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Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
Titulo:Entre aromas de lavanda, jabón y detergente
Autora:Edi [EME-·]
Genero:Yaoi
Pareja:JongKey
Notas:Leo el titulo y me hace acordar a esa canción de Maná, pero no tiene nada que ver xD Cuando escribí este One creo que ni siquiera había escuchado la canción todavía o.o Originalmente no era JongKey, pero lo edite porque si no es una couple brillosa para mi se pierde toda la emoción xD
Advertencia:Lemon
No lo había pensado mucho, no realmente. Al menos eso recordaba. Quizá si lo hubiese hecho, hoy no estaría en ese lugar.
Tan solo una mirada bastó para decidirse a posar sus pies sobre ese suelo de blancas baldosas, solo un segundo en contacto con sus ojos para saber que ese era el lugar indicado.
El olor al suavizante se le colaba por las ventanas de las narices, disfrutaba de ese aroma de lavandas, adoraba esas flores; sobre todo en él.
Las sábanas casi grises buscaban su blancura perdida dando vueltas sin parar dentro de ese aparato, uno de los tantos que se extendían en ese extenso pasillo que formaba el lugar.
Los demás empleados iban y venían, entraban y salían por la puerta que decía "privado". Solo los que trabajan en el lugar podían ingresar a esa sala, que no contaba mas que con una mesa redonda y unas cuantas sillas predispuestas a su alrededor, con la infaltable maquina de café en una esquina.
Y él estaba ahí, observando todo aquello, siendo testigo de cada movimiento que sus compañeros y clientes realizaban.
Hoy no había ido.
Tal vez por la intensa lluvia que asolaba esa parte de la ciudad. O quizá porque se había enfermado repentinamente. En todo caso, él no lo sabía.
Pero pensaba que todo aquello, no era lo mismo sino estaba el ahí, consigo, divirtiéndolo con sus tonteras, haciéndolo reír a carcajadas hasta que la supervisora llegaba retándolos y mandándolos a cumplir con sus responsabilidades.
Y no sabía porque estaba pensando en todo eso.
Quizá, por fin descubría esa razón que se negaba a hacerse notar, tal vez, porque ahora se daba cuenta de todo lo que significa él.
Puede que, se haya enamorado de ese chico vivaz, a veces infantil y risueño que era Kibum.
¿Quién sabe?
El aun no está seguro de tal cosa. Porque eso no se trata de pensar, sino de sentir.
Y ahora que lo piensa, tiene miedo...porque sabe que lo siente.
Ese día le habían llamado la atención unas cuantas veces, quizá cuatro o cinco, o hasta puede que más. Había perdido la cuenta. Solía ser despistado, o mas bien, el solía despistarlo. Y aun, cuando no contaba con esa excusa, había estado tan perdido consigo mismo que le molestaba.
Llegó a su casa agotado, ese día había recordado bastante, y había revivido hechos pasados para soportar ese aburrido y gris día sin el menor.
Porque sus días eran así cuando él no estaba a su lado. No importaba como estaba el tiempo, eso poco tenía que ver, y esa lluvia que ahora caía con más intensidad golpeando el cristal de su ventana, no influía demasiado en su estado de ánimo, solo lo hundía un poco más debajo de las cobijas. Pero no era por eso que se sentía vacío.
-Hey - dijo a modo de saludo, se sentía algo incómodo y nervioso, pero al fin se decidió a marcar el número de su amigo, los dedos de su mano picaban de tal manera que la única solución que encontró fue apretar esos números de la línea telefónica de quien tenía ahora del otro lado del tubo.
-Hey. – respondió Kibum, se le oía algo apagado, casi tanto como la luz de su habitación.
-Hoy no fuiste a la lavandería. ¿Pasó algo? - estaba preocupado, y su tono de voz lo delataba, pero eso no era algo que le importase realmente, solo quería saber como estaba el otro. No sonaba enfermo... sino triste; y eso era, aun peor. Su pecho se encogió un poco.
-N-nada.... - dijo entre titubeos, sus ojos se cerraron un poco, y se sintió algo tonto cuando cayó en cuenta de que el otro no podía verlo. Se pegó mentalmente.
-¿Seguro? - cuestionó inquisidor. De verdad le preocupaba. -Key, sabes que puedes confiar en mí. - sus palabras eran tan sinceras que sus mejillas se sonrojaron un tanto. Un jadeo se escuchó del otro lado, como si la respiración le fallara. - No estás bien, lo sé, solo con escuchar tu voz lo puedo asegurar. – argumentó confiado. El menor contenía la respiración, quizá para aguantar un poco y no llorar.
Y con cada segundo que pasaba, su preocupación y angustia crecían más.
-JongHyun... - lo llamó el otro, quizá para decirle el porque de su angustia, el esperaba ansioso, jugando con el cable acaracolado del teléfono, escuchando con atención la respiración del chico. Estaba tardando en hablar, iba a decir algo, cuando el otro por fin moduló. - Yo... - hizo una pausa, parecía pensar muy bien cada palabra. Podía imaginarse su expresión. Quiso sonreír. - Yo... estoy bien. - concluyó, intentando sonar seguro, firme. Pero sabía que le mentía, tal vez para que no se preocupara. - De verdad, solo es un resfriado. - comunicó tranquilo, y juró que estaba sonriendo levemente, eso hacía cada vez que lo quería convencer de algo. Solo que ahora, él no podía verlo, y esa sonrisa no le convenció en lo más mínimo. -Debo colgar. - le hizo saber.
-¿Irás mañana? - preguntó apurado, antes de que el menor cortara la llamada. Silencio.
-No iré. - escuchó decir. - Nos vemos, gracias por llamarme. - y con eso, se escuchó el sonido que le anunció que ya estaba solo en la línea.
Con parsimonia colgó el aparato. Algo no estaba bien. Y el no podía quedarse con la duda.
Kibum era tan responsable que no faltaría a un día de trabajo solo por un resfriado, el dinero le hacia tanta falta como a él. También era tan transparente que sabía que algo le ocultaba. Sino lo conociese tan bien, se hubiese quedado tranquilo y ahora estaría acurrucado entre sus tibias cobijas, solo que, el lo conocía a la perfección; tanto como para saber que esa congestión que tenia no era por una gripe, sino por haber estado llorando.
Se asustó un poco al pensarse un psicópata por saber tanto de alguien más.
Se abrigó lo suficiente como para no enfermarse, no podía darse el lujo de amanecer en cama y perder un día de trabajo, ¿quien pagaría el alquiler de su pequeño departamento?
Agarró el paraguas que estaba colgado a un lado de la entrada y salió a la calle.
El asfalto estaba completamente abnegado, algunos autos llegaban por esas calles para luego darse la vuelta y tomar otro camino. Estaba lloviendo demasiado.
Con algo de dificultad controlaba el objeto entre sus manos ya que el viento que soplaba era bastante fuerte, tanto que terminó rompiendo una parte de su paraguas negro. Pero de nada había servido el traerlo consigo, ya que el viento se encargaba de empaparlo con el agua que arrastraba. Aun en esas condiciones siguió adelante.
Sus zapatos parecían dos canoas en las que sus pies chapoteaban congelados. Ya no los sentía. Su cabello se escurría, haciéndolo estremecer cada vez que una gota de agua se colaba por su cuello. Sus manos estaban rojas, heladas, tiesas; y su nariz estaba hecha un cubo de hielo rojizo, seguramente, y de ella escurrían gotas, y no solo de lluvia.
Kibum no vivía a más de quince cuadras de su departamento, pero el camino se le hizo tan largo y tedioso que sonrió satisfecho cuando se encontró a los pies de ese pequeño edificio.
Corrió la manga de su abrigo negro, empapado totalmente, y clavó los ojos en su reloj de puño. Las 22: 08 pm.
Era algo tarde para una visita, pero sabia que su amigo era de dormirse tarde, aun cuando al otro día debía de madrugar.
Cerró el paraguas, completamente destrozado a estas alturas, y lo dejó tirado en la entrada del lugar. Se sacudió un poco tratando de escurrir el agua y no transformar el hall del edificio en un pequeño charco.
