Eran las 8:45 ésa noche en Seúl, Dios, yo aún no podía creer lo rápido que pasaba el tiempo luego de un largo viaje, había tomado mis maletas mientras destensaba mis piernas debido a tantas horas sentado en el avión, haber viajado desde Masan a la gran ciudad me tenía exhausto. Mientras caminaba entre la multitud en el aeropuerto, me preguntaba ¿dónde podría estar?, ¿dónde podría estarme esperando él? Buscaba entre la gente pero no podía encontrarlo, iba a llamarle a su celular, cuando de pronto escuché un grito, ése grito de emoción tan peculiar a tan sólo unos metros de distancia, entonces supe que la había encontrado, a mi mamá en persona.

– ¡No puedo creerlo! –Me giré ante el ruido de esa voz, no pude siquiera terminar de sonreír cuando ya lo tenía rodeándome del cuello, en un apretado y cálido abrazo–. ¡Mi Taeminnie, te extrañé tanto!

–Pero sí sólo estuvimos separados seis meses, Key –Murmuré a duras penas, porque me tenía muy bien estrujado, sin embargo, se separó pronto y me miró con esos ojos felinos.

– ¡No importa! Seis meses es mucho tiempo, ya estás tan cambiado… –Exclamó revolviendo mis cabellos, prestando especial atención en ellos–. ¡Te teñiste el cabello! –Sabía que lo había notado, bueno, cambiar de pronto el cabello oscuro por un rojizo fuego era algo casi imposible de dejar pasar.

–Tú te lo teñiste cuando tenías mi edad –Dije mirando su cabello rubio, aún lo mantenía como en ese entonces–. Además lo necesito ahora –Le sonreí, él asintió con la cabeza y volvió a abrazarme, realmente me extrañaba tanto como yo a él.

– ¡Ah!, no me la creo que estés aquí –Agregó al apartarse, sin borrar su sonrisa–. Pensé que te iba a costar más trabajo convencer a tus padres, ¡pero mírate! Sigues tan dispuesto a seguir con el baile…

–Pues claro, si por eso vine –Murmuré emocionado, él tenía razón, estaba realmente dispuesto a seguir con lo que más me apasionaba.

– ¿Nada más? –Preguntó triste, inflando las mejillas. Yo me reí ante esta reacción, y golpeé ligeramente su brazo.

– ¡Y para verte también, tonto! –Aseguré con sinceridad, él sonrío devolviéndome el golpe, y me ayudó con una de las maletas que había dejado arrumbadas en el suelo al recibir su agradable bienvenida–. Muchas gracias por aceptar mi propuesta, imagino que fue difícil convencer a tus tíos.

–No te preocupes, no era una perita en dulce viviendo con ellos, ¡ya querían correrme! –Me dijo riendo, con esa risa tan contagiosa que al instante me tuvo ahí carcajeándome de la misma manera. Una vez nos calmamos, Key me rodeó con su brazo el hombro mientras decía–. Pero mejor hablemos de eso en otro momento, ¿ya cenaste? –Negué con la cabeza, y empezamos a caminar, en búsqueda de un local donde pudiera comer, pues realmente tenía mucha hambre.

Mientras comíamos unas deliciosas hamburguesas, algo inusual en mi dieta diaria, Key, como adoraba que la gente le dijera, me habló sobre nuestro plan, dijo que todo iba sobre ruedas, y entonces me emocioné mucho.

Él y yo somos primos y mejores amigos desde tenemos certeza de la existencia del otro, nos conocemos desde pequeños y siempre pasábamos tiempo juntos porque las casas de nuestros padres estaban muy cerca, a pesar de la diferencia de dos años entre nuestras edades, todo el tiempo nos llevamos de lo mejor, él me apoyó con mi sueño de ser bailarín profesional cuando nadie en mi casa lo aceptaba, pero se mudó a Seúl a casa de sus tíos porque quería cumplir su sueño de ser diseñador de modas, y ahora que yo me gradué, he cumplido 18 años y él 20, así que pensé que sería buena idea que rentáramos juntos un departamento, para que él saliera de casa de sus tíos y yo pudiera perseguir mi sueño al igual que él. Por supuesto, convencer a mis padres fue un trabajo muy difícil, puesto que nunca han querido soltarme, pero pude lograrlo después de comportarme como el mejor hijo del mundo durante los seis meses que estuvo fuera Key. Al final no resultó tan complicado, yo era un verdadero ángel.

Tan pronto me contó su idea, y la cantidad de dinero que tendríamos que repartirnos para pagar la renta de cada mes, terminamos de cenar y nos encaminamos a casa de sus tíos, donde pasaría solamente una noche antes de mudarnos… De verdad que cuando entré a esa casa me di cuenta de que era obvio que Key no soportaba mucho tiempo encerrado en un lugar así, era muy aburrida, aunque sus tíos eran personas muy amables y cálidas, quizá ese ambiente encajaría conmigo, pero no con Key. Aún así estaba seguro de que ambos no podíamos esperar porque fuera el día siguiente, para conocer nuestra nueva vivienda.

La mañana siguiente llegó rápido, era sábado y mi primo Taemin y yo estábamos demasiado emocionados porque por fin tendríamos un lugar donde vivir lejos de las reglas de nuestros parientes. Él se veía muy feliz y yo no podía evitar alegrarme por él, lo vi tan cambiado y tan alegre, dispuesto a hacer lo que le viniera en gana, y eso me encantaba, porque él solía ser tan distinto en ese aspecto, me gustaba ver que se había decidido por fin a hacer lo que en verdad le gustaba. Esa mañana arreglaríamos todo lo de nuestro departamento, y después yo lo acompañaría a ver lo de la academia de arte a la que quería entrar para desarrollar sus habilidades en baile; si lograba una buena impresión podría recibir muy buenas recompensas, así que imaginaba que él estaba nervioso en el fondo, aunque era tan bueno bailando que yo no dudaba que fuera a causar la mejor impresión a todo aquel que lo viera.

La calle en la que se hallaban los departamentos era por demás bonita, sabía que a Taemin le agradaría porque tenía un aire tranquilo y pintoresco, similar a una calle tranquila en Nueva Jersey, sonreí al ver su cara de asombro cuando nos acercábamos a nuestro destino.

–Disculpe –Arribamos a la recepción con nuestras maletas, en seguida nos atendió un muchacho de cabello negro y corto–. Vinimos a rentar un apartamento, ya había llamado antes por teléfono.

–Oh cierto –Me respondió tras el módulo de atención–. Kim Kibum, ¿verdad?

–Sí –Asentí sorprendido–. ¿Cómo supiste?

–Tienes cara de ser Kibum –Dijo sonriendo.

– ¿Y también de ser Kim? –Preguntó Taemin mientras que yo seguía impresionado, ¿cómo pudo adivinarlo? El casero sonrió nuevamente, y apuntó hacia la camiseta que yo había escogido esa mañana con sumo cuidado.

–Lo llevas en tu gafete –Aclaró entre risas, no pude evitar reírme también. Era cierto, llevaba el gafete con mi nombre del departamento de moda en el que trabajaba porque no había encontrado un lugar dónde guardarlo, además de que trabajaría esa tarde después de acompañar a Taemin a la academia, me volví perezoso y simplemente olvidé guardarlo–. Mi nombre es Shim Changmin, para servirles chicos –Se presentó amablemente.

–Gracias, yo me llamo Taemin y él es Kibum –Respondió mi primo con alegría–, pero le gusta que le digan Key.

–Entiendo eso, a mí me gusta que me digan Max.

–Entonces podemos llamarnos por nuestros apodos –Comenté sonriendo, el casero Changmin me respondió de la misma manera, esbozando una sonrisa mientras asentía con la cabeza.

–Creo que tengo el apartado indicado para ustedes muchachos, síganme –Nos dijo saliendo del módulo de atención, incitándonos a seguirlo.

Subió las escaleras y nos encaminó por el primer pasillo, era en verdad muy bonito y acogedor, había unas cuantas lamparillas a los lados, apagadas obviamente porque aún era de día, y varias puertas de color verde. Observaba todos los detalles mientras escuchaba un bello sonido provenir de una de las puertas del pasillo, era música, tranquila y hermosa, acompañada por la voz de una persona, una voz preciosa, como nunca oí en mi vida, me preguntaba si el inquilino dentro del cuarto estaría viendo televisión y por ende, de allí vendría esa voz, pero Changmin no tardó en aclarar mi duda sin tener que preguntárselo siquiera.

–Lo siento, el vecino de la 230 ama cantar, es músico, espero que el ruido no les moleste.

–No, en absoluto –Contesté–. Es muy bueno –Lo decía enserio, su voz era por demás hermosa, sonreí al ver que Taemin asentía con la cabeza, demostrando que también le gustaba.

–Me alegra oír eso –Se detuvo Changmin, sacando un llavero con todo el montón de llaves de las puertas de la casa–, porque su apartamento se encuentra justo en este pasillo. Puerta 235 –Incrustó la llave y abrió la puerta. Nosotros nos acercamos rápidamente para ver–. Ojalá les agrade.

Y por supuesto que nos agradaba, desde la puerta podíamos ver que era amplio, con la cocina a la mera entrada, y la sala siguiendo de ella, podíamos imaginar que más atrás veríamos los cuartos. Era espacioso, cómodo y de linda apariencia, por supuesto que nos gustaba, Changmin podía notarlo en nuestras caras, así que antes de partir no vaciló ni un momento para entregarme una copia de las llaves del apartamento.

–Disfruten su estancia, estaré abajo por si me necesitan, para que discutamos el precio después.

–Por supuesto, muchas gracias –Le dije, él sonrío y se alejó mientras contestaba:

–Gracias a ustedes.

Taemin y yo entramos con nuestras maletas, yo cerré la puerta, pero él ya estaba corriendo por la sala, atravesándola seguramente para ver el resto del apartamento. Entendí el punto y corrí lo más rápido que pude para alcanzarlo, pues ése diablillo quería apartar la mejor cama, y yo no lo dejaría salirse con la suya. Corrí tras de él, y efectivamente ya estaba abriendo la puerta de la habitación, encontrando el par de camas que había dentro. Sólo tenía un cuarto porque no contábamos con mucho dinero, hablé sobre eso con el casero antes de llegar, así que ya estábamos dentro de nuestro cuarto predestinado. Taemin se echó sobre una de las camas, la que se encontraba más cerca de la ventana, festejando porque me había ganado. Me acerqué a pasos rápidos y lo tomé de las piernas para bajarlo de allí, él se empezó a reír mientras hacía lo posible por mantenerse arriba, pues sabía muy bien que yo amaba el lado de la ventana, no importaba si era un cuarto o un camión, yo debía ir en la ventana.

