PRÓLOGO

YEY!! Gracias al cielo! *rueda de felicidad* sobreviviste! T.T Ya-chan!! porque nos haces esto, me tenias angustiada y depresiva. Mañana? YEY! esperare entonces (rayos tengo examen... ¬.¬ detesto a mi profesor), aqui estare! *-*

La construcción crujió furiosa como si estuviera bajo la presión de un inmenso abrazo; largos hilos de polvo y pequeñas piedras cayeron del techo y el suelo se sacudió con violencia, obligando a los jóvenes a sujetarse de la pared.

Luego de unos segundos, el siniestro eco cesó junto a los temblores de la misma forma en la que se presentaron.

Key: ¿Están todos bien? – Agitó su cabellera para librarse de las partículas. –

Jonghyun: Si… ¿Pero qué demonios fue eso? – Tosió un poco al terminar la frase. –

Taemin: Es él. – Estaba molesto por saberlo y más aún por ver las caras sorprendidas de los demás por que podía sentir a su atacante. ¿Acaso pensaban que tenían un lazo especial y por eso podía percibirlo?; el sólo imaginarlo le enfermaba y la mirada encolerizada de Minho no le ayudaba mucho. –

Onew: Si la actividad se hace más fuerte, es porque estamos cerca. – Se sonrió para calmar la tensión. – Continuemos.

Caminaron hasta el cuarto piso y conforme se adentraban en los pasillos, la luz los abandonaba y la oscuridad les envolvía fríamente.

Una, dos y luego 5 lámparas de mano se encendieron para poder vislumbrar el camino.

Míralos…

Espera…

Shh…

Jonghyun: Aquí vienen de nuevo. – Bufó fastidiado y se adelantó a rayar la pared. –

Minho: ¡Espera! – La punzada en la nuca le advirtió algo alarmante. –

Onew: ¡Está lleno de ellos! – Levantó la mano hacia el frente y usó su poder a diestra y siniestra. –

Minho: ¡Quédense atrás! – Les gritó a los otros dos, quienes se agazaparon, y prendió su puño nuevamente atacando a la, ahora visible, mancha negra y viscosa que bloqueaba todo el camino. –

Las lámparas fueron a dar al suelo y únicamente se podía distinguir a los ocultos que se hacían trizas entre la lava y estallaban en pedazos por la presión, pero la sustancia glutinosa empezó a hervir y las inmensas burbujas que se creaban, se rompían, dando paso a la formación de nuevas criaturas.

Los humanoides escupieron un líquido negro verdoso que tomó la forma de diminutas arañas, las cuales se desplazaron veloces por las habitaciones contiguas. Casi de inmediato, los espíritus que habitaban el lugar se arrastraron hasta el pasillo, repletos de esos extraños insectos que se metían en sus fosas nasales, boca y oídos.

Jonghyun: ¿Pero qué mierdas les pasa? – Distinguía a las almas que se retorcían en el suelo por lo que volteó a ver al alto. –

El moreno se estaba impacientando a cada minuto que pasaba. Era capaz de eliminar cómodamente a 30 humanoides con una sola estela de magma, pero tenía que vigilar el flanco derecho, donde Onew se esforzaba por seguirle el paso, ya que algunos ocultos se le escapaban debido a que no podía verlos, y éstos presurosos abrían sus fauces contra el rubio, así que tenía que girar el tronco para arremeterlos y después volver a contraatacar el frente que ya estaba repleto de ellos, como si no hubiera matado a ninguno. Adicionalmente, debía ser cuidadoso con las almas que yacían en el piso y pensar una manera de ayudarles para eliminar a los bichos.

Minho: ¡Los ocultos los atacan pero no sé porque! – Transpiraba copiosamente y sentía el brazo derecho entumido, aun así no lo bajaba ni un instante. -

Onew: ¡Mierda! – Ya comenzaba a jadear, los mechones del fleco se le pegaban en la frente por el sudor y su pecho subía y bajaba con rapidez. Pronto llegaría a su límite. –

La diva se escabulló a cuclillas y sujetó la mano de Jjong, quien estaba en las mismas condiciones que él y lo refugió a un lado del líder.

