Eran las 8:45 ésa noche en Seúl, Dios, yo aún no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo luego de un largo viaje, había tomado mis maletas mientras destensaba mis piernas debido a tantas horas sentado en el avión, haber viajado desde Masan a la gran ciudad me tenía exhausto. Mientras caminaba entre la multitud en el aeropuerto, me preguntaba ¿dónde podría estar?, ¿dónde podría estarme esperando él? Buscaba entre la gente pero no podía encontrarlo, iba a llamarle a su celular, cuando de pronto escuché un grito, ése grito de emoción tan peculiar a tan sólo unos metros de distancia, entonces supe que la había encontrado, a mi mamá en persona.

– ¡No puedo creerlo! –Me giré ante el ruido de esa voz, no pude siquiera terminar de sonreír cuando ya lo tenía rodeándome del cuello, en un apretado y cálido abrazo–. ¡Mi Taeminnie, te extrañé tanto!

–Pero sí sólo estuvimos separados seis meses, Key –Murmuré a duras penas, porque me tenía muy bien estrujado, sin embargo, se separó pronto y me miró con esos ojos felinos.

– ¡No importa! Seis meses es mucho tiempo, ya estás tan cambiado… –Exclamó revolviendo mis cabellos, prestando especial atención en ellos–. ¡Te teñiste el cabello! –Sabía que lo había notado, bueno, cambiar de pronto el cabello oscuro por un rojizo fuego era algo casi imposible de dejar pasar.

–Tú te lo teñiste cuando tenías mi edad –Dije mirando su cabello rubio, aún lo mantenía como en ese entonces–. Además lo necesito ahora –Le sonreí, él asintió con la cabeza y volvió a abrazarme, realmente me extrañaba tanto como yo a él.

– ¡Ah!, no me la creo que estés aquí –Agregó al apartarse, sin borrar su sonrisa–. Pensé que te iba a costar más trabajo convencer a tus padres, ¡pero mírate! Sigues tan dispuesto a seguir con el baile…

–Pues claro, si por eso vine –Murmuré emocionado, él tenía razón, estaba realmente dispuesto a seguir con lo que más me apasionaba.

– ¿Nada más? –Preguntó triste, inflando las mejillas. Yo me reí ante esta reacción, y golpeé ligeramente su brazo.

– ¡Y para verte también, tonto! –Aseguré con sinceridad, él sonrío devolviéndome el golpe, y me ayudó con una de las maletas que había dejado arrumbadas en el suelo al recibir su agradable bienvenida–. Muchas gracias por aceptar mi propuesta, imagino que fue difícil convencer a tus tíos.

–No te preocupes, no era una perita en dulce viviendo con ellos, ¡ya querían correrme! –Me dijo riendo, con esa risa tan contagiosa que al instante me tuvo ahí carcajeándome de la misma manera. Una vez nos calmamos, Key me rodeó con su brazo el hombro mientras decía–. Pero mejor hablemos de eso en otro momento, ¿ya cenaste? –Negué con la cabeza, y empezamos a caminar, en búsqueda de un local donde pudiera comer, pues realmente tenía mucha hambre.

Mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas, algo inusual en mi dieta diaria, Key, como adoraba que la gente le dijera, me habló sobre nuestro plan, dijo que todo iba sobre ruedas, y entonces me emocioné mucho.

Él y yo somos primos y mejores amigos desde tenemos certeza de la existencia del otro, nos conocemos desde pequeños y siempre pasábamos tiempo juntos porque las casas de nuestros padres estaban muy cerca, a pesar de la diferencia de dos años entre nuestras edades, todo el tiempo nos llevamos de lo mejor, él me apoyó con mi sueño de ser bailarín profesional cuando nadie en mi casa lo aceptaba, pero se mudó a Seúl a casa de sus tíos porque quería cumplir su sueño de ser diseñador de modas, y ahora que yo me gradué, he cumplido 18 años y él 20, así que pensé que sería buena idea que rentáramos juntos un departamento, para que él saliera de casa de sus tíos y yo pudiera perseguir mi sueño al igual que él. Por supuesto, convencer a mis padres fue un trabajo muy difícil, puesto que nunca han querido soltarme, pero pude lograrlo después de comportarme como el mejor hijo del mundo durante los seis meses que estuvo fuera Key. Al final no resultó tan complicado, yo era un verdadero ángel.

Tan pronto me contó su idea, y la cantidad de dinero que tendríamos que repartirnos para pagar la renta de cada mes, terminamos de cenar y nos encaminamos a casa de sus tíos, donde pasaría solamente una noche antes de mudarnos… De verdad que cuando entré a esa casa me di cuenta de que era obvio que Key no soportaba mucho tiempo encerrado en un lugar así, era muy aburrida, aunque sus tíos eran personas muy amables y cálidas, quizá ese ambiente encajaría conmigo, pero no con Key. Aún así estaba seguro de que ambos no podíamos esperar porque fuera el día siguiente, para conocer nuestra nueva vivienda.

La mañana siguiente llegó rápido, era sábado y mi primo Taemin y yo estábamos demasiado emocionados porque por fin tendríamos un lugar donde vivir lejos de las reglas de nuestros parientes. Él se veía muy feliz y yo no podía evitar alegrarme por él, lo vi tan cambiado y tan alegre, dispuesto a hacer lo que le viniera en gana, y eso me encantaba, porque él solía ser tan distinto en ese aspecto, me gustaba ver que se había decidido por fin a hacer lo que en verdad le gustaba. Esa mañana arreglaríamos todo lo de nuestro departamento, y después yo lo acompañaría a ver lo de la academia de arte a la que quería entrar para desarrollar sus habilidades en baile; si lograba una buena impresión podría recibir muy buenas recompensas, así que imaginaba que él estaba nervioso en el fondo, aunque era tan bueno bailando que yo no dudaba que fuera a causar la mejor impresión a todo aquel que lo viera.

La calle en la que se hallaban los departamentos era por demás bonita, sabía que a Taemin le agradaría porque tenía un aire tranquilo y pintoresco, similar a una calle tranquila en Nueva Jersey, sonreí al ver su cara de asombro cuando nos acercábamos a nuestro destino.

–Disculpe –Arribamos a la recepción con nuestras maletas, en seguida nos atendió un muchacho de cabello negro y corto–. Vinimos a rentar un apartamento, ya había llamado antes por teléfono.

–Oh cierto –Me respondió tras el módulo de atención–. Kim Kibum, ¿verdad?

–Sí –Asentí sorprendido–. ¿Cómo supiste?

–Tienes cara de ser Kibum –Dijo sonriendo.

– ¿Y también de ser Kim? –Preguntó Taemin mientras que yo seguía impresionado, ¿cómo pudo adivinarlo? El casero sonrió nuevamente, y apuntó hacia la camiseta que yo había escogido esa mañana con sumo cuidado.

–Lo llevas en tu gafete –Aclaró entre risas, no pude evitar reírme también. Era cierto, llevaba el gafete con mi nombre del departamento de moda en el que trabajaba porque no había encontrado un lugar dónde guardarlo, además de que trabajaría esa tarde después de acompañar a Taemin a la academia, me volví perezoso y simplemente olvidé guardarlo–. Mi nombre es Shim Changmin, para servirles chicos –Se presentó amablemente.

–Gracias, yo me llamo Taemin y él es Kibum –Respondió mi primo con alegría–, pero le gusta que le digan Key.

–Entiendo eso, a mí me gusta que me digan Max.

–Entonces podemos llamarnos por nuestros apodos –Comenté sonriendo, el casero Changmin me respondió de la misma manera, esbozando una sonrisa mientras asentía con la cabeza.

–Creo que tengo el apartado indicado para ustedes muchachos, síganme –Nos dijo saliendo del módulo de atención, incitándonos a seguirlo.

Subió las escaleras y nos encaminó por el primer pasillo, era en verdad muy bonito y acogedor, había unas cuantas lamparillas a los lados, apagadas obviamente porque aún era de día, y varias puertas de color verde. Observaba todos los detalles mientras escuchaba un bello sonido provenir de una de las puertas del pasillo, era música, tranquila y hermosa, acompañada por la voz de una persona, una voz preciosa, como nunca oí en mi vida, me preguntaba si el inquilino dentro del cuarto estaría viendo televisión y por ende, de allí vendría esa voz, pero Changmin no tardó en aclarar mi duda sin tener que preguntárselo siquiera.

–Lo siento, el vecino de la 230 ama cantar, es músico, espero que el ruido no les moleste.

–No, en absoluto –Contesté–. Es muy bueno –Lo decía enserio, su voz era por demás hermosa, sonreí al ver que Taemin asentía con la cabeza, demostrando que también le gustaba.

–Me alegra oír eso –Se detuvo Changmin, sacando un llavero con todo el montón de llaves de las puertas de la casa–, porque su apartamento se encuentra justo en este pasillo. Puerta 235 –Incrustó la llave y abrió la puerta. Nosotros nos acercamos rápidamente para ver–. Ojalá les agrade.

Y por supuesto que nos agradaba, desde la puerta podíamos ver que era amplio, con la cocina a la mera entrada, y la sala siguiendo de ella, podíamos imaginar que más atrás veríamos los cuartos. Era espacioso, cómodo y de linda apariencia, por supuesto que nos gustaba, Changmin podía notarlo en nuestras caras, así que antes de partir no vaciló ni un momento para entregarme una copia de las llaves del apartamento.

–Disfruten su estancia, estaré abajo por si me necesitan, para que discutamos el precio después.

–Por supuesto, muchas gracias –Le dije, él sonrío y se alejó mientras contestaba:

–Gracias a ustedes.

Taemin y yo entramos con nuestras maletas, yo cerré la puerta, pero él ya estaba corriendo por la sala, atravesándola seguramente para ver el resto del apartamento. Entendí el punto y corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo, pues ése diablillo quería apartar la mejor cama, y yo no lo dejaría salirse con la suya. Corrí tras de él, y efectivamente ya estaba abriendo la puerta de la habitación, encontrando el par de camas que había dentro. Sólo tenía un cuarto porque no contábamos con mucho dinero, hablé sobre eso con el casero antes de llegar, así que ya estábamos dentro de nuestro cuarto predestinado. Taemin se echó sobre una de las camas, la que se encontraba más cerca de la ventana, festejando porque me había ganado. Me acerqué a pasos rápidos y lo tomé de las piernas para bajarlo de allí, él se empezó a reír mientras hacía lo posible por mantenerse arriba, pues sabía muy bien que yo amaba el lado de la ventana, no importaba si era un cuarto o un camión, yo debía ir en la ventana.

