Eran las 8:45 ésa noche en Seúl, Dios, yo aún no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo luego de un largo viaje, había tomado mis maletas mientras destensaba mis piernas debido a tantas horas sentado en el avión, haber viajado desde Masan a la gran ciudad me tenía exhausto. Mientras caminaba entre la multitud en el aeropuerto, me preguntaba ¿dónde podría estar?, ¿dónde podría estarme esperando él? Buscaba entre la gente pero no podía encontrarlo, iba a llamarle a su celular, cuando de pronto escuché un grito, ése grito de emoción tan peculiar a tan sólo unos metros de distancia, entonces supe que la había encontrado, a mi mamá en persona.

– ¡No puedo creerlo! –Me giré ante el ruido de esa voz, no pude siquiera terminar de sonreír cuando ya lo tenía rodeándome del cuello, en un apretado y cálido abrazo–. ¡Mi Taeminnie, te extrañé tanto!

–Pero sí sólo estuvimos separados seis meses, Key –Murmuré a duras penas, porque me tenía muy bien estrujado, sin embargo, se separó pronto y me miró con esos ojos felinos.

– ¡No importa! Seis meses es mucho tiempo, ya estás tan cambiado… –Exclamó revolviendo mis cabellos, prestando especial atención en ellos–. ¡Te teñiste el cabello! –Sabía que lo había notado, bueno, cambiar de pronto el cabello oscuro por un rojizo fuego era algo casi imposible de dejar pasar.

–Tú te lo teñiste cuando tenías mi edad –Dije mirando su cabello rubio, aún lo mantenía como en ese entonces–. Además lo necesito ahora –Le sonreí, él asintió con la cabeza y volvió a abrazarme, realmente me extrañaba tanto como yo a él.

– ¡Ah!, no me la creo que estés aquí –Agregó al apartarse, sin borrar su sonrisa–. Pensé que te iba a costar más trabajo convencer a tus padres, ¡pero mírate! Sigues tan dispuesto a seguir con el baile…

–Pues claro, si por eso vine –Murmuré emocionado, él tenía razón, estaba realmente dispuesto a seguir con lo que más me apasionaba.

– ¿Nada más? –Preguntó triste, inflando las mejillas. Yo me reí ante esta reacción, y golpeé ligeramente su brazo.

– ¡Y para verte también, tonto! –Aseguré con sinceridad, él sonrío devolviéndome el golpe, y me ayudó con una de las maletas que había dejado arrumbadas en el suelo al recibir su agradable bienvenida–. Muchas gracias por aceptar mi propuesta, imagino que fue difícil convencer a tus tíos.

–No te preocupes, no era una perita en dulce viviendo con ellos, ¡ya querían correrme! –Me dijo riendo, con esa risa tan contagiosa que al instante me tuvo ahí carcajeándome de la misma manera. Una vez nos calmamos, Key me rodeó con su brazo el hombro mientras decía–. Pero mejor hablemos de eso en otro momento, ¿ya cenaste? –Negué con la cabeza, y empezamos a caminar, en búsqueda de un local donde pudiera comer, pues realmente tenía mucha hambre.

Mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas, algo inusual en mi dieta diaria, Key, como adoraba que la gente le dijera, me habló sobre nuestro plan, dijo que todo iba sobre ruedas, y entonces me emocioné mucho.

Él y yo somos primos y mejores amigos desde tenemos certeza de la existencia del otro, nos conocemos desde pequeños y siempre pasábamos tiempo juntos porque las casas de nuestros padres estaban muy cerca, a pesar de la diferencia de dos años entre nuestras edades, todo el tiempo nos llevamos de lo mejor, él me apoyó con mi sueño de ser bailarín profesional cuando nadie en mi casa lo aceptaba, pero se mudó a Seúl a casa de sus tíos porque quería cumplir su sueño de ser diseñador de modas, y ahora que yo me gradué, he cumplido 18 años y él 20, así que pensé que sería buena idea que rentáramos juntos un departamento, para que él saliera de casa de sus tíos y yo pudiera perseguir mi sueño al igual que él. Por supuesto, convencer a mis padres fue un trabajo muy difícil, puesto que nunca han querido soltarme, pero pude lograrlo después de comportarme como el mejor hijo del mundo durante los seis meses que estuvo fuera Key. Al final no resultó tan complicado, yo era un verdadero ángel.

Tan pronto me contó su idea, y la cantidad de dinero que tendríamos que repartirnos para pagar la renta de cada mes, terminamos de cenar y nos encaminamos a casa de sus tíos, donde pasaría solamente una noche antes de mudarnos… De verdad que cuando entré a esa casa me di cuenta de que era obvio que Key no soportaba mucho tiempo encerrado en un lugar así, era muy aburrida, aunque sus tíos eran personas muy amables y cálidas, quizá ese ambiente encajaría conmigo, pero no con Key. Aún así estaba seguro de que ambos no podíamos esperar porque fuera el día siguiente, para conocer nuestra nueva vivienda.

La mañana siguiente llegó rápido, era sábado y mi primo Taemin y yo estábamos demasiado emocionados porque por fin tendríamos un lugar donde vivir lejos de las reglas de nuestros parientes. Él se veía muy feliz y yo no podía evitar alegrarme por él, lo vi tan cambiado y tan alegre, dispuesto a hacer lo que le viniera en gana, y eso me encantaba, porque él solía ser tan distinto en ese aspecto, me gustaba ver que se había decidido por fin a hacer lo que en verdad le gustaba. Esa mañana arreglaríamos todo lo de nuestro departamento, y después yo lo acompañaría a ver lo de la academia de arte a la que quería entrar para desarrollar sus habilidades en baile; si lograba una buena impresión podría recibir muy buenas recompensas, así que imaginaba que él estaba nervioso en el fondo, aunque era tan bueno bailando que yo no dudaba que fuera a causar la mejor impresión a todo aquel que lo viera.

La calle en la que se hallaban los departamentos era por demás bonita, sabía que a Taemin le agradaría porque tenía un aire tranquilo y pintoresco, similar a una calle tranquila en Nueva Jersey, sonreí al ver su cara de asombro cuando nos acercábamos a nuestro destino.

–Disculpe –Arribamos a la recepción con nuestras maletas, en seguida nos atendió un muchacho de cabello negro y corto–. Vinimos a rentar un apartamento, ya había llamado antes por teléfono.

–Oh cierto –Me respondió tras el módulo de atención–. Kim Kibum, ¿verdad?

–Sí –Asentí sorprendido–. ¿Cómo supiste?

–Tienes cara de ser Kibum –Dijo sonriendo.

– ¿Y también de ser Kim? –Preguntó Taemin mientras que yo seguía impresionado, ¿cómo pudo adivinarlo? El casero sonrió nuevamente, y apuntó hacia la camiseta que yo había escogido esa mañana con sumo cuidado.

–Lo llevas en tu gafete –Aclaró entre risas, no pude evitar reírme también. Era cierto, llevaba el gafete con mi nombre del departamento de moda en el que trabajaba porque no había encontrado un lugar dónde guardarlo, además de que trabajaría esa tarde después de acompañar a Taemin a la academia, me volví perezoso y simplemente olvidé guardarlo–. Mi nombre es Shim Changmin, para servirles chicos –Se presentó amablemente.

–Gracias, yo me llamo Taemin y él es Kibum –Respondió mi primo con alegría–, pero le gusta que le digan Key.

–Entiendo eso, a mí me gusta que me digan Max.

–Entonces podemos llamarnos por nuestros apodos –Comenté sonriendo, el casero Changmin me respondió de la misma manera, esbozando una sonrisa mientras asentía con la cabeza.

–Creo que tengo el apartado indicado para ustedes muchachos, síganme –Nos dijo saliendo del módulo de atención, incitándonos a seguirlo.

Subió las escaleras y nos encaminó por el primer pasillo, era en verdad muy bonito y acogedor, había unas cuantas lamparillas a los lados, apagadas obviamente porque aún era de día, y varias puertas de color verde. Observaba todos los detalles mientras escuchaba un bello sonido provenir de una de las puertas del pasillo, era música, tranquila y hermosa, acompañada por la voz de una persona, una voz preciosa, como nunca oí en mi vida, me preguntaba si el inquilino dentro del cuarto estaría viendo televisión y por ende, de allí vendría esa voz, pero Changmin no tardó en aclarar mi duda sin tener que preguntárselo siquiera.

–Lo siento, el vecino de la 230 ama cantar, es músico, espero que el ruido no les moleste.

–No, en absoluto –Contesté–. Es muy bueno –Lo decía enserio, su voz era por demás hermosa, sonreí al ver que Taemin asentía con la cabeza, demostrando que también le gustaba.

–Me alegra oír eso –Se detuvo Changmin, sacando un llavero con todo el montón de llaves de las puertas de la casa–, porque su apartamento se encuentra justo en este pasillo. Puerta 235 –Incrustó la llave y abrió la puerta. Nosotros nos acercamos rápidamente para ver–. Ojalá les agrade.

Y por supuesto que nos agradaba, desde la puerta podíamos ver que era amplio, con la cocina a la mera entrada, y la sala siguiendo de ella, podíamos imaginar que más atrás veríamos los cuartos. Era espacioso, cómodo y de linda apariencia, por supuesto que nos gustaba, Changmin podía notarlo en nuestras caras, así que antes de partir no vaciló ni un momento para entregarme una copia de las llaves del apartamento.

–Disfruten su estancia, estaré abajo por si me necesitan, para que discutamos el precio después.

–Por supuesto, muchas gracias –Le dije, él sonrío y se alejó mientras contestaba:

–Gracias a ustedes.

Taemin y yo entramos con nuestras maletas, yo cerré la puerta, pero él ya estaba corriendo por la sala, atravesándola seguramente para ver el resto del apartamento. Entendí el punto y corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo, pues ése diablillo quería apartar la mejor cama, y yo no lo dejaría salirse con la suya. Corrí tras de él, y efectivamente ya estaba abriendo la puerta de la habitación, encontrando el par de camas que había dentro. Sólo tenía un cuarto porque no contábamos con mucho dinero, hablé sobre eso con el casero antes de llegar, así que ya estábamos dentro de nuestro cuarto predestinado. Taemin se echó sobre una de las camas, la que se encontraba más cerca de la ventana, festejando porque me había ganado. Me acerqué a pasos rápidos y lo tomé de las piernas para bajarlo de allí, él se empezó a reír mientras hacía lo posible por mantenerse arriba, pues sabía muy bien que yo amaba el lado de la ventana, no importaba si era un cuarto o un camión, yo debía ir en la ventana.

– ¡Eres un tramposo, Minnie! –Me quejé gritando, enojado conmigo mismo por no poder bajarlo.

– ¡Yo la vi primero, tienes que ser justo! –Aún se resistía, era increíble que siendo menor que yo fuera incluso más fuerte.

– ¿Hablas tú de justicia? –Le dije–. ¡Me harás reír, mocoso!

– ¿De verdad quieres que te haga reír? –Cuestionó esbozando una sonrisa maléfica, no tuve tiempo siquiera de alejarme, porque ya me estaba haciendo cosquillas. No pude evitarlo, me reí como loco, ese era mi punto débil. Recibí tantas cosquillas que terminé perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo con Taemin sobre mí, carcajeándose fuertemente al ver lo rojo que me estaba poniendo de tanto reír.

Para mi suerte en ese momento, una llamada a mi celular interrumpió el ataque de cosquillas de mi primo.

– ¿Diga? –Contesté aún riendo–. ¿Nicole? –Taemin se incorporó, permitiéndome hacer lo mismo–. Hola chica, ¿qué ocurre? –Era mi mejor amiga, quien trabajaba conmigo en el departamento de moda.

–Key, tienes que venir pronto, el jefe quiere hablar contigo –Me dijo, y por su tono pude adivinar que se trataba de algo serio.

– ¿Sobre qué?, ¿pasó algo?

–No lo sé, pero se ve muy molesto. Aquí te espero.

– ¿Eh? –Susurré sorprendido–. Me colgó... Sonaba a algo urgente –Miré a Taemin, con sus ojos preocupados puestos sobre mi rostro–. Tae, lo siento mucho, voy a tener que irme antes, pero si quieres puedo llamar a un amigo para que te acompañe a la academia.

