“Las cosas suceden por algo” le dijo su abuela antes de entregarle en brazos a su pequeña hija que aquellos entonces estaría por su cuarto o quinto sueño. El hombre de apariencia juvenil sonrío agradecido mientras arrullaba con una canción de cuna a la, de por sí, dormida jovencita, tomo el metro subterráneo que lo llevaría a su hogar a la misma hora que todos los días, una donde apenas cinco personas cansadas o en su defecto dormidas le hacían compañía. “es una hermosa niña” “Eres muy joven para ser padre” sonrió ante los mismos comentarios.

Kim Jonghyun de 27 años de edad, podía decir que su vida era perfecta. Tenía un buen trabajo como editor de una importante revista adolecente, vivía acomodadamente en un departamento que había comprado no hace mucho tiempo, vivía con su pequeña hija Gwiboon de casi 9 años de edad. El trabajaba el turno vespertino, por lo que su adorada abuela le cuidaba a su hija hasta su salida del trabajo, que sería aproximadamente a las 9:00pm.

-Papá ¿ya llegamos?- despertó en medio de su sueño mirando por la ventanilla del triste vagón de pasajeros, la pequeña pudo divisar el hospital central de la ciudad y volvió a los brazos de papá maximizando su calor- falta poco- se dijo a si misma mientras sonreía abrazada al pecho de su padre,- ahora no te sentí entrar, creo que cada día me hago más holgazana.

-Jajaja- rio el abrazándola con cariño- claro que no amor, solo estabas cansada de tanto estudiar. No por nada eres la mejor de la clase- beso su frente y ella sonrío- ha ojala Kibum fuera así- la niña negó igual de decepcionada, su hermano era una cara completamente diferente de la moneda.

-Me alegro haber salido tan inteligente y hermosa como tu papito- dijo ella melosamente mientras se ponía de pie alentada por su padre, habían llegado a su destino. Caminaron por no más de cinco minutos cuando la pequeña Gwiboon torció el rostro al identificar a una persona por más molesta. La vecina del lado derecho, ah como odiaba a esa mujer; esta se aproximo como, al parecer de la niña, un gato espinado hasta su papa colgándose de su brazo, pegándole a ella ligeramente en las piernas con esa gran bolsa de cuero negra.

-Jonghyun oppa ¿Cómo te fue en el trabajo? ¿Comiste bien? Oh estaba tan preocupada por ti, te quería llevar un pequeño paquete de comida pero no sé cómo llegar a tu trabajo, ni siquiera me has dicho por donde se encuentran, y yo quiero cuidar de ti y de la pequeña niña que tienes por hija.

-Lo siento So Min – dijo el apartando sus delgados brazos- estoy muy cansado ahora para atenderte, por favor ven mañana, agradezco tu preocupación pero por eso creo que mereces más interés de mi parte, cosa que no te daré si me quedo hoy─ Ella se alejo de ambas personas y sonrío torcidamente, se veía molesta pero a ninguno de los otros les importaba realmente. El padre tomo la mano de su hija y camino dentro de su departamento, cerrando la puerta en la cara de la mujer que solo gruño molesta y se retiro.

-La odio.

-Gwiboon- le reprendió el hombre pero la niña no se retracto de sus palabras- So Min solo se preocupa por nosotros, no entiendo porque tanto odio de tu parte.

-Es una resbalosa, ella quiere que seas su novio y casarse contigo- respondió ella cruzándose de brazos- pero ni pienses en hacerle caso que yo misma me encargo de separarlos.- camino a la cocina sirviéndose un vaso con leche, lo bebió con tanta furia que no reparo en la caducidad del comestible lácteo- Wuaj que asco… esta agria- sostuvo su garganta antes de correr al baño a vomitar, el padre era un simple y divertido espectador de todo el Show que su pequeña hacia.

-Gwiboon-shii- se acerco al escuchar todo en silencio.

-Ni me hables- salió ella en pijamas y desapareció en su habitación- traidor.- las luces se apagaron y no hubo más ruido. El hombre suspiro profundamente y sonrío cansado, cuando la niña se ponía en su pose de diva no había nadie que le bajara los humos. Camino hasta su computadora portátil y se sentó, aun debía trabajar en la edición de las nuevas columnas de la revista.

- Sera una noche muy larga.- sentencio en su monologo y se dispuso a trabajar.

Kim Jonghyun se había enamorado perdidamente de una mujer hacia más de 11 años, su relación de noviazgo duro cerca de 2 años y durante ese tiempo todo fue amor y dulzura. Una fría mañana de Enero la mujer llego como cada mañana a casa de su novio y le dijo que estaba esperando gemelos y que, obviamente, él era el padre. En aquellos andares Kim Jonghyun contaba solo con 18 años de edad, estaba a punto de concluir su preparatoria y vivía con sus abuelos maternos.



Flashback

Todo el embarazo de la mujer la pasaron juntos en la casa de él, eran felices o al menos eso pensaba el corazón joven e inexperto del muchacho; y así fue hasta el momento del parto, sostener a sus dos hijos en sus manos era lo más increíble que pudo haber sentido en toda su vida, ambos eran una clara imagen de su madre pero ella no estaba tan feliz como él.

- Que voy a hacer con dos hijos Jonghyun, ¿Cómo los criare yo sola?─ alegaba ella en su defensa

- Podemos casarnos y criarlos juntos- decía el buscando una solución factible, no quería darlos en adopción no ahora que los conocía y los había cargado en sus brazos.

-No quiero casarme, No quiero atar mi vida a un hombre a tan corta edad- reclamo ella ante la solución de su novio

-Eso debiste pensar antes- informó él con la mente ensombrecida, ¿Cómo podría ella decir eso ahora?

-Separémonos, yo cuidare de uno de mis hijos, y tú cuidaras al otro. Nos juntaremos en casa en verano o cada cuando sea necesario pero por favor no me ates a ti en contra de mi voluntad, se que criaremos bien a nuestros hijos, cada quien a su modo- ella lloraba, estaba tan confundida, amaba a Jonghyun como a ningún otro hombre en su vida pero aun no estaba lo suficientemente madura como para casarse.

-De acuerdo- se giro hacia los niños de nuevo- ¿puedo yo criar a mi hija?- ella asintió con una sonrisa triste en los labios, con las lagrimas derramándose como cascadas desde sus ojos color caramelo.- Cuídalo bien, que crezca como un hombre con principios.- Se giro y vio a quien creyó fue uno de los enfermeros que había ayudado a su novia en el parto y le entrego a la niña.

-Pueden ir a casa ahora mismo- dijo el hombre- ¿quiere que prepare a los bebes?- el muchacho asintió siguiéndolo, mientras sostenía en sus brazos a su pequeño hijo varón.

-Debes crecer bien y cuidar a tu mami- lo beso tan tiernamente que a las enfermeras se les derritió el corazón- lo siento, solo me despedía de él- dijo casi llorando, partiéndole el corazón al mujer a su lado.

-Son muy jóvenes para ser padres- dijo el hombre de edad avanzada sonriéndole al desorientado muchacho─ ¿han elegido un nombre para ellos dos?- pregunto refiriéndose a los pequeños linces como les llamo por la forma de sus ojos.

-Estuvimos una semana buscando los nombres para ellos, la niña será Gwiboon y el niño Kibum.

-Son nombres muy bellos, mi hija está embarazada también─ suspiro derrotado el hombre de canosa cabellera.- Tiene más o menos tu edad. No puedo congeniar con la idea de que a su corta edad sean padres, pero no hay nada que se pueda hacer.- el asintió recibiendo a su hija ya cambiada en sus manos- ten mucho cuidado con ella, no quiero que enferme. – Se giro hacia su bolso- si algo, que dios no quiera, llegara a pasar llámame, los atenderé enseguida.

-Gracias enfermero Lee.

-¿Enfermero?- grito él – no pase 12 años estudiando medicina para que un muchacho ingenuo me cambie la profesión, soy el Doctor Lee- rio él- yo cuidare a Kibum-shii hasta que su novia se levante de esa cama, valla con cuidado.

•~Flash back ~•





-Kibum – suspiro entre sueños ante su recuerdo, su hijo era un verdadero caso de mimosis aguda si es que esa enfermedad existía, estaba tan consentido que le daba miedo siquiera tratar con él. Lo veía cada mes durante un fin de semana, era lo que en niño quería. A comparación con su ex novia Jonghyun no tenía muchos lujos, era de una familia de clase media viviendo en la clase media, a cuenta suya corría mantener a su abuela que por tantos años había cuidado de él, y a su hija. Y a vistas de esto Kibum se sentía como un ave enjaulado en el pequeño departamento de su padre, donde según él compartían hasta el aire que respiraban; mas sin embargo amaba pasar tiempo con su familia.

- Papá, tengo miedo- escucho una vocecita dormilona enseguida suyo y miro el reloj.

-Gwiboon-ah son las dos y quince de la mañana ¿Qué haces despierta?─ se levanto del sillón donde se había quedado dormido. Y cogió a su hija en brazos, la oscuridad se ilumino de pronto en un morado chillante.- ¿Lluvia?- se acerco a la ventana de su sala y el cielo se ilumino de nuevo ante un relámpago, el pobre hombre pensó que moriría asfixiado entre los pequeños bracitos de su hija que se enredaron como una serpiente en su cuello-Tranquila, son solo relámpagos, no nos harán nada.

- Pero el cielo truena como si se fuera a despedazar sobre nosotros- susurro ella en el oído de su papa, su corazón latía con demasiada velocidad, en verdad temía a esos odiosos truenos, sentía como si fuera el regaño potente de alguien en el cielo.- Duerme conmigo papi, tengo mucho miedo.- el mayor sonrío se encamino hacia su habitación, recordó de pronto su portátil encendida y se giro para apagarla, mirando como protector de pantalla la foto de él y sus dos hijos sonrientes.

-Ya casi es tu cumpleaños – dijo ahora enfocando el rostro perfilado de sus hijos- es turno de pasar tu cumpleaños con mamá- la niña frunció el entrecejo molesta, realmente no le gustaba pasar días con su mama, al fin de cuentas siempre estaban solos ella y su hermano, que no paraba de contarle entusiasmado que había ido a quien sabe qué lugar.