– ¡Eres un tramposo, Minnie! –Me quejé gritando, enojado conmigo mismo por no poder bajarlo.

– ¡Yo la vi primero, tienes que ser justo! –Aún se resistía, era increíble que siendo menor que yo fuera incluso más fuerte.

– ¿Hablas tú de justicia? –Le dije–. ¡Me harás reír, mocoso!

– ¿De verdad quieres que te haga reír? –Cuestionó esbozando una sonrisa maléfica, no tuve tiempo siquiera de alejarme, porque ya me estaba haciendo cosquillas. No pude evitarlo, me reí como loco, ese era mi punto débil. Recibí tantas cosquillas que terminé perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo con Taemin sobre mí, carcajeándose fuertemente al ver lo rojo que me estaba poniendo de tanto reír.

Para mi suerte en ese momento, una llamada a mi celular interrumpió el ataque de cosquillas de mi primo.

– ¿Diga? –Contesté aún riendo–. ¿Nicole? –Taemin se incorporó, permitiéndome hacer lo mismo–. Hola chica, ¿qué ocurre? –Era mi mejor amiga, quien trabajaba conmigo en el departamento de moda.

–Key, tienes que venir pronto, el jefe quiere hablar contigo –Me dijo, y por su tono pude adivinar que se trataba de algo serio.

– ¿Sobre qué?, ¿pasó algo?

–No lo sé, pero se ve muy molesto. Aquí te espero.

– ¿Eh? –Susurré sorprendido–. Me colgó... Sonaba a algo urgente –Miré a Taemin, con sus ojos preocupados puestos sobre mi rostro–. Tae, lo siento mucho, voy a tener que irme antes, pero si quieres puedo llamar a un amigo para que te acompañe a la academia.

–No, no lo hagas Key, no tienes de qué preocuparte –Me respondió con una gran seguridad–. Soy grande ahora, puedo cuidarme solo, además ya sé dónde está la academia, vete tranquilo –Yo no le creía mucho, pero no podía darle la contraria, necesitaba llegar a mi trabajo.

–Tonto, por supuesto que no me iré tranquilo, pero al menos sabré que estarás bien –Busqué entre mis maletas unas cuántas cosas que creí necesarias, salí de la habitación mientras hacía una seña de teléfono junto a mi oreja–. Me llamas cuando termine tu audición.

–Claro, primo –Contestó sonriendo–. Nos vemos luego.

Yo asentí, aún no muy convencido, pero salí del apartamento lo más rápido que pude, dejándome llevar por mi preocupación, me preguntaba por qué mi jefe querría verme.

Sabía que le había dicho a Key que se fuera tranquilo, pero realmente no tenía idea de cómo llegar a la academia de arte. Estaba preocupado por la llamada que Key había recibido, así que preferí dejarlo ir porque era necesario. Aunque supongo que fui un tonto al no aceptar ayuda de ningún amigo suyo, quería sentirme independiente, pero en el fondo tenía la certeza de que aún no lo era.

Luego de una hora desempacando y ordenando mis cosas, bajé las escaleras y me aproximé a Changmin, un tanto tímido porque estaba hablando con algunas personas, esperé a que se acercara primero para preguntarle la dirección exacta de la academia, si hubiera sido posible le hubiera pedido incluso un mapa, él buscó la dirección por computadora y me la entregó anotada en un papel. Le agradecí y salí en búsqueda de ella, tratando de dejar en lo más profundo de mi ser todo el nerviosismo que tenía por presentar mi audición, pensando sólo en las cosas positivas, y en los beneficios que podría obtener si era admitido.

Arribé al lugar, era justo como en las fotos, o incluso mejor de lo que había soñado, tan grande y extensa, mis piernas temblaban al entrar, había mucha gente paseándose por el jardín, el cual tenía que cruzar si quería llegar a la recepción. Tenía miedo, pero Key me había dicho que podía hacerlo, aunque no pudo acompañarme, todavía sentía sus palabras de aliento, así que me dirigí a la recepción y sin titubear le dije a la chica tras el módulo de madera de atención.

–Vengo por las audiciones de baile de hoy, ¿tú podrías darme información? –Pregunté sin más, luego me di cuenta de que le había hablado informalmente, de verdad que estaba muy nervioso, así que tapé mi boca luego de decirlo. La chica sonrió dulcemente, y después me dijo:

–Claro, espera un momento por favor.

Se alejó buscando algo, yo suspiré una vez me quedé solo, tratando de calmar mis nervios, no tardaría mucho en presentar mi audición. ¿Podría de verdad hacerlo? Bajé mi cabeza tratando de relajarme, y poco a poco la subí mirando entre la multitud que caminaba presurosa a mi alrededor. Pude haber vuelto la mirada hacia el módulo de atención sin tener nada qué hacer, pero mis ojos se quedaron clavados en algo, mi atención se centró solo en él, en esa persona a quien en aquel momento vi por primera vez.

Esa tarde tocaba a la puerta de la casa de Jonghyun, era viernes, a las 6:30 p.m. y yo aún no lo había escuchado salir de ahí. Se suponía que tenía que ir a su peculiar trabajo desde las cuatro de la tarde, yo no podía permitir que siguiera como el día anterior, triste y desconsolado. Me moría de ganas por saber lo que le ocurría, pero más que nada, tenía la intención de sacarlo de su encierro.

– ¿Qué sucede? –Preguntó al abrir la puerta, con su voz adormilada, y su cabello desarreglado, yo lo miré por un momento, y después solté un suspiro, bajando la mirada y empujándolo del pecho con mi mano, para que me dejara entrar a su departamento.

–Ni siquiera te has vestido –Le dije–, tienes que ir a trabajar.

–No me siento muy bien… –Murmuró haciendo un puchero, acercándose hasta a mí mientras que yo me sentaba en el mueble de su sala.

– ¿Estás enfermo? –Lo miré cuestionante, él simplemente me sostuvo la mirada, sin saber qué decir. Entonces hice una mueca de molestia–. Tonto –Susurré desviando la vista. Él se acercó aún más a mí, sentándose a mi lado.

–No te enojes –Me dijo.

– ¿Cómo quieres que no me enoje? –Le pregunté con los brazos cruzados–. Ni siquiera me has dicho qué te sucede.

Al oír esto, Jonghyun sonrió, parecía que le habían hecho gracia mis palabras. Me hizo una pregunta con esa sonrisa que en veces le ganaba completamente a mi enojo.

– ¿Acaso estás preocupado?

– ¡Pues claro! –Contesté, provocando que él sonriera de manera aún más amplia que antes, y que me jalara una mejilla suavemente, mientras murmuraba:

–Gracias, Key… –Mis mejillas mostraron un sonrojo muy claro, que quise ocultar de inmediato.

– ¡No, nada de gracias… insensato! –Protesté, queriendo aparentar que aún estaba molesto. Él simplemente continuó con esa sonrisa en el rostro.

–Voy a cambiarme –Dijo al levantarse del sillón–, te lo explicaré de camino.

–De acuerdo –Respondí, para luego girarme sobre el mueble y gritarle desde allí–. ¡Pero en tu cumpleaños no te quiero encontrar de esta manera, ¿me escuchaste?! –Me refería a su estado depresivo, después de todo ya estaba peligrosamente cerca su fecha de cumpleaños, era el domingo.

–Como diga usted, lindo jefe –Me contestó desde su distancia, provocando que nuevamente mis mejillas se ruborizaran, y que le diera la espalda para ocultar ese detalle. Ése Jong era un completo tonto… pero me encantaba. Definitivamente no podía permitir que continuara tan desanimado.


Ya se habían presentado tres parejas, y yo aún esperaba por que Minho llegara. El instructor miraba constantemente su reloj de muñeca, no se le veía tan concentrado como de costumbre en las presentaciones, pero bueno, quizá eso hacía las cosas más fáciles para todos. La presentación de Donghae y Krystal estaba por terminar, cuando de repente noté un par de siluetas en la puerta del salón. Me alegré al ver a Minho allí, pero quedé impresionado cuando noté a la persona que estaba a al lado suyo, sin duda a él ya lo había visto, aunque no recordaba exactamente su nombre, era miembro de un grupo musical, de eso estaba seguro.

–Bien hecho –Murmuró Yunho una vez finalizó el baile de Donghae y Krystal, iba a decirles algo más pero, no obstante, sus miradas se centraron en la puerta, al igual que la del resto de mis compañeros–. ¿Qué haces aquí, Jae? –Preguntó a la persona que se hallaba junto con Minho–. Creí que habíamos quedado de vernos más tarde.

– ¿Esa es manera de saludarme? –Respondió él, de cabello castaño rojizo, un tanto largo; se acercó sonriendo hasta el instructor y estiró los brazos para que lo recibiera con un afectuoso abrazo.

–Perdón –Se disculpó Yunho al abrazarlo, para que luego, al separarse un poco de él, ambos le dirigieran la mirada a Minho.

–Me lo encontré de camino –Dijo el recién llegado, apuntándole con el dedo índice a mi compañero de baile, quien simplemente esbozó una ligera sonrisa mientras entraba al salón–. Hace mucho que no lo veía y me entretuve con él, le pedí que me tomara una foto, como en los viejos tiempos, ¿te acuerdas? –El chico de cabello rojizo se dirigió a Yunho con tono entusiasmado, yo sonreí porque parecía muy simpático, aunque las chicas del salón murmuraban una cosa tras otra sobre él, y yo podía jurar que estaban babeando de tanto verlo y analizarlo–. Luego supe que venía para acá y me ofrecí a traerlo –Agregó sonriente–. ¿A qué soy un buen Hyung?

–Sí, sí, como tú digas… –Dijo el instructor al darle unas palmadas en la mejilla para calmar su emoción, luego se giró hasta quedar frente a nosotros–. Chicos, este es Kim Jaejoong –Lo presentó, así que ese era su nombre, recordé que lo conocía por su apodo “Hero”, aunque ya estaba seguro de que se apellidaba Kim–. Probablemente algunos de ustedes ya lo conozcan, porque a menudo merodea y molesta por aquí… Ah, y también porque es miembro de JYJ, pero dudo que lo conozcan mucho por eso –La clase rió, al tiempo que Jaejoong ponía una cara de sorpresa por lo dicho de parte de Yunho.

