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~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Recuerdo del primer mensaje :
Holaa ~~ Las presentaciones no se me dan bien. Me he decidido a publicar mi fic en el que he puesto muchos sentimientos propios que quería reflejar. Espero que les guste y así poder continuarlo. Intentaré publicar lo más seguido posible ya que sé como se siente eso de esperar y quedarte con la intriga. Personalmente me gusta hacerlo en mis fics, pero soy buena persona y haré lo posible. ^3^
Titulo: Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Autor: ~ Lady Akari ~
Género: Drama, romántico, lemon.
Parejas: 2min, JongKey y otros.
Personajes: Jonghyun, Key, Onew, Minho, Taemin, Kai y puede que alguno más. Los iré añadiendo
Nota: Este fic lo estoy publicando en otros foros también.
Ya era la hora. El destino lo había decidido. Como en un puzzle cuyas piezas no encajan porque están mal colocadas. Ya era la hora de poner cada pieza en su lugar. Ellos estaban destinados a caminar es una misma dirección, por un solo camino. Ni en sus sueños más locos pensarían que es lo que el futuro les tenía preparado.
Capítulo 1:
La luz temprana del amanecer acompañada de la suave brisa, acariciaba su frágil y bello rostro. Sus ojos vagaban en su propio recuerdo. ¿Cambiarían las cosas? El sentimiento que aquejaban en su pecho lo había acompañado todos estos años. Le dolía. Seguía inmerso en sus pensamientos hasta que una voz familiar lo hizo volver:
- Hyung, ¿no es muy temprano para estar despierto? –preguntó la persona que había interrumpido sus pensamientos.
- ¿Y tú qué? –contestó molesto.
- Voy al instituto hyung. Tú… deberías volver a clases.
- ¿Vas a seguir insistiendo? Ya te dije que no te metieras en mi vida.
- Pero…
- ¡¿Qué?! – Lo miró desafiante
- Somos amigos…por eso me preocupo por ti hyung –dijo agachando la cabeza.
- ¿Amigos? Eres muy ingenuo –el mayor se levantó del muro desde donde había estado observando el tranquilo amanecer de la cuidad y se dispuso a bajar las escaleras.
- ¡Hyung espera! -le cogió del brazo- aunque tú no lo aceptes somos amigos y quieras o no, seguiré preocupándome por ti.
- Tss idiota –espetó ante la confianza que derrochaba la mirada del más pequeño.
Al bajar las escaleras se volvió a adentrar en aquel pequeño almacén convertido en una especie de casa dónde se encontraban otros chicos. No es que fuera un lugar totalmente legal pues vivían al margen de todos y de todo. Unos cuantos sillones, dos baños, algunas habitaciones que solo disponían los más antiguos del lugar, entre los cuales se encontraba él. A las paredes no le faltaban sus dibujos sin sentidos y para gusto de unos pocos, restos de muebles, barras de hierro y no tenían luz, así que cada uno se las apañaba como podía. Cada cual iba a lo suyo, pero en el fondo, todos tenía algo en común. Cada uno tenía su historia, cargaban con su pasado y con la monotonía del presente. ¿Qué importaba el futuro?
Se dirigió a su habitación, bueno si se le podía llamar así. Se sentó en su cama deshecha. Frunció el ceño al sentir un fuerte olor a alcohol que se había colado con él. Otra vez venían de resaca. Justo cuando iba a cerrar los ojos oyó un ruido. Molesto, se volvió a incorporar y se dirigió al centro del almacén dónde se encontraban todos. Al parecer se estaban divirtiendo con alguien:
- ¿Otra vez por aquí, renacuajo? –se reía el más alto.
- ¿Viniste otra vez a ver a tu amigo? –le decía uno más tranquilo.
- Sí y ya me voy –intentó emprender la marcha, pero uno se lo impidió.
- ¿Tan rápido te vas? –le agarraban.
El pequeño permanecía quieto, aunque no lo reflejaba estaba un poco asustado, puesto que solo lo trataban así cuando esta gente estaba ebria, así que no sabía como iban a reaccionar. De pronto sintió como alguien le tocaba la cintura. Intentó soltarse del agarre, pero su fuerza no era suficiente. Otras manos empezaron a colarse por su camiseta y empezaban a tocarlo con deseo. Unas lágrimas de impotencia empezaban a asomarse.
Él sabía que la escena que estaba presenciando no acabaría sin heridos:
- Si me dejara en paz de una vez no le pasarían estas cosas, solo sabe meterse en líos –pensó para si mismo harto de que aquella persona cabezota viniera todas las semanas.
Se dirigió al círculo formado por los demás y liberó al pequeño:
- ¡Ya basta! – empujó a los demás
Lo cogió de la camiseta y lo sacó de allí:
- G-gracias hyung –dijo limpiándose las pocas lágrimas que se le habían escapado.
- ¡Cállate! Lo que tienes que hacer es dejarme en paz y no volver más. La próxima vez dejaré que te violen.
- No lo hará hyung –embozó una pequeña sonrisa- tú no eres así.
Esa actitud del menor le repateaban en lo más hondo. ¿Por qué seguía viniendo a verlo? Cualquier persona normal no se le hubiera ni acercado. De todas formas, no necesitaba a nadie. No necesitaba la compañía de nadie. Estaba acostumbrado a la soledad y cuidaba de si mismo. Aunque a veces, no también como tendría que hacerlo:
- Desaparece de mi vista ya, Kai –le dijo seriamente.
- Adiós hyung, hasta mañana –le dedicó una sonrisa y salió corriendo antes de darle tiempo a reprocharle algo más.
- ¡No! –gritó el mayor con la esperanza de que le hiciera caso.
~~~~~~
El castaño puso rumbo al instituto. Era su primer día después de las vacaciones, pero rogaba que este año su hyung volviera a la universidad. Aunque él lo tratara con las peores formas, no quitaba el hecho de que él lo quería como un hermano mayor. Él sabía mejor que nadie el pasado que llevaba como su sombra permanente. Cada vez que le preguntaba algo sobre él, este enseguida lo echaba a patadas como lo hacía habitualmente, no contestaba o simplemente lo amenazaba. Pero no se rendía y seguía buscando la respuesta a su pregunta. Entre pensamiento y pensamiento ya había llegado.
- Se acabó lo bueno –suspiró y entró.
~~~~~~
En una de las calles más lujosas de la cuidad, un joven celebraba una batalla campal en su cabeza. ¿Estaría bien mentir a sus padres? Le obligaban a estudiar algo que no le gustaban y a pesar de haber intentado negociar con sus padres, estos nos había cambiado su negativa:
Flash back
- Madre, por favor. Tú sabes que es lo que quiero estudiar. No me obligues a esto –le rogaba a su madre.
- Hijo, sabes que esto no es decisión mía, sino de tu padre –su madre le comprendía pero poco podía hacer.
Su padre hizo presencia tras cerrar la puerta de su despacho:
- Minho, no se hablará más del tema. Estudiarás economía. Tendrás que llevar mi imperio algún día y tienes que estar preparado. Y ahora prepárense que esta tarde tenemos la invitación a la fiesta de bienvenida de mi mayor socio.
Fin Flash back
En cierta parte comprendía a su padre pues todo lo que había conseguido gracias a su esfuerzo, quería que su hijo lo mantuviera en el futuro. Una de las familias más ricas de la ciudad. Su madre diseñadora de renombre, acostumbrado a ver a numerosos modelos, famosos, personas importantes… probándose los diseños de su madre en el amplio salón de trabajo, ubicado en su propia casa. Bueno casa, la envidia de todo el mundo. Su padre, uno de los mayores empresarios del país. Su vida consistía en toda clase de lujos y privilegios, pero no se había dejado llevar. Desde niño siempre fue alguien muy dulce y cariñoso.
Pero ahora vivía en un bucle de pequeñas mentiras. Llevaba 3 años estudiando en la universidad. Pero claro, no en la que su padre quería y mucho menos estudiando lo que le exigía. Asistía a la única universidad especializada en arte. Había conseguido ocultarlo muy bien hasta ahora y rogaba desesperadamente que su mentira no viera la luz nunca.
Después de desayunar, se despidió de sus padres y se fue a clases. Aun teniendo coche propio, tenía la manía de ir caminando. ¿Su argumento?
Disfrutaba del ejercicio mañanero y le gustaba disfrutar de la ciudad por la mañana. Tampoco quería que los otros alumnos supieran de su situación económica ya que no era una universidad especialmente cara.
Miró el reloj y se apresuró antes de que comenzaran las clases. No quería llegar tarde el primer día.
~~~~~~~
Aún medio dormido, alcanzaba a escuchar el ruido de su madre lavando los platos. Siempre la misma rutina. Su madre se levantaba a las 4 y media para preparar su humilde cafetería. Negocio que los mantenía económicamente. Ella trabajaba mucho, demasiado para su gusto, pero lo que más le molestaba era que su madre no lo dejara ayudarla. El tenía que ocuparse de su formación. No quería que su más preciado tesoro estuviera cargando con algo que no era su responsabilidad.
De repente sintió unas dulces manos acariciando su rostro:
- Hijo –le dijo suavemente- se te va a hacer tarde el primer día.
El moreno se desperezó y se incorporó cuando su madre salió de la habitación:
- Qué pereza más grande –dijo entre bostezos.
Se dirigió a la ducha tras coger la ropa. Al cabo de 10 minutos se encontraba desayunando en la cafetería de su madre debajo de su casa:
- Omma, ¿qué hora es?
- Son las ocho menos diez –dijo su madre preocupada.
- ¡mie**a llegaré tarde! Adiós omma.
- Ten cuidado y diviértete.
Y se dirigió a toda prisa a la universidad. Esperaba no llegar tarde, no el primer día.
~~~~~~
Ya era la hora. Todos estaban en el salón central. El típico discurso de todos los años daba comienzo a lo que sería otro año más. Presencia casi obligatoria, pues el reparto de las clases era dicho. El primer día solo consistía en eso. Los nuevos alumnos se pasan el día visitando las instalaciones. Los ya conocidos, se iban o simplemente pasaban el día con los amigos contándose lo que habían hecho durante el verano:
- Tenemos mucha suerte.
- Sí, llevamos 3 años en la misma clase.
- Mejor, no sé qué haría si no estuvieras en clase. Me aburriría mucho.
- ¡Está claro! No puedes vivir sin mí –dijo con aires de superioridad.
- Ay Key no tienes remedio – negó con la cabeza.
- Por cierto de vuelta a casa tenemos que hacer la compra.
- ¡Es verdad! Si no moriremos de hambre y no podemos olvidarnos del pollo.
- Tú si que no tienes remedio –dijo entre risas.
- ¿Yo por qué?
- Nada déjalo –dijo el rubio suspirando.
~~~~~~
- Otra vez llegando tarde –sonreía al ver a su mejor amigo.
- Esta vez solo fueron 5 minutos –decía intentando recuperar el aliento.
- Tarde es tarde, querido amigo –bromeaba el alto.
- ¡Oye! Que el año pasado llegué una hora después, me he superado –decía orgulloso de su gran logro.
- Será mejor que nos demos prisa o cerrarán la puerta para la presentación.
- Sí vamos.
Y se perdieron tras la enorme puerta de la universidad.
- Esta vez nos tocó juntos –susurraba el moreno para no molestar a los demás estudiantes.
- Sí, ya era hora –contestó del mismo modo.
La tutora que llevaría su clase seguía nombrando a sus próximos alumnos cuando escucharon uno en concreto:
- Jajaja parece que este año va a hacer divertido –reía por lo bajo el más alto.
- No tiene gracia Minho –decía fulminándolo con la mirada.
Cuando acabó la presentación uno de ellos no parecía para nada contento, mientras que el otro parecía divertirle la situación de su amigo:
- No puedo creer que ese chico vaya a estar en la misma clase.
- No montes un drama Jonghyun, tampoco es el fin del mundo.
- ¡Sí lo es! No puedo ni verlo. Con la cantidad de alumnos que hay y me toca con él. Tengo una suerte que me la piso.
- Gracias por la parte que me toca –decía bromeando.
- No seas tonto –le sonreía.
- Bueno, pues deja ya de darle vueltas, me estás pegando tu mal humor.
- Pero es qu…
- ¡Se acabó! –interrumpió a su amigo.
- Está bien –dijo resignado.
- Por cierto, ¿aceptarás mi invitación para la celebración te esta noche? –preguntó el alto.
- Sí, ya lo hablé con mi madre, pero, ¿qué celebran tus padres esta vez?
- Al parecer a mi padre le salió bien un negocio. Cómo siga así, el castillo será más grande –dijo algo molesto.
- Tranquilo Príncipe Choi, yo seguiré siendo tu fiel caballero –animó a su amigo jugando con su metáfora.
- ¡Vete al carajo Jonghyun! – dijo empujándolo por el brazo.
- Vamos Minho, no seas malo –se reía el más bajo.
El sabía la situación en la que se encontraba Minho pues en muchas ocasiones le había ayudado a ocultar su mentira. Él había tenido suerte en ese aspecto. Su madre siempre lo apoyaba en sus sueños y aceptaba las decisiones que el tomaba. Por eso no había tenido ningún problema en que asistiera a la universidad de arte. Compartía sus sueños con su mejor amigo, pero él no lo tenía tan fácil. Vivía envuelto en una pequeña mentira que cada vez hacía un bulto más grande. Esta noche tendrían que tener cuidado pues posiblemente uno de los temas de conversación de sus padres sería la universidad.
La jornada había terminado. Cada uno se dirigía a su casa, pues mañana comenzarían en serio las clases.
- Adiós Minho, nos vemos esta noche.
- Sí, nos vemos. No llegues tarde –sonreía.
- Muy gracioso –le correspondía – no te preocupes. Allí estaré.
~~~~~~
- Llevamos 30 minutos en el baño, date prisa –se quejaba el mayor.
- Y deberías agradecérmelo. Me estoy dando prisa.
- Ya claro, vamos a comprar antes de que cierren.
- Ya estoy, vamos.
Salieron del baño y se dirigieron a la salida de la universidad.
Tenían la sensación de que este año sería diferente. Todo cambiaría a partir de ahora. El juego comenzaba. Solo quedaba esperar puesto que la estrategia ya estaba en marcha.
------------------------------------------------------------------
Espero que les haya gustado. Acepto todo lo sólido que me quieran tirar <3
Holaa ~~ Las presentaciones no se me dan bien. Me he decidido a publicar mi fic en el que he puesto muchos sentimientos propios que quería reflejar. Espero que les guste y así poder continuarlo. Intentaré publicar lo más seguido posible ya que sé como se siente eso de esperar y quedarte con la intriga. Personalmente me gusta hacerlo en mis fics, pero soy buena persona y haré lo posible. ^3^
Titulo: Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Autor: ~ Lady Akari ~
Género: Drama, romántico, lemon.
Parejas: 2min, JongKey y otros.
Personajes: Jonghyun, Key, Onew, Minho, Taemin, Kai y puede que alguno más. Los iré añadiendo
Nota: Este fic lo estoy publicando en otros foros también.
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Ya era la hora. El destino lo había decidido. Como en un puzzle cuyas piezas no encajan porque están mal colocadas. Ya era la hora de poner cada pieza en su lugar. Ellos estaban destinados a caminar es una misma dirección, por un solo camino. Ni en sus sueños más locos pensarían que es lo que el futuro les tenía preparado.
Capítulo 1:
La luz temprana del amanecer acompañada de la suave brisa, acariciaba su frágil y bello rostro. Sus ojos vagaban en su propio recuerdo. ¿Cambiarían las cosas? El sentimiento que aquejaban en su pecho lo había acompañado todos estos años. Le dolía. Seguía inmerso en sus pensamientos hasta que una voz familiar lo hizo volver:
- Hyung, ¿no es muy temprano para estar despierto? –preguntó la persona que había interrumpido sus pensamientos.
- ¿Y tú qué? –contestó molesto.
- Voy al instituto hyung. Tú… deberías volver a clases.
- ¿Vas a seguir insistiendo? Ya te dije que no te metieras en mi vida.
- Pero…
- ¡¿Qué?! – Lo miró desafiante
- Somos amigos…por eso me preocupo por ti hyung –dijo agachando la cabeza.
- ¿Amigos? Eres muy ingenuo –el mayor se levantó del muro desde donde había estado observando el tranquilo amanecer de la cuidad y se dispuso a bajar las escaleras.
- ¡Hyung espera! -le cogió del brazo- aunque tú no lo aceptes somos amigos y quieras o no, seguiré preocupándome por ti.
- Tss idiota –espetó ante la confianza que derrochaba la mirada del más pequeño.
Al bajar las escaleras se volvió a adentrar en aquel pequeño almacén convertido en una especie de casa dónde se encontraban otros chicos. No es que fuera un lugar totalmente legal pues vivían al margen de todos y de todo. Unos cuantos sillones, dos baños, algunas habitaciones que solo disponían los más antiguos del lugar, entre los cuales se encontraba él. A las paredes no le faltaban sus dibujos sin sentidos y para gusto de unos pocos, restos de muebles, barras de hierro y no tenían luz, así que cada uno se las apañaba como podía. Cada cual iba a lo suyo, pero en el fondo, todos tenía algo en común. Cada uno tenía su historia, cargaban con su pasado y con la monotonía del presente. ¿Qué importaba el futuro?
Se dirigió a su habitación, bueno si se le podía llamar así. Se sentó en su cama deshecha. Frunció el ceño al sentir un fuerte olor a alcohol que se había colado con él. Otra vez venían de resaca. Justo cuando iba a cerrar los ojos oyó un ruido. Molesto, se volvió a incorporar y se dirigió al centro del almacén dónde se encontraban todos. Al parecer se estaban divirtiendo con alguien:
- ¿Otra vez por aquí, renacuajo? –se reía el más alto.
- ¿Viniste otra vez a ver a tu amigo? –le decía uno más tranquilo.
- Sí y ya me voy –intentó emprender la marcha, pero uno se lo impidió.
- ¿Tan rápido te vas? –le agarraban.
El pequeño permanecía quieto, aunque no lo reflejaba estaba un poco asustado, puesto que solo lo trataban así cuando esta gente estaba ebria, así que no sabía como iban a reaccionar. De pronto sintió como alguien le tocaba la cintura. Intentó soltarse del agarre, pero su fuerza no era suficiente. Otras manos empezaron a colarse por su camiseta y empezaban a tocarlo con deseo. Unas lágrimas de impotencia empezaban a asomarse.
Él sabía que la escena que estaba presenciando no acabaría sin heridos:
- Si me dejara en paz de una vez no le pasarían estas cosas, solo sabe meterse en líos –pensó para si mismo harto de que aquella persona cabezota viniera todas las semanas.
Se dirigió al círculo formado por los demás y liberó al pequeño:
- ¡Ya basta! – empujó a los demás
Lo cogió de la camiseta y lo sacó de allí:
- G-gracias hyung –dijo limpiándose las pocas lágrimas que se le habían escapado.
- ¡Cállate! Lo que tienes que hacer es dejarme en paz y no volver más. La próxima vez dejaré que te violen.
- No lo hará hyung –embozó una pequeña sonrisa- tú no eres así.
Esa actitud del menor le repateaban en lo más hondo. ¿Por qué seguía viniendo a verlo? Cualquier persona normal no se le hubiera ni acercado. De todas formas, no necesitaba a nadie. No necesitaba la compañía de nadie. Estaba acostumbrado a la soledad y cuidaba de si mismo. Aunque a veces, no también como tendría que hacerlo:
- Desaparece de mi vista ya, Kai –le dijo seriamente.
- Adiós hyung, hasta mañana –le dedicó una sonrisa y salió corriendo antes de darle tiempo a reprocharle algo más.
- ¡No! –gritó el mayor con la esperanza de que le hiciera caso.
~~~~~~
El castaño puso rumbo al instituto. Era su primer día después de las vacaciones, pero rogaba que este año su hyung volviera a la universidad. Aunque él lo tratara con las peores formas, no quitaba el hecho de que él lo quería como un hermano mayor. Él sabía mejor que nadie el pasado que llevaba como su sombra permanente. Cada vez que le preguntaba algo sobre él, este enseguida lo echaba a patadas como lo hacía habitualmente, no contestaba o simplemente lo amenazaba. Pero no se rendía y seguía buscando la respuesta a su pregunta. Entre pensamiento y pensamiento ya había llegado.
- Se acabó lo bueno –suspiró y entró.
~~~~~~
En una de las calles más lujosas de la cuidad, un joven celebraba una batalla campal en su cabeza. ¿Estaría bien mentir a sus padres? Le obligaban a estudiar algo que no le gustaban y a pesar de haber intentado negociar con sus padres, estos nos había cambiado su negativa:
Flash back
- Madre, por favor. Tú sabes que es lo que quiero estudiar. No me obligues a esto –le rogaba a su madre.
- Hijo, sabes que esto no es decisión mía, sino de tu padre –su madre le comprendía pero poco podía hacer.
Su padre hizo presencia tras cerrar la puerta de su despacho:
- Minho, no se hablará más del tema. Estudiarás economía. Tendrás que llevar mi imperio algún día y tienes que estar preparado. Y ahora prepárense que esta tarde tenemos la invitación a la fiesta de bienvenida de mi mayor socio.
Fin Flash back
En cierta parte comprendía a su padre pues todo lo que había conseguido gracias a su esfuerzo, quería que su hijo lo mantuviera en el futuro. Una de las familias más ricas de la ciudad. Su madre diseñadora de renombre, acostumbrado a ver a numerosos modelos, famosos, personas importantes… probándose los diseños de su madre en el amplio salón de trabajo, ubicado en su propia casa. Bueno casa, la envidia de todo el mundo. Su padre, uno de los mayores empresarios del país. Su vida consistía en toda clase de lujos y privilegios, pero no se había dejado llevar. Desde niño siempre fue alguien muy dulce y cariñoso.
Pero ahora vivía en un bucle de pequeñas mentiras. Llevaba 3 años estudiando en la universidad. Pero claro, no en la que su padre quería y mucho menos estudiando lo que le exigía. Asistía a la única universidad especializada en arte. Había conseguido ocultarlo muy bien hasta ahora y rogaba desesperadamente que su mentira no viera la luz nunca.
Después de desayunar, se despidió de sus padres y se fue a clases. Aun teniendo coche propio, tenía la manía de ir caminando. ¿Su argumento?
Disfrutaba del ejercicio mañanero y le gustaba disfrutar de la ciudad por la mañana. Tampoco quería que los otros alumnos supieran de su situación económica ya que no era una universidad especialmente cara.
Miró el reloj y se apresuró antes de que comenzaran las clases. No quería llegar tarde el primer día.
~~~~~~~
Aún medio dormido, alcanzaba a escuchar el ruido de su madre lavando los platos. Siempre la misma rutina. Su madre se levantaba a las 4 y media para preparar su humilde cafetería. Negocio que los mantenía económicamente. Ella trabajaba mucho, demasiado para su gusto, pero lo que más le molestaba era que su madre no lo dejara ayudarla. El tenía que ocuparse de su formación. No quería que su más preciado tesoro estuviera cargando con algo que no era su responsabilidad.
De repente sintió unas dulces manos acariciando su rostro:
- Hijo –le dijo suavemente- se te va a hacer tarde el primer día.
El moreno se desperezó y se incorporó cuando su madre salió de la habitación:
- Qué pereza más grande –dijo entre bostezos.
Se dirigió a la ducha tras coger la ropa. Al cabo de 10 minutos se encontraba desayunando en la cafetería de su madre debajo de su casa:
- Omma, ¿qué hora es?
- Son las ocho menos diez –dijo su madre preocupada.
- ¡mie**a llegaré tarde! Adiós omma.
- Ten cuidado y diviértete.
Y se dirigió a toda prisa a la universidad. Esperaba no llegar tarde, no el primer día.
~~~~~~
Ya era la hora. Todos estaban en el salón central. El típico discurso de todos los años daba comienzo a lo que sería otro año más. Presencia casi obligatoria, pues el reparto de las clases era dicho. El primer día solo consistía en eso. Los nuevos alumnos se pasan el día visitando las instalaciones. Los ya conocidos, se iban o simplemente pasaban el día con los amigos contándose lo que habían hecho durante el verano:
- Tenemos mucha suerte.
- Sí, llevamos 3 años en la misma clase.
- Mejor, no sé qué haría si no estuvieras en clase. Me aburriría mucho.
- ¡Está claro! No puedes vivir sin mí –dijo con aires de superioridad.
- Ay Key no tienes remedio – negó con la cabeza.
- Por cierto de vuelta a casa tenemos que hacer la compra.
- ¡Es verdad! Si no moriremos de hambre y no podemos olvidarnos del pollo.
- Tú si que no tienes remedio –dijo entre risas.
- ¿Yo por qué?
- Nada déjalo –dijo el rubio suspirando.
~~~~~~
- Otra vez llegando tarde –sonreía al ver a su mejor amigo.
- Esta vez solo fueron 5 minutos –decía intentando recuperar el aliento.
- Tarde es tarde, querido amigo –bromeaba el alto.
- ¡Oye! Que el año pasado llegué una hora después, me he superado –decía orgulloso de su gran logro.
- Será mejor que nos demos prisa o cerrarán la puerta para la presentación.
- Sí vamos.
Y se perdieron tras la enorme puerta de la universidad.
- Esta vez nos tocó juntos –susurraba el moreno para no molestar a los demás estudiantes.
- Sí, ya era hora –contestó del mismo modo.
La tutora que llevaría su clase seguía nombrando a sus próximos alumnos cuando escucharon uno en concreto:
- Jajaja parece que este año va a hacer divertido –reía por lo bajo el más alto.
- No tiene gracia Minho –decía fulminándolo con la mirada.
Cuando acabó la presentación uno de ellos no parecía para nada contento, mientras que el otro parecía divertirle la situación de su amigo:
- No puedo creer que ese chico vaya a estar en la misma clase.
- No montes un drama Jonghyun, tampoco es el fin del mundo.
- ¡Sí lo es! No puedo ni verlo. Con la cantidad de alumnos que hay y me toca con él. Tengo una suerte que me la piso.
- Gracias por la parte que me toca –decía bromeando.
- No seas tonto –le sonreía.
- Bueno, pues deja ya de darle vueltas, me estás pegando tu mal humor.
- Pero es qu…
- ¡Se acabó! –interrumpió a su amigo.
- Está bien –dijo resignado.
- Por cierto, ¿aceptarás mi invitación para la celebración te esta noche? –preguntó el alto.
- Sí, ya lo hablé con mi madre, pero, ¿qué celebran tus padres esta vez?
- Al parecer a mi padre le salió bien un negocio. Cómo siga así, el castillo será más grande –dijo algo molesto.
- Tranquilo Príncipe Choi, yo seguiré siendo tu fiel caballero –animó a su amigo jugando con su metáfora.
- ¡Vete al carajo Jonghyun! – dijo empujándolo por el brazo.
- Vamos Minho, no seas malo –se reía el más bajo.
El sabía la situación en la que se encontraba Minho pues en muchas ocasiones le había ayudado a ocultar su mentira. Él había tenido suerte en ese aspecto. Su madre siempre lo apoyaba en sus sueños y aceptaba las decisiones que el tomaba. Por eso no había tenido ningún problema en que asistiera a la universidad de arte. Compartía sus sueños con su mejor amigo, pero él no lo tenía tan fácil. Vivía envuelto en una pequeña mentira que cada vez hacía un bulto más grande. Esta noche tendrían que tener cuidado pues posiblemente uno de los temas de conversación de sus padres sería la universidad.
La jornada había terminado. Cada uno se dirigía a su casa, pues mañana comenzarían en serio las clases.
- Adiós Minho, nos vemos esta noche.
- Sí, nos vemos. No llegues tarde –sonreía.
- Muy gracioso –le correspondía – no te preocupes. Allí estaré.
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- Llevamos 30 minutos en el baño, date prisa –se quejaba el mayor.
- Y deberías agradecérmelo. Me estoy dando prisa.
- Ya claro, vamos a comprar antes de que cierren.
- Ya estoy, vamos.
Salieron del baño y se dirigieron a la salida de la universidad.
Tenían la sensación de que este año sería diferente. Todo cambiaría a partir de ahora. El juego comenzaba. Solo quedaba esperar puesto que la estrategia ya estaba en marcha.
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Espero que les haya gustado. Acepto todo lo sólido que me quieran tirar <3
Última edición por Lady Akari el Lun Dic 26, 2016 2:10 pm, editado 24 veces
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 90)
Capítulo 90:
El señor de la mansión salió por una puerta lateral mirando con asco todo lo que se le cruzaba:
- ¿Señor? –habló el hombre que se encontraba de pie frente a un coche.
- Quémalo todo, los quiero muertos sin excepción.
- ¿Matará también a los científicos y demás trabajadores? –cuestionó abriendo la puerta del vehículo para que se subiera y después hacerlo él.
- Sí.
- ¿Y si los necesita para un futuro?
- No los necesitaré más. Lo que menos quiero es que algo salga a la luz y que mejor manera de asegurarme que mantándolos a todos.
- ¿Qué le dirá a la prensa sobre el asunto?
- Que mi hijo se volvió loco y le prendió fuego a toda la casa con los trabajadores y su propia hermana dentro.
- Hablando de eso. La bomba que instalamos el otro día en el coche aquel ya detonó.
- ¿Hay supervivientes?
- Es imposible que los hubiera. La bomba está en un lugar poco perceptible, así que habrán saltado por los aires.
- Perfecto, un problema menos. Arranca.
- Cómo órdene –dijo pisando el acelerador antes de que el fuego comenzara a ser visible con el humo.
~~~~
La castaña abrió los párpados con un gran pesar. Cuando consiguió enfocar con claridad e intentó moverse, un pequeño grito de dolor se perdió entre sus labios. No podía hacerlo tan bien como deseaba. Las lágrimas aún escurrían por sus ojos a pesar de haber estado inconsciente y la sangre todavía no se había secado. Llevó la mano a su cara para limpiarla y fue ahí cuando se dio cuenta de que estaba desatada. Sus muñecas tenían un horrible color violáceo producto de las cuerdas, al igual que el cuello y sus tobillos.
De repente, sintió un calor abrazador atravesar las paredes y un desagradable olor a madera quemada. Se levantó lo más rápido que el dolor se lo permitía y cuando abrió la puerta sus ojos se agrandaron desmesuradamente. Toda la estancia exterior se encontraba envuelta en llamas que reducían a cenizas todo lo que alcanzaban:
- Maldición –volvió tras sus pasos agachándose a la altura de su hermano.
La escena le horrorizaba pues no recordaba como había acabado él tras la agresión:
- Taemin, pequeño, tenemos que irnos –dijo apresurada desatando sus pequeñas manos que se encontraban en igual estado que las suyas.
Pero el menor estaba lejos de ahí. Permanecía con los ojos abiertos mirando al vacío sin pestañear, parecía que no respiraba, parecía muerto en vida…
- Minnie por favor, reacciona –lo sacudió sin éxito-. Taeminnie –había perdido a su hermano de alguna forma. Se sentía culpable de aquello, si no lo hubiera dejado ir nada de esto habría pasado, pero si se hubiera quedado, quizá…- ¡Taemin por favor, vuelve! –dijo entre sollozos.
- Noona… -el menor susurró mirándola a los ojos y ella lo notó.
Ella lo sabía y lo supo desde ese entonces. Su Taemin había perdido la vida. Taemin había perdido la sonrisa, la felicidad, el amor, la esperanza, pero sobre todo, había perdido su brillo. Sus ojitos opacos habían desterrado cualquier pizca de sentimento que jamás hubiese sentido y eso no pudo romperle más el corazón, pero ahora debían continuar:
- Minnie, tenemos que salir de aquí –lo levantó sin problemas del suelo y sujetó su mano-. Quiero que cierres la boca y no respires por nada del mundo, ¿entendido?
- Pero noona, el fuego… -dijo el pequeño al ver las grandes llamas que se acercaban a ellos.
- No hay otra manera, lo siento –sonó apenada-. Intenta no pensar en eso. Piensa que esto nunca ha pasado o que después vendrá algo mejor. Solo eso…
- Tengo miedo, noona.
- Lo sé mi amor, yo también, pero estoy aquí para protegerte –dijo a pesar de que el dolor la estaba matando-. Vamos, haz lo que te dije y corre conmigo.
Ambos hermanos echaron a correr en cuanto pusieron un pie fuera de aquella habitación, sin embargo, estaban desorientados porque esa parte de la mansión jamás la habían visto. Corrieron por numerosos pasillos escuchando gritos desgarradores y abrieron puertas que no debían. El fuego se había extendido con rapidez por toda la propiedad y esperaban que no hubiera bloqueado la salida.
Las paredes y los techos empezaban a caerse por donde predominaba la madera. Estaban desesperados buscando algún hueco para poder salir y como si sus ruegos hubieran sido escuchados, unas escaleras conocidas para ellos se posaron frente a sus ojos:
- Aguanta Tae, estamos cerca. Este es el pasillo que da al salón principal –dijo tapando su boca con la mano libre ya que su hermano agarraba la otra.
Aunque ambos cuerpos estaban al límite de sus funciones y parecían llegar a su fin, el afán de vivir y salir de esa pesadilla les dio las fuerzas suficientes para seguir en pie aunque desconocían cuanto aguantarían. El aire nada puro provocó que empezaran a toser descontroladamente, pero hubo un pequeño milagro que provocó la sonrisa de la mayor:
- Mira Minnie, es la salida, ahí está la puerta.
Sin embargo, a pocos metros de poder salir, un estruendoso crujido retumbó sobre sus cabezas y la planta de arriba comenzó a desmoronarse. Poco a poco la infraestrutura caía de forma abrupta al suelo provocando más polvo y espasmos por parte de ambos hermanos. Esto hizo que pararan su carrera teniendo que buscar recovecos para pasar debido a los recientes obstáculos dificultándoles la liberación. Finalmente, lo que fue inevitable pasó:
- ¡Minnie! ¡Cuidado! –se había dado cuenta y no le importó en absoluto.
- ¡¡Noonaaa, nooo!! –el peqeño gritó cuando fue tirado al suelo.
Agachó la cabeza para ocultar sus ojos de la tierra que se había levantado y volvió a mirar hacia atrás:
- ¡Noona! –el pequeño se acercó al cuerpo de su hermana que estaba atrapado debajo de aquellas vigas-. ¡Noona! No, por favor. ¿Por qué hiciste eso? Noona… -Lloraba mientras tiraba del cuerpo de su hermana para intentar sacarla de allí. En vano.
- Mi pequeño –tosió debido a no podía respirar-.No lo intentes, es inútil –sonrió de forma cariñosa para apaciguar el dolor que las lágrimas del menor le mostraban.
- No, tenemos que salir de aquí los dos. ¡Tenemos que hacerlo los dos! –dijo tropezándose debido a una piedra.
- Taeminnie, sal. Corre. Tienes que salir de aquí, esto no tardará en venirse abajo.
- ¡No! ¡No me iré sin ti! ¡Nunca! –intentaba empujar alguna de aquellas vigas de hierro que aplastaban el cuerpo de su hermana.
- Minnie… -tosió-. Minnie ven aquí, por favor –lo llamó con dificultad-. Tienes que irte. El fuego no tardará en quemar todo esto y tú tienes que vivir.
- No… Tu también noona… -el menor negabá con su cabecita ante las palabras de su hermana.
- Mi niño precioso –sonrió-. Sabes que te quiero, ¿verdad? Siempre has sido lo más importante en mi vida, mi tesoro.
- Noona… -lloraba desconsoladamente-. No digas eso…
- Taemin, quiero que sepas que jamás estaré más orgullosa de mi pequeño hermano. Fuiste mi motivo más bonito y tal vez, el único que tuve en mi vida. Puede que no tuviéramos una familia como los demás… Como nosotros siempre quisimos, pero a mí me bastó con tenerte y espero haberte dado todo el amor que te mereces. Jamás dejes de sonreír porque entonces estaré triste. Sé que será difícil, pero quiero que olvides todo esto. Quiero que empieces de nuevo y encuentres las familia que debiste tener. Lo único de lo que me arrepiento es de no poder estar ahí para verte crecer y alcanzar todos tus sueños, los que siempre me contabas a escondidas de nuestro padre. Perdóname cariño por no poder abrazarte más, por no volver a poder decirte lo mucho que te quiero y sobre todo, por no poder estar junto a ti en el futuro cuando me necesites.
- No…Noona…no…por favor…no…
- Quiero que cuando te sientas solo, busques en tu corazón. Cuando te sientas perdido y sin fuerzas, mira en tu corazón porque ahí es donde estaré. Ahí podrás encontrarme siempre…Siempre que quieras. Te amo cariño, no lo olvides.
- ¡Soonkyu! ¡Taemin! –unas voces hicieron eco entre los crujidos de las llamas mientras ambos hermanos se miraban con lágrimas-. ¡Contestad, por favor!
- ¡Aquí! –gritó Sunny.
El menor se negaba a rendirse, el corazón le dolía pero jamás abandonaría a su hermana ahí:
- Tae, déjalo –susurró apenas audible cuando sintió la sangre salir de su boca
- ¡¡No!! ¡No te dejaré aquí! ¡No puedes morir! ¡Tú no! ¡No me dejes solo! ¡No quiero estar solo! ¡Noona, te quiero, no me dejes! ¡Eres lo único que me queda! ¡Eres lo único que necesito! ¡No quiero otra familia! ¡No quiero otra casa! ¡Me niego! ¡Te quiero a ti! ¡Tú eres la única familia que quiero!
- ¡Taemin! –la voz de Seung irrumpió en la escena viendo horrorizado el cuerpo de Sunny atrapado-. Soonkyu…
- Seung oppa –sonrió-. Por favor, llévatelo. Salgan de aquí.
Seung comprendió el verdadero significado de esa sonrisa. No había nada que hacer y aunque consiguieran sacarla a tiempo, no sobreviviría. No podían hacer nada:
- ¡Noo! ¡No me iré!
- ¡Soonkyu! –la voz de Seohyun también hizo acto de presencia. Su cara se llenó de lágrimas al entender la situación.
- Seo, llévenselo.
- No podemos dejarte aquí, ten…
- Seohyun –negó Seung.
- Pero, no…Sunny –Seohyun se agachó a la altura de ella tomándola de la mano.
- Me llevaré a Taemin, Seohyun vámonos ya –dijo cogiendo al menor, el cual se negaba de manera rotunda y persistente, poniendo rumbo hacia la salida.
- ¡No! ¡Noona! ¡Noo! ¡Suéltame! ¡Ella es lo único que tengo! ¡No quiero que nadie me quite nada más! ¡Noonaaaaaa! –la voz quebrada de su hermano se oía incluso a pesar de que ya debían estar fuera. Ella no podía sentirse peor. Abandonarlo era lo último que se había permitido hacer en su vida y al final había roto su promesa.
- Seohyun…
- No te preocupes. Yo cuidaré de Taemin, no va a estar solo. Aunque no me me lo pidieras lo haría igual. –dijo limpiándose las lágrimas-. Lo intentaré lo mejor que pueda.
- Seo, jamás podré agradecerte todo lo que has hecho por mí y lo que has significado en mi vida.
- Sunny, no puedo oír eso, no cuando sé que esto es un adiós.
- Entonces déjame decirte lo mucho que te quiero como último recuerdo –sonrió sin fuerza.
- No puedo creer que esto esté pasando, si hubiéramos llegado a…
- No hagas eso, no te culpes. No ha sido culpa de nadie.
- Yo…No puedo…
- Solo prométeme que vas a estar bien y que vas a cuidarte.
- No…yo…
- Seo –la llamó dulcemente-. Siempre has sido una niña fea cuando lloras. Así que sonrié –su amiga rio con amargura recondando esas palabras que le había dicho Sunny cuando eran unas niñas.
- Soonkyu, te quiero –sollozó.
- Y yo, mucho.
- ¡Seohyun! ¡Se va a venir todo abajo!
- Corre, sal de aquí.
- Pero…
- No te preocupes dentro de poco estaré bien. Estaré con ustedes y los cuidaré siempre.
- Sunny…
- Solo ve y vive. Sonrie por mí.
Seohyun se levantó siendo incapaz en su corazón de abandonar a su mejor amiga. La miró por última vez y la mayor sonrió y asintió indicándole que podía irse. Seohyun intentó sonreír no estando segura de la mueca que había conseguido y corrió hacia la salida.
La castaña vio como su amiga se ponía a salvo y en su último suspiro cerró los ojos:
- No olviden que les quiero…
~~~~
Desde fuera el melancólico panorama se reproducía con crueldad mientras los restos de la casa caían sin remordimientos:
- ¡Noo! ¡Noonaa!
El menor gritaba de forma desgarradora. Intentaba zafarse de todos los brazos que lo retenían y le impedían salvar a su hermana a pesar de que sabía que ya era tarde. Cuando el fuego fue apagado y no se registró a nadie con vida el menor cayó sobre sus rodillas gritando fuera de sí. Todos los recuerdos y lo que había vivido en tan poco tiempo le asaltaron bruscamente perdiéndose en el profundo dolor que provocaría estragos irreparables en todo su ser:
- Pequeño por favor, respira –Seung, quien no había podido evitar llorar ante la desoladora escena que presenciaba, intentaba calmar al menor.
Taemin estaba respirando de forma agitada provocándole espasmos que junto con los gritos de dolor acrecentaban su inestabilidad:
- Taemin, por favor tienes qe calmarte. Sé que es difícil, pero no puedes caer ahora. Tienes que ser fuerte –lamentablemente, Seung deconocía todo por lo que había pasado el pequeño.
Los ojos del castaño se abrieron de sobremanera y se llavó la mano al pecho. Sus pulmones habían dejado de funcionar con propiedad y su corazón parecía no bombear sangre de forma correcta. Tosió en respuesta salpicando lo poco que había quedado de jardín con sangre, la cual se fue acumulando y discurriendo por sus labios:
- ¡Yunho! –gritó desesperado Seung.
El médico se agachó con una mueca espeluznante debido al estado del pequeño:
- ¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA!
~~~~
Yunho revisó a Taemin por última vez para asegurarse de que estaba estable y salió de la sala. Lo habían llevado a su clínica la cual había permanecido cerrada a fin de evitar imprevistos. El ambiente melancólico que coexistía con los presentes en la sala de espera no iba a desvanecerse tan rápido:
- Lo he estabilizado, pero me temo que esto solo es el principio –dijo sentándose en una de las sillas.
- Aún no puedo creer que todo esto haya pasado. Lo tenía planeado desde el principio –afirmó Kangin.
- Ahora tiene sentido el que hubiese despedido a todo el personal. Nos quiso fuera desde el principio, pero esperó una oportunidad para atraparnos y ahora ella… -Seung estaba destrozado también. Habían perdido a Soonkyu y eso no había sido un golpe fácil.
- La policía ha podido rescatar parte del cuerpo antes de que el fuego lo quemara por completo –sollozó Seohyun mientras leía el mensaje en su móvil.
- Yo me encargaré de arreglar los papeles y de hablar con la funeraria –contestó de nuevo Seung.
- De acuerdo –asintió ella.
Unos largos minutos de silencio bastaron para que cada uno se hundiera en sus propios pensamientos. No obstante, nada había acabado aún:
- Él cree que estamos muertos y sus dos hijos también. No podemos quedarnos así sin más. Somos los únicos que podemos pararlo.
- Tienes razón –dijo Yunho-. Pero tenemos que tener mucho cuidado, el doble que hasta ahora.
- Identidades falsas –Kangin los miró a todos-. Tenemos que cambiarnos el nombre para evitar que nos pueda encontrar. Yo me encargaré de eso.
- Entonces cerraré la clínica, porque sería extraño que siguiera funcionando.
- Perfecto. Seohyun tienes que hacer como si nada hubiera pasado. Sé que es difícil, pero tiene que parecer que jamás estuviste involucrada. Trabajaremos a escondidas como hasta ahora, pero en otro sitio, uno más cerca de aquí.
De repente, un agudo pitido llegó hasta oídos del médico y el resto de presentes:
- ¿Qué es eso? –cuestionaron preocupados.
- Es de la habitación de Taemin –se levantó en cuestión de segundos y corrió sin pensárselo.
El resto lo siguió, parándose al ver a Yunho de pie en la puerta:
- ¿Qué ocurre? –le preguntaron asustados.
- Taemin…ha huído…
El señor de la mansión salió por una puerta lateral mirando con asco todo lo que se le cruzaba:
- ¿Señor? –habló el hombre que se encontraba de pie frente a un coche.
- Quémalo todo, los quiero muertos sin excepción.
- ¿Matará también a los científicos y demás trabajadores? –cuestionó abriendo la puerta del vehículo para que se subiera y después hacerlo él.
- Sí.
- ¿Y si los necesita para un futuro?
- No los necesitaré más. Lo que menos quiero es que algo salga a la luz y que mejor manera de asegurarme que mantándolos a todos.
- ¿Qué le dirá a la prensa sobre el asunto?
- Que mi hijo se volvió loco y le prendió fuego a toda la casa con los trabajadores y su propia hermana dentro.