– ¡Eres un tramposo, Minnie! –Me quejé gritando, enojado conmigo mismo por no poder bajarlo.

– ¡Yo la vi primero, tienes que ser justo! –Aún se resistía, era increíble que siendo menor que yo fuera incluso más fuerte.

– ¿Hablas tú de justicia? –Le dije–. ¡Me harás reír, mocoso!

– ¿De verdad quieres que te haga reír? –Cuestionó esbozando una sonrisa maléfica, no tuve tiempo siquiera de alejarme, porque ya me estaba haciendo cosquillas. No pude evitarlo, me reí como loco, ese era mi punto débil. Recibí tantas cosquillas que terminé perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo con Taemin sobre mí, carcajeándose fuertemente al ver lo rojo que me estaba poniendo de tanto reír.

Para mi suerte en ese momento, una llamada a mi celular interrumpió el ataque de cosquillas de mi primo.

– ¿Diga? –Contesté aún riendo–. ¿Nicole? –Taemin se incorporó, permitiéndome hacer lo mismo–. Hola chica, ¿qué ocurre? –Era mi mejor amiga, quien trabajaba conmigo en el departamento de moda.

–Key, tienes que venir pronto, el jefe quiere hablar contigo –Me dijo, y por su tono pude adivinar que se trataba de algo serio.

– ¿Sobre qué?, ¿pasó algo?

–No lo sé, pero se ve muy molesto. Aquí te espero.

– ¿Eh? –Susurré sorprendido–. Me colgó... Sonaba a algo urgente –Miré a Taemin, con sus ojos preocupados puestos sobre mi rostro–. Tae, lo siento mucho, voy a tener que irme antes, pero si quieres puedo llamar a un amigo para que te acompañe a la academia.

–No, no lo hagas Key, no tienes de qué preocuparte –Me respondió con una gran seguridad–. Soy grande ahora, puedo cuidarme solo, además ya sé dónde está la academia, vete tranquilo –Yo no le creía mucho, pero no podía darle la contraria, necesitaba llegar a mi trabajo.

–Tonto, por supuesto que no me iré tranquilo, pero al menos sabré que estarás bien –Busqué entre mis maletas unas cuántas cosas que creí necesarias, salí de la habitación mientras hacía una seña de teléfono junto a mi oreja–. Me llamas cuando termine tu audición.

–Claro, primo –Contestó sonriendo–. Nos vemos luego.

Yo asentí, aún no muy convencido, pero salí del apartamento lo más rápido que pude, dejándome llevar por mi preocupación, me preguntaba por qué mi jefe querría verme.

Sabía que le había dicho a Key que se fuera tranquilo, pero realmente no tenía idea de cómo llegar a la academia de arte. Estaba preocupado por la llamada que Key había recibido, así que preferí dejarlo ir porque era necesario. Aunque supongo que fui un tonto al no aceptar ayuda de ningún amigo suyo, quería sentirme independiente, pero en el fondo tenía la certeza de que aún no lo era.

Luego de una hora desempacando y ordenando mis cosas, bajé las escaleras y me aproximé a Changmin, un tanto tímido porque estaba hablando con algunas personas, esperé a que se acercara primero para preguntarle la dirección exacta de la academia, si hubiera sido posible le hubiera pedido incluso un mapa, él buscó la dirección por computadora y me la entregó anotada en un papel. Le agradecí y salí en búsqueda de ella, tratando de dejar en lo más profundo de mi ser todo el nerviosismo que tenía por presentar mi audición, pensando sólo en las cosas positivas, y en los beneficios que podría obtener si era admitido.

Arribé al lugar, era justo como en las fotos, o incluso mejor de lo que había soñado, tan grande y extensa, mis piernas temblaban al entrar, había mucha gente paseándose por el jardín, el cual tenía que cruzar si quería llegar a la recepción. Tenía miedo, pero Key me había dicho que podía hacerlo, aunque no pudo acompañarme, todavía sentía sus palabras de aliento, así que me dirigí a la recepción y sin titubear le dije a la chica tras el módulo de madera de atención.

–Vengo por las audiciones de baile de hoy, ¿tú podrías darme información? –Pregunté sin más, luego me di cuenta de que le había hablado informalmente, de verdad que estaba muy nervioso, así que tapé mi boca luego de decirlo. La chica sonrió dulcemente, y después me dijo:

–Claro, espera un momento por favor.

Se alejó buscando algo, yo suspiré una vez me quedé solo, tratando de calmar mis nervios, no tardaría mucho en presentar mi audición. ¿Podría de verdad hacerlo? Bajé mi cabeza tratando de relajarme, y poco a poco la subí mirando entre la multitud que caminaba presurosa a mi alrededor. Pude haber vuelto la mirada hacia el módulo de atención sin tener nada qué hacer, pero mis ojos se quedaron clavados en algo, mi atención se centró solo en él, en esa persona a quien en aquel momento vi por primera vez.

Tan pronto mis ojos se toparon con los suyos, y permanecieron así, intactos, supe que era el momento perfecto para dejarme llevar por mis impulsos. Y era tan cálido besarlo, sus rosados labios eran tan suaves, y mucho mejores de lo que alguna vez había imaginado. “Él era mío”, eso pensé en ese momento, lo había besado y él me había correspondido, no lo dejaría ir igual que siempre, esta vez sería diferente. Sin embargo, no estaba preparado para escuchar a la puerta del salón abrirse. Sentí cómo el sobresalto me invadió, y me separé de su boca rápidamente, llevando la vista hasta el marco de aquella puerta.

–No-noona –Susurré sin poder ocultar la impresión de mi rostro, era la coreógrafa Boa, mi instructora.

–Hola Minho, ¿llegas temprano para la clase? –Diablos, había olvidado que ella llegaría en cualquier momento, por suerte cuando entró, noté que tenía la mirada baja, ¿se habría dado cuenta de lo que estábamos haciendo? Tampoco es que fuera nada malo, sólo era un beso, pero ciertamente, las personas de la academia que me conocían como ella, tenían una percepción de mí muy diferente a lo que en verdad era, pero no quería que me malinterpretaran, ya había arruinado bastante mi vida de instituto con mi reputación como para hacerlo también con la de la academia… y principalmente con la persona que estaba a mi lado en ese instante–. Hola Taemin –Lo saludó ella mientras dejaba sus cosas en el salón.

–Ho-hola –Taemin estaba que se moría de la vergüenza, lo notaba por su cara toda roja y su mirada que se hallaba clavada directamente en el suelo. Sonreí al verlo así, era realmente muy lindo.

–Estábamos ensayando –Comenté, para después mencionarle que nosotros habíamos realizado la coreografía que le habíamos dicho antes, ella nos hizo un par de preguntas más, y nos habló sobre un musical que se realizaría en la academia, sugiriéndonos a ambos participar de la manera que quisiéramos, hasta que Taemin comentó con su vocecita entrecortada que tenía que irse, se encaminó a tomar sus cosas, y yo miré a mi profesora–. Lo acompañaré –Dije–, regreso antes de que empiece la clase –Taemin me miró, y entonces salimos del salón, notando al salir que ya había algunos de mis compañeros dirigiéndose a la clase. Caminamos en silencio hasta llegar a la salida trasera de las instalaciones de la academia, hablamos un par de trivialidades, pero no dijimos nada respecto a lo que acababa de pasar, aguardamos en la acera a que pasara un taxi.

–Es difícil conseguir un taxi en estos momentos… –Comentó con la mirada baja, yo observé la calle, y respondí a sus palabras.

–Es que la hora es muy concurrida –Dije a pesar de que era de noche, y de que realmente en aquella parte de la calle no había casi nada de gente. No obstante, estiré el brazo para detener uno de los coches que buscábamos, miré a Taemin y agregué–, pero ahí hay uno –Éste taxi me encontró y haciendo caso de mis señas, se detuvo justo en la acera contraria a la nuestra.

–Bueno… –Murmuró Taemin, girándose hasta quedar frente a mí–, creo que ya me voy entonces… –Me pesaba escuchar esas palabras, sobretodo porque lo tenía enfrente, a una corta distancia, si me inclinaba conseguiría besarlo de nuevo–. Adiós, Minho… –Agregó, yo le tomé inconscientemente de la parte inferior de su camisa, queriendo impedir que se fuera, él notó esto, y alzó lentamente la mirada. Fue entonces que, de manera sorpresiva, realizó la acción contraria que había pasado antes por mi cabeza, a causa de nuestra diferencia de altura, se paró un poco de puntillas y alcanzó mis labios, sin darme tiempo siquiera de asimilarlo, cerré los ojos, pero rápidamente se separó de mí, así que abriéndolos con lentitud, sonreí, notando su mirada fija, y su adorable sonrojo en las mejillas.

–Lo siento, a mí… –Murmuró al desviar la vista–… creo que no me gustó que nos interrumpieran – Reí al escuchar eso, ya que era justo lo que yo había pensado.

–Pues haciendo eso, Taemin… –Busqué su mirada, y entonces negué con la cabeza–… menos te voy a dejar ir –Él mantuvo sus ojos puestos en los míos, y dicho esto, rápidamente lo jalé del brazo, hasta atraerlo hacia mi cuerpo, para sellar nuevamente su boca con mis labios, esta vez de otra manera, más necesitada, más pasional, no fue un beso tan delicado como el anterior, puesto que me dejé llevar aún más por la atracción que llevaba sintiendo desde hacia vario tiempo. El claxon del coche sonó a la mitad de la calle, pero aún así coloqué una mano sobre la nuca de Taemin, tratando de no lastimar sus labios con la presión de mi boca, y sintiendo enormes ganas por probar más de lo que estaba saboreando en ese preciso momento; acaricié su largo cabello, deslizando mis dedos a través de éste sin abrir los párpados. ¿Cómo podía Taemin ser tan delicado y provocativo al mismo tiempo sin siquiera pensárselo? Porque él no tenía idea de lo que causaba en mi persona, así que esperaba que pudiera comprenderlo con ése beso, el cual tenía intenciones de prolongar cuando mi lengua quiso abrirse más paso por sus labios, pero el sonido del claxon insistente no nos permitió continuar, ambos dirigimos la mirada hacia el taxi, y en cuanto lo hicimos, descubrimos la cara de pocos amigos que tenía el conductor, justo antes de arrancar y dejarnos en ese extremo de la calle. Ambos reímos por su cara graciosa y su inexistente paciencia, ¿qué nadie le había enseñado a esperar cuando la gente se despedía? Regresé la vista hacia Taemin, y lo encontré con la mirada baja.

