Eran las 8:45 ésa noche en Seúl, Dios, yo aún no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo luego de un largo viaje, había tomado mis maletas mientras destensaba mis piernas debido a tantas horas sentado en el avión, haber viajado desde Masan a la gran ciudad me tenía exhausto. Mientras caminaba entre la multitud en el aeropuerto, me preguntaba ¿dónde podría estar?, ¿dónde podría estarme esperando él? Buscaba entre la gente pero no podía encontrarlo, iba a llamarle a su celular, cuando de pronto escuché un grito, ése grito de emoción tan peculiar a tan sólo unos metros de distancia, entonces supe que la había encontrado, a mi mamá en persona.

– ¡No puedo creerlo! –Me giré ante el ruido de esa voz, no pude siquiera terminar de sonreír cuando ya lo tenía rodeándome del cuello, en un apretado y cálido abrazo–. ¡Mi Taeminnie, te extrañé tanto!

–Pero sí sólo estuvimos separados seis meses, Key –Murmuré a duras penas, porque me tenía muy bien estrujado, sin embargo, se separó pronto y me miró con esos ojos felinos.

– ¡No importa! Seis meses es mucho tiempo, ya estás tan cambiado… –Exclamó revolviendo mis cabellos, prestando especial atención en ellos–. ¡Te teñiste el cabello! –Sabía que lo había notado, bueno, cambiar de pronto el cabello oscuro por un rojizo fuego era algo casi imposible de dejar pasar.

–Tú te lo teñiste cuando tenías mi edad –Dije mirando su cabello rubio, aún lo mantenía como en ese entonces–. Además lo necesito ahora –Le sonreí, él asintió con la cabeza y volvió a abrazarme, realmente me extrañaba tanto como yo a él.

– ¡Ah!, no me la creo que estés aquí –Agregó al apartarse, sin borrar su sonrisa–. Pensé que te iba a costar más trabajo convencer a tus padres, ¡pero mírate! Sigues tan dispuesto a seguir con el baile…

–Pues claro, si por eso vine –Murmuré emocionado, él tenía razón, estaba realmente dispuesto a seguir con lo que más me apasionaba.

– ¿Nada más? –Preguntó triste, inflando las mejillas. Yo me reí ante esta reacción, y golpeé ligeramente su brazo.

– ¡Y para verte también, tonto! –Aseguré con sinceridad, él sonrío devolviéndome el golpe, y me ayudó con una de las maletas que había dejado arrumbadas en el suelo al recibir su agradable bienvenida–. Muchas gracias por aceptar mi propuesta, imagino que fue difícil convencer a tus tíos.

–No te preocupes, no era una perita en dulce viviendo con ellos, ¡ya querían correrme! –Me dijo riendo, con esa risa tan contagiosa que al instante me tuvo ahí carcajeándome de la misma manera. Una vez nos calmamos, Key me rodeó con su brazo el hombro mientras decía–. Pero mejor hablemos de eso en otro momento, ¿ya cenaste? –Negué con la cabeza, y empezamos a caminar, en búsqueda de un local donde pudiera comer, pues realmente tenía mucha hambre.

Mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas, algo inusual en mi dieta diaria, Key, como adoraba que la gente le dijera, me habló sobre nuestro plan, dijo que todo iba sobre ruedas, y entonces me emocioné mucho.

Él y yo somos primos y mejores amigos desde tenemos certeza de la existencia del otro, nos conocemos desde pequeños y siempre pasábamos tiempo juntos porque las casas de nuestros padres estaban muy cerca, a pesar de la diferencia de dos años entre nuestras edades, todo el tiempo nos llevamos de lo mejor, él me apoyó con mi sueño de ser bailarín profesional cuando nadie en mi casa lo aceptaba, pero se mudó a Seúl a casa de sus tíos porque quería cumplir su sueño de ser diseñador de modas, y ahora que yo me gradué, he cumplido 18 años y él 20, así que pensé que sería buena idea que rentáramos juntos un departamento, para que él saliera de casa de sus tíos y yo pudiera perseguir mi sueño al igual que él. Por supuesto, convencer a mis padres fue un trabajo muy difícil, puesto que nunca han querido soltarme, pero pude lograrlo después de comportarme como el mejor hijo del mundo durante los seis meses que estuvo fuera Key. Al final no resultó tan complicado, yo era un verdadero ángel.

Tan pronto me contó su idea, y la cantidad de dinero que tendríamos que repartirnos para pagar la renta de cada mes, terminamos de cenar y nos encaminamos a casa de sus tíos, donde pasaría solamente una noche antes de mudarnos… De verdad que cuando entré a esa casa me di cuenta de que era obvio que Key no soportaba mucho tiempo encerrado en un lugar así, era muy aburrida, aunque sus tíos eran personas muy amables y cálidas, quizá ese ambiente encajaría conmigo, pero no con Key. Aún así estaba seguro de que ambos no podíamos esperar porque fuera el día siguiente, para conocer nuestra nueva vivienda.

La mañana siguiente llegó rápido, era sábado y mi primo Taemin y yo estábamos demasiado emocionados porque por fin tendríamos un lugar donde vivir lejos de las reglas de nuestros parientes. Él se veía muy feliz y yo no podía evitar alegrarme por él, lo vi tan cambiado y tan alegre, dispuesto a hacer lo que le viniera en gana, y eso me encantaba, porque él solía ser tan distinto en ese aspecto, me gustaba ver que se había decidido por fin a hacer lo que en verdad le gustaba. Esa mañana arreglaríamos todo lo de nuestro departamento, y después yo lo acompañaría a ver lo de la academia de arte a la que quería entrar para desarrollar sus habilidades en baile; si lograba una buena impresión podría recibir muy buenas recompensas, así que imaginaba que él estaba nervioso en el fondo, aunque era tan bueno bailando que yo no dudaba que fuera a causar la mejor impresión a todo aquel que lo viera.

La calle en la que se hallaban los departamentos era por demás bonita, sabía que a Taemin le agradaría porque tenía un aire tranquilo y pintoresco, similar a una calle tranquila en Nueva Jersey, sonreí al ver su cara de asombro cuando nos acercábamos a nuestro destino.

–Disculpe –Arribamos a la recepción con nuestras maletas, en seguida nos atendió un muchacho de cabello negro y corto–. Vinimos a rentar un apartamento, ya había llamado antes por teléfono.

–Oh cierto –Me respondió tras el módulo de atención–. Kim Kibum, ¿verdad?

–Sí –Asentí sorprendido–. ¿Cómo supiste?

–Tienes cara de ser Kibum –Dijo sonriendo.

– ¿Y también de ser Kim? –Preguntó Taemin mientras que yo seguía impresionado, ¿cómo pudo adivinarlo? El casero sonrió nuevamente, y apuntó hacia la camiseta que yo había escogido esa mañana con sumo cuidado.

–Lo llevas en tu gafete –Aclaró entre risas, no pude evitar reírme también. Era cierto, llevaba el gafete con mi nombre del departamento de moda en el que trabajaba porque no había encontrado un lugar dónde guardarlo, además de que trabajaría esa tarde después de acompañar a Taemin a la academia, me volví perezoso y simplemente olvidé guardarlo–. Mi nombre es Shim Changmin, para servirles chicos –Se presentó amablemente.

–Gracias, yo me llamo Taemin y él es Kibum –Respondió mi primo con alegría–, pero le gusta que le digan Key.

–Entiendo eso, a mí me gusta que me digan Max.

–Entonces podemos llamarnos por nuestros apodos –Comenté sonriendo, el casero Changmin me respondió de la misma manera, esbozando una sonrisa mientras asentía con la cabeza.

–Creo que tengo el apartado indicado para ustedes muchachos, síganme –Nos dijo saliendo del módulo de atención, incitándonos a seguirlo.

Subió las escaleras y nos encaminó por el primer pasillo, era en verdad muy bonito y acogedor, había unas cuantas lamparillas a los lados, apagadas obviamente porque aún era de día, y varias puertas de color verde. Observaba todos los detalles mientras escuchaba un bello sonido provenir de una de las puertas del pasillo, era música, tranquila y hermosa, acompañada por la voz de una persona, una voz preciosa, como nunca oí en mi vida, me preguntaba si el inquilino dentro del cuarto estaría viendo televisión y por ende, de allí vendría esa voz, pero Changmin no tardó en aclarar mi duda sin tener que preguntárselo siquiera.

–Lo siento, el vecino de la 230 ama cantar, es músico, espero que el ruido no les moleste.

–No, en absoluto –Contesté–. Es muy bueno –Lo decía enserio, su voz era por demás hermosa, sonreí al ver que Taemin asentía con la cabeza, demostrando que también le gustaba.

–Me alegra oír eso –Se detuvo Changmin, sacando un llavero con todo el montón de llaves de las puertas de la casa–, porque su apartamento se encuentra justo en este pasillo. Puerta 235 –Incrustó la llave y abrió la puerta. Nosotros nos acercamos rápidamente para ver–. Ojalá les agrade.

Y por supuesto que nos agradaba, desde la puerta podíamos ver que era amplio, con la cocina a la mera entrada, y la sala siguiendo de ella, podíamos imaginar que más atrás veríamos los cuartos. Era espacioso, cómodo y de linda apariencia, por supuesto que nos gustaba, Changmin podía notarlo en nuestras caras, así que antes de partir no vaciló ni un momento para entregarme una copia de las llaves del apartamento.

–Disfruten su estancia, estaré abajo por si me necesitan, para que discutamos el precio después.

–Por supuesto, muchas gracias –Le dije, él sonrío y se alejó mientras contestaba:

–Gracias a ustedes.

Taemin y yo entramos con nuestras maletas, yo cerré la puerta, pero él ya estaba corriendo por la sala, atravesándola seguramente para ver el resto del apartamento. Entendí el punto y corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo, pues ése diablillo quería apartar la mejor cama, y yo no lo dejaría salirse con la suya. Corrí tras de él, y efectivamente ya estaba abriendo la puerta de la habitación, encontrando el par de camas que había dentro. Sólo tenía un cuarto porque no contábamos con mucho dinero, hablé sobre eso con el casero antes de llegar, así que ya estábamos dentro de nuestro cuarto predestinado. Taemin se echó sobre una de las camas, la que se encontraba más cerca de la ventana, festejando porque me había ganado. Me acerqué a pasos rápidos y lo tomé de las piernas para bajarlo de allí, él se empezó a reír mientras hacía lo posible por mantenerse arriba, pues sabía muy bien que yo amaba el lado de la ventana, no importaba si era un cuarto o un camión, yo debía ir en la ventana.

– ¡Eres un tramposo, Minnie! –Me quejé gritando, enojado conmigo mismo por no poder bajarlo.

– ¡Yo la vi primero, tienes que ser justo! –Aún se resistía, era increíble que siendo menor que yo fuera incluso más fuerte.

– ¿Hablas tú de justicia? –Le dije–. ¡Me harás reír, mocoso!

– ¿De verdad quieres que te haga reír? –Cuestionó esbozando una sonrisa maléfica, no tuve tiempo siquiera de alejarme, porque ya me estaba haciendo cosquillas. No pude evitarlo, me reí como loco, ese era mi punto débil. Recibí tantas cosquillas que terminé perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo con Taemin sobre mí, carcajeándose fuertemente al ver lo rojo que me estaba poniendo de tanto reír.