-No quiero- se giro cruzando los brazos- mejor que venga Bumi aquí y no la pasamos juntos ¿Sí? A él le gusta jugar en el parque de atracciones podemos ir allí. Puedes pedir ese día en el trabajo y trabajar tu día libre, pero no me mandes con mamá.

-Ah… ya veremos ese día que pasa- apago su computadora y se fueron a dormir.



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El suave y fresco viento le despertó al hacer rosar la cortina con su nariz, toda la ciudad estaba inundada en 10 cm de agua, Gwiboon brincaba como conejo cerca de la ventana mientras le llamaba gritando para que viera a las personas enojadas.

-Jajaja Papá esta hermoso allí afuera─ aun brincaba mientras agitaba su mano llamándole a su lado- ah cierto, ya hice el almuerzo.─ camino a la cocina seguida por su padre. – hice pan tostado y mermelada de fresa que hiso la abuela.

-Gwiboon, deberías dejar de comer dulces.- la niña rio y saco la lengua.-ah hoy entras más temprano a la escuela ¿cierto? ─ ella asintió con una gran sonrisa- bueno, creo que hoy iremos a comprar cosas para la despensa antes de dejarte en la escuela, arréglate- la niña grito eufóricamente y se fue a bañar, la verdad era muy poco el tiempo que compartía con su papa y pasar juntos un poco más de tiempo le llenaba de ilusión.

- ¡LISTA!- se puso al lado de papa y juntos salieron a toda prisa, pasaron un tiempo comprando en el supermercado, pero se dio la hora en que el profesor cito a los alumnos- Hoy empiezan los exámenes de evaluación semestral, el profesor quiere que seamos el mejor grupo y por eso vamos a entrar más temprano.─ suspiro frustrada cuando diviso la entrada de su escuela.

-Harán un gran trabajo, le sonrió el muchacho antes de ponerse en cuclillas y besar su frente- Gwiboon-shii Fighting! -La niña rio y se encamino a donde el profesor la esperaba con un grupo de niños.

Cuando la perdió de vista se giro y comenzó a caminar hacia la casa de la abuela, una mujer de cabellos largos y negros amarrados en una alta cola de caballo paso corriendo por enfrente de él y se detuvo en seco.

- Disculpa- su voz era suave y hermosa, sus pequeños ojos se fijaron en el – Estoy buscando el hospital central ¿sabes tú donde se encuentra?- el rostro de la mujer expresaba una desesperación que no tenia nombre.

- Claro, esta como a tres o cuatro cuadras hacia arriba de la calle- apunto con su dedo la dirección y la mujer le sonrío.

- Muchas gracias- siguió corriendo en esa dirección perdiéndose de vista.

- No hay por qué darlas- sonrío embobado y comenzó a caminar rumbo a su destino, debía llevar la comida a su abuela. A mitad de camino le sorprendió la fría lluvia, no tuvo más remedio que salir corriendo, tratando de esquivar bajo toldos y techos amplios la torrencial precipitación.- Seguro que pescare un resfriado.

“No trates de vivir maduramente, disfruta la vida” Minho abrió los ojos con el primer rayo de sol por la mañana, se sentía ansioso, era nueve de diciembre, era su cumpleaños.

De un salto se levanto de la cama y se dirigió a la gaveta de los zapatos para calzarse unas sandalias de hule, camino a toda prisa por la casa buscando a su mamá, la encontró en el baño, dándole una ducha al pobre de Taemin.

-Oh ya despertaste- el niño asintió con una sonrisa- en la entrada hay un regalo de Jonghyun- no termino ni de decir la frase cuando el niño había volado, literalmente, al living de su casa, encontró un gran regalo, enorme diría el.

-¡¡MAMA!!- grito con el corazón a punto de explotarle- es un balón de futbol autografiado por David Beckham – Eunsook pensó que perdería a su hijo, moriría de un infarto.

-Bien- camino con Taemin envuelto en una toalla para bebe, de esas que tienen gorrito- le daremos las gracias a Beckham mas tarde- el niño frunció la mirada, su mama no sabía nada de futbol- báñate, iremos a Seúl.

-¿Qué?- grito dos octavas más altas- ¡Genial! ¿Iremos con el abuelo?- la mujer asintió, riendo al ver a su hijo caer varias veces en camino apresurado a su habitación. Cuando escucho la regadera abrirse y el canto alegre de su hijo rio ligero y marco un numero en su celular.

- Hola Jonghyun, creo que a Minho le encanto tu regalo. Casi muere al ver el autógrafo «Me alegro, ¿iras ahora a Seúl?- escucho un murmullo que le indicaba un sí- cuídate mucho» Espera Taemin, mama está hablando por… Aish. Jonghyun te dejo, Taemin acaba de hacer algo malo sobre mi cabello- el hombre rio y se despidió- adiós. Nos vemos mañana.

-Niño malo, ahora tendré que bañarme de nuevo.-suspiro y entro a su habitación para ponerle ropa al niño. No podía negar que le daba miedo ir a esa ciudad de nuevo, no sabía si podría soportar todos los recuerdos que había allí. Pero lo haría por Minho.

Después del infortunado evento de la mañana la familia Lee se encontraba en la estación de metro, yendo inciertamente a ningún lado. Eunsook solo deseaba perderse en el camino y nunca llegar al lugar en el que quedo de verse con Siwon. Cuando el tren se detuvo los tres bajaron topándose con el mar de gente típica de Seúl.

-Caray, había olvidado esto- dijo en medio de su lucha por salir de la masa de gente el pequeño Minho, su madre rio y lo jalo a su lado, esperando tener el camino despejado para continuar. El mismo pequeño se quedo de pie detrás de su madre- ¿A dónde vamos?- ambos sostenían una batalla de miradas.

-¿Qué?

-La casa de los abuelos queda en esa dirección- apunto el camino que el recordaba haber recorrido en cientos de ocasiones- ¿A dónde vamos?- pregunto una vez más a punto de un ataque de nervios, una idea se comenzaba a formar en su cabecita y no le gustaba del todo.

-Min… Minho shii. – bajo la mirada avergonzada pero sabía que si no le decía el pequeño no seguiría caminando- tu, tu padre. El… él quiere conocerte.- el niño sintió la sangre en sus pies, sus dedos se sentían fríos, sus labios morados habían comenzado a temblar.

-Mamá ¿Por qué no me dijiste antes?

-Él quería que fuera una sorpresa o algo así- se acerco al niño envolviendo mejor la bufanda que cubría su boca y nariz- por favor Minho, trátalo bien. El no sabía que tu existías hasta hace poco, es un fiasco de padre pero, es tu fiasco de padre, recuérdalo.- el niño asintió tomando la mano de su mamá mientras caminaban. Su corazón Bombeaba desesperado sangre extra, sus fuertes piernas habían comenzado a temblar sin poderlo evitar y sus manos comenzaban a sudar demasiado.

-¿Dónde es?- había preguntado desconfiado al verse el sector privado de Seúl aquel con el que tanto soñó entrar y ver por dentro, lleno de enormes casas que se podían distinguir desde otras ciudades y de seguro desde el espacio.

-Aquí- se detuvieron en una de esas gigantescas mansiones- el niño y su madre intercambiaron miradas, el preocupado y desconcertado; ella sonriente y amena.

-¿Es chofer?- la madre negó al momento que tocaba el timbre- ¿Jardinero?- volvió a negar- ¿mayordomo?- negó de nuevo- ¿cocinero? - finalmente su madre rio, haciéndole creer que estaba en lo correcto. La gran puerta de acero labrado e abrió de par en par, del otro lado se encontraba un hombre de estatura mediana, que se sorprendió al ver a la mujer frente a ellos.

-¿Señorita Lee?- pregunto conmocionado con una sonrisa al verse reconocido por la mujer sonriente- que gran sorpresa tenerla de nuevo por aquí ¿busca al señor Choi?- ella asintió de nuevo- pase está en su habitación, no ah querido salir en todo este tiempo. – Camino seguido por la mujer y los dos niños que hasta ese momento había visto- ¿son sus hijos?

-Sí señor, el es Minho y el es Taeminnie- el señor sonrío al ver a los niños, el más grande le recordaba a alguien, lo miro por un momento detenidamente y después abrió desmesuradamente los ojos.

-No puede ser- se fue hacia atrás como tratando de ver y pensar mejor- el…

-Sí, por eso estamos aquí.- dijo la mujer avergonzada abrazando a su hijo que frunció el entrecejo.

-Son iguales, hasta esa mirada molesta y ceñuda le saco- rio el señor apresurando el paso, quería evitar que todos las sirvientas les vieran y causaran una revolución. Cuando llegaron al interior de la casa, Minho se sintió pequeño eh indigno. Jamás en su corta vida había visto tantos y tantos lujos en una sola habitación. La puerta de madera que interrumpía la hermosa habitación se abrió dejando salir a un hombre alto, de músculos fuertes y grandes y expresivos ojos.

-Eunsook ah – llamo a su madre y esta le tomo el hombro al instante.

-Minho el es Choi Siwon- el niño abrió los ojos desmesuradamente, había escuchado ese nombre en muchos lados, era dueño de media ciudad- es tu padre.- Soltó bajo casi en un susurro, con algo atravesándole la garganta.

-Hola Minho- se acerco a él y se puso en cuclillas para tomar su altura- es la primera vez que nos vemos en todo este tiempo- estiro una mano a su cabello para acariciarlo, tratando de no mostrarle al niño sus nervios.- Feliz Cumpleaños, pequeño.

-Gracias- sonrió abrazándose de su padre, se sentía bien, era mucho mejor de lo que el imaginaba. Pero ¿Por qué la cara de su padre le parecía tan conocida?


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El viaje de regreso a Ulsan pasó desapercibido por Minho, el venia mirando con firmeza el paisaje a través de las ventanas del vagón de tren, abrazado a la bolsa de regalo color amarillo patito con lunares verdes y azules, que contenía una simple pero significativa americana color caqui, al parecer carísima. Su padre era una gran persona, la mayor parte del día se la paso abrazado a él hablando de su madre, preguntándole cosas personales, cosas que ya pasaron y el parecía no dejarlas ir.