–Hyung… yo –Musitó, él estaba tan avergonzado, que lo único que atiné a hacer además de sonreír, fue levantar un poco una mano, para rozarle lentamente los labios con la yema de mis dedos, intentando que guardara silencio, sabía que no era nada fácil decir algo en ese momento, así que traté de evitarlo, llevé mi mano hacia su cabeza, para pegarlo contra mi hombro, y me acerqué a su cuello, frotándolo lentamente con mi nariz, cerré los párpados para aspirar su aroma. Aún con tanto sudor y movimiento en el salón de baile, él continuaba desprendiendo una esencia hipnotizante, tan agradable.... Quería besar su cuello, morderlo en ese instante hasta dejarle marcas que indicaran que era sólo mío, pero al abrir ligeramente los ojos, pude notar la luz de un nuevo auto aproximándose hasta nosotros, me percaté de que era otro taxi, y cuando me alejé para mirar a Taemin, pude observar su carita expectante, y sólo fui capaz de sonreír mientras estiraba la mano, pasándola por encima de su hombro, para llamar al nuevo coche, que automáticamente se detuvo en el mismo lugar que el otro. Taemin comenzó a reír.

– ¿Cómo lo haces? –Preguntó, refiriéndose a la parada del auto. Yo sonreí, contagiado por su alegría.

–Tengo talento para detener taxis –Le dije, llevando una mano a su mejilla, cubriéndola mientras le daba un beso ligero en la otra, hasta separarme de él y mirarle a los ojos–. Vete con cuidado –Agregué. Me despedí sonriendo, no podía evitarlo. Sólo entonces, él me sonrió también, y asintiendo ante mis palabras, se dirigió hasta el taxi, para subirse en él y alejarse de aquella calle a la prisa del conductor. Yo seguía pensando que me preocupaba la idea de que ese muchacho estuviera yéndose solo a su departamento, pero si lo acompañaba, dudaba que fuera capaz de controlarme en ese momento.



Colgué el teléfono, bajando la mirada, di un suspiro largo, y lo primero que hice justo después fue buscar el mueble de la sala con la vista, y lanzarme sobre él mientras cubría mi rostro con una mano; cerré los párpados, tratando de analizar las palabras que había escuchado, y buscando cuanto antes una solución, aunque algo dentro de mí se estaba destrozando. No tardé mucho en sobresaltarme aún más por escuchar la puerta principal del departamento abriéndose de golpe.

– ¡Ya llegué, Kibummie! –Era Taemin, lo cual me provocó un suspiro de alivio.

–Qué bueno, Tae… –Murmuré sin mucha energía, cosa que él traía de sobra en ese momento.

– ¡Primo, a que no te imaginas…! –Exclamó corriendo hacia mí, con tanto entusiasmo que me asustó, él se dio cuenta de esto, así que rápidamente quiso cambiar su estado–. Digo, necesito hablar contigo sobre… algo –Comentó con una aparente seriedad, que al instante me hizo sonreír.

– ¿Tiene qué ver con Minho? –Aventuré con mi pregunta, él abrió enormemente los ojos.

–Waa, ¿cómo adivinaste? –Dijo emocionado, y luego se lanzó al mueble, mientras que yo me preguntaba si hablaba enserio, porque era obvio–. Lo sabes todo, ¿verdad, Key?

–No –Contesté negando con la cabeza–, es sólo que parece que se te olvida que últimamente Minho ha sido de lo único que me has hablado.

– ¡Eso es mentira! –Mencionó, alterándose de repente, yo me reí de manera ligera por su reacción, pues estaba más que claro que él no se daba cuenta de lo que decía, porque realmente lo mencionaba de manera “casual” cada vez que yo le preguntaba cómo había estado su día.

– ¿Qué pasó, tonto? –Cuestioné finalmente, reclinando la cabeza en el mueble mientras lo observaba. Él desvió la mirada, y tardó un poco en responder, pero al final lo hizo muy claramente.

–Nos besamos –Confesó.

– ¡Ahh!, ¿podrías abstenerte de platicarme esas obscenidades? –Dije de broma, tapándome los oídos; estaba exagerando a propósito, así que conseguí que Tae me golpeara con su mano en el hombro. Me reí un poco más fuerte por esto, y él prosiguió con lo que estaba diciendo.

– ¡Key, es que fue tan, tan…! –Sonaba realmente ilusionado, eso me hacía sonreír a pesar del pésimo ánimo que había comenzado a invadirme–. Te juro que no lo podía creer, había pensado que si pasaba alguna vez, a mí me daría tanta vergüenza que saldría corriendo, pero al final no fue así, me sorprendí a mí mismo –Añadió. No cabía duda que Taemin realmente disfrutaba de sus emociones cuando las conseguía, se le veía en los ojos, y ése era un detalle que me agradaba demasiado.

–Me alegro por ti, Minnie… –Murmuré, quedándome callado justo después. Taemin me miró fijamente por un instante, como si analizara mi rostro. Entonces supo que algo no andaba bien conmigo, y cuestionó con tono extrañado:

– ¿No vas a decirme que ni se me ocurra traerlo alguna vez?, ¿o a enojarte como con cualquiera de mis novias? –Reí, bajando la mirada hasta el piso.

–Lo siento, no estoy de ánimo para regañarte esta vez –Murmuré.

– ¿Qué te pasó? –Comenzó a preocuparse, observé el suelo un par de segundos, justo antes de alzar la vista y mirarlo al rostro, demostrándole con mi expresión la ansiedad que sentía en ese momento.

–Taemin, me llamaron de la agencia –Dije–. No sé cómo, pero se enteraron de que estoy saliendo con Jonghyun.

– ¿¡Eh!? –Exclamó, bastante sorprendido–. Pero ¿y eso qué tiene?, ¿acaso te dijeron algo malo?

–No me lo dijeron claramente –Contesté–, pero el mencionar que tenga cuidado, que piense las cosas y en el bien de Jonghyun… Prácticamente me insinuaron que lo dejara, porque sino su carrera no podrá ascender, por mi culpa.

– ¿Pero cómo se les ocurre decirte algo así? –Cuestionó, perturbado, yo negué con la cabeza.

–No lo sé, y no tengo idea de cómo se habrán enterado… –Comenté dejándome llevar por lo molesto y desconcertado que me sentía, sin embargo, me detuve al recordar una cosa importante…

Días anteriores a ése, Jong me había comentado que necesitaría un par de personas que lo conocieran muy bien para darle buenas referencias a la compañía sobre su vida y su persona, propuso que yo fuera quien las diera, pero le dije que, comparado con otras personas, apenas lo conocía. Fue entonces que él pensó en su hermana, que por esos días estaba de vacaciones en la ciudad, y dijo también que le comentaría a Onew, porque ya se habían arreglado las cosas entre ellos. Cuando recordé eso, una idea vino a mi mente, y el coraje me asaltó con más fuerza que antes.

–Minnie, Onew es tu amigo –Musité de repente, desorientando a mi primo–. ¿Sabes dónde puedo encontrarlo?

–Sí pero, ¿qué tiene qué ver él con esto?

Tomé un respiro, y luego contesté a su pregunta:

–Te lo contaré, pero por favor, no vayas a decirle nada… Yo mismo seré quien lo haga.


A la mañana siguiente, me encontraba sentado en una butaca, dentro del auditorio de la escuela, completamente disperso en mis pensamientos. Key me contó que Onew estaba enamorado de Jonghyun, y que pensaba que gracias a él la agencia se había enterado de lo suyo. Me negaba a creer que eso había sucedido, pero si lo pensaba, era muy probable, Onew Hyung realmente era cercano a Jong, ¿cómo no lo pensé antes? Me decepcionaba que se hubiera desquitado de ese modo, pero una parte de mí lo comprendía, debía de ser muy doloroso.

– ¡Mira eso, Taemin! –De pronto, mi tranquilidad mental se vio afectada por unas palmadas en la espalda, y la voz de Luna que sonaba extasiada de risa. Miré al escenario, y encontré a Victoria vistiendo un traje de… elfo extraño.

– ¡No te burles, Luna! –Se quejó ella desde allí arriba, donde además se encontraban varias personas: la coreógrafa Boa, Sulli leyendo unas cuantas hojas, algunos bailarines de cursos avanzados, chicos que iban a audicionar para conseguir un papel en la obra, y otros más como Eunhyuk, Amber, Luna y yo, que sólo estábamos en las butacas husmeando y riendo por lo que veíamos–. ¿Por qué no subes y te vestimos a ti con el traje de vaca? –Amenazó Victoria, bromeando, Luna respondió entre risas:

– ¡Ven por mí y sí me lo pongo! –Entonces Victoria comenzó a bajar del escenario para correr tras de ella.

Varia gente estaba ayudando con los nacientes preparativos para el musical, y en un inicio, nosotros sólo fuimos a acompañar a Sulli a audicionar por segunda vez, ella tenía la esperanza de conseguir el papel principal ahora que podía actuar de modo más severo (cosa que a mí me quedaba muy clara). No obstante, yo no estaba preparado para ver sobre el escenario a Minho, saliendo de un extremo de éste para dirigirse a la coreógrafa. Lo observé fijamente, y luego escuché a algunos de sus compañeros comentándole que mirara una pequeña parte de un baile que tenían ensayada. Él les siguió la corriente por un momento, pero después dijo que tenía que irse, le rogaron porque se quedara, pero sonriendo levemente, él les dijo que no podía. Era increíble el modo en que me mantenía observándolo, curioso, y a la expectativa de cada cosa que hacía, hasta que, al bajar del escenario, sus ojos se toparon conmigo, y se detuvieron para mirarme por un momento. Volví a sentir esas mariposas en el estómago, que no me dejaban pensar, recordando lo que había sucedido el día anterior a ése. Él sonrió, de manera mucho más amplia de lo que lo hacía antes con sus compañeros, y yo le correspondí sin siquiera pensármelo. Luna se había levantado, y Eunhyuk y Amber reían por verla discutir con Victoria, así que Minho se acercó hacia mí, y se sentó en el asiento que se hallaba a mi lado izquierdo, donde antes se encontraba Luna.

