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Te Odio
Autor: Faby Estrada
Parejas: MinKey
Personajes: SHINee
Género: AU, comedia, etc.
Nota: Por mi segundo aniversario como escritora :) Gracias a todos aquellos que siempre me leen y me dan amor, yo los amo con el alma *3*
Ahora, a leer mi pecaminosa historia :$
—¡Ese maldito arrogante!
KiBum golpeó con fuerza el casillero más cercano a él mientras arrugaba el pedazo de papel que tenía en la mano. Varios pares de ojos se volvieron y se concentraron en él al escuchar su grito, pero KiBum no parecía consciente de ello o posiblemente no le importaba.
Se mordió el labio al tiempo que giraba sobre sus talones y enfrentaba la mirada sorprendida de su mejor amigo.
—Esto no se puede quedar así, ese maldito estúpido bueno para nada me las va a pagar.
Jinki estaba a punto de responder cuando la voz burlona de Jonghyun lo interrumpió.
—¿Y ahora quién se ha atrevido a tirarle mierda a mi primito consentido?
Cuando KiBum le dedicó una mirada lo suficientemente afilada al recién llegado, Jinki retrocedió dos pasos, como si supiera que no iba a salir nada bueno de esto y fuera candidato a presenciar otra pelea entre los Kim.
—¡Tú! —Gritó Key, señalando con el dedo índice a Jonghyun—. Tú maldito infeliz, estoy completamente seguro que eres parte de toda esta estupidez, ¿verdad? —Exigió, furioso.
Jonghyun soltó una risotada y esa acción fue lo suficientemente irritable para que Key se enfureciera mucho más. La relación entre su primo y él no era nada agradable, desde que eran niños se habían llevado como si se tratara de un perro y un gato. Su madre siempre decía que hasta se parecían físicamente y eso no hacía más que molestarlo; pero sobretodo, detestaba a Jonghyun por ser el mejor amigo del chico más arrogante y cretino del planeta, de Choi Minho, el nadador estrella de su universidad y el dueño de la nota que trituraba sin piedad.
—No sé de qué me hablas —contestó Jonghyun, ondeando la mano, restándole importancia al asunto.
—Si, claro —se mofó—, tú y él son tal para cual, sólo se dedican a joderme la existencia —tomó el papel con las dos manos y lo desdobló—. Mira esta mierda.
Jonghyun agarró la hoja de libreta, la leyó y soltó una carcajada.
—Jodido Minho loco hijo de puta —soltó entre risas—. Así que planea por todos los medios exprimir tu dulce néctar.
KiBum rodó los ojos mientras le daba un empujón.
—¡Piérdete! No te necesito —pasó de él y agarró a su mejor amigo de la mano para alejarse de su irritable primo. Jinki lo siguió sin decir una palabra. —¿Puedes creerlo, hyung? —Bramó, después de haber estado lo suficientemente lejos de Jonghyun—. En serio, me está dando un fuerte dolor de cabeza por culpa de esos dos.
Sintió un suave jalón en la mano y se detuvo. Jinki se puso frente a él, con el ceño levemente fruncido y mirándolo con preocupación.
—¿Qué decía la nota?
Cierto, estaba tan muerto del coraje y preocupado por gritar a los cuatro vientos su odio por Choi, que no le había enseñado aquellas detestables palabras a Jinki. Pero vamos, darle a leer algo tan desvergonzado como eso al chico que una vez te gustó, era como llevarlo al centro comercial y hacerle ver la ropa interior que ibas a comprar.
—Es demasiado vergonzoso como para decírtelo.
Jinki negó con la cabeza mientras le tomaba suavemente la mano.
—Si no me dices que fue lo que leíste, ¿cómo podré ayuda…?
Varios tipos del equipo de fútbol pasaron “caminando” como los animales que eran, uno de ellos, con profesión de borracho y cuerpo de ballena, pasó tan a prisa que golpeó a KiBum en el hombro, haciéndolo sacar un quejido de dolor.
El tipo se detuvo y lo miró de pies a cabeza.
—Vaya, pero si es Kim KiBum el novio de Choi —escupió con altanería. Los demás, situados detrás de él, ladraron una risa mientras lo examinaban descaradamente
—¿Quién dijiste que soy? —Preguntó Key, completamente estupefacto.
No tenía miedo de aquellos tipos sólo porque eran grandes y pesaran veinte kilos más que él.
—Vamos —dijo el tipo, acercándose a él con las manos cruzadas frente a su enorme pecho—. Toda la escuela lo sabe, eres la puta de Minho, él mismo lo dijo.
—KiBum —intervino Jinki, agarrándolo del brazo y obligándolo a caminar—. No les respondas, no le tomes importancia a sus tonterías —murmuró el mayor, con las risas de los gorilas haciendo eco mientras caminaban—, es lo mejor que puedes hacer, tú y yo sabemos que eso que dicen no es verdad.
El problema era que él estaba muerto de rabia y no podía dejar las cosas como estaban. Echó a andar más rápido en dirección a la alberca de la escuela, sintiendo como Jinki lo seguía y se ponía a su lado.
—¿A dónde vas?
—A poner a alguien en su lugar.
Yyyyyyyyyyyy otra vez fue detenido por la cálida mano de su mejor amigo.
—KiBum, no lo hagas. Sabes que el único objetivo de Minho es llamar tu atención. No le des la satisfacción de verte enojado mientras le vas a reclamar.
Miró al mayor con cierta molestia. Sabía que Jinki tenía razón, pero a estas alturas, eso ya no importaba demasiado. Minho jugaba con fuego y estaba a punto de quemarse.
—No tardaré, hyung, será mejor que te adelantes a clases, no quiero que por mi culpa te pongan una falta.
