Eran las 8:45 ésa noche en Seúl, Dios, yo aún no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo luego de un largo viaje, había tomado mis maletas mientras destensaba mis piernas debido a tantas horas sentado en el avión, haber viajado desde Masan a la gran ciudad me tenía exhausto. Mientras caminaba entre la multitud en el aeropuerto, me preguntaba ¿dónde podría estar?, ¿dónde podría estarme esperando él? Buscaba entre la gente pero no podía encontrarlo, iba a llamarle a su celular, cuando de pronto escuché un grito, ése grito de emoción tan peculiar a tan sólo unos metros de distancia, entonces supe que la había encontrado, a mi mamá en persona.

– ¡No puedo creerlo! –Me giré ante el ruido de esa voz, no pude siquiera terminar de sonreír cuando ya lo tenía rodeándome del cuello, en un apretado y cálido abrazo–. ¡Mi Taeminnie, te extrañé tanto!

–Pero sí sólo estuvimos separados seis meses, Key –Murmuré a duras penas, porque me tenía muy bien estrujado, sin embargo, se separó pronto y me miró con esos ojos felinos.

– ¡No importa! Seis meses es mucho tiempo, ya estás tan cambiado… –Exclamó revolviendo mis cabellos, prestando especial atención en ellos–. ¡Te teñiste el cabello! –Sabía que lo había notado, bueno, cambiar de pronto el cabello oscuro por un rojizo fuego era algo casi imposible de dejar pasar.

–Tú te lo teñiste cuando tenías mi edad –Dije mirando su cabello rubio, aún lo mantenía como en ese entonces–. Además lo necesito ahora –Le sonreí, él asintió con la cabeza y volvió a abrazarme, realmente me extrañaba tanto como yo a él.

– ¡Ah!, no me la creo que estés aquí –Agregó al apartarse, sin borrar su sonrisa–. Pensé que te iba a costar más trabajo convencer a tus padres, ¡pero mírate! Sigues tan dispuesto a seguir con el baile…

–Pues claro, si por eso vine –Murmuré emocionado, él tenía razón, estaba realmente dispuesto a seguir con lo que más me apasionaba.

– ¿Nada más? –Preguntó triste, inflando las mejillas. Yo me reí ante esta reacción, y golpeé ligeramente su brazo.

– ¡Y para verte también, tonto! –Aseguré con sinceridad, él sonrío devolviéndome el golpe, y me ayudó con una de las maletas que había dejado arrumbadas en el suelo al recibir su agradable bienvenida–. Muchas gracias por aceptar mi propuesta, imagino que fue difícil convencer a tus tíos.

–No te preocupes, no era una perita en dulce viviendo con ellos, ¡ya querían correrme! –Me dijo riendo, con esa risa tan contagiosa que al instante me tuvo ahí carcajeándome de la misma manera. Una vez nos calmamos, Key me rodeó con su brazo el hombro mientras decía–. Pero mejor hablemos de eso en otro momento, ¿ya cenaste? –Negué con la cabeza, y empezamos a caminar, en búsqueda de un local donde pudiera comer, pues realmente tenía mucha hambre.

Mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas, algo inusual en mi dieta diaria, Key, como adoraba que la gente le dijera, me habló sobre nuestro plan, dijo que todo iba sobre ruedas, y entonces me emocioné mucho.

Él y yo somos primos y mejores amigos desde tenemos certeza de la existencia del otro, nos conocemos desde pequeños y siempre pasábamos tiempo juntos porque las casas de nuestros padres estaban muy cerca, a pesar de la diferencia de dos años entre nuestras edades, todo el tiempo nos llevamos de lo mejor, él me apoyó con mi sueño de ser bailarín profesional cuando nadie en mi casa lo aceptaba, pero se mudó a Seúl a casa de sus tíos porque quería cumplir su sueño de ser diseñador de modas, y ahora que yo me gradué, he cumplido 18 años y él 20, así que pensé que sería buena idea que rentáramos juntos un departamento, para que él saliera de casa de sus tíos y yo pudiera perseguir mi sueño al igual que él. Por supuesto, convencer a mis padres fue un trabajo muy difícil, puesto que nunca han querido soltarme, pero pude lograrlo después de comportarme como el mejor hijo del mundo durante los seis meses que estuvo fuera Key. Al final no resultó tan complicado, yo era un verdadero ángel.

Tan pronto me contó su idea, y la cantidad de dinero que tendríamos que repartirnos para pagar la renta de cada mes, terminamos de cenar y nos encaminamos a casa de sus tíos, donde pasaría solamente una noche antes de mudarnos… De verdad que cuando entré a esa casa me di cuenta de que era obvio que Key no soportaba mucho tiempo encerrado en un lugar así, era muy aburrida, aunque sus tíos eran personas muy amables y cálidas, quizá ese ambiente encajaría conmigo, pero no con Key. Aún así estaba seguro de que ambos no podíamos esperar porque fuera el día siguiente, para conocer nuestra nueva vivienda.

La mañana siguiente llegó rápido, era sábado y mi primo Taemin y yo estábamos demasiado emocionados porque por fin tendríamos un lugar donde vivir lejos de las reglas de nuestros parientes. Él se veía muy feliz y yo no podía evitar alegrarme por él, lo vi tan cambiado y tan alegre, dispuesto a hacer lo que le viniera en gana, y eso me encantaba, porque él solía ser tan distinto en ese aspecto, me gustaba ver que se había decidido por fin a hacer lo que en verdad le gustaba. Esa mañana arreglaríamos todo lo de nuestro departamento, y después yo lo acompañaría a ver lo de la academia de arte a la que quería entrar para desarrollar sus habilidades en baile; si lograba una buena impresión podría recibir muy buenas recompensas, así que imaginaba que él estaba nervioso en el fondo, aunque era tan bueno bailando que yo no dudaba que fuera a causar la mejor impresión a todo aquel que lo viera.

La calle en la que se hallaban los departamentos era por demás bonita, sabía que a Taemin le agradaría porque tenía un aire tranquilo y pintoresco, similar a una calle tranquila en Nueva Jersey, sonreí al ver su cara de asombro cuando nos acercábamos a nuestro destino.

–Disculpe –Arribamos a la recepción con nuestras maletas, en seguida nos atendió un muchacho de cabello negro y corto–. Vinimos a rentar un apartamento, ya había llamado antes por teléfono.

–Oh cierto –Me respondió tras el módulo de atención–. Kim Kibum, ¿verdad?

–Sí –Asentí sorprendido–. ¿Cómo supiste?

–Tienes cara de ser Kibum –Dijo sonriendo.

– ¿Y también de ser Kim? –Preguntó Taemin mientras que yo seguía impresionado, ¿cómo pudo adivinarlo? El casero sonrió nuevamente, y apuntó hacia la camiseta que yo había escogido esa mañana con sumo cuidado.

–Lo llevas en tu gafete –Aclaró entre risas, no pude evitar reírme también. Era cierto, llevaba el gafete con mi nombre del departamento de moda en el que trabajaba porque no había encontrado un lugar dónde guardarlo, además de que trabajaría esa tarde después de acompañar a Taemin a la academia, me volví perezoso y simplemente olvidé guardarlo–. Mi nombre es Shim Changmin, para servirles chicos –Se presentó amablemente.

–Gracias, yo me llamo Taemin y él es Kibum –Respondió mi primo con alegría–, pero le gusta que le digan Key.

–Entiendo eso, a mí me gusta que me digan Max.

–Entonces podemos llamarnos por nuestros apodos –Comenté sonriendo, el casero Changmin me respondió de la misma manera, esbozando una sonrisa mientras asentía con la cabeza.

–Creo que tengo el apartado indicado para ustedes muchachos, síganme –Nos dijo saliendo del módulo de atención, incitándonos a seguirlo.

Subió las escaleras y nos encaminó por el primer pasillo, era en verdad muy bonito y acogedor, había unas cuantas lamparillas a los lados, apagadas obviamente porque aún era de día, y varias puertas de color verde. Observaba todos los detalles mientras escuchaba un bello sonido provenir de una de las puertas del pasillo, era música, tranquila y hermosa, acompañada por la voz de una persona, una voz preciosa, como nunca oí en mi vida, me preguntaba si el inquilino dentro del cuarto estaría viendo televisión y por ende, de allí vendría esa voz, pero Changmin no tardó en aclarar mi duda sin tener que preguntárselo siquiera.

–Lo siento, el vecino de la 230 ama cantar, es músico, espero que el ruido no les moleste.

–No, en absoluto –Contesté–. Es muy bueno –Lo decía enserio, su voz era por demás hermosa, sonreí al ver que Taemin asentía con la cabeza, demostrando que también le gustaba.

–Me alegra oír eso –Se detuvo Changmin, sacando un llavero con todo el montón de llaves de las puertas de la casa–, porque su apartamento se encuentra justo en este pasillo. Puerta 235 –Incrustó la llave y abrió la puerta. Nosotros nos acercamos rápidamente para ver–. Ojalá les agrade.

Y por supuesto que nos agradaba, desde la puerta podíamos ver que era amplio, con la cocina a la mera entrada, y la sala siguiendo de ella, podíamos imaginar que más atrás veríamos los cuartos. Era espacioso, cómodo y de linda apariencia, por supuesto que nos gustaba, Changmin podía notarlo en nuestras caras, así que antes de partir no vaciló ni un momento para entregarme una copia de las llaves del apartamento.

–Disfruten su estancia, estaré abajo por si me necesitan, para que discutamos el precio después.

–Por supuesto, muchas gracias –Le dije, él sonrío y se alejó mientras contestaba:

–Gracias a ustedes.

Taemin y yo entramos con nuestras maletas, yo cerré la puerta, pero él ya estaba corriendo por la sala, atravesándola seguramente para ver el resto del apartamento. Entendí el punto y corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo, pues ése diablillo quería apartar la mejor cama, y yo no lo dejaría salirse con la suya. Corrí tras de él, y efectivamente ya estaba abriendo la puerta de la habitación, encontrando el par de camas que había dentro. Sólo tenía un cuarto porque no contábamos con mucho dinero, hablé sobre eso con el casero antes de llegar, así que ya estábamos dentro de nuestro cuarto predestinado. Taemin se echó sobre una de las camas, la que se encontraba más cerca de la ventana, festejando porque me había ganado. Me acerqué a pasos rápidos y lo tomé de las piernas para bajarlo de allí, él se empezó a reír mientras hacía lo posible por mantenerse arriba, pues sabía muy bien que yo amaba el lado de la ventana, no importaba si era un cuarto o un camión, yo debía ir en la ventana.

– ¡Eres un tramposo, Minnie! –Me quejé gritando, enojado conmigo mismo por no poder bajarlo.

– ¡Yo la vi primero, tienes que ser justo! –Aún se resistía, era increíble que siendo menor que yo fuera incluso más fuerte.

– ¿Hablas tú de justicia? –Le dije–. ¡Me harás reír, mocoso!

– ¿De verdad quieres que te haga reír? –Cuestionó esbozando una sonrisa maléfica, no tuve tiempo siquiera de alejarme, porque ya me estaba haciendo cosquillas. No pude evitarlo, me reí como loco, ese era mi punto débil. Recibí tantas cosquillas que terminé perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo con Taemin sobre mí, carcajeándose fuertemente al ver lo rojo que me estaba poniendo de tanto reír.

Para mi suerte en ese momento, una llamada a mi celular interrumpió el ataque de cosquillas de mi primo.

– ¿Diga? –Contesté aún riendo–. ¿Nicole? –Taemin se incorporó, permitiéndome hacer lo mismo–. Hola chica, ¿qué ocurre? –Era mi mejor amiga, quien trabajaba conmigo en el departamento de moda.

–Key, tienes que venir pronto, el jefe quiere hablar contigo –Me dijo, y por su tono pude adivinar que se trataba de algo serio.

– ¿Sobre qué?, ¿pasó algo?

–No lo sé, pero se ve muy molesto. Aquí te espero.

– ¿Eh? –Susurré sorprendido–. Me colgó... Sonaba a algo urgente –Miré a Taemin, con sus ojos preocupados puestos sobre mi rostro–. Tae, lo siento mucho, voy a tener que irme antes, pero si quieres puedo llamar a un amigo para que te acompañe a la academia.

–No, no lo hagas Key, no tienes de qué preocuparte –Me respondió con una gran seguridad–. Soy grande ahora, puedo cuidarme solo, además ya sé dónde está la academia, vete tranquilo –Yo no le creía mucho, pero no podía darle la contraria, necesitaba llegar a mi trabajo.

–Tonto, por supuesto que no me iré tranquilo, pero al menos sabré que estarás bien –Busqué entre mis maletas unas cuántas cosas que creí necesarias, salí de la habitación mientras hacía una seña de teléfono junto a mi oreja–. Me llamas cuando termine tu audición.

