Trato de calmar mis ansias sentado en esta mecedora de madera en el patio de la casa disfrutando de una noche por demás hermosa, con estrellas resplandecientes, me balanceo adelante y hacia atrás lentamente mientras mi cabello rubio se menea junto conmigo, toco mis labios con mi húmeda mano y un liquido los impregna un liquido con un sabor extraño, “este sabor no le gustaría a Minho” me digo en un murmullo, mis labios dibujan una pequeña sonrisa al recordarlo tan perfecto como nadie más puede serlo, parado como una estatua frente a la cerca que divide nuestros patios, no podía creer que ese perfecto hombre hubiera vivido todo este tiempo en la casa vecina y nunca lo hubiera notado –“hola, soy nuevo en el vecindario”- claro, era tan obvio que era nuevo, lo observe fijamente, su cabello se ondulaba en las puntas y se esponjaba dándole un toque como una pequeña nube negra, me absorbí en esos ojos grandes y expresivos , su característica más sobresaliente, parecían tan sinceros tan llenos de vida, como si deseara comerse el mundo de dos mordidas, me acerco lentamente y el abre un poco su boca y luego ríe discretamente, recuerdo que estoy enfundado en aquel delantal rosa que mi madre me regalo de broma cuando me mude de la casa –“que te pasa, acaso el rosa no va conmigo?”- le pregunto con un tono indignado haciéndole liberar una sonora carcajada –“claro que te ves precioso, me gusta mucho como luces en e…”- sus mejillas se sonrojan tanto que comienza a tartamudear y dar excusas incomprensibles antes de retirarse derribando un par de plantas a su paso –“perdón… no te… conozco… y yo diciendo… este… nos vemos”- lo veo entrar a su casa, me quedo confundido, maravillado por ese ser que ha captado por completo mi mente y mis pensamientos.
Desde ese día espió por la ventana de la cocina en cada oportunidad y cuanto lo veo salir al patio me apresuro a imitarlo con cualquier boba excusa para poder hablar con él un poco, Minho, Choi Minho es el nombre que ahora está escrito con letras de fuego en una de las paredes de mi recamara, una foto que le tome a escondidas con mi celular adorna la cómoda a un lado de mi cama y mi ventana siempre está abierta como esperando que él entre a través ella.

Adoro la manera en que pronuncia mi nombre con cariño “Taeminnie” así es como él me llama, ahora Minho sale todas las noches al patio y se sienta conmigo a observar cielos como los de esta noche, tan solo hablando de cualquier tema que se nos venga a la mente, sobre deporte, baile, plantas, comida, mascotas, pero yo deseo tocar un tema más importante, un tema que deseo con ansias; el amor.

-“uhhh hace mucho que no me enamoraba como ahora…”- me sobresalto un poco e imploro con la mirada que sea de mi –“así y que tal eres correspondido”- sus ojos ruedan como dos caninas oscuras de un lado a otro antes de contestar –“pues la verdad espero que si… de lo contrario mis noches observando cielos no tendría sentido…”- “sus noches observando cielos” ¡se refiere a mí!, ¡se refiere a mí!, no puedo evitar que mis labios se deformen en una sonrisa satisfactoria, en una sonrisa de felicidad, la pequeña cerca no es un obstáculo para que Minho irrumpa en mi patio, levantándome por las muñecas, un abrazo… un abrazo cálido antes de sentir sus labios gruesos por primera vez sobre los míos, en un choque constante que me permite saborear la fresa que esta hace unos minutos estaba comiendo del otro lado de la cerca, mis manos cobran vida propia y se deslizan por su cuello, su espalda y mas allá de esta, nos separamos un poco antes de caer rendidos por falta de oxigeno, su cálida mano sostiene mi rostro y sus ojos se adentran en mi cerebro, en mi conciencia –“nunca pensé que te enamorarías de mi…”- le dije un tanto dudoso –“me fascinaste desde la primera vez que te vi, tome la decisión de comprar esta casa cuando te observe a través de la ventana, fue cuando supe que debía estar aquí…”- me vuelve a besar apasionadamente después de su confesión, una luz se enciende en el patio vecino, ambos reímos y entramos a mi casa ansiosos, no alcanzamos llegar a mi recamara cuando Minho me derriba sobre el sofá de la sala en medio de risas y respiraciones que se comienzan a agitar desmedidamente, sus labios recorren mi cuello y sus manos se encargan de mi estorbosa ropa, lo deseo, lo deseo tanto que no importa verme desesperado cuando comienzo a desabotonar torpemente su pantalón mientras el muerde mi oído jugosamente, el sofá es muy pequeño y caemos aun lado del sofá sobre el frio suelo que nos hace estremecernos –“oh Taeminnie eres perfecto”- decía con dificultad mientras yo me balanceaba ligeramente sobre el friccionando nuestra hombría y mordía su manzana de Adán, sentía a la perfección como se levantaba entre mis piernas, duro, caliente, apetecible no pude evitar que mi mano se dirigiera a el y lo tomara violentamente para recorrerlo una y otra vez en incontables ocasiones haciendo a mi Minho gemir deliciosamente en mis oídos, sentía un palpitar desesperado entre mis piernas que me hacia humedecer, me detuve un poco, para disponerme a hacerlo mío, ahora pasaba mis manos por ese bien marcado abdomen sintiendo el relieve de cada firme musculo, algo que había deseado desde hacia tiempo, subí hasta su pecho y separe mis manos en su cuello bajando cada una por esos firmes brazos que se aferraba a mi cadera, su rostro era de satisfacción, me agrada saber que era provocado por mí, que era dueño de ese magnífico cuerpo y que gozaba con mi movimiento.