Para mi suerte en ese momento, una llamada a mi celular interrumpió el ataque de cosquillas de mi primo.

– ¿Diga? –Contesté aún riendo–. ¿Nicole? –Taemin se incorporó, permitiéndome hacer lo mismo–. Hola chica, ¿qué ocurre? –Era mi mejor amiga, quien trabajaba conmigo en el departamento de moda.

–Key, tienes que venir pronto, el jefe quiere hablar contigo –Me dijo, y por su tono pude adivinar que se trataba de algo serio.

– ¿Sobre qué?, ¿pasó algo?

–No lo sé, pero se ve muy molesto. Aquí te espero.

– ¿Eh? –Susurré sorprendido–. Me colgó... Sonaba a algo urgente –Miré a Taemin, con sus ojos preocupados puestos sobre mi rostro–. Tae, lo siento mucho, voy a tener que irme antes, pero si quieres puedo llamar a un amigo para que te acompañe a la academia.

–No, no lo hagas Key, no tienes de qué preocuparte –Me respondió con una gran seguridad–. Soy grande ahora, puedo cuidarme solo, además ya sé dónde está la academia, vete tranquilo –Yo no le creía mucho, pero no podía darle la contraria, necesitaba llegar a mi trabajo.

–Tonto, por supuesto que no me iré tranquilo, pero al menos sabré que estarás bien –Busqué entre mis maletas unas cuántas cosas que creí necesarias, salí de la habitación mientras hacía una seña de teléfono junto a mi oreja–. Me llamas cuando termine tu audición.

–Claro, primo –Contestó sonriendo–. Nos vemos luego.

Yo asentí, aún no muy convencido, pero salí del apartamento lo más rápido que pude, dejándome llevar por mi preocupación, me preguntaba por qué mi jefe querría verme.

Sabía que le había dicho a Key que se fuera tranquilo, pero realmente no tenía idea de cómo llegar a la academia de arte. Estaba preocupado por la llamada que Key había recibido, así que preferí dejarlo ir porque era necesario. Aunque supongo que fui un tonto al no aceptar ayuda de ningún amigo suyo, quería sentirme independiente, pero en el fondo tenía la certeza de que aún no lo era.

Luego de una hora desempacando y ordenando mis cosas, bajé las escaleras y me aproximé a Changmin, un tanto tímido porque estaba hablando con algunas personas, esperé a que se acercara primero para preguntarle la dirección exacta de la academia, si hubiera sido posible le hubiera pedido incluso un mapa, él buscó la dirección por computadora y me la entregó anotada en un papel. Le agradecí y salí en búsqueda de ella, tratando de dejar en lo más profundo de mi ser todo el nerviosismo que tenía por presentar mi audición, pensando sólo en las cosas positivas, y en los beneficios que podría obtener si era admitido.

Arribé al lugar, era justo como en las fotos, o incluso mejor de lo que había soñado, tan grande y extensa, mis piernas temblaban al entrar, había mucha gente paseándose por el jardín, el cual tenía que cruzar si quería llegar a la recepción. Tenía miedo, pero Key me había dicho que podía hacerlo, aunque no pudo acompañarme, todavía sentía sus palabras de aliento, así que me dirigí a la recepción y sin titubear le dije a la chica tras el módulo de madera de atención.

–Vengo por las audiciones de baile de hoy, ¿tú podrías darme información? –Pregunté sin más, luego me di cuenta de que le había hablado informalmente, de verdad que estaba muy nervioso, así que tapé mi boca luego de decirlo. La chica sonrió dulcemente, y después me dijo:

–Claro, espera un momento por favor.

Se alejó buscando algo, yo suspiré una vez me quedé solo, tratando de calmar mis nervios, no tardaría mucho en presentar mi audición. ¿Podría de verdad hacerlo? Bajé mi cabeza tratando de relajarme, y poco a poco la subí mirando entre la multitud que caminaba presurosa a mi alrededor. Pude haber vuelto la mirada hacia el módulo de atención sin tener nada qué hacer, pero mis ojos se quedaron clavados en algo, mi atención se centró solo en él, en esa persona a quien en aquel momento vi por primera vez.

Era de noche, yo iba regresando de un día atareado, después de buscar trabajo, y no tener mucho éxito, compré lo que hacía falta para la alacena, y regresaba tan cansado que sólo quería tirarme en mi cama, aunque me sentía mal por abandonar a Taemin prácticamente todo el día; cuando llegara haría un esfuerzo por mantenerme despierto y escuchar cómo le había ido en su primer día de clase, seguramente le habría ido mejor que a mí. En eso pensaba, cuando de pronto me topé con Jonghyun a la entrada del pequeño edificio, sentado en unas escaleras externas a la construcción. Estaba hablando por su celular, cuando me vio y me detuvo, haciéndome una seña de “alto” con su mano extendida. Yo me detuve en seco, a pesar de que llevaba muchas bolsas, me preguntaba qué querría.

–No, no se preocupe, habrá tiempo, muchas gracias por contactarme… –Murmuraba justo antes de colgar y bajar el teléfono de su oído, mirándome con curiosidad, agregó mientras se lo guardaba en el bolsillo–. ¿Es eso para mí? –Apuntó hacia mis bolsas, yo sonreí.

–A menos de que quieras prepararme la cena, supongo que sí –Musité al acercarme hasta a él, quien sonrió de lado y luego me contestó haciendo un puchero gracioso.

–Soy malo cocinando, Kibum –Dijo mientras me quitaba las bolsas que tenía en las manos, y las ponía un escalón debajo de dónde él se encontraba sentado, dando unas palmadas en su escalón para incitarme a sentarme también, a su lado.

–Llámame Key –Murmuré al sentarme–. Olvidé decirte eso la primera vez que hablamos.

– ¿Key? –Repitió él, yo asentí con la cabeza–. Suena lindo, es más sencillo así.

–Exacto –Dije con una sonrisa triunfante–, ¿lo ves?

–Tú llámame Jong entonces –Exclamó él, sonriéndome dulcemente, yo negué con la cabeza mientras reía.

–Nada de eso –Le dije–, tú para mí sigues siendo el hijo perdido de Mozart.

–Diablos, bueno, al menos lo intenté… –Se quejó riendo también, junto conmigo. Yo desvié la mirada hacia el frente, dejando pasar el silencio mientras observaba los coches y las residencias que custodiaban el edificio de nuestros apartamentos. Hacía un frío endemoniado, y podía percibirlo por mi aliento paseándose en el aire cada vez que me reía, y en las personas que caminaban frente a nosotros, tratando de abrazarse a sí mismas o de pegarse a su pareja para evitar el frío. La escalera en la que estábamos sentados realmente se sentía muy helada, pero por alguna razón, no me resultaba incómoda–. ¿Cómo vas con lo de buscar trabajo? –Me despertó de pronto la voz de Jonghyun, haciéndome esa pregunta con su voz suave. Pude percibir su cálido aliento chocar en mi cuello, y sorprendiéndome un poco por esto, giré la vista para verlo, y le contesté luego de unos segundos, porque temía sonar nervioso si le respondía inmediatamente.

–No muy bien, no he conseguido nada –Desvié la mirada hasta el escalón de abajo, donde se hallaban mis pintorescos tenis.

–Podría ayudarte a conseguir empleo en donde yo trabajo, pero dudo que aceptes.

– ¿Eh? ¿Por qué? –Alcé la mirada de repente, pasmado–. ¡Habérmelo dicho antes!

–Porque es un café de perros –Respondió sonriente, yo partí de risa al escucharlo–. ¿Has ido alguna vez a uno? –Negué con la cabeza y pregunté sin poder parar de reír:

– ¿Atienden perros?

–También la gente es bien recibida –Contestó–. ¿Te gustaría intentarlo?

–Paso… –Le dije–… no es que no me gusten los animales pero… –Hice una pausa y lo admití–. No podría, Jong –Él sonrió, como si supiera desde antes que yo no iba a poder con tan peculiar trabajo.

–Ya me lo imaginaba, pero no estaba de más ofrecértelo.

–Pues si sigo como hasta ahora, quizás termine aceptándolo.

–Eso sería genial –Mencionó sin haber borrado esa sonrisa, dirigiendo la mirada hasta mi rostro. Como yo me encontraba observándolo, nuestras miradas se encontraron, y el instante en el que nos mantuvimos así yo no fui capaz de decir ni una palabra, no había ningún tema nuevo que se me ocurriera, sólo podía contemplar sus ojos, sin poder hablar, aunque siempre me consideré de lo mejor conversando. Me quedé así, hasta que de pronto recordé que tenía a Taemin esperando en el departamento.

–Tengo que entrar –Susurré desviando la mirada, él hizo lo mismo, como si hubiera reaccionado de pronto al escucharme–, mi primo me espera.

–Cierto, además hace mucho frío… –Murmuró al incorporarse, estirando los brazos para arrebatarme las bolsas que había comenzado a cargar–. Déjame ayudarte con eso –Me las quitó sin más, aunque yo me quejé:

–No soy una chica para que las lleves por mí.

–Pero tú no necesitas ser una para recibir mi ayuda –Con esto me calló la boca, de todas maneras yo estaba muy cansado, así que lo dejé ayudarme sin decir nada más, pues en el fondo estaba contento.


Hablaba por teléfono aquella noche encerrado en el departamento, cubierto con una cobijita y recostado en mi cama, puesto que en Seúl hacía mucho frío por estas fechas, y yo no estaba acostumbrado a ése tipo de clima. Después de durar un par de días sin tener comunicación con mi simpática y preocupona madre, de nuevo estaba ahí escuchando su voz; y atenta a cada cosa que yo le contaba, expresaba su opinión luego de oír las novedades.

–Es tan injusto que la gente se aproveche de los que menos tienen –Se quejaba mientras que yo sonreía, sin importar el hecho de que no la tuviera enfrente–. ¿Pero qué excusa era esa para despedir a tu primo?

–Sí, yo también me molesté, pero por eso he estado pensando en ayudar a Kibum. Quizá si consigo un trabajo, entre los dos las cosas no serían tan difíciles...

–Pero si apenas te estás acoplando a la gran ciudad, mi bebé…

–Mamá, ya crecí, puedo hacerlo.

– ¡Ay ay! –Exclamó para hacer notar que no confiaba en lo más mínimo en mis palabras, yo me reí porque sonaba graciosa.

–Además también quisiera tomar algún curso de inglés o computación, siento que mis estudios no fueron suficientes.

–Claro que lo fueron, si tú eres muy inteligente, pero querías dedicarte al baile, no pudimos hacer nada con eso –Me cambié de oído el teléfono sin borrar mi sonrisa, esas palabras eran las que me decía siempre, pero nunca le prestaba atención, simplemente sonreía porque no la podía hacer cambiar de opinión–. Por lo menos me alegra saber que te fue muy bien.

–Sí, aunque el profesor no pudo asistir…

– ¿¡QUÉ!? –Espetó alterada de repente, y yo solté la risa–. ¡Fue la primera clase y no pudo asistir!, ¿qué clase de maestro es ése, mi amor?

–Bueno Mamá, es un bailarín profesional, imagino que debe estar ocupado. La clase nos la dio un alumno avanzado, que wow, bailaba increíble, la verdad fue muy bueno…

– ¡No no, tan cara que salió esa prestigiosa academia!

–Mami… –Dije tratando de hacerla volver a la realidad.

