió como los brazos de su novio lo rodeaban aun teniendo los ojos cerrados y lo acercaba a su pecho:

- Estuve muy preocupado –admitió.
- Tonto –le besó en la mejilla.
- Es tú culpa, si no te amara tanto, esto no pasaría.

Kai dio las gracias de que él tuviera los ojos cerrados y no notara su reciente sonrojo:

- Yo también te amo hyung –estaba vez sus labios se tocaron sutilmente y el mayor sonrió.
- Buenas noches pequeño.
- Duerme bien –se abrazó a él.

~~~~

El rubio de la casa entró a la habitación que compartían ambos hermanos, notando como aún seguía dormidos. Después de haberlos llamado tantas veces, lo seguían ignorando. Se acercó a la ventana, corrió las cortinas dejando pasar una cegadora ráfaga de luz y acto seguido, se acercó hasta la cama y los destapó:

- ¡Arriba ya! Se os va a hacer tarde como siempre.
- Mmm… -gruñeron sincronizados.

Key pasó una mano por su rostro:

- Si es que son tal para cual… -suspiró-. Como no os levantéis en cinco minutos, os vais sin comer.

Cuando esas palabras aterrizaron en sus oídos, los dos hermanos abrieron los ojos rápidamente:

- Mira que sois interesados –los miró de reojo.
- Te queremos Key hyung –habló el menor riendo.
- Ya, claro. Como no –salió del cuarto.

Justo cuando se dirigió al salón, sonó el timbre. Automáticamente una sonrisa asomó por sus labios. Se dirigió hacia la puerta y sin pensárselo la abrió:

- Puppy –se abrazó a él.
- Buenos días Bummie –le correspondió de la misma manera.
- ¿Cómo has estado? –dijo separándose para cerrar la puerta.
- Bien, pero ahora que te veo, mejor –sonrió.

Un sonrojo en sus mejillas a causa de sus palabras:

- Te quiero –le besó.
- Yo también, Bum –le acarició la mejilla.
- Venga, vamos a comer que el desayuno ya está puesto.

Al dirigirse a la cocina, se encontraron con los dos hermanos ya comiendo:

- Venga sentaos, que se enfría la comida. Rápido –dijo el mayor de ellos.
- Tendrás cara tú –espetó el cocinero.
- Venga hyung, que se hace tarde –sonríe el menor.
- ¡Me sacáis de mis casillas! Os estuve llamando cuarenta minutos y los tuve que amenazar con comida para que se dieran prisa. Así que cierren el pico o les pongo a dieta.
- ¡No! –gritaron ambos.
Jonghyun rio ante la situación. Era evidente que ellos eran hermanos:

- Bueno, comamos –le acarició la cintura a su novio indicándole que se sentara.

~~~~

- ¿Ya estás listo? –preguntó un viéndolo bajar por las escaleras.
- Sí, ya me voy.
- Hyunsoo te está esperando fuera, que tengas un buen día –le deseo amablemente.
- Gracias –le devolvió el gesto.

El alto salió encontrándose al chico nombrado:

- ¿Nos vamos?
- Sí.

Había un silencio entre ellos, pero no era incómodo, solo…peculiar:

- ¿Por qué ahora me acompaña alguien todos los días?
- Por seguridad –rio. Sabía que acabaría preguntándolo.
- Pero es de día, no pasará nada.
- Nunca se sabe. A lo mejor esperan a que pensemos eso y ataquen por la mañana. Estamos seguros de que no pararan.
- Yo…esto…gracias por todo.
- No las des –sonrió amable.

~~~~

Todos los alumnos se encontraban esperando en el aula para poder comenzar las clases, pero había un pequeño problema: la profesora. Ya había pasado casi una hora y no aparecía. De repente la puerta se abrió apareciendo el director por ella y se dirigió al centro de la clase:

- La profesora hoy no podrá asistir, así que pueden retirarse.

Solo bastaron esas palabras y los alumnos salieron disparados por si cabía la posibilidad de cambiar de opinión. Pero había una persona que no estaba tan contenta por esa noticia. El chico alto de grandes ojos se quedó pensativo por unos momentos. ¿Por qué no había venido Seohyun? ¿Habrá pasado algo?

Su preocupación comenzaba a instalarse en su ser y a su cabeza no podía evitar la llegada de la imagen del pelilargo. ¿Habría pasado algo con él? La verdad es que tenía muchas ganas de verlo, porque desde aquella noche, no supo más de él. Su corazón se lo pedía a gritos:

- ¡Ey, Minho! –la voz de su amigo.

Este giró en dirección de dónde provenía:

- ¿Qué haces ahí parado? No hay clase, vámonos.
- A-h, sí…voy –sacudió sus pensamientos para poder levantarse y sonreírle a su amigo.

Ambos salieron rumbo hacia la puerta dónde los dos restantes esperaban al hermano menor de uno de ellos:

- Estábamos hablando de ir a comer a algún sitio por aquí cerca, ¿vienes?
- Vale, me parece buena idea –cualquiera que no sea pensar en Taemin.

~~~~

-       Creí que erais mis amigos.
- ¡Creí que éramos una familia!
- ¡No te atrevas a tocar a Taemin!
- Él no tienes nada que ver con esto, no sabe nada. ¡Suéltalo!
- A veces, nada es lo que parece ser.
- Eres un ingenuo.
- ¡526!
- Minnie, eres lo más importante que tengo.
- Te tiraré a la basura, no sirves para nada, por eso te utilizaremos como a ellos. Por lo menos contribuirás a mis planes.
- ¡Basura!

Se removía incómodo en la cama, las gotas de sudor se mezclaban con las amargas lágrimas. La fiebre parecía no querer bajar. Estaba agobiado, atrapado, se estaba ahogando:

- ¡¡Minnie!!

Se levantó de golpe después de tanta agonía. Había conseguido despertar escapando de aquel agujero en el que se encontraba. ¿Qué había sido aquello? Millones de imágenes habían pasado clavándose más y más en el corazón, haciéndolo pedazos. Esta confundido. ¿Aquellas imágenes eran de verdad? Le parecían difusas, pero su corazón decía lo contrario.

Las lágrimas bajaban sin piedad por su rostro y una de sus manos fue a parar a su pecho como si pudiera arrancárselo, como si pudiera arrancarse aquel órgano que lo atormentaba. La cabeza le daba vueltas, le iba a explotar… no entendía nada.

En cuanto sus pies tocaron el suelo, se intentó levantar poco a poco, ignorando las punzadas en su cabeza. Dio un paso tambaleándose, tenía la vista borrosa y no podía enfocar. Después de intentar aclarar su vista, la dirigió hacia delante hallando un sobre marrón encima de la mesa. Movió sus pies con dificultad y estiró su brazo cogiéndolo. Lo abrió con cuidado descubriendo su interior. Sacó el papel que contenía y muchos más se esparcieron por el suelo. ¿Una carta?

Comenzó a leer, palabras por palabra…palabra por palabra…abriendo cada vez más los ojos… aquel líquido rojo manchando las palabras impresas en el papel que parecía tener ya muchos años. Aquello…la sangre…dirigió su vista al suelo logrando ver aquellas fotos desordenadas a su alrededor. El corazón se le paró…y su mente se bloqueó. Sus pulmones se detuvieron…

- Dale las gracias a ella, que se sacrifica por ti.
- ¡Noonaa! ¡Nooo!
- Tienes que cumplir tu promesa de no tocarlo, ¡Hazlo! ¡Júralo!
- ¡¡Maldito!!
- Mi pequeño tesoro, sonríe para mí.
- ¡Corre Taemin!
- Confía en mí, soy tu amigo, ¿no?
- Yo…soy huérfano. ¿y tú?
- Vaya vaya, ¿qué haces esta hermosura por estos callejones?
- A pesar de ser un niño, tu cuerpo es deseable…mucho.

