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-:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Recuerdo del primer mensaje :
Título: Bajo la piel del deseo
Adaptación: Janess
Género: Lemon
Parejas: Principal 2min, menciones del jongkey y Joonew... y otras? xD
Notas: Aclaro! este fic no es mio! yo lo estoy adaptando y si! otra historia para el 2min! *-* kekeke... al principio no estaba muy segura si hacer la adapta... pero my BFF me dió animos! thank you *.* ... espero les guste! xD
Frente a la cabaña se encontraba el pequeño, se sentó al lado de su abuelo HaeJoong, el niño apenas tenía 8 años, pero era consciente del por qué el anciano no vivía con su familia. Porque el padre del pequeño MinHyuk , El señor Yun Gyeom , se avergonzaba de él.
-No es más que un jodido anciano -gritaba enfurecido Yun Gyeom horas después de visitar a su padre- Cree que ese acento es algo de lo que se debe estar orgulloso? Si, el padre de Min Hyuk odiaba su origen, no le gustaba que la gente supiera que era de Busan, si él pudiera enviar al abuelo lejos, lo haría. Pero no podía obligar a aquel anciano a hacer nada, era demasiado terco.
-Minhyuk, muchacho, mira esa puesta de sol. -el abuelo le señaló los majestuosos colores que cubrían la ciudad.-Es casi tan bonita como las que tenemos en Busan. Casi.
-¿Por qué no vuelves allí? -le preguntó el niño, consciente de la nostalgia impresa en la voz del anciano.- Papá dice que tienes suficiente dinero para vivir donde quieras.
Observó el rostro surcado de arrugas de su abuelo. La brillante mirada profunda era muy parecida a la de su nieto y más brillante que la de su hijo, sin las motas verdes que tenía la de éste.
El anciano sonrió; una extraña, triste y pequeña sonrisa.
-Porque mi Young Mi está aquí. -Señaló el pequeño cementerio, el lugar donde estaba enterrada la abuela de Min hyuk.
-¿La abuela no quiere que te vayas? –el pequeño frunció el ceño. Su abuela estaba muerta, ¿cómo le iba a importar?
-Oh, mi Young Mi me sonreiría igual allá donde fuera. -El anciano esbozó de nuevo aquella pequeña sonrisa.- Pero si me separara de ella, sentiría esa distancia en mi alma, ¿entiendes?
El niño negó con la cabeza.
El abuelo suspiró.
-Tienes ojos hermosos, muchacho. Un día de estos, esos ojos verán por ti, y sentirás como si el corazón se te fuera a salir del pecho. Es la mirada, Minhyuk. Cuando ames, cuando ames de verdad, ten cuidado, muchacho, porque esos ojos que tienes no son sólo el espejo de tu alma, sino del alma de la persona a la que ames. -El abuelo miró la tumba de Young Mi-. Y cuando se pierde el corazón de esa manera, es imposible abandonar los lugares donde están tus mejores recuerdos. Si tuviera que irme, no podrían enterrarme junto a tu abuela.
El anciano dirigió la mirada al niño, y éste sintió una opresión en el pecho al pensar que algún día tendría que enterrar a su abuelo en aquella tierra dura y desolada.
-La profunda mirada… -murmuró el anciano unos instantes más tarde-. Mi padre me advirtió igual que ahora te estoy advirtiendo yo a ti, muchacho. No pierdas a la persona que ames, pues perderás una parte de tu alma si lo haces. Es el legado de esos ojos.
Minhyuk frunció el ceño. Lo que decía el abuelo no tenía mucho sentido y decidió que le preguntaría a su tío Yunho sobre ello cuando volviera. Yunho todavía recordaba a su abuela. Tenía cinco años cuando ella murió, un poco antes de que naciera Minhyuk.
-Entonces, ¿mis ojos son malos? -preguntó el pequeño finalmente.-No, no son malos -suspiró su abuelo.- No son malos en absoluto, muchacho. Te darás cuenta un día de estos. Uno de estos días, ya verás. Esos ojos verán lo que nadie más ha visto. -Clavó la mirada en su nieto-. Quien tenga tu alma, tendrá tu corazón. -Dio una palmada en el pecho de Minhyuk--. Y podrá incluso ver a través de ti.
-Entonces ¿papá no tiene esos ojos? -Los ojos de Yun Gyeom estaban matizados con motas verdes. Nunca le había visto con el gesto relajado y gruñía sin parar.
La preocupación se reflejó en la cara de su abuelo.
-Tu padre es un buen hombre -afirmó repitiendo lo que siempre decía.
-¿De veras, abuelo? –Minhyuk pensó en el niño un poco mayor que él que había en casa. El niño que su abuelo decía que era su hermano. El niño del que Yun Gyeom renegaba-. El pequeño se llamaba Jonghyun debería tener también un padre.
El abuelo puso la mano sobre la cabeza del niño y le dijo suavemente:
-Nada es cómo pensamos, muchacho. No todo es blanco o negro, sino que existen infinidad de matices grises. Tienes que averiguar el porqué de las cosas, no sólo fiarte de lo que ves.
-Porque él no nos quiere -susurró Minhyuk, aceptándolo como sólo los niños podían aceptar esas cosas.
El abuelo asintió con la cabeza.
-Los tonos grises, muchacho. Recuérdalo. Siempre hay algo que no sabes y que no puedes ver. A veces el amor no es como pensamos que debería ser. Sólo recuerda eso y todo irá bien.
Minhyuk creció buscando los matices grises. Luego maduró y se convirtió en un SEAL, y los matices grises se perdieron en su mente, aunque sabía que seguían estando allí. Siempre en un lugar diferente, siempre moviéndose. Hasta el día que vio el infierno. Y las cenizas del infierno. Y aprendió que había matices que jamás hubiera podido imaginar que existieran.
********************************
Doce años después
Minhyuk se sentó en el escritorio de la oficina del taller mecánico que poseía y contempló al joven que hablaba con uno de sus empleados.
Parecía enfadado y exasperado. Tenía el cabello rubio como el oro, se formaba como una hermosa cascada dorada que brillaba bajo la luz del sol. Era delgado pero no demasiado. Tenía un trasero definido que podía observarse debajo de aquellos pantalones negros, y una polera blanca que se adhería a su torso al compás del viento. Unas zapatillas grises completaban el atuendo.
Finalmente, el joven levantó las manos, alzó la vista y sus miradas se cruzaron. Las fosas nasales del rubio se ensancharon con determinación y se apresuró a dejar atrás al mecánico con el que había estado discutiendo, caminando hacia la puerta de su oficina.
El pelinegro observó cómo aquella asombrosa visión atravesaba la estancia y plantaba las manos en su escritorio mientras lo fulminaba con la mirada.
-Mire, todo lo que necesito es una llave inglesa -dijo enérgicamente-. Présteme una. Véndamela si quiere. No importa. Si no arreglo ese coche, acabaré teniendo que hacer autostop. ¿Tengo pinta de querer hacer autostop? -Extendió los brazos al tiempo que se incorporaba, le dirigió una angustiada mirada con sus hermosos ojos chocolates y apretó los labios rosados al darse cuenta de que el mecánico se acercaba por su espalda.
-No, no la tienes. -Minhyuk negó con la cabeza, deslizando la mirada por su figura antes de volver su atención al mecánico-. ¿Hay alguna razón por la que no podamos revisarle el coche? -le preguntó al otro hombre.
El interrogado entrecerró los ojos.
-El taller está completo, jefe, ya se lo he dicho.
-Sólo una llave inglesa -gruñó él entre dientes-. Sólo préstenme una maldita llave inglesa.
Parecía frustrado. Tenía la frente cubierta de sudor y las mejillas relucientes. Pero la expresión de su rostro se relajó cuando logró controlar sus emociones.
-Escuche. -El rubio había suavizado la voz, y él quedó cautivado. Allí, ante la voz de aquel dulce y hermoso chiquillo, MinHyuyk perdió el corazón-. Sólo necesito un poco de ayuda. Se lo juro. Si me deja estancado llegaré tarde a una entrevista de trabajo. Le prometo que no le robaré demasiado tiempo.
El joven sonrió, y él sintió que el mundo se movía bajo sus pies. Aquellos labios se curvaron dulcemente, con una mezcla de nerviosismo, frustración y preocupación, y se mantuvieron así. Pero le había sonreído y ese simple gesto había conseguido que Min Hyuk volviera a sentirse como un adolescente.
Se levantó del escritorio y señaló la puerta con la mano.
-Muéstreme el coche. Le ayudaremos a ponerse en camino.
-Pero jefe, estamos hasta arriba -protestó el mecánico.
El alto lo ignoró y observó cómo el joven se giraba y lo precedía hasta la puerta. Su mirada se fijó en el pequeño trasero mientras él caminaba y fue la más hermosa de las visiones. Le hormiguearon las manos por las ganas de tocarlo. Ardía en deseos de acunar aquellas curvas y sentirlas bajo los dedos.
-Me llamo Taemin. -El joven le brindó una sonrisa por encima del hombro-. De veras, no sabe cuánto le agradezco lo que está haciendo.
El tono suave de su voz conseguiría que él se corriera en los vaqueros. No podría contenerse si él seguía hablándole de esa manera.
Tenía que aprovechar la oportunidad.
-Le costará algo -le dijo arrastrando las palabras mientras abría el capó del pequeño sedán deportivo.
-Siempre es así -suspiró el rubio-. ¿De cuánto estamos hablando?
Parecía preocupado. Definitivamente, era una persona con una meta y estaba dispuesto a conseguirla.
-Una cena. –MinHyuk sonrió ampliamente al percibir la sorpresa en los ojos del rubio.
-¿Una cena? -La cautela se reflejó en la voz de Taemin.
-Sólo una cena -le prometió él. Por ahora-. Esta noche.
El rubio le miró fijamente durante un largo momento; aquellos ojos chocolates parecieron clavarse en los de él, escrutando y calentando zonas en su interior que el pelinegro no sabía que existieran. Y mucho menos que estuvieran frías.
Al fin, curvó los labios, brindándole una encantadora sonrisa.
-¿El chico malo de la ciudad me está invitando a cenar? -se mofó traviesamente-Creo que me voy a desmayar.
-Me estás confundiendo con él -Señaló al mecánico que se encontraba observando la situación. - Yo sólo soy un simple mecánico y un SEAL. -Las mujeres se morían por los SEAL’s y los hombres anhelaban ser uno. Y él haría cualquier cosa por impresionarlo.
-MinHyuk, el SEAL de mirada profunda y sonrisa cautivadora -replicó - Sé quién eres.
-Pero yo no sé quién eres tú -dijo sombríamente- Y me encantaría descubrirlo.
Aquella mirada de nuevo. Intensa, penetrante.
-En la cena -acordó él al fin-, nos veremos entonces.
¡Bien!
-Reservaré mesa en Mediterráneo -Nombró el restaurante más caro, lo que tampoco decía nada-. A las siete.
-De acuerdo, estaré allí a las siete. Pero no podré hacerlo si no me arreglas el coche.
Taemin sonrió con ironía para sus adentros. Tenía el presentimiento de que si le contaba que sabía qué era exactamente lo que le ocurría a su coche, jamás le creería. Lo dejó perder el tiempo, encontrar el manguito suelto y apretarlo. No le había mentido cuando le había dicho que lo único que necesitaba era una llave inglesa. Su padre le había enseñado cómo arreglárselas con cualquier vehículo hacía mucho tiempo. Por desgracia, en aquel momento no tenía una llave inglesa a mano.
Así que dejó que le arreglara el coche, fingiendo que era un pobre chiquillo indefenso, porque le encantaba la manera en que lo miraba, cómo se oscurecían aquellos ojos que brillaban intensamente en su rostro bronceado.
-A las siete -le recordó él mientras cerraba el capó y lo miraba con intensidad-. Te estaré esperando.
-Allí estaré -le prometió. No había manera de que él no acudiera a la cita. Lo había visto con frecuencia en el pueblo, incluso había tenido fantasías con él un par de veces.
El ardiente SEAL. El niño malo. Todas las chicas e incluso chicos de la facultad iban tras él. Pero, tal y como decidió Taemin en ese momento, Min Hyuk iba a ser suyo.
*************************
Dos años después
-Oh, Dios, Tae, ¿qué has hecho?
El menor dio un respingo y se giró hacia el alto, que se dirigía furioso al lugar donde su coche había impactado con la parte trasera del todoterreno. Fascinado, observó sus feroces ojos oscuros, el cuerpo duro y bronceado, el pecho húmedo de sudor, trozos de la hierba que había estado cortando pegadas a los vaqueros... convivían desde hace casi un año.
-Es sólo una pequeña abolladura, Min Hyuk. Te lo prometo. -Tenía el corazón en la garganta. No por miedo. El jamás le haría daño. Pero su furia era temible.
-Una pequeña abolladura? -Lo agarró por los hombros, lo apartó a un lado y bajó la mirada hacia el guardabarros abollado que se había hundido en el parachoques de su todoterreno.
Había sido un accidente. Y, en realidad, había ocurrido por culpa del alto. Si no hubiera estado cortando el césped sin llevar nada más que las botas y aquellos vaqueros que le ceñían el trasero, jamás habría ocurrido.
-Has chocado contra mi coche. -El orgullo y la indignación rezumaban en su voz-. Es mi todoterreno, Tae.
Sí. Lo era. Estaba muy orgulloso del potente cuatro por cuatro negro. Lo mimaba más que cualquier mujer a su hijo. Taemin se hubiera sentido celoso si no fuera porque no había manera de que él pudiera meter el vehículo en casa.
-Lo siento mucho…. -Su voz se volvió ronca al alzar la mirada hacia él, mordiéndose los labios con nerviosismo mientras se preguntaba cuánto tardaría en enfurecerse.
En cuanto lo hiciera, se transformaría en un hombre sombrío y parco en palabras. Lo fulminaría con la mirada.
Se dedicaría a ver los partidos de basquetbol. Se acostaría tarde. Muy tarde. Mucho después de que él se hubiera ido a dormir. No hablaría con él hasta la mañana siguiente. Lo cual era, sencillamente, injusto.
-MinHuyk, por favor, no te enfades conmigo.- dijo el menor haciendo un puchero.
-¿Cómo es posible que hayas chocado contra MI todoterreno? ¿Cómo? Si estaba aparcado aquí mismo. A plena vista, Lee Taemin. -Se estaba enfadando. Sólo decía su nombre completo cuando estaba o muy enfadado o muy excitado. Y no estaba excitado. Aquello no era una buena señal. Tae podía vivir con eso durante unos días, pero no le apetecía.
El rubio dio un fuerte pisotón en el suelo y lo miró furioso.
-Si no fuera por tu culpa, jamás habría chocado.
-¿Por mi culpa? – el mayor retrocedió un paso, negando violentamente con la cabeza-. ¿Cómo puede ser esto culpa mía?
-Porque estabas cortando la hierba sin camisa, vestido sólo con esos provocativos vaqueros y las botas, y en cuanto vi ese trasero me puse caliente. Has sido tú quien me ha distraído, así que la culpa es tuya. Si te hubieras vestido de manera decente esto no habría ocurrido, Min Hyuk...
El alto lo besó. No fue un beso tierno o gentil, sino áspero, rudo y lleno de lujuria. Lo estrechó con fuerza contra su cuerpo y presionó su miembro contra el contrario, haciéndolo jadear de placer.
-Te mereces unos buenos azotes. -Lo tomó en brazos y atravesó con él el patio, dejando abierta la puerta del coche del rubio y alejándose del todoterreno abollado-. Debería zurrarte, Taemin. Ver cómo ese precioso trasero que tienes se pone completamente rojo.
Entró y cerró la puerta de un golpe antes de dirigirse hacia las escaleras.
-Oh, zúrrame, MinHyuk -le susurró provocativamente al oído-. Haz que suplique.
Él se estremeció contra el menor, lo arrojó sobre la cama y se dispuso a hacer lo que le pedía.
*****************************
Una semana después
-Volveré a casa en una semana. –MinHyuk estaba vestido con vaqueros y camiseta. No parecía un SEAL, sino alguien que estaba a punto de salir de viaje por diversión. Nada relevante.
Taemin sabía cómo engañarse a sí mismo.
-El todoterreno estará aparcado mañana delante de la tienda -le dijo Taemin asintiendo con la cabeza mientras le observaba sacar el petate del armario y girarse hacia él-. Lo meteré en el garaje y lo cuidaré por ti. --Taemin le sonrió provocativamente.- Me debes una, no sabes lo que tuve que hacer para lograr que lo arreglaran tan rápido. Tienes unos mecánicos muy exigentes.
Min Hyuk poseía un taller y una estación de autoservicio. Un pequeño y próspero negocio que Tae sabía que le encantaba.
Min Hyuk soltó un gruñido, recorriendo con la vista las piernas desnudas del rubio cuando éste se sentó en la cama con unos pantalones cortos.
-Hongo -gruñó él-. Tengo que irme y lo sabes. – En una ocasión Taemin le había mostrado unas fotografías que para él no eran aptas para el público, sin embargo por la insistencia del alto accedió a mostrárselas, no pasó mucho tiempo luego de que se arrepintiera, ya que MinHyuk no había parado de reírse desde que vio una foto en la que según el rubio lucia el peor corte que pudo tener en la vida, cabello negro, lacio y si! Parecía un hongo; para el pelinegro no era así, todo lo contrario le parecía de lo más tierno, pero no por ello dejaría de molestarlo, amaba las caras del menor cuando se enfadaba.
El rubio se quitó la polera y se desabrochó los pantalones cortos, dejándolos caer por las piernas. Sin dejar de observar a la persona que tenía enfrente, deslizó los dedos por sobre su entrepierna y luego se llevó la mano a la boca.
Min Hyuk gimió y Tae adoró aquel sonido. Había separado los labios y tenía una mirada salvaje, como si lo estuviera saboreando.
-Vamos, un rapidito -susurró el menor, desesperado por tenerlo una última vez antes de que lo dejara. Se incorporó en la cama cuando él se acercó y le quitó el cinturón con dedos ágiles-. Te desafío. Hazme tuyo como más desees...
El alto le dio la vuelta, lo empujó sobre el borde de la cama y, al cabo de dos segundos, lo estaba penetrando. Duro y palpitante, acariciándolo, llenándolo, enterrándose en él con rápidos y duros envistes hasta que Tae se sintió atravesado por una violenta y candente sensación de placer.
-Min..hyu… Min Hyuk, te amo -gritó mientras él lo embestía, inmovilizándolo y moviendo las caderas con fuerza contra las de él, sujetándolo fieramente con las manos, quemándole la piel con los dedos.
Luego, él susurró las mismas palabras en el acento que su abuelo le había enseñado.
-Para siempre -susurró Tae, girando la cabeza hacia él y aceptando su beso-. Para siempre, Min Hyuk.
*********************
Una semana después
Tae abrió la puerta y se quedó paralizado. El tío de MinHyuk, Yunho, estaba en el umbral, llevaba un uniforme blanco, con la gorra en la mano y las medallas colgadas en la pechera. Taemin sintió desfallecer.
-Min Hyuk llegará en cualquier momento -murmuró el rubio con los labios entumecidos, percatándose de la aflicción y el dolor que reflejaba la expresión de Yunho.- Has llegado entes de lo esperado, Yunho. Él aún no está aquí.
Estaba llorando. Podía sentir cómo lágrimas ardientes le abrasaban la piel mientras se apretaba las manos contra el estómago y se le aflojaban las rodillas.
-Tae. –Yunho tenía la voz ronca y los ojos brillantes por las lágrimas contenidas-. Lo siento.
¿Que lo sentía? ¿Le estaba arrancando las entrañas y decía que lo sentía?
Él negó con la cabeza.
-Por favor, no lo digas, Yunho. Por favor no lo digas. -Tae. -El tragó saliva-. Sabes que tengo que hacerlo.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que destruirlo?
-Tengo que comunicarte con gran pesar que...
-¡No, no! -gritó mientras Yunho lo envolvía entre sus brazos y lo ayudaba a entrar en casa. El joven siguió gritando. Gritos que le desgarraron el pecho como una cuchillada brutal y despiadada. El dolor lo arrastró hasta un profundo pozo de desesperación, un abismo del que no creía que pudiera salir jamás.
-¡Min Hyuk! -lloró, gritando su nombre. Él le había jurado que siempre sabría el momento exacto en el que lo necesitaría, incluso en la muerte. Porque él tenía ese don. Era por los ojos, le había asegurado, y él se había reído. Sin embargo, ahora deseaba con todas sus fuerzas que fuera cierto porque necesitaba a Min Hyuk, aquellos feroces ojos - ¡Oh Dios mío, MinHuyk!
***********************
Seis meses después
Tae despertó entre sollozos con la respiración entrecortada y rebuscó en la cama estirando los brazos, arañando las sábanas, la almohada, desesperado por alcanzarlo.
MinHyuk estaba sangrando. Podía ver la sangre en sus manos como si estuviera mirando por los ojos de él. Podía sentir su agonía, sus entrañas retorciéndose, su alma clamando con una angustia que la desgarraba.
Tenía que ser un sueño. Los sollozos le quemaban la garganta mientras se aferraba a las mantas y lanzaba un grito gutural de cruda agonía al sentir que se le partía el corazón.
-¡Min Hyuk!
Gritó su nombre con voz ronca y áspera por las lágrimas, por los horribles meses pasados.
En el entierro... ni siquiera lo habían dejado verlo.
Deshaciéndose en lágrimas, hundió la cara en la almohada y se enfrentó una vez más a la cruda realidad de que MinHyuk se había ido para siempre.
Habían cerrado el ataúd sin que él lo viera. No había podido tocarlo, ni besar su amado rostro, ni decirle adiós. No había nada a lo que aferrarse, nada que aliviara aquella agonía sin fin.
Sólo había vacío. Vacío en su cama, en su vida. Un doloroso y horrible hueco en su alma. Un vacío que lo consumía, que le quemaba la mente y que le recordaba cada segundo, cada día, que MinHyuk se había ido.
Min Hyuk se había marchado.
Para siempre.
Salvo en sus pesadillas. Donde él gritaba su nombre. Donde lo tocaba y se desvanecía antes de que rubio pudiera darle alcance. Donde lo miraba con los ojos llenos de pesar. O cuando él sentía el dolor y las lágrimas del pelinegro. Interminables, agonizantes.
Luego, con la misma rapidez con que comenzaban, en cuanto él se daba cuenta de que lo que sentía era el propio dolor de la persona que amaba, los sueños cambiaban.
-Te amaré siempre, hongo. -Estaba inclinado sobre él, desnudo, con el pecho brillando, la piel dorada bloqueando el sol radiante, los intensos ojos observándolo fijamente-. Siente cómo mi alma toca la tuya, Taemin. Siente cómo te amo, pequeño...
Un grito desgarrador le quemó la garganta cuando intentó aferrarse al aire, a los insustanciales recuerdos que se desvanecían, que se esfumaban igual que Min Hyuk se había ido.
-Oh, Dios mío. Oh, Dios mío... -susurró Tae apretando la almohada contra el pecho y empezando a mecerse.
Echó la cabeza hacia atrás y soltó un grito desolador desde lo más profundo de su alma partida en dos.
-Maldito seas, Min Hyuk...
Título: Bajo la piel del deseo
Adaptación: Janess
Género: Lemon
Parejas: Principal 2min, menciones del jongkey y Joonew... y otras? xD
Notas: Aclaro! este fic no es mio! yo lo estoy adaptando y si! otra historia para el 2min! *-* kekeke... al principio no estaba muy segura si hacer la adapta... pero my BFF me dió animos! thank you *.* ... espero les guste! xD
Prólogo
Frente a la cabaña se encontraba el pequeño, se sentó al lado de su abuelo HaeJoong, el niño apenas tenía 8 años, pero era consciente del por qué el anciano no vivía con su familia. Porque el padre del pequeño MinHyuk , El señor Yun Gyeom , se avergonzaba de él.
-No es más que un jodido anciano -gritaba enfurecido Yun Gyeom horas después de visitar a su padre- Cree que ese acento es algo de lo que se debe estar orgulloso? Si, el padre de Min Hyuk odiaba su origen, no le gustaba que la gente supiera que era de Busan, si él pudiera enviar al abuelo lejos, lo haría. Pero no podía obligar a aquel anciano a hacer nada, era demasiado terco.
-Minhyuk, muchacho, mira esa puesta de sol. -el abuelo le señaló los majestuosos colores que cubrían la ciudad.-Es casi tan bonita como las que tenemos en Busan. Casi.
-¿Por qué no vuelves allí? -le preguntó el niño, consciente de la nostalgia impresa en la voz del anciano.- Papá dice que tienes suficiente dinero para vivir donde quieras.
Observó el rostro surcado de arrugas de su abuelo. La brillante mirada profunda era muy parecida a la de su nieto y más brillante que la de su hijo, sin las motas verdes que tenía la de éste.
El anciano sonrió; una extraña, triste y pequeña sonrisa.
-Porque mi Young Mi está aquí. -Señaló el pequeño cementerio, el lugar donde estaba enterrada la abuela de Min hyuk.
-¿La abuela no quiere que te vayas? –el pequeño frunció el ceño. Su abuela estaba muerta, ¿cómo le iba a importar?
-Oh, mi Young Mi me sonreiría igual allá donde fuera. -El anciano esbozó de nuevo aquella pequeña sonrisa.- Pero si me separara de ella, sentiría esa distancia en mi alma, ¿entiendes?
El niño negó con la cabeza.
El abuelo suspiró.
-Tienes ojos hermosos, muchacho. Un día de estos, esos ojos verán por ti, y sentirás como si el corazón se te fuera a salir del pecho. Es la mirada, Minhyuk. Cuando ames, cuando ames de verdad, ten cuidado, muchacho, porque esos ojos que tienes no son sólo el espejo de tu alma, sino del alma de la persona a la que ames. -El abuelo miró la tumba de Young Mi-. Y cuando se pierde el corazón de esa manera, es imposible abandonar los lugares donde están tus mejores recuerdos. Si tuviera que irme, no podrían enterrarme junto a tu abuela.
El anciano dirigió la mirada al niño, y éste sintió una opresión en el pecho al pensar que algún día tendría que enterrar a su abuelo en aquella tierra dura y desolada.
-La profunda mirada… -murmuró el anciano unos instantes más tarde-. Mi padre me advirtió igual que ahora te estoy advirtiendo yo a ti, muchacho. No pierdas a la persona que ames, pues perderás una parte de tu alma si lo haces. Es el legado de esos ojos.
Minhyuk frunció el ceño. Lo que decía el abuelo no tenía mucho sentido y decidió que le preguntaría a su tío Yunho sobre ello cuando volviera. Yunho todavía recordaba a su abuela. Tenía cinco años cuando ella murió, un poco antes de que naciera Minhyuk.
-Entonces, ¿mis ojos son malos? -preguntó el pequeño finalmente.-No, no son malos -suspiró su abuelo.- No son malos en absoluto, muchacho. Te darás cuenta un día de estos. Uno de estos días, ya verás. Esos ojos verán lo que nadie más ha visto. -Clavó la mirada en su nieto-. Quien tenga tu alma, tendrá tu corazón. -Dio una palmada en el pecho de Minhyuk--. Y podrá incluso ver a través de ti.
-Entonces ¿papá no tiene esos ojos? -Los ojos de Yun Gyeom estaban matizados con motas verdes. Nunca le había visto con el gesto relajado y gruñía sin parar.
La preocupación se reflejó en la cara de su abuelo.
-Tu padre es un buen hombre -afirmó repitiendo lo que siempre decía.
-¿De veras, abuelo? –Minhyuk pensó en el niño un poco mayor que él que había en casa. El niño que su abuelo decía que era su hermano. El niño del que Yun Gyeom renegaba-. El pequeño se llamaba Jonghyun debería tener también un padre.
El abuelo puso la mano sobre la cabeza del niño y le dijo suavemente:
-Nada es cómo pensamos, muchacho. No todo es blanco o negro, sino que existen infinidad de matices grises. Tienes que averiguar el porqué de las cosas, no sólo fiarte de lo que ves.
-Porque él no nos quiere -susurró Minhyuk, aceptándolo como sólo los niños podían aceptar esas cosas.
El abuelo asintió con la cabeza.
-Los tonos grises, muchacho. Recuérdalo. Siempre hay algo que no sabes y que no puedes ver. A veces el amor no es como pensamos que debería ser. Sólo recuerda eso y todo irá bien.
Minhyuk creció buscando los matices grises. Luego maduró y se convirtió en un SEAL, y los matices grises se perdieron en su mente, aunque sabía que seguían estando allí. Siempre en un lugar diferente, siempre moviéndose. Hasta el día que vio el infierno. Y las cenizas del infierno. Y aprendió que había matices que jamás hubiera podido imaginar que existieran.
********************************
Doce años después
Minhyuk se sentó en el escritorio de la oficina del taller mecánico que poseía y contempló al joven que hablaba con uno de sus empleados.
Parecía enfadado y exasperado. Tenía el cabello rubio como el oro, se formaba como una hermosa cascada dorada que brillaba bajo la luz del sol. Era delgado pero no demasiado. Tenía un trasero definido que podía observarse debajo de aquellos pantalones negros, y una polera blanca que se adhería a su torso al compás del viento. Unas zapatillas grises completaban el atuendo.
Finalmente, el joven levantó las manos, alzó la vista y sus miradas se cruzaron. Las fosas nasales del rubio se ensancharon con determinación y se apresuró a dejar atrás al mecánico con el que había estado discutiendo, caminando hacia la puerta de su oficina.
El pelinegro observó cómo aquella asombrosa visión atravesaba la estancia y plantaba las manos en su escritorio mientras lo fulminaba con la mirada.
-Mire, todo lo que necesito es una llave inglesa -dijo enérgicamente-. Présteme una. Véndamela si quiere. No importa. Si no arreglo ese coche, acabaré teniendo que hacer autostop. ¿Tengo pinta de querer hacer autostop? -Extendió los brazos al tiempo que se incorporaba, le dirigió una angustiada mirada con sus hermosos ojos chocolates y apretó los labios rosados al darse cuenta de que el mecánico se acercaba por su espalda.
-No, no la tienes. -Minhyuk negó con la cabeza, deslizando la mirada por su figura antes de volver su atención al mecánico-. ¿Hay alguna razón por la que no podamos revisarle el coche? -le preguntó al otro hombre.
El interrogado entrecerró los ojos.
-El taller está completo, jefe, ya se lo he dicho.
-Sólo una llave inglesa -gruñó él entre dientes-. Sólo préstenme una maldita llave inglesa.
Parecía frustrado. Tenía la frente cubierta de sudor y las mejillas relucientes. Pero la expresión de su rostro se relajó cuando logró controlar sus emociones.
-Escuche. -El rubio había suavizado la voz, y él quedó cautivado. Allí, ante la voz de aquel dulce y hermoso chiquillo, MinHyuyk perdió el corazón-. Sólo necesito un poco de ayuda. Se lo juro. Si me deja estancado llegaré tarde a una entrevista de trabajo. Le prometo que no le robaré demasiado tiempo.
El joven sonrió, y él sintió que el mundo se movía bajo sus pies. Aquellos labios se curvaron dulcemente, con una mezcla de nerviosismo, frustración y preocupación, y se mantuvieron así. Pero le había sonreído y ese simple gesto había conseguido que Min Hyuk volviera a sentirse como un adolescente.
Se levantó del escritorio y señaló la puerta con la mano.
-Muéstreme el coche. Le ayudaremos a ponerse en camino.
-Pero jefe, estamos hasta arriba -protestó el mecánico.
El alto lo ignoró y observó cómo el joven se giraba y lo precedía hasta la puerta. Su mirada se fijó en el pequeño trasero mientras él caminaba y fue la más hermosa de las visiones. Le hormiguearon las manos por las ganas de tocarlo. Ardía en deseos de acunar aquellas curvas y sentirlas bajo los dedos.
-Me llamo Taemin. -El joven le brindó una sonrisa por encima del hombro-. De veras, no sabe cuánto le agradezco lo que está haciendo.
El tono suave de su voz conseguiría que él se corriera en los vaqueros. No podría contenerse si él seguía hablándole de esa manera.
Tenía que aprovechar la oportunidad.
-Le costará algo -le dijo arrastrando las palabras mientras abría el capó del pequeño sedán deportivo.
-Siempre es así -suspiró el rubio-. ¿De cuánto estamos hablando?
Parecía preocupado. Definitivamente, era una persona con una meta y estaba dispuesto a conseguirla.
-Una cena. –MinHyuk sonrió ampliamente al percibir la sorpresa en los ojos del rubio.
-¿Una cena? -La cautela se reflejó en la voz de Taemin.
-Sólo una cena -le prometió él. Por ahora-. Esta noche.
El rubio le miró fijamente durante un largo momento; aquellos ojos chocolates parecieron clavarse en los de él, escrutando y calentando zonas en su interior que el pelinegro no sabía que existieran. Y mucho menos que estuvieran frías.
Al fin, curvó los labios, brindándole una encantadora sonrisa.
-¿El chico malo de la ciudad me está invitando a cenar? -se mofó traviesamente-Creo que me voy a desmayar.
-Me estás confundiendo con él -Señaló al mecánico que se encontraba observando la situación. - Yo sólo soy un simple mecánico y un SEAL. -Las mujeres se morían por los SEAL’s y los hombres anhelaban ser uno. Y él haría cualquier cosa por impresionarlo.
-MinHyuk, el SEAL de mirada profunda y sonrisa cautivadora -replicó - Sé quién eres.
