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Mensaje por Medu32 Sáb Jun 15, 2013 8:41 pm

Título: Thank you?
Autor: Delie Bell

Género: AU, Romántico

Advertencias: Lemon bastate explícito
Pareja: JongKey
Resumen: Jonghyun daría lo que fuera por tener entre sus brazos a ese delgado cuerpo, susurrarle palabras bellas mientras llenaba de besos su rostro. Pero eso no sería posible hasta que Kibum por fin supiera del flechazo que tenía por él. Kibum sentía que lo seguían, estaba seguro de que una mirada estaba pendiente de todos sus movimientos. Pero no contaba con que en algún momento tuviera que agradecer a su admirador por ser casi como su sombra.


Nota: Lo anterior fue información básica de este fanfic.  Este no será muy largo, tendrá máximo tres capítulos. Voy a subir el primero cuando por lo menos alguien me haya dejado un comentario. Espero que les guste!


Última edición por Medu32 el Lun Jun 17, 2013 3:05 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Freyja Dom Jun 16, 2013 12:42 pm

pues con el puro resumen ya me dejaste con la intriga
yo opino n_n continúalo, estaré esperando el primer cap :yupi:
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Mensaje por Medu32 Lun Jun 17, 2013 3:17 pm

Capítulo I: My hero



Todo funcionaba a la perfección en la vida de Jonghyun, a sus 23 años estaba a punto de terminar la carrera de Música, tenía una familia sumamente hermosa y amigos con los que siempre podía contar. Todo había funcionado como reloj suizo hasta que las vacaciones de verano terminaron y la Universidad lo esperaba para terminar su último año de carrera. Todo le había salido bien hasta que fue consiente de la presencia de un nuevo estudiante. Todo era color de rosa hasta que sus ojos se posaron en Kim Kibum.



A Jonghyun le costaba admitir que el protagonista de sus más íntimas fantasías fuera un chico, un hermoso ser de piel nívea y caminar estilizado, pero varón al fin y al cabo. Pero no porque aceptar su posible homosexualidad le produjera vergüenza, sino porque simplemente le pesaba no poder controlar sus deseos más primitivos. Si esta situación era ya insoportable cuando estaba sólo en su hogar, lejos de la presencia del dueño de sus suspiros; las cosas adquirían mayor gravedad cuando se encontraba en la Universidad cerca de Kibum, el muchacho que todas las noches se aparecía en sus sueños y lograba que amaneciera con una sonrisa dibujada en el rostro.




Pudo haber tomado varios caminos para saciar su necesidad de ese muchacho, pero había elegido el más sucio y retorcido en su propia opinión. Se sentía el ser más repudiable por sus actos, ni siquiera la persona más ruin podía comparársele, se repetía a cada instante. La solución más fácil e inmediata que encontró fue espiarlo, de esa forma Kibum no se daría cuenta de que lo tenía totalmente a su merced, y además no lo molestaría con su obsesión.



Cada vez que podía Jonghyun pasaba por la facultad del rubio, ciertamente Diseño se encontraba bastante lejos de Música, pero aun así todos los días lograba contemplar los delicados rasgos de Kibum por lo menos unos momentos; necesitaba tener su dosis diaria de ese joven de mirada penetrante, pues sentía que era tan vital como respirar, dormir o alimentarse. A veces llegaba tarde a clases o faltaba debido a sus salidas alborotadas para verlo pasear por los jardines de la Universidad o ir a la cafetería por un americano bien cargado, no importaba la situación, el punto era ver esa delgada anatomía en su rutina diaria.


Y ahí se encontraba una vez más, detrás de un árbol siguiendo a Kibum sin que este se diera cuenta. Sin duda la imagen que ese muchacho de caminar estilizado le regalaba a Jonghyun era fascinante, no podía evitar que sus curiosos ojos recorrieran cada centímetro de aquel maravilloso cuerpo. El análisis partía de un hermoso rostro, tan deslumbrante que podría dejar ciego a cualquiera; luego venía un níveo cuello que pedía a gritos ser acariciado; pasando por una menuda espalda que terminaba en el trasero más redondo y firme que sus ojos hayan tenido el placer de ver; para culminar en un par de largas piernas.


Podía imaginarse tocando cada rincón de esa delicada piel, sintiendo bajo su tacto la calidez del cuerpo de Kibum. También quería recorrerlo con sus labios, dejar un reguero de besos por cada pliegue y hendidura que su anatomía tuviera. Definitivamente estaba enfermo.


—¡Jjong, te he estado buscando por todo el campus!—la enérgica voz de Minho, su mejor amigo, hizo que diera un respingo sacándolo de su trance.


—Por una mierda, baja la maldita voz Choi, ¿qué no ves que estoy ocupado?—le siseó más que malhumorado.


—¿No me digas que otra vez estás espiando a la diva de Diseño?—dijo en un inaudible susurro cuando se dio cuenta de lo que Jonghyun miraba tan concentrado—por Dios, que trasero más bueno se carga ese rubiecito; cada que lo veo me dan unas ganas de…—no pudo decir más pues ya tenía a Jjong cogiéndolo del cuello de la camisa, con el puño levantado a punto de darla un certero golpe.


—Cállate idiota, no te atrevas a fantasear con él, hazlo con cualquiera de tus putas, pero no con mi Kibum, él es sólo…—no era capaz de continuar, el rubio no era un objeto para tratarlo como de su propiedad, simplemente no tenía ningún derecho sobre él. 


—¿Ibas a decir “mío”?, pues lamento informarte Jjong que hasta que él no se entere de tu existencia, no son más que “obsesión y obsesionado”—la boca de Minho estaba llena de razón, él sólo era un tipo enfermo que se dedicaba a acosar a Kibum.


—Lo peor de todo es que sé que tienes razón—dijo con una sonrisa torcida que más parecía una mueca de fastidio.


—Te equivocas, lo peor es que sabes que estoy en lo correcto y no haces nada por remediar la situación—volteó sorprendido a ver a su amigo, esas no eran palabras que el alto le dijera con frecuencia—debes confesarle tus sentimientos—¿desde cuándo los sentimientos importaban para Minho?—Necesitas decirle las ganas que tienes de fallártelo, contarle como te excitas pensando en enterrarte profundamente en ese precioso…—y ahí estaba nuevamente el chico que conocía, el que amaba hablar de sexo.


—Minho, si le dijera eso el pobre saldría corriendo despavorido, no todos tenemos una polla como cerebro, recuérdalo por favor. Además, yo quiero más que sólo echarme un polvo con Kibum—aún no estaba seguro de lo que sentía por él, pero sabía que no lo quería únicamente para satisfacer las necesidades de su cuerpo.


—Ya vas a empezar con tus cursilerías, sólo no vayas a inundar la Universidad con tus lágrimas, ¿ok?—trató de bromear un poco. Necesitaba hacer reír a Jjong, pues si iban por ese rumbo, tomando en cuenta lo sentimental que él era, en pocos minutos su amigo realmente estallaría en llanto por la frustración.


 —Ok, no te preocupes, guardaré mi sensibilidad para la soledad, sólo deja de molestarme con tus perversiones, en serio, no me incites a cometer alguna locura—inquirió con un brillo de súplica en la mirada.


—Entonces estás admitiendo que te gustaría tirarte a Kibum—los grandes ojos de Minho tenían impregnados la picardía, era algo con lo que no se podía luchar.


—Por Dios, de veras que eres sumamente vulgar; ósea sí, me gustaría pasar una noche con él, no lo niego, ¿qué hombre con sus cinco sentidos bien puestos se negaría a tal ofrecimiento…?


—Uno heterosexual, por supuesto—replicó Choi rápidamente.


—Créeme, Kibum puede hacer dudar a cualquiera, así empezó mi gusto por él—antes sólo se fijaba en la redondez del cuerpo de una mujer, en unos bonitos pechos, en unas curvas bien definidas; pero llegó el nuevo estudiante y puso su mundo de cabeza.


—Cállate ya, ha sido mucha azúcar por hoy para mí, no quiero seguir escuchando tus problemas del corazón, ¿Qué me crees? ¿Una señorita? Pues no, a ellas las utilizo debajo de mí… o contra una pared—ni quería imaginarse lo que esa sucia mente de Minho estaba recordando, seguramente la última de sus noches de aventura.


 —¿Podrías explicarme por qué sigo siendo tu amigo? Eres repudiable, si tuvieras una hermana, como yo, dejarías de hablar así de las mujeres… — sabía que Minho sólo bromeaba, él era un realidad una perita en dulce tratando de proteger su dañado corazón, hecho trizas por una fémina.


—Soy el único que soporta tus momentos de depresión y los suicidas también—soltó ya al borde del colapso producto de la retención una carcajada.