Key: ¡¿Qué hacemos?! ¡A Onew no le falta mucho y si Minho se queda sin energía estamos muertos! – Chilló histérico y su novio movió la cabeza de izquierda a derecha sin saber qué decir. –

El menor de todos estaba más que preocupado y ansioso por ayudar, sin embargo, sus habilidades parecían sumamente insignificantes en esa situación, nada útiles y, para colmo, debía ser protegido por sus hyuns.

Se estaba volviendo en toda una carga.

Taemin: *Tengo que hacer algo…* - Se levantó decidido y, al dar media vuelta, vio a un pequeño niño de meses o quizás el año de edad acostado boca arriba. Vestía un mameluco rojo, sus extremidades superiores se movían contra su rostro, intentando alejar algo de él, y sus inmensos ojos color verde se posaban fijos en los suyos. –

Supo al instante que era un fantasma y que si lo estaba viendo era porque tenía que mostrarle algo. Tomó al niño en brazos y sintió un profundo deseo de correr lejos de ahí, por lo que se introdujo en un cuarto adyacente al pasillo.

Key: ¡¿Taemin, qué haces?! – Vociferó luego de ver de soslayo que se alejaba de ellos. –

Jonghyun: ¿Un fantasma? – No podía estar equivocado, lo que el maknae llevaba entre sus brazos era un ente. –

Minho: ¡Mierda!... ¡Taemin!

Podía escuchar su grito más que furioso pero debía ignorarle, ahora estaba concentrado en lo que el infante quería transmitirle.

Taemin: Vamos pequeño… - Se arrodilló en medio de la habitación y acostó al bebé frente a él. –Enséñame… - Puso la mano izquierda sobre la frente, asegurándose de cubrir los verdosos ojos del niño, y cerró los suyos. –

Con rapidez, una serie de imágenes corrieron en su mente como si se tratase de una película. Veía seres brillantes; el padre, la madre, el hermano mayor, los abuelos y los tíos; los globos de colores, el sol, las flores y el césped; todas las grandes y diminutas cosas que le hacían feliz, pero la alegría se esfumó con el tronido de la madera cubierta por el fuego. La casa que apenas comenzaba a verlo crecer, se deshacía en cenizas junto con él y toda su familia.

Dolía… ardía la piel con cada recuerdo enrojecido por las brazas y, sin saber de dónde salió, el canto de un mujer le hizo gatear lejos de ahí. Porque se sintió solo, porque no comprendía cómo las luciérnagas rojas y el pasto del mismo color le habían hecho separarse de sus padres, porque estaba confundido y hastiado de tanto llorar de hambre y de tristeza.

Y gateó y gateó hasta que se vio rodeado de una multitud inmensa que también parecía gustarles la melodía con sabor a esperanza. Todos entraron a ese edificio pero fueron recibidos por la inmisericorde negrura que les envolvió en forma de seres con apariencia humana; hechos de cielo nocturno sin estrellas, afilados dientes, garras y agujeros sin vida en lugar de ojos.

Justo ahí fueron oprimidos por ellos entre miles de sabandijas que les debilitaban y los que intentaban huir, eran devorados.

Cuando vio aquello lloró más fuerte y trepó las escaleras en busca de la persona que cantaba para que le cargara, topandose solamente con un espejo muy grande en la pared de un amplio salón y dentro de él, había lágrimas y una súplica lastimera que el menor pudo entender a través de la canción.

Taemin abrió los ojos de golpe y antes de levantarse, explotó la pared que estaba pegada al pasillo, provocando que decenas de ladrillos se metieran al cuarto, como si una poderosa bola de demolición lo hubiese golpeado.

Minho: ¡¡Corre!! – Gritó desesperado desde en medio del boquete. Ya no portaba su abrigo negro, su camiseta azul sin mangas ahora lucía sucia y algo rota al igual que su pantalón negro. El hombro izquierdo estaba dolorosamente adornado con la marca de una zarpada, lo que había provocado que finos ríos de sangre le surcaran todo el brazo. -

Sintió la rabia quemándole el rostro al ver al pelinegro en tales condiciones; habían herido lo mejor que tenía en la vida. No iba a achicarse ni a llorar como un niño, él no era así, no se quedaría con los brazos cruzados y, en definitiva, le haría pagar con creces al culpable.

