PRÓLOGO

Las risas de niños pequeños revolotearon en el ambiente y los ecos se esparcieron por toda la casa.

Silencio.

Nadie se atrevía a decir una palabra ni a mover un solo músculo. Era una calma tensa y siniestra entre las penumbras… sabían que estaban juntos en la misma habitación pero se encontraban lo suficientemente alejados como para sentirse nerviosos y solitarios ante tanto mutismo.

Un pequeño jadeo por parte del menor le hizo agudizar el sentido del oído al más alto.

Minho: ¿Taemin? – su tono de voz era precautorio y dirigido sólo al aludido –

No hubo respuesta más que leves quejidos del rubio y así todos empezaron a impacientarse.

Onew: ¡yah! ¿Donde estas Taemin? – Comenzó a desplazarse por el lugar con los brazos estirados hacia enfrente para localizarlo, hasta que topó con algo –

Jonghyun: carajo Jinki, me picaste el ojo – se quejó mientras tocaba la parte afectada –

Minho: ¡Taemin, deja de jugar y dinos donde estas! – la voz grave y repentina del alto se propagó de forma brusca por el lugar e incluso, sobresaltó a sus mayores –

El pelinegro empezaba a desesperarse con rapidez. Un sudor frio le recorrió la frente y esa sensación exasperante de no encontrar al pequeño lo ponía cada vez peor… sentía como respiraba más aprisa, su rostro se arrugaba y abría mas los ojos para ver algo, sin éxito.

Mas quejidos… sólo que estos eran más continuos y provenían de un lado especifico de la casa. No parecía una broma para nada… Taemin estaba sufriendo por algún tipo de estrés que le obligaba a emitir esos sonidos.

Jonghyun: ¡por aquí! – percibió el ruido a un lado suyo y subió torpemente, lo que parecía ser, la escalera que daba al segundo piso –

Onew le siguió con dificultad y a su costado salió disparado el más alto, trepando hasta 3 peldaños con cada zancada a pesar de que no veía nada.

Con cada paso que daba sentía que la escalera se hacía más larga, que fuera lo que le estuviera pasando al chico, no podría llegar a tiempo y librarlo de esa situación… su pulso estaba agitado.

Subió un escalón más y trompicó con algo, haciéndolo caer inevitablemente por el vuelo que llevaba.

Se arrastró, tratando de tentar lo que lo había derribado y agitando sus dedos con desesperación por la alfombra de la escalinata hasta que sujetó firmemente la tersa mano del maknae.

Minho: ¡ya lo encontré! – No lo dudó ni un segundo puesto que la piel que palpaba era tan suave como se veía la primera vez que la observó –

Jonghyun corrió hasta el morocho y Jinki - a base de tropiezos - también logró alcanzarlos.

Inmediatamente el alto pasó su mano libre por el brazo del chico hasta rozar los rubios mechones que descansaban en sus hombros y luego, una tela ajustada alrededor de su cuello. Taemin estaba colgando a un lado de la parte más alta de la escalera con una especie de paño uniendo su cuello a uno de los barrotes de la estructura.

Minho: ¡rápido, vengan! – su voz sonó llena de angustia mientras sujetaba al chico por el pecho y lo alzaba un poco para que la tela dejara de hacer presión –

El tiempo corría demasiado lento para él… los sonidos de sus hyuns gruñendo y maldiciendo, mientras tiraban del menor, cesaron por completo. Únicamente podía percibir esa presión en las sienes, los espasmos en las rodillas que lo obligaban a tiritar y el sudor en sus manos.

“Si ya está bien… ¿por qué tienes miedo?”

Jonghyun: ¡¿estás bien?! – le dio un par de palmadas en la mejilla al menor (quien ya había sido recostado) para reanimarlo, pero el chico solo intentaba jalar aire con tanta dificultad que se veía doloroso –

Onew: no entiendo… ¿cómo fue a dar ahí? – tomó su mentón con una de sus manos y fijó su vista en un punto cualquiera de la habitación -

Taemin: no es precisamente la pregunta correcta… - habló de pronto con la voz ronca por el trauma en sus cuerdas vocales –

Minho: ¿cómo te sientes? – se agachó a un lado del chico y posó la mano sobre su frente –

Taemin: ¿es obvio, no? – Apartó la mano del mayor con un manotazo. Aquel contacto le quemaba, lo sentía ajeno e hipócrita, solo quería alejarse de él, así que se incorporó para mantener la distancia -

El alto no tardó en ponerse de pie también, con una cara poco amigable. ¿Por qué carajos tenía que ser así con él? Al menos se merecía un insípido y obligado “gracias” luego de haberle salvado la vida… pero no, solo obtenía palabras y acciones llenas de repudio. ¿Qué le había hecho para merecer esos tratos?... si se la vivía la mayor parte del tiempo viéndolo de reojo y con el corazón en la boca cada que había un caso nuevo... ¿Por qué no podía tratarlo como a Onew?... con un poco de respeto… como su jefe, como su hyun, como sea, sólo una pizca de ese algo que parecía marcar la diferencia entre todos los demás y él. Bufó… molesto, cansado y… dolido.

Posteriormente todos se acercaron hasta una ventana donde podía colarse algo de la luz de la luna.

Taemin: fue la niña… - tomó la tela y dejó que se bañara por la luz -

Jonghyun: ¿una mascada?

Onew: aigo… huele pésimo – arrugó la nariz –

El pelinegro examinó la prenda en silencio. Algo en ella le parecía muy familiar… en demasía.

Jonghyun: si no quiere hablarnos… ¿por qué atacar a Taemin?

Onew: porque tal vez no puede hablar… - sonrió ante su descubrimiento – la niña debió ser muda o algo así mientras vivía.

La puerta principal de la casa se abrió de golpe.

Eun – Seo: ¿Minho ah?... ¿están bien? – se adentró en la vivienda con cautela entre la oscuridad y de pronto la puerta se cerró violentamente tras ella –

Minho: ¿noona? – rápidamente bajó las escaleras para encontrarse con la chica –

Taemin: ¿no le dijimos que se fuera? – espetó con clara molestia –

Los mayores empezaron a dudar sobre la actitud del maknae. Sabían que su personalidad era difícil pero parecía más irritado de lo habitual con todo lo que tenía que ver con la sobrina del cliente.

Onew: tomemos las cosas con calma – su tono conciliador pareció tranquilizar al rubio y luego los tres bajaron tras Minho –

Eun – Seo: no pude soportar estar afuera después de los ruidos y esas risas extrañas - sujetó ambas manos del alto – temí que te pasara algo…

Taemin rodó los ojos ante aquello. Ya era casi una burla ridícula el cómo le enfermaba la escena.