La mano de Jinki cayó cuando dijo la última palabra. No le respondió, sólo lo observó por unos segundos y le dio la espalda, tomando su propio camino. KiBum quiso maldecir, sabía que había, de cierta manera, ofendido a su hyung, pero esto era más fuerte que su jodido sentido común.
Soltó un suspiro mientras retomaba su camino, Choi Minho le debía una buena explicación.
Cuando llegó, abrió la puerta con tanta fuerza, que ésta hizo un sonido retumbante cuando chocó contra la pared, causando que varias miradas recayeran de nuevo en su persona, y como siempre, no le importó. Su único objetivo era el chico alto que salía de la alberca, con ese traje de baño negro que se ceñía como una segunda piel y dejaba poco a la imaginación, sus fuertes brazos y torso adornados por finas gotas de agua, ese cabello húmedo y rizado enmarcándole el rostro pequeño, los labios abultados deformados en una sonrisa cínica, y por supuesto, sus devastadores y enormes ojos clavados en los suyos.
KiBum no fue consciente de que se había detenido hasta que Minho comenzó a caminar en su dirección. Parpadeó, cerrando los puños, recordando por que detestaba tanto al alto.
Bravo, señor patético, pensó.
Choi era una tentación andando con ese cuerpo hecho para el pecado, y lo odiaba, lo odiaba porque aún cuando se negaba a sentirse atraído por él, fallaba. KiBum estaba muerto por culpa de Minho, tan jodidamente muerto. Y además de ser patético, era mentiroso, porque él en verdad quería tener al alto y hacer con él las cosas más pecaminosas del mundo e inventar unas cuantas. Pero eso no era más que un sueño, Minho estaba en la categoría de lo que toda chica de la escuela quería, el amado por todos; y luego estaba él, el chico de andar femenino, amado por la mayoría de los hombres y odiado por las mujeres. Lo vieras por donde lo vieras, que Minho y él estuvieran juntos, era simplemente imposible.
—¿Qué te trae por aquí, dulzura? —preguntó Minho con ese tono de altanería tan característico suyo, mientras le hacía señas a un tipo para que le pasara una toalla.
Aquel término cariñoso, en verdad hizo saltar el corazón de Key, pero lo ocultó muy bien, no estaba dispuesto a mostrar debilidad frente a Minho. Con una última mirada a esos abdominales bien marcados, posó los ojos en los del alto, tratando de verse realmente furioso.
—Lo sabes perfectamente —masculló, observando cómo Minho se secaba el pelo, y claro, no pasó desapercibida la manera en que se flexionaban los músculos de su brazo.
—La verdad no sé de qué estás hablando.
Key soltó un gruñido de protesta, odiaba que las personas se hicieran las desentendidas, aún si se trataba de Minho.
—¿Crees que soy estúpido? —exclamó. Estaba empezando a enojarse, y no sólo porque al alto no se le había borrado aquella sonrisa altanera. No, también empezaba a molestarse consigo mismo, porque estaba seguro de que no iba a aguantar mucho tiempo aquel teatrito y empezaría con el jodido sonrojo en las mejillas. Dios, estar cerca de Minho le hacía daño, y mucho.
—Pues aparentas serlo.
Aquella respuesta le hizo fruncir el ceño.
—¿Disculpa? —bufó. —Por si no lo sabes, soy el primero en mi clase y hablo tres idiomas. Así que, ¿qué te dice eso?
Minho le dedicó una de esas miradas seductoras mientras alzaba una de sus cejas.
—Eso me dice que sabes varias cosas y tienes una lengua muy habilidosa.
Okayyyyy ahora denle la bienvenida al hijo de Hellboy. KiBum estaba seguro que tenía la cara tan roja que parecía que en cualquier momento iba a explotar, y maldita sea si no era verdad que quería salir corriendo de ahí. Minho se había dado cuenta y ahora esa sonrisa se había ensanchado de una manera abrumadora.
—Vaya, vaya, KiBummie —dejó la toalla sobre sus hombros y se inclinó hasta tener su deliciosa boca contra la oreja de Key—. Tú y yo sabemos que no te soy indiferente, lo he visto muchas veces en tus ojos, brillan encantadoramente cada vez me miras —suspiró—, como ahora.
—No… no es verdad —murmuró, sintiéndose pequeño.
La risa gutural que soltó Minho, le hizo ver que no le había creído ni una maldita palabra, ¿y quién lo haría? Joder, le había temblado la voz al decir aquello.
—Mentiroso.
Culpable.
Se alejó un paso y puso una de sus manos en los pectorales del deportista, su objetivo era empujarlo, pero en algún lugar del camino, esa información se perdió y la maldita palabra “acarícialo” estaba golpeando insistentemente su cerebro.
Sacudió la cabeza, no era momento para pensar en tonterías, aunque de verdad deseaba poder examinar la piel bronceada de Minho y…
Deja eso ya, se regañó así mismo.
—Piensa lo que quieras y no desvíes el tema—advirtió, pensando que esa era la única salida que tenía después de haber quedado tan expuesto delante de él. Oh Dios, era el ser más idiota del planeta.
El alto se encogió de hombros, le dio la espalda y empezó a caminar hacia las regaderas. Key lo siguió.
—¿A dónde crees que vas? Esta conversación no ha terminado Choi.
Minho giró sobre sus talones con un gruñido y lo enfrentó de nuevo.
—Si estás molesto por lo de la nota, entonces, lo siento. ¿Eso querías escuchar? —Key no fue capaz de responder, pues el alto no paró su perorata—. KiBum, siento haberte advertido en esa nota que tarde o temprano serías mío, siento que me gustes tanto desde la primera vez que te vi, siento que yo no te sea indiferente, siento que tengas que mentirte y mentirle a todos en lo que a mí respecta y también siento que yo no sea capaz de parar respecto a ti —suspiró—. ¿Estás contento ahora?