–Claro, primo –Contestó sonriendo–. Nos vemos luego.

Yo asentí, aún no muy convencido, pero salí del apartamento lo más rápido que pude, dejándome llevar por mi preocupación, me preguntaba por qué mi jefe querría verme.

Sabía que le había dicho a Key que se fuera tranquilo, pero realmente no tenía idea de cómo llegar a la academia de arte. Estaba preocupado por la llamada que Key había recibido, así que preferí dejarlo ir porque era necesario. Aunque supongo que fui un tonto al no aceptar ayuda de ningún amigo suyo, quería sentirme independiente, pero en el fondo tenía la certeza de que aún no lo era.

Luego de una hora desempacando y ordenando mis cosas, bajé las escaleras y me aproximé a Changmin, un tanto tímido porque estaba hablando con algunas personas, esperé a que se acercara primero para preguntarle la dirección exacta de la academia, si hubiera sido posible le hubiera pedido incluso un mapa, él buscó la dirección por computadora y me la entregó anotada en un papel. Le agradecí y salí en búsqueda de ella, tratando de dejar en lo más profundo de mi ser todo el nerviosismo que tenía por presentar mi audición, pensando sólo en las cosas positivas, y en los beneficios que podría obtener si era admitido.

Arribé al lugar, era justo como en las fotos, o incluso mejor de lo que había soñado, tan grande y extensa, mis piernas temblaban al entrar, había mucha gente paseándose por el jardín, el cual tenía que cruzar si quería llegar a la recepción. Tenía miedo, pero Key me había dicho que podía hacerlo, aunque no pudo acompañarme, todavía sentía sus palabras de aliento, así que me dirigí a la recepción y sin titubear le dije a la chica tras el módulo de madera de atención.

–Vengo por las audiciones de baile de hoy, ¿tú podrías darme información? –Pregunté sin más, luego me di cuenta de que le había hablado informalmente, de verdad que estaba muy nervioso, así que tapé mi boca luego de decirlo. La chica sonrió dulcemente, y después me dijo:

–Claro, espera un momento por favor.

Se alejó buscando algo, yo suspiré una vez me quedé solo, tratando de calmar mis nervios, no tardaría mucho en presentar mi audición. ¿Podría de verdad hacerlo? Bajé mi cabeza tratando de relajarme, y poco a poco la subí mirando entre la multitud que caminaba presurosa a mi alrededor. Pude haber vuelto la mirada hacia el módulo de atención sin tener nada qué hacer, pero mis ojos se quedaron clavados en algo, mi atención se centró solo en él, en esa persona a quien en aquel momento vi por primera vez.

:O ¡Tú no deberías escribir esas cosas! ò.ó *le arroja una zanahoria* LOL no xDD Con lo bien que lo escribes sería un crimen no leer tu lemon *-*

Me encantó todo como se desarrolló la parte del 2min >///< el flashback me recordó a Junjou Romantica, jajaja, una escena, pero fue tan pervertidamente bonito *-* y luego, ohh, me pareció un bonito detalle lo de la foto *-* ¿Hace falta que diga qué me pareció el lemon? No quiero parecer una deprava mental xD (lo soy) me gustó muchísimo *-*

El Jongkey ;__; por una parte pobre Key que Jjong olvidó su aniversario, pero también pobre Puppy que trabaja mucho u__ù y encima hacen días que no se dicen te amo... ¡no hagas sufrir al jongkey que yo sufro! *LOL simplemente... ignórame xD*

Jojo, Onew cada vez está cayendo más ante los encantos de mi Luna *-* (¿cuándo pasó a ser mi Luna? LOL) pero yo también sigo enfada por como la trató, jum, aunque me parecen tan potitosos juntos *-*

¡Noooo, Yunho D:! No, no, ahora quée T_T que alguien le rompa las piernas o algo para que esté en el hospital y no pueda hacerle nada a Minnie D: (tela...) tu fic es una de cal y otra de arena, por una parte soy feliz por el lemon del 2min pero por otra temo los problemas que cause Yunho y que el Jongkey no esté bien >_< colocaré icono bipolar :D:

Como ya no tengo nada más que decir (por fin, soy una pesada...) me despido esperando el siguiente cap ^^

Chu~

Los domingos siempre me resultaron aburridos a lo largo de toda mi niñez y toda mi adolescencia, siempre, pero jamás les vi algo de malo además de la inactividad. Para ser sincero, nunca pensé que recibiría malas noticias en un día tan tranquilo como aquellos, sin embargo, así fue como todo sucedió…
Con mi mirada puesta detenidamente sobre aquel papel, no era capaz de pensar en nada más, en nada a excepción de esas formales pero terriblemente frías palabras que tenía frente a mis ojos.

–Taemin… –Escuché la voz de Changmin Hyung, preocupado y amable al ver que no me movía ni parpadeaba ante la información que acababa de recibir–. ¿Estás bien?

–Hyung –Murmuré, alzando el papel sostenido en una de mis manos–, ¿sabes quién vino a entregar esta carta?

–Pues, el muchacho de siempre –Respondió con una mirada confundida detrás del módulo de atención de la recepción de los departamentos. Luego soltó un suspiro–. Ya sabes cómo son de perezosos, ahora el trabajo de cartero prácticamente no existe.

–Sí, pero…

– ¿Hay algún problema con ella? –Preguntó algo asustado, recargándose sobre el mostrador–. ¿Te están amenazando?

–No… –Contesté en un susurro. Apenas y podía contener las ganas de explotar y cuestionar por qué… ¿por qué razón me estaban expulsando de la academia?–. No exactamente –Alcé la mirada–, pero sí hay un problema.

Debía de haber un malentendido, un gran malentendido que estaba dispuesto a aclarar. Así que le dije a Changmin Hyung que si bajaba Key en unas horas, le avisara que iba a salir, y que no se preocupara por el contenido de la carta, aunque estaba claro que yo no podría permanecer tranquilo ante eso, para nada.


–No –Musitaba al estar frente al módulo de atención principal de la academia, estancado frente al mostrador y una empleada de la institución como si mi vida fuera a terminar en los siguientes cinco minutos–. Es que debe estar mal –Insistía–, yo sí he pagado, y la audición para entrar en un inicio, la pasé sin inconvenientes… –Por supuesto, cuando lo dije recordé aquel día fatídico en el que tuve que competir contra varios aspirantes, que al igual que yo, querían conseguir un lugar en esa solicitada escuela. No podía simplemente dejar las cosas así y permitir que me corrieran, no era justo en lo más mínimo, por eso insistía.

–Sí –Murmuró la chica que me estaba atendiendo, con su vista puesta en el ordenador que tenía enfrente–. Pero por más que te busco no te puedo encontrar, desapareciste del sistema –Agregó, yo negué con la cabeza, angustiado, mientras que ella estaba ya desesperada por tratar de convencerme.

–Es que no puede ser posible –Dije. La chica mostró una expresión preocupada ante mi insistencia, así que, en afán de hacer un último intento, tomó el teléfono que se hallaba a un costado.

–Permíteme un momento –Murmuró antes de darme la espalda, seguro iba a marcar a alguna autoridad de la institución, y lo confirmé por el inicio de su conversación, ya que comenzó diciendo que tenía un problema con un alumno de la sección de baile.

Yo estaba cada vez más molesto y confundido, tanto, que necesite varios segundos para darme cuenta de que Minho acababa de entrar al edificio. Me miró, y se dirigió a mí de inmediato, con sus pasos tranquilos, su cámara fotográfica, y ese porte elegante de siempre, aunque no era el momento indicado para admirarlo, por más que quisiera.

–Pensé que no tenías clases hoy –Me dijo, acariciando mi cabello, ya desarreglado por la prisa que llevé esa mañana para llegar allí.

–Minho… –Murmuré con preocupación.

– ¿Qué ocurre? –Preguntó él, al parecer ya conocía la mayoría de mis cambios de expresiones y de voz, porque de inmediato se dio cuenta de que algo no andaba bien.

–No hay margen de error –Mencionó la chica con la que antes hablaba, ya había terminado la conversación con la persona tras el teléfono, y se le notó avergonzada por tener que decírmelo–. Lo siento, tal como dice el reporte, fuiste expulsado por violación a varias reglas de este establecimiento.

– ¿Qué? –Minho reaccionó peor que yo, quien ya lo esperaba, él en cambio comenzó a alzar el tono sin darse cuenta–. ¿De qué está hablando? –Dijo sin saber hacia dónde mirar–. ¿¡Cuáles reglas!?

–Ahh… –Suspiré decepcionado, cubriéndome la cara con ambas manos. No era capaz de darle una respuesta por lo alterado que yo también me encontraba. Minho le dirigió una penetrante mirada a la mujer tras el mostrador, y ésta, de inmediato se inmutó.

–Perdón muchachos –Exclamó entre tartamudeos–, yo no puedo arreglar este embrollo, necesitan ir con una autoridad o con el director, yo sólo soy una empleada aquí –Comenzó a mover las manos con nerviosismo. Yo bajé la mirada, a pesar de tener enormes ganas de desquitarme con cualquiera, sabía que ella no tenía la culpa, así que dejé escapar un suspiro, y traté de asimilar la idea.

–Si no hay otro modo… –Susurré. Minho aún no comprendía nada, motivo por el cual pensé que lo mejor sería dejar de insistir con aquella chica, y explicárselo todo a él, pues necesitaba decírselo a alguien que me creyera.


–Ya veo –Comentó Minho, con la carta que yo había recibido sostenida en sus manos. Nos encontrábamos en los jardines de la institución, sentado uno frente al otro con las sillas de las pequeñas mesas de descanso. A pesar de que Minho tenía su primera clase, prefirió que le explicara lo que estaba sucediendo, y yo estaba tan necesitado de él, que al final terminé aceptándolo–. Según este mensaje –Continuó él–, fuiste expulsado por comportamiento imprudente al actuar sin autorización sobre la firma de un contrato –Citó las palabras escritas allí, y luego alzó la mirada para observarme–. ¿Se refieren a nuestro trabajo en la SM?

–Eso supongo –Contesté–, pero lo que no entiendo es ¿por qué mienten diciendo que no he pagado los requisitos para estudiar aquí?, ¡si sí lo he hecho!

–Este lugar es tan corrupto, después de matarte bailando en una audición para ser aceptado como alumno de entre tantas personas, ¿te exigen dinero, y mucho además, por las clases?, eso es una tontería y un robo –Dejó el sobre en la mesa, tan molesto como yo por enterarse de semejante noticia, y después prosiguió con lo que decía–. Nunca me gustó esa clase de sistema en la sección de danza. Jamás tuve problemas por ello porque Yunho me apoyaba, pero…

– ¿Yunho? –Pregunté, me resultaba extraño que lo mencionara, y más cuando se dio cuenta de la simpleza con la que de nuevo lo había llamado. Sacudió la cabeza para corregirse a sí mismo.

–Sunbae –Dijo–, como sea, mira… –Me sostuvo de ambos hombros con sus manos, para transmitirme su seguridad–. Esto debe tener una explicación –Por supuesto, yo no podía sentirme confiado en ese momento, aún había demasiadas cosas que no entendía.

–Pero Minho, se suponía que tenía que recibir permiso de la academia para trabajar ese tiempo en la SM –Dije sin poder ocultar mi angustia, él asintió–, no lo sabía y por eso me sancionaron, pero tú tampoco, y nadie te ha dicho que estás expulsado, ¿cierto? –Claro, Minho y yo trabajamos en lo mismo, resultaba algo irónico que sólo a mí me sancionaran, no había razón para ello.

Él permaneció en silencio, con la mirada perdida, analizando la situación, y después volvió a encontrar mi mirada, sosteniendo mis mejillas con una de sus manos, en cada lado.

–Voy a investigar –Me dijo–, le preguntaré a Yunho y a Boa noona –Yo no podía dejar de mirarlo con angustia, por lo que él, en silencio, me acarició las mejillas con sus dedos pulgares, y me dio un cálido beso sobre los labios, dispuesto con ello a transmitirme toda su seguridad. Se separó de mí y susurró cerca de mi rostro: –Todo estará bien, ¿me escuchas? –Esbozó una media sonrisa, y yo asentí con la cabeza, ni siquiera me importó si alguien nos veía, simplemente traté de confiar plenamente en sus palabras.

De verdad esperaba que todo saliera bien, porque no quería tirar por la borda todo el esfuerzo que había empleado para entrar en una institución como esa, por no mencionar que, principalmente, había dejado mi hogar para seguir ese sueño, y ahora no quería que todo se arruinara por algo que yo ni siquiera comprendía ni sabía con certeza.