Ante ese sentimiento se levantó con el ceño fruncido, el bebé entre los brazos, y salió corriendo de la alcoba.

Taemin: ¡Síganme! – Les ordenó con seguridad. –

No se detuvo a ver con pena el estado de Onew, quien muy apenas podía mantenerse en pie, ni a un acabado Jonghyun que caminaba gracias a Key, simplemente se aseguraba de escuchar las pisadas detrás de él.

El flujo de energía se hacía cada vez más intenso, lo podía sentir con claridad, se estaba acercando a ese sitio, pero una fuerte presión en su cuello le hizo despegar los pies del suelo para después ser estrellado de costado contra la pared y el menor fue arrebatado de sus brazos; todo en un segundo.

Taemin y Jonghyun vieron que el niño desparecía por partes en el aire, al contrario de Minho, quien observó atónito que el oculto devoraba el alma del infante, descuartizándolo sin piedad alguna y posteriormente, el horrible ser aumentó de tamaño y sus ojos se tiñeron de rojo sangre.

Minho: ¡Taemin! – Levantó la mano con ayuda de la zurda y lanzó una estela celeste contra el que había mutado cuando se disponía a atacar al rubio y, aunque resistió por más tiempo el embate, pudo hacerlo cenizas de las cuales salieron esferas brillantes que no tardaron en desvanecerse. –

Taemin: ¿Qué fue lo que pasó? – Alarmado apartó los brazos del rostro, ya que los había levantado como reflejo al oír el grito del alto. -

Jonghyun: El bebé cruzó…

Key: ¡¿Porque nos haces correr tanto?! – Sostenía a Jjong, pero en cada carrera parecía que éste se desvanecería entre sus brazos y eso le ponía los nervios de punta. – ¿No ves que ya no pueden más?

Taemin: Sólo debemos encontrar el salón principal. – Fijó la vista en los hyuns pero no parecían muy convencidos y, cuando un fuerte gruñido resonó justo a sus espaldas, se llenó de valor y continuó corriendo hacia él. –

Minho: Mierda… - Apretó los puños y le siguió. La confianza no era algo que debía darle sino que el blondo ya se la había ganado desde hacía tiempo, pero aun así, temía de lo que fueran a encontrarse en el camino - ¡¿Qué les pasa?! ¡Continúen! – Les regañó. –

Los tres mayores corrieron presurosos. Mientras más se aproximaban, la sensación de náuseas atacaba a Onew y se percató que Minho también sufría de lo mismo.

Onew: Se dirige a una trampa… - Cojeaba e intentaba persuadir al moreno. –

Taemin: ¡No, la están custodiando! – Oyó y decidió hablar, y aunque sabía bien que era una respuesta para nada reveladora, fue lo único que pudo soltar por la falta de aliento. –

Luego de doblar a la derecha observó, al final del pasillo, una habitación que estaba tenuemente iluminada.

Minho: ¡Ahí hay algo! – Estaba impresionado, su chico en verdad sabía lo que hacía. –

Taemin fue el primero en atravesar el marco de la puerta y vio el enorme espejo que colgaba de la pared.

De la misma forma en la que lo había visto a través del espíritu.

A los pies del cristal se encontraban dos largas velas negras con la mecha encendida. Todos esperaban ver el reflejo del menor ahí, pero en cambio, la figura de una joven con las ropas roídas y largos cabellos color miel, apareció.

Taemin: Ella… a ella la obligan a cantar. – Trató de tocar el espejo. –

Minho: ¡No te muevas! – Dejó de respirar por lo que veía. Un enorme oculto, ya mutado, había aparecido de la nada a un lado del pequeño y ahora sus dientes estaban a escasos milímetros de la mejilla del chico. -

Onew: Hay mas… - Susurró con cautela al percibirse completamente rodeado. – Nadie se mueva, sólo digan lo que vean o sepan.