–Lo siento, mi amor, ya sabes que me altero –Volví a reír, era cierto, tanto mi verdadera mamá como Key Umma tenían reacciones similares, y eso me parecía muy chistoso–. De todos modos me alegra que te gustara la clase a pesar de todo.

–Sí –De pronto escuché el sonido de la puerta del apartamento al abrirse, y supe que era hora de despedirme–. Bueno Mamá, te dejo porque ya llegó Kibum, te quiero mucho, cuídate y salúdame a Papá por favor…

Se despidió de mí con sumo cariño, tanto que me costó un poco soltar el teléfono, pues a pesar de todo la extrañaba mucho, y estaba seguro de que ella me extrañaba todavía más a mí, pero aún así, al colgar salí de la habitación, y me sorprendí al ver a Key acompañado de un chico, dejando las bolsas de las compras en la mesa de la cocina. Era un chico que medía un poco menos que mi Umma en cuanto a altura, pero aún así se veía muy fuerte, y su cara reflejaba mucha simpatía.

–Vaya, ¡tu casa es aún más limpia de lo que pensaba, Key! –Exclamó emocionado mientras que yo iba saliendo del cuarto, y rápidamente noté cómo él se apresuraba corriendo hasta el mueble de la sala, para echarse como si se tratara de su casa–. No entiendo cómo aguantaste estar en mi departamento la primera vez que te vi.

–Créeme, estuve a punto de salir… –Le dijo Key, burlándose, cuando yo ya estaba enfrente de él, al tiempo que el otro chico se hallaba completamente interesado en las películas y los discos que había en la sala. Parecía un niño pequeño husmeando en una casa ajena, y eso me causó gracia, por lo que sonreí, y Key me saludó tan cariñoso como siempre–. Ahí estás Minnie –Me dio un abrazo, dejando caer su pesado cuerpo sobre mí, entonces me percaté de su cansancio, seguro habría tenido otro día difícil.

El chico dirigió la mirada hasta nosotros, y no tardó en enderezarse, dejando las cosas que había tomado de la sala en su lugar, como si yo fuera a regañarlo o algo parecido, cuando realmente no estaba en ningún peligro de ese tipo conmigo… al contrario, podía estarlo con Key si seguía de ese modo.

–Hola –Saludé alegre, él dibujó una sonrisa.

– ¿Qué hay? –Contestó al saludar también con su mano, y luego se dirigió a Umma–. ¿Este es tu primo, Key?

–Sí, Taemin, él es Jonghyun –Me lo presentó, así que él era el famoso vecino de la 230.

–Mucho gusto –Me acerqué dándole un apretón de manos, que él contestó con entusiasmo.

–El gusto es mío –Dijo sonriente, para después observarme un momento, y comentar lo siguiente–. Vaya, sí que te pareces a Kibum.

– ¿Tú crees? –Cuestioné asombrado–. Nos parecíamos más cuando los dos teníamos el pelo negro.

– ¿El cabello de Key no es rubio natural? –Preguntó fingiendo sorpresa.

–Para nada –Comentó mi primo mientras reía–. ¿De dónde sacas eso, Jonghyun?

–No lo sé, es que parecía quedarte muy bien… –Agregó sonriendo, para luego guardar silencio y volver la mirada hasta el mueble que había bajo la televisión de la sala–. Estaba de chismoso con estos discos, les gustan los videojuegos ¿cierto?

–A mí sobretodo… –Contesté alzando una mano, y entonces se me ocurrió sugerir algo, después de todo ése chico se veía agradable–. Aún no he desempacado la consola pero, ¿quieres jugar?

–Eso sería increíble, yo te ayudo a desempacarla –Contestó con alegría, yo ya me estaba entusiasmando, cuando de pronto Key interrumpió con su transformación de madre responsable.

–Hey, señor ocio… –Se dirigió a Jonghyun con una sonrisa maliciosa, mientras mantenía los brazos cruzados–. ¿Por qué no te vas a limpiar tu apartamento en lugar de estar aquí molestando a mi primo? –Jonghyun bajó la cabeza, aunque estaba riendo con gracia por el regaño de Key.

–En eso tienes razón, Kibum –Murmuró al levantarse, Key sonrió al ver que había triunfado sobre él.

–De paso escribes una canción acerca de lo divertida que es la limpieza –Sugería mientras empujaba al visitante de los hombros, para llevarlo hasta la puerta, mientras que él sonreía con gracia, llegando hasta la salida y diciéndole a Key como si fuera un soldadito dirigiéndose a su jefe:

–Como usted diga, señor –Y dicho esto se salió, mientras que Key continuaba con su alegre sonrisa. Jonghyun no tardó mucho en abrir la puerta de nuevo, y agregar con una mirada que expresaba auxilio–. ¿Pero qué hago primero?, ¿barro o quito el polvo? –Key bufó por lo bajo, y se acercó a Jonghyun para de pronto revolverle el cabello con su mano.

–Primero arréglate esa cabeza –Murmuró burlón, Jonghyun dejó escapar una risita, y yo no pude evitar hacerlo también, puesto que a pesar de que mi primo lo estaba corriendo de nuestra casa, realmente parecía un juego entre los dos, ninguno se veía enojado en realidad, y eso era curiosamente adorable.

–De acuerdo, pero volveré… –Musitó amenazante el chico, cerrando la puerta con lentitud, Key permaneció parado frente a la entrada, y una vez escuchó sus pasos alejándose de allí, susurró según él para sí mismo, aunque fácilmente yo lo pude escuchar:

–Espero que lo hagas –Sonaba alegre, y al darse la vuelta para volver a la sala conmigo, pude notar la sonrisa de oreja a oreja que llevaba en su rostro, así que yo no tardé en llamarle la atención.

– ¿Esperas que lo haga?, ¿o sea que quieres que regrese?

– ¿Huh? –Se sorprendió de que escuchara lo que había susurrado, pero se hizo el indiferente sin ningún problema–. Sí, es que es simpático.

–Si tú lo dices… –Murmuré preparando un tono pícaro, dispuesto a molestar a Kibum–. Aunque a mí eso me huele a algo extraño…–Me miró con la boca abierta, asombrado e indignado al mismo tiempo.

–Tonto, ¿qué quieres decir? –Me dio un golpe en el hombro, yo me reí por su reacción, y continué molestándolo.

–A mi primo ya le gustó el vecino…

–Eso no es cierto –Contestó casi entre risas, porque yo no podía parar de carcajearme–. Cállate Taeminnie… –Y empezó a picarme el estómago, aunque con ello sólo lograba que me riera aún más.

Realmente amaba ver su cara de ofensa y gracia al mismo tiempo, así que molestarlo por sus ilusiones amorosas era algo que yo disfrutaba desde que éramos pequeños. Supe de su atracción hacia los hombres cuando él apenas tenía quince años, así que las burlas fueron en aumento desde entonces, pero él no parecía ofenderse con eso, al contrario, le agradaba ver que yo era el único que lo entendía y veía su situación como algo normal, porque no importaba si era una chica o un chico, yo lo molestaba igual.


Desperté esa mañana sin tanta pereza, siempre me ocurría lo mismo, la flojera iba disminuyendo a medida que pasaba la semana. Me levanté de mi cama y me dispuse a darme un baño, para arreglarme para la universidad. Recibí una llamada la noche anterior de parte del manager de Kim Jong Woon, más conocido como Yesung. Me pidió que escribiera una canción para él, y yo no sabía cómo diablos habían conseguido mi teléfono, pues a pesar de que éste cantante era un pariente lejano mío, nunca pensé que él me encomendaría la tarea de escribirle una canción, es más, ni siquiera pensaba que él supiera acerca de mi existencia; fue una sorpresa, pero una alegría enorme, y tenía dos semanas para escribirla, así que debía inspirarme pronto si quería recibir mi paga.
Mi apartamento ya no estaba tan sucio, le había hecho caso a Key y me puse a ordenarlo un poco… Aunque seguía muy similar, debo admitirlo.

–Wow, ¿enserio? –Me dijo Onew por el teléfono, es que yo no pude esperar ni a llegar a la universidad para contarle lo del encargo de Yesung.

–Sí, tendrás que ayudarme con la melodía, amigo. Nos pondremos a trabajar en eso.

–También tenemos el concurso eh Jong, no lo olvides.

– ¡Hombre, podemos con las dos cosas!

–Claro, ¡somos nosotros!

–Exacto –Me reí–. Te veo en la escuela –Nos despedimos, de todas maneras pronto nos veríamos.

Me dirigí a tomar mi mochila y salí del apartamento, cuando de pronto mi mirada se detuvo sobre la puerta 235. Podía escucharlo desde el pasillo, Key estaba haciendo un verdadero escándalo, seguro algo no habría salido bien en la cocina, pero sonaba tan gracioso y tierno al mismo tiempo, que me fue imposible el no esbozar una sonrisa, recordando lo bien que me la pasaba cuando conversaba con él, me agradaba que fuera mi vecino regañón.

Aquel día asistí a una hora diferente a la academia, era la una de la tarde… Vaya horarios tan raros que teníamos. Me preguntaba si esta vez el instructor Yunho sí nos daría la clase, o volvería a reemplazarlo Minho. Para ser sincero esperaba que fuera lo segundo, pero no me hacía muchas ilusiones, si lo pensaba era raro, ¿por qué querría yo que él nos diera clases? Decidí dejar de pensar en eso y encaminarme hasta el módulo de atención, después de todo debía recoger mi credencial de estudiante. La tomé y la miré un momento, salía gracioso, pero opté por guardarla en mi cartera, y no verla más, nunca salía muy bien en las fotos, mucho menos si era para una credencial fome.

Empecé a caminar por los pasillos que rodeaban el jardín del centro, para dirigirme hasta las escaleras y llegar hasta el salón, pero me detuve tras un soporte grueso del edificio al ver a ése chico. Distinto a la vez pasada, en la que llevaba ropa cómoda y el sudor recorría su rostro, esta vez se encontraba portando una chaqueta de color azul, y una bufanda gris rodeaba su cuello; se veía elegante y concentrado, sosteniendo la cámara que llevaba la primera vez que lo vi, con el lente centrado fijamente en una florecilla de color rosa, que sobresalía de una planta a la orilla del pasillo, para adornar los bordes antes de llegar al jardín. Seguro querría tomarle una fotografía, aunque yo no le veía nada especial a esa maceta. Me le quedé mirando detenidamente a unos metros de distancia, tras el soporte del edificio, pensando que tal vez así no me vería, pero estuve equivocado. Una vez terminó de tomar la fotografía, la observó por un par de segundos, y sin que yo lo esperara siquiera, dirigió la mirada hasta mi dirección, y estoy seguro de que me descubrió en ese preciso momento. Avergonzado, bajé la mirada y saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón, simulando que estaba haciendo algo, empecé a tontear y a juguetear picando cualquier botón, con la esperanza de que él se marchara o continuara con lo que estaba haciendo. Parecía que yo sólo atraía el efecto contrario, pues tan pronto alcé un poco la vista para verificar si ya me habría ignorado, me di cuenta de que se estaba encaminando justo en mí dirección, a su paso tranquilo. Me asusté al pensar que se estaba dirigiendo a mí, y rápidamente volví la mirada hasta el celular para seguir disimulando. No pude seguir más así cuando escuché su voz justo enfrente mío.

