-          Ha de ser una broma ¿no? –tiro a la cara de uno de sus empleados los documentos que le habían dado a revisar –esto es basura –asentó sus perfectamente bien cuidadas manos en la mesa con tal fuerza que creó  eco en su elegante despacho –No me vuelvas a traer algo como esto  -entrecerró sus afilados ojos, advirtiéndole por millonésima vez lo mismo a ese chico.



-          S-sí Director – en sus ojos se reflejaba la suplica para no ser despedido, al cometer el mismo error nuevamente, el chico tenía un corazón muy blando así que aceptaba casi todo lo que le decían, sin embargo antes de poder siquiera salir algún tipo de producto a la venta tenía que pasar por la estricta revisión del director general. –perdóneme.



-          Que no vuelva a suceder –le dijo de manera estricta aunque sabía que volvería a pasar.



El chico camino de espaldas dando varias reverencias en muestra de arrepentimiento por sus torpes actitudes, tropezando con la alfombra por la intimidante e intensa mirada de su jefe, giro la manija de la puerta disculpándose una vez más, para después emprender la huida.



-          Wow- expreso su familiar y amigo de la infancia al pasar por aquella entrada y ser empujado accidentalmente ante la rapidez que se iba el chico. – le generaras un severo trauma.



-          Tsk.-chasqueo la lengua ante su innecesario comentario, mientras asentaba su perfecto trasero forrado de una fina tela, en su gran silla de cuero negro.-eres un exagerado.



-          Pero si lo dejaste temblando- dijo en un tono divertido al ver la expresión cambiante del mayor.



-          No he hecho nada malo y no lograras que me sienta mal –se cruzo de brazos, mientras le reprochaba con la mirada, viendo como este se carcajeaba de su comportamiento, realmente había logrado hacerlo sentir mal pero no lo admitiría.



-          Como usted diga jefe –le respondió en un tono burlesco.



-          Exacto, soy tu jefe; así que deja de vaguear y ve a trabajar de una buena vez- su voz había adquirido de nuevo la seguridad y autoridad.



-          Si, por eso estoy aquí  jefecito-



-          Ah ¿si?- le miro dudosamente



-          Si, vine a decirle- su tono había cambiado mientras revisaba los apuntes en un ipad que tenia a la mano, analizando seriamente, levanto la vista- usted quedara pobre pronto-los ojos del rubio se abrieron cual platos ante tal noticia y el pelinegro se carcajeo ante la expresión del mayor.



-          ¡Choi Minho!, no te hagas el gracioso- le reclamo al notar que le habían tomado el pelo.



-          Lo siento – le decía mientras tomaba su estomago con una de sus manos pues le dolía de tanto reír, sin embargo era una disculpa nada convincente.- me fue inevitable hacerlo, bueno- se aclaro la garganta –Mi mamá manda a decir que le vayas a ver hoy en la noche, que te extraña mucho- le sonrío después de darle el mensaje.



-          Oh, cierto hace mucho que no la voy ver- se tomo la barbilla con sus dedos índice y anular pensando en el tiempo que no la había visto. –está bien, iré en la noche –con la misma se levanto de su cómoda silla, aliso su traje y se dirigió a la puerta para ser su ronda de vigilancia.








-          ¡Tú vago! –



-          ¿A quién llamas así? –contesto al grito que no se esperaba.



-          Te recuerdo que debes dos meses de renta y no pienso esperar más –le regaño el casero



-          Ya lo sé –su tono había cambiado



-          Pues no lo parece, o me pagas o patitas a la calle –su miedo creció, ya que no era él la única persona que necesitaba un lugar donde vivir, un techo donde resguardarse de la lluvia con paredes que le bloqueen el paso al frio viento de la noche; sí no también su hermano menor, el cual en estos momentos se encontraba en la escuela y desconocía la desesperación del mayor al tratar de conseguir dinero.



-          Por favor espere un poquito más- suplicaba- le juro que le pagare lo más pronto posible-junto ambas manos a la altura pecho, en señal de suplica  frotándolas una con la otra.



-          Cuentos, cuentos siempre dices lo mismo pero esta vez ya estas advertido –el gran señor se alejo mientras gritaba esto.



Jonghyun sabia de sobra que el señor Kang Ho Dong no los echaría de ese lugar, pues tenía muy buena relación con su hermanito, este ‘pequeño niño’ como le gustaba pensar que era  se había ganado la amistad del grandote a pulso, con sus buenos modales y sonrisas angelicales, y precisamente esa era la razón por la cual no los habían echado aun.



-          ¡Hyung!- la voz del menor se escucho al entrar de golpe al pequeño cuarto que compartían – ¿Qué haces aquí?- le pregunto pues era realmente raro poder verlo, ya que siempre se la pasaba trabajando hasta altas horas de la noche y salía desde muy temprano.