Ambos intentaron verse a los ojos entre tanta penumbra pero no lo lograron. El moreno sentía un gran aprecio hacia la chica… siempre le había admirado que trabajara desde pequeña y le estaría agradecido de por vida por formar con él, los mejores recuerdos que tenia sobre su familia y la vida que poseía antes del accidente. El estar con ella era como volver a ser niño de vuelta, justo así se sentía a su lado.

Minho: noona no te preo-

Taemin: ¿dónde está el Sr. Park? – interrumpió mientras clavaba sus ojos inquisidores sobre ella –

Eun – Seo: está afuera, no quiso entrar – dijo con rapidez –

Taemin: ¿y dejó que entraras sola? – se cruzó de brazos y levantó una ceja con total incredulidad -

Minho: creo que eso no es importante – arrugó el ceño sin saber porque el rubio la cuestionaba así –

Eun – Seo: así es… Minho ah, ¿puedo quedarme aquí, cierto? – Enredó sus brazos en el del alto – saquen a ese fantasma, ya me tiene harta~ – la coquetería en su tono de voz era más que evidente -

Onew: no creo que sea muy conveniente… puede ser peli –

Los alambres de los focos rotos del candelabro empezaron a brillar incandescentes y a parpadear sin cesar, dejando ver el rostro lleno de pánico de la joven quien se tocaba el abdomen con ambas manos.

Eun – Seo: Minho ah… siento algo –dijo aterrada al percibir un gélido vacio en su vientre –

Jonghyun: puedo sentirla - entrecerró los ojos, poniendo todos sus sentidos en encontrar al ente pero no lograba verla –

Minho: ¡¿Qué está pasando?! – Giró el rostro hacia los hyuns–

Onew: la está atacando… - susurró–

De pronto una fuerza imperceptible a la vista, tiró con fuerza de la larga cabellera de la joven, obligándola a caer violentamente de espaldas en el suelo, para luego ser arrastrada con gran velocidad escaleras arriba mientras gritaba desesperada ante la atónita vista de los presentes.

Minho: ¡mierda! – corrió tras ella tan veloz como podía pero aun así no conseguía acercársele –

Onew: ¡Jjong, ahora! – ordenó en un grito mientras seguía al alto –

El castaño sacó tres canicas azules de la mochila del rubio y junto con éste alcanzaron a los demás justo en el momento en el que la mujer era introducida en el ático de la casa…

Las luces dejaron de parpadear al instante y la oscuridad reinó en la casa de nuevo, salvo por los rayos plateados de la luna que lograban colarse por las rendijas de las puertas de otras habitaciones.

El pelinegro se detuvo frente al marco de la puerta con una rara sensación en el estómago… sabia que debía entrar… pero no se atrevía. Sintió miedo.

Minho: *anda estúpido… ¡es tu noona!* - tragó saliva pesadamente, sin mover un dedo, solo viendo el fondo negro que tenía delante -

Taemin: ella… me da mala espina – tomó la mochila que tenia Jonghyun e intentó sacar la cuerda que había dentro – es más que sospechosa.

Minho: ¡ya fue suficiente Taemin! – Se volteó a encararlo – ella está en problemas y debemos ayudarla, pero no haces otra cosa más que atacarla… ¿Cuál es tu problema? ¿Tanto te afecta que alguien SI sea capaz de ser amable con otros? – Gritó encolerizado –

¿De dónde había salido eso?... incluso él mismo se sorprendió por sus palabras, dichas tan atropelladas, con rabia y también con algo de rencor. Tal vez habló a través del despecho al sentirse cobarde por no poder correr tras su noona o quizás… quizás sólo quería que el otro sintiera algo, que le doliera, que lo mirara al menos pesaroso y no con indiferencia…

Justamente así fue… el menor detuvo sus movimientos dentro del bolso y le miró. Su semblante fue lentamente relajándose, perdiéndose esas firmes y casi tatuadas curvas en el entrecejo… sus labios se abrieron muy apenas, inhalando una bocanada de aire como si éste pesara y sus ojos… esos ojos oscuros e infantiles se abrieron más, completamente cristalinos y acuosos.

Y le pareció retorcidamente maravilloso. Lo había herido y lo veía con dolor… era una reacción sincera, lógica… ¡por fin algo de lógica! Y eso le hizo sentir orgulloso… de una forma muy jodida, lo consideró un triunfo.

Jonghyun: yah… ¿déjense de tonterías si? – Mostró las canicas que tenía en sus manos – vamos por la niña, que para eso venimos.

La mirada de Taemin se perdió en el bolso que aun sujetaba.

Onew: con eso podremos debilitar al fantasma y convencerla de que cruce– vio de soslayo al menor. Le preocupaba que hubiese sido lastimado pero sabía que era cuestión de tiempo para que algo así ocurriera –

Taemin: andando – su voz sonó desganada, como si hubiese perdido fuerza –

El maknae le dio la mochila al castaño, pasó a un lado del pelinegro con seguridad y a unos cuantos pasos del umbral de la puerta, algo tiró de su brazo derecho, haciéndolo entrar al ático con rapidez.

No lo pensó, ni titubeó, ni flaqueó ante la sensación de temor… sujetó el brazo izquierdo de Taemin con fuerza y se dejó arrastrar junto con él en la negrura.

Los hyuns nada pudieron hacer más que correr hacia los menores, pero el fuerte portazo frente a ellos fue lo único que se escuchó en toda la casa. Ahora eran tres personas las que estaban a merced del ente.

Mas risas de niños…

Silencio.

¿Tendría los ojos abiertos o cerrados? Estaba tan oscuro que no lograba percibirlo, solamente sabía que estaba dentro del ático y que lo que sujetaba era el frio brazo de Taemin, el cual no tardó en zafarse con violencia.

A lo lejos se escuchaban los fuertes golpes en la puerta como si Onew y Jonghyun intentaran derribarla con sus cuerpos.

Eun – Seo: Minho ah… - lo llamó con timidez –

Minho: ¡noona! – se alegró al escucharla pero el no verla le daba ansiedad -

Eun – Seo: ¡has algo para eliminarla! – le exigió –

Minho: las canicas Taemin… - dijo muy bajito -

Taemin: no las traje, ni las canicas ni mi cuerda… – estaba molesto por ese descuido. Sin tales instrumentos y sin la ayuda de los dones de sus hyuns no podrían erradicar a la entidad -

Antes de que el pelinegro respondiera, el sonido de una bofetada le hizo mantener la boca cerrada.

Taemin: mierda… - Le había dolido. Sentía el sabor metálico de la sangre en su labio inferior y escupió al suelo un poco del líquido carmesí –

Minho: ¿Taemin? – tomó su brazo como reflejo –

Taemin: eso fue curioso… creo que ya le entendí… - sonrió de lado. Por fin comprendía esa necesidad del ente de estrangularle –

Eun – Seo: tal vez si tratamos de derribar la puerta… - el tono nervioso de su voz reafirmó las dudas del rubio –

Taemin: o tal vez si dices la verdad ella podría cruzar…

Eun Seo: ¿de qué habla tu amigo Minho ah?