– ¿Vas a audicionar? –Preguntó, yo negué con la cabeza, sin borrar mi sonrisa.

–No, vengo a acompañar a mi amiga Sulli… –Dije, él desvió la mirada hasta el escenario, deteniéndose sobre ella. Se quedó callado unos segundos, hasta que agregué–. ¿Y tú?

–Noona me obligó prácticamente a aparecer en los números de danza de esta obra –Respondió.

–Sí, recuerdo lo que nos dijo ayer –Me miró luego de decir esto, y como si esperara algo, comentó:

–Te trató de obligar a ti también, ¿recuerdas? –Reí ligeramente.

– ¿Quieres que entre? –Pregunté con curiosidad y cierta gracia, Minho bajó un poco la mirada.

–Si tus ocupaciones y los cachorros te lo permiten… –Me reí junto con él al escuchar eso, no obstante, no tardó mucho en guardar silencio, y observarme a los ojos mientras confesaba–. Me gustaría pasar más tiempo contigo –Sonreí de forma prácticamente automática, manteniendo mis ojos sobre su rostro, y principalmente, sobre esos labios gruesos que antes me habían besado. El color rojo me rodeaba el rostro, y traté de distraerme de eso.

–Vamos a mostrarle la coreografía de “Hello” a Jong y a Jaejoong Hyung, ¿cierto? –Agregué luego de un breve silencio.

–Sí, habíamos quedado que mañana, ¿no? –Contestó, justo antes de aproximarse hasta mi oído, para murmurarme con esa cercanía: –Pero dime… ¿tendrá un final como el de la vez pasada? –Se separó de mí sonriendo. Entendí rápidamente a lo que se refería: la última vez que habíamos ensayado la canción, fue cuando nos besamos, así que me ruboricé por completo, sin saber exactamente qué decir. Minho empezó a reír por lo bajo, y paseó sus manos por mi cabello, dulcemente, antes de partir–. Nos vemos, Taemin –Se despidió al levantarse, yo apenas atiné a asentir, sin saber muy bien por qué se habría reído, pero sospechando que lo había hecho a causa de mi cara, constantemente roja por los nervios de tenerlo a tan sólo unos centímetros. Minho era muy diferente a mí, pero me tenía completamente atrapado con su misterio.
Eso pensaba al verlo salir del auditorio, pero cuando regresé la mirada al escenario, descubrí a Sulli observándome directamente, y haciendo una señal optimista de “¡ya ganaste!” en cuanto notó que la estaba viendo. Me causó gracia, y no pude evitar reír, deseando que ojalá obtuviera el papel que quería en la obra, porque yo, gracias a uno de sus locos consejos, ya estaba feliz.


Acababa de terminar una de mis clases en la universidad, como siempre, mis compañeros se me adelantaban y acababan saliendo primero que yo en lo que ordenaba mis carpetas. El profesor se despidió de mí, pidiéndome que cerrara la puerta al salir, y yo le contesté sonriendo. Realmente no estaba de mucho ánimo, pero no podía arreglarlo.
En eso estaba, cuando de pronto, escuché una voz a mi costado.

–Hola –Dirigí mi mirada al marco de la puerta, algo extrañado, y ahí estaba él, recargado en éste.

–Kibum… –Murmuré sorprendido–. ¿Qué te trae por aquí?

–Bueno, andaba de curioso y decidí pasar a buscarte –Respondió al retirarse de la puerta y empezar a caminar en mi dirección, con los brazos cruzados–, porque ayer recibí una llamada perturbadora, y me gustaría saber si no estás tú relacionado con ella –Bajé la mirada al instante, y no supe qué contestar, tenía la vista perdida intentando pensar en algo convincente, pero no había nada que pudiera decir. Su tono dejó de ser amable cuando agregó el resto de sus palabras–. Escúchame, sé que tú se lo dijiste a la compañía –Lo miré, estaba muy seguro enfrente de mí, así que sólo pude murmurar con debilidad:

–No fue mi intención…

– ¿Entonces cuál era? –Cuestionó, alterado–. Onew, ¿cuánto más quieres arruinarle las cosas a Jonghyun? –Sin embargo, y a pesar de que sabía que yo había sido el que había estado mal, éstas palabras me hirieron, y no pude evitar contestar con severidad.

– ¿Soy yo quién se las arruina? Si mal no recuerdo, eres tú el que impedirá que le vaya bien en su carrera.

–Ah, no me digas –Exclamó con el entrecejo fruncido–. ¿Entonces pensaste en su bien? De acuerdo, quizás estoy siendo egoísta, pero como sea, ¡ése no es asunto tuyo, porque Jonghyun ya no es tuyo! –Alzó la voz, mostrándome con esa frase que él ya conocía la historia, Jong se lo había contado todo, y eso me lastimaba, sin embargo, no logré comprender el enorme cambió que se tornó de repente en sus palabras, pues luego de unos segundos, agregó en voz baja–…. Y tampoco será mío.

– ¿Qué? –Murmuré, el contestó al instante, con gran seguridad.

–Lo haré, tú sabes perfectamente qué, pero ten en cuenta que sucederá porque tengo la certeza de que al final ni tú ni yo nos vamos a quedar con él –Llevaba cierta razón, porque si Jong tenía éxito, tanto Key como yo sabíamos que no estaría para nosotros todo el tiempo, no obstante, lo que dijo a continuación, acabó por matarme–. Pero si quieres, puedes decirle tú mismo que terminamos, eres un buen comunicador después de todo –Dicho esto, salió de la habitación, dejándome completamente solo entre las bancas del salón. Choqué mi frente contra mis manos, aquello había sido lo que menos habría querido que sucediera, pero sucedió, porque me dejé vencer por la envidia que sentía, ahora no estaba seguro de lo que Jong pensaría al descubrir que el abandono de Key fue causado por mi culpa.


Ya de noche, iba camino al departamento, subiendo las escaleras con unas cuantas bolsas de despensa, pero paré en seco al descubrir a Jonghyun sentado bajo la puerta de mi apartamento. Él percibió mi presencia, y dirigió la mirada hasta los escalones, encontrándome allí; se levantó rápidamente, con su celular en la mano derecha. Me di la vuelta, pensé que no era hora para que él regresara, no me lo esperaba, así que traté de escapar, pero la acción era muy ridícula, porque no había para dónde correr ni mucho menos para dónde esconderme.

–Key, ¡espera! –Gritó, corriendo hasta alcanzarme. Me tomó del brazo, obligándome a girarme para verlo a la cara–. ¿Quieres decirme qué significó esto? –Cuestionó mostrándome su celular, era el mensaje que le había mandado horas antes–. ¡No lo entiendo! –Alzó de nuevo la voz, con su mirada apagada y su rostro triste, la razón por la que no quería verlo, pues no podía aguantar algo así, tenerlo enfrente, desanimado, y no ser capaz de abrazarlo.

–Jonghyun, aquí afuera no… –Susurré mirando para todos lados, temeroso de que alguien pudiera escucharlo, pero él seguía insistente, con su mirada fija en mis ojos.

–Tú… ¿realmente quieres dejarme?, ¡por lo menos pudiste habérmelo dicho de frente!

–Guarda silencio por favor… –Añadí, triste. Jonghyun bajó la mirada, cerrando los párpados, con el entrecejo fruncido por no ser capaz de hablar como él quería. Me sostuvo fuertemente del antebrazo, y caminó unos pasos, abriendo la puerta de su apartamento. Me metió allí, y en cuanto cerró la puerta, pude sentir sus cálidos labios cubriendo los míos. Aún con una mano en la perilla de ésta, se separó de mí, y me observó detenidamente por unos segundos, en un silencio completo, que fue desplazado por unas palabras que me ablandaron el corazón con el simple hecho de escucharlo.

–Te amo.

Lo miré con preocupación, nunca antes me lo había dicho, mi mente olvidó por sí sola la razón por la que quería mantenerlo alejado, solté las bolsas que llevaba en ambas manos, y me abalancé desesperadamente sobre su cuello, rodeándolo con mis brazos mientras mis labios se dedicaban meramente a besar los suyos. Sin importar el ritmo agitado de nuestras respiraciones, él forcejeaba con mi lengua, como si su vida dependiera de ello. Continuamos besándonos hasta chocar con la pared del recibidor; sólo entonces Jonghyun se separó ligeramente de mí, y me susurró cerca de los labios.

–No voy a permitir que te vayas, no de esta manera –Volvió a besarme, y recorriendo con sus labios cada parte de mi rostro, continuó con sus palabras–. Yo sé que también me amas, sé que no quieres dejarme, lo sé… –Se dirigió a mi oído, y pude sentir su cálida respiración susurrándome necesitadamente–. Dime que no quieres por favor.

–No… –Contesté sin pensármelo, con los ojos cerrados, simplemente sintiendo los besos que dejaba poco a poco en mi cuello–… No quiero dejarte –Completé esas palabras, estremeciéndome por su contacto. Jonghyun se separó de mí, y buscó mis ojos, queriendo encontrar sinceridad reflejada dentro de ellos–. Es sólo que pensé que para ti sería lo mejor… –Traté de justificarme, pero él negó con la cabeza muy pronto.

–Lo mejor está aquí, frente a mí –Dijo mirándome fijamente–, y no pienso dejarlo ir…

–Jong… –Susurré justo antes de volver a besarlo, deseoso por sentir nuevamente sus labios, sus caricias, que ya no se limitaron simplemente a mi rostro o a mi cuello, ahora lo sentía tan cerca, delineando mi silueta con cada uno de sus dedos, palpando mis hombros, bajando por mis brazos, hasta llegar a mi cadera y mi espalda, sin dejar de besarme en un solo momento. Desabroché poco a poco los botones de su camisa, acariciando su pecho una vez quedó al descubierto, me aferré a él, a sus hombros, por debajo de su camisa. Cerré los párpados y me recargué entre su hombro y su cuello, disfrutando de nuestra cercanía, sin esperar que él me sostuviera fuertemente para cargarme. Me sorprendí, y me separé lo más que pude para lograr mirarlo. Traté de bajar, pero él me sonrió, y me calló antes de que hablara con otro beso. Era tan dulce que no me importaba, no me importaba a dónde me llevara, porque confiaba plenamente en él. Se detuvo en la sala y me dejó caer delicadamente sobre el mueble más amplío, dispuesto a repartir más caricias sobre mi cuerpo, el cual lo necesitaba tanto como él.