Millones de recuerdos o lo que él consideraba empezaron a bombardearlo a conciencia:

- N-o

Aquellas fotos, sus recuerdos…su corazón:

- ¡¡Ahh!! –gritó abrazándose a sí mismo.

Cayó de rodillas temblando, llorando a mares, ardía en fiebre, le dolía el pecho… ¿Qué era todo esto? Quería que parara de una vez, lo estaba bloqueando. Estaba en estado de shock, otra vez la sangre de ella…

- ¡¡Ahhh!!

Lo estaban atravesando con el cuchillo más afilado una y otra vez.

Un accidente… la luz del tren se dirigía hacia él, cegándole la vista. El crujir de las piedras bajo su cuerpo. Las paredes blancas, unas voces a su alrededor…Todo eso pasaba muy rápido, una tras otra…Ahora lo comprendía, ahora lo recordaba todo, todo el dolor agudizado en su máximo exponente. Su pecho comenzó a oprimirse de tal manera que sus órganos no respondían adecuadamente, como resultado su mínima respiración:

- ¡¡¡Ahhhh!!!

~~~~

Seohyun se encontraba perdida en sus pensamientos:

- ¿Estás bien? –le pregunto la señora Yang.
- Sí, es solo que…estaba pensando.
- ¿En eso? –volvió a intervenir.
- ¿Quieres decir que quizá haya sido por eso? –habló esta vez el padre.
- Últimamente han pasado muchas cosas y después de aquello han sido años. Nada dura para siempre y si en los últimos meses él ha ido recopilando pequeños datos aunque sea inconscientemente, lo más probable es que se haya abierto el candado.

Un pequeño silencio interrumpido por un grito desgarrador:

- ¿Qué ha sido eso?
- No pue…
- Quizá…
- ¡¡Taemin!!

Ella subió casi volando hasta la habitación del menor. En cuanto abrió la puerta, se encontró con la horrible escena que presentaba el castaño:

- Tae…pequeño.

Se acercó hasta él y se agachó a su altura:

- Por favor Taemin, intenta respirar, sé que es inútil pero por favor intenta calmarte.

Él se estaba volviendo loco, iba a explotar y su dolor no hacía más que incrementarse al mismo tiempo que las imágenes llegaban a su mente:

- ¡¡¡Noo!!! –su voz rota.
- Tae por favor –ahora lloraba ella.

Sus ojos se abrieron al notar la reacción del pequeño, finos hilos de sangre se resbalaban por sus labios provenientes del interior. Esto provocó que comenzara a toser y las gotas de ese líquido rojo se mezclaran con las lágrimas en el frío suelo:

- ¡Hay que llamar a una ambulancia! –dijo la madre horrorizada también.
- ¡No! –gritó ella.
- No podemos llevarlo al hospital central.
- ¿Y qué hacemos? –intervino el padre.
- Quédense aquí, yo sé a dónde tenemos que llevarlo.

Seohyun salió de la habitación y sacó su móvil del bolsillo tecleando rápidamente en la pantalla:

- ¿Seohyun?
- Yun-ho  
- ¿Qué pasó? –se preocupó tras escuchar su tono de voz.
- Tae-min ha…
- No pude ser –se notó su sorpresa y a la vez su preocupación.
- Por favor… -sollozó.
- Tranquila, acabo de mandar una ambulancia en su busca. Pronto estará allí.
- Gra-cias.
- No me las des –quizá en otro momento hubiera sonreído, pero desde luego no era la situación idónea.
- ¿Será fuerte, verdad?
- Lo es, así que lo será.
- Está bien –finalizó para colgar.

Volvió a entrar en la habitación notando que no había mejorado nada. Se limpió las lágrimas con el antebrazo y echó un vistazo a la habitación. En su recorrido dio con aquel papel que minutos antes sostenía el castaño. Se acercó hasta cogerlo y lo leyó mientras miraba las fotos:

- ¡Maldito imbécil!  -gritó internamente mientras todo su ser era contaminado por la rabia- Esto es cosa tuya… -apretó los puños.

~~~~

- Chicos no tenían por qué hacerlo, yo podía pagar –se quejó el de ojos grandes.
- Es terapia de grupo, así que shhh –le dijo el más bajito.
- Deberíamos salir así más a menudo –anunció el rubio.
- Sí, sería una forma de relajarnos.
- Estoy de acuerdo.

Siguieron caminando sin poner rumbo fijo hasta que el sonido de una ambulancia y unos gritos se oyeron un poco a lo lejos:

- ¿Qué habrá pasado? –dejó caer uno.

De nuevo esos gritos se hicieron oír. Tan pronto como retumbaron en sus oídos el corazón de ciertas personas se estrujaron en sus pechos:

- Minho hyung…
- Kai…dime que no es él…
- ¡Minho! ¡Kai! –demasiado tarde, habían salido disparados hacia el lugar que creían, origen de esos alaridos.

Ambos corrieron como si les fuera la vida en ello y tras pasar un par de calles, llegaron a su casa por fin, dándose de lleno con la escena. Taemin estaba siendo llevado hacia el interior de la ambulancia. Los dos fijaron su vista en él y se percataron de su horrible estado y sus gritos desgarradores:

- ¡Taemin! –gritaron ambos al borde de la desesperación al no saber el porqué de aquello ni de él.

Tras salir los padres al jardín, Minho pudo notar como también lo hacía Seohyun, quien estaba llorando o por lo menos, lo había estado haciendo:

- ¡Seohyun! –se acercó a ella.
- Minho –lo miró elevando la vista.
- ¿Qué pasó? –en sus ojos se podía ver la extrema preocupación.
- Ahora no Minho, ya habrá tiempo.
- ¡Otra vez con lo mismo! ¡Dímelo de una vez!
- ¡¿No entiendes que en la situación en la que se encuentra Taemin no puedo decirte nada?!
- Precisamente por eso quiero saberlo, ¿por qué esta así? ¿Qué demonios le pasó?

Ella seguía llorando a la par que escuchaba los gritos y el propio llanto del menor:

- Nos vamos, todo listo –le avisó el auxiliar que conducía.
- Voy.
- ¡Espera! ¿A dónde lo llevan? –cuestionó al ver que la ambulancia no era como las actuales.
- Al mismo lugar a dónde lo llevaste tú –dijo para irse finalmente dejándolo desconcertado.

¿Cómo sabía ella a dónde lo había llevado él?

- Hyung –susurró Kai para nada bien.

El alto lo miró resignado:

- ¿A dónde se lo llevan? ¿Qué pasó?
- No sé qué ha pasado, pero sí sé a dónde van.

El moreno lo miraba con los ojos cristalizados, la escena que presenciaron no fue para nada agradable. Viéndolo a él, gritando como si estuvieran acabando con su vida, de la forma más desgarradora posible, sus lágrimas incesantes, la fiebre que se podía notar debido al intenso color que habían adquirido sus pómulos humedecidos y su cuerpo moviéndose con desesperación, con agonía como un preso intentando escapar de la sentencia de muerte. Y ellos no podían hacer nada:

- Hyung –sollozó el menor.
- Lo sé –las lágrimas también salían de sus grandes y profundos ojos.

¿Cómo podía una persona acumular tanto dolor? Tanto sufrimiento, tanto daño, tantas heridas sin curar, encerrándose a sí misma:

- Vamos Kai, tenemos que irnos.
- Minho… -otras voces se oyeron desde atrás.

Los dos presentes giraron sus rostros observando a sus amigos que traían casi la misma expresión devastada:

- ¿Qué piensas hacer?
- Vamos a ir a verlo.
- ¿Sabes a dónde lo llevarán?

