¿Alguna vez te has imaginado que la persona que amas en realidad no es lo que tú pensabas?, digo si esa persona a la que tú amas con locura en realidad te estuviera ocultando algo que no es del todo “bueno”… En el nombre del amor ¿lo perdonarías si te jurara amor eterno?... Sé que es difícil, ¿verdad? Sin embargo, hay personas que viven con ello. ¿Tú lo harías? Pondrías el amor en primer lugar a pesar de que sabes que el amor de tu vida en realidad está enfermo, pero este mismo no lo acepta y tiene doble comportamiento. Si, con la persona que ama es súper cariñoso e incapaz de aplastar a una mosca. Pero por las noches no precisamente mata moscas; no precisamente animales. Es difícil de asimilar, pero para vivir con ello en realidad, tienes que amar con locura a esta persona, ¿no es así?

Su nombre, Lee Taemin; estudiante de universidad, un chico muy amable y atento con las personas que viven a su alrededor, su mirada es muy dulce y el es extremadamente lindo; tanto física como en sus adentros, el chico perfecto para cualquier chica o chico; tímido para su edad y a veces con arranques de enojo, pero nada que un helado por parte de su mejor amigo: JinKi no pueda solucionar. Can cabello largo color castaño claro, casi rubio; piel tersa y de porcelana, como muchas personas dicen; cuerpo delgado, pero no de mal ver; alto, pero no lo suficiente para sorprender; bello, extremadamente hermoso para tratarse de un hombre; a pesar de ser hermoso, es demasiado predecible y cualquiera puede llegar a entrar a su corazón si lo desea; inocente al extremo, tanto que nadie se atreve a hablar cosas indebidas si cuentan con su presencia.

Pero quién diría ¿no? Un joven tan lindo como él con otro como Choi Minho… Si, Minho. Con una mirada fuerte de aquellos enormes ojos, llega a intimar hasta el más rudo; con su cuerpo tan bien formado y que provoca miradas de las chicas que no dejan de suspirar cada que lo ven pasar. Simplemente el sueño de cualquiera, pero con un secreto no tan “inocente”. Si, él es rudo, pero nunca nadie se imagina lo que es el en realidad, incluso ni el mismo logra controlarse. Es un animal al acecho; animal que se enamoró a pesar de que algún día lastimaría al ser que más amaba en el mundo; aquel que lo hace mejor persona, pero nótese que solo cuando está a su lado; solo cuando esta con el es capaz de sonreír y de portarse dulce y cariñoso. Las personas le temen la mayoría del tiempo. Sus razones tendrán ¿no? Quién sabe, quizás peor de lo todos se imaginan.

-¿a dónde vamos, Minho? – su joven novio le preguntaba al chicos de ojos profundos, ese día cumplían un año de estar felizmente juntos. No fue fácil que fueran novios, en realidad nada. Nada fácil. Pero por fin estaban felices, bueno almenas los dos se sentían contentos de la compañía del otro. Todo era perfecto, eran la pareja ejemplar y más envidiada aunque se trataran de 2 hombres; hombres que se amaban con locura, un amor que traspasaba fronteras y lo que menos les importaba era lo que dijeran los demás, a pesar de que el mayor de los dos no tuviera buena reputación y la verdad es que hace algún tiempo uno de los compañeros de clase de Taemin hizo ponerlo a pensar:

Flash back

-Taemin, aléjate de Minho. No se dicen cosas buenas de él ¿sabes? – suspiro para después continuar susurrando – Dicen que asesino a sus padres en su antigua ciudad –

Minho había llegado desde Busan, Taemin siendo su novio sabía bien que los padres del pelinegro habían muerto cuando el cumplió 18, pero nunca supo la razón de su muerte. Más bien nunca fue capaz de preguntarle esa razón, por lo que ese comentario que le habían hecho lo dejo pensativo. Aunque de inmediato se quitó esa idea de la cabeza. Minho nunca sería capaz de matar a alguien y menos a sus padres. Él es bueno ¿no? Se lo había demostrado desde siempre, incluso desde la primera vez que se conocieron, gracias a un accidente que termino por hacer que Taemin reprobara una materia, pero no hubo problema, ya que el chico de ojos grandes lo ayudo a recuperarse. Desde entonces se amaron, los ojos de Minho reflejaban amor puro; un amor que ya no se encontraba ni en los cuentos de hadas.