–No, no lo hagas Key, no tienes de qué preocuparte –Me respondió con una gran seguridad–. Soy grande ahora, puedo cuidarme solo, además ya sé dónde está la academia, vete tranquilo –Yo no le creía mucho, pero no podía darle la contraria, necesitaba llegar a mi trabajo.

–Tonto, por supuesto que no me iré tranquilo, pero al menos sabré que estarás bien –Busqué entre mis maletas unas cuántas cosas que creí necesarias, salí de la habitación mientras hacía una seña de teléfono junto a mi oreja–. Me llamas cuando termine tu audición.

–Claro, primo –Contestó sonriendo–. Nos vemos luego.

Yo asentí, aún no muy convencido, pero salí del apartamento lo más rápido que pude, dejándome llevar por mi preocupación, me preguntaba por qué mi jefe querría verme.

Sabía que le había dicho a Key que se fuera tranquilo, pero realmente no tenía idea de cómo llegar a la academia de arte. Estaba preocupado por la llamada que Key había recibido, así que preferí dejarlo ir porque era necesario. Aunque supongo que fui un tonto al no aceptar ayuda de ningún amigo suyo, quería sentirme independiente, pero en el fondo tenía la certeza de que aún no lo era.

Luego de una hora desempacando y ordenando mis cosas, bajé las escaleras y me aproximé a Changmin, un tanto tímido porque estaba hablando con algunas personas, esperé a que se acercara primero para preguntarle la dirección exacta de la academia, si hubiera sido posible le hubiera pedido incluso un mapa, él buscó la dirección por computadora y me la entregó anotada en un papel. Le agradecí y salí en búsqueda de ella, tratando de dejar en lo más profundo de mi ser todo el nerviosismo que tenía por presentar mi audición, pensando sólo en las cosas positivas, y en los beneficios que podría obtener si era admitido.

Arribé al lugar, era justo como en las fotos, o incluso mejor de lo que había soñado, tan grande y extensa, mis piernas temblaban al entrar, había mucha gente paseándose por el jardín, el cual tenía que cruzar si quería llegar a la recepción. Tenía miedo, pero Key me había dicho que podía hacerlo, aunque no pudo acompañarme, todavía sentía sus palabras de aliento, así que me dirigí a la recepción y sin titubear le dije a la chica tras el módulo de madera de atención.

–Vengo por las audiciones de baile de hoy, ¿tú podrías darme información? –Pregunté sin más, luego me di cuenta de que le había hablado informalmente, de verdad que estaba muy nervioso, así que tapé mi boca luego de decirlo. La chica sonrió dulcemente, y después me dijo:

–Claro, espera un momento por favor.

Se alejó buscando algo, yo suspiré una vez me quedé solo, tratando de calmar mis nervios, no tardaría mucho en presentar mi audición. ¿Podría de verdad hacerlo? Bajé mi cabeza tratando de relajarme, y poco a poco la subí mirando entre la multitud que caminaba presurosa a mi alrededor. Pude haber vuelto la mirada hacia el módulo de atención sin tener nada qué hacer, pero mis ojos se quedaron clavados en algo, mi atención se centró solo en él, en esa persona a quien en aquel momento vi por primera vez.

Domingo por la tarde, era de mis días de trabajo en la cafetería canina, aunque Jonghyun me estuvo ayudando el sábado, ya que era de los escasos dos días de la semana en los que trabajábamos juntos; debo admitir que era más difícil de lo que pensaba, pero no por lo perros, no, esos animalitos eran unos ángeles comparados con sus dueños ricachones, si uno no hacía las cosas como ellos querían, te reclamaban siempre mirándote de forma déspota. Odiaba eso, pero ya estaba un poco acostumbrado al maltrato de la gente de dinero, ya que hay que admitirlo, la mayoría de las personas que se preocupaban por llevar a sus animales a una cafetería como esas eran aquellas que en verdad estaban dispuestas a gastar tanto dinero para mantenerlas felices. Lo bueno era que podía arrinconarme y los animalitos corrían tras de mí, era lindo recibir un poco de apoyo cuando Jonghyun Hyung no estaba ahí.

– ¡Hola Taemin! –De pronto escuché una voz alegre hablándome a mis espaldas, me giré y sonreí al encontrarme con Onew.

– ¡Hyung!, qué alegría verte de nuevo –Le dije.

–Pasaba por aquí y decidí entrar a saludarte, aunque deja de llamarme Hyung, me hace sentir viejo… –Se llevó una mano al pecho y simuló estar llorando, yo comencé a reír.

–Trataré de recordarlo… –Murmuré entre mis risas, cuando de pronto algo cruzándose bajo mis pies estuvo a punto de hacerme caer, de no ser porque Onew me ayudó a sostenerme–. ¡Ah, Roo! –Grité al descubrir lo que me había desequilibrado–. Ése es el perro de Jonghyun, ¿verdad?

–Sí, pero nunca lo saca de aquí –Respondió Onew–. Dice que se la pasa más feliz estando con los de su especie, aunque Jong es de su especie también –Me reí por lo cruel que sonaba eso, aunque tenía cierta razón, y entonces me agaché para tomar al cachorrito narizón entre mis brazos.

–Es que siempre está haciendo escándalo –Comenté–, tengo que encerrarlo con el resto de los perros del local para que no peleen con los de los clientes… –Pero de pronto el animal me mordió un dedo–. ¡Auch! –Me quejé, y Onew se carcajeó por lo sucedido.

–Déjame ayudarte –Exclamó entre sus risas, abriéndome la puertilla de la jaula que se hallaba a mi costado, para que fuera capaz de meterlo sin que se me escapara.

–Mejor así… –Susurré una vez se quedó allí dentro, no me gustaba encerrar a los perros del local, pero cuando hubiera menos clientes les daría su recompensa, después de todo el dueño del café era una persona muy amable y raras veces salía de la cocina. Pensaba en eso, cuando de pronto recordé algo importante–. Oye Onew –Me dirigí a Hyung para contárselo–, le pregunté a Minho lo que me dijiste.

– ¿Enserio? –Exclamó asombrado, enderezándose luego de abrir la jaula del perro–. ¿Y qué te dijo?

–Dijo que claro que te recuerda y que entendería las razones por las que decidiste no buscarlo –Murmuré con el mayor tacto que podía, Onew asintió con la mirada en el suelo, y entonces mi curiosidad no fue capaz de contenerse–. ¿Pero pasó algo malo entre ustedes? Digo, no es que quiera meterme, es sólo que… –Agregué esto último con tono nervioso, pensé que había sonado entrometido, pero la risa dulce de Onew me tranquilizó.

–No pasó nada grave, Taemin –Me dijo sonriendo–. La verdad es que fue un malentendido –Vaya, él también dijo eso–. Minho tenía muchos problemas por ese tiempo y algo que le dije lo hizo enojar, dejamos de hablar por un par de días y entonces me enteré de que su padre había muerto. Quise buscarlo para ver cómo estaba, pero no lo vi más desde entonces, por lo que nunca me pude disculpar con él. Tenía quince años en ese tiempo, no pensaba las cosas muy bien –Bajé la mirada sin saber qué decir exactamente, eso sonaba muy triste.

–Ya veo… –Susurré, pensando en cómo habría sido esa situación, pero decidí alzar la vista y dedicarle una sonrisa con mis mejores deseos a Onew–. Espero que puedan arreglarlo pronto.

–Gracias, pequeño –Me respondió despeinando mi cabello, y sonriendo del mismo modo.


Iba llegando al departamento esa tarde, cuando de pronto me encontré a Key saliendo del edificio, con esa ropa excéntrica y esos aires de diva que lo rodeaban siempre, dejé escapar una sonrisa, pero cuando vi que su mirada se cruzaría conmigo, me escondí en un pequeño callejón para seguirlo sin que se diera cuenta. Pasó por mi lado con su vista puesta en su celular, y entonces comenzó mi repentino plan de persecución. Quizá iba rumbo a la búsqueda de trabajo, ¿quién sabía?, pero yo tenía que asegurarme.

–Sí, creo que ya sé por dónde es… –Hablaba por teléfono al tiempo que yo me escondía tras de cualquier poste o cosa que me pudiera cubrir–. ¿Estás segura de eso? –Sin embargo, creo que pisar una botella de soda en la calle no fue lo mejor que pudo haber pasado–. ¡Eres la reina para estas cosas, enserio! –Exclamó esto último, pero al escuchar el ruido, se detuvo en seco–. Oh… espera Nicole, creo que alguien me ha estado siguiendo… –Quise esconderme, pero él ya se había dado la vuelta, y soltó la risa en cuanto me vio–. ¿Qué haces ahí?, Jong, no eres tan delgado como para esconderte tras un poste de luz –Reía con fuerza, yo salí de mi escondite, algo avergonzado.

–Lo siento, tengo que seguir los pasos de mi rival –Dije en mi defensa, él sonrió.

–Tú de verdad que no sabes apostar… –Dijo tranquilo, mirándome con esa segura sonrisa y esos ojitos felinos. Me acerqué a él unos pasos, y de pronto escuché una voz viniendo de su teléfono.

– ¿Quién es?, ¿es ése cantante estrella? –Era una chica–. ¡Déjame decirle que perderá, Kibum!

–Así que conseguiste ayuda… –Murmuré con una sonrisa de triunfo, pues lo había descubierto, aunque Key simplemente se llevó el teléfono al oído, le dijo a la chica que le marcaba después, luego me dio la espalda y siguió su camino, diciendo:

–Nunca dijiste que no podía.

– ¡Lo digo ahora! –Grité al empezar a caminar tras de él, quien no hacía más que reír ante mis berrinches.

–Mejor deja de seguirme, Jong~ –Me dijo en tono cantado, adorable, pero aún así yo no iba a resignarme tan fácilmente.

– ¡Lo haré hasta que admitas que ganaré!

–Entonces prepara tus piernas –Me dijo alegre–, porque me iré caminando.

La verdad era que tenía cosas qué hacer, pero quise seguirlo hasta donde pude. Entre sus intentos por hacerme partir, de pronto me recordó que tenía que escribir una canción, ya le había contado de la llamada de Yesung, y de pronto él lo usaba en momentos como ése, para hacerme partir cuando el momento lo requería. Era muy bueno en hacerme ceder, pero siempre me dejaba con ganas de seguir hablándole. Me resigné y finalmente decidí dejarlo, pero pensaba que en verdad nunca iba a dejar de hacerlo, nunca iba a dejar de seguirlo. ¿La razón?, aún no la aclaraba en el fondo, pero no tardaría mucho en hacerlo.



El lunes al medio día, yo me encontraba trabajando en el salón de piano de la universidad, al aprovechar que no tenía clases en ese momento. Llevaba practicando una melodía desde hacía unos días, y me gustaba mucho el ritmo, estaba por terminarla, cuando de pronto alguien entró con sus pasos descuidados, irrumpiendo en mi concentración.

– ¡Dubu! –Observé hacia mis espaldas y encontré la linda sonrisa de Jong, a él no podía reclamarle nada por interrumpir, al contrario, no fui capaz de ocultar el gusto de mi rostro, con mi enorme sonrisota–. Llevo buscándote mucho rato, ¿qué estás haciendo? –Se sentó a mi lado, frente al piano.

–Trato de terminar esto, no es muy bueno, pero algo es algo.

– ¿Una melodía para el concurso? –Preguntó, tomando las hojas de la composición que tenía en el respaldo del instrumento.

– Puede ser… –Susurré, mientras que él le echaba una mirada a la composición.

– “¿Please don´t go?” –Leyó, yo asentí con la cabeza mientras que él me miraba–. ¿Por qué ese título?, suena un poco triste.

–Porque la melodía lo es, escucha… –Contesté justo antes de dar inicio a un trozo de la melodía con el piano, y tarareando con mi voz lo que pensaba que sería el ritmo, él escuchó atento hasta que me detuve, y añadí sonriéndole–. Me sonó como para un título así.

–Tienes razón –Soltó una pequeña risita–, pero no le has puesto letra, ¿cierto?

–No, esto es lo único que llevo.