Minho: Taemin… otra vez con es-

El maknae tomó las manos del pelinegro con algo de dificultad por la falta de luz y las puso sobre su cuello.

Taemin: hazlo…

El foco, que pendía de una cadena en el techo del ático, se encendió mientras daba suaves giros sobre sus cabezas, haciendo un espectáculo de sombras.

Eun – Seo: que… ¿qué piensan hacer? – Su cabello estaba revuelto, sus ojos danzaban de un lado a otro, de Minho a Taemin y viceversa… estaba más que nerviosa – ¿Minho ah?

Minho: ella quiere que… - Ignoró a la joven y se concentró en mirar fijamente los ojos del rubio como si de éstos fuese a obtener toda la información que necesitaba – pero yo…

Taemin: podrás hacerlo… - apretó las manos de su hyun contra su cuello –

Minho tenía pánico. Sus pulgares estaban sobre la manzana de Adán del chico y éste le animaba con esos ojos de avellana clavados en los suyos… ¿era confianza?... ¿Taemin confiaba en él?... si era así, entonces estrujaría mas fuerte…

Presionó sin vacilar. Podía sentir la cálida piel bajo sus dedos, era suave y se sentía aterciopelada. Subió la vista con lentitud hasta su rostro, el cual ya estaba tiñéndose de rojo… sus labios ligeramente abiertos y rosados le parecieron demasiado abultados… demasiado bonitos como para un hombre, pero de igual manera, eran armoniosos con sus finos rasgos. Apreció la pequeña herida en su labio y la delgada gota de sangre en el… aun así seguía siendo armónico.

Los sonidos ya los percibía efímeros y lejanos… una mujer gritando algo y la puerta siendo aporreada una y otra vez… tan distantes.

Jamás debió seguir su recorrido visual, porque al toparse con esos ojos de inmediato se perdió en ese mar oscuro, en ese grito ahogado que no se atrevía a emitir, en ese ruego que le imploraba que cesara con lo que hacía… lo estaba ahorcando, le estaba haciendo daño y él se había dedicado a verlo con detalle, a apreciarlo cual figura de exhibición. Y él seguro se había dado cuenta de ello por esa mirada tan rara que le dio antes de cerrar los ojos para abandonarse a la inconsciencia…

“En exceso bonito…eres un enfermo”

Todo se ennegreció y Taemin volvió a quedar colgando en ese árbol de hojas brillantes. Sólo cortó la soga y ahora haría su trabajo como siempre... había funcionado. Minho con sus propias manos logró mandarlo hasta ese plano tan conocido para él.

Minho: algo salió mal…

El maknae abrió los ojos como platos… justo a un lado del árbol estaba el alto angustiado.

Taemin: ¿Qué… que haces aquí? – se puso nervioso, de nueva cuenta ese hombre volvía a irrumpir en ese lugar… en su plano –

Una puerta vieja de madera se materializo frente a ellos… era hora de saber la verdad.

Taemin: tengo que ir… tu sólo quédate aquí - sus palabras eran vacilantes y con un dejo de preocupación –

Minho: está bien… - sabía que no debía estar ahí, pero no sabía realmente porque lo estaba –

El pequeño se acercó a la puerta, giró la perilla y lo vio todo…

Eun – Seo viéndose en un espejo… luego volviendo a ser niña y del vidrio salió su reflejo como si éste fuese agua. Las dos se tomaron de la mano.

Un simbolismo… no era un simple reflejo. Era su hermana gemela.

La imagen se borró como humo y apareció un pequeño infante jugando con un balón de fútbol. Minho.

Una niña apareció a su lado con una hermosa mascada en su cabello como diadema y ambos rieron. ¿Eun – Seo? No, nunca fue ella, nunca. Ella sólo los veía de lejos, siempre a la distancia, siempre como testigo.

Pobre niña que no podía hablar, pero que afortunada por tener a ese chiquillo a su lado que le entendía a la perfección… en realidad nunca necesitaron palabras para comprenderse así que el niño jamás se dio cuenta de la condición de la otra y ésta tenía tanta atención de él, que tampoco supo de la existencia de Eun – Seo.

Después todo se desvaneció y la sensación de celos invadió el cuerpo de Taemin; celos enfermos de Eun –Seo, quien ahora apretaba la garganta de su propia hermana… comprimiendo más, riendo.

El Sr. Park se la llevó lejos con toda la verdad y la vergüenza en su pecho y el infortunado niño se quedó solo de nuevo…

Ya era suficiente, ya había visto la verdad y cerró la puerta para que ésta se disipara…

Taemin: debemos volver… esa mujer es – no pudo terminar la frase al ver horrorizado como Minho estaba frente a otra puerta muy diferente a la anterior –

Era una de hierro sólido envuelta en cadenas y en lugar de ser rectangular, ésta tenía suaves curvas como una enorme “s”.

Taemin: ¡Espera! – gritó como pudo aunque sentía que se quedaba sin aliento y sus piernas fallaban –

El más alto estaba embelesado con esa puerta y con la sensación de curiosidad carcomiéndole. No pudo más, la tocó y las cadenas se desplomaron.

Taemin: ¡NO!

Una cama de blancas sábanas revueltas y los sollozos de un niño, de Taemin al inicio de su pubertad.

Minho abrió tanto los ojos que sintió que los perdería cuando observó a otro hombre sobre él… tocándolo de forma brusca, sucia, asquerosa.

Las piernas del menor temblaron y su respiración se volvió errática. Quería correr y cerrar ese portal pero estaba tan clavado al suelo cual estaca por el pánico.

Su secreto… su más oculto y oscuro secreto estaba siendo visto por él.

Los padres del chico lloraban en una esquina mientras cubrían sus oídos. La madre le reclamaba encolerizada al otro, al culpable… su propia deuda en los juegos de azar había obligado a su primogénito a saldarla de la peor manera.

Minho dio un paso hacia atrás completamente impactado… luego otro más. La imagen del maknae tomando una cuerda y enredándola en su cuello le hizo ver como había despertado su don… intentó suicidarse. Quería huir de lo que veía, quería al menos cerrar los ojos pero éstos no parecían responderle.

La puerta se cerró inesperadamente y Taemin cubrió su rostro con sus manos…

Vergüenza… dolor y mas vergüenza… todo su pesar ante él…

Taemin: ¡BASTA! – gritó como un animal herido –

Y todo se volvió negro de vuelta…

Jonghyun: ¡Minho! ¡Vamos, ya despierta! – le golpeó una mejilla con suavidad –

El pelinegro se incorporó, buscó con la mirada al maknae con desesperación y lo encontró con Onew, entre sus brazos.