Cuando mi tercera clase terminó, fui de inmediato a buscar a la instructora Boa, sabía que Yunho no llegaría hasta más tarde, así que pensé que hablar con ella sería lo más indicado en ese momento. No podía entender por qué le habían hecho algo así a Taemin, ¿era una equivocación, o fue intencionado? De cualquier manera, no había razón de nadie para hacerlo, Taemin nunca podría realizar cosas con mala intención, era el alma más pura que yo conocía, así que si algo había sucedido debía de ser por alguien que, sin piedad alguna, quería aprovecharse de él.

– ¿Ah? –Murmuró mi profesora después de hacerle unas cuantas preguntas referentes al tema, aunque se le veía ocupada en el salón de prácticas, me respondió de la manera más amable que podía–. Sí, lo recuerdo, y como tu maestra, me pidieron que firmara tu permiso –Afirmé con la cabeza, ya me lo imaginaba–. Por supuesto que lo hice –Agregó–. En cuanto a Taemin, seguro se lo pidieron a Yunho, habrías de preguntarle.

–Tienes razón –Bajé la mirada, analizando sus palabras, después la alcé y la miré con gratitud, pero sin mucha energía–. Muchas gracias, Noona.

–De nada, Minho –Me respondió algo confundida, le sonreí y luego me alejé.

Por supuesto, si Yunho era el profesor de Taemin, la responsabilidad de haber accedido a darle el permiso tenía que haber recaído en él. Quizá se había equivocado, o no le habían dado la información completa; seguro si yo se lo aclaraba podría arreglar esa parte del problema. Lo peor se encontraba en la mentira de no haber entregado el dinero que requería la institución. Eso era lo más estúpido, sin embargo, lo más delicado, ¿así que cómo podría yo arreglarlo?


Como pude, fui a trabajar cuando murió el medio día y llegó la tarde. Sulli se encontraba cerca del negocio canino, y un par de horas después llegó a visitarme; no pude evitar contarle la situación en ese instante en el que no había ningún cliente.

– ¡Es muy injusto, Taemin! –Fue lo primero que se le ocurrió decir luego de escucharme con atención.

–Pues sí, pero…

– ¡Es que después de haberte esforzado tanto…! –Sin duda lo entendía, imaginé que se había puesto en mi lugar al haber pasado por lo mismo que yo cuando los dos luchamos por entrar a esa academia–. ¡Alguien debió de mentir sobre ti para sacarte!

–Bueno –Suspiré–, yo pienso que fue un malentendido, pero no está por demás considerarlo.

–Claro –Frunció el entrecejo e infló las mejillas, no obstante, su expresión cambio cuando uno de los cachorros del establecimiento se acercó para lamerle el hombro derecho. Ella se recorrió en el asiento, asustada, mientras que yo me reía por su reacción–. De todos modos –Se aclaró la garganta cuando el animalito se bajó del asiento y se alejó–, tienes qué volver a la academia –Continuaba riéndome a pesar de la situación, así que ella me dio una palmada en la mejilla–. Mira, ¿tienes el recibo de tus pagos? –Preguntó con agresividad. Yo asentí rápidamente–. ¿Y la ficha con el número que te dieron para la audición? –Volví a asentir–. ¡Entonces ve y muéstraselas al director!

–Tienes razón –Murmuré, volviendo a la realidad–, en cuanto termine mi turno, tendré qué hacerlo. No voy a dejar que esto se quede así más tiempo.

– ¡Así se habla! –Me apoyó, ofreciéndome su mano extendida para que le diera los cinco; lo hice, y después de un instante de silencio, algo serios por el problema del que habíamos platicado, ella alzó la mirada y me preguntó: –Oye Taemin, ¿y cómo va todo con Minho? –Sentí que me ruborizaba en cuanto ella mencionó eso, sobretodo porque empezó a reírse una vez vio mi reacción.

–Pues, él es lo más especial que tengo en este momento –Me las ingenié para responder con una oración corta, si hablábamos de él podía llegar a extenderme demasiado, cosa que no quería, así que de inmediato le cambié de tema–. Pero, ¿por qué mejor no me dices cómo te va a ti con Chansung? –Sugerí, de todas maneras yo andaba curioso en cuanto a eso, pero mi amiga abrió grande la boca por la impresión.

– ¡Ahh, creí que hablábamos de ti! –Se quejó riendo mientras me daba golpecito en el antebrazo, yo me reí junto con ella, hasta que ambos nos calmamos–. Me va muy bien, Amber y Luna me dijeron que parecía que en cualquier momento se me iba a declarar –Me contó, emocionada.

– ¡Qué suerte! –Compartí su emoción, realmente estaba feliz por ella, desde lo que ocurrió hacía un tiempo no había sabido de alguien más que a Sulli le gustara, sin embargo, ahora me hacía sentir feliz porque había conocido a alguien especial, un chico de una clase más avanzada en danza, con el profesor Shindong. Se conocieron, y desde entonces no pararon de mandarse mensajes y de estar juntos–. ¿Ves? Te lo dije –Le sonreí.

–Sí, aunque me da nervios, creo que ahora te comprendo –Soltó en un suspiro de miedo, para después volver a reír junto conmigo–. Pero, ¿sabes? –Volvió hablar cuando estuvimos callados–, la que parece que está que ya no aguanta su situación es Luna Unnie.

– ¿Luna? –Me sorprendí de que la mencionara–. ¿Por qué? –Dije, pensando que quizá Sulli también habría notado lo que yo noté.

–Porque quiere a Onew Oppa –Respondió–, pero él, aunque la busca, es muy odioso con ella.

–Bueno, ella tampoco es muy amable con él –Compartí, era verdad, esos dos eran curiosos peleando, pero siempre lo hacían, había algo raro ahí.

–Eso le pasa por loca –Exclamó Sulli–. Bien sabía que a él le gustan los hombres, no puede cambiar sus gustos así como así –Eso era cierto, pero había un detalle que Sulli desconocía, Hyung no era precisamente lo que uno llamaría una “persona homosexual”. Ella soltó un suspiro y continuó–. Pero ella me decía que lo haría cambiar como si fuera tan sencillo. Pienso que ése Oppa podría lastimarla si sigue así…

–Hmm… yo no estoy tan seguro de eso –Dije, ella me miró con asombro.

– ¿No? –Preguntó, yo negué con la cabeza.

–Hay algo que pienso desde hace tiempo, pero no se lo digas a nadie, ¿ok? –Me acerqué como para contarle un secreto.

–De acuerdo –Se acercó ella también, y entonces fue inevitable que nuestra conversación se extendiera por más de una hora completa. Para mi suerte no había nada de clientela en el lugar, más que los caninos del propio establecimiento y esos obviamente no contaban.


Decidí quedarme en la academia después de mi clase de canto, con el permiso del profesor para utilizar el piano. Quería practicar un poco más, al menos hasta que mi garganta se cansara de mi insistencia y me rogara para que me detuviera. La última vez que audicioné para la agencia de talentos de la SM, no había sido aceptada, así que estaba dispuesta a mejorar y tratar de nuevo, ya después podría pensar en otras cosas, como en aquella situación que en veces me hacía sentir bipolar, pues no sabía si amarla u odiarla, lo que sí sabía, era que me hacía comportarme distinta a todo el tiempo, aún cuando yo perjuraba que me gustaba todo aquello que fuera singular, aquel chico sin duda se llevaba el premio.
Comencé a tocar ligeramente el piano, e inicié con la primera estrofa de mi canción, pero no pude continuar porque escuché un ruido a mis espaldas, era la puerta del salón, que en ese momento estaba siendo abierta, pero al girarme para ver quién era, le dije “Hola” de nuevo a mi bipolaridad…

– ¿Onew? –Cuestionó al verme ahí, parado junto a la puerta–. ¿Qué haces aquí? –Se le notaba sorprendida, con sus ojos bien abiertos; ante aquella reacción yo no pude hacer nada más que sonreír.

–Estaba en lo cierto cuando recordé que tenías clases los domingos –Mencioné al acercarme a ella, estaba tocando el piano, y frunció el ceño ante mis palabras.

–Sí, pero no respondiste a mi pregunta –Agregó, y es que yo no podía responder a su pregunta con la verdad, pues ahora no había ninguna excusa, no iba a devolverle objetos a nadie, ni a recuperar lo que había olvidado cuando había salido con ella, no había ningún pretexto que me obligara a volver a verla, más sin embargo, ahí estaba, sentándome a su lado en aquel enorme y hermoso piano. Luna se recorrió de inmediato para darme espacio, y observé a las partituras y las hojas con palabras escritas que tenía frente a ella. No dudé en tomarlas entre mis manos.

– ¿Una canción? –Pregunté, ella asintió.

–Es una composición que armamos una amiga y yo –Eso me sonaba muy familiar, así que no pude evitar soltar una risita cuando lo escuché. Luego me centré en la hoja, y leí el título, se llamaba “You Are My Destiny”, un nombre que me llamó la atención al momento.

–La gente me dice que nada es lo mismo, prométeme que no soltarás mis manos, ¿puedes prometerme eso? –Comencé a leer, y Luna me arrebató las hojas en cuanto notó que se curvaban mis labios, por lo cursi que era.

– ¡L-la letra la escribió ella! –Mencionó algo apenada, yo comencé a reír.

– ¿Por qué no la cantas? –Sugerí sonriendo. Ella aún quería saber por qué de pronto yo había llegado, pero se guardó la pregunta y accedió ante mi sugerencia, comenzando a emplear su voz para mostrarme un poco de aquella canción. Era perfecta, su voz y la melodía, había mejorado mucho desde la última vez que la escuché, y volvió a confirmar mis pensamientos sobre ella, Luna sí que era talentosa, no sólo bailaba bien, sino también tenía una voz bellísima. Yo ya no podía negar que me sentía extrañamente atraído hacia ella, por más aterradora que a veces fuera. “Supongo que no puedo seguir temiéndole a las chicas” Eso pensé mientras esbozaba una sonrisa.

–Hey –Susurré cuando terminó su canción, ella aún tenía su mirada sobre las teclas del piano, y realmente no sé cómo lo hice, pero se lo pregunté en cuanto la idea pasó por mi cabeza: – ¿Ya te cansaste de mí? –Entonces alzó la mirada, confundida–. Creí que ibas a corregirme –Añadí sonriendo, Luna desvió la mirada y sonrió también.

– ¿Cómo podría corregirte?, ¡ni que fuera una enfermedad! –Exclamó, los dos nos reímos, y ella añadió en un tono tranquilo, pero bromista: – ¿Entonces no lo he hecho aún?

– ¿Quién sabe? –Contesté, volvimos a reír y después nos miramos, sonriendo en aquel momento, porque tanto ella como yo teníamos la certeza de lo que nuestras reacciones significaban, pues a pesar de que desviábamos la mirada por instantes de nerviosismo, ninguno de nuestros silencios era incómodo, para nada–. Estaba equivocado –Murmuré, sin dejar de mirarla–, creo que realmente tienes el don de cambiar las cosas –Luna sonrió ante mis palabras, con ellas yo había reconocido mis sentimientos, y ella era tan inteligente como para captarlo aunque no lo dijera claro en ese momento. Podía notar en la expresión de su rostro y en el brillo de sus ojos, que eso le alegraba demasiado–. ¿Quieres salir conmigo?

De acuerdo, debía aceptarlo, la niña rara y linda me había vencido.


El cielo comenzaba a oscurecerse, y yo me encontraba en mi departamento, en mi día de descanso, con el ánimo perdido y con aquel cachorro molesto paseándose por toda mi casa… Aunque yo debía reconocer que el tener a Roo allí había sido algo causado por mi propia cuenta, ya que cuando Jonghyun no estaba, el pobre era más insoportable y ladraba hasta molestar a los vecinos. Prefería que estuviera ahí arruinando mis muebles a que estuviera enfadando al resto del edificio, de todos modos le gustaba más mi departamento para desordenarlo, que el de Jonghyun, pues el suyo no lo necesitaba, a decir verdad, con él era más que suficiente.
Me senté en el mueble de la sala, y el canino enseguida corrió detrás de mí; fue inevitable acariciarlo mientras pensaba en lo que había ocurrido los últimos días… Jonghyun realmente no recordó lo que yo esperaba, o más bien, al final eso resultó justo como yo creía que sería. Luego de su debut, la agencia tenía preparado que sacara un álbum completo, así que él estaba más que ocupado grabando sus primeras canciones. Eso, sumado a que comenzaba a formarse nuevas amistades en la compañía, me hacía creer que lo peor podría pasar pronto.

La puerta del departamento empezó a sonar con los golpecillos de un puño, y yo alcé la voz para indicarle que estaba abierto. Enseguida se abrió y lo vi allí, sonriéndome como siempre solía hacerlo.