Sonrió de pronto mirando a su madre, esta se encontraba igual de distraída que él, mirando por la ventanilla como se alejaban de la ciudad, de millones de recuerdos y memorias que se atoraban en las vallas del campo santo por el que pasaban, podía casi ver los espectros del pasado de su madre atravesados por dagas de oro y plata, dejando que se balanceen con el viento frio y destructor.

-Son negros- su madre lo miro sonriendo, algo confundida por la mirada triste de su pequeño hijo- tus lagrimas, tus latidos, tus sonrisas son negras hoy. – Eunsook se giro hacia el campo santo, viendo las cruces de madera y mármol adornar las tumbas lúgubres.

-Minho- su madre le llamo a su lado para que se acercara a ella, poniendo a Taemin sobre el asiento que ocupaba el mayor y a este tomarlo en sus brazos.- amor- le recogió el cabello tras su oído- la vida es una fórmula de acción y reacción, todo ocurre por algo. Yo me separe de tu padre por un error, pero me enseño a valorar la vida de ustedes, yo evite que vieras a Siwon por miedo y a estas alturas de su desastrosa e obstinada existencia, aprenda mucho más de la vida a tu lado que en sus 28 años de existencia.

-¿Tú crees?- pregunto el recargándose en el pecho de su madre y escucho una risita- se siente bien- cerro los ojos- hace mucho no me cargabas en tus brazos.- su madre lo abrazo y beso su frente dejándolo dormir en sus brazos. El tren se detuvo en una estación y después continuo su curso, no era tarde, pero la familia Lee se sentían todos muy cansados, la vida en la capital es realmente agitada.

-Mami- Taemin jugaba con un cubo de figuritas que no había soltado en todo el camino, las luces de las figuras se apagaron gradualmente y él se lo tendió a su madre para que lo prendiera de nuevo. La mujer lo tomo dificultosamente y lo aplasto en el botón.

-Pobrecita- le dijo una mujer que conocía bastante bien.

-Señora Kim- se reverencio apenas pudiendo, aun con su gran hijo entre los brazos, la mujer tomo a Taemin en sus brazos y el niño le tendió el cubo de nuevo apagado.- ¿Cómo ah estado?- la mujer le sonrió cansada.

-Muy bien señorita Lee.- la enfermera sonrío- ¿ah ido a la capital?- Eunsook asintió abrazando con más fuerza a su hijo mayor, el cual en ningún momento soltó el muñeco de felpa en forma de gato y su bolsa de regalo que le había dado su papa.

-¿Va a casa de Jonghyun?- la mujer de más edad se sorprendió por la forma informal de la mujer al llamar a su nieto, pero asintió con una sonrisa.- Nosotros también, hoy es cumpleaños de Minho. Le pedí a Jonghyun que nos acompañara a ir a cenar a una pizzería o algo así, me alegro que usted nos acompañe también.

-¿Así que por eso me llamo?- la anciana rio acomodando su sobretodo tejido en lana morada- estoy contenta que mi nieto haya encontrado una amiga como usted- la enfermera sonrío consternada sin poder quitar el pelo que se había corrido hasta el frente de su rostro.- No vaya a soltar al niño- dijo la mujer, acomodando el cabello suelto de la madre con una pinza en forma de mariposa que ella misma traía en el cabello, haciendo que Eunsook se viera hermosa con el peinado que había adornado su cabeza.

-Gracias señora Kim.- sonrío.- ¿Qué quiere decir?

-Las amistades de Jonghyun, son muy diferentes a lo que yo deseo. Las mujeres con las que ah pretendido salir solo piensan en como engatusarlo- frunció la mirada- y las chicas que me gustan para él están casadas o no interesadas. – Eunsook escuchaba atenta a la mujer- Ninguna piensa en la familia de él, ninguna se preocupa por como puedan estar Gwiboon o la vieja abuela.

-¿Cómo puede decir eso? usted es lo más importante que tiene Jonghyun. – la anciana sonrió y acaricio el rostro blanquecino de la mujer.

-Ahora entiendes mi frustración- dejo la conversación de lado jugando con el pequeño Taemin. Era como cargar a Jong cuando tenía dos años, sonrió y se giro de nuevo a la joven mujer, nada perdía con preguntar- Hay un hombre en Seúl que me recuerda a ti. El recibió en cirugía a los gemelos, Lee… Joon Hyuk o algo así.

-Sí, el es mi padre. Gwiboon shii me dijo que era un buen amigo de Jongnnie, hoy hable con mi papá de eso mismo y se alegro de que yo le conociera.

-Sí, tu padre quiere como un hijo a Jonghyun. “Dijo que le gustaba para yerno”- pensó la mujer con una sonrisa, aumentando la posibilidad de sus sospechas a un 80%. El subterráneo se detuvo y las dos mujeres bajaron, Eunsook tuvo que dejar que la anciana se encargara de Tae mientras ella luchaba con su delgado cuerpo para sostener a su pequeño Minho, no era como si un niño de nueve años pesara mucho, eran demasiados regalos

Jonghyun se acerco a la puerta cuando escucho la voz de su abuela hablar con alguien, abrió siendo recibido por la sonrisa apacible de Eunsook, solo ese gesto le hizo tranquilizar a tal punto que el mismo se sorprendió. Tomo a Minho en sus brazos y lo dejo en la habitación de la su propia hija.

-Listo- dijo el hombre volviendo a la recepción de su casa- Minho duerme como tronco en la habitación. Vamos a dejar que descanse, son muchas emociones por ahora- dijo viendo directamente a la pobre mujer que venía molida.- ¿Cómo les fue?

-Bien- respondió Eunsook con una triste sonrisa- Me dijo que me veía apagada- desvió el rostro- se culpa de todo lo que me paso- los adultos supieron a que se refería- me duele que piense que fue el motivo de la separación de Siwon y yo, pero hoy que se vieron parecía que se entendieron bien. Al menos espero que Siwon le diga lo mismo “Todo ocurre por algo”

-¿Cuándo será la próxima vez?

-El diez de febrero, el cumpleaños de él. Iré a despertarlo, si no vamos rápido a la pizzería nos quitan el lugar- rio con sutileza y se marcho por el mismo camino que había visto a su amigo. El cual se quedo mirándola embobado.

-No la pierdas Jjong- le dijo su abuela- se que te gusta o por lo menos te atrae, intenta algo.- la mujer miro al niño que descansaba sobre los brazos de su nieto y sonrío- quizá descubras que estas conectado con ella más de lo que piensas.

-Abuela ¿tú crees que ella…. me gusta?- la mujer asintió sentándose sobre el sillón.

Eunsook miraba por la puerta entreabierta a la pequeña ojos de lince mirando con admiración a su hijo. La niña levanto una de sus manitas para apartar el cabello de Minho, el mismo se estremeció en sueños al sentir esa piel fría en su cara tibia. Gwiboon sonrió sentándose sobre sus propias piernas y recargando sus brazos sobre la cama, para disfrutar más ese rostro que tanto le llamaba la atención.

-¿Es lindo?- escucho una pregunta a sus espaldas, y sonrió al pensar en que su conciencia realmente le había hablado.

-no lo se- respondió, pero él “ya entiendo” a sus espaldas la sobresalto tirándose pecho tierra contra el piso- E…enfermera Lee- miro a Minho de nuevo y cerró los ojos, viéndose descubierta.- no es lo que cree.

-Bueno pues si no crees que mi niño es lindo, no sé que mas podría ser- sonrió cómplice y la niña le siguió.- esto quedara entre nosotras, ¿sí? – la niña asintió viendo como la mujer despertaba al niño y este miraba a Gwiboon algo confundido.

-¿Dónde estamos? ¿Qué hace ese gato revolcado aquí?- apunto con descaro a la niña, a la que se le salto una vena en la frente, ese Minho le hacía pasar cada maldito coraje.

-Primero Rana babosa, es MI habitación y segunda, ¡NO ME DIGAS GATO!- se acerco peligrosamente a Minho y este retrocedió escondiéndose detrás de su madre. Eunsook rio como era su costumbre llevando a los niños a la entrada de la casa del Kim.

-¿Puedo hablar con ella un momento a solas?- pregunto la anciana tomando con poca fuerza el delicado brazo de la joven, su nieto y los niños salieron y la enfermera le sonrió recibiendo confundida una fotografía al revés.- considera, buscar al padre del niño, yo tengo una pista.

Eunsook no podía dar crédito a lo que sus ojos en forma de media luna veían, no era algo raro, era solo un niño con el cabello brillante sentado sobre un caballo. Pero no era cualquier niño, era Taemin; no, ese no era su Taeminnie, era alguien demasiado parecido a él. Alguien que compartía su sonrisa, su piel delgada y rosada, su rostro perfilado y tal vez sus genes. ¿Ese era Kim Jonghyun?

- Qué me parta un rayo, Kim Min Young.- pensó la anciana al ver a su nieto abrazar al pequeño- Si ese niño no es hijo de mi Jjong.- hablo en su pensamiento retando a su difunto esposo.- y si no es Eunsook la mujer que queríamos para nuestro pequeño bebe. Morirías de nuevo en paz si vez en que se ah convertido nuestro pequeño Jjong, es todo un hombre ahora… justo ahora.

“El corazón tiene razones que la razón no comprende”

Kim Jonghyun suspiro dejando su cabeza cansada sobre la almohada de su cama y sus ojos al aire mirando con detenimiento la nada. ¿A qué se refería esa frase? ¿Qué escondía en sus líneas aparentemente naturales? Ese conjunto de palabras habían sido pronunciados por la mujer de largos cabellos oscuros un poco después de decirle a Jonghyun que quizá deberían dejar de encontrarse de esa forma.

-¡Ah!- grito en medio de su confusión lanzando una almohada misil a la puerta, haciendo a su hija que venía entrando, tirarse pecho tierra para no quedar noqueada- Bonnie no te vi entrar- dijo asustado por lo que hubiera pasado si la pequeña no tuviera tan buenos reflejos.

-Me di cuenta- hablo con su cara de dormida, entro arrastrando tras ella un gato de peluche gigante, se subió a la cama de su papa hincándose frente a él.- ¿Qué paso? ¿Hay algo malo?-el hombre levanto las cobijas de la cama y ella entro abrazándolo.