El lugar era humilde, tranquilo, silencioso, solo el agua se oía caer de alguna que otra gotera. Se asemejaba bastante al edificio donde vivía.
Subió las escaleras que se encontraban de frente a la entrada, hacia la derecha, y llegó al primer piso. Volvió a subir otros cuantos escalones y se sintió nervioso y ansioso cuando sus pies lo llevaron al segundo. Donde vivía el menor. Había cuatro departamentos en esa parte.
Caminó unos pasos, oyendo con completa atención el chapoteo de sus pies como la cosa más interesante del mundo.
Solo esperaba que su amigo no se tomara a mal su visita.
¿Estaba siendo entrometido, indiscreto? ¿Lo vería como a un metiche?
Solo estaba preocupado, solo quería saber que lo angustiaba.
Sus pasos cesaron cuando se encontró de frente a esa puerta que indicaba que era el número 7.
Se preguntó si estaría dormido, no oía ningún indicio de que estuviese despierto viendo esos programas de variedad que tanto le gustaban. ¿Y si era verdad que solo era un resfriado? ¿Que pasaba si quedaba como un lunático perseguido que solo pensaba en que le ocultaban cosas?
Pero no.
El lo conocía bien, demasiado. Y algo no encajaba en esa supuesta gripe.
Despabilando su cabeza de todas esas repentinas dudas tocó a la puerta. Despacio. Solo un golpe.
Y se sorprendió cuando el pedazo de madera se abrió. Lo vio. Algo despeinado, adormilado, pálido, con contusiones pequeñas en el rostro. Kibum se sorprendió tanto que sus orbes oscuros parecían querer salírsele.
-¿Que- que haces aquí? - le escuchó preguntar. Pero el solo seguía perdido en su rostro. Eso no era un resfriado. De repente se sintió enojado, furioso, colérico, tan pero tan fuera de sí que quiso golpear a alguien.
Y en ese momento, supo porque Key dijo ese ‘no iré’. No quería que lo viese en ese estado.
No respondió, en su lugar lo apretó tan fuerte contra su pecho que hasta podía haberle hecho daño. Suavizó el agarre. Con su cuerpo empujó al de su amigo dentro del departamento. Las luces estaban apagadas y solo la luz emitida por la televisión los alumbraba un poco, eso y los relámpagos del cielo que parecía querer partirse por la mitad.
No le importó el estar mojado, empapado; solo lo abrazó, jugando con sus cabellos, sintiendo su calor, perdiéndose en el hueco que formaba su cuello. Lo escuchó llorar. Y supo que era así cuando apretó fuerte de su abrigo hecho agua.
Estuvieron así por unos minutos, hasta que el menor se tranquilizó. Luego de eso se dedicó a cuidar los golpes que tenia, y se sorprendió aun mas cuando el chico subió su camisa, dejando su torso al desnudo, dejándolo que cuide de esos otros moretones que se esparcían por su pecho y abdomen. Quería matar a ese sujeto. Porque no hizo falta escuchar su nombre, nadie más podría haberlo hecho tal cosa.
-Terminé con él. -dijo después de un rato de silencio el menor, dando luego un sorbo a su té humeante. Despegó la vista de la tasa y lo miró. - Por eso no me molesta, porque, se que no habrá una próxima vez. - sonrió débilmente, y se sintió fatal de verlo así. Ese tipo no se lo merecía, y aunque ahora ya no había nada entre ellos, ya había ocasionado tanto daño y dolor que no sabia si podría repararlo de algún modo.
-¿Por que lo hiciste? - cuestionó intrigado, muchas veces había visto a su amigo con golpes, y nunca le daba una explicación por ellos, tampoco es como si él era alguien para exigir alguna, solo que le resultaba algo increíble que después de tanto tiempo, Kibum hubiese tenido el valor de acabar con esa 'relación'.
-No lo se. - respondió suspirando. - Solo que, quizá me cansé de tanta mierda. - dijo dando otro sorbo a su bebida. -¡Dios! - gritó de golpe, ocasionándole un pequeño salto por el susto. - Estás todo mojado. - sonrió por la expresión de su amigo. - Te daré algo de ropa seca. - lo vio encaminarse hacia su closet y sacar un pijama. - Ten. - exclamó al acercarle la ropa. Extendió su mano hacia la del otro, y un hormigueo exquisito y al que podría acostumbrarse fácilmente, le recorrió todo el cuerpo cuando sus dedos rozaron las manos tibias del menor. Era algo tan simple como especial. Se paró con una lentitud que lo torturaba, pero no podía ir mas rápido aunque lo quisiera, su mente y cuerpo parecían desconectados, dos piezas completamente indiferentes entre sí. Quedó a escasa distancia del rostro del menor, observándolo en detalle: sus cejas perfectamente dibujadas, sus ojos algo pequeños e hinchados, su nariz respingada, esa que arrugaba cada vez que se enojaba, y sus labios… se detuvo unos instantes en esos hermosos, rosados y más que apetecibles labios color fresa. ¿Sería así de delicioso? ¿Cómo una fresa? Apostaba su vida a que eran aun más exquisitos y adictivos.
Estaban tan cerca que el aliento tibio de Kibum chocaba contra su rostro, haciéndolo pensar en cosas indebidas, haciéndolo querer actuar por instinto, como un animal sin razón.
Y él seguía ahí, parado de frente, observándolo, analizándolo, así de igual que él lo hacía.
Pero no podía.
El no estaba bien, y no iba a aprovecharse de su amigo… por mucho que quisiera.
Carraspeó la garganta y cortó con ese contacto que mantenían sus ojos con los del castaño; unos ojos que lo atraían como imán al hierro. Ese poder tenía su amigo en él.
Se volvió y se dirigió al pequeño baño para desvestirse y ponerse la muda de ropa seca. Estaba acalorado, a pesar de que segundos antes se moría de frío. Con solo tenerlo así de cerca, su respiración se aceleraba, su pulso se disparaba por las nubes y su corazón martillaba aun más fuerte que esos truenos lo hacían ahora en el cielo.
Si con tan poco se ponía de ese modo… ¿Qué se sentiría besarlo? Posar sus labios contra los suyos, presionarlos y degustarlos a su antojo. Abrazarlo directamente, sin telas de por medio, sentir su calor embriagándolo y haciéndolo adormecer sus preocupaciones.
Y dejó de imaginar esas cuestiones cuando una mano tibia y suave se posó sobre sus hombros, facilitándole la tarea de desvestirse. Cerró los ojos disfrutando de las caricias que esa mano dejaba por su torso húmedo. Sintió como la cabeza del chico se posaba en su cuello, como su cabello suave como la seda le hacía cosquillas. Sonrió tranquilo, feliz. Porque sabia que no solo era su mente jugándole una mala pasada.
Gimió quedito cuando los dedos de Key apretaron una de sus tetillas, se tensó por completo. Luego, la otra mano del chico entró en escena, jugando con ese otro botón rosado, apresándolo y acariciándolo casi con devoción. Su respiración irregular lo delataba, y sus jadeos comenzaron a hacerse notar. Su pecho subía y bajaba algo apresurado, la adrenalina lo invadía, y esas dos manos recorriendo cada extensión de piel lo enloquecían cada vez más.
Viró su cuerpo, observando el rostro sonrojado del menor, acarició con la yema de los dedos sus mejillas, corrió unos mechones de cabello y los dejó detrás de su oreja. Jamás se cansaría de sentirlo así. Lo vio cerrar los ojos y sonreír ante sus caricias.
Tantas veces lo había acariciado, abrazado, tantas excusas tontas había buscado para hacerlo, aunque la mayoría de las veces solo lo hacia sin motivo mas que por quererlo sentir mas cerca suyo. Pero, definitivamente, esta vez era diferente. Cargado de mucho mas significado y valor, porque fue Kibum quien buscó su calor y sus atenciones. Inclinó su cabeza y se acercó a sus labios, viéndolos fijamente. Acomodó mejor sus manos a ambos costados de la cabeza del rubio, y rozó con sus labios los del menor. Muy superficialmente, como si estuviese tanteando en un terreno peligroso. Abrió su boca ligeramente para volver a acercarse a aquellos labios, volviéndolos a rozar, sintiendo como el otro expulsaba aire con dificultad. Respirar se les hacia muy difícil.