Su piel era más blanca de lo que había imaginado, suave y tersa al contacto. La tenue luz de luna que entraba desde la ventana principal era de nuevo lo único que necesitábamos para encontrarnos, en medio de esa creciente penumbra. Besaba su espalda baja, lentamente mientras subía hasta llegar a su cuello, él luchaba consigo mismo para no dejar escapar ninguno de sus gemidos, pero lo notaba en las reacciones de su cuerpo, necesitaba hacerlo. Le aseguré que sólo yo lo escucharía, y continuó mordiéndose el labio inferior para lograr evitarlo.

– ¿En qué estabas pensando? –Susurré en su oído, tratando de distraerlo mientras preparaba su entrada, con toda la delicadeza posible al ser la primera vez que lo hacía, que estaba con él de manera tan íntima, pues nunca lo olvidaría.

– ¿A qué… te refieres? –Preguntó con la voz entrecortada, yo dejé escapar una risita.

–Vives al otro extremo del pasillo –Le acaricié el cabello con mi mano libre, mientras preguntaba también con mi respiración acelerada–, ¿pensaste que no me volverías a ver?

–Tonto, yo… me sé tu horario de llegada… –Continuó con esa voz a punto de quebrantarse–. Quería evitarte, pero debo reconocer… que me engañaste –Sonreí, murmurando junto a su oído nuevamente:

–Te atrapé.

– ¡Ah! –Gritó cuando estuve dentro de él, lo había distraído tanto con mis palabras, que apenas tuvo tiempo de reaccionar a lo que estaba a punto de hacer.

Le rodeé fuertemente el abdomen con uno de mis brazos, tratando de tranquilizarlo y de pegarlo más a mi cuerpo. Él intentó calmar sus respiraciones, y una vez estuvo más relajado, yo comprendí que era momento para comenzar a moverme, dentro de él, disfrutando cada espacio de su ser.

No pude contenerme, y dejé escapar mis suspiros, al igual que Key, ambos gemimos al compás de nuestra unión, pues era algo imposible de evitar, lo quería, lo deseaba, y lo adoraba tanto, que tenerlo así, debajo de mí, me hacía sentir la persona más feliz sobre la tierra, queriendo probar de todas las maneras posibles la piel de quien amaba, en medio del calor más agradable que podía experimentar esa noche.
Nuestros gemidos de placer llenaron la habitación, y cuando entrelacé mis dedos con los suyos, no pasó mucho tiempo antes de que sintiera sus contracciones cerca de mí, al llegar ambos al clímax que llevaban soportando nuestros cuerpos desde hacía varios minutos.

–Eres tan encantador, Key… –Murmuré cerca de su oído–. Te amo.

Él giró el rostro para mirar el mío, y sonriendo sinceramente, me respondió:

–Yo también te amo –Besándome lenta y delicadamente luego de decirlo, mientras ambos caíamos rendidos sobre aquel mueble.

Continuamos recostados en el mismo lugar, ninguno de los dos tenía ganas de moverse de ahí, el mueble era tan amplio, que Jong podía estar cómodamente al lado mío, abrazándome mientras mantenía sus párpados cerrados. Parecía un niño pequeño durmiendo de ese modo. Traté de incorporarme un poco y busqué en el suelo mi pantalón, encontrándolo rápidamente; saqué de él mi celular, y volví a recostarme. Iba a mandar un mensaje, a pesar de que ya era tarde.

– ¿Qué haces? –Preguntó Jong luego de haber soltado un bostezo. Se giró hacia mí y me abrazó, con sus párpados entreabiertos. Yo sonreí, y respondí volviendo la vista hasta el celular.

–Taemin. Tal vez ya se durmió, pero quiero mandarle un mensaje para no preocuparlo.

–No te angusties tanto Umma, aunque no lo parezca, nuestro hijo ya creció –Murmuró sin haberme soltado, me reí por lo que decía. Tenía razón.

Una vez terminé, dejé el celular, y me acurruqué entre sus brazos, dejando pasar un gran instante de silencio, sin embargo, aún había algo pendiente que no habíamos aclarado del todo, y Jong fue el primero en retomarlo.

–Onew me dijo la verdad –Comentó, atrayendo mi mirada rápidamente hasta su rostro, aunque él se encontraba mirando hacia el techo–. Me advirtió que me ibas a terminar por lo que dijo a la compañía, y si te lo preguntas, sí, me molesté con él, pero le agradecí el hecho de que me haya dicho lo que planeabas hacer –De pronto volvió su mirada a mis ojos, añadiendo lo siguiente con honestidad–, me dijo que fuera tras de ti.

–Sí que es buen comunicador ¿eh? –Dije sin más, asombrado, y provocando justo después, que Jong riera.

–Yo sé que se arrepintió en verdad… –Agregó tranquilamente, sin apartar sus bellos ojos de mi rostro–. Pero Key, el punto es que quiero que entiendas que no me importa lo que diga la agencia, no voy a dejar que nos separen. Renunciaré a la oportunidad, como sea, si no puedo estar contigo, no me interesa para nada…

–No hagas eso –Interrumpí, no me gustaba el rumbo que estaban tomando sus palabras–, por lo que más quieras. Me sentiré culpable de que abandones tu sueño sólo por seguir a mi lado.

–Pero… –Iba a hablar, aunque yo se lo impedí de nuevo.

–Escucha, si se llega a dar la fama contigo, que no lo dudo, tendremos que buscar la manera de mantenerlo en secreto... –Comenté, haciendo planes futuros, él comenzó a reír, y yo abrí grande la boca de la sorpresa–. ¡No te rías, muchos artistas lo hacen! –Lo regañé, riendo al igual que él, hasta que ambos nos calmamos, y mirándole directamente a los ojos, aseguré con total tranquilidad: –Tú sólo sigue tu camino, yo no te voy a dejar.

Guardó silencio por un momento, sin responder de ningún modo a mis palabras, más que mirándome a los ojos, gracias a la luz de la luna que entraba por la ventana, y que nos permitía vernos frente a frente. Dirigió una mano hasta mi rostro, y lo recorrió poco a poco, con suma ternura.

– ¿Cómo puedes ser tan lindo, Kibum? –Preguntó, provocando que me ruborizara a pesar de todo lo que ya había sucedido.

–No soy lindo, estoy débil, Jong –Aclaré riendo–, eso provoca que no dé mis opiniones con naturalidad.

– ¿Enserio? –Cuestionó con una sorpresa graciosa y fingida, colocándose sobre mí, con sus brazos cruzados sobre mi pecho, para recargarse en él–. Entonces trataré de que acabes débil siempre –Me sonrió de modo travieso. Yo fruncí el ceño.

–Pervertido –Le dije. Él no respondió a esa broma, cerró sus ojitos, sin borrar esa sonrisa, y me abrazó, recargando su cabeza en mi pecho, mientras decía, tal y como un niño alegre:

– ¡Buenas noches!

–Buenas noches… –Contesté entre risas, jugando con su cabello en cuanto nos quedamos callados, y sintiendo sus respiraciones lentas y relajadas subir y bajar junto con las mías. Pensaba en lo alegre que se sentía mi corazón, en el modo en que me había entregado a él justo cuando creía que debía de alejarme. No podía escapar de sus brazos, en verdad lo amaba, y estaba plenamente consciente de ello, pues nadie nunca me había provocado tantas cosas al mismo tiempo, nadie me había querido tanto como él lo estaba haciendo. Era una pena que no hubiese sido mi primera vez con un hombre tan romántico y delicado como él, pero ahora estaba a su lado, para amarlo, para protegerlo y dejarme apreciar por sus peculiares cariños, por su personalidad tan especial.

Con esos pensamientos en mi cabeza, mis párpados se cerraron solos, cansados, sucumbiendo poco a poco ante los brazos de Morfeo… Me quedé dormido abrazando al chico que amaba, a ése tan tontito hijo perdido de Mozart.

Al mediodía nos encontrábamos en los edificios de la empresa que contrató a Jong, en compañía de Jae Hyung y Key. Minho y yo estábamos mostrándoles la coreografía que ideamos para su canción. Él llegó un poco más tarde de lo planeado, así que fue inevitable el no comenzar en cuanto llegó al edificio, dentro de un salón de prácticas que apartó Jaejoong por un momento.
En medio del baile, entre cada mirada, notábamos que Jonghyun reía de manera nerviosa, seguramente por los pasos, quizá estaba pensando que no podría hacerlo como nosotros. Mi primo, por otro lado, sonreía sin quitarnos la vista de encima; no obstante, cuando terminamos, quien se empezó a reír además de Jong, fue Jaejoong Hyung.

–Muy bueno –Dijo mientras aplaudía, dirigiéndose hasta Minho, para darle un par de palmaditas en la espalda–. Taemin, ¿cómo le hiciste para que Minho sonriera de esa manera? –Reí por su pregunta, realmente era curioso ver a Minho sonriendo ampliamente mientras bailaba, pero me pareció tierna su reacción al escuchar la pregunta de Hyung, pues se rió y llevó una mano hasta su cara, cubriéndose con cierta vergüenza, seguro era difícil para él bailar así, pero lo había hecho por mi causa, ya que prácticamente lo obligué para que lo hiciera.

–Oh, vamos... –Sonrió Jaejoong, sin detener sus palmadas en la espalda de Minho.

–A veces hay que intentarlo –Contestó él por fin, ya que yo no hacía otra cosa más que reír con ligereza.

–El baile es tan suave como la canción –Mencionó Jaejoong, de nuevo, aplaudiéndonos con alegre entusiasmo–, buen trabajo, niños.

No obstante, quien se veía menos convencido era Jonghyun, sentado al lado de Key, el cual por cierto, se estaba aguantando la risa de ver la cara de inseguridad que ponía mi primo político.

–Sí… –Murmuró Jonghyun, con la mirada perdida–, aunque ahora me pregunto, ¿cómo se supone que lo voy a hacer yo?

–Igual que nosotros –Contesté sonriendo.