—Hey, sólo he estado envuelto en esas situaciones desde que empezó mi gusto por Kibum—le seguiría el juego, que más daba, tenía que reírse de sí mismo. Si lo pensaba bien, en serio era ridículo con ese flechazo por Key.


—Bueno, fuera de bromas, espero que la próxima vez que hablemos sobre esto estés de la mano con la diva, y ya te hayas venido en su interior, es un deseo de todo corazón.


 —Ya vete enfermo… pero gracias por escucharme, en serio gracias.
Claro que le diría todo a Kibum, pero tenía que ir lento, “pero mierda, ya llevo casi cuatro meses siguiéndolo a escondidas, ¿cuán más lento quiero ir?” se decía así mismo. La verdad se estaba cansando de sólo ser una sombra imperceptible en la vida del otro, quería sentirse parte de él, no ser sólo un espectador, quería ser el actor principal.






Un único pensamiento lo acompañaba en su camino al estacionamiento de la Universidad: lo seguían, definitivamente algún enfermo estaba siguiendo cada uno de sus pasos. Sentía una mirada penetrante clavada en su espalda menuda. Hasta el momento el extraño no había hecho más que estar pendiente de cada uno de sus movimientos, no era peligroso, estaba seguro, pero era sumamente molesto sentirse presa. Por lo general, era diferente, él era el acechador, siempre seduciendo a diestra y siniestra sin importar las consecuencias; le gustaba controlarlo todo, manipular a todos a su antojo. Pero esta vez, la situación estaba fuera de su alcance, esta vez, él era la víctima.


Con paso acelerado llegó al aparcamiento, se estaba oscureciendo rápidamente y el frío intenso se calaba por sus huesos, quería llegar ya mismo a casa. Se supone que ahí lo debería esperar Taemin, su pelirrojo primo, pero el mendigo niñato no se aparecía por ningún lado. Mientras que su auto estuviera en el taller estaba subyugado bajo el poder de ese pequeño insensible.


Una vibración en sus ajustados pantalones se hizo presente, era su celular anunciando que el muchacho no iba a poder llevarlo a su edificio y que luego le pagaría lo que le costara el Taxi, “puto Taemin” pensó. Maldijo innumerables veces, ahora tenía que buscar el medio para llegar a su departamento lo más antes posible. Las abundantes telas que sus delgados brazos cargaban no eran ninguna broma, y a parte del dolor producido por estas, tenía que lidiar con el entumecimiento causado por el gélido aire de invierno; “puto Taemin” pensó otra vez.


La dificultad de tener ambas manos ocupadas sólo hizo que llegara con los nudillos casi blancos a la parada de Taxis. En serio se vengaría de Taemin cuando tuviera la oportunidad, pero bueno, nadie lo había mandado a impactar su auto contra un poste de alumbrado público; por suerte él no había sufrido ningún daño, pero su bolsillo sí que había sentido su pequeño accidente.


¿Qué pasaba con los conductores en ese momento? Ni un solo auto se dignaba a aparecer. La avenida estaba totalmente libre, ni siquiera se podía vislumbrar un colectivo. Diablos, estaba perdido.
Unos cuantos minutos pasaron, y la sensación de ser observado se intensificó. Ahora no sólo sentía una mirada posada en él, sino varios pares de ojos. Lo podrían tildar de demente, pero en serio lo sentía. Un hormigueo asqueroso se hizo presente en su cuerpo cuando escuchó pasos detrás de él, si esas pisadas no se detenían estaba seguro de que su garganta soltaría involuntariamente un grito de desesperación. Y no se detuvieron.


Lo único que su mente pudo procesar fue “mierda, estoy jodido”.  Ahora los movimientos se hacían más constantes y estaban acompañados de risas que se le antojaron de lo más asquerosas.


—Muchachos, miren que tenemos aquí… —soltó con asco y desdén una voz rasposa, el cuerpo de Kibum se estremeció del horror.


Un grupo de tres hombres con ojos inyectados en sangre lo rodeó, sentía el aliento pestilente de esos tipos golpearle frontalmente el rostro. Sólo atinó a cerrar los párpados rápidamente como tratando de resguardar a sus retinas del horrible cuadro  que formaban esas figuras descuidadas.


Si lo pensaba racionalmente en el mejor de los casos solo le asaltarían. Pero en el peor de los escenarios también le golpearían y hasta incluso podrían ultrajarlo entre los tres. Se notaba que estaban fuera de sus sentidos, así que cualquier cosa le esperaba. Sin un ápice de temor en su rostro los encaró, le hicieran lo que le hicieran, les iba a costar. 


— ¿Les puedo ayudar en algo distinguidos caballeros? —dijo con su tono más engreído. Ya que no podría luchar con ellos físicamente, lo haría por medio de su astucia y sarcasmo, actitudes en las que era todo un especialista. Quizá un poco de humillación también sería bueno para repelerlos.


— Danos todos los billetes que traigas y te dejaremos ir… —pensó que el plan estaba funcionando y que su tarea había terminado hasta que sintió la mirada, del que parecía el líder de la pandilla, impregnada de deseo recorrerlo completamente— aunque pensándolo bien, también podrías ser una puta riquísima… 


Otra vez su cuerpo dio un respingo, ya no podía ocultar su exasperación e impotencia, sería víctima de una violación colectiva. Más que asustado estaba aterrorizado, no pudo retener más las lágrimas cargadas de frustración y casi inmediatamente tuvo su rostro bañado en esas secreciones saladas. Una sensación de vértigo se apoderó de su cuerpo, en cualquier momento caería desmayado del horror, pero no les daría el gusto de tenerlo inconsciente mientras lo forzaban, se defendería.


Unos segundos más pasaron antes de sentir esas asquerosas manos recorrerlo por debajo de la polera, ni siquiera supo cuando lo habían arrinconado contra un callejón; sólo sabía que estaba perdido, a menos de que alguien escuchara sus gritos combinados con sollozos y fuera en su auxilio, estaba completamente indefenso. Antes de sentir sus piernas flaquear y caer de lleno en el pavimento, un “déjenlo tranquilo” fue lo último que sus oídos lograron escuchar… al parecer alguien sí lo ayudaría. Agradeció internamente a ese perfecto desconocido, estaría eternamente en deuda con él. Si esa persona lograba evitar su fatal destino, se juró que, cuando volviera a sus sentidos, se lo agradecería de algún modo.






Por lo general no se quedaba hasta tan tarde en la Universidad, pero después de presenciar una escena sumamente impactante, sinceramente agradecía haberlo hecho. La imagen que se encontró al salir no fue para nada agradable,  no daba crédito a lo que sus ojos veían: su rubia obsesión estaba siendo acorralada por tres infelices. Jamás pensó que su cuerpo sería capaz de sentir tanta furia y odio repentino hacía unos desconocidos, un repudio inmediato lo asaltó al instante en que sus oscuras pupilas enfocaron el delicado cuerpo de Kibum, casi inconsciente, siendo manoseado por esas sucias manos.  


No lo pensó dos veces y su garganta soltó un bramido de ira que se dejó escuchar por toda la calle despejada a esa hora. Las miradas de esos maleantes, antes clavadas y concentradas en la figura delgada, se dirigieron a él. Nadie le haría daño a Kibum, no en su presencia por lo menos, lamentarían haber tenido el atrevimiento de haber tocado esa bella piel de porcelana. Disfrutaría golpeando salvajemente a esos indeseables, serían tres contra él, pero en  esos momentos se sentía como una bestia desquiciada capaz de matar a un ejército entero; la rabia había activado sus instintos más primitivos.


— ¿Qué diablos creen que están haciendo imbéciles? ¿Atacando a un estudiante que tiene en los bolsillos más de lo que la vida de alguno de ustedes vale? ¿O es que ni siquiera les alcanza para pagarse una puta barata? — vociferó a punto de perder los estribos. Pero no dejaría que la furia lo cegara, lo primordial era evitar que lastimaran a Kibum.


— Si alguien viene a defender a este marica debe ser porque realmente es una buena zorra, dime algo ¿qué tan buenas mamadas da? — le contestó el tipo más alto.


— Unas que te llevan al cielo, lástima que no las podrás disfrutar; su intento de intimidación se termina aquí… les daré un par de billetes para que se tomen unos tragos, o contraten los servicios de alguna señorita, hagan lo que quieran.


— ¿Y si no queremos? ¿Si queremos tirarnos a este rubiecito? ¿Qué vas a hacer? — ahora sí se arrepentirían,  toda la furia que estaba conteniendo sería liberada.