Este asintió:

- Pues vamos entonces.

~~~~

- Tae aguanta, por favor –intentaba calmarlo, pero era inútil, estaba fuera de sí.
- Ya estamos llegando Seohyun.
- ¿Cuánto falta?
- Muy poco, doblaremos un par de calles más.
- ¿Oíste eso Tae? Ya pronto llegaremos, intenta calmarte. Tienes que tranquilizarte.

La situación no había mejorado para nada, y el castaño parecía no tener control sobre él mismo. De repente sintió como frenaban:

- Ya llegamos, vamos. Hay que darse prisa.

Los dos de delante se bajaron con rapidez abriendo la puerta trasera y sacando al menor que se encontraba acostado en la camilla:

- ¡Rápido! –gritaba ella.

Acelerando el paso, todos se dirigieron hacia el hospital privado y las puertas fueron abiertas con brusquedad. Se dirigieron pasillo a dentro sin titubear:

- ¡Yunho!

El hombre salió y se dio la vuelta inmediatamente al escuchar los gritos tanto femeninos como los del paciente. Sus ojos se abrieron de par en par al verlo:

- Métanlo en esa sala, rápido.
- ¿Necesita nuestra ayuda? –dijeron los auxiliares.
- No, es un tema del que solo puede encargarme yo.
- Yunho, por favor –lloraba ella.
- Tranquila, haré todo lo que esté en mis manos.
- Por favor.

El hombre entró apresurado a la sala cerrando las puertas y negando la entrada:

- Tae necesito que te relajes.

En ese estado era difícil intervenir, estaba colapsado. Aunque en ocasiones abría sus ojos, era como si no lograra ver:

- ¿En realidad podrás perdonarnos por esto? ¿Por lo que te hemos hecho? Espero que algún día entiendas que fue por tu bien, aunque al final estás en esta situación –pensó.

~~~~

Se limpió las lágrimas con el antebrazo y volvió a agachar la cabeza mientras permanecía sentada en el pasillo, esperando…quizá… un milagro…

- Seohyun…

La nombrada levantó la mirada:

- Kangin...agente Park.
- Yunho nos avisó antes de la situación –dijo el más joven de los nuevos presentes.
- ¿Cómo se encuentra? –preguntó el agente.
- Acaba de entrar, si tú lo vieras. Fue horrible –volvió a sollozar.
- Tranquila, Yunho hará todo lo posible.
- Lo sé, pero aun así sabes que no es del todo seguro.
- Esperemos –dijeron sentándose los dos recién llegados.

El único sonido que se oía claramente era el del reloj, su incesante tic tac parecía reírse de ellos, burlándose de su poder temporal:

- ¡Taemin! –se oyó desde la sala en la que se encontraba el médico y el paciente.- ¡No! ¡Taemin! ¡No puedes hacer eso! ¡Ni se te ocurra! ¡Tienes que aguantar!

Aquellos gritos dejaron congelados a los tres que se encontraban desde hacía rato allí:

- No por favor –retomaba su llanto.
- No quiero creer en eso –dijo el agente.
- No puede acabar así, ¿verdad?

Todos con su vista fija en la puerta que impedía conocer lo que estaba pasando. De repente salió el médico con una mano en su rostro. Lentamente, arrastrando sus pies. Se apoyó en la pared e intentó coger aire:

- ¡¿Qué pasó?! –se levantó ella rápidamente-. Yun…

El agente la detuvo señalando al médico. Esta regresó su vista hacia él y observó cómo sus lágrimas comenzaban a vislumbrarse por su moreno rostro. Un silencio bastante sofocante:

- Pero qu…
- Tae-min… - todo los miraron al pronunciar esas palabras.
- ¿Qué pasó? –insistió el pelinegro.
- Ha… entrado en coma.

La chica cayó de rodillas al suelo, esa noticia la había golpeado de la peor manera:

- Y no sé cuándo despertará, puede que pronto o puede que nunca.

~~~~

Los cinco se dirigían al lugar que Minho conocía muy bien. Al ver unas cuantas luces encendidas, supo que estaba en lo cierto. Entraron por la puerta principal y comenzaron a recorrer pasillos. Todo estaba en silencio y solo hacía desesperarlos más. Hasta que finalmente, a lo lejos dieron con la presencia de cuatro personas que no parecían estar bien. A medida que se iban acercando Minho pudo reconocerlos:

- ¡Seohyun!

Ella levantó la vista encontrándose con el alto:

- Min-ho… -cuando la vio de cerca pudo notar su deplorable estado.

Echó un vistazo al resto de los presentes y sus ojos se abrieron en demasía:

- ¿Hyung? ¿Doctor Jeong? ¿Qué está pasando aquí? –volvió a mirarla.
- Minho tranquilo –se levantó el doctor esta vez-. Nosotros en realid-
- ¿Y Taemin? –lo interrumpió.

El médico giró el rostro evitando su mirada y suspiró profundamente:

- Yunho, ser…
- ¿Yunho? –el alto no entendía nada.
- Ese es mi verdadero nombre Minho –aclaró ante su desconcierto.

Parpadeó un par de veces antes de asimilar lo que pasaba. Volvió su vista a su hyung, el mismo que lo había ayudado a sacar al castaño de la cárcel:

- El mío es Kangin Minho, siento ocultártelo, per…
- ¿Cómo es que los conoces? ¿Y por qué me mintieron?
- Minho, por favor escucha –intentó ponerle la mano en el hombro el moreno.
- ¡No! ¿Dónde está Taemin? –regresó su vista a la mujer presente.
- Él…Minho, por favor…
- ¡Dímelo de una vez! ¡Estoy cansado de que juegues conmigo!
- ¡Minho tranquilízate! –esta vez lo agarró fuertemente por los hombros-. Taemin está… él… está en coma, y no sabemos cuándo despertará.

El alto se quedó congelado al igual que el resto de los nuevos presentes. Sus ojos permanecían abiertos y su mirada se acababa de perder:

- ¿Có-mo?
- Creo que llegó la hora de contarte todo –declaró Seohyun por fin.

Oh My God!!!

Esto cada vez esta mucho mejor, me esta matando el nerviosismo, la intriga la curiosidad y toooodooo!!!

-Pobreciito Taeminnie TT^TT que es lo que le pasa, porque se pone asi... mi Kokoró 2minezco no aguanta esto.

-Me muero por saber sobre el misterioso misterio del pasado de Tae... me huele a que va a estar feo TT-TT esto me huele maal muuuuuy mal y no me gusta.
Pero tratare de no sacar conclusiones, no son saludables para mi loca cabecita :$

-Super Hiper Espectacular el capi *--* (Igual que los otros 69 C: ) Tiemes una imaginacion que waaaauu~ Envidiia total.
Bye~ Nos leemos :3

¡Hi! Siento la tardanza pero me surgieron un par de cosas y me entretuvieron D: Bueno, por fin les traigo uno de los capítulos más esperados, aunque posiblemente no sea de la forma que piensan xDD
Gracias por la paciencia <3

Respuesta 70:

Capítulo 71:


El sol empezaba a avisar a los ciudadanos de que era la hora de ponerse en marcha. Otro día nuevo había comenzado. A pesar de que las cortinas bloquearan la vista, por los pulcros cristales de aquella gigantesca fachada el astro rey comenzaba a colarse impertinente.

Un ruido acabó con el silencio de la gran habitación, abriéndose la puerta tras retumbar:

- Señorito Taemin, es hora de levantarse.
- Mmm… -gruñó tapándose con la manta.

La criada entró en la estancia y apartó por fin el obstáculo que impedía la total claridad. Abrió la ventana y dejó que el aire limpio le acariciara el rostro. Se acercó a la cama y zarandeó aquel diminuto cuerpo de ocho años que se resistía a abrir los ojos:

- Venga, arriba. Se le va a enfriar el desayuno.
- Un poquito más –logró articular.
- Va a llegar tarde como no se levante –suspiró.
- ¡Minnie! –una melodiosa voz se oyó desde el pasillo.

El menor abrió los ojos de inmediato, levantándose cual resorte y saliendo disparado hacia el origen de esa voz. La mujer negó divertida:

- Por lo menos ya se levantó –suspiró saliendo de la gran habitación del pequeño.
- ¡Noonaaaaa!
- Buenos días, pequeño –abrió los brazos recibiendo a su adorado niño.

El menor se lanzó a ella y la castaña lo envolvió en un cálido abrazo:

- Te eché mucho de menos –le dio un beso en la mejilla.
- Solo he estado una semana fuera Minnie –sonrió frotándole la espalda.
- Es mucho tiempo –hizo un adorable puchero.

Ella rio por su ternura, era hermoso:

- Yo también te extrañé mucho –le besó en la frente.
- ¿En serio? –sus ojos se iluminaron.
- Por supuesto, ¿por qué lo dudas?
- No sé, quizá noona estaba ocupada y no tenía tiempo para pensar en mí.
- Oh, pequeño –se enterneció-. Yo siempre estoy pensando en ti. Ojalá pudiera estar siempre contigo, pero la universidad es muy dura.

El menor abrió su boca a modo de asombro provocando una expresión graciosa:

- Pero tú eres muy lista –frunció el ceño.
- Pero no lo sé todo, aún hay muchas cosas que aprender.
- ¿Muchas?
- Claro, tengo que estudiar mucho para eso.
- Ahhh, entonces yo también tengo que estudiar un montón –dijo pensativo.
- Ya te tocará estudiar Minnie –le despeinó cariñosamente mientras el menor le dedicaba una sonrisa enorme.
- Perdón por la interrupción, jóvenes –intervino un criado esta vez-. El señorito Taemin tiene que ir a prepararse ya, y a la señorita Soonkyu la están esperando fuera para llevarla a la universidad.
- Mi niño, ve a bañarte para que desayunes y nos vamos juntos.
- ¿De verdad, noona?
- Claro, venga. Date prisa y no tardes.
- ¡Vale! ¡Enseguida estoy! –finalizó saliendo disparado hacia el baño.
- Pero señori…
- Está bien así. Hace mucho que no paso tiempo con mi hermano, aunque él no lo diga sé que se siente triste por eso –sonrió nostálgica-. Además, lo he echado mucho de menos esta semana –rio.
- Nunca cambiara, ¿verdad?
- ¿Eh? ¿A qué te refieres? –se extrañó.
- Su amor incondicional hacia el pequeño Taemin. Sabemos que es la persona más importante para usted y que nunca permitiría que nada le hiciese daño.
- Sí, no soportaría verlo sufrir. Taemin es muy importante para mí, más que cualquier otra persona.
- ¿Sabe usted lo que eso significa?
- Sí, incluso por encima de las personas que me dieron la vida, sí eso es lo que quieres decir –dijo mientras se iba con una sonrisa rumbo al piso de abajo por las grandes escaleras.