– ¿Eh? –Musitó él, causando que Key, pegándose a su hombro, riera por su expresión de sorpresa–. Vaya, esto de intentar ser artista es muy complicado… –Comentó en un suspiro.

–Tú puedes, Jong –Le dijo Key al incorporarse, imitando un paso de la coreografía, para mostrarle que no era tan difícil como él pensaba–. Es sencillo –Lo animó.

– ¡Eso lo dices por todos los bailes de chica que te sabes! –Exclamó Jong apuntándole con el dedo índice, y causando una expresión de asombro en Key, seguida por sus risas, debido al tono de broma que Jong utilizó–. Si yo supiera eso, también bailaría con gusto –Agregó cruzándose de brazos, y contagiándose de la risa de Key, no obstante, todos nos impresionamos cuando escuchamos a Minho decir lo siguiente:

–De hecho, los bailes de chica son más complicados de lo que piensas –Key lo miró al instante.

– ¿Los has practicado? –Preguntó con extrañeza, él respondió bastante tranquilo.

–El año pasado… –Comentó, yo me le quedé viendo con una cara de notorio asombro, pues en cuanto me vio, añadió con ése tono relajado que lo caracterizaba, en modo de advertencia: –No conoces a Shindong.

– ¿Me pondrá a bailar bailes de chica? –Pregunté asustado, Minho contestó sonriendo:

–Si te toca con él, tenlo por seguro.

–Umma… –Dije en tono de miedo, pegándome al brazo de Key, quien al momento, comentó sin ningún problema:

–Yo también te pondría a hacer eso, eres tan bonito… –Me despegué de él en un abrir y cerrar de ojos, causando las risas del resto, hasta que Jaejoong Hyung mencionó algo distinto.

–Bueno Jong, ahora que tenemos tu coreografía, no creo que tarden mucho para darte la fecha del debut, a partir de entonces ensayarás como loco y tendrás un manager.

– ¿Tan pronto? –Cuestionó Jonghyun, demasiado sorprendido, pero realmente resultaba ya natural verle la cara así desde que lo contrataron en la SM.

–Tienes que esforzarte –Dijo Jaejoong, Jonghyun asintió rápidamente.

–Sí, daré lo mejor de mí –Aseguró, realmente estaba muy seguro de que podría hacerlo, pero le gustaba hacernos creer que no, o al menos eso era lo que decía Kibum.


Hablamos con otras cuantas personas, llegamos a un acuerdo para ayudar en la coreografía, nos despedimos de Jaejoong, y después salimos los cuatro de ése increíble lugar. Había un montón de gente famosa, nunca pensé verlos en toda mi existencia, así que traté de controlarme, y tuve éxito, aunque aún no podía creer que la gente de ahí le hubiera dicho una cosa tan autoritaria a Key como la de dejar a Jonghyun, pero al parecer nadie lo conocía en persona como su pareja, porque no hubo ningún problema con que él fuera a ver la muestra de nuestro baile.

–Tengo hambre –Comentó Jong, estirando sus brazos una vez salimos del edificio.

– ¿Habrá un lugar cerca para comer? –Dijo Key, caminando junto a él delante de Minho y de mí.

–Bueno –Murmuró de pronto Minho, deteniendo sus pasos sobre la acera–, entonces creo que yo ya me voy.

– ¿Huh?, ¿a dónde? –Pregunté inmediatamente, deteniéndome para verlo. Me salió rápida y natural la cuestión, porque no quería que se fuera.

– ¡No! –Por suerte, Key salió en mi defensa sin pensarlo siquiera–, ustedes dos se vienen a comer con nosotros.

Dirigí la mirada hasta Minho, lucía serio, seguramente la idea no le agradaría, pero quería convencerlo. Lo tomé de la muñeca para evitar que se alejara.

–Vamos –Le dije. Él bajó la vista un momento, y después esbozó una sonrisa, accediendo a la invitación, y provocándome cierta alegría.

Buscamos un lugar cercano dónde comer, no fue difícil, y de hecho la estancia en el restaurante que encontramos tampoco lo fue, ellos se sentaron frente a nosotros, creí que sería algo incómodo, pero Key y Jong supieron hablar con Minho, y de hecho se llevaron muy bien con él, claro, más Jonghyun que Key, porque mi primito se la pasaba haciéndole cuestiones extrañas, pero fuera de eso, Minho parecía relajado y con confianza entre ellos, cosa que me agradaba, sobretodo porque ya medio conocía el comportamiento que Minho tomaba ante los desconocidos, y me alegré de haber evitado que fuera lo mismo con ellos dos.

–Bueno chicos, yo ya me tengo que ir –Exclamó Jonghyun una vez terminó su bebida, dejando su parte de la paga en la mesa–. Nos vemos Minnie, hasta luego Minho –Me dijo, luego se dirigió a Kibum–. ¿Me acompañas? –Éste no le respondió de ninguna otra manera más de qué sonriendo, luego se levantó, dispuesto a irse detrás de él.

–Nos vemos –Me despedí.

–Adiós, Hyungs –Continuó Taemin, guardamos silencio un momento, viéndolos partir, hasta que volví la vista hacia Tae, y le hice una pregunta.

–Dime, ¿esos dos son…? –No terminé, porque Taemin captó la idea muy pronto.

– ¿Lo notaste? –Dijo.

–Lo sabía de antes –Respondí, e incluso si yo no lo hubiera sabido, lo habría intuido con sólo ver la forma en que ellos dos se miraban. Parecían buenos chicos, algo alocados por sus bromas, pero muy centrados al mismo tiempo; a veces envidiaba ese equilibrio en la gente, porque era algo yo no tenía.

– ¿Onew te lo contó? –Cuestionó Taemin, sacándome de mis pensamientos–. Has estado animándole, ¿cierto? –Yo asentí, luego él se encogió de hombros, contestando a mi pregunta inicial–. Pues sí, sólo que es un secreto, no queremos que la agencia se entere de ello.

–Imagino por qué –Bajé la mirada, aún recordaba la llamada de Onew pidiéndome ayuda luego de haber cometido ése error.

–Creo que iré después del trabajo a visitarlo…

– ¿A Onew? –Dije, Taemin asintió, dibujando rápidamente una sonrisa de niño entusiasmado con las comisuras de sus deliciosos labios.

– ¿Quieres acompañarme? –Preguntó de esa manera, tan tierna, que me fue imposible el no hacerle una broma; sonreí, y miré hacia el techo, comentando con una duda falsa en el tono de mi voz:

–Pensémoslo un momento…

– ¡Oh, vamos! –Espetó, exaltado, con esos ojitos sonrientes, justo como creí que lo haría, así que me reí de su expresión, cuando la camarera nos trajo la cuenta. Saqué mi dinero y se lo entregué con todo y la paga de Jonghyun y de Key–. Oye… –Se quejó Taemin porque no lo dejé pagar, pero ya era muy tarde para eso, lo miré y sonreí, pero él bajó la vista, murmurando lo siguiente–. ¿Sabes?, lamento traerte si no querías…

–No me malinterpretes, Taemin, Jonghyun y Key me cayeron muy bien –Le corregí rápidamente con la verdad, aunque él no se estaba haciendo ideas tan equivocadas–. Es sólo que en veces suelo ser muy cerrado…

– ¿Por qué?

–Manías mías –Dije encogiéndome de hombros, él me tomó del antebrazo, el cual tenía recargado en la mesa; y mirándome insistentemente, exclamó:

–Dime…

Así que tomé un suspiro, en verdad era algo difícil de explicar, pero hice el intento.

– ¿No sientes que a veces es difícil ser tú mismo? –Le pregunté, él ladeó la cabeza, obligándome a decir más que eso–. Ya sabes, confiar en la gente, todas esas cosas; soy así desde hace un tiempo.

–Entiendo pero… –Murmuró con la mirada baja, para después alzarla, y observar a mis ojos mientras cuestionaba: – ¿Y conmigo?… ¿eres tú mismo cuando estás conmigo? –Sonreí.

–Trabajo en ello –Dije sincero, pero él se quejó como un niño rápidamente.

–No es justo… –Me soltó, al tiempo que la chica que nos había atendido nos traía el cambio, con algunos dulces tradicionales sobre la pequeña bandeja de plata, un detalle típico de un restaurante. Cuando se fue, busqué la mirada de Taemin, pero la tenía clavada en el suelo. Aún no podía creer que fuera tan hermoso, tan frágil, aun cuando estaba aparentemente enojado, me daban ganas de comérmelo a besos para que se alegrara.

Bajé la mirada con un suspiro, a punto de reír por lo que pasaba por mi cabeza.

–Es difícil ser yo mismo si estoy contigo –Le dije con sinceridad, atrayendo su mirada, y al sentirla sobre mí, alcé la vista para encontrar su rostro–, hay tantas cosas que pienso estando a tu lado.

– ¿Y por qué no me las dices? –Preguntó, inocente, yo sonreí y dejé la propina sobre la mesa.

–Porque te sorprenderías, pequeño –Le dije mientras me levantaba. Él imitó mi acción, quejándose nuevamente mientras iba detrás de mí.

– ¡Ah, esto es doblemente injusto!, ahora no te lo pregunto, ¡exijo que me acompañes con Onew! –Ahí estaba otra vez su actitud de niño berrinchudo, haciéndome reír.

–Ya veremos –Le dije riendo, por supuesto que iba a acompañarlo, pero me gustaba jugar con él, quien iba a responder algo más, pero de pronto se detuvo, provocando que me girara a verlo; se regresó para tomar los caramelos de la mesa, y cuando vio que lo miré extraño por esto, simplemente me respondió con una dulce sonrisa, y con sus mejillas ligeramente rosadas. Sonreí y le acaricié el cabello, era imposible que mi corazón permaneciera intacto con eso.


La tarde llegó sin prisa, yo estaba metido en mi habitación, sin nada qué hacer. Aún podía recordar con claridad la reacción de Jonghyun cuando le conté lo que hice, le dije la verdad, y por supuesto, se molestó, pero antes de irse me dio las gracias. Me preguntaba si acaso seguiría enojado conmigo, aunque esperaba que las cosas hubieran salido bien. Lo único que me importaba ahora era mantener su amistad, luego del error que cometí, estaba claro que ya no tendría oportunidad, y curiosamente no me dolía tanto pensar en ello, suponía que lo peor ya había pasado, así que estaba tranquilo.
El cielo oscurecía cada vez más, cuando de pronto, escuché unos toques presentarse sobre mi puerta.