– ¿Qué te parece? –Me preguntó, extendiendo ligeramente su cámara profesional hasta mí. Yo observé la pequeña pantalla, y noté una belleza en aquella imagen que no había notado cuando lo vi captando con su lente aquella maceta. Una pequeña gota de agua iba cayendo de uno de los pétalos de la florecilla rosa, atrapando justo ése instante en el que la gota estaba por caer en la fotografía, congelándolo y haciéndolo lucir hermoso.

–Yo… –Aún cuando me pareciera tan increíble, me sentí inseguro y contesté excusándome con una tontería–… No sé nada sobre fotografía –Estaba nervioso por hablar con él, ¿por qué a mí me lo preguntaría?

–Comparado contigo yo no sé nada de baile… –Musitó, con esas palabras que me obligaron a mirarle a la cara con sorpresa, puesto que para mí no eran ciertas. La ruta de sus labios se curvaba ligeramente, haciendo parecer que sonreía–. Pero necesito una opinión común.

¿Una opinión común?

–Es hermosa –Contesté sinceramente.

Minho le echó un vistazo a su fotografía por segunda vez, y después alzó la vista para encontrarse con mis ojos. Sonrió ligeramente, y asintiendo con su cabeza un par de veces, se dio la vuelta para marcharse, pasando a mi lado con la mirada satisfecha, pues parecía que le hacía feliz el ver que le aprobaba su fotografía. Fue extraño, ¿por qué mi corazón latió tan rápido? A pesar de que su rostro se veía tan pacífico, no pude evitar recordar el modo en que me veía cuando estábamos bailando, era tan distinto, su mirada era tan intensa en ése momento... Pero ambos lados resultaban hechizantes, sobretodo aquella ligera sonrisa, porque lo era ¿no?, definitivamente yo ya había visto su sonrisa.


Me recuperé de la impresión durante el trayecto para llegar al salón de baile, pero cuando llegué me quedé parado en seco frente a la puerta, ya que la clase había empezado. Aquel hombre que se hallaba frente al grupo era sin duda el que vi cuando presenté mi audición. Jung Yunho, me dirigió la mirada y me observó de arriba a abajo, espantándome un poco por su expresión, pues sonrió, como si se estuviera burlando y luego desvió la vista, ignorándome por completo. Yo no entendí lo que debía hacer hasta que Sulli me hizo una seña para que me incorporara al grupo, seguramente para no interrumpir la clase, entonces comprendí y me dirigí hasta mis compañeros.
Fue una clase realmente muy dura, pero no por el cansancio físico, sino más bien por la actitud tan frívola del profesor, ya que era igual de frío que Minho, sólo que de un modo más sombrío. Aunque si hablamos sobre su baile… Bueno, me quedaba sin palabras, era increíble, claro, el instructor por algo es el instructor, pero él tenía un modo de moverse que pocas veces había visto, que te dejaba congelado con tan sólo percibirlo, era realmente de admirar, y su manera de dar la clase era clara y concisa, lo entendíamos muy bien, a pesar de ser tan frío, pues era un verdadero profesional.
Luego de dos horas la clase terminó, y yo pude sentir el cansancio más grande que había sentido desde que llegué a Seúl. Por fin pudimos tomar un poco de agua, y cuando estábamos en ello, todos bañados en sudor, el instructor interrumpió con su voz muy clara:

–Escuchen, principalmente los nuevos –Supimos que se refería a nosotros sin siquiera mirarnos–. Para el viernes quiero una coreografía, una creada por y para ustedes, nada de ayuda, y cero plagios en internet, ¿quedó claro? –Asentimos–. Pueden ponerse en pareja si quieren… –Se dirigió hacia la puerta y se despidió con la mano antes de salir, aunque él al menos sí nos miró cuando lo hizo–. Hasta la próxima clase.

Una vez salió, Sulli, Luna, Amber y yo nos reunimos, las últimas dos se acercaron a Sulli y a mí para preguntarnos qué nos había parecido el maestro. Fuimos sinceros, fue bueno pero nos dio miedo. Sólo entonces supe por su conversación quién era Yunho: La gente le había apodado U-Know, así que al escucharlo, recordé perfectamente quién era, pues ya había investigado el trabajo de los profesores desde antes de quedar en la academia, pero no sabía que Yunho era ése coreógrafo tan famoso, que había ideado varios de los bailes para videos musicales y canciones muy populares, había salido en televisión y su apodo era muy conocido. Con más razón me daban ganas de quedarme a aprender más de él, no importaba que fuera tan frío.
Además, hablamos sobre la coreografía que tendríamos qué hacer, Luna dijo que cada mes Yunho les encargaba lo mismo, y Sulli me propuso crearla juntos, acepté sin problemas, aunque idear un baile era algo que yo realmente no hacía, acostumbraba más a improvisar o a imitar personas, así que crear una coreografía sería algo nuevo para mí, pero no estaría de más intentarlo, porque quién sabe, quizá al final podría resultar algo bueno.


Aquella tarde aún me encontraba en la universidad, sentado en una mesa frente al extenso jardín de las instalaciones, mi mejor amiga Nicole y yo estábamos haciendo un trabajo, ya que estudiábamos en la misma clase, perder mi trabajo no me iba a impedir seguir viéndola a ella, así que por eso no me preocupaba en lo absoluto.

–Vaya, vamos rápido, a éste paso terminaremos en quince minutos –Comenté al ver que ya estábamos terminando nuestro diseño.

–Pues tú eres el que está todo feliz, ¿cómo no vamos a acabar rápido? –Respondió ella sonriendo.

– ¿Feliz?, no, para nada –La saludé con la mano y le dije con ironía–. Hola niña, acabo de perder mi trabajo.

–Pues no lo parece –Respondió ella mirándome fijo–. ¿Te pasó algo bueno últimamente?

–No que yo recuerde. ¿Tú estás bien?, ¿cómo vas con lo de tu novio? –Continué trabajando, ella respondió como si fuera lo más normal del mundo.

–Pésimo, le doy dos días para que cortemos… –Me reí, de todas maneras a ella no le importaba mucho ese tipo con el que salía, continuó insistiendo con lo de mi ánimo como si ella no hubiera dicho nada–. Pero tu cara se me hace rara, siento que ha mejorado tu vida amorosa... –Agregó esto de forma pícara.

– ¿Cómo crees?, sigo en pause… –Reí de nuevo, esta vez junto con ella–. Aunque, creo que acabo de conocer a alguien interesante –Agregué una vez calmé mis risas, ella sonó interesada, y sentí su mirada observándome mientras que yo me dedicaba a terminar mi trabajo, guardando silencio, ella esperaba respuesta. Luego de unos segundos así, finalmente pregunté una duda que me estaba carcomiendo por dentro–. Nicole… ¿Cómo son los cantantes?

Ella partió de risa, con la mirada extrañada, y simplemente le sonreí. Creo que yo era muy obvio en cuanto a esas situaciones.

Por tercera ocación e__e

La tarde del día siguiente, ya habíamos salido de la clase de baile, y Sulli y yo nos paseábamos por las calles del centro de la ciudad. Me agradaba estar con ella, era muy divertida y risueña, a veces yo necesitaba a gente así a mi alrededor, por lo que lo disfrutaba. Ella ya conocía gran parte de Seúl, pues ya llevaba unos cuantos meses desde que se había mudado, podía ayudarme a conocer un poco mejor las calles, aunque Key me dio un tour muy breve el domingo. Ya era miércoles, y llevábamos muy poco avance en nuestra coreografía, a pesar de que nos reunimos la tarde del día anterior para crearla, apenas y podíamos ponernos de acuerdo sobre la canción que queríamos bailar e ideamos los primeros pasos, pero nada más. Para acabarla ese día no ensayaríamos porque ella tenía que ir a su escuela a resolver unos asuntos, estudiaba actuación en una universidad más económica que la academia, pero se había vuelto un verdadero revoltijo con los horarios desde que entró a bailar. Con todo y eso me gustaba pasar el tiempo con ella, así que la invité a tontear por el centro, que de cualquier modo quedaba cerca de su escuela.

–Lo siento, Taemin –Se disculpaba mientras caminábamos por las extensas calles–. Quizá no debiste haberte puesto conmigo.

–No digas eso, Sulli –La tranquilicé sin dejar de mirar el paisaje de ciudad, bueno, ¿qué podía hacer?, después de todo seguía en mis días de turista–. Verás que saldrá bien, no tienes que preocuparte por el ensayo de ahora, mañana nos esforzaremos más y la coreo estará lista.

–Bueno, te creeré –Contestó en medio de un suspiro de resignación–. Me tranquilizas porque eres muy buen bailarín.

–Pues tú no te quedas atrás… –Le sonreí, sin embargo, cuando volví mi mirada hacia el camino, me encontré con algo bastante atrayente–. Hey, mira eso… –Apunté, ella siguió esa ruta y encontró lo que le indicaba, preguntándome con extrañeza:

– ¿Café de perros?

–En mi ciudad no hay nada como esto –Comenté entusiasmado–, entremos.

– ¿Eh? ¿Por qué?

–Porque los perros inspirarán nuestros pasos… –La tomé de la mano para que me siguiera.

–Taemin… –Ella se rió, seguramente era extraña mi excitación.

–Ven, vamos… –Le dije, entrando por las puertas mientras la obligaba a caminar tras de mí. Lo que vimos fue un café amplio, como cualquier otro, solamente que con una verdadera variedad de cachorros, grandes, pequeños, de distintas razas, aunque también estaban sus dueños junto a ellos y otro par de personas como nosotros, que no llevaban ningún animalito–. Yo amo los perros –Murmuré mirando a Sulli, demostrándole que entrar a un lugar así era justo como lo había soñado desde el día en que me prohibieron criar a un perrito en casa de mis padres, ella simplemente sonrió.

– ¿Y qué se supone que hagamos aquí? –Cuestionó, observándome mientras acariciaba un pequeñito que se me había acercado. Me senté en una de las mesas junto con él.

–Por lo pronto, sentarnos –Contesté, ella se rió, negando con la cabeza sin borrar su sonrisa, y finalmente se sentó del otro lado de la mesa en la que yo me había sentado, resignada a que de ahí no me sacaría.

–Hey, pero si es Taemin… –De pronto escuché una voz conocida a un costado mío, me sorprendí al girarme y encontrar a mi nuevo vecino, vistiendo un mandil de color amarillo, denotando que era empleado de ese curioso lugar.

– ¡Jonghyun! –Exclamé sonriendo, me había dado gusto verlo, sobretodo porque nunca me lo hubiera imaginado–. ¿Trabajas aquí?

–Lunes, miércoles, viernes y sábado –Respondió, mientras que el cachorro que sostenía en mis brazos bajaba para recibirlo, él se inclinó y lo acarició mientras sonreía, y un par de perros más se le acercaban–. Estos niños son como mis hermanos –Mencionó acariciándolos.

–Qué increíble… –Murmuré impresionado.

–No creas, a mí me pareció más sorprendente verte entrando –Se incorporó del suelo, y dirigió la mirada hacia Sulli, dedicándole una amable sonrisa–. ¿Y quién es esta señorita?, ¿es tu novia? –Me reí ante esa pregunta, sobre todo por la reacción avergonzada de Sulli. Negué con la cabeza.