-Pero yo no sé quién eres tú -dijo sombríamente- Y me encantaría descubrirlo.
Aquella mirada de nuevo. Intensa, penetrante.
-En la cena -acordó él al fin-, nos veremos entonces.
¡Bien!
-Reservaré mesa en Mediterráneo -Nombró el restaurante más caro, lo que tampoco decía nada-. A las siete.
-De acuerdo, estaré allí a las siete. Pero no podré hacerlo si no me arreglas el coche.
Taemin sonrió con ironía para sus adentros. Tenía el presentimiento de que si le contaba que sabía qué era exactamente lo que le ocurría a su coche, jamás le creería. Lo dejó perder el tiempo, encontrar el manguito suelto y apretarlo. No le había mentido cuando le había dicho que lo único que necesitaba era una llave inglesa. Su padre le había enseñado cómo arreglárselas con cualquier vehículo hacía mucho tiempo. Por desgracia, en aquel momento no tenía una llave inglesa a mano.
Así que dejó que le arreglara el coche, fingiendo que era un pobre chiquillo indefenso, porque le encantaba la manera en que lo miraba, cómo se oscurecían aquellos ojos que brillaban intensamente en su rostro bronceado.
-A las siete -le recordó él mientras cerraba el capó y lo miraba con intensidad-. Te estaré esperando.
-Allí estaré -le prometió. No había manera de que él no acudiera a la cita. Lo había visto con frecuencia en el pueblo, incluso había tenido fantasías con él un par de veces.
El ardiente SEAL. El niño malo. Todas las chicas e incluso chicos de la facultad iban tras él. Pero, tal y como decidió Taemin en ese momento, Min Hyuk iba a ser suyo.
*************************
Dos años después
-Oh, Dios, Tae, ¿qué has hecho?
El menor dio un respingo y se giró hacia el alto, que se dirigía furioso al lugar donde su coche había impactado con la parte trasera del todoterreno. Fascinado, observó sus feroces ojos oscuros, el cuerpo duro y bronceado, el pecho húmedo de sudor, trozos de la hierba que había estado cortando pegadas a los vaqueros... convivían desde hace casi un año.
-Es sólo una pequeña abolladura, Min Hyuk. Te lo prometo. -Tenía el corazón en la garganta. No por miedo. El jamás le haría daño. Pero su furia era temible.
-Una pequeña abolladura? -Lo agarró por los hombros, lo apartó a un lado y bajó la mirada hacia el guardabarros abollado que se había hundido en el parachoques de su todoterreno.
Había sido un accidente. Y, en realidad, había ocurrido por culpa del alto. Si no hubiera estado cortando el césped sin llevar nada más que las botas y aquellos vaqueros que le ceñían el trasero, jamás habría ocurrido.
-Has chocado contra mi coche. -El orgullo y la indignación rezumaban en su voz-. Es mi todoterreno, Tae.
Sí. Lo era. Estaba muy orgulloso del potente cuatro por cuatro negro. Lo mimaba más que cualquier mujer a su hijo. Taemin se hubiera sentido celoso si no fuera porque no había manera de que él pudiera meter el vehículo en casa.
-Lo siento mucho…. -Su voz se volvió ronca al alzar la mirada hacia él, mordiéndose los labios con nerviosismo mientras se preguntaba cuánto tardaría en enfurecerse.
En cuanto lo hiciera, se transformaría en un hombre sombrío y parco en palabras. Lo fulminaría con la mirada.
Se dedicaría a ver los partidos de basquetbol. Se acostaría tarde. Muy tarde. Mucho después de que él se hubiera ido a dormir. No hablaría con él hasta la mañana siguiente. Lo cual era, sencillamente, injusto.
-MinHuyk, por favor, no te enfades conmigo.- dijo el menor haciendo un puchero.
-¿Cómo es posible que hayas chocado contra MI todoterreno? ¿Cómo? Si estaba aparcado aquí mismo. A plena vista, Lee Taemin. -Se estaba enfadando. Sólo decía su nombre completo cuando estaba o muy enfadado o muy excitado. Y no estaba excitado. Aquello no era una buena señal. Tae podía vivir con eso durante unos días, pero no le apetecía.
El rubio dio un fuerte pisotón en el suelo y lo miró furioso.
-Si no fuera por tu culpa, jamás habría chocado.
-¿Por mi culpa? – el mayor retrocedió un paso, negando violentamente con la cabeza-. ¿Cómo puede ser esto culpa mía?
-Porque estabas cortando la hierba sin camisa, vestido sólo con esos provocativos vaqueros y las botas, y en cuanto vi ese trasero me puse caliente. Has sido tú quien me ha distraído, así que la culpa es tuya. Si te hubieras vestido de manera decente esto no habría ocurrido, Min Hyuk...
El alto lo besó. No fue un beso tierno o gentil, sino áspero, rudo y lleno de lujuria. Lo estrechó con fuerza contra su cuerpo y presionó su miembro contra el contrario, haciéndolo jadear de placer.
-Te mereces unos buenos azotes. -Lo tomó en brazos y atravesó con él el patio, dejando abierta la puerta del coche del rubio y alejándose del todoterreno abollado-. Debería zurrarte, Taemin. Ver cómo ese precioso trasero que tienes se pone completamente rojo.
Entró y cerró la puerta de un golpe antes de dirigirse hacia las escaleras.
-Oh, zúrrame, MinHyuk -le susurró provocativamente al oído-. Haz que suplique.
Él se estremeció contra el menor, lo arrojó sobre la cama y se dispuso a hacer lo que le pedía.
*****************************
Una semana después
-Volveré a casa en una semana. –MinHyuk estaba vestido con vaqueros y camiseta. No parecía un SEAL, sino alguien que estaba a punto de salir de viaje por diversión. Nada relevante.
Taemin sabía cómo engañarse a sí mismo.
-El todoterreno estará aparcado mañana delante de la tienda -le dijo Taemin asintiendo con la cabeza mientras le observaba sacar el petate del armario y girarse hacia él-. Lo meteré en el garaje y lo cuidaré por ti. --Taemin le sonrió provocativamente.- Me debes una, no sabes lo que tuve que hacer para lograr que lo arreglaran tan rápido. Tienes unos mecánicos muy exigentes.
Min Hyuk poseía un taller y una estación de autoservicio. Un pequeño y próspero negocio que Tae sabía que le encantaba.
Min Hyuk soltó un gruñido, recorriendo con la vista las piernas desnudas del rubio cuando éste se sentó en la cama con unos pantalones cortos.
-Hongo -gruñó él-. Tengo que irme y lo sabes. – En una ocasión Taemin le había mostrado unas fotografías que para él no eran aptas para el público, sin embargo por la insistencia del alto accedió a mostrárselas, no pasó mucho tiempo luego de que se arrepintiera, ya que MinHyuk no había parado de reírse desde que vio una foto en la que según el rubio lucia el peor corte que pudo tener en la vida, cabello negro, lacio y si! Parecía un hongo; para el pelinegro no era así, todo lo contrario le parecía de lo más tierno, pero no por ello dejaría de molestarlo, amaba las caras del menor cuando se enfadaba.
El rubio se quitó la polera y se desabrochó los pantalones cortos, dejándolos caer por las piernas. Sin dejar de observar a la persona que tenía enfrente, deslizó los dedos por sobre su entrepierna y luego se llevó la mano a la boca.
Min Hyuk gimió y Tae adoró aquel sonido. Había separado los labios y tenía una mirada salvaje, como si lo estuviera saboreando.
-Vamos, un rapidito -susurró el menor, desesperado por tenerlo una última vez antes de que lo dejara. Se incorporó en la cama cuando él se acercó y le quitó el cinturón con dedos ágiles-. Te desafío. Hazme tuyo como más desees...
El alto le dio la vuelta, lo empujó sobre el borde de la cama y, al cabo de dos segundos, lo estaba penetrando. Duro y palpitante, acariciándolo, llenándolo, enterrándose en él con rápidos y duros envistes hasta que Tae se sintió atravesado por una violenta y candente sensación de placer.
-Min..hyu… Min Hyuk, te amo -gritó mientras él lo embestía, inmovilizándolo y moviendo las caderas con fuerza contra las de él, sujetándolo fieramente con las manos, quemándole la piel con los dedos.
Luego, él susurró las mismas palabras en el acento que su abuelo le había enseñado.
-Para siempre -susurró Tae, girando la cabeza hacia él y aceptando su beso-. Para siempre, Min Hyuk.
*********************
Una semana después
Tae abrió la puerta y se quedó paralizado. El tío de MinHyuk, Yunho, estaba en el umbral, llevaba un uniforme blanco, con la gorra en la mano y las medallas colgadas en la pechera. Taemin sintió desfallecer.
-Min Hyuk llegará en cualquier momento -murmuró el rubio con los labios entumecidos, percatándose de la aflicción y el dolor que reflejaba la expresión de Yunho.- Has llegado entes de lo esperado, Yunho. Él aún no está aquí.
Estaba llorando. Podía sentir cómo lágrimas ardientes le abrasaban la piel mientras se apretaba las manos contra el estómago y se le aflojaban las rodillas.
-Tae. –Yunho tenía la voz ronca y los ojos brillantes por las lágrimas contenidas-. Lo siento.
¿Que lo sentía? ¿Le estaba arrancando las entrañas y decía que lo sentía?
Él negó con la cabeza.
-Por favor, no lo digas, Yunho. Por favor no lo digas. -Tae. -El tragó saliva-. Sabes que tengo que hacerlo.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que destruirlo?
-Tengo que comunicarte con gran pesar que...
-¡No, no! -gritó mientras Yunho lo envolvía entre sus brazos y lo ayudaba a entrar en casa. El joven siguió gritando. Gritos que le desgarraron el pecho como una cuchillada brutal y despiadada. El dolor lo arrastró hasta un profundo pozo de desesperación, un abismo del que no creía que pudiera salir jamás.
-¡Min Hyuk! -lloró, gritando su nombre. Él le había jurado que siempre sabría el momento exacto en el que lo necesitaría, incluso en la muerte. Porque él tenía ese don. Era por los ojos, le había asegurado, y él se había reído. Sin embargo, ahora deseaba con todas sus fuerzas que fuera cierto porque necesitaba a Min Hyuk, aquellos feroces ojos - ¡Oh Dios mío, MinHuyk!
***********************
Seis meses después
Tae despertó entre sollozos con la respiración entrecortada y rebuscó en la cama estirando los brazos, arañando las sábanas, la almohada, desesperado por alcanzarlo.
MinHyuk estaba sangrando. Podía ver la sangre en sus manos como si estuviera mirando por los ojos de él. Podía sentir su agonía, sus entrañas retorciéndose, su alma clamando con una angustia que la desgarraba.
Tenía que ser un sueño. Los sollozos le quemaban la garganta mientras se aferraba a las mantas y lanzaba un grito gutural de cruda agonía al sentir que se le partía el corazón.
-¡Min Hyuk!
Gritó su nombre con voz ronca y áspera por las lágrimas, por los horribles meses pasados.
En el entierro... ni siquiera lo habían dejado verlo.
Deshaciéndose en lágrimas, hundió la cara en la almohada y se enfrentó una vez más a la cruda realidad de que MinHyuk se había ido para siempre.
Habían cerrado el ataúd sin que él lo viera. No había podido tocarlo, ni besar su amado rostro, ni decirle adiós. No había nada a lo que aferrarse, nada que aliviara aquella agonía sin fin.
Sólo había vacío. Vacío en su cama, en su vida. Un doloroso y horrible hueco en su alma. Un vacío que lo consumía, que le quemaba la mente y que le recordaba cada segundo, cada día, que MinHyuk se había ido.
Min Hyuk se había marchado.
Para siempre.
Salvo en sus pesadillas. Donde él gritaba su nombre. Donde lo tocaba y se desvanecía antes de que rubio pudiera darle alcance. Donde lo miraba con los ojos llenos de pesar. O cuando él sentía el dolor y las lágrimas del pelinegro. Interminables, agonizantes.
Luego, con la misma rapidez con que comenzaban, en cuanto él se daba cuenta de que lo que sentía era el propio dolor de la persona que amaba, los sueños cambiaban.
-Te amaré siempre, hongo. -Estaba inclinado sobre él, desnudo, con el pecho brillando, la piel dorada bloqueando el sol radiante, los intensos ojos observándolo fijamente-. Siente cómo mi alma toca la tuya, Taemin. Siente cómo te amo, pequeño...
Un grito desgarrador le quemó la garganta cuando intentó aferrarse al aire, a los insustanciales recuerdos que se desvanecían, que se esfumaban igual que Min Hyuk se había ido.
-Oh, Dios mío. Oh, Dios mío... -susurró Tae apretando la almohada contra el pecho y empezando a mecerse.
Echó la cabeza hacia atrás y soltó un grito desolador desde lo más profundo de su alma partida en dos.
-Maldito seas, Min Hyuk...
- Spoiler:
- Uhm... que tal? solo es el prologo xD ah! cierto un "SEAL" es un militar encargado de hacer operaciones especiales para el estado xD en este caso será Seul! xD ... si tiene alguna duda pregúntenme no hay problema! n_n uhm... espero sus comentarios! quiero saber si les gustó! xD cuidense!!! bye bye ^^
Última edición por Janess el Vie Feb 21, 2014 5:36 pm, editado 23 veces
Janess
♥♥Minho♥♥SHINee♥♥
1470
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Jajaja me. Encanto esté capítulo xk ya taemin sabe la Vdd y hará uso de eso para realizar sí venganza Hahahah ara sufrir a minho con eso xk sabe k le molesta XD hahaha
Owwww y key todo una diva mira k no dar a torcer su brazo y decir k ama a jjong asta k el lo diga primero XD
Oooo joon sabe k tae sabe y me encanta k le dijo k es más perspicaz de lo la aparenta
O diosa k conversación en el masaje XD adiós timidez d Taemin
Será k tae piensa sacarle algo de la Vdd a joon cuando estén bebidos ?
No dios pero lo k me mata de risa es lo de golpearlo con la sartén XD hahahaha yo también me lo imagine haha jajaj
Pd: lo se unnie soy a la k se le ocurren las cosas más raras nos leemos en otro CAP
Bye bye tcuidas
Owwww y key todo una diva mira k no dar a torcer su brazo y decir k ama a jjong asta k el lo diga primero XD
Oooo joon sabe k tae sabe y me encanta k le dijo k es más perspicaz de lo la aparenta
O diosa k conversación en el masaje XD adiós timidez d Taemin
Será k tae piensa sacarle algo de la Vdd a joon cuando estén bebidos ?
No dios pero lo k me mata de risa es lo de golpearlo con la sartén XD hahahaha yo también me lo imagine haha jajaj
Pd: lo se unnie soy a la k se le ocurren las cosas más raras nos leemos en otro CAP
Bye bye tcuidas
ggaabbyy2
taemin
113
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Hola chicas! les dejo el capi!Gracias por sus coments!!!! aunque varias no editaron ¬3¬ espero este capi les guste u3u bye~~~
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—Tenemos un problema —le dijo Siwon a Minho en la entrada del taller, mirando la casa de la colina con la mandíbula tensa.
Lee Joon había aparcado su coche detrás del de Taemin una hora antes. Los dos llevaban varias bolsas del supermercado y desde entonces no los habían visto salir.
Taemin no había aparecido para llevar los ingresos al banco. Había llamado al taller para decirle a Jonghyun que se encargara él de ello y ni siquiera había querido hablar con Minho.
—¿Qué problema? —preguntó Minho cruzando los brazos sobre el pecho mientras observaba la casa con expresión hosca, deseando que Taemin saliera de una vez.
—Junsu llamó hace unos minutos. Estuvo rondando por el pueblo después de que Taemin se fuera con la pareja de Onew, y vio a Kyuhyun en el Spa, hablando con los masajistas. Al parecer, estaba interrogándolos a fondo.
—Pero no averiguó nada —dijo Minho lanzándole al hombre que le hablaba una mirada significativa.
Taemin no sabía nada que supusiera un peligro para ellos. Además, no importaba lo que supiera, jamás hablaría de más.
—Probablemente no —convino el otro pelinegro—. La cuestión es que Kyuhyun sospecha algo. Podría ir tras él. —Señaló con la cabeza la casa de Taemin.
—Entonces lo mataré. —Minho se giró para mirar a Siwon con una expresión helada.
El otro asintió con la cabeza lentamente, con una expresión tan fría como la muerte, y Minho supo que estaba recordando la pérdida de su propia familia y los extremos a los que había llegado para protegerla.
—Seré tu sombra —le dijo Siwon entonces—. No lo dudes, Minho, seré tu sombra.
Se dio la vuelta y regresó al taller mientras Minho permanecía en el mismo sitio observando la casa, preguntándose qué demonios estaban haciendo Taemin y Joon.
—Key, Siwon te acompañará a casa —gritó al regresar a la oficina—. Ve preparándote.- el mencionado entre bufidos se puso a recoger sus cosas, si querían que lo acompañen, pero no precisamente era la compañía de aquel gigante la que quería. Luego de su berrinche que no pasó desapercibido por los otros dos, salió seguido de aquel gigante como el rubio solía llamarlo.
Minho miró el reloj y vio que eran casi las siete, la hora de cerrar. Taemin había estado varias horas en el Mall y él sabía perfectamente lo que ocurría durante aquellas largas horas en compañía de su mejor amigo.
—Tae piensa que deberíamos ampliar el horario de la tienda de suministros y de la gasolinera ahora que tenemos ayuda —le dijo Jonghyun al entrar en el taller unos minutos más tarde—. ¿Vas a trabajar esta noche? —Había un tono divertido en su voz.
—Sólo si estás muerto. —Se giró hacia su hermano lentamente—. Y me parece que aún respiras. ¿Vas a darme alguna excusa para no sustituirme? Te advierto que tu muerte sería lo único aceptable.
Jonghyun hizo una mueca mientras se metía las manos en el mono de trabajo y le dirigía a Minho una mirada furiosa.
—Tengo una cita.- dijo para luego desviar la mirada.
—Yo también —le informó Minho.
—Mi cita es más importante —gruñó Jonghyun—. Llevo meses... tratando de... Minho…. —Suspiró— Es que no tienes idea de lo hermoso que es, o bueno si, pero…
—Pues va a sentirse muy decepcionado esta noche, a menos que ignores la orden de Taemin y cierres ya.
Jonghyun miró hacia la casa.
—¿Crees que se dará cuenta?
—Probablemente.
Jonghyun se giró hacia él, entrecerró los ojos y adoptó aquella mirada calculadora que Minho conocía tan bien.
—Esto es lo que haremos. Yo cerraré temprano mientras tú lo distraes —sugirió—. Y cuando Taemin por fin se dé cuenta de lo imbécil que eres, estaré ahí para apoyarte.
—Si cierras pronto, tendrás que enfrentarte a la ira de Taemin. Y si alguna vez se da cuenta de lo imbécil que soy, no seré el único que tenga problemas —le recordó Minho en voz baja y resuelta—. Así que será mejor que reces para que eso no ocurra.
Tras decir aquello, se dirigió al apartamento que estaba sobre la oficina. Subió las escaleras de dos en dos y, al llegar a la puerta, cogió el estrecho palillo que había dejado en la cerradura.
Al entrar, pudo ver el trozo de cinta Scoth en la puerta que daba al exterior. Todavía estaba en su lugar. Nadie había abierto esa puerta.
Aun así se movió con cautela por el apartamento y cerró la puerta del baño tras de sí. Taemin estaba a unos cuantos pasos y él apenas podía contener su impaciencia. Estaba condenadamente excitado ante lo que sabía que le esperaba esa noche.
Había una botella de vino vacía en la encimera de la cocina y Taemin le dirigió una mirada torva a su vaso medio lleno. Por desgracia, se estaba acabando muy rápido.
—Estoy un poco borracho —dijo alzando la vista y mirando a su amigo.
Joon estaba sentado con las piernas cruzadas en un taburete frente a la encimera, mirando su vaso.
—Es un vino excelente. Tienes suerte de que Minhyuk no esté aquí. Te habría echado una buena bronca. Esa botella debe tener unos cuantos años.
Taemin sonrió ampliamente al pensar en ello y en cómo se había expresado Joon. Sus palabras habían sido deliberadas. No era el tipo de hombre que hiciera comentarios triviales. Era muy parecido a Onew; demasiado prudente, demasiado consciente de quién era y lo que era.
—¿De verdad crees que tengo suerte?
Joon arqueó una ceja.
—Al parecer te va bien con el mecánico.
—Aún no le he tirado ningún vaso. —Taemin se acomodó en el taburete y le lanzó a Joon una mirada llena de curiosidad—. Minhyuk y yo apenas llevábamos viviendo un año cuando le lancé el primero. Era un buen hombre hasta que cometió el error de pensar que necesitaba algunos consejos.
—¿Qué tipo de consejos?
La diversión chispeó en los ojos almendrados de Taemin. Tomó un sorbo de vino y observó a su amigo. Había un aire de confianza, de desafío, en Lee Joon que Taemin envidiaba pero que no le gustaría poseer.
—Sobre cómo es estar con un SEAL. —Los labios de Taemin se curvaron en una amplia sonrisa—. Podía volver a casa cansado, herido y lleno de moretones y marcas, y excusarse diciendo únicamente que había tenido «una mala misión», como si con eso yo tuviera que dejar de preocuparme. No podía comprobar sus moretones ni besarle las heridas. Ésa fue la razón por la que le tiré el primer vaso. Pensé que eso ayudaría. ¿Cómo pretende que no me preocupe cuando llega a casa después de ser apaleado? —Arqueó las cejas—. Supuse que un moretón más no supondría ninguna diferencia.
—Has dicho «pretende», no «pretendía» —señaló Joon.
Aquel comentario le recordó a Taemin que Minhyuk también había prestado atención a aquel tipo de cosas, y que todavía seguía haciéndolo.
—Un desliz. —Taemin se encogió de hombros, consciente de que ambos sabían la verdad.
—Entonces, ¿tu mecánico no trata de decirte lo que tienes que hacer? —le preguntó Joon.
—Digamos que yo he madurado. —Tomó un sorbo de vino—. Ya no me dedico a tirar vasos.
Joon arqueó una ceja.
—¿Y ahora qué haces?
Taemin miró fijamente su vino antes de levantar el vaso y terminar de bebérselo.
—Hago lo que quiero —contestó finalmente—. No volveré a basar mi vida en un hombre otra vez. —Buscó la mirada de su amigo de nuevo—. Y nunca toleraré más mentiras de nadie.
—Yo no te he mentido —le aseguró Joon con una sonrisa.
Taemin asintió con la cabeza.
—Y por eso has conseguido compartir este fantástico vino conmigo. —Le brindó una amplia sonrisa—. Me imagino la bronca que me echaría si me viera bebiéndolo con mi mecánico.
Ni siguiera un parpadeo reveló la carcajada que Joon estaba conteniendo. Maldición, Taemin llevaba años relacionándose con él, pero había sido en las últimas semanas cuando se había dado cuenta de la fuerza interior que poseía su amigo.
—Onew se retiró de los SEAL’s poco antes que Yunho, ¿no? —le preguntó.
—Sí —asintió Joon—. Ya había tenido suficiente.
—¿A qué se dedica ahora?
—A varias cosas. —Joon sonrió—. A veces tiene algunas misiones. Algo de seguridad. —Agitó una mano como si no tuviese mucha idea.
Taemin respiró hondo. Joon le estaba diciendo verdades a medias, pero era suficiente para darse cuenta de que tanto Onew como él trabajaban con Minho. Era por eso por lo que se había hecho amigo de Heechul y por lo que había querido conocer a Taemin.
—Joon. —Taemin se inclinó hacia delante—. Si supieras qué es lo que está haciendo Minho aquí, o cualquier información sobre la última misión de Minhyuk, más específicamente sobre la recuperación de su cuerpo, ¿me lo dirías, no?
Joon lo miró con atención un buen rato antes de fruncir los labios y decir suavemente:
—No. No podría hacerlo. —Luego se inclinó hacia delante, como él—. Me caes bien, Taemin. Te considero un buen amigo, y por eso, aquí, entre nosotros, te diré una cosa.
Taemin se incorporó. Sabía que no iba a conseguir lo que quería, pero lo escuchó de todas maneras.
—Eres muy intuitivo. Me has contado que tu padre era detective y que te enseñó a confiar en tu instinto.
—Es cierto. —Su padre había sido una parte muy importante de su vida hasta que murió junto con su madre. Le había enseñado muchas cosas.
—Entonces confía en tu instinto. Tu padre te quería. Te enseñó cómo protegerte, cómo observar a las personas y conocerlas. Confía en lo que tu padre te enseñó. En lo que aprendiste de Minhyuk.
—Creo que en este momento necesito más una taza de café que otro vaso de vino. —Taemin dejó el vaso a un lado y se levantó. Ya sabía lo que quería saber. No iba a presionar más a su amigo. Joon y él conocían la verdad; no podían hablar sobre ella ni tampoco admitirla, pero la conocían—. ¿Cuánto tiempo más van a estar Onew y tú en el pueblo?
—No estoy seguro. —Joon dejó el vaso en la encimera mientras Taemin se acercaba a la cafetera—. Onew no ha hablado de ninguna fecha en concreto, sólo estamos disfrutando de nuestro tiempo juntos.
Taemin asintió con la cabeza. En otras palabras, estarían allí hasta que finalizase la misión.
Se preguntó qué haría Minho cuando la misión llegara a su fin. ¿Le diría entonces quién era y qué le había sucedido?
—¿Tienes problemas con Minho? —le preguntó Joon de pronto—. Me imagino que deber ser duro. Heechul me dijo que no has estado con nadie desde que murió Minhyuk.
—¿El mismo Heechul que sugirió que estoy con Minho porque se parece a Minhyuk? —ironizó Taemin—. No, no tengo ningún problema.
Se metió las manos en los bolsillos traseros de los pantalones y se acercó a la amplia ventana de la cocina.
Podía ver la parte trasera del taller. La Harley de Minho estaba en el aparcamiento y resplandecía bajo el sol del atardecer del verano.
—Heechul y tú son amigos hace mucho tiempo —señaló Joon—. Yo nunca le habría dicho eso a un amigo. Taemin se encogió de hombros.
—A veces Heechul habla de más, en especial, cuando Leeteuk y él tienen problemas.
—¿No se llevan bien? Taemin se giró hacia él.
—Se llevan bastante bien. Pero Heechul odia el horario de trabajo de Leeteuk, y a él le preocupa demasiado su trabajo.
—La mayoría de los hombres que trabajan en seguridad son demasiados intensos. —Joon inclinó la cabeza—. Le dijeron a Onew que llamaste a EunJung hace unos días. Fue un detalle por tu parte.
Taemin frunció el ceño y se pasó los dedos por el pelo con inquietud.
La última misión de Minhyuk había sido rescatar a EunJung y a otras dos jóvenes. No la había llamado para preguntarle nada sobre Minhyuk, ya que la joven recordaba muy poco de aquella noche. La había llamado porque la conocía y se preocupaba por ella. Gracias a Dios parecía estar bien.
—Conocí a EunJung noona antes de que la secuestraran —dijo con voz queda-—. Minhyuky yo íbamos algunas veces a Seúl para visitar a Yunho , el tío de Minhyuk, y EunJung solía andar por allí. Vivía con su padre en una propiedad cercana, así que nos invitaba a sus fiestas. Es una chica muy dulce.
No se merecía lo que le había sucedido.
—Sí que lo es —convino Joon—. La vi hace algunas semanas y parece haberse recuperado de aquel horrible secuestro. Supongo que estos cuatro años le han permitido ver las cosas de otra manera y asumir los hechos.
Taemin guardó silencio; pensar en lo que Eunjung había experimentado le provocaba escalofríos. Se suponía que Minhyuk había muerto durante el rescate de EunJung y de otras dos jóvenes, hijas de otro senador. Una de aquellas jóvenes había muerto, mientras que la otra, Jiyeon, había viajado al extranjero.
Antes de que pudiera decir nada más, Taemin se giró al oír el ronroneo de la Harley de Minho detrás del taller.
Dios. Minho llevaba unos jeans negros. Una camiseta oscura y ceñida le cubría el torso. Y se dirigía hacia allí.
—¿Hay algo más sexy que un hombre sobre una Harley? —preguntó Joon a su espalda—. Nadie podría resistirse.
Desde luego, no Taemin. El menor observó cómo rodeaba el taller y tomaba el camino que conducía a la parte posterior de la casa. El sonido ronroneante de la Harley estaba cada vez más cerca, haciéndole temblar de excitación.
—Creo que ha llegado el momento de que me vaya —comentó Joon con una risita—. No te molestes en acompañarme a la puerta.
Taemin no lo hizo. Escuchó cómo la Harley se detenía detrás de la casa y se aproximó a la puerta trasera. La abrió y salió al porche en el momento en que él se bajaba de la moto.
Aquellas largas piernas que caminaban hacia él con aire despreocupado hicieron que se estremeciera de anticipación. Le hizo sentir el latido del corazón en la garganta mientras el deseo iniciaba un ardiente recorrido por su cuerpo.
—Te ha sentado salir a pasear —dijo el moreno, deteniéndose al pie de los escalones del porche y mirándolo fijamente—. ¿Quieres salir esta noche? Podríamos cenar. Iríamos en la moto.
Taemin no había vuelto a montar en moto desde que era un adolescente. Miró a la Harley y luego a Minho.
—Tendría que cambiarme de ropa.
—Sería una verdadera pena —afirmó el alto, deslizando la mirada por el corto short que llevaba el menor—. Debo decirle, Taemin-ssi, que tiene unas piernas increíbles.
Nadie había sido nunca tan encantador como Minhyuk. Taemin recordó sus citas, la manera en que lo miraba con aquellos profundos ojos, y cómo le sonreía cuando iba a recogerlo. Había sido el epítome del chico malo, y había sido todo suyo. Y todavía lo era.
—Los shorts cortos y las motos no son buena combinación —señaló.
Minho asintió con seriedad y sus ojos brillaron de forma inquietante.
—Es cierto. Y con unas piernas tan bonitas como las tuyas, será mejor no arriesgarnos.
Taemin se apoyó contra un poste del porche y volvió a mirarlo.
—¿Sabías que tengo un todoterreno? —Se puso una mano en la cadera mientras observaba su reacción.
—¿De veras?
¿Había sido interés lo que Taemin vio destellar en sus ojos, o sólo alegría ante la mención de aquel condenado todoterreno? Él miró a su alrededor. —No he visto ninguno por aquí.
—Está en el garaje —comentó a la ligera-—-. Un enorme monstruo negro con asientos abatibles. Un cuatro por cuatro de cromo y acero que consume más gasolina de lo que puedas imaginar.
Minho sonrió ampliamente. Siempre se había sentido muy orgulloso de aquel maldito todoterreno.
—¿Y qué hace alguien como tú con un trasto tan grande? —bromeó.
El castaño se encogió de hombros.
—Pertenecía a Minhyuk y ahora es mío. —Esa declaración provocó que la dura mirada del mayor se agudizara. —¿Y lo conduces?
—Todo el tiempo —mintió, atormentándole—. No tengo que preocuparme de que se estropee ahora que él no está. No le gustaba nada que lo condujera. — El tragó saliva.
—¿Está en buenas condiciones ahora? —Taemin resopló.
—Sí. ¿Quieres conducirlo o prefieres seguir preguntándome? También puedo ponerme unos pantalones e ir en la moto. Elige.
¿Elegir? Minho lo miró, casi incapaz de contener la sorpresa de que el menor hubiera conservado el todoterreno. Sabía que durante los primeros meses tras su «muerte», Taemin no había podido pagar los recibos de la casa y el taller, con los ahorros que tenían. Pero incluso exponiéndose a perder ambas cosas, Taemin había conservado aquel condenado todoterreno. Saberlo lo complacía más de lo que podía expresar. Sin embargo, el que él permitiera que otra persona lo condujera lo llenaba de horror.
Aquellos contradictorios sentimientos colisionaron en su interior, y se prometió que haría pagar a Taemin por eso.
—Eres muy generoso con las posesiones que te dejó —le reprochó.
El menor le brindó una amplia sonrisa.
—Ya te has acostado conmigo, ¿por qué no conducir su cuatro por cuatro? Joon y yo nos hemos bebido hoy una de sus botellas. Un fantástico Cháteau Feytit Clinet de 1925.
¿Se le vería pálido? Minho podría jurar que había palidecido. ¿Un Cháteau Feytit Clinet de 1925? No. No podía habérselo bebido con Lee Joon. ¿Era él la única persona en el mundo que podía horrorizarse de esa manera al oír que Taemin había desperdiciado un tesoro?
—¿Minhyuk tenía un Cháteau Feytit Clinet de 1925? —resolló él. Cómo logró conservar la voz calmada y controlada era un misterio. Demonios, todo su entrenamiento no le servía de nada en aquella situación—. ¿Y te lo has bebido con Joon, con Lee Joon?
—Tengo montones de botellas de vino. —Taemin se giró y le miró por encima del hombro—. Quizá una de estas noches comparta otra contigo. ¿Qué hay del coche? ¿Te apetece llevarme con él a cenar?
¿Iba a dejarle conducir su propio todoterreno? ¿Acaso había perdido el juicio?
—Dejaré aquí la Harley. —La señaló con la cabeza mientras subía al porche—. Te ayudaré a cerrar.
—De acuerdo. —El balanceo de las caderas de Taemin casi le hizo jadear. Y casi, sólo casi, se olvidó del vino y del todoterreno.