Jonghyun: Esa alma está encerrada ahí con magia negra. – Miraba a la chica con pesar. –

Taemin: El espíritu es obligado a cantar para atraer almas a este sitio y que sirvan de alimento a los ocultos. – Había quedado en una mala posición y el brazo ya lo sentía muy pesado. –

Minho: Ellos mutan al comer entidades y se hacen más fuertes. Ahora hay uno con Taemin, a ustedes les rodean tres y a mi cinco. – Dijo con rapidez sin mover un músculo. –

Key: Mierda… *Piensa, piensa, ¡piensa!* Al carajo, ¡háganlo a la mala! – Gritó y se abalanzó sobre el castaño para cubrirlo con su cuerpo. –

El rubio se agachó lo más rápido que pudo, evitando la mordida del mutante, y el pelinegro y el líder alzaron las manos y empezaron a atacar a todas direcciones. Las burbujas de presión y el magma envolvieron la sala y los ocultos se movieron frenéticos contra ellos; agitaban las garras y rugían, mostrando las cuatro enormes hileras de dientes.

Onew intentaba con ahínco mantener su poder por más tiempo pero era inútil, el último ataque le salió flojo y sin energía; había llegado al límite y tal hecho no pasó desapercibido por tres criaturas que lograron capturarlo y, a zarpazo limpio, consiguieron rasgar la piel de la rodilla y parte del muslo, mientras que el alto trataba de zafarse la garra que había quedado prendida en su espalda.

Jjong, Key y Taemin apreciaban, entre el calor y las estelas azules, cómo aparecían las heridas en los cuerpos de los otros dos, sus quejidos de dolor y la sangre salpicando por doquier.

Parecían estar perdiendo la batalla.

Taemin: ¡Lo haré ahora! – Sentía una opresión terrible en el pecho; le era insoportable estar sin hacer nada cuando ante él estaban lastimando a Minho. –

Jonghyun: ¡No, espera!

Key: ¡Aun son muchos! – Trató de ir tras él pero su novio se lo impidió por lo riesgoso que resultaba. –

Ágilmente se levantó y sintió al instante los filosos dientes que se encajaban justo en su hombro herido, por lo que no pudo contener el chillido de dolor.

Minho: ¡Mierda! – Atacó directamente a la criatura de manera desesperada pero sabía que el daño ya estaba hecho. – ¡Taemin!

Aunque sentía el terrible dolor en el hombro y el calor en el brazo por el líquido carmesí que le cubría la piel, no se detuvo, sino que levantó el brazo ileso y estrelló el puño contra el espejo.

Del cristal salió una intensa luz blanca, emitiendo esferas transparentes que imitaban a la perfección a las pompas de jabón. Uno a uno, los ocultos estallaron inmediatamente, dejando salir a los espíritus que habían devorado y todos ellos cruzaron, al igual que la joven que poseía la hermosa voz.

Taemin: Carajo… - Cayó de rodillas sujetando la herida con su mano. –

El piel canela se apuró en ir con él, entretanto la diva y el castaño socorrían a Onew.

Minho: ¡Eso fue estúpido! – Le regaño al mismo tiempo que lo abrazaba con fuerza. –

Taemin: Era la única opción… - Más que su lesión, las del alto le dolían aun más. Percibió la camiseta mojada de sangre del joven y se lamentó profundamente haber tardado tanto en actuar. –

Jonghyun: Era el único que podía cerrar un portal con esas dimensiones. – Su semblante no era nada bueno y sus labios estaban más blancos que el papel. -

Key: Apóyate en mi hombro. – Le dijo al líder quien tenía la pierna izquierda muy dañada. -

Onew: Esto se está tornando más serio de lo que pensaba. – Hizo una mueca de dolor. –

Key: Regresemos al café y volvamos a intentarlo cuando se recuperen ¿sí? – Su preocupación ya lo tenía al borde de la histeria. –

Taemin: ¿Estará despejado para salir? – Se levantó, ayudando a su amante a incorporarse también. –

Minho: Parece que sí, ya no siento a los ocultos.

Taemin

El susurro fue oído por todos y súbitamente un crujido bajo sus pies les hizo clavar la vista al suelo.

La madera se hizo añicos por un fuerte impacto, se abrió un gran agujero y, aunque el moreno intentó sujetarlo, el maknae cayó de repente.