Estiró su labio inferior hasta atrapar con él la boca del chico, presionó sobre el, y luego capturó el superior. Masajeó suavemente, despacio, con paciencia infinita. Era deliciosa, exquisita, una droga completa y absoluta. El sabor de una fresa no se le podía comparar.
Fue lento hasta que sintió como el otro respondía a sus besos, llevando su mano hasta su cuello y acercándolo más para profundizar el contacto. Sus cuerpos se acercaron y se rozaron con algo parecido al descaro. Apretó un poco más fuerte sus manos en el rostro del menor y llevó el beso a otro nivel, delineando con su lengua la boca de Kibum. Durante segundos que le parecieron eternos y perfectos, recorrió la cavidad húmeda y tibia del otro, sacándole la respiración, ahogando en su boca los suspiros cada vez más audibles del pelirrubio.
Lo tomó de la cintura y lo pegó a la pared del pequeño baño, chocando con la alfombra, sacándole risas a los dos por la torpeza que les ocasionaba el apuro y las ganas de ser uno.
El menor llevó una pierna a su cadera, presionando en su entrepierna, haciéndolo gemir aun en el beso. El se removió inquieto, buscando más contacto, más cercanía, aunque pareciera imposible. Y esta vez fue el otro quien gimió y jadeó desquiciado.
Sus cabezas iban de un lado al otro, explorando en la cavidad ajena, sus manos se movían deseosas en el cuerpo impropio.
Sentía como algo en su pecho se quemaba, como su corazón bombeaba sangre a una velocidad impresionante, sentía como quería más de Kibum.
Desesperado tomó la otra pierna del chico y la dejó a un costado de su cadera, cargando con su peso.
Simuló una embestida sacándole un gutural gemido al menor. Su cuerpo rebotaba contra el de su amigo, la fricción era tan deliciosa que sentía que con solo eso se podía venir ahí mismo.
Pero quería mas, quería todo del otro.
Rompió el beso húmedo que compartían, dejando un hilo fino de saliva como única conexión.
-Jjong~. – sonrió de lado, complacido por ese gemido. Contento por escuchar eso. Sus labios devoraban el cuello blanco del rubio, lo besaban, succionaban, apretaban y mordían suavemente. Su boca no paró un segundo, sintiéndose en la obligación de saborear cada rincón del cuerpo ajeno; se paseó hambrienta y traviesa por su cuello, mandíbula, barbilla, oído, y se entretuvo bastante con su lóbulo derecho, descubriendo que el cuerpo junto al suyo se tensaba demás cuando su lengua se divertía en ese punto.
Como pudo se separó un poco y le quitó la parte superior del pijama que llevaba, aventándolo en alguna parte del baño, la bañera quizás.
Key dio un pequeño saltito y se estremeció al sentir el frio de la pared dándole de lleno en la espalda.
-A mi cama. – espetó con dificultad. Procesó la información unos segundos, y luego lo aferró más fuerte a sí mismo, cargándolo para salir de ese pequeño cuarto que era el baño.
Con demasiado cariño y un cuidado extremo lo recostó sobre la cama revuelta, observándolo de pies a cabeza. Era hermoso. Todo de él lo hacia temblar, lo hacia sentir tan poca cosa y a la vez, la persona mas afortunada por tenerlo así para él.
-¿Qué pasa? – cuestionó nervioso y avergonzado Kibum, sintiendo como esos ojos parecían querer atravesarlo.
-Que eres hermoso, solo eso. – respondió con sinceridad. Se acercó hasta él y se agachó un poco, dejando a sus rostros a una muy corta distancia. –Bummie, no quiero perderte mañana. – confesó con temor, pensando en esa espantosa posibilidad de que al día siguiente, todo eso desaparecería, y ya ni su amistad tendría.
-No lo harás. – dijo tomándolo del cuello y acercándolo hasta casi rozar sus labios. – Mañana será aun mejor que hoy. – sonrió para después besarlo.
Y solo eso bastó para que todos sus temores e inseguridades se esfumaran en un chasquido.
El beso se hizo más demandante, sacándoles la respiración por momentos. Se colocó sobre el cuerpo de menor y mientras su boca se paseaba por el rostro del chico, sus manos acariciaban con amor absoluto el cuerpo del rubio, ocasionando que emitiera sonidos de placer que se perdían contra su propio rostro.
Sus torsos desnudos se refregaban entre sí, haciéndoles sentir el calor ajeno, provocando querer más, desear otro tanto.
Su mano se dirigió al pantalón de Key, quedándose ahí por unos segundos, jugando con el elástico. Sonriendo por la travesura.
Exhalaba e inspiraba de forma violenta, los besos, las caricias, la adrenalina y emoción del momento le estaban haciendo olvidar la tarea de capturar un poco de oxígeno. Y la boca del menor no le hacia la tarea mas sencilla, no cuando su lengua se escabullía por su cavidad y zigzagueaba en ella sin control alguno.
En un acto guiado por puro instinto le sacó los pantalones, y consigo la ropa interior; dejándolo completamente desnudo. Era aun más hermoso. Jamás dejaría de sorprenderlo.
Sus gruesos, rojos y húmedos labios recorrieron hambrientos el cuerpo del chico, empezando por el cuello, siguiendo con el pecho donde se permitió dibujar con la punta de su lengua dibujos amorfos alrededor de esos dos duros y rosados botones del Kim menor, teniendo extremo cuidado en sus golpes, acariciándolos con amor. Su sabor era tan delicioso que sentía que jamás se cansaría de degustarlo.
Con su boca bajó un poco más, llegando a su entrepierna, pasando de largo, a pesar de la queja del de piel nívea. Sonrió con lascivia y acarició con sus manos los costados de los muslos del chico. Su cabeza subía y bajaba, y en uno de esos movimientos, rozó el miembro ya despierto del que tenía debajo, haciéndolo curvar la espalda levemente y gemir pidiendo más.
Algo en sus propios pantalones ya apretaba demasiado y le empezaba a doler, reclamando por algo de atención.
De forma rápida y súbita tomó entre sus manos la entrepierna ajena y la masajeó frenéticamente.
-Ahh… ahh J-Jjong. – gemía ya sin control Kibum. Desde abajo lo vio retorcerse de placer y mover la cabeza de manera alocada. Su temperatura corporal subió unos grados más. Con sus dedos apretaba el pedazo de carne caliente y húmeda, haciendo gritar al chico, quien apretaba las sábanas de forma despiadada. Al verlo así de dispuesto a todo, su miembro se endureció más. Y pensaba cuánto iba a soportar sin estar dentro de él.
Con la intención de hacerlo disfrutar mas, engulló la mitad de esa palpitante carne. De golpe, sorprendiendo al menor. Quien sin vergüenza soltó un grito tremendo, uno que se combinó con el relámpago que ahora los iluminaba.
El menor se apoyó de sus antebrazos, observando como el otro lo saboreaba, como paseaba su lengua con total descaro para después enrollarla en su miembro y capturarlo con sus gruesos labios.
JongHyun sintió las manos del menor en sus cabellos, indicándole el ritmo que debía seguir. Abrió su cavidad un poco más y engulló todo lo que pudo. Sintiendo entre sus labios el líquido pre-seminal mezclándose con su saliva. Liberó la entrepierna ajena y subió hasta la altura de su rostro sonrojado. Lo beso con hambre, con ganas, con necesidad acumulada.
-Mhm…- se quejó Key cuando sintió la intromisión de un dedo en su entrada. Dolía, ardía, sentía como si lo estaban quemando. Hasta que se acostumbró a los movimientos circulares y comenzó a gemir más y más fuerte, pidiendo que siguiera adelante. – Agh… ah… - gemía en el oído del mayor, mientras sus dedos se enredaban en ese azabache cabello.