¿Se había bebido su vino? ¿Conducido su todoterreno? ¿Y Jonghyun no se lo había dicho? Oh! Ese enano pagaría por eso!
Cerró la puerta trasera y comprobó la casa aprovechando que Taemin estaba cogiendo la billetera y una casaca del dormitorio. Se reunieron al pie de las escaleras donde el castaño sostenía en alto las llaves del todoterreno. Minho estuvo a punto de lanzar un suspiro de placer cuando las cogió y siguió a Taemin al garaje.
En cuanto vio el Ford cuatro por cuatro negro y cromado, supo que él no lo había conducido desde el día que lo había llevado de vuelta al garaje, tras haberle empotrado su pequeño BMW y haberle dicho que la culpa era suya porque estaba cortando el césped sin camisa y lo había distraído.
Aquél había sido el día en que se había dado cuenta de cuánto amaba a su pequeño y tierno Taemin. En lugar de enfurecerse, en lugar de preocuparse por su todoterreno, cogió en brazos a Taemin, lo llevó a casa y le hizo el amor en las escaleras porque fue incapaz de llegar al dormitorio.
—Qué maravilla. —Palmeó el lateral del capó y deslizó la mano por el armazón curvado.
—Sí. Era el orgullo de Minhyuk. —Había un tono divertido en su voz.
—¿Y tú? —Lo observó por encima del capó. Él había sido su vida. Todavía era su vida.
¿Acaso no le había demostrado lo suficiente su amor? ¿Acaso Taemin no sabía que él era lo más importante para él?
—Yo era su Taeminie. —el menor se acercó a la puerta del acompañante y la abrió antes de subirse al estribo y sentarse en el asiento del pasajero.
Minho abrió la puerta del conductor y se sentó tras el volante, consciente de que la respuesta de Taemin no le había satisfecho. Sí, había sido SU Taemin, pero también mucho más. Había sido su corazón, su alma. Y durante el tiempo de su cautiverio, su cordura.
—¿Cuánto tiempo hace que no lo enciendes?
El castaño se quedó mirando el parabrisas.
—Un poco.
El extraño tono de la voz del menor hizo que Minho se detuviera cuando estaba a punto de meter la llave de contacto.
—Arranco el motor cada pocas semanas —le explicó Taemin encogiéndose de hombros. Inclinó la cabeza y la sacudió pesarosa sobre los dedos que retorcía en el regazo.
Pasados unos segundos, se incorporó y se abrochó el cinturón de seguridad, apoyó el codo en la ventanilla y lo miró.
—Solía pasar la noche en el todoterreno cuando no podía dormir.
—Lo echabas de menos. —Minho agradeció la oscuridad del garaje, las sombras que había entre ellos.
—Lo echaba de menos —convino el castaño antes de levantar la mano y apretar un botón del salpicadero—. Es para abrir la puerta del garaje. Hice que lo instalaran durante su última misión. Se suponía que debía ser una sorpresa.
La puerta del garaje se abrió deslizándose hacia arriba y revelando las alargadas sombras del exterior.
—Ven aquí. —Minho le desató el cinturón de seguridad, le cogió la muñeca y lo acercó a su lado. Le aseguró el cinturón del asiento de en medio antes de colocarse el suyo y después puso el vehículo en marcha.
Salió del garaje y apretó el botón para cerrar la puerta, observando que se cerraba con la misma facilidad con que se había abierto. Había querido instalarlo él mismo antes de partir a la última misión. Pero había estado ahorrando para comprar otra cosa. Un regalo para Taemin.
Y al final lo había hecho instalar él. Sintió una opresión en el pecho que le desgarró el corazón. Cada minuto que pasaba con Taemin, veía más y más cosas en él que no se había tomado el tiempo de descubrir cuando había estado «vivo». Cosas que deseaba haber descubierto antes.
—¿Estás seguro de que quieres que conduzca el todoterreno de Minhyuk? —Lo estaba presionando y no sabía por qué.
Había llorado por él durante cuatro años y, en sólo unas semanas, se había convertido en su amante, había dejado que lo follara, que pasara la noche en su cama y ahora dejaba que condujera su vehículo.
El hecho de que en realidad era él mismo no importaba en absoluto. Estaba celoso.
—Sí. —Taemin asintió lentamente—. Creo que ha llegado el momento.
—¿El momento de qué?
El castaño giró la cabeza y lo miró de frente con expresión calmada. Casi fría.
—Creo que ha llegado el momento de olvidarlo. ¿No crees, Minho?
¿Qué demonios se suponía que quería decir con eso? Apretó los dientes, aceleró y se alejó de la casa.
Olvidarlo, ¡ja! Era Taemin quien estaba presionándolo de tal manera que no sabía si iba o venía, y la oportunidad de decirle la verdad hacia mucho tiempo que había pasado.
No había manera de que el menor comprendiera ahora, después de que hubieran pasado tantos años de su rescate, por qué no había enviado a buscarlo. Por qué no había querido que estuviera con él. Taemin jamás conocería los demonios que habían devastado su mente entonces, y daba gracias a Dios de que él no supiera cuántas noches había pasado anhelando hacerla suyo de nuevo, deseándolo a su lado. Nunca sabría lo duro que había sido para él no haber vuelto a su lado, no haberlo tomado y amado como estaba haciendo ahora.
Y aun así, seguía conteniendo parte de las necesidades sexuales que lo poseían, que le inundaban la mente llenándolo de oscuras fantasías. Necesidades que temía que Taemin no pudiera entender si sospechaba quién era realmente, quién había sido para él.
El silencio inundó la cabina mientras se acercaban al pueblo. Ahora se daba cuenta de los terribles errores que había cometido tanto en su convivencia como más tarde, después del rescate.
Taemin se había aferrado a cada aspecto de su vida juntos. Y aunque Taemin no sabía quién era él, había regresado a sus brazos, a sus sueños, a su vida, como si hubiera nacido para estar allí.
—Minhyuk era un estúpido —afirmó finalmente.
El castaño no dijo nada durante un buen rato. Luego lo miró con unos ojos tristes y sombríos.
—¿Por qué dices eso?
—Porque sólo un estúpido se hubiera arriesgado a perder la vida, a perderte a ti, como él lo hizo. —Por aquel entonces, había estado seguro de que aquella misión sería fácil de llevar a cabo, aunque su instinto le había dicho lo contrario. Ahora sí hacía caso a su instinto.
Taemin giró la cabeza y miró a través del parabrisas sin responderle. Y después de unos tensos segundos, se estudió los dedos en un gesto que él sabía que expresaba tristeza y soledad. Pero fueran las que fuesen las emociones que bullían en su interior, se las guardó para sí mismo. Y quizá fuera mejor de esa manera. Aquello era lo mejor para Taemin. Olvidarle, rehacer su vida, tener un amante, olvidarse del pasado.
Cuando se les acabara el tiempo... cuando aquella misión finalizara. .. Ni siquiera podía pensar en perderlo otra vez.
Choi Minho no tenía que morir. Choi Minho podía reclamar a Taemin. Podía abrazarlo, protegerlo, casarse con él y mudarse a aquella casa en la colina.
Sacudió la cabeza e hizo a un lado esos pensamientos. Choi Minho no se pertenecía a sí mismo. Pertenecía al cuerpo de Operaciones Especiales. Había firmado aquellos documentos y les había entregado lo que debería haber entregado a Taemin.
Su futuro.
Tal y como le habían advertido, una vez firmados aquellos papeles, era propiedad de aquella oscura organización que había pagado por su renacimiento, que había asumido el costo de la cirugía avanzada, de la reconstrucción de sus huesos y sus músculos. Una cantidad que él jamás hubiera podido pagar de ninguna otra manera. Si hubiera regresado con Taemin, habría vivido a medias. No habría sido un SEAL, sino la sombra del hombre que fue.
Había renunciado a su vida como Minhyuk y recuperar a Taemin no era una opción. La única cuestión ahora era si Choi Minho podría tener una vida propia.
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Capítulo 17
—Tenemos un problema —le dijo Siwon a Minho en la entrada del taller, mirando la casa de la colina con la mandíbula tensa.
Lee Joon había aparcado su coche detrás del de Taemin una hora antes. Los dos llevaban varias bolsas del supermercado y desde entonces no los habían visto salir.
Taemin no había aparecido para llevar los ingresos al banco. Había llamado al taller para decirle a Jonghyun que se encargara él de ello y ni siquiera había querido hablar con Minho.
—¿Qué problema? —preguntó Minho cruzando los brazos sobre el pecho mientras observaba la casa con expresión hosca, deseando que Taemin saliera de una vez.
—Junsu llamó hace unos minutos. Estuvo rondando por el pueblo después de que Taemin se fuera con la pareja de Onew, y vio a Kyuhyun en el Spa, hablando con los masajistas. Al parecer, estaba interrogándolos a fondo.
—Pero no averiguó nada —dijo Minho lanzándole al hombre que le hablaba una mirada significativa.
Taemin no sabía nada que supusiera un peligro para ellos. Además, no importaba lo que supiera, jamás hablaría de más.
—Probablemente no —convino el otro pelinegro—. La cuestión es que Kyuhyun sospecha algo. Podría ir tras él. —Señaló con la cabeza la casa de Taemin.
—Entonces lo mataré. —Minho se giró para mirar a Siwon con una expresión helada.
El otro asintió con la cabeza lentamente, con una expresión tan fría como la muerte, y Minho supo que estaba recordando la pérdida de su propia familia y los extremos a los que había llegado para protegerla.
—Seré tu sombra —le dijo Siwon entonces—. No lo dudes, Minho, seré tu sombra.
Se dio la vuelta y regresó al taller mientras Minho permanecía en el mismo sitio observando la casa, preguntándose qué demonios estaban haciendo Taemin y Joon.
—Key, Siwon te acompañará a casa —gritó al regresar a la oficina—. Ve preparándote.- el mencionado entre bufidos se puso a recoger sus cosas, si querían que lo acompañen, pero no precisamente era la compañía de aquel gigante la que quería. Luego de su berrinche que no pasó desapercibido por los otros dos, salió seguido de aquel gigante como el rubio solía llamarlo.
Minho miró el reloj y vio que eran casi las siete, la hora de cerrar. Taemin había estado varias horas en el Mall y él sabía perfectamente lo que ocurría durante aquellas largas horas en compañía de su mejor amigo.
—Tae piensa que deberíamos ampliar el horario de la tienda de suministros y de la gasolinera ahora que tenemos ayuda —le dijo Jonghyun al entrar en el taller unos minutos más tarde—. ¿Vas a trabajar esta noche? —Había un tono divertido en su voz.
—Sólo si estás muerto. —Se giró hacia su hermano lentamente—. Y me parece que aún respiras. ¿Vas a darme alguna excusa para no sustituirme? Te advierto que tu muerte sería lo único aceptable.
Jonghyun hizo una mueca mientras se metía las manos en el mono de trabajo y le dirigía a Minho una mirada furiosa.
—Tengo una cita.- dijo para luego desviar la mirada.
—Yo también —le informó Minho.
—Mi cita es más importante —gruñó Jonghyun—. Llevo meses... tratando de... Minho…. —Suspiró— Es que no tienes idea de lo hermoso que es, o bueno si, pero…
—Pues va a sentirse muy decepcionado esta noche, a menos que ignores la orden de Taemin y cierres ya.
Jonghyun miró hacia la casa.
—¿Crees que se dará cuenta?
—Probablemente.
Jonghyun se giró hacia él, entrecerró los ojos y adoptó aquella mirada calculadora que Minho conocía tan bien.
—Esto es lo que haremos. Yo cerraré temprano mientras tú lo distraes —sugirió—. Y cuando Taemin por fin se dé cuenta de lo imbécil que eres, estaré ahí para apoyarte.
—Si cierras pronto, tendrás que enfrentarte a la ira de Taemin. Y si alguna vez se da cuenta de lo imbécil que soy, no seré el único que tenga problemas —le recordó Minho en voz baja y resuelta—. Así que será mejor que reces para que eso no ocurra.
Tras decir aquello, se dirigió al apartamento que estaba sobre la oficina. Subió las escaleras de dos en dos y, al llegar a la puerta, cogió el estrecho palillo que había dejado en la cerradura.
Al entrar, pudo ver el trozo de cinta Scoth en la puerta que daba al exterior. Todavía estaba en su lugar. Nadie había abierto esa puerta.
Aun así se movió con cautela por el apartamento y cerró la puerta del baño tras de sí. Taemin estaba a unos cuantos pasos y él apenas podía contener su impaciencia. Estaba condenadamente excitado ante lo que sabía que le esperaba esa noche.
Había una botella de vino vacía en la encimera de la cocina y Taemin le dirigió una mirada torva a su vaso medio lleno. Por desgracia, se estaba acabando muy rápido.
—Estoy un poco borracho —dijo alzando la vista y mirando a su amigo.
Joon estaba sentado con las piernas cruzadas en un taburete frente a la encimera, mirando su vaso.
—Es un vino excelente. Tienes suerte de que Minhyuk no esté aquí. Te habría echado una buena bronca. Esa botella debe tener unos cuantos años.
Taemin sonrió ampliamente al pensar en ello y en cómo se había expresado Joon. Sus palabras habían sido deliberadas. No era el tipo de hombre que hiciera comentarios triviales. Era muy parecido a Onew; demasiado prudente, demasiado consciente de quién era y lo que era.
—¿De verdad crees que tengo suerte?
Joon arqueó una ceja.
—Al parecer te va bien con el mecánico.
—Aún no le he tirado ningún vaso. —Taemin se acomodó en el taburete y le lanzó a Joon una mirada llena de curiosidad—. Minhyuk y yo apenas llevábamos viviendo un año cuando le lancé el primero. Era un buen hombre hasta que cometió el error de pensar que necesitaba algunos consejos.
—¿Qué tipo de consejos?
La diversión chispeó en los ojos almendrados de Taemin. Tomó un sorbo de vino y observó a su amigo. Había un aire de confianza, de desafío, en Lee Joon que Taemin envidiaba pero que no le gustaría poseer.
—Sobre cómo es estar con un SEAL. —Los labios de Taemin se curvaron en una amplia sonrisa—. Podía volver a casa cansado, herido y lleno de moretones y marcas, y excusarse diciendo únicamente que había tenido «una mala misión», como si con eso yo tuviera que dejar de preocuparme. No podía comprobar sus moretones ni besarle las heridas. Ésa fue la razón por la que le tiré el primer vaso. Pensé que eso ayudaría. ¿Cómo pretende que no me preocupe cuando llega a casa después de ser apaleado? —Arqueó las cejas—. Supuse que un moretón más no supondría ninguna diferencia.
—Has dicho «pretende», no «pretendía» —señaló Joon.
Aquel comentario le recordó a Taemin que Minhyuk también había prestado atención a aquel tipo de cosas, y que todavía seguía haciéndolo.
—Un desliz. —Taemin se encogió de hombros, consciente de que ambos sabían la verdad.
—Entonces, ¿tu mecánico no trata de decirte lo que tienes que hacer? —le preguntó Joon.
—Digamos que yo he madurado. —Tomó un sorbo de vino—. Ya no me dedico a tirar vasos.
Joon arqueó una ceja.
—¿Y ahora qué haces?
Taemin miró fijamente su vino antes de levantar el vaso y terminar de bebérselo.
—Hago lo que quiero —contestó finalmente—. No volveré a basar mi vida en un hombre otra vez. —Buscó la mirada de su amigo de nuevo—. Y nunca toleraré más mentiras de nadie.
—Yo no te he mentido —le aseguró Joon con una sonrisa.
Taemin asintió con la cabeza.
—Y por eso has conseguido compartir este fantástico vino conmigo. —Le brindó una amplia sonrisa—. Me imagino la bronca que me echaría si me viera bebiéndolo con mi mecánico.
Ni siguiera un parpadeo reveló la carcajada que Joon estaba conteniendo. Maldición, Taemin llevaba años relacionándose con él, pero había sido en las últimas semanas cuando se había dado cuenta de la fuerza interior que poseía su amigo.
—Onew se retiró de los SEAL’s poco antes que Yunho, ¿no? —le preguntó.
—Sí —asintió Joon—. Ya había tenido suficiente.
—¿A qué se dedica ahora?
—A varias cosas. —Joon sonrió—. A veces tiene algunas misiones. Algo de seguridad. —Agitó una mano como si no tuviese mucha idea.
Taemin respiró hondo. Joon le estaba diciendo verdades a medias, pero era suficiente para darse cuenta de que tanto Onew como él trabajaban con Minho. Era por eso por lo que se había hecho amigo de Heechul y por lo que había querido conocer a Taemin.
—Joon. —Taemin se inclinó hacia delante—. Si supieras qué es lo que está haciendo Minho aquí, o cualquier información sobre la última misión de Minhyuk, más específicamente sobre la recuperación de su cuerpo, ¿me lo dirías, no?
Joon lo miró con atención un buen rato antes de fruncir los labios y decir suavemente:
—No. No podría hacerlo. —Luego se inclinó hacia delante, como él—. Me caes bien, Taemin. Te considero un buen amigo, y por eso, aquí, entre nosotros, te diré una cosa.
Taemin se incorporó. Sabía que no iba a conseguir lo que quería, pero lo escuchó de todas maneras.
—Eres muy intuitivo. Me has contado que tu padre era detective y que te enseñó a confiar en tu instinto.
—Es cierto. —Su padre había sido una parte muy importante de su vida hasta que murió junto con su madre. Le había enseñado muchas cosas.
—Entonces confía en tu instinto. Tu padre te quería. Te enseñó cómo protegerte, cómo observar a las personas y conocerlas. Confía en lo que tu padre te enseñó. En lo que aprendiste de Minhyuk.
—Creo que en este momento necesito más una taza de café que otro vaso de vino. —Taemin dejó el vaso a un lado y se levantó. Ya sabía lo que quería saber. No iba a presionar más a su amigo. Joon y él conocían la verdad; no podían hablar sobre ella ni tampoco admitirla, pero la conocían—. ¿Cuánto tiempo más van a estar Onew y tú en el pueblo?
—No estoy seguro. —Joon dejó el vaso en la encimera mientras Taemin se acercaba a la cafetera—. Onew no ha hablado de ninguna fecha en concreto, sólo estamos disfrutando de nuestro tiempo juntos.
Taemin asintió con la cabeza. En otras palabras, estarían allí hasta que finalizase la misión.
Se preguntó qué haría Minho cuando la misión llegara a su fin. ¿Le diría entonces quién era y qué le había sucedido?
—¿Tienes problemas con Minho? —le preguntó Joon de pronto—. Me imagino que deber ser duro. Heechul me dijo que no has estado con nadie desde que murió Minhyuk.
—¿El mismo Heechul que sugirió que estoy con Minho porque se parece a Minhyuk? —ironizó Taemin—. No, no tengo ningún problema.
Se metió las manos en los bolsillos traseros de los pantalones y se acercó a la amplia ventana de la cocina.
Podía ver la parte trasera del taller. La Harley de Minho estaba en el aparcamiento y resplandecía bajo el sol del atardecer del verano.
—Heechul y tú son amigos hace mucho tiempo —señaló Joon—. Yo nunca le habría dicho eso a un amigo. Taemin se encogió de hombros.
—A veces Heechul habla de más, en especial, cuando Leeteuk y él tienen problemas.
—¿No se llevan bien? Taemin se giró hacia él.
—Se llevan bastante bien. Pero Heechul odia el horario de trabajo de Leeteuk, y a él le preocupa demasiado su trabajo.
—La mayoría de los hombres que trabajan en seguridad son demasiados intensos. —Joon inclinó la cabeza—. Le dijeron a Onew que llamaste a EunJung hace unos días. Fue un detalle por tu parte.
Taemin frunció el ceño y se pasó los dedos por el pelo con inquietud.
La última misión de Minhyuk había sido rescatar a EunJung y a otras dos jóvenes. No la había llamado para preguntarle nada sobre Minhyuk, ya que la joven recordaba muy poco de aquella noche. La había llamado porque la conocía y se preocupaba por ella. Gracias a Dios parecía estar bien.
—Conocí a EunJung noona antes de que la secuestraran —dijo con voz queda-—. Minhyuky yo íbamos algunas veces a Seúl para visitar a Yunho , el tío de Minhyuk, y EunJung solía andar por allí. Vivía con su padre en una propiedad cercana, así que nos invitaba a sus fiestas. Es una chica muy dulce.
No se merecía lo que le había sucedido.
—Sí que lo es —convino Joon—. La vi hace algunas semanas y parece haberse recuperado de aquel horrible secuestro. Supongo que estos cuatro años le han permitido ver las cosas de otra manera y asumir los hechos.
Taemin guardó silencio; pensar en lo que Eunjung había experimentado le provocaba escalofríos. Se suponía que Minhyuk había muerto durante el rescate de EunJung y de otras dos jóvenes, hijas de otro senador. Una de aquellas jóvenes había muerto, mientras que la otra, Jiyeon, había viajado al extranjero.
Antes de que pudiera decir nada más, Taemin se giró al oír el ronroneo de la Harley de Minho detrás del taller.
Dios. Minho llevaba unos jeans negros. Una camiseta oscura y ceñida le cubría el torso. Y se dirigía hacia allí.
—¿Hay algo más sexy que un hombre sobre una Harley? —preguntó Joon a su espalda—. Nadie podría resistirse.
Desde luego, no Taemin. El menor observó cómo rodeaba el taller y tomaba el camino que conducía a la parte posterior de la casa. El sonido ronroneante de la Harley estaba cada vez más cerca, haciéndole temblar de excitación.
—Creo que ha llegado el momento de que me vaya —comentó Joon con una risita—. No te molestes en acompañarme a la puerta.
Taemin no lo hizo. Escuchó cómo la Harley se detenía detrás de la casa y se aproximó a la puerta trasera. La abrió y salió al porche en el momento en que él se bajaba de la moto.
Aquellas largas piernas que caminaban hacia él con aire despreocupado hicieron que se estremeciera de anticipación. Le hizo sentir el latido del corazón en la garganta mientras el deseo iniciaba un ardiente recorrido por su cuerpo.
—Te ha sentado salir a pasear —dijo el moreno, deteniéndose al pie de los escalones del porche y mirándolo fijamente—. ¿Quieres salir esta noche? Podríamos cenar. Iríamos en la moto.
Taemin no había vuelto a montar en moto desde que era un adolescente. Miró a la Harley y luego a Minho.
—Tendría que cambiarme de ropa.
—Sería una verdadera pena —afirmó el alto, deslizando la mirada por el corto short que llevaba el menor—. Debo decirle, Taemin-ssi, que tiene unas piernas increíbles.
Nadie había sido nunca tan encantador como Minhyuk. Taemin recordó sus citas, la manera en que lo miraba con aquellos profundos ojos, y cómo le sonreía cuando iba a recogerlo. Había sido el epítome del chico malo, y había sido todo suyo. Y todavía lo era.
—Los shorts cortos y las motos no son buena combinación —señaló.
Minho asintió con seriedad y sus ojos brillaron de forma inquietante.
—Es cierto. Y con unas piernas tan bonitas como las tuyas, será mejor no arriesgarnos.
Taemin se apoyó contra un poste del porche y volvió a mirarlo.
—¿Sabías que tengo un todoterreno? —Se puso una mano en la cadera mientras observaba su reacción.
—¿De veras?
¿Había sido interés lo que Taemin vio destellar en sus ojos, o sólo alegría ante la mención de aquel condenado todoterreno? Él miró a su alrededor. —No he visto ninguno por aquí.
—Está en el garaje —comentó a la ligera-—-. Un enorme monstruo negro con asientos abatibles. Un cuatro por cuatro de cromo y acero que consume más gasolina de lo que puedas imaginar.
Minho sonrió ampliamente. Siempre se había sentido muy orgulloso de aquel maldito todoterreno.
—¿Y qué hace alguien como tú con un trasto tan grande? —bromeó.
El castaño se encogió de hombros.
—Pertenecía a Minhyuk y ahora es mío. —Esa declaración provocó que la dura mirada del mayor se agudizara. —¿Y lo conduces?
—Todo el tiempo —mintió, atormentándole—. No tengo que preocuparme de que se estropee ahora que él no está. No le gustaba nada que lo condujera. — El tragó saliva.
—¿Está en buenas condiciones ahora? —Taemin resopló.
—Sí. ¿Quieres conducirlo o prefieres seguir preguntándome? También puedo ponerme unos pantalones e ir en la moto. Elige.
¿Elegir? Minho lo miró, casi incapaz de contener la sorpresa de que el menor hubiera conservado el todoterreno. Sabía que durante los primeros meses tras su «muerte», Taemin no había podido pagar los recibos de la casa y el taller, con los ahorros que tenían. Pero incluso exponiéndose a perder ambas cosas, Taemin había conservado aquel condenado todoterreno. Saberlo lo complacía más de lo que podía expresar. Sin embargo, el que él permitiera que otra persona lo condujera lo llenaba de horror.
Aquellos contradictorios sentimientos colisionaron en su interior, y se prometió que haría pagar a Taemin por eso.
—Eres muy generoso con las posesiones que te dejó —le reprochó.
El menor le brindó una amplia sonrisa.
—Ya te has acostado conmigo, ¿por qué no conducir su cuatro por cuatro? Joon y yo nos hemos bebido hoy una de sus botellas. Un fantástico Cháteau Feytit Clinet de 1925.
¿Se le vería pálido? Minho podría jurar que había palidecido. ¿Un Cháteau Feytit Clinet de 1925? No. No podía habérselo bebido con Lee Joon. ¿Era él la única persona en el mundo que podía horrorizarse de esa manera al oír que Taemin había desperdiciado un tesoro?
—¿Minhyuk tenía un Cháteau Feytit Clinet de 1925? —resolló él. Cómo logró conservar la voz calmada y controlada era un misterio. Demonios, todo su entrenamiento no le servía de nada en aquella situación—. ¿Y te lo has bebido con Joon, con Lee Joon?
—Tengo montones de botellas de vino. —Taemin se giró y le miró por encima del hombro—. Quizá una de estas noches comparta otra contigo. ¿Qué hay del coche? ¿Te apetece llevarme con él a cenar?
¿Iba a dejarle conducir su propio todoterreno? ¿Acaso había perdido el juicio?
—Dejaré aquí la Harley. —La señaló con la cabeza mientras subía al porche—. Te ayudaré a cerrar.
—De acuerdo. —El balanceo de las caderas de Taemin casi le hizo jadear. Y casi, sólo casi, se olvidó del vino y del todoterreno.
¿Se había bebido su vino? ¿Conducido su todoterreno? ¿Y Jonghyun no se lo había dicho? Oh! Ese enano pagaría por eso!
Cerró la puerta trasera y comprobó la casa aprovechando que Taemin estaba cogiendo la billetera y una casaca del dormitorio. Se reunieron al pie de las escaleras donde el castaño sostenía en alto las llaves del todoterreno. Minho estuvo a punto de lanzar un suspiro de placer cuando las cogió y siguió a Taemin al garaje.
En cuanto vio el Ford cuatro por cuatro negro y cromado, supo que él no lo había conducido desde el día que lo había llevado de vuelta al garaje, tras haberle empotrado su pequeño BMW y haberle dicho que la culpa era suya porque estaba cortando el césped sin camisa y lo había distraído.
Aquél había sido el día en que se había dado cuenta de cuánto amaba a su pequeño y tierno Taemin. En lugar de enfurecerse, en lugar de preocuparse por su todoterreno, cogió en brazos a Taemin, lo llevó a casa y le hizo el amor en las escaleras porque fue incapaz de llegar al dormitorio.
—Qué maravilla. —Palmeó el lateral del capó y deslizó la mano por el armazón curvado.
—Sí. Era el orgullo de Minhyuk. —Había un tono divertido en su voz.
—¿Y tú? —Lo observó por encima del capó. Él había sido su vida. Todavía era su vida.
¿Acaso no le había demostrado lo suficiente su amor? ¿Acaso Taemin no sabía que él era lo más importante para él?
—Yo era su Taeminie. —el menor se acercó a la puerta del acompañante y la abrió antes de subirse al estribo y sentarse en el asiento del pasajero.
Minho abrió la puerta del conductor y se sentó tras el volante, consciente de que la respuesta de Taemin no le había satisfecho. Sí, había sido SU Taemin, pero también mucho más. Había sido su corazón, su alma. Y durante el tiempo de su cautiverio, su cordura.
—¿Cuánto tiempo hace que no lo enciendes?
El castaño se quedó mirando el parabrisas.
—Un poco.
El extraño tono de la voz del menor hizo que Minho se detuviera cuando estaba a punto de meter la llave de contacto.
—Arranco el motor cada pocas semanas —le explicó Taemin encogiéndose de hombros. Inclinó la cabeza y la sacudió pesarosa sobre los dedos que retorcía en el regazo.
Pasados unos segundos, se incorporó y se abrochó el cinturón de seguridad, apoyó el codo en la ventanilla y lo miró.
—Solía pasar la noche en el todoterreno cuando no podía dormir.
—Lo echabas de menos. —Minho agradeció la oscuridad del garaje, las sombras que había entre ellos.
—Lo echaba de menos —convino el castaño antes de levantar la mano y apretar un botón del salpicadero—. Es para abrir la puerta del garaje. Hice que lo instalaran durante su última misión. Se suponía que debía ser una sorpresa.
La puerta del garaje se abrió deslizándose hacia arriba y revelando las alargadas sombras del exterior.
—Ven aquí. —Minho le desató el cinturón de seguridad, le cogió la muñeca y lo acercó a su lado. Le aseguró el cinturón del asiento de en medio antes de colocarse el suyo y después puso el vehículo en marcha.
Salió del garaje y apretó el botón para cerrar la puerta, observando que se cerraba con la misma facilidad con que se había abierto. Había querido instalarlo él mismo antes de partir a la última misión. Pero había estado ahorrando para comprar otra cosa. Un regalo para Taemin.
Y al final lo había hecho instalar él. Sintió una opresión en el pecho que le desgarró el corazón. Cada minuto que pasaba con Taemin, veía más y más cosas en él que no se había tomado el tiempo de descubrir cuando había estado «vivo». Cosas que deseaba haber descubierto antes.
—¿Estás seguro de que quieres que conduzca el todoterreno de Minhyuk? —Lo estaba presionando y no sabía por qué.
Había llorado por él durante cuatro años y, en sólo unas semanas, se había convertido en su amante, había dejado que lo follara, que pasara la noche en su cama y ahora dejaba que condujera su vehículo.
El hecho de que en realidad era él mismo no importaba en absoluto. Estaba celoso.
—Sí. —Taemin asintió lentamente—. Creo que ha llegado el momento.
—¿El momento de qué?
El castaño giró la cabeza y lo miró de frente con expresión calmada. Casi fría.
—Creo que ha llegado el momento de olvidarlo. ¿No crees, Minho?
¿Qué demonios se suponía que quería decir con eso? Apretó los dientes, aceleró y se alejó de la casa.
Olvidarlo, ¡ja! Era Taemin quien estaba presionándolo de tal manera que no sabía si iba o venía, y la oportunidad de decirle la verdad hacia mucho tiempo que había pasado.
No había manera de que el menor comprendiera ahora, después de que hubieran pasado tantos años de su rescate, por qué no había enviado a buscarlo. Por qué no había querido que estuviera con él. Taemin jamás conocería los demonios que habían devastado su mente entonces, y daba gracias a Dios de que él no supiera cuántas noches había pasado anhelando hacerla suyo de nuevo, deseándolo a su lado. Nunca sabría lo duro que había sido para él no haber vuelto a su lado, no haberlo tomado y amado como estaba haciendo ahora.
Y aun así, seguía conteniendo parte de las necesidades sexuales que lo poseían, que le inundaban la mente llenándolo de oscuras fantasías. Necesidades que temía que Taemin no pudiera entender si sospechaba quién era realmente, quién había sido para él.
El silencio inundó la cabina mientras se acercaban al pueblo. Ahora se daba cuenta de los terribles errores que había cometido tanto en su convivencia como más tarde, después del rescate.
Taemin se había aferrado a cada aspecto de su vida juntos. Y aunque Taemin no sabía quién era él, había regresado a sus brazos, a sus sueños, a su vida, como si hubiera nacido para estar allí.
—Minhyuk era un estúpido —afirmó finalmente.
El castaño no dijo nada durante un buen rato. Luego lo miró con unos ojos tristes y sombríos.
—¿Por qué dices eso?
—Porque sólo un estúpido se hubiera arriesgado a perder la vida, a perderte a ti, como él lo hizo. —Por aquel entonces, había estado seguro de que aquella misión sería fácil de llevar a cabo, aunque su instinto le había dicho lo contrario. Ahora sí hacía caso a su instinto.
Taemin giró la cabeza y miró a través del parabrisas sin responderle. Y después de unos tensos segundos, se estudió los dedos en un gesto que él sabía que expresaba tristeza y soledad. Pero fueran las que fuesen las emociones que bullían en su interior, se las guardó para sí mismo. Y quizá fuera mejor de esa manera. Aquello era lo mejor para Taemin. Olvidarle, rehacer su vida, tener un amante, olvidarse del pasado.
Cuando se les acabara el tiempo... cuando aquella misión finalizara. .. Ni siquiera podía pensar en perderlo otra vez.
Choi Minho no tenía que morir. Choi Minho podía reclamar a Taemin. Podía abrazarlo, protegerlo, casarse con él y mudarse a aquella casa en la colina.
Sacudió la cabeza e hizo a un lado esos pensamientos. Choi Minho no se pertenecía a sí mismo. Pertenecía al cuerpo de Operaciones Especiales. Había firmado aquellos documentos y les había entregado lo que debería haber entregado a Taemin.
