Realmente el me ama, mi hermano está enamorado de mi, quien más que yo que lo conozco desde pequeño, de toda la vida ahora estoy escuchando que está dispuesto a ser pobre por estar viviendo conmigo.

Sus ojitos no dejaban de mirarme, aquella mirada felina estaba traspasando mi corazón, podía leer lo que me transmitía al verme directamente a los ojos.

“No te quiero perder”

Una y otra vez podía sentir esas cuatro palabras al tener su mirada fija en mí, es el lenguaje de nuestros ojos, las puertas del alma hablando en un monologo en el cual no me podía atrever a decirle un te amo, sería darle la ilusión de vivir con él, algo imposible en este mundo, quizás deberíamos haber nacido en un lugar apto para los dos, sin gente juzgando el amor de dos hombres y mas peor aún, dos chicos enamorados siendo hermanos.

-Dime algo.- Musitaron los hermosos labios de mi hermano.
-Algo.- Dije estúpidamente recibiendo una bofetada por parte de Kibum.- Me pegaste.- Le reproche con mis ojos bañados en lagrimas, no es que me doliera el golpe pero si me dolió su actitud.
-Tu debiste decir te amo.- Me miraba con capricho como siempre.- Dijiste que me amabas, aquel dia me pediste disculpas por haberte enamorado de mi y ahora actúas despreocupadamente como si no te importara dejarme.
-Yo lo siento, no puedo mirarte a los ojos y decirte aquellas dos palabras.- Dije sentándome alejado del y dándole la espalda.
-Entonces no me amas, y sabes que acabas de arruinar esto que empezaba como una hermosa noche pero por ti acabo…quieres saber algo mas.- Pregunto con su voz entre quebrada, podía sentir sus ganas de llorar pero por ser fuerte no lo haría.
-Que quieres que sepa.- Digo bajito por qué me duele hacerle sentir mal.
-El sentimiento más parecido al amor es el odio.- Que frías y escarchadas palabras más que hielo para mi corazón.
-Estas diciéndome que vas a odiarme.- Pregunte finalmente dándome vuelta para verle a los ojos.
-No, pero hare que tú me odies.- Una lagrima negra robando su delineador callo por su mejilla.

Tomo las llaves del auto y me las dios, cogió sus cosas y abrió la puerta indicándome que nos fuéramos de aquel lugar. Sin dudarlo camine tras él, se metió en la parte trasera del carro familiar sin decirme palabra alguna. Conduje a una velocidad prudente pero su mirada en el retrovisor me atacaba pidiendo más aceleración por lo que pise a fondo llegando a los ciento sesenta kilómetros por horas. Podía sentir la pesadez y dolor en su mirada, también ver la venganza que llevaba en su interior, si algo tiene Kibum diferente a mi es su rencor y orgullo, a veces puede llevarlo hacer cosas que el realmente no desea.

-Detente aquí.- Su voz era más dura que el hierro no trabajado por lo que le obedecí sin darme cuenta donde me había estacionado.

El bajo por su cuenta cerrando fuertemente la puerta sin siquiera mirarme una vez, me baje rápidamente y le vi avanzar unos pasos hasta que le tome del brazo leyendo el nombre de aquel local nocturno, aquel lugar donde se llevaba a cabo el baile de los graduados.

-Vamos a casa.- Dije tratando de girarlo hasta mí pero no fue posible.
-No.- Contesto en seco, en ese momento vi aparecer a mi peor pesadilla, aquel chico con cara de pez perfecto, Donghae.
-Ahora entiendo por qué venias tan pegado al celular.- Dije soltándolo del brazo.- Espero lo disfrutes entero, ten cuidado con sus espinas, puedes atorarte.- Mis ojos tenían algo de tristeza.
-No temas que tendré cuidado.- Sonrió con rencor corriendo hasta su pareja besándole en los labios sin previo aviso por lo que Donghae abrió sus ojos sorprendido ya que llevaba años esperando por eso.

Mi irracionalidad me decía constantemente corre por él y bórrale esa cara de pez angelical, patéalo en el suelo hasta que sientas que tus pies se cansen y para terminar escúpele en la cara para que hagas pertenencia de lo que es tuyo, pero la realidad me hizo volver en mi una vez más, los vi retirarse hasta adentrarse en el local, mis lagrimas cayeron y solo pude conducir hasta mi casa con el peso en mis hombros de ser un perdedor de primera categoría.