-No- respondió con simpleza - ¿y a ti?

-Tengo mucho frio- se encogió de hombros, como si fuera natural el ambiente de esa habitación siempre tranquila.- ¿Papi?- La pequeña de cabellos casi dorados se escondió avergonzada en el pecho de su padre- ¿Qué piensas cuando oyes la lluvia?

-…- el hombre miro adormecido la ventana donde se desarrollaba una tormenta de colosal extensión, cerró sus ojos escuchando con tranquilidad como las gotas de lluvia golpeaban su ventana- No hay nada cuando oigo la lluvia, es solo agua en pequeñas gotas. -Su hija resoplo frustrada con una sonrisa de medio lado.

-Bueno, supongo que la rara soy yo- cerro los ojos con más fuerza dejando que las lagrimas que se habían abultado en sus orbes grisáceas se derramaran silenciosas. Habría de descubrir algún día el por qué su corazón se aceleraba con tanta fuerza cuando pensaba en los enormes ojos avellana de la rana de alcantarilla. Porque la lluvia le recordaba a él y eso no la dejaba dormir últimamente.

Gwiboon se dio media vuelta antes de quedar completamente dormida, en los brazos de su papá; para pensar en por qué la mirada de la enfermera Lee había sido tan fría y dolorosa el último momento que pasaron juntos en la pizzería, veía a su papá como si fuera un monstruo de dos cabezas, y paseaba su mirada por todas las ventanas, buscando la bendita salida de lo que parecía ser su claustro personal.


La mañana no tardo en llegar, pero la pequeña Gwiboon se sentía como si no hubiera dormido durante horas, días tal vez. Necesitaba encontrar de alguna forma esa paz que comenzó a experimentar con la llegada de la enfermera Lee y sus hijos.

-Gwiboonnie, anda, debemos ir a la escuela- le dijo su papa ya cambiado, arreglándose elegante, de traje ejecutivo y zapatos relucientes casi como un espejo. La niña se levanto de su cama viéndolo con el ceño fruncido ¿otra estúpida cita con alguna loca maniática de la limpieza? Rogaba que no.

-¿A dónde iras?- se aventuro a preguntar una vez que habían salido de la estación de metro. Caminando apresuradamente, mientras su padre veía con frecuencia el reloj dorado que colgaba de su muñeca con elegancia.

-Tengo una junta con el responsable de la revista, me darán un premio o algo así por mi reportaje de la salud de las mujeres.- la niña le miro impresionada y se detuvo- vamos Gwiboon, llegaremos tarde los dos si no nos apuramos.- El reportero vio a su hija sonreír y abrazarse a él de pronto envolviendo con fragilidad su cuello.

-Felicidades papito, sabía que algún día te iban a dar un premio por trabajar todo el día.- el hombre sintió como el corazón se le encogió, no sabía cómo responder a el rostro sonriente y lloroso de la pequeña de ojos grisáceos, sabía bien que en parte debía sacrificar todo el tiempo a su lado, pero quería darle lo mejor.

-No llores Gwiboonnie, no llores por favor.- se abrazo a ella levantándola en sus brazos, dejándola desahogarse en su hombro.- Amor, te prometo que todo va a cambiar- beso su oído y apretó su cuerpo. Cuando el hombre llegó a la entrada vio en camino a la biblioteca una personita muy conocida.- ¿No es ese Taemin?

La niña volteo como autómata hacia el niño que caminaba con pasos torpes seguido por sus compañeras, muertas de ternura. Frunció los labios y se giro de nuevo, odiaba a esas mocosas, le recordaban a su madre. Pero luego giro de nuevo con rapidez, recapitulando la situación. Taemin allí, eso significaba que Minho también lo estaba, y por ende la enfermera Lee les acompañaba. Se bajo de un salto gritando un “NOS VEMOS POR LA NOCHE” dejando a su padre realmente confundido.

El hombre pensó por un momento ir a hablar con la mujer, preguntarle su reacción pero tenía esa junta realmente importante. Resoplo resignado y comenzó a caminar hacia la estación, girando de vez en cuando hacia la escuela ¿Qué estaría haciendo esa mañana la mujer en la escuela?


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Apenas el sol toco con sus rayos la ventana de su habitación, la mujer de largos cabellos corrió hacia el baño, tenía un largo día por delante y debía darse prisa si quería pasar ese día con sus hijos, solos, como hace tiempo no lo hacía, sin preocupaciones, sin miedo.

Giro su rostro al calendario, encerrado con un corazón mal hecho con crayón de cera rosado, se encontraba el numero 14. Sonrió con su corazón latiendo, era su cumpleaños, 28 al fin, no se sentía grande, pero sabía que todos la miraban mal por ser soltera y tener dos hijos. Cerró los ojos pensando en sus hijos y olvido todo lo demás, simplemente ella daría su vida y su dignidad por volver a ver la cara llena de caramelo y chocolate de Taemin, o los hoyuelos mal disimulados de la sonrisa de Minho.

Había preparado algo para ese día, había pedido un cambio de turno en el hospital, para pasar la mañana con sus hijos, comiendo palomitas mientras veían películas tirados en el suelo de la sala, en pijamas o ropas cómodas. Pero primero estaba la obligación, era el día de la plática larga y aburrida con el director de la escuela de Minho, y debía arreglar ese asunto, por lo que se baño y se puso su mejor ropa. Taemin le sorprendió mirándole por los barrotes de su cuna, no lo podía dejar despierto y solo, y no quería molestar al mayor, por lo que no le quedo otra más que llevarlo con ella.

Al llegar al colegio tuvo que esperar que llegara el director mientras se paseo como neurótica por el pasillo, viendo correr a tae detrás de las palomas y cualquier bicho inocente que atravesaba por la mirada del niño. Cuando finalmente el director llegó hablo con el de su hijo, de sus calificaciones, de la situación con el profesor en la nueva escuela; y al parecer el anciano de mirada dura comprendió ya que después de recalcar la irresponsabilidad de la mujer por la educación seria de un niño con tanto futuro como Minho, realizo el cambio, dispuesto para esa misma semana.

Eunsook salió de la oficina, maldiciendo al anciano con la mente, todo el discurso solo para decir que sí. Había buscado a las niñas que cuidaban de Tae pero solo vio a alguien con él.

-Gwiboonnie- sonrío caminando hacia la niña, que jugaba alejada del pequeño Taemin. En cuanto le miro se le fue encima en un abrazo cálido y sincero.

-Enfermera Lee Te extraño mucho- beso su mejilla y se apretó fuerte contra su pecho. Tenía miedo que no te volviera a ver después de lo que le gritaste a mi papá.- ¿los había escuchado? Eunsook sintió vergüenza de sí misma, había actuado tan superficialmente por miedo a que lo que pensaba fuera realidad.- ¿Ya nunca volveremos a comer juntas?

-Gwiboon, yo jamás dije eso. Quiero alejarme un poco de ustedes, porque, siento que estoy mucho tiempo pensando en ti y tu papa, y…

-Ya se.- se alejo viéndole de frente, con sus ojos grises empañados en lagrimas y una sonrisa torcida demasiado dolorosa para soportarla.- No quieres a mi papá, ni a mi.- la mujer iba a hablar pero Gwiboon se giro- Esta bien, quizá yo estaba pidiendo demasiado. Me voy- sonrió girando medio cuerpo- Nos vemos luego Enfermera Lee.

Una vez de vuelta en casa la mujer de ojos pequeños observaba la televisión, perdida en sus pensamientos ¿y si era cierto que Jonghyun era el padre de Taemin? Bueno no podía negar el parecido del niño de la fotografía con el bebe, pero, ¿Cómo fue posible? ¿Por qué el mundo es tan pequeño para hacerlos vivir en el mismo país, la misma ciudad, la misma colonia, a unas cuantas casas? ¿Por qué debía ser su amigo?

-¿Mama? ¿Quieres mas nieve?- giro hacia Minho que la veía con una sonrisa radiante, en sus manos sostenía una cubeta de 5 litros de nieve de vainilla y chocolate. Asintió alzando su brazo, alcanzándole a su hijo su platillo para la nieve y galletas de jengibre.- ¿A dónde fuiste esta mañana? Me levante temprano para sorprenderte y tirarte de la cama pero no estabas- hizo unos morritos irresistibles para su madre.

-Fui a arreglar unos asuntos.

-¿Mami, crees que el profesor se enoje por qué no fui?- la mujer se encogió de hombros.

-Es viernes, no creo que haya ningún problema. Y si lo hay, está bien, solo porque es mi cumpleaños y quiero pasarlo con ustedes dos.- beso a su hijo menor y abrazo al mayor, recostándolo en su pecho para seguir viendo esa película de miedo que tanto les gustaba a los dos. Que a ella la hacía gritar horrorizada y taparse los ojos, mientras Taemin reía viendo con atención al supuesto fantasma.


Cuando se llego la tarde Minho vio a su madre cambiarse con ropas oscuras y ligeras, le había dicho que iría a tomar algo de café con Jung Soo para que no se preocupara. Le encargo a Taemin un rato, prometiendo volver rápido para ver esa película demoniaca.

Eunsook salió de su nueva casa, divisando el auto blanco que le pertenecía a su mejor amigo. Subió a él viendo la cara confundida del mayor, sonrió indicando que fueran al hospital. El muchacho le pregunto si se sentía mal y ella respondió con un simple “es un dolor parecido al físico” Cuando llegaron el hospital estaba solo, y Eunsook hizo su acto de presencia en la recepción, espantando a la mujer de estatura baja y cabello corto y rubio.

-Sunny, tengo un trabajo para ti.- la enfermera levanto la mirada lanzándose a su amiga, felicitándola por su cumpleaños.

-¿Cuál es ese trabajito?- dijo siguiendo el juego.

-Quiero que entres a la base de datos del laboratorio que maneja mi padre, y busque en los archivos del 20 de abril.- la mujer le veía con los ojos brillantes, su amigo les miraba a ambas confundido, pero luego hizo un ademan de entender.

-¿Nueve meses?- las dos mujeres les miraron, Eunsook sonrió- ¿realmente estas segura?