-          Hoy me retiraron temprano- le dijo con una de sus fraternales sonrisas tranquilizadoras mientras le revolvía el castaño cabello.



Hijos de la misma madre, pero con padres diferentes; uno Kim y el otro Lee, pero hermanos al fin y al cabo. Habían perdido su madre hace no más de dos años, donde  el mayor de los hermanos se encargo de cuidar a Taemin en ese tiempo, intentando darle lo que se encontrara en su alcance, buscaba hasta tres empleos al día para poder pagar, las matriculas de su colegio y la ropa que necesitara, aunque fuera un poco malgastada el chico siempre tendría que vestir.



-          No me avisaste- hizo un ligero puchero –Si me lo hubieras dicho, estaría aquí desde temprano-



-          ¿Mi hermanito me extraña?- le dijo en tono burlón.



-          No- giro su rostro a otra dirección y se fue a asentar su mochila en el pequeño sofá.



-          Mentiroso- le siguió con la mirada, camuflando perfectamente su rostro de tristeza porque lo que en realidad había sucedido, es que lo habían despedido y necesitaba encontrar trabajo pronto.- ¿tienes hambre?



-          ¿Cocinaras?- le miro con una ceja levantada.



-          Claro…- sin terminar su oración le interrumpió.



-          Entonces, no –río, cuando el mayor le miro con el rostro ofendido.-comprende, la cocina no es lo tuyo…- se echo a reír- ni lo mío.



-          Y entonces,  ¿cómo pretendes comer?



-          La ajhuma de alado cocina cuando tengo hambre, lo sabes- le sonrío con aires de superioridad, y el mayor se rio con el aunque no le causaba gracia saber que vivían de esa manera.-vamos…-le jalo de la mano para levantar su pesado cuerpo del sofá y llevarlo a la puerta que se encontraba al frente de la suya.






Bajo de su auto, caminando por aquellas  escaleras para poder entrar a la gran mansión, con pisos tan pulidos que podrías ver tu reflejo en el, su cabeza viraba por todos lados en búsqueda de una sola persona, mientras Minho lo seguía de cerca como si de una sombra se tratase.



-          Madre- empezó a llamarla pues no veía su figura por ningún lado- ¿has visto a mi Omma?-le pregunto a la primera persona de la servidumbre que diviso.



-          Discúlpeme joven no la he visto –se dio la vuelta, decidido a buscar habitación por habitación.



-          Bueno Minho, déjame de perseguir como si fueras mi cola y ayúdame a buscarla.-le regaño



-          Pero si es mi trabajo – se intento justificar, y el rubio le fulmino con sus afilados ojos.



-          Pues ahora no, en este momento eres Choi Minho mi molestoso primo, así que ayúdame a buscar a mi madre-parecía más orden, que petición  y Minho pudo haber aprovechado ese momento para burlarse un poco y negarse, pero no lo hizo pues sabía que si dentro de poco no encontraba a su omma, se pondría histérico.



-          Omma~-empezó a llamar cariñosamente, pues bien sabía que su madre no se resistía a sus momentos de lindura.



Ese fue uno de los momentos que mas detesto aquella enorme casa, pues siempre le había molestado perder a sus padres ahí cuando era muy chiquito, aun recordando los años en los que lloraba al ama de llaves por no encontrar a sus papas.



De pronto se vio a si mismo dándose de topes en la cabeza por no haber pensado antes en ir a ese lugar, a la habitación del fondo del pasillo izquierdo del segundo piso, detrás de aquella puerta color hueso, ese pequeño cuarto que era antes un  despacho, del cual ahora solo era la habitación de los recuerdos, en ese lugar donde se encontraba el retrato más reciente de su padre; aquel padre que los había dejado hace unos años atrás por cuestiones naturales, ahí iba su madre los días que sentía extrañarlo a morir.



Camino lentamente hasta llegar a esa puerta y escucho la  melodiosa voz de su mamá mientras cantaba una hermosa canción  muy conocida para él, era la canción que sus padres bailaron en su noche de bodas, la primera canción que bailaban como recién casados o eso le había contado su mamá en uno de sus momentos de nostalgia, la conocía por que su padre la había cantado años atrás durante cada aniversario a su madre, recordándole lo mucho que la amaba y que a pesar de los años nunca la había dejado de amar de la misma manera.



Ellos habían tenido tanta suerte, a pesar de haber sido un matrimonio acordado desde que nacieron, al encontrarse durante su juventud, cuando se miraron a los ojos por primera vez, estrellas  explotaron a su alrededor y simplemente ya no pudieron vivir uno sin el otro.