-Eso no es posible, son solo rumores, Chunji, no hagas caso a todo lo que dice la gente – el rubio excusaba los comentarios de los demás, nadie podía conocer a Minho mejor que el.

-Lo se, Tae. Solo me preocupo por ti – el joven se levantó de su asiento, para después retirarse. Se despidió te su amigo y se marchó sin decir nada más.

“Es mentira, Minho no haría eso nuca” Metió esa idea en su cabeza y camino hasta su casa, ya que su novio le había dicho que tenía cosas que hacer ese día y no iba poder acompañarlo a casa como siempre lo hacía.

Fin de flash back

-Solo espera y veras. Es una sorpresa – iban por la carretera, en realidad en una carretera no muy concurrida, de hecho causaba escalofríos, sin duda era una carretera “fantasma” como suelen decir en televisión siempre que las personas pasaban por lugares como esos.

-Espero que sea realmente linda la sorpresa, este lugar de verdad que da miedo – confeso el joven viendo por la venta, en realidad no habia mucho que ver. Sin embargo, siempre tenía que hacerlo. Aunque no hubiese un paisaje hermoso, tenía que ver hacia afuera. Era una costumbre que siempre lo había perseguido en sus viajes. Y el alto ya estaba consciente de ello, por tanto, no decía nada hasta que el menor iniciara la conversación.

-Claro que si te gustara, ya verás – Continuo poniéndole atención al camino, que no era desconocido para él, había pasado infinidad de veces por ese misma carretera y siempre se detenía en un lugar al cual estaba a punto de llevar a su joven novio.

Llegaron a lo que parecía una cabaña, la verdad es que estaba demasiado linda. Aunque daba miendo al mismo tiempo, se encontraba casi desierta, si no fuera por los árboles que se encontraban alrededor haciéndola lucir mejor, pero aun seguía viéndose tétrica.
-Aquí estamos, este es me recinto. Cuando me siento solo vengo para acá a despejarme del estrés – explico el alto al rubio en lo que sacaba las llaves para abrir la pequeña cabaña, aunque era linda no se veía acogedora y cuando entro un escalofrió invadió su cuerpo. Pero nada que su apuesto novio no podría solucionar con un abrazo.

El rubio no dijo nada, solo se limitó a observar el lugar. Tenía una vista hermosa, sin embargo, no dejaba de erizarle la piel.
-Ven, tengo que mostrarte algo – El alto tomo la mano de su pequeño y lo guió a lo que parecía el cuarto donde dormía. - . Aquí pasaba mis ratos cuando era pequeño, mis padres siempre me encerraban, pero te acostumbras ¿sabes?... Así que con el tiempo se convirtió en mi lugar favorito – explicaba el pelinegro a su novio que seguía sin espetar palabra alguna desde que entraron -. Yo los quise mucho, Taemin, no te imaginas cuanto – perdía su mirada, veía hacia la nada con un mirada entre fría y ¿de odio?

Pasaron la noche en ese lugar sin despegarse uno del otro. Simplemente su abrazo hacia que se unieran y fueran uno en ese instante. Sin embargo, al que pequeño le volvió a remolinar la cabeza al ver como hablaba Minho de sus progenitores. Hacía que la duda lo carcomiera por dentro y llegase a incluso a desconfiar de su novio.

-¿Minho, Qué le paso a tus padres? – pudo emitir palabra después de no haber dicho nada desde que llego.
-La verdad no estoy muy seguro, no lo recuerdo muy bien. Simplemente murieron – respondió apegándose más al cuerpo del rubio quien se tornó un poco preocupado por la respuesta del alto.

-Entiendo, debió sería muy traumatizante para ti, más seguro que el mismo dolor hizo que se te olvidara todo. Eso es algo bueno – finalizo el rubio para luego corresponder aún más al abrazo de su amado.

-Eso creo – beso los labios del pequeño con dulzura; amaba sus labios; esos labios rosáceos que le daban placer con tan solo un beso o un roce con sus labios. Amaba todo de su pequeño, pero en especial esos apetecibles labios carnosos que lo hacían volverse loco.
Se besaron por un largo rato hasta que les falto el aire y después fueron arrastrados por Morfeo, era un sueño tan pesado el que sentía Taemin; era incapaz de saber si en realidad estaba soñando o de verdad estaba pasando.