-Ya basta de mentiras, para mí misma- respondió con una sonrisa que amenazaba con romperse en llanto- todo pesa demasiado, y esto solo aumenta el peso de mi silencio y mi temor.- la enfermera de menor estatura miro a los alrededores y con su dedo indico que ambos la siguieran, hablo antes con una compañera para que cuidara un poco su puesto.

Los tres recorrieron el hospital hasta el ascensor, subieron dos pisos y caminaron de nuevo hasta el segundo pasillo, en donde se encontraba una pequeña oficina. Sunny saco unas llaves de la planta que descansaba enseguida y abrió la condenada puerta. Un estante del tamaño de la pared se dejaba apreciar oscuro y lleno de polvo, la rubia busco en los nombre de los cajones una pequeño indicio de esa asociación tan controversial, lanzando un gritillo al verlo en la tercera fila, demasiado lejos para ella. Jung Soo se acerco y lo abrió con facilidad, buscando el mes “Abril” en las carpetas, cuando lo encontró bajo la carpeta abriéndola en “Lee”

-Aquí están, son tres partes, busquen con cuidado- les dijo a las mujeres que comenzaron a leer el nombre de los pacientes, eran demasiadas mujeres y hombres con apellido Lee- maldición, debías tener ese apellido tan común- su amiga rio pero la mas bajita le miro con odio, y bufando molesta- ¿También te apellidas así?

-Sí- contesto seca, casi fría. Jung Soo trago duro y siguió buscando.- ¡AQUÍ ESTA!- grito luego de unos minutos espantando a los dos amigos, ambos ocurrieron tras ella.- Paciente Lee Eunsook, Edad, 25 años, tipo de sangre O+, expediente: La paciente se someterá a un embarazo in- vitro, a las 14 horas del 20 de agosto del año en curso, nombre del donante- la rubia bajo el dedo hasta el nombre en rojo de la lista de nombre de donantes- Kim Jonghyun. – al momento de decir el nombre la pelinegra se dejo caer en el suelo.

“Entonces era verdad”- se tapo el rostro, avergonzada y destruida, ¿Como miraría a Jonghyun ahora? Jung Soo sonrió afirmando sus sospechas, era cuestión de que investigaran para descubrir si era cierto o no, ahora lo que le preocupaba era ¿Cómo lo tomaría ella?

-Eunsook-shii, está bien, no es como si tú lo hubieras querido así, no creo que Jjong diga algo, es decir, no es como si tú le quisieras pedir que se haga responsable o algo así.- a esas alturas de la conversación, Eunsook ya se encontraba con las mejillas empapadas en llanto. Jung Soo se arrodillo ante ella y la abrazo.- estará bien, solo no le digas, si eso te hace sentirte más segura.

-¿lo conoces? – Dijo de nuevo la rubia- ¿conoces a ese hombre?- Eunsook asintió y la chica negó frustrada, sabía que no era culpa de su amiga pero tampoco quitaba que fuera un desastre amoroso.- ¿y le quieres?

-¿Qué?

-Si lo conoces y lloras por que el no querrá verte de nuevo si se entera, es porque te importa. Y yo te pregunto ¿lo quieres?- La pelinegra miro hacia el frente pensando en esas palabras, era verdad ¿Por qué lloraba por lo que podría pensar Jonghyun de ella? Es decir, tenía buena amistad, y sus hijos le querían mucho pero de allí a llorar por él. Ahora estaba más confundida.

-¿Debo decirle esto?- los dos restantes intercambiaron miradas- yo ya lo sospechaba, por eso me aleje de él sin decirle una sola palabra, y quizá este confundido. Si le digo el por qué ¿creen que entienda y me acepte aun como su amiga? ¿Sin ningún cambio?- La bajita negó al instante, siendo vaporizada por la mirada molesta del Jung Soo.

-Hay algo diferente, un hijo. Seria incomodo. Algo va a cambiar. – Miro el reloj de su mano y sonrío frustrada – debo volver abajo, estoy en turno y no debo dejar solo mi puesto.- los dos se levantaron y la siguieron en completo silencio despidiéndola en la recepción.

-¿Qué hare ahora Leeteuk? – Su amigo la miro cuando detuvo el auto, se veía perdida mirando las ventanas de su casa- No quiero engañar también a Taemin como lo hice con Minho, pero no quiero dejar de ver a Jonghyun y Gwiboon.

-Haz lo que creas que está bien- respondió simple- lo que más te convenga.- sonrió besando su frente, abrazándola antes de que bajara; Leeteuk acaricio su espalda- la vida en un conjunto de decisiones, y debes tomar responsabilidad de ellas.- Eunsook se bajo mirando a su amigo desaparecer colina abajo, desvió su mirada al edificio que tenía el departamento de Jonghyun y sonrió limpiándose las lagrimas. No permitiría que sus hijos se preocuparan por ella, ya pensaría como arreglárselas por sí misma.

“Las apariencias engañan” –se repitió mentalmente innumerables veces.

Minho sentía un vacio muy extraño en su pecho, le hacía falta ese calor de hace meses. En el salón de clases, cuando desviaba su mirada hacia Gwiboon algunas veces le pillaba mirándolo también pero al instante se giraba y no volvía a verlo ni hablarle salvo para discutir algo referente al tema. No podía descubrir porque ese cambio de actitud, si el día de su cumpleaños estuvieron tan juntos jugando como amigos, porque Minho consideraba a Gwiboon su mejor amiga.

El profesor y sus compañeros lo habían recibido alegremente, y él se sentía feliz de volver también. Todos le abrazaron y dieron la bienvenida, pero ella solo le sonrió haciendo una venia; no había ningún tipo de saludo o insulto. En el receso camino a prisa por los pasillos hasta encontrarse con la biblioteca, tenía un libro allí, tenía en su cabeza muchísimas frases para agregarle. Cuando entro el mismo bibliotecario se vio feliz de volverlo a tener cerca, había extrañado esas frases inocentes que muchas veces quiso copiar para sí mismo.

Minho corrió al pasillo donde se encontraba el libro, tomándolo sin ninguna clase de cuidado plasmando la última frase que su mente había almacenado, pensando en lo realmente cierto que sonaba eso. Aunque el parecía estar tranquilo con la lejanía de su única buena amiga, estaba destrozado por dentro. Y entonces eso le recordó a su madre una vez más, había llorado había pronunciado una frase que incluso a Taemin le dolió “Solo amigos, real amor eterno”

Apunto cuidadoso esa frase y cerró el libro de golpe. Se levanto y lo dejo abandonado en libro en la mesa, corriendo lejos, ¿Por qué le dolía también que su amiga no le hablara? Cuando se vio en el centro de la explanada unos compañeros llamaron por su nombre y el sonrió como si nada hubiera ocurrido.

-Minho hyung ¿Dónde está tu bolsa?/ ¿viste a Gwiboon?/ si se veía realmente mal.

- ¿Gwiboon? ¿Qué le paso? –pregunto preocupándose más por su amiga que por su propio bolso, puesto que posiblemente lo había dejado en la biblioteca.

-Pues, desde que hyung se fue a estado rara. Pensamos que cuando volvieras se iba a convertir en la diva de nuevo pero, sigue igual. –se encogió de hombros uno de los niños – quien sabe, es medio rara.- los demás rieron y Minho se giro yendo hacia la biblioteca por sus cosas, sorprendiéndose al encontrar a Gwiboon sentada en la mesa donde antes había estado él, leyendo las últimas frases que había escrito.

-¡No!- grito alarmando a la muchachita de ojos grises y húmedos- No debes leer esto, esto es mío- peleo infantilmente por su libro, forcejeando poco tiempo con Gwiboon que se levanto tras el cuaderno.

-No seas envidiosa rana seca de alcantarilla- Minho rio de haber sido llamado así soltando el libro de pronto, haciendo que la niña se golpeara en la mesa tras ella- eres un idiota Rana ojona.

- No me importa, si tú eres la que me dice así, está bien. – tomo su bolsa y la de Gwiboon y ella sonrío dejando el libro en el estante, corriendo para alcanzar a su mejor amigo, hablando de todo lo que paso ese día, dejando al encargado con una enorme sonrisa, ojala arreglar los problemas de los adultos fuera así de sencillo.


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No muy lejos de allí, la situación se repetía casi cómica. Para la mujer de largos cabellos azabache la vida parecía comenzar a ser dolorosa, se sentía cobarde, algo más que una pequeña y escurridiza rata, quería creer que hacia lo correcto, quería pensar que, una vez más, ocultar la verdad era lo mejor.

Pero ¿Por qué esta vez dolía tanto? Realmente mentiría si dice que no le dolió dejar a Siwon, pero esta vez, incluso se sentía incapaz de continuar. Sentía la necesidad de que tragarse todas las verdades y continuar como siempre, arriesgando incluso a que la mentira creciera, fuera menos pesado para su cansado y temeroso corazón.

“Estas tropezando con la misma piedra” Se repitió al mismo tiempo que tomaba una lata de verduras a medio cocer del estante del supermercado, suspirando con fuerza. Observándola como si fuera lo más interesante del mundo, apretándola como si esta lata sin vida representara lo que acababa de descubrir.

-Eunsook – le llamo una voz por demás conocida, reconfortante y temida paradójicamente. Sin ni siquiera mirar atrás, o pensar aunque sea en corresponder el llamado; aventó la lata de verduras a un montón de productos en la canasta que había sujetado para no caer y salió corriendo.

-“Vete, vete” Pensaba en su mente mientras corría hacia la salida dejando abandonada la canasta de productos de la despensa de su casa. Podía sentir los pasos de ese hombre cerca de ella, pero eso solo le dolía en los oídos. Apretó el paso tratando de perderlo en la esquina del supermercado.

-Sookie, detente por favor- le llamo con cariño ese apodo que había comenzado a ser la fuente de una serie de dolorosos y rápidos latidos del corazón de la susodicha.

-Jjong, déjame en paz- apretó con fuerza la bolsa en la blusa que llevaba. Sus pulmones se contrajeron en un suspiro ahogado cuando se vio acorralada con rudeza entre la pared y el cuerpo fornido del reportero. El cual le sujeto de las muñecas para evitar cualquier golpe.