–Key~ –Murmuró al verme, y se acercó hasta sentarse a mi lado, acariciando a Roo en cuánto éste se echó encima de él.

–Jonghyun… –Dije sin mucho ánimo, él rodeó mis hombros con su brazo, y se inclinó hasta darme un corto beso en los labios–. ¿Cómo te fue hoy? –Pregunté cuando nos separamos.

–Muy bien –Respondió sonriendo–. Las canciones son geniales, Key, me muero por mostrártelas, realmente estoy muy feliz –En ningún momento dejó de sonreír, en verdad se le veía entusiasmado, así que esbocé una apenas notoria sonrisa, y le hice otra pregunta.

– ¿Te dejaron participar en la composición?

–Aún no –Respondió–, me dijeron que quizá después podría aportar mis propias ideas, pero por ahora debo seguir lo que dice la agencia, porque soy un novato –Parecía un niño pequeño acariciando al cachorro y hablando al mismo tiempo, además de que, era inevitable notar su mejoría en su manera de vestir, aunque su apariencia era más atractiva ahora, había dejado atrás el look fachoso del que yo me enamoré–. De cualquier manera todos son muy agradables ahí –Continuó–, me apoyan demasiado.

Apenas y podía creerme eso, sobretodo porque no habían sido muy amables conmigo cuando me llamaron por teléfono hacía un tiempo. Sabía bien que Jonghyun no se refería a las mismas personas, pero no podía evitar recordarlo.

–Me alegro por ti –Susurré. Jonghyun me miró por un momento, sonriendo, y luego volvió la mirada hasta el animal que tenía en sus manos.

– ¿Y qué me dices tú, eh? –Le preguntó con un tono cariñoso, empezando a juguetear con él y a darle leves golpecillos–. ¿Estás feliz por tu dueño? –Cuestionó riendo, realmente se veía más feliz con el perro que conmigo, aunque cualquiera que escuchara mis pensamientos en ese momento pensara que estaba exagerando.

–Jong… –Susurré de pronto, atrayendo su mirada, entonces le observé fijo, y me decidí a preguntárselo–… ¿Me amas?

Se quedó callado, sorprendido, simplemente mirando a mi rostro y a la expresión de mis ojos, que ya no aguantaban el observarlo luego de esa pregunta. Si no me decía nada yo era capaz de explotar y correrlo de mi casa… ¿O quién sabía? Quizá simplemente podía echarme a llorar enfrente suyo, ya ni siquiera me conocía a mí mismo, ¿qué tan fuerte podía ser si se trataba de Jonghyun?

– ¿Por qué me preguntas eso? –Murmuró suavemente, con su rostro preocupado, soltó al cachorro y se inclinó hacia mí, tomándome de la cintura aún en el mueble, se acercó poco a poco hacia mis labios–. Kibum… –Y susurró mi nombre antes de volver a besarme, lentamente. Tardamos unos segundos de aquella manera, y después se separó de mí, quedando a pocos centímetros de mi rostro–. Sí –Soltó en un susurro–, ¿no es obvia la respuesta? –Yo no podía apartar la mirada de sus ojos–. No quiero que lo dudes… –Volvió a besarme, provocando al instante que cerrara mis ojos, y me dejara llevar por el movimiento delicado de sus labios, que poco a poco comenzaba a volverse más y más desenfrenado–. Por favor, confía en mí –Murmuró en medio de nuestros besos. Yo no pude responder de ninguna manera, lo extrañaba tanto, que no me importó el hecho de sentir tanto miedo en el interior, de realmente, a pesar de que me pidiera que confiara en él, y yo quisiera hacerlo con todas mis fuerzas, mi corazón resultara tan débil, que no me permitiera hacerlo.


Sus besos, y el contacto de su cuerpo, como siempre, me hacían olvidar todo, sentir sus caricias sobre mi piel y sus ganas de estar conmigo, lo deseaba tanto que por un momento olvidé lo que estaba sintiendo. La excitación era tan grande, que lo único que pensaba era en tenerlo conmigo, lo más cerca que fuera posible.
Aunque en un instante de aquella naciente noche, sin preverlo, mis lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. Jonghyun, quien se hallaba sobre mí, se separó un poco para observar mi rostro, y preguntó por lo que me ocurría, pero en lugar de decírselo, tomé su rostro con ambas manos en sus mejillas, y le di un desesperado beso, susurrándole al final de éste, que lo único que me ocurría era que sentía dolor por lo que estábamos haciendo. Jonghyun volvió a besarme, y las lágrimas pasaron desapercibidas, pero el sentimiento que sentía dentro de mi corazón permanecía intacto.


Luego de unas horas, fui a buscar a Yunho a la academia, tenía muchas preguntas qué hacerle, y esperaba que pudiera aclarármelas. Entré al salón en el que se encontraba, y esperé a que se desocupara, luego me miró y me saludó con amabilidad, y ése cariño fraternal que siempre me mostraba en su sonrisa. Salimos del salón y comenzamos a caminar por los pasillos, casi vacíos de la institución. Claro, siendo domingo, muy pocos grupos asistían a clases. Conversamos de cosas comunes, hasta que me atreví a preguntarle sobre Taemin, y entonces sentí que se puso rígido, se detuvo y provocó que yo también me detuviera.

–Oh, no lo tomes a mal –Mencioné al volver hacia él, a través de ese pasillo que poco a poco comenzaba a vaciarse–, sólo estoy diciendo que tal vez no te dijeron bien de qué se trataba el contrato, ya sobre eso de que no pagó, bueno, es otra historia…

–Minho… –Susurró al mirarme fijamente–. ¿Por qué te preocupas por la situación de ese chico? –Y su pregunta me dejó algo sorprendido. Era verdad, Yunho no sabía qué tan cercanos éramos Taemin y yo–. En todo caso, ¿no debería venir él a preguntarme por eso?

–Le dije que yo hablaría contigo, para que no se sintiera peor –Respondí, Yunho soltó un suspiro, y agregó con un tono calmado:

–Oh, ¿para que no se sintiera peor?, es curioso que te intereses tanto por los problemas de otros –Pero en cierta forma, resultaba irónico, sobre todo cuando evitó mirarme y emprendió de nuevo el camino a través del pasillo–. ¿Taemin es tu amigo, o algo parecido?

–Hyung, hablo enserio –Exclamé al detenerlo, tomando su brazo, no obstante, no esperé que él se girara hacia mí y me respondiera con un tono más severo.

–Bueno, yo también –Lo miré un instante, se le veía alterado por lo que expresaban sus ojos, a pesar de que su rostro estuviera tranquilo–. No es una mentira lo de Lee Taemin, él realmente ha roto esas reglas y no me habló para nada del contrato que les ofrecieron en la agencia, ¿qué esperaba él que yo hiciera?

– ¿Aceptarlo como lo hizo conmigo Boa noona? –Espeté con un deje de ironía, esa actitud no me estaba gustando para nada, pero me negaba a creer en mis sospechas–. Debes estar mal informado, Taemin no rompería una regla ni aunque le pagaran por ello.

– ¿Cómo estás tan seguro? –Cuestionó–, tú jamás te acercas tanto a alguien como para conocerlo.

–Pero a él sí –Argumenté, él cambió la mochila que llevaba en la mano derecha hacia la izquierda, y desvió la mirada, prácticamente dándome la espalda–. Yunho, ¿qué te pasa?

–No me preguntes eso –Soltó un suspiro de cansancio, y luego se giró de nuevo hacia mí, con su mano libre en la cadera, me cuestionó casi como si me estuviera haciendo un reclamo–. ¿Qué te pasa a ti con él? –Su mirada me estaba retando, odiaba cuando tomaba esa actitud, así que comencé a ponerme más serio.

–No hace falta responder –Suspiré–. Pero te aseguro que lo conozco más de lo que tú lo conoces como para aprovecharte de tu influencia en la academia y expulsarlo sin saber la clase de persona que es.

– ¿Me estás culpando de lo que le pasó, Minho? –Cuestionó asombrado, sonriendo con sátira. Yo me quedé callado, analizando esas reacciones, y entonces le respondí.

–No hasta hace poco. Pero ahora lo estoy entendiendo… –Soltó una risita cuando me escuchó, y luego volvió a girarse mientras se pasaba una mano por su cabello, reacción alterada que sin duda me confirmó lo que estaba pensando acerca suyo–. Taemin me decía que durante sus clases contigo, llegaba a sentirse incómodo… –Continuaba sin mirarme, así que me molesté, y lo tomé del antebrazo, sin medir mi fuerza para obligarlo a voltearse y a darme la cara–. ¡Algo tienes en contra de él, y me gustaría saber qué es!

– ¿¡No es obvio!? –Por supuesto, había olvidado que él también tenía mucha fuerza, se soltó de mi agarre y golpeó la pared con su puño, sobresaltándome y acortando la distancia entre nosotros. Pocas veces lo había visto así, realmente estaba furioso, y el tenerlo así de cerca, mirándome de esa forma, por un momento me hizo recordar cuando yo era más chico, y él me tenía acorralado de esa misma manera, después de haber perdido los estribos por mis constantes reclamos. Pero esto era distinto, porque ahora yo era distinto–. Él está contigo… –Susurró sin desviar la mirada, respondiendo a mi duda sin ningún reparo en sus palabras–… y yo te amo –Abrí mis ojos en demasía, pero no me dio tiempo de reaccionar, porque cuando iba a darle una respuesta, él ya había hecho presión contra mis labios con los suyos, con la intención de que me callara.

Fui a la academia determinado a aclarar de una vez por todas las cosas, pero al doblar hacia el siguiente pasillo, no esperé encontrarme con lo que me encontré...
Sentí como si mi corazón se hubiera detenido en ese preciso momento, y luego una sensación frustrante y rápida se desbordaba desde la boca de mi estómago hasta el cerebro.
“¿Por qué no lo pensé antes?” Me pregunté al verlos tan juntos, con sus labios unidos, esos que creí que sólo eran míos, y con sus ojos cerrados, que indicaban que lo estaba disfrutando, disfrutando de ese contacto que yo creí, ilusamente, que él tenía solamente conmigo.
Abrió los párpados y me miró al inicio del pasillo. Me quedé en silencio, porque mis lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento.

– ¡Taemin! –Grité en cuanto lo vi allí, y empujé a Yunho con la fuerza suficiente para librarme de él. Quise correr para alcanzarlo, pero Taemin fue mucho más rápido, salió disparado en cuanto vio que tenía intenciones de ir tras de él. Me asomé por el borde del pasillo, pero él ya no estaba ahí–. Taemin… –Susurré su nombre otra vez, con tristeza, ¿qué pensaría? No podía dejar que se hiciera ideas en la cabeza de algo que no era cierto, no ahora que por fin había logrado que me dijera que me amaba. Tenía qué aclarárselo pronto, pero primero iba a encargarme de la persona que tenía a unos metros detrás mío–. ¿Quieres saber qué me traigo con él? –Cuestioné, enojado, mientras le dirigía la mirada más penetrante que podía–. Lo amo, y sí, está saliendo conmigo –Solté sin siquiera pensármelo, pues “lo amo” fue lo primero que se me vino a la mente. Luego me acerqué a Yunho, aún sin poder creer lo que había hecho, ni lo que me había dicho–. ¿No se suponía que tú elegiste por mí lo que era mejor para nosotros? –Cuestioné, pero él no me respondió nada–. Yunho, yo siempre te admiré, como a nadie más, eras mi ejemplo en todo, pero ahora, ¿qué te sucedió? Mentir para que expulsen a Taemin, ¿es este el Yunho maduro que yo conocí? –Pregunté con un deje de tristeza y decepción. Yunho simplemente me miraba, aún no se atrevía a contestarme con palabras–. Sé que no dices nada porque sabes que estás mal. Cometiste el peor de los errores conmigo, y ahora que por fin me repuse, ¿me dices que me amas? Cambié mucho desde que tú me rechazaste, pero no voy a dejar que lo mismo le pase a Taemin.

–Minho… –Susurró, pero ahora no le dejé decir nada más.

–Puedes expulsarme a mí si quieres de la sección de danza, pero por favor no le hagas eso a él, tiene tanto talento que es imposible para ti el no darte cuenta –Prácticamente suplicaba. Sabía que si Yunho quería, podía emplear varios métodos para persuadir al director y expulsarme a mí también, por lo menos de la sección de baile, pero esperaba que, de esa misma manera, fuera capaz de admitir su error y permitir que Taemin continuara en la institución, era muy injusto para él, que no había hecho nada, solamente por un rencor perteneciente a Yunho que yo simplemente desconocía… Claro, hasta ahora.