—No —contestó, estupefacto por lo que oyó. Una cosa era que Minho le dijera lo mucho que gustaba de él, enviando notas y esparciendo rumores, y otra muy distinta, escucharlo salir de sus labios.
—Mira —le dijo el atleta, soltando otro suspiro de cansancio. ¿Cuántas veces había suspirado ya? —¿Qué te parece si te dejo en paz con una condición?
Key pasó saliva con dificultad, sintiéndose perdido. Muy en el fondo, no quería que el acoso de Minho hacia él, terminara. Dios, ¿desde cuándo había tenido problemas de bipolaridad?
—¿Qué condición?
Choi contestó sin una pisca de duda.
—Un cita.
—¡¿Qué?! —Preguntó Key, con el corazón queriéndose salir de su pecho. ¿Había oído bien?
—Ya sabes, una cita —dijo el alto, totalmente despreocupado—. ¿Es mucho pedir? Sólo quiero una maldita oportunidad para conquistarte, y si no funciona, prometo dejarte en paz. ¿Qué dices?
Key estuvo a punto de decir que sí instantáneamente, pero se mordió la lengua. No iba a ceder tan fácil, su orgullo no se lo permitía.
—¿Y crees que te daré el sí tan cómodamente? —Bufó. —Estás idiota si tan sólo te atreves a pensarlo.
Minho puso los ojos en blanco y Key tuvo el presentimiento de que se empezaba a cansar de esta situación, pero que se jodiera, él no iba a quedar como un plato fácil y barato. Si lo quería como él decía, entonces, se iba a esforzar para tenerlo.
—Está bien, te propongo que si gano en la competencia de mañana, entonces, tú me premiarás con una cita. ¿Te parece bien eso?
El mayor arrugó la nariz mientras fruncía los labios.
—No te voy a dar nada de esa forma, no sería justo. Tú siempre ganas las competencias, así que, en dado caso, te daría una cita si perdieras. Creo que te costaría más eso gracias al aire competitivo que posees, ¿no te pareces?
Hubo un momento incómodo de silencio, Minho estaba con la boca abierta y había palidecido un poco. Dios, ¿qué carajos estaba haciendo pidiéndole eso? Key sabía perfectamente lo que significaba para Minho una victoria como esa. Bueno, no solo para él, sino para la escuela entera.
Estaba a punto de retractarse, pero se calló al escuchar la respuesta más inesperada de su vida.
—Está bien, pero voy a querer más de una maldita cita, Kim KiBum.
Y con eso, lo dejó solo, totalmente confundido y… ¿emocionado?
—¡¿Qué le pediste, qué?! —Chilló Jinki, girando la cabeza hacia KiBum, acusándolo con la mirada.
Ambos estaban en las gradas situadas frente a la alberca. Habían llegado muy temprano, como todos los demás alumnos, para presenciar la competencia de Minho, y por supuesto, Key le acababa de decir a su mejor amigo las abrumadoras noticias. No había tenido tiempo de decírselas el día anterior, y no es como si hubiera podido, estaba tan escandalizado que apenas y podía caminar.
—Cállate —lo regaño, con miedo de que los pudieran escuchar. La tribuna estaba atestada de estudiantes revoltosos y entusiastas. —Creí que me diría que no, ¿de acuerdo? Nunca pensé que fuera tan loco como para decirme que lo haría.
Jinki soltó una carcajada.
—Eso quiere decir que le importas —palmeó la pierna de Key, sonriendo como sólo él sabía hacerlo—. Minho te quiere, KiBum, te quiere de verdad.
—Sí, claro, y yo soy mujer.
—Podrás mentirte a ti mismo, KiBum, pero yo sé muy bien que Minho te gusta también. Eres tan obvio.
—¡Yo no soy obvio!
Un escalofrío le recorrió la espalda al ver que la risa de Jinki se ensanchaba. Mierda, la había cagado, sin darse cuenta, había admitido que quería ocultar los sentimientos que Choi provocaba en él.
Sin embargo, Jinki no fue capaz de decirle nada, ya que su plática se vio interrumpida por el aviso del inicio de la competencia. Key sintió que la sangre abandonaba su cuerpo, estaba frío y nervioso. ¿Y si Minho perdía? ¿Qué significaría eso? ¿De verdad lo quería? Pero, ¿y si ganaba? ¿Si sólo estaba jugando con él? Un millón de preguntas más se le acumularon en la cabeza. No sabía qué hacer, ni que pensar, ni mucho menos, que sentir.
El poco color que tenía en el rostro, se le fue en cuanto vio salir a Minho enfundado en ropa deportiva. Iba por delante de su rival de toda la vida, el chiquillo llamado Lee Taemin.
Inconscientemente, tomó la mano de su mejor amigo entre la suya.
—Estoy muriendo, Jinki.
—Tranquilo, no pasa nada —lo tranquilizó el mayor—. Minho va a perder, ya lo verás.
—Jinki.
—¿Qué?
—Eres un idiota, ¿lo sabías?
Su amigo se encogió de hombros y volvió su atención hacia los concursantes. KiBum hizo lo mismo, presionando su mano libre contra el pecho. Joder, no sabía por qué rezar, si por el triunfo o la derrota de Minho.
Tan bastardo.
Key observó la manera en que el alto se alistaba junto con los demás concursantes, sintiendo que pasaba una eternidad antes de que escuchara el pitido que indicaba que empezaran a nadar. La tribuna se puso de pie en cuanto vieron a todos adentrarse al agua y comenzar la carrera.
El alto iba ganando, como siempre, pero en la segunda y última vuelta, empezó a disminuir la velocidad, provocando que Taemin se adelantara, y por consiguiente, él quedara en segundo lugar.