–Onew –Era mi hermano mayor, que milagrosamente estaba en casa–, te buscan.

–Ya voy –Contesté, levantándome de mi cama y dirigiéndome al piso de abajo, ahí me encontré con Minho y Taemin, sentados en la sala. Aunque ya lo esperaba, debo admitir que me invadió una incomodidad terrible al ver al último de los dos observándome fijamente, pero más miedo me dio cuando se levantó y se abalanzó sobre mí, tomándome por los hombros.

– ¿¡Qué fue lo que hiciste, Hyung?! –Me empezó a sacudir, alterado, y tan fuerte como si su vida dependiera de ello–. ¿¡Por qué no me lo dijiste antes!?

–Espera Taemin –Oí decir a Minho–, le vas a arrancar la cabeza… –Y vaya que tenía razón. Sólo entonces Taemin me soltó, bajando la mirada, le sonreí, aunque con un deje de vergüenza por lo que había sucedido.

–Lo siento, Tae –Me disculpé–, no creí que fuera apropiado decirlo.

–Pero, te hubiera apoyado… –Musitó bajando la mirada.

– ¿Seguro? Key es tu primo –Le recordé con más seguridad que la que él expresaba en ese momento, pues no dijo nada más, y mantuvo su mirada en mi pecho. Solté un suspiro justo antes de agregar lo siguiente–. Escucha Minnie, ya aprendí mi lección, y te prometo que no volveré a hacer tonterías como esa. ¿Verdad, Minho? –Le dije al mencionado, que se hallaba a un par de metros de distancia detrás de Taemin; asintió con la cabeza, provocando un silencio antes de que Tae hablara.

–Te creo, Onew –Me dijo–. Sólo quería que supieras que sigues contando conmigo, ¿de acuerdo? –Eso me subió mucho el ánimo, y me fue inevitable sonreír–. No quería que pensaras que estaba enojado yo también por lo que habías hecho.

–Me alegra mucho oírlo –Dije con sinceridad, elevando la palma de mi mano hasta la cabeza del chico–. Gracias, Tae –Luego miré a Minho, que observaba atentamente a todos mis movimientos, y me fue muy difícil el no pegar una carcajada en ese momento y sólo limitarme a hacerles unas preguntas: – ¿Y ustedes?, ¿qué andaban haciendo?

–Taemin me dijo que te iba a visitar y yo decidí acompañarlo –Respondió Minho–, fui por él a su trabajo.

–Oh, es un trabajo bonito, ¿verdad? –Comenté.

–No tienes ni idea –Contestó Minho con cansancio, al sentarse nuevamente en el mueble, mientras que Taemin dejaba escapar una burlona risita–… los perros se pegan como imanes a mí –Reí, justo antes de comentar lo siguiente:

–Es que tienes encanto canino.

–No me insinúes nada –Mencionó con severidad, provocando que tanto Tae como yo nos riéramos de él, pues sonaba gracioso viniendo de su tono de voz, repleto de ironía.

– ¿Quieren cenar algo? –Sugerí de pronto, debido a que recordé que había algo que deseaba desde el inicio de semana, era raro que pasara una semana sin degustar mi comida favorita–… hay un puesto donde venden pollo frito cerca de aquí –Minho se rió, seguro por recordar mi gusto por el pollo desde épocas remotas.

– ¡Oh, sí! –Respondió Taemin al instante–. Muero de hambre.

–Pero si comiste hace poco… –Comentó Minho, Tae le respondió con toda confianza.

–Tragarme los pasteles de carne sobrante del negocio no cuenta como comer, Minho.

–Bueno, entonces vamos –Murmuré sonriendo, y tan pronto tomé un abrigo, salimos dispuestos a caminar en la dirección que nos llevaría hacia el hermoso pollo frito.

En el camino hablamos de muchas cosas, me contaron lo que habían estado haciendo, lo emocionante que les resultaba idear coreografías juntos, y de la obra en la que participarían bailando los días próximos. También estuvimos bromeando mientras comíamos, y contándole a Tae cosas de cuando Minho y yo éramos niños y no salíamos de la casa del otro. Era gracioso estar en compañía de esos dos al mismo tiempo, porque eran tan diferentes, pero me agradaba ver cómo aún con eso se llevaban perfecto, de un modo curioso pero perfecto. No cabía duda que mis sospechas eran ciertas, se gustaban y los pobres no podían ni disimularlo.

–Creo que no nos ajusta el dinero –Comenté al revisar la cuenta final, creo que Tae y yo nos habíamos pasado un poquito con nuestros pedidos. Rápidamente Minho hizo una sugerencia:

–Empleemos la que yo usaba de chico: uno sale caminando disimuladamente, y el resto empieza a correr cuando dé la señal.

– ¡No nos mal influencies con tus delincuencias de mocoso de secundaria! –Le golpeé en el brazo mientras Tae soltaba risas, y él se encogía de hombros, como diciendo que “sólo decía” –. Mejor cantémosle una canción al gerente –Sugerí yo, ellos se quedaron callados, y dirigí la vista hasta la encargada del restaurant, era una chica, por lo que una idea se me vino a la mente y sonreí con malicia–. O mejor aún, que Taemin le haga un aegyo –Minho se rió conmigo mientras asentía con la cabeza.

–No sean crueles –Comentó Tae, dejando pasar un instante que sólo ocuparon nuestras carcajadas, hasta que él nos miró resignado, y dijo–. Veré si podemos llegar a un acuerdo… –Dicho esto, se levantó para dirigirse al módulo de atención, mientras que nosotros nos le quedábamos viendo con entusiasmo, a ver qué se le ocurría.

–Espero que no quiera ponerlo a lavar platos –Comenté entre risas.

–O lo que es peor, que se lo quiera robar –Dijo Minho en tono de broma, pero con su mirada atentamente puesta sobre Taemin, cosa que provocó que de pronto a mí me diera curiosidad de hablar sobre el tema…

–Se llevan muy bien el pequeño y tú –Mencioné con disimulo, Minho me dirigió la mirada, y luego de unos segundos, preguntó:

– ¿Recuerdas lo que te dije hace poco, Onew? Es raro que yo conozca a alguien a quien tenga ganas de proteger, pero él es como un niño, simplemente no lo puedo evitar –Dijo mientras miraba al pequeño hablar con la gerente, yo sonreí por sus palabras.

–Sigues acostumbrado a que la gente te cuide a ti, ¿cierto? –Murmuré–. Pero hablando en términos más profundos que eso, Taemin te gusta, ¿o me equivoco? –Minho se quedó callado un momento, no respondió de ningún modo, hasta que bajó la mirada, y me confesó con un tono algo extraño.

–Soy muy torpe para estas cosas, Onew –No sabía a qué se refería, así que sólo me limité a decir lo que pensaba.

–Yo diría que eres un experto –Me reí, él se rió al igual que yo, y luego añadió en un murmullo:

–Un experto tonto –Sonaba irónico, pero no pude decirle nada más porque Taemin se giró hacia nosotros, llegando hasta nuestro lado para decirnos que no consiguió negociar de ningún modo, pero que la noona de ahí le había regalado un dulce, y eso que estaba intentando usar sus encantos masculinos con ella. Minho y yo nos echamos a reír en cuanto escuchamos esas palabras saliendo de su boca. Luego recordé que el restaurante de pollo tenía una terminal, así que podía pagar con tarjeta, aunque Tae se quejó diciendo que por qué no se lo había dicho antes, ya que por mi culpa tuvo que pasar por una vergüenza. Me reí mucho esa noche, realmente saber que contaba con esos dos había alegrado lo que quedaba de mi día.


Llegamos a la casa de Onew Hyung, y estuvimos charlando frente a la puerta de su casa un momento más, hasta que vimos que ya era un poco tarde, y nos despedimos de él.

–Gracias por visitarme, chicos, nos vemos luego –Dijo Onew.

–Adiós Hyung –Me despedí yo.

–Hasta luego, Jinki –Siguió Minho, al tiempo que ambos nos dedicábamos a emprender el camino por la calle en dirección a su coche prestado. Onew nos mostró por última vez en esa noche su animosa sonrisa, y entró a su casa luego de unos segundos. Yo estaba alegre de poder haber hecho su día diferente, y sonreía en el transcurso del corto trayecto que nos tomó llegar hasta el auto. Me detuve, en completa soledad de la calle, en completo silencio, y me iba a girar para ver a Minho tras de mí, cuando de pronto, sentí unos brazos rodeándome lentamente por la cintura.

–Entonces… –Murmuró Minho, recargando su barbilla en mi hombro derecho–… ¿Usaste tus encantos de hombre para que te regalaran un dulce? –Se estaba burlando de mí otra vez, pero no me importaba, de todos modos le seguí el juego.

–Soy muy masculino… –Dije riendo, aunque al sentir su aliento rozar suavemente contra mi cuello, me estremecí y mis carcajadas se volvieron cada vez más suaves y nerviosas, hasta que guardé silencio al oírle decir junto a mi oído:

–Eres hermoso –Sentí que la sangre me hervía cuando me plantó un lento y suave beso en el cuello, aun rodeándome de la cintura con sus fuertes brazos; fue ascendiendo desde abajo con sus labios, suavemente, hasta llegar al lóbulo de mi oreja. No pude moverme de ninguna manera, cerré los párpados y me dediqué a sentirlo. No tenía idea de lo que me estaba haciendo, ¿por qué a su lado me volvía tan vulnerable?, no lo sabía, me sentía extraño, como si quisiera tenerlo cada vez más cerca de mí, quería olvidar mi nerviosismo y girarme para verlo a la cara, quería besarlo… era tan raro, nunca había tenido tantos deseos de acercarme a alguien, salvo por él, él era diferente y me asustaba descubrir el poder que tenía sobre mí cada vez que estaba cerca, cada vez que me miraba–. Me gustas, Taemin… –Susurró, provocando un terrible y veloz latido en mi corazón, me giré poco a poco para observar sus ojos, tan penetrantes, tan profundos, cerré los párpados de modo instintivo cuando sentí sus labios besando los míos, después de algún tiempo, anhelaba tanto sentirlo de nuevo. Acarició mi cabello con una de sus manos, mientras mantenía la otra puesta aún sobre mi cintura, me atrajo hasta él contra su pecho, y la sensación del beso fue distinta, estaba ocurriendo de nuevo, mi respiración se aceleraba por el ritmo presuroso de nuestros labios, me dio miedo descubrir esa sensación dentro de mí, pero no quería detenerlo, él era hipnotizante, su aroma y sus besos eran hipnotizantes, no me dejaban pensar con claridad. Continué disfrutando de ellos, hasta que él me tomó con ambas manos de las mejillas y me susurró prácticamente sobre mí boca–. Me gusta cómo te ríes –Me apené demasiado, él simplemente sonrió, pude sentirlo cuando lo hizo porque estaba muy cerca de mí, tan seguro de lo que decía, continuó luego de besarme suavemente en una mejilla–. Me gusta cuando hablas, cuando bailas, cuando te sonrojas… –Yo no me atrevía a decir ni una sola palabra, él se separó un poco de mí, y me observó fijamente a los ojos, preguntando luego de unos instantes de silencio: – ¿Dime, por qué eres tan diferente?