-No me dejaste otra alternativa- susurro cabizbajo al igual que la mujer, Jonghyun se sentía mal, le dolía esa indiferencia de su amiga- ¿Yo te hice algo que te molesto? – ella negó aun mirando las suelas de sus botas de tacón alto.

- Suéltame, solo sueltame- susurro con el corazón en la mano – no hay nada malo contigo, tú no eres culpable pero necesito que te alejes. Escucharte me hace quebrar. Solo digamos adiós y no volvamos a vernos, terminemos bien esta amistad mal fundada.- el reportero se soltó y se alejó unos cuantos pasos de la mujer.

- ¿Es lo que realmente quieres?- ella no respondió, simplemente se quedo estática con la cabeza gacha y sus manos empuñadas sobre las cuerdas de su bolsa de medio lado.- Entiendo eso, no nos volveremos a ver- suspiro sin saber que hacer realmente.- Bueno- rasco su nuca y apunto el supermercado- Gracias Lee Eunsook, por todo hasta ahora. – dio media vuelva y empezó a caminar.

Cada paso que daba podía sentir el corazón en la planta de los pies, había fallado, de nuevo. Pero ahora no era por decisión propia. Lo que sintió cuando la madre de los gemelos se alejo de él era lo mismo que sentía ahora ¿Sería realmente que se había enamorado de la enfermera despistada? Trato de hacerlo bien esta vez, dio espacio, tiempo, fue romántico en algún sentido; ella siempre estuvo al frente de sus pensamientos, entonces ¿Qué hizo mal?

Eunsook no estaba en mejores condiciones, su pecho comenzaba a subir y bajar acelerado. ¿Qué era eso? Cuando fue que su corazón comenzó a acelerarse y bombear más fuerte cuando veía al chico, ¿por qué sus pies comenzaban a temblar amenazando con hacerla caer a sus pies en cualquier momento? ¿Cuándo fue que la elocuencia tomaba un viaje a Grecia cada vez que el estaba cerca? Debía parecer una completa estúpida tartamudeando y sonriendo sin sentido.

Si no se iban a ver nunca jamás, estaría bien decirle porque ¿verdad? Eunsook levanto la mirada y corrió tras el chico de porte varonil y rostro tierno, abrazándolo por la espalda con fuerza, sorprendiéndolo a muerte, pero que tan pronto reconoció las manos suaves de la mujer sonrió con tristeza.

-Yo, quizá me entiendas después de explicarte. Yo no quiero que te vayas así como si.- hundió su rostro en la espalda grande del más alto, el cual se giro sujetando a la mujer de los hombros, armándose de una fuerza que realmente no tenía, sujetando con cariño su barbilla, sonriendo con paciencia, esperando su explicación; pero simplemente no pudo pasar por alto la mirada brillante y temerosa de la mujer, como ese rostro expresivo y blanco se volvía sombrío.

-¿Es así de malo?

Eunsook se alejó de él y miro con detenimiento la bolsa que colgaba de su hombro. Jonghyun también miro el bolso como tratando de comprender por si solo todo lo que pasaba por la cabeza de la mujer de largo cabello. La enfermera metió la mano en la bolsa, sacando con cuidado un sobre amarillo de papel transparente; siempre llevaba consigo la prueba, para cuando por más que quisiera ver al muchacho y deshacerse en un suave abrazo con él, y viera la prueba recordara que había cometido un error de nuevo.

-Siempre eh sido muy tonta- comenzó a decir la mujer mirando el sobre entre sus manos- y, no sé por qué recibo tantas faltas desde el cielo- rio ligera, tratando de soportar su propio y sofocante aire.- Quizá, encontrarte era el destino, pero descubrirlo ahora me duele.- le tendió el sobre al confundido hombre que lo tomo con miedo- quizá, tu y yo estamos más unidos que por una simple amistad.

Jonghyun leyó con cuidado todo lo que estaba escrito en aquella trivial hoja blanca, entonces sus ojos se abrieron con fuerza, y miro a la mujer como si fuera alguna clase de monstruo de tres ojos. Tartamudeo por más de dos minutos la palaba “Yo” creyéndose ligero, cayó al suelo absorto de emociones, sin poder reaccionar realmente, estaba simplemente allí, tumbado a mitad de la acera temblando frenéticamente.

-Lo siento Jonghyun. –ya no había más que hacer, de cierto modo lo que creyó pesado en su conciencia ahora pesaba más, ¿había hecho mal en contarle todo? -Yo realmente, lo acabo de descubrir también.- se dio media vuelta y camino alejándose de él, con un ligero temblor, con los ojos empapados de una amarga agua salada que se esforzaba por verter sobre las mejillas ruborizadas de la mujer.

Grande fue su sorpresa cuando al cabo de unos segundos, fue girada bruscamente del hombro. Siendo encontrada con necesidad por los labios suaves del reportero Kim, haciendo que finalmente sus rodillas dieran tregua de la guerra que era para ellas soportar los escasos 52 kilos de la mujer. Eunsook se aferro con fuerza a la camisa del menor, dejando que todo lo que había ocultado para sí misma saliera a flote en aquel beso tranquilo y suave.

Jonghyun cerró los ojos al ver a Eunsook hacerlo también, dejando que sus lágrimas bobas se colaran entre sus labios, lagrimas de felicidad, lagrimas de paz.

Y fue entonces que Jonghyun comprendió que todo había cambiado, al ver la sonrisa de Eunsook con esa pizca de vergüenza mesclada con felicidad. Definitivamente era diferente verla ahora, ya no solo eran amigos. Los amigos no se besan.

-Eunsook yo- y así, al igual que la elocuencia de la mujer, Jonghyun se quedo sin palabras, o sentido para decirlas. – Yo – la enfermera sonrió al pensar que el tartamudeo de Jonghyun era lo más lindo que pudo haber visto.

-Está bien Jjong- se alejo un poco de el- nos veremos en otro momento, responderé todas tus dudas, solo, vamos a dejar esto así ahora.- beso su mejilla antes de alejarse un poco más pero los brazos de Jonghyun la envolvieron de nuevo- Eso significa que está bien todo ¿Me crees, verdad? ¿Aceptas a Taemin? ¿No te molestaras con él por mi culpa, cierto? Él te ama, mucho, al igual que minho. No fue mi intención toparme contigo lo digo de verdad, solo, fue el destino.- Hablaba tan rápido que sus pulmones debían estar blancos y adoloridos por el esfuerzo, Espero alguna reacción pero Jonghyun se empeñaba en mirarla en silencio, una verdadera tortura. La enfermera sonrió cansada, con nuevas lágrimas recorriendo sus pómulos rojos debido al frio- No te estoy pidiendo que te hagas responsable de él, pude sostener a Minho yo sola, podre hacerlo con Taeminnie también; simplemente no seas cruel con él, y podremos seguir como antes.

-Yo, no quiero seguir como antes, tú… tú eres importante para mi Eunsook. Eres la primera mujer que sabe de mis responsabilidades, yo… creo que me gusta en serio tu forma de ver la vida, y necesito alguien que sea como tú, que tenga una visión positiva del futuro. Que quiera a mis hijos, Gwiboonnie te quiere mucho y sé que tu a ella también. Y yo quiero a Minho, es un niño inteligente con mucho potencial y no se diga de Taemin, quise a ese niño desde el primer momento, por eso te creo, por que, desde un principio en el me veía a mí a su edad- rasco su nuca con nervio y la garganta seca, todo lo había dicho tan rápido que temía la mujer no hubiera entendido más de dos palabras y quedar como un idiota frente a ella.

Ambos son unos idiotas- casi creyó escuchar esas palabras de su abuela cuando se lo contara.

-A… a mí también me gusta reportero Kim. – y eso era algo que Eunsook no podía negar tan siquiera, la forma en que se paralizaba completamente en su mente era signo de que el menor tenia completo control sobre ella.

-¿E-enserio? – sonrió como un estúpido enamorado, o al menos eso pensó él. Habían pasado dos años desde la última vez que quiso salir con alguien, por eso se sentía como un novato en eso de las declaraciones- Sookie, tu, bueno dadas las circunstancias ¿quieres, salir conmigo?- Eunsook sonrío con las mejillas teñidas en un dulce color carmín y se lanzo hacia el muchacho para abrazarlo con fuerza.

-Sí, sí quiero- Jonghyun sonrió también uniendo de nuevo sus labios en un beso limpio, un contrato de amor que, ninguno tenía claro cuando fuera a expirar. Caminaron juntos hacia la escuela de los niños. Todo era diferente, la gente en la calle les sonreía como si supieran todo lo que se escondía detrás de sus sonrisas bobas y enamoradas. Eun levanto la mirada al cielo cuando un copo de nieve se poso en su nariz, Jonghyun rio cantarinamente retirando ese copo con un soplido cálido.

-¿Qué pasa Eunsook?- se aventuro a preguntar ante la mirada de la mujer.

-¿Qué crees que piensen los niños?- el reportero se encogió de hombros antes de tomar el metro. El camino fue silencioso, Eunsook no podía dejar de pensar en los unicornios rosados, las mariposas que nadaban en su estomago y la sonrisa de Taemin esa mañana, antes de dejarlo en el centro de atención infantil, que no se fue de sus labios en ningún momento.

“Es como si lo predijeras ¿Verdad?”- recargo su cabeza en el pecho de Jonghyun que acaricio sus cabellos con mucho cuidado. Ambos bajaron del metro y llegaron sin querer realmente, al colegio donde dos chicos completamente molestos les esperaban.

Gwiboon fue la primera en verlo y apenas había fruncido el cejo cuando su expresión cambio a una de completa sorpresa y atondad. Le pego una colleja a Minho que miro como su madre le sonreía algo avergonzada.

-¡¡Waa!! - Grito la niña comprendiendo toda la atmosfera entre los adultos, Minho se quedo de pie y miro a su madre como pidiendo una explicación a los gritos escandalosos de Gwiboon- ¡¡Hombres!! ¡¡Hombres!! Nunca entienden nada- le empujo lejos y corrió a abrazar a la mujer y a su padre, el resto de las personas le veían como Minho lo hacía, como si estuviera loca.

