Esta inclinado sobre la vieja mesa de madera, trabajando en un viejo reloj. Cada dos minutos se subía los lentes con un pequeño empujón sobre el puente de la nariz.
Todo en aquella tienda se veía antiguo, a pesar de que se especializaba en reparar relojes y mecanismos de cuerda, En su tienda tenía varias antigüedades, como unas muñecas de porcelana, alhajeros y espejos de plata, un tren a tamaño escala y varios cachivaches más.

Sus blancas orejas de conejo se alzaron al escuchar la campanilla de la puerta de la tienda avisando que alguien había entrado. Se quitó aquellos viejos anteojos de joyero, se limpió las manos en el delantal negro que llevaba y dijo con voz suave y calmada mientras se quitaba el delantal de trabajo.

- Ya voy,- salió de la parte trasera de la tienda en donde se encontraba el taller, ingresando a la parte delantera por un marco de puerta que ocupaba una pesada cortina negra.
– Buenos Días ¿En qué puedo ayudarlo?- preguntó apenas cruzo la cortina, pero su expresión se tornó sorprendida al ver que no había nadie en ella.
-Buenas tardes señor Onew- dijo una vocecita detrás del mostrador. Informándole que sus orejas no lo habían engañado y que alguien había entrado a la tienda. El hombre medio conejo se asoma por encima del mostrador para ver quien solicitaba sus servicios.

Era un niño pequeño de piel blanca y cabellos dorados, cortados en lo que su madre llamaba principito valiente, el pequeño de rosadas mejillas se notaba un tanto nervioso y abrazaba contra su pecho una pequeña bolsita de piel negra.

- Buenas tardes pequeño, ¿En que puedo ayudarte?- pregunta con una sonrisa que pretendía tranquilizar aquella criatura más parecida a una de las muñeca de porcelana que estaban en los estantes que a un niño.
- Yo quiero que repare el corazón de Minho- dijo con sus ojos llorosos mientras de puntitas dejaba la bolsita sobre el mostrado y vertía con sumo cuidado su contenido. – Él no sabe que lo traje, está durmiendo la siesta.

Los ojos del conejo Onew se abrieron con gran sorpresa al ver el contenido de la bolsa, era un mecanismo en forma de corazón de lata complejidad a simple vista y de gran calidad. Saco una lupa de un cajón de madera del mostrador y observo con detenimiento el extraño artefacto. Entre más lo observaba más maravillado quedaba con aquella exquisita pieza.

- Esto es impresionante pequeño, ¿De dónde lo sacaste?- pregunto al par de ojitos que se asomaban por el mostrador.
- Taemin- respondió el pequeño.
- ¿Disculpa?- le mira un tanto confundido por esa respuesta.
- Taemin, ese es mi nombre, no pequeño y ya lo había dicho, es el corazón de Minho- contestó y después lo miro con los ojos llenos de esperanza. - ¿Puede repararlo?
- Tengo que abrir el corazón para ver porque no funciona, esto me tomara unos días- respondió con amabilidad- nunca había visto un mecanismo como este, pero se escucha como si estuviera perfecto- se acercó el mecanismo al oído para maravillarse más el leve palpitar metálico.
- Pero no lo está, Minho siempre esta triste y dice que su corazón esta roto- los ojos del pequeño se aguaron al recordar aquel niño y su mueca triste y ausente- dijo que Jonghyun lo había roto, Por eso yo quiero arreglarlo, yo quiero ver sonreír a Minho.

Las palabras del pequeño le llegaron al corazón, eran puras y llenas de sentimiento, palabras que solo pueden ser de un niño.

