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Legado de un amor. [2min] capitulo 2 Empty Legado de un amor. [2min] capitulo 2

Mensaje por Sou-Tan Jue Mayo 01, 2014 8:00 pm

Titulo: Legado de un amor. (Aunque es la segunda parte de otro fanfic, puedes leerse tranquilamente sin necesidad del primero. Segunda parte de "Mas allá del tiempo, la muerte, las estrellas y del amor...")
Autora: Sou-Tan
Genero: Romántico - AU - Drama - Un poco de Angst - Songfic.
Pareja: 2min. Algo de Jongkey y Joonew.
Argumento: Corre el año 1991 en la ciudad de Niza, en Francia; la historia tiene lugar en un internado masculino católico, en el que Taemin, algo mas que el típico adolescente de apariencia rebelde y demasiado tosco para su edad, es enviado como castigo por su comportamiento; y  Minho, un joven del tipo poco común, de comportamiento admirable e intachable, descubren que tienen mucho mas en común que un insulso salón de clase y profesores que les causan las mismas molestias.



Legado de un amor.  


"Eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez era su karma."
Isabel Allende.


Todo esta tan dormido como en tiempos pasados. Parecían siglos en vez de solo años, el sol calentaba pero la brisa no refrescaba, todo era tan ajeno a mí, a nosotros; como si nunca antes hubiésemos estado aquí. Los árboles, los edificios y calles escondidas esperan para revivir, sin embargo, aún no me siento listo, es como estar estancado momentáneamente en los recuerdos. Asimilo los cambios, el presente tan confuso que formamos; pero es como si no pudiese recordar ni el aroma de una flor. Antes estaba tan lleno de vida, repleto de sonrisas, de lágrimas, todo parecía brillar; pero tantos veranos se lo han llevado todo de aquí. Es nostalgia, siempre sucede, pero supongo que todos nos sentimos así al volver luego de mucho al lugar donde antaño reímos No es que quiera todo de vuelta, solo extraño esa sensación de acariciar los sueños que compartimos con la punta de los dedos, el sentir las promesas silenciosas en el aire que respiramos; a veces quisiera recuperar, solo por un momento, el pedacito de cielo que perdimos hace mucho pero que, curiosamente, no logro recordar.

No conocía tu voz ni tu rostro y mucho menos tu cuerpo, tu sonrisa ni tu olor; tampoco cuales eran tus demonios ni sabía que es lo que me gusta y desagrada de ti. Solo conocía ese cálido sentimiento que conllevaba el pensar en ti, sabía que cada fibra de mi ser se estremecía ante tus labios y que, aunque no lo creas, me había enamorado de tus ojos tantas veces que no podía contarlas. Solo sabía que puedo echarte de menos aun cuando no se si te amo, aunque no sepa cuáles son los sueños que compartimos. A ese lugar parecía estarle sucediendo lo mismo que a mí: A la espera de la llegada de lo incierto, de lo anhelado y desconocido.

 Yo esperaba por ti, y ese lugar, por nosotros.

Sin embargo, no sabía si regresarías, o si querías regresar. Muchas veces te espere y no llegaste, supongo que entonces debí ser yo quien fuese por ti. Solitario, camine por esas calles de un mundo que se había olvidado del amor y que intentaba rescatar solo sus memorias y significado, no de crearlo ni de demostrarlo. Encadenado a mis ideales, tropecé, me equivoque millones de veces y hasta olvide mi propia identidad; pero no pude olvidarme de tu existencia. Sabia (y esperaba fuese cierto) que tu caminabas también por esas calles, que algún día tendría que encontrarte o que tu habrías de hallarme primero, convertí eso en una razón más para vivir y seguí mi camino. 

Te dibuje en mis sueños, te permití vivir en recuerdos inventados.

Más que una simple esperanza, era una certeza. Incluso pude sentir tu mano tomar la mía mientras dormía, no estabas ahí,  podía recordarte en ese momento pero te me desvaneciste en un suspiro. 

