Capitulo 1.

Mi nombre es Kim KiBum pero prefiero que me llamen Key.
Soy un chico seguro de sí mismo, con un gran sentido de la moda, tengo un cuerpo de envidia, cara pequeña y fina. Nariz, ojos, cejas y labios perfectos… bueno, todo en mí lo es, ah sí olvidaba mencionar que soy un poco modesto.

Era el chico más popular en la preparatoria, digo era porque ahora soy universitario y no es que ahora no lo sea pero hay otra razón por la cual soy la envidia de hombres y mujeres.

Tengo un hermano, el cual quedó a mi cargo cuando mis padres murieron hace un año en un accidente automovilístico, él es un año menor, igual o un poco menos hermoso que yo, de complexión más delgada, cabello largo y sonrisa radiante… Su nombre: Taemin.

Llevábamos una vida normal, cómoda debido a la herencia que nuestros padres nos dejaron, y podría decirse que demasiado rutinaria, hasta que por Taemin tuvimos que mudarnos a un pueblo alejado de Seúl, pues la carrera que quería estudiar solo la encontraba ahí (Agronomía).

La universidad a pesar de estar en un pueblucho tenía muy buena reputación y no podía quejarme pues era hermosa.

Taemin y yo éramos muy unidos, tanto que la gente creía que éramos amantes… “claro en sus sucias mentes no podía haber un pensamiento distinto”, y no fue diferente cuando entramos a nuestra nueva universidad, ya que de inmediato fuimos el tema de discusión, la razón de los suspiros perdidos de las mujeres y la burla de los estúpidos futbolistas.
Eso no nos importaba, al contrario, mientras más nos notaran, mejor. La mayoría del tiempo estábamos separados, pues nuestras carreras eran totalmente diferentes, Taemin iba al área de Ciencias Agropecuarias, y yo al área de Ciencias Sociales (estudiaba Lingüistica)

Había pasado una semana y las bromas y rumores sobre nosotros seguían, a pesar de que estaban enterados de nuestros lazos familiares no les importaba, fastidiaban a todas horas y a todo momento. Hasta que sus bromitas se salieron de control.

Ese día me dirigía al baño, el capitán de futbol y su grupito me siguieron, sin darme cuenta cerraron la puerta con llave y se acercaron a mí de forma amenazante y con miradas enfermas.

-Lindura, vinimos a darte la bienvenida, tal y como a ti te gusta- No sabía a qué se refería con eso, pensé que me golpearían hasta el cansancio, pero supe que no era así cuando el líder del grupo empezó a desabotonar sus pantalones.

-¡Agárrenlo!- Les ordenó a los otros 3.

-¡Suéltenme!- grité, mientras ellos me ponían frente a la pared, agarrando mis brazos y piernas. Sentí como me empezaban a tocar. -¡No me toques, maldito asqueroso! – grite al mismo tiempo que intentaba liberarme.
-Vamos mariquita, no te hagas del rogar, yo sé que te gustará y me pedirás más – Estaba perdido, mi corazón latía desenfrenado, mis piernas temblaban mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

Más que de miedo me estaba muriendo del coraje, hasta que un ruido hizo que me paralizara

Pude ver como la puerta era abierta de forma salvaje, y después de esta, una sombra se asomaba, en ese momento no me importaba quien era, solo quería salir corriendo de ahí.

-Jong… Jonghyun ¿Qué… que estás haciendo aquí?- El líder hablo, con voz temblorosa. -¿Qué esperan? Suéltenlo- les dijo nervioso a sus cómplices.

- ¡DESAPARESE DE MI VISTA!- gritó.
Mi agresor no termino de oírlo y ya se encontraba corriendo junto con sus 3 pelagatos.
Me sentí aliviado, estaba salvado, voltee mi rostro para saber de quién se trataba y me quede paralizado.

Era un ser realmente hermoso, con piel levemente oscura, sus ojos café oscuro cautivadores y a la vez amenazantes, labios y nariz perfectos, de cuerpo musculoso, cabello castaño y desordenado.

Admito que aunque fuera mi salvador en ese momento temblaba de miedo, pues su rostro no mostraba otra cosa más que furia.
Volteo a verme, y camino hacia donde yo me encontraba, no pude evitar encogerme con cada paso que daba.

-Tranquilo, no te haré daño- dijo, mientras me ofrecía su mano para poder levantarme.

Aquellos ojos que hace unos segundos mostraban enojo, me vieron con ternura y su semblante cambio, lo cual basto para que me sintiera mejor y sentir como un calor subió hasta mis mejillas, rápidamente baje la mirada, ¿Qué me pasaba?, era la primera vez que lo veía y tenía la sensación de no querer apartarme de su lado.

-Gracias- dije mientras me levantaba. –Me llamo Kim KiBum, pero dime Key-
-Jonghyun, llámame como quieras- respondió, mostrándome una sonrisa que rápidamente me robo un suspiro. –Vamos, te acompaño hasta tu salón- dijo, sin esperar respuesta pues ya me tenía agarrado de la cintura y de una mano.
Llegamos al salón, y fui presa de miradas y rostros llenos de asombro, en un instante murmullos se hicieron oír, vi como Jonghyun los fulminó con la mirada, y solo eso basto para que se callaran.
Me percate que tenía intenciones de llevarme hasta mi asiento. –Gracias, pero no es para tanto, puedo caminar perfectamente e irme a mi lugar yo solo. – El solo me sonrío y al parecer no le importo lo que había dicho, me jalo y me llevo a mi lugar.
Para empezar había muchas cosas que no entendía, la primera era como se entero que estaba en el baño, la segunda ni me conocía ni nada parecido como para haberme salvado y la tercera, ¿Quién era para tener tanta autoridad y ser respetado de esa manera?