- Le pagare lo prometo, pero por favor repárelo- la súplica era evidente en la voz de aquel pequeño.
El conejo cruzo el mostrador y se agacho frente al pequeño para que su cara quedara al mismo nivel, sus manos acarician los suaves cabellos dorados de la criatura para calmarlo.
- Haré lo posible, pero no sé cuánto tardare- le dice ya que no sabía que podía estar descompuesto cuando el mecanismo se escuchaba perfecto.
- No importa cuánto tarde, pero hay que arreglarlo- dijo con una determinación que lo sorprendió.
- Bien, entonces te anotare en la lista de trabajos urgentes- sonrió al pequeño, fue por una libreta y cuando regreso vio una escena que lo conmovió por completo, el pequeño había tomado el corazón del mostrador y lo acunaba entre sus manitas, le susurraba palabras que no alcanzó a escuchar, pero si vio como besaba el corazón y lo guardaba de nuevo en la bolsita.
- Bien Taemin, solo tienes que poner tu huella en este papel- le dijo al menor y le señalo una esquina en el papel y le entrego un cojín empapado en tinta.

Así cerraron el trato donde él se comprometía a arreglar el corazón.
- Tiene que ser muy cuidadoso con el Señor Onew, no puede dejar que nada le pase a ese corazón- le dijo el pequeño cuando ya se despedía.
- Lo cuidare como a mi vida-
- gracias, señor Onew, lo veré mañana- dijo el niño apunto de salir por la puerta.
-¿mañana?, pero Taemin dije que tal vez tarde varios días-
- Lo se, pero no puedo tener a Minho muy lejos de su corazón por mucho tiempo, le molestara mucho que lo haya traído sin su permiso, más si lo mantengo lejos de él, así que mañana lo visitaremos- respondió con una amplia sonrisa- Gracias de nuevo hasta mañana.

Así salió el pequeño de la tienda dejando solo el sonido de la campana atrás.

Onew sonrió para sí mismo, pocas veces veía un niño como Taemin.

Tomo el corazón con sumo cuidado y la parte trasera de la tienda donde tenía el taller, volvió a examinar el corazón con más detenimiento, era la cosa más fascinante que había visto.
Estaba tibio y palpitaba delicadamente, hasta sintió miedo de abrirlo, pero aun así lo hizo, maravillándose con los complicados mecanismos internos. Volvió a colocarse los anteojos y comenzó a examinar el corazón dejando de lado todos los demás trabajos.

Onew solo estaba seguro de una cosa cuando salió de la tienda aquella noche, llevando el corazón consigo a su casa, el objeto era demasiado valioso para dejarlo ahí. Ese no era un objeto común, contenía magia de muy antigua y que solo podían usar los Creadores, pero ellos estaban casi extintos o en el exilio. ¿Cómo un pequeño como Taemin se hizo de una pieza como aquella? Y aún más importante, ¿Quién era el dichoso Minho, dueño de la pieza?
Con aquellas dudas se fue a dormir el conejo, esperando que el pequeño Taemin llegara mañana con las respuestas, o al menos una parte de ellas.



La tarde siguiente Taemin apareció en la tienda con una enorme sonrisa y otro niño acompañándolo.
El chico llamo la atención del dueño de la tienda al instante, era mucho más alto que Taemin y en su rostro aun se apreciaban los rasgos de la infancia. Pero lo que mas le llamo la atención no fue su altura, ni su cara bien parecida, si no los enorme ojos sin vida. Dos Orbes negras que carecían de alegría de la vida y esa extraña aura que lo envolvía.

- Minho Hyung, él es el Sr. Onew, el señor conejo del que te hable ayer. - señalo a Onew emocionado apenas esté apareció tras la cortina negra después de oír la campanilla de la entrada- Él arreglará tu corazón, hyung.-
- Buenas tardes niños- dice con una sonrisa amable a los recién llegados- Mucho gusto, joven Minho,- le tiende la mano al pequeño a modo de saludo- el señorito Taemin me confió su corazón descompuesto, espero que no sé haya molestado mucho con él,-
El pequeño mira la mano del mayor y piensa un poco antes de tomarla y agitarla suavemente, mira a Taemin lamentándose un poco por haberle gritado por tomar aquella pieza tan importante para él. Niega suavemente su cabeza y su vista vuelve a posarse sobre las orejas del conejo y luego mirar al mayor a los ojos.
- No debió de traerlo aquí sin mi permiso- su voz sonaba carente de emoción como un eco lejano y aparto la mano del conejo.