Puedo imaginarnos en un sinfín de escenarios diferentes. Estoy seguro de que antes, muchos años atrás, la melodía seguía siendo la misma. ¡Puedo vernos! ¡Puedo figurármelo! Éramos dos mejores amigos que tomaron caminos diferentes, fuimos dos desconocidos que solo intercambiaron una simple e insignificante mirada, éramos un soldado enviado a la guerra y una esposa desconsolada, fuimos dos hermanos inseparables, una relación pasajera. Pudimos ser un amor de calle, de esos que pierdes en un instante y te olvidas muy pronto de ellos. Pudimos ser un pintor y su musa, un escritor y un protagonista, dos actores en una obra de teatro. Pero, sobre todos los papeles que posiblemente hayamos interpretado en otras vidas; puedo vernos como dos personas convertidas en una sola, dos amantes ocultándose en la noche. ¡Fuimos un amor de comedia trágico! Un circo y un mar de lágrimas, fuimos las sonrisas, fuimos la tristeza. Fuimos el dolor y la felicidad. Una vez fuimos amor. Una vez fuimos marea.


Ahora, que no logro verte, que no logro recordarte ni encontrarte, procurare esperarte un poco más antes de ir por ti. Pero hay algo aquí, en este lugar, que grita en silencio tu nombre que desconozco. Lo único que puedo acariciar con la punta de los dedos es el hoy, las únicas promesas que respiro son las de días futuros que serán mejores.


Última edición por Sou-Tan el Miér Oct 01, 2014 8:16 pm, editado 1 vez (Razón : nada beib)
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Legado de un amor. [2min] capitulo 2 Empty Re: Legado de un amor. [2min] capitulo 2

Mensaje por Sou-Tan Miér Oct 01, 2014 9:13 pm

Capitulo Primero.
Elegí esta canción para el primer capitulo porque después de todo de ella surgieron los dos fanfics.


"Fue amor a primera vista, a ultima vista. A cualquier vista."
Vladimir Nabokov


El humo penetró en mis pulmones, inundándolos. Una vez más, estaba vivo. Alcé mis brazos al cielo y mi cabeza se tambaleó de un lado a otro. Incluso podía escuchar la música retumbar en mis oídos, el rumor de las palabras dichas al oído. Podía sentir las luces contra mi piel, la adrenalina y la embriaguez recorriendo mis sentidos. Abracé mi cuerpo cerrando los ojos, mientras la brisa mañanera me provocaba escalofríos. Mi cuerpo bailo al son del vívido recuerdo de mi última noche de libertad.


Rastros del delineador adornaban mis ojos. El sol es mucho más bonito en las mañanas de verano, me dije con un deje de melancolía. Me senté en la azotea y garabatee la silueta del paisaje de edificios a mi alrededor. Era esa mi carta de despedida a París, de alguna forma, sentía que dejaba atrás demasiadas cosas importantes que no podían ser olvidadas. A fin de cuentas, era demasiado jóven para borrar esos sentimientos.


Ansioso ante la nada apetecible expectativa de una nueva vida, repase en mi muñeca el lunar en forma de estrella. Mi marca de nacimiento. Mamá, cuanto necesitaba un poco de esa dulce mujer de mis recuerdos, tan amorosa y sonriente, tan fugaz. Tan triste, no vivió tanto como para conocer su dolor, sus penas, las cicatrices de una vida llena de felicidad.
Esa mañana, entre suspiros desee por una vez creer que existía un cielo, donde ella aún podía sentir mi necesidad.


Terminó de amanecer en esa ciudad que no era mía. Todo estaba vivo, la cuestión era si yo realmente lo estaba.

Creo que supe entonces que debía mantenerme ocupado en mi necesidad de seguir siendo un soñador despierto.
Al final de la mañana terminé con un par de páginas llenas de edificios parisinos y una nostalgia completamente palpable en mi estado de ánimo. Mucho más triste y deprimente de lo que debió ser.

***

El tráfico fue un infierno, pero en bicicleta Niza es mucho más hermosa. Mucho más como un hogar. Mejoró mi actitud ante el cambio aquel paseo. Los pescadores, la costa, las viejas calles estrecha de lo que un día fue una ciudad de Italia. Oh, mi hogar estaba tan cerca y tan lejos. Era como si mi padre lo hubiese pensado muy bien. Como si el verdadero castigo fuese terner el objeto de mis deseos justo frente a mí y no poder correr hacia el. La nostalgia llegó de nuevo al ver a lo lejos los viejos castillos y edificios históricos. Mi alma anhelaba a Florencia, toda una vida de recuerdos echada a perder por un capricho. Francia no estaba mal, pero no había nada que fuese mio aquí, solo un destino moldeado al antojo de manos ajenas a las mías. Sólo debía tomarlo como unas vacaciones de un año.