-Creo que lo tomo bien- dijo Jonghyun mirando a la mujer de cerca y acercándose a ella para compartir un beso de celebración. Haciendo a Minho gritar como histérico y reír fuertemente junto a Gwiboon.


Para Kim Jonghyun y Lee Eunsook, de 28 y 29 años, la vida comenzaba a ser un libro vacio en el cual se podía empezar a escribir un nuevo camino, con todas las sorpresas y obstáculos que estén allí; un camino que era posible, recorrerlo juntos.

-¡¡Nos vamos!!- Grito Gwiboon desde la entrada de su nueva casa- Deséanos suerte Umma- Minho y Kibum rodearon los ojos con fastidio y se rieron juntos de la mujer que venía desde la cocina con su gran barriga por delante, muy apenas se podía mover la inocente. Se corvo un poco para alcanzar a los gemelos dejando un beso en sus frentes.

-Nos vemos más tarde niños- dejo un beso sobre la frente de Minho también- iré por ustedes a la tarde, manden un mensaje cuando estén los tres listos.

-Si- dijeron al unisonó saliendo de la casa, Gwiboon se regreso sobre sus propios talones y se curvo sobre la barriga de la mujer- Adiós bebe, pórtate bien, no molestes a mami o ya verás cuando nazcas– Eunsook rio y acaricio el cabello de la pequeña lince. – los niños alcanzaron al Kim que los esperaba en el auto.

Cuando se vio sola aparentemente, ya que había olvidado la presencia de un pequeño de risa tierna y ojos grandes, miro el buro de caoba que descansaba en la entrada de la nueva casa, en la cima de este se podían apreciar tres porta retratos, dos de platico plateados con finos grabados de flores y rosas que mostraban en uno a Siwon y Minho abrazados en lo que parecía ser un campo de tennis, en el otro estaban los gemelos y la madre de los mismos. Las finas manos de la enfermera bajaron con molestia el último retrato de plástico, algo infantil pero que le ayudaba con su poca confianza en sí mismo. Es decir, la madre de los gemelos era realmente hermosa, mucho más que ella y eso la molestaba.

En medio de los retratos de plástico estaba, en particular el favorito de Eunsook, un portarretrato de vidrio con el nombre de todos grabados en letras plateadas. Se podía apreciar la sonrisa sincera de Minho, los labios abultados de Taemin en un hermoso pucherito, los ojos llamativos de los gemelos, a una mujer de cabellos largos y negros sonriendo sosteniendo a Kibum en sus brazos y a un contento Jonghyun sonriendo mientras abrazaba a la mujer.

Habían pasado para entonces más de dos años, desde que Jonghyun y ella decidieron casarse, simplemente Eunsook no encontraba otra manera de describir todo lo que su cuerpo sentía, todos los escalofríos que aun se colaban por su columna cuando Jonghyun susurraba a su oído, los viajes que su elocuencia hacia en avión cuando algo le tomaba por sorpresa, incluso si la retorica del menor no era la mejor, para ella era simplemente lo mejor del mundo.

Porque no había sido tarde, cuando ellos descubrieron que realmente se podía amar a alguien, que no era necesario realmente todo el poder y el dinero del mundo para ser felices, que era incluso más delicioso un beso sorpresa y un “te quiero” que un ramo de flores, chocolates y osos de felpa. Porque la mejor forma de amar es inconsciente, hacer lo que sea, sin querer que hagan lo mismo por ti.

Eran una familia ahora, una numerosa está de más decirlo. Los niños cada vez necesitaban más cosas, ellos incluso habían comenzado a ahorrar parte de sus sueldos para cuando fuera necesario. Pero la vida era dulce y no había nada mejor para ninguno que llegar a casa y encontrar personas que te quieren, esperando con ansias por ti.

-y la familia crece- dijo Eunsook mirando su gran estomago cubierto con unas cuantas vendas y abrigos de lana. Hacia un frio atormentador, incluso había comenzado a creer que solo podía dar a luz en invierno. Era feliz, realmente no pedía más de lo que tenia ahora mismo, era cuestión de ambos que prefirieron dejar a la sorpresa el sexo del niño. Y por desgracia para Eunsook, solo sabía que sería en aquel frio mes en el que podría nacer, nueve meses exactos.

Les tomo por sorpresa, a ambos, la mañana en que Eunsook cayó de pronto al suelo tras haberse levantado con rapidez de la cama por las inmensas ganas de voltear el estomago. Al principio le atribuyeron este malestar a la poca comida ingerida por la mujer en esa semana, producto a su vez de su falta de apetito, consolidada con las enormes nauseas que le provocaba la comida, asociada a su vez con alguna infección. Pero la frecuencia de esto solo le hizo pensar en hacerse un chequeo general, viendo confundida el sobre de papel amarillo que le tendía el doctor a cargo. “Es una infección muy hermosa Eunsook, quizá le puedas poner un nombre” y entonces todo hizo clic al mismo tiempo. Eunsook se fue de espaldas llegando a casa completamente ida. Abrazo a los niños, sonrió como idiota al perro y subió las escaleras tumbándose enseguida del cuerpo del reportero, abrazándolo con tanta fuerza que él pensó la mujer lo quería matar. “¿Qué pasa?” había preguntado, Eunsook Sonrió y se lanzo a él en un abrazo, “estoy embarazada”

-Mamá- la mujer giro su rostro al pequeñito que se encontraba de brazos cruzados en la entrada de la cocina- ¿piensas en algún momento llevarme a la escuela?- pregunto con una sonrisa picara portando su uniforme. Eunsook sonrió besando los labios del niño que se abrazó a su madre.

-Claro, olvidaba que ya eres un niño grande y debes ir al colegio- cogió al pequeño Taemin en sus brazos y le dio un beso en las mejillas, haciéndolo sonreír- Oh, ¿Qué estas comiendo últimamente que estas súper pesado?

-Fue la abuela Kim, ella me da mucha comida- la mujer rio poniendo al niño en el suelo tomando su mano- mami, ¿Cómo haces que un niño quepa allí?- apunto su estomago con inocencia y una genuina curiosidad. La mujer mordió sus labios.

-Eh…- miro a todos lados buscando una salida, no estaba preparada para esa clase de conversación con un niño de 4 años.- ¡Oh! -Miro el reloj-es tardísimo.

-No es cierto, el palito chiquito aun no llega al monito de nieve.- sin más objeciones su madre le colgó con brusquedad y nervios su americana de lana y un gorrito para tapar sus orejitas.- mama- se quejo el niño de la fuerza que su madre usaba.

-¡¡Ah!!- la mujer se doblego de dolor en el suelo frio de la casa, asustando de muerte al pequeño niño, que la veía estático y cargado de un miedo irracional, esa cosa estaba matando a su mama, y su papa no lo sabía. ¿Él debía ayudarla? ¿Cómo sacas a un niño de la barriga de una mujer? Oh si tan solo su padre no le tapara los ojos cuando pasaban eso en la tele, el podría ayudar a su mama.

Corrió confundido hacia la sala, para coger el teléfono, las mujeres de la tele siempre lo hacían y las llevaban a esos lugares mágicos donde las ayudaban. Se paró en seco a unos dos metros de distancia de su madre lanzando el teléfono por el suelo.

-Mami, llama a los de la tele- la mujer lo miro aun retorciéndose de dolor, las contracciones eran cada vez más fuertes y más seguidas. Pero aun en su más agonizante dolor ver a su niño le causaba paz, aunque no entendiera un carajo de lo que quería decir- ¡MAMA! Hazlo ya, llama a los de la tele, a los que sacan a los niños de las barrigas de las mujeres. – y Eunsook rio con cariño obedeciendo esa orden.

-Diga- contesto amablemente el reportero Kim.

-¡KIM JONGHYUN!- el pobre hombre se alejo del auricular frenando en seco asustando a los niños, que se miraron unos a otros como queriendo encontrar la razón de ese acto de suicidio colectivo.

-¿Eunsook? Amor, ¿Qué pasa?

-¡¡PAPÁ!!- todos los del auto oyeron la voz aterrorizada de Taemin- Mamá está muriendo, tiene una de esas cosas ariengena que mata- tanto el mayor como los otros tres se quedaron perplejos de esa explicación poco viable, y lo tierno que había sonado la equivocación del niño.

-Con un demonio Jjong el bebe va a nacer- respondió la mujer esperando la reacción del hombre que estaba en shock- ¡¡VEN YA!!

-Si si, lo siento- volvió en sí- te voy a colgar amor, espe… - el sonido de la línea desconectada interrumpió sus palabras, atrás del auto todos veían impresionados al mayor ¿Por qué carajos no se movía?- ¿Quién le enseño esa película a Taemin?

-¡¡PAPA!!- gritaron los tres al unisonó, haciendo que el hombre se transformara en corredor de autos fórmula uno, llegando en tiempo record a su casa, bajándose corriendo, olvidando incluso la puerta abierta, volviendo al poco tiempo con la mujer curvada en dolor, sosteniendo su estoma como queriendo arrancar ese horrible sensación, Taemin corría tras ellos sosteniendo la bolsa de su madre.

-¿Qué hacen los niños aquí?- pregunto la enfermera con un hilo de voz al estar sentada adelante.- oh dios mío, había olvidado cuanto dolía esto.- El reportero arranco el auto, luchando con sus nervios de flor ante las palabras fuertes de la mujer, los gritos de los niños, la canción que Taemin cantaba a todo volumen y la gente gritando en la calle. – Jjong acelera, acelera.- dijo de pronto la mujer agarrándolo en curva- que aceleres te digo- lo cogió del cabello zarandeándolo, sin dejarlo continuar la marcha, los niños comenzaron a gritar y Taemin reía de lo gracioso que se veía su papá llorando.

-Mamá, lo vas a matar- le defendió Minho- aparte de dejarlo calvo vas a parir en el auto ¡suéltalo!- el hombre agradeció ese fino y sabio acto acelerando llegando lo más posible a un hospital de maternidad, la mujer de cabellos negros no espero nada más y corrió dentro del living.

-Buenos días- dijo amable con una hermosa sonrisa- vengo a tener a mi bebe- la enfermera rio quedito y corrió preparando una sala de parto rápidamente, llamando a la mujer…. Sin dejar que nadie más le siguiera. De ahí en adelante todo dependía del trabajo de la mujer y de las ganas de vivir del bebe.