–Es una amiga –Dije la verdad–. Se llama Sulli, estudiamos juntos en la academia de arte.

–Sí, Key me contó que estabas ahí –Dijo mientras se sacudía un poco el delantal–. Baile, ¿cierto? – Asentí, él le dio la mano a Sulli, que seguramente se habría sorprendido porque no hacía mucho estaba tocando a los perros–. Mucho gusto Sulli, yo me llamo Kim Jonghyun.

–El gusto es mío –De todos modos respondió amablemente, estrechando su mano y sonriendo.

–Y ya que estamos en eso –Agregó Jong–, yo también quisiera presentarles a un amigo… ¡Hyung! –Llamó a un chico que se hallaba a unas dos mesas de distancia de nosotros, tratando de comerse una pieza de pollo que llevaba de una cajilla de cartón, pero los perros se amontonaban a su alrededor y no le dejaban comer a gusto, uno incluso se subió al asiento y chupó la pieza con su lengua, provocando que el chico, al no poder hacer nada, le diera un ligero golpecillo en la nariz con la pierna de pollo que tenía en sus manos y que ése perro acababa de lamer–. ¡Onew, te estoy hablando! –Insistió Jonghyun.

– ¡Oh!... –El chico se sorprendió y se levantó de su mesa, dejándoles a los perros comerse el resto de su comida, ¿qué más daba? Sonreí porque esa actitud suya me parecía divertida. Se acercó hasta nuestra mesa–. ¿Qué pasó, Jong? –Le preguntó, pero después nos miró y esbozó una sonrisa, saludándonos amablemente aunque no nos conocía–. Hola.

–Lee Jinki, pero le dicen tofu…digo, Onew –Nos lo presentó Jonghyun, para después dirigirse a él y presentarnos ahora a nosotros–. Estos son Taemin, mi nuevo vecino, y su amiga Sulli.

–Mucho gusto –Nos dijo Onew, sonriéndonos de manera radiante, tanto que nos contagió de esa sonrisa y no pudimos evitar responderle igual. Se veía muy simpático desde la primera vez que lo vi.

–Entretenlos un momento en lo que yo atiendo a ese cliente –Musitó Jonghyun, alejándose presurosamente hasta otra mesa. Una vez se fue, Jinki murmuró por lo bajo:

– ¿Cliente?… si le puede llamar así… –Nosotros reímos por el disgusto en su voz, seguro que el hecho de que los perros le robaran el pollo lo había dejado un poco traumado.

–Oh… siéntate –Le dijo Sulli, levantándose para permitirle sentarse en el cabezal de nuestra mesa.

–Gracias, pequeña –Agradeció sonriéndole, ella hizo una reverencia para despedirse.

–Yo ya me tengo que ir, sino se me hará tarde –Avisó.

–Es verdad –Dije al recordar que ella tenía cosas qué hacer–. Nos vemos luego, Sulli, suerte con lo de tu horario.

– ¡Gracias, Tae! –Me dijo al empezar a alejarse hacia la puerta, justo antes de despedirse de Onew con más formalidad–. Con permiso.

–Adiós –Contestó el chico con la misma sonrisa sincera, dejando pasar un pequeño instante de silencio antes de volver la mirada y dirigirse hacia mí con sus palabras–. Así que tú eres vecino de Jong… –Afirmé con la cabeza–. ¿No te molesta su ruido?

–No, para nada, pienso que canta muy bien, al que le molesta es a mi primo, vivimos juntos… –Aclaré, Onew asentía con la cabeza.

– ¿A Key? –Pero ninguno de los dos nos dimos cuenta de en qué momento se volvió a agregar Jong en la conversación, de repente estaba otra vez ahí parado frente a la mesa–. Oh sí, ¡pero le gustan mis canciones!, él me lo dijo… –Exclamó apuntándonos con la pluma que utilizaba para anotar los pedidos en su libretita. Parecía muy acelerado, pues de pronto miró para todos lados, percatándose de la ausencia de Sulli–. Oh, ¿y la chica a dónde fue? –Preguntó, pero no me dejó ni siquiera responder–. Ah, Taemin, lo siento, con toda la clientela canina olvidé tomar tu orden, ¿qué te apetece?

–Un café con leche está bien, dudo que haya pasteles de chocolate en este lugar –Murmuré viendo el menú que había tras una barra de pedidos, repleto de pasteles de carne o ése tipo de cosas, era lo malo de un lugar así. Jong apuntó en su pequeña libreta, y mirándome mientras me apuntaba a mí de nuevo con su pluma, agregó lo siguiente:

–Veré qué puedo hacer… –Y se fue, dejándome ahí frente a Onew, sin poder ocultar la gracia que me provocaba lo acelerado que iba su ritmo al ser mesero de un lugar así, parecía que necesitaba ayuda, pues no había mucho personal, más que el que cuidaba el módulo de atención, una chica de la limpieza, otro mesero y Jong, realmente era mucho trabajo en las mesas y con el desorden de los animales para sólo cuatro personas.

– ¿Escribe canciones? –Pregunté con algo de curiosidad.

–Le gusta más cantar –Respondió Jinki–, pero parece que ya lleva construyendo una carrera de compositor. Por más increíble que parezca, ha escrito un par de canciones para cantantes famosos.

–Wow… eso es de admirar –Comenté, siendo vencido por la curiosidad, le pregunté a Onew cuáles eran las canciones, él me respondió con mucho gusto, y yo me impresioné por las canciones que me mencionó. Luego de unos segundos, decidí preguntar por él–. ¿Y tú, Onew?

–Estudio música igual que él en la misma universidad, pero soy un año más grande.

–Ya veo.

– ¿Tú qué haces? –Me preguntó ahora él a mí.

–Pues, yo acabo de entrar a la academia de arte…

–Wow…

–Recibo clases de baile…

–Increíble, así que te gusta bailar… –Comentó, provocando que sonriera, me alegraba la admiración con la que soltaba sus palabras–. Y te vez joven, ¿cuántos años tienes, Taemin?

–Dieciocho.

–Waa, recuerdo esa edad, yo tengo 23. (N/A: hagamos un tantito más viejo al dubu xD)

–Oh ¿enserio? No lo pareces… –Dije sorprendido, en verdad que pensé que tenía mi edad–. Entonces eres mi Hyung, y yo llamándote tan descortésmente.

–No te preocupes por eso, ya me lo han dicho –Sonrió ampliamente, yo estaba algo avergonzado–. Entonces bailas en la academia de arte, dicen que los maestros son duros ahí…

–Sí, mi maestro es muy estricto, no sé si te suene el nombre de Jung Yunho…

–Oh claro, iba mucho para los rumbos de mi casa cuando era más pequeño… –También me sorprendí por esta respuesta, pensaba que tal vez, si Onew lo conocía, sería como a un coreógrafo famoso, no como a alguien que iba muy seguido para los rumbos de su casa.

–Vaya, ¿de verdad? –Dije, eso no me lo esperaba–. Te preguntaría por dónde vives, pero apenas sé llegar a mi departamento –Comenté, a lo que Onew rió, y entonces volvió a aparecer Jong.

–Aquí tienes, Taeminnie, fue lo mejor que pude hacer –Musitó dejando la taza de café en la mesa, con unos simpáticos malvaviscos de chocolate paseándose por ahí–. ¿Tú quieres algo más, Hyung?

–Claro, ¡quiero que termine tu turno! –Le dejó en claro Onew con un tono gracioso.

–Veinte minutos más, paciencia, Jinki –Le aseguró para alejarse de nuevo. Yo sonreí, los dos eran muy agradables, tanto conmigo como entre ellos.

–Sé que acabas de entrar ahí –Agregó Onew de repente–, ¿pero de casualidad no conocerás a Choi Minho? –Sentí algo de lo más extraño cuando escuché esto último, como si me hubieran pellizcado dentro del estómago, pero hice lo posible por parecer relajado.

–De vista solamente, me dio una clase una vez que el instructor no pudo asistir, pero es muy callado…

–Oh sí, Minho es así, no ha cambiado nada. Lo conozco porque vivía cerca de mi casa, somos amigos de la infancia, pero dudo que él me recuerde ahora… –Los ojos de Onew se veían nostálgicos, yo no pude evitar contagiarme de esa melancolía, escuchando con interés y atención–. Solía ser un niño muy alegre… Si lo ves, ¿podrías preguntarle si se acuerda de mí?

–Pero me da miedo, Hyung… –Me excusé, Onew se rió.

–No es tan malo en el fondo, cambió mucho desde la muerte de sus padres, pero estoy seguro de que sigue siendo el mismo por dentro.

– ¿Sus padres murieron? –Apenas y pude pronunciarlo, eso me dejó desubicado, sentí una presión en el pecho horrible al escuchar a Jinki decir eso.

–No sé si deba contarlo –Añadió con seriedad–, pero sí, él tenía doce años cuando murió su padre, su mamá, por otro lado, falleció cuando él era apenas un bebé. Desde chico se interesó mucho por el baile, así que en el momento en que me enteré por un amigo que estudiaba en la academia de arte, me alegré mucho, creí que se había mudado lejos porque no supe nada más de él, pero con esto me di cuenta de que seguía aquí en Seúl.

– ¿Y por qué no vuelves a contactarlo? –Pregunté, Onew esbozó una sonrisa tranquila.

–Sería buena idea, sólo que me ha faltado valor, hace años que no lo veo –Asentí con la cabeza como respuesta a esto, pero bajé la mirada y me quedé en silencio. Tenía muchos pensamientos corriendo por mi mente en ese momento. No podía creer que a Minho le hubiera pasado algo tan triste, al menos ahora comprendía un poco más su personalidad cerrada, pero me hacía sentir mal, el pensar tantas cosas menos en eso, ¿aún le dolería hablar de ello? Supongo que es muy difícil superar una muerte, sin importar el tiempo. Tenía tantas ansias al verlo y sentía tanta curiosidad por él, que escuchar esa información de su vida me hacía sentir afortunado, sabía un poco más acerca suyo, podría comprenderlo si llegábamos a hablar de nuevo, aunque el tema no fuera mencionado.

– ¡Oye! –De pronto sentí un golpe ligero en mi cabeza, alcé la mirada y encontré a Jonghyun, acusándome con los ojos justo después de haberme golpeado con una de esas enormes galletas de croqueta de perro–. No te veo tomándotelo.

–Ah, en este instante… –Dije, para justo después dirigir la taza de café hasta mi boca, tomándomela con desesperación, Jonghyun se rió, y aprovechando el instante de tranquilidad, se sentó en la mesa junto con nosotros.

Hablamos de varias cosas mientras que Jonghyun se levantaba y regresaba constantemente, me divertí mucho con esos dos, eran muy amables, y yo supe desde entonces que podría surgir una buena amistad entre nosotros, sin importar la diferencia de edad, pues de cuando en cuando nuestra inmadurez era equivalente.
De cualquier manera, al estar ahí metido entre tantos perritos y pocas personas, no podía evitar pensar que el personal de ese negocio estaba siendo conformado por una cantidad muy pequeña de gente. Entonces tuve una buena idea.


– ¿¡Qué!? –Cuestioné alterado dentro de mi departamento, teniendo frente a mí al primo campeón invicto de la traición, y a la mente maestra tras la humillación canina más grande que había tenido hasta el momento–. ¿¡Cómo que ya tienes trabajo!?

