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~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Recuerdo del primer mensaje :
Holaa ~~ Las presentaciones no se me dan bien. Me he decidido a publicar mi fic en el que he puesto muchos sentimientos propios que quería reflejar. Espero que les guste y así poder continuarlo. Intentaré publicar lo más seguido posible ya que sé como se siente eso de esperar y quedarte con la intriga. Personalmente me gusta hacerlo en mis fics, pero soy buena persona y haré lo posible. ^3^
Titulo: Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Autor: ~ Lady Akari ~
Género: Drama, romántico, lemon.
Parejas: 2min, JongKey y otros.
Personajes: Jonghyun, Key, Onew, Minho, Taemin, Kai y puede que alguno más. Los iré añadiendo
Nota: Este fic lo estoy publicando en otros foros también.
Ya era la hora. El destino lo había decidido. Como en un puzzle cuyas piezas no encajan porque están mal colocadas. Ya era la hora de poner cada pieza en su lugar. Ellos estaban destinados a caminar es una misma dirección, por un solo camino. Ni en sus sueños más locos pensarían que es lo que el futuro les tenía preparado.
Capítulo 1:
La luz temprana del amanecer acompañada de la suave brisa, acariciaba su frágil y bello rostro. Sus ojos vagaban en su propio recuerdo. ¿Cambiarían las cosas? El sentimiento que aquejaban en su pecho lo había acompañado todos estos años. Le dolía. Seguía inmerso en sus pensamientos hasta que una voz familiar lo hizo volver:
- Hyung, ¿no es muy temprano para estar despierto? –preguntó la persona que había interrumpido sus pensamientos.
- ¿Y tú qué? –contestó molesto.
- Voy al instituto hyung. Tú… deberías volver a clases.
- ¿Vas a seguir insistiendo? Ya te dije que no te metieras en mi vida.
- Pero…
- ¡¿Qué?! – Lo miró desafiante
- Somos amigos…por eso me preocupo por ti hyung –dijo agachando la cabeza.
- ¿Amigos? Eres muy ingenuo –el mayor se levantó del muro desde donde había estado observando el tranquilo amanecer de la cuidad y se dispuso a bajar las escaleras.
- ¡Hyung espera! -le cogió del brazo- aunque tú no lo aceptes somos amigos y quieras o no, seguiré preocupándome por ti.
- Tss idiota –espetó ante la confianza que derrochaba la mirada del más pequeño.
Al bajar las escaleras se volvió a adentrar en aquel pequeño almacén convertido en una especie de casa dónde se encontraban otros chicos. No es que fuera un lugar totalmente legal pues vivían al margen de todos y de todo. Unos cuantos sillones, dos baños, algunas habitaciones que solo disponían los más antiguos del lugar, entre los cuales se encontraba él. A las paredes no le faltaban sus dibujos sin sentidos y para gusto de unos pocos, restos de muebles, barras de hierro y no tenían luz, así que cada uno se las apañaba como podía. Cada cual iba a lo suyo, pero en el fondo, todos tenía algo en común. Cada uno tenía su historia, cargaban con su pasado y con la monotonía del presente. ¿Qué importaba el futuro?
Se dirigió a su habitación, bueno si se le podía llamar así. Se sentó en su cama deshecha. Frunció el ceño al sentir un fuerte olor a alcohol que se había colado con él. Otra vez venían de resaca. Justo cuando iba a cerrar los ojos oyó un ruido. Molesto, se volvió a incorporar y se dirigió al centro del almacén dónde se encontraban todos. Al parecer se estaban divirtiendo con alguien:
- ¿Otra vez por aquí, renacuajo? –se reía el más alto.
- ¿Viniste otra vez a ver a tu amigo? –le decía uno más tranquilo.
- Sí y ya me voy –intentó emprender la marcha, pero uno se lo impidió.
- ¿Tan rápido te vas? –le agarraban.
El pequeño permanecía quieto, aunque no lo reflejaba estaba un poco asustado, puesto que solo lo trataban así cuando esta gente estaba ebria, así que no sabía como iban a reaccionar. De pronto sintió como alguien le tocaba la cintura. Intentó soltarse del agarre, pero su fuerza no era suficiente. Otras manos empezaron a colarse por su camiseta y empezaban a tocarlo con deseo. Unas lágrimas de impotencia empezaban a asomarse.
Él sabía que la escena que estaba presenciando no acabaría sin heridos:
- Si me dejara en paz de una vez no le pasarían estas cosas, solo sabe meterse en líos –pensó para si mismo harto de que aquella persona cabezota viniera todas las semanas.
Se dirigió al círculo formado por los demás y liberó al pequeño:
- ¡Ya basta! – empujó a los demás
Lo cogió de la camiseta y lo sacó de allí:
- G-gracias hyung –dijo limpiándose las pocas lágrimas que se le habían escapado.
- ¡Cállate! Lo que tienes que hacer es dejarme en paz y no volver más. La próxima vez dejaré que te violen.
- No lo hará hyung –embozó una pequeña sonrisa- tú no eres así.
Esa actitud del menor le repateaban en lo más hondo. ¿Por qué seguía viniendo a verlo? Cualquier persona normal no se le hubiera ni acercado. De todas formas, no necesitaba a nadie. No necesitaba la compañía de nadie. Estaba acostumbrado a la soledad y cuidaba de si mismo. Aunque a veces, no también como tendría que hacerlo:
- Desaparece de mi vista ya, Kai –le dijo seriamente.
- Adiós hyung, hasta mañana –le dedicó una sonrisa y salió corriendo antes de darle tiempo a reprocharle algo más.
- ¡No! –gritó el mayor con la esperanza de que le hiciera caso.
~~~~~~
El castaño puso rumbo al instituto. Era su primer día después de las vacaciones, pero rogaba que este año su hyung volviera a la universidad. Aunque él lo tratara con las peores formas, no quitaba el hecho de que él lo quería como un hermano mayor. Él sabía mejor que nadie el pasado que llevaba como su sombra permanente. Cada vez que le preguntaba algo sobre él, este enseguida lo echaba a patadas como lo hacía habitualmente, no contestaba o simplemente lo amenazaba. Pero no se rendía y seguía buscando la respuesta a su pregunta. Entre pensamiento y pensamiento ya había llegado.
- Se acabó lo bueno –suspiró y entró.
~~~~~~
En una de las calles más lujosas de la cuidad, un joven celebraba una batalla campal en su cabeza. ¿Estaría bien mentir a sus padres? Le obligaban a estudiar algo que no le gustaban y a pesar de haber intentado negociar con sus padres, estos nos había cambiado su negativa:
Flash back
- Madre, por favor. Tú sabes que es lo que quiero estudiar. No me obligues a esto –le rogaba a su madre.
- Hijo, sabes que esto no es decisión mía, sino de tu padre –su madre le comprendía pero poco podía hacer.
Su padre hizo presencia tras cerrar la puerta de su despacho:
- Minho, no se hablará más del tema. Estudiarás economía. Tendrás que llevar mi imperio algún día y tienes que estar preparado. Y ahora prepárense que esta tarde tenemos la invitación a la fiesta de bienvenida de mi mayor socio.
Fin Flash back
En cierta parte comprendía a su padre pues todo lo que había conseguido gracias a su esfuerzo, quería que su hijo lo mantuviera en el futuro. Una de las familias más ricas de la ciudad. Su madre diseñadora de renombre, acostumbrado a ver a numerosos modelos, famosos, personas importantes… probándose los diseños de su madre en el amplio salón de trabajo, ubicado en su propia casa. Bueno casa, la envidia de todo el mundo. Su padre, uno de los mayores empresarios del país. Su vida consistía en toda clase de lujos y privilegios, pero no se había dejado llevar. Desde niño siempre fue alguien muy dulce y cariñoso.
Pero ahora vivía en un bucle de pequeñas mentiras. Llevaba 3 años estudiando en la universidad. Pero claro, no en la que su padre quería y mucho menos estudiando lo que le exigía. Asistía a la única universidad especializada en arte. Había conseguido ocultarlo muy bien hasta ahora y rogaba desesperadamente que su mentira no viera la luz nunca.
Después de desayunar, se despidió de sus padres y se fue a clases. Aun teniendo coche propio, tenía la manía de ir caminando. ¿Su argumento?
Disfrutaba del ejercicio mañanero y le gustaba disfrutar de la ciudad por la mañana. Tampoco quería que los otros alumnos supieran de su situación económica ya que no era una universidad especialmente cara.
Miró el reloj y se apresuró antes de que comenzaran las clases. No quería llegar tarde el primer día.
~~~~~~~
Aún medio dormido, alcanzaba a escuchar el ruido de su madre lavando los platos. Siempre la misma rutina. Su madre se levantaba a las 4 y media para preparar su humilde cafetería. Negocio que los mantenía económicamente. Ella trabajaba mucho, demasiado para su gusto, pero lo que más le molestaba era que su madre no lo dejara ayudarla. El tenía que ocuparse de su formación. No quería que su más preciado tesoro estuviera cargando con algo que no era su responsabilidad.
De repente sintió unas dulces manos acariciando su rostro:
- Hijo –le dijo suavemente- se te va a hacer tarde el primer día.
El moreno se desperezó y se incorporó cuando su madre salió de la habitación:
- Qué pereza más grande –dijo entre bostezos.
Se dirigió a la ducha tras coger la ropa. Al cabo de 10 minutos se encontraba desayunando en la cafetería de su madre debajo de su casa:
- Omma, ¿qué hora es?
- Son las ocho menos diez –dijo su madre preocupada.
- ¡mie**a llegaré tarde! Adiós omma.
- Ten cuidado y diviértete.
Y se dirigió a toda prisa a la universidad. Esperaba no llegar tarde, no el primer día.
~~~~~~
Ya era la hora. Todos estaban en el salón central. El típico discurso de todos los años daba comienzo a lo que sería otro año más. Presencia casi obligatoria, pues el reparto de las clases era dicho. El primer día solo consistía en eso. Los nuevos alumnos se pasan el día visitando las instalaciones. Los ya conocidos, se iban o simplemente pasaban el día con los amigos contándose lo que habían hecho durante el verano:
- Tenemos mucha suerte.
- Sí, llevamos 3 años en la misma clase.
- Mejor, no sé qué haría si no estuvieras en clase. Me aburriría mucho.
- ¡Está claro! No puedes vivir sin mí –dijo con aires de superioridad.
- Ay Key no tienes remedio – negó con la cabeza.
- Por cierto de vuelta a casa tenemos que hacer la compra.
- ¡Es verdad! Si no moriremos de hambre y no podemos olvidarnos del pollo.
- Tú si que no tienes remedio –dijo entre risas.
- ¿Yo por qué?
- Nada déjalo –dijo el rubio suspirando.
~~~~~~
- Otra vez llegando tarde –sonreía al ver a su mejor amigo.
- Esta vez solo fueron 5 minutos –decía intentando recuperar el aliento.
- Tarde es tarde, querido amigo –bromeaba el alto.
- ¡Oye! Que el año pasado llegué una hora después, me he superado –decía orgulloso de su gran logro.
- Será mejor que nos demos prisa o cerrarán la puerta para la presentación.
- Sí vamos.
Y se perdieron tras la enorme puerta de la universidad.
- Esta vez nos tocó juntos –susurraba el moreno para no molestar a los demás estudiantes.
- Sí, ya era hora –contestó del mismo modo.
La tutora que llevaría su clase seguía nombrando a sus próximos alumnos cuando escucharon uno en concreto:
- Jajaja parece que este año va a hacer divertido –reía por lo bajo el más alto.
- No tiene gracia Minho –decía fulminándolo con la mirada.
Cuando acabó la presentación uno de ellos no parecía para nada contento, mientras que el otro parecía divertirle la situación de su amigo:
- No puedo creer que ese chico vaya a estar en la misma clase.
- No montes un drama Jonghyun, tampoco es el fin del mundo.
- ¡Sí lo es! No puedo ni verlo. Con la cantidad de alumnos que hay y me toca con él. Tengo una suerte que me la piso.
- Gracias por la parte que me toca –decía bromeando.
- No seas tonto –le sonreía.
- Bueno, pues deja ya de darle vueltas, me estás pegando tu mal humor.
- Pero es qu…
- ¡Se acabó! –interrumpió a su amigo.
- Está bien –dijo resignado.
- Por cierto, ¿aceptarás mi invitación para la celebración te esta noche? –preguntó el alto.
- Sí, ya lo hablé con mi madre, pero, ¿qué celebran tus padres esta vez?
- Al parecer a mi padre le salió bien un negocio. Cómo siga así, el castillo será más grande –dijo algo molesto.
- Tranquilo Príncipe Choi, yo seguiré siendo tu fiel caballero –animó a su amigo jugando con su metáfora.
- ¡Vete al carajo Jonghyun! – dijo empujándolo por el brazo.
- Vamos Minho, no seas malo –se reía el más bajo.
El sabía la situación en la que se encontraba Minho pues en muchas ocasiones le había ayudado a ocultar su mentira. Él había tenido suerte en ese aspecto. Su madre siempre lo apoyaba en sus sueños y aceptaba las decisiones que el tomaba. Por eso no había tenido ningún problema en que asistiera a la universidad de arte. Compartía sus sueños con su mejor amigo, pero él no lo tenía tan fácil. Vivía envuelto en una pequeña mentira que cada vez hacía un bulto más grande. Esta noche tendrían que tener cuidado pues posiblemente uno de los temas de conversación de sus padres sería la universidad.
La jornada había terminado. Cada uno se dirigía a su casa, pues mañana comenzarían en serio las clases.
- Adiós Minho, nos vemos esta noche.
- Sí, nos vemos. No llegues tarde –sonreía.
- Muy gracioso –le correspondía – no te preocupes. Allí estaré.
~~~~~~
- Llevamos 30 minutos en el baño, date prisa –se quejaba el mayor.
- Y deberías agradecérmelo. Me estoy dando prisa.
- Ya claro, vamos a comprar antes de que cierren.
- Ya estoy, vamos.
Salieron del baño y se dirigieron a la salida de la universidad.
Tenían la sensación de que este año sería diferente. Todo cambiaría a partir de ahora. El juego comenzaba. Solo quedaba esperar puesto que la estrategia ya estaba en marcha.
------------------------------------------------------------------
Espero que les haya gustado. Acepto todo lo sólido que me quieran tirar <3
Holaa ~~ Las presentaciones no se me dan bien. Me he decidido a publicar mi fic en el que he puesto muchos sentimientos propios que quería reflejar. Espero que les guste y así poder continuarlo. Intentaré publicar lo más seguido posible ya que sé como se siente eso de esperar y quedarte con la intriga. Personalmente me gusta hacerlo en mis fics, pero soy buena persona y haré lo posible. ^3^
Titulo: Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Autor: ~ Lady Akari ~
Género: Drama, romántico, lemon.
Parejas: 2min, JongKey y otros.
Personajes: Jonghyun, Key, Onew, Minho, Taemin, Kai y puede que alguno más. Los iré añadiendo
Nota: Este fic lo estoy publicando en otros foros también.
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel.
Ya era la hora. El destino lo había decidido. Como en un puzzle cuyas piezas no encajan porque están mal colocadas. Ya era la hora de poner cada pieza en su lugar. Ellos estaban destinados a caminar es una misma dirección, por un solo camino. Ni en sus sueños más locos pensarían que es lo que el futuro les tenía preparado.
Capítulo 1:
La luz temprana del amanecer acompañada de la suave brisa, acariciaba su frágil y bello rostro. Sus ojos vagaban en su propio recuerdo. ¿Cambiarían las cosas? El sentimiento que aquejaban en su pecho lo había acompañado todos estos años. Le dolía. Seguía inmerso en sus pensamientos hasta que una voz familiar lo hizo volver:
- Hyung, ¿no es muy temprano para estar despierto? –preguntó la persona que había interrumpido sus pensamientos.
- ¿Y tú qué? –contestó molesto.
- Voy al instituto hyung. Tú… deberías volver a clases.
- ¿Vas a seguir insistiendo? Ya te dije que no te metieras en mi vida.
- Pero…
- ¡¿Qué?! – Lo miró desafiante
- Somos amigos…por eso me preocupo por ti hyung –dijo agachando la cabeza.
- ¿Amigos? Eres muy ingenuo –el mayor se levantó del muro desde donde había estado observando el tranquilo amanecer de la cuidad y se dispuso a bajar las escaleras.
- ¡Hyung espera! -le cogió del brazo- aunque tú no lo aceptes somos amigos y quieras o no, seguiré preocupándome por ti.
- Tss idiota –espetó ante la confianza que derrochaba la mirada del más pequeño.
Al bajar las escaleras se volvió a adentrar en aquel pequeño almacén convertido en una especie de casa dónde se encontraban otros chicos. No es que fuera un lugar totalmente legal pues vivían al margen de todos y de todo. Unos cuantos sillones, dos baños, algunas habitaciones que solo disponían los más antiguos del lugar, entre los cuales se encontraba él. A las paredes no le faltaban sus dibujos sin sentidos y para gusto de unos pocos, restos de muebles, barras de hierro y no tenían luz, así que cada uno se las apañaba como podía. Cada cual iba a lo suyo, pero en el fondo, todos tenía algo en común. Cada uno tenía su historia, cargaban con su pasado y con la monotonía del presente. ¿Qué importaba el futuro?
Se dirigió a su habitación, bueno si se le podía llamar así. Se sentó en su cama deshecha. Frunció el ceño al sentir un fuerte olor a alcohol que se había colado con él. Otra vez venían de resaca. Justo cuando iba a cerrar los ojos oyó un ruido. Molesto, se volvió a incorporar y se dirigió al centro del almacén dónde se encontraban todos. Al parecer se estaban divirtiendo con alguien:
- ¿Otra vez por aquí, renacuajo? –se reía el más alto.
- ¿Viniste otra vez a ver a tu amigo? –le decía uno más tranquilo.
- Sí y ya me voy –intentó emprender la marcha, pero uno se lo impidió.
- ¿Tan rápido te vas? –le agarraban.
El pequeño permanecía quieto, aunque no lo reflejaba estaba un poco asustado, puesto que solo lo trataban así cuando esta gente estaba ebria, así que no sabía como iban a reaccionar. De pronto sintió como alguien le tocaba la cintura. Intentó soltarse del agarre, pero su fuerza no era suficiente. Otras manos empezaron a colarse por su camiseta y empezaban a tocarlo con deseo. Unas lágrimas de impotencia empezaban a asomarse.
Él sabía que la escena que estaba presenciando no acabaría sin heridos:
- Si me dejara en paz de una vez no le pasarían estas cosas, solo sabe meterse en líos –pensó para si mismo harto de que aquella persona cabezota viniera todas las semanas.
Se dirigió al círculo formado por los demás y liberó al pequeño:
- ¡Ya basta! – empujó a los demás
Lo cogió de la camiseta y lo sacó de allí:
- G-gracias hyung –dijo limpiándose las pocas lágrimas que se le habían escapado.
- ¡Cállate! Lo que tienes que hacer es dejarme en paz y no volver más. La próxima vez dejaré que te violen.
- No lo hará hyung –embozó una pequeña sonrisa- tú no eres así.
Esa actitud del menor le repateaban en lo más hondo. ¿Por qué seguía viniendo a verlo? Cualquier persona normal no se le hubiera ni acercado. De todas formas, no necesitaba a nadie. No necesitaba la compañía de nadie. Estaba acostumbrado a la soledad y cuidaba de si mismo. Aunque a veces, no también como tendría que hacerlo:
- Desaparece de mi vista ya, Kai –le dijo seriamente.
- Adiós hyung, hasta mañana –le dedicó una sonrisa y salió corriendo antes de darle tiempo a reprocharle algo más.
- ¡No! –gritó el mayor con la esperanza de que le hiciera caso.
~~~~~~
El castaño puso rumbo al instituto. Era su primer día después de las vacaciones, pero rogaba que este año su hyung volviera a la universidad. Aunque él lo tratara con las peores formas, no quitaba el hecho de que él lo quería como un hermano mayor. Él sabía mejor que nadie el pasado que llevaba como su sombra permanente. Cada vez que le preguntaba algo sobre él, este enseguida lo echaba a patadas como lo hacía habitualmente, no contestaba o simplemente lo amenazaba. Pero no se rendía y seguía buscando la respuesta a su pregunta. Entre pensamiento y pensamiento ya había llegado.
- Se acabó lo bueno –suspiró y entró.
~~~~~~
En una de las calles más lujosas de la cuidad, un joven celebraba una batalla campal en su cabeza. ¿Estaría bien mentir a sus padres? Le obligaban a estudiar algo que no le gustaban y a pesar de haber intentado negociar con sus padres, estos nos había cambiado su negativa:
Flash back
- Madre, por favor. Tú sabes que es lo que quiero estudiar. No me obligues a esto –le rogaba a su madre.
- Hijo, sabes que esto no es decisión mía, sino de tu padre –su madre le comprendía pero poco podía hacer.
Su padre hizo presencia tras cerrar la puerta de su despacho:
- Minho, no se hablará más del tema. Estudiarás economía. Tendrás que llevar mi imperio algún día y tienes que estar preparado. Y ahora prepárense que esta tarde tenemos la invitación a la fiesta de bienvenida de mi mayor socio.
Fin Flash back
En cierta parte comprendía a su padre pues todo lo que había conseguido gracias a su esfuerzo, quería que su hijo lo mantuviera en el futuro. Una de las familias más ricas de la ciudad. Su madre diseñadora de renombre, acostumbrado a ver a numerosos modelos, famosos, personas importantes… probándose los diseños de su madre en el amplio salón de trabajo, ubicado en su propia casa. Bueno casa, la envidia de todo el mundo. Su padre, uno de los mayores empresarios del país. Su vida consistía en toda clase de lujos y privilegios, pero no se había dejado llevar. Desde niño siempre fue alguien muy dulce y cariñoso.
Pero ahora vivía en un bucle de pequeñas mentiras. Llevaba 3 años estudiando en la universidad. Pero claro, no en la que su padre quería y mucho menos estudiando lo que le exigía. Asistía a la única universidad especializada en arte. Había conseguido ocultarlo muy bien hasta ahora y rogaba desesperadamente que su mentira no viera la luz nunca.
Después de desayunar, se despidió de sus padres y se fue a clases. Aun teniendo coche propio, tenía la manía de ir caminando. ¿Su argumento?
Disfrutaba del ejercicio mañanero y le gustaba disfrutar de la ciudad por la mañana. Tampoco quería que los otros alumnos supieran de su situación económica ya que no era una universidad especialmente cara.
Miró el reloj y se apresuró antes de que comenzaran las clases. No quería llegar tarde el primer día.
~~~~~~~
Aún medio dormido, alcanzaba a escuchar el ruido de su madre lavando los platos. Siempre la misma rutina. Su madre se levantaba a las 4 y media para preparar su humilde cafetería. Negocio que los mantenía económicamente. Ella trabajaba mucho, demasiado para su gusto, pero lo que más le molestaba era que su madre no lo dejara ayudarla. El tenía que ocuparse de su formación. No quería que su más preciado tesoro estuviera cargando con algo que no era su responsabilidad.
De repente sintió unas dulces manos acariciando su rostro:
- Hijo –le dijo suavemente- se te va a hacer tarde el primer día.
El moreno se desperezó y se incorporó cuando su madre salió de la habitación:
- Qué pereza más grande –dijo entre bostezos.
Se dirigió a la ducha tras coger la ropa. Al cabo de 10 minutos se encontraba desayunando en la cafetería de su madre debajo de su casa:
- Omma, ¿qué hora es?
- Son las ocho menos diez –dijo su madre preocupada.
- ¡mie**a llegaré tarde! Adiós omma.
- Ten cuidado y diviértete.
Y se dirigió a toda prisa a la universidad. Esperaba no llegar tarde, no el primer día.
~~~~~~
Ya era la hora. Todos estaban en el salón central. El típico discurso de todos los años daba comienzo a lo que sería otro año más. Presencia casi obligatoria, pues el reparto de las clases era dicho. El primer día solo consistía en eso. Los nuevos alumnos se pasan el día visitando las instalaciones. Los ya conocidos, se iban o simplemente pasaban el día con los amigos contándose lo que habían hecho durante el verano:
- Tenemos mucha suerte.
- Sí, llevamos 3 años en la misma clase.
- Mejor, no sé qué haría si no estuvieras en clase. Me aburriría mucho.
- ¡Está claro! No puedes vivir sin mí –dijo con aires de superioridad.
- Ay Key no tienes remedio – negó con la cabeza.
- Por cierto de vuelta a casa tenemos que hacer la compra.
- ¡Es verdad! Si no moriremos de hambre y no podemos olvidarnos del pollo.
- Tú si que no tienes remedio –dijo entre risas.
- ¿Yo por qué?
- Nada déjalo –dijo el rubio suspirando.
~~~~~~
- Otra vez llegando tarde –sonreía al ver a su mejor amigo.
- Esta vez solo fueron 5 minutos –decía intentando recuperar el aliento.
- Tarde es tarde, querido amigo –bromeaba el alto.
- ¡Oye! Que el año pasado llegué una hora después, me he superado –decía orgulloso de su gran logro.
- Será mejor que nos demos prisa o cerrarán la puerta para la presentación.
- Sí vamos.
Y se perdieron tras la enorme puerta de la universidad.
- Esta vez nos tocó juntos –susurraba el moreno para no molestar a los demás estudiantes.
- Sí, ya era hora –contestó del mismo modo.
La tutora que llevaría su clase seguía nombrando a sus próximos alumnos cuando escucharon uno en concreto:
- Jajaja parece que este año va a hacer divertido –reía por lo bajo el más alto.
- No tiene gracia Minho –decía fulminándolo con la mirada.
Cuando acabó la presentación uno de ellos no parecía para nada contento, mientras que el otro parecía divertirle la situación de su amigo:
- No puedo creer que ese chico vaya a estar en la misma clase.
- No montes un drama Jonghyun, tampoco es el fin del mundo.
- ¡Sí lo es! No puedo ni verlo. Con la cantidad de alumnos que hay y me toca con él. Tengo una suerte que me la piso.
- Gracias por la parte que me toca –decía bromeando.
- No seas tonto –le sonreía.
- Bueno, pues deja ya de darle vueltas, me estás pegando tu mal humor.
- Pero es qu…
- ¡Se acabó! –interrumpió a su amigo.
- Está bien –dijo resignado.
- Por cierto, ¿aceptarás mi invitación para la celebración te esta noche? –preguntó el alto.
- Sí, ya lo hablé con mi madre, pero, ¿qué celebran tus padres esta vez?
- Al parecer a mi padre le salió bien un negocio. Cómo siga así, el castillo será más grande –dijo algo molesto.
- Tranquilo Príncipe Choi, yo seguiré siendo tu fiel caballero –animó a su amigo jugando con su metáfora.
- ¡Vete al carajo Jonghyun! – dijo empujándolo por el brazo.
- Vamos Minho, no seas malo –se reía el más bajo.
El sabía la situación en la que se encontraba Minho pues en muchas ocasiones le había ayudado a ocultar su mentira. Él había tenido suerte en ese aspecto. Su madre siempre lo apoyaba en sus sueños y aceptaba las decisiones que el tomaba. Por eso no había tenido ningún problema en que asistiera a la universidad de arte. Compartía sus sueños con su mejor amigo, pero él no lo tenía tan fácil. Vivía envuelto en una pequeña mentira que cada vez hacía un bulto más grande. Esta noche tendrían que tener cuidado pues posiblemente uno de los temas de conversación de sus padres sería la universidad.
La jornada había terminado. Cada uno se dirigía a su casa, pues mañana comenzarían en serio las clases.
- Adiós Minho, nos vemos esta noche.
- Sí, nos vemos. No llegues tarde –sonreía.
- Muy gracioso –le correspondía – no te preocupes. Allí estaré.
~~~~~~
- Llevamos 30 minutos en el baño, date prisa –se quejaba el mayor.
- Y deberías agradecérmelo. Me estoy dando prisa.
- Ya claro, vamos a comprar antes de que cierren.
- Ya estoy, vamos.
Salieron del baño y se dirigieron a la salida de la universidad.
Tenían la sensación de que este año sería diferente. Todo cambiaría a partir de ahora. El juego comenzaba. Solo quedaba esperar puesto que la estrategia ya estaba en marcha.
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Espero que les haya gustado. Acepto todo lo sólido que me quieran tirar <3
Última edición por Lady Akari el Lun Dic 26, 2016 2:10 pm, editado 24 veces
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
wiiiiii me saludaste :3 :eaea: (yo soy la que comenta en los dos foros jojojojo ok ya me calmo xd ) se me hizo tan corto el capi y esque esta tan bueno que en verdad quedo con ganas de seguir leyendo :D esperare con ansias el prox cap ,, uuu quiero que tae despierte , quiero mas 2min y jongkey L(*¬*)7 XDD muchos saludos ! gracias por el cap :HELLO:
2minbananamilk
taemin
83
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Unnie-Ttal :$
Jooooooo... Por qué le haces eso a mi Nam-pyeon?!
Agggg~ Eres mala ¬¬
Me gusta mucho y aunque no lo paresca, soy consciente del cambio en tu manera de escribir.
Continua, continua, continua~~
o.~ Fighting!!
Jooooooo... Por qué le haces eso a mi Nam-pyeon?!
Agggg~ Eres mala ¬¬
Me gusta mucho y aunque no lo paresca, soy consciente del cambio en tu manera de escribir.
Continua, continua, continua~~
o.~ Fighting!!
DulChoc!
Jonghyun :$
53
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Ya lo he dicho, pero debía pasarme por esta pagina a decir lo excelente que esto, es perfecto *O*. Y no me digas que no, ¿eh? 77
¡Fighting!
PD:Ex-Americanidiotshineegirl xD
¡Fighting!
PD:Ex-Americanidiotshineegirl xD
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 35
¡Por fin! Les traigo el capítulo 35, espero que les guste <33
Capítulo 35:
El amanecer anunciaba un nuevo día. Lamentablemente no cambiaba nada. Cada día que avanzaba parecía empeorar las cosas. Las cosas empezaban a tensarse de sobremanera.
El alto se levantó temprano a pesar de haberse suspendido las clases. Después de bañarse fue a prepararse el desayuno. Le gustaba hacerlo él mismo, por eso no decía nada las sirvientas. Se encontraba sentado en la mesa de la cocina con su taza de café en la mano y observaba detenidamente la foto que había encontrado el día anterior. Era como si esperara a que la chica le fuera a contar todo. Y luego estaba el colgante. Tenía pinta de tener un valor sentimental muy grande. No sabía el por qué, pero así lo sentía.
Le dio la vuelta a la foto y ahí estaba otra vez… mirando esa frase inconclusa. ¿Qué día era ese? Suspiró pesadamente y dio otro sorbo a su taza de café. Miró su reloj y se bebió lo que quedaba. Se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta. Era la hora de visitas en el hospital, así que debía aprovechar. Tras dejar atrás el enrome portón de su mansión, se dirigió al lugar. Hoy hacía algo de frío aunque estuviera soleado, pero poco le importó. Tenía otras cosas en las que pensar o mejor dicho, un apersona en la que pensar.
De repente, en el trayecto, pasó por delante de la casa de Jonghyun. Había alguien sentado en la puerta de la entrada, ¿sería él? Se acercó cada vez más, confirmando su identidad. Lo era. Se encontraba con la mirada perdida, apoyando su cabeza en la pared y ambos brazos permanecían cruzados sobre sus rodillas:
- ¿Jonghyun? –llamó su atención.
Pero el moreno seguía absorto en sus pensamientos, por lo que tuvo que arrodillarse a su altura:
- Ey… -le dijo suavemente, apoyando su mano en sus brazos.
Lo conocía demasiado. Algo le preocupaba. Nunca solía estar de esa manera, así que algo grave le tendría que estar pasando:
- H-ola, Minho… -intentó sonreír.
- No hace falta que intentes fingir –le regaló una sonrisa suave mientras se sentaba a su lado.
El más bajo apoyó su cabeza en el hombro de su amigo. Minho le acarició suavemente la cabeza intentando, de alguna manera, darle ánimos:
- ¿Quieres contarme?
- Minho… -sus ojos se cristalizaron.
- ¿Qué pasó? –se preocupó.
- Ayer lo vi… estaba aquí –se mordió el labio de la impotencia.
- ¡¿Qué?! No me digas que él…
El moreno asintió lentamente:
- ¡¿Qué te hizo?! –se empezó a cabrear.
Nadie se metía con sus amigos y salía gratis:
- M-e… besó
Abrió los ojos de la sorpresa y los entrecerró de nuevo, por la ira que se acumulaba:
- Tengo miedo –confesó.
- ¿Por qué?
- Sabe que me gusta una persona… Minho, y-o… amo a Key. Lo quiero demasiado, pero tengo miedo de que si lo descubre, le pueda hacer daño.
- Jonghyun… -lo abrazó cálidamente.
Ahora que por fin, su amigo había aclarado sus sentimientos, aparecía él, precisamente esa basura:
- No te preocupes. Si lo vuelves a ver, me llamas enseguida que yo me encargo. Me encargaré de cobrarle su deuda.
- No quiero que lo hagas –le agarró el brazo- no quiero que te haga nada a ti tampoco.
- No te voy a prometer no meterme, lo siento.
El moreno suspiró tristemente:
- Voy a ir al hospital, ¿quieres venir y así te distraes?
- ¡Ah cierto! ¿cómo está Taemin? –le preguntó.
- No lo sé muy bien. Todavía no ha despertado.
- Vamos –se levantó tirando de su compañero y encaminándose hacia allá.
~~~~
El castaño se dirigió a la habitación del menor al escuchar unos sollozos. Desde la puerta observaba como el menor lloraba sin parar y se mordía el labio. Se encontraba sujetando las sábanas con ambas manos, como intentado controlar ese sentimiento de rabia que lo venía acompañando por la mañana:
- Idio-ta… –dijo entre lágrimas.
- ¿A cuál de ellos te estás refiriendo? Porque hay cada uno en tu vida, que les daría un premio.
Se acercó lentamente, subiéndose a la cama y posicionándose sobre él. Agarró ambas muñecas del rubio, obligándolas a soltar las sábanas y a relajarse:
- Onew, déjame…
- No me lo pidas, porque sabes que no te haré caso, pequeño idiota –le sonrió tranquilamente.
Key intentaba zafarse en vista de que no lo soltaba:
- Escúchame Key –dijo serio.
Este lo miró desconcertado:
- Solo te diré una cosa, mejor dicho un nombre. Jonghyun.
- No lo menciones, por favor –sus lágrimas se intensificaron.
- No hay otra cosa que te pueda decir.
- Cállate, no digas nada más.
- Jonghyun…
- ¡Cállate!
- ¡Suéltalo!
- ¡¡Amo a ese maldito estúpido!!
- Muy bien, mi pequeño –le soltó una mano para acariciarle la mejilla y limpiarle las lágrimas- ahora ven.