-Yo no lo mate, Taemin. Fue el, yo no fui, fue él – sollozaba su novio ante la imagen de un cuerpo postrado a un costado suyo desangrándose por las apuñaladas propiciadas por ¿Minho? El rio carmesí había hecho que la imagen del alto se mirara aterradora. Como de un completo asesino. Sin embargo, no podía distinguir el cuerpo rodeado por de ríos de sangre.
Era sin duda la imagen más aterradora que hubiese podido ver. Y Minho seguía diciendo que “un él” que no se encontraba en ese momento, había causado la masacre.

-Taemin, despierta. Es hora de irnos – gracias a Dios ese espantoso sueño fue terminado por Minho, quien lo sacudía para que este despertase. Se levantó de golpe y abrazo al pelinegro con tanta fuerza, que si el alto no fuera tan fuerte, seguro lo deja sin aire. - ¿Qué paso Minnie? – pregunto ante la reacción de su chiquillo.

-Solo fue un sueño – suspiro y se retiró del cuerpo de su novio que lo veía con desconcierto; acción que duro poco, ya que se levantó lo más rápido que pudo para arrastrar al rubio. Habían llegado en la noche a la cabaña, pero solo iban a quedarse un rato, no tenía pensado pasar la noche ahí.

-Rápido, tenemos que llegar a la escuela. Nos quedamos dormidos, Tae – dicho esto tomaron sus traseros y se dirigieron hacia el carro del alto. Al salir el más joven puso apreciar que el lugar lucía hermoso de día, pero de noche se veía realmente tétrico. – Tu eres mi día Taemin – susurro en el oído del rubio, quien se sonrojo ante el cumplido. Dejo de admirar el paisaje y se adentró en el carro.

Llegaron a tiempo para sus clases, en verdad que el camino se lo habían hecho en 15 minutos, al pequeño le sorprendió porque juraba que cuando iban para la cabaña habían hecho más tiempo.

Cuando llegaron a la escuela cada quien se fue a sus clases, Taemin estaba algo callado debido a la horrible pesadilla que había tenido. Nunca había soñado con eso y menos se imaginó que el causante de aquel asesinato podría haber sido Minho; no definitivamente solo era una pesadilla, solo eso.

-¿Taemin, donde estuviste anoche? Fui a tu casa a buscarte, pero tu madre me dijo que te habías ido con Minho, me preocupe porque ella me aseguro que solo ibas a tardar un par de horas – su mejor amigo hacia acto de presencia, haciendo que alejara sus pensamientos de aquella horrible pesadilla.

-Sí, es que se nos hizo tarde, nos quedamos dormidos. ¿Para qué me querías, Onew? – Eso sonó algo despistado y desconsiderado. Taemin nunca le había contestado de esa forma a su mejor amigo.

-¿te pasa algo? No te vez bien, ¿pelaste con Minho? – Su amigo demostró preocupación ante el comportamiento del pequeño, quien se encontraba ya en el sueño que había tenido. Solo le contesto a su amigo negando con la cabeza.

El día paso rutinariamente normal, clases, tareas, almuerzo, etc… El pequeño Taemin no había visto a Minho en todo el día, realmente le parecía extraño. Lo dejo pasar, más seguro estaba poniéndose al día con sus materias.

Los días pasaron. Minho como siempre era muy cariñoso, pero Taemin, él enserio que estaba mal. Había estado teniendo pesadillas muy frecuentemente en las que Minho siempre era el culpable. Simplemente la cosa más horrible que alguna vez podría haber imaginado… En los sueños siempre había una voz, en todas las pesadillas el alto siempre decía que “él” lo había hecho, pero, el pequeño en ninguna ocasión encontraba a otras personas que pudieron haber terminado con la vida de aquellos cuerpos que se postraban muertos de la peor forma posible.

Lo más aterrador de todo era que ya comenzaba a sentir miedo de su novio, comenzaba a sentirse mal al estar junto a él. Siempre que lo veía una imagen llena de rojo carmesí llegaba a su cabeza y aún más cuando miraba esos profundos ojos. Seguía amándolo, quizás más de lo que lo hacía antes, pero el miedo seguí ahí y se hacía más profundo con cada pesadilla.