Creí que estaba teniendo una pesadilla, sin embargo, realmente había despertado en ese lugar. Una habitación insulsa de paredes de un tono amarillo que haría llorar al sol, dos armarios pequeños y una mini-nevera. También habían dos camas, una de ellas estaba vacía. Porque yo no estaba ahí, mi mente, inestable, divagaba entre mi futuro incierto y la seguridad de una vida estancada en el pasado.


Toqué mis orejas recordando como me ví obligado a dejarlas vacías. Luego de un discurson de reglas el director de la institución, un hombre aislado en sus pensamientos del mundo, me hizo entrega de un aburrido uniforme. Estaba seguro de no querer eso. Estaba seguro de estar muy cansado como para seguir peleando.

Solo no tendría ningún tipo de actitud. Sería un fantasma pasajero que se iría lejos en doce meses.


Esa mañana caminé desganado. Como esclavizado de amor por dos ojos marrones que se perdieron en la multitud y se fundieron con mi alma, el aula b-4 como mi jaula de tortura.


Una vez dentro tal vez me sentí un poco más a gusto. Un rubio fumaba un cigarrillo junto a la ventana, otro detrás del escritorio vigilaba la puerta mientras comía un paquete de mentas, uno que otro cotilleaba. Las miradas fueron a mi en cuanto entre. Al parecer esa pinta de niño bueno que me cargaba le hizo gracia al rubio que me lanzó una sonrisa socarrona. Metí mis manos en los bolsillia de la chaqueta y me aflojé la corbata. Sonreí sarcástico.

-Eh, ¿ni un cigarrito de bienvenida? Me esperaba más de gente tan educada - les solté despreocupado por obtener una buena aceptación de los presentes.

Tome asiento en una de las mesas vacías, junto a una ventana. Tenía un bonito paisaje que dibujar día a día para compensar los futuros malos ratos. Mentiría si dijese que esperaba encontrar a una bola de desadaptados, pero estos no eran del tipo que uno espera encontrarse en un internado católico másculino, sino más bien del tipo que se encuentra en un campamento de verano.


Salvo él. Desentonaba del resto a simple vista, con esos ojos grandes pero rasgados. Tenía una actitud de esas que te pintan las series televisivas, calma, como de aquellos que no han experimentado mucho la crueldad del mundo. Y todavía así, había algo en esos ojos que cautivaba, como el brillo oculto de un alma perdida o la luz de dos estrellas  nocturnas que no paraban de reír.


Tan rápidamente como pasa un latido de corazón nuestras miradas hicieron contacto. Tan chocantes e incompatibles. Miré de nuevo al rubio, quien me sonrió divertido y lanzo el cigarrillo por la ventana al tiempo que la puerta se abría dejando entrar a una mujer de expresión severa y vestida con un hábito blanco.


Tantas reglas sin sentido que cumplir. Una parte de mi no quería creer que algún día terminaría adaptandome a vivir fingiendo creer en lo que no creo. Una doctrina tan vacía para un mundo lleno de ideas, ¿por qué reprimirlas y ocultarlas en un ricón roto? Me recosté en mi mesa. Suspiré mirando a todos, estaba en esa etapa del cambio en la que me negaría a unirme al grupo y a esta nueva vida por un tiempo. Mientras me acostumbrava observaría en silencio. Escucharía las mismas canciones, me haría las mismas preguntas, viviría de los recuerdos de mi corta vida libertina, soñaría con los mismos bosques, la misma luna y el mismo dolor.

Aquellos ojos me atraparon en varias tardes de ocio, los dibujé como parte de un rostro informe, algo que no terminaba de tomar forma. Los fines de semana podíamos salir siempre que nuestros padres hubiesen dado la orden nos dejaran salir de las instalaciones escolares, ese antiguo e imponente edificio que antes fuera un monasterio. Le veía salir de vez en cuando, sin más animo que el de siempre, tranquilo y taciturno. Creo que una parte de mi deseaba escucharle gritar, hacer ruido, causar caos, verlo salir de esa monotonía en la que parecía absorto.


Tal vez el hecho de que estaba aislado de todo lo que conocía me hacía imaginar cosas que no debía sobre una persona de la que no conocía nada, excepto su nombre y origen.  Kim Min Suk, coreano de nacimiento. Al menos teníamos algo en común. Mi madre era italiana pero papá, a pesar de residir en París desde que tenía uso de razón, era originario de Busan, una provincia surcoreana. Sabía muy poco de esa cultura por mí mismo, mi vida pertenecía a Florencia, todo lo que siempre supe se encontraba en esas calles.