Se bajo de la cama quitándose de encima de él, cogiendo sus brazos y tirando de ellos. Lo atrajo hasta su pecho y lo abrazó tiernamente rodeándolo con ambos brazos. El rubio se aferró a su fecho fuertemente y terminó de desahogarse. El castaño sonrió.
~~~~
Ya se encontraban cerca del hospital. Aceleraron el paso para no perder más tiempo, adentrándose así por la puerta. Subieron al primer piso, dónde el pequeño estaba ingresado y entraron a la habitación asegurándose de que no había nadie. El más bajo, observaba por primera vez, al pequeño en ese estado. Aunque no lo conocía mucho, sentía el dolor que emanaba de él. Se podía notar perfectamente el sufrimiento en su frágil rostro. Su cuerpo pálido y delgado le empezaba a preocupar:
- Minho…
- ¿Mm? –seguía mirando al pequeño.
- ¿Cómo lo aguantas? Es decir, míralo. Tanto dolor junto tiene que ser insoportable. Lo acabo de ver y me duele a mí también.
- Yo tampoco lo sé. Te entiendo, pero hay algo aquí –señaló su pecho- que me impide dejarlo.
El moreno sonrió ante la evidente razón. El alto se acercó a Taemin y se sentó en la silla que estaba al lado de él. Le cogió la mano tiernamente y empezó a acariciarla como siempre hacía. El moreno miraba enternecido la escena. Estaba claro que su amigo estaba enamorado, ¿o serían cosas suyas?
~~~~
Después de que el rubio se volviera a quedar dormido en sus brazos, lo acostó de nuevo en su casa como la anterior noche. Era mejor que descansara. Salió de la habitación y se dirigió a la suya para coger algo de ropa y bañarse. Después de conseguir algo de comer que había en la despensa, cogió las llaves y salió. Quería despejarse, dar una vuelta por ahí.
Caminaba sin rumbo por las transitadas calles mañaneras, a pesar de que se había nublado repentinamente ahora, no quitaba que el día fuera precioso Sí. Era un chico raro. Miró al suelo y empezó a contar las líneas que iba pisando para entretenerse. Siempre lo hacía desde que era pequeño. Una…dos…tres…:
- ¡Ay! –se sobó la cabeza.
Había chocado con alguien. Levantó la vista encontrándose con él. El mundo era grande, la ciudad era grande, en la calle había muchas personas, pero justamente él, tenía que ser él. Su expresión cambió drásticamente:
- Kai…
- Otra vez…
El moreno dio media vuelta y comenzó a alejarse de él:
- ¡Espera! –fue detrás de él.
Este le ignoró y en vista de que lo iba a alcanzar, empezó a correr. El mayor aceleró sus pasos también:
- ¡Para! –le rogaba.
- ¡Deja de seguirme!
- ¿Por qué siempre huyes de mí?
- ¡No quiero saber nada de ti!
Esas palabras le habían dolido profundamente, porque venían de él. Siguió persiguiéndolo hasta que llegaron a un parque. De repente, un hombre agarró fuertemente a Kai del brazo:
- ¡Ah! –gritó de dolor.
El menor dirigió su vista a la persona que lo agarraba. Abrió los ojos desmesuradamente:
- Mocoso insoportable. ¡Tú! ¡Tú tienes la culpa de todo! ¡Tú lo arruinaste! –le agarró más fuerte provocando que se retorciera de dolor.
- Suélta-me… -rogaba.
A ese paso, le rompería el brazo. El castaño que acababa de llegar estaba presenciando la escena. Lleno de furia y rabia, cegado por el rencor, se dirigió a ese hombre:
- ¡Suéltale ahora mismo! –le gritó agarrándole la mano que sostenía el brazo del menor.
- Así que tu también estás aquí, ¿eh? –le dijo irónicamente- ¡Traidor!
- No te permito que lo trates de esa forma –lo miró con un profundo odio en sus ojos.
El menor veía la escena asustado. Ver al mayor enfrentándose de esa manera a él, sencillamente le asustaba. Siempre había sido una persona que sonreía todo el tiempo, pero en este momento, no había ni una pizca de esa sonrisa:
- ¡¿Cómo te atreves a hablarle así a tu padre?!
- Tú no eres mi padre, no después de lo que hiciste.
El hombre se carcajeó roncamente:
- Sabes perfectamente que la culpa la tiene esta cosa –se refirió al pequeño.
- ¡No lo insultes! ¡Suéltalo de una vez maldito!
Se abalanzó contra él, logrando que para protegerse, soltara a Kai. Entre forcejeo y forcejeo, el hombre agarró a Onew del cuello levantándolo en el aire, provocando que este tosiera:
- Kai… vete de a-quí… -dijo como pudo.
El menor seguía aterrorizado ante la escena. Él lo había protegido de su padre. No entendía la situación y la relación que traían ellos después de aquel día, pero de lo que estaba seguro era que no quería que nada le pasara al mayor:
- ¡Kai! ¡Vete!
- ¡No! – se armó de valor.
- ¡Hazme caso por una vez!
- ¡No te dejaré aquí! –gritó el menor.
- ¡Cállate estúpido! –dijo el hombre apretando cada vez más el agarre del cuello.
Onew se estaba quedando sin oxígeno. Cada vez le costaba más respirar, sentía que iba perdiendo la fuerza poco a poco:
- K-ai… -lo nombraba a duras penas.
- ¡Suéltalo! –sus ojos empezaban a humedecerse.
- ¿Tanto lo quieres? –sonrió amargamente- ¿No era que lo odiabas?
El menor cayó de rodillas al suelo, llevando la mano a su pecho. Lo quería, pero era un estúpido rencoroso:
- Por favor… -rogaba- suéltalo.
- Por él si ruegas, pero cuando a mi me llevaron a la cárcel, no dijiste nada, ¿eh? –le espetó.
El menor cerró los ojos con fuerza evitando los recuerdos. De repente se oyó la sirena de la policía. El hombre soltó por fin a su hijo, cayendo este directamente al suelo y salió corriendo. Kai se apresuró a su encuentro:
- ¡Onew! ¿estás bien? –sus ojos finalmente lloraban.
- N-o…llo-res, por fa-vor –dijo casi en un susurró.
- ¡Déjate de tonterías! –se limpió las lágrimas- ¡Siempre igual! –le reprochó.
El castaño sonrió tiernamente hasta que, poco a poco, la oscuridad se hizo presente:
- ¡Onew!
Fue lo último que escuchó.
Capítulo 35:
El amanecer anunciaba un nuevo día. Lamentablemente no cambiaba nada. Cada día que avanzaba parecía empeorar las cosas. Las cosas empezaban a tensarse de sobremanera.
El alto se levantó temprano a pesar de haberse suspendido las clases. Después de bañarse fue a prepararse el desayuno. Le gustaba hacerlo él mismo, por eso no decía nada las sirvientas. Se encontraba sentado en la mesa de la cocina con su taza de café en la mano y observaba detenidamente la foto que había encontrado el día anterior. Era como si esperara a que la chica le fuera a contar todo. Y luego estaba el colgante. Tenía pinta de tener un valor sentimental muy grande. No sabía el por qué, pero así lo sentía.
Le dio la vuelta a la foto y ahí estaba otra vez… mirando esa frase inconclusa. ¿Qué día era ese? Suspiró pesadamente y dio otro sorbo a su taza de café. Miró su reloj y se bebió lo que quedaba. Se levantó de la mesa y se dirigió a la puerta. Era la hora de visitas en el hospital, así que debía aprovechar. Tras dejar atrás el enrome portón de su mansión, se dirigió al lugar. Hoy hacía algo de frío aunque estuviera soleado, pero poco le importó. Tenía otras cosas en las que pensar o mejor dicho, un apersona en la que pensar.
De repente, en el trayecto, pasó por delante de la casa de Jonghyun. Había alguien sentado en la puerta de la entrada, ¿sería él? Se acercó cada vez más, confirmando su identidad. Lo era. Se encontraba con la mirada perdida, apoyando su cabeza en la pared y ambos brazos permanecían cruzados sobre sus rodillas:
- ¿Jonghyun? –llamó su atención.
Pero el moreno seguía absorto en sus pensamientos, por lo que tuvo que arrodillarse a su altura:
- Ey… -le dijo suavemente, apoyando su mano en sus brazos.
Lo conocía demasiado. Algo le preocupaba. Nunca solía estar de esa manera, así que algo grave le tendría que estar pasando:
- H-ola, Minho… -intentó sonreír.
- No hace falta que intentes fingir –le regaló una sonrisa suave mientras se sentaba a su lado.
El más bajo apoyó su cabeza en el hombro de su amigo. Minho le acarició suavemente la cabeza intentando, de alguna manera, darle ánimos:
- ¿Quieres contarme?
- Minho… -sus ojos se cristalizaron.
- ¿Qué pasó? –se preocupó.
- Ayer lo vi… estaba aquí –se mordió el labio de la impotencia.
- ¡¿Qué?! No me digas que él…
El moreno asintió lentamente:
- ¡¿Qué te hizo?! –se empezó a cabrear.
Nadie se metía con sus amigos y salía gratis:
- M-e… besó
Abrió los ojos de la sorpresa y los entrecerró de nuevo, por la ira que se acumulaba:
- Tengo miedo –confesó.
- ¿Por qué?
- Sabe que me gusta una persona… Minho, y-o… amo a Key. Lo quiero demasiado, pero tengo miedo de que si lo descubre, le pueda hacer daño.
- Jonghyun… -lo abrazó cálidamente.
Ahora que por fin, su amigo había aclarado sus sentimientos, aparecía él, precisamente esa basura:
- No te preocupes. Si lo vuelves a ver, me llamas enseguida que yo me encargo. Me encargaré de cobrarle su deuda.
- No quiero que lo hagas –le agarró el brazo- no quiero que te haga nada a ti tampoco.
- No te voy a prometer no meterme, lo siento.
El moreno suspiró tristemente:
- Voy a ir al hospital, ¿quieres venir y así te distraes?
- ¡Ah cierto! ¿cómo está Taemin? –le preguntó.
- No lo sé muy bien. Todavía no ha despertado.
- Vamos –se levantó tirando de su compañero y encaminándose hacia allá.
~~~~
El castaño se dirigió a la habitación del menor al escuchar unos sollozos. Desde la puerta observaba como el menor lloraba sin parar y se mordía el labio. Se encontraba sujetando las sábanas con ambas manos, como intentado controlar ese sentimiento de rabia que lo venía acompañando por la mañana:
- Idio-ta… –dijo entre lágrimas.
- ¿A cuál de ellos te estás refiriendo? Porque hay cada uno en tu vida, que les daría un premio.
Se acercó lentamente, subiéndose a la cama y posicionándose sobre él. Agarró ambas muñecas del rubio, obligándolas a soltar las sábanas y a relajarse:
- Onew, déjame…
- No me lo pidas, porque sabes que no te haré caso, pequeño idiota –le sonrió tranquilamente.
Key intentaba zafarse en vista de que no lo soltaba:
- Escúchame Key –dijo serio.
Este lo miró desconcertado:
- Solo te diré una cosa, mejor dicho un nombre. Jonghyun.
- No lo menciones, por favor –sus lágrimas se intensificaron.
- No hay otra cosa que te pueda decir.
- Cállate, no digas nada más.
- Jonghyun…
- ¡Cállate!
- ¡Suéltalo!
- ¡¡Amo a ese maldito estúpido!!
- Muy bien, mi pequeño –le soltó una mano para acariciarle la mejilla y limpiarle las lágrimas- ahora ven.
Se bajo de la cama quitándose de encima de él, cogiendo sus brazos y tirando de ellos. Lo atrajo hasta su pecho y lo abrazó tiernamente rodeándolo con ambos brazos. El rubio se aferró a su fecho fuertemente y terminó de desahogarse. El castaño sonrió.
~~~~
Ya se encontraban cerca del hospital. Aceleraron el paso para no perder más tiempo, adentrándose así por la puerta. Subieron al primer piso, dónde el pequeño estaba ingresado y entraron a la habitación asegurándose de que no había nadie. El más bajo, observaba por primera vez, al pequeño en ese estado. Aunque no lo conocía mucho, sentía el dolor que emanaba de él. Se podía notar perfectamente el sufrimiento en su frágil rostro. Su cuerpo pálido y delgado le empezaba a preocupar:
- Minho…
- ¿Mm? –seguía mirando al pequeño.
- ¿Cómo lo aguantas? Es decir, míralo. Tanto dolor junto tiene que ser insoportable. Lo acabo de ver y me duele a mí también.
- Yo tampoco lo sé. Te entiendo, pero hay algo aquí –señaló su pecho- que me impide dejarlo.
El moreno sonrió ante la evidente razón. El alto se acercó a Taemin y se sentó en la silla que estaba al lado de él. Le cogió la mano tiernamente y empezó a acariciarla como siempre hacía. El moreno miraba enternecido la escena. Estaba claro que su amigo estaba enamorado, ¿o serían cosas suyas?
~~~~
Después de que el rubio se volviera a quedar dormido en sus brazos, lo acostó de nuevo en su casa como la anterior noche. Era mejor que descansara. Salió de la habitación y se dirigió a la suya para coger algo de ropa y bañarse. Después de conseguir algo de comer que había en la despensa, cogió las llaves y salió. Quería despejarse, dar una vuelta por ahí.
Caminaba sin rumbo por las transitadas calles mañaneras, a pesar de que se había nublado repentinamente ahora, no quitaba que el día fuera precioso Sí. Era un chico raro. Miró al suelo y empezó a contar las líneas que iba pisando para entretenerse. Siempre lo hacía desde que era pequeño. Una…dos…tres…:
- ¡Ay! –se sobó la cabeza.
Había chocado con alguien. Levantó la vista encontrándose con él. El mundo era grande, la ciudad era grande, en la calle había muchas personas, pero justamente él, tenía que ser él. Su expresión cambió drásticamente:
- Kai…
- Otra vez…
El moreno dio media vuelta y comenzó a alejarse de él:
- ¡Espera! –fue detrás de él.
Este le ignoró y en vista de que lo iba a alcanzar, empezó a correr. El mayor aceleró sus pasos también:
- ¡Para! –le rogaba.
- ¡Deja de seguirme!
- ¿Por qué siempre huyes de mí?
- ¡No quiero saber nada de ti!
Esas palabras le habían dolido profundamente, porque venían de él. Siguió persiguiéndolo hasta que llegaron a un parque. De repente, un hombre agarró fuertemente a Kai del brazo:
- ¡Ah! –gritó de dolor.
El menor dirigió su vista a la persona que lo agarraba. Abrió los ojos desmesuradamente:
- Mocoso insoportable. ¡Tú! ¡Tú tienes la culpa de todo! ¡Tú lo arruinaste! –le agarró más fuerte provocando que se retorciera de dolor.
- Suélta-me… -rogaba.
A ese paso, le rompería el brazo. El castaño que acababa de llegar estaba presenciando la escena. Lleno de furia y rabia, cegado por el rencor, se dirigió a ese hombre:
- ¡Suéltale ahora mismo! –le gritó agarrándole la mano que sostenía el brazo del menor.
- Así que tu también estás aquí, ¿eh? –le dijo irónicamente- ¡Traidor!
- No te permito que lo trates de esa forma –lo miró con un profundo odio en sus ojos.
El menor veía la escena asustado. Ver al mayor enfrentándose de esa manera a él, sencillamente le asustaba. Siempre había sido una persona que sonreía todo el tiempo, pero en este momento, no había ni una pizca de esa sonrisa:
- ¡¿Cómo te atreves a hablarle así a tu padre?!
- Tú no eres mi padre, no después de lo que hiciste.
El hombre se carcajeó roncamente:
- Sabes perfectamente que la culpa la tiene esta cosa –se refirió al pequeño.
- ¡No lo insultes! ¡Suéltalo de una vez maldito!
Se abalanzó contra él, logrando que para protegerse, soltara a Kai. Entre forcejeo y forcejeo, el hombre agarró a Onew del cuello levantándolo en el aire, provocando que este tosiera:
- Kai… vete de a-quí… -dijo como pudo.
El menor seguía aterrorizado ante la escena. Él lo había protegido de su padre. No entendía la situación y la relación que traían ellos después de aquel día, pero de lo que estaba seguro era que no quería que nada le pasara al mayor:
- ¡Kai! ¡Vete!
- ¡No! – se armó de valor.
- ¡Hazme caso por una vez!
- ¡No te dejaré aquí! –gritó el menor.
- ¡Cállate estúpido! –dijo el hombre apretando cada vez más el agarre del cuello.
Onew se estaba quedando sin oxígeno. Cada vez le costaba más respirar, sentía que iba perdiendo la fuerza poco a poco:
- K-ai… -lo nombraba a duras penas.
- ¡Suéltalo! –sus ojos empezaban a humedecerse.
- ¿Tanto lo quieres? –sonrió amargamente- ¿No era que lo odiabas?
El menor cayó de rodillas al suelo, llevando la mano a su pecho. Lo quería, pero era un estúpido rencoroso:
- Por favor… -rogaba- suéltalo.
- Por él si ruegas, pero cuando a mi me llevaron a la cárcel, no dijiste nada, ¿eh? –le espetó.
El menor cerró los ojos con fuerza evitando los recuerdos. De repente se oyó la sirena de la policía. El hombre soltó por fin a su hijo, cayendo este directamente al suelo y salió corriendo. Kai se apresuró a su encuentro:
- ¡Onew! ¿estás bien? –sus ojos finalmente lloraban.
- N-o…llo-res, por fa-vor –dijo casi en un susurró.
- ¡Déjate de tonterías! –se limpió las lágrimas- ¡Siempre igual! –le reprochó.
El castaño sonrió tiernamente hasta que, poco a poco, la oscuridad se hizo presente:
- ¡Onew!
Fue lo último que escuchó.
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
haaa pero como, creo que me he perdido, tendre que volver a leerlo
(como si tuvieran que obligarme a hacerlo xD)
el punto es que me encanta la amistad de minho, amigos asi
ya casi no se encuentran u.u, y la forma que en que oew trata
a key, es tan lindo, y o se co kai creo que aun no cuadro del todo
supongo que mas adelante se ira viendo no?
oh y para terminar, pobre minnie, reacciona pronto porfisvor,
bueno pues solo me queda esperar por el proximo verdad
Saludines ^^
(como si tuvieran que obligarme a hacerlo xD)
el punto es que me encanta la amistad de minho, amigos asi
ya casi no se encuentran u.u, y la forma que en que oew trata
a key, es tan lindo, y o se co kai creo que aun no cuadro del todo
supongo que mas adelante se ira viendo no?
oh y para terminar, pobre minnie, reacciona pronto porfisvor,
bueno pues solo me queda esperar por el proximo verdad
Saludines ^^
anny-min
minho & Taemin
935
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
mi pequeño JOng y mi hermoso Key por fin se dan cuenta de sus propios sentimientos, ya se estaban tardando -.- sol queda la espera en que alguno de ellos se anime a decirle la verdad al otro ♥ creo que el primero será Jong JAJA'
como dice JOng, Minho esta enamorado de Minnie y de eso no hay duda e.e, mi Taemin sufre mucho D; quisiera saber que le esta pasando o que le paso D;
Kai y Onew :3 ¿son hermanos? ese señor es malo -.- ¿cómo le puede hacer eso a sus propios hijos? ONEW por favor vuelve en ti POR FAVOR -.-
Estaré esperando conti :3
como dice JOng, Minho esta enamorado de Minnie y de eso no hay duda e.e, mi Taemin sufre mucho D; quisiera saber que le esta pasando o que le paso D;
Kai y Onew :3 ¿son hermanos? ese señor es malo -.- ¿cómo le puede hacer eso a sus propios hijos? ONEW por favor vuelve en ti POR FAVOR -.-
Estaré esperando conti :3
JaneMin
Choi Minho♥
3737
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 36
¡Hola a tod@s he vuelto! Primero agradecer nuevamente a todas las que me comentan. En serio me animan mucho y me pone muy feliz. Eso hace que quiera continuar con el fic y subir los caps. más rápido <33 También a los que leen y no comentan e.e no les cuesta expresar opiniones, por favor comenten T^T Bueno a lo que voy, les traigo el siguiente capítulo, es decir, más intriga. Igual me matan al final, pero si les gusta, moriré en paz e.e Ahora si quieres que lo termine, permítanme vivir jejeje Disfrútenlo ^3^
Capítulo 36:
Empezó a sentir que alguien le estaba acariciando la frente. Lentamente fue abriendo los ojos, encontrándose a una mujer que conocía perfectamente:
- Hola hijo, ¿qué tal estás? –le sonrió con nostalgia.
El joven abrió los ojos totalmente, sorprendiéndose, entonces esta casa era de…:
- Omma… -se intentó levantar pero ella lo detuvo.
- Shh… no te muevas.
- Y-o… me ten-go que ir –dijo levantándose de repente antes de que la mujer pudiera reaccionar de nuevo.
Aún le dolía el cuello, pero intentó no pensar en ello. Salió de lo que suponía que era la habitación de él y se encaminó hacia la puerta dejando a aquella mujer sola. Por el pasillo se encontró a Kai, pero lejos de pararse, siguió hacia la puerta que se veía claramente:
- ¡Onew! – lo llamó el pequeño.
Pero este siguió su camino hasta que sintió que lo había agarrado del brazo:
- No te vayas –le dijo casi en un susurro.
El mayor lo miró tristemente. No había nada que quisiera más que quedarse, pero no podía:
- Me voy Kai, por favor suéltame.
- No lo hagas…
Se quedaron un rato mirándose a los ojos, intentando profundizar en los sentimientos ajenos. Onew no podía aguantarlo más, no estaba preparado para hablar con él después de todo. Sacudió su brazo rápidamente liberándose del agarre del menor y abrió la puerta saliendo al pequeño jardín de la entrada. El moreno corrió hacia la puerta viendo como él se iba:
- ¡Onew! ¡¿Por qué lo haces otra vez?! – suplicaba al borde del llanto.
El nombrado se paró al escucharlo. Era verdad, la historia se repetía, de nuevo…
- ¡Eres un idiota! ¡Te odio! ¡¿Por qué?! ¡Explícame! ¡¿No te bastó aquella vez?!
- Lo siento, Kai. Nunca estuve a la altura. Ojalá hubiera sido otra persona y no yo, seguramente lo hubiera hecho mejor –sonrió amargamente conteniendo las lágrimas.
Fue lo último que dijo antes de emprender la marcha. El menor veía como se alejaba hasta desaparecer entre la multitud de gente. De repente un hombre salió de la casa apoyando la mano en su hombro:
- Tengo fe de que algún día se arreglen las cosas.
- Appa… -lo miró triste.
- No te preocupes –le dijo abrazándolo- Onew es un bueno chico, sé que todo se solucionará. Solo es cuestión de tiempo –le acariciaba dulcemente la espalda
~~~~
Onew siguió caminando hacia su casa. Ya había bastante por hoy, no tenía ganas de nada más y encima empezaba a llover. Hoy no era su día. Suspiró profundamente y se sentó en un banco que había por la calle. Le daba igual mojarse, ahora todo le daba igual. ¿Había hecho algo mal aquel día? Posiblemente, ¿se arrepentía? No, en absoluto. Ahora ellos estaban a salvo. Había sacrificado sus sentimientos por salvarlos. Entonces estaba bien, ¿verdad?
La lluvia lo empapaba completamente, pero no quería moverse. Esperaba que, quizá, con un poco de suerte, el agua se llevara sus problemas. Sonrió de lado. Qué iluso.
~~~~
Key se encontraba sentado en el sillón mirando el reloj. Estaba lloviendo y su amigo no volvía. Tampoco le había avisado. Estaba empezando a preocuparse. Ante la impaciencia que reinaba en él, cogió las llaves, un paraguas y salió a toda prisa en su busca.
Empezó a buscar por todas las calles cercanas. Cada vez llovía más fuerte y eso dificultaba la visión:
- ¿Dónde estás…? –susurró.
Siguió buscando, alejándose cada vez más del lugar. Tenía que encontrarlo, pero estaba asustado por si aparecía él de nuevo. De repente vio una sombra sentada en un banco. ¿Debí acercarse? Y sí… pero algo le decía que no se preocupara. Siguiendo su instinto, se acercó lentamente pudiendo reconocer a su amigo sentado con los ojos cerrados:
- Idiota…-suspiró.
Se acercó por detrás y posó sus brazos alrededor de su cuello abrazándolo cálidamente:
- Key… -lo reconoció perfectamente.
- ¿Qué pasó? –dijo apoyando su mejilla en la del mayor que estaba congelada.
- ¿Qué te he dicho de salir solo?
- No desvíes el tema –dijo rodeando el banco y sentándose a su lado apoyándose en su frío pecho.
Onew lo rodeó con sus brazos:
- Nada. No te preocupes.
- Tendrás que decirme algo más que eso para convencerme.
El castaño sonrió débilmente:
- Acabo de ver a mi madre.
El rubio levantó su cabeza mirándolo con preocupación:
- ¿En serio?
- Sí… sigue igual de hermosa como siempre –sonrió nostálgico.
- Pues claro, ¿de dónde crees que salió este chico tan guapo? –dijo tocando con su dedo, la nariz del castaño.
El mayor sonrió nuevamente ante su comentario:
- Eres único Key.
- Lo sé –afirmó egocéntricamente- volvamos, ¿sí?
- Está bien –asintió.
Y ambos se levantaron dirigiéndose a su casa.
~~~~
- Queda 1 minuto para que se acabe la hora –dijo el moreno.
- Lo sé, déjame despedirme.
El alto se acercó al pequeño y le depositó un tierno beso en la frente:
- Adiós Taemin –le acarició la mejilla.
Ambos abandonaron el hospital un poco decaído. Ver a alguien en ese estado, no era para nada agradable. El camino transcurrió en silencio hasta que el moreno quiso animarlo un poco:
- ¿Qué te parece si te invito a comer?
- La verdad es que no estoy de humor.
- Está bien, lo tomaré como un sí –le sonrió divertido.
El alto suspiró. Su amigo era un caso:
- No tengo opción, ¿verdad?
- ¿Te parece? –sonrió divertido.
- Idiota –carcajeó.
Ambos se dirigieron a la cafetería del moreno:
- ¡Hola Minho! –lo saludó contenta la madre cuando llegaron.
- - Hola señora Kim –le sonrió amablemente.
- ¿Cómo has estado?
- - Bueno, se podría decir que bien.
- Mmm… no sé yo –rió.
- No se preocupe –imitó su gesto.
- Está bien, tomo tu palabra –dijo desapareciendo en la cocina- ¡ah! ¿Van a comer? –su despiste la hizo asomarse de nuevo.
- Sí –respondió su hijo.
- ¿Lo de siempre entonces?
Jonghyun miró a Minho y este asintió:
- Marchando –dijo volviendo a desaparecer.
Ambos chicos se sentarón y continuaron hablando:
- ¿Tus padres están en casa?
- No. Llevan fuera una semana.
- ¿Y eso?
- No lo sé. Por mí, que no vuelvan –su semblante había cambiado.
- No digas eso Minho.
- En serio Jjong, ya me da igual.
El más bajo se sintió mal por su amigo. Era triste que un hijo hablara así de sus padres, pero también entendía la situación. No era culpa de él. Cada vez los veía menos.
De repente sonó el móvil de ambos. Era un mensaje:
- Al parecer ya han arreglado las clases.
- ¿Entonces mañana a madrugar?
- Qué remedio.
Ambos suspiraron. Acto seguido les trajeron la comida y sin pensárselo dos veces, empezaron a comer.
~~~~
- ¿Te gustó el almuerzo?
- Todo lo que haces está muy bueno.
- Exagerado.
- No, en serio –rió.
Se encontraban tumbados en la cama en el cuarto del mayor. El rubio descansaba sobre el pecho de Onew y este, le acariciaba suavemente el pelo:
- Onew…
- ¿Sí?
- ¿Qué vas a hacer con él?
- No puedo hacer nada.
- ¿Cómo que no?
- Me di cuenta de que no tengo el valor suficiente para hablar con él sobre lo que pasó. Simplemente soy un cobardica.
- No lo eres. Si lo fueras no habrías hecho lo que hiciste.
- Tal vez… no fue lo mejor. Muchas veces me lo he preguntado, ¿Será correcto lo que hice? Solo… tal vez… habían otras maneras…
Key se abrazó a Onew:
- No seas idiota, ¿me estás escuchando? Nunca he conocido a una persona tan valiente como tú. Hiciste lo correcto, al único al que le tienes que pedir perdón es a ti mismo por ser tan egoísta contigo.
- Key… –le correspondió el abrazo.
- Te subiré la moral cuantas veces quieras –esbozó una pequeña sonrisa.
- Gracias.
De repente ambos móviles sonaron:
- ¿En serio? –se quejó el rubio.
- Parece que sí –rió el mayor- mañana a clase.
- Qué vida más cruel –suspiró pesadamente.
- La verdad es que sí.
~~~~
Ya era un poco tarde, así que ambos amigos se despidieron:
- No te olvides de poner el despertador –le dijo divertido.
- Que sí –lo miró de reojo.
- No llegues tarde –le repitió.
- ¿Cuántas veces me lo vas a repetir?
- ¿Alguna vez me has hecho caso?
- Pe-ro…
- No hay peros que valgan. Hasta mañana temprano –se volvió a carcajear.
- ¡Minho déjame en paz! –gritó.
- Sí si, adiós –hizo un gesto con la mano.
Gracias a su amigo la tarde había sido más amena y divertida. Ahora entendía que fuera su mejor amigo. Apresuró el paso hacia su casa pues ya se estaba haciendo de noche. Después de una media hora, por fin llegó. Entró y como siempre, vacía. Parecía una película de terror. Todo estaba oscuro y silencioso, solo se oía el roce de las ramas contra los grandes ventanales. Las sombras adornaban la casa haciéndola más lúgubre de lo que aparentaba. Una brisa recorrió el enorme salón del la entrada, provocando en él un escalofrío. Se adentró, cerrando la puerta tras de sí. Mientras caminaba sus pasos resonaban fríamente. Llegó a la escalera parándose antes de subir el primero escalón. Había alguien ahí… Se dio la vuelta, pero la soledad era su única respuesta. ¿Había sido solo una alucinación? Siguió subiendo las escaleras y otra brisa helada lo azotó despeinándolo. Algo se oía a lo lejos. ¿Quién era?:
- Minho…
El nombrado se dio la vuelta, pero no había absolutamente nadie:
- Minho…
¿Quién lo estaba llamando? ¿Serían sus locuras que estaban presentes o realmente había alguien? Se volvió a girar para seguir su camino y terminó de subir las escaleras. No tenía ganas de nada más, así que se duchó y se acostó. Después de varias vueltas consiguió por fin conciliar el sueño:
- Minho…
Otra vez esa suave voz… ¿podría ser…? El mismo escenario se abría paso delante de él. El mismo paisaje helado, entonces… él también… Corrió hacia la sala dónde se hallaba la coraza de hielo:
- ¿Estás? –lo llamó.
- Minho, ¿qué haces aquí?
- Creo que tú me has llamado –le acercó apoyándose en la estructura que lo envolvía.
- Yo no te he llamado… -sonaba extrañado.
- Pero la voz que oí era la tuya –no lo comprendía.
- Así que has venido, parece que funciona –dijo una voz más grave.
De repente, la sombra con forma humana volvió a aparecer ante ellos:
- ¡No! ¡Minho es una trampa! –intentó gritar debido al miedo.
- Así que tú me llamaste, ¿eh? –dijo enfrentándolo.
- Tienes muchas agallas al volver, ¿sabes lo que te pasará verdad?
- No te tengo miedo.
- ¡Minho vete!
- No me iré, esta vez no.
- Acabaré contigo de una vez y no volverás a molestar.
- ¡Déjalo en paz! –gritaba lo más fuerte que podía.
Pero lejos de surtir algún efecto. La extraña sombra se abalanzó sobre Minho y de un fuerte golpe lo estrelló contra la pared de cristal. El alto se retorció del dolor en el suelo:
- ¿Ahora entiendes que no tienes ninguna posibilidad? – se acercaba a él de nuevo.
- ¡¡Minho!!
Esta vez fue él quien se enfrentó a la sombra. Su tacto era pesado y frío. Muy frío. Desprendía una especie de gas oscuro por su cuerpo y sus malditos ojos penetrantes escasos de sentimiento alguno. Daba miedo. Aterraba. Tenía una fuerza descomunal y escupía odio en sus palabras:
- ¡No lo toques por favor! –suplicaba entre sollozos.
Después de varios forcejeos y golpes dados por ambos recíprocamente. Minho quedó en desventaja y la sombra lo agarró de la camiseta levantándolo en el aire:
- ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Deja de mirarme así! Esa mirada, tan llena de sentimientos, entusiasmo, confianza, valentía, seguridad… ¡Das asco! Acabaré contigo ahora –lo estrelló nuevamente, pero esta vez contra la enorme esfera.
El alto soltó un grito de dolor. Empezaba a sangrar por la boca. Le dolía todo el cuerpo. El individuo poco a poco se iba acercando para rematarlo:
- Se acabó.
De su mano empezó a salir ese gas negro que lo rodeaba, pero en forma de bola. Parecía cargada de algo realmente peligro, ¿sería el fin de verdad? La sombra disparó su bola que iba hacia el directamente:
- ¡¡No!!
De repente alguien lo agarró y fue arrastrado hacia el interior de la esfera. Por primera vez, podía ver el interior de aquella coraza que lo separaba de aquel ser tan cálido. Se levantó y se puso de pie. Levantó la vista observando la gran mansión que se elevaba en el enorme terreno que se encontraba cubierto de nieve. Hacía mucho frío, pero a la vez, era una sensación rara. Todo era extraño. Demasiado. Siguió analizando el lugar sin moverse, lo buscaba a él. De repente un cuerpo se hallaba tirado entre las grandes cantidades de nieve. Corrió rápidamente a su encuentro. El cuerpo parecía frágil y delicado. Estaba muy frío. Apartó la nieve que se encontraba encima de él, para poder verle mejor. Le dio la vuelta cogiéndolo es sus brazos:
- Minho… -el aliento frío chocó contra su cuello.
El alto se sorprendió. ¿Sería él? Se sentó con el chico en brazos debajo de un árbol recargando su espalda en el tronco. Minho le quitó los restos de nieve de su cara y abrió los ojos desmesuradamente al observar su rostro detenidamente:
- Minho… –sus labios se entreabrieron sutilmente.
- Tae…
Capítulo 36:
Empezó a sentir que alguien le estaba acariciando la frente. Lentamente fue abriendo los ojos, encontrándose a una mujer que conocía perfectamente:
- Hola hijo, ¿qué tal estás? –le sonrió con nostalgia.
El joven abrió los ojos totalmente, sorprendiéndose, entonces esta casa era de…:
- Omma… -se intentó levantar pero ella lo detuvo.
- Shh… no te muevas.
- Y-o… me ten-go que ir –dijo levantándose de repente antes de que la mujer pudiera reaccionar de nuevo.