~~~~

Tras lavarse los dientes, el menor bajó corriendo las escaleras y después de atravesar el gran salón y el pasillo central, se topó con la castaña en la entrada:

- Ya estoy, noona –sonrió ampliamente.
- Vamos –dijo sonriente.
- ¡Sí!

Y salió disparado hacia el coche que su guardaespaldas conducía siempre para llevarlo a él, puesto que ella siempre había preferido caminar o conducir por su cuenta:

- ¡Seung hyung! –tocó en la ventanilla del conductor, provocando que este la bajara.
- Hola, pequeño. Hoy tardaste más de lo debido.
- Es que hoy vino mi hermana –la señaló-. ¿Puede venir ella también? –preguntó inocente, ya que su trabajo era cumplir las órdenes de la familia Lee.
- Claro, no se hable más. Súbanse –dijo arrancando el motor.

Aunque el camino hacia las zonas estudiantiles no fuera muy largo, por la mañana como todo el mundo salía siempre había atascos:

- Pasaré a buscarles en cuanto terminen, ¿vale?
- Vale –dijeron al unísono.
- Bueno, aquí es. Primera parada para la señorita.
- Gracias, Seung oppa.
- No me las des –sonrió amable.
- Bueno Minnie, nos vemos después, ¿sí?

Este asintió:

- Adiós, noona.

Ella sonrió y antes de salir besó la suave mejilla de su hermano pequeño.

~~~~

A pocos minutos se encontraba la escuela del menor, la más prestigiosa, al igual que la su hermana:

- ¿Taeminnie? –le preguntó el guardaespaldas.
- ¿Mm? Lo siento hyung, no estaba atendiendo.

El mayor sonrió con ternura:

- Dije que estudies mucho y tengas cuidado, ¿sí?

El menor asintió:

- Bueno ya llegamos, nos vemos después.
- Adiós hyung –le sonrió mientras cerraba la puerta del coche.

Pero en cuanto el coche desapareció de su vista, su sonrisa ya no era tan segura. Según atravesó el gran jardín hasta el edificio, todos los demás alumnos, lo miraban de reojo…tan solo por ser rico, tan solo por ser de la familia más influyente del país, tan solo porque su padre tenía todo el poder…

Bajó la mirada al suelo, suspiró y siguió caminando hasta su clase.

~~~~

- ¡Sunnyyyy! –la chica giró su cabeza en dirección a la voz que la había llamado.
- ¡Seooo!

La segunda vino corriendo y se lanzó al cuello de la castaña abrazándola como si no hubiera mañana:

- Seo, que tengo que respirar –se reía.
- Lo siento –rio-. Pero es que te he echado mucho de menos –hizo un puchero.
- Yo también a ti –le pellizcó la mejilla
- ¿Cómo te fue el viaje?
- Bien, la verdad. Aunque ya extrañaba volver y eso que solo fue una semana.
- Me imagino que el pequeño Minnie estará contento de volver a verte –sonrió imaginándoselo.
- Sí, ya sabes que no podemos estar mucho tiempo separados.
- Lo sé perfectamente –sonrió.
- Bueno, vamos a clase que pronto empezará.
- Sí, démonos prisa.

Tras las interminables horas que parecían no tener fin, el reloj casi con pereza marcó el final de las clases. Habían sido duras, pero era algo que tenía que soportar e intentaba que fueran lo más amenas posibles y no pensar mucho en ello:

- Bueno Seohyun, nos vemos mañana –se despidió agitando la mano alegremente.
- Adiós Sunny, y dale recuerdos a tu hermanito que hace tiempo que no lo veo.
- Lo haré, ve con cuidado.

Según se dio la vuelta, divisó el coche de la familia esperándola para recogerla:

- Hola, Seung oppa.
- Hola, querida. ¿Qué tal el día hoy?
- Aburrido como siempre –rio-. Ya sabes, información por todos lados –se quejó entrando al coche.
- Ya sabes que la universidad es importante –dijo poniendo el coche en marcha.
- Sí sí, lo sé. Siempre me lo están diciendo, pero cansa demasiado.
- Me imagino, bueno vamos a por el enano.

Después de decir aquello último, como si se hubieran puesto de acuerdo, el móvil del hombre sonó:

- Un mensaje –anunció mirando la pantalla.

‘’Hyung, no hace falta que me vengas a buscar. Hoy nos quedaremos un poco más por una tarea en grupo. ‘’

- Este niño…
- ¿Quién es?
- Tu hermano, dice que no lo vayamos a buscar porque se quedarán a terminar una cosa.
- Pues pregúntale a qué hora termina para que lo vayas a buscar –sonó un poco preocupada.

Y antes de responder al mensaje, otro llegó:

‘’Volveré con la madre de un amigo. ‘’

- Dice que lo trae un amigo suyo.
- ¿Estás seguro? –se inclinó un poco hasta el asiento del conductor.
- Sí, tranquila.
- No sé yo.
- No te preocupes, si ocurre algo, yo lo iré a buscar.