Guardó silencio, y me observó, vacilante. Se llevó una mano al bolsillo de su pantalón, mientras que con la otra seguía sosteniendo su mochila.

– ¿Realmente estás dispuesto a sacrificarte por él? –Preguntó, y entonces pude notar la tristeza que se desprendía de sus ojos y de su tono de voz.

Quizá si me hubiera dicho tiempo antes lo que sentía, las cosas habrían sido diferentes, pero en ese instante no, no en el momento en el que yo había descubierto el amor en alguien más. Alguien dulce y delicado, pero fuerte y valiente en el fondo… Por eso no dudé en decirle la verdad a Yunho, en admitir sin ningún cuidado que me sacrificaría por Taemin, y que podría hacer eso y mucho más por mantenerlo seguro, y ver su sonrisa a cada minuto… Aunque sabía que en ese instante estaba sucediendo todo lo contrario.


Luna y yo, luego de estar conversando largo tiempo, finalmente decidimos salir de la academia. Caminábamos juntos mientras que yo la molestaba, revolviendo su cabello y haciéndole bromas sobre cualquier tema. A ella no parecía molestarle, me seguía el juego y reía conmigo, hasta que de pronto mi mirada se detuvo en un pasadizo grueso, justo antes de llegar a la puerta de salida. De ahí venía Taemin, corriendo desenfrenado y con la mirada baja. Sonreí e iba a llamarlo, pero cuando alzó la mirada y nos encontró a ambos, mi sonrisa se borró. Su rostro rojo y sus ojos cristalinos. No se detuvo y continuó corriendo hasta alcanzarnos.

–Minnie –Lo llamé, justo antes de que se aferrara a mí, y ocultara su rostro en mi pecho. Entonces comencé a sentir sus lágrimas humedeciendo mi playera.

–Tae… –Murmuró Luna, sorprendida y angustiada–, ¿qué tienes? –Se acercó y acarició su cabello, mientras que yo me dedicaba a abrazarlo con fuerza.

En ese momento, Luna y yo no podíamos hacer otra cosa más que mirarnos con preocupación, y demostrarle a Taemin que estábamos a su lado, sin importar la razón por la que estuviera llorando, no podíamos hacer otra cosa más que esperar a que se calmara, para que pudiera explicárnoslo todo, pero el notar el dolor con el que sollozaba, luchando porque su respiración acelerada se tranquilizara, yo no podía evitar hacerme la misma pregunta cada tres segundos…

¿Pero qué le había pasado al pequeño?

Un minuto de silencio analizando lo que acabo de leer...

OMG



¡El Lunew!

De acuerdo, debía aceptarlo, la niña rara y linda me había vencido.

Claro que sí, tonto, y antes tuviste que aceptarlo, asdafgh, y la pobre Luna apenada por la letra de la canción jaajaja, y luego peleando y molestándose tan tiernos* *-*

Lo que me hace pensar ¡¡lo siento!! T___T Te juro que si pongo palabras de ese tipo es porque soy una ignorante y ni sé que palabras son de aquí y cuales no u__u La próxima vez digo cute y ya xD Aunque o.O ¿cómo supiste que soy española? ¿¡Qué me ha delatado!? ;__; Soy una intrusa T.T

Y pasando al Jongkey... ¿quéee, por quéee lloras Key? T__T Jonghyun le dijo que le amaba, ¿no pueden ser felices y ya? ¿Cuánto más les harás sufrir? ;oo; Key, arranca ese cachorro de las manos de Jonghyun si hace falta pero no desconfíes de él... por un perro ;__; (que por cierto, LOL, amo y mascota se parecen, ambos desordenan casas xDD)

*Toma un vaso de agua* Y ahora al 2min ò.ó *Gota de sudor bajando por la frente...* Ciertamente, tuviste que partirle las piernas a Yunho, ok, no xDD Pero fue muy *píiiii* por echar a Taemin o.ó y la discusión con Minho... mentiría si dijera que no tenía ganas de que se lo aclarasen todo, pero claro, lo último que yo quería era que Taemin lo viera ;__; que sí, Yunho da pena porque aún siente algo por Minho... pero que Minnie llora ;__; e interrumpe al Lunew ;__; )(xD) Ahora que Yunho se de cuenta de que lo que hizo estuvo mal y Minho le explique lo sucedido a Taemin y seré feliz y así mi icono será totalmente feliz :D (Oh, yeah, Luna está en el club de las chicas bipolares xDD)

Creo que ya me duelen los deditos =__= así que ya me voy, espero, como siempre, el próximo ^^

Cuídate~♥

–Taemin, por favor, te ruego que me escuches… –Le pedía en un rincón de mi habitación, sentado en el suelo, al compás de mis manos temblando por querer sostener firmemente el teléfono. Era como el noveno mensaje de voz que le dejaba, pero él aún se rehusaba a contestarme–. Lo malinterpretaste todo, no fue como pareció, te lo juro... –Persistí, nervioso y desesperado, pasándome la mano libre por el cabello. Me quedé en silencio un momento, estaba seguro de que él me escuchaba, pero era evidente que no quería hablar conmigo–. No sé cuántos mensajes tendré que dejarte hasta que me creas –Susurré, justo antes de bajar el teléfono y colgar. De inmediato recibí una llamada, y me turbé al notar de quién era el número–. Taemin… –Contesté, con la ilusión de que fuera él, además del miedo al no saber qué decirle exactamente.

– ¿Minho? –Sin embargo, y a pesar de que era su número de teléfono, aquella voz no le pertenecía–. ¿Podrías por favor dejar de molestarlo? –Dios mío, como si el problema tuviera algo que ver con él en primera instancia. No estaba de humor para escucharlo, pero él tampoco lo estaba para hablar conmigo–. No sé cómo tienes el descaro para insistirle cuando es obvio que él no quiere contestarte en este momento.

–Kibum… –Murmuré sin ningún ánimo o energía.

–Mira, no digas nada –Me interrumpió–, sé lo que piensas, pero esta situación me empezó a involucrar en cuanto hiciste llorar a una persona que yo aprecio demasiado. Así que no te estoy diciendo que no vuelvas a buscarlo, simplemente deja de frustrarlo con llamadas –Era claro lo que Kibum quería, o quizá lo que Taemin le había dicho que dijera–. Necesita tiempo, por favor dáselo.

–Yo… –Murmuré a duras penas. Estaba a punto de soltar lágrimas por pensar en su sufrimiento, así que no me atreví a decir ni argumentar nada, ya que sabía que sería en vano; simplemente me quedé callado y me dispuse a escuchar el resto de las palabras de Kibum.

–Cuando él quiera hablar contigo, lo hará –Mencionó claramente antes de colgar–. Adiós.

Y entonces el silencio se apoderó de mi habitación por enésima vez.
Bajé el teléfono junto con mi brazo, tomé lo que encontré cerca, y entonces lo lancé con abatida furia, aquella almohada ya era vieja de todas maneras.
Me dolía, tanto, que ni siquiera me controlé cuando escaparon mis lágrimas. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había llorado, así que, rendido, eché la cabeza hacia atrás y la recargué en la pared, dispuesto a dejar salir aquellas gotas saladas por cuanto tiempo fuera necesario, en silencio, simplemente escuchando el suave sonido de mis sollozos, y preguntándome si acaso él se encontraría en el mismo estado…
¿Me odiaría ahora? Un gélido miedo se apoderaba de mí con tan sólo hacerme esa pregunta.


Abrí mis ojos, y me levanté sin muchas ganas de trabajar aquel día, callando mi despertador con nada suaves golpeteos. Era inicio de semana y yo traía un ánimo de los mil demonios. Entré al baño para darme una ducha rápida, y luego me arreglé para ir a la universidad. No sabía si debía despertar a Taemin o dejarlo descansar el tiempo que fuera necesario, sin embargo, cuando acabé por tomar una decisión e iba saliendo de nuestro compartido cuarto, le escuché moverse sobre su cama. Me llamó la atención, así que de inmediato le dirigí la vista.

– ¿Key? –Se tallaba sus ojos con lentitud; yo solté un suspiro profundo, después sonreí y me dediqué a acercarme a él.

–Tae… –Le dije, sentándome en el borde de su colchoneta–. ¿Cómo amaneciste?

–Igual… supongo –Respondió sin siquiera pensárselo, supuse que estaba realmente seguro. Se incorporó de la cama y después se dirigió al baño, supe entonces que tenía que prepararnos el desayuno a ambos, mientras quedaba tiempo, para que por lo menos yo me asegurara de que él había comido.

De sólo recordar lo que había pasado el día anterior, se me erizaba la piel. En ese momento, yo dormía al lado de Jonghyun, o al menos eso creía, porque cuando desperté, él ya no estaba ahí. Me había arropado y me había dejado una nota deseándome dulces sueños, pero ni una maldita pizca de a dónde diablos se había ido, así que, cómo fuera, preferí levantarme y vestirme; aunque de pronto alguien llamó a la puerta.
Apresuré en ponerme mi ropa, y cuando salí, ahí estaba mi primo a la entrada de nuestro departamento, con la cara completamente roja y sus pequeños e hinchados ojos mostrando la tristeza tanto como podían. En ese instante supe que algo no andaba bien, y miré a Onew, quien lo acompañaba, buscando una respuesta, pero lo único que pude sacar de él fue un saludo; después se volvió a Taemin, y le dijo que todo estaría bien, que contara con su apoyo. ¡Cielos!, se le veía tan decaído que me provocaba dolor en el pecho.
En cuanto Onew se fue, esperé a que pudiera contarme lo que le había puesto en ese estado, pero claramente no tenía ánimos para hablar, corrió a la habitación y se encerró, dejando su celular en el mueble de la sala, lo lanzó con tanto coraje que me dejó sin palabras.
Seguí su camino hasta el cuarto con la única intención de calmarlo, pero después de unos momentos, finalmente me dijo lo que le había sucedido, y yo no pude creérmelo, ¡todo el mundo era igual! Ciertamente, nunca confié mucho en Minho, pero jamás creí que pudiera engañar a mi primo de ese modo. Sentí mucho coraje, porque justo después comenzaron a llover sus llamadas en el celular de Taemin. ¿Si tanto quería hablar con él, por qué no lo hacía en persona? Además, era obvio que él no tenía ánimos para contestarle, y menos después de lo ocurrido. Por eso fui a la sala, contesté en su lugar, y traté de controlarme a mí mismo al decirle que dejara de llamarlo. Taemin no lloraba tan seguido, y menos de esa manera, pero supuse que había sido una impresión muy fuerte para él. Se durmió después de varios minutos llorando, y sólo fue hasta entonces que pudo tranquilizarse.
Parecía que después de todo, él y yo seguíamos teniendo mala suerte. Justo antes, pensaba que si él llegaba yo le contaría los problemas que estaba teniendo con Jonghyun, pero al escuchar lo que le pasó con Minho, no me quedaron ganas de abrumarlo más con mis tonterías, pues quizá lo mío eran puras alucinaciones, cuando lo suyo había pasado en tiempo real y de la manera más fea. Decidí tragarme mis problemas esa noche… y a decir verdad, también los siguientes días.


– ¿Vas a ir a la academia otra vez? –Le pregunté mientras desayunábamos, para romper el hielo. Había estado en completo silencio desde que había salido del baño.

–No –Respondió–, ya no quiero volver a ese lugar.

–Hey, no hables así –Lo miré con intensidad. Él alzó la vista y me observó también.

– ¿Así cómo? –Sonrió levemente–. Estaré bien, Umma, no te preocupes –Me le quedé viendo con preocupación. Esa actitud suya tan “relajada” no me gustaba en lo más mínimo. Sabía que él trataba de convencerse de que estaría bien, pero era obvio que eso no era cierto.

–De acuerdo –Suspiré–, entiendo por qué no quieres volver al menos por este día, pero no toleraré el que no des pelea y aceptes tan fácil el hecho de que te corran sin ninguna consideración –Le dije, él solamente miraba su desayuno y continuaba sonriendo con esa mirada triste. Fruncí el entrecejo y me levanté de la mesa, dirigiéndome al lavavajillas sin parar de hablar–. De todos modos esa escuela va a escucharme, ¡y ése estúpido de Jung Yunho, te juro que si me lo encuentro…! –Comencé a alterarme, pero él enseguida me detuvo.

–No quiero hablar de eso ahora, ¿está bien? –Guardé silencio como reacción inmediata, y después caminé lentamente hacia él.

–Está bien, pequeño –Le murmuré mientras acariciaba sus cabellos revueltos. Me incliné un poco para revisar la hora en mi celular, y entonces noté que se me estaba haciendo tarde–. Ya me voy –Le avisé–, pero cuando vuelva quiero verte mejor, ¿de acuerdo? –Taemin en respuesta, simplemente asintió con aquella sonrisa. Me dolía dejarlo así, pero tenía que irme; quizá él también necesitaba tiempo a solas.