Yo, por mi parte (y muy a mi pesar) no tenía permitido salir durante las primeras semanas, lo que contribuyó mucho a que mi desesperación aumentase y ahí me ví, descubierto por mi compañero de habitación, Jean, el rubio lleno de pecas que compartía sus cigarrillos conmigo. El rió y solo dijo: Vaya hijo de perra, escapando sin mí. Vete antes de que lance tu culo de chico malo por la ventana, traidor.

Le lance un beso y sonreí en el camino pensando en su cara de asco. Al final había sido más que un idiota con mala actitud, él era así sin motivos aparentes y rápidamente logramos crear una entretenida relación entre insultos y palabrotas.

Esa noche necesitaba volver a mis viejos hábitos, caer en los mismos errores y ocultarlo todo en la oscuridad de la noche. La brisa trajo el aroma del mar y me dije a mi mísmo que lo primero que haría cuando pudiera salir sería recorrer muy bien Niza en bicicleta, podría enamorarme fácilmente de esa ciudad que una vez formó parte de Italia.

Encontré un club nocturno bastante lleno. Al parecer por esa zona no habían muchos ya que no estabamos tan cerca del centro de la ciudad.

Una vez más las luces y los tragos, el baile desenfrenado y los besos robados entre la multitud. Esa noche conocí a quién sería mi extraño compañero de aventuras, Luca. Lo pillé intentando robar mi trago. Al reñirle por ello terminó convenciendome de comprarle uno a pesar de que llevaba más  dinero que yo.


Al final me presentó a sus amigos. Estaba lo bastante ebrio para irme con unos extraños a la playa pero no tanto como para no recordar nada al día siguiente. Y mucho menos como para no notar ese par de ojos marrones mirándome de reojo a lo lejos.


El murmullo del mar me trasladó a las veranos de mi infancia, los viajes en bote, Venecia, Grecia. Conocí a Dominique, la chica de pelo rosa y perforaciones y a Santiago, un español muy simpático con un gracioso acento; también estaba Claude, un aspirante a pintor con el que me entretuve charlando sobre una exposición increíble en París de hacía un mes. Y por último Isabelle, ella bailaba ballet y poseía una belleza digna de ser inmortalizada en un cuadro o en canciones, con sus cabellos negros y ojos azules. Era facíl enamorarse de ella, Luca sabía de eso.

Regresé de madrugada, a eso de las cuatro de la mañana. Pudo haber sido por el alcohol o el cansancio, pero las calles parecían más largas de lo que recordaba. No se como tuve la fuerza para volver a saltar las cercas de la parte abandonada del internado. Unas viejas instalaciones inservibles. Un lugar magníficamente destruido. Como yo.


El recuerdo fugaz de dos ojos marrones asaltó mi mente antes de quedarme dormido. Esa noche soñé con historias fantásticas susurradas en mi oído por una voz lejana.

"¡Mas que un placer, mi eterno enemigo a muerte! - Exclamo estrechando su mano."
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Mensaje por Reira Elric Vie Oct 03, 2014 10:02 am

*o*....t he estado leyendo últimamente, me encanta tu estilo de narración, ojala esta historia pueda continuar, solo has escrito una introducción y un capítulo y ya tengo varias dudas y preguntas.

Espero actualices n_n
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Legado de un amor. [2min] capitulo 2 Empty Re: Legado de un amor. [2min] capitulo 2

Mensaje por Sou-Tan Vie Oct 24, 2014 4:18 pm

Gracias por tu opinión, espero que te siga gustando despues de este capitulo taaaan aburrido.

Capitulo 2.- Ya viene el invierno.


" Esperaba un poco de emoción, aplazaba mi muerte como quien aplaza una cita indeseada con el odontólogo. Necesitaba días que valiesen la pena, pero solo tenia vacíos abismales que no parecían llenarse con nada. "
-Cien Despedidas (Sou-Tan)


El tintineo agudo del metal chocando logró despertarme. Noté como la luz del sol se derrama sobre algunos objetos delineando contornos aquí y allá. La brisa proveniente del mar me hizo encogerme en mi sitio. Un móvil decorativo con figurillas en forma de estrellas y lunas era el causante de mi tortura. Tomé el despertador antes de que comenzara a sonar. Comenzar a odiar el viejo hábito de ponerme en plan pensativo al comienzo de la mañana se estaba convirtiendo en una necesidad. La constante simpleza de una vida rutinaria estaba causando estragos en mi mente. Miré por la ventana, había admirado el mismo cielo de esa ciudad durante cuatro años, necesitaba desesperadamente volver a casa, solo salir de ese lugar de reglas sin razón.


