- No importa lo que pase, yo siempre te amaré.

- Te amo Jonghyun, te amo más que a mi vida.

- Yo más, no tienes idea de cuánto…

Jonghyun ama a Kibum, lo ama más que a nada, más que a nadie. Su amor es tan grande, que el escándalo de su relación con Se Kyung no le importa; no importa fingir, no importa esconder sus “te amo”, ni sus carisias, ni sus besos; pero hay ocasiones en las que ese par de labios lo llaman más que otra cosa y simplemente no puede contenerse.

Jonghyun ama a Kibum…



- Sé lo que ustedes tienen.

- ¿Eh…?

- Sé lo que ustedes tienen. - Directa, esa es la imperturbable frase de su manager y eso le basta para destruir y pisotear su fabuloso cumpleaños.

- ¿A qué se refiere…? - No hay porqué cuestionar, sabe la respuesta… la sabe, pero quiere retrasarla lo más que se pueda.

- Los vi besándose en los pasillos.

- Yo… eso…

- Ya conoces las reglas.

Todo es como la bajada de una montaña rusa, como un avión en picada, un velero naufragando...



Regresa a casa sintiendo miles de agujas clavándose en su corazón; porque sabe lo que tiene que hacer y la simple idea le aterra.

”No pueden seguir juntos…”

- ¡Puppy, llegaste! - Ese cuerpo que tanto le gusta se pega al suyo, esos brazos que tan bien conoce rodean su cuello.

La garganta se le seca y sus ojos amenazan con hacer llover sobre su rostro entero. Por un momento se imagina tomando la mano de su minino y huyendo, desapareciendo; fugándose a un lugar solo para él, para Key, para ambos.

Sus labios tiemblan, deseando que ojalá todo fuera tan fácil como decirlo, tan fácil como pensarlo.

– Por ser tu cumpleaños cociné ese platillo que te… - Se aparta de esa fragancia embriagadora y se aleja apresurado a su habitación - ¿Jonghyun…? – No puede decirle un “terminemos” nacido de la nada; no puede romper su corazón, no puede borrar sus sonrisas…

Estirado en la cama se tapa hasta las orejas y se acurruca contra la pared, sintiendo por fin ese líquido salado mojando sus mejillas.

- Puppy ¿Estás bien? – Esas delicadas manos le acarician la espalda y siente la necesidad de tirarse sobre el otro, apegarlo contra sí hasta fusionarse. – Amor…

Aprieta la mandíbula para no dejar escapar ese sollozo que pica en las paredes de su garganta.

- Debes estar muy cansado y no te dejo dormir ¿verdad? – Esa voz que tanto adora se quiebra, y sus ganas de huir con el amor de su vida aumentan. - Perdóname, descansa…

Lo siento Kibum…

El sonido de la puerta hace eco en la habitación y por fin se derrumba y grita contra la almohada.

- Seré la peor persona del mundo, me convertiré en un miserable, haré que me odies con toda tu alma; Solo así tendré el valor de admitirlo, de aceptar que tu y yo no podemos estar juntos.

Y así empieza la actuación; sus miradas frías, sus silencios, el “porqué” de su indiferencia.




Kibum dobla ropa metiéndola en una gran maleta, y él solo puede mirar, observar esos movimientos llenos de gracia y ese flequillo oscuro bailando con el viento que se cuela por la ventana.

- Jonghyun…- Lo escucha decir, y mientras se recarga en el marco de la puerta, se pregunta cuánto tiempo lleva comportándose así.

- ¿Te vas de vacaciones? – Se anima a preguntar, con ese tono gélido que se obligó a utilizar con el ser más hermoso del planeta.

- Sí, quiero aprovechar el descanso que nos dieron para visitar a mi madre – Su corazón se oprime; esa sonrisa que le muestra el menor nunca se ha borrado y le duele tanto conocerlo tan bien, que sabe que es tan falsa como el rubio de su cabello.

- Bien – Responde a secas, saliendo de ahí apresuradamente, antes de arrepentirse e implorarle que no se aparte de su lado.

Y cuando llega la noche, no ve a un Kibum durmiendo en la cama de al lado, no escucha una respiración acompasada; sus lágrimas salen tan fácilmente como lo han estado haciendo desde que se propuso ganarse el odio de su minino.

Quejidos lastimeros salen de su boca y se abraza con fuerza a esa almohada rosa con estampados de dinosaurios.