- Hablando de eso. La bomba que instalamos el otro día en el coche aquel ya detonó.
- ¿Hay supervivientes?
- Es imposible que los hubiera. La bomba está en un lugar poco perceptible, así que habrán saltado por los aires.
- Perfecto, un problema menos. Arranca.
- Cómo órdene –dijo pisando el acelerador antes de que el fuego comenzara a ser visible con el humo.
~~~~
La castaña abrió los párpados con un gran pesar. Cuando consiguió enfocar con claridad e intentó moverse, un pequeño grito de dolor se perdió entre sus labios. No podía hacerlo tan bien como deseaba. Las lágrimas aún escurrían por sus ojos a pesar de haber estado inconsciente y la sangre todavía no se había secado. Llevó la mano a su cara para limpiarla y fue ahí cuando se dio cuenta de que estaba desatada. Sus muñecas tenían un horrible color violáceo producto de las cuerdas, al igual que el cuello y sus tobillos.
De repente, sintió un calor abrazador atravesar las paredes y un desagradable olor a madera quemada. Se levantó lo más rápido que el dolor se lo permitía y cuando abrió la puerta sus ojos se agrandaron desmesuradamente. Toda la estancia exterior se encontraba envuelta en llamas que reducían a cenizas todo lo que alcanzaban:
- Maldición –volvió tras sus pasos agachándose a la altura de su hermano.
La escena le horrorizaba pues no recordaba como había acabado él tras la agresión:
- Taemin, pequeño, tenemos que irnos –dijo apresurada desatando sus pequeñas manos que se encontraban en igual estado que las suyas.
Pero el menor estaba lejos de ahí. Permanecía con los ojos abiertos mirando al vacío sin pestañear, parecía que no respiraba, parecía muerto en vida…
- Minnie por favor, reacciona –lo sacudió sin éxito-. Taeminnie –había perdido a su hermano de alguna forma. Se sentía culpable de aquello, si no lo hubiera dejado ir nada de esto habría pasado, pero si se hubiera quedado, quizá…- ¡Taemin por favor, vuelve! –dijo entre sollozos.
- Noona… -el menor susurró mirándola a los ojos y ella lo notó.
Ella lo sabía y lo supo desde ese entonces. Su Taemin había perdido la vida. Taemin había perdido la sonrisa, la felicidad, el amor, la esperanza, pero sobre todo, había perdido su brillo. Sus ojitos opacos habían desterrado cualquier pizca de sentimento que jamás hubiese sentido y eso no pudo romperle más el corazón, pero ahora debían continuar:
- Minnie, tenemos que salir de aquí –lo levantó sin problemas del suelo y sujetó su mano-. Quiero que cierres la boca y no respires por nada del mundo, ¿entendido?
- Pero noona, el fuego… -dijo el pequeño al ver las grandes llamas que se acercaban a ellos.
- No hay otra manera, lo siento –sonó apenada-. Intenta no pensar en eso. Piensa que esto nunca ha pasado o que después vendrá algo mejor. Solo eso…
- Tengo miedo, noona.
- Lo sé mi amor, yo también, pero estoy aquí para protegerte –dijo a pesar de que el dolor la estaba matando-. Vamos, haz lo que te dije y corre conmigo.
Ambos hermanos echaron a correr en cuanto pusieron un pie fuera de aquella habitación, sin embargo, estaban desorientados porque esa parte de la mansión jamás la habían visto. Corrieron por numerosos pasillos escuchando gritos desgarradores y abrieron puertas que no debían. El fuego se había extendido con rapidez por toda la propiedad y esperaban que no hubiera bloqueado la salida.
Las paredes y los techos empezaban a caerse por donde predominaba la madera. Estaban desesperados buscando algún hueco para poder salir y como si sus ruegos hubieran sido escuchados, unas escaleras conocidas para ellos se posaron frente a sus ojos:
- Aguanta Tae, estamos cerca. Este es el pasillo que da al salón principal –dijo tapando su boca con la mano libre ya que su hermano agarraba la otra.
Aunque ambos cuerpos estaban al límite de sus funciones y parecían llegar a su fin, el afán de vivir y salir de esa pesadilla les dio las fuerzas suficientes para seguir en pie aunque desconocían cuanto aguantarían. El aire nada puro provocó que empezaran a toser descontroladamente, pero hubo un pequeño milagro que provocó la sonrisa de la mayor:
- Mira Minnie, es la salida, ahí está la puerta.
Sin embargo, a pocos metros de poder salir, un estruendoso crujido retumbó sobre sus cabezas y la planta de arriba comenzó a desmoronarse. Poco a poco la infraestrutura caía de forma abrupta al suelo provocando más polvo y espasmos por parte de ambos hermanos. Esto hizo que pararan su carrera teniendo que buscar recovecos para pasar debido a los recientes obstáculos dificultándoles la liberación. Finalmente, lo que fue inevitable pasó:
- ¡Minnie! ¡Cuidado! –se había dado cuenta y no le importó en absoluto.
- ¡¡Noonaaa, nooo!! –el peqeño gritó cuando fue tirado al suelo.
Agachó la cabeza para ocultar sus ojos de la tierra que se había levantado y volvió a mirar hacia atrás:
- ¡Noona! –el pequeño se acercó al cuerpo de su hermana que estaba atrapado debajo de aquellas vigas-. ¡Noona! No, por favor. ¿Por qué hiciste eso? Noona… -Lloraba mientras tiraba del cuerpo de su hermana para intentar sacarla de allí. En vano.
- Mi pequeño –tosió debido a no podía respirar-.No lo intentes, es inútil –sonrió de forma cariñosa para apaciguar el dolor que las lágrimas del menor le mostraban.
- No, tenemos que salir de aquí los dos. ¡Tenemos que hacerlo los dos! –dijo tropezándose debido a una piedra.
- Taeminnie, sal. Corre. Tienes que salir de aquí, esto no tardará en venirse abajo.
- ¡No! ¡No me iré sin ti! ¡Nunca! –intentaba empujar alguna de aquellas vigas de hierro que aplastaban el cuerpo de su hermana.
- Minnie… -tosió-. Minnie ven aquí, por favor –lo llamó con dificultad-. Tienes que irte. El fuego no tardará en quemar todo esto y tú tienes que vivir.
- No… Tu también noona… -el menor negabá con su cabecita ante las palabras de su hermana.
- Mi niño precioso –sonrió-. Sabes que te quiero, ¿verdad? Siempre has sido lo más importante en mi vida, mi tesoro.
- Noona… -lloraba desconsoladamente-. No digas eso…
- Taemin, quiero que sepas que jamás estaré más orgullosa de mi pequeño hermano. Fuiste mi motivo más bonito y tal vez, el único que tuve en mi vida. Puede que no tuviéramos una familia como los demás… Como nosotros siempre quisimos, pero a mí me bastó con tenerte y espero haberte dado todo el amor que te mereces. Jamás dejes de sonreír porque entonces estaré triste. Sé que será difícil, pero quiero que olvides todo esto. Quiero que empieces de nuevo y encuentres las familia que debiste tener. Lo único de lo que me arrepiento es de no poder estar ahí para verte crecer y alcanzar todos tus sueños, los que siempre me contabas a escondidas de nuestro padre. Perdóname cariño por no poder abrazarte más, por no volver a poder decirte lo mucho que te quiero y sobre todo, por no poder estar junto a ti en el futuro cuando me necesites.
- No…Noona…no…por favor…no…
- Quiero que cuando te sientas solo, busques en tu corazón. Cuando te sientas perdido y sin fuerzas, mira en tu corazón porque ahí es donde estaré. Ahí podrás encontrarme siempre…Siempre que quieras. Te amo cariño, no lo olvides.
- ¡Soonkyu! ¡Taemin! –unas voces hicieron eco entre los crujidos de las llamas mientras ambos hermanos se miraban con lágrimas-. ¡Contestad, por favor!
- ¡Aquí! –gritó Sunny.
El menor se negaba a rendirse, el corazón le dolía pero jamás abandonaría a su hermana ahí:
- Tae, déjalo –susurró apenas audible cuando sintió la sangre salir de su boca
- ¡¡No!! ¡No te dejaré aquí! ¡No puedes morir! ¡Tú no! ¡No me dejes solo! ¡No quiero estar solo! ¡Noona, te quiero, no me dejes! ¡Eres lo único que me queda! ¡Eres lo único que necesito! ¡No quiero otra familia! ¡No quiero otra casa! ¡Me niego! ¡Te quiero a ti! ¡Tú eres la única familia que quiero!
- ¡Taemin! –la voz de Seung irrumpió en la escena viendo horrorizado el cuerpo de Sunny atrapado-. Soonkyu…
- Seung oppa –sonrió-. Por favor, llévatelo. Salgan de aquí.
Seung comprendió el verdadero significado de esa sonrisa. No había nada que hacer y aunque consiguieran sacarla a tiempo, no sobreviviría. No podían hacer nada:
- ¡Noo! ¡No me iré!
- ¡Soonkyu! –la voz de Seohyun también hizo acto de presencia. Su cara se llenó de lágrimas al entender la situación.
- Seo, llévenselo.
- No podemos dejarte aquí, ten…
- Seohyun –negó Seung.
- Pero, no…Sunny –Seohyun se agachó a la altura de ella tomándola de la mano.
- Me llevaré a Taemin, Seohyun vámonos ya –dijo cogiendo al menor, el cual se negaba de manera rotunda y persistente, poniendo rumbo hacia la salida.
- ¡No! ¡Noona! ¡Noo! ¡Suéltame! ¡Ella es lo único que tengo! ¡No quiero que nadie me quite nada más! ¡Noonaaaaaa! –la voz quebrada de su hermano se oía incluso a pesar de que ya debían estar fuera. Ella no podía sentirse peor. Abandonarlo era lo último que se había permitido hacer en su vida y al final había roto su promesa.
- Seohyun…
- No te preocupes. Yo cuidaré de Taemin, no va a estar solo. Aunque no me me lo pidieras lo haría igual. –dijo limpiándose las lágrimas-. Lo intentaré lo mejor que pueda.
- Seo, jamás podré agradecerte todo lo que has hecho por mí y lo que has significado en mi vida.
- Sunny, no puedo oír eso, no cuando sé que esto es un adiós.
- Entonces déjame decirte lo mucho que te quiero como último recuerdo –sonrió sin fuerza.
- No puedo creer que esto esté pasando, si hubiéramos llegado a…
- No hagas eso, no te culpes. No ha sido culpa de nadie.
- Yo…No puedo…
- Solo prométeme que vas a estar bien y que vas a cuidarte.
- No…yo…
- Seo –la llamó dulcemente-. Siempre has sido una niña fea cuando lloras. Así que sonrié –su amiga rio con amargura recondando esas palabras que le había dicho Sunny cuando eran unas niñas.
- Soonkyu, te quiero –sollozó.
- Y yo, mucho.
- ¡Seohyun! ¡Se va a venir todo abajo!
- Corre, sal de aquí.
- Pero…
- No te preocupes dentro de poco estaré bien. Estaré con ustedes y los cuidaré siempre.
- Sunny…
- Solo ve y vive. Sonrie por mí.
Seohyun se levantó siendo incapaz en su corazón de abandonar a su mejor amiga. La miró por última vez y la mayor sonrió y asintió indicándole que podía irse. Seohyun intentó sonreír no estando segura de la mueca que había conseguido y corrió hacia la salida.
La castaña vio como su amiga se ponía a salvo y en su último suspiro cerró los ojos:
- No olviden que les quiero…
~~~~
Desde fuera el melancólico panorama se reproducía con crueldad mientras los restos de la casa caían sin remordimientos:
- ¡Noo! ¡Noonaa!
El menor gritaba de forma desgarradora. Intentaba zafarse de todos los brazos que lo retenían y le impedían salvar a su hermana a pesar de que sabía que ya era tarde. Cuando el fuego fue apagado y no se registró a nadie con vida el menor cayó sobre sus rodillas gritando fuera de sí. Todos los recuerdos y lo que había vivido en tan poco tiempo le asaltaron bruscamente perdiéndose en el profundo dolor que provocaría estragos irreparables en todo su ser:
- Pequeño por favor, respira –Seung, quien no había podido evitar llorar ante la desoladora escena que presenciaba, intentaba calmar al menor.
Taemin estaba respirando de forma agitada provocándole espasmos que junto con los gritos de dolor acrecentaban su inestabilidad:
- Taemin, por favor tienes qe calmarte. Sé que es difícil, pero no puedes caer ahora. Tienes que ser fuerte –lamentablemente, Seung deconocía todo por lo que había pasado el pequeño.
Los ojos del castaño se abrieron de sobremanera y se llavó la mano al pecho. Sus pulmones habían dejado de funcionar con propiedad y su corazón parecía no bombear sangre de forma correcta. Tosió en respuesta salpicando lo poco que había quedado de jardín con sangre, la cual se fue acumulando y discurriendo por sus labios:
- ¡Yunho! –gritó desesperado Seung.
El médico se agachó con una mueca espeluznante debido al estado del pequeño:
- ¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA!
~~~~
Yunho revisó a Taemin por última vez para asegurarse de que estaba estable y salió de la sala. Lo habían llevado a su clínica la cual había permanecido cerrada a fin de evitar imprevistos. El ambiente melancólico que coexistía con los presentes en la sala de espera no iba a desvanecerse tan rápido:
- Lo he estabilizado, pero me temo que esto solo es el principio –dijo sentándose en una de las sillas.
- Aún no puedo creer que todo esto haya pasado. Lo tenía planeado desde el principio –afirmó Kangin.
- Ahora tiene sentido el que hubiese despedido a todo el personal. Nos quiso fuera desde el principio, pero esperó una oportunidad para atraparnos y ahora ella… -Seung estaba destrozado también. Habían perdido a Soonkyu y eso no había sido un golpe fácil.
- La policía ha podido rescatar parte del cuerpo antes de que el fuego lo quemara por completo –sollozó Seohyun mientras leía el mensaje en su móvil.
- Yo me encargaré de arreglar los papeles y de hablar con la funeraria –contestó de nuevo Seung.
- De acuerdo –asintió ella.
Unos largos minutos de silencio bastaron para que cada uno se hundiera en sus propios pensamientos. No obstante, nada había acabado aún:
- Él cree que estamos muertos y sus dos hijos también. No podemos quedarnos así sin más. Somos los únicos que podemos pararlo.
- Tienes razón –dijo Yunho-. Pero tenemos que tener mucho cuidado, el doble que hasta ahora.
- Identidades falsas –Kangin los miró a todos-. Tenemos que cambiarnos el nombre para evitar que nos pueda encontrar. Yo me encargaré de eso.
- Entonces cerraré la clínica, porque sería extraño que siguiera funcionando.
- Perfecto. Seohyun tienes que hacer como si nada hubiera pasado. Sé que es difícil, pero tiene que parecer que jamás estuviste involucrada. Trabajaremos a escondidas como hasta ahora, pero en otro sitio, uno más cerca de aquí.
De repente, un agudo pitido llegó hasta oídos del médico y el resto de presentes:
- ¿Qué es eso? –cuestionaron preocupados.
- Es de la habitación de Taemin –se levantó en cuestión de segundos y corrió sin pensárselo.
El resto lo siguió, parándose al ver a Yunho de pie en la puerta:
- ¿Qué ocurre? –le preguntaron asustados.
- Taemin…ha huído…
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 91)
Capítulo 91:
Dos años. Dos años habían pasado desde aquel desastre. Dos años en los que no se supo nada de Taemin. Nadie lo había visto, nadie sabía nada. No podían encontrarlo. Tantos meses recorriendo la ciudad entera sin éxito.
No obstante, el menor había estado viviendo en la calle, concretamente, en un parque donde un niño siempre le daba su merienda cuando iba a jugar:
- ¿Algún día me dirás tu nombre? –cuestionó viendo al escuálido niño comerse la última galleta.
A pesar de que casi siempre le llevaba algo para comer, por más mínimo que fuese, otras veces no podía ir al parque debido al frío invierno. Cuando volvía siempre le pedía disculpas a Taemin por no haberlo visitado y le intentaba llevar más comida de lo normal. Pero el niño pelinegro temía que su madre descubriera la razón de por qué la comida desaparecía tan rápido y le prohibiera ir con él:
- Bueno, no importa. ¿Estuvieron ricas? –el castaño no contestó.
El pelinegro estaba acostumbrado a que el otro no le respondiera. Nunca lo hacía, jamás había escuchado palabra alguna salir de sus labios y no sabía el por qué. Sin embargo, le preocupaba su estado porque aparte de escuálido, el color en su rostro era muy pálido y parecía ido. Taemin siempre miraba al frente y casi no pestañeaba. No tenía expresión en los ojos y mucho menos en el rostro:
- El otro día mi mamá me preguntó por ti. Le dije que tenía un amigo en el parque aquella vez que nos conocimos hace dos años. Yo le dije que el parque era tu casa, porque siempre duermes aquí, espero que no te moleste –se encogió de hombros-. A ella le parece bien que juegue con otros niños, así que pienso que se lo tomó a broma.
El pelinegro se quedó mirando la nieve del suelo unos segundos y después le sonrió:
- Bueno, me tengo que ir –dijo levantándose del banco-. Pronto anochecerá y no quiero ganarme un castigo. Intentaré venir mañana, adiós –se despidió con la mano.
Taemin observó cómo se iba en silencio sin hacer ni un movimiento. Volvió a mirar al frente al encenderse las luces nocturnas del parque y notó como lentamente la temperatura iba descendiendo. Se acurrucó en la dura madera dispuesto a dormir, pero había algo que no le dejaba. No sabía el qué, pero había algo en su mente que le negaba el descanso. De pronto, sintió pequeñas gotitas de agua fría caer sobre su cabeza. Miró al cielo y vio los copos de nieve que bajaban de las nubes. Otro invierno frío.
~~~~
La recién graduada y joven profesora salió del trabajo para dirigirse a su piso. Justo cuando estaba a punto de sacar las llaves, su móvil vibró en el bolsillo de su chaqueta. Lo sacó mirando de quien se trataba y suspiró:
- ¿Seohyun? –oyó la voz de Seung.
- ¿Ha habido noticias?
- Por eso te llamo.
- ¿Lo han encontrado? –abrió los ojos.
- No estamos seguros, pero algunos vecinos nos han comentado que hay un niño que siempre se encuentra en el parque que está al sur, cerca de tu trabajo, y que concuerda con nuestras descripciones.
- Voy para allá de inmediato –afirmó dando media vuelta por donde había venido.
- Tampoco hay que hacernos ilusiones.
- Pero hay que intentarlo. Tenemos que encontrarlo. Le prometí que cuidaría de él.
- Lo sé, pero han pasado dos años, no sabemos en qué condiciones está. Desde que huyó del hospital no…
- Lo entiendo –comprendía a qué se refería-. Te avisaré en cuanto encuentre a ese niño.
- Si es él ya sabes lo que tienes que hacer.
- Sí.
- Suerte –se despidió con pesar.
- Adiós.
En cuanto cortó la llamada, se dirigió con rapidez hacia el parque que había mencionado Seung. Sin embargo, le iba a llevar más tiempo del que calculaba, porque no era muy pequeño precisamente. Se recorrió todas las zonas de punta a punta. Todo estaba cubierto de nieve y pocas eran las personas que se paseaban por allí.
Revisó detrás de todos los árboles, en las zonas infantiles, en los monumentos de decoración, pero nada:
- Tal vez se haya ido… -murmuró agotada.
A un instante de rendirse, vio un pequeño bulto en un banco. Cualquiera pensaría que se trataba de una montaña de nieve, pero esa bola respiraba. Se acercó preocupada y al apartar la nieve, casi se le va el alma del cuerpo.
Era él, después de dos años buscándolo por fin aparecía. Tenía los ojos cerrados y su respiración era apenas perceptible. Ella lo movió delicadamente para despertarlo y en cuanto el pequeño niño, ahora más grande que entonces, abrió sus párpados esta sonrió:
- Taemin, pequeño, ¿estás bien? –estaba a punto de llorar de alegría.
El menor frunció el ceño y se incorporó. Seohyun fue a quitarle la nieve que permanecía sobre su cabeza, pero el castaño la rechazó:
- Tae, soy yo, Seohyun.
Taemin la miró extrañado:
- ¿Acaso no me…recuerdas? –este negó desconfiado.
No podía creerlo, podía ser qué…
- ¿Cómo te llamas? –el pequeño se encogió de hombros.
La joven se llevó ambas manos a la boca consternada. Taemin había perdido la memoria:
- Mi niño, yo… ¿Puedes venir conmigo? Te daré algo calentito para que no tengas frío.
Pero el castaño no se movía, solo la miraba confuso:
- Confía en mí –le sonrió-. Estoy segura de que tienes hambre, ¿verdad? –asintió-. Ven -le tendió la mano.
Taemin con un poco de reticencia la aceptó sintiendo el calor de la contraría envolver su pálida mano. En lugar de llevarle a su casa, se dirigió a la clínica de Yunho. Allí había permanecido también el médico escondió tras haberla cerrado de forma permanente. Cogió su teléfono y marcó con decisión:
- ¿Sí?
- Soy yo.
- ¿Qué pasó Seo?
- Lo he encontrado.
- ¿De verdad? –exclamó sorprendido.
- Sí, pero… Ha perdido la memoria.
- Ven aquí, reuniré a los otros.
~~~~
Seohyun entró con el niño de la mano y lo sentó en uno de los sillones de la entrada:
- Espérame aquí, ¿sí?
Se dirigó a la pequeña estantería donde Yunho siempre tenía algo de comer y sacó una manta del pequeño armario para hacerlo entrar en calor:
- Toma –llamó su atención, pues se encontraba mirando todo alrededor con desconcierto.
El castaño se envolvió en la manta y comenzó a comer lo que le había dado con desesperación. Ella sonrió con melancolía observando la estampa. Taemin había crecido. Tenía el pelo un poco más largo y los rasgos de la cara más definidos aunque no dejaban de ser infantiles. El color de sus mejillas parecía haberse esfumado y la extrema palidez era preocupante:
- Seohyun –oyó una voz detrás de ella.
- Seung –vio al hombre entrar por donde ellos lo habían hecho.
Seung vio a Taemin sentado comiendo como si nada y sintió una terrible tristeza, porque sabía que esto no iba a acabar bien, al menos no para él:
- Yunho nos está esperando en la sala del final –asintió.
- Ahora vengo, pequeño. No te muevas, ¿sí?
El niño permaneció en silencio ajeno a todo mientras seguía comiendo con la vista clavada en la nada. Suspiró y se fue con Seung.
~~~~
- El hecho de que Taemin haya perdido la memoria es un gran problema.
- Tú nos advertiste sobre eso hace dos años. Tenías razón al final –afirmó Kangin.
- Todo lo que le pasó a Taemin y lo que no sabemos le generó una especie de trauma que lo dejó en shock. Aunque no puedo confirmarlo, probablemente cuando perdió la conciencia su cerebro bloqueó todo.
- No sé si le habrá ayudado a él –dijo Seohyun.
- No, la verdad es que lo único que ha hecho ha sido empeorar las cosas, porque si Taemin llegase a despertar su subconsciente, el golpe sería tan terrible qué…
- ¿Deberíamos…? –sugirió antes de que acabar la frase.
- ¡Ah! –un grito proveniente del pasillo alertó a todos en la sala.
- Taemin –salió corriendo Seohyun.
Cuando regresó al sitio donde lo había dejado sentado lo encontró vacío:
- ¡Ah! –otro grito de dolor llegó a sus oídos.
- ¿Dónde está? –cuestionó Seung al llegar a su lado.
- ¡Ah! –más fuerte.
- ¡Al final del pasillo! –gritó Yunho abriendo la puerta indicada-. ¡Taemin! –dijo al verlo.
El pequeño se encontraba gritando en el suelo con lágrimas ahogándolo y retorciéndose debido al dolor que lo estaba perforando. El médico echó un vistazo a su alrededor cayendo en la cuenta de que esta habitación era donde habían guardado las pocas cosas de Sunny que pudieron rescatar:
- Pequeño… -este se agachó a su altura para tratar de calmarlo.
- ¡Noo! ¡No! ¡Noona! ¡Noonaaa! –gritaba como si le estuvieran quitando la vida y posiblemente así es como se sentía el menor.
- Tae, respira. Necesito que te tranquilices.
- ¡Yunho! –aparecieron los otros tres.
- Sujetadlo, voy a sedarlo para que le deje de doler.
- Yunho… -susurró Seohyun.
- Lo siento, es la única forma –suspiró con pesadez.
El médico abandonó un segundo la habitación volviendo con la aguja preparada. Se la administró con cuidado al agitado niño, el cual dejó de moverse al poco tiempo. Lo cogió en brazos y lo llevó a una de las camillas que había en la clínica. Todo esto había sido por los recuerdos que comenzaron a llegar a su mente:
- Chicos, yo…Creo que será mejor que hagamos eso.
- ¿Es seguro para él?
- Nada es seguro, pero tal vez de esa forma esté menos expuesto a la recuperación de su memoria como acaba de pasar. Podríamos conseguir que viva sin dolor.
- ¿Qué es lo peor que podría pasar?
- Lo mismo que si no hacemos nada, que recupere sus recuerdos, quizá en un día, un mes, años o cuando se despierte.
- Yo pienso que si el resultado podría ser el mismo que mejor que intentar darle una vida nueva a Taemin para que viva, al menos, como el resto de los niños –declaró Kangin.
- Está bien –afirmó Seohyun preocupada por su estado.
- Entonces procederé según lo acordado.
- Adelante –dijo Seung.
~~~~
El niño fue abriendo los ojos poco a poco, escuchando un molesto pitido de fondo. Sus párpados dejaron entre ver sus pequeños ojos castaños y una fuerte punzada le provocó una mueca:
- Cariño, ¿estás bien? –el rostro de una mujer se vislumbró a su lado.
- ¿Quién eres? –le había costado horrores volver a pronunciar una palabra después de dos años. Pero él no lo sabía.
- ¿Cómo que quien soy yo? ¿No te acuerdas de mí? –dijo preocupada tocándole la frente para comprobar su temperatura.
- ¿Cómo te sientes Taemin? –dijo la voz de un hombre.
- ¿Taemin?
- Ese es tu nombre, cariño –dijo el que parecía ser el médico con una triste sonrisa.
- Yo no… -estaba confundido.
- No te preocupes, papá y mamá ya están aquí –declaró con una mirada melancólica.
- ¿Mamá? –cuestionó.
- Cielo, tuviste un accidente y por lo que se ve, has perdido la memoria.
- ¿Yo? –no entendía nada, tampoco recordaba algo.
- Sí, cruzaste sin mirar.
- Yo no recuerdo nada… -susurró.
- Tranquilo, tu padre ha dicho que el proceso puede ser largo. Poco a poco irás recordando las cosas, ¿de acuerdo?
- Sí, no te preocupes hijo. Ahora será mejor que vuelvan a casa, no llegaré muy tarde.
Ayudaron al castaño a incorporarse de la cama y una vez en pie, se aseguraron de que no hubiese perdido facultades:
- Espérame afuera Tae, mamá va en seguida –asintió haciendo lo pedido.
Cuando abandonó la estancia, ella se giró preocupada hacia el médico:
- Yunho, ¿crees que saldrá bien?
- De momento no hay indicios de que recuerde nada, ni si quiera el episodio que tuvo antes de recaer. Ha borrado todo de su mente.
- Tal vez podamos darle una vida normal –miró hacia la puerta.
- Es posible, como también es posible que un día vuelva a recuperar sus recuerdos.
- No sé qué situación sería peor.
- Está bien, no te preocupes Seohyun. Lo haremos lo mejor que podamos.
- Eso le prometí a ella –suspiró-. Bueno, nos vemos en casa.
- Sí, adiós cariño –bromeó y la chica se rio. Había que destensar el ambiente.
~~~~
Seohyun iba de la mano con Taemin más por temor que por seguridad:
- ¿Qué te apetece comer hoy?
- No lo sé, ¿qué me gusta?
- Te gusta todo, excepto algunas verduras que tampoco hago. Pero en particular amas el chocolate y los dulces en general. No sé qué podría hacerte –dijo dubitativa.
- Cualquier cosa estará bien, mamá.
Seohyun sintió su corazón romperse al oírlo decir eso. Le dolía estarle mintiendo, pero más sería el dolor si volviera a verlo sufrir como esa vez:
- ¿Dónde vivimos? –cuestionó un poco cansado de caminar.
- Ya estamos cerca, hijo. Mira, allí –señaló con el dedo.
- ¿La amarilla?
- Sí, esa es nuestra casa.
Taemin ladeó la cabeza, curioso:
- Parece bonita por dentro.
- Lo es, ya verás.
Una vez entraron a la que sería la nueva casa de Taemin, Seohyun le enseñó su cuarto, donde supuestamente se pasaba todo el día. Le habían comprado ropa y todo tipo de útiles que un niño de su edad podría usar aparentando ya tenerlos de antes.
Luego, había preparado el almuerzo y ambos comieron tranquilamente entre preguntas y respuestas:
- Mamá, ¿a qué colegio voy? –cuestionó con curiosidad.
- Todavía a ninguno porque nos mudamos hace poco, pero ya te inscribimos en el que está cerca de aquí. Empiezas el lunes.
- ¿El que me señalaste cuando veníamos del hospital?
- Ese mismo –se levantó para recoger los platos y lavarlos.
- Creo que así es mejor, porque no habré olvidado a nadie ya que serán nuevos.
- Eso es –le sonrió con ternura.
- ¿A qué hora llega papá?
- A las nueve tendría que estar aquí.
- ¿Trabaja en el hospital?
- Sí, es su clínica.
- ¿Y tú?
- Yo soy profesora en la universidad.
- ¿De qué? –ella rio, era un niño muy curioso.
- De música.
- ¿En serio? ¿Y tocas algún instrumento?
- Sí, el piano y el violín.
- Yo quiero oírte tocar –dijo ilusionado.
- ¿Ahora? –sonrió.
- Sí, ¿por qué no? Todavía falta mucho para que venga papá.
- Está bien –se secó las manos-. Vamos –le animó.
Taemin la siguió contento, siendo guiado hasta una habitación en la planta inferior de la casa. No era grande, pero sí acogedora. En su interior había un gran piano reluciente y un violín puesto de la forma más cuidadosa posible:
- Tocaré algo que seguro que te va a gustar.
Él asintió y observó cómo su madre cogía el violín y empezaba a tocar las primeras notas. Sin embargo, esa melodía ya la había escuchado antes. Cada nota, cada compás que salía lo conocía. Conocía esa canción. De forma automática, se dirigió al piano y se sentó descubriendo las blancas teclas ante él. No supo cómo es que era capaz de tocar el piano, ni tampoco el por qué no recordaba nada pero sí esa melodía, simplemente llevó sus pequeñas manos al piano y comenzó a acompañar el violín.
Seohyun se sorprendió y a la vez, las lágrimas se le acumulaban en los ojos. Esa composición la había hecho Soonkyu cuando estudiaban en la universidad y todas las tardes se la tocaba a su hermano mientras ella practicaba. Pero no comprendía el hecho de que si había perdido sus recuerdos recordara algo tan complejo como una melodía.
El amor por su hermana mayor jamás lo había dejado, aunque en su cabeza ahora mismo…ella nunca había existido.
Dos años. Dos años habían pasado desde aquel desastre. Dos años en los que no se supo nada de Taemin. Nadie lo había visto, nadie sabía nada. No podían encontrarlo. Tantos meses recorriendo la ciudad entera sin éxito.
No obstante, el menor había estado viviendo en la calle, concretamente, en un parque donde un niño siempre le daba su merienda cuando iba a jugar:
- ¿Algún día me dirás tu nombre? –cuestionó viendo al escuálido niño comerse la última galleta.
A pesar de que casi siempre le llevaba algo para comer, por más mínimo que fuese, otras veces no podía ir al parque debido al frío invierno. Cuando volvía siempre le pedía disculpas a Taemin por no haberlo visitado y le intentaba llevar más comida de lo normal. Pero el niño pelinegro temía que su madre descubriera la razón de por qué la comida desaparecía tan rápido y le prohibiera ir con él:
- Bueno, no importa. ¿Estuvieron ricas? –el castaño no contestó.
El pelinegro estaba acostumbrado a que el otro no le respondiera. Nunca lo hacía, jamás había escuchado palabra alguna salir de sus labios y no sabía el por qué. Sin embargo, le preocupaba su estado porque aparte de escuálido, el color en su rostro era muy pálido y parecía ido. Taemin siempre miraba al frente y casi no pestañeaba. No tenía expresión en los ojos y mucho menos en el rostro:
- El otro día mi mamá me preguntó por ti. Le dije que tenía un amigo en el parque aquella vez que nos conocimos hace dos años. Yo le dije que el parque era tu casa, porque siempre duermes aquí, espero que no te moleste –se encogió de hombros-. A ella le parece bien que juegue con otros niños, así que pienso que se lo tomó a broma.
El pelinegro se quedó mirando la nieve del suelo unos segundos y después le sonrió:
- Bueno, me tengo que ir –dijo levantándose del banco-. Pronto anochecerá y no quiero ganarme un castigo. Intentaré venir mañana, adiós –se despidió con la mano.
Taemin observó cómo se iba en silencio sin hacer ni un movimiento. Volvió a mirar al frente al encenderse las luces nocturnas del parque y notó como lentamente la temperatura iba descendiendo. Se acurrucó en la dura madera dispuesto a dormir, pero había algo que no le dejaba. No sabía el qué, pero había algo en su mente que le negaba el descanso. De pronto, sintió pequeñas gotitas de agua fría caer sobre su cabeza. Miró al cielo y vio los copos de nieve que bajaban de las nubes. Otro invierno frío.
~~~~
La recién graduada y joven profesora salió del trabajo para dirigirse a su piso. Justo cuando estaba a punto de sacar las llaves, su móvil vibró en el bolsillo de su chaqueta. Lo sacó mirando de quien se trataba y suspiró:
- ¿Seohyun? –oyó la voz de Seung.
- ¿Ha habido noticias?
- Por eso te llamo.
- ¿Lo han encontrado? –abrió los ojos.
- No estamos seguros, pero algunos vecinos nos han comentado que hay un niño que siempre se encuentra en el parque que está al sur, cerca de tu trabajo, y que concuerda con nuestras descripciones.
- Voy para allá de inmediato –afirmó dando media vuelta por donde había venido.
- Tampoco hay que hacernos ilusiones.
- Pero hay que intentarlo. Tenemos que encontrarlo. Le prometí que cuidaría de él.
- Lo sé, pero han pasado dos años, no sabemos en qué condiciones está. Desde que huyó del hospital no…
- Lo entiendo –comprendía a qué se refería-. Te avisaré en cuanto encuentre a ese niño.
- Si es él ya sabes lo que tienes que hacer.
- Sí.
- Suerte –se despidió con pesar.
- Adiós.
En cuanto cortó la llamada, se dirigió con rapidez hacia el parque que había mencionado Seung. Sin embargo, le iba a llevar más tiempo del que calculaba, porque no era muy pequeño precisamente. Se recorrió todas las zonas de punta a punta. Todo estaba cubierto de nieve y pocas eran las personas que se paseaban por allí.
Revisó detrás de todos los árboles, en las zonas infantiles, en los monumentos de decoración, pero nada:
- Tal vez se haya ido… -murmuró agotada.
A un instante de rendirse, vio un pequeño bulto en un banco. Cualquiera pensaría que se trataba de una montaña de nieve, pero esa bola respiraba. Se acercó preocupada y al apartar la nieve, casi se le va el alma del cuerpo.
Era él, después de dos años buscándolo por fin aparecía. Tenía los ojos cerrados y su respiración era apenas perceptible. Ella lo movió delicadamente para despertarlo y en cuanto el pequeño niño, ahora más grande que entonces, abrió sus párpados esta sonrió:
- Taemin, pequeño, ¿estás bien? –estaba a punto de llorar de alegría.
El menor frunció el ceño y se incorporó. Seohyun fue a quitarle la nieve que permanecía sobre su cabeza, pero el castaño la rechazó:
- Tae, soy yo, Seohyun.
Taemin la miró extrañado:
- ¿Acaso no me…recuerdas? –este negó desconfiado.
No podía creerlo, podía ser qué…
- ¿Cómo te llamas? –el pequeño se encogió de hombros.
La joven se llevó ambas manos a la boca consternada. Taemin había perdido la memoria:
- Mi niño, yo… ¿Puedes venir conmigo? Te daré algo calentito para que no tengas frío.
Pero el castaño no se movía, solo la miraba confuso:
- Confía en mí –le sonrió-. Estoy segura de que tienes hambre, ¿verdad? –asintió-. Ven -le tendió la mano.
Taemin con un poco de reticencia la aceptó sintiendo el calor de la contraría envolver su pálida mano. En lugar de llevarle a su casa, se dirigió a la clínica de Yunho. Allí había permanecido también el médico escondió tras haberla cerrado de forma permanente. Cogió su teléfono y marcó con decisión:
- ¿Sí?
- Soy yo.
- ¿Qué pasó Seo?
- Lo he encontrado.
- ¿De verdad? –exclamó sorprendido.
- Sí, pero… Ha perdido la memoria.
- Ven aquí, reuniré a los otros.
~~~~
Seohyun entró con el niño de la mano y lo sentó en uno de los sillones de la entrada:
- Espérame aquí, ¿sí?
Se dirigó a la pequeña estantería donde Yunho siempre tenía algo de comer y sacó una manta del pequeño armario para hacerlo entrar en calor:
- Toma –llamó su atención, pues se encontraba mirando todo alrededor con desconcierto.
El castaño se envolvió en la manta y comenzó a comer lo que le había dado con desesperación. Ella sonrió con melancolía observando la estampa. Taemin había crecido. Tenía el pelo un poco más largo y los rasgos de la cara más definidos aunque no dejaban de ser infantiles. El color de sus mejillas parecía haberse esfumado y la extrema palidez era preocupante:
- Seohyun –oyó una voz detrás de ella.
- Seung –vio al hombre entrar por donde ellos lo habían hecho.
Seung vio a Taemin sentado comiendo como si nada y sintió una terrible tristeza, porque sabía que esto no iba a acabar bien, al menos no para él:
- Yunho nos está esperando en la sala del final –asintió.
- Ahora vengo, pequeño. No te muevas, ¿sí?
El niño permaneció en silencio ajeno a todo mientras seguía comiendo con la vista clavada en la nada. Suspiró y se fue con Seung.
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- El hecho de que Taemin haya perdido la memoria es un gran problema.
- Tú nos advertiste sobre eso hace dos años. Tenías razón al final –afirmó Kangin.
- Todo lo que le pasó a Taemin y lo que no sabemos le generó una especie de trauma que lo dejó en shock. Aunque no puedo confirmarlo, probablemente cuando perdió la conciencia su cerebro bloqueó todo.
- No sé si le habrá ayudado a él –dijo Seohyun.
- No, la verdad es que lo único que ha hecho ha sido empeorar las cosas, porque si Taemin llegase a despertar su subconsciente, el golpe sería tan terrible qué…
- ¿Deberíamos…? –sugirió antes de que acabar la frase.
- ¡Ah! –un grito proveniente del pasillo alertó a todos en la sala.
- Taemin –salió corriendo Seohyun.
Cuando regresó al sitio donde lo había dejado sentado lo encontró vacío:
- ¡Ah! –otro grito de dolor llegó a sus oídos.
- ¿Dónde está? –cuestionó Seung al llegar a su lado.
- ¡Ah! –más fuerte.
- ¡Al final del pasillo! –gritó Yunho abriendo la puerta indicada-. ¡Taemin! –dijo al verlo.
El pequeño se encontraba gritando en el suelo con lágrimas ahogándolo y retorciéndose debido al dolor que lo estaba perforando. El médico echó un vistazo a su alrededor cayendo en la cuenta de que esta habitación era donde habían guardado las pocas cosas de Sunny que pudieron rescatar:
- Pequeño… -este se agachó a su altura para tratar de calmarlo.
- ¡Noo! ¡No! ¡Noona! ¡Noonaaa! –gritaba como si le estuvieran quitando la vida y posiblemente así es como se sentía el menor.
- Tae, respira. Necesito que te tranquilices.
- ¡Yunho! –aparecieron los otros tres.
- Sujetadlo, voy a sedarlo para que le deje de doler.
- Yunho… -susurró Seohyun.
- Lo siento, es la única forma –suspiró con pesadez.
El médico abandonó un segundo la habitación volviendo con la aguja preparada. Se la administró con cuidado al agitado niño, el cual dejó de moverse al poco tiempo. Lo cogió en brazos y lo llevó a una de las camillas que había en la clínica. Todo esto había sido por los recuerdos que comenzaron a llegar a su mente:
- Chicos, yo…Creo que será mejor que hagamos eso.
- ¿Es seguro para él?
- Nada es seguro, pero tal vez de esa forma esté menos expuesto a la recuperación de su memoria como acaba de pasar. Podríamos conseguir que viva sin dolor.
- ¿Qué es lo peor que podría pasar?
- Lo mismo que si no hacemos nada, que recupere sus recuerdos, quizá en un día, un mes, años o cuando se despierte.
- Yo pienso que si el resultado podría ser el mismo que mejor que intentar darle una vida nueva a Taemin para que viva, al menos, como el resto de los niños –declaró Kangin.
- Está bien –afirmó Seohyun preocupada por su estado.
- Entonces procederé según lo acordado.
- Adelante –dijo Seung.
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El niño fue abriendo los ojos poco a poco, escuchando un molesto pitido de fondo. Sus párpados dejaron entre ver sus pequeños ojos castaños y una fuerte punzada le provocó una mueca:
- Cariño, ¿estás bien? –el rostro de una mujer se vislumbró a su lado.
- ¿Quién eres? –le había costado horrores volver a pronunciar una palabra después de dos años. Pero él no lo sabía.
- ¿Cómo que quien soy yo? ¿No te acuerdas de mí? –dijo preocupada tocándole la frente para comprobar su temperatura.
- ¿Cómo te sientes Taemin? –dijo la voz de un hombre.
- ¿Taemin?
- Ese es tu nombre, cariño –dijo el que parecía ser el médico con una triste sonrisa.
- Yo no… -estaba confundido.
- No te preocupes, papá y mamá ya están aquí –declaró con una mirada melancólica.
- ¿Mamá? –cuestionó.
- Cielo, tuviste un accidente y por lo que se ve, has perdido la memoria.
- ¿Yo? –no entendía nada, tampoco recordaba algo.
- Sí, cruzaste sin mirar.
- Yo no recuerdo nada… -susurró.
- Tranquilo, tu padre ha dicho que el proceso puede ser largo. Poco a poco irás recordando las cosas, ¿de acuerdo?
- Sí, no te preocupes hijo. Ahora será mejor que vuelvan a casa, no llegaré muy tarde.
Ayudaron al castaño a incorporarse de la cama y una vez en pie, se aseguraron de que no hubiese perdido facultades:
- Espérame afuera Tae, mamá va en seguida –asintió haciendo lo pedido.
Cuando abandonó la estancia, ella se giró preocupada hacia el médico:
- Yunho, ¿crees que saldrá bien?
- De momento no hay indicios de que recuerde nada, ni si quiera el episodio que tuvo antes de recaer. Ha borrado todo de su mente.
- Tal vez podamos darle una vida normal –miró hacia la puerta.
- Es posible, como también es posible que un día vuelva a recuperar sus recuerdos.
- No sé qué situación sería peor.
- Está bien, no te preocupes Seohyun. Lo haremos lo mejor que podamos.
- Eso le prometí a ella –suspiró-. Bueno, nos vemos en casa.
- Sí, adiós cariño –bromeó y la chica se rio. Había que destensar el ambiente.
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Seohyun iba de la mano con Taemin más por temor que por seguridad:
- ¿Qué te apetece comer hoy?
- No lo sé, ¿qué me gusta?
- Te gusta todo, excepto algunas verduras que tampoco hago. Pero en particular amas el chocolate y los dulces en general. No sé qué podría hacerte –dijo dubitativa.
- Cualquier cosa estará bien, mamá.
Seohyun sintió su corazón romperse al oírlo decir eso. Le dolía estarle mintiendo, pero más sería el dolor si volviera a verlo sufrir como esa vez:
- ¿Dónde vivimos? –cuestionó un poco cansado de caminar.
- Ya estamos cerca, hijo. Mira, allí –señaló con el dedo.
- ¿La amarilla?
- Sí, esa es nuestra casa.
Taemin ladeó la cabeza, curioso:
- Parece bonita por dentro.
- Lo es, ya verás.
Una vez entraron a la que sería la nueva casa de Taemin, Seohyun le enseñó su cuarto, donde supuestamente se pasaba todo el día. Le habían comprado ropa y todo tipo de útiles que un niño de su edad podría usar aparentando ya tenerlos de antes.
Luego, había preparado el almuerzo y ambos comieron tranquilamente entre preguntas y respuestas:
- Mamá, ¿a qué colegio voy? –cuestionó con curiosidad.