Onew: ¿ya te sientes mejor? – le dijo mientras le ayudaba a sentarse en el suelo –

Taemin: si Jinki, gracias… - su mirada se cruzó con la del alto y de inmediato la apartó –

Minho: *mierda… * Taemin…

Taemin: ¿qué pasó con Eun – Seo? – interrumpió sin ver si quiera a quien había emitido palabra –

Jonghyun: pudimos romper la puerta y ella está ahora en la sala con el Sr. Park… - acarició la cabeza del chico, despeinándolo un poco. Algo le decía, por su mirada, que estaba sufriendo –

Onew: vamos… - ayudó al menor a levantarse –

Todos bajaron a donde estaban el cliente y su sobrina, y ésta se deshacía en amargas lágrimas…

Sr. Park: lo saben ya… - dijo con tristeza mientras abrazaba a la joven – yo sólo quería que…

Onew: debió decirnos, pero comprendemos que quería que la hiciéramos cruzar y proteger a su sobrina…

Jonghyun percibió una sensación helada tras su espalda y sin dudarlo arrojó al suelo las tres canicas azules que guardaba celosamente en su puño izquierdo.

De inmediato la figura de la niña, con un hermoso vestido blanco y su característica mascada en la cabeza, se materializó en medio de las esferas que formaban un triangulo equilátero, justo frente la mirada de Minho y el castaño… los únicos que tenían el don de ver aquello.

Minho: tu… yo te recuerdo – susurró apenas –

La pequeña le sonrió como los viejos tiempos… y el pelinegro comprendió que esa era su manera de disculparse, simplemente porque así lo hacían de chicos, con una mirada, una sonrisa o un gesto.

Minho: todo está bien ahora noona – esa última palabra sonó diferente a cuando se la decía a Eun – Seo… ahora estaba dirigida a la persona correcta, con los sentimientos correctos –

Jonghyun: puedes irte en paz… tus asuntos aquí han concluido – su rostro sonriente y la mirada comprensiva le dieron un poco mas de confianza a la entidad –

El cliente clavó su vista a donde estaban observando los dos chicos y aunque no podía verla, aun así quería dirigirse a ella.

Sr. Park: perdóname… debí detenerla hace tanto… - lágrimas pesadas y llenas de arrepentimiento surcaron el acongojado rostro – pero ya los he llamado…

Eun -Seo volteó a ver a su tío con pánico y su llanto cesó por completo…

Eun – Seo: tío… - su voz tembló - ¿de qué hablas tío?

El sonido del motor de un automóvil, estacionándose frente a la casa, provocó una ligera sonrisa en la chiquilla.

Onew: El señor Park ha llamado a una institución de salud mental, es necesario su ingreso señorita… - le dijo con total profesionalismo –

Los gritos no se hicieron esperar. La joven estaba encolerizada y vociferaba a todo pulmón mil insultos y maldiciones a los presentes… en especial a su hermana.

Los trabajadores del manicomio entraron al recinto y no tuvieron más opción que llevarse a la muchacha a la fuerza… estaba completamente fuera de sí. El cliente no se atrevió a levantar la mirada mientras la trasladaban; le dolía en demasía.

En el instante en que Eun – Seo dejó la morada, el cuerpo de su hermana se llenó de esferas de luz y se desvaneció sonriéndole ampliamente al pelinegro el cual agitó su mano mientras le devolvía la sonrisa a modo de despedida, como si fuera un niño de nuevo.

Jonghyun: ha cruzado… - suspiró con alivio –

Onew: Señor Park… hemos concluido, muchas gracias por el trabajo – hizo una reverencia y salió de la casa junto con los demás –

Taemin permaneció en un silencio sepulcral durante todo el camino… y Minho no hacía otra cosa más que verlo sesgadamente, buscándole con desesperación, gritándole con la mirada a ese perfil de porcelana para que se girara un poco… sólo un poquito para ver su semblante, para que pudiera decirle que lo sentía… que sentía haber descubierto su secreto como vil ladrón. Una disculpa que -por su inesperada y estúpida timidez ante él - no daba… pero aunque el maknae percibiera ese par de ojos calándole la piel, aun así no deseaba verle y el otro, sin ninguna señal, tuvo que pasarse esas dos palabras que se enredaban en su garganta y terminó tragándolas.

“Lo siento…”

OMG OMG OMG OMG OMG OMG!!!
YA CHANN NO LO PUEDO CREER ME HICISTE
SUDAR ME EMOCIONASTE DIOS WAAA ESTUBO INCREIBLEMENTE GENIAL
ESTE CAP, LO MAXIMO LO MAXIMO!! ME RIO EN LA CARA DE
LA ESTUPIDA DE EUSEO O COMO SEA NI ME SE BIEN EL NOMBRE DE LA DESGRACIADA ESA Q ESTABA ENGAÑANDO A MINHO!!!
MALDITA GRRR!! LO SIENTO YA CHAN PERO ES QUE ME HICIERON ENOJAR Y ESE ENOJO SE COMBINO CON LA EMOCION DE TU FIC!!
INCREIBLE!! DISO MORI DE TRIZTEZA CON LO DEL POBRE BEB TAEMIN
LA MANERA EN LA QUE DESCUBRIO SU DON FUE HORRIBLEMENTE PENOSA!!!
Y Q BUENO Q SIEMPRE DESCONFIO DE LA ESTUPIDA DE ESA MUJER!!!
MINHO MINHO CORRE Y CONSUELA AL BEBE YA SABES SU COMPORTAMIENTO.
COMO SIEMPRE YA CHAN UN GUSTO EL LEER TUS FICS ME LLENAN DE EMOCIONES Y PENSAMIENTOS Q AUNQUE AVECES NO SEASN CORRECTO ME GUSTA TENERLOS CONMIGO, GRACIAS POR HACERME EXPERIMENTAR DE ESA MANERA!!! ESPERO SUMAMENTE ANSIOSA EL FIC!!

7th Nightmare: Heat.

Calor… ambiente húmedo y ardiente…

Minho se encontraba sobre su cama y, aunque el clima invernal estaba en su máximo esplendor, sentía sus mejillas hirviendo como si estuviera rodeado de varios radiadores.

No podía dormir pero tampoco se animaba a levantarse. El cuerpo le pesaba tanto y los parpados, cual placas de cemento, le mantenían somnoliento… cuando podía abrirlos casi alcanzaba a distinguir esas ondas calientes que deformaban la puerta del baño frente a él, haciéndola borrosa y bailarina… ¿era su propio cuerpo el que despedía tanto calor?

Key: no le baja la fiebre…

Lo podía oír, pero esa voz parecía ser emitida desde otra habitación, tan lejana y llena de interferencias… la mano helada sobre su frente le indicaba que estaba a su lado. Tan ilógico.

Onew: iré a buscar un doctor…

Esas palabras las oyó distorsionadas y casi dolían en sus oídos.

