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Mi otra mitad [2min]
Recuerdo del primer mensaje :
Hola, bueno vengo a dejarles un fanfic 2min que habla sobre eso de "medias naranjas". Espero que sea de su agrado, lo eh escrito con amor esta pareja y para quienes gustan leer de ellos ^^
PD: La novia de Minho es MinAh de Girl's Day
MI OTRA MITAD
Capítulo 1: Conexión.
Detestaba cuando mi padre se ponía en el plan de (si no lo haces te irá mal). Bueno el ah estado estresado por algunos problemas en la compañía, parece que un accionista le dejo mal en un proyecto y sobra decir que está hecho una furia. Si hay algo en lo que entregaba su cuerpo y alma era en dos cosas: su familia y su trabajo.
Claro dándole más importancia a la familia pero, la compañía era como una extensión de su cuerpo que no podía dejar.
Por eso, para no hacer corajes innecesarios tratando de hacer que se calme, decidí no quedarme en la oficina, quede para almorzar con MinAh mi adorable y amorosa novia. Estaba muy ansioso por verla, hace ya dos meses que esta fuera del país por acompañar a su padre en asuntos de negocios, los asuntos que detestaba porque para ella, significaba aburrimiento total.
MinAh es…es una persona especial, la chica con la que he salido por cuatro años, la única que me comprende y me escucha, claro que están mis amigos, pero ella, es mi otra mitad. La conocí en la universidad, cuando comenzábamos la carrera de comunicación, todavía recuerdo lo atrevida y desafiante que se mostraba en clase, siempre admire su personalidad y fue una de las tantas cosas que me enamoraron.
No he tenido novias de a montón y las que estuvieron a mi lado eran adorables, pero ninguna la correcta. Yo buscaba a alguien que sea decidida, que se muestre tal cual es, que me deslumbrara con su presencia y ciertamente MinAh llegó a mi vida como mi pareja ideal.
Además de la graciosa coincidencia de nuestros nombres: Minho y MinAh.
Al inicio le enfurecía por las burlas de nuestros compañeros, pero al paso del tiempo nos acostumbramos y lo tomamos de juego. Admito que a pesar de su carácter ella me acepto sin “pero” alguno, el día que le pedí ser mi novia ella me confeso que ya había puesto los ojos en mí, y eso me confirmo nuestro destino juntos.
Hoy he decidido sorprenderla con un ramo de rosas, suena típico y cursi pero le gustan mucho y me encanta ver su expresión cuando le doy estos detalles. Así que por eso estoy en esta florería, pagando por mis rosas al amable anciano que me atendió.
—Vuelva pronto —me dice sonriente.
—Gracias.
Cuando me doy la vuelta choco con un chico y casi se me caen las flores.
—Disculpa —dice y me hace una reverencia.
—No pasa nada ambos chocamos —le digo, no me dio tiempo de mirarlo, enseguida pasa a mi lado y se va a ver las margaritas al final del local.
Miro el ramo y recuerdo que Minha me espera, salgo a toda prisa de la florería y voy hacia mi auto, me pongo en marcha, ansiaba ver a mi novia, por lo que acelere y en pocos minutos —cruzando el interminable tráfico—ya había llegado a su apartamento.
Subo diez pisos arriba del edificio y me es un alivio que el elevador este arreglado, la última vez que vine estaba fuera de servicio. Así que utilizando mi medio de trasporte, no tardo en estar parado en su puerta.
Toco el timbre y me arreglo para entrar, escondo el ramo detrás de mi espalda, cuando abre la puerta le muestro mi regalo, pero ella no parecía estar muy emocionada, segundos después muestra su linda sonrisa.
Estaba triste lo podía notar.
— ¿No te gustaron las flores? —le digo ante su silencio y pongo una cara de cachorrito triste.
Nunca se resiste a mis caras.
—No es eso, discúlpame es que me sorprendiste no te esperaba.
—Pero te mande un mensaje.
En seguida saca su celular del bolsillo de su pantalón y revisa sus mensajes. La contemplo de pies a cabeza y sonrió, Dios, se veía hermosa, su cabello largo azabache resaltaba su piel blanca, sus ojos, sus labios… no es por nada pero MinAh es la mujer más bella de esta tierra.
—Oh, discúlpame Minho es que el regreso a Corea me tiene medio loca. Apenas estoy desempacando mi ropa y tengo hecho un tiradero mi departamento.
—Bueno te ayudo —intento dar un paso por delante pero ella coloca su brazo en el marco de la puerta para impedírmelo.
—No por favor, es que me da pena, en verdad está hecho un chiquero —y de nuevo su risita nerviosa, presiento que me ocultaba algo, lo que es sumamente extraño ya que no suele ser así.
Nosotros no tenemos secretos, de ningún tipo.
—Vamos —bufo—. No es que sea la primera vez que veo tu tiradero, además —me acerco y acaricio su mejillas con mis nudillos—. Te extrañaba, hace dos meses que estuviste fuera y me estaba muriendo lento.
Hago el intento de besarla pero desvía su rostro para dejarle mis labios sobre su mejilla.
—MinAh…—le llamo.
—Entra —dice y se hace a un lado, toma las rosas y las deja en un jarrón en la mesa de centro, luego nos sentamos sobre su sillón.
Parece que dirá algo de suma importancia, no acostumbra ser así de seria. Se acurruca a mi lado, yo la abrazo de inmediato, siempre hace eso cuando esta agobiada y necesita hablar. Solo que le cuesta desahogarse.
—Mi papá está enfermo —suelta y ahora comprendo su comportamiento.
— ¿Es muy grave?
—No, no tanto, su corazón está cansado y agitado por la edad, el doctor dijo que debe cuidarse más y evitar disgustos, y ya sabes como es mi padre de necio y rezongón.
—Lo sé, me recuerda un poco a mí —nos reímos.
—Ustedes se parecen.
—No tanto, tu padre es un gran hombre —le beso la frente—. No te preocupes, tu viejo es fuerte, aguantara muchos años más.
—Gracias Minho tu siempre me subes él ánimo.
Nos besamos, extrañaba hacerlo, así como sus manos recorriendo mi cuello y el calor de su cuerpo sobre el mío. Mi chica, el amor de mi vida, la quiero tanto que me duele verla así de triste. Siempre hacia lo posible para hacerla sentir cómoda y feliz, desde el momento que la conocí sentí que seriamos uno para el otro, por eso después de cuatro años seguimos juntos, amándonos mucho. He sacrificado mucho por ella y sabe que seguiré haciendo lo mismo mucho tiempo más.
—Oye, vamos a cenar esta noche ¿sí?, vamos al restaurant que te gusta.
—Lo siento Minho, mi madre quiere que vaya a casa para ayudarle con algunos pendientes —me hace un lindo puchero al tiempo que acaricia mi rostro.
—No me digas eso.
—Pero sería bueno si te ve ahí, se pondría muy contenta.
— ¡Oh, mi amada suegra! Claro que iré con ustedes.
—Gracias —me besa—. Sólo por esta noche, mañana podremos ir donde quieras.
—Es una promesa —la beso lento.
—Ve a las 8pm —me da un manotazo en el pecho y me quejo de dolor—. Sería bueno que papá te viera.
—No te preocupes por eso, el estará bien yo aré lo posible por hacerlo reír.
—Eres el mejor.
Después de una buena sesión de besos y palabras bonitas me despido, prometiéndole estar puntual. Pensé que debía llevar un presente, los detalles nunca están demás. Así que el plan era llegar a casa, ducharme, arreglarme para esta cena familiar, ir por los regalos y por fin pasar un buen rato con mi novia y su familia.
Pero cuando llego a casa, justo al abrir la puerta, me topo con un par de visitas inesperadas.
—Vaya, hasta que te apareciste.
—Jonghyun…—le llamo con fastidio a mi amigo de cabellera castaña y baja estatura.
Miro hacia mi sofá y ahí está sentado Onew, desde que son mis amigos entran y salen de mi casa como quieren, porque hasta saben dónde están mis llaves de repuesto.
—No pareces contento.
—“No, como crees” —le contesto con sarcasmo—. ¿A que debo su visita?
—Venimos a sacarte de tu aburrimiento, te llevaremos a un buen bar para tomarnos unos tragos.
—No puedo.
—Ah sí claro, debe ser por esa novia tuya.
—Pareces celoso Jong —ataco y él enarca una ceja.
—Lo está —responde Onew mientras pasa frente a mí y va hacia la cocina. Los más seguro que a saltar mi refrigerador.
— ¿Te molesta que tenga novia? —digo riendo.
Jonghyun en apariencia es un tipo rudo, pero es un sensible a morir, con nosotros no le cuesta nada mostrarse como es, pero para los extraños, bueno solo es precavido, no le gusta dar un aspecto débil.
Nos quiere como a sus hermanos, pero a veces se comporta como un chiquillo, como el hermano menor.
—Minho, esa mujer.
—MinAh —le recuerdo su nombre.
—Bueno “MinAh”—rueda los ojos con fastidio—. Te tiene muy amarrado, hace mucho que no salimos los tres, siempre la colocas a ella como prioridad —se acerca a mí y me da un par de palmaditas en la espalda —. Cuidado amigo, si sigues así siento que muy pronto te casaras.
— ¿Y si yo quiero casarme?
— ¡¿Qué?! Deja de bromear, todavía son muy jóvenes.
—Tengo 25.
—Por eso, eres muy joven. Debes divertirte antes de engancharte con alguien así.
—La amo —Jong de nuevo rueda los ojos.
—Vamos Minho, solo será un trago luego te vas con ella, y hacen cositas ustedes solitos.
—Jong —uso mi vos de “no insistas por favor”
— ¡Sólo un trago! —grita exasperado.
—A Onew no le gustan los bares —trato de persuadirlo, Onew siempre era mi excusa para evitar ser arrastrado por Jonghyun. Digamos que de los tres él es quien tiene más moral y la aplica muy a menudo.
Era como nuestra conciencia.
—Él fue quien lo sugirió.
— ¿Qué? Bromeas…—mi amigo ríe satisfecho. Es ese momento el mencionado sale de la cocina con un bote de helado.
¡Mi helado de galletas Oreo! El único helado que puedo comer por kilos sin importar si engordo o termino por vomitar.
—Onew.
—Solo será un rato —me interrumpe.
—Pero a ti no te gustan los bares —lo regaño, cuando pasa a mi lado para ir al sofá le quito el bote de helado —. Pareces una chica que acaba de romper con su novio.
—Rayos Minho no le digas eso —me dice Jong.
En segundos veo como una lágrima rueda por la mejilla de Onew. Parece que he acertado, su expresión se vuelve sombría y me quita el helado con brusquedad. Hacía tiempo que lo veía extraño, supongo que era por esto, demonios, por pensar tanto en el regreso de MinAh no me di cuenta.
Es tan sensible, más porque ha tenido algunos problemas con sus padres, parecen que no aceptan del todo a su novio. Si, su novio, no soy homofóbico, me da igual que sea gay, y tampoco a sus padres les importa eso, pero siempre creían que Joon, su pareja, era algo peligroso para él.
El chico estaba metido en alguna especie de banda, he ahí todos sus problemas.
—Lo siento no fue mi intención —me disculpo con mi amigo.
—Basta, mejor vamos, solo un trago —insiste Jong.
Frunzo el ceño y miro a Onew.
— ¿Seguro? —asiente.
No me queda de otra más que acompañarlos, no quería dejarlo solo y en estas situaciones para consolar era mejor yo que Jonghyun.
~
Así que me cambie rápido y los acompañe. Después de cinco tragos por parte de ellos y yo sólo uno, empecé a mirar mi reloj de muñeca, se hacía tarde y debía llegar con mi novia. Onew seguía tomando y yo le decía que parara, no me hacía caso. Hasta a Jonghyun le sorprendió la cantidad de alcohol que ingería, así que estuvimos luchando con él casi dos horas, dos horas en las que ya había recibido cinco llamadas de Minha y yo decía que ya iba en camino.
El pobre Onew apenas estaba consciente cuando salimos, le pedí a Jong que fuera cuidadoso al regresar, él no había bebido tanto pero no quería que tuvieran un accidente.
—No te dejes asfixiar por esa mujer.
—MinAh —le digo molesto, no entendía esa manía suya de llamarla así.
Lo ayude a subir a Onew a su coche, cosa que resultó difícil si lloraba y pataleaba que quería helado y pollo frito, se ponía insoportable estando borracho.
—Cuídense —les digo y los veo partir.
Doy un suspiro, me daba pendiente dejarlos irse así, pero recordé que tenía una cita con mi linda y dedicada novia y también me retiré. En el camino, iba pensando en una buena excusa para explicar mi retraso, a MinAh no le agradaba mucho que viera a ese par, dice que son una especie de mala influencia, cosa que no es cierta, sólo le hace falta convivir más con ellos y darse cuenta de que son excelentes personas.
Recuerdo que tengo que comprar los regalos de mi chica y mis casi suegros, así que me desvio hasta el camino que me lleva al centro comercial, dejo estacionado el coche y salgo de prisa, recibo una llamada de MinAh.
—Hola mi vida.
— ¿Minho dónde estás? —está furiosa.
—En el centro comercial, los siento tuve un contratiempo, te prometo llegar rápido.
—Más te vale, mis padres solo te esperan para cenar.
—OK, entendido, amor no te molestes, voy enseguida.
—Apresúrate —…—. Te quiero.
Y me cuelga, apresuro el paso, nunca he fallado a algún compromiso con ella y esta no sería la primera vez, en mis intentos desesperados por ir rápido choco con una chica, me disculpo, y si no me detengo no me doy cuenta de la multitud que se ha formado cerca de la fuente de colores a pocos metros de mí, parece que darán un espectáculo callejero, no le doy importancia, y sigo mi camino.
Escucho a lo lejos el sonido de un violín, me encanta escuchar el violín no soy fan de la música clásica pero ese instrumento me parecía de los que salía las más hermosas melodías, así que dejándome llevar por mi curiosidad —y diciéndome que sólo iré a ver un momento— me acerco y veo en el centro a una chica, muy delgada, afinando su instrumento antes de comenzar su show.
La gente murmura, pero en cuanto toca, todos guardan silencio.
Conocía la pieza, la melodía de Yurima o Lee Ru-ma como se llama ese violinista en realidad, me voy acercando atraído por la singular manera de tocar de esta joven, cuanto más escucho sonrió, hay que reconocer que la chica tiene talento, sus manos son ágiles y su elegante figura arma la perfecta armonía en este lugar, le da belleza, un toque de felicidad a la noche fría.
Trataba de recordar el nombre de la melodía, pero no lo conseguí, la gente se hacía más y no me dejaban ver claramente, desesperado fui metiéndome hasta llegar al frente, sonrio ampliamente cuando observo detenidamente a esta persona, era así como…
¿Una estrella?
No sé si es así como debería comparar, en definitiva irradia mucha luz y todos aquí lo notamos. Su cabello le llegaba por debajo de los hombros, el viento le mecía las hebras castañas con un bonito tono dorado y su rostro…bueno ya dije que es hermosa.
Siento mi celular vibrar de nuevo.
—MinAh —me digo —. Me va a matar.
Los aplausos de la multitud me dicen que el espectáculo ha acabado, es una lástima me distraje en el último instante y no escuche e final de la canción. Muchos se acercan a ella y le dejan dinero en el estuche de su violín que yacía en el suelo. Busco en el bolsillo de mi pantalón, al menos tenía tiempo para dejar una moneda.
Espero a que todos se hayan ido y dejo mi dinero caer, me la quedo mirando por un rato, mientras se sienta sobre la orilla de la fuete para amarrar la agujeta de su converse, su flequillo tapa su rostro y no me deja apreciar su belleza.
Cuando termina se da cuenta de mi presencia, yo le sonrío.
—Tocas muy bien —le digo, pero solo se me queda viendo, debo decir que sus ojos cafés son tan…brillantes, parecían poder hipnotizar a cualquiera que la observara.
—Gracias —Sonríe y sentí algo extraño. Su voz sonaba algo tosca, no tan ronca como la de ¿un hombre? —. ¿Me permites? —me dice para que la deje pasar, me hago a un lado.
Se agacha para sacar un pañuelo del estuche y de paso contar el dinero de su actuación. Nuestra conversación no progresaba y yo tenía ganas de seguir hablando, lo que no suelo hacer con gente que apenas conozco.
Ante su poca disposición no me que queda otra cosas que hacer más que retirarme.
—Ha sido un placer —digo a aún detrás de ella. Camino un par de pasos hacia mi costado derecho —. Por cierto eres muy bonita —digo sin detenerme. No podía irme sin decírselo.
— ¿Qué dijiste? —volteo y miro su ceño fruncido, tal vez sea de esas mujeres a las que no les gusta los halagos.
—Disculpa me pero no podía callármelo es la verdad.
—Serás…
— ¡Oye! —Escuchamos a lo lejos, un policía iba corriendo hacia nosotros — ¡Te he dicho que si te volvía a ver por aquí te enceraría!
— ¡Demonios!—dice y rápidamente guarda el violín en el estuche, sale corriendo al lado contrario, no entendía porque huía, no me parece que esté haciendo algo malo.
— ¡Deja que te atrape mocoso!
¿He escuchado bien, le dijo mocoso?
— ¡Hey tú! —me señala estando ya a pocos pasos de mí —. El cómplice recibe la misma condena que el autor intelectual del crimen —grita.
—Oh no, no señor, ella y yo no…
De repente halan del cuello de mi camisa y me hacen retroceder —No te quedes ahí parado ¡corre!
Era ella, la violinista, quien me acarrea a su misma dirección, no me dio tiempo ni de quejarme, deja mi camisa y me toma de la mano, corremos hasta el final de la calle, en ese mismo instante mi celular suena y ya sabía quién era.
—Hola cariño —le digo en tono meloso, esperando apaciguar su ira.
—Choi Minho necesito saber ¿qué rayos haces que no vienes?, hemos empezado la cena y mis padres preguntan por ti.
—Prometo llegar rápido, estoy en una situación de emergencia.
— ¡Corre más rápido que nos alcanza! —grita la chica.
—Minho ¿con quién estas? —me dice seria, la cena se le había olvidado por completo.
—Con nadie cariño solo…, dame un poco más de tiempo ya voy lo juro —corro y corro y no sé dónde exactamente terminaré, la chica ahora ha hecho el agarre más fuerte para hacerme avanzar rápido.
—Por aquí —me señala la castaña hacia un callejón, nos metemos ahí, no había luz en esa parte así que era perfecto para que nadie nos vea.
Esperen, yo no tengo que esconderme de nadie, yo no hice nada malo.
— ¡Minho! —me grita mi novia.
—Nena en verdad…
—No hagas ruido —me reprime la otra persona. Deja su estuche arrinconado a la pared, escuchamos los pasos del policía.
—Minho te estoy hablando.
—MinAh espera solo un segundo.
—Ya deja eso —me dice esta desconocida tan bonita. Dos mujeres gritándome a la vez no era precisamente un placer para mí. Bueno tal vez si…ya no sé lo que digo.
Pero como mi novia sigue gritando, la otra decide arrebatarme el teléfono y cortar la llamada.
— ¡Oye estaba en medio de una conversación importante!
—Shsss —me indica que guarde silencio.
—Pero…
En un acto inesperado —otro a decir verdad— me empuja a la pared encerrándome con sus brazos, me mira desafiante, la sombra del policía aparece por la calle, trato de hablar pero coloca una mano en mi boca para callarme.
Quien diría que yo algún día sería casi secuestrado por una elegante chica violinista de la calle, aunque su cuerpo era delgado tenía mucha fuerza, su agarre se hacía más intenso y yo sentía dolor en mi cara.
El policía, después de rondar por mucho tiempo se rinde y se va, esperamos unos minutos más y la castaña al fin relaja su cuerpo.
— ¿Qué demonios fue eso? —le reclamo.
—Eso debería preguntare yo a ti, en una persecución nadie parlotea tanto como lo has hecho tú ahora.
Se despega de mi cuerpo y se inclina para tomar su estuche, sigilosa se asoma y cuando se cerciora que no hay peligro se va en la dirección por la que vinimos. La sigo que más podía hacer.
—Yo no tenía por qué ser parte de una persecución —reclamo—. No es a mí a quien perseguían.
—No, pero te ibas a quedar ahí parado si no te llevaba conmigo, y si ese policía te arrestaba no te la ibas a librar muy fácil.
— ¿Qué? No tenía por qué arrestarme, no hice nada malo.
—Estabas conmigo eso ya era malo.
No entendí porque me lo dijo, pero no le di importancia, estábamos a poco de llegar al centro comercial de nuevo, antes de que se aleje, la tomo por el brazo para que se detenga.
—Sabes que, por tu culpa a cabo de pelear con mi novia.
— ¿Y a mí qué? Tus problemas de pareja no son de mi interés —intenta zafarse, no se lo permito.
—Pequeña mocosa, todavía me arrastras contigo y haces como que no has hecho nada malo. Por tu culpa…
—No me interesa, vete ya y déjame —esta vez tira fuerte y me hace soltarla —. Y otra cosa ojón, no me llames preciosa o mocosa, ¿Es que esos ojos de rana no te dejan ver con claridad o qué?
—No comprendo…te dije preciosa por así me lo pareciste.
—Serás idiota, soy un chico, un chico.
Me quede con la boca abierta, no me la creía.
—Bromeas.
—Ah que tonto. ¿Qué quieres?, que me alce el abrigo para que veas que te digo la verdad, ¡ah que pervertido!
— ¿Qué? No, yo no soy un pervertido.
— ¡Pff! Si ya supéralo.
Me da la espalda y camina hacia la parada el bus, el que vi que se asomaba por la esquina de la calle, ya era tarde así que supuso que sería el último, y al ver que apresura el paso para llegar a tiempo a la parada, me confirma que es ese el que debe abordar para llegar a su casa.
Una idea maléfica cruza por mi cabeza, normalmente no soy así, y si mis amigos estuvieran aquí seguro me dirían que está mal lo que haré, bueno Jonghyun estaría feliz por verme hacerlo, hasta me aplaudiría pero Onew sería quien diría “Minho deja al pobre chico”.
Pero no está aquí para actuar como mi consciencia, así que corro para alcanzarlo, lo abrazo con fuerza por la espalda haciendo que deje caer su estuche, el autobús llega y él se ha quedado a medio camino, encadenado a mí.
— ¡Déjame tengo que tomar ese autobús! —grita con desespero. Trata de liberarse a basa de forcejeos y patadas al aire.
—Yo no llegue a mi cita por tu culpa mocoso, así que no llegarás a casa temprano, y recibirás una paliza de parte de tus padres.
—Pedazo de imbécil, suéltame o…
— ¿O qué? ¿Llamarás a la policía? —Gira su rostro hacia mí y me fulmina con la mirada—. No se pude hacer todo lo que uno quiere —sonrío.
El bus se aleja y él forcejea con más fuerza, sólo cuando veo que está ya incansable para sus pasos lo suelto.
— ¿Y ahora como se supone que llegaré a casa?
—No sé ese es tu problema —paso delante suyo y voy hacia mi auto estacionado metros frente a mí.
— ¡¿Vas a dejarme?! —grita.
— ¡Te lo mereces! —respondo.
Saco las llaves de mi auto y le quito la alarma, me subo y arranco el motor, me colocó los auriculares para llamarle a MinAh, tenía que pedirle perdón, ha sido una noche de locos y ella no tiene la culpa de ello.
Paso justo al lado del chico sin detenerme, empezaba a tener culpa, el sonido de espera suena y mi afligida novia me responde.
—No quiero hablar contigo.
—No cariño no que cuelgues —suplico.
—Minho he tenido que mentirle a mis padres para justificarte, no sé qué estabas haciendo pero espero que tangas una buena razón.
—Nena déjame explicarte.
Me detengo en una luz roja, de repente empieza a llover, el cristal de la ventanilla se empaña con rapidez, miro hacia los costados, además de un par de chicos en moto al sentido contrario que yo, no había más autos en la calle, ni gente. De repente la imagen de un castaño desolado bajo la lluvia me hace sentirme pésimo, más cuando miro de nuevo a los tipos en motocicleta avanzar hacia el centro comercial.
Ese chico tiene toda la pinta de una muñeca, si algún desubicado no se da cuenta de que es hombre lo podría atacar, bueno lo haría aunque no fuera niña, pero es fuerte se podría defender, ¿pero si es más de uno? Lo único que tiene a la mano es el estuche de su violín y no creo que eso le ayude mucho.
Además fui yo quien le hizo perder su transporte…
— ¡Maldita sea! —le doy un golpe al volante.
— ¿Paso algo?
—No nada —-había olvidado que estaba hablando con mi novia. Doy vuelta en U y me dirijo hacia el centro comercial —. Te veo mañana, en serio te explicaré lo que paso, te quiero.
No le doy tiempo de contestar y le cuelgo, si todavía existe un mañana para nosotros tendré que darle una buena excusa. Por ahora mi consciencia me está acuchillando con la culpa de abandonar a un pobre corderito en una juria de lobos.
Cuando llego a esa calle, no veo nadie, solo las luces de la entrada, veo la fuente y ya ni siquiera está funcionando, entro en pánico, ¿le habrá pasado algo? No, no debo ser pesimista. Avanzo y a lo lejos en la parada del bus veo una sombra, más bien un bulto de cabellera castaña. Tenía su estuche sobre las piernas, al menos sabía que estaba bien.
Me detengo justo frente a él.
— “¡Oh regresaste! ¿Qué pasa?, ¿la culpa te carcomía el alma?” — me escupe con reproche.
— ¿Vives lejos?
— ¿Me llevarás? Que caballeroso.
—Si no subes en tres segundos, arrancaré y de verdad te dejare aquí.
Dio un suspiro y se levantó de inmediato, cuando estaba ya frente a la puerta pude notar lo empapado que estaba, su flequillo está pegado a su frente y su nariz estaba completamente roja.
Una vez que entra y acomoda su estuche entre sus piernas, me pongo en marcha. En todo el trayecto no hablamos excepto cuando me indicaba que calles tomar. Quería disculparme pero él lo hacía difícil si no me hablaba ni miraba.
Pero alguno de los dos tenía que romper el hielo.
— ¿Cómo es que no me di cuenta antes de que eras un chico? —fue lo primero que se ocurrió.
—Deja eso ya, no es como si fueras el primero que lo hace.
—Lo dices como si estuvieras acostumbrado.
—Es la verdad —pasamos por zonas residenciales, lo escuche estornudar.
Y me sentí peor.
—Le gente siempre me confunde, pero te acostumbras a ello.
—Es la primera vez que te veo ahí —cambio la conversación al notarlo un poco incómodo por el tema de su apariencia.
—No está permitido hacer show ahí, por eso sólo voy los viernes y sábados, pero siempre logro irme antes de las 10 para evitar contratiempos.
— ¿El policía?
—Sí ese policía. Desde hace mucho me tiene en la mira.
—No deberían prohibirte tocar, lo haces muy bien.
— ¿Tengo que agradecer ese cumplido?
—Deberías, pero no lo hagas.
—Eres un tipo raro —me dice mostrando su encantadora sonrisa. Ahora que lo tenía tanto tiempo cerca podría afirmar que aunque sea un chico, es demasiado guapo, casi como, ¡que rayos! es bellísimo.
—Para frente a esa casa —señala la de color azul celeste.
— ¿Vives aquí? Pero no pareciera que…
—Gracias —me dice bajándose del auto sin importar la lluvia que está cayendo.
Cuando estaba a pocos pasos de la entrada lo veo caer de rodillas, bajo del coche tan rápido como puedo, corro hasta a él y lo ayudo a levantarse, tose mucho y jadea, tiene los ojos cerrados y sus mejillas parecían estar rojas, la lluvia no me dejaba saberlo. Pero en cuanto toque su frente note que estaba hirviendo.
Lo hice apoyarse en mí para levantarse y con la otra tome el estuche del violín, toque el timbre repetida veces hasta que una empleada de servicio abrió la puerta principal metros delante de esta reja de metal.
— ¡Por favor ayúdeme! —le digo, enseguida llama a alguien, no logro entender el nombre, la reja se abre y lo voy caminando lento para no caer.
Cuando estamos ya dentro de la casa la misma joven aparece con una toalla en manos y envuelve al chico para secarlo, le digo que tome el pesado estuche y que yo me encargaría de secarlo.
Sentía como temblaba, ahora que veía su rostro note ese color rojo en ella, sus labios están ligeramente hinchados por la fiebre.
— ¿Minho?
Cuando volteo hacia tras veo a Joon caminar hacia mí. ¿Qué rayos hacia él aquí? ¿Que no se supone que es un clase de pandillero o algo así?
—Taemin —le llama a la persona en mis brazos, al que me quita y carga en los suyos. Va hacia las escaleras blancas del lado izquierdo que dan al segundo piso.
No sé porque pero lo sigo.
— ¿Dónde lo encontraste?
—En el centro comercial, él estaba tocando su violín.
—Este mocoso, no importa cuántas veces le diga que no lo haga siempre se escapa.
Entramos a la primera habitación, corre hasta la cama y lo recuesta, enseguida empieza a quitarle la ropa mojada, yo sólo estoy parado como tonto mirándolo actuar.
— ¿Podrías quitarle los zapatos?
—Ah, sí claro —torpemente me acerco y hago lo que me pide, los pies de…Taemin, están fríos.
—Gracias por traerlo.
—De nada —veo a Joon abrazarlo para quitarle al fin el abrigo y la camisa que llevaba debajo, ese pecho blanco comenzada a aparecer, me sentí algo incómodo, era demasiada confianza. ¿Acaso Joon había terminado con Onew por Taemin?
—Oye a todo esto…—le digo al notar que lo dejaría semi-desnudo, pero se detuvo.
— ¿Podrás salir? —me dice molesto, creo que recordó que alguien más estaba con él.
—Sólo respóndeme algo —necesitaba saber si había descubierto la razón de los llantos de mi amigo, porque si así es, le rompería la cara a golpes sin importar nada —. ¿Acaso este chico tiene que ver algo contigo?
—No comprendo.
—Ya sabes, algo íntimo —se levanta de golpe y se planta frente a mí, furioso.
—Es mejor que no sigas si no quieres que te mate a golpes.
—Eso mismo te digo —contrataco —. Al menos deberías decirle a Onew la verdadera razón del porque terminaron.
— ¿Qué rayos? Acaso piensas que yo…—arruga el entrecejo —. Te mato.
—Hyung…—lo llama el castaño. El corre de nuevo a la cama.
—Aquí estoy, ¿te duele algo?
—Que descarado —le escupo, Joon me fulmina con la mirada.
—Quiero que te quede algo claro —habla fuerte —. Yo no podría engañar a Onew con este chico.
—Aja, ¿y eso porque?
—Porque es mi hermano menor.
Mis ojos se abren de la impresión.
— ¿T…tienes un hermano? —balbuceaba—. Pero…
—Joven Lee, su padre ha llegado —dice una de al sirvientas parada en la entrada de la habitación.
Pero en menos de tres segundos un hombre alto aparece en la puerta, nos mira, luego a Taemin. Esto tenía que ser una broma, de todas las casa me tenía que meter con la competencia de la compañía de mi padre.
Era la casa de los Lee, de “Corporation Seller” dirigida por Lee Soo Man.
—Buenas noches papá.
— ¿Se escapó de nuevo verdad?
—Si lo hizo. Pero Minho lo trajo de vuelta a casa.
Este hombre me mira, tarda pero me saluda de mano.
— ¿Minho que? — me pregunta.
—Choi Minho.
Debo decir que la expresión de su rostro no me agrado mucho, pero no pareciera que me odia. Después de todo, mi padre y él, ha sido así como amigos y rivales financieros desde no sé cuánto tiempo. ¿Será que me ha reconocido como un Choi?
—Vaya sorpresa —dice con una sonrisa.
Sorpresa era la que me estaba llevando yo esta noche, cuando debería estar besando a mi novia y disfrutando de una rica cena.
Hola, bueno vengo a dejarles un fanfic 2min que habla sobre eso de "medias naranjas". Espero que sea de su agrado, lo eh escrito con amor esta pareja y para quienes gustan leer de ellos ^^
PD: La novia de Minho es MinAh de Girl's Day
MI OTRA MITAD
Capítulo 1: Conexión.
MinHo.
Detestaba cuando mi padre se ponía en el plan de (si no lo haces te irá mal). Bueno el ah estado estresado por algunos problemas en la compañía, parece que un accionista le dejo mal en un proyecto y sobra decir que está hecho una furia. Si hay algo en lo que entregaba su cuerpo y alma era en dos cosas: su familia y su trabajo.
Claro dándole más importancia a la familia pero, la compañía era como una extensión de su cuerpo que no podía dejar.
Por eso, para no hacer corajes innecesarios tratando de hacer que se calme, decidí no quedarme en la oficina, quede para almorzar con MinAh mi adorable y amorosa novia. Estaba muy ansioso por verla, hace ya dos meses que esta fuera del país por acompañar a su padre en asuntos de negocios, los asuntos que detestaba porque para ella, significaba aburrimiento total.
MinAh es…es una persona especial, la chica con la que he salido por cuatro años, la única que me comprende y me escucha, claro que están mis amigos, pero ella, es mi otra mitad. La conocí en la universidad, cuando comenzábamos la carrera de comunicación, todavía recuerdo lo atrevida y desafiante que se mostraba en clase, siempre admire su personalidad y fue una de las tantas cosas que me enamoraron.
No he tenido novias de a montón y las que estuvieron a mi lado eran adorables, pero ninguna la correcta. Yo buscaba a alguien que sea decidida, que se muestre tal cual es, que me deslumbrara con su presencia y ciertamente MinAh llegó a mi vida como mi pareja ideal.
Además de la graciosa coincidencia de nuestros nombres: Minho y MinAh.
Al inicio le enfurecía por las burlas de nuestros compañeros, pero al paso del tiempo nos acostumbramos y lo tomamos de juego. Admito que a pesar de su carácter ella me acepto sin “pero” alguno, el día que le pedí ser mi novia ella me confeso que ya había puesto los ojos en mí, y eso me confirmo nuestro destino juntos.
Hoy he decidido sorprenderla con un ramo de rosas, suena típico y cursi pero le gustan mucho y me encanta ver su expresión cuando le doy estos detalles. Así que por eso estoy en esta florería, pagando por mis rosas al amable anciano que me atendió.
—Vuelva pronto —me dice sonriente.
—Gracias.
Cuando me doy la vuelta choco con un chico y casi se me caen las flores.
—Disculpa —dice y me hace una reverencia.
—No pasa nada ambos chocamos —le digo, no me dio tiempo de mirarlo, enseguida pasa a mi lado y se va a ver las margaritas al final del local.
Miro el ramo y recuerdo que Minha me espera, salgo a toda prisa de la florería y voy hacia mi auto, me pongo en marcha, ansiaba ver a mi novia, por lo que acelere y en pocos minutos —cruzando el interminable tráfico—ya había llegado a su apartamento.
Subo diez pisos arriba del edificio y me es un alivio que el elevador este arreglado, la última vez que vine estaba fuera de servicio. Así que utilizando mi medio de trasporte, no tardo en estar parado en su puerta.
Toco el timbre y me arreglo para entrar, escondo el ramo detrás de mi espalda, cuando abre la puerta le muestro mi regalo, pero ella no parecía estar muy emocionada, segundos después muestra su linda sonrisa.
Estaba triste lo podía notar.
— ¿No te gustaron las flores? —le digo ante su silencio y pongo una cara de cachorrito triste.
Nunca se resiste a mis caras.
—No es eso, discúlpame es que me sorprendiste no te esperaba.
—Pero te mande un mensaje.
En seguida saca su celular del bolsillo de su pantalón y revisa sus mensajes. La contemplo de pies a cabeza y sonrió, Dios, se veía hermosa, su cabello largo azabache resaltaba su piel blanca, sus ojos, sus labios… no es por nada pero MinAh es la mujer más bella de esta tierra.
—Oh, discúlpame Minho es que el regreso a Corea me tiene medio loca. Apenas estoy desempacando mi ropa y tengo hecho un tiradero mi departamento.
—Bueno te ayudo —intento dar un paso por delante pero ella coloca su brazo en el marco de la puerta para impedírmelo.
—No por favor, es que me da pena, en verdad está hecho un chiquero —y de nuevo su risita nerviosa, presiento que me ocultaba algo, lo que es sumamente extraño ya que no suele ser así.
Nosotros no tenemos secretos, de ningún tipo.
—Vamos —bufo—. No es que sea la primera vez que veo tu tiradero, además —me acerco y acaricio su mejillas con mis nudillos—. Te extrañaba, hace dos meses que estuviste fuera y me estaba muriendo lento.
Hago el intento de besarla pero desvía su rostro para dejarle mis labios sobre su mejilla.
—MinAh…—le llamo.
—Entra —dice y se hace a un lado, toma las rosas y las deja en un jarrón en la mesa de centro, luego nos sentamos sobre su sillón.
Parece que dirá algo de suma importancia, no acostumbra ser así de seria. Se acurruca a mi lado, yo la abrazo de inmediato, siempre hace eso cuando esta agobiada y necesita hablar. Solo que le cuesta desahogarse.
—Mi papá está enfermo —suelta y ahora comprendo su comportamiento.
— ¿Es muy grave?
—No, no tanto, su corazón está cansado y agitado por la edad, el doctor dijo que debe cuidarse más y evitar disgustos, y ya sabes como es mi padre de necio y rezongón.
—Lo sé, me recuerda un poco a mí —nos reímos.
—Ustedes se parecen.
—No tanto, tu padre es un gran hombre —le beso la frente—. No te preocupes, tu viejo es fuerte, aguantara muchos años más.
—Gracias Minho tu siempre me subes él ánimo.
Nos besamos, extrañaba hacerlo, así como sus manos recorriendo mi cuello y el calor de su cuerpo sobre el mío. Mi chica, el amor de mi vida, la quiero tanto que me duele verla así de triste. Siempre hacia lo posible para hacerla sentir cómoda y feliz, desde el momento que la conocí sentí que seriamos uno para el otro, por eso después de cuatro años seguimos juntos, amándonos mucho. He sacrificado mucho por ella y sabe que seguiré haciendo lo mismo mucho tiempo más.
—Oye, vamos a cenar esta noche ¿sí?, vamos al restaurant que te gusta.
—Lo siento Minho, mi madre quiere que vaya a casa para ayudarle con algunos pendientes —me hace un lindo puchero al tiempo que acaricia mi rostro.
—No me digas eso.
—Pero sería bueno si te ve ahí, se pondría muy contenta.
— ¡Oh, mi amada suegra! Claro que iré con ustedes.
—Gracias —me besa—. Sólo por esta noche, mañana podremos ir donde quieras.
—Es una promesa —la beso lento.
—Ve a las 8pm —me da un manotazo en el pecho y me quejo de dolor—. Sería bueno que papá te viera.
—No te preocupes por eso, el estará bien yo aré lo posible por hacerlo reír.
—Eres el mejor.
Después de una buena sesión de besos y palabras bonitas me despido, prometiéndole estar puntual. Pensé que debía llevar un presente, los detalles nunca están demás. Así que el plan era llegar a casa, ducharme, arreglarme para esta cena familiar, ir por los regalos y por fin pasar un buen rato con mi novia y su familia.
Pero cuando llego a casa, justo al abrir la puerta, me topo con un par de visitas inesperadas.
—Vaya, hasta que te apareciste.
—Jonghyun…—le llamo con fastidio a mi amigo de cabellera castaña y baja estatura.
Miro hacia mi sofá y ahí está sentado Onew, desde que son mis amigos entran y salen de mi casa como quieren, porque hasta saben dónde están mis llaves de repuesto.
—No pareces contento.
—“No, como crees” —le contesto con sarcasmo—. ¿A que debo su visita?
—Venimos a sacarte de tu aburrimiento, te llevaremos a un buen bar para tomarnos unos tragos.
—No puedo.
—Ah sí claro, debe ser por esa novia tuya.
—Pareces celoso Jong —ataco y él enarca una ceja.
—Lo está —responde Onew mientras pasa frente a mí y va hacia la cocina. Los más seguro que a saltar mi refrigerador.
— ¿Te molesta que tenga novia? —digo riendo.
Jonghyun en apariencia es un tipo rudo, pero es un sensible a morir, con nosotros no le cuesta nada mostrarse como es, pero para los extraños, bueno solo es precavido, no le gusta dar un aspecto débil.
Nos quiere como a sus hermanos, pero a veces se comporta como un chiquillo, como el hermano menor.
—Minho, esa mujer.
—MinAh —le recuerdo su nombre.
—Bueno “MinAh”—rueda los ojos con fastidio—. Te tiene muy amarrado, hace mucho que no salimos los tres, siempre la colocas a ella como prioridad —se acerca a mí y me da un par de palmaditas en la espalda —. Cuidado amigo, si sigues así siento que muy pronto te casaras.
— ¿Y si yo quiero casarme?
— ¡¿Qué?! Deja de bromear, todavía son muy jóvenes.
—Tengo 25.
—Por eso, eres muy joven. Debes divertirte antes de engancharte con alguien así.
—La amo —Jong de nuevo rueda los ojos.
—Vamos Minho, solo será un trago luego te vas con ella, y hacen cositas ustedes solitos.
—Jong —uso mi vos de “no insistas por favor”
— ¡Sólo un trago! —grita exasperado.
—A Onew no le gustan los bares —trato de persuadirlo, Onew siempre era mi excusa para evitar ser arrastrado por Jonghyun. Digamos que de los tres él es quien tiene más moral y la aplica muy a menudo.
Era como nuestra conciencia.
—Él fue quien lo sugirió.
— ¿Qué? Bromeas…—mi amigo ríe satisfecho. Es ese momento el mencionado sale de la cocina con un bote de helado.
¡Mi helado de galletas Oreo! El único helado que puedo comer por kilos sin importar si engordo o termino por vomitar.
—Onew.
—Solo será un rato —me interrumpe.
—Pero a ti no te gustan los bares —lo regaño, cuando pasa a mi lado para ir al sofá le quito el bote de helado —. Pareces una chica que acaba de romper con su novio.
—Rayos Minho no le digas eso —me dice Jong.
En segundos veo como una lágrima rueda por la mejilla de Onew. Parece que he acertado, su expresión se vuelve sombría y me quita el helado con brusquedad. Hacía tiempo que lo veía extraño, supongo que era por esto, demonios, por pensar tanto en el regreso de MinAh no me di cuenta.
Es tan sensible, más porque ha tenido algunos problemas con sus padres, parecen que no aceptan del todo a su novio. Si, su novio, no soy homofóbico, me da igual que sea gay, y tampoco a sus padres les importa eso, pero siempre creían que Joon, su pareja, era algo peligroso para él.
El chico estaba metido en alguna especie de banda, he ahí todos sus problemas.
—Lo siento no fue mi intención —me disculpo con mi amigo.
—Basta, mejor vamos, solo un trago —insiste Jong.
Frunzo el ceño y miro a Onew.
— ¿Seguro? —asiente.
No me queda de otra más que acompañarlos, no quería dejarlo solo y en estas situaciones para consolar era mejor yo que Jonghyun.
~
Así que me cambie rápido y los acompañe. Después de cinco tragos por parte de ellos y yo sólo uno, empecé a mirar mi reloj de muñeca, se hacía tarde y debía llegar con mi novia. Onew seguía tomando y yo le decía que parara, no me hacía caso. Hasta a Jonghyun le sorprendió la cantidad de alcohol que ingería, así que estuvimos luchando con él casi dos horas, dos horas en las que ya había recibido cinco llamadas de Minha y yo decía que ya iba en camino.
El pobre Onew apenas estaba consciente cuando salimos, le pedí a Jong que fuera cuidadoso al regresar, él no había bebido tanto pero no quería que tuvieran un accidente.
—No te dejes asfixiar por esa mujer.
—MinAh —le digo molesto, no entendía esa manía suya de llamarla así.
Lo ayude a subir a Onew a su coche, cosa que resultó difícil si lloraba y pataleaba que quería helado y pollo frito, se ponía insoportable estando borracho.
—Cuídense —les digo y los veo partir.
Doy un suspiro, me daba pendiente dejarlos irse así, pero recordé que tenía una cita con mi linda y dedicada novia y también me retiré. En el camino, iba pensando en una buena excusa para explicar mi retraso, a MinAh no le agradaba mucho que viera a ese par, dice que son una especie de mala influencia, cosa que no es cierta, sólo le hace falta convivir más con ellos y darse cuenta de que son excelentes personas.
Recuerdo que tengo que comprar los regalos de mi chica y mis casi suegros, así que me desvio hasta el camino que me lleva al centro comercial, dejo estacionado el coche y salgo de prisa, recibo una llamada de MinAh.
—Hola mi vida.
— ¿Minho dónde estás? —está furiosa.
—En el centro comercial, los siento tuve un contratiempo, te prometo llegar rápido.
—Más te vale, mis padres solo te esperan para cenar.
—OK, entendido, amor no te molestes, voy enseguida.
—Apresúrate —…—. Te quiero.
Y me cuelga, apresuro el paso, nunca he fallado a algún compromiso con ella y esta no sería la primera vez, en mis intentos desesperados por ir rápido choco con una chica, me disculpo, y si no me detengo no me doy cuenta de la multitud que se ha formado cerca de la fuente de colores a pocos metros de mí, parece que darán un espectáculo callejero, no le doy importancia, y sigo mi camino.
Escucho a lo lejos el sonido de un violín, me encanta escuchar el violín no soy fan de la música clásica pero ese instrumento me parecía de los que salía las más hermosas melodías, así que dejándome llevar por mi curiosidad —y diciéndome que sólo iré a ver un momento— me acerco y veo en el centro a una chica, muy delgada, afinando su instrumento antes de comenzar su show.
La gente murmura, pero en cuanto toca, todos guardan silencio.
Conocía la pieza, la melodía de Yurima o Lee Ru-ma como se llama ese violinista en realidad, me voy acercando atraído por la singular manera de tocar de esta joven, cuanto más escucho sonrió, hay que reconocer que la chica tiene talento, sus manos son ágiles y su elegante figura arma la perfecta armonía en este lugar, le da belleza, un toque de felicidad a la noche fría.
Trataba de recordar el nombre de la melodía, pero no lo conseguí, la gente se hacía más y no me dejaban ver claramente, desesperado fui metiéndome hasta llegar al frente, sonrio ampliamente cuando observo detenidamente a esta persona, era así como…
¿Una estrella?
No sé si es así como debería comparar, en definitiva irradia mucha luz y todos aquí lo notamos. Su cabello le llegaba por debajo de los hombros, el viento le mecía las hebras castañas con un bonito tono dorado y su rostro…bueno ya dije que es hermosa.
Siento mi celular vibrar de nuevo.
—MinAh —me digo —. Me va a matar.
Los aplausos de la multitud me dicen que el espectáculo ha acabado, es una lástima me distraje en el último instante y no escuche e final de la canción. Muchos se acercan a ella y le dejan dinero en el estuche de su violín que yacía en el suelo. Busco en el bolsillo de mi pantalón, al menos tenía tiempo para dejar una moneda.
Espero a que todos se hayan ido y dejo mi dinero caer, me la quedo mirando por un rato, mientras se sienta sobre la orilla de la fuete para amarrar la agujeta de su converse, su flequillo tapa su rostro y no me deja apreciar su belleza.
Cuando termina se da cuenta de mi presencia, yo le sonrío.
—Tocas muy bien —le digo, pero solo se me queda viendo, debo decir que sus ojos cafés son tan…brillantes, parecían poder hipnotizar a cualquiera que la observara.
—Gracias —Sonríe y sentí algo extraño. Su voz sonaba algo tosca, no tan ronca como la de ¿un hombre? —. ¿Me permites? —me dice para que la deje pasar, me hago a un lado.
Se agacha para sacar un pañuelo del estuche y de paso contar el dinero de su actuación. Nuestra conversación no progresaba y yo tenía ganas de seguir hablando, lo que no suelo hacer con gente que apenas conozco.
Ante su poca disposición no me que queda otra cosas que hacer más que retirarme.
—Ha sido un placer —digo a aún detrás de ella. Camino un par de pasos hacia mi costado derecho —. Por cierto eres muy bonita —digo sin detenerme. No podía irme sin decírselo.
— ¿Qué dijiste? —volteo y miro su ceño fruncido, tal vez sea de esas mujeres a las que no les gusta los halagos.
—Disculpa me pero no podía callármelo es la verdad.
—Serás…
— ¡Oye! —Escuchamos a lo lejos, un policía iba corriendo hacia nosotros — ¡Te he dicho que si te volvía a ver por aquí te enceraría!
— ¡Demonios!—dice y rápidamente guarda el violín en el estuche, sale corriendo al lado contrario, no entendía porque huía, no me parece que esté haciendo algo malo.
— ¡Deja que te atrape mocoso!
¿He escuchado bien, le dijo mocoso?
— ¡Hey tú! —me señala estando ya a pocos pasos de mí —. El cómplice recibe la misma condena que el autor intelectual del crimen —grita.
—Oh no, no señor, ella y yo no…
De repente halan del cuello de mi camisa y me hacen retroceder —No te quedes ahí parado ¡corre!
Era ella, la violinista, quien me acarrea a su misma dirección, no me dio tiempo ni de quejarme, deja mi camisa y me toma de la mano, corremos hasta el final de la calle, en ese mismo instante mi celular suena y ya sabía quién era.
—Hola cariño —le digo en tono meloso, esperando apaciguar su ira.
—Choi Minho necesito saber ¿qué rayos haces que no vienes?, hemos empezado la cena y mis padres preguntan por ti.
—Prometo llegar rápido, estoy en una situación de emergencia.
— ¡Corre más rápido que nos alcanza! —grita la chica.
—Minho ¿con quién estas? —me dice seria, la cena se le había olvidado por completo.
—Con nadie cariño solo…, dame un poco más de tiempo ya voy lo juro —corro y corro y no sé dónde exactamente terminaré, la chica ahora ha hecho el agarre más fuerte para hacerme avanzar rápido.
—Por aquí —me señala la castaña hacia un callejón, nos metemos ahí, no había luz en esa parte así que era perfecto para que nadie nos vea.
Esperen, yo no tengo que esconderme de nadie, yo no hice nada malo.
— ¡Minho! —me grita mi novia.
—Nena en verdad…
—No hagas ruido —me reprime la otra persona. Deja su estuche arrinconado a la pared, escuchamos los pasos del policía.
—Minho te estoy hablando.
—MinAh espera solo un segundo.
—Ya deja eso —me dice esta desconocida tan bonita. Dos mujeres gritándome a la vez no era precisamente un placer para mí. Bueno tal vez si…ya no sé lo que digo.
Pero como mi novia sigue gritando, la otra decide arrebatarme el teléfono y cortar la llamada.
— ¡Oye estaba en medio de una conversación importante!
—Shsss —me indica que guarde silencio.
—Pero…
En un acto inesperado —otro a decir verdad— me empuja a la pared encerrándome con sus brazos, me mira desafiante, la sombra del policía aparece por la calle, trato de hablar pero coloca una mano en mi boca para callarme.
Quien diría que yo algún día sería casi secuestrado por una elegante chica violinista de la calle, aunque su cuerpo era delgado tenía mucha fuerza, su agarre se hacía más intenso y yo sentía dolor en mi cara.
El policía, después de rondar por mucho tiempo se rinde y se va, esperamos unos minutos más y la castaña al fin relaja su cuerpo.
— ¿Qué demonios fue eso? —le reclamo.
—Eso debería preguntare yo a ti, en una persecución nadie parlotea tanto como lo has hecho tú ahora.
Se despega de mi cuerpo y se inclina para tomar su estuche, sigilosa se asoma y cuando se cerciora que no hay peligro se va en la dirección por la que vinimos. La sigo que más podía hacer.
—Yo no tenía por qué ser parte de una persecución —reclamo—. No es a mí a quien perseguían.
—No, pero te ibas a quedar ahí parado si no te llevaba conmigo, y si ese policía te arrestaba no te la ibas a librar muy fácil.
— ¿Qué? No tenía por qué arrestarme, no hice nada malo.
—Estabas conmigo eso ya era malo.
No entendí porque me lo dijo, pero no le di importancia, estábamos a poco de llegar al centro comercial de nuevo, antes de que se aleje, la tomo por el brazo para que se detenga.
—Sabes que, por tu culpa a cabo de pelear con mi novia.
— ¿Y a mí qué? Tus problemas de pareja no son de mi interés —intenta zafarse, no se lo permito.
—Pequeña mocosa, todavía me arrastras contigo y haces como que no has hecho nada malo. Por tu culpa…
—No me interesa, vete ya y déjame —esta vez tira fuerte y me hace soltarla —. Y otra cosa ojón, no me llames preciosa o mocosa, ¿Es que esos ojos de rana no te dejan ver con claridad o qué?
—No comprendo…te dije preciosa por así me lo pareciste.
—Serás idiota, soy un chico, un chico.
Me quede con la boca abierta, no me la creía.
—Bromeas.
—Ah que tonto. ¿Qué quieres?, que me alce el abrigo para que veas que te digo la verdad, ¡ah que pervertido!
— ¿Qué? No, yo no soy un pervertido.
— ¡Pff! Si ya supéralo.
Me da la espalda y camina hacia la parada el bus, el que vi que se asomaba por la esquina de la calle, ya era tarde así que supuso que sería el último, y al ver que apresura el paso para llegar a tiempo a la parada, me confirma que es ese el que debe abordar para llegar a su casa.
Una idea maléfica cruza por mi cabeza, normalmente no soy así, y si mis amigos estuvieran aquí seguro me dirían que está mal lo que haré, bueno Jonghyun estaría feliz por verme hacerlo, hasta me aplaudiría pero Onew sería quien diría “Minho deja al pobre chico”.
Pero no está aquí para actuar como mi consciencia, así que corro para alcanzarlo, lo abrazo con fuerza por la espalda haciendo que deje caer su estuche, el autobús llega y él se ha quedado a medio camino, encadenado a mí.
— ¡Déjame tengo que tomar ese autobús! —grita con desespero. Trata de liberarse a basa de forcejeos y patadas al aire.
—Yo no llegue a mi cita por tu culpa mocoso, así que no llegarás a casa temprano, y recibirás una paliza de parte de tus padres.
—Pedazo de imbécil, suéltame o…
— ¿O qué? ¿Llamarás a la policía? —Gira su rostro hacia mí y me fulmina con la mirada—. No se pude hacer todo lo que uno quiere —sonrío.
El bus se aleja y él forcejea con más fuerza, sólo cuando veo que está ya incansable para sus pasos lo suelto.
— ¿Y ahora como se supone que llegaré a casa?
—No sé ese es tu problema —paso delante suyo y voy hacia mi auto estacionado metros frente a mí.
— ¡¿Vas a dejarme?! —grita.
— ¡Te lo mereces! —respondo.
Saco las llaves de mi auto y le quito la alarma, me subo y arranco el motor, me colocó los auriculares para llamarle a MinAh, tenía que pedirle perdón, ha sido una noche de locos y ella no tiene la culpa de ello.
Paso justo al lado del chico sin detenerme, empezaba a tener culpa, el sonido de espera suena y mi afligida novia me responde.
—No quiero hablar contigo.
—No cariño no que cuelgues —suplico.
—Minho he tenido que mentirle a mis padres para justificarte, no sé qué estabas haciendo pero espero que tangas una buena razón.
—Nena déjame explicarte.
Me detengo en una luz roja, de repente empieza a llover, el cristal de la ventanilla se empaña con rapidez, miro hacia los costados, además de un par de chicos en moto al sentido contrario que yo, no había más autos en la calle, ni gente. De repente la imagen de un castaño desolado bajo la lluvia me hace sentirme pésimo, más cuando miro de nuevo a los tipos en motocicleta avanzar hacia el centro comercial.
Ese chico tiene toda la pinta de una muñeca, si algún desubicado no se da cuenta de que es hombre lo podría atacar, bueno lo haría aunque no fuera niña, pero es fuerte se podría defender, ¿pero si es más de uno? Lo único que tiene a la mano es el estuche de su violín y no creo que eso le ayude mucho.
Además fui yo quien le hizo perder su transporte…
— ¡Maldita sea! —le doy un golpe al volante.
— ¿Paso algo?
—No nada —-había olvidado que estaba hablando con mi novia. Doy vuelta en U y me dirijo hacia el centro comercial —. Te veo mañana, en serio te explicaré lo que paso, te quiero.
No le doy tiempo de contestar y le cuelgo, si todavía existe un mañana para nosotros tendré que darle una buena excusa. Por ahora mi consciencia me está acuchillando con la culpa de abandonar a un pobre corderito en una juria de lobos.
Cuando llego a esa calle, no veo nadie, solo las luces de la entrada, veo la fuente y ya ni siquiera está funcionando, entro en pánico, ¿le habrá pasado algo? No, no debo ser pesimista. Avanzo y a lo lejos en la parada del bus veo una sombra, más bien un bulto de cabellera castaña. Tenía su estuche sobre las piernas, al menos sabía que estaba bien.
Me detengo justo frente a él.
— “¡Oh regresaste! ¿Qué pasa?, ¿la culpa te carcomía el alma?” — me escupe con reproche.
— ¿Vives lejos?
— ¿Me llevarás? Que caballeroso.
—Si no subes en tres segundos, arrancaré y de verdad te dejare aquí.
Dio un suspiro y se levantó de inmediato, cuando estaba ya frente a la puerta pude notar lo empapado que estaba, su flequillo está pegado a su frente y su nariz estaba completamente roja.
Una vez que entra y acomoda su estuche entre sus piernas, me pongo en marcha. En todo el trayecto no hablamos excepto cuando me indicaba que calles tomar. Quería disculparme pero él lo hacía difícil si no me hablaba ni miraba.
Pero alguno de los dos tenía que romper el hielo.
— ¿Cómo es que no me di cuenta antes de que eras un chico? —fue lo primero que se ocurrió.
—Deja eso ya, no es como si fueras el primero que lo hace.
—Lo dices como si estuvieras acostumbrado.
—Es la verdad —pasamos por zonas residenciales, lo escuche estornudar.
Y me sentí peor.
—Le gente siempre me confunde, pero te acostumbras a ello.
—Es la primera vez que te veo ahí —cambio la conversación al notarlo un poco incómodo por el tema de su apariencia.
—No está permitido hacer show ahí, por eso sólo voy los viernes y sábados, pero siempre logro irme antes de las 10 para evitar contratiempos.
— ¿El policía?
—Sí ese policía. Desde hace mucho me tiene en la mira.
—No deberían prohibirte tocar, lo haces muy bien.
— ¿Tengo que agradecer ese cumplido?
—Deberías, pero no lo hagas.
—Eres un tipo raro —me dice mostrando su encantadora sonrisa. Ahora que lo tenía tanto tiempo cerca podría afirmar que aunque sea un chico, es demasiado guapo, casi como, ¡que rayos! es bellísimo.
—Para frente a esa casa —señala la de color azul celeste.
— ¿Vives aquí? Pero no pareciera que…
—Gracias —me dice bajándose del auto sin importar la lluvia que está cayendo.
Cuando estaba a pocos pasos de la entrada lo veo caer de rodillas, bajo del coche tan rápido como puedo, corro hasta a él y lo ayudo a levantarse, tose mucho y jadea, tiene los ojos cerrados y sus mejillas parecían estar rojas, la lluvia no me dejaba saberlo. Pero en cuanto toque su frente note que estaba hirviendo.
Lo hice apoyarse en mí para levantarse y con la otra tome el estuche del violín, toque el timbre repetida veces hasta que una empleada de servicio abrió la puerta principal metros delante de esta reja de metal.
— ¡Por favor ayúdeme! —le digo, enseguida llama a alguien, no logro entender el nombre, la reja se abre y lo voy caminando lento para no caer.
Cuando estamos ya dentro de la casa la misma joven aparece con una toalla en manos y envuelve al chico para secarlo, le digo que tome el pesado estuche y que yo me encargaría de secarlo.
Sentía como temblaba, ahora que veía su rostro note ese color rojo en ella, sus labios están ligeramente hinchados por la fiebre.
— ¿Minho?
Cuando volteo hacia tras veo a Joon caminar hacia mí. ¿Qué rayos hacia él aquí? ¿Que no se supone que es un clase de pandillero o algo así?
—Taemin —le llama a la persona en mis brazos, al que me quita y carga en los suyos. Va hacia las escaleras blancas del lado izquierdo que dan al segundo piso.
No sé porque pero lo sigo.
— ¿Dónde lo encontraste?
—En el centro comercial, él estaba tocando su violín.
—Este mocoso, no importa cuántas veces le diga que no lo haga siempre se escapa.
Entramos a la primera habitación, corre hasta la cama y lo recuesta, enseguida empieza a quitarle la ropa mojada, yo sólo estoy parado como tonto mirándolo actuar.
— ¿Podrías quitarle los zapatos?
—Ah, sí claro —torpemente me acerco y hago lo que me pide, los pies de…Taemin, están fríos.
—Gracias por traerlo.
—De nada —veo a Joon abrazarlo para quitarle al fin el abrigo y la camisa que llevaba debajo, ese pecho blanco comenzada a aparecer, me sentí algo incómodo, era demasiada confianza. ¿Acaso Joon había terminado con Onew por Taemin?
—Oye a todo esto…—le digo al notar que lo dejaría semi-desnudo, pero se detuvo.
— ¿Podrás salir? —me dice molesto, creo que recordó que alguien más estaba con él.
—Sólo respóndeme algo —necesitaba saber si había descubierto la razón de los llantos de mi amigo, porque si así es, le rompería la cara a golpes sin importar nada —. ¿Acaso este chico tiene que ver algo contigo?
—No comprendo.
—Ya sabes, algo íntimo —se levanta de golpe y se planta frente a mí, furioso.
—Es mejor que no sigas si no quieres que te mate a golpes.
—Eso mismo te digo —contrataco —. Al menos deberías decirle a Onew la verdadera razón del porque terminaron.
— ¿Qué rayos? Acaso piensas que yo…—arruga el entrecejo —. Te mato.
—Hyung…—lo llama el castaño. El corre de nuevo a la cama.
—Aquí estoy, ¿te duele algo?
—Que descarado —le escupo, Joon me fulmina con la mirada.
—Quiero que te quede algo claro —habla fuerte —. Yo no podría engañar a Onew con este chico.
—Aja, ¿y eso porque?
—Porque es mi hermano menor.
Mis ojos se abren de la impresión.
— ¿T…tienes un hermano? —balbuceaba—. Pero…
—Joven Lee, su padre ha llegado —dice una de al sirvientas parada en la entrada de la habitación.
Pero en menos de tres segundos un hombre alto aparece en la puerta, nos mira, luego a Taemin. Esto tenía que ser una broma, de todas las casa me tenía que meter con la competencia de la compañía de mi padre.
Era la casa de los Lee, de “Corporation Seller” dirigida por Lee Soo Man.
—Buenas noches papá.
— ¿Se escapó de nuevo verdad?
—Si lo hizo. Pero Minho lo trajo de vuelta a casa.
Este hombre me mira, tarda pero me saluda de mano.
— ¿Minho que? — me pregunta.
—Choi Minho.
Debo decir que la expresión de su rostro no me agrado mucho, pero no pareciera que me odia. Después de todo, mi padre y él, ha sido así como amigos y rivales financieros desde no sé cuánto tiempo. ¿Será que me ha reconocido como un Choi?
—Vaya sorpresa —dice con una sonrisa.
Sorpresa era la que me estaba llevando yo esta noche, cuando debería estar besando a mi novia y disfrutando de una rica cena.
Última edición por Carol Ney el Miér Feb 25, 2015 2:09 pm, editado 2 veces
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 10.
Ya vine a molestar e.e gracias por aguantar mis cosas cursis de amorhs 2min, gracias a quienes leen al historia, espero que les guste el capítulo <3
Capítulo 10: Un beso no lo es todo.
Taemin.
A pesar de lo que paso y de saber que estoy faltando a mi palabra, sigo mirando como mi realidad se desmorona gracias a él. Lo tengo tan cerca y tan lejos, sus espesas pestañas reposan en esos parpados regordetes, se nota que no ha dormido bien pero eso no le quita lo atractivo.
Mis dedos pasean por mi boca mientras asimilo el hecho de que nos hemos besado por segunda vez, para ser solo conocidos nos hemos tenido mucha confianza para acercarnos el uno al otro.
Ni siquiera somos amigos, pero yo lo siento más que si fuera eso, hay una fuerza tremenda que termina acercándome a él sin que lo quiera, es la misma fuerza que hace que termine tropezando a su alrededor, como buscando una buena excusa para que me viera y corra para levantarme.
No he podido dormir, me he quedado quieto, con la cabeza recostada sobre su rezago, mirando cómo es que se adentra al mundo de los sueños. Su mano está tomando la mía, ambas sobre mi pecho, ambas entrelazadas.
Las lágrimas se han secado, ya no hay dolor en mi pecho, es como se me hubiera renovado, lo único que me importa en este momento es verlo, cabeceando y abriendo la boca para balbucear cosas que sueña. Me rio porque su expresión es divertida, pero en cuanto sus ojos comienzan abrirse mi sonrisa se borra para quedar en una línea que no muestra ni molestia ni indiferencia.
Si no mucha serenidad.
—Tengo que regresar a casa —le digo y su ceño se frunce.
— ¿Por qué? —dice frotándose los ojos, simulando un bostezo solo para voltear hacia otro lado y relajar su expresión, para que no note su molestia.
(Tan infantil)
—Minho estas últimas noches me las he pasado fuera de casa y da la casualidad que siempre es contigo.
—Key dijo que le diría a Joon que te quedaste con él.
—No quiero meterlo en problemas —uso mi otra mano para apoyarme en el borde del sillón, me levanto lento hasta quedar sentado a su costado.
—No quiero que te vayas.
Su repentino ataque de sinceridad me golpea.
—Y yo no quiero que mi amigo sea reprendido y me prohíban verlo por mentir.
—Key estará bien, yo no.
—Estarás más que bien, has podido estar bien antes de conocerme.
—Antes de conocerte no sabía lo que era estar realmente bien.
Mis ojos se clavan en los suyos, mis mejillas arden y no sé qué tonalidad de rojo han tomado.
—Deja de decir tonterías.
Me pongo de pie y recojo mi cabello para amarrarlo en una coleta. Aturdido por la reciente conversación no me doy cuenta de cuando Minho se ha levantado y colocado detrás de mí.
—Min…
Me gira, sus manos me toman el rostro para alzarlo, me acomoda para besarme en los labios.
¿Qué es esta increíble sensación? Cuando me besa siento que floto, me bloquea la mente y me hace querer más de lo que ya me da. Eh descubierto que estando cerca de él me transformo, es como si el antiguo yo resurgiera para recordarme que todavía puedo ilusionarme con alguna persona.
Que todavía puedo creer que hay alguien para mí.
Cuando nos separamos mis labios arden, no, de hecho, todo mi cuerpo arde. Desvió la mirada, más apenado que molesto, pero no quiero que Minho lo note.
—No seas tan atrevido, idiota —giro sobre mis talones y continuo mi tarea. Busco desesperadamente mi bolso, levanto cojines, miro las repisas y miro bajo la mesa de centro aun cuando sé que sería ridículo que estuviera en alguno de esos lugares.
—El rojo de tus mejillas es encantador.
—No…digas nada.
— ¿Un beso te ha dejado tan aturdido?—se cruza de brazos.
— ¡NO! —grito exasperado. Regreso hacia él solo para golpearle el hombro con fuerza—. Deja de fanfarronear, ni que besaras también.
—A ti te gusta, así que eso me dice que lo hago perfecto.
—Me sorprende tu egocentrismo Choi —bufo—. Eres tan…
Hago una rabieta, no deseaba pelear, lo que único que quería era irme, necesitaba despejar mi mente, alejarme por un momento para ordenar todos esos pensamientos que me están confundiendo y tenerlo tan cerca de mí no me ayuda.
La verdad es que no quiero irme, la verdad es que quiero que me abrace, pero eso sería dar pie a algo que no sé si podría dejar continuar. Primero ha sido un beso, a veces abrazos y luego… ¿y luego qué?
Miro en el perchero junto a la puerta principal, voy hacia ahí y tomo la cinta de mi bolso. Cuando me volteo para despedirme de Minho, este me sorprender arrinconándome contra la puerta, uno de sus brazos está encerrándome y su cara está muy cerca de la mía.
— ¿Qué crees que haces?
— ¿Enserio te quieres ir?
—Minho no voy a discutir eso contigo, ha sido un día pesado, solo deseo ir a casa, darme una ducha, comer algo y dormir.
Sus ojos se hicieron tristes, sentí una punzada en el pecho. No seas débil, no con él, Me repito. Ya me había dejado al descubierto por mucho, aunque haya logrado hablar con Minho no quiere decir que ahora seamos los mejores amigos y eso se lo tengo que dejar claro.
— ¿No crees que ha sido suficiente? —su expresión fue de confusión. Doy un suspiro—. ¿A caso tengo que recordarte que lo que hemos hecho está mal? Tantos acercamientos me están estresando y no quiero volver a escuchar las reprimendas de tu novia…
Guardé silencio, no debí decirle eso.
— ¿Qué estás diciendo?
—Nada. Olvídalo —tomo el pomo de la puerta y la giro, pero ejerce fuerza a su brazo para que no pueda abrirla—. ¡Minho!
— ¿Qué fue lo que hizo MinAh? —dijo serio.
—Pareces molesto.
—Sólo dime que te hizo o que te dijo.
—Nada que no fuera verdad —coloco la palma de mi mano sobre su pecho y lo empujo—. ¿Crees que no se ha dado cuenta de que…que hemos estado mucho tiempo juntos?
—No tiene nada de malo, nosotros… —se detuvo. Parece que se ha dado cuenta de la situación.
— ¿Solo somos amigos? —Termine la frase—. Está claro que los amigos no se besan en la boca, y ni siquiera creo que vallamos a ser amigos después de eso.
—Taemin.
— ¡No, no trates de hacer como si no pasara nada!
—No eso lo que hago.
— ¡¿Entonces?! ¿Qué pretendes? ¿Crees que porque nos hemos contado el pasado del otro ya seremos inseparables? ¿Crees que por eso tengo que acercarme más a ti? ¿Para qué? Minho tienes novia, la cual no me cae bien y no lo niego, pero estarla engañando de esta forma es lo más cobarde que puedes hacerle.
—Sé que soy un maldito con ella —sus manos se hacen puños—. Pero no puedo dejar de sentir…algo por ti.
—No trates de usarme —digo seguro—. No me usarás para olvidar al gran amor de tu vida. No pretendas hacer conmigo lo que haces con MinAh.
— ¡Dios, no Taemin eso no es lo que quiero! —trató de acercarse, puse mis manos como barrera, dejando un buen espacio entre nosotros.
—Eso no es lo que parece.
—Es que yo ya no siento lo mismo—mi mirada asesina lo atacó.
— ¿Estás diciendo que ya no la amas? —me refería a Mingjung, el me entendió, cerró los ojos con fuerza, luego los abrió para dedicarme una mirada franca.
—No, yo todavía la quiero.
Me sentí pésimo, me entraron ganas de darle un puñetazo por imbécil, pero no necesitaba gastar fuerzas con alguien como él.
—Te detesto —fui rudo, su cara de dolor no me importo—. No eres mejor que Max.
—Taemin no es lo que quise decir…—le di la espalda y salí de esa casa, azotando la puerta como para romperla.
No lo soporte, su descaro es enorme ¡Lo detesto! ¡Lo odio! ¿Cómo se atrevió a decirme eso cuando hace apenas unos momentos me beso por tercera vez? —tengo que dejar de contar el número de besos.
Salgo a la calle, mirando el cielo firme, parece que esta tarde será agradable, aunque para mí el resto de semana será horrible gracias a Minho.
—Malnacido…—gruño.
Un auto frena justo a mi lado, no le doy importancia y sigo caminando.
—Lo volviste hacer.
Esa voz…
—Aunque prometiste y juraste que no sería así.
Volteo, la figura de MinAh se recibe junto a su exceso de perfume y su rostro malhumorado. ¡Perfecto!
—Especifica un poco porque no se a lo que te refieres.
—No te hagas el inocente conmigo —me ataca, sus tacones hacen estruendo cuando se acerca a mí—. Eres una mustia, sabía que no era verdad cuando dijiste que no te acercarías a Minho, mocoso atrevido ¿Qué pretendes? ¿Seducir a Minho y quitármelo?
—No voy a quitarle nada a nadie —le respondo con indiferencia, no estaba con ganas de pelar con ella.
— ¡Eres tan descarado! —se ríe—. Actúas como una mujerzuela.
—Oh~ así que esa boca tuya también puede decir groserías —ahora quien se ríe soy yo—. Sabía que tu apariencia de chica refinada era solo un disfraz.
— ¡No te atrevas…!
— ¿ah ofenderte? Lo siento cariño, tú eres la primera en atacarme ahora te aguantas.
—Bien, veo que te gusta la rudeza, entonces yo también lo seré. No sé lo que buscas de Minho, porque sé que no es su amistad, si pretendieras ser su amigo no habría problema, pero sé que no es así, vas por ahí paseándote frete a él, queriendo que te mire, que te siga, hasta conseguir que te deje entrar a su casa.
—Yo no lo obligo, el me trae porque quiere.
No pude evitar la satisfacción que sentí cuando le dije eso, más porque su cara se descompuso y vi el instinto asesino en sus ojos claros.
— ¿QUÉ QUIERES? ¿DINERO, SEXO? ¿QUÉ?
—No puedo creer que preguntaras eso.
—Es lógico, una pequeña rata como tú es lo único a lo que puede aspirar cuando se encuentra con alguien con la posición de Minho.
— ¿No será que es eso lo que quieres tú de él?
Se abalanzo a mí, queriendo abofetearme, tome su muñeca antes de que lo hiciera—. ¡SUÉLTAME!
—Creo que me pase —la solté—. Pero no tanto, me da lástima que no te das cuenta de lo que Minho realmente siente por ti. Y créeme que yo no soy la razón de ello.
Le doy la espalda, retomo mi camino ignorando sus insultos. Mientras más avanzó me siento más idiota por lo último que dije: Y créeme que yo no soy la razón de ello.
Sé que Minho aun ama a Minjung, pero lo que me dijo, eso de “quererme tanto como para empezar amarme” me hace dudar tanto, luego me besa y yo cedo, ¡ah! No, no, no puedo estar sintiendo que muero por lo que me dice, creer ciegamente en él me hará daño, así como lo hizo Máx.
¡Pero él no es Max!
¡Pero no quiero ser su segundo plato!
¡Minho ni pienses que seré tu amante o algo así!
Dios~ Voy a volverme loco, ayúdame por favor, yo no quiero enamorarme de Minho si luego seré solo alguien que usara para no sentirse solo.
Mis ojos se cristalizan, me tapo la boca con una mano.
Pero siento…que estoy empezando a caer por él y me da miedo.
Minho
Sé que debí ir tras él, pero su rostro, su expresión, su decepción en su mirada me abofeteo, no me dejo explicarle bien. Solo me quede parado, viéndolo irse. Estaba tan feliz de poder tenerlo cerca de mí que no me di cuenta de todas las cosas que pasaban a mí alrededor.
Me confesó lo que el imbécil de Max le hizo, el cómo lo engañó solo por acostarse con él y luego yo…terminó de envolverme en mi propia maraña de engaños. Taemin tiene razón, soy de lo peor por hacerle creer a MinAh que la amo, y sé que por cómo se ven las cosas parece que quiero hacer lo mismo con él, pero no es así.
—No es como tú crees —susurró para mí.
Salgo de la casa y corro hasta la entrada dispuesto a alcanzarlo y explicarle todo, pero cuando estaba por abandonar mi propiedad, ahí justo cuando pongo un pie en la acera, MinAh aparece con una bien fingida sonrisa de alegría.
—MinAh…
—Parece que llevas prisa —me ataca. Recuerdo lo que Taemin menciono antes. ¿Será por él por lo que me pregunta?