- Todavía a ninguno porque nos mudamos hace poco, pero ya te inscribimos en el que está cerca de aquí. Empiezas el lunes.
- ¿El que me señalaste cuando veníamos del hospital?
- Ese mismo –se levantó para recoger los platos y lavarlos.
- Creo que así es mejor, porque no habré olvidado a nadie ya que serán nuevos.
- Eso es –le sonrió con ternura.
- ¿A qué hora llega papá?
- A las nueve tendría que estar aquí.
- ¿Trabaja en el hospital?
- Sí, es su clínica.
- ¿Y tú?
- Yo soy profesora en la universidad.
- ¿De qué? –ella rio, era un niño muy curioso.
- De música.
- ¿En serio? ¿Y tocas algún instrumento?
- Sí, el piano y el violín.
- Yo quiero oírte tocar –dijo ilusionado.
- ¿Ahora? –sonrió.
- Sí, ¿por qué no? Todavía falta mucho para que venga papá.
- Está bien –se secó las manos-. Vamos –le animó.
Taemin la siguió contento, siendo guiado hasta una habitación en la planta inferior de la casa. No era grande, pero sí acogedora. En su interior había un gran piano reluciente y un violín puesto de la forma más cuidadosa posible:
- Tocaré algo que seguro que te va a gustar.
Él asintió y observó cómo su madre cogía el violín y empezaba a tocar las primeras notas. Sin embargo, esa melodía ya la había escuchado antes. Cada nota, cada compás que salía lo conocía. Conocía esa canción. De forma automática, se dirigió al piano y se sentó descubriendo las blancas teclas ante él. No supo cómo es que era capaz de tocar el piano, ni tampoco el por qué no recordaba nada pero sí esa melodía, simplemente llevó sus pequeñas manos al piano y comenzó a acompañar el violín.
Seohyun se sorprendió y a la vez, las lágrimas se le acumulaban en los ojos. Esa composición la había hecho Soonkyu cuando estudiaban en la universidad y todas las tardes se la tocaba a su hermano mientras ella practicaba. Pero no comprendía el hecho de que si había perdido sus recuerdos recordara algo tan complejo como una melodía.
El amor por su hermana mayor jamás lo había dejado, aunque en su cabeza ahora mismo…ella nunca había existido.
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 92)
Capítulo 92:
El estruendoso pitido llegó hasta sus oídos dando el inicio de las clases:
- Bueno, cariño. Pórtate bien y estudia mucho.
- Vale, mamá –sonrió mientras recibía un beso en la frente.
Seohyun observó como el niño se perdía entre la multitud de chicos que entraban de forma apresurada a clase. Habían decidido inscribirlo en un colegio público de estatus más bien bajo. No podían arriesgarse a que su padre lo encontrara, era mejor que para él todos ellos estuviesen muertos porque de esa forma podían actuar más fácilmente. También habían barajado el tema del curso académico, lo mejor para Taemin era que fuera al nivel que le correspondía por su año y así poder hacer amigos de su misma edad.
~~~~
El castaño entró bastante cohibido por el nuevo entorno aunque tampoco recordaba pasar por una situación similar. Se dirigió al centro donde le indicó el profesor y se presentó como alumno nuevo:
- Buenos días, mi nombre es Jung Taemin. Espero que nos llevemos bien.
- Bien Tae, ahora puedes sentarte allí –le señaló el sitio libre.
Después de que todos le dieran la bienvenida y el profesor le indicara el sitio, el niño asintió y se dispuso a sentarse al lado de su nuevo compañero:
- Hola Taemin, me llamo Jongin, pero puedes decirme Kai –le sonrió el moreno.
- Hola Kai –saludó amablemente mientras se sentaba a su lado.
- ¿Te acabas de mudar?
- Sí, ¿tú vives por aquí? –le había caído muy bien, era simpático.
- Sí, a tres calles del colegio.
- Oh, yo vivo a cuatro calles.
- ¿Izquierda o derecha?
- Izquierda.
- ¡Genial! Podemos volver a casa juntos.
- ¿En serio? –cuestionó feliz.
Kai asintió:
- Vivimos muy cerca.
- Me alegra saberlo, así no tendré que volver solo.
- Es genial, ¿verdad? –sonrió-. Oh, creo que debería llamarte hyung.
- ¿Eres menor? –se sorprendió.
- Sí, cumplo en enero, por eso estoy aquí.
- Entiendo –su madre le había explicado todo lo básico y lo que debía saber-. Espero que podamos ser buenos amigos.
- Pero ya somos amigos, ¿no?
- Eh-h –tartamudeó-. Bue-no sí, tienes ra-zón.
~~~~
Aquel había sido el comienzo de una larga amistad. Los dos niños se habían hecho inseparables, siempre estaban juntos, riendo, jugando, diciendo cosas sin sentido, pero ellos se entendían. Una relación tan íntima que rozaba lo envidiable, porque se juraron sinceridad, lealtad, apoyo y sobre todo amor. Se querían como nadie y raro era el día en el que uno se encontraba solo. Como hoy. Un castaño, ya de trece años, buscaba a su amigo menor tras haberlo visto salir corriendo de su clase ya que este año les había tocado en aulas distintas y no podía estar al tanto:
- ¡Kai! ¿Kai dónde estás? –un apresurado Taemin se apoyó en sus rodillas jadeando.
De repente, algo iluminó su mente y se golpeó por no haberlo pensado antes. Kai solo podía estar en un sitio. Se dirigió corriendo de nuevo hacia lo más alto del colegio, el último piso, el lugar favorito de ambos.
Abrió la puerta y enseguida escuchó los sollozos provenir de uno de los rincones:
- Jongin –susurró apenado al verlo llorar.
Él levantó la cabeza y vio como el castaño se sentaba a su lado, abrazándolo y consolándolo:
- Hyung… -hipó.
- ¿Qué ha pasado? –dijo con suavidad.
- He hecho algo que está mal –se limpió los ojos con el dorso de la mano.
- No creo que hayas hecho nada malo –sonrió con ternura-. Cuéntamelo -le cogió el rostro con ambas manos limpiando el resto de lágrimas, provocando una sonrisa en el menor.
- Algunos chicos de mi clase se burlaron de mí. Dijeron que era un bicho raro porque nunca estoy chicas y que… me gusta chupar penes...
El castaño se quedó un poco pasmado, ¿acaso a eso se dedicaban en clase lo demás? ¿A pensar en sexo?
- Escucha…
- ¡Pero es verdad hyung! –lo interrumpió-. No me gustan las chicas y además, creo que estoy enamorado de un chico.
- Eso no es algo malo Kai, lo malo es dejar que te afecte.
- Pero a mí no me puede gustar ese chico, está mal –negó con la cabeza.
- ¿Por qué? ¿Por qué es un chico?
- No…Es por otra cosa…Está mal y yo lo sé.
- ¿Qué está mal?
- Está mal enamorase de tu hermano, ¿verdad? –el castaño parpadeó confuso, no se lo esperaba.
- Escucha Jongin, no soy quien para decir si eso está bien o está mal, pero si fuiste capaz de sentirlo, si tu corazón ha sido capaz de latir por esa persona entonces es que nadie te lo prohíbe. Entonces es algo que no puede estar mal si tú no permites que lo sea.
- ¿Alguna vez te has enamorado, hyung? –las palabras del mayor daban vueltas en su cabeza.
- No, creo que no.
- ¿Crees? –rio bajito.
- No lo recuerdo –sonrió.
- ¿Entonces no sabes si te gustan las chicas o los chicos?
- No lo sé –se encogió de hombros.
- ¿Cuándo lo descubras me lo dirás?
- ¿Quieres que te lo diga? –rio por la curiosidad.
- Sí, es interesante.
- Tú y tu concepto de interesante.
El silencio reinó entre ellos, sin resultar incómodo. Una ligera brisa acarició los infantiles rostros de ambos chicos:
- ¿Se lo vas a decir a tu hermano? –rompió el silencio.
- No…No quiero perderlo. Tal vez es una tontería y estoy confundido.
- No quiero que te hagas daño –entrelazó su mano con la del menor-. Si es un sentimiento muy fuerte al final acabará por salir de una forma u otra.
- No te preocupes, hyung. Podré manejarlo. Todavía es muy pronto, quizá con el tiempo…-apretó el agarre de la pequeña mano.
- Sé que lo harás, eres un chico muy fuerte –le sonrió con dulzura.
- Tú también hyung y además eres muy bonito –dijo de forma pícara a lo que el mayor se sonrojó.
- No digas esas cosas Kai –infló los mofletes en un puchero.
Jongin se los apretó vaciando el aire de sus cachetes y una pizca de seriedad cruzó su rostro:
- En realidad te admiro hyung.
- ¿A mí?
- Sí, a pesar de que solo eres un año mayor eres muy inteligente y creo que puedes enfrentarte a cualquier situación sin ningún problema. Parece que tienes más edad –dijo divertido-. Eres una persona especial, mucho. Eso es lo que creo.
- Mi madre me dice lo mismo –dijo de broma.
- Pues tiene razón.
- Te quiero Kai, mucho –lo miró sinceramente.
- Y yo, hyung. Más de lo que te imaginas –este se acercó y lo envolvió en un gran abrazo agradeciéndole todo en silencio.
Taemin sentía que había encontrado una persona que aceptaba su corazón tal y como era. A pesar de no recordar nada, sintió una especie de alivio al conocer a Jongin, porque la sensación de salvavidas no lo dejaba en ningún momento. Se sentía completo al lado de él, como si hubiera estado buscando algo durante mucho tiempo y por fin lo hubiese encontrado:
- Vamos a casa –le despeinó de forma cariñosa.
- Sí –sonrió el más alto.
~~~~
- ¡Mamá! ¡Ya llegué! –anunció dejando la mochila en el salón y poniendo rumbo a la cocina.
- Hola, hijo –saludó sentado en la mesa de la cocina.
- Oh, hola papá. No sabía que estabas aquí –se sentó a su lado en la mesa.
- Esta tarde la tengo libre, ¿te apetece que hagamos algo?
- ¿Los tres juntos?
- Sí, ¿por qué no? –sonrió.
El castaño se quedó pensativo un rato:
- Mamá dijo el otro día que quería pasar por la tienda de música que está en el centro comercial. Podemos ir y cenar fuera.
- Genial, me parece bien. Tu madre fue a hacer la compra, no tardará en llegar. Ve a ducharte y antes de salir quiero que hagas los deberes, ¿de acuerdo?
- Siempre los hago, papá –dijo con fingida molestia
Yunho siguió con la mirada al castaño que desaparecía escaleras arriba. Ya habían pasado tres años desde que tomaron la decisión de darle una vida nueva a Taemin y a apostar por la sonrisa del adolescente, lo habían conseguido. Pero a pesar de eso, vivían con el miedo de que en algún momento recuperara la memoria. En sus cabezas siempre rondaba la culpa de estarle ocultándole la verdad a Taemin, pero creían que merecía la pena, cuando lo veían ser feliz, salir con sus amigos, estudiar, incluso en ocasiones lo pillaban bailando en la habitación, en esos momentos era cuando sentían que habían hecho bien.
~~~~
- Mamá saldrá dentro tres años –suspiró.
Padre e hijo se encontraban sentados por fuera de la tienda esperando a que Seohyun se decidiera. Después de tres cuartos de horas revisando la tienda de arriba abajo, la idea de salir pronto del lugar se esfumó:
- Siempre igual –miró hacia el interior de la tienda, viéndola fruncir el ceño ante algo que no le gustaba.
Tras diez minutos de agonía, la vieron pagar y salir con una bolsa en la mano:
- Ya está –dijo feliz, pero cambió el semblante al observarlos-. Pero, ¿qué os pasa?
- Voy a morir de hambre –dijo cansado.
- Bueno –rio nerviosamente-. Vamos a cenar de una vez.
- Tampoco he tardado tanto –bufó.
- No te preocupes cariño –dijo restándole importancia.
Los tres caminaban por el centro comercial en busca de un lugar para comer. Iban tranquilamente hablando entre ellos hasta que de repente el castaño se paró en seco:
- ¿Tae? ¿Qué pasa? –cuestionó Seohyun preocupada.
El nombrado se había quedado petrificado con la vista hacia arriba. Yunho siguió su mirada viendo la enorme pantalla que retransmitía las noticias actuales.
“Por suerte, los vecinos pudieron ser rescatados antes de que el fuego terminara destruyendo todo el edificio…”
Una punzada atravesó su sien provocándole un temblor en todo el cuerpo. El frío se empezó a apoderar de él y el mareo se instaló con rapidez en su cabeza. No entendía por qué su cuerpo no le respondía, no podía moverse y mucho menos apartar la mirada de esa noticia.
Las imágenes mostraban las llamas cubriendo toda la infraestructura y como las personas gritaban socorro minutos antes de su rescate. De pronto, una angustia en su pecho nació desde su corazón, ahora se sentía triste, melancólico e incluso impotente.
Intentó dar un paso al frente para quitarse esa extraña sensación, pero se mareó y de no ser por los brazos de su padre habría acabado en el suelo:
- Pequeño, ¿estás bien? ¿Qué ocurre?
Ellos lo habían visto y ahora estaban aterrados. Temían que aquellas imágenes tuvieran algún estímulo en su subconsciente:
- Será mejor que volvamos a casa.
- N-o…No. Estoy bien –dijo aún confundido-. Solo fue un mareo, no es nada.
- Pero Taem…
- De verdad, vayamos a comer. Tengo hambre –intentó sonreír.
- Está bien –dijo Yunho un poco dubitativo.
~~~~
La cena había transcurrido con un Taemin intentando olvidarse de lo sucedido y unos padres muy atentos mirándolo. El pequeño estaba extrañamente callado, nunca fue muy hablador, pero siempre tenía un tema de conversación para comentar:
- Cariño, ¿estás bien? –le peguntó su madre.
- Sí, solo me duele la cabeza.
- Enseguida llegamos a casa, ¿sí? –declaró mientras salían al exterior.
Taemin asintió y mirando hacia el frente se percató de una figura conocida:
- ¿Ese de ahí no es tu amigo?
- Sí –respondió antes de adelantarse para saludarlo.
El castaño lo llamó y él se giró sonriéndole:
- ¿Qué haces aquí tan tarde, Kai?
- Vine a dar una vuelta –dijo con simpleza.
- ¿Tú solo? –enarcó una ceja.
- Sí, me apetecía.
- ¿Y tú madre?
- Trabajando. Esta noche no llegará a casa, tiene que hacer extra.
Los padres de Tae llegaron a su lado oyendo la conversación:
- ¿Por qué no te quedas en casa con Taemin? –dijo amablemente Seohyun.
- N-no quiero molestar, de verdad –hizo una reverencia.
- Tranquilo, la última vez te dije que podías quedarte cuando quisieras. No molestas.
- Y-o…
- Venga, Kai –sonrió.
- De acuerdo, hyung –asintió ante el entusiasmo de ambos.
~~~~
- ¿De verdad no te molesta? –preguntó por enésima vez.
- Claro que no Kai, tú nunca me molestas –dijo arreglando su cama-. Además, estás triste. ¿Avisaste a tu hermano?
- No lo estoy, hyung. Sí, lo avisé.
- Sí, sí que lo estás. Te conozco Jongin, así que ven –palmeó el sitio a su lado-. Vamos a acostarnos y me lo cuentas.
- ¿Dormiremos en la misma cama?
- Sí –dijo simple-. ¿No puedo dormir con mi mejor amigo? –rio a lo que el moreno se sonrojó.
- Está bien –asintió acostándose al lado del delgado cuerpo.
- ¿Por qué estas así?
- Solo estoy preocupado por mi madre.
- ¿Por qué?
- No quiero que mi padre regrese. No lo recuerdo, pero sé que es alguien malo. El otro día una vecina le dijo a mi madre que lo había visto en los alrededores y desde entonces está histérica. No come, no duerme y cada vez está peor. Hyung, yo sé que ese señor no me quiere y aunque mi hermano me dijo que no pasará nada, no quiero que le hagan daño –estaba a punto de sollozar, tenía sus ojos aguados.
- Kai… Tranquilo –le abrazó envolviendo su cintura-. Yo estoy aquí contigo. Yo si te quiero y te protegeré, ¿de acuerdo? Puedes contar conmigo.
- Pero hyung… -susurró escondiéndose en el pecho del mayor y abrazándolo con fuerza.
- No pasa nada –le calmó acercándolo más a él-. Yo sé que tu hermano hará lo imposible por defenderte si algo llegara a pasar y si no puede, iré yo.
- No me prometas eso, porque no quiero que lo hagas. ¿Qué hago yo si te pasara algo a ti o a mi hermano?
- Tonterías y ahora a dormir.
El moreno suspiró y asintió:
- Buenas noches, hyung.
- Buenas noches, Jonginie –le besó en la frente a lo que este sonrió por el tierno gesto.
~~~~
Ante los incesantes movimientos del cuerpo que dormía a su lado, Kai se despertó percatándose de los sonidos que provenían de su amigo. Taemin se removía inquieto mientras ahogaba pequeños gritos. El más pequeño se preocupó al ver a su amigo llorando en sueños y bañado en sudor:
- Hyung…Hyung despierta –intentó tocarlo con delicadeza, pero este no respondía.
Se encontraba balbuceando cosas sin sentido hasta que un fuerte grito retumbó en toda la casa:
- ¡Hyung despierta! –estaba asustado y el castaño no parecía poder volver en sí.
Unos pasos apresurados se oyeron desde la habitación de los padres y pronto Seohyun se acercó a la cama en la que ambos dormían viendo al pobre Kai desesperado intentando despertarlo:
- Tranquilo, cariño –le dijo al menor para que no se preocupara a la vez que miraba a su hijo atrapado en el sueño.
- ¿Qué ha pasado? –cuestionó Yunho al llegar.
- Por favor, saca a Kai y espera afuera –dijo Seohyun nerviosa.
Los dos se retiraron de la estancia dejando, tras la puerta cerrada, a una madre con su hijo:
- Taemin, mi amor, despierta –lo movió, pero el delgado cuerpo no hacía más que llorar y gritar-. Tae, por favor, vuelve en ti.
Las lágrimas de ella ya surcaban su cuello sin intención de parar:
- ¡No! –logró entender.
- ¡Tae! ¡Despierta!
- ¡No!
- ¡Taemin! –le gritó fuera de sí.
Por fin el pequeño abrió los ojos asustados y rojos por el llanto. Reconoció a su madre y se incorporó con rapidez abrazándola y llorando en su pecho:
- Mamá…Mamá no…Tengo miedo…
Seohyun lo envolvió en un abrazo y lloró junto a él, pero tenía que quitarse las sospechas:
- Cariño, dime con qué estabas soñando –le limpió las mejillas.
Taemin hipó y entre suspiros habló:
- Una casa…Había una casa.
- ¿Una casa?
- Sí, una casa grande, muy grande y…fuego. Había mucho fuego y yo estaba atrapado. La casa se estaba quemando conmigo dentro y no podía salir.
- Cariño… -la culpa la golpeó con brusquedad.
- Pero no estaba solo –le costaba relatarlo-. Había alguien…Sí, había alguien conmigo que me sacó de allí, pero antes de salir vi como el techo caía sobre mí.
- ¿Recuerdas algo más? –negó lentamente.
- Iba a morir y me asusté mucho, yo…
- Tranquilo…fue…solo una… pesadilla… -sollozaba.
El problema es que esa pesadilla había sido parte de su vida. Una vida peor que el más cruel de los sueños.
El estruendoso pitido llegó hasta sus oídos dando el inicio de las clases:
- Bueno, cariño. Pórtate bien y estudia mucho.
- Vale, mamá –sonrió mientras recibía un beso en la frente.
Seohyun observó como el niño se perdía entre la multitud de chicos que entraban de forma apresurada a clase. Habían decidido inscribirlo en un colegio público de estatus más bien bajo. No podían arriesgarse a que su padre lo encontrara, era mejor que para él todos ellos estuviesen muertos porque de esa forma podían actuar más fácilmente. También habían barajado el tema del curso académico, lo mejor para Taemin era que fuera al nivel que le correspondía por su año y así poder hacer amigos de su misma edad.
~~~~
El castaño entró bastante cohibido por el nuevo entorno aunque tampoco recordaba pasar por una situación similar. Se dirigió al centro donde le indicó el profesor y se presentó como alumno nuevo:
- Buenos días, mi nombre es Jung Taemin. Espero que nos llevemos bien.
- Bien Tae, ahora puedes sentarte allí –le señaló el sitio libre.
Después de que todos le dieran la bienvenida y el profesor le indicara el sitio, el niño asintió y se dispuso a sentarse al lado de su nuevo compañero:
- Hola Taemin, me llamo Jongin, pero puedes decirme Kai –le sonrió el moreno.
- Hola Kai –saludó amablemente mientras se sentaba a su lado.
- ¿Te acabas de mudar?
- Sí, ¿tú vives por aquí? –le había caído muy bien, era simpático.
- Sí, a tres calles del colegio.
- Oh, yo vivo a cuatro calles.
- ¿Izquierda o derecha?
- Izquierda.
- ¡Genial! Podemos volver a casa juntos.
- ¿En serio? –cuestionó feliz.
Kai asintió:
- Vivimos muy cerca.
- Me alegra saberlo, así no tendré que volver solo.
- Es genial, ¿verdad? –sonrió-. Oh, creo que debería llamarte hyung.
- ¿Eres menor? –se sorprendió.
- Sí, cumplo en enero, por eso estoy aquí.
- Entiendo –su madre le había explicado todo lo básico y lo que debía saber-. Espero que podamos ser buenos amigos.
- Pero ya somos amigos, ¿no?
- Eh-h –tartamudeó-. Bue-no sí, tienes ra-zón.
~~~~
Aquel había sido el comienzo de una larga amistad. Los dos niños se habían hecho inseparables, siempre estaban juntos, riendo, jugando, diciendo cosas sin sentido, pero ellos se entendían. Una relación tan íntima que rozaba lo envidiable, porque se juraron sinceridad, lealtad, apoyo y sobre todo amor. Se querían como nadie y raro era el día en el que uno se encontraba solo. Como hoy. Un castaño, ya de trece años, buscaba a su amigo menor tras haberlo visto salir corriendo de su clase ya que este año les había tocado en aulas distintas y no podía estar al tanto:
- ¡Kai! ¿Kai dónde estás? –un apresurado Taemin se apoyó en sus rodillas jadeando.
De repente, algo iluminó su mente y se golpeó por no haberlo pensado antes. Kai solo podía estar en un sitio. Se dirigió corriendo de nuevo hacia lo más alto del colegio, el último piso, el lugar favorito de ambos.
Abrió la puerta y enseguida escuchó los sollozos provenir de uno de los rincones:
- Jongin –susurró apenado al verlo llorar.
Él levantó la cabeza y vio como el castaño se sentaba a su lado, abrazándolo y consolándolo:
- Hyung… -hipó.
- ¿Qué ha pasado? –dijo con suavidad.
- He hecho algo que está mal –se limpió los ojos con el dorso de la mano.
- No creo que hayas hecho nada malo –sonrió con ternura-. Cuéntamelo -le cogió el rostro con ambas manos limpiando el resto de lágrimas, provocando una sonrisa en el menor.
- Algunos chicos de mi clase se burlaron de mí. Dijeron que era un bicho raro porque nunca estoy chicas y que… me gusta chupar penes...
El castaño se quedó un poco pasmado, ¿acaso a eso se dedicaban en clase lo demás? ¿A pensar en sexo?
- Escucha…
- ¡Pero es verdad hyung! –lo interrumpió-. No me gustan las chicas y además, creo que estoy enamorado de un chico.
- Eso no es algo malo Kai, lo malo es dejar que te afecte.
- Pero a mí no me puede gustar ese chico, está mal –negó con la cabeza.
- ¿Por qué? ¿Por qué es un chico?
- No…Es por otra cosa…Está mal y yo lo sé.
- ¿Qué está mal?
- Está mal enamorase de tu hermano, ¿verdad? –el castaño parpadeó confuso, no se lo esperaba.
- Escucha Jongin, no soy quien para decir si eso está bien o está mal, pero si fuiste capaz de sentirlo, si tu corazón ha sido capaz de latir por esa persona entonces es que nadie te lo prohíbe. Entonces es algo que no puede estar mal si tú no permites que lo sea.
- ¿Alguna vez te has enamorado, hyung? –las palabras del mayor daban vueltas en su cabeza.
- No, creo que no.
- ¿Crees? –rio bajito.
- No lo recuerdo –sonrió.
- ¿Entonces no sabes si te gustan las chicas o los chicos?
- No lo sé –se encogió de hombros.
- ¿Cuándo lo descubras me lo dirás?
- ¿Quieres que te lo diga? –rio por la curiosidad.
- Sí, es interesante.
- Tú y tu concepto de interesante.
El silencio reinó entre ellos, sin resultar incómodo. Una ligera brisa acarició los infantiles rostros de ambos chicos:
- ¿Se lo vas a decir a tu hermano? –rompió el silencio.
- No…No quiero perderlo. Tal vez es una tontería y estoy confundido.
- No quiero que te hagas daño –entrelazó su mano con la del menor-. Si es un sentimiento muy fuerte al final acabará por salir de una forma u otra.
- No te preocupes, hyung. Podré manejarlo. Todavía es muy pronto, quizá con el tiempo…-apretó el agarre de la pequeña mano.
- Sé que lo harás, eres un chico muy fuerte –le sonrió con dulzura.
- Tú también hyung y además eres muy bonito –dijo de forma pícara a lo que el mayor se sonrojó.
- No digas esas cosas Kai –infló los mofletes en un puchero.
Jongin se los apretó vaciando el aire de sus cachetes y una pizca de seriedad cruzó su rostro:
- En realidad te admiro hyung.
- ¿A mí?
- Sí, a pesar de que solo eres un año mayor eres muy inteligente y creo que puedes enfrentarte a cualquier situación sin ningún problema. Parece que tienes más edad –dijo divertido-. Eres una persona especial, mucho. Eso es lo que creo.
- Mi madre me dice lo mismo –dijo de broma.
- Pues tiene razón.
- Te quiero Kai, mucho –lo miró sinceramente.
- Y yo, hyung. Más de lo que te imaginas –este se acercó y lo envolvió en un gran abrazo agradeciéndole todo en silencio.
Taemin sentía que había encontrado una persona que aceptaba su corazón tal y como era. A pesar de no recordar nada, sintió una especie de alivio al conocer a Jongin, porque la sensación de salvavidas no lo dejaba en ningún momento. Se sentía completo al lado de él, como si hubiera estado buscando algo durante mucho tiempo y por fin lo hubiese encontrado:
- Vamos a casa –le despeinó de forma cariñosa.
- Sí –sonrió el más alto.
~~~~
- ¡Mamá! ¡Ya llegué! –anunció dejando la mochila en el salón y poniendo rumbo a la cocina.
- Hola, hijo –saludó sentado en la mesa de la cocina.
- Oh, hola papá. No sabía que estabas aquí –se sentó a su lado en la mesa.
- Esta tarde la tengo libre, ¿te apetece que hagamos algo?
- ¿Los tres juntos?
- Sí, ¿por qué no? –sonrió.
El castaño se quedó pensativo un rato:
- Mamá dijo el otro día que quería pasar por la tienda de música que está en el centro comercial. Podemos ir y cenar fuera.
- Genial, me parece bien. Tu madre fue a hacer la compra, no tardará en llegar. Ve a ducharte y antes de salir quiero que hagas los deberes, ¿de acuerdo?
- Siempre los hago, papá –dijo con fingida molestia
Yunho siguió con la mirada al castaño que desaparecía escaleras arriba. Ya habían pasado tres años desde que tomaron la decisión de darle una vida nueva a Taemin y a apostar por la sonrisa del adolescente, lo habían conseguido. Pero a pesar de eso, vivían con el miedo de que en algún momento recuperara la memoria. En sus cabezas siempre rondaba la culpa de estarle ocultándole la verdad a Taemin, pero creían que merecía la pena, cuando lo veían ser feliz, salir con sus amigos, estudiar, incluso en ocasiones lo pillaban bailando en la habitación, en esos momentos era cuando sentían que habían hecho bien.
~~~~
- Mamá saldrá dentro tres años –suspiró.
Padre e hijo se encontraban sentados por fuera de la tienda esperando a que Seohyun se decidiera. Después de tres cuartos de horas revisando la tienda de arriba abajo, la idea de salir pronto del lugar se esfumó:
- Siempre igual –miró hacia el interior de la tienda, viéndola fruncir el ceño ante algo que no le gustaba.
Tras diez minutos de agonía, la vieron pagar y salir con una bolsa en la mano:
- Ya está –dijo feliz, pero cambió el semblante al observarlos-. Pero, ¿qué os pasa?
- Voy a morir de hambre –dijo cansado.
- Bueno –rio nerviosamente-. Vamos a cenar de una vez.
- Tampoco he tardado tanto –bufó.
- No te preocupes cariño –dijo restándole importancia.
Los tres caminaban por el centro comercial en busca de un lugar para comer. Iban tranquilamente hablando entre ellos hasta que de repente el castaño se paró en seco:
- ¿Tae? ¿Qué pasa? –cuestionó Seohyun preocupada.
El nombrado se había quedado petrificado con la vista hacia arriba. Yunho siguió su mirada viendo la enorme pantalla que retransmitía las noticias actuales.
“Por suerte, los vecinos pudieron ser rescatados antes de que el fuego terminara destruyendo todo el edificio…”
Una punzada atravesó su sien provocándole un temblor en todo el cuerpo. El frío se empezó a apoderar de él y el mareo se instaló con rapidez en su cabeza. No entendía por qué su cuerpo no le respondía, no podía moverse y mucho menos apartar la mirada de esa noticia.
Las imágenes mostraban las llamas cubriendo toda la infraestructura y como las personas gritaban socorro minutos antes de su rescate. De pronto, una angustia en su pecho nació desde su corazón, ahora se sentía triste, melancólico e incluso impotente.
Intentó dar un paso al frente para quitarse esa extraña sensación, pero se mareó y de no ser por los brazos de su padre habría acabado en el suelo:
- Pequeño, ¿estás bien? ¿Qué ocurre?
Ellos lo habían visto y ahora estaban aterrados. Temían que aquellas imágenes tuvieran algún estímulo en su subconsciente:
- Será mejor que volvamos a casa.
- N-o…No. Estoy bien –dijo aún confundido-. Solo fue un mareo, no es nada.
- Pero Taem…
- De verdad, vayamos a comer. Tengo hambre –intentó sonreír.
- Está bien –dijo Yunho un poco dubitativo.
~~~~
La cena había transcurrido con un Taemin intentando olvidarse de lo sucedido y unos padres muy atentos mirándolo. El pequeño estaba extrañamente callado, nunca fue muy hablador, pero siempre tenía un tema de conversación para comentar:
- Cariño, ¿estás bien? –le peguntó su madre.
- Sí, solo me duele la cabeza.
- Enseguida llegamos a casa, ¿sí? –declaró mientras salían al exterior.
Taemin asintió y mirando hacia el frente se percató de una figura conocida:
- ¿Ese de ahí no es tu amigo?
- Sí –respondió antes de adelantarse para saludarlo.
El castaño lo llamó y él se giró sonriéndole:
- ¿Qué haces aquí tan tarde, Kai?
- Vine a dar una vuelta –dijo con simpleza.
- ¿Tú solo? –enarcó una ceja.
- Sí, me apetecía.
- ¿Y tú madre?
- Trabajando. Esta noche no llegará a casa, tiene que hacer extra.
Los padres de Tae llegaron a su lado oyendo la conversación:
- ¿Por qué no te quedas en casa con Taemin? –dijo amablemente Seohyun.
- N-no quiero molestar, de verdad –hizo una reverencia.
- Tranquilo, la última vez te dije que podías quedarte cuando quisieras. No molestas.
- Y-o…
- Venga, Kai –sonrió.
- De acuerdo, hyung –asintió ante el entusiasmo de ambos.
~~~~
- ¿De verdad no te molesta? –preguntó por enésima vez.
- Claro que no Kai, tú nunca me molestas –dijo arreglando su cama-. Además, estás triste. ¿Avisaste a tu hermano?
- No lo estoy, hyung. Sí, lo avisé.
- Sí, sí que lo estás. Te conozco Jongin, así que ven –palmeó el sitio a su lado-. Vamos a acostarnos y me lo cuentas.
- ¿Dormiremos en la misma cama?
- Sí –dijo simple-. ¿No puedo dormir con mi mejor amigo? –rio a lo que el moreno se sonrojó.
- Está bien –asintió acostándose al lado del delgado cuerpo.
- ¿Por qué estas así?
- Solo estoy preocupado por mi madre.
- ¿Por qué?
- No quiero que mi padre regrese. No lo recuerdo, pero sé que es alguien malo. El otro día una vecina le dijo a mi madre que lo había visto en los alrededores y desde entonces está histérica. No come, no duerme y cada vez está peor. Hyung, yo sé que ese señor no me quiere y aunque mi hermano me dijo que no pasará nada, no quiero que le hagan daño –estaba a punto de sollozar, tenía sus ojos aguados.
- Kai… Tranquilo –le abrazó envolviendo su cintura-. Yo estoy aquí contigo. Yo si te quiero y te protegeré, ¿de acuerdo? Puedes contar conmigo.
- Pero hyung… -susurró escondiéndose en el pecho del mayor y abrazándolo con fuerza.
- No pasa nada –le calmó acercándolo más a él-. Yo sé que tu hermano hará lo imposible por defenderte si algo llegara a pasar y si no puede, iré yo.
- No me prometas eso, porque no quiero que lo hagas. ¿Qué hago yo si te pasara algo a ti o a mi hermano?
- Tonterías y ahora a dormir.
El moreno suspiró y asintió:
- Buenas noches, hyung.
- Buenas noches, Jonginie –le besó en la frente a lo que este sonrió por el tierno gesto.
~~~~
Ante los incesantes movimientos del cuerpo que dormía a su lado, Kai se despertó percatándose de los sonidos que provenían de su amigo. Taemin se removía inquieto mientras ahogaba pequeños gritos. El más pequeño se preocupó al ver a su amigo llorando en sueños y bañado en sudor:
- Hyung…Hyung despierta –intentó tocarlo con delicadeza, pero este no respondía.
Se encontraba balbuceando cosas sin sentido hasta que un fuerte grito retumbó en toda la casa:
- ¡Hyung despierta! –estaba asustado y el castaño no parecía poder volver en sí.
Unos pasos apresurados se oyeron desde la habitación de los padres y pronto Seohyun se acercó a la cama en la que ambos dormían viendo al pobre Kai desesperado intentando despertarlo:
- Tranquilo, cariño –le dijo al menor para que no se preocupara a la vez que miraba a su hijo atrapado en el sueño.
- ¿Qué ha pasado? –cuestionó Yunho al llegar.
- Por favor, saca a Kai y espera afuera –dijo Seohyun nerviosa.
Los dos se retiraron de la estancia dejando, tras la puerta cerrada, a una madre con su hijo:
- Taemin, mi amor, despierta –lo movió, pero el delgado cuerpo no hacía más que llorar y gritar-. Tae, por favor, vuelve en ti.
Las lágrimas de ella ya surcaban su cuello sin intención de parar:
- ¡No! –logró entender.
- ¡Tae! ¡Despierta!
- ¡No!
- ¡Taemin! –le gritó fuera de sí.
Por fin el pequeño abrió los ojos asustados y rojos por el llanto. Reconoció a su madre y se incorporó con rapidez abrazándola y llorando en su pecho:
- Mamá…Mamá no…Tengo miedo…
Seohyun lo envolvió en un abrazo y lloró junto a él, pero tenía que quitarse las sospechas:
- Cariño, dime con qué estabas soñando –le limpió las mejillas.
Taemin hipó y entre suspiros habló:
- Una casa…Había una casa.
- ¿Una casa?
- Sí, una casa grande, muy grande y…fuego. Había mucho fuego y yo estaba atrapado. La casa se estaba quemando conmigo dentro y no podía salir.
- Cariño… -la culpa la golpeó con brusquedad.
- Pero no estaba solo –le costaba relatarlo-. Había alguien…Sí, había alguien conmigo que me sacó de allí, pero antes de salir vi como el techo caía sobre mí.
- ¿Recuerdas algo más? –negó lentamente.
- Iba a morir y me asusté mucho, yo…
- Tranquilo…fue…solo una… pesadilla… -sollozaba.
El problema es que esa pesadilla había sido parte de su vida. Una vida peor que el más cruel de los sueños.
Lady Akari
Taemin <3
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~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 93)
Quiero comunicar que este fic será lo último que publique en este foro, por lo que si les interesa seguir leyéndome después pueden encontrarme en Amor Yaoi o Wattpad <3
Capítulo 93:
- Hyung… Yo… -el menor no podía vocalizar de forma correcta y su llanto no daba indicios de parar.
- Tranquilo, pequeño –abrazó a su amigo acariciándole la espalda.
- N-o lo entien-do, hyung –dijo entre hipidos.
- Calma, seguro que hay una explicación.
El hermano mayor de Jongin se había negado a mudarse con ellos después de que su padre volviera. Su madre también estaba muy angustiada por ese hecho, pero la actitud hosca que había tomado el mayor de sus hijos no le dio pie a más preguntas, yéndose únicamente con el menor:
- Kai, estoy seguro de que tu hermano lo hizo por algo. Tú me has dicho que él te quiere, ¿no es así?
- S-í –se limpió los ojos con el antebrazo-. Creo…
- No dudes de lo que tu hermano pudo haberte dicho alguna vez –le regañó-. Las cosas pasan por algo y tarde o temprano acabará explicándotelo de alguna forma.
- ¿Estás seguro, hyung?
- Claro –le sonrió.
- Bien –asintió-. Entonces esperaré hasta que mi hermano me aclare las cosas.
- Así me gusta, pequeño –le pellizcó la mejilla.
- Duele, hyung –se sobó el lugar con una sonrisa divertida. Él siempre le hacía lo mismo.
- Bueno –dijo poniéndose en pie en la nueva habitación del moreno-. Ya me tengo que ir, mis padres me están esperando para cenar –miró su reloj.
- Está bien, hyung. Mañana nos vemos en clase -se levantó para acompañarlo hasta la puerta.
- Sí –sonrió-. Adiós, Kai –le besó la frente.
- Cuídate, hyung –le mostró una amplia sonrisa distando mucho del llanto de hacía unos minutos.
~~~~
Taemin caminaba con paso sereno por las oscuras calles de la ciudad. Ya habían pasado meses desde aquel extraño sueño, o bueno, pesadilla. Desde aquel día, aquella pesadilla se había instalado en sus sueños cada noche dificultándole el poder dormir.
No obstante, no era lo único que le había pasado, ya que de forma aleatoria y frecuente distintas imágenes invadían su mente. No les encontraba sentido puesto que sabía que jamás había vivido alguna de ellas, pero aun así las sentía tan real que empezaba a provocarle dolores de cabeza.
Le asustaba cuando pasaban esas cosas, pero no se lo había dicho a su madre o a su padre. No consideraba que fuera importante, aunque en los últimos días estos episodios ocurrían más seguidamente.
Un tímido sonido llegó hasta sus oídos despertándolo de su ensimismamiento:
- ¿Mamá? –era una llamada.
- Cariño, ¿dónde estás?
- Estoy llegando a… -levantó su mirada del suelo y vio la calle que tenía delante. No… Esa no era su casa-. Yo… -corrigió-. Creo que me he perdido.
- ¿Cómo que te has perdido? –cuestionó extraña-. ¿No estabas en casa de Jongin?
- Sí, estaba allí, pero no sé –dijo confuso mirando hacia todos lados-. Empecé a ir a casa, pero creo que me equivoqué de dirección.
- ¿Cómo te vas a equivocar si es algo que haces siempre?
- No lo sé, mamá –se estaba desesperando-. No sé dónde estoy.
Su madre suspiró, aunque en el fondo estaba preocupada:
- Quédate donde estás y no apagues el móvil. Te localizaré desde el mío.
- De acuerdo –asintió inseguro y colgó.
Se había quedado en medio de esa calle desconocida para él. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta ahí. Había sufrido un lapsus y en ese instante no sabía por qué había cogido un camino distinto.
Observó las casas de alrededor y decidió recorrer la calle en lo que su madre llegaba. Las propiedades eran bastante lujosas, lejos de lo que era su casa en el centro. Extensos jardines decoraban las entradas y las puertas valladas le daban un aspecto algo tenebroso, como si fueran castillos.
Pero, de repente, su pecho se contrajo y soltó un quejido de dolor. Una inmensa agonía le empezó a invadir el cuerpo y a dificultarle la respiración. Notó como de pronto se sentía triste y decaído. Un nudo en su garganta dio paso a las lágrimas y al mareo que lo hizo tambalearse. Se encogió en su sitio, pero preso de la desesperación por su confuso estado empezó a correr alejándose del lugar.
¿Qué le estaba pasando? En cuanto había pisado la calle, lo había embargado una extraña depresión y un odio que comenzaba a emerger desde lo profundo de su corazón. Sentía como si tuviera una cuerda ahorcándolo. Se paró de forma abrupta, tosiendo fuertemente e intentó reconocer el lugar al que había ido a parar.
Un solar… Uno muy grande, uno que ya no existía. Uno que estaba quemado…
- Taemin… -oyó una voz susurrándole.
- ¿Quién eres? –cuestionó a la nada con miedo.
Había escuchado a alguien pero en aquel oscuro sitio abandonado no encontraba la presencia de alguna persona:
- Eso debería preguntártelo yo –escuchó una risita divertida.
- Acabas de decir mi nombre –respondió molesto. Ese lugar lo estaba aterrando, parecía un cementerio. Además, las sensaciones que habían causado estragos en su propio ser no desaparecían haciendo que perdiera su estabilidad emocional.
- Pero creo que no nos referimos al mismo –dijo una voz a su espalda.
El chico se giró buscando al dueño se esa voz, mareándose en el acto:
- Lee Taemin… -le susurró más cerca.
- Mi apellido en Jung –se extrañó.
- ¿Estás seguro?
- Sí.
- ¿Acaso lo recuerdas?
- ¿El qué?
- ¿Recuerdas algo de tu infancia?
- N-o, pe-ro…
- ¿Entonces quién te ha dicho que esa es la verdad? Todos te han mentido, Taemin. Desde siempre, desde que naciste.
- ¿Me han menti…? ¡Ah! –gritó cayendo de rodillas al suelo.
Una punzada en su cabeza trajo consigo una de aquellas extrañas escenas que no sabía de donde provenían:
- ¿Qué me está pasando? –preguntó con los ojos cerrados debido al dolor.
- Estás recuperando la memoria y cuando lo hagas te darás cuenta de que todo lo que has vivido es una mentira –rio de nuevo.
- No en-tiendo nada… -de un momento a otros, su mente fue bombardeada con miles de imágenes que no recordaba, hasta que cayó en la cuenta de una familiar-. Esta calle… -relacionó-. Esta calle ya la he visto antes.
- Claro que sí, pequeño. En esta calle vivías antes y esta era tu casa, aunque está destruida.
Sí, tenía razón. La voz tenía razón. Esa casa que aparecía en sus sueños era la misma que ahora estaba derrumbada:
- Pero no puede ser… -negó.
- ¿Sabes cómo pasó? –dijo tentándolo.
- ¿Un incendio? –si era como en su sueño tenía que ser de esa forma.
- Exacto, vas muy bien.
- Ahora quiero que recuerdes a tus padres.
- Mis padres son Y…
- ¡No! –gritó-. Hablo de los de verdad.
- Ellos son mis padres…
- Ellos no lo son, porque te han mentido. ¡Todos te han mentido! ¡No tienes a nadie! ¡Estás solo! ¡Todos te han abandonado, porque no sirves para nada!
- No…yo… -estaba congelado en el sitio. Las imágenes volvían a su mente y para su desgracia, todas-. Noona… -vio su rostro.
- Ella murió por tu culpa –dijo con diversión-. ¿La recuerdas?
- Ella… Noona…
- Murió en el incendio de la casa, por salvarte a ti.
- No… ¡No puede ser! ¡Esto no es real!
- Sí que es real, es tu vida, la verdadera.
Se llevó ambas manos a la cabeza como si pudiera parar los recuerdos que lo devolvían a la realidad:
- ¡Para! ¡Haz que pare! ¡No quiero!
- No puedo hacerlo, no es cosa mía sino tuya.
De repente, abrió los ojos de manera desorbitada, los cuales ya se encontraban bañados en lágrimas:
- Ellos me…
- Sí… Dilo, Taemin…
- No…
- ¡Que lo digas!
- Me violaron….
- Así es, tus amigos te traicionaron. Nunca los tuviste, siempre fuiste el objetos de todos.
- Seung…Noona…
- ¿Quién más? Lo estás haciendo bien –rio de nuevo.
- Seohyun…Yunho… -ahora los recordaba. Ellos no eran sus padres.
- Mi madre…fue…ella…mi padre… ¡Ah! –gritó de dolor.