Clavó sus uñas en los omóplatos ajenos cuando otro dedo entró, moviéndose cual tijera en su interior.
Cuando el mayor dejó de oír los quejidos del menor, y en su lugar, solo se escucharon gemidos de placer, sacó sus dedos de la entrada del rubio, desvistiéndose por completo, mandando a volar lo que le quedaba de ropa, y con su mano derecha tomó su miembro, guiándolo hasta la entrada de Key. Lo vio curvarse por el dolor, su rostro se contrajo en una mueca de sufrimiento y su pecho se apretó por eso.
-Si-sigue. – ordenó el chico cuando lo vio preocupado. Le acarició el rostro y dejó un beso en sus labios, para seguir adelante. –Aggh. – gritó cuando su miembro se adentró por completo en su anatomía.
Se quedó quieto unos minutos, esperando la orden para continuar. No mentiría al decir que quería embestirlo fuerte y sentirlo moverse a la par suya, solo que era mas fuerte el deseo de que los dos disfrutasen el momento.
Kibum movió sus caderas, sintiendo aun más como la entrepierna de JongHyun se enterraba en él. Lo agarró fuerte de la espalda y se movió otra vez, y otra, y otra más. Hasta que el dolor desapareció.
El mayor se apoyó con su mano izquierda del colchón, tomando impulso para hacer las estocadas mas profundas. Se desquiciaba por completo y se perdía en su deseo al sentir como las paredes estrechas y calientes del menor lo apretaban.
Quería ir despacio. Esa era su intención, no quería lastimar al chico, pero al parecer, el menor no quería eso… y a decir verdad, él ya no podía contenerse.
Lo embistió con más fuerza, llegando mas profundo en el interior ajeno.
-Mmmh… Bummie~… - decía una y otra vez al enterrarse en el aludido. Había dejado de pensar por completo, solo podía sentir y disfrutar del momento.
-Ahh m-mas… mas rápido. – pedía sin pudor el menor, sintiendo como las gotas de sudor del mayor caían sobre su cuerpo. Y gritó descontrolado cuando el pelinegro tocó ese punto especial que le hacía perder la poca cordura que tenía. –Ah… Ahí… ahí. – le hizo saber al mayor, quien rápidamente volvió a golpear en el mismo lugar, haciéndolo jadear y gritar como condenado.
Siguió embistiendo desbocado, irracional. Sentía como las paredes del pelirrubio se contraían cada vez más, faltaba poco. Llevó su mano al miembro de Kibum que rebotaba entre sus abdómenes por las estocadas y lo masajeó de arriba abajo, frotándolo.
-Agh… si… - y apretó mas fuerte la carne cuando escuchó que al menor le gustaba lo que hacía. Con su mano libre tomó la cadera del chico y aferró sus dedos ahí, para embestirlo profundo, rápido, sin control.
El cuerpo de Key se contrajo de tal manera y se arqueó tan exquisitamente que terminó viniéndose en su interior caliente, dejando escurrir por sus piernas ese líquido espeso y blanquecino. Al mismo tiempo, sintió como algo tibio le manchaba el abdomen. Habían acabado los dos juntos.
Les tomó unos minutos recuperarse del orgasmo y regularizar sus respiraciones. Su cuerpo cayó desplomado sobre el del menor, podía sentir el sudor de ambos mojarlos, y el corazón de Kibum disparado, para luego volver a su ritmo habitual.
-Eso estuvo… genial. – confesó después de un prolongado silencio en el que solo se escuchaba la lluvia caer y sus respiraciones tranquilas.
Key sonrió abiertamente.
-También me gustó. – le escuchó decir, lo miró a los ojos y lo besó corto en los labios.
Luego de eso se hizo otro silencio.
-Bum. – lo llamó despacio, pensando que quizá ya se había dormido.
-¿Mhm? – exclamó el menor, haciéndole saber que lo había escuchado.
-Te amo. – dijo al fin, sintiéndose liviano.
-Jjong… yo también. – Y se sintió completamente realizado al escucharlo decir esas palabras. – Hace rato me preguntaste porque lo había dejado, ¿quieres saber por qué lo hice? – cuestionó con algo de pena y emoción mezcladas, removiéndose inquieto y nervioso. Sonrió al ver sus mejillas levemente sonrojadas.
-Sí quiero, dime. – respondió infantil, picándolo con su dedo índice en el brazo. El menor rio divertido, para luego mirarlo a los ojos y hablarle.
-Dejé a Minho porque… me enamoré de ti.
Le acarició el rostro y juntó sus labios. Perdiéndose de nueva cuenta en ellos. Embriagándose y adormeciéndose con su sabor. Tomó su cabeza y la apoyó en su pecho. Mañana seria un nuevo día y debían estar preparados para lo que vendría.
-Si iré mañana. – dijo Kibum con voz adormilada. – Aunque Min nos rete por hablar. – habló divertido, en clara alusión a la supervisora que siempre les llamaba la atención. Luego, enredó las manos en su cintura.
-Aunque esta vez no solo nos retara por conversar. – dijo pícaro. Escuchó una suave risilla del rubio y miró a través de la ventana. – Oh, ha parado de llover. – exclamó sorprendido. Pero no recibió ninguna respuesta, bajó un poco su vista y notó la respiración acompasada del menor. Se había dormido. Sonrió y besó su frente. – Buenas noches, KeyBummie. – dijo despacio. – Mi Bummie. – murmuró, acurrucándose en la tibieza del cuerpo del menor.
Autora:Edi [EME-·]
Genero:Yaoi
Pareja:JongKey
Notas:Leo el titulo y me hace acordar a esa canción de Maná, pero no tiene nada que ver xD Cuando escribí este One creo que ni siquiera había escuchado la canción todavía o.o Originalmente no era JongKey, pero lo edite porque si no es una couple brillosa para mi se pierde toda la emoción xD
Advertencia:Lemon
Entre aromas de lavanda, jabón y detergente.
No lo había pensado mucho, no realmente. Al menos eso recordaba. Quizá si lo hubiese hecho, hoy no estaría en ese lugar.
Tan solo una mirada bastó para decidirse a posar sus pies sobre ese suelo de blancas baldosas, solo un segundo en contacto con sus ojos para saber que ese era el lugar indicado.
El olor al suavizante se le colaba por las ventanas de las narices, disfrutaba de ese aroma de lavandas, adoraba esas flores; sobre todo en él.
Las sábanas casi grises buscaban su blancura perdida dando vueltas sin parar dentro de ese aparato, uno de los tantos que se extendían en ese extenso pasillo que formaba el lugar.
Los demás empleados iban y venían, entraban y salían por la puerta que decía "privado". Solo los que trabajan en el lugar podían ingresar a esa sala, que no contaba mas que con una mesa redonda y unas cuantas sillas predispuestas a su alrededor, con la infaltable maquina de café en una esquina.
Y él estaba ahí, observando todo aquello, siendo testigo de cada movimiento que sus compañeros y clientes realizaban.
Hoy no había ido.
Tal vez por la intensa lluvia que asolaba esa parte de la ciudad. O quizá porque se había enfermado repentinamente. En todo caso, él no lo sabía.
Pero pensaba que todo aquello, no era lo mismo sino estaba el ahí, consigo, divirtiéndolo con sus tonteras, haciéndolo reír a carcajadas hasta que la supervisora llegaba retándolos y mandándolos a cumplir con sus responsabilidades.
Y no sabía porque estaba pensando en todo eso.
Quizá, por fin descubría esa razón que se negaba a hacerse notar, tal vez, porque ahora se daba cuenta de todo lo que significa él.
Puede que, se haya enamorado de ese chico vivaz, a veces infantil y risueño que era Kibum.
¿Quién sabe?
El aun no está seguro de tal cosa. Porque eso no se trata de pensar, sino de sentir.
Y ahora que lo piensa, tiene miedo...porque sabe que lo siente.