Di un leve suspiro antes de salir de la cama, esa mañana concluí que había caído en el conformismo. No tenía ganas de cambiar nada. Creo que en el fondo sabía que solo tenía miedo.  Todos los años las mismas caras vacías, sin ánimos para nada. Ese lugar desanimaba a cualquiera que se quedara el tiempo suficiente para saber que allí no se hacían amigos, nadie contaba sus secretos, tan sólo éramos un nombre y un apellido con un rostro. Con el paso del tiempo aprendí que no valía la pena intentar cambiar eso, tampoco yo quería revelarme, verme débil ante un montón de desconocidos.


El pareció haber llegado con la marea alta, parecía traído por los vientos salvajes. La primera vez que le vi, él no era un más que el niño mal que creía que la vida le debía una. Entonces caí en la cuenta de que estaba siendo un exagerado estúpido. Él era, detrás de toda esa mierda de chico malo, agradable. A veces, desde mi asiento en el frente, mi mirada se desviaba a la ventana, desde lejos podía distinguir como trazaba complejos bocetos irreconocibles desde esa distancia. En ocasiones interrumpía la clase con una broma y todos reían, pero él no sonreía con malicia, solo se encogía en si sitio y volvía a lo suyo. Parecía no llevarse bien con la atención de las personas, irónico, considerando su forma de vestir y su actitud sumamente despreocupada ante los regaños de los superiores. Tal vez le prestaba atención porque yo deseaba poder hacer lo mismo. Pero, había algo en él, un misterio plasmado en su rostro, un enigma que yo quería resolver, así como los problemas de matemática.


Me gustaría decir que llegué ahí por los mismos motivos que muchos, sin embargo no hay nada de especial en ello. Mis padres sentían que el ambiente en donde vivía no me favorecía, según ellos, necesitaba ayuda para reforzar mis aptitudes y en casa no lograría. Aunque siempre supe que el hecho de que no me interesaran muchos las chicas tuvo que ver. Otra ironía, considerando que era ese un instituto masculino.


Por esos días, a mediados de Noviembre, sucedió. Cualquiera diría que fue mera casualidad, pero ese cuento del destino podía irse al demonio. Le miré a los ojos y por primera vez quise salir de mi zona de invisibilidad y hacer un amigo.


Viendo hacia el pasado, escudriñando en mi memoria, fue en esa etapa en que mi vida había comenzado a hendirse.


La mañana que le siguió a esa yo parecía más melancólico y meditabundo que de costumbre. En el salón reinaba ese habitual ambiente bullicioso. Solo note cuan tarde había llegado cuando el profesor de literatura entro justo detrás de mí. Tomé asiento sin ganas, anotando por inercia las palabras más importantes. El tema ese día era la literatura inglesa, que si Romeo y Julieta, ser o no ser y como los aspectos de cada época habían influenciado en las obras.


Claudio, el irlandés que estaba de intercambio con escaso conocimiento del francés luchaba por entender, a su lado, Deo, el griego con una habilidad increíble para tocar la viola intentaba hacerle entender en su disparatado inglés. Miguel, el español de gafas gigantes, conversaba con William sobre alguna novedad de la tecnológica. Por otro lado, Jean, el rubio con pecas, parecía, como pocas veces; interesado en lo que decía el profesor. Junto a la venta, Tae yacía recostado en su mesa, la corbata mal anudada y la mejilla contra el cuaderno abierto, sus ojos fijos en la nada, luego de un momento, volteó hacia mí. Y se quedó así, mirándome, volteando de vez en cuando hacia el profesor, hasta la hora del almuerzo.


Tome mis cosas con calma. Necesitaba serenarme, calmar mi mente y dejar de preocuparme tanto por el rumbo que estaba tomando mi vida, después de todo, yo no pensaba cambiar. Ya las decisiones se tomarían a su tiempo. En un descuido note el sudor en mi frente y lo agitado de mi respiración. Jadeante, afloje mi corbata y me deshice de la chaqueta. Quizá fuese verdad que necesitaba un descanso, había gastado todo mi tiempo pretendiendo probarme a mí mismo y yo...no me reconocía, me encontraba un poco perdido y no podía recordar como habían sido mis días antes de caer en esta constante situación de estrés. Como era antes, no lo recordaba. Era cierto eso que  estaba escrito en El Principito, cuando comienzas a crecer las cosas importantes pierden sentido y uno se olvida de cómo ser niño: De cómo ser más humano.