Aun habiéndole dicho eso, ella no se había quedado tranquila. No le gustaba que su hermano se quedara por ahí, aunque fuera en la escuela. Podía pasarle algo y eso jamás se lo perdonaría y más sabiendo el apellido que llevan.

~~~~

Guardó el aparato en su mochila y cogió aire fuertemente. No le gustaba mentir y menos a ellos dos, pero tampoco quería preocuparlos, así que para él, estaba bien así. Era el último en salir de su clase y prácticamente de toda la institución. Atravesó la puerta y comenzó a recorrer el pasillo de su piso rumbo hacia la escalera. Cuando estaba a punto de llegar oyó unos pasos y unas risas que provenían desde su espalda, pero al darse la vuelta, no logró ver nada.

Extrañado, volvió hacia el frente y se topó con el mismo grupo de siempre. Sus piernas comenzaron a temblar como todas las veces que los veía, su rostro se volvió pálido y unas ganas de llorar se arremolinaron en su interior:

- Vaya vaya, el niño de papá se quedó solito –rio el cabecilla del grupo.
- ¿Qué pasa? ¿Dónde está tu guardaespaldas? –rio otro.
- ¿Qu-é que-réis? – la voz entrecortada había conseguido abandonar su boca.
- En realidad nos aburríamos y te vimos pasar y pensamos que habíamos encontrado entretenimiento.
- No, por fa-vor…no me hagáis na-da.
- Mira como el niñito tiembla, solo te falta llorar.
- Que patético, mereces que te peguemos otra vez.

~~~~

- Gracias por traerme a casa.
- Sabes que es mi trabajo, pero siempre es un placer.

Ella sonrió:

- Avísame cuando llegue mi hermano, estaré estudiando en la biblioteca de la tercera planta y sabes que allí es como estar apartada del mundo.
- Sí, no te preocupes. Te avisaré. Tú concéntrate en estudiar y sacar todo bien.
- Lo haré, gracias.

En cuanto la perdió de vista en el interior de la casa, volvió a poner en marcha el coche dirigiéndose a la escuela del menor. Aquello no le había convencido para nada, y no era que desconfiara del pequeño, sino del resto de personas. Le olía mal aquel mensaje.

A una velocidad poco adecuada logró llegar en pocos minutos hasta el lugar dónde él estudiaba. Al igual que el mensaje, ese lugar tampoco le había dado buena espina desde el principio, por muy prestigiosa que fuera la escuela, para su persona, todos en ese colegio eran unos hipócritas y el dinero...su mayor detonante. Aparcó rápidamente y se asomó hasta la puerta, pero antes de entrar un guardia lo detuvo:

- Lo siento, pero ya está cerrado, si quiere algo, vuelva mañana.
- ¿Cerrado? ¿No quedan alumnos dentro?
- No, todos han salido a la hora de siempre.

¿Entonces? ¿El pequeño había mentido de verdad? ¿Dónde estaba? ¿Y con quién estaba? Se comenzó a poner nervioso, estaba a su cargo, era su niño. Volvió al coche a toda prisa y pisó el acelerador. ¿A dónde había ido?
Sin importar el resto de transeúntes, recorría las calles, apresurado, mirando hacia todos lados sin resultado alguno, no lograba hallarlo. Maldijo internamente mientras estacionaba en los aparcamientos de una plaza.

Por un momento, cierto lugar se le vino a la mente, uno al que siempre iba con el menor cuando este se lo pedía, quizá…estuviera allí. Cogió aire intentando tranquilizarse y rezando porque estuviera en ese lugar. Arrancó de nuevo y se puso en marcha.

Se bajó del coche tras aparcar cerca y se adentró en el enorme parque con el corazón en la boca. Miro hacia todos lados en busca de aquel niño de ocho años que le causaba tanta ternura. A lo lejos divisó un bulto pequeño que se encontraban sentado en un banco balanceando los pies con la cabeza gacha. Se fue acercando para confirmar sus sospechas hasta que lo reconoció inmediatamente:

- ¡Taemin! –corrió hacia él.

El menor pareció ignorarlo. Este se acercó hasta él y le puso una mano en el hombro mientras regulaba su respiración:

- ¿Por qué estás aquí? ¿Qué te pas…
- Hyung… -murmuró levantando la mirada lentamente.

El mayor abrió los ojos sorprendido:

- Lo siento –sus lágrimas comenzaron a discurrir por su rostro, aquel que horas atrás estaba intacto y que ahora solo mostraba signos de violencia.

Wow :OO tienes que continuar!! Te ha quedado realmente genial el capítulo! No sabes cuanto esperé por una nueva actualización, casi lo revisaba diario x3 pero de verdad, tu fanfic es asombroso n.n si te tardas en actualizar no importa, igual esperaremos pacientes :D   

Hi a todos! Siento mucho la tardanza pero les comentaré el motivo (para quien lo quiera saber e.e) No sé si conocen el concurso del Kpop World Festival, pero viene siendo eso un concurso de cover cuya final es en Corea si consigues pasar todas las fases, el caso es que me presenté con mi grupo y pasamos la primera fase, y entre ensayos y demás estuve ocupada y ahora pasaremos a la final de mi país, y como es en capital  tendremos que volar hasta allí, así que la preparación fue otro motivo para no poder actualizar y les adelanto que el viaje y el concurso son esta semana, me voy mañana así que por eso vengo a dejarles esta caquita de capítulo MUY corto antes de irme, porque no puedo hacer más DD: Perdónenme, ¿shi? *^

Respuestas 71:

Capítulo 72:


- Taemin… ¿qué te ha pasado?
- Me… caí por la es-cale-ra… -dijo devolviendo la vista al suelo.

El hombre frunció el señor ante la evidente mentira que intentaba ocultar:

- Tae, ¿quién te pegó? –se agachó a su altura para elevarle el rostro y revisarle las heridas.
- N-adie hyung, ya te dije qu…
- ¡Taemin! –no soportaba que siguiera mintiendo solo para ocultar a sus agresores. Era demasiado bueno.

Sus hipidos se intensificaron y con ellos sus acuosos ojos que no podían retener el llanto:

- ¡Hyung por favor no se lo digas a noona! –le suplicaba.
- Taemin…
- Por favor hyung, prométemelo…
- Ven aquí anda, vamos para que te curen esas heridas –dijo alzándolo en brazos.

El niño rodeó son sus manitas el cuello de su guardaespaldas y apoyó la cabeza en su hombro:

- ¿Por qué quieres ocultárselo? Sabes que ella te quiere mucho y se preocupa por ti, no estaría bien.
- Por eso hyung, no quiero que ella se preocupe –dijo limpiándose las lágrimas con su antebrazo-. Noona tiene que concentrarse en la universidad y nada más. Si se lo digo, solo le ocasionaría una pérdida de tiempo.

Se le encogía el corazón al oírlo hablar así, podría tener solo ocho años, pero sus pensamientos iban más allá aunque no dejaban de tener la pureza del niño que era:

- Pequeño, tu hermana jamás te consideraría una molestia, si ella tuviera y pudiera elegir, te aseguro que estaría para siempre contigo.
- Pero no puede –dijo con desdén.
- Pero sabes que lo haría.
- Pero no puede hyung, además tiene que concentrarse en lo que es verdaderamente importante, eso es lo que dice appa.

El mayor rio con ironía:

- Él que sabrá –escupió.
- ¿Dijiste algo? –lo miró apartándose de su hombro.
- No, nada –le acarició los cabellos-. ¿Cuándo fue la últimas vez que viste al señor Lee?
- Mmm…hace… -contó con los dedos apoyados en su espalda- creo que seis meses.
- Ay señor…
- Pero porque appa tiene mucho trabajo, yo lo entiendo. Pienso que él también quiere estar con nosotros, pero no puede.
- Sí, seguro que sí –la ironía en una frase.

Dio gracias a la inocencia del menor de los Lee. Seung lo metió en el coche y puso rumbo a un pequeño hospital que dirigía un amigo suyo y más que nada, era privado. Observó al niño por el espejo percatándose de que tenía la mirada perdida, junto con los recientes golpes que resaltaban en su frágil rostro aquella imagen podría destrozarte. Cerró los ojos y tras dar un largo suspiro, siguió conduciendo hasta el lugar mencionado.