Ese día le habían llamado la atención unas cuantas veces, quizá cuatro o cinco, o hasta puede que más. Había perdido la cuenta. Solía ser despistado, o mas bien, el solía despistarlo. Y aun, cuando no contaba con esa excusa, había estado tan perdido consigo mismo que le molestaba.
Llegó a su casa agotado, ese día había recordado bastante, y había revivido hechos pasados para soportar ese aburrido y gris día sin el menor.
Porque sus días eran así cuando él no estaba a su lado. No importaba como estaba el tiempo, eso poco tenía que ver, y esa lluvia que ahora caía con más intensidad golpeando el cristal de su ventana, no influía demasiado en su estado de ánimo, solo lo hundía un poco más debajo de las cobijas. Pero no era por eso que se sentía vacío.
-Hey - dijo a modo de saludo, se sentía algo incómodo y nervioso, pero al fin se decidió a marcar el número de su amigo, los dedos de su mano picaban de tal manera que la única solución que encontró fue apretar esos números de la línea telefónica de quien tenía ahora del otro lado del tubo.
-Hey. – respondió Kibum, se le oía algo apagado, casi tanto como la luz de su habitación.
-Hoy no fuiste a la lavandería. ¿Pasó algo? - estaba preocupado, y su tono de voz lo delataba, pero eso no era algo que le importase realmente, solo quería saber como estaba el otro. No sonaba enfermo... sino triste; y eso era, aun peor. Su pecho se encogió un poco.
-N-nada.... - dijo entre titubeos, sus ojos se cerraron un poco, y se sintió algo tonto cuando cayó en cuenta de que el otro no podía verlo. Se pegó mentalmente.
-¿Seguro? - cuestionó inquisidor. De verdad le preocupaba. -Key, sabes que puedes confiar en mí. - sus palabras eran tan sinceras que sus mejillas se sonrojaron un tanto. Un jadeo se escuchó del otro lado, como si la respiración le fallara. - No estás bien, lo sé, solo con escuchar tu voz lo puedo asegurar. – argumentó confiado. El menor contenía la respiración, quizá para aguantar un poco y no llorar.
Y con cada segundo que pasaba, su preocupación y angustia crecían más.
-JongHyun... - lo llamó el otro, quizá para decirle el porque de su angustia, el esperaba ansioso, jugando con el cable acaracolado del teléfono, escuchando con atención la respiración del chico. Estaba tardando en hablar, iba a decir algo, cuando el otro por fin moduló. - Yo... - hizo una pausa, parecía pensar muy bien cada palabra. Podía imaginarse su expresión. Quiso sonreír. - Yo... estoy bien. - concluyó, intentando sonar seguro, firme. Pero sabía que le mentía, tal vez para que no se preocupara. - De verdad, solo es un resfriado. - comunicó tranquilo, y juró que estaba sonriendo levemente, eso hacía cada vez que lo quería convencer de algo. Solo que ahora, él no podía verlo, y esa sonrisa no le convenció en lo más mínimo. -Debo colgar. - le hizo saber.
-¿Irás mañana? - preguntó apurado, antes de que el menor cortara la llamada. Silencio.
-No iré. - escuchó decir. - Nos vemos, gracias por llamarme. - y con eso, se escuchó el sonido que le anunció que ya estaba solo en la línea.
Con parsimonia colgó el aparato. Algo no estaba bien. Y el no podía quedarse con la duda.
Kibum era tan responsable que no faltaría a un día de trabajo solo por un resfriado, el dinero le hacia tanta falta como a él. También era tan transparente que sabía que algo le ocultaba. Sino lo conociese tan bien, se hubiese quedado tranquilo y ahora estaría acurrucado entre sus tibias cobijas, solo que, el lo conocía a la perfección; tanto como para saber que esa congestión que tenia no era por una gripe, sino por haber estado llorando.
Se asustó un poco al pensarse un psicópata por saber tanto de alguien más.
Se abrigó lo suficiente como para no enfermarse, no podía darse el lujo de amanecer en cama y perder un día de trabajo, ¿quien pagaría el alquiler de su pequeño departamento?
Agarró el paraguas que estaba colgado a un lado de la entrada y salió a la calle.
El asfalto estaba completamente abnegado, algunos autos llegaban por esas calles para luego darse la vuelta y tomar otro camino. Estaba lloviendo demasiado.
Con algo de dificultad controlaba el objeto entre sus manos ya que el viento que soplaba era bastante fuerte, tanto que terminó rompiendo una parte de su paraguas negro. Pero de nada había servido el traerlo consigo, ya que el viento se encargaba de empaparlo con el agua que arrastraba. Aun en esas condiciones siguió adelante.
Sus zapatos parecían dos canoas en las que sus pies chapoteaban congelados. Ya no los sentía. Su cabello se escurría, haciéndolo estremecer cada vez que una gota de agua se colaba por su cuello. Sus manos estaban rojas, heladas, tiesas; y su nariz estaba hecha un cubo de hielo rojizo, seguramente, y de ella escurrían gotas, y no solo de lluvia.
Kibum no vivía a más de quince cuadras de su departamento, pero el camino se le hizo tan largo y tedioso que sonrió satisfecho cuando se encontró a los pies de ese pequeño edificio.
Corrió la manga de su abrigo negro, empapado totalmente, y clavó los ojos en su reloj de puño. Las 22: 08 pm.
Era algo tarde para una visita, pero sabia que su amigo era de dormirse tarde, aun cuando al otro día debía de madrugar.
Cerró el paraguas, completamente destrozado a estas alturas, y lo dejó tirado en la entrada del lugar. Se sacudió un poco tratando de escurrir el agua y no transformar el hall del edificio en un pequeño charco.
El lugar era humilde, tranquilo, silencioso, solo el agua se oía caer de alguna que otra gotera. Se asemejaba bastante al edificio donde vivía.
Subió las escaleras que se encontraban de frente a la entrada, hacia la derecha, y llegó al primer piso. Volvió a subir otros cuantos escalones y se sintió nervioso y ansioso cuando sus pies lo llevaron al segundo. Donde vivía el menor. Había cuatro departamentos en esa parte.
Caminó unos pasos, oyendo con completa atención el chapoteo de sus pies como la cosa más interesante del mundo.
Solo esperaba que su amigo no se tomara a mal su visita.
¿Estaba siendo entrometido, indiscreto? ¿Lo vería como a un metiche?
Solo estaba preocupado, solo quería saber que lo angustiaba.
Sus pasos cesaron cuando se encontró de frente a esa puerta que indicaba que era el número 7.
Se preguntó si estaría dormido, no oía ningún indicio de que estuviese despierto viendo esos programas de variedad que tanto le gustaban. ¿Y si era verdad que solo era un resfriado? ¿Que pasaba si quedaba como un lunático perseguido que solo pensaba en que le ocultaban cosas?
Pero no.
El lo conocía bien, demasiado. Y algo no encajaba en esa supuesta gripe.
Despabilando su cabeza de todas esas repentinas dudas tocó a la puerta. Despacio. Solo un golpe.
Y se sorprendió cuando el pedazo de madera se abrió. Lo vio. Algo despeinado, adormilado, pálido, con contusiones pequeñas en el rostro. Kibum se sorprendió tanto que sus orbes oscuros parecían querer salírsele.
-¿Que- que haces aquí? - le escuchó preguntar. Pero el solo seguía perdido en su rostro. Eso no era un resfriado. De repente se sintió enojado, furioso, colérico, tan pero tan fuera de sí que quiso golpear a alguien.
Y en ese momento, supo porque Key dijo ese ‘no iré’. No quería que lo viese en ese estado.
No respondió, en su lugar lo apretó tan fuerte contra su pecho que hasta podía haberle hecho daño. Suavizó el agarre. Con su cuerpo empujó al de su amigo dentro del departamento. Las luces estaban apagadas y solo la luz emitida por la televisión los alumbraba un poco, eso y los relámpagos del cielo que parecía querer partirse por la mitad.