Aún le dolía el cuello, pero intentó no pensar en ello. Salió de lo que suponía que era la habitación de él y se encaminó hacia la puerta dejando a aquella mujer sola. Por el pasillo se encontró a Kai, pero lejos de pararse, siguió hacia la puerta que se veía claramente:
- ¡Onew! – lo llamó el pequeño.
Pero este siguió su camino hasta que sintió que lo había agarrado del brazo:
- No te vayas –le dijo casi en un susurro.
El mayor lo miró tristemente. No había nada que quisiera más que quedarse, pero no podía:
- Me voy Kai, por favor suéltame.
- No lo hagas…
Se quedaron un rato mirándose a los ojos, intentando profundizar en los sentimientos ajenos. Onew no podía aguantarlo más, no estaba preparado para hablar con él después de todo. Sacudió su brazo rápidamente liberándose del agarre del menor y abrió la puerta saliendo al pequeño jardín de la entrada. El moreno corrió hacia la puerta viendo como él se iba:
- ¡Onew! ¡¿Por qué lo haces otra vez?! – suplicaba al borde del llanto.
El nombrado se paró al escucharlo. Era verdad, la historia se repetía, de nuevo…
- ¡Eres un idiota! ¡Te odio! ¡¿Por qué?! ¡Explícame! ¡¿No te bastó aquella vez?!
- Lo siento, Kai. Nunca estuve a la altura. Ojalá hubiera sido otra persona y no yo, seguramente lo hubiera hecho mejor –sonrió amargamente conteniendo las lágrimas.
Fue lo último que dijo antes de emprender la marcha. El menor veía como se alejaba hasta desaparecer entre la multitud de gente. De repente un hombre salió de la casa apoyando la mano en su hombro:
- Tengo fe de que algún día se arreglen las cosas.
- Appa… -lo miró triste.
- No te preocupes –le dijo abrazándolo- Onew es un bueno chico, sé que todo se solucionará. Solo es cuestión de tiempo –le acariciaba dulcemente la espalda
~~~~
Onew siguió caminando hacia su casa. Ya había bastante por hoy, no tenía ganas de nada más y encima empezaba a llover. Hoy no era su día. Suspiró profundamente y se sentó en un banco que había por la calle. Le daba igual mojarse, ahora todo le daba igual. ¿Había hecho algo mal aquel día? Posiblemente, ¿se arrepentía? No, en absoluto. Ahora ellos estaban a salvo. Había sacrificado sus sentimientos por salvarlos. Entonces estaba bien, ¿verdad?
La lluvia lo empapaba completamente, pero no quería moverse. Esperaba que, quizá, con un poco de suerte, el agua se llevara sus problemas. Sonrió de lado. Qué iluso.
~~~~
Key se encontraba sentado en el sillón mirando el reloj. Estaba lloviendo y su amigo no volvía. Tampoco le había avisado. Estaba empezando a preocuparse. Ante la impaciencia que reinaba en él, cogió las llaves, un paraguas y salió a toda prisa en su busca.
Empezó a buscar por todas las calles cercanas. Cada vez llovía más fuerte y eso dificultaba la visión:
- ¿Dónde estás…? –susurró.
Siguió buscando, alejándose cada vez más del lugar. Tenía que encontrarlo, pero estaba asustado por si aparecía él de nuevo. De repente vio una sombra sentada en un banco. ¿Debí acercarse? Y sí… pero algo le decía que no se preocupara. Siguiendo su instinto, se acercó lentamente pudiendo reconocer a su amigo sentado con los ojos cerrados:
- Idiota…-suspiró.
Se acercó por detrás y posó sus brazos alrededor de su cuello abrazándolo cálidamente:
- Key… -lo reconoció perfectamente.
- ¿Qué pasó? –dijo apoyando su mejilla en la del mayor que estaba congelada.
- ¿Qué te he dicho de salir solo?
- No desvíes el tema –dijo rodeando el banco y sentándose a su lado apoyándose en su frío pecho.
Onew lo rodeó con sus brazos:
- Nada. No te preocupes.
- Tendrás que decirme algo más que eso para convencerme.
El castaño sonrió débilmente:
- Acabo de ver a mi madre.
El rubio levantó su cabeza mirándolo con preocupación:
- ¿En serio?
- Sí… sigue igual de hermosa como siempre –sonrió nostálgico.
- Pues claro, ¿de dónde crees que salió este chico tan guapo? –dijo tocando con su dedo, la nariz del castaño.
El mayor sonrió nuevamente ante su comentario:
- Eres único Key.
- Lo sé –afirmó egocéntricamente- volvamos, ¿sí?
- Está bien –asintió.
Y ambos se levantaron dirigiéndose a su casa.
~~~~
- Queda 1 minuto para que se acabe la hora –dijo el moreno.
- Lo sé, déjame despedirme.
El alto se acercó al pequeño y le depositó un tierno beso en la frente:
- Adiós Taemin –le acarició la mejilla.
Ambos abandonaron el hospital un poco decaído. Ver a alguien en ese estado, no era para nada agradable. El camino transcurrió en silencio hasta que el moreno quiso animarlo un poco:
- ¿Qué te parece si te invito a comer?
- La verdad es que no estoy de humor.
- Está bien, lo tomaré como un sí –le sonrió divertido.
El alto suspiró. Su amigo era un caso:
- No tengo opción, ¿verdad?
- ¿Te parece? –sonrió divertido.
- Idiota –carcajeó.
Ambos se dirigieron a la cafetería del moreno:
- ¡Hola Minho! –lo saludó contenta la madre cuando llegaron.
- - Hola señora Kim –le sonrió amablemente.
- ¿Cómo has estado?
- - Bueno, se podría decir que bien.
- Mmm… no sé yo –rió.
- No se preocupe –imitó su gesto.
- Está bien, tomo tu palabra –dijo desapareciendo en la cocina- ¡ah! ¿Van a comer? –su despiste la hizo asomarse de nuevo.
- Sí –respondió su hijo.
- ¿Lo de siempre entonces?
Jonghyun miró a Minho y este asintió:
- Marchando –dijo volviendo a desaparecer.
Ambos chicos se sentarón y continuaron hablando:
- ¿Tus padres están en casa?
- No. Llevan fuera una semana.
- ¿Y eso?
- No lo sé. Por mí, que no vuelvan –su semblante había cambiado.
- No digas eso Minho.
- En serio Jjong, ya me da igual.
El más bajo se sintió mal por su amigo. Era triste que un hijo hablara así de sus padres, pero también entendía la situación. No era culpa de él. Cada vez los veía menos.
De repente sonó el móvil de ambos. Era un mensaje:
- Al parecer ya han arreglado las clases.
- ¿Entonces mañana a madrugar?
- Qué remedio.
Ambos suspiraron. Acto seguido les trajeron la comida y sin pensárselo dos veces, empezaron a comer.
~~~~
- ¿Te gustó el almuerzo?
- Todo lo que haces está muy bueno.
- Exagerado.
- No, en serio –rió.
Se encontraban tumbados en la cama en el cuarto del mayor. El rubio descansaba sobre el pecho de Onew y este, le acariciaba suavemente el pelo:
- Onew…
- ¿Sí?
- ¿Qué vas a hacer con él?
- No puedo hacer nada.
- ¿Cómo que no?
- Me di cuenta de que no tengo el valor suficiente para hablar con él sobre lo que pasó. Simplemente soy un cobardica.
- No lo eres. Si lo fueras no habrías hecho lo que hiciste.
- Tal vez… no fue lo mejor. Muchas veces me lo he preguntado, ¿Será correcto lo que hice? Solo… tal vez… habían otras maneras…
Key se abrazó a Onew:
- No seas idiota, ¿me estás escuchando? Nunca he conocido a una persona tan valiente como tú. Hiciste lo correcto, al único al que le tienes que pedir perdón es a ti mismo por ser tan egoísta contigo.
- Key… –le correspondió el abrazo.
- Te subiré la moral cuantas veces quieras –esbozó una pequeña sonrisa.
- Gracias.
De repente ambos móviles sonaron:
- ¿En serio? –se quejó el rubio.
- Parece que sí –rió el mayor- mañana a clase.
- Qué vida más cruel –suspiró pesadamente.
- La verdad es que sí.
~~~~
Ya era un poco tarde, así que ambos amigos se despidieron:
- No te olvides de poner el despertador –le dijo divertido.
- Que sí –lo miró de reojo.
- No llegues tarde –le repitió.
- ¿Cuántas veces me lo vas a repetir?
- ¿Alguna vez me has hecho caso?
- Pe-ro…
- No hay peros que valgan. Hasta mañana temprano –se volvió a carcajear.
- ¡Minho déjame en paz! –gritó.
- Sí si, adiós –hizo un gesto con la mano.
Gracias a su amigo la tarde había sido más amena y divertida. Ahora entendía que fuera su mejor amigo. Apresuró el paso hacia su casa pues ya se estaba haciendo de noche. Después de una media hora, por fin llegó. Entró y como siempre, vacía. Parecía una película de terror. Todo estaba oscuro y silencioso, solo se oía el roce de las ramas contra los grandes ventanales. Las sombras adornaban la casa haciéndola más lúgubre de lo que aparentaba. Una brisa recorrió el enorme salón del la entrada, provocando en él un escalofrío. Se adentró, cerrando la puerta tras de sí. Mientras caminaba sus pasos resonaban fríamente. Llegó a la escalera parándose antes de subir el primero escalón. Había alguien ahí… Se dio la vuelta, pero la soledad era su única respuesta. ¿Había sido solo una alucinación? Siguió subiendo las escaleras y otra brisa helada lo azotó despeinándolo. Algo se oía a lo lejos. ¿Quién era?:
- Minho…
El nombrado se dio la vuelta, pero no había absolutamente nadie:
- Minho…
¿Quién lo estaba llamando? ¿Serían sus locuras que estaban presentes o realmente había alguien? Se volvió a girar para seguir su camino y terminó de subir las escaleras. No tenía ganas de nada más, así que se duchó y se acostó. Después de varias vueltas consiguió por fin conciliar el sueño:
- Minho…
Otra vez esa suave voz… ¿podría ser…? El mismo escenario se abría paso delante de él. El mismo paisaje helado, entonces… él también… Corrió hacia la sala dónde se hallaba la coraza de hielo:
- ¿Estás? –lo llamó.
- Minho, ¿qué haces aquí?
- Creo que tú me has llamado –le acercó apoyándose en la estructura que lo envolvía.
- Yo no te he llamado… -sonaba extrañado.
- Pero la voz que oí era la tuya –no lo comprendía.
- Así que has venido, parece que funciona –dijo una voz más grave.
De repente, la sombra con forma humana volvió a aparecer ante ellos:
- ¡No! ¡Minho es una trampa! –intentó gritar debido al miedo.
- Así que tú me llamaste, ¿eh? –dijo enfrentándolo.
- Tienes muchas agallas al volver, ¿sabes lo que te pasará verdad?
- No te tengo miedo.
- ¡Minho vete!
- No me iré, esta vez no.
- Acabaré contigo de una vez y no volverás a molestar.
- ¡Déjalo en paz! –gritaba lo más fuerte que podía.
Pero lejos de surtir algún efecto. La extraña sombra se abalanzó sobre Minho y de un fuerte golpe lo estrelló contra la pared de cristal. El alto se retorció del dolor en el suelo:
- ¿Ahora entiendes que no tienes ninguna posibilidad? – se acercaba a él de nuevo.
- ¡¡Minho!!
Esta vez fue él quien se enfrentó a la sombra. Su tacto era pesado y frío. Muy frío. Desprendía una especie de gas oscuro por su cuerpo y sus malditos ojos penetrantes escasos de sentimiento alguno. Daba miedo. Aterraba. Tenía una fuerza descomunal y escupía odio en sus palabras:
- ¡No lo toques por favor! –suplicaba entre sollozos.
Después de varios forcejeos y golpes dados por ambos recíprocamente. Minho quedó en desventaja y la sombra lo agarró de la camiseta levantándolo en el aire:
- ¿Por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Deja de mirarme así! Esa mirada, tan llena de sentimientos, entusiasmo, confianza, valentía, seguridad… ¡Das asco! Acabaré contigo ahora –lo estrelló nuevamente, pero esta vez contra la enorme esfera.
El alto soltó un grito de dolor. Empezaba a sangrar por la boca. Le dolía todo el cuerpo. El individuo poco a poco se iba acercando para rematarlo:
- Se acabó.
De su mano empezó a salir ese gas negro que lo rodeaba, pero en forma de bola. Parecía cargada de algo realmente peligro, ¿sería el fin de verdad? La sombra disparó su bola que iba hacia el directamente:
- ¡¡No!!
De repente alguien lo agarró y fue arrastrado hacia el interior de la esfera. Por primera vez, podía ver el interior de aquella coraza que lo separaba de aquel ser tan cálido. Se levantó y se puso de pie. Levantó la vista observando la gran mansión que se elevaba en el enorme terreno que se encontraba cubierto de nieve. Hacía mucho frío, pero a la vez, era una sensación rara. Todo era extraño. Demasiado. Siguió analizando el lugar sin moverse, lo buscaba a él. De repente un cuerpo se hallaba tirado entre las grandes cantidades de nieve. Corrió rápidamente a su encuentro. El cuerpo parecía frágil y delicado. Estaba muy frío. Apartó la nieve que se encontraba encima de él, para poder verle mejor. Le dio la vuelta cogiéndolo es sus brazos:
- Minho… -el aliento frío chocó contra su cuello.
El alto se sorprendió. ¿Sería él? Se sentó con el chico en brazos debajo de un árbol recargando su espalda en el tronco. Minho le quitó los restos de nieve de su cara y abrió los ojos desmesuradamente al observar su rostro detenidamente:
- Minho… –sus labios se entreabrieron sutilmente.
- Tae…
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
aasadsadsdasadsdas xdddd quise comentar aqui igual , para las que no han leido aun este fic , se los recomiendo al 100% es demasiado bueno!!!! xd :3 OMO!! era tae (lo presentia!) que sera lo que une a minho y tae, a que se deberan esos sueños? y quien es esa sombra? waaaaa
2minbananamilk
taemin
83
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 37
¡Holis! ¡Sorprendentemente he actualizado muy rápido! :D (creo e.e) Gracias lectoras mías por apoyarme y comentar, bueno aquí el quit de la cuestión en el capítulo, ¿no? Pues a ello <3
Capítulo 37:
No podía creerlo:
- Así que eras tú, pequeño…
El mayor lo colocó mejor entre sus brazos, rodeándolo y abrazándolo cálidamente. El menor estaba muy frío y tenía ambas mejillas coloradas. Sus ojos se encontraban hinchados y de su labio inferior fluía un pequeño hilo de sangre:
- Tú me salvaste, ¿verdad?
El pequeño elevó ambos brazos rodeando el cuello de Minho para así abrazarlo y hundir su rostro en el pecho de él. El alto le acarició suavemente el cabello:
- S-i… -respondió con dificultad.
- Gracias –le susurró.
El cuerpo de Taemin empezaba a entrar en calor. Podía sentirlo. Él se aferraba cada vez más a Minho. De repente, unos sollozos empezaron a ser audibles. El alto sujetó el rostro del pequeño para mirarlo a los ojos:
- ¿Por qué lloras? –se preocupó.
- Estoy feliz de estar contigo –se limpió con su antebrazo.
- Yo también me alegro –le dijo despeinándolo dulcemente.
- No me dejes solo, por favor…
Sus ojos, sus lágrimas, sus palabras… él suplicaba:
- Nunca. Nunca más estarás solo –se acercó lentamente para depositarle un tierno beso en la frente.
Taemin buscó la cálida mano de Minho y este la entrelazó con la del pequeño:
- Es la misma sensación de aquella vez… -susurró el alto- el dulce tacto de tu mano apacigua mis dolores –llevó la mano del castaño a su mejilla, cerrando los ojos.
Ahora podía comprobarlo. Era el mismo tacto de aquella vez. Solo faltaba el sonido del piano y podía recrear fácilmente, aquella escena:
- Tae… ¿qué te pasó?
- Ayúdame Minho….
- Pídeme lo que quieras, yo te ayudaré.
- No me acuerdo de nada –dijo cabizbajo.
El alto le acarició la mejilla haciendo que este lo volviera a mirar:
- Yo te ayudaré. Te lo prometo, ¿sí?
El castaño asintió volviendo a acomodarse en su pecho. Minho lo rodeó nuevamente con sus brazos. Esa sensación de abrazarlo…ese sentimiento… le llenaba. Le hacía querer estar con él todo el tiempo. En pocos minutos, se había vuelto una adicción. El tacto de su piel, se había convertido en su droga. Aunque… estaba incompleto. No era lo mismo, le faltaba algo y se podía notar fácilmente en sus ojos:
- Será mejor que nos movamos. Está empezando a nevar con intensidad.
- ¿Pero a dónde vamos?
- ¿Qué hay de esa mansión?
- ¡No!
- ¿Qu-é pasó? –se extrañó.
- No podemos ir a-llí…
- ¿Por qué?
- No lo sé, pero no podemos ir. Estoy seguro de que si entro me dolerá más.
- ¿Dolerte el qué? –no entendía nada.
- Aquí… -se señaló el pecho- allí solo hay cosas malas.
- Está bien, no iremos –le sonrió dulcemente.
- Gracias.
Pero él, no sonreía. Él tampoco:
- Vamos –dijo cogiendo al pequeño y poniéndolo en pie –sube –se agachó y se puso de espaldas a él.
- N-o… y-o… -se había puesto nervioso.
- No te preocupes, soy fuerte.
- Es-tá bien.
Le hizo caso y se subió a su espalda. Era cálida y sus brazos lo sujetaban con dulzura, con miedo. Podría romperse y no quería eso. Era muy frágil y se había dado cuenta de eso. Llevaban caminando un buen rato ya. Estaba cansado y la nieve no disminuía. Poco a poco sus energías iban abandonando su cuerpo. Sus ojos se cerraban y sus sentidos se aturdían, pero tenía que aguantar. Taemin estaba peor. Estaba muerto de frío prácticamente. Su cara cogía un color rojizo y violeta que le preocupaba de sobremanera. Temblaba y su aliento poco a poco iba disminuyendo.
De pronto, una extraña figura se posicionó delante de ellos. El mayor intentó enfocarla para ver quién era. Parecía una mujer. Su largo vestido blanco se confundía con la nieve. A los pocos segundos empezó a tararear una melodía. Su voz angelical, llenaba el lugar de dulces compases, pero antes de poder reconocer el rostro de esa chica, su vista empezó a fallar. Todo se volvió borroso para acto seguido caer rendidos por el cansancio. Sintió como una cálida mano le acariciaba la mejilla y pocos segundos después, perdió la conciencia.
Poco a poco fue abriendo los ojos. Sintió como una brisa cálida chocaba contra su pecho y como algo sujetaba su mano. Rodó la vista a su lateral encontrándose con el pequeño que dormía plácidamente muy cerca de él. Sus manos estaban agarradas fuertemente. Inspeccionó con la vista el lugar donde yacían. Era una pequeña cabaña de madera adornada con un toque femenino, aunque para nada desagradable:
- Minho…
El nombrado volvió la vista a él, percatándose de que lo llamaba… ¿en sueños?
- Minho… –volvió a nombrarlo.
El alto sonrió y sin soltarle la mano, se apoyó en su codo, estirando el otro brazo hasta su mejilla, acariciándola dulcemente. Le encantaba. Él le encantaba y se estaba dando cuenta ahora:
- Tae…
El pequeño fue abriendo los ojos lentamente:
- ¿Dón-de es-tamos? –dijo en un hilo de voz.
- No lo sé, pequeño.
- ¿Cómo acabamos aquí? –preguntó extrañado.
- Tampoco lo sé…
No estaba del todo seguro, pero… ¿podría haber sido aquella mujer? ¿Quién era? Cada vez tenía más dudas y eso no le gustaba para nada:
- Espera aquí Tae, voy a salir a ver qué encuentro.
El menor, rápidamente se tensó y le sujetó la mano, impidiendo que saliera:
- ¿Qu-é pasa? –se extrañó.
- No te vayas –se le cristalizaron los ojos.
- Ey, tranquilo – se acercó a él- solo es un momento, enseguida vuelvo –le sonrió y le dio un beso en la frente.
El menor accedió a regañadientes. Minho se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. La abrió cauteloso, pero se volvió a encontrar el mismo paisaje invernal. ¿Qué hace esta casa en mitad de la nieve? Salió de allí alejándose de la cabaña. La brisa helada lo azotaba con fuerza. Empezó a caminar un poco por las cercanías, intentando divisar algo, pero nada podía distinguirse. Cuando volvió a emprender la marcha unos brazos lo agarraron por detrás:
- Déjame ir contigo –apretó su agarre.
- Pero, deber….
- Por favor –enterró su rosto en la espalda de él.
¿Cómo podía decirle que no? No podía resistirse:
- Está bien –suspiró.
- Gracias gracias –dijo dando pequeños saltos de alegría.
Se posicionó a su lado y entrelazó su mano con la su acompañante. Minho se dio cuenta y le sonrió dulcemente reforzando el agarre. ¿Por qué este Taemin era tan tierno? Tan dulce… amable, cariñoso… era muy diferente. Este está lleno de sentimientos, de emociones. Cuanta diferencia.
Juntos siguieron caminado, por aquel inmenso desierto nevado. El mayor entrecerró los ojos de repente. No sabía si era por la ventisca o de verdad había niebla. No podían ver absolutamente nada, por lo que el destino o la dirección, estaba completamente a merced del clima. Estuvieron caminando durante largos minutos hasta que entre el espesor blanco se toparon con una gran sombra cuadrada. Ambos se extrañaron y siguieron acercándose. Sin esperárselo, estaban ante una gran puerta. Alzaron la vista recorriendo la estructura familiar y el menor se tensó:
- Min-ho… -dijo retrocediendo.
- Otra vez la mansión –susurró.
- Regresemos por favor –suplicaba sujetándose con la otra mano al brazo del moreno.
El mayor se quedó estático observando la lujosa mansión que se alzaba ante sus pies. Este tipo de construcción era parecida a la suya, no era nada más allá de la realidad. Sentía como era apartado de allí por el pequeño que tiraba fuertemente de él. De pronto, la niebla empezó a disiparse y la ventisca empezó a aminorar hasta desaparecer. Volvían a la situación inicial:
- Tengo miedo… vámonos Minho –comenzaba a sollozar.
- ¿Pero qué es esa casa? –la miró fijamente.
- No lo s… ¡ah! –el menor gritó de dolor.
Se encontraba de rodillas en el suelo con las manos en su pecho y los ojos abiertos como platos. Empezaba a temblar y las lágrimas se liberaban por fin:
- ¡Tae! ¿Qué te pasa? –se agachó rápidamente a su altura.
- T-ienes… que ir-te… -dijo con dificultad.
- ¿Es él? –frunció el ceño.
- Algo viene… malo. Muy malo…
Un silencio sepulcral se escuchó hasta que un enorme estruendo resonó en toda la zona. La puerta de la mansión se había abierto bruscamente. Su interior era tenebroso y estaba totalmente oscuro. De repente, unas enredaderas negras empezaron a salir de allí. Se dirigían directas a ellos:
- ¡Minho corre! –le gritó a pleno pulmón.
- ¡No te voy a dejar aquí!
- ¡Tienes que irte!
Las enredaderas avanzaron con gran rapidez alcanzando al mayor y atándolo de pies y manos:
- ¡¡Minho!!
- ¡Tae corre tú!
- N-o, p-ued-o… -estaba paralizado.
Los látigos empezaron poco a poco a atrapar al castaño que se encontraba todavía en el suelo. De repente, de las flores negras, empezó a salir… ese gas negro. Entonces esto era culpa de él. El gas comenzó a envolverse y a solidificarse, encarcelando al menor en un gran cristal. Ahora mismo él no respondía, había perdido la conciencia, debido seguramente a esa maldita basura.
El gas se dirigió ahora hacia Minho que se encontraba inmovilizado. Lo empezó a envolver como la oscuridad y poco a poco fue cerrando los ojos.
Se levantó agitado de la cama, el sudor perlaba su cara y su pecho subía y bajaba intentando regular la respiración. Por fin, había conseguido avanzar:
- Taemin…
Suspiró profundamente y se sentó apoyando la cabeza en ambas manos:
- Esto es de locos –dijo levantándose.
Miró la hora. Dentro de poco se tendría que levantar para ir a clase, por lo que aprovechó y se fue a duchar directamente. El agua fría regulaba su temperatura y lo tranquilizaba en cierto modo. Todo esto era una locura. Observó como su mano aún sentía su roce. A pesar de que era un sueño, su mano recordaba su tacto, sus cálidos abrazos, su lenta respiración, su voz dulce, sus ojos…vacíos. Ese no era Taemin, o por lo menos, estaba incompleto.
Intentó dejar de pensar en eso y tras vestirse y desayunar, se puso en marcha a la universidad.
~~~~
- ¡Key! ¡Despierta de una vez!
Lo había llamado numerosas veces y seguía sin levantarse. Entró decidido a la habitación, se acercó a la cama y tiró de sus brazos dejándolo rápidamente de pie. Lo dirigió al baño aún medido dormido y lo metió en la ducha con ropa y todo:
- ¡Idiota! –le gritó lo más fuerte que pudo.
- Si te hubieras levando las otras doscientas veces que te lo dije, no hubiera tenido que llegar a esto.
Lo había mojado con ropa y todo:
- Podrían haberme quitado la ropa, ya que estabas.
- Eso sería mucho esfuerzo –rió- así es más divertido.
- Qué gracioso –lo fulminaba con el pensamiento.
Después del incidente mañanero, ambos desayunaron y pusieron rumbo a clase también:
- Podrían haberse retrasado la restauración –dijo bostezando por enésima vez el rubio.
- Después hubiera sido peor y lo sabes.
- Da igual, pero no me estaría muriendo de esta manera– lo miró de reojo.
- Deja de quejarte anda –le dio una palmadita en la espalda.
~~~~
El moreno por fin, había llegado a la universidad encontrándose en la entrada con su amigo.
- ¿Cómo estás? –le preguntó el alto.
- Bueno –le sonrió ¿tú?
- Bueno –se rieron ambos.
- ¿Has visto? –levantó ambas cejas- llegué temprano.
- Ya era hora –sonrió de lado.
~~~~
La campana había avisado el comienzo de las clases. Todos los alumnos regados por las instalaciones debían acudir a sus respectivas clases:
- ¿Vamos? –preguntó Jonghyun.
- Sí.
De repente, el móvil del alto empezó a sonar interrumpiendo la marcha de ambos:
- ¿Señor Minho?
- Sí, soy yo –se extrañó.
- Somos del hospital. El paciente Lee Taemin… ha huido de aquí –se congeló ante la noticia.
Capítulo 37:
No podía creerlo:
- Así que eras tú, pequeño…
El mayor lo colocó mejor entre sus brazos, rodeándolo y abrazándolo cálidamente. El menor estaba muy frío y tenía ambas mejillas coloradas. Sus ojos se encontraban hinchados y de su labio inferior fluía un pequeño hilo de sangre:
- Tú me salvaste, ¿verdad?
El pequeño elevó ambos brazos rodeando el cuello de Minho para así abrazarlo y hundir su rostro en el pecho de él. El alto le acarició suavemente el cabello:
- S-i… -respondió con dificultad.
- Gracias –le susurró.
El cuerpo de Taemin empezaba a entrar en calor. Podía sentirlo. Él se aferraba cada vez más a Minho. De repente, unos sollozos empezaron a ser audibles. El alto sujetó el rostro del pequeño para mirarlo a los ojos:
- ¿Por qué lloras? –se preocupó.
- Estoy feliz de estar contigo –se limpió con su antebrazo.
- Yo también me alegro –le dijo despeinándolo dulcemente.
- No me dejes solo, por favor…
Sus ojos, sus lágrimas, sus palabras… él suplicaba:
- Nunca. Nunca más estarás solo –se acercó lentamente para depositarle un tierno beso en la frente.
Taemin buscó la cálida mano de Minho y este la entrelazó con la del pequeño:
- Es la misma sensación de aquella vez… -susurró el alto- el dulce tacto de tu mano apacigua mis dolores –llevó la mano del castaño a su mejilla, cerrando los ojos.
Ahora podía comprobarlo. Era el mismo tacto de aquella vez. Solo faltaba el sonido del piano y podía recrear fácilmente, aquella escena:
- Tae… ¿qué te pasó?
- Ayúdame Minho….
- Pídeme lo que quieras, yo te ayudaré.
- No me acuerdo de nada –dijo cabizbajo.
El alto le acarició la mejilla haciendo que este lo volviera a mirar:
- Yo te ayudaré. Te lo prometo, ¿sí?
El castaño asintió volviendo a acomodarse en su pecho. Minho lo rodeó nuevamente con sus brazos. Esa sensación de abrazarlo…ese sentimiento… le llenaba. Le hacía querer estar con él todo el tiempo. En pocos minutos, se había vuelto una adicción. El tacto de su piel, se había convertido en su droga. Aunque… estaba incompleto. No era lo mismo, le faltaba algo y se podía notar fácilmente en sus ojos:
- Será mejor que nos movamos. Está empezando a nevar con intensidad.
- ¿Pero a dónde vamos?
- ¿Qué hay de esa mansión?
- ¡No!
- ¿Qu-é pasó? –se extrañó.
- No podemos ir a-llí…
- ¿Por qué?
- No lo sé, pero no podemos ir. Estoy seguro de que si entro me dolerá más.
- ¿Dolerte el qué? –no entendía nada.
- Aquí… -se señaló el pecho- allí solo hay cosas malas.
- Está bien, no iremos –le sonrió dulcemente.
- Gracias.
Pero él, no sonreía. Él tampoco:
- Vamos –dijo cogiendo al pequeño y poniéndolo en pie –sube –se agachó y se puso de espaldas a él.
- N-o… y-o… -se había puesto nervioso.
- No te preocupes, soy fuerte.
- Es-tá bien.
Le hizo caso y se subió a su espalda. Era cálida y sus brazos lo sujetaban con dulzura, con miedo. Podría romperse y no quería eso. Era muy frágil y se había dado cuenta de eso. Llevaban caminando un buen rato ya. Estaba cansado y la nieve no disminuía. Poco a poco sus energías iban abandonando su cuerpo. Sus ojos se cerraban y sus sentidos se aturdían, pero tenía que aguantar. Taemin estaba peor. Estaba muerto de frío prácticamente. Su cara cogía un color rojizo y violeta que le preocupaba de sobremanera. Temblaba y su aliento poco a poco iba disminuyendo.
De pronto, una extraña figura se posicionó delante de ellos. El mayor intentó enfocarla para ver quién era. Parecía una mujer. Su largo vestido blanco se confundía con la nieve. A los pocos segundos empezó a tararear una melodía. Su voz angelical, llenaba el lugar de dulces compases, pero antes de poder reconocer el rostro de esa chica, su vista empezó a fallar. Todo se volvió borroso para acto seguido caer rendidos por el cansancio. Sintió como una cálida mano le acariciaba la mejilla y pocos segundos después, perdió la conciencia.
Poco a poco fue abriendo los ojos. Sintió como una brisa cálida chocaba contra su pecho y como algo sujetaba su mano. Rodó la vista a su lateral encontrándose con el pequeño que dormía plácidamente muy cerca de él. Sus manos estaban agarradas fuertemente. Inspeccionó con la vista el lugar donde yacían. Era una pequeña cabaña de madera adornada con un toque femenino, aunque para nada desagradable:
- Minho…
El nombrado volvió la vista a él, percatándose de que lo llamaba… ¿en sueños?
- Minho… –volvió a nombrarlo.
El alto sonrió y sin soltarle la mano, se apoyó en su codo, estirando el otro brazo hasta su mejilla, acariciándola dulcemente. Le encantaba. Él le encantaba y se estaba dando cuenta ahora:
- Tae…
El pequeño fue abriendo los ojos lentamente:
- ¿Dón-de es-tamos? –dijo en un hilo de voz.
- No lo sé, pequeño.
- ¿Cómo acabamos aquí? –preguntó extrañado.
- Tampoco lo sé…
No estaba del todo seguro, pero… ¿podría haber sido aquella mujer? ¿Quién era? Cada vez tenía más dudas y eso no le gustaba para nada:
- Espera aquí Tae, voy a salir a ver qué encuentro.
El menor, rápidamente se tensó y le sujetó la mano, impidiendo que saliera:
- ¿Qu-é pasa? –se extrañó.
- No te vayas –se le cristalizaron los ojos.
- Ey, tranquilo – se acercó a él- solo es un momento, enseguida vuelvo –le sonrió y le dio un beso en la frente.
El menor accedió a regañadientes. Minho se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. La abrió cauteloso, pero se volvió a encontrar el mismo paisaje invernal. ¿Qué hace esta casa en mitad de la nieve? Salió de allí alejándose de la cabaña. La brisa helada lo azotaba con fuerza. Empezó a caminar un poco por las cercanías, intentando divisar algo, pero nada podía distinguirse. Cuando volvió a emprender la marcha unos brazos lo agarraron por detrás:
- Déjame ir contigo –apretó su agarre.
- Pero, deber….
- Por favor –enterró su rosto en la espalda de él.
¿Cómo podía decirle que no? No podía resistirse:
- Está bien –suspiró.
- Gracias gracias –dijo dando pequeños saltos de alegría.
Se posicionó a su lado y entrelazó su mano con la su acompañante. Minho se dio cuenta y le sonrió dulcemente reforzando el agarre. ¿Por qué este Taemin era tan tierno? Tan dulce… amable, cariñoso… era muy diferente. Este está lleno de sentimientos, de emociones. Cuanta diferencia.
Juntos siguieron caminado, por aquel inmenso desierto nevado. El mayor entrecerró los ojos de repente. No sabía si era por la ventisca o de verdad había niebla. No podían ver absolutamente nada, por lo que el destino o la dirección, estaba completamente a merced del clima. Estuvieron caminando durante largos minutos hasta que entre el espesor blanco se toparon con una gran sombra cuadrada. Ambos se extrañaron y siguieron acercándose. Sin esperárselo, estaban ante una gran puerta. Alzaron la vista recorriendo la estructura familiar y el menor se tensó:
- Min-ho… -dijo retrocediendo.
- Otra vez la mansión –susurró.
- Regresemos por favor –suplicaba sujetándose con la otra mano al brazo del moreno.
El mayor se quedó estático observando la lujosa mansión que se alzaba ante sus pies. Este tipo de construcción era parecida a la suya, no era nada más allá de la realidad. Sentía como era apartado de allí por el pequeño que tiraba fuertemente de él. De pronto, la niebla empezó a disiparse y la ventisca empezó a aminorar hasta desaparecer. Volvían a la situación inicial:
- Tengo miedo… vámonos Minho –comenzaba a sollozar.
- ¿Pero qué es esa casa? –la miró fijamente.