Respira hondo.
Tiene el olor de Key…

Respira hondo, y su mente vuela, recordando todas esas noches cuidando los sueños de su gatito; acariciando la nariz, los parpados; repartiendo suaves besos sobre las mejillas y esos deliciosos labios.

Respira hondo de nuevo y esta vez recuerda todas esas veces que estuvo a punto de despertarlo, y con adrenalina estremeciendo su cuerpo entero, corrió a su cama haciéndose el dormido.

Duele tanto…


Los días pasan tan lentamente, y no se siente con el valor de mandar un mensaje diciéndole un “te quiero”, sabiendo que con un pequeño “¿Cómo estás?” haría por demás que feliz a su chico; pero escribe muchos “te amo”, “te extraño”, “te necesito” que silenciosos se anclan en la carpeta de borradores.


Poco a poco se hace oidor de las conversaciones por teléfono que mantiene con Minho, pues todas las noches a las diez en punto, mientras mira la televisión, sus tres compañeros marcan ese numerito que se conoce hasta al revés.

- Jonghyun hyung, ¿No le quieres mandar decir algo a Key umma?

Mira flemático ese par de enormes ojos; le regresan la mirada con preocupación.

Silencio.

Con una negación de cabeza sale de la sala y azota la puerta de su habitación. Y de nuevo se ve gimoteando contra la almohada de su Kibum, siendo consciente de que estuvo a punto de decir “Dile que lo amo, dile que lo necesito aquí, a mi lado”.

Es tan molesto, tan molesto…

Porque sabe que él tomo la decisión de hacer que Kibum lo olvidara; pero las ganas de correr, abrazarlo y gritarle miles de “lo siento” escuecen como llagas desde los dedos de los pies, hasta la punta de sus cabellos.



Mensaje nuevo

Ya no puedo Jonghyun, yo… esto no es…
Terminemos.


Su corazón bombea tan fuerte que por poco y sale de su pecho; sus ojos se empañan y sonríe con sutileza, después de todo está consiguiendo lo que con gran pesar se propuso.


Bien.

Enviado.


Tan corta, tan cruda; así es la respuesta que manda.
Los días siguen su rumbo normal; pero Jonghyun los siente tan lentos, tan pesados.



El sonidito que hace la puerta cada vez que se desactiva el seguro, retumba en sus oídos como tambores; se apresura a la entrada y su mirada da de lleno con aquella que extrañó con todo su ser.

Lo encuentra glorioso, hermoso; pero no puede lanzarse a su boca y olvidar todo lo que con creces logró; ignorar el que la frase “tú y yo” no pueda ser escrita en el libro de su historia.

Indiferencia, míralo con indiferencia.

Gira su cuerpo y se aleja de su vida, de la razón de su existencia.

Soy tan ruin…



Se pregunta cuantas veces se ha encerrado ya en su habitación para llorar, para gritar, para desahogarse.

Mira fijamente la puerta del baño cuando ésta se cierra tras la espalda de Key; minutos después, casi imperceptibles sollozos llegan desde sus oídos hasta su alma y la desquebrajan completamente.

Se replantea si está haciendo lo correcto, buscando caminos diferentes, pero siempre la respuesta es “no”.

No aguanta…

Ya tocó fondo y lo único que puede hacer es regresar con la cola entre las patas; regresar e intentar arreglar todo lo que destruyó; usar cinta, silicón y pegamento si es necesario.

Sollozo.

Arranca al baño precipitado; lo quiere, lo necesita, sin él se le dificulta tanto la respiración… al diablo su manager, al diablo su compañía, al diablo todo.

- Key…

Su estómago da un vuelco y siente ganas de vomitar cuando un líquido carmín llega hasta la punta de sus zapatos.

- ¡KIBUM! – Siendo presa del pánico empieza a gritar desgarrándose la garganta, abrazándose con fuerza al débil cuerpo extendido en el suelo.

Su mirada se vuelve borrosa por las lágrimas, sus sentidos se bloquean, su mente se desconecta.

- ¡NO ME HAGAS ESTO! – Lo zarandea con fuerza una y otra vez - ¡KIBUM!

Estúpido, estúpido y más estúpido.

- ¡KEY! – inhala con pesadez, visualizando esa diminuta sonrisa en los labios de su diva, de su mundo, de su todo.

Por mi culpa Kibum...

- ¡Por favor, por favor! ¡no me dejes! – ruega desesperado, sintiendo de repente como si fuera a caer inconsciente, al lado de su niño. - ¡Minino!

Llora.
Llora mucho.

- ¡Kibum!





- Buenas noches Jonghyun…