–Me encantaría ayudarte –Me dijo–, pero ni siquiera puedo terminar la canción que me dará de comer por varios días, tengo la mente demasiado desordenada.

–Ya me tendrás qué ayudar, recuerda que debemos terminar esa y la que usaremos para el concurso, ya falta poco tiempo.

Realmente ya se nos habían pasado varios días que pudimos aprovechar en el trabajo, pues ése concurso, a pesar de estar organizado por la universidad, le daba una oportunidad a los estudiantes de música de sobresalir y de ganar una beca. Ambos lo necesitábamos, así que entramos sin dudarlo, pocas veces hacían algo como eso en nuestra escuela, así que estábamos emocionados, teníamos que presentar una melodía original o un cover de una canción si la especialidad era el canto, realmente las reglas del concurso eran amplias pero nosotros queríamos presentar algo más complejo: Una canción con melodía y letra creada por nosotros. Seguro ganábamos con eso.

–Tranquilo Amigo, ya verás que podremos… –Me dijo abrazándome por los hombros, animándome como siempre lo hacía cuando me sentía estresado. No puedo negar que mi corazón se aceleró al sentirlo, pero sabía que el contacto no duraría mucho, porque de nuevo me llamó “Amigo”–. Por lo pronto tócala otra vez –Dijo al soltarme, con emoción–, quiero escucharla –Yo sonreí, dispuesto a tocar el piano nuevamente para él.


Esa noche del lunes, me encontraba recostado en el mueble, leyendo un artículo para la escuela con mis grandes lentes de color negro puestos. Taemin se encontraba cenando un plato de cereal frente a la televisión, sentado en el piso sobre la alfombra, con la vista puesta sobre el televisor. Yo miraba hacia allá repetidas veces, cuidando que al pequeño no se le fuera a caer la leche sobre la mesa, porque la acababa de limpiar y si lo hacía, yo podía reaccionar con lo que fuera. De pronto se levantó al haber terminado de cenar, llevando su plato hasta la cocina, yo suspiré con más calma y tomé una taza de café que se hallaba en la misma mesilla, para darle un sorbo, por supuesto, yo confiaba en mis habilidades para comer o beber donde fuera sin perjudicar la limpieza, pero nada podría prepararme para lo que escucharía después:

–Key… –Musitó Minnie al detenerse de nuevo en la sala–. ¿Cómo te das cuenta de que alguien te gusta?

– ¿Hmm? –Murmuré curioso, mirando a Tae mientras continuaba con mi largo trago de café.

–Sí, como tú por ejemplo, ¿cómo te diste cuenta de que te gustaba Jonghyun Hyung?

Solté todo el sorbo como una fuente encima del mueble, Taemin casi se muere de la risa.

– ¿¡Qué?! –Cuestioné riéndome también, y es que su risa era demasiado contagiosa–. ¡Espérate, yo nunca he dicho que me guste ese vagabundo cantor! –Traté de aclararle sin poder parar las carcajadas, él estaba en el suelo sosteniendo su estomago mientras reía, me pregunto si mi cara se habría visto muy graciosa como para prácticamente noquearlo de la risa–. ¡Taemin! –Le grité, para después empezar a preocuparme por el desastre que había hecho–. Oh mi Dios, mira lo que hice…

Taemin se incorporó del suelo, aún riendo, y corrió a la cocina, regresando hasta mí con un trapo para limpiar la mancha del mueble, aunque realmente no serviría de mucho en un sillón tan blanco como ese, algo así necesitaba una limpieza profunda. De cualquier manera agradecí su esfuerzo y tomé el paño, mientras que él mencionaba en un tono más calmado:

–No lo has confirmado, pero se te nota.

Sabía a lo que se refería, así que me sonrojé un poco, guardando silencio, para después hacerle una pregunta con cierto tono de preocupación.

– ¿Tú crees? –Taemin sonrió.

–Te conozco bien –Me dijo.

–Supongo que no te puedo engañar –Mencioné en un suspiro, pero luego él agregó con una amplia sonrisa y un tono muy animado:

– ¡A nadie, Kibummie! –Yo fruncí el entrecejo y admití en señal de derrota:

– ¡Bueno sí, sí! –Taemin volvió a reír ante mis palabras a regañadientes–. ¿Cuál era tu pregunta, pequeño hijo del mal? Ah sí, que cómo te das cuenta, ¿no? –Pregunté apresurado, intentando limpiar la mancha. Taemin asintió con alegría. Tomé un suspiro y finalmente le contesté su preguntita–. Eso es algo de lo que te tienes que percatar por ti mismo, no puedes dejar pasar algo que siente tu corazón así como así –Me detuve al ver que no me estaba entendiendo, porque ladeó su cabeza con cara de incertidumbre, entonces proseguí con palabras más claras–. Si sientes algo inusual por alguien, algo que no sientes con nadie más –Su cara era la misma–. ¿¡No me digas que nunca lo has sentido!?

–Pues… Tú sabes que de chico me enamoraba y me desenamoraba muy fácil de las niñas, pero… – Sonaba muy pensativo, y ésa mirada que clavaba en el suelo con sus brazos cruzados no hacía más que decirme que aquello no era una muy buena señal, así que no tardé en cuestionar, con indignación:

– ¿Quién es la maldita que te aleja de mis garras?

– ¿Eh?, no, yo sólo tenía curiosidad… –Dijo riendo, claro que yo no me la creí.

–Aunque sea Sulli, ¡no pienses que lo aceptaré tan fácil eh Taeminnie! –Le empecé a picotear el estómago con fuerza, haciéndole reír.

– ¡No!, ¡no lo digo por nadie en especial! –Dijo entre sus carcajadas–. ¡Ya basta Key! –Y luego se apartó un poco de mí, regresando a ese semblante serio que tenía hace unos momentos. Me preguntaba qué pasaba por su cabeza, verlo así era algo muy raro, no importaba de quién se tratara; eso me hizo preguntarme si sería en verdad por una chica el origen de su pregunta.



Sulli y yo ensayamos muy duro la coreografía para la presentación del miércoles, ella tenía un espacio grande en la casa de sus abuelos, donde se estaba quedando, así que podíamos ensayar ahí sin problemas aunque constantemente nos decían que molestábamos por el ruido. Era gracioso, ella tenía mucha energía, y estaba segura de que nos iría bien en la presentación. Siendo ya el miércoles, yo me encontraba entre la gente del público, parado a un costado del pequeño escenario blanco del que saldrían las presentaciones, ya llevaban varias de instrumentos y de canto, y yo esperaba nuestro turno tranquilamente, mientras que Sulli iba y venía con Luna y Amber, disfrutando del tiempo libre que teníamos. Me había deshecho del nerviosismo, y llevaba una ropa acorde y de “estilo” según Key Umma para el baile que realizaría, aunque me preguntaba si sería capaz de presentar la coreografía correctamente sin equivocarme como la vez pasada. Quizá, si Minho no estaba por ahí viéndome, yo sería capaz de concentrarme…

Pero esos pensamientos de optimismo y ánimo fueron aplastados rápidamente cuando escuché que se presentaría el primer grupo de baile de la academia. La canción la conocía, era “Oh my gosh” de Usher, ya la había escuchado varias veces, pero la diferencia esta vez fue lo que vi sobre el escenario. Eran cuatro chicas de movimientos muy firmes y buenos, pero el foco central era él, era Minho.

– ¡Ah, mira eso! –Escuché muy emocionadas a las voces de Krystal y Yuri, de mi clase, a mis espaldas, pero yo ni siquiera me volteé para confirmar si sí eran ellas. Creo que nunca había puesto tanta atención a algo en mi vida…

La coreografía era tan… no es que resultara muy movida, pero los pasos eran fuertes y Minho, Minho realmente se veía demasiado bien. Llevaba una chaqueta y unos pantalones blancos, que a sus espaldas cambiaban de color, volviendo el traje negro, no obstante, se podía ver por su chaqueta entreabierta, que no llevaba camisa, dejando al descubierto parte de su blanco y bien torneado pecho. Me sentí vulnerable sin razón aparente, quería verlo todo, su baile, su rostro, su cuerpo, sentía que mi temperatura subía al verlo, sobre todo al momento en que se desabrochó la chaqueta, fue tan atrevido y tan distinto a la seriedad que mostraba siempre, me tenía deslumbrado, provocaba que me preguntara pero qué estaba haciendo yo reaccionando por dentro tal como lo hacían las chicas a mi alrededor. Trataba de contenerme con una mirada seria para no verme estúpido, pero su alegría al sonreír en una parte de la coreografía, me hizo sonreír también aunque sabía que no me estaba viendo, porque me contagió de su enorme éxtasis, me transmitió que realmente lo estaba disfrutando, y eso me dejaba completamente hipnotizado.

En medio de los aplausos y los gritos de euforia, cuando me descubrí a mí mismo mirándolo así, recordé lo que había hablado con Key Umma, realmente yo me enamoraba y me desenamoraba muy fácil de las chicas, pero la sensación que tenía desde que Minho había aparecido era muy diferente, me confundía, era algo que jamás había sentido y me resultaba tan extraño que, bueno, vi ésa presentación suya y a partir de entonces comencé a aceptar que algo no andaba normal en mí…

–Taemin… –Desperté de mi trance cuando escuché la voz de Sulli a mi costado, sacudiendo ligeramente mi hombro–. Pronto seguiremos nosotros, será mejor que vayamos.

Asentí y comencé a seguirla para llegar tras el escenario, pero cuando íbamos llegando, las chicas que acababan de presentarse y Minho, iban bajando tras el telón azul de la plataforma, felicitándose entre ellas y dedicando lindas sonrisas para el chico majestuoso, quien les sonreía con alegría, aún con sus grandes ojos brillando por la emoción del baile mientras se llevaba la chaqueta al hombro, para nada incómodo con su torso desnudo, aunque cuando desvió la mirada su rostro tomó poco a poco esa seriedad que tenía normalmente. Sulli estaba concentrada tratando de ver al público tras el telón, mientras que todo mi cuerpo se tensó cuando noté que Minho caminaba hacia nuestra dirección, acomodando sus cabellos alborotados con ambas manos. De pronto alzó la mirada y me observó, dibujando una sonrisa mientras continuaba con su camino. Al ir de paso frente a mí, sin borrar esa sonrisa, llevó una mano hasta mi mejilla, sorprendiéndome y apretando ligeramente mi piel con sus dedos, para después decir:

–Suerte Taemin –Y entonces me soltó, dejándome estático con esa mirada suya.

–Gra-gracias –Me atreví a responder, y luego él me dio la espalda, para alejarse entre sus calmados pasos, aunque su magia ya había provocado que me pusiera nervioso, de nuevo.

Sí, sin duda algo no era normal en mí cuando me topaba con él… y es que ése chico me gustaba, pero me gustaba demasiado.



Ocho de la noche del miércoles… o algo así, yo iba llegando del trabajo luego del día más cansado que había tenido en el mes. Esos cachorritos se estaban volviendo un problema, y Roo no mejoraba mucho las cosas, además de los trabajos de la escuela; la semana se estaba convirtiendo en algo muy estresante, sin mencionar que ni siquiera podía seguir de la frase “siento que realmente soy muy joven” en la canción para Yesung… ¿Sería que no iba a terminarla? ¡Necesitaba ayuda pero pronto! En eso pensaba, recostado en el mueble de la sala, a punto de arrancarme los pelos de la cabeza de tanto jalármelos, cuando de repente, escuché unos golpes suaves resonando sobre la puerta de mi departamento. Reaccioné y miré hacia allá, gritando desde la sala y tratando de sonar despreocupado:

– ¡Está abierto!

Escucharon mi indicación, y la puerta se abrió, dando paso a Kibum, quien asomó lentamente su cabeza para observar hacia los costados, y cuando me encontró, dibujó una enorme sonrisa y entró cerrando la puerta. Ya me imaginaba a lo que venía, y más por esa carita burlona.

– ¿Adivina qué, Jonghyun? –Me preguntó al acercarse, yo le pregunté con tono bromista:

– ¿Hubo un incendio y te vendrás a vivir a mi departamento?

Él se rió.

– ¡Eso quisieras! –Me dijo al estar a unos pasos frente al mueble, yo me senté para escucharlo con más atención–. Pero no… –Agregó–, ¡acabo de venir de mi primer día de trabajo!