- Eso es, sigue así.
- ¡No! ¡No puede ser! ¡Esto no! ¡No lo quiero!
- ¡Es tu vida Taemin, aprende a reconocer tus errores!
- Yo no….
- ¡Sí! ¡Todo esto ha sido tu culpa! ¡Tu error fue haber nacido! ¡Por tu culpa pasó todo lo que pasó! ¡Eres basura Taemin! ¡Siempre lo has sido!
- ¡¡No!! ¡¡Ah!!
El joven había recuperado sus recuerdos, su memoria, su pesadilla, su vida, la real. Empezó a toser y a retorcerse del dolor que le estaba provocando. Todo eso había sido su culpa, tenía razón. Todas las muertes, el cadáver de su madre, el incendio, la violación, los castigos de su padre, sus amigos…
De pronto, el odio comenzó a ganar terreno. La tristeza había perdido fuerza y el odio llegó hasta sus entrañas, llenándolo de ira, de rencor, de desprecio. Todos habían sido una mierda. El mundo era basura, merecían morir. Él merecía morir, iba a matar a su padre, iba a vengar todo lo que hizo, quería que desapareciera de la faz de la Tierra.
Taemin se asustó de sus propios pensamientos. Estaba colapsando. El recuperar su vida le estaba generando un conflicto interno que lo volvía inestable. Se puso de pie con dificultad y negando lo que estaba sucediendo, corrió lejos de allí.
Quería desaparecer, quería morir, quería que parara lo que estaba sintiendo. No quería vivir con eso y solo había una única solución. El ruido de los frenos llegó a sus oídos. Miró a su costado, cegado por las luces y en lugar de apartarse, se quedó de pie, estático, sin saber cómo deberían ser las cosas a partir de ahora.
Cerró los ojos y, en cuestión de segundos, el camión ya había impactado contra él.
~~~~
Todos se quedaron en silencio y con un nudo en la garganta. El estómago se les había cerrado. Algunos tenían lágrimas en los ojos y otros luchaban por hacerlas desaparecer:
- Después de eso –continuó Seohyun-. El conductor que había llamado a la ambulancia nos dijo que Taemin se había levantado antes de que llegara y que, a pesar de estar cubierto de sangre, empezó a caminar como si nada hubiera pasado y lo perdió de vista. Declaró ante la policía que la mirada de él estaba perdida, parecía un ser inerte y cuando lo miró al preguntarle si estaba bien, la expresión que tenía le había dado hasta miedo.
Seohyun paró unos segundos para tomar aire y continuar con el relato:
- Con los años nos enteramos de que por culpa de ese accidente había vuelto a olvidar algunas cosas y la razón de que ahora este en coma es, seguramente, porque con la carta que alguien le dejó en su cuarto volvió a recordar lo que había perdido.
- Esa carta… -susurró Kai.
- Era una carta de despedida que había escrito Soonkyu por si le pasaba algo. No sé cómo es que la han conseguido, pero… -apretó sus puños-. A partir de ahí, Taemin vivió todos estos años en la calle. Nos enteramos de que se había involucrado en el tráfico de drogas y en la prostitución gracias a un señor que lo había visto por la calle y lo había invitado a unirse. Se ve que a falta de dinero, lo consideró lo más oportuno.
- Yo escuché hablar a los amigos de Taemin una noche en la que se estaban emborrachando –dijo Jongin-. Me contaron cómo habían encontrado a Taemin y lo herido que estaba, así que tal vez fuese por ese accidente que mencionaste.
- Posiblemente –suspiró-. Pero me alegra saber que al menos ha tenido gente con la que contar aunque no fuese el mejor sitio. Minho –llamó al alto que se encontraba perdido en la estancia. Este la miró con los ojos rojos y ella sonrió con pena, había estado llorando-. Quiero decirte algo que posiblemente no te guste, pero resolverá algunas de tus dudas, como lo de Kangin y Yunho.
Minho asintió cogiendo aire para poder seguir viviendo correctamente:
- Cuando Taemin desapareció por primera vez, seguimos buscando los rastros de su padre y encontramos algunos de sus próximos planes. Él quería formar una pequeña organización que financiase sus experimentos y con personas que estuvieran de acuerdo en sus ideas. Necesitaba más dinero y consiguiendo socios todo era posible.
- ¿Qué tiene que ver conmigo? –dijo con la voz ronca debido al silencio en el que había permanecido.
- Tu padre –confesó.
El alto abrió los ojos de forma desmesurada:
- El hecho de que tu padre comenzara a comportarse de esa forma es porque estaba trabajando con el Señor Lee, por eso Kangin y Yunho se infiltraron como trabajadores de la familia Choi, porque descubrimos que tu padre sería uno de sus siguientes objetivos.
- ¿El padre de Taemin es el jefe de mi padre? –tensó sus puños conteniendo su ira.
- Así es. Era lógico, tu familia tiene poder, dinero y tu padre estaba dentro de la mentalidad perseguida por Lee. Un hijo perfecto, una familia perfecta, obediencia absoluta. Lo que pasó es que tu padre no contaba con que su hijo perfecto le estuviera desobedeciendo, y eso también lo puso en duda con el Señor Lee.
- Esa es la razón de que se volviera de esa forma.
- Sí, estoy segura de que el padre de Taemin acabó metiéndole ideas absurdas a tu padre en la cabeza y por eso ahora es cómo es. El Señor Lee buscaba y busca el ser humano perfecto, con el máximo nivel de obediencia, prácticamente busca robots humanos que obedezcan a las órdenes que se le imponen. La hermana de Taemin nunca buscó su aprobación, nunca se sometió a su voluntad, por ello acabó con ella e intentó lo mismo con Taemin pensando que este podría salirse de “control” como su hermana. Hace poco descubrió que Taemin no había muerto y sobornó de nuevo a la policía para que lo arrestaran y lo mataran si fuese necesario alegando que él había sido el culpable del desastre de su familia.
- Eso es lo que ponía en los periódicos...los que tenías en tu despacho en la universidad.
- Sí, son… de ese momento.
- Ahora entiendo que mi padre lo conociera –dijo apretando su mandíbula.
- Sí, el Señor Lee culpó a su hijo para salir inocente, pero en realidad fue él el que mató a su familia y aún lo sigue haciendo, porque desde que se enteró de que Tae está vivo no ha parado de intentar acabar con su vida. Es más, estoy segura de que lo que provocó que él acabara hoy en el hospital es su culpa. Está jugando con él.
- A mí también me intentaron matar –declaró llamando la atención de todos-. Taemin me ofreció quedarme con él en el almacén y una de las veces en las que caminaba por ahí, unos tipos empezaron a perseguirme.
- Si es así, seguramente el padre de Taemin está intentado acabar contigo antes de que te pases de la raya. Después de todo, seguro que se ha enterado de que no eres el hijo modelo. Quiero que entiendan ahora la razón de por qué Taemin es como es ahora y siento que hayan acabado involucrados más de la cuenta. Por ahora no quiero aturdirles con nada más, ya que corren bastante peligro solo por el hecho de estar aquí presentes ahora y saber la verdad.
- ¿Qué más puedes contarnos? –pidió Minho.
- No creo que sea bu…
- Ya estamos involucrados, de una forma u otra. Yo no puedo dejar pasar esto así, porque no me lo perdonaría. Hay que hacer algo, hay que pararle los pies y evitar que siga…
- Eso es difícil, Minho. Ahora el padre de Taemin está buscando hueco en la política para conseguir la inmunidad.
- Pues hay que evitar eso –dijo convencido.
- Sí, tendríamos que desenmascararlo antes de que cumpla ese propósito, porque no os podéis ni imaginar el poder extra que tendría con eso.
- Yo quiero ayudar, después de todo mi padre está metido en esto y mi madre…
- La estamos buscando, te prometo que la encontraremos –intervino Yunho.
- Gracias –lo miró.
- Yo también quiero ayudar –declaró Kai.
- Jongin –lo llamó su hermano.
- Taemin ha sido una persona importante para mi desde hace años, no voy a abandonarlo ahora y muchos menos a darle la espalda después de todo lo que ha hecho por mí. Aunque él no me recordase al principio después de haberlo encontrado años después, estuve ahí para él y ahora que sé a qué se debió su cambio, quiero protegerlo también.
- Sí es así, yo también lo haré –asintió su hermano.
- Nosotros también –asintió la pareja que no había parado de llorar en todo el relato.
- Chicos de verdad que… -advirtió.
- No nos harás cambiar de opinión después de decirnos la verdad. De alguna forma hemos acabado todos aquí, así que juntos saldremos de esta.
- Muchas gracias –sonrió Seohyun, cuantos más, mayores probabilidades de éxito-. Pero quiero recordarles que esto no es un juego.
- Lo sabemos –asintió Minho con confianza.
- De acuerdo, les daré a todos la dirección de nuestro lugar de trabajo y les pediré que vayan mañana. Pero esto tienen que mantenerlo en secreto, nadie les puede seguir, nadie lo puede saber, porque escondemos mucha información y si fuera robada o borrada ya no habría nada que hacer para acabar con esto de una vez, ¿entendido?
- Sí –dijeron todos.
- Bien, por ahora retírense y vayan a descansar. Pronto les llegará un mensaje a sus teléfonos.
- ¿Cómo los conseguiste? –preguntó Kai asombrado.
- Secreto –sonrió la profesora.
Después de aquella intensa charla, todos los presentes tenían todavía que asimilarlo. No había sido fácil escuchar aquello, era bastante monstruoso lo que había tenido que pasar el frágil cuerpo que se hallaba en coma:
- Seohyun –la llamó Minho después de despedirse del resto alegando que se quedaría un poco más.
- ¿Ocurre algo? –se dio la vuelta.
- Aquella vez en la universidad…cuando el incendio…Taemin se quedó…
- Sí –asintió apenada-. Taemin se quedó estático en el sitio porque recordó lo que ocurrió en su casa. Ese incendio fue provocado y…
- Posiblemente fue su padre.
- Así es –bajó la mirada.
- ¿Crees que tenemos oportunidad contra él?
- Será difícil, pero si conseguimos diseñar un plan eficaz podremos llevarlo a la cárcel para siempre. Todo dependerá de lo bien que juguemos nuestras cartas y ahora que somos más cerebros en la operación, estoy segura de que se nos ocurrirá algo. No obstante, lo importante ahora es la recuperación de Tae.
- ¿Podría no despertar? –cuestionó con miedo.
- Sí, podría quedarse en coma para siempre o tal vez despertar dentro de poco, eso nunca se sabe. Ha sido una vida muy dura para él y llega un momento en el que no puedes más y el propio sistema te aísla de la realidad.
- ¿Puedo quedarme con él esta noche?
- Sí –le sonrió-. Tu presencia siempre le ha mantenido vivo. El amor que le tienes es lo que te ha permitido entrar en su corazón, un corazón que él había cerrado con candado y que creía que ya no iba a latir más. Pero ahora estás tú y yo solo puedo darte las gracias.
- Seohyun, desde que lo conocí tuve la necesidad de saber más de él, de conocerlo, porque él siempre fue diferente. Fue algo que no puedo explicar incluso ahora, pero mi corazón me llevó a protegerlo desde el primer momento aunque ahora sé que fue él el que siempre me protegió a mí. Me di cuenta de que, entre su oscuridad, siempre tuvo presente a la gente a la que le importaba. Los alejaba para que no sufrieran a causa de un pasado que seguía arrastrando él solo, pero ahora quiero cambiar eso. Quiero hacerle saber que, en ocasiones, la luz también brilla sobre nosotros. No quiero que siga sufriendo porque descubrí que es el ser más bello que he conocido jamás y por eso nadie merece cortarle las alas al que considero mi pequeño ángel, porque Taemin fue el que me sacó de mi propia jaula. Estoy dispuesto a enseñarle a volar de nuevo, quiero devolverle sus alas.
Capítulo 93:
- Hyung… Yo… -el menor no podía vocalizar de forma correcta y su llanto no daba indicios de parar.
- Tranquilo, pequeño –abrazó a su amigo acariciándole la espalda.
- N-o lo entien-do, hyung –dijo entre hipidos.
- Calma, seguro que hay una explicación.
El hermano mayor de Jongin se había negado a mudarse con ellos después de que su padre volviera. Su madre también estaba muy angustiada por ese hecho, pero la actitud hosca que había tomado el mayor de sus hijos no le dio pie a más preguntas, yéndose únicamente con el menor:
- Kai, estoy seguro de que tu hermano lo hizo por algo. Tú me has dicho que él te quiere, ¿no es así?
- S-í –se limpió los ojos con el antebrazo-. Creo…
- No dudes de lo que tu hermano pudo haberte dicho alguna vez –le regañó-. Las cosas pasan por algo y tarde o temprano acabará explicándotelo de alguna forma.
- ¿Estás seguro, hyung?
- Claro –le sonrió.
- Bien –asintió-. Entonces esperaré hasta que mi hermano me aclare las cosas.
- Así me gusta, pequeño –le pellizcó la mejilla.
- Duele, hyung –se sobó el lugar con una sonrisa divertida. Él siempre le hacía lo mismo.
- Bueno –dijo poniéndose en pie en la nueva habitación del moreno-. Ya me tengo que ir, mis padres me están esperando para cenar –miró su reloj.
- Está bien, hyung. Mañana nos vemos en clase -se levantó para acompañarlo hasta la puerta.
- Sí –sonrió-. Adiós, Kai –le besó la frente.
- Cuídate, hyung –le mostró una amplia sonrisa distando mucho del llanto de hacía unos minutos.
~~~~
Taemin caminaba con paso sereno por las oscuras calles de la ciudad. Ya habían pasado meses desde aquel extraño sueño, o bueno, pesadilla. Desde aquel día, aquella pesadilla se había instalado en sus sueños cada noche dificultándole el poder dormir.
No obstante, no era lo único que le había pasado, ya que de forma aleatoria y frecuente distintas imágenes invadían su mente. No les encontraba sentido puesto que sabía que jamás había vivido alguna de ellas, pero aun así las sentía tan real que empezaba a provocarle dolores de cabeza.
Le asustaba cuando pasaban esas cosas, pero no se lo había dicho a su madre o a su padre. No consideraba que fuera importante, aunque en los últimos días estos episodios ocurrían más seguidamente.
Un tímido sonido llegó hasta sus oídos despertándolo de su ensimismamiento:
- ¿Mamá? –era una llamada.
- Cariño, ¿dónde estás?
- Estoy llegando a… -levantó su mirada del suelo y vio la calle que tenía delante. No… Esa no era su casa-. Yo… -corrigió-. Creo que me he perdido.
- ¿Cómo que te has perdido? –cuestionó extraña-. ¿No estabas en casa de Jongin?
- Sí, estaba allí, pero no sé –dijo confuso mirando hacia todos lados-. Empecé a ir a casa, pero creo que me equivoqué de dirección.
- ¿Cómo te vas a equivocar si es algo que haces siempre?
- No lo sé, mamá –se estaba desesperando-. No sé dónde estoy.
Su madre suspiró, aunque en el fondo estaba preocupada:
- Quédate donde estás y no apagues el móvil. Te localizaré desde el mío.
- De acuerdo –asintió inseguro y colgó.
Se había quedado en medio de esa calle desconocida para él. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta ahí. Había sufrido un lapsus y en ese instante no sabía por qué había cogido un camino distinto.
Observó las casas de alrededor y decidió recorrer la calle en lo que su madre llegaba. Las propiedades eran bastante lujosas, lejos de lo que era su casa en el centro. Extensos jardines decoraban las entradas y las puertas valladas le daban un aspecto algo tenebroso, como si fueran castillos.
Pero, de repente, su pecho se contrajo y soltó un quejido de dolor. Una inmensa agonía le empezó a invadir el cuerpo y a dificultarle la respiración. Notó como de pronto se sentía triste y decaído. Un nudo en su garganta dio paso a las lágrimas y al mareo que lo hizo tambalearse. Se encogió en su sitio, pero preso de la desesperación por su confuso estado empezó a correr alejándose del lugar.
¿Qué le estaba pasando? En cuanto había pisado la calle, lo había embargado una extraña depresión y un odio que comenzaba a emerger desde lo profundo de su corazón. Sentía como si tuviera una cuerda ahorcándolo. Se paró de forma abrupta, tosiendo fuertemente e intentó reconocer el lugar al que había ido a parar.
Un solar… Uno muy grande, uno que ya no existía. Uno que estaba quemado…
- Taemin… -oyó una voz susurrándole.
- ¿Quién eres? –cuestionó a la nada con miedo.
Había escuchado a alguien pero en aquel oscuro sitio abandonado no encontraba la presencia de alguna persona:
- Eso debería preguntártelo yo –escuchó una risita divertida.
- Acabas de decir mi nombre –respondió molesto. Ese lugar lo estaba aterrando, parecía un cementerio. Además, las sensaciones que habían causado estragos en su propio ser no desaparecían haciendo que perdiera su estabilidad emocional.
- Pero creo que no nos referimos al mismo –dijo una voz a su espalda.
El chico se giró buscando al dueño se esa voz, mareándose en el acto:
- Lee Taemin… -le susurró más cerca.
- Mi apellido en Jung –se extrañó.
- ¿Estás seguro?
- Sí.
- ¿Acaso lo recuerdas?
- ¿El qué?
- ¿Recuerdas algo de tu infancia?
- N-o, pe-ro…
- ¿Entonces quién te ha dicho que esa es la verdad? Todos te han mentido, Taemin. Desde siempre, desde que naciste.
- ¿Me han menti…? ¡Ah! –gritó cayendo de rodillas al suelo.
Una punzada en su cabeza trajo consigo una de aquellas extrañas escenas que no sabía de donde provenían:
- ¿Qué me está pasando? –preguntó con los ojos cerrados debido al dolor.
- Estás recuperando la memoria y cuando lo hagas te darás cuenta de que todo lo que has vivido es una mentira –rio de nuevo.
- No en-tiendo nada… -de un momento a otros, su mente fue bombardeada con miles de imágenes que no recordaba, hasta que cayó en la cuenta de una familiar-. Esta calle… -relacionó-. Esta calle ya la he visto antes.
- Claro que sí, pequeño. En esta calle vivías antes y esta era tu casa, aunque está destruida.
Sí, tenía razón. La voz tenía razón. Esa casa que aparecía en sus sueños era la misma que ahora estaba derrumbada:
- Pero no puede ser… -negó.
- ¿Sabes cómo pasó? –dijo tentándolo.
- ¿Un incendio? –si era como en su sueño tenía que ser de esa forma.
- Exacto, vas muy bien.
- Ahora quiero que recuerdes a tus padres.
- Mis padres son Y…
- ¡No! –gritó-. Hablo de los de verdad.
- Ellos son mis padres…
- Ellos no lo son, porque te han mentido. ¡Todos te han mentido! ¡No tienes a nadie! ¡Estás solo! ¡Todos te han abandonado, porque no sirves para nada!
- No…yo… -estaba congelado en el sitio. Las imágenes volvían a su mente y para su desgracia, todas-. Noona… -vio su rostro.
- Ella murió por tu culpa –dijo con diversión-. ¿La recuerdas?
- Ella… Noona…
- Murió en el incendio de la casa, por salvarte a ti.
- No… ¡No puede ser! ¡Esto no es real!
- Sí que es real, es tu vida, la verdadera.
Se llevó ambas manos a la cabeza como si pudiera parar los recuerdos que lo devolvían a la realidad:
- ¡Para! ¡Haz que pare! ¡No quiero!
- No puedo hacerlo, no es cosa mía sino tuya.
De repente, abrió los ojos de manera desorbitada, los cuales ya se encontraban bañados en lágrimas:
- Ellos me…
- Sí… Dilo, Taemin…
- No…
- ¡Que lo digas!
- Me violaron….
- Así es, tus amigos te traicionaron. Nunca los tuviste, siempre fuiste el objetos de todos.
- Seung…Noona…
- ¿Quién más? Lo estás haciendo bien –rio de nuevo.
- Seohyun…Yunho… -ahora los recordaba. Ellos no eran sus padres.
- Mi madre…fue…ella…mi padre… ¡Ah! –gritó de dolor.
- Eso es, sigue así.
- ¡No! ¡No puede ser! ¡Esto no! ¡No lo quiero!
- ¡Es tu vida Taemin, aprende a reconocer tus errores!
- Yo no….
- ¡Sí! ¡Todo esto ha sido tu culpa! ¡Tu error fue haber nacido! ¡Por tu culpa pasó todo lo que pasó! ¡Eres basura Taemin! ¡Siempre lo has sido!
- ¡¡No!! ¡¡Ah!!
El joven había recuperado sus recuerdos, su memoria, su pesadilla, su vida, la real. Empezó a toser y a retorcerse del dolor que le estaba provocando. Todo eso había sido su culpa, tenía razón. Todas las muertes, el cadáver de su madre, el incendio, la violación, los castigos de su padre, sus amigos…
De pronto, el odio comenzó a ganar terreno. La tristeza había perdido fuerza y el odio llegó hasta sus entrañas, llenándolo de ira, de rencor, de desprecio. Todos habían sido una mierda. El mundo era basura, merecían morir. Él merecía morir, iba a matar a su padre, iba a vengar todo lo que hizo, quería que desapareciera de la faz de la Tierra.
Taemin se asustó de sus propios pensamientos. Estaba colapsando. El recuperar su vida le estaba generando un conflicto interno que lo volvía inestable. Se puso de pie con dificultad y negando lo que estaba sucediendo, corrió lejos de allí.
Quería desaparecer, quería morir, quería que parara lo que estaba sintiendo. No quería vivir con eso y solo había una única solución. El ruido de los frenos llegó a sus oídos. Miró a su costado, cegado por las luces y en lugar de apartarse, se quedó de pie, estático, sin saber cómo deberían ser las cosas a partir de ahora.
Cerró los ojos y, en cuestión de segundos, el camión ya había impactado contra él.
~~~~
Todos se quedaron en silencio y con un nudo en la garganta. El estómago se les había cerrado. Algunos tenían lágrimas en los ojos y otros luchaban por hacerlas desaparecer:
- Después de eso –continuó Seohyun-. El conductor que había llamado a la ambulancia nos dijo que Taemin se había levantado antes de que llegara y que, a pesar de estar cubierto de sangre, empezó a caminar como si nada hubiera pasado y lo perdió de vista. Declaró ante la policía que la mirada de él estaba perdida, parecía un ser inerte y cuando lo miró al preguntarle si estaba bien, la expresión que tenía le había dado hasta miedo.
Seohyun paró unos segundos para tomar aire y continuar con el relato:
- Con los años nos enteramos de que por culpa de ese accidente había vuelto a olvidar algunas cosas y la razón de que ahora este en coma es, seguramente, porque con la carta que alguien le dejó en su cuarto volvió a recordar lo que había perdido.
- Esa carta… -susurró Kai.
- Era una carta de despedida que había escrito Soonkyu por si le pasaba algo. No sé cómo es que la han conseguido, pero… -apretó sus puños-. A partir de ahí, Taemin vivió todos estos años en la calle. Nos enteramos de que se había involucrado en el tráfico de drogas y en la prostitución gracias a un señor que lo había visto por la calle y lo había invitado a unirse. Se ve que a falta de dinero, lo consideró lo más oportuno.
- Yo escuché hablar a los amigos de Taemin una noche en la que se estaban emborrachando –dijo Jongin-. Me contaron cómo habían encontrado a Taemin y lo herido que estaba, así que tal vez fuese por ese accidente que mencionaste.
- Posiblemente –suspiró-. Pero me alegra saber que al menos ha tenido gente con la que contar aunque no fuese el mejor sitio. Minho –llamó al alto que se encontraba perdido en la estancia. Este la miró con los ojos rojos y ella sonrió con pena, había estado llorando-. Quiero decirte algo que posiblemente no te guste, pero resolverá algunas de tus dudas, como lo de Kangin y Yunho.
Minho asintió cogiendo aire para poder seguir viviendo correctamente:
- Cuando Taemin desapareció por primera vez, seguimos buscando los rastros de su padre y encontramos algunos de sus próximos planes. Él quería formar una pequeña organización que financiase sus experimentos y con personas que estuvieran de acuerdo en sus ideas. Necesitaba más dinero y consiguiendo socios todo era posible.
- ¿Qué tiene que ver conmigo? –dijo con la voz ronca debido al silencio en el que había permanecido.
- Tu padre –confesó.
El alto abrió los ojos de forma desmesurada:
- El hecho de que tu padre comenzara a comportarse de esa forma es porque estaba trabajando con el Señor Lee, por eso Kangin y Yunho se infiltraron como trabajadores de la familia Choi, porque descubrimos que tu padre sería uno de sus siguientes objetivos.
- ¿El padre de Taemin es el jefe de mi padre? –tensó sus puños conteniendo su ira.
- Así es. Era lógico, tu familia tiene poder, dinero y tu padre estaba dentro de la mentalidad perseguida por Lee. Un hijo perfecto, una familia perfecta, obediencia absoluta. Lo que pasó es que tu padre no contaba con que su hijo perfecto le estuviera desobedeciendo, y eso también lo puso en duda con el Señor Lee.
- Esa es la razón de que se volviera de esa forma.
- Sí, estoy segura de que el padre de Taemin acabó metiéndole ideas absurdas a tu padre en la cabeza y por eso ahora es cómo es. El Señor Lee buscaba y busca el ser humano perfecto, con el máximo nivel de obediencia, prácticamente busca robots humanos que obedezcan a las órdenes que se le imponen. La hermana de Taemin nunca buscó su aprobación, nunca se sometió a su voluntad, por ello acabó con ella e intentó lo mismo con Taemin pensando que este podría salirse de “control” como su hermana. Hace poco descubrió que Taemin no había muerto y sobornó de nuevo a la policía para que lo arrestaran y lo mataran si fuese necesario alegando que él había sido el culpable del desastre de su familia.
- Eso es lo que ponía en los periódicos...los que tenías en tu despacho en la universidad.
- Sí, son… de ese momento.
- Ahora entiendo que mi padre lo conociera –dijo apretando su mandíbula.
- Sí, el Señor Lee culpó a su hijo para salir inocente, pero en realidad fue él el que mató a su familia y aún lo sigue haciendo, porque desde que se enteró de que Tae está vivo no ha parado de intentar acabar con su vida. Es más, estoy segura de que lo que provocó que él acabara hoy en el hospital es su culpa. Está jugando con él.
- A mí también me intentaron matar –declaró llamando la atención de todos-. Taemin me ofreció quedarme con él en el almacén y una de las veces en las que caminaba por ahí, unos tipos empezaron a perseguirme.
- Si es así, seguramente el padre de Taemin está intentado acabar contigo antes de que te pases de la raya. Después de todo, seguro que se ha enterado de que no eres el hijo modelo. Quiero que entiendan ahora la razón de por qué Taemin es como es ahora y siento que hayan acabado involucrados más de la cuenta. Por ahora no quiero aturdirles con nada más, ya que corren bastante peligro solo por el hecho de estar aquí presentes ahora y saber la verdad.
- ¿Qué más puedes contarnos? –pidió Minho.
- No creo que sea bu…
- Ya estamos involucrados, de una forma u otra. Yo no puedo dejar pasar esto así, porque no me lo perdonaría. Hay que hacer algo, hay que pararle los pies y evitar que siga…
- Eso es difícil, Minho. Ahora el padre de Taemin está buscando hueco en la política para conseguir la inmunidad.
- Pues hay que evitar eso –dijo convencido.
- Sí, tendríamos que desenmascararlo antes de que cumpla ese propósito, porque no os podéis ni imaginar el poder extra que tendría con eso.
- Yo quiero ayudar, después de todo mi padre está metido en esto y mi madre…
- La estamos buscando, te prometo que la encontraremos –intervino Yunho.
- Gracias –lo miró.
- Yo también quiero ayudar –declaró Kai.
- Jongin –lo llamó su hermano.
- Taemin ha sido una persona importante para mi desde hace años, no voy a abandonarlo ahora y muchos menos a darle la espalda después de todo lo que ha hecho por mí. Aunque él no me recordase al principio después de haberlo encontrado años después, estuve ahí para él y ahora que sé a qué se debió su cambio, quiero protegerlo también.
- Sí es así, yo también lo haré –asintió su hermano.
- Nosotros también –asintió la pareja que no había parado de llorar en todo el relato.
- Chicos de verdad que… -advirtió.
- No nos harás cambiar de opinión después de decirnos la verdad. De alguna forma hemos acabado todos aquí, así que juntos saldremos de esta.
- Muchas gracias –sonrió Seohyun, cuantos más, mayores probabilidades de éxito-. Pero quiero recordarles que esto no es un juego.
- Lo sabemos –asintió Minho con confianza.
- De acuerdo, les daré a todos la dirección de nuestro lugar de trabajo y les pediré que vayan mañana. Pero esto tienen que mantenerlo en secreto, nadie les puede seguir, nadie lo puede saber, porque escondemos mucha información y si fuera robada o borrada ya no habría nada que hacer para acabar con esto de una vez, ¿entendido?
- Sí –dijeron todos.
- Bien, por ahora retírense y vayan a descansar. Pronto les llegará un mensaje a sus teléfonos.
- ¿Cómo los conseguiste? –preguntó Kai asombrado.
- Secreto –sonrió la profesora.
Después de aquella intensa charla, todos los presentes tenían todavía que asimilarlo. No había sido fácil escuchar aquello, era bastante monstruoso lo que había tenido que pasar el frágil cuerpo que se hallaba en coma:
- Seohyun –la llamó Minho después de despedirse del resto alegando que se quedaría un poco más.
- ¿Ocurre algo? –se dio la vuelta.
- Aquella vez en la universidad…cuando el incendio…Taemin se quedó…
- Sí –asintió apenada-. Taemin se quedó estático en el sitio porque recordó lo que ocurrió en su casa. Ese incendio fue provocado y…
- Posiblemente fue su padre.
- Así es –bajó la mirada.
- ¿Crees que tenemos oportunidad contra él?
- Será difícil, pero si conseguimos diseñar un plan eficaz podremos llevarlo a la cárcel para siempre. Todo dependerá de lo bien que juguemos nuestras cartas y ahora que somos más cerebros en la operación, estoy segura de que se nos ocurrirá algo. No obstante, lo importante ahora es la recuperación de Tae.
- ¿Podría no despertar? –cuestionó con miedo.
- Sí, podría quedarse en coma para siempre o tal vez despertar dentro de poco, eso nunca se sabe. Ha sido una vida muy dura para él y llega un momento en el que no puedes más y el propio sistema te aísla de la realidad.
- ¿Puedo quedarme con él esta noche?
- Sí –le sonrió-. Tu presencia siempre le ha mantenido vivo. El amor que le tienes es lo que te ha permitido entrar en su corazón, un corazón que él había cerrado con candado y que creía que ya no iba a latir más. Pero ahora estás tú y yo solo puedo darte las gracias.
- Seohyun, desde que lo conocí tuve la necesidad de saber más de él, de conocerlo, porque él siempre fue diferente. Fue algo que no puedo explicar incluso ahora, pero mi corazón me llevó a protegerlo desde el primer momento aunque ahora sé que fue él el que siempre me protegió a mí. Me di cuenta de que, entre su oscuridad, siempre tuvo presente a la gente a la que le importaba. Los alejaba para que no sufrieran a causa de un pasado que seguía arrastrando él solo, pero ahora quiero cambiar eso. Quiero hacerle saber que, en ocasiones, la luz también brilla sobre nosotros. No quiero que siga sufriendo porque descubrí que es el ser más bello que he conocido jamás y por eso nadie merece cortarle las alas al que considero mi pequeño ángel, porque Taemin fue el que me sacó de mi propia jaula. Estoy dispuesto a enseñarle a volar de nuevo, quiero devolverle sus alas.
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 94)
Capítulo 94:
Miró hacia ambos lados confuso. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había pisado ese lugar. ¿Era en sus sueños de verdad?
Caminó por la nieve con cuidado y en seguida se dispuso a buscar la mansión por la que, una vez, había visto desaparecer a Taemin. Tenía que sacarlo de allí, porque el terror que había visto en sus ojos le había encogido el corazón. No obstante, también estaba el otro ser. El que lo había atacado aquel día, ese al que Taemin le tenía miedo y pavor.
No tardó sino unos minutos en llegar hasta las puertas de aquel viejo caserón. Le resultaba familiar ahora que lo veía con aparente luz solar. Un fuerte estruendo se oyó al otro lado de la puerta provocando que el joven alto diera unos pasos hacia atrás.
Pero ese no era el momento de retroceder, no ahora. Apoyó sus manos en el picaporte y sin esfuerzo alguno, ambas puertas se abrieron de forma automática. Lo que vio allí le asustó y entonces cayó en la cuenta de donde estaba y lo que significaba ese mundo.
Esta mansión era la antigua casa de Taemin y su interior estaba ardiendo, estaba envuelto en llamas, pero lo que le extrañó era que no quemaban. Entró con cautela y observó la gran infraestructura por dentro. Era tal y como la había descrito Seohyun en su relato, todo exactamente igual.
La verdad es que no sabía por dónde tenía que ir, así que probó por el primer pasillo que vio entre el humo negro de las llamas. De repente, numerosas puertas se abrieron en las paredes laterales. De ellas salían gritos, llantos y…. Se acercó a la primera y lo que vio no le gustó para nada.
- Hey, mocoso, los bancos son para sentarse no para dormir –el hombre, bastante borracho, tiró del cuerpo del pequeño niño haciendo que cayera al suelo y se enterrara en la nieve.
El menor no se movió, tenía el cuerpo casi congelado y hacía días que no comía nada:
- ¡Muévete de ahí! –le pegó una patada.
Minho cerró los ojos y pasó la puerta sin querer saber qué es lo que pasaría después. Su corazón comenzaba a acelerarse debido a todo lo que oía proveniente de las puertas. ¿Qué eran esas escenas? Acaso… ¿Recuerdos de Taemin?
Sin darse cuenta, ya se hallaba en la segunda.
- Buenas noches, precioso. ¿Estás perdido?-dijo el sujeto muy bien vestido.
- Déjame en paz –lo miró el adolescente de reojo con una expresión reticente.
- Vaya genio, chico. Me gusta –se mordió el labio deseoso.
- No me hables y deja de seguirme o te partiré la cara.
- ¿En serio? –se rio, ese crío indefenso no sería capaz de matar ni a una mosca-. ¿Tú y cuántos más?
En un rápido movimiento que no pudo ver ya tenía al chico encima con un cuchillo en su cuello. ¿Cómo había hecho eso?
- De acuerdo, de acuerdo –levantó las manos el hombre-. Solo quería proponerte una cosa.
- ¿Qué cosa? –acercó más el cuchillo a su cuello sin piedad.
- ¿Te hace falta dinero? Tengo un trabajo que sería perfecto para ti. Si tú aceptas claro.
- Dilo ya.
- Prostitución. Es con lo que más se gana dinero y tú sin duda eres una buena pieza, podrías forrarte.
- ¿Eres el jefe?
- Sí, algo así. También vendo drogas, por si te interesa, no creo que nadie sospeche de ti.
- ¿Cuánto me pagarías?
- ¿Estarías dispuesto a hacerlo?
- Tampoco tengo otras opciones.
- Bueno, precioso, eso dependerá de tu rendimiento.
- De acuerdo, pero seré yo el que ponga las reglas.
- ¿Quién te crees q…
- ¿Acaso tienes a alguien mejor que yo? –rio divertido-. ¿Otro como yo tal vez?
- Está bien, pero suéltame ya –se rindió a sabiendas de que el chico tenía razón. Nunca había visto a alguien con semejante cara y mucho menos con ese fino cuerpo que engañaba. Tenía fuerza, mucho.
Tal y como Seohyun dijo. Taemin se había metido en el peor de los negocios:
- ¡Ah! ¡Suéltame! –oyó el grito.
Fue corriendo hasta esa puerta y vio al pequeño Taemin siendo atado en la cama. Y Minho con rapidez cerró la puerta de un fuerte golpe. Esa escena era la violación del menor y no quería verla, bastante había hecho con imaginarla.
Caminó de largo por todo el pasillo sin querer pararse en ninguna otra. Solo con las voces que se oían podía deducir lo que pasaba. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero su rostro estaba furioso, furioso por todo el daño que le habían hecho a su pequeño.
Sus pies se pararon sin consentimiento en la última de las puertas. Esa era…. Vio como el hierro quemaba duramente la pálida piel de niño, marcando su omóplato. Ahora entendía por qué Taemin había tenido esa reacción cuando se vio el número en el espejo aquel día en su casa.
El llanto del menor le partió el alma, la cual casi no podía sufrir más dolor después de saber toda la verdad. Pero ahí estaba viendo aquella película de terror en la que su mayor deseo era que fuera solo eso, una película:
- Minho… -una profunda voz lo llamó-. Ven…
¿Por qué le sonaba tanto?
- Minho, ¿tienes miedo? –escuchó una risita.
Ese no era Taemin, pero quizá lo conduciría hasta él:
- ¿Dónde estás? –gritó seguro.
- Aquí abajo, en lo más oscuro, lo más solitario, solo…
El alto miró a través del humo algún camino que pudiera coger, pero este le dificultaba la vista. Avanzó con cuidado de no tropezar con nada y logró divisar unas escaleras. No lo pensó dos veces, corrió hasta allí y bajó los escalones.
Supuso que no era una escalera normal, porque todavía seguía bajándolas. Era de un color violeta muy oscuro y solo una pequeña luz al final que no lograba alcanzar. Cogió un poco de aire para reponerse y siguió a toda prisa:
- ¡Minho! –la voz se oyó más fuerte esta vez. Estaba cerca.
Bajó los últimos por fin y se adentró por la puerta. Una especie de sótano inmenso apareció ante sus ojos. Lo inspeccionó buscando al dueño de esa voz, pero no parecía haber nadie hasta que en el centro de aquel sitio vio una enorme esfera de cristal, pero negro. Era una especie de material cristalino, pero oscuro a la vez.
Se acercó y una sonrisa apareció en su rostro. Dentro de aquella esfera estaba Taemin. Tal y como lo había visto al principio, pero este se hallaba dormido o inconsciente:
- Hola, Minho, por fin has llegado –aquellos ojos sin forma lo saludaron de nuevo.
- ¿Qué le has hecho a Taemin?
- ¿Yo? –dijo sarcástico-. Nada.
- Sácalo de ahí –exigió.
- Me temo que no será posible. Quiero que te mentalices de que tu querido Taemin no va a volver jamás.
- No lo permitiré, encontraré la forma de sacarlo de ahí.
- Entonces derrótame –rio.
- Haré lo que haga falta, por él –asintió seguro de sí mismo.
- Pues que gane el mejor –le retó.
~~~~
Minho sabía que sus oportunidades contra el ser sombrío eran nulas, por eso se dedicaba a esquivar sus ataques y a concentrarse en encontrar un punto débil:
- Deja de huir cobarde –dijo enfurecido-. ¿Acaso no quieres rescatarlo?
- Claro que quiero.
- ¿Lo quieres? –le había dado la vuelta a la respuesta.
- Sí, lo amo –dijo sin tapujos.
- El amor no sirve para nada, es una mierda –contestó-. Es igual que la amistad, todo es una mentira.
Un momento… ¿dónde había escuchado eso antes? ¿Será qué…?
- El amor no es una mierda, simplemente hay que encontrar a la persona adecuada –sus palabras hicieron que aquella sombra parara en seco, dejando de atacar.
- ¿A la persona adecuada? ¡Já! No te lo crees ni tú.
- Yo sí lo sé, porque la he encontrado –sonrió autosuficiente.
- Taemin jamás volverá, dalo por muerto. Él no tiene sentimientos.
- Sí que los tiene, pero los esconde –se acercó a paso lento.
- A él le quitaron los sentimientos, ¡nadie lo quiso! ¡Lo traicionaron!
- Puede que tengas razón, pero no son todos iguales. Hay personas que de verdad se preocupan por él y lo quieren.
- ¡Cállate! –gritó fuera de sí-. Si por él fuera os mataría a todos, sois escoria.
- Él no nos mataría, porque nos quiere –se puso en frente de esos penetrantes ojos.
- ¡Te he dicho que él no quiere a nadie! –la sombra movió lo que parecía ser su brazo con la intención de pegarle un puñetazo, pero Minho lo sujetó y abrazó aquel frío cuerpo.
- Tae… -susurró-. Sé que cuesta recobrar la confianza una vez que esta se ha perdido, pero créeme cuando te digo que no siempre es todo de color negro.
- Suelt…
- Taemin, yo estoy dispuesto a sanar tus heridas. Estoy dispuesto a amarte como nadie lo ha hecho, solo tienes que dejarme. Te pido que confíes en mí –lo abrazó más atrayéndolo a su cuerpo-. Por favor…
De repente, la sombra que tenía entre sus brazos empezó a desaparecer dejando a la vista el pálido rostro de un chico que él conocía muy bien. Minho se había dado cuenta de la otra cara de Taemin:
- Déjame demostrarte lo maravilloso que puede ser el amor, la amistad y la vida.
- Yo no… -titubeó, aquella personalidad hosca se estaba tambaleando ante las palabras y la calidez del más alto.
- No te defraudaré –confesó mirando hacia la esfera negra. Esta se estaba disolviendo como una especie de gas-. Ven, dame la mano.
El moreno sujetó la pequeña mano entre la suya y lo llevó hasta el cuerpo inerte que yacía ahora en el suelo:
- Sé que quieres confiar en alguien.
- Yo no conf…
- Pero lo quieres hacer. Has deseado siempre tener a alguien en quien confiar, alguien que se quede a tu lado y no sufra por tu culpa. No has confiado en alguien porque en realidad temes hacerle daño, tal y como te hicieron a ti –le señaló al otro chico en el suelo.
- Minho, yo…
- Dame esa oportunidad –le acarició la mejilla-. Date esa oportunidad a ti mismo de empezar de nuevo, de olvidar lo malo y poder respirar por fin en paz.
El joven de pie miró a su mismo cuerpo que seguía inconsciente:
- ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?
- Porque yo jamás lo haría. Nunca te he hecho daño y no lo haré ahora. Eres demasiado importante para mí –le sonrió.
El más bajo mostró una pequeña sonrisa cansada. Minho tenía razón. Estaba cansado de todo y tal vez agarrar la mano de alguien que se la tendía no era tan malo. Si alguien quería estar con él a pesar de saber que corría peligro debía significar que de verdad lo quería:
- Gracias –lo miró sincero por primera vez-. Gracias por todo, Minho.
- No me las des –le besó la frente.
El moreno vio como el otro se agachaba, posando lentamente su mano en el pecho contrario. Una enorme luz lo cegó por completo teniendo que cerrar los ojos. Empezó a marearse y una fuerte sacudida lo devolvió a la realidad.
~~~~
- ¡Minho! –oyó la voz de Seohyun, preocupada.
El susodicho abrió los ojos confundido, adaptándose a la luz. Había vuelto, pero esta vez con una enorme sonrisa:
- Qué susto me diste –suspiró aliviada.
- Has estado durmiendo un día entero –le informó Yunho.
- Pero ha valido la pena –se levantó.
- ¿Cómo? –cuestionó confusa.
- Taemin despertará.
- Minho, ya te hemos dicho que eso no s…
- Lo hará, confía en mí. Dentro de poco despertará. Yunho, tengo que pedirte un favor.
- El que quieras –asintió al ver la seguridad en el joven.
~~~~
Diez días habían pasado desde entonces. Diez días desde que el equipo de Seohyun les había dado las indicaciones y toda la información recopilada hasta ahora a los nuevos integrantes. Les había enseñado la base, como decían ellos, secreta y cada vez que tenían un hueco se reunían junto a Kangin y los demás intentando recopilar y averiguar el mayor número de datos posibles.
El diseño de un plan y la estrategia estaba resultando más difícil ya que no era algo simple y podría costar la vida. No obstante, no era un motivo para rendirse.
Sin embargo, lo más importante de ese número diez era que después de todo este tiempo Minho por fin pudo verlo. Cuando abrió la puerta de la habitación, una suave brisa acarició su rostro. La ventana estaba abierta y un delgado castaño se encontraba asomada a ella, de espaldas a la puerta.
La sonrisa de Minho no pudo ser más grande cuando vio al joven de pie, tranquilo y relajado. Se adentró en la habitación con cuidado, cerrando la puerta tras de sí, y a paso lento se acercó hasta él y lo abrazó por la cintura. Sintió como el pequeño cuerpo se apoyaba contra él y sonreía:
- Gracias –susurró mirando el bello paisaje que le ofrecía la ciudad.
- Gracias a ti por aparecer en mi vida –le confesó.
Taemin se dio la vuelta quedando de frente a él. El alto admitió que en su vida jamás había visto algo más hermoso que ese chico que tenía delante. Sus facciones delicadas ya no estaban tensas y sus orbes castaños brillaban como una vez le había contado Seohyun:
- Minnie –el nombrado sonrió con nostalgia. Hacía mucho que nadie le llamaba así.
- Minho –le siguió el juego.