Llegue hasta ese hogar que compartí por todo lo que llevo de vida con mi hermano, lleno de recuerdos que solo me hacían llorar mas, si hay algo que no puedo controlar son mis lagrimas, una vez que empiezan no hay nada que pueda pararlas. En mi mente una y otra vez se repetía un te amo que bailo en mis labios, quizás si se lo hubiera dicho no estaría al lado de un profundo del mar y estaría conmigo bailando y quien sabe quizás besándonos.

-Bummie.- Hable en la oscura casa que solo se iluminaba por la luz de la luna.- Ven conmigo.

Tome las botellas más fuerte de los tragos de papa, no dude dos veces y me encerré en nuestra habitación y comencé a beber como un experto, trague y trague hasta que mi garganta no sentía el ardor del alcohol, por ella solo corría como si este fuera agua pura.

-Tú eres mi mejor amigo.- Dije hablándole a la botella de tequila fuerte.- Espera tequila el vodka quiere ser mi mejor amigo.- Sonreí como estúpido jugando con las botellas vacías.- Entonces Whisky tu quieres que llame a mama…esa es buena idea.- Cogí el celular y marque el numero de mama, la única persona en el mundo a la cual le he contado todo de mi vida, mas siempre le he ocultado el verdadero y mas gran secreto de mi existir.

Una y otra vez marque su número mas siempre la misma voz de la maldita operado “Deje su mensaje de voz luego de oír el tono”.- Decidí hacerle caso a la seductora voz del celular, luego de todo el valor que me había dado el alcohol no lo tendría en unas horas.

-Umma…como estas, quizás haciendo el amor con papa.- Debía decir eso ya que ella nunca apaga su celular por nada.- Dime madre que se siente poder estar en los brazos de quien realmente amas, es papa el amor de tu vida?- Pregunte algo que siempre tuve la duda, a veces siento que papa es un ogro y casi ni le quiero.- Sabes aquella historia del jardinero y el campo de flores, yo hoy te contare mas de esas dos personas, muy bien sabes que el jardinero soy yo, mama llevo años enamorado de esas flores, yo nací enamorado de ese campo, aquel campo que tú conoces muy bien.- Calle un momento antes de soltarle la bomba.- Estoy enamorado de mi hermano, amo con todo mi ser a Kibum, yo lo siento.

Envié el mensaje y deje caer mi celular en el suelo. Camine lentamente hasta la cama de mi amor, quite mi camiseta quedando en esos pantalones de vestir negros. Me metí y tape hasta la altura de mi pecho y me quede abrazando el peluche de dinosaurio que años atrás le había dado a mi hermano.

-Dime Bummie sus labios pasados a sal de mar son mejores que los míos.- Ebriamente le hablaba al peluche.- Se que los míos pueden saber a comida de perro…pero puedes juzgarme por comer comida para caninos, acaso no fuiste tú quien me dice Puppy.- Sonreí con alcohol hasta en mis uñas.- Si llegaras en este momento aquí prometo ya no comer comida para animales y comer solo cosas normales.
-Te escuche y hare que dejes de ingerir esas comida de perro.

Era mi imaginación, debo haber estado bastante ebrio ya que escuche la voz de mi chico. Levante mi cabeza que se movía como animalitos de auto, divise una figura parada en la puerta. Me rasque los ojos para ver ese ángel, en ese momento pensé que sería llevado hasta el infierno por haberme tomado la barra entera de papa.

-Quizás debes estar pensando que soy un ángel pero no, estas equivocado soy tu duende interior.- Dijo aquel ser que hablaba igual a Kibum.
-Siempre pensé que los duendes existían.- Realmente ingerir tanto alcohol me había vuelto un estúpido.
-Dejarías que este duende se acueste a tu lado.- Debo decir que lo pensé dos veces, he oído que los duendes eran feos pero este hablaba como mi Bummie.

Le afirme con la cabeza y sentí su cuerpo meterse en la cama, como bebe destetado coloque mi cabeza en su pecho y le abrace por todo su torso. Mi cabeza subía y baja con su respiración mientras sentí sus dedos perderse en mi cabello.

-Duende mi amor me fue infiel esta noche, se beso con el pescado de Donghae.- Podía sentir el peso de sobre mis ojos.
-Y si te contara que soy síquico y he visto el pasado y futuro, el nunca se beso con Donghae, el solo es un buen actor.- Decía sin dejarme de acariciar.
-Eso es un alivio.- Dije quedándome dormido mientras pensaba por que el duende tenia la misma voz y el mismo rostro de Kibum.
-Duerme baboo mío, te cuidare la noche entera.

La noche se apodero se sus sueños sin pensar lo que a la mañana siguiente les esperaba, sin sospechar siquiera lo que la madre de ambos le diría…Continuara.