No le importó el estar mojado, empapado; solo lo abrazó, jugando con sus cabellos, sintiendo su calor, perdiéndose en el hueco que formaba su cuello. Lo escuchó llorar. Y supo que era así cuando apretó fuerte de su abrigo hecho agua.
Estuvieron así por unos minutos, hasta que el menor se tranquilizó. Luego de eso se dedicó a cuidar los golpes que tenia, y se sorprendió aun mas cuando el chico subió su camisa, dejando su torso al desnudo, dejándolo que cuide de esos otros moretones que se esparcían por su pecho y abdomen. Quería matar a ese sujeto. Porque no hizo falta escuchar su nombre, nadie más podría haberlo hecho tal cosa.
-Terminé con él. -dijo después de un rato de silencio el menor, dando luego un sorbo a su té humeante. Despegó la vista de la tasa y lo miró. - Por eso no me molesta, porque, se que no habrá una próxima vez. - sonrió débilmente, y se sintió fatal de verlo así. Ese tipo no se lo merecía, y aunque ahora ya no había nada entre ellos, ya había ocasionado tanto daño y dolor que no sabia si podría repararlo de algún modo.
-¿Por que lo hiciste? - cuestionó intrigado, muchas veces había visto a su amigo con golpes, y nunca le daba una explicación por ellos, tampoco es como si él era alguien para exigir alguna, solo que le resultaba algo increíble que después de tanto tiempo, Kibum hubiese tenido el valor de acabar con esa 'relación'.
-No lo se. - respondió suspirando. - Solo que, quizá me cansé de tanta mierda. - dijo dando otro sorbo a su bebida. -¡Dios! - gritó de golpe, ocasionándole un pequeño salto por el susto. - Estás todo mojado. - sonrió por la expresión de su amigo. - Te daré algo de ropa seca. - lo vio encaminarse hacia su closet y sacar un pijama. - Ten. - exclamó al acercarle la ropa. Extendió su mano hacia la del otro, y un hormigueo exquisito y al que podría acostumbrarse fácilmente, le recorrió todo el cuerpo cuando sus dedos rozaron las manos tibias del menor. Era algo tan simple como especial. Se paró con una lentitud que lo torturaba, pero no podía ir mas rápido aunque lo quisiera, su mente y cuerpo parecían desconectados, dos piezas completamente indiferentes entre sí. Quedó a escasa distancia del rostro del menor, observándolo en detalle: sus cejas perfectamente dibujadas, sus ojos algo pequeños e hinchados, su nariz respingada, esa que arrugaba cada vez que se enojaba, y sus labios… se detuvo unos instantes en esos hermosos, rosados y más que apetecibles labios color fresa. ¿Sería así de delicioso? ¿Cómo una fresa? Apostaba su vida a que eran aun más exquisitos y adictivos.
Estaban tan cerca que el aliento tibio de Kibum chocaba contra su rostro, haciéndolo pensar en cosas indebidas, haciéndolo querer actuar por instinto, como un animal sin razón.
Y él seguía ahí, parado de frente, observándolo, analizándolo, así de igual que él lo hacía.
Pero no podía.
El no estaba bien, y no iba a aprovecharse de su amigo… por mucho que quisiera.
Carraspeó la garganta y cortó con ese contacto que mantenían sus ojos con los del castaño; unos ojos que lo atraían como imán al hierro. Ese poder tenía su amigo en él.
Se volvió y se dirigió al pequeño baño para desvestirse y ponerse la muda de ropa seca. Estaba acalorado, a pesar de que segundos antes se moría de frío. Con solo tenerlo así de cerca, su respiración se aceleraba, su pulso se disparaba por las nubes y su corazón martillaba aun más fuerte que esos truenos lo hacían ahora en el cielo.
Si con tan poco se ponía de ese modo… ¿Qué se sentiría besarlo? Posar sus labios contra los suyos, presionarlos y degustarlos a su antojo. Abrazarlo directamente, sin telas de por medio, sentir su calor embriagándolo y haciéndolo adormecer sus preocupaciones.
Y dejó de imaginar esas cuestiones cuando una mano tibia y suave se posó sobre sus hombros, facilitándole la tarea de desvestirse. Cerró los ojos disfrutando de las caricias que esa mano dejaba por su torso húmedo. Sintió como la cabeza del chico se posaba en su cuello, como su cabello suave como la seda le hacía cosquillas. Sonrió tranquilo, feliz. Porque sabia que no solo era su mente jugándole una mala pasada.
Gimió quedito cuando los dedos de Key apretaron una de sus tetillas, se tensó por completo. Luego, la otra mano del chico entró en escena, jugando con ese otro botón rosado, apresándolo y acariciándolo casi con devoción. Su respiración irregular lo delataba, y sus jadeos comenzaron a hacerse notar. Su pecho subía y bajaba algo apresurado, la adrenalina lo invadía, y esas dos manos recorriendo cada extensión de piel lo enloquecían cada vez más.
Viró su cuerpo, observando el rostro sonrojado del menor, acarició con la yema de los dedos sus mejillas, corrió unos mechones de cabello y los dejó detrás de su oreja. Jamás se cansaría de sentirlo así. Lo vio cerrar los ojos y sonreír ante sus caricias.
Tantas veces lo había acariciado, abrazado, tantas excusas tontas había buscado para hacerlo, aunque la mayoría de las veces solo lo hacia sin motivo mas que por quererlo sentir mas cerca suyo. Pero, definitivamente, esta vez era diferente. Cargado de mucho mas significado y valor, porque fue Kibum quien buscó su calor y sus atenciones. Inclinó su cabeza y se acercó a sus labios, viéndolos fijamente. Acomodó mejor sus manos a ambos costados de la cabeza del rubio, y rozó con sus labios los del menor. Muy superficialmente, como si estuviese tanteando en un terreno peligroso. Abrió su boca ligeramente para volver a acercarse a aquellos labios, volviéndolos a rozar, sintiendo como el otro expulsaba aire con dificultad. Respirar se les hacia muy difícil.
Estiró su labio inferior hasta atrapar con él la boca del chico, presionó sobre el, y luego capturó el superior. Masajeó suavemente, despacio, con paciencia infinita. Era deliciosa, exquisita, una droga completa y absoluta. El sabor de una fresa no se le podía comparar.
Fue lento hasta que sintió como el otro respondía a sus besos, llevando su mano hasta su cuello y acercándolo más para profundizar el contacto. Sus cuerpos se acercaron y se rozaron con algo parecido al descaro. Apretó un poco más fuerte sus manos en el rostro del menor y llevó el beso a otro nivel, delineando con su lengua la boca de Kibum. Durante segundos que le parecieron eternos y perfectos, recorrió la cavidad húmeda y tibia del otro, sacándole la respiración, ahogando en su boca los suspiros cada vez más audibles del pelirrubio.
Lo tomó de la cintura y lo pegó a la pared del pequeño baño, chocando con la alfombra, sacándole risas a los dos por la torpeza que les ocasionaba el apuro y las ganas de ser uno.
El menor llevó una pierna a su cadera, presionando en su entrepierna, haciéndolo gemir aun en el beso. El se removió inquieto, buscando más contacto, más cercanía, aunque pareciera imposible. Y esta vez fue el otro quien gimió y jadeó desquiciado.
Sus cabezas iban de un lado al otro, explorando en la cavidad ajena, sus manos se movían deseosas en el cuerpo impropio.
Sentía como algo en su pecho se quemaba, como su corazón bombeaba sangre a una velocidad impresionante, sentía como quería más de Kibum.
Desesperado tomó la otra pierna del chico y la dejó a un costado de su cadera, cargando con su peso.
Simuló una embestida sacándole un gutural gemido al menor. Su cuerpo rebotaba contra el de su amigo, la fricción era tan deliciosa que sentía que con solo eso se podía venir ahí mismo.
Pero quería mas, quería todo del otro.
Rompió el beso húmedo que compartían, dejando un hilo fino de saliva como única conexión.