Adoraba la fricción de su cuerpo contra mí, sentí el calor invadir mi todo mi ser, mi mente, todo en lo que pensaba era en aumentar la velocidad cabalgar de manera desbocada sobre ese potro salvaje que tenia ante mí, sus gemidos eran música en mis oídos que aumentaban mi grado de calentura por él, a pesar de ser mucho más grande que yo, parecía disfrutar al máximo que alguien como yo lo domara, el placer llenaba nuestros cuerpos en forma de energía eléctrica, toda la satisfacción concentrada en una sola parte nuestro cuerpo.

-mas…mas…mas- Minho no podía articular otra palabra que no fuera esa y que decir yo que me comenzaba a quedar sin aliento por los constantes gemidos que mi boca desbordaba junto a su oído, tenia tanto tiempo que no disfrutaba de una noche como esta. Minho se retorcía bajo de mí en un constante movimiento de caderas en busca de estallar, descargando todo el amor que habíamos generado tan solo con una mirada.

La mañana llega y Minho debe marcharse no sin antes dejarme la promesa de que volverá, porque no soporta estar sin mí, esto es más que reciproco yo no puedo estar sin él y todo el día en mi trabajo me la paso pensando en esos hermosos ojos negros, ese bien delineado abdomen, en esa poderosa serpiente que se erguía entre sus piernas y que ahora era mi mascota, cada noche es tan buena como la anterior, recuerdo que me ruborice un tanto cuando entro por primera vez a mi habitación y observo su foto en mi buro junto con su nombre pintarrajeado con letras rojas en mi pared, un gesto que a él le pareció lindo. Poco a poco mi recamara se va llenando de fotos de él, sus prendas ahora ocupan cada vez más espacio dentro de mi closet, las sabanas tienen su delicioso aroma impregnado, a donde quiera que gire mi rostro existe algo de él, algo que se relaciona con él y eso me agrada aunque a Minho comienza a parecerle mal, no importa si le molesta, tan solo con dejar de hacerlo en mi recamara todo se arreglara, pero Minho se niega, hace tiempo que ha dejado de sonreír cuando está a mi lado, extraño sus dientes de perlas resplandeciendo a la plateada luz de la luna, me preocupa eso, acaso se está aburriendo de mi, que es lo que pretende embrujándome de esa manera y luego alejándose poco a poco.

Hoy es un día especial, se cumple 1 año de aquel encuentro pasional en esta sala, el inicio de la mejor historia de amor que alguien pueda tener y él no me ha llamado, tomo mi celular y le marco por decima vez en el día y tan solo me contesta el buzón de voz, donde demonios se encuentra, acaso no sabe que me tiene con el alma en un hilo por su silencio, escribo un mensaje de texto furioso “Minho donde estas?? Crees que te esperare toda la vida, estúpido….” Lo envió casi sin pensarlo, siento el nerviosismo recorrer desde la punta de los dedos de mis pies hasta el último de mis cabellos en una oleada estremecedora, abro de nuevo mi celular y escribo “perdón… perdón… no quise decir eso… solo quiero saber si estás bien… porque sabes que Te amo, verdad te amo… por favor háblame…” lo envió esperando lo lea para no se moleste por el anterior.