Taemin asintió sonriendo, mientras que Jonghyun, tras de él, reía sin parar, seguramente por la expresión de incredulidad que se hallaba en mi rostro. Yo me alejé de la puerta del departamento, y me senté en el mueble al tiempo que esos dos, pequeños maleantes, me seguían.

–Taemin acaba de mudarse, no sabe ni cómo llegar a casa, ¿pero consiguió un empleo y yo no? –Me quejaba derrumbado, con una mano cubriendo mi rostro, pues mi orgullo estaba quebrantado. Taemin reía con dulzura, y Jonghyun se sentó a mi lado, aún riendo igual que Minnie por mi dramática reacción.

–Te lo dije, Key –Comentó Jong a mi costado derecho–, si accedías tendrías trabajo seguro en el café canino, pero como no quisiste…

– ¡Ni loco hubiera aceptado! –Contesté alzando mi cabeza y mirando al susodicho, él se erguió un poco y puso la cara seria.

–Oh, es que tú no entiendes el arte culinario de la comida canina, y careces de la comprensión precisa del lenguaje de los perros para atender a tan diversa cantidad de razas –Miró a mi primo, quien estaba parado frente a nosotros–. ¿Tú qué opinas, Taeminnie?

–No pude haberlo dicho mejor, Hyung –Mencionó admirado, estrechando la mano de Jong, yo pude ver prácticamente un brillo saliendo de los ojos de ambos, así que no tardé mucho en quejarme, con tono berrinchudo:

– ¡Ahh! ¿Qué pasó con esta repentina atmósfera Dongsaeng-Hyung?

–Es el resultado de nuestro encuentro, ¿para qué no aceptabas mi propuesta? –Cuestionó Jong en tono burlón, inclinándose en mi dirección y poniendo una mano extendida tras su oreja–. Ahora quiero oír tu arrepentimiento.

– ¡Ya lo verás, Jonghyun! –Contesté clavándole la mirada, con decisión–. ¡Conseguiré un trabajo decente en menos de lo que puedes servir una galleta para perro!

–Ah, ¿quieres apostarlo? –Murmuró retador, yo me enderecé y le miré a la cara para contestarle.

– ¡Por supuesto!

Él sonrió.

–Una semana –Dijo ofreciéndome su mano extendida–. Si lo consigues limpiaré todo tu departamento…

– ¿El mío?, ¡no! –Le corregí rápidamente–. Tienes que limpiar el tuyo.

–Ok ok… –Accedió riendo, yo estreché su mano para sellar la apuesta–. Limpiaré el mío, pero si no lo consigues y yo gano tendrás que hacer algo para mí…

–Depende, ¿qué cosa? –Me estaba arrepintiendo de ya haberla estrechado.

–Lo sabrás para entonces… –Murmuró observándome fijamente, con esa sonrisa pícara que me obligaba constantemente a mantener la mirada clavada en sus ojos. Sentía que pronto un sonrojo invadiría mis mejillas, pero las siguientes palabras que mencionó fueron suficientes para dejar ese ánimo por los suelos–… Sirve que se me ocurre.

–Tonto –Murmuré al darle un empujón ligero en el hombro, mientras que él continuaba carcajeándose, con esa risa tan boba y peculiar que lo caracterizaba… Aunque tenía que admitirlo, aún siendo así, me gustaba mucho escucharlo reír.

–Yo me encargaré de que se juegue limpiamente –Irrumpió de pronto Taemin, ni siquiera me percaté de en qué momento se había sentado en el mueble más pequeño de la sala, pero de todos modos tomé un cojín y se lo lancé con destreza.

– ¡Tú mejor abstente de compartir tus ideas, hijo del mal! –Le dije en tono de madre regañona, Taemin y Jong no pudieron hacer otra cosa más que reír.

Encontrarme con Jonghyun en el centro de Seúl, conocer a Onew y descubrir que éste conocía a Minho, me hizo pensar por primera vez que el mundo era un sitio muy pequeño. Conseguí trabajo los lunes, martes, sábados y domingos, que eran los días en que tendría más tiempo. No pensé que fuera tan fácil conseguirlo, pero bastó con comentárselo a Jong para que éste corriera como loco hacia el encargado y le dijera que ya había encontrado un nuevo trabajador al cual explotar… Enserio, así lo dijo. Fuimos a contárselo a Key Umma y le sorprendió la idea, pero estoy seguro de que en el fondo le agradó, incluso, después de toda la pelea que surgió de la noticia, Key invitó a Jonghyun a cenar con nosotros, en disculpa por la vez pasada, cuando lo corrió sin ninguna sensibilidad, aunque yo ya sabía la razón por la que hizo eso. Es mi primo, y lo conozco muy bien, esa vez le dieron celos la idea de que yo empezara a jugar videojuegos con Jong porque él no es nada bueno en eso, iba a hacer de todo para evitar que sucediera, así que lo corrió de casa. Kim Kibum era muy bueno en acomodar las cosas a su gusto, y solamente alguien como yo, que he convivido con él tanto tiempo, podría saberlo. Esa fue suficiente razón para que, al terminar de cenar, yo le propusiera otra vez a Jonghyun jugar videojuegos. Key me fulminó con la mirada y yo le sonreí, quería ver cómo actuaría si las cosas no salían a su gusto. Fue gracioso verlo esforzarse por ganar... Por supuesto que no lo hizo, pero Jong lo ayudó, eso ya era un punto bueno, ¿no? Yo no era tan mala persona si con eso logré que se acercaran más, me sentí como un buen primo.


Ya era de noche, siendo jueves, y Jong aún no me había llamado como habíamos acordado. Él tenía que escribir una canción en dos semanas, aunque prácticamente sólo le quedaba una y media, y esa mañana en la universidad me había dicho que me llamaría para que le ayudara con la melodía. Estaba algo preocupado, ya se estaba haciendo tarde, y todavía no había recibido ni un mensaje. Ése muchacho era un verdadero descuidado, y yo estaba aburrido, así que decidí ir a su departamento, no era la primera vez que le llegaba de sorpresa de todos modos.

– ¿Qué hay, Max? –Saludé al gerente al entrar al edificio, cruzándome por la recepción sin detenerme siquiera, él me miró sonriendo y saludó con naturalidad.

–Hola, Onew –Creo que ya estaba acostumbrado a verme entrando aunque no fuera un inquilino.

Subí las escaleras y busqué la primera puerta a la izquierda, extrañándome porque no había ningún ruido saliendo de ahí. Toqué con mi puño varias veces, pero no recibí respuesta, seguramente no estaba. Por un momento pensé en buscar a Taemin, a quien había conocido el día anterior, pero no sabía en qué número de apartamento vivía, así que bajé las escaleras en busca de Changmin.

– ¿Está…? –Le pregunté una vez estuve frente a él, quien supo rápidamente a quien me refería.

–No ha salido de ahí –Contestó, sorprendiéndome. Entonces esbozó una sonrisa, y sacándola de su brazalete repleto de llaves, me proporcionó una con su sonrisa burlona–. Ábrele.

Yo la tomé y sonreí igual, no era la primera vez que Max me daba la llave y yo entraba asustando a Jonghyun… Aunque creo que con el tiempo a él se le hizo costumbre que esto sucediera.

Abrí la puerta, con lentitud al notar que el departamento estaba a oscuras, y me asomé cautelosamente, prendiendo la primera luz que estuvo a mi alcance. Lo vi en la cocina, con su cabeza recostada en la mesa, y con una pequeña lamparilla aluzándolo sólo a él, estaba completamente dormido, y yo me acerqué, queriendo reír por la preocupación que empezaba a causarme, cuando estaba ahí de flojo sin hacer nada. Había muchos papeles arrugados en la mesa, imaginé que el cansancio lo había vencido, y tomé uno, desdoblándolo para ver qué tanto había hecho que lo había dejado rendido. Sonreí al leer lo que había dentro, eran sus intentos ridículos por escribir canciones, cuando no tenía inspiración los resultados eran así, con papeles regados por todas partes, cuyo contenido eran los versos más extraños que se le podían ocurrir.

Sin borrar mi sonrisa me senté en una silla, a su lado, con cuidado de no despertarlo, observé su rostro detenidamente, con sus párpados cerrados y su pacífica expresión… Tenía tantas ganas de besarlo en ese momento, me provocaba ver sus labios entreabiertos, pero tenía que controlarme porque podía despertarlo, me limité a acariciar su cabello.

Ser amigo de la persona que amas es muy difícil, y más si ésta persona llegó a sentir lo mismo que tú, pero ya no lo siente más. “Ya no siente nada por ti”, eso me lo recordaba a mí mismo cada vez que lo veía, pero aún así no lo podía evitar, seguía sintiendo lo mismo por él aunque me lo tratara de negar. Cuando terminamos pensé que sería fácil ser su amigo, después de todo no éramos tan buena pareja pero… ¡Diablos!, ¿por qué tenía que darme cuenta de la verdad después? No pude dejar de quererlo, sin importar cuánto traté.

–Ya te inspirarás después… –Susurré, aunque él no me escuchara, mientras me empezaba a levantar–. Buenas noches, Jong –Iba a alejarme, pero su tierna quietud me lo impidió, me incliné para darle un beso en la mejilla, justo antes de decidirme finalmente a partir.

Cuatro de la tarde, la clase del viernes estaba por comenzar, el profesor Yunho era muy directo y muy puntual, así que en cuanto arribó al salón, nos invadió ese ambiente de nerviosismo porque llegó pidiendo las coreografías que nos había encargado el martes de esa misma semana. Rápidamente una pareja se acomodó para bailar, Yunho no hizo nada más que recargarse en una esquina del salón, junto a las bocinas del sonido, vistiendo la ropa habitual que llevaba en casi todas las clases, una camisa de resaque negra, pegada al cuerpo, y unos pantalones cómodos, además de una gorra que cubría su cabeza. Una cosa tenía que aceptar, su cuerpo estaba bastante trabajado, y sus músculos lucían demasiado bien, era una razón más para sentirse intimidado, porque además él era muy alto… En resumen, una persona grande en todos los sentidos.

La primera pareja hizo su número de baile, mostrando su coreografía, con la seguridad de estar ya acostumbrados a hacer esa actividad cada mes frente a la clase. Hubo cinco parejas y sólo un chico que pasó a hacer su número en soledad, cada una con una canción distinta, aunque muy pocas variaban del género hip-hop, parecía que a muchos les gustaba ese estilo de baile moderno, a pesar de que la academia, en el campo de la danza, era conocida por manejar baile moderno en distintos géneros.

Luna hizo su coreografía con Eunhyuk, dijo que quería intentar emparejarse con alguien distinto, y tuvieron muy buena química a la hora de presentar su baile. Lo mismo sucedió con Amber, que presentó una coreografía a lado de Donghae, otro chico de la clase que era bastante bueno, además de que fue algo curioso verlos juntos porque, bueno, los dos se parecían demasiado. También un dúo de chicas, Victoria y Krystal, me sorprendieron mucho, en realidad todos presentaron números impresionantes, y Sulli y yo nos quedamos embobados viéndolos, puesto que el tiempo se nos fue pasando, y cuando menos nos lo esperábamos, nos dimos cuenta de que éramos los últimos.

–Vamos –Musitó el instructor al clavarnos la mirada, nosotros dos seguíamos sentados junto al resto de la clase–, es su turno –Nos dijo claramente, y entonces nos levantamos para dirigirnos a la grabadora y poner nuestra canción, cuando de pronto Donghae comentó:

–Esto va a estar bueno.