Su futuro.
Tal y como le habían advertido, una vez firmados aquellos papeles, era propiedad de aquella oscura organización que había pagado por su renacimiento, que había asumido el costo de la cirugía avanzada, de la reconstrucción de sus huesos y sus músculos. Una cantidad que él jamás hubiera podido pagar de ninguna otra manera. Si hubiera regresado con Taemin, habría vivido a medias. No habría sido un SEAL, sino la sombra del hombre que fue.
Había renunciado a su vida como Minhyuk y recuperar a Taemin no era una opción. La única cuestión ahora era si Choi Minho podría tener una vida propia.
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Janess
♥♥Minho♥♥SHINee♥♥
1470
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Waaa~~~ lo siento tantas cosas en mi cabeza que todo se me va….y al menos quiero ir avanzando con algunas rptas
Bueno siwon me pareció lindo~~~ esta a poyando a Minho por su familia y me dio pena esa parte TT_TT
Buuu~~ ojala y Kyu no le haga nada a mi Tae hahahahahaha me da risa que Minho esté tan preocupado cuando se junta Tae con sus amigos xD no quiere que revele sus “intimidades” u/////u
Hahahahah y Jonghyun hahahahahaha ese tipo está prácticamente babeando por Key y lo tiene a su costado y no ha sido capaz de hacer algo el baboo~~~ por ese lado Minho creó q al primer mes de regreso ya esta en toqueteos con Tae hahahahahahha -3- lo siento creo que es la hora lo que me tiene hablando babosadas xD
Y su miedo por el 2min xD kkkk~~~ no quiere que le grite nadie y le pide a Minho que distraiga a Tae xD pero ese Minho como siempre no da su brazo a torcer fácilmente
Kekekeke~~~ y Joon al menos le dijpo algo indirectamente a Tae y bueno eso es la confirmación supongo? En vista de que no puede ser tan claro como se quisiera…pero ya lo sabe!
Y fue épico cuando Taemin comenzó a provocarlo diciendo lo del vino y la 4x4 morí de risa hahahahahahaha Minho estaba que se retorcía por dentro pero no podía decir nada muajajajajaja que se aguante por gracioso! Era lo mínimo que tenia q hacer Taemin para que sufra :P
Bueno amiga después comentare el capi que me falta si?, cuidate hablamos byeee~~~
Última edición por Nina_Lee el Jue Oct 25, 2012 7:21 pm, editado 1 vez
Nina_Lee
♥Taemin♥
1597
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Hola unnie !!! Regresaste C: y el capitulo estuvo bueno joon tan cuidadoso al no decir algo para que descubran a minho y taemin esta jugando con fuejo jajaja le gusta provocar a minho ahora que ya sabe la verdad jajaja y me fascina la relacion de hermanos me minho y jong son tan unidos y se quieren aunque parezca que no, me preocupa todo lo que dijo minho de que practicamente su vida es la organizacion de donde trabaja me da miedo que deje a taemin de nuevo pero bueno esperare la conti nos estamos leyendo hasta pronto :MUA:
Última edición por lizzie el Lun Oct 15, 2012 10:58 am, editado 1 vez
lizzie
minho y key y mi yeobo fanny ♥ !!!!
577
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
nina me ganó....again...TuT
gypsy
Minho *3*
262
262
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Unnie me encantoooo es k ese Taemin tan provocador XD en verdad que me encantoo
Wooo así k los papas de tae murieron me encanta k joon le suelta cositas pero no mucho y tae luego luego entrelaza las cosas y sabe algo
Unnie yo ahora me pregunto k fue lo k minho iba a comprar antes de k el "muriera " y k pasara ahora minho podrá vivir con Taemin o se tendrá k ir de nuevo y olvidarse de el para siempre ???
Estaré esperando x el siguiente unnie XD tu fan con las preguntas k nadie más hace hahahaha
Wooo así k los papas de tae murieron me encanta k joon le suelta cositas pero no mucho y tae luego luego entrelaza las cosas y sabe algo
Unnie yo ahora me pregunto k fue lo k minho iba a comprar antes de k el "muriera " y k pasara ahora minho podrá vivir con Taemin o se tendrá k ir de nuevo y olvidarse de el para siempre ???
Estaré esperando x el siguiente unnie XD tu fan con las preguntas k nadie más hace hahahaha
ggaabbyy2
taemin
113
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
aahhh.... unnie me encanto este capitulo
es tan asdfdasf y taemin me lo imagino *¬*
vestido asi wooo.. realemte hace provocar a
minho aunque tambien me gusta cuando le pone
los nervios de punta jajajja decirle que se
toma su vino y que varia veces ha manejado
la cuatro por cutro jjejeje
pobre de minho tener que aguantarse
aahh... quiero seguri leyendo unnie
actualiza pronto saluditos ^^
Última edición por shineebrillosita el Lun Nov 05, 2012 6:37 pm, editado 1 vez
shineebrillosita
♥TAEMIN♥
1560
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
aaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhh me matas.
¿por qué todo tiene que ser tan complicado?¿ por qué simplemente no puede decirle la verdad y ya?
dios yo ya le hubiera tirado en la cara todas las metiras a Minho, lo juro.
dios ame como Taemin lo provoca diciéndole lo que hizo con sus presiadas coleccion de vino y su todo terreno.
tontito tiene celos de el mismo XD.
no me hagas espera Eoniie, dios estomago se me revuelve de emoción :D
cuidate no leemos ;D
¿por qué todo tiene que ser tan complicado?¿ por qué simplemente no puede decirle la verdad y ya?
dios yo ya le hubiera tirado en la cara todas las metiras a Minho, lo juro.
dios ame como Taemin lo provoca diciéndole lo que hizo con sus presiadas coleccion de vino y su todo terreno.
tontito tiene celos de el mismo XD.
no me hagas espera Eoniie, dios estomago se me revuelve de emoción :D
cuidate no leemos ;D
Noreri94
minho
1304
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
lo amo, amo el fic :c espero la actuuu
Última edición por Miko el Vie Nov 23, 2012 11:53 pm, editado 1 vez
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Hi!^^ les dejo el capi!!! Sorry por la eterna demora~~~ y Gracias por sus coments!!! ^^
Minho eligió un restaurante nuevo. Los propietarios de El Asador, Victoria y Nickhun, ambos pareja, habían sido compañeros de Minhyuk del colegio.
Sus dos hijos les echaban una mano. Victoria, y su hija trabajaban en el comedor, mientras que Nickhun y su hijo, lo hacían en la cocina junto con un par de primos que Taemin conocía.
Cuando entraron en el restaurante, pareció que todas las miradas se volvían hacia ellos. Taemin había tratado de pasar desapercibido durante los cuatro años que llevaba de duelo, mientras que ahora se paseaba por el pueblo con un hombre de aspecto amenazador que tenía una Harley y que conducía el todoterreno de Minhyuk.
Sabía que había rumores, pero no le importaba en absoluto. Jamás se había preocupado por las habladurías y estar con Minho lo hacía sentir bien.
Compartían un secreto y a la vez no lo hacían. Y aquello hacía que la noche pareciera más íntima.
—Lee Taemin, apenas puedo creer que seas tú. —Victoria era alta y cabello rubio largo, y lucía una enorme sonrisa cuando rodeó la caja y lo envolvió en un abrazo—. ¿Quién es este demonio tan atractivo que viene contigo?
Taemin era agudamente consciente de la mano de Minho en la espalda, de sus dedos extendidos.
—Victoria, te presento a un amigo de Jonghyun y mío, Choi Minho. Minho, te presento a mi amiga, Victoria. Su pareja y ella son los propietarios del restaurante. —Como si Victoria no conociera ya su nombre. Taemin apostaría lo que fuera a que todos en el pueblo sabían quién era exactamente su acompañante y que Jonghyun lo había conocido en un bar de Odessa. Ja!
—Victoria-ssi —Minho extendió la mano y los ojos castaños de Victoria brillaron en su rostro moreno cuando se la estrechó.
—Es un hombre peligroso, Tae. —Victoria se volvió hacia el menor y agitó un dedo en su dirección—. Será mejor que tengas cuidado con él si no quieres que te robe el corazón.
—Lo sé, Vic —se rió Taemin echando un vistazo al comedor casi lleno—. ¿Tienes mesa para nosotros?
—Si estás dispuesto a cenar al aire libre bajo la luz de las velas, hemos colocado algunas mesas en el patio. —Se inclinó hacia el castaño y murmuró—: Así habrá menos ojos que se fijen en lo que hagan.
La sonrisa de Taemin se amplió.
—Me parece perfecto.
—Vamos entonces. —Victoria cogió dos menús y los cubiertos, y los guió por la estancia—. Tengo la mesa perfecta para ustedes.
Taemin sentía las miradas de la gente fijas en ellos. Observaban a Minho; su pelo largo y negro por los hombros, enmarcando una cara feroz, su cuerpo duro y musculoso, cubierto con una camiseta, jeans ajustados. Parecía peligroso. De hecho, exudaba peligro. Todo en él lo proclamaba. Y a él le encantaba.
No había ninguna persona en aquella estancia que pudiera confundirlo con Minhyuk. Si era aquella seguridad lo que él necesitaba, estaba a salvo.
Victoria los condujo por las puertas acristaladas que conducían al patio. Allí la luz era tenue. Las mesas tenían parasoles y estaban iluminadas con velas. Era romántico y encantador.
La música estaba más baja y se disfrutaba de una mayor intimidad, mientras que dentro había una sensación de aglomeración.
—Aquí tienen los menús. Enviaré a alguien para que tome nota del pedido. Disfruten de la cena. —Victoria se inclinó hacia Taemin—. Será por cuenta de la casa, cariño. Un regalo de bienvenida, ¿de acuerdo?
Taemin parpadeó ante la invitación.
—No me había ido, Victoria —bromeó, aunque tenía los ojos húmedos.
—Bueno, cariño, nos dejaste después de lo que le ocurrió a Minhyuk. —Victoria lo abrazó con fuerza—. Por lo menos ahora estás con nosotros y nos traes a alguien para que nos recreemos la vista.
Le guiñó un ojo a Minho y se fue sin más.
Taemin se quedó mirando el mantel y tragó saliva. No se había dado cuenta de que lo habían echado de menos. Había estado allí, en Namdong, pero no en cuerpo y alma. Se había sumido en el pasado, en su pérdida, en reconstruir el negocio del que Minhyuk había estado tan orgulloso. Era como si no hubiera vivido desde que él desapareció, y aquello lo asustaba.
—Lamento todo esto —susurró. Abrió el menú y miró hacia las puertas que daban al patio—. Victoria y Nickhun, eran buenos amigos de Minhyuk.
—No importa. —Minho se reclinó en la silla y observó el patio mientras el menor lo miraba a él.
—Lee Taemin. Estaba seguro de que eras tú. —Una ronca voz masculina hizo que el nombrado se tensara antes de levantar la mirada.
Junjin el propietario de uno de los ranchos más grandes de Namdong, se dirigía tambaleándose hacia ellos desde las puertas. A los treinta y cinco años, Junjin era un hombre fornido que aparentaba mucho menos edad, de mirada profunda y sonrisa traviesa.
Cabello café, tenía los ojos color avellana y poseía unas espesas cejas oscuras. Hablaba en voz muy alta y reía escandalosamente. Y por alguna razón, había creído que Taemin debería haber estado dispuesto a acostarse con él unas semanas después de la muerte de Minhyuk.
—Sí, parece que soy yo —replicó el menor cuando el pelicafé se detuvo en la mesa, lanzando a Minho una dura mirada.
—¿Y quién es tu amigo? Es nuevo en el pueblo, ¿verdad? —Le tendió la mano a Minho—. Soy Junjin. He oído que estás sacando a flote el taller de Lee. Eso está muy bien, hijo.
—Choi Minho. —Minho le estrechó la mano, pero su expresión era neutra y fría—. No había nada que sacar a flote. Taemin lo tenía todo bajo control.
—Gracias a Jonghyun, que le echó una mano. —el mayor inclinó la cabeza—. Pobre pequeño. Hemos estado muy preocupados por él desde su perdida.
Taemin se mordió la lengua para no lanzarle una dura réplica. Se preocuparon tanto de él que había tenido que echar de su casa a aquel hijo de perra después de que le hiciera una oferta ridícula por la gasolinera y el taller. El pelicafé había querido hacerse con su negocio y, tal y como le había hecho saber, no le importaba tener que casarse con él para conseguirlo. Creía que el dinero lo compraba todo y no entendía por qué el menor ni siquiera había estado dispuesto a considerar su oferta.
—Taemin lo estaba haciendo bien —afirmó Minho—. Sólo necesitaba contratar a unos pocos mecánicos dispuestos a cumplir con su trabajo.
El pelirrojo casi hizo una mueca al oír aquello. Doo Joon, el mecánico que Jonghyun había despedido, era primo lejano del capataz del rancho de Junjin.
—Por supuesto que sí —bramó el ranchero, dirigiéndole a Taemin una mirada de lascivia apenas disimulada—. Fue una desgracia que Minhyuk muriese. Él era un hombre muy apreciado por aquí y Tae prácticamente se dejó morir ante nuestros ojos cuando él desapareció.
Taemin apretó los labios. Junjin siempre atacaba donde pensaba que más daño hacía.
—A mí me parece que está muy vivo, Junjin-ssi —-dijo Minho, arrastrando las palabras con aquella voz grave tan suya—. Han pasado cuatro años desde su muerte. No creo que necesite que nadie se preocupe por él.
—¿Cuánto tiempo ha dicho que pensaba quedarse por aquí? —Junjin enganchó los dedos en el cinturón de los vaqueros y miró a Minho con falsa cordialidad.
—No lo he dicho. —Minho sonrió—. Aún no lo he decidido. —Deslizó la mirada por Taemin—. Irme no es algo que tenga en mente en este momento.
—Por supuesto que no. —El ranchero se rió de nuevo, pero el sonido pareció forzado—. Supongo que debo regresar a mi mesa. —Se limpió la mano en los muslos y miró al castaño—. Tu suegro cenará esta noche con nosotros, Tae. Deberías acercarte a saludarlo.
Taemin apretó los puños en el regazo. Levantó la mirada hacia Junjin y no se contuvo en expresar lo que sentía.
—Creo que Yun Gyeom puede prescindir de mis saludos por esta noche —dijo con firmeza.
—La familia es la familia, Tae. —Junjin negó con la cabeza—. Está bien enmendar las cosas.
—En este caso, no hay nada que enmendar —le aseguró con una sonrisa tensa—. Ha sido un placer hablar contigo de nuevo, Junjin-ssi. Gracias por pasarte a saludar. —Pero, por favor, lárgate ya.
—Pasa a verme en algún momento, niño —ladró con aquella risa tan falsa que hacía rechinar los dientes de Taemin—. Cuídelo bien, Minho-ssi. —La mirada que le dirigió a Minho estaba llena de aversión.
—Por supuesto que lo haré. —Minho le dirigió una amplia sonrisa—. Él es lo primero para mí.
Junjin inclinó la cabeza y luego regresó tambaleándose al interior del local.
—¿ Yun Gyeom? —La voz de Minho era perfectamente neutra—. ¿El padre de tu Minhyuk?
Taemin asintió con la cabeza.
—¿Estás distanciado de su familia?
—No del todo —susurró—. Jonghyun siempre está cerca, pero ya sabes cómo es esto. Minhyuk y yo mantuvimos una relación por unos años, y pues normalmente no se suele mantener contacto en esos casos.
—El abuelo de Jonghyun estuvo el otro día en el taller —le recordó Minho.
Taemin sonrió al pensar en el anciano.
—El abuelo es un encanto, pero Jonghyun y yo intentamos no agobiarle. Suelo visitarlo de vez en cuando y algunas veces se pasa por casa o por el taller. Todavía me llama «su niño» cuando me ve.
Taemin quería al abuelo y se preguntó si Minho habría ido a verle después de que el anciano apareciese por el taller, si le habría dicho quién era realmente. Se lo había dicho a Jonghyun, ¿por qué no iba a decírselo a él?
Se libró de seguir torturándose con aquello cuando la hija de Victoria, Katy, se acercó a tomar nota del pedido. La conversación decayó después de eso. Taemin se bebió el vino, luchando contra la necesidad de preguntarle, de exigirle respuestas.
Algunas personas entraron al patio para charlar y saludarlos. La mayoría sólo sentían curiosidad, otras, como Junjin, se metían donde no debían.
Aquello convirtió la cena en una experiencia exasperante y Taemin deseó haber ido a Odessa. Era allí donde Minhyuk y él solían salir a cenar, ya que, en Namdong, el hecho de que Minhyuk fuera tan popular implicaba que otras parejas se unieran a ellos cuando lo único que querían era disfrutar de una noche a solas.
—¿Estás listo? —le preguntó Minho después de cenar, observando cómo el menor jugueteaba con la copa de vino y fruncía el ceño.
—Sí, vámonos.
Taemin dejó la copa sobre el mantel cuando Minho se levantó tras dejar una buena propina en la mesa. Al castaño le gustó que fuera tan generoso ya que Victoria había dicho que la cena corría por cuenta de la casa.
Lo cogió del codo para guiarlo fuera del restaurante y Taemin se percató de que él no había mirado ni una sola vez a la mesa de Junjin, desde la que su padre los había seguido con la vista.
Algunas veces, Taemin sentía realmente lástima por Yun Gyeom. Durante los años que compartió con Minhyuk, siempre tuvo la impresión de que aquel hombre quería más a su hijo de lo que demostraba. Minhyuk creía que su padre no sentía nada por él y que lo único que le importaba era su rancho. Para su sorpresa, después de la «muerte» de hijo, Yun Gyeom intentó por todos los medios hacerse con el taller, aunque Taemin jamás había sabido por qué. Había estado tan resuelto a conseguirlo como Junjin o Kyuhyun. Como si fuera alguna clase de trofeo. Taemin jamás entendió aquella postura y tampoco sabía si quería hacerlo.
Él se había preguntado muchas veces a lo largo de los últimos años por qué demonios se había quedado allí. Por qué seguir luchando, por qué intentar continuar sin Minhyuk.
Ahora sabía por qué, y aquella seguridad tenía el poder de estremecerle el corazón. Se había quedado porque sabía que él regresaría.
El todoterreno estaba aparcado cerca de la entrada del restaurante. Minho lo ayudó a subir sin decir una sola palabra y luego se dirigió al lado del conductor.
Una vez tras el volante, Minho arrancó el motor y se quedó observando el restaurante en silencio. Al cabo de unos pocos segundos, Taemin se dio cuenta de qué era lo que estaba mirando.
Yun Gyeom los había seguido. Estaba en el porche del local con las manos en las caderas y los ojos entrecerrados y clavados en el todoterreno.
—¿Es … ? —le preguntó Minho con suavidad.
Taemin asintió y sostuvo la mirada a Yun Gyeom durante un buen rato. Lo que vio en sus ojos lo confundió. Hubiera podido jurar que era pena.
Minho dio marcha atrás antes de maniobrar y salir del aparcamiento. No dijo nada, ni miró atrás. No parecía haber ni un rastro de pesar en su expresión ni en su actitud. Pero el castaño lo percibió. Sintió cómo lo inundaba.
Yun Gyeom era su padre, y él sabía que Minhyuk siempre había esperado que llegara el día en que se reconciliaran.
—¿Por qué te quedaste aquí después de que muriera? —inquirió al tiempo que se incorporaba a la carretera en dirección a la casa de la colina—. Podrías haberte ido a cualquier parte.
Taemin se encogió de hombros.
—Minhyuk estaba aquí.
—Él está muerto —sentenció Minho—. Te aferras a él como a un talismán, Taemin. Como si todavía estuviera vivo, y no es así.
—Te equivocas —afirmó sacudiendo la cabeza—. Mientras permanezca aquí, con las cosas que él amaba, seguiré conservando una parte de él.
Lo miró, percibiendo claramente cómo fluía el dolor entre ellos.
—¿Crees que esto es lo que él habría querido para ti? —le espetó Minho con furia—. ¿Que te quedaras aquí, llorando por él? ¿Sufriendo la mezquina condena que he visto en esas personas? ¿Crees que te amaba tan poco?
—El amor que sentía por mí no viene al caso —replicó—. Yo lo amaba muchísimo. Y en cualquier caso, ¿qué puede importarte a ti, Minho?
Él apretó el volante con las manos.
—Entonces fuiste una estúpido —gruñó al cabo de unos segundos—. O demasiado joven para saber lo que hacías. ¿Cuántos años tenías cuando murió? ¿Dieciocho? Estuvo con un maldito niñito.
Taemin permaneció en silencio durante largos segundos. Observó la noche, sintiendo cómo la furia crecía en su interior.
—Me pasé más de un año imaginando de cuántas maneras podía haber muerto —dijo al fin con frialdad—. Tenía veinte años cuando él se marchó a su última misión. Después de que me comunicaran su muerte, me despertaba cada noche gritando, rezando, viéndolo morir una y otra vez, sintiendo un dolor que me impedía respirar y seguir viviendo. —Taemin había visto el infierno de Minho, ahora lo sabía—. No me digas que fui un estúpido. Lo amaba. Nunca lo dudes. Puede que duermas algunas noches en su cama, o que conduzcas su todoterreno y te acuestes conmigo, pero no tienes los papeles que te dan derecho a formarte un juicio sobre mi.
Taemin le estaba presionando y lo sabía.
Minho le lanzó una mirada de reojo.
—¿Qué demonios quieres decir?
—Esto ni siquiera es una relación, Minho. No eres nadie, ni mi padre ni mi hermano. No eres quién para decirme nada.
—Soy tu amante —gruñó él con furia—. Eso me da derecho. Y estoy cansado de oír hablar de Minhyuk.
—Por lo que a mí respecta, no tienes ningún derecho —le informó—. Y, al fin y al cabo, es mi opinión la que cuenta. Por cierto, te has pasado la casa.
—Ya lo sé. —Volvió a apretar los dedos en torno al volante—. Ha sido a propósito.
Taemin le dirigió una mirada cautelosa.
—Es bueno saberlo.
Minho giró la cabeza y lo fulminó con la mirada antes de volver a prestar atención a la carretera.
—Tienes la molesta costumbre de ser algo sarcástico, Taemin.
Y no había sido así antes, el castaño lo sabía. Taemin logró contener una sonrisa.
—¿Sólo algo? Maldición, y yo pensando que era muy sarcástico. Debo practicar más.
La expresión de Minho era tensa y furiosa mientras miraba ominosamente la carretera que se extendía ante ellos.
—Son unos bastardos —maldijo finalmente—. No soporto ver que te tratan como si no tuvieras cerebro.
Él se rió.
—Minhyuk pensaba que no era más que una muñequito de porcelana. Un rubio tonto. El era alto y musculoso, y le encantaba que pareciera indefenso.
Era la verdad y a Minho no le gustaba que fuera así. Lo odiaba. Le mostraba una faceta del hombre que había sido que no le gustaba en absoluto. Había querido que Taemin dependiera de él y jamás se había dado cuenta de que había sido al contrario. De que había sido él quien había dependido del castaño. Dependía por completo del amor de Taemin para seguir siendo humano, para recuperar la risa y el humor al volver de una misión. —¿Y se lo consentiste? —le preguntó.
—Me encantaba parecer indefenso ante él. Pero he madurado, Minho. No soy un muñeco ni tampoco un estúpido. Puedo sobrevivir sin tener un hombretón grande y fuerte en quien apoyarme. Me lo he demostrado a mí mismo y también a cualquiera que pensara que no era más que un tonto. Sólo tenía dieciocho años cuando decidí vivir con Minhyuk. Veinte, cuando él desapareció en aquella última misión. Lo amaba con toda mi alma; sin embargo, ahora me valgo por mi mismo y todos esos juegos no forman parte de la persona que soy ahora. Acostúmbrate a ello, porque ya no estoy dispuesto a fingir que no tengo cerebro.
—Él no te merecía. —Minho tenía la mandíbula tan tensa que parecía a punto de desencajarse.
—Él lo era todo para mí —susurró Taemin—. El hecho de que no me conociera por completo fue culpa mía. Mía y de mi juventud. Pero habríamos madurado el uno junto al otro. Estoy seguro. Habríamos aprendido a conocernos con el tiempo.
Observó con curiosidad cómo él tomaba un camino de tierra en vez de continuar hacia Odessa como pensaba que estaba haciendo. Las luces del todoterreno atravesaron la oscuridad como una lanza, iluminando los pinos y el camino hasta que se detuvieron frente a pequeño cañón.
—¿Para qué hemos venido aquí? —Taemin miró la oscuridad que los rodeaba mientras él apagaba el motor.
—Para esto. —Se giró hacia él, le desabrochó el cinturón de seguridad y un segundo después el respaldo del asiento del copiloto cayó sobre el asiento trasero, formando una especie de cama.
—No sabía que se podía hacer eso —comentó el menor con nerviosismo.
Él alto lo empujó sobre el asiento hasta que la cabeza castaña descansó sobre el respaldo y luego lo agarró por la cintura. Minho respiraba entre jadeos. Taemin vio un brillo salvaje en sus ojos y el deseo reflejado en su rostro.
—No deberías haberte quedado aquí. No soporto ver cómo esos bastardos te miran imaginándote en sus camas. Como si tú no fueras más que un juguete.
Los celos lo atravesaban. Brillaban en sus ojos y despertaban un impulso de independencia que Taemin no sabía que poseía.
—¿Es eso lo que soy para ti? —Taemin colocó las manos por encima de la cabeza. No lo apartó. No luchó contra el deseo que crecía en su interior—. Te quejas de algo que quieres para ti mismo, Minho. Poseerme.
El abrió la boca como si fuera a hablar. A responderle. Un instante más tarde bajó la cabeza y le capturó los labios con fiereza.
Como si hubieran acercado una cerilla a la gasolina, el deseo y la necesidad estallaron entre ellos con rapidez.
Minho no podía explicar por completo la necesidad de hacerla suyo en el todoterreno. El hecho de que le hubiera permitido conducirlo pensando que él era otro hombre, que se hubiera sentado junto a él, hacía que sintiera unos celos irracionales que lo devoraban vivo. Quería dejar su marca en el todoterreno y en el castaño. Quería estar condenadamente seguro de que ningún otro hombre conducía aquel vehículo ni se acostaba con su Taemin.
Los dos eran suyos.
El instinto de poseerlo se clavó en sus entrañas con crueles garras. La injusticia que estaba cometiendo con el menor le preocupaba más que cualquier otra cosa, pero la necesidad dominaba su cuerpo y lo dejaba incapacitado para luchar contra ello. Había sabido, ya antes de dejarlo, durante su captura y después de ella, que había muchos hombres dispuestos a ocupar la cama de Taemin. A veces, a lo largo de los años, había llegado a pensar que si Taemin hubiera tenido un amante después de su supuesta muerte, él habría podido continuar su camino sin más, sin volver a la vista atrás.
Pero al sentir la intensidad con que lo besaba, la desesperación con que lo aceptaba en su cuerpo, con un hambre que no hacía más que crecer en su interior, sabía que eso no habría importado. Habrían acabado juntos, de una manera u otra. Todo lo habría conducido hacia él, cada segundo transcurrido. Su deseo por su Taemin habría resultado, finalmente, demasiado poderoso.
Sin embargo, esa noche había ido demasiado lejos. Sólo Jonghyun sabía que Minhyuk había reajustado la palanca de los asientos del todoterreno de tal manera que permitiera crear una pequeña cama doble dentro del vehículo. Había reducido la altura de los asientos delanteros para que se encontraran al mismo nivel que los de atrás.
Los respaldos se replegaban una vez que el asiento se bajaba automáticamente, creando una cuña entre ambos asientos y el suelo para sostenerlos.
Había hecho esos ajustes con la intención de terminar haciendo aquello. De poseer a Taemin en el todoterreno. Jamás había tenido la oportunidad de probarlo antes. Salvo ahora, cuando la obsesión por el menor, contra la que siempre había luchado, crecía en su interior sin frenos, inundando su mente por completo.
El menor pensaba que Minhyuk había desaparecido. Que estaba muerto. Y ahora estaba permitiendo que otro hombre lo tocara, lo abrazara, condujera su maldito todoterreno.
Tras esa noche, no importaba lo que le deparara el futuro, ningún otro hombre tendría lo que era suyo.
Le aferró las caderas con las manos y emitió un gruñido casi animal contra sus labios. Le acarició el interior de la boca con la lengua, devorándolo, y se estremeció ante la necesidad que fluía a través de sus cuerpos, tensándolos.
No sintió rigidez ni dolor en sus heridas. Tampoco le hubiera importado. Todo lo que sentía era a Taemin, sus manos agarrándose al cuero del asiento trasero mientras lo besaba, deseándolo ardientemente.
Echó la cabeza hacia atrás y se le quedó mirando fijamente. La luz de la luna entraba en la cabina del todoterreno, iluminándole el bello rostro, los ojos almendrados y los labios hinchados. Debajo del polo que traia, podía ver como el pecho del menor subía y bajaba cuando tomaba aire. Minho tuvo que apretar los dientes para contenerse y no arrancarle las ropas.
Alzándose sobre el castaño, bajó la mirada por el cuerpo de Taemin. El short se le había subido por los muslos, mostrando por completo sus blanquecinas piernas, provocando una punzante reacción en el vientre de Minho que lo dejó sin aliento.
Los muslos brillaban tenuemente bajo la luz de la luna, como si su piel fuera del más fino satén, como magia dulce y suave. Taemin siempre había sido pura magia para él.
Amarlo había sido su salvación y su máximo tormento. Su más fiero deseo.
—Eres perfecto. —Minho le puso la mano sobre el muslo y sintió bajo la palma cómo vibraban los músculos del menor respondiendo a su caricia.
—No es cierto —rebatió el castaño con un sonido ronco que penetró en los sentidos de Minho con una oleada de lujuria que apenas pudo contener.
Minho le deslizó la mano por el muslo en una ardiente caricia que fue para él más potente que cualquier droga.
—Quiero desnudarte. —No quería llenarse la cabeza con otra cosa que no fuera la visión y el tacto de SU Taemin—. Mantén los brazos por encima de la cabeza. —Le subió las manos hasta la parte superior del asiento, observando cómo curvaba los dedos en la unión entre el asiento y el reposacabezas—. Muy bien, buen chico. Ahora déjame tocarte.
—Pero yo también quiero tocarte. —Taemin se arqueó cuando los dedos de Minho se deslizaron por sobre su ropa desde su clavícula hasta ombligo, allí en donde se encontraba el dobladillo del polo que le estorbaba al mayor.
Dios, lo deseaba tanto que temblaba de anticipación. La adrenalina lo atravesaba. Podía sentirla. Podía sentir cómo la lujuria crecía en su interior sólo ante el pensamiento de verlo desnudo.
No le ocurría con ninguna otra persona. Sólo Taemin tenía el poder de provocarle de esa manera. Incluso durante su estancia en el infierno, cuando la lujuria latía entre sus muslos en un estado de pura agonía, no podía soportar la idea de tocar a alguien mas.
Siempre lo había sabido. No importaba cuan ciego de lujuria y aturdido por la droga estuviera. Ninguna de las mujeres con las que le habían tentado era Taemin, lo sabía en cuanto las tocaba. Sabía que no eran Taemin, su vida, en el instante que las rozaba.
—Sueño contigo —murmuró Minho cuando metió las manos debajo de la tela, revelando la piel pálida—. Sueño —tenía que estar soñando ahora— con tocarte. Con saborearte.
—¿Por qué soñar? —Taemin observó los oscurecidos ojos del hombre que amaba, con la pestañas sombreándole las mejillas—. No tienes por qué soñar, Minho. Estoy aquí.
El mayor aun con las manos bajo la tela, le subió el polo por completo y se quedó mirando los pezones del menor, duros y erizados, se erguían orgullosamente. Conocía su forma. Su color. Su exquisito sabor bajo su lengua, en su boca. Lo sabía y quería más.
Nadie debería tener tanto poder sobre un hombre.
Pero Minho lo había aceptado y amado hacía mucho tiempo. Era tan sólo una parte más de la necesidad y la pasión que fluían entre ellos.
Cogió las manos de Taemin para levantarlo y quitarle el polo por los hombros, y luego le acarició la piel.
Tuvo que apretar los dientes cuando los labios del menor encontraron su cuello. Le atormentó con su lengua y le rozó con los labios. Minho quiso aullar ante el deseo que sentía en lo más profundo de los testículos.
Apartó la prenda a un lado.
Dios, su pecho. La piel blanca y delicada que rogaba por sus caricias, lo estaba volviendo loco. Taemin tenía los pezones duros y tensos. Los pezones se oscurecían, se erguían y sabían como el deseo, puros y dulces.
Le pasó las manos por la espalda, medio incorporándolo para poder bajar la cabeza hacia las anhelantes cimas de los pezones.
Curvó la lengua en torno a uno de ellos y el gemido de Taemin atravesó los sentidos de Minho como una caricia.
—Adoro tus pezones —susurró, atrapando entre sus labios aquel punto tenso con un suave movimiento de succión—. Son tan dulces y tersos. Tan duros y calientes.
Taemin se puso rígido y se arqueó.
Minho lo deslizó al medio del asiento, se montó a horcajadas sobre sus piernas para inmovilizarlo e inclinó la cabeza otra vez.
—Voy a chuparte los pezones, Taemin. Voy a chupártelos tan dulce y profundamente que te vas a correr sólo con eso.