¡¿A caso se encontraron en el camino?!
—Yo, en realidad…— ¡rayos! Tengo que controlarme.
— ¿No me vas a invitar a pasar? —se acerca y me deja un beso en los labios.
¿Cómo describo lo que sentí cuando me beso? En realidad no sentí nada, no removió nada en mí, ni ahora que sus manos pasean por mis mejillas, como siempre lo ha hecho; ni su perfume, el que se supone que me gustan tanto que se ponga, no logra alterar mi olfato ni mis sentidos.
Todo en ella se está volviendo nada.
—Pasa por favor —le digo sereno. Dejo que entre primero, doy una mirada rápida a la calle, pero no hay nada que diga que él estuvo aquí.
Apenas entramos MinAh fue directo al sillón donde momentos atrás compartía el espacio con Taemin, acaricia el forro del mueble, luego me mira, esperando que yo inicie la conversación. Me siento a su lado, dejando un buen espacio entre nosotros.
— ¿Desde cuándo es tan molesto estar cerca de mí? —lo dijo en broma, pero con doble sentido, lo sé.
—Nunca es molesto estar contigo —trato de reírme pero creo que se nota que me estoy forzando a hacerlo.
Ella misma se acerca a mí, recostándose sobre mi cuerpo, mis manos se vuelven torpes, sentía tanta incomodidad.
—Te he extrañado —suspira—. ¿Me has extrañado Minho?
—C…claro —alza la mirada, sus ojos tienen un extraño brillo. Se arrima más y sus manos viajan hacia mi cuello, su boca se acerca peligrosamente a la mía. Me levanto antes de que lo logre, su mirada furiosa me acuchilla.
—Minho...
— ¿No quieres nada para beber?
—Minho por qué tu…
El sentimiento de culpa hace su trabajo, ni yo sé porque estoy dándole tantas vueltas al asunto, aunque Taemin y yo no seamos nada, aunque todavía no haya nada seguro, si hay algo cierto.
Nunca pude amar a MinAh como se debe.
—Lo lamento —regrese al sillón—. No pienses que te odio.
—No rechazas mis caricias, nunca lo haces. ¿Qué está pasando?
(Mucho de lo que no te imaginas)
Realmente no sé cómo empezar, hablar de romper nuestra relación incluso es sorprendente para mí, más porque nunca creí que llegara este día, jure que nuestro destino era estar siempre juntos, pero claramente no es así.
Me he preguntado si lo que siento por Taemin es un capricho, algo pasajero que puede desaparecer cuando no está cerca, pero es todo lo contrario, desde que lo conocí se ha vuelto mi manía, lo he empezado a querer y no creo que pueda detenerme, porque gracias a él —y la oportuna intervención de Mingjung— me doy cuenta de la felicidad no está donde yo creía.
Pero… ¿y qué debo hacer? ¿Decirle a MinAh: Gracias por cuatro maravillosos años pero nunca pude amarte?
¿Qué tan desgraciado me hace decirle eso?
—Amor estas raro —se acurruca sobre mi costado, algo dudoso la abrazo, no tan cercano, solo la rodeo por sobre sus hombros.
—Han pasado algunas cosas…—no la miro, pero ella a mi sí.
—Minho sabes que puedes contarme, soy tu novia, no una extraña.
(Eso es precisamente lo que empiezas a ser para mí)
—Sé que no lo eres, pero he pensado que nosotros…
Se aferra a mi cuerpo, como adivinando lo que quiero decirle o lo que trato de decirle.
—Nosotros estamos bien, que más puedes pensar —se ríe—. Amenos…—me toma del mentón con sus frías manos, sus ojos brilla al mirarme, pero no logró encontrarme en ellos.
No, de hecho, nunca me encontré en el reflejo de sus pupilas, no como en los de Taemin.
—Amenos que ya hayas pensado en esa propuesta de matrimonio.
¡QUE DISPARATE TAN INOPORTUNO!
No le respondo, la observo todavía esperanzada con la idea de que tenemos un futuro y caigo en razón de lo que Taemin me recriminaba cuando estábamos en la puerta. Que eh estado jugando con fuego y no me había dado cuenta que no solo yo resultaré quemado, sino que por mi indecisión terminaré arrastrándome a quienes no lo merecen.
Esta chica, la que creí mi alma gemela, suplica por mi atención, creyó a ilusión en la que nos envolví sólo porque no podía aceptar que mi amor por Minjung se había acabado y para no terminar solo decidí que ella sería mi compañera para alejar a la soledad.
Solo que estaba equivocado en dos cosas:
1. Mi amor por Minjung jamás se acabó porque todavía la amo.
2. Nunca me enamoré de MinAh, porque ahora solo hay una persona en mi mente, más presente que ella y que Mingjung.
Eso es precisamente lo que Taemin no me dejo explicarle. Que Minjung nunca saldrá de mi corazón porque es mi primer amor, pero lo que siento por él se convierte en un amor diferente, es renovador y lo más importante: es verdadero.
—No MinAh, no he pensado en el matrimonio y francamente no lo haré jamás.
—Tontito no es para que nos casemos mañana —noté su nerviosismo, está asustada—. Es en un futuro que espero no sea tan lejano.
—MinAh quiero decir que…
—Vamos amor, perdona si te incomode hablando de eso, pero sabes que es un sueño mío en que sea tu esposa.
—MinAh —se levanta, me toma de las manos para que la imite. Cuando estoy de pie me abraza con fuerza, su respiración choca con mi pecho.
No nena no lo hagas, no te aferres a un idiota como yo.
—Cuando llegué...me topé a ese chico…al de cabello castaño y largo.
Me tense. Entonces si lo vio.
—Veo que te has hecho muy cercano a él.
—Min…
—Es muy bonito ese chico, pero es una lástima…
— ¿A qué te refieres? —había captado toda mi atención con ese comentario, ella frunció el ceño.
—Algunas personas dicen que le gusta seducir a los hombres.
Nos hice separarnos. Simplemente no puedo creer lo que me dice, Taemin, él no deja de nadie se le acerque por miedo a ser lastimado; que lo diga así como así me molestó y se dio cuenta de ello.
—Eso no es verdad.
—Admito que no me consta, pero si lo dicen es por algo.
— ¿Por qué hablas así de alguien que apenas conoces? Taemin no es el tipo de chico interesado, jamás haría algo como eso. No es su culpa que los chicos sean tan degenerados, que lo miren como su trofeo o alguien a quien llevarse a la cama.
MinAh sonrió de lado.
—No comprendo cómo puedes defenderlo tanto, hablas como si lo conocieras muy bien. Como si le supieras algún secreto.
—No es nada de eso, solo no me gusta que lo juzgues.
—Pareces demasiado cercano a él.
—Nos hemos podido conocer…un poco.
—Claro Minho me alegra —sonríe—. Solo no me gustaría que el pobre chico se ilusione con algo que no puede ser.
— ¿De…que estás hablando?
Dio solo dos pasos y sus brazos se colgaron el rededor de mi cuello.
— Estoy diciendo, que ni se le ocurra mirarte con otros ojos, porque tú me amas a mí.
Me besa en los labios, un beso sin intensión, sólo un beso fugaz que termina en su encantadora sonrisa—. Vamos a comer mañana, hace tiempo que no te invito nada. Saliendo de clases te busco.
—MinAh —trato de decirle que no podré o más bien que no quería, pero es rápida en ir por su bolso y caminar hacia la entrada.
—Nos vemos mañana amor.
Se despide, con un beso volado, no me da oportunidad de hablar más, ella solo se va.
— ¿MinAh porque me estás diciendo esto?
Y termino en el sofá —otra vez—, primero sentado y luego recostado, con las manos en el rostro, grito a todo pulmón, exasperado y harto. Estoy envuelto un problema que yo mismo he generado, no quiero lastimar a nadie jamás ha sido mi intensión, pero parece que de una u otra forma alguien terminará mal herido.
Entre mis respiraciones siento un olor, cereza, un dulce olor a cereza que proviene de mi sofá, sonrió por darme cuenta que Taemin ha dejado su marca en mi casa, supongo que el perfume de MinAh no me dejaba sentirlo cuando estábamos aquí.
Recuerdo las ansias que me invadieron por besarlo cuando pretendía irse, es imposible no querer besarlo y también recuerdo el beso de mi todavía novia. Fue tan insípido.
— ¿Qué es lo que se supone que debo hacer?
Los siguientes días me la pase pensando en el daño moral que le voy a causar a MinAh, le había platicado a Jonghyun y a Onew sobre mi problema, las reacciones no fueron de sorpresa como esperaba, de hecho ellos, creo que lo esperaban.
—Y era el momento.
—Al fin abriste los ojos.
Dijeron respectivamente.
Me aconsejaron que me relajara, que pensará bien lo que haría y como le diría a MinAh que ya no quería ser su novio —rio— creí que ellos la detestaban pero dijeron que al final no era divertido ver llorar a una chica, aunque ella no me mereciera.
Esta mañana de sábado he salido a correr, algo que no hacía desde hace mucho y que pretendía retomar. Un pants deportivos, una camiseta gris con las mangas enrolladas y mis tenis favoritos me acompañan.
Estos barrios son tranquilos, y el paisaje de árboles formando un túnel con un tapiz de flores rosas hacía más amena la caminata. En mi IPod se reproduce una balada hecha en notas de violín, irresistible para el oído e imposible de no recordar a cierta persona.
El sudor comienza a empapar cada parte de mi cuerpo, me limpio el rostro con el dorso de la mano para aclarar mi visión, más allá adelante, hay un jardín de niños y a un costado unas bancas de madera bajo un enorme árbol de flores rojas.
He corrido por casi una hora y había llegado bastante lejos, no estaba del todo cansado pero aquel lugar me gustaba para tomar un poco de aire. Pero enorme es mi sorpresa cuando me voy acercando y distingo la silueta de una persona.
Mi sonrisa se ensancha al ver a Taemin y corro más rápido que nunca, cuando estoy a pocos metros de distancia observo a un chico acercársele, me detengo lento, me apoyo en un poste de luz, recuperando oxígeno y viendo lo que sucedía frente a mí.
Tenía tantas ganas de lanzarme y abrazarlo, pero por alguna razón me detuve para mirar.
Aquel chico, talvez de la edad de Taemin, un poco más alto y de cabello negro, le pregunta algo, le responden pero parece no quedar satisfecho, pienso en que debería de intervenir, pero una vocecilla en mi cabeza me dice que espere un poco más.
Taemin frunce el ceño y dice otras cosas más, el chico ríe, pero que a él parece no importarle; el pelinegro señala sobre su cabeza y trata de tocarlo de inmediato la da un manotazo para que no lo toque, segundos después se disculpa con el extraño y suelta unas risitas.
El tipo se va, y Tae solo se deja estar en la banca, frotándose la sien. No había visto cómo es que se comportaba cuando estaba en compañía de otra persona que no sea su Key o su otra amiga. Osea, cuando estaba asolas con una persona que sin darse cuenta se le acercaba demasiado para su gusto.
“Algunas personas dicen que le gusta seducir a los hombres”
Esas fueron las palabras de MinAh.
Pero francamente no las creo, ni aunque media escuela lo repita, unas cuantas sonrisas amables pueden ser mal interpretadas por cualquiera.
Hasta por mí.
Porque verlo sonreírle a otro chico no me gusto para nada, pero como el mismo Taemin lo recalcó: no somos nada.
Aún.
Avanzo hacia él, ahora un poco irritado y nervioso. Me gustaría saber qué es lo que está pensando, que es lo que le preocupa. En un instante a otro voltea en la dirección en la que avanzó, le sonrió, él solo me mira.
—Choi —me dice cuando me siento a su costado.
—Deja de llamarme Choi —digo con un puchero que hace que ruede los ojos—. Y deja…
—Rodaré mis ojos cuantas veces quiera.
Si soy sincero, quisiera besarlo ahora mismo, sin importar que luego me golpee por mi atrevimiento. Huelo su perfume de cerezas y siento cosquilleos en mi estómago — Es temprano para estar tan lejos de casa.
—Necesitaba pensar a solas.
— ¿En qué? —bien, no podía frenar mi curiosidad, más si está pensando en los que ha pasado estos días.
—No te interesa, son asuntos personales.
— ¿Y es que en ninguno de esos pensamientos personales estoy incluido?
Su rostro se tiñe de rojo, sé que trata de no hacerlo pero no puede, me rio para mis adentros. ¡Está pensando en mí!
—No…no estoy pensando en ti.
—Eso no es lo que parece.
—Minho eres tan irritante.
—No es la primera vez que me lo dices.
—Pues parece que no te queda claro.
— ¿Y qué pensabas de mí?
Suelta un bufido, hace el intento de levantarse pero lo detengo tomándolo de la mano. Aprovecho el momento y lo acerco para abrazarlo.
— ¡Estas todo sudado! —Hace una mueca—. Necesitas un baño, apestas.
—No creo que apeste, es solo que te sorprendí al abrazarte.
—Otra vez tan engreído.
—Taemin dime… ¿Qué pesabas de mí?
—Que eres el más grande idiota que he conocido.
— ¿Así? —Enarco una ceja—. No te creo.
—Cómo si me importara.
Desvía la mirada hacia el suelo, da un trago grueso antes de volver a mirarme— Otra vez estas actuando como si tuvieras derecho de estar cerca de mí.
— ¿Y eso te molesta?
—Mucho —me mira serio—. Pareciera que solo estas en busca de un amante, de alguien que te cure las penas, alguien que pueda sustituir a tu novia.
De nuevo con eso.
—Pero no es así.
—Entonces deja de buscarme, no quiero ser el segundo plato de nadie —dijo con rabia.
Se levanta, dejando que mis brazos se deslicen por sus costados. Me pongo de pie, junto a él, sus ojos son tristes y me lastiman, pero aun así puedo ver mi reflejo en ellos. Da un paso hacia tras, gira y camina para alejarse.
Mi corazón late con fuerza, no me doy cuenta de cuando corrí para alcanzarlo, me coloco frente a él, me atrevo sonreír aunque tengo miedo de cómo pueda reaccionar cuando diga lo que debo.
—Tú no serás el segundo plato de nadie, menos el mío. Tú…debes ser el único, el único para mí.
Reaccionó de le manera más extraña que pudo. Su ceño fruncido se desvaneció y soltó carcajadas que fueron escuchadas por todos lo que pasaban por la calle. Rio tanto hasta tener que apretar su estómago con las manos.
—Taemin…
—Ya, Minho deja de jugar…no te das cuenta de las cosas que dices —paso a mi costado, todavía riéndose.
—Pero no estoy jugando —lo sigo.
Aceleraba el paso pero no lo perdía de vista, incluso corrió por la estrecha calle que daba a la avenida principal del lugar. Cuando trato de cruzar la calle logré detenerlo, literalmente me tire sobre él y lo contuve boca abajo sobre el asfalto.
— ¡¿Por qué corres?! —dije enojado.
— ¡¿Por qué me persigues?!
—No podía dejar que te fueras así como así.
Me incorpore y lo ayude a levantarse, evitaba a toda costa mirarme, peleamos un rato por ello, hasta que logré que nuestros ojos se encontraran y la señora culpa se hizo presente. Estaba llorando.
—Tae lo lamento no medí mi fuerza —-dije pensando en cómo lo tire al suelo.
— ¡LO QUE NO MIDES ES TU BOCOTA!
— ¿Qué?
— ¡LO QUE TRATABA DE HACER EN ESA BANCA Y CORRIENDO LEJOS DE TI ES QUE NO SIGUIERAS ACOSÁNDOME CON TUS PALABRAS! ¡TE ODIO! —me empuja—. ERES UN MALDITO, COMO PUEDES…
— ¿Cómo puedo hacer qué?
— ¡QUE TE CREA! ¡QUE CREA QUE ERES SINCERO!.... — me golpea el pecho—. ¡QUE QUIERA ESTAR CONTIGO!
Pestañee varias veces. El mundo se detuvo para dejarme contemplar a esta persona desvaneciéndose en mis manos, siendo sincero y tan expresivo. Las malditas dudas se carcomen su cabeza y es mi culpa.
¿Pero no se da cuenta que estoy en las mismas condiciones?
Creo que Taemin sabe lo que quiere, pero no desea aceptar, lo que puede hacerlo inmensamente feliz porque luego se convertirá en su más grande dolor.
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 11 nuevamente les doy las gracias a quienes siguen este fanfic, un saludo a todos.
Capítulo 11: Oficialmente ¿tu novio o tu amante?
Taemin
Estoy al borde del colapso, debí frenar mi boca pero no pude, los días lejos de él me afectan más de lo que creí, pero no puedo dar mi brazo a torcer, desgraciadamente estoy debilitándome en cada ocasión que nos vemos.
No recuerdo cuantas veces he llorado ya por Minho. ¿Por qué lo hago? La única respuesta que tengo para ello es que lo extraño. Tal vez sea porque desde hace tres años me había decidido quedarme en lado de los eternos solteros, no aceptaba ni chicos, ni chicas y jamás me vi llorando como una niñita por alguien como él.
Es demasiada cursilería de mi parte, el antiguo yo, mas bien. Y mi orgullo no me lo permitía.
Entonces, estamos aquí, parados en medio de esta calle de un solo sentido, con los autos pasando a nuestras espaldas; yo, llorando por un sentimiento que no quiero aceptar pero que necesito y Minho, escuchando mis confesiones.
Ante su aparente parálisis, decido que debo dejar de llorar y por eso, antes de que algo más se diga, retomo mi caminata para ir de regreso, pasando a su lado con la mirada fija al camino.
—E…espera —trata de tomar mi brazo pero lo rechazo—. Taemin por favor.
—Minho quiero estar a solas.
—No puedo dejarte asolas cuando acabas de decirme que quieres estar conmigo.
Su sonrisa boba aparece, ni siquiera puede ocultar su felicidad, ¡Odio su facilidad para expresarse!
—Fue un arrebato mío, olvida que dije eso, olvídate de mí, olvida que tuvimos esta conversación.
Y así como estaba empezando a ser su costumbre, me toma de la muñeca y me arrastra hasta una pared blanca. Pega su cuerpo al mío, me encierra con sus brazos, su mirada es firme y desafiante.
— ¿Hasta cuándo vas a negar lo que sientes?
—Minho déjame ir —mi voz se rompe.
— ¿Es que no ves que cada cosa que dices me afecta? ¿Crees que eres el único confundido?
Su aliento cerca de mi rostro y mi cuerpo se estremece al contacto de mí entre pierna y su cadera.
—Déjame…—susurro.
—Y es tarde para eso Taemin.
Cierro los ojos porque sé lo que pasará en los próximos segundos: el tratará de besarme y como en realidad no tengo fuerzas (ni intensiones de detenerlo) solo me dejaré. Su aliento cálido me marea, solo espero que lo haga, mis labios arden aun sin que los haya tocado todavía; estoy aturdido y engañado entre lo que debo hacer y lo que quiero.
Rechazarlo
Aceptarlo.
—Ni siquiera te he tocado y ya tienes esa cara.
Abro los ojos con rapidez y me doy cuenta que lo tengo frente a mí, muy cerca del rostro, pero se está riendo, desvió la mirada y lo empujo con ambas manos, casi se cae pero no me importo.
—Idiota —le escupo mientras me voy a paso fuerte.
No tardó ni tres segundos cuando tenía su cuerpo sudoroso envolviendo el mío, me había atrapado de espaldas, con los brazos alrededor de mi cintura y su rostro escondido entre el espacio entre mi hombro y mi cuello.
Me hacía cosquillas, y me gustó mucho, mi cuerpo se rendía ante sus toques pero mi mente no.
—Si no me sueltas te voy a patear los…
—Te invito a desayunar —dijo antes de que terminara mi frase.
Mi rostro fue de confusión.
—Que maldito eres Choi, me tacleas en plena calle, luego me acorralas a la pared, me acosas y ahora muy campantemente me invitas a desayunar, ¿Qué clase de loco eres? ¡Suéltame!
— Lamento lo de la tacleada, pero enserio Taemin, después de haber escuchado lo que dijiste y cuando traté de besarte —sonrió—. Tú querías que te besara, no puedo simplemente dejarte huir cuando veo cuanto me quieres cerca.
— ¡NO! —me sonroje. Es verdad no lo negaba pero no tenía por qué repetírmelo así…así…—. Deja de jugar Choi, no es gracioso, deja de tratarme como tu tarado, te lo dije, no eres diferente de Max…
Me soltó y giro para atrapar mis brazos firmemente, sus mirada estaba inyectada de ira, me congele —No me compares con él, ya te lo había dicho.
—Eres igual que él —le gruñí—. Un par de malnacidos que creen que pueden ir engañando y hacer sufrir a la gente. Los dos fingiendo y diciendo por los cuatro vientos “te amo, te amo” como si fuera cualquier cosa. Pero tú eres peor. A ti no te importa nada más que saciar su necesidad de amor, sin importar como llenas el vació para no sentirte solo—lo mire justo a los ojos—, no puedes respetar la memoria de una la única persona que te amo, solo insultas el recuerdo de Mingjung, ni siquiera creo que la hayas amado como de verdad lo dices.
Para cuando termine de hablar me faltaba el aire, mi boca estaba seca y mi manos hormigueaban. Momentos después de soltar ese discurso me di cuenta de que tan venenosas fueron mis palabras y mis intenciones. Cuando vi el rostro tan triste de Minho quería morirme.
¡Dios, a veces soy tan boca floja! ¡¿Por qué me hiciste así?!
—No…Minho…yo...no quise.
Aflojo su agarre, no dijo nada, es más, ya no me sostenía la mirada, esta vez fue él quien pasó a mi costado pretendiendo irse. Pareciera que mi voz se fue porque por más que quisiera llamarlo solo no pude. Me quede a media calle sin poder hacer más que verlo marcharse, dando pasos indecisos de correr y quedarme donde estoy.
¿Por qué no puedo simplemente decirte que lo siento? Minho estás sacando lo peor de mí, yo no debí decirte aquello pero no me pude contener, sentí coraje por mí, por Minjung y hasta por al idiota de tu novia, que sea como sea sigue siento tu novia y eso es lo que no quieres ver.
Que estas atado a esa persona y me buscas de igual manera ¿Dime como se supone que no piense que quieres jugar conmigo?
—Dices que la amas —le dije aun cuando su figura ya había desaparecido en el horizonte—. Pero sigues con MinAh, a ella también le dijiste que la amas y me buscas.
Me reí de mí mismo, patee una lata de refresco que estaba en la calle para sacar aunque sea un poco de coraje.
— ¡Minho eres un maldito bastardo! —grite frustrado, mis ojos se cristalizaron—. Lamento haberte dicho eso.
~
Tenía media hora mirando mi pudín, perdiéndome en su color y textura, luego me fije en la ensalada de verduras y la descomunal cantidad de comida en mi bandeja —suspire—necesitaba comer pero no tenía hambre.
—Parece que te peleaste con Minho.
A pesar de estar en la cafetería y que el ruido de las pláticas y risas estaban a volúmenes incomprensibles, la chillona voz de Key me saco de mi burbuja de pensamientos, lo mire de mala gana mientras se peinaba el flequillo con los dedos e inspeccionaba su aspecto en su pequeño espejo cuadrado.
—Y tú pareces listo para ir a una cita y no para entrar a clases—torcí la boca.
—No me sorprenden tus desplantes, siempre eres así —un chico lo saludo desde el otro lado de la cafetería y le correspondió el saludo alzando la mano.
El siempre popular Key no podía de dejar de saludar a sus fans. Observe a detalle a mi amigo, siempre guapo, siempre amable y sincero, todo lo contrario a mí que no me pasaban de un chico lindo con boca suelta y altanero. Aprendí que lo que pensaran de mí no me importaba, yo decidí que alejar a las personas era la mejor protección para evitar cualquier tipo de daño emocional posible.
Y no estoy diciendo que no hable con nadie o que me aísle de la sociedad. Soy grosero con la gente que trata de intentar un romance, de dar el paso más allá de ser amigos, sean hombres o mujeres, no importa. Normalmente soy…indiferente, aun así un número reducido de personas me considera lo suficiente interesante para no alejarse.
En ocasiones extraño al niño bonito de sonrisa agradable y sociable que era. Así como Key, solo que sin ser tan, como una diva.
— ¿Qué? —dice cuando nota que lo estoy mirando.
— ¿Key soy tan horrible?
—Específica la pregunta, si se trata de tú físico, créeme que eres condenadamente precioso.
—No me digas…
—Te digo que lo eres y ya. Decir que no eres hermoso sería un pecado.
—No seas exagerado —frunzo el ceño—. No me estaba refiriendo a eso.
— ¿Entonces?
Relaje mi expresión, el rostro se me hizo sombrío.
— ¿Tú…crees que a veces soy muy sincero? —Enarcó la ceja derecha—. Quiero decir, que si crees que lastimo a la gente con lo que digo.
De repente se levantó y giro la silla donde estaba sentado para colocarse frente a mí. Se cruzó de piernas y me sonrió—. ¿Qué le dijiste a Minho que te está remordiendo la conciencia?
— ¿Por qué supones que se trata de Minho? Ese bastardo no tiene nada que ver conmigo —me puse a la defensiva. Arrastré la silla para pegarme más la mesa sin importar el molesto chirrido que las patas de esta provocaron, tome mi pudín y comencé a cucharearlo.
—Porque Taemin, ese chico es de lo único que has estado hablándome en estos últimos meses desde que lo conociste, aunque solo han sido quejas, al final es de él de quien hablas.
Trague con dificultad un buen tanto de pudín, mis ojos lagrimearon.
—No es verdad.
— ¿Qué le dijiste?
— Key…—intente negarlo una vez más.
—Taemin no le des más vueltas —habló calmado—. Solo me basta verte para comprender el daño que has hecho, obviamente no dijiste algo bueno.
Me escurrí en mi silla, tapando mi rostro con las manos. No sé qué intentaba hacer si con Key no puedo ocultar nada, seguro ya sabía que algo me pasaba, incluso sin haber dicho algo. Solo esperaba que yo diera al primer paso.
—Esta vez sí me pase.
Le conté a detalle lo que sucedió, vaya que necesitaba platicar con Key, me ayudo a desahogar la frustración aunque tuve que aguantar un pequeño regaño de su parte, se sorprendió de lo que le dije a Minho, dijo que nunca pensó que fuera capaz de ser tan cruel con alguien.
Pero que no me mortificara pensando mucho en lo sucedido, que lo que tenía que hacer era disculparme lo más pronto posible.
¿A caso crees que no está muriéndose porque fuiste precisamente tu quien le dijo eso? Aunque el hecho de no verte y hablarte, lo matará más rápido. Solo discúlpate y termina con este problema.
Además dijo que yo también tengo que poner las cartas sobre la mesa, decidir de una buena vez lo que haré con nosotros. ¿Nosotros? ¿Desde cuándo ya hay un “nosotros?”
—Solo una disculpa —me digo con un suspiro.
Acostado boca arriba sobre la cama, contemplo el techo blanco de mi habitación, el mismo que desde hace una hora veo solo porque si, para ordenar mi pensamientos o mejor aún, para desaparecerlos.
Llevo a la altura de mi rostro el celular que sostiene mi mano derecha, tecleo rápido porque si no lo hago así me puedo acobardar y tirar el teléfono por algún rincón perdido de esta habitación.
Mientras escuchó el tono de espera, juego con las pelusas de mi abrigo, impaciente por hablar y decirle que lo lamento, pero casi treinta segundos de espera me enloquecen y más cuando la operadora me manda al buzón de voz, frunzo el ceño, tiro el celular a un lado y me giro para quedar de espaldas.
Me muerdo la punta del dedo pulgar. No pienso estar pegado al teléfono todo el día, marcando y marcando para disculparme por decir la verdad que Minho no quiere entender. Pero la consciencia y sus efectos de culpa aparecen para fastidiarme la vida. Soplo mi flequillo con fastidio. Doy un enorme suspiro que hasta me provoca dolor en el pecho, estiro la mano hacia tras, tanteando para tomar mi celular.
Apenas lo consigo marco con más velocidad que antes, de nuevo estoy a la espera, me estoy mordiendo el dedo para aguantar la ansiedad pero “oh decepción” me manda a buzón otra vez.
— ¡Estúpido Choi! —grito y regreso a mi posición anterior.
Cierro los ojos lentamente, pensando en que es una locura llamarlo así como así, debe estar molesto, bueno no es que me duela —creo —, no somos amigos ni nada de eso, pero mi consciencia no estaría tranquila si no le pido disculpas, en otra ocasión, si hubiese sido otra persona no me hubiera importado, pero es porque Minho me ha contado que tan importante fue Minjung para él es que necesito disculparme.
Es porque hable de algo que no me correspondía, un asunto muy privado.
Llevo mis manos al pecho al tiempo que me encorvo, aprieto el celular, animándome a marcar de nuevo, la última vez de este día, porque tampoco pretendo rogar por un perdón.
Y es precisamente mi intensión de llamar cuando el celular vibra y me asusta hasta aventarlo al aire. Me siento en la cama, busco con la mirada y lo encuentro metros adelante con la pantalla encendida. Bajo de la cama y tomo el teléfono, al mirar la llamada entrante el corazón me dio un brinco.
— ¿Choi?
— ¿Taemin sucede algo? Me marcaste dos veces —dice con voz alarmante.
Vaya, creí que estaría demasiado molesto para contestar mis llamadas.
—Nada en especial —me siento en al piso, cruzado de piernas.
—Oh~
Ninguno dijo nada un buen rato, quería hablar pero mi labio inferior comenzó a temblar.
¡Cálmate ya Taemin!
—Bueno entonces —regresó a su voz seria. Iba a colgar pero lo detuve con un extraño sonido que salió de mi garganta—. ¿Taemin seguro que estas bien?
—Yo…solo…quería…—parecía un retrasado, aclare mi garganta y trate de hablar normal—. Quería disculparme por lo el otro día.
Se quedó callado, solo escuchaba su respiración contra el teléfono, quise continuar pero el habló primero—. No debiste decir eso.
—Lo sé —agache la mirada, como si lo tuviera en frente.
—Pero no puedo aceptar tu disculpa.
—Minho.
—No así, no por teléfono.
— ¿Qué quieres decir?
—Taemin tengamos una cita.
Me congelé. ¿Qué rayos pretendes Choi?
—Minho no creo que sea buena idea.
¡Claro que era mala idea, era una malísima idea! ¡¿Es que no escuchó nada de lo que discutimos en la calle?! ¡¿Qué parte de “deja de buscarme” no entiende?! Además, la loca de MinAh me trae vuelto loco con sus celos y reclamos y no es que me preocupe mucho, pero se volverá un fastidio.
—Entonces no te perdono.
— ¡¿Qué?! ¡¿Sabes que tan infantil suenas?! Me estoy disculpando y no aceptas mi sinceridad.
— ¿Cómo sé que estas siendo sincero? No estoy viéndote a los ojos, una llamada no basta, cualquiera dice “lo siento” pero nunca se sabe si es cierto.
—Sabes que…no me interesa si me crees o no, me estoy disculpando y si no quieres aceptar…
—Pensé que eras del tipo de persona que cuando comete un error se disculpa cara a cara.
Bien, eso me tomo por sorpresa, me ha hecho ver una realidad que estaba a punto de olvidar, yo no soy el tipo de persona que evita sus errores, me dio directo al orgullo. Tomé aire y rodé los ojos, esta conversación es demasiado abrumadora.
—Y lo soy —digo con firmeza—. ¿Dónde nos vemos?
—Yo paso por ti no te preocupes, en el camino te digo hacia donde iremos.
Pude notar que tan emocionado estaba al decirme su plan—. Juraría que nunca estuviste molesto Minho.
Carraspeó y trato de sonar serio, lo que solo me causo mucha gracia.
— ¿Crees que no estaría molesto por poner en duda mi amor hacia mi Minjung? Deja de decir tonterías, debes estar listo para los ocho en punto.
—Sí, señor —dije burlón.
— ¡Ah! Y lleva ropa abrigadora
— ¿Por qué…?
—Solo hazlo.
Me colgó, ¡así no más me colgó! Lo maldecí a regaña dientes, mirando con rabia mi teléfono, como si este fuera el verdadero causante de mis males.
—Debió decirte algo muy malo para lograr que hagas esas muecas tan feas.
Voltee, mi hermano estaba apoyado en el marco de la puerta. Mi corazón se aceleró. ¿Cuánto habrá escuchado?
— ¿Desde cuándo estas ahí?
—Digamos que desde que bajaste de tu cama en busca de tu celular.
Joon enarcó una ceja, no sabría decir si está molesto o no, a pasos lentos se acercó.
—Taemin últimamente estas muy distraído —se sentó a mi lado en el suelo—. Andas en tu mundo todo el tiempo y casi ni nos hablas, y por lo que escuché parece que alguien te está poniendo el mundo de cabeza.
(No solo de cabeza, está cambiando el mundo que conozco)
—No…no es nada hyung, son cosas de la escuela.
—Aja… ¿y las “cosas de la escuela” se llaman Minho?
Me sonrojé en cuanto lo dijo, apreté el celular aún más fuerte de lo que ya lo hacía.
—Tae —tomo mi mano—. No, no puedes.
Lo miré directo a los ojos, espantado de sus palabras— ¿Qué es lo que no puedo?
—Nada, nada que tenga que ver con Minho, ¿Qué no sabes que tiene novia? Oh…—su ceño se frunció—. No me digas que ese malnacido te busca aún…
—Joon…él y yo no…
— ¡No puedes Taemin! ¡No me engañes, te estoy viendo perdido y la razón tiene nombre!, pero para tu desgracia no puedes, ese chico está jugando contigo así como son su novia.
— ¡No la ama! —le grité para mi sorpresa.
Me levanté de inmediato sin importarme la cara de espanto de Joon, corrí hacia mi armario, buscando ropa abrigadora que ponerme.
— ¿Cómo puedes estar seguro de eso? ¿Él te lo dijo? Taemin no seas ingenuo.
Lo sentí a mis espaldas, sus manos se posaron sobre mis hombros—. No puedes creerle si aún sigue con ella. Además, si no ama a su novia como tú dices, aunque la deje, una persona no puede olvidad a otra tan fácil si han estado juntos tanto tiempo.
En ocasiones Joon puede hacer que lo odie tanto, pero aunque me duela él tiene razón, ese es el principal motivo que me detiene de ceder a lo que siento por Minho. Me frustra tanto esta situación, quero dejar se sentir tantas cosas por él, pero no puedo, incluso si él esta con alguien más.
—Huyng tengo que arreglarme —digo serio.
— ¿Saldrás con él cierto? —Su voz está llena de decepción, asentí y se le escapo un suspiro—. Espero que no sigas ilusionándote con él Taemin, si por mi fuera le rompería la cara, pero te daré al oportunidad de hacerlo tú mismo. Tú no eres tan fácil hermanito, sé que sabes lo que es bueno o malo.
—Hyung…
—Sé que no es fácil decirle al corazón a quien debe mirar o no, pero sé que aras lo correcto. Estar con Minho no te hará bien…
Aparte sus manos de mis hombros, me gire para confrontarlo—. ¿Cómo sabes lo que es bueno o malo para mí? ¡Eh! Te la pasas encerrado en el despacho de papá secreteando miles de cosas, me sorprende que tengas tiempo para ver lo que hago y con quien estoy —lo acuchille con la mirada—. Además hablas como si lo conocieras.
—Solo digo lo que veo.
—Entonces no sabes nada.
Me devolví a mi tarea de la búsqueda de ropa.
—Déjalo Taemin hazme caso. Esto está mal.
Lo ignoré, tome una muda de ropa y corrí a encerrarme al baño. A los pocos minutos escuche la puerta cerrarse. Caí al suelo, cansado, a gatas me fui hasta la regadera y abrí el grifo del agua. No quería pensar nada, no hasta dada las ocho en punto.
Aun así las palabras de mi hermano me golpeaban fuerte en el rostro.
Cuando Minho llegó corrí lo más rápido posible para que no se encontrará con mi hermano, a tropiezos llegue a la entrada para abrir y encontrarlo con el rostro relajado, cuando pretendió entrar y saludar a papá que se asomaba del pasillo de la cocina lo empuje para sacarlo.
Solo di un gritó para que supieran que ya estaba de salida. Minho hizo muchas preguntas cuando entramos a su auto y yo no tenía ánimos de responderlas, el comprendió así que solo me dedico una leve sonrisa.
—Estas muy serio.
—Y tu muy tranquilo, ¿A dónde vamos Minho? No quiero tardar mucho.
¡Mentira, quiero quedarme esta noche contigo!
— ¿No me quieres cerca? —dijo con aires de tristeza y mi corazón dolió.
—No, es que ya eh estado…solo, solo dime. ¿Dónde vamos?
—A un buen lugar no te preocupes.
Acelero, poco a poco las luces dela cuidad se apagaron y el paisaje cambió, las casas grandes y lujosas quedaron atrás, junto al ruido de los autos y los enormes edificios de concreto.
La luz de la luna nos iluminaba el camino y de vez en cuando miraba a Minho que se había quedado callado, su perfil se remarcaba dejando ver su firme mentón, el aire revolvía su cabello marrón, casi rojizo, me quede un buen rato contemplando sus facciones: tan masculino, tan guapo, ya un hombre.
Tan diferente de mí, que tengo un aspecto frágil, “demasiado bonito”, afeminado, delgado, no tan alto, y muy altanero, rebelde más bien.
Cuanto más lo veo más me gusta su apariencia, a veces olvidaba cuantos años era mayor que yo ya que suelo pelearme con él como si fuera un chico de mi edad.
—Ya llegamos.
Dice, pestañeo varias veces antes de devolver la mirada al camino, no había prácticamente nada alrededor y con “nada” me refiero a la gente y ciudad, solo la carretera y un lago frente a nosotros es lo que había.
Se estacionó a un lado de una parada de autobús, bajo del auto y lo imité.
— ¿Qué hacemos aquí? Creí que íbamos a cenar o algo así.
—Sí, era es la idea —va hacia la parte trasera del auto, abre la cajuela y saca una manta de cuadros rojos, de esas típicas para un día de campo, también una canasta y lo que parecía vino tinto.
— ¿Estas bromeando?, Minho ¿si te das cuenta que es de noche, verdad?
—Claro que sé que es de noche y sé que te parece una locura, pero… ¿acaso no amas las locuras?
—Hay de locuras a locuras.
Fue hasta mi lado, me dio la botella de vino, muy confiado de si me tomo de la mano y cuando traté de soltarme me dio un apretón—. Nada de violencia Taemin, hoy no por favor.
—Minho.
—Vamos, vamos, busquemos un bonito lugar.
—Nos podrían asaltar—le advierto, me ignora por completo y nos vamos por un camino estrechó.
Llegamos a una parte donde solo había pasto y se podía apreciar por completo el reflejo de la luna sobre el agua, había mucha tranquilidad y eso me gusto. Extendió la manta y me indico que podía sentarme, lo hice todavía sin estar totalmente convencido, dejo la canasta a un lado, de ella saco dos copas de cristal.
—Oh, nunca piernas tu fineza.
—Y tú no pierdes tu sarcasmo.
—No eres del tipo que frecuenta restaurantes cuando dice que va cenar fuera.
—En realidad si lo soy, pero esta noche no quiero ser el chico refinado —abrió la botella—. Tal vez solo un poquito. En un lugar tan tranquilo como este una copa de vino no cae mal, es relajante, da tranquilidad y me deja pensar.
—Pudiste traer cerveza.
—De hecho fue mi primera opción pero no tenía antojos de cerveza, hoy quería probar algo suave para el paladar.
Exclame un Oh muy sonoro, sus risas comenzaron y sentí un cosquilleo en mi estómago. Tenerlo tan cerca me gusta y a la vez me lastima, es como un dolor que gusta, una especie de droga que hace mal pero que irremediablemente te hace gozar.
—Lo siento —me atreví a romper el silencio. No deseaba interrumpir la tranquilidad pero tenía que hacerlo antes de que se me pasará la noche y lo olvidará—. Por decir que no amabas como decías a Minjung.
Jugueteo con mis dedos, esperaba un reclamo bien merecido pero en vez de eso me hizo agarrar la copa y sirvió un poco de vino en ella.
—Disculpa aceptada, ahora bebe.
—Es…es enserio, me disculpo, no quise…
—Solo bebe —se sirvió vino el mismo.
— ¿Vas a emborracharme y luego me harás cosas?
Se atraganto cuando bebía—No —enarcó una ceja—. A menos que tú quieras que te haga cosas.
—Yo jamás dejaría que me tocaras…—me detuve, claro que ya lo había dejado que me hiciera algunas cosas, aunque sea solo besos.
Le di un trago al vino, su sabor suave relajo mi garganta.
—No te preocupes —dijo tomando un sorbo más—. Aunque fue muy cruel decirlo así, es verdad, en la mayor parte. Soy una mala persona Taemin.
—No eso no es verdad.
—Claro que lo soy, estoy jugando con fuego y no me importa salir quemado. Tienes razón, no amo a MinAh, pero si amo a Minjung y la voy a amar hasta que me muera —hizo una pausa—. Pero es un amor del pasado, ella será siempre parte importante de mi vida pero no me quedaré atascado en su recuerdo, ella no desearía que lo haga.
Me quede callado, escuchándolo hablar con cariño de su antiguo amor. Tengo que aceptar que sentía un poco de celos por esa devoción con la que Minho se refiere a Minjung.
—Una persona puede albergar muchos tipos de amor, de muchas personas, eso es lo que pasa. Ella fue mi primer gran amor, pero no el definitivo —me miro—. El corazón puede distinguir el amor de cada persona. Ella está aquí—colocó su mano sobre el pecho—. Junto a otra persona.
Asentí, no comprendiendo muy bien.
—Tú.
Sentí como si me hubieran golpeado con algo grande, hasta la tierra pareció moverse.
— ¿Qué?
—Ya lo sabes Taemin, me gustas y no solo eso, te quiero a un nivel muy alto.
Reí—. ¿Les dices eso a todos los que traes a este lago?
—Eres la primera persona que saco de su casa por la noche para beber vino frente a un lago.
—Minho no hagas esto, tú estás con esa chica…
—Rompí con ella.
Mis ojos se abrieron hasta el tope, la copa casi se me cae. Simplemente no podía creer lo que escuché. Una lucha interna empezó, una parte de mi estaba festejando la noticia y otra me decía que no cediera a la tentación.
—Esta mañana, la vi, le explique lo que sentía y que francamente no le veía un futuro a nuestra relación.
—Min…Minho.
—Ella dijo que seguro era por tu culpa.
—Oh, como no lo iba a decir.
—Yo le dije que en realidad no era así, que fui yo quien lo arruino desde el inicio. Básicamente le explique lo que muy amablemente me hiciste ver.
—Genial —exclame.
—Nada es tu culpa, por eso te digo que si soy una mala persona.
—Minho…no, es que tú.
Empecé a tartamudear, y ya ni sabía si reírme o sentirme mal. De repente se me acerco, lo suficiente para que su nariz rozara con la mía.
—No te voy a obligar a nada, pero si no me detienes voy a dar por hecho que lo que dijiste es verdad.
— ¿A… qué te refieres?
—Qué quieres estar conmigo. Que crees que soy una buena persona. Que te confundo.
No escuché lo último, en realidad ya no escuchaba nada más que su respiración y la mía, sus labios pegándose a los míos y su boca atrapando la mía.
No me resistí, tampoco proteste, no sabía nada que no fuera él y su cuerpo abalanzándose sobre el mío. Porque me recostó y sus manos se colocaron en puntos estratégicos para no dejarme ir.
Y no es que quiera huir tampoco.
Se recostó a mi lado, dejando su cabeza reposar sobre mi pecho, abrazándome fuerte. Mis manos tan torpes como siempre, buscaban un buen lugar donde acomodarse, pero pronto lo solucioné correspondiendo el abrazo.
—Escucho tu corazón —dijo y me dio un beso en el cuello. Sentí cosquillas —. Esta igual que el mío. Muy feliz.
¿Qué clase de juego extraño era este? Rompió con su novia y enseguida me busca, ¿mi hermano tiene razón? ¿Es un juego? ¿Una burla? Pero estando al tanto de que todas esas suposiciones pueden ser verdad no me quiero separar de él.
—Minho…me alegra que hayas roto tu relación con ella.
— ¿Enserio? —lo dijo como si ya lo supiera.
— Y estoy seguro que aun así no debo acercarme a ti, has estado mucho tiempo a su lado y seguro no la vas a poder olvidar tan fácil.
—Tienes todos los motivos para pensar así —me apretó de la cintura y aspiró profundo. Como un niño en brazos de su madre logro acomodarse y sonreír por su felicidad—. Si no quieres nada detenme y lo entenderé ya te lo dije.
—Ese es el problema Minho…—mis manos cambiaron de lugar, tomaron su rostro y lo alzaron para poder mirarlo a los ojos—. Que debería detenerte ahora mismo, debería darte un golpe para apartarte y patearte hasta matarte por hacer sentir tantas cosas, luego debería correr hasta dónde mis piernas me den y jurar que te odiaré y que jamás te volveré a ver.
Mi voz poco a poco se rompe, mis ojos se humedecieron pero no lloré, eran los efectos dela emoción…no, no de emoción, si no de estar enamorado.
—Pero no lo haré, aunque esté equivocado no lo haré.
Su sonrisa me ilumino el rostro, poco a poco se fue acercando, hasta que quedamos frente a frente. Esta vez yo lo bese, mi cuerpo entero vibró en cuanto lo toque. Que un beso me lleve hasta el cielo no es lo increíble.
Lo increíble es lo que siento por este chico, lo que tanto me transforma y cambia en mí.
Sus manos se colaron debajo de mi abrigo, en cuanto sus dedos rozaron mi piel solté un leve gemido, me avergoncé tanto que me vi en la necesidad de interrumpir el beso y desviar la mirada.
—No te voy a pedir ese tipo de cosas.
(Pero yo si quiero que lo hagas)
Saco sus manos de ahí y me acomodó el abrigo—. No pienses que solo es deseo, si hubiera sido eso lo estaríamos haciendo ahora mismo.
Me sonroje ¿Cómo puede estar diciendo eso tan tranquilamente?
—Solo para dejar claro esta situación…—me hizo mirarlo, su mano se quedó en mi cuello—. ¿Estas aceptándome? ¿Quieres salir conmigo y hacer cosas de novios? —dijo en tono divertido.
Solté una sonrisa que lo maravillo.
—Dios~ Te vez tan lindo cuando sonríes.
—Acostúmbrate entonces —me arrime para susurrar sobre su boca:
Que estoy aceptando salir contigo y también esas cosas que hacen los novios.
Choi Minho es el tipo de chico que más detesto y el que logró ver lo que otras personas no pudieron. ¿Será, que estoy cavando mi propia tumba al quererlo solo para mí, aun sabiendo que esta relación puede terminar mal?
La respuesta:
Me arriesgaré y lo voy averiguar.
Re: Mi otra mitad [2min]
*rueda por el suelo* kyaaaaa!!!! Fue hermoso, q lindo q ya por fin Tae aceptaron sus sentimientos n.n .....ahora veo q a Minho le costará ganarse a Joon, espero a Minha no se ponga loca he intente alguna d esas cosas q las novias locas intentan jaja es q amo el 2MIN....
Se q acabas d publicar pero ojala no tardes para el siguiente, m encanta tu fic n_n
Se q acabas d publicar pero ojala no tardes para el siguiente, m encanta tu fic n_n
Reira Elric
Minho
857
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 12 ¡Gracias por leer el fanfic! Disfrútenlo
Capítulo 12: Una cita, un amigo.
Minho
Aquella mañana pensaba en las palabras correctas para decir gentilmente:
“MinAh lo nuestro ya no puede continuar”
Decirle eso a tu novia, con la que has salido cuatro años y con quien juraste haber encontrado el amor, inevitablemente se volverá una tragedia.
Yo quería hacerle el menor daño posible, pero eso no se pudo, porque en cuanto pronuncie esas palabras, todo estalló, su rostro dulce se hizo amargo y de sus ojos salieron las más dolorosas lágrimas que jamás le había visto.
Nos vimos en su departamento, justo a las nueve de la mañana.
— ¿Por qué? —fue lo primero que dijo después de decirle que no podíamos seguir.
Hasta hace unos instantes estábamos sentados en el sofá, muy cerca uno del otro. Desvié la mirada hacia su alfombra estilo persa. El día anterior había estado preparándome para este momento, dándole vueltas a la misma idea una y otra vez, aun así no deja de ser incómodo y triste.
A mi mente llega el rostro angustiado de Taemin y logró darme el coraje para terminar todo de una buena vez. “No es justo para nadie, tengo que tomar una decisión” me decía. Doy un suspiro de total resignación cuando me devuelvo a ella.
—Por qué ha sido mi culpa el que te hayas ilusionado con algo que nunca podrá ser.
— ¿Qué quieres decir con “algo”? —dice molesta.
—Yo…
— ¿Estás diciendo que “algo” es como te refieres a nuestro amor?
—Claro que no, lo que vivimos no se puede definir con un simple algo —hago una pausa—. Pero tampoco puede definirse como amor.
—Pero yo te amo —se acerca a mí, abrazándome con fuerza, haciendo lo posible para que no escapara de ella.
—Tú a mí sí, pero yo a ti no.
Ojala ella no hubiera puesto esa cara de desolación, talvez así me sentiría menos culpable pode estar haciéndole esto. Ha sido un golpe bajo, pero necesario. Sus manos temblorosas fueron paseando desde mi cuello, hasta mi rostro. Sus dedos acariciaron mi piel, desesperada por que corresponda a su llamado.
Pero no lo hago, no puedo.
—Eso no es cierto —una lágrima resbaló por su mejilla, yo la atrape con mis dedos—. Siempre dijiste que estaríamos juntos, que conmigo eras feliz.
—Lo sé, pero esa era una mentira desde la primera vez que lo dije. MinAh, cuando te conocí, yo buscaba algo que me rescatará del vació en el que caí por la pérdida de Mingjung.
—Te dije que te ayudaría…
—A liberarme de ella —le sonreí—. Pero nunca pudiste.
—Minho debes dejarla ir —me sonríe pero no es una sonrisa sincera, esta devastada, temerosa, molesta—. Ella no está entre nosotros, deja que su recuerdo se vaya con el tiempo, estás conmigo ahora, somos el presente. No sé qué te haya hecho pensar que no me amas pero…
Tomé sus manos, le di un beso sobre ellas, luego las solté.
—Escucha—dije calmado y tratando de ser amable—. Te hice algo imperdonable al decir que te amaba por sobre todas las cosas, al inicio yo te vi como mi salvadora, aquella persona que me libraría del amor perdido de mi ex novia. Pero Minjung nunca se fue, siempre seguiré amándola.
MinAh se dejó ver dolida. Sus ojos se hicieron duros y acusadores.
—Nunca voy a dejar de amarla porque es parte importante de mí —continúe—, pero eso no evita que pueda llegar amar con la misma intensidad a otra persona —ella iba a hablar pero no la deje—. La verdad es que, lo nuestro se hizo una costumbre, yo te quiero y te estoy agradecido por todo lo que has hecho por mí. Te pido que me perdones por hablar deliberadamente de amor contigo.
Sus ojos se hicieron cristalinos, sus manos temblaban, la mujer segura se estaba derrumbando y una parte de mi con ella. Me sentí como el peor, un maldito que no merecía tenerla nunca.
—No te amo, esa es la verdad. Ya no quiero seguir haciéndote daño.
—Es por él ¿cierto?
La mire desconcertado.
—No pongas esa cara, sabes de quien hablo —elevó la voz—. Ese mocoso, se te metió por los ojos y te ha cegado, no lo dejes hacerlo.
Trató de mirar a la chica alegre, a la que siempre trataba de mantener el control, pero no está, es su lugar hay una chica dolida y…furiosa.
—El no…
— ¡No te atrevas a decir que no tiene nada que ver! ¡Minho no soy estúpida! ¡Te has estado viendo con él y no precisamente a tomar una café!
Trague saliva. No sé cómo se enteró y no sé cuánto sabe, pero era mejor omitir los detalles.
—MinAh —traté de tocarla pero fue más rápida al darme una cachetada. Segundos después su arrepentimiento se hizo presente.
—No te hagas el tonto ni me trates como una —dijo con la voz apagada—. No entiendo que puede tener de bueno ese chico, no parecen tener nada en común.
—Es precisamente eso —me miro sorprendida y me apresure a explicarme antes de que hable—. Son nuestras diferencias la que me hacen acercarme a él y contigo, ya no hay nada que pueda sorprenderme.
— ¿Estas botándome para irte con esa puta?
—No hables así de él —dije furioso, aunque sé que ella es la victima aquí no puedo permitirle insultar a Taemin, más si no está presente para defenderse.
—Minho estás haciendo incoherencias —torció la boca en lo que parecía una sonrisa—. Dices que no me amas, luego que sigues amando a Minnjung, luego que te atrae ese tonto y la razón es porque son diferentes.
—No son incoherencias —suspiro—. Es mejor dejarlo así, no vale pena discutir por lo que nunca tuvo futuro.
—Tú lo vales todo…para mí.
Me sorprendió lo sincera que se escuchó, su mirada no se apartó de la mía, a pesar de todo, veo un brillo de esperanza en ella, pero no puedo decir lo mismo de mí.
—Se terminó.
—Lo vas a dejar…
— ¿Qué?
—Cuando te des cuenta de tu error volverás a mí—sentenció, su semblante de firmeza regresó, su orgullo hablaba por ella—. Tú crees que lo quieres, eres un tonto si crees que él te quiere o te ama, pero cuando te des cuenta de ello…
—Él, de ninguna manera puede ser un error.
~
Al estacionarme frente a la casa de Taemin noté que todas las luces estaban apagadas, seguramente todos dormían, ya eran cerca de las 2 de la mañana, era de esperarse. Después de charlar en la orilla del lago nos devolvimos a la ciudad, el camino de regreso fue tardío.
Volteo hacia mi costado, Taemin duerme tranquilamente. Apago el motor y me recuesto en el asiento de manera que este de lado, justo frente a él. Lo veo dormir, tan tranquilo. A veces me cuesta pensar que es de verdad. Que lo que ha pasado con
MinAh, con Taemin y Minjung no es más que un sueño loco que me ha traído tanto penas como glorias.
Pero en definitiva, como le dije a MinAh, Taemin no es ningún tipo de error.
— ¿Crees que he ido demasiado rápido? —le dije al tiempo que acaricio su mejilla. Mis dedos pasean por su rostro hasta quedarse en sus labios rosas.
—Necesitaba decirte cuanta falta me haces. Sé que es demasiado rápido, tú también lo pensaste, pero aun así me aceptaste porque sientes lo mismo que yo.
Sonrió cuando arruga la nariz por un hilo de cabello que cae por su rostro y le hace cosquillas. Le peino el fleco hacia tras para que deje de molestarlo.
—Quiero saber más de ti ¿me dejarías? —me acerco lento, lo beso suave y dulcemente, siento como desierta, aspira fuerte para respirar, cuando nuestras miradas se encuentran no dice nada.
En cambio se sonroja.
—Ya llegamos —digo en tono cantarín.
Mira por la ventanilla, luego hacia mí.
—Pudiste despertarme sin tanto ajetreo.
—Es más divertido si te beso.
—No te tomes tantas confianzas Choi —frunce el ceño pero no está molesto.
Supongo que esta nueva situación lo ha atrapado por sorpresa. Sé que llamarnos “pareja oficial” es una locura, pero no puedo evitar sentirme feliz por eso. Tomo su mano, la entrelazo con la mía.
—Si quieres pensar un poco las cosas lo entenderé, ahora que sé que quieres lo mismo que yo, seré paciente Taemin.
— ¿De qué hablas?
—Esta situación es tan nueva para mí como para ti. Acabo de salir de una relación que pensé que no terminaría y ahora, tengo a le persona más hermosa del mundo a mi lado. Es un tanto perturbador.
Enarca una ceja.
— ¿Estas arrepintiéndote?
—No, jamás. Solo quiero que te sientas cómodo. Ya te lo dije, no haré nada que no quieras.
—Estamos juntos ahora —dice, analizando cada palabra—. Pero me das tiempo para asimilarlo mientras estamos juntos.
Asentí. Se removió nervioso en el asiento. Estaba pensando en lo que le dije, miró varias veces hacia su casa, mordiéndose el labio a cada momento.
—Supongo que es lo que debemos hacer —finalmente dijo—. Yo hasta hace unos meses, creí que nada bueno pasaría en mi vida.
—Oh~ me siento alagado —soltó una risita.
—También tengo que decirle a mis padres y a Joon.
— ¿Crees que no me quieran como tu novio?
—No creo que quieran a un chico que apenas termina con su novia va en busca de otro chico.
Asentí de nuevo. Me quite el cinturón de seguridad para poder abrazarlo libremente. Se sorprendió tanto como dejar salir un jadeo. Recuerdo su relación fallida de hace años y sus secuelas.
—No te asustes —le dijo acariciando su espalda—. Llevaremos el asunto lento, al menos ahora que apenas lo iniciamos.
Lo besé—. Gracias por aceptarme.
—Lo dices como si nos hubiéramos casado.
—En un futuro, tal vez—sonrió.
Salimos del auto, antes de dejarlo entrar me tomo el rostro y fue él quien me beso, a diferencia de mí, él fue más intenso. Solo dijo un “hasta mañana” y se fue corriendo, dejándome sorprendido por lo que hizo.
—Me vas a traer muchas emociones Taemin, lo sé.
~
Asimilando que ya soy un hombre libre…quiero decir, asimilando que ya deje una parte de mi vida atrás, me doy cuenta que me siento más ligero, con fuerzas para desplegar mis alas y dejarme llevar por el viento y claro, dónde ese par de ojos avellana que brillan al ver un pedazo de pizza me indiquen.
No me importar ser encerrado de nuevo, si es por la mano de Taemin, acepto eso y mucho más.
—Despacio, parece que no has comido en semanas.
Le digo cuando devora la rebanada dejándola a la mitad de un solo bocado. Habíamos quedado de vernos en la pizzería favorita de Tae, solo para una cita que tratamos que se vea normal, solo una comida entre dos chicos que se quieren mucho pero que el resto del mundo no sabe que tienen algo más que una amistad.
—Esta deliciosa~ —dice al cerrar los ojos y disfrutar de la combinación de sabores. Me deja escuchar unos gemidos llenos de placer y siento envidia de ello.
Quisiera ser yo quien te hiciera gemir.
—Tu rostro me lo ha dejado claro—sonrió, luego suelto un suspiro y se concentra en mi expresión.
— ¿Pasa algo?
Tiene una enorme mancha de salsa inglesa que le atraviesa de forma horizontal desde la comisura de los labios hasta la mitad de su cachete. Su forma de comer tan despreocupada no cambia, un punto más a la originalidad de Lee Taemin para ser un completo desastre a la hora de comer.
Tomo una servilleta y le limpio los restos de salsa—. Tengo envidia de esa rebanada de pizza, ha logrado hacerte sentir muy bien una sola mordida.
Arquea una ceja en señal de no haber entendido.
— ¿No quieres saber por qué?
— ¿Por qué? —dice seco.
Detengo mi tarea de limpiar al caer en cuenta que los momentos románticos y palabras sarcásticas, que cualquier persona puede entender con facilidad para él son cosa de otro mundo (y eso que él es muy sarcástico). Continuo mi labor hasta dejarlo limpio, agradezco que no rechace ese gesto como en otras ocasiones.
Paseo mis dedos por sus labios hasta que convierto ese movimiento en una caricia que baja hasta su cuello, donde logro hacer que sienta un escalofrió que lo hace temblar. Sonrió satisfecho.
—Ahora sé que yo también puedo lograr buenas reacciones en ti.
Dejo su cuello en paz y me dedico a comer la rebanada de pizza en mi plato. Está pensativo, relacionando los eventos entre sí. De repente sus ojos se clavan en mí y sus mejillas se sonrojan.
—Eres un idiota —trata de verse molesto pero no lo logra. Al contrario solo se poner nervioso, sus manos temblorosas lo delatan.
Rio por lo bajo, hasta que un pedazo de peperoni se estampa en mi frente.
— ¡Deja de reírte pervertido!
—Vaya, vaya señor Lee, no aguanta nada. Solo le dije la verdad —muerdo y rápidamente mastico mi pizza—. Me gusta verte descontrolado, parece como si estuviera hablando con un nuevo Taemin, uno que no me has dejado ver.
Su expresión se relaja, se peina el cabello hacia tras. El aire divertido de hace unos momentos se ha esfumado. Me arrepiento de lo descuidado que fui al decirle eso, supongo que dejar la fachada de chico rudo no le será fácil —puedo comprender eso—, cuando pretendo disculparme me gana la palabra.
—Solo a ti te estoy dejando ver el antiguo yo.
Y eso fue suficiente para desarmarme. Me quedo sin aire por un momento, él sigue comiendo, y yo me pierdo en todo su ser. Supongo que de debajo de esa capa de sarcasmo y mal humor está el chico iluso y enamoradizo que el desgraciado de Max encerró.
—Me hace muy feliz que me dejes verlo. Gracias.
Se ruboriza de nuevo, haciendo como que no escuchó nada. Nos quedamos en silencio hasta que terminamos nuestras pizzas y como esperaba que fuera, el ambiente no fue incómodo, sino todo lo contrario, podíamos respirar un aire de paz que claramente logró relajarnos.
Una vez terminado con la comida salimos del lugar y nos dirigimos a comprar helado, Taemin no quería regresar a casa sin haber probado un cono doble de chocolate. Caminábamos por el centro comercial, cerca de los aparadores de tiendas de ropa, para ese entonces el acababa de terminar su helado; verlo comer es como siempre una dicha, terminó marchando su boca y claro, no se daba cuenta de ello si no se lo señalaba.
—Pareces un niño —le digo cuando saco un pañuelo de mi bolsillo del pantalón y le limpio los restos de dulce—. Parece que estoy cuidando más de un niño que de mi novio.
Frunció el ceño y me arrebató el pañuelo visiblemente molesto—. No me critiques.
—Es la verdad. Siempre eres un desastre al comer, pareciera que tu boca está rota, toda la comida se sale de ella.
—No me importa lo que pienses de eso señor limpieza, no eres el primero en reprenderme por mi manera de comer y como vez, no han podido cambiar eso.
Me detuve en seco, sonrío de lado y lo señalo—. Sé que puedo cambiarte los modales.
— ¿Por qué querría cambiarme los modales? Soy feliz así.
— ¿Eres feliz siendo un marrano al comer, siendo grosero con la gente y sarcástico ante la amabilidad de la gente? Sí, claro.
Su rostro bonito marca claramente unas cejas fruncidas al centro. Rio quedito, aunque intente poner cara de enojo, solo no le sale.
—Tienes un aspecto delicado —acarició su cabello, él se retuerce ante mi toque pero no tarda en acostumbrarse—. Tienes bonita cara y un una buena silueta, en tu exterior pareces de cristal y no me refiero a que seas débil, porque es obvio que no lo eres, si no que eres tan hermoso que, da miedo y a la vez incitas a tocarte.
Sus ojos estaban brillosos y su boca entre abierta, tomo un largo respiro y caminó por el pasillo, buscando una banca, la que estuviera más aislada de toda la gente; encontró una cerca del barandal que da al primer piso.
Lo seguí, me senté a su lado marcando una ligera distancia entre nosotros, unos pocos centímetros porque me desesperaba la idea de tenerlo lejos de mí. Me atrevía a acariciarle la coronilla pero rápidamente atrapó mi mano y la dejó en el borde de la banca, deje ver una sonrisa triste, pero para mi sorpresa no alejó su mano como creí que lo haría. Hizo algo mejor.
Entrelazó nuestras manos.
—Es una medida de autoprotección.
Dijo en tono neutro. Sin mirarme.
—Al menos, eso es lo que Key dice que es, pero creo que es verdad.
— ¿Auto protección de qué? —ahora que ha comenzado a ser sincero quiero saber más y más. Y no desaprovecharé cada oportunidad que me dé.
Aunque parece dudar en decirlo, lo hace.
—Cuando…cuando terminé con Max, decidí que no sería el juguete de nadie. Y para lograrlo, no debía existir ningún tipo de relación que no fuera más allá de la amistad.
—Alejas a toda persona que quiere dar “el siguiente paso”—afirme.
Asintió, pude ver un poco de alivio en su rostro.
—Al inicio fue difícil porque yo…era un niño tonto.
—Lo sigues siendo.
Me mira con desaprobación por mi interrupción, me disculpo y le pido que continúe.
—Se me hizo una costumbre. Empecé a comportarme así con todos, hasta que terminé señalado como el chico de cara bonita y carácter de infierno.
No pude evitar sonreír cuando repitió las mismas palabras de ese día, cuando Jong nos fue a buscar al paradero del autobús. Esa era precisamente la impresión que tenía de él.
—Solo Key y NaEun ha podido soportar mi mal carácter —dijo ya más relajado—. Ellos y una persona más.
— ¿supongo que soy yo? —me señale a mí mismo. Pero negó con la cabeza. Eso me sorprendió.
—Una persona que no conoces, alguien más de mi confianza. Tú simplemente te volviste loco pensando que era una chica la noche que nos conocimos.
—Lograste engañarme, que quieres que diga.
—Eres un idiota —dijo seguro.
—Un completo idiota por la razón adecuada. Tú.
Me miró con esos ojos que regresaron a ser brillantes. Le acaricie la parte interna de su mano con mi dedo pulgar y sentí la tensión de su cuerpo.
— ¿Podrías no hacer eso? —habló con voz baja pero lo entendí.
— ¿No te gusta? —digo alarmado.
—Es que no me dejas pensar si haces eso. Ni tampoco cuando me abrazas, ni cuando me acaricias…
Me quede boca abierto por su revelación—. ¿Estás diciendo que no puedo tocarte?
—No, no es eso. Es que, me cuesta pensar cuando lo haces y en ocasiones necesito mi mente relajada…
— ¿Y cuándo te beso? —lo ataco de repente.
Su rostro se cubrió de color carmín y sonrió satisfecho. Esa era la respuesta que esperaba. Rompo la distancia y lo abrazo por la cintura para acercarlo y así poder besarlo cómodamente.
Su mano, la que aun sostiene la mía, tiembla más ahora que nunca, pero hago el agarre más fuerte para hacer que deje de temblar, y lo hace, se deja llevar, se relaja. Cuando nos separamos me mira como si quisiera gritar, pero solo balbucea cosas que no pude entender.
— ¿Te robe el aliento?
No contesto. Miró alrededor y luego a mí.
—Nadie nos vio, escogiste un buen lugar para charlar. Además, todas estas personas están ocupadas con sus vidas que no se toman la molestia de vernos.
— ¿Por qué haces esas cosas tan inesperadas? —me regaña.
—Estoy aprendiendo del mejor. Este yo, también es nuevo para mí. No eres el único que está sufriendo cambios Taemin —beso su frente, enseguida me empuja. Luego me mira con arrepentimiento.
—Lo…lo siento, es que no estoy acostumbrado.
Lo dejo libre de mis toques muy a mi pesar, a veces es tan bipolar que no sé cuándo poder parar. Mis manos sienten frio en cuanto me separó un poco. Sé que disfruta de mí, pero ese debate en su mente de ceder o no ceder todavía le fastidia.
—No te preocupes, poco a poco, ya te lo había dicho.
—No te molestes. No es tu culpa, es que…que alguien se me acerque así, hace mucho que dejo que alguien…tú sabes.
Enarco una ceja, me inclino hacia él, rozando nariz con nariz—. Hace tiempo que no…
Repito para que continúe, aunque ya sé a lo que se refería. Tengo que reconocer que verlo sufrir por cosas como esta me da un gran placer, más si me regala expresiones tan lindas como la que ahora tiene.
—No me hagas decirlo aquí —me sentencia. El color rojo regresa a su rostro.
—No sé a qué te refieras. Necesito que me lo expliques.
— ¡¿Por qué eres tan irritante?! ¡Deja de hacerte el tonto porque sé que me entendiste!
—Si pudiera lo mataría por lo que te hizo —cambio por completo mi tono de voz, me hago serio y franco.
Desde que me confeso lo que había pasado con el grandísimo animal de su ex no he podido dejar de sentir rabia. Sé que no estoy en la mejor posición para hablar, pero me es inevitable conciliar que casi lo haya violado. Me mata solo pensar que esas asquerosas manos tocaron su cuerpo, en su primera vez.
—No hablemos de eso ahora ¿sí? —se levanta incómodo. Lo sigo—. No es algo de lo que agrade hablar, él es el pasado que quiero desaparecer.
Ver su cara de sufrimiento me quita la dicha que hace unos momentos su rostro sonrojado me regalaba.
—Comprendo y discúlpame por presionarte.
—Y por ser tan molesto…
Me da un golpe en hombro, uno ligero, como de dos verdaderos amigos que se conocen de años.
Me relajo de inmediato al notar cuanto esfuerzo hace para sonreír. Es extraño sentir estos altibajos; un momento estamos alegres, luego, si alguno no cuida sus palabras, estamos tristes o enojados, peleamos como desde que nos conocimos pero inevitablemente regresamos al buen humor y palabras sarcásticas.
Me da la espalda y se dirige hacia las escaleras automáticas que dan al tercer piso. Me quedo parado unos instantes viéndolo caminar, su cabello largo se mese con el sutil movimiento de su cuerpo, su complexión delgada lo hace verse como una chica. Una pregunta se formula en mi cabeza, ¿Y si Taemin hubiera sido mujer? ¿Habría alguna diferencia por género? Sinceramente no lo imagino…bueno, si puedo imaginármelo con pecho y otras cosas, no es que no me guste como es.
Hasta hace un tiempo pensé estaba bien solo gustándome las mujeres. Y ahora estoy con él.
Tuerzo la boca de lado, pienso que es eso, lo que le dije anteriormente: que se ve tan frágil y deseable que todos quieren acercársele solo para comprobar que tan asombroso es. Aunque para su mala suerte solo ha habido patanes que tienen pensamientos perversos hacia él.
Descubro, para mi sorpresa, que si él hubiera nacido siendo mujer, no habría diferencia, de alguna u otra manera nos encontraríamos y sus malos modales junto su genio malhumorado, serían lo que atraparan en su red. No negaré que siento un enorme deseo de poseerlo, pero a diferencia de los otros chicos, también quiero poseer su corazón.
— ¿Vas a venir o no? —me dice unos cuantos metros delante de mí. Despierto de mi momento de razonamiento y le sonrió.
—Claro.
Apenas doy un paso, mis ojos contemplan como un chico de cabellera negra lo abraza por la espalda, la expresión de Taemin al principio es de horror pero cuando voltea e identifica a esta persona no hace más que sonreír ampliamente y yo…
Me sumerjo en un mar de celos incontrolable.
Taemin.
Apenas salía de los mareos que me daba al escuchar a Minho decirme todas esas cosas, tuve que romper nuestro momento de seriedad porque no sabía cómo continuar una conversación que me abrumaba por completo.
¡Pero es molesto! ¿Por qué tiene que hacerme las cosas tan difíciles? ¿Por qué pretende que le cuente en un lugar público, mi dolorosas historias de amor fallido?
Hablar de que desde hace tiempo nadie me ha puesto un dedo encima más que él, me descontrola. Me gusta que lo haga, mucho. Pero en cada ocasión trato de corresponder porque se trata de él, sin embargo es desgastante. Romper mi barrera y dejarme vulnerable no es fácil, pero Minho lo hace y eso me alegra y al vez me molesta.
Pero otra persona vino a desordenar mi mundo medio tranquilo.
— ¡Kai! —gritó eufórico cuando descubro que es mi amigo quien me ha atrapado en sus brazos. Aquel joven aventurero que se fue hace tres años a estudiar al extranjero y que hoy me da una agradable sorpresa.
Deja caer la bolsa de viaje hasta sus pies.
—Mi hermoso amigo, tú no cambias —sonríe y muestra esa hilera de dientes blancos y radiantes.
Pero algo me perturba, de la nada siento aun aire pesado y malhumorado y en segundos, un par de brazos me afirman de la cadera para halarme hacia tras, mi cuerpo se eriza por completo pero hago lo posible para que nadie lo note.
—Hola—Minho me besa la coronilla—. Caminas muy rápido Taemin. Apenas te alcancé.
Lo miro ceñudo, ¿a qué viene este repentino acto de melosidad?
—Pero tú eras quien no…
—Hola soy Choi Minho, el novio de Taemin —me interrumpe.
Le extiende la mano a Kai. Le está hablando calmo y a la vez tosco. Sé que debajo de esa sonrisa que le da, hay otras intenciones.
—Kim Jong In —a diferencia de Minho mi amigo es más sincero—. Mucho gusto soy, un amigo de Taemin, de la escuela media.
Se dan la mano, pero a mí no me suelta, forcejeo pero no puedo liberarme de las garras de Choi.
—Tae, no sabía que ya tenías novio —dice evidentemente sorprendido.
—Es…incluso una sorpresa para mí —digo con nerviosismo—. Hace mucho que no nos vemos. Estás más alto —reí—. Creí que seguías en Londres.
— Como he terminado la carrera decidí regresar a Corea. Además… —se rasco la nuca—. De repente tuve muchas ansias de verte, eres la primera persona en mi lista para saludar.
—Es una coincidencia entonces, me alegra mucho haberte encontrado.
—También estoy feliz.
Minho se aclara la garganta. Me abraza más fuerte y le doy un codazo pero no afloja el agarre.
—Tu novio está impaciente.
—No sabes cuánto —le respondió.
¿Qué es esta situación tan extraña?
—Parecen muy…felices
—Sí, no hace mucho empezamos a salir —dije con una sonrisa nerviosa. Kai, me miro directo a los ojos, no estaba convencido de mi respuesta.
—Me alegro mucho, por ambos—los ojuelos en el rostro de mi amigo me causan gracia y me rio por lo bajo y enseguida pasa lo que siempre hace cuando me burlo de ello.
Atrapa con sus nudillos la punta de mi nariz y aprieta hasta hacerme soltar un quejido de dolor, uno muy leve, pero nuestro acto de confianza se ve interrumpido por la mano de Minho atrapando la muñeca de Kai.
Lo está mirando con ojos asesinos, mi amigo se limita a sonreír de lado, no se queja, tampoco se aparta, es como una lucha de quien resiste más, lo que francamente me pareció infantil, así que yo mismo rompo el agarre torciendo las muñecas de ambas manos con las mías.
Ambos dejan un chillido de dolor y los reprendo con la mirada, en especial a Minho, el que solo se encoje de hombros cuando nota mi furia.
—Sigues teniendo esa fuerza bruta —dice en tono burlón, se talla la muñeca al tiempo que alza la ceja—. Tu cara de princesa es la misma pero sigues siendo un chico fuerte.
— ¿Y qué esperabas? —dije orgulloso.
—Tu perseverancia es lo que siempre me gusto de ti.
Agradecí su elogio con una sonrisa. Me aparte el cabello de la cara, luego tome su mano y le di un ligero masaje.
—Aprendí del mejor—de nuevo soy halado hacia tras, esta vez apresan mi mano.
—Es bueno haberte conocido Kai, pero si nos disculpas, no hemos acabado nuestra cita.
—Oye…—trato de quejarme pero es rápido al arrastrarme hacia el lado contrario y hacerme caminar a su lado.
— ¡Espera! —Kai corre hacia nosotros y me entrega una pequeña tarjeta—. En el reverso esta mi número, cuando no estés ocupado o siendo sobre protegido podemos vernos y charlar, hay muchas cosas que quiero contarte.
—Yo no estoy siendo…
—Cuídate Tae, nos vemos Minho.
—Sí, sí como sea.
Mi amigo se va y siento tristeza porque nuestro encuentro fue muy rápido. Cuando estamos ya en el primer piso, casi a las puertas de salida, hago que Minho me suelte, me coloco frente a él, con mucho enojo irradiando de mí lo confronto.