Todo acabo ese día; ese día en el que Taemin ya no volvió a ser el mismo. Por fin sabia la razón de sus pesadillas, por fin confirmaba algo que le dolió en el alma.

Aquella noche había quedado solo en casa, sus padres había ido a visitar a unos familiares, dejándolo solo. Pero el simplemente no quería estar en su casa, así que por impulso sus pies lo guiaron hacia la casa de su novio. Aquella casa que no pisaba desde que se hicieron novios, su instinto lo había arrastrado hacia ahí. Eran aproximadamente las 10 pm y el sentía un escalofrió recorrer su cuerpo cada vez que se encontraba más próximo a la puerta de la casa donde vivía el alto. No era lujosa ni mucho menos grande, pero si lo suficiente para que el pelinegro pudiese vivir sin interrupciones.

Toco la puerta de aquel recinto, pero noto que nadie contestaba, así que se armó de valor para abrir la puerta. El terror se apodero de el con tan solo tocar el picaporte para darle vuela y darse paso al interior de los aposentos. Al entrar escucho ruidos desgarradores que hacia erizar la piel del chiquillo. Eran entre ruidos de suplicas y lamentos. Algo totalmente concordante con sus recientes pesadillas.

-¡Cállate! – grito alguien furioso con una voz profundo y totalmente aterradora. No podría tratarse de Minho, el no poseía aquella voz tan atemorizante.

-No por favor, yo no hice nada. No lo hagas – la voz suplicaba, parecer estaba desesperado. Esta era una voz conocida para Taemin. Sin embargo, seguía sin escuchar la voz de Minho. Tenía miedo, lo cual le impedía llegar a paso acelerado al cuarto donde estaba ese dolor y sollozos. No se explicaba porque estaba pasando eso en la casa de Minho sin que él estuviese.

A continuación escucho un ruido extremadamente lleno de dolor y agonizante, y con en lo que transcurría el silencio que se apodero de aquella casa, haciendo que el chiquillo caminase hacia donde escucho aquellos lamentos agonizantes.

Quedo petrificado ante aquella imagen; aquella que había tenido en sus pesadillas. Él nunca era capaz de ver quiénes eran los que se encontraban muertos, nuca pudo ver esos rostros en sus sueños, solo que esta vez sí pudo hacer; pues como no, si realmente todo eso estaba pasando.

Minho tenía las manos llenas de sangre y con el cuchillo enterrado en el abdomen de un joven, rubio, claro de la piel que se veía un poco más chico que su Taemin. La imagen era de total horror, ese chico era Chunji, su amigo, el quien le había advertido sobre su novio, este último quien ahora se encontraba hincado sosteniendo el cuchillo con el que había matado al joven.

Taemin no daba crédito a lo que sus ojos veían, era la escena más horrible que sus ojos pudieran ver en la realidad, su amigo tenia cortadas en la cara y los labios partidos y sangrantes, sin mencionar el rio de líquido carmesí que se formaba alrededor del cuerpo ahora sin vida. El pequeño llevo una de sus manos a su boca en señal de sorpresa. Aún seguía en completo shock. Sin embargo, Minho no se movía y solo enterraba más profundo el cuchillo en el cuerpo de su víctima.

-Nadie nos separa, Taemin. Te lo prometo – susurro y sus manos no se despegaban del cuchillo aun. Hasta que un sollozo proveniente de su espectador se hacía aparecer haciendo que el alto reaccionara alejando sus manos de aquella daga. - ¿T-Taemin? ¿Qué haces aquí? – hablo nervioso ante la situación en la que se encontraba. -. Yo no lo hice, Taemin, fue el, yo no fui Él tiene la culpa – lagrimas comenzaron a salir de los ojos del pelinegro quien se encontraba diciéndole a su pequeño que él no era el responsable de la muerte de Chunji.

Dios, si no había sido él, entonces, ¿quién fue la persona que estaba apuñalando a su amigo cuando el llego? ¿Quién era ese él del que Minho hablaba? Si, ahora podía asegurar que no había nadie más ahí. Ante esto, su estado de shock llego al límite.

-Minho, tú lo mataste, yo te vi. ¡Tú lo mataste! – por fin pudo emitir palabras; palabras que se ahogaban el llanto que amenazaba con hacerlo estallar.