Vi como su mirada estaba clavada en mi rostro, cosa que me puso muy nervioso y otra vez mi corazón palpitaba de manera descontrolada. -¿Pasa algo? – pregunte nervioso.

-No, nada- Volvió a sonreír y se sentó a mi lado.
-¿Qué haces?
-Me quedo a mi clase – Respondió y de nuevo esa sonrisa, que se había convertido en mi razón de existir.
-¿A tu clase?- dije sorprendido.
-Sí, estudio lo mismo que tú.- Me quede estático, y me reincorporé cuando el profesor inicio la clase.
No podía prestar atención, las dudas todavía rondaban mi cabeza, todo esto había sido extraño, definitivamente tenía que contárselo a Taemin.

*Jonghyun*
Ahí estaba yo de nuevo, sintiendo como mi vida caía en la rutina, tanto que preferiría estar muerto, antes de seguir en este mundo.
Pero debido a lo que soy, eso me era casi imposible, era el líder de la manada y no por estar aburrido de la vida, iba a dejar a mis hermanos solos, así que decidí ir a dar un paseo y de paso vigilar si no había un intruso en nuestro territorio.
Conforme iba acercándome al pueblo, pude sentir un exquisito aroma, un aroma a fresas, era realmente adictivo, seguí su rastro y me tope con él.
Un chico hermoso, de facciones femeninas, labios perfectos y ojos espeluznantemente bellos y junto a él, se encontraba otro chico, al parecer su hermano, pues su aroma era parecida. No tenía la necesidad de acercarme para saber lo que decían.

-Taemin apresúrate, no tenemos todo el día para desempacar-
-Ya voy Hyung-

Ya veo, así que se han mudado a este horrible pueblo- pensé.

Me quede observando todo lo que hacía, ese caminar de diva, esos gestos adorables y esa sonrisa perfecta, me habían embrujado en un segundo.
Hasta que una molestia me saco de mi transe.

-¿Qué haces ahí Minho?- exclamé sin apartar mi vista de mi ahora nueva obsesión.
-hyung, ¿Cómo supiste que estaba aquí?, trate de estar lo más lejos posible para que no me notaras – refunfuño.
-Ja!, pude notar tu olor a perro mojado desde que saliste de la mansión, llevas ahí 10 minutos, observando en la misma dirección que yo, pero tu mirada tiene diferente dueño ¿No es así?-
-hyung!- dijo apenado. - ¿Quiénes son?, su aroma es realmente deliciosa- pregunto acercándose a mí.
-No lo sé, pero planeo averiguarlo-
-hyung será mejor que nos vayamos, ya esta anocheciendo y hoy habrá luna llena.- explico mirando al cielo y sin haberle tomando importancia a mi comentario.
Suspiré -De acuerdo, vámonos-

Esa fue la semana más larga de mi vida, quería conocerlo y poder hablar con él, pero no podía, debido a mi aspecto, cada 4 semanas mi apariencia cambia, mis vellos corporales crecen, mis sentidos se vuelven mucho más agudos, lo cual hace imposible que asista a clases, cualquier ruido dañaría mis oídos, y lo más importante si me irrito acabaría con media escuela, pero eso no impedía que lo visitara todos los días y observara a lo lejos sus movimientos.

Después de una semana lo seguí hasta la universidad, pero como siempre el molesto director me llamó, para preguntarme cual había sido la razón de las faltas de mis hermanos y yo, como siempre me disponía a darle una buena escusa, pero en ese momento rápidamente sentí su aroma, escuché los latidos acelerados de su corazón y su voz la cual tenía un tono de desesperación -¡No me toques, maldito asqueroso!- definitivamente algo estaba pasando, no me pude resistir tenía que ir, así que salí de la dirección sin prestarle atención a los reclamos de mi querido director.

Seguí su aroma y llegue al baño, abrí la puerta sin hacer mucho esfuerzo, tenía seguro pero eso no era problema para mi, entre y al ver aquella escena mi enfado invadió todo sentimiento bueno que había dentro de mí, cerré las manos y me contuve para no matarlos en ese mismo momento.

Me hervía la sangre – ¡DESAPARECE DE MI VISTA!- grité, conteniendo las ganas de despedazarle por completo el cuerpo a su agresor.

Di la vuelta aún enfadado, me dirigía a ayudarlo, pero pude ver que con cada paso que daba el trataba de alejarse. Así que como pude deje mi rabia a un lado y deje que ese sentimiento que él me hacía tener me dominara por completo –Tranquilo, no te haré daño.- sonreí para tranquilizarlo.

Tenía esa necesidad de protegerlo, no quería que nadie le hiciera daño, mucho menos que se le acercaran, llegamos al salón, como era de esperarse todos se quedaron sorprendidos al verme ayudando a alguien más, pues no lo hacía a menos que se tratara de mis hermanos, si algo me caracterizaba era mi fría actitud y prepotencia.
Los cuchicheos comenzaron a fastidiar mis oídos, por lo que les lancé una mirada para que se callaran y sí que lo entendieron pues no dijeron nada más.

Después de dejarlo en su asiento, no pude evitar perderme en su rostro, era tan bello, tan perfecto, sabía que él sentía lo mismo que yo pues el palpitar de su corazón retumbaba en mis oídos y lo delataba -¿Pasa algo?- preguntó.

-Sí, pasa que me he enamorado de ti.- pensé