KiBum sintió el corazón en la garganta, no podía ser posible, ¿en verdad Minho estaba haciendo esto por él? No, tenía que ser un error, él definitivamente estaba delirando y esto no estaba pasando. Pero los rostros sorprendidos a su alrededor le decían que no, que estaban viendo lo mismo que él. Inclusive las porristas con sus diminutos trajes habían detenido sus pompones y los gritos hacia Minho, todo el público estaba abrumado. Y cuando Taemin llegó en primer lugar, el silencio devoró por completo el lugar.
Minho había perdido y todo había sido culpa de él.
—¡Wow! —Exclamó Jinki, observando la sonrisa de triunfo que tenía Taemin y la cara de Minho deformándose por la furia. —De verdad perdió.
Pasó mucho tiempo antes de que KiBum pudiera reaccionar, inclusive cuando lo hizo, la tribuna ya había sido desalojada por todos y sólo quedaban él y su amigo.
—Jinki —lo llamó, parpadeando lentamente.
—¿Qué ocurre?
—Creo que iré a ver a Minho en este momento. Le prometí una cita y no hemos aclarado nada. Debo decirle… yo, debo.
—Ten cuidado —respondió el mayor, soltando un suspiro y poniendo cálidamente la mano sobre su hombro huesudo—. No creo que Minho esté del mejor humor ahora.
Asintió, y sin importarle nada más, se encaminó hacia las regaderas. Caminó lo más rápido que pudo y se detuvo en cuanto estuvo frente a la puerta. No se escuchaba nada, así que supuso no había nadie, y con justa razón, todos se habían ido a celebrar el inesperado triunfo de Taemin, y lo estudiantes de la escuela estaban demasiado decepcionas, inclusive para quedarse y consolar a su atleta preferido.
Pero Minho estaba dentro, lo sabía. Soltó un suspiro e ingresó, sintiendo el miedo carcomerle las entrañas.
—¿Minho? —Susurró, dudando de seguir avanzando al no obtener respuesta.
De pronto, empezó a escuchar el agua cayendo de una de las regaderas y un golpeteo constante, como si alguien estuviera…
Abrió los ojos, sorprendido, apresurando el paso al percatarse de lo que era ese sonido. Y cuando llegó al lugar de donde provenía aquello, se dio cuenta de que no se había equivocado.
—¡¿Qué se supone que estás haciendo?! — Gritó, histérico al observar a Minho bajo el chorro de agua, completamente desnudo, con una mano apoyada en la pared, mientras la otra, formada en un puño, golpeaba fuertemente los azulejos. Key caminó hacia él para poder sostenerle la mano que ya empezaba a sangrar por los nudillos.
Minho lo miró, con el odio y decepción cubriéndole los ojos en cuanto su mano tocó la de él.
—KiBum —pronunció con la voz ronca.
Y antes de que pudiera decir nada, Key fue empujado contra la pared, dándole tiempo, únicamente, de soltar un jadeo cuando sintió el choque de sus labios con los del alto, estremeciéndose de la cabeza a los pies cuando aquella maravillosa lengua se introdujo en su cavidad, y lo dientes, casi perfectos, le mordieron el labio inferior. Y por más extraño que pareciera todo eso, se sintió excitado, aún si la culpabilidad lo dominaba todavía. El pecho le subía y bajaba como si hubiera corrido una maratón y no era capaz de pensar en nada que no fuera enroscarse en ese cuerpo delicioso que tenía enfrente.
Jadeó y al instante se sintió avergonzado. ¿Qué se suponía estaba haciendo? Así no es como había creído que empezarían las cosas entre ellos, su pensamiento fue que, primero, pondrían la fecha y hora para una velada romántica en la que platicarían de cosas triviales, Minho pagaría y lo llevaría hasta su casa, luego, se darían un beso de despedida, quedando para salir una segunda vez. En fin, sería la cita perfecta yyyy…
A la mierda la cita.
Le debía esto y mucho más a Minho y, ¿a quién demonios engañaba? Deseaba esto, lo deseaba con el alma. Alejando todo pensamiento e inclusive la culpabilidad, enroscó los brazos entorno al cuello de Choi, empujándolo hacia él, intensificando, si es que se podía, mucho más el beso. Necesitaba más de eso, necesitaba que el aroma de Minho quedara impregnada en su piel, en todo su ser.
Dio un salto, enrollando sus largas piernas en las estrechas caderas de Minho, sintiéndose ligero cuando el alto soportó su peso como si se tratara de un pedazo de papel; y sólo cuando sintió un poco de frío, se percató de que el agua lo había empapado en poco tiempo, pero no le importó.
Se alejó de la boca de Minho para poder saborear el mentón bien definido y mordisquearle el cuello. Sonrió al sentir la vibración sobre la garganta de Choi cuando dejó escapar un gemido ronco. Dios, sí, jamás había pensado que su lengua fuera capaz de sacar una reacción así de él. Key echó la cabeza para atrás, apoyándola en la pared, Minho había empezado a mover las caderas mientras gruñía.
—Esto no será suave —le advirtió.
Key sostuvo su mirada una vez más.
—KiBum, no podré detenerme y estoy demasiado enfadado. ¿Me has entendido? No seré suave, serás mío te guste o no.
¿Y de dónde sacaba que él quería lo contrario?
—Fóllame —pidió, arqueando el cuerpo, frotando su entrepierna con la de Choi—. Cállate y fóllame. Duro, despacio, lento, como quieras, pero hazlo.
Y no necesitó decirle más, Minho fue fiel a su palabra y comenzó a acariciarlo por todos lados, era como si tuviera más de dos manos. Lo sintió apretarle cada centímetro de piel y le gustó. Era como un animal completamente desesperado.
Key se retorció mientras el alto le quitaba la playera de encima, desenroscó las piernas, se quitó los zapatos de una patada, y en un santiamén, sus pantalones fueron historia al igual que su ropa interior.
—Minho —ronroneó.
Ambos estaban totalmente desnudos, observándose, deseándose.