Key se fue y yo me quedé en completo silencio. Borré la sonrisa débil que mantenía en mi rostro, y me dediqué a continuar con el desayuno. Cuando terminé quise volver a la cama, pero dormir me resultó una cosa imposible después de escuchar los mensajes que Minho había dejado en el buzón de voz de mi teléfono móvil. Sólo quería hacer algo para distraerme, para dejar de pensar en él y en lo que pasó, pero lo único factible que encontré fue subir a la azotea del edificio.
El lugar donde se encontraban los departamentos no era muy alto, simplemente era grueso, por lo que siempre que ensayaba una coreografía para la academia, terminaba ensayándola en ese lugar, era perfecto.
Aquel día que no iba hacer absolutamente nada más que salir en la tarde, cuando fuera a trabajar, por lo que busqué mi reproductor de música, y subí a la azotea con la simple intención de bailar hasta que no pudiera más. No me importaba que fuera un día soleado, simplemente quería encontrar un punto en el que no fuera capaz de pensar en nada, y mi mente se ocupara solamente de mandar las señales para que mi cuerpo continuara en movimiento. “Let Me Know” de NLT tampoco ayudaba demasiado, aunque no entendía la letra en toda su extensión debido a mi poco conocimiento del idioma inglés, por alguna razón me sentí más deprimido. A final acabé cambiando de canciones y sin poder bailar algo ordenado y en específico.
Me rendí cuando ya estaba lo suficientemente sudado para deducir que tenía una apariencia a punto del desmayo, así que decidí volver al departamento, aunque realmente no me sentía tan mal en cuanto a factores físicos, simplemente estaba terriblemente decaído por mi ánimo.

Bajé y comencé a atravesar el pasillo, con los audífonos aún puestos. Creí haber escuchado que alguien me decía algo, pensé que quizá había sido Changmin Hyung, pero lo dejé pasar al no escuchar nada más. Subí las escaleras y entonces la expresión de mi cara tomó un aire distinto. Aún tenía mi respiración acelerada, pero el ver a Minho sentado afuera de la puerta del departamento, con la cabeza inclinada hacia un lado, no supe exactamente qué hacer. Me quité los audífonos y lo observé bien, no parecía consiente, así que me armé de valor y me acerqué. Una vez estuve cerca de él, lo noté, estaba dormido. ¿Cuánto tiempo tenía esperando ahí? Como fuera, quizá no el suficiente para mantenerse despierto. Si hubiera podido quedarme con lo poco que quedaba de mi orgullo, lo habría movido bruscamente de una patada y le habría dicho que me dejara entrar, para, posteriormente, lanzarlo fuera del edificio pero… siendo realista, jamás lo habría hecho. Al contrario, observé un objeto curioso y enorme que se hallaba a un lado suyo. Se trataba del oso blanco de peluche más grande que había visto en toda mi vida, tenía la misma estatura de Minho sentado de esa manera. Me extrañé mucho, y me incliné lentamente cuando noté que el oso llevaba una nota escrita y pegada a una cadena que le rodeaba el cuello. La nota decía “Te amo y lo siento”.
Rocé el papel con mis dedos, y después solté una risita de ironía. Me dolía que ahora tratara de arreglarlo todo después de lo que pasó, y me sentía estúpido al estar ahí agachado, comprobando si la letra escrita en la nota era suya o simplemente compró al peluche ya arreglado de esa manera. Sin embargo, yo no imaginaba que era posible sentirme más estúpido todavía, porque él comenzó a mover sus párpados, en señal de que lo había despertado; los abrió y yo no pude hacer nada para incorporarme, pues me hallaba apoyado en mis rodillas, observando la nota de aquel oso. Fue inevitable que termináramos mirándonos cada uno muy cerca del otro. Pero no tardé más de tres segundos en reaccionar, levantarme y alejarme de él.

– ¿No fuiste a clases? –Pregunté con la mirada baja, tratando de ocultar mi miedo y mi vergüenza. Minho negó con la cabeza, al mismo tiempo que se levantaba del suelo. Entonces me crucé de brazos, y me volteé un poco–. ¿Planeas que él me pida disculpas en lugar de ti? –Me referí al oso, no obstante, Minho me respondió con un tono demasiado serio.

–Planeo hablar contigo.

–Pero yo no quiero hablar… –Contesté, echando un paso hacia atrás. Él hizo lo contrario, dio dos pasos hacia el frente y trató de acariciarme una mejilla.

–Taemin, tienes qué escucharme… –Esta vez se le escuchó preocupado, acercándose aún más a mí, tanto que su aliento me rozó en el rostro–. Sólo un momento, déjame explicarte.

–Yo… –Murmuré sin atreverme a mirarlo, aún con mis brazos cruzados, me sentía tan miserable de que él me encontrara con la apariencia de ese entonces, sudado, inseguro y con las mejillas ruborizadas por la insolación de momentos antes; lo único que quería era alejarme y no verlo, pero, de algún modo, terminé actuando de una manera diferente–. Te espero en la recepción, tengo qué entrar a bañarme –Le dije, entonces me acerqué y abrí la puerta, pero cuando lo hice, aquel oso de peluche me impidió el abrirla con total libertad. Minho lo observó unos momentos, y se inclinó para tomarlo, levantándolo entre sus brazos.

–Por lo menos, acéptalo –Mencionó, estirando un poco sus brazos para entregármelo. Lo dudé un momento, pero después lo tomé, sin dirigirle la vista ni dedicarle alguna palabra, simplemente lo tomé, entré, y cerré la puerta de mi casa.


No había dormido ni una hora la noche anterior, de tanto pensar ni siquiera me dio sueño. En cuanto desperté, quise ver a Taemin y le compré aquel regalo, esperando poder suavizarlo. Por supuesto, todo fue distinto desde el momento en el que me quedé dormido. Ni siquiera supe cuánto se tardó en volver, simplemente me di cuenta de que, en cuanto me apoyé en la puerta de su departamento, el sueño me invadió y mis párpados se cerraron solos. Me sorprendió cuando lo vi muy cerca de mi rostro, por un momento creí que era un sueño y lo primero que quise hacer fue besarlo… Sin embargo, en cuanto se alejó supe que se trataba de la realidad. Él estaba asustado, desconfiado y tembloroso, además de que parecía haber estado corriendo una distancia enorme o moviéndose bajo los rayos del sol por un buen rato. No me gustaba verlo de esa manera, porque a pesar de que, aún estando sudado se veía hermoso, el estar desanimado y con su rostro decaído, me hacía sentir terrible, más aún porque quiso que lo esperara en la recepción. Seguro tenía miedo de que le hiciera algo malo si llegaba a esperarlo dentro de su departamento. Supuse que ya no confiaba más en mí, pero por lo menos, había accedido a hablar conmigo, y yo no iba a desaprovechar eso.


Una vez bajó a la recepción, salimos del edificio y caminamos en completo silencio, hasta que llegamos a una pequeña y solitaria plaza. Entonces pensé que era momento de hablar, me aclaré un poco la garganta, pero tardé unos segundos debido al modo en el que ambos nos encontrábamos, Taemin tenía su cabello húmedo, la mirada baja y las manos en los bolsillos, y yo no tenía idea de qué sería bueno decir en esos momentos. Simplemente no sabía por dónde comenzar, pero pensé que lo ideal sería no pensar demasiado y hablar por lo primero que se viniera a mi mente.

–Taemin –Lo llamé, observándolo a pesar de que él no me regresaba la mirada–, lamento no habértelo dicho antes… acerca de mi relación con Yunho –Pero de pronto, clavó sus ojos en mí, inseguro; por su expresión supe que no debí haber iniciado con eso, sin embargo, hice un esfuerzo y continué–. Mira, tú debiste notar que de alguna manera él y yo éramos cercanos, pero no en el modo en el que lo pensaste ni en el que lo estás pensando. Yunho fue el responsable de lo que te ocurrió, cuando te expulsaron de la academia. Tenías razón cuando me contabas cómo te miraba, que parecía que algo traía en contra tuya… –Tomé un respiro, Taemin bajó la vista de nuevo, y asintió ligeramente–. Pues todo era por mi causa, porque Yunho siente algo por mí, pero yo no puedo corresponderle.

–No entiendo –Susurró él–. ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿No ves que parece como si me mintieras? –Soltó una pregunta tras otra, abrumándome. Después, se detuvo de golpe, y yo lo imité. Suspiró para tranquilizarse, y volvió a hablar–. Minho, ayer en verdad lo pensé, y no quiero que vuelvas a lastimarme, bastante he pasado desde la vez anterior, y esta vez de verdad confirmé lo que pensé en ese instante…

– ¿Qué? –Pregunté. Él se mordió el labio inferior y tardó unos segundos en responder.

–Que sólo me querías para tener sexo contigo… –Murmuró, sin siquiera mirarme–. Claro, ahora que lo lograste, no tienes por qué seguir ocultando lo que te ocurre con Yunho…

– ¡No no! –Negué al momento, interrumpiéndolo–. ¡Eso es una tontería, ¿quién crees que soy!? –Me acerqué sin siquiera pensarlo, tomando su rostro entre mis manos, para unir mi frente contra la suya–. Taemin, tú y yo no tuvimos sexo –Busqué su mirada, esperando que a esa corta distancia él se atreviera mirarme a los ojos–, hicimos el amor, ¿no entiendes la diferencia? No oculto nada de lo que me pasa con Yunho, porque con él no me pasa nada… –De pronto guardé silencio, y luego de soltar un suspiro de cansancio, le dije la verdad–. Me pasó, pero fue hace tanto tiempo…

– ¿Lo ves? –Él se separó de mí–. Ahí hay algo que nunca me contaste.

–Sí, y me arrepiento sobre eso, pero si tienes la voluntad de escucharme por un momento y dejarme explicártelo todo, verás que es muy diferente –Lo tomé de la mano para impedir que se alejara más, él dirigió sus oscuros y en ese instante vidriosos ojos hasta mi mano, y después alzó la mirada para encontrar mi rostro–, porque yo jamás te volvería a hacer daño, incluso te lo prometí, ¿no es eso cierto? –Le recordé aquel momento. Él se quedó callado, bajó la mirada lentamente y asintió con la cabeza.

Entonces divisé una banca bajo la sombra de un árbol, y sin soltarlo, me dirigí allí. Ambos nos sentamos, y fue en ese momento en el que me preparé para explicárselo y contárselo todo, sin omitir los detalles importantes, pues esta vez se lo diría todo.

–Cuando mi padre murió, yo tenía doce años, y no había muchas personas que pudieran hacerse cargo de mí –Le dije, él me miraba, atento–. Mis abuelos maternos sólo tenían como hija a mi madre, pero tanto ellos como ella ya habían muerto, y los paternos vivían muy lejos, además tenían más hijos de los qué preocuparse… –Suspiré, la verdad no era fácil contar todo aquello–. La única solución inmediata fue la que me ofrecieron los papás de Yunho. Él y yo éramos amigos desde la infancia porque nuestros padres eran muy unidos, se conocían de varios años atrás, así que siempre nos llevamos bien, Onew puede recordarlo porque varias veces jugamos los tres juntos. Sus padres no tuvieron problema en darme techo y comida, así que en cierta forma, él y yo éramos como hermanos… o al menos así era al principio –Me silencié a mí mismo, recordando con detalle el día en que todo había cambiado, los recuerdos venían a mí mente y en segundos era imposible ignorarlos…

Me encerré en aquella habitación que compartía con él. Debía estar a punto de cumplir 16 años en ese entonces, el tiempo se había pasado rápido. Ése día yo había escuchado algo que me había dejado atónito, una conversación ajena en el teléfono. Realmente no era mi intención escucharla, quería pedirle ayuda a la señora Jung sobre algo que se me dificultaba en mi tarea, y tan pronto dijo el nombre de mi padre, me quedé estático en la pared que me cubría. Ella hablaba con una amiga suya sobre él, y yo pude intuir un poco de lo que se trataba todo, así que me encerré para pensar en ello, pues no quería creerlo.
Claro, mi encierro no duró mucho, porque no tardaron en llamar a la puerta.

–Minho… –Era su voz, recuerdo que me sentí extraño de sólo escucharlo–. ¿Estás ahí? Tienes qué bajar a comer.

– ¡Ya-ya voy! –Respondí desde adentro, no obstante, la puerta se abrió.