- No lo s… ¡ah! –el menor gritó de dolor.
Se encontraba de rodillas en el suelo con las manos en su pecho y los ojos abiertos como platos. Empezaba a temblar y las lágrimas se liberaban por fin:
- ¡Tae! ¿Qué te pasa? –se agachó rápidamente a su altura.
- T-ienes… que ir-te… -dijo con dificultad.
- ¿Es él? –frunció el ceño.
- Algo viene… malo. Muy malo…
Un silencio sepulcral se escuchó hasta que un enorme estruendo resonó en toda la zona. La puerta de la mansión se había abierto bruscamente. Su interior era tenebroso y estaba totalmente oscuro. De repente, unas enredaderas negras empezaron a salir de allí. Se dirigían directas a ellos:
- ¡Minho corre! –le gritó a pleno pulmón.
- ¡No te voy a dejar aquí!
- ¡Tienes que irte!
Las enredaderas avanzaron con gran rapidez alcanzando al mayor y atándolo de pies y manos:
- ¡¡Minho!!
- ¡Tae corre tú!
- N-o, p-ued-o… -estaba paralizado.
Los látigos empezaron poco a poco a atrapar al castaño que se encontraba todavía en el suelo. De repente, de las flores negras, empezó a salir… ese gas negro. Entonces esto era culpa de él. El gas comenzó a envolverse y a solidificarse, encarcelando al menor en un gran cristal. Ahora mismo él no respondía, había perdido la conciencia, debido seguramente a esa maldita basura.
El gas se dirigió ahora hacia Minho que se encontraba inmovilizado. Lo empezó a envolver como la oscuridad y poco a poco fue cerrando los ojos.
Se levantó agitado de la cama, el sudor perlaba su cara y su pecho subía y bajaba intentando regular la respiración. Por fin, había conseguido avanzar:
- Taemin…
Suspiró profundamente y se sentó apoyando la cabeza en ambas manos:
- Esto es de locos –dijo levantándose.
Miró la hora. Dentro de poco se tendría que levantar para ir a clase, por lo que aprovechó y se fue a duchar directamente. El agua fría regulaba su temperatura y lo tranquilizaba en cierto modo. Todo esto era una locura. Observó como su mano aún sentía su roce. A pesar de que era un sueño, su mano recordaba su tacto, sus cálidos abrazos, su lenta respiración, su voz dulce, sus ojos…vacíos. Ese no era Taemin, o por lo menos, estaba incompleto.
Intentó dejar de pensar en eso y tras vestirse y desayunar, se puso en marcha a la universidad.
~~~~
- ¡Key! ¡Despierta de una vez!
Lo había llamado numerosas veces y seguía sin levantarse. Entró decidido a la habitación, se acercó a la cama y tiró de sus brazos dejándolo rápidamente de pie. Lo dirigió al baño aún medido dormido y lo metió en la ducha con ropa y todo:
- ¡Idiota! –le gritó lo más fuerte que pudo.
- Si te hubieras levando las otras doscientas veces que te lo dije, no hubiera tenido que llegar a esto.
Lo había mojado con ropa y todo:
- Podrían haberme quitado la ropa, ya que estabas.
- Eso sería mucho esfuerzo –rió- así es más divertido.
- Qué gracioso –lo fulminaba con el pensamiento.
Después del incidente mañanero, ambos desayunaron y pusieron rumbo a clase también:
- Podrían haberse retrasado la restauración –dijo bostezando por enésima vez el rubio.
- Después hubiera sido peor y lo sabes.
- Da igual, pero no me estaría muriendo de esta manera– lo miró de reojo.
- Deja de quejarte anda –le dio una palmadita en la espalda.
~~~~
El moreno por fin, había llegado a la universidad encontrándose en la entrada con su amigo.
- ¿Cómo estás? –le preguntó el alto.
- Bueno –le sonrió ¿tú?
- Bueno –se rieron ambos.
- ¿Has visto? –levantó ambas cejas- llegué temprano.
- Ya era hora –sonrió de lado.
~~~~
La campana había avisado el comienzo de las clases. Todos los alumnos regados por las instalaciones debían acudir a sus respectivas clases:
- ¿Vamos? –preguntó Jonghyun.
- Sí.
De repente, el móvil del alto empezó a sonar interrumpiendo la marcha de ambos:
- ¿Señor Minho?
- Sí, soy yo –se extrañó.
- Somos del hospital. El paciente Lee Taemin… ha huido de aquí –se congeló ante la noticia.
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
OMG pero que sueño tan más loco el que tuvo Minho
pero ya avanzo al menos ya sabe que al que tiene que
ayudar es a Minnie y que él lo necesita más que a nadie
Key JAJA me encanta la relación que tiene Key y Onew
son tan buenos amigos que los AMO, también me fascina
la relación que tiene Jong y Minho también son unos hermosos
amigos ♥
¿cómo que se escapo Taemin del hospital? -.- MINHOO
ENCUENTRALO :3
Estaré esperando conti
pero ya avanzo al menos ya sabe que al que tiene que
ayudar es a Minnie y que él lo necesita más que a nadie
Key JAJA me encanta la relación que tiene Key y Onew
son tan buenos amigos que los AMO, también me fascina
la relación que tiene Jong y Minho también son unos hermosos
amigos ♥
¿cómo que se escapo Taemin del hospital? -.- MINHOO
ENCUENTRALO :3
Estaré esperando conti
JaneMin
Choi Minho♥
3737
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 38
¡Hola! Aquí vuelvo con el capi 38, espero que les guste y gracias MinhoO, por seguir comentando y hacerlo siempre ^3^
Capítulo 38:
El frío de la mañana lo había acompañado en todo el trayecto. Ya estaba llegando. Parecía ser que esa zona de la ciudad siempre estaba nublada…gris, desolada… llena de recuerdos, sentimientos, lágrimas, flores y fechas que marcaban el corazón de muchas personas. Su pecho empezaba a oprimirse cada paso que se acercaba. ¿Por qué lo había olvidado? ¿Cuándo fue la última vez que vino?
Se adentró pesadamente en aquel paraje lóbrego. El camino de piedras le indicaba las diferentes direcciones, pero él sabía que no estaba por ninguno de ellos. Ignoró las señales y se dirigió a lo alto de la colina. Ahora lo recordaba. Ese día. No supo que le pasó, lo último que recordaba era el dulce olor a las flores que el viento acariciaba, las lágrimas recorrer sus mejillas y ese dolor… el mismo, el que todavía sentía. Pero había algo más, algo que por alguna extraña razón había olvidado, alguna pieza del puzle se había perdido.
Llegó por fin a lo alto de esa montaña que le producía multitud de sentimiento. Se fue acercando poco a poco. Se paró enfrente de lo que hacía tiempo no veía. Se sentó a su lado y apoyó su mano sintiendo como el frío del mármol lo recorría por completo:
- Perdóname… -susurró.
Las lágrimas acudían a sus ojos:
- No sé cómo pude olvidarlo.
Una brisa fría sacudió sus cabellos. No sé movía para nada. Se encontraba ahí sentado apoyado en esa lápida, con la mirada pérdida en el horizonte. Sus lágrimas mojaban su camiseta y sus brazos, pero no le importaba.
~~~~
- ¿Minho? ¿Qué pasó? –se preocupó su amigo.
El alto se había quedado estático. ¿Cómo podía huir en las condiciones en las que se encontraba?
- Jonghyun me voy –le dijo firmemente.
- ¿Cómo?
- Taemin ha huido del hospital. Tengo que encontrarlo antes de que siga haciendo locuras.
El moreno abrió los ojos como platos:
- ¿Quieres que te ayude? –se ofreció.
- No. Tú tienes que asistir. Yo me ocupo.
- Pe-ro…
- Adiós.
Se despidió para salir corriendo de la universidad. ¿Por qué narices se habría largado de allí? Cada vez lo entendía menos. A toda prisa empezó a buscar por todos los lados en los que podría estar. ¿Dónde se metía ese chico? Se recorrió todas las calles cerca del hospital, cerca de la universidad, en los parques, en algunos bares…pero no había rastro de él. Se sentó agotado en uno de los bancos de la calle. Respiró profundamente y cerró los ojos.
Estaba muy preocupado por Taemin. ¿Qué estaría haciendo? Se encontraba muy cansado. Con el sueño de anoche no había descansado muy bien:
- ¡Maldición me he quedado dormido! –dijo mirando el reloj.
Se volvió a levantar y emprendió el rumbo de nuevo.
~~~~
Ya había sonado la hora del almuerzo hacía un buen rato. El moreno se encontraba en el baño cuando de repente, entró esa persona que le removía sus sentidos:
- H-ola, Key –le sonrió.
- H-ola –se sonrojó.
Con lo grande que es la universidad y tenían que encontrarse justo en este baño. El rubio apartó la mirada evitando que el moreno notara su sonrojo. Se lavó las manos y empezó arreglarse el pelo ante la atenta mirada del otro. Jonghyun se acercó despacio por detrás y sintiendo como el rubio se tensaba, le colocó un mechón de pelo y le sonrió como siempre. Key se había puesto nervioso y la sonrisa no le ayudaba para nada. Intentó irse sin prestar mucha atención a sus sentimientos, pero la mano del moreno le agarró suavemente la muñeca, lo que hizo que se diera la vuelta y se quedaran cara a cara mirándose a los ojos:
- Key… ¿podemos hablar?
- N-o… yo, lo siento no puedo –intentó irse pero no pudo.
- Por favor –le suplicó.
- Jonghyun, no lo hagas, no empieces. Ya te lo dejé claro.
- Mientes –dijo en tono suave- no es eso lo que sientes, ¿verdad?
El rubio se sorprendió. ¿Acaso de había leído el pensamiento? Tenía que alejarse de él lo más rápido posible o podría hacer alguna tontería. De repente sonó el fin del almuerzo. Aprovechó eso y lo utilizó como excusa para escaquearse de la situación. Su corazón latía endemoniadamente rápido y sus ganas de besarle, nunca habían sido más intensas. Debía calmarse por el bien de todos. Cuando se alejó del baño, suspiró aliviado y entró de nuevo a clase.
~~~~
Ya estaba atardeciendo y todavía no había rastro de él. Estaba agotado de tanto buscar. Suspiró resignado y emprendió la marcha a su casa. Tenía un sentimiento de preocupación y de impotencia que lo comía por dentro. Se adentró en el ya oscuro parque cerca de su casa, logrando visualizar una sombra sentada a los pies de un árbol. ¿Qué era aquello? O mejor, ¿quién era? Se fue acercando más sorprendiéndose de la visión. Era él. Lo había estado buscando todo el día y aparecía ahora sentado debajo del árbol… emborrachándose. Estaba furioso. No sabía si era por el hecho de que llevaba todo el día tras de él o porque estaba bebiendo alcohol:
- ¡Taemin! – gritó acercándose hasta él.
El castaño lo miraba desde abajo un tanto borroso debido a su consumo:
- ¿Qué?
- ¿Se puede saber por qué narices te escapaste del hospital?
Taemin se puso de pie ayudándose del árbol:
- ¿Otra vez? Ya te he dicho que me dejes vivir tranquilo –se tambaleó un poco.
El alto se cansó y lo agarró por el cuello de la camiseta quedando con él cara a cara:
- ¡Idiota! ¡Explícamelo de una vez!
- Ya te he dicho que no te interesa.
- He estado todo el día buscándote por ahí. Estaba preocupado de que pudiera pasarte algo malo en tu estado, ¡¿no entiendes que me duele verte así?! ¡¿Por qué no te dejas ayudar?!
A Minho se le habían saltado las lágrimas. Al pequeño le dio una punzada en el corazón al verlo llorar de nuevo, pero esta vez, era su culpa. Se había preocupado por él, a pesar de lo que iba a obtener a cambio. ¿No se cansaba?
- Minho, deja de entrometerte.
- ¿Cómo puedes decir eso?
- Créeme. Así las cosas serán más sencillas para ambos.
El alto soltó el agarre:
- No te entiendo Taemin. Deberás que a veces me es imposible descifrarte.
- No necesito que me entiendas, simplemente que te largues.
El alto suspiró. Estaba un poco mareado y cansado y sumándole la discusión con el castaño, no estaba demasiado bien. Fue a dar un paso cuando todo se volvió negro, desmayándose en el acto. El pequeño abrió los ojos de golpe. Se agachó automáticamente intentando despertarlo, pero no respondía. Se estaba empezando a preocupar, esperen… ¿preocupado por él? ¿Desde cuándo se preocupaba por él? Pero parecía que sí. Algo en su interior se había accionado y ahora parecía querer ayudarlo.
Miró alrededor suyo buscando ayuda. De pronto, reconoció la zona. La casa de Minho estaba cerca de aquí. Estaba de suerte. Lo cargó a su espalda, como pudo y se dirigió hacia allí. Cuando llegó, la puerta de la entrada estaba abierta, cosa que agradeció enormemente. Todavía le quedaba un buen trecho hasta la puerta de la casa. Caminó a duras penas hasta allí, el alcohol le pasaba factura. Sacó las llaves del bolsillo de Minho y después de varios intentos, dio con la correcta.
Subió con gran dificultad las enormes escaleras agradeciendo que se acordara del recorrido hasta llegar a su cuarto. Se acercó poco a poca a la cama y justo cuando lo iba a dejar, su vista se nubló por completo. Su equilibrio se redujo a cero y sus fuerzas detrás de él, cayendo ambos en la cama. Minho encima de Taemin.
~~~~
- ¿Qué te pasa? –preguntó su amigo.
- N-ada, ¿por?
- Porque sé que es mentira.
- No es nada –insistió.
- ¡Mira Jonghyun!
El rubio se sobresaltó y un pequeño sonrojo tiñó sus mejillas:
- Así que era por él –rió ante la evidencia.
- Idiota –le dio un codazo en las costillas- no vuelvas a hacer eso.
- Pues no me mientas –se sobó la zona que había amortiguado el golpe.
Key suspiró:
- Hoy me lo encontré en el baño.
- ¿Y qué pasó?
- Sus ojos volvían a suplicarme una explicación. Te juro que me moría por dentro.
- Key…
- Onew…, yo… lo amo demasiado, pero no puedo… y-o me siento impotente conmigo mismo. Soy un estúpido.
- No Key, no lo eres. No fue culpa tuya. Yo sé que eres una persona muy fuerte.
- No mientas. No lo soy.
- Sí, lo eres.
- ¡Desconfío hasta de mi propia sombra! Solo soy un cobarde.
- ¡Escúchame Kibum! –lo cogió por los hombros- si fueras un cobarde, no estarías aquí. Si no fueras fuerte, estarías
ingresado. No conozco a nadie que lo haya superado por sí mismo. Así que es hora de avanzar otro escalón. Lo has hecho bien hasta ahora, solo tienes que seguir. ¿De acuerdo?
Las lágrimas descendían por las mejillas del rubio quien reaccionó abrazando a su amigo fuertemente:
- Quiero avanzar, pero tengo miedo Onew –sollozaba.
- Lo sé pequeño, pero yo confío en ti. Puedes hacerlo –le acariciaba la espalda.
- Pero y s…
- Jonghyun nunca te hará daño. Él también te quiere, es evidente.
Onew notaba como las lágrimas del rubio habían cesado. Lo separó lentamente y lo miró:
- Key…
- ¿Mm?
- Tengo hambre –le rugieron las tripas.
El rubio sonrió inevitablemente, su amigo era un caso:
- Ya voy a hacer la cena, tranquilo.
- Menos mal. Tengo mucha hambre –suspiró aliviado.
Él se retiró a la cocina seguido por su hambriento amigo. Ya había pasado unos minutos:
- ¿Tardarás mucho? –se echó en la mesa de la cocina muerto de hambre.
- No –suspiró por enésima vez- falta solo un poco.
- Deberías cocinar más rápido –se quejó.
- Te vas a comer mi puño de entrante –se acercó hasta la mesa.
- Vale, vale, vale, lo siento, perdóname –se cubrió la cabeza con ambas manos.
Soltó un largo suspiro y volvió a la comida que tras un par de minutos, ya estaba lista y servida. En cuestión de segundos, el castaño había devorado todo:
- Cada día concinas mejor.
- ¿No será que cada día tienes más apetito? –rió.
- No creo –correspondió.
- Te toca fregar así que no te apalanques mucho.
- Sí… –suspiró resignado.
El rubio se fue a bañar mientras tanto. Poco después salió dirigiéndose a su habitación justo cuando el castaño entraba ahora él para bañarse. Se acostó en la cama y se quedó absorto, perdido en el techo. Pensando en él, únicamente en Jonghyun. Su corazón se aceleraba cada vez que su imagen y su sonrisa venían a su mente:
- Buenas noches Key.
- Descansa Onew.
¿Tanto rato se había quedado pensando en su amor? Al parecer sí. Se tapó con la manta y se acomodó mejor. Cerró los ojos y rápidamente se quedó dormido. Sumido en un profundo sueño, la madrugada había llegado con ello.
~~~~
Poco a poco abrió los ojos encontrándose con la oscuridad de la noche. Intentó incorporarse, pero había algo… ¿sobre qué estaba apoyado? Sentía una respiración en su brazo. Se levantó con dificulta, tropezándose con unas piernas. Estaba extrañado. Después de reconocer que se encontraba en su habitación, abrió la cortina de la ventana para que la luz de la luna alumbrara algo la habitación. Abrió los ojos, sorprendiéndose por completo:
- Tae…
Él lo había traído hasta aquí. ¿Cómo pudo llegar con el alcohol en sangre y lo delicado que parecía ser? Ese chico, era un misterio, pero en ese momento, era pura ternura. Verlo dormir era todo un cuadro. Cuando sus fracciones se relajaban y no expresaba ningún sentimiento, su belleza resaltaba. Parecía un ángel. Minho ladeó la cabeza. Tal vez… un ángel caído. Sonrió. Se acercó a la cama nuevamente y descalzó al pequeño. Lo colocó bien a un lado de la cama, dejándolo bocarriba y se acostó al lado de él. Tapó a ambos con la manta y apoyó suavemente la cabeza en la almohada, sintiendo un alivio tremendo. Poco a poco fue sintiendo como el sueño se volvía a apoderar de él, justo cuando iba a sucumbir, un pequeño cuerpo se acurrucó cerca de él abrazándolo.
Miró asombrado a Taemin quien seguía durmiendo profundamente. Sonrió cálidamente y pasó uno de sus brazos alrededor de él, atrayéndolo a su pecho. Era hermoso, sencillamente hermoso:
- Buenas noches, pequeño –le dijo para darle un tierno beso en la frente.
~~~~
En mitad de la noche, se oyó un ruido. Eran como pasos o… ¿el ruido de una puerta quizá? El rubio despierto e inquieto por el ruido, se levantó para averiguar cuál era su origen. Cuando estaba a punto de salir de su habitación, sintió un escalofrío y de repente una mano le tapó la boca y lo agarró por la cintura, llevándolo de nuevo a la cama. El rubio palideció al momento y su corazón quería salirse de su pecho. No podía gritar ni moverse de esa opresión que ofrecía el intruso. El extraño le amordazó la boca asegurándose de que no iba a emitir sonido alguno. Hizo lo mismo con las manos, amarrándolas a la cama, por encima de su cabeza:
- Buenas noches mi pequeño Kibummie –le susurró al oído.
El rubio abrió los ojos y acto seguido se le nublaron de lágrimas. Había vuelto y se había metido en su casa. Ahora mismo estaba a su disposición y su cuerpo temblaba:
- Esta noche, terminaré por fin, lo que llevo tanto persiguiendo –dijo mientras le arrancaba la camiseta- espero que lo disfrutes, porque yo sí lo haré… -le mordió la oreja.
Capítulo 38:
El frío de la mañana lo había acompañado en todo el trayecto. Ya estaba llegando. Parecía ser que esa zona de la ciudad siempre estaba nublada…gris, desolada… llena de recuerdos, sentimientos, lágrimas, flores y fechas que marcaban el corazón de muchas personas. Su pecho empezaba a oprimirse cada paso que se acercaba. ¿Por qué lo había olvidado? ¿Cuándo fue la última vez que vino?
Se adentró pesadamente en aquel paraje lóbrego. El camino de piedras le indicaba las diferentes direcciones, pero él sabía que no estaba por ninguno de ellos. Ignoró las señales y se dirigió a lo alto de la colina. Ahora lo recordaba. Ese día. No supo que le pasó, lo último que recordaba era el dulce olor a las flores que el viento acariciaba, las lágrimas recorrer sus mejillas y ese dolor… el mismo, el que todavía sentía. Pero había algo más, algo que por alguna extraña razón había olvidado, alguna pieza del puzle se había perdido.
Llegó por fin a lo alto de esa montaña que le producía multitud de sentimiento. Se fue acercando poco a poco. Se paró enfrente de lo que hacía tiempo no veía. Se sentó a su lado y apoyó su mano sintiendo como el frío del mármol lo recorría por completo:
- Perdóname… -susurró.
Las lágrimas acudían a sus ojos:
- No sé cómo pude olvidarlo.
Una brisa fría sacudió sus cabellos. No sé movía para nada. Se encontraba ahí sentado apoyado en esa lápida, con la mirada pérdida en el horizonte. Sus lágrimas mojaban su camiseta y sus brazos, pero no le importaba.
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- ¿Minho? ¿Qué pasó? –se preocupó su amigo.
El alto se había quedado estático. ¿Cómo podía huir en las condiciones en las que se encontraba?
- Jonghyun me voy –le dijo firmemente.
- ¿Cómo?
- Taemin ha huido del hospital. Tengo que encontrarlo antes de que siga haciendo locuras.
El moreno abrió los ojos como platos:
- ¿Quieres que te ayude? –se ofreció.
- No. Tú tienes que asistir. Yo me ocupo.
- Pe-ro…
- Adiós.
Se despidió para salir corriendo de la universidad. ¿Por qué narices se habría largado de allí? Cada vez lo entendía menos. A toda prisa empezó a buscar por todos los lados en los que podría estar. ¿Dónde se metía ese chico? Se recorrió todas las calles cerca del hospital, cerca de la universidad, en los parques, en algunos bares…pero no había rastro de él. Se sentó agotado en uno de los bancos de la calle. Respiró profundamente y cerró los ojos.
Estaba muy preocupado por Taemin. ¿Qué estaría haciendo? Se encontraba muy cansado. Con el sueño de anoche no había descansado muy bien:
- ¡Maldición me he quedado dormido! –dijo mirando el reloj.
Se volvió a levantar y emprendió el rumbo de nuevo.
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Ya había sonado la hora del almuerzo hacía un buen rato. El moreno se encontraba en el baño cuando de repente, entró esa persona que le removía sus sentidos:
- H-ola, Key –le sonrió.
- H-ola –se sonrojó.
Con lo grande que es la universidad y tenían que encontrarse justo en este baño. El rubio apartó la mirada evitando que el moreno notara su sonrojo. Se lavó las manos y empezó arreglarse el pelo ante la atenta mirada del otro. Jonghyun se acercó despacio por detrás y sintiendo como el rubio se tensaba, le colocó un mechón de pelo y le sonrió como siempre. Key se había puesto nervioso y la sonrisa no le ayudaba para nada. Intentó irse sin prestar mucha atención a sus sentimientos, pero la mano del moreno le agarró suavemente la muñeca, lo que hizo que se diera la vuelta y se quedaran cara a cara mirándose a los ojos:
- Key… ¿podemos hablar?
- N-o… yo, lo siento no puedo –intentó irse pero no pudo.
- Por favor –le suplicó.
- Jonghyun, no lo hagas, no empieces. Ya te lo dejé claro.
- Mientes –dijo en tono suave- no es eso lo que sientes, ¿verdad?
El rubio se sorprendió. ¿Acaso de había leído el pensamiento? Tenía que alejarse de él lo más rápido posible o podría hacer alguna tontería. De repente sonó el fin del almuerzo. Aprovechó eso y lo utilizó como excusa para escaquearse de la situación. Su corazón latía endemoniadamente rápido y sus ganas de besarle, nunca habían sido más intensas. Debía calmarse por el bien de todos. Cuando se alejó del baño, suspiró aliviado y entró de nuevo a clase.
~~~~
Ya estaba atardeciendo y todavía no había rastro de él. Estaba agotado de tanto buscar. Suspiró resignado y emprendió la marcha a su casa. Tenía un sentimiento de preocupación y de impotencia que lo comía por dentro. Se adentró en el ya oscuro parque cerca de su casa, logrando visualizar una sombra sentada a los pies de un árbol. ¿Qué era aquello? O mejor, ¿quién era? Se fue acercando más sorprendiéndose de la visión. Era él. Lo había estado buscando todo el día y aparecía ahora sentado debajo del árbol… emborrachándose. Estaba furioso. No sabía si era por el hecho de que llevaba todo el día tras de él o porque estaba bebiendo alcohol:
- ¡Taemin! – gritó acercándose hasta él.
El castaño lo miraba desde abajo un tanto borroso debido a su consumo:
- ¿Qué?
- ¿Se puede saber por qué narices te escapaste del hospital?
Taemin se puso de pie ayudándose del árbol:
- ¿Otra vez? Ya te he dicho que me dejes vivir tranquilo –se tambaleó un poco.
El alto se cansó y lo agarró por el cuello de la camiseta quedando con él cara a cara:
- ¡Idiota! ¡Explícamelo de una vez!
- Ya te he dicho que no te interesa.
- He estado todo el día buscándote por ahí. Estaba preocupado de que pudiera pasarte algo malo en tu estado, ¡¿no entiendes que me duele verte así?! ¡¿Por qué no te dejas ayudar?!
A Minho se le habían saltado las lágrimas. Al pequeño le dio una punzada en el corazón al verlo llorar de nuevo, pero esta vez, era su culpa. Se había preocupado por él, a pesar de lo que iba a obtener a cambio. ¿No se cansaba?
- Minho, deja de entrometerte.
- ¿Cómo puedes decir eso?
- Créeme. Así las cosas serán más sencillas para ambos.
El alto soltó el agarre:
- No te entiendo Taemin. Deberás que a veces me es imposible descifrarte.
- No necesito que me entiendas, simplemente que te largues.
El alto suspiró. Estaba un poco mareado y cansado y sumándole la discusión con el castaño, no estaba demasiado bien. Fue a dar un paso cuando todo se volvió negro, desmayándose en el acto. El pequeño abrió los ojos de golpe. Se agachó automáticamente intentando despertarlo, pero no respondía. Se estaba empezando a preocupar, esperen… ¿preocupado por él? ¿Desde cuándo se preocupaba por él? Pero parecía que sí. Algo en su interior se había accionado y ahora parecía querer ayudarlo.
Miró alrededor suyo buscando ayuda. De pronto, reconoció la zona. La casa de Minho estaba cerca de aquí. Estaba de suerte. Lo cargó a su espalda, como pudo y se dirigió hacia allí. Cuando llegó, la puerta de la entrada estaba abierta, cosa que agradeció enormemente. Todavía le quedaba un buen trecho hasta la puerta de la casa. Caminó a duras penas hasta allí, el alcohol le pasaba factura. Sacó las llaves del bolsillo de Minho y después de varios intentos, dio con la correcta.
Subió con gran dificultad las enormes escaleras agradeciendo que se acordara del recorrido hasta llegar a su cuarto. Se acercó poco a poca a la cama y justo cuando lo iba a dejar, su vista se nubló por completo. Su equilibrio se redujo a cero y sus fuerzas detrás de él, cayendo ambos en la cama. Minho encima de Taemin.
~~~~
- ¿Qué te pasa? –preguntó su amigo.
- N-ada, ¿por?
- Porque sé que es mentira.
- No es nada –insistió.
- ¡Mira Jonghyun!
El rubio se sobresaltó y un pequeño sonrojo tiñó sus mejillas:
- Así que era por él –rió ante la evidencia.
- Idiota –le dio un codazo en las costillas- no vuelvas a hacer eso.
- Pues no me mientas –se sobó la zona que había amortiguado el golpe.
Key suspiró:
- Hoy me lo encontré en el baño.
- ¿Y qué pasó?
- Sus ojos volvían a suplicarme una explicación. Te juro que me moría por dentro.
- Key…
- Onew…, yo… lo amo demasiado, pero no puedo… y-o me siento impotente conmigo mismo. Soy un estúpido.
- No Key, no lo eres. No fue culpa tuya. Yo sé que eres una persona muy fuerte.
- No mientas. No lo soy.
- Sí, lo eres.
- ¡Desconfío hasta de mi propia sombra! Solo soy un cobarde.
- ¡Escúchame Kibum! –lo cogió por los hombros- si fueras un cobarde, no estarías aquí. Si no fueras fuerte, estarías
ingresado. No conozco a nadie que lo haya superado por sí mismo. Así que es hora de avanzar otro escalón. Lo has hecho bien hasta ahora, solo tienes que seguir. ¿De acuerdo?
Las lágrimas descendían por las mejillas del rubio quien reaccionó abrazando a su amigo fuertemente:
- Quiero avanzar, pero tengo miedo Onew –sollozaba.
- Lo sé pequeño, pero yo confío en ti. Puedes hacerlo –le acariciaba la espalda.
- Pero y s…
- Jonghyun nunca te hará daño. Él también te quiere, es evidente.
Onew notaba como las lágrimas del rubio habían cesado. Lo separó lentamente y lo miró:
- Key…
- ¿Mm?
- Tengo hambre –le rugieron las tripas.
El rubio sonrió inevitablemente, su amigo era un caso:
- Ya voy a hacer la cena, tranquilo.
- Menos mal. Tengo mucha hambre –suspiró aliviado.
Él se retiró a la cocina seguido por su hambriento amigo. Ya había pasado unos minutos:
- ¿Tardarás mucho? –se echó en la mesa de la cocina muerto de hambre.
- No –suspiró por enésima vez- falta solo un poco.
- Deberías cocinar más rápido –se quejó.
- Te vas a comer mi puño de entrante –se acercó hasta la mesa.
- Vale, vale, vale, lo siento, perdóname –se cubrió la cabeza con ambas manos.
Soltó un largo suspiro y volvió a la comida que tras un par de minutos, ya estaba lista y servida. En cuestión de segundos, el castaño había devorado todo:
- Cada día concinas mejor.
- ¿No será que cada día tienes más apetito? –rió.
- No creo –correspondió.
- Te toca fregar así que no te apalanques mucho.
- Sí… –suspiró resignado.
El rubio se fue a bañar mientras tanto. Poco después salió dirigiéndose a su habitación justo cuando el castaño entraba ahora él para bañarse. Se acostó en la cama y se quedó absorto, perdido en el techo. Pensando en él, únicamente en Jonghyun. Su corazón se aceleraba cada vez que su imagen y su sonrisa venían a su mente:
- Buenas noches Key.
- Descansa Onew.
¿Tanto rato se había quedado pensando en su amor? Al parecer sí. Se tapó con la manta y se acomodó mejor. Cerró los ojos y rápidamente se quedó dormido. Sumido en un profundo sueño, la madrugada había llegado con ello.
~~~~
Poco a poco abrió los ojos encontrándose con la oscuridad de la noche. Intentó incorporarse, pero había algo… ¿sobre qué estaba apoyado? Sentía una respiración en su brazo. Se levantó con dificulta, tropezándose con unas piernas. Estaba extrañado. Después de reconocer que se encontraba en su habitación, abrió la cortina de la ventana para que la luz de la luna alumbrara algo la habitación. Abrió los ojos, sorprendiéndose por completo:
- Tae…
Él lo había traído hasta aquí. ¿Cómo pudo llegar con el alcohol en sangre y lo delicado que parecía ser? Ese chico, era un misterio, pero en ese momento, era pura ternura. Verlo dormir era todo un cuadro. Cuando sus fracciones se relajaban y no expresaba ningún sentimiento, su belleza resaltaba. Parecía un ángel. Minho ladeó la cabeza. Tal vez… un ángel caído. Sonrió. Se acercó a la cama nuevamente y descalzó al pequeño. Lo colocó bien a un lado de la cama, dejándolo bocarriba y se acostó al lado de él. Tapó a ambos con la manta y apoyó suavemente la cabeza en la almohada, sintiendo un alivio tremendo. Poco a poco fue sintiendo como el sueño se volvía a apoderar de él, justo cuando iba a sucumbir, un pequeño cuerpo se acurrucó cerca de él abrazándolo.
Miró asombrado a Taemin quien seguía durmiendo profundamente. Sonrió cálidamente y pasó uno de sus brazos alrededor de él, atrayéndolo a su pecho. Era hermoso, sencillamente hermoso:
- Buenas noches, pequeño –le dijo para darle un tierno beso en la frente.
~~~~
En mitad de la noche, se oyó un ruido. Eran como pasos o… ¿el ruido de una puerta quizá? El rubio despierto e inquieto por el ruido, se levantó para averiguar cuál era su origen. Cuando estaba a punto de salir de su habitación, sintió un escalofrío y de repente una mano le tapó la boca y lo agarró por la cintura, llevándolo de nuevo a la cama. El rubio palideció al momento y su corazón quería salirse de su pecho. No podía gritar ni moverse de esa opresión que ofrecía el intruso. El extraño le amordazó la boca asegurándose de que no iba a emitir sonido alguno. Hizo lo mismo con las manos, amarrándolas a la cama, por encima de su cabeza:
- Buenas noches mi pequeño Kibummie –le susurró al oído.
El rubio abrió los ojos y acto seguido se le nublaron de lágrimas. Había vuelto y se había metido en su casa. Ahora mismo estaba a su disposición y su cuerpo temblaba:
- Esta noche, terminaré por fin, lo que llevo tanto persiguiendo –dijo mientras le arrancaba la camiseta- espero que lo disfrutes, porque yo sí lo haré… -le mordió la oreja.
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Taemin D; fue a visitar la tumba de alguien pero ¿de sus padres? ¿serán ellos? esa parte fue algo misteriosa.
Kyyaaa Taemin y Minho derrochando AMOR ♥ aunque Taemin lo niegue bien sabe que esta empezando a sentir cositas por Minho :3 AMO a esta pareja
DESGRACIADO -.- ¿qué le pasa a este tipo? DEJA A KIBUM -.- enserio me dan ganas de ir y castrarlo yo misma -.- QUE LLEGUE ALGUIEN POR FAVOR :3
Estaré esperando conti ♥
Kyyaaa Taemin y Minho derrochando AMOR ♥ aunque Taemin lo niegue bien sabe que esta empezando a sentir cositas por Minho :3 AMO a esta pareja
DESGRACIADO -.- ¿qué le pasa a este tipo? DEJA A KIBUM -.- enserio me dan ganas de ir y castrarlo yo misma -.- QUE LLEGUE ALGUIEN POR FAVOR :3
Estaré esperando conti ♥
JaneMin
Choi Minho♥
3737
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
waaaaaaaaaaa te gusta dejarme rogando por mas? xD okno ksjkasjaksjksajks genial!!! quiero pronto otro capi, esta cada vez demasiado mejor!! uii minho durmiendo con tae <3 puro amorshh xd y jjong!! salva a key :C ... esperare el prox cap :3
2minbananamilk
taemin
83
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Unnie-Ttal, ves? Me lo leí, Jum!