-Jjong~. – sonrió de lado, complacido por ese gemido. Contento por escuchar eso. Sus labios devoraban el cuello blanco del rubio, lo besaban, succionaban, apretaban y mordían suavemente. Su boca no paró un segundo, sintiéndose en la obligación de saborear cada rincón del cuerpo ajeno; se paseó hambrienta y traviesa por su cuello, mandíbula, barbilla, oído, y se entretuvo bastante con su lóbulo derecho, descubriendo que el cuerpo junto al suyo se tensaba demás cuando su lengua se divertía en ese punto.
Como pudo se separó un poco y le quitó la parte superior del pijama que llevaba, aventándolo en alguna parte del baño, la bañera quizás.
Key dio un pequeño saltito y se estremeció al sentir el frio de la pared dándole de lleno en la espalda.
-A mi cama. – espetó con dificultad. Procesó la información unos segundos, y luego lo aferró más fuerte a sí mismo, cargándolo para salir de ese pequeño cuarto que era el baño.
Con demasiado cariño y un cuidado extremo lo recostó sobre la cama revuelta, observándolo de pies a cabeza. Era hermoso. Todo de él lo hacia temblar, lo hacia sentir tan poca cosa y a la vez, la persona mas afortunada por tenerlo así para él.
-¿Qué pasa? – cuestionó nervioso y avergonzado Kibum, sintiendo como esos ojos parecían querer atravesarlo.
-Que eres hermoso, solo eso. – respondió con sinceridad. Se acercó hasta él y se agachó un poco, dejando a sus rostros a una muy corta distancia. –Bummie, no quiero perderte mañana. – confesó con temor, pensando en esa espantosa posibilidad de que al día siguiente, todo eso desaparecería, y ya ni su amistad tendría.
-No lo harás. – dijo tomándolo del cuello y acercándolo hasta casi rozar sus labios. – Mañana será aun mejor que hoy. – sonrió para después besarlo.
Y solo eso bastó para que todos sus temores e inseguridades se esfumaran en un chasquido.
El beso se hizo más demandante, sacándoles la respiración por momentos. Se colocó sobre el cuerpo de menor y mientras su boca se paseaba por el rostro del chico, sus manos acariciaban con amor absoluto el cuerpo del rubio, ocasionando que emitiera sonidos de placer que se perdían contra su propio rostro.
Sus torsos desnudos se refregaban entre sí, haciéndoles sentir el calor ajeno, provocando querer más, desear otro tanto.
Su mano se dirigió al pantalón de Key, quedándose ahí por unos segundos, jugando con el elástico. Sonriendo por la travesura.
Exhalaba e inspiraba de forma violenta, los besos, las caricias, la adrenalina y emoción del momento le estaban haciendo olvidar la tarea de capturar un poco de oxígeno. Y la boca del menor no le hacia la tarea mas sencilla, no cuando su lengua se escabullía por su cavidad y zigzagueaba en ella sin control alguno.
En un acto guiado por puro instinto le sacó los pantalones, y consigo la ropa interior; dejándolo completamente desnudo. Era aun más hermoso. Jamás dejaría de sorprenderlo.
Sus gruesos, rojos y húmedos labios recorrieron hambrientos el cuerpo del chico, empezando por el cuello, siguiendo con el pecho donde se permitió dibujar con la punta de su lengua dibujos amorfos alrededor de esos dos duros y rosados botones del Kim menor, teniendo extremo cuidado en sus golpes, acariciándolos con amor. Su sabor era tan delicioso que sentía que jamás se cansaría de degustarlo.
Con su boca bajó un poco más, llegando a su entrepierna, pasando de largo, a pesar de la queja del de piel nívea. Sonrió con lascivia y acarició con sus manos los costados de los muslos del chico. Su cabeza subía y bajaba, y en uno de esos movimientos, rozó el miembro ya despierto del que tenía debajo, haciéndolo curvar la espalda levemente y gemir pidiendo más.
Algo en sus propios pantalones ya apretaba demasiado y le empezaba a doler, reclamando por algo de atención.
De forma rápida y súbita tomó entre sus manos la entrepierna ajena y la masajeó frenéticamente.
-Ahh… ahh J-Jjong. – gemía ya sin control Kibum. Desde abajo lo vio retorcerse de placer y mover la cabeza de manera alocada. Su temperatura corporal subió unos grados más. Con sus dedos apretaba el pedazo de carne caliente y húmeda, haciendo gritar al chico, quien apretaba las sábanas de forma despiadada. Al verlo así de dispuesto a todo, su miembro se endureció más. Y pensaba cuánto iba a soportar sin estar dentro de él.
Con la intención de hacerlo disfrutar mas, engulló la mitad de esa palpitante carne. De golpe, sorprendiendo al menor. Quien sin vergüenza soltó un grito tremendo, uno que se combinó con el relámpago que ahora los iluminaba.
El menor se apoyó de sus antebrazos, observando como el otro lo saboreaba, como paseaba su lengua con total descaro para después enrollarla en su miembro y capturarlo con sus gruesos labios.
JongHyun sintió las manos del menor en sus cabellos, indicándole el ritmo que debía seguir. Abrió su cavidad un poco más y engulló todo lo que pudo. Sintiendo entre sus labios el líquido pre-seminal mezclándose con su saliva. Liberó la entrepierna ajena y subió hasta la altura de su rostro sonrojado. Lo beso con hambre, con ganas, con necesidad acumulada.
-Mhm…- se quejó Key cuando sintió la intromisión de un dedo en su entrada. Dolía, ardía, sentía como si lo estaban quemando. Hasta que se acostumbró a los movimientos circulares y comenzó a gemir más y más fuerte, pidiendo que siguiera adelante. – Agh… ah… - gemía en el oído del mayor, mientras sus dedos se enredaban en ese azabache cabello.
Clavó sus uñas en los omóplatos ajenos cuando otro dedo entró, moviéndose cual tijera en su interior.
Cuando el mayor dejó de oír los quejidos del menor, y en su lugar, solo se escucharon gemidos de placer, sacó sus dedos de la entrada del rubio, desvistiéndose por completo, mandando a volar lo que le quedaba de ropa, y con su mano derecha tomó su miembro, guiándolo hasta la entrada de Key. Lo vio curvarse por el dolor, su rostro se contrajo en una mueca de sufrimiento y su pecho se apretó por eso.
-Si-sigue. – ordenó el chico cuando lo vio preocupado. Le acarició el rostro y dejó un beso en sus labios, para seguir adelante. –Aggh. – gritó cuando su miembro se adentró por completo en su anatomía.
Se quedó quieto unos minutos, esperando la orden para continuar. No mentiría al decir que quería embestirlo fuerte y sentirlo moverse a la par suya, solo que era mas fuerte el deseo de que los dos disfrutasen el momento.
Kibum movió sus caderas, sintiendo aun más como la entrepierna de JongHyun se enterraba en él. Lo agarró fuerte de la espalda y se movió otra vez, y otra, y otra más. Hasta que el dolor desapareció.
El mayor se apoyó con su mano izquierda del colchón, tomando impulso para hacer las estocadas mas profundas. Se desquiciaba por completo y se perdía en su deseo al sentir como las paredes estrechas y calientes del menor lo apretaban.
Quería ir despacio. Esa era su intención, no quería lastimar al chico, pero al parecer, el menor no quería eso… y a decir verdad, él ya no podía contenerse.
Lo embistió con más fuerza, llegando mas profundo en el interior ajeno.
-Mmmh… Bummie~… - decía una y otra vez al enterrarse en el aludido. Había dejado de pensar por completo, solo podía sentir y disfrutar del momento.
-Ahh m-mas… mas rápido. – pedía sin pudor el menor, sintiendo como las gotas de sudor del mayor caían sobre su cuerpo. Y gritó descontrolado cuando el pelinegro tocó ese punto especial que le hacía perder la poca cordura que tenía. –Ah… Ahí… ahí. – le hizo saber al mayor, quien rápidamente volvió a golpear en el mismo lugar, haciéndolo jadear y gritar como condenado.