Abrió con total lentitud intentando hacer el menor ruido posible con la puerta, para poder verla, visualizo su perfil en esa gran silla de madera con cojines de color perla,  situada justo enfrente de esa gran retrato, sostenía un libro entre las manos pero su vista estaba perdida en la persona que mas había amado en su vida, ese hombre con amable sonrisa y personalidad tan cálida como la del sol, totalmente perdida entre sus recuerdos.



-          Omma~ - le llamo con aquel tono lindo de manera suave para no asustarla, los largos y rubios cabellos que cubrían parte del rostro de la señora fueron el mejor muro para ocultar sus lagrimas, pues al escuchar esa voz paso su blanca y delicada mano con gentileza por su rostro borrando aquellas gotas saladas que se habían escapado por sus ojos y surcado parte de sus mejillas.- omma –le volvió a llamar pues pensó que no le había escuchado y decidió acercarse lentamente, y entonces ella le miro finalmente con una sonrisa en los labios.



-          Bummie, aquí estas, ¿hoy tuviste menos trabajo?- le pregunto con alegría y Kibum se sintió culpable, por no haber ido estos últimos días a su casa.



-          Vamos omma~- se puso a su lado ofreciéndole su brazo para que fuera tomado con sus manos y así poder guiarla a la salida.- tenemos que ir a ver a la tía  Victoria – le informo



-          ¿de verdad? ¿A qué se debe tal milagro?-le cuestiono mientras con uno de sus dedos le picaba la mejilla.



-          Si- sonrío ante la acción de su madre- Minho vino conmigo-le platico con calma- me dijo que la tía está molesta porque no la hemos ido a ver.- la señora río.





La cena transcurrió sin problema alguno, las señoras hablaban animadamente, comentaron lo que últimamente habían hecho, también sobre las nuevas marcas que intentaban llegar a ser algo en la industria de la moda, un conversación en la que Kibum decidió no meterse pues una plática de eso, con las mujeres era aterradora, a pesar de que estas fueran su madre y su tía, Minho dejo de comportarse como su asistente por esos momento aprovechándose y haciéndole malas bromas a su delicado primo. Un “ya verás Minho” se le escapaba entre dientes y con la mirada fulminante, ante cualquier indirecta,  intentando  guardar la compostura; él era el mayor no podía dejar que sus malas bromas le alteraran pero le resultaba imposible, cerca de terminar la visita su prima llego lamentándose de no haber podido llegar antes, pero Kibum suspiro aliviado por que los cielos no permitieron que ella llegara antes. Era su prima lo sabia pero realmente le desesperaba algunas veces.


-          Omma – hablo de manera chillante la recién llegada.- omma, omma, omma-


-          ¿Qué paso Krystal?-


-          ¿Por qué no me dijiste que hoy vendría Kibum? – reclamó


-          Cariño si te dije- la chica negó



-          Bueno como sea, hoy recibí una llamada de Suzy-la mención de ese nombre le dejo una mala sensación, hacia mucho que no escuchaba ese nombre.


-          ¿Qué te dijo?- cuestiono la mayor de las hermanas como quien finge no darle importancia al asunto pero muriéndose de ganas de escuchar la respuesta.


-          Regresa.- esas palabras sacaron el aire de sus pulmones.

El ruido de las ramas azotadas en las ventanas lo despertaron. No abrió los ojos pero se sentía molesto por sentir su sueño interrumpido. Su sentido del oído un poco más sensible, le aviso de la lluvia que golpeteaba contra el cristal y la fuerza del viento que ejercía contra los arboles.


Era una mañana oscura.


Demasiado mal día para ir a trabajar, prefería mil veces quedarse durmiendo todo el día, bajo el confort de sus mantas, antes que ir a enfrentarse con el viento y el agua fría. Arrugo la nariz, frunciendo un poco el seño, preparándose psicológicamente para levantarse.


Primer paso: Abrir los ojos. Pesadas cortinas de piel; se negaron a abrirse. Desistió.


- Kibum- un aliento caliente contra su espalda, su nombre a través de esos labios con aquella voz. Su piel estremecida por el contacto. Flashes de la noche pasada y sus ojos abiertos de par en par, perdieron esas toneladas que le impedían abrirse- Kibum...- era un murmullo casi inentendible para cualquier persona, menos para el mencionado. Sus morenos brazos le apretaron con más fuerza desde el abdomen, brindándole calidez a su cuerpo. Bajo la vista encontrando su cuerpo bajo las sabanas.- Kibum-


Él hablaba en sueños, Kibum sonrío.


Movió un poco su cuerpo para acomodarse y sintió cada parte de su piel rozar con la de Jonghyun, aun estaban desnudos y eso lo avergonzó, tiñendo sus mejillas de un adorable rosa, rosa pastel.


Se encontró cara a cara con el castaño, y rio silenciosamente al ver que si, efectivamente estaba durmiendo.