No entiendo tus paranoias, está excelente.
Me encanta la manera en la que Minho y Taemin derrochan amor, es precioso. Aishhh~~
Voy a matar al pive que ronda a Kibum y a él después por hacer sufrir a mi Puppysaurio...
Aishhh~~
Pobre Tae, es más dulce y tierno...
Ya sabes, continua o correrás el riesgo de quedarte huérfana xD
Fighting!
No entiendo tus paranoias, está excelente.
Me encanta la manera en la que Minho y Taemin derrochan amor, es precioso. Aishhh~~
Voy a matar al pive que ronda a Kibum y a él después por hacer sufrir a mi Puppysaurio...
Aishhh~~
Pobre Tae, es más dulce y tierno...
Ya sabes, continua o correrás el riesgo de quedarte huérfana xD
Fighting!
DulChoc!
Jonghyun :$
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Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 39
¡Hi! Aquí con el nuevo capítulo de vuelta :3 Nunca me cansaré de agradeceros vuestros preciados comentarios, me dan muchas ánimos en serio T^T Espero que sigan hasta el final y les guste <33 ¡Disfrutadlo!
Capítulo 39:
La luz del amanecer ya empezaba a colarse por la ventana despertando al alto. Abrió lentamente los ojos encontrándose con la hermosa expresión de Taemin. Si fuera por él, se pasaría toda su vida así. Habían pasado toda la noche durmiendo en la misma posición, abrazados. ¿Cómo seguiría la historia cuando el pequeño se despertara? Minho acercó su mano a la mejilla de él, acariciándola con el dorso. El castaño fue abriendo los ojos poco a poco. No quería. No quería moverse, así se estaba muy bien, por alguna extraña razón, de esa manera… quería permanecer siempre:
- Tae, tenemos que ir a clase –le susurró.
- Minho… -susurró con voz adormilada- no quiero…
- ¿Por qué? –se extrañó de su reacción.
- Quedémonos así –cerró los ojos de nuevo- quédate conmigo…
El menor se aferró a su pecho fuertemente. El alto sonrió tiernamente, su tono lo había cautivado, lo había llenado de ternura y lo más importante, le había pedido quedarse con él. Su felicidad no podía ser mayor. Le acarició el rostro mientras lo observaba:
- Siempre estaré contigo…
~~~~
- Cariño, ¿te pasa algo? –preguntaba su madre.
- No, na-da –se extrañó de su respuesta.
- ¿Estás seguro?
- Anoche dormí mal y tengo un mal presentimiento, no sé… -jugaba con el desayuno con mala gana- no quiero más –retiró el plato para que su madre lo recogiera al otro lado de la cocina de la cafetería.
- Me preocupas hijo.
- No es nada omma, tranquila –le sonrió para que se calmara- bueno me voy yendo.
- Está bien cariño, cuídate –le beso la frente dulcemente.
- Adiós –sonrió por el gesto de su madre.
Salió del lugar rumbo a la universidad con ese malestar en su pecho. Sentía que algo no iba bien. ¿Serían simplemente imaginaciones suyas?
~~~~
El castaño se extrañó. El rubio no se había levantado todavía y era casi la hora de irse a clase. Se acercó a la puerta de su habitación que permanecía cerrada y tocó:
- ¿Key? ¿Te vas a levantar?
- N-o… v-ete tú…
- ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?
- Es-toy un poco enfer-mo, no te preocupes.
- Está bien –dijo no muy convencido- cuídate –se rascó la nuca.
Tenía la sensación de que le estaba escondiendo algo. Aunque también podría ser lo que dice él, ¿se habrá puesto malo de verdad? Con esas dudas se dirigió a clase. Después del largo paseo se encontró al moreno en la puerta:
- ¡Jonghyun! –llamó su atención.
- ¡Oh! Onew, ¿qué tal?
- Bien, ¿y tú?
- Pues bien, ¿y Key? –se extrañó al no verlo.
- Mm… hoy se quedó en casa, dijo que estaba enfermo.
- Ah… -eso le había sondado raro, aunque no sabía por qué.
- ¿Y Minho? –preguntó buscando a alto con la mirada.
- Tampoco ha venido. No sé qué le pasará.
- Parece que hoy estamos solos, ¿no? –rió el más alto.
- Al parecer –le contestó igual.
Ambos suspiraron profundamente y se dirigieron hacia el interior.
~~~~
Ya casi era la hora de almorzar. Se habían pasado toda la mañana durmiendo y no había ninguna queja. Minho se giró encontrándose a Taemin concentrado en el techo. Cuando este se dio cuenta de la mirada del alto, abandonó el techo para observarlo a él. Ambos se miraban fijamente a los ojos. Era una sensación extraña. Esos ojos vacíos… ya los había visto antes. Los dos mantenían una expresión neutra hasta que alguien habló:
- Tae.
El nombrado lo miraba expectante:
- Voy a preparar el almuerzo, ¿quieres comer conmigo?
Se hizo un silencio sepulcral durante unos minutos. Minho había perdido toda la esperanza de que aceptara:
- Está bien –respondió.
Abrió los ojos sorprendido. Había aceptado sin decir palabra, sin ni quiera una mueca, simplemente aceptó:
- ¿En serio? –quería asegurase.
El castaño asintió otra vez:
- Gracias –le sonrió feliz.
Su sonrisa… el corazón del pequeño latía fuertemente, ¿qué era este sentimiento? Hacía tiempo que no sentía esa calidez en su pecho. Se estaba tan bien, pero ahora su corazón pedía a gritos un poco más. ¿Qué estaba pasando?
El alto se levantó y se dirigió a la cocina a hacer la comida. Estaba feliz por el hecho de estar con él. Le encantaba, esperen… ¿había dicho eso? Le restó importancia y continuó manos a la obra. En poco tiempo, la comida estuvo lista y servida.
Todavía en la habitación de Minho, se encontraba Tae acostado. De repente le llegó un olor muy agradable que le abrió el apetito haciendo que le crujieran las tripas. Tenía mucha hambre, ¿cuánto hacía que no comía? Lo último que había ingerido era alcohol:
- ¡Tae ven a comer! –gritó Minho desde el piso de abajo.
Este dio gracias al cielo, ya que se estaba muriendo de hambre. Se levantó con un poco de dificultad y bajó hasta la cocina. Se sorprendió. No solo era el olor, sino la pinta que tenía la comida:
- Siéntate –le indicó.
El castaño obedeció inmediatamente. Ambos tomaron asiento, empezando a comer:
- ¿Cómo aprendiste a cocinar?
- Aprendí solo.
Tae oyó el desdén en su tono:
- ¿Por qué solo?
- Como verás, mis padres nunca están y nunca me ha gustado ser servido por nadie, así que aprendí solo a cocinar.
- Es raro que un rico diga eso –desvió la mirada.
- Te sorprenderías –rió de lado.
Se hizo un silencio hasta que alguien volvió a interrumpir:
- ¿Alguna vez has sentido que no encajas en el mismo mundo que tus padres? –le clavó la mirada profundamente.
Esa pregunta, ¿vendría cargada de trasfondo?
- Sí…
Entonces ambos eran iguales:
- Es triste, ¿verdad?
- Mucho –confirmó el alto.
- Lleno de obligaciones, imposiciones, deseos reprimidos, ilusiones destrozadas… una vida… encarcelada.
- Exactamente –el pequeño lo sabía perfectamente. – pero… ¿cómo lo sabes?
El castaño desvió la mirada hacia la ventana, no tenía pensado contestar:
- Taemin…
- No preguntes, ya te lo he dicho.
- Está bien –suspiró pesadamente.
Y se levantó para recoger los platos y fregarlos. Lo había sentido. Minho era igual que él. Era el mismo sentimiento, de soledad, de abandono, de exclusión… lo miró con tristeza. A pesar de eso, él seguía sonriendo y seguía hacia adelante tal y como era. Él sí que es una persona fuerte y valiente.
De repente, retumbó el sonido de unas llaves abriendo la puerta en el gran salón de la entrada. Un paso ligero se adentró por él, como buscando algo:
- ¡¡Minho!! –una voz ronca rompió la armonía del lugar.
El nombrado abrió los ojos de golpe asustándose:
- Mi padre… -susurró.
- ¿Ese es tu padre? –se extrañó.
- Espera aquí, por favor.
El alto salió deprisa hacia el salón, al encuentro con su progenitor:
- ¿Qué ocurre? ¿Qué haces aquí?
- ¡¿Cómo que qué hago?! –estaba realmente enfadado- ¡¿Por qué no has ido a la universidad este mes?!
Maldición. Eso fue lo que la cabeza de Minho atinó a pensar. Todas las mañanas manipulaba el parte de asistencia de la universidad a la que supuestamente estaba yendo, pero este mes habían pasado tantas cosas que ni cuenta se había dado:
- Déjame… explicar…
Minho fue interrumpido por una cachetada en una de sus mejillas. Taemin se quedó boquiabierto. ¿Cómo se atrevía a pegarle de esa manera? Eso hizo que se le hirviera la sangre y un odio hacia ese hombre al que no veía se hizo presente. El sonido del golpe se había escuchado en toda la casa. Tae asomó con cuidado la cabeza para ver la escena y ahí estaba Minho de pie. Con el rostro girado a un lado. Y ese hombre… no podía ser… Taemin lo conocía. Su nombre… Choi Min Woo. Su odio interno comenzaba a revolverse cuando lo reconoció:
- ¡La carrera cuesta mucho dinero! ¡¿Se puede saber que has hecho este mes?! ¡Pensé que eras una persona consciente y responsable de las cosas y de su valor Minho! ¡Me has defraudado completamente!
- ¡¿Y tú padre?! ¡Yo pensé que en verdad lo eras! ¡Pero me equivoqué! –las lágrimas de Minho habían saltado. Estaba furioso, pero a la vez triste.
Su padre levantó otra vez el brazo para golpearlo. El alto cerró los ojos preparado para recibir el golpe… pero este nunca llegó, sin embargo, sí había sonado. Los abrió quedándose, estático ante la escena. Taemin había recibido el golpe por él. Se había puesto en medio:
- Tú… -el hombre miraba incrédulo.
- Sí, yo –lo miró con odio, rencor.
- Estás vivo….
¿Qué pasaba aquí? ¿Se conocían? El alto no entendía nada:
- No has cambiado, sigues siendo igual de avaricioso.
- ¿Cómo entraste a mi casa? ¡Minho! ¿¡Qué hace él aquí!?
- Él…
- Simplemente me colé –lo interrumpió el menor- no puedo creer que alguien como tú tenga un hijo como ese. ¿Cuánto te va a durar? –entrecerró los ojos en tono sarcástico.
Tras eso, Taemin recibió otro golpe, que no pudo esquivar debido a las secuelas de ayer, cayendo al suelo bruscamente. El padre abandonó rápidamente el salón saliendo por dónde había venido. Parecía asustado, nervioso, estaba atacado cuando apareció él:
- ¡Taemin! –se agachó rápidamente para ayudarlo- ¿estás bien?
- Minho… -dijo tosiendo- no sabía que tenías a esa escoria de padre –se levantó con ayuda de él.
- Tae –dijo sujetando su rostro y posando una mano dulcemente en la mejilla que había recibido el daño- ¿Por qué hiciste eso? No tenías por qué…
- Déjalo como está…
Se perdieron en los ojos ajenos. Otra vez, ese sentimiento de calidez en su pecho luchaba con el frío que había en su corazón:
- Gracias.
Las lágrimas recorrían las mejillas del alto:
- Duele, ¿verdad? –preguntó el castaño.
- Mucho… -su llanto se intensificó obligándolo a agachar la cabeza mientras apretaba fuertemente sus puños.
El menor alzó ambos brazos, pasándolos por el cuello de Minho y lo abrazó tiernamente. Este se sorprendió, pero rápidamente correspondió al abrazo rodeándolo por la cintura. Taemin apoyó su cabeza en el hombro de él:
- Minho, no llores –le susurró- no merecen tus lágrimas.
- Ta-e… y-ó –no podía hablar.
- Shh… solo te pido una cosa. No cambies…nunca te dejes dominar, no dejes que este mundo corrompa tu corazón. Prométemelo.
- Taemin…
- Hazlo.
- Te lo prometo.
El menor lo abrazó más fuertemente. Esperaba realmente que lo cumpliera, si no, sería como el resto. Estaba dispuesto a vengarlo. Su padre también había hecho suficiente. Ya era hora de pararlos a todos:
- Me tengo que ir –dijo el castaño.
- No… por favor –rogó el alto.
- Lo siento.
Fue lo último que dijo antes de atravesar la puerta para perderse en la lejanía de la entrada. Una parte de él estaba bien, pero la otra estaba hecha una furia. Todo lo que había pasado últimamente, le estaba rompiendo los esquemas. Tenían una tormenta de sentimientos, luchando por querer salir de la jaula que costosamente había construido. No quería eso, no quería volver a ser vulnerable. No quería sufrir otra vez, pero parecía que Minho estaba buscando la llave para abrirla. Pero la venganza estaba cada vez más a flor de piel. Acabaría con ellos, aquel día lo juró y no tenía en mente faltar a su promesa.
~~~~
- Bueno, hasta mañana –se despidió el moreno.
- Sí, nos vemos.
El castaño salió de la universidad y se dirigió a su casa. Por el camino, pensaba en cómo estaría Key. Sí, estaba preocupado, pero más extrañado aún. ¿Una enfermedad repentina? ¿Eso era posible? Aligeró el paso para llegar antes. Cuando por fin había llegado, sacó las llaves y abrió la puerta. El piso estaba vacío. No se oía nada. Se empezó a preocupar más. Todo estaba igual que antes. Se apresuró hacia la habitación de su amigo que aún permanecía cerrada y tocó levemente:
- ¿Key?
- ….
- ¿Estás ahí? ¿Key?
- ¿Qué pasa? –dijo en un tono casi inaudible.
- Voy a entrar.
- ¡No! –elevó rápidamente el tono.
- ¿Por qué no quieres que entre? ¿Qué pasa?
- No quiero contagiarte.
- Dudo que me contagies.
¿Qué le pasaba a este chico?
- Por favor no entres… te lo pido…
- Me estás asustando.
- Lo siento…
El castaño suspiró. ¿Debería no entrar? Él se lo estaba rogando, pero…:
- Está bien Key, no lo haré –se decidió al final.
- Gra-cias…
~~~~
El moreno sostenía su móvil en la mano, mientras daba vueltas en su cama. Quería hablar con él, quería escuchar su voz, quería ver sus hermosos ojos, pero sabía que no le iba a responder la llamada, pero quería saber de él. Se entristeció al no verlo esta mañana. Finalmente se decidió y llamó a Onew, por lo menos él, sí le contestaría:
- Onew, ¿cómo está Key? –le preguntó cuando se lo cogió.
- No lo sé la verdad.
- ¿Cómo?
- No ha querido que entre a su habitación, por lo que tampoco lo he visto.
- ¿Por qué? –eso era extraño.
- No lo sé, estoy preocupado.
- Eso es muy raro.
- Lo sé, pero si me lo pide… respetaré su decisión por más que me duela.
- Te entiendo, bueno, si sabes algo me avisas.
- Lo haré, gracias por llamar –le dijo amablemente.
Sabía que el rubio podía llegar a ser raro, pero… ¿hasta qué punto? Su corazón le gritaba su nombre. Sus ojos imploraban verlo y sus labios suplicaban besarlo:
- Key…
Capítulo 39:
La luz del amanecer ya empezaba a colarse por la ventana despertando al alto. Abrió lentamente los ojos encontrándose con la hermosa expresión de Taemin. Si fuera por él, se pasaría toda su vida así. Habían pasado toda la noche durmiendo en la misma posición, abrazados. ¿Cómo seguiría la historia cuando el pequeño se despertara? Minho acercó su mano a la mejilla de él, acariciándola con el dorso. El castaño fue abriendo los ojos poco a poco. No quería. No quería moverse, así se estaba muy bien, por alguna extraña razón, de esa manera… quería permanecer siempre:
- Tae, tenemos que ir a clase –le susurró.
- Minho… -susurró con voz adormilada- no quiero…
- ¿Por qué? –se extrañó de su reacción.
- Quedémonos así –cerró los ojos de nuevo- quédate conmigo…
El menor se aferró a su pecho fuertemente. El alto sonrió tiernamente, su tono lo había cautivado, lo había llenado de ternura y lo más importante, le había pedido quedarse con él. Su felicidad no podía ser mayor. Le acarició el rostro mientras lo observaba:
- Siempre estaré contigo…
~~~~
- Cariño, ¿te pasa algo? –preguntaba su madre.
- No, na-da –se extrañó de su respuesta.
- ¿Estás seguro?
- Anoche dormí mal y tengo un mal presentimiento, no sé… -jugaba con el desayuno con mala gana- no quiero más –retiró el plato para que su madre lo recogiera al otro lado de la cocina de la cafetería.
- Me preocupas hijo.
- No es nada omma, tranquila –le sonrió para que se calmara- bueno me voy yendo.
- Está bien cariño, cuídate –le beso la frente dulcemente.
- Adiós –sonrió por el gesto de su madre.
Salió del lugar rumbo a la universidad con ese malestar en su pecho. Sentía que algo no iba bien. ¿Serían simplemente imaginaciones suyas?
~~~~
El castaño se extrañó. El rubio no se había levantado todavía y era casi la hora de irse a clase. Se acercó a la puerta de su habitación que permanecía cerrada y tocó:
- ¿Key? ¿Te vas a levantar?
- N-o… v-ete tú…
- ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?
- Es-toy un poco enfer-mo, no te preocupes.
- Está bien –dijo no muy convencido- cuídate –se rascó la nuca.
Tenía la sensación de que le estaba escondiendo algo. Aunque también podría ser lo que dice él, ¿se habrá puesto malo de verdad? Con esas dudas se dirigió a clase. Después del largo paseo se encontró al moreno en la puerta:
- ¡Jonghyun! –llamó su atención.
- ¡Oh! Onew, ¿qué tal?
- Bien, ¿y tú?
- Pues bien, ¿y Key? –se extrañó al no verlo.
- Mm… hoy se quedó en casa, dijo que estaba enfermo.
- Ah… -eso le había sondado raro, aunque no sabía por qué.
- ¿Y Minho? –preguntó buscando a alto con la mirada.
- Tampoco ha venido. No sé qué le pasará.
- Parece que hoy estamos solos, ¿no? –rió el más alto.
- Al parecer –le contestó igual.
Ambos suspiraron profundamente y se dirigieron hacia el interior.
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Ya casi era la hora de almorzar. Se habían pasado toda la mañana durmiendo y no había ninguna queja. Minho se giró encontrándose a Taemin concentrado en el techo. Cuando este se dio cuenta de la mirada del alto, abandonó el techo para observarlo a él. Ambos se miraban fijamente a los ojos. Era una sensación extraña. Esos ojos vacíos… ya los había visto antes. Los dos mantenían una expresión neutra hasta que alguien habló:
- Tae.
El nombrado lo miraba expectante:
- Voy a preparar el almuerzo, ¿quieres comer conmigo?
Se hizo un silencio sepulcral durante unos minutos. Minho había perdido toda la esperanza de que aceptara:
- Está bien –respondió.
Abrió los ojos sorprendido. Había aceptado sin decir palabra, sin ni quiera una mueca, simplemente aceptó:
- ¿En serio? –quería asegurase.
El castaño asintió otra vez:
- Gracias –le sonrió feliz.
Su sonrisa… el corazón del pequeño latía fuertemente, ¿qué era este sentimiento? Hacía tiempo que no sentía esa calidez en su pecho. Se estaba tan bien, pero ahora su corazón pedía a gritos un poco más. ¿Qué estaba pasando?
El alto se levantó y se dirigió a la cocina a hacer la comida. Estaba feliz por el hecho de estar con él. Le encantaba, esperen… ¿había dicho eso? Le restó importancia y continuó manos a la obra. En poco tiempo, la comida estuvo lista y servida.
Todavía en la habitación de Minho, se encontraba Tae acostado. De repente le llegó un olor muy agradable que le abrió el apetito haciendo que le crujieran las tripas. Tenía mucha hambre, ¿cuánto hacía que no comía? Lo último que había ingerido era alcohol:
- ¡Tae ven a comer! –gritó Minho desde el piso de abajo.
Este dio gracias al cielo, ya que se estaba muriendo de hambre. Se levantó con un poco de dificultad y bajó hasta la cocina. Se sorprendió. No solo era el olor, sino la pinta que tenía la comida:
- Siéntate –le indicó.
El castaño obedeció inmediatamente. Ambos tomaron asiento, empezando a comer:
- ¿Cómo aprendiste a cocinar?
- Aprendí solo.
Tae oyó el desdén en su tono:
- ¿Por qué solo?
- Como verás, mis padres nunca están y nunca me ha gustado ser servido por nadie, así que aprendí solo a cocinar.
- Es raro que un rico diga eso –desvió la mirada.
- Te sorprenderías –rió de lado.
Se hizo un silencio hasta que alguien volvió a interrumpir:
- ¿Alguna vez has sentido que no encajas en el mismo mundo que tus padres? –le clavó la mirada profundamente.
Esa pregunta, ¿vendría cargada de trasfondo?
- Sí…
Entonces ambos eran iguales:
- Es triste, ¿verdad?
- Mucho –confirmó el alto.
- Lleno de obligaciones, imposiciones, deseos reprimidos, ilusiones destrozadas… una vida… encarcelada.
- Exactamente –el pequeño lo sabía perfectamente. – pero… ¿cómo lo sabes?
El castaño desvió la mirada hacia la ventana, no tenía pensado contestar:
- Taemin…
- No preguntes, ya te lo he dicho.
- Está bien –suspiró pesadamente.
Y se levantó para recoger los platos y fregarlos. Lo había sentido. Minho era igual que él. Era el mismo sentimiento, de soledad, de abandono, de exclusión… lo miró con tristeza. A pesar de eso, él seguía sonriendo y seguía hacia adelante tal y como era. Él sí que es una persona fuerte y valiente.
De repente, retumbó el sonido de unas llaves abriendo la puerta en el gran salón de la entrada. Un paso ligero se adentró por él, como buscando algo:
- ¡¡Minho!! –una voz ronca rompió la armonía del lugar.
El nombrado abrió los ojos de golpe asustándose:
- Mi padre… -susurró.
- ¿Ese es tu padre? –se extrañó.
- Espera aquí, por favor.
El alto salió deprisa hacia el salón, al encuentro con su progenitor:
- ¿Qué ocurre? ¿Qué haces aquí?
- ¡¿Cómo que qué hago?! –estaba realmente enfadado- ¡¿Por qué no has ido a la universidad este mes?!
Maldición. Eso fue lo que la cabeza de Minho atinó a pensar. Todas las mañanas manipulaba el parte de asistencia de la universidad a la que supuestamente estaba yendo, pero este mes habían pasado tantas cosas que ni cuenta se había dado:
- Déjame… explicar…
Minho fue interrumpido por una cachetada en una de sus mejillas. Taemin se quedó boquiabierto. ¿Cómo se atrevía a pegarle de esa manera? Eso hizo que se le hirviera la sangre y un odio hacia ese hombre al que no veía se hizo presente. El sonido del golpe se había escuchado en toda la casa. Tae asomó con cuidado la cabeza para ver la escena y ahí estaba Minho de pie. Con el rostro girado a un lado. Y ese hombre… no podía ser… Taemin lo conocía. Su nombre… Choi Min Woo. Su odio interno comenzaba a revolverse cuando lo reconoció:
- ¡La carrera cuesta mucho dinero! ¡¿Se puede saber que has hecho este mes?! ¡Pensé que eras una persona consciente y responsable de las cosas y de su valor Minho! ¡Me has defraudado completamente!
- ¡¿Y tú padre?! ¡Yo pensé que en verdad lo eras! ¡Pero me equivoqué! –las lágrimas de Minho habían saltado. Estaba furioso, pero a la vez triste.
Su padre levantó otra vez el brazo para golpearlo. El alto cerró los ojos preparado para recibir el golpe… pero este nunca llegó, sin embargo, sí había sonado. Los abrió quedándose, estático ante la escena. Taemin había recibido el golpe por él. Se había puesto en medio:
- Tú… -el hombre miraba incrédulo.
- Sí, yo –lo miró con odio, rencor.
- Estás vivo….
¿Qué pasaba aquí? ¿Se conocían? El alto no entendía nada:
- No has cambiado, sigues siendo igual de avaricioso.
- ¿Cómo entraste a mi casa? ¡Minho! ¿¡Qué hace él aquí!?
- Él…
- Simplemente me colé –lo interrumpió el menor- no puedo creer que alguien como tú tenga un hijo como ese. ¿Cuánto te va a durar? –entrecerró los ojos en tono sarcástico.
Tras eso, Taemin recibió otro golpe, que no pudo esquivar debido a las secuelas de ayer, cayendo al suelo bruscamente. El padre abandonó rápidamente el salón saliendo por dónde había venido. Parecía asustado, nervioso, estaba atacado cuando apareció él:
- ¡Taemin! –se agachó rápidamente para ayudarlo- ¿estás bien?
- Minho… -dijo tosiendo- no sabía que tenías a esa escoria de padre –se levantó con ayuda de él.
- Tae –dijo sujetando su rostro y posando una mano dulcemente en la mejilla que había recibido el daño- ¿Por qué hiciste eso? No tenías por qué…
- Déjalo como está…
Se perdieron en los ojos ajenos. Otra vez, ese sentimiento de calidez en su pecho luchaba con el frío que había en su corazón:
- Gracias.
Las lágrimas recorrían las mejillas del alto:
- Duele, ¿verdad? –preguntó el castaño.
- Mucho… -su llanto se intensificó obligándolo a agachar la cabeza mientras apretaba fuertemente sus puños.
El menor alzó ambos brazos, pasándolos por el cuello de Minho y lo abrazó tiernamente. Este se sorprendió, pero rápidamente correspondió al abrazo rodeándolo por la cintura. Taemin apoyó su cabeza en el hombro de él:
- Minho, no llores –le susurró- no merecen tus lágrimas.
- Ta-e… y-ó –no podía hablar.
- Shh… solo te pido una cosa. No cambies…nunca te dejes dominar, no dejes que este mundo corrompa tu corazón. Prométemelo.
- Taemin…
- Hazlo.
- Te lo prometo.
El menor lo abrazó más fuertemente. Esperaba realmente que lo cumpliera, si no, sería como el resto. Estaba dispuesto a vengarlo. Su padre también había hecho suficiente. Ya era hora de pararlos a todos:
- Me tengo que ir –dijo el castaño.
- No… por favor –rogó el alto.
- Lo siento.
Fue lo último que dijo antes de atravesar la puerta para perderse en la lejanía de la entrada. Una parte de él estaba bien, pero la otra estaba hecha una furia. Todo lo que había pasado últimamente, le estaba rompiendo los esquemas. Tenían una tormenta de sentimientos, luchando por querer salir de la jaula que costosamente había construido. No quería eso, no quería volver a ser vulnerable. No quería sufrir otra vez, pero parecía que Minho estaba buscando la llave para abrirla. Pero la venganza estaba cada vez más a flor de piel. Acabaría con ellos, aquel día lo juró y no tenía en mente faltar a su promesa.
~~~~
- Bueno, hasta mañana –se despidió el moreno.
- Sí, nos vemos.
El castaño salió de la universidad y se dirigió a su casa. Por el camino, pensaba en cómo estaría Key. Sí, estaba preocupado, pero más extrañado aún. ¿Una enfermedad repentina? ¿Eso era posible? Aligeró el paso para llegar antes. Cuando por fin había llegado, sacó las llaves y abrió la puerta. El piso estaba vacío. No se oía nada. Se empezó a preocupar más. Todo estaba igual que antes. Se apresuró hacia la habitación de su amigo que aún permanecía cerrada y tocó levemente:
- ¿Key?
- ….
- ¿Estás ahí? ¿Key?
- ¿Qué pasa? –dijo en un tono casi inaudible.
- Voy a entrar.
- ¡No! –elevó rápidamente el tono.
- ¿Por qué no quieres que entre? ¿Qué pasa?
- No quiero contagiarte.
- Dudo que me contagies.
¿Qué le pasaba a este chico?
- Por favor no entres… te lo pido…
- Me estás asustando.
- Lo siento…
El castaño suspiró. ¿Debería no entrar? Él se lo estaba rogando, pero…:
- Está bien Key, no lo haré –se decidió al final.
- Gra-cias…
~~~~
El moreno sostenía su móvil en la mano, mientras daba vueltas en su cama. Quería hablar con él, quería escuchar su voz, quería ver sus hermosos ojos, pero sabía que no le iba a responder la llamada, pero quería saber de él. Se entristeció al no verlo esta mañana. Finalmente se decidió y llamó a Onew, por lo menos él, sí le contestaría:
- Onew, ¿cómo está Key? –le preguntó cuando se lo cogió.
- No lo sé la verdad.
- ¿Cómo?
- No ha querido que entre a su habitación, por lo que tampoco lo he visto.
- ¿Por qué? –eso era extraño.
- No lo sé, estoy preocupado.
- Eso es muy raro.
- Lo sé, pero si me lo pide… respetaré su decisión por más que me duela.
- Te entiendo, bueno, si sabes algo me avisas.
- Lo haré, gracias por llamar –le dijo amablemente.
Sabía que el rubio podía llegar a ser raro, pero… ¿hasta qué punto? Su corazón le gritaba su nombre. Sus ojos imploraban verlo y sus labios suplicaban besarlo:
- Key…
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
asdfsgagasgsahaha 2min yeah!!! quien se cree ese hombre para golpear a mi 2min ;( .rayos key!deja que te ayuden! ahi esta dino y onew para ti. es solo cuestion de dejar q te protejan... omo tanta intriga amo este fic
2minbananamilk
taemin
83
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
ho caramba de cuantio me he perido, no se por que pero con la historia de onew
estoy mas que perdida, supongo que tendre que leermelo de nuevo despues.
Oh los sueños de Minho comienzan tener sentido cierto, que tiernos me parecieron
bueno Tae cuando le pidio qu se quedaran abrazados, ternuritas >.<
Quien diria que esos dos tienes bastante en comun, por no mencionar que el padre
de Minho se ve que tiene mucho que ver co la vida de minnie verdad???
y ara termianar pobre key, no puede ser, como es posible
que onew se de por bien servido con su "no te quiero contagiar" lo se tragta
de entenderlo pero asu, ya dos veces seguidas ya es mucho no?
y este por que es tan aishhh, lo se quiere protegerlos pero por que es tan tonto
sufre solo, caray, hasta el coraon se me ha hecho chiquito.
caramba ya quiero leer que es lo que pasara ahora
tratare dee sperar pacientemente por tu actu
Saludines ^^
anny-min
minho & Taemin
935
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Esta vez llegare por aquí para decirte lo mucho que me gusta, me gusta y me vuelve a gustar :3
En este capitulo me has aclarado algunas dudas, y oh yeah, el 2min esta en el aire. lml. Sabia que algo raro traía el viejo feo ese 7_7 pero lo único que no me gusto fue...¡ALGUIEN DEBIÓ GOLPEARLO! *se controla*
Mi lindo BumBum. TT TT
¡Espero!
En este capitulo me has aclarado algunas dudas, y oh yeah, el 2min esta en el aire. lml. Sabia que algo raro traía el viejo feo ese 7_7 pero lo único que no me gusto fue...¡ALGUIEN DEBIÓ GOLPEARLO! *se controla*
Mi lindo BumBum. TT TT
¡Espero!
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 40
¡Hi! Gracias por vuestros comentarios <3 Me animan y no me cansaré de decirlo.Ya vamos por el capítulo 40, me hace feliz jajajaj y lo que queda aún, bueno eso espero, terminarlo. Me alegro de que os guste mi fic y espero que siga así hasta el final y no defraudarles ^3^ Disfruten el cap!
Capítulo 40:
Minho entró a su enorme y vacía habitación provocando eco al abrir la puerta. Se quitó la camiseta y la tiró aterrizando en algún lugar de la habitación. Se dejó caer en la cama con pesadez y resopló fuertemente, posando su brazo en su frente:
- Qué asco… -susurró.
Se mordió su labio inferior ante la impotencia que lo dominaba. Ahora tenía claro que significaba él para su padre. Nada. Sus sueños, sus sentimientos, sus ilusiones, no significaban nada para él. Extendió su brazo dejando evidente el gran hueco restante de la cama. A su mente vino la imagen de Taemin durmiendo con él. Ahora se sentía solo, vacío. Como toda su vida había sido. Soledad constante, pero ese pequeño chico conseguía hacerlo olvidar de sus problemas, su corazón revivía con solo verlo. Parecía que era el único que lo entendía. Es triste pensar que alguien que antes no conocías, te logre entender y tus propios padres ignoren tu existencia:
- Los odio…
‘’Nunca te dejes dominar, no dejes que este mundo corrompa tu corazón…’’
Las palabras del castaño acudieron a su mente en ese instante. ¿A qué se refería él? ¿Y por qué le había dicho eso? Cansado por el angustioso momento que había pasado se dejó dormir entre pensamientos.
~~~~
Se dirigía rumbo a su casa. Ya había pasado un par de noches fuera, no le extrañaría en absoluto que le dijeran algo. Pero a él no le importaba. Nadie les había pedido que se preocuparan. Llegó y se paró en frente de la puerta antes de entrar. Como siempre la luz estaba encendida. Sacó las llaves y abrió la puerta blanca que lo conducía a su falso hogar. Cuando entró se quedó parado observando el sillón de la entrada. Su madre se había quedado dormida mientras posiblemente lo esperaba. ¿A caso se había pasado todas las noches esperando su llegada?
Un sentimiento se le removió en su interior. ¿Por qué hacía esas cosas por alguien que no merecía nada? Lo único que había hecho era recordarle que no la quería y que la dejara en paz. Entró sin hacer ruido y cerró la puerta con cuidado. Caminó por el pasillo hasta un pequeño armario que había al final y sacó una manta. Volvió hasta dónde estaba ella y la tapó. Se dio la vuelta dándole la espalda y subió hasta su habitación. Entró a oscuras y cogiendo algo de ropa del armario se fue a bañar. La ducha parecía hacer milagros, pero solo era físicamente. Salió de allí como nuevo y se tiró en la cama. Miró el techo y las paredes con detenimiento, había una nueva sombra en su habitación, concretamente en su pared. Nunca había reparado en la forma que tenía, pero estaba seguro de que había algo diferente, colgado de la pared. Estiró su brazo hasta el interruptor y encendió la luz.
Era un cuadro. En él, había dibujado un ángel volando en el cielo. En la esquina inferior derecha estaba la firma con el nombre de su madre. ¿Sería esto lo que llevaba pintando días atrás? Un ángel…
Se volvió a acostar y apagó la luz de nuevo. No tenía ganas de nada más, así que rápidamente se durmió.