– ¡Oye, yo que vengo a verte después de tanto tiempo y me tratas así! –Le dijo mientras que las risas continuaban a nuestro alrededor, y Minho se sentaba a mi lado, sonriéndome. Le sonreí también, prácticamente en automático–. Pero no me preocupo –Añadió Jaejoong, dándole unas palmadas en el hombro a Yunho–, porque sé que en el fondo me amas, mi hermano.

–Una semana no es mucho tiempo, Jae, y sí, te amo mucho –Respondió el instructor tranquilamente, tanto, que su tono resultaba indiferente–. Ahora, por favor cierra la boca, y permíteme continuar con mi clase.

–Uhh, bueno, ya se puso serio... –Murmuró Jaejoong con gracia, dirigiéndose a nosotros mientras se alejaba a una esquina del salón–. Tengan cuidado, muchachos –Dijo al esconderse en ese rincón, como digno niño regañado. Me pareció gracioso, y a pesar de que tuve mucha impresión en un principio, realmente no era tan extraño que el profesor conociera a alguien famoso, después de todo él también tenía su reputación, aunque el problema éramos nosotros, simples mortales que no estábamos acostumbrados a ver a alguien así tan a menudo.

– ¿Quién sigue? –Yunho nos hizo una pregunta abierta, pero Jaejoong interrumpió.

–Yo quiero ver a Minho.

–Les pregunté a ellos, Jae… –Murmuró al observarlo, Jaejoong simplemente infló las mejillas.

–Bueno, entonces nosotros pasamos… –Exclamó Minho, quien luego me dirigió una mirada, y susurró a mi costado–. ¿Estás listo? –Me sorprendí porque sentí su cálido aliento muy cerca de mi oído, él notó esto y sonrió.

Los últimos días habíamos pasado mucho tiempo juntos por el ensayo, pero aún así yo no dejaba de sentir esa tensión al estar con él, sólo al bailar podía relajarme.

–Sí –Le contesté finalmente, y ambos nos incorporamos, dirigiéndonos hacia nuestros puestos, yo me encaminé hacia el estéreo, y Minho fue al pequeño cuarto de útiles del salón para sacar una silla que requeríamos para la coreografía. Una vez la acomodó, sacó de su mochila un sombrero negro que había buscado para mí, y me lo entregó justo antes de decirme:

–Ahora lúcete, Taemin –Yo me reí por lo bajo, él esbozó otra linda sonrisa y se dirigió hasta su lugar, el cual era a un costado de la silla de color blanco.

–Jae, pon la canción, ¿quieres? –Se dirigió Yunho a su amigo, luego de tomar otra silla y sentarse junto al resto de los alumnos, preparado para ver nuestro baile. Jaejoong asintió y miró hacia el aparato para buscar el interruptor, al tiempo que yo corría para sentarme en la silla que había traído Minho. Entonces la canción empezó. Pude notar de reojo que Jaejoong miraba hacia el techo, moviendo la cabeza lentamente, como si la hubiera reconocido, pero luego regresé a mi concentración, y comencé la coreografía al mismo tiempo que Minho, aunque él lo hacía parado a un costado de mi silla. Esa parte fue pausada hasta que me fui levantando de mi asiento, y entonces ambos tomamos posición al frente.




Nuestra parte había iniciado, reconozco que le ayudé en varios pasos, pero Taemin era increíble, disfrutaba tanto su baile, que yo no podía dejar de mirarlo mientras me movía junto con él. Hacíamos casi lo mismo, pero yo juraba que él resaltaba muchísimo más que yo. Supongo que haberme ofrecido a ayudarlo significó mi propia perdición, pero no me arrepentía de ello. ¿Por qué? Porque simplemente el verlo bailar era lo mejor en ese momento, con ese chaleco negro y ese sombrero que le di, se veía tan bien que en veces yo era quien más perdía la concentración.
Afortunadamente la mayoría de mis partes eran sobre la silla que había traído, esto con el fin de que Taemin resaltara, pues, de cualquier modo esa no era mi clase, ¿para qué quería yo sobresalir ahí?
El resultado salió a la perfección, pude notarlo por la emoción de los compañeros de Taemin, sin duda les agradaba ver bailar a ese pequeño tanto como a mí, sonreían mucho y por sus movimientos, deduje que les provocaba ganas de bailar también, ése chico tenía la habilidad de provocar eso en cualquiera, y unas cosas que no hace falta mencionar también.





El baile continuó hasta llegar a su clímax, y al final perfecto que realizó Taemin al regresar hacia atrás para sentarse de nuevo en la silla. Los aplausos de sus compañeros no se hicieron esperar, y al mismo tiempo las expresiones de emoción de parte de Jaejoong Hyung, famoso cantante y mejor amigo de Yunho desde el instituto; demostró que le había gustado, pero aunque estaba en su fase de Hyung escandaloso, ¿por qué haría tanto ruido?

–Perfecto –Exclamó Yunho–. No cabe duda de que eres muy bueno, Lee Taemin, pero Minho, tu ayuda le sirvió de mucho, pude notar tu estilo.

–No estoy seguro –Le corregí rápidamente, tranquilizando mis respiraciones luego de la agitación del baile–. Taemin lo hizo casi todo, yo prácticamente sólo fui su acompañamiento.

– ¡Eso no es cierto! –Interrumpió Taemin, quien se hallaba a mi lado. Yo me volteé para quedar frente a él, y le dije:

–Sabes que lo es.

– ¡Pero es que siempre te negabas cuando te pedía sugerencias! –Reclamó, era cierto, pero me daba gracia ver cómo alzaba su vocecita.

– ¿Entonces los pasos fueron tuyos? –Preguntó Yunho.

–No. –Sí.

Contestamos al mismo tiempo, cada uno con una respuesta diferente, por lo que lo confundimos.

–A ver, ¿de quién fue la idea de la silla? –Nos cuestionó, y al ver que Taemin no planeaba decir la verdad, yo aproveché para tomarlo de la muñeca, y alzar su brazo para que Yunho viera de quién fue la idea. El pequeño sólo me dirigió la mirada, y yo le sonreí. No solía actuar así con cualquiera, me preguntaba si eso sería muy notorio, pero no lo podía evitar, porque él me provocaba sonrisas constantes.

–Creativo –Murmuró Yunho a Taemin–. Te deshiciste de la monotonía en la que los dos hacían lo mismo. Eres bueno, Lee, aunque la próxima vez me gustaría verte en un solo, y que nadie aparezca de la nada para ofrecerse a bailar contigo –Me fulminó con la mirada. Imaginé la razón por la que Yunho trató de evitar mi participación desde un principio, seguramente era porque quería ver bailar a Taemin en un solo, y yo lo había arruinado.

– ¿Entonces no podemos apartar a Taemin desde ahora? –Preguntó la chica que bailó con Taemin el primer mes que estuvo en la academia, Yunho negó con la cabeza.

–Este mes no –Le dijo, ella hizo una mueca graciosa de inconformidad alzando sus labios, cuando de pronto Jaejoong interrumpió la plática.

–Yo estoy intrigado –Murmuró al acercarse hasta nosotros–. He escuchado mil veces la versión de Jung Soo de esta canción, y el que cantaba sin duda no era él… –Nos miró por un momento y luego agregó en un tono presuroso pero más bajito–. No se lo vayan a decir, pero me gusta más con esta voz, ¿de quién es?

–Kim Jonghyun… –Contestó Taemin de repente, seguro esperando que Jae lo reconociera, pero al ver su cara que no salía de la incertidumbre, bajó la mirada y agregó con timidez–. Un amigo mío.

Sonreí ante su reacción, alcé mi mano e iba acariciarle el cabello, pero me contuve, bajándola antes de que alguien lo notara. Sin duda, aunque su amigo había compuesto la letra, usualmente si el compositor no era reconocido terminaba en la sombra del anonimato de cualquier manera, el amigo de Taemin no era la excepción, aunque tenía una potente voz, lo recordaba por su presentación del día anterior, donde aún con lágrimas la fuerza de su voz permaneció. No era raro que a Jae le llamara la atención.

–Me gusta –Comentó, dirigiéndose a Taemin–. ¿Sabes dónde puedo contactarlo?

–Pues… tengo su número de teléfono.

Jaejoong sonrió, sacando su teléfono del bolsillo, hizo una pregunta más.

– ¿Crees que tu amigo esté interesado en una carrera musical?

Taemin enmudeció al instante, pero después esbozó una enorme sonrisa, sus ojos iluminados lo decían todo, y aunque yo estaba pensando cosas que no venían al caso cuando lo vi tan feliz, pude deducir que estaba muy alegre por su amigo Jonghyun… Aunque realmente lo que más me importaba en ese momento era ver su hermosa sonrisa, pues si se alegraba así por un amigo, ¿cómo estaría su rostro si se enterara de algo bueno para él? Me llenaba de curiosidad la idea.


– ¿Onew estaba… enamorado de ti? –Apenas y pude preguntarlo. Estaba frente a Jong cuidando la tienda en la que trabajaba, por suerte no había nadie dentro, la dueña ya me había tomado confianza y Jonghyun había decidido faltar a su propio trabajo para contarme su problema. Fue algo que me causó más sorpresa de la esperada, aunque algo me lo decía desde el momento en que noté la cercanía entre ellos, había algo extraño en Onew, pero yo no lo había definido hasta el momento en que Jonghyun me lo dijo.

–Todo el tiempo –Murmuró luego de asentir, mirando hacia la mesilla de cristal, aunque yo estaba seguro de que no estaba analizando los perfumes ni las joyas de allí dentro, seguramente tenía la mente en blanco–. Ni siquiera me di cuenta a pesar de que lo conocía tan bien.

– ¿Por eso estabas tan desanimado? –Pregunté observándolo, él afirmó con la cabeza, y yo bajé la mirada, eso me había dolido un poco–. Te importa mucho, ¿cierto?

–Es mi mejor amigo –Contestó alzando la vista–. O era, porque creo que ya lo he perdido –Yo me quedé callado un momento, entonces él sonrió con cierto grado de pena–. Perdón si te cayó muy de sorpresa, tenía que contártelo.

–Entiendo –Susurré sin mirarlo, guardando silencio de nuevo, hasta que me atreví a hacerle una pregunta–. ¿Pero y tú… eres heterosexual, o por qué razón no le puedes corresponder?