- Te amo y no sabes cuánto.
- ¿Me amas a pesar de todo?
- No hay nada por encima del amor –Taemin se sonrojó y bajó la mirada-. Escúchame, Tae. Sé que seguramente no podrás olvidar todo lo que pasó ahora que lo recuerdas, pero quiero que sepas que te haré feliz a partir de este momento. Siento no haber llegado antes –le acarició la mejilla.
- No importa, llegaste en el mejor momento –sonrió.
- ¿Me dejas amarte para siempre?
- Te doy permiso –soltó una risita-. Pero solo porque yo también te amo y solo por estar aquí ya soy completamente feliz –Minho sonrió.
- Eres hermoso, Tae. Lo más hermoso del mundo –confesó provocando que sus mejillas se tiñeran de un tono rosado.
Minho esbozó una sonrisa sincera antes de besar, por fin, al quien se había convertido en su tesoro más preciado. El castaño pasó sus manos por encima de su cuello y Minho le rodeó la cintura con firmeza. Ahora Taemin era suyo y él se encargaría de que nunca perdiera la sonrisa:
- Te tengo una sorpresa –susurró cuando ambos se separaron del beso.
- ¿A mí? –cuestionó curioso.
- Sí, precioso –le besó la frente-. Ven –le cogió de la mano.
El alto lo condujo hasta el espejo de la habitación y lo hizo mirarse:
- Permíteme –dijo mientras le quitaba la bata a Taemin.
Cuando el castaño miró su espalda se percató de que la horrible marca que lo amarraba al pasado había desaparecido. Ya no tenía la quemadura en su piel:
- Eres libre, Tae –sonrió.
Los pequeños ojos de Taemin se empezaron a llenar de lágrimas:
- Minho… -sollozó-. ¿Cóm…
- Le consulté a Yunho si podía arreglarlo y me dijo que sí. Este es el resultado –volvió a colocarle la ropa-. Y espera, que aún hay más –dijo metiendo su mano en el bolsillo trasero del pantalón-. Toma, esto es tuyo.
Taemin recibió la foto que en su día había sido quemada tras el incendio. Después de mucho esfuerzo y gracias a Seohyun habían podido reconstruir la original en la que salían los dos hermanos y ella misma. Esa sería la única foto que tenía Tae de su infancia y de ella. Taemin sonrió entre pequeñas lágrimas que todavía salían de sus ojos:
- Y esto también es tuyo –le dejó el colgante en su mano.
El diminuto collar con el ángel de plata que llevaba siempre su hermana:
- Me gustaría que te lo quedaras tú –miró a Minho.
- Pero Tae, es de tu hermana –respondió confuso.
- Sí, pero ahora, tú eres mi ángel –sonrió-. Y por eso debes llevarlo tú –dijo cogiéndolo y rodeando el cuello de Minho con la pequeña cadena-. Te queda bien –asintió contento.
- Gracias, es un honor –declaró sabiendo lo que significaba para el pequeño.
De repente, un ruido proveniente de la puerta los interrumpió:
- Taemin –dijo Seohyun con claro asombro.
- Noona –fue hasta ella.
- ¿Noona? –jamás la había vuelto a llamar así-. No me digas que has…
- Gracias por todo lo que has hecho –la abrazó.
- Dios… -dijo a punto de llorar-. Mi pequeño… -lo abrazó con fuerza conteniendo todos los sentimientos que había albergado estos años.
- ¿Taemin? –dijo la voz de un hombre.
El agente Park entró a la habitación, atónito, sus ojos no podían creerlo:
- Seung hyung –lo saludó el menor.
- ¿Pero cómo? –no entendía nada.
- Gracias a ti también por todo –le sonrió feliz de recordarlo.
- No puedo creerlo –sus ojos cristalinos intentaban aguantarse las lágrimas.
- Me alegra que estés bien, pequeño travieso –intervino Yunho.
- Hyung –dijo alegre-. Gracias por haberme cuidado. También te debo mucho.
- No te preocupes –se encogió de hombros, quería al menor como si fuera parte de su familia.
Más pasos se oyeron llegando a la habitación:
- Hyung… -susurró Kai-. Hyung, estás…
- Hola, Jongin. Ha pasado mucho tiempo.
- ¡Hyung! –el moreno se acercó hacia su amigo y lo abrazó entre lágrimas-. Eres tú, hyung. Has…
- Sí, estoy aquí pequeño –le acarició la espalda-. Siento todo lo que has pasado, de verdad que lo siento.
- No importa –sollozó-. Eres mi mejor amigo, siempre lo fuiste desde el primer día. Te quiero.
- Yo también te quiero –lo abrazó. Kai había estado con él a pesar de todo lo que le había dicho. Había sido fiel y leal y siempre estuvo para ayudarlo y preocuparse por él. Él era una de las personas más importantes que tenía en su vida.
- Nos alegra que estés de vuelta –dijeron sus “nuevos” amigos.
- Muchas gracias –les sonrió separándose de Kai y mirando al rubio con nostalgia-. Key-omma –lo llamó esperando que se acordara de él.
El nombrado se paró unos segundos ya que miles de imágenes vinieron de repente a su cabeza. Esa cara… su voz… sus pequeños ojitos castaños:
- No puede ser… -se llevó las manos a la boca-. Eres tú… -Tae asintió-. Eres el mismo niño del orfanato.
- Sí, hyung –soltó una risita.
- No me lo creo –se acercó a él-. Tae, eres tú.
- Soy yo hyung, no te he olvidado –lo abrazó.
El rubio lo estrechó en sus brazos recordando las vivencias que había tenido con el entonces pequeño Taemin:
- No sabes lo que te eché de menos cuando te fuiste –le confesó el rubio.
- Yo también, hyung. Fuiste mi único amigo en ese entonces.
- Lo siento, pequeño –sonrió triste.
- No te preocupes, lo importante es que nos hemos vuelto a encontrar de una forma u otra.
- Sí y no sabes lo feliz que estoy –sonrió.
Jonghyung y Jinki observaban la escena con clara diversión:
- Esto parece sacado de una película –le susurró el más bajo.
- Sí –rio-. Al final, todos hemos acabado en el mismo sitio.
~~~~
Después de la tierna escena y la revisión del estado de salud del menor. Seohyun consideró adecuado que fuera a hablar con sus padres adoptivos ya que estos habían estado muy preocupados desde que les dieron la noticia de que había entrado en coma.
Antes de dirigirse a su destino, se despidió una vez más acordando verse al día siguiente en la base para aclarar las cosas y hablar con Taemin del tema. Todos se fueron menos Minho, quien claramente, permanecería al lado del menor siempre. Seohyun también fue con ellos, acompañándolos y viendo lo feliz que eran los dos ahora. El verdadero Taemin había vuelto y ella no podía sonreír más:
- ¡Cariño! –exclamó la madre cuando lo vio llegar a casa.
- Mamá –la llamó Taemin provocando las lágrimas de la señora.
- ¿Estás bien? –dijo abrazándolo.
- Sí –respondió con suavidad-. Mamá, papá yo quería pediros perdón por cómo os traté.
- No te preocupes, hijo. Entendemos la situación y lo que ha pasado. Solo queremos que seas feliz –dijo el padre.
- No sé cómo daros las gracias.
- Ven aquí –dijo el padre abrazando tanto a su hijo como a su mujer.
- Quiero intentar formar parte de esta familia. Quiero empezar de nuevo si me dejáis.
- Pues claro, cariño. Siempre te hemos considerado nuestro hijo –sonrió la madre limpiándose las lágrimas.
- Muchas gracias –hizo una reverencia.
- No las des –dijo el padre-. Ahora sube a tu habitación, que tienes una sorpresa.
El menor asintió y subió las escaleras:
- Gracias Seohyun y a ti también Minho, no sé qué hubiera hecho él sin ustedes. Le habéis devuelto la felicidad.
- Es nuestro deber, lo queremos demasiado después de todo.
- Minho, quiero decirte que aprobamos cualquier relación que decidáis empezar –las palabras del padre provocaron un sonrojo en el alto.
- Gracias, señor Jung –se inclinó.
¿Tan evidente era?
~~~~
Cuando Taemin entró a su habitación de lo primero de lo que se percató fue que esta era más grande. La habían ampliado y habían colocado un hermoso piano negro en su interior. Taemin sonrió por el piano. Sin embargo, cuando entró algo le llamó la atención. El cuadro.
Cuando lo vio por última vez, recordaba que el ángel sostenía a un niño con una sola ala, pero ahora, este tenía las dos completas y parecían dos ángeles. Negó con una sonrisa sin entender muy bien su significado.
Se sentó en el piano y acarició con suavidad las teclas. Le recordaba tanto a ella que le dolía, pero funcionaba como una especie de conexión entre ambos. Respiró profundamente y comenzó a tocar aquella melodía que había sido la banda sonora de su vida. Tan delicada, tan dulce, tan perfecta.
De repente, una suave voz empezó a entonarla acompañada del piano. Una voz que Taemin reconoció y que juntos terminaron la canción:
- Soonkyu tenía mucho talento. Esta composición siempre ha sido mi favorita.
- Ella siempre me la tocaba, lo recuerdo –sonrió triste.
- Se inspiró en ti –dijo dulcemente.
- ¿En serio? –cuestionó curioso.
- Sí, dijo que la había compuesto pensando en su dulce hermanito –recordó sus palabras.
Taemin sintió un nudo en su garganta, pero ya no quería llorar. Tenía que seguir adelante:
- Noona, quiero decirte algo –dijo el menor todavía de espaldas a la chica.
- Dime –le puso atención.
- Mi hermana… -se mordió el labio-. Ella te amaba. Ella te amaba con todo su corazón. Fuiste la única persona capaz de enamorar su corazón.
Seohyun se quedó en silencio. No esperó que dijera eso:
- Siento mucho que no hayas podido decirle tú tampoco lo que sentías, porque sé que también la amabas –le sonrió.
- Yo… -bajó la mirada-. Yo la amaba mucho, pero nunca se lo dije porque tenía miedo.
- Lo entiendo –las circunstancias que vivieron no fueron las mejores-. Pero quiero que sepas que ella te hubiera correspondido, porque sentía lo mismo que tú.
- Gracias, Tae –le dijo de forma sincera.
- Gracias a ti por haberme cuidado como si fuera tu hermano también.
Miró hacia ambos lados confuso. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había pisado ese lugar. ¿Era en sus sueños de verdad?
Caminó por la nieve con cuidado y en seguida se dispuso a buscar la mansión por la que, una vez, había visto desaparecer a Taemin. Tenía que sacarlo de allí, porque el terror que había visto en sus ojos le había encogido el corazón. No obstante, también estaba el otro ser. El que lo había atacado aquel día, ese al que Taemin le tenía miedo y pavor.
No tardó sino unos minutos en llegar hasta las puertas de aquel viejo caserón. Le resultaba familiar ahora que lo veía con aparente luz solar. Un fuerte estruendo se oyó al otro lado de la puerta provocando que el joven alto diera unos pasos hacia atrás.
Pero ese no era el momento de retroceder, no ahora. Apoyó sus manos en el picaporte y sin esfuerzo alguno, ambas puertas se abrieron de forma automática. Lo que vio allí le asustó y entonces cayó en la cuenta de donde estaba y lo que significaba ese mundo.
Esta mansión era la antigua casa de Taemin y su interior estaba ardiendo, estaba envuelto en llamas, pero lo que le extrañó era que no quemaban. Entró con cautela y observó la gran infraestructura por dentro. Era tal y como la había descrito Seohyun en su relato, todo exactamente igual.
La verdad es que no sabía por dónde tenía que ir, así que probó por el primer pasillo que vio entre el humo negro de las llamas. De repente, numerosas puertas se abrieron en las paredes laterales. De ellas salían gritos, llantos y…. Se acercó a la primera y lo que vio no le gustó para nada.
- Hey, mocoso, los bancos son para sentarse no para dormir –el hombre, bastante borracho, tiró del cuerpo del pequeño niño haciendo que cayera al suelo y se enterrara en la nieve.
El menor no se movió, tenía el cuerpo casi congelado y hacía días que no comía nada:
- ¡Muévete de ahí! –le pegó una patada.
Minho cerró los ojos y pasó la puerta sin querer saber qué es lo que pasaría después. Su corazón comenzaba a acelerarse debido a todo lo que oía proveniente de las puertas. ¿Qué eran esas escenas? Acaso… ¿Recuerdos de Taemin?
Sin darse cuenta, ya se hallaba en la segunda.
- Buenas noches, precioso. ¿Estás perdido?-dijo el sujeto muy bien vestido.
- Déjame en paz –lo miró el adolescente de reojo con una expresión reticente.
- Vaya genio, chico. Me gusta –se mordió el labio deseoso.
- No me hables y deja de seguirme o te partiré la cara.
- ¿En serio? –se rio, ese crío indefenso no sería capaz de matar ni a una mosca-. ¿Tú y cuántos más?
En un rápido movimiento que no pudo ver ya tenía al chico encima con un cuchillo en su cuello. ¿Cómo había hecho eso?
- De acuerdo, de acuerdo –levantó las manos el hombre-. Solo quería proponerte una cosa.
- ¿Qué cosa? –acercó más el cuchillo a su cuello sin piedad.
- ¿Te hace falta dinero? Tengo un trabajo que sería perfecto para ti. Si tú aceptas claro.
- Dilo ya.
- Prostitución. Es con lo que más se gana dinero y tú sin duda eres una buena pieza, podrías forrarte.
- ¿Eres el jefe?
- Sí, algo así. También vendo drogas, por si te interesa, no creo que nadie sospeche de ti.
- ¿Cuánto me pagarías?
- ¿Estarías dispuesto a hacerlo?
- Tampoco tengo otras opciones.
- Bueno, precioso, eso dependerá de tu rendimiento.
- De acuerdo, pero seré yo el que ponga las reglas.
- ¿Quién te crees q…
- ¿Acaso tienes a alguien mejor que yo? –rio divertido-. ¿Otro como yo tal vez?
- Está bien, pero suéltame ya –se rindió a sabiendas de que el chico tenía razón. Nunca había visto a alguien con semejante cara y mucho menos con ese fino cuerpo que engañaba. Tenía fuerza, mucho.
Tal y como Seohyun dijo. Taemin se había metido en el peor de los negocios:
- ¡Ah! ¡Suéltame! –oyó el grito.
Fue corriendo hasta esa puerta y vio al pequeño Taemin siendo atado en la cama. Y Minho con rapidez cerró la puerta de un fuerte golpe. Esa escena era la violación del menor y no quería verla, bastante había hecho con imaginarla.
Caminó de largo por todo el pasillo sin querer pararse en ninguna otra. Solo con las voces que se oían podía deducir lo que pasaba. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero su rostro estaba furioso, furioso por todo el daño que le habían hecho a su pequeño.
Sus pies se pararon sin consentimiento en la última de las puertas. Esa era…. Vio como el hierro quemaba duramente la pálida piel de niño, marcando su omóplato. Ahora entendía por qué Taemin había tenido esa reacción cuando se vio el número en el espejo aquel día en su casa.
El llanto del menor le partió el alma, la cual casi no podía sufrir más dolor después de saber toda la verdad. Pero ahí estaba viendo aquella película de terror en la que su mayor deseo era que fuera solo eso, una película:
- Minho… -una profunda voz lo llamó-. Ven…
¿Por qué le sonaba tanto?
- Minho, ¿tienes miedo? –escuchó una risita.
Ese no era Taemin, pero quizá lo conduciría hasta él:
- ¿Dónde estás? –gritó seguro.
- Aquí abajo, en lo más oscuro, lo más solitario, solo…
El alto miró a través del humo algún camino que pudiera coger, pero este le dificultaba la vista. Avanzó con cuidado de no tropezar con nada y logró divisar unas escaleras. No lo pensó dos veces, corrió hasta allí y bajó los escalones.
Supuso que no era una escalera normal, porque todavía seguía bajándolas. Era de un color violeta muy oscuro y solo una pequeña luz al final que no lograba alcanzar. Cogió un poco de aire para reponerse y siguió a toda prisa:
- ¡Minho! –la voz se oyó más fuerte esta vez. Estaba cerca.
Bajó los últimos por fin y se adentró por la puerta. Una especie de sótano inmenso apareció ante sus ojos. Lo inspeccionó buscando al dueño de esa voz, pero no parecía haber nadie hasta que en el centro de aquel sitio vio una enorme esfera de cristal, pero negro. Era una especie de material cristalino, pero oscuro a la vez.
Se acercó y una sonrisa apareció en su rostro. Dentro de aquella esfera estaba Taemin. Tal y como lo había visto al principio, pero este se hallaba dormido o inconsciente:
- Hola, Minho, por fin has llegado –aquellos ojos sin forma lo saludaron de nuevo.
- ¿Qué le has hecho a Taemin?
- ¿Yo? –dijo sarcástico-. Nada.
- Sácalo de ahí –exigió.
- Me temo que no será posible. Quiero que te mentalices de que tu querido Taemin no va a volver jamás.
- No lo permitiré, encontraré la forma de sacarlo de ahí.
- Entonces derrótame –rio.
- Haré lo que haga falta, por él –asintió seguro de sí mismo.
- Pues que gane el mejor –le retó.
~~~~
Minho sabía que sus oportunidades contra el ser sombrío eran nulas, por eso se dedicaba a esquivar sus ataques y a concentrarse en encontrar un punto débil:
- Deja de huir cobarde –dijo enfurecido-. ¿Acaso no quieres rescatarlo?
- Claro que quiero.
- ¿Lo quieres? –le había dado la vuelta a la respuesta.
- Sí, lo amo –dijo sin tapujos.
- El amor no sirve para nada, es una mierda –contestó-. Es igual que la amistad, todo es una mentira.
Un momento… ¿dónde había escuchado eso antes? ¿Será qué…?
- El amor no es una mierda, simplemente hay que encontrar a la persona adecuada –sus palabras hicieron que aquella sombra parara en seco, dejando de atacar.
- ¿A la persona adecuada? ¡Já! No te lo crees ni tú.
- Yo sí lo sé, porque la he encontrado –sonrió autosuficiente.
- Taemin jamás volverá, dalo por muerto. Él no tiene sentimientos.
- Sí que los tiene, pero los esconde –se acercó a paso lento.
- A él le quitaron los sentimientos, ¡nadie lo quiso! ¡Lo traicionaron!
- Puede que tengas razón, pero no son todos iguales. Hay personas que de verdad se preocupan por él y lo quieren.
- ¡Cállate! –gritó fuera de sí-. Si por él fuera os mataría a todos, sois escoria.
- Él no nos mataría, porque nos quiere –se puso en frente de esos penetrantes ojos.
- ¡Te he dicho que él no quiere a nadie! –la sombra movió lo que parecía ser su brazo con la intención de pegarle un puñetazo, pero Minho lo sujetó y abrazó aquel frío cuerpo.
- Tae… -susurró-. Sé que cuesta recobrar la confianza una vez que esta se ha perdido, pero créeme cuando te digo que no siempre es todo de color negro.
- Suelt…
- Taemin, yo estoy dispuesto a sanar tus heridas. Estoy dispuesto a amarte como nadie lo ha hecho, solo tienes que dejarme. Te pido que confíes en mí –lo abrazó más atrayéndolo a su cuerpo-. Por favor…
De repente, la sombra que tenía entre sus brazos empezó a desaparecer dejando a la vista el pálido rostro de un chico que él conocía muy bien. Minho se había dado cuenta de la otra cara de Taemin:
- Déjame demostrarte lo maravilloso que puede ser el amor, la amistad y la vida.
- Yo no… -titubeó, aquella personalidad hosca se estaba tambaleando ante las palabras y la calidez del más alto.
- No te defraudaré –confesó mirando hacia la esfera negra. Esta se estaba disolviendo como una especie de gas-. Ven, dame la mano.
El moreno sujetó la pequeña mano entre la suya y lo llevó hasta el cuerpo inerte que yacía ahora en el suelo:
- Sé que quieres confiar en alguien.
- Yo no conf…
- Pero lo quieres hacer. Has deseado siempre tener a alguien en quien confiar, alguien que se quede a tu lado y no sufra por tu culpa. No has confiado en alguien porque en realidad temes hacerle daño, tal y como te hicieron a ti –le señaló al otro chico en el suelo.
- Minho, yo…
- Dame esa oportunidad –le acarició la mejilla-. Date esa oportunidad a ti mismo de empezar de nuevo, de olvidar lo malo y poder respirar por fin en paz.
El joven de pie miró a su mismo cuerpo que seguía inconsciente:
- ¿Cómo sé que no me estás mintiendo?
- Porque yo jamás lo haría. Nunca te he hecho daño y no lo haré ahora. Eres demasiado importante para mí –le sonrió.
El más bajo mostró una pequeña sonrisa cansada. Minho tenía razón. Estaba cansado de todo y tal vez agarrar la mano de alguien que se la tendía no era tan malo. Si alguien quería estar con él a pesar de saber que corría peligro debía significar que de verdad lo quería:
- Gracias –lo miró sincero por primera vez-. Gracias por todo, Minho.
- No me las des –le besó la frente.
El moreno vio como el otro se agachaba, posando lentamente su mano en el pecho contrario. Una enorme luz lo cegó por completo teniendo que cerrar los ojos. Empezó a marearse y una fuerte sacudida lo devolvió a la realidad.
~~~~
- ¡Minho! –oyó la voz de Seohyun, preocupada.
El susodicho abrió los ojos confundido, adaptándose a la luz. Había vuelto, pero esta vez con una enorme sonrisa:
- Qué susto me diste –suspiró aliviada.
- Has estado durmiendo un día entero –le informó Yunho.
- Pero ha valido la pena –se levantó.
- ¿Cómo? –cuestionó confusa.
- Taemin despertará.
- Minho, ya te hemos dicho que eso no s…
- Lo hará, confía en mí. Dentro de poco despertará. Yunho, tengo que pedirte un favor.
- El que quieras –asintió al ver la seguridad en el joven.
~~~~
Diez días habían pasado desde entonces. Diez días desde que el equipo de Seohyun les había dado las indicaciones y toda la información recopilada hasta ahora a los nuevos integrantes. Les había enseñado la base, como decían ellos, secreta y cada vez que tenían un hueco se reunían junto a Kangin y los demás intentando recopilar y averiguar el mayor número de datos posibles.
El diseño de un plan y la estrategia estaba resultando más difícil ya que no era algo simple y podría costar la vida. No obstante, no era un motivo para rendirse.
Sin embargo, lo más importante de ese número diez era que después de todo este tiempo Minho por fin pudo verlo. Cuando abrió la puerta de la habitación, una suave brisa acarició su rostro. La ventana estaba abierta y un delgado castaño se encontraba asomada a ella, de espaldas a la puerta.
La sonrisa de Minho no pudo ser más grande cuando vio al joven de pie, tranquilo y relajado. Se adentró en la habitación con cuidado, cerrando la puerta tras de sí, y a paso lento se acercó hasta él y lo abrazó por la cintura. Sintió como el pequeño cuerpo se apoyaba contra él y sonreía:
- Gracias –susurró mirando el bello paisaje que le ofrecía la ciudad.
- Gracias a ti por aparecer en mi vida –le confesó.
Taemin se dio la vuelta quedando de frente a él. El alto admitió que en su vida jamás había visto algo más hermoso que ese chico que tenía delante. Sus facciones delicadas ya no estaban tensas y sus orbes castaños brillaban como una vez le había contado Seohyun:
- Minnie –el nombrado sonrió con nostalgia. Hacía mucho que nadie le llamaba así.
- Minho –le siguió el juego.
- Te amo y no sabes cuánto.
- ¿Me amas a pesar de todo?
- No hay nada por encima del amor –Taemin se sonrojó y bajó la mirada-. Escúchame, Tae. Sé que seguramente no podrás olvidar todo lo que pasó ahora que lo recuerdas, pero quiero que sepas que te haré feliz a partir de este momento. Siento no haber llegado antes –le acarició la mejilla.
- No importa, llegaste en el mejor momento –sonrió.
- ¿Me dejas amarte para siempre?
- Te doy permiso –soltó una risita-. Pero solo porque yo también te amo y solo por estar aquí ya soy completamente feliz –Minho sonrió.
- Eres hermoso, Tae. Lo más hermoso del mundo –confesó provocando que sus mejillas se tiñeran de un tono rosado.
Minho esbozó una sonrisa sincera antes de besar, por fin, al quien se había convertido en su tesoro más preciado. El castaño pasó sus manos por encima de su cuello y Minho le rodeó la cintura con firmeza. Ahora Taemin era suyo y él se encargaría de que nunca perdiera la sonrisa:
- Te tengo una sorpresa –susurró cuando ambos se separaron del beso.
- ¿A mí? –cuestionó curioso.
- Sí, precioso –le besó la frente-. Ven –le cogió de la mano.
El alto lo condujo hasta el espejo de la habitación y lo hizo mirarse:
- Permíteme –dijo mientras le quitaba la bata a Taemin.
Cuando el castaño miró su espalda se percató de que la horrible marca que lo amarraba al pasado había desaparecido. Ya no tenía la quemadura en su piel:
- Eres libre, Tae –sonrió.
Los pequeños ojos de Taemin se empezaron a llenar de lágrimas:
- Minho… -sollozó-. ¿Cóm…
- Le consulté a Yunho si podía arreglarlo y me dijo que sí. Este es el resultado –volvió a colocarle la ropa-. Y espera, que aún hay más –dijo metiendo su mano en el bolsillo trasero del pantalón-. Toma, esto es tuyo.
Taemin recibió la foto que en su día había sido quemada tras el incendio. Después de mucho esfuerzo y gracias a Seohyun habían podido reconstruir la original en la que salían los dos hermanos y ella misma. Esa sería la única foto que tenía Tae de su infancia y de ella. Taemin sonrió entre pequeñas lágrimas que todavía salían de sus ojos:
- Y esto también es tuyo –le dejó el colgante en su mano.
El diminuto collar con el ángel de plata que llevaba siempre su hermana:
- Me gustaría que te lo quedaras tú –miró a Minho.
- Pero Tae, es de tu hermana –respondió confuso.
- Sí, pero ahora, tú eres mi ángel –sonrió-. Y por eso debes llevarlo tú –dijo cogiéndolo y rodeando el cuello de Minho con la pequeña cadena-. Te queda bien –asintió contento.
- Gracias, es un honor –declaró sabiendo lo que significaba para el pequeño.
De repente, un ruido proveniente de la puerta los interrumpió:
- Taemin –dijo Seohyun con claro asombro.
- Noona –fue hasta ella.
- ¿Noona? –jamás la había vuelto a llamar así-. No me digas que has…
- Gracias por todo lo que has hecho –la abrazó.
- Dios… -dijo a punto de llorar-. Mi pequeño… -lo abrazó con fuerza conteniendo todos los sentimientos que había albergado estos años.
- ¿Taemin? –dijo la voz de un hombre.
El agente Park entró a la habitación, atónito, sus ojos no podían creerlo:
- Seung hyung –lo saludó el menor.
- ¿Pero cómo? –no entendía nada.
- Gracias a ti también por todo –le sonrió feliz de recordarlo.
- No puedo creerlo –sus ojos cristalinos intentaban aguantarse las lágrimas.
- Me alegra que estés bien, pequeño travieso –intervino Yunho.
- Hyung –dijo alegre-. Gracias por haberme cuidado. También te debo mucho.
- No te preocupes –se encogió de hombros, quería al menor como si fuera parte de su familia.
Más pasos se oyeron llegando a la habitación:
- Hyung… -susurró Kai-. Hyung, estás…
- Hola, Jongin. Ha pasado mucho tiempo.
- ¡Hyung! –el moreno se acercó hacia su amigo y lo abrazó entre lágrimas-. Eres tú, hyung. Has…
- Sí, estoy aquí pequeño –le acarició la espalda-. Siento todo lo que has pasado, de verdad que lo siento.
- No importa –sollozó-. Eres mi mejor amigo, siempre lo fuiste desde el primer día. Te quiero.
- Yo también te quiero –lo abrazó. Kai había estado con él a pesar de todo lo que le había dicho. Había sido fiel y leal y siempre estuvo para ayudarlo y preocuparse por él. Él era una de las personas más importantes que tenía en su vida.
- Nos alegra que estés de vuelta –dijeron sus “nuevos” amigos.
- Muchas gracias –les sonrió separándose de Kai y mirando al rubio con nostalgia-. Key-omma –lo llamó esperando que se acordara de él.
El nombrado se paró unos segundos ya que miles de imágenes vinieron de repente a su cabeza. Esa cara… su voz… sus pequeños ojitos castaños:
- No puede ser… -se llevó las manos a la boca-. Eres tú… -Tae asintió-. Eres el mismo niño del orfanato.
- Sí, hyung –soltó una risita.
- No me lo creo –se acercó a él-. Tae, eres tú.
- Soy yo hyung, no te he olvidado –lo abrazó.
El rubio lo estrechó en sus brazos recordando las vivencias que había tenido con el entonces pequeño Taemin:
- No sabes lo que te eché de menos cuando te fuiste –le confesó el rubio.
- Yo también, hyung. Fuiste mi único amigo en ese entonces.
- Lo siento, pequeño –sonrió triste.
- No te preocupes, lo importante es que nos hemos vuelto a encontrar de una forma u otra.
- Sí y no sabes lo feliz que estoy –sonrió.
Jonghyung y Jinki observaban la escena con clara diversión:
- Esto parece sacado de una película –le susurró el más bajo.
- Sí –rio-. Al final, todos hemos acabado en el mismo sitio.
~~~~
Después de la tierna escena y la revisión del estado de salud del menor. Seohyun consideró adecuado que fuera a hablar con sus padres adoptivos ya que estos habían estado muy preocupados desde que les dieron la noticia de que había entrado en coma.
Antes de dirigirse a su destino, se despidió una vez más acordando verse al día siguiente en la base para aclarar las cosas y hablar con Taemin del tema. Todos se fueron menos Minho, quien claramente, permanecería al lado del menor siempre. Seohyun también fue con ellos, acompañándolos y viendo lo feliz que eran los dos ahora. El verdadero Taemin había vuelto y ella no podía sonreír más:
- ¡Cariño! –exclamó la madre cuando lo vio llegar a casa.
- Mamá –la llamó Taemin provocando las lágrimas de la señora.
- ¿Estás bien? –dijo abrazándolo.
- Sí –respondió con suavidad-. Mamá, papá yo quería pediros perdón por cómo os traté.
- No te preocupes, hijo. Entendemos la situación y lo que ha pasado. Solo queremos que seas feliz –dijo el padre.
- No sé cómo daros las gracias.
- Ven aquí –dijo el padre abrazando tanto a su hijo como a su mujer.
- Quiero intentar formar parte de esta familia. Quiero empezar de nuevo si me dejáis.
- Pues claro, cariño. Siempre te hemos considerado nuestro hijo –sonrió la madre limpiándose las lágrimas.
- Muchas gracias –hizo una reverencia.
- No las des –dijo el padre-. Ahora sube a tu habitación, que tienes una sorpresa.
El menor asintió y subió las escaleras:
- Gracias Seohyun y a ti también Minho, no sé qué hubiera hecho él sin ustedes. Le habéis devuelto la felicidad.
- Es nuestro deber, lo queremos demasiado después de todo.
- Minho, quiero decirte que aprobamos cualquier relación que decidáis empezar –las palabras del padre provocaron un sonrojo en el alto.
- Gracias, señor Jung –se inclinó.
¿Tan evidente era?
~~~~
Cuando Taemin entró a su habitación de lo primero de lo que se percató fue que esta era más grande. La habían ampliado y habían colocado un hermoso piano negro en su interior. Taemin sonrió por el piano. Sin embargo, cuando entró algo le llamó la atención. El cuadro.
Cuando lo vio por última vez, recordaba que el ángel sostenía a un niño con una sola ala, pero ahora, este tenía las dos completas y parecían dos ángeles. Negó con una sonrisa sin entender muy bien su significado.
Se sentó en el piano y acarició con suavidad las teclas. Le recordaba tanto a ella que le dolía, pero funcionaba como una especie de conexión entre ambos. Respiró profundamente y comenzó a tocar aquella melodía que había sido la banda sonora de su vida. Tan delicada, tan dulce, tan perfecta.
De repente, una suave voz empezó a entonarla acompañada del piano. Una voz que Taemin reconoció y que juntos terminaron la canción:
- Soonkyu tenía mucho talento. Esta composición siempre ha sido mi favorita.
- Ella siempre me la tocaba, lo recuerdo –sonrió triste.
- Se inspiró en ti –dijo dulcemente.
- ¿En serio? –cuestionó curioso.
- Sí, dijo que la había compuesto pensando en su dulce hermanito –recordó sus palabras.
Taemin sintió un nudo en su garganta, pero ya no quería llorar. Tenía que seguir adelante:
- Noona, quiero decirte algo –dijo el menor todavía de espaldas a la chica.
- Dime –le puso atención.
- Mi hermana… -se mordió el labio-. Ella te amaba. Ella te amaba con todo su corazón. Fuiste la única persona capaz de enamorar su corazón.
Seohyun se quedó en silencio. No esperó que dijera eso:
- Siento mucho que no hayas podido decirle tú tampoco lo que sentías, porque sé que también la amabas –le sonrió.
- Yo… -bajó la mirada-. Yo la amaba mucho, pero nunca se lo dije porque tenía miedo.
- Lo entiendo –las circunstancias que vivieron no fueron las mejores-. Pero quiero que sepas que ella te hubiera correspondido, porque sentía lo mismo que tú.
- Gracias, Tae –le dijo de forma sincera.
- Gracias a ti por haberme cuidado como si fuera tu hermano también.
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 95)
Capítulo 95:
Ya había anochecido y Taemin le había dicho a sus padres que por el momento seguiría viviendo donde lo había hecho siempre para no traerles problemas en caso de que lo encontraran. De esa forma, la pareja se despidió y puso rumbo al sitio indicado:
- ¿Pasa algo? –cuestionó Minho al ver que Taemin se quedó quieto de repente.
- Quiero hacer algo antes de volver, ¿podríam…
- A dónde tú quieras –le sonrió depositando un beso en su frente.
- Gracias – le devolvió el gesto besando sus labios-. Te amo, mucho –lo miró sincero.
- Y yo, mi amor –lo estrechó entre sus brazos.
~~~~
El castaño se acercó con las flores a aquella lápida y se arrodilló lentamente. El más alto prefirió darle intimidad en lo que tuviera que hacer, por lo que se quedó atrás.
Taemin acarició el nombre grabado en ella y no pudo evitar recordarlo en una mala época de su vida.
- ¿Algún día me dirás tu nombre?
- Bueno, no importa. ¿Estuvieron ricas?
- El otro día mi mamá me preguntó por ti. Le dije que tenía un amigo en el parque aquella vez que nos conocimos hace dos años. Yo le dije que el parque era tu casa, porque siempre duermes aquí, espero que no te moleste. A ella le parece bien que juegue con otros niños, así que pienso que se lo tomó a broma.
- Bueno, me tengo que ir. Pronto anochecerá y no quiero ganarme un castigo. Intentaré venir mañana, adiós.
Si no hubiera sido por él, probablemente hubiera muerto de hambre. También era el responsable de que ahora tuviera una cálida familia y un hogar. La señora Yang, su madre adoptiva, había tenido un hijo maravilloso aunque desconociera lo que había hecho por él. Taemin solo pudo agradecerle en silencio todos los días que estuvo a su lado en aquel parque dándole de comer y dejó las flores a un lado:
- Me hubiera gustado que estuvieras aquí para darte las gracias –susurró leyendo una última vez el nombre.
Se dio la vuelta y volvió con su novio a paso lento:
- Ya podemos irnos –le tomó de la mano.
- ¿Estás bien, Tae?
- Sí, no te preocupes –le sonrió.
~~~~
Sin prisas y entre pequeños cariños y consuelos ambos llegaron al almacén. Cuando Taemin abrió la puerta no esperó encontrarse esa escena. Todos sus amigos se encontraban sentados esperándolo con los ojos rojos de haber estado llorando. Tenían expresiones melancólicas:
- ¿Qué ha…
- Tae… -susurró uno interrumpiéndolo-. Nos hemos enterado de todo lo que has pasado. No teníamos ni idea de todo lo que habías suf…
- Chicos, no os preocupéis. Estoy bien –dijo suavemente para tranquilizarlos-. Y en su mayoría también os lo debo a vosotros. Muchas gracias – les agradeció con una sonrisa. Les debía mucho a esos chicos, los cuales notaron el visible cambio en Taemin.
- No agradezcas. Nosotros te debemos a ti todo lo que nos has dado. Sin ti no estaríamos aquí, sino en la calle muertos de hambre o desangrados –contestó otro.
- Habéis sido mi familia durante mucho tiempo, así que no tengo motivos para no quererles.
- ¡Nosotros también te queremos! –gritaron mientras corrían a abrazarlo.
- ¡Minho! ¡Únete!
- ¡Eso, ahora que eres novio de nuestro Tae ya formas parte de esta familia!
- ¡Ya eres de los nuestros! –rieron a carcajadas debido al sonrojo de la pareja.
- Bueno, chicos –dijo el rubio separándose-. Será mejor que los dejemos descansar.
- Gracias. Aunque antes de eso, quiero que me respondáis algo.
- ¿Qué pasó? –preguntaron curiosos.
- ¿Cómo sabéis lo que me ha pasado?
- Ah, eso –respondió uno nervioso.
- Esto…Estuvimos espiando en el hospital ese raro en el que estabas.
- Sí, no estábamos seguro de como estabas así que fuimos a verte a escondidas y sin querer oímos todo.
- ¿Sin querer? –preguntó divertido.
- Bueno, tenemos la culpa –rieron.
- No importa, solo era curiosidad.
- Sabes que nos preocupas y por eso vayan a descansar que nosotros vigilaremos.
- Gracias, buenas noches chicos –les dijo llevándose a Minho de la mano.
Los dos subieron a la habitación del castaño, la cual se había convertido en la de Minho también y cerraron la puerta:
- ¿Seguro que estás bien? –dijo preocupado ya que según había despertado habían salido del hospital.
- Sí, estoy mejor que nunca –se dio la vuelta acercándose a él y pasando sus brazos por el cuello del moreno-. Solo un poco cansado. Ha sido un día duro o bueno –rio-. Lo que he vivido de día.
El alto lo abrazó por la cintura, pegándolo a él y besando sus labios con parsimonia:
- Te amo tanto que me duele saber que no pude hacer nada para ayudarte –confesó triste.
- Has hecho más de lo que crees y no viviré para agradecértelo lo suficiente.
- Solo con que estés a mi lado me basta.
- ¿Estás seguro? –sonrió sobre sus labios.
- Nunca he estado tan seguro en mi vida.
- Entonces te creeré –acortó la distancia atrapando su boca y besándolo con pasión.
~~~~
El rubio ladeó la cabeza, perdido en sus pensamientos:
- ¿Ocurre algo? –le preguntó su novio besándole la mejilla mientras se sentaba en la cama.
- No, es solo que… -se quedó pensando-. Me alegra haber recordado a Taemin, pero aún no puedo asimilar todo lo que nos ha contado Seohyun.
- La verdad es que es bastante duro –pasó su brazo rodeándole los hombros al contrario-. Ahora entiendo que haya tenido esa personalidad.
- Creo que si hubiera sido yo, hubiera muerto hace mucho. Tal vez hasta hubiera enloquecido, porque el no recordar nada y de repente recuperar la memoria con todas esas atrocidades… Tiene que ser terrible.
- Lo es, pero me alegra que ahora se tengan el uno al otro. Minho curará sus heridas y Taemin ya le ha dado el valor que necesitaba Minho para enfrentarse a lo que se opone.
- Encajan completamente –sonrió.
- Sí, parece hecho adrede.
- Sí –asintió apoyándose en el amplio pecho de su pareja-. Oye, ¿podemos ir un día de estos al lago?
- ¿Al lago? Pero…
- Ya se me cumplió el deseo –le sonrió.
- ¿Sí? ¿Qué pediste? –cuestionó curioso.
- No te lo diré, es mejor prevenir.
- Bummie, no seas así –hizo un puchero.
- Todo lo que necesitas saber es que te amo –declaró dejando un pequeño beso en sus labios.
- Yo también te amo –le sonrió ampliamente-. Entonces, en cuanto podamos iremos de nuevo.
- Gracias y ahora será mejor que nos acostemos a dormir.
- Sí, mañana será un día duro.
~~~
Cuando todos entraron en la sala vieron el rostro serio de Seohyun. La base secreta no era más que el sótano de una vieja casa que parecía abandonada, escondida de todos y solo en el conocimiento de los allí presentes. No obstante, la tecnología guardada con la que trabajaban no tenía nada que ver con la casa:
- ¿Qué pasó? –preguntó Minho.
- Chicos –suspiró-. Siéntense, por favor –pidió a todos los jóvenes, quienes obedecieron sentándose alrededor de la mesa redonda.
Seohyun dejó los papeles a un lado para proceder. Kangin, Seung y Yunho seguía trabajando en el otro extremo de la sala sintiéndose apenados por lo que habían descubierto hace poco:
- Lo que les voy a decir no es fácil y para mí tampoco, pero merecen saberlo y tienen que saberlo.
- Nos estás asustando –comentó Kai.
- Es sobre vuestros padres –todos los chicos callaron inmediatamente. ¿Qué sabían que ellos no?
Seohyun se aclaró la garganta y continuó:
- Minho, tú como ya sabes, tu padre está trabajando para el señor Lee. Como dije, estaba buscando socios tan locos como él para los costes –él asintió-. Kibum – lo llamó y este le prestó toda su atención-. Quiero decirte que tus padres no te abandonaron en el orfanato porque sí.
- ¿Cómo? –preguntó atónito.
- Tu madre te dejó allí para protegerte de tu padre y de lo que había descubierto.
- ¿De mi padre?
- Tu padre, tú padre biológico está trabajando también para el señor Lee. Tu madre quiso evitar que pasara algo malo y recurrió a darte en adopción porque descubrió los planes de su marido. Más o menos lo mismo que le pasó a Minho, pero usándote de conejillo.
Kibum enmudeció repentinamente. Seohyun no quiso alargarlo más y continuó con el siguiente:
- Jonghyun –se mordió el labio-. Tu padre no murió en un accidente. Tal y como creíste. Tú mismo me lo comentaste aquel día en la cafetería –este asintió esperando lo peor-. El señor Lee quiso que tu padre trabajara con él, pero al descubrir la clase de negocio que perseguía lo rechazó, pero fue demasiado tarde. Así que al día siguiente lo eliminaron para que no abriera la boca.
- ¿Có-mo? –de repente sintió la mano de su novio apretar la suya apoyándose mutuamente.
- Jinki y Jongin –los miró con cautela sabiendo lo que habían pasado ellos dos-. Vuestro padre…Vuestro padre cambió de un día para otro.
- ¿Cómo lo sabe? –cuestionó Jinki.
- Hemos tenido que reunir demasiada información y robar otro tanto. No ha sido fácil.
- Nuestro padre cambió después de la visita que tuvo de esos hombres en la tien…
- Esos hombres eran trabajadores del señor Lee –soltó-. A tu padre también le ofrecieron formar parte del negocio ya que tenía experiencia y nadie sospecharía de él por no ser de la alta sociedad al igual que el padre de Jonghyun. La diferencia es que al negarse y ya haber tenido el plan en marcha lo usaron de experimento. Empezaron a utilizarlo para probar las sustancias que creaban. Hemos averiguado que es lo mismo que hacían con los niños de los orfanatos y las personas que residían en el Barrio Rojo en su época. Por eso vuestro padre empezó a cambiar. Se hizo más agresivo, más violento, menos tolerante…Hasta que acabó perdiendo la razón.
Los hermanos se miraron congelados en el sitio. Después de decir aquello todo se había quedado en un silencio sepulcral, pero en cuestión de segundos se oyó el ruido de una silla y como Taemin abandonaba el sitio:
- ¡Taemin! –gritó su novio.
El castaño salió al jardín de la casa y se sentó en el césped. Se encogió en el sitio y dejó sus lágrimas fluir con rapidez. Todo el daño que les había causado a sus amigos era imperdonable y por un momento se sentía la peor persona del mundo, porque tal vez había sido su culpa por ser tan débil. Si hubiera hecho algo al respecto, ellos no tenían que haber sufrido:
- Tae –la voz de su novio a su espalda lo llamó-. Tae, mi amor. ¿Qué ocurre?
- Todo esto es mi culpa –balbuceó con su rostro escondido entre sus rodillas.
- ¿Qué? ¡Por supuesto que no! –exclamó sentándose a su lado-. Taemin, eso es algo que no podías evitar, ¿no lo entiendes?
- Seguro que había algo que yo pudiera hacer.
Minho sujetó el rostro de su pareja con ambas manos para que lo mirara:
- Deja de pensar en eso, porque nadie lo hace. Tu padre no es responsabilidad tuya, ¿entiendes? Era algo inevitable. Eras un niño Taemin, ¿qué pretendías?