Escabullo sus delgados, blancos y finos brazos por debajo del abrazo de mayor con delicadeza, abrazándolo desde la cintura, y acercándose aun mas a su cuerpo, estaba muy cálido, se sentía tan bien. Su nariz roso el hueco de su cuello, cerró los ojos y aspiro fuertemente, grabando ese inigualable olor en sus pulmones. Impregnando cada parte de él con su aroma.


El mayor repitió una vez más su nombre en sus sueños.


- Yah, Si tanto me extrañas solo tienes que abrir los ojos- le hablo al cuerpo aun inconsciente.


No hubo reacción alguna, este chico sí que tenía el sueño pesado, aprovecho ese momento y juguetón dejo un beso rápido, en sus labios. Fue menos que un segundo. Solo cerró sus ojos, choco sus labios con los contrarios y se despego con una sonrisa en el rostro.


La bella durmiente seguía con Morfeo.


Regreso su rostro a sus hombros y empezó a regalar besitos por su piel tostada, sellando con delicadeza sus labios contra su piel, sus manos se deslizaron por su columna vertebral, pasando solo la punta de los dedos en aquella división, sintiendo de repente el cuerpo del mayor temblar, al parecer era un punto débil… tenia cosquillas en aquel lugar, sonrío contra su piel ante el descubrimiento y repitió la acción en su espalda obteniendo el mismo reflejo por parte del moreno.


- ¿No piensas despertarte?- su brazo se doblo detrás de su espalda aferrándose al cuerpo del mayor.- ¿Jong~hyun? – sin respuesta alguna. Frunció el ceño e hizo amago de levantarse, pero enseguida sintió esos brazos apretarle- ¡Yah Estas despierto!- su voz salió un poco mas chillona de lo que esperaba, viendo al moreno dibujar una sonrisa en sus labios-


- Buenos días Kibum- beso su frente y le regalo una mirada llena de cariño, Kibum se quedo estático, le dio tanta vergüenza saber que ese chico estaba completamente consciente cuando él se comportaba como una adolescente enamorada.-


- ¿Qué buenos? Está lloviendo- topo su frente con su pecho y escondió su rostro. Por su parte, el castaño apenas se daba cuenta del ruido que provenía de afuera, si no fuese porque el rubio se lo decía él no se enteraba. Sus oídos solo estuvieron pendientes, de sus risitas traviesas, del sonido de su respiración y de su voz.


- Lo son- saco el rostro del menor de su escondite y le sonrío- créeme, es un hermoso día- Lo era, la primera vez que podía despertar de aquella manera con el rubio, era obvio que era un día más que excelente para él.


- ¿Cómo puedes decir eso? no vez que…- antes de que empezara con la gran queja, le besó, sacando cualquier cosa de la mente de Kibum, robando completamente la atención de sus pensamientos y dirigiéndolos solo hacia él. Termino succionando el labio inferior y miro el rostro del rubio. Sus ojos cerrados y sus mejillas brillando.


- Es perfecto- le dejo dos besos más en aquellos labios rosas y lo apretó contra sí.


Un timbre, una canción pop conocida para el menor y se rompió ese trance en el que Jonghyun lo tenía. Se incorporo para buscar el pequeño aparatito móvil, que no dejaba de sonar con insistencia y fue ahí cuando lo sintió. Como pequeñas agujas repartiéndose por toda su espalda baja, enterrándose lentamente; se tiro de nuevo a la cama y cerro lo ojos a causa del dolor.


El pequeño-doloroso- recuerdo de una gran noche y ese timbre que no cedía.


- ¿Qué te paso?- el castaño se sentó deslizando la sabana por su torso y mirándolo preocupado, el rubio frunció el ceño, fulminándole con la mirada y se ruborizo al instante por la vergüenza que daba el solo pensarlo. Mordió su labio e hizo un nuevo intento de sentarse. Suspiro con fuerza al sentarse por completo y dejar los pies en el piso. El era valiente no iba a dejar que le vieran quejarse por algo como eso. Sus pies tomaron fuerza y se puso de pie. La tela resbalo por la lechosa piel, dejando expuesta las múltiples marcas que el mayor había dejado y su trasero completamente al descubierto. Sintió esa mirada en su cuerpo y volteo apenas, encontrando a un Jonghyun perdido en sus pensamientos y con la mirada fija en su trasero, se miro y se fijo que estaba desnudo.


- ¡Yah!- le grito al castaño asustándolo, tomo la sabana con rapidez, cubriéndose y se sentó. Un error- ¡Ah! ¡Como duele!-grito, falló en su misión de no hacerlo notar. El castaño comprendió enseguida y no pudo evitar esconder una risita entre su mano.- No te rías- se tapo el rostro con las manos ocultando su vergüenza-


Era adorable, pudo apreciar lo diversos tonos rojos desfilar por su rostro hasta quedar de un tono intenso y ser ocultado por sus manos, el timbre no dejaba de sonar y Kibum no dejaba de gimotear. Se levanto y busco rápidamente su bóxer, se lo puso y paso hasta el otro lado de la cama donde estaba Kibum.