Ante la vista horrorizada del alto, su pequeño fue a dar de espaldas contra una gran mesa de roble sólido que yacía en la planta de abajo.

Minho: ¡Taemin! ¡Taemin! – Gritaba fuera de sí al ver que el chico no se movía. –

Key: por Dios… no – Le temblaron las manos por el puro pánico. –

Onew: ¡Rápido, bajemos!

Jonghyun: Maldita sea, sujétate de mí. – Tomó el brazo del líder, pasándoselo por los hombros. – ¡Corre Minho!

El pelinegro corrió lo más veloz que le permitían sus piernas; los ojos le escocían con la amenaza de soltarse a llorar, su corazón latía desaforado y la respiración le fallaba como si fuese a hiperventilarse.

Completamente descompuesto se aferró del marco de la puerta y vio, gracias a la luz de la luna que se colaba por una ventana, que el menor movió ligeramente la cabeza. Sólo así pudo sentir que le volvía el alma al cuerpo.

Minho: ¡Quédate quieto Taem! – Se acercó a él y lo inspeccionó cual médico de urgencias. –

Taemin: Estoy bien… – Soltó muy quedito y con la voz algo rasposa. Sentía un intenso dolor en la parte posterior del cráneo, que en lugar de muñeca derecha tenía un conjunto de piedras apeñuscadas y al respirar notaba algo raro en el tórax, por lo que pujó por instinto percibiendo con claridad que unas costillas rotas se acomodaron con un crack a como estaban originalmente. –

Minho: Tranquilo… - Las trémulas manos intentaron acariciar la cabeza del joven para confortarlo, pero éstas se bañaron de sangre. – Mierda… ¡Jinki! ¡Jinki! – Le llamó a gritos con el nudo en la garganta asfixiándole. En ese momento sentía que la situación le rebasaba y era inevitable que pidiera ayuda a alguien mayor -

Onew: ¡No lo muevas! – Gracias a Jjong y Key pudo llegar con el alto. –

Key: ¡¿Está consciente?! – Las lágrimas surcaron su rostro lleno de angustia. -

Taemin: No se preocupen, estoy bien. – Era mucho el dolor y la cabeza la daba vueltas, afortunadamente no se había partido el cráneo en pedazos y podía hablar y pensar con claridad aunque el desplazarse aun estaba en duda. –

Jonghyun: Llamaré a una ambulancia. – Sacó el celular del bolsillo y notó las 14 llamadas perdidas y un mensaje de texto que tenía de un informante, con el que había hablado antes de entrar a la construcción. -

Jjong bastardo, ¿ahora no me contestas? como sea, aquí está la información:

Favor sexual a los 13 para saldar la deuda del padre… el cerdo que lo violó se voló los sesos hace 4 meses y la policía encontró mierdas de brujería y fotos del chico en todo su departamento.

¿Sabes lo caro que me costó saber eso?

Key: ¿Qué pasa? ¿Por qué no llamas? – Zarandeó el hombro del castaño al verlo impávido. –

Jonghyun: Carajo… - Hilvanó los acontecimientos. –

Perdonar semejante suma de dinero para saciar un deseo enfermo por un infante.

Ataques constantes de ocultos que derivaron a uno mayor por un íncubo.

Cuatro meses desde que todo empezó.

Nadie tenía conocimiento de ello, pero el prestamista tambien había hecho tratos con uno de los clientes que había contratado al equipo de Onew, antes de la llegada de Minho. Fue de esa manera que se enteró en lo que trabajaba Taemin y, luego de mucha investigación en el espiritismo, logró realizar un pacto con los ocultos, suicidandose para obtener poder a cambio de su vida y, asi, reclamar al menor a su lado.

Jjong se levantó como pudo e ignoró a la diva por completo.

Jonghyun: El íncubo… es él. El bastardo que atacó a Taemin cuando niño, se suicidó y también…

La edificación tembló violentamente, borrando los rostros sorprendidos de los hyuns y uno repleto de terror del maknae, para darle paso a los ceños fruncidos, los dientes apretados y las manos pegadas al suelo para no caer, excepto las de Minho, quien protegía con su cuerpo el del rubio.