-No, Taemin te juro él lo hizo – se excusaba haciendo que el pequeño lo mirara con furia.

-No hay nadie más aquí. Y yo te vi cuando lo apuñalabas ¿Qué clase de persona eres? – las lágrimas comenzaron a salir desmesuradamente sobre el fino rostro del rubio, quien se encontraba furioso y confundido con lo que pasaba. Ciertamente quería creer que se trataba de una de sus pesadillas.

-Entiende, él vive en mí. Yo no lo hice, créeme – trataba de convencer a su novio que se encontraba triste, pero con una complexión furiosa.

-¡Estas enfermo, Minho! – no pudo decir otra cosa más.

-Taemin ¿recuerdas? Tu eres mi día – agacho su cabeza viendo como su niño se marchaba llorando a mares con esa expresión furiosa que estaba seguro que no podría soportar ni minuto más, no podía, preferiría la muerte antes que Taemin lo odiara.

2 años después…

-Entonces Taemin, ¿estás dispuesto a contarme todo lo que viviste junto a él? – Ese lugar era uno de los que Taemin nunca se imaginó visitar alguna vez en su vida.

-¡No me hizo nada! ¿Qué no entiende? – El joven no podía con el interrogatorio, aunque ya hubiesen pasado 2 años desde que había visto a Minho matar a su amigo no podía borrar ese recuerdo y esas pesadillas, aunque ya tenía 2 largos años sin ver al alto. Todavía le dolía como si solo hubiera pasado minutos atrás. Sin embargo, los psicólogos a los que acudía siempre le preguntaban si el pelinegro le había hecho algo.

-Es porque aun lo quieres, cuando tus sentimientos sean omitidos podrás hablar con sinceridad. Por ahora termino la secesión. Puede retirarse señor Lee – por fin termino su martirio, iba a las citas porque pensaba que así se olvidaría de todo. Desgraciadamente hacia que lo viviera de nuevo con cada pregunta que ellos le hacían.

Minho había sido mandado al manicomio. Taemin siempre lo visitaba, sin embargo nunca fue capaz de hablar con él o con un médico que le indicara el estado en el que se encontraba su novio en esos momentos. Después de aquella aterradora noche, no pudo hace otra cosa más que avisar a la policía, los cuales se encargaron de llevarse al pelinegro a una institución mental.

Flash Back

El alto se levantaba aun con las manos llenas de sangre. Sus lágrimas cubrían toda la extensión de su rostro. Se estaba acercando demasiado a Taemin, quería tocarlo y decirle que él no había sido el responsable.

-¡No te acerques! – musito antes de salir corriendo y dejándolo ahí con ese cuerpo aun en el piso con charcos de sangre que comenzaba a coagularse por el contacto con el aire.

La policía llegó un momento después, el solo seguía echándole la culpa a “él” ¿pero quién demonios era “él”? Con este comportamiento de parte de Minho, los oficiales dijeron que la cárcel no era el lugar apropiado para él. Cierto era que no estaba bien en cuanto a sus facultades mentales. Así que esa noche fue llevado a un manicomio de la ciudad. El joven se la pasaba culpando a otra persona, pero ¿Quién era aquella persona? O ¿acaso era una persona? Pudo soportar vivir ahí, solo por una simple razón. No quería lastimar a Taemin. Era lo que menos deseaba. Se arriesgó demasiado al sostener un relación con el sabiendo las consecuencias en el futuro, pero era tan jodidamente feliz, que llego a creer que su condición no lo volvería a atormentar.