Aparcó cerca de allí y entró con el pequeño en sus brazos, pues cuando este se había bajado del coche, se quejó de un dolor en su pierna encontrándose con números morados que manchaban la piel de sus extremidades inferiores. Ese golpe había sido fuerte:

- Hola, ¿en qué puedo ayudarle?
- Buenos días, ¿est…
- ¡Seung! –oyó su voz, ya no hacía falta preguntar por él-. ¿Qué tal?
- Yunho –sonrió, hacía tiempo que no lo veía.
- ¡Oh, Taeminnie! ¿Te volviste a caer por la escalera? –se acercó rápidamente a revisarlo.
- Ya lo sabe hyung -desvió la mirada.
- ¿Tú sabías lo que le pasaba a Taemin?
- Mmm… sí. Ha venido un par de veces después de cada ‘’accidente’’, pero me pidió que no dijera nada, lo siento.
- Hyung ha cuidado de mí todas las veces.
- Deberían habérmelo dicho –sonó a reproche.
- Lo sentimos –dijeron apenados al unísono.
- Espero que así sea, y ahora atiéndelo por favor.
- Con gusto, vamos –lo cogió el doctor esta vez.

El doctor se perdió entre los pasillos hacia alguna sala concreta mientras el guardaespaldas se sentó a esperarlos. Todavía estaba un poco molesto y no por el hecho de que Taemin le haya ocultado que sufría agresiones, sino porque encima se aprovechaban de su puro corazón.

- ¿Entonces te descubrió?
- Sí –sonó apenado.
- Ves, te dije que pronto alguien lo sabría –dijo mientras le curaba las heridas de una de las mejillas
- Pero Seung hyung me prometió que no se lo diría a Sunny noona.
- Deberías decírselo, ella te ayudará y así se acabará todo esto. ¿Qué pasa si te llegan a dar más fuerte y llega a ser grave?
- Pero hyung…
- Taeminnie no eres una molestia para nadie, todos te quieren y más tu hermana, ella te quiere con locura.
- Y yo a ella –comenzó a sollozar-. Pero no quiero que se preocupe.
- Pequeño cabezota –sonrió enternecido-. Bueno ya está, vamos.


Tras despedirse y agradecer, ambos salieron poniendo rumbo al coche:

- Hyung te está sonando el teléfono.
- ¡Oh! Gracias por avisarme –dijo buscándolo en el bolsillo-. ¿Diga?
- Seung, ¿dónde está el niño? Tiene clase de protocolos, la profesora ya está aquí.

El mayor gruñó internamente, le parecían una tontería esas clases para un niño de ocho años, pero él no mandaba sobre eso:

- ¿No se puede aplazar?
- No, ya sabes que el señorito Taemin tiene un horario muy estricto. Tráelo inmediatamente, ¿entendiste?
- Sí.
- ¿Quién era?
- Tu profesora te está esperando para las clases de hoy.
- ¡Me había olvidado! –dijo abriendo los ojos por la sorpresa.
- ¿Estás bien para dar las clases?
- Aunque no lo estuviera, tengo que darlas hyung. Appa dice que la educación es importante.

El guardaespaldas puso los ojos en blanco ante sus palabras:

- Sí así lo deseas.

Cuando por fin llegaron, los dos se bajaron del coche entrando a la enorme mansión:

- Por fin está aquí, diríjase a la segunda planta para que tome sus clases.
- ¿Puede ir al baño primero?
- No, llega usted tarde señorito.
- Ha sido culpa mía.
- No es mi problema, tarde es tarde.
- Está bien, adiós hyung –sonrió sacudiendo su manita a modo de despedida.

Sabía que eso había sido una forma de evitar peleas entre el personal, por eso se fue sin rechistar, para que no culparan a su hyung.

~~~~

- ¿Me está escuchando señorito?
- ¿Eh? Sí, sí.
- ¿Qué acabo de decir? –levantó un ceja
- Que…el protocolo…empresarial…Se inspira en el protocolo oficial. Lo forman determinados có-digos de con-ducta que establece la propia organi-zación para su uso interno y vin-cu-la-ción con el exterior.
- Bien entonces, me creeré que estás atendiendo.
- Lo siento –hizo una reverencia.
- Sigamos con la clase. ¿Te repasaste el protocolo social?
- Sí, es el conjunto de acuerdos tácticos que, con el uso, se convierten en con-ven-cionalis-mos.
- Convencionalismos, aprenden a pronunciar bien esa palabra.
- Lo siento, es muy difícil.
- Esas no son excusas, ¿me entendiste?
- Sí, lo haré bien la próxima vez.

~~~~

- ¿Puedo pasar señorita Sunny?
- ¡Sí! –grito desde el otro lado de la robusta puerta.
El hombre la abrió dando paso, ante su vista, la enorme biblioteca de la mansión Lee. A lo lejos vio a la chica sumergida en una excesiva cantidad de papeles y libros y una cara de cansancio muy grande:

- ¿Soonkyu? ¿Estás bien? Pareces cansada –se fue acercando lentamente hasta ella.
- Sí, no te preocupes, estaba tomando un descanso, porque no aguando ya la vista.
- ¿Te lo sabes todo? ¿Lo has repasado?
- Sí, pero nunca se sabe, tengo que repasarlo hasta el final.
- Estoy seguro de que te lo sabes perfectamente, anda ve a ducharte y acuéstate ya.
- Tengo que seguir estudiando.
- Ten fe de tus conocimientos y no te sobre esfuerces.
- Pero y s…
- ¿Te lo sabes?
- Sí, per…
- Pues ya está, vámonos.
- Puede que tengas razón oppa.
- La tengo, créeme.
- Vale –rio- entonces te haré caso.
- Sí, venga que te ayudo a recoger.
- Gracias.
- Nada, para eso estoy, para cuidarlos.
- Pero te agradezco que no lo hagas solo por el dinero o por el prestigio, yo sé que tú nos quieres de verdad.

El mayor sonrió enternecido:

- Sí, os quiero mucho a los dos.

Salieron del lugar cerrando la puerta tras de ellos:

- Por cierto, ¿y mi hermano?
- Está dando sus clases.
- No sabía que había llegado.
- Sí, lo que pasa es que está muy ocupado con su programación.
- A veces, eso me molesta. Tan solo tiene ocho años y parece que no lo entienden.
- Opinamos igual entonces.
- Realmente me preocupa que pueda causarle alguna enfermedad tanto estrés a alguien tan joven –sonó apagada.
- Tranquila, aunque no podamos hacer nada. El pequeño Tae es fuerte.
- Si, lo sé. Pero a veces siento que lo están forzando a serlo y esconde sus verdaderos deseos. Tiene que ser un niño, no un empresario.

~~~~

- Bueno, eso ha sido todo por hoy. Estúdiate todo lo que te he explicado, si no, en el futuro no servirás para nada.
- Comprendo, así lo haré –hizo una reverencia.
- Buenas noches.
- Buenas noches.

Tras acompañarla y cerrar la puerta, el pequeño se sentó en el escalón de la entrada exhausto. Se echó sobre una de las paredes y cerró los ojos en contra de su voluntad.

Vaya!  :WOW: ahora puedo darme una idea de lo que pasó con Sunny (? Jeje Esperaremos a que regreses, comprendo bien, mi prima tiene un grupo donde bailan las coreografías de grupos Kpop, ensayan mucho y también van a concursos así que no te preocupes :D Suerte en el concurso!!  :YAyy: Nos vemos cuando regreses, cuídate y diviértete  :Hi:

sdgfahsg!!!....sdgfd!!!!....sdhgajsf!!!!! *corre en círculo*

kyaaaa!!!! >< disculpa mi euforia, pero soy nueva lectora,
primero que todo quiero recalcar que la historia es simplemente genial, desde el primer capitulo me quede con cara de O__o por que había muchas cosas que no entendía, muchos personajes de los que no estaba segura de su verdadera identidad, y demas situaciones que me dejaron asi  :WOW:  :WOW:  :WOW:  captaste totalmente mi atención desde el principio!!!....han sido un par de días en los que he estado leyendo sin parar (literal ._. ), dejandolo solo por que tenia dormir e ir al baño (ñam...emasiada información, jaja pero asi me tenia tu historia de intrigada >///< )

En cuanto a este último capitulo:
T^T pobre pequeñisimo Tae, pero es cierto, pensmos que realmente somos dueños de nuestra vida pero no notamos que cargamos con cosas tan pesadas como una posición, la sociedad, y en este caso, un apellido u.u ....me pregunto q clase de trabajo tiene a un padre seis meses fuera de casa???? o____o ...y seguro la mamá también anda en sus ondas y ni se entera ¬¬ ... y bueno, a veces los empleados resultan conocer y querer mas a los niños que los propios padres u.u , ...muy mal ><
y bueeeeno....creo...creo...que ya por donde v el asunto y la cosa, me he creado una serie de suposiciones, pero solo se quedan en eso, no estoy segura >Ahora: el Jongkey.....awwww!!! cosas hermosas de la vida y el amor >< simplemente me encanto como se dio la pareja....y ese Onew con su hermanito perverso jajaja la pareja me encanto.....y el 2MIN T^T sufro por que sufren!!! u.u amo esa pareja.....tal parece va q vuela para terminar como Tae (digo, por el ambiente, la familia y todas esas cosas), q onda su mamá??...sigue con vida??? :O con un marido asi de loco no me sorprendería q no (otra tristeza para Minho...noooo!!! ><)....si no mal recuerdo, en os primeros capitulos su papá era bueno, y se llevaban..ps bien, hasta yo pensaba "mendigo Minho desgraciado, le miente a su papá y él tan bueno q es"... ._. pfff!!! en q estara metido q lo hizo cambiar de una forma tan fea??

en fin....vengo a decirte que te felicito por la historia, q es genial, q me encanta como escribes, q no la olvides, q soy tu fiel seguidora, q mucha suerte en tu competencia (fighting!!!) y que queremos un 2MIN perv ._____. ......si, ya, tenia q mencionarlo >///<

ns vmos, espero sea pronto por que me tienes muerta de la curiosidad y la ansiedad por saber q sigue.
Gracias Unnie, ns leemos prontito n_n



P.D una disculpa por mi pergamino...me percate ya q habia publicado la respuesta ><

¡Hi! Por fin he vuelto :D Gracias por el apoyo, por comentar y por supuesto, la paciencia e.e''

Respuestas 72:

Capítulo 73:


Una vez que la hermana se acostó por fin a descansar, Seung bajó las escaleras dirección a la cocina a beber un poco de agua. Cuando bajó el último escalón y se encaminó por el gran salón, un pequeño bulto le llamó la atención en la puerta de la entrada. Extrañado, se dirigió hacia él percatándose de que era el menor de los Lee. Se había quedado dormido apoyado en la pared. Aquella estampa desprendía ternura, pero a la vez le daba rabia porque el pequeño no tenía la necesidad de sufrir estas cosas.

Lo cogió en brazos y lo cargó hasta su habitación. Una vez allí, le cambió la ropa y lo acostó en la cama, dándole un beso en su diminuta frente. Lo tapó con cuidado de no despertarlo y apagó la luz.

~~~~

Llevó la taza de café a sus labios tras haber soplado y sorbió de aquel líquido que la ayudaba por las mañanas. Suspiró con pesadez y siguió mirando a la nada. ¿Sería verdad aquello? ¿Entonces todos estos meses en lo que su padre había dicho que estaba fuera era una farsa? No quería creer aquello, quería pensar que su padre estaba trabajando, pero aquella llamada la había desconcertado.

Flash Back

- ¿Eres su hija?
- Sí, ¿quién es usted?
- Soy un socio de tu padre, ¿está por ahí?
- Lleva fuera de casa medio año, pruebe a llamarlo al móvil personal.
- ¿Fuera? Eso es imposible, el otro día estuvimos hablando en un restaurante.
- ¿C-ómo? Per…
- No importa, déjalo, lo llamaré en otro momento.
- Qu-e tenga un buen día.

Fin Flash Back


¿Qué estaba pasando?

- Buenos días, Sunny.
- ¡Oh! –se sobresaltó-. Buen día, oppa.
- ¿Qué haces tan temprano levantada?
- Los nervios, no me dejaron dormir más –rio por lo bajo.
- Ya veo –le contestó el gesto.
- Si quieres café, allí hay –le señaló la mesa.
- Gracias, creo que me hará falta.
- Seung oppa…
- ¿Sí?
- Esto…quería saber…

¿Era correcto sospechar de su padre? ¿Debería preguntar por esa mentira?

- ¿Sabes dónde está mi padre?
- ¿Tu padre? ¿Pero qué pregunta es esa? –rio-. Sabes que tu padre está trabajando con las empresas extranjeras.
- Sí, es verdad… -sonrió-. Que tonta soy.
- No te preocupes, ¿lo echas de menos?
- Estoy acostumbrada, supongo.
- ¿Te gustaría que estuviera más en casa?
- Creo que si estuviera en casa sería otra persona, nunca he sabido lo que es tener un padre en casa, así que no sé si me gustaría. Pero como dice él, todo cuesta un sacrificio y para él y para nosotros, es este.
- ¿Te parece justo?
- No sé, pero lo que sí me preocupa es mi hermano. Tengo miedo de que se desvíe por la ausencia de nuestro padre y nuestra madre. Es un niño y necesita todo el amor posible.
- Hace ya dos años que tu madre se fue a trabajar y no ha vuelto, tu padre va por el mismo camino, pero a él no le importa tanto. Lo único que quiere para ser feliz es estar con su hermana mayor.
- Mi precioso –sonrió enternecida.
- Es normal, ha crecido contigo. Prácticamente eres su familia, eres su ejemplo a seguir, su todo.
- Minnie significa todo para mí. Daría mi vida por él y por su felicidad.
- Bueno, no nos pongamos sentimentales ahora, que tienes un examen importante hoy, tienes que concentrarte.
- Sí, por un momento me había olvidado. Voy a despertar a Tae.
- ¡No! –se apresuró a decir-. Yo…lo haré, tu repasa algo antes de irnos, por si acaso. –se mostró nervioso.
- Pero…
- No te preocupes cariño, iré yo. –dijo desapareciendo de la cocina.

El hombre respiró aliviado y se apresuró hasta la habitación donde dormía el más pequeño. Estaba seguro de que si hubiera subido ella, se habría percatado del accidente que había tenido su hermanito.

Abrió la puerta con cuidado y entró al oscuro cuarto. Rodó lentamente las cortinas y se dirigió hasta su cama:

- Taemin, despierta.

Como era de esperarse, lo ignoró:

- Taeminnie tienes que ir a clase, vamos levántate.
- ¿Mmm? –dijo abriendo apenas los ojos
- Vamos, arriba.