Lo había hecho antes, una vez. Hacía ya mucho tiempo. Unos meses antes de convivir. Lo había puesto tan caliente, tan mojado, había jugado con aquel cuerpo perfecto de una forma tan despiadada que la dulce succión de uno de sus pezones lo había hecho correrse.
Minho quería que ocurriese de nuevo. Quería sentir la salvaje excitación de Taemin en los labios al lamerle el miembro. Quería saborear su esencia. Quería que estuviese tan mojado, tan excitado, que la huella de su lujuria quedara grabada en el interior de ese vehículo de tal manera que jamás permitiera que otro hombre estuviera allí dentro con él.
Taemin se movió sensualmente bajo él cuando Minho inclinó la cabeza de nuevo. Le lamió el pezón y lo besó. Le rozó con los dientes la carne que circundaba el pezón. Le mordisqueó la piel cremosa y le dejó una marca suave y enrojecida mientras lo atraía hasta su boca.
El pequeño mordisco de amor se oscurecería, marcándolo como suyo.
—Tan dulce y excitado. —Minho se quitó la camiseta por la cabeza sin dejar de mirarlo y la dejó a un lado.
—Quiero tocarte. —La voz del castaño estaba ahora ronca de deseo, ávida, hambrienta—. Déjame tocarte, Minho.
—Todavía no. —Le acarició los brazos con las palmas y le apretó las manos duramente entre el asiento y el respaldo—. Agárrate ahí. No muevas las manos o me detendré.
Maldición, claro que lo haría. Si Taemin lo tocaba, estallaría en llamas y lo penetraría con tal rapidez y dureza que ninguno de los dos sabría qué había pasado.
—Quédate quieto, Taemin. Quédate quieto y deja que te ame.
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Ah~~ soy una odiosa! =P El domingo actualizo!! Es una promesa~~ kekeke~~ cuidense!!! Bye bye!! n_n
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Capítulo 18
Minho eligió un restaurante nuevo. Los propietarios de El Asador, Victoria y Nickhun, ambos pareja, habían sido compañeros de Minhyuk del colegio.
Sus dos hijos les echaban una mano. Victoria, y su hija trabajaban en el comedor, mientras que Nickhun y su hijo, lo hacían en la cocina junto con un par de primos que Taemin conocía.
Cuando entraron en el restaurante, pareció que todas las miradas se volvían hacia ellos. Taemin había tratado de pasar desapercibido durante los cuatro años que llevaba de duelo, mientras que ahora se paseaba por el pueblo con un hombre de aspecto amenazador que tenía una Harley y que conducía el todoterreno de Minhyuk.
Sabía que había rumores, pero no le importaba en absoluto. Jamás se había preocupado por las habladurías y estar con Minho lo hacía sentir bien.
Compartían un secreto y a la vez no lo hacían. Y aquello hacía que la noche pareciera más íntima.
—Lee Taemin, apenas puedo creer que seas tú. —Victoria era alta y cabello rubio largo, y lucía una enorme sonrisa cuando rodeó la caja y lo envolvió en un abrazo—. ¿Quién es este demonio tan atractivo que viene contigo?
Taemin era agudamente consciente de la mano de Minho en la espalda, de sus dedos extendidos.
—Victoria, te presento a un amigo de Jonghyun y mío, Choi Minho. Minho, te presento a mi amiga, Victoria. Su pareja y ella son los propietarios del restaurante. —Como si Victoria no conociera ya su nombre. Taemin apostaría lo que fuera a que todos en el pueblo sabían quién era exactamente su acompañante y que Jonghyun lo había conocido en un bar de Odessa. Ja!
—Victoria-ssi —Minho extendió la mano y los ojos castaños de Victoria brillaron en su rostro moreno cuando se la estrechó.
—Es un hombre peligroso, Tae. —Victoria se volvió hacia el menor y agitó un dedo en su dirección—. Será mejor que tengas cuidado con él si no quieres que te robe el corazón.
—Lo sé, Vic —se rió Taemin echando un vistazo al comedor casi lleno—. ¿Tienes mesa para nosotros?
—Si estás dispuesto a cenar al aire libre bajo la luz de las velas, hemos colocado algunas mesas en el patio. —Se inclinó hacia el castaño y murmuró—: Así habrá menos ojos que se fijen en lo que hagan.
La sonrisa de Taemin se amplió.
—Me parece perfecto.
—Vamos entonces. —Victoria cogió dos menús y los cubiertos, y los guió por la estancia—. Tengo la mesa perfecta para ustedes.
Taemin sentía las miradas de la gente fijas en ellos. Observaban a Minho; su pelo largo y negro por los hombros, enmarcando una cara feroz, su cuerpo duro y musculoso, cubierto con una camiseta, jeans ajustados. Parecía peligroso. De hecho, exudaba peligro. Todo en él lo proclamaba. Y a él le encantaba.
No había ninguna persona en aquella estancia que pudiera confundirlo con Minhyuk. Si era aquella seguridad lo que él necesitaba, estaba a salvo.
Victoria los condujo por las puertas acristaladas que conducían al patio. Allí la luz era tenue. Las mesas tenían parasoles y estaban iluminadas con velas. Era romántico y encantador.
La música estaba más baja y se disfrutaba de una mayor intimidad, mientras que dentro había una sensación de aglomeración.
—Aquí tienen los menús. Enviaré a alguien para que tome nota del pedido. Disfruten de la cena. —Victoria se inclinó hacia Taemin—. Será por cuenta de la casa, cariño. Un regalo de bienvenida, ¿de acuerdo?
Taemin parpadeó ante la invitación.
—No me había ido, Victoria —bromeó, aunque tenía los ojos húmedos.
—Bueno, cariño, nos dejaste después de lo que le ocurrió a Minhyuk. —Victoria lo abrazó con fuerza—. Por lo menos ahora estás con nosotros y nos traes a alguien para que nos recreemos la vista.
Le guiñó un ojo a Minho y se fue sin más.
Taemin se quedó mirando el mantel y tragó saliva. No se había dado cuenta de que lo habían echado de menos. Había estado allí, en Namdong, pero no en cuerpo y alma. Se había sumido en el pasado, en su pérdida, en reconstruir el negocio del que Minhyuk había estado tan orgulloso. Era como si no hubiera vivido desde que él desapareció, y aquello lo asustaba.
—Lamento todo esto —susurró. Abrió el menú y miró hacia las puertas que daban al patio—. Victoria y Nickhun, eran buenos amigos de Minhyuk.
—No importa. —Minho se reclinó en la silla y observó el patio mientras el menor lo miraba a él.
—Lee Taemin. Estaba seguro de que eras tú. —Una ronca voz masculina hizo que el nombrado se tensara antes de levantar la mirada.
Junjin el propietario de uno de los ranchos más grandes de Namdong, se dirigía tambaleándose hacia ellos desde las puertas. A los treinta y cinco años, Junjin era un hombre fornido que aparentaba mucho menos edad, de mirada profunda y sonrisa traviesa.
Cabello café, tenía los ojos color avellana y poseía unas espesas cejas oscuras. Hablaba en voz muy alta y reía escandalosamente. Y por alguna razón, había creído que Taemin debería haber estado dispuesto a acostarse con él unas semanas después de la muerte de Minhyuk.
—Sí, parece que soy yo —replicó el menor cuando el pelicafé se detuvo en la mesa, lanzando a Minho una dura mirada.
—¿Y quién es tu amigo? Es nuevo en el pueblo, ¿verdad? —Le tendió la mano a Minho—. Soy Junjin. He oído que estás sacando a flote el taller de Lee. Eso está muy bien, hijo.
—Choi Minho. —Minho le estrechó la mano, pero su expresión era neutra y fría—. No había nada que sacar a flote. Taemin lo tenía todo bajo control.
—Gracias a Jonghyun, que le echó una mano. —el mayor inclinó la cabeza—. Pobre pequeño. Hemos estado muy preocupados por él desde su perdida.
Taemin se mordió la lengua para no lanzarle una dura réplica. Se preocuparon tanto de él que había tenido que echar de su casa a aquel hijo de perra después de que le hiciera una oferta ridícula por la gasolinera y el taller. El pelicafé había querido hacerse con su negocio y, tal y como le había hecho saber, no le importaba tener que casarse con él para conseguirlo. Creía que el dinero lo compraba todo y no entendía por qué el menor ni siquiera había estado dispuesto a considerar su oferta.
—Taemin lo estaba haciendo bien —afirmó Minho—. Sólo necesitaba contratar a unos pocos mecánicos dispuestos a cumplir con su trabajo.
El pelirrojo casi hizo una mueca al oír aquello. Doo Joon, el mecánico que Jonghyun había despedido, era primo lejano del capataz del rancho de Junjin.
—Por supuesto que sí —bramó el ranchero, dirigiéndole a Taemin una mirada de lascivia apenas disimulada—. Fue una desgracia que Minhyuk muriese. Él era un hombre muy apreciado por aquí y Tae prácticamente se dejó morir ante nuestros ojos cuando él desapareció.
Taemin apretó los labios. Junjin siempre atacaba donde pensaba que más daño hacía.
—A mí me parece que está muy vivo, Junjin-ssi —-dijo Minho, arrastrando las palabras con aquella voz grave tan suya—. Han pasado cuatro años desde su muerte. No creo que necesite que nadie se preocupe por él.
—¿Cuánto tiempo ha dicho que pensaba quedarse por aquí? —Junjin enganchó los dedos en el cinturón de los vaqueros y miró a Minho con falsa cordialidad.
—No lo he dicho. —Minho sonrió—. Aún no lo he decidido. —Deslizó la mirada por Taemin—. Irme no es algo que tenga en mente en este momento.
—Por supuesto que no. —El ranchero se rió de nuevo, pero el sonido pareció forzado—. Supongo que debo regresar a mi mesa. —Se limpió la mano en los muslos y miró al castaño—. Tu suegro cenará esta noche con nosotros, Tae. Deberías acercarte a saludarlo.
Taemin apretó los puños en el regazo. Levantó la mirada hacia Junjin y no se contuvo en expresar lo que sentía.
—Creo que Yun Gyeom puede prescindir de mis saludos por esta noche —dijo con firmeza.
—La familia es la familia, Tae. —Junjin negó con la cabeza—. Está bien enmendar las cosas.
—En este caso, no hay nada que enmendar —le aseguró con una sonrisa tensa—. Ha sido un placer hablar contigo de nuevo, Junjin-ssi. Gracias por pasarte a saludar. —Pero, por favor, lárgate ya.
—Pasa a verme en algún momento, niño —ladró con aquella risa tan falsa que hacía rechinar los dientes de Taemin—. Cuídelo bien, Minho-ssi. —La mirada que le dirigió a Minho estaba llena de aversión.
—Por supuesto que lo haré. —Minho le dirigió una amplia sonrisa—. Él es lo primero para mí.
Junjin inclinó la cabeza y luego regresó tambaleándose al interior del local.
—¿ Yun Gyeom? —La voz de Minho era perfectamente neutra—. ¿El padre de tu Minhyuk?
Taemin asintió con la cabeza.
—¿Estás distanciado de su familia?
—No del todo —susurró—. Jonghyun siempre está cerca, pero ya sabes cómo es esto. Minhyuk y yo mantuvimos una relación por unos años, y pues normalmente no se suele mantener contacto en esos casos.
—El abuelo de Jonghyun estuvo el otro día en el taller —le recordó Minho.
Taemin sonrió al pensar en el anciano.
—El abuelo es un encanto, pero Jonghyun y yo intentamos no agobiarle. Suelo visitarlo de vez en cuando y algunas veces se pasa por casa o por el taller. Todavía me llama «su niño» cuando me ve.
Taemin quería al abuelo y se preguntó si Minho habría ido a verle después de que el anciano apareciese por el taller, si le habría dicho quién era realmente. Se lo había dicho a Jonghyun, ¿por qué no iba a decírselo a él?
Se libró de seguir torturándose con aquello cuando la hija de Victoria, Katy, se acercó a tomar nota del pedido. La conversación decayó después de eso. Taemin se bebió el vino, luchando contra la necesidad de preguntarle, de exigirle respuestas.
Algunas personas entraron al patio para charlar y saludarlos. La mayoría sólo sentían curiosidad, otras, como Junjin, se metían donde no debían.
Aquello convirtió la cena en una experiencia exasperante y Taemin deseó haber ido a Odessa. Era allí donde Minhyuk y él solían salir a cenar, ya que, en Namdong, el hecho de que Minhyuk fuera tan popular implicaba que otras parejas se unieran a ellos cuando lo único que querían era disfrutar de una noche a solas.
—¿Estás listo? —le preguntó Minho después de cenar, observando cómo el menor jugueteaba con la copa de vino y fruncía el ceño.
—Sí, vámonos.
Taemin dejó la copa sobre el mantel cuando Minho se levantó tras dejar una buena propina en la mesa. Al castaño le gustó que fuera tan generoso ya que Victoria había dicho que la cena corría por cuenta de la casa.
Lo cogió del codo para guiarlo fuera del restaurante y Taemin se percató de que él no había mirado ni una sola vez a la mesa de Junjin, desde la que su padre los había seguido con la vista.
Algunas veces, Taemin sentía realmente lástima por Yun Gyeom. Durante los años que compartió con Minhyuk, siempre tuvo la impresión de que aquel hombre quería más a su hijo de lo que demostraba. Minhyuk creía que su padre no sentía nada por él y que lo único que le importaba era su rancho. Para su sorpresa, después de la «muerte» de hijo, Yun Gyeom intentó por todos los medios hacerse con el taller, aunque Taemin jamás había sabido por qué. Había estado tan resuelto a conseguirlo como Junjin o Kyuhyun. Como si fuera alguna clase de trofeo. Taemin jamás entendió aquella postura y tampoco sabía si quería hacerlo.
Él se había preguntado muchas veces a lo largo de los últimos años por qué demonios se había quedado allí. Por qué seguir luchando, por qué intentar continuar sin Minhyuk.
Ahora sabía por qué, y aquella seguridad tenía el poder de estremecerle el corazón. Se había quedado porque sabía que él regresaría.
El todoterreno estaba aparcado cerca de la entrada del restaurante. Minho lo ayudó a subir sin decir una sola palabra y luego se dirigió al lado del conductor.
Una vez tras el volante, Minho arrancó el motor y se quedó observando el restaurante en silencio. Al cabo de unos pocos segundos, Taemin se dio cuenta de qué era lo que estaba mirando.
Yun Gyeom los había seguido. Estaba en el porche del local con las manos en las caderas y los ojos entrecerrados y clavados en el todoterreno.
—¿Es … ? —le preguntó Minho con suavidad.
Taemin asintió y sostuvo la mirada a Yun Gyeom durante un buen rato. Lo que vio en sus ojos lo confundió. Hubiera podido jurar que era pena.
Minho dio marcha atrás antes de maniobrar y salir del aparcamiento. No dijo nada, ni miró atrás. No parecía haber ni un rastro de pesar en su expresión ni en su actitud. Pero el castaño lo percibió. Sintió cómo lo inundaba.
Yun Gyeom era su padre, y él sabía que Minhyuk siempre había esperado que llegara el día en que se reconciliaran.
—¿Por qué te quedaste aquí después de que muriera? —inquirió al tiempo que se incorporaba a la carretera en dirección a la casa de la colina—. Podrías haberte ido a cualquier parte.
Taemin se encogió de hombros.
—Minhyuk estaba aquí.
—Él está muerto —sentenció Minho—. Te aferras a él como a un talismán, Taemin. Como si todavía estuviera vivo, y no es así.
—Te equivocas —afirmó sacudiendo la cabeza—. Mientras permanezca aquí, con las cosas que él amaba, seguiré conservando una parte de él.
Lo miró, percibiendo claramente cómo fluía el dolor entre ellos.
—¿Crees que esto es lo que él habría querido para ti? —le espetó Minho con furia—. ¿Que te quedaras aquí, llorando por él? ¿Sufriendo la mezquina condena que he visto en esas personas? ¿Crees que te amaba tan poco?
—El amor que sentía por mí no viene al caso —replicó—. Yo lo amaba muchísimo. Y en cualquier caso, ¿qué puede importarte a ti, Minho?
Él apretó el volante con las manos.
—Entonces fuiste una estúpido —gruñó al cabo de unos segundos—. O demasiado joven para saber lo que hacías. ¿Cuántos años tenías cuando murió? ¿Dieciocho? Estuvo con un maldito niñito.
Taemin permaneció en silencio durante largos segundos. Observó la noche, sintiendo cómo la furia crecía en su interior.
—Me pasé más de un año imaginando de cuántas maneras podía haber muerto —dijo al fin con frialdad—. Tenía veinte años cuando él se marchó a su última misión. Después de que me comunicaran su muerte, me despertaba cada noche gritando, rezando, viéndolo morir una y otra vez, sintiendo un dolor que me impedía respirar y seguir viviendo. —Taemin había visto el infierno de Minho, ahora lo sabía—. No me digas que fui un estúpido. Lo amaba. Nunca lo dudes. Puede que duermas algunas noches en su cama, o que conduzcas su todoterreno y te acuestes conmigo, pero no tienes los papeles que te dan derecho a formarte un juicio sobre mi.
Taemin le estaba presionando y lo sabía.
Minho le lanzó una mirada de reojo.
—¿Qué demonios quieres decir?
—Esto ni siquiera es una relación, Minho. No eres nadie, ni mi padre ni mi hermano. No eres quién para decirme nada.
—Soy tu amante —gruñó él con furia—. Eso me da derecho. Y estoy cansado de oír hablar de Minhyuk.
—Por lo que a mí respecta, no tienes ningún derecho —le informó—. Y, al fin y al cabo, es mi opinión la que cuenta. Por cierto, te has pasado la casa.
—Ya lo sé. —Volvió a apretar los dedos en torno al volante—. Ha sido a propósito.
Taemin le dirigió una mirada cautelosa.
—Es bueno saberlo.
Minho giró la cabeza y lo fulminó con la mirada antes de volver a prestar atención a la carretera.
—Tienes la molesta costumbre de ser algo sarcástico, Taemin.
Y no había sido así antes, el castaño lo sabía. Taemin logró contener una sonrisa.
—¿Sólo algo? Maldición, y yo pensando que era muy sarcástico. Debo practicar más.
La expresión de Minho era tensa y furiosa mientras miraba ominosamente la carretera que se extendía ante ellos.
—Son unos bastardos —maldijo finalmente—. No soporto ver que te tratan como si no tuvieras cerebro.
Él se rió.
—Minhyuk pensaba que no era más que una muñequito de porcelana. Un rubio tonto. El era alto y musculoso, y le encantaba que pareciera indefenso.
Era la verdad y a Minho no le gustaba que fuera así. Lo odiaba. Le mostraba una faceta del hombre que había sido que no le gustaba en absoluto. Había querido que Taemin dependiera de él y jamás se había dado cuenta de que había sido al contrario. De que había sido él quien había dependido del castaño. Dependía por completo del amor de Taemin para seguir siendo humano, para recuperar la risa y el humor al volver de una misión. —¿Y se lo consentiste? —le preguntó.
—Me encantaba parecer indefenso ante él. Pero he madurado, Minho. No soy un muñeco ni tampoco un estúpido. Puedo sobrevivir sin tener un hombretón grande y fuerte en quien apoyarme. Me lo he demostrado a mí mismo y también a cualquiera que pensara que no era más que un tonto. Sólo tenía dieciocho años cuando decidí vivir con Minhyuk. Veinte, cuando él desapareció en aquella última misión. Lo amaba con toda mi alma; sin embargo, ahora me valgo por mi mismo y todos esos juegos no forman parte de la persona que soy ahora. Acostúmbrate a ello, porque ya no estoy dispuesto a fingir que no tengo cerebro.
—Él no te merecía. —Minho tenía la mandíbula tan tensa que parecía a punto de desencajarse.
—Él lo era todo para mí —susurró Taemin—. El hecho de que no me conociera por completo fue culpa mía. Mía y de mi juventud. Pero habríamos madurado el uno junto al otro. Estoy seguro. Habríamos aprendido a conocernos con el tiempo.
Observó con curiosidad cómo él tomaba un camino de tierra en vez de continuar hacia Odessa como pensaba que estaba haciendo. Las luces del todoterreno atravesaron la oscuridad como una lanza, iluminando los pinos y el camino hasta que se detuvieron frente a pequeño cañón.
—¿Para qué hemos venido aquí? —Taemin miró la oscuridad que los rodeaba mientras él apagaba el motor.
—Para esto. —Se giró hacia él, le desabrochó el cinturón de seguridad y un segundo después el respaldo del asiento del copiloto cayó sobre el asiento trasero, formando una especie de cama.
—No sabía que se podía hacer eso —comentó el menor con nerviosismo.
Él alto lo empujó sobre el asiento hasta que la cabeza castaña descansó sobre el respaldo y luego lo agarró por la cintura. Minho respiraba entre jadeos. Taemin vio un brillo salvaje en sus ojos y el deseo reflejado en su rostro.
—No deberías haberte quedado aquí. No soporto ver cómo esos bastardos te miran imaginándote en sus camas. Como si tú no fueras más que un juguete.
Los celos lo atravesaban. Brillaban en sus ojos y despertaban un impulso de independencia que Taemin no sabía que poseía.
—¿Es eso lo que soy para ti? —Taemin colocó las manos por encima de la cabeza. No lo apartó. No luchó contra el deseo que crecía en su interior—. Te quejas de algo que quieres para ti mismo, Minho. Poseerme.
El abrió la boca como si fuera a hablar. A responderle. Un instante más tarde bajó la cabeza y le capturó los labios con fiereza.
Como si hubieran acercado una cerilla a la gasolina, el deseo y la necesidad estallaron entre ellos con rapidez.
Minho no podía explicar por completo la necesidad de hacerla suyo en el todoterreno. El hecho de que le hubiera permitido conducirlo pensando que él era otro hombre, que se hubiera sentado junto a él, hacía que sintiera unos celos irracionales que lo devoraban vivo. Quería dejar su marca en el todoterreno y en el castaño. Quería estar condenadamente seguro de que ningún otro hombre conducía aquel vehículo ni se acostaba con su Taemin.
Los dos eran suyos.
El instinto de poseerlo se clavó en sus entrañas con crueles garras. La injusticia que estaba cometiendo con el menor le preocupaba más que cualquier otra cosa, pero la necesidad dominaba su cuerpo y lo dejaba incapacitado para luchar contra ello. Había sabido, ya antes de dejarlo, durante su captura y después de ella, que había muchos hombres dispuestos a ocupar la cama de Taemin. A veces, a lo largo de los años, había llegado a pensar que si Taemin hubiera tenido un amante después de su supuesta muerte, él habría podido continuar su camino sin más, sin volver a la vista atrás.
Pero al sentir la intensidad con que lo besaba, la desesperación con que lo aceptaba en su cuerpo, con un hambre que no hacía más que crecer en su interior, sabía que eso no habría importado. Habrían acabado juntos, de una manera u otra. Todo lo habría conducido hacia él, cada segundo transcurrido. Su deseo por su Taemin habría resultado, finalmente, demasiado poderoso.
Sin embargo, esa noche había ido demasiado lejos. Sólo Jonghyun sabía que Minhyuk había reajustado la palanca de los asientos del todoterreno de tal manera que permitiera crear una pequeña cama doble dentro del vehículo. Había reducido la altura de los asientos delanteros para que se encontraran al mismo nivel que los de atrás.
Los respaldos se replegaban una vez que el asiento se bajaba automáticamente, creando una cuña entre ambos asientos y el suelo para sostenerlos.
Había hecho esos ajustes con la intención de terminar haciendo aquello. De poseer a Taemin en el todoterreno. Jamás había tenido la oportunidad de probarlo antes. Salvo ahora, cuando la obsesión por el menor, contra la que siempre había luchado, crecía en su interior sin frenos, inundando su mente por completo.
El menor pensaba que Minhyuk había desaparecido. Que estaba muerto. Y ahora estaba permitiendo que otro hombre lo tocara, lo abrazara, condujera su maldito todoterreno.
Tras esa noche, no importaba lo que le deparara el futuro, ningún otro hombre tendría lo que era suyo.
Le aferró las caderas con las manos y emitió un gruñido casi animal contra sus labios. Le acarició el interior de la boca con la lengua, devorándolo, y se estremeció ante la necesidad que fluía a través de sus cuerpos, tensándolos.
No sintió rigidez ni dolor en sus heridas. Tampoco le hubiera importado. Todo lo que sentía era a Taemin, sus manos agarrándose al cuero del asiento trasero mientras lo besaba, deseándolo ardientemente.
Echó la cabeza hacia atrás y se le quedó mirando fijamente. La luz de la luna entraba en la cabina del todoterreno, iluminándole el bello rostro, los ojos almendrados y los labios hinchados. Debajo del polo que traia, podía ver como el pecho del menor subía y bajaba cuando tomaba aire. Minho tuvo que apretar los dientes para contenerse y no arrancarle las ropas.
Alzándose sobre el castaño, bajó la mirada por el cuerpo de Taemin. El short se le había subido por los muslos, mostrando por completo sus blanquecinas piernas, provocando una punzante reacción en el vientre de Minho que lo dejó sin aliento.
Los muslos brillaban tenuemente bajo la luz de la luna, como si su piel fuera del más fino satén, como magia dulce y suave. Taemin siempre había sido pura magia para él.
Amarlo había sido su salvación y su máximo tormento. Su más fiero deseo.
—Eres perfecto. —Minho le puso la mano sobre el muslo y sintió bajo la palma cómo vibraban los músculos del menor respondiendo a su caricia.
—No es cierto —rebatió el castaño con un sonido ronco que penetró en los sentidos de Minho con una oleada de lujuria que apenas pudo contener.
Minho le deslizó la mano por el muslo en una ardiente caricia que fue para él más potente que cualquier droga.
—Quiero desnudarte. —No quería llenarse la cabeza con otra cosa que no fuera la visión y el tacto de SU Taemin—. Mantén los brazos por encima de la cabeza. —Le subió las manos hasta la parte superior del asiento, observando cómo curvaba los dedos en la unión entre el asiento y el reposacabezas—. Muy bien, buen chico. Ahora déjame tocarte.
—Pero yo también quiero tocarte. —Taemin se arqueó cuando los dedos de Minho se deslizaron por sobre su ropa desde su clavícula hasta ombligo, allí en donde se encontraba el dobladillo del polo que le estorbaba al mayor.
Dios, lo deseaba tanto que temblaba de anticipación. La adrenalina lo atravesaba. Podía sentirla. Podía sentir cómo la lujuria crecía en su interior sólo ante el pensamiento de verlo desnudo.
No le ocurría con ninguna otra persona. Sólo Taemin tenía el poder de provocarle de esa manera. Incluso durante su estancia en el infierno, cuando la lujuria latía entre sus muslos en un estado de pura agonía, no podía soportar la idea de tocar a alguien mas.
Siempre lo había sabido. No importaba cuan ciego de lujuria y aturdido por la droga estuviera. Ninguna de las mujeres con las que le habían tentado era Taemin, lo sabía en cuanto las tocaba. Sabía que no eran Taemin, su vida, en el instante que las rozaba.
—Sueño contigo —murmuró Minho cuando metió las manos debajo de la tela, revelando la piel pálida—. Sueño —tenía que estar soñando ahora— con tocarte. Con saborearte.
—¿Por qué soñar? —Taemin observó los oscurecidos ojos del hombre que amaba, con la pestañas sombreándole las mejillas—. No tienes por qué soñar, Minho. Estoy aquí.
El mayor aun con las manos bajo la tela, le subió el polo por completo y se quedó mirando los pezones del menor, duros y erizados, se erguían orgullosamente. Conocía su forma. Su color. Su exquisito sabor bajo su lengua, en su boca. Lo sabía y quería más.
Nadie debería tener tanto poder sobre un hombre.
Pero Minho lo había aceptado y amado hacía mucho tiempo. Era tan sólo una parte más de la necesidad y la pasión que fluían entre ellos.
Cogió las manos de Taemin para levantarlo y quitarle el polo por los hombros, y luego le acarició la piel.
Tuvo que apretar los dientes cuando los labios del menor encontraron su cuello. Le atormentó con su lengua y le rozó con los labios. Minho quiso aullar ante el deseo que sentía en lo más profundo de los testículos.
Apartó la prenda a un lado.
Dios, su pecho. La piel blanca y delicada que rogaba por sus caricias, lo estaba volviendo loco. Taemin tenía los pezones duros y tensos. Los pezones se oscurecían, se erguían y sabían como el deseo, puros y dulces.
Le pasó las manos por la espalda, medio incorporándolo para poder bajar la cabeza hacia las anhelantes cimas de los pezones.
Curvó la lengua en torno a uno de ellos y el gemido de Taemin atravesó los sentidos de Minho como una caricia.
—Adoro tus pezones —susurró, atrapando entre sus labios aquel punto tenso con un suave movimiento de succión—. Son tan dulces y tersos. Tan duros y calientes.
Taemin se puso rígido y se arqueó.
Minho lo deslizó al medio del asiento, se montó a horcajadas sobre sus piernas para inmovilizarlo e inclinó la cabeza otra vez.
—Voy a chuparte los pezones, Taemin. Voy a chupártelos tan dulce y profundamente que te vas a correr sólo con eso.
Lo había hecho antes, una vez. Hacía ya mucho tiempo. Unos meses antes de convivir. Lo había puesto tan caliente, tan mojado, había jugado con aquel cuerpo perfecto de una forma tan despiadada que la dulce succión de uno de sus pezones lo había hecho correrse.
Minho quería que ocurriese de nuevo. Quería sentir la salvaje excitación de Taemin en los labios al lamerle el miembro. Quería saborear su esencia. Quería que estuviese tan mojado, tan excitado, que la huella de su lujuria quedara grabada en el interior de ese vehículo de tal manera que jamás permitiera que otro hombre estuviera allí dentro con él.
Taemin se movió sensualmente bajo él cuando Minho inclinó la cabeza de nuevo. Le lamió el pezón y lo besó. Le rozó con los dientes la carne que circundaba el pezón. Le mordisqueó la piel cremosa y le dejó una marca suave y enrojecida mientras lo atraía hasta su boca.
El pequeño mordisco de amor se oscurecería, marcándolo como suyo.
—Tan dulce y excitado. —Minho se quitó la camiseta por la cabeza sin dejar de mirarlo y la dejó a un lado.
—Quiero tocarte. —La voz del castaño estaba ahora ronca de deseo, ávida, hambrienta—. Déjame tocarte, Minho.
—Todavía no. —Le acarició los brazos con las palmas y le apretó las manos duramente entre el asiento y el respaldo—. Agárrate ahí. No muevas las manos o me detendré.
Maldición, claro que lo haría. Si Taemin lo tocaba, estallaría en llamas y lo penetraría con tal rapidez y dureza que ninguno de los dos sabría qué había pasado.
—Quédate quieto, Taemin. Quédate quieto y deja que te ame.
*************************************
Ah~~ soy una odiosa! =P El domingo actualizo!! Es una promesa~~ kekeke~~ cuidense!!! Bye bye!! n_n
Janess
♥♥Minho♥♥SHINee♥♥
1470
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Edito tarde u_______u pero es que me olvide sino me mencionas no me acuerdo buuu~~ ahora si comento XD
Hahahaha cierto que aquí entra la pareja khuntoria xD tu no puedes contigo misma hahahahahaahaha xD
Hasta Victoria se dio cuenta de la peligrosidad del rano *¬* solo que no lo mire mucho porque es de mi Tae -3- tiene a Nickhun y anda mirando parejas de otros~~
Ohhh y entro Junjin hahahahaha pero el papel que hace me hizo dar cólera buu~ todos le quiere quitar el taller al pobre de Tae :( pero al menos Minho ya dejo en claro que cuida a Tae y que no es necesario que nadie esté ahí kkkkk~~
Ashhhh pero tbm me dio cólera cuando leí esta parte:
—
Entonces fuiste una estúpido —gruñó al cabo de unos segundos—. O demasiado joven para saber lo que hacías. ¿Cuántos años tenías cuando murió? ¿Dieciocho? Estuvo con un maldito niñito.
Que demonios!!! A el que le importa ashhhhhhhhhh cuando se pone en el plan ese de estar celoso de el mismo me dan ganas de estrangularlo porque habla babosada y media y hiere a Taemin en el proceso.
Pero de ahí Tae lo pone en su sitio muajajajajaj bien hecho por baboso, no sé que tiene
—Esto ni siquiera es una relación, Minho. No eres nadie, ni mi padre ni mi hermano. No eres quién para decirme nada.
—Soy tu amante —gruñó él con furia—. Eso me da derecho. Y estoy cansado de oír hablar de Minhyuk.
JA! Ahora sino? Minho baboso ashhhhhhhhhhhh Taemin tiene razón porque ni si quiera a optado por decirle q son algo!!! A
Asume que es su amante y puede controlarlo? Hahahahahaha mi Tae le ha puesto los puntos bien claros sobre la mesa xD
Hahahahahaha y de ahí empezaron con su momento todo hot xD hahahahaha ese Minho con su hotel/carro se pasa~~ No desaprovecha la oportunidad de hacer de las suyas *3* -no me quejo- pero después de todo lo que han hablado pues sería algo así como sexo salvaje(?)