–Porque estoy enamorado de otra persona –Me contestó como si nada.

–Ah… –Murmuré sin mirarlo todavía. Eso me había dolido aún más, porque si él ya tenía a alguien, ¿qué rayos estaba haciendo yo a su lado? No cabía duda de que había perdido mucho tiempo.

–Es alguien que… –Prosiguió, aunque yo no quería escucharlo–… me causa demasiadas cosas nuevas, por eso no puedo corresponderle a Onew.

–Debe ser muy especial como para que decidas rechazar a quién te ha querido por tanto tiempo.

–Es que en verdad me gusta –Dijo muy seguro, observé su rostro, y noté la sinceridad de sus ojos–. Tiene muchísima actitud, es muy temperamental, pero su personalidad es alegre y curiosa, y aunque me regaña todo el tiempo, me demuestra su cariño de distintas maneras… –Nuevamente bajé la mirada, ¿de quién estaba hablando? Él continuó con una mirada fija que yo podía sentir sobre mi rostro–. Cuando estoy a su lado siempre pierdo el hilo de la conversación, porque tiene una mirada linda y poderosa… Así que sí, es una persona muy especial para mí.

–Ya veo… –Dije.

–Kibum… –Lo miré nuevamente, y noté su rostro más cerca de lo que estaba antes, y sus ojos fijos en mí. ¿Acaso iba a decirme quién era esa persona? No lo pude confirmar porque su teléfono sonó.

– ¿Bueno? –Contestó al alargar esa distancia entre nuestros rostros, dirigiéndose prácticamente a la entrada de la tienda para hablar con la persona al teléfono. Yo aún continuaba confundido, mientras que él hablaba de cosas a las que no podía prestar atención por mis pensamientos. Sin embargo, cuando se giró hacia mí y vi su sonrisa formándose por las comisuras de sus labios, olvidé lo que estaba pensando, quedé completamente en blanco porque noté mucha emoción en su rostro–. ¡Cla-claro! Muchísimas gracias –Colgó, y me miró con sus ojos bien abiertos.

– ¿Qué? –Pregunté, pero no me respondió, así que salí del mostrador y me acerqué a él–. ¿Qué pasó? ¿Quién era?

–Audicionaré en la SM… –Murmuró.

– ¿Eh? –No pude entenderle de inmediato, pero con su tono de emoción me lo aclaró todo.

– ¡Quieren que me convierta en cantante!

– ¡No bromees! –Dije–. ¡¿Enserio?!

– ¡Me ayudarán en todo! –Comentó Jong, sonriendo, y tomándome sorpresivamente en un abrazo, agregó–. ¡Ah, Key estoy tan feliz! –Y comenzó a girar conmigo encima. No sabía cómo podía cargarme siendo un poco más bajo que yo, pero estar entre sus brazos se sentía demasiado bien, aunque lo único que pude hacer fue gritar y reír en ese momento por las alegres y repentinas vueltas que me estaba dando–. ¡Es mi mejor regalo de cumpleaños adelantado!

–Está bien –Dije entre risas, y él poco a poco empezó a detenerse–. Entiendo, tranquilo –Añadí una vez se detuvo, y nos miramos por un momento, hasta que no aguanté y lo abracé de nuevo–. ¡Ah, maldito Jong, haces que yo también me alegre como un estúpido! –Dije riendo, él comenzó a reír junto conmigo.

– ¿¡De verdad!? –Preguntó con alegría, para después separarnos un poco, y agregar en tono más bajo, muy cerca de mis labios–. ¿Estás alegre por mí? –Asentí rápidamente.

–Y estoy orgulloso –Dije, y no sé si lo aluciné o en verdad pasó, pero sentí como si sus labios quisieran acercarse a los míos, iba a permitirlo, pero el sonido de un cliente diciendo buenas tardes arruinó el momento. Nos separamos, y reímos al ver su rostro espantado. ¿Qué habría pensado? Nada bueno seguramente, su cara lo decía todo. “Ojalá le hubiera causado un trauma por habernos interrumpido” Me dije a mí mismo mientras reía en ese momento.


La clase había terminado. Me encontraba en el baño de aquel piso de las instalaciones de la academia. Me gustaba mi trabajo, pero aquel día no estaba del todo satisfecho. Remojé mi rostro y salí de ahí para encontrarme con Jae en el salón, pero su voz a mis espaldas me detuvo, y al mismo tiempo me sorprendió.

–No te ves de buen humor –Me dijo, yo me giré para encontrarlo recargado en la pared, y él se acercó al ver que no hubo respuesta para su comentario–. Quizás deberíamos dejar esto para otro día.

–Querías que escuchara la nueva canción de su grupo para hacerles una coreografía, ¿no? –Contesté tratando de mostrarme indiferente–. Realmente no importa mi ánimo en estos momentos –Me acerqué a las escaleras y dejé mi mochila a un lado, para amarrarme el cordón suelto de uno de mis tenis. Jaejoong se acercó a mí.

–Cuando estás enojado bailas feo –Comentó sin más, relajado como siempre, yo solté una ligera risa, aunque realmente no tenía ganas de reír. Él se inclinó tras de mí, y mirándome fijamente, agregó cerca de mi rostro–. ¿Sabes?, yo me pregunto, ¿en qué momento piensas confesarle tus sentimientos a Minho? –Fruncí el entrecejo, el enojo vino a mí de un momento a otro.

–Ya te dije que yo no siento nada por él, ¿cuándo te va a quedar claro eso?

–Cuando dejes de mirarlo como lo miras –Dijo con toda seguridad, yo continué amarrando mi agujeta al tiempo que él hablaba–. Dios, Yunho, aún cuando Minho vivía en tu casa, jamás te aprovechaste de la cercanía que había entre ustedes más de que una sola vez. Ignoraste al pequeño cuando estaba enamorado de ti –Guardé silencio, odiaba que me recordara esas cosas–. Claro, tú eras el responsable hermano mayor, pero también eras el hijo ejemplar, no podías fallarle a tus padres por tu falso hermanito, ¿cierto?

– ¿A qué viene todo esto de repente, Jae? –Pregunté, claramente ya me estaba hartando la conversación–. Sabes que después de lo que pasó no hubo ningún resentimiento, porque a pesar de todo no lo abandoné.

–No, pero… –Prosiguió él, yo aún no entendía el punto–. Le robaste su inocencia y lo dejaste sin más para “no dañarlo”, ahora Minho hace lo que quiere, tú y yo lo sabemos, y de hecho, jamás creí que diría esto, porque él nunca toma nada enserio desde que tú lo decepcionaste, pero parece que te lo van a ganar, Yunho –Dijo esas palabras, provocando rápidamente aún más furia en mi interior, no sólo por recordarme el pasado, sino porque él pensaba exactamente lo mismo que yo–. Taemin se llama el chico, ¿cierto? –Se levantó luego de decir esto en tono burlón–. Es lindo, deberías tener cuidado –Y me advirtió antes de dejarme con la mirada en el piso.


Era domingo, muy temprano en la mañana, Taemin, Max y yo aguardábamos afuera del departamento de Jonghyun. Con un pastel sobre mis manos, los otros dos estaban preparados para gritar cuando él abriera la puerta.

– ¡Feliz cumpleaños! –Gritamos frente a su cara de sueño, que al instante cambió, mostrando una sonrisa por vernos a los tres ahí afuera. Nos invitó a pasar, Max lo felicitó alegremente, pero se quedó poco tiempo porque había llegado la hora en la que tenía que cuidar la entrada. Taemin y yo nos quedamos a desayunar su pastel junto con él, y aunque la mayoría del tema de conversación fue de Jong agradeciéndole a Tae por haber usado su demo en su coreografía del viernes, no pude evitar sonreír al ver lo feliz que se encontraba, después de los días en los que lo pasó tan mal. Me alegraba ver que había vuelto a ser él mismo.

–Bueno, ya tengo qué irme… –Murmuró Tae de repente, aún estábamos sentados en la mesa–. Quedé de salir con una amiga hoy.

– ¿Cómo? –Me hice el sorprendido, Jong rió por mi reacción, y Taemin sonrió justo antes de decirle:

–Espero que te la pases muy bien, Hyung, disfruta tu día.

–Muchas gracias, Taeminnie, te quiero –Le dijo Jonghyun.

– ¡Eres un maleducado! –Yo por mi parte, le grité desde esa distancia, sin embargo, Tae sabía que lo hacía de broma, pues sin que Jong mirara, me deseó suerte con el movimiento de sus labios, y yo le agradecí de igual manera, sin hacer ruido. Obviamente su salida repentina estaba planeada, y sin duda yo adoraba a mi primo por ser tan bueno en eso.

– ¿Tienes planes para hoy, Jong? –Le pregunté después de un tierno silencio, en el que lo observé comerse la última porción de la rebanada de pastel que había sobre su plato. Él me miró, y se encogió de hombros.

–No creo –Dijo–. Mis padres viven lejos, si acaso me llaman en la noche, es domingo, así que creo que mis amigos de la universidad me felicitarán el lunes, y no creo que Onew vaya a venir tampoco después de lo que pasó, tú sabes… –Lo comentaba muy tranquilo, pero yo estaba seguro de que en cierta manera le afectaba estar solo, se le veía en su rostro.

–Entonces vístete –Murmuré de repente.

– ¿Hmm? –Dijo él aún con su tenedor en la boca.

–Es tu cumpleaños –Exclamé mientras reía por lo tierna que se veía su cara–. No puedes quedarte encerrado en tu casa –Al oír esto, fue bajando poco a poco su tenedor–. Además quiero llevarte a un lugar –Pero al escuchar esto último, se levantó de repente y se fue a su habitación, haciendo un montón de ruido en cuanto llegó por la segura revoltura de ropa que estaba provocando allí dentro. Yo me reí aún cuando estaba solo en la cocina.

No me importaba quién demonios era la persona de la que él estaba enamorado, yo quería, o más bien, yo iba a encargarme de llenarlo de alegría en ese día tan especial.