Las manos de Choi encontraron su cintura, al igual que su boca y fue alzado y apoyado contra la pared nuevamente.
—Sostente de mi cuello con fuerza —gruñó el alto mientras le sostenía una de sus piernas con el brazo.
Key obedeció, sin saber que se proponía, pero sus dudas se fueron al tacho de la basura cuando sintió la presión en su entrada. Minho planeaba penetrarlo, sin preparación, ni nada. Se estremeció, preparándose para sentir dolor, pero no fue necesario. A pesar de las advertencias que le había dado Minho, fue suave al momento de introducirse en él. Lo hizo lentamente, centímetro a centímetro hasta que estuvo completamente en su interior. Sin embargo, no empezó a moverse. Key sintió ganas de llorar mientras fruncía el ceño y sentía los labios y lengua de Minho torturar sus pezones, sabía que estaba haciendo aquello para darle tiempo a que se acostumbrara a su grosor.
—Min…
—Cállate —ordenó el alto, mientras daba la primera embestida.
Key gimió, sintiendo como lo llenaba. Era delicioso, demasiado placentero para ser verdad.
Se sostuvo fuertemente, tal y como le había dicho, soltando suspiros, gemidos, inclusive gritos cuando el ritmo fue tan desesperado y salvaje como para poder quedarse callado. Minho lo estaba reclamando de una manera abrumadora, empujándose en su interior, duro y hasta el fondo.
Se mordió el labio mientras enterraba la uñas en la espalda ajena y movía las caderas, pero entonces, Minho se detuvo y enterró el rostro en su cuello, chupando, succionando su blanca piel, marcándolo.
Gruñendo en lo más profundo de su garganta, el alto empezó a moverse, primero lento, luego con más velocidad, las caderas estrechas golpeando su trasero mientras lo llenaba de besos y mordidas. Key se sentía perdido, totalmente envuelto por la pasión, y cuando su orgasmo se hizo presente, gritó, sintiendo como su entrada se apretaba y exprimía la erección de Minho, causando que el alto se derramara en su interior.
Cuando todo terminó, fusionaron sus labios nuevamente, pero esta vez, el beso fue lento, casi amoroso. Minho abandonó su boca al igual que su cuerpo.
—¿Estás bien? —Preguntó Choi, con el rostro lleno de preocupación mientras cerraba el paso del agua. Key supuso que tal vez estaba pensando que había sido demasiado brusco después de todo.
Sonrió.
—Estoy bien.
—¿Seguro? ¿No te hice daño? KiBum, lo siento, no sé que me pasó.
—Minho.
—¿Dime?
—Cállate, no lo arruines. Fue maravilloso.
De repente, la expresión del alto cambió a una de incredulidad, como si se tratara de un niño que no entiende lo que ve o lo que está sintiendo.
—Quiero hacértelo otra vez —le mostró una sonrisa llena de erotismo—. En realidad, quiero hacértelo muchas veces más, KiBum.
—Entonces, hazlo.
Minho soltó una exhalación cuando se estremeció al oír sus palabras y Key se impresionó al notar que su miembro se ponía erecto de nuevo. ¿Es que ese hombre no tenía límite? El alto se acercó a él y lo envolvió en un abrazo.
—Y pensar que te odiaba.
Key frunció el ceño.
—¿Lo hacías?
—Sí. Te odiaba por despertar el deseo en mí, por ser tan hermoso, tan tentador, con esas caderas y ese andar tan femenino. Te odiaba porque con tu forma de vestir, hacías que sintiera las inmensas ganas de tocarte, acariciarte, hacerte mío.
KiBum soltó una risita y se apartó lo suficiente para verlo a los ojos.
—Yo también te odiaba.
—¿Te sentías igual que yo?
Asintió.
—Y también me odiaba, porque a pesar de todo, te quería para mí, solamente para mí.
Y tras aquella confesión, lo hicieron dos veces más.
Key se quejó cuando Minho pedía que lo hicieran por cuarta vez, poniéndole de excusa que se lo debía, que había perdido la carrera por culpa de él y esa era la manera de pagárselo, pero llegó a ningún lado. Key recogió su ropa y se la puso rápidamente frente a los ojos entornados de Minho.
—Te odio —murmuró Key—. Te odio por hacer que me enamorara de ti.
Y después de escuchar un “te amo, gatito”, se alejó de ahí, llevando consigo unas mejillas sonrojadas, una estúpida sonrisa de oreja a oreja, una espalda adolorida, un chupetón en el cuello y un dolor tremendo en el culo.
Sip, odiaba tanto como amaba a Choi Minho.
Parejas: MinKey
Personajes: SHINee
Género: AU, comedia, etc.
Nota: Por mi segundo aniversario como escritora :) Gracias a todos aquellos que siempre me leen y me dan amor, yo los amo con el alma *3*
Ahora, a leer mi pecaminosa historia :$
Te odio
—¡Ese maldito arrogante!
KiBum golpeó con fuerza el casillero más cercano a él mientras arrugaba el pedazo de papel que tenía en la mano. Varios pares de ojos se volvieron y se concentraron en él al escuchar su grito, pero KiBum no parecía consciente de ello o posiblemente no le importaba.
Se mordió el labio al tiempo que giraba sobre sus talones y enfrentaba la mirada sorprendida de su mejor amigo.
—Esto no se puede quedar así, ese maldito estúpido bueno para nada me las va a pagar.
Jinki estaba a punto de responder cuando la voz burlona de Jonghyun lo interrumpió.
—¿Y ahora quién se ha atrevido a tirarle mierda a mi primito consentido?
Cuando KiBum le dedicó una mirada lo suficientemente afilada al recién llegado, Jinki retrocedió dos pasos, como si supiera que no iba a salir nada bueno de esto y fuera candidato a presenciar otra pelea entre los Kim.