Necesitaba contestar, preguntar qué ocurría, pero cuando logró voltear hacia un lado, ya no había nadie, ni nada. Únicamente su cama en un espacio rojo que desprendía más vapor y ardor del suelo.

Minho: ¿que… que es esto? – pronunció muy apenas y dirigió la mirada hasta el pie de su cama –

Y ahí estaba una persona, con el rostro repleto de llagas e inclinado hacia un lado, clavándole la vista. Ropas roídas, ojos pigmentados de innumerables venas rojas y labios cubiertos de ennegrecida sangre…

El más alto dejó de respirar por un instante y su cuerpo se paralizó por el terror… su pecho volvió a subir y bajar ahora vertiginosamente mientras la adrenalina le cubría de pies a cabeza.

Sólo atinó a pellizcarse la pierna bajo las cobijas, percatándose de que no estaba soñando. Todo era real, tan real como el olor fétido de la carne putrefacta de ese ser frente a él.

Minho: no… por favor – suplicó al borde de la histeria –
Pero esa fue como una señal de ataque para el otro, quien enseguida se abalanzó sobre él para lamer la mejilla fresca y llena de vida.

Minho pataleaba y sujetaba, con la poca fuerza que tenia, el cuello de la roída camiseta de esa criatura para que no le mordiera. Sus ojos estaban fuertemente apretados y su boca, abierta por completo, exhalaba ligeros quejidos que se suponían debían ser gritos pero que por el pánico no alcanzaban a salir.

La sangre salía a borbotones cada que esa persona le tosía sobre el rostro. La almohada se empapaba mientras el líquido se colaba ligeramente en sus fosas nasales y en su oído derecho cuando intentaba apartar la cara. Estaba luchando por su vida pero así de débil no podía siquiera quitárselo de encima y aquel paseó con desesperación los amarillentos dientes por su cuello hasta que lo mordió.

Una mordida certera, profunda y dolorosa. Aun así no podía gritar… no salía.

Sintió como la criatura clavaba sus dientes muy adentro y después tiraba con fuerza para arrancar el pedazo. La sensación de su carne siendo desgarrada le llenó de angustia, además de sufrimiento, y con horror vio como el otro logró retirar el trozo no sin antes estirar una vena gruesa, reventándola…

El líquido carmesí brotó con rapidez de la herida e instintivamente llevó su mano derecha hasta ella para detener la hemorragia, y cuando observó pálido como el otro masticaba su propia carne, emitió por fin un grito desgarrador que provocó que la habitación temblara tanto que todo se volvió borroso y los muebles –incluida su cama- se alzaron un par centímetros para después caer al suelo.

El cuarto volvió a la normalidad de nuevo y ya no estaba esa criatura en su cama. Inmediatamente tocó su cuello, constatando que no había ningún daño y suspiró aliviado aunque no dejaba de temblar. Su mentón tiritaba con fuerza, se sentó en el colchón y se abrazó así mismo a la par que sus pupilas danzaban de izquierda a derecha compulsivamente.

Minho: *¿estoy volviéndome loco…?* - se llevó las manos hasta su frente y la presionó mientras apretaba los ojos. Sentía las sienes latiéndole enfurecidas e hirvientes y los globos oculares le dolían en demasía.-

Minho… mi pequeño Minho

La sangre se le fue a los talones con tanta rapidez que podía apreciar como las otras partes de su cuerpo se helaban, primero la cabeza, el cuello, los hombros, el pecho, los brazos, el torso y al último las piernas… como si la vida estuviera drenándosele por los pies.

Esas palabras y esa voz tan suave y melodiosa no eran otras más que las de su madre.

Apartó sus manos del rostro y lo giró con suma lentitud hacia la derecha. Ahí, justo sobre la cama de Taemin, estaba sentada su mamá. El pulcro vestido rosa palo, las zapatillas color carne, el cabello caoba hasta los hombros, la mirada amable que transmitía paz y esa pequeñísima sonrisa que se dibujaba en el rostro… ante los ojos del pelinegro, su madre se veía exactamente igual que aquella mañana donde se desprendió de ella para siempre.

Minho: no puede ser… - exhaló con dificultad y la última palabra sonó descompuesta mientras sus ojos se aguaban y los temblores en su barbilla volvían – *ella no… ella… ¿porque la veo? Ella está…*

La elegante mujer sonrió con amplitud mientras veía al otro deshacerse ante su vista.

Minho… no te preocupes, fue un accidente… ¿no?

El más alto cesó al instante el tiritar de su cuerpo cuando oyó aquello. No le había pasado por la mente siquiera lo del choque ya que el sólo verla era suficiente asunto para pensar, pero ahí estaba la victima recordándoselo… como poniendo sobre un banquete un platillo asqueroso para que lo tragase a la fuerza.

Minho: no fue mi culpa… - dijo con temor y de forma automática –

Claro que no… un hijo mío jamás nos habría hecho daño a propósito…

Detrás de la mujer se asomó la pequeña hermana de Minho. Con su pomposo vestido con estampado de fresas, el cabello largo, negro y ligeramente rizado y unos ojos tan grandes como los de él.

Tragó saliva y una pesada lágrima se precipitó por el borde externo de su ojo derecho…

Minho: yo… *yo nunca quise hacerles daño… sus rostros felices jamás desee mancharlos de sangre… fue un accidente mamá… no quise lastimar a mi hermana*

Otra vez una sonrisa maternal y comprensiva se dibujó en la mujer pero luego sus palabras se tornaron extrañas…

¿Has llorado por nosotras Minho ah?

Se rió y cubría su boca con una de sus manos… su tono de voz sarcástico llenó la habitación y los oídos de su hijo.

Minho: ¡fue un accidente! – se levantó de la cama, furioso e impotente –

El pelinegro, desde aquel día, se había asido de las palabras de la persona que lo sacó de entre los retorcidos fierros del automóvil.

Flash back

Paramédico: ¡¿te duele algo?! – pasaba una pequeña luz por sus pupilas -

Minho: no… mi mamá y mi hermana – trató de levantarse y mirar hacia el auto, pero el mayor le cubrió los ojos –

Paramédico: tranquilo, tengo que checarte – revisó el cuerpo del menor con rapidez - ¿sabes qué pasó?

Minho: la distraje… yo molestaba a mi hermana y – su voz se quebró y empezó a sollozar – ¡las mate!

Paramédico: mírame; no tienes la culpa, fue un accidente.

Fin del flash back

“No tienes la culpa, fue un accidente… huye de eso… huye”

Desde que esa persona le miró a los ojos y le dijo aquello, todo se bloqueó. Dolía tanto y esas palabras eran tan liberadoras que, ¿Por qué no aferrarse a ellas con todas sus fuerzas como si fueran una verdad irrefutable?... ¿Por qué no huir de esa palabra en especial?

Asesino...

Sus piernas fallaron, el corazón bombeó sangre exageradamente y un sudor frio se hizo presente en sus manos y frente. Como cuando era niño y le descubrían en plena travesura.