Sin siquiera lanzarle una advertencia estampó su puño contra el despreciable rostro de ese tipo, se notaba que estaba bajo los efectos de algún alucinógeno, pues se tambaleó inmediatamente y cayó en el pavimento. Los otros dos, que para ese momento habían dejado a Kibum olvidado en una esquina, corrieron a levantar el pesado cuerpo de su amigo. Lo arrastraron un par de metros hasta que fue capaz de caminar por cuenta propia, y en un abrir y cerrar de ojos el grupo huyó despavorido. No pensó que sería tan fácil ahuyentarlos, hubiera querido que suplicaran por piedad, descargar toda su fuerza sobre sus cuerpos; pero sintió alivio cuando se alejaron.


Ver a Kibum así de vulnerable le estremeció el pecho, como si alguien le hubiera lanzado una daga directo al corazón. Esa era una imagen insoportable, casi sintió que se le cortaba la respiración por la tristeza. Como un autómata se aproximó a la frágil figura, lo sostuvo en sus brazos y con suma delicadeza recorrió con su nariz ese cuello que lo tentaba. No quería aprovecharse de la situación, sin embargo aspirar su olor tan embriagante era esencial. 

 
Jjong pensaba en “¿qué haría ahora?” cuando sintió unos delgados dedos cerrarse alrededor de su chaqueta, apretando sus hombros suavemente. En un inaudible susurro, escuchó como Kibum emitía con pesadez un “gracias, me salvaste”.  No hizo más que aprisionar con más fuerza la delgada cintura del rubio tratando de reconfortarlo.


— Si tuviera la oportunidad de hacerlo otra vez, no dudaría ni un solo segundo. Te protegeré siempre… — Sabía que estaba pasando la línea diciendo eso último, en ese momento el rubio no necesitaba que otro idiota se le insinuara, pero tuvo la necesidad de hacerle saber que habría alguien cuidando sus pasos a cada instante.


—Sí, quiero que me protejas… — dijo aún con debilidad, mientras se acurrucaba más contra el pecho de Jonghyun.


Si bien no estaba consciente del todo, ese abrazo lo llenó. Sólo quería sentir contra su cuerpo ese calor que desprendía el otro. Tenía claro que él era un desconocido, uno muy altruista por cierto, pero sus brazos lo hacían experimentar seguridad y confort. Su mente era un embrollo en ese momento, sin embargo estaba seguro de algo, quería que ese hombre lo protegiera…




Notas: Bueno, este fue el primer capítulo. Ya me decidí, el fic sólo tendrá tres capítulos, es bastate corto. Espero que les haya gustado, y por favor si es que les parecio interesante o digno de comentar, me dejan una opinion.

El capítulo va dedicado a Freyja por ser la persona que comento primero, gracias por darle una oportunidad!


Última edición por Medu32 el Vie Jul 12, 2013 11:11 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Clé Lun Jun 17, 2013 6:42 pm

Buooooooooooh... Es un fic muy bueno y me gusta mucho como te expresas <3 Sube pronto el siguiente por fa! ♥ Lo estaré esperando akjs.
Clé
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Mensaje por Freyja Lun Jun 17, 2013 9:07 pm

he de admitir que nadamas podía mirar 2min
pero el jongkey a robado completamente mi corazón, son tan lindos n_n.
me gusta mucho como escribes, no dejas nada en el aire es muy ameno el fic, espero con ansias el siguiente capitulo.

gracias por dedicarme el capitulo n_n seguiré al pendiente
Freyja
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Mensaje por amy kim Mar Jun 18, 2013 6:12 pm

esta muy bueno tu fic, continualo por favor
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Mensaje por Kibum Youkai Miér Jun 19, 2013 10:47 pm

:Merong: aparto~
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Mensaje por Medu32 Vie Jul 12, 2013 11:07 pm

Capítulo II: My plan



Taemin no podía creer lo que Kibum le contaba. Casi suelta la taza que café que estaba a punto de beber y estuvo cerca de atorarse con lo que estaba engullendo. Creer que justamente el chico conocido por tener un “crush” con su primo hubiera sido el que lo ayudó en esa espantosa situación, lo llenó de escalofríos. Bueno, aunque tampoco era tan sorprendente considerando que el estudiante de Música prácticamente le pisaba los talones a Kibum. Si, era de su conocimiento la “pequeña fijación” que tenía Jonghyun por él, todos lo sabían menos el propio chico de Diseño.


— ¿Cómo dijiste que se llamaba?—quería asegurarse de que hablaban de la misma persona.


— Se llama Kim Jonghyun y estudia Música — soltó Kibum un tanto emocionado mientras estiraba su cuerpo recién levantado. Ni él mismo estaba seguro de que lo sucedido la noche anterior hubiera sido algo real. Es decir la gente no tiene a un ángel guardián para que evite todos sus males; cuando las cosas desagradables tienen que pasar, suceden. Pero alguien evitó su fatal destino, un muchacho de bonitos ojos de cachorro y amplia sonrisa.


— ¿Si?, ¿Qué más te dijo, hyung? — quiso saber con cautela Taemin, podía jurar que no le había dicho que él era el maldito que lo seguía. No es que Jjong le cayera mal, es sólo que no comprendía el porqué de su misteriosa actitud, si era lo suficientemente agraciado como para ser aceptado por Kibum. Y odiaba las mentiras, aunque técnicamente no era una mentira, sólo ocultaba la verdad.


—Oh mencionó que pasaba por ahí de casualidad—“sí… casualidad”, pensó el pelirrojo— ¿te imaginas Taemin? ¡Tuve mucha suerte! — ¿Por qué Kibum se estaba comportando así de idiota e ingenuo? Hasta él que era el primo despistado y descuidado se daba cuenta de lo que pasaba. Quizá el rubio solo estaba deslumbrado por el actuar de Jonghyun, y como este no era ningún ser con tres ojos o algún rasgo desfavorecedor, por el contrario era muy guapo, parecía bastante obvio que había impresionado a su primo—Luego, me acompañó a casa y quedamos en que sería bueno poder encontrarnos en la Universidad; todo lo sucedido fue como una montaña rusa de emociones.


— Ok, siento mucho no haber pasado por ti entonces, lamento el momento tan desagradable que viviste —“Pobre de mi hyung, ha caído enamorado de su acosador” reflexionó Taemin.


—Ay, pero si no te cuento esto para reclamarte, por el contrario te lo estoy agradeciendo, conocí a alguien sumamente especial anoche… nadie ayuda a alguien así tan desinteresadamente— dijo tallándose sus ojos rasgados, antes de soltar un largo bostezo.


—Kibum hyung, hay algo que es necesario que sepas—se lo diría, estaba decidido, no aguantaba ver a Key de esa manera, cegado por la bondad de una persona que sólo quería acostarse con él, o bueno, ¿Por qué eso quería Jonghyun, no?—¿Recuerdas que me platicaste que sentías que alguien te seguía?


—Claro que sí, pero deja que te termine de contar todo; no sabes que reconfortante se sintió ese abrazo que me dio, sus brazos ciñéndose al contorno de mi cintura—un suspiro se hizo audible—ohhhh, parezco una niñata ilusionada por su primer amor…


—Esto es serio, hyung… deja de andar en tu mundo rosa—tonto Jonghyun y su encantadora personalidad que había encandilado a Kibum— ¿No se te hace muy extraño que alguien haya estado merodeando por ahí a esas horas de la noche? Es decir, sólo si Jonghyun estuviera pendiente de cada paso que das hubiera sido capaz de encontrarte como te encontró… ¿no lo crees lógico?


—Minnie, ¿estas tratando de insinuar que Jjong es el tipo que me observa? — Cuestionó con fingida sorpresa el rubio; si, fingida pues no era tonto, por supuesto que sabía que Jonghyun era la persona que andaba detrás de él.


Lo supo cuando levantó su compungido rostro en el momento que los maleantes lo dejaron en paz, y pudo apreciar unos hermosos ojos llenos de terror, llenos de miedo por su causa. Jjong estaba realmente asustado de que pudiera pasarle algo malo. Aún aletargado por la situación, su sentido común supo reconocer que eso no había sido una coincidencia, si es que Jonghyun lo había encontrado era porque el destino así lo quería, porque quería que conociera a una persona que lo amaba de verdad.


—No sólo lo insinúo, estoy asegurando que es él la persona que te ha estado poniendo los pelos de puntas durante estos meses — esperaba que la reacción de Kibum no fuera mala, y sólo se deprimiera un poco por la verdad, pero lo que vino a continuación no se lo esperaba.