— ¿Qué rayos fue eso?
— ¿Qué cosa?
— ¡Eso, lo que le hacías a Kai!
—Sigo sin entender.
—Te estabas comportando como un idiota —me quejo—. Hace tiempo que no veía a Kai y tú te empeñabas en dejarme lejos de él.
—No, solo dejaba claro ciertas cosas. Marcando los límites.
— ¿De qué?
—De donde puede o no acercarse.
Mi quijada cae. Me sobo las sienes, tratando de calmarme. Intento ser razonable, pero no puedo—. No comprendo tu comportamiento.
—Taemin eres lento para algunas cosas.
— ¿De qué hablas? —digo exasperado.
— ¿Es que no te das cuenta? —mi silencio le dice que no—. Estaba marcando los límites hacia ti. No puedo dejar que cualquiera venga y se acerque solo porque sí.
—Es mi amigo, porque no dejaría que se acerque.
Se me quedo viendo, pestañeando. Se inclinó hacia mí y besó la punta de mi nariz, me sonroje de inmediato.
—Taemin, estaba celoso. Solo protegía lo mío.
Fue lo único que dijo, pasó a mí costado saliendo al fin por las puertas principales. Cuando voltee hacia él, me estaba sonriendo, como si no hubiera dicho nada importante. Mi corazón pego fuerte contra mi pecho y sentí otro mareo.
Estar con Minho era sin duda una montaña rusa de emociones. Una montaña que apenas da su primera bajada.
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 13 Muchas gracias a quienes lo leen.
Minho y Taemin se ponen melosos ;u; ámenlos
Capítulo 13: Rosa azul.
Taemin.
Los rayos de sol pegaban a mi rostro con fuerza, su luminosidad me dejo ciego en el momento en que abrí los ojos. Pestañeando y girando hacia el lado contrario de la ventana se mi abierta de mi habitación, abrazó con fuerza mi almohada y dejo un gran suspiro que llena de aire limpio todo mi sistema.
Delante de mí, en la mesa junto a mi cama, mi celular tiene la pantalla encendida, con pereza estiro la mano y logro alcanzarlo por el colgante. Mis ojos se acostumbran al brillo y así es como me doy cuenta que he había recibido un mensaje.
De Minho
“Espero no haberte despertado, quería saber si puedes ir hoy a mi casa hay algo que quiero que veas”
Una sonrisa aparece en mi rostro, una rebosante alegría me invade, luego me ruborizo por ello. Estos días no he podido estar cerca de Minho como quisiera, ya que está a punto de terminar su maestría esta vuelto loco con toda la documentación que le piden, sin embargo, nunca falta un día en que mande mensajes alentadores, deseando buenos días y que me mañana transcurra extraordinariamente.
Toda esta nueva situación de “ser novios” me abruma, no es que no me guste, de hecho me encanta porque hace mucho que no me sentía bailando en una nube muy arriba en el cielo, pero me llevará tiempo acostumbrarme a las caricias, las palabras bonitas, al intensa calidez que Minho siempre irradia cuando estamos juntos.
Escribo rápidamente una respuesta:
“Claro que puedo, dime a qué hora y voy. Y no me despertaste, lo hice yo mismo hace unos instantes”
Envió el mensaje esperando impaciente. Un par de minutos más y la pantalla vuelve a brillar.
“7 pm. Gracias y te espero. Ten cuidado en el camino.
Te quiero”
Se forma en hueco enorme en mi estómago que me hace retorcerme por completo. Esa extraña sensación de hormigueo y alivio recorre mi cuerpo. Me avergüenzo de mí mismo por sentirme como una colegiala. ¡Soy un hombre, no una niñita en la espera de un príncipe!, me regaño.
Sin embargo, no quiero dejar de sentirme así. Es hasta cierto punto, un sentimiento agradablemente devastador, muy diferente de lo que alguna vez sentí por Max. Me vuelvo a regañar, esta vez por comparar a Minho con ese imbécil.
Doy un respiro profundo y tecleo de nuevo:
“Estaré ahí, que pases buen día”
Oprimo el botón enviar, estaba algo arrepentido de no devolverle el “te quiero”, no sé si se haya molestado; ese tipo de actos cariños todavía me son ajenos.
Devuelvo el celular a la mesa, me siento en la cama, ya más despierto. Mi estómago gruñe exigiendo comida. Me paro y pretendo salir para buscar algo en la cocina, pero la pantalla de mi celular se enciende de nuevo, frunzo el ceño. Tan desesperado, pienso, asumiendo que es Minho.
Pero no era él.
“¿Taemin, podemos vernos y desayunar algo? Yo invito.”
Una invitación de mi amigo recién desempacado de Londres. Sonrió ampliamente y le envió mi respuesta de inmediato. Le escribo un “ok, nos vemos en la cafetería cerca de mi universidad en una hora”. Dejo el teléfono y cambio de rumbo, ahora voy a mi armario y busco ropa adecuada para salir. Estaba emocionado de que Kai regresará, me hace falta su compañía, además de que quiero saber cómo le fue todo el tiempo que estuvo fuera.
Mientras rebusco entre la ropa, mi memoria retorna hasta el día que me encontró en el centro comercial y lo infantil que se comportó Minho con él.
“Taemin, estaba celoso. Solo protegía lo mío.”
Esa frase me golpea en la cara y me paralizo. ¿Qué demonios pretendía al ponerse así? ¿Celoso? ¿De qué? Bufo, soplando así mi flequillo y apartándolo de mi rostro. Saco un pantalón skinny negro junto con un suéter color lila y mis converse. Tomo una toalla y voy al cuarto del baño. Estando ya en la regadera, mis pensamientos se arremolinan en cada palabra que Minho me dijo ese día, las caricias, sus susurros, su sonrisa e inevitablemente mis reacciones, como los nervios, el sudor y los temblores. Sonrió como tonto y dejo salir un chichillo de desesperación, ni siquiera yo puedo creer que lo haya dejado acercarse así, pero es que no podía evitarlo, Minho tiene una extraña atracción que me hace quererlo cerca, y me desespera, porque yo quisiera corresponder a sus afectos, tan fácil y normal.
Cierro los ojos y dejo que el agua caiga directo en mi rostro, me abrazo a mí mismo, tratando de no pensar en nada más que el baño que estoy dándome, pero una vez más la sonrisa de Choi aparece como un relámpago, cegándome y tomándome por sorpresa.
— ¡Estúpido Choi! —sacudo la cabeza.
Me ruborizo, quiero creer que es por la temperatura del agua, pero no es esa la razón. Llevo mis dedos hacia mis labios, en cuanto toco mi carne suelto un jadeo recordando los besos y las propias caricias que Minho ha dejado sobre ellos. Mi cuerpo comienza a arder cuanto más profundos son mis pensamientos. Básicamente estoy recreando todas aquellas escenas en las que los ojos de rana se ha mostrado romántico y pícaro conmigo.
¿Hace cuánto no he deseado a alguien así? Niego con la cabeza, no, de hecho, nunca he deseado a nadie, aunque en la época en la que salía con Máx sentía atracción por su cuerpo no es comparable con él ahora. No es solo el cuerpo de Minho, es él, su personalidad tan irritante y amable que me vuelve loco.
Recuerdo el día que lo conocí y la inesperada amabilidad que emanaba de él hacia mí. El chico de 16 años había medio despertado al verlo, el chico ilusionado que le sonreía a todos y se comportaba lindo salió de su escondite para contemplar maravillado al joven alto de piel morena que creía incrédulamente que yo era una chica.
Rio como si estuviera ahí de nuevo, con Minho mirándome mientras ofrecía el espectáculo para la gente. Si él hubiera continuado diciendo que era una chica seguro le estampaba mi violín en la cara, solo que…por alguna razón no lo hice.
Mientras termino de peinar mi cabello en una coleta, me miro a detalle en el espejo. Pienso que tal vez sea hora de cortarme la melena, no era vanidad lo que me impedía que lo cortara, eso solo un recordatorio de aquella mujer que está lejos y no sé cuándo pretende volver: mamá.
Me digo que deje ya el sentimiento de nostalgia y regrese a la realidad en donde debo llegar a tiempo a la cita con mi amigo. Rio ante la idea de Minho frunciendo el ceño y haciendo rabietas cuando lo conoció.
—Idiota —mascullo—. No entiendo porque sentir celos de alguien como Kai.
Pedimos un par de coca-colas que no tardan en llegar a la mesa. Kai está sonriente como siempre. Lo escaneo con la mirada sin vergüenza, noto los cambios que en el centro comercial no me dio tiempo; está más alto, su rostro un poco más maduro, sus brazos dejaron de ser delgados y muestran un poco de músculos, su cabello sigue igual de oscuro, sus ojuelos se notan más y su mentón se ve más firme.
Todo un hombre. Suspiro haciendo mala cara y le doy un trago a mi bebida.
— ¿Qué pasa? —dice con desconcierto.
— ¡¿Qué rayos te hiciste?! —se ríe al ver mi rostro de desagrado/diversión.
— ¿A qué te refieres? ¿Hacerme qué?
Lo miro ceñudo y arqueando la ceja derecha—. Kai el adolescente se hizo el hombre maduro.
Se hecha a reír, sus carcajadas hacen eco por el lugar, algunas personas lo miran con desaprobación y las chicas, hacen lo de siempre, solo se sonrojan y suspiran. Cuando parece que ya puede respirar niega con la cabeza y me lanza un trozo de servilleta hecha bolita (que nunca vi que tomara), la que, logro esquivar antes de que me golpee el rostro.
—Mocoso.
— ¿Mocoso? Solo eres más grande por dos años.
—Pero dos años son “dos años”, dos años más vividos que tú. Y no me hecho nada, solo ejercicio y comer bien.
—Aja —me muerdo el labio inferior, lo veo soltar un suspiro—. Las mujeres en Londres deben ser realmente hermosas, no creo que haya otro motivo para que te pongas a hacer ejercicio.
—Me ofende tu comentario Taemin —tapa su boca con la mano fingiendo asombro.
—Idiota —digo entre risas—. Tú odiabas hacer ejercicio, eres igual que Key en ese aspecto.
— ¡Oh! Mi amigo Kibum, extraño mucho a ese chico loco —dice con una mueca divertida.
La verdad es que ellos se la pasaban peleando todo el tiempo, pero son buenos amigos. De solo recordar lo divertidas que eran sus riñas me suelto a reír, contagiando a Kai con ello.
—Extrañaba mucho tu sonrisa —me dice, con la cabeza apoyada en un codo—. Creo que es lo que más extrañe cuando di mi primer paso fuera de Corea.
Me lo quedo viendo un par de segundos, él hace lo mismo, pienso en cuanto tiempo estuvo fuera y me doy cuenta de que tanto me ha hecho falta, porque hubo momentos que hubiese querido afrontar con él.
Sigue sonriente, sus ojos claros tienen ese extraño brillo, uno que no había visto desde que se fue. Vuelvo a tomar un sorbo de mi lata, mis dedos se mueven inquietos haciendo ruido sobre el bote.
Kai es, de las pocas personas que saben cómo soy y porqué soy así.
—Sabes que yo también —le correspondo la sonrisa.
Se endereza y su semblante ahora es serio.
—Me sorprendió mucho llegar y lo primero de lo que me entero es que ya tienes novio.
Mi rostro se colora y yo trato de que sea solo un poco—. No hace mucho empezamos a salir.
—Yo pensé que…—se calla. Parece estar reordenando sus palabras—. Creí que seguías soltero, no creí que alguien pudiera soportar tu molesto rostro de princesa y descubrir lo histérico que te pones.
— ¿Qué? —frunzo el ceño.
—A eso es a lo que me refiero —me señala—. Tu cara bonita se arruina con esos gestos tan oscuros.
—Sabes que detesto mi rostro—digo con amargura.
—Y ya te dije que no debes de pensar así. Eres bonito, acéptalo. Sinceramente yo no hubiera deseado ese molesto rostro en mí, pero a ti te queda bien. Es lo que eres y ya.
—Es perturbador —digo cerrando los ojos, recordando las miradas lascivas de las personas—. Que te miren y te desnuden en su mente.
Nos envuelve otro lapso de silencio que deja un ambiente pesado. No es nuevo escuchar mis quejas sobre mi apariencia, él lo sabe mejor que nadie. A veces desearía no ser así, es como si fuera una maldición que hace que algunas chicas sientan rabia y los chicos se vuelvan perversos.
Claro, no todos son así, siempre hay excepciones, pero por esa gente que lo es, es que me dan ganas de cambiarme el cuerpo y el rostro. Destruir esta apariencia que solo me trae muchos malos recuerdos.
Kai suspira rendido, aprieta los labios.
—La verdad si hay un motivo para cambiar mi físico.
¿Cambia de tema? Supongo que mi rostro ha delatado mi sufrimiento—. Podemos hablar de esto con facilidad.
Quiero que comprenda que ya no soy tan frágil como antes. O eso pienso. Su dentadura blanca se muestra en una amplia sonrisa.
—Me alegró y lo noto. Puedo ver lo fuere que te has vuelo—parece un poco triste. Cuando pretendía preguntar por ello, habló de inmediato—. Lo has hecho bien sin mí, eso me entristece un poco.
—Tus babosadas me hicieron falta, Key no es tan divertido como tú, él solo se dedica a regañarme —digo con un puchero en mis labios.
—Si te regaña es porque debiste hacer algo malo.
— ¿Te vas a poner de su parte? —mi indignación en muy notoria. Él tuerce la boca.
—Solo digo lo que es cierto. Kibum no regaña porque sí, algo habrás hecho.
— ¿algo? De lo único de lo que me regaña es porque Minho y yo…
Cierro la boca como un pato. Iba a decir algo de lo que no sé si es adecuado hablar ahora. Noto decepción en su rostro.
—Soy tu mejor amigo, no te calles nada, menos si es por ese tipo que dice ser tu novio.
—Olvídalo. No es que sea importante.
—Debes quererlo mucho para haberlo aceptado.
Ahora suena un tanto enojado y triste. Arrugo el entrecejo ¿Qué le pasa?
—Perdóname, sé que no es mi asunto.
—Está bien, no te preocupes. Supongo que después de conocerme nadie pensaría que pudiera…
—Cualquiera desearía tenerte a su lado, el que te quiere, te quiere con todo y todo.
Me quedo perplejo. Me sonrojo, aclaro mi garganta, me ha tomado por sorpresa con ese comentario. Por un momento me recordó a Minho, utilizando la misma “sutileza” y facilidad para avergonzarme.
—Por eso yo te quiero mucho amigo mío. Con esa cara bonita y tu fiera interna.
—Solo tú sabes cómo arruinar un momento agradable —ruedo los ojos.
—Me esfuerzo mucho en ello —dice sarcástico.
Sonríe.
—Pero enserio Taemin, solo un loco no desearía estar contigo.
Lo mire sin expresión alguna en mi rostro, no era la primera vez que lo decía, y todavía no me acostumbraba a ello. Kai ha sido, tan importante en mi vida como lo ha sido Key, mis confidentes en todo. Cuando paso aquello con Max, él fue de los primeros en querer molerle el cuerpo a golpes, nunca lo había visto tan furioso, no parecía el mismo. Desde ese entonces ha estado siempre preocupado por mí, al pendiente de que nada malo me ocurra, mi protector.
Pero cuando decidí que no me convertiría en una personas frágil y dependiente, le suplique no siguiera aferrándose a la idea de ser un héroe que acudía a mí a la mínima señal de peligro.
Lo detestaba, empecé a odiar aquel sentimiento de cuidado, por más que alguien se me acercará con la mejores intenciones lo rechazaba y eso incluyó en algún tiempo, a mis mejores amigos, pero ellos lo comprendieron aunque siento que a quien más hice daño fue precisamente a Kai, porque Key es de un carácter más firme y siempre me regañaba, pero él, Kaí sufrió más por ello.
Dejamos a un lado el pasado y comenzó su relato su vida en Londres, parece que la pasó muy bien, conoció a muchas personas y una que otra chica y chico que le atraían, pero nada serio, nada que lo tenga de cabeza. Repitió miles de veces cuanto me extrañaba, yo solo le agradecía el gesto.
—Por cierto, te traje algo.
Hice un enorme “Oh” con mi boca, el me pidió extender las manos sobre la mesa; de su bolsillo del pantalón saco una pulsera tejida varios colores, con una luna en medio con hilos plateados.
—Me encanta —enarco una ceja—. Pero parece el regalo para una chica, pudiste traerme algo más…como para alguien como yo. Una gorra, una camiseta…
—No seas quejumbroso, lo elegí con amor para ti —hace una mueca de desagrado, me arrebata la pulsera de las manos—. Pero si no te gusta…
— ¡Está bien! —se la quitó y me la amarro a la mano derecha.
—Más te vale no perderla.
~
Pasada la tarde con un cielo naranja y un poco de frío voy caminando hasta la entrada de la casa de Minho, he llegado diez minutos antes de lo planeado, admito que ansiaba verlo y no buscaba cómo hacer que las horas pasaran lo más rápido posible.
—Una cosa más para detestarte Choi Minho.
Digo ceñudo al momento de oprimir el timbre a un costado de su reja de metal.
No me agradaba mucho esta ansiedad que me invade cada que no lo tengo cerca, me hace sentir… vulnerable.
La puerta se abre dejándome ver Minho con el cabello espantado y los ojos chiquitos, como si cavará de despertar de una siesta. Me rio de su apariencia el frunce el ceño. Con forme se va acercando hace un puchero con los labios, cuando me abre y pretendo pasar, se cruza de brazos, plantándose frente a mí sin intenciones de moverse.
— ¿Qué? —digo despreocupado. Bufa.
— ¿Por qué no me llamaste?, hubiera ido por ti.
—No hagas tanto escándalo, quería caminar un poco —ruedo los ojos.
(Y llegar rápido a tu lado)
— Y no me hubiera costado nada ir por ti. Es tarde para que andes en la calle.
— No me trates como un niño, tengo 19, puedo estar hasta tarde cuando yo quiera.
— ¿Y si te pasa algo? —me regaña.
No puedo creer que esté tratándome como un adolescente con toque de queda. Ahora soy yo quien lo mira ceñudo, le doy un golpe en su brazo con mis nudillos y sin importarme su chillido de dolor le doy otro.
—Deja de comportarte como mi padre. Puedo andar donde quiera a la hora que quiera, no soy un niño ya te lo dije….además, te mande un mensaje cuando salía de casa.
— ¡No es cierto!
— ¡Claro que sí! No es mi culpa que no lo hayas visto.
Rápidamente busca su celular en los bolsillos del pantalón, cuando lo tiene en las manos y confirma que no lo estoy mintiendo, deja salir un suspiro de fastidio. Me mira con resignación, sabiendo que se ha equivocado, se pasea una mano por el cabello espantado, yo me cruzo de brazos sonriendo triunfal y esperando una disculpa.
Pero en vez de eso, se acerca rápidamente y me deja un beso fugaz que me toma desprevenido y aturdido. Intento pegarle pero me toma de la mano y me arrastra con él. Solo que en vez de ir por la puerta principal nos vamos a un costado, por una cerca de madera que nos conduce a su jardín trasero.
— ¡Minho! —jaloneo y me quejo pero no me hace caso.
Suelta mi mano cuando estamos justo detrás de su casa, en el inicio de una línea de rosas blancas. Me hace sentarme en el césped a pesar de mis protestas, él permanece de pie.
—Minho…
— ¿Tú color favorito?
— ¿Qué?
—Solo dime tu color favorito.
—Azul…pero…
Y se adentra al jardín, cundo su cuerpo desaparece entre las flores me doy cuenta de que no solo su casa es enorme, también lo es su jardín. Me quedo varios minutos sentado, esperando que aparezca. Miro a los alrededores, unas cuantas sillas blancas y una mesa que hace juego están a mi costado derecho. Al izquierdo una fuente, en medio la figura de un par de mujeres con un cántaro cada una de los que salen los chorros de agua. Más allá, alcanzó a ver lo que parece una mini portería de fútbol.
Escucho un ruido y volteo hacia delante, Minho aparece con las manos detrás de su espalda. Se coloca en cuclillas frente a mí y sonríe, lo miro extrañado.
—Las más azules que pude encontrar —me dice y sus manos me ofrecen un ramo de rosas azules, de un azul intenso y fresco.
Abro la boca de sorpresa, no por el hecho de que me esté dando flores, si no que ha conseguido rosas de este color único, las tomo con cuidado y me maravillo de su belleza.
—Son tan irreales —digo con la boca abierta. El suelta una carcajada y se sienta a mi lado.
—Sabía que te iban a gustar.
—Si no fueran tan extraordinarias y hermosas te las hubiera aventado en la cara —enarca una ceja y le explico: — No soy del tipo que acepte flores. De hecho no me gusta, soy un chico, se supone que yo debería regalarlas no aceptarlas—digo con fastidio.
— ¿Por qué no te gusta que te regalen flores? El hecho de que seas un chico no te impide recibirlas. No te quita lo caballeroso ni hombre, que te den un detalle así. Es más e contradices a ti mismo.
—Es un acto demasiado cursi Minho —le digo con fastidio.
Encoge su cuerpo hasta juntar sus piernas y acercarlas al torso, utilizándolas como soporte para su cabeza. Está muy interesado en lo que diré.
—En mi opinión es un acto agradable para cualquiera. Recibir flores te alegra el día ¿Qué nunca te han regalado algunas? —puedo detectar un aire de enojo cuando dice eso.
—Recibí bastantes de personas que desearía olvidar —pienso en Max y las interminables veces que me había regalado flores. Mi rostro se hace sombrío. Los dedos de Minho tomán mi mentón y me hacen verlo a los ojos.
— ¿A mí me quieres olvidar? —dice con amargura, sus ojos parecieron perder brillo.
Su tacto me hace sentir un hormigueo en el estómago, estoy a punto de sonrojarme y no quiero que se dé cuenta, desvió la mirada hacia el verde pasto—. No…
Sé que está sonriendo, lo siento. Sus dedos dejan mi mentón y bajan lento hacia mi cuello, dándome una caricia tortuosa, cierro los ojos para disfrutar el momento, siento el calor de su mano hacia mi piel. Su mano se detiene en el hueco de mi clavícula, dejándome deseoso de más.
—Gracias —surra sobre mi oído.
Abro los ojos y ya lo tengo frente a frente ¿Cuándo se acercó tanto? Sus ojos cautivan a los míos, de repente la ansiedad regresa y deseo probar sus labios.
—Taemin no dejes que las heridas del pasado te sigan lastimando.
Su evidente preocupación me deja mudo, el deseo se va aplacando poco a poco, pero no desaparece. Estoy escuchándolo hablarme y su voz calma, me domina la furia y al tristeza de los recuerdos.
—Es fácil decirlo…
—Pero no hacerlo…—termina la frase—. Lo sé créeme.
De nuevo guardo silencio, no pretendía decir que él no lo comprendía, que el amor de tu vida desaparezca de la tierra como lo hizo Minjung…no debió ser fácil para él sobre ponerse a eso, aunque en el proceso terminara tratando desesperadamente de no estar solo.
Es diferente el amor que fue de verdad, al que “creías que era amor de verdad”. Lo mío fue un engaño desde el principio, en cambio él, la amo tanto. Tanto como para darme envidia.
Se concentra el cielo estrellado, lo imito. No me había dado cuenta de que ya era de noche.
—No desprecies las buenas intenciones de la gente Taemin.
— ¿Cómo saber cuándo es bueno o mala la intensión? —Digo sin quitar la mirada al cielo, así como él lo está—. ¿Cómo saber cuándo alguien te quiere dañar?
—A veces basta una mirada para saber si las personas son buenas o malas, pero eso es prejuzgar. Creo que en realidad no hay un método para anticipar la moral.
—Muchos chicos…—digo sin saber si es bueno hablar de ello. Luego recuerdo que ahora he aceptado a Minho y sonrió.
Puedo confiar en él, no fuera así, jamás lo habría dejado acercarse.
—Muchas personas—me corrijo—. No solo son los hombres, también muchas chicas se me han acercado—. Diciendo “me gustas” “eres tan lindo” “Ta sexy” y cada una de las frases halagadoras que se te puedan ocurrir. Al inicio me sentí así: hala gado. Pero cuando me decía que tal vez debía darme una oportunidad de olvidar, descubría que solo querían estar conmigo porque los haría popular estar con alguien de “tan buena apariencia como yo”; o terminaba siendo el objeto de apuestas para ver quien lograba meterme a su cama primero.
Doy un largo suspiro.
—Apenas me daba la vuelta podía escuchar el plan de cómo es que lograrán acercarse. A susurros podía saber sus verdaderas intenciones, el cómo me haría daño. Porque no era posible que una persona sea tan hermosa que llame la atención de todos.
—Otras personas matarían por tu belleza —me dice, lo miro, está sonriendo.
—No me gusta mi rostro —lo había dicho son pensarlo, a voz alta. Algo pesa en mi interior.
Minho deja el cielo y mi observa—. Pero a mí me encanta. Eres de otro mundo Taemin, comprendo que tu desprecio a tu físico sea porque es la razón por la que te han hecho daño. Pero no pienses que es un mal, ya te lo dije, eres el cristal que todos quieren tocar pero que pocos deciden hacerlo de verdad porque les da miedo romperte, pero son esos que se atreven a conocerte los que se privilegian con tu compañía.
Siento ganas de llorar.
— ¿Siempre tienes las palabras correctas eh?
Mis manos juegan con las espinas de las rosas.
—Eres el tipo de persona dulce y cursi que detesto Minho. Pero por alguna razón siento que no puedo alejarme de ti.
—No tenemos nada en común…—dice. Ladeó la cabeza—. Tal vez sí.
Lo miro esperando a que continúe.
—La tragedia del amor vino hacia nosotros.
—NO. No Es lo mismo, tú, si la amabas y ella te correspondía. En cambio yo…
—Los dos amamos, y para ninguno resulto como esperábamos.
—No puedes comparar mi ingenuidad adolescente con el amor que sientes por…
—A muchas personas las une sus puntos en común, de alguna manera para nosotros eso no funciona. Somos diferentes pero no ajenos uno del otro. En lo único que parece que coincidimos es un corazón roto.
Toma un de las rosas apretando el tallo sin importar si se lastima o no. Estoy al tanto de sus movimientos, embelesado de Minho, aun con sus cabellos revueltos sus ojeras; su radiante sonrisa y aroma se imponen. Es hermoso, apuesto, un hombre en todos los sentidos.
—No siempre fui un caballero andante Taemin. No era cursi como dices que lo soy.
Aspira el olor de la rosa y la regresa a mis manos, solo que esta vez me hace tomarle la mano y entrelazarla con la de él. El calor de su piel me quema pero no es para nada doloroso, es tan placentero.
—Digamos que era un chico loco y despreocupado como tantos que hay en el mundo, feliz de la vida con todo, más porque había encontrado al amor de mi vida. Minjung fue mi todo, por ella cambie mucho mi personalidad, ella me enseñó a querer, a querer de verdad.
Oírlo hablar así de ella, me produce tanta incomodidad, todavía no me acostumbro a su recuerdo y solo espero que de verdad Minho pueda dejarla ir y verme solo a mí.
—No pongas esa cara, ya te dije que mi presente eres tú.
—No dije nada.
—Sé que lo estás pensando.
No tengo ánimos de pelar con él por esto, no ahora. Decido que es mejor cambiar de tema—. ¿Hay otra razón para que hayas dicho que venga a tu casa?
Entre cierra los ojos, entiende que no quiero seguir hablando de su ex novia.
— ¿Acaso un chico no puede ver a su novio porque lo extraña? ¿Te parece algo tan cursi?
—Pudimos hablar por teléfono.
— ¿Estás diciendo que prefieres hablar conmigo por un teléfono que en persona?
Abre los ojos hasta el tope, parpadeando varias veces. Su boca queda entre abierta. Ha puesto una cara tan divertida que me es imposible no reírme a carcajadas.
—No te rías —me regaña. Yo lo ignoro.
Me paso un mechón de cabello detrás de mi oreja.
— ¿Qué es eso? —recupero el aliento y noto que esa señalando la pulsera que me ha regalado Kai.
—Un regalo.
— ¿De quién?
—De Kai.
Tuerce la boca y su ceño se frunce. Me quedo quieto, esperando lo que dirá, porque sé que se está reprimiendo un discurso entero sobre esto. ¿de nuevo celos?
— ¿Lo viste?
—Quedamos en desayunar.
—Así que…te lo regaló…
Asiento, Minho se muerde el labio inferior, luego suelta una extraña risita que me da escalofríos. Lentamente toma mi mano y examina a detalle la pulsera, sus largos y fuertes dedos dan la vuelta al tejido haciendo que las yemas tocaran mi piel por segundos, hace esto por largos minutos hasta que comienza a desesperarme y ponerme nervioso.
Abro la boca para protestar pero me sorprende cuando acerca mi mano a sus labios y besa mis nudillos, de nuevo un escalofrió, esta vez más intenso que me recorre el cuerpo, me remuevo, inquieto por sus labios y sus toques.
Me mira y sus ojos tienen un extraño brillo que me deja indefenso. En un movimiento rápido se acerca hasta mi cuello y su nariz roza contra mi manzana de adán, cierro los ojos, estremeciéndome al sentir su respiración caliente.
Con su nariz traza una línea hasta llegar de tras de mi ojera y ahí, besa lento sin despegarse, suelto un jadeo y me sonrojo de inmediato, suelto las rosas, quiero tapar mi boca con las manos pero de nuevo me sorprende atrapándolas en el aire. Cuando me doy cuenta me tiene acorralado entre el pasto y su cuerpo.
Me observa atento. Sus piernas están entre las mías, una de ellas rozando mi ingle. Siento una extraña mezcla de miedo y erotismo. El calor se ha multiplicado, algunas gotas de sudor comienzan a formarse en mi frente.
Aunque no quiera contempló el imponente cuerpo de Minho sobre el mío y no reprimo la idea de imaginarlo sin ropa. Este chico es tan sensual cuando se lo propone.
—Debería de decirle a Kai que no es buena idea darle regalos a los novios de otros.
—De… que rayos hablas…—digo con la voz entrecortada.
—De nada en especial, algo que ya platicaremos cuando lo vea de nuevo.
Intento levantarme pero me lo impide. Se recuesta totalmente sobre mí y el cuerpo me tiembla.
— ¿Eres consciente de lo hermoso y sensual que te vez ahora?
Con eso tuvo para dejarme paralizado, estoy seguro que estoy totalmente rojo de la vergüenza, en cambio, él está tan fresco y sonriente.
—Te detesto…
—Y yo te quiero.
Cierro los ojos, no soporto mirarlo así, tan cerca. Todo me tiembla, el corazón golpea mi pecho con fuerza, el aire me falta y todo da vueltas a mí alrededor. Su calor, su perfume, su voz, todo es una mezcla de dulce sensualidad. Todos mis sentidos se aturden y siento que floto.
—No tengas miedo Taemin, sé que es un sobre esfuerzo para ti tenerme tan cerca, pero quiero que comprendas que no siempre puedo resistirme a la idea de no tocarte.
—Minho…
—No haré lo mismo que otros. Yo te quiero, siento que a cada minuto me haces falta.
Se aproxima, me besa despacio pero no tarda en volverse inenso, su cabello cae sobre mis mejillas y me hace cosquillas, mi cuerpo de destensa y me dejo llevar por sus caricias, al deseo de estar así abrazados en una cama ronda mi mente, lo necesito tocando bajo mis ropas, pero todavía tengo miedo que si lo hacemos, al despertar, el ya no este y sufra una nueva pesadilla por eso.
Lo abrazo, reprimiendo las ganas de llorar, me ordeno estar en paz para mayor disfrute. Yo quiero creerte Minho, eres sincero y cuando me dices que me quieres todo se transforma.
Tú me transformas en alguien mejor
Re: Mi otra mitad [2min]
Hi! lamento haberme perdido, pero estoy de regreso.... los 50 capis que me perdi estuvieron geniales, al fin ese par de idiotas se hicieron novios!!! ya me estaba desesperando pero como dice el dicho "mas vale tarde que nunca" y son tan tiernos, sobre too el minho con sus detalles, y se nota que kai siente algo por taemi pero nooooo puede ser, dejen a mis 2min quieto.... espero conti! para leerlos cuando pueda :)
k.will
SHINee
105
Hola
k.will escribió:Hi! lamento haberme perdido, pero estoy de regreso.... los 50 capis que me perdi estuvieron geniales, al fin ese par de idiotas se hicieron novios!!! ya me estaba desesperando pero como dice el dicho "mas vale tarde que nunca" y son tan tiernos, sobre too el minho con sus detalles, y se nota que kai siente algo por taemi pero nooooo puede ser, dejen a mis 2min quieto.... espero conti! para leerlos cuando pueda :)
Hola :Hi:
Sí ese par de tontos al fin están juntos :3 y Kai, bueno el tiene mucho más que hacer por Taemin e.e Muchas gracias por leer y por comentar, que bueno que los capítulos te hayan agradado e.e saluditos.
Re: Mi otra mitad [2min]
Holaaaaaa :Hi: estoy aqupi de nuevo. Muchas gracias a quienes leen la historia. Aquí el capítulo 14
Capítulo 14: Un pasaje.
Minho
El sonido del violín era “exquisito”, el sentimiento estaba en las notas y en su forma de menear el cuerpo de un lado a otro. Su cabello se sacudía con fuerza y a la vez libre con el viento. Y mi sonrisa boba no desaparecía desde hace como una hora, que es cuando Taemin comenzó su rutina. Cada vez que él cerraba los ojos y se dejaba llevar por la melodía me deleitaba de ver a una persona que irradia mucha luz, una luz clara, blanca y cálida que hace que las personas se maravillen, que se concentren y se sometan a observarlo; son atraídos no solo por su físico, sino también por la fuerza de su ser y su radiante sonrisa.
Parecía un ángel, un hada, un dios, algo inalcanzable que solo puedes ver y jamás tocar. Me siento orgulloso de poder tener el privilegio de tenerlo a mi lado, de acariciarlo, de olerlo, de sentirlo vivo en mis brazos.
Cuando termino, la gente reunida en esta plaza aplaudió eufórica y agradecida. Taemin dedico muchas sonrisas tímidas a los adultos y unas más amables a los jóvenes.
Cuando la multitud se había disipado sus ojos se clavaron en mí y fue hasta donde me resguardaba, una banca de madera bajo un árbol a unos escasos metros de él. Su radiante dentadura apareció y sentí claramente como el corazón me dio un brinco. En cada paso que dio hasta mí, sentía los nervios del amor a primera vista.
—Como siempre un excelente espectáculo —digo con alegría, me parece ver un ligero sonrojo en esas mejillas regordetas.
Se sentó a mi lado colocando su violín a un costado y así guardarlo en el estuche que yo le cuidaba. Se escucharon los “clics” de los broches de seguridad y dejo su instrumento sobre la banca.
—Gracias, lo hago con gusto.
—Te ves genial tocando el violín ¿Quién te enseño a tocar?
Su sonrisa desapareció en segundos y supe que había dicho algo inapropiado.
—Mi madre —dijo a secas.
—Te enseñó bien —afirme con exceso de alegría.
—Solo lo necesario, lo demás lo aprendí yo solo.
Había un aire de tristeza envolviendo sus palabras, era como si le pesara mucho hablar de su madre. Tal vez no se llevan bien. Pensé. Tome su mano y le di un ligero apretón, enseguida entrelazó su mano a la mía. Sentí tanta alegría, porque se ha acostumbrado a que le tome así, ya no brinca ni me mira feo, solo parece parpadear por el asombro pero enseguida se relaja. Claro que solo es por tomarnos de las manos, porque cuando subimos de nivel las caricias, no puede evitar temblar aunque sea un poco.
—Ahora que la mencionas, de las veces que he ido a tu casa, no le visto nunca.
—Siempre está de viaje —dice con amargura—. Es relacionista público, la compañía para que trabaja siempre se la lleva de viaje.
— Oh~ ¿Hace cuánto que no la vez?
Pude ver como sus ojos pendieron brillo en cuanto hice mi pregunta, dejó caer todo el cuerpo hacia tras, dando un enorme suspiro, está hilando sus pensamientos, tal vez sea cierto que no se llevan bien. Me arrepentí de haber preguntado sobre ella, tiré mi cuerpo hacia el respaldo de la banca, esperando a que hablara.
—Casi…casi un año…
Mis ojos casi se salen de sus orbitas ¡Un año! ¡Demonios, eso es mucho!
— ¿Por qué tanto tiempo? —Se encogió de hombros.
—En realidad, en ese tiempo ha estado en casa unas cuantas veces, pero para mí, es como si ella ya no viviera ahí.
Su voz perdía firmeza, me dio la impresión de ver una lágrima asomarse por la comisura de sus ojos, quise tocarlo pero volteo y me sonrió, como…
—En estos días debe volver, no hace mucho llamó a casa, estoy ansioso de verla.
…si nada pasara.
—Ya lo creo.
Aunque trata de verse alegre puedo percibir dolor, pero comprendo cómo se siente, después de todo yo pasé por lo mismo, mi madre siempre ha sido una mujer independiente, demasiado para mi gusto.
Decido cambiar de tema, tal vez no sea el momento de hablar de cosas tristes, claro que me gustaría que me confiara todo su vida, pero todo a su debido tiempo.
—Sabes…—tome un mechón de su cabello entre mis dedos—. Me he preguntado: ¿Por qué, si no te gusta que te confunden con una chica, mantienes tu cabello así de largo?
— ¿Crees que soy un vanidoso?
—No dije eso —acaricio su mejilla—. Solo quiero comprender algunas cosas de ti y…saber cada vez más.
Giró el rostro hacia el frente, parpadeaba varias veces antes de poder hablar, tan típico de él
—A pesar de todo, me gusta el largo y el color de mi cabello, porque es igual al de mi madre. Sé que es algo absurdo pero así es, además Key siempre dice que me veo bien, que ni se me ocurra cortármelo.
—En eso estamos de acuerdo, sería una lástima que lo cortarás, y…no creo que sea absurdo, de hecho es muy tierno.
— ¿Tierno? —Enarca una ceja—. No se me habría ocurrido que fuera un acto tierno. Kai me dijo lo mismo la primera vez que le respondí esa misma pregunta.
Ruedo los ojos fastidiado de que lo nombrara de nuevo, está mañana ese nombre ha aparecido en nuestras conversaciones al menos una vez.
— ¿Por qué haces eso cada vez que menciono ese nombre?
— ¿Qué cosas?
—No finjas demencia. Hablo de que cuando menciono a mi amigo terminas o, haciendo una mueca, o rodando los ojos, es molesto.
—Molesto es escuchar de la boca de mi novio pronunciar el nombre del tipo que me lo quiere quitar.
— ¡¿QUÉ?! —dio un pequeño brinco, alejándose escasos centímetros de mí.
Bien, creo que es obvio que no le ha gustado mi respuesta, ¿pero qué quiere que le diga? Es la verdad, ese tipo lo desea, ni siquiera hace el intento por disimular, menos frente a mí. Se come con los ojos lo mío y eso no lo tolero.
— ¿Ahora tú finges demencia? —Digo con ironía—, no creo que no te hayas dado cuenta que ese tipo te desea.
Sus labios rosas forman una perfecta “O”, de repente me dan ganas de morderlos y chuparlos, pero mi deseo interrumpido cuando noto su ceño fruncido. Un reclamo se aproxima, lo sé.
— ¿De dónde sacas esa locura? ¡Kai es mi mejor amigo, el jamás pensaría de esa forma!
—Por Dios, Tae —le chillo—. Cualquiera lo ve kilómetros de distancia.
—Me niego a creer eso. Estás loco.
Toma su estuche y se aleja rápidamente de mí, y como debe ser, voy corriendo tras él en busca de una reconciliación rápida a nuestra riña.
—Tae, por favor. No te molestes…
—Estas acusando a mi mejor amigo de una locura. ¿Cómo esperas que no me moleste?
— ¡Es la verdad! —subo ligeramente el nivel de mi voz, procurando que no sonara como un grito.
—No, no es verdad, eso no podría ocurrir nunca. Somos casi hermanos Minho, así como lo es Key, una persona importante en mi vida.
Lo tomo del brazo antes de que cruce el paso peatonal. Lo hago mirarme, estoy un poco molesto de que no se dé cuenta de lo que su, supuesto mejor amigo siente de verdad. Y que solo por eso piense que estoy inventando cosas.
—Yo también soy parte importante en tu vida.
Sus ojos se dilatan, siento un pequeño temblor en su brazo, pero no lo suelto.
—Y también sé, que Key si te considera un hermano, me basto verlos justos una sola vez, pero Kai, ese tipo te quiere, lo veo en sus ojos Taemin.
— ¿No puedes saber eso, apenas lo conoces?
—Solo necesité presenciar cómo te miró cuando te lo topaste en el centro comercial. Su mirada me lo dijo todo.
Guarda silencio, frunciendo el ceño, sé que no está comprendiendo, más bien, me desespera que ni siquiera trate de entender lo que pasa. Suelto su brazo y acaricio su mejilla.
—Te mira como yo te miro. Con cariño y no precisamente de hermanos.
Me golpea la mano para que lo dejará de tocar, se mordió el labio, lo típico en él ante la confusión y desesperación.
—Nunca vuelvas a repetir eso.
Se da la vuelta, más enojado que antes. ¿Cómo llegamos al punto de hablar de la persona menos indicada en un momento que era solo para nosotros? Maldigo entre dientes el nombre de Kai. De nuevo corro para alcanzarlo, pues ya ha cruzado hasta el otro lado. Lo abrazo por la espalda cerrando fuertemente los ojos.
—Por favor no pelemos por esto, no vale la pena.
—Si dejaras de decir estupideces…
Lo giro para darle un beso profundo, me recibió torpe al inicio pero luego me siguió el ritmo, escucho como es estuche cae en el suelo, sus manos buscan el lugar adecuado para posarse. Sonrió internamente, lo he bloqueado mentalmente, al menos por ahora. Cuando nos separamos suelta un jadeo y lo estrecho fuerte entre mis brazos.
—Olvidémonos de este asunto, vine a pasármela bien contigo, no a discutir.
—Te odio —susurra.
—Lo sé.
—Me desespera que seas tan inseguro.
— ¿Inseguro? —Lo miro a los ojos—. ¿Qué te ha dado por pensar eso?
No me guardo la sorpresa de ese comentario. Creo que la expresión de mi rostro lo está diciendo todo.
—Habías dicho que estabas celoso por Kai, y yo te digo que no tienes que preocuparte por él. Aun así, estás diciéndome que te molesta de todas formas. ¿Qué no te basta que yo te diga que no te preocupes?
¡Ok! Me desarmo. Inseguro, él piensa que soy inseguro, no lo puedo creer, el chico de “cristal” me dice que yo soy quien tiene un problema.
—No se trata de eso.
—Entonces no lo vuelvas a mencionar.
—Tampoco creo que esa sea la solución.
Seguimos caminando, otra vez, yo siguiéndolo. Las personas que pasaban a nuestro lado se reían de la singular escena, claro, el desesperado por un poco de atención y comprensión soy yo, pero no me importan las miradas, solo me interesa poder arreglar lo que se supone que se acaba de romper entre nosotros.
Taemin no paraba ni disminuía sus pasos a pesar de mis peticiones.
—Taemin… ¿A dónde vas?
Me regañé mentalmente por el tono tan bajo de mi voz, eso solo confirmaba que el más afectado por la riña soy yo.
—Necesito comprar un juego de cuerdas para mi violín —dijo al fin, con tono indiferente.
Caminamos un par de calles más adelante, hasta que él se detuvo por una tienda de instrumentos musicales, entramos en ella, Taemin se apresuró a pedir al encargado lo que necesitaba. Trate de hablarle de nuevo, pero fue desplazado por un mini piano de madera roja situada en una de las vitrinas del negocio.
—Es hermosa —desbordaba felicidad y el brillo en sus ojos reapareció.
¡¿Por qué me tiene que hacer sentir menos que un mini piano de juguete?!
—Estoy celoso del piano —dije con un puchero en los labios.
Él se voleo hacia mí, ladeo la cabeza un poco mientras sonreía. De un momento a otro fue golpeado en la cabeza por su puño cerrado, no me pegó con fuerza pero lo suficiente para que dramatizara.
— ¡Deja de maltratarme! —le digo exagerando.
—Entonces deja de ser tan ridículo.
—Le sonríes más a ese piano que a mí además del rato que llevas ignorándome, ¿cómo quieres que me sienta con eso?
—Te ignoraba porque quería que me dejaras pensar, después de ese beso…
Sus mejillas se coloraron. Tengo muy claro el efecto de mis besos sobre él y no sabía si sentirme mal o bien, ciertamente que le afecte de esa manera me hace sentirme tan feliz, pero saber que ahora le he causado más confusión que antes…
—Lo lamento.
—Yo también, es solo que no dejabas de repetir que…
—Ok —coloque las manos en señal de rendición—. Dejémoslo así por esta vez, además creo que no debemos darle tanta importancia.
Tome su mano y la entrelace con la mía, nos concentramos en el pequeño piano.
—Parece que te gusta mucho —le digo con voz suave.
Sonríe maravillado de mi comentario.
—También es mi instrumento favorito. Cuando no estoy con el violín, estoy en el piano.
—O conmigo —interrumpí, pero no contradijo nada. Me regocije de la emoción.
—Cuando me quedaba solo en casa la música era mi única compañera. Por eso te decía que mi madre solo me enseño lo básico, lo que yo ya sabía.
Me quedo la intriga de “cuando me quedaba solo”. Y como si hubiera leído mis pensamientos respondió de inmediato:
—Mis padres estaban muy ocupados haciendo dinero para sustentar a la familia y Joon…—tragó saliva—, él…digamos que en ese entonces era un chico sin control.
Me miró al fin — no había nadie con quien hablar así que…creo que me las arregle para no terminar en un mal vició. La música me hace sentir vivo, me libera de los recuerdos, tanto buenos como malos. Lo mismo es con el baile, por eso me gusta bailar mientras toco. Es algo…alucinante.
—Lo sé, es imposible nos notar que amas lo que haces.
Una limpia y amplia sonrisa apareció en su fino rostro.
Regresó la mirada al piano, nos sumergidos en una especie de burbuja donde solo existimos Taemin y yo. El ruido de la música de fondo desapareció al igual que el de los autos haya a fuera. La charla me había hecho remontarme años atrás, cuando estaba pasando por una situación familiar.
—Sé cómo te sientes —me atrevo a romper la paz—. Mis padres hacían lo mismo, y bueno, soy hijo único, ya te puedes imaginar que…
—No quería que recordarás momentos tristes.
—Está bien, aprendía sobrellevarlo. No he tenido una vida dulce ni color rosa Taemin, en mi familia también hubo desastres que aprecian irremediables…—suspiro—, todavía hasta ahora parece que mis padres están a punto de arrancase la cabeza, pero se aman, de una u otra forma terminan siempre juntos.
— ¿Así es como debe ser, no?
Lo mire, sin entender a lo que se refería. Me sonrió.
—El amor, debe poder superar todo, si es verdadero supera el más mínimo berrinche o hasta las barreras de la muerte.
En ese momento sentí ese “clic” en mi interior, como si algo se hubiera conectado en mi sistema, algo que ahora nos une pero que es invisible, algo que no se puede ver, no se respira, no se toca, solo se siente.
En este pedazo de espacio estamos Taemin y yo, hablando de un pasado triste, de que nuestras familias no ha sido precisamente un modelo a seguir, y que ambos compartidos una tristeza que no se le desea a nadie. ¿Qué era ese clic? ¿Por qué me siento revitalizado después de hablar el asunto con él? Me doy cuenta que ese clic no es nada más que nuestros puntos en común. Antes le dije que eran precisamente nuestras diferencias las que nos mantenía pegado uno al otro, ahora descubro que no solo es eso.
Ese “clic” tronó como un pedazo de madera, pero no me desquebrajo, lo que hizo es conectar cada nervio de mi cuerpo alterado.
—Palabras sabias Taemin. Yo también pienso lo mismo.
—Acabo de decir algo cursi —se muerde al labio para reprimir una carcajada.
—Puede que suene así, pero has acertado—le paso un mechón de cabello detrás de su oreja, noto tranquilidad en sus ojos—. Así es como pasó con…Minjung.
— ¿Tanto la amaste?
—Mucho —hice una pausa. Acaricie su mejilla con mi pulgar—, pero no tienes de que preocuparte, te lo he dicho.
Desvió la mirada, ahora se mostraba molesto, sus manos que reposaban sobre el cristal de la vitrina se hicieron puños. El encargado regreso justo cuando pretendía preguntar el porqué de su reacción.
Después de una minuciosa revisión por parte de Taemin al juego de cuerdas, decidió llevárselas. No volvimos a hablar cerca de quince minutos que es lo que tardó en comprar. Otra vez, nos vimos caminando de regreso, debíamos llegar al lugar donde había tocado e violín pues es donde quedo aparcado mi auto.
Cuando cruzábamos la calle hacia el lugar de destino, pude ver a una pareja caminar hacia nosotros, la chica tiernamente sonreía y tomaba la mano de su novio; él, cargaba su bolso de color rosa, susurrándole cosas al oído que la hacían sonrojar.
Pasaron a un costado mío, y por un momento me vi en el pasado, en una calle similar, caminando así como esta pareja, al lado de Minjung, la mujer más dulce y madura que conocí y con la que pretendía pasar el resto de mis días. Recuerdo lo felices que estaban nuestros padres con nuestra relación. Recuerdo lo feliz que era con ella a mi lado.
Y pienso en mí ahora con este chico, Taemin…no es del tipo que dejaría que le cargue su bolso como con mi antigua novia —río solo de imaginarlo.
—Minho.
La voz de Taemin me despierta de mi viaje al pasado y me doy cuenta que me he quedado de pie en medio de la calle, al luz del semáforo parpadeaba en señal de cambiar. Corro rápido para ir a su lado.
Lo tomo de la mano.
—Lo lamento.
— ¿Algo te preocupa?
—Recordé algo, solo eso —me hizo recordar un buen momento.
Su ceño fruncido y un lindo puchero de esos labios me hicieron besarlo de sorpresa.
— ¿Cómenos algo? —sugiero con una sonrisa resplandeciente.
—C…claro.
Una nueva sensación de felicidad me embargo. Mientras voy a comprar unos hotdogs de un carrito cerca de nosotros pienso en que desde hace mucho no como en la calle, a MinAh nunca le gustó, prefería los restaurantes lujosos y esas cosas.
Regreso con un par de hotdogs en la mano, Taemin está sentado en la banca a unos cuantos metros de mí, meneando los pies como un niño. Me detengo y lo observo de lejos. Suelto una risita.
¿Pero que no es eso? Taemin tiene 19 años, todavía no es adulto, aunque tampoco es un adolescente atravesando la pubertad. Cuando pienso en lo que dijo en la tienda, me sorprende de la seriedad de sus palabras, aunque su experiencia amorosa resulto un desastre ha dicho palabras muy hermosas.
Retomo mi caminata. Cuando me siento a su lado le doy su hotdog y enseguida lo muerde dejando que la salsa de tomate manchara las comisuras de sus labios, pero ya estaba preparado para este momento, saco un pañuelo de mi bolsillo y le sostengo la cara mientras lo limpio.
Se queja con la boca llena, yo rio.
—Mastica, luego hablas.
—Sí, mamá —se burla.
Le doy un golpe en su cabeza, claro no con fuerza. Chilla y me fulmina con la mirada. Pelamos por la limpieza y la comida, incluso trata de quitarme mi preciado alimento. Sea como sea, comemos entre risas y golpes. Teniendo en cuenta la fuerza que tiene Taemin no me sorprendería tener algún moretón en mi cuerpo.
—Me gusta que tu rostro de muñeca de porcelana contraste con la furia que eres.
— ¿Qué? —bufa.
—Eres exactamente lo contrario a mi tipo.
—“Perdón por no cumplir tus expectativas”
—No importa, tus eres mejor que esa idea que tenía sobre un tipo especial de persona. Eres fuerte y bonito, una extraña combinación, pero verdadera. Me encanta.
Se sonrojo, pero enseguida recobro la compostura.
—Si no soy tu tipo de persona, y tú no eres mi tipo de persona. Entonces… ¿Cómo diantres es que terminamos juntos?
Me encojo de hombros—no lo sé.
—Tengo miedo —me dice con la voz apagada.
— ¿De qué?
—Que esto no sea real, que no perdure.
— ¿A qué te refieres con ‘esto!?
—A nosotros, a esta sensación de felicidad.
— ¿Entonces eres feliz a mi lado? —sonrió de lado, luego asintió con la cabeza.
Me tome mi tiempo para responder esta gran pregunta, mientras asimilaba el hecho de que estoy haciéndolo feliz. Sentí esas clásicas mariposas revoloteando en mi estómago. Mi orgullo se disparó a niveles incansables.
—Perdurará el tiempo necesario y lo que nosotros hagamos para conservarlo —dije seguro de mí—. Tú también me haces feliz.
Se tapó el rostro con las manos, pero aun así pude notar que estaba riéndose.
—No te escondas —le regaño al tiempo que tomo sus manos.
— ¡NO! —grita y ahora se inclina para que no pueda verlo.
Pero no desisto. Lo apreso de la cintura y lo acerco hacia mí, luego, como sea lo descubro, extendiendo sus brazos al aire para que no intente cubrirse de nuevo, aun así agacha la mirada, luego deja caer su cabeza sobre mi pecho. Voy aflojando el agarre hasta dejarlo libre. Mis manos se posaron en sus hombros, lo aleje un poco y lentamente fui recorriendo mis manos por su cuello, él cerró los ojos, claramente le gusta que lo toque ahí.
Se retorcida como un gato bajo la mano de su dueño. Y aquí es donde descubro una nueva “cara de la moneda” a pesar de que está acostumbrándose a mis toques, lo hace de manera rápida. Pero no es eso a lo que me refiero, sino que, estoy presenciando a un Taemin que de alguna manera se vuelve “sumiso” “dependiente”
Y admito, que me gusta mucho.
Lo beso, intenso, necesitado. Lo escuchó gemir cuando mi lengua busca la suya, me deja tomar el control y sé que es porque no sabe cómo hacerlo él solo. Sus manos dejan su reposo y se atreven a acariciar mi cuello como lo he hecho con él incontables veces. Agradezco que estemos en un lugar alejado del paso de la gente, así podemos tener toda la privacidad que deseamos.
Solo hay un problema, yo quiero más. Mi piel pica por tocar la suya, quiero recorrerle a besos el cuerpo, pero no es lugar ni el momento, desearía estar en casa y poder hacerle gozar por un largo tiempo, tal vez…si se pueda. Muy a mi pesar voy frenando mi deseo, cuando se da cuenta de que quiero cortar el beso jadea. Le muerdo el labio antes de dejarlo ir.
Sus labios inchados parecen palpitar o tal vez sea ese tic nervioso de siempre. Con la punta de su lengua roza el labio que acabo de morderle, luego me mira, gruño. No sé si lo está haciendo para provocarme o es simplemente un acto inocente.
—Wow —soltó.
Me eché a reír.
¿Esta persona se da cuenta de lo que hace? Me hace pasar de un momento de preocupación a uno de pasión y de ahí a la alegría. Pero lo más importante es que mi necesidad de tenerlo cerca crece cada vez más.
— ¿Te gustó?
Cerró los ojos —. Mucho. Me tomaste por sorpresa, eso fue…intenso.
— ¿Nunca te habían besado así? —sí, esa pregunta es solo para agrandar mi orgullo.
El niega con la cabeza. Me regocijo.
—Cuando te beso o te acaricio dejas de ser un León y te conviertes en un cachorrito.
—Eres un maldito engreído.
—Pero el engreído que te hace feliz.
Me golpea en el pecho con su puño y aprovecho para atrapar su muñeca.
—Min…
—Shss —digo.
Levanto su mano hasta la altura del rostro, beso sus nudillos uno a uno.
—Haces que me acostumbre a tus golpes Taemin, ¿por qué lo haces?
Sus ojos mostraron un brillo de emoción.
—Uf! ¡¿Así de intensos se ponen ustedes?!
Una voz conocida por ambos se escuchó cerca. Eran nada más y nada menos que Key, y todo hubiera estado bien de no ser por la persona que lo acompañaba, la que desde que encontró mi mirada me ha estado retando a una lucha de poder.
—Hola Tae —lo saludo, regresó su atención a mí—. Minho
—Hola Kai. Key…—dijo Taemin. Frunció el ceño—. ¿Por qué están juntos? Es raro verlos así.
—Solo salimos a charlar minnie y…los encontramos de pura casualidad.
— ¡OH por Dios! ¿Sigues llamándole de esa forma? —se quejó Key rodando los ojos.
—Tú también me llamas así —le contestó Taemin.
—En mí se escucha más paternal —sonrió de lado—. En este lobo vestido de oveja—señaló a Kai— suena a perversión.
—En eso estoy de acuerdo.
Me atreví a decir. Sonreí satisfecho al ver la expresión de enojo en el chico. Taemin me dio un golpe en el hombro, me gire hacia él y le bese de nuevo la mano, sin importarme que nos miraran.
—Wow ¿interrumpimos un momento de pasión?
—Sí Key —le digo con dureza.
—Ten un poco de decencia y al menos llévalo a tu casa si no puedes pagar un hotel de lujo.
—Taemin no necesita ir ningún hotel si no quiere y no tiene que hacer nada que no desee.
Contestó mi enemigo, lo fulminé con la mirada, en este momento estábamos peleando con un par de niños por la atención de mamá. Sé que este tipo regresó de su largo viaje solo por un motivo y es la persona que está a mi lado.
Mi Taemin.
Tal vez Tae no pueda y no quiera ver la realidad, pero yo no dejaré que este venga de la nada y quiera tomar posesión de lo que ya no puede. Además, si lo conocía de antes ¿Por qué rayos no se le declaró? Perdió su oportunidad y se lo tengo que aclarar.
Me levanté llevándome conmigo a Taemin, Key ladeo la cabeza, luego sonrió.
—Sigan platicando, nosotros nos vamos —dije tratando de sonar normal.
—Gracias Taemin —dijo Kai señalando hacia el susodicho—. Por llevarlo siempre contigo.
Taemin lo mira confuso, luego su rostro se ilumina, alza al brazo y la pulsera tejida aparece en su delgada muñeca. Bufó.
—Te prometí que no lo perdería.
—No es lo único que no quiero que pierdas.
Hasta el propio Key se sorprendió de esas palabras en doble sentido, sus ojos claros se dejaron ver en tu totalidad. El que entendió como siempre fue Taemin. Di un paso adelante tratando de ir hacia ese malnacido, pero es el propio Key quien se interpone en mi camino colocándose en medio de los dos.
— ¿Pierdes el control por un simple comentario? —Me susurra—-. Debes tener un poco más de aguante Choi, o Kai puede aprovechar tu momento de locura.
Lo miro sin mucha sorpresa, es obvio que el otro mejor amigo debe saber lo que ocurre entre estos dos. Retrocedo ese mismo paso que di. Él se gira hacia el pelinegro.
— ¿Kai podrías comprarme un soda?, tanto charlar me ha dejado seca la garganta.
— ¿Qué, pero si acabas…?
—Ve con él Taemin —indicó—, Choi y yo los esperamos aquí.
Iba a replicar contra esa petición, pero Key me empujo para que cayera sentado sobre la banca y colocó su mano derecha sobre mi boca.
—Vamos Tae, te puedo comprar algo a ti también.
¡Y el bastardo no oculto su felicidad! Cuando Taemin fue con él me levante, pero otra vez, esa molesta persona me obligo a sentarme. Solo pude ver como mi enemigo y mi novio se van juntos, charlando y riendo.
Le di un mantazo a Key en su brazo para que dejara mi boca libre.
— ¿Qué rayos pretendes? ¿Creí que estaba a mi favor?
—Deja de quejarte —se sentó a mi lado en la banca—. Pierdes el control muy rápido — me miro—, y no estoy de tu lado, ni el de nadie que no sea Taemin.
—Pero…
—Creo que sabes como yo, lo que Kai quiere. Y si sigues reaccionando así de voluble y sensible a sus provocaciones, el que terminará alejándose será el propio Taemin.
—Eso no pasará.
— ¿así? ¿Quieres comprobarlo?
Fruncí el ceño.
—Eso creí —cruzó las piernas—. Para Taemin Kai es su segundo hermano, tanto él como yo vimos facetas de Tae que quisiéramos no haber visto nunca, algún día lo sabrás —dijo al ver mi desesperación—. El asunto es que por el apoyo que le mostró lo quiere mucho.
Me está revelando información importante que me dice que entre mi novio y ese Kai existe un lazo fuerte ¿cómo se supone que reaccione ante eso?
—Es obvio que Kai no quiere su amistad ni su cariño de hermano, puedo asegurar que Taemin es el primer amor verdadero de ese chico —rio—. Tonto, tanto tiempo y nunca le dijo nada.
— ¿Key porque estás diciéndome esto?, si no estás de mi lado ni el de Kai, entonces…
—Estoy ayudándote por la seguridad emocional de mi amigo, después de Max eres como su rayo de esperanza. Pero eres un idiota si crees que andando casi a escondidas lograras una relación estable. Dejaste a tu novia botada por Tae, no sé si aplaudirte o golpearte.
—Key.
—Cállate, diré esto por la felicidad de Taemin. Déjate de riñas infantiles, se hombre y cree en lo que Taemin diga, si te dice que no hay nada entre ellos, no lo hay. Kai es una de las personas más buenas que he conocido pero si se trata de Taemin no dudará en ir por todo.
— ¿Pero cómo sabes que me ha dicho Taemin?
—No es difícil de adivinar, así como tú ya sabrás que él no es solo una cara bonita que menea el trasero y tiene a los chicos a sus pies. Le ha costado mucho recuperar la confianza en la gente, y no creo que quieras que por una pelea tonta con Kai pierdas esa confianza.
Maldije por lo bajo.
—Es simple Choi, tú te complicas la vida, no caigas en las provocaciones de Kai.
—Sé que lo hace a propósito.
—Es un chico enamorado, al igual que tú, eso los hará caer bajo, sabes que es verdad.
Cuando ellos regresaron con las bebidas no me levanté de la banca, todavía estaba aturdido por la información revelada de Key. Para mi sorpresa fue Taemin quien me regreso a la realidad, atrayendo mi atención con una caricia en mi mejilla.
— ¿No lo quieres? —dijo ofreciéndome una lata de Coca-Cola.
Le sonreí.
—Claro —mire a Kai—. Todo lo que venga de ti lo quiero.
Sin provocaciones Minho, Kai no será una preocupación, solo si tú lo dejas. Key tiene razón, tengo que mantener el control.
Re: Mi otra mitad [2min]
hi! me gusto la escena del Taemin y Minho en la banca!!!! la del beso y todo eso, estuvo genial.... Key es muy sabio asi q Minho debe hacerle caso.... quiero saber como continua todo esto :)
k.will
SHINee
105
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 15 ¡Gracias a quienes leen la historia!
Capítulo 15: Peligroso.
Taemin.
Y no es que no quiera, la verdad me da nervios, coraje de no poder seguir más allá de lo que él quiere. Maldigo entre dientes mientras me coloco la camiseta blanca que segundos atrás Minho tuvo la amabilidad de quitarme y aventar bajo la cama.
SU CAMA.
—Lo siento —digo con pesar.
Me siento en el borde de la cama, Minho tan ágil como un gato se coloca detrás de mí y en segundos sus piernas están rodeándome mientas me abraza por la espalda y reposa su mentón sobre mi cuello.
No tiene camisa y su pantalón está con el cierre a medias. Trago saliva por la escena tan erótica, aunque este de espaldas no podía dejar de ver en mi mente su pecho desnudo y su mirada seductora de hace unos momentos cuando nos besábamos sin control.
—Me alegra que hayamos llegado hasta aquí, no te preocupes por ello, será cuando estés listo.
Su respiración choca con la piel de mi cuello y siento escalofríos, hago lo posible por no jadear y verme tan sensible, para lo que tengo que morderme el labio aunque eso duela y haga sangrar.
—No hagas eso —me regaña, evito a toda costa mirarlo, no quiero que vea la desesperación emanando de mis ojos.
Me sujeta por la cintura, mi corazón se acelera, me siento feliz. Nos quedamos un buen rato en esa posición, supongo que me da la oportunidad de calmar mis emociones y relajarme, lo agradezco porque ha resultado, me siento menos ansioso.
—Yo quiero estar contigo —mi voz era pausada— quiero que me tomes, quiero sentirte.
Mis mejillas se coloran, miro sus brazos alrededor de mi cintura y coloco mis manos sobre ellas. Decir cuanto lo necesito me roba las energías, a nadie le he dicho abiertamente que tanto lo deseo.
Ríe quedito, me besa la oreja y suelta un suspiro.
—Te tomaré de eso no tengas duda.
Su ronca y sensual voz me derrite las entrañas y despierta más que mi conciencia. El maldito se da cuenta y suelta una sonrisota que me hace girar y pegarle en la cabeza. Con sus ágiles y fuertes brazos me arrastra al centro de la cama con él, se coloca sobre mí, sentándose cuidadoso en mi cadera. Siento su peso, pero no todo, se está apoyando con los pies para no lastimarme.
El cuerpo me arde, me pica, se incendia y se congela, todo al mismo tiempo mientras él me mira desde arriba. Contemplo su torso desnudo y no me resisto acariciar cada parte bien marcada, voy deslizando los dedos hasta llegar al borde de su pantalón, donde gracias al cierre abierto puedo ver la orilla de su bóxer blanco.
Me toma la mano de prisa y hace lo que se le ha hecho una hermosa costumbre, besarme los nudillos y alterar mis sentidos.
—Te quiero y te necesito entero. Pero no quiero presionarte, quiero que te sientas libre, que cuando creas que sea el momento no dudes en pedirlo.
Casi me dan ganas de llorar, asiento con la cabeza, se inclina y me besa lento, su dedo pulgar acaricia mi mejilla enrojecida, siento su respiración caliente, abro la boca un poco más, nuestros labios se mojan y se hinchan.
Todo él sabe a gloria, todo.
—Ven —me dice, haciéndose a un lado. Baja de la cama y busca con la mirada su abrigo, el que termino cerca de la puerta hecha bolita.
Hago un puchero con los labios, no quería romper el momento, quería que siguiera tocándome, me hago un ovillo en la cama, dándole la espalda para que entienda que no quiero dejar mi cómoda posición. De repente sus brazos me alzan y me cargan sobre su hombro.
— ¡Minho! —grito por el susto.
—Es tarde, debes llegar a casa no quiero que te regañen.
—Joon sabe que estoy contigo—me baja de inmediato.
—Sabe que te invite a almorzar o…
—Sabe lo del almuerzo y…—suspiro—, también creo que sabe lo de nosotros.
— ¿Crees? —enarca una ceja.
Asiento—. Es lo más seguro, pero no me ha preguntado nada.
— ¿Crees que este molesto?
—No lo sé, pero las veces que has ido a casa no te ha tratado mal, ¿o sí?
—No, no lo ha hecho —sonríe—, es lo más extraño, creí que era un hermano celoso.
—Lo es, solo que ha estado actuando raro.
—Me alivia saber que hay muchas posibilidades de que me acepte.
—Aunque no te aceptara no es un problema, estar contigo fue mi decisión.
Ahora es él quien se sienta en el borde de la cama, veo como su cuerpo rebota por los resortes del colchón, sus ojos no se apartan de mí, esta como analizándome, me remuevo incómodo, bajando la mirada a mis pies descalzos.
—Taemin —me llama y cuando alzo la mirada tiene extendido los brazos hacia mí, como si fuera un padre llamando a su pequeño hijo.
Di dos lentos pasos y me quede quieto. Ladea la cabeza, esperando que vaya con él, pero me siento un poco rebelde, no le hago caso. Sacude sus manos en señal de que me acerque, niego con la cabeza, luego me tira una mirada de advertencia, rio quedito, me está gustando este juego.
Doy un paso más, igual de corto, sus manos siguen extendidas, esperando poder atraparme, lo que quiere es que yo sea quien me acerque, pero no quiero hacerle las cosas tan fácil, aunque después haya consecuencias por mis rebeldías.
Pero poco me duró el gusto pues me sorprende estirando su brazo hasta mí y halándome de mi camiseta, arrastrándome hasta chocar con su pecho, sin perder el tiempo me toma por las nalgas y me alza hasta sentarme en su rezago, mis piernas quedan alrededor de su cintura.
— ¿Por qué te gusta desesperarme? —susurra sobre mis labios.
—Porque es divertido—sonrió de oreja a oreja.
—Cada día me sorprendes, siempre descubro algo nuevo de ti.
— ¿Nuevo?
—Claro que sí señorito —besa mi nariz—. Además de tu conocido carácter ácido, también puedes ser amable y muy lindo.
—Yo no soy lindo —digo con fastidio—, ni amable.
—Conmigo lo eres.
—Tú eres diferente —me parece ver una especie de brillo en sus ojos.
—También eres amable con Key y tu otra amiga.
—Ellos son casi mi familia, tú…eres diferente al resto del mundo.
— ¿Así? Antes decías que era igual de imbécil que las demás personas que te han rondado.
—Ese concepto ha cambiado.
Suaviza su expresión, sé que lo he tomado por sorpresa y que le ha gustado. Es verdad, en el tiempo que hemos estado saliendo he descubierto aspectos interesantes de Minho.
—Te ves como un chico amable y responsable, pero eres muy molesto y arrebatado. Sueles desesperarte si algo está fuera de tu control, sin embargo puedes tomarte un tiempo para respirar y buscar una buena solución.
—Cierto.
—También eres muy egocéntrico.
—No tanto.
—Y…—cierro mis piernas y ejerzo algo de presión, Minho me acerca hasta chocar nuestras caderas— eres tan intenso.
—Yo diría pasional. Pero tú no te quedas atrás.
Sé a lo que se refiere. Antes ya le hubiera dado un golpe por tenerme como me tiene, pero me he limitado a sentir un agradable cosquilleo en mi estómago y mi entrepierna, mis manos tiemblan menos, mi cuerpo se relaja. Solo desearía poder llegar hasta el final, hacerme uno con él.
Una de sus manos masajea mi espalda y poco a poco baja hasta alzar mi camiseta y meterse bajo ella. Enderezo mi espina dorsal, sus dedos me masajean lento y tortuoso, pero es ahí, cuando trata de colarse en mi bóxer cuando siento miedo y me tenso.
Inevitablemente comienzo a temblar. Trato de controlar mi cuerpo pero no puedo. Cierro los ojos, esperando poder disfrutar un poco de lo que me regala.
—Está bien Taemin, no lo haré.
Me dice y abro los ojos. Me está sonriendo y yo muero de vergüenza, lo abrazo, escondiendo mi rostro sobre su hombro, Dios, su piel es tan cálida, tan suave, y su olor…olor a hombre.
—Lo siento.
—No te disculpes —me acaricia con sus dedos desde la nuca hasta la espalda baja—. Ya te lo dije quiero que te sientas libre, sin presiones. Solo…
— ¿Qué?
—Si me dijeras la razón de porque no puedes llegar a más…sería mejor, así yo…puedo ayudarte.
—Yo…es que…
—No tienes que decírmelo ahora, solo hazlo pronto, así puedo comprenderte y ayudarte.
Se levanta conmigo en sus brazos, me baja lento y toma mi mano— Vamos a comer algo, luego te llevo a tu casa.
Hubiese sugerido que nos quedáramos acostados en la cama el resto de la tarde, si mi estómago no exigiera desesperadamente algo de comer. Asiento no tan convencido, me besa los labios, un beso rápido. Se agacha para tomar su abrigo y se lo cuelga sobre el hombro. El teléfono de la casa suena.
—Baja a la cocina mientras yo atiendo la llamada, puedes comenzar a servirte si quieres.
—Claro.
Se va de la habitación medio desnudo y descalzo, cuando su silueta desaparece por la puerta me dejo caer al suelo, ahí sentado ya puedo seguir maldiciendo para mí mismo.
La razón, él quiere la razón de porque no puedo llegar a más, pues bien, esa razón me mata de vergüenza, desde Max no he vuelto a estar con nadie, eso significa nada de sexo y no es que no haya tenido varias propuestas para pasar un rato, es solo que me da miedo.
Minho es amable, sé que por mi trata de no ir rápido, se contiene, lo sé, cada vez que nos besamos o acariciamos percibo su pasión reprimida, yo también me pongo así: ansioso, con ganas de comérmelo.
De solo pensar que entrará en mí me cógelo, Max no fue amable conmigo, se soltó como un animal y me hizo lo que quiso, incluso hasta hacerme sangrar. El dolor y su intensidad no se me olvidan, no sé si pueda resistir eso de nuevo.
Y no sé cómo podría decírselo.
~
—Es natural sentir miedo.
Mientras caminábamos a la salida de la universidad, Key me daba sus “buenos concejos de padre” o tal vez de madre, se la da de ambas maneras. Con las manos metidas en los bolsillos de mi pantalón camino perezoso a su lado.
—No para alguien que ya ha tenido una experiencia…tan…
—No pasará lo mismo que con Max, Minho ya te dejo claro que te esperará.
— ¿Y si nunca puedo? Yo…quiero estar con él, pero de solo pensar en el dolor.
Mi voz había bajado el volumen gradualmente, mire a los alrededores, solo él y yo en la acera, no era un tema para tratar caminando en la calle pero era muy cuidadoso con mis palabras.
—Entonces no pienses —rodo los ojos.
—Lo dices como si fuera fácil.
—Porque lo es.
—Key —lo mire ceñudo—, acaso tú ya…
—Claro que sí —me sonrió, con orgullo, o tal vez presumiéndomelo.
Fruncí los labios — ¿Quién? —Enarcó una ceja, pensando si debía proporcionarme ese dato—. Hace mucho que no tienes pareja.
— ¿Recuerdas al amigo de Minho?
Me paré de golpe, abriendo los ojos hasta el tope—. ¡Jonghyun!
—No me grites —se queja— si es él.
— ¿Desde cuándo? —ahora la curiosidad me mataba. Han sido pocas las ocasiones en que los he visto conversar, no tenía idea de que se vieran.
—Mucho antes que salieras con Minho.
No salía de mi asombro — Pero apenas lo conociste y ya…—sus ojos felinos me atacaron.
— ¡Por Dios No! ¡¿Por quién me tomas?!
—Lo siento, no es eso a lo que me refería.
—Obviamente salimos antes de acostarnos, si él hubiera intentado algo antes le hubiera dado una patada en el trasero y no solo con mi pie. Me gusta divertirme Taemin, pero cuando es prometedor me llevo el asunto seriamente — me da una palmada en la espalda — no cambiemos de tema, estábamos hablando de tu problema.
Retomamos el camino.
—No quiero que duela —confieso—el recuerdo del dolor sigue presente, no me deja en paz.
—Díselo, confía en mí Tae, Minho sabrá manejar la situación, además lo menos que creo que haga será burlarse de tu pena. Cuando tu ex pareja fue un bruto como Max cualquiera sentiría miedo con alguien más.
—Sé que Minho es diferente.
—Yo también Tae, por eso confía en él.
— ¡Taemin!
Voltee hacia tras al escuchar mi nombre, Kai iba corriendo hacia mí. ¿Qué hacia él aquí?
—Creí que no te alcanzaría — dice apenas respirando — Quería invitarte algo.
—Bien, vayan, tengo asuntos personales que hacer — Key se alejó rápidamente de nosotros, le dedico una sonrisa a Kai — Sé amable, recuerda que ya tiene quien te rompa la cara a golpes si le haces algo.
—Eso no pasará —afirmo Kai.
No comprendí esa conversación, Key finalmente desapareció sin darme la oportunidad de preguntar porque se iba así tan de repente, me gire hacia mi amigo — Quisiera ir, pero tengo tarea que hacer, mucha.
