El sobre continuaba cerrado, expectante, lo giré sobre mis temblorosas manos tragando saliva, saboreando aquel momento de nervios y angustia por el que había estado esperando tanto.

- ¡O abres el dichoso sobre ya o lo abro yo mismo!

Me encojí sobre mi mismo por los gritos de mi hermano. Exagera, solo debí haber estado como trece minutos mirando fijamente el sobre.

- ¡Hyung, no puedo, te juro que no puedo!-lloriqueé un poco.- ¡Es que si no me han aceptado juro que me voy al tejado y me tiro!

Él solo bufó murmurando por lo bajo y me arrebató el sobre para mi desgracia. Comenzó a abrirlo a pesar de mis gritos, yo quería ser quien lo abriera, pero también entiendo que esto es algo que Nichkhun llevaba esperando mucho tiempo.

Coloqué ambas manos sobre mi rostro, mirándolo ansioso, leyendo las expresiones de su cara, pero él estaba serio, mortalmente serio, y después de leer el contenido de la carta me miró con tristeza.

- Minnie…

Jadeé con fuerza, no puede ser, estudié todo lo que pude, lo di todo en aquel examen, mis rodillas temblaban…

- ¡¡Estas dentro!!

De pronto todo el aire desapareció de mis pulmones siendo abrazado con fuerza por mi Hyung, y en mi rostro se dibuja una gran sonrisa.

-¿De verdad? ¡¿De verdad?!

Él ríe y da vueltas conmigo en brazos, yo solo pude reír también, conteniendo mis lágrimas, no quería hacer un momento embarazoso.

-¡Mamá!-grité entrando de nuevo en el local por la puerta trasera.- ¡Mamá, me han aceptado! ¡Iré al Colegio SM!

Mi madre dejó una tetera que llevaba en las manos y corrió a abrazarme loca de contenta, yo solo pude dejarme abrazar mientras besaba mi rostro y decía cosas como “sabía que tú eres el hijo que merece la pena” o “tú hermano nunca me dio semejante alegría”.

-¡Eh! –exclamó herido Nichkhun.

-¿Se puede saber que diablos tenía el sobre ese para que esteis un cuarto de hora para abrirlo? ¡Sulli está agotada y los clientes esperando!-dijo al tiempo que me soltaba y sacaba un bizcocho del horno.

Mi hermano y yo intercambiamos una mirada y fuimos enseguida a atender los clientes, como mi madre dijo, Sulli hacía todo lo posible para atender a todos lo más rápido posible, pero estaba claro que necesitaba ayuda. Cuando nos vio entrar echaba leche al café de un cliente, me miró expectante y yo le sonreí mientras limpiaba una mesa y ella, que entendió perfectamente, me guiñó un ojo.

Mi familia era extremadamente pobre y solo vivía de aquella cafetería familiar donde también trabajaba mi mejor amiga, Sulli. Mi padre se fue de casa antes de que yo tuviera uso de la razón, y nos dejó una gran deuda, por lo que mi hermano no recibió una educación decente y ahora, además de trabajar en la cafetería, arreglaba coches como mecánico, yo, sin embargo, había estudiado a base de becas durante toda mi vida, pero esta es sin duda la que cambiaría mi vida completamente. ¡Estudiar en la SM! Era la escuela más prestigiosa de todo el país, y para llegar allí probablemente tendría que viajar en tren, pero no importaba, quien fuese que estudiase allí se haría con un gran futuro, por lo que yo era bastante afortunado de haber sido aceptado ante los cientos de chicos que se presentaron en el examen. No dejaba de sonreír, y eso no pasaba inadvertido a las clientas, que dejaron de estar molestas por la tardanza del servicio al ver mi sonrisa y a mi hermano. Sí, definitivamente yo era un chico afortunado.







-¡Este traje vale más que nuestra casa entera!

-Shh, mamá, la dependienta no esta mirando…

-Que nos miré, ¡¿cómo puede valer un uniforme tanto?!

Yo trataba de tranquilizarla, pero me sentía igual, ¿cómo lograríamos pagar tal suma de dinero?

-¿Hay algún problema?- preguntó la dependienta. Nos miraba con arrogancia y disgusto, entiendo que no deberíamos ser el tipo de gente que frecuentaba esta tienda, pero un poco de delicadeza sería bien recibida.

-¿Eh? ¡Ah!-mi madre seguía pálida y no atinaba a decir nada.-Nosotros no encontramos lo que buscamos, ¡adiós!

Y agarrándome del brazo me sacó de aquella elegante tienda.

-¡Mamá! ¡Necesito un uniforme!

-Ya veré lo que haré, hijo, yo tengo mis contactos…

Miedo.

Finalmente había comprado un uniforme de ¿segunda mano? Que había pasado generación tras generación a los becados de SM que no podían permitirse un uniforme nuevo, lo que implica que, puaaajjj, este traje ha sido llevado por un montón de personas distintas, y se ve bastante gastado, adiós a mi intención de pasar desapercibido, sin embargo, y por suerte, una amiga de mi madre trabajaba lejos de la ciudad y podría llevarme al colegio, lo que implicaría que tardaría tan solo cuarenta minutos en coche y más tiempo para dormir. Pero cuando mi madre me presento a su amiga, Hyeya, y vi su coche un nudo se hizo en mi estomago, era una camioneta de reparto con un horrible cerdo vestido de superman en el techo y de un color naranja horrible. Pensando en los caros y elegantes coches y limosinas que tenían que los demás alumnos, estaba cada vez más convencido que no pasaría desapercibido.



Y solo me hizo falta el primer día para darme cuenta de que tenía razón.