–Oh no… –Susurré, derrotado, llevándome ambas manos a la cara–. Sabía que algo tramabas hablando tan sospechosamente con tu amiga… –Le apunté.

– ¡Oh sí! –Pero él festejó con pequeños brinquillos, tan energético y alegre, que resultaba un contraste perfecto de mí en ese momento–. Una tienda de joyería y perfume, limpia, decente y sin perros, ¡mira, hasta te traje un folleto! –Lo sacó de no sé dónde, era un folletito de color rosa, con pequeñas imágenes que demostraban lo acogedor y bien organizado que era el negocio. Key sonrió satisfecho con la expresión de mi rostro–. ¿A qué es linda?, puedes ir y comprarle un bello regalo a tu novia cuando se te plazca.

–Pero no tengo novia, Key… –Murmuré sonriendo.

–No lo dije por ti, tonto –Contestó él, sentándose a mi costado, sobre el mueble–. Era un ejemplo general.

–Ah, conque sí… –Dije mientras que él dejaba el folletito sobre la mesilla de centro de la sala, volviéndose hasta a mí para decir con aún más euforia:

– ¡Pero te gané, Cachorro barítono, te gané! –Me reí con ligereza, no sólo por lo hiperactivo que él sonaba, sino también por esos apodos tan raros que me ponía, me causaba ternura–. ¡Ahora tendrás que limpiar este lugar hasta que yo pueda ver mi reflejo en el piso!

–Vaya que te hace muy feliz la desgracia de los otros, Kibum… –Comenté calmado, él volvió a reír con esa contagiosa y adorable carcajada, sonreí, y agregué tratando de sonar emocionado–. Pero felicidades, tú me ganaste –Aunque creo que soné como un muerto de lo cansado que estaba, porque Key abrió grande los ojos y me miró con asombro.

– ¿Qué pasa con eso? ¿Te resignas tan fácilmente? –Cuestionó impresionado, haciendo una mueca de descontento al instante–. ¡Así no me llenas el orgullo, Jonghyun!, ¿qué sentido tiene ganarte si no te quejas ni imploras por apostar de nuevo? ¡Eso no es justo! –Refunfuñó con los cachetes inflados.

– ¿Quién te entiende, Key? –Pregunté entre risas, girándome un poco para mirarlo a la cara–. ¿Querías ganar sólo para verme enojado?

–Era lo divertido… –Susurró mirando al piso, yo sonreí, asegurándole sin pensar siquiera:

–Dudo que tú me puedas ver así.

Key alzó la vista y me miró al rostro, provocándome de nuevo esa cálida ternura. Quería abrazarlo en medio del silencio aunque me arriesgara a ser golpeado, pero su voz me interrumpió.

– ¿Qué me ibas a pedir si yo perdía? –Me desubiqué por un momento–. Ya que no reaccionas y te ves deprimido, lo haré –Dijo con decisión y al entenderlo, me comencé a reír de nuevo por lo irónico que sonaba eso–. ¡Anda, dímelo! –Ordenó también entre risas, yo me calmé un poco, y mirándolo le respondí con sinceridad.

–Iba a pedirte que trabajaras en el café para perros conmigo, pero ahora he cambiado de opinión… –Me recargué en su hombro sin avisar, estaba muy cansado pero además tenía el deseo de sentirlo por lo menos un poco más cerca–. Quiero que te conviertas en mi almohada –Dije sonriendo, él guardó silencio, pero no tardó en reaccionar como yo esperaba.

– ¿Eh?, ¿cómo que tu almohada? –Dijo indignado, tomando un pequeño cojín que se hallaba al extremo del mueble–. Al contrario que eso, ¡te golpearé con una porque eso no vale! –Me reí, él realmente me empezó a golpear con el cojín, aunque no eran golpes fuertes. Me incorporé entre mis risas y le arrebaté el cojín de sorpresa, él me miró fijamente, y yo me quedé callado, realmente su mirada era penetrante, sus ojos eran muy bellos, tanto que me perdí observándolos, y entonces noté cómo un pequeño rubor cubría las lindas mejillas de Kibum–. Tramposo –Me dijo riendo, y desviando la mirada para evitar el contacto entre nuestros ojos. Sonreí satisfecho, y le contesté dispuesto a iniciar otra curiosa discusión:

– ¡Mira quién lo dice!

Y realmente fue así, discutimos por largo tiempo, entre risas y bromas para molestarnos. Creo que olvidé que estaba cansado. Lo miraba fijamente, así mientras hablaba y me contaba más sobre él, y entonces yo me preguntaba, ¿llegará el día en que causalmente lo tome de la mano?, de verdad quería hacerlo en ese momento, pero sería un poco extraño. Observaba sus labios, y entonces pensaba, ¿y qué pasará con el día en que lo bese sobre sus ojos cerrados? Sonreía como un tonto al descubrir esos pensamientos, hacía mucho tiempo que no tenía esa sensación dentro de mi corazón, pero sin duda la conocía, sin duda me estaba enamorando de ese vecinito regañón.

Era domingo por la tarde, cualquiera pensaría que sería el día de descanso, en el que la mente por fin podía escapar de los deberes, pero para mí no, ese día tuve que ir a la casa de Jong, a ayudarle con la melodía de su canción. Claro, aunque intentara regañarlo por dejar todas las cosas para el último momento, realmente no podía hacerlo porque así solía ser yo. El lunes era la entrega y ahí estábamos los dos, acomodando apenas la melodía. Estaría muy estresado de no ser porque se trataba de él. Realmente me asombré por el modo tan repentino en que terminó su canción, después de durar tantos días sin inspiración alguna, a mitad de semana de repente su ánimo tuvo un giro y la terminó, pero el maldito no me avisó sino hasta el domingo… De verdad que era un bobo muy asombroso.

–Cuando me veo a mí mismo durante estos momentos, siento que realmente soy muy joven… Aún contigo frente a mí, no sé qué hacer… –Cantaba él al ritmo del teclado, con la melodía que creíamos conveniente, yo tocaba el instrumento mientras que él utilizaba su voz–. A todos aquellos que están enamorados, por favor díganme, ¿cómo comenzaron a amar?

–Vas bien… –Susurré contando los tiempos con mi pie.

– ¿Llegará el día en que la tome de la mano? –Él continuó cantando–. ¿Llegará también el día en que la bese sobre sus ojos cerrados?

–Y ahí empieza el coro –Finalizamos los dos, con esa parte que nos hacía falta revisar. Él asintió ante mis palabras, y sonriente empezó a sacudir su mano frente a mí.

– ¡Hola!

– ¡Hola! –Le contesté entre risas, igual de emocionado y sacudiendo la mano, esa parte de la canción era graciosa si la hacíamos de ese modo–. Es buena, Jong.

– ¿Crees que le guste? –Preguntó sin poder ocultar la alegría de su rostro, por tenerla terminada–. Nunca había escrito nada para Yesung, y como es más de baladas y ese tipo de cosas… El ritmo es algo animoso para él, ¿no lo crees? –Me encogí de hombros.

–Puede cambiárselo si quiere –Le dije–. Ya sabes cómo son las cosas cuando vendes una canción, entregas la letra pero no sabes qué puede pasar con lo demás… Tú has tenido suerte de que las dos canciones que vendiste les gustaran a los cantantes con todo y ritmo. Esperemos que con Yesung pase lo mismo.

–Sí –Asintió con la mirada perdida, cuando de pronto, alzó la vista hasta mi rostro, y me dijo–. Pero eso ha ido pasando porque tú me has ayudado. Muchas gracias, Hyung –Sonrió–. No sé qué sería de esas canciones sin ti.

Me quedé callado un momento, viendo su rostro alegre y sus ojos iluminados, pero luego reaccioné, agregando lo siguiente con arrogancia:

–Tendrían una melodía fome y repetitiva… –Por supuesto, era una broma, y Jong comenzó a reír al entenderla.

– ¡Tampoco te la creas tanto! –Me dijo empujándome del hombro, con esa risa curiosa que, independientemente de mi ánimo, siempre me obligaba a reír junto con él.


–Hasta pronto, Jong –Me despedía de Onew a la entrada de mi departamento.

–Nos vemos luego en la universidad, Hyung –Le dije sonriendo–. Muchas gracias de nuevo.

–No hay de qué –Contestó, sonriéndome también, de manera simpática como hacía siempre, era imposible no estar agradecido y contento con una persona como él. Comenzó a caminar hacia las escaleras, y yo cerré la puerta del apartamento, con una enorme satisfacción. Me giré y empecé a caminar mientras cantaba.

–No sé si debería acercarme a ti, o esperar un poco más… –Continuaba con la letra de “Hello”, aquella canción que acababa de componer junto con Onew. Y tarareé hasta estar frente al teclado, y encontrar las hojas que contenían la letra de la canción completa. Las tomé y me lancé sobre el sillón de la sala, leyéndolas nuevamente.

No podía creerlo, tantas palabras salieron de mi cabeza en tan sólo unos momentos, estaba muy feliz de haberla terminado, pero había algo dentro de mí que no me dejaba tranquilo. En ella estaban plasmados varios de mis sentimientos, la sentía muy personal, así que no estaba seguro… ¿Debía entregársela al manager de Yesung o no? Estaba contento con ella, realmente me parecía una buena canción, pero la verdad era que no quería dársela… No quería entregar a nadie mis pensamientos para Key.


Eran ya más de las doce de la noche cuando mi celular me despertó, como pude tomé el teléfono que se hallaba en el buró, junto a mi cama, y me lo llevé al oído aunque me ganaba el sueño. Me sorprendí al escuchar la voz de Jonghyun.

– ¡Hyung! Te necesito. Estoy en aprietos.

– ¿Qué? –Pregunté, adormilado, frotándome el rostro con una mano–. ¿Por qué dices eso?, ¿qué ocurre?

–Yo… –Hizo una pausa nerviosa–. Quiero que me ayudes con otra canción.

–Jong… –Me quejé al instante, pero él continuó con sus palabras, acelerado por tratar de convencerme.

–Me la pasé pensando en el libro del “El gato negro” para crearla, ya está casi lista, pero tienes que venir, sino me moriré.

– ¿Qué pasó con “Hello”?

–Quiero quedármela.

– ¡Jong!

– ¡Me suicidaré, Hyung! –Amenazó, no tuve más remedio.

–Bueno bueno, no hagas eso… –Le dije–. Voy para allá.

Todo lo que restaba de la noche lo trabajamos en su nueva creación, “Obsession”. Jonghyun estaba loco, sólo él podía tener esos arranques extraños. Me dijo que quería quedársela para que la cantáramos en el concurso de la universidad, y que quería entregar la nueva canción a Yesung. Se veía preocupado, así que puse todo mi esfuerzo en ayudarle, él ya se encargaría después de justificar todas mis faltas con los maestros, porque eso iba a hacer, iba a faltar para poder dormir y él era el Dongsaeng, así que tenía más energía para hacerlo.


Pasaron los días, ya estábamos en el mes de Abril. Onew Hyung y yo nos habíamos vuelto amigos, él solía ir a visitarme cuando trabajaba en el café para perros, o de vez en cuando pasaba por el departamento a saludarnos. También hablaba con Key, pero ellos no eran tan cercanos, parecía como si hubiera una barrera que les impidiera conocerse y llevarse mejor. De cualquier manera Jinki era un buen amigo, y muy talentoso, yo admiraba muchas cosas de él. Jonghyun Hyung también lo era, y vivía prácticamente con nosotros, no salía de nuestro departamento, porque siempre tenía que llegar a molestar a Key, y yo sabía en el fondo que eso hacía felices a ambos, sobretodo porque Jong me confesó hacia unos días que le gustaba mi primo, y que quería que yo le ayudara un poco con él, porque se sentía como un niño pequeño queriendo empezar a salir con su primer amor, y no quería arruinarlo porque era muy bobo. Me daba risa el modo en que se expresaba de sí mismo, pero yo estaba igual o peor que él. Minho me estaba empezando a volver loco, pocas veces lo veía, pero cuando pasaba, él siempre me hacía lo mismo, y yo me sentía como un iluso al creer que lo hacía a propósito. Me miraba tan intensamente, aunque compartíamos conversaciones, era misterioso y eso me encantaba. Pensaba que nunca podríamos hablar por más de diez minutos, cuando de pronto, un lunes en la academia, las cosas comenzaron a cambiar.