Ese fue el mejor cumpleaños que recuerdo. La pase muy bien al lado de Kibum; desde la mañana me sacó de casa y me estuvo llevando a varios sitios, primero a una tienda de ropa, en la que dijo que escogiera lo que a mí más me gustara para comprármelo con su dinero del trabajo. Al principio me negué, pero con Key era imposible. Terminé haciendo lo que él me ordenó y además pidiéndole ayuda porque sabía que él tenía el mejor gusto para esas cosas, así que sí, terminé vistiéndome como nunca en mi vida, pero Key parecía contento con eso, lo cual me hacía realmente feliz. Luego de ello fuimos al parque de diversiones, hacía años que no iba a uno solamente porque sí, pero recordé mi adolescencia y quise subirme a la mayoría de los juegos. Key reía diciendo que parecía un niño, y yo tomaba su mano para obligarlo a subir conmigo, gritábamos como locos a cada juego que nos subíamos, pero me sentía alegre por poder abrazarlo sin que se viera extraño, fingiendo que lo hacía por miedo o simplemente para protegerlo. Adoraba su fragancia que era imposible de perder aún entre tanto movimiento, no quería soltarlo. Comimos, nos tomamos fotos, y la tarde empezó a perderse sin que nos diéramos cuenta, aunque después fuimos a una tienda a comer helado, luego de eso simplemente estuvimos merodeando por cualquier lugar, deteniéndonos en cualquier parte sólo para hacer una tontería más. Disfrutando de su compañía, yo me preguntaba en qué momento Key se cansaría de mí, pero sonreía al notar que no lo hacía, no se cansaba, incluso buscaba cualquier pretexto para continuar celebrando mi día.
Realmente, después de lo ocurrió con Onew, pensé que pasaría un cumpleaños solitario, pero Key marcó una enorme diferencia, él fue la persona que se encargó de alegrarme, de hacerme sentir querido y apreciado. Al estar juntos, tomándolo de la mano y riendo por cada cosa que hacíamos, la situación me demostró que no cometí un error al decirle la verdad a Onew, porque ciertamente, Key era la persona que hacía latir más fuerte a mi corazón.

Oscureció, Key me preguntó si ya quería volver a casa, y yo le dije sinceramente que no, imaginé que me convencería para regresar, pero mis predicciones resultaron erróneas, porque él dibujó una enorme sonrisa y me dijo que había un lugar más al que me quería llevar. Yo seguí su trayecto, molestándolo y bromeando con él, sin darme cuenta de que estábamos subiendo por una colina, en medio de un sendero de piedra que era aluzado por varios faroles. Era un pequeño monte muy conocido, yo solía subir a él mucho cuando era niño, porque vivía con mis abuelos cerca de allí. Bastante gente lo frecuentaba, pero yo tenía un rincón secreto, desde el cual podía ver la ciudad a la perfección, y a la luz de la luna, no necesitaba ningún farol para aclarar mi vista, con la luz natural bastaba para sentir la calidez de la noche. En eso pensaba, recordando mis días de niño, cuando de repente Key se detuvo, cruzando los árboles y arbustos que yo solía cruzar en ese entonces, lo seguí con curiosidad, y me sorprendí al notar que el final del recorrido era justo allí, mi lugar favorito cuando era un niño.

–Increíble… –Susurré sin poder ocultar la impresión.

–Vengo aquí cuando necesito tranquilidad –Comentó Key, yo lo miré, y comencé a reír por la coincidencia de que fuera precisamente ese lugar, aunque él creyó que reía por otra cosa, y quiso explicarse–. Sé que es extraño que alguien como yo busque un lugar solitario sólo para pensar, pero lo encontré de casualidad… –Continué riendo, aunque un principio no lo hacía por eso, debo admitir que él tenía cierta razón en sus palabras.

– ¿Qué? –Traté de adivinar–. ¿Venías corriendo y resbalaste hasta aquí?

– ¡Es que Taemin iba muy rápido!, ¡tenía que alcanzarlo! –Solté la risa al escuchar su alterada respuesta.

– ¿Enserio lo adiviné? –Cuestioné entre carcajadas, Kibum infló las mejillas y desvió la vista, con indignación. Me causó ternura, y poco a poco me fui calmando, dando paso a un pequeño silencio, justo antes de compartirle mis recuerdos–. Yo solía venir justo aquí cuando era niño.

– ¿De verdad? –Preguntó, mirándome con incredulidad, yo asentí con una sonrisa.

– ¿No es curioso? –Le dije, volviendo la mirada hacia el horizonte–. Me gustaba la vista de la ciudad por la noche. Sentía muchísima paz –Permanecí callado unos segundos, y me senté sobre la hierba de aquel rincón, Key hizo lo mismo, y entonces regrese la mirada hacia su rostro–. Gracias por recordármelo –Sonrió ante mis palabras, y dirigió sus lindos ojos hacia la hermosa vista de la colina, dando paso a un cómodo silencio, de aquellos en los que no se necesitan palabras para saber que cada uno está sonriendo por dentro… Simplemente disfrutando la bella noche que se presentaba ante nosotros.

–Ahora sólo faltan los fuegos artificiales –Susurró Key de repente, parecía que había sido sólo un pensamiento fugaz, pero bastó que lo dijera para que yo le mirara a los ojos, esperando por el momento en que él girara el rostro y me mirara también. Tenía miedo de equivocarme y arruinarlo todo, pero al verlo así a mi lado, pensé: “Si no se arriesga no se gana, ¿qué más podría perder?”

–No los necesito, te tengo a mi lado –Miré a Jonghyun, preguntándome si acaso había escuchado bien lo que él había dicho, y asombrándome por la cercanía que había entre nuestros rostros–. Key… –Agregó sin desviar esa mirada, que provocaba que me perdiera en su profundidad–. ¿Recuerdas la canción que iba a escribir para Yesung?

–Sí.

–Bueno, pues… –Hizo una pausa, como si pensara bien en lo que iba a decir a continuación–. No se la vendí, tuve que componerle otra porque la primera… la hice por ti –Sentí un enorme y agradable cosquilleo al escucharle decir eso, y abrí mis ojos en demasía, sin saber qué decir, aunque no tuve qué hablar porque él continuó con sus palabras–. Jamás me había pasado, el hecho de que me volviera tan egoísta que no quisiera que nadie más cantara lo que yo escribí para ti, creo que quería que tú la escucharas viniendo de mí…

–En verdad… –Hablé entre susurros, desviando la mirada porque no era capaz de mantener sus bellos ojos clavados en los míos–. ¿La escribiste por mí? –Pregunté, él asintió.

– ¿Quisieras escucharla? –Agregó amablemente, y entonces me levanté con suma vergüenza.

–Yo… –Dije tartamudeando, algo raro en mí–. Nadie me ha cantado antes, así que… – Jong notó mi bochorno, y se levantó rápidamente, tomándome de la muñeca para evitar que escapara. Una vez estuvo frente a mí, buscó entrelazar sus dedos con los míos, y sonriente, exclamó:

–Seré el primero.

–Jong –Me reí sin poder creerlo, mientras que él continuaba sonriendo, satisfecho por hacerme sentir de esa manera. Me armé de valor y quedé frente a él, quien continuando con su segura mirada, hizo sonar su hermosa voz en medio del silencio.

– Hello, Hello~ Está creciendo en mí el valor… –Sonreí, nervioso y atento, escuchando esa alegre melodía–. Hello, Hello~ Quiero hablar contigo por un momento… –Él también sonreía, a punto de provocar mi risa nerviosa, pero me contuve porque sentí su mano sobre una de mis mejillas–. Hello, Hello~ Quizá me precipite un poco pero… ¿Quién sabe?, tal vez lo nuestro salga bien… –Finalizó tomándome del rostro con las dos manos, y recargando su frente en la mía, susurró dejándome atolondrado–. Yo te quiero, me gustas, Kibum –Reí mirando hacia el suelo, y en un comentario tonto, le dije:

–Parece mi cumpleaños en lugar del tuyo…

– ¿Por qué? –Preguntó riendo igual que yo. Entonces me relajé un poco, y sonriendo, le contesté:

–Porque me haces muy feliz… –Alzando la vista para mirarle a los ojos, le confesé lo que hacía tiempo le quería decir–. Tú también me gustas, Jonghyun.

Él sonrió, y quise sonreírle también, pero el acercamiento de sus labios con los míos no me lo permitió, cerré mis ojos instintivamente, y chocamos nuestras bocas de manera lenta y dulce, presionando poco a poco mientras sentía una de las manos de Jong sobre mi mejilla, y la otra paseándose por mi cuello, suavemente, disfrutando del contacto entre nuestros labios, sentí una calidez que no desapareció aún cuando éstos se separaron. Jong abrió lentamente sus ojos, y al encontrar los míos, me sonrió, para acto seguido, preguntar con alegría:

– ¿Esto significa… que ya somos novios? –Yo me reí, tomándolo con ambas manos de las mejillas.

– ¿Tú qué crees?

Jong me abrazó por la cintura, y llevando la mirada hacia el cielo, agregó, en tono bromista:

–Hmm, no sé… –Buscó mi rostro nuevamente–. ¿Te puedo besar otra vez para confirmarlo?

Me reí de nuevo, abrazándolo por el cuello, y dejando atrás la vergüenza de un inicio, susurré junto a su boca, con una sonrisa pintada en mis labios.

–Tonto, tú me puedes besar las veces que quieras… –Dicho y hecho, me besó otra vez, sin dudarlo, haciéndome experimentar nuevamente ese dulce contacto, y esas lindas cosquillas en el estómago que no sentía desde que era un niño. Nunca nadie me había besado de manera tan tierna, mostrando sentimientos tan sinceros, y la enorme felicidad que latía en los corazones de ambos. Jonghyun era la primera persona que me hacía sentir realmente querido, y esperaba que pudiéramos seguir de ese modo, así contentos y para siempre juntos.

Esa tarde de Domingo me encontraba con Sulli, en una tienda departamental, revisando entre el departamento de chicos. Quería ver si podía comprarle algo a Jonghyun Hyung por su cumpleaños, aunque seguro Key iba a encargarse de eso.

–Aww, así que quería alegrarlo en su día –Comentó mi emocionada amiga–, de ese modo seguro cae a sus pies, es que tu primo es tan lindo…

–No digas eso, Sulli –Murmuré sin detener mi búsqueda de prendas, quejándome ahora sí, aunque al principio lo hice de buena gana–, tuve que largarme de imprevisto para dejarlos solos a los dos tortolos… –Cerré los párpados, y ella contestó a mis espaldas, buscando por su cuenta entre la ropa.

–Pero estás conmigo ahora –Dijo.

–Pues sí –Contesté mirándola, ella me sonrió, satisfecha.

