Muchos dicen que la vida en la universidad es la mejor etapa de la vida de una persona. Salidas nocturnas, mucho alcohol y fiestas, temporadas en los que estás con un chico distinto por día, nuevas amistades y sobretodo locuras, locuras nacidas del afán de diversión. Pintado de esa forma, parece que ser estudiante universitario es insultantemente divertido y fácil, pero, ¿es realmente así la vida universitaria? ¿O son solos historias creadas para meter expectación a los adolescentes que desean estudiar allí algún día? ¿Qué ha pasado de las noches en vela estudiando, los días tragando litros de café y el estrés?

Algunas de esas incógnitas pasaban fugazmente por la cabeza pelirroja que viajaba en aquel autobús público, su barbilla descansaba sobre su mano, mirando por la ventana sus oscuros ojos y escapando suspiros de sus gruesos labios. A su lado, una maleta ocupaba un asiento y a sus pies había una mochila, el joven está a punto de iniciar su vida universitaria y se siente terriblemente nervioso.

Tuvo que desplazarse desde su pequeño pueblo hasta la gran ciudad de Seúl para poder estudiar, aún recuerda a su madre en el aeropuerto ahogándolo entre besos y abrazos provocando que su rostro tuviera el mismo tono que su pelo. Tras muchas llamadas, logró encontrar una gran casa donde vivir durante aquella época, según los dueños, ya había inquilinos en su interior, pero eso no importaba a Lee Taemin, más concentrado en sus estudios que en iniciar nuevas relaciones.

Aquel joven tenía la ambición de ser médico, y por ello había dedicado toda su vida a estudiar entre las cuatro pequeñas paredes de su habitación día y noche, y al contrario que el resto de sus compañeros que se tomaban el acceso a la universidad como una forma de descanso, él planeaba esforzarse más si cabe para que su sueño se viera cumplido.

Viendo a través del paisaje las instalaciones de su nueva facultad, pulsó el botón rojo y se bajó agitado, se dejó seducir por el verde césped y las monumentales instalaciones, caminaba con la cabeza en alto sin atreverse a entrar y disfrutando de las vistas desde fuera, en su estómago formándose un pequeño remolino. Pero va tan despistado que no ve la figura que camina en dirección contraria a la de él y que le hace chocar estrepitosamente, cayendo al suelo y sufriendo un terrible dolor en sus posaderas.

-¡Mira por donde vas!-el muchacho alza la vista para encontrarse a un joven atractivo mirándolo con suspicacia, sigue caminando ignorando al pelirrojo y éste se rasca la cabeza mascullando maldiciones sobre gente grosera. Alarga una mano para tomar su maleta pero un pie en tacón salido de no sabe dónde le pisa la mano y él produce un ruido de dolor, apartando su mano enseguida para ponerla en su pecho con una mueca de angustia.

-Oh.-es el único sonido que produce la chica que accidentalmente lo ha pisado, lo mira brevemente y de nuevo toma su carrera- ¡Espérame, Oppa!

Taemin sacude su cabeza y se levanta a duras penas, agachándose más tarde para recoger sus pertenencias, de haber sido un chico más valiente le hubiera gritado cuatro verdades a aquel par que ahora caminaban sujetos de la mano, pero él es demasiado tímido para ello. Suspirando, saca una hoja que él mismo garabateó en su hogar y se dispone a seguir las instrucciones indicadas para llegar a lo que sería su nueva casa.

Ésta es grande, de ladrillo rojizo, pero extravagante. Las cortinas muestran desde fuera colores fluorescentes y hay varios dibujos hechos con pintura en las paredes malogrados.

En el pequeño jardín que llevaba a la entrada había formas sospechosas echas con un cortacésped y al enano que había al lado de la puerta le habían pintado labios y ojos como los de una mujer.