Ese día llegué tarde, había olvidado que era el día en que se acomodaban las parejas para las coreografías del mes, y cuando llegué, con mi respiración acelerada de tanto correr, encontré a la clase practicando bajo la tutela del profesor, y vi a Minho sentado en una esquina del salón, concentrado en un celular que sostenía con ambas manos, no era extraño verlo por ahí de vez en cuando. Entré cautelosamente, pero la rutina finalizó y el profesor Yunho me miró, esbozando una sonrisa ante mi rostro agitado.

–Vaya horas de llegar –Me dijo, irónico–. Ya quiero ver su solo para el viernes, señor Lee.

– ¿Mi solo? –Pregunté al dejar mis cosas–. ¿Ya se emparejaron todos? –Agregué asombrado, pero cuando miré los rostros de Sulli y Luna, asintiendo ante mi pregunta, comprendí que sí, ya se habían emparejado–. No me esperaste –Le dije a Sulli, ella puso una cara de tristeza, y Luna, por el contrario, festejó mostrándome que me la había ganado para su baile, a mi compañera animosa.

–Yo bailaré con él –Iba a hablar, pero me callé al instante, escuchar la voz gruesa de Minho decir eso me dejó sin palabras, y provocó que todos en la clase observaran hacia él, asombrados.

– ¿Hmm? –Murmuró el profesor Yunho, Minho agregó con seguridad:

–Necesitan pareja todos, ¿no? Yo me pondré con él.

–No, no es necesario –Dije sacudiendo las manos en señal de negación, para luego dirigirme al instructor–. Podemos presentarnos solos si queremos hacerlo, ¿no es cierto? –Estúpido, estúpido Taemin.

–Justamente –Me respondió Yunho, con seriedad.

–Pero tú no quieres hacerlo –Dijo Minho, mirándome fijamente, como si leyera mis pensamientos.

–Ah… –Intenté hablar, pero me interrumpieron.

–No, Minho –Exclamó el profesor Yunho–. Se agradece que quieras actuar solidario, pero debes estar muy ocupado con tus propias clases, no debes meterte en más líos con la clase principiante.

–No será un problema, instructor, yo quiero hacerlo –Sonaba muy decidido y relajado a la vez, Yunho me clavó la mirada, una mirada algo extraña, era como si quisiera evitarlo con todas sus fuerzas–. ¿Te parece bien, Taemin? –Preguntó Minho, y aún cuando el instructor me miraba de esa manera, expectante, esperando por mi respuesta negativa, no pude evitar hacerle caso a mis impulsos.

–S-sí –Contesté–. ¿Por qué no?

Minho dibujó una sonrisa ligera, el instructor desvió la mirada, con descontento, cosa que me dio un poco de miedo, y entonces continuamos con la clase. No obstante, una vez terminó ésta, me incliné para tomar mi botella de agua, y me percaté de que estaba rodeado por Krystal y Yuri.

–Taemin –Habló Krystal–. Si vas a su casa, dime cómo es ¿sí?, ¡por favor, por favor, dímelo Taemin! –Sonaba emocionada, Sulli, Luna, Victoria y Amber se acercaron al escucharla.

– ¿A casa de quién? –Preguntó Sulli, al tiempo que Eunhyuk y Donghae se acercaban al grupo.

–De Minho… –Susurró más bajo Yuri.

–A ustedes las mujeres nadie las entiende –Comentó Donghae, al tiempo que Eunhyuk me rodeaba por el cuello con su brazo–. ¿Para qué quieren saber cómo es la casa de ese rascacielos, si ni siquiera van a vivir ahí? No les digas nada, Taeminnie –Me reí mientras que ellas comenzaban a quejarse, regañando a Donghae por decirme algo como eso. No obstante, no me quedé a conversar allí con ellos, porque noté cómo Minho comenzó a salir del salón, y no dudé en ir tras de él.

–Trataré de recordarlo… –Les dije sonriendo al tomar mi mochila y empezar a correr–. ¡Nos vemos! –Escuché cómo se preguntaban por qué me iba tan rápido, y cómo continuaban riendo y regañando a Donghae por ello.

– ¡Minho! –Exclamé al salir por la puerta, esperando encontrarlo ya lejos, pero no, me asusté al verlo recargado en la pared externa del salón–. ¡Hua! –Grité, él alzó la vista, mirándome sorprendido, y luego esbozó una sonrisa que me dejaba ver sus lindos dientes, con gracia por el susto que me había dado–. Lo siento –Me disculpé.

–No te preocupes –Él se colocó frente a mí–. ¿Te parece bien si nos vemos aquí mañana a las seis?

–Hmm pues… mañana trabajo pero… pediré permiso –Contesté–. ¿Estás seguro de ayudarme?, porque yo podría hacerlo solo.

–Estoy seguro, Taemin –Me dijo–. Pero no voy a ayudarte, no lo necesitas, yo simplemente voy a bailar contigo –Me quedé callado, no sabía qué responder a eso, él volvió a sonreírme y se despidió con las manos en los bolsillos–. Hasta luego –Dijo justo antes de darme la espalda.

–A-adiós –Me despedí como pude, y permanecí observando su trayecto por el pasillo, el cual se detuvo cuando se topó con el coreógrafo Shindong, que iba pasando por ahí, lo saludó alegremente y se fue junto con él, provocándome una sonrisa al ver su rostro animado, pues empezaba a compararlo con las sonrisas que a mí me dirigía y notaba que era similar, el sentimiento era sincero.


Esperaba por Jonghyun afuera de las instalaciones de la universidad, mirando para todos lados mientras que varios compañeros míos descansaban en las mesillas, preparándose para la siguiente clase. Yo estaba que me moría de los nervios, porque tenía que entregar un importante trabajo, y el cabezón de mí lo olvidó en el departamento. Taemin y yo nos levantamos muy tarde esa mañana, fue tan estresante, que simplemente lo dejé sin darme cuenta. Por suerte tenía a Jong para ayudarme, últimamente nos habíamos estado mensajeando bastante, y en uno de los mensajes le comenté que había olvidado mi trabajo y él solito se ofreció a llevármelo. Era muy lindo conmigo, no sabía cómo agradecerle cuando lo viera.

– ¡Kibum! –Escuché su voz, y rápidamente lo busqué con la mirada, encontrándolo con su sonrisita de dinosaurio.

– ¡Jong! –Grité alegre al verlo–. ¿Lo trajiste? –Pregunté con entusiasmo, y él, sin borrar su sonrisa, me mostró la carpeta azul que contenía mis hojas de trabajo. Yo me llené al instante de alegría, tomando la carpeta entre mis manos–. ¡Waa! –Festejé, y no pude evitarlo, entre mi emoción abracé a Jonghyun–. ¡Muchas gracias!

–No hay de qué –Me dijo al estrujarme más fuerte, y luego de unos segundos, me separé de él, con el gusto reflejado en mi cara–. De todos modos no tenía nada qué hacer –Añadió.

–Como sea –Le contesté–, sin ti me hubiera muerto.

– ¿Enserio?, hubiera sido interesante verlo –Murmuró burlón, yo abrí la boca de sorpresa, y le di un golpecillo en el estómago, ambos nos reímos, y cuando sus risas se calmaron, agregó–. Ya lo sabes, ¿qué no haría por ti, Key? –Me dijo con esa bella sonrisa, mirándome con sus ojitos de cachorro. Sentí mi corazón acelerarse porque nos quedamos callados, sonriéndonos y mirándonos sin decir nada, hasta que él volvió a hablar–. No te vi ayer –Notando un detalle nuevo para él en mi cabeza–, te pintaste el cabello.

–Ya tenía qué hacerlo –Contesté riendo–, el rubio era viejo.

–El negro te queda bien.

–Vaya, pues gracias –Sonreí por su cumplido, él me miraba a los ojos, e iba a decir algo más, pero una voz no se lo permitió.

– ¡Key! –Me llamaron mis amigos de la clase, haciéndome señas mientras reían, yo volví la mirada hasta Jong.

–Ya me tengo que ir –Susurré tranquilo, pero sin ganas de irme en el fondo. Le sonreí–. Muchas gracias por esto, Jonghyun, te lo pagaré.

– ¿Me lo pagarás? –Él sonrió también–. Eso no lo olvidaré.

–No tienes qué hacerlo –Agregué al darle la espalda, y comenzar a alejarme en dirección hacia mis compañeros.

– ¿Ése es el cantante estrella? –Preguntó Nicole al pegarse a mí una vez estuve lejos de él, yo asentí y ella sonrió con picardía–. ¡Vaya!, está bueno… –Comentó eufórica, yo solté una carcajada.

–Lo sé, pero tú quítale los ojos de encima –Le dije, provocando que ella riera también.

–Qué rudo… –Comentó riendo, yo también reía… pero lo decía enserio.


Luego de pasar vario rato con mis compañeros de danza, regresé a casa para comer y descansar un poco antes de ir al trabajo. Key Umma estaba preparando la comida, como siempre, y yo esperaba en mi habitación tratando de pensar en qué canción sería buena para bailar con Minho. No estaba seguro, y buscaba en mi reproductor de música con desesperación, sin encontrar nada bueno, cuando de pronto mi primo me dijo que se nos había acabado el aceite de la cocina, pero el muy genio, en lugar de mandarme a la tienda, me mandó con Jonghyun.

– ¿Aceite? ¿Vegetal? –Preguntó sorprendido, yo asentí, y él se encaminó a la cocina, mientras decía–. Entra, Taemin.

Le hice caso y me adentré, riendo porque su departamento seguía igual que siempre, y porque las ayudas de Onew y de Kibum nunca duraban demasiado, pues la casa de mi Hyung desordenado siempre acababa igual al cabo de una semana. Me senté en el sillón mientras lo esperaba, escuchando el desastre que debería estar haciendo en la cocina para buscar el aceite, mientras que una canción sonaba desde su estéreo. Ya la había oído, sin duda alguna, pero la voz era distinta a la que yo recordaba, el ritmo era muy bueno. Comenzaron a darme ganas de bailar al escucharla, y empecé a moverme ligeramente estando todavía sentado en el sillón, hasta que Jong llegó con el aceite en la mano y me descubrió.

– ¿Te gusta? –Asentí con la cabeza, y entonces pregunté:

– ¿Eres tú? –Refiriéndome a quien cantaba la canción, él respondió sonriendo.

–Sí, es mi demo antes de vender la letra.

–“Love Like Oxygen”, ¿cierto?

–Sí, pero en mi versión… –Comentó al acercarse, entregándome la botella de aceite–. Aquí tienes, Taeminnie.

–Oh, gracias, Hyung –La tomé–, ahora Umma podrá terminar la comida.

– ¿Qué? –Jonghyun abrió los ojos con asombro–. ¿Kibum te mandó conmigo? –Asentí, a punto de reír por su expresión–. ¿Y por qué no vinieron los dos? –Preguntó de nuevo, yo me encogí de hombros, y él miró hacia la puerta de su departamento–. Con que me está evitando ese engreído ¿eh? Le daré una lección –Murmuró bromista, entre dientes, dirigiéndose amenazante hacia su puerta, para abrirla y dirigirse a nuestra puerta, la cual yo había dejado abierta porque creí que no me tardaría mucho en pedir aceite. Pronto escuché cómo Key se sorprendió de verlo y le cuestionó que hacía ahí, Jong empezó a molestarlo y los dos comenzaron a discutir graciosamente como siempre hacían, yo mientras tanto, aún me concentraba en el sonido de esa canción, era muy pegadiza con la voz de Jonghyun, el ritmo me estaba gustando mucho, así que quise preguntárselo…

– ¡Hyung! –Le grité desde la puerta de su apartamento–. ¿¡Puedo usarla!?

– ¿¡Qué cosa!? –Me respondió gritando también, todavía dentro de nuestro departamento, justo al otro lado del pasillo.