Yunho soltó una risa tranquila, y curioso, le hizo una pregunta.

– ¿Por qué lo dices?

–Porque tan sólo en su primer día, Taemin venció a Minho, Instructor –Comentó con admiración Donghae, como si no hubiera sido él el último chico de la clase que se quedó junto a mí siguiendo la coreografía de Minho en ese entonces. El profesor Yunho abrió grande los ojos, y me miró con asombro.

– ¿A Minho? ¿Tú le seguiste el paso a Minho? –Me preguntó.

–Bueno… –Yo traté de responder, pero todos los chicos de la clase contestaron con eufóricos “Sí” en mi lugar.

–Basta de alardeos –Los detuvo el profesor, para después esbozar una clara sonrisa. Me miró fijamente sonriendo de esa manera, y agregó con un tono que sentí retador–. Veamos si es tan bueno como dicen.

Yo suspiré hondo, acercándome a la grabadora junto a Sulli, le murmuré mientras acomodaba la música:

–Ahora estoy nervioso –Ella soltó una risita.

–Vamos a ser los mejores, no te preocupes, Taemin –Dijo con seguridad, yo sonreí.

–Curioso que ahora seas tú quien me anime –Le dije, a lo que ella simplemente se encogió de hombros, y mostrándome su sonrisa más confiada, se alejó para acomodarse en su lugar. Me alegró ver ese cambio en ella, se notaba que ya había arreglado su problema de horarios, y estaba mucho más relajada. Yo tomé aire y finalmente puse la canción, aunque estaba algo recortada para hacerla más corta, era “Get Right”, de Jennifer López y el rapero Fabolous, obviamente en su versión remix, cuyos cambios no eran tan grandes, sólo difería de la versión original por las partes del rap.

La coreografía empezaba conmigo como foco principal al bailar las partes del rapero, con Sulli en un plano secundario detrás de mí. Llevaba un bastón delgado de color negro en las manos mientras realizaba mis pasos, idea de mi compañera, ya que ella insistía en darle a la coreografía un aire parecido al del video original de la canción, yo no me quejaba, pues no era muy difícil utilizarlo. Una vez terminó mi parte, ella fue quien pasó a ser el plano principal en los trozos donde resaltaba la voz de la cantante, aunque por supuesto, la canción completa la bailábamos juntos, pero yo le cedía el bastón y entonces ella se volvía el centro de atención de la clase. Sulli tenía un estilo peculiar, pues no precisamente brillaba por realizar pasos muy complicados o que requirieran mucho esfuerzo, sino que todo se centraba en las expresiones de su rostro, sonreía y era muy coqueta al realizar su baile, eso le daba un toque especial que la hacía lucir diferente. A la mitad dejamos el bastón y realizamos aquello por lo que nos habíamos matado los días anteriores, los pasos más difíciles de la coreografía, luego me hice a un lado y le dejé la parte en la que bailaba por su cuenta, mientras que los alardeos y los aplausos de apoyo de la clase no se hacían esperar, era un ambiente muy alentador. Yo estaba por concluir con la aparición final del rap, pero una mirada hacia la puerta del salón bastó para descolocarme por completo, allí se había detenido Minho, observando entre todo el alboroto de la música y mis compañeros, con curiosidad, con interés. Tengo que decirlo, todo el nervio que se me había desaparecido con la realización del baile, me regresó al verlo allí. Pero reaccioné porque el rap de la canción me despertó, obligándome a terminar la coreografía, y tratar de ignorar toda sensación extraña que sentía dentro de mí. Todo iba bien pero un paso se esfumó de mi memoria por la adrenalina, así que lo tuve que improvisar, cosa curiosa, porque al hacerlo, recibí aplausos de mis compañeros, cuando realmente lo estaba haciendo todo mal, seguro Sulli lo habría notado, pero continuamos con el resto del baile hasta que éste llegó a su fin.

Recibimos sus aplausos y su aprobación, Sulli sonreía ampliamente mientras que yo trataba de tranquilizar mis respiraciones, sabía que lo había hecho mal, ¿pero se habría visto así?, porque todos parecían satisfechos con la coreografía. No tardé ni dos segundos en querer confirmar cuál era la expresión de Minho, miré hacia la entrada del salón, y lo vi recargado en el marco de la puerta, aplaudiendo al igual que el resto, con su mirada seria pero esa ligera sonrisa característica de él… Me sentí más tranquilo por dentro, y dirigí la mirada ahora hacia el instructor Yunho, quien lo único que hizo fue esbozar una media sonrisa, incorporándose del lugar en el que se había sentado, sin siquiera dirigirnos una mirada, mucho menos una palabra, en los peores casos a los otros por lo menos les decía “Bien hecho” o “Trabajen más”, así que ¿eso qué significaba?

–Taemin –Me susurró Sulli entre sus respiraciones aceleradas, yo tenía la mirada puesta en Minho, quien entró al salón para hablar con el profesor Yunho, parecía que le iba a comunicar algún mensaje o algo importante–. Hey… –Sulli me sacudió del hombro, exigiendo mi atención, yo la miré–. ¿De dónde sacaste lo último? –Me preguntó con asombro, yo sólo atiné a reír, no sabía cómo justificarme–. ¡Fue increíble! –Comentó con emoción, hasta ella pensaba que mi tonta equivocación había sido favorable, ¿pero qué rayos había hecho entonces?–. ¿Lo ensayaste antes de venir? –Preguntó toda curiosa, yo me llevé un dedo a los labios, contestándole con gracia:

–Secreto –Le dije, ella exigió una explicación y se empezó a quejar como niña chiquita, haciéndome sonreír mientras volvía mi mirada hasta Minho, que se hallaba a unos metros de distancia, aún hablando con el instructor. Al ver a esos dos metidos en su conversación, pude notar lo distintos que eran entre ellos, pues Yunho comenzó a revolver con su mano los cabellos de Minho, y éste sonrió como nunca antes lo había visto, podía jurar que estaba riendo, al igual que el instructor, sólo que no podía escucharlos por toda la bulla que estaban haciendo mis compañeros. Eso demostraba que era cierto lo que me habían dicho, Minho era muy cercano a los coreógrafos, la sonrisa que le mostraba a Yunho era una prueba de eso, aunque era un poco extraño si lo pensaba bien… Digo, ¿por qué a los coreógrafos?, ¿y por qué a Yunho en ese preciso momento? No podía evitar sentir una enorme curiosidad.

Pero mis pensamientos se esfumaron, de repente Minho dio unos pasos hacia atrás sin borrar la sonrisa que le dedicaba al instructor, no obstante, su mirada se detuvo sobre mí, nuevamente nuestros ojos se habían encontrado, y al mantener esa sonrisa en su rostro, sentí como si me estuviera sonriendo ahora a mí, pues duró un par de segundos de esa manera, clavando su mirada en mis ojos, hasta que finalmente dio la espalda, sin borrar un instante esa sonrisa, y se dirigió hacia la salida, dejándome de nuevo con el corazón acelerado y la duda en mi cabeza. ¿Me estaba sonriendo o sólo fue una coincidencia de miradas?

– ¿Cómo dijeron que te llamabas? –Me sacudió el pensamiento la voz del instructor Yunho, haciéndome una clara pregunta a mí.

–Taemin –Le contesté–. Lee Taemin.

– ¿Y tú? –Se dirigió a Sulli, quien estaba a mi lado.

–Sulli Choi.

–Bueno, Taemin y Sulli, quiero que se preparen para el miércoles –Nos dijo observándonos fijo, pero no comprendimos muy bien hasta que agregó lo siguiente–. Al inicio de año siempre hay un evento para demostrar el talento en la academia, y aunque no es perfecto, su baile sería bueno para mostrar el esfuerzo de los nuevos estudiantes. Quiero que lo perfeccionen y lo presenten, con la canción completa –No sabíamos cómo debíamos reaccionar, pero a juzgar por las expresiones de asombro del resto, deducimos que debíamos de estar muy contentos y agradecidos–. Prepárense.

–Claro, con todo gusto –Contestó Sulli, emocionada, sin poder ocultar su impresión.

–Nos esforzaremos mucho –Le aseguré, para luego permitirle alejarse de nosotros y dirigirse con sus palabras al resto de la clase. No podía creer que tan pronto nos pidiera presentarnos en la academia, y mucho menos si era una coreografía creada por nosotros. ¿Cómo reaccionaría la gente si la viera? Teníamos que estar a la altura, así que realmente era nuestro deber esforzarnos.

Eran aproximadamente las seis de la tarde, el sol se estaba ocultando, y yo estaba por llegar a mi departamento con un montón de trabajo pendiente de la universidad. Los maestros se habían estado pasando últimamente, y para colmo yo tenía que hallar el tiempo entre mis ocupaciones para buscar trabajo y así ganarle la apuesta a Jong, pero no había conseguido nada aún, estaba desesperado.

A algunos metros antes de siquiera acercarme a la entrada de la residencia, escuché claramente risas, gritos y una que otra línea cantada de parte de alguien que ya conocía, y de otra persona que me resultaba extraña, pero que igual sonaba muy bien. Me aproximé caminando por la acera, y vi a Jonghyun sentado en las escaleras externas del edificio, junto al chico que ya había visto antes saliendo de su departamento. Parecían muy alegres los dos bromeando entre ellos, cantando y riendo, sin preocuparse siquiera porque alguien les terminara lanzando un zapato para acabar con ese alboroto. Sonreí para mí mismo, y decidí entrar para no interrumpirlos, sin embargo, la voz de Jonghyun me detuvo en seco frente a la puerta del edificio.

– ¿A dónde crees que vas, Kibum? –Cuestionó divertido, yo le respondí con sarcasmo.

–A donde pueda escuchar más cómodamente su concierto gratuito.

Soltó la risa al escucharme, al igual que el chico que estaba a su lado.

–Lo siento –Se disculpó conmigo sin dejar de reír.

– ¿No trabajas hoy?

–Acabo de salir de ahí –Me contestó, y luego se dirigió a ése chico–. Es Key, el primo de Taemin.

El muchacho asintió y me saludó con una amplia sonrisa.

–Hola –Me dijo.

–Hola –Le contesté desde abajo, se veía como una persona amable.

–Él es Lee Jinki –Lo presentó Jonghyun, apuntándole con el pulgar–, pero todos le decimos Onew.

–Mucho gusto, Onew –Le dije, a lo que él respondió asintiendo y sonriendo tal como antes, incluso iba a mencionar algo más, pero Jonghyun le interrumpió haciéndome una pregunta.

– ¿Cómo vas con lo de la apuesta? –Fruncí el entrecejo.

–No puedes preguntar cómo me va en una apuesta donde participamos los dos, eso es una regla nacional.

–Bueno… –Se resignó, y luego esbozó una sonrisa burlona–, pero lo tomaré como un “mal” –Le hice una mueca para mostrar mi “enojo”, y entonces Onew preguntó con curiosidad:

– ¿La apuesta de conseguir trabajo?

– ¿Te lo dijo? –Mencioné sorprendido, Jinki asintió y comentó entre risas:

–No se puede callar nada, es un boca floja –Sonreí con gracia, Jong abrió la boca de sorpresa.