—Y yo que pensé que ese tipo sería alguien desagradable y molesto; no puedo creer que alguien tan sensible y bondadoso como Jjong sea la persona que me ha estado siguiendo—poco más y decía esto saltando en un pie; era cómico ver como Taemin lo creía así de ingenuo como para no darse cuenta de que él ya se había enterado de que Jjong era su admirador; si, esa palabra sonaba cientos de veces mejor que “acosador”. Mientras que el pensamiento de Taem era “definitivamente el encuentro con Jonghyun le ha atrofiado el cerebro a Kibum, él siempre es tan frío y calculador que resulta imposible que sea el mismo”; Kibum pensaba “¿en serio me cree tan idiota?


— ¡Qué  tonterías dices! ¿No te das cuenta de que esa persona es peligrosa? ¡Está obsesionado contigo! Dios hyung, entra en razón—gruñó claramente fuera de sus casillas el pequeño pelirrojo.


—Taemin, si Jjong quisiera hacerme daño y en serio fuera peligroso, ya hubiera hecho algo, como secuestrarme u otras cosas retorcidas como esa. El pobre sólo es algo tímido, mi belleza lo intimida… —eso demostraba que el Kibum diva aún estaba vigente, entonces Jonghyun sólo había afectado su sentido común; ¡era inconcebible tratar de justificar la conducta enfermiza de alguien! Aunque ese alguien fuera un atractivo chico con vocación de músico.


—Bueno, has lo que gustes, pero luego no te quejes cuando te diga “te lo dije”.


—No lo haré, sé que Jonghyun es diferente… —lo único reconfortante de la situación era ver la hermosa sonrisa que adornaba el rostro de su primo, sumado a unos brillantes e ilusionados ojos felinos.


Luego de unos minutos, de aparente fin de la conversación, una idea llenaba por completo la mente de Kibum. Era necesario agradecerle de alguna forma a Jjong por haberle ayudado en aquella situación. Quizá no actuó exactamente con altruismo, sin interés alguno; pero su acción, le demostraba que podría ser posible que en verdad lo quisiera y lo que sintiera por él no fuera una simple calentura. Esto ponía al rubio en una posición complicada; ahora era necesario no sólo agradecerle por haberlo salvado, sino también darle las gracias por amarlo.


Sonará lastimero y penoso, pero hasta ese momento nadie se había mostrado interesado en él como una persona capaz de sentir, capaz de emocionarse con una sonrisa y unos ojos cargados de amor, sí, porque eso fue lo que vio en Jonghyun cuando posó sus pozos afilados en los contrarios, el más sincero amor.


Por lo general siempre lo tomaban como alguien frío, arrogante e indiferente; alguien interesado únicamente en satisfacer su necesidades carnales, o satisfacer las de alguien más. Más que como un ser con la capacidad de amar e ilusionarse, lo veían siempre como un objeto; aunque había quienes lo admiraban y otros que lo envidiaban, el pensamiento general lo tenía como un simple ser inanimado. Ahí radicaba lo importante que fue para él ver el rostro lleno de preocupación del músico, mientras lo sostenía en ese apretado abrazo.


—¿Sabes Minnie? Creo que es necesario que le agradezca a Jjong de alguna forma—le informó Key a Taemin con una expresión pícara impregnada en su rostro.


—¿Hablas en serio?—la mirada de obviedad que le dio su primo le dejó bastante claro que no se trataba de una broma—bien—soltó en señal de derrota el pelirrojo—sea lo que sea te apoyaré hyung, ¿Qué tienes en mente?


—Antes de decirte lo que tengo pensado, quiero escuchar que me recomiendas tú…


—Podrías obsequiarle esa chaqueta tan bonita que estás confeccionando…—aún estaba renuente a aceptar que en serio Kibum quisiera premiar al acosador de Jonghyun, pero en todo caso igual sería su soporte, le ayudaría de todas formas—o podrías hacerle una cena especial, la cocina se te da excelente…


—La verdad yo estaba pensando en otro tipo de agradecimiento, ya sabes, algo que nos dé más “actividad física…”, y en la que podamos compenetrarnos más…— Taem no pudo notar la mirada llena de lujuria que tenía Kibum pues este último se levantó para llevar los servicios al fregadero; sí, lo que Key quería hacer era agradecerle a Jonghyun de la manera más erótica que conocía, quería tener una noche desenfrenada llena de orgasmos y gemidos, quería que Jjong lo tomara y poseyera, tan simple como eso.


Ya que el muchacho con ojos de cachorro y sonrisa amplia le había demostrado un inmenso y desinteresado amor, él le agradecería con algo que jamás le había dado a alguien. Le concedería la facultad de tomar su cuerpo, pero lo que diferenciaría este encuentro íntimo sería que, Kibum no sólo le entregaría su perfecta anatomía a alguien, sino también le daría sus preciados sentimientos. No tenía ninguna duda, Jjong le gustaba y mucho; parecería acelerado afirmar que ya guardaba amor por él, pero las cosas así se dieron, y no las frenaría.


—En ese caso podrían tener una cita haciendo algún deporte extremo, como paracaidismo u otra cosa en la que tengan una muerte segura, Dios hyung ¿cómo puedes pensar en deportes extremos como una cita?—dijo el pelirrojo lleno de indignación, infiriendo que a eso se refería Kibum con lo de la actividad física.


—¡Estoy pensando en acostarme con él!, ¿¡en serio no puedo creer que seas tan lento Minnie!?—el rostro de Taemin era digna de una fotografía, sus cejas se habían juntado tanto que parecían una sola; sus ya de por sí gruesos labios se abrieron exagerando el tamaño real de su boca y sus ojos se habían expandido el triple de su verdadera medida. Se había sorprendido más que cuando Kibum le reveló la identidad de su salvador.


—Necesitas inmediatamente un psicólogo, o mejor un psiquiatra; ¡me estás asustando hyung!—Taemin hizo amago de levantarse e ir a buscar el número del terapeuta de su madre, en serio Kibum le estaba preocupando.


—Detente pequeño demonio, ni siquiera intentes recomendarme al loquero de tu mamá… eso en vez de ayudar, empeoraría mi situación, sino mírala, está más amargada y paranoica que cuando empezó con las sesiones…  


—¡¡Hyung, respeta a mi madre!! Además, ¿no sería muy apresurado que ya intimen?


—No seas recatado ahora, como si tú no pasaras la noche con desconocidos— el pobre pelirrojo empezó a sonrojarse, el color de su rostro adquirió incluso más intensidad que el de su cabello—además, Jjong no es alguien a quien deba temer, me ha demostrado que me quiere, y yo lo premiaré—Sí, no tenía ninguna duda, se entregaría en cuerpo y alma a Jonghyun.


—Bien, te ayudaré en todo lo que sea necesario para conseguir que su primera vez juntos sea inolvidable… confía en mí—Taem realmente era una persona muy influenciable, pensaba Kibum, primero se negaba y luego se ofrece en bandeja de plata a colaborar con su plan.


Tenían que pensar muy bien en qué estrategia utilizarían para lograr su cometido; aunque gran parte del trabajo ya estaba hecho tomando en cuenta que Jonghyun ya había caído completamente enamorado de Kibum. Sólo quería que ese momento fuera mágico y especial, utilizaría toda su experiencia previa para hacer que Jjong disfrute como nunca antes. Además quería saber que era sentirse amado por alguien mientras ambos se complacían carnalmente. Sí, otra vez suena lastimero, pero era verdad.




Luego de una semana el plan estaba listo, sólo faltaba ejecutarlo.


Como una de las fantasías más oscuras y reprimidas que tenía Kibum era el hecho de hacer que alguien se excite en público decidió que iniciaría de esa forma. Quería  llevar a Jonghyun al desespero total, que no pudiera aguantar sus deseos, hacer que él mismo le pidiera fundir sus cuerpos y que de esa forma fueran uno sólo. Además, estaba la adrenalina de no ser notados por los que lo rodeaban. No quería dar un espectáculo gratuito, sólo quería causar una erección que luego tuviera que atender, y Dios, de qué forma tenía planeado atenderla.


Se había puesto en contacto con Choi Minho, según Taemin el mejor amigo de Jjong, y  con ayuda de su primo el pelirrojo logró convencer al castaño de participar también en la realización del plan.  No sabía que tácticas había usado ese pequeño de mente lasciva para manipular al alto, pero estaba seguro de que fuera lo que fuere Taem también lo había disfrutado. Parecía convenirle esa unión, pues si Taemin estaba ocupado no lo andaría molestando en su relación con Jjong.


Había quedado con Minho de que él se encargaría de que Jonghyun usara el transporte público; si, quería sentir el miembro duro y erecto del de ojos de cachorro rozar contra su trasero debido a los movimientos del autobús en marcha, esa era un deseo que tenía desde hace mucho. Ya no aguantaba la necesidad de sentir como el pene de Jjong crecía cada centímetro por su causa, menearía muy bien su redondez sobre la entrepierna del castaño para así crear una fricción más agonizante para ambos.


