Título: Keyaddicted.
Autor: Faby Estrada.
Pareja: MinKey♥
Género: AU.
Advertencias: Lime.
Nota: Bleh~ pues lo escribí ahorita y fue porque no tenía nada que hacer y extrañaba escribir MinKey (aunque se supone estoy en HIATUS) T_T. En fin, espero les guste aunque sea lo más corto de la vida xD *se va rodando y riendo por el título* LOL





—Minho.

Giré el rostro en la almohada y posé mis ojos en los suyos. Le sonreí al mismo tiempo que alargaba una mano y acariciaba su preciosa cara. Dios, cuanto amaba a este chico que tenía enredadas sus piernas con las mías.

—Dime —contesté, concentrando la mirada en sus labios. Tenía tantas ganas de besarlos.

—¿Por qué me amas? —Preguntó de pronto, haciendo que el movimiento de mi mano parara y mis ojos lo escrutaran con el ceño fruncido.

—¿Por qué preguntas eso?

Noté el adorable sonrojo en sus mejillas y estuve a punto de hacer una locura.

Porque así era KiBum, así lo amaba… con todo y sus preguntas tontas.

—Curiosidad —balbuceó después. Su dedo ahora dibujaba figuras amorfas en mi pecho.

Suspiré, dándole un beso corto en los labios y abrazándolo, deseando que pudiera dejar de lado sus inseguridades y disfrutara de estar conmigo, tanto como yo lo hacía estando con él.

—Creo que la pregunta correcta es: ¿por qué no habría de amarte? —Su tímida sonrisa me hizo sonreír. Lo alejé de mi cuerpo, lo suficiente para que pudiera verlo a los ojos. —Te amo a pesar de que ronques…

El golpe vino de ninguna parte, y de repente, ya me dolía el brazo derecho.

Me carcajeé… tan adorable.

—¡Yo no ronco! —Refunfuñó, deformando esa preciosa boca en un condenado y tentador puchero.

—Claro que sí — continué bromeando, inclinándome para capturar ese labio inferior tan exquisito con mis dientes—. Te amo a pesar de que me quites la sábana por las noches —deslicé mi mano hasta la piel suave que cubría su cintura, sintiendo y sonriendo cuando su cuerpo se estremeció como respuesta ante mi contacto—, te amo aunque me regañes por dejar agua por todo el baño cuando tomo una ducha —besé su hombro lentamente, cerrando los ojos, enterrando la nariz en ese largo y elegante cuello—, te amo cuando frunces el ceño cuando te digo algo que no te gusta —me separé, besando su mandíbula y picando con mi dedo su entrecejo—, justo como ahora.

—Minho…

—Te amo porque me dejas amar las cosas que no te gustan de tu cuerpo, como tus pies.

—Odio mis pies.

—Shh.

Pasé mi pie sobre los suyos, percatándome de que sus pequeños dedos se encogieron de repente.

Ronroneé. ¡Ronroneé! ¡Por Dios! Yo nunca hacía eso, pero en situaciones como esta, no era dueño de mi cuerpo y de las reacciones que Key provocaba en él.

—Amo tus pies —continué—, también amo esto.

—¡Minho!

Se quejó, haciéndome reír mientras mi mano masajeaba con descaro su perfecto trasero.

—Te amo, Key —Me puse sobre él—. Amo todo de ti, y amo amarte de la manera tan enferma y loca en la que lo hago.

—Enfermo —murmuró, sonriendo, pasando sus brazos por mi cuello y enrollando sus largas y deliciosas piernas en mis caderas.

—Además, amo que me dejes hacerte el amor cada vez que quiero.

—¡¿Qué?! ¿Cuándo yo…? ¡Mierda, Minho!

Pero ya era demasiado tarde. Ahora me encontraba en el paraíso, enterrado en lo más profundo de él mientras mi boca se adueñaba de la suya.

Nunca podría cansarme de KiBum y jamás podría terminar de decirle las razones que tenía para amarlo.

Su jadeo se quedó en mi oído y tuvo efecto en mi erección.

Joder.

—Amo esto —gemí sobre su cuello.

Él gritó y se aferró a mi espalda.

—¿Qu…? ¡Ah! ¡¿Qué?

Sonreí y seguí llevándolo a la locura sin contestarle. Porque nunca le diría que lo que más amaba que hiciera en la cama era que me rasguñara y me enterrara las uñas en la espalda.

Sí, estaba enfermo. Enfermo de tanto amar a KiBum.

Era Keyaddicted.