- No lo sé –apartó la mirada.
- Ey –lo llamó dulcemente limpiándole las lágrimas-. Olvídalo, las cosas no se pueden cambiar, pero si podemos solucionarlas juntos, ¿vale?
- Yo…
- Sabes que te amo, así que no quiero que te estés torturando con eso –le besó la frente.
- Yo también te amo –esbozó una pequeña sonrisa por el tierno gesto de su novio.
- Ahora volvamos. Tenemos que pensar en algo para acabar con esto.
Pero Taemin tenía otro plan:
- Sentados no conseguiremos nada –afirmó -. Minho –se levantó decidido-. Dile a Seohyun y a los chicos que me voy. Volveré mañana a la misma hora.
- ¿A dónde vas?
- Voy encontrar lo que nos falta para zanjar este tema.
- Taemin, no voy a permitir que hagas ninguna locura –frunció el ceño.
- He hecho muchas en mi vida, una más –rio.
- No quiero que te pase algo, ¿puedes entenderlo?
- Minho, quiero vengarme de él. Quiero que desaparezca de la Tierra, así que tengo que hacerlo, es la única forma.
- Podemos hacerlo entre todos.
- Esto no –negó-. No te preocupes, iré con los chicos y estaré de vuelta a la misma hora de hoy.
- Pero… -lo cayó con un beso.
- Anda, ve –le indicó con la cabeza.
- Está bien –rodó los ojos. Nadie podía hacerle cambiar de idea, ni si quiera él.
El alto se levantó y volvió al interior después de darle una última mirada. Taemin asintió seguro de sí mismo y cogió su móvil:
- ¿Tae? –se oyó la voz de uno de los gemelos.
- Necesito vuestra ayuda.
- ¿Cuándo y dónde? –dijo sin titubear.
- Iré al almacén primero, quiero que ustedes dos y tres más estén preparados cuando llegue.
- ¿Qué es esta vez?
- Asalto con posibles asesinatos en el camino –rio recordando sus viejos códigos.
- Hecho, en diez minutos nos tienes en la puerta.
- Gracias.
- No las des –se despidió bromeando con un beso.
Ya había anochecido y Taemin le había dicho a sus padres que por el momento seguiría viviendo donde lo había hecho siempre para no traerles problemas en caso de que lo encontraran. De esa forma, la pareja se despidió y puso rumbo al sitio indicado:
- ¿Pasa algo? –cuestionó Minho al ver que Taemin se quedó quieto de repente.
- Quiero hacer algo antes de volver, ¿podríam…
- A dónde tú quieras –le sonrió depositando un beso en su frente.
- Gracias – le devolvió el gesto besando sus labios-. Te amo, mucho –lo miró sincero.
- Y yo, mi amor –lo estrechó entre sus brazos.
~~~~
El castaño se acercó con las flores a aquella lápida y se arrodilló lentamente. El más alto prefirió darle intimidad en lo que tuviera que hacer, por lo que se quedó atrás.
Taemin acarició el nombre grabado en ella y no pudo evitar recordarlo en una mala época de su vida.
- ¿Algún día me dirás tu nombre?
- Bueno, no importa. ¿Estuvieron ricas?
- El otro día mi mamá me preguntó por ti. Le dije que tenía un amigo en el parque aquella vez que nos conocimos hace dos años. Yo le dije que el parque era tu casa, porque siempre duermes aquí, espero que no te moleste. A ella le parece bien que juegue con otros niños, así que pienso que se lo tomó a broma.
- Bueno, me tengo que ir. Pronto anochecerá y no quiero ganarme un castigo. Intentaré venir mañana, adiós.
Si no hubiera sido por él, probablemente hubiera muerto de hambre. También era el responsable de que ahora tuviera una cálida familia y un hogar. La señora Yang, su madre adoptiva, había tenido un hijo maravilloso aunque desconociera lo que había hecho por él. Taemin solo pudo agradecerle en silencio todos los días que estuvo a su lado en aquel parque dándole de comer y dejó las flores a un lado:
- Me hubiera gustado que estuvieras aquí para darte las gracias –susurró leyendo una última vez el nombre.
Se dio la vuelta y volvió con su novio a paso lento:
- Ya podemos irnos –le tomó de la mano.
- ¿Estás bien, Tae?
- Sí, no te preocupes –le sonrió.
~~~~
Sin prisas y entre pequeños cariños y consuelos ambos llegaron al almacén. Cuando Taemin abrió la puerta no esperó encontrarse esa escena. Todos sus amigos se encontraban sentados esperándolo con los ojos rojos de haber estado llorando. Tenían expresiones melancólicas:
- ¿Qué ha…
- Tae… -susurró uno interrumpiéndolo-. Nos hemos enterado de todo lo que has pasado. No teníamos ni idea de todo lo que habías suf…
- Chicos, no os preocupéis. Estoy bien –dijo suavemente para tranquilizarlos-. Y en su mayoría también os lo debo a vosotros. Muchas gracias – les agradeció con una sonrisa. Les debía mucho a esos chicos, los cuales notaron el visible cambio en Taemin.
- No agradezcas. Nosotros te debemos a ti todo lo que nos has dado. Sin ti no estaríamos aquí, sino en la calle muertos de hambre o desangrados –contestó otro.
- Habéis sido mi familia durante mucho tiempo, así que no tengo motivos para no quererles.
- ¡Nosotros también te queremos! –gritaron mientras corrían a abrazarlo.
- ¡Minho! ¡Únete!
- ¡Eso, ahora que eres novio de nuestro Tae ya formas parte de esta familia!
- ¡Ya eres de los nuestros! –rieron a carcajadas debido al sonrojo de la pareja.
- Bueno, chicos –dijo el rubio separándose-. Será mejor que los dejemos descansar.
- Gracias. Aunque antes de eso, quiero que me respondáis algo.
- ¿Qué pasó? –preguntaron curiosos.
- ¿Cómo sabéis lo que me ha pasado?
- Ah, eso –respondió uno nervioso.
- Esto…Estuvimos espiando en el hospital ese raro en el que estabas.
- Sí, no estábamos seguro de como estabas así que fuimos a verte a escondidas y sin querer oímos todo.
- ¿Sin querer? –preguntó divertido.
- Bueno, tenemos la culpa –rieron.
- No importa, solo era curiosidad.
- Sabes que nos preocupas y por eso vayan a descansar que nosotros vigilaremos.
- Gracias, buenas noches chicos –les dijo llevándose a Minho de la mano.
Los dos subieron a la habitación del castaño, la cual se había convertido en la de Minho también y cerraron la puerta:
- ¿Seguro que estás bien? –dijo preocupado ya que según había despertado habían salido del hospital.
- Sí, estoy mejor que nunca –se dio la vuelta acercándose a él y pasando sus brazos por el cuello del moreno-. Solo un poco cansado. Ha sido un día duro o bueno –rio-. Lo que he vivido de día.
El alto lo abrazó por la cintura, pegándolo a él y besando sus labios con parsimonia:
- Te amo tanto que me duele saber que no pude hacer nada para ayudarte –confesó triste.
- Has hecho más de lo que crees y no viviré para agradecértelo lo suficiente.
- Solo con que estés a mi lado me basta.
- ¿Estás seguro? –sonrió sobre sus labios.
- Nunca he estado tan seguro en mi vida.
- Entonces te creeré –acortó la distancia atrapando su boca y besándolo con pasión.
~~~~
El rubio ladeó la cabeza, perdido en sus pensamientos:
- ¿Ocurre algo? –le preguntó su novio besándole la mejilla mientras se sentaba en la cama.
- No, es solo que… -se quedó pensando-. Me alegra haber recordado a Taemin, pero aún no puedo asimilar todo lo que nos ha contado Seohyun.
- La verdad es que es bastante duro –pasó su brazo rodeándole los hombros al contrario-. Ahora entiendo que haya tenido esa personalidad.
- Creo que si hubiera sido yo, hubiera muerto hace mucho. Tal vez hasta hubiera enloquecido, porque el no recordar nada y de repente recuperar la memoria con todas esas atrocidades… Tiene que ser terrible.
- Lo es, pero me alegra que ahora se tengan el uno al otro. Minho curará sus heridas y Taemin ya le ha dado el valor que necesitaba Minho para enfrentarse a lo que se opone.
- Encajan completamente –sonrió.
- Sí, parece hecho adrede.
- Sí –asintió apoyándose en el amplio pecho de su pareja-. Oye, ¿podemos ir un día de estos al lago?
- ¿Al lago? Pero…
- Ya se me cumplió el deseo –le sonrió.
- ¿Sí? ¿Qué pediste? –cuestionó curioso.
- No te lo diré, es mejor prevenir.
- Bummie, no seas así –hizo un puchero.
- Todo lo que necesitas saber es que te amo –declaró dejando un pequeño beso en sus labios.
- Yo también te amo –le sonrió ampliamente-. Entonces, en cuanto podamos iremos de nuevo.
- Gracias y ahora será mejor que nos acostemos a dormir.
- Sí, mañana será un día duro.
~~~
Cuando todos entraron en la sala vieron el rostro serio de Seohyun. La base secreta no era más que el sótano de una vieja casa que parecía abandonada, escondida de todos y solo en el conocimiento de los allí presentes. No obstante, la tecnología guardada con la que trabajaban no tenía nada que ver con la casa:
- ¿Qué pasó? –preguntó Minho.
- Chicos –suspiró-. Siéntense, por favor –pidió a todos los jóvenes, quienes obedecieron sentándose alrededor de la mesa redonda.
Seohyun dejó los papeles a un lado para proceder. Kangin, Seung y Yunho seguía trabajando en el otro extremo de la sala sintiéndose apenados por lo que habían descubierto hace poco:
- Lo que les voy a decir no es fácil y para mí tampoco, pero merecen saberlo y tienen que saberlo.
- Nos estás asustando –comentó Kai.
- Es sobre vuestros padres –todos los chicos callaron inmediatamente. ¿Qué sabían que ellos no?
Seohyun se aclaró la garganta y continuó:
- Minho, tú como ya sabes, tu padre está trabajando para el señor Lee. Como dije, estaba buscando socios tan locos como él para los costes –él asintió-. Kibum – lo llamó y este le prestó toda su atención-. Quiero decirte que tus padres no te abandonaron en el orfanato porque sí.
- ¿Cómo? –preguntó atónito.
- Tu madre te dejó allí para protegerte de tu padre y de lo que había descubierto.
- ¿De mi padre?
- Tu padre, tú padre biológico está trabajando también para el señor Lee. Tu madre quiso evitar que pasara algo malo y recurrió a darte en adopción porque descubrió los planes de su marido. Más o menos lo mismo que le pasó a Minho, pero usándote de conejillo.
Kibum enmudeció repentinamente. Seohyun no quiso alargarlo más y continuó con el siguiente:
- Jonghyun –se mordió el labio-. Tu padre no murió en un accidente. Tal y como creíste. Tú mismo me lo comentaste aquel día en la cafetería –este asintió esperando lo peor-. El señor Lee quiso que tu padre trabajara con él, pero al descubrir la clase de negocio que perseguía lo rechazó, pero fue demasiado tarde. Así que al día siguiente lo eliminaron para que no abriera la boca.
- ¿Có-mo? –de repente sintió la mano de su novio apretar la suya apoyándose mutuamente.
- Jinki y Jongin –los miró con cautela sabiendo lo que habían pasado ellos dos-. Vuestro padre…Vuestro padre cambió de un día para otro.
- ¿Cómo lo sabe? –cuestionó Jinki.
- Hemos tenido que reunir demasiada información y robar otro tanto. No ha sido fácil.
- Nuestro padre cambió después de la visita que tuvo de esos hombres en la tien…
- Esos hombres eran trabajadores del señor Lee –soltó-. A tu padre también le ofrecieron formar parte del negocio ya que tenía experiencia y nadie sospecharía de él por no ser de la alta sociedad al igual que el padre de Jonghyun. La diferencia es que al negarse y ya haber tenido el plan en marcha lo usaron de experimento. Empezaron a utilizarlo para probar las sustancias que creaban. Hemos averiguado que es lo mismo que hacían con los niños de los orfanatos y las personas que residían en el Barrio Rojo en su época. Por eso vuestro padre empezó a cambiar. Se hizo más agresivo, más violento, menos tolerante…Hasta que acabó perdiendo la razón.
Los hermanos se miraron congelados en el sitio. Después de decir aquello todo se había quedado en un silencio sepulcral, pero en cuestión de segundos se oyó el ruido de una silla y como Taemin abandonaba el sitio:
- ¡Taemin! –gritó su novio.
El castaño salió al jardín de la casa y se sentó en el césped. Se encogió en el sitio y dejó sus lágrimas fluir con rapidez. Todo el daño que les había causado a sus amigos era imperdonable y por un momento se sentía la peor persona del mundo, porque tal vez había sido su culpa por ser tan débil. Si hubiera hecho algo al respecto, ellos no tenían que haber sufrido:
- Tae –la voz de su novio a su espalda lo llamó-. Tae, mi amor. ¿Qué ocurre?
- Todo esto es mi culpa –balbuceó con su rostro escondido entre sus rodillas.
- ¿Qué? ¡Por supuesto que no! –exclamó sentándose a su lado-. Taemin, eso es algo que no podías evitar, ¿no lo entiendes?
- Seguro que había algo que yo pudiera hacer.
Minho sujetó el rostro de su pareja con ambas manos para que lo mirara:
- Deja de pensar en eso, porque nadie lo hace. Tu padre no es responsabilidad tuya, ¿entiendes? Era algo inevitable. Eras un niño Taemin, ¿qué pretendías?
- No lo sé –apartó la mirada.
- Ey –lo llamó dulcemente limpiándole las lágrimas-. Olvídalo, las cosas no se pueden cambiar, pero si podemos solucionarlas juntos, ¿vale?
- Yo…
- Sabes que te amo, así que no quiero que te estés torturando con eso –le besó la frente.
- Yo también te amo –esbozó una pequeña sonrisa por el tierno gesto de su novio.
- Ahora volvamos. Tenemos que pensar en algo para acabar con esto.
Pero Taemin tenía otro plan:
- Sentados no conseguiremos nada –afirmó -. Minho –se levantó decidido-. Dile a Seohyun y a los chicos que me voy. Volveré mañana a la misma hora.
- ¿A dónde vas?
- Voy encontrar lo que nos falta para zanjar este tema.
- Taemin, no voy a permitir que hagas ninguna locura –frunció el ceño.
- He hecho muchas en mi vida, una más –rio.
- No quiero que te pase algo, ¿puedes entenderlo?
- Minho, quiero vengarme de él. Quiero que desaparezca de la Tierra, así que tengo que hacerlo, es la única forma.
- Podemos hacerlo entre todos.
- Esto no –negó-. No te preocupes, iré con los chicos y estaré de vuelta a la misma hora de hoy.
- Pero… -lo cayó con un beso.
- Anda, ve –le indicó con la cabeza.
- Está bien –rodó los ojos. Nadie podía hacerle cambiar de idea, ni si quiera él.
El alto se levantó y volvió al interior después de darle una última mirada. Taemin asintió seguro de sí mismo y cogió su móvil:
- ¿Tae? –se oyó la voz de uno de los gemelos.
- Necesito vuestra ayuda.
- ¿Cuándo y dónde? –dijo sin titubear.
- Iré al almacén primero, quiero que ustedes dos y tres más estén preparados cuando llegue.
- ¿Qué es esta vez?
- Asalto con posibles asesinatos en el camino –rio recordando sus viejos códigos.
- Hecho, en diez minutos nos tienes en la puerta.
- Gracias.
- No las des –se despidió bromeando con un beso.
Última edición por Lady Akari el Lun Dic 26, 2016 2:09 pm, editado 1 vez
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 96)
Capítulo 96:
- ¡Mierda! –maldijo saliendo en silencio por el pasillo-. Chicos, salgan de ahí.
- Adelántate, están cogiendo lo último.
- Venga, pueden venir en cualquier momento –los apresuró.
- Taemin, tienes que llamarlos –le susurró otro-. Si lo que vimos por las cámaras no es mentira pueden estar en peligro.
El susodicho apretó los labios en una fina línea esperando que estuvieran bien. Cogió su móvil y rezó para que no fuera verdad:
- Noona –la llamó en voz baja.
- ¡Taemin! Dios, Taemin. ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
- Eso no importa, dime que el resto está ahí contigo.
- No, Minho y Kai no han vuelto.
- ¿Cómo que no han vuelto? –se alarmó.
- Sí, salieron antes a buscar algo que se les había olvidado, pero les estamos llamando y no contestan.
- Noona, salgan a buscarlos. ¡Rápido! –su respiración se había vuelto errática. Ellos no, todo menos ellos.
- ¿Qué ha pasado? –se oyeron ruidos de fondo.
- Mi padre se ha enterado de que estamos moviéndonos. Ya sabe que ustedes están vivos y que estamos en su contra.
- ¡Taemin ya está, tenemos que salir de aquí! –avisó uno de sus amigos.
- Te tengo que dejar,
- ¿Cómo? ¿Pero dónde estás? ¿Qué son esos gritos?
- No te preocupes, después te lo cuento. Adiós.
- Pe… -Taemin colgó antes de que replicara.
Guardaron las cosas y salieron corriendo por las escaleras esquivando los cuerpos de los que habían tenido que encargarse antes. Saltaron la ventana posterior y treparon el muro por el que habían entrado sin ser vistos por la seguridad.
~~~~
- Señor, ¿está seguro de que es a esos dos a los que quiere? El veneno no está del todo acabado, podría ser letal.
- Mejor, no quiero más problemas innecesarios.
- Es el hijo de su socio –advirtió.
- Por eso mismo –rio viendo a los dos jóvenes huir de sus agentes.
Lo que no sabía era que el edificio ya había sido invadido y tal vez eso pudiese darle la vuelta a las cosas.
~~~~
Seohyun aceleró el coche buscando el lugar indicado. Había hablado por fin con Minho y Kai, pero al parecer estos habían tenido un percance. Los divisó al pasar la segunda esquina de la calle y se acercó a ellos parando en la acera:
- ¿Qué ha ocurrido? –preguntó preocupada al verlos cojear un poco y con las ropas un tanto rotas.
- Nos han acorralado en el callejón cuando veníamos –respondió Minho ayudando a Kai a caminar.
- ¿Quién?
- No sé, unos hombres vestidos de negro. No les vimos la cara, pero sé que eran los mismos que me intentaron matar la otra vez.
- Taemin tenía razón –se mordió el labio frustrada-. Suban, rápido. Los que trabajan para Lee podrían seguir por aquí cerca. Daré un par de vueltas para despistarlos y volveremos a la base. ¿Tienen alguna herida importante?
- No, creo –habló Jongin cuando subió.
- De acuerdo, vamos.
- ¿Has hablado con Taemin? ¿Dónde está?
- No me lo ha dicho –sonó preocupada.
- No tendría que haberle dejado ir.
- Confía en él, hyung. Estará bien.
~~~~
- Con esto creo que ya está –dijo Yunho después de limpiar las heridas superficiales que tenían ambos chicos.
Jongin frunció el ceño ante el escozor, pero no se quejó. Ya había pasado una hora desde que habían llegado, pero Taemin no daba señales de vida:
- Tranquilos –les dijo Seung-. Estoy seguro de que pron… Míralo, ahí está –dijo viendo el monitor de las cámaras de seguridad-. Están entrando a la casa.
Seohyun y los demás chicos caminaron hacia la puerta del sótano esperando a que Taemin y los demás llegaran. Cuando aparecieron en la sala, Minho corrió con cuidado hacia él:
- Minho, Kai, ¿están bien? –se apresuró Taemin al ver las vendas en sus cuerpos.
- ¡Taemin! –gritó asustado-. ¿Qué os ha pasado? –preguntó mirando también a sus amigos.
Los seis tenían las camisetas salpicadas de sangre, pero sobre todo, tenían los brazos, la cara y el pecho lleno de golpes y heridas abiertas:
- Nada, contratiempos –se encogió de hombros.
- ¿Cómo? –preguntó molesto.
- Os explicaremos todo una vez que nos sentemos, por favor –le suplicó no dando importancia al aspecto que traían.
Todos hicieron lo dicho y solo el pequeño grupo recién llegado se quedó de pie:
- Hemos averiguado donde se esconde mi padre –comunicó Taemin-. Tenía una ligera sospecha pero no estaba seguro, así que fuimos a investigarlo. Es un edificio que se dedica a la venta de muebles, pero eso solo es la fachada. Hemos duplicado los planos –dijo estirándolos en la mesa para mostrarlos-. También hemos pirateado el sistema de seguridad por lo que con este aparato –lo sacó del bolsillo casi roto-. Seremos capaces de entrar sin problemas en otra ocasión-. También tenemos los expedientes de todos los experimentos y las fases de estudio. Con esto tenemos las pruebas suficientes para meterlo en la cárcel, pero no podemos ir así por las buenas, porque huirá y tendrá tiempo de encontrar una coartada. Hay que pillarlo desprevenido.
- ¿Cómo habéis hecho eso? –cuestionó Kangin sorprendido.
- Cosas que se aprenden en la calle y con los contactos necesarios –sonrió como si estuviera hablando de algo simple-. Oímos una conversación por uno de los teléfonos de esa empresa y hablaban de terminar con nosotros poco a poco, por lo que no es de extrañar que eso vuelva a pasar –miró a Minho y a Kai-. Así que a partir de ahora tendrán que quedarse aquí y no salir –avisó a todos.
- ¿Y no os ha descubierto?
- No, que sepamos.
- ¿Y esas heridas entonces? –cuestiono Yunho interviniendo para curar a los nuevos chicos y a Taemin, por segunda vez en la noche.
- Nos hemos tenido que deshacer de varios incordios y claro, no podíamos dejar los cadáveres ahí porque entonces sí que nos pillan –se miró la ropa.
Seohyun suspiró. Estos chicos eran un peligro:
- Taemin –lo llamó Minho levantándose-. Te pudo haber pasado algo.
- Estoy bien, tranquilo.
- Sí, pe… -el alto cerró los ojos y se tambaleó.
- Minho –se acercó a su pareja-. ¿Estás b… ¡Minho! –gritó antes de cogerlo en brazos para que no cayera al suelo.
- ¡Kai! –Jinki estaba en la misma situación.
- ¡Llevadlos a la sala al final del pasillo! –exclamó Yunho.
Ambos obedecieron por el terrible estado que mostraban los dos chicos a cada segundo. Estaban sudando y les subía la fiebre muy rápido. Los acostaron en las camillas que había y Yunho enseguida cerró la puerta para atenderlos y ellos solo pudieron esperar con el resto:
- Eso no era un desmayo normal –afirmó Taemin mirando hacia la estancia.
- ¿Cómo? –cuestionó Jinki.
- Les ha pasado algo, estoy seguro. Esos síntomas son por algo más.
- Taemin, puede ser por…
- Sí –dijo frustrado.
El castaño suspiró pasando ambas manos por su rostro. No podía creerlo. Como se le ocurriera hacerle algo a ellos dos, justamente a ellos dos, las iba a pagar muy caro, más todavía. Su padre podía meterse con él todo lo que quisiera, pero no con su novio y su mejor amigo.
~~~~
Tres horas pasaron aproximadamente y justo cuando Taemin iba a caer en la histeria, Yunho apareció por el pasillo con una cara no muy agradable:
- Es lo mismo que aquella vez –se limpió el sudor-. Minho y Jongin fueron envenenados. Presupongo que entre la pelea que tuvieron con los tipos de negros, en algún momento les inyectaron con una fina aguja el líquido. Les hice un análisis rápido y me di cuenta de que tiene la misma base reactiva que la que encontré aquella vez en tu casa –miró a Taemin-. La que estaba en los tomates.
- Lo sabía, ha sido él –se levantó nervioso. Esos síntomas eran conocidos para él y no precisamente eran agradables.
- La mala noticia es que esta vez es mortal…
- ¡¿Cómo?!
- Lo han mejorado. Tiene un componente que desconozco y no puedo averiguarlo. Pero hay que lograr hacer un antídoto ya, porque acabará con ellos y no es ninguna broma.
Taemin estaba enfurecido o más que eso. Lo iba a matar y de la forma más cruel posible. Iba a cobrarse todo lo que ese desgraciado había hecho:
- Tae, calma –dijo uno de los chicos del almacén-. Nos encargaremos de él, pero primero hay que solucionar esto.
- Oye, tal vez Min pueda ayudar –Taemin abrió los ojos ante sus palabras.
- ¡Eso es! –le palmeó el hombro-. Yunho, si tuvieras la lista de elementos del veneno podrías hacer un antídoto, ¿verdad?
- Sí, pero es complicado sa…
- No, no lo es. Ya la tengo.
- ¿Cómo?
- Voy a buscarla –sentenció.
- Vamos contigo, es muy peligroso andar de noche por aquí –dijo Ren.
- Está bien, vamos.
- ¡Taemin! Pero explícame las cosas, que siempre me dejas a medias –replicó Seohyun-. ¡Taemin! –tarde, ya habían salido.
~~~~
Bajó corriendo las escaleras de aquel viejo almacén a toda velocidad:
- ¡Min! –gritó en cuanto llegó al pasillo-. ¿Estás ahí?
- Oppa –la voz tímida de la chica se oyó desde una de las puertas abiertas.
El castaño corrió hacia allí y la encontró escribiendo algo en la pared. Muchos números:
- ¿Necesitas algo? –lo miró curiosa.
- Sí, ¿recuerdas la muestra de ADN que te dejé?
- Sí, oppa. Tengo lo que me pediste.
- ¿Has analizado todo?
- Sí, completamente –asintió-. Está ahí, encima de la mesa.
- Muchas gracias, Min –dijo acercándose para coger la hoja en la que lo había apuntado.
~~~~
- ¡Ya estamos aquí! –anunció cuando volvieron al mismo sitio.
- Yunho está atendiéndolos –indicó Seohyun-. Al parecer están teniendo problemas para respirar.
Taemin tensó los puños de la rabia contenida que le tenía a esa basura de padre. Fue veloz hacia la habitación y entró sin llamar. Lo que vio le encogió el corazón pues dos de las personas más importantes de su vida estaban en peligro si no se actuaba rápidamente:
- Yunho, aquí la tengo –se la entregó.
- Eso ha sido muy rápido –se sorprendió.
- No hay tiempo que perder, tú lo has dicho.
- De acuerdo, me pondré a ello –la cogió-. Vigilen sus estados –les indicó ya que Jinki también se encontraba allí cuidando a su hermano.
Taemin asintió y se sentó en la silla cerca de la cama de su novio. Le dolía verlo así y sobre todo sabiendo que había sido obra de su padre. Los dos tenían un aspecto horrible y más ahora que llevaban la mascarilla para el oxígeno. Sus signos vitales eran débiles y eso solo lo puso más nervioso:
- Oye, Taemin –dijo Jinki inseguro.
- Dime –levantó la vista del rostro de su novio.
- No he tenido oportunidad de decírtelo, por eso quiero aprovechar ahora –se mordió el labio-. Gracias por haber cuidado de mi hermano. Fuiste mejor hermano para él que yo y sé que te tiene mucho cariño y amor.
- No te angusties por eso. No fui mejor, fueron circunstancias distintas. Después de todo, lo que hiciste fue para protegerlo, ¿no?
- Sí, pero… -se quedó mirando el rostro de Kai con profunda tristeza-. También le hice mucho daño.
- Pero él lo entendió y te ama igual que siempre.
- ¿Tú lo sabías?
- Sí –suspiró-. Él me lo contó cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de su hermano.
- Entonces gracias también por no haberle dado la espalda. Si hubiera sido otro lo habría tachado de fenómeno.
- No hay de qué –sonrió recordando el momento-. No soy quien para juzgar. Yo también lo quiero como si fuera mi hermano pequeño.
Jinki sonrió y asintió comprendiendo sus sentimientos.
~~~~
Yunho no había tardado mucho en hacer el antídoto, pero lo que sí tardaría es en hacer efecto ya que era un proceso lento el eliminarlo del cuerpo. En cuanto supo que Minho y Kai ya habían empezado a reaccionar al antídoto, salió de la estancia:
- Ren, llama a todos los chicos. Quiero acabar con esto de una vez y necesito vuestra a ayuda –dijo seriamente.
- De acuerdo –asintió el rubio.
- Trazaremos una vía de entrada con los planos y una vez desactivado el sistema de vigilancia podremos recorrer el edificio de arriba abajo, pero para eso necesitamos que lo desalojen sin que los otros se enteren.
- Eso déjamelo a mí –dijo Kangin-. Ya hemos trabajado con un cuerpo especial de la policía antes, ellos se encargaran de sacar a las personas que no tengan nada que ver de allí. Luego se incorporarán al ataque con ustedes.
- Taemin, es demasiado peligroso para ti y los chicos –le dijo Seohyun-. ¿Por qué no dejas que se encargue la policía?
- Porque será más lento y no podemos darle más tiempo. Así que no hay más que hablar –sentenció con el rostro tenso y conteniendo toda su rabia.
- ¡Mierda! –maldijo saliendo en silencio por el pasillo-. Chicos, salgan de ahí.
- Adelántate, están cogiendo lo último.
- Venga, pueden venir en cualquier momento –los apresuró.
- Taemin, tienes que llamarlos –le susurró otro-. Si lo que vimos por las cámaras no es mentira pueden estar en peligro.
El susodicho apretó los labios en una fina línea esperando que estuvieran bien. Cogió su móvil y rezó para que no fuera verdad:
- Noona –la llamó en voz baja.
- ¡Taemin! Dios, Taemin. ¿Estás bien? ¿Dónde estás?
- Eso no importa, dime que el resto está ahí contigo.
- No, Minho y Kai no han vuelto.
- ¿Cómo que no han vuelto? –se alarmó.
- Sí, salieron antes a buscar algo que se les había olvidado, pero les estamos llamando y no contestan.
- Noona, salgan a buscarlos. ¡Rápido! –su respiración se había vuelto errática. Ellos no, todo menos ellos.
- ¿Qué ha pasado? –se oyeron ruidos de fondo.
- Mi padre se ha enterado de que estamos moviéndonos. Ya sabe que ustedes están vivos y que estamos en su contra.
- ¡Taemin ya está, tenemos que salir de aquí! –avisó uno de sus amigos.
- Te tengo que dejar,
- ¿Cómo? ¿Pero dónde estás? ¿Qué son esos gritos?
- No te preocupes, después te lo cuento. Adiós.
- Pe… -Taemin colgó antes de que replicara.
Guardaron las cosas y salieron corriendo por las escaleras esquivando los cuerpos de los que habían tenido que encargarse antes. Saltaron la ventana posterior y treparon el muro por el que habían entrado sin ser vistos por la seguridad.
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- Señor, ¿está seguro de que es a esos dos a los que quiere? El veneno no está del todo acabado, podría ser letal.
- Mejor, no quiero más problemas innecesarios.
- Es el hijo de su socio –advirtió.
- Por eso mismo –rio viendo a los dos jóvenes huir de sus agentes.
Lo que no sabía era que el edificio ya había sido invadido y tal vez eso pudiese darle la vuelta a las cosas.
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Seohyun aceleró el coche buscando el lugar indicado. Había hablado por fin con Minho y Kai, pero al parecer estos habían tenido un percance. Los divisó al pasar la segunda esquina de la calle y se acercó a ellos parando en la acera:
- ¿Qué ha ocurrido? –preguntó preocupada al verlos cojear un poco y con las ropas un tanto rotas.
- Nos han acorralado en el callejón cuando veníamos –respondió Minho ayudando a Kai a caminar.
- ¿Quién?
- No sé, unos hombres vestidos de negro. No les vimos la cara, pero sé que eran los mismos que me intentaron matar la otra vez.
- Taemin tenía razón –se mordió el labio frustrada-. Suban, rápido. Los que trabajan para Lee podrían seguir por aquí cerca. Daré un par de vueltas para despistarlos y volveremos a la base. ¿Tienen alguna herida importante?
- No, creo –habló Jongin cuando subió.
- De acuerdo, vamos.
- ¿Has hablado con Taemin? ¿Dónde está?
- No me lo ha dicho –sonó preocupada.
- No tendría que haberle dejado ir.
- Confía en él, hyung. Estará bien.
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- Con esto creo que ya está –dijo Yunho después de limpiar las heridas superficiales que tenían ambos chicos.
Jongin frunció el ceño ante el escozor, pero no se quejó. Ya había pasado una hora desde que habían llegado, pero Taemin no daba señales de vida:
- Tranquilos –les dijo Seung-. Estoy seguro de que pron… Míralo, ahí está –dijo viendo el monitor de las cámaras de seguridad-. Están entrando a la casa.
Seohyun y los demás chicos caminaron hacia la puerta del sótano esperando a que Taemin y los demás llegaran. Cuando aparecieron en la sala, Minho corrió con cuidado hacia él:
- Minho, Kai, ¿están bien? –se apresuró Taemin al ver las vendas en sus cuerpos.
- ¡Taemin! –gritó asustado-. ¿Qué os ha pasado? –preguntó mirando también a sus amigos.
Los seis tenían las camisetas salpicadas de sangre, pero sobre todo, tenían los brazos, la cara y el pecho lleno de golpes y heridas abiertas:
- Nada, contratiempos –se encogió de hombros.
- ¿Cómo? –preguntó molesto.
- Os explicaremos todo una vez que nos sentemos, por favor –le suplicó no dando importancia al aspecto que traían.
Todos hicieron lo dicho y solo el pequeño grupo recién llegado se quedó de pie:
- Hemos averiguado donde se esconde mi padre –comunicó Taemin-. Tenía una ligera sospecha pero no estaba seguro, así que fuimos a investigarlo. Es un edificio que se dedica a la venta de muebles, pero eso solo es la fachada. Hemos duplicado los planos –dijo estirándolos en la mesa para mostrarlos-. También hemos pirateado el sistema de seguridad por lo que con este aparato –lo sacó del bolsillo casi roto-. Seremos capaces de entrar sin problemas en otra ocasión-. También tenemos los expedientes de todos los experimentos y las fases de estudio. Con esto tenemos las pruebas suficientes para meterlo en la cárcel, pero no podemos ir así por las buenas, porque huirá y tendrá tiempo de encontrar una coartada. Hay que pillarlo desprevenido.
- ¿Cómo habéis hecho eso? –cuestionó Kangin sorprendido.
- Cosas que se aprenden en la calle y con los contactos necesarios –sonrió como si estuviera hablando de algo simple-. Oímos una conversación por uno de los teléfonos de esa empresa y hablaban de terminar con nosotros poco a poco, por lo que no es de extrañar que eso vuelva a pasar –miró a Minho y a Kai-. Así que a partir de ahora tendrán que quedarse aquí y no salir –avisó a todos.
- ¿Y no os ha descubierto?
- No, que sepamos.
- ¿Y esas heridas entonces? –cuestiono Yunho interviniendo para curar a los nuevos chicos y a Taemin, por segunda vez en la noche.
- Nos hemos tenido que deshacer de varios incordios y claro, no podíamos dejar los cadáveres ahí porque entonces sí que nos pillan –se miró la ropa.
Seohyun suspiró. Estos chicos eran un peligro:
- Taemin –lo llamó Minho levantándose-. Te pudo haber pasado algo.
- Estoy bien, tranquilo.
- Sí, pe… -el alto cerró los ojos y se tambaleó.
- Minho –se acercó a su pareja-. ¿Estás b… ¡Minho! –gritó antes de cogerlo en brazos para que no cayera al suelo.
- ¡Kai! –Jinki estaba en la misma situación.
- ¡Llevadlos a la sala al final del pasillo! –exclamó Yunho.
Ambos obedecieron por el terrible estado que mostraban los dos chicos a cada segundo. Estaban sudando y les subía la fiebre muy rápido. Los acostaron en las camillas que había y Yunho enseguida cerró la puerta para atenderlos y ellos solo pudieron esperar con el resto:
- Eso no era un desmayo normal –afirmó Taemin mirando hacia la estancia.
- ¿Cómo? –cuestionó Jinki.
- Les ha pasado algo, estoy seguro. Esos síntomas son por algo más.
- Taemin, puede ser por…
- Sí –dijo frustrado.
El castaño suspiró pasando ambas manos por su rostro. No podía creerlo. Como se le ocurriera hacerle algo a ellos dos, justamente a ellos dos, las iba a pagar muy caro, más todavía. Su padre podía meterse con él todo lo que quisiera, pero no con su novio y su mejor amigo.
~~~~
Tres horas pasaron aproximadamente y justo cuando Taemin iba a caer en la histeria, Yunho apareció por el pasillo con una cara no muy agradable:
- Es lo mismo que aquella vez –se limpió el sudor-. Minho y Jongin fueron envenenados. Presupongo que entre la pelea que tuvieron con los tipos de negros, en algún momento les inyectaron con una fina aguja el líquido. Les hice un análisis rápido y me di cuenta de que tiene la misma base reactiva que la que encontré aquella vez en tu casa –miró a Taemin-. La que estaba en los tomates.
- Lo sabía, ha sido él –se levantó nervioso. Esos síntomas eran conocidos para él y no precisamente eran agradables.
- La mala noticia es que esta vez es mortal…
- ¡¿Cómo?!
- Lo han mejorado. Tiene un componente que desconozco y no puedo averiguarlo. Pero hay que lograr hacer un antídoto ya, porque acabará con ellos y no es ninguna broma.
Taemin estaba enfurecido o más que eso. Lo iba a matar y de la forma más cruel posible. Iba a cobrarse todo lo que ese desgraciado había hecho:
- Tae, calma –dijo uno de los chicos del almacén-. Nos encargaremos de él, pero primero hay que solucionar esto.
- Oye, tal vez Min pueda ayudar –Taemin abrió los ojos ante sus palabras.
- ¡Eso es! –le palmeó el hombro-. Yunho, si tuvieras la lista de elementos del veneno podrías hacer un antídoto, ¿verdad?
- Sí, pero es complicado sa…
- No, no lo es. Ya la tengo.
- ¿Cómo?
- Voy a buscarla –sentenció.
- Vamos contigo, es muy peligroso andar de noche por aquí –dijo Ren.
- Está bien, vamos.
- ¡Taemin! Pero explícame las cosas, que siempre me dejas a medias –replicó Seohyun-. ¡Taemin! –tarde, ya habían salido.
~~~~
Bajó corriendo las escaleras de aquel viejo almacén a toda velocidad:
- ¡Min! –gritó en cuanto llegó al pasillo-. ¿Estás ahí?
- Oppa –la voz tímida de la chica se oyó desde una de las puertas abiertas.
El castaño corrió hacia allí y la encontró escribiendo algo en la pared. Muchos números:
- ¿Necesitas algo? –lo miró curiosa.
- Sí, ¿recuerdas la muestra de ADN que te dejé?
- Sí, oppa. Tengo lo que me pediste.
- ¿Has analizado todo?
- Sí, completamente –asintió-. Está ahí, encima de la mesa.
- Muchas gracias, Min –dijo acercándose para coger la hoja en la que lo había apuntado.
~~~~
- ¡Ya estamos aquí! –anunció cuando volvieron al mismo sitio.
- Yunho está atendiéndolos –indicó Seohyun-. Al parecer están teniendo problemas para respirar.
Taemin tensó los puños de la rabia contenida que le tenía a esa basura de padre. Fue veloz hacia la habitación y entró sin llamar. Lo que vio le encogió el corazón pues dos de las personas más importantes de su vida estaban en peligro si no se actuaba rápidamente:
- Yunho, aquí la tengo –se la entregó.
- Eso ha sido muy rápido –se sorprendió.
- No hay tiempo que perder, tú lo has dicho.
- De acuerdo, me pondré a ello –la cogió-. Vigilen sus estados –les indicó ya que Jinki también se encontraba allí cuidando a su hermano.
Taemin asintió y se sentó en la silla cerca de la cama de su novio. Le dolía verlo así y sobre todo sabiendo que había sido obra de su padre. Los dos tenían un aspecto horrible y más ahora que llevaban la mascarilla para el oxígeno. Sus signos vitales eran débiles y eso solo lo puso más nervioso:
- Oye, Taemin –dijo Jinki inseguro.
- Dime –levantó la vista del rostro de su novio.
- No he tenido oportunidad de decírtelo, por eso quiero aprovechar ahora –se mordió el labio-. Gracias por haber cuidado de mi hermano. Fuiste mejor hermano para él que yo y sé que te tiene mucho cariño y amor.
- No te angusties por eso. No fui mejor, fueron circunstancias distintas. Después de todo, lo que hiciste fue para protegerlo, ¿no?
- Sí, pero… -se quedó mirando el rostro de Kai con profunda tristeza-. También le hice mucho daño.
- Pero él lo entendió y te ama igual que siempre.
- ¿Tú lo sabías?
- Sí –suspiró-. Él me lo contó cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de su hermano.
- Entonces gracias también por no haberle dado la espalda. Si hubiera sido otro lo habría tachado de fenómeno.
- No hay de qué –sonrió recordando el momento-. No soy quien para juzgar. Yo también lo quiero como si fuera mi hermano pequeño.
Jinki sonrió y asintió comprendiendo sus sentimientos.
~~~~
Yunho no había tardado mucho en hacer el antídoto, pero lo que sí tardaría es en hacer efecto ya que era un proceso lento el eliminarlo del cuerpo. En cuanto supo que Minho y Kai ya habían empezado a reaccionar al antídoto, salió de la estancia:
- Ren, llama a todos los chicos. Quiero acabar con esto de una vez y necesito vuestra a ayuda –dijo seriamente.
- De acuerdo –asintió el rubio.
- Trazaremos una vía de entrada con los planos y una vez desactivado el sistema de vigilancia podremos recorrer el edificio de arriba abajo, pero para eso necesitamos que lo desalojen sin que los otros se enteren.
- Eso déjamelo a mí –dijo Kangin-. Ya hemos trabajado con un cuerpo especial de la policía antes, ellos se encargaran de sacar a las personas que no tengan nada que ver de allí. Luego se incorporarán al ataque con ustedes.
- Taemin, es demasiado peligroso para ti y los chicos –le dijo Seohyun-. ¿Por qué no dejas que se encargue la policía?
- Porque será más lento y no podemos darle más tiempo. Así que no hay más que hablar –sentenció con el rostro tenso y conteniendo toda su rabia.
Lady Akari
Taemin <3
115
~ YO TE DEVOLVERÉ TUS ALAS, MI PEQUEÑO ÁNGEL ~ [2MIN, JONGKEY Y OTROS] (CAP. 97)
Capítulo 97:
Si a estas alturas alguien tenía pensado arrepentirse ya era demasiado tarde. Una vez que habían vuelto a saltar el muro de aquella propiedad camuflada ante la ley, ya no había vuelta atrás. Se habían divido en cuatro grupos. La insistencia de Jinki, Key y Jonghyun en ir fue tal que hubo que dar el brazo a torcer.
Tardaron dos días en prepararlos para una situación de emergencia como lo era aquella y enseñarles a coger las armas. Shin y los demás miembros del cuerpo policial secreto se había repartido entre ellos y también habían llamado a más refuerzos para rodear el perímetro en caso de que oyeran ruido o vieran a alguien abandonar el lugar.
El plan que Taemin y los chicos habían diseñado era perfecto, pero el único problema era que al no contar con los factores sorpresa podría haber más bajas de las que deberían. Cualquiera era receptor de una bala en su cuerpo sin problemas y eso era lo que más temía el castaño y no por él, sino por sus amigos. Al menos podía respirar sabiendo que Kai y Minho seguían durmiendo en la base recuperándose.
De momento todo estaba saliendo bien. Jonghyun, Key y Jinki, los cuales formaban un grupo junto a varios policías, esperaban la señal de Kangin desde la casa para poder adentrarse en las salas de mando y desactivar todo el sistema de control interno. No querían puertas donde no debían estar. Una vez conseguido eso, ayudarían a Kangin a entrar en el sistema para bloquearlo y dejarlo bajo su mando.
Mientras tanto, el grupo de Taemin y los chicos esperaban a que ellos procedieran para poder recorrer el edificio de punta a punta y matar al desgraciado sin activar ninguna alarma. También estaban preparados para acabar con cualquier presencia no invitada a la fiesta.
Dado que la policía ya había dado la orden de abandonar el edificio al pobre personal que vivía en la mentira, solo quedaban los involucrados en el asunto. El otro grupo formado por Seung y los policías se encargarían de ir deteniendo a todos los cómplices y el último grupo,se mantenía a la espera de que alguien se acercara a la zona de posible fogueo o que intentara abandonarlo.
Taemin se limpió el sudor de la frente y suspiró escondido junto al resto. Era ese día o nunca. Por fin había llegado y no saldría de allí sin ver a su padre. Estaba decidido.
~~~~
- Chicos, tranquilos –les avisó Kangin por el aparato.
Delante del escondite del rubio pasaban dos trabajadores con batas de laboratorio y tenía que estar en completo silencio:
- Ya pueden salir, vamos. Daos prisa, la siguiente puerta es la sala de control.