Su pequeña hermana comenzó a llorar y de un lado de su cabeza salió una línea carmesí que pronto cubrió la mitad de su rostro. Minho estiró su mano preocupado pero después recordó que ella había muerto por un traumatismo craneoencefálico, según las palabras de los doctores, y se contuvo de tocarle.

Minho: yo no… no soy un asesino – caminó hacia atrás, tropezando con la cama y cayendo sentado en ella –

La mujer se levantó furiosa y se acercó con autoridad al chico. Sus ropas se desgastaron, la pierna izquierda se cubrió de sangre y el abdomen se tiñó de rojo.

¡Mira lo que me hiciste!

Abrió el vestido, rompiendo los primeros cinco botones del escote para que el otro viera el inmenso agujero que tenía en el pecho. La carne podrida, las venas y nervios enrojecidos y parte del costillar… la niña únicamente se dio vuelta para mostrar como la parte posterior de su cabeza estaba rota y abierta.

Minho abrió grandes los ojos, apoyó los codos en la cama y con los pies se impulsó hacia atrás lo más rápido que pudo hasta que su espalda topó con la pared.

Minho: ¡no! ¡No quise hacerlo! – abrazó sus rodillas y clavó la vista en las sábanas. De nuevo tiritó y las lágrimas bañaron su rostro –

Homicida o no…

¿Cuántos años había estado evadiendo esa batalla…?

La risa burlona como eco de su mamá desapareciendo por toda la cafetería le obligó a levantar la vista para buscarle pero ya no estaba… ni ella ni la niña.

Su estomagó dio un vuelco y las náuseas le atacaron repentinamente. Tuvo que correr al baño y arrodillarse frente a la tasa para arrojar todo el contenido gástrico con violencia…

Con cada arcada sentía como si expulsara las millones de ideas banales que por años había puesto por encima de lo que en verdad importaba, sobre ese día en especial, sobre la muerte de ellas dos.

Jaló la cadena con debilidad y se acercó al lavabo. Su rostro se veía pálido, con ojeras y demacrado ante el pequeño espejo del cuarto de baño… ¿Qué había sido todo eso?... no estaba durmiendo, eso podía jurarlo.

El ardor en sus mejillas le hizo sentir el agua más helada de lo normal sobre su piel y cuando cerró el grifo pudo ver de reojo, a través de la puerta entreabierta, las piernas del maknae que se balanceaban suavemente en el aire; colgaba, pero cuando volteó por completo, no había nada ahí.

Sintió pánico… las había visto y a él también; la habitación era normal y el piso se sentía muy frio bajo sus pies desnudos. Todo era tan real… ¿Qué debía hacer?... No lo pensó mucho y volvió a su cama cubriéndose hasta la cabeza con las cobijas. Hacia tanto calor así, pero no dejaba de temblar; sus dientes incluso chocaban unos contra otros. Ilógico, todo tan ilógico, tan cierto… y con esa sensación se rindió al sueño.

Calor… demasiado calor y pesadillas por montones…

Unas manos ásperas y gruesas tocaron su brazo, como buscando algo y él sólo se revolvía en la cama para apartarlo, aun con los terribles sueños golpeándole los párpados, sintió un piquete en el pliegue del brazo y luego oscuridad… pesada e inerte.

....

Los rayos del sol le golpearon la mejilla, obligándolo a despertar; la luz que se colaba por la ventana era dorada y potente justo como la del mediodía.

El cobertor yacía en el suelo y las sábanas estaban más que revueltas. Se incorporó en la cama y la cabeza le punzó terriblemente al grado de tener que tomar su sien con una de sus manos como para detenerla por si se desprendía. Todo su cuerpo estaba perlado en sudor.

De inmediato volteó a la cama conjunta, encontrándola vacía y perfectamente bien hecha.

“Taemin…”

Se encontraba confundido, la noche anterior había sido tan extraña pero al mismo tiempo tan reveladora para él…

¿Su padre tenía razón después de todo?

Cerró los ojos y ahora veía claramente aquel choque; lo molesto que fue con su hermana, los gritos de ésta y su madre, el impacto metálico del otro coche contra el de ellos, los vidrios desprendiéndose en mil fragmentos y siendo lanzados contra sus rostros, los fierros atravesando la carrocería e incrustándose en la carne de sus seres queridos. Todo volvía y se reproducía en su mente una y otra vez.

Minho: *no soy un asesino… ¿o sí?... fui tan molesto ese día, tan causante. Aun así no lo sé* - trató de ponerse de pie pero en cuanto sus dedos tocaron el suelo una persona entró a la habitación –

Key: ni se te ocurra – puso una bandeja con comida en el buró – tuviste fiebre toda la noche, pero Onew encontró un doctor y te dio medicina. Anda, vuelve – le dio unas palmadas en el hombro, incitándolo a que se acostara de nuevo – hubieras visto la cara de Jjong cuando te desplomaste en plena puerta del café después de que terminaran el trabajo. No le digas, pero fue muy graciosa, era como un perrito cruzando la carretera – se rió un poco y colocó la charola sobre las piernas de Minho –

Minho: ¿y Taemin? *Idiota, ¿Por qué preguntas por él?* - carraspeó -

Key detuvo lo que hacía y le miró de forma inquisidora.

Key: durmió con Onew, dijo que no quería que lo contagiaras – rodó los ojos y recogió el edredón –

El pelinegro frunció el ceño y vio el vaso de leche sin verlo realmente. Le había dolido, sin embargo ya sabía cómo era su carácter y que de esa forma se portaba con todos pero aun así no le gustaba sentirse parte de los demás… no podía acostumbrarse a ser del montón para el rubio.

Key: pero ya sabes cómo es, creo que le da miedo cuidar a alguien enfermo porque nunca lo ha hecho antes – trató de arreglar la situación al ver la mueca del más alto – en fin, descansa que no habrá trabajo por un tiempo y no te levantes. Nosotros te traeremos la comida – le sonrió y puso un cobertor limpio al pie de su cama para después salir de la alcoba –

Minho picoteó con el tenedor la comida que se veía apetitosa, pero no tenía hambre ni ganas de tomar bocado alguno.

Las horas pasaron muy lentamente y su única actividad consistía en darle zapping al control remoto del pequeño televisor que había en el cuarto. Un canal tras otro pasaba rápidamente frente a sus ojos mientras su apetito se incrementaba y el malestar pasaba paulatinamente, pero no ponía atención en lo que veía, sino que pensaba en ese día en especial y en su error al ver, sin permiso, una parte de Taemin que jamás imaginó.

Onew entró a la habitación a mitad de la tarde para llevarle comida la cual devoró con gusto y posteriormente Jonghyun le llevó un jugo natural. Bromearon un buen rato por lo ocurrido y después el pelinegro volvió a quedarse solo cuando cayó la noche.