Si algo debían los niños admirar de su padre, era sin duda toda la paciencia que tenia, la forma en que manejaba los problemas que se le presentaban, el jamás se veía alterado cuando ocurría un inconveniente, daba palmadas en sus hombros y sonría con ternura repitiendo las mismas palabras que los hacían sentir miserables como hijos “Ustedes no tienen la culpa de nada”

Gwiboon y Kibum lo sabían, el lo decía de verdad, Taemin no lo entendía del todo aun, pero Minho sentía que era una forma de culparlos en silencio por haber llegado de pronto a su vida. Su madre trabajaba duro antes, y les alcanzaba perfectamente para vivir desahogadamente. Incluso su padre pidió cambiar el apellido que había tenido siempre y ponerle el suyo, Choi Minho, le gustaba como sonaba, se sentía poderoso y completo.

Jonghyun y sus hijos eran grandes personas que se preocupaban por ellos, eran una familia de verdad y le gustaba ese sentimiento, incluso le podía decir padre a Jonghyun y eso le hacía latir el corazón, cuando veía la sonrisa avergonzada de su madre y la cara de felicidad del reportero. No era raro ver a este ultimo pasearse de un lado al otro de la casa con Taemin en brazos, hablando horas y horas por teléfono, besar a su madre con cautela de no ser vistos por el escandaloso de Kibum, que casi quería mandar la historia de los mayores a la televisión nacional.

Minho era feliz, Minho se sentía por fin en paz. Por eso ahora sonreía mientras el Kim se paseaba de silla en silla, cada vez más cerca del quirófano, habían pasado cerca de 50 minutos y no sabían nada de nada. A Taemin no parecía importarle ya que todas las enfermeras estaban alrededor de él abrazándolo con cariño, jalando sus mejillas, besando su frente, dándole chocolate, era una ventaja ser un niño lindo.

-Oh que hermoso- dijo una de ellas- ¿Cuántos años tienes?- la carita de ángel del niño lleno de chocolate las mato y derritió en ternura, Minho rodo los ojos y Kibum respingo incrédulo.

-¡Ha! Enfermeras tontas- Minho rio- es un demonio en piel de ángel- Taemin rio quedito mirando con burla al mayor de los chicos y saco la lengua- Tsk- Gwiboon suspiro negando, los chicos a veces podían ser tan bobos e inmaduros.

-La familia de la paciente Lee Eunsook.- al escuchar esto incluso Taemin brinco de su pedestal y corrió hacia su papa que lo abrazo al instante, llevándose un suspiro de las enfermeras. “Revoltosas” pensó Gwiboon mirándolas con odio, eso jamás cambiaría. – Oh –el doctor miro a los gemelos y a Minho, eran chicos demasiado lindos para ser humanos, el niño que se encontraba en los brazos del mayor también era como un pequeño muñeco de colección, incluso la mujer que acababa de dar a luz parecía de porcelana.

-¿Cómo esta ella? ¿Todo salió bien? ¿Cree que se ve demasiado mal? ¿Ella tiene…?- Los chicos suspiraron jalando al hombre detrás de ellos y Minho miró al hombre de bata blanca y sonrisa amplia.

-¿podemos pasar a verla?- el doctor mascullo una risita y asintió. Pasaron en silencio, algunos con una clase de mariposas en el estomago, era algo que no habían visto antes, la camilla donde se encontraba la mujer tenía figuritas de jirafas gordas y tiernas. Eunsook estaba recostaba de lado sosteniendo la almohada con fuerza, su cara era de dolor total.

-¿Amor? ¿Cómo estás? ¿Dónde está el bebe?- Eunsook sonrió al ver a su familia allí y sostuvo la mano del menor con fuerza.

-Reportero Kim Jonghyun- dijo con una sonrisa- ¿Por qué trajo a toda la escuela a visitar a su esposa?- los niños rieron y Taemin se agarro de las cobijas luchando para subirse a acostarse con su madre, pero la cama era tan alta que no pudo hacerlo.

-Señores Kim- la enfermera entro de pronto sosteniendo en sus brazos una manta de lana. Eunsook se sentó como pudo para poder recibir al bebe, una sonrisa se formo en sus labios y miro al reportero Kim que también sonreía mirando al bebe.

-Es un niño- Gwiboon grito frustrada pateando a su hermano que brinco hacia adelante- ¿Qué pasa Gwiboon?- pregunto su padre y ella se cruzo de brazos.

-¿Soy la única mujer? ¿No pudieron pensar un poco en mí? ¿Qué creen que voy a hacer con cuatro hombres como hermanos? ¡No es justo!- Eunsook sonrió y la llamo con sus pequeños y delgados dedos. Abrazándola con una mano y sosteniendo al bebe con otra.

-Eso es bueno para ti- dijo la mujer a su oído, acariciando con dulzura su cabello color chocolate y con olor a manzana- serás siempre la favorita y la princesa de tu padre y mía. – la niña sonrío siendo recibida por un beso simple de la mujer en los labios. - ¿Cómo era ese nombre que pensaste si era niño?

-Jong In- la enfermera que había traído al niño sonrió- no puede ser, es igual que Taemin- miro al bebe, a su hermano pequeño y después a su padre.- Da, son iguales a papá.

Kibum sonrió acercándose también al niño corroborando en lo que su hermana había dicho, era verdad. Qué horror. Eran demasiados nombres que aprenderse, demasiadas fechas de cumpleaños. Jamás pensó verse a sí mismo dejando las comodidades de la casa de su madre, para ir a un lugar que no le prometía demasiado. Pero sin duda tener la compañía de Minho, Gwiboon, Taemin, eh incluso la mujer durante las noches, era algo que no cambiaria ni por todos los millones del banco nacional. Sentir como su pecho aceleraba su ritmo cuando la mujer llegaba con una canasta de pan, pasteles, golosinas o simples zumos para él; sin que se lo pidiera hacía pensar al pequeño zorro de 12 años que lo mejor era estar con ella, que con su propia y ocupada madre.

-Jong In- dijo la mujer de pronto haciendo el silencio en la habitación- Kim Jong In- Rio avergonzada- es preocupante que mis hijos se apelliden diferente, Choi Minho- apunto al alto niño que la veía con una sonrisa- Lee Taemin- apunto al niño que estaba sentado en sus pies comiendo aun una golosina de chocolate- Kim Gwiboon, Kim Kibum- los gemelos sonrieron también- Kim Jong In.- Y después todos rieron dando razón a esa extraña situación.- pero no importan los apellidos, ni quien es hijo de quien. Yo los amo a todos por igual- la mujer beso sus frentes y comenzó a llorar de felicidad. – Los amo.














Por mucho tiempo Lee Eunsook, hija de un importante medico y una mujer que luchaba fervientemente por el bien de una familia completa y sustentada en el amor y la pacificación; pensó que no tenia en realidad un lugar en el mundo. En su niñez hizo cosas que la hacían sentir inferior a otros, en su juventud cometió errores que la obligaron a escapar de lo que creía era el lugar para ella, dándose cuenta que nunca perteneció a allí realmente, que solo estaba atada por sus padres, por su hermano mayor. En su madurez aun seguía pensando ¿Cuál era el rol que ella jugaba en la vida de sus hijos? Cuando ellos crecieran y ya no la necesitaran se irían al igual que ella lo hizo, y aferrarse a ellos solo la hacía sentir como un pequeño cachorro agresivo que simplemente no quiere quedarse solo bajo la lluvia.

En cada lugar que iba, cada casa que tocaba, podía sentir que algo quemaba es sus manos, no podía ir en paz, tenia secretos que ocultar. Por eso cuando conoció a Jonghyun y pasaron todo eso juntos sintió al fin que tenía un lugar al cual regresar después de acabar cansada del trabajo, un lugar en el cual se preocuparían por ella, un lugar en el cual le esperaba alguien que prometía pasar el resto de su vida a su lado, simplemente había encontrado el lugar al que pertenecía. Su rol como madre de cinco maravillosos hijos, alegres y distraídos, su rol como esposa de un hombre preocupado y frágil, al cual en más de una ocasión había visto doblegar.

Por qué para Eunsook, de ahora mismo 33 años de edad, describir su vida resultaba imposible. Ella no quería pasar el resto de su tiempo pensando en que ello. Porque había aprendido que no le bastaban 33 años para saber con exactitud que representaba vivir, vivir era todo y nada a la vez. Vivir era una acción y una reacción, vivir era maravillosamente desconocido, una aventura. Vivir era reconocer la felicidad en los rostros manchados de lodo de Jong In y Taemin cuando salen a jugar al jardín, cuando veía discutir a Gwiboon y Minho por simples ecuaciones matemáticas y su correcta elaboración, cuando Kibum bailaba por horas y horas frente a la televisión ignorando a los otros dos. Cuando Jonghyun llegaba del trabajo, con los ánimos por el suelo y gritaba en medio de una risa si Jong In le abrazaba por las piernas sin avisar y caía al suelo recibiendo un ataque de besos de los más pequeños.

-Eunsook ah… - miro a su esposo que sostenía al pequeño Jong In de los pies dejándole colgado- ¿quieres que cantemos una canción de cuna para los niños?

-Aish papa, tengo 13 años no necesito una canción de cuna.- se quejo la gemela sonrojada.

-Podrías tener 25, que de todos modos te duermes – todos rieron. – La razón por la que respiro eres tú~

-la razón por la que yo canto eres Tú~ -siguió la mujer con una sonrisa, acompañando la suave voz del reportero con la suya propia.

-La razón por la que vivo eres Tú~- los niños hicieron coro haciendo reír a los padres y a ellos mismos.

-Nada puede detenerme de amarte- cuando finalizaron terminaron con las manos entrelazadas, Eunsook no podía dejar de ver al reportero y le sonrío el Kim besó con cariño las mejillas sonrojadas de la mujer, haciendo que el calor le recorriera por dentro sin poder controlarlo. Sabía que ese calor no desaparecería de su cuerpo por mucho tiempo, y realmente por primera vez, comprendió que vivir sin esa mujer que se robo un soplo de su corazón, con la primera sonrisa de aquella fría mañana de septiembre, no era vida.