–Hey, no hables mal de mí –Y le dio un empujón en el hombro a Onew para que parara. Era divertido verlos molestarse entre ellos en esos momentos.

–Tengo mucho trabajo en la universidad, pero aún así le ganaré, ya lo verán –Dije muy seguro, apuntando hacia Jinki–. Onew, tú estarás de testigo –Él simplemente se rió, mientras que Jonghyun negaba con la cabeza, yo lo miré sonriendo, retador, y entonces añadí–. Yo por ahora tengo que entrar.

– ¿Tan rápido? –Preguntó Jong con asombro–, ¿por qué?

–Tengo que adelantar mis pendientes si te quiero ganar, y Taemin se la pasó ensayando su coreografía toda la mañana con Sulli, voy a llamarle para ver cómo le fue… –Contesté sinceramente, Jonghyun bajó la cabeza en señal de resignación, y me dijo sonriendo:

–Bueno, entonces salúdanoslo –Le sonreí mientras asentía, para después despedirme de ambos con la mano y sacar mi teléfono móvil del bolsillo de mi pantalón, para comenzar a marcar el número de mi primo, dudando sobre si éste me contestaría porque era un verdadero despistado.

Kibum entró al edificio, y yo le dirigí la mirada a Jong, comentándole lo que pensaba de su nuevo vecino.

–Es agradable –Le dije, él asintió sin desviar su mirada del trayecto que llevaba ese chico.

–Sí… –Contestó, asegurándose de que él entrara con cuidado a la residencia. Sentí algo extraño, la sonrisa de Jong era muy amplia, el brillo de sus ojos, y su mirada, eran distintos, ¿por qué?, me preguntaba, ¿por qué lo miraba de esa forma? Ciertamente era muy raro, ya llevaba días hablándome de ese Kibum. Lo conocí, y presentí algo peligroso para mí desde un principio.


Acababa de salir de la clase, me despedí de Sulli y del resto de mis compañeros, y tomé mi mochila para pasearme por los pasillos hasta la salida, cuando de pronto, recibí una llamada a mi teléfono celular, estaba seguro de que era de Kibum.

– ¿Diga?

– ¡Minnie! –Y no me equivoqué–. ¿Ya saliste?, ¿cómo te fue?

–Sí, ya salí, ¡me fue increíble Key! –Le dije alegremente–. Al profesor le gustó la coreografía.

– ¡Waa, ¿de verdad?! –Preguntó emocionado.

–Sí, de hecho habrá un evento el miércoles en la academia, y quiere que la presentemos de nuevo allí –Le conté al empezar a bajar las escaleras hasta la planta más baja.

– ¡Eso es genial, Minnie! Me imagino que Sulli estará muy contenta también –Comentó, con orgullo en su tono de voz, ya que había conocido a Sulli el día anterior y le había caído muy bien, seguro le alegraba que a los dos nos fuera bien.

–Sí mucho, ambos lo estamos, e incluso… –Hablaba justo antes de doblar hacia la derecha para empezar a caminar en la planta baja del edificio, pero choqué con alguien justo allí, y mi celular, al ser de tapadera, se cerró solo y terminó cortando la llamada, impidiéndome el seguir conversando con Key Umma.

–Me colgó –Susurré para mí mismo al estar frente a la puerta del departamento–. ¿Lo estaré hostigando mucho? … –Me pregunté. No supe qué había pasado, pero imaginé que el llamarle para ver cómo le había ido en lugar de esperar a que llegara a casa, como toda madre preocupada, le estresaba. Claro, una de las razones por las que Taemin había viajado a Seúl era porque quería librarse de la sobreprotección que le daban sus padres, y yo estaba haciéndole lo mismo... Pero bueno, es que no podía evitarlo, mi primo estaba a mi cargo y me resultaba muy lindo, sentía que tenía que cuidar de él. Aunque no fue precisamente por eso por lo que la llamada se cortó.


–Disculpa –Susurré al abrir los ojos, ya que los tenía cerrados por la impresión del impacto, sobretodo porque sentí que mi celular se resbaló de mis manos. Me sorprendí aún más al ver a Minho frente a mí, con su mirada en dirección baja, mientras que la mía tenía que estar muy alta para poder verle a la cara.

– ¿Estás bien? –Me preguntó, entregándome el celular que se me había caído de las manos–. Ten más cuidado.

–Sí, gracias –Lo tomé tratando de ocultar mi nerviosismo. Él sonrió ligeramente, y me respondió:

–Por nada –Bajé la mirada y guardé silencio, sintiendo cómo pasaba por mi lado, sin decir nada más. Pude haberlo dejado ir, igual que los días anteriores, pero algo dentro de mi no quería que se alejara, así que me armé de valor girándome en la dirección a la que él iba.

–Oye Minho… –Lo llamé por su nombre, él se detuvo rápidamente, y sólo hasta que me miró por encima del hombro me di cuenta de que había sonado un poco extraño, ¿pero qué más daba?, ya lo había hecho–. Tú… –Murmuré–. ¿Tú conoces a Lee Jinki?

Sus ojos expresaron sorpresa en ese instante, por suerte era algo que yo había prometido preguntarle, y girándose por completo hacia mí, me contestó sin poder ocultar ese asombro en el tono de su voz.

–Sí, ¿tú también? –Asentí, sin poder relajarme todavía–. ¿De dónde?

–Pues… es una extraña historia…

–Cuéntamela –Dijo acercándose hacia mí, acortando la distancia entre nosotros.

– ¿No estarás ocupado? –Pregunté, algo inseguro, él esbozó una sonrisa, y tomándome del hombro, me incitó a seguirlo.

–Ven, vamos a la cafetería –Dijo, yo lo seguí hasta allá, después de todo parecía que ese era su destino antes de toparse conmigo, así que no le estaba cambiando los planes ni interfiriendo en sus asuntos… Sólo que su mano sosteniendo mi hombro y la idea de hablar con él, no hacían más que ponerme más nervioso.


–Ya veo –Murmuró, sentado frente a mí en una de las mesillas circulares de la cafetería, luego de que yo le hablara de las preguntas que me hizo Onew, además del modo tan curioso en que lo conocí–. Así que eso te preguntó… –Afirmé con la cabeza ante su comentario, y él bajó un poco la mirada, murmurando lo siguiente con la misma nostalgia que expresó Onew en sus ojos cuando habló de Minho–. Pero claro, por supuesto que me acuerdo de él.

–Yo le dije que volviera a contactarte –Comenté–, pero me dijo que no estaba seguro.

–Entendería sus razones… –Susurró Minho, yo iba a hacerle una pregunta, y él alzó la mirada al escuchar que lo haría, pero capté que no era lo mejor, y dije todo lo contrario a lo que pensé.

–No quiero ser entrometido, así que mejor no preguntaré por ellas.

–Eres muy listo –Me sonrió, yo bajé la mirada–, pero no hay ningún problema, en realidad sólo fue un malentendido, y gracias a ti podría solucionarlo…

–Me alegra eso –Susurré al atreverme a mirarlo de nuevo, y sonreír por notar lo distinto que era hablar con él a lo que antes había pensado, no daba tanto miedo como decían todos, al menos a mí solamente me daba nervios, pero no era por miedo… ¿por qué era? Pensaba en eso, cuando de pronto su voz me hizo reaccionar.

–Taemin, ¿cierto? –Preguntó, yo contesté con la voz entrecortada.

–S-sí, Lee Taemin.

–Tu nombre ya es algo conocido, me lo han repetido varias veces desde que seguiste mis pasos, cuando les di clase.

– ¿De verdad? –Cuestioné abriendo grande los ojos, con ilusión–. A mí me asombró mucho tu baile en ese momento, y luego ver que además llevabas fotografía, eres realmente muy bueno… –Minho rió suavemente, seguro le causó gracia ver que hablaba muy emocionado, así que me callé rápidamente para no asustarlo.

–He practicado mucho –Me dijo en medio de su risita–, pero tú tienes un talento natural, es muy difícil lograr impresionar a Yunho… Sunbaenim –Agregó esto último luego de un par de segundos, como si se le hubiera olvidado, pues parecía que su costumbre normal era llamar al instructor simplemente por su nombre–. Me dijo que utilizaría tu coreografía para el evento del miércoles.

–Sí… yo no sé si pueda con ello.

–Podrás –Aseguró–, si él te escogió fue porque le convenció lo que hiciste –Yo sonreí algo avergonzado, murmurando lo siguiente para que no tuviera una idea equivocada.

–Aunque no sólo lo hice yo, mi compañera Sulli me ayudó mucho también –Minho asintió lentamente con la cabeza ante mis palabras, guardando silencio sin desviar su mirada. Me preguntaba qué estaría pensando, pero no tardé mucho en ser informado de ello.

–Por cierto –Murmuró–, improvisaste al final, ¿verdad?

Me sorprendí mucho.

– ¿Cómo lo supiste? –Cuestioné al instante, él sonrió, pasando una mano extendida frente a mi rostro.

–Tenías la mirada perdida –Respondió, yo me quejé llevándome las manos a la cara, avergonzado porque me había descubierto–. No te preocupes, se convirtió en el clímax de la coreografía –Me dio ánimo, mientras que yo bajaba las manos de mi rostro, para encontrarlo sonriéndome y hablándome dulcemente–. Pero si te ocurre de nuevo –Me dijo–, trata de mantener la mirada fija, así aparentas que sabes lo que estás haciendo.

– ¿El instructor se dio cuenta también de eso? –Pregunté con preocupación, al tiempo que observaba cómo se incorporaba Minho de la silla, negando con la cabeza ante mi pregunta, para después mencionar con total seguridad, sin haber borrado su sonrisa:

–Dudo que él mirara a tus ojos mientras bailabas –Susurró, yo me sonrojé, mirando a su rostro y perdiéndome en su sonrisa–. Nos vemos –Se despidió, dejándome ahí todo con el corazón acelerado. Lo miré fijamente mientras se alejaba, y después volví mis ojos hasta la mesa, tocándome el pecho para sentir el palpitar de mi corazón. Parecía que Minho disfrutaba de hacerme sentir de esa manera, porque el hecho de que dijera eso, ¿significaba que él me estuvo mirando a los ojos mientras realicé mi baile? ¿Se daba cuenta de lo nervioso que me ponía? Porque si no… ¿entonces por qué otra razón me sonreía así?


Era de noche, Onew ya tenía tiempo de haberse ido, y aunque me la pensé sobre ir a molestar a Key a su departamento, llegué a la conclusión de que debía dejarlo trabajar y de paso concentrarme en mis propias actividades. Me dispuse a terminar mis deberes de la escuela, y una vez me quedé sin nada qué hacer, tomé mi cuadernillo de notas y un lápiz, recostándome sobre el sillón de la sala con la esperanza de vaciar mi mente en un buen verso. Pero aún con media hora transcurrida lo único que conseguí fue solamente esto:

–Cuando me veo a mí mismo durante estos momentos –Canté con la melodía que se me había ocurrido en mi cabeza–, siento que realmente soy muy joven…

Me parecía algo bueno, pero al terminar me quedaba en blanco. Si seguía así no conseguiría terminar la canción para Yesung. Me detuve porque sabía que si hacía las cosas a la fuerza me saldrían mal, pero el resto de la noche estuve repitiéndome constantemente que debía inspirarme pronto si quería recibir mi paga… La pregunta ahí era ¿con qué?