Kibum sabía que Jjong por lo general iba caminando a su casa pues esta se encontraba realmente cerca de la Universidad y como no había forma de que se subiera a un colectivo si no era porque tenía que recorrer una distancia demasiado larga como para ir a pie, pero demasiado corta como para usar su auto, había aceptado que Minho le mintiera a Jonghyun diciéndole que era necesario que este vaya a la casa del alto. Que Jjong tuviera que ir a la casa de Choi, era la excusa perfecta para que tomara el transporte público.


Kibum alegaría el encuentro en la parada de buses a que aún su auto seguía en mantenimiento, luego se bajarían cuando sus cuerpos ya no aguantaran los roces sobre la ropa y necesitaran el contacto sin interferencias, irían de frente a su departamento, y ahí consumaría su idea. Ya había quedado con Taemin que este se iría de fiesta, lo más probable es que se fuera con Minho, y así dejaría el piso libre sólo para los Kim.


Ahora los papeles se habían invertido; pues para saber el momento exacto en el que puppy, como había rebautizado Key a Jjong, tomara el autobús, el rubio lo había seguido desde que el estudiante de música culminó su última clase del día. Ahora el acosador y stalker era Kibum.


Ya en la parada del transporte público, ese que hace una semana había sido el causante de una de las situaciones más traumáticas de su vida entera, era en ese instante el medio que le permitiría estar, en todo el sentido de la palabra, con Jonghyun.


— Oh, ¿Jjong hyung eres tú?— se había prometido usar ese molesto formalismo sólo en esa ocasión, luego llamaría a Jonghyun de la forma en la que se le antojase, desde yeobo hasta puppy.


—¿Kibum-ah? Sí, soy yo; es una agradable sorpresa encontrarte… —dijo Jonghyun casi en shock, el rostro de sorpresa del castaño era hermoso, sus ojos de cachorro se miraban sumamente impactados.


Bajo la mirada del Kim mayor, el ser que estaba en frente de él era definitivamente la criatura más perfecta que sus orbes habían tenido el placer de apreciar, podía quedarse horas enteras admirando esa tersa piel o protegiendo en su regazo ese frágil cuerpo.


Maldita sea, en la última semana había reprimido su necesidad de asediar al rubio,  pensó que como ya había tenido ese ansiado acercamiento sus ganas de Kibum menguarían; comprobó que su teoría no podía estar más lejos de ser correcta. Ahora la demanda de sus sentimientos era aún más intensa, todas las noches de esos siete días había despertado sudoroso y  afligido queriendo tener junto a él a ese ser que lo volvía loco; si antes estaba mal, ahora estaba peor.


—Lo mismo digo, ya quería volver a verte… ¿vas a algún lugar en especial? Quizá quede en el camino de mi piso y así podemos ir juntos para conocernos más—debido a que estaba seguro de que Jonghyun lo amaba y estaba tan necesita y desesperado como él, no tenía tiempo de ser sutil, sólo pensaba en materializar su plan.


—Voy a la casa de un amigo, quedamos en reunirnos… pero supongo que puede esperar, puedo acompañarte a tu lugar, claro, si no te incomoda—dijo el castaño algo inseguro, no quería forzar a al chico bonito a nada, así que iría con calma por más menesteroso que se encontrara.


Por el contrario Key casi suelta un chillido de felicidad por las anteriores palabras de Jjong, la realidad era mejor que la expectativa, no había previsto que el moreno fuera tan voluntarioso y accediera rápidamente no sólo a que se fueran juntos, sino que también a acompañarlo hasta su departamento.


—Para nada, claro que puedes acompañarme… sería excelente; si no te quita mucho tiempo te invito no sólo a escoltarme, sino también a pasar a mi piso, alguien que hizo tanto por mí creo que se merece un agradecimiento con todas las de la ley—el estudiante de Diseño puso la expresión más tierna e inocente que tenía, quería que Jonghyun realmente se llevara una gran sorpresa cuando empezara a mostrarle su faceta sensual y desinhibida.  


—Invitación aceptada… oh, ahí viene el autobús.


Para Kibum no sólo venía el autobús, sino su boleto al paraíso y al desenfreno…




Tenía que sujetarse fuertemente, pues el colectivo estaba yendo a un ritmo un tanto acelerado; además ahora no sólo tenía que cuidar de su equilibrio, sino el del chico bonito que tenía delante de él. No se había equivocado, el cabello y la piel de Kibum tenían un olor delicioso, ese aroma llenaba por completo sus narinas. Sus sentidos estaban un poco aletargados por el momento tan pleno que vivía, se sentía flotando en una nube.


La descripción grafica de la situación era la siguiente: el fuerte pecho de Jonghyun estaba totalmente adherido a la menuda espalda de Kibum, estaba seguro de que el rubio podía sentir los acelerados latidos de su corazón desde esa posición. Nunca antes había agradecido que el transporte público a esa hora fuera una desgracia: todos los usuarios apretujados y sin espacio para un alma más.


Lo que sí trataba de evitar a toda costa era que otra parte de su cuerpo rozara con el contrario, por nada del mundo quería que Key sintiera lo sexualmente frustrado que se encontraba por él. Lamentablemente, no estaba funcionando; se dio cuenta de eso cuando, un par de personas bajaron en una parada y casi una decena subió y lo obligaron a pegarse aún más, ahora sí de lleno a la anatomía delicada de Kibum.


—Jjong hyung, no puedo creer lo idiota que soy, se acaba de caer mi móvil; me agacharé para recogerlo, ¿sí?—un susurro gutural salió de la garganta del rubio, ahora sí podía empezar los juegos previos con Jjong, ahora que la distancia entre su trasero y la hombría de Jonghyun era inexistente.


—No te apures, lo recojo yo…—sólo Dios sabía que se volvería como una bestia y mandaría a la mierda todo su autocontrol una vez que ese culito respingado ejerciera aún más presión en su miembro, que ya sentía algo adolorido.


—No podrás hyung…—sin pensarlo dos veces se agachó tomando como punto de apoyo el cuerpo de Jonghyun. Las ansias le carcomían la existencia, necesitaba ya mismo irse con el moreno a su departamento.


Un gemido, bastante audible, estuvo a punto de salir sin permiso desde las cuerdas vocales de Jjong, su pene dio un tirón involuntario y estuvo seguro de que Key lo pudo sentir perfectamente contra su trasero; Minho no se equivocaba cuando hablaba de lo delicioso que este seguramente era. Todo el placer estaba concentrado en su entrepierna, ahora sí sus instintos consumieron su coherencia y empezó a frotarse con un poco de disimulo, aún, contra esa redondez y firmeza perfecta. Kibum había desatado al monstruo que habitaba en él.


—Listo, ya lo recogí… —retomó la conversación el rubio—ah… —no pudo evitarlo, soltó eso último con una excitadísima voz, el majestuoso miembro de Jjong estaba golpeando sinvergüenza esa zona en la que su cuerpo era sumamente sensible.


Cuando Jjong pasó una de sus manos alrededor de su cintura, para así restregarse con más gusto y facilidad, y empezó a colarla debajo de la polera holgada que llevaba, Kibum supo que era hora de bajarse de ese autobús. Pero antes, quería mover sus caderas al ritmo frenético que ejercía la velocidad del colectivo y así lo hizo.


Dobló un poco sus rodillas y apoyó sus manos a los lados de la hombría del castaño y empezó con ese tormentoso meneo; iba para delante y detrás tal y como un balancín. Si así de grande y caliente se sentía ese pene con ropa, no se imaginaba cuan imponente debía ser despojado de todo obstáculo.


—Kibum, por favor detente, no es correcto lo que ahhhh…—gemido—hacemos…— el maldito autocontrol volvió, pero no por mucho.


—Hyung, sólo déjate llevar; en todo caso si me detengo será para ir a mi departamento y dejar que me entierres tu…—quería decir palabrotas, sabía que eso pondría más cachondo a Jonghyun, pero fue interrumpido por este.


—Entonces cállate y vámonos…


La suerte estaba echada, Kibum y Jonghyun pasarían la velada más encantadora, sudorosa y deliciosa de toda su existencia, en realidad sería sólo la primera de muchas.