~~~~
El amanecer había llegado y con él, los primero rayos del sol se colaban por la ventana obligando al castaño a levantarse. Como todos los días, se levantó y automáticamente cogió la ropa y se fue directo al baño. Tras terminar de asearse, salió del baño y se encaminó a la cocina a prepararse algo de comer. Miró con tristeza la habitación en la que el rubio llevaba encerrado desde hacía dos días prohibiéndole el paso. Estaba extremadamente preocupado por él, pero también quería respetar su ruego. Estaba celebrando una batalla campal en su cabeza a muerte.
Cuando terminó el desayuno, lavó las cosas que había utilizado torpemente y salió de la casa, no sin antes despedirse del rubio, recibiendo un simple adiós como respuesta. Se dirigió hasta la universidad encontrándose a sus dos amigos a las afueras de las instalaciones:
- Buenos días chicos –los saludó.
- Hola Onew –saludaron ambos.
- ¿Key tampoco ha venido hoy? –preguntó el alto.
- No. Hoy tampoco ha salido –bajó el rostro apenado.
Eso hacía que la sangre de Jonghyun hirviera más todavía. ¿Qué se le pasaba por la cabeza para encerrarse de esa manera preocupando a todos? Estaba molesto por eso, pero también estaba muy preocupado al igual que sus amigos. Tras intentar controlar su impulso, siguió al resto que se encaminaba hacia la clase.
Las clases habían comenzado como siempre. Las horas lentas y tortuosas hacían acto de presencia, haciendo que la clase entera deseara la hora del almuerzo. Este curso, era un año terriblemente mortal, muchos llegaban hasta aquí y lo dejaban. Era comprensible. Teoría y teoría, todos los días, uno tras otro, sin parar y exámenes… El alto intentando evadirse de la clase desvió la miraba hacia uno de los árboles centrales del campus y allí estaba él. Subido y apoyado en unas de las ramas más gruesas, seguramente durmiendo pues tenía los ojos cerrados. Minho sonrió tontamente. Aquel rostro le fascinaba. Era una vista hermosa, simplemente perfecta, él era perfecto, era el paisaje, lo demás simplemente decoraba. Poco a poco ese chico estaba despertando ciertos sentimientos que el alto se negaba a ver. Después de todo, su condición social, no lo había educado así. Sería una terrible noticia, pero cada vez, le estaba importando menos lo que fueran a pensar de él, lo único que le importaba era ese chico y cada vez más.
Había una duda que siempre le venía cuando él se ausentaba de las clases, ¿cómo era posible que teniendo un máxima de faltas por no asistir, pudiera aprobar todo con la mejor nota? Todo lo relacionado con él, era un misterio. De repente vio como el castaño se desperezaba y giró su vista hacía la ventana desde la que el moreno había estado observándolo. Minho apartó la mirada nervioso. ¿Lo habría descubierto? Su corazón latía con fuerza y justo en ese momento sonó la esperada hora del almuerzo. Parecía ser que Taemin tenía todo controlado.
Los tres chicos fueron a comer, sentándose juntos en la misma mesa. Mientras los otros dos chicos hablaban, el moreno seguía inmerso en sus pensamientos, ocupados claro estaba por el rubio que no se dignaba a aparecer. Ya no lo aguantaba más, estaba desesperado:
- Onew, ¿te puedo pedir un favor?
- Dime –lo miró prestándole atención.
- ¿Puedes dejarme las llaves de tu casa?
- ¿Mis llaves? ¿Para qué?
- Quiero saber que le pasa a Key.
- Pero Jonghyun, ya sabes que él…
- Confía en mí. Estoy harto de que no quiera decirnos ni una palabra, no lo entiendo y eso me molesta. Así que, por favor… -le suplicó más bien.
Onew miró a Minho y este asintió con una pequeña sonrisa. Si alguien podía llegar hasta el rubio, ese era él y de eso no había duda.
~~~~
Se dirigió a paso rápido hasta la casa que el castaño compartía con el rubio. Abrió la puerta adentrándose en ese piso y rápidamente adivinó la puerta tras la que se escondía Key, pues era la única que permanecía cerrada. Se acercó nervioso, ¿cuál sería su reacción? Se paró enfrente de la puerta y tocó levemente. No obtuvo respuesta alguna. Siguió tocando hasta que oyó una débil voz que lo hizo estremecerse:
- ¿Onew? –sonaba extrañado.
- Soy Jonghyun.
- ¿Qu-é haces tú a-quí? –parecía nervioso ahora.
- ¿Por qué no has ido a clase estos días? –fue al grano.
- ¿No lo dijo Onew? Es-toy enfermo…
- Sí, tienes razón, lo dijo. Pero no me lo creo.
- Pues no sé qué más quieres saber –su voz se iba apagando.
- ¿Qué pasa Key?
- N-ada, ya te lo he dicho.
- Entraré si no me lo dices ahora.
- No lo hagas, por favor… -su voz sonaba suplicante, parecía un lamento.
- Pues cuéntame lo que pasó.
- Ya t-e he di-cho que no pasa na-da… -parecía llorar.
- Key, me estoy cansando. Deja de mentirme.
- No es una mentira –sí, lo estaba.
Sin paciencia alguna entró en la habitación. Estaba oscura. No podía ver nada:
- ¡Jonghyun sal de aquí!
- No lo haré hasta que me lo digas –tanteó en las paredes buscando el interruptor hasta que dio con él.
Cuando encendió la luz, abrió los ojos en demasía al observar el estado deplorable que traía el rubio en su preciosa cara. Tenía los ojos y los labios hinchados, había estado llorando durante bastante tiempo. Estaba oculto bajo una sábana, sentado en una de las esquinas de la cama con la mirada ida, vacía. No lo veía a él. El corazón se le destrozaba por la imagen:
- Key… ¿qué te pasó? –se acercó a la cama.
- Déjame, vete –por fin lo había mirado, pero había algo más.
En su mirada se reflejaba miedo, mezclado con dolor y tal vez angustia:
- No me iré hasta que me lo digas.
- No hay nada que decir, no seas cabezota, lárgate.
Jonghyun intentó acercar la mano hacía él, pero el rubio rápidamente la golpeó aferrándose más a la esquina. ¿Miedo?
- No me toques –su voz temblaba.
- ¡Necesito que me lo expliques!
- No hay n-ada de qué h-hablar… -sus ojos derramaban lágrimas, amargas lágrimas.
- Por favor… confía en mí.
- ¿Confianza? Eso es un asco.
- ¡Key! ¡He venido hasta aquí, porque llevo preocupado por ti hace días! ¡Tengo el derecho de saberlo!
- ¡Lárgate Jonghyun! ¡No quiero ver a nadie!
- ¡Maldita sea Key! ¡¿Por qué?! –volvió a intentar alzar su brazo para llegar hasta dónde estaba él.
- ¡No me toques! –gritó furioso, dolorido.
- Key… -Sus ojos se clavaron en aquella sábana.
Cuándo el rubio intentó que no lo tocara de nuevo, había tirado sin querer de la sábana que lo cubría a él y al resto de la cama, dejando entre ver manchas de sangre:
- Eso es… -el moreno estaba atónito.
El rubio ocultó rápidamente las manchas que había mantenido escondidas. El moreno volvió la vista a él y vio como lloraba a mares:
- Jo-nghy-un –dijo entre sollozos.
El susodicho se acercó hacía él repentinamente, tomándolo por los hombros:
- ¿Qué ha pasado aquí? –todavía no concebía la idea.
Sin obtener respuestas sino solo lágrimas, lo sacudió para que reaccionara. Al hacer esto, la fina sábana que lo cubría se deslizó por sus delicados hombros, mostrando su pecho también. Estaba lleno de moretones y arañazos… marcas que dejaban ver claramente su origen:
- ¿Quién…? –no podía mencionar palabra.
Su corazón se había roto en mil pedazos al verlo en ese horrible estado. La sangre le hervía ferozmente y la rabia lo estaba cegando, hasta que su voz lo hizo volver:
- Jonghyun… -lloraba intensamente.
El nombrado se sentó a su lado y lo abrazó fuertemente, atrayéndolo contra su pecho y dejando que se desahogara. Su delicado cuerpo había sido invadido por una sucia rata. En ese momento recordó la sangre de hacía unos minutos, entonces… lo había violado descaradamente. Se había colado en su casa y había abusado de él de una manera salvaje.
Eso aumentó más su ira y las ganas de acabar con su existencia:
- Fue él, ¿verdad? –preguntó roncamente.
El rubio asintió entre sollozos:
- Key… ¿puedes contarme tu relación con él? ¿Quién es?
Este se tensó bajo los fuertes brazos de moreno, pero lo tenía que saber, no podía seguir ocultándolo. Hizo un gran esfuerzo para poder comenzar a contarle. Se separó del pecho del moreno y lo miró a los ojos, secándose las lágrimas con el antebrazo, aunque un poco en vano:
- Él fue mi novio en el pasado.
Al moreno se le tensó la mandíbula, ¿cómo había podido salir con una basura como esa?
- Nos conocimos en un parque. Yo pasaba por ahí después de salir de clase y siempre coincidíamos. Con el paso de los días, nos atrevimos a hablarnos y nos hicimos buenos amigos. Yo me había enamorado de él sin saberlo en poco tiempo. Me encantaba estar con él. Siempre deseaba salir de clase para verlo –hizo una pausa intentando aguantar el llanto- una tarde, cuando salía de clase me dijo en el parque que tenía que hablar conmigo. Fue ahí cuando se me declaró. Estaba muy contento cuando me lo dijo, porque yo lo amaba con locura. No había nada que no fuera él para mí –el moreno apretó los puños conteniendo la oleada de sentimientos que le producía la historia- Empezamos a salir y todo iba muy bien. Nos divertíamos como siempre y ambos nos queríamos… o bueno… eso pensaba yo –se limpió un poco las lágrimas con el antebrazo- el día en el que íbamos a hacer un año, él me dijo que tenía una sorpresa para mí. Me emocioné cuando me lo dijo y estaba nervioso por ese hecho. Cuando me vino a buscar a mi casa, me pidió que cerrara los ojos y no los abriera. Yo como un tonto le creí y así lo hice. Después de un largo paseo, por fin habíamos llegado a algún sitio –su llanto volvió a intensificarse- allí habían un mon-tón de chi-cos qu-e al parecer eran sus ami-gos… –no podía continuar.
El moreno lo notó. Esa era la parte difícil de la historia. Le tendió su mano cálidamente y cogió la fría mano del rubio en señal de apoyo y la acarició:
- Jong-hyun… -lo miró a los ojos- me había engañado. No me quería, solo era un juguete para él. Lo único que estaba haciendo era divertirse conmigo y ahora quería compartir esa diversión. Cuando me di cuenta de las verdaderas intenciones de ellos, quise correr, pero era demasiado tarde –apretó la mano de Jonghyun- entre todos me cogieron y… -se mordió el labio inferior. Era duro recordarlo, demasiado- abusaron de mí a su antojo. Me violaron…uno tras otro…una y otra vez y yo… no podía hacer nada, no podía resistirme. Cuando la noche se acercó, parecía que ya se habían divertido conmigo bastante. Me sacaron fuera y me dejaron tirado… como una basura. Estaba muerto de miedo y cada vez, me dolía más. No sabía qué hacer, tampoco podía moverme, solo podía llorar…es ese entonces, fue cuando conocí a Onew. Él… me salvó –se tapó la cara con la mano restante aflorando ese dolor que le producía el pasado.
El moreno soltó su agarre y apartó su mano de su cara. Le alzó el rostro y delicadamente fue quitándole las lágrimas que, según él, manchaban su rostro. Le acarició el cabello y le dio un tierno beso en la frente, dedicándole una sonrisa acogedora, cálida, perfecta:
- Key, yo estoy aquí contigo. Confía en mí, por favor.
El rubio lo abrazó sintiendo la protección que este le brindaba, siendo recibido por el moreno. Key se aferraba a su fecho fuertemente y Jonghyun le acariciaba la espalda para intentar aliviar su dolor. Estuvieron así unos minutos. El rubio ahora se sentía verdaderamente protegido. Nunca había vuelto a confiar en un hombre que no fuera su amigo, pero con él, todo había cambiado. Estaba feliz.
El moreno lo separó delicadamente y tomó su rostro entre sus manos, acariciándole las mejillas con los pulgares. Ambos se miraron a los ojos, cautivados por la belleza ajena. Aquello era increíble, la sensación les llenaba completamente. El moreno se fue acercando poco a poco y plantó un dulce beso en los labios del rubio:
- Será mejor que te vayas a bañar –le sonrió- te prepararé algo de comer.
Capítulo 40:
Minho entró a su enorme y vacía habitación provocando eco al abrir la puerta. Se quitó la camiseta y la tiró aterrizando en algún lugar de la habitación. Se dejó caer en la cama con pesadez y resopló fuertemente, posando su brazo en su frente:
- Qué asco… -susurró.
Se mordió su labio inferior ante la impotencia que lo dominaba. Ahora tenía claro que significaba él para su padre. Nada. Sus sueños, sus sentimientos, sus ilusiones, no significaban nada para él. Extendió su brazo dejando evidente el gran hueco restante de la cama. A su mente vino la imagen de Taemin durmiendo con él. Ahora se sentía solo, vacío. Como toda su vida había sido. Soledad constante, pero ese pequeño chico conseguía hacerlo olvidar de sus problemas, su corazón revivía con solo verlo. Parecía que era el único que lo entendía. Es triste pensar que alguien que antes no conocías, te logre entender y tus propios padres ignoren tu existencia:
- Los odio…
‘’Nunca te dejes dominar, no dejes que este mundo corrompa tu corazón…’’
Las palabras del castaño acudieron a su mente en ese instante. ¿A qué se refería él? ¿Y por qué le había dicho eso? Cansado por el angustioso momento que había pasado se dejó dormir entre pensamientos.
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Se dirigía rumbo a su casa. Ya había pasado un par de noches fuera, no le extrañaría en absoluto que le dijeran algo. Pero a él no le importaba. Nadie les había pedido que se preocuparan. Llegó y se paró en frente de la puerta antes de entrar. Como siempre la luz estaba encendida. Sacó las llaves y abrió la puerta blanca que lo conducía a su falso hogar. Cuando entró se quedó parado observando el sillón de la entrada. Su madre se había quedado dormida mientras posiblemente lo esperaba. ¿A caso se había pasado todas las noches esperando su llegada?
Un sentimiento se le removió en su interior. ¿Por qué hacía esas cosas por alguien que no merecía nada? Lo único que había hecho era recordarle que no la quería y que la dejara en paz. Entró sin hacer ruido y cerró la puerta con cuidado. Caminó por el pasillo hasta un pequeño armario que había al final y sacó una manta. Volvió hasta dónde estaba ella y la tapó. Se dio la vuelta dándole la espalda y subió hasta su habitación. Entró a oscuras y cogiendo algo de ropa del armario se fue a bañar. La ducha parecía hacer milagros, pero solo era físicamente. Salió de allí como nuevo y se tiró en la cama. Miró el techo y las paredes con detenimiento, había una nueva sombra en su habitación, concretamente en su pared. Nunca había reparado en la forma que tenía, pero estaba seguro de que había algo diferente, colgado de la pared. Estiró su brazo hasta el interruptor y encendió la luz.
Era un cuadro. En él, había dibujado un ángel volando en el cielo. En la esquina inferior derecha estaba la firma con el nombre de su madre. ¿Sería esto lo que llevaba pintando días atrás? Un ángel…
Se volvió a acostar y apagó la luz de nuevo. No tenía ganas de nada más, así que rápidamente se durmió.
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El amanecer había llegado y con él, los primero rayos del sol se colaban por la ventana obligando al castaño a levantarse. Como todos los días, se levantó y automáticamente cogió la ropa y se fue directo al baño. Tras terminar de asearse, salió del baño y se encaminó a la cocina a prepararse algo de comer. Miró con tristeza la habitación en la que el rubio llevaba encerrado desde hacía dos días prohibiéndole el paso. Estaba extremadamente preocupado por él, pero también quería respetar su ruego. Estaba celebrando una batalla campal en su cabeza a muerte.
Cuando terminó el desayuno, lavó las cosas que había utilizado torpemente y salió de la casa, no sin antes despedirse del rubio, recibiendo un simple adiós como respuesta. Se dirigió hasta la universidad encontrándose a sus dos amigos a las afueras de las instalaciones:
- Buenos días chicos –los saludó.
- Hola Onew –saludaron ambos.
- ¿Key tampoco ha venido hoy? –preguntó el alto.
- No. Hoy tampoco ha salido –bajó el rostro apenado.
Eso hacía que la sangre de Jonghyun hirviera más todavía. ¿Qué se le pasaba por la cabeza para encerrarse de esa manera preocupando a todos? Estaba molesto por eso, pero también estaba muy preocupado al igual que sus amigos. Tras intentar controlar su impulso, siguió al resto que se encaminaba hacia la clase.
Las clases habían comenzado como siempre. Las horas lentas y tortuosas hacían acto de presencia, haciendo que la clase entera deseara la hora del almuerzo. Este curso, era un año terriblemente mortal, muchos llegaban hasta aquí y lo dejaban. Era comprensible. Teoría y teoría, todos los días, uno tras otro, sin parar y exámenes… El alto intentando evadirse de la clase desvió la miraba hacia uno de los árboles centrales del campus y allí estaba él. Subido y apoyado en unas de las ramas más gruesas, seguramente durmiendo pues tenía los ojos cerrados. Minho sonrió tontamente. Aquel rostro le fascinaba. Era una vista hermosa, simplemente perfecta, él era perfecto, era el paisaje, lo demás simplemente decoraba. Poco a poco ese chico estaba despertando ciertos sentimientos que el alto se negaba a ver. Después de todo, su condición social, no lo había educado así. Sería una terrible noticia, pero cada vez, le estaba importando menos lo que fueran a pensar de él, lo único que le importaba era ese chico y cada vez más.
Había una duda que siempre le venía cuando él se ausentaba de las clases, ¿cómo era posible que teniendo un máxima de faltas por no asistir, pudiera aprobar todo con la mejor nota? Todo lo relacionado con él, era un misterio. De repente vio como el castaño se desperezaba y giró su vista hacía la ventana desde la que el moreno había estado observándolo. Minho apartó la mirada nervioso. ¿Lo habría descubierto? Su corazón latía con fuerza y justo en ese momento sonó la esperada hora del almuerzo. Parecía ser que Taemin tenía todo controlado.
Los tres chicos fueron a comer, sentándose juntos en la misma mesa. Mientras los otros dos chicos hablaban, el moreno seguía inmerso en sus pensamientos, ocupados claro estaba por el rubio que no se dignaba a aparecer. Ya no lo aguantaba más, estaba desesperado:
- Onew, ¿te puedo pedir un favor?
- Dime –lo miró prestándole atención.
- ¿Puedes dejarme las llaves de tu casa?
- ¿Mis llaves? ¿Para qué?
- Quiero saber que le pasa a Key.
- Pero Jonghyun, ya sabes que él…
- Confía en mí. Estoy harto de que no quiera decirnos ni una palabra, no lo entiendo y eso me molesta. Así que, por favor… -le suplicó más bien.
Onew miró a Minho y este asintió con una pequeña sonrisa. Si alguien podía llegar hasta el rubio, ese era él y de eso no había duda.
~~~~
Se dirigió a paso rápido hasta la casa que el castaño compartía con el rubio. Abrió la puerta adentrándose en ese piso y rápidamente adivinó la puerta tras la que se escondía Key, pues era la única que permanecía cerrada. Se acercó nervioso, ¿cuál sería su reacción? Se paró enfrente de la puerta y tocó levemente. No obtuvo respuesta alguna. Siguió tocando hasta que oyó una débil voz que lo hizo estremecerse:
- ¿Onew? –sonaba extrañado.
- Soy Jonghyun.
- ¿Qu-é haces tú a-quí? –parecía nervioso ahora.
- ¿Por qué no has ido a clase estos días? –fue al grano.
- ¿No lo dijo Onew? Es-toy enfermo…
- Sí, tienes razón, lo dijo. Pero no me lo creo.
- Pues no sé qué más quieres saber –su voz se iba apagando.
- ¿Qué pasa Key?
- N-ada, ya te lo he dicho.
- Entraré si no me lo dices ahora.
- No lo hagas, por favor… -su voz sonaba suplicante, parecía un lamento.
- Pues cuéntame lo que pasó.
- Ya t-e he di-cho que no pasa na-da… -parecía llorar.
- Key, me estoy cansando. Deja de mentirme.
- No es una mentira –sí, lo estaba.
Sin paciencia alguna entró en la habitación. Estaba oscura. No podía ver nada:
- ¡Jonghyun sal de aquí!
- No lo haré hasta que me lo digas –tanteó en las paredes buscando el interruptor hasta que dio con él.
Cuando encendió la luz, abrió los ojos en demasía al observar el estado deplorable que traía el rubio en su preciosa cara. Tenía los ojos y los labios hinchados, había estado llorando durante bastante tiempo. Estaba oculto bajo una sábana, sentado en una de las esquinas de la cama con la mirada ida, vacía. No lo veía a él. El corazón se le destrozaba por la imagen:
- Key… ¿qué te pasó? –se acercó a la cama.
- Déjame, vete –por fin lo había mirado, pero había algo más.
En su mirada se reflejaba miedo, mezclado con dolor y tal vez angustia:
- No me iré hasta que me lo digas.
- No hay nada que decir, no seas cabezota, lárgate.
Jonghyun intentó acercar la mano hacía él, pero el rubio rápidamente la golpeó aferrándose más a la esquina. ¿Miedo?
- No me toques –su voz temblaba.
- ¡Necesito que me lo expliques!
- No hay n-ada de qué h-hablar… -sus ojos derramaban lágrimas, amargas lágrimas.
- Por favor… confía en mí.
- ¿Confianza? Eso es un asco.
- ¡Key! ¡He venido hasta aquí, porque llevo preocupado por ti hace días! ¡Tengo el derecho de saberlo!
- ¡Lárgate Jonghyun! ¡No quiero ver a nadie!
- ¡Maldita sea Key! ¡¿Por qué?! –volvió a intentar alzar su brazo para llegar hasta dónde estaba él.
- ¡No me toques! –gritó furioso, dolorido.
- Key… -Sus ojos se clavaron en aquella sábana.
Cuándo el rubio intentó que no lo tocara de nuevo, había tirado sin querer de la sábana que lo cubría a él y al resto de la cama, dejando entre ver manchas de sangre:
- Eso es… -el moreno estaba atónito.
El rubio ocultó rápidamente las manchas que había mantenido escondidas. El moreno volvió la vista a él y vio como lloraba a mares:
- Jo-nghy-un –dijo entre sollozos.
El susodicho se acercó hacía él repentinamente, tomándolo por los hombros:
- ¿Qué ha pasado aquí? –todavía no concebía la idea.
Sin obtener respuestas sino solo lágrimas, lo sacudió para que reaccionara. Al hacer esto, la fina sábana que lo cubría se deslizó por sus delicados hombros, mostrando su pecho también. Estaba lleno de moretones y arañazos… marcas que dejaban ver claramente su origen:
- ¿Quién…? –no podía mencionar palabra.
Su corazón se había roto en mil pedazos al verlo en ese horrible estado. La sangre le hervía ferozmente y la rabia lo estaba cegando, hasta que su voz lo hizo volver:
- Jonghyun… -lloraba intensamente.
El nombrado se sentó a su lado y lo abrazó fuertemente, atrayéndolo contra su pecho y dejando que se desahogara. Su delicado cuerpo había sido invadido por una sucia rata. En ese momento recordó la sangre de hacía unos minutos, entonces… lo había violado descaradamente. Se había colado en su casa y había abusado de él de una manera salvaje.
Eso aumentó más su ira y las ganas de acabar con su existencia:
- Fue él, ¿verdad? –preguntó roncamente.
El rubio asintió entre sollozos:
- Key… ¿puedes contarme tu relación con él? ¿Quién es?
Este se tensó bajo los fuertes brazos de moreno, pero lo tenía que saber, no podía seguir ocultándolo. Hizo un gran esfuerzo para poder comenzar a contarle. Se separó del pecho del moreno y lo miró a los ojos, secándose las lágrimas con el antebrazo, aunque un poco en vano:
- Él fue mi novio en el pasado.
Al moreno se le tensó la mandíbula, ¿cómo había podido salir con una basura como esa?
- Nos conocimos en un parque. Yo pasaba por ahí después de salir de clase y siempre coincidíamos. Con el paso de los días, nos atrevimos a hablarnos y nos hicimos buenos amigos. Yo me había enamorado de él sin saberlo en poco tiempo. Me encantaba estar con él. Siempre deseaba salir de clase para verlo –hizo una pausa intentando aguantar el llanto- una tarde, cuando salía de clase me dijo en el parque que tenía que hablar conmigo. Fue ahí cuando se me declaró. Estaba muy contento cuando me lo dijo, porque yo lo amaba con locura. No había nada que no fuera él para mí –el moreno apretó los puños conteniendo la oleada de sentimientos que le producía la historia- Empezamos a salir y todo iba muy bien. Nos divertíamos como siempre y ambos nos queríamos… o bueno… eso pensaba yo –se limpió un poco las lágrimas con el antebrazo- el día en el que íbamos a hacer un año, él me dijo que tenía una sorpresa para mí. Me emocioné cuando me lo dijo y estaba nervioso por ese hecho. Cuando me vino a buscar a mi casa, me pidió que cerrara los ojos y no los abriera. Yo como un tonto le creí y así lo hice. Después de un largo paseo, por fin habíamos llegado a algún sitio –su llanto volvió a intensificarse- allí habían un mon-tón de chi-cos qu-e al parecer eran sus ami-gos… –no podía continuar.
El moreno lo notó. Esa era la parte difícil de la historia. Le tendió su mano cálidamente y cogió la fría mano del rubio en señal de apoyo y la acarició:
- Jong-hyun… -lo miró a los ojos- me había engañado. No me quería, solo era un juguete para él. Lo único que estaba haciendo era divertirse conmigo y ahora quería compartir esa diversión. Cuando me di cuenta de las verdaderas intenciones de ellos, quise correr, pero era demasiado tarde –apretó la mano de Jonghyun- entre todos me cogieron y… -se mordió el labio inferior. Era duro recordarlo, demasiado- abusaron de mí a su antojo. Me violaron…uno tras otro…una y otra vez y yo… no podía hacer nada, no podía resistirme. Cuando la noche se acercó, parecía que ya se habían divertido conmigo bastante. Me sacaron fuera y me dejaron tirado… como una basura. Estaba muerto de miedo y cada vez, me dolía más. No sabía qué hacer, tampoco podía moverme, solo podía llorar…es ese entonces, fue cuando conocí a Onew. Él… me salvó –se tapó la cara con la mano restante aflorando ese dolor que le producía el pasado.
El moreno soltó su agarre y apartó su mano de su cara. Le alzó el rostro y delicadamente fue quitándole las lágrimas que, según él, manchaban su rostro. Le acarició el cabello y le dio un tierno beso en la frente, dedicándole una sonrisa acogedora, cálida, perfecta:
- Key, yo estoy aquí contigo. Confía en mí, por favor.
El rubio lo abrazó sintiendo la protección que este le brindaba, siendo recibido por el moreno. Key se aferraba a su fecho fuertemente y Jonghyun le acariciaba la espalda para intentar aliviar su dolor. Estuvieron así unos minutos. El rubio ahora se sentía verdaderamente protegido. Nunca había vuelto a confiar en un hombre que no fuera su amigo, pero con él, todo había cambiado. Estaba feliz.
El moreno lo separó delicadamente y tomó su rostro entre sus manos, acariciándole las mejillas con los pulgares. Ambos se miraron a los ojos, cautivados por la belleza ajena. Aquello era increíble, la sensación les llenaba completamente. El moreno se fue acercando poco a poco y plantó un dulce beso en los labios del rubio:
- Será mejor que te vayas a bañar –le sonrió- te prepararé algo de comer.
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
:HAHA: :HAHA: :HAHA: HOLAAA me tomo dos días leer tu historia eres muy creativa mis felicitaciones. Ahora esta parte me ha destrozado el corazón NADIE, NADIE se merece que le destrocen la vida de esta manera y menos esta criatura tan especial,asi espero que este desgraciado sufra y pague hasta la última lagrima que derramo KEY. Confio en ti LADY AKARI.
Nuevamente mis felicitaciones estare esperandoel sgte capitulo porque aunque no tengo mucha paciencia esta historia me atrapo
Nuevamente mis felicitaciones estare esperandoel sgte capitulo porque aunque no tengo mucha paciencia esta historia me atrapo
SAMY_MC
Minho
33
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
ajsashsjahjasha por fin !!! amo el fic, es tan jasagfgfgafsss aww todos estan tristes, pero espero que se junten si!!! wiii vamos 2min, vamos jongkey vamos tae !! ijjijji me encanta siguelo <3
2minbananamilk
taemin
83
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 41
Hola! Vuelvo con el capi. 41 ^^ Me alegro que les haya gustado el anterior y verán como en este Jonghyun toma cartas en el asuntos ^^ Me alegra tener una nueva lectora, gracias por tus cumplidos, en serio <3 Y gracias por seguir comentando, me alegra de verdad. Disfruten este cap. :3
Capítulo 41:
Jonghyun se levantó con la intención de ir a la cocina, pero una mano se lo impidió agarrándolo de la muñeca. Este miró al rubio que permanecía sentado aún. Key tiró de su brazo acercando a Jonghyun nuevamente. Este se agachó a su altura quedando cara a cara otra vez. El moreno sonrió ante este acto y volvió a acercarse a sus labios. Esta vez el rubio le correspondió dulcemente entreabriendo su boca para darle paso a la del otro, disfrutando por primera vez aquel dulce que tanto habían querido probar. Parecía que ninguno quería detener aquel momento que tanto habían esperado. Sus lenguas se conocían por primera vez, dando buenos resultados, comenzando a jugar entre ellas, pero tuvieron que separarse por la falta de oxígeno y el moreno le besó la mejilla para finalmente dirigirse a la cocina, dejando al rubio sonrojado.
Por fin había logrado confiar en él. Por fin, había conseguido avanzar. Estaba feliz y su corazón lo sabía. Se levantó con dificultad, pues aún le dolía todo, cogió algo de ropa y se dirigió al baño para quitarse esa horrible sensación que ese idiota había dejado en su cuerpo.
Mientras el rubio se bañaba, él preparaba algo de comer con lo poco que tenían en la cocina. Se notaba la ausencia del rubio en la casa, pero no era problema para él, logrando buenos resultados gastronómicos en poco tiempo. Se dirigió al cuarto del rubio y quitó las sábanas que tenía tirándolas a la basura. No había necesidad de guardar una pesadilla como la que había vivido él. Buscó por la casa y encontró unas limpias, colocándolas en su cama. Abrió la ventana y dejó que el aire invadiera la habitación, llevándose las malas sensaciones acumuladas desde esa noche.
El rubio salió del baño completamente repuesto y con una mejor cara. Se notaba un fino brillo en sus ojos y una sonrisa que trataba de esconder. Se dirigió a la cocina encontrándose con el moreno, esperándolo:
- Tienes que comértelo todo.
- ¿Y tú no comerás?
El moreno negó con la cabeza:
- Ahora mismo no tengo hambre, así que come tú.
El rubio empezó a comer un poco apenado por la tierna mirada que le dedicaba él. Intentó no pensar en eso y terminó exitosamente la deliciosa comida que le había preparado. Estaba sorprendido por la habilidad que tenía Jonghyun en la cocina, aunque tampoco le extrañó demasiado teniendo una madre que cocina:
- Gracias –le sonrió- estaba muy buena.
El moreno le devolvió la sonrisa recogiendo el plato y los cubiertos y empezándolos a la lavar:
- Yo puedo hacerlo, no te preocupes –le dijo el rubio levantándose.
- Tú necesitas descansar, así que ve al salón, yo lo haré.
No podía replicarle nada así que solo asintió y se quedó observando como lo hacía. Solo unos pocos minutos después, volvió a aparecer en el salón:
- Key, lo siento, pero me tengo que ir.
- ¿A dónde? –se extrañó.
- Tengo un asunto pendiente –se dirigió a la puerta
El rubio abrió los ojos, sabía a lo que se refería:
- ¡No! –lo agarró por la espalda antes de que atravesara la puerta- no lo hagas, por favor.
El moreno apretó los puños. ¿Cómo podía pedir aquello después de todo lo que le hizo?
- No permitiré que te vuelva a hacer daño –dijo bastante serio.
- No… Jonghyun. ¡No quiero que te pase nada! –estaba nervioso, en verdad no quería que fuera. Conocía a su ex y sabía que en cuanto a romper reglas, él era el mejor.
Jonghyun se deshizo del agarre de Key suavemente y volteó quedándose frente a él. Rodeó su rostro con ambas manos:
- No me pasará nada –le sonrió intentando tranquilizarlo.
- No quie…
Había sido interrumpido por los labios ajenos que lo callaron sutilmente:
- Cuídate –le acarició la mejilla.
Al salir de la casa puso rumbo nuevamente a la universidad. Tenía que encontrarlo y partirle la cara como fuera. ¿Cómo que había atrevido a tocar a Key de nuevo? Eso sí que no iba a dejarlo pasar. No tenía ni idea de dónde podría encontrarlo, pero sabía de una persona que posiblemente sí lo supiera. Tenía que preguntárselo.
~~~~
- Me pregunto si Jonghyun habrá conseguido algo.
- Espero que sí, Key me tiene muy preocupado –suspiró el castaño.
- ¿Y ahora que harás?
- No lo sé, ¿debería irme a casa? –se rascó la nunca.
De repente el moreno hacía acto de presencia, entrando al campus, justo cuando se habían acabado las clases. Ambos se sorprendieron por el semblante que traía:
- ¿Jonghyun? –pasó por delante de ellos.
- ¡Ey! –llamó el castaño.
Sin inmutarse siguió hacia adelante, buscando con la mirada por todos lados. Muchas personas y no encontraba a la que quería. Tenía que encontrarla ya, antes de que se fuera a casa. ¿Dónde estaba? Se recorrió todo el jardín y la entrada sin resultado alguno. Cansado se sentó un momento en uno de los bancos de allí, observando cómo sus dos amigos, se acercaban extrañados a él:
- ¡Jonghyun! ¿Qué demonios te pasa? –dijo el alto.
- ¿Qué pasó con Key? –preguntó Onew.
Ante esa pregunta, apretó más sus puños y su mandíbula se tensó. Miró a Minho seriamente:
- ¿Sabes por casualidad dónde está Taemin?
- ¿Taemin? –se sorprendió- pues… no la verdad. No lo he visto más- ¿Por qué?
El moreno suspiró profundamente. ¿Se habría ido ya? Sus amigos seguían insistiendo en que les contestará, pero él hacía caso omiso. De pronto, entre la multitud que abandonaba las instalaciones, divisó al delgado chico que andaba buscando:
- Allí está –susurró.