- Ven –se sintió confundido. Las manos del moreno tomaron las suyas y descubrieron su rostro.-


- ¿Qué haces?- pregunto al verlo de cuclillas frente a él, enarco una ceja-


- Sube –pero antes de que Kibum pudiera siquiera negarse lo monto en su espalda, con todo y la sabana envuelta en el-


- ¡Yah!-


- ¿Dónde está el móvil? ¿Por aquí?- camino hasta ubicar el sonido, debajo de unos pantalones grises, se agacho, lo tomo y se lo tendió al dueño-


- Bájame- intento safarse pero no lo logro.


- Primero contesta- miro la pantallita y el nombre de su prima relucía en ella.


- ¿Bueno?


- ¡YAH! ¡¿¿Donde está la ropa??! - alejo un poco la bocina de su oído y miro después el piso encontrando la camisa a lado de una cómoda y los pantalones saliendo de la parte de debajo de la cama. – ¡¿¿Dónde has escondido a mi modelo??! ¿No crees que tus celos son un poco exagerados?- el rubio rodo los ojos y se abrazo del cuello del mayor-


- ¿No crees que es muy temprano para que armes escándalos?- acomodo sus piernas alrededor del cuerpo del mayor, este sonrío. Mientras el rubio seguía en el teléfono camino con lentitud.- Aparte… tu no me vas a venir a decir cuánto puedo celar a mi novio- respondió con cierto aire de molestia


- ¿Temprano? Son las dos de la tarde y te había dicho que Jonghyun tenía una sesión a la 1- sus ojos se abrieron como platos, alejo el celular de la oreja y miro la pantalla. Su prima tenía razón.


- Yo… te dejo tengo cosas que hacer- le colgó apresuradamente, tenía que ir a la oficina, era demasiado tarde y habían unos papeles para firmar ese día…-


- Ya, está listo – miro a su alrededor y admiro como los azulejos blancos brillaban y reflejaban sus cuerpos. Le quito el teléfono de la mano y lo asentó en una repisa-


- ¿Qu- qué haces?-


- Nos vamos a bañar-


- No, yo no- se removió-


- Kibum, no hay nada que no haya visto ayer- ese rubor color rosa regreso a sus mejillas adornándolas coquetamente. Lo bajo y le quito la sabana, mirando nuevamente lo hermoso que era ese chico. Su chico-




Suspiraba delirante y alegre, caminaba regalando sonrisas a todas las personas en su trabajo, nunca se había sentido tan completo en la vida.
Ahora casi no tocaba su oficina, todo el rato se la paso merodeando entre los empleados, fingiendo que examinaba la manera en que trabajaban, según decía para ver que tan eficientes eran en realidad. Mentiras. El solo estaba por esos lugares buscando una sola mirada, encontrando un solo cuerpo. Vigilando los movimientos de las personas que se acercaran a su tesoro preciado. Si una chica más le sonreía más tiempo de lo que él podría soportar le manda otro tanto de trabajo. Por atrevida.


Pero esa vigilancia solo se logro un día, pues Krystal jugó sucio los días posteriores a la entrega de la ropa, a Kibum le había importado muy poco la llamada de su prima, tanto que olvido su propio trabajo y Jonghyun no fue a su sesión de fotos. Podría decirse que no salieron de su cuarto ese día. Causando que la chica explotase de coraje. Ni una de sus llamadas fue vuelta contestar y cuando el castaño se presento de nuevo frente a la pelinegra lo mantuvo con ella tres días seguidos, tomando venganza de la grosería por parte de su primo.


Jonghyun apareció después de ese tiempo al trabajo que tenia donde Kibum, algo nervioso por lo que le podría pasar, pero al mismo tiempo muy ansioso por verlo aunque fuera con el ceño fruncido y los labios apretados del disgusto.


El rubio lo identifico enseguida, cargo todo el aire que sus pulmones dejaron entrar y grito.


- ¡Kim Jonghyun!- le fulmino con la mirada, parecía estar enfadado.


Los murmullos no fueron de esperarse, hasta la asistente de Kibum se sorprendió y dio un brinco por el radical cambio de humor del rubio, aunque realmente esa chica aun no estaba acostumbrada a verle perder la cordura de un momento a otro.


El castaño le miro sin expresión alguna. Sus afilados ojos volvieron a travesar sus orbes castañas y resoplo por la nariz. Dando grandes zancadas hasta su oficina.


- Minjung-shii- se dirigió a la pelinegra a espaldas de él.- Ve a hacer chequeo en el primer piso – su voz sonó fría.