Cuando uno cambia, siente como si las cosas hubiesen sido así siempre. Desde el principio. Lamentablemente en mi mente el principio se confundía entre mis recuerdos y todo me llevaba de nuevo hasta ese momento, el presente, donde todo era borroso. Entonces supe que debía concentrarme en mi necesidad de dejar de ser un solitario conformista.


Abandone el salón con aquella languidez propia de los días de un invierno frio y calmado. Camine mucho hasta llegar al lugar más apartado del patio, una banca vieja al lado de un árbol de flores amarillas, bajo la sombra del gran edificio. No tenía apetito, si comía en mi situación de allí no saldría nada bueno.


Peine mis cabellos, húmedos por el sudor frio, con mis dedos hacia atrás. Y la pregunta surgió, preocupándome y haciendo eco en mis pensamientos: ¿Sería capaz de vivir toda una vida de esta forma? El solo pensar en ello me aterro. No quería una respuesta.





El llego a mí de forma casual y voluntaria, se sentó al otro lado de la banca disfrutando de su cigarrillo, sin mirarme. De forma involuntaria le mire, justo como él lo hacía minutos atrás. Mis ojos debieron reflejar desesperación, porque una gesto de confusión surco su cara, seguido de un suspiro y una sonrisa divertida como las que compartía con Jean cuando conversaban.


-Siempre he encontrado la belleza en lo trágico.


El susurro dejo sus labios como un alma abandona un cuerpo sin vida, suavemente, casi en silencio.


-Las flores no son más que una alegoría a la belleza efímera. Se van, con el paso del tiempo, desaparecen. Todo desaparece.


Y entonces me sentí como el aviador con el pequeño príncipe en brazos. Yo era el que se encontraba sumido en sus preocupaciones, pero sus palabras habían sonado tan tristes, y yo estaba tan solo en ese desierto que sentí la necesidad de hacerle sentir mejor y, no quiero mentir, necesitaba un amigo urgentemente. No era cierto que uno podía ir por ahí valiéndose por sí mismo. El alma se iba desvaneciendo poco a poco, lentamente y con dolor, en las horas de soledad.


-Pero siempre vienen flores nuevas. Tienen que morir unas para que vengan nuevas, es un ciclo sin fin.- Me las arregle para captar su atención. - Además, si todo no estuviese hecho para terminar, ¿Dónde empezaría la belleza? Nada sería importante si todo durase para siempre, todo sería insulso, sin gracia. Todas esas flores son bellas porque algún día van a morir y desaparecer, como todos. Incluso tú y yo. Pero hay algo en la vida y en la muerte que nos atrae. Es bastante increíble la admiración que los humanos tenemos por la muerte.


Pareció reflexionar un momento. Luego de un rato le vi asentir y sonreír ladino. Me encogí en mi sitio, era esa una de las pocas veces que me deje llevar por mis palabras. No era yo el mejor con ellas a la hora de hablar.


-¿Por qué será que a los chicos buenos como tú siempre les ha gustado el peligro?


Después de esas palabras, me sonrió. Era una sonrisa pequeña, tenue, pacifica, que solo se notan de cerca. Una de verdad.


El silencio se formó con rapidez. Un par de miradas compartidas y de pronto sentí que se me helaba la piel. La mañana era bastante fría, y yo ya no podía recordar porque estaba recordando tanto. Cuando la campana sonó, tomamos juntos el camino al salón, siempre en silencio, cada uno por su lado, sumidos en una extraña comodidad a la que no me molestaría acostumbrarme.


En ese tiempo hacíamos como si fuese mera casualidad. Dos cajetillas de cigarrillos pasaron, pero aun manteníamos la armonía con el silencio y la calma entre ambos. Bueno, ese “ambos” se puede ir al diablo, porque estar a su lado se sentía como estar próximo a una tormenta salvaje. Había algo en la corbata mal puesta, en la chaqueta amarrada en su cintura y ese peinado desastroso, en esa mirada que se escondía detrás de los cabellos negros un secreto, un misterio que me hacía querer estar más cerca. Una pregunta sin respuesta. El problema era que la respuesta estaba ahí, justo a mi lado, y parecía inalcanzable.