Se levantó bruscamente y se dirigió con rapidez a su encuentro antes de que se fuera:
- ¡Taemin!
El nombrado se giró y clavó su mirada seria a la persona que lo llamaba, esperando respuesta ya que el moreno se había apoyado en sus rodillas por la carrera:
- Tú lo conoces, ¿verdad?
- ¿A quién? –enarcó una ceja.
- La persona que se coló una vez y entró en el baño.
El castaño se lo pensó:
- Puede.
Pocos segundos después llegaron Minho y Onew posicionándose al lado de Jonghyun, extrañados por el reciente comportamiento del moreno:
- ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
¿Se lo había dicho en serio? ¿Quería encontrar a ese sujeto?:
- Tal vez.
- ¡Taemin tienes que ayudarme por favor! –decía perdiendo los nervios.
- ¿Qué pasa Jonghyun? –preguntó Onew.
- No pienso decirte nada –sentenció Tae.
- ¡Por favor! –le suplicaba.
- Por alguna casualidad, ¿tiene algo que ver con Key?
El más bajo se sorprendió ante la certeza de su pregunta:
- Sí –lo miró seriamente.
- ¿Ya le dijiste lo que sientes por él? –sonrió de lado.
- No del todo, pero lo tengo claro –derrochaba confianza.
- Entonces… tal vez… debería decírtelo –se cruzó de brazos.
- Por favor… te lo pido.
- En el Barrio Rojo –dijo sin reparos.
Taemin notó como los presentes se tensaban al escuchar el nombre. Era normal:
- En el segundo callejón de la calle 4 –terminó.
Todos tragaron fuerte antes sus palabras:
- Sabes lo que eso significa, ¿no?
- Sí.
- ¿Puedes perder la vida allí y aún así piensas ir? –entrecerró los ojos- ¿Qué tanto significa ese rubio para ti?
- Yo amo a Key –dijo muy seguro.
- Idiota –espetó- ese sentimiento puede llevarte a la muerte.
- No me importa morir, si con ello consigo que él pueda vivir en paz.
- Si estás tan seguro, ve entonces.
Se dio media vuelta y se largó de allí.
~~~~
Unos minutos después, los tres chicos se encontraban discutiendo en un parque cercano a la universidad:
- ¡Jonghyun! ¡Hazme el favor y escúchame! ¡No puedes ir a ese barrio!
- ¡Tú no lo entiendes Minho! Esa basura… -le costaba decirlo- ¡Lo violó! ¡No voy a dejar esto así, no puedo! ¿Entiendes?
- ¡Qué! –el castaño abrió los ojos escuchando aquello.
- Yo lo único que sé es que no tienes la seguridad de salir de allí con vida.
- Me da igual.
- ¡Jonghyun! –intervino Onew de nuevo- ¿Qué dijiste?
- Que me da igual.
- No, sobre Key…
- Que lo violaron…
La rabia se apoderó del castaño que se encontraba sentado en el césped tras escuchar aquello. Aún lo procesaba:
- Ese barrio tiene ese nombre por algo.
- Lo sé, pero tengo que hacerlo Minho –lo miró seriamente.
- Tenemos – corrigió y se levantó el castaño del suelo- no le pienso dar más segundos de felicidad.
Se había enfadado de verdad. El alto suspiró resignado:
- Entonces no queda más remedio, tendré que ir.
- ¿Qué? –lo miró el más bajo.
- Somos amigos, ¿no?
- Por supuesto –le sonrió.
- Vamos –dijo Onew.
~~~~
Se encontraba caminando por las bajas calles conocidas. Hacía tiempo que no iba por allí. Cruzó el parque y llegó por fin ante la puerta gris que reconocía perfectamente, aunque parecía ser que tenía un nuevo diseño, seguramente producto de los que dentro vivían. Sonrió de lado y entró:
- ¡Tae! –corrió uno hacia él en cuanto lo vio- ¡Cuánto tiempo! –se le colgó del cuello.
- Ryongie, deja a Taemin –se rió otro saliendo del fondo.
- ¿Cómo te va? –le saludó el castaño.
- Bien –ellos no habían cambiado, todo seguía igual.
- ¿Te apetece fumar?
- No gracias, ¿tenéis alcohol?
- Tú debilidad Tae Tae –sonrió el joven que seguía colgado del cuello.
- Me conoces bien –sonrió de lado.
- Ya es mucho tiempo, normal.
- Tienes razón.
- ¿Qué prefieres beber?
- Lo de siempre –se sentó en un sillón viejo que había por ahí.
- Toma –le extendió la botella.
- Gracias.
Después de unos cuantos sorbos a la botella, por fin habló de su cometido:
- La verdad es que necesito la ayuda de Daeryong y Soryong.
- ¿Yo? –se emocionó al oírlo.
- ¿Las pistolas gemelas? ¿Para qué?
- Tengo un asunto pendiente con Sung Woo.
- ¿Con ese imbécil? – se sorprendió el que se encontraba sentado en el suelo.
- El mismo –rio ante la cara de asco.
- ¡Bien! Por fin algo de acción –dijo alzando las manos- ¡Soryong! –llamó a su gemelo.
Al fondo de un estrecho pasillo, se oyó el ruido de una puerta y un bostezo se dejó escuchar. El castaño apareció medio adormilado, rascándose la nuca, desorientado:
- ¿Por qué gritas Dae?
- Mira quién está aquí –señaló al castaño.
- ¡Oh Tae! Hacía tiempo que no te veía –levantó su mano a modo de saludo.
- Tae nos necesita.
- ¿A quién hay que matar? –se puso serio.
- Os explicaré lo que tenéis que hacer –puso la botella en el suelo vacía.
~~~~
Rumbo a la dirección que les había dicho el menor, se adentraron en aquella zona conocida como el barrio rojo, cuyo nombre es debido a la cantidad de sangre que se ha derramado en ese lugar. Territorio dónde la ley queda en segundo plano y reglas ajenas se han establecido gracias a las bandas que habitan o frecuentan esa zona. Siempre nublado, es como si ni la luz quisiera pisar ese sitio. Calles oscuras y llenas de asquerosidades, tiendas abandonadas con sus escaparates rotos, manchas de sangre por todas las paredes dibujando pintadas que decoraban todas las zonas. Una vista horrible para aquellos que se dirigían a ese lugar:
- Esto es espantoso… -susurró el alto.
- No os paréis. Si lo hacemos, estoy seguro de que daremos media vuelta –sentenció Onew.
- Este lugar es perfecto para ratas como él –su odio aumentaba por segundos.
Se siguieron adentrando en lo más profundo del lugar. Calle tras calles, observando los números, que parecían puestos de forma aleatoria. Después de un largo paseo, por fin dieron con la indicada, escuchando unas risas en el interior de aquel callejón. Doblaron la esquina, encontrándose de lleno con su objetivo. Al parecer, Taemin se conocía perfectamente las calles de aquí y a sus habitantes:
- ¡Oh! Miren quién está aquí –rió de lado- el enano de jardín.
- Imbécil –espetó con odio.
- Por cierto, ¿cómo está tu amiguito Key? La verdad es que me divertí mucho el otro día –estalló en carcajadas.
Pero la fiesta no le duró mucho. El moreno se acercó velozmente y le propinó un buen puñetazo en su cara. Sus dos acompañantes se sobresaltaron, para a los pocos segundos entrar también en juego, mirando fijamente a los amigos del renacuajo:
- ¡¿Quién te crees que eres para pegarme?! ¡¿eh?! –le dijo levantándose y agarrándolo bruscamente por el cuello de la camiseta.
- Lo mismo te digo yo, ¡¿Quién narices te crees para hacerle eso a Key?!
Se volvió a reír:
- No me digas que has montado este circo por ese rubio, por favor.
- ¡Responde! –le agarró del brazo que le sujetaba la camiseta.
- Key es... –se lo pensó divertido- mi juguete personal.
A Jonghyun se le enervó la sangre. Elevó el brazo para pegarle de nuevo, pero uno de ellos lo detuvo, torciéndole la muñeca hacia atrás. Viendo la clara desventaja, Onew entró en el juego también hecho una furia agarrando al que sujetaba el brazo de Jonghyun y estrellándolo contra la pared. El otro que permanecía ausente, fue a ayudar a su compañero, pero rápidamente fue agarrado por Minho, impidiendo que le hiciera daño al castaño:
- Así que te has traído a tus propios guardaespaldas –sonrió sin soltarlo de su agarre.
- No los he traído, ha sido por voluntad propia.
- ¿También son amiguitos de Key?
- ¿Tienes algún problema?
- Ninguno –se rió- la diversión será más grande así.
Una pelea intensa comenzó a desarrollarse en ese callejón, llamando la atención de otros curiosos que se paraban sobre los tejados de las casas a curiosear como si de una película se tratara. Se divertían viéndolos matarse los unos a los otros. Tras varios golpes, Onew y Minho terminaron con los suyos, dejándolos en el suelo sin movilidad alguna:
- ¿No piensas rendirte enano de jardín? –se limpió uno de los hilos de sangre que salía de su boca.
- ¡Cierra la boca idiota! Pagarás por lo que le hiciste.
- Eso será si no te mato yo antes. ¿Qué te parece continuar con la fiesta?
El indeseable se llevó las manos a su boca, emitiendo un sonoro silbido, al que rápidamente contestaron, apareciendo unos ocho o nueve chicos más. Los tres abrieron los ojos, ante la sorpresa. Key tenía razón:
- Moriréis aquí y nadie os encontrará, ¿lo sabes no?
- Cobarde de mierda –escupió la sangre que tenía en su boca.
- En este lugar nada es justo, ¿no has visto el manual…? No hay reglas que valgan –dijo fríamente.
- Chicos, será mejor que os vayáis –le dijo a su dos amigos que se encontraban a sus espaldas.
- No te dejaremos aquí.
- No creo que salgamos bien parados, así que mejor iros –insistió.
- Me importa una mierda, si salgo o no, solo quiero ver su cadáver en el suelo –miró seriamente Onew.
- Os damos 3 segundos para arrepentiros.
- Jamás. Lo que le hiciste no tiene perdón alguno.
Dicho eso último, todos se abalanzaron contra ellos. Ya lo veían venir, eran demasiados, era una pelea injusta, pero ellos sabían en qué lugar se habían metido y eso, era lo que ocurría. Tras un par de minutos, tanto Onew como Minho estaban siendo retenidos por un par de ellos, mientras otros hacían el trabajo de pegarles y machacarlos, sin poder evitarlo. No podían soltarse, ya no tenían fuerza. Jonghyun desvió la mirada a sus casi inconscientes amigos y recibió de propina una patada en todo el estómago y otra en las costillas, cayendo al suelo en el acto. Tosió varias veces llevándose la mano a la zona dónde había recibido el golpe. Otros dos aprovecharon que estaba en ese estado para sujetarlo por ambos brazos y elevarlo a la altura del que parecía ser el jefe:
- Aún no te rindes, renacuajo –se burlaba.
- Te di-je que nun-ca lo ha-ría… -dijo con dificultad.
Le costaba respirar. Había recibido infinidad de golpes y estaba seguro de que alguna costilla tenía rota. La sangre adornaba su cuerpo y ahora era más comprensible el nombre de aquel sitio:
- Te diré una cosa bonito de cara –sonrió de lado- Key es mío. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Nunca se escapará de mí.
- Nunca. No lo permitiré. Key no es de nadie y menos de una basura como tú.
- ¿Crees que estás en una posición como para reclamar? –dijo sacando un cuchillo de su pierna.
- Me da igual lo que digas. Te lo repetiré de nuevo. ¡Key no es tuyo!
- ¡Será mío para siempre!
El mayor levantó el brazo rápidamente y le clavó el objeto en su hombro derecho:
- ¡¡Ah!!
- ¡¡Jonghyun!! –gritaron sus dos amigos que permanecían también en una situación deplorable.
- Ya te dije que no saldrías vivo de aquí, enano –sonrió maliciosamente.
Los otros dos, soltaron al moreno, el cual cayó al suelo inmediatamente, llevándose la mano a su hombro. La sangre brotaba de la profunda herida y el intenso dolor, lo estaba mareando:
- Ahora le toca a tus lindos amiguitos –dirigió su mirada a ellos.
- D-eja-lo-s… -pudo articular.
- Lo siento, no suelo cumplir favores.
- No te atrev-as a tocar-los… -lo miraba agonizando desde el suelo.
Su vista se había vuelto borrosa y apenas podía enfocar bien:
- ¿Todavía no aprendes? Se nota que no te has visto.
Poco a poco se fue acercando a uno de sus amigos, pero de repente, el ruido de unas cadenas empezó a invadir el lugar. Cada vez eran más sonoras, más rápidas, estaban más cercas. Todos los presentes abrieron los ojos asustados. El chirrido de un metal, retumbó en los oídos se todos y una brisa gélida recorrió el callejón:
- Jefe… -uno se echó para atrás- ¿es él?
- Deberíamos irnos –dijo otro atemorizado.
- Mierda… -dijo él.
Un miedo le empezó a invadir su cuerpo, esa era su marca. Esa serie de ruidos consecutivos y ese extraño ambiente, solo significaban una cosa:
- Jefe, ya está cerca –susurró otro.
- Ya no hay escapatoria –empezaron a retroceder.
Demasiado tarde, él ya había llegado. Tres sombras aparecieron en la entrada de esa calle. Estaban acorralados, encontrándose de frente con él:
- Taemin –sentenció el líder.
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¿Cómo acabará la situación? E_E Habrá que esperar al próximo cap. bye bye <3
Capítulo 41:
Jonghyun se levantó con la intención de ir a la cocina, pero una mano se lo impidió agarrándolo de la muñeca. Este miró al rubio que permanecía sentado aún. Key tiró de su brazo acercando a Jonghyun nuevamente. Este se agachó a su altura quedando cara a cara otra vez. El moreno sonrió ante este acto y volvió a acercarse a sus labios. Esta vez el rubio le correspondió dulcemente entreabriendo su boca para darle paso a la del otro, disfrutando por primera vez aquel dulce que tanto habían querido probar. Parecía que ninguno quería detener aquel momento que tanto habían esperado. Sus lenguas se conocían por primera vez, dando buenos resultados, comenzando a jugar entre ellas, pero tuvieron que separarse por la falta de oxígeno y el moreno le besó la mejilla para finalmente dirigirse a la cocina, dejando al rubio sonrojado.
Por fin había logrado confiar en él. Por fin, había conseguido avanzar. Estaba feliz y su corazón lo sabía. Se levantó con dificultad, pues aún le dolía todo, cogió algo de ropa y se dirigió al baño para quitarse esa horrible sensación que ese idiota había dejado en su cuerpo.
Mientras el rubio se bañaba, él preparaba algo de comer con lo poco que tenían en la cocina. Se notaba la ausencia del rubio en la casa, pero no era problema para él, logrando buenos resultados gastronómicos en poco tiempo. Se dirigió al cuarto del rubio y quitó las sábanas que tenía tirándolas a la basura. No había necesidad de guardar una pesadilla como la que había vivido él. Buscó por la casa y encontró unas limpias, colocándolas en su cama. Abrió la ventana y dejó que el aire invadiera la habitación, llevándose las malas sensaciones acumuladas desde esa noche.
El rubio salió del baño completamente repuesto y con una mejor cara. Se notaba un fino brillo en sus ojos y una sonrisa que trataba de esconder. Se dirigió a la cocina encontrándose con el moreno, esperándolo:
- Tienes que comértelo todo.
- ¿Y tú no comerás?
El moreno negó con la cabeza:
- Ahora mismo no tengo hambre, así que come tú.
El rubio empezó a comer un poco apenado por la tierna mirada que le dedicaba él. Intentó no pensar en eso y terminó exitosamente la deliciosa comida que le había preparado. Estaba sorprendido por la habilidad que tenía Jonghyun en la cocina, aunque tampoco le extrañó demasiado teniendo una madre que cocina:
- Gracias –le sonrió- estaba muy buena.
El moreno le devolvió la sonrisa recogiendo el plato y los cubiertos y empezándolos a la lavar:
- Yo puedo hacerlo, no te preocupes –le dijo el rubio levantándose.
- Tú necesitas descansar, así que ve al salón, yo lo haré.
No podía replicarle nada así que solo asintió y se quedó observando como lo hacía. Solo unos pocos minutos después, volvió a aparecer en el salón:
- Key, lo siento, pero me tengo que ir.
- ¿A dónde? –se extrañó.
- Tengo un asunto pendiente –se dirigió a la puerta
El rubio abrió los ojos, sabía a lo que se refería:
- ¡No! –lo agarró por la espalda antes de que atravesara la puerta- no lo hagas, por favor.
El moreno apretó los puños. ¿Cómo podía pedir aquello después de todo lo que le hizo?
- No permitiré que te vuelva a hacer daño –dijo bastante serio.
- No… Jonghyun. ¡No quiero que te pase nada! –estaba nervioso, en verdad no quería que fuera. Conocía a su ex y sabía que en cuanto a romper reglas, él era el mejor.
Jonghyun se deshizo del agarre de Key suavemente y volteó quedándose frente a él. Rodeó su rostro con ambas manos:
- No me pasará nada –le sonrió intentando tranquilizarlo.
- No quie…
Había sido interrumpido por los labios ajenos que lo callaron sutilmente:
- Cuídate –le acarició la mejilla.
Al salir de la casa puso rumbo nuevamente a la universidad. Tenía que encontrarlo y partirle la cara como fuera. ¿Cómo que había atrevido a tocar a Key de nuevo? Eso sí que no iba a dejarlo pasar. No tenía ni idea de dónde podría encontrarlo, pero sabía de una persona que posiblemente sí lo supiera. Tenía que preguntárselo.
~~~~
- Me pregunto si Jonghyun habrá conseguido algo.
- Espero que sí, Key me tiene muy preocupado –suspiró el castaño.
- ¿Y ahora que harás?
- No lo sé, ¿debería irme a casa? –se rascó la nunca.
De repente el moreno hacía acto de presencia, entrando al campus, justo cuando se habían acabado las clases. Ambos se sorprendieron por el semblante que traía:
- ¿Jonghyun? –pasó por delante de ellos.
- ¡Ey! –llamó el castaño.
Sin inmutarse siguió hacia adelante, buscando con la mirada por todos lados. Muchas personas y no encontraba a la que quería. Tenía que encontrarla ya, antes de que se fuera a casa. ¿Dónde estaba? Se recorrió todo el jardín y la entrada sin resultado alguno. Cansado se sentó un momento en uno de los bancos de allí, observando cómo sus dos amigos, se acercaban extrañados a él:
- ¡Jonghyun! ¿Qué demonios te pasa? –dijo el alto.
- ¿Qué pasó con Key? –preguntó Onew.
Ante esa pregunta, apretó más sus puños y su mandíbula se tensó. Miró a Minho seriamente:
- ¿Sabes por casualidad dónde está Taemin?
- ¿Taemin? –se sorprendió- pues… no la verdad. No lo he visto más- ¿Por qué?
El moreno suspiró profundamente. ¿Se habría ido ya? Sus amigos seguían insistiendo en que les contestará, pero él hacía caso omiso. De pronto, entre la multitud que abandonaba las instalaciones, divisó al delgado chico que andaba buscando:
- Allí está –susurró.
Se levantó bruscamente y se dirigió con rapidez a su encuentro antes de que se fuera:
- ¡Taemin!
El nombrado se giró y clavó su mirada seria a la persona que lo llamaba, esperando respuesta ya que el moreno se había apoyado en sus rodillas por la carrera:
- Tú lo conoces, ¿verdad?
- ¿A quién? –enarcó una ceja.
- La persona que se coló una vez y entró en el baño.
El castaño se lo pensó:
- Puede.
Pocos segundos después llegaron Minho y Onew posicionándose al lado de Jonghyun, extrañados por el reciente comportamiento del moreno:
- ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?
¿Se lo había dicho en serio? ¿Quería encontrar a ese sujeto?:
- Tal vez.
- ¡Taemin tienes que ayudarme por favor! –decía perdiendo los nervios.
- ¿Qué pasa Jonghyun? –preguntó Onew.
- No pienso decirte nada –sentenció Tae.
- ¡Por favor! –le suplicaba.
- Por alguna casualidad, ¿tiene algo que ver con Key?
El más bajo se sorprendió ante la certeza de su pregunta:
- Sí –lo miró seriamente.
- ¿Ya le dijiste lo que sientes por él? –sonrió de lado.
- No del todo, pero lo tengo claro –derrochaba confianza.
- Entonces… tal vez… debería decírtelo –se cruzó de brazos.
- Por favor… te lo pido.
- En el Barrio Rojo –dijo sin reparos.
Taemin notó como los presentes se tensaban al escuchar el nombre. Era normal:
- En el segundo callejón de la calle 4 –terminó.
Todos tragaron fuerte antes sus palabras:
- Sabes lo que eso significa, ¿no?
- Sí.
- ¿Puedes perder la vida allí y aún así piensas ir? –entrecerró los ojos- ¿Qué tanto significa ese rubio para ti?
- Yo amo a Key –dijo muy seguro.
- Idiota –espetó- ese sentimiento puede llevarte a la muerte.
- No me importa morir, si con ello consigo que él pueda vivir en paz.
- Si estás tan seguro, ve entonces.
Se dio media vuelta y se largó de allí.
~~~~
Unos minutos después, los tres chicos se encontraban discutiendo en un parque cercano a la universidad:
- ¡Jonghyun! ¡Hazme el favor y escúchame! ¡No puedes ir a ese barrio!
- ¡Tú no lo entiendes Minho! Esa basura… -le costaba decirlo- ¡Lo violó! ¡No voy a dejar esto así, no puedo! ¿Entiendes?
- ¡Qué! –el castaño abrió los ojos escuchando aquello.
- Yo lo único que sé es que no tienes la seguridad de salir de allí con vida.
- Me da igual.
- ¡Jonghyun! –intervino Onew de nuevo- ¿Qué dijiste?
- Que me da igual.
- No, sobre Key…
- Que lo violaron…
La rabia se apoderó del castaño que se encontraba sentado en el césped tras escuchar aquello. Aún lo procesaba:
- Ese barrio tiene ese nombre por algo.
- Lo sé, pero tengo que hacerlo Minho –lo miró seriamente.
- Tenemos – corrigió y se levantó el castaño del suelo- no le pienso dar más segundos de felicidad.
Se había enfadado de verdad. El alto suspiró resignado:
- Entonces no queda más remedio, tendré que ir.
- ¿Qué? –lo miró el más bajo.
- Somos amigos, ¿no?
- Por supuesto –le sonrió.
- Vamos –dijo Onew.
~~~~
Se encontraba caminando por las bajas calles conocidas. Hacía tiempo que no iba por allí. Cruzó el parque y llegó por fin ante la puerta gris que reconocía perfectamente, aunque parecía ser que tenía un nuevo diseño, seguramente producto de los que dentro vivían. Sonrió de lado y entró:
- ¡Tae! –corrió uno hacia él en cuanto lo vio- ¡Cuánto tiempo! –se le colgó del cuello.
- Ryongie, deja a Taemin –se rió otro saliendo del fondo.
- ¿Cómo te va? –le saludó el castaño.
- Bien –ellos no habían cambiado, todo seguía igual.
- ¿Te apetece fumar?
- No gracias, ¿tenéis alcohol?
- Tú debilidad Tae Tae –sonrió el joven que seguía colgado del cuello.
- Me conoces bien –sonrió de lado.
- Ya es mucho tiempo, normal.
- Tienes razón.
- ¿Qué prefieres beber?
- Lo de siempre –se sentó en un sillón viejo que había por ahí.
- Toma –le extendió la botella.
- Gracias.
Después de unos cuantos sorbos a la botella, por fin habló de su cometido:
- La verdad es que necesito la ayuda de Daeryong y Soryong.
- ¿Yo? –se emocionó al oírlo.
- ¿Las pistolas gemelas? ¿Para qué?
- Tengo un asunto pendiente con Sung Woo.
- ¿Con ese imbécil? – se sorprendió el que se encontraba sentado en el suelo.
- El mismo –rio ante la cara de asco.
- ¡Bien! Por fin algo de acción –dijo alzando las manos- ¡Soryong! –llamó a su gemelo.
Al fondo de un estrecho pasillo, se oyó el ruido de una puerta y un bostezo se dejó escuchar. El castaño apareció medio adormilado, rascándose la nuca, desorientado:
- ¿Por qué gritas Dae?
- Mira quién está aquí –señaló al castaño.
- ¡Oh Tae! Hacía tiempo que no te veía –levantó su mano a modo de saludo.
- Tae nos necesita.
- ¿A quién hay que matar? –se puso serio.
- Os explicaré lo que tenéis que hacer –puso la botella en el suelo vacía.
~~~~
Rumbo a la dirección que les había dicho el menor, se adentraron en aquella zona conocida como el barrio rojo, cuyo nombre es debido a la cantidad de sangre que se ha derramado en ese lugar. Territorio dónde la ley queda en segundo plano y reglas ajenas se han establecido gracias a las bandas que habitan o frecuentan esa zona. Siempre nublado, es como si ni la luz quisiera pisar ese sitio. Calles oscuras y llenas de asquerosidades, tiendas abandonadas con sus escaparates rotos, manchas de sangre por todas las paredes dibujando pintadas que decoraban todas las zonas. Una vista horrible para aquellos que se dirigían a ese lugar:
- Esto es espantoso… -susurró el alto.
- No os paréis. Si lo hacemos, estoy seguro de que daremos media vuelta –sentenció Onew.
- Este lugar es perfecto para ratas como él –su odio aumentaba por segundos.
Se siguieron adentrando en lo más profundo del lugar. Calle tras calles, observando los números, que parecían puestos de forma aleatoria. Después de un largo paseo, por fin dieron con la indicada, escuchando unas risas en el interior de aquel callejón. Doblaron la esquina, encontrándose de lleno con su objetivo. Al parecer, Taemin se conocía perfectamente las calles de aquí y a sus habitantes:
- ¡Oh! Miren quién está aquí –rió de lado- el enano de jardín.
- Imbécil –espetó con odio.
- Por cierto, ¿cómo está tu amiguito Key? La verdad es que me divertí mucho el otro día –estalló en carcajadas.
Pero la fiesta no le duró mucho. El moreno se acercó velozmente y le propinó un buen puñetazo en su cara. Sus dos acompañantes se sobresaltaron, para a los pocos segundos entrar también en juego, mirando fijamente a los amigos del renacuajo:
- ¡¿Quién te crees que eres para pegarme?! ¡¿eh?! –le dijo levantándose y agarrándolo bruscamente por el cuello de la camiseta.
- Lo mismo te digo yo, ¡¿Quién narices te crees para hacerle eso a Key?!
Se volvió a reír:
- No me digas que has montado este circo por ese rubio, por favor.
- ¡Responde! –le agarró del brazo que le sujetaba la camiseta.
- Key es... –se lo pensó divertido- mi juguete personal.
A Jonghyun se le enervó la sangre. Elevó el brazo para pegarle de nuevo, pero uno de ellos lo detuvo, torciéndole la muñeca hacia atrás. Viendo la clara desventaja, Onew entró en el juego también hecho una furia agarrando al que sujetaba el brazo de Jonghyun y estrellándolo contra la pared. El otro que permanecía ausente, fue a ayudar a su compañero, pero rápidamente fue agarrado por Minho, impidiendo que le hiciera daño al castaño:
- Así que te has traído a tus propios guardaespaldas –sonrió sin soltarlo de su agarre.
- No los he traído, ha sido por voluntad propia.
- ¿También son amiguitos de Key?
- ¿Tienes algún problema?
- Ninguno –se rió- la diversión será más grande así.
Una pelea intensa comenzó a desarrollarse en ese callejón, llamando la atención de otros curiosos que se paraban sobre los tejados de las casas a curiosear como si de una película se tratara. Se divertían viéndolos matarse los unos a los otros. Tras varios golpes, Onew y Minho terminaron con los suyos, dejándolos en el suelo sin movilidad alguna:
- ¿No piensas rendirte enano de jardín? –se limpió uno de los hilos de sangre que salía de su boca.
- ¡Cierra la boca idiota! Pagarás por lo que le hiciste.
- Eso será si no te mato yo antes. ¿Qué te parece continuar con la fiesta?
El indeseable se llevó las manos a su boca, emitiendo un sonoro silbido, al que rápidamente contestaron, apareciendo unos ocho o nueve chicos más. Los tres abrieron los ojos, ante la sorpresa. Key tenía razón:
- Moriréis aquí y nadie os encontrará, ¿lo sabes no?
- Cobarde de mierda –escupió la sangre que tenía en su boca.
- En este lugar nada es justo, ¿no has visto el manual…? No hay reglas que valgan –dijo fríamente.
- Chicos, será mejor que os vayáis –le dijo a su dos amigos que se encontraban a sus espaldas.
- No te dejaremos aquí.
- No creo que salgamos bien parados, así que mejor iros –insistió.
- Me importa una mierda, si salgo o no, solo quiero ver su cadáver en el suelo –miró seriamente Onew.
- Os damos 3 segundos para arrepentiros.
- Jamás. Lo que le hiciste no tiene perdón alguno.
Dicho eso último, todos se abalanzaron contra ellos. Ya lo veían venir, eran demasiados, era una pelea injusta, pero ellos sabían en qué lugar se habían metido y eso, era lo que ocurría. Tras un par de minutos, tanto Onew como Minho estaban siendo retenidos por un par de ellos, mientras otros hacían el trabajo de pegarles y machacarlos, sin poder evitarlo. No podían soltarse, ya no tenían fuerza. Jonghyun desvió la mirada a sus casi inconscientes amigos y recibió de propina una patada en todo el estómago y otra en las costillas, cayendo al suelo en el acto. Tosió varias veces llevándose la mano a la zona dónde había recibido el golpe. Otros dos aprovecharon que estaba en ese estado para sujetarlo por ambos brazos y elevarlo a la altura del que parecía ser el jefe:
- Aún no te rindes, renacuajo –se burlaba.
- Te di-je que nun-ca lo ha-ría… -dijo con dificultad.
Le costaba respirar. Había recibido infinidad de golpes y estaba seguro de que alguna costilla tenía rota. La sangre adornaba su cuerpo y ahora era más comprensible el nombre de aquel sitio:
- Te diré una cosa bonito de cara –sonrió de lado- Key es mío. Siempre lo ha sido y siempre lo será. Nunca se escapará de mí.
- Nunca. No lo permitiré. Key no es de nadie y menos de una basura como tú.
- ¿Crees que estás en una posición como para reclamar? –dijo sacando un cuchillo de su pierna.
- Me da igual lo que digas. Te lo repetiré de nuevo. ¡Key no es tuyo!
- ¡Será mío para siempre!
El mayor levantó el brazo rápidamente y le clavó el objeto en su hombro derecho:
- ¡¡Ah!!
- ¡¡Jonghyun!! –gritaron sus dos amigos que permanecían también en una situación deplorable.
- Ya te dije que no saldrías vivo de aquí, enano –sonrió maliciosamente.
Los otros dos, soltaron al moreno, el cual cayó al suelo inmediatamente, llevándose la mano a su hombro. La sangre brotaba de la profunda herida y el intenso dolor, lo estaba mareando:
- Ahora le toca a tus lindos amiguitos –dirigió su mirada a ellos.
- D-eja-lo-s… -pudo articular.
- Lo siento, no suelo cumplir favores.
- No te atrev-as a tocar-los… -lo miraba agonizando desde el suelo.
Su vista se había vuelto borrosa y apenas podía enfocar bien:
- ¿Todavía no aprendes? Se nota que no te has visto.
Poco a poco se fue acercando a uno de sus amigos, pero de repente, el ruido de unas cadenas empezó a invadir el lugar. Cada vez eran más sonoras, más rápidas, estaban más cercas. Todos los presentes abrieron los ojos asustados. El chirrido de un metal, retumbó en los oídos se todos y una brisa gélida recorrió el callejón:
- Jefe… -uno se echó para atrás- ¿es él?
- Deberíamos irnos –dijo otro atemorizado.
- Mierda… -dijo él.
Un miedo le empezó a invadir su cuerpo, esa era su marca. Esa serie de ruidos consecutivos y ese extraño ambiente, solo significaban una cosa:
- Jefe, ya está cerca –susurró otro.
- Ya no hay escapatoria –empezaron a retroceder.
Demasiado tarde, él ya había llegado. Tres sombras aparecieron en la entrada de esa calle. Estaban acorralados, encontrándose de frente con él:
- Taemin –sentenció el líder.
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¿Cómo acabará la situación? E_E Habrá que esperar al próximo cap. bye bye <3
Lady Akari
Taemin <3
115
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
aparto :3 *-*
2minbananamilk
taemin
83
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
aparto :3 *-*
2minbananamilk
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Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
wahhhhhhhh shuasooo
minashi
jonghyung oppa
61
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
Este capitulo es uno de los mejores. Solo espero que Tae vea al rano, como se lo dejaron esos hijoputas para que sepan lo que es bueno se le saldrá "THIS IS SPARTA". Jujujui, el Hongo del mal es realmente peligroso :3 Amo a este Taemin.
DESHGRACIADOS D: A mi Key no, perras xD
Nos leemos~
DESHGRACIADOS D: A mi Key no, perras xD
Nos leemos~
Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
(L) (L) :POW: Esos son verdaderos amigos¨¨ pa´las que sean¨¨ por defenderse.asi decimos en mi tierra. Ahora que sufra ese miserable que pague lo que hizo pero sufriendo.
Gracias por continuar.
Gracias por continuar.
SAMY_MC
Minho
33
Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel Cap. 42
¡Hi! ^^ Volviendo con el nuevo capítulo, gracias nuevamente por sus comentarios y espero que les guste :3
Capítulo 42:
Toda la atmosfera estaba congelada. Los curiosos que miraban la escena no emitían ni un solo sonido y los protagonistas ni un solo músculo. El porcentaje de miedo era mayor que el de oxígeno. Una extraña neblina empezaba a envolver el ambiente. Todos miraban a aquellas tres figuras que infundían pánico. Taemin dio un pequeño paso, alarmando a los presentes y con un fugaz movimiento, invisible al resto de ojos, se posicionó delante de él, agarrándolo fuertemente del cuello:
- Ta-em-in…suél-tame.
- ¿Qué narices haces aquí? –le preguntó seriamente.
- Y-o…
- Aquí no se te ha perdido nada –apretó el agarre.
- ¡¡Ah!!
- ¡Jefe!
Unos cuantos de la banda, se dirigieron hacia el castaño, pero este, alzó su mano en modo de señal, oyéndose rápidamente unos disparos, cayendo muertos en el acto:
- No seas estúpido y dile a tus amiguitos que no se muevan o acabaran igual –sonrió de lado.