- Con su permiso- la chica no pregunto nada y solamente se retiro, pasando a lado del castaño, dirigiéndole una mirada de lastima.


Dio dos pasos más hasta quedar cerca del escritorio, resoplando de frustración. El ruido de las pisadas se escucharon mas fuertes hasta sonar la puerta recién abierta, muchos empleados se asomaron por el pasillo con la esperanza de poder ver qué sucedería ahora con el chico castaño pero quedaron decepcionados al ver que el mismo jefe se acerco y cerró las puertas tras enviarles una mirada gélida advirtiendo a todo el mundo que no se acercara o seria despedido. Jonghyun se adentro y se volteo lentamente con un poco de valentía, ya se esperaba una reacción parecida.


- ¿Qué…- sus palabras fueron cortadas y sus labios asaltados. No oculto su sorpresa, sus labios correspondían muy torpemente y mantenía los ojos abiertos. Dio un brinco enrollando sus piernas a sus caderas y por acto reflejo el castaño le sostuvo. Uno, dos, tres besos más, hasta que las risitas por parte del mayor se hicieron presentes.- ¿Me extrañaste?-el rubio frunció el ceño y le miro con molestia. Jonghyun rio con fuerza.- Yo si te extrañe y mucho. – Kibum pudo notar las ojeras que se marcaban alrededor de los ojos del castaño y no pudo evitar pasar sus pulgares encima de ellas.


- No has dormido bien ¿verdad? –la preocupación se noto en su voz y Jonghyun sintió su corazón llenarse de calidez.


- Krystal estaba muy molesta- confeso el mayor.


- ¡Ay! Como la odio- soltó destellos de cólera por sus ojos. Esos días se volvieron eternos, Krystal no contestaba sus llamadas y el mayor no tenía un celular para llamarle.-Ya pedirá la muy desgraciada y yo…- sus labios fueron invadidos por los ajenos y suavizo su expresión al instante, ese… ese ligero sonido que hacían sus bocas al besarse, cuanto lo había extrañado. Apretó el abrazo al cuello del mayor y se pego más a su cuerpo, profundizando el beso. Aleteos revoltosos por todo su estomago, esa sensación de sentir el corazón salirse de tu pecho… Todo absolutamente todo lo había extrañado. Sus labios perdieron contacto dejando respiraciones agitadas, soltando sus alientos en el rostro del contrario. Sus venas dirigieron la sangre a una parte alta de su cuerpo, sus mejillas… adornándolas nuevamente de un rosa pastel.- Yo… yo te extrañe- confeso susurrando en sus labios, con todo el valor que sus latidos le daban. Se sentía tan bien el estar enamorado, realmente era todo lo que imagino… no, esto era aun mejor de lo que había imaginado.- realmente te extrañe- sus latidos se desbocaron inevitablemente, ese chico porcelana podía hacerle perder la razón de un momento a otro, podía sacarlo de la realidad y hacerlo olvidar absolutamente todo referente al mundo. El cansancio desapareció en ese mismo momento la adrenalina se incrementaba con cada respiración de su joven novio, con cada latido que le regalaba.


Camino aun con su delgado rubio en brazos, llevándolo hasta el mueble blanco y grande que ocupaba su despacho, recostándolo con cuidado sin apartarse de él, removió los mechones dorados que caían grácilmente por sus felinos ojos, para poder mirar esas pupilas brillantes. Suspiro con pesadez mientras grababa de nuevo su rostro en sus retinas, acariciando sus mejillas con el dedo pulgar intentando difuminar ese carmín con sus roces.


- ¿Qu- qué sucede?- pregunto mientras desviaba su vista hacia los tres botones que adornaban su camisa, siempre le había avergonzado mirar esos ojos tiernos fijamente, sentía su cuerpo paralizarse solo con ese mirar. El castaño volvió a suspirar y le dejo un beso sus labios, corto pero lleno de todo el amor que sentía por él.


- Kibum ¿está mal querer tenerte ahora?- sus mejillas se incendiaron al instante pero no era que esperara otra cosa, el también quería estar con Jonghyun desde el instante que le vio cruzar la puerta.


- No hagas ese tipo de preguntas- hablo apresuradamente, atropellando las palabras una con la otra-


- Es que… es tu oficina- sus ojos se negaban a mirarlo y de pronto sintió que el momento lo había matado. Dio un ligero empuje con sus brazos para enderezarse, resignándose en ese momento, pero no conto con que su rubio tenga menos autocontrol que él, sintiendo como le jalaban del cuello y le besaba desesperadamente, recupero su posición inicial y tomo su cintura mientras con el otro brazo sostenía su peso para no caer sobre él. Jalo levemente su labio inferior y adentro su lengua a la cavidad del mayor, saboreando todo él, escuchando el fuerte resoplido ante la necesidad de oxigeno.