El menor comenzó a desperezarse con sus tiernos pucheros habituales por tener que levantarse temprano y se dirigió al baño:

- ¡Hyung! –dijo asustado.
- ¿Qué pasó? –cuestionó entrando al baño.
- No puedo bajar así –se señaló-. Noona me descubrirá.
- Le diremos a alguien que te maquille un poco.
- Gracias, hyung –dijo aliviado.
- No te preocupes, cuando termines baja a desayunar.
- Está bien.

~~~~

- ¿Ya baja?
- Sí, se está preparando –dijo recuperando el sitio que minutos antes había dejado.
- Bien, su desayuno ya está listo.
- ¡Noona! –gritó una voz infantil por el pasillo.

Ella rio mientras salía de la cocina a recibirlo:

- Buenos días, noona –se lanzó a sus brazos, con una resplandeciente sonrisa.
- Buenas días, mi pequeño –depositó un beso en su frente-. Vamos a desayunar.

Ambos hermanos se sentaron a desayunar en la cocina hablando de cosas triviales mientras el guardaespaldas los observaba felizmente. Verlos sonriendo de esa manera lo hacía vivir y amar su trabajo, a pesar de sus circunstancia, ellos seguían ahí. Eso le encantaba:

- Bueno, creo que es hora de irnos chicos.
- Sí, vamos –dijo la mayor mirando su reloj.

Los tres salieron por el gran portón y se subieron al coche que atravesaría todos aquellos metros de jardín hasta dar con la carretera. La misma rutina de siempre, primero a la mayor de los Lee:

- Noona, mucha suerte en tu examen.
- Sabemos que lo superarás con éxito.
- Gracias a los dos –dijo agradecida.
- Nos vemos después –dijo besando la mejilla de cada uno.

Y después al menor:

- Taeminnie, ten cuidado, ¿sí?
- Lo tendré hyung, gracias.
- Cualquier cosa, llámame. Vendré en seguida.
- No te preocupes, adiós.
- Precisamente es ahora cuando más me preocupo –dijo una vez que el pequeño había cerrado la puerta.

Arrancó incómodo por la situación. Mientras había visto como Tae se alejaba hacia la entrada un extraño sentimiento le revolvió el estómago. Sacudió sus pensamientos y continuó su camino intentando olvidarse de eso.

~~~~

- ¡Sunny! ¡Por aquí! –una mano era agitada entre la multitud de alumnos que entraban a sus clases.
- Hola, Seohyun. ¿Qué tal?
- Hola –le saludó enérgica la chica-. Pues bien, ¿y tú?
- Lo bien que se puede estar antes de un examen.
- ¡Ah! De eso te quería hablar. Antes viniendo para aquí, me encontré con la profesora y dijo que cambiaba el examen para el horario de tarde.
- ¿En serio? –no sabía cómo tomárselo.
- Sí, así que si quieres podemos ir a la biblioteca a seguir repasando.
- Está bien, será lo mejor.

~~~~

El menor meditó unos segundos antes de entrar a las instalaciones. Estaba asustado, ¿qué le harían hoy? ¿Acaso no le harían nada? Su persistente duda cada vez que llegaba la hora de entrar. Suspiró profundamente y se adentró con valentía:

- Bueno chicos, recuerden que hoy tenemos las pruebas de natación para los que están apuntados y para los que no, lamento decirles que el profesor que les tocaba no pudo asistir, así que nos acompañaran en esta clase.

Todos los alumnos se levantaron sin rechistar, ¿quién tenía ganas de meterse en el agua a esas horas de la mañana? Él estaba claro que no, por eso no se había apuntado. Siguió al resto de compañeros hasta donde tendría lugar la clase y junto con otros que tampoco se habían apuntado, se sentaron por un lado, lejos de la pista acuática.

Su mirada vagaba aburrida de un lado a otro, no tenía nada que hacer y esas pruebas lo estaban aburriendo. Pero de repente, el ruido de otra puerta abrirse llamó su atención y al momento, su cuerpo se tensó por completo. Eran ellos.
Comenzó a temblar notoriamente, pero intentó tranquilizarse e ignorar su presencia. Durante el resto de la clase, notaba sus miradas afiladas sobre él y el pequeño luchaba por no salir corriendo del lugar:

- Chicos, ya finalizó la clase –anunciaron ambos profesores. El de su clase y el otro de los mayores-. Vayan a ducharse y a cambiarse.
- ¡Sí! –respondieron al unísono.

Él, junto con sus compañeros, se levantó del lugar y se dispusieron a salir de allí, pero justo cuando se quedó el último, lo agarraron por detrás y lo devolvieron al lugar de la clase:

- Cuanto tiempo –rio maliciosamente.
- Déjenme, por favor –suplicaba.
- ¿Te vas a poner a llorar de nuevo? –hablaba otro.

El menor miró a todos lados en busca de auxilio, pero para su mala suerte, ya no quedaba nadie:

- Estamos nosotros solos, no te preocupes.
- Déjen-me ir, no me ha-gan na-da por fa-vor –el miedo en sus ojos se notaba a kilómetros.
- Solo vamos a jugar contigo, renacuajo –posó su mano en el blanquecino cuello de la víctima apretando duramente.
- ¡Ahh! ¡Déjame!

No se había recuperado de lo de ayer y por eso el cuerpo le dolía más aún:

- ¿No te gusta la piscina? ¿Por qué no te das un baño? –rio roncamente.

En ese mismo momento, el cambio de clase sonó retumbando en todo el lugar:

- Bueno, tenemos que acabar con esto ya, sentimos no podernos quedar a jugar más tiempo, pero…toma esto como regalo.

Los tres chicos, cogieron una venda y le taparon los ojos, acercándolo al borde. El pequeño sentía el agua bailar bajo sus pies. Estaba asustado y no veía nada. De repente sintió como le ataban una cuerda al cuello, ¿qué era lo que le iban a hacer?

- Disfruta del baño, nenita.

Lo último que escuchó antes de caer al agua. Con rapidez, la cuerda comenzó a tirar, arrastrándolo hasta el fondo del todo. Se estaba hundiendo y por mucho que nadara no podía hacer nada. Le habían atado al otro extremo de la cuerda, algo pesado para que se hundiera. La cuerda lo ahorcaba del peso que lo hundía, hasta que tocó el fondo y por fin se paró.

El menor intentaba desesperadamente desatarse aquello, pero no tenía la fuerza suficiente y le estaba faltando oxígeno. Tampoco podía quitarse la venda, juraría que si estuviera fuera, las lágrimas serían el único líquido que lo mojara. No podía…no podía…se le acaba el aire…se asfixiaba y no podía quitarse la cuerda del cuello. Por mucho que se moviera, solo se ponía más nervioso. Hasta que llegó ese momento…sus manos dejaron de hacer fuerza y sus pies les siguieron. Sus ojos desenfocados se cerraron y su cuerpo comenzó a llenarse de agua…ahogándose. El cuerpo de Taemin flotaba en el fondo.

~~~~

Se encontraba en la mansión de los Lee, esperando a que se hiciera la hora para recogerlos. De un momento a otro, el sillón en el que descansaba se había vuelto incómodo. Cambió de posición, pero solo lograba molestarse. Se sentó por fin y justo cuando puso sus pies en el suelo, su teléfono sonó:

- Hola, buenos días. ¿Está usted a cargo del alumno Lee Taemin?
- Sí, ¿por qué?
- El niño se encuentra ahora mismo yendo al hospital.
- ¿C-ómo? ¿Pero qué estás dicien-do? ¡¿Qué le pasó?!
- Cálmese por favor, al parecer el pequeño se cayó al agua en clase de natación cuando nadie estaba allí y se ahogó. Ahora le dejaré la dirección del h…

El hombre cortó la llamada en seguida y salió disparado al coche. ¿Acaso se creían que era estúpido? El menor sabía nadar y lo que es más evidente, Taemin obedecía a todo así que es imposible que se quedara solo por propia voluntad si no fue una orden:

- Esos chiquillos me la van a pagar –dijo enfurecido.

Solo esperaba que estuviera vivo…solo eso.

aparto

Holaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! resucite, mi querida dongsaeng y esto esta de muerte:
Mi precioso Tae lo amo, mira todo lo que ha pasado en mi ausencia bueno lo adorare hasta que me muera    extrañe este fic te felicito tarde por tus logros y seguire leyendo   

._____. ......ahogado???  :WTF:  :WTF:  :WTF:  :WOW:  :WOW:  :WOW: .....entonces tal ves mi loca imaginación tenía razón!!! *corre en círculos*
Tengo miles de teorías en mente, ojala puedas actualizar pronto, en serio me emociona n_n