Onew: ¡¿De qué demonios hablas?! – Se sujetó de la pata de la mesa, que estaba clavada al suelo, donde estaba tendido el herido. –

Jonghyun: Uno de mis contactos. – Gruño después de la frase por la constante sacudida que se detuvo de pronto. – Me dijo que Taemin…

Taemin: Que un prestamista de mi padre me violó cuando era niño, gran descubrimiento. – Interrumpió iracundo al ver su doloroso secreto descubierto. – De alguna manera debía saldar la deuda ¿no? – Espetó sarcásticamente mientras sus ojos se aguaban. –

Minho: Calma Taeminnie. – Le habló bajito para tranquilizarlo. –

Taemin…

Me gusta verte dormir…

Mío…

La voz ronca se distorsionaba en serios murmullos en el aire, como suspiros, y se transformaban en suaves risas contenidas, jadeantes y perturbadoras.

El menor escuchó aterrado e intentó levantarse pero Minho le sujetó con fuerza. Le protegía, estaba alerta y al tanto de él, pero no podía evitar sentir la cólera consumiéndole con tales palabras. La morbosidad de ellas le provocaba asco, celos y miedo juntos, pero no podía verse débil ante el joven ni ante la criatura que lo proclamaba como suyo, aunque percibiera el pulso a punto de explotarle en cualquier momento.

Key: ¿Un fantasma? – Veía nervioso a todos lados. -

Jonghyun: No se siente como uno. – Mencionó muy apenas. –

Onew: ¿Qué demonios es eso Minho? – Abrió los ojos como platos por la sensación de arcadas que le provocaba algo en el marco de la puerta y el aludido fijó la vista en ese sitio. –

Pudo observar nítidamente a un humanoide que con facilidad tenia los 3 metros de altura; vestía un largo habito franciscano color negro y sólo los intensos ojos rojos podían verse por la capucha.

Minho: Un mutante… no, es algo más fuerte. - Rápidamente se puso entre la mesa y la puerta, haciendo una barrera física con su persona que le impidiera acceder a Taemin. – El íncubo.

Una risa profunda y rasposa salió de la criatura mientras levantaba una extremidad, apuntando hacia el pequeño y haciéndose visible ante los presentes.

Minho: Maldito hijo de puta, ¡¿en verdad crees que te lo daré?! – Rió de medio lado y su puño se encendió en llamas azules, arrojándole un claro desafío. –

El demonio se adentró en la habitación, doblando el cuerpo por la gran estatura para poder pasar, y repentinamente se descubrió la cabeza y dislocó la mandíbula cual serpiente al comer una gran presa, para emitir un terrible grito que, se oía, le sangraba las cuerdas vocales.

Los chicos se cubrieron los oídos, pero sentían que se le reventarían los tímpanos de un momento a otro.

Minho atacó al oculto con la estela de lava que ya preparaba en su palma y eso logró hacerlo callar, sin embargo, no pareció afectarle y con un súbito movimiento de su cabeza, Onew, Jonhyun y Key fueron levantados en el aire y estrellados contra la pared.

Taemin: Mierda… - Respiraba agitadamente por la escena, no podía sentir más que pavor y todo su cuerpo tiritaba de forma exagerada. Le era imposible reaccionar puesto que las imágenes de ese sujeto tocándole y robándole la inocencia, bombardeaban sus sentidos y, como protección, su mente lo mandó a un estado de inconsciencia. –

Minho: ¡Taemin! – Lo vio de soslayo y si bien se acercó a él y lo sacudió ligeramente, no pudo despertarlo. – Mierda...

Jonghyun: Maldito cerdo… – Tosió algo de sangre por el fuerte golpe en su costado derecho y observó enfadado a su novio que se dolía de una cortada en la ceja, mientras el líder apretaba los ojos como esperando a que se le pasara el dolor. –

De pronto, una ligera onda eléctrica se formó en una de las esquinas superiores del cuarto y el ser oscuro sonrió complacido, mostrando sus afilados dientes. Lentamente se estaba creando un portal negro y diferente a todos los que habían visto antes.