Hahahahaha No me hagas caso ya queme :P bueno amiga cuídate, ya hablamos más tarde beshossssssssssssss! Bye bye~~
Última edición por Nina_Lee el Dom Nov 11, 2012 12:51 pm, editado 1 vez
Nina_Lee
♥Taemin♥
1597
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
TIA D: como es que lo dejaste hasta ahi (;_;) mi tortura total,aunque no te odiare te lo prometo ya te lo habia dicho en face y tienes toda la razon no me tire a rodar en el transporte jejejeje me odiaria si no leyera la continuacion jeje, ahhhhh no sabes cuanto te quiero !!!! me hiciste feliz me diste mas minho rudo (*w*) y dios casi muero de amor cuando leo es que es tan salvaje y sexi en momentitos envidio a tae jejejeje huy huy ahhhh gracias por el capitulo tia hermosa nos estamos leyendo te super quiero *3* hasta prontito [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Última edición por lizzie el Mar Nov 06, 2012 11:27 pm, editado 1 vez
lizzie
minho y key y mi yeobo fanny ♥ !!!!
577
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
aahh... me encanto estuvo muy bueno pero
porque lo dejaste ahi estoy muriendo de
ansias quiero seguir leyendo ya quiero leer
el siguiente capitulo minho es un tonto
siente celos de el mismo pero me encanta
me pregunto cuando le dira la verdad a
taemin pero creo que tengo que esperar
bueno espero por el siguiente capitulo
saluditos ^^
Última edición por shineebrillosita el Vie Nov 09, 2012 6:48 pm, editado 1 vez
shineebrillosita
♥TAEMIN♥
1560
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Hi!!! n_n como les dije! domingo actu! y aqui les dejo!! espero sus coments!! Abajo sus posts!!! cuidense!! bye bye ^.^
- Spoiler:
- Nina!!! Jajaja~~ no lo puedo negar!!! me gustó esa pareja! el khuntoria <3 tal vez seré molida a golpes luego de eso!! pero kekeke~~ desde que los vi en WGM me quede *-*
HAHAHa~~~ regresando al fic~~~
Ah~~ tu sabes como es el Minhot! a veces su boca es mas grande que no se que cosa! Kkekke~~ oh~~ pero esa escena en el carro/hotel(?) HAHAA~~ esas cosas tienen sus ventajas!!!! o no? *.*
Kekeke~~ desvario y antes de tiempo *¬* pero ya sabes como me pongo! dejo la actu! y te paso la otra! kekekke~~~ Besotes para ti tambien!!! *3*
Lizzie: oh~~ mi sobrina! HAHAHA~~ soy mala no? por dejarlo asi? pero es que, que se hace? kekekke~~ pues ya te lo dije no hace falta que te tires por el carro! aqui esta la conti!!!y no demoraré en actualizar!! Kekek~~ te dejo al MinhoT todo ruder!!! kekeke~~ ok no! pero me entiendes!!! cuidate mucho!!! tk! besos! n_n
shineebrillosita: Kekeke~ odiame por dejarlo ahi! *^* pero esta vez no me demoré mucho no? dije domingo y es domingo! aunque varios no editaron ¬¬ HAHAHA~~~ ah! a mi tb me mata cuando Minho se pone celoso de él mismo, y lo peor es que le busca presionar a Tae y le sale al reves! JAJJAJA~~ baboo~~ Te dejo la actu!!Gracias por comentar!!! xD~
*****************************************
Capítulo 19
¿Qué le estaba haciendo? Había algunos aspectos de Minho que no parecían propios del Minhyuk que el menor recordaba, que liberaban partes de Taemin que Minhyuk jamás había poseído. Igual que él revelaba partes de sí mismo que Taemin no había conocido durante su convivencia.
Taemin se arqueó cuando las manos de Minho recorrieron su pecho con la dureza suficiente para despertar en él una pequeña alarma ante el peligro y un deseo abrumadores. Le apretaba y lamía los pezones, acariciándolos con los dedos y luego con la lengua.
Minhyuk siempre había sido un amante minucioso, pero en aquel momento, era casi como si el deseo que sentía le hiciera estar furioso con todo. Con cada parte del castaño, incluida su alma.
Taemin siempre había tenido los pezones muy sensibles. Eran brotes duros y dolorosos. La barbilla áspera de Minho le raspaba la piel. Sus labios y su lengua lo acariciaban y le marcaban como suyo. Taemin se arqueó, se retorció e intentó acercarse más a aquella lengua diabólica que con cada movimiento provocaba relámpagos de placer que le desgarraban el vientre.
Estaba duro y excitado. Tan preparado para él. Lo necesitaba tanto que los gemidos que salían de sus labios se convirtieron en súplicas, en gritos de implorante necesidad.
—Te gusta lo que te hago. —-La confianza y el placer llenaban la ronca voz masculina
cuando atrapó entre sus labios un duro pezón.
—Lo odio —jadeó el menor, sabiendo que era mentira.
Minho se rió entre dientes y, por un momento, Taemin retrocedió en el tiempo. Aquella risa ahogada, ronca y aterciopelada, era un sonido del pasado y casi le hizo alcanzar el orgasmo.
—Apuesto lo que quieras a que estás duro y mojado —susurró—. Si ahora deslizara la lengua por tu miembro, se llenaría de tu jugo. Quiero saborear tu necesidad.
A pesar de su dureza, su voz estaba impresa de una extraña ternura. Taemin se estremeció ante el sonido y sintió que su miembro se endurecía y le palpitaba aún más.
—Cuando llegue ahí abajo, lo disfrutaras, ¿verdad, Taemin?
El menor le brindó una sonrisa.
—Para eso tendrías que hacerlo bien, Minho.
El pelinegro se quedó paralizado y le brillaron los ojos. Su rostro se contrajo con tanto deseo y lujuria, que al verlo Taemin sintió un duro estremecimiento en el vientre.
Oh, sí. Su Minhyuk adoraba los retos. Le encantaba provocarlo, sabiendo que eso solo sería el principio de lo que de verdad se venía, quería sentirlo lamer y morder cada centímetro de su piel, acariciarlo, besarlo.
La respiración de Minho se hizo más áspera, y apretó los clientes.
—¿Me estás retando? —Los músculos de su pecho y de los brazos se tensaron e hincharon.
—Puedes hacerme lo que quieras —Taemin esbozó una sonrisa lenta y provocativa—. Me tienes aquí.
Minho dio un respingo, como si le hubieran dado un latigazo.
Se llevó una mano a los vaqueros, aflojó el cinturón y se los bajó casi desgarrándolos. Inclinó la cabeza otra vez sobre el pecho de Taemin y él casi gritó cuando sus labios le cubrieron el pezón.
El pelinegro se estaba acariciando a sí mismo. Taemin lo sabía y quiso tocarlo. Pero los labios del alto lo estaban consumiendo, provocándole un placer tan intenso que enviaron brutales ramalazos de placer a su vientre, a su sexo, hasta que explotó.
No fue un simple orgasmo. Sino un torrente de ardiente éxtasis que detonó en su vientre y le hizo contraer salvajemente sus músculos internos. Taemin gritó, estremeciéndose y retorciéndose de placer mientras Minho seguía lamiéndole el pezón con la lengua y emitía un gemido desde lo más profundo del pecho.
El mayor se incorporó de golpe y avanzó sobre el cuerpo de Taemin. Enterró la mano en los cabellos castaños y le alzó la cabeza para darle exactamente lo que el menor quería.
Su grueso miembro se abrió paso entre los labios rosas y el menor lo succionó con ansia. Minho le desabrochó el cierre del short, le bajó la cremallera y le deslizó la prenda por los muslos.
Taemin alzó el trasero para ayudarle a despojarlo de la prenda, quedándose tan sólo con la ropa interior. El bóxer gris no ocultaba la humedad que surgía incontrolable de su miembro.
Jugó con el glande en el interior de la boca, lamiendo la parte inferior, chupándolo y gimiendo al saborear el líquido preseminal que había salido por la diminuta ranura de la punta.
—Sí —siseó el pelinegro con descarnado placer—. Dios, tu boca es el paraíso. Tan caliente y mojada. Succióname más, Taemin. Toma todo lo que puedas, pequeño.
El mencionado obedeció, aplanando la lengua cuando él se deslizó profundamente en el interior de su boca con envites lentos y deliberados, inundándole los sentidos con su sabor.
Minho bajó la mirada hacia el menor, observando cómo lo miraba, sintiendo el movimiento de la boca de Taemin en su dura y torturada erección. Su boca era tan caliente. Tan perfecta. Dios, le succionaba de una manera que demostraba lo mucho que le gustaba su sabor y sentirlo en su boca.
El adoraba meterle la polla en la boca. Le encantaba mirarlo; aquella expresión inocente de su cara lo ponía aún más duro, lo excitaba todavía más, si eso era posible. Como si él fuera casi virgen. Casi tan inocente como la primera vez que lo hizo suyo.
Minho se agarró la base de su erección y tensó los muslos cuando el castaño deslizó una mano entre ellos para amasar con suavidad sus testículos.
Gruñó ante el éxtasis que le produjo la caricia de su mano y la succión firme, húmeda y caliente de su boca.
Minho le recorrió el plano abdomen con la mano, deslizó los dedos bajo el borde del bóxer y se detuvo. Todavía no. Si se permitía sentir la resbaladiza humedad de la piel del sexo de Taemin en los dedos, se correría. Se derramaría en él, llenaría aquella cálida boca con su semilla y cualquier esperanza de controlarse se iría al infierno.
—Estás jugando con fuego —musitó sonriendo con aprobación mientras Taemin seguía jugando con sus labios y su lengua. El menor se retiró y se pasó la lengua por los labios. Al verlo, Minho se estremeció contra él y emitió un gemido desgarrador. Retiró los dedos de debajo del bóxer y lo miró con una inquietante promesa en los ojos antes de darle una ligera palmada sensual sobre su miembro endurecido, sobre la mojada tela de la prenda interior.
Taemin se quedó paralizado. Tenía los ojos almendrados casi negros y volvió a albergar en su boca el glande de Minho y a lamerlo con voracidad y deseo.
—¿Te gusta que haga eso, pequeño? —murmuró él—. ¿Quieres que lo repita?
Taemin se arqueó bajo su cuerpo y la dulce presión de su boca se hizo más profunda, haciendo que los testículos de Minho se tensaran de una manera casi dolorosa mientras daba otra palmada sobre su miembro, algo que casi extrajo cada gramo de placer que surcaba la dura longitud de su miembro.
El menor intentó gritar al tiempo que lo succionaba. Las suaves cachetadas de la mano de Minho no eran fuertes, pero hacían arder su carne sensible y excitaban las terminaciones nerviosas de todo su cuerpo.
Taemin quería que aquellas palmadas fueran más fuertes. Con cada ardiente caricia el castaño le succionaba con más fuerza, con más firmeza, utilizando la lengua para azotarle el sensible glande y diciéndole con algo más que palabras el placer que la atravesaba.
—Te gusta. —Minho tomó fuertemente el miembro del menor por sobre la prenda que aun llevaba puesta, dejando escapar un gemido por parte del castaño—. Te gusta que sea duro, ¿verdad? Quieres que no me contenga tanto. Que te haga arder.
A Taemin le gustaba arder.
No podía creer que él estuviera haciendo eso, allí, en el todo-terreno. Jamás le había hecho nada parecido en el tiempo que habían estado juntos antes de su desaparición. Nunca lo había amado de esa manera, ni lo había poseído con esa lujuria y voracidad.
Santo cielo. Minho sentía que la necesidad le hacía explotar la cabeza. La adrenalina le fustigaba el cuerpo. La lujuria nublaba sus sentidos. No iba a poder contenerse. Si no sacaba la polla de la dulce boca de Taemin iba a explotar.
Se retiró. Comenzó a masajear el miembro del menor por encima de la tela mojada y oyó la rápida inspiración del castaño. Le dio otra acalorada cachetada. No fue tan suave como la anterior, sino un poco más fuerte, lo suficiente para hacerlo arder, para que su miembro se endureciera aún más al punto de que le palpitara y latiera, pero no para que se corriera. Todavía no. Quería que Taemin se corriera en sus labios, contra su lengua. Quería sentir que su sexo se contrajera, se licuara, y expulsara su semilla en él.
Minho se echó hacia atrás, lo alzó y lo colocó de tal manera que la cabeza de Taemin quedó situada frente al volante. Le abrió las piernas y miró fijamente la tela gris mojada que cubría difícilmente la erección que tenía el menor.
Le deslizó el bóxer por los muslos, acariciándole las piernas y las rodillas, y lo dejó a un lado. Luego bajó la mirada su miembro y a las nalgas.
Recorrió con los dedos toda la longitud del sexo del menor, la provocativa curva de su trasero y se lo levantó más para palmearlo ligeramente. Sólo una suave cachetada.
La luz de la luna brillaba sobre la pálida piel de Taemin cuando Minho le pasó los dedos por la estrecha hendidura, provocándolo, sintiendo los jugos que también cubrían la diminuta entrada de su ano.
—¿Qué necesitas, pequeño?
—Minho —gimió su nombre con voz desfallecida, clavando las uñas sobre los asientos de piel y marcándolos para siempre.
Ver las marcas dejadas en el asiento llenó de satisfacción a Minho. Estaba marcado con su pasión. Igual que lo había marcado a él.
Le bajó las piernas y se las abrió de nuevo, clavando los ojos en aquella pequeña entrada que reclamaba por él. Apretó los dientes. Tenía que verlo mejor.
Encendió las luces de la cabina, tensó la mandíbula y rechinó los dientes ante la vista de la humedad que cubría a Taemin.
—Voy a devorarte —masculló el moreno, apoyando una rodilla en el suelo del vehículo e inclinando la cabeza hacia la carne dulce y tersa que lo esperaba entre los muslos del menor.
Su Taemin.
Mojado.
Caliente.
—Dios mío. Minho. Sí. —El castaño arqueó las caderas hacia él.
—¿Qué quieres, Taemin? —murmuró sobre su carne mojada—. Dímelo, pequeño. Dime lo que quieres. ¿Lo quieres suave y dulce? —Lamió desde la base hacia la punta para saborear los jugos que empezaban a fluir de su frágil cuerpo, y gimió ante el dulce y cálido sabor de su Taemin.
—¿O duro y profundo? —Lo alzó hacia él, engulló su miembro completamente y escuchó que los labios de Taemin dejaban escapar un grito agudo y suplicante.
Minho sintió la erección del menor crecer aun mas en su boca, jugaba con ella apresándola entre su lengua y paladar, su propia erección se estremeció en respuesta. Le latía el engrosado glande, le palpitaba. Demonios. Si no lo tocaba, lo saboreaba, lo poseía, si no lo tenía una vez más moriría sin remedio.
Lo quería todo de él . Cada caricia, cada matiz de su sabor.
Taemin movió las manos y volvió a clavar las uñas en el asiento rasgando la superficie de piel. Otra marca. A Taemin nunca se le olvidaría. Jamás dejaría de recordar a quién pertenecía.
A él.
Le acarició la tierna y sensible carne de su sexo con un breve toque de su lengua. Lamió la dulce suavidad que chocó con su paladar, estimuló las terminaciones nerviosas ocultas del menor y sintió cómo la excitación crecía sin control en el frágil cuerpo, que se arqueaba pidiéndole más.
Taemin temblaba bajo él cuando Minho se retiró por unos instantes. Después le besó los testículos. Se los succionó, se los lamió, haciéndole perder la poca cordura que le quedaba.
Con su mano izquierda aprisionó la longitud del menor y empezó a bombearlo, mientras su lengua lubricaba dos de sus dedos que se deslizaron lenta y suavemente, hasta que penetró la pequeña entrada de su ano un par de centímetros.
—Minho. —Le enredó las manos en el pelo y levantó las caderas, penetrándose mas—. Oh Dios, Minho. Por favor. Por favor, no me dejes. Sigue torturándome. Haz que me corra. Oh, Dios. Deja que me corra.
El pelinegro le azotó la erección con la lengua, lo atormentó lenta y suavemente, y luego imprimió más dureza a sus movimientos, subiendo y bajando por su extensión, llenándose los sentidos con el sabor de Taemin y percibiendo en su propia piel la explosión que lo atravesó.
Después de unos segundos, Minho se incorporó. Se agarró la endurecida longitud de su erección con una mano y la acercó al castaño, sintiendo cómo Taemin le rodeaba los hombros con los brazos cuando introdujo el glande en la pequeña abertura de su cuerpo.
—Quiero poseerte despacio. —Apenas podía pronunciar las palabras debido al placer que sentía en el glande—. Lenta y profundamente.
El menor se alzó contra él, restregando su torso contra el contrario. Minho podía sentir sus pezones duros y calientes, clavándose en él.
—Eres tan estrecho, Taemin.
El mencionado lo miró con una expresión de tenso placer en los ojos entrecerrados y el rostro encendido por el deseo.
Dios, le encantaba mirarlo mientras lo poseía. Amaba observar las expresiones que atravesaban su rostro, la casi dolorosa necesidad que lo invadía.
Lo penetró un poco más, viendo cómo el contenía el aliento y, al sentir que sus músculos internos se cerraban en torno a su miembro, luchó por contenerse. Tenía que contenerse. Sólo un poco. Sólo unos minutos más antes de abandonarse al abrumador placer que el castaño le daba.
La mirada de Taemin se oscureció cuando Minho empezó a empujar en su interior. El ancho glande lo llenó, sumergiéndose en su interior cada vez más profundamente hasta que sintió que el fuego que lo recorría amenazaba con convertirlo en cenizas.
Los ojos de Minho se clavaron en los de él con un leve rastro de melancolía. Brillantes de emoción, más oscuros que nunca por las enfurecidas emociones que titilaban en ellos. Y aun así, llenos de una intensa lujuria.
Se introdujo en el menor por completo y su cabello rizado negro cubrió los rostros de ambos.
—Puedo sentir cómo me aprisionas en tu interior. —Su dura voz contenía un extraño y exquisito matiz, y una mueca de placer retorcía sus rasgos.
También Taemin sentía sus propios músculos internos contrayéndose una y otra vez sobre la gruesa erección que lo invadía.
—Es —musitó entre jadeos— tan bueno, Minho.
—Eres tan estrecho y ardiente —susurró él con suavidad. Le rozó los labios apenas un segundo y Taemin cerró los ojos—. Es como una pequeña boca caliente succionándome hasta el fondo. ¿Puedes sentirlo, Taemin? ¿Puedes sentir cómo esa dulce parte de ti se ciñe en torno a mí? ¿Cómo adora a mi polla?
Taemin gritó y se arqueó ante la puñalada de placer que atravesó su vientre.
—Te gusta esto, ¿verdad, pequeño? Que te diga cosas escandalosas, que te zurre un poquito. Sólo un poquito.
A él le encantaba. Lo deseaba. Al parecer, aquello era lo único que no le había gustado antes de que “muriera”, que él se contuviera.
—Eres un hombre peligroso, Minho —gimió. Se movió bajo él y sintió el roce de sus labios mientras hablaba.
—Agárrate bien, cariño. Vamos a intentar que ardas todavía más.
Taemin se aferró al pelo de Minho.
El impulsó las caderas hacia delante con un embiste duro y profundo, y un ronco y desgarrador gemido escapó de los labios de Taemin.
—Maldita sea, sí. Gime por mí.
Sujetándole la cadera con una mano, sacó su miembro casi del todo, dejando sólo el glande en su interior antes de hundirse en él otra vez con un salvaje y rápido movimiento.
Taemin casi explotó. Sintió una oleada de vibraciones en su vientre antes de que él se detuviese, sin llenarlo aún por completo, y dejó escapar su nombre con un ronco gemido.
—Otra vez. Grita por mí, Taemin. Grita mi nombre. —Minho se retiró de nuevo—. ¿Quién te está follando, Taemin?
Lo llenó con una fuerte embestida y el menor levantó las caderas para salir a su encuentro.
—Minho —gritó—. Oh, Dios. Minho.
—Sí. Eso es. —Arremetió contra él y le levantó las piernas para que le rodeara las caderas, mientras el castaño luchaba por conseguir el último toque de presión que le haría alcanzar la liberación.
—Vamos, pequeño, grita mi nombre. Quiero que sepas quién te está follando. Quién te posee. —Minho se retiró un poco—. ¿A quién pertenece este dulce y caliente coñito?
Volvió a empalarlo, a hundirse en él con rapidez y violencia, y Taemin gritó su nombre otra vez.
—Correcto. Soy yo, Minho, quien te folla.
Taemin abrió los ojos y su mirada le mostró sin restricciones la necesidad que lo consumía, al tiempo que observaba la expresión desencajada de Minho, los ojos brillantes y cada vez más oscuros.
Cediendo al fin al silencioso ruego del menor, él volvió a hundirse hasta el fondo en su interior con fiereza, y esta vez no se detuvo.
El sonido de carne contra carne, de las firmes y húmedas embestidas, y sus propios gritos, llenaron los oídos de Taemin. Cada uno de aquellos furiosos envites impactó aquel punto que lo hacía vibrar, llevándolo cada vez más alto, penetrándolo más profundamente, hasta que su cuerpo estalló liberando su semilla de una forma tan gloriosa y perfecta que Taemin sintió que se perdía en una niebla de interminable placer.
Entonces lo oyó a él. Minho gritó su nombre. Su voz áspera sonó casi agonizante cuando con dos envites más se enterró en él hasta la empuñadura, y luego palpitó en su interior llenándolo con los chorros de su cálida liberación.
El todoterreno quedó inundado por el olor a sexo y a satisfacción. Con el olor de dos hombres que habían hecho el amor en él. Ambos se mezclaron, marcaron los asientos y el interior de la cabina, y también marcaron sus almas.
Cuando Minho se derrumbó sobre Taemin, rodeándolo con los brazos, envolviéndolo en su poderoso abrazo, el castaño tuvo que luchar para contener las lágrimas y la necesidad de pedirle explicaciones.
Poseía el cuerpo de Minhyuk, poseía aquella oscura pasión que había vislumbrado en él tiempo atrás, pero no poseía su confianza.
La confirmación de que no confiaba en él, y de que sí le había contado lo que ocurría a su hermano, era un duro golpe para su corazón.
Apretó los brazos en torno a él y una lágrima solitaria resbaló por su mejilla antes de poder contenerla.
Por alguna razón, Minho estaba allí ahora. Lleno de deseo por él. Todavía duro dentro de él. Meciéndolos a ambos suavemente e inundando sus sentidos con rápidos jadeos.
—Una vez más. —Le susurró él al oído. Luego lo besó en el cuello y movió las caderas para retirar la erección de su interior, todavía gruesa y dura, hasta que sólo quedó el glande dentro de su cuerpo, antes de volver a penetrarlo una vez más.
Aquella vez lo poseyó despacio, lenta y suavemente, susurrando sobre sus labios, bebiendo de ellos. Saboreándolos con la aterciopelada aspereza de su lengua.
La mirada profunda del de ojos grandes estaba clavada en la suya. Feroz, brillante.
Angustiada y llena de emociones que —estaba seguro— él no sabía que mostraba.
Minho apretaba los dientes. Ahora no hablaba. Contenía las palabras. Contenía ese voto gutural que siempre le había dicho. La promesa que siempre le había hecho con su corazón y con su cuerpo.
—No te contengas —le suplicó el menor, acariciando la áspera mejilla del mayor y atrayéndolo hacia sí, disfrutando de las sensaciones que el cuerpo de Minho provocaba en el suyo—. Nunca te contengas. Jamás.
La respiración de Minho era jadeante en la húmeda y calurosa atmósfera de la cabina del todoterreno. Sus pieles se deslizaban una contra la otra, y sobre los asientos de cuero. Él gimió y aceleró el ritmo con la mandíbula tensa.
—Jamás te contengas —gritó el castaño al sentir que el placer consumía su cuerpo de nuevo y se preparaba para alcanzar el orgasmo, estremeciéndose con fuerza contra él mientras pronunciaba su nombre—. Oh Dios. Jamás te contengas.
Minho lo penetró una última vez y eyaculó con agonizante placer en el interior de Taemin, sintiéndose desgarrado por aquel asalto final a sus emociones. Seguido el menor se vino entre ambos.
Taemin siempre había provocado aquella reacción en él. Siempre lo había vuelto loco para que lo poseyera cuantas veces pudiera. Pero ahora, esa necesidad era como una llama eterna en lo más profundo de su alma. Jamás tendría suficiente de él.
Lo acunó entre sus brazos mientras luchaba por recuperar el aliento en el pesado aire de la cabina del todoterreno, notando el cuero mojado bajo sus cuerpos.
Deslizó las manos por la espalda de Taemin en dulces caricias y el menor se pegó a su pecho, provocando que Minho curvara las caderas contra él. Debería estar incómodo, pero no lo estaba. Lo abrazó, apartándole el pelo de la cara antes de besarlo en la frente con suavidad.
—¿Estás bien? —murmuró él cuando sintió que el menor volvía a respirar con normalidad.
La risita de Taemin fue temblorosa, casi llorosa.
—¿Estar vivo cuenta? —Taemin habló en voz baja, como él. Como si hablar más alto perturbara de alguna manera la intimidad que los rodeaba.
—Definitivamente, te quiero vivo. —Minho sonrió y le acarició el brazo desnudo mientras Taemin apoyaba la cabeza en el otro.
El castaño se sentía relajado y laxo contra él. Como una gatito perezoso. Lo único que faltaba era que ronroneara.
—Ha sido maravilloso —susurró mirándole a los enormes ojos y moviéndose sinuosamente contra sus caderas—. Estabas muy duro y excitado, ¿no es cierto, Minho?
El gruñó.
—¿A eso le llamas estar duro? Tae, esto ha sido sólo el aperitivo. Un tentempié.
Minho sonrió ampliamente al ver que Taemin agrandaba los ojos con sorpresa.
—Entonces no sé si sobreviviré cuando llegue el plato principal. —Frunció los labios al pensarlo—. ¿Tendré que doblar mi ración de vitaminas?
El pelinegro le mordisqueó la punta de la nariz, casi riéndose de su expresión cuando le deslizó los dedos por la cadera.
—Eres un niño malo. —Se movió con suavidad—. Podrías acabar recibiendo una buena zurra
—Quizá me guste. —Lo miró de soslayo—. Es toda una amenaza, Minhy.. —Taemin se interrumpió.
¡Dios santo! Taemin se pasó la mano por el pelo. Casi lo había llamado «Minhyuk». Casi había reconocido que sabía quién era.
—¿Qué? —dijo Minho con una sonrisa.
Taemin se contuvo y sus labios dibujaron una sonrisa pesarosa.
—Creo que eres un cuentista.
El entrecerró los ojos.
—Te demostraré lo contrario.
—¿Esta noche? —Taemin se rió con un sonido ronco y perezoso—. Antes volvamos a casa. La cama es más cómoda.- A casa. El pelinegro guardó silencio y bajó la mirada hacia el menor. —¿A casa?
Los ojos de Taemin parpadearon como si un pensamiento incómodo hubiera invadido su mente de repente, y la mente de Minho se llenó de inquietantes preguntas. ¿Habría recordado Taemin de pronto que él no era Minhyuk? ¿Que había dejado que otro hombre lo abrazara, que lo follara, aunque su corazón perteneciese a un muerto? Maldición, iba a tener que dejar de pensar en eso. Se volvería loco si no dejaba de sentir celos de... sí mismo.
—Tenemos que volver a casa —dijo el menor encogiéndose de hombros—. Supongo que «casa» es el sitio adonde quieras ir. No temas, no estoy sugiriendo que mi casa sea la tuya. Si prefieres la cama del apartamento, es cosa tuya.
Se apartó de él, recogió la ropa del suelo del todoterreno y comenzó a vestirse.
—Te he ofendido y no era mi intención hacerlo. —Minho le miró la espalda con el ceño fruncido. Maldita sea. Tenía que controlarse.
—¿Cuánto tiempo vas a quedarte por aquí, Minho? La pregunta le sorprendió. Minho entrecerró los ojos, consciente de que Taemin le daba la espalda a propósito. —¿Quieres que me vaya?
Un pequeño sonido de irritación resonó en la cabina. Coqueto y lleno de ira.
—¿Acaso te he pedido que te vayas? Quizá sólo sienta curiosidad por saber si tienes intención de quedarte aquí o si ya has hecho otros planes. —Había una tensión en la voz de Taemin que puso en guardia a Minho.
—¿Qué tipo de planes?
—No se… Por ejemplo, largarte? —El menor se encogió de hombros—. Has llegado acá procedente de Dios sabe dónde y has asumido el control de mi vida y de mi cama. Me gustaría saber si me consideras algo más que un revolcón.
Quería un compromiso. Taemin no era alguien fácil, lo había sabido desde el momento en que lo conoció. Y allí estaba Minho, sabiendo que tendría que marcharse cuando la misión finalizase.
—Hay algunas cosas de las que tendré que ocuparme pronto —dijo finalmente. No podía prometerle nada, todavía no. No podía prometerle un «para siempre» hasta que no supiera si haberle entregado su vida a la unidad de Operaciones Especiales significaba no poder volver a verlo.
Taemin cerró los ojos y contuvo el dolor que amenazaba con romperle el corazón. ¿Qué era peor—se preguntó—, perderlo por una supuesta muerte o que se alejara de él voluntariamente?
Lo último dolía más, pero al menos no se haría más preguntas. Sabría que Minho estaba a salvo. Sabría que estaba vivo.
Pero también aumentaba la ira que ardía en su interior.
—Ya veo. —Se pasó el polo por los brazos con movimientos bruscos antes de inclinarse a recoger el bóxer y el short.
—¿Qué ves? —Minho parecía sentir auténtica curiosidad.
—Que no piensas en el futuro. Sólo buscas un polvo rápido de vez en cuando. —Se encogió de hombros con despreocupación.
Maldito fuera. Que se largara de una vez de su vida. Ya había tenido suficiente de todo aquello. Más que suficiente.
Se puso el short con brusquedad.
—Vístete. Quiero irme a casa. Tengo cosas que hacer mañana y ninguna es pasarme aquí todo el día. Ya he perdido demasiado tiempo con todo esto.
—¿Qué demonios quieres decir? —La voz de Minho había cambiado. Ahora era furiosa y fría.
Taemin se volvió hacia él y le devolvió la mirada con los ojos entrecerrados y llenos de ira, observando cómo se incorporaba.
—Exactamente lo que he dicho. Me he pasado cuatro años llorando por un hombre que no me amaba lo suficiente como para mantenerse vivo y regresar a casa conmigo. —Le lanzó una mirada desdeñosa—. Que me condenen si voy a malgastar un día más de mi vida con un hombre al que le importo tan poco que ni siquiera es capaz de decirme cuánto tiempo se quedará por aquí.
—Las promesas son para los tontos, Taemin —le dijo con aspereza—. Deberías haberlo aprendido de él.
—Tienes razón. Debería haberlo hecho. —Le lanzó los pantalones—. Debería haber aprendido muchas cosas de él. Comenzando por el hecho de que era un hijo de perra que no sabía amarse más que a sí mismo y a su maldito trabajo. Lección aprendida. No cometeré el mismo error contigo.
Le lanzó la camisa a la cara.
—Vístete. Ya he follado y ahora quiero dormir. En mi cama. Solo.
—Ni en el infierno.
—Infierno lo describe muy bien —masculló el menor—. Pero no pienso dormir con un imbécil que sólo quiere follar y largarse. Ahora, llévame a casa.
Taemin tenía los ojos secos. Sin lágrimas. Observó cómo él se vestía, y el muy bastardo ni siquiera titubeó. Lo miraba con los ojos entrecerrados y feroces.
—Pasaré la noche en esa cama contigo —le prometió—. Puede que sea un bastardo y un desgraciado hijo de perra, pero no lo olvides: mientras esté aquí, eres mío. Taemin le devolvió la mirada.
—Sigue soñando, Choi Minho. Porque mi cama es el último lugar donde vas a pasar la noche.
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Janess
♥♥Minho♥♥SHINee♥♥
1470
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Tarde como siempre U____________U ya pero me pondré al dia… al menos en los pocos días de vacaciones que me quedan TT_TT
Y ahora si al capi xD
Omo se la pasaron haciendo sus cositas waaaaaaaaaa~~~ *o*
Hahahahahahahaha en el carro /hotel(?) pero ashhh es que ese Minho habla de una forma nooooo~~ debería estar prohibido!!
—Te gusta. —Minho tomó fuertemente el miembro del menor por sobre la prenda que aun llevaba puesta, dejando escapar un gemido por parte del castaño—. Te gusta que sea duro, ¿verdad? Quieres que no me contenga tanto. Que te haga arder.
Y yo esta siiiiiiiiii~~~ le gusta asi!!! *~* compréndeme ya tanto y tanto de estos fics le hacen mal a mi salud mental pero no me importa :D
Y ese Taemin que no ayuda… por su culpa mi salud mental sigue fluctuando
—Minho. —Le enredó las manos en el pelo y levantó las caderas, penetrándose mas—. Oh Dios, Minho. Por favor. Por favor, no me dejes. Sigue torturándome. Haz que me corra. Oh, Dios. Deja que me corra
¬u¬ Hahahahaha déjalo déjalo hahahahahahahaha me quemare en el infierno a que si? Y es que este capi fue puro lemon y no se que poner!!!
Mi mente esta que me juega en contra pero el lenguaje de esos dos te deja °o° y a l menos Minho reconocio lo que es y se quedo con Tae, hubiera sido un bastardo si se iba en la situación que se encontraban!
Bueno my sister te dejo mi coment todo feo TT____TT lo siento~~~ pero es con amorsh! Y como sea me enmendare con los demás capis si?