Fin de Flash back

El rubio caminaba con la mirada perdida. Ahora vivía solo, desde que se graduó de la universidad sus padres le consiguieron un departamento. Desde ese entonces trabajaba enseñado bailes. Había estudiado en la academia para ser coreógrafo y cuando al fin lo logro no se sintió satisfecho. Le hacía falta Minho, aunque este fuera un asesino. El pequeño aún tenía dudas; dudas que lo llevaban a perderse en los recuerdos. Nunca pensó que SU Minho fuera capaz de hacer semejante cosa. El no ¿pero por qué? Y lo más importante ¿Por qué no aceptaba que era un asesino a sangre fría? ¿Por qué culpaba a otro ser? La respuesta que se puso para poder vivir era que el pelinegro se estaba justificando. Sí, eso debía ser, ni una persona que mata tiene sentimientos… Espera, eso significa que ¿en realidad nunca lo quiso?... No, eso no podía ser posible, el pelinegro siempre había sido muy atento y amoroso. Nada fingido o al menos eso quería creer él. Porque tenía miedo de buscar la verdadera respuesta. Tenía miedo que en realidad Minho no lo quisiera como él aun lo quería. Se sentía estúpido al amarlo con tanta intensidad, como si lo que paso no hubiese interferido con sus sentimientos. La realidad es que Taemin ya no era el mismo chico dulce y cariños. La mirada tierna que poseía se había ido al caño junto con su sonrisa. Ahora el nuevo Taemin era frío, emanaba desesperación y casi siempre estaba solo. Su mirada seria espantaba; algo que nunca creyeron que pudiera pasar, ya que él era el ser más sonriente y tranquilo que cualquiera pudiese conocer. Pero desde ese entonces ya no es el mismo, oprimió sus sentimientos hacia los demás. El único con quien hacia conversación justamente era con Onew, su mejor amigo, quien ya sabía toda la situación, no obstante, siempre tomaba de otro tema cuando hablaba con el rubio. Sabía que aquello lo había marcado para siempre, así que como buen amigo, solo apoyaba y de vez en cuando le sacaba una leve sonrisa; una leve y muerta sonrisa. ¿Era acaso un muerto viviente?

Caminaba hacia donde tenía que ir esa tarde; efectivamente a su trabajo. Siempre pasaba lo mismo diariamente, nada cambiaba. El Taemin triste y frio se apodero de él como si acaparara el otro lado de él que pedía a gritos le sacara de la caverna donde lo habían metido.

-Bien chicos, sigan mis pasos. No tolerare equivocaciones – se movía al ritmo de la música que sonaba a todo volumen dentro del salón de ensayos. Sin embargo, el ya no sentía la música como antes; había perdido su ritmo y su hermosa sonrisa al bailar. Era bueno. Nadie lo negaba, pero su deplorable situación hacia que sus alumnos se sintieran asustados. Quizás algún día explotaría. Por eso procuraban hacerlo lo mejor posible. Sabían que si su profesor se enojaba no sería una buena escena de admirar.

Pasaron las horas y todos ya se encontraban cansados, casi nadie podía seguirle el paso a Taemin, sin embargo, había alguien que si podía y que sorpresivamente estaba enamorado de él. Solo que lo ocultaba de todos; Kai era un chico bien portado, amable, sonriente; y sobre todo lleno de vida. Era dos años (N/A: hay que poner a Kai mas peque) menor que Taemin, él joven vivió enamorado de su profesor desde que lo vio por primera vez. Siempre trataba de ayudarlo cuando tenía problemas con algo. Sabía que su profesor sufría. No obstante, no se daba el valor de preguntarle la razón de su tristeza por miedo a que el rubio se alejara de él. Había hecho pequeños “avances”. Ahora ya era capaz de hablar con su superior más allá de una relación profesor alumno. El jovencito estaba decidido a hacer que la sonrisa del mayor tomara vida junto con su alma.

-Entonces terminamos – el profesor tomo del hombro al único que puso seguirle el paso después de que todos se tomaron un descaso -. Bien hecho Kai, sigue así – lo felicito dando golpecitos en su hombro. Kai simplemente se sentía la mar de bien con tan solo un toque propiciado por su superior.

-Claro que si, Hyung. Algún día seré tan bueno como usted – desde hacía un tiempo el mayor dejo que su alumno lo llamara “Hyung” lo que demostraba más cercanía entre ellos. Ciertamente para Kai ser tan bueno bailando como lo era su superior implicaría un reto que estaba dispuesto a pasar.

El mayor solo asintió a lo que su alumno expreso y se dirigió a las duchas. Estaba demasiado cansado, era normal que se cansara después de horas bailando.