La diva al ver aquello tuvo un mal presentimiento. Sabía que esos portales servían para robar las almas de los mortales de forma directa y unicamente los seres más poderosos podían abrir uno así. Inusitadamente la tableta que tenía en su mochila se movió como si fuera un ser viviente, confirmándole que no había una lectura por hacer, sino una herramienta lista para usarse.

Onew: ¡Otro jodido portal! – Intentó acometer contra el fenómeno antes de que terminara de crearse, pero una fuerza invisible sujetó su mano y lo arrastró hasta que lo estampó en la pared nuevamente. –

Minho: ¡Hijo de puta! ¡¿No piensas atacarme?! – Vociferó para que dejara de arremeter contra los demás, lo que captó la atención del ente. -

Key: ¡Espera! - Cuando el chico y la criatura voltearon ya tenía ambas manos sobre la tableta y Jjong sacaba, dentro de un pequeño aro, una daga de plata con forma serpenteante en la hoja y la figura retorcida de un dragón como mango. –

El castaño agudizó el oído para saber qué tipo de arma era y cómo se debía usar para eliminar al oculto y, luego de escucharlo, su rostro palideció más y dejó de respirar por un segundo.

Al observar la herramienta que tenía el joven en sus manos, el bizarro ser gruñó con cólera y el hábito se marcó con múltiples rostros en pena de las almas que había devorado.

Minho: ¡Rápido, dámela! – Estiró el brazo desesperado hacia Jjong. –

El chico no respondía y su novio lo notó con rapidez. Era el claro semblante de que ese instrumento era peligroso y que no podía ser una opción, por lo que apurado, sacó la canica roja que tenía en la mochila, se la arrojó al pelinegro y luego le quitó la daga al castaño para sujetarla con todas sus fuerzas.

Jonghyun: La canica… aun tenemos eso. – Por fin reaccionó. – ¡Date prisa, lánzala al portal! – Esa esfera era especial para bloquear temporalmente planos poderosos. – ¡No debes fallar!

El tiempo se volvió increíblemente lento. Minho sostuvo la canica con fuerza y justo en el momento de lanzarla, dos imágenes brillantes aparecieron a los pies del portal.

Minho-ah… que decepción…

Que grotesco eres…

Le perturbó ver y oír, fugazmente, a su madre y a su hermana menor; le dolieron sus palabras y las heridas que tenían, y si le hubieran explicado que tenía que ser fuerte ante las imágenes que los seres malignos usaban para lastimar la mente, hubiera podido evitar que su decisión al lanzar la esfera… le fallara de la peor manera.

La pequeña pelotita roja salió desviada de sus dedos e inevitablemente chocó contra la circunferencia electrificada del hueco, haciéndola estallar en mil pedazos.

Minho: No… - Susurró asombrado por el terrible error y con los ojos tan abiertos que parecía que se saldrían de sus cuencas. –

Jonghyun: ¡¿Qué has hecho?! – Se llevó las manos a la cabeza por pura desesperación. -

Onew: ¡¿Y la daga?! ¡Úsenla ya! – Soltó ansioso y con dolor. –

La carcajada que lanzó el espectro se oyó en todo el edificio en un tono de voz deforme, para nada humana.

El pasaje rugió furioso, incrementó su diámetro y liberó una intensa succión para obtener las almas de los meseros, todo manipulado por el oculto que debía permanecer inmóvil y en trance para sostener el poderoso plano.

Inmediatamente, Minho cubrió el cuerpo del maknae con el suyo y se aferró a la pesada mesa.

Key: ¡Maldita sea! – Sujetó al castaño y cuando el peli chocolate empezó a ser arrastrado, le tomó de la bota. –

¡Dame al chico o mueran…!

Jonghyun: No hay opción… puta madre, ¡no hay opción! – Le arrebató la daga a la diva y se dirigió al pelinegro – ¡Taemin puede acabar con esto!

Minho: ¡¿Qué hago?!

Jonghyun: Tu eres el único con el poder de hacerlo… debes... debes atravesarle el pecho; sólo su sangre puede.

Key: ¡No! ¡No puede! ¡Está muy débil, no lo aguantará! – Sabía a la perfección que el maknae tenía el poder de cerrar grandes portales, pero las posibilidades de sobrevivir al ritual en una persona que estaba herida o sin fuerzas, eran nulas. – ¡Morirá!