Entonces continué manoseando la ropa, cuando de repente vi un sombrerito de color café, y lo tomé con curiosidad. Pensé que quizá sería bueno para regalárselo a Jong, pero cuando me lo puse en la cabeza no pensé en nada más que en comprármelo para mí mismo. Me miraba al espejo, cuando de pronto Sulli me sacó del trance de la distracción.

–Y tú… –Murmuró, con una extraña duda, que al momento me obligó a dirigirle la mirada. Tenía los ojos clavados en el piso, pero después agarró su usual decisión, y añadió de forma espontánea–. Taemin, a ti te gustan las mujeres, ¿verdad? –Percibí la cuestión en sus ojos mirándome, me sentí atacado y respondí rápidamente.

–Claro –Dije–. ¿Por qué lo preguntas? –Ella se sonrojó al instante, y bajó la mirada, contestando con el notorio arrepentimiento de preguntar algo así.

–Bueno, ya que Key Oppa es homosexual y tú lo aceptas muy bien, pensé que… tal vez –Murmuró, alzando la mirada para encontrar mi rostro sonriente y curioso; entonces agregó sacudiendo las manos–… Pero no me hagas caso –Se rió–, ya me imaginaba que no lo eras –Me reí también, relajando el ambiente.

Realmente no tenía idea de por qué mentí, creo que estar enamorado de Minho ya me hacía homosexual, pero la mentira me salió sin pensarlo, quizá porq ue algo en mi interior me decía que Sulli se alejaría de mí si le decía lo que era cierto.

–Mira, ¿debería llevármelo? –Cambié de tema, hablando acerca del sombrero café mientras me miraba al espejo.

– ¡No!, se supone que es para tu primo político –Respondió Sulli, golpeándome ligeramente con la manga de una camiseta que se hallaba cerca de ahí. Yo simplemente me reí por su reacción, pensando que era cierto: Jong pronto sería mi primo político, de eso estaba seguro.


A la tarde visité el departamento de Minho, habíamos quedado de vernos en la semana y así fue. Su apartado era algo amplio y un poco ordenado, aunque repleto de fotografías pegadas en las paredes, y papeles de todo estudiante de universidad con poco tiempo de sobra. Le había contado lo de Jonghyun, la confianza que teníamos hacia tantos años me había servido para desahogarme en aquel momento. Minho me escuchaba como antes lo hacía, con atención, buscando un modo adecuado de responder ante mis problemas. Yo sabía que el chico había cambiado mucho, pero su actitud en el fondo seguía siendo la misma, era agradable.

–Así que por eso estuviste tan triste… –Comentó luego de que yo le contara el problema–. No te vi muy emocionado cuando mencionaron que tú ganaste –Bajé la mirada, recordando aquel instante. Ciertamente la tristeza se notaba en mi rostro–. ¿Pero qué harán con lo de la beca?, ¿es compartida o…?

–No, por suerte cada uno recibirá su parte… –Contesté alzando la vista–. Hoy es su cumpleaños, pero no pienso hablarle –Minho suspiró, cerrando los párpados para decirme con seriedad:

–Tampoco debes ser tan rencoroso, Hyung –Tenía razón, y negué con la cabeza para demostrarle que estaba de acuerdo–. Está bien, es reciente y te duele, pero si fueron tan amigos debes buscar el modo de seguir hablándole. No dejes que los años se te pasen como conmigo.

– ¡Pero es que tú desapareciste! –Me defendí riendo, al tiempo que el teléfono del apartamento sonaba, pero nadie le hacía caso. Él me respondió de la misma manera.

–Con más razón… –Me dijo, e iba a agregar algo más, pero el sonido de su contestadora le detuvo.

– ¿Dónde diablos te metiste? –Hizo aparición la voz de una chica, dejándome helado por lo enojada que se oía–. ¿Creías que me podías tratar sólo como un juguete? ¡Estás mal, Minho! –Observé hacia la mesilla del teléfono, con los ojos en blanco, y luego miré a Minho; aunque él parecía más tranquilo, podía jurar que en el fondo estaba tieso–. De verdad me gustaste, pero para que lo sepas, ni siquiera lo hacías tan bien… ¡He tenido mejores noches con cualquier otro que contigo!

De verdad que Minho había crecido, pero no pude evitar partir en carcajadas; él se levantó rápidamente en dirección hacia la mesita donde estaba el aparato.

– ¿Cómo demonios consiguió mi número? –Cuestionó irritado, yo no podía parar de reír.

– ¡Maldito Casanova barato! –Lo ofendió esa chica una vez más, justo antes de que Minho oprimiera un botón de la contestadora para silenciar la llamada. Entonces se giró hasta mí, y guardé silencio, observando su cara, y tratando de no reír en el intento de parecer serio.

–No sé qué esperan las mujeres de mí –Se defendió, y como si le hubiera pedido explicación, añadió alterado–. ¡Ella fue la que me sedujo, yo sólo acepté una vez! –Volví a reír.

–Entiendo –Le dije, calmándome poco a poco–. Las mujeres son peligrosas, por eso no he vuelto a acercarme a ellas desde mi última novia, son demasiado difíciles.

–Entonces era verdad que eras bisexual –Comentó, yo asentí con la cabeza, recordando lo que le había dicho muchos años atrás.

– ¡Pero ahorita soy gay! –Aclaré rápidamente, Minho se rió.

–Bueno bueno… –Dijo, volviendo a sentarse en el mueble de la sala, junto a mí–. ¿En qué estábamos? Ah sí... una desilusión amorosa no es tan importante, es más, para que se te pase vamos a divertirnos –Esbozó una sonrisa–. Te invito a un club.

–Estás loco, Minho –Le dije sin dudarlo–. ¡Es domingo! –De verdad que éste chico se había dañado un tornillo, pero no era tan malo si lo pensaba un poco–. Aunque créeme que ahora mismo me gustaría ver las cosas así de fácil, como lo haces tú.

–Es que tienes que despejar tu mente, Onew Hyung –Murmuró, riendo por esto último, ya que aún no estaba acostumbrado a llamarme así.

–Onew… –Repetí con la mirada baja–. Jong estaba conmigo cuando ese apodo se inventó… –Minho rodó los ojos, cansado de escucharme sufrir, se levantó del mueble y me extendió la mano.

–Relájate… –Exclamó al ayudarme a levantar de ahí, empujándome rápidamente por la espalda–. Date un baño y enseguida te presto mi ropa para que te pongas guapo –Me encaminó hacia allá–. ¡No te aguantaré si sales con la misma cara eh! –Gritó quedando afuera de la puerta, yo me quedé mirando el piso del baño, hasta que llegué a una conclusión…


Logré convencer a Onew de irse conmigo, le vi muy desanimado y esa era la única manera que yo conocía para soltar las penas, dejarse llevar por la música y el alcohol, olvidando cualquier tipo de problema. Sé lo que estarán pensando: “Maldito monstruo de dos caras”. Bueno, yo lo era, no puedo negarlo.
Aproveché que al día siguiente entraba tarde a clases para ir a aventurar un rato, aunque no pensé mucho en mi amigo, yo sólo quería que se sintiera un poco mejor, pero creo que me equivoqué al llevarlo, y no sólo a él, me equivoqué al llevarme también a mí mismo.

Le observé entre la gente, era un chico, bailaba muy bien, su rostro era diferente, pero su cuerpo era parecido al de “él”. Sonreí al haber encontrado a mi nueva presa, y asegurándome de que Jinki se encontraba bien bailando con una chica, me dirigí hasta él con toda intención de encararle. Bailé a su lado, y unos roces bastaron para convencerlo. No sé ni cómo pasó, pero ya lo estaba besando en un rincón apartado, aturdido por el sonido a mi alrededor, no hice más que saborear sus labios y pensar que de ése modo mis ansias por tocar a un hombre se terminarían esa misma noche. Pensaba que sólo tenía deseos de probar algo diferente, pero cuando me descubrí a mí mismo idealizándolo a “él” de nuevo mientras le succionaba los labios a ése chico desconocido, me aparté recobrando el conocimiento, y le miré por un instante. Era guapo, sí, pero no era Taemin.
Le oí preguntar que qué me sucedía, y sin dejar de sonreírle, le contesté que nada y simplemente me alejé, emprendiendo mi camino en busca de Onew, sin importar lo que pensara al dejarlo de esa manera, pues me había cansado, y era libre de irme, porque ni siquiera lo conocía. A Jinki lo encontré en la barra de nuevo, y me acerqué a preguntarle entre gritos por el ruido si acaso se estaba divirtiendo, él se giró hacia mí, y me respondió igual, con la voz alzada:

–No –Me dijo–. Sólo tengo ganas de emborracharme –Sonreí ligeramente, aunque en verdad no era grato de escuchar, y menos con el poco ánimo que yo tenía de continuar allí. Tomamos un poco más, y luego nos fuimos, Jinki decepcionado, y yo aburrido, quizá hubiera sido mejor que nos quedáramos en mi casa o que saliéramos por ahí cerca un momento. Realmente me había cansado de hacer siempre lo mismo, y aunque aquel era un chico, no me sentí extasiado al probarlo… “¿Qué estará haciendo Taemin?” No pude evitar preguntármelo en ese momento, y reír por pensar… que quizá simplemente estaba durmiendo.


No podía estar más contento, la audición en la fábrica de talentos había sido todo un éxito, me habían aceptado, y tenían en mente un proyecto para mí, aunque aún no estaba muy claro qué sería, yo estaba contento, sin embargo, debo admitir que me hacía falta mi mejor amigo para compartirle mi alegría. Lo había visto en la universidad, pero simplemente me evitaba, no quería que siguiera odiándome, pero no podía hacer nada al respecto.

Esa tarde del martes llegué a casa de Key, supe que se había quedado estudiando en casa, y quise llevarle algo para comer… aunque mis comidas instantáneas no eran muy buenas y él era sin duda el mejor cocinero que yo conocía. Seguro se estaba esforzando mucho en ese momento como para pensar en prepararse algo para comer. Iba de pasada porque tenía cosas qué hacer, pero nada me iba a impedir ver a mi novio por un instante. Toqué a la puerta y él gritó desde adentro:

– ¡Pasa!

Haciendo lo que él me indicaba, abrí la puerta lentamente, encontrándolo sentado en el piso de la sala, con un montón de hojas de diseño y papeles descansando alrededor suyo. Sonreí al notar su concentración puesta en el papel, con sus adorables lentes de armazón negro adornando sus ojos.
Me acerqué con la bolsa de comida detrás de mí, y me incliné hasta quedar enfrente de él.