– ¡Tu canción! –Le dije–. ¡Para mi coreografía del viernes! –Él continuaba molestando a Key, pero eso no impidió que me contestara entre gritos:

– ¡Ah, sí!, ¡claro Taeminnie!

Por supuesto, la voz de mi Umma no se hizo esperar…

– ¡Ya cállense los dos! –Nos gritó, Jonghyun comenzó a reír, y yo simplemente sonreí, mi primo tenía razón, íbamos a molestar a los vecinos, pero es que simplemente no podíamos evitarlo. Yo me encaminé hacia el estéreo de Jong, y repetí la canción, realmente había encontrado algo bueno, sólo hacía falta que Minho estuviera de acuerdo. Me daba muchos nervios la sola idea del día siguiente.


Reíamos como locos esa noche, Jonghyun llegó a visitarme de sorpresa luego de estar en su trabajo, pidiéndome una explicación del por qué no los había visitado a él y a Taemin ese día. Yo le dije que tenía cosas qué hacer, pero la verdad era que no lo quería molestar más. Había notado mucho interés de parte de él en ese Kibum, y lo demostraba a cada momento, aunque aún no me lo había dicho con palabras, yo estaba seguro de eso y me moría de los celos, pero no le decía nada porque simplemente no podía hacerlo. Estaba intentando alejarme, pero el tonto de Jong no se daba cuenta de eso. Cuanto más trataba yo de correr, él se acercaba aún más a mí, y lo demostraba esa noche, llegando de sorpresa a mi casa, en la cual vivía solo con mi hermano, pero él casi no estaba, tenía mucho trabajo.

Nos aprovechamos de eso y fuimos a la tienda de autoservicio a comprar unas latas de cerveza, según nosotros para hacer buen uso de la última cantidad de dinero que le quedaba al Dino luego de la paga por su canción, “Obsession”. Recibió una buena cantidad, porque al cantante le gustó, pero no sabía administrar el dinero, por eso mismo éste ya se estaba por acabar.

– ¡Pero ya lo verás, Dubu! –Discutía conmigo con la lata en la mano, en el pórtico de la casa, estábamos sentados con la fortuna de que no hubiera prácticamente nadie en la calle que luego nos pudiera tachar de borrachos, pues realmente sólo estábamos tomando un poquito, porque ambos teníamos clases al día siguiente. De cualquier manera por esas fechas ya no hacía tanto frío como antes–. ¡Cuando sea famoso y gane mucho dinero, me corregiré y lo administraré bien! –Continuaba él.

–Siempre dices lo mismo –Le dije entre risas–. ¡Estás bien loco! –Él también se rió.

– ¡Entonces nos iremos a nuestro crucero mundial por un año completo a cantar nuestras canciones! –Dijo mirando hacia el cielo y dibujando una estela con el trayecto de su mano, en otras palabras, comenzó con sus ataques de delirio–. ¡Y serás famoso gracias a mí!

– ¡Eso lo decías cuando estábamos juntos, Jong! –Reclamé sin pensar, aunque era la verdad–. Ya no cuenta.

– ¿Por qué no? –Preguntó–, si era nuestro sueño…

–Pero ya no lo es… –Le dije, tomando un trago más de mi lata.

– ¿Lo dices porque rompimos?

–Así es.

– ¡Pero seguimos siendo amigos, Dubu! –Dijo rodeándome el hombro con un brazo, y sacudiéndose alegremente mientras reía–. ¡Eso es lo que cuenta!

– ¿Sí verdad?

– ¡Sí!, ¿no nos conocimos mejor así? ¡Me gustas más ahora que antes!

– ¡Tú también a mí! –Dije alegremente, igual que él, aunque la conversación me afectaba, quizá la poca cantidad de alcohol que había en mi cuerpo estaba comenzando a surtir efecto, pues mi sonrisa no se borraba

– ¿Lo ves?, sonríes más ahora que cuando estabas enamorado de mí –Mencionó, y los dos partimos de risa. No supe por qué, pero cuando estas carcajadas finalizaron, poco a poco, tranquilizándonos y mirando hacia la nada, la euforia me ganó, y comenté como si fuera cualquier cosa:

–Pero aún sigo enamorado de ti.

– ¿Qué? –Susurró Jong, y sentí cómo su mirada se clavó en mi rostro, separándose un poco para poder verme a la cara. Me di cuenta de lo que había dicho, pero no me podía retractar, pues a juzgar por su reacción, él ya me había escuchado, y yo ya no lo soportaba más, tenía qué decírselo.

–Aún te amo, Jonghyun –Murmuré con la vista puesta en el suelo.

– ¿De verdad? –Preguntó, y alcé la vista para mirarle a la cara, encontrar sus ojos, aunque me sentía extraño y como un estúpido, cuando vi su rostro, no me pude contener–. Jinki… –Susurró él, pero no le di más tiempo de hablar, lo tomé de la barbilla y junté mis labios con los suyos, besándolo finalmente, después de tanto, pero tanto tiempo…

Me causó nostalgia, besar los labios de Onew me recordó a aquellos días cuando éramos novios. No podía reaccionar del todo bien, pero algo era seguro, cuando se separó de mí, y abrí los párpados lentamente, encontrándonos a ambos en nuestra realidad de ese instante, sentí que no estaba bien lo que él había hecho.

–Me mentiste –Le reclamé, pues de pronto me sentí engañado–. Siempre dijiste que ya no sentías nada por mí, yo creí en ti.

–Es verdad, te mentí –Contestó, con su tono triste, causándome un dolor en el pecho, que era algo inevitable–. Pero yo sólo quería estar a tu lado, aunque fuera sólo como tu amigo, quería estar contigo.

–Jinki, yo… Créeme que me encantaría poder decirte que también te sigo amando, pero… –Apenas podía hablar, no quería lastimarlo, pero tampoco quería hablarle con mentiras, así que fui lo más sincero que pude con él–. Me he acostumbrado a verte como mi mejor amigo, y en verdad me duele mucho que...

–Estás enamorado –Pero me interrumpió de repente, yo guardé silencio, y él prosiguió con severidad–. Sólo dímelo, no voy a llorar, después de todo somos amigos, ¿no? Se supone que debes confiar en mí –Asentí lentamente, y en un hilo de voz, se lo confesé:

–Estoy enamorado de Kibum –Al decirlo, él desvió la mirada, y rió con una ironía y un dolor que me transmitió profundamente, y que me afectó bastante.

–Escribiste “Hello” para él, ¿cierto? –Me dijo, yo no sabía qué decir en ese momento.

–Onew, eso no…

–Sé que lo hiciste –Agregó, muy seguro.

–Perdóname… –Susurré.

–No tengo por qué hacerlo, estamos a mano, de todos modos te he estado mintiendo, porque fui un falso amigo.

–No lo fuiste –Traté de corregirle, porque me arrepentí de haberle reclamado en un principio–, lo fui yo –Le aseguré–, porque estuve tan ciego que no me di cuenta antes de lo que sentías.

–Quisiera estar solo, por favor… –Me interrumpió por segunda vez, con esas palabras frías que me congelaron el corazón. No pude hacer otra cosa más que levantarme, y empezar a caminar, sin decir nada más, pues seguro él no lo querría escuchar.


Al mediodía del martes, fui a casa de Onew, tenía varios días sin verlo, y él salía temprano de la universidad, así que aproveché y quise ir a visitarlo, ya habíamos quedado desde antes, y yo tenía cosas qué contarle, después de todo se había vuelto un muy buen amigo prácticamente desde que llegué a Seúl. Esa tarde toqué a su puerta, y él tardó un poco en abrirme, pero cuando lo hizo, pude notar algo extraño en su cara, no se le veía animado para nada, tenía el cabello revuelto y un par de ojeras se asomaban bajo sus ojos, usualmente sonrientes y lindos; pero ahora parecía un zombie levantándose por primera vez en la mañana.

–Hyung, ¿qué le pasó a tu cara?

–Lo siento, me acabo de despertar –Contestó frotándose un ojo.

– ¿No fuiste a la universidad? –Pregunté, todavía sorprendido de verlo así, mientras que él entraba a su residencia y me indicaba que lo siguiera.

–Se me fue el tiempo en la mañana y me volví a dormir. Siéntate, Minnie… –Dijo esto último una vez llegamos a la sala.

–No me gusta eso –Comenté al sentarme–, tú siempre eres tan responsable.

–No siempre –Respondió él, bajando la mirada y sentándose sobre el brazo de otro sillón de la sala, con la mirada en el suelo, permaneció así y guardó silencio unos momentos. Pude percibir que olía un poco a alcohol, pero decidí mejor no preguntarle por eso.

–Quería saber cómo ibas con lo de la canción para el concurso con Jong –Dije después de un ratito de silencio, Onew alzó la mirada rápidamente–. ¿Ya están listos?

–Oh sí… –Respondió algo desanimado e indiferente, como si se le hubiera olvidado lo de su presentación–. Es el jueves, ¿verdad?

–Sí.

– ¿Irás? –Me preguntó, yo le sonreí al contestarle.

–Me invitaste, ¿no, Onew?

–Sí –Él también sonrió, pero rápidamente cambió esa expresión, y bajó la mirada al añadir lo siguiente–. Y Jong invitó a Key…

–Claro que estaremos ahí, Hyung –Contesté alegre, pero él se miraba muy frío y pensativo, sentí como si hubiera dicho algo malo, y lo quise aclarar de inmediato–. ¿Pero qué tienes? Si pones esa cara de serio me es imposible no llamarte Hyung.

–No es nada, Tae, yo sólo… –Contestó recargando su cabeza en el respaldo del sillón, y mirando hacia el techo–. Creo que perdí a un gran amigo… –Agregó con tristeza.

– ¿Eh?, ¿por qué?

–Por tonto –Respondió, para luego empezar a reír con ligereza–. Bueno, no es la primera vez que pierdo a un amigo por decirle una tontería, creo que ya me estoy acostumbrando a esto.

– ¿Qué? ¿De qué estás hablando? –Fruncí el entrecejo y comencé a regañarlo, ya que no hallaba forma de subirle el ánimo–. ¡No debes ir por la vida perdiendo amigos!, ten más cuidado, y si crees que ya los perdiste, bueno, trata de recuperarlos. Yo te lo dije, ¿no?, vuelve a hablar con Minho.

–Sí, ya me lo dijiste bastante –Murmuró él, yo continué algo alterado.

–Pues es que deberías hacerlo, y no me vengas con la excusa del concurso y tus tareas, porque estás aquí de flojo y la canción ya la tienen lista.

–Bueno bueno, ¡pero deja de regañarme, Minnie! –Contestó haciendo un tono de lloriqueo, y cubriéndose con sus manos para que no le pegara–. ¡Haré lo que tú me dices, te lo prometo! –Dijo, haciéndome reír por lo graciosa que sonaba su voz, sonreí al verlo un poco más animado, aunque estaba seguro de que en el fondo seguía igual.

–De cualquier manera, aquí estoy yo para ti –Le dije, acercándome hasta su mueble para sentarme allí–. Si algún día nos peleamos por una tontería, yo te buscaré para que te disculpes conmigo.

El se rió, y revolviendo los cabellos de mi cabeza, me contestó dulcemente:

–Muchas gracias, pequeño.


La verdad es que soné un poco tonto cuando lo prometí, pero realmente le hice caso a Taemin, y un rato después de que se fue, me dediqué a buscar a Choi Minho dentro de la academia de arte. No fue difícil, tan pronto llegué allí, pregunté por él en el módulo de atención, y me dijeron en qué aula se encontraba, aunque todavía estaba en clases, decidí esperarlo allí afuera. Minnie tenía razón, no podía ir por ahí perdiendo buenas amistades, aunque fuera por razones distintas, entendí el punto de mi amiguito. Tae era en verdad un buen chico, incluso yo ya le había contado sobre mi orientación sexual, y él no parecía incómodo con eso, de hecho, hasta me dijo que últimamente estaba confundido, y eso me causaba gracia. ¿Sería que estaba confundido con Minho?, porque siempre me lo mencionaba. No lo dudaría, Minho era muy guapo y muy atrevido desde pequeño, al estar allí afuera esperándolo, me preguntaba si todavía se portaría así, aunque lo dudaba por todo lo que le había pasado. De cualquier manera, me agradaba pasar el tiempo con Taemin, y aunque sentía muchas ganas de contarle la verdad, de decirle que estaba deprimido por el rechazo de Jonghyun, decidí callármelo porque, después de todo, él es el primo de Kibum, seguramente se inclinará más hacia su familia, así que opté por el camino de guardármelo todo, por lo menos con él.