—¡Tú! —Gritó Key, señalando con el dedo índice a Jonghyun—. Tú maldito infeliz, estoy completamente seguro que eres parte de toda esta estupidez, ¿verdad? —Exigió, furioso.
Jonghyun soltó una risotada y esa acción fue lo suficientemente irritable para que Key se enfureciera mucho más. La relación entre su primo y él no era nada agradable, desde que eran niños se habían llevado como si se tratara de un perro y un gato. Su madre siempre decía que hasta se parecían físicamente y eso no hacía más que molestarlo; pero sobretodo, detestaba a Jonghyun por ser el mejor amigo del chico más arrogante y cretino del planeta, de Choi Minho, el nadador estrella de su universidad y el dueño de la nota que trituraba sin piedad.
—No sé de qué me hablas —contestó Jonghyun, ondeando la mano, restándole importancia al asunto.
—Si, claro —se mofó—, tú y él son tal para cual, sólo se dedican a joderme la existencia —tomó el papel con las dos manos y lo desdobló—. Mira esta mierda.
Jonghyun agarró la hoja de libreta, la leyó y soltó una carcajada.
—Jodido Minho loco hijo de puta —soltó entre risas—. Así que planea por todos los medios exprimir tu dulce néctar.
KiBum rodó los ojos mientras le daba un empujón.
—¡Piérdete! No te necesito —pasó de él y agarró a su mejor amigo de la mano para alejarse de su irritable primo. Jinki lo siguió sin decir una palabra. —¿Puedes creerlo, hyung? —Bramó, después de haber estado lo suficientemente lejos de Jonghyun—. En serio, me está dando un fuerte dolor de cabeza por culpa de esos dos.
Sintió un suave jalón en la mano y se detuvo. Jinki se puso frente a él, con el ceño levemente fruncido y mirándolo con preocupación.
—¿Qué decía la nota?
Cierto, estaba tan muerto del coraje y preocupado por gritar a los cuatro vientos su odio por Choi, que no le había enseñado aquellas detestables palabras a Jinki. Pero vamos, darle a leer algo tan desvergonzado como eso al chico que una vez te gustó, era como llevarlo al centro comercial y hacerle ver la ropa interior que ibas a comprar.
—Es demasiado vergonzoso como para decírtelo.
Jinki negó con la cabeza mientras le tomaba suavemente la mano.
—Si no me dices que fue lo que leíste, ¿cómo podré ayuda…?
Varios tipos del equipo de fútbol pasaron “caminando” como los animales que eran, uno de ellos, con profesión de borracho y cuerpo de ballena, pasó tan a prisa que golpeó a KiBum en el hombro, haciéndolo sacar un quejido de dolor.
El tipo se detuvo y lo miró de pies a cabeza.
—Vaya, pero si es Kim KiBum el novio de Choi —escupió con altanería. Los demás, situados detrás de él, ladraron una risa mientras lo examinaban descaradamente
—¿Quién dijiste que soy? —Preguntó Key, completamente estupefacto.
No tenía miedo de aquellos tipos sólo porque eran grandes y pesaran veinte kilos más que él.
—Vamos —dijo el tipo, acercándose a él con las manos cruzadas frente a su enorme pecho—. Toda la escuela lo sabe, eres la puta de Minho, él mismo lo dijo.
—KiBum —intervino Jinki, agarrándolo del brazo y obligándolo a caminar—. No les respondas, no le tomes importancia a sus tonterías —murmuró el mayor, con las risas de los gorilas haciendo eco mientras caminaban—, es lo mejor que puedes hacer, tú y yo sabemos que eso que dicen no es verdad.
El problema era que él estaba muerto de rabia y no podía dejar las cosas como estaban. Echó a andar más rápido en dirección a la alberca de la escuela, sintiendo como Jinki lo seguía y se ponía a su lado.
—¿A dónde vas?
—A poner a alguien en su lugar.
Yyyyyyyyyyyy otra vez fue detenido por la cálida mano de su mejor amigo.
—KiBum, no lo hagas. Sabes que el único objetivo de Minho es llamar tu atención. No le des la satisfacción de verte enojado mientras le vas a reclamar.
Miró al mayor con cierta molestia. Sabía que Jinki tenía razón, pero a estas alturas, eso ya no importaba demasiado. Minho jugaba con fuego y estaba a punto de quemarse.
—No tardaré, hyung, será mejor que te adelantes a clases, no quiero que por mi culpa te pongan una falta.
La mano de Jinki cayó cuando dijo la última palabra. No le respondió, sólo lo observó por unos segundos y le dio la espalda, tomando su propio camino. KiBum quiso maldecir, sabía que había, de cierta manera, ofendido a su hyung, pero esto era más fuerte que su jodido sentido común.
Soltó un suspiro mientras retomaba su camino, Choi Minho le debía una buena explicación.
Cuando llegó, abrió la puerta con tanta fuerza, que ésta hizo un sonido retumbante cuando chocó contra la pared, causando que varias miradas recayeran de nuevo en su persona, y como siempre, no le importó. Su único objetivo era el chico alto que salía de la alberca, con ese traje de baño negro que se ceñía como una segunda piel y dejaba poco a la imaginación, sus fuertes brazos y torso adornados por finas gotas de agua, ese cabello húmedo y rizado enmarcándole el rostro pequeño, los labios abultados deformados en una sonrisa cínica, y por supuesto, sus devastadores y enormes ojos clavados en los suyos.
KiBum no fue consciente de que se había detenido hasta que Minho comenzó a caminar en su dirección. Parpadeó, cerrando los puños, recordando por que detestaba tanto al alto.
Bravo, señor patético, pensó.