—Tae no pongas pretextos, recuerda que estoy reincorporándome a la vida en Seúl y necesito un guía.
—Conoces mucho mejor yo todo Corea, y no es pretexto, enserio tengo tarea, recuerda que yo sigo en la escuela.
—Es tu culpa por escoger una carrera larga, debiste aferrarte al baile.
— ¡No me reproches nada! Tú menos que nadie —le grito exasperado. No necesitaba que me recordara las razones por la que no dejo mi actual carrera.
—Ok! — me palmea los hombros.
¿Qué tienen todos con mis hombros este día?
— ¿Qué tal si vamos al “lugar”?, puedo enseñarte algunos pasos que aprendí en la escuela haya en Londres.
Con el lugar se refiere a una vieja pista en el parque central, la frecuentábamos mucho para ir a distraernos y aprender coreografías. Ya no recordaba el parque, desde que se fue no tenía con quien ir ya que a Key no le gusta hacer ejercicio, ni nada que lo haga sudar.
—Quiero ir, pero no puedo.
—Tae~
¡Oh No! Está usando su suplica. Esa linda y molesta voz combinada con un puchero de labios que lo único que hace es desarmarme, sabe que no puedo combatir contra su rostro chistoso, literalmente me mata de risa.
—No Kai enserio tengo mucha tarea —giro el rostro para no verlo, pero busca mi mirada a toda costa, una vez que hacemos contacto visual empiezo a carcajearme.
—Minnie hay pocas personas con las que quiero salir a dar un paseo, por favor, prometo que será poco tiempo.
—No lo hagas —apenas puedo hablar. Retrocedo un paso, él me toma de las manos para evitar que huya.
— ¡Por favor!
—Ok, ok solo deja de hacer eso.
— ¡Gracias! —dice emocionado. Intento recuperar el aliento, con la punta de los dedos limpio el inicio de mis ojos que casi derramaban lágrimas por tanta risa.
—Solo un momento —aclaro—, una vuelta solo eso, mañana a primera hora tengo informes que entregar.
—Entendido —dice como un soldado. Me toma de la mano y me lleva consigo.
Siento incomodidad por su toque y rápidamente retiro mi mano, se detiene y me mira con sorpresa.
— ¿Pasa algo?
—No.
—Pero has soltado mi mano.
Sé que le resulta extraño, nosotros solíamos tomarnos de las manos con naturalidad, nunca nos importaron las habladurías de la gente pues solo éramos dos chicos muy cercanos, pero ahora es diferente.
—No pongas esa cara —me quejo—, no siempre nos tomaremos de las manos.
— ¿Es por Minho?
Su pregunta me saca de juego, claro que es por Minho, hay ciertas cosas que solo puedo hacer con él y para desgracia de Kai, tomar las manos de alguien, ahora ese derecho le pertenece a Minho.
—En parte.
— ¿En parte? —repite, me dedica una mirada acusadora.
—Bueno, es que es una ridiculez —finjo una sonrisa, no se la cree, su semblante ahora es serio.
—Soy tu amigo Tae, no tiene nada de malo.
—Pero Minho es mi novio.
—Te he visto dejar a Key tomar tu mano.
—Él me obliga —afirmo, aunque en ocasiones si me dejo. Aun así Key es como una mamá que no puede dejar a su hijo, a mí, solo por eso se lo permito.
—Bien —sus ojos brillantes pierden luz—. No vamos a pelear por eso. Vamos.
Aunque sonríe puedo ver el enojo escondido, me ataca la culpa, tal vez debí decirle con anticipación para evitarnos este momento de incomodidad. Me acerco hacia él, caminamos uno al lado del otro.
Cuando creo que podemos retomar una conversación normal me doy cuenta de que metros adelante hay una persona que no deja de vernos. Doy un enorme suspiro, parece que el día se torna difícil.
— ¿Quién es la chica? —pregunta mi amigo, parece que también se ha percatado de su presencia.
—Se llama MinAh.
Y es la ex novia de Minho, olvide decirte que la dejo por mí.
Sí, haya estaba, con un par de amigas que no dejaban de hablar mientras ella nos observa como un águila a su presa.
— ¿Son amigos?
— ¡NO! —mi exaltación hace que Kai se sorprenda. No quiero que comience con un interrogatorio—. Nos hemos visto en la universidad solo eso.
Kai no dice más, ha de suponer que no me cae bien, es mejor así, pues es verdad. Suplico al cielo que pasemos rápido para evitar algún problema, pero no todo es como uno quisiera.
—Ya sabía que eras una zorra.
Dijo cuando pasamos frente a ella. La ignore, mi amigo hizo lo mismo aunque lo vi fruncir el ceño.
—No puedo creer que Minho te haya preferido a ti.
Me detuve, cerré los ojos y conté hasta diez, di un profundo respiro para contenerme y no darme la vuelta para gritarle que me deje en paz, porque eso sería darle importancia a sus ataques y francamente no quería pelear en la calle, menos si Kai está conmigo, no quiero que él…se entere de ciertas cosas.
—Taemin esa chica.
—No le hagas caso —dije serio—. No tiene importancia.
—Yo sabía que solo lo querías para jugar—insistió MinAh, gire sobre mis talones para confrontarla.
Estaba solo, el par de chicas que la acompañaban habían cruzado la calle y nos observaban mientras avanzaban por la acera de enfrente. Cuando regreso la mirada me da una bofetada, aunque sentí que fue más bien un zarpazo, mi piel arde por el roce de sus uñas, estoy seguro que me dejo una hilera de marcas rojas.
—No tienes el más mínimo descaro en pasearte con tu amante—Kai dio un paso delante, estire mi brazo para que no se interpusiera.
—Él no es mí…
— ¡No lo niegues, maldita sea! ¡Yo te vi!
Sus ojos parecían querer salirse de sus cuencas, me parece ver un ligero temblor en su cuerpo, sobra decir que está furiosa. Aprieta los labios.
— ¿Por qué? —la mire sin entender—. ¿Por qué tú? ¿Por qué te eligió a ti? Estábamos bien hasta que tú llegaste, vivíamos felices hasta que tú apareciste.
—Creo que deberías redefinir tu concepto de felicidad —dije severo—, Minho no era feliz a tu lado.
— ¡CÁLLATE! ¿Qué puedes saber tú sobre felicidad? Solo vas por ahí moviendo tu trasero para atrapar a los hombres, no te importa hacerles daño, te gusta tenerlos besando tus pies, engañarlos, humillarlos.
— ¡No me interesa lo que pienses de mí! No es verdad, nada de lo que dices es verdad.
Ella rio.
— ¿Así? ¿Y qué tal te la pasas con este chico? —Ladeo la cabeza en dirección de Kai—. Se nota que lo tienes bastante atontado por no decir otra cosa.
— ¡¿De qué rayos hablas!?
—Se está muriendo por llevarte a la cama, eso es lo que quieres tú también, así como lo hiciste con Minho.
Sus palabras detonaron algo dentro de mí, mi mente se apagó unos instantes, cuando recupere la razón, Kai sostenía mi mano en el aire, justo frente al rostro de MinAh. Tenía dificultad para respirar, era como si hubiera corrido durante mucho tiempo sin detenerme.
Me di cuenta de la situación, estuve a punto de golpearla. Mire a los ojos a mi amigo, parecía decepcionado y sorprendido, eso me dolió. Me controlé, con la razón que regresaba a mí me di el valor de hablarle.
—Estas, equivocada —mi voz era neutra, sin emociones—, por difícil que te sea creerlo, Minho no es una aventura, y no tengo que aclararte nada, las cosas se dieron, nuestra cercanía se hizo grande y lamento mucho que tú salieras dañada en el proceso.
—No me sirven tus disculpas —ella estaba igual de seria, no, dolida y enfadada, pero también estaba controlándose.
Dio un paso hacia mí, Kai dudo pero se hizo a un lado, ella me miro directo a los ojos, su perfume era intenso, olor a frutas, percibí el dulce de las cerezas.
—Me quitaste a la persona que más amaba. Yo tome su corazón herido, a estas alturas tú ya debes saber porque —claro, Minjung—. Yo lo cure, tu no lo viste llorar cada noche por su recuerdo, ni enterrarse en la depresión, sabía que sería difícil para él superar ese trago amargo, pero no me importo, yo lo necesitaba como él a mí.
Sus ojos se cristalizaron, que llorara solo me hacía sentir peor. No puedo culparla por pensar que le arrebate el amor de Minho, pero no fue algo que pudiera frenar, lo intente precisamente por ella, pero no pude, entre más tiempo pasaba con él más sentía que lo necesitaba.
Me fue inevitable no enamorarme de él.
—Y de la nada —continuo—, ¡llegas, le sonríes, lo engatusas y te lo llevas, eso es injusto Taemin!
—Esa es una prueba más de que no te quería en realidad.
Sé que estaba siendo rudo, pero no merecía que le mintiera, no a estas alturas que siento que todo va bien entre Minho y yo. Para desgracia de MinAh, no puedo dejar que la culpa me rebase, porque eso significaría tener que alejarme de Minho, y no puedo permitírmelo.
Puedo ver su aura irradiando como llamaradas de fuego, furia es poco para lo que debe sentir ahora.
—Yo no soy quien debe decirte esto, pero él, no te amó desde el principio.
¿Quién esa esta persona que hablaba en mi lugar? Me asustó esta manera tan fría con la le dije esa verdad. ¿Es el miedo de que lo aleje de mí? ¿Es así como se siente ella? ¿Es esto lo que me hace transformarme en alguien diferente y defender lo que considero mío?
— ¿Y cómo sabes que amori? Han salido poco tiempo como para que puedas afirmar que te ama —sonrió de lado—. A mí me parece que quien vive una ilusión eres tú. No lo conoces como yo, te llevo cuatro años de convivencia y créeme que esos cuatro años no van a desaparecer de la noche a la mañana.
Quería gritarle que estaba equivocada, que Minho ha dicho cuanto me quiere, pero ella tenía razón, hemos salido poco tiempo en comparación con esos cuatro años. Pero mi corazón gritaba que estos meses han sido lo suficiente para saber que ya es parte de mi vida. Que su presente soy yo, que ha dicho que su amor a Minjung es diferente al mío, que a diferencia de MinAh lo que siente por mí no es una necesidad de llenar un vació, sino una de amor de verdad.
Sin embargo, sus palabras no dejan de doler.
—Aunque no sea amor, así como tú, yo también he tomado el riesgo de amarlo.
—No te creo.
—No importa, lo que pienses ya no importa. Lamento que estés pasando por esto y no puedo culparte, pero quiero que entiendas que no lo dejaré.
Lo último que vi fue su rostro descompuesto por la furia, me di la vuelta y camine en silencio. Me aleje cada vez más sin mirar atrás, escuche los pasos de Kai acercase, en pocos segundos estaba a mi lado.
—Taemin —me tomó de los hombros.
—Pospongamos ese paseo —dije sonriendo—, no me siento con ánimos de ir y…me disculpo por lo de hace un rato.
—Eso no importa.
Parecía molesto, me dio curiosidad de saber lo que piensa.
—Minho… él y esa chica.
—Kai, ahora no —seguí caminando—. Te veré otro día, nos vemos luego.
— ¡Déjame acompañarte! —gritó a lo lejos.
— ¡No gracias! —me despedí sacudiendo mi mano en el aire.
No quería hablar de ello ahora y menos con él, en cuando desaparecí de su vista emprendí una carrera hasta el único lugar donde quería estar.
Después de una larga caminata, con la respiración agitada, el cabello despeinado por el viento y una creciente desesperación, toque el timbre las veces que fueron necesarias, me sostuve de la pared blanca, acaricie la mejilla en la que me había abofeteado MinAh, roge porque no vea alguna marca, no quisiera dar una explicación de ello.
Cuando escuché el seguro de la puerta sonar mi corazón latió aún más acelerado.
— ¿Taemin?
Nunca pudo gustarme más su rostro sorprendido. Minho apenas pudo creer que me tenía frente a él.
— ¿Vengo en un mal momento? —dije preocupado, no había pensado en la posibilidad de que tuviera cosas más importantes que hacer.
—Tú nunca eres un mal momento.
Me tomo de la mano, un beso rápido en los labios fue sus buenas tardes, el alivio regresaba a mi cuerpo cuando lo tengo así de cerca. En cuanto nos adentramos a la casa, fue hacia los sillones de la sala y quito algunos cojines.
Mire a mí alrededor, carpetas amontonadas en todo lugar y su laptop encendida. Parecía ocupado en algo, me sentí mal por interrumpirlo.
— ¿Quieres algo de beber?
Me acerque rápido y atrape su rostro en mis manos, lo hice inclinarse y así poder besarlo, a pesar de ser un beso repentino se acoplo a mí con rapidez, me abrazo de la cintura para pegar nuestros cuerpos.
Antes de separarme de su boca le mordí el labio inferior. Soltó un jadeo.
—Tae no sé a qué se debió ese beso —pestañeó—, pero si sigues haciéndolo así no creo poder contenerme de…
—Ya no quiero que te contengas.
— ¿Qué?
—Te necesito Minho. Aquí ahora.
Te lo diré, te diré cuáles son mis miedos, te lo diré para que puedas saber más de mí, para que me comprendas y me ames.
Ayúdame a superar el dolor, cúrame como lo hicieron una vez contigo. Tómame y no me dejes, no le des la razón a ella, demuéstrame que hablas enserio y que podemos tocar el cielo sin abandonar la tierra.
Demuéstrale que no me dejarás, demuéstrame que me amas.
Re: Mi otra mitad [2min]
¡CAPÍTULO 16! :) Muchas gracias a quienes siguen la historia.
Capítulo 16: No te desesperes.
Minho.
El comportamiento de Taemin es extraño, vino a mi casa sin avisarme —y no es que me moleste— aquí siempre tiene las puertas abiertas. Pero es que ha llegado, nervioso, desesperado y de la nada, se tira sobre mí pidiendo eso que tanto deseo, el mismo está entregándose a mí.
—Taemin —lo llamé con dulzura. Sonreí—, ¿pasa algo?
—Que quiero hacerlo contigo.
— ¿Hacer qué? —frunció el ceño.
Claro que ya sabía que quería.
—Ya sabes—tragó saliva—. Sexo.
— ¿Solo sexo?, ¿sin palabras dulces, ni caricias ardientes, ni mariposas en el estómago?
—También quiero eso —se apresuró a decir—, pero sé que es importante para ti, nosotros ya podemos.
— ¿Recuerdas lo que te dije el otro día?
— ¿Qué cosa?
—Que es mejor que me digas la razón por la que no puedes llegar a más, quiero ayudarte, no lastimarte.
Sus ojos se cristalizan, deja caer su cabeza sobre mi pecho, desistiendo al fin de la idea que tano lo atormentaba. Lo abrazo, se enrosca a mí como un gato, aprovechó que ha dejado su cuerpo flojo y lo alzo desde la cintura, no es necesario que le diga que se sostenga, lo hace desde que doy el primer paso hacia mi habitación.
Cuando entro lo dejo recostado, me encargo de quitarle los tenis y los calcetines, él no dice nada, solo me observa curioso, cuando trata de sentarse yo niego con la cabeza, arruga el entrecejo, coloco mi mano sobre su pecho y lo obligo a recostarse de nuevo.
— ¿Minho que haces?
—Hacerte hablar —le sonrió.
Claro, hacerlo hablar de una manera muy particular. Me preocupaba el hecho de que haya llegado a mi tan desorbitado, nosotros hemos hecho grandes avances en cuanto al contacto físico y sé que con un poco más de tiempo y paciencia Taemin sería capaz de disfrutar plenamente el que hagamos el amor. Eso es lo que quiero, hacerle el amor, no follarlo hasta cansarme, jamás he sido del tipo que “usa y tira”. Tampoco quiero que se precipite y terminemos haciéndolo por un arrebato, necesito saber que ha pasado con él.
Cuatro meses de salir y la idea de que un mal recuerdo lo lastima me mata la existencia. Y tengo en mente muchas maneras de hacerlo hablar.
Tomo sus piernas y las coloco alrededor de mi cintura, dejado una pequeña distancia entre nuestras pelvis, en cuando mis manos lo acarician suelta un jadeo, enarco una ceja y me muerdo el labio.
—Necesitamos hablar Taemin —mi mano derecha se desliza por sobre la tela de su pantalón hasta llegar a su tobillo, lo sostengo y flexiono su pierna para llevar su pie cerca de mi rostro y dejar un beso corto en la punta del dedo grande.
Se remueve nervioso, siento un ligero temblor en su pierna, entre más acaricio más se estremece, mi mano va de regreso, acariciando hasta llegar su ingle. Repito la acción para su otra pierna.
—Sé que hay algo que quieres decirme—tomo sus tobillos y lo halo hacia mí, acortamos la distancia—. Por favor dime que sucede.
—Minho…así no puedo hablar…yo…
—Pero estas hablando—ahora mis dedos se escabullen bajo su abrigo.
Cierra los ojos, abre un poco la boca pero la cubre con la palma de su mano. ¿Avergonzado? Es lindo cuando lo hace.
—Por favor dime. Has venido a mí casa pidiendo que te tome, así como si nada.
— ¿Tú no quieres hacerlo? —pestañea varias veces esperando mi respuesta.
Lo acerqué más, halándolo hasta que su cadera choco con la mía, un dulce jadeo se escapó de sus labios y sonreí. Me encanta su tenacidad, el siempre terco y ansioso Taemin está presente.
—Por supuesto que sí. Pero no voy a tomarte solo porque estas aterrado de qué se yo.
Desvió la mirada, se mordía el labio, yo solo lo observaba desde mi posición, de repente levantó medio cuerpo con ayuda de sus manos, apoyándolas sobre el colchón para darse impulso. Se quedó sentado frente a mí, con el cabello alborotado, mirándome varios segundos, su boca entre abierta me incitaba a derribarlo y comérmelo a besos, pero debía esperar, parecía que en cualquier momento hablaría.
—Dolor —dijo frunciendo el ceño, bajó la mirada, sus manos se posaron en mi pecho.
— ¿Dolor?
—Minho, solo he estado con una persona, que no fue la adecuada, Max fue la primera persona con la que tuve sexo—tragó saliva, sé que lo está maldiciendo en sus pensamientos, de hecho yo también lo hago.
Una de mis manos acarició su mejilla, cerró los ojos. Disfruta tanto que lo toque que no lo disimula. Cuando los abrió de nuevo me miró con reproche, regañándome porque lo estoy distrayendo, solté una risita inocente.
—Y no fue nada…placentero —continuó—, fue excesivamente doloroso. Solo lo hizo y ya, no le importo que tanto gritara o llorara, solo buscaba su propia satisfacción.
—Si yo pudiera…
—Pero no puedes hacer nada, no con algo que ha pasado hace tanto tiempo—me devolvió la caricia en la mejilla—. Tengo miedo de que duela —se sonrojo—. Cuando, cuando me tocas ahí, yo recuerdo el dolor y me da miedo, aquella vez incluso sangre.
Se tiró sobre mí, abrazándome, respirándome. Diría yo, aliviado de por fin haberlo dicho, acaricie su espalda, acomodándolo más entre mis brazos.
Me llené de coraje, por el imbécil de Max, por tomar la inocencia de un chico que lo entregó todo, lo dañó solo por placer, como un animal, sin importar lo que le suceda a Taemin. ¿Cómo una persona puede ser así de cruel? ¿Qué no pensó en que lo pudo haber traumado?
—Desearía que tu primera vez haya sido conmigo —admití—. Yo no te hubiera forzado a nada, yo…
— ¿Y no lo puedes hacer ahora?
— ¿Realmente quieres que lo haga?
No dijo nada, espere unos segundos, luego suspiro y se alejó un poco para mirarme a los ojos, tomó mi rostro entre sus manos y me besó, tan lento, que lo único que hizo fue desesperarme y como si adivinara mis pensamientos, me muerde el labio inferior para hacerme abrir más la boca y dejarme meter mi lengua para ir en busca de la suya.
Una cosa llevo a la otra y me vi recostándolo sobre la cama, sobre él comiéndome sus labios y probando sus sabores, mi entre pierna se rozaba con la suya, lo que me hizo sentir pequeños espasmos de placer. Taemin jadeó por lo mismo, sus manos fueron hacia el borde de mi abrigo y se colaron dentro, cuando atrapó mis pezones y los apretó solté un gruñido sobre su boca.
—Me preguntó la razón de tu desesperación hacía mí —dije con voz ronca.
—Cualquiera se desesperaría por poder tocarte —sonrió, con esos labios húmedos e hinchados.
— ¿Así es como te sientes? ¿Desesperado de tocarme?
—Si.
—El sentimiento es mutuo señor Lee.
Lo último salió de mi boca en un tono sensual que ni yo esperaba. Taemin reía como un adolescente enamorado, tal vez todavía lo sea. ¿Acaso no se da cuenta que por esas pequeñas muestras de cariño yo muero?
Tomo su mano y le dejo un beso en el dorso, con mi nariz trazo una línea hasta su dedo medio, doy otro beso en la punta y con una pequeña mordida le erizó la piel, los diminutos vellos de su brazo se alzan brillando con la luz de mi habitación.
Me deslizo sobre su cuerpo rozando aún más mis cadera con la suya, gruño de puro placer, rápidamente me abraza hasta entrelazar sus manos sobre mi espalda, todavía sin sacar sus manos de mi abrigo, el pequeño esta tan curioso de mi cuerpo que sus dedos se mueven inquietos sobre mi columna.
—Quiero hacerte el amor Taemin—le dije en su oído, en un susurro y con mi aliento cálido. Gime—. Veamos si podemos hacerlo, pero si no puedes debes pedirme que pare, ¿entiendes?
Asintió con la cabeza.
Mordí su cuello blanco, aspirando su perfume, embriagándome de él. Chupe lento, mi lengua se aferraba a ese pedazo de piel como su fuera un chupete. Me aseguré de hacerlo en un lugar discreto, para que su ropa lo cubra y no tenga problemas de esconder la mancha morada que es seguro, se formará.
—Minho…
—Shh —lo callo.
Tomo una de sus piernas y la alzo para dejarla sobre mi espalda, comencé un ligero vaivén con mi cadera para hacer los roces más fuertes, lo escuché gemir ya con más fuerza, y eso que todavía teníamos la ropa puesta, situación que arreglé al incorporarme y empezar a desabrocharle los pantalones.
Reí al darme cuenta del bulto que se había formado en su ropa interior. Se sonrojo cuando lo mire, me reí por lo alto, lo tome por el brazo para que se sentará.
—El abrigo Taemin —coloqué mi dedo índice sobre su pecho y con el recorrí su cuello hasta su labio inferior—. Quítatelo.
Demande con la voz ronca, sus intensos ojos avellana me atacaron, molesto por que le haya ordenado, pero no dijo nada, tomó el borde de su prenda y lentamente la fue levantando hasta quitárselo, todo lo ha hecho sin dejar de mirarme, provocándome, retándome a ir por él.
Sonreí de lado, lo contemple así como estaba: semidesnudo, con el pecho subiendo y bajando y ese problema en sus pantalones que demandaba ser atendido, además de su mirada y cabellos sueltos.
Podría decir que Taemin brillaba a la vez que expedía un agradable olor a sexo, su piel blanca me ciega y me deja ansioso, las manos me pican por tocarlo, mis dientes cosquillean por morder cada parte de él. El auto control que he creado desde el momento que lo desee hasta ahora, se desvanece, con una mirada y una sonrisa suya la desaparece.
Su embrujador aspecto me desequilibra.
Mis manos tiraron de sus pantalones llevándose su ropa interior en el camino. Mi corazón me da un latido fuerte que duele cuando logro desnudarlo por completo; me apresuro a quitarme mi abrigo porque necesitaba rozar mi piel con la suya.
Sus ojos adquieren un brillo atrayente al verme. De nuevo sus manos entran en acción, recorriendo mi pecho, de iba y de vuelta, tocando cada costilla y subir a mi cuello, se acerca sin dudar, cuando siento su aliento sobre mi manzana de adán cierro los ojos, al siguiente segundo me da una lamida seguido de una mordida.
Tomo sus muñecas para inmovilizarlo, lo derribo dejándolo sobre la cama.
—No provoques lo que luego no podrás detener —lo amenacé pero solo su sonrisa ladina me respondió.
—Aún…si duele, quiero que duela por ti. A diferencia de la primera vez, soy yo quien desea que pase.
¿Cuándo esta persona se vio convertido en alguien insaciable? Del chico tosco y sin aparentemente poca sensibilidad se trasforma en dulzura y deseo. ¿Así es como era antes, o es que acabo de descubrir otra personalidad de Taemin?
Sea como sea, me gusta.
—Yo no quiero que te duela, quiero que me sientas y me disfrutes.
—Estaría loco si no lo hiciera.
Suspire largo y profundo, me senté frente a él para que me viera desvestirme. Parece que ambos nos encantan comernos con la mirada, porque así como yo lo miro él también lo hace, con pasión, con hambre de mí.
Al momento de quedar completamente desnudo me puse de rodillas, abrió la boca y susurró algo, no lo entendí pero pude darme una idea de lo dijo. Tomé sus piernas de nuevo, tire de ellas y lo hice chocar con mi pelvis, la sensación fue mil veces mejor que hace unos minutos, ya que no había ropa de por medio.
Taemin gimió al momento que lo rodeé por la cintura, lo hice arquear la espalda, dejándolo así suspendido en el aire para poder besarle el pecho, se retorció de puro placer cuando le mordí el pezón derecho, mantenía la cabeza hacia tras, jadeando en cada mordida, porque no me limite a sus pezones, le mordisquee hasta bajar a su ombligo y darle ligeras embestidas con mi lengua.
—Min….Minho…ah~
—Tu piel sabe a dulce Taemin, delicioso dulce que se derrite en mi boca.
Lo dejé descansar sobre el colchón. Mire su miembro erecto, lo tome entre mi mano y apenas le di una leve caricia por todo su extensión.
—Taemin mírame —le ordené de nuevo. Obedeció al instante y abrió los ojos hasta el tope.
Le di un ligero apretón.
—De solo escucharte gemir estoy tan duro—se ruborizó, luego se dio cuenta que lo que decía era verdad.
Mi miembro chocaba descaradamente cerca de su entrada. Su rostro se ensombreció por un instante.
—Todavía no Taemin —le afirme, anticipándome a sus pensamientos y temores, pareció relajarse un poco—. Primero disfrutaremos un poco.
Me incliné, le di una rápida lamida a la punta de su pene.
— ¡Minho! —dijo sobresaltado.
Me tumbé sobre él, de inmediato enredó las piernas a mi cintura, una mano mía se coló hacia su trasero, introduje un dedo en su entrada, reacciono de inmediato, abriendo los ojos de puro espanto, sus manos se aferraron a mis brazos, clavándome las uñas con fuerza.
—No temas—susurre cerca de su rostro—. Te gustará. Relájate.
Y comencé a mover el dedo dentro de él, aunque sentía culpa por ver su linda cara transformada en puro miedo, no paré. Introduje el segundo dedo y así poder amoldarlo. Sé que le está costando horrores poder relajarse pero lo consigue, pronto su expresión se suaviza.
—m…—salió de su garganta. Algo parecido a un ronroneo.
Cuando saque mis dedos frunció el ceño, tierno, Taemin ya se había acostumbrado a tener mis dedos dentro. Pero para no decepcionarlo, lo pegue más a mí, dejando nuestros miembros chocar, me unte a él, friccionando cada vez más duro y fuerte. Gritó con la voz desgarrándose, me abrazó por el cuello, me atrajo a él, me besó y si aumentaba la velocidad el me mordía los labios como respuesta a mi estimulación.
Ambos estábamos completamente duros y al borde de experimentar un enorme orgasmo. Mi vientre se contraía y deseaba tanto meterme dentro de él. Pero como le había dicho, primero debía hacerle conocer el placer, primero debíamos conocerlos, explorarnos, probarnos.
Me sentía a punto de reventar, Taemin arqueó la espalda y supe que sentía igual, no me percaté cuando una de sus manos abandono mi brazo y se coló hasta apresar ambos miembros, los apretó fuerte, varias veces y puso fin a nuestro auto tortura/placer.
En segundos me vi cayendo sobre él, agitado, sudoroso, extasiado. Gire para estar a su lado. Taemin se acurrucó de igual manera, sentía su respiración en mi cuello.
—Eso fue genial —dijo agitado, yo sonreí.
—Todavía no sabes lo genial que podemos ser—conteste.
Voltee el rostro y lo besé.
—Primero tengo que hacer que lo disfrutes, hacer el amor no siempre es penetración Taemin—acaricie su mejilla—. La seducción y el placer también son una forma de amor.
— ¿Cómo sabes tantas cosas?
—Las descubrí —hice una pausa—. Algunas cosas me las enseñaron.
Enarcó una ceja—. Luego te las contaré.
No quería arruinar el momento contándole que la experiencia es la mejor maestra, pero no porque haya estado con muchas mujeres o algo así. Solo tuve una única maestra para ello, y aunque suene poco creíble, Minjung me enseñó con otras formas que nunca llegaron a la práctica.
Lo abracé, lo volví a besar, o más bien me lo empecé a comer.
Taemin
La tarde había sido más que productiva, de solo recordar las caricias de Minho rio como idiota enamorado —claro, es que así estoy— enamorado. ¿Qué tiene Minho que me hace quererlo con tanta fuerza?
Él es demasiado bueno conmigo, demasiado cariñoso y paciente. En todo el rato que estuve con él, pude olvidar las palabras de su loca exnovia, lo lamento por ella, pero no puedo dejar ir a Minho solo porque siento un poco de culpa. Sé que me veo muy desgraciado al quererlo solo para mí pero no puedo evitarlo.
Él me está regresando a la vida, con cada sonrisa, con cada mirada. Yo realmente deseo que lo nuestro funcione. Haré lo que este en mi poder para que así sea, porque ya no puedo imaginarme en la vida aburrida que tenía antes.
— ¡Dios, soy tan cursi!
Tomo una almohada y la coloco sobre mi cara mientras pataleo sobre el colchón de la cama. Por más que tratará de concentrarme en mi informe para mañana no podía, ¡¿cómo podría tener cabeza para la administración de empresas cuando lo único que se repite en mi mente es el cuerpo desnudo de Minho sobre mí?!
Mi cara arde, mi cuerpo arde y eso que no lo tengo cerca. ¿Cómo sería tenerlo dentro? ¿Sería placentero o dolería como el infierno? Taemin, deja de pensar en eso. Me repito. Miro mi libreta de notas, abierta y con el lapicero sobre él esperando a que escriba muchas letras.
—Lo odio.
— ¿A quién?
Miro hacia la puerta, que es de donde provino la voz. Joon me observa con una linda sonrisa.
—A nadie —digo. Me incorporo despacio para quedar sentado. El entra y se acerca hacia mí, se sube a la cama, empujándome para que le cediera espacio.
— ¿Problemas con Choi? —me paralice.
—No… ¿por qué habría de tener problemas con Minho? —pestañeó varias veces antes de decir algo.
— ¿Estas saliendo con él, no?
— ¿De qué hablas? —reí nervioso, evitaba a toda costa mirarlo a los ojos.
—Taemin lo supe desde el día que saliste con él a quien sabe dónde, cuándo regresaste casi a las dos de la mañana y tuve que decirle a papá a la mañana siguiente que habías salido con un amigo de mucha confianza.
—Lamento que hayas tenido que mentir.
—No creo que lo haya hecho—suspiro—, no del todo ¿o me equivoco?
No supe que decir, ya intuía que mi hermano sabía la verdad sobre Minho y yo, claro, es algo que no podemos esconder y no es que quisiéramos estar así por siempre, pero por MinAh, porque era demasiado rápido aceptarlo cuando apenas y termino con ella.
Minho dijo que sería una especia de tiempo fuera, novios oficiales, pero con un tiempo intermedio mientas las aguas turbias se clamaban.
Supongo que solo quería darme una oportunidad para estar seguro de mi decisión y ahora el plazo se ha acabado.
—No, Minho es…más que un buen amigo.
—Taemin.
—No me importa que pienses que está mal, él termino con su novia, me eligió a mí, sé que suena loco e inmaduro, pero…estoy seguro de que lo quiero y él me quiere a mí—dije con voz seria, incluso arrugue mi entrecejo al hablar.
Joon me palmeo la espalda—, no es eso lo que iba a decirte.
— ¿Entonces?
—A estas alturas, está de más que intente hacerte entrar en razón, se lo terco que eres y no lograría convencerte de la decisión tan apresurada que tomaste —dijo sin bacilar, me asusto su semblante serio, que luego rompió cuando sonrió y me revolvió el cabello hasta despeinarme por completo.
—Pero no estoy diciendo que sea la equivocada —lo mire sorprendido—, tampoco la correcta. Todavía estoy molesto por como Minho ha manejado su relación, terminar con alguien e ir apresuradamente con otra persona solo me da a pensar que es del tipo que le gusta jugar con la gente.
— ¡Él no es así! —le grité. Mi hermano abrió los ojos hasta el tope. Le dije un “lo siento” y luego agaché ligeramente la cabeza.
Fue un impulso, no pude controlarme.
—Ya veo que de verdad lo quieres mucho. Hace tiempo que no te veía tan seguro de algo hermanito. Voy a darle el beneficio de la duda a Choi solo porque veo cuanta confianza le tienes. Además... —hizo una pausa—, no soy el indicado para criticarlo.
— ¿Por qué lo dices? —a mi mente vino un recuerdo fugaz del chico que una vez lo persiguió hasta el estacionamiento de la universidad. Creo que su nombre era…
—Onew —dijo con una amarga sonrisa.
Se dejó caer sobre la cama, haciendo rebotar todo lo que estaba sobre ella —incluyéndome a mí. Me fui arrastrando hasta sentarme a su lado.
— ¿Qué pasa con él?
— ¿De verdad quieres saber? —asentí.
Había olvidado a ese chico Onew, no lo he vuelto a ver por la universidad. Se masajeo el puente de la nariz. Parece que los recuerdos sobre ellos no son nada buenos, más bien preocupantes.
—Creo que…ya te imaginabas que tenía una relación con él.
—No hasta que lo vi perseguirte por el estacionamiento, llorando por un poco de tu atención.
—Salimos casi medio año, luego yo decidí que ya no podía seguir más con él.
Fruncí el ceño.
— ¿y por qué decidiste eso? ¿Hizo algo malo?
—No Teamin, aquí el malo soy yo por no considerarme lo suficiente para él.
Me quede de piedra, nunca habría imaginado que esa era la razón por la que ya no está con Onew. Él nunca, bueno no es una persona que se menosprecie, es extraño escucharlo hablar así de él mismo.
—Onew es un buen chico, pero sus padres consideraban que, con un chico con historial delictivo como yo no podría llevarle nada bueno. Y empecé a creer que era cierto, poco a poco esa idea me carcomía el alma hasta que no soporte a la idea de que por mi pasado él resultará herido y terminé dejándolo.
De mi boca salió un “oh” totalmente compasivo. No podía culpar a los padres de Onew por pensar así, pero no deja de molestarme que juzguen a mi hermano de esa forma, digo, el sí fue un chico loco años atrás, pero esta reformado, ya solo quedan recuerdos de esa etapa de su vida.
—Pero importa lo que sientas tú por él, nada más. Si sus padres no están de acuerdo es lamentable por ellos, aunque tengan razón en dudar de ti —enarcó una ceja—. Pero eso no basta para alejarte de la persona que amas. Si él sabía que lo querías y tú estás seguro de que lo quieres ¿Cuál es el maldito problema?
Se me quedó mirando un buen rato, luego soltó grandes carcajadas.
—No te burles.
—No es por eso.
— ¿entonces?
—Es increíble que mi hermano menor me dé lecciones para arreglar mi vida amorosa.
Nos echamos a reír, ¿hace cuánto que no charlábamos de esta forma? Extrañaba a mi hermano. Aunque vivimos en la misma casa casi no nos hablábamos.
—Mi hermano menor es tan maduro —chilló.
—Eres un idiota —lo pego en la frente con la palma de mi mano—. Por como lloraba ese hyung se notaba cuanto te quería.
—Lo sé Taemin, soy un GRAN IDIOTA.
—No tienes derecho de juzgar tan severamente a Minho…
—Eso también lo sé —dijo frustrado—, pero no por eso no lo mantendré vigilado, nuestras condiciones son totalmente diferentes. Yo no abandoné a Onew y me fui corriendo a los brazos de otra persona.
—Y la diferencia es que amas a tu novio, mucho. Minho nunca amó a esa chica.
—Me sorprende la seguridad con la que hablas.
—He tenido tiempo de conocer al verdadero Minho.
— ¿Tanto?
—Sí.
—Y ustedes ya…—no comprendí a lo que se refería, si no me hace algunos ademanes con la manos no hubiera imaginado de lo que hablaba.
—N…no.
— ¿Por qué estas nervioso? —Se incorporó—, Taemin…
Llamaron a la puerta, papá se asomó— Taemin alguien ha venido a verte.
Y agradecí al cielo esta oportuna interrupción.
La puerta se abrió por completo y pude ver como Kai entraba sonriente a mi habitación. De inmediato Joon saltó de la cama y fue a abrazar a mi amigo en sus brazos, incluso mi padre lo hizo. Yo apenas podía soportar la escena, mi familia siempre ha querido a Kai como un miembro más, el que lo reciban de esa forma no me molesta. Pero después de aquella discusión que presencio entre MinAh y yo, me sentía incómodo de solo verlo.
—Es bueno verte Kai —dijo Joon palmeándole la espalda—. ¿Cuándo llegaste?
—Hace una par de semanas.
—Y Taemin no nos dijo nada —me dió una mirada acusadora.
—No seas dramático hyung.
—Bien, se quedan a platicar, luego podré secuestras a Jong In para mí.
—Ajá —dije a momento de rodar los ojos.
Mi padre y hermano se fueron. Me senté al borde de la cama, mi amigo me siguió. La cama se hundió cuando se sentó a mi lado.
— ¿Estas molesto porque no avise que venía?
—Nop —me mordí el labio inferior.
—Parece lo contrario—dijo triste y me sentí fatal.
Kai no tiene la culpa de mis problemas con esa chica ni de mis cansadas platicas de hermanos.
—No es eso, es que... —tragué saliva—, lamento que hayas presenciado la riña entre MinAh y yo.
Desvió la mirada fija que tenía en mí. No lograba adivinar su expresión, por momentos me parecía que estaba enojado, luego triste, también ausente. Recuerdo los días en que el venía a casa y nos pasábamos las tardes charlando o jugando algún videojuego en mi habitación. Cuando salíamos a comer, cenar o simplemente reunirnos a practicar el baile que tanto nos gusta a los dos.
Me doy cuenta que en el pasado, en cada momento que pasábamos juntos, Kai jamás mostro emociones de enojo, es decir, de furia, de rabia o dolor, la única vez que lo hizo fue cuando se enteró de lo de Max, y cuando le pedía que se calamara y no hiciera nada estúpido que no le concernía es que se calmó, a partir de ahí, volvió a su estado de serenidad e intensa alegría.
Excepto en estos días, desde que regresó, parece molesto con algo. Sigue siendo el amigo loco de siempre, pero con el adicional de ser sensible a estar molesto, eso sí no es normal en Kai.
—Esa chica dijo que le habías arrebatado a Minho —dijo con voz grave, como un regaño, me miró con el ceño fruncido.
—Yo…no le quite nada.
¿No?
—Lo decía con mucha seguridad.
—Eso es lo que ella cree pero no fue así.
—Además dijo…que llevaba cuatro años saliendo con Minho.
—Sí, eso es verdad…
—Dijo que él no te ama.
Y ahí fue cuando en verdad me enfurecí. Me levanté de un salto y me planté frente a él, con el rostro lleno de ira.
—MinAh dijo muchas cosas porque estaba molesta —le hable fuerte—. Ella sigue pensando que Minho la quiere, que le pertenece.
Fui subiendo mi voz gradualmente.
— ¡Cree que desde el inicio le pertenecía pero no es así!
—Taemin no comprendo —se levantó, fue hacia mí, desafiándome con la mirada—. Esa chica no vacilaba en lo que decía y tú pareces confirmarlo a la vez que lo justificas ¿por qué?
— ¡Él no la quiere, me quiere a mí! —Le escupí con coraje—. Yo…yo sé que le dolió mucho que Minho terminara con ella pero tenía que ser así, ella no podía seguirse engañando.
— ¿Taemin me confundes? —Colocó las manos sobre mis hombros—. Estas agitado y no piensas adecuadamente, cálmate.
Sentía los latidos de mi corazón cada vez más rápidos y dolorosos. Aspire el aire que necesitaba, Kai tenía razón, estaba perdiendo la calma. Lleve mis manos al rostro, luego peiné mi cabello todavía revuelto con ellas.
—Lo siento, es que pensar en ella me saca de quicio. No tengo porque desquitarme contigo.
—Explícame —más que una petición fue una orden—. Quiero comprender porque Minho en vez de hacerte feliz te mortifica la vida.
— ¿Qué?
Negó con la cabeza, arrepentido de lo que dijo pero ya era demasiado tarde, el coraje volvía a recorrer mis venas.
—Lo siento no debí decir eso, pero no pude evitarlo—dejo mis hombros libres, ahora sus manos estaban a sus costados—. Es solo que me preocupas. No quisiera que por su culpa te lastimaran o peor, que él mismo te lastimara.
—No tienes por qué preocuparte por eso—le miré serio—. Fue mi decisión estar con él, y además, no es algo que te concierna.
—Taemin…
—Kai eres mi amigo —aclaré el palideció—, agradezco el apoyo y tu preocupación, pero no voy a arrastrar a nadie en mis problemas—aunque le haya dicho eso sé que insistirá en saber, así que era mejor que lo escuchara de mí.
—Por favor…
—Sé que quieres saber —lo interrumpí—, después de lo que escuchaste creo que es normal que te preguntes que pasa.
Le sonreí.
—No pasa nada serio. Es verdad que Minho era su novio, pero el mismo me confesó que solo estaba con ella porqué se sentía solo y se arrepiente de haberla tenido a su lado con esperanzas de algo más.
Estaba atento a mis palabras, agradecí que no me interrumpiera.
—Cuando nos conocimos era su novio, entre más nos acercábamos más unidos nos volvíamos, empecé a quererlo y a necesitarlo, lo mismo pasó con él hacia mí. Por eso, decidió terminar con MinAh, para terminar con una mentira.
— ¿Y le creíste? —acortó la distancia entre nosotros. Demasiado cerca para mi gusto—. Cuando te dijo que te quiere.
—Kai…
—Perdóname Tae, pero es que no puedo creer que seas tan ingenuo al creerle. Él estuvo mucho tiempo con esa chica —ahora quien perdía el control era él—. Si la ama no dejará de pesar en ella y si lo hace porque solo la uso. Porque así como dices que ha sucedido las cosas parece que le gusta andar jugando con las personas. ¿Qué te hace pensar que no te hará lo mismo que a ella?
¡Dios! No podía creer lo que estaba diciendo, bueno, tiene razón pareciera que Minho es así, reaccionó como lo hizo Joon al inició, pero tenía la esperanza que me apoyará también. Kai no lo conoce, no sabe por lo que Minho ha pasado, pero no me corresponde hablar de ellos, no aquí, no con él.
—Entiendo que reacciones así, pero confía en mí, estaré bien.
—Taemin no quiero que pase lo mismo que con Max. Sufriste mucho por ese idiota —me sorprendió con un abrazo—. Y yo sufrí mucho al verte sufrir.
Algo…no está bien.
—No quería que te sintieras así, discúlpame.
Esas palabras no sonaron como las de un amigo preocupado.
—De haberte dicho lo que sentía probablemente no hubieras pasado por ese infierno.
— ¿De qué hablas?
Sentí claramente su corazón acelerado. Me acarició el cabello y sentí un escalofrió. Era muy incómodo estar así. ¿Por qué? Antes podíamos abrazarnos con naturalidad.
—Que de haber hablado cuando debía tú nunca hubieras salido con Max. Pero el miedo pudo más en ese entonces.
—Kai, no… —nos separamos lo suficiente para vernos a los ojos.
—Me gustas —soltó como quien dice hola.
Me paralice. ¿Dijo lo que creo que dijo?
—Desde mucho antes que salieras con Max, desde la primera vez que te vi a los ojos lo supe. Que te iba a querer siempre.
Me sentía como si algo, enorme y pesado hubiera caído sobre mí y estuviera aplastándome, asfixiándome para matarme ahogado. Di dos pasos hacia tras, tropezando pero recuperando el equilibrio de inmediato. ¿Qué pasa, porque está diciéndome esto?
—Si yo hubiera dicho esto antes, tú y yo.
—No lo digas —choque con la pared.
Así estábamos, mirándonos a distancia, completamente aturdidos por lo que se acaba de confesar. Simplemente no me era posible entender lo que pasa. Kai, es mi mejor amigo, la persona que considere un hermano más, así como Key.
“Él te mira como yo te miro, con amor”
Las palabras de Minho me abofetearon. Pero es que no puede. Se acercó a mí, dejando el espacio suficiente para no sofocarme. Sus ojos ya no expresaban molestia, si no temor y esperanza.
—Taemin…
Escuchamos voces en la planta baja. Parecía que estaban discutiendo. Mire a Kai, entre sorprendido y aliviado, agradeciendo esta oportunidad de escapar momentáneamente de él. No dije nada, simplemente salí de la habitación. Fui directo a las escaleras, hasta la planta baja. Las voces no paraban, y eran más fuertes en dirección al despacho de mi padre. Fui hasta ahí y me quede parado frente a las grandes puertas.
El tallado del cristal no me dejaba ver bien, pero pude identificar a tres personas, dos detrás del escritorio, que eran mi hermano y mi padre, y una de espaldas, que no reconocí hasta que volvió hablar. Y como si el viento se hubiera llevado el mal momento de arriba con mi “amigo”, sonreí de oreja a oreja, entré al despachó y luego me arrepentí de haberlo hecho en ese momento.
Mamá había regresado a casa, estaba más bonita que nunca. Lo único que alcance a oír antes de que se percataran de mi presencia, eran las palabras que nunca esperaba escuchar de su boca.
—Quiero el divorcio.
Re: Mi otra mitad [2min]
Hi! regrese... lo unico que tengo que decir es que ambos capis estuvieron genial y sobre todo cuando el 2min hizo aquello, me alegro del progreso que llevan... tambien me gusto la parte de kai confesándose, juro que tenia ganas de ahorcarlo pero como es posible que taemin no se diera cuenta XD, bueno espero que le deje en claro solo es de minho... ah! y pobre minha, en la vida real la amo!! pero en este fic me saca de quicio y me da lastima la pobre... en fin quiero conti!!!
k.will
SHINee
105
RESPUESTA XD
k.will escribió:Hi! regrese... lo unico que tengo que decir es que ambos capis estuvieron genial y sobre todo cuando el 2min hizo aquello, me alegro del progreso que llevan... tambien me gusto la parte de kai confesándose, juro que tenia ganas de ahorcarlo pero como es posible que taemin no se diera cuenta XD, bueno espero que le deje en claro solo es de minho... ah! y pobre minha, en la vida real la amo!! pero en este fic me saca de quicio y me da lastima la pobre... en fin quiero conti!!!
¡Hola! ja ja gracias a por seguir leyendo esta historia, el 2min es bien pasional y hará sus cosillas siempre ja ja. A Kai y a MinAh los amo u.u pero les complican la vida en esta historia.
Saludos y de nuevo gracias por seguir leyendo. :Hi:
Re: Mi otra mitad [2min]
Holaaaaa ya regrese, ja ja ok no Aquí les dejo el capítulo, muchas gracias a quienes leen la historia e.e
Capítulo 17: Él, yo, nosotros.
Taemin
Siempre he creído que mamá es la mejor mamá del mundo, la más bonita, la más inteligente, la más amble y cariñosa, en fin…un modelo a seguir. Un sueño que todo niño tiene. Ella sonreía sin importar nada, es una mujer fuerte. Ha tenido sus riñas con papá, las normales de un matrimonio, siempre fueron un equipo, incluso cuando Joon se “descarrilo” y se volvieron locos por ello, pero como familia —juntos— salimos de esa mala racha, mamá nunca se echó para atrás ni nos abandonó.
Todo estaba bien, todo era felicidad, incluso cuando comenzó a viajar por negocios pudimos ser una familia estable (oh eso es lo que todos queríamos ver). La verdad es que en todo el tiempo que mamá lleva viajando algo en nosotros cambio, el hilo que nos mantenía unidos poco a poco se fue desgastando, pero al menos yo, no quise darme cuenta o realmente no pude hacerlo.
De una u otra manera me acostumbre a este sentimiento que lastima: extrañarla.
Solo que no imaginé que entre mis ansias de volver a verla, lo primero que escucharía de ella es algo que ciertamente es una locura.
—Quiero el divorcio.
Mi sonrisa se desvaneció, mis manos quedaron a mis costados, me sentía como cuando era pequeño y por una única ocasión presencié una pelea de mis padres. Tenían los mismos rostros de amargura. En aquella ocasión un “lo siento” fue la solución a todo, pero esta vez, creo que no servirá de mucho.
Los ojos de mi padre se posaron en mí luego de un parpadeo, lo que le advirtió a mi hermano y madre de mi presencia en el despacho. Cuando ella giró, y cruzó miradas conmigo, se levantó una barrera imaginaria que me impidió lanzarme a sus brazos y llenarla de besos.
Sí, es cursi, tal vez infantil que quiera recibirla de esa forma, pero es mi madre, la que en este último año apenas ha convivido conmigo.
—Taemin —su melodiosa voz retumbó en mis oídos con eco. Mis ojos se cristalizaron pero reprimí mi llanto, fingiendo satisfactoriamente que no ha causado ningún daño su petición hacia mi padre.
—Hola mamá —le regalé la mejor sonrisa que pude.
—Cariño estas, precioso.
¿Eso es lo mejor que se le puede ocurrir?
—Gracias mamá.
Ella fue quien se acercó y me abrazo efusivamente. Su perfume me inundo las fosas nasales, dulce y fresco, así era. Me besó la frente al separarnos, mire a mi padre que no escondía su frustración, luego me dirigí a Joon, quien no ha parado de sonreírme de manera compasiva.
—Podemos hablar en otro momento —dijo mi padre, se levantó de su silla y se dirigió hacia nosotros—. Es mejor que descanses, acabas de regresar de un largo viaje.
—Lo aré gracias.
— ¿Pueden dejar de actuar como si no hubiera escuchado lo que mamá dijo? —Los fulminé con la mirada, a todos ellos—, no soy un niño, no tienes que hacer tonterías como estas.
—Taemin—papá alzó la voz, dispuesto a regañarme, pero mamá colocó su mano sobre su hombro.
—Lamento que hayas escuchado eso hijo —trataba de sostener su dulce sonrisa, pero el labio inferior le temblaba ligeramente.
Ahora recuerdo de quien herede esa manía.
— ¿Podemos hablar después de que haya desempacado?
—Claro —dije sin emoción—, estaré en mi habitación.
—Gracias cariño.
Me di la vuelta, camine despacio sin detenerme, subí las escaleras a toda prisa, con el corazón acelerado, triste y herido, lo único que quería es tirarme a la cama y ver si podía desaparecer el coraje que me consume. Justo cuando me faltaban algunos escalones Kai apenas bajaba el primer peldaño.
Y recordé su sorpresiva confesión. La incomodidad regresó, no supe que decir, en cambio él, me sonrió como nada pasara.
—Yo…
—Lamento haberte dicho todo eso tan apresuradamente —dijo cabizbajo.
¡Ataques de culpa, ahora no!
—Kai es que ahora no es un buen momento, y tú has dicho…
—Lo sé —me interrumpe de nuevo, baja los dos escalones que le faltaban para estar frente a mí.
Suspira, ambos lo hacemos.
—Lo escuché todo, ustedes, tienden a hablar fuerte.
Me removí nervioso—. Lamento…
—No te disculpes —hizo el intento de tocar mi rostro pero se arrepintió, su mano quedó suspendida en el aire unos segundos, para luego caer a su costado—. No es tu culpa, nada es tu culpa.
—Podemos hablar luego —dije cuando pasó a mi lado, comenzando a bajar. Se detuvo unos escalones antes del final.
—Claro que hablaremos, ahora más que nunca no puedo dejarte solo.
Y se fue, sin dejarme tiempo de decir “no es necesario”. Escuché la puerta cerrarse y no sentí nada de alivio. Retomé mi camino hasta llegar a mi habitación, ya sobre mi cama tome una almohada y la coloqué sobre mi cabeza, escondiéndome de la manera más ridícula de los problemas en esta casa.
Me pregunté una y otra vez la razón por la que mamá haya tomado esa decisión de divorciarse. ¿Qué paso? ¿Por qué tan de repente vino y solo a esto? Me sentí decepcionado, malhumorado…triste. Cerré los ojos con fuerza tratando de ordenar mis pensamientos, sobre los acontecimientos de este día. Entre Kai, mi mamá y Joon me han vuelto loco, pero una agradable sonrisa se forma con mis labios cuando pienso en la persona que parece haberme hecho muy feliz este día.
Minho.
Sentí mi cuerpo mecerse y una voz llamándome, con pereza abrí los ojos, lo primero que vi fue una sombra negra, cuanto más se aclaraba mi visón reconocí a la persona que me llamaba.
— ¿Mamá? —me incorpore, tallándome los ojos como un niño.
— ¿No cenarás?
—Cenar…
Abrí los ojos de golpe en cuanto dijo eso, mire al reloj junto a mi cama, eran las 9 pm, mi estómago gruño como una fiera, mire a la esquina de mi cama, mi libreta yacía abierta con el lapicero negro escondido entra algunas hojas.
— ¡Maldición! —dije y luego me reprendí al recordar que no estaba solo.
Mamá sonrió, aparentando ser una dulce y tierna mujer de 38 años, pero luego me pellizco el brazo con fuerza, me retorcí de dolor al instante. Me disculpe, ella sonrió de nuevo, esta vez más relajada.
—Te he dicho que no maldigas —hice una inclinación con la cabeza.
Ahora ella me acaricia el cabello.
— ¿Entonces vas a cenar?
La mire atentamente, preguntándome como podía estar tan serena y tranquila, era un imagen diferente a la que me encontré cuando estábamos en el despacho. Una oleada de tristeza me invadió.
—Tú papá y tu hermano se han adelantado el comedor.
Fruncí el ceño, ella al darse cuenta suspiro.
— ¿Te preguntas como puedo estar tan tranquila después de haberme escuchado pedirle el divorció a tu padre?
No respondí, era obvio.
Se sentó a mi lado en la cama. Pareciera que hoy mi habitación es un lugar ocupado para las charlas profundas y revelaciones impactantes. Con los dedos paso un mechón de su cabello castaño detrás de su oreja.
Sí, el mismo color castaño que le mío, una cosas más que agradecerle a la herencia genética.
Aun con todo el enojo no puedo evitar no abrazarla y decirle cuanto la extrañaba, ella se aferró a mí, acariciando mi espalda, lento y pausado, me dio un beso en la frente. Sonreí de pura felicidad, la he esperado tanto.
—Disculparme cariño —dijo con un voz ahogada—, sé que debí avisarles que venía y que no debiste escuchar lo que te quería decir cuando fuera adecuado.
— ¿Adecuado? —Dije con desagrado—. ¿Te refieres a cuando ya hubieran firmado los papeles de divorcio?
Se quedó muda por unos instantes, nunca me había visto tan molesto. De hecho ni yo tampoco. Aclaró su garganta, su mirada se hizo triste, me atrevería a decir, aceptando la culpa de algo que no sé si sea eso: su culpa.
—Tienes razón, debí decirte.
— ¿por qué quieres divorciarte de papá? ¿Te ha tratado mal? ¿Te engaña?
—No, no, no —dijo rotundamente—, Taemin tal vez sea más complicado o estúpido, depende de cómo lo veas.
—No entiendo —dije desesperado.
—Simplemente…ya no hay amor.
Me quede paralizado, examiné su expresión desolada, sus labios ligeramente fruncidos y sus ojos brillantes. Algo se había roto en ella, lo podía percibir.
—Mamá…
—Sé que te parecerá algo tonto—sonrió con tristeza—. Pero la vida de tu padre y la mía se han…alejado mucho. Él en su compañía, yo en mi trabajo, lejos de ustedes…
—Entonces quédate —supliqué.
Sí, solo con ella, con mis padres soy capaz de suplicar.
—No es tan fácil cariño.
— ¿Por qué? ¿Ya no amas a papá? ¿Es eso?
Pensó cuidadosamente la respuesta. Entre cerró los ojos, luchando por decir las palabras adecuadas.
—El amor ya no es de la misma intensidad que antes, estoy cansada hijo, muy cansada. Es culpa de los dos, tú padre también lo ha aceptado así.
Le pregunté el “por qué”, ella dijo de nuevo que era la distancia, que entre ellos, el hilo que los había unido al inicio se fue desgastando hasta el punto de romperse. A inicio de sus viajes, mi madre llamaba, charlaba un rato con nosotros y listo, luego papá se encargada de despedirla, pero al pasar el tiempo dejaron de hacerlo.
Así termino nuestra conversación, con más dudas que al inicio y pocas repuestas que me convenzan, entre ellos pasa algo más, y de nuevo siento que estoy enterado. Genial. Ella me prometió un conversación en la que pueda preguntar lo que quiera, pero que por ahora, era mejor ir a cenar.
Sinceramente la cena fue un rotundo fracaso, la incomodidad nos carcomía en los primero veinte minutos, luego Joon dijo algo gracioso y el aire tenso se fue dejando una especie de agradable sensación familiar.
La cena termino, cada quien regresó a sus asuntos. Antes de salir de la cocina, parado en la puerta de acceso, vi a papá acercarse a mamá, ambos exhaustos, ambos más serenos, pero con la misma expresión de dolor en sus rostros.
Y yo…yo solo esperaba que ambos recapacitaran de la locura que quieren cometer, aunque mamá diga que el amor se ha ido, yo no puedo creerle del todo, pero sí es la primera vez que los he visto tan cerca y tan lejos uno del otro.
~
La conversación con Key resulto ser productiva, como siempre. Escuchó atento, los acontecimientos del día anterior: Minho, Kai, mamá.
Claro que en cuanto a Minho, me reserve ciertos detalles para mí.
Terminé al tiempo que Key le daba el último sorbo a su malteada de fresa, la misma que le compre porque no dejaba de quejarse del calor y lo que la deshidratación podría hacerle a su piel. Entre insistencias por su parte, fuimos a comprar aquella bebida y luego charlamos en el camino a casa.
—Lamento mucho lo de tu mamá —me encogí de hombros, tratando de restarle importancia.
Él frunció el ceño. Ya estábamos a dos cuadras de mi casa cuando me hizo detenerme bajo la sombra de un árbol. Me invitó a sentarme en las escaleras que daban hacia una residencia.
—No te hagas al fuerte conmigo, no lo necesitas —me palmeo el hombro—, seguro tu mamá entrará en razón, yo tampoco creo que haya dejado de amar a tu padre, seguro es una crisis matrimonial, y es como ella dice “la distancia”, eso es lo que les ha hecho mal, podrán resolver este problema.
Asentí. Me sentía más aliviado, al menos en ese tema.
—Y… ¿Kai no ha llamado?
Dije que si —.Me llamo cerca de las diez, quiere verme, insiste en ir a ese parque que frecuentábamos antes que se fuera.
Negó con la cabeza—. Ese chico...tardó demasiado en escupir la verdad.
— ¿Tú lo sabías? —no reprimí el tono alarmante de mi voz.
—Tae —enfatizo mi nombre—, el único que no sé daba cuenta de lo sentía Kai eras tú.
Abrí la boca para reprocharle el hecho de que no me haya contado algo tan importante, pero preferí cerrar la boca. Sea como sea, tiene razón, Minho incluso a poco tiempo de conocerlo vio al verdad de sus intenciones, aunque al principio creí que eran alucinaciones provocadas por celos, ahora sé lo tonto que he sido.
Kai sentía algo hacia mí desde hace años y yo simplemente no lo vi.
—No te sientas culpable—dijo, adivinando mis pensamientos—. No leo la mente —continuó—, es que te conozco de hace mucho.
—No sé qué haré con él…—doy un largo suspiro—. Siempre le he visto como mi amigo, como mi hermano, así como tú.
—Eres un tonto, ese es tu problema.
Fruncí el ceño.
—Insisto, no te sientas culpable. Kai también tiene que aceptar que no habló cuando debía y, también debe comprender que después de Max, te era imposible pensar en tener una relación con alguien.
—Fue difícil tener que verlo después de lo que dijo. Hasta ahora no creo que pueda mirarlo a los ojos sin recordar ese momento.
—Pero tienes que hacerlo. Aunque parezcas un maldito, tienes que desaparecerle toda esperanza de amor correspondido.
—Pero…
—O… ¿es que piensas en darle un pequeño rayo de esperanza?
— ¡No!, no podría, no puedo.
—Pues eso debes dejárselo claro.
Me despeinó el cabello con sus blancas manos. Su sonrisa maternal apreció, estaba dándome ánimos, diciéndome sin palabras que debía hacer lo correcto. Así es Key, hablando siempre sin hablar.
—Lo haré —le dije—, aunque no creo que le sea fácil entenderlo.
—Eso está más que claro, pero no es tu culpa haberte enamorado de Choi.
~
Creí que mi tarde terminaría en: yo sobre mi cama, pensando en cómo decirle a Kai que sigamos siendo solo amigos porque no podría corresponder a sus sentimientos. Pero gracias a una llamada no tuve que preocuparme por eso, al menos por el momento.
Minho llamó, preguntó si tenía la tarde libre, cuando le pregunte el motivo dijo: Solo quiero verte. Debí tener el rostro de un loco enamorado porque no podía dejar de sonreír cuando lo dijo. Quedamos de acuerdo que pasaría por mí, cerca de las seis.
El tiempo pasó rápido y cuando me di cuenta, el timbre de la entrada principal sonó con fuerza. Apenas terminaba de colocarme los converse negros cuando baje por las escaleras.
Mi desesperación por abrir la puerta no pasó desapercibida por la mirada de mi madre, que iba exactamente a eso. Ella se quedó parada cerca de la escalera, observándome curiosa.
Abrí la puerta.
—Hola —la voz de Minho hizo eco cuando me saludó.
Una camisa de mangas largas y un pantalón ajustado de color negro, junto a sus zapatos Vans, eran o que complementaban su apariencia de modelo. ¡El maldito no llevaba nada complicado y se veía espectacular! Y yo…bueno mi estilo no es tan complicado: camiseta, skinny azul y mis converse.
Una de sus manos fue directo a mi cabello, paseo los dedos cerca de mi oreja y me encogí por la sensación. En un recuerdo tan claro, vinieron las imágenes de la vez que estábamos en su casa. Besándonos, tocándonos, haciendo de todo en esa cama.
Mis mejillas se tiñeron de rojo, aun no me acostumbro a eso de parecer o ser lindo. No cuando me he reprimido tres años a cualquier reacción amorosa.
—Buenas tardes.
La voz de mamá me hizo recordar su presencia. Minho se inclinó para saludarla.
—Minho —lo llamé, sus grandes ojos negros fueron a mí—. Te presento a mi mamá.
Y claro que no esperaba encontrarla aquí, no le había podido comentar nada al respecto. De nuevo se inclinó para mostrarles sus respetos, me reí al verlo tan nervioso.
—Un gusto conocerla —mamá se acercó, le sonrió dulcemente.
—Igualmente.
No sé si fue mi imaginación, pero me pareció ver un leve sonrojo en ella. De repente se cubrió el rostro con las manos, asustándonos a ambos.
— ¿Mamá?
—Taemin no puedo —me acerqué preocupado—. Este chico es muy guapo.
— ¿Qué? —dijimos al unísono. Nos quedamos paralizados ante su revelación.
— ¿Cómo te llamas? —siguió la conversación sin darle importancia a lo que dijo segundos atrás.
—Choi Minho, es un placer señora Lee.
—Oh no cariño, créeme, el placer es mío.
—G…gracias…
—No, no me hagas mucho caso —rio—, es que una mujer como yo no siempre puede encontrarse con gente tan guapa.
—No diga eso, yo no creo ser lo que dice, además…usted es muy bella —Minho me miró—. Ambos los son.
Entonces a mamá pareció brillarles los ojos cuando dijo eso. Nos miró uno a la vez repetidas veces y al final esbozo una enorme sonrisa.
—Lee Taemin —dijo aun sonriendo—. ¿Cuándo pensabas decir que este chico es tu novio?
—Mamá —dije nervioso. ¿Cómo supo eso?
— ¡Dios santo! ¡¿Dónde conseguiste semejante pedazo de hombre?!
¿Tengo que mencionar que esta situación es totalmente incómoda para mí? mamá parece disfrutarla, y por la risita tonta de Minho parece que también lo goza. Me removí nervioso, hasta ahora no había necesidad de mencionar que salía con él, pero dado que mi madre llegó de improvisto no reparé en decirlo.
Ahora mismo, esta situación…es extraña. ¿Yo presentar a mi novio? Yo no sé hacerlo, a mis 19 años nunca he presentado a alguien como novio, o novia o lo que sea, mi fama de chico indiferente la tenían bastante clara, supongo que su sorpresa es comprensible.
Pero lo que no es comprensible es ese exceso de halagos a Minho.
— ¿Cuántos años tienes? —dijo emocionada.
—25
—Tan joven —dijo en un suspiro.
Si no fuera mi madre y no supiera que está lo suficientemente impactada por ver a Minho, diría que se ha enamorado a primera vista de él, así, como una adolescente, tan loca y viva.
—Eres muy atractivo —fue directa—, entiendo por mi hijo está saliendo contigo, eres alguien no pasa desapercibido.
Minho se echa a reír y yo frunzo el ceño.
—Aunque mi hijo—me mira— tampoco es alguien que no puedas dejar de ver —dijo orgullosa.
—Estoy de acuerdo con usted —Minho me observa, con ternura. Siento una oleada de calor que me sofoca, volteo el rostro hacia cualquier lado que no sean estas dos personas.
—Mamá, otro día... —iba a decir “si es que no te has ido”—, íbamos a salir.
Su expresión facial se relaja, creo que ha comprendido que no me siento cómodo hablando de nosotros ahora. Supongo que no puedo esconder el enojo en mi voz. No es que no quiera contarle lo bien que me siento con Minho, pero no puedo dejar pasar lo mucho que se ha perdido por estar en el trabajo.
Mucha lejanía, eso no me gusta.
—Solo una pregunta más antes de irte Taemin —se acerca, acaricia mis hombros con sus manos—. ¿Tú padre y tu hermano lo saben, cierto?
Y ahí, fue cuando el enojo se convirtió en nervios. Parpadee varias veces antes de decir algo, mire de reojo a Minho que no dejaba de morderse el labio. Esto es una locura, no somos niños para estar jugando a escondernos, llevamos meses saliendo, ya no hay nada que ocultar.
—Le ruego me disculpe —Minho habla antes que yo, sorprendiéndome—. Al inicio decidimos no decirle a nadie de nosotros —mamá arqueo la ceja—. Estábamos acostumbrándonos a esta nueva situación, pero no crea que nos escodemos, solo es complicado.
—No creo que mi esposo…—sonrió con tristeza—. No creo que tengan problemas al decirle…
—Es como dijo Minho —interrumpí—, fue algo complicado, pero no te preocupes, Joon ya sabe, bueno lo supo siempre.
—Está bien —me abrazó.
Sentí mi corazón desbocarse de alegría. Con mamá los abrazos no faltan, otra cosa más que extrañaba de ella, además de su dulzura y su buena forma de calmar a la gente. Me palmea la espalda, como diciendo “hijo no sé lo que pasa, pero no debe ser tan malo como debes estar pensando”
El cómo se dio nuestra relación es lo que me pesa decirle, aunque no creo que reaccione como lo hizo Joon.
—Creo que platicaremos luego de eso. Mejor vayan a donde tengan que ir.
—Gracias señora.
—Vamos chicos, vayan —y nos toma de los brazos, casi arrastrándonos a la puerta.
Antes de salir, me dedico una mirada comprensiva, sus ojos se hicieron pequeñas ranuras.
—Luego hablaremos Tae —yo asiento—. Cuídense —le dijo a Minho.
—Lo traeré a salvo —dijo en tono juguetón, rodé los ojos.
—No ruedes los ojos —dijeron mi mamá y Minho.
Y en la reprimenda de ambos, volví a rodar los ojos.
~
—Pareces aburrido.
— ¿Ah?
Sus hermosos ojos oscuros me observan, tiene una mano sobre el volante y la otra acariciando mi cabello. La luz roja del semáforo parpadea indicando que cambiaría en poco tiempo.
— ¿Quieres ir a ver una película?
Agradecía enormemente que Minho me haya sacado de casa, necesitaba un respiro, una distracción, algo en que ocupar mi mente o más bien, alguien con quien pasar el tiempo.
Negué sacudiendo la cabeza de un lado a otro.
—Mejor, vamos a tu casa.
El semáforo cambio a verde y arrancó el auto.
—Creí que, bueno, que querrías ir a otro lugar, al centro comercial, al cine, a comer, la boliche…
—El lugar al que quiero ir es a tu casa, contigo.
— ¿Pasa algo?
— ¿Que un chico no pude simplemente ir a casa de su novio para que le preparé algo de cenar? —digo enarcando una ceja.
— ¿Así que… quieres que cocine para ti?
—También quiero tu compañía y si me preparas algo de comer sería el chico más feliz del mundo.
Se echa a reír haciendo que sus ojos grandes se vuelvan pequeños, me rio también pero por razones diferentes, es increíble que cada día que paso con Minho me doy cuenta de que tan cursi puedo ser, ¿Por qué? Bueno es simple, adoro como se ve cuando ríe, amo la blancura de sus dientes, su olor a masculinidad, su altura, su voz ronca que logra transformarse en suave y sensual cuando quiere.
Y, sobre todo, amo esa manera tan fácil que tiene para hacer un día gris a uno de mucha luz, aunque sea solo por una sonrisa.
Cursi…m…no está demás ser cursi de vez en cuando.
—Ok —dice sin borrar su sonrisa—. ¿Qué le apetece comer al señor?
—M… que será bueno —me cruzo de brazos, golpeo mi labio inferior con el dedo pulgar.
En realidad lo que sea que preparé está bien, solo quiero pasar esta noche con la panza llena y si él me alimenta estaría perfecto. Lo sé, algo tonto y fuera de mi personalidad, pero como ya dije, estoy siendo muy sensible a “las cosas de novios, románticas y melosas”
—Lasaña —digo seguro.
—Wow.
— ¿Qué pasa? ¿No sabes prepararla?
—No es eso, es que no pensé que sugerirías eso.
—¿Entonces…?
—Entonces tendrás que esperar porque no tengo todos los ingredientes en mi refrigerador y tendremos que pasar al supermercado.
—Probaré tu habilidad en la cocina Minho, así que sorprenderme con una rica lasaña.
—Oh señor, créame que le gustará mi sazón.
—Sería otra cosa más que me guste de ti.
Lo último salió de mi boca sin consentimiento de mi cerebro, Minho sonrió aún más y yo solo quería escapar de su mirada llena de ternura y felicidad de haberme escuchado decir aquello.
— ¡No te rías y conduce! —lo regañó.
—Mi Taeminnie —dice con voz chillona—. Hablas como un hombre enamorado.
—Y tú hablas como un idiota al volante ¡concéntrate o tendremos un accidente!
Cuando estábamos en el supermercado estaba quejándome y diciéndole que se concentrara en la búsqueda de los ingredientes faltantes, pero él simplemente actuaba más meloso y como un gran tonto que no para de sonreír. El único momento en que lo vi cambiar radicalmente de actitud fue cuando pagamos en la caja los alimentos comprados, ya que el joven que nos atendió no dejaba de coquetear conmigo a pesar de mi rostro de “haz tu trabajo y déjame en paz”.
Nadie salió herido, esa es la buena noticia. Apenas vi una señal de pelea entre ellos, tome de la oreja a Minho y lo arrastre con todo y bolsas al estacionamiento, sin importar las miradas curiosas y las risas de los clientes.
Dos horas después, aquí estoy, sentado, con las manos apoyadas sobre la losa de la barra de la cocina, mirando curioso cómo Minho maniobraba con los sartenes, usando un clásico mandil blanco atado a su cintura, con las mangas de su camisa recogidas hasta los codos, contemplando su espalda ancha y como los músculos de esta se mueven como si siguieran al ritmo de una canción que no puedo escuchar pero que parece que su cuerpo sabe de memoria.
Media hora más y le horno nos avisa que la lasaña esta lista, me asomo para ver la gran obra maestra que tanto Minho presume. Mi estómago no gruñe, si no ruge al oler el aroma de la carne que a petición personal hice para la lasaña.
Minho deja el refractario sobre la losa, quitándose los guantes con los que lo sacó del horno.
—Taemin.
—M…—dijo sin verlo. Estoy totalmente concentrado en la lasaña.
—Estas babeando.
Su dedo índice roza la comisura de mis labios y me doy cuenta que ha limpiado una pequeña gota de saliva. De nuevo su risa matadora entra en acción y no puedo más fruncir el ceño.
—Comida —señalo con mi dedo la olorosa lasaña—. Esto pasa cuando hay lasaña tan cerca de mí.
—No comprendo cómo es que estas tan flaco si comes por seis personas.
—Tengo un buen metabolismo —presumo, como si fuera realmente importante—. Aunque quiera no subo de peso con rapidez.
—Vas a quedar gordo —se quita el mandil y lo deja sobre una de las sillas—. Pero aunque tuvieras treinta kilos de más no habría diferencia.
— ¿En qué?
—Seguiría locamente enamorado de ti.
Nos miramos largos segundos, no sé qué estaría pensando él, pero yo solo trataba de controlar los latidos de mi corazón, que ahora mismo parecían caballos corriendo por un campo abierto. Lo que no evité fue el tinte rojo que marcaron mis mejillas. Me mordí el labio inferior.
—Comida acompañada de halagos —ladee la cabeza—, es bueno.
—Oh sí.
Más rápido fue en busca de un plato, un tenedor y una botella de champagne de lo que yo tarde en saborear la comida en mi boca solo con el olor. Corto la lasaña en seis pedazos, era mucho, pero con el hambre que traía será suficiente. Se sentó.
— ¿uh?
— ¿Qué pasa?
—Solo serviste en un plato —dije algo decepcionado.
—Con eso tenemos.
—Pero…
—Ven —palmeo su rezago, quería que me sentara sobre él.
Explote en risas.
—Minho…
—Ven —me halo del brazo y me hizo sentarme en sus piernas.
Mentiría si digiera que no es cómoda esta posición, podía ver de cerca sus ojos y espesas pestañas que revoloteaban en cada movimiento que hacían. La mano que me sostenía de la cintura me apretaba ligeramente hasta sentir la calidez de su cuerpo.
Mi corazón otra vez estaba como un potro salvaje.
—Minho tengo hambre —chille. Enserio tenía hambre y estar tan cerca de la comida no ayudaba.
Acercó el plato y con el tenedor fue cortando la lasaña en trozos más pequeños. Me ofreció un trocito con el tenedor, pero cuando iba a tomarlo con la mano lo alejo de mí de inmediato.
—No.
—Pero tengo hambre.
—Abre, di “Ah”.
— ¿Enserio vamos a jugar a eso? —me queje.
Apretó más mi cuerpo hacia el suyo, acercando su rostro al mío aprovecho para capturar mis labios con los propios. Un beso inesperado y profundo que fue bienvenido. Lo necesitaba, mucho.
—Te he notado triste este día —dijo sobre mis labios, respirando fuerte—. Y como parece que no pretendías decirme nada tengo que recurrir a esto para decirte que puedes confiar en mí—un beso corto—, puedes decirme, me preocupa que no lo hagas.