No había noticias de él… de Taemin.

¿Por qué no iba a verlo al menos?... ¿aun estaba enfadado o era cierto que no quería contagiarse?, de todas formas, estaba enfermo, se había puesto muy mal y él ni siquiera había ido a la recámara ni para ignorarlo.

Minho: *seguramente sigue molesto conmigo pero… bien puedo estar muerto ahora y el muy bastardo no ha subido ni un momento* - empezaba a enfadarse y a refunfuñar bajito - *¡¿Cómo puede ser así?!... *

Cuando se disponía a lanzar muy lejos el control remoto, vio de reojo una sombra en el marco de la puerta que lo hizo voltear apresuradamente sólo para observar unos mechones rubios que se escondieron de inmediato y después escuchó las pisadas veloces de alguien que, con agilidad, se escabullía de ahí.

Minho: ¿Taemin? – no obtuvo respuesta pero su rostro se iluminó y esbozó una sonrisa de medio lado. El día no le había parecido una mierda después de todo –

....

Pasaron dos días más en los que Minho descansaba y se reponía de la fuerte gripa que le golpeó, pero el estar en tales condiciones no era tan malo como había pensado en un principio. Lo único que le divertía era notar de soslayo que Taemin le visitaba muy seguido y aunque nunca entraba y permanecía siempre en silencio, aun así se sentía acompañado.

Minho: tengo sed – dijo alto para que, el que estaba escondido, lo escuchara. Le hubiera encantado ver la cara que ponía el rubio cada vez que decía algo así para hacer notar que sabía a la perfección que estaba viéndolo sin importar lo mucho que intentara ocultarse; sin embargo disfrutaba aun mas lo que se había hecho casi una costumbre. Sólo tenía que esperar exactamente 10 minutos después de oír las pisadas apuradas del chico para dirigirse al marco de la puerta y encontrar “casualmente” un vaso de jugo de naranja en el suelo y eso… eso lo hacía sonreír de oreja a oreja –

Incluso el jugo le sabia diferente si era él quien se lo llevaba a escondidas y si bien no tenía ni la más mínima idea de lo que le pasaba al maknae por la cabeza o si le había perdonado, comprendía que esos actos en especial no los haría con cualquiera… ya no se sentía como el sujeto número 1 en ser ignorado en la larga lista de repudiados del chico que, apostaba, contaba con una población de 6, 972, 688, 217 personas.

Mientras bebía contento el líquido amarillo, Jonghyun entró al cuarto bastante animado.

Jonghyun: ¿ya te sientes mejor verdad? – se sentó en la cama y le golpeó la nuca suavemente con la palma de la mano –

Minho: ¡yah! ¡¿Qué forma de tratar a un enfermo es esa?! – se sobó la parte afectada y le vio con un gesto de falso enojo –

Jonghyun: cual enfermo ni que nada, hasta te ves mejor que yo – le amagó como si fuera a golpearlo de nuevo – ¿sabes que hoy es viernes verdad? – clavó sus ojos en él y levantó una ceja mientras esbozaba una sonrisa –

Minho: ¿y…? - hizo una mueca que reflejaba su incapacidad para relacionar la cara de su amigo con el nombre específico de un día de la semana –

Jonghyun: aigo… - golpeó su frente con la mano con clara desesperación - enserio que tú no te diviertes… los viernes, cuando no hay trabajo, acostumbramos salir a un muy buen bar – sonrió ampliamente – ¡vamos a beber Minho!

Key: déjalo en paz, si aun no se siente bien no puedes obligarlo – entró y dejó un canasto con ropa limpia sobre la cama de al lado – sólo iremos nosotros, que Taemin y yo estamos hartos de estar encerrados.

Minho: pero ya me siento bien – le sonrió al castaño de manera cómplice en cuanto oyó cierto nombre que estaba involucrado en la salida -

Onew: ¡yahh! El doctor dijo que si se sentía bien y no había tomado medicina hoy, podía beber con nosotros – atravesó el marco de la puerta completamente feliz por la noticia. Al parecer, también le hacía falta despejarse un poco –

Key: pero si se acaba de recuperar… a ver, abre – acercó una cuchara con jarabe a la boca del moreno –

Los otros dos vieron todo como en cámara lenta; esa cucharada ya estaba a centímetros de la boca abierta de Minho y el castaño frunció el ceño mientras se lanzaba sobre Key.

Jonghyun: ¡NOO! – dio un manotazo y el cubierto salió volando, derramando el contenido sobre la mano de su diva. Fue tanto su éxtasis al ver que había tenido éxito en su ataque, que se abrazó al peli chocolate y dieron vueltas juntos.

Key: ¡Jjong! – tomó la cuchara y se abalanzó sobre ellos –

Los chicos vieron horrorizados el rostro rabioso de Key y sólo atinaron a salir corriendo para huir de su furia.
Onew: ¡a las 9! – gritó antes de salir de la habitación –

Minho se carcajeaba de la escena y asintió cuando escuchó la hora en la que debía estar listo para salir. La idea no le parecía nada mal, de hecho era la forma perfecta de calmar las dudas que empezaban a espesarse en su interior y adicionalmente podría ver a Taemin y tal vez hablar con él un poco.

....

La noche cayó y despertó de una pequeña siesta. De inmediato se levantó, se dio un baño que no le tomó más que 15 minutos y luego eligió la ropa que se pondría; una camisa negra, pantalón y botas del mismo color y cinto plateado. Se arregló frente al espejo y cuando sintió que estaba listo, revisó la hora y con pesar notó que eran las 9:30…

Minho: *maldita sea* - había perdido la noción del tiempo a pesar de que estaba más que ansioso por salir, despejarse y respirar algo de aire fresco –

Bajó las escaleras con rapidez y con sorpresa encontró al líder y al castaño sentados en una de las mesitas del café y por sus caras, parecía que llevaban rato esperando.

Jonghyun: ¡yah! eres igual que la diva y el chiquillo – le apuntó con el dedo, acusándole –

Minho: aigo, me quedé dormido, creí que ya me habían dejado – se sentó a su lado –

Onew: debí decir que a las 8 para salir a las 9… esos dos siempre son así – con congoja descansó la mejilla izquierda en la mesa -

Pasó otra larga media hora hasta que los últimos que faltaban, bajaron las escaleras con una gran sonrisa.

Minho vio extrañado la actitud del maknae y la forma en la que se había arreglado. No pensaba que estaba mal, de hecho el chico se veía realmente bien… demasiado para su gusto. La camiseta blanca sin mangas muy justa al cuerpo y el chaleco negro de cuero le marcaba más la silueta, ni que decir de los pantalones negros que dejaban notar sus delgadas piernas; el cabello lo tenía ligeramente ondulado y algunos mechones del lado izquierdo de la cabeza estaban sujetos con unos pasadores.