Notas: Muchas gracias a todos por comentar. Pido disculpas por demorarme tantisimo en actualizar, pero bueno, aqui está finalmente el capitulo. Les cuento que el siguiente es el último
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Mensaje por Alejitah Jue Jul 18, 2013 7:22 pm

jajjajajaja ese Key tan calenton jajajajjajaja esperare el siguiente capitulo
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Mensaje por tiari Jue Jul 18, 2013 9:22 pm

APARTOOOOO
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Mensaje por Medu32 Sáb Oct 12, 2013 6:45 pm

Notas: Agradezco a todos los que comentaron. Siento mucho la tardanza, pero la verdad no me animaba a subir la ultima parte pues mi escrito no ha tenido mucho recibimiento en este foro. Como no me gusta dejar las cosas inconclusas aquí está el ultimo capitulo, este es el que contiene lemon. Si quieren leer mas de mi pueden revisar mi cuenta en AY, por cierto he empezado un nuevo fic JongKey. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]


Las luces del departamento se encontraban apagadas cuando Jonghyun y Kibum llegaron tomados de la mano. El previo desenfreno en aquel transporte público parecía inexistente; ahora más que dos amantes deseosos de placer carnal parecían dos muchachitos de secundaria con las manos entrelazadas. Lo cierto era que esa pasión seguía latente; los que los vieron en el camino al departamento del rubio no lo notaron, pero esa calentura estaba aún envolviéndolos.



—Kibum, antes de lo que sea que vaya a suceder esta noche necesito confesarte algo — sólo su ropa interior sabía con cuan desesperación necesitaba intimar con Kibum. Realmente la aventura en ese autobús le había calentado hasta la última célula del cuerpo, pero antes de satisfacer a su cuerpo quería dejar las cosas claras con el chico bonito.



—Jjong hyung, si lo que quieres decirme es la razón por la cual aquel día tuviste la gentileza de ayudarme no pierdas tiempo, ya la sé. Lo hiciste porque me quieres ¿verdad? — dijo bajito, titubeando, el de los ojos afilados mientras pensaba: maldito Jonghyun ¿porque tiene que arruinar este momento con su ataque de sinceridad?



—No, te equivocas… — un grito de terror genuino interrumpió las palabras de Jonghyun.



— ¿Qué? ¿Entonces no me quieres? — mierda, no había contado con la posibilidad de que todas las suposiciones que hizo fueran sólo eso, suposiciones y no lo que de verdad sentía el castaño.



—Claro que me gustas, es más, sí, te quiero… sólo que, bueno, siento que debo ser totalmente sincero contigo. No sé si lo has notado, pero te he estado espiando como un maldito pervertido por los últimos meses, quiero que me perdones — Jjong bajó la cabeza avergonzado, si después de lo que acababa de decir, el rubio ya no quería acostarse con él, lo entendería.



El mayor pudo sentir como las delicadas palmas de las manos de Kibum se posaron en sus mejillas y le levantaron suavemente el rostro.



—Pareces un cachorrito arrepentido de alguna de sus travesuras… —Jonghyun pudo notar como los bonitos labios de Key se curvaban en una coqueta sonrisa y su corazón no hizo más que latir como un demente— no te preocupes, esta vez tu dueño no te regañará porque sabe que no lo hiciste con malas intenciones, es más te premiará — dicho esto, la única reacción que tuvo el cuerpo del estudiante de música fue dirigir su boca a la contraria, no sin antes musitar un casi inaudible “gracias”.



Era la primera vez que ambos sentían los labios del otro. Ambos podían notar como unas descargas eléctricas recorrían sus cuerpos completamente. Era gracioso pensar que ya se habían sentido íntimamente, por encima de la ropa, pero que aún no habían tenido el placer de degustar sus bocas.



Unos labios gruesos  trataban de apoderarse de unos rosas y acorazonados, pero Kibum le daría batalla a Jonghyun, no se dejaría doblegar así de fácil. Ambos luchaban por dominar, pero Key al momento de sentir como una traviesa lengua invadía su cavidad flaqueó. Sintió sus piernas doblarse por el placer que esa sinhueso le ofrecía. Diablos, era simplemente maravilloso besar a Jonghyun. Qué diferente era un beso dado con amor.



Sin separar sus necesitadas bocas Jonghyun comenzó a recostar a Kibum en el mueble más cercano que pudo encontrar: un comodísimo sofá. Con mucha suavidad el cuerpo del rubio se fue acomodando en aquel diván y casi por inercia abrió sus piernas. Este espacio hecho por las extremidades inferiores de Kibum fue ocupado por Jonghyun, quien ya había empezado a repartir besos por la pálida, sensible y delicada piel del cuello níveo.



Los labios del moreno no habían tenido el placer de sentir nunca antes más suave textura que la de la piel del estudiante de diseño. Estaba seguro que ahora que había probado tal manjar, lo volvería totalmente adicto. Además, los leves gemidos que soltaba Kibum mientras Jonghyun degustaba su piel no ayudaban a que la sensación de locura menguara. El placer estaba cegando la razón del más bajo: sus sentidos no le respondían y lo único que quería en ese momento era tener contacto directo con la piel del rubio.



—Jjong, espera… un momento por favor—lo detuvo entre jadeos la voz del menor. Diablos, si Kibum quería que se detenga estaba realmente perdido; ya no creía poder reprimir más esas ganas que le tenía.



—¿Estoy yendo muy rápido?—cuestionó un tanto preocupado Jonghyun.



—No, por supuesto que no… es sólo que, ¿de veras quieres que lo hagamos aquí en medio del recibidor?—la verdad era que el castaño quería hacer suyo a Kibum en cada rincón de aquel departamento, pero como era la primera vez que estaban juntos necesitaba que fuera algo especial. Quería la comodidad y calidez de la habitación del rubio.



—¿Te sentirías mejor si es en tu alcoba?



—Sí, no quiero amanecer con dolor de espalda la verdad; mi cama es mucho más amplia que este mueble—él también estaba ansioso de intimar con Jonghyun, pero en unas cuantas ocasiones ya había tenido encuentros sexuales en un sofá y no era muy agradable que digamos.



Pero quizá el problema era ese, que sus anteriores compañeros de cama tan sólo habían significado “encuentros sexuales” para él; quizá con Jjong todo fuera diferente. Al ritmo que iban estaba seguro de que cualquier lugar era bueno mientras tuviera el sexo del mayor dentro de sí, pero quería que sus sábanas quedaran impregnadas de ese olor tan masculino que Jonghyun emanaba.



—Kibum, mañana no tendrás adolorida la espalda... creo que el dolor será un tanto más abajo, como a la altura de tu trasero—espetó el estudiante de música con una sonrisa de autosuficiencia dibujada en su rostro—créeme, cuando se trata de ti, no hay poder humano que me haga entrar en razón; no sabes cuanto te deseo.



—Que pervertido me resultaste hyung, pero es cierto, ya me he dado cuenta de cuán grande la tienes—mientras el rubio decía eso no pudo evitar que su mano se dirigiera a la entrepierna de Jonghyun  y le diera un suave apretón sintiendo como ese pedazo de carne daba un tirón en su mano—sí, el dolor será lacerante e intenso. Pero ¿sabes? Lo afrontaré todo con tal de que por fin seamos uno.



—Lo que tú digas bonito, tus deseos son mis órdenes… la pasaremos genial esta noche— con un leve roce de labios Jonghyun levantó a Kibum de su cómoda posición e intentó llevarlo a su habitación; intentó, pues no tenía la más remota idea de dónde era que esta se encontraba.



Kibum sintió su cuerpo ser levantado por dos fuertes brazos mientras se preguntaba: ¿en qué momento el sensible y romántico Jonghyun se había convertido en aquel hombre tan atrevido y seductor? No era un reproche, sólo estaba gratamente sorprendido, ambas versiones de su hombre con ojos de cachorro le encantaban. Estaba seguro de que esa noche quedaría grabada en su memoria.











Ya podía escucharse en la habitación de Kibum como el silencio reinante del lugar era reemplazado por sonoros gemidos, que empezaron siendo débiles para tornarse en desgarradores y potentes. El ambiente estaba siendo calentado por dos cuerpos que aún estaban vestidos, pero que sin duda en cuestión de segundos se librarían de esas barreras que no les permitían sentirse íntimamente.



Los labios gruesos de Jonghyun se habían adherido al apetitoso cuello del rubio, dejando un reguero de besos por toda esa tentadora extensión, sin duda esa era una de sus partes favoritas del cuerpo de Kibum. Sabía que esa noche descubriría más partes favoritas de esa anatomía delicada, sólo necesitaba despojarlo de la molesta polera holgada que estaba usando su amante. Prenda que antes no le parecía tan fastidiosa pues le permitía admirar su tan pronunciada  clavícula y fantasear con ella.