Me sentí pequeñito, un ser miserable. Claro que confió en él, pero no es mi intensión arrastrar mis problemas a todos lados, menos con él.
—Lo siento —acaricio su mejilla—. No es nada…
— ¿Es por tu madre? —no respondí—. ¿Qué pasa con ella?
—No es nada.
—Taemin, dime que es —de nuevo guarde silencio—. Te he dicho que quiero ser parte de tu vida, así que no me excluyas de ella.
—No es mi intensión hacerlo.
—Entonces dime.
—Le pidió el divorcio a papá —dije con fastidio.
—Lo siento.
—No hablemos de ellos ahora.
— ¿Es solo por eso que estas triste?
—Es una noticia suficientemente triste.
—No lo estés, tal vez ella esta confundida.
—Dijo que el amor se le acabo, que la distancia les hizo mal.
—Entonces solo necesitan encontrarse de nuevo.
— ¿Crees que será así de fácil?
—Vale la pena intentarlo.
Lo abrace, busque la protección de sus brazos y comprendió que lo necesitaba. Sus manos tan inquietas pasean en mi espalda, delineando cada hueso de mi columna, relajándome y a la vez estremeciéndome.
—Me gusta cuando haces eso.
— ¿Qué cosa?
—Tocarme —entonces sus manos se colaron bajo mi playera, tan cálidas y suaves.
— ¿Por qué te gusta que te toque? —beso mi oreja y de inmediato todos los vellos de mi cuerpo se erizaron.
—Porque me haces pensar en que no hay nada más que tú, que los problemas pueden esperar y concentrarme en ti.
— ¿Soy una especie de distractor?
—No, no un distractor, eres más que eso, eres…un sanador.
Sentí su cuerpo temblar por sus propias risitas. Nos separamos un poco, lo suficiente para vernos a los ojos y entregarnos a otro beso apasionado, trataba de acomodarme mejor pero la silla era muy pequeña y casi nos caemos.
Así que, Choi entró en acción y me cargo hasta llevarme a una de las habitaciones de la planta baja, donde me recostó sobre una enorme cama. Supongo que la lasaña tendrá que esperar ya que le hemos dado prioridad a otro asunto, uno muy importante.
—Minho tengo hambre —dije ya que nos habíamos alejado de la cocina y el olor de la a carne había desaparecido.
—Yo también tengo hambre Taemin, mucha hambre.
Y por el brillo de sus ojos supuse que no era de comida. Se inclinó de nuevo, creí que me besaría pero en lugar de eso fue directo a mi oído y susurro:
—Gracias por considerarme tú sanador.
Luego besó mi oreja, bajo a mi cuello, dio una pequeña lamida. Gemí al sentir los poros de su lengua y la humedad de la saliva. Mi cara enrojeció, no, todo de mí enrojeció.
—Tú eres para mí, un salvador.
— ¿En qué modo se supone que te salvé? —dije con la voz entrecortada.
Se tumbó completamente sobre mí, acurrucándose a mi cuerpo, con una mano sobre mi pecho y su rostro en el espacio entre mi cuello y mi hombro. Atrapa en mechón de mi cabello y lo enredada a uno de sus dedos.
—Me sacaste de un hoyo en el que no sabía que estaba, y te atreviste a mirarme a los ojos y mostrarme el error en el que vivía.
Su mano paseo por mí mis costillas hasta bajar a mi ingle, un lugar en que encontró divertido acariciar y sin darme cuenta, desabotonó mi pantalón.
Gemí más fuerte cuando su mano se coló dentro de mi ropa interior y acaricio cada parte de mi miembro. Los deliciosos choques eléctricos no se hicieron esperar, el vientre me hormigueaba, un dolor punzante en la cima de mi pene me hizo retorcerme de placer.
—Minho…no…hagas eso… —jadee.
—De alguna manera tengo que agradecerte… ¿no crees? —su voz poco a poco se fue haciendo más ronca, más sensual, con más deseo.
Arquee la espalda al sentir sus dedos jugar con mis testículos, mi cuerpo quemaba y se consumía bajo sus toques. Mi pecho subía y bajaba, pequeñas gotas de sudor se formaron en mi frente.
—Considérame alguien que te ama mucho, quien no te dejaría solo, quien no puede resistirse a ti.
Mi espalda se arqueaba cada vez más y lo aprovechó para meter su otro brazo bajo ella y girarme para morder mis labios. Pero no iba a quedarme quieto, no cuando está provocándome a hacerle cosas.
Gire por completo sobre él, quedándome encima, todavía tenía su mano dentro de mis pantalones. Así que a duras penas logre colocarme en el lugar adecuado, aquel donde su pantalón estaba abultado y parecía que iba a reventar.
Me moví, de arriba abajo, de un lado al otro, despacio, impacientándolo.
— ¡Ah~ Taemin!
A pesar de que me movía no sacaba su mano, habíamos entrado en una lucha de resistencia, aunque parece que ninguno quiere ceder no tardaríamos en explotar.
—Ah…ay…eso, se siente bien Minho~ —y me refería a las caricias que le hacía a mi pene, desde la base hasta punta, apretando de vez en cuando.
Mi cuerpo entero tembló, todo a mí alrededor pareció desaparecer al instante, dejándome solo con Minho, con sus maravillosas manos en mi carne, con sus palabras que siempre son acertadamente dulces.
Mi salvador. Lo escuchaba susurrar, con los ojos cerrados, frunciendo el ceño porque seguro el dolor en su parte baja era insoportable. Lo sentía cada vez más duro, cada vez más tenso así que pensé en algo para aliviarlo.
Resistiéndome todavía a correrme sobre su mano, detuve los movimientos de mi cadera, me deslice hacia tras ignorando su reproche por hacer que soltara mi pene. Le sonreí, malicioso, casi sucio.
Mi nariz paseo por sobre su ombligo besando algunas porciones de piel.
— ¿Taemin…que…que haces?
—Algo para liberarte —dije sin pausa.
Mis dedos fueron rápidos en desabotonar su pantalón, y así mismo lo fueron para bajarlo junto con el bóxer negro, su imponente miembro salió, perfectamente erecto y vivo. Me relamí los labios.
—Tae…no es…necesa…¡Por Dios!
Era demasiado tarde, lo había atrapado con mis labios, aunque mi boca no lograba cubrir toda la extensión me ayude con mi lengua para compensarlo, Minho realmente está bien dotado, esta parte de su cuerpo es tan blanda y dura la vez, me encanta.
Sus manos tomaron mis cabellos largos, trataba de no halarlos con fuerza aunque a veces no lo lograba. Para ser sincero, esta es la primera vez que hago este tipo de cosas, así que estoy nervioso, no sé si lo estoy haciendo bien o mal o si lo está disfrutando de verdad, pero, aquí estoy.
Siendo una persona diferente de la usual. Descubriendo, gracias a él, que también puedo hacer esto: seducir —o eso creo que hago—, satisfacer, agradecer, corresponder.
Me gusta que me toque, me gusta que hable de nosotros como si sonara un “por siempre felices”. Me gusta que me enloquezca, que en cada caricia me haga vibrar y desaparecer el miedo del pasado.
Me gusta que me sane y me haga suyo en el proceso.
Su cuerpo tembló, estaba por terminar, lo mordí solo un poco y al sentir como su semen llenaba mi boca, sonreí satisfecho, me incorporé con los ojos brillosos, tragando despacio el líquido espeso que lentamente se deslizaba en mi garganta.
Apenas me dio tiempo de tomar aire cuando se abalanzó a mí y me atrapo entre sus brazos para besarle con locura, no escatimó en las mordidas a mis labios, ni en su lengua enredándose a la mía. Sus manos fueron hasta mis nalgas y las apretó para pegar nuestras caderas al igual que nuestros miembros.
Gemía, fuerte, muy fuerte.
Termine estampado a la cama, con él sobre mí. Me quitó la ropa de la cintura para abajo, toda. Abrió mis piernas para colocarse en medio de ellas. Ahora es él quien se relame los labios, su mirada estaba transformada a la de alguien diferente, era un Minho salvaje, con hambre, ansioso por ir por su presa.
—Es mi turno Taemin.
Y Oh Dios, esa voz. Esa maldita y sexy voz ronca que surgió de su garganta, me hizo ponerme más duro y sentir una escalofrió en mi espina dorsal. Se inclinó, besando por donde quiso, mordiendo lo que pudo y por fin atrapar mi pene en sus labios.
Estaba extasiado, perdido en una mezcla de sensaciones únicas. No escuchaba nada, no pensaba nada, solo había placer, manos, bocas, jadeos, gimoteos y dos personas que no quieren separarse.
Lo entendí, el me necesita, como yo no necesito, él me quiere como yo lo quiero, el me desea, como yo lo deseo. Y con esa unión de deseo y necesidad, de cariño y seguridad podemos amarnos de verdad.
Y pensé por primera vez, que eso de tener un alma gemela, debe ser verdad, porque no podría alejarme de Minho, no lo soportaría, el complementa mi existencia, ha llenado un vacío que no sabía que tenía, así como yo lo he sacada el hoyo en el que dice, no sabía que vivía.
¿Minho te sientes igual, cierto? Que no podemos vivir uno sin el otro.
Re: Mi otra mitad [2min]
hi!!! yo regrese :)... primero que nada, increible capitulo! sin duda alguna estuvo muy bueno y sobre todo el final jajajaja.... es triste lo de sus padres, espero se solucione pero con un hombre como minho quien no supera cualquier problema y la reaccion de la madre de taemin cuando lo conocio fue muy chistosa jajaja... quiero conti pronto :)
k.will
SHINee
105
Re: Mi otra mitad [2min]
Hola(?) :v ya regresé.
Lamento mucho haberme desaparecido, pero tuve algunos problemas. Una enorme disculpa a quienes leen la historia, enserio que no fue mi intensión. Pero aquí estoy, y aquí les dejó un capítulo más.
Disfruten.
Capítulo 18: El mismo de siempre.
Minho
Lo besaba en el cuello, bajo su mentón, en la espalda, cerca de su clavícula, detrás de su oreja, en la nuca, incluso en sus costillas y no me cansaba del hermoso sonido de sus gemidos. La cercanía con Taemin ciertamente ha sido mucha, del miedo que sentía al inicio ya casi no queda nada, pero aun así sigue temblando pero por una razón diferente, el placer, el placer que mis toques le provocan.
Hacia un esfuerzo enorme, tratando de controlar mis ansias de hacerlo mío. Me agrada saber que se ha acostumbrado a mí, y que ha entendido que no pretendo lastimarlo. El cuerpo me quema nada más de abrazarlo, su aroma es mi aire para respirar, me siento malditamente enamorado, un amor indescriptible y diferente al de Minjung.
Tanto su cuerpo como su alma están siendo míos, y eso me hace muy feliz.
—Si no me sueltas no llegaré esta noche a mi casa —dijo en un susurro, mientras me dedicaba a besarle el cuello, procurando no dejar demasiadas marcas. Ahora mismo mi sillón es el lugar adecuado para atraparlo.
Hemos estado en mi casa desde que él salió de la Universidad, como casi todos los días de esta semana, creando una especie de rutina para vernos con frecuencia. Lo malo de esto es que no siempre puedo dejarlo ir, se me hace difícil tener que soltarlo, me gusta tener mis brazos alrededor de su cintura, aunque me regañara y digiera que me estoy mal acostumbrándome a ello.
—Eso es lo que quiero, que no llegues a tu casa.
Me golpea le brazo mientras ríe, eso quiere decir que no está molesto y que incluso no quiere irse. Lo beso aunque ya lo he hecho repetidas veces esta tarde, sus labios quedan más rojos e hinchados que hace un momento.
—Pero tengo que —dice con calma.
—Desearía que vivieras conmigo.
Sus ojos se agrandaron en cuanto lo dije, solté una risita, se veía muy chistoso.
—Yo también quisiera —y ahora el sorprendido soy yo.
— ¿Enserio? —asintió.
—Pero no puedo hacerlo ahora…—y su voz se fue apagando.
— ¿Por tus padres? —de nuevo asintió.
—Es algo tonto… ¿no crees?
— ¿Para nada? —Le acaricié el cabello, hundiendo mis dedos en los hilos castaños—. Estar preocupado por la seguridad de tu familia no es tonto. Créeme se lo que estás sintiendo.
—Ahora recuerdo—dijo frunciendo el ceño—, habías mencionado que tus padres tampoco se llevaron bien hace tiempo.
Solté un suspiro.
—Si algo así, ellos solían discutir mucho cuando era más joven.
— ¿Qué tan joven?
—Nueve años.
—Eras un niño —y pude ver la sombra de la tristeza en su rostro.
—Pero como dije, ellos pudieron arreglarse, aunque a veces tienen sus arranques de ira. Pero no es lo mismo que antes, ahora yo soy un adulto, y puedo comprender mejor lo que pasa entre ellos.
— ¿Estás diciendo que no te importaría que ellos se separaran?
—No, no quise decir eso. Solo que, ahora que soy grande puedo comprender mejor la situación.
De repente se quedó callado, mirando algún punto alrededor de esta sala, pensando y pensando, para luego regresar su atención en mí. Sus delgados dedos pasearon sobre mis hombros.
—Le has caído muy bien a mi mamá —cambia de tema, supongo que no quiere hacerme sentir mal hablando de las peleas entre mis padres.
— ¡Oh, mi querida suegra! —digo con entusiasmo.
Taemin chasquea la lengua—. De alguna manera te las arreglaste para volverla loca.
—Mi simple presencia hace eso con cualquier mujer —me golpeo el hombro con sus nudillos. Me retorcí de dolor, porque si me dolió y mucho.
—No seas tan presumido —rodó los ojos con fastidio—. Mi madre siempre ha sido alegre, pero ahora esta vuelta loca como una adolescente, no para de repetir que…
— ¿Qué cosa? —dije curioso, animándolo a seguir hablando ya que había dejado la frase a medias. Las mejillas de Taemin se coloraron levemente.
—Que no pude haber hecho mejor elección.
Me regocije con semejante noticia, lo abrace y besé. El hecho de que fuera aceptado por alguien de su familia me deja tranquilo.
—Creí que nunca podría agradarle a alguien de tu familia —frunció el ceño.
— ¿Qué quieres decir?
—Bueno, es que a tu hermano parece que todavía no la caigo bien.
—Joon es un tonto no le hagas caso.
— ¿Y tu padre?
—No creo que haya problemas con él, ¿por qué? ¿Tienes miedo de que no te acepte? ¿Qué harías si no lo hace?
—No tengo miedo de eso —dije sincero—, y no te dejaría —dije con plena seguridad anticipando a que pueda pensar algo así—, no es suficiente motivo, el único que puede apartarme de tu lado eres tú, solo una palabra tuya bastaría para que desapareciera de tu vida.
Me sorprendo de mis propias palabras, no porque no hubiese querido decirlas, sino por la facilidad con la que salieron de mi boca. Pero al ver el rostro serio de Taemin el sentimiento alegre se fue desvaneciendo ¿había dicho algo malo?
—Taemin ¿pasa algo?
— ¿Enserio me dejarías si yo te lo pidiera? —dijo, como si de verdad no creyera que fuera posible.
—Sí —dije sin bacilar—. Tú eres el único que puede liberarte de mí.
—Pero…si yo te digiera “terminemos”, ¿te quedarías tan tranquilo? ¿No me buscarías, no preguntarías por una razón?... ¿por un “por qué”?
No respondí nada, me quede quieto, viendo mi reflejo en sus ojos cafés. Entiendo su punto, cree que al decir “ya no más” yo diría “está bien” y eso significaría que en realidad él nunca me importo.
Pero estaba equivocado. Tomé su rostro con ambas manos, acariciando sus mejillas con el dedo pulgar de cada lado.
—No me explique bien —sonreí—, no quise decir que te dejaría ir tan fácil, no quiero que pienses que no sufriría o que no me importaría. ¿Recuerdas lo que te dije la otra tarde? ¿Qué eres mi salvador?
—Sí, como no recordarlo —sonrió tímido.
—No te dije eso por nada. Cuando dije que “solo tú, podrías liberarte de mí”, quise decir…—respire hondo, realmente no podría imaginar que pasara semejante cosa—, que el motivo sea, que tú me dejarás de amar.
Sus hermosos ojos se abrieron hasta casi dejar el ojo expuesto. Supongo que él no esperaba (de nuevo) que dijera algo así. Le tomó algunos minutos digerir mis palabras, yo respete su silencio.
—No creo que eso llegue a pasar —cuidadoso se acercó y dejó un beso suave sobre mis labios.
Cerré los ojos por inercia, aunque duró poco, se sintió muy bien. Pero hubo un sentimiento oculto en su beso, solo que no logré adivinar que era, tal vez era alivio, o felicidad, o agradecimiento.
—Ni yo.
Comenzamos a reír.
—Ahora el que no quiere irse soy yo.
—Yo sabía que nunca tuviste intensiones de irte.
—Deja de fanfarronear que lo sabes todo —-bufó.
Se puso de pie, acomodándose la camisa, me levante también, le di un abrazo. El sonido de su celular interrumpió nuestro momento feliz. Buscó desesperado en sus bolsillos hasta que halló su teléfono, al mirar la pantalla se puso tenso.
— Hola —dijo un tanto, nervioso. Se llevó un dedo a la boca y comenzó a mordisquearlo—. Oh, sí estoy ocupado ahora…tal vez otro día. No, mañana no sé…bueno mamá está de regreso ya sabes…sé que quieres ir pero...sí estoy con él.
Dio un par de pasos lejos de mí, haciendo lo posible por no dejarme escuchar su conversación. Lo que francamente me molesto, me miró a los ojos y me dio a entender que la otra persona preguntó si estaba conmigo, ahora no podía simplemente ignorar las ganas de saber quién lo llamaba.
—Tal vez otro día…, no, no estoy molesto, pero es que… ¿Kai podrías dejar que termine de hablar?
Y ahí estaba el mal de mis males, sonreí de lado, apretando los dientes y obligándome a permanecer de pie para no ir y arrebatarle el teléfono a Taemin y gritarle a ese idiota que dejará en paz a mi novio.
¿Es mucho pedir que se respete lo mío?
—Hablemos en otro momento, lo prometo.
Y colgó, hubiese querido no tener el ceño fruncido pero no pude evitarlo, saber que ese Kai tiene ciertos derechos para con Taemin me mata de rabia.
— ¿Qué quería? —dije molesto.
—Solo charlar, pero le dije que estaba ocupado —contesto de igual manera.
Fue por su bolso en el sillón donde estábamos sentados.
— ¿Solo charlar?
—Sí, solo charlar —se colgó el bolso al hombro—. Debo irme.
Pero me le planté en frente, impidiéndole avanzar a la puerta. Me fulminó con la mirada.
— ¿Solo charlar? —repetí esperando una respuesta más detallada, obviamente ese tipo no quiere solo hablar con Taemin. Se muere por follarlo.
— ¿Podrías dejar de compararte así?
— ¿Así como?
—No te hagas el idiota —elevó su voz—. Como un macho celoso, no lo soporto.
—El que dice ser “mejor amigo” de mi novio lo invita a salir y yo sé que no quiere precisamente hablar, cuando es obvio que le gusta.
—Kai no es de esos tipos, es mi mejor amigo, no pasará nada, además nada te da derecho a impedirme verlo.
Que quedé atónito, ¿Qué nada me da derecho a impedir que lo vea? Soy su novio, ¿Qué eso no vale?
Pasó por mi costado, a pasos rápidos y ruidosos. Estaba furioso y yo más, nada de lo que diga me hará cambiar mis pensamientos hacia su amiguito. Aquí estaba pasando algo raro. Lo sigo, antes de que salga por la puerta lo tomo del brazo girándolo para confrontarlo.
— ¿Pasó algo con él? —de nuevo se tensó.
— ¿Algo de qué?
— ¿Hay algo que no me hayas dicho de él?
—No.
— ¿por qué estas nervioso?
—No estoy nervioso.
—Estas temblando y tu voz se quiebra. No me digas que no pasa nada porque no lo creo —dije con coraje.
—Para ser un “adulto” te comportas como un niño celoso —tiró de su brazo para soltarse de mi agarre—. Si digo que no pasa nada es porque no pasa nada.
—Taemin estás mintiéndome, sé que tú no has hecho malo, no estoy desconfiando de ti, si es lo que piensas. Es en ese chico en el que no puedo confiar, no cuando sé que le gustas —me pasee la mano por el cabello—. ¿Todavía no crees que le gustas?
Su silencio me dejo confundido, ahora si podía asegurar que algo había pasado y no me lo ha querido contar.
—Taemin —lo llamo con total frustración en mi voz.
— ¡Estoy diciéndote que debes estar tranquilo porque entre él y yo jamás pasará nada! —dijo, me parece que, ofendido—. ¡No me trates con esa desconfianza!
—No eso…
—Nos vemos luego —se dio la vuelta, lo tomé de la mano.
—No quiero que te molestes.
—Demasiado tarde.
—Déjame llevarte a tu casa.
—Puedo irme solo.
—Es tarde, no dejaré que te vayas solo.
—Pero puedes optar por no creer lo que te digo —me atacó.
—Taemin no hables así.
—No hablo de ninguna manera. Déjame quiero ir a casa.
—Dije que te llevaría.
— ¡No quiero!
— ¡PUES NO ME IMPORTA!
Al fin explote. Me maldije a mí mismo por gritarle pero es que ya no pude aguantar. La primera pelea, sí creo que es la primera pelea oficial que tenemos y es por la persona que peor me cae.
Me empujó.
—Tae, lo siento, no quise…
— ¡Claro que quisiste, quiere estar enojado porque así lo decidiste!
Un intento más de irse y de nuevo lo impido. Forcejeó para que lo libere.
— ¡MINHO!
—Dije que te llevaría, no discutamos más —sentencie.
El camino a su casa fue en total silencio, ni siquiera me miraba, su rostro estaba en dirección a la ventanilla, cruzado de brazos, profundizándose en sus pensamientos de nuevo. En ocasiones intentaba comenzar una plática, pero no resultaba, solo asentía sin importar lo que dijera.
Cuando llegamos, apenas me estacione, salió rápido y corrió hacia su casa, me apresure, corrí para alcanzarlo, para atraparlo en la reja antes de que la empujara para meterse.
— ¿Ni una despedida? —Dije a sus espaldas, mis manos estaban sobre las suyas, sosteniendo los barrotes negros—. ¿No me hablarás?
— ¿Dejarás de c0mportarte como un idiota?
—No actuó como un idiota. Solo…solo me desespera que no quieras ver la verdad sobre tu “mejor amigo”.
—Él se me declaró.
Mi cuerpo entero se tensó, ¿en serio lo hizo? ¡Ese maldito no pierde el tiempo! Gire el cuerpo de Taemin para tenerlo de frente, de nuevo evitaba mirarme.
— ¿Por qué no me lo habías dicho? —Se mordió el labio inferior—. Taemin, ¿por qué no me lo dijiste antes?
—Deja de regañarme —frunció el ceño.
— ¡No estoy regañándote!
—Pero me estas gritando, no veo la razón de tus gritos —dijo serio. Esta vez sí me miro.
— ¿Qué no vez la razón? —Dije con ironía—. Kai se te declaró ¿y no pensaste que me importaría saberlo? ¿Sabes lo frustrado que siento al saber que él puede acercarse todo lo que puede hacia ti?
—Él, él es…mi mejor amigo.
—Taemin, ya te dijo que le gustas, que quiere algo contigo ¡¿Cómo puedes seguir diciendo que es tu amigo y no hacer nada?!
— ¡PORQUE LO QUIERO! —me gritó.
Su rostro se había transformado en su totalidad, estaba sombrío, triste, enojado. Aprieta los dientes, empuñando las manos.
— ¡HE PASADO AÑOS CERCA DE ÉL, NO PRETENDAS QUE DEJE DE SER MI AMIGO SOLO PORQUE ESTAS CELOSO!
Conté mentalmente hasta diez, tragándome el coraje aunque eso signifique reventar mi bilis.
— ¡Escúchate Taemin! ¡Estás engañándote a ti mismo!
— ¡Estas armando un drama de todo esto Minho, no sabía que reaccionarías así…! —Trago saliva—. No sabía cómo decirlo, pretendía resolver ese problema yo solo, porque es mi amigo, una de las personas que más me ha apoyado cuando lo he necesitado —sus ojos obtuvieron un brillo por las lágrimas acumuladas—. No pretendo abandonarlo por algo así.
Que quede quieto, viéndolo tratando de mantener la calma. No puedo creer que de verdad está diciéndome que no importa lo que haga Kai, seguirá dejándolo acercarse
a él. Estaba, más que irritado, triste y decepcionado.
—No será lo mismo —dije, rompiendo el silencio que se formó.
Me acerqué, acariciando su mejilla, apenas lo roce cerró los ojos.
—Sé que te importa mucho, no pienses que soy un desgraciado, pero entiende que…no me agrada, él se aprovecha de su relación de amigos para acercarse con otro motivo.
—Deja de hablar mal de él —se alejó—. Kai no es una mala persona, él nunca pensaría en hacer algo que me lastimara.
Se dio la vuelta abriendo por fin la reja, di un paso adelante para atrapar su brazo, pero fue más rápido en girar sobre sus talones.
—No creí que fueras del tipo de chico que habla mal de otro.
—No estoy mintiéndote, ni hablando mal, ni demás —le respondí. Lo acorrale otra vez contra la reja—. Solo digo lo que veo y lo que me parece, eres tú quien se aferra a la idea de que puede seguir siendo tu amigo. Ha estado enamorado de ti mucho tiempo no se quedará quieto.
Me miró con sorpresa.
—No es difícil adivinarlo —me anticipe a su pregunta—, alguien que ha guardado amor por tanto tiempo no puede simplemente irse y dejarlo todo. Entiéndelo.
—Déjame arreglar esto, por favor. No hagas nada Minho —me ordenó.
—Taemin…
—Por favor —ahora me suplicó.
¿Qué se supone que haga? Yo confió en él, no en ese Kai.
—No es que me des muchas opciones —dije sin estar convencido—. Haz lo que debas, pero no pretendas que me quede de brazos cruzados.
—Minho por favor, no.
—Buenas noches Taemin.
Le di la espalda para ir hacia mi auto e irme, antes de que volviéramos a discutir. Maldigo cientos de veces a Kai, golpeando el volante con furia. Espero que Taemin pueda resolver el asunto, aunque no creo que pueda hacer mucho, ese tipo no lo dejará, lo sé.
Taemin deja de confiar en él.
Taemin.
De mal humor, todo el maldito día he estado de mal humor, refunfuñando, incluso siendo más grosero de lo habitual, razón por la cual tanto Key como mi madre me han reprendido hasta el cansancio.
¿Pero cómo no estar con un humor de infierno si ayer discutí con Minho por algo que considero no es tan grave como él lo plantea? ¿Por qué tiene que desconfiar tanto de Kai?, bueno, no lo culpo, pero es excesivo. Kai es razonable, no un cabeza dura como él, sé que si hablamos tranquilos del tema entenderá que nosotros solo podemos tener una relación de amigos.
El problema es que no sé cómo exactamente debería decirlo, como abordar el tema que me es tan incómodo, más que eso, como mirarlo a los ojos y decirle que por favor no se haga ilusiones.
Ahora, estando tirado en el sofá de sala, resoplando mi flequillo, perdiéndome en las lámparas del techo, tratando todo lo que puedo de ponerle atención a los regaños de mi mamá, no puedo dejar de pensar en que una amistad que creí duraría por siempre, está pendiendo de un hilo y puede romperse con una sola decisión.
Y con el adicional de que he peleado con Minho, asunto que termina por volverme loco.
— ¡Lee Taemin! —me grita mamá y me siento de un salto. Segundos después un cojín se estrella en mi rostro.
Me quejo por lo bajo, sobándome la nariz con los dedos.
— ¡Ni siquiera me estabas escuchando! —dice con el ceño fruncido y su linda voz transformada en la de un ogro.
—Lo siento mamá —es lo único que puedo decir. Ella se sienta a mi lado, acomodando su cabello detrás de su oreja, tratando de calmarse.
—Hijo, has estado raro desde ayer en la noche. ¿Acaso se debe a los gritos que protagonizaron tú y Minho en la puerta de la casa? —la mire asustado—. Si cariño, escuchamos los gritos, aunque no se podía entender toda su discusión, pero los gritos no pasaban desapercibidos.
¡Genial! Ahora hasta mi familia sabe que Minho y yo peleamos.
— ¿Qué paso? —dijo habiendo recuperado la calma.
—Es complicado.
—Has dicho eso desde el momento en que lo conocí—sus ojos se engrandecieron—. ¿Cariño, no me digas que él te ha hecho algo? —dijo alarmada, lo mire desconcertado—. ¿Te obliga a hacer cosas que no quieres? Porque si es así no importa lo lindo y guapo que sea no puedes permitir…
— ¡No mamá!... No es eso, él no es ese tipo de hombre.
—Pues más le vale, porque esa cara bonita no le da derecho a ponerte una mano encima.
—Mamá hablas como si fuera tan débil como una…—me callé, ella me miro furiosa.
—Ser hombre o mujer no importa, no para quienes gozan con el maltrato—sentencio.
—Lo siento.
—Sé que eres fuerte hijo, sé que puedes defenderte, no eres una chica y no es que todas las chicas sean débiles, al menos en la parte física. Pero entiende que hay malditos desgraciados que van por ahí creyendo que pueden dominar a la gente porque son fuertes y eso no tiene nada que ver con el género.
Asentí—. Lo lamento, perdóname mamá.
Se acercó más a mí, dejando su cabeza reposar en mi hombro, me sentí extraño, es la primera vez que lo hace, sentía como su respiración era agitada y fue controlándola gradualmente.
—Sé que no eres un chico débil, si así fuera, hace mucho que hubiéramos visitado un psicólogo o los hospitales.
Entendí lo que quería decirme, aunque la única vez que pesé en el suicidio o en lastimarme fue en el dolor que eso provocaría, no me imaginaba cortándome o haciendo cosas para acabar con mi vida.
—No tienes que preocuparte por eso mamá —recline mi cabeza con la de ella.
De esa manera parecíamos una pareja de novios, reí para mis adentros, si hubiese un chica tan loca como mi mamá sin duda me hubiera enamorado de ella, pero no, en vez de una linda jovencita, tengo un chico grande enojón de más de 1.80 cm de estatura. Y estoy muy feliz con él.
—Entonces… ¿Minho es la razón por que estás insoportable?
—Algo así —suspire—. Peleamos por algo sin importancia.
—Si hubiera sido algo sin importancia sus gritos no se habrían escuchado hasta la casa —se enderezó—. ¿Qué paso?
Dude unos segundos en decirle, pero es mi madre, puedo confiar en ella, además, sería más comprensible que hablarlo con Joon, él no sería en nada una ayuda.
—Kai…
—Ahora lo entiendo todo.
— ¡Mamá no te he dicho nada! —ella sonrió.
—Con solo nombrar a Kai has dicho mucho. Seguro el pobre chico ya te dijo lo que siente —me quede boca abierto.
— ¿Ya lo sabías? —dije espantado.
—Hijo —dijo cansada—. Lo supe desde que lo trajiste la primera vez a la casa.
Hice un pequeño berrinche, tirándome de nuevo al sofá, maldiciendo muchas veces más. ¿Es enserio? ¡¿Eh sido tan ciego, tanto tiempo?! ¡Hasta mi mamá lo sabía!
—Ya, ya, no hagas tanto drama.
—Minho me odia —lloriquee.
—No te odia, solo esta…
—Terriblemente celoso. Pero no hay razón —me incorporé—. Ya le dije que entre él y yo solo hay amistad, Kai ha sido como otro hermano para mí.
—Pero Kai no lo siente así —tomó mi mano, apretándola un poco—. Piensa que debió ser duro para él verte todos los días sin poder decirte lo que sentía. Lo que francamente no sé porque no hizo si tú no estabas saliendo con nadie.
Me tense.
—No le he preguntado, de hecho, no le visto desde el día que me dijo aquello —quería que continuáramos en la conversación y no desviarnos en temas que me hagan revelar cosas que no quiero.
—Te estas tardando mucho hijo, solo prolongas su sufrimiento, en ambos. Minho tal vez exagere pero, ponte en sus zapatos, no es fácil ver como alguien de tanta confianza se acerca a la persona que amas y no poder reclamar nada por miedo a terminar en pelea.
— ¿Mamá, eso te paso a ti? —guardo silencio un momento, luego sonrió, pero se sintió raro.
—En mi juventud tuve muchos pretendientes Taemin, y también miré a muchos chicos antes que a tu padre.
Se levantó lento, dándome a espalda. Me incorporé y me paré a su lado. Quería verle el rostro pero no me dejaba.
— ¿Mamá estas bien? —cuando quise tocar su hombro ella giro, su rostro estaba como siempre, alegre. O eso trataba de hacer, verse normal.
—Estoy bien —peinó mi cabello, luego me apretó las mejillas hasta hacerme lloriquear por lo brusca que fue—. Quiero que por favor, vayas lo más rápido posible con Kai y pongas orden a este desastre. Ya verás que cuando pongas las cartas sobre la mesa te será más fácil tomar tus decisiones, solo entiende que no tienes que hacer feliz a todos, alguien tiene que salir herido, de cualquier forma.
Y dicho esto, me beso en la mejilla. Se fue hacia la cocina diciendo en voz alta que debía preparar la cena y que estaba ya muy retrasada. Yo me quede ahí, parado, confundido por su comportamiento, pero agradeciendo sus concejos, con mamá las cosas siempre tomaban un sentido y buscaba soluciones viables. Todavía no me creo que ella esté dispuesta a separarse de papá.
Bien, una cosa a la vez, estar pensando en todos mis problemas a la vez me desquicia.
Me deje caer en el sofá, respirando hondo, una y otra vez hasta pensar que no debía retrasar más el asunto. Así que, me decido por verme con Kai —aunque todavía no sé si seré capaz de decirle que no lo quiero más que como amigo— pero tenía que verlo, saber que piensa y como esta.
Le marce a su celular, cuando respondió parecía muy animado, le dije que si podíamos vernos, el no vaciló en decir “si”. Lo cite en centro comercial, justo donde nos topamos cuando regreso de su viaje. Quedamos a las 8: pm.
Y desde ya estaba hecho un manojo de nervios.
~
Pensé que algo se me ocurriría para no sentirme tan incómodo al lado de Kai, pero no fue así. Cuando él llegó, solo pude sonreír forzadamente, normalmente nos abrazamos efusivamente, no había miedo de tocarnos ni de la cercanía, pero como dijo Minho: es diferente.
Y para no quedarnos parados como tontos, mirándonos sin decir nada. Kai sugirió comer algo de pizza, a lo que no replique y enseguida caminamos a una pizzería. Pedimos la comida, mientras esperábamos hablamos de cosas triviales, más bien yo hablaba de cosas triviales y él solo estaba inmóvil.
—Taemin no tienes que hacer eso —dijo sonriendo de lado.
— ¿Qué cosa?
—Hablar como loro de todo menos de nosotros. ¿Porque no salimos a hablar del clima o de lo pesado que a veces es Kibum, verdad?
Deje la servilleta de papel con la que jugaba desde que nos sentamos. Ya lo había dejado añicos por mis nervios. Vamos Taemin, el sigue siendo tu amigo no merece que le hagas pasar por tonto.
—Tienes razón, lo siento. Es solo que es extraño, tú y yo, aquí.
—Siempre salíamos a comer o a cualquier lugar.
—Pero en ese entonces no habías dicho que te gustaba.
Asintió—. Es increíble como unas palabras pueden cambiar a las personas, ¿no crees?
—Tú sigues siendo mi amigo.
—Pero yo no quiero ser solo tu amigo, me canse de ser eso.
El mesero llegó, dejándonos la pizza caliente y un par de vasos con refresco. Se veía delicioso pero no tenía nada de hambre, lo único que sentía era un espantoso nudo en mi estómago.
—Perdóname, por no darme cuenta antes.
— ¿Te estás disculpando? —enarcó una ceja. Cortó un pedazo de pizza y lo dejó en mi plato—. Eres la persona más rara que conozco Taemin, tal vez por eso me gustaste desde que te conocí.
—Yo siempre te vi como mi amigo, no esperes que después de lo que dijiste este tranquilo.
—Quien se disculpa por tus confusiones soy yo, me precipité al declararme de esa forma, pero…saber que estabas con Minho solo empeoró mis ansias hacia ti.
—Explícate que no entiendo.
Su mirada se agudizó, apretó sus dedos hasta dejarlos blancos. El chico sonriente y loco se desvaneció, en su lugar había un hombre serio y sombrío. Me asusto verlo así.
—Es molesto verte con alguien más —dijo sincero—. No confió en que Minho pueda hacerte feliz sabiendo el cómo se dio su relación.
—Kai no sigas con eso, te pedí que olvidaras lo que paso con…
—No me pidas que haga como que no pasó nada. Esa chica estaba destrozada, muchos años juntos y de la nada se separan.
— ¡¿Estás diciendo que aquí el malo soy yo?! —dije totalmente ofendido.
—Tú no quieres ver la verdad porque no quieres, sé que tú nunca harías algo que dañara a otra persona, menos involucrarte con alguien que ya tiene pareja. Es Minho, él no sé qué rayos pensaba. Parece que estaba desesperado por cambiar la rutina.
— ¿Cambiar la rutina? —repetí sin creer lo que escuchaba—. ¿Soy una rutina?
—Creo que para él sí, para mí lo eres todo.
—No lo conoces, no lo ofendas, no digas cosas tan a la ligera.
¡Dios, como me saca de quicio! Al menos en eso se parece a Minho, par de idiotas, hablando mal uno del otro y no se toman la molestia de conocerse.
—Taemin solo digo lo que pienso con forme a lo que eh escuchado y visto.
Bien, creo que visto desde otros ojos, cualquiera pensaría que estoy involucrado en una aventura, siendo la “otra”, pero ¿es que nadie se pone en mis zapatos? Kai no sabe nada, nada.
—Pero no es así, él a mí — ¡díselo! —Minho me gusta, yo, yo me enamore de él.
El silencio fue un golpe mortal que cayó sobre nosotros, sentía que me estaba asfixiando, desesperado por decirle: “por favor para que nos hacemos daño”.
Mis manos estaban inquietas, sin darme cuenta ya tenía otra servilleta y la estaba rompiendo en pedacitos. Mi mente estaba abarrotada de tantos pensamientos que me sentía mareado.
Dejé la servilleta, dejé mis manos quietas. Respiré hondo, lo necesario para regresar al orden y la calma. Kai no dejaba de mirar mis movimientos.
—No puedo darte más de lo que ya te di —mi boca se abría, escupiendo palabras tras palabra—. Pero tampoco quiero que nos alejemos, eres importante para mí.
—Tú también lo eres. Eres tan importante en mi vida que empecé a sentir que era un malagradecido por pensar en ti como algo más. Siento que estoy traicionándonos —su mano se deslizó para tomar la mía, quise zafarme pero la agarro con fuerza—. Pero no puedo, no puedo no estar enamorado de ti, ha sido mucho tiempo tan cerca y tan lejos, siendo solo un espectador, que ve como miras a otras personas menos a mí.
—Kai no sigas —mi voz está quebrándose. La desesperación se hizo dueña de mí.
Sus palabras duelen, me muelen a golpes. Solo me recalcan lo malo que soy. Forcejeo, quiero salir corriendo, ya no quiero verlo, ni escucharlo; está martirizándome lentamente.
—Cuando pasó lo de Max me sentí el culpable de no haberte detenido, su hubiera hablado no te hubieras roto de la forma en que lo hiciste, pero preferí guardar silencio porque quería que te recuperaras y así poder decirte lo que siento.
— ¡No hables!
—Pero luego de esperar tanto, el miedo a tu rechazo se hizo mi demonio. Pensé en que moriría sin decirte nada, después vino la beca que me ofrecieron para estudiar en el extranjero y no quería irme.
—Qué.
¿No quería irse?
—Pero parecías feliz, siempre nos presumías a mí y key que estudiarías lejos, conociendo lugares y personas…
— ¡Pues no era verdad, no estaba feliz! ¡Esa beca fue mi escape de ti! —dejamos de forcejear—. Necesitaba sacarte de mi cabeza, irme parecía una buena opción, pero no funciono. De hecho, solo te extrañe más. Y cuando regrese tú ya estaba con alguien más, eso me volvió loco.
Quiero morir.
Este chico, ¿es tan profundo lo que siente que no pudo olvidarme aun cuando nos separamos a miles de kilómetros de distancia? ¿Por qué no pudo? Interactuó con muchas personas y estoy seguro que salió o tuvo la oportunidad de salir con muchas chicas y chicos. ¿Por qué me espero a mí?
No supe que decir, simplemente me levante y salí corriendo de ahí. Lo escuché gritar mi nombre mientras me alejaba pero no me detuve. Mis pies estaban torpes, más de una vez iba a caerme, parecía un borracho. Antes de bajar las escaleras eléctricas me detuve, apoyando las manos en la pared de una tienda de ropa.
El corazón me latía a mil, tanto que dolía, tuve que reprimir mis ganas de llorar.
—Taemin —y ahí estaba él, con la respiración entrecortada por correr hacia mí—. Por favor no me odies.
Las pocas personas que pasaban por ese pasillo se nos quedaban viendo, la trivial idea de que fue un error citarlo en el centro comercial cruzo por mi mente. Mi espalda choco con la pared y coloqué las manos entre nosotros para impedir que se acerque.
—Lamento haber corrido como loco —dije—, fue demasiada información para mí.
— ¿Quieres que nos vayamos? Tal vez debamos ir a un lugar más tranquilo.
Asentí, en serio necesitaba salir.
Apenas salimos, sentí el aire chocar en mi rostro, fue muy refrescante y relajador. En el camino hacia fuera pensé que eran demasiadas emociones para ambos. Caminamos hasta la parada del autobús, donde no había absolutamente nadie, solo una luz parpadeante del poste más cercano que amenazaba con apagarse.
—Taemin.
—No digas nada —casi le ordene, sus ojos estaban tristes.
—Es extraño, esta situación es de locos.
—No quiero que me odies.
—No creo poder hacerlo, ni tampoco corresponderte.
—No nos apresuremos —dijo acercándose—. Si me das una oportunidad, solo una.
—Kai, ya estoy con Minho, no lo voy a dejar.
— ¿Tan enamorado de él estas?
Asentí, muchas veces. Era obvio ¿no? Los dos nos encontramos por alguna razón, aunque no fuera en la mejor de las situaciones.
—No puedo aceptarlo —abrí los ojos hasta el tope—. No quiero renunciar a ti.
Mi intuición me decía que algo malo pasaría.
Sus ojos se llenaron de lágrimas y eso terminó por destrozarme el corazón. Kai ¿Qué es lo que estoy haciéndote?
—No seas terco —le dije con un intento de sonrisa.
—No puedo —repitió.
Traté de tocarlo pero aprovechó eso para atraparme en un abrazo y acercarnos lo suficiente y hacer lo que nunca lo creí que haría.
Me besó en los labios, con fuerza, desesperado. Era la primera vez que tenía ganas de literalmente, matarlo.
Re: Mi otra mitad [2min]
Holaaaa, volví pronto. Aquí les dejo otro capítulo, estoy compensando los días que me ausente ;u;.
Muchas gracias a quienes leen la historia. El drama de la historia apenas comienza así que por favor estén atentos a ella.
Gracias de nuevo y pues lean.
Capítulo 19: Roto.
Taemin
Nunca en mi vida, hubiese pensado usar la violencia en contra de alguien a quien consideraba mi familia. Pero lo hice.
Kai seguía besándome, sin intenciones de soltarme a pesar de mis forcejeos. Me incliné hacia él, fingiendo por un momento que correspondería su abrazo y su beso, y apenas aflojo su agarre en mi cintura, tome la mano que tenía sobre mi espalda y le torcí los dedos con fuerza, haciendo que me soltara de inmediato.
Me di la vuelta cual experto en defensa personal, al tiempo que doblaba su brazo y lo pegaba sobre su espalda, arrinconándolo al enorme tubo de metal de la parada del autobús. Todavía con el corazón acelerado por la sorpresa y la furia, no repare en si lo estaba lastimando hasta que soltó un verdadero grito de dolor que me hizo soltarlo, no sin antes, empujarlo más contra el tubo.
—Tae —dijo al darse la vuelta. Toma su brazo para tratar de acomodarlo.
— ¡NI SI QUIERA DIGAS QUE LO LAMENTAS! —grité totalmente histérico.
Retrocedí hasta topar con el tubo en el otro extremo, mi cuerpo se tambaleo por unos segundos, pero logré sostenerme de inmediato. Todavía no podía creer lo que acababa de pasar. Kai, mi mejor amigo, el chico amable, mi confidente, mi hermano, quien en tiempos pasados creí que jamás me haría algo como esto.
— ¿Quién rayos eres tú? —dije. Haciendo un drama tal vez innecesario pero que era lo que sentía en este momento.
Que estaba frente a un desconocido.
—Taemin, no hagas eso —hizo una mueca de dolor. Al ver que no podía mover el brazo pensé que efectivamente fui bastante duro con él. Pero “Oh sorpresa”, eso no me importaba en este momento.
Ya no.
—Repito la pregunta: ¿Quién eres tú?
—Alguien que no sabe lo que hace, pero sí porque lo hace.
Mi mirada se endureció, el cuerpo entero me pedía ir hacia él y darle una paliza, pero no estaba en mis cabales, mucha ira dentro de mí no era bueno. Lo maldigo en mis pensamientos, siento que estoy rompiéndome por dentro, roto de pura decepción.
—Deja de jugar Kai —digo severo. Me acerqué, lo mire de pies a cabeza y negué—. Eres un imbécil.
Y pasé a su costado, ignorando sus gimoteos. Intentó alcanzar mi brazo pero enseguida le di un manotazo, que lo hizo perder el equilibrio.
—Taemin por favor.
—“¿Por favor?” —bufe—. ¿Por favor “qué”? No tienes derecho a pedir favores, has sido una gran…
—Tae perdóname, es que —apretó los dientes—. Es que ya no podía soportarlo más, ya no más.
La noche fría combinada con este silenció incómodo no ayudaba a calmar mi nervios ni a aplacar mi furia, estoy tratando de comprender lo que pasa, lo que mi…lo que Kai quiere, pero siento que mi cerebro simplemente no puede carburar lo que me ha dicho.
—Ya es tarde para pedir perdón —el enojo estaba hablando por mí, empuñé mis manos, para que no lo golpee por un acto reflejo.
—Soy tu amigo.
—Mentira, eso…ya no sé lo que eres para mí. Eres un idiota, ¿cómo se te ocurre…? —di un paso al mismo tiempo frenando mis movimientos.
Había levantado un brazo dispuesto a darle un puñetazo, pero algo en mi cabeza, una voz hablaba en susurro recordándome que esta persona alguna vez fue mi mejor amigo. ¿Fue? ¿Estoy dando por hecho que ya no lo es?
¿Y los años pasados? ¿La amistad se acabó? Cuando no tuve a nadie él fue a mi rescate, cuando lloraba en silencio el me daba el hombro. Es confuso, no puedo simplemente ignorar lo que acababa de pasar y fingir que no me molesta, que ha hecho daño o que me duele.
Pero ¿puedo tirar tantos años compartidos a la basura?
— Escúchame porque no repetiré mis palabras Jong In.
Aun apretando su brazo, dando la idea de que si no lo hace podría desprendérsele, alzó la mirada. Sus ojos estaban acuosos, podía ver una enorme mancha roja en su piel, no era sangre, era un futuro moretón en su mejilla derecha que sería visible en pocas horas.
Su mirada es suplicante, ¿arrepentimiento?, no sé si quiero su arrepentimiento, no me sirve después de lo que hecho, pero tengo miedo, miedo de que se convierta en la segunda persona a la que odiaré en mi vida.
—No funcionará —dije lento y pausado—. Tú y yo siendo algo más que amigos, nunca se me ha cruzado por la mente que entre nosotros pudiera haber algo. Me he sentido terrible por no darme cuenta antes de lo que sentías, soy un tonto despistado, es la verdad, pero así como tú no controlas lo que sientes, yo tampoco puedo hacerlo. No puedo simplemente chasquear los dedos y enamorarme de ti, tampoco puedo hacer que ya no me guste Minho, y por nada del mundo lo haría si tuviera la oportunidad.
Inclinó la cabeza pero aun así pude ver que sonreía, luego una lágrima cayó por su mejilla. Resople mi flequillo, desviando la mirada hacia el cielo.
—Piensa que —continue—, si cuando nos conocimos no pude enamorarme de ti es por alguna razón. Pero aún más importante —me volví hacia él de nuevo, él lo hizo casi al mismo tiempo—. No pretendas que olvide lo que ha pasado, yo no sé cómo debería de tratarte de ahora en adelante.
De nuevo sonrió y yo fruncí el ceño.
— ¿Te parece divertido?
—No eso —dice mientras limpia su mejilla con el dorso de la mano—. Es que, estoy jodido —y más risas—, aunque tengas ganas de asesinarme, aunque me digas que no podemos y no se puede cambiar nuestra situación, no puedo dejar el amor que te tengo. Pero ha sido liberador decirlo después de tanto tiempo.
—Creo que será mejor que no nos viéramos en un tiempo.
Asintió.
—Trataré.
—Kai —dije en tono alarmante.
— ¡NO ME PIDAS QUE DESAPAREZCA MIS SENTIMIENTOS DE LA NOCHE A LA MAÑANA, NO PUEDO!
Me quede de piedra, trate de hablar pero no me dejo.
—Está claro que nada será igual para los dos, está claro que estoy siendo injusto contigo, ¿pero adivina? No puedo simplemente chasquear los dedos y ya no estar enamorado de ti.
Estoy oficialmente desquiciado. ¿Cómo pude ser así de terco? —Nunca habrá nada.
—Ahora lo sé, estoy diciéndote que no me pides que te olvide —se acercó el par de pasos que nos separaban—. Es doloroso verte con alguien más. El día que te des cuenta cuantos problemas te traerá Minho estaré para ti.
No pude reprimirme a darle un puñetazo, para luego maldecirlo cientos de veces más. Me di media vuelta, alejándome más y más. Estaba mareado, quería ir a otro lado, escapar de sus palabras dañinas. Pensé que no me sentiría en libertar de llorar o patear cosas en casa, pensé en Minho, pero eso significaría decirle lo que ha pasado y tengo el presentimiento que si le digo saldría esta misma noche en busca de la cabeza de Kai.
Y no quiero un cargo de conciencia por homicidio pasional.
Me había alejado un par de cuadras, los autos pasaban a gran velocidad, cegándome con sus luces. Pare cerca de una cafetería, me senté en el espacio donde había unas macetas, como un vago que no tenía rumbo, ni hogar a donde ir.
De repente me vino la idea de a donde resguardarme.
Saque mi celular del bolsillo del pantalón y marque el número de Key, esperé en la línea, no contestaba, le marque un par de veces más y nada, tal vez ya estaba dormido. Suspiré.
Entonces… ¿debo regresar a casa?
Supongo que no tengo opción. Me levanté del suelo, sacudiendo mi trasero con las manos para quitar el polvo. Comencé a caminar de nuevo, tan distraído estaba que no me di cuenta de que alguien venía hacia mí, aparentemente distraído también, porque cuando chocamos ambos soltamos un grito.
Pero el susto pasó en cuanto nos miramos.
—Taemin que coincidencia.
—NaEun.
Dije y ni me di cuenta de cuando la tenía brazada.
Resulta que ella había salido a cenar con un prospecto de novio, pero la dejaron plantada, al parecer el chico, o mejor dicho el imbécil, dijo que algo salió de improvisto y que no podría verla, aunque el verdadero problema es que le aviso una hora y media después de lo acordado
Cuando preguntó que hacía por ahí yo solo, fui cuidadoso al responder, lo único que dije fue: pelee con un amigo.
—Lee Taemin parece que esta no es nuestra noche —me miro de reojo y sonrió de lado—. ¿Tienes tiempo para un postre y algo de café?
—Me ganaste las palabras señorita.
Tal vez no sea momento de ir hacia la cafetería que había pasado de largo, pero, necesito un despeje, además, hablar con NaEun es casi como estar con Key así que, ¿Cuál es el problema?
El cierto punto de la noche, en medio de una agradable plática recibí un mensaje:
“Te extraño”
Estúpido Choi y sus mensajes cursis que me hacen sonreír como tarado.
Minho
Caminaba apresurado por el pasillo, las clases terminarían en cinco minutos, por eso me he anticipado y llegando al salón indicado, me acomodo en la pared blanca junto a la puerta. Cualquiera diría que exagero, pero he tenido que venir por un motivo muy fuerte.
Lo extraño.
Taemin no me ha hablado en un día completo y cuando le llamé por la noche, lo único que dijo es que está ocupado. “Mucha tarea Choi”.
Sea verdad o mentira, algo no está bien con él, y es un hecho que la casusa ese se malnacido que se atrevió a declarársele. Pero lo que más me cabrea es que Taemin todavía piense que pueden ser amigos. ¿Por qué no quiere ver la realidad? Trato, en serio que trato de entenderlo, pero simplemente no puedo.
De solo imaginar que por compasión Taemin…
¡Ya!, Me regaño. Tengo que ponerle fin a esto.
La puerta a mi costado se abre y los estudiantes salen apresurados, estiré el cuello hasta donde pude, identificado rostros, hasta que visualice a aquella amiga de Taemin, NaEun.
—Disculpa —la llamo al tiempo que me acerco, ella me sonríe.
—Hola.
—De casualidad ¿no sabes donde esta Taemin?
—Está en la sala de maestros, con Kibum, por un proyecto que están haciendo juntos.
Asentí —Gracias.
Y me fui de ahí hacia el lugar que me ha dicho. Entonces es verdad, ha tenido mucho que hacer, estoy algo paranoico, este asunto del “Amigo enamorado de mi novio” me pone de nervios. Sé que Taemin hará lo correcto, él mandara al demonio a Kai, y yo me encargaré de lo demás, es decir, alejarlo de él. Sé que Tae lo quiere mucho, pero, no es igual, saber que le gustas a alguien que considerabas un amigo, ya no es igual.
Doblo en el siguiente pasillo, me detengo al ver a Taemi y Key en medio de este, si nadie alrededor, quise hablarles, pero alcance a escucharlos murmurar algo.
—Y él… ¿te dijo que no te dejaría?
Taemin asintió —Dijo que le es difícil dejarme ir. Esto es horrible Key, yo estoy realmente enfadado con él. Te juro…—respiro hondo—, te juro que quería matarlo a golpes.
—Aunque por lo que me has dicho parece que le dejaste herido el brazo y ese puñetazo —hizo una mueca—. Que salvaje.
—Para cuando me di cuenta, ya había doblado su brazo.
—No sientas lastima —Key lo abrazó por los hombros—. Se lo ganó, si yo hubiera estado en tu lugar lo habría golpeado en las pelotas para que se le quede en la cabeza que cuando uno dice “No” es No.
Me podía hacer una idea de lo que, o de quien estaban hablando. Pero si es lo que creo… ¿Qué paso que Taemin tuvo que golpearlo? Acaso, acaso él, ¡ESE CARBÓN, QUE FUE LO QUE HIZO!
Comenzaron a caminar hacia mi dirección, yo retrocedí un buen tramo para que no me descubrieran, así que caminé con naturalidad de regreso y me los tope doblando la esquina.
— ¡Oh, Dios, mío! —Key dijo en voz alta, con una enorme sonrisa en los labios—, incluso te viene a buscar a la universidad —chasqueo la lengua—, que detalle más lindo.
—Nunca esta demás un poco de amabilidad —dije con fastidio.
— ¿Te preocupó no verlo e un día entero, verdad? —nadie más que Kibum podía hablar de una forma tan molesta y al vez lograr avergonzarme.
— ¡Que te importa!
—Minho no grites hay clases en estos salones —me regañó Taemin.
Analice sus expresiones faciales, estaba… ¿perturbado? ¿Molesto? ¿Triste? Me acerqué despacio, le acaricie la mejilla sin importar la molesta risa de Key.
— ¿Pasó algo? —Desvió la mirada hacia el suelo— ¿es por Kai? —y enseguida sus ojos cafés se enfrentaron a los míos.
—Minho no aquí por favor.
— ¿Solucionaste el problema?
— ¡Solo han pasado dos días! —y se fue, tan rápido que tuve que correr para alcanzarlo.
Lo tome del brazo y lo hice girar—. No…no huyas.
Mi corazón estaba acelerado y no sé exactamente la razón, pero no era por la pequeña carrera hacia él. Mi voz sonó, desesperada. Desesperada de que Taemin siga pensando en Kai como su mejor amigo, es tan frustrante ver como se molesta cuando me refiero a él, es que me mata de celos, ¡me desquicia!
—Entonces no grites.
—No estaba gritando.
—Pero casi lo hacías.
—Dije que no lo estaba haciendo —y ahora si eleve mi voz. Las personas a nuestro alrededor nos miraban.
—Niños, niños…no están en su casa para hacer este tipo de escándalo —Key nos abrazó por los hombros, obligándonos a caminar hasta el pasillo que daba al estacionamiento.
Cuando al fin nos soltó me dio un golpe sobre mi hombro y luego le halo una oreja a Taemin. Ambos chillamos de inconformidad.
—Ustedes son tan desesperantes. Me crispan los nervios por sus estupideces —se talló las sienes con los dedos, no sé si estaba dramatizando o si de verdad le dolía la cabeza, con este chico nunca se sabe.
— ¿De qué rayos hablas? —dije aun tallándome el hombro.
—Taemin —y clavó su mirada hacia él. Tan severo que dio algo de miedo.
—Lo sé —fue lo único que dijo. Como si hubiese recibido un llamado de atención de su madre. Bueno, key parecía una con Taemin, una hecha y derecha.
—No inventes excusas, se directo, es por tu bien —sentencio.
— ¡Sí, sí ya entendí!
—Minho —dijo al devolverse a mí—. No seas el idiota enojón de siempre y contrólate un poco antes de decir o hacer estupideces.
Iba a preguntar a qué demonios se refería pero no hubo tiempo, dio media vuelta y se fue, dejándonos adoloridos y con moretones en sus respectivos lugares. Chico extraño ese Key, siempre sorprendiendo con sus acciones ¿cómo se atreve a maltratarnos de esa forma? Más que nada, no lo había visto regañar a Taemin de esa forma.
— ¿estás bien?
—Si…lo estoy.
Me acerque a verificar que así sea, tome su oreja con mis dedos y fui acariciando poco a poco, su piel estaba roja, fruncí el ceño. Key no había necesidad de tanta violencia. Pensé.
—Tú oreja esta roja.
— ¿Por…qué has venido? —se removió nervioso. Lo miré por lo bajo, estaba jugueteando con sus dedos. Se veía muy tierno.
—Te extrañé —dije sin apuros—. Necesitaba verte.
—Te dije que tenía tarea.
— ¿Te has molestado porque vine sin avisarte? —no lo dije con molestia, de hecho, mi voz fue más suave de lo normal.
—No.
— ¿Estás molesto porque pregunté por el asunto de Kai?
—Minho…
— ¿Te molestaría si te llevo a mi casa y te hago cosas indecentes?
Vi claramente como sus ojos se engrandecían cuando lo propuse. Me reí y contagiado por ello él también lo hizo. Yo quiero saber si ha hablado con Kai, saber que le dijo, si seguirá siendo su amigo, si considerará tenerlo cerca, y aunque sea poco probable, quiero que no peleemos por ello.
Y también quiero hacerle lo que dije, extrañarlo implica “extrañarlo todo”.
Le entregué el vaso de agua que me había pedido, luego fui al refrigerador y saque una cerveza para mí.
— ¿Bebes tan temprano?
—Solo es un antojo.
Me senté junto a él en la barra de la cocina. Como si fuéramos dos tipos tomando wiski en un bar. Taemin no ha sido muy expresivo desde que llegamos a mi casa, solo ha dicho “Si” o “No” según lo que pregunte. Me rasque detrás de la cabeza, exasperado por la situación.
—Tenemos que hablar de Kai aunque no quieras —dije con toda la calma posible. Asintió de nuevo —deja de mover la cabeza para todo, por favor habla.
—No están fácil.
—Tú eres muy parlanchín y no te dejas nada guardado, solo dime que paso.
— ¡Sí, si, hable con él! ¡Te dije que lo haría!
— ¿Y qué paso? ¿Te dejará en paz?
— ¡¿Por qué estás tan impaciente de saber eso?!
— ¿Bromeas? —deje sarcástico—. La última vez que hablamos te lo dije claro, no confió en él, tú le gustas, hará lo que sea para tenerte a su lado.
Apretó el vaso de vidrio en sus manos para luego levantarse e ir hacia la sala, lo seguí.
— ¿Qué sucedió? —pregunte de nuevo, pero no me respondió— ¿Qué, sucedió?
—Le dije que nunca seriamos algo más que amigos.
— ¿Todavía crees que pueden ser amigos? —bufé.
—No me hagas sentirme como un idiota —dijo enojado—. Ponte en mi lugar —exigió—, ha sido mi amigo desde hace tanto tiempo…
— ¡¿Y porque tú no te pones en mi lugar?! ¡Yo respeto el hecho de que sean amigos, pero eso no le da derecho de manipularte!
—Él no haría jamás algo así.
—Taemin —lo tome por los hombros, obligándolo a mirarme—. Pareciera que te importa más él que yo.
¡Al fin lo dije! Y se siente tan bien. Pero mi alivio se esfumó cuando no me respondió de inmediato, sentí un aire helado cubrir mi cuerpo. Espere paciente pero no hablo, solo está frente a mí, quieto como una piedra. Y sentí miedo, miedo de él, de nosotros, del futuro.
¿Qué es este sentimiento que duele? ¿Acaso él no cree que me he enamorado de verdad? ¿No cree en mi sinceridad? Que yo quiero un “nosotros para toda la vida”.
Con el corazón dolido y furioso, iba a repetir mi pregunta pero se me ha adelantado, abrazándome de la cintura, pidiendo que le corresponda y eso hice, abrazar su delgadez, inhalando su dulce aroma.
—Eres un grandísimo idiota.
— ¿Podrías decirme porque los soy?
—Porque has preguntado algo estúpido.
— ¿Expresar mi miedo a perderte es algo estúpido? —se despegó un poco.
Cuando lo mire note sus ojos cristalinos.
—Aunque Kai fuera alguien especial, tú eres más importante.
Me golpeo en el pecho con su puño, fue hacia el sillón y se dejó caer sentado, con las manos halando sus cabellos castaños. Fui a su lado.
—Taemin, ¿Por qué confías ciegamente en él?
Esa era una pregunta que siempre me hacía. Tanta cercanía entre ellos no me gustaba para nada. Aunque muchas veces me pidió que me acercará a Kai simplemente no pude, es decir, ¿cómo hacerlo? Si sé que ese tipo quiere algo más con Tae aun cuando yo estoy saliendo con él.
—Estuvo conmigo en tiempo difíciles.
—Eso lo sé —repetí con fastidio—, pero no puede ser solo eso.
—Minho —me miro desde su posición—. Él fue una de las pocas personas en las que confié.
— ¿”Fue”?
Se enderezó, frunciendo el ceño tomo un cojín y lo abrazó con fuerza.
—Taemin solo estás desesperándome, déjate de rodeos, estoy pensando miles de cosas ahora mismo. Dijiste que hablaste con él….entonces ¿Qué paso?
—Peleamos —comenzó—. Enserio peleamos.
—Te dije que no aceptaría una negativa. Está obsesionado contigo.
—Creo que le disloque el hombro.
Mis ojos casi se salen de sus cuencas. Trague saliva. ¿Enserio lo hizo? Bueno no puedo decir que no me alegra, y a la vez me preocupa. Entonces pensé en algo.
— ¿Taemin que fue lo que dijo para que le casi le dislocaras el hombro?
—So…solo discutimos, nos gritamos, le dije que no podía haber nada entre nosotros, entonces el comenzó a llorar y yo me sentí culpable, se puso terco y…y…
— ¿Y? ¿Qué más, que hizo?
—Eso, nos gritamos más, muchos más, me sacó de quicio que no comprendiera lo que le dije. Por eso te digo que eres un idiota por creer que no eres importante para mí.
—No estás diciéndome todo.
—Claro que es todo, Kai fue muy molesto, me saco de mis casillas.
—Tú no golpeas a la gente por nada —tome su mano para atraerlo hacia mí—. ¿Qué fue lo que te hizo?
En este preciso momento sé que algo salió mal en esa charla, y recordando lo que escuche por el pasillo de la escuela, es seguro que Kai hizo algo terrible para que Taemin lo golpeara. Siendo amigos, uña y mugre y de la nada ¿lo golpea?
—No intentas desprenderle el brazo a un amigo solo por unos gritos.
—Choi no seas dramático, no sucedió nada.
— ¿Taemin que he hecho para merecer que me mientas?
—No, no es eso Minho.
—Te creo que hayan discutido, creo los gritos, creo la necedad de Kai por no querer dejarte en paz, pero que uses al violencia por gusto…ese no eres tú.
Frunció el ceño y de un tirón trato de soltarse de mi agarre, pero fui firme, no se escaparía de esta, me diría lo que ha sucedido quiera o no. Y estoy seguro que una vez que hable tendré que ir a matar a golpes a ese mal nacido.
Viendo mi furia, entendió que no se iría hasta que me dijera la verdad completa. Sus ojos ya no eran amenazantes, estaba preparándose mentalmente para hablar.
—Me beso, él me beso a la fuerza.
Y dicho y hecho, me levanté y fui directo a buscar las llaves de mi auto, pero no llegue más allá del sillón de enfrente pues Taemin se colgó de mi brazo.
— ¡Minho no hagas nada estúpido!
—Romperle la cara a tu amiguito no es estúpido, se lo merece.
—Yo ya hice suficiente lastimándole el brazo, no tienes por qué agravar la situación.
— ¡oh si, créeme que puedo agravar más la situación!
— ¡Ni siquiera sabes donde vive!
—Eso lo puedo averiguar ahora mismo.
—Yo no te lo diré
—No es necesario, yo tengo amigos Taemin, unos dispuestos a ayudarme cuando sea necesario.
Nos arrastré hasta la puerta principal, sin importar cuando me pidiera que no haga nada, no puedo, simplemente no puedo dejar que ese pendejo se salga con la suya. Sé que puedo parecer posesivo pero no soportaría la idea de que pusiera a Taemin en mi contra, no puedo imaginar…que se aleje de mí.
Tomé el pomo de la puerta, la mano de Tae se posó sobre la mía.
—Minho por favor, no hagas nada.
— ¡Deja de defenderlo!
—Independientemente de que haya hecho una tontería no quiero que por eso hagas algo estúpido y termines perjudicado por eso.
Se aferró a mi cintura, apretando lo más que puede con sus brazos, podía sentir los latidos de su corazón atravesando mi cuerpo. Intenté hacer que me soltara, pero tan necio como es se amarró a mí.
—Taemin suéltame —ordene con severidad.
—Si te suelto harás algo de lo que te arrepentirás.
—No podría arrepentirme de golpear a tu “amigo”, al contrario, lo voy a disfrutar.
Me empujó contra la puerta, con la fuerza que no sé de dónde saca, mi rostro esta estampado, con él decorado de la madera grabándose en mi piel como si fuera un tatuaje. Pedí a balbuceos mi libertad y cuando creí que lo haría simplemente me halo hacia tras, tomándome de la cintura hasta hacerme caer de espaldas al suelo, con él encaramándose sobre mí, aprisionando mis manos sobre el piso.
No podía ver su rostro ya que estaba escondido bajo su melena. Me quede quieto, respirando como podía. Taemin se fue deslizando con lentitud hasta quedar completamente sobre mí, escondió su rostro entre mi cuello y mi hombro, ya no sujetaba mis manos ahora jugaba con ellas, acariciando mis palmas, provocándome es calosfríos.
— ¿Tae que haces?
No respondió, respiró hondo, se removió buscando una posición más cómoda, sentí su respiración chocar en mi cuello, olí su champo, y juraría que se ha puesto crema para la piel…de ¿uva? Luego algo calló sobre mi hombro.
— ¿Estas llorando?
Pregunta estúpida, pero la hice. Lo rodee con mi brazos, acariciando su espalda como si fuera un niño, metía mis dedos entre su cabello, peinándolo o eso creía, no era mi intención enredar su larga cabellera.
No sé cuánto nos quedamos así, en el piso, escuchando solo la respiración del otro. Taemin lloraba, no tan dramáticamente, pero si parecía estar sacando un sentimiento muy, devastador. Cuando consideró que ya era suficiente llanto, una de sus manos tomo un mechón de mi cabello y lo enrollo en su dedo, sonreí ante tan acto tan tierno de su parte.
—Parece que ya estás mejor.
—Lamento haberte preocupado.
— ¿Por qué llorabas?
Se encogió de hombros.
—Estabas tan histérico que no lo soporte.
—Siempre que estoy histérico lo primero que haces es golpearme.
Nos reímos, giró el rostro, su nariz rozaba con mi mejilla. Su respiración cálida que erizo los vellos del cuerpo.
—Por eso opte por estamparte en la puerta, no estábamos en una posición cómoda para darte la patada que quería.
— ¿Una patada? —dije con voz alarmante.
—En tus bajos.
— ¡Dios, Taemin eres un salvaje!
—Ibas a cometer una tontería.
— ¿No querías que vaya tras la cabeza de Kai?
—No quería que hicieras una estupidez. Se merece los golpes que le des—rio—, pero yo no he acabado con él.
— ¿A qué te refieres?
—Tengo una cuenta pendiente con Kai, la definitiva. Es mi amigo, lo era…, pero esta vez, no puedo pasar por alto lo que ha hecho —me miró—. Sé que te disgusta y te pido una disculpa, tienes razón, no me he puesto en tu lugar, estaba actuando egoístamente.
— ¡Wow!
—Hasta a mí me sorprendió que lo haya hecho.
—Por eso es que debo ir y desfigurarle el rostro.
Se levantó a duras penas, quedando sentado sobre mi cadera, sus manos acariciaron mi pecho hasta llegar a mi cuello, no podía descifrar su mirada, apretó los labios, apenas consciente de lo adorable que se ve cuando lo hace.
— Me duele perderlo como mi amigo, y, de nuevo tenías razón, no es, ni será lo mismo de ahora en adelante, pero quiero acabar con sus ilusiones de la manera correcta.
—Ahora que estás peleado con él, le pones más atención de la usual —bufé—, como quiera que lo veas acapara toda tu atención.
— ¿Hasta este punto llegan tus celos Choi?
Me incorporé hasta quedar sentado y atraparlo de su cintura. Nuestras narices chocaron, nuestros labios están a escasos centímetros de rozarse.
—Sí. De solo imaginar que te ha tocado estoy hirviendo en celos, me quemo, me mata, desquicia, me descontrola, quiero matarlo por lo que hizo, por atreverse a profanar el cuerpo que es mío.
—No me gusta que seas tan posesivo —dice en un suspiro, si pretendía sonar molesto no lo estaba logrando.
— ¿Te parecería genial que alguna chica viniera y me coqueteara? —Lo pegué más, cerrando el agarre de mis brazos—. ¿Estarías bien si me beso con alguna chica?
—No —jadeo—. Te golpearía si lo hicieras.
—Entonces entiende que así me siento ahora.
Nos besamos, un beso que de esos que roban el aliento y te llevan al cielo. En la primera oportunidad metí la lengua en su boca y busque la suya, que parece, esperaba ansiosa por ello. La respiración se nos volvió entrecortada, acompañada de latidos del corazón que hacer doler el pecho, mis manos se colaron bajo su camiseta, recorriendo su espalda, explorando con mis dedos, buscando sus puntos débiles.
—Alguien puede entrar —dijo apenas deje su boca para atacar su cuello.
— ¿Te preocupan que nos descubran? Eso no pasará.
—Eres un maldito pervertido Choi Minho.
—Y tú eres un experto manipulador Lee Taemin —bese su frente—. Por hoy no iré de casería, parece que tu amiguito tiene una día más de vida —lo mordí y tembló
— ¿Sigues enojado porque no te dije lo que paso?
—No, ya no —lo acerqué más—. Ya hemos hablado de la confianza, no me escondas nada.
—Es difícil perder a un amigo —asentí—. Y aún más difícil saber que ya no será lo mismo de ahora en adelante, no mientras él sienta algo por mí.
— No hablemos más de él, ya hemos tenido suficientes problemas. Además, parece que has logrado acaparar toda mi atención, pero no siempre te servirá, ¿entiendes?
Asintió.
Aunque me pida que no haga nada no puedo, le daré la tranquilidad que pueda, por el momento, porque todavía está triste y confundido. Pero si Kai vuelve a hacer algo como eso, ni las palabras de Taemin podrán detenerme.
Lo abrazo con tanta ternura que incluso a mí me sorprende. ¿Cómo es que esta persona pudo llegar a ser tan importante para mí? constantemente siento miedo de que puedan arrebatármelo, sé que es una exageración, y es eso precisamente lo que me repito para disipar esa idea absurda, pero no siempre puedo.
No había sentido esta extrema necesidad de cuidar a alguien, en mucho tiempo. Taemin es ese pedazo de vida que se me fue arrebatado al irse Minjung, un pedazo de vida con sabor y color propio.
~
Aunque terminemos en el lugar de siempre para ir a comer, parece que a Taemin no le desagrada, es más, me atrevo a decir que es su lugar favorito.
—Abre —le digo.
Intento por segunda vez darle de comer algo de ramen sin derramar nada en la mesa. Él frunce el ceño, preguntándose porque demonios insisto en hacer que coma de mi mano.
—Quiero doblegar tu rudeza —chasqueó la lengua.
—Deja mi rudeza conmigo Choi.
—Una cara bonita y una fuerza desconocida es impresionante, pero ser dulce de vez en cuando no está mal.
—Yo soy la persona más dulce del mundo.
— ¿De qué mundo? —me reí—. Bueno si hay ocasiones en las que eres muy lindo, pero quisiera que lo fueras siempre.
—Estás mal acostumbrado Choi, no pienses que te tendré lleno de besos y palabras románticas todo el tiempo.
—Lo harás —me incliné hacia él—. De alguna manera u otra terminas haciéndolo, eso y muchas otras cosas más.
Se sonrojó. Es bueno verlo de mejor ánimo, este día solo hemos sido él y yo, sin amigos obsesionados que lo ronden.
—Sigue soñando.
Me aventó un trocito de ramen a la cara, a lo que respondí de la misma forma. La gente nos observaba de mala manera pero poco nos importó, una vez más lanzo comida hacia mí, pero fui más rápido y logre esquivar el fideo, solo que no esperábamos que cayera en la blusa de una chica que pasaba junto a nosotros.
—Lo siento mucho —me levanté de un salto.
Cuando ella y yo cruzamos miradas me sorprendí de encontrar a esta persona en este lugar.
—Profesora Seo.
—Choi Minho —dijo ella mientras se sacudía la blusa.
—Yo, lo lamento profesora.
—Ah ¿pero fuiste tú quien lo lanzó?
—Fui yo —Taemin se levantó e hizo una reverencia—. Lo lamento no fue mi intención.
—Bueno, mientras no hayas lanzado una piedra —bromeo.
La profesora Seo iba a tomar una servilleta de nuestra mesa, pero yo me anticipe y con cuidado le limpie donde estaba la mancha.
—No es necesario.
—Lamentamos lo ocurrido.
—Minho ¿Cuándo dejaras de ser tan caballeroso? —dice con un linda y amplia sonrisa.
Me sonroje, siempre lo hago cuando lo dice, y siempre me molesta por ello, diciendo que las chicas abusarán de mí algún día si no me hago un tipo rudo. Terminé de limpiar su blusa y enseguida la invite a sentarse con nosotros.
—Tengo que rechazar tu oferta Minho, vengo por un colega de la universidad.