- Yo… también te necesito Jjong~- sus afilados ojos le miraron finalmente y pudo sentir las piernas del menor amarrarlo a su cuerpo, chocando con su hombría y sintiendo el efecto de los besos antes dados. Sonrío de lado volviendo a atacar aquellos labios corazón friccionándolos y succionándolos hasta que dejaran su color natural y adquirieran el color de sus besos. Sus manos quitaron el moño que adornaba su camisa y la desabotonaron desesperadamente, sin dar la oportunidad, al rubio de respirar por un segundo. Las blancas manos del menor resbalaron por los costados de su torso, hasta llegar a la orilla de la camisa de Jonghyun jalándola hacia arriba, rompiendo ese adictivo contacto bucal, Jonghyun aprovecho y despojo también al rubio de sus prendas dejando expuesto su lechoso y suave pecho. Sonrío orgulloso de notar que aun quedaban algunas marcas de la última vez que lo hicieron, era un color apenas visible pero en aquel pálido cuerpo se podía notar a la perfección.


Se escondió en su níveo cuello delineando la curva con la punta de su nariz, respirando su olor, drogándose con él Lamio la curvatura hasta llegar al hombro y mordió levemente, dejando una nueva marca de propiedad ahí. Su espalda se doblo y sus entrepiernas se rozaron, acariciándose sobre la ropa. El castaño siguió su camino lamiendo y besando, lamiendo y mordiendo hasta, sus rozados pezones, haciendo una parada significativa en ellos, mojándolos con su saliva y succionando con fuerza, dejándolos erectos y rojos, mordía y oía suspirar al rubio aguantando sus gemidos, sus manos se aferraron a sus costados y apretaron con suavidad.

Dejo de torturar esos botones coquetos y volvió hasta su boca, cerrando los ojos y hundiéndose por completo en la batalla de sus lenguas. El sonido de la hebilla desespero a ambos, la ropa se hacía completamente molestosa. Otra interrupción bucal y sus pantalones junto con la ropa interior quedaron en el olvido.


La puerta fue tocada tres veces, y una voz femenina les interrumpió por completo. El pánico dibujado en el rostro de Kibum pero era demasiado tarde para parar.


- Señor- toco nuevamente la fémina haciendo al menor dudar, Jonghyun dibujo una sonrisa maliciosa en su rostro, de alguna manera el hecho de que esa chica desconociera por completo lo que realmente sucedía dentro, le excitaba en sobremanera. Era hasta gracioso pensar que de hace unos momentos, él era el más preocupado por eso. Vio la duda pintada en los ojos de Kibum y sin dudarlo capto de nuevo su atención por completo con sus acciones.


- No me detendré- le advirtió en un susurro al rubio dejándole un beso en sus labios y con rapidez deslizando sus manos por sus costados hasta tomar sus piernas y doblar la espalda del menor dejando su entrada a la vista. Solo eso basto para hacerlo olvidar cualquier otra cosa y solo concentrarse en la vergüenza que ahora recorría su cuerpo y se instalaba en su rostro.


- Oye, no- susurro. Él más bajo le regalo una sonrisa y le miro directo a los ojos mordiendo la parte interior de su muslo dejando otra marca ahí. – Jong…- el moreno se divirtió de lo penoso que podía volverse aquel chico atrevido y sin más beso sus glúteos; dirigió su vista hasta esa sonrosada entrada, viendola contraerse nerviosa y tensa. Su miembro palpito, deseoso de volver a ese lugar, pero primero debía preparar, lamio las orillas y escucho una queja ser deformada a un gemido al instante, su lengua jugueteaba con ese orificio, con ese estrecho anillo rosa y no dejaba de escuchar aquellos suspiros que acompañaban su nombre, metió su dedo, al verlo un poco mas relajado, entrando con facilidad...metio dos más rotandolos en su interior, desesperándose a él y al rubio.- Vamos Jong- una súplica en un gemido. No lo hizo esperar, el también estaba en su límite. Se posiciono encima del rubio y beso su mejilla. – ¿sabes la vergüenza que me dio?- el castaño rio, la punta de su miembro comenzó adentrarse, abriéndose paso en esas paredes, sintió sus delgados brazos pasar por su torso abrazándolo fuertemente, sus blancos dientes se enterraban en su hombro ante cada centímetro que avanzaba, pero todo valía la pena por ese sentimiento de volver a estar en conexión, de estar unidos nuevamente… era una sensación inigualable. El vaivén comenzó, rozando sus paredes con su miembro, siendo apresado por su estreches. Un jadeo en su oreja y el aliento caliente en su cuello, su nombre susurrado como una mágica melodía.- Jong~ah- se hundía por completo y salía nuevamente, a un ritmo suave y pausado, con delicadeza y amor; sintió sus dedos recorrerle la espalda, erizándole por completo. Su cuello fue mordido y succionado, sus dientes jalaron un poco, el sintió un poco de dolor, pero el placer con el dolor era una muy buena combinación. – Mas rápido~- esos labios buscaron los suyos, atrapándolos nuevamente, jadeantes por falta de oxigeno pero deseosos de ser besados- ¡Jjong!- tiro la cabeza hacia tras sintiendo su piernas temblar, por el contacto, esas embestidas eran más que certeras-Ah, ah~- sus paredes se comprimieron, su respiración fallo, y sintio ese liquido espeso y blanco derramandose dentro de él, haciendo Kibum lo mismo entre sus cuerpos.-