Las manos del moreno estaban indecisas de si posarse en esa pequeña cintura  o descender un poco y situarse en esas hermosas nalgas, tan redondas y suaves que estaba seguro serían su perdición; ya podía imaginarse como sería estar dentro del menor, ser apretado por sus músculos internos y llenarlo completamente con su esencia. Al final decidió mantener la diestra en la cintura de Kibum y dirigir su mano izquierda a ese culo delicioso para apretujarlo a su antojo. Pero no aguantó estrujar esas montañas por sobre la ropa, inmediatamente introdujo su mano para por fin poder sentir bajo su tacto la tersura de ese respingado trasero.



— Jjong… —Kibum no sabía si lo que se había escapado de su garganta había sido un gemido de placer o de sorpresa, o de ambas sensaciones pues no se esperaba que la mano de Jonghyun se colara tan rápido por debajo de su apretado pantalón de mezclilla. Esa mano grande y tosca lo rozaba placenteramente en una de las partes más sensibles de su cuerpo, el rubio se retorcía de gozo.



Lo único que atinó a hacer Jonghyun fue dirigir sus carnosos labios a los acorazonados, si bien amaba escuchar la voz entrecortada de Kibum gimiendo por su causa, hace unos minutos que había dejado de besar la boca rosada y ya la extrañaba. Sí, ya añoraba recorrer con su sinhueso esa pequeña y apretada cavidad. El choque de sus lenguas era electrizante, podía sentir como su cuerpo entero era azotado por sensaciones jamás experimentadas; sólo Key, el chico rubio de los pómulos bonitos, podía transportarlo a un mundo en el que sólo existían los dos.



Mientras tanto la cabeza de Kibum también era un desastre, su cordura se había ido a la mismísima mierda. No podía hacer nada más que pensar en ese fuerte cuerpo que se arremetía contra el suyo y le daba la calidez que pensó nunca encontraría. Pero más allá del placer corporal que estaba sintiendo, se sentía lleno, completo; como si por fin hubiera hallado la pieza faltante de su rompecabezas llamado “felicidad”. Definitivamente era una experiencia nueva, él no sabía que se sentía ser amado mientras tenía sexo, por fin tendría amor y satisfacción carnal en un encuentro.



El rubio, al igual que Jonghyun, quería recorrer el cuerpo de su amante, disfrutar de esa tibia piel era lo que necesitaba. A Kibum le llegó el momento de afrontar su propio dilema, no sabía si dirigir sus pálidas y delgadas manos a la entrepierna ya abultada del muchacho con ojos de cachorro o delinear con sus largos dedos esos abdominales marcados que poseía Jjong.



Optó primero por tocar cada cuadro perfectamente construido en el abdomen del moreno. Con tan sólo tocarlos Key se podía imaginar cuantas horas de gimnasio habría necesitado el músico para tener ese vientre tan masculino, cuanto sudor se habría escurrido por su fuerte pecho, para luego descender hasta su majestuosa hombría; sin duda ese era el camino que quería que su boca recorriera luego, quería recorrer con sus labios y trazar con su lengua cada pliegue del viril cuerpo. La voz, teñida en excitación, de Jonghyun lo sacó de sus pensamientos.



—Kibum, ¿por qué tienes que ser tan jodidamente hermoso? — Inquirió el castaño entrecortadamente, casi sin poder articular palabra, tener entre sus brazos el cuerpo de Kibum lo estaba llevando al desequilibrio total.



—¿Eso es un reproche o un alago?— respondió el estudiante de diseño tratando de controlar su respiración.



—No lo sé, solo digo lo que mis instintos quieren decirte, ahora no estoy razonando absolutamente nada.



—Lo tomaré entonces como un alago… vamos Jjong, llévame a la cama, esto se ha estado dilatando demasiado.



—Con “dilatar” ¿te refieres a la situación o a… bueno, la otra cavidad caliente que tienes a parte de la boca? Porque si te refieres a la segunda opción aún no he hecho nada para que se dilate. ¿Sabes?, muero por hacerlo.



Dicho esto los dedos del moreno empezaron a explorar más a fondo dentro del pantalón de Kibum. Este podía sentir como su “cavidad caliente”, como la había denominado Jonghyun, era invadida primero sólo por un dígito. Ese único extraño dentro de sí sabía moverse bien; trataba de que ese estrecho agujero se ensanchara por lo menos un poco, que se encontrara listo y preparado para cuándo algo más grueso lo tomara. Luego de ese único dedo, otros dos más lo siguieron, haciendo también eficazmente su trabajo.



—Bueno—volvió a tomar la palabra el mayor—ahora algo sí está verdaderamente dilatado…



—Eres un tonto, no me refería a eso— golpeó suavemente al estudiante de música mientras sus cuerpos seguían entrelazados —de todas formas me ha encantado sentirte ahí, pero espero que tus dedos no sean lo único que logren llegar ahí abajo… quiero algo más grande, caliente y húmedo.



—Lo tendrás, lo prometo.



De un momento a otro el cuerpo de Kibum fue lanzado a la cama, no de manera violenta, pero sí bastante apresurada. Rápidamente las manos de Jonghyun empezaron a despojar al rubio de toda prenda, mientras este hacía lo propio con su compañero castaño. En cuestión de segundos ambos se encontraban tan sólo en ropa interior.



La diferencia visual que los dos cuerpos regalaban era abismal: uno bastante más delicado y frágil mientras que el otro hacía gala de su resistencia y fuerza. Totalmente distintos, pero encajaban perfectamente, lo que uno no tenía el otro lo ofrecía, simplemente eran la combinación perfecta.



Las piernas de Kibum se abrieron dándole espacio a Jjong para que se pudiera ubicar con más facilidad ahí, imitando la misma posición que habían tenido hace un rato en la sala. Podía verse como ambos se encontraban en el punto más alto de excitación, los dos con notables erecciones creciendo cada vez más por el roce que se estaban dando.



Sin dejas de mover sus caderas, haciendo que la fricción se mantuviera igual de placentera, el mayor empezó a besar el cuello del estudiante de diseño. Con esta acción dejó pequeñas marcas rojizas en la pálida y delicada piel, la verdad no era su intención hacer esas señales de pasión, pero ya estaban hechas; al día siguiente todos verían que Kibum ya tenía un dueño.



Lentamente su boca fue descendiendo hasta toparse con unos botoncitos rosados que ya estaban erguidos como dos obedientes soldados en la posición de firmes. Se veían sumamente apetitosos, no dudó en probar esos pequeños pezones. Con ayuda de sus dientes y lengua logró estimularlos aún más. Los acalorados jadeos que lanzaba Kibum sólo estaban logrando endurecerlo sobremanera, nunca antes había sentido su pene tan hinchado y rebosante de atención.



Centímetros más abajo un vientre plano lo esperaba, suavemente apoyó sus manos en las caderas del menor, necesitaba un punto de apoyo para lo que quería hacer. Con cuidado comenzó a repartir besos por todo el abdomen del rubio, logrando sacarle unas ahogadas carcajadas.



—Jjong detente, me haces cosquillas… mi punto débil es ese, soy muy sensible en mi pancita—Jonghyun quería morir de ternura en ese momento, ¿cómo era posible que alguien tan sensual y provocador como Kibum dijera “pancita”? Sin duda era una joya única y lo más importante, esa joya era suya.



—Está bien, pero me gusta mucho besar cada parte de tu cuerpo… aún no he llegado a tu centro de placer, así que déjame continuar por favor, quiero hacerte sentir maravillosamente bien.



—No es necesario que llegues ahí para que me sienta en el cielo, con tu sola presencia ya me haces sentir querido, ahora déjame a mí agradecerte por todo. Ponte cómodo… te daré la mejor felación que alguien te haya dado en tu vida — una sonrisa de orgullo apareció en el rostro de Key. Era sorprendente cómo de la cosa más tierna el chico bonito podía pasar a ser alguien tan descarado.



Las posiciones de ambos Kim cambiaron. Kibum de encontrarse debajo del cuerpo de Jonghyun se situó a horcajadas de él, con una pierna a cada lado de la cintura del mayor. Su trasero estaba estratégicamente encima de la entrepierna del castaño; podía sentir como el erecto pene arremetía contra sí. Fingiendo que estaba acomodándose contoneó sus caderas haciendo que sus redondas nalgas se frotaran “accidentalmente” con esa dureza que tenía debajo de él. Se sorprendió mucho cuando sintió que ese bulto crecía incluso más.



Luego de comprobar que Jonghyun estaba tan excitado como él, descendió lentamente dejando su rostro frente a la hombría contraria. Estaba decidido a recorrer con su boca cada centímetro de ese, al parecer, delicioso falo. Sin reprimir más sus ganas de probar la textura de la piel de Jonghyun en esa zona, bajó su ropa interior y se deleitó con la vista. Un erguido y grueso sexo fue lo que sus ojos tuvieron el placer de ver, inmediatamente su boca se dirigió a degustarlo.