—Es bueno verla profesora.
—Igualmente —de repente ella frunció el ceño, tomó una servilleta y lo paso cerca de mi cuello—. Parece que el juego de la comida ha sido muy divertida.
Atrapó mi rostro con sus manos, escaneándome con la mirada, parecía estar buscando algo pues giraba mi cabeza como si fuera una pelota.
—Hay algo extraño en ti Minho —tome sus manos para indicarle que ya podía dejar de marearme—. Más bien, diferente.
—No hay nada nuevo profesora.
Se quedó inmóvil unos segundos, luego volteo hacia Taemin, quien nos miraba de una forma extraña, era incómodo, pero a ella parecía no importarle. Se devolvió a mí y sonrió dulcemente.
—Ya habrá tiempo para que hablemos, debo irme, buen provecho, a ambos.
La profesora se fue, despidiéndose con una mano al aire. Cuando me senté y cruce miradas con Taemin no me gusto lo que vi. Me dio algo de miedo esa mirada gélida que puso.
—Ella es muy bonita —dijo apoyando la cabeza sobre una mano, tomo los palillos para enrollar los fideos y llevarse una gran porción a la boca.
—A mí me parece normal.
—Tiene un bonito cuerpo, esa falda corta le queda muy bien.
—La verdad no me percate.
—Se ve muy joven.
—Apenas tiene 28, fue el mejor promedio de su generación y una de las pocas personas en convertirse en una reconocida profesora fuera de Corea—dije con emoción—. Es muy tenaz, algo perfeccionista pero muy profesional.
—Parece que…se llevan muy bien.
—La admiro —sonreí—. Es una excelente mujer.
El sonido de los palillos siendo arrojados a la mesa me sorprendió.
—Taemin ¿Qué sucede?
—Ya no tengo hambre.
Se levantó y camino rápido hacia la salida. Torpemente saque unos cuantos billetes y los dejé sobre la mesa para pagar la comida. Salí corriendo tras él, encontrándolo a unos cuantos metros lejos de mí.
—Tae ¿Qué pasa? —dije ya detrás de él.
—Nada, no hay nada.
—Pues te escuchas molesto.
—No, para nada.
— ¿Dije algo malo?
— ¿Tú? —Rio—. Eres el mismo tonto de siempre, eso es todo.
— ¿No entiendo?
Y la verdad no entendía, de la nada se ha enojado, porque claro que estaba enojado, estaba haciendo morisquetas, susurrando cosas, remendándome en cada cosa que decía. Hasta que me harte, lo tome del hombro y lo hice girar.
— ¿Qué sucede?
—Nada.
—Contigo pasan muchas cosas, no me salgas con “nada”.
—Deja de hacer drama —frunció el ceño—. Si vas a estar así de fastidioso mejor regresa y quédate con tu “amada profesora” para que platiquen de lo “caballeroso” que eres.
— ¿Que se supone que significa eso?
—“Es una excelente mujer” —imitó mis palabras, de una manera muy chocante.
—Y lo es.
—Y todavía dejas que te toque —me pegó en la cabeza con su puño.
— ¡¿Por qué me pegas?! —le grité y me dio otro golpe, uno más fuerte que me hizo agacharme por el dolor.
— ¡Solo te faltaba ofrecerte a lavar su ropa!
— ¡Pero tu arrojaste el ramen!
— ¡Ojala le hubiera arrojado el tazón completo para ver si se le quita lo confianzuda!
— ¡¿Confianzuda?! ¡¿De qué diantres hablas?!
Ambos estábamos gritando más fuerte en cada vez. Taemin había logrado frustrarme, no me decía la razón de su enojo, de hecho solo me golpea y me grita.
Nos quedamos parados uno frente al otro, sin decir nada, Taemin desvió la mirada hacia la carretera, frunciendo el ceño y maldiciendo en voz baja, estaba peleándose consigo mismo, si no estuviera tan enojado, esa escena hubiera sido tan graciosa como para reírme, pero no cuando se devuelve y me ataca con la mirada.
—Nunca es igual un hombre que una mujer, ¿verdad? Parece que te gusta recibir halagos de mujeres bonitas.
— ¿Qué?
—Esa tipa es una resbalosa.
—No la insultes.
— ¡Es la verdad!
— ¡Por supuesto que no!
Cuando creí que comenzaríamos a pelear de nuevo entendí lo que sucedía. ¡Y no negaré que me hizo sumamente feliz! me acerqué lo suficiente para que nuestras narices se rozarán. Con una enorme sonrisa le dije:
— ¿Eso que veo son celos?
Bufó—. ¡Esa es la tontería más grande que te he escuchado preguntar!
—Estas molesto porque la profesora Seo se acercó a mí.
— ¡Es que es demasiado confianzuda! ¡Un superior no tiene que tratar a sus alumnos con tanta cercanía! ¡Está mal!
—Te he visto platicar muy a gusto con tus maestros y déjame decir que unos cuantos no te miran como un alumno — ¡Bien, estábamos discutiendo otra vez! Pero eso no borra el hecho de que Taemin está celoso y no lo quiere admitir.
— ¡NO ES LO MISMO, ESA MUJER TE TOCABA COMO SI FUERA SU AMANTE Y TÚ NO LO IMPEDISTE!
No voy a negar que me sorprendió que me gritará todo eso, la verdad no considero que haya sido como él lo dice.
—Estas exagerando.
—Contigo no se puede.
Lo atrapé con un abrazo antes de que se marchará, sin importar cuanto gritara o forcejeara no lo solté, es más bese su frente con ternura y se sonrojo de inmediato.
— ¿Qué tengo que hacer para que entiendas que no hay nadie más que tú para mí?
Se me quedo mirando.
— ¿Por qué no admites que tienes celos? Me hace feliz que lo sientas, pero me preocupa que no creas que te amo.
Pestañeó varias veces antes de corresponder el abrazo y esconder su rostro en mi pecho.
—Admitir los celos es admitir que me afecta ver cómo te tocan y te miran, admitir eso es decir que me he vuelto malo contigo.
— ¿Malo?
Alzo la mirada.
—Porque quiero ser el único que pueda tocarte de esa manera. Eres mío, solo mío.
Esto que siento que recorre mi cuerpo debe ser la adrenalina que hace mis latidos acelerarse, que hace que me sienta como si flotara. Que me hace sonreír y querer fundirlo en mí para que nunca se vaya.
— ¿Lo podrías repetir?
—Estás pidiéndome mucho.
Pero lo hizo, casi en un susurro pero lo hizo.
¿Cómo puedo sentir tanto amor por ti Taemin?
Re: Mi otra mitad [2min]
Hola, aquí de nuevo, muchas gracias a quienes leen el fanfic. Aquí el capítulo 20 espero que les guste :Hi: escribió:
Capítulo 20: vergüenza
Taemin.
La risa de Key hacía eco en las paredes del aula vacía mientras yo, sentado sobre mi silla, me cruzaba de brazos, ruborizándome hasta las orejas. Mi amigo, ocupando el asiento de al lado, palmea mi hombro con suavidad sin dejar de reír y mostrar sus dientes blancos.
—“Porque quiero ser el único que pueda tocarte de esa manera. Eres mío, solo mío.” —cito mis palabras, letra por letra.
—Nunca debí decirte nada —chillo.
—Relájate —se cruza de piernas—. No puedes evitar que no suene cursi, pero también es romántico. Creo que después de esa declaración dejaste muy contento a Minho.
—No fue tan difícil decirlo.
—Eso quiere decir que ya te sientes plenamente cómodo con él.
Sus ojos claros se clavaron en mí, mirándome con ternura.
—Puedo ver como Minho te hace feliz —no dije nada, no quería arruinar el momento—. Creo que é es el indicado ¿no?
— ¿indicado?
—Ya sabes —ladeó la cabeza—. La persona especial, la única, la verdadera para ti.
— Y dices que yo soy el cursi —me burle.
—Sabes de lo que hablo.
¿La persona especial, la única, la verdadera? Debía reconocer que si lo he pensado, nunca me había sentido más feliz que ahora, sin tomar en cuenta la penosa situación de MinAh y Kai, estamos bien, sé que Minho lo está y yo…yo también me siento feliz.
—Te vez lindo cuando sonríes Taemin, sí estas sonriendo —dijo a notar mi desconcierto.
—Llevamos casi cinco meses de estar saliendo, yo…aunque me siento bien, creo que todavía no conozco del todo a Minho.
—Creo que será un divertido proceso el conocer todo de él —asentí.
En realidad ambos hacemos eso, conocernos, preguntarnos nuestros miedos, nuestras alegrías, lo que queremos y esperamos. Las visitas en casa se han hecho más frecuentes, mis padres ya han tenido oportunidad para charlar con él aunque ha sido por poco tiempo. Mamá ha estado fastidiándome con invitarlo a cenar a la casa, no sé si deba, conociéndola sé que lo volverá loco con un innecesario interrogatorio muy extenso de su vida. Además, ella, a pesar de estar ya en casa dos semanas no parece estar enojada o molesta con papá, es decir, viven bajo el mismo techo pareciendo más compañeros de cuarto que un matrimonio con más de 20 años de casados. Es extraño.
— ¿has tenido problemas con la ex? —me saca de mis pensamientos con esa pregunta.
—No.
— ¿Crees que se haya rendido? La última vez que te la encontraste seguía sulfúrica por el asunto de Minho.
—No lo sé —conteste franco—, y no importa—Key asintió.
Luego de unos segundos de silencio habló.
—Ayer en la noche fui a visitar a Kai.
De solo escuchar ese nombre sentí como si algo pesado hubiera caído sobre mí. Me recliné en el respaldo de la silla, exhalando el aire retenido en mis pulmones. No había querido pensar en él en estos días, sin embargo de alguna u otra manera terminaba preguntándome como esta, que hace o que piensa hacer.
—Parecía un poco…deprimido —continuó—, es la primera vez que lo veo tan decaído.
—Me siento un poco mal por haberlo golpeado.
— ¡Estás loco! —Dijo con sorpresa—. Se lo merece —pareció dudar—, tal vez te pasaste un poquito con la fuerza que usaste pero se lo merece. Si no lo hubieras detenido quizá habría hecho algo más.
—Sabes que él no es de esos tipos.
—Nunca se sabe señor Lee —fruncí el ceño—. Es broma, es broma —dijo entre risas.
—Es extraño, sabes…entender que una amistad de tanto tiempo se esfumo en unos cuantos segundos.
—El también piensa lo mismo.
—Pero parece no entender que nosotros no podemos…no podemos ser lo que él quiere.
—No lo voy a defender, hizo mal en besarte a la fuerza, sobre todo guardar silencio tanto tiempo, pero…el chico ha tenido, bueno, tuvo aguante por todos esos años que le basto tenerte como amigo.
—Yo no lo quiero de otra forma.
—Y él te quiere de ambas formas. Como amigo y como el amor de su vida.
—Yo no soy el amor de su vida. Debería verse con más personas no puedo solo existir yo en su vida.
—Es una lástima, ¿no crees?
— ¿Qué cosa?
—Amar y no ser correspondido.
Lo miro con desaprobación ¿Qué pretendía Key? ¿Hacerme sentir mal por Kai? Ya me siento mal por perder su amistad pero no puedo arrepentirme, no lo amo, no puedo corresponder.
—No te enfades —rodo los ojos—. Solo estoy diciéndote como percibo esta situación. Kai es un idiota, como lo es la mayoría de las personas que creen que no pueden declararse a la persona que aman por miedo a ser rechazados.
—Parece que sabes mucho del tema.
—He tenido el placer de sufrir esa pena —rio—. Recuerdas al chico rubio que estaba en noveno.
— ¿El que se graduó con honores hace un año?
—Ese mismo.
— ¡Auch! —dije compadeciéndolo.
Lee Donghae, el chico alto de ojos claros, clasificado como el más atractivo de su generación en el área de la salud. Key estaba enamorado de ese estudiante de medicina, ambos se conocían, charlaban, parecían buenos amigos. Nunca imagine que tan enamorado estaba mi amigo de Donghae.
Hasta donde sé el chico tiene un buen puesto en uno de los más importantes hospitales de Seúl y que, claro, ahí mismo encontró a su actual novia.
—Lo siento.
—No fue para tanto —dijo con indiferencia—. Nunca le dije nada y creo que fue lo mejor, me di cuenta que no lo quería tanto como decía. Además he conocido a alguien más interesante —me presumió.
—Jonghyun es el mejor novio que puedes tener —suspire—. Ojala Kai reflexionara como tú.
—Da le tiempo, yo creo que todavía está pasando por el proceso de entender que no puede tenerte como quiere.
—No quiero convertirme en obsesión de nadie —dije con preocupación. En verdad eso sería horrible—. ¿Crees que debería hablar de nuevo con él?
—Mejor dale un poco más de tiempo, luego puedes intentar hablar con él y si no funciona, simplemente aléjate. Ninguno merece seguir sufriendo. Claro que el muy tonto ha elegido sufrir por un imposible, debería presentarle a alguien.
Me reí.
—“El casamentero Key al servicio de todos”
— ¿Dudas de mi poder? —fingió estar ofendido—. ¿Sabes a cuantas personas he podido emparejar?
—“oh señor Kim no dudo de su poder, por favor se amable de buscarle un buena persona a Jong In”
—Mi trabajo no es fácil Taemin, encontrar a la persona indicada es toda una proeza.
—De eso no tengo duda.
Dijo una voz que nos hizo mirar hacia la entrada. Reclinado en el marco de la puerta, Jonghyun nos observaba con una enorme sonrisa. Entró y fue directo a besar a Key, un beso corto pero tierno. Rodé lo ojos, concentrándome en guardar mis cosas en mi bolso.
Jong rodeó la silla y de colocó frente a mí, al colgarme el bolso al hombro lo atrapé con un efusivo abrazo. El palmeo mi espalda y me sacudió los cabellos sueltos que caían sobre mi espalda. No sé exactamente cuando comenzamos a saludarnos de esta forma, es decir, nos hemos conocido muy poco, pero pareciera que somos así como amigos de toda la vida.
Jonghyun es una persona que inspira mucha confianza, ser amigo de Minho y salir con Key solo creo un vínculo más grande entra nosotros. Cuando nos separamos Key extiende la mano y Jong entrelaza sus dedos con los de él. Si hablamos de personas cursis ellos son un ejemplo, y aunque a veces es incómodo estar cerca, no negaré que me hace feliz verlos juntos.
—Creí que venías con Minho —dije cuando caí en cuenta que no llegó con él.
—Está en la sala de maestros, fue a hablar con su asesor.
—Podemos esperarlo en el estacionamiento —sugirió Key.
—No, no es necesario, yo lo esperaré.
— ¿Seguro? —Preguntó Key—. Podemos acompañarte.
—Claro —confirmó Jong—. Es mejor que esperar solo.
—Dije que está bien, vayan a casa.
—Bien, te daremos privacidad con Choi, seguro tienen planeado hacer cosas sucias y por eso no quieres que nos quedemos —dijo mi casi segunda madre.
— ¿De dónde sacas eso?
—Si van a ir a un hotel a tener sexo salvaje te sugiero que aproveches el tiempo y vayas a comprar condones.
Me ruborice por su comentario, Jonghyun no paraba de carcajearse.
—Parece que tú ya lo has hecho —ataque. Jong paro las risas de inmediato y aclaro su garganta, pero Key, el solo arqueó las cejas y su penetrante mirada cayó sobre mí.
—Te sorprenderías de las cosas que se pueden hacer en una cama de hotel Taemin, y creo que pronto lo descubrirás.
Y se fueron, dejándome perturbado por esa declaración. Prefería no pensar en lo que me dijo, mejor me encaminé a la sala de maestros, ahí habían suficientes sillas para poder sentarme y esperar.
Al llegar a la sala busco de inmediato una banca para sentarme, me doy cuenta de que la puerta está entre abierta y decido echar un vistazo, escucho la voz de Minho y sonrió, logro verlo sentado de espaldas frente a un escritorio, doy un paso hacia delante dispuesto a entrar y cuando lo hago es para presenciar como aquella maestra que nos encontramos en el restaurante se queda parada al lado de él, colocando su manos sobre su hombro, hablándole cerca, muy cerca del rostro.
Sentí mi boca amarga y una molestia inevitable.
Celos. Malditos celos, pues sí ¡tengo celos! Y me molesta, nunca había sentido esto, que alguien se acerque así a Minho, es demasiado, ya me había acostumbrado a las miradas que las conocidas de Choi le tiraban, eso era soportable, pero tocarlo…no, eso no.
¿Exagero? Es lo más probable, no me gusta sentirme así, como si alguien quisiera arrebatarme a Minho.
—Señor Lee —volteo a mi costado derecho. Mi profesor de administración se acerca a mí—. ¿Qué lo trae por aquí? ¿Algún problema con su proyecto?
—No profesor Park, solo…solo vine a buscar a alguien —le sonreí al alto hombre de cabellos castaños frente a mí. Cada vez que lo veo recuerdo los comentarios de mis compañeras sobre lo guapo y buen novio que debe ser.
—Espero que el joven Kibum no te esté dando lata —reí.
— ¿Cuándo no da lata? Sabe cómo es Key.
Desvió la mirada unos segundos hacia el frente y me doy cuenta que Minho está sentado de lado, mirándome algo, ¿amenazante? la profesora Seo le dice algo y así es como regresa su atención a ella, pero apenas tiene la oportunidad se devuelve a mí.
Me da una linda sonrisa y le correspondo, mueve los labios diciendo “espera un momento”, yo asiento. Su maestra le reprende por distraerse, lo toma del mentón y lo hace mirarla. Siento como si me hubieran dado un golpe en el estómago, sin darme cuenta doy un paso al frente, pero la voz de mi maestro me detiene de ir hacia ellos.
—Algunos de sus compañeros lo han postulado para ser el jefe de grupo —me congele.
—No me interesa el puesto.
El profesor Park se echó a reír—. Siempre tan directo joven Lee, deberías considerarlo, eres de los mejores alumnos que tengo, sé que puedes con el cargo.
—Enserio, no gracias, debe…haber alguien más.
—Claro que lo hay —va hacia su escritorio, me indica que lo siga, busca entre sus carpetas hasta encontrar una de color azul, la abre y saca una hoja.
—El joven Kim Kibum tan bien esta postulado —enarcó una ceja—. Dios, será un desastre.
Nos volvemos a reír a carcajadas llevándonos la reprimenda del profesor del escritorio de al lado, sería divertido tener a Key como representante del grupo, solo que habría que aguantar su carácter explosivo y sus excentricidades, pero sin duda, es muy adecuado para el puesto, si hay algo que mi amigo no es, es ser un alumno irresponsable.
Escuchó risas al fondo, volteamos, ahí estaba esa mujer de nuevo cerca de Minho, agradezco que el escritorio este en medio de ellos, ella palmea una pila de documentos y mi novio se queja, lo vuelven a reprender, al final terminan riéndose.
Bufo. Tan confianzuda. Pienso. Otra sensación de que me golpean en el estómago y aprieto los dientes. No la conozco y juzgarla esta fuera de lugar, pero ¿Qué no se da cuenta que está propasándose? Hay un límite de respeto entre maestro y alumno, y sobre todo, alguien debería recordarle el concepto de acoso.
¿De nuevo exagero? No me importa, lo que quiero es que no lo toque, debería haber una ley que le impida respirar el mismo aire que él.
— ¿Te encuentras bien? —la voz del maestro me despierta—. Estas apretando muy fuerte la mandíbula, ¿es acaso dolor de muela?
—No, no…no es eso.
—Taemin.
Minho se nos acerca, parece que su plática con la “resbalosa” ha terminado, cuando cruzamos miradas frunzo el ceño, se da cuenta de mi molestia y a cambio solo se ríe.
— ¿Nos vamos?
—Claro. Nos veremos luego señor Park.
—Nos vemos Taemin, hasta mañana —suspiró—. Reconsidera la oferta.
Asentí, la verdad no lo haría, no quiero más trabajo de lo que ya me dejan a diario, sé que Key estaría contento de tener el poder del grupo.
Salimos de la sala de maestros, ya en el pasillo Minho toma mi mano y entrelaza sus dedos a los míos.
— ¿oferta? —dice sin mirarme.
—No es nada —reí.
—Te diviertes mucho con el señor Park —su voz sueña extraña, esta como, sin emociones.
—Es agradable —vamos en dirección al estacionamiento.
—Sí “muy divertido”
— ¿Estas molesto?
—Más bien, cansado, ha sido un día largo.
Llegamos a su auto, entramos y nos pusimos en marcha. No está muy hablador como de costumbre, hemos pasado tres calles sin pronunciar palabra alguna. Cuando para en un semáforo en rojo, aprovecho a picarle el cachete.
—No entiendo cómo puedes estar serio si hace unos instantes estabas muy feliz.
— ¿De qué hablas? Yo siempre soy una persona alegre.
—En la sala de maestros, con tu “queridísima” profesora —dije con desprecio.
—Taemin no uses ese tono.
— ¿Qué tono?
—El tono de “odio a tu maestra” ya te dije que ella solo es amable.
—Las personas amables no te toman el rostro como lo hizo ella.
—Estas imaginando cosas.
— ¡No estoy imaginando nada!
—Te quiero —dijo y me sorprendió en el momento en que seguía quejándome.
—No cambies el tema.
—Tú eres el único tema del que gusta hablar.
El semáforo cambia a verde y avanzamos. Lo golpeo (sin mucha fuerza) en su hombro con los nudillos. Risas y más risas por su parte.
—Te odio.
—No es verdad, tú me amas.
Me ruboricé.
—Me gusta que me celes con la profesora Seo.
—Idiota —mascullo.
Me cruzo de brazos y volteo hacia la ventanilla.
—Amor —me llama y siento mi corazón latir con fuerza. No respondo a su llamado—. Amor —repite, lo sigo ignorando.
—Te amo —concluyó.
Tenía ganas de girar y besarlo, pero reprimí las ganas, no debía sucumbir a sus palabras dulces, últimamente lo he estado haciendo y no me gusta, tengo que ser fuerte. Nos detenemos en otra luz roja.
Doy un salto de susto al sentir un par de brazos rodear mi cintura.
—Ignorarme no sirve —susurra cerca de mi oído, lo que me provoca una deliciosa sensación de escalofríos.
—Puedo ignorarte todo lo que quiera y no puedes hacer nada contra eso.
— ¿así?
Y con agilidad estiro el brazo para quitarme el cinturón de seguridad, me volteo hacia él y atrapó mis labios con los suyos, un beso que desde el inicio fue intenso y muy necesitado. Mis brazos fueron directamente a rodear su cuello, mientras sus manos me halaban hacia él para tener más contacto, más calor.
Cuando estaba a un alto nivel de gozo cortó el beso tan repentinamente que me dejo con la boca abierta y húmeda por la saliva. Se colocó el cinturón e hizo como si nada.
— ¿Qué rayos haces?
—Necesitamos llegar a mi casa.
—Pero Minho, el…el besó no lo terminamos —mi voz fue perdiendo fuerza.
—Oh créeme que quiero terminar el beso, por eso quiero llegar a casa rápido.
Se muerde la punta del dedo índice, sin despegar la mirada de la carretera, su otra manos descansa cerca de su ingle y oh Dios~ ya vi porque quiere llegar rápido.
—Pervertido —me burlo.
—No te reirás, cuando lleguemos a mi casa enseñaré que tan pervertido puedo ser —me miró—además, tengo que castigarte por estarle sonriendo tan tiernamente a ese maestro.
No tuve reproches para eso, en mi mente solo rondaba la palabra clave de su oración “castigar”. ¿Castigarme a mí? ¿En qué clase de castigo estará pensando? Algunas imágenes se forman en mis pensamientos que logran sonrojarme y sentir un leve hormigueó en mi vientre.
Esto me asusta, yo teniendo pensamientos pervertidos junto a un chico que necesita llegar a casa para desahogarse, utilizándome a mí. Una parte de mi estaba contenta, diría yo, orgullosa de que pueda provocarle tanto deseo a una persona; otra parte está algo asustada de tantos cambios, con Minho siempre suceden cosas inesperadas.
Como este creciente deseo de comerle hasta el último rincón de su cuerpo.
Minho
—Así que… ¿quieres regresar con Joon? —Onew asintió.
Mi tono de voz es neutra, no podía negar que la situación por la que pasaba mi amigo me entristecía, según por lo poco que Taemin llegó a contarme, su hermano fue quien decidió cortar de tajo su relación porque no creía ser lo suficiente para Onew.
—Lo extraño ¿sabes?
—No lo dudo.
Le di un sorbo a mi cerveza, el partido de futbol había perdido interés desde el momento en que Onew llegó a mi casa con esa cara de “tengo algo que contarte”. Una visita inesperada pero bienvenida, aunque le eh ofrecido algo de beber se ha negado rotundamente.
Dejó escapar un largo suspiro, fijando su mirada en el televisor pero sin prestarle atención, ha estado como zombi desde su ruptura con Joon, es extraño, siendo él, una persona sonriente, verlo ahora…es devastador.
Lo rodee por los hombros con mi brazo, el volteo hacia mí con las cejas levantadas.
—Taemin dice que Joon está destrozado —sus ojos se engrandecieron en cuando lo dije—. Así que te sugiero que mejor seas tú quien se acerque, Joon es un cabeza dura, piensa que no te llega a los talones, así que mejor cítalo y arreglen lo que tengan que arreglar.
—Choi Minho está dándome concejos. ¿Tan bajo he caído? —chasquee la lengua.
—El gran Minho tiene la solución para todo —le sonreí.
—Parece que Taemin ha hecho una gran labor contigo.
— ¿A qué te refieres?
—Eres, como el antiguo Minho, el tipo alegre y loco que salía con Minjung.
¿El antiguo Yo? ¿Es que tanto había cambiado cuando ella se fue? Pienso a detalle lo que ha dicho, ciertamente me siento mejor ahora que estoy saliendo con Taemin, me siento más libre, más relajado, me siento feliz. MinAh…ella hizo lo imposible por hacer que al ame, pero eso no funciono, todavía me siento fatal por haberla confinado a un amor de mentira.
—Lo quiero mucho —me levante de del sillón, dejando la lata medio llena sobre la mesa de centro, me dirijó hacia una repisa donde tenía fotografías de mi familia, noto que todavía conservo una de MinAh y yo cuando fuimos de vacaciones a Japón, sonrió al recordar el primer día que estuvimos ahí, recorriendo los barrios más famosos hasta que la noche cayó y terminamos casi perdidos, de no ser por un policía no sé qué hubiéramos hecho.
Tomo la foto, nos veo, mi sonrisa se desvanece porque el sentimiento ya no es el mismo. Por un momento me imagino en esas mismas calles pero con Taemin, diciéndome a qué lugar quiere ir y que comer o donde comprar. Pienso que la próxima vez debería llevármelo y de repente la alegría me llena de nuevo.
—Ese chico —no me había dado cuenta que lo tenía detrás de mí—, debe ser muy especial.
—No tienes ni idea —dejo la foto en su lugar, luego la quitaría de la repisa—, demasiado especial, es tan, inesperado y me golpea por todo —volteo—. Tan bien es muy tierno.
—Sé que siempre te molestabas porque no queríamos a MinAh como tu novia, pero quiero decir que estoy muy feliz de que la hayas dejado, ahora que te veo, puedo decir que Taemin ha sido la mejor persona para estar a tu lado.
—Todavía me siento mal por ella.
—Lo superará —frunció el ceño—, Jonghyun me platicó que has tenido con un tipo que rondaba a Taemin.
Rodé los ojos— Kai, su mejor amigo desde la secundaría, el tipo que después de años de ausencia se le ocurrió confesarse ahora que está conmigo.
— ¿Mejor amigo? Pues sí que tienes competencia.
—No tanto. Taemin se ha encargado de él —de solo imaginar la golpiza que Tae le dio me regocijo de felicidad.
—Le dijo que no podían estar juntos — Dijo seguro, yo asentí.
—Muy al estilo Lee Taemin. Tu futuro cuñado en una caja de sorpresas.
Onew se ruborizó cuando pronuncié la palabra “cuñado”, me eché a reír y me siguió. Pero su sonrisa fue desapareciendo, una mirada de preocupación quedó en su lugar.
— ¿Tus padres lo saben ya?
— ¿Lo de Taemin?
—Y tu ruptura con MinAh.
—No todavía no, aunque no creo que armen un escándalo por ello, es más, juraría que ya lo saben. Ya conoces a mi papá, es una necesidad para él saber todo lo que su familia hace.
Mi celular comenzó a timbrar, una llamada de Taemin.
—Hola —dije sonriente.
Onew pregunto con señas de quien se trataba, se lo dije en susurro, y de la misma manera le pedí un momento para hablar. El regresó al sillón mientras yo caminaba hacia la cocina.
— ¿Qué me decías?
—Me quede varado, salí en busca de unas notas en casa de un compañero, pero parece que hubo un accidente y los autobuses no pasan.
—Taemin —mire el reloj en una de las paredes de la cocina— son casi las 10 pm.
—“¿En serio?, ¿Crees que no lo he notado?” Si tuviera como regresar no te pediría que vengas por mí.
—Dame la dirección —busque entre los cajones algo con que apuntar, cuando lo conseguí me apresuré a escribir lo que me decía—. Estaré ahí pronto, no te muevas.
—No es que tenga muchas opciones.
—No ruedes los ojos.
— ¡No lo estoy haciendo!
— ¡Sé que lo haces!, No discutas y quédate ahí, enseguida voy.
Taemin.
Comía un trozo de chocolate que mi compañero me había regalado. Suspirando y mirando hacia ambos lados de la carretera mientras permanecía apoyado en una cabina telefónica. Los pocos autos que lograban circular me distraen del aburrimiento.
Mire mi reloj, 10:25 pm, Minho no debía tardar en llegar o eso esperaba, estaba muriendo de hambre y el chocolate no lograba llenarme. Un par de chicas pasan a mi costado, una de ellas se me queda mirando hasta lograr incomodarme, se ríen, susurran cosas entre sí y luego me saludan con un “Hola” y yo asiento. Mientas se alejan no paran de voltear hacia tras y mirarme.
Me rio de mí mismo, aun teniendo una apariencia “delicada”, las chicas siguen coqueteándome, ¿debo de estar agradecido? No creo que no. Si supieran que soy gay tal vez huirían lejos, aunque…NaEun en vez de correr terminó siendo una buena amiga.
Termino mi barra de chocolate, las chicas doblan en la esquina y al fin desaparecen, al mismo tiempo una pareja aparece del lado opuesto, se quedan parados. Me llama la atención la silueta de aquella mujer, a pesar de estar algo lejos me atrevería a decir que la conozco, pero mi visón no es muy buena.
El sonido de un claxon me hace voltear y ver el auto de Minho estacionarse, su gran sonrisa me recibe en cuanto abro la puerta del copiloto. Por alguna razón siento que tengo que mirar de nuevo a la esquina, pero ya no hay nadie. No le doy importancia y entro al coche.
~
— ¿Dime de nuevo como es que terminé aquí?
Susurre sobre la boca de Minho. Si bien la idea era que fuera por mí y me llevara a mi casa, en algún punto del camino el plan cambio a una cena en su casa y luego tan solo acabamos tirados en piso de la sala.
—Te dije que te extrañaba, que estaba molesto porque terminase solo en esa calle —beso mi cuello—, que si algo te pasaba…
—Así —suspiré—, discutimos y terminamos aquí.
—Mi sala es muy grande, podemos hacer lo que quieras —dijo en tono seductor.
Comencé a reír mientas mi cuello seguía siendo atacado por sus besos. Pero mi concentración cambio de objetivo al ver las fotos de la repisa, en especial una de MinAh y él, sonriendo felices en algún lugar.
—Se ve que la quisiste mucho —dije y de inmediato los besos pararon.
Se incorporó hasta quedar sentado sobre mí, volteo en la dirección que yo miraba, luego se devolvió.
—No pienses en ella, se acabó.
—Lo siento.
— ¿Algo te preocupa?
—No —en realidad no pasaba nada, solo me sorprendió ver la foto.
— ¿Te molesta que tenga esa foto?
—No —sonreí—. Pero sería mejor no verla.
Asintió —Parece que no te gusta mi cercanía con las mujeres.
— ¿De qué hablas?
—MinAh, la profesora Seo…
—De tu ex puedo entender y soportar ciertas cosas, pero de esa…mujer —dije con enojo—. Ya te lo dije es demasiado…confianzuda.
Su expresión cambio radicalmente, solo estaba frente a mí, mirándome con sus ojos oscuros, sin pestañear. Me sentí intimidado, y tan largo se hizo el silencio que opté por levantarme, ambos lo hicimos. Ante esta nueva situación no sabía qué hacer, ya que no sabía que pasaba con él, lo que termino por desesperarme y romper con el silencio.
— ¡¿Qué pasa?! —dije con desesperación.
—No sabes lo lindo y sexy que te ves cuando estas celoso.
—No estoy…
Y no pude terminar la frase porque me había callado con sus labios. Me apresó fuerte de la cintura haciendo que nuestras entrepiernas chocaran e hicieran presión en un lugar demasiado sensible para ambos.
Su boca se movió salvaje, demandando su derecho a morder, lamer, probar y enredar su lengua con la mía. Odiaba cuando me tomaba por sorpresa porque siempre me dejaba indefenso, distorsionando mi realidad y desenfocando mis sentidos.
—Lo siento Taemin —susurró sobre mis labios.
— ¿por…qué? —jadee.
—Cada vez se me hace más difícil contenerme —muerde mi labio inferior y o hala, me ha lastimado un poco, nada que no pueda soportar, siento el sabor de la sangre mezclada con saliva y un escalofrió recorre mi cuerpo.
Se vuelve a apoderar de mi boca.
—Tener que frenarme cuando las cosas se ponen interesantes ha sido un esfuerzo tremendo.
—Minho…
—Sé que tú también quieres, tu cuerpo no puede mentirme.
No podía escucharlo bien, mi mente se concentraba en las caricias sobre mi espalda, sus manos se habían colado bajo mi camisa y comenzaban a buscar mis puntos débiles. Hubo un momento en que cruzamos miradas, había deseo y amor en él, lo mismo que en mí.
Presionó un poco más mi cadera y solté un gemido que hizo eco en la sala.
—A tu habitación Choi ahora —le dije recuperando algo de control.
— ¿Seguro?
—Muy seguro.
Reímos como niños y nos besamos como los adultos.
¿Qué si estaba seguro? Entregar mi cuerpo es la acción más perturbadora e importante que puedo hacer por alguien, después del horror que pase con Max, pensé en quedarme soltero toda mi vida, ahora sé que fue una idea totalmente descabellada.
Además, sé que Minho ansia este momento y creo que ya es hora, de probarme a mí mismo que puedo dar el mismo amor que he recibido de su parte.
Entramos en la habitación, cerrando la puerta por costumbre no por precaución. Su cuerpo estaba a escasos centímetros del mío, solo sus manos me tocaban sobre las caderas, me contempla, me descifra. Estoy a la espera de su próximo movimiento.
Deja caer sus manos a sus costados, acorta la distancia, dirigiéndose a mi oído y ahí mismo dijo:
“Te amo.”
Mi cuerpo entero tembló, mis mejillas se coloraron al instante, su voz ha hecho que sienta como si flotara, no está tocándome pero es como si lo hiciera, está quemándome, derritiéndome. Se quitó la camisa, arrojándola por algún rincón de la habitación, mis ojos se dilataron de solo ver esos abdominales perfectamente marcados frente a mí, Minho no reparaba al momento de hacer ejercicio de eso estaba seguro. Tiene un cuerpo perfecto.
Se fue acercando, cazándome, haciéndome retroceder hasta chocar con la orilla de la cama y caer de espalda, mi cuerpo rebotó por los resortes y aun así ninguno aparto la mirada del otro, para no perder detalle del emocionante momento por el que pasamos.
Me hizo abrir las piernas y colocarse en medio de ellas, lentamente se deslizo mientras sus manos iban subiendo sobre mi pecho aun cubierto por la ropa, y eso no fue impedimento para que mis pezones reaccionaran y se pusieran duros al instante, sin olvidar mi miembro que también había despertado cuando se rozó con el de Minho, también cubierto por la tela del pantalón.
— ¿Tienes miedo?
No había comprendido por qué lo pregunto hasta que vi como mis manos estaban ligeramente temblorosas sobre sus hombros. Negué con la cabeza, sentí un poco de pena, creí que ya había acabado con mis miedos.
—No te preocupes, sabes que siempre podemos parar, solo tienes que decirlo —dijo con pesar.
—Pero no quiero parar —dije frustrado—. Ya no.
Besó mi frente, recorrió con sus labios desde ahí hasta mi barbilla, sin tocar mis labios.
—Yo tampoco quiero parar.
Sus manos fueron al borde de mi camisa y la jalaron de un tirón para quitármelo. Me hizo extender los brazos a los costados de mi cabeza, pegó su rostro para que su nariz se hundiera en el hueco que forman mis clavículas en el centro de mi pecho, inhalo profundo y luego dejo salir todo el aire caliente de su boca.
¡Dios! Eso quemó, quemó deliciosamente mi piel y es como si hubiera apretado el botón para encender los sentidos que me dan placer. Mi boca queda entre abierta jalando el aire que mis pulmones necesitaban.
Mi piel se erizo de nuevo cuando fue bajando más y más y sus cabellos se barrían en mi abdomen, se detuvo al llegar a mi entrepierna, alzó la mirada, avisándome que haría algo ahí abajo. Desabotonó mi pantalón y así como hizo con mi camisa tomo los bordes y junto con mi bóxer lo halo hacía abajo sin bacilar.
De nuevo me sentí intimidado por su mirada, la vergüenza de estar desnudo nunca se va, desde la primera vez que tratamos de hacer el amor me he sentido como si tuviera que dar todo de mí para hacerlo sentir bien y me preguntaba constantemente si mi cuerpo le gustaba, si no extraña las curvas de una mujer, el dulce aroma de un perfume femenino, si no prefiere unos pechos redondos a un pecho plano y sin músculos marcados.
Pero es esa mirada, la que ahora me da, la que dice sin hablar “eres perfecto para mí”, es la que me relaja y me dice que no hay que sobre esforzarse, ni preocuparse por cosas como esas.
Sus gruesos labios recorren desde mi ombligo y van contorneando mi ingle, mi miembro está más despierto que nunca, esperando algo de atención cuando siente el calor de la respiración de Minho. Besa la punta y literalmente veo estrellas, cierro los ojos con fuerza, sin reprimir un gemido que lo pone contento.
—Siento algo fuerte —dijo. Me hizo subir por completo en la cama y así poder gatear sobre mi cuerpo, deteniéndose al cruzar miradas—Aquí.
Señaló su pecho con el dedo índice, justo del lado del corazón. Tomó mi mano y me hizo posarla en su pecho para comprobarlo, luego la guío hasta su rostro, haciendo que mis dedos acariciaran todo rincón posible.
Sus pestañas, su nariz, sus pómulos, el mentón, todo.
—Golpea fuerte hasta que duele —dijo besando la palma de mi mano—. Me haces enojar, tus berrinche me desesperan, tu rudeza me deslumbra, tu belleza me desarma.
Un beso a mi mejilla —Tú sola presencia me hace sentir vivo.
Las ganas de llorar me atacaron, mis ojos se hicieron cristalinos por las lágrimas acumuladas, mi pulso se aceleró. No era miedo, no era enojo, no era sorpresa, era eso que nunca pensé que alguien pudiera regalarme en un momento como este.
Felicidad, la simple alegría de estar con la persona que amo, me hace querer llorar de felicidad. Mordí mis labios y cerré los ojos con fuerza para no romper en llanto pero Minho me lo impidió. Sus gentiles manos tomaron mi rostro y lo dejaron en la posición adecuada para besarme, con amor, con pasión, con el cuidado y el la dosis de deseo adecuada.
—Prométeme que siempre me amarás —pidió.
No podría describir adecuadamente lo que Minho refleja con su voz, con su mirada, con sus toques. Es como si tuviera que asegurar que el amor jamás se le volvería a escapar, desde hace mucho comprendí que él también tenía miedo del amor, solo que él a diferencia de mí, buscaba desesperadamente que lo amaran, mientras yo solo quería alejar a quien quisiera intentarlo.
—Lo dices como si nunca nos volviéramos a ver —bromee pero él no rio— Lo prometo, por siempre, siempre.
Nos besamos, sentí su ansiedad desaparecer, se había relajado. ¿Qué tan importante puede llegar a ser que un par de personas conecten sus vidas y sus sentimientos para ser felices? Yo diría que mucho.
El querer tocarnos, besarnos y sentir deseo por el otro no es por lujuria, es por una necesidad básica que se llama: sentirme amado. En las veces que Minho me ha tocado, nunca, el nunca trata de follarme, no quiere solo satisfacer su cuerpo, me quiere a mí, entregándome como él lo hace.
Sus manos de nuevo en acción, recorriendo mis muslos con sutileza. Aproveché a desabrochar su pantalón, comprendió que lo necesitaba desnudo porque no era justo que el siguiera vestido. Se incorporó unos segundos, los necesarios para quitarse todo y cuando al fin lo hizo, me atrajo a él, chocando nuestros cuerpos como si fueran imanes.
Se ve tan hermoso que da miedo tocarlo.
—Taemin…—llamó con su voz ronca—. Taemin te amo.
Separo más mis piernas, su pene chocó contra mi entrada y estoy anticipándome a lo que seguirá. Un par de dedos se van a mi interior y me retuerzo por la incomodidad.
—Es más difícil de lo que creí —dije sincero, él río. Otro dedo dentro y tuve que apretar las sabanas con mis manos.
—Agárrate de mí —dijo, lo obedecí sin bacilar. Mis manos fueron directo a su espalda.
Algo grande, más grande de lo que pensé se metió dentro de mí, es terriblemente doloroso, como si fuera la primera vez, respire hondo haciendo hasta lo imposible por relajarme.
— ¿Estas bien? —asentí.
Me abrazó, nos quedamos así unos cuantos segundos, luego sus manos fueron directo a los costados de mi cabeza apretando las hebras de mi cabello sin mucha fuerza, susurro un: “no voy a lastimarte”
Inmediatamente comenzó un vaivén lento, sentí mi vientre contraerse y mis músculos se tensaron, instintivamente subí más piernas, empecé a gemir muy fuerte, mis brazos lo apresaron enterrando mis dedos en su espalda. Se hundió más en mí haciéndome arquear el cuerpo, escondió su rostro entre mi cuello para morder toda su extensión.
— ¡Minho! ¡Minho! Ah… —grite ya totalmente perdido en él.
— ¡Tae…Dios! ¡Ah!
Creí que no era posible que mi mente quedara en blanco, pero lo fue, no había nada más que Minho, entrando y saliendo de mí a voluntad, sonidos…no había más sonido que sus gruñidos y sus jadeos, no había más que mis gemidos que incluso podían desgarrar mi garganta.
Cuando sentí que ya no podría soportarlo más, sonreí, no sé porque lo hice, mie vientre se contrajo por última vez y derrame mi semen entre nosotros, Minho se levantó ayudado de sus brazos, me dio una última estocada y lo vi, vi claramente como todo su cuerpo se inundó de placer.
Nunca creí que Minho se vería tan hermosos en medio de un orgasmo, pero lo era, y esa fue la imagen que se quedó grabada en mi mente, creí que quien se estaba entregando era yo, pero me di cuenta que no era así. Estábamos en partes iguales, mitad y mitad.
¿Ya lo había mencionado antes no?
Lo amo tanto que no puedo vivir sin él, él me ama tanto que no puede vivir sin mí, somos parte de una sola entidad. Él me protege, yo lo protejo, si el sufre yo sufro.
Una vez más siento ganas de llorar, y lo hago, y antes de que pregunte el porqué de mi llanto, lo tomo del cuello y lo atraigo hacia mí, para fundirnos en un beso que seguramente nos hará entregarnos las veces que sea necesario.
—Minho te amo tanto.
Re: Mi otra mitad [2min]
Holis, ya regresé y les traje nuevo capítulo, gracias a quienes leen la historia. escribió:
Capítulo 21: Sorpresa.
Minho
Todavía me costaba creer que lo tenía de esta forma, entre mis brazos, durmiendo como un gato, su respiración chocando sobre mi cuello, usando mi brazo como almohada, desnudo y tranquilo.
Son más de las 10 la mañana, de un viernes que ya sabe a fin de semana, de un día en el que Taemin debe ir a la universidad. Pero, francamente no quiero despertarlo, porque eso significaría tener que levantarnos y dejar la comodidad de la cama, más aun, significa que me dejaría y no quiero tenerlo lejos ni un solo segundo.
No, en definitiva, no quiero levantarme todavía, verlo dormir es la tarea más divertida y perfecta que puede existir. Tomo el borde de la sabana y lo cubro hasta la mejilla, pero parece no gustarle y se remueve para encontrar una posición aún más cómoda. Lo que no quería es lo que ocurrió, frunció el ceño y luego abrió los ojos con pereza.
—Sigue durmiendo —le dije, alzó la mirada, parecía estar algo perdido.
— ¿Qué…hora es?
—10:30 am —dije en un suspiro.
En cuanto escuchó la hora abrió los ojos hasta el tope, lo escuché maldecir en un susurro, luego me fulminó con la mirada.
— ¡No, no, no! —Se talló los ojos con las manos—. Debería estar en la universidad.
— ¿Exámenes?
—No.
— ¿Proyectos pendientes? —Negó con la cabeza—. ¿Alguna tarea de mucha relevancia? —De nuevo negó—. Entonces quédate ¿Cuál es el problema?
Su quijada cayó.
—“¿Cuál es el problema?” —me imitó—. A diferencia de otros yo todavía tengo que ir a la universidad, no pago mis clases por nada.
Intentó levantarse pero se lo impedí, tomándolo por la cintura, enroscándolo más a mi cuerpo. Su pecho desnudo chocó con el mío, mi vientre se contrajo y mi entrepierna despertó por completo. Enterré mi rostro en su cuello, aspirando su aroma, embriagándome más de él.
¡Oh Dios! Hace unas horas lo había hecho mío y ya no quiero dejarlo ir, lo necesito ahora.
—Minho algo golpea mi estómago —su aliento quema mi piel, tiemblo ligeramente.
—Contigo no puedo contenerme —besé su frente—. Menos cuando te he hecho el amor hace poco.
Su rostro completo se sonrojó, una adorable imagen, una más que se quedará grabada en mi mente hasta el final de mis días. No espere a que hablara o replicara o lo que fuera que intentaba hacer. Lo besé con la misma calma que anoche, mordiendo y chupando sus labios.
—Minho…la univer…
—Solo es un día Taemin —le dije una vez dejado libre su boca y atacado su hombro con más besos—. Además ya es tarde, para cuando llegues ya habrán terminado tus clases.
—Es fácil decirlo para ti, si mi pa…o no, ¡Minho no llegué a casa a noche!
Hace un intento más de escapar, pero atrapo uno de sus pezones con mi boca y su fuerza disminuye, gime y me mira con una mezcla de enojo y placer.
—No te preocupes —dije con una sonrisa—. Anoche le hablé a Joon por teléfono, le dije que te quedarías a dormir en mi casa.
— ¡¿Qué hiciste que?!
—Tu familia sabe que estás conmigo.
— ¿Y Joon no se opuso?
—No lo sé.
— ¿Cómo que no lo sabes?
—Le colgué antes de que dijera algo, solo di el mensaje que debía dar y corte la llamada.
—Eres…
—El idiota que tú amas.
Lo hice girar, quedé sobre él, a mi merced.
—No sabes lo hermoso que te vez desnudo.
—Pervertido —dijo frunciendo el ceño.
—No, pervertido no. Enamorado diría yo.
Hizo un puchero con los labios para luego sonreír, acto que me tomo desprevenido porque creí que me golpearía como siempre lo hace cada que le digo cosas como esa para distraerlo.
Contagiándome la alegría, sonrío y me acerco para besarlo de nuevo, enreda sus brazos en mi cuello, ansioso por que estemos cerca. Las caricias iban en aumento al igual que los jadeos y la necesidad de hacer más que solo tocarnos.
Acaricio una de sus piernas, de ida y de vuelta, entre la tarea de acomodarme nuestros miembros chocan y gemimos al mismo tiempo, pero nuestra felicidad es interrumpida por mi teléfono celular, al que ignoro en las primeras dos llamadas, pero a la tercera, muy a mi pesar detengo mis besos.
—Contesta —Taemin me palmea el hombro—. Debe ser importante.
Una cuarta llamada me hace maldecir y estirar el brazo hacia la mesa junto a la cama que es donde estaba mi teléfono. Miro la pantalla, es mi padre.
—Hola papá ¿Qué sucede?
—Llevo llamándote un largo rato ¿Qué haces? ¿No me digas que todavía estabas durmiendo? —dijo totalmente molesto.
—Entonces no te digo —me burlé, pero a él no pareció darle gracia.
—Basta —ordenó.
— ¿Qué sucede? —volví a preguntar con tono más serio. Parecía más que enojado, algo agobiado—. ¿Algo va mal con la compañía?
Pararon varios segundos antes de que hablara de nuevo, eso respondió la pregunta que le hice—. Problemas con algunos socios, están nerviosos por las futuras inversiones que haremos —un momento más de silencio—. Te necesito trabajando en la compañía, no cuento con mucha gente capacitada.
A pesar de haber dicho lo que aquello —que sí creo que es verdad— me está ocultando algo, lo presiento, pero no quiero insistir en hablar de algo que requiere que nos reunamos, menos cuando tengo a Taemin a mi lado luchando por levantarse y dejarme solo en la cama.
—Tendría que ajustar mi horario…
—Lo podremos arreglar ahora —enarqué una ceja—. Estoy encamino a tu casa, llegaré en cinco minutos.
—E…espera.
—Nos vemos en un rato hijo.
Colgó la llamada, dejándome con la palabra en la boca. Maldije por lo bajo.
— ¿Qué sucede?
—Que vamos a tener una visita inesperada —me miró desconcertado—. Mi papá viene en camino.
— ¡¿Qué?! —Se sentó de un salto—. No estoy condiciones de conocer a tu papá, ¡Dios! No así…es que…
Me senté a su lado, halándolo hacia mí, besándolo para que dejara de hablar y entendiera que no había razón para su muy notorio nerviosismo. Su reacción me dio muchas alegría no pensé que se pondría así.
—En cinco minutos lo tendremos…
Y el timbre de la puerta principal se escuchó. Claro, papá era así de puntual y certero, cuando decía que llegaba a determinado tiempo a algún lugar, lo cumplía. Baje de la cama sin importar mi desnudez y fui en busca de mi ropa.
—Date una ducha aquí, yo iré a recibir a mi padre —dije al momento de girarme hacia Taemin. Pero grande fue mi sorpresa al verlo concentrado en una sola cosa, Yo. Más específicamente el amigo entre mis piernas.
—Taemin —lo llamé.
— ¿Qué? —apenas dijo, saliendo de su trance.
—Me halaga que te guste tanto esa parte de mi —me acerqué, subí a gatas a la cama, acercándome a él—. Pero si sigues mirándome así, voy a tener que ignorar la presencia de mi padre y concentrarme en satisfacer el deseo que está carcomiéndote el alma.
Le besé el cuello, gimió tan dulcemente que me dejo duro al instante. Respire profundo, debía controlarme o de verdad haría lo que dije y eso traerá muchos problemas con mi padre. Antes de alejarme lo besé de nuevo y mordí su labio inferior.
—Anda, cuando termines baja y podrás conocer a tu suegro —dije con una sonrisa. Las mejillas de Taemin se coloraron aún más.
Me tiró una almohada que logre esquivar —. Deja de darme ordenes Choi y no estaba viéndote nada.
—Eso dice tu boca pero no es eso lo que demuestras.
— ¡Ahss! Contigo no se puede —refunfuñó.
Tomé mi ropa tirada en el piso y me vestí lo más rápido que pude, ante esos ojos ardientes de deseo. Mi sonrisa se ensanchó al notar como me mira de reojo, a través de la cortina de cabello castaño sobre su rostro.
—Te veo abajo —dije cuando estaba ya vestido.
Corrí escaleras abajo, peinaba con los dedos mi alborotado cabello, pensaba en esta nueva situación, Taemin bañándose en el baño de mi habitación y mi padre sin imaginar que conocería el chico que ha desplazado por completo a mi ex novia.
—Al fin —dijo cuando abrí la puerta.
Apenas entró me dio un afectivo abrazo, caminamos hacia la sala, pero dijo que quería algo de beber, así que él mismo se encaminó hacia la cocina, me apresuré a servirle un poco de agua, pero me detuvo y dijo que prefería un café.
—Temí no encontrarte en casa —dijo una vez sentado junto a la barra.
—Estos días he tenido algo de tiempo libre.
—Pues voy a ocupar tus días hijo —me senté frente a él.
— ¿Qué sucede?
—Ya te dije, algunos problemas en la compañía, no es para alarmarse pero no quiero arriesgarme.
—No sueles venir a mi casa por eso —fui directo, me preocupaba su forma tan abrupta de hablarme.
Dejó sus manos sobre la barra y entrelazó los dedos, al mismo tiempo que daba un enorme suspiro. ¿Era tan malo lo que venía a decirme? Empezaba a asustarme su silencio.
—El padre de MinAh fue a verme a la oficina.
“Que bien”
— ¿Hace cuánto?
—Un par de días.
Me sorprendió ese dato, creí que, como sucedieron las cosas MinAh no tardaría mucho en decirle a sus padres que rompimos, no si ellos no lo descubrían por su cuenta, estoy curioso de saber porque hasta ahora le han dicho a mi padre sobre esa noticia.
—No vengo a reprenderte —dijo de inmediato. Supongo que mi rostro reflejo mi aflicción—. Pero debo decir que me sorprende y me confunde. Hijo —me miró directo a los ojos—. ¿Por qué tan repentinamente? Estabas tan feliz con ella, no quiero que recuerdes momentos dolorosos pero, después de Minjung…es decir —no buscaba la manera de hablar, lo que me provocó un poco de gracia—. Ella te volvió a la vida.
—No exactamente papá.
Su expresión fue de confusión.
No niego que MinAh ha sido parte importante de mi vida, pero jactarle el hecho de devolverme a la vida es demasiado.
—No quiero parecer un desgraciado papá —enarcó una ceja—. Sé que eso parece y tal vez lo sea, pero descubrí que realmente no la amaba, me acostumbre a ella, aunque hubo amor de su parte, nunca la hubo de la mía, no amor verdadero.
—Son cuatro años Minho —dijo serio—. Cuatro años de sus vidas juntos.
Me dolía que recalcará ese punto, sé que no puedo desaparecer el hecho de que hemos compartido mucho tiempo y muchas cosas, pero la realidad es que mi presente, es diferente a como lo había pensado.
—No creas que no lo entiendo, pero —pasee una mano por mi cabello— es que ella solo fue mi salvavidas, la razón por la que no me derrumbe por la muerte de Minjung, pero no una razón suficiente para amarla de verdad.
— ¿A qué se debe el cambio? ¿Por qué dejarla?
Ladee la cabeza y sonreí de lado.
— ¿Por qué me preguntas algo que seguro ya sabes o que por lo menos intuyes?
Sonrió— Porque quiero escucharlo de tu boca, no por un padre afligido por la tristeza de su hija.
Eso último me dejo pésimo, no solo MinAh seguía mal, ahora hasta sus padres están preocupados por mi culpa.
—Es un buen chico —dije después de un momento de silencio—. Es diferente, él, en definitiva me hace sentir vivo.
La mirada de papá se transformó de confusión a ternura, no sé si era por la emoción con la que hablaba o porque pensaba que su hijo parecía un adolescente descubriendo el primer amor.
— ¿Es bonito? —arqueó la ceja.
Al hacer esa pregunta —el tono que uso— me hizo darme cuenta de algo.
— ¿No te molesta que sea un chico?
—No voy a decir que me sorprende —aclaro su garganta—. Pero no soy de esos padres incomprensivos, parce que no me conoces hijo.
— ¿Y mamá?
Se tomó su tiempo para responder.
—Digamos que esta confundida sobre tur preferencias, algo afligida por MinAh, pero en definitiva no está en contra, está molesta por que se enteró así, pero no te odia se eso te preocupa.
Bien, eso aminoraba el peso de mis acciones, aun así debía ir pronto con ella y recibir la reprimenda que seguro me está reservando. Por como veo las cosas, no creo que sea capaz de despreciar a Taemin.
¡Taemin!
¿Cuánto es que llevamos hablando? Él ya debió terminar de ducharse, ¿Por qué no ha bajado?
—Lamento no haberles dicho.
—En realidad lo supimos antes de que el padre de MinAh me fuera visitar—asentí—. Pero aun así seguíamos esperándote para hablar de ello, tampoco pretendíamos meternos en tu vida amorosa, pero siendo ella casi parte de la familia…
No terminó la frase, en lugar de eso se quedó mirando hacia la puerta y voltee para buscar lo que observaba, no me había dado cuenta que se quedó medio abierta. Vi una sombra pasar con rapidez, sin decir nada salí casi corriendo, cuando llegue hasta la sala pude ver a Taemin a punto de salir de la casa, pero me apresure a detenerlo.
Tomé su mano antes de que girara la perilla, se giró lento y sonrió, una sonrisa obviamente forzada.
— ¿Te vas? No has conocido a mi padre.
—No quiero ser inoportuno.
—Tú nunca eres inoportuno.
—Está bien Minho, parece que están ocupados…
—Sé que lo escuchaste todo —agachó la cabeza, se mordió el labio inferior.
—Lo siento.
—No estoy molesto, bueno, un poco. Pero hablemos de eso luego, vamos —lo llevé conmigo de regreso, sin importar sus excusas de no querer interrumpir nada importante.
Cuando entramos a la cocina mi padre ya estaba preparándose el café, apenas sus ojos se toparon con Taemin soltó un ligero silbido que me hizo echarme a reír.
—Te presento a mi padre, Choi Yun Gyum. Papá él es Taemin.
—Lee Taemin —hizo una reverencia—. Un gusto conocerlo.
— ¿Lee? —Repitió con el ceño fruncido—. Ese apellido es muy común, pero no tu belleza, de hecho me recuerdas a alguien —dijo mirando de pies a cabeza a Tae.
—Papá no lo asustes de esa forma.
— ¿Oh? No era mi intensión —le sonrió—. Encantado de conocerte Taemin.
—Igualmente.
Mi padre no dijo nada en otro lapso de tiempo, solo estaba mirando a Taemin como si fuera alguna pieza de arte única. Él mismo rompió el silencio.
—No tienes pinta de ser un chico.
—Eh escuchado eso muchas veces.
—A puesto a que Minho te confundió —dijo y lo mire con desaprobación.
—Lo hizo —Taemin me miró de reojo y luego rio—. Casi daba su vida por asegurar que era una chica.
—Yo también lo hubiera hecho —tomó la taza en la que sirvió el café y le dio un sorbo—. Una buena elección hijo —me dijo.
Sentí algo de calor en mis mejillas, pero no escondí la felicidad de que mi padre aceptara nuestra relación. Tomé la mano de Taemin y le di un ligero apretón que lo hizo voltear hacia mí, compartimos sonrisas y mensajes ocultos en nuestras miradas.
—Lamento haberlos interrumpido —dijo de repente.
— ¿Qué cosa? —dije algo perdido.
Un sorbo más a su taza y en su mirada vi un destello de luz.
—Lo que estaban haciendo antes de mi llegada y la razón por la que no me contestabas el teléfono. Espero que hayan usado condón.
Sentí un nudo en el estómago por lo que dijo y qué decir de Taemin, su rostro estaba completamente rojo de vergüenza.
— ¿No usaste condón verdad?
—Papá…
— ¿A caso tenemos que repetir la plática de padre e hijo sobre las relaciones sexuales seguras? —dijo con fastidio.
¡Oh Dios! No puede estar hablado enserio. Había olvidado lo imprudente que puede ser mi padre, es ese momento desee poder salir corriendo de ahí con Taemin para no escuchar lo que vaya a decir.
Se acercó hacia nosotros, con un semblante serio, pero luego transformó esa seriedad en una carcajada que nos aturdió a ambos.
—Solo jugaba —me palmeo el hombro—. No soy el ogro que crees tener por padre.
—Nunca he creído que eres un ogro.
—Sí como no —dijo con sarcasmo—. Es muy divertido molestarte Minho.
—Lo sé —dijo Taemin, lo mire ofendido y él solo se encogió de hombros.
Después de la vergonzosa escena sobre nuestra seguridad sexual, mi padre y Taemin lograron charlar animadamente de asuntos triviales. Era muy curioso verlos platicar como si fueran amigos de la misma edad, solo que no sabía quién se adaptaba a quien, se Tae a mi papá o mi papá a Tae.
La charla no duro mucho tiempo ya que mi padre debía regresar al trabajo, no sin antes recordarme que me esperaba el día siguiente en casa para hablar sobre mi próximo cargo en su compañía.
Cuando nos quedamos solos de nuevo, me acerque a Taemin y lo abrace fuerte, le pregunté sobre lo que había escuchado de la plática con mi padre, pero dijo que no importaba, pero aunque lo dijera como si no fuera un hecho relevante, sé que fue exactamente eso para él.
Sin embargo no seguimos con ese tema, no cuando habíamos iniciado una ronda de besos pasionales que terminaron tumbándonos en el sillón de la sala.
Taemin.
— ¿Así que te quedaste con Minho?
Mamá seguía mirándome con esos ojos acusadores, no sé si está molesta o todavía preocupada de que no haya llegado a noche a casa. Asentí despacio, estaba sirviéndome un plato de estofado que había hecho para el almuerzo —ya que no he vuelto a casa sino hasta muy tarde.
—La próxima vez puedes informarnos tú mismo de adonde te vas y con quien.
—Minho les aviso.
—Y se lo agradezco, pero me hubiese gustado una llamada tuya.
—Mamá ya no soy un niño.
—Tampoco eres un adulto.
Ese comentario fue el inicio de una irritación convertida en enojo, me gire y deje el tazón con el estofado sobre la mesa, ya sin muchos ánimos de probar bocado. Me senté de mala gana y tome un chuchara para tratar de comer.
—Eso no puedes saberlo si nunca estas.
Me arrepentí de decirlo así, pero no pude detener mi boca, ella quiso reprenderme pero se arrepintió, se echó hacia tras en el respaldo de la silla. Ahora está más enojada, y de hecho ha estado así —por lo que me contó Joon— desde ayer por la noche. Mamá no suele ser alguien malhumorada, la mayor parte del tiempo es alegre y juguetona, es más, no creí que me reganaría de esta forma si sabe que pase la noche en casa de Minho.
— ¿Vas a reprocharme el hecho de que nunca estoy en casa? —dijo dolida.
Y sentí mucha culpa.
—No—dije con las emociones escondidas—, pero no estoy feliz con eso.
Su mirada se perdió en la mesa, en los grabados del mantel. Luego se devolvió a mí.
—Lamento no estar siempre para ustedes hijo.
— ¿Sigues con tus planes del divorcio? —deje la cuchara sobre la mesa, el hambre había pasado, en su lugar entré en la firme decisión de develar lo que realmente pasa con ella.
—Sí, sigo en ello.
— ¿Por qué? —Dije controlando mi rabia—. ¿Qué ha hecho mal papá para que lo dejes así?
— ¿Por qué piensas que él es una víctima en todo esto? —dijo con dureza, algo, ofendida.
Bueno realmente no había pensado en que mi padre este haciendo algo indebido como para que se divorcien. Bien, entonces ¿debo dudar de él, pensar que ha actuado en contra de su matrimonio feliz?
—Siento que estas ocultándome algo —mis ojos reflejaban tristeza, los de ella miedo. Parece que es he acertado en esa acusación.
—Me iré en un par de días Taemin.
La sensación de ser golpeado en el estómago llegó de la nada. ¿Irse? Los días que ella se ha quedado han sido los mejores sin contar las riñas que escasas veces protagonizamos pero que terminan resolviéndose.
— ¿Por qué tan rápido?
—Pronto tendré que ir a Shanghái, tenemos un gran proyecto en puerta.
—Nos dejas de nuevo por trabajo —dije con tristeza.
Me levante de la mesa, tome el tazón y lo deje en el lavaplatos.
—Hijo —me llamó al ver que pretendía salir de allí. Se levantó y corrió hacia mí, tomando mi mano para que no escapara.
Sentí mucha decepción de ella, sobre todo tristeza de que no es feliz con su familia y por eso prefiere irse lejos a buscar quien sabe que, que la haga sentirse bien. La mire a los ojos, reteniendo mis gana de llorar, ¿acaso mi familia comenzará desmoronarse de esta forma?
— ¿Tan infeliz eres con nosotros?
—Taemin. Es que yo.
Una idea llegó con un relámpago a mi cabeza y se quedó ahí, destrozándome por dentro. Ya no soy un niño que no pueda comprender nada, es cierto que tampoco soy un adulto en plenitud, ¿pero es que la madurez viene por edad? ¿Qué no son las experiencias de vida los que nos hacen maduros?
— ¿Es otro hombre, verdad?
Su rostro se trasformó en pura desolación. Di un enorme suspiro y me deje caer sobre el marco de la puerta. Su agarre fue más fuerte, entonces me di cuenta que estaba tratando de no llorar.
Tenía interminables ganas de gritar, de gritarle lo desconsiderada que es con cada uno de nosotros y la futura desgracia que caerá sobre la familia si ella se va. Quiso abrazarme, pero me resistí colocando mis manos entre nosotros.
Insistió una vez más, y no pude sostener mi barrera contra ella, estaba, asustado, dolido, y con miedo a empezar a odiarla.
—Te amo hijo, los amo a los tres, pero no sé qué pasa, es que…me siento encerrada en una vida tan monótona.
— ¿Has hablado con papá? ¿Acaso está dispuesto a dejarte ir?
Creo que mi pregunta la tomo desprevenida, nos separó al instante, sus ojos llenos de duda, me hacían pensar que papá no la quería dejar.
Escuchamos el timbre de la puerta, poco tiempo después, Joon apareció con Minho de tras de él. Me sorprendió verlo aquí.
—Buenas noches —dijo cortes, luego se dirigió a mí—. Olvidaste esto en mi casa.
Me entregó un carpeta de color marrón, era donde tenía mis apuntes sobre el proyecto en el que trabajo con Key, ni siquiera había revisado mi bolso cuando llegue esta tarde. Con una esmerada sonrisa tome la carpeta, él discretamente acaricio mis dedos con los suyos, mi cuerpo reaccionó al instante con un escalofrío que logré disimular muy bien.
Tenerlo enfrente, aunque hayan pasado ya muchas horas, Dios, es difícil no recordar lo que hicimos la noche pasada.
—Gracias Minho no era necesario venir, pudiste llamarme y yo iría por él.
—Me da la sensación de que quieres irte a vivir von Choi —mi hermano atacó. Rodé los ojos con fastidio mientras él se reía de mi reacción.
—Yo encantado de aceptarlo en mi casa —respondió Minho.
Mamá carraspeo su garganta para recordarnos de su presencia y para, me supongo yo, evitar una futura pelea sin sentido por parte de estos dos chicos. Ella y yo nos miramos a los ojos un largo rato, comunicándonos sin hablar que era mejor charlar luego sobre nuestros asuntos.
La próxima no se me escapa, tengo que hablar con mi padre también, este problema tiene que acabar ya. Espero, para bien.
—Me alegra que hayas venido Minho —mamá se le acercó, acomodándole mechones de cabello detrás de su oreja y luego arreglándole las ropas como si fuera un niño.
—Yo, solo estoy de paso —sonrió—, no pensaba molestarlos.
—No, no, ¿Cómo puedes pensar eso? es más, quédate hasta la cena, me gustaría que podamos conocernos un poco más, además, eres prácticamente de la familia.
—Eso mismo le has dicho a Kibum y a Kai —Joon se acercó a ella— y luego no pudimos hacer que dejaran esta casa tranquila.
Mi hermano no dijo eso para molestar, no esta vez, pero cuando Minho escuchó el nombre de Kai su semblante cambió a molestia fingida con una sonrisa. Fui a su lado y le tomé la mano, suplicándole en silencio que no pensará en cosas que no tienen importancia.
—Es importante para minnie —dijo mamá—, ellos han sido buenos amigos para ti. ¿Verdad? Por eso no se te despegan ni un segundo.
¿Por qué decía eso sí sabe lo mal que estamos Kai y yo? Fruncí el ceño y de mala gana asentí. No pude descifrar el trasfondo de sus palabras, pero sé que algo se trae entre manos. Mamá en ocasiones es tan rara.
— ¿entonces te quedas?
Mi madre hace uso de su sutil sonrisa, esa que emplea siempre que quiere algo. Minho parpadea unos instantes, intercambia miradas conmigo y con ella.
—Tal vez pueda quedarme un momento pero…
— ¡Genial! —aplaude una vez, el ruido de su aplauso nos deja sordos y quitándole la oportunidad a Minho de terminar su frase—. No esperaras mucho lo prometo, mientras pueden irse al jardín a platicar un rato.
—Prefiero mi habitación —repliqué.
— ¡Oh No! Nada de “mi habitación” no quiero pensar en la posibilidad de encontrarlos con las manos uno sobre del otro.
— ¡No haría eso…yo, no! —dije desesperado.
—Demasiada plática, mejor vayan que cuando la cena esté lista los llamaré.
La conversación termina con mamá empujándonos a ambos hasta la puerta que da al jardín, una vez solos nos echamos a reír.
—Lamento eso —dije algo sonrojado.
Minho se acercó para abrazarme—. Tú mamá es rara.
—Ni que lo digas, ella siempre es así.
—Me pareció que discutían antes de que yo llegará, por eso no pretendía quedarme, no quería ser una molestia, ni incomodarlos.
¿Cómo puede adivinar que discutíamos? ¿Predice el futuro? ¿O es que fuimos muy obvios? Sea como sea, ha dado en el clavo, no sé cómo le hace para descubrir lo que pasa con solo mirarme.
—Creo que mamá está enamorada de otro hombre.
Unos pocos segundos de silencio entre nosotros y:
—Lo lamento.
—Yo también.
—Quisiera poder recostarnos en una cama y llenarte de besos para que olvides tus problemas.
—Cursi, cursi Choi —me burle.
—Es la verdad.
—Yo también quisiera —me a sinceré.
— ¿Crees que podamos escabullirnos hasta tu habitación?
—Que desesperado Minho, si estuviéramos solos desde hace mucho estuviéramos ahí, pero no lo estamos —enarcó una ceja.
—Te estas volviendo un descarado Taemin, eso me gusta.
—Es tu culpa —me miro confundido—. Por…
Por amarme tanto y hacerme el amor tan maravillosamente. Pensé. Pero las palabras se quedaron en mi mente. Carraspee en un intento fallido de no demostrar mis nervios porqué él, con su efectivo radar que detecta mis verdaderos sentimientos, y en complicidad con su mirada furtiva, me acosan y me hacen sentir pequeñito.
—Por…—repitió para que continuara la frase.
—Por…que eres un pervertido Choi— me senté rápidamente sobre el césped, escondiendo mi mirada de la suya.
Se sentó a mi lado, sin dejar de acosarme. Abrazo mis piernas y dejo mi mentón sobre las rodillas, quería hacer desaparecer el rojo de mis mejillas pero no lo logré. Minho se acurruca a mi lado, con su rostro cerca del mío y su respiración chocando sobre mi cuello.
Un solo soplido fue suficiente para estremecer cada célula de mi cuerpo, de nuevo los recuerdos de la noche de ayer regresan, junto con las palabras, las caricias, los besos, las promesas.
—Eres tan lindo cuando intentas mentir —susurró—. Sé que ibas a decir algo más importante que “Porque eres un pervertido Choi”
— ¿De verdad quieres saber lo que pensé? —asintió.
Cierro los ojos con fuerza, sonriendo aunque no lo quiera. ¡Es vergonzoso! Lo miro de reojo, sus pupilas brillan, está ansioso por saber.
—Es tu culpa —suspire—. Por ser tan bueno… para hacer el amor.
¡Listo, lo he dicho y estoy seguro que mi rostro esta rojo por completo! En cambio él, ha formado una sonrisa radiante que casi me deja ciego.
—Tú también lo eres —besa mi cuello—. Compartir contigo ese momento, ha sido de los actos más maravillosos de mi vida.
Y una vez más, me quedo sin palabras, sin aliento y sin neuronas. Vulnerable, así es como Minho me deja, vulnerable y a la vez fuerte, me siento amado, mucho, tanto que me asusta. Es la segunda persona en quien confió mi alma, pero el primero que no la destroza.
— ¿Habrá algún día que no me avergüences por lo que dices?
—Nop, si la razón es que te amo tanto, esto nunca dejará de pasar.
Me concentro en esa sonrisa y me dejo arrastrar por la calidez de sus palabras, giro el cuerpo hacía él y de inmediato lo sorprendo robándole un beso que deja que yo conduzca, abre la boca para darme todo el acceso que quiera. Sus manos, como la mías no se quedan quietas, mientras yo llevo las mías a su cabello, las suyas van hasta mi cadera y me halan para pegarlas a su cuerpo.
Pero tenemos un problema, lo que comenzó como un beso, pretende terminar con algo más interesante y más gozoso.
—Necesito llevarle lejos y hacerte el amor —dijo sobre mis labios brillosos.
—Parece que hoy no Minho, acabas de comprometerte a cenar en mi casa, mi madre no te dejará ir tan fácil.
Sonreímos.
—No creo que me impida llevarte si le digo que haré algo que te dejará feliz.
—Idiota.
Mi lado más cursi, ese que no me gusta mucho, sale a flote mientras más tiempo estoy con Minho. Y el muy maldito lo sabe. Se aprovecha de mi inexperiencia en ese campo y me hace decir las locuras más grandes e inigualables.
~
Mamá sonríe como si nada, recuperado la confianza que perdió en nuestra charla, mi padre está a su lado, fingiendo perfectamente que está feliz esta noche, pero no me engaña, está cansado, del trabajo y de estar cerca de una mujer que cree que hace lo correcto y se aleja cada vez más de él.
Joon…bueno, él solo quiere que nadie se sienta mal, menos ahora que estamos reunidos en una “cena familiar”.
—Me alegra que hayas decidido quedarte —dijo ella para Minho.
—Yo soy quien la agradece invitarme la cena.
—Esto es raro —Joon nos miró—. Nunca creí tenerte en la misma mesa Choi, menos siendo el…—levantó la ceja derecha—, novio de mi hermano.
—Créeme para mí también es extraño.
— ¿Por qué lo dices hijo? —preguntó mamá.
—Porque ni siquiera eran amigos antes de eso —respondí—. Aunque parecen lo contrario, se pelean como si lo fueran.
Ambos me miraron perplejos, luego se echaron a reír. ¿Es esto real? ¿Se están riendo en vez de atacarse?
—Supongo que hay mucha verdad en eso que dices Taemin —Joon toma un poco de carne de su plato y lo muerde—. Choi no parece ser el tonto que creí.
— ¿Debería agradecerte eso? —contestó el susodicho.
—Sí. Y mucho.
—Minho —habló mi papá, supongo que lo hizo para que no surja una pelea innecesaria entre ellos—. ¿Tú padre es Choi Yun Gyum, cierto?
—Sí lo es, señor. De hecho si no me equivoco ustedes se conocen ¿verdad?
—Sí —hizo una pausa—. Me sorprende tener a su hijo en mi casa. No lo tomes a mal, es que no creí que resultara ser tú el novio de Taemin. Tú padre y yo nos conocemos de años, deberías preguntarle por mí... y tal vez escuches cosas buenas.
Ese último comentario estuvo raro. Pero nadie le da mucha importancia, me da curiosidad saber de lo que habla, ¿nuestros padres se conocen? eso sí que es sorprendente.