El atardecer se refleja naranja en las paredes de mi sala indicándome el paso del tiempo, estoy dejándome envolver por la oscuridad, observando fijamente la puerta que da al patio, esperando verlo entrar a su casa, mi rostro es serio, parece más largo de lo normal, por fin después de horas una luz se enciende en la casa del amor de mi vida, Minho se asoma delicadamente por la puerta trasera alcanzando a ver el destello de mis dorados cabellos por la luz de la luna, sale lentamente y brinca la cerca como tantas veces lo ha hecho para entrar encendiendo la luz de la cocina –“Te amo, Minho te amo, no vuelvas a hacer esto…”- ni siquiera alcanza a entrar a la sala cuando ya me tiene prendido de su cuello –“Taemin… espera…”- “Taemin” cuando dejo de llamarme Taeminnie, cuando de comenzó a parecerle asquerosos mis brazos como en estos momentos que me aleja violentamente con una mueca de molestia –“que te pasa… porque me separas de ti… acaso no quieres que me acerque…”- mis ojos comienzan humedecerse al ver que su rostro no muestra ningún sentimiento, no es posible terminara conmigo en este día tan especial para mí –“te odio… te odio Minho como puedes hacerme esto …”- mi cerebro ha dejado de funcionar y mi cuerpo se mueve por si solo dejando que mi puño se estampe contra su perfecta mejilla, me doy cuenta de lo que acabo de hacer –“perdón… perdón… perdón... no quise hacerlo… yo te amo.. te amo… y… y … me preocupas… perdón…”- me apresuro a decir al tiempo que vuelvo a aferrarme a su cintura con mis manos los más fuerte que puedo y acomodo mi cabeza sobre su pecho como cuando terminamos de hacer el amor –“Taemin… esto no puede seguir así…”- siento sus brazos rodearme los hombros y me aprieta fuerte contra él, me siento protegido, siento que nada en el mundo tiene sentido más que el permanecer fundido a este cuerpo perfecto que me ama –“… yo te amaba Taemin, eras mi adoración, pero no sé en qué momento todo se fue a la mierda…”- de qué demonios hablaba todo estaba bien o no? Su cuerpo seguía siendo tan cálido como antes, eso quiere decir que aun me quiere o ¿no? –“Taemin tu sabes a lo que me refiero, todo esto comienza a tornarse en algo malo, no es normal que hayas invadido tu recamara con mis fotos, con mi ropa, con todo lo que es mío…”- claro que es normal, lo amo y esa es mi manera de demostrarlo que acaso no lo había considerado lindo –“... no puedes estar espiándome en todo momento, que acaso no confías en mi… 50 llamadas al día no son normales, diez mil mensajes de texto preguntándome que hago en cada segundo de mi día no es normal, entiendes…”- claro que lo entendía –“te has aburrido de mi y te has conseguido a alguien más verdad, estúpido…”- me separo de su cuerpo y mi voz se eleva con cada palabra –“…pero a mí no me vas a hacer esto…”- su rostro es de confusión –“claro que no, no tengo a nadie más, me he cansado de repetirlo una y otra vez, nunca te he engañado y nunca lo hare y muy a pesar de tu obsesión aun te quiero, pero no puedo soportar más que me hostigues en todo momento, que me siguas al trabajo, que amenaces a mis amigos… has logrado que todo el mundo se aleje de mi… primero gritas que me odias cuando digo algo que no te gusta y al segundo siguiente te deshaces en lagrimas pidiendo perdón….”- que acaso no me conoció así, por que viene a hacer reclamaciones un año después –“… perdón Taemin pero no quiero seguir con esto, prefiero separarme de ti, ahora que aun siento un poco de cariño por ti, a dejar que me destroces con tus celos enfermizos y termine por odiarte…”- celos enfermizos, esos no son celos, es amor, es amor puro, pero alguien como él no lo puede entender, sabía que él no lo entendería, se da la media vuelta mientras lanza un perdón al aire, meto las manos en los bolsillos del pantalón –“Minho… al menos regálame un beso antes de irte… por favor…”- se detiene un instante para retroceder sobre sus pasos, lo observo a los ojos fijamente buscando mostrarle todo el amor que tengo guardado en mi corazón solo para él, acaricia mi mejilla y acerca lentamente su rostro al mío, regalándome un delicioso beso, lento, suave, permitiéndome recordar aquel beso de fresa que nos dimos por primera vez, él tiene su mano en mi cintura y la otra en mi nuca aferrándome ligeramente a su cuerpo, de nuevo mis brazos cobran vida propia y se incrustan en su espalda, en sus riñones, en su hígado, Minho se detiene tembloroso y me observa horrorizado al sentir liquido escurrir de su cuerpo, se tambalea un poco antes de caer cerca del a puerta de la cocina, permanezco inmóvil con mis manos ensangrentadas a mis costados y dejo caer la navaja retráctil que escondía, se ha debilitado rápido, debí haber tocado algún punto vital, pero no podía dejar que se fuera de mi lado, -“Minho, sabes que te amo verdad, te amo… y estas es la única manera de tenerte conmigo, para siempre… como la otra mitad que eres de mi alma…”- él no hace nada por pelear, tan solo se queda reclinado sobre su costado, mientras me ve salir a sentarme en esta mecedora de madera, desde donde lo puedo contemplar perfectamente, con sus ojos muy abiertos, observándome solo a mí, como siempre lo desee, ahora tan solo me vera a mí hasta el fin de los tiempos, cuando este perfectamente disecado en mi habitación junto con todas las demás cosas que son de él.