– ¿Estás bien? –Me preguntó, algo preocupado, comenzó a acercarse a mí mientras que yo asentía con la cabeza. Resultaba patético para mentir, pero si lo analizaba, las cosas no simplemente se trataban de ocultar una conversación que había escuchado, sino también de controlar mis nervios cada vez que mi “hermano”, cuatro años mayor que yo, estaba conmigo.

Me sonrió, de manera cálida, e insistió en que algo me ocurría. Sus padres ya habían comido, y él me había esperado para acompañarme a la mesa, porque sabía que no me agradaba comer solo. No le dije lo que pasaba en ese entonces con su madre, pero hablamos de muchas otras cosas, le conté que por momentos no entendía lo que sucedía a mí alrededor, que estaba asustado por muchas razones, enfadado y triste al mismo tiempo. Yunho no dijo nada en palabras, porque realmente yo no le dije nada que pudiera entender como para darme un consejo sabio, simplemente se acercó a mí y me abrazó, lo más fuerte que pudo, como si no me quisiera soltar. Me estrujó de esa manera por varios segundos, yo le agradecí el hecho de estar siempre conmigo, y él me aseguró que siempre sería así…
Cuando nos separamos, buscó acercarse de otra manera, y sin que yo me lo esperara, me besó. Por supuesto, después de liberarme de la impresión, le correspondí, y poco a poco la intensidad del beso, ese que era mi primer beso, aumentó, hasta dejarnos sin aliento a los dos.
A partir de entonces todo se convirtió en un juego extraño entre nosotros, cada vez que él estaba cerca de mí, y no había nadie mirándonos.
Ése fue el primer “error”, como él lo llamó, que cometimos los dos juntos.
Minho suspiró, se le veía distante, al parecer no encontrabas las palabras precisas para expresarse. Yo me sentía extraño de conversar sobre ello, sobre su pasado, porque una parte de mí creía que seguía mintiéndome.

–Te seré sincero –Murmuró al fin–, la relación entre Yunho y yo fue siempre fue muy afectiva por alguna razón, y al final se podría decir que yo terminé prendado de él –Volvió a hacer una pausa. Aquello no me lo imaginaba, aunque realmente, no había tenido oportunidad de imaginar ni especular nada–. Fue entonces que descubrí la historia detrás de las intenciones de su madre para cuidarme. Verás –Me explicó–, antes de que mi papá muriera, ella engañaba al padre de Yunho con el mío –Wow, si lo pensaba, eso resultaba complicado, muy complicado, y Minho había tenido que soportarlo. Volvió a tomar aire y continuó–. Esa fue una de las razones por las que dejé de creer en el amor de mi padre hacia mi mamá, porque, de manera tan fácil, a sólo unos años de su muerte, Papá terminó metiéndose con su mejor amiga, una mujer casada aparte de todo. Cuando el padre de Yunho lo descubrió, y yo también a decir verdad, gracias a unas cartas viejas que encontró un par de años después de que mi padre muriera, comenzó a hacerme la vida imposible, y la madre de Yunho, cuando se arrepintió de haberse metido con mi padre, en lugar de defenderme al ser lo único que le quedaba de él, se empezó a desquitar conmigo, argumentando que por mi culpa su familia se estaba desmoronando.

No pude evitarlo, escuchar esas palabras me hizo preguntarme: ¿cómo una mujer podía desquitarse con un menor de algo que ella misma había ocasionado? No era justo, resultaba ilógico, pero las palabras de Minho al contarlo, o más bien, al recordarlo, eran lentas, claras, con su mirada perdida, y aquella misma expresión que mostraba siempre que se acordaba con rencor y dolor de aquel pasado que antes yo desconocía. Ver su rostro así de serio empezó a convencerme de que no era ninguna mentira lo que me estaba diciendo.

–Me sentía terrible, porque había confiado tanto en ellos, que creí que al fin había encontrado una familia estable –De pronto volvió su vista hasta mis ojos, luego de perderse en aquellas memorias–. Yunho acabó por decidir que no estaba bien lo que hacía conmigo, por miedo a que sus padres me trataran peor, así que, por decirlo de alguna manera más clara, terminó por rechazarme.

– ¿Lo que hacía contigo? –Pregunté en un hilo de voz, no quería saberlo, pero necesitaba oírlo. Minho asintió.

–Jamás tuvimos nada claro, pero él sabía que yo lo quería de una manera más allá de la fraternal –No necesitaba decirme más, entendía a lo que se refería–. A pesar de todo, intenté superarlo, y como siempre me trató muy bien e intentó ver por mí para ayudarme a salir de esa casa, comencé a verlo más como lo que era, como mi Hyung, mi hermano mayor.

–Salir de esa casa… –Repetí en un susurro, bajando la mirada, mientras que Minho volvía a asentir con su cabeza.

–Me mudé a los 18 años. Desde entonces vivo solo.

– ¿Y qué pasó con los papás de Yunho?

–Lo último que supe de ellos fue que se divorciaron –Respondió. Entonces bajé la mirada nuevamente. De verdad parecía que la había pasado muy mal por ese tiempo, justo como había imaginado que serían esos recuerdos, dolorosos, no los entendía, porque nunca me había pasado nada como eso, pero podía imaginarlo.

–No te conozco para nada, ¿cierto? –Aún cuando creía comprenderlo, mi corazón continuaba sintiéndose afligido.

–Cuando te contaba sobre mí omitía esos detalles, lo consideraba un hecho de mi pasado que no debía traer al presente pero… –De pronto sentí su cálida mano rozando una de mis mejillas–. Después de lo que pasó, cómo deseo habértelo dicho antes, habría evitado todo este problema, sería más fácil que creyeras en mi palabra si te dijera que Yunho me confesó que está enamorado de mí y me besó justo en el instante en el que tú apareciste –Su mano bajó hasta mi barbilla, y me incitó a mirarle a la cara–. Pero yo jamás imaginé que podría hacer algo así, todo el tiempo lo consideré tan maduro y centrado… Sin embargo me dijo que se arrepintió de haberme dejado ir, ¿tú lo crees?, después de tanto tiempo –Encontrar sus ojos mirándome fijo, con ése brillo y esa profundidad que los caracterizaba, no hacía otra cosa sino garantizarme que hablaba enserio, que no jugaba–. No fui capaz de aceptarlo no solamente por lo estúpido que actuó contigo, sino porque ahora estoy enamorado de ti –Confesó, sin desviar la mirada ni un solo instante–. Yo te amo a ti, Taemin –Me quedé callado, analizándolo todo…

Y entonces comencé a comprenderlo un poco más. Aunque lo creía imposible al principio, después empecé a entender el por qué Yunho me trataba de la manera en la que lo hacía, el por qué siempre me trató diferente al resto, pero a pesar de todo, nunca me faltó al respeto de una manera directa. Siendo como él era, seguro, controlador, fuerte, me resultaba incluso increíble la paciencia que había tenido para no maltratarme. Por supuesto, no justificaba en lo más mínimo lo que hizo para expulsarme, y aún sentía mucho enojo por eso, pero refiriéndonos al instante en el que besó a Minho, pensé: quizá si yo hubiera estado en sus zapatos, habría sido similar, porque el ponerme en su lugar y ver cómo me arrebataban a Minho, también me habría hecho reaccionar así, también me habría hecho querer abrazarlo y besarlo hasta convencerlo de que se quedara conmigo… tal como quería hacerlo en ese momento.
Sin pensarlo, mis ojos ya estaban húmedos, y él no dejaba de mirarme fijamente. No quería seguir sintiéndome engañado, sabía que lo amaba y que no podía dejarlo ir, no después de saber lo terrible que se sentiría estar sin él. Me incliné y oculté mi rostro en su pecho, abrazándolo lo más fuerte que podía. Él se sorprendió, pero segundos después, me correspondió el abrazo, cálido y dulce.

–Espero que puedas perdonarme –Susurró, y entonces negué con la cabeza.

–Yo no tengo nada qué perdonarte. Sólo… –Me separé un poco para mirarlo–, me hubiera gustado que confiaras más en mí y me lo dijeras antes –Minho sonrió, y con su voz suave y amable, me respondió:

–Tarde, pero lo hice –Sonreí y acorté la distancia entre nosotros, dispuesto a disfrutar de sus labios y de su calidez tanto como me fuera posible. Él acarició mi rostro, y correspondió a mi beso, lenta y apasionadamente, sin perder su ternura en ningún instante.


Cuando volví a casa para ir al trabajo, después de pasar prácticamente todo el día con él, miré al gran osito blanco que me había regalado sobre el mueble, y sonreí ampliamente, ahora tendría otra manera curiosa de recordarlo cuando no estuviera conmigo.
Todo estaba bien después de hablar con él, a excepción de mi situación en la academia. Minho me dijo que le había dicho a Yunho que podía hacer lo que fuera para expulsarlo a él, pero le pidió que a mí no me hiciera nada. Temía por lo que podía pasar, Yunho no era el director de la institución, solamente era un maestro con mucha influencia, un coreógrafo famoso y conocido en prácticamente toda Corea, pero eso no le daba derecho a crear versiones falsas sobre el dinero y sobre mí como estudiante, como tampoco le daba derecho a hablar de Minho. Quizá si lo hacía podía perder su trabajo, o simplemente Minho compartiría el mismo destino que yo, y no deseaba para nada que él perdiera su oportunidad de seguir haciendo lo que más le apasionaba, porque sufriría, tanto como yo lo hacía en ese instante en el que mi esfuerzo se había esfumado gracias a sus mentiras.


Cuatro meses después…

El tiempo siempre parecía volar cuando se trataba de Jonghyun. Unos meses habían pasado desde que debutó con “Hello”, y la gente había comenzado a seguirlo cada vez más, conforme iba sacando una canción nueva y presentándose en distintos programas. Ya no era raro que se mencionara su nombre en la televisión como el talentoso cantante novato de la SM.
Taemin acabó siendo contratado de lleno como bailarín en la agencia, después de haber intentado volver a la academia, me pidió un consejo, y yo le fui sincero, era mejor que se quedara con lo que la empresa le ofrecía, después de todo, se trataba de un trabajo, ya era algo profesional, y esa escuela nos había sacado muchas decepciones a todos. Por supuesto, también contrataron a Minho, persona que yo no dejaba de vigilar… aún no era santo de mi devoción después de lo que pasó, aunque Minnie me dijera que todo fue un malentendido. De cualquier modo, ellos terminaron aceptando el trabajo y tratando de olvidar lo que había ocurrido con esa demoniaca academia de arte, aunque Minho aún seguía estudiando fotografía allí… Bueno, le quedaba, ya que también era un demonio.
Yo, por mi parte, continuaba trabajando en la agencia como diseñador y asesor de vestuario, aunque el trabajo no era muy consumidor de tiempo, porque había varias personas que se dedicaban a lo mismo, el lugar me pagaba bien, podía librarme de los gastos de la universidad sin ningún problema, y también podía ver a mi aún novio en persona cada vez que me llamaban, porque con aquel tema de que terminó mudándose, era un poco más complicado poder verlo.
Jonghyun necesitaba vivir en una residencia que estuviera a los alrededores de las instalaciones de la agencia, y su departamento quedaba muy lejos. Le regalaron una casa y él se marchó con todo y su perro… Claro, primero me pidió una opinión o una autorización, realmente no supe ni qué fue eso, pero le dije, tontamente en un tono frío, que hiciera lo que quisiera.
Realmente, si alguien me preguntara, le diría que no me gustaba para nada la clase de imagen que le estaban dando, como un solista, alguien masculino, que, casi como si fuera algo obvio, le gustaban las chicas; esa imagen suya se mostraba en cada lugar al que iba. Era muy distinto a una imagen que le habrían dado de estar en un grupo, porque ahí cabía la posibilidad de que sus fans crearan Fanservice con parejas entre sus miembros, y entonces resultara más difícil para ellos que aceptaran el hecho de que los miembros llegaran a relacionarse con alguien más, pero él… Prácticamente le estaban diciendo al mundo que estaba disponible para cualquiera… claro, para cualquiera que fuera mujer. Esa situación me molestaba, pero me molestaba mucho más el hecho de que él no se quejara.