—Tenga por hecho que le preguntaré, lo ha mencionado en un par de ocasiones, pero ahora sé debo insistir para saber más de usted —sonrió—. De hecho esta mañana Taemin tuvo la oportunidad de conocerlo.
¡Oh sí! El divertido y vergonzoso momento de conocer al padre de Minho, como olvidar su preocupación por nuestra seguridad sexual expresada un una bella sonrisa. El señor Yun es agradable, es decir, fue muy amable conmigo, pero se nota que también es una persona con poder, con mucho poder y presencia.
Despierto de mis pensamientos sacudiendo levemente la cabeza, miro hacia donde mis padres están sentados y los sorprendo intercambiando miradas. Mamá dirige su atención a mí, trato de descifrar lo que sea que trate de decir pero no lo logro.
—Pues me alegra mucho tenerte aquí Minho —dice ella. No me gusta el entusiasmo en su voz—. Eres perfecto para mi Taemin, él…bueno, nunca nos había presentado a alguien como su novio, esto es emocionante para todos nosotros.
—Oh, gracias.
—No, no hay porque. Te repito, que me alegra que alguien tan atractivo como tú salga con él.
—No me considero especialmente guapo, pero gracias.
Ataco a Minho con la mirada, sorprendido de su “humildad”. Y pensar que estando conmigo le gusta fanfarronear sobre lo sexy y varonil que se ve. Capta la indirecta, me giña el ojo.
— ¡Tonterías! ¡Eres de esas personas lindas que uno no puede toparse en la calle!
—Mamá deja de halagarlo que se lo va a creer —dije.
—Estoy con Taemin —dijo mi hermano—. Va a creer que de verdad es una belleza.
—Joon —lo reprende mamá. Él solo se ríe—No le hagas caso, esta triste porque no ha podido reconciliarse con su ex novio.
Tanto Minho, Joon y yo nos removimos nerviosos por su extrema franqueza y capacidad para hacer sentir incómodo a alguien por ello.
—Minho, enserio te pido que cuides bien de Taemin, el suele ser torpe hasta consigo mismo.
—De eso ya me había dado cuenta.
—Este niño piensa que todo lo puede hacer, se cree Superman, a veces no se da cuenta que hay personas a su alrededor que lo quieren mucho y desean ayudarlo.
Minho se pierde un momento mirando su plato, luego, mira a mamá y le regala una de sus sonrisas.
—Lo amo mucho señora, tenga por seguro que nada malo le sucederá.
El silencio reina en la mesa, por un momento todos los ojos están puestos sobre nosotros y siento pánico — ¿de qué? —no lo sé. Minho me toma la mano por debajo de la mesa, entrelaza sus dedos con los míos, dándome un ligero apretón que puedo interpretar como un “no te preocupes, todo está bien”
— ¡Dios mío! —exclamó mamá y me puse alerta. Sus ojos de nuevo me atacaron—. Lee Taemin más te vale no dejar a este chico nunca, es la más maravillosa persona que puedes tener a tu lado, no puedes dejarlo a merced de cualquier mujer que se cruce en tu camino, ¿entendiste?
Parpadee muchas veces antes de percatarme de que no lo dijo de broma, está hablando enserio, muy enserio. Asentí, sentí una oleada de alegría sobre mí. Miro a mi madre y no la puedo entender, es tan amorosa ahora pero hace un par de horas me ha dicho que nos dejará de nuevo.
Alejo ese pensamiento esta noche y decido solo recibir ese concejo/orden y ponerlo en práctica.
—Bravo hermanito, parece que nuestros padres aprueban tu relación —Joon apoyó la cabeza sobre una mano.
— ¿Y tú, lo apruebas? —dije con expectación.
—No es que tenga opción —bufó—. Choi debe hacer muchos méritos conmigo Taemin, pero básicamente ya es de la familia —ahora se dirige a Minho—. No me hagas tener que ir perseguirte algún día, para darte una paliza si le haces algo malo a mi hermano.
—Con gusto aceptaría tus golpes, si el caso lo ameritará. Pero no creo que suceda.
Tan seguros de sí mismos, mi hermano y Minho quieren intimidar al otro, lo que no saben es que se ven realmente graciosos, aunque ambos no están vacilando en decir lo que sienten, es hasta cierto punto reconfortante verlos charlar así.
Sé que se llegarán a llevar bien, ¿no?
—Minho —mi padre llama la atención de todos en la mesa—. A Taemin nunca le ha gustado verse tan…como decirlo… expuesto, sí esa es la palabra. Mi hijo, no solía sonreír tanto desde hace mucho tiempo, sé que él lo sabe y si no se había dado cuenta ahora está enterado. No sé qué haya pasado antes, pero ahora él está tan, radiante —hizo una pausa—. Muchas gracias por hacerlo sonreír y por amarlo tanto.
¿Tengo que explicar este momento? Sobra decir que después de las palabras de mi papá, no pude dejar de sonreír. Casi lloraba, pero me contuve para no preocupar a nadie.
La cena, a partir de esa declaración, fue desarrollándose con fluidez. Algunas bromas por parte de mi hermano hacia Minho que nos hicieron reír y avergonzarme a la vez. Mamá como siempre alagándolo y repitiendo que debo procurar tenerlo siempre para mí, papá riendo y preguntándole cómo le va en la escuela, y que planea hacer en el futuro.
Se sintió el calor de una familia de verdad y sé que Minho está feliz de ser recibido de esta forma.
~
—La próxima vez tú serás el invitado en mi casa, conocerás a mis padres y verás que ellos no son nada comunes—dice mientras juega con las puntas de mi cabello.
Aquí estamos, en la calle, sentados en la acera, despidiéndonos desde hace una hora. Lo miro desde arriba porque esta recostado sobre mi rezago, diciendo que debe esperar un rato antes de subir a su auto y conducir porque no quiere marearse y terminar vomitando en su brillante coche de lujo.
La más absurda excusa que le he escuchado decir, pero de las más dulces. Solo porque no quiere irse y dejarme.
—He comprobado que tu padre es poco común. Aunque me intimidó un poco.
—Intimida a todos, no es personal, no le hagas caso.
— ¿Crees que tenga problemas con tu madre?
Se lo piensa un poco y siento una punzada de temor.
—No creo. Ella…estaba acostumbrada a escucharme habla de MinAh, así que no te tomes a pecho si la menciona a cada momento.
No dije nada. Ese era un hecho que debía asimilar, los padres de Minho solo han conocido a un par de mujeres en su vida, de repente aparezco y la historia cambia.
—No te preocupes por eso, estaremos bien.
—Admiro tu seguridad Choi, haces que crea que estaremos juntos por siempre.
Se incorporó de un salto.
— ¿y que no es eso lo que te dije la noche en que me aceptaste? Que quiero un: “felices por siempre”
Me tiro sobre él, escondiendo el rostro porque me he sonrojado hasta las orejas. El corazón me late con fuerza, como si de un momento a otro pudiera salirse de su lugar. Me desconozco, estoy caminando en un lugar todavía inexplorado, pero no voy solo, Minho está guiándome, desenterrando los vestigios de un chico que según yo, había muerto por culpa de la maldad de un idiota.
El muro, ¿Dónde está el muro que tanto trabajo me costó construir para que nadie me lastimara? ¡Claro! Minho lo ha derrumbado, y me ha sacado de mi propio encierro. Me siento una persona nueva, una muy feliz que quiere vivir así siempre.
Le robo un beso por segunda vez en el día, lo hago porque quiero, porque he de demostrarle así que estoy de acuerdo con lo que desea para los dos.
Yo también quiero un “felices por siempre”.
Re: Mi otra mitad [2min]
Hola... :) - nueva lectora - acabo de encontrar tu fic y me tiene atrapada leí los 21 caps en 2 dias jijij .... escribes genial... me encanta el 2min... estaré esperando el siguiente cap.... gracias por compartirlo... hasta el próximo :D
Ale Gery
Onew
3
Respuesta xD
Ale Gery escribió: Hola... :) - nueva lectora - acabo de encontrar tu fic y me tiene atrapada leí los 21 caps en 2 dias jijij .... escribes genial... me encanta el 2min... estaré esperando el siguiente cap.... gracias por compartirlo... hasta el próximo :D
Holis :)
¿Te leíste todo en 2 días? Wow, muchas gracias por darle una oportunidad. Estaré pronto por acá.
Saludos.
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 22 aquí. Muchas gracias a todas las personas que siguen el fanfic. Y por cierto, solo tendrá 30 capítulos así que tenganlo en cuenta. Lean escribió:
Capítulo 22: Cruzadas.
Taemin.
Somnoliento, cansado, con ganas de salir corriendo. Este día de clases se ha tornado aburrido y lo único que quiero es salir ya para irme a casa y dormir un rato. Volteo hacia mi derecha, Key tiene la mirada fija al frente, parece no estar afectado pero en cuanto el profesor se gira para escribir en la pizarra, deja caer la cabeza sobre su mesa, quejándose bajito.
Y parece que nuestras suplicas son escuchadas, porque miro mi reloj y ya es hora de que la clase termine. El profesor dice que podemos salir y rápidamente le tomamos la palabra.
Al estar en el pasillo suelto un gran bostezo.
—Creí que moriría ahí dentro, oh~ que pereza —Key se queja y yo me río.
—Al menos el día ha terminado —me masajeo el cuello.
Recorrimos el largo pasillo hasta llegar a la parte frontal de la universidad, fuimos en busca de NaEun que parece haberse quedado estancada en la papelería. Pero justo cuando íbamos a entrar ella salió con una torre de fotocopias envueltas en sus delgados brazos.
— ¡Creí que nunca saldría!
—El maestro también creyó que no regresarías, es más dio por hecho que te quedarías estancada en la papelería —dijo Key.
NaEun frunció ceño—. La próxima vez vas tú, por algo eres el presidente de la clase.
—Mi presidencia me da el poder de excluir ciertas tareas de mi apretada agenda.
— ¿puedes crees lo que ha dicho? —me dijo con indignación.
—Lo que creo es que te está avisando que de verdad lo hará.
Comenzaron a reñir sobre los deberes de Key y de las cosas que NaEun dejará de hacer por él. Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón, disfrutando del espectáculo, verlos pelear en definitiva es muy divertido, ambos hacen caras graciosas mientras se gritan el uno al otro.
Pero alguien llama mi atención. Detrás de ellos pasó aquella mujer, la profesora Seo, la seguí con la mirada hasta que se detuvo metros a delante para platicar con un maestro que no conozco. La charla es animada, bromean sobre algo, ella palmeó el hombro de su colega y este le entregó un pedazo de papel, luego él simplemente se fue.
Se quedó parada leyendo el contenido del trozo de papel. Me pregunté que habrá escrito, viendo como platicaban parece que se tienen mucha confianza —bufé—, parece que profesores y alumnos son su preferencia.
De repente volteó hacia mí, me saludó con la mano en el aire y yo le sonreí nervioso.
— ¡Taemin dile que deje de comportarse como un dictador!
El chillido de NaEun me sorprendió, la miré aturdido.
— ¿Qué?
—No seas dramática—le regañó Key—. Prometo no esclavizarlos.
Me giré de vuelta y la profesora ya no estaba. ¿Será que se dio cuenta que la había estado observando todo este tiempo? Di un largo suspiro, esa mujer no me agrada, me molesta su exceso de confianza, más si está cerca de Minho y lo que más me enoja es que a él no le incomoda tenerla cerca, es más le agrada.
Terminada la discusión de mis dos amigos, nos fuimos ya de la universidad, caminamos hacia la parada del autobús, había mucha gente debido a la hora. Seguía pensando en esa maestra y la estrecha relación con Minho, pero me digo que pare ya de martirizarme, a lo mejor estoy mal interpretando todo, pero ¡Ah! Que molesto es desesperarme por ella.
—Tae —Key me saca de mis pensamientos.
Lo miro y enseguida me doy cuenta que ha tratado de advertirme de la presencia de alguien. Kai está apoyado sobre una de los tubos de metal de la banca de la parada del bus, mirándome con… ¿alegría?
— ¡Kai!
NaEun grita su nombre al mismo tiempo que corre para abrazarlo, claro, ella no sabe lo que ha pasado, hasta yo me había olvidado de su existencia en un tiempo. Key pasa a mi costado —. Vamos —dice y va hacia ellos, yo lo sigo, no esperaba ver a mi “amigo” tan rápido.
—Hasta que te dejas ver —le reclamó—. Pensé que te quedarías encerrado en tu departamento.
—Tan dramático como siempre Kibum—sonrió de lado—. Salí a tomar un poco de aire.
— ¿Cómo sigue tu brazo?
¡Su brazo! Ahora recuerdo que estuve a punto de dislocarle el hombro por mi rudeza, me removí nervioso, sentía que debía disculparme, pero de solo recordar la razón por la que lo golpee hiervo en coraje y me digo que se lo merecía.
—Estoy bien —me miró—. Nada se rompió.
— ¿Brazo? ¿Qué le pasó a tu brazo? Kai eres tan malo, no me dejas saber nada de ti—NaEun lloriquea—. Para Key y Taemin tienes tiempo pero para mí solo basta una llamada.
—Lo siento —se rasco la nuca—. Han sucedido muchas cosas, prometo que saldremos a pasear por donde quieras.
— ¡Hecho! —le tendió la mano y Kai le dio el apretón que pidió—. Tengo testigos de tu compromiso.
Nos echamos a reír, hacía ya mucho tiempo que no estábamos los cuatro reunidos —suspiré— si tan solo pudiéramos vernos todos como amigos probablemente ahora estaríamos platicando tan normal…
—Chicos, podemos quedar otro día, por ahora… ¿podrían dejarme un rato a Taemin?
La mirada confusa de NaEun suponía que preguntaría la razón de su misterio, pero Key como siempre, se adelanta a los hechos para que no se diga nada que no se deba.
—No le hagas nada que ahora si puede matarte y arrojar tu cuerpo en un lugar desconocido.
—Lo tendré en mente Key, gracias.
—Pero…no sería mejor irnos los cuatro por ahí.
—Hoy no NaEun —Key la tomó por el brazo y se la llevó casi a rastras.
Una vez que ellos se fueron el silencio incómodo se hizo presente. Sin embargo Kai se encargó de romper el ambiente pesado.
— ¿Cómo has estado?
—Bien, muy bien —dije sin interés. Él se rio.
—Vamos Tae no hay necesidad de tanta frialdad. Sé que no he hecho más que fastidiarte pero, ya no es para tanto.
— ¿Qué no es para tanto? —dije perplejo—. ¡Me besaste! ¿Qué eso no te parece malo?
— ¿Y casi romperme el brazo no te parece excesivo?
— ¿Vas a echarme en cara eso ahora?, si vas comportarte así mejor regresa por donde viniste.
Me di media vuelta y salí de rio de gente que esperaba el autobús. Pero me alcanzó.
—Ok, no nos alteremos —dijo ya a mi costado—. Lo siento, es que me duele tu rechazo.
—Kai ve a casa —dije cansado—. Creo que no es bueno vernos todavía.
—Solo un momento por favor.
Me lo pensé. ¿Hablar? Francamente estaba exhausto, quería irme a casa y dormir un rato, pero, no estaría mal ¿no? Además parece que tiene algo importante que decirme.
Acepté, así que nos fuimos a un lugar menos concurrido. A la vuelta de la Universidad hay un lugar donde venden malteadas, había mesas fuera del local así que podíamos estar sentados todo el tiempo que deseáramos.
Preguntó si quería tomar algo, dije que no, nos quedamos en silencio un largo rato, hasta que él decidió hablar.
—Sé que estás cansado de toda esta situación, francamente yo también lo estoy. Quiero disculparme por mi arrebato, yo no debí besarte.
—Solo olvidemos que sucedió, yo también lamento haberte torcido el brazo —lo fulminé con la mirada—. Ahora espero que entiendas que si tratas de hacer algo como eso en el futuro no me contendré aunque…aunque seas tú.
Se echó hacia tas, sobre el respaldo de la silla.
—Me ha quedado claro —señaló su hombro herido, pude ver la franja de una veda por debajo de su camisa.
— ¿estás bien ahora? —dije dejando por un momento mi enojo.
Su expresión se relajó.
—Estoy bien, no me rompiste nada, unos días más de reposo y estaré como nunca —sonrió de lado—. Siempre dije que tu cara tierna conllevaba a una fuerza monstruosa.
—Tenía que aprender a defenderme.
—Lo sé, y has aprendido bien.
Me removí nervioso, desviando la mirada hacia la mesa. Quería irme ya, siento que para nosotros ya no hay tema de conversación, ni nada interesante que contar, en este momento somos como una par de extraños, que alguna vez pretendieron ser amigos.
—Si ya no tienes nada…
—Lamento también—me interrumpió—. Ser una molestia para ti.
—No actúes como una víctima —sentencie—. No busques en mí compasión, no ahora.
—No es lo que pretendo. Estoy disculpándome por causarte tantos problemas y quiero que sepas que estoy intentando olvidarte.
Sus tristes ojos cafés se encontraron con los míos.
Está diciendo la verdad.
—Pero es difícil, han sido años —asentí.
Creo que ahora se cómo se siente Minho cuando piensa en MinAh, a pesar de haberla dejado, no pueden desaparecer tan fácil todo lo que compartieron. Ahora estoy yo aquí, frente a un chico que me brindó todo su apoyo en el pasado y que se hizo alguien importante en mi vida, y que por ocultar lo que sentía ahora sufre y trata de que eso que nos unió no se disipe como el humo.
—Estoy muy enfadado contigo —sé que mis palabras le duelen, pero no puedo evitarlo—. No estoy diciendo que te odie y que jamás te perdonaré, pero, es demasiado, te he dejado claro que no quiero nada que no sea amistad, si es que todavía podemos serlo.
— ¿a qué te refieres?
Se puso alerta, vi el pánico en su mirada y la sentí en su voz.
—Que mientras no puedas olvidarte de tu amor por mí, prefiero que no nos veamos más, no soportaría verte sabiendo que detrás de una sonrisa estas muriéndote por estar cerca de mí. Ya no más Jong In, no mereces sufrir más por alguien como yo.
—Taemin estás diciendo una locura —dijo con desesperación—. ¿Pretendes echarme a patadas de tu vida?
—No te estoy echando a ningún lugar, estoy diciéndote que mientas pienses en mi con esperanza de que algún día te amé —negué con la cabeza—. Eso no va a pasar.
— ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo puedes asegurarme que en el futuro no me mirarás como lo hago yo?
—No puedo, sé que no puedo decir que nunca pasará, pero si antes no lo hice no lo haré ahora que estoy con Minho. Además hacerte esperar porque te ame sería el acto más egoísta que puedo hacerte. No voy a martirizarnos a ambos.
De nuevo guardamos silencio, creí que replicaría o se pondría a gritar, pero no lo hizo. Se mordió el labio inferior, sus ojos se cristalizaron reteniendo el llanto. Me levanté, él se sorprendió y me imitó.
—Quiero recuperar a mi amigo, pero para eso tiene que irse el Kai que dice amarme. Soy dañino para ti, entiéndelo. No puedo corresponderte.
—Tae, es una locura —dijo con la voz ahogada—. Pero comprendo lo que quieres decir, no soy tan cabeza dura como crees.
Le sonreí sin motivo.
—Yo tampoco quiero perderte como amigo —su mano viajó hasta mi mejilla y le dio una ligera caricia con el pulgar, sin apartar la mano.
Estaba temblando.
—Estaremos alejados un tiempo, luego nos volveremos a ver para charlar y veremos si es necesario, hacer lo que dices.
—No te odio —repetí—. Pero tampoco quiero que esperes algo imposible.
Iba abrazarme, pero una par de manos se adelantaron y me tomaron por los hombros para alejarme. Minho pasó adelante de mí, cubriéndome con su cuerpo.
—Si te le acercas de nuevo, te partiré la cara en dos y créeme que no seré tan compasivo con lo fue Taemin, yo sí quiero arrancarte esos brazos para que no pienses en tocarlo nunca más —su amenaza me erizó la piel.
—Minho déjalo —le tomé el brazo.
La mirada que le daba a Kai no me gustaba, me dio miedo, estaba realmente furioso.
—Cálmate Choi —le dijo sin rastros de haberse intimidado con lo que le dijo—. Estábamos llegando a un arreglo.
— ¡Al carajo con el arreglo, sé lo que quieres y harás lo que sea para conseguirlo!
Kai se echó a reír, y lo único que consiguió fue que Minho le soltara un puñetazo. Inmediatamente me coloqué frente a él, impidiendo que le hiciera más daño. La clientela nos observaba con disgusto por el espectáculo.
—No te atrevas a burlarte de mí —gruñó.
—Minho ya déjalo, no me hizo nada, él dice la verdad solo estábamos arreglando el problema.
—Estas demasiado molesto para razonar—Kai se limpió la sangre de su labio partido con el dorso de su mano—. Es comprensible —se plantó frente a él sin miedo—. Pero no desconfíes de Taemin así.
—Yo no desconfió de él, pero de ti —apretó los dientes—. Ten cuidado con lo que dices y haces. Si tratas hacerle algo de nuevo…
—Eso no pasará.
Pasó al costado de Minho.
— ¡No huyas maldito bastardo! —Minho dio un paso hacia él pero lo hale hacia mí para impedir que lo golpee otra vez.
Kai no le hizo caso, en vez de eso, él me miró.
—Solo un poco de tiempo Taemin, luego veremos cómo terminará esto.
Y se fue, sin importarle las amenazas de Minho.
— ¡Ya basta! —grité y solo así logre que me tomará atención.
— ¿Te hizo algo ese pendejo?
— ¡No!
—Más le vale.
Me abrazó fuerte, besando mi cabeza.
—No te acerques más a él Taemin —suplicó—. ¿Qué no ves que está haciéndote daño?
—No es exactamente así —susurré.
~
De nueva cuenta nos hemos escapado del mundo y hemos terminado en casa de Minho, después de media hora tratando de que entienda que Kai no hizo nada malo decidimos dar por cerrado ese tema, por el momento.
Le pregunté cómo es que supo dónde estaba ya que este día no iba a poder recogerme después de clases, tenía una reunión pendiente con su padre. Resulta que en el camino se encontró con Key y NaEun, les preguntó por mí y al saber que me fui con Kai demando saber dónde encontrarme. Claro, Key le pidió calma, pero quien le dijo mi posible ubicación fue NaEun. No puedo culparla, ella no sabe lo que pasa y estoy seguro que después de eso Key le dirá gran parte de la historia.
Desastroso, si fue totalmente desastroso el encuentro de esta tarde, creí que terminarían rodando por la calle mientras se golpeaban, pero afortunadamente eso no sucedió. Intuyo que es porque estaba presente que Minho no le dio más que un puñetazo.
Pero como dije antes, he logrado calmarlo y estamos disfrutando de la compañía del otro.
— ¿De coco o napolitano?
—Napolitano —conteste.
Minho sacó un bote grande de helado del congelador, de repente tuve antojo de algo dulce y resulta que tenía justamente lo que quería. Tomó dos copas de una repisa y sirvió en ellas una buena cantidad de helado.
—Si no fueras hombre —dijo al darme la copa y una cuchara—, diría que estas embarazado.
Me eché a reír hasta que mi estómago comenzó a doler.
—Si estuviera embarazado estarías en problemas, probablemente Joon o
Key ya hubieran corrido de tras de ti para arrancarte la cabeza.
—Si estuvieras embarazado no me importaría que me persiguieran, pero por el bien del bebe no podría dejarme morir, sería injusto.
Lo observo a detalle, come tan tranquilo, sus labios rápidamente quedan rojos por el frio y brillosos por el dulce. A pesar de haber dicho eso sobre el embarazo como una broma, por mi mente cruzó la imagen de él con un bebe, nuestro.
— ¿Te gustan los niños?
—Mucho.
— ¿Sabes que si te quedas conmigo…no podrás tener los propios, verdad?
Pregunta estúpida, pero tenía que hacerla, necesitaba saber que no sería una decepción en el futuro (porque sí, hasta yo he pensado en ello). Por mi parte ese punto ya lo tenía contemplado desde que acepté que era gay y no fue fácil asimilarlo, pero era la realidad. Además la adopción más que una única salida, es una bendición.
En cambio él, bueno, si estuviera con MinAh todavía…
—Por supuesto —me acarició la mejilla—. Pero no representa un grave problema.
— ¿Seguro?
Ladeó la cabeza y sonrió. Me ruborice.
—Desde que supe que te quería, me hice a la idea de no podríamos tener un hijo juntos. No uno natural.
—Sí que te anticipas a todo Minho—dije sorprendido.
—No te voy a negar que…deseo mucho un hijo propio, pero para concebir uno, debe ser con la persona adecuada. Y esa persona eres tú.
Guarde silencio, poniendo atención a cada palabra que decía, pero entre más hablaba una inevitable tristeza me invadía.
—No quiero criar hijos si no estoy contigo —dijo serio—. Así que aleja la idea de que te dejaré por no darme un hijo propio. Soy de la clase de hombre romántico loco que cree que lo más importante es el amor con en que crías. Aunque siento que estamos adelantado ese tema, sin embargo es bueno que tengamos claro lo que pensamos. Te amo, y no creo que eso tenga remedio.
Sentí un nudo formarse en mi garganta y un hormigueo en el estómago que casi me hace colapsarme en el piso. Me paralice, ni me di cuenta cuando había comenzado a llorar. Sus palabras seguirán dando vueltas en mi cabeza y cada vez me repetía a mí mismo que era verdad, que todo ese discurso no era un delirio provocado por el dulce en mi cuerpo.
Minho corrió a mi lado y me abrazó fuerte, me aferré a él pensando que si no lo hacía de verdad podría desmayarme. ¿Esa es la clase de amor que me está entregando? ¿Tan grande es lo que siente que incluso puede aceptar a una persona que no puede darle un hijo? Está aceptando una vida que puede rechazar, pero sin embargo aquí está, diciendo que no use eso como excusa para creer que no me ama.
Tengo que reconocer algo, me da miedo no corresponder todo ese amor. Me siento como si le estuviera robando una parte importante de su vida. Pero aun sintiendo eso, no podría usarlo —cómo ha dejado claro— como excusa para dejarlo. No quiero dejarlo, no lo haré.
—Me alegra que hayas dicho eso —dije pasado ya un rato.
—Me alegra que hayas preguntado, yo no sabía cómo abordar el tema.
—Tonto Minho.
Lo abracé más fuerte, hasta que se quejó de dolor. Revolvió mis cabellos.
—El helado Taemin, come que se derrite.
—Olvida el helado —me colgué de su cuello y lo obligue a inclinarse—. Hay otra clase de dulce que se apetece ahora —dije con una amplia sonrisa.
Lo besé con ansias, sin ocultar el deseo que me corroe. Sus brazos rodearon mi cintura mientras correspondía mi pasional beso y mordía mis labios.
—Adoro cuando te pones así de salvaje —susurró. Bajó los besos a mi cuello, yo cerré los ojos para disfrutar.
—Yo adoro tantas cosas de ti que sería mejor mostrártelas que explicarlas.
Dejó mi cuello en paz para poder mirarme, sonrió de lado, con gran satisfacción.
—Entonces enséñamelas.
Entre risas subimos a su habitación, olvidándonos por completo del helado que se derretía en las copas que dejamos sobre la barra de la cocina. Me he dado cuenta que no es la primera vez que dejamos la comidas a medias, aunque siempre hay una buena razón detrás de ello.
~
— ¿Lo dices enserio? —conteste con nerviosismo.
—Totalmente enserio.
— ¿A qué hora?
—A las 8 pm, pero estaré en tu casa a las 7:30.
—Bien, te esperaré.
—Nos vemos luego Taemin.
Terminé la llamada y deje el celular sobre mi escritorio. Acabamos de confirmar una cena con sus padres y no sé exactamente cómo reaccionar con esa noticia. Siento un nudo en el estómago, voy hacia mi cama y me dejo caer como un costal de papas.
Suelto un suspiro y cierro los ojos. Tengo que hacerlo bien, no puede resultar un desastre. Giro para quedar boca abajo y grito sobre las sabanas. Estas formalidades me abruman, no es como si fuéramos a casarnos o algo por el estilo pero, esto es nuevo para mí, conocer a sus padres significa dar un paso hacia algo más serio.
Si no te quisiera tanto, no sentiría tantos nervios.
Puntual como siempre, Minho llegó a mi casa para llevarme con sus padres, en todo el camino no dejaba de juguetear con mis dedos, más de una vez me regañó porque decía que podría arrancármelos. Me miraba constante mente en el espejo retrovisor, inspeccionando mi aspecto y recibiendo las burlas sobre mi aparente comportamiento de novia primeriza.
Lo golpee incontables veces porque no paraba de reírse. No es que revisará cada detalle de mi imagen por vanidad, de hecho no había hecho un sobre esfuerzo para vestirme, soy un chico, no es que tenga que ponerme un vestido y tacones para impresionar, claro que tampoco me vestí con roma roída u holgada, solo usaba lo que creía que me iba bien.
No es que me preocupe verme como una modelo, pero el hecho de que los padres de Minho han vivido los últimos cuatro años sabiendo que la pareja de su hijo es una hermosa chica curvilínea, es para ponerme a pensar que debo romper con las expectativas, que quede claro que soy yo con el que ahora tendrán que lidiar.
¡Oh Dios mío! Entre más lo pienso más perturbador es tratar de ser un buen novio para Minho.
—No te sobre esfuerces.
Tocó mi hombro, con eso tuve para darme cuenta que ya habíamos llegado, una elegante casa, más grande que la de Minho, se imponía frente a nosotros. Una fachada que se agradaba junto a los jardines laterales nos recibían con flores de diversos colores.
—Lo harás bien, no hay porque ponerse nervioso.
Se bajó rápido del coche y fue corriendo a abrirme la puerta, me ofreció su mano como un galante caballero. Fruncí el ceño, pero tomé su mano y salí.
—Es terriblemente gracioso verte nervioso.
—No te burles —chille.
—Tampoco te preocupes por la relación de mis padres con MinAh, ya te había dicho que estaban acostumbrados a mis parloteos sobre ella, de verdad no creo que les desagrades.
Lo miré sorprendido. Iba a preguntar como supo que eso era lo que me preocupaba.
—Sé que desde que escuchaste la conversación con mi padre en casa has estado dándole vueltas a la idea.
— ¿Tan fácil de leer me he vuelto? —dije desganado.
—No es que sea fácil leerte, es que ya sé cómo piensa tu cabecita preocupona.
—Cursi, cursi, Choi.
Tomó mi mano y nos encaminamos a la puerta, en pocos segundos las puertas se nos fueron abiertas, una empleada del servicio nos recibió y pidió que la acompañáramos a la sala.
Mientras caminábamos por el pasillo no dejaba de sorprenderme la decoración, ciertamente son ricos, muy ricos, es decir, m familia también podría considerarse como personas que tiene una apreciada fortuna, pero estoy ante un nivel diferente.
Mi vista pasea por el decorado y la fila de cuadros que a simple vista puedes saber que valen mucho. Nos sentamos en el sofá de piel, el más grande. La mano de Minho sigue unida a la mía.
—A mí también me incomoda tanta riqueza —me dijo—. Y eso que crecí gran parte de mi vida en esta casa.
—No es que me resulte incómoda, es que tú no aparentas ser…
—Tú tampoco eres al tierna creatura que aparentas.
Nuestra plática se vio interrumpida por la presencia de una mujer un poco más baja que yo, pero que sin duda es la madre de Minho, ella tiene esos mismos ojos grandes con espesas pestañas. Muy guapa, a pesar de la edad.
—Hijo —dijo y extendió los brazos.
Minho se levantó de inmediato y fue a recibir el abrazo que le pedía. También me puse de pie.
—Es bueno verte, ya casi no nos visitas.
—Han pasado muchas cosas —se excusó.
El padre de Minho apareció, también pidió un abrazo de recibimiento.
Entre tanto abrazo me sentí excluido, pasaron como cinco minutos antes de que notaran mi existencia, sin embargo, el único que corrió hacia mí fue el señor Yun.
—Es bueno verte de nuevo —le hice una reverencia.
—El placer es mío, muchas gracias por recibirme.
Padre e hijo miraron expectantes a la señora de Choi, aquella mujer que en apariencia no parecía representar problema para nadie, pero que lo único que me había regalado era una sonrisa sin intención.
—He escuchado mucho de ti —dijo cuándo se sentó en el sillón de enfrente.
—Espero que hayan sido cosas buenas—traté de ser gracioso, los únicos que rieron fueron, de nuevo, Choi padre e hijo.
—No te preocupes ha sido buenas.
No sé porque, pero esperaba algo más de hostilidad de su parte, pero en cambio me recibe con algo de ¿indiferencia?, o eso es lo que me parece. No sé qué sea, pero no me siento cómodo, tampoco marginado.
No puedo adivinar qué pasa en la mente de esta mujer y me desespera.
—Estoy molesta contigo —le habla a Minho—. ¿Cómo es que no tuviste la decencia de decirnos tú mismo que habías terminado con MinAh?
—Lo siento mamá, es que no reparé en ello hasta muy pasado el tiempo.
—Había estado llamándola para que saliéramos a almorzar o ir de compras, ya decía yo que sus excusas para no ir ocultaban algo grave.
—Mujer no exageres, tu hijo no es un niño, ya es un hombre que sabe lo que hace.
—MinAh básicamente es como de la familia, novia o no de Minho, la hemos conocido el tiempo que llevaban saliendo.
Desvíe la mirada al piso, luego recorrí la paredes hasta que note una ventana abierta que daba hacia al entrada, me pregunte su podría salir por ella para evitar esta incómoda conversación sobre la ex novia de Minho. A pesar de que me había advertido que esto pasaría no logró prepararme para la horrible sensación que ahora se apodera de mi cuerpo.
Él pareció notarlo, porque enseguida tomó la palabra.
—Mamá —le hablo con voz seria.
Al principio ella lo fulminó con la mirada por haberla interrumpido, pero cuando se volvió a mí, su expresión cambio radicalmente, creo que mi rostro le dijo todo.
—Lo lamento Taemin —dijo ya más relajada—. Esta conversación la reservaré para otra ocasión, discúlpame.
—No hay que disculparse —fingí que no me afecto—. Es natural que…no este acostumbrada a que otra persona salga con Minho.
¿Es natural? ¡Puede haberle dicho que no decidimos enamorarnos y dejar a MinAh fuera del cuadro!
—No, no, fue mi error, no me apena hablar de la chica que creí se casaría con mi hijo, pero hay momento, lugar y personas para hablarlo.
—Ya déjalo, no lo atormentes más —dijo su esposo.
—Bien —dijo ella—se levantó, se paró frente a mí, asustándome. Tomó mi mano libre y me hizo ponerme de pie—. Vamos cariño he de remendar mi error llenándote de comida, estás muy flaco —bromeó.
Ese repentino cambio de actitud me tomó por sorpresa.
No esperó a que dijera algo, me arrastró con ella, cruzando un par de pasillos hasta llegar a un enorme comedor. Escuché los pasos de Minho y su padre detrás de nosotros. Nos pidió tomar asiento, le obedecimos.
Ahora me sentía ligeramente intimidado.
—Sé que no quieres darme una mala impresión, pero no necesitas hacer eso, yo no prejuzgo a la gente, sin embargo parece que mi molestia hacia mi hijo te ha alcanzado. Es verdad lo que dijiste, es nuevo para nosotros saber que MinAh ya no es su novia, por eso te pido que hagas un esfuerzo para disculpar mis torpezas.
Ordenó que trajeran la cena, en pocos minutos cada quien tenía platos con una sopa que nunca había visto en mi vida pero que olía delicioso.
—Come —me dijo Minho con una agradable sonrisa.
Asentí, que más podía hacer y para mi sorpresa, la sopa sabía cómo olía.
—Eres mucho menor que Minho ¿verdad? —la primera pregunta la dio el padre de Minho.
—Seis años —dije y sentí mis mejillas arder.
¿Por qué ha de darme vergüenza la diferencia de edad?
— ¿Cuántos años tienes cariño? —preguntó la señora Choi.
—19 años señora.
—Tan joven —dijo ella asintiendo.
¿Qué mi edad también es un problema? Seguí comiendo mi sopa, tratando de las miradas de esta señora no me impidan disfrutar la cena. Pero poco me duro la tranquilidad.
— ¿Taemin cómo vas en la escuela? —de nuevo mi suegra.
—Bien —sonreí—. Aunque es un tanto difícil, pero todo va bien.
—Has de ser muy popular en la universidad —su mirada tenía un brillo extraño—. Creo que sabes lo guapo que eres, así que no debe ser la primera vez que te lo preguntan.
— ¿Guapo? —repetí, según yo para mis adentros, pero lo dije en voz alta.
Suspiré. Había recibido más halagos de los que hubiera querido, además de invitaciones a lugares que no sabía que existían en compañía de gente que ni siquiera hubiera pensado en mirar. Y luego estaba la contra parte de los halagos, la del desprecio, aquellas personas que incluso me culpaban por tener la cara que tengo.
La supuesta “belleza” que poseo me ha traído más problemas que alegrías, pero sí señora, claro que sé lo guapo que soy y me han preguntado eso un par de veces.
—Yo no soy nada guapo —dije con una cálida sonrisa—. Y no soy nada popular en la universidad, sólo, soy normal.
Minho buscó mi mano por debajo de la mesa, llevándola sobre su pierna y dándole un ligero apretón. Él entendía perfectamente lo que ha significado mi “belleza” en mi vida, y agradezco que no haya resultado como los demás imbéciles que he conocido.
Pero de nuevo, su madre no está tranquila con mi respuesta.
—No puedo creer eso Taemin, eres tan lindo, sé que la mayoría puede confundirte con una chica, más por ese cabello largo y castaño que te has dejado. Así que debes tener muchas miradas sobre ti todo el tiempo.
La mesa quedó en silencio tras su comentario, había dejado de comer para verla directamente a los ojos, incluso Minho y su padre, dejaron sus cucharas de lado para poner atención a lo que ella decía.
—No comprendo muy bien lo que dice —dije sincero.
Ella enarcó una ceja.
—Estoy diciendo que ya debes haber recibido muchas declaraciones de amor. Ahora pregunto: ¿Cuántos más ha habido antes que Minho?
No podía creer lo que estaba preguntándome, ¿quiere saber cuántos tipos he tenido en mi vida? ¿Me veo de la clase que busca pareja para cada día de la semana?
—No puedo creer que le hayas preguntado eso mamá —dijo Minho con enojo. Su ceño estaba fruncido y apretaba la mandíbula con fuerza.
—Cariño, no le preguntarle eso a Taemin —dijo el señor Choi con obvia incomodidad.
Pero ella no parecía escucharlos, su mirada estaba clavada en mí, esperando una respuesta y estaba seguro que no iba retractarse de lo que dijo, esperará lo que sea necesario para yo hable y pase una de dos cosas:
1.- Que le mienta y sigamos tan tranquilos cenando para así pasar a otra serie de respuestas que seguro será igual de incómodas o,
2.- Que le diga la verdad, que sienta mucha vergüenza por revelar detalles de mi vida privada que solo le conciernen a Minho y no a ella, no al menos en este primer encuentro.
Y aquí iba mi respuesta.
Sin quitar la mirada de la suya, volví a sonreír, no por soberbia, no por orgullo, no por miedo o por enojo. Le sonreí porque agradecía su exagerada sinceridad, porque en cierto modo somos iguales en ese aspecto, a mí tampoco me gusta andar con rodeos. Le sonrió porque acabo de comprender lo que está tratando de hacer y me molesta, me molesta porque está en su derecho de hacerlo aunque no sea lo correcto.
Está poniéndome a prueba, está buscando una respuesta que calme sus angustias.
—Solo he tenido una pareja antes que Minho, él lo sabe, pero simplemente esa relación no funcionó, parece que no logramos comprendernos muy bien y supongo que es porque soy aún muy joven para comprender lo que significa amar a alguien de verdad —miré a Minho—. Y puede que nunca lo descubra, lo único que sé es que sin él ya no puedo vivir como antes —me devolví a ella—. No puedo imaginarme sin Minho a mi lado.
Y por segunda vez la mesa queda en silencio, estoy mareado pero logré mantenerme firme en cada palabra. Minho está mirándome con ternura mezclada con asombro, nunca le había dicho eso, y no esperaba hacerlo con sus padres como testigos. Siento ese molesto nudo en el estómago, quiero salir de ahí porque estoy sofocándome, probablemente fui prepotente, pero no me importó, aun así quiero tomar airé, estoy asfixiándome.
—Taemin, eso fue muy hermoso —dijo el señor Choi.
Me ruborice.
—Wow —ese sonido salió de la boca de la madre de Minho. Quien no me había dado cuenta, estaba mirándome con asombro y… ¿felicidad?
—Eso, no me lo esperaba —dijo ya sonriendo. Se dejó caer sobre el respaldo de la silla y luego se echó a reír.
Creí ser el único que la miraba como una loca, pero luego me percate que su marido y su hijo estaban tan impactados como yo.
—Ya, ya, dejen de mirarme así —dijo apenas conteniendo su risa. Se devolvió a mí—. Cariño debes pensar que soy un ogro, pero créeme cuando te digo que eso es lo más lindo que le he escuchado decir a alguien.
Su actitud ha cambiado, está más relajada y ha dejado de fruncir el ceño. Ahora sí estaba riendo con verdadera felicidad.
—Soy muy franca, ya te has dado cuenta de ello, pero más que eso a veces no sé cuándo frenarme. Después de hacerte esa pregunta, de ver las caras de asombro y escuchar las llamadas de atención de mi hijo y esposo, entendí la locura que hice. Me arrepentí e iba a decir que lo olvidaras y perdonaras de nuevo mis arrebatos pero…has dicho todo eso y, fue hermoso y sé que sincero. Gracias Taemin.
El alma se me estaba saliendo del cuerpo ¡Que mujer más extraña! Y yo creí que mi madre estaba loca —la amo— pero mamá sobre pasa mis límites de locura, y ahora que he conocido a esta mujer, ¡Dios! Es cansado platicar con ella.
—Choi Minho, aún no te he perdonado que no nos hayas dicho sobre tu ruptura, pero de eso ya me ocuparé más tarde. Ahora mi atención está en esa linda creatura que tienes al costado —me miró—. Eres de las pocas personas que ha tenido al valor de responder con honestidad mis ataques, y te lo agradezco.
Esta señora me da miedo.
— ¿De nada?
¿Está diciendo que me acepta o no?
Pero se transforma de nuevo, su alegría se ve sustituida por curiosidad.
—Amor —llamó a su esposo, una mirada hacia él luego regresó a mí—. Siento que he visto a Taemin en algún sitio.
El señor Choi asintió—. Lo mismo pensé yo cuando lo vi la primera vez.
— ¿Cuál es tu nombre completo cariño?
—Lee TaeMin.
— ¿Tus padres como se llaman?
—Ah…mi padre es Lee SooMan —ese par de personas curiosas abrieron los ojos hasta el tope —. Mi madre es Lee Kyungsoon —concluí con los nervios de vuelta.
Estas personas se miran el uno al otro como los hicieron mis padres cuando Minho se quedó a cenar en casa.
—Oh —dijo ella—. Que agradable coincidencia amor ¿que no es SooMan aquel amigo que tenías en la universidad?
Ahora quien estaba impresionado era yo.
—Sí, es él —dijo sin emoción.
—De echo el señor Lee dijo que te conocía —dijo Minho.
— ¿Has conocido a SooMan? —preguntó su padre.
—Sí papá, no hace mucho la familia de Taemin me invitó a cenar a su casa.
— ¿Qué más te dijo? —su insistencia nos tomó por sorpresa.
—Que si te preguntaba por él, seguramente habría algo que contar —respondió dudoso — ¿pasa algo papá?
Tardo un poco en responder.
—No, nada hijo, es solo que estoy tan impactado como tu madre sobre esta coincidencia —tomó su cuchara—. Me alegra mucho que hayas conocido a los padres de Taemin. Pero continuemos comiendo —sonrió— o la comida se quedará aquí toda la noche.
Sé que no soy el único que siente que algo está pasando con el señor Choi, porque las miradas de Minho y su madre me lo hacen saber, sin embargo, preferimos seguir comiendo como se nos sugirió. Se escuchó un suspiro.
—Perdona a mi esposo Taemin, creo que al edad lo está dejando algo inestable, al rato volverá a ser el padre solapador y convenenciero de siempre.
— ¿Qué dices mujer? Tú eres la que ha estado atacando a pobre Taemin con esas preguntas incómodas.
—Sé que Taemin ha entendido porque lo hice, es un chico listo. Pero tus cambios de humores no tienen justificación.
—Oh mujer a veces eres tan desquiciante —bufó.
Estoy tratando de no soltarme a reír, los padres de Minho parecen niños peleando por juguetes. Minho se acerca y susurra en mi oído: “hacen esto todo el tiempo” y soltó una risita encantadora.
Asentí, bien dijo él que sus padres no eran comunes. Me sorprende lo bipolares que llegan a ser. Sin duda esta ha sido la cena más intensa de mi vida.
~
Tengo que decir que salí totalmente cansado de la casa de Minho, después de la cena su madre se me pegó a mi como una sanguijuela, dejó ser ruda y tosca para ser muy amable, bueno amable a su manera. Luego me explicó que cuando le hizo preguntas similares a MinAh en su primera cena para conocerlos, ella respondió solo para no desagradarla, dijo que no lo tomó a mal porque seguro la sacó de quicio con tantas preguntas, pero que hubiese preferido que haya sido sincera como lo fui yo.
¿Punto a mi favor? Lo único que agradezco es que no me odia.
—Creo que vas a colapsar.
Minho se estaciona frente a mi casa.
—Tu madre esta tan loca como la mía.
—Estas en lo correcto.
Se desabrochó el cinturón de seguridad, seguro iba a salir y abrirme la puerta, pero lo detuve tomándolo del brazo.
— ¿Qué pasa?
—Quedémonos un rato aquí.
—Es tarde deberías entrar y dormir.
Negué con la cabeza. Lo hice sentarse de nuevo, pedí que corriera el asiento hacia tras, lo hizo sin protestas. Me quite el cinturón y me deslice hasta quedar recostado sobre sus piernas, mis pies estaban al tope con la otra puerta.
—Lamento no haberte dicho antes lo que le respondí a tu madre.
—No te preocupes —acaricio mi mejilla—. Creo que fue el momento adecuado, así ninguno de ellos dudaran cuánto me amas.
—Presumido —reí.
—Déjame escucharlo de nuevo —pidió. Yo enrojecí.
—No —pestañee—. Necesito otro momento intenso para decirlo como lo dije.
—Si eso es lo que necesitas…
No sé cómo lo hizo, pero entre jalones y mis gritos terminé sentado sobre su rezago, besándolo con hambre, hasta que nuestros labios quedaron hinchados.
—Te voy a dar todos los momentos intensos que necesites para que pueda escuchar esas palabras una y otra vez.
Sonreí de lado.
—Será bueno ver como lo logras.
¿Momento intenso? Desde que comencé mi vida con Minho cada momento ha sido intenso, y pude haberle repetido esas palabras sin mucho problema, pero preferí que cumpliera con lo que ha propuesto.
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 23, muchas gracias a quienes leen la historia ^^ cada vez queda menos de la historia espero puedan seguirme hasta el final escribió:
Capítulo 23: Trampa.
Minho
No comprendía exactamente la urgencia de papá para verme, pero el tono en el que me habló por teléfono no me agradó. Es muy temprano todavía hasta para ir a la oficina, ya que precisamente hoy empezaba a trabajar con él en la compañía. Me apresuré a llegar a casa de mis padres, y me topó con la novedad de que mi madre salió aún más temprano por “una amiga en problemas”.
Una empleada me abre y me dice que mi padre me espera en su despacho. Cuando entro a dicho lugar, lo veo de pie junto al gran ventanal que mandó a construir para aprovechar la luz de día y no usar la artificial que tanto daña a sus ojos cansados.
—Papá —digo y él voltea.
Me sonríe, pero no se siente como una sonrisa de verdad. Me indica que tome asiento mientras avanza hacia mí y va detrás su escritorio. Nos sentamos casi el mismo tiempo.
—Has pedido que venga temprano ¿sucede algo malo?
—No sé qué tan malo puede ser —su respuesta me crispo los nervios.
—Explícame por favor.
—Hijo, ¿desde cuándo conoces a Taemin?
Su pregunta me desconcierta, frunzo el ceño.
—Poco más de cinco meses.
— ¿Y lo amas? O… ¿es sólo una distracción porque estas aburrido con MinAh?
Parpadee varias veces antes de poder asimilar lo que me estaba preguntando. Había mucha confusión en mi cabeza.
—No entiendo por qué preguntas eso.
Me dio una mirada fría.
—Tienes que alejarte de él.
Sentenció, yo sentí un balde de agua helada caer sobre mí.
— ¿De qué habla? No comprendo, ¿Por qué me dice esto tan de repente?
—Escúchame hijo —dijo con la mirada seria puesta en mí—. Taemin parece una persona agradable, pero no confió en él.
Suelto una ligera sonrisa nerviosa que aplaca mi fuerza.
— ¿Cómo puede decir eso si cuando lo conoció congenió con él? Creí que…papá esa vez que te lo presente, tú…
—Claro que congenié con él —me interrumpió—, lo que estoy diciendo es que —cortó abruptamente las palabras, luego de tomar aire continuó—. Que estás confundido, Taemin es un buen chico y no merece que juegues con él.
— ¡¿Jugar?! —exclamé tan sorprendido, por un momento mi mente pasó por una turbulencia que me dejó agitado y mareado.
Entre mis balbuceos logré recuperar mi habla.
— ¡¿Por qué piensas eso?! Yo no estoy jugando con Taemin, ¡lo amo! Lo de MinAh fue, fue algo que no olvidaré jamás, su ayuda, su cariño, su comprensión…, pero no la amo, yo amo a Taemin—lo último lo dije con total seguridad, tanto que mi padre se sorprendió, pero luego regresó a ese semblante oscuro y confuso.
—Hijo, no puedo creer lo que dices. Hasta hace unos meses me habías comentado que querías casarte con ella, ¿Dónde acabaron esas palabras? No es justo para ninguno que sufran por tus confusiones.
Mi quijada cayó.
—No estoy confundido, al inicio sí, pero no ahora, yo sé que te dije que quería casarme con ella, pero luego todo cambió, Taemin él…
—Él fue la razón del cambio, lo sé. Por eso digo que no es correcto desechar a MinAh por alguien que de apoco conoces.
¿Qué no es correcto?, ¿desechar? ¿Qué conozco a Taemin de tan poco tiempo? simplemente no puedo procesar las palabras de mi padre, él, quien hace relativamente poco aceptó a Taemin como mi pareja ahora dice que no está de acuerdo, que es una locura ¡que debería regresar con MinAh!
—Papá —dije con súplica—, en serio que no comprendo lo que está diciendo, ¿cómo puede cambiar de opinión tan rápido? En mi casa, en la cena, creí que…
—Minho —se inclinó hacia mí—. Quiero que pienses con cuidado lo que estás haciendo. Abandonar a una buena chica como MinAh es una locura, dejar una buena mujer como ella por una persona que apareció repentinamente en tu vida, es una locura. No puedes ser así de egoísta con los dos.
Regresó a su posición inicial, su mirada seria se hizo gélida.
—Sé que después de Minjung tu vida se volcó a un caos inmenso, pero tratar de jugar así con MinAh no es justo y con Taemin…simplemente no creo que sea el adecuado para ti.
Me quede perplejo. Sentí como si algo duro golpeara mi cabeza y me dejara atontado. Afortunadamente reaccioné pocos segundos después, me levanté y lo mire desde mi posición.
—Yo lo amo, él me ama, yo nunca ame a MinAh, ella lo sabe. ¿Qué es lo que no entiendes acerca de eso?
Dije con la misma intensa mirada que él me dedicó a mí, lo que provocó que se ponga de pie y su ira se desatara de la nada.
—Cuidado con tus palabas Minho, no estás hablando con una amigo o un desconocido, soy tu padre, no uses esos tonos conmigo.
—No estoy usando ningún tono —le sostuve la mirada—. Solo quiero dejar claro que no hay nada que reconsiderar.
Soltó un bufido.
— ¿Te das cuenta de lo que dices? Afirmas querer a ese chico porque no amas a MinAh, pero ¿y si alguien más se cruza en tu camino que harás? ¿Dejarás al chico porque resulta que no lo amabas y ahora quieres a esa nueva persona? ¿Es eso lo que harás?
Mi propio padre me ataca de esta forma, la forma real y cruda. Sé que tiene razones para pensar así, pero de ninguna manera podría abandonar a Taemin, no podría, lo sé, no es como con MinAh, con ella era una especie de rutina, actuaba como un “anti Yo”, alguien diferente al que conoció a Minjung, y alguien diferente al que está enamorado de Taemin.
—Jamás podría abandonar a Taemin —dije manteniendo al firmeza en mi voz—. Cree cuando te digo que lo amo, él mismo en la cena les dijo que me amaba de igual manera y creí que le había quedado claro, pero veo que no. Pero quiero que sepas algo, no dejaré a Tae, no regresaré con MinAh y no me convence tu argumento.
Sentí mi pecho oprimirse.
—Padre ¿Qué pasa? Porque actúa como si las palabras de Taemin y las mías no valieran nada.
—Taemin es muy joven Minho —dijo cansado, se sentó de nuevo, pero yo permanecí de pie—. Sé que no es relevante la diferencia de edades, pero ese chico podría buscar a alguien más si quisiera, sé que dijo cuanto te ama, pero ¿Qué sabe el de amar de verdad cuando ha vivido tan poco?
—Y yo insisto —dije severo—. ¿Por qué duda de sus palabras y las mías? Nos amamos, es verdad.
A pesar de mis insistencias parece que mi padre no cederá, lo que me hace pensar que hay algo que no me está diciendo, me parece extraño ese cambió de opinión tan repentino.
—Hay algo que no está diciéndome.
Enseguida sus pupilas se dilataron, lo pude ver claramente.
—Está actuando extraño, como si no fuera…
— ¡Basta! —Su mano golpeo el escritorio—. Estoy hablando enserio Minho, deja a ese chico o todos saldrán lastimados. Ahora vete tienes una horario que cumplir en la empresa, yo también debo prepararme para ir, retírate.
—Papá.
—Vete, ahora.
Era obvio que no seguiríamos con la conversación, decidí no insistir por el momento, ambos estamos alterados y no quiero pelear con él y arrastrar un día amargo a la oficina, aunque creo que ya está sucediendo.
Salí del ahí a pasos rápidos. Cuando conducía a casa pensé en que debería preguntarle a mamá la razón por la que mi padre actúa de esa forma. Me prometí averiguar lo que sucedía con él. Sus petición de que deje a Taemin ni loco lo cumpliría, aunque me duela que piense eso, no es razón suficiente para mí, no hay posibilidad alguna que lo deje, eso jamás.
Pero si me duele que no respete mis decisiones.
Cuando estuve al fin en la oficina, solo hablábamos lo indispensable. Estaba molesto, pero como prometí ayudarlo, debía acatar las tareas que me imponía. Sólo una cosa me alegro el día, un mensaje de Taemin, uno que además de alegría me preocupó y me hizo salir aprisa cuando al fin mi padre me dejo ir.
“Buena suerte señor empresario. Espero que tenga un excelente día, yo estoy tratando que una fiebre no me haga una visita al hospital (bromeo) pero si tengo fiebre, solo un poquito.
Te quiero”
Llegué a su casa, su madre iba de salida, se alivió de verme ya que parece que el padre de Taemin no había regresado y Joon estaba aún en la universidad. Dijo que debía ir al supermercado, que cuidara de Taemin mientras ella regresaba.
Cuando toqué la puerta de su habitación una voz gangosa me permitió la entrada. Me apresuré a pasar y lo veo de acostado de boca, su rostro contra una almohada, escucho sus quejidos.
—Hola —dije cuando me senté en la cama.
Dejó la almohada de lado y me sonrió, sus ojos estaban cristalinos, su nariz roja de tanto sonársela y los labios hinchados que hasta parecía habérselos pintado, además del cabello hecho una un lío y los calcetines de Homero Simpsom en sus pies que se asomaban bajo las sabanas. Pero a pesar de todo lograba verse muy lindo.
Por mi mente cruzó la petición de mi padre esta mañana y se formó un nudo en mi estómago.
—No tenías que venir —dijo arrastrando las palabras.
Tomé su mano, estaban tibias, luego toque su frente, aún tenía algo de fiebre. Visualicé un frasco de pastillas en la mesita junto a su cama.
—Tenía que venir y asegurarme que no hagas locuras teniendo fiebre.
Me sonrió, sus ojos estaban entre cerrados.
— ¿Te llevaron al médico?
—Trataron, yo me negué, el doctor es quien vino.
—De nuevo no dejas que te lleven al hospital —lo regañé, él rodó los ojos.
—Los hospitales no son mi lugar favorito.
—De eso ya me di cuenta.
Le hice el ademán de que se arrimara para darme espacio y acostarme a su lado mientras me quitaba los zapatos, en cuanto lo hice se acurrucó a mí como un gato, su cuerpo caliente me hizo pensar como estaba horas atrás, antes de tomar la medicina.
— ¿Cómo te fue en tu primer día?
—Estresante.
—Puedo imaginármelo. Tu padre ah de estar muy atareado con eso.
—Si algo así.
—Me gustaría volver a cenar con tus padres.
— ¿Estás seguro de lo que dices? —No escondí mi sorpresa—. Dijiste que esa primera cena casi te mata.
—Y lo hizo, pero, a pesar de todo tus padres son agradables.
—La fiebre no te está dejando pensar con claridad.
—Tonto —dijo y me golpeó el pecho a puño cerrado, sin mucha fuerza. Finjí que me ha dolido mucho y soltó una risita.
— ¿Has comido? —asintió.
— ¿Y tú?
—No, aun no.
Frunce el ceño, trata de sentarse ayudando de sus brazos.
—Taemin recuéstate.
—Solo iré a la cocina —dijo cuando al fin quedo sentado, enseguida intenta bajar de la cama pero yo me adelante y deslice sobre las sábanas para quedar a su lado.
—No te levantes —lo regañé—. ¿Para qué quieres ir a la cocina? No lograrás ni bajar el primer escalón antes de rodar por la escalera.
—No exageres —me miró de mala gana—, no es como si no pudiera caminar.
Se puso de pie y con pasos tambaleantes fue hacia la puerta.
—No irás a ningún lado —lo apresé de la cintura, lo cargué y devolví hacia la cama.
Lo tape con las sábanas contra su voluntad. Me dio gracia el ceño fruncido que persistía en su rostro, así como un niño que de mala gana obedece.
—Minho…
—Debes descansar.
—Pero no has comido —me dice y sopla su flequillo.
—No te preocupes por eso.
—Iba a prepararte algo en la cocina —dice mirándome a los ojos.
Sentí mis mejillas arder. Un hombre joven como yo sonrojándose de esta manera debe ser la imagen más divertida y fuera de lugar que alguien pudiera ver. Si Jonghyun estuviera aquí estuviera escuchando sus inigualables carcajadas e interminables burlas.
Incliné ligeramente la cabeza para tratar de desaparecer el sonrojo, aclaré mi garganta y me senté de nuevo a su lado.
—Me gusta ese color rojo en tus mejillas, adorable, adorable, te ves tan adorable.
Taemin se burlaba con esa voz gangosa y yo me eché a reír.
—Se supone que estas enfermo —chillé—, pero tienes mucha energía para fastidiarme.
—Fastidiarte es uno de los placeres más grandes de mi vida.
Mi boca quedó entre abierta entre las risas. Me acerqué rápido y lo sorprendí con un beso corto.
—Minho te voy a pegar la gripe —se quejó, pero lo volví a besar—. Hablo en serio, puede que mañana amanezcas enfermo y no quiero que luego te quejes que…
Y lo callé con otro beso. Me pareció ver su rostro un poco más ruborizado.
—Sé que riesgos corro contigo —me apresuré a decir—. Aun cuando terminara con fiebre no me impediría ir al trabajo mañana, además papá es capaz de sacarme con todo y cama y llevarme a la oficina.
Sus ojos se abrieron en su totalidad
— ¿enserio?
—Es un maniaco cuando se trata de su empresa —rodé los ojos—. No hablemos de él, por favor.
No quería recordar la plática de esta mañana, tampoco quiero dar explicaciones de algo que solo perturbaría a Taemin, cosa que no quiero, menos estando enfermo.
—Pareces enojado con él.
—Cosas de la oficina —respondí, asintió. Bien, era mejor pasar a otro tema.
Tomé su mano, estaba caliente.
—Recuerdo, la vez que te torciste el tobillo por caer de mi espalda, aquella ocasión tampoco dejaste que te llevara al hospital.
Su ceño se frunció.
—El doctor de la familia ha venido, no hay necesidad de pisar un consultorio. Además la fiebre pronto pasará, el doctor ha dejado un frasco de pastillas, no hace mucho me tomé la primera.
—Taemin —dije serio—. Me refiero a que en aquella ocasión tenías una lesión que necesitaba revisarse en un hospital, realmente me asustó ver tu tobillo tan hinchado.
—Pero no hubo necesidad —replicó.
— ¿Le tienes miedo a los hospitales? —lo dije con un tono divertido, pero para él no fue así.
—No, no es eso, es que…
Se quedó mudo, su mirada se pierde, parece estar recordando algo doloroso ya que al poco tiempo cierra los ojos con fuerza y se gira para volver a quedar boca abajo sobre la cama.
—Tae —lo hago girar y enfrentarme—. ¿Estás bien?
—Sí —sonrió. Una sonrisa falsa diría yo.
—Pues eso no es lo que me parece y no lo digo porque tengas fiebre.
Se incorporó, quedando sentado, con la mirada acuosa en mí.
—Hace mucho que no hablo de esto.
Bien, entiendo, es un recuerdo doloroso, de los que te marcan porque jamás lo olvidas. Asentí, me acerque más.
—No quise…si no quieres contarme…
—Está bien, a ti también puedo decirte.
— ¿También?
—Key, él lo sabe, además de que fue un testigo de ello.
—Claro, tu mejor amigo, como no ha de saberlo —lo dije tan calmado, pero en realidad estoy un poco celoso, a veces desearía conocer a Taemin como lo conoce Key, han pasado tanto juntos.
—Tenía una amiga además de Key y —hizo una pausa, parpadeó un par de veces—, además de Key y Kai —dijo al fin.
No dije nada, tengo que hacerme a la idea de que ese nombre no va a desaparecer entre nosotros por un largo rato.
—Esa chica vivía cerca de aquí, a un par de cuadras. La conocí casi al mismo tiempo que a Key, fuimos amigos cerca de dos años, ella me gustaba—dijo algo avergonzado—. Era una excelente persona, muy alegre, muy amable, muy hermosa.
Su voz iba perdiendo fuerza, acaricie su mejilla caliente, posó su mano sobre la mía. Cuando alzó si mirada me di cuenta que estaba al borde de las lágrimas, iba abrazarlo pero no me dejo.
—Está bien, siempre me pasa cuando hablo de Victoria.
— ¿Así se llamaba?
—Sí, Victoria —aclaro su garganta—. Estaba enferma, sus riñones fallaban, necesitaba un trasplante. Pero las listas de espera, son demasiado largas, sus padres hicieron todo lo posible por conseguirle uno pero no les alcanzó el tiempo. Una vez mientas salimos a pasear, ella colapso, no sabía qué hacer, estaba muy nervioso para pensar con claridad.
>> Lo siguientes días estuvo en el hospital, después de actuar como tonto cuando ella se desmayó, me negué abandonarla, mis padres trataron sacarme de su cuarto, pero no pudieron —cerró los ojos con fuerza, las lágrimas cedieron—. Yo la vi morir Minho, todavía, es algo…
Lo abrazo y esta vez no hace nada por apartarme, siento su cuerpo temblar contra el mío. Se aferra a mí, dejando la cabeza sobre mi pecho.
—Estaba en shock, simplemente no podía creer que ella se hubiera ido. Todo se quedó en mi mente, el color de las sábanas, los pocos adornos del cuarto, incluso el olor del limpiador de pisos. Con el tiempo logré entender lo que ocurrió, pero el solo entrar a un hospital sentir el olor, el ambiente es…
—Lastimero.
—Sí, mucho —se separó ligeramente—. Ya ha pasado mucho desde eso, pero esa sensación desagradable no se va, ¿te parece tonto? Tengo 19, casi 20 años, ya debería afrontar ese problema con valor.
—Taemin —le dije sonriendo—. Todos tenemos recuerdos que son difíciles de superar, adultos o no, siempre hay algo de los sintamos temor aunque parezcamos niños de cinco años llorando por el monstro bajo la cama.
Froté sus brazos con mis manos.
—Ahora comprendo ese pavor a los hospitales, pero para que vivas más tranquilo, deberíamos recorrer alguno para comenzar a superar ese mal momento.
—Minho.
—No digo que hoy o mañana, algún día, no muy lejano—bese sus labios—. Gracias por decirme.
Lo recosté de nuevo.
— ¿Debería traerte algo de comer?
Una sonrisa se formó en esos labios de color fresa.
—Aliviar las penas con comida me parece bien—dijo y cerró los ojos—. También trae algo para ti, tienes absoluto acceso a la cocina.
—Espero que tu madre no me sorprenda revisando su alacena.
—No lo creo, probablemente quiera compartir una receta de cocina contigo y te presuma que tan hábil es en la cocina.
—Bien —me levante—. Vuelvo enseguida.
—Te espero.
Me di media vuelta, abandoné a habitación pero me quedé apoyado en la puerta. Pensando en lo que acababa de revelarme, no puedo ni imaginarme como debió estar cundo aquello ocurrió.
Escuché pasos en la planta baja, me acerque a la escalera y desde arriba vi a la madre de Taemin con bolsas en ambas manos, enseguida una empleada le ayudó mientras ella atendía una llamada. Iba a bajar para advertirle de mi presencia pero me detuve al escuchar un nombre en particular.
—Yun no es momento ni lugar para hablarme, que…no, es que estoy en casa cuidando de mi hijo, no…el menor, Taemin…tiene algo de fiebre, oh…no, no podemos, no ahora…además hay un invitado en casa, su novio…sí está aquí, bueno, si lo sé, nos vemos.
Apenas acaba la llamada suelta un suspiro, parece agotada, más bien, frustrada.
Voy hacia las escaleras y comienzo a descender, mis pasos la hacen mirar hacia arriba.
— ¿Te vas tan rápido?
—No, solo iba a la cocina por algo de comer —baje con pasos apresurados hasta ella.
—Taemin comió hace un par de horas.
—Más bien, la comida es para mí —dije apenado.
—Oh no te preocupes entonces, les preparó algo rápido y se los subo.
—No quisiera molestarla, yo podría…—me tomo por los hombros.
—Está bien, regresa con Taemin, si pasas más tiempo con él seguro se recuperara más rápido —se dio media vuelta para dirigirse a la cocina, pero a medio camino se devolvió—. Regáñalo por mí, que no baje de la cama ni que ande merodeando la casa hasta que la fiebre pase.
—Descuide lo haré.
Desapareció por el pasillo, me quedé de pie junto a las escaleras pensando en la forma en que actuaba esta señora, estaba tensa, me atrevería a decir, fingiendo ante mí, ¿pero fingir que? O ¿por qué? Tal vez se a mi imaginación.
Subí las escaleras a prisa, en lo único que me concentraría es en cuidar de Taemin.
Taemin
Después de que Minho se fuera de mi casa caí en un sueño profundo, más tranquilo por haberle contado sobre Victoria. Amiga mía, donde quiera que estés espero que sea feliz. Me hubiera gustado presentarte a Minho, sé que serían buenos amigos.
Desperté cerca de las once de la noche, todavía me sentía algo adolorido pero pude levantarme e ir hacia la planta baja para buscar algo de comer. Me frotaba los ojos mientras bajaba las escaleras, con una mano sobre mis parpados y la otra en el barandal para impedir que callera debido a la debilidad.
Escuché voces, mientras más avanzaba me di cuenta que mis padres discutían (de nuevo). Suspiré largo y profundo al llegar al primer piso, caminé lento hacia mi costado izquierdo, pero la curiosidad sobre lo que discutían fue más grande, algo me decía que me arrepentiría, pero no hice caso, pensé que debían estar discutiendo por el tema del divorcio y si era así, quería saber cómo respondería mi madre ante mi padre y las razones que ella le daría.
Caminé a paso lento hacia el despacho, me sorprendió ver las puertas entre abiertas, por eso se escuchaban loas voces hasta el segundo piso. Al asomarme pude ver a Joon sentado a un lado del escritorio, revisando algunos papeles y frunciendo el ceño cada vez que leída algo que le desagradaba.
Mi padre discutía con mamá detrás del escritorio, en realidad no estaban gritándose, vi pálida a mamá y más frustrada que enojada, en cambio a papá se le notaba arder en llamas por el coraje.
—No puedo creer que no te hayas dado cuenta —dijo ella negando con la cabeza—, debió haber algo que te haya parecido sospechoso
— ¿Crees que de haberme dado cuenta hubiera dejado que ese negocio siguiera? —respondió histérico—. ¡No soy tan imbécil por Dios!
Papá está insultando eso no es buena señal, no suele hacerlo a menos que pierda el control.
—Debieron haberlo planeado con mucho tiempo —dijo Joon mirándolos a la cara—, querían dar un golpe fuerte, las pérdidas de hace unos meses parecían normales, eso o que querían lograr, que te confíes y bajarás la guardia.
— ¿Qué piensas hacer?
—Qué más puedo hacer —papá se dejó caer en su silla, se masajeaba las sienes con los dedos—. Poner la cara, hay mucho dinero de por medio.
—Podrías ir a la cárcel.
No pude reprimir el gemido que solté al escuchar a mamá decir eso, el primero en verme fue mi hermano, mis padres le siguieron. Y ya seguro de que saben que estoy ahí entro aprisa para confrontarlos.
— ¿Qué rayos está pasando? —demandé saber.
—Cariño cálmate.
—No me pidas eso —dije tratando de hacerlo, de verdad quería calmarme—. Hablen, ¿Qué sucede?
No me importó que mis palabras sonaran frías y cortantes. Ya estaba harto de esa manía de todos por ocultarme a las cosas, a pesar de que la vez anterior prometieron no hacerlo más lo han vuelto a hacer.
—Estamos en bancarrota.
Me congelé ante la respuesta franca de papá.
—Al parecer alguien nos hizo una mala jugada con un negocio que parecía muy confiable, desgraciadamente no me di cuenta de ello hasta que la compañía cayó a un pozo profundo de deudas y un aparente fraude a una importante empresa extranjera.
— ¿Qué quieres decir papá?
—Hice una inversión, una enorme —apretó los puños sobre la mesa, guardando para sí la rabia de recordarlo—. Nuestras ganancias se fueron en la inversión de acciones con un nuevo socio, que al parecer se ha fugado y dejándonos con un adeudo que ni vendiendo todo lo de valor podrá alcanzar para cubrirlo —dio un largo suspiro—. Nos demandaron hijo —me miro a los ojos —más bien, me demandaron.
Sentí mis piernas flaquear y no sabía si era por la debilidad o por la noticia, tal vez era por ambas cosas, Joon se dio cuenta de ello y corrió hacia mí para apoyarme en él, pero lo rechace, trate de mantenerme firme, lo necesitaba.
Ahora comprendía porque desde hace tiempo estaban tan misteriosos, platicando a puertas cerradas, siempre de noche, siempre cuando no estaba en casa.
— ¿Desde cuándo ocurrió esto, lo de la demanda?
—Dos días —de nuevo habló mi padre.
— ¡Dos días! —Ese grito casi me desgarra la garganta—. Y no pudieron, es que…
No buscaba la manera de cómo expresar mi coraje, pero no fue necesario los tres se mostraron cabizbajos.
—Te íbamos a decir —habló mi hermano—, cuando nos enteramos, pero estabas con Minho, pasaste casi todo el día con él y te fuiste con su familia, hoy estas enfermo no queríamos molestarte; estábamos tratando de buscar una solución para esto, por eso no nos viste hasta ahora y…—posó una mano sobre mi hombro—. No pensábamos ocultarte nada, solo que no queríamos que la pasaras mal en la cena con los padres de Minho.
La franqueza y ternura con la que me habló mi hermano lograron reducir la rabia que sentía. Asentí en señal de aceptar su excusa, respiré hasta que mis pulmones dolieron.
— ¿Encontraron la manera? —dije ya más calmado.
—Un amigo de tu padre nos prestará dinero—dijo mi madre con los ánimos por los suelos—. Pero no alcanza para cubrir la deuda y no estamos contando con lo que pagaremos en abogados, si no apresan a la persona que engaño a tu padre, él…
No terminó, se mordió el labio para contener el llanto.
Ya entendí que tan grave es la situación. Esto es un asco.
Me fui abrazar a mamá, desechando el enojo por un lado y concentrarme en el problema. Mis brazos la rodearon en su totalidad, miré a mi padre, sus ojos parecían advertirme algo, creo que él ha suavizado el impacto de la noticia, debe ser más grave de cómo lo dijo. Mi hermano y yo cruzamos miradas, a diferencia de papá, vi que él estaba decidido a buscar la solución sea como sea.
Y compartí su determinación. No dejaré que nada destruya a mi familia.
Anoche no dormí nada, estuve rodando por la cama, a pesar de que al fiebre se fue, no alejaba de la mente las palabras de mi padre ¡Cárcel! No eso jamás, el mal nacido que cometió el fraude aparecerá, no permitiré que mi padre pague por algo que no hizo.
—Gracias —dije cuando Minho trajo las bebidas a la mesa.
Estábamos en una cafetería, le pedí vernos cuando terminara su día en la oficina. Sé que está preocupado porque a pesar de no sonar alterado cuando lo llamé, él sabe que algo malo ocurre.
Se sentó frente a mí.
— ¿Qué sucede? —de cierta forma agradecí que lo preguntará. No sabía cómo comenzar a hablar de eso.
El conté lo que mi padre me dijo ayer por la noche, de la gravedad del asunto y lo tan miserable me siento porque a pesar de que me prometí hacer lo que sea necesario no se me ha ocurrido nada para ayudar. El escuchó atento a cada palabra, sin interrumpirme.
Cuando acabé, sumergido en mi frustración, tomo mis manos y las apretó.
—Sé que no dejarás que algo malo le suceda a tu padre, no te enojes contigo mismo por no hallar una solución, lo que pasa es que todavía estar alterado y no vez con claridad.
Fruncí mi ceño.
—Ya sé que no puedes estar calmado —respondió de inmediato—. Pero tienes que hacerlo.
—Esto es horrible —dije con una risa amarga.
—He visto casos similares a lo largo del tiempo, amigos de mi padre, socios inexpertos, lo hay de todo —entrelazó nuestras manos—. Puedo comunicarte con un abogado de confianza, es conocido de mi padre, nos llevamos muy bien, sé que no se opondrá a ayudarte.
—Gracias —le dije.
—Y en cuanto al dinero…
—No, no lo aceptaré —dije tajante. Ya sé lo que dirá y no quiero que se vea en la necesidad de prestarme dinero.
—No he terminado de hablar, ¿cómo sabes lo que diré?
—No permitiré que lo hagas, Minho, es mucho dinero, no quiero…no quiero pedirte prestado.
—Déjame ayudarte, no es que vaya a darte todo, pero puedo ser de gran ayuda para moverte y buscar a las personas adecuadas.
Iba a negarme de nuevo, pero vi algo que me llamó la atención. Un par de personas entraron a la cafetería, ya que estábamos casi al fondo la entrada se ve con claridad. Fruncí el ceño cuando me di cuenta de quienes eran.
Minho volteó hacia donde yo veía y su rostro hizo el mismo gesto que el mío.