Los tres jóvenes y los demás policías salieron en cuanto perdieron de vista a los dos hombres y siguieron las indicaciones de Kangin. Abrieron la puerta y cuando entraron a la sala Kibum se llevó una pequeña sorpresa:
- Vaya, vaya –rio el hombre-. Pero si es mi querido hijo no muerto.
Key frunció el ceño. No conocía el rostro de ese hombre:
- ¿No me recuerdas? –ladeó la cabeza mientras permanecía sentado en la silla.
- ¿Quién eres?
- Soy tu padre. Me decepciona que no me hayas reconocido. Aunque después de todo, tenías tres años cuando te vi por última vez.
El susodicho se tensó y Jonghyun se acercó más a él comprendiendo la situación:
- ¿Sabes? Se suponía que tenías que estar muerto, pero tu madre es una inútil y una mentirosa.
- ¿La mataste? –preguntó con asco.
- Sí, las personas tienen que obedecer cuando se les da órdenes.
- Las personas no son máquinas – lo miró con rencor. No recordaba a su madre para nada, pero ella lo había salvado.
- Si fueran máquinas serían perfectas, pero no. Siguen siendo tan asquerosamente estúpidas que de alguna forma hay que corregirlas. Y para eso estoy yo aquí.
- Eres despreciable. Igual que el padre de Taemin.
- Vaya –enarcó ambas cejas-. ¿Lo conoces? –sonrió de lado-. Ese niño es un monstruo. Se ha convertido en todo lo que la sociedad desprecia.
- Te equivocas, tú eres lo que al mundo le sobra. Gente como ustedes no deberían existir y para eso –le guiñó un ojo-. Estoy yo aquí –levantó la pistola y apuntó directo a su corazón-. Adiós, papi –dijo sarcástico mientras veía como empezaba a desangrarse.
- No sabes lo que haces –tosió. No se esperó que su débil hijo tuviera un arma. Sabían que habían entrado a por ellos, pero jamás que lo mataría sin titubear. No obstante, en cuanto vio la cara de su hijo llorando y el cuerpo temblándole sonrió divertido por última vez-. Maldito mocoso, púdrete –sentenció antes de cerrar los ojos.
El cuerpo del hombre cayó al suelo muerto y en la estancia solo se escuchaban los sollozos del joven:
- Key, tranquilo –lo abrazó Jonghyun todavía impactado de que su novio hubiese sido capaz de disparar. Al principio había jurado no disparar aunque fuese necesario porque tenía miedo, pero aun así, la determinación con la que lo hizo le fascinó-. Has vengado a tu madre y ahora él no podrá hacer más daño.
El rubio intentó tranquilizarse por el bien del plan, así que procedió con lo explicado pudiendo el grupo entrar en el sistema y conectando a Kangin con la central:
- Kibum, lo siento mucho –dijo el hombre por la escena previa.
- No te preocupes –asintió -. A fin de cuentas no era nada para mí.
~~~~
- Chicos, entrad ahora –les indicó al otro grupo.
Los jóvenes salieron de su escondite y se adentraron sin problemas en el interior del edifico con menos dificultades que la otra vez:
- ¿El grupo de Key lo ha conseguido? –preguntó el castaño.
- Sí, aunque se han llevado un regalo desagradable.
- ¿Cuál?
- El padre de Key, el primer socio de tu padre.
- ¿Estaba allí? –cuestionó de nuevo mientras corrían por los pasillos.
- Sí, pero Key –dudó-. Lo mató.
Taemin abrió los ojos en demasía. Lo había pillado por sorpresa:
- ¿Están bien?
- Sí, aunque creo que ni él se esperaba su propia reacción.
- Es comprensible, pero al menos nos hemos deshecho de él.
- Sí. Ahora avancen por la derecha que no hay guardias.
- Entendido, por la derecha –les repitió a los chicos.
El edificio era grande, pero estaban dispuestos a recorrer hasta el último rincón de ese lugar. No dudaron ni un segundo en abrir todas las puertas topándose con el otro grupo que se encargaba de las detenciones.
Infinidad de técnicos, médicos y químicos estaban detrás de todo el montaje y la fachada que había creado su padre. Lo que siempre se preguntó el castaño fue el momento exacto en el que su padre había empezado todo esto, pero si para ello debía dejarlo vivo prefería quedarse sin respuesta el resto de su vida.
~~~~
- ¡¿Cómo?! –gritó fuera de sí.
- Minho, tranquilo.
- ¡No podemos estar tranquilos cuando nos dices eso! –le acompañó Kai.
- Chicos, calma. Acaban de despertar después de estar tres días durmiendo. No p…
- Tenían que habernos despertado antes –soltó Minho.
- Minho, ellos lo han planeado bien. No hay de qué preocuparse.
- Pueden morir –se alteró más todavía.
Minho y Jongin se habían despertado y Yunho tuvo que contarles dónde estaban todos. Cuando las palabras salieron de su boca, ambos chicos perdieron los estribos. Mientras ellos dormían, sus amigos estaban jugándosela. Maldijeron internamente aquellos sujetos que los habían envenenados:
- Todavía no estáis recuperados, así que no podéis salir de aquí.
- Sí que podemos y lo haremos.
- ¡Minho, Jongin! No hagan locuras. No podéis presentaros allí como si fuera una reunión familiar y muchos menos en las condiciones en las que están.
- Eso no importa –sentenció Minho saliendo se la sala de enfermería siendo seguido por el menor quien estaba totalmente de acuerdo.
- ¡Podéis recaer de nuevo! He tenido que hacer un antídoto en tiempo récord y sin probarlo. No sé qué efecto pudo haber causado o si habrá eliminado el veneno del todo.
- No es lo peor que podría pasar.
- ¿Y sí los matan a ustedes qué? –cuestionó serio.
- Te agradezco todo lo que has hecho para curarnos, pero no puedo quedarme aquí sabiendo que la persona que más amo está enfrentándose a su peor pesadilla –se disculpó a su manera-. Adiós, prometo que nos cuidaremos.
- ¡Ey! –exclamó sin éxito.
- No te preocupes –intervino Kangin seriamente-. Está lleno de policías.
- Ya, pero…
- Ahora hay otros asuntos de vida o muerte –miró el monitor de la pantalla.
~~~~
Y allí estaba ese hombre, tal y como lo recordaba. Por fin esa maldita figura hacía acto de presencia delante de sus ojos. Esa sonrisa sarcástica lo estaba poniendo enfermo de verdad.
Habían recorrido toda la infraestructura y al final él los estaba esperando en lo más alto. Los habían descubierto, pero parecía querer enfrentarse a ellos y Kangin se los había advertido movilizando todo el personal que se había infiltrado. Tenían que estar preparados para cualquier cosa.
El lugar donde se encontraban era como una especie de azotea cubierta para guardar mercancías. Estaba todo pensado, porque te proporcionaba una vista completa de los alrededores. No había ningún sitio para esconderse, solo dos puertas laterales aparentemente cerradas:
- Al final no resultaste tan inservible como pensaba –fue lo primero que soltó tras años creyéndolo muerto-. Mírate, has sobrevivido todos estos años al margen de mi supervisión y encima has conseguido encontrarme y colarte aquí. Tienes agallas.
- Me interesa una mierda lo que tengas que decirme –le apuntó con el arma.
- Yo no lo haría –lo apuntó a él también sacándola de su bolsillo-. Anda, cuéntame, ¿cómo está tu hermana? –rio.
- No me cabrees, porque no tienes ningún derecho si quiera de dirigirte a su persona.
- Yo supe que tú eras distinto, pero te estabas desviando por el camino de ella. Así que prefería acabar contigo también para evitarme molestia como estas.
- La única molestia que hay aquí eres tú.
- No te enfades hijo. Cada uno hace lo imposible por alcanzar su sueño y el mío es bastante complicado.
- Y eso te dio derecho a acabar con millones de vidas a tu maldito antojo, ¿no?
- Por supuesto –asintió con una sonrisa-. El dinero manda y el poder otorga. Además, son vidas que estaban destinadas a ser basura, como la tuya. Yo le hice el favor al mundo de reciclarlas para algo útil.
- ¿Útil? –le estaba hartando demasiado.
- El ejército de humanos más perfecto del mundo. Personas sin sentimientos que viven para obedecer a sus creadores.
- Eres despreciable.
- Tú también has matado, querido hijo.
- No me llames así y yo solo lo he hecho en defensa propia o por justicia.
- ¡Qué es la justicia! –empezó a carcajearse-. ¡La policía también ha intentado deshacerse de ti solo porque les di la orden y un par de billetes!
- ¡Habló de la justicia de verdad, la que nadie predica! –estaban saliéndose de control padre e hijo.
- ¡Esa justicia no existe! ¡Mira lo que le pasó a tu madre cuando intentó recurrir a ella!
- ¡Jamás te lo perdonaré! –nunca iba a olvidar lo que había sufrido junto a su herma el supuesto abandono de su madre-. ¡Tantos años creyendo que no nos quería y al final resultó que la habías matando sin remordimientos!
- ¡Fue su culpa! ¡Ella me desobedeció! ¡Y tus estúpidos amigos van a acabar igual!
- ¡No dejaré que les hagas daño!
De repente, en medio de la discusión una de las puertas se abrió de golpe entrando Minho y Kai por ella seguidos de un par de policías:
- Vaya parece que me van facilitando las cosas –rio ante la inesperada presencia.
- Ni se te ocurra –le advirtió-. Somos más que tú.
- Tal vez, pero tengo el tiempo suficiente como para dispararle a alguien antes de que lo hagan ustedes. Me preguntó quién morirá hoy –sonrió de lado.
- Taemin –se acercó a él.
- Minho, no deberías de estar aquí –le recriminó.
- No te iba a dejar solo –dijo firme.
- Ni si quiera os habéis recuperado del todo.
- Eso no es lo importante, lo i…
- Lo importante es que ya que estás aquí te diré que tu padre también debió haber acabado contigo la primera vez que descubrió tu mentira –intervino el señor Lee.
- ¿Fuiste tú?
- ¿Quién si no? Tu padre confiaba mucho en ti y si no fuera por mí aún seguiría siendo un ignorante.
- Por tu asqueroso ser has destrozados muchas familias –atacó Taemin.
- Yo más bien lo llamaría sacar a relucir la mierda familiar.
- No tienes perdón alguno –escupió el castaño.
- Al menos si me tengo que morir, que sea viéndote sufrir y sé perfectamente qué es lo que más te dolería.
Frunció el ceño confuso al no ver ningún movimiento por parte de él:
- Ha sido un placer llegar hasta aquí y aunque no hemos llegado a completar la investigación me he quedado satisfecho –dijo como si hablara de alguna minucia-. Adiós, hijo.
En un rápido movimiento, cuando pronunció las últimas palabras cambió la dirección de la bala y disparó contra Minho. Taemin abrió los ojos asustado dándose cuenta de hacia donde se dirigía el disparo así que sin pensárselo corrió hacia su pareja y lo abrazó con fuerza del cuello cubriendo su cuerpo.
Otro disparo se oyó en aquel sitio y a continuación el peso muerto del señor Lee caer al suelo. No obstante, aunque él ya estuviera muerto, la bala perdida había ido a parar justo el pecho de Taemin provocando que tosiera y soltara un quejido:
- Tae-min… -pronunció Minho con los ojos abiertos por la sorpresa.
Él había abrazado al castaño por inercia, pero al notar un líquido manchar su mano la levantó viéndola empapada de rojo:
- ¡¡Taemin!!
El cuerpo de él cayó en los brazos de Minho obligándolo a agacharse de rodillas por el peso:
- Taemin, no… –las lágrimas comenzaron a bañar su rostro cuando vio la sonrisa de su novio.
- Minho –tosió con dificultad-. Te amo, de verdad qu…
- Taemin, ¿por qué lo has hecho? –sollozó.
La escena era devastadora para quienes la observaban. Aunque ya habían pedido ayuda para salvar al castaño, sentían que se les estaba yendo:
- Ya te lo he dicho, porque te amo –entrecerró los ojos debido al dolor.
- No me dejes, por favor. No lo hagas, no…. –suplicó.
- Minho –lo llamó de forma tierna-. Por primera vez –hizo una pausa-. No deseaba morir. Esta es la primera vez que deseo tanto vivir para seguir a tu lado que parece un broma –sonrió nostálgico recordando todas esas veces en las que se había arriesgado, pero jamás habían conseguido acabar con él a pesar de tenerle poco aprecio a la vida-. Te juro que por primera vez, me arrepiento de haber deseado morir en algún momento. Parece que las cosas llegan tarde.
- Lo harás, te quedarás conmigo…Te salvaremos y te recuperarás –le acarició la mejilla de manera dulce. Estaba perdiendo color, pero sobre todo calidez-. Taemin, no te irás…No lo harás –parecía que intentaba convencerse más a sí mismo.
- Lo siento, Minho –su respiración había dejado de ser regular-.
- ¡Taemin! ¡Taemin!
- Siento que te hayas tenido que enamorar de alguien como yo… -susurró en su último esfuerzo-. Perdóna-me…
Ante las lágrimas de todos y el shock que estaban sufriendo, el frágil corazón del pequeño ángel había dejado de latir cansado después de tanto. En aquel último segundo había cerrado los ojos para siempre. Su último latido en los brazos del único que lo supo amar sobre todas las cosas.
Si a estas alturas alguien tenía pensado arrepentirse ya era demasiado tarde. Una vez que habían vuelto a saltar el muro de aquella propiedad camuflada ante la ley, ya no había vuelta atrás. Se habían divido en cuatro grupos. La insistencia de Jinki, Key y Jonghyun en ir fue tal que hubo que dar el brazo a torcer.
Tardaron dos días en prepararlos para una situación de emergencia como lo era aquella y enseñarles a coger las armas. Shin y los demás miembros del cuerpo policial secreto se había repartido entre ellos y también habían llamado a más refuerzos para rodear el perímetro en caso de que oyeran ruido o vieran a alguien abandonar el lugar.
El plan que Taemin y los chicos habían diseñado era perfecto, pero el único problema era que al no contar con los factores sorpresa podría haber más bajas de las que deberían. Cualquiera era receptor de una bala en su cuerpo sin problemas y eso era lo que más temía el castaño y no por él, sino por sus amigos. Al menos podía respirar sabiendo que Kai y Minho seguían durmiendo en la base recuperándose.
De momento todo estaba saliendo bien. Jonghyun, Key y Jinki, los cuales formaban un grupo junto a varios policías, esperaban la señal de Kangin desde la casa para poder adentrarse en las salas de mando y desactivar todo el sistema de control interno. No querían puertas donde no debían estar. Una vez conseguido eso, ayudarían a Kangin a entrar en el sistema para bloquearlo y dejarlo bajo su mando.
Mientras tanto, el grupo de Taemin y los chicos esperaban a que ellos procedieran para poder recorrer el edificio de punta a punta y matar al desgraciado sin activar ninguna alarma. También estaban preparados para acabar con cualquier presencia no invitada a la fiesta.
Dado que la policía ya había dado la orden de abandonar el edificio al pobre personal que vivía en la mentira, solo quedaban los involucrados en el asunto. El otro grupo formado por Seung y los policías se encargarían de ir deteniendo a todos los cómplices y el último grupo,se mantenía a la espera de que alguien se acercara a la zona de posible fogueo o que intentara abandonarlo.
Taemin se limpió el sudor de la frente y suspiró escondido junto al resto. Era ese día o nunca. Por fin había llegado y no saldría de allí sin ver a su padre. Estaba decidido.
~~~~
- Chicos, tranquilos –les avisó Kangin por el aparato.
Delante del escondite del rubio pasaban dos trabajadores con batas de laboratorio y tenía que estar en completo silencio:
- Ya pueden salir, vamos. Daos prisa, la siguiente puerta es la sala de control.
Los tres jóvenes y los demás policías salieron en cuanto perdieron de vista a los dos hombres y siguieron las indicaciones de Kangin. Abrieron la puerta y cuando entraron a la sala Kibum se llevó una pequeña sorpresa:
- Vaya, vaya –rio el hombre-. Pero si es mi querido hijo no muerto.
Key frunció el ceño. No conocía el rostro de ese hombre:
- ¿No me recuerdas? –ladeó la cabeza mientras permanecía sentado en la silla.
- ¿Quién eres?
- Soy tu padre. Me decepciona que no me hayas reconocido. Aunque después de todo, tenías tres años cuando te vi por última vez.
El susodicho se tensó y Jonghyun se acercó más a él comprendiendo la situación:
- ¿Sabes? Se suponía que tenías que estar muerto, pero tu madre es una inútil y una mentirosa.
- ¿La mataste? –preguntó con asco.
- Sí, las personas tienen que obedecer cuando se les da órdenes.
- Las personas no son máquinas – lo miró con rencor. No recordaba a su madre para nada, pero ella lo había salvado.
- Si fueran máquinas serían perfectas, pero no. Siguen siendo tan asquerosamente estúpidas que de alguna forma hay que corregirlas. Y para eso estoy yo aquí.
- Eres despreciable. Igual que el padre de Taemin.
- Vaya –enarcó ambas cejas-. ¿Lo conoces? –sonrió de lado-. Ese niño es un monstruo. Se ha convertido en todo lo que la sociedad desprecia.
- Te equivocas, tú eres lo que al mundo le sobra. Gente como ustedes no deberían existir y para eso –le guiñó un ojo-. Estoy yo aquí –levantó la pistola y apuntó directo a su corazón-. Adiós, papi –dijo sarcástico mientras veía como empezaba a desangrarse.
- No sabes lo que haces –tosió. No se esperó que su débil hijo tuviera un arma. Sabían que habían entrado a por ellos, pero jamás que lo mataría sin titubear. No obstante, en cuanto vio la cara de su hijo llorando y el cuerpo temblándole sonrió divertido por última vez-. Maldito mocoso, púdrete –sentenció antes de cerrar los ojos.
El cuerpo del hombre cayó al suelo muerto y en la estancia solo se escuchaban los sollozos del joven:
- Key, tranquilo –lo abrazó Jonghyun todavía impactado de que su novio hubiese sido capaz de disparar. Al principio había jurado no disparar aunque fuese necesario porque tenía miedo, pero aun así, la determinación con la que lo hizo le fascinó-. Has vengado a tu madre y ahora él no podrá hacer más daño.
El rubio intentó tranquilizarse por el bien del plan, así que procedió con lo explicado pudiendo el grupo entrar en el sistema y conectando a Kangin con la central:
- Kibum, lo siento mucho –dijo el hombre por la escena previa.
- No te preocupes –asintió -. A fin de cuentas no era nada para mí.
~~~~
- Chicos, entrad ahora –les indicó al otro grupo.
Los jóvenes salieron de su escondite y se adentraron sin problemas en el interior del edifico con menos dificultades que la otra vez:
- ¿El grupo de Key lo ha conseguido? –preguntó el castaño.
- Sí, aunque se han llevado un regalo desagradable.
- ¿Cuál?
- El padre de Key, el primer socio de tu padre.
- ¿Estaba allí? –cuestionó de nuevo mientras corrían por los pasillos.
- Sí, pero Key –dudó-. Lo mató.
Taemin abrió los ojos en demasía. Lo había pillado por sorpresa:
- ¿Están bien?
- Sí, aunque creo que ni él se esperaba su propia reacción.
- Es comprensible, pero al menos nos hemos deshecho de él.
- Sí. Ahora avancen por la derecha que no hay guardias.
- Entendido, por la derecha –les repitió a los chicos.
El edificio era grande, pero estaban dispuestos a recorrer hasta el último rincón de ese lugar. No dudaron ni un segundo en abrir todas las puertas topándose con el otro grupo que se encargaba de las detenciones.
Infinidad de técnicos, médicos y químicos estaban detrás de todo el montaje y la fachada que había creado su padre. Lo que siempre se preguntó el castaño fue el momento exacto en el que su padre había empezado todo esto, pero si para ello debía dejarlo vivo prefería quedarse sin respuesta el resto de su vida.
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- ¡¿Cómo?! –gritó fuera de sí.
- Minho, tranquilo.
- ¡No podemos estar tranquilos cuando nos dices eso! –le acompañó Kai.
- Chicos, calma. Acaban de despertar después de estar tres días durmiendo. No p…
- Tenían que habernos despertado antes –soltó Minho.
- Minho, ellos lo han planeado bien. No hay de qué preocuparse.
- Pueden morir –se alteró más todavía.
Minho y Jongin se habían despertado y Yunho tuvo que contarles dónde estaban todos. Cuando las palabras salieron de su boca, ambos chicos perdieron los estribos. Mientras ellos dormían, sus amigos estaban jugándosela. Maldijeron internamente aquellos sujetos que los habían envenenados:
- Todavía no estáis recuperados, así que no podéis salir de aquí.
- Sí que podemos y lo haremos.
- ¡Minho, Jongin! No hagan locuras. No podéis presentaros allí como si fuera una reunión familiar y muchos menos en las condiciones en las que están.
- Eso no importa –sentenció Minho saliendo se la sala de enfermería siendo seguido por el menor quien estaba totalmente de acuerdo.
- ¡Podéis recaer de nuevo! He tenido que hacer un antídoto en tiempo récord y sin probarlo. No sé qué efecto pudo haber causado o si habrá eliminado el veneno del todo.
- No es lo peor que podría pasar.
- ¿Y sí los matan a ustedes qué? –cuestionó serio.
- Te agradezco todo lo que has hecho para curarnos, pero no puedo quedarme aquí sabiendo que la persona que más amo está enfrentándose a su peor pesadilla –se disculpó a su manera-. Adiós, prometo que nos cuidaremos.
- ¡Ey! –exclamó sin éxito.
- No te preocupes –intervino Kangin seriamente-. Está lleno de policías.
- Ya, pero…
- Ahora hay otros asuntos de vida o muerte –miró el monitor de la pantalla.
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Y allí estaba ese hombre, tal y como lo recordaba. Por fin esa maldita figura hacía acto de presencia delante de sus ojos. Esa sonrisa sarcástica lo estaba poniendo enfermo de verdad.
Habían recorrido toda la infraestructura y al final él los estaba esperando en lo más alto. Los habían descubierto, pero parecía querer enfrentarse a ellos y Kangin se los había advertido movilizando todo el personal que se había infiltrado. Tenían que estar preparados para cualquier cosa.
El lugar donde se encontraban era como una especie de azotea cubierta para guardar mercancías. Estaba todo pensado, porque te proporcionaba una vista completa de los alrededores. No había ningún sitio para esconderse, solo dos puertas laterales aparentemente cerradas:
- Al final no resultaste tan inservible como pensaba –fue lo primero que soltó tras años creyéndolo muerto-. Mírate, has sobrevivido todos estos años al margen de mi supervisión y encima has conseguido encontrarme y colarte aquí. Tienes agallas.
- Me interesa una mierda lo que tengas que decirme –le apuntó con el arma.
- Yo no lo haría –lo apuntó a él también sacándola de su bolsillo-. Anda, cuéntame, ¿cómo está tu hermana? –rio.
- No me cabrees, porque no tienes ningún derecho si quiera de dirigirte a su persona.
- Yo supe que tú eras distinto, pero te estabas desviando por el camino de ella. Así que prefería acabar contigo también para evitarme molestia como estas.
- La única molestia que hay aquí eres tú.
- No te enfades hijo. Cada uno hace lo imposible por alcanzar su sueño y el mío es bastante complicado.
- Y eso te dio derecho a acabar con millones de vidas a tu maldito antojo, ¿no?
- Por supuesto –asintió con una sonrisa-. El dinero manda y el poder otorga. Además, son vidas que estaban destinadas a ser basura, como la tuya. Yo le hice el favor al mundo de reciclarlas para algo útil.
- ¿Útil? –le estaba hartando demasiado.
- El ejército de humanos más perfecto del mundo. Personas sin sentimientos que viven para obedecer a sus creadores.
- Eres despreciable.
- Tú también has matado, querido hijo.
- No me llames así y yo solo lo he hecho en defensa propia o por justicia.
- ¡Qué es la justicia! –empezó a carcajearse-. ¡La policía también ha intentado deshacerse de ti solo porque les di la orden y un par de billetes!
- ¡Habló de la justicia de verdad, la que nadie predica! –estaban saliéndose de control padre e hijo.
- ¡Esa justicia no existe! ¡Mira lo que le pasó a tu madre cuando intentó recurrir a ella!
- ¡Jamás te lo perdonaré! –nunca iba a olvidar lo que había sufrido junto a su herma el supuesto abandono de su madre-. ¡Tantos años creyendo que no nos quería y al final resultó que la habías matando sin remordimientos!
- ¡Fue su culpa! ¡Ella me desobedeció! ¡Y tus estúpidos amigos van a acabar igual!
- ¡No dejaré que les hagas daño!
De repente, en medio de la discusión una de las puertas se abrió de golpe entrando Minho y Kai por ella seguidos de un par de policías:
- Vaya parece que me van facilitando las cosas –rio ante la inesperada presencia.
- Ni se te ocurra –le advirtió-. Somos más que tú.
- Tal vez, pero tengo el tiempo suficiente como para dispararle a alguien antes de que lo hagan ustedes. Me preguntó quién morirá hoy –sonrió de lado.
- Taemin –se acercó a él.
- Minho, no deberías de estar aquí –le recriminó.
- No te iba a dejar solo –dijo firme.
- Ni si quiera os habéis recuperado del todo.
- Eso no es lo importante, lo i…
- Lo importante es que ya que estás aquí te diré que tu padre también debió haber acabado contigo la primera vez que descubrió tu mentira –intervino el señor Lee.
- ¿Fuiste tú?
- ¿Quién si no? Tu padre confiaba mucho en ti y si no fuera por mí aún seguiría siendo un ignorante.
- Por tu asqueroso ser has destrozados muchas familias –atacó Taemin.
- Yo más bien lo llamaría sacar a relucir la mierda familiar.
- No tienes perdón alguno –escupió el castaño.
- Al menos si me tengo que morir, que sea viéndote sufrir y sé perfectamente qué es lo que más te dolería.
Frunció el ceño confuso al no ver ningún movimiento por parte de él:
- Ha sido un placer llegar hasta aquí y aunque no hemos llegado a completar la investigación me he quedado satisfecho –dijo como si hablara de alguna minucia-. Adiós, hijo.
En un rápido movimiento, cuando pronunció las últimas palabras cambió la dirección de la bala y disparó contra Minho. Taemin abrió los ojos asustado dándose cuenta de hacia donde se dirigía el disparo así que sin pensárselo corrió hacia su pareja y lo abrazó con fuerza del cuello cubriendo su cuerpo.
Otro disparo se oyó en aquel sitio y a continuación el peso muerto del señor Lee caer al suelo. No obstante, aunque él ya estuviera muerto, la bala perdida había ido a parar justo el pecho de Taemin provocando que tosiera y soltara un quejido:
- Tae-min… -pronunció Minho con los ojos abiertos por la sorpresa.
Él había abrazado al castaño por inercia, pero al notar un líquido manchar su mano la levantó viéndola empapada de rojo:
- ¡¡Taemin!!
El cuerpo de él cayó en los brazos de Minho obligándolo a agacharse de rodillas por el peso:
- Taemin, no… –las lágrimas comenzaron a bañar su rostro cuando vio la sonrisa de su novio.
- Minho –tosió con dificultad-. Te amo, de verdad qu…
- Taemin, ¿por qué lo has hecho? –sollozó.
La escena era devastadora para quienes la observaban. Aunque ya habían pedido ayuda para salvar al castaño, sentían que se les estaba yendo:
- Ya te lo he dicho, porque te amo –entrecerró los ojos debido al dolor.
- No me dejes, por favor. No lo hagas, no…. –suplicó.
- Minho –lo llamó de forma tierna-. Por primera vez –hizo una pausa-. No deseaba morir. Esta es la primera vez que deseo tanto vivir para seguir a tu lado que parece un broma –sonrió nostálgico recordando todas esas veces en las que se había arriesgado, pero jamás habían conseguido acabar con él a pesar de tenerle poco aprecio a la vida-. Te juro que por primera vez, me arrepiento de haber deseado morir en algún momento. Parece que las cosas llegan tarde.
- Lo harás, te quedarás conmigo…Te salvaremos y te recuperarás –le acarició la mejilla de manera dulce. Estaba perdiendo color, pero sobre todo calidez-. Taemin, no te irás…No lo harás –parecía que intentaba convencerse más a sí mismo.
- Lo siento, Minho –su respiración había dejado de ser regular-.
- ¡Taemin! ¡Taemin!
- Siento que te hayas tenido que enamorar de alguien como yo… -susurró en su último esfuerzo-. Perdóna-me…
Ante las lágrimas de todos y el shock que estaban sufriendo, el frágil corazón del pequeño ángel había dejado de latir cansado después de tanto. En aquel último segundo había cerrado los ojos para siempre. Su último latido en los brazos del único que lo supo amar sobre todas las cosas.
Lady Akari
Taemin <3
115
~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (98/100)
Capítulo 98:
Todo el edificio había sido precintado. Poco a poco sacaban los cadáveres de los muertos recientemente, así como de los experimentos que habían estado haciendo. Confiscaron todas las pruebas y por fin reconocieron el crimen que se había estado llevando a cabo todos estos años. Los policías sobornados por el señor Lee habían sido detenidos también junto al resto de los trabajadores del proyecto.
Kangin y Seung habían ido a declarar como testigos todos estos años y las medidas que tomaron al respecto. No se les arrestó ya que contaban con la supervisión de Shin y el resto del cuerpo secreto, no obstante para ellos la única baja que hubo fue la peor de todas.
~~~~
- ¡Seohyun ayúdame, rápido! –Yunho apresuró a la joven en cuanto vio el cuerpo del menor llegar en una camilla.
- Ha perdido demasiada sangre –informó Seo entre sollozos dentro de la sala de enfermería.
- Tenemos que extraer la bala –comunicó revisando el pecho del menor.
Taemin había dejado de respirar, pero sus signos vitales aún eran perceptibles. El médico procedió a extraer lo indicado, pero antes de que pudiera intervenir, el pitido ensordecedor llegó a los oídos de los dos presentes:
- ¡No! ¡No! ¡Yunho haz algo! –gritó desesperada.
- Lo siento, Seohyun –dijo quitándose los guantes-. Ya no hay nada que hacer.
- ¡Él no puede morir! ¡Tiene que volver!
- Seo –le puso la mano en el hombro-. Se acabó… -dijo con el semblante melancólico.
Tapó el cuerpo del castaño y lo desconectó de las máquinas con un gran pesar en su corazón. Después de todo lo que había pasado, tal vez Taemin iba a descansar en paz por primera vez.
~~~~
Seung llegó de nuevo a la base después de aclarar los asuntos con la policía y vio el ambiente apesadumbrado que no los había abandonado:
- ¿Dónde estás los chicos? –le preguntó a la joven que se encontraba encogida en el pequeño sillón.
Esta levantó la cabeza como si estuviera muerta en vida y le contestó:
- Kibum y Jonghyun han ido a buscar comida para todos y ropa para Minho. Jinki ha tenido que sacar a Jongin de aquí porque estaba al borde del colapso una vez más.
- ¿Y Minho está bien? –preguntó con cautela y ella negó.
- Minho se niega a irse de la enfermería. Sigue al lado de Taemin como si fuera a despertar en algún momento. No ha comido nada y creo que tampoco ha dormido.
- Ojalá todo esto hubiera acabado de otra forma.
- De eso se culpan los amigos de Taemin, los chicos de la calle. Estaban furiosos consigo mismos porque no habían podido hacer nada para evitarlo. Entraron en una severa depresión.
- Es comprensible. Todos aquí nos sentimos de esa forma. No es una pérdida fácil y cuando por fin lo habíamos recuperado –suspiró sentándose al lado de Seohyun.
- Todo esto es tan injusto.
- La vida no es justa cariño, pero al menos ahora, donde quiera que esté, podrá descansar.
- Creo que eso es lo único que me consuela.
~~~~
El moreno pasó su brazo por los hombros del rubio al notar que todavía temblaba. Kibum apoyó su cabeza en el hombro contario y suspiró con tristeza:
- De verdad que pensé que esto tendría otro final –murmuró.
- Yo tampoco me imaginé que la situación acabara a así.
- Vaya, vaya –se oyó una voz detrás de la pareja.
Jonghyun al oírla se tensó por completo y dio media vuelta:
- ¿Me extrañabas Jongie? –dijo divertido.
- ¿Qué haces aquí? –su tono era inseguro.
- Ya te lo dije aquella vez. Vengo a recuperar lo que es mío.
- Jonghyun, ¿quién es él? –preguntó confuso.
- ¿No te lo ha dicho? –contestó el otro hombre-. Me decepcionas.
- No se lo he dicho porque no merece la pena gastar saliva en ti.
- En las parejas no debe haber secretos –soltó con una sonrisa socarrona.
- Serás… -lo estaba provocando -. No eres quien para decir eso. Precisamente eres el menos indicado.
- ¿Todavía sigues enfadado por el pasado?
Key seguía observando todo con bastante confusión. ¿Quién era este tipo?
- No, solo es tu presencia que me molesta.
- Veo a tu querido novio un poco perdido, así que siento la obligación de contarle lo sucedido –se cruzó de brazos-. Yo fui el primer novio de ese al que tienes ahí y lamentablemente seré el único ya que él me pertenece.
- ¿Cómo? –al rubio se le hinchó la vena de la frente.
- Kibum, déjalo. Yo te lo explicaré luego –dijo tratando de calmarlo.
- Tienes que explicarle lo mucho que gozabas conmigo y lo enamorado que todavía estás de mi –rio.
- ¡Cállate de una vez! Jamás estuve enamorado de ti. Solo te aprovechaste de que era un maldito adolescente ingenuo.
- Bueno –se encogió de hombros-. También se le puede llamar así, pero eso no quita el hecho de que me sigas perteneciendo.
- ¿Pero quién te crees? Después de abandonarme como lo hiciste para follarte a media población no sé cómo te atreves a venir.
- Pero descubrí que nadie era igual que tú, así que por eso he vuelto.
- ¿Y quién te ha dicho que te estuve esperando? Eres un completo imbécil.
- Seré lo que tú quieras que sea –le guiñó el ojo.
- Mira, gilipollas –habló el rubio-. No te conozco y ya me estás tocando lo que no tienes que tocar. Así que te agradecería que te largaras y siguieras con tu asquerosa vida. Así de paso sigues muriéndote de hambre y nos deja en paz. ¿Qué te parece?
- Vaya, veo que tu novio tiene agallas. Más que tú, Jongie.
- ¿Podrías dejar de llamarlo así? Creo que él te había dicho que no tienes ningún tipo de derecho después de lo que hiciste –enarcó la ceja.
- Por lo que veo eres muy seguro de ti mismo.
- No cómo tú, que vas mendigando un agujero porque tiene miedo de estar solo. Te falta un largo camino en el sendero de la madurez.
El tipo sonrió de lado y sacó de su bolsillo un objeto bastante afilado y peligroso. Jonghyun sujetó a Key del brazo y lo puso detrás de él para protegerlo:
- Apártate, Jongie. Voy a cerrarle la boca a tu estúpido novio.
El más bajo retrocedió junto al rubio alejándose de él:
- No te atreverás –logró pronunciar.
- ¿Quieres verlo? –se acercó más a ellos.
- Estás muy mal de la cabeza –le dijo sin contemplaciones alejándose todavía más.
- ¿Me estás llamando loco? –rio como un desquiciado.
- Para –le pidió puesto que había acelerado del paso.
- ¡Alto ahí! –se oyó una voz imponente.
Los tres chicos mirando hacia ese lado y se encontraron con Seung:
- Baja el arma y aléjate de ellos.
El susodicho hizo caso omiso y emprendió la carrera hacia la pareja con el cuchillo en la mano. No obstante, antes de poder cumplir con su cometido, el cuerpo fue derribado contra el suelo y finalmente esposado por el ahora policía.
Jonghyun y Key, casi con el corazón fuera del pecho, pudieron respirar aliviados:
- ¿Están bien?
- Sí, gracias –habló el más bajo un poco agitado todavía.
- Bien, será mejor que volváis a la base. Yo me encargaré de él –señaló el cuerpo del suelo que se removía sin parar.
- Gracias de nuevo –se inclinaron.
- No es nada –sonrió.
Los dos chicos siguieron su camino más tranquilos:
- Kibum –murmuró.
- No te preocupes. Es algo que te trae malos recuerdos y fue antes de que nos conociéramos, no tienes que explicarme nada.
- Gracias por entenderlo –le sonrió.
- Te amo –le respondió.
- Y yo a ti –dijo para después dejar un pequeño beso en sus labios.
~~~~
El mayor acarició la espalda de su pequeño. Jongin había estado vomitando desde que le habían confirmado la noticia. No había parado de llorar tampoco y eso solo aumentaba su angustia:
- Kai, mi amor –le besó la frente-. Tienes que calmarte.
- Hyung… –sollozó entre temblores.
- Lo sé –le limpió las lágrimas-. Pero tienes que intentar tranquilizarte. Debes comer algo y sobre todo dormir.
- No puedo hyung, yo…Esto no debería de haber pasado –enterró su rostro en el pecho de su hermano.
Jinki estaba preocupado. Apenas había logrado recuperarse del envenenamiento y lo que menos le convenía era desequilibrar su estado de salud. Entendía el comportamiento de su hermano, pero él tenía que ser fuerte por el menor.
De repente, su móvil comenzó a sonar:
- ¿Diga?
- Soy Yunho. Llamaba para preguntarte por tu hermano.
- Bueno, él… -lo miró acurrucado en su pecho-. Está destrozado. Muy nervioso y diría que tiene hasta ansiedad. No quiere comer nada y no sé qué hacer para que pueda dormir al menos unas horas.
- No te preocupes, Minho está en una situación parecida. Te sugiero que si pueden vengan que le daré algo natural para que pueda relajarse. No es bueno que mantenga ese nivel tan alterado sin descanso.
- De acuerdo, intentaremos ir.
- Bien, los estaré esperando.
- Gracias –dijo amable.
- No me las des –dijo por último para colgar la llamada.
El mayor guardó el móvil y volvió a abrazar a Jongin:
- Kai –le susurró -. Yunho quiere verte –le contó para convencerlo.
- ¿Para qué?
- Para comprobar que el veneno ha desaparecido por completo de tu cuerpo –inventó ya que si le decía que le iba a dar algo para dormir se negaría.
- ¿Es necesario? –murmuró.
- Claro que lo es, Jongin –le regañó-. Estamos hablando de tu salud.
- No te enfades, hyung –se encogió en el sitio-. No me gusta cuando te enfadas.
- Lo siento, pequeño. Pero es que me preocupo por ti –le besó la mejilla-. Anda, vamos.
- Voy –dijo entre suspiros.
~~~~
Seohyun caminó sigilosa hasta la habitación del fondo. Abrió la puerta con cuidado y allí se encontró a Minho aún sentado al lado del cuerpo. Se adentró a la estancia sintiendo su propio pesar y reteniendo las ganas de llorar:
- Minho –el nombrado ni se inmutó-. Deberías salir unos minutos y comer algo al menos.
- No tengo hambre –dijo con la voz ronca.
Seohyun suspiró:
- Minho sé que es difícil, pero no puedes quedarte aquí para siempre. Eso solo te causará más daño.
- No me importa.
- Mañana vendrán a llevarse el cuerpo –le anunció.
- No, no lo harán.
- Minho, entiend…
- ¡No los dejaré! –estaba tan dolido que ni si quiera quería escuchar.
- Hay que enterrarlo. Pronto comenzará la descomposición y…
- No quiero… -sollozó.
Le dolía y ella lo sabía, pero no había nada que se pudiera hacer. A partir de ahora, cada uno seguiría con su vida y eso era lo mejor que podían hacer.
Todo el edificio había sido precintado. Poco a poco sacaban los cadáveres de los muertos recientemente, así como de los experimentos que habían estado haciendo. Confiscaron todas las pruebas y por fin reconocieron el crimen que se había estado llevando a cabo todos estos años. Los policías sobornados por el señor Lee habían sido detenidos también junto al resto de los trabajadores del proyecto.
Kangin y Seung habían ido a declarar como testigos todos estos años y las medidas que tomaron al respecto. No se les arrestó ya que contaban con la supervisión de Shin y el resto del cuerpo secreto, no obstante para ellos la única baja que hubo fue la peor de todas.
~~~~
- ¡Seohyun ayúdame, rápido! –Yunho apresuró a la joven en cuanto vio el cuerpo del menor llegar en una camilla.
- Ha perdido demasiada sangre –informó Seo entre sollozos dentro de la sala de enfermería.
- Tenemos que extraer la bala –comunicó revisando el pecho del menor.
Taemin había dejado de respirar, pero sus signos vitales aún eran perceptibles. El médico procedió a extraer lo indicado, pero antes de que pudiera intervenir, el pitido ensordecedor llegó a los oídos de los dos presentes:
- ¡No! ¡No! ¡Yunho haz algo! –gritó desesperada.
- Lo siento, Seohyun –dijo quitándose los guantes-. Ya no hay nada que hacer.
- ¡Él no puede morir! ¡Tiene que volver!
- Seo –le puso la mano en el hombro-. Se acabó… -dijo con el semblante melancólico.
Tapó el cuerpo del castaño y lo desconectó de las máquinas con un gran pesar en su corazón. Después de todo lo que había pasado, tal vez Taemin iba a descansar en paz por primera vez.
~~~~
Seung llegó de nuevo a la base después de aclarar los asuntos con la policía y vio el ambiente apesadumbrado que no los había abandonado:
- ¿Dónde estás los chicos? –le preguntó a la joven que se encontraba encogida en el pequeño sillón.
Esta levantó la cabeza como si estuviera muerta en vida y le contestó:
- Kibum y Jonghyun han ido a buscar comida para todos y ropa para Minho. Jinki ha tenido que sacar a Jongin de aquí porque estaba al borde del colapso una vez más.
- ¿Y Minho está bien? –preguntó con cautela y ella negó.
- Minho se niega a irse de la enfermería. Sigue al lado de Taemin como si fuera a despertar en algún momento. No ha comido nada y creo que tampoco ha dormido.
- Ojalá todo esto hubiera acabado de otra forma.
- De eso se culpan los amigos de Taemin, los chicos de la calle. Estaban furiosos consigo mismos porque no habían podido hacer nada para evitarlo. Entraron en una severa depresión.
- Es comprensible. Todos aquí nos sentimos de esa forma. No es una pérdida fácil y cuando por fin lo habíamos recuperado –suspiró sentándose al lado de Seohyun.
- Todo esto es tan injusto.
- La vida no es justa cariño, pero al menos ahora, donde quiera que esté, podrá descansar.
- Creo que eso es lo único que me consuela.
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El moreno pasó su brazo por los hombros del rubio al notar que todavía temblaba. Kibum apoyó su cabeza en el hombro contario y suspiró con tristeza:
- De verdad que pensé que esto tendría otro final –murmuró.
- Yo tampoco me imaginé que la situación acabara a así.
- Vaya, vaya –se oyó una voz detrás de la pareja.
Jonghyun al oírla se tensó por completo y dio media vuelta:
- ¿Me extrañabas Jongie? –dijo divertido.
- ¿Qué haces aquí? –su tono era inseguro.
- Ya te lo dije aquella vez. Vengo a recuperar lo que es mío.
- Jonghyun, ¿quién es él? –preguntó confuso.
- ¿No te lo ha dicho? –contestó el otro hombre-. Me decepcionas.
- No se lo he dicho porque no merece la pena gastar saliva en ti.
- En las parejas no debe haber secretos –soltó con una sonrisa socarrona.
- Serás… -lo estaba provocando -. No eres quien para decir eso. Precisamente eres el menos indicado.
- ¿Todavía sigues enfadado por el pasado?
Key seguía observando todo con bastante confusión. ¿Quién era este tipo?
- No, solo es tu presencia que me molesta.
- Veo a tu querido novio un poco perdido, así que siento la obligación de contarle lo sucedido –se cruzó de brazos-. Yo fui el primer novio de ese al que tienes ahí y lamentablemente seré el único ya que él me pertenece.
- ¿Cómo? –al rubio se le hinchó la vena de la frente.
- Kibum, déjalo. Yo te lo explicaré luego –dijo tratando de calmarlo.
- Tienes que explicarle lo mucho que gozabas conmigo y lo enamorado que todavía estás de mi –rio.
- ¡Cállate de una vez! Jamás estuve enamorado de ti. Solo te aprovechaste de que era un maldito adolescente ingenuo.
- Bueno –se encogió de hombros-. También se le puede llamar así, pero eso no quita el hecho de que me sigas perteneciendo.
- ¿Pero quién te crees? Después de abandonarme como lo hiciste para follarte a media población no sé cómo te atreves a venir.
- Pero descubrí que nadie era igual que tú, así que por eso he vuelto.
- ¿Y quién te ha dicho que te estuve esperando? Eres un completo imbécil.
- Seré lo que tú quieras que sea –le guiñó el ojo.