–Kibum~ –Murmuré observándolo, él alzó la vista, y al instante dibujó esa bendita sonrisa que me alegraba todos los días.

–Jong –Respondió alegre, yo sonreí, y acariciando su mejilla con una mano, le di un beso en los labios, aquellos que me hicieron falta en el transcurso del día, ya tenía muchas ganas de sentirlos otra vez. Me separé un poco y lo miré a los ojos.

– ¿Estás cansado? –Pregunté, el ladeó la cabeza hacia ambos lados un par de veces.

–Un poco –Respondió, volviendo la vista hacia su trabajo–, más que nada estoy hambriento…

– ¡Tachán! –Musité rápidamente al escuchar eso, mostrándole la bolsa de comida que llevaba para él desde un principio. Key me miró con curiosidad, y entonces agregué sonriendo–. Lo supuse…

– ¡Waa, gracias! –Dijo emocionado, con sus ojos iluminados, tomó la bolsa, y la dejó a un costado suyo, justo del lado contrario en el que me encontraba yo.

– ¿Ahora me darás mi recompensa? –Pregunté prácticamente en su oído, y Key, sonriendo, me dijo con tono burlón:

–Pareces un cachorrito… –Me reí por escuchar eso, y pegándome más a él comencé a imitar el sonido de uno sólo para molestarlo, aunque sus dulces risitas fueron lo único que logré ocasionar–. Jonghyun… –Agregó riendo, intentando apartarme con sus manos, pero sólo provocó que sonriera porque no tenía éxito en mandarme lejos.

–Trabajo con muchos cachorros –Me defendí–, es natural que se me contagie la especie.

–Se siente extraño besar a un perro, ¿sabes?… –Comentó él aún con ése tono de burla. Yo abrí la boca en señal de sorpresa.

–Ah, ¿lo dices enserio? –Cuestioné acercándome hasta su rostro–. ¿Quieres probar? –Key no dejaba de reír, y yo tampoco, pero ciertamente, ésta última cuestión fue la que nos llevó a callar a ambos, Kibum me miró fijamente, en silencio, y yo no dudé en reclinar mi cabeza para volver a besarlo, él me recibió cerrando sus párpados, y moviendo su boca poco a poco. No lo aguanté más y llevé una mano a su mejilla, intensificando el beso, pues mi lengua de repente sintió la necesidad de estar dentro de su boca. Me llevaba al paraíso cada vez que lo besaba de esa forma, pero algo dentro de mí me incitó a probar más. Sin dejar de besarlo mis manos se movieron solas, buscando un atajo para acariciar la piel bajo su playera, al tiempo que mi inclinación lo incitaba a recostarse sobre el piso de su sala. Él acarició con una mano mi cabello, y con la otra se apoyaba en el piso sin separarse ni un momento de mis labios, soltando pequeños suspiros entre cada beso, me estaba provocando ése sutil sonido. Yo quería sentirlo todo, su fragancia me hipnotizaba, y sus labios eran tan dulces que simplemente no era capaz de soltarlos, sin embargo, sus pequeñas risitas me obligaron a separarme un poco, mirando su rostro agitado, como si apenas fuera capaz de respirar.

–E-espera… –Me dijo, acomodándose sus lentes, yo no entendí por qué me habría dicho eso hasta que agregó lo siguiente–. Estamos aplastando mi tarea.

–Puedes volver a hacerla… –Dije sin pensar y sin darle importancia, buscando de forma desesperada unir nuevamente nuestras bocas.

–Jong… –Me dijo riendo con nerviosismo–. Tengo que seguir trabajando –Al oír esto, lo miré y puse la cara de decepción y tristeza más grande que podía, él me sonrió tiernamente, y me dio un casto beso antes de incitarme a levantarme junto a él, regresando al modo en que estábamos antes, uno sentado simplemente junto al otro–. Te quiero~ –Murmuró volviendo la vista hacia su trabajo, yo me quejé haciendo un puchero.

–Eres un chantajista, Kim Kibum –Dije recargando mi barbilla en su hombro, Key me dirigió una mirada, y haciendo honor de su chantaje, agregó sin vergüenza ni duda alguna:

–Y tú eres el distractor más lindo que he tenido –Por poco se notó mi rubor en el rostro, amaba cuando decía cosas dulces aunque también me gustaba cuando se ponía regañón, era perfecto.

Me quedé callado y después le besé la mejilla, observando en silencio cómo trabajaba en su tarea. Aún no podía creer que estuviéramos juntos, que pudiera besarlo y abrazarlo con libertad, aunque sin duda, Key tenía ése talento para controlar las cosas a su gusto, podía hacerme callar en cualquier momento a su antojo, y aún así me encantaba, me encantaba todo de él y me encantaba tenerlo para mí solo.


Apenas salía de la academia ese martes, iba caminando por las instalaciones en compañía de Sulli y de Luna…

–En verdad que el tango es algo difícil… –Comentó Sulli, quejándose mientras hacía sus característicos pucheros de niña chiquita. Luna la apoyó al instante.

–Y que lo digas… –Murmuró quejándose también–. Además Donghae no hace las cosas más fáciles para mí, siempre se está riendo.

–Dejen de quejarse –Interrumpí–, al menos no tienen que ser la pareja de dos chicas a la vez –Las dos rieron al escucharme, o más bien, se burlaron por recordar la situación en la que me encontraba.

–Hace falta que haya otro alumno en la clase, ¿verdad? –Comentó Luna–. De otro modo siempre terminas metido en los impares, Taemin…

–O bailando con Minho –Agregó Sulli en tono burlón, y nuevamente las risas entre esas dos no se hicieron esperar, yo me quejé cerrando los ojos e inflando los cachetes.

–No se burlen –Mencioné, Sulli me picó una mejilla con el dedo índice, cuando de pronto, la voz de alguien a lo lejos me sacó de mi fase lastimera.

– ¡Taemin! –Oí a la distancia, y abrí grande los ojos al reconocer a quien me había llamado.

– ¡Onew Hyung! –Musité alegre, abrazándolo una vez llegó frente a mí, pues tenía varios días sin verlo–. ¿Cómo estás?

–Pues… bien –Respondió revolviéndose el cabello a sí mismo. Pude ver su rostro tenuemente recuperado, se le veía algo mejor–. ¿Ya saliste?

–Sí, ¿y tú qué haces aquí? –Cuestioné sin dejar de sonreírle.

–Vengo a ver a un amigo, necesito que me regrese mi teclado –Contestó, cuando de pronto su mirada se topó con el par de chicas molestas que tenía a mi lado–. Hola Sulli, hola…

– ¡Hola! –Dijo Sulli alegremente, sacudiendo la mano.

–Hola… –Luna por su parte, respondió con más seriedad, algo raro en ella, pero decidí no darle importancia, porque tal vez estaba muy cansada.

–Pensaba en ir a visitarte esos días, Onew… –Comenté, él mencionó con su amplia sonrisa:

– ¿Pues qué piensas? Yo te esperaré con gusto, Minnie –Luego me revolvió el cabello, y me dio un par de palmadas en la mejilla con su mano, para reanudar su camino–. Nos vemos luego. Adiós, chicas…

–Ok. Suerte, Hyung… –Me despedí, al igual que Luna y Sulli, quienes sólo le decían adiós, cada una con sus energías distintas de ese momento.

– ¿Hyung? –Preguntó Luna una vez que Onew se alejó–. ¿Quién es ese Hyung?

–Oh, es mi amigo, se llama Lee Jinki. Perdón por no habértelo presentado, parecía que iba con prisa… –Respondí. Luna dirigió la mirada hacia el trayecto que había tomado Onew, y volviéndose a nosotros, agregó con su tono enérgico de siempre:

–Sí, pude notarlo –Era extraña su curiosidad, pero ni Sulli ni yo optamos por preguntarle.

Salimos hasta la puerta principal de la academia, y nos despedimos ahí, Sulli y Luna se iban a ir juntas, y yo iba a tomar mi propio camino en soledad hasta el trabajo, o al menos eso pensaba antes de girarme hacia la derecha, y ver a Minho sentado en las escaleras del enorme pórtico del edificio, con su vista puesta sobre su cámara profesional.

–Hola, Minho –Lo saludé sin pensarlo, él alzó la mirada, y me sonrió.

– ¿Qué tal, pequeño bailarín? –Saludó, y ésta vez no me sorprendí ante su repentina amabilidad.

Desde que bailamos “Love Like Oxygen” habíamos comenzado a hablar más seguido, cada vez que nos encontrábamos casualmente. Y vaya, todo ese tiempo fui descubriendo cosas que no esperaba de él, como que le gustaba y le apasionaba el baile desde niño, aunque todos decían que lo tomaba como un pasatiempo, creo que realmente lo que tomaba como un pasatiempo era la fotografía, cosa que le empezó a gustar desde que su padre murió por un accidente automovilístico. Esos temas eran delicados, pero él los contaba con mucha naturalidad.
También descubrí que su personalidad era algo interesante, graciosa sin perder la seriedad, con un humor negro que curiosamente se combinaba a la perfección con su bonita sonrisa. Además de que teníamos gustos similares en la música, de vez en cuando me daba consejos para la clase de baile, aunque no volvió a intentar lo del tango de hacía más de una semana, debo confesar que fue algo realmente extraño, por un momento me sentí acechado, pero después me tranquilicé. Quizá sólo estaba intentando hacer eso: darme una idea de cómo sería aquel estilo de baile.

– ¿Qué estás haciendo? –Cuestioné.

–Intento tomar una fotografía para mi trabajo bimestral, pero no hay nada interesante –Me dijo, dejando pasar un breve silencio antes de hacerme una pregunta–. ¿A dónde vas ahora?

–A mi trabajo.

–Ah sí, ese que dices que es muy extraño, ¿no? –Sonreí por lo que decía, realmente era un trabajo raro–. Si quieres te llevo –Sugirió de repente.

– ¿Eh? N-no, no hace falta –Murmuré, y luego él empezó a reír.

–Te llevo sobre mi espalda, porque no tengo auto…

– ¿Ah no? –Dije sorprendido, comenzando a reír al igual que él.

–No –Negó con la cabeza una vez estuvo más calmado–, de hecho no es mío, de vez en cuando me lo presta Yunho.

–Eres muy cercano a ése instructor, ¿cierto? –Comenté con el mayor tacto posible.