Ahí a unas mesas adelante, mi madre y su padre se habían sentado. Ya que la cafetería estaba casi llena ellos no se percataron de nuestra presencia, pero nosotros teníamos un buen panorama de su mesa. La confusión que sentíamos no era por haberlos encontrado en el mismo lugar que nosotros, sino el hecho de que estaban juntos, yo no sabía que ellos se conocieran, y por el rostro de Minho puedo asegurar que él tampoco. Hasta donde sé, nuestros padres (mi papá y el señor Choi) estudiaron juntos pero cuando terminaron ambos fueron por caminos diferentes, además en ese entonces a mi padre no le gustaba mamá, no veo cómo pueden ellos conocerse si ni nosotros los hemos presentado.
El desconcierto sobre su amistad me perturba y crispa mis nervios ya alterados.
Nos quedamos varios minutos así, mirando a nuestros padres charlar, hipnotizados por este descubrimiento y la ansiedad sobre la razón por la se vieron.
Ojala no hubiéramos insistido en mirarlos.
Mi madre parecía comenzar a llorar, supongo por el problema de papá. El señor Choi, la abrazó y dejo un suave beso en su frente, le susurró varias cosas a las que ella asintió, pero de inmediato deshizo el abrazo y dijo algo que descompuso el rostro de él.
Y nosotros, yo sentía ganas de gritar pero un hoyo se formó en mi estómago, mis parpados se abrieron en su totalidad. Apenas reaccioné cuando vi la sombra de Minho abandonar su silla y caminar apresurado hacia ellos.
Estaba hecho una fiera.
Corrí tras él.
— ¡Qué demonios significa esto! —gritó Minho.
Nuestros padres, ¿acaso ellos?...no puede ser verdad.
Re: Mi otra mitad [2min]
Cap 24, gracias por esperar. escribió:
Capítulo 24: El problema es el pasado.
Minho
Fulminé con la mirada mi padre, me negaba a creer que él y la madre de Taemin… ¡Santo Dios, dime que no es verdad!
— ¡¿Por qué rayos estás con ella?! —dije casi a borde de la histeria.
Papá se levantó de un impulso y me fulminó con la mirada, así como lo hice yo desde que me les planté en frente.
—Mucho cuidado en cómo me hablas —sentí su aliento chocar con el mío.
Su furia se sentía emanar de su cuerpo, ¿es que estaba molesto en vez de sentir vergüenza?
— ¿Por qué estabas abrazando a la madre de Taemin? —sus ojos se engrandecieron apenas y cambió el semblante serio. No comprendía su tranquilidad, era como si hubiese estado preparándose para este momento.
—Hijo —la señora Lee también se levantó, le habló a Taemin con la voz entre cortada por el llanto que retiene en su garganta.
Pero Taemin estaba igual de perturbado que yo, solo que él se mantenía menos agresivo y expresivo. Su labio inferior temblaba, no sé si es porque tienes ganas de llorar o es la ira retenida.
—No es lo que tú piensas…
—Te abrazó —le dijo con obvia decepción en la voz—. Dejaste que te besara, dejaste que te tocara como si fueras su…—sus ojos brillaban, más que por las luces del lugar, era por las lágrimas.
Por la rabia.
—No te atrevas a…—papá pretendía reprender a Taemin.
—No tienes derecho a siquiera hablarle —interrumpí sus palabras—. Responde lo que te pregunte ¿Qué haces con ella aquí?
—Este no es el lugar adecuado para hablar de ello.
Me di cuenta a lo que se refería, el resto de los clientes estaban mirándonos, algunos asustados porque en cualquier momento se tire el primer golpe; otros están molestos por haberles interrumpido la cena, y otros (la mayoría) atentos solo para crear chismes.
Miré a Taemin, perdido en esta desagradable situación. No ha dejado de ver con reproche a su madre y luego recordé algo que días atrás me dijo: parece que mamá tiene un amante.
Una risa amarga se formó en mis labios y ambos padres me miraron sorprendidos, excepto Taemin, que debió comprender la situación desde el mismo momento en que los vio cerca uno del otro.
—Salgamos —no lo pedí, lo ordené.
Mi padre me miró con desaprobación por la manera en que hable, poco me importó, estoy llegando a mis límites de tolerancia y mi respeto está desapareciendo con el viento.
Tomé la mano de Taemin, percibí un temblor que seguro le recorría todo el cuerpo.
Cuando estábamos afuera, la madre de Taemin lo tomó de su brazo libre y tiró de él esperando que la mirara (cosa que Tae hizo lentamente), cuando por fin lo consiguió, penas y contuvo el llanto.
Pero logró mantener firme la voz.
—Hijo enserio no es lo que parece —repitió como si fuera una adolescente que ha sido sorprendida haciendo algo malo—. Yun y yo no tenemos nada que no sea una amistad.
— ¿Y qué rayos significa eso que vimos en la cafetería? —habló con rabia, su mano se aferró a la mía—. “¿Es que su amistad ha madurado y convertido en tímidas caricias?” —dijo sarcástico.
Su madre frunció el ceño.
—No me hables de esa forma, soy tu madre —contestó dolida.
— ¿De verdad lo eres? —sonrió—. Creí que eras la mujer de negocios que apenas y le queda tiempo para ver a su familia, la empresaria, la mujer ocupada, no la madre.
Ella abrió la boca para decir algo pero no emitió sonido alguno.
— ¡¿Cómo puedes hacernos esto justo en este momento?! —al fin explotó. Soltó mi mano y se colocó frente a ella, donde las diferencias de altura eran más visibles y aprovechó eso para querer intimidarla.
Pero ella no cedió.
— ¡Papá nos necesita y tú estás…estás aquí! —le dedicó una mirada de reproche a mi padre, quien se sorprendió de ello.
Pareció bacilar en lo siguiente que diría pero lo preguntó.
— ¿Es él?
Su madre entendió perfectamente a lo que se refería. Creo que no era necesario preguntarlo después de lo que vimos, pero comprendo la necesidad de que ellos los negaran o confirmaran.
La señora Lee parpadeó varias veces.
—Nunca lo fuimos. Pero…
—Pero…—le indicó que siguiera.
—Sólo nos vimos en contadas ocasiones, pero nunca pasamos a ser más que amigos, Taemin escúchame —atrapó su brazo pues Tae dio un par de pasos hacia atrás, pegándose más a mi cuerpo—. Cariño déjame explicarte…
—No sé si quiero escucharte —dijo ya sin rastro de emociones—. Sólo desearía que esto no estuviera pasando.
—Taemin, Minho —mi padre se nos acercó—. Por favor escúchenos, están mal interpretando las cosas —dijo ya más tranquilo.
— ¿Qué es lo que se puede mal interpretar? Dilo de una vez —ataqué.
—Si nos veíamos —dijo sin titubear—, si salimos, pero no en los términos en lo que piensan. Nosotros nos conocimos hace tiempo y hace poco nos reencontramos, viejos recuerdos nos atacaron y…—miró a la señora Lee—, no sucedió nada, nada.
—Nos reunimos porque queríamos encontrar una solución para que no nos separen de tu padre —dijo ella para Taemin—. Solo eso, el abrazo y el beso solo fueron un consuelo que no debió pasar.
—O que no esperaban que nosotros viéramos.
—Hijo —intentó tocarlo, Taemin se echó para atrás.
—Ahora sé que tus confusiones y tus indecisiones tienen nombre.
—Hijo…
—No sé tú —me miró—, pero yo me voy, no puedo pensar con claridad, quiero reclamar y gritar, pero siento que ya escuché suficiente.
Se apartó de mi lado y caminó a paso firme. Me quede mirando a nuestros padres, su madre quiso correr hacia su dirección, pero mi interpuse para impedir que lo persiguiera. Ella me miró sorprendida.
—Por ahora no es buena idea —le dije recobrando la calma—. Está enojado y no quiere ofenderla diciendo cosas sin sentido —miré a mi padre—. Ambos estamos así —me devolví a la señora Lee—. Además con lo de su padre…
—Comprendo —dijo asintiendo con desesperación—. Ve con él, cuídalo mucho —puso su mano sobre mi hombro—. Enserio no es lo que piensan, por favor dennos una oportunidad de explicarles.
—Hijo sabes que nunca le haría algo así a tu madre.
Descarado.
— ¿Es por esto que quería que lo dejara? —dije a mi padre.
No dijo nada, me sentí aún más decepcionado de él.
— Lo cuidaré de eso no se preocupe —le indiqué a la señora Lee.
Sin decir más, corrí hacia Taemin que ya había caminado cuadra y media. Cuando estuve a sus espaldas lo tomé del brazo y lo hice girar para abrazarlo. Se aferró a mi cuerpo, no dijo nada, solo escuchaba cuán difícil le era respirar.
—Vamos a mi casa
Asintió y no hizo ningún ruido o dijo algo más.
—Disculpa —dijo cuándo le tendí una taza de café y la tomó con sus delgadas manos.
Me senté a su lado, en el taburete de la barra de la cocina.
— ¿Por qué te disculpas?
—Mamá, ella…
Su voz se desvaneció, di un largo suspiro, probé mi café, buscando que sus propiedades lograran reconfortarme. Gire y quedé frente a él.
—No hay razón para que te disculpes, en todo caso yo tendría que hacer lo mismo, mi padre estaba con ella —acaricié su hombro, el me miró—. Estoy tan confundido como tú.
— ¿Crees que debimos quedarnos a enfrentarlos? ¿Debimos escuchar la razón que tanto querían decir?
Era la primera vez, desde que le habló duramente a ellos, que notaba vacilación en su voz.
—No, creo que fue lo mejor. Ambos estábamos alterados, al menos yo sentía que quería golpear a mi padre.
Sus ojos cafés se entristecieron, ha de estar pensando en cómo le habló a su madre. Tomó un sorbo de su café, sus dedos acariciaban los bordes de la taza.
— ¿Cómo pudo? —fue lo que salió de su boca después de un rato de silencio.
—Debemos mantenernos serenos —dije, él se giró y se echó a mis brazos, apretando fuerte mi cintura.
— ¿por qué ahora? ¿Por qué cuando mi padre está a un paso de ir a la cárcel por algo que no hizo?
—No responsabilices solo a tu madre —dije acariciando su espalda—. Yo no puedo creer que mi padre estuviera engañando a mi madre de esa forma. Siempre supe que discutían por sus diferencias, pero no había nada que ellos no lograran controlar.
—Es extraño, tan loco…
—Tan, impredecible —complete su frase.
—Debería estar en casa, apoyando a papá, pero no quiero topármela porque sé que algo explotaría entre nosotros y no sé si sea capaz de contenerme.
Creo que no había necesidad de decir que yo sentía lo mismo.
A mi mente llegó la conversación de ayer por la mañana, cuando mi padre, básicamente exigía que me separe de Taemin. Ahora sé que es por eso que no quería que siguiera con él, su amorío con la señora Lee fue tan inesperado…hay una parte de mí que quiere creer que no existe tal cosa como ellos siendo amantes, pero los vi y esa imagen está quemándome el cerebro.
Decidí que no valía la pena decirle a Taemin sobre esa discusión son mi padre, de hecho, no se lo diré jamás.
—Puedes quedarte si lo deseas.
—Eso quiero —se incorporó—, pero también quiero estar con mi padre.
—Entiendo —le sonreí—. Terminemos este café y te llevo a tu casa.
—Gracias Minho.
—Vamos, bebe.
Y eso hicimos, nos bebimos el café con calma, dejando que su sabor y calor nos relajará. Quisiera no darle el dolor de saber que mi padre anda con su madre, pero no puedo cambiar lo que vimos esta noche. Me duele tanto descubrir este engaño. Ojalá todo fuese una pesadilla.
Y creo que lo fue, porque los problemas seguían, al menos para Taemin. Cuando llegamos a su casa, insistí en dejarlo hasta la puerta principal, y cuando nos dejaron entrar la mirada preocupada de Joon se posó en él, su madre estaba llorando y lo hizo aún más cuando nos vio.
—Joon —lo llamó, su hermano se acercó y pero no le dijo nada.
Entonces Taemin corrió hacia unos de los pasillos del costado y abrió en par las puertas de una habitación, al no encontrar lo que buscaba, corrió hacia otro pasillo y e hizo lo mismo, cuando regresaba hacia nosotros, pretendiendo ir hacia el otro extremo de la cada Joon lo atrapo de los hombros.
—Tae.
— ¿Dónde está? —dijo con la voz entre cortada.
—Hace un hora un policía llegó y…
— ¿Dónde está? —repitió.
—Hasta que no se dé con el verdadero culpable, papá estará de tenido.
Me acerqué a ellos, mis manos se posaron en los hombros de Taemin, pude sentir los espasmos que sufría por el llanto.
—Saldrá pronto ya lo verás.
—Eso es lo que deseo Minho.
Taemin.
No era precisamente la reunión familiar que esperaba, pero por el bien de mi padre tenía que controlarme y no gritar. Mi madre nos miraba, sus ojos tenían bolsas negras que decían cuanto ha estado llorando y que no ha dormido en estas últimas doce horas.
Miré de reojo a mi hermano que telefoneaba a las personas más allegadas a papá, aquellas que pueden ayudarnos a juntar el dinero que requeríamos para pagar, en primera, la fianza que libraría momentáneamente a mi padre de la cárcel. Y luego teníamos que buscar la manera de reunir el dinero del adeudo mientras las investigaciones seguían y buscaban al verdadero culpable.
Me preguntaba si mi hermano sabe algo sobre la relación de mi mamá con el señor Choi, pues me parece muy calmado para con mamá. Llegó a la conclusión de que no sabe nada, porque si lo supiera, estarían tan indignado como yo o por lo menos estuviera reclamándole su infidelidad.
Todavía existía la duda de que no fuera cierto de que ellos simplemente fueran amigos muy cercanos.
—Hijo —ni me di cuenta cuando se me había acercado tanto.
No me muevo del sillón donde permanezco sentado. Mamá se sienta en el mueble al costado derecho, sus ojos claros han perdido el brillo que los caracterizaba.
— ¿Qué pasa? —dije sin tono alguno.
—Sé que no es el momento, pero pienso que entre más rápido hablemos de lo de anoche podremos pasar por este trago amargo.
Estudie su expresión, pensando en cada palabra que ha dicho. “Trago amargo” más que una especie de veneno, descubrir que mi madre se encontraba con el señor Choi ha sido un puñetazo en el estómago.
— ¿Ahora? —dije serio.
Bien, Minho y yo lo acordamos anoche antes de que se fuera, hay que darles el beneficio de la duda. Y en algo concuerdo con ella, entre más rápido aclaremos el problema, creo que al menos podré quitarme las miles de ideas y reproches sobre una relación que no apruebo.
—Más tarde si lo prefieres, pero lo más pronto posible.
— ¿Joon sabe…?
—No, y te rogaría que no le dijeras hasta que hablemos.
—Mamá ven por favor—mi hermano la llamó desde su lugar, con el teléfono en mano.
Se levantó de inmediato, casi corrió para tomar la llamada que Joon le consiguió, espero que sean buenas noticias.
Desesperado por un poco de aire salgo del despacho y voy directamente hacia el jardín trasero, me siento sobre el césped, saco del bolsillo de mi pantalón mi celular y marco a alguien que necesito con urgencia.
—Hola Taemin —la voy de Key hace que me sienta aliviado.
—Key…
— ¿podrás decirme porque no viniste a la escuela? —su regaño de madre sobreprotectora hace que me ría.
—No tienes ni idea de lo que está pasando.
Le conté con calma lo sucedido con mi padre, seguidamente de lo que paso en la cafetería con el padre de Minho y mi mamá. Escuchó atento y sin interrupciones, cuando acabé escuché como aspiraba aire para soltar un suspiro.
—Lo siento mucho Taemin —dijo con evidente preocupación—. Jamás me imaginé que algo así le pudiera pasar a tu padre, es decir, siempre ha sido cuidadoso con su empresa, nunca tuvo algún problema…
—Hasta ahora —terminé su frase.
—En cuanto a tu madre —esperó unos cuantos segundos antes de retomar la plática—. Déjala que hable, sé que estas molesto y no dudo de lo que tú y Minho vieron anoche, pero no hagan locuras, necesitas un poco de tranquilidad, además es mejor que te quites esa angustia de la mente.
—Tengo miedo de lo que pueda pasar si ella dice que quiere irse con el padre de Minho, ¿lo imaginas? ¡Con el padre de Minho! ¡¿Porque precisamente con él?!
—Sé que es una locura, ni yo mismo puedo explicarme como pudieron…Taemin, no especulemos nada, mejor habla con tu madre, entre más rápido lo hablen será mejor, tú padre los necesita, y todos ustedes deben ayudarse no repelerse.
—Eso trato Key —dije dejando que mi tono de voz revelara que tan preocupado estoy.
—Tú padre saldrá de esta, ya lo verás.
—Gracias Key, la verdad necesitaba mucho escuchar tu voz, han sido horas de mucha angustia, y ver a mi madre sabiendo que ha tenido tratos con el padre de Minho, no me deja tranquilo, en realidad solo me da más coraje y me dan ganas de gritar.
—Sé que es difícil para ti, pero debes mantener la calma —escuché la voz de otra persona al fondo, estaban conversando pero no logre entender lo que decían—. Tengo que ir clase, cuando termine el día paso por tu casa.
—Gracias Key.
—Ya verás que todo se soluciona.
Colgó, sentí un escalofrío recorrer mi espalda, me gire y pude ver a Minho parado en la puerta de acceso al jardín. Me sonrió mientas se acercaba y tendía la mano frente a mi rostro.
—Vamos.
— ¿A dónde? —su rostro se hizo sombrió.
—Mi padre ha venido conmigo —sentí una punzada de dolor en el pecho.
¿A que ha venido a mi casa? ¡Que no ve que estamos en una crisis y es la persona que menos quiero ver en este momento!
— ¿Qué hace él en mi casa? —dije totalmente furioso.
—Ha venido a hablar contigo, nuestros padres nos esperan dentro para hablar de, eso que vimos.
¿Hablar? Traté de mantenerme sereno, de solo pensar en que ese hombre está en la casa donde hora antes estaba mi padre solo hace que sienta más coraje contra él. Pero es inevitable que nos encontremos, en algún momento teníamos que vernos de nuevo las caras, aunque no esperaba que fuera tan rápido.
Tomé la mano de Minho para que me ayude a levantarme, en cuando lo hice me envolvió en sus brazos, sentí su angustia, debe ser difícil también para él saber que su padre…este, no…espero que no sea lo que estamos pensando.
—Lamento mucho que estés pasando por esto, más aun que por culpa de mi padre…
—Minho no es tu culpa —lo interrumpí—. No sabíamos que ellos se veían.
—Es hora de terminar con esto, ayer discutí con él, y cuando me dijo que quería verte me opuse rotundamente, sé que no lo quieres ver.
—No te voy a mentir, es verdad, no quiero verlo, quiero concentrarme en ayudar a mi padre, pero ya que ha venido, tengo qua afrontar el problema de una vez.
Asintió, tomó mi mano y entramos a la casa. En cada paso dado sentía mi estómago revolverse, Minho me condujo a una habitación vacía, al entrar los vi, con una distancia prudente entre ellos, los ojos de mamá reflejaban su angustia.
Un silencio incómodo y momentáneo dominó el ambiente.
— ¿Dónde está Joon? —dije preocupado.
—Sigue en el despachó, telefoneando —dijo mamá.
—Bien, entonces apresuremos esto, ¿Qué es lo que tienen que decirnos? —dijo Minho, dejando claro que también deseaba acabar con este embrollo lo más rápido posible.
Estábamos de pie, excepto mi madre que permanecía sentada en un sillón al costado derecho del cuarto.
—No somos amantes —dijo el señor Choi—. Nunca lo fuimos.
— ¿Entonces que fue eso que vimos en la cafetería? —preguntó Minho.
—Solo una muestra de afecto, Taemin—me miró—, te juro que tu madre y yo jamás hemos tenido algo que ver.
—Pero han dicho que se veían, que se encontraban porque los recuerdos los llamaban ¿Qué significa eso? —dije con enojo.
—Es porque después de tantos años nos volvimos a encontrar —mamá tomo la palabra—. Yun y yo nos conocemos dese que estábamos en la universidad, pero al salir cada quien tomó su camino.
— ¿Tuvieron algo que ver en ese entonces? —pregunté, ambos se miraron.
—Lo intentamos —continuo mamá—. Pero no funcionó. Después de un tiempo yo conocí a tu padre y Yun a su esposa.
— ¿Si nada funcionó entre ustedes, a que se deben los nervios de cuando los encontramos juntos? —dijo Minho.
—Hijo no pasó nada entre nosotros, y los nervios que nos viste fue precisamente por la sorpresa de toparnos con ustedes en el mismo lugar.
—No debieron sentir nervios si no estaban haciendo nada malo, dudaste decirlo ahí mismo, no ponerte a la defensiva como lo hiciste.
—Minho te recuerdo que quien se pudo a la ofensiva primero fuiste tú.
—Minho tiene razón—interrumpí—. Estaban demasiado nerviosos como para no estar haciendo nada malo —miré con dureza a mi madre—. Dijiste que no te sentías feliz, insinuaste que había alguien más y voy a preguntarte lo mismo que en la puerta de la cafetería, ¿es él? ¿El señor Choi es la persona por la que pretendías dejar a papá?
Sus ojos se dilataron, tal vez no esperaba que dijera que pretendía abandonarnos enfrente de ellos, porque el señor Choi abrió los ojos hasta donde pudo, posando la mirada en mi mamá.
Después de unos segundos de suspendo respondió.
—Sí.
Mi rostro palideció por lo que escuché. Me acerqué a ella, arrodillándome ya que no pretendía alzar la vista y confrontarme, pero la obligue, acorralándola en el sillón, hasta que se decidió y me enfrento.
—Pero eso no ocurrirá —nerviosa poso las manos sobre las mías, que reposaban a los costados del mueble—. Te juro que eso no ocurrirá, fue una estupidez pensar en dejar a tu padre, y te digo la verdad, el señor Choi y yo nos vimos, nos frecuentábamos, sentimos que hubo un momento en que el pasado regresaba y nos atraímos una vez más, pero entre más tiempo pasábamos juntos nos dimos cuenta cuando amábamos a nuestras parejas. Ninguno de los dos pretendía engañar a nadie.
Entre avergonzada y molesta mamá miro a los ojos a Minho —. Te juro que no pasó nada entre nosotros, tu padre no engaño a tu madre conmigo.
Me quede inmóvil frente ella, tratando de comprender lo que sucedía. Escucharla decir que considero abandonar a mi padre por alguien más no era precisamente la respuesta esclarecedora que buscaba. No estoy tranquilo, estoy confundido y molesto, mucho más molesto que antes.
Me incorporé de un movimiento, mis ojos se clavaron en mamá como cuchillos y sé que ella lo siente así, sabe que estoy furioso. Aprieto mis manos hasta que mis dedos quedan blancos.
—No necesito escuchar más —dije con dureza—. Puedo creer cuando dices que no pasó nada entre ustedes —fruncí el ceño—. Lo que no puedo perdonarte es que consideraste abandonarnos por un amor que no tenía pies ni cabeza.
—Taemin —mamá trató de tocarme, me hice para atrás.
—Si esa es la historia, entonces quiero terminar ya con esto. Ahora me concentraré en sacar a mi padre de ese hoyo para que vuelva con su familia.
—También hablamos de eso —el señor Choi se acercó a mí—. Yo puedo…
—Jamás —gruñí—. No dejare que usted metas las manos en esto, suficiente ya ha hecho estando cerca de mi madre.
—Taemin deja que los ayude ustedes no podrán conseguir el dinero a tiempo.
Me reí.
—Váyase de mi casa.
—Taemin por favor —mamá se levantó—. No podemos rechazar la ayuda que nos brinden.
— ¡No voy aceptar la ayuda del hombre pudo separar a mi familia! —grité al fin.
Todos me miraron perdiendo el control. Mimho se acercó a mí, pero rechace su tacto.
—Taemin yo también estoy molesto, pero yo he considerado ayudarte, si no aceptas a mi padre acepta mi ayuda.
— ¡Es lo mismo Minho! —dije y salí a zancadas de ahí.
Cuando salía hacia la sala me topé con Joon.
— ¿Taemin que sucede? Escuché gritos.
Noté que mi hermano se puso su abrigo y tenía las llaves de su auto en manos.
— ¿Saldrás?
—Sí, veré al abogado en veinte minutos.
—Te acompaño.
—Prefiero que te quedes en casa con mamá, seguro tardaré…
—Por favor Joon, mamá puede arreglárselas aquí, no quiero quedarme sin hacer nada.
Me observó largos segundos.
— ¿Tan grave fue lo que paso ahí adentro? —no conteste—. Bien vamos, puedes contarme en el camino si quieres.
Minho
Y nos quedamos ahí los tres, en el incómodo silencio que regreso como cuando entramos Taemin y yo a confrontar a nuestros padres.
—Hablaré con él, será difícil pero no nos queda otra opción más que aceptar tu ayuda —la señora Lee le habla a mi padre y yo siento ganas de gritarles que dejaran de hablar.
Pero me contengo, por respeto.
—Hijo…—mi padre me llamó antes de que cruzara por la puerta.
Giré sobre mis talones y lo miré con frialdad.
—Creo que no debes estar aquí más tiempo —fue lo único que dije, luego me vi a mis mismo caminando frente a la puerta principal.
¿Es que no comprenden como se siente Taemin? O ¿cómo me siento yo? Cuando salgo voy a encerrarme a mi auto, recordando el rostro de Tae cuando rechazó la ayuda de mi padre y la mía. Espero que al menos conmigo sea un poco más flexible, quiero ayudarlo y quiero que comprenda que lo hago sin tratar de molestar e incomodar más.
Dejo mi cabeza caer sobre el respaldo del asiento, dejé salir un soplido que alborotó mi flequillo. Pienso en que quiero estar con él, a su lado, apoyándolo, susurrando cuanto lo quiero y diciéndole que sin importar nada estaré para él siempre que lo necesite. Pero se ha escapado, más molesto que antes.
Y lo comprendo, porque me siento igual. A pesar de que ahora sé las razones de mi padre para encontrarse con la madre de Taemin, no estoy feliz de saber que por un segundo deseó estar con otra mujer que no es mi madre.
Decidí que por el momento no debo pensar en ello, necesito hablar con Taemin, necesito estar a su lado.
Le marqué unas cuatro veces, pero no contestó, así que me desesperé y decidí ir a buscarlo a su casa, pero cuando abrí la puerta para salir e ir en busca de mi auto, la mirada triste-alegre de Taemin me saludó.
—Hola —dije con una enorme sonrisa.
—Hola —trató de imitar mi gesto, pero no lo consiguió.
Lo deje pasar, entro sin hacer ruido, cerré la puerta y fui a su lado, fue directo a la sala y se tiró sobre el sillón grande, nuestro preferido. Me senté tomando sus tobillos y alzándolos para que sus piernas quedaran sobre mi rezago; tomó uno de los cojines y lo usó como almohada, así que su cabeza quedó ligeramente levantada y podíamos vernos sin esfuerzos.
—Pareces cansado dije —fui desatando los cordones de sus tenis y los retiré uno a uno.
—Ha sido un día largo —dijo y soltó un suspiro.
Sus ojos cansados buscaron los míos.
—Disculpa por haberte dejado solo en mi casa, no debí abandonarte de esa manera.
—Me sorprendió que lo hicieras —dije con una ligera sonrisa.
—Estaba muy enojado, no quería decir o hacer alguna locura.
—Te comprendo, sentí lo mismo.
—Creo que le debo una disculpa a mi madre.
Asentí, mis manos acariciaban sus tobillos hasta el inicio de su rodilla. Pensé en mi padre y su petición de alejarme de Taemin, comprendo que fue un acto desesperado porque nadie resultara herido por sus acciones.
Un acto egoísta y cobarde debo señalar.
— ¿En qué piensas?
El tono relajado de su voz me saca de mis reflexiones. Niego con la cabeza para decirle que no es nada, pero como él me conoce tanto como yo a él, sabe que estoy mintiendo.
—Sé que fui más allá de donde debí ir —se apoyó con los brazos para levantar medio cuerpo—. Pero por eso me fui para no decir algo de lo que pueda arrepentirme.
Me alegra escuchar que piensa que estoy molesto por lo de esta mañana, al menos eso me da algo en que cubrir mis preocupaciones sobre esa absurda petición de mi padre.
—Sólo me sorprendiste —acaricié su mejilla—. No estoy molesto, en realidad, estoy preocupado. Quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites y si eso incluye dinero yo no tengo problemas en…
—Dije que no Minho —bajo las piernas y se sentó—. No podría aceptar tu dinero.
—No seas testarudo, quiero ayudarte.
—Ese dinero también es de tu padre.
Lo miré con asombro.
—He trabajado para él y me gano el dinero propio, pero no implica que sea directamente su dinero, además.
—No —volvió a repetir. Ahora con más determinación—. No puedo aceptarlo.
—No seas orgulloso.
Me fulminó con la mirada.
—No es orgullo.
— ¿Entonces qué es? —pestañeó un par de veces antes de contestar.
—No necesitas darme todo ese dinero.
—Sí es por ayudarte no importa.
—No quiero deberles nada.
—Ni siquiera necesitas regresármelo.
Sus ojos cafés me acuchillaron y su ceño fruncido dejó ver su indignación.
—Por favor no insistas —trató de alcanzar sus tenías que yacían a mi costado, estiró el brazo y ahí fue cuando atrapé su muñeca y lo hice verme a los ojos.
—Yo quiero darte ese dinero, no es ningún problema para mí y no pienses en que es dinero de mi padre, lo cual, me parece una tontería —hago una pausa
—. No creas que estoy contento con lo que ha hecho mi padre, pero créeme cuando te digo que es sincero ofreciendo su ayuda.
Hubo otro espacio silencioso, Taemin me miraba con los ojos bien abiertos, sus pestañas se abrieron como abanicos, no parpadeaba, incluso parecía que no respiraba, pero sus líneas finas fueron endureciéndose, su entrecejo se arrugó haciéndome entender que no estaba nada contento con lo que le dije.
De un tirón logró que lo suelte.
—Un hombre que no considera las consecuencias de sus actos, incluso si eso arrastra a su familia, no puede ayudar a otro desinteresadamente.
Ahora el pasmado era yo, en fracciones de segundos se levantó, me rodeó, tomó sus tenis y se los colocó. Reaccione a tiempo cuando se amarraba sus cordones.
— ¿Qué rayos significa eso?
—No quiero su dinero —dijo sin rodeos, cuando acabó con sus tenis me dedico una mirada angustiosa—. A ti no quiero molestarte, en todo caso, serias mi última opción.
— ¿Estas rechazando mi ayuda porque mi padre salió con tu madre?
No contesto, en lugar de eso mordió s labio inferior. Me acerqué levanté su mentón con mis nudillos.
— ¿Puedes olvidar por un momento que Choi Yun es mi padre y aceptar mi ayuda? Por favor no mezcles una cosa con otra. No me gusta verte sufrir sabiendo que puedo ayudarte a pasar este momento con menos angustia.
Tomó mi mano con las suyas y besó mis nudillos, tomándome por sorpresa.
—Me pesa saber que es precisamente el padre de mi novio el motivo por el cual mi madre quería abandonarnos —dijo.
—Tae, en todo caso, tu madre es tan culpable como mi papá.
—Lo sé y eso termina por llenarme de coraje.
— ¿Y por eso nosotros somos quienes deben pagar las consecuencias? ¿Crees que soy feliz sabiendo que mi padre estuvo a punto de serle infiel a mi madre?
— ¿Crees que tu madre sería feliz de saber que su esposo ayuda a la familia de la mujer con la que casi lo engaña?
Me quedé sin aliento.
—No hables por mi madre—dije molesto—. Todavía no la conoces lo suficiente para poner esas palabras en su boca.
No podía descifrar los pensamientos de Taemin, y eso me desesperaba, su terquedad me frustra junto a esa idea loca de no querer mi dinero solo por quien es mi padre. Pero lo que estaba rebasando los límites de mi cordura fue lo último que dijo, habló de mi madre sin una pisca de consideración, incluso de la propia.
Esta conversación ilógica tenía que acabar.
—Taemin por favor, sé qué no estas de humor, y debes estar cansado, pero te repito, quiero ayudarte, solo eso, ¿lo puedes entender?
De nuevo no respondió, en lugar de eso me abrazó con tanta ternura que sentí mi corazón palpitar de pura emoción. Hundí mi nariz en su cabello y aspiré su aroma, el dulce aroma de frutas que me gusta. Sentí como tembló entre mis brazos, no era necesario preguntar, estaba llorando.
—Decir que sé cómo te sientes sería mentir, pero puedo darme una idea muy cercana —omití decirle que mi padre había estado en problemas similares pero su astucia siempre le permitía descubrir la verdad sobre las personas que querían hacerle daño. No quiero decir que el señor Lee sea un hombre que no sabe de negocios, es sólo que tuvo mala suerte.
Además decidí no mencionar a mi padre esta noche.
—Te llevaré a casa, trata de descansar por favor, el estrés no te está dejando pensar con claridad.
No dijo nada, solo asintió. Le tomé la mano y fuimos hacia la puerta. Pero al abrirla estaba la persona que menos debía estar.
—Creí que estabas solo —mi padre le da una leve sonrisa a Taemin—. Necesito hablar contigo —dijo regresando su atención a mí.
—Iba a llevar a Taemin a su casa…
—No te preocupes, puedo irme solo.
—No, espera Taemin… —no tuve tiempo de reaccionar, soló mi mano y rápidamente paso a un costado evitando a toda costa tocar a mi padre-
—Le llamaré a mi hermano para que venga por mí no te preocupes —fue lo último que le escuché decir antes de que desapareciera de mi vista.
—No pretendía hacer que se fuera —dijo al pasar a mi lado y caminar hasta la sala.
—Pero lo hiciste —dije al empujar la puerta y cerrarla de un golpe. Fui hasta él—. ¿Qué necesitas?
—Yo no necesito nada, quien necesita la ayuda es Taemin —caminó hacia la repisa, donde tenía mis fotos más preciadas, dándome la espalda mientras tomaba una reciente de Tae y yo en la universidad.
—Él no quiere tu ayuda.
—Eso me ha quedado claro.
—Y tampoco quiere la mía, gracias a ti.
—Lamento que se hayan enterado de esa forma, pero lo repito, su madre y yo, solo somos amigos.
—Trata de que lo entienda —dije cruzándome de brazos—. Enserio que no entiendo que pretendías saliendo a escondidas con su madre, es…una locura —dije con desagrado—. Y lo que más me molesta es que hayas tratado alejarme de él con ese discurso barato en tu despacho.
Estaba descargando mis frustraciones con él y no pretendo detenerme hasta que entienda la estupidez que estaba haciendo.
—Solo tratabas de cubrir tu engaño hacia mamá usando excusas como esas, tan cobarde…
—Amo a tu madre con toda mi alma —dijo volviéndose hacia mí—. Sí fue una locura, pero esa locura acabó por terminar lo que en el pasado creímos que quedó inconcluso, Kyungsoon, llegó antes que tu madre y me enamoré de ella, pero al final supe que no era la indicada —endureció la mirada—. En cuanto a Taemin, lo que te dije en mi despachó, fue exactamente eso, una acto cobarde de mi parte.
Se frotó las sienes con los dedos.
—Me pediste que lo dejará, me pediste que abandonara a Taemin para que tu secreto no se revelara, ¿Qué pretendías?
—Romper tu vínculo con él, así yo…
Papá dejo de hablar, sus ojos ya no estaban en mí, sino en algo más allá. Me giré y los fríos ojos avellana de Taemin atacaban a mi padre. Detrás de Tae pude ver la puerta principal abierta, no le coloque el seguro al cerrarla.
Maldita sea.
—Taemin creí que…
—Regresé por mi celular, al parecer se me calló en algún lugar de tu sala.
Ese tono de voz que usó no me gusto, mucho menos la mirada asesina que rompía con sus finas facciones. ¿Cuánto habrás escuchado de esta conversación?
Re: Mi otra mitad [2min]
Capítulo 25. Gracias a quienes leen la historia. escribió:
Capítulo 25: Locura.
Taemin
Él nos quería separar, lo acaba de admitir.
—Tae —la cara angustiada de Minho me rompe el corazón, pero no puedo dejar sentirme tan enojado, la sangre me hierve cuando veo a su padre.
—No puedo creer que de verdad le haya pedido eso a Minho —dije dando un par de pasos hacia delante, sin dejar de mirar al señor Choi—. Creí que habíamos tenido un buen comienzo.
—No es como lo piensas —respondió con un tono frustrado.
Una sonrisa amarga se formó en mis labios.
— ¿Entonces cómo es que se supone que debo pensar cuando lo escucho decir que no me quiere cerca de su hijo? —me planté frente a él, sin abandonar mi postura.
Aunque mi corazón estaba acelerado, un repentino miedo había llegado y se mezcló con la furia que tanto me cuesta reprimir al pensar en este señor junto a mi madre. ¿De verdad, en aquella ocasión…no me aceptó?
—Esa fue una tontería de la que he venido a pedir perdón a Minho.
—No sé si creerle.
—Tae —Minho me tomó de los hombros, me giré hacia él—. No debiste escuchar eso, lo lamento.
— ¿Cuándo te lo pidió? —su rostro se descompuso—. ¡¿Cuándo?!
—Eso no tiene importancia —frunció el ceño—. Sabes que por nada del mundo te dejaría.
Otra sonrisa amarga en mis labios y siento que cada día está poniéndose peor que el anterior. Entre el problema de mi papá, mi mamá y ahora esto… ¡Dios dame tregua!
—Nuestro primer encuentro —dije sin mirar a nadie, pero el padre de Minho sabe que le hablo a él—. ¿Eso fue real? Usted parecía contento conmigo.
—Tengo que admitir que al inicio me fue difícil aceptarlo —se me acercó—. Pero respeto la decisión de Minho con respecto a ti, y sí, nuestro primer encuentro fue real, me caíste bien.
— ¿Entonces porque le pidió que me dejara?
—Yo…no quería que ninguno saliera herido por…
—Claro, no quería lastimar a las dos personas a las que más afectaría esa relación.
—No hay relación alguna —dijo firme—. Ya se los hemos explicado, fue una enorme confusión de nuestra parte de la que francamente nos arrepentimos.
—Usted es un descarado.
— ¡Taemin! —gritó Minho al mismo tiempo que me hace mirarlo —. Por favor para, lamento que lo hayas escuchado, pero es verdad lo que dice mi padre estaba a punto de…
—Suficiente —me alejo de él. Voy hasta el sofá y localizo mi celular, parece que se había caído entre los cojines.
Lo tomé y me dirigía a la puerta apenas despidiéndome de Minho, quien al notar que no pretendía hablar más del asunto corrió hasta mí y me detuvo a medio pasillo.
—Por favor…
—Tengo que regresar a casa.
—No era mi intensión que…
—No te disculpes en su lugar, todo este maldito problema es por su culpa, él es quien debería estar pidiéndome disculpas.
— ¡Pero ya lo hizo!
—No puedo aceptar eso como una disculpa —dije con frialdad.
Los hermosos ojos de mi novio me miraban con sorpresa, parpadeaban algo rápido, incluso su boca se quedó entre abierta.
— ¿Por qué eso no puede ser una disculpa? Te lo dijo claro, dijo que los sentía.
— ¿Tú lo aceptas? —dije ofendido, tal vez sobreactuado, pero ya lo había dicho, su rostro se descompuso aún más—. ¿Aceptaste su disculpa por querer alejarte de mí?
Balbuceo, pero pronto recobró el habla.
—Estas exagerando —dijo serio—. Sé que hizo mal, claro que me enoje, se lo reclamé, discutimos, pero se disculpó, me miró a los ojos y dijo que lo siente, que fue una estupidez de su parte. Ahora el hizo lo mismo contigo, te ha pedido disculpas, si de verdad no lo sintiera se hubiera reído en tu cara, o ignorarte, cualquier cosa menos mirarte de frente y decir el mismo lo que hizo.
En ese momento por más que quisiera, no pude calmarme. Pero tampoco pensaba discutir de nuevo sobre el tema, así que, mi mejor opción fue, salir de ahí.
—No quiero seguir hablando de eso, ahora quiero concentrarme en mi papá.
La verdad, era una buena excusa, pero yo quería gritarle que no le creía nada a su padre, pero también lamentaba que por ello él saliera herido.
Salí de su casa con las lágrimas a punto de derramarse, pero no lo hice, en se momento no podía permitirme llorar, papá me necesitaba, ver que sus hijos a pesar de todo, le están dando su apoyo incondicional.
Aclaré mi garganta y me apresuré a llamarle a mi hermano, le pedí que fuera a buscarme, en menos de veinte minutos, su auto estaba frente a mí.
Minho
Me levanté muy temprano, a decir verdad, dormí poco, hace aproximadamente una hora que estoy mirando el techo de mi habitación, pensando en cómo hacerle entender a Taemin que no debemos dejar que los problemas de nuestros padres nos afecten de esta forma, la forma que nos distancia y hace que peleemos.
Giré el cuerpo y hundí mi rostro en la almohada, cuando di un respiro profundo el olor del champo de Tae me inundó las fosas nasales (a pesar de que las sabanas han sido lavadas también tiene su perfume y su calor), me sorprende que al pasar de los días su aroma no desaparece de mi cama, o eso es lo que me parece.
Tal vez sea porque lo extraño.
En estos días no hemos podido tener un momento de paz y lo que más me angustia es que él no me deja ayudarlo, ¡Es tan testarudo! No sé qué es lo que en realidad piensa, parece que su enojo con mi padre incluso me alcanza a mí, y para colmo esta lo de ayer, el enterarse así de lo que mi padre me dijo hace un par de días…solo empeoró la situación.
¿Es que no puede ver que aunque mi padre haya cometido errores lo quiere ayudar con toda sinceridad? Yo estoy resentido con él, pero por ayudar a Tae estoy dejando pasar ese hecho al menos hasta que el señor Lee esté libre de toda culpa, ya luego ajustaría cuentas con mi papá.
Mi celular timbra y lo primero que pienso es que Taemin me necesita, estiro el brazo hasta mi mesita y tanteo hasta tenerlo en las manos y contestar. Pero me llevo una decepción al ver que no era él.
Es MinAh, no tengo ganas de hablar con ella, pero tampoco quiero ser grosero. Contesto la llamada, ella dice que me hará una visita, le digo que estoy cansado, ella insiste, termino aceptando que vaya a mi casa, me dice que en media hora estará aquí.
Al colgar y ver la hora en la pantalla de mi celular me doy cuenta que apenas y van a dar las ocho de la mañana, confirmando así cuanto eh permanecido despierto mirando el techo. Pienso que al terminar con MinAh debo visitar a Taemin y tratar de que entre en razón.
A pesar de no haberla visto desde hace mucho, sigue siendo hermosa, pero su semblante ahora es más serio, un poco más sombrío.
—Ha pasado un tiempo Minho —me sonrió.
Tomó uno de los cojines del sofá y lo colocó sobre sus piernas, verla ahí sentada, me recordó cuando nos pasábamos muchas tardes platicando de nuestro futuro, de nuestras familias, de cosas tan triviales como descabelladas.
—Es bueno verte.
— ¿Lo dices enserio? —dijo enarcando una ceja.
—Claro que sí.
—Entonces acércate —dijo palmeando su lado derecho del sofá.
Me levante despacio del sillón individual en el que estaba sentado, voy hacia ella y cuando me siento dejo un espacio considerable para platicar, ni tan cerca, ni tan lejos.
—Minho no muerdo —bromeó—. No es necesario que marques tu distancia, sé que estás “comprometido”.
A pesar de lo que dijo solo me arrimo un par de centímetros.
—Me sorprendió que me llamaras —dije sincero—. Creí que todavía…
— ¿Qué todavía quiero cortarte la cabeza por abandonarme? Sí, todavía quiero hacerlo.
—No le dicho para molestarte.
—Es inevitable no hacerlo—sonrió de lado—. Todavía es difícil despertarme y recordar que ya no eres mi novio.
—MinAh…
—Me tomará tiempo aceptar la idea, no me pidas que desaparezca cuatro años en unos meses.
Ya que no puedo discutir ese punto guardo silencio, la comprendo, sé que no será fácil olvidarnos el uno al otro, nuestras vivencias son bellos recuerdos que cualquier pareja desearía preservar toda la vida.
Pero parece que yo he progresado más rápido que ella, tal vez eso me haga aún más maldito, pero ella es para mí, una hermosa mujer que quiero conservar como una amiga; decírselo solo la dañaría, la haría sentirse fatal y lo que menos quiero es terminar con una pelea que de verdad la haga odiarme.
—Te llamé por mi papá —cambia de tema. Su pongo que tampoco quiere discutir por algo que ya no tiene solución.
Sin embargo no puedo evitar preocuparme de la razón de su visita.
— ¿Qué le sucede?
—No es nada de gravedad —creo que ha notado mi preocupación—. Ha tenido una recaída, por el estrés, además de que siempre está preguntándome la razón que hayamos terminado.
—Lamento que tengas estos problemas por mí.
—Tus lamentaciones no me son útiles. Eso no le podrá hacer entender que tú…ya tienes a alguien más.
—No me arrepiento de mi decisión —frunció el ceño.
—Eso también podrías explicárselo. Por más que le diga que lo nuestro ya no funcionaba, insiste en que debes tener una razón muy poderosa por la que me hayas cambiado.
¿Cambiado?
— ¿Sigo pareciendo un maldito por como pasaron las cosas, no?
Soltó un suspiro, se paseó una mano por el cabello, sus ojos se concentran en mí, sentí claramente su ira emanando del cuerpo, no puedo pedirle que no sienta esas ganas de matarme, pero tampoco logrará que me arrepienta de estar con Taemin.
— ¿Esta muy molesto? —decidí que era mejor hablar de la salud de su padre, tenía que saber cómo se encontraba, después de todo le tomé un gran aprecio a él y a su esposa.
—Molesto, triste, enojado…todo lo que te puedas imaginar.
Asentí, no pensé que su padre se pondría mal al saber que habíamos terminado.
—Ah estado insistiendo en algo —continuó—, quiere verte, insiste en saber el motivo de nuestra separación, parece que no le basta mis propias palabras para estar conforme.
Eché mi cuerpo hacia tras, masajeando mis sienes con los dedos. ¿Acaso no es suficiente con la pelea que atravieso con Taemin? No puedo culpar al padre de MinAh por estar molesto, de hecho no puedo culpabilizar a nadie por mis decisiones, y supongo que debo hacerle una visita, al menos para aclarar las cosas con los que una vez consideré mi futura familia.
— ¿Por eso has venido a verme? ¿Para decirme que vaya a ver a tu padre?
—Él no sabe que te he venido a ver, y para serte sincera, ansiaba mucho visitarte y no lo hice antes, porque no lo consideré prudente, no podría soportar verte…—detuvo las palabras apretando los labios—. Te eh extrañado, solo eso.
—Podría ir a verlo ahora…
—No te precipites, puedes ir a la hora que te plazca, solo no menciones que yo te pedí ir a verlo. Él espera que fueras por tu propio pie.
—Yo también te seré sincero MinAh—le dije sin apartar la mirada de ella—. Nunca fue mi intensión causarte grandes problemas, y comprendo que tanto tú como tus padres estén enojados. Lamento mucho que incluso eso haya hecho que la salud de tu padre decayera.
—Esos achaques siempre los ha tenido, no te martirices tanto.
De repente el silencio se apoderó del momento. Hasta que la voz de MinAh resonó en la sala.
— ¿Eres feliz?
Me tomó por sorpresa que hiciera esa pregunta.
—MinAh esa pregunta…
—Necesito saber —insistió, percibí su esfuerzo por impedir que la voz se le rompiera.
Nos miramos directo a los ojos, esta mujer, la considerada novia que me sacó de las penumbras, con la que compartí tantos momentos, a la que deje porque descubrí que no la amaba de verdad, la que con mucha razón protesta y exige razones; ella, mi ex novia, la chica que ahora me pregunta si soy feliz con otra persona.
La mujer a la que, por respeto, ya no puedo mentirle jamás.
—Sí.
Mi respuesta la hizo caer en un abismo profundo, lo sé porque sus ojos se dilataron en cuanto lo dije, su cuerpo habló pos si soló al tensarse, sus ojos se cristalizaron amenazando con derramar sus lágrimas.
— ¿Y no eras feliz conmigo? —el nudo en su garganta no le permitía hablar con claridad.
—No me hagas responder esa pregunta —supliqué.
— ¡Me debes tu sinceridad! —Apretó las manos sobre el cojín—. ¿No eras feliz conmigo?
—Yo creí que era feliz, pero no fue más que pura costumbre, te hiciste mil veces más mi amiga y confidente, que una novia.
— ¿Él te hace feliz?
—Lo hace —respondí de inmediato.
—Sabes…durante todo el tiempo que hemos estado separados, en los primeros meses me preguntaba cada noche que fue lo que hice mal, me recriminada el hecho de que un chico mucho más joven pudo alejarme de ti. Tus palabras siempre regresaban a mí, las que decían que me amabas, y las que decían que ya no me amabas. Todo era muy confuso.
Se levantó, yo la imité.
—Ahora dices que lo nuestro solo fue una rutina, pero que lo único que rescatas es que logré ser una amiga para ti —una lágrima se escapó, deslizándose por su mejilla—. Tienes razón tú nunca me amaste, pero yo si lo hice.
—Nunca…
—Quisiste hacerme daño —terminó mi frase.
No hizo más que sonreír de lado y caminar derecho hasta la puerta principal, obviamente la conversación se daba por terminada.
La acompañe hasta la calle donde tenía aparcado el auto, no hablamos hasta que se subió al coche.
—Podrías ir esta tarde, o mañana, el día que prefieras, sólo no te demores, mi padre a pesar de todo, estará feliz de verte.
—Y yo estaré feliz de verlo, aunque termine golpeándome por dejar a su hermosa hija.
MinAh sonrió, una sonrisa amarga que no trató de fingir.
Encendió el motor, se despidió con una leve inclinación de cabeza. Vi su auto desaparecer entre los que empezaban a circular por las calles. Me gustaría hacerla feliz, pero sé que esa tarea no me corresponde a mí, porque de haber sido así, estaría a su lado y ni la presencia de Taemin hubiera afectado nuestra relación.
Pero no fue así.
Taemin apareció y puso mi vida de cabeza, si realmente no estuviéramos hecho el uno para el otro, él no se hubiere enamorado de mí, así probablemente él y yo fuéramos un par de extraños. Pero tampoco sucedió eso.
Terminamos juntos, algo que ninguno de los dos planeó.
Cerca de medio día recibí otra llamada, esta vez de mi madre. Me pidió que la fuera a ver a su casa, no percibí alguna preocupación o enojo en su voz, lo que me dejo en la esperanza de que no me llamó por algún problema.
Cuando llegue a casa, una de las empleadas de servició me indicó que mi madre se encontraba en el jardín trasero. Así que me dirigí ahí, en cuando salí por la puerta la pude ver regando las rosas que tanto ama.
—Hola mamá.
En cuando me vio dejo lo que hacía y corrió para estrecharme en sus brazos. Me dio un sonoro beso en la mejilla y me pidió que nos sentáramos en las sillas del jardín.
— ¿Quieres algo de beber?
—No gracias, así estoy bien. ¿Pasó algo? No esperaba tu llamada a esta hora.
Sonrió y busco mi mano para estrecharla a la suya.
—Eh escuchado por ahí que andas preocupado por Taemin.
—Ha tenido un problema familiar grave.
—Su padre fue arrestado, lo sé.
— ¿Lo sabes?
—Tu padre me dijo.
¿Mi padre le dijo? Esto sí que es una sorpresa, me da curiosidad de saber las cosas que la haya dicho a mi madre.
—Está preocupado porque él no quiere aceptar su ayuda.
—Taemin es un poco orgulloso.
—Yo sé que no es solo por orgullo—me puse nervioso.
— ¿De qué hablas?
—Que se la razón por la que Taemin no quiere aceptar el dinero de tu padre.
Mi madre me ha sorprendido, ¿será que papá le dijo sobre la señora Lee y él? No. No puedo creer que se lo haya dicho. Debo medir mis palabras, no quiero soltar información que pueda lastimarla.
—La única razón que se es que Taemin no quiere causarme problemas a mí o mi padre, dice que no se siente bien aceptando dinero de su novio o de su padre.
—Minho —me llamó con ternura—. Llevó casada con tu padre lo suficiente para saber lo que le pasa y cuáles son sus preocupaciones. Sé que ha estado viéndose con La madre de Taemin.
Me paralice.
—Él te dijo algo…
—No, yo lo sé, lo descubrí por mí misma.
— ¿Y no estás enojada?
Guardó silencio unos segundos, parecía estar analizando la situación en su cabeza. Cuando acabó de ordenar sus ideas regresó su mirada a mí.
—Claro que lo estoy, pero el amor que le tengo a tu padre es mayor que eso. No estoy diciendo que no lo desapruebo, o que lo acepto. Pero tu padre, el mismo me lo confesó a pesar de que yo ya lo sabía.
Me quedé sin palabras, acaricié su mano con delicadeza.
—En estas últimas ocasiones que vine, ni cuando Taemin vino a cenar, nunca percibí que estuvieras enojada con él, te veías tan normal.
—Cualquier otra mujer hubiera hecho un escándalo, yo simplemente me limité a escuchar sus explicaciones, me miró a los ojos y me dijo que nunca llegaron a nada y le creí, ¿sabes porque?
Negué con la cabeza.
—Porque yo también lo miré a los ojos y vi a través de él, vi su dolor, el auténtico dolor de una persona que sabe que ha lastimado a alguien importante en su vida, ¿crees que un hombre que no ama a su esposa iría a contárselo con esa angustia en el alma? Hubiera sido más fácil llegar un día decirme que ya no me ama y que termináramos para siempre. Pero sabes que tu padre no es así, es un hombre de palabra que no le gustan los engaños e hipocresías.
—Pero al final el…
—Terminó dándose cuenta que lo que sentía por Kyungsoo no era más que una amistad que ha durado desde la universidad.
En un acto extraño para mí, una sonrisa se escapó de mis labios.
—La señora Lee le dijo a Taemin eso también, y que amaba a su esposo por sobre todas las cosas.
—Kyunsoo sigue siendo la misma chica problemáticamente sincera que conocí.
Mire perplejo a mi madre, ella al anticipar mi preguntar me respondió contándome que en realidad tanto como mis padres como los de Taemin se conocen desde los años en los que estudiaron en la universidad de Seúl.
El asuntó fue así: mi padre conoció primero a la señora Lee, se hicieron amigos, se querían mucho, incluso intentaron ser novios, pero por algún motivo no lo consiguieron. Mi madre que desde que posó los ojos en mi papá se enamoró de él, y que era algo así como una compañera de la señora Lee, presenció su relación y fue paciente para esperar a que mi padre de diera cuenta que en realidad la quería a ella.
Lo intentaron y a diferencia de su primera relación, mi papá sintió tanto amor por mamá que terminaron juntos hasta ahora.
Conocieron tiempo después al Lee SooMan, y cuando conoció a la madre de Taemin, bueno el resultado es que han estado casados tanto tiempo que tuvieron dos hijos.
—Sé que tu padre quiere ayudar a Taemin, no solo por sacar SooMan de este aprieto, sino porque se lo debe, por esa locura que estuvo a punto de cometer.
—Papá no me dijo nada de eso.
—Y no creo que lo haga. Está acostumbrado a resolver sus problemas el sólo —rodó los ojos, yo reí—. Detesto cuando trata de parecer todo poderoso.
—Lo sé.
—Es normal que Taemin se niegue a aceptar dinero de la persona que cree que quiso alejar a su madre de él, pero esta tan molesto que ni de ti lo acepta y en esa parte tienes que actuar hijo, tienes que convérselo que necesita tu ayuda.
—Ya lo he intentado, pero no quiere —dije frustrado—. Terminamos pelando siempre que tocamos el tema.
—Insiste, lo de su padre lo tiene sensible y aturdido, pero terminará aceptando. Taemin parece un chico inteligente, seguro sabe que le serás de gran ayuda pero su orgullo no lo deja en paz, ayúdalo a calmarse y luego podrás hacer que ceda.
—Gracias mamá —besé su mano—. Por todo, por contarme, por ayudarme y…por no botar a mi padre.
—Nuestros problemas son “harina de otro costal”, ustedes no deberían de sufrir por ello. Si yo no amara tanto a tu padre y si él no me amara tanto, seguramente hace mucho que nos hubiéramos separado.
Asentí, la comprendo, mucho más de lo que imagina, con MinAh pasó el caso contrario, pero da veracidad a las palabras de mi madre y mis pensamientos de esta mañana con su visita. La verdad es que amo a Taemin y por eso es que puedo dejar todo por él.
Taemin.
El abogado Kim repetía la cifra y mi piel se erizaba por completo, ¡900 millones de won! ¡Dios santo, dónde vamos a sacar todo ese dinero!
—La empresa está determinada a seguir con la demanda, se mostraron “apenados” cuando les explique cuál es la naturaleza y la verdad del problema, pero ya saben —el abogado miró a mi hermanos y mi madre—. Por sobre todas las cosas, son negocios, y quien no pueda tener control sobre el dinero…tiene las de perder —concluyó.
Me hubiera gustado que lo haya dicho con algo más de tacto, pero todo lo que dijo es verdad.
Desde la ventada junto a la que estaba parado, observé los rostros preocupados de mi madre y de Joon, la situación se tornaba cada vez peor, pareciera que no habría alguna posibilidad de sacar rápido a papá antes de que lo trasladen a una cárcel de seguridad.
— ¿Qué podemos hacer? Todavía no tenemos el dinero para la fianza —mamá había recobrado un poco su postura.
—Trataré de conseguirles un poco más de tiempo, después de todo es una cantidad enorme la que tienen que reunir solo con el dinero de la fianza.
— ¿Y el verdadero culpable? ¿Han encontrado al tipo que estafó a mi padre?
—Todavía no —aseguró el abogado Kim—. Pero pueden estar seguros que no ha salido del país, el detective a cargó me informó la noche pasada que lo más probable es que esté esperando ordenes de quien pueda ser el verdadero responsable de esta estafa.
>> Por ahora —continuó—, debemos confiar en que la policía logre capturar al estafador y ustedes deben prepararse para lo peor, si el señor Lee no paga la fianza, será mucho más difícil el proceso para liberarlo a menos que el verdadero responsable aparezca.
Nadie dice nada, la verdad, hay muchas cosas que decir, pero ninguna de esas palabras ayudará a mi padre. El abogado Kim se levanta y mi madre lo acompaña hasta la puerta. Me doy la vuelta y miro a través de la ventana, perdiéndome en los reflejos del cristal.
—Taemin —Joon me tomó de los hombros, apenas me moví para mirarlo por sobre el hombro—. ¿Estás bien?
—No —dije y él esbozó una sonrisa.
—Lamento que haya sonado tan ridícula mi pregunta, si lo preguntaba es porque te noto aún más preocupado y triste, y sé que no solo es por papá.
—No es nada en especial.
—Saldremos de esto Taemin, papá estará con nosotros en cuanto menos lo esperes.
Fruncí mi ceño, habían pocas cosas que me desagradaban de mi propio hermano, y una de esas cosas era cuando quería darme falsas esperanzas, no es que no quisiera o que no creyera que papá saldría libre de toda culpa, sino su necesidad de suavizar la severidad el asunto cuando sé que todo se está tornando difícil.
— ¿así? Todavía nos falta mucho para poder reunir el dinero de la fianza y además está el dinero que papá debe devolverles a esos empresarios si el que cometió el fraude no aparece.
Joon mi hizo girarme, sin brusquedad, solo lo hizo.
—Disculpa —sonrió—, parece que de nuevo dije una locura.
—Discúlpame hyung, toda esta situación me deja fuera de mí.
— ¿Enserio solo es por papá? Insisto en que hay algo que no me estás diciendo.
No puedo decirte ahora lo que mamá pretendía hacer.
—Tuve una pelea con Minho —aunque tampoco pueda contarle la razón, al menos no estoy mintiéndole.
—Ya decía yo. Espero que no sea nada serio.
—No creo que sea así —me forcé a sonreír, no sé si mi hermano lo notó pero, no preguntó nada al respecto.
—Aunque estemos en una situación como esta, si tienes algún tipo de problema, no importa cuál sea, debes decirme, ¿entendido?
—Entendido.
El teléfono timbró y Joon corrió para contestar, para darle algo de privacidad salí del despachó y subí a mi habitación, necesitaba estar a solas un momento. Me encerré, lentamente me senté en la cama, sacando el celular de mi bolsillo, buscando el único número, de la persona que más necesitaba.
Pero después de como traté a su padre, no sé si desea verme. Me dejo caer sobre la cama, ocultando mi rostro con las manos, no debería pensar en lo que no me ayuda a tranquilizarme, mi prioridad es mi padre, nada más.
He pensado mucho en la oferta de Minho, dinero, necesitamos el maldito dinero de inmediato, pero me da rabia saber que de lo que podría prestar está ligado a su padre. Bien tal vez exagero.
Di un suspiro largo, miré la pantalla de mi celular, deslicé el dedo por
el nombre que es de mi interés y acerqué el aparato a mi oído, el tono de espera me pone más ansioso. Tarda unos segundos más y creí que no contestaría, y en el último tono, antes de que colgará, él contesta.
—Hola
—Hola, ¿cómo estás? —una pregunta tonta, parece que yo también puedo hacerlas.
—Bien, con sueño y hambre pero bien.
— ¿Podemos vernos?
—Claro, hoy parece que no tendré que quedarme hasta tarde en la oficina.
—Bien —había olvidado que ya comenzaba a trabajar en la compañía de su padre—. ¿Te parece que te vaya a ver a tu casa?
—Claro, pero si quieres puedo ir a la tuya.
—No, es mejor en tu casa, hay algo de lo quiero hablarte y mi casa no es el lugar adecuado.
—Está bien, entonces, te veo ahí cerca de las siete.
—Ahí estaré, gracias Minho.
—Te amo Taemin.
—Lo sé, yo también te amo.
Terminé la llamada con el corazón agitado por lo último que dijo, a pesar de las cosas que le he dicho y gritado, parece como si no ha molestado y eso me deja deprimido y algo culpable.
Y su declaración de amor me deja claro que he estado actuando como tonto. Cerré los ojos y desee tanto tenerlo a mi lado en ese preciso momento. En cuanto nos reuniéramos le pediría disculpas por mi actitud en estos últimos días.
Iba caminando como en otras ocasiones lo había hecho, me faltaba media cuadra para llegar, a pesar de ser ya de noche, el camino estaba bastante iluminado, al fijar la mirada hacia a delante noté que la reja de la casa de Minho se abría, por un segundo pensé que era él, quien siendo tan desesperado como es, tal vez salía en mi búsqueda ya que me había retrasado un par de minutos.
Una sonrisa se había formado en mis labios, pero de inmediato se desvaneció cuando noté que no era Minho quien salía de ahí, si no MinAh, acomodándose el abrigo fue hasta su auto y se fue sin darse cuenta de mi presencia.
Me pareció extraño verla por aquí, ya que, bueno ya no es nada de Minho, bien, como dijo el mismo, no podían desaparecer cuatro años de la noche a la mañana, pero eso no me tranquilizaba, no entendía la razón que la llevó a ver a Minho ahora.
Tratando de mantener la calma camino lo que me hacía falta, al colocar una mano sobre los barrotes de la reja el mismo dueño es quien sale y ¿se sorprende de verme?
—Ya estaba por salir e ir a buscarte a tu casa.
Me dijo con esa radiante sonrisa suya, lo contemple por un par de segundos, quería saber…es decir, a pesar de ver lo que vi, no tengo porque pensar cosas de más. Sacudí levente la cabeza, deshaciéndome de esas ideas descabelladas que por un momento me atormentaron. Le correspondí el saludo con un beso en sus labios, de nuevo se sorprendió y yo sonreí.
No quería pelear con él.
—Como siempre eres un desesperado Minho.
—No es desesperación —dijo mientras se rascaba la cabeza—, es preocupación. No quiero que deambules por las calles a esta hora tu solo.
—En estos momentos me gusta mucho ir caminando a donde sea para que pueda pensar mejor.
No dijo nada, se limitó a tomarme de la mano y caminar juntos hasta la casa. Una vez dentro fuimos a su sala.
— ¡Oh! Disculpa el tiradero que se ha vuelto este lugar.
—No te preocupes—dije ante la imagen que tenía enfrente.
No era el desorden de la ropa, ni los libros amontonados y abiertos; no eran las hojas con textos escritos a mano que parecían el nuevo papel tapiz que decoraba la casa, no, no era su desorden. Mi concentración se puso en un par de tazas de cafés vacías que yacían en la mesa de centro.
—Parece que tuviste compañía —dije despreocupado, confiado en que estoy escondiendo el hecho de que he visto a MinAh salir de su casa hace un par de minutos.
Minho que recogía algunas ropas de los sillones detuvo su tarea para voltear y verme, luego a la mesa y de nuevo a mí.
—Sí tuve compañía. MinAh vino a visitarme.
De mi boca se escuchó un suave “ya veo”. Se apresuró a recoger la ropa y así dejar libre el sillón. Decidí ayudarlo con el tiradero que tenía por sala y comente a cerrar los libros abiertos cuidando que las marcas que tenían algunas hojas no se salgan y las páginas que pretendía leer no se perdieran.
—No me habías dicho que ella venía a visitarte —dije nuevamente midiendo mis palabras.
—Hace poco que lo hace —dijo sin mirarme, seguía doblando la ropa—. Parece que su padre está algo enfermo.
—Oh.
¿Su padre enfermo? Bueno eso es malo, pero…porque viene con Minho, ¿a llorar sus penas con él?
—No conozco al señor, pero lamento que este enfermo.
—En estos días lo visitaré.
Me detuve cuando iba a cerrar un enorme libro sobre telecomunicaciones. Me enderece y lo miré fijamente, al sentir que lo observaba se giró para verme.
— ¿Qué sucede?
— ¿Por qué tienes que ir a verlo?
¿Por qué donde esta MinAh?
Su expresión mostró su confusión, pero sin más que eso dijo:
—Porque es el padre de MinAh, he conocido a su familia los años que estuvimos juntos, son personas importantes en mi vida.
¿Estaba siendo egoísta? O ¿Qué era este sentimiento de ira contra Minho? La parte racional de mi cerebro le daba la razón, “cuatro años Taemin, es obvio que tuvo una estrecha relación con la familia de MinAh”. Pero mi corazón, tan malcriado decía: “no me agrada que la siga viendo”
Y es eso, no me gustaba la idea de ellos dos solos en esta casa, charlando mientras se toman un café y no se dan cuenta de que la noche los alcanzó. A veces quisiera desaparecer los cuatro años que fueron novios, porque siempre es un tema en que salgo perdiendo, los meses que estado saliendo con Minho han sido maravillosos, pero tengo que admitir, que me molesta el hecho de que se sigan viendo, Minho no la ama, eso está más que claro, pero ella lo sigue estando de él, lo sé.
—Parece que tuvieron una plática muy agradable como para tomarse
un café—Minho me miraba tratando de procesar mis palabras—. Me sorprende que no le haya molestado tu tiradero.
—De hecho siempre me regañaba —sonrió—. Cada que se quedaba a dormir ella era quien terminaba limpiando mi desastre…
Guardó silencio, supongo que notó mi disgusto por esa revelación.
—Normalmente soy una persona ordenada, pero cuando estoy atiborrado de tareas o de trabajo, me vuelvo un desastre.
No respondí nada, terminé de ordenar los libros y él hacía lo mismo con la ropa y los papeles, todo lo hicimos en un espantoso silencio. Cuando al fin acabamos, me senté en el sofá que ahora estaba libre por completo. Mi mirada seguía en las dos tazas de café, preguntándome que habrán conversado, si pasaron mucho tiempo juntos, si MinAh no intentó seducirlo, si él se portó caballeroso o dejó que se le acercará como deja que lo haga aquella profesora suya.
¡¿Por qué, maldita sea?! ¿Por qué ella debe venir a visitarlo cuando no siguen juntos?
— ¿Quieres algo de tomar? —preguntó cuándo levantaba las tazas de café.
—Quiero algo que no tiene nada que ver con alguna bebida —dije con la mirada fija en él.
— ¿Cómo?
Quiero que la dejes de ver.
—Eres demasiado amable con ella.
— ¿Te refieres a MinAh?
—A quien más —dije con desprecio.
Me observó por algunos segundos, dejó las tazas de nuevo sobre la mesa y fue a mi lado, su mirada preocupada se posó sobre mí.
— ¿Estas molesto porqué sigo viéndola?
Sentí como mis mejillas comenzaban a arder, pero logré mantener mi semblante serio.
—Ella solo ha venido a verme para ponerme al tanto de la salud de su padre.
— ¿Y porque no lo hace por teléfono? —Repliqué con rudeza—. Podría llamarte en vez de venir a molestarte.
—Es su elección venir, no puedo cerrarle las puertas de mi casa, no puedo actuar como si fuera una completa extraña.
—Claro que puedes —me apresuré a decir—, solo que parece que no quieres.
—No se trata de eso, estimo mucho a su padre, y le agradezco que tenga el tiempo suficiente para decírmelo en persona.
—Yo creo que solo es un pretexto para verte.
—Es una locura lo que dices —dijo con fastidio.
— ¿locura? —Bufé—. Se aprovecha de ti, una vez más.
—No sigas con eso, ¿acaso desconfías de mí? ¿Crees que en sus visitas hemos hecho algo indebido?
—N…no —dije apenas conteniendo mi coraje—. Pero de todas formas, no me gusta que se te acerque, MinAh todavía te ama.
— ¿Qué no te gusta que se me acerque? —dijo apenas creyendo lo que dije.
—Es…es…—sentí algo que quemaba mi estómago acompañado de un leve mareo que mi provocó nauseas. Parecía como si mi cerebro estuviera apagándose, mis ideas ya no tenían orden, todo se volvió como un silbido del viento; mi boca, mis labios estaban ansiosos por moverse y dejar salir las palabras.
—Es que tú no la alejas —continué—. También lo haces con esa profesora tuya, esa mujer que siempre que te ve se te acerca y no haces nada por detenerla.
— ¿De qué rayos hablas?
— ¡Esa mujer! —Exploté con un grito—. ¡¿Es que no lo ves?! ¡Se aprovecha de que eres tan “amable” y no se detiene para tocarte o hablarte al oído intentando seducirte!
—Espera…espera… —dijo girando el cuerpo hacía mí—. ¿Tú, todo este tiempo has creído que la profesora Seo quiere seducirme? —asentí—. ¡Dios santo! —dijo y se llevó las manos al rostro.
¡Por qué estas actuando así, no escondas tu mirada de mí!
—Taemin —me llamó con voz neutra—. La profesora Seo es mi amiga, nada más, jamás, jamás podría ocurrir algo entre nosotros.
— ¿Cómo lo sabes? —me fulminó con la mirada.
—Porqué está casada, porque ama mucho a su esposo, al cual tengo el gusto de conocer y porque ella es así con la gente a quien le tiene aprecio.
Me mordí al labio inferior, no estaba tranquilo con la respuesta que acaba de darme.
— ¿Por qué siempre tienes que ser amable con ellas? —dije creyendo que esa frase lo pensé, mi voz parecía de alguien más. Aun así continué—. No me gusta que se te acerquen tanto, deja de ser amable.
— ¿Qué se supone que significa eso? acaso… acaso ¿estas celoso?
Soltó una risita e intento abrazarme pero se lo impedí dando un paso hacia atrás, me miró con los ojos bien abiertos.
— ¿Qué pasa?
— ¿No harás nada al respecto?
— ¿Estás hablando enserio? —…—. Es ridículo.
—No, no lo es, sobre todo por MinAh, ella no estará en paz nunca hasta que te tenga a tu lado de nuevo.
¿Qué es esto? ¿A qué viene tanta inseguridad de repente? No me gusta el miedo que me deja expuesto, tampoco me gusta lo que le estoy diciendo a Minho, pero es lo que siento lo que me está quemando el alma y ya no puedo callar más.
—Lo haré —dijo sin bacilar, me sorprendió lo fácil que aceptó—. Lo haré si tú prometes no acercarte más a Kai.
— ¡Qué!
—Estas diciendo que no te gusta verme cerca de MinAh ni de mi maestra, pues es lo mismo con ese tipo, y te lo dije desde el inicio, él no te quiere como un amigo y ya te has dado cuenta de ello y sin embargo no pretendes alejarlo de ti, es más la última vez estabas muy a gusto platicando con él.
—Estábamos llegando a un acuerdo, te dije que no podía olvidarme de su amistad como si nada…
—Y yo te dije que no sería fácil hacer a un lado a MinAh, a pesar de todo es como una amiga a la que terminé traicionando su lealtad.
¿Traicionar? Eso es lo que piensa que hizo, pero yo no quería, él fue quien insistió tanto, es decir, lo amo, pero no es mi culpa lo que haya sufrido esa chica.
—No, no es lo mismo —dije con voz severa.
—Claro que lo es. El que no quiere entenderlo eres tú, estás haciendo lo posible por no perder a una persona que es valiosa para ti, pues yo estoy haciendo lo mismo, MinAh, a pesar de no amarla, siento aprecio por ella y su familia, y si ella necesita mi ayuda no puedo negársela, menos estando su padre enfermo.
—Entonces dejarás que sigua viniendo a esta casa —eso no lo pregunte, fue una afirmación.
—Pero no de la forma que tú crees. No hacemos más que charlar y no lo hacemos frecuentemente, ella es totalmente consciente de lo que tenemos tú y yo.
—Tienes razón, es una locura —solté de repente—. Primero MinAh, luego tu padre que quería alejarme de ti, luego él intenta algo con mi mamá, y a pesar de todo no parece como si nada fuera a cambiar.
Apreté las manos.
—Esto es un desastre.
—No mezcles las cosas, no sigas confundiéndote —me tomó por los hombros—. Te amo lo sabes. Deja de preocuparte por MinAH, sé que has estado frustrado por el asunto de tu papá, pero debes calmarte. Si tú me permitieras ayudarte, yo puedo darte el dinero.
— ¡No! —me separé bruscamente de él—. No voy a aceptar el dinero que se relacione con tu padre.
—Esa es la incoherencia más grande que te he escuchado decir.
—Es la verdad —el aire, repentinamente me faltaba el aire—. Es mejor que me vaya.
—Taemin…
—A pesar de lo que te he dicho no piensas cambiar de opinión, ¿pues qué crees? Yo tampoco. No piensas en alejar a MinAh, yo tampoco puedo con Kai y parece que no le tomas importancia a lo que nuestros padres pretendían hacer, pues bien, no le des importancia. Y por el dinero, no aceptaré nada que provenga de él.
— ¿Ni siquiera a mí?
Los ojos de Minho estaban llenos de angustia. Él no lo sabe pero me rompe el corazón cuando me mira así, no los soporto, pero tampoco soporto seguir hablando de lo mismo.
—Yo te amo —dije.
—Entonces escucha lo que te digo, olvida por un momento ese incidente con mi padre, acepta mi ayuda, por favor.
Un nudo en mi garganta se formó.
—No tiene caso seguir hablando de esto.
— ¡No seas tan orgulloso y rencoroso maldita sea! ¡Acepta mi ayuda!
—No me grites —sentencie.
—Taemin por favor —me sacudió por los hombros—. Piensa con claridad, es el bien de tu padre, olvida por el momento los demás problemas, acepta el dinero.
Lo empujé.
—Jamás aceptaré ese dinero.
Me giré, el atrapó mi brazo pero deshice el agarre.
—Nunca creí que fueras tan orgulloso como para dejar que tu padre sufra teniendo una buena solución en la cara—dijo con decepción.
—Entonces quiere decir que no me conoces bien. De hecho —desvíe mi mirada—. Parece que no nos conocemos como creíamos.
Ya ninguno dijo más, me fui con las lágrimas corriendo por mis mejillas.
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