Las tres víctimas que estaban presentes, no podían creerse la escena que estaban presenciando. ¿Ese era Taemin? Minho buscó la mirada del castaño. Sus ojos… eran diferentes, miraban con frialdad, como si intentara matarte con la mirada, desprendía sed de sangre, odio, rabia, dolor… ese no era él. No era el auténtico Taemin.
Él volvió a levantar la mano y los que sujetaban a Minho y Onew, cayeron al suelo, con un balazo en sus cabezas. Ambos estaban asustados, esas habían pasado cerca de sus rostros, pero al parecer completaron su recorrido. Estos tipos si sabía cómo disparar:
- No tengo todo el día –insistió.
- Solo nos estábamos divirtiendo –consiguió articular.
- ¿En mi territorio? ¡¿Quién te dio permiso para tal cosa?! –dijo soltándolo en el aire y estrellándolo contra la pared de una sola patada.
Un par de ellos más, saltaron del muro y se abalanzaron sobre el castaño, pero rápidamente los gemelos apuntaron a sus preciados corazones, deteniendo su cometido en cuestión de segundos. Ambos se adentraron en el callejón y rodearon a Jonghyun, Onew y Minho, dándoles la espalda.
El líder de todos se levantó mostrando las heridas recientemente hechas por el castaño y se dirigió confiado hacia él:
- ¡Venga Taemin acaba con él! –gritó uno desde el tejado de una casa circundante.
- ¡No tengas piedad! –le acompañó otro
- ¡Callaos! –gritó enfurecido el líder.
- ¡Cállate tú idiota! –fue contra él.
- Aquí sabemos quién manda y quién es el líder.
- ¡Taemin! –gritaron al unísono haciendo coro al que hablaba.
El otro resopló molesto y se abalanzó sin pensarlo contra Taemin. Un combate a muerte en el que el vencedor era evidente, pero nunca se podía estar seguro. No pasó mucho tiempo cuando otros de la banda se incorporaron en contra de Taemin, pero de momento, él solo se bastaba para enfrentarse a ellos:
- Dae –llamó su atención.
- ¿Mm? –lo miró.
- Será mejor que lo cures –señaló con la cabeza al moreno.
- Tienes razón.
- Hazlo, yo te cubro.
Uno de los gemelos se dio la vuelta y se acercó a Jonghyun quien yacía en el suelo. Se agachó a la misma altura, mirándolo a los ojos:
- Déjame revisarte esa herida.
El moreno lo miró con desconfianza y el otro lo notó:
- No seas idiota, has perdido mucha sangre, tenemos que hacer algo.
Finalmente el moreno cedió y dejó que él le revisara la herida:
- Es profunda, pero sobrevivirás –dijo divertido.
De lo que parecía ser una pequeña maleta, sacó lo necesario para poder parar la hemorragia y desinfectar la herida, y para finalizar, le vendó el hombro y parte del brazo:
- Así podrás aguantar un par de horas, aunque no mucho, necesitas que te cierren esa herida.
El moreno asintió. Aunque le dolía bastante, gracias a él, había disminuido:
- Gracias.
- No me las des, cumplo órdenes –sonrió.
El moreno miró hacia el menor que estaba ocupado peleando. ¿Quién era realmente? De repente una sirena de policía se empezó a escuchar. Se dirigía hacia el callejón:
- ¡Soryong! –gritó el castaño.
- ¡A la orden!
Todos empezaron a dispersarse, corriendo lejos de allí y escondiéndose. Todos menos los combatientes:
- Voy a ayudar a Tae, tú has lo que acordamos.
- Entendido.
Uno de los gemelos intervino en la pelea que acabaría rápido. El otro, apuntó a la cerradura de una puerta muy vieja, abriéndola en el acto:
- Métanse allí –les indicó a los chicos.
- ¿C-omo? –se extrañaron.
- Háganlo, ¡rápido!
- Pero…
- No conocéis a la policía y su relación con este lugar, da igual si no habéis tenido la culpa, seréis llevados a comisaría y con suerte saldréis.
Ante sus palabras los tres se levantaron y se metieron en aquel edificio abandonado del callejón. Ahora los cadáveres decoraban el suelo y solo quedaban dos en pie:
- ¡Chicos, largaos!
- ¿Qué dices Tae?
- La policía está a punto de llegar, váyanse.
- No nos iremos a….
- ¡¡Corran!!
Ante la mirada del castaño, ninguno discutió más, obedeciendo órdenes y saliendo rápidamente del lugar. Taemin miró al líder que intentaba correr para salir de allí:
- ¿A dónde crees que vas?
Sacó de su bolsillo un pequeño cuchillo y se lo lanzó a la pierna por detrás, dando de lleno, provocando que se callera al suelo:
- ¡Ah! –se retorcía en el suelo- ¡Dios! –lo maldecía de todas las maneras posible internamente.
En cuestión de segundos, la policía llegó, cerrando el paso del callejón y arrastrando a ambos chicos, los metieron dentro del coche, sin preguntar nada, sin vacilar, dando por hecho que eran los culpables. Ni si quiera los miraron, así se comportaba la policía en ese lugar.
~~~~
- ¿Era la policía?
- Si –aseguró el castaño- se han llevado al tipo ese y a Taemin –nombró al último con desdén.
Minho suspiró profundamente y apretó los puños:
- ¿Cómo te encuentras Jonghyun? –le preguntó el alto.
- Siento que moriré –tenía los ojos cerrados.
- Ni se te ocurra –le reprochó Onew- hay alguien que te necesita.
El moreno esbozó una pequeña sonrisa. Él también lo necesitaba:
- ¿No hay manera de salir de aquí? –preguntaba Minho.
- No, nos han encerrado –suspiró.
- Tranquilo Minho –susurró el moreno que aún se encontraba en el suelo sentado.
- Tenemos que salir cuanto antes, tienen que curarte esa herida.
- Lo sé, pero tranquilo. Prometo no morirme.
- Idiota –lo miró de reojo.
- Ya me conoces –sonrió.
Pasaron varios minutos y parecía que se quedarían ahí metidos para siempre, pero de repente, se oyó el ruido de la puerta. Alguien estaba abriendo el cerrojo. Todos miraron a la puerta, esperanzados y Onew se levantó por si no fuera alguien de buen ver. Poco a poco la puerta se empezó a abrir, mostrando la presencia de quien había hecho el ruido. El castaño abrió los ojos enormemente al percatarse de quien era:
- ¿Kai?
El nombrado también sorprendido, bajo la cabeza desviando su mirada:
- ¿Quién es? –se asomó Minho- ¿Kai?
- ¡Oh! Minho-hyung.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Tae-hyung me dijo que viniera y que abriera esta puerta, no sabía que estabais aquí.
- Ese chico… -pensó Minho- gracias –le sonrió.
- No hay de qué –le contestó.
Onew estaba perplejo. ¿Minho lo conocía? Y ¿Kai conocía a Taemin? Parecía que tenían mucha confianza. No entendía nada:
- ¿Y ese sonido? ¿Quién viene?
- ¡Ah! Hyung me dijo que los avisara. Por si había que llevar a alguien al hospital.
- Entiendo. Onew ve adentro y coge a Jonghyun.
El castaño desapareció de nuevo:
- Kai, ¿sabes algo de Taemin?
- Seguro que está en comisaría –su semblante era triste.
- Espero que no le pase nada.
- Hyung, tenemos que sacarlo –le suplicó.
- ¿Qué pasa?
- Los policías están buscando la más mínima para meterlo en la cárcel. No es la primera vez que lo detienen y si lo acusan de falta grave lo harán y no quiero que lo encierren.
- Tranquilo Kai –le despeinó cariñosamente- no dejaré que eso ocurra y si pasa, lo sacaremos cueste lo que cueste.
- ¿Me lo prometes hyung?
- Sí.
- Bien –sonrió mejor- ahora tienes que ir con el resto al hospital a que te curen.
- Está bien, pero tú vuelve a casa que ya es muy tarde.
- Vale hyung, entonces me voy.
- Gracias por todo.
~~~~
Una vez que llegaron al hospital, fueron atendidos rápidamente. Jonghyun todavía seguía metido en aquella habitación. Llevaba ahí un buen rato. Sus amigos se encontraban sentados en el pasillo, enfrente de esa puerta que los separaba. También estaban destrozados, pero en comparación con el moreno, no les habían abierto una brecha en ninguna parte del cuerpo:
- Ya han pasado dos horas –suspiró el castaño.
- Lo sé, se me hace insoportable. Podrían decirnos algo al menos.
- Sí… además me duelen las costillas un montón –se quejó llevándose la mano a la parte indicada.
- A mí también me duelen –dijo haciendo una mueca cuando sintió un pinchazo de dolor al moverse.
- Hola chicos –se acercó la enfermera- vengo a darles esto para que se lo tomen.
Les dijo mientras les extendía dos vasos con algo disuelto en agua:
- Es un calmante, no se preocupen –rió ante la mueca de asco de los otros dos.
Ambos tomaron el vaso y la enfermera desapareció por aquellos enormes pasillos:
- Tiene pinta de acabar con nosotros de una vez.
- En realidad, sí –afirmó el castaño.
- Pero habrá que bebérselo.
- Sea lo que sea, no creo que nos deje peor.
Se acercaron el vaso a la boca resignados y se lo tomaron sin respirar:
- Dios, que cosa tan asquerosa.
- Curar no sé, pero matar del asco, seguro.
Pasados unos minutos, se sintieron mejor, aunque todavía dolía. Aún no había señales de Jonghyun y se estaban impacientando más todavía. De repente, sintieron como unos pasos acelerados resonaban en los asolados pasillos del hospital. Dirigieron su mirada hacia un costado y divisaron al rubio que se acercaban en esa dirección:
- ¿Key? ¿Qué haces aquí?
- Eso me pregunto yo –dijo disminuyendo el tono al ver las pintas de aquellos dos- ¿Qué les ha pasado? –se preocupó.
- Oh… esto…nada.
- Lee Jin Ki, suéltalo ahora mismo –lo miró de reojo.
El nombrado suspiró:
- Los tres tuvimos una pelea.
- ¡¿Qué?!
- Key… ¿por qué no me dijiste que lo que ocurrió esa noche?
El rubio desvió la mirada y les dio la espalda. El castaño se levantó despacio y se dirigió hacia él, abrazándolo tiernamente por la espalda:
- Yo… solo quería evitar esto –dijo.
- No quiero que me ocultes más cosas, ¿entendido?
El rubio asintió y se dio la vuelta para corresponder su abrazo. De repente, Onew sintió como el cuerpo de Key se tensaba y comenzaba a temblar:
- ¿D-dónde… está Jonghyun? –preguntó temiendo por la respuesta.
Este cortó el abrazo y lo separó. Antes de hablar suspiró profundamente:
- Él recibió un navajazo en su hombro.
- ¿Qu-é? –se le humedecieron los ojos.
- No sabemos cómo está, solamente que lo tienen ahí dentro –señaló la habitación.
- Onew… -las lágrimas adornaron sus mejillas.
- No te preocupes Key, estoy seguro de que está bien –le limpió las lágrimas- él es fuerte.
El rubio lo abrazó y el castaño acarició su espalda intentando calmarlo. Después de aquello, los dos se sentaron haciéndole compañía a Minho, a quien Key regañaba por haberle seguido el juego a los otros dos locos. Otra hora tuvieron que esperar y por fin una enfermera salió de allí:
- Chicos –se levantaron los tres enseguida- vuestro amigo se encuentra estupendamente –les sonrió- si quieren, pueden pasar a verlo.
Los tres chichos sonrieron aliviados ante la noticia:
- Deberías entrar tú primero –le dijo al rubio.
- ¿Estáis seguros?
- Claro –le sonrió su amigo.
El rubio, un poco tembloroso, se adentró en la habitación, encontrándose al moreno, tocándose el vendaje que le habían puesto, después de cerrarle la herida. Sonrió al verlo bien dentro de lo que cabía y se acercó hasta el herido:
- Idiota –se le volvieron a humedecer los ojos.
El aludido levantó la cabeza al escuchar esa voz tan peculiar:
- Key…
- Me dijiste que no te pasaría nada –lo miró a los ojos.
- Y-o… lo siento –agachó la cabeza apenado.
- Eres un idiota Kim Jonghyun –se acercó más y lo abrazó cuidadosamente - pero te amo igual –otra vez lloraba.
El moreno se sorprendió ante sus palabras. No creía lo que acaba de escuchar. Su corazón latía desenfrenadamente, estaba feliz. Demasiado. Extendió sus brazos rodeando la estrecha cintura del rubio y lo abrazó cálidamente, atrayéndolo más a él. Tras unos segundos, Jonghyun lo separó, posó ambas manos en sus sonrojadas mejillas y le limpió las lágrimas:
- Key… eres hermoso y no quiero que llores más. No quiero que las lágrimas manchen de nuevo tu rostro, por favor –le pidió depositando un pequeño beso en ambas mejillas- Yo también te amo y te amaré por siempre. Nunca dejaré de hacerlo.
- Jonghyun… prométeme que no me harás daño, por favor. No lo podría superar, porque te quiero demasiado y después de tanto tiempo, me vuelvo a sentir vivo…
- Jamás te haría daño alguno. Prometo que te amaré y te cuidaré por siempre –sonrió dulcemente- pero antes, ¿aceptas tú ser mi novio?
El rubio asintió, con un notable color rojo en sus mejillas. El moreno volvió a sonreír y acercó lentamente su rostro al de él. Su aroma lo cautivaba, sus ojos felinos los embelesaban, su suave piel lo tentaba demasiado, su belleza lo enamoraba y sus dulces labios…
Acortó la mínima distancia que lo separaba de su amor y por fin, ambas bocas se juntaron de nuevo. El moreno lamió el labio inferior pidiendo permiso para pasar, concedido gustosamente por el rubio. Como si se hubiera tratado de una eternidad, sus lenguas se volvieron a encontrar deseosas la una de la otra. El rubio pasó ambas manos por el cuello de él, para profundizar más el beso y el moreno lo abrazó por la cintura sintiendo su cálido cuerpo estremecerse. El moreno se separó para observar el bello rostro de su ahora novio, era perfecto. Se acercó otra vez a él:
- Te amo –susurró sobre sus labios.
- Yo también te amo.
Y fue esta vez, el rubio, quien acortó la distancia, volviéndose a encontrar con los cálidos labios de su pareja. Pero la falta de oxígeno de hizo presente y se separaron con una sonrisa en sus rostros:
- Los chicos te están esperando –le acarició tiernamente la mejilla.
- Vamos entonces –sujetó su mano y la entrelazó con la suya, sonriendo.
El rubio se sonrojó y apretó su mano. Ahora con él, estaba seguro. Al salir, los dos que esperaban fuera sonrieron felices al percatarse de la nueva relación de Jonghyun y Key. Si hubiera que dar marcha atrás, nunca se hubieran imaginado que acabarían juntos. Era algo tan utópico, pero ahora era real. El amor que ellos sentían, era verdaderamente real:
- Creo que es hora de volver a casa –sugirió el castaño.
- Tienes razón.
- Quédate esta noche conmigo –ronroneó con su cabeza apoyada en su hombro.
- ¿En serio quieres? –le besó la frente.
- Sí, además si vas en este estado a tu casa, tu madre se preocupará, ¿no crees?
- Tienes razón –le dio un corto beso en los labios.
El rubio sonrió contento:
- Onew, esta noche, Jonghyun se queda con nosotros –le anunció.
El castaño asintió feliz:
- Minho, ¿cómo regresarás? –se preocupó el moreno.
- Tranquilo, ya he llamado al chofer para que me venga a buscar.
- Mejor, es peligroso a estas horas de la noche.
~~~~
Una vez que los tres chicos llegaron a casa, Key hizo la cena y todos comieron felices. Las cosas parecían ir mejor, aunque fueran poco a poco. Unos minutos más tarde, Onew se había ido a acostar. El moreno se encontraba observando como el rubio lavaba los platos:
- ¿Quieres que te ayude?
- Ni hablar, ¿todavía no tienes conciencia de tu estado?
- Pero…
- Pero nada, yo lo haré, no te preocupes.
- Como tú digas –se resignó.
- Bien, ya está –sonrió feliz por su labor- vamos.
El rubio le cogió de la mano y ambos se dirigieron a su cuarto. Mientras el moreno ya se encontraba acostado esperando al rubio, este le daba la espalda haciendo alguna cosa:
- ¿Qué haces amor?
- Nada –dejó el objeto encima de la mesa.
Se sentó en la cama, para luego tumbarse junto a novio. Jonghyun pasó su brazo por su cintura, mientras que el rubio se acurrucaba en su pecho:
- Buenas noches Jjongie.
- Buenas noches Bummie.
‘’ Gracias Taemin’’ – mensaje enviado.
Capítulo 42:
Toda la atmosfera estaba congelada. Los curiosos que miraban la escena no emitían ni un solo sonido y los protagonistas ni un solo músculo. El porcentaje de miedo era mayor que el de oxígeno. Una extraña neblina empezaba a envolver el ambiente. Todos miraban a aquellas tres figuras que infundían pánico. Taemin dio un pequeño paso, alarmando a los presentes y con un fugaz movimiento, invisible al resto de ojos, se posicionó delante de él, agarrándolo fuertemente del cuello:
- Ta-em-in…suél-tame.
- ¿Qué narices haces aquí? –le preguntó seriamente.
- Y-o…
- Aquí no se te ha perdido nada –apretó el agarre.
- ¡¡Ah!!
- ¡Jefe!
Unos cuantos de la banda, se dirigieron hacia el castaño, pero este, alzó su mano en modo de señal, oyéndose rápidamente unos disparos, cayendo muertos en el acto:
- No seas estúpido y dile a tus amiguitos que no se muevan o acabaran igual –sonrió de lado.
Las tres víctimas que estaban presentes, no podían creerse la escena que estaban presenciando. ¿Ese era Taemin? Minho buscó la mirada del castaño. Sus ojos… eran diferentes, miraban con frialdad, como si intentara matarte con la mirada, desprendía sed de sangre, odio, rabia, dolor… ese no era él. No era el auténtico Taemin.
Él volvió a levantar la mano y los que sujetaban a Minho y Onew, cayeron al suelo, con un balazo en sus cabezas. Ambos estaban asustados, esas habían pasado cerca de sus rostros, pero al parecer completaron su recorrido. Estos tipos si sabía cómo disparar:
- No tengo todo el día –insistió.
- Solo nos estábamos divirtiendo –consiguió articular.
- ¿En mi territorio? ¡¿Quién te dio permiso para tal cosa?! –dijo soltándolo en el aire y estrellándolo contra la pared de una sola patada.
Un par de ellos más, saltaron del muro y se abalanzaron sobre el castaño, pero rápidamente los gemelos apuntaron a sus preciados corazones, deteniendo su cometido en cuestión de segundos. Ambos se adentraron en el callejón y rodearon a Jonghyun, Onew y Minho, dándoles la espalda.
El líder de todos se levantó mostrando las heridas recientemente hechas por el castaño y se dirigió confiado hacia él:
- ¡Venga Taemin acaba con él! –gritó uno desde el tejado de una casa circundante.
- ¡No tengas piedad! –le acompañó otro
- ¡Callaos! –gritó enfurecido el líder.
- ¡Cállate tú idiota! –fue contra él.
- Aquí sabemos quién manda y quién es el líder.
- ¡Taemin! –gritaron al unísono haciendo coro al que hablaba.
El otro resopló molesto y se abalanzó sin pensarlo contra Taemin. Un combate a muerte en el que el vencedor era evidente, pero nunca se podía estar seguro. No pasó mucho tiempo cuando otros de la banda se incorporaron en contra de Taemin, pero de momento, él solo se bastaba para enfrentarse a ellos:
- Dae –llamó su atención.
- ¿Mm? –lo miró.
- Será mejor que lo cures –señaló con la cabeza al moreno.
- Tienes razón.
- Hazlo, yo te cubro.
Uno de los gemelos se dio la vuelta y se acercó a Jonghyun quien yacía en el suelo. Se agachó a la misma altura, mirándolo a los ojos:
- Déjame revisarte esa herida.
El moreno lo miró con desconfianza y el otro lo notó:
- No seas idiota, has perdido mucha sangre, tenemos que hacer algo.
Finalmente el moreno cedió y dejó que él le revisara la herida:
- Es profunda, pero sobrevivirás –dijo divertido.
De lo que parecía ser una pequeña maleta, sacó lo necesario para poder parar la hemorragia y desinfectar la herida, y para finalizar, le vendó el hombro y parte del brazo:
- Así podrás aguantar un par de horas, aunque no mucho, necesitas que te cierren esa herida.
El moreno asintió. Aunque le dolía bastante, gracias a él, había disminuido:
- Gracias.
- No me las des, cumplo órdenes –sonrió.
El moreno miró hacia el menor que estaba ocupado peleando. ¿Quién era realmente? De repente una sirena de policía se empezó a escuchar. Se dirigía hacia el callejón:
- ¡Soryong! –gritó el castaño.
- ¡A la orden!
Todos empezaron a dispersarse, corriendo lejos de allí y escondiéndose. Todos menos los combatientes:
- Voy a ayudar a Tae, tú has lo que acordamos.
- Entendido.
Uno de los gemelos intervino en la pelea que acabaría rápido. El otro, apuntó a la cerradura de una puerta muy vieja, abriéndola en el acto:
- Métanse allí –les indicó a los chicos.
- ¿C-omo? –se extrañaron.
- Háganlo, ¡rápido!
- Pero…
- No conocéis a la policía y su relación con este lugar, da igual si no habéis tenido la culpa, seréis llevados a comisaría y con suerte saldréis.
Ante sus palabras los tres se levantaron y se metieron en aquel edificio abandonado del callejón. Ahora los cadáveres decoraban el suelo y solo quedaban dos en pie:
- ¡Chicos, largaos!
- ¿Qué dices Tae?
- La policía está a punto de llegar, váyanse.
- No nos iremos a….
- ¡¡Corran!!
Ante la mirada del castaño, ninguno discutió más, obedeciendo órdenes y saliendo rápidamente del lugar. Taemin miró al líder que intentaba correr para salir de allí:
- ¿A dónde crees que vas?
Sacó de su bolsillo un pequeño cuchillo y se lo lanzó a la pierna por detrás, dando de lleno, provocando que se callera al suelo:
- ¡Ah! –se retorcía en el suelo- ¡Dios! –lo maldecía de todas las maneras posible internamente.
En cuestión de segundos, la policía llegó, cerrando el paso del callejón y arrastrando a ambos chicos, los metieron dentro del coche, sin preguntar nada, sin vacilar, dando por hecho que eran los culpables. Ni si quiera los miraron, así se comportaba la policía en ese lugar.
~~~~
- ¿Era la policía?
- Si –aseguró el castaño- se han llevado al tipo ese y a Taemin –nombró al último con desdén.
Minho suspiró profundamente y apretó los puños:
- ¿Cómo te encuentras Jonghyun? –le preguntó el alto.
- Siento que moriré –tenía los ojos cerrados.
- Ni se te ocurra –le reprochó Onew- hay alguien que te necesita.
El moreno esbozó una pequeña sonrisa. Él también lo necesitaba:
- ¿No hay manera de salir de aquí? –preguntaba Minho.
- No, nos han encerrado –suspiró.
- Tranquilo Minho –susurró el moreno que aún se encontraba en el suelo sentado.
- Tenemos que salir cuanto antes, tienen que curarte esa herida.
- Lo sé, pero tranquilo. Prometo no morirme.
- Idiota –lo miró de reojo.
- Ya me conoces –sonrió.
Pasaron varios minutos y parecía que se quedarían ahí metidos para siempre, pero de repente, se oyó el ruido de la puerta. Alguien estaba abriendo el cerrojo. Todos miraron a la puerta, esperanzados y Onew se levantó por si no fuera alguien de buen ver. Poco a poco la puerta se empezó a abrir, mostrando la presencia de quien había hecho el ruido. El castaño abrió los ojos enormemente al percatarse de quien era:
- ¿Kai?
El nombrado también sorprendido, bajo la cabeza desviando su mirada:
- ¿Quién es? –se asomó Minho- ¿Kai?
- ¡Oh! Minho-hyung.
- ¿Qué haces tú aquí?
- Tae-hyung me dijo que viniera y que abriera esta puerta, no sabía que estabais aquí.
- Ese chico… -pensó Minho- gracias –le sonrió.
- No hay de qué –le contestó.
Onew estaba perplejo. ¿Minho lo conocía? Y ¿Kai conocía a Taemin? Parecía que tenían mucha confianza. No entendía nada:
- ¿Y ese sonido? ¿Quién viene?
- ¡Ah! Hyung me dijo que los avisara. Por si había que llevar a alguien al hospital.
- Entiendo. Onew ve adentro y coge a Jonghyun.
El castaño desapareció de nuevo:
- Kai, ¿sabes algo de Taemin?
- Seguro que está en comisaría –su semblante era triste.
- Espero que no le pase nada.
- Hyung, tenemos que sacarlo –le suplicó.
- ¿Qué pasa?
- Los policías están buscando la más mínima para meterlo en la cárcel. No es la primera vez que lo detienen y si lo acusan de falta grave lo harán y no quiero que lo encierren.
- Tranquilo Kai –le despeinó cariñosamente- no dejaré que eso ocurra y si pasa, lo sacaremos cueste lo que cueste.
- ¿Me lo prometes hyung?
- Sí.
- Bien –sonrió mejor- ahora tienes que ir con el resto al hospital a que te curen.
- Está bien, pero tú vuelve a casa que ya es muy tarde.
- Vale hyung, entonces me voy.
- Gracias por todo.
~~~~
Una vez que llegaron al hospital, fueron atendidos rápidamente. Jonghyun todavía seguía metido en aquella habitación. Llevaba ahí un buen rato. Sus amigos se encontraban sentados en el pasillo, enfrente de esa puerta que los separaba. También estaban destrozados, pero en comparación con el moreno, no les habían abierto una brecha en ninguna parte del cuerpo:
- Ya han pasado dos horas –suspiró el castaño.
- Lo sé, se me hace insoportable. Podrían decirnos algo al menos.
- Sí… además me duelen las costillas un montón –se quejó llevándose la mano a la parte indicada.
- A mí también me duelen –dijo haciendo una mueca cuando sintió un pinchazo de dolor al moverse.
- Hola chicos –se acercó la enfermera- vengo a darles esto para que se lo tomen.
Les dijo mientras les extendía dos vasos con algo disuelto en agua:
- Es un calmante, no se preocupen –rió ante la mueca de asco de los otros dos.
Ambos tomaron el vaso y la enfermera desapareció por aquellos enormes pasillos:
- Tiene pinta de acabar con nosotros de una vez.
- En realidad, sí –afirmó el castaño.
- Pero habrá que bebérselo.
- Sea lo que sea, no creo que nos deje peor.
Se acercaron el vaso a la boca resignados y se lo tomaron sin respirar:
- Dios, que cosa tan asquerosa.
- Curar no sé, pero matar del asco, seguro.
Pasados unos minutos, se sintieron mejor, aunque todavía dolía. Aún no había señales de Jonghyun y se estaban impacientando más todavía. De repente, sintieron como unos pasos acelerados resonaban en los asolados pasillos del hospital. Dirigieron su mirada hacia un costado y divisaron al rubio que se acercaban en esa dirección:
- ¿Key? ¿Qué haces aquí?
- Eso me pregunto yo –dijo disminuyendo el tono al ver las pintas de aquellos dos- ¿Qué les ha pasado? –se preocupó.
- Oh… esto…nada.
- Lee Jin Ki, suéltalo ahora mismo –lo miró de reojo.
El nombrado suspiró:
- Los tres tuvimos una pelea.
- ¡¿Qué?!
- Key… ¿por qué no me dijiste que lo que ocurrió esa noche?
El rubio desvió la mirada y les dio la espalda. El castaño se levantó despacio y se dirigió hacia él, abrazándolo tiernamente por la espalda:
- Yo… solo quería evitar esto –dijo.
- No quiero que me ocultes más cosas, ¿entendido?
El rubio asintió y se dio la vuelta para corresponder su abrazo. De repente, Onew sintió como el cuerpo de Key se tensaba y comenzaba a temblar:
- ¿D-dónde… está Jonghyun? –preguntó temiendo por la respuesta.
Este cortó el abrazo y lo separó. Antes de hablar suspiró profundamente:
- Él recibió un navajazo en su hombro.
- ¿Qu-é? –se le humedecieron los ojos.
- No sabemos cómo está, solamente que lo tienen ahí dentro –señaló la habitación.
- Onew… -las lágrimas adornaron sus mejillas.
- No te preocupes Key, estoy seguro de que está bien –le limpió las lágrimas- él es fuerte.
El rubio lo abrazó y el castaño acarició su espalda intentando calmarlo. Después de aquello, los dos se sentaron haciéndole compañía a Minho, a quien Key regañaba por haberle seguido el juego a los otros dos locos. Otra hora tuvieron que esperar y por fin una enfermera salió de allí:
- Chicos –se levantaron los tres enseguida- vuestro amigo se encuentra estupendamente –les sonrió- si quieren, pueden pasar a verlo.
Los tres chichos sonrieron aliviados ante la noticia:
- Deberías entrar tú primero –le dijo al rubio.
- ¿Estáis seguros?
- Claro –le sonrió su amigo.
El rubio, un poco tembloroso, se adentró en la habitación, encontrándose al moreno, tocándose el vendaje que le habían puesto, después de cerrarle la herida. Sonrió al verlo bien dentro de lo que cabía y se acercó hasta el herido:
- Idiota –se le volvieron a humedecer los ojos.
El aludido levantó la cabeza al escuchar esa voz tan peculiar:
- Key…
- Me dijiste que no te pasaría nada –lo miró a los ojos.
- Y-o… lo siento –agachó la cabeza apenado.
- Eres un idiota Kim Jonghyun –se acercó más y lo abrazó cuidadosamente - pero te amo igual –otra vez lloraba.
El moreno se sorprendió ante sus palabras. No creía lo que acaba de escuchar. Su corazón latía desenfrenadamente, estaba feliz. Demasiado. Extendió sus brazos rodeando la estrecha cintura del rubio y lo abrazó cálidamente, atrayéndolo más a él. Tras unos segundos, Jonghyun lo separó, posó ambas manos en sus sonrojadas mejillas y le limpió las lágrimas:
- Key… eres hermoso y no quiero que llores más. No quiero que las lágrimas manchen de nuevo tu rostro, por favor –le pidió depositando un pequeño beso en ambas mejillas- Yo también te amo y te amaré por siempre. Nunca dejaré de hacerlo.
- Jonghyun… prométeme que no me harás daño, por favor. No lo podría superar, porque te quiero demasiado y después de tanto tiempo, me vuelvo a sentir vivo…
- Jamás te haría daño alguno. Prometo que te amaré y te cuidaré por siempre –sonrió dulcemente- pero antes, ¿aceptas tú ser mi novio?
El rubio asintió, con un notable color rojo en sus mejillas. El moreno volvió a sonreír y acercó lentamente su rostro al de él. Su aroma lo cautivaba, sus ojos felinos los embelesaban, su suave piel lo tentaba demasiado, su belleza lo enamoraba y sus dulces labios…
Acortó la mínima distancia que lo separaba de su amor y por fin, ambas bocas se juntaron de nuevo. El moreno lamió el labio inferior pidiendo permiso para pasar, concedido gustosamente por el rubio. Como si se hubiera tratado de una eternidad, sus lenguas se volvieron a encontrar deseosas la una de la otra. El rubio pasó ambas manos por el cuello de él, para profundizar más el beso y el moreno lo abrazó por la cintura sintiendo su cálido cuerpo estremecerse. El moreno se separó para observar el bello rostro de su ahora novio, era perfecto. Se acercó otra vez a él:
- Te amo –susurró sobre sus labios.
- Yo también te amo.
Y fue esta vez, el rubio, quien acortó la distancia, volviéndose a encontrar con los cálidos labios de su pareja. Pero la falta de oxígeno de hizo presente y se separaron con una sonrisa en sus rostros:
- Los chicos te están esperando –le acarició tiernamente la mejilla.
- Vamos entonces –sujetó su mano y la entrelazó con la suya, sonriendo.
El rubio se sonrojó y apretó su mano. Ahora con él, estaba seguro. Al salir, los dos que esperaban fuera sonrieron felices al percatarse de la nueva relación de Jonghyun y Key. Si hubiera que dar marcha atrás, nunca se hubieran imaginado que acabarían juntos. Era algo tan utópico, pero ahora era real. El amor que ellos sentían, era verdaderamente real:
- Creo que es hora de volver a casa –sugirió el castaño.
- Tienes razón.
- Quédate esta noche conmigo –ronroneó con su cabeza apoyada en su hombro.
- ¿En serio quieres? –le besó la frente.
- Sí, además si vas en este estado a tu casa, tu madre se preocupará, ¿no crees?
- Tienes razón –le dio un corto beso en los labios.
El rubio sonrió contento:
- Onew, esta noche, Jonghyun se queda con nosotros –le anunció.
El castaño asintió feliz:
- Minho, ¿cómo regresarás? –se preocupó el moreno.
- Tranquilo, ya he llamado al chofer para que me venga a buscar.
- Mejor, es peligroso a estas horas de la noche.
~~~~
Una vez que los tres chicos llegaron a casa, Key hizo la cena y todos comieron felices. Las cosas parecían ir mejor, aunque fueran poco a poco. Unos minutos más tarde, Onew se había ido a acostar. El moreno se encontraba observando como el rubio lavaba los platos:
- ¿Quieres que te ayude?
- Ni hablar, ¿todavía no tienes conciencia de tu estado?
- Pero…
- Pero nada, yo lo haré, no te preocupes.
- Como tú digas –se resignó.
- Bien, ya está –sonrió feliz por su labor- vamos.
El rubio le cogió de la mano y ambos se dirigieron a su cuarto. Mientras el moreno ya se encontraba acostado esperando al rubio, este le daba la espalda haciendo alguna cosa:
- ¿Qué haces amor?
- Nada –dejó el objeto encima de la mesa.
Se sentó en la cama, para luego tumbarse junto a novio. Jonghyun pasó su brazo por su cintura, mientras que el rubio se acurrucaba en su pecho:
- Buenas noches Jjongie.
- Buenas noches Bummie.
‘’ Gracias Taemin’’ – mensaje enviado.
Lady Akari
Taemin <3
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Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
:HI: :HI: :HI: ESOOOOOOOOO,AHORA SI DISFRUTA KEY DE TU PUPPY.
AHORA SOLO FALTA QUE RESCATEN A TAE Y QUE HA ESE INFELIZ LE AMPUTEN EL PIE DONDE TAE LO HIRIO
LADY GRACIAS y PORFA CONTINUALO:HAHA: :HAHA: :HAHA:
AHORA SOLO FALTA QUE RESCATEN A TAE Y QUE HA ESE INFELIZ LE AMPUTEN EL PIE DONDE TAE LO HIRIO
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SAMY_MC
Minho
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Re: ~ Yo te devolveré tus alas, mi pequeño ángel ~ [2min, JongKey y otros] (100/100)
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