Y fue así, en silencio, como todas las tardes nos encontrábamos en el mismo lugar, con nuestras sombras una sobre la otra, como dos amantes silenciosos.








****¨¨





El rumor de una risa cercana me obligo a abrir mis ojos. Una vez más me había quedado dormido en clase, el lugar estaba desierto, por la ventana se podía ver como comenzaba a atardecer. Suspirando cansado, estire mis brazos mientras hacia el quejica, realmente comenzaba a irritarme demasiado. El hecho de conversar tanto conmigo mismo me estaba volviendo un retraído.


La risa se volvió canción y sus pasos lo trajeron hasta donde yo estaba. Traía una pequeña radio consigo, con música parecida a la que sonaba en las discotecas de esos días. Sus pies se movían al ritmo de la música y al notarme me sonrió una vez más, como aquella primera vez.


-¿Que harías si decido romperte un poco?


Reí  extrañándome con el idioma elegido, dejando de lado mi repentino enojo.


-¿Que te hace pensar que yo no estoy roto ya?


-Eso ya lo sé. Basta con mirarte a los ojos.- Note que bailaba lentamente, perdido en su mundo, sino me  estuviese hablando a mí, juraría que estaba hablando solo – Y por eso me gustas, porque siento que tal vez tú y yo tenemos más en común que estas cuatro paredes.


Aquello me retumbo en la mente por un minuto. El continuaba bailando, y yo comenzaba a arder en mi infierno. Había estado tan perdido pensando y dándole vueltas a lo mismo, que mientras estaba a mi lado, la pregunta se respondía sola y yo no quería ver la respuesta: Era en la paz del silencio donde se originaba su tormenta, donde se escondían sus cicatrices.


-¿Es aquí donde el hielo y el fuego se juntan?


Mi pregunta le saco del sueño que tenía despierto. Abrió los ojos y había en ellos un pequeño brillo que entendí como emoción, la emoción de develar un secreto que está a la vista de todos pero que nadie nota. Fue acercándose a mí rápidamente, tomando asiento a mi lado. Sus ojos fijos en mí.


-No sé por qué, Min, hay algo que me hace pensar que tú y yo somos solo fuego...


-Si eso es cierto, pues creo que me estoy apagando y pronto solo quedaran cenizas.


Volvió a sonreír, esta vez casi con malicia y comprensión mezcladas. Acerco su rostro al mío, sus delgados dedos acariciaron un momento el cabello de mi nuca. Su aliento chocando contra mi piel.


-Al final, todos somos más fuertes que eso...


Tan rápido como vino, se fue, como si no hubiese dejado sus palabras tatuadas en mi mente. Paso un tiempo para que cayese en cuenta de la realidad. Eso significaba que yo ya no estaba tan solo, ¿Verdad?





****¨*¨¨


Finales de Noviembre de 1991. Niza, Francia.





Solo por momentos, me atrevía a pensar que había algo más allá de las preguntas dichas de repente, más allá de todo ese cuento de igualdad. A veces me encontraba a mí mismo mirándole hipnotizado, como un imbécil, en busca de respuestas para todas mis preguntas. Algo más allá de todos esos dibujos en clase y la forma en que se quedaba mirando al vacío, más allá de las bromas en clase y la forma tosca de sus acciones.


Empecé a tener un poco de envidia, con Jean. Yo deseaba un poco de ese temperamento, no ser nada más que la cortina de humo que intentaba esconder mis demonios detrás. Pero sobre todo, yo deseaba poder retarle de esa forma con la mirada, decirle con malicia que era un desfachatado y un salvaje y que me gustaba así.


Increíblemente, nos llevábamos bien. El fuego y el fuego no eran tan malos juntos después de todo. Tal vez me estaba empezando a emocionar más de la cuenta con ese chico porque yo estaba seguro de que él no se asustaría si le mostraba mi oscuridad.





**¨¨


-Hey, niño bonito, más te vale traer tu culo de chico malo aquí ahora, la clase va a comenzar.


Jean cerró la puerta con fuerza mientras Tae se quedaba afuera, sin inmutarse por la puerta cerrada en su cara. El flacucho pelinegro luchaba inútilmente con los materiales para pintar, él era, en definitiva, un desastre. Mascullando maldiciones en voz alta recogía las cosas del piso, no se dio cuenta de mi presencia hasta que mi risa me delato.


Me saco la lengua en una mueca que desfiguro su cara un momento, recogiendo el último pincel.