Cayeron cansados, completamente rendidos. Podía escuchar el sonido de su corazón tamborilear contra su oído, obsequiándole una hermosa canción. Beso su pecho y salió de él, mirando ese fruncimiento de cejas del menor al separarse. Sus piernas cayeron a los costados agotadas y pudo sentir el semen salir de su cuerpo.


- ¡Oh rayos!- el castaño le miro con duda- Manche el mueble- el castaño vio a lo que se refería –


- Por lo menos es blanco-el castaño rio y el menor rodo los ojos-




Corrían hacia la heladería de nuevo, era la tercera vez esa semana. Taemin sonreía un poco más, aunque solo lo hacía de a ratos, solo cuando estaba con Sulli porque ella intentaba de todas las maneras posibles hacerlo salir de su depresión, le contaba historias tontas, le leía chistes raros y hasta lo llevaba a las maquinitas después de una buena sesión de helado.


Ese día ella pidió vainilla y el chocolate, se sentaron en una de las mesas con cojines de colores, asentaron sus mochilas a un lado y esperaron a que traigan la orden.


- Una orden especial de la casa, por ser una muy bonita pareja- la mesera les regalo una sonrisa y ellos quedaron sorprendidos. Una enorme copa rebosante de helado con crema y unas fresas encima se le puso en medio de la mesa.


- Nosotros n…-


- Oh gracias- el pequeño castaño no dejo a su amiga desmentir a la mesera, la chica le miro y él le envío una mirada cómplice, la chica se retiro-


- Piensa Sulli, es helado gratis, no desmientas a la señorita- sonrío travieso, la pelinegra soltó una carcajada y asintió, tomaron sus cucharas y comenzaron al ataque, entre risas y la pelea de quien se comería la ultima frutilla, después de un momento de apagar las risas. Sulli le envió una mirada de soslayo, metió una cucharada de helado a su boca y como si el azúcar le diera valor pregunto.


- ¿Quién era?- Taemin sintió derretir el postre en su paladar y entonces le miro confundido- Nunca me dijiste quien era la persona que te rechazo- el chico parpadeo varias veces.


- Eso ya no importa- soltó un suspiro e intento dibujar una sonrisa en sus labios.-


- Importa- tomo otra cucharada de helado evadiendo su mirada- no finjas que estas bien, porque no es cierto. Yo pienso que deberías intentarlo otra vez-la sorpresa se disperso por su rostro.


- Pero ya lo hice y me rechazo- recordó amargamente-


- Mi hermana se caso con alguien que rechazo tres veces- dijo su comentario al aire- ese chico nunca se rindió con ella y al final se enamoro- le sonrío, dándole fuerzas.- Hazlo, otra vez... estoy segura de que esa persona se enamorara de ti, no hay razones para no hacerlo- confeso nerviosa, mientras el castaño la miraba incrédulo- bueno, yo me tengo que ir mi mamá me pidió unas cosas y tengo que comprarlas- hablo apresuradamente-


- Te acompaño…


- No, no te molestes- tomo su mochila y salió lo más rápido del local.


~~


Entro a la mansión con la cabeza llena de dudas, el habia decidido dejar en el olvido ese sentimiento, después de todo Minho no volvería, y nunca lo acepto. No encontraba maneras para poder verlo de nuevo para volverlo a intentar.


- Taemin- el chico sacudió la cabeza y miro al rubio delante de él-


- ¿Qué sucede?-


- Te vi algo ido, ¿sucede algo?- le pregunto preocupado.


- ¡Taemin!- su segunda madre en esa casa grito emocionada al verlo-


- Madre estoy hablando con mi hijo- se quejo el rubio y su madre le sonrío-


- Es mi hijo también – abrazo al chico fuertemente frotando una de sus manos contra su cabello, el rubio resoplo pensó que por fin el chico podría decirle realmente que le sucedía. La rubia lo tomo de los hombros y Taemin pudo ver sus pupilas brillar de emoción.


- ¿Qu- que sucede? -pregunto Taemin algo cohibido-


- Nos vamos de viaje-

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*^* .. perdonen si no conteste ... acabo de terminar u_u.
Aun asi muchas gracias por comentar *-----*~ ♥