Al escuchar el eco vacío en la voz del pequeño, su piel se erizo. Dolor y tristeza, era lo que reflejaban aquellos grandes ojos, así como su voz. Seguro que aquel pequeño guardaba una gran historia.
Al ver al pequeño algo cosquillaba en su memoria pero no logro identificar que era ya que la voz del más pequeño le saco de sus pensamientos.

- ¿Ya encontró la falla en el corazón de Minho?- pregunto el menor acercándose a donde trabajaba Onew, mientras el aludido observaba la situación con sus inexpresivos ojos.
- Aun no encuentro la falla Tae, es un mecanismo muy complicado- respondió Onew, por un momento, pero por solo un pequeño microsegundo creyó ver una pizca de desilusión en los grandes ojos de Minho. – Pero puede que no esté buscando el problema en el lugar correcto. – Dice mirando al más pequeño para ver de nuevo su pequeño rostro iluminarse de esperanza- Pero si el señorito Minho me platica un poco sobre él puede que descubra más rápido el problema- Mira al niño pero este mantienen su expresión en blanco.

Onew los dejo entrar a su taller, Minho fue y se sentó en una silla que el conejo tenia abandonada en un rincón, mientras el mas pequeño curioseaba por el lugar.
Preguntaba por cada cosa que veía desarmada, revoloteando de un lado a otro.
La actitud del pequeño le causo gracias y de sus labios se asomó una pequeña sonrisa.
- Dime Minho, ¿Quién te dio el corazón?- pregunta mientras terminaba de arreglar aquel reloj que entregaría mañana y había aplazado por examinar aquel misterioso corazón. Se gira después de unos momentos al ver que el pequeño no respondía y ve al más pequeño también esperando, que al final él es que responde.

- Él me dijo que se lo dio Jonghyun – dice mirando a su amigo, ya que era al único con quien había hablado de aquello-
El moreno parece fruncir un poco el ceño y solo asiente hacia la respuesta del menor pero no dice nada más.
Onew entiende que el pequeño no hablaría con él, por lo que decide dirigir sus preguntas al otro pequeño.

¿Son primos? Porque si lo son, no se parecen mucho- comenta observando a ambos pequeños-

No, Minho hyung, vive conmigo desde que mi padre lo encontró en el bosque cuando estaba de cacería – responde después de volver su atención a los juguetes que había en la habitación y esperaban por ser reparados. – Papá está buscando a los papás de Minho, pero si no los encuentran Minho se volverá mi hermano porque dice que el orfanato es un lugar muy feo y que ningún niño debe pisar un lugar así – le cuenta él pequeño- Sr. Onew ¿usted conoce un orfanato?, mamá dice que usted sabe todo porque es medio conejo….

Así el pequeño le llena de preguntas que el trata de responder de la mejor manera, al mismo tiempo que trata de obtener respuestas entorno aquel misterioso corazón, pero siempre recibiendo silencio por parte del pequeño o un no sé del otro niño.

La señora Lee aparece en la tienda una hora antes del crepúsculo un poco asustada y llamando a los pequeños, los cuales habían salido de la casa sin permiso, Onew la calmo y le comento la situación, llegando a un acuerdo con la mujer. Los niños se despidieron con la promesa de venir al día siguiente sin embargo una escena se quedó grabada en la mente del conejo cuando la voz de la señora Lee había resonado en la calle.

Taemin se había sobre saltado al escucharla voz de su madre y fue hacia Minho.
- No te preocupes hyung – Taemin fue al lado del chico lo abrazo y beso su mejilla, sin que estos actos tuvieran respuesta alguna mas que una mirada inexpresiva - El señor Onew, reparara tu corazón sin importar el tiempo que tarde. Pero ahora hay que volver a casa.


Sonríe al ver los juguetes regados, hacía mucho tiempo que no tenía compañía y era agradable escuchar la alegría que traía el pequeño Taemin consigo, una que estaba seguro que arreglaría el corazón roto del pequeño Minho…