Hablamos~~~ i love u~~~
PD: Lo siento sobrina Lizzie no puedo conmigo u____u
Última edición por Nina_Lee el Lun Dic 17, 2012 6:02 pm, editado 2 veces
Nina_Lee
♥Taemin♥
1597
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Tia nina siempre me gana !!! :C
hoa tia <3 !!!! oh por dios *0* !!!!! eso es lemon , creo que si fuese hombre ya lo hubiese vivio en carne propia jajajaj, sabes a que me refiero o eso creo jejeje, minho dios!!!!! minho por que es malditamente sexi y caliente , juro que si no me gustara el 2min ya hubiese madado a matar a taemin para que minho sea mio, soy tan pervertida que amo estos capitulos , y gracias tia por darme 2min superhot, aunque igual tia osea me haces tan feliz en el capitulo y luego cuando llega el final pummmmmm me das un golpe bajo, minho me encanta y en este momento quiero violarte pero si no le dices algo a taemin y te alejas de el te busco en todo corea y te castro, bueno no eso no seria un pecado *w* , tengo miedo mucho miedo ahora que pasara con el 2min estare esperando el siguiente capo tia te quiero chau~ ~ ~ *3* [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
lizzie
minho y key y mi yeobo fanny ♥ !!!!
577
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
aahh... cunado todo parece ir bien noo....
bueno me gusto mucho la primera parte XD
pero eso de que se vuelvan pelear noo..
espero el proximo capitulo ^^
Última edición por shineebrillosita el Miér Nov 28, 2012 6:07 pm, editado 1 vez
shineebrillosita
♥TAEMIN♥
1560
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
O: no me llego correo k ya había nuevo capítuloooooo dios tengo k leérmelo mañana lo comento como se debe ya se me hacia raro k no había avance y nada k el correo no me llego pero unnie mañana comento bn XD
ggaabbyy2
taemin
113
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me perdiii varios capis!!! perooo aca estoy volviendoooo!!!! OH MY GOSH, ESAS PARTES LEMON!!!!! WAAAAAAAAAAAAAAAAA SO HOT!!!! MINHOT MINHOT MINHOT!!!!
VanneStep
LEE TAEMIN!!!
144
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Listo ya puedo comentar como se debe
Omg unniee eres la mejor k Lemon Diosss nunca he leído lemons tan buenos como
Los que tu escribes, me encanto que fue puro y salvaje 2min Diosss minho es el dios del sexo para Taemin
En verdad todo fue wooo Aunke me da mucha pena k no le diga la Vdd
Yo kiero k no se valla minho k se kede con tae pAra k recuperen sus cuatro años sin su
Compañía unnie k pasara en el siguiente CAP minho se merara con tae o este lo hechara al momento se llegar a la casa
La Vdd yo lo haría y más x como se siente tae k lo abandona x voluntad propia
Ya me extendi bueno unnie nos leemos en le sig CAP esperó k no se me pase XD
Omg unniee eres la mejor k Lemon Diosss nunca he leído lemons tan buenos como
Los que tu escribes, me encanto que fue puro y salvaje 2min Diosss minho es el dios del sexo para Taemin
En verdad todo fue wooo Aunke me da mucha pena k no le diga la Vdd
Yo kiero k no se valla minho k se kede con tae pAra k recuperen sus cuatro años sin su
Compañía unnie k pasara en el siguiente CAP minho se merara con tae o este lo hechara al momento se llegar a la casa
La Vdd yo lo haría y más x como se siente tae k lo abandona x voluntad propia
Ya me extendi bueno unnie nos leemos en le sig CAP esperó k no se me pase XD
ggaabbyy2
taemin
113
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
OMG OMG, me encantoo
eres buena escritora de verdad
que espero tu ACTU "mordiendome las uñas"
U.U espero y actualizes pronto
muero por leer lo que le sigue
GRACIAS POR TU FIC
eres buena escritora de verdad
que espero tu ACTU "mordiendome las uñas"
U.U espero y actualizes pronto
muero por leer lo que le sigue
GRACIAS POR TU FIC
JaneMin
Choi Minho♥
3737
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
OK! me pasé de la raya y seguro el fic quedó en el olvido *^* pero hubieron varias cosas que me impidieron actualizar, no me odien - si es alguien sigue el fic - pero ya estoy de vacas y actualizaré mas seguido! al menos una vez por semana! ok? les dejo DOBLE actu por demorarme mucho u3u ~~ kisses~~ bye bye~~~
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Capítulo 20
Capítulo 21
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Capítulo 20
- Spoiler:
Dos días después, Minho hacía girar la llave inglesa entre los dedos y masticaba distraídamente un chicle mientras observaba a Taemin.
El castaño no había bromeado. Lo había echado de su cama y, al parecer, también de su vida. Al menos de momento.
Lo miraba de reojo al tiempo que fingía interesarse por las entrañas del SUV que en teoría debería estar arreglando.
—Pareces haber encontrado alguna dificultad ahí dentro —dijo Siwon apoyándose en el guardabarros y echando una ojeada al motor—. ¿Necesitas que te eche una mano?
—Sí —respondió Minho con aire ausente—. ¿Hay noticias?
Se refería a las pruebas de ADN que habían llevado al bunker y que Yunho había comenzado a examinar. Eunhyuk había recogido su todoterreno aquella mañana. El muy bastardo había mirado a Minho como si hubiera salido de las cloacas cuando éste le informó que el motor estaba en perfectas condiciones.
Pero aquella expresión de suficiencia se borraría pronto de su cara. En algún momento arrestarían a aquel hijo de perra por las pruebas que había encontrado, y el bueno de Eunhyuk estaría demasiado ocupado para preocuparse por otra cosa que no fuera su ingreso en prisión.
—Nada nuevo —respondió Siwon—. Aunque necesitaré que me ayudes esta tarde si no estás muy ocupado. —Los dos miraron a Taemin, que estaba en la oficina.
El menor fruncía el ceño por algo que Key le estaba diciendo. Su cabello lucia algo desaliñado pero no se le veía mal y tampoco había trabajado en el taller con los vehículos. Llevaba toda la mañana en la oficina, dedicándose a archivar documentos y a sacar a Key de quicio.
—No, al parecer no voy a estar muy ocupado —dijo arrastrando las palabras, mientras giraba la llave inglesa entre los dedos sin dejar de mirar las ondas de pelo color castaño que enmarcaban el rostro de Taemin.
Taemin estaba ocupado con el papeleo del taller y seguía frunciendo el ceño.
—¿Hay algo que vaya mal entre ustedes? —inquirió Siwon.
La llave inglesa se detuvo un momento y luego volvió a moverse lentamente entre sus dedos.
—¿Quién ha dicho que haya algo que vaya mal?
Lo había dicho Taemin antes de echarlo del todoterreno. Y lo que era todavía peor, lo había echado de su cama. Había llegado a amenazarle con llamar al comisario si no se iba. Maldita sea. ¿Habría alguien más confuso que él en aquel momento?
Taemin tenía razón. Él era un bastardo. Un hijo de perra que no merecía estar cerca de él.
Lanzó la llave inglesa a la caja que tenía a su lado, y la herramienta cayó emitiendo un sonido metálico.
—¿Qué necesitas? —le preguntó a Siwon, limpiándose las manos en el trapo lleno de grasa que había colgado en el guardabarros.
El enorme hombre se rascó la barbilla y miró la caja de herramientas.
—Tengo que ir a ver a un amigo —dijo utilizando el código que habían acordado.
Obviamente, se había convocado una reunión en el bunker.
—¡Maldita sea! —Minho se pasó la mano por el pelo e hizo una mueca.
Tenía que poner a Jonghyun sobre aviso para que vigilara a Taemin. Después del ataque a Key, a Minho le aterraba dejarlo solo.
—Lo siento, pero me prometiste que vendrías. —Siwon le dio una palmadita en el hombro—. He de reconocer que Taemin es una buen chico. Sería la pareja ideal para cualquier hombre. Yo lo consideraría si fuera tú. Si lo dejas, acabará encontrando a otro. ¿Es eso lo que quieres?
Minho apretó los labios al sentir que la furia comenzaba a arder en su interior. Le dirigió a su amigo una dura mirada y éste le recompensó con una sonrisa fría.
No. Aquello no podía ser. Había firmado con su maldita mano aquellos papeles, entregándole su alma al cuerpo de Operaciones Especiales en vez de regresar con Taemin. Le habían advertido que jamás regresaría a su antigua vida. No podía renunciar, no había más opciones que seguir «muerto».
Le resultaba imposible revelar quién era y lo que estaba haciendo allí, pero no había ninguna cláusula que dijera que Choi Minho no pudiera casarse o enamorarse. Pero, ¿podría vivir con Tae, quedarse allí, fingiendo ser otra persona para siempre?
El cuerpo de Operaciones Especiales no era una prisión, sin embargo, las consecuencias de romper el contrato que había firmado no eran agradables. Y acabar en Gitmo, una base naval, no era precisamente lo que Minho quería. Si revelaba quién era, lo que era, sabía que lo enviarían allí y que lo tratarían como a un traidor. Nadie más volvería a verlo con vida.
La cuestión era, ¿podría quedarse con Taemin sin decirle nunca que él era la persona que había perdido? ¿Podría él vivir odiando esa parte de sí mismo que Taemin aún seguía deseando y que jamás había pensado que volvería a tener?
Los celos le carcomían el alma y, a pesar de su determinación de quedarse con él, Minho se preguntó cuánto tiempo podría vivir con Taemin sin revelar sus secretos.
EL castaño ya no era el muñequito que había dejado cuatro años atrás. El Taemin que se había enfrentado a él unas noches antes sin lágrimas ni furia, no parecía el joven tierno y sensible que había dejado en casa cuando partió hacia aquella última y desafortunada misión.
La persona que él recordaba habría llorado al ver nuevas heridas en su cuerpo tras una misión. Se habría horrorizado ante un corte profundo. Minho había visto las pesadillas en los ojos de Taemin cuando regresaba, exhausto, tras haber estado seis semanas —a veces más— desplegado en lugares cuyos nombres ni siquiera sabía pronunciar.
El Taemin que él había conocido se habría desmayado al verle la cara, destrozada por tantas palizas. O la espalda, el pecho y los muslos marcados por el látigo. Hambriento y tan desesperado por el sexo que parecía un animal.
La lujuria lo había dominado durante los últimos años. Se había masturbado tanto que llegó a tener el miembro irritado. Y en las misiones de entrenamiento había sido la muerte en persona. No hacía preguntas. No se andaba con miramientos. No le daba a nadie la oportunidad de atacarle ni capturarle.
Minho había pensado que su vida con Taemin se había acabado.
El pequeño que él había conocido no hubiera podido aceptar al hombre en el que se había convertido.
Pero ahora sabía que jamás lo había conocido. No por completo. Sólo había visto lo que había querido ver de él. Su muñequito rubio e indefenso. Tan sexy y vulnerable. Y tan joven.
No había querido ver más allá, porque si hubiera visto la fuerza que Taemin realmente poseía, sabría que él habría permanecido fiel sin importarle su estado. Y él no podía consentirlo. Porque su orgullo —su condenado orgullo— no había querido considerar la idea de que lo viera como una sombra del hombre que fue.
Invencible.
Pero él no había sido invencible. Había sobrevivido a JiSung durante meses; sin embargo, antes de que lo rescataran, Minho había sabido que no tardaría mucho en perder las ganas de vivir o luchar. Y a pesar de todo, Taemin se había mantenido a su lado. En sus noches más oscuras, en sus días más desolados, el menor había pasado por todo aquello con él, manteniéndolo cuerdo.
Aquel condenado mocoso era tan fuerte como el acero y poseía una mirada que podía desollar a un hombre a cien pasos. Si se dignaba a mirarle, claro. Era la persona que había estado con él en el infierno, en sus sueños. Y él había pensado que no era lo suficientemente fuerte para aceptarlo, destrozado y dolorido.
Había sido un estúpido. Y ahora, la sola idea de alejarse de Taemin podía matarlo. Pero, ¿acaso no lo mataría a él si se quedaba?
—¿A qué hora? —le preguntó finalmente a Siwon, apartando la mirada del cuerpo del castaño.
—Poco después de cerrar el taller. —Al caer la tarde.
Se acercarían al bunker bajo el amparo de la noche, a oscuras y con sigilo.
Minho asintió lentamente.
—Le diré a mi amigo que estaremos allí —murmuró Siwon.
Minho se frotó la nuca antes de acercarse a la tienda de suministros donde Jonghyun permanecía tras el mostrador.
La tienda estaba vacía. Era uno de esos pocos momentos de tranquilidad.
Jonghyun le observó acercarse con los ojos apagados y el rostro inexpresivo. Llevaba mirándole así durante toda la semana.
—¿Qué necesitas? —Su hermano cruzó los brazos sobre el pecho y echó un vistazo a la puerta cerrada entre la tienda y la oficina.
—Tengo que salir esta noche. —Minho le lanzó a Jonghyun una mirada de curiosidad.
Su hermano también había cambiado en los últimos años. Había madurado. Minho sintió una opresión en el pecho al pensar en todo lo que Jonghyun había perdido. Cuando apenas tenía unos años, su padre lo había abandonado a él y a su madre, negándose a reconocerlo de pelo oscuro y rostro encendido que había concebido con una dependienta de una tienda de Seúl.
Había sido el abuelo quien había acogido a aquel niño chillón que nadie quería salvo un anciano y un niño de ocho años.
Minho había crecido junto a Jonghyun, pero se había perdido el momento en que su hermano había dejado de ser un joven perezoso e imprudente para transformarse en el hombre que lo miraba ahora.
—De acuerdo. Tú te vas y yo lo vigilo. De todas maneras es lo que llevo haciendo todo este tiempo. —Jonghyun se encogió de hombros, y el leve indicio de ira en su voz le dijo a Minho cuál era exactamente el problema. El mismo que tenía Taemin.
Respiró hondo y miró a la puerta.
—Taemin no necesita saberlo —dijo finalmente con voz dura girándose de nuevo hacia Jonghyun—. Tiene sus recuerdos. No necesita saber en qué se convirtió Minhyuk.
—Ya he dicho que lo vigilaría —gruñó Jonghyun—. No te he pedido explicaciones.
—¿Qué demonios quieres pedirme entonces? —le espetó Minho—. Escúpelo antes de que me hierva la sangre.
—Antes de que te hierva la sangre —repitió Jonghyun burlón—. No te preocupes, hermanito. No voy a quejarme. Eres libre como un pájaro, ¿de acuerdo? Libre y sin preocupaciones. Ahora largo. Tengo trabajo.
Minho miró a la puerta de nuevo. En los últimos dos días había podido sentir en las entrañas las lágrimas y el dolor de Taemin.
—No me gusta esa actitud, Jonghyun —le advirtió a su hermano—. Esto se está poniendo cada vez más peligroso. Tengo que poder confiar en ti para cualquier eventualidad.
Cuando todo aquello se fuera al infierno, Jonghyun tenía que sacar a Taemin del pueblo. Minho lo quería lejos de allí.
—-Conozco mis responsabilidades —replicó Jonghyun con brusquedad—. Es una suerte que uno de los dos lo haga.
Antes de poder contenerse, Minho apretó los dientes, estiró el brazo y cerró los dedos con fuerza sobre el cuello de Jonghyun. Su hermano agrandó los ojos y Minho empezó a soltarlo muy lentamente.
—No lo olvides. —Era muy consciente de que Taemin los miraba desde la puerta, con la mano en el picaporte.
Estaba pálido y había sombras oscuras bajo sus ojos. Sin previo aviso, el miembro de Minho palpitó, irguiéndose. El podía jurar que se le endurecía más allá de lo imposible con sólo verlo.
—¿Ocurre algo que debería saber?
Jonghyun apretó los dientes.
—Nada, Tae —respondió por los dos—. Supongo que Minho pierde los nervios en algunas ocasiones.
—¿No me digas? —Taemin arqueó una ceja—. Voy a estar fuera un rato. Key quiere trabajar en la oficina y me está crispando los nervios.
—Hay coches esperando —le espetó Minho.
—A ti se te dan bien —contestó con serenidad cerrando la puerta de la oficina tras él—. los veré a ambos mañana.
—¿A dónde diablos vas? —Las palabras escaparon de los labios de Minho antes de poder contenerlas. Podía percibir claramente la tensión que crepitaba entre ellos. Taemin quería promesas. Pero debería haber aprendido ya lo rápidamente que se rompían. El lo sabía. Lo sabía y le partía el alma, le desgarraba las entrañas saber que, de un momento a otro, cualquier promesa que le hiciera a Taemin se convertiría en polvo. Como la muerte.
—No es asunto suyo a dónde voy, señor Choi —señaló—. Pero si de veras quiere saberlo, le informo de que tengo intenciones de limpiar la casa. —Sus ojos le sostuvieron la mirada y él sintió que algo le oprimía el alma—. Nos veremos mañana.
El menor se acercó a la nevera portátil, cogió una botella de agua fría y salió de la tienda. Minho lo observó atravesar el asfalto de la gasolinera y tomar el camino que llevaba a la casa de la colina.
Se movía despacio y con calma, meneando las caderas y el trasero. Minho cerró los puños al recordar la sensación de esas curvas bajo sus manos. Dos días sin él y parecía que habían pasado otros cuatro años.
—Lo estás matando —dijo entonces Jonghyun—. Vuelves aquí, haces que viva de nuevo y luego, de repente, tiene ojeras y no dice nada. Te odio por hacerle eso.
Minho inclinó la cabeza. Sí, él lo comprendía. Lo entendía. Lo sentía. Se odiaba a sí mismo. Negó con la cabeza y salió de la tienda, de regreso al taller. Tenía trabajo que hacer, una misión que cumplir. Las cosas eran mejor de esa manera. Ahora Taemin ya no se encerraba en la casa, no se acurrucaba en la cama llorando por un hombre que ya no existía.
Estaba enfadado. Probablemente herido. Pero ahora, se dijo a sí mismo, podría sobrevivir.
Cogió la llave inglesa y apoyó las manos en el capó del SUV preguntándose si él también sobreviviría. El dolor de Taemin le desgarraba por dentro y abría una herida en su corazón que sabía que nunca se cerraría.
Le partía el alma la necesidad de sentir sus caricias, de oír su risa, de ver su sonrisa.
Taemin entró en la casa y cerró la puerta de golpe. Como siempre, fue recibido por las fotos. Docenas y docenas de fotografías que llenaban el salón. De Minhyuk a solas, de Minhyuk con él, de Minhyuk con el abuelo, de Minhyuk con Jonghyun.
Y todas lo miraban fijamente, con esos grandes ojos, burlándose de él.
Se acercó a la repisa de la chimenea y levantó un marco con tres fotos. Sonrió. Era del día en que se mudaron a esa casa. Qué joven había sido. Qué tonto. Deslizó la yema del dedo por la firme mandíbula de Minhyuk. Ahora ya no era tan suave, era más angulosa, más afilada.
Se había pasado toda la mañana delante del ordenador investigando qué tipo de daño podría haber ocasionado aquello. La causa más probable era que le hubieran roto los huesos y que estos no hubieran curado bien.
Cerró los ojos y tragó saliva. La recuperación debía de haber sido casi tan dolorosa como el daño en sí mismo. Minho no tenía el labio inferior tan lleno como antes, y había una fina red de cicatrices apenas perceptible al lado de su boca.
—Te amo —susurró apoyando la frente en el marco de la foto - Te amo, Minho. —Porque ahora era Minho, y él lo sabía. Minhyuk todavía vivía dentro de él, pero Taemin tenia la sensación de que Minho era el hombre que Minhyuk siempre le había ocultado.
Dejó la foto en su sitio antes de dirigirse lentamente a las escaleras para darse una ducha. Les había prometido a HeeChul y a Lee Joon que se encontraría con ellos más tarde en un local del pueblo. Uno de los pocos sitios que Leeteuk consideraba seguros.
Sacudiendo la cabeza, pensó que Leeteuk era tan protector con HeeChul como Minhyuk lo había sido con él.
Aún quedaban varias horas antes de reunirse con sus hyungs.
Taemin entró en el dormitorio y miró fijamente la cama. Quitó las mantas y luego las sábanas. Las fundas de las almohadas todavía olían a él.
Cambió la cama y bajó las sábanas a la lavadora. Añadió el detergente y el suavizante y después se acercó al sótano, cogió una de las botellas más caras de vino y la llevó arriba. Demonios, Minho no lo necesitaba. No iba a quedarse allí, y estaba condenadamente seguro de que no iba a volver a recoger sus cosas.
Limpió la casa mientras se tomaba el vino. Quitó el polvo y fregó. Quería arrancar el olor de Minho de la casa. Cogió el edredón y las sábanas de la habitación de invitados y las llevó a su cama. Definitivamente, aquéllas no olían a Minho.
Subió el volumen de la música. Godsmack, Nine Inch Nails. Grupos de rock duro que Minho siempre había odiado. Nunca había escuchado esa música cuando él estaba en casa. Se terminó el vino y dejó que la sensación de bienestar que le provocaba lo inundara.
Se dio una ducha y después de mucho tiempo de no hacerlo se hidrató la piel, Key siempre andaba molestándolo acerca de eso, recordando con una sonrisa los regaños de su amigo se peinó y delineó un poco los ojos como no había hecho desde que se quedó solo.
Cogió una pulsera de tobillo que él le había comprado cuando salían juntos y se la puso. Esbozó una pequeña mueca burlona mientras se abrochaba un collar de plata, y luego se puso el brazalete de plata a juego que él le había comprado poco antes de «morirse».
—Menudo bastardo —masculló—. Así que nada de compromisos, ¿verdad? Que se vaya al infierno.
Ni siquiera le había pedido que le confesara la verdad. Sólo le había preguntado si pensaba quedarse. No era para tanto. No era una pregunta inadecuada y, desde luego, no lo estaba presionando. Era Minhyuk.
Miró la alianza de oro que se había quitado unos meses antes. Tuvo que parpadear para contener las lágrimas cuando la cogió. En el interior estaban grabadas las palabras «norul saranghae». Las palabras que siempre le había dicho. Para siempre. Eso era lo que realmente le había pedido. Su promesa de permanecer para siempre con él.
—Para siempre tampoco es tanto tiempo. —Pero deslizó la alianza en el dedo anular de la mano derecha.
Se podría decir que era viudo, ¿no? Era en ese dedo donde los viudos llevaban sus alianzas. Minhyuk, sin duda, estaba muerto. Porque su Minhyuk jamás le habría dicho que no quería comprometerse.
Respiró hondo, intentado ignorar la sensación de consuelo que le proporcionaba la alianza, aun estando en el dedo equivocado.
Apretando los dientes, se vistió con unos pantalones oscuros que ceñían a sus delgadas piernas y una camisa blanca sin mangas con los botones a medio abrir dejando ver mas piel de lo normal, se obligó a sí mismo a acudir a aquella salida que HeeChul estaba empeñado en tener. Se colocó los zapatos y deslizó el cinturón de cuero en las trabillas.
Se echó su perfume favorito y luego bajó las escaleras y se dirigió al porche trasero. Al atravesar la cocina, oyó la Harley y se acercó a la ventana para observar cómo la luz del faro delantero surcaba la oscuridad, alejándose velozmente del taller.
¿A dónde iría Minho? ¿A meterse en otra pelea?
Estaba allí por una misión, se recordó a sí mismo. De eso no cabía ninguna duda; lo que aún no había averiguado era de qué misión se trataba. No le había preguntado sobre ello, ya que hubiera sido una estupidez por su parte. Pero no había podido evitar preguntarle qué ocurriría cuando la misión finalizara, cuando él ya no tuviera razones para quedarse en Namdong.
Y ahora Taemin ya lo sabía. Tendría que irse. No quería ningún tipo de compromiso.
Negó con la cabeza, cogió el teléfono y llamó a un taxi. Esa noche no quería conducir. Quería disfrutar de aquella velada a la que HeeChul lo obligaba a ir. Quería olvidarse de todo, reírse con sus amigos, volver a ser de nuevo la persona que fue antes.
Había pasado mucho tiempo desde que se había sentido así, simplemente él. Demasiados años desde que se había sentido... libre. Y esa sensación de libertad hería. Dolía como el infierno.
Se metió una tarjeta de crédito y las llaves de casa en el bolsillo trasero de los pantalones y salió al porche delantero para esperar el taxi.
Taemin sabía que estaba demasiado ebrio para salir de casa. Demasiado dolido. Debería enfrentarse a Minho con todo lo que sabía, gritarle y exigirle la verdad, pero el orgullo se lo impedía. No quería que se quedara sólo porque él le recordara que habían tenido una vida juntos.
Cuando el taxi se detuvo en el camino de entrada, observó que Jonghyun salía de la tienda de suministros y miraba en su dirección.
—Detente delante del taller —le dijo a Baek, el joven que conducía el taxi. Su padre poseía tres, y eran un lucrativo negocio. En especial la noche de los viernes.
—Sí. —El joven le dirigió una sonrisa antes de girar y conducir hasta la puerta de la tienda de suministros.
Su cuñado lo estaba esperando.
—¿A dónde demonios vas?
Jonghyun le echó una mirada y se quedó boquiabierto. Dios santo, Minho iba a cabrearse.
Ese era el Taemin que había conocido una vez. Aquel que permanecía delante de él mirándolo como un condenado dios. Con el pelo alborotado alrededor de la cara, la mirada nublada bajo la tenue luz, las piernas interminables…
—Hoy saldré —Taemin arqueó las cejas—. Regresaré tarde, así que asegúrate de cerrar bien y encárgate de llevar la recaudación al banco. Hasta mañana.
—Demonios... hum, Tae. —Tragó saliva—. Espera un poco. Iré contigo. Estaré listo en una hora.
—No necesito niñero, Jonghyun. —Le palmeó la mejilla con una sonrisa burlona—. HeeChul y Joon cuidarán de mí. Acabo de beberme una botella de Minhyuk de vino francés de mil ochocientos y pico, y estoy dispuesto a divertirme. Podrás sobrevivir sin mí.
Mierda. Mierda. Jonghyun se pasó la mano por el pelo y miró a su alrededor mientras escuchaba que la puerta de la oficina se abría a sus espaldas.
—Tae..Min woow… estas impresionante —balbuceó Key—. ¿Va a salir esta noche?
—¿A que es un encanto? —Taemin hizo un mohín—. Saldré con mis hyungs, Key. No vuelvas a casa caminando, ¿me lo prometes?
—Puedes apostarlo —se rió Key, aunque notaba la preocupación en el rostro del mas bajo—. Pero… dime a donde iras? Tal vez luego te pueda alcanzar. – Sonrió ante la mirada de agradecimiento por parte del pelichocolate
Taemin le dirigió una mirada penetrante.
—¿Tengo cara de necesitar una niñera? —Deslizó la mano por su cuerpo hasta apoyarla en la cadera con sensual arrogancia. Jonghyun y Key casi babearon. Jonghyun estaba seguro de que Minho estallaría como una bomba nuclear cuando lo viera, así que se aseguraría de que supiera que Taemin se paseaba por el pueblo como un dios del sexo visitando antros de placer.
No era que Tae pareciera un cualquiera. Al contrario. Sencillamente estaba espectacular. Demasiado espectacular.
Estaba realmente precioso cuando se vestía como era en
realidad, y era demasiado inocente para saber que era una locura dejar que los hombres que salían en jauría los viernes por la noche le echaran un vistazo.
Estaba dolido y cabreado.
—No Minnie. —Key fue el primero en hablar—. Sólo quiero estar cerca para ver los fuegos artificiales de después.
Jonghyun le dirigió a Key una mirada de advertencia. Una que el rubio ignoró.
—¿Qué fuegos artificiales?
—Los que va a haber en Namdong cuando Minho te encuentre —dijo Key, riéndose—. Habrá pelea este viernes por la noche.
—Sí, ya... El señor Choi no-quiero-compromisos. No te preocupes. Tengo el presentimiento de que a él no le importará en absoluto.
Y lo creía de verdad.
Jonghyun lo vio en su cara, en sus ojos. Taemin creía en el fondo de su corazón que a Minho no le importaba nada. Demonios. Alguien iba a terminar herido esa noche, y sólo rezaba para que no fuera Taemin. Ni Minho. Ni, Dios lo quisiera, él mismo.
Con la suerte que tenía, Minho le arrancaría la cabeza sólo por haberlo dejado marchar.
Pero no tenía otra opción. Observó cómo el taxi se alejaba y respiró hondo.
—¿Tienes algo que hacer esta noche, Key?
—Uhm… ¿Puede ser? - sonreía mientras observaba el taxi perderse en el horizonte.
—Vamos Key… - el menor reía divertido ante el puchero formado por el otro. — te lo recompensaré.
— Bueno… solo porque estas desesperado…
Jonghyun le dirigió una mirada de reproche, desesperado? Ja! Él desesperado? Bueno si la verdad era que si lo estaba.
—Estamos jodidos. ¡Minho nos matará a los dos! —rugió.
—Olvídate de eso y céntrate en el problema. No puedes dejarlo ir solo cuando está en peligro. Y no soy estúpido. Te he observado a Minho y a ti lo suficiente para saber que, definitivamente, corre peligro —le espetó Key—. Tenemos que seguirlo. Llama a Minho. Las cosas acabarán por ponerse feas.
Llamaré a unos amigos. Es viernes, Jonghyun. ¿Sabes cuántos hombres se le van a insinuar? Es como soltar una ovejita en medio de una manada de lobos.
Jonghyun le echó un vistazo al reloj y contuvo una maldición. Minho le había dicho que su móvil no tendría cobertura hasta dentro de dos horas. Sólo estaría operativo el móvil del tío Yunho. Maldita sea. Las cosas ya se estaban poniendo feas.
—Vamos a cerrar.
Se dieron la vuelta y entraron. Cerraron la gasolinera y apagaron las luces exteriores, ignorando el coche que entraba en ese momento pitando imperiosamente antes de detenerse delante de los surtidores.
—Empieza a llamar a tus amigos. Averigua en qué antro está —le ordenó Jonghyun media hora más tarde mientras se subía al todo-terreno—. Voy a intentar ponerme en contacto con Minho. ¿Qué grado de estupidez puede alcanzar un hombre?
—Un grado muy alto —afirmó Key.
—Era una pregunta retórica —gruñó Jonghyun—. Se suponía que no tenías que contestar.
Yunho escuchó el frenético mensaje de voz de Jonghyun, arqueó las cejas y miró por la ventana que daba acceso a la sala de reuniones donde los agentes del cuerpo de Operaciones Especiales estaban discutiendo las acciones a seguir.
«Avisa a Minho. Rápido. No sé qué le ha hecho a Tae, pero ha decidido que hoy es noche de salida y ha ido dispuesto a comerse el mundo, vestido como la fantasía de cualquier hombre. Ha quedado con Lee Joon y HeeChul. Consígueme algún apoyo antes de que ese bastardo psicótico que está contigo se vuelva loco y decida que es culpa mía. Si vuelve a agarrarme por el cuello otra vez te juro por Dios, Yunho, que se lo cuento todo al abuelo. Y tu nombre también saldrá a la palestra. No querrás que haga eso, ¿verdad?»
El mensaje se interrumpió bruscamente.
Yunho presionó el botón para oír el siguiente mensaje. Era igual de frenético y casi sonrió. Jonghyun había perdido la cabeza y Minho sería el siguiente.
«.Te lo advierto, si tengo que contárselo al abuelo, todos acabaremos pagándolo. Todos. Díselo a él. Si vuelve a cogerme por el cuello otra vez te juro que el abuelo lo sabrá todo. Díselo.»
El mensaje se cortó de golpe.
Jonghyun amenazaba con delatarlos ante el abuelo. Demonios, casi se sentía joven de nuevo. Jonghyun siempre le contaba todo al abuelo cuando pensaba que ellos se habían metido en problemas.
Lo que Jonghyun jamás supo fue que el abuelo ya lo sabía. Pero ser consciente de que aquel chico lo quería tanto como para confiar en él, siempre había conseguido que el anciano sé sintiera orgulloso. Por desgracia, esa vez, contárselo al abuelo no era una opción.
Yunho se reclinó en la silla con los ojos clavados en su sobrino y casi esbozó una sonrisa. Casi. Porque Minho escogió ese momento para devolverle la mirada como si supiera que había pasado algo, y Yunho sabía exactamente qué era ese algo.
Maldita sea, quería a ese hombre. Una parte de él había muerto al pensar que su sobrino estaba desaparecido, y había sentido como si le hubieran quitado un gran peso de encima al enterarse de que Minhyuk seguía vivo.
Había estado muy preocupado por él. Más que preocupado, sobre todo cuando Minhyuk se negó a dejar que llamaran a Tae.
Pero las cosas estaban saliendo bien. Se levantó del asiento y entró en la sala de reuniones. La vida de su sobrino estaba empezando a solucionarse. Y cuando lo hiciera... asintió para sus adentros. Bien. Cuando lo hiciera, todas las confabulaciones y manipulaciones a las que había recurrido, habrían valido la pena. Cada una de ellas.
Si Minho no lo mataba antes.
—Aquí tienen los dossieres. —Lanzó las carpetas sobre la mesa—. Hemos verificado el ADN. Mañana a primera hora la policía recibirá la orden de arrestar a Eunhyuk.. Tenemos que estar preparados.
Capítulo 21
- Spoiler:
- Junsu había hecho fotos. Se había pasado las noches anteriores observando varias cacerías nocturnas, gracias a Dios, sin presa. Pero había sacado fotos bastante claras y en una de ellas se veía el todoterreno de Eunhyuk.
—Lee Joon y Tehya tienen otras con algunos vehículos aún sin identificar —seguía explicando Yunho una hora después.
Minho levantó la vista de las fotos para mirar a su tío.
