Titulo: Una vez fuimos marea.
Genero: Romántico/Angs/Songfic.
Pareja: Jonghyun x Key.
Nota: Basado en el corto de temática gay "We once were tide" y la canción de Onerepublic "Come home".

We once were tide…

El viento sopla violentamente mientras la marea sube. Corro a casa antes de que comience a llover, el cielo nublado ruge con fiereza como en aquella época en la que nos refugiamos ambos en el calor del otro. 

Sujeto fuertemente la carpeta llena de hojas y los lápices en mis manos. El sendero trazado por nuestros pies aún sigue visible en el camino a casa, donde nuestros caminos desviados se pierden nuevamente cada vez que se avivan los recuerdos. 

Una vieja casa de ladrillos fríos me recibe una vez más, la entrada a casa cada vez más sombría a la espera de una primavera atrasada y que tal vez no llegara este año. Su ausencia aún sigue aquí, en cada pasillo y en este invierno que ha durado mucho más de lo previsto.

Sonrisas perdidas en una despedida sorpresiva parecen brillar tanto como el fuego en el hogar de la chimenea. La navidad pasó sin él, también año nuevo y los días siguientes hasta hoy. A veces mama menciona su nombre, porque extraña los paseos con una hermosa vista al mar incluso en esta época de cielos nublados y tormentas salvajes.

Mi habitación esta atestada de él y cada una de sus cosas. No de su ropa, ni de su gran colección de discos, tampoco de sus libros, sino de su aroma, de las cartas que escribía, de su dulce voz al cantar, inundada hasta el techo de sus sonrisas, de sus lágrimas, de su alegría y de sus tristezas, de su silencio e inseguridad. Llena con sus mañanas y su adiós.

Las palabras que escribió se desvanecen en el rumor del espeso bosque silencioso, tal como las interminables charlas de madrugada acompañadas de una taza de café que compartíamos. 

Incluso mis pertenencias tienen algo suyo en ellas, incluso sus hábitos más extraños, los tome como míos solo para sentirlo más cerca. Más cerca en las noches solitarias, en las mañanas frías y en las tardes nostálgicas.

Cuando despierto es en busca de un calor que ya se fue. Parecen semanas en vez de años, segundos en vez de horas de películas de recuerdos. Una cinta sin fin donde los colores se destiñen. 

El café de las mañanas no hace nada por calentarme y, aunque los abrazos de mama ayudan mucho, no es suficiente. Nada es suficiente. 

Se siente incluso más solo que antes el camino hacia la playa, donde tomaste mi mano y corrimos hasta quedar sin aliento. Sonreímos, a sabiendas de que no era un para siempre aunque quisiéramos. 

Tomo asiento en las piedras mientras releo las cartas que escondiste y tiempo después logre encontrar. El destino que vi entonces sigue resplandeciente como el interior de mis lágrimas mientras me pregunto si me echas de menos. 

Escribimos juntos promesas en la arena de la playa, dispuestos a luchar por un futuro incierto que poco después terminaría por ser borrado a causa de las olas. Supongo que no todo es tan malo, porque aprovechamos todo lo que pudimos, besamos hasta recordar a la perfección el sabor contrario, memorizamos nuestros cuerpos y la textura de nuestra piel, reímos y lloramos. Al final, todos los recuerdos son hermosos.

Observo con atención el mar que desaparece en el horizonte, encontrándose con el sol que se niega a mostrarse por completo. Parece cansado, como yo, de tanto esperar su regreso. Sé que más allá del mar existen lugares donde el sol brilla mas, donde existen mañanas cálidas y que está en uno de esos lugares, donde nuevos amores aguardan, donde la vida parece mejor.


Trozos de papel arrugado y maltratado, lleno de polvo como las palabras escritas. 

Camino de vuelta, escuchando el susurro de la esperanza en mi oído, diciendo que fue todo solo una corta espera, que el adiós solo fue un hasta pronto y que las risas nunca se fueron. Es como si me acompañase de nuevo a casa.

Mama no está en su habitación ni en ningún lugar de la casa. Por un momento no me preocupa, como si aún estuviese aquí para llevarla de paseo a escondidas. Luego pienso y llego a la conclusión de que una mujer de cincuenta años no puede llegar muy lejos en sillas de ruedas en una zona rural. 

Corro tras ella como la primera vez. Las cartas vuelan y las lágrimas caen al no poder volver por ellas. Pero incluso si él se fue, si ella desparecía, el viento seguía soplando con la misma fuerza.

Desde tan lejos, su cuerpo era solo un punto que poco a poco se convertía en una figura informe. Una bufanda roja rodea su cuello, puedo detallar cuando me detengo de cerca. La realidad me abraza cálidamente, pero no quiero avanzar y descubrir que solo es una mentira.

Entonces voltea, mostrándome cuanto puede cambiar un rostro en tres inviernos seguidos. El cielo sigue nublado, sin rastros de luz, el viento sopla y la marea sigue subiendo. No lo entiendo, pero eso no importa. ¡Importaba su ausencia! ¡Importa que haya vuelto! 

Más no corro emocionado para lazarme a sus brazos, solo camino hacia el cómo en días anteriores. No se siente como fuegos artificiales, solo como una paz esperada durante años de guerra. 

No hay un saludo, solo una mirada soslayada en busca de respuestas para saber cuánto habíamos cambiados. Sonríe, como complacido conmigo y me abraza llorando porque han sido muchos los días lejos, los días perdidos meditando en soledad, conociendo cuanto nos necesitamos el uno al otro.

Un suave te extrañe es lo único que se escucha, porque no tengo ganas de hablar, solo de tenerlo aquí y de sentirme menos vacío. Tal vez mañana le pregunte por que tardo tanto en volver, tal vez mañana sepa cómo le fue en la gran ciudad, tal vez me encontraría mañana con un lado nuevo de él que amar. Pero Jonghyun se había ido tanto tiempo, que ahora solo me interesa asegurarme de que nunca más vuelva a decirme adiós. 
 


Gracias~