Finalizó mi clase de fotografía aquella tarde, y al salir del salón encontré algo que no me esperaba ver. Era Lee Jinki, mi mejor amigo de la infancia, recargado en la pared del pasillo. Al verlo no pude evitar acercarme a él, y mirándolo para estar seguro, le dije:

–Jinki… eres Jinki, ¿cierto? –Él me miró por un instante, y asintió con la cabeza.

–Vine a buscarte –Me dijo.

Entonces sonreí, y sin importar nada, lo abracé con enorme gusto, tenía años sin verlo, me sentía muy afortunado por tenerlo enfrente de nuevo, y al separarme de él, pude notar su expresión de sorpresa. Bueno, no era para menos.

– ¿Cómo supiste que yo estaba aquí? –Le pregunté sin ser capaz de ocultar mi entusiasmo, y pasé una mano por mi cabello al agregar–. Vaya, me sorprendiste mucho.

Él bajó la mirada, y avergonzado, me dijo:

–Yo… quería disculparme contigo.

Me confundí… ¿Cómo qué él se quería disculpar conmigo?


–No no, esto debe ser al revés… –Le dije una vez estuvimos sentados en una mesa de la cafetería, aprovechando la soledad de esa tarde en las instalaciones, para hablar con libertad–. Yo fui el que se portó como un tonto, si te pones a pensar en nuestra discusión de ese entonces, vas a notar que no debí de haber actuado así, no tenía por qué moléstame contigo.

–Pero tenías justificaciones –Murmuró él–. La verdad es que me hiciste sentir muy culpable, sobre todo cuando me enteré…

– ¿De lo de mi padre? –Pregunté, Jinki asintió con la cabeza, y entonces recordé tantas cosas de ese tiempo, no podía dejar que él continuara sintiéndose culpable–. Aún así no debí de haberte tratado de esa forma. Tú recordarás el modo en que él se portaba conmigo, siempre llamándome homosexual porque me gustaba el baile. Cuando tú me confesaste lo de tu orientación, pensé que te estabas burlando de mí, y simplemente reaccioné de mala manera.

–Me dijiste que tú no eras así, y que suficiente tenías con tu padre molestándote todo el tiempo –Sonrió con la mirada baja, pues parecía que también lo estaba remembrando–. Luego me corriste de tu casa.

–Sí –Dije sonriendo también, bajando la mirada por recordar semejante escena–. La verdad era que estaba muy alterado en ese momento, pero me arrepiento mucho de lo que hice, y de no haberte buscado cuando comprendí que yo había estado mal. No lo hice porque pensé que me odiabas –Compartí mis pensamientos, Jinki se rió.

–Y yo pensando que las cosas eran al revés –Dijo, provocando que yo también riera.

–Tonto –Murmuré mientras reíamos, no era diferente de antes, de hecho era cómodo, me agradaba tal como en ese entonces–. Solía pasar noches en tu casa porque ya no lo aguantaba a él, ¿recuerdas?

–Sí –Asintió–. Aunque era tu padre, Minho.

–Claro, y no te voy a negar que me dolió cuando se murió, pero también sentí cierto alivio.

Creo que esas palabras sonaron muy frías para mi viejo amigo, porque bajó la mirada y guardó silencio un largo rato. Bueno, yo había cambiado mucho, ya no era aquel niño extrovertido y en veces llorón que llegaba por las noches a casa de su Hyung para que lo tranquilizara luego de haber tenido una pelea con su padre. Supongo que Jinki notó mucho el cambio. Pero de pronto alzó la mirada, haciéndome una pregunta.

– ¿Es verdad que viviste en casa de Yunho? –Me sorprendí un poco, no esperaba escuchar eso–. Los vecinos lo dijeron a las semanas de que te fuiste, pero pensé que era sólo un rumor.

–Ah… sí –Contesté–. Viví ahí, pero las cosas no salieron muy bien… –Me callé por un instante, deduciendo que no era el mejor lugar ni el mejor momento para decírselo a mi viejo amigo–. Te lo contaré después –Le dije, y él estuvo de acuerdo.

Estuvimos hablando de varias otras cosas, nos pusimos al día con nuestras vidas, e intercambiamos teléfonos. Aún no sabía si podíamos llegar a llevarnos como lo hacíamos de niños, pero algo era seguro, me gustaba su sonrisa, era sincera, no mostraba falsedad, como todas las personas. Me convencí de que a ambos nos había dado mucho gusto volvernos a ver.
Una vez nos despedimos, Jinki se levantó de la mesa, y antes de irse, me dijo observándome por encima del hombro.

–Ten cuidado con Taemin, ¿de acuerdo?

Me sorprendí y me reí al mismo tiempo, no me imaginaba la razón por la que me mencionaría a ése chico, aunque estaba seguro de que esos dos se conocían, ¿qué pretendía con ello?

– ¿Por qué dices eso? –Le pregunté entre risas, él me respondió seriamente:

–Sólo te lo advierto –Y luego me volvió a sonreír, para darme la espalda–. Nos vemos, Minho.

Lo observé alejándose, y entonces sonreí. Lee Taemin, ¿cómo iba yo a tener cuidado con un bailarín pelirrojo, tierno y sexy al mismo tiempo? Me preguntaba si Jinki lo habría notado, mis intenciones con ése chiquillo, que me traía loco… Loco de desesperación y ansias por tocarlo. Los hombres no me solían atraer tanto, pero desde que vi a ése pequeño, algo cambió en mí. Traté de darle todas las señales que pude, mirarlo, palparlo causalmente, y sonreírle, ésas formas jamás me fallaban con las mujeres, pues tan pronto lo hacía, ellas comprendían que quería acostarme con ellas, a menos de que fueran tímidas, pero al final caían de todas maneras. ¿Por qué ese chico no lo hacía? Había pasado ya mucho tiempo desde la primera vez que lo vi, y aún ni siquiera lo besaba. Creo que ese modo de hacer las cosas no era el mejor, pero bueno, nunca fui bueno en mantener una relación formal, así que lo prefería de esa manera; aunque Taemin era otra cosa, era más difícil de lo que pensaba.
Aquella tarde iba a ensayar con él para su coreografía del mes, por los métodos extraños de las clases de Yunho, e ignorando las palabras de advertencia de Jinki, yo continuaba seguro de que esta vez caería, lo haría porque lo haría.


Llegué a la academia un poco después de las seis de la tarde, aún no me acostumbraba al ritmo de ciudad, o eso decía para justificar siempre mis llegadas tarde a todos lados. En cuanto arribé al piso donde se hallaba el salón de prácticas, vi a Minho en la puerta de éste, recargado con una mochila colgando de su hombro izquierdo, y el maletín azulado con su cámara fotográfica en el lado derecho. Al verme, me saludó dibujando una sonrisa, y luego empezó a abrir la puerta.

– ¿Tienes llaves? –Le pregunté al notar la rapidez con que la abría, él asintió.

–Los Sunbaes me las prestan si se las pido –Dijo una vez quedó abierta–. Aunque tendremos que irnos a las ocho porque Boa dará clases a esa hora.

–Ya veo –Murmuré, al tiempo que ambos entrábamos al salón.

– ¿Ya sabes qué quieres bailar? –Me preguntó, dejando sus cosas en un rincón, yo hice lo mismo y asentí rápidamente, para sacar de mi mochila el CD que me había robado de casa de Jonghyun.

–Tengo una canción –Le dije al levantarme, dirigiéndome hasta el estéreo, para insertar el disco que contenía la canción. Escuché los pasos de Minho aproximándose hasta mí, pero mantuve mi mirada fija en lo que estaba haciendo, aún cuando sentí su respiración cerca de mi cuello, y observaba su brazo estirándose justo sobre mi hombro para ayudarme a ponerle play a la grabadora. Lo sentía tan cerca, que mi corazón se aceleró, y no me sentí capaz de girarme para verlo, así que me volteé hacia el lado contrario, y me escabullí al tiempo que la canción llevaba unos segundos iniciada, él se separó un poco de donde estaba, y mantuvo su mirada fija sobre mí. Cuando la canción estuvo por llegar al coro principal, le dije–. Estuve pensando un poco en los pasos de esa parte, mira, te los mostraré…

Entonces inicié con la coreografía que llevaba pensada para tan sólo esa parte de la canción, el estribillo me fascinaba, así que no me aguanté y los creé desde la noche del día anterior. Minho me observó fijamente mientras lo hacía, y cuando terminé pude notar cómo movía su cabeza y uno de sus pies al ritmo de la canción, parecía que le había gustado, e intentó imitarme, pero uno de los pasos no le salió, y se inventó otra cosa.

–Creo que lo hice un poco diferente –Mencionó abriendo grande sus ojos.

– ¿Un poco? –Le dije, y me empecé a reír por la expresión de su cara, aunque, escucharlo reír al mismo tiempo junto conmigo, me impresionó, pude sentir el ambiente más relajado entre los dos.

–Siento que ya la he escuchado –Murmuró mientras que la música continuaba–. ¿De quién es?

–Park Jung Soo –Le contesté–, pero ésta es la versión de un amigo. De hecho, él se la escribió hace dos años.

– ¿Enserio? –Preguntó él con asombro–. Qué increíble, es muy buena –Yo asentí con una sonrisa.


Continuaba observando y tratando de imitar su danza. Era brillante, Taemin creaba los pasos de baile de modo tan fácil, que me hacía sentir inútil. La primera vez que bailamos lo noté, y aunque en un principio me sentí extrañamente desplazado por su talento, después fui sintiéndome atraído por él, ya que existía el rumor de que los buenos bailarines te dejaban sin palabras en el sexo, ¿sería que su carita de ángel estaba ocultando ese talento? Me preguntaba eso al observarlo bailar, y notar cómo esa linda expresión en su cara sólo podía cambiar cuando se movía de esa forma, era entonces cuando me moría de ganas por tenerlo para mí, que me mostrara su mirada seductora fuera del baile aunque lo hiciera sólo por una vez.

Llevábamos ya vario tiempo ensayando, me mataba las veces en las que me miraba y sonreía, por lo que cuando tomamos un pequeño descanso, y nos dirigimos a tomar agua, le comenté algo que se me había ocurrido cuando se lo escuché decir a Yunho.

–Escuché que su clase verá Tango la próxima semana.

– ¿Tango? –Preguntó al dirigirme la mirada, con su boca aún pegada a su botella de agua. Yo asentí con la cabeza.

– ¿Lo has bailado? –Le pregunté, él negó.

–Lo he visto, pero nunca lo he intentado, se baila por parejas, ¿no es cierto?

–Sí.

–Me suena difícil –Murmuró al desviar la mirada, yo esbocé una sonrisa, y me levanté de donde estaba, llegando a estar frente a él.

–No lo es tanto –Le dije, extendiéndole la mano. Él dudó un poco al mirarme, pero cuando me incliné para tomarlo del brazo, se levantó, observándome fijamente, aún sin saber lo que haría. No pude evitar sonreír al tener su rostro justo frente al mío, observándome con sus ojitos alzados por mi altura. Yo estaba seguro de que con eso que tenía en mente, lo lograría. Tomé su mano y la dirigí hasta mi cuello, para que me rodeara la espalda con él, mientras que con mi otra mano, rozaba su rostro ruborizado lentamente–. Sólo tienes qué sentirlo –Susurré bajando la mano poco a poco, hasta llegar a su cintura, y sin mirarlo a la cara, agregué cerca de su oído–. Hacer lo que yo haré… –Pude sentir que se estremecía por escuchar mi voz tan cerca, e iba a clavarle la mirada nuevamente a sus ojos, pero cuando la alcé para encontrar su rostro… mi corazón casi se detuvo.