Siguió embistiendo desbocado, irracional. Sentía como las paredes del pelirrubio se contraían cada vez más, faltaba poco. Llevó su mano al miembro de Kibum que rebotaba entre sus abdómenes por las estocadas y lo masajeó de arriba abajo, frotándolo.
-Agh… si… - y apretó mas fuerte la carne cuando escuchó que al menor le gustaba lo que hacía. Con su mano libre tomó la cadera del chico y aferró sus dedos ahí, para embestirlo profundo, rápido, sin control.
El cuerpo de Key se contrajo de tal manera y se arqueó tan exquisitamente que terminó viniéndose en su interior caliente, dejando escurrir por sus piernas ese líquido espeso y blanquecino. Al mismo tiempo, sintió como algo tibio le manchaba el abdomen. Habían acabado los dos juntos.
Les tomó unos minutos recuperarse del orgasmo y regularizar sus respiraciones. Su cuerpo cayó desplomado sobre el del menor, podía sentir el sudor de ambos mojarlos, y el corazón de Kibum disparado, para luego volver a su ritmo habitual.
-Eso estuvo… genial. – confesó después de un prolongado silencio en el que solo se escuchaba la lluvia caer y sus respiraciones tranquilas.
Key sonrió abiertamente.
-También me gustó. – le escuchó decir, lo miró a los ojos y lo besó corto en los labios.
Luego de eso se hizo otro silencio.
-Bum. – lo llamó despacio, pensando que quizá ya se había dormido.
-¿Mhm? – exclamó el menor, haciéndole saber que lo había escuchado.
-Te amo. – dijo al fin, sintiéndose liviano.
-Jjong… yo también. – Y se sintió completamente realizado al escucharlo decir esas palabras. – Hace rato me preguntaste porque lo había dejado, ¿quieres saber por qué lo hice? – cuestionó con algo de pena y emoción mezcladas, removiéndose inquieto y nervioso. Sonrió al ver sus mejillas levemente sonrojadas.
-Sí quiero, dime. – respondió infantil, picándolo con su dedo índice en el brazo. El menor rio divertido, para luego mirarlo a los ojos y hablarle.
-Dejé a Minho porque… me enamoré de ti.
Le acarició el rostro y juntó sus labios. Perdiéndose de nueva cuenta en ellos. Embriagándose y adormeciéndose con su sabor. Tomó su cabeza y la apoyó en su pecho. Mañana seria un nuevo día y debían estar preparados para lo que vendría.
-Si iré mañana. – dijo Kibum con voz adormilada. – Aunque Min nos rete por hablar. – habló divertido, en clara alusión a la supervisora que siempre les llamaba la atención. Luego, enredó las manos en su cintura.
-Aunque esta vez no solo nos retara por conversar. – dijo pícaro. Escuchó una suave risilla del rubio y miró a través de la ventana. – Oh, ha parado de llover. – exclamó sorprendido. Pero no recibió ninguna respuesta, bajó un poco su vista y notó la respiración acompasada del menor. Se había dormido. Sonrió y besó su frente. – Buenas noches, KeyBummie. – dijo despacio. – Mi Bummie. – murmuró, acurrucándose en la tibieza del cuerpo del menor.
EME-·
Evil Taemin 8D
75
Re: Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
ohh dios pobre kibum, tuvo que terminar con minho porque no lo queria y encima este que me los golpea!
ahhh pero llego puppy jong al rescate xD ohh dios imaginarme a jong mojado *¬* la diva se gano! :D
me gusto mucho el shot, estuvo todo romanticon y con el porcentaje justo de lemon!
cuidate bye bye
Última edición por Nina_Lee el Jue Feb 16, 2012 6:04 pm, editado 1 vez
Nina_Lee
♥Taemin♥
1597
Re: Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
Tu fiel lectora Jongkey pasandose a editar su post(?) ...
xD [si te leo en amor yaoi ^^Uu]
Lo ame ;________; ... fue hermoso lleno de amor, cursileria y lemon *¬*... xD
me senti muy mal al leer que kibum fue golpeado no me imaginaba nada como eso realmente fue una sorpresa...
tuve que gritar el quien se atreveria a golpear ese rostro tan perfecto?? <.< ...
y cuando pusiste kien fue solo pense ... "Eme acaso kieres que odie mas el minkey de lo que ya lo hago?" jajaj sii xD como amo el Jongkey con locura ... el minkey no pasa por mi mente xDD ... y dkasjds la declaracion de amor bellisima
ya bueno te dejo de aburrir con mi mega comentario ...
te sigo leyendo ~
:MUA:
Última edición por TsukiLov el Miér Feb 15, 2012 7:50 pm, editado 1 vez
Re: Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
Lo amé ♥
Jong desesperado corriendo bajo la lluvia *w*, ese es amor ♥, me encantooo, de verdad que estuvo todo tan genial, menos el hecho de que le pegaran a Key ¬¬, lo bueno es que yo se que con Jong todo será amor ♥, es que el JongKey es tan hermoso (ya no pongo corazones, llenare todo mi comentario con ellos x_x)
Al final los dos se amaban
-Aunque esta vez no solo nos retara por conversar.
ese Jjong pícaro xd
Ya lo he dicho muchas veces, pero... me encanto ♥
Última edición por Yakumo el Jue Feb 16, 2012 7:22 pm, editado 1 vez
Yakumo
Jonghyun
527
Re: Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
omg ASKJKAJSKAJSKAJKAJK Minho le pegaba a Key? WTFFFFFFFFFF D:
gosh~ puedo decir que este es uno de los lemons que más he amado en mi vida (??) ;O;
es que todo fue tan tierno, tan sexy, tan.. tan TODO T_____T <3
hasta hizo que la piel se me ponga de gallina (??) haha TwT
los lemons jongkey para mi lo son todo ;w; y este alegro mi día de san valentín 8'D
estubo HERMOSO! me fascinó! lo amé con locura desenfrenada! la historia y todo ;________;
sigue escribiendo así.. me volví tu fan ;OO; <3 -se va rodando-
gosh~ puedo decir que este es uno de los lemons que más he amado en mi vida (??) ;O;
es que todo fue tan tierno, tan sexy, tan.. tan TODO T_____T <3
hasta hizo que la piel se me ponga de gallina (??) haha TwT
los lemons jongkey para mi lo son todo ;w; y este alegro mi día de san valentín 8'D
estubo HERMOSO! me fascinó! lo amé con locura desenfrenada! la historia y todo ;________;
sigue escribiendo así.. me volví tu fan ;OO; <3 -se va rodando-
Kimmy~
Kim Jonghyun
99
Re: Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
Aww, Edi, no me ayudas con el Minkey xDD Dichoso Choi =__= si es que el Jongkey es más bonito que nada~ -turú- xD
Siempre digo lo mismo en tus fics -soy una pesada ;__;- pero me encantó, aww *-* Key tuvo que dejar antes y Minho e irse con Jonghyun, jolines, que mientras Minho le pegaba Jong estaba todo preocupadito >__< aunque el lemon bien lo soluciona todo, jaja, haces los lemons más... no sé que adjetivo usar para no parecer una pervertida xD Haces los lemons que más me gustan, punto xD
Feliz de leerte, chao *-*
Siempre digo lo mismo en tus fics -soy una pesada ;__;- pero me encantó, aww *-* Key tuvo que dejar antes y Minho e irse con Jonghyun, jolines, que mientras Minho le pegaba Jong estaba todo preocupadito >__< aunque el lemon bien lo soluciona todo, jaja, haces los lemons más... no sé que adjetivo usar para no parecer una pervertida xD Haces los lemons que más me gustan, punto xD
Feliz de leerte, chao *-*
Wina
Jonghyun
695
Re: Entre aromas de lavanda, jabón y detergente [JongKey]
Waaa.... HERMOSO....
Minho malo porque maltratas a Bunnie..... Me encanta el JongKey estan en mi top 2 de couples favoritas....
Me fascino la historia muy linda.....
Minho malo porque maltratas a Bunnie..... Me encanta el JongKey estan en mi top 2 de couples favoritas....
Me fascino la historia muy linda.....
emodarkbaby99
Key
206
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