Aún no había reaccionado de tantas cosas buenas que habían ocurrido en los últimos meses, desde el momento en que habían decidido contratarme y lanzarme como solista después de un corto e intensivo entrenamiento. Creí que no estaba preparado, pero confiaron y pusieron sus esperanzas en mí desde que Jaejoong Hyung me había descubierto.
El primer mini álbum estaba terminado, y la agencia aún seguía teniendo más y más planes para mí. Me sentía realizado y afortunado, pero había un lado de mí que no podía sentirse igual. Si bien era cierto que había estado perdiendo algunas amistades y formando nuevas, no tenía la más mínima intención de perder a Kibum, por nada del mundo pero, él parecía estar pensando lo contrario. Todo ese tiempo se había estado portando muy frío, pero no de esa manera adorable y humorística de siempre, sino como lo que en verdad es la palabra “frío”, terriblemente cortante con cada cosa que yo le decía. Por momentos se suavizaba y era el de siempre, pero no tardaba muchos días en volver a comportarse así.
Mi manager me había dicho varias veces que si mis “fans” (como él ya los llamaba), llegaban a enterarse de que yo era homosexual, mi apenas audible carrera dejaría de existir. Por eso se disculpaba conmigo cada vez que tenía que interrumpir los instantes en los que podía estar con Key, porque su trabajo como mi manager implicaba también cuidar de mi reputación. Además de que, me había estado planteando una tonta idea que tenía la agencia respecto a mí y una chica de la empresa. Tal parecía que yo le agradaba a ella, y a la gente le agradaba la idea de que fuéramos una “posible pareja”. Tal como lo entendí, parecía que querían que saliera con ella para crear un tipo de estrategia publicitaria y lograr que nuestros nombres fueran más pronunciados, yo por ser nuevo, y ella por el nuevo Dorama en el que había aparecido.
Cuando se lo conté a Key, pensando en que eso podría aumentar nuestra confianza y evitar malentendidos después, él se molestó y su actitud fría se comenzó a agravar desde entonces. Llevaba semanas sin hablarme como lo hacía antes. Yo no entendía qué había hecho mal, pero tampoco había tenido oportunidad de arreglar la situación.


Aquel día llegué a las instalaciones de la agencia porque iba a aparecer en un programa de la cadena de televisión en vivo, me vestí y me dirigí al set de transmisión, pero de camino me lo encontré a él, sorprendido de verme, con aquella manera de vestir tan propia de su estilo, y ése sombrerito gris que adornaba perfectamente su cabello negro con luces purpuras. Se veía muy hermoso, como todo el tiempo, le sonreí pero al momento en que él me miró, no tardó en desviar los ojos, clavándolos en el suelo. Me acerqué a él mientras la gente iba y venía alrededor nuestro.

–Key…

–Wow, ahora sí te pusiste lo que yo elegí –Susurró al mirarme de pies a cabeza, pero el tono que empleó no me gustó para nada.

–Hey, ¿por qué esa cara? –Pregunté, él desvió la mirada, e inconscientemente acorté la distancia entre nosotros–. Kibum, tienes días así, ¿puedes decirme ya qué te pasa? –En respuesta, Key frunció el entrecejo y se apartó.

–Oye, me acabas de ver después de no sé cuánto tiempo, ¿y es lo primero que haces?, ¿cuestionarme? –Dio un paso hacia atrás e iba a iniciar su camino para dejarme. Por supuesto, yo reaccioné, di un paso hacia el frente y lo tomé del brazo, sin embargo, lo que ocurrió después fue algo que ninguno de los dos se esperaba que sucediera.

–Jonghyun… –Escuché una voz a mis espaldas, y sosteniendo el brazo de Kibum, me giré un poco para ver de quién se trataba.

–Ah –Sonreí, al tiempo que Key se zafaba de mi agarre–. Hola Sekyung –Ella sonrió también, se inclinó hacia un lado para ver a la persona furiosa que tenía al lado de mí.

– ¿Este es el amigo del que me hablabas? –Obviamente ella no entendía lo que pasaba, así que preferí actuar como si nada sucediera.

–Ah… sí, él es Kim Kibum –Lo volteé a ver–. Key, ella es Shin Se Kyung.

Él no le quitaba la mirada de encima, se le veía tranquilo, pero al mismo tiempo, crítico. Yo podía imaginar lo que pasaba por su mente, sobretodo después de oír su nombre, ella era la chica con la que quería la agencia que yo me involucrara.

– ¿Sekyung? –Preguntó, luego me dirigió la mirada–. ¿Le has hablado de mí? –Asentí con la cabeza, y le vi sonreír de manera falsa cuando volvió la vista hacia ella, extendiéndole la mano–. Pues hola –Le dijo, con ése tono que a cualquiera le hubiera hecho sentir inseguro–. Jonghyun no me había hablado de ti antes, pero supongo que hay que conocerte por tu trabajo.

–Oh, sí –Respondió ella, se le notaba algo extrañada. Los ojos de Kibum no expresaban un sentimiento muy sincero, y ella parecía haber notado eso–. Eso creo –Sin embargo, esbozó una sonrisa alegre y trató de actuar natural–. ¿Hace cuánto que conoces a Jonggie?

–Mucho –Contestó él, y sin que yo pudiera esperarlo, se inclinó hacia mí y entrelazó mi mano con la suya–. Somos muy cercanos –Yo me quedé rígido porque entendí su intención. La chica no hacía más que mirar a nuestras manos con un rostro que denotaba varios pensamientos pasando por su mente–. ¿Y tú? –Le cuestionó con altanería.

–Hace un tiempo, cuando se unió a la agencia… –Sonrió, nerviosa. Me solté de la mano de Key y traté de decirle “suficiente” con la mirada, pero eso, en lugar de detenerlo, pareció hacerlo enfadar más.

–Ah, no se nota, por como lo llamas pensé que lo conocías de años –Le sonreía con malicia–, deberías dejar de ser tan confianzuda.

Ella no parecía entender por qué, pero la expresión de su rostro alegre y su seguridad se esfumó en cuanto escuchó las palabras de Kibum.

–Bueno, perdón yo… –Se apartó un poco–, tengo que irme, gusto en conocerte, Kibum –Y no tardó en darnos la espalda–. Nos vemos después Jonghyun-sshi.

–Adiós… –Susurré al notar cómo se alejaba.

Los dos guardamos silencio un momento, observé a Kibum, transmitiéndole mi desconcierto, y él, lo único que hizo fue rodar los ojos.

–Increíble –Soltó en tono despectivo, antes de darse media vuelta, y empezar a caminar con suma rapidez.

–Oye, ¿cómo querías que reaccionara? –Fui tras de él–. ¿Hablaste así a propósito, verdad? Para hacerla sentir incómoda…

–Oh perdón, lamento romper su corazón –Comentó con un tono notablemente irónico. No se detuvo y dobló la esquina hacia un pasillo más solitario, donde aproveché para tomarlo del brazo nuevamente, y hacerlo girar hacia mi dirección.

– ¡Key! –No me di cuenta del modo en el que alcé la voz para llamarlo, hasta que vi que él se giraba hacia mí con un rostro sumamente furioso.

– ¿¡Por qué no de una vez me dices que te avergüenzas de mí y te atreves a terminar esta mierda!? –Cuestionó con sus ojos cristalinos, y su rostro rojo del coraje.

– ¿Qué? –Yo me quedé petrificado, jamás lo había escuchado hablar así antes, cuando estaba conmigo, a pesar de que se molestaba muy fácil, siempre fue sumamente adorable. Verlo con ése rostro y escucharlo hablarme de ese modo, me hizo pensar que no lo conocía realmente cuando estaba molesto… y ese momento era un instante de esos, lo tenía furioso justo al frente mío–. ¿Kibum, cómo puedes pensar eso? –Susurré, incrédulo. Él bufó por lo bajo, y desvió la mirada.

–No es difícil –Respondió–. Típico solista con aires de macho, es imposible que estés saliendo con un hombre.

Abrí grande los ojos, no creía que estuviera hablando con tanto desdén por algo como eso.

– ¿Es ése todo tu problema?

–Pues como acabas de reaccionar, no me parece lo único ahora –Agregó con esas palabras que yo podía interpretar de muchas maneras. Entrecerré los ojos, y le cuestioné sin poder creérmelo aún:

– ¿Qué me estás insinuando?

Él sonrió, y aún sin verme, respondió:

–Estás ampliando tu horizonte con las mujeres ¿no? –Se cruzó de brazos, creando una barrera física entre nosotros, además de la psicológica que ya se estaba formando con el tono de su voz y su manera de mirarme–. ¿Por qué no me terminas de una vez? Así podrás tener tu imagen de chico perfecto para la farándula.

– ¡Por favor, deja eso a un lado! –Me enfurecí, por primera vez sentí que la situación se me estaba saliendo de las manos, no pude mantenerme tranquilo por la forma en la que tan pronto me acusaba, sin demostrarme su confianza en lo más mínimo–. Sabes que no estuvo bien tu actitud, no es modo de tratar a alguien con quien nunca has hablado, tú no la conoces.

–Y supongo que tú sí… –Agregó con esa sonrisita irónica.

– ¡Key ya basta! –Volví a alzar la voz. No aguanté más y me llevé una mano a la cara, desesperado, tratando de relajarme un momento. Conseguí que pasaran unos segundos antes de bajar la mano y disponerme a mirarlo, tratando de ser más tolerante–. Te amo pero tu comportamiento no me deja pensar en nada. Te conté lo que pasaba no para que actuaras de esta forma…

– ¡Pues lo lamento! –Me interrumpió, gritándome–. Así soy yo, no he cambiado como tú, y si no te gusta mi comportamiento, ¡entonces terminemos y listo!

– ¡No éramos novios de todos modos!

No… ¿por qué dije eso?

Fue lo único que pude pensar cuando reaccioné y me di cuenta de lo que había insinuado. Key tenía sus ojos enormemente abiertos por la impresión, y yo… yo me sentía un completo idiota después de decir una cosa semejante. Sin duda, no esperaba decir eso, y él no esperaba escucharlo tampoco, pero los dos nos dejamos llevar por la ira, y ya era bastante tarde para arrepentirse de todo.

Kibum esbozó una débil y apenas notoria sonrisa, y susurró con el tono de voz más gélido que podía emplear, para acabar de hacerme sentir el estúpido más grande sobre la faz de la tierra.

–Tú lo has dicho –Me miró desafiante, rencoroso y adolorido… Y luego se dio la vuelta, alejándose de mí mientras que yo era incapaz de mover un pie para ir tras de él.

Sentía tanto coraje y tanto asombro, que pensé que no importaba cuánto sufriera, yo no iba a ir detrás de él como siempre lo hacía, no tendría a su estúpido perro detrás suyo, no esa vez, no de nuevo, ni los próximos días ni las próximas semanas… Pues ya no tenía sentido.

Me di la vuelta y recargué mi frente contra la fría pared, aún no podía creer lo que había dicho, pero mi mente poseía tantos sentimientos encontrados en ese momento, que no quise centrarme en analizar lo que dije por impulso. Fruncí el entrecejo lo más que podía para aguantarlo, pues las lágrimas estaban a punto de salir de mis ojos, pero la afortunada interrupción de alguien me salvó de haber partido en llanto.

–Jonghyun, ya es hora –Me dijo mi manager, apresurado.

Tomé todo el aire que pude y di un prolongado suspiro, exhalándolo para tranquilizar mis nervios. Entonces separé mi frente de aquella pared, y me encaminé hacia lo que tenía que hacer en ese momento.

–Ya voy.

¡Mujer! ¿Por qué crees que te mataría por esto? ^^' *saca cuchillo disimuladamente...* Bueno, no, si te mato no podrás solucionar al Jongkey =_= Pero has sido verdaderamente cruel, yo tomando un descanso de estudiar para leer esto T_T así me bajas los ánimos ;__;

No sé si es porque soy algo biased con Jjong, pero creo que gran parte de la culpa la tuvo Key u__ù tenía que haber confiado más en Jonghyun y comprender que hace su sueño realidad ;oo; pero Jonghyun tiene muy poca sensibilidad y le dijo eso... ¿¡Por quéeee!? ;___; *la zarandea con fuerza* ¿Por qué partes mi corazoncito y el del Jongkey? ;__; No sé como puedan solucionar esto ni qué habrá de bueno en que lo hagan porque Jonghyun seguiría ocupado y Key siempre tendría sus dudas u__u

Me ha parecido curioso que sacaras a Shin Se kyung, hacía tiempo que no leía un fic Jongkey en que aparecía >.< siempre me la pintaban de mala pero al menos tú no lo has echo me encanta la parejita que hacía con Jjong e.e

He sido extrañamente feliz al ver como Minho sufría por Taemin o.O me pareció tan tierno que le comprara ese osito >/< Y que le contara su pasado, que yo también estaba curiosa, leñe xD Y, ohhh ♥

Taemin, tú y yo no tuvimos sexo –Busqué su mirada, esperando que a esa corta distancia él se atreviera mirarme a los ojos–, hicimos el amor, ¿no entiendes la diferencia?

Aquí la baba se me caía de la ternura xD

Pediría una actu pronto para saber que le pasa al Jongkey si no fuera porque estoy segura que hasta dentro de mucho no volveré a tener tiempo para leer u__u así que por mí puedes demorarte tooodo lo que quieras xDD

Bye, bye ^^