No me considero una persona vergonzosa o tímida, más bien alguien callado, tirando a antipático según Yunho, pero nunca le di mucha importancia. “No suelo abrirme mucho a las personas cuando no las conozco, porque en la mayoría de los casos, sé que éstas no me agradarán” Ese era mi lema, pero Taemin era diferente, no lo conocía, más sin embargo me demostraba tanta inocencia, tanta ternura... Que yo no lo podía evitar, me gustaba provocar que se sonrojara, era transparente y sincero, como muy pocas personas en el mundo, así que, cuando descubrí el nerviosismo dentro de mí al tenerlo tan cerca, me aparté con el corazón acelerado… ¿Qué me estaba pasando?, ¿qué estaba intentando hacer?, ¿por qué me ponía tan nervioso como él? Eso era extraño, mi plan así no resultaría, pues de repente me sentía mal por tratar de seducirlo.

–Cla-claro –Agregué al darle la espalda–, esto preferirías hacerlo con una mujer –Con la voz extrañamente entrecortada. Una vez me calmé me giré de nuevo hasta a él, notando su rostro avergonzado y sus ojitos mirando al piso, repletos de ternura–. ¿Quieres seguir con tu coreografía? –Le pregunté, él asintió rápidamente, y yo suspiré en resignación. Sonriendo, me acerqué a él para acariciarle la cabeza, y decirle–. Está bien.

Me sentía decepcionado de mí mismo, como un pervertido que no le pudo ganar a la dulzura de un niño. ¿Pero por qué?, ¿por qué me sentía de ese modo? Esa tarde, para poder ayudarlo, tuve que aprender a limitar mis deseos.


El día del concurso llegó, y yo me encontraba en el auditorio de la universidad. Se suponía que presentaríamos “Hello” al público conmigo cantando, y Onew utilizando su voz y tocando el piano, pero luego de lo que sucedió el lunes, no estaba seguro de si lo haríamos. Buscaba a Jinki entre la gente, pero no podía encontrarlo, al contrario que eso, encontré a Kibum, y no dudé en ir a saludarlo, alegre de ver que sí había asistido.

–Te dije que estaría aquí –Comentó él, sonriéndome mientras la gente a nuestro alrededor se sentaba en las sillas del público, iba a contestarle algo más, pero la voz de Onew me interrumpió.

–Jonghyun –Me giré sorprendido, él me hizo una seña para que fuera hasta a él, así que me volví hacia Key para avisarle.

–Tengo qué irme –Le dije, aunque pude notar su mirada clavada en Onew, no dudé en jalarle una mejilla para que me mirara a mí, mientras agregaba–. Muchas gracias por venir, vecinito regañón.

– ¡Si sigues con eso me iré! –Se quejó enojado, haciéndome reír, aunque en el fondo sentía una presión en el pecho, que se curó al momento en que me sonrió dulcemente, y me dijo–. Por nada, hijo perdido de Mozart.

Sonriendo me giré y fui en busca de Onew, pero volví a sentir esa presión en el pecho y ésa culpa, que al instante provocó que mi sonrisa se borrara. Lo encontré tras el escenario, y me acerqué a él.

– ¿Nos vamos a presentar? –Hice una pregunta tonta, él me miró y me entregó unas hojas, al tiempo que la gente a nuestro alrededor se preparaba para sus presentaciones.

–El show debe continuar, ¿no? –Me dijo con una sonrisa, aunque sonaba gélido, practicando en el piano que se hallaba en un rincón lejos del telón rojo, que en ese momento se encontraba cerrado.

Con curiosidad, miré las hojas que Onew me había entregado, y no tardé en notar algo nuevo.

– ¿Es la letra de “Please Don´t Go”? –Comenté con tristeza una vez leí el título, Jinki asintió.

–No quiero cantar “Hello”, así que vamos a cambiar la canción de último momento –Me sorprendí, e iba a hablar, pero de nuevo fui interrumpido–. Conoces la melodía ¿no? Tú sólo sigue el ritmo que yo cantaré –Se levantó del piano, y mirándome a la cara, sin miedo, me dijo–. La escribí para ti.

–Onew… –Susurré, y él comenzó a alejarse, sin sonreírme en ningún instante, me dolió verlo así, y no supe qué hacer exactamente en el transcurso del tiempo previo a que nos tocara presentar nuestro número, pero, quería intentarlo, quería cantar la canción que él creyera conveniente, pues era el único modo que yo encontraba válido para disculparme.


Finalmente fue nuestro turno, realmente no estaba seguro de cómo resultaría todo con tan repentino cambio, pero es que, yo simplemente no quería usar esa canción, fui tan egoísta, que no me importó el resultado del concurso, yo quería transmitirle mis sentimientos a Jong. El telón se abrió una vez nos mencionaron. Jonghyun mantenía sus ojos puestos en las hojas que contenían la letra de la canción sobre el respaldo del piano, en el que yo me encontraba sentado, mientras que él, por su parte, se hallaba parado a un costado mío, con el micrófono enfrente de él. Entonces di inicio a la melodía con el piano, e inicié el primer verso yo mismo.




Sentía miedo de que se arrepintiera, pero al escuchar su voz en el siguiente verso, por poco pierdo el hilo de la canción en el piano. Él continuó improvisando, igual que siempre lo hacía, perfecto.






Ese Jueves Taemin y yo estábamos por terminar la coreografía de “Love like Oxygen”, ensayábamos arduamente por última vez en el día, y cuando terminamos, festejamos los dos de manera alegre, ya que al principio nos había costado mucho trabajo, pero al final pudimos acoplarnos para trabajar juntos. Supongo que tuve que dejar mis pervertidas intenciones a un lado, luego de lo que había hecho, no tuve el valor de verlo a la cara por vario tiempo. Lo había arruinado, mi perfecto plan de una aventura con el pequeño y sexy bailarín no resultó porque me puse muy nervioso, así que desistí para ayudarlo, aunque no me necesitó mucho, porque la mayoría de los pasos los creó él mismo.

–Esto se verá genial –Le dije una vez terminamos, sacando de mi mochila un sombrerillo de color negro. Me acerqué a él, quien se hallaba sentado en el piso de madera del salón, y se lo puse en la cabeza, provocando que riera por tan repentina acción.

– ¿Qué es esto? –Me dijo riendo, yo le contesté sentándome frente a él.

–Es un sombrero, me dijiste ayer que tenías mucha influencia de Michael Jackson para bailar, así que quise traértelo, porque con él te parecerás más –Taemin sonrió, quitándose el sombrero de la cabeza, lo bajó para mirarlo bien, y volviendo a observarme, me preguntó:

– ¿Y tú qué usarás?

Yo lo pensé por un momento, mirando hacia el techo, pero nada bueno vino a mí.

– ¿Un gorro te parece bien? –Le dije sin más, él comenzó a reír.

–Te verás raro –Exclamó entre risas, y yo pensé: “Bueno, por ti me estoy comportando como un raro, creo que tendría sentido”. Pero en lugar de decírselo simplemente sonreí, con ternura por escuchar su linda risa, cuando de pronto, una llamada a su celular interrumpió ese momento, Taemin lo sacó de su mochila, y contestó mientras que yo no le quitaba la mirada de encima–. ¿Diga? Oh, claro que sí, Key. ¿Ya casi les toca? Bueno, me apresuraré, gracias por avisarme.

– ¿Ocurrió algo? –Pregunté, él guardó su celular, e incorporándose, me respondió:

–Se me fue el tiempo, tengo que ir a ver la presentación de mis amigos a su universidad.

–Yo te llevo –Sugerí rápidamente.

– ¿Tienes auto? –Me preguntó, y asentí con la cabeza–. Wow, eres genial –Comentó emocionado, yo sonreí bajando la mirada, sintiendo que volvía a ruborizarme, no sé por cuánta vez en esos tres días, pero no era justo, no se suponía que yo fuera el avergonzado–. Se va a presentar Onew, ¿no quisieras quedarte a verlo? –Me dijo de pronto, y entonces me convencí, recuperándome y volviendo a mirarlo, le contesté:

–Claro que sí… aunque aún no me acostumbro a llamarle Onew –Dije demostrando el hecho de que toda mi vida lo había llamado a él por su nombre, y de repente me salían con que le decían “Onew”. Taemin se rió, y yo volví a sonreír, sintiendo enormes ganas de rozar sus labios en ese momento, pero pensé que la única manera de hacerlo sería aprovechándome de él, y no quería caer tan bajo. Mi plan estaba arruinado, pero por alguna razón, no me molestaba la idea de conocerlo y acercarme más a él, pues como dije, era distinto al resto, era sincero y lindo. “Quizá no estaría mal conocerlo bien” Así pensé en ese momento.


La canción era triste y hermosa, aunque Onew no me daba buena espina, debía admitir que su voz era muy bonita, y combinada con la de Jonghyun, sólo podía mantener mis ojos y oídos sobre el escenario. Sin embargo, un instante me asustó por completo, el estribillo se iba a repetir, y Jong alzó la voz en ese momento, pero ésta se quebró, yo me encontraba en los asientos de adelante, y me preocupé al notar que había sucedido porque él estaba llorando.






Sus lágrimas corrían por su rostro, pero él continuaba cantando. Me sentí muy mal al verlo llorar de ese modo, sobretodo porque no sabía lo que le sucedía, empecé a preocuparme a sobremanera.

– ¿Qué pasa? –Escuché la voz de Taemin, y me giré para encontrarlo con la misma preocupación en su rostro, y con un chico alto que venía junto con él. Yo simplemente me encogí de hombros, y los tres llevamos la vista hacia el escenario de nuevo, al igual que el resto del público, continuamos escuchándolos cantar.

El número finalizó, y los dos recibieron sus merecidos aplausos, Onew tenía la mirada baja al levantarse del piano, y Jonghyun… Jonghyun simplemente salió del escenario, cuando terminaron sólo hizo una reverencia para recibir los aplausos, y se alejó de ahí, con sus mejillas todavía húmedas, Onew ni siquiera se molestó en dirigirle una mirada, aunque su rostro también parecía adolorido.

– ¡Ve, Kibum! –Me sacudió de pronto Taemin–. Jong debe estar detrás del escenario, ve con él.

Asentí, y sin poder desaparecer mi sorpresa todavía, me encaminé hacia allá, mientras que Jinki bajaba del escenario, yo corría para alcanzar a Jonghyun.
Entonces lo encontré, estaba en un pasillo, junto a los vestuarios y artefactos del resto de los participantes, en completa soledad, él se hallaba sentado en el piso, con sus rodillas flexionadas, y una mano sosteniendo su frente, tenía su mirada triste clavada en el piso, y yo me acerqué dudando un poco.

–Jong… –Murmuré al estar cerca de él, quien simplemente me dirigió la mirada–. ¿Qué te sucedió? –Cuestioné al inclinarme lentamente enfrente suyo–. ¿Por qué estás llorando? –Él me miró fijamente, y con sus ojos cristalinos, me preguntó:

– ¿Soy malo, Kibum?

– ¿Qué? –Me sorprendí, y negué al instante–. ¡No!, sólo eres un tonto, pero no eres malo, al contrario que eso, ¡eres increíble, Jonghyun! –Traté de hacerle ver la verdad, aunque no tenía idea de lo que le pasaba, no quería que pensara que era una mala persona, cuando era la persona más linda, buena y amable que yo había conocido en mi vida–. ¿Pero qué tonterías estás pensando?

Le hice esta última cuestión frunciendo el entrecejo, sin embargo él, en lugar de contestarme, me tomó de la muñeca, jalando mi brazo fuerte y sorpresivamente, para atraerme hasta su pecho. Me rodeó con sus brazos sin dudar ni un momento.

–Entonces, no me sueltes… –Susurró, estrujándome con mayor fuerza.

– ¿Huh? –Murmuré sin poder entenderlo, sin ser capaz de ocultar la impresión y el sonrojo de mi rostro.

–Sólo abrázame, por favor… –Me lo pidió, así que metí mis manos tras su espalda, y me aferré a él, acariciándole el cabello y disfrutando de su calidez, aún cuando no sabía lo que le sucedía, y aún cuando anunciaran que el ganador del concurso era él, yo sólo quería que se tranquilizara, y simplemente lo abracé, pidiendo porque ese instante no se terminara, y recargando mi cabeza en su pecho, hasta que terminé de sentir sus lágrimas sobre mi cabello, porque en ese momento sólo estaba yo para él.