Con ayuda de su diestra, pues su mano izquierda estaba apoyada en la cama, levantó la potente erección del estudiante de música y su boca hizo lo propio. Repartió lengüetazos por todo el largo de ese caliente pedazo de carne, dejándolo magistralmente ensalivado y sin dudarlo lo engulló. Por más que trató, el miembro del castaño no cabía completamente en su cavidad bucal. Lo único que le quedaba era darle placer también con sus manos a las zonas que no podía satisfacer sólo con su boca.



Kibum succionaba enérgicamente, ahuecaba sus mejillas para hacer la sensación aún más deliciosa. Quería dejar a su amante en el límite y estaba a punto de conseguirlo. Un conocido cosquilleo se acrecentó en el cuerpo de Jonghyun, estaba tan cerca de llegar al orgasmo que comportándose como un verdadero animal, empezó a arremeter violentamente contra la caliente cueva que envolvía su pene.



Los roncos gemidos de Jonghyun eran los que ahora resonaban por todo el lugar. Realmente tenía una voz hermosa, pensaba el rubio; a Kibum le gustó la idea de poder escucharle cantar alguna vez. Ya habría tiempo más adelante para el romanticismo, ahora era suficiente con la entrega carnal.



El rubio pudo percibir como su boca era llenada por un viscoso líquido, su lindo acosador se había corrido. Se sintió orgulloso de sus habilidades amatorias, por lo menos podía satisfacer a Jonghyun en la cama. Se tragó el semen del mayor haciendo que este se empalara de nuevo.  



La imagen del estudiante de diseño, lamiendo su esencia sólo logró que la hombría del castaño reaccionara otra vez. Ver como esos rosados labios no querían desperdiciar ni una sólo gota era endemoniadamente sensual y estimulante.



Más allá de todas las sensaciones deliciosas que su cuerpo estaba sintiendo, Jonghyun sabía que había una que sería más exquisita aún: hacer el amor con Kibum. Estaba desesperado por consumar el amor que sentía por ese hermoso chico.



—Bummie— a Jjong se le hizo de lo más tierno llamarle así, y si a Kibum no le molestaba tenía planeado seguir haciéndolo— ha llegado la hora, ahora soy yo quien te pide no dilatar esto…  



Ambos quería reírse por los recuerdos de hace unos momentos en relación a esta palabra, pero lo trascendental de los hechos mató este intento. Los dos querían pasara, ambos querían intimar. Jonghyun había esperado demasiado por este instante, y Kibum quería con todas sus fuerzas tener sexo con amor y agradecerle al moreno por todo lo que había hecho por él.



Jonghyun estaba completamente desnudo, ya sólo faltaba que Key se quitara la ropa interior. Sólo esa delgada tela los separaba del paraíso.  Cuando ambos se quedaron sin más abrigo que el de sus pieles, fue que todo despareció alrededor suyo. Nada existía más que ellos dos.



Kibum había vuelto a sentarse a horcajadas del mayor. Ahora sin ningún impedimento pudo sentir la impresionante hombría de Jjong presionarse contra él, percibió como una oleada de placer hizo chisporrotear sus terminaciones nerviosas. Esperaba con anhelo el momento en el que esa dureza estuviera dentro de su cuerpo. Con ese hinchado pene aún lubricado por su saliva y su estrecho ano todavía dilatado por los dedos del mayor, supuso que era suficiente preparación.



Se levantó un poco mientras Jonghyun cogía su erección y la dirigía hacia su rosada entrada. Empezó a sentarse lentamente, sintiendo como la cabeza del pene lo sondeaba, suave, caliente y dura. Su cuerpo se resistió al principio y luego empezó a expandirse y a aceptarlo, milímetro a milímetro. Sintió que todo dentro de él empezaba a tensarse. Sus músculos internos se contrajeron alrededor de él en un intento de absorberlo más profundamente, y un explosivo juramento salió de la garganta del mayor.



—Mierda Kibum, si sigues apretando así me vendré inmediatamente, eres condenadamente estrecho. Trata de relajarte por favor, mi compañero y yo te lo suplicamos…



Con dificultad el rubio logró sentarse en la pelvis de Jonghyun, todo el falo del moreno había sido incrustado en su interior. Dolía y mucho, pero no era ningún muchacho virgen, así que sabía que luego disfrutaría. Encajaban perfectamente, era como si hubieran sido hechos para estar juntos, como si hubieran estado destinados.



—Móntame bonito.



—Voy a cabalgarte hyung, sujétate bien.



El estudiante de diseño acató la orden, comenzó con el tortuoso sube y baja. Su trasero se movía de arriba hacia abajo, con cada estocada sentía que el miembro del mayor se clavaba incluso más profundamente. Al compás del ritmo que estaba marcando contraía más su interior para así generarle más placer a su compañero.



Kibum se oyó a sí mismo gritar, pero lo percibió como un sonido distante. Todas las células de su cuerpo estaban concentradas en la gruesa polla que entraba y salía de él, en su ritmo duro y rápido. Sintió un cúmulo de sensaciones explotar en su interior y se arqueó contra Jonghyun, gritando, sacudiendo las caderas y con todo el cuerpo estremecido. Lo mejor era que en esa posición su propio miembro era masturbado. Veía su orgasmo muy cerca.



Las manos de Jjong se situaron en las caderas de Kibum, de esta forma hacía que las embestidas fueran más rápidas; además él mismo empujaba sus caderas hacia arriba. Quería llenarlo de sí completamente, quería que su chico bonito sintiera cuan duro estaba por él, cuán grande era su deseo y su  amor hacia él. Estaba sintiendo como su miembro era prácticamente decapitado por ese delicioso culo, podía ver como entraba y salía de ese interior tan caliente.



—Déjame ayudarte… quiero que lleguemos juntos—dijo en un susurro Jonghyun, ya que Key no había quejado que le diera una mamada, por lo menos que dejara que le diera placer con sus manos.



—No sé cómo puedes hablar coherentemente en un momento así, yo siento que el cerebro se me está secando. Pero sí, ayúdame a llegar.



Las manos del mayor no dejaron que el pene rosado del rubio siguiera rebotando entre sus cuerpos, lo cogió y empezó a recorrerlo con sus manos. Si la piel del de ojos felinos era suave y tersa hasta en el lugar más recóndito, lo era aún más en su centro de placer,  además de sumamente sensible.



Ninguno pudo aguantar más y se corrieron. Jonghyun en el interior del menor, llenándolo con su esencia, arremetiendo en Key casi con fuerza brutal. Y Kibum entre sus sudorosas anatomías. Ambos sintieron como si el resto del mundo desaparecía por completo, y como sus cuerpos y almas ascendían a lo que para ellos era el paraíso. Un paraíso en el que nadie los molestaba y sólo se tenían ellos dos, su paraíso. Ninguno había estado en el paraíso, pero si existía, pensaron, debía sentirse así.



Minutos después, cuando sus respiraciones se hubieron regulado y sus cuerpos aún estaban unidos, Kibum se apoyó en el torso del moreno y colocó su cabeza rubia en ese pecho masculino. Lo único que su mente pudo pensar fue “te amo”. Se dio cuenta demasiado tarde que no sólo lo había pensado, sino también lo había murmurado.



— ¿Qué dijiste? —la esperanzada voz de Jonghyun hizo que se diera cuenta de su error.



—Que te amo—no le dio miedo ni vergüenza decirlo otra vez, era la verdad. No sólo le había entregado su cuerpo a este hombre, sino también su alma. Sintió como una mano de Jjong acariciaba su cabello.



—Pues, ¿sabes? yo lo hago desde hace mucho tiempo y me llena de felicidad que tú también sientas lo mismo — un suave suspiro de Kibum le hizo saber que estaba de acuerdo. Pasaron otros minutos y la voz del mayor se hizo nuevamente presente—Oye Bummie.



—Dime…



— ¿Podemos quedarnos así? Se siente delicioso estar dentro de ti.



—Pervertido… pero bueno, amo que estés dentro de mí, así que acepto; pero sólo unos momentos más.



El olor a sexo inundaba la habitación y la imagen que ahora ambos cuerpos regalaban era hermosa. Sus respiraciones relajadas daban cuenta de que ambos habían caído profundamente dormidos. Ninguno había dicho nada sobre iniciar una relación formalmente, pero quedaba implícito.



Por un lado un chico sensible, dulce y romántico había hecho realidad su sueño; lo que tenía ahora no sólo era una obsesión, sino un compañero. Y por el otro, el chico bonito había encontrado alguien a quien amar y que lo ame con la misma intensidad.
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Medu32
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Femenino

I ♥ Jonghyun
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