Se metió a la ducha y comenzó a relajarse con el chorro de líquido tibio que salía de la no tan amplia regadera. Bañarse lo hacía sentir mejor, aunque no quitaba el dolor que sentía. Por más que trataba olvidar a su amado, le era realmente imposible. Era como si el mayor se hubiese clavado de lleno en su corazón, como si nacieran para estar juntos y que ni una persona seria capaz de hacerlo sentir vivo. Ciertamente algunas veces sentía absurda su tristeza, ya que Minho en realidad no había muerto. Simplemente el pequeño sentía que ya no era el Minho del que él se enamoró. Quizás siempre había sido así. Dejo de pensar más en eso y se dispuso a ponerse su ropa. Un extraño escalofrió recorrió su cuerpo. Se sentía observado, como si alguien estuviera al asecho, como si un animal salvaje estuviese estudiando sus movimientos para después atacar. Un miedo realmente erizante. Ignoro aquel sentimiento y salió de salón, suerte que encontró un taxi rápidamente. Al subir sintió una seguridad acogedora, ya no era capaz de percibir aquel sentimiento de ser observado.

El rubio le dio indicaciones al taxista para que este lo llevase a su casa. El carro arranco mientras Taemin se disponía a ver las calles por la ventana. Siempre lo hacía, ese habito no se había ido como su felicidad.

El taxi lo dejo en las afueras de su departamento, pago y después subió corriendo hasta llegar a su habitación.

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-¡No, déjenme!... Él lo quiere. Necesito salvarlo, ese niño lo quiere para él – El alto forcejeaba con las enfermeras de la institución mental donde estaba recluido.

-Aplíquenle un calmante – el psiquiatra daba indicaciones para calmar al pelinegro que se encontraba pataleando.

Un minuto después de haberle aplicado el calmante, este quedo paralizado, no quería dormir pero sus ojos le pesaban de sobremanera. No tuvo otra opción y los cerro, pero seguía consiente y pensando en su pequeño. Lo amaba y no permitiría que nadie le hiciera daño, aunque sabía que él podría causarle más daño estando cerca. Por fin se rindió y despejo su mente, una imagen oscura lo atormento en sueños.

-¡lárgate, tu haz arruinado mi vida! – gritaba el pelinegro ante una silueta oscura que se encontraba frente a él.

-No puedo hacer eso, Minho tu y yo somos uno ¿recuerdas? – comenzó a reírse de una forma escalofriante aquel ser que no mostraba su rostro.

-Yo no te quiero dentro de mí. Nunca pedí que así fuera. Quiero que te vayas – seguía alterado.

-Hay muchacho, yo sé que me quieres dentro de ti, sin mi serias un inútil – aquella silueta en un instante se postro justo enfrente del alto.

-¡Prefiero ser débil a ser un Monstruo! – confeso el pelinegro.

-No sabes lo que dices. Tus padres siempre te odiaron por sé lo que eras. Nos deshicimos de ellos ¿Lo recuerdas? –aquella voz tenía un tono burlón, pero a la vez atemorizante.

-Tú los mataste, yo no lo hice – expreso el alto con una lágrima queriendo salir de sus enormes ojos.

-No te hagas, bien que querías hacerlo. Los odiabas por tratarte como un fenómeno. Tienes que aceptar que querías acabar con ellos – su voz cada vez se fue haciendo más burlona, pero con una seriedad claramente sobresaliente.

-¡Cállate! – no aguantó más y se alteró, quería golpear a aquel ser que se mofaba de su situación.

-¡Es la verdad! Y no me grites – le dio una bofetada al alto haciéndolo caer. -. Nunca me iré, tu eres mío ahora, Minho. Ese mocoso no puede hacer que te deshagas de mí porque somos uno mismo.

El alto se sobaba la mejilla que este Ser había golpeado con fuerza dándole una mirada de odio. Pero aquella silueta solo reía de él. Era como si no sintiera el odio que el pelinegro le expresaba con su mirada.

A pesar de lo que Minho tenía era una pesadilla, sabía muy bien que todo eso en verdad estaba sucediendo “él” vivía dentro de él, y aunque no lo quería dentro, tenía que ser así. Aquella cosa tenía razón, ellos eran uno mismo, pero Minho amaba a Taemin y trataba de librase de aquello que lo hizo separarse de su pequeño. Por eso lo odiaba, lo odiaba con tanta intensidad que llegaba a ser tan fuerte como el amor que sentía por su chiquillo, aunque estaba seguro que el rubio lo veía como un fenómeno y como un loco.