– ¿Te parece que lo soy? –Murmuré perdido en sus ojos.

–Me asusta que lo seas.

–Tú también lo eres –Fui sincero, pero él sonrió, apartando la vista, y entrelazando los dedos de su mano con los de la mía.

–Te sorprendería ver lo equivocado que estás –Mencionó tomándome de la mano, e incitándome a seguirlo de esa manera–. Soy más común de lo que crees –Aseguró abriendo la puerta del copiloto del auto, para que yo subiera. Me preguntaba por qué diría esas palabras, y cuando rodeó el auto para entrar por la otra puerta, estuvo a mi lado, en el otro asiento, y comentó incrustando las llaves para arrancarlo–. ¿Nunca te he contado por qué me gusta el baile? –Lo miré, y negué rápidamente con la cabeza. Él desvió la vista hacia el frente, para empezar a contarme su historia–. Mi mamá era bailarina profesional, toda la gente que la trataba me contó que era de esas personas que al conocerlas notabas que eran especiales. Siempre quise parecerme a ella en ese sentido, y cuando veía sus presentaciones en video… wow… simplemente mamá era genial –Sonaba embelesado recordando aquello, me interesaba como ninguna otra cosa el escucharlo, no obstante, su mirada se nubló un poco, y sus siguientes palabras no me resultaron tan alegres y animosas como las anteriores–. Pero aún con eso, nunca entendí por qué mi padre siempre odió que yo bailara; decía que no era algo que los hombres pudieran hacer.

–Vaya…–Murmuré con sorpresa, quedándome callado un par de segundos–. A mi familia siempre le pareció admirable que yo bailara –Minho me miró al escucharme, al tiempo que encendía el auto–, claro, cuando descubrieron que quería dedicarme a eso, casi me lanzan por la ventana, pero al final siempre me apoyaron.

–Sí –Dijo bajando la vista mientras reía, para después volver a mirarme a la cara–, tú tienes ese aire de niño de familia alrededor de ti –Me sonreía sinceramente, enmudeciéndome como hacía todo el tiempo, hasta que, en vista de que yo no podría decir nada más, llevó la palma de su mano hacia mi cabeza, y me acercó a él, ofreciéndome su hombro como almohada. Yo me recargué sin musitar palabra, sintiendo su calidez y respirando su delicioso perfume. Cerré los ojos, las palabras que Minho había dicho antes tenían un deje de tristeza, como si hubiese estado tan solo tiempo atrás… Me moría de ganas por saber más sobre su vida, pero tenía temor de que él no quisiera contármelo, así que permanecí de esa manera, aunque había pasado casi todo el día a su lado, no quería por nada del mundo alejarme de él.

– ¿Puedo quedarme así hasta que lleguemos a mi casa? –Pregunté, él me acarició el cabello, y respondió en un murmullo, que al instante me hizo sentir en completa seguridad:

–Tú puedes hacer lo que tú quieras.


Me encontraba en mi departamento esa noche, trabajando muy duro sobre la mesa del comedor en un diseño muy importante, un trabajo más importante que todos los que había hecho hasta el momento. Aunque claro, hubiese sido más fácil de no estar escuchando el caos que “alguien” estaba provocando en mi cocina.

– ¡Jonggie, ya me estás preocupando! –Grité desde donde estaba, pausando por completo mi tarea.

– ¡Calma! –Me respondió él, aunque su voz sonaba algo nerviosa–, ¡todo está perfecto, aguarda un momento! –Quise confiar en él, pero hacía tanto ruido que no pude resistirlo, dejé las cosas en la mesa y me dirigí a la cocina.

– ¿Qué estás haciendo? ¡JONG! –Grité fuertemente al descubrir la olla hirviendo en la estufa, desprendiendo un humo espeso que apenas y me dejaba verle la cara. Corrí velozmente para apagarla, disipando el humo con el guante de tela de cocina que tenía junto al horno. Una vez estuvo todo bajo control, me giré para encarar a Jonghyun–. ¡Dijiste que me sorprenderías con la cena, no que quemarías media cocina! –Le dije, él bajó la mirada mientras se acercaba a mí.

–Lo siento –Se disculpó, con sus sinceros ojitos de cachorro. Me conmovió ver lo mucho que se había esforzado, porque él simplemente no servía para la cocina, pero quería intentarlo sólo por mí, no podía evitar reconocer eso, y cuando le vi más de cerca el rostro, pude notar que tenía restos de salsa cubriendo su mejilla izquierda, cerca del ojo.

–Te manchaste, tonto –Le dije riendo, él bajó la mirada.

– ¿Eh?, ¿dónde? –Trató de buscar la mancha, pero era obvio que nunca iba a encontrarla, así que me acerqué a él, y le removí la salsa que tenía en su mejilla con mi propia lengua.

–Aquí –Respondí separándome un poco, y lamiendo mis labios, siendo incapaz de no sonreír al ver la cara que puso. Ni siquiera había pensado en lo que había hecho, pero me encantó ver su expresión de puppy asombrado cuando lo hice.

Él sonrió ampliamente cuando se recuperó de la sorpresa, y me tomó del rostro para besarme, aún recargado en la estufa, parecía que quería comerse mi boca, ya que nos habíamos quedado sin comida, pero ni siquiera me importó, me dejé llevar por sus labios apasionados, consciente de que, teniéndolo ahí metido en mi casa, yo nunca iba a poder terminar mis tareas, no importaba cuánto me esforzara. Lo bueno era que la entrega de mi trabajo debía de ser para el lunes. Estaría destinada a ser enviada a un concurso importante, el mejor diseño sería elegido para modelar en un influyente desfile de modas que sucedería dentro de menos de dos meses. Su importancia tenía que recordarme que debía pedirle a Jong que por ningún motivo me llamara el día siguiente, sino nunca iba a poder terminar con eso.

–Te amo~ –Ah, pero era tan difícil el sepárame de él cuando me decía cosas como esas.

–Yo también –Respondí entre dulces besos, abrazándolo e incrementando el contacto, hasta que un sonido en la puerta nos detuvo a ambos.

–Ya llegué –Era Taemin, nosotros nos sorprendimos al escucharlo, y dirigimos la vista hacia la dirección de donde provenía su voz, él nos vio abrazados, y musitó con toda la tranquilidad del mundo–. Ah, hola Jong –Luego se fue, nos reímos porque aparentemente, él ya se había acostumbrado a encontrarnos así.


Dejé a Taemin en su departamento, y después me dirigí a casa de Yunho, para entregarle el auto, dispuesto a no volver a pedírselo prestado, porque consideraba que ya lo estaba empezando a molestar con tanto que se lo pedía. Llegué, y él salió para abrir la puerta del garaje, permitiendo que lo estacionara allí dentro.

–Perdón por llegar más tarde –Me bajé, directo a entregarle las llaves.

–No importa, te dije que no iba a necesitarlo –Exclamó él al recibirlas–. ¿Pero qué tanto estuviste haciendo? –Preguntó, yo respondí llevándome las manos a los bolsillos del pantalón.

–Pasear… de aquí a allá… lo normal.

–De libertino por ahí, ¿cierto? –Comentó él, me reí por la seguridad con la que lo decía.

– ¿Yo?, jamás… –Dije sonriendo, quizá no estaba siendo sincero al decir algo tan extremo como “jamás”, pero algo era seguro, yo ya tenía tiempo de no actuar igual que siempre, daba miedo el cambio. Yunho se me quedó viendo un momento, sin decir nada, y con sus brazos cruzados, parecía que estaba analizando mi rostro, o recreando algo en su cabeza–. ¿Qué pasa? –Pregunté.

–Nada –Respondió, aunque no esperaba las palabras que diría después–, sólo estaba pensando… ¿en qué hubiera sucedido si el señor Choi nunca hubiera muerto? No te habrías ido con nosotros, mis padres no te habrían hecho el daño que te hicieron… –Suspiré, como suponía, el tema aún me traía amargos recuerdos.

– ¿Hablaremos otra vez de eso? –Dije–. Yunho, sabes que no guardo rencor hacia tu familia por lo que pasó, y mucho menos hacia a ti, siempre te agradeceré que me cuidaras, eras el único que tenía un cariño sincero por mí en esa casa, y no me arrepiento de haber vivido ese tiempo contigo –Fui sincero, jamás podría odiarlo, a pesar de todo, él era casi como mi hermano–. Aprendí muchas cosas debido a esos años.

–Pero…

–Gracias, Hyung –Lo interrumpí, dándole un fuerte abrazo. Sabía lo sensible que Yunho era ante el tema, así que pensé que lo mejor era cortarlo…

Aunque no olvidaría lo que sucedió en ese tiempo, no olvidaría la desconfianza que empecé a sentir hacia todo y hacia todos a partir de entonces. Estaba solo, mi única familia era Yunho, a quien nunca pude tener del modo en que quería, sin importar lo mucho que habíamos tratado. Dejé mis emociones a un lado, y creía que sería siempre así, pero algo estaba cambiando mi perspectiva desde hacía algunos meses: “Ése chico”, quien se había convertido en parte importante de mí con sus actitudes infantiles, él ahora era todo lo que mi mente anhelaba en ese momento, pero me preguntaba si sería capaz de manejarlo de manera correcta, jamás fui bueno para eso, mi corazón estaba acostumbrado a estar solo, por eso era muy fácil para él destruir todo lo que había a su paso, pero no podía, simplemente no podía con algo tan perfecto…