Key: listo, ¡vámonos! – salió del café muy feliz aunque Jjong y Onew se le pegaron como sanguijuelas mientras le explicaban los mil motivos por los cuales no debía dejar a la gente esperando –

Taemin y el alto intercambiaron miradas rápidamente, de la ropa a los ojos y viceversa y antes de que este último dijera algo, el otro se adelantó para alcanzar a los demás, dejándolo con la boca abierta por enésima vez.

....

Cuando abrieron la puerta notaron al instante que el bar estaba a reventar; las luces multicolores parpadeaban mientras que “HIGH HIGH” de GD&TOP se escuchaba a todo volumen y una buena cantidad de clientes bailoteaban en una reducida pista. El rostro del menor se iluminó por el ambiente y de inmediato se perdió en el gentío para bailar junto con Key, quien le siguió como si su vida dependiera de ello.

Jonghyun: ¡excelente, embriaguémonos! - mas que alegre por perder de vista a su diva se fue directo a la barra, jalando el brazo del más alto -

Onew: ¡cervezas Jjong! – le gritó al oído por el ruido y luego se escabulló para apartar mesa –

Era casi una batalla campal atravesar los ríos de gente con los brazos y manos inutilizados por cargar tantas botellas pero en cuanto el pelinegro vislumbró al líder no dudó en casi correr hasta él antes de que se le cayeran las provisiones.

Jonghyun: ¡Yah! ¡Está muy lleno! – Le gustaba salir de vez en cuando pero los lugares muy concurridos no le agradaban del todo –

Onew: ¡tú sólo bebe rápido! – Le acercó una cerveza al castaño y al pelinegro – ¡hasta el fondo!

De pronto ya estaban enfrascados en una pelea para ver quien soportaba mayor grado etílico en la sangre. Una tras otra fueron acabándose las botellas y como - a su parecer- no les hacía mucho efecto, decidieron combinar una que otra bebida.

Onew: y luego el chicken hizo así – habló repentinamente mientras se reía, flexionaba los brazos y posaba sus manos en la cintura, intentando imitar una gallina, para después desplomar medio cuerpo sobre la mesa –

Minho: ¡uno menos! – Se carcajeaba con el castaño mientras entrelazaban sus brazos para tomar un shot de whisky – ¡mierda! – Exhaló el aire con violencia mientras hacía muecas de desagrado - ¡es lo más horrible que he tomado!

Jonghyun no podía responder, tenía la mano derecha contra su pecho, los ojos fuertemente cerrados y una sonrisa invertida en su boca.

Jonghyun: ¡yahh!… ¡no puedo más! – su rostro denotaba dolor –

El pelinegro volvió a reírse de la mueca de su amigo, pero la multitud empezó a hacer tanto escándalo cuando sonó “She Wants to Move” de N.E.R.D., que tuvo que voltear a averiguar lo que pasaba.

Los ojos casi se le salieron de las cuencas por lo que veía. Taemin se había subido a una mesa y ahora seguía salvajemente, con sus caderas, la tonada pegajosa de la canción mientras sostenía una cerveza en la mano derecha. La muchedumbre le rodeó de inmediato, gritaban eufóricos por su forma de bailar y le animaban a continuar. Tres sujetos se llenaron de valor y subieron también a la reducida mesa para rodearlo y así poder bailotear con él. Era todo un espectáculo para el público menos para una sola persona.

Jongyun: aigo… lo hizo de nuevo – se rió mientras veía al menor – de seguro aprovechó que umma está en el baño para eso – supuso al no ver a la diva entre la gente y apoyó la frente contra la mesa para descansar un segundo, aunque terminó durmiéndose –

Minho no respondió, únicamente observaba los movimientos sensuales de Taemin; su cabello rubio se agitaba de un lado a otro por el suave meneo de su trasero y sus labios entreabiertos seguían la letra de la canción. Con esa imagen, el calor efervescente que se empezó a formar en su estómago se convirtió en ardor puro al ver como la persona que estaba atrás de él tomaba sus caderas por la espalda, se pegaba más a su cuerpo y el maknae respondía tal acto con una sonrisa.

De inmediato frunció el ceño. Algo en todo eso le provocaba malestar y le invadía unas ganas incontrolables de partirle la cara al tipo. ¿Exactamente por qué le molestaba?... no lo sabía, pero de lo que si estaba seguro era que ya no podía ver más aquello.

Sujetó el caballito de whisky y lo tomó todo de un sólo trago para luego azotarlo en la mesa tan impetuosamente, que éste terminó rompiéndose, pero ni siquiera se fijó en su desastre. Se puso de pie y a paso veloz caminó entre la gente hasta que llegó con él.

No dijo nada, tomó del brazo al pequeño y lo jaló con fuerza, bajándolo de la mesa y recibiendo cientos de abucheos por ello.

Ni el sonido de la cerveza de Taemin haciéndose añicos en el suelo le detuvieron, simplemente lo arrastró fuera del local con total autoridad y si bien el chico trató de zafarse no lo logró.

El rubio no iba a reclamarle en un lugar público ni mucho menos dentro del taxi para que el conductor se llenara los oídos de gritos, sino que fue hasta que cerraron la puerta de la cafetería tras ellos cuando por fin emitió palabra.

Taemin: ¡¿quién mierdas te crees para meterte conmigo?!

Minho: será mejor que te duermas, estas muy ebrio – subió las escaleras ignorando la pregunta. No quería discutir con él ni escucharlo, sólo deseaba llegar hasta su cama –

Taemin: ¡¿y a ti que más te da si lo estoy o no?! – le siguió encolerizado hasta la habitación –

Minho: deja de gritar y ya duérmete – apenas iba a prender la luz del cuarto cuando sintió un empujón en la espalda – ¿pero qué…? – se giró a encararlo completamente enfurecido – ¡jodido mocoso deberías agradecerme el que te sacara de ahí!

Taemin: ¡¿quién mierdas te pidió que lo hicieras si me estaba divirtiendo?! – Volvió a empujarlo, ahora por los hombros, con más ímpetu –

Minho: ¡¿A eso llamas diversión?! ¡¿A qué bailes como puta sobre las mesas mientras los demás te meten mano?! – su rabia estaba al límite, sentía las sangre hirviéndole el rostro –

Taemin abrió los ojos de par en par, apretó los dientes y levantó la mano estampándosela en la mejilla al más alto. El golpe fue tan fuerte y certero que le hizo virar la cara hacia un lado. Definitivamente no lo esperaba para nada y le había dolido como el demonio.

Giró el rostro con el entrecejo mas arrugado de lo usual, clavándole la vista iracunda en ese par de ónix brillantes y en un rápido movimiento, tomó con la mano izquierda la cintura del menor y con la derecha sujetó con brusquedad el cabello de la nuca del maknae, atrayéndolo hacia él y obligándolo a chocar sus labios con los suyos con violencia…