–Sí –Me respondió mirando hacia el frente, a ningún punto en concreto. Guardó silencio unos segundos, y después se incorporó del escalón en el que se encontraba sentado–. Más bien te acompaño. Quizá encuentre algo bueno para fotografiar en ese lugar.

–O quizá te desesperes por el olor a croqueta de perro –Dije sin borrar mi sonrisa, él rió ligeramente, y me preguntó:

– ¿Trabajas en una veterinaria? –Yo negué con la cabeza.

–Es algo más curioso.


Realmente resultó cómico el ver su cara de sorpresa cuando llegamos a mi trabajo, supongo que fue raro para él ver un café como esos. Me reí por su cara, y Minho sólo me miró aún con esa expresión de asombro, luego le invité a tomar asiento, y enseguida los perros del local fueron tras de él, mientras que yo me ponía el delantal para atender el pequeño negocio.

–Parece que les gustas –Comenté entre risas, acercándome de nuevo hasta él.

–Me siguen así a menudo –Respondió, al tiempo que acariciaba a uno de ellos.

– ¿Enserio?

– Sí, de hecho, cuando éramos niños, Jinki y yo tuvimos un perro, solíamos dejarlo en el parque siempre porque ninguno de nuestros padres nos dejaba tenerlo –Me contó mientras que algunos de los animalitos se dirigían a mí, yo me incliné para darles atención, escuchando detenidamente su historia–. Pero luego el perro me siguió hasta casa y tuve que esconderlo, mi padre lo descubrió y… bueno, ya te imaginarás, tuvimos que dejarlo en un albergue.

–Lamento eso –Murmuré con tristeza, entonces Minho empezó a reír, provocando que le dirigiera la mirada con curiosidad.

–Jinki me reclamó por toda una semana, creo que le dolió más a él que a mí –Recordó.

–Onew Hyung siempre ha sido muy sensible ¿verdad? –Comenté, empezando a reír también por imaginármelo en ese entonces, reíamos juntos hasta que uno de los perros me dio una lamida en el rostro–. ¡Oye! –Me quejé, y Minho rió con más fuerza por mi reacción. Era lindo, y pasó el tiempo esperando a que mi turno terminara, tratando de realizar tareas y de tomar fotografías, me resultaba gracioso ver que los perros no lo dejaban en paz, pero él nunca perdía la compostura. De verdad era una persona impresionante.


Su turno terminó por fin, y la noche llegó; yo esperé para poder acompañarlo a su casa. Pude haberme aprovechado de la situación pero no quise hacerlo, estaba contento caminando a su lado, me sentía tranquilo y no quería dejarlo solo, pues simplemente el hecho de pensar que por su apariencia delicada, alguien podría hacerle daño, me hacía sentir alterado. Tenía que asegurarme de que estuviera a salvo.

– ¡Wow, mira eso! –Comentó de repente mientras cruzábamos por un parque. Corrió en dirección a una cerca donde el parque terminaba, observando hacia el cielo, y con emoción reflejada en su rostro, agregó–. ¡Está enorme la luna!

Brillaban sus ojos bajo el reflejo de la enorme luna llena, y su sonrisa era realmente amplía. Pensé que era ideal para tomarle una fotografía, y sin que se diera cuenta, saqué la cámara, buscando el mejor ángulo para que su rostro apareciera, por lo menos de perfil. Presioné el botón, y el flash me delató. Dándose cuenta, Taemin rápidamente me dirigió la mirada.

– ¿Qué hiciste? –Preguntó, con la ruta de sus labios mostrando una pequeña curva.

–Por fin encontré algo bueno –Contesté sonriendo, él puso una cara de descontento.

–No… –Se acercó hasta mí–. Minho, yo siempre salgo mal en las fotos…

– ¿De qué hablas? –Dije sorprendido–. En esta saliste muy bien.

– ¿Quieres ver mi credencial de la academia?, ¡puedo comprobarlo!

–No hace falta –Reí–, sé que saliste bien –Apartándome porque le veía ganas de arrebatarme la cámara.

–Hyung… –Murmuró él con un puchero, yo me detuve y lo miré por un instante, dándome cuenta de un detalle que había ignorado.

–Es verdad –Musité–, soy tu Hyung, y como tu Hyung tengo más derecho a quedarme con esta foto

– ¡Eso es injusto, quiero ser el Hyung ahora! –Lloriqueó.

–Sigue intentándolo –Dije sin más, dirigiendo la vista hacia el cielo–. El enfoque de la luna sobre ti es perfecto. Obsérvalo… –Le ofrecí la cámara para que la viera, confiando que en que no la borraría, no obstante, seguía mirando hacia la luna, y no esperaba sentir la luz del flash golpeándome de repente–. ¿Qué hiciste? –Lo miré repitiendo sus palabras de antes, él sonrió, de manera traviesa.

–Ahora estamos a mano… –Me dijo, yo sonreí.

–Déjame verla –Pero él negó con la cabeza y comenzó a correr, cuidando de no tirar la cámara.

No fue difícil para mí alcanzarlo, estirando los brazos para tomar la cámara por encima de sus hombros. La gente nos miraba extraño por el modo en que reíamos, pero no nos importó y estuvimos jugando de ese modo, compitiendo por ver quién podía tomar mejor una fotografía. Taemin decía que mis fotos parecían de otro lugar comparadas con las suyas, puesto que los ángulos eran diferentes, pero él no era bueno en eso. Resultaba adorable ver cómo lo intentaba. Nunca había pasado tanto tiempo con alguien así, sintiendo esas ganas de protegerlo, era completamente inusual en mí, pero me gustaba, me relajaba ser dulce de vez en cuando.

Fue así como llegamos a su departamento, entre risas y discusiones extrañas, lo acompañé hasta el piso en donde estaba viviendo.

–La próxima vez te tomaré una foto mientras bailas –Comenté mientras nos acercábamos por el pasillo hasta la puerta de su casa, él se rió como habíamos hecho hasta ese momento.

–Saldrá borrosa…

–No me conoces, Taemin… –Murmuré serio, él sonrió.

–Será un reto entonces… –Dijo, guardando silencio un momento, para llegar a las palabras que me despojaron de la emoción–. Hasta pronto.

–Adiós –Susurré, mirándole fijamente a los ojos, marrones y profundos, sentí la enorme necesidad de tenerlo más cerca y tomé su mano, jalándolo, sin importar la brusquedad, hacia mí.

Planeaba besarlo, pero el latido fuerte de mi corazón y el ruido de alguien aproximándose desde adentro de su departamento, me obligó a actuar rápido y sólo me permitió rodearlo con mi otro brazo, envolviéndolo en un abrazo repentino. Sólo fui capaz de suspirar y pensar:

– ¿Pero qué me pasa contigo? –Fue muy tarde cuando me di cuenta de que lo había dicho fuera de mis pensamientos.

– ¿Huh? –Murmuró él sin entender, cuando de pronto la puerta de su apartamento se abrió de golpe. Yo estaba seguro que esos pasos eran de alguien acercándose ahí dentro, y no me equivoqué.

– ¡Taemin! –Era la voz de su primo, que al salir nos observó con los ojos en blanco, rápidamente me aparté de Taemin, aunque traté de seguir pareciendo tranquilo.

–Buenas noches, Kibum –Lo saludé.

–Hola, Minho –Él me respondió mirándome con desconfianza. Taemin nos había presentado desde que estuvimos ensayando para la coreografía de “Love Like Oxygen”, y ya desde entonces recibía miradas como esas de su parte, no era de extrañar, pues parecía la mamá celosa de Taemin, o yo era muy obvio en cuanto a mis intenciones.

–Key… –Susurró el pequeño.

–Estaba preocupado –Dijo él en tono de regaño, mostrándole su preocupación–, no me contestabas el celular, creí que te había pasado algo –Taemin sonrió.

–No, nada de eso, estaba con Minho –Le dijo, y yo pude leer prácticamente los pensamientos de Kibum por la mirada en su rostro, seguro estaba pensando que estando conmigo, con más razón Taemin debía de tener cuidado.

–Lo acompañé hasta aquí, no estuvo solo –Traté de suavizar esa mirada–. Pero bueno, ya me retiro, adiós Taemin, nos vemos, Kibum –Me despedí, dándoles la espalda y dirigiéndome a las escaleras por aquel pasillo.

Así que estaba con ése chico… ¡con más razón mi niño debía de tener cuidado! Pensé de ese modo mientras observaba cómo aquel alto se alejaba de nuestra puerta, pasando por el costado de Jonghyun, quien venía subiendo las escaleras, y se le quedó mirando, algo impresionado, seguramente por su estatura. Entonces me volví hacia Taemin.

– ¿Cuándo pensabas decirme que ése era el tipo por el que te confundías?

–Cuando tú me dijeras que estabas saliendo con Jonghyun –Ah, así que lo aceptaba.

– ¡Te lo dije desde hace una semana! –Era ridícula esa excusa, pues se lo dije prácticamente el día en que me hice novio de Jong.

– ¿Qué le dijiste desde hace una semana? –Se acercó Jonghyun, curioso. Rápidamente yo entrelacé mi mano en la suya, y me quejé con él.

– ¡Minnie no me quería decir quién le gustaba! –Me recargué en el hueco entre su hombro y su cuello, fingiendo que lloriqueaba–. Estoy indignado.

–Aww –Jong me acarició la cabeza, pero luego me ignoró para decirle a Taemin con emoción–. Me lo dirás a mí, ¿cierto?

Me separé de él y le pegué ligeramente en el hombro.

– ¡Eso no viene al caso, Jonghyun! –Él se quejó mientras reía, pero Taemin no hizo lo que siempre hacía, no sonrió ni nos comentó nada en broma, simplemente se jaló de los cabellos, y entró al departamento.

Conocía esa reacción, mi primo estaba avergonzado, y Jong y yo lo captamos de inmediato, así que nos sonreímos maléficamente, y entramos al departamento, dispuestos a molestarlo entre los dos. Fue gracioso enfadarlo hasta conseguir que confesara, aunque estuvo rondando en mí un pensamiento el resto de la noche…

Así que ese chico era el que le gustaba a mi primo, no parecía una mala persona, pero algo tenía… Sin duda se llevaría por completo a mi niño, algo muy fuerte me lo decía. Aunque bueno, yo no estaba solo, tenía a mi puppy para que estuviera a mi lado, y con eso era más que suficiente, todo el tiempo.