Al moreno le empezó a temblar el mentón y negó con la cabeza compulsivamente. No podía creer lo que estaba oyendo; para salvarse debían apostar a que el pequeño resistiera un ataque mortal cuando tenía todas las de perder…

Onew: Es la única alternativa; ¡debemos confiar en él! – Gritó cegado por la adrenalina para después quitarle la daga a Jjong, dejándola a un lado del rubio. –

Le resultaba inaceptable que un arma estuviera cerca del chico, esperando a que la sujetara y clavara la hoja en la carne de quien más amaba… del único que le había hecho despertar algo distinto en su corazón que no fuera desprecio y dolor.

La pequeña espada se deslizó por la succión del portal y por instinto la tomó entre sus manos.

Casi como si el destino le jugara una torcida broma, Taemin abrió los ojos. Observó el rostro del alto bañado en pesadas lágrimas y se le estrujó el pecho al verle sufrir.

Minho: Tengo que… - Sollozó sin poder terminar la frase. -

El blondo, al ver la nueva herramienta, comprendió al instante el ritual que intentaría hacer. Tiempo atrás había tenido que sacrificar algo de su sangre para eliminar otros planos, pero por el gesto del joven, supo que ahora sería más arriesgado, mucho más…

Taemin: Hazlo. – Con la mano ilesa le acomodó el arma para que le apuntara directamente. Cualquier cosa que le ocurriera sería por Minho y eso no podía ponerlo más tranquilo y en paz. – No dudes…

Apretó los ojos con fuerza, alzó la mano armada y los gruñidos desaforados del espectro se escucharon de fondo, adornando la abominable escena.

Tenía que hacerlo, aunque se le partiera el alma de puro dolor, debía hacerlo. Pero al instante, cuando supo que le sería imposible y bajó su mano, miles de imágenes le golpearon de pronto.

Otras épocas; las ropas antiguas, las personas con dones, sus mismas esencias en otros cuerpos, otros sexos, diferentes culturas, distintos lenguajes, risas y miradas; sólo había un cosa que se mantenía constante.

El asesinato que iba a cometer.

Desgracias como las de su madre y hermana siempre habían estado presentes para insensibilizarle ante su obligación… y vida tras vida, el destino de ambos era el mismo, inmutable y obligado.

Debía clavar la daga dragón en el inocente para, con su sacrificio, salvar a la dotada orden.

Comprendió porqué su poder era mayor que el de los demás. Él, siendo la reencarnación del último de los guardianes que protegían a los seres con extrañas habilidades, debía asegurar la continuidad de sus dones y su alma, ya dañada por los siglos, le enviaba un cosquilleo hasta su palma y un escozor que, estaba seguro, se iría si atravesaba la tierna carne frente a él.

“Y será el quinto quien obtenga la sangre más joven...”

En su cabeza escuchó con claridad el sombrío secreto.

Su corazón latió emocionado ante la anticipación de la sangre que seguro se desboradaría de la mesa y se relamió los labios, eligiendo con la vista el lugar de ese cuerpo en el que cumpliría su misión como homicida.

El hacer correr la sangre era su destino. Lo entendió finalmente.

Tomó impulso con una sonrisa de medio lado acompañando sus actos, pero sus pupilas disminuyeron el repentino diámetro que habían adquirido y agitó la cabeza de izquierda a derecha, llevándose la zurda hasta su sien.

Si bien reconocía su cometido, algo en el fondo de su corazón le hizo recordar un detalle que ahora hacía diferente su existencia.

Un simple hecho que había marcado y moldeado su ser: estaba enamorado de su víctima…

Dejó caer los brazos lánguidos a sus costados.

Minho: Con todo lo que tengo, Taemin… - Le sonrió cálidamente, aun con la diestra ansiosa, y una lágrima se resbaló por su mejilla. –

El menor le observó estupefacto recordando esa promesa y posteriormente vio con puro horror que el mayor levantó el brazo y enterró la daga en medio de su propio pecho…

Taemin: ¡¡MINHO!!