- Mira, gilipollas –habló el rubio-. No te conozco y ya me estás tocando lo que no tienes que tocar. Así que te agradecería que te largaras y siguieras con tu asquerosa vida. Así de paso sigues muriéndote de hambre y nos deja en paz. ¿Qué te parece?
- Vaya, veo que tu novio tiene agallas. Más que tú, Jongie.
- ¿Podrías dejar de llamarlo así? Creo que él te había dicho que no tienes ningún tipo de derecho después de lo que hiciste –enarcó la ceja.
- Por lo que veo eres muy seguro de ti mismo.
- No cómo tú, que vas mendigando un agujero porque tiene miedo de estar solo. Te falta un largo camino en el sendero de la madurez.
El tipo sonrió de lado y sacó de su bolsillo un objeto bastante afilado y peligroso. Jonghyun sujetó a Key del brazo y lo puso detrás de él para protegerlo:
- Apártate, Jongie. Voy a cerrarle la boca a tu estúpido novio.
El más bajo retrocedió junto al rubio alejándose de él:
- No te atreverás –logró pronunciar.
- ¿Quieres verlo? –se acercó más a ellos.
- Estás muy mal de la cabeza –le dijo sin contemplaciones alejándose todavía más.
- ¿Me estás llamando loco? –rio como un desquiciado.
- Para –le pidió puesto que había acelerado del paso.
- ¡Alto ahí! –se oyó una voz imponente.
Los tres chicos mirando hacia ese lado y se encontraron con Seung:
- Baja el arma y aléjate de ellos.
El susodicho hizo caso omiso y emprendió la carrera hacia la pareja con el cuchillo en la mano. No obstante, antes de poder cumplir con su cometido, el cuerpo fue derribado contra el suelo y finalmente esposado por el ahora policía.
Jonghyun y Key, casi con el corazón fuera del pecho, pudieron respirar aliviados:
- ¿Están bien?
- Sí, gracias –habló el más bajo un poco agitado todavía.
- Bien, será mejor que volváis a la base. Yo me encargaré de él –señaló el cuerpo del suelo que se removía sin parar.
- Gracias de nuevo –se inclinaron.
- No es nada –sonrió.
Los dos chicos siguieron su camino más tranquilos:
- Kibum –murmuró.
- No te preocupes. Es algo que te trae malos recuerdos y fue antes de que nos conociéramos, no tienes que explicarme nada.
- Gracias por entenderlo –le sonrió.
- Te amo –le respondió.
- Y yo a ti –dijo para después dejar un pequeño beso en sus labios.
~~~~
El mayor acarició la espalda de su pequeño. Jongin había estado vomitando desde que le habían confirmado la noticia. No había parado de llorar tampoco y eso solo aumentaba su angustia:
- Kai, mi amor –le besó la frente-. Tienes que calmarte.
- Hyung… –sollozó entre temblores.
- Lo sé –le limpió las lágrimas-. Pero tienes que intentar tranquilizarte. Debes comer algo y sobre todo dormir.
- No puedo hyung, yo…Esto no debería de haber pasado –enterró su rostro en el pecho de su hermano.
Jinki estaba preocupado. Apenas había logrado recuperarse del envenenamiento y lo que menos le convenía era desequilibrar su estado de salud. Entendía el comportamiento de su hermano, pero él tenía que ser fuerte por el menor.
De repente, su móvil comenzó a sonar:
- ¿Diga?
- Soy Yunho. Llamaba para preguntarte por tu hermano.
- Bueno, él… -lo miró acurrucado en su pecho-. Está destrozado. Muy nervioso y diría que tiene hasta ansiedad. No quiere comer nada y no sé qué hacer para que pueda dormir al menos unas horas.
- No te preocupes, Minho está en una situación parecida. Te sugiero que si pueden vengan que le daré algo natural para que pueda relajarse. No es bueno que mantenga ese nivel tan alterado sin descanso.
- De acuerdo, intentaremos ir.
- Bien, los estaré esperando.
- Gracias –dijo amable.
- No me las des –dijo por último para colgar la llamada.
El mayor guardó el móvil y volvió a abrazar a Jongin:
- Kai –le susurró -. Yunho quiere verte –le contó para convencerlo.
- ¿Para qué?
- Para comprobar que el veneno ha desaparecido por completo de tu cuerpo –inventó ya que si le decía que le iba a dar algo para dormir se negaría.
- ¿Es necesario? –murmuró.
- Claro que lo es, Jongin –le regañó-. Estamos hablando de tu salud.
- No te enfades, hyung –se encogió en el sitio-. No me gusta cuando te enfadas.
- Lo siento, pequeño. Pero es que me preocupo por ti –le besó la mejilla-. Anda, vamos.
- Voy –dijo entre suspiros.
~~~~
Seohyun caminó sigilosa hasta la habitación del fondo. Abrió la puerta con cuidado y allí se encontró a Minho aún sentado al lado del cuerpo. Se adentró a la estancia sintiendo su propio pesar y reteniendo las ganas de llorar:
- Minho –el nombrado ni se inmutó-. Deberías salir unos minutos y comer algo al menos.
- No tengo hambre –dijo con la voz ronca.
Seohyun suspiró:
- Minho sé que es difícil, pero no puedes quedarte aquí para siempre. Eso solo te causará más daño.
- No me importa.
- Mañana vendrán a llevarse el cuerpo –le anunció.
- No, no lo harán.
- Minho, entiend…
- ¡No los dejaré! –estaba tan dolido que ni si quiera quería escuchar.
- Hay que enterrarlo. Pronto comenzará la descomposición y…
- No quiero… -sollozó.
Le dolía y ella lo sabía, pero no había nada que se pudiera hacer. A partir de ahora, cada uno seguiría con su vida y eso era lo mejor que podían hacer.
Lady Akari
Taemin <3
115
~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (99/100)
Capítulo 99:
Sintió la ráfaga de viento golpear su cara y el cálido sol deslumbrándolo. Minho abrió los ojos de golpe topándose con un extenso campo verde entre montañas. ¿Qué era eso? Aquel lugar era muy cálido y el aroma que llegaba hasta su nariz era dulce.
Empezó a caminar por el césped sin rumbo. El paisaje era maravilloso y por un momento creyó oír agua. Avanzó siguiendo ese suave tintineo y tras una colina, llegó hasta un precioso lago cristalino. Había estado en lo cierto.
Alrededor del lago se extendían infinidad de flores pintando la escena muy colorida. No obstante, no recordaba ningún momento de su vida en el que hubiese estado ahí. ¿O es que acaso… este no ere su sueño? De pronto, a la mente se le vino el contraste con el paisaje helado de los extraños sueños en los que había estado con Taemin. ¿Sería este también de él? Pero, si el menor estaba muerto, ¿cómo…
Una suave melodía interrumpió sus pensamientos. ¿Dónde la había escuchado antes? Juraría que ya la conocía. Miró hacia todos lados encontrando un pequeño árbol y debajo de él una diminuta figura. Caminó hasta allí pudiendo enfocar más la imagen hasta que cayó en la cuenta de algo. Abrió los ojos desmesuradamente. Era ella. La chica que había visto aquella vez en la nieve. La que los había salvado a él y a Taemin.
La joven se encontraba tarareando las notas que había escuchado. Se acercó a ella y pudo observar como un pequeño niño dormía en su regazo. Era un niño que se parecía mucho a… Taemin:
- Hola, Minho –pronunció la chica con una sonrisa sin dejar de acariciar el tierno rostro infantil-. Es un placer volver a verte.
- Entonces eras tú, ¿verdad? La que vi en la nieve…
- Sí, ya nos habíamos visto antes.
- ¿Quién eres? –cuestionó curioso-. ¿Y por qué estamos aquí?
- Estamos aquí porque así él lo quiere –miró al pequeño castaño-. Este es su mundo y ahora, tiene mejor aspecto gracias a ti.
- ¿A mí?
- Sí, tú lo salvaste de la oscuridad. Tú permitiste que la luz atravesara el cristal. Y te tengo que dar las gracias, de verdad –volvió a sonreír.
- Yo, no sé qu…
- Me llamo Soonkyu, encantada.
- ¿Soonkyu? –repitió consternado-. ¿Eres la hermana de Taemin?
- Así es –miró al niño.
- ¿Por qué está dormido? –se enterneció ante la escena.
- Porque está indeciso.
- ¿Indeciso?
- No sabe al lugar al que debe volver –le besó la frente-. Tae –susurró-. Despierta, alguien ha venido a verte.
El pequeño niño abrió lentamente sus ojitos despertándose despacio:
- ¿Quién es, noona? –ella lo señaló con la cabeza.
- Es Minho.
- ¿Minho?
- ¿No lo recuerdas? –le preguntó dulcemente ante su confusión.
El pequeño Tae era muy tierno:
- Anda, ve a saludarlo –le indicó poniéndose ella de pie-. Minho, dale tu mano.
El alto obedeció y se la tendió para que el pequeño la cogiera. El castaño, aunque un poco dudoso, agarró su mano y en cuanto se puso de pie, apareció ante Minho el Taemin que había conocido. Ya no había rastro del infante:
- Minho –murmuró el más bajo para después sonreír-. Minho –repitió y se lanzó a su cuello abrazándolo.
- Pequeño –él le correspondió comenzando a llorar.
No sabía si era un sueño o qué era, pero el volver a verlo y que se sintiera tan real hacia que su corazón se encogiese:
- Noona, Minho ha venido –dijo contento y su hermana le sonrió.
- Hacéis una pareja muy bonita –declaró.
El sollozo del alto ante las palabras de ella llegó a sus oídos y enseguida se preocupó:
- ¿Por qué lloras?
- Porque te has ido de mi lado.
- No, no me he ido. Estoy aquí contigo –se preocupó.
- Hablo de la realidad.
- Esto es la realidad –frunció el ceño.
- Tae –murmuró su hermana-. Tienes que volver con él. Tienes que despertar.
- Pero yo me quiero quedar aquí, con ustedes, los tres.
Soonkyu negó lentamente con una sonrisa:
- Eso no es posible Tae. Tienes que regresar a la realidad donde tu novio te está esperando.
- Pero yo quiero estar con los dos. Si me voy, tú… -sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
- Yo estoy bien, Minnie. Siempre lo he estado y siempre seguiré a tu lado. En tu corazón estaré siempre.
- No, noona… -sollozó corriendo hacia ella.
Como si hubiese una barrera espacio-temporal, a los brazos de la joven llegó un pequeño Taemin llorando. Ahí estaba el niño de nuevo:
- No quiero, noona. No quiero que te vayas –se aferró con sus manitas al cuerpo de ella.
- Nunca me he ido, ¿no me ves? Estoy aquí –le besó la frente.
- Si me despierto no te veré, nunca más.
- No hace falta que me veas, solo tienes que pensar en mí.
- Pero…
- Minnie, él te necesita y tú lo necesitas a él. Créeme cuando te digo que todo estará bien. Nunca te he mentido. Yo te esperaré aquí siempre que quieras venir.
- ¿De verdad? –hipó.
- Sí –le limpió las mejillas-. Ahora ve con Minho. Ese es tu lugar.
- Noona, no sabes lo que te echo de menos.
- Yo también te echo de menor, mi amor y no sabes cuánto lo siento. Me hubiese gustado estar ahí para protegerte de todo lo que sufriste, pero al final lo has hecho bien, porque yo siempre supe que eras un niño fuerte. Por fin has encontrado tu lugar. Tienes una familia de verdad, unos amigos increíbles y sobre todo alguien que te amará y te cuidará.
- Gracias, noona. Siempre te llevaré en mi corazón –dijo sabiendo que era una despedida. Él lo sabía.
- Te quiero, Minnie. Siempre fuiste lo más importante para mí –lo abrazó una última vez
- Yo también, Noona –le correspondió.
- Ahora, ve –le besó la frente y sonrió.
El niño le devolvió la sonrisa y se alejó de ella, apareciendo el adulto:
- Minho, ya es hora de volver –lo miró agradecido.
- Sé que lo amas con locura, Minho –le dijo Soonkyu-. Así que tienes mi bendición –soltó una pequeña risita.
- Gracias, Soonkyu. No sabes lo que me alegra haberte conocido, fuiste y serás siempre una persona admirable. Agradezco tu apoyo y te prometo que lo seguiré cuidando y amando como hasta ahora.
- No lo dudo, gracias por todo –se despidió.
De repente, una luz cegadora provocó que sus ojos se cerraran rápidamente y un fuerte mareo lo envió a la oscuridad.
~~~~
Taemin sonrió y se levantó de la camilla con un poco de dificultad. Buscó algún reloj, pero al no encontrarlo, miró por la diminuta ventana de la sala. Estaba atardeciendo y justo en ese momento, cuando más se sentía pleno, libre, querido y amado recordó todo lo que había cambiado su vida y lo feliz que podría ser a partir de ahora.
Se había acabado su tortura y solo quedaba empezar de nuevo junto al chico que dormía en la silla. Sonrió al mirarlo pues parecía un niño indefenso. Se acercó lentamente notando la presión que ejercían los vendajes que Yunho, aun así, había querido curar. Le dolía, mucho, lo suficiente como para no poder moverse, pero él valía la pena y un poco de dolor más, incluso al final, no era tanto para él:
- Minho –susurró en su oído-. Es hora de despertar –lo movió brevemente.
Los grandes ojos del alto parpadearon acostumbrándose a la poca luz que entraba y cuando enfocó la imagen del castaño a su lado, el corazón casi se le sale del pecho:
- Taemin… -lo llamó no creyéndoselo-. Estás v…
- Estoy aquí, contigo –sonrió.
- ¿De verdad? –se levantó.
- Sí, estoy vivo.
- ¿Pero cómo?
- Supongo que nunca me fui, solo dormí profundamente –se encogió de hombros.
- Dios, no puede ser… -estaba atónito.
- Lo es –se carcajeó-. Y ahora podemos estar juntos sin ningún problema.
Minho sonrió realmente emocionado:
- Eso suena bien –le rodeó la cintura.
- Muy bien –se acercó a sus labios.
- Genial –susurró para después besar la boca contraria.
~~~~
Ante los ojos de los demás aquello había sido un milagro, aunque para Minho aún lo seguía siendo, su milagro más bonito. Las caras de los demás al ver a Taemin en perfectas condiciones, sin contar con el disparo en el pecho, eran de completo asombro. Yunho sabía mejor que nadie que él se había muerto, por lo que era el más consternado.
Jongin que se encontraba junto a su hermano había sido el primero que lanzarse sobre él. Lloró como un niño pequeño y no era para menos. Seohyun también se había quedado prácticamente muda y cuando le preguntaban a Minho cómo había sucedido eso, él no podía darles una explicación ya que simplemente había abierto los ojos y el castaño ya estaba ahí.
Los otros amigos de Taemin también habían acudido al llamado y en cuanto lo vieron lo aplastaron contra el suelo de la emoción. El castaño no podía más que carcajearse y agradecer a todos el haber estado con él.
Fuese magia o no, la felicidad nadie se las podía quitar, así que prefirieron borrar aquel melancólico episodio y disfrutar de lo que les quedaba por delante.
~~~~
El más bajo hizo un tierno puchero quejándose de tanto caminar:
- ¿A dónde vamos, Minho? Estoy cansado.
- Aguanta un poco –rio por el tono infantil de su novio.
Taemin no tuvo más opción que seguir en la incertidumbre hasta que divisó una colina muy familiar para él. Una genuina sonrisa se formó en su boca mezclada con nostalgia:
- ¿Por qué querías venir aquí?
- Ya lo verás.
Ambos se acercaron a la tumba y el alto se arrodilló colocando las bonitas flores que había comprado antes de llegar al cementerio:
- Soonkyu noona –habló el moreno-. Te he traído esto para ti. Tu hermano me ha dicho que son tus preferidas. La primera vez que acompañé a Taemin aquí no sabía quién eras, pero ahora sí. Quiero que por fin puedas descansar y por eso te prometo que Taemin estará bien conmigo. Lo cuidaré y jamás dejaré de amarlo, porque así lo siento y nunca mentiría. Fuiste la persona más importante para él y por eso también lo eres para mí. Gracias por darnos tu bendición –dijo recordando el sueño.
- Minho… -sollozó Taemin.
- Mi amor –se levantó al ver a su pequeño novio llorando-. Te amo –lo abrazó dulcemente.
- Yo también te amo –se aferró con fuerza a él-. Mucho, demasiado.
Sintió la ráfaga de viento golpear su cara y el cálido sol deslumbrándolo. Minho abrió los ojos de golpe topándose con un extenso campo verde entre montañas. ¿Qué era eso? Aquel lugar era muy cálido y el aroma que llegaba hasta su nariz era dulce.
Empezó a caminar por el césped sin rumbo. El paisaje era maravilloso y por un momento creyó oír agua. Avanzó siguiendo ese suave tintineo y tras una colina, llegó hasta un precioso lago cristalino. Había estado en lo cierto.
Alrededor del lago se extendían infinidad de flores pintando la escena muy colorida. No obstante, no recordaba ningún momento de su vida en el que hubiese estado ahí. ¿O es que acaso… este no ere su sueño? De pronto, a la mente se le vino el contraste con el paisaje helado de los extraños sueños en los que había estado con Taemin. ¿Sería este también de él? Pero, si el menor estaba muerto, ¿cómo…
Una suave melodía interrumpió sus pensamientos. ¿Dónde la había escuchado antes? Juraría que ya la conocía. Miró hacia todos lados encontrando un pequeño árbol y debajo de él una diminuta figura. Caminó hasta allí pudiendo enfocar más la imagen hasta que cayó en la cuenta de algo. Abrió los ojos desmesuradamente. Era ella. La chica que había visto aquella vez en la nieve. La que los había salvado a él y a Taemin.
La joven se encontraba tarareando las notas que había escuchado. Se acercó a ella y pudo observar como un pequeño niño dormía en su regazo. Era un niño que se parecía mucho a… Taemin:
- Hola, Minho –pronunció la chica con una sonrisa sin dejar de acariciar el tierno rostro infantil-. Es un placer volver a verte.
- Entonces eras tú, ¿verdad? La que vi en la nieve…
- Sí, ya nos habíamos visto antes.
- ¿Quién eres? –cuestionó curioso-. ¿Y por qué estamos aquí?
- Estamos aquí porque así él lo quiere –miró al pequeño castaño-. Este es su mundo y ahora, tiene mejor aspecto gracias a ti.
- ¿A mí?
- Sí, tú lo salvaste de la oscuridad. Tú permitiste que la luz atravesara el cristal. Y te tengo que dar las gracias, de verdad –volvió a sonreír.
- Yo, no sé qu…
- Me llamo Soonkyu, encantada.
- ¿Soonkyu? –repitió consternado-. ¿Eres la hermana de Taemin?
- Así es –miró al niño.
- ¿Por qué está dormido? –se enterneció ante la escena.
- Porque está indeciso.
- ¿Indeciso?
- No sabe al lugar al que debe volver –le besó la frente-. Tae –susurró-. Despierta, alguien ha venido a verte.
El pequeño niño abrió lentamente sus ojitos despertándose despacio:
- ¿Quién es, noona? –ella lo señaló con la cabeza.
- Es Minho.
- ¿Minho?
- ¿No lo recuerdas? –le preguntó dulcemente ante su confusión.
El pequeño Tae era muy tierno:
- Anda, ve a saludarlo –le indicó poniéndose ella de pie-. Minho, dale tu mano.
El alto obedeció y se la tendió para que el pequeño la cogiera. El castaño, aunque un poco dudoso, agarró su mano y en cuanto se puso de pie, apareció ante Minho el Taemin que había conocido. Ya no había rastro del infante:
- Minho –murmuró el más bajo para después sonreír-. Minho –repitió y se lanzó a su cuello abrazándolo.
- Pequeño –él le correspondió comenzando a llorar.
No sabía si era un sueño o qué era, pero el volver a verlo y que se sintiera tan real hacia que su corazón se encogiese:
- Noona, Minho ha venido –dijo contento y su hermana le sonrió.
- Hacéis una pareja muy bonita –declaró.
El sollozo del alto ante las palabras de ella llegó a sus oídos y enseguida se preocupó:
- ¿Por qué lloras?
- Porque te has ido de mi lado.
- No, no me he ido. Estoy aquí contigo –se preocupó.
- Hablo de la realidad.
- Esto es la realidad –frunció el ceño.
- Tae –murmuró su hermana-. Tienes que volver con él. Tienes que despertar.
- Pero yo me quiero quedar aquí, con ustedes, los tres.
Soonkyu negó lentamente con una sonrisa:
- Eso no es posible Tae. Tienes que regresar a la realidad donde tu novio te está esperando.
- Pero yo quiero estar con los dos. Si me voy, tú… -sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
- Yo estoy bien, Minnie. Siempre lo he estado y siempre seguiré a tu lado. En tu corazón estaré siempre.
- No, noona… -sollozó corriendo hacia ella.
Como si hubiese una barrera espacio-temporal, a los brazos de la joven llegó un pequeño Taemin llorando. Ahí estaba el niño de nuevo:
- No quiero, noona. No quiero que te vayas –se aferró con sus manitas al cuerpo de ella.
- Nunca me he ido, ¿no me ves? Estoy aquí –le besó la frente.
- Si me despierto no te veré, nunca más.
- No hace falta que me veas, solo tienes que pensar en mí.
- Pero…
- Minnie, él te necesita y tú lo necesitas a él. Créeme cuando te digo que todo estará bien. Nunca te he mentido. Yo te esperaré aquí siempre que quieras venir.
- ¿De verdad? –hipó.
- Sí –le limpió las mejillas-. Ahora ve con Minho. Ese es tu lugar.
- Noona, no sabes lo que te echo de menos.
- Yo también te echo de menor, mi amor y no sabes cuánto lo siento. Me hubiese gustado estar ahí para protegerte de todo lo que sufriste, pero al final lo has hecho bien, porque yo siempre supe que eras un niño fuerte. Por fin has encontrado tu lugar. Tienes una familia de verdad, unos amigos increíbles y sobre todo alguien que te amará y te cuidará.
- Gracias, noona. Siempre te llevaré en mi corazón –dijo sabiendo que era una despedida. Él lo sabía.
- Te quiero, Minnie. Siempre fuiste lo más importante para mí –lo abrazó una última vez
- Yo también, Noona –le correspondió.
- Ahora, ve –le besó la frente y sonrió.
El niño le devolvió la sonrisa y se alejó de ella, apareciendo el adulto:
- Minho, ya es hora de volver –lo miró agradecido.
- Sé que lo amas con locura, Minho –le dijo Soonkyu-. Así que tienes mi bendición –soltó una pequeña risita.
- Gracias, Soonkyu. No sabes lo que me alegra haberte conocido, fuiste y serás siempre una persona admirable. Agradezco tu apoyo y te prometo que lo seguiré cuidando y amando como hasta ahora.
- No lo dudo, gracias por todo –se despidió.
De repente, una luz cegadora provocó que sus ojos se cerraran rápidamente y un fuerte mareo lo envió a la oscuridad.
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Taemin sonrió y se levantó de la camilla con un poco de dificultad. Buscó algún reloj, pero al no encontrarlo, miró por la diminuta ventana de la sala. Estaba atardeciendo y justo en ese momento, cuando más se sentía pleno, libre, querido y amado recordó todo lo que había cambiado su vida y lo feliz que podría ser a partir de ahora.
Se había acabado su tortura y solo quedaba empezar de nuevo junto al chico que dormía en la silla. Sonrió al mirarlo pues parecía un niño indefenso. Se acercó lentamente notando la presión que ejercían los vendajes que Yunho, aun así, había querido curar. Le dolía, mucho, lo suficiente como para no poder moverse, pero él valía la pena y un poco de dolor más, incluso al final, no era tanto para él:
- Minho –susurró en su oído-. Es hora de despertar –lo movió brevemente.
Los grandes ojos del alto parpadearon acostumbrándose a la poca luz que entraba y cuando enfocó la imagen del castaño a su lado, el corazón casi se le sale del pecho:
- Taemin… -lo llamó no creyéndoselo-. Estás v…
- Estoy aquí, contigo –sonrió.
- ¿De verdad? –se levantó.
- Sí, estoy vivo.
- ¿Pero cómo?
- Supongo que nunca me fui, solo dormí profundamente –se encogió de hombros.
- Dios, no puede ser… -estaba atónito.
- Lo es –se carcajeó-. Y ahora podemos estar juntos sin ningún problema.
Minho sonrió realmente emocionado:
- Eso suena bien –le rodeó la cintura.
- Muy bien –se acercó a sus labios.
- Genial –susurró para después besar la boca contraria.
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Ante los ojos de los demás aquello había sido un milagro, aunque para Minho aún lo seguía siendo, su milagro más bonito. Las caras de los demás al ver a Taemin en perfectas condiciones, sin contar con el disparo en el pecho, eran de completo asombro. Yunho sabía mejor que nadie que él se había muerto, por lo que era el más consternado.
Jongin que se encontraba junto a su hermano había sido el primero que lanzarse sobre él. Lloró como un niño pequeño y no era para menos. Seohyun también se había quedado prácticamente muda y cuando le preguntaban a Minho cómo había sucedido eso, él no podía darles una explicación ya que simplemente había abierto los ojos y el castaño ya estaba ahí.
Los otros amigos de Taemin también habían acudido al llamado y en cuanto lo vieron lo aplastaron contra el suelo de la emoción. El castaño no podía más que carcajearse y agradecer a todos el haber estado con él.
Fuese magia o no, la felicidad nadie se las podía quitar, así que prefirieron borrar aquel melancólico episodio y disfrutar de lo que les quedaba por delante.
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El más bajo hizo un tierno puchero quejándose de tanto caminar:
- ¿A dónde vamos, Minho? Estoy cansado.
- Aguanta un poco –rio por el tono infantil de su novio.
Taemin no tuvo más opción que seguir en la incertidumbre hasta que divisó una colina muy familiar para él. Una genuina sonrisa se formó en su boca mezclada con nostalgia:
- ¿Por qué querías venir aquí?
- Ya lo verás.
Ambos se acercaron a la tumba y el alto se arrodilló colocando las bonitas flores que había comprado antes de llegar al cementerio:
- Soonkyu noona –habló el moreno-. Te he traído esto para ti. Tu hermano me ha dicho que son tus preferidas. La primera vez que acompañé a Taemin aquí no sabía quién eras, pero ahora sí. Quiero que por fin puedas descansar y por eso te prometo que Taemin estará bien conmigo. Lo cuidaré y jamás dejaré de amarlo, porque así lo siento y nunca mentiría. Fuiste la persona más importante para él y por eso también lo eres para mí. Gracias por darnos tu bendición –dijo recordando el sueño.
- Minho… -sollozó Taemin.
- Mi amor –se levantó al ver a su pequeño novio llorando-. Te amo –lo abrazó dulcemente.
- Yo también te amo –se aferró con fuerza a él-. Mucho, demasiado.
“Llegará el día en el que no tengas que mirar hacia el pasado. Podrás vivir en el futuro, tus raíces dejarán de atarte y podrás caminar libre.”
Lady Akari
Taemin <3
115
~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Por fin se ha terminado esto después de tantos años. Gracias a aquellas personas que lo leyeron alguna vez y comentaron <3 Será lo último que publique aquí, así que me despido ^^
Capítulo 100:
- ¡Hyung! –todos los pequeños gritaron a la vez corriendo hace el joven que acababa de entrar.
- Hola, pequeños –se agachó para abrazarlos.
- ¡Oppa! –aparecieron de repente las niñas uniéndose al afectuoso abrazo.
A los pocos segundos, varios chicos salieron de la cocina:
- ¡Tae, por fin llegaste! –dramatizó Ren-. ¡Son unos demonios!
- No les digas así –rio el castaño-. ¿Ya han hecho la comida?
- Estamos en ello –respondió otro.
Meses después de aquel suceso habían cambiado mucho las cosas y todas para mejor. Kai y Jinki había alquila un piso cerca de la universidad a la cual no tardaría en asistir el menor. Aunque su madre siguiera sin hablarles, mientras estuvieran juntos lo demás les importaba menos. Jonghyun y Key habían hecho lo mismo, pero no muy lejos de la casa de la madre del más bajo ya que seguía ayudándola en su local y no quería dejarla sola.
Taemin, como único heredero de la fortuna de su padre, quiso construir una especie de casa de acogida que servía también como colegio para los pequeños sin hogar o para niños que serían dados en adopción.
Allí se les daba un hogar, una educación y, por supuesto, la oportunidad de poder volver a tener una familia. Los chicos del almacén trabajaban allí también y, de esa forma, no tenían que seguir con su mala vida en la calle. Tenían un hogar, comida decente y además un trabajo.
Taemin, aparte de ser el director, impartía varias clases cuando tenía tiempo, pasaba las tardes con ellos, organizaba juegos, les tocaba el piano y sobre todo, se aseguraba de que todos y cada uno de ellos fuera feliz y pudiera llevar una vida lo más normal posible, porque él sabía lo que era vivir en la calle y que nadie te quisiera:
- Oye, Tae, ¿a qué hora viene Minho?
- Cuando salga de clase viene directamente.
Su novio también ayudaba encantado. Era el encargado del deporte y qué ellos se divirtiera. Para Taemin lo que le divertía era verlo rodeado de niños y niñas con su inagotable energía.
Seohyun y Kangin también se habían ofrecido a ayudar con las clases y la educación de los niños al igual que Onew y Jonghyun. Kai ayudaba a Minho y Key era el encargado de la decoración del lugar, así como de la ropa que todos llevaban adecuada al tipo de actividades. De esta forma, se les enseñaba disciplina y no solo juegos sin parar. Por otro lado, Seung, aunque seguía siendo policía, siempre que tenía un rato libre iba a visitarlos. Le encantaba verlos a todos tan contentos.
Del tema de la seguridad también se encargaban los chicos del almacén ya que si los conocían nadie se atrevería a intentar meterse, no saldrían vivos. Ellos también estaban felices con la idea que había tenido Tae, porque veían en los niños a ellos mismos de pequeños y les llenaba el hecho de que podrían darles la vida que ellos no tuvieron:
- Taeminie –habló la voz de aquella mujer que se parecía tanto a él.
- Mi suegra querida –la fue a abrazar con una sonrisa.
Había salido de la cocina al oír el escándalo:
- Que gusto verte de nuevo –dijo ella.
- Nos vimos ayer –rio.
- Lo sé, lo sé, pero es que te tengo mucho cariño y me alegra verte todos los días –le acarició la mejilla.
Sí, habían encontrado a la madre de Minho por fin. Después de una compleja investigación descubrieron que su exmarido la tenía presa en el extranjero, en una casa a la que solían ir de vacaciones y de la que le había prohibido salir. Este otro, por supuesto, había ido a la cárcel también y le esperaban unos cuantos años. No obstante, reconoció su error ante su hijo y lo arrepentido que estuvo de haber actuado así con su familia:
- Yo también te quiero –la volvió a abrazar.
- Mi niño –lo miró de forma dulce-. Me alegra que Minho te tenga a su lado, tú le has hecho feliz. Muchas gracias.
- Gracias a ti por tener un hijo tan maravilloso –sonrió sincero.
- ¿Qué están hablando de mí? –dijo una voz grave.
El alto apareció en el salón principal con varios pequeños colgados de sus brazos y su cuello:
- Estábamos diciendo lo feo que eres, cariño –le dijo su novio acercándose a él-. Niños, suelten a Min, él es solo mío.
Los niños rieron a carcajadas divertidos y finalmente lo soltaron yéndose de nuevo:
- Hola, mi amor –le abrazó por el cuello-. ¿Qué tal el día?
- Mi Minnie –lo rodeó por la cintura plantándole un beso en sus labios-. Bien y mejor ahora –sonrió ampliamente.
- Vaya tortolitos –negó la señora.
- Mamá –se sonrojó el alto.
- Bueno, niños –los llamo a todos-. ¡Es hora de comer! –avisó a los presentes.
Tanto grandes como adultos fueron corriendo a la cocina debido al hambre que tenían. La comida de la señora Choi era de lo mejor:
- Te tengo una sorpresa, pero vamos primero a comer, ¿de acuerdo?
- ¿Para mí? ¿Qué es? –se le iluminaron los ojos.
- Es un secreto, amor. Si no dejaría de ser sorpresa.
- No vale –hizo un puchero el cual besó Minho.
- Vamos, anda –le palmeó el trasero.
~~~~
- ¿Puedo abrirlos ya? –dijo por enésima vez.
- No –rio.
- ¿Ya?
- Minnie.
- ¿Ahora sí?
- Tae –sonrió ante la impaciencia de su novio.
- Está bien –se quejó.
El menor era llevado de la mano por su novio y tenía los ojos vendados desde hacía un rato. Quería saber ya cuál era la sorpresa que le tenía preparada ya que nunca había sido muy paciente:
- Minho.
- ¿Sí?
- ¿Falta mucho?
- Ya estamos llegando.
- Eso dijiste hace como media hora.
- No seas exagerado –se carcajeó-. Solo llevamos diez minutos caminando.
- Mentira, seguro que llevamos más.
- Bobo –le besó la mejilla.
Siguieron caminando entre risas y protestas infantiles del castaño durante unos minutos más hasta que Minho por fin la divisó:
- Mira, ahí está.
- ¿El qué? ¿Qué es?
- Espera un segundo –sacó unas llaves del bolsillo y abrió la puerta blanca adornada con un arco de flores rojas.
Había cuidado cada detalle de la sorpresa. Desde el jardín, hasta las fuentes, qué flores plantar, el color de la fachada…Todo tenía que estar perfecto:
- ¿Estamos pisando césped?
- Así es, natural –contestó guiándolo ahora por el camino de piedra.
- ¡Oh! –se paró-. ¿Hay una fuente?
- Sí –rio por el intento que hacía su novio de adivinar donde estaban-. Espero que te guste.
Estaba nervioso ya que era una gran decisión la que había tomado. Había hablado sobre ello con su madre el día que decidieron vender la mansión que por último les traía malos recuerdos. Después de eso, la señora Choi había decidido comprarse un ático en uno de los nuevos edificios del centro. Algo moderno y pequeño para ella en el que se sentía más a gusto y menos sola ya que el caserón antiguo era muy grande y solitario.
Cuando su madre le preguntó sobre su relación y cómo iba a proseguir, Minho se dio cuenta de lo que en realidad deseaba y faltaba en su vida. Quería empezar una nueva etapa al lado de su novio, así que decidió darle la sorpresa y esperaba que le gustara:
- Tae, te voy a quitar la venda, ¿de cuerdo?
- Por fin –sonrió feliz-. Me tienes al borde del ataque.
Minho estiró sus brazos hasta la venda y desató el nudo cayendo esta sobre los hombros del castaño. Taemin abrió los ojos al ver la preciosa casa que se mostró ante sus ojos y miró al alto incrédulo:
- Esto…
- Yo… -se rascó la nuca, nervioso-. Me gustaría que iniciáramos nuestra vida juntos, así que se me ocurrió la idea de…
Fue interrumpido por el cuerpo del menor que se abalanzó sobre él:
- Me encanta, es preciosa –dijo con su rostro enterrado en el cuello ajeno.
- ¿De verdad? –le rodeó fuertemente la cintura.
- Sí, gracias –lo miró a los ojos-. Es más de lo que hubiera pedido y por supuesto que me gustaría vivir contigo en nuestra nueva casa –sonrió feliz.
- Dios, Taemin. Te amo tanto –dijo ilusionado al pensar en lo que les esperaba juntos.
- Yo más –se acercó a sus labios.
- Otro día discutiremos eso–sonrió antes de besarlo profundamente.
El castaño enredó sus piernas en la cintura de Minho siendo cogido por este:
- ¿Es grande la cama? –preguntó Taemin enarcando ambas cejas y soltando una risita.
- ¿Quieres probarla? –preguntó divertido.
- Me encantaría –le guiñó el ojo.
- Pues no se hable más –dijo apoderándose de su boca y entrando con su novio en brazos.
- Más información:
- Sí a alguien le interesaría seguir leyéndome pueden encontrarme en Wattpad como LadyAkari o en Amor Yaoi como lady akari.
Capítulo 100:
- ¡Hyung! –todos los pequeños gritaron a la vez corriendo hace el joven que acababa de entrar.
- Hola, pequeños –se agachó para abrazarlos.
- ¡Oppa! –aparecieron de repente las niñas uniéndose al afectuoso abrazo.
A los pocos segundos, varios chicos salieron de la cocina:
- ¡Tae, por fin llegaste! –dramatizó Ren-. ¡Son unos demonios!
- No les digas así –rio el castaño-. ¿Ya han hecho la comida?
- Estamos en ello –respondió otro.
Meses después de aquel suceso habían cambiado mucho las cosas y todas para mejor. Kai y Jinki había alquila un piso cerca de la universidad a la cual no tardaría en asistir el menor. Aunque su madre siguiera sin hablarles, mientras estuvieran juntos lo demás les importaba menos. Jonghyun y Key habían hecho lo mismo, pero no muy lejos de la casa de la madre del más bajo ya que seguía ayudándola en su local y no quería dejarla sola.
Taemin, como único heredero de la fortuna de su padre, quiso construir una especie de casa de acogida que servía también como colegio para los pequeños sin hogar o para niños que serían dados en adopción.
Allí se les daba un hogar, una educación y, por supuesto, la oportunidad de poder volver a tener una familia. Los chicos del almacén trabajaban allí también y, de esa forma, no tenían que seguir con su mala vida en la calle. Tenían un hogar, comida decente y además un trabajo.
Taemin, aparte de ser el director, impartía varias clases cuando tenía tiempo, pasaba las tardes con ellos, organizaba juegos, les tocaba el piano y sobre todo, se aseguraba de que todos y cada uno de ellos fuera feliz y pudiera llevar una vida lo más normal posible, porque él sabía lo que era vivir en la calle y que nadie te quisiera:
- Oye, Tae, ¿a qué hora viene Minho?
- Cuando salga de clase viene directamente.
Su novio también ayudaba encantado. Era el encargado del deporte y qué ellos se divirtiera. Para Taemin lo que le divertía era verlo rodeado de niños y niñas con su inagotable energía.
Seohyun y Kangin también se habían ofrecido a ayudar con las clases y la educación de los niños al igual que Onew y Jonghyun. Kai ayudaba a Minho y Key era el encargado de la decoración del lugar, así como de la ropa que todos llevaban adecuada al tipo de actividades. De esta forma, se les enseñaba disciplina y no solo juegos sin parar. Por otro lado, Seung, aunque seguía siendo policía, siempre que tenía un rato libre iba a visitarlos. Le encantaba verlos a todos tan contentos.
Del tema de la seguridad también se encargaban los chicos del almacén ya que si los conocían nadie se atrevería a intentar meterse, no saldrían vivos. Ellos también estaban felices con la idea que había tenido Tae, porque veían en los niños a ellos mismos de pequeños y les llenaba el hecho de que podrían darles la vida que ellos no tuvieron:
- Taeminie –habló la voz de aquella mujer que se parecía tanto a él.
- Mi suegra querida –la fue a abrazar con una sonrisa.
Había salido de la cocina al oír el escándalo:
- Que gusto verte de nuevo –dijo ella.
- Nos vimos ayer –rio.
- Lo sé, lo sé, pero es que te tengo mucho cariño y me alegra verte todos los días –le acarició la mejilla.
Sí, habían encontrado a la madre de Minho por fin. Después de una compleja investigación descubrieron que su exmarido la tenía presa en el extranjero, en una casa a la que solían ir de vacaciones y de la que le había prohibido salir. Este otro, por supuesto, había ido a la cárcel también y le esperaban unos cuantos años. No obstante, reconoció su error ante su hijo y lo arrepentido que estuvo de haber actuado así con su familia:
- Yo también te quiero –la volvió a abrazar.
- Mi niño –lo miró de forma dulce-. Me alegra que Minho te tenga a su lado, tú le has hecho feliz. Muchas gracias.
- Gracias a ti por tener un hijo tan maravilloso –sonrió sincero.
- ¿Qué están hablando de mí? –dijo una voz grave.
El alto apareció en el salón principal con varios pequeños colgados de sus brazos y su cuello:
- Estábamos diciendo lo feo que eres, cariño –le dijo su novio acercándose a él-. Niños, suelten a Min, él es solo mío.
Los niños rieron a carcajadas divertidos y finalmente lo soltaron yéndose de nuevo:
- Hola, mi amor –le abrazó por el cuello-. ¿Qué tal el día?
- Mi Minnie –lo rodeó por la cintura plantándole un beso en sus labios-. Bien y mejor ahora –sonrió ampliamente.
- Vaya tortolitos –negó la señora.
- Mamá –se sonrojó el alto.
- Bueno, niños –los llamo a todos-. ¡Es hora de comer! –avisó a los presentes.
Tanto grandes como adultos fueron corriendo a la cocina debido al hambre que tenían. La comida de la señora Choi era de lo mejor:
- Te tengo una sorpresa, pero vamos primero a comer, ¿de acuerdo?
- ¿Para mí? ¿Qué es? –se le iluminaron los ojos.
- Es un secreto, amor. Si no dejaría de ser sorpresa.
- No vale –hizo un puchero el cual besó Minho.
- Vamos, anda –le palmeó el trasero.
~~~~
- ¿Puedo abrirlos ya? –dijo por enésima vez.
- No –rio.
- ¿Ya?
- Minnie.
- ¿Ahora sí?
- Tae –sonrió ante la impaciencia de su novio.
- Está bien –se quejó.
El menor era llevado de la mano por su novio y tenía los ojos vendados desde hacía un rato. Quería saber ya cuál era la sorpresa que le tenía preparada ya que nunca había sido muy paciente:
- Minho.
- ¿Sí?
- ¿Falta mucho?
- Ya estamos llegando.
- Eso dijiste hace como media hora.
- No seas exagerado –se carcajeó-. Solo llevamos diez minutos caminando.
- Mentira, seguro que llevamos más.
- Bobo –le besó la mejilla.
Siguieron caminando entre risas y protestas infantiles del castaño durante unos minutos más hasta que Minho por fin la divisó:
- Mira, ahí está.
- ¿El qué? ¿Qué es?
- Espera un segundo –sacó unas llaves del bolsillo y abrió la puerta blanca adornada con un arco de flores rojas.
Había cuidado cada detalle de la sorpresa. Desde el jardín, hasta las fuentes, qué flores plantar, el color de la fachada…Todo tenía que estar perfecto:
- ¿Estamos pisando césped?
- Así es, natural –contestó guiándolo ahora por el camino de piedra.
- ¡Oh! –se paró-. ¿Hay una fuente?
- Sí –rio por el intento que hacía su novio de adivinar donde estaban-. Espero que te guste.
Estaba nervioso ya que era una gran decisión la que había tomado. Había hablado sobre ello con su madre el día que decidieron vender la mansión que por último les traía malos recuerdos. Después de eso, la señora Choi había decidido comprarse un ático en uno de los nuevos edificios del centro. Algo moderno y pequeño para ella en el que se sentía más a gusto y menos sola ya que el caserón antiguo era muy grande y solitario.
Cuando su madre le preguntó sobre su relación y cómo iba a proseguir, Minho se dio cuenta de lo que en realidad deseaba y faltaba en su vida. Quería empezar una nueva etapa al lado de su novio, así que decidió darle la sorpresa y esperaba que le gustara:
- Tae, te voy a quitar la venda, ¿de cuerdo?
- Por fin –sonrió feliz-. Me tienes al borde del ataque.
Minho estiró sus brazos hasta la venda y desató el nudo cayendo esta sobre los hombros del castaño. Taemin abrió los ojos al ver la preciosa casa que se mostró ante sus ojos y miró al alto incrédulo:
- Esto…
- Yo… -se rascó la nuca, nervioso-. Me gustaría que iniciáramos nuestra vida juntos, así que se me ocurrió la idea de…
Fue interrumpido por el cuerpo del menor que se abalanzó sobre él:
- Me encanta, es preciosa –dijo con su rostro enterrado en el cuello ajeno.
- ¿De verdad? –le rodeó fuertemente la cintura.
- Sí, gracias –lo miró a los ojos-. Es más de lo que hubiera pedido y por supuesto que me gustaría vivir contigo en nuestra nueva casa –sonrió feliz.
- Dios, Taemin. Te amo tanto –dijo ilusionado al pensar en lo que les esperaba juntos.
- Yo más –se acercó a sus labios.
- Otro día discutiremos eso–sonrió antes de besarlo profundamente.
El castaño enredó sus piernas en la cintura de Minho siendo cogido por este:
- ¿Es grande la cama? –preguntó Taemin enarcando ambas cejas y soltando una risita.
- ¿Quieres probarla? –preguntó divertido.
- Me encantaría –le guiñó el ojo.
- Pues no se hable más –dijo apoderándose de su boca y entrando con su novio en brazos.
“Cerraron la puerta de lo que sería a partir de ahora, no solo una nueva casa, sino una nueva vida para ambos. Una puerta que dividiría el pasado y el futuro. Una que guardaría los mejores recuerdos del presente, ahora y para siempre.”
Lady Akari
Taemin <3
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