-No sabía que pintabas.


-No sabes nada de mí.


Me encogí de hombros restándole importancia, estaba acostumbrado a no saber nada de nadie ahí.


-Pues, estamos iguales, ¿No crees?


Ignoró mi pregunta adentrándose en el salón del taller de pintura, tirando sus cosas en su mesa y luego ordenándolas meticulosamente. Tomó una coleta y se recogió su corto cabello en una minúscula coleta.


-Oye, ¿Quieres ver algo genial? – Me pregunto en un susurro, con una sonrisa de emoción.


-Claro, ¿Por qué no?


Sus ojos desaparecieron al tiempo en que sus mejillas se alzaban.


-Esas son mis palabras favoritas, Choi.
"Tal vez ellos se parecían.

Tal vez era cierto, tal vez no.

Y él quería saberlo.

Tal vez fuese esa combinación de aromas que desprendía.

Tal vez fuese su personalidad risueña.

Tal vez fuesen sus preguntas, tal vez fuese su confianza.

Tal vez no eran ningunas de esas razones o tal vez sí.

Y quería saberlo."


-Mas allá del tiempo...


Última edición por Sou-Tan el Vie Oct 24, 2014 4:19 pm, editado 1 vez (Razón : n)
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Legado de un amor. [2min] capitulo 2 Empty Re: Legado de un amor. [2min] capitulo 2

Mensaje por Reira Elric Sáb Oct 25, 2014 12:44 pm

aparto!!!!


wow...ahora fue narrado por por Min (Kim Min suk...leí bien??..si?...en serio?? ._.)...asi q la curiosidad de esos chicos es reciproca, uno por querer tener la actitud del contrario, y el otro por parecerle sumamente extraño un chico con la imagen de jamas romperse, el pretexto perfecto para hacer un amigo.
Ay esos padres de los 90 enviando a un chico q no se interesa en las chicas a un instituto de puros hombre .___. .....no, pues si jaja....y luego religioso .__.
Me encantan las analogías que hace con "El Principito", quedan simplemente perfectas
Creo q finalmente Min (solo lo llamare Min por q aun no se si leí bien el nombre completo) resulta estar más roto que Taemin, Tae parece tomar los problemas de una forma que no le asfixien, y Min...simplemente ya no puede con su imagen, se conforma y esa actitud es el peor camino hacia la muerte por asfixia.

"Siempre he encontrado la belleza en lo trágico"....ambos lo son, como dos chispas encendidas, "fuego con fuego", eso me encanto!!!!! cada uno capaz de descifrar al otro.
"En silencio, como todas las tardes nos encontrábamos en el mismo lugar, con nuestras sombras una sobre la otra, como dos amantes silenciosos"....no se tú, pero la capacidad de poder estar con alguien en completo silencio sin sentir la más mínima pizca de incomodidad se me hace la muestra más fiel y clara de confianza...por que no tienes que pretender, ni hablar mas de la cuenta ni decir cosas para que la otra persona no piense que eres raro o antisocial por no hablar, creo que Min y Taemin llegaron a ese punto al que creo firmemente que es muy difícil llegar...o no con cualquiera.
"Fue acercándose a mí rápidamente, tomando asiento a mi lado. Sus ojos fijos en mí. Acerco su rostro al mío, sus delgados dedos acariciaron un momento el cabello de mi nuca. Su aliento chocando contra mi piel"....*o*..... :WOW:  :WOW:  :WOW: ....morí!!!!!
Y entonces comienza la creación de esa necesidad iniciada por Taemin, no era Taemin quien busca o provoca a Min, es todo lo contrario "yo deseaba poder retarle de esa forma con la mirada, decirle con malicia que era un desfachatado y un salvaje y que me gustaba así", eso de gustar, aunque efímero (si se queda solo en eso) puede llegar a convertirse en pasión...deseo, e incluso AMOR ><

"Claro, ¿Por qué no?"....las palabras favoritas de Taemin ><, que será lo que irá a mostrarle??

Ñam...salio algo largo, y demasiadas citas...pero es q voy comentando conforme leo y si no se me van las ideas
Perdón por tardar tanto, pero el servicio y el trabajo no m dejaban.

Espero puedas actualizar pronto, simplemente me encanta este fic
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Reira Elric
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I ♥ Minho
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Legado de un amor. [2min] capitulo 2 Empty Re: Legado de un amor. [2min] capitulo 2

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