Choi era una tentación andando con ese cuerpo hecho para el pecado, y lo odiaba, lo odiaba porque aún cuando se negaba a sentirse atraído por él, fallaba. KiBum estaba muerto por culpa de Minho, tan jodidamente muerto. Y además de ser patético, era mentiroso, porque él en verdad quería tener al alto y hacer con él las cosas más pecaminosas del mundo e inventar unas cuantas. Pero eso no era más que un sueño, Minho estaba en la categoría de lo que toda chica de la escuela quería, el amado por todos; y luego estaba él, el chico de andar femenino, amado por la mayoría de los hombres y odiado por las mujeres. Lo vieras por donde lo vieras, que Minho y él estuvieran juntos, era simplemente imposible.
—¿Qué te trae por aquí, dulzura? —preguntó Minho con ese tono de altanería tan característico suyo, mientras le hacía señas a un tipo para que le pasara una toalla.
Aquel término cariñoso, en verdad hizo saltar el corazón de Key, pero lo ocultó muy bien, no estaba dispuesto a mostrar debilidad frente a Minho. Con una última mirada a esos abdominales bien marcados, posó los ojos en los del alto, tratando de verse realmente furioso.
—Lo sabes perfectamente —masculló, observando cómo Minho se secaba el pelo, y claro, no pasó desapercibida la manera en que se flexionaban los músculos de su brazo.
—La verdad no sé de qué estás hablando.
Key soltó un gruñido de protesta, odiaba que las personas se hicieran las desentendidas, aún si se trataba de Minho.
—¿Crees que soy estúpido? —exclamó. Estaba empezando a enojarse, y no sólo porque al alto no se le había borrado aquella sonrisa altanera. No, también empezaba a molestarse consigo mismo, porque estaba seguro de que no iba a aguantar mucho tiempo aquel teatrito y empezaría con el jodido sonrojo en las mejillas. Dios, estar cerca de Minho le hacía daño, y mucho.
—Pues aparentas serlo.
Aquella respuesta le hizo fruncir el ceño.
—¿Disculpa? —bufó. —Por si no lo sabes, soy el primero en mi clase y hablo tres idiomas. Así que, ¿qué te dice eso?
Minho le dedicó una de esas miradas seductoras mientras alzaba una de sus cejas.
—Eso me dice que sabes varias cosas y tienes una lengua muy habilidosa.
Okayyyyy ahora denle la bienvenida al hijo de Hellboy. KiBum estaba seguro que tenía la cara tan roja que parecía que en cualquier momento iba a explotar, y maldita sea si no era verdad que quería salir corriendo de ahí. Minho se había dado cuenta y ahora esa sonrisa se había ensanchado de una manera abrumadora.
—Vaya, vaya, KiBummie —dejó la toalla sobre sus hombros y se inclinó hasta tener su deliciosa boca contra la oreja de Key—. Tú y yo sabemos que no te soy indiferente, lo he visto muchas veces en tus ojos, brillan encantadoramente cada vez me miras —suspiró—, como ahora.
—No… no es verdad —murmuró, sintiéndose pequeño.
La risa gutural que soltó Minho, le hizo ver que no le había creído ni una maldita palabra, ¿y quién lo haría? Joder, le había temblado la voz al decir aquello.
—Mentiroso.
Culpable.
Se alejó un paso y puso una de sus manos en los pectorales del deportista, su objetivo era empujarlo, pero en algún lugar del camino, esa información se perdió y la maldita palabra “acarícialo” estaba golpeando insistentemente su cerebro.
Sacudió la cabeza, no era momento para pensar en tonterías, aunque de verdad deseaba poder examinar la piel bronceada de Minho y…
Deja eso ya, se regañó así mismo.
—Piensa lo que quieras y no desvíes el tema—advirtió, pensando que esa era la única salida que tenía después de haber quedado tan expuesto delante de él. Oh Dios, era el ser más idiota del planeta.
El alto se encogió de hombros, le dio la espalda y empezó a caminar hacia las regaderas. Key lo siguió.
—¿A dónde crees que vas? Esta conversación no ha terminado Choi.
Minho giró sobre sus talones con un gruñido y lo enfrentó de nuevo.
—Si estás molesto por lo de la nota, entonces, lo siento. ¿Eso querías escuchar? —Key no fue capaz de responder, pues el alto no paró su perorata—. KiBum, siento haberte advertido en esa nota que tarde o temprano serías mío, siento que me gustes tanto desde la primera vez que te vi, siento que yo no te sea indiferente, siento que tengas que mentirte y mentirle a todos en lo que a mí respecta y también siento que yo no sea capaz de parar respecto a ti —suspiró—. ¿Estás contento ahora?
—No —contestó, estupefacto por lo que oyó. Una cosa era que Minho le dijera lo mucho que gustaba de él, enviando notas y esparciendo rumores, y otra muy distinta, escucharlo salir de sus labios.
—Mira —le dijo el atleta, soltando otro suspiro de cansancio. ¿Cuántas veces había suspirado ya? —¿Qué te parece si te dejo en paz con una condición?
Key pasó saliva con dificultad, sintiéndose perdido. Muy en el fondo, no quería que el acoso de Minho hacia él, terminara. Dios, ¿desde cuándo había tenido problemas de bipolaridad?
—¿Qué condición?
Choi contestó sin una pisca de duda.
—Un cita.
—¡¿Qué?! —Preguntó Key, con el corazón queriéndose salir de su pecho. ¿Había oído bien?
—Ya sabes, una cita —dijo el alto, totalmente despreocupado—. ¿Es mucho pedir? Sólo quiero una maldita oportunidad para conquistarte, y si no funciona, prometo dejarte en paz. ¿Qué dices?
Key estuvo a punto de decir que sí instantáneamente, pero se mordió la lengua. No iba a ceder tan fácil, su orgullo no se lo permitía.
—¿Y crees que te daré el sí tan cómodamente? —Bufó. —Estás idiota si tan sólo te atreves a pensarlo.
