‘Solo un poco más, solo poco…’

-Listo- se animó a si mismo al ver que su obra maestra estaba finalmente terminada. Dos platos con comida que él mismo había hecho, nada mejor.

-Onew- le llamó al cuerpo inmóvil que descansaba en un sillón no muy lejos de donde se encontraba él- Onew, la cena está servida- sonrió con orgullo y depositó ambos platos en la mesa ya bien acomodada.

-¿Eh?- contestó el otro asomando su cabeza de entre el celular que sostenía en ambos- Oh, sí Minho, ya voy- sonrío antes de volver su cabeza al aparato.

Pero aquella respuesta tuvo el mismo efecto que si le hubiesen dado una bofetada al más alto, enojado, decidió tomar cartas en el asunto.

Hacía ya varios días que sabía que Onew estaba ocupado con la empresa, razón aparente por la cual no despegaba ni un ojo de aquel dichoso celular. Al principio Minho había entendido, sabía que ese ambiente de empresarios siempre era así de pesado; hasta que el aparato se volvió una razón de celos por parte de él.

Había sacado conclusiones de si su novio lo engañaba, ocasionando que en aquel arranque de histeria, revisara el celular de su novio, mensaje por mensaje, cada uno con paciencia inhumana. Y sí, había descubierto aliviado y molesto al mismo tiempo, que su relación estaba sana y salva, lejos de infidelidades pero muy cerca de aquellas empresas fastidiosas que mantenían ocupado a Onew.

Pero estaba a punto de acabarse.

-Onew, la cena está servida- avisó una vez más, ahora con una mezcla de molestia en su voz, esperando que el otro lo notara y reaccionara- ¿Podrías dejar ese celular ya? Por favor

Pero pareció fallarle, puesto que aquel contestó un seco “Si, lo siento, ya voy” y volvió a su ambiente de empresa.

Otra bofetada. Sabía que Onew lo amaba con locura, lo tenía muy bien presente. En cada momento se lo demostraba. Siempre y cuando el celular no vibrara con un mensaje de “¿El importe de ventas está bien, Onew?” Pero esa noche cuando él preparaba la cena, no pensaba dejar pasar eso.

“No, no harás esto otra vez Onew. No en ‘MI’ cena”

Entrecerrando sus ojos por última vez, comenzó a caminar hasta el sillón donde su novio se encontraba aún lelo en el celular, razón por la cual no se dio cuenta siquiera de que Minho se había movido.

Lentamente, colocó cada una de sus piernas a lado de las caderas de Onew, sentándose en él con suma precisión, sensualidad y picardía, pegando su hombría en el abdomen mientras él se sentaba en el de él.

Fue entonces cuando Onew salió de su mundo para encontrarse con Minho sentado sobre él, observándolo fijamente, con ojos llenos de picardía y lujuria, mirando nada más que los labios ya muy abiertos de él, los cuales formaban una perfecta ‘o’ ante el asombro de la imagen perfecta que tenía frente a él.

Sin ningún aviso previo, el más alto estampó los labios en los de su novio de manera salvaje, como si estuviese hambriento de ellos.

Gozó al ver que Onew le correspondía después de unos segundos de asombro, casi con igual ansiedad y desesperación.

Aprovechando la respuesta positiva de Onew, Minho jugó con su boca un buen rato, examinando cada rincón de esta con su lengua mientras que la del otro también se topaba con esta de vez en cuanto.

La escena había cambiado completamente en tan solo unos segundos. Hacía calor en la habitación y esos dos cuerpos parecían ser la razón del rápido cambio de temperatura en el departamento.

Después de un buen rato, las manos de Minho comenzaron con su trabajo. Bajaron hasta la entrepierna del otro, quien emitió un ligero pero profundo gemido al sentir el roce de su ya bien despierto miembro con las manos del otro sobre la tela del pantalón. Pero aquellas manos se desviaron del camino, intodusiéndose en su camisa y jugando un buen rato con los dos pequeños puntitos rosas de Onew.

Por un momento, Minho pareció perder razón y conciencia al escuchar los gemidos que Onew emitía ante tal gozo pero recobró todo lo que había perdido al ver su objetivo.

Sin dejar de besarlo, comenzó a acariciar los brazos bien torneados de su presa que apenas y podía respirar recostado en el sillón. Lenta, sensual y tiernamente comenzó un viaje con sus dedos sobre la piel de sus brazos, dejando un toque de magia detrás de ellos. Rió por lo bajo al ver que eso parecía gustarle a Onew a pesar de que sabía que al mismo tiempo, un cosquilleo nervioso lo revolvía al sentir el contacto de sus dedos.

Entonces llegó a su destino. Aprovechando la debilidad de su novio, arrancó sin menor esfuerzo el celular que aún posaba en la mano de Onew, sorprendiéndolo al ver resuelto el plan del más alto.

Aún sentado sobre él, Minho alzó el celular frente a su rostro mientras le sonreía dulcemente.

-Gracias- le dijo por último sin desaparecer su sonrisa antes de bajarse de entre sus caderas y avanzar hasta la mesa, depositando el celular en una de las copas vacías, sonriendo ampliamente al ver como Onew seguía estupefacto en el sillón, con su cabello revuelto, los ojos bien abiertos y sus labios igual.

-Demonios…- fue lo único que salió de sus labios antes de levantarse de aquel sillón y caminar hasta la mesa.