—Ya sabes que Tehya se encargará de las comunicaciones y la logística. —-Yunho señaló con la cabeza a la menuda pelirroja que se apoyaba contra el marco de la puerta. Tenía los brazos cruzados sobre la camiseta y las piernas, enfundadas en unos vaqueros, enlazadas a la altura de los tobillos.
—-¿Qué ha sucedido? —preguntó entonces Minho—. ¿La heredera perdida ha decidido quedarse?
Tehya curvó los labios con diversión.
—-Jamás reclamé ningún dinero y mi nombre fue borrado de los informes de la misión en la que Park murió. Su herencia sirvió para cubrir las deudas y asegurar el futuro de la joven que tenía bajo su tutela.
No quería que todos supieran que era hija de un terrorista y tratante de blancas, tan miserable y peligroso, que hasta un señor de la droga había pedido protección para identificarlo.
Llevaba el pelo recogido en una coleta y observaba la sala de reuniones con una mirada de cinismo en sus ojos oscuros.
—También hemos averiguado que ha aparecido un recién nacido en la casa del ama de llaves de Junjin. —Yunho se centró en el dossier—. Una de las parejas de inmigrantes secuestradas tenía un hijo. Un bebé de sólo unos meses. El cuerpo de ese niño jamás apareció. El ADN encontrado en los bajos del todoterreno de Eunhyuk coincidía con el del padre, pero no con el de la madre.
—¿Podrán los federales imputarle ambas muertes? —intervino Junsu con el rostro rígido y los ojos brillantes como hielo negro.
—Lo están intentando —respondió Yunho—. Los federales y la policía del estado se presentarán mañana en casa de Junjin . LeeTeuk-ssi no se enterará de la orden de arresto hasta que llegue el FBI. Los agentes estarán preparados para atrapar a Eunhyuk si intenta escapar o deshacerse del todoterreno.
Hemos apostado por un secretismo absoluto y hay muchas probabilidades de que podamos intervenir las llamadas de esa maldita casa.
—¿Cuál será el motivo del arresto? —preguntó Minho.
—Un aviso anónimo. —Yunho esbozó una sonrisa burlona—. Parece ser que un excursionista solitario vio el todoterreno de Eunhyuk persiguiendo a alguien por el valle una noche.
Minho inclinó la cabeza. Era absolutamente necesario mantener al taller fuera de sospecha.
—Hemos puesto a Yoochun tras Sora la hija Kang, el propietario del banco que dirige KyuHyun, ella trabaja allí y se encarga de las cuentas de Kyuhyun —Señaló al moreno con la cabeza.
Yoochun le dirigió a Yunho una mirada sarcástica antes de hablar.
—Sora parece pensar que hay unas cuantas incongruencias en algunas de las cuentas de mayor saldo. Al parecer puede deberse a que varias de las cuentas corporativas que maneja Kyuhyun podrían haber sido utilizadas para blanquear grandes cantidades de dinero.
—¿Y cómo es que te lo ha contado? —preguntó Minho—. Conozco a Sora, y no es propensa a hablar sobre temas del trabajo.
Yoochun hizo una mueca burlona.
—Y no lo ha hecho. Pero lleva un diario muy detallado que algún día acabará metiéndola en problemas si no tiene cuidado.
Minho negó con la cabeza. Debería haberlo imaginado. Se preguntó si Taemin llevaría un diario. Demonios. Se dio cuenta de que no tenía ni idea de si lo hacía o no.
—Las pruebas halladas en el despacho de Kyuhyun junto con las sospechas del blanqueo de dinero y lo del todoterreno de Eunhyuk nos han conducido hacia Junjin —continuó Yoochun—. Una de esas cuentas tan lucrativas que Sora encontró, señala directamente a Junjin. Su propiedad limita con el parque nacional y sería fácil para él alejar cualquier sospecha.
—Junjin emplea inmigrantes legales —señaló Minho—. ¿Qué pasa con el programa que instalamos en el portátil de Kyu? ¿Han encontrado algo?
—Todavía no —contestó Tehya—. Estamos intentando descifrar el código de algunos archivos, pero, aparte de eso, no hemos podido rastrear información a través de él.
—Yoochun, quiero que tú y Junsu vayan mañana al pueblo —ordenó Yunho interrumpiendo el comentario que Minho iba a hacer—. Yoochun, sigue con Sora-ssi. Intenta hacerla hablar. Junsu, pásate por la comisaría de policía a primera hora e intenta averiguar algo. —Miró a Jaejoong—. Tú sitúate en las colinas que bordean la propiedad de Junjin. Vigílalo y asegúrate de pasar desapercibido.
El castaño asintió con la cabeza y sus delicados rasgos permanecieron fríos e inexpresivos.
—Siwon, seguirás con Minho en el taller. Es una buena fuente de información. Mantengan los oídos abiertos y prepárense por si hay complicaciones.
Siwon asintió mientras Minho miraba a su tío con una expresión inquisitiva.
—¿Esperas complicaciones? —le preguntó.
—Siempre —dijo Yunho—. Revisa el dossier. Corren rumores por todo el pueblo de que la MBC quiere hacerse con ese taller. Tae siempre ha sido considerado una presa fácil, aunque la milicia nunca ha tenido intención de matarlo. Sin embargo, después de la pequeña incursión de Taemin en la vida nocturna del pueblo, espero alguna reacción. Tenemos que ver quién demuestra interés.
Minho se quedó paralizado. Clavó la mirada en su tío y la tensa bola de furia que se agitaba en su interior comenzó a liberarse.
—Bueno, sigamos con el resto de los sospechosos que participan en esas cacerías. Si pasan a la página...
—¿Cómo has dicho? —inquirió Minho con suavidad, consciente del tono crispado de su voz y de la tensión que inundó la estancia cuando Yunho se interrumpió y lo miró sorprendido.
—He dicho que si pasan a la página...
—¿Qué incursión en la vida nocturna del pueblo? —Minho apretó los dientes, sintiendo que algo le estallaba en la cabeza. Yunho arqueó una ceja con calma.
—¿Importa? Lo único importante aquí es la ubicación del negocio de Taemin y el interés que la milicia tiene en él.
Minho se puso lentamente en pie, apretando la superficie de la mesa con tanta fuerza que los dedos se le pusieron blancos.
—¿Qué incursión? ¿Qué vida nocturna?
—Agente Choi, ¿no se olvida de algo? Nuestro objetivo es llevar a cabo la misión que nos han encomendado, no un bar donde chicos solteros se reúnen con sus amigos para tomar unas copas, y divertirse ¿de acuerdo?
Algo estallo. Detonó. Minho sintió la explosión en la cabeza.
Noche de viernes. En Namdong. En un bar.
Noche de salida, ja. Taemin había aprendido la lección cuatro años antes. Sabía lo que ocurría los fines de semana en esos bares. Sabía que salir solo de juerga un viernes por la noche en Namdong era como arrojar carnaza a los lobos.
—Y una mierda. —La fuerza de la imprecación atravesó la estancia antes de que Minho se levantara de un salto, estrellara la silla contra la pared y se dirigiera a la salida con paso airado.
Ignoró la orden de Yunho cuando lo llamó.
Había aceptado la misión. Había aceptado su muerte y renunciado a su vida. Eso era lo que se había dicho a sí mismo desde que había vuelto a Namdong. Estaba cumpliendo una misión. Y le estaba enseñando a Taemin a vivir de nuevo, pero no a amar de nuevo. Iba a salir de su vida de la misma manera en que había entrado. Sin lágrimas ni angustias. Todo era muy sencillo. Punto.
Dios. Amarlo lo estaba destrozando. Lo estaba matando. Y pensar, saber, que él se había tomado al pie de la letra lo de nada de compromisos, hacía que la cabeza le estallara en pedazos mientras bajaba a toda velocidad por las escaleras metálicas que conducían al aparcamiento. Apretó el botón de seguridad que abría el cerrojo de las pesadas puertas, se montó a horcajadas en la Harley y arrancó el motor.
Antes de que las puertas terminaran de abrirse, salió a toda velocidad con las luces apagadas y la mirada fija en la oscuridad.
Cuando dejó atrás el cañón y el camino de tierra y llegó a la carretera principal, encendió las luces y aceleró.
¿Una incursión en la vida nocturna de Namdong un viernes por la noche? Ni hablar.
Sacó el móvil del bolsillo en cuanto se alejó del bloqueo de señal que rodeaba el bunker. El icono que indicaba que tenía un mensaje de voz parpadeaba. Oprimiendo el botón, se llevó el teléfono a la oreja y escuchó las amenazas de Jonghyun.
¿Así que pensaba contárselo todo al abuelo? Iba a estrangular a aquel enano bastardo. ¿En qué diablos estaba pensando al dejar que Taemin saliera? Maldita sea. Todo aquello estaba a punto de estallar y ¿Taemin se iba de juerga? ¿Una noche de salida con Lee Joon y HeeChul?
Que Dios les ayudara.
O mejor, que Dios lo ayudara. Porque sabía lo que pensaba hacer. Lo que iba a hacer. Iba a sacar el trasero de Taemin de aquel bar e iba a demostrarle quién mandaba allí, incluso a costa de destruirlos a ambos cuando se viera obligado a marcharse.
No podía quedarse. Y si lo intentaba, tarde o temprano se delataría a sí mismo. Sabía que no podría ocultar siempre la verdad. Y una vez que Taemin lo supiera todo, una vez que él supiera en qué se había convertido, ¿cómo iba a perdonarle? No lo haría. Lo había dejado solo, habían pasado años desde que le habían rescatado. No había permitido que volviera con él, y había dedicado su vida al cuerpo de Operaciones Especiales en vez de a él. ¿Cómo iba a perdonarle eso? Tenía un contrato que no podía romper, misiones que no podía rechazar y cada vez más posibilidades de no regresar.
Taemin se había encariñado con Choi Minho. Sin embargo, él no era más que un amante sustituto de un muerto. Taemin se habría dado cuenta con el tiempo, se había dicho a sí mismo. Había intentado convencerse de ello. Convencerlo a él.
Pero cuando se acercaba al pueblo, el instinto de posesión, el deseo y la furia ardieron con más fuerza que nunca en su mente, y entonces lo supo. No tenía que convencerse de nada, porque sabía la verdad.
Taemin lo poseía fuera quien fuera él. Siempre había sido suyo y siempre lo sería. Y pronto tendría que tomar una decisión. Si se marchaba, tendría que hacerlo para siempre. Y si se quedaba, tendría que decirle la verdad. Porque conocía a su Taemin. Y él acabaría por descubrir quién era.
Pasar la noche del viernes en el bar 1M Frontera no era algo que él debiera hacer sin su compañía, pensó Taemin con diversión mientras se tomaba un sorbo de vino y observaba a los a un grupo de jóvenes que no quitaban ojo a su mesa.
Ya habían invitado a bailar a Lee Joon, a HeeChul y a él unas cuantas veces. HeeChul estaba bailando. Le gustaba bailar y no le importaba demasiado con quién lo hacía.
Onew se había unido a Lee Joon no mucho después de llegar. Se había sentado detrás de él y apoyaba la barbilla en su hombro con una expresión divertida mientras hablaban, haciéndose oír por encima de la música estridente.
—No bailas, Taemin —comentó Lee Joon mirando la pista de baile con un brillo de diversión en sus ojos negros—. Pensé que te gustaba tanto como a HeeChul.
Taemin observó cómo HeeChul bailaba con dos tipos.
A Taemin le gustaba bailar, en realidad lo amaba, pero no con un montón de desconocidos. Esbozó una sonrisa. Minhyuk siempre había conseguido que bailar fuera divertido en vez de hacerle sentir como un ligue de una noche.
Apretó los labios ante ese pensamiento. Ahora sí le hacía sentir como un ligue de una noche.
—Ven, Tae. Baila conmigo.
Taemin levantó la cabeza y se rió. Niel era amigo de Jonghyun. Un niño grande. De enormes ojos oscuros que brillaban divertidos y había bebido de más. Sostenía una botella de soju en la mano.
El pelinegro movía las caderas, llevaba unos jeans demasiado apretados en la entrepierna y la camisa desabrochada hasta la mitad del pecho. Tenía el pelo oscuro y labios gruesos.
Taemin negó con la cabeza mientras él deslizaba la mirada por sus largas piernas y arqueaba las cejas de manera lasciva.
Casi tenían la misma edad, sin embargo, Taemin se veía mucho más joven.
—Esta noche no, Niel. Quizá en otra ocasión.
—Eres cruel —dijo él esbozando una mueca, pero se marchó para intentarlo con un grupo de chicas de la mesa de al lado.
Taemin se rió. Niel era encantador, o pretendía serlo. Un niño grande con mucho más dinero en el bolsillo que sentido común en la cabeza. Y Taemin sabía que tampoco tenía demasiado dinero.
—Este es un pueblo muy pequeño. —Lee Joon se inclinó hacia delante con una sonrisa.
Taemin miró a Onew. Por un momento, la expresión masculina se volvió dura y fría mientras observaba la pista de baile. Estaba trabajando. Taemin se preguntó qué diablos estaría haciendo Lee Joon.
—Tiene sus momentos —convino mientras HeeChul se dejaba caer en la silla y se pasaba la mano por el rostro ruborizado.
—Ufff... Esos tipos me han dejado agotado —comentó riéndose.
Por un momento, Taemin se quedó sorprendido ante los cambios que vio en su hyung. A HeeChul siempre le había gustado bailar, pero ahora lo hacía como si le fuera la vida en ello y coqueteaba más de lo que solía hacerlo.
Cuando la música dio paso a una melodía más lenta, HeeChul se puso en pie de nuevo, esta vez acompañado por Niel, y Lee Joon y Onew también abandonaron la mesa para ir a bailar.
Taemin rechazó con la cabeza las tres ofertas que recibió y centró la atención en la multitud que llenaba el bar.
Fingió no haber visto a Jonghyun y a Key sentados en el otro extremo de la barra. Jonghyun bebía soju y parecía enfadado, mientras Key daba cuenta de una soda y miraba furioso a Jonghyun. Evidentemente, su cuñado lo había arrastrado ahi.
¿Por qué diablos lo seguían? ¿Acaso eran sus niñeras?
Golpeó ligeramente la uña contra la mesa mientras pensaba en ello. Sin duda, Minho estaría preocupado por si intentaban con él algo parecido a lo que le había ocurrido a Key. Todo aquel asunto lo desconcertaba, ya que Minho no parecía hacer nada excepto trabajar durante el día en el taller y torturarlo por las noches. Salvo alguna que otra vez en que desaparecía con Siwon, Taemin no había descubierto ni una sola pista que indicara que fuera otra cosa distinta a lo que fingía ser. Un mecánico. Obviamente, uno al que le gustaba participar en peleas de cuchillos.
Levantó el vaso de soju, tomó un trago e hizo una mueca ante el sabor amargo. Quizá al día siguiente abriera otro de aquellos excelentes vinos que tanto había apreciado Minhyuk. El pelinegro ni siquiera se había bebido una sola de aquellas condenadas botellas. Sólo las había coleccionado, tal y como había hecho con el todoterreno y con él.
—Vamos, Tae. Baila conmigo. — dijo Kai, habían sido amigos durante mucho tiempo, luego éste viajó al extranjero por lo que se perdió el contacto entre ellos, se acercó al castaño cuando la música cogió ritmo de nuevo—. No puedes pasarte toda la noche aquí sentado sin hacer nada.
Los ojos castaños del menor brillaban de diversión. Tenía el cabello negro humedecido y le caía sobre la frente.
—Está bien, pero sólo un baile. —Taemin cogió el soju y tomó un trago largo, luego se puso en pie y permitió que él lo tomara de la mano para conducirlo a la pista de baile.
Hacía años que Taemin no bailaba, pero enseguida recordó cómo se hacía. Al cabo de unos minutos, estaba riéndose y contoneándose. Kai era un buen bailarín. Uno muy divertido. No le ponía la mano por debajo de la cintura y se reía cuando él perdía el ritmo, sosteniéndolo hasta que recuperaba el compás.
Terminó la canción y bailaron otra, y luego otra más. Taemin dejó que su mente regresara al pasado, recordando las noches que Minhyuk y él habían pasado bailando cuando salían con otras parejas. Había sido divertido. Era algo que, por una razón u otra, no habían vuelto a hacer desde que empezaron a convivir.
Al fin, con las piernas débiles y la boca seca, rechazó con la mano el siguiente baile y se dirigió a la mesa. Vio un movimiento por el rabillo del ojo y se giró en aquella dirección.
Se había abierto un pasillo hacia la puerta y Choi Minho lo recorría como si fuera un depredador. Llevaba unos jeans desgastados. Botas de motorista y una casaca de cuero sobre una camiseta negra. Sus profundos ojos ardían como llamas del infierno y su pelo negro, que estaba despeinado por el viento, le caía sobre el rostro en magnífico desorden. Como si el viento adorara su pelo cuando iba en la moto. Como si unos dedos invisibles lo hubieran peinado para revelar la ferocidad de los huesos y ángulos que conformaban su rostro.
Y venía derecho hacia él.
La música se transformó en ese momento en una melodía lenta y sensual que calentó la pista de baile, y Taemin sintió que su respiración se volvía más áspera y profunda.
Dos días. Llevaba dos días sin él. Y había sido un infierno. ¿Qué iba a hacer cuando se marchara definitivamente?
Se acercó al castaño con aquel aire peligroso que le secaba la boca y le disparaba el pulso, y, antes de que Taemin se diera cuenta de su intención, lo rodeó con los brazos y lo guió entre la multitud.
Era como hacer el amor. Como sexo lento y prolongado.
Minho lo agarró por las caderas y él presionó las manos contra el fuerte torso masculino, curvando los dedos sobre la camiseta mientras se movían al compás de la música.
—¿Te diviertes? —Tenía los ojos llenos de furia y la voz más ronca y oscura de lo habitual.
—Por supuesto. —Taemin deslizó las manos por el pecho de Minho hasta sus hombros, acercándose más y permitiéndose sentirle.
Oh Dios, ¿qué iba a hacer sin él otra vez? ¿Cómo se suponía que debía seguir viviendo cuando se marchara?
Lo amaba, lo amaba incluso si su amor por él hubiera muerto.
Dejó caer la cabeza contra el pecho de Minho y cerró los ojos. Viviría con los recuerdos, se dijo a sí mismo. Tendría algo a lo que aferrarse cuando él se hubiera ido. Minho lo estrechó con fuerza contra sí hasta que Taemin sintió aquel duro cuerpo contra él, el tacto de las yemas de sus dedos contra el cuero de la casaca le recordaban a los asientos de cuero del todoterreno y el olor a sexo que impregnaba ahora el vehículo.
Taemin sentía cómo la llama de deseo que ardía en su vientre empezaba a consumirlo, cómo sus pezones se erguían y su miembro palpitaba. Su piel se volvió dolorosamente sensible, y cuando Minho deslizó las manos bajo el dobladillo de la camisa y le rozó la piel desnuda de la espalda, él contuvo el aliento.
—Te he echado de menos —le murmuró el pelinegro al oído.
El menor se estremeció al escuchar aquello. Con los ojos cerrados y la cara enterrada en su torso, a Taemin no le preocupaba que nadie viera el dolor que se reflejaba en su rostro, en sus ojos. El lo ocultaba y lo protegía.
—No hay nada que echar de menos —respondió finalmente, obligándose a recordar que él iba a dejarlo, que se alejaría de nuevo.
Minho le acarició la cabeza con la barbilla.
—Te deseo, Taemin. Quiero volver a esa enorme cama contigo. Quiero sentirte húmedo y caliente bajo mi cuerpo.
—¿Por cuánto tiempo? —El castaño sacudió la cabeza contra su pecho—. ¿Cuánto tiempo, Minho? ¿Una noche? ¿Dos? ¿Una semana? ¿Qué quieres de mí? ¿Qué te hace pensar que puedes entrar en mi vida como si nada, dormir en mi cama, y luego marcharte al atardecer sin mirar atrás?
Minho podía percibir claramente el dolor en sus palabras, y se sentía desgarrado por los celos ante el recuerdo del hombre que había sido para él y el hombre que era ahora.
Taemin no se merecía al hombre en que se había convertido. El se merecía un hombre que no se pasara las noches luchando contra los restos de una condenada droga que le hacía perder el sentido, cuando el deseo y la lujuria se apoderaban de su cuerpo hasta tal punto que le aterraba estar cerca de cualquiera. En especial de Taemin.
Pero no podía decírselo. No podía hablarle sobre el animal que moraba dentro de él. No podía contarle su acuerdo con el cuerpo de Operaciones Especiales, sin olvidar que, después de que le rescataran del infierno, se había negado a que él supiera que Minhyuk aún estaba vivo.
La verdad lo destruiría igual que lo haría, finalmente, la mentira. Pero al menos, con esas mentiras, Taemin tendría los recuerdos de lo que habían vivido juntos y de lo que Taemin había significado para él.
—Hay muchas cosas que no sabes —suspiró al cabo de unos segundos contra la graciosa forma de la oreja de la joven—. Por qué estoy aquí. Y qué tengo que hacer.
—Entonces, cuéntamelo, Minho. —Taemin levantó la cabeza y lo miró con sus suaves ojos almendrados llenos de cólera y necesidad—. No soy un niño. No soy ningún estúpido débil que no pueda comprender ni aceptar las realidades de la vida.
Minho le sostuvo la mirada sintiendo el salvaje y feroz latido del deseo crepitando entre ellos y percibiendo la necesidad de conocer las respuestas brillando en los ojos de Taemin.
—Ya conozco una parte —dijo el menor con suavidad—. ¿Puedes acostarte conmigo, torturarme con todo lo que no puedo tener, y no decirme la verdad?
Eso sólo era una parte, y él lo sabía. Pero había otras partes, como lo que sucedería al día siguiente, que Taemin tenía que conocer. Cuando la operación comenzara, se desarrollaría con rapidez. Necesitaba saber que Taemin estaba a salvo, tenía que saber que estaba seguro. Por él y por su cordura.
—Ven conmigo en la moto —lo invitó, sabiendo que esa noche tendría que decirle sólo verdades a medias. Quién era y lo que había sido, tendría que seguir siendo un secreto para siempre.
—¿A dónde iremos?.
El negó con la cabeza.
—Solo sígueme. —Dio un paso atrás cuando la música se detuvo—. Vamos a la moto.
Taemin le cogió de la mano con el corazón latiéndole pesadamente en el pecho y con la esperanza creciendo en su interior, aunque una parte de él sabía y aceptaba que Minho no le diría quién era en realidad.
Pero no por ello dejaba de esperarlo.
Fue consciente de los ojos que los observaban mientras dejaban el local. Jonghyun y Key se pusieron en pie cuando pasaron ante ellos, y Taemin tardó un segundo en dirigirle a su cuñado una mirada entornada. Llegaría un día en que iba a tener que hablar con él. A fondo. Y ese día no estaba muy lejos.
No se enfrentaría a él ahora, pero sí lo haría cuando Minho se fuera, porque necesitaba entender. Tenía que saber qué le había sucedido a Minhyuk, por qué no había regresado con él. Incluso más; tenia que saber que no lo iba a volver a dejar. No importaba si Minho tenia cosas que solventar ni si su intención era reclamarlo de nuevo.
Una vez fuera, Minho se quitó la casaca y le ayudó a ponérsela.
—Te avisó Jonghyun, ¿verdad? —le preguntó Taemin mientras lo sujetaba para que subiera a la parte trasera de la Harley antes de montarse él mismo a horcajadas.
—Así es. —Ahora tenía la voz más dura. Más fría—-. ¿Qué te parece si damos una vuelta por el parque del pueblo?
El castaño asintió lentamente.
—De acuerdo.
La Harley volvió a la vida. El motor vibró con renovada fuerza antes de que Minho levantara el apoyo, acelerara y saliera del aparcamiento.
El aire del verano alborotó el pelo de Taemin. La sensación de libertad hizo que esbozara una sonrisa al tiempo que rodeaba la estrecha cintura de Minho con los brazos y se apoyaba en él mientras se dirigían al pequeño parque.
Llegaron al lugar era pequeño, pero muy hermoso. Minho se dirigió al aparcamiento desierto y lo ayudó a bajar de la moto.
Sosteniéndole la mano, lo guió por un estrecho camino hasta una zona protegida para picnics. Había una única mesa en el centro al lado de un horno de hierro para barbacoas.
Taemin se metió las manos en los bolsillos de la casaca y se sentó a horcajadas en el banco de madera de la mesa.
—¿Por qué aquí?
—No hay nadie que pueda oírnos —respondió él, suspirando—. Y si lo hubiera, lo sabría.
Sin embargo, movió la cabeza como si estuviera escrutando las sombras.
—¿Acaso puedes ver en la oscuridad? —Minhyuk siempre había tenido una vista de águila, incluso en la oscuridad.
—Sabes que estoy aquí por una razón, Taemin —dijo él finalmente, sentándose tras él y rodeándolo con sus poderosas piernas. Lo abrazó e hizo que se recostara contra su pecho—. ¿Has oído hablar de los cuerpos que han encontrado en el parque nacional? —inquirió.
Taemin asintió con cautela.
—El año pasado encontraron a algunos inmigrantes, tanto legales como ilegales, y a tres agentes de FBI, víctimas de cacerías humanas —continuó Minho—. Estoy intentando descubrir quiénes lo hicieron, conseguir pruebas, y entregárselas a los agentes federales que trabajan en el caso.
—¿No eres un agente? —Algo en el interior de Taemin se tensó formando un nudo de dolor.
—No, soy independiente. Trabajo por contrato —le explicó, rozándole los labios contra la oreja—. Esos bastardos no sólo actúan aquí, Taemin. El grupo se ha extendido más allá de este lugar y sigue creciendo. Se ha convertido en una amenaza para la seguridad nacional. No sé cuál será mi siguiente destino.
El menor asintió suavemente.
—¿Así que no te quedarás?
Taemin temblaba por dentro. No podía comprender cómo lograba aparentar calma y tranquilidad.
Lo sintió tensarse a sus espaldas mientras la pregunta quedaba en suspenso entre ellos, llenando el aire caliente de tensión y pesar.
—Eres lo mejor que me ha ocurrido nunca —susurró él al cabo de unos segundos—. Abrazarte, tocarte, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Pero las cosas son así, cariño. Nunca he querido hacerte daño.
Taemin sintió caer la primera lágrima y se aseguró de que fuera la última.
Sin embargo, podía sentir el dolor en su interior. Lo desgarraba cruelmente, le rompía el corazón mientras contenía los sollozos que amenazaban con ahogarlo. Le temblaron los labios, pero los contuvo. No supo cómo, pero lo hizo.
—Quiero que estés a salvo —siguió él—. Te quiero fuera de aquí, lejos de los bares y del pueblo. Allí donde pueda vigilarte, donde pueda protegerte en caso de que alguien sospeche por qué estoy aquí o lo que estoy haciendo.
—Entonces, ¿va a ocurrir algo?
—Podría ocurrir algo en cualquier momento —asintió él—. Hemos acelerado las cosas y estoy seguro de que es inminente. Una vez que estalle el infierno, no habrá vuelta atrás y no quiero que te salpiquen las consecuencias.
Taemin asintió con la cabeza quedándose muy quieto y cerró los ojos con fuerza cuando los labios de Minho le dieron un beso lento y suave en el cuello desnudo. ¿Cómo era posible que no hubiera reconocido esos labios la primera vez que lo habían besado, cuando el primer destello de placer había estallado en su vientre? Sólo él, el hombre al que había entregado su alma podía hacer que se sintiera así.
Antes de poder evitarlo, Taemin ladeó la cabeza invitándolo a que repitiera el beso. Que Dios lo ayudara, iba a volver a dejarlo. Debería estar gritando, pataleando. Debería estar llorando. Pero la esperanza seguía viva en su destrozado corazón.
Él le había contado mucho. Lo había preparado para lo que podría ocurrir. Pero no tenia por qué alejarse de él otra vez. No su Minho. No el hombre cuyas manos lo estrechaban ahora, cuyo aliento se volvía pesado, cuyo deseo ardía sobre él.
Su Minho jamás volvería a alejarse de su vida de esa manera. No a propósito. No él.
******************************************
Janess
♥♥Minho♥♥SHINee♥♥
1470
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
Hola~~ kekekekeke viene a comentarte lo que me falta, sino me atrasare más u_u
Ohh dios cuando Tae se arregló y le dijo al Jong Key que se iba a ir de parranda me mate de la risa! Hahahaha el pobre de Jong estaba que no sabía qué hacer y Key que dice que va haber pelea esa noche xD todo por los celos de Minho~~
«.Te lo advierto, si tengo que contárselo al abuelo, todos acabaremos pagándolo. Todos. Díselo a él. Si vuelve a cogerme por el cuello otra vez te juro que el abuelo lo sabrá todo. Díselo
Y esto fue épico~~~ hahahahaha pobre Jong estaba entrando en pánico :P y la forma de Yunho de decirle que Tae se había de juerga hahahahahaha me mato xD
Pero era lo mínimo que se merecía por ser tan baboso y decirle nada de compromisos JA! Por mi que Minnie se encontrara con alguien y que le sacara celos de verdad xD hubiera sido Kai pero ya vez que la cosa no se calentó como quisiera -Nina para porque sabe que Janess le dará golpe si sigue hablando-
Ohhh pero me dio tanta penita por todo lo que siente Tae, esta con la incertidumbre si se va o no :/ ashhhh~~~ ese Minho baboo~~
Bueno me voy volando a comentar el otro capi xD hablamos~~
Última edición por Nina_Lee el Sáb Ene 26, 2013 4:54 pm, editado 1 vez
Nina_Lee
♥Taemin♥
1597
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
TIA !!!! sabes ya no se que comentar me ha dejado sin palabras , es que enserio el fic es buenisimo y sufro como no tienes idea por todo y mas por taemin,es tan complicado todo que hay ya no se, minho que es lo que haras? , me senti un tanto feliz ya que por lo menos le ha comenzada a confesar una parte a tae pero ambas sufren y eso me parte mi pequeño corazoncito ;_; estare esperando la conti tia te super quiero *3* cuidate [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Última edición por lizzie el Miér Dic 19, 2012 6:22 pm, editado 1 vez
lizzie
minho y key y mi yeobo fanny ♥ !!!!
577
Re: -:- Bajo la piel del deseo -:- 2min -:- Cap 24 - 25
odiosss unnniee si te tardaste demasiado DX ya estaba desesperada gracaias x los dos cap
aunque se me hicieron algo cortos
del primer cap wooooo, minho se merece k taemin lo aleje peroel tambien sufre y mas porque sabe lo que minho piensa k esta escondiendo k el es minhyuk woooo me encantoo k taemin se kisiera liberar, mega sexy dioss fue woooo, yo pense que iba a tirar todas las fotos pero creo k no, yo lo hubiera hecho del coraje de saber k el amor de tu vida esta ahi y lo sabes pero el no se puede quedar por algun motivo
wooo en el segundo cap hahahah me dio mucha risa los mensajes de jonghyun, woooo asi k el abuelo ya sabe todo, no asi completamente pero creo k el sospecho desde un principio XD hahahah kiero ver cuando les diga el abuelo lo estupidos y tontos que han sido y mas minho XD unniiieee pense k en el bar habria pelea XD me enganaste,pero wooo pense k minho le preguntaria k es lo que sabia a taemin pero no le dijo nada mas k lo del peligro que corria, me da pena minho que el piensa k taemin no lo perdonaria si le dijera la verdad pero lo que no sabe es k taemin le perdonaria todo contal de que se quedara a su lado que no se volviera a alejar.
bueno unnie te perdonamos el abandono por los 2 cap pero esperamos mas cap pronto porque este suspenso de que pasara cuando la bomba explote me esta matando y pensar k minho y taemin se separaran de nuevo tambien DX aunque creo k algo ara yunho hohoho o eso espero, oooww cada ves que leo yunho y jaejoong kiero yunjae haahhahaahah gracias unnie x el cap nos leemos prontooo espero
aunque se me hicieron algo cortos
del primer cap wooooo, minho se merece k taemin lo aleje peroel tambien sufre y mas porque sabe lo que minho piensa k esta escondiendo k el es minhyuk woooo me encantoo k taemin se kisiera liberar, mega sexy dioss fue woooo, yo pense que iba a tirar todas las fotos pero creo k no, yo lo hubiera hecho del coraje de saber k el amor de tu vida esta ahi y lo sabes pero el no se puede quedar por algun motivo
wooo en el segundo cap hahahah me dio mucha risa los mensajes de jonghyun, woooo asi k el abuelo ya sabe todo, no asi completamente pero creo k el sospecho desde un principio XD hahahah kiero ver cuando les diga el abuelo lo estupidos y tontos que han sido y mas minho XD unniiieee pense k en el bar habria pelea XD me enganaste,pero wooo pense k minho le preguntaria k es lo que sabia a taemin pero no le dijo nada mas k lo del peligro que corria, me da pena minho que el piensa k taemin no lo perdonaria si le dijera la verdad pero lo que no sabe es k taemin le perdonaria todo contal de que se quedara a su lado que no se volviera a alejar.
bueno unnie te perdonamos el abandono por los 2 cap pero esperamos mas cap pronto porque este suspenso de que pasara cuando la bomba explote me esta matando y pensar k minho y taemin se separaran de nuevo tambien DX aunque creo k algo ara yunho hohoho o eso espero, oooww cada ves que leo yunho y jaejoong kiero yunjae haahhahaahah gracias unnie x el cap nos leemos prontooo espero
ggaabbyy2
taemin
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