Minho puso los ojos en blanco y Key tuvo el presentimiento de que se empezaba a cansar de esta situación, pero que se jodiera, él no iba a quedar como un plato fácil y barato. Si lo quería como él decía, entonces, se iba a esforzar para tenerlo.
—Está bien, te propongo que si gano en la competencia de mañana, entonces, tú me premiarás con una cita. ¿Te parece bien eso?
El mayor arrugó la nariz mientras fruncía los labios.
—No te voy a dar nada de esa forma, no sería justo. Tú siempre ganas las competencias, así que, en dado caso, te daría una cita si perdieras. Creo que te costaría más eso gracias al aire competitivo que posees, ¿no te pareces?
Hubo un momento incómodo de silencio, Minho estaba con la boca abierta y había palidecido un poco. Dios, ¿qué carajos estaba haciendo pidiéndole eso? Key sabía perfectamente lo que significaba para Minho una victoria como esa. Bueno, no solo para él, sino para la escuela entera.
Estaba a punto de retractarse, pero se calló al escuchar la respuesta más inesperada de su vida.
—Está bien, pero voy a querer más de una maldita cita, Kim KiBum.
Y con eso, lo dejó solo, totalmente confundido y… ¿emocionado?
—¡¿Qué le pediste, qué?! —Chilló Jinki, girando la cabeza hacia KiBum, acusándolo con la mirada.
Ambos estaban en las gradas situadas frente a la alberca. Habían llegado muy temprano, como todos los demás alumnos, para presenciar la competencia de Minho, y por supuesto, Key le acababa de decir a su mejor amigo las abrumadoras noticias. No había tenido tiempo de decírselas el día anterior, y no es como si hubiera podido, estaba tan escandalizado que apenas y podía caminar.
—Cállate —lo regaño, con miedo de que los pudieran escuchar. La tribuna estaba atestada de estudiantes revoltosos y entusiastas. —Creí que me diría que no, ¿de acuerdo? Nunca pensé que fuera tan loco como para decirme que lo haría.
Jinki soltó una carcajada.
—Eso quiere decir que le importas —palmeó la pierna de Key, sonriendo como sólo él sabía hacerlo—. Minho te quiere, KiBum, te quiere de verdad.
—Sí, claro, y yo soy mujer.
—Podrás mentirte a ti mismo, KiBum, pero yo sé muy bien que Minho te gusta también. Eres tan obvio.
—¡Yo no soy obvio!
Un escalofrío le recorrió la espalda al ver que la risa de Jinki se ensanchaba. Mierda, la había cagado, sin darse cuenta, había admitido que quería ocultar los sentimientos que Choi provocaba en él.
Sin embargo, Jinki no fue capaz de decirle nada, ya que su plática se vio interrumpida por el aviso del inicio de la competencia. Key sintió que la sangre abandonaba su cuerpo, estaba frío y nervioso. ¿Y si Minho perdía? ¿Qué significaría eso? ¿De verdad lo quería? Pero, ¿y si ganaba? ¿Si sólo estaba jugando con él? Un millón de preguntas más se le acumularon en la cabeza. No sabía qué hacer, ni que pensar, ni mucho menos, que sentir.
El poco color que tenía en el rostro, se le fue en cuanto vio salir a Minho enfundado en ropa deportiva. Iba por delante de su rival de toda la vida, el chiquillo llamado Lee Taemin.
Inconscientemente, tomó la mano de su mejor amigo entre la suya.
—Estoy muriendo, Jinki.
—Tranquilo, no pasa nada —lo tranquilizó el mayor—. Minho va a perder, ya lo verás.
—Jinki.
—¿Qué?
—Eres un idiota, ¿lo sabías?
Su amigo se encogió de hombros y volvió su atención hacia los concursantes. KiBum hizo lo mismo, presionando su mano libre contra el pecho. Joder, no sabía por qué rezar, si por el triunfo o la derrota de Minho.
Tan bastardo.
Key observó la manera en que el alto se alistaba junto con los demás concursantes, sintiendo que pasaba una eternidad antes de que escuchara el pitido que indicaba que empezaran a nadar. La tribuna se puso de pie en cuanto vieron a todos adentrarse al agua y comenzar la carrera.
El alto iba ganando, como siempre, pero en la segunda y última vuelta, empezó a disminuir la velocidad, provocando que Taemin se adelantara, y por consiguiente, él quedara en segundo lugar.
KiBum sintió el corazón en la garganta, no podía ser posible, ¿en verdad Minho estaba haciendo esto por él? No, tenía que ser un error, él definitivamente estaba delirando y esto no estaba pasando. Pero los rostros sorprendidos a su alrededor le decían que no, que estaban viendo lo mismo que él. Inclusive las porristas con sus diminutos trajes habían detenido sus pompones y los gritos hacia Minho, todo el público estaba abrumado. Y cuando Taemin llegó en primer lugar, el silencio devoró por completo el lugar.
Minho había perdido y todo había sido culpa de él.
—¡Wow! —Exclamó Jinki, observando la sonrisa de triunfo que tenía Taemin y la cara de Minho deformándose por la furia. —De verdad perdió.
Pasó mucho tiempo antes de que KiBum pudiera reaccionar, inclusive cuando lo hizo, la tribuna ya había sido desalojada por todos y sólo quedaban él y su amigo.
—Jinki —lo llamó, parpadeando lentamente.
—¿Qué ocurre?
—Creo que iré a ver a Minho en este momento. Le prometí una cita y no hemos aclarado nada. Debo decirle… yo, debo.
—Ten cuidado —respondió el mayor, soltando un suspiro y poniendo cálidamente la mano sobre su hombro huesudo—. No creo que Minho esté del mejor humor ahora.
Asintió, y sin importarle nada más, se encaminó hacia las regaderas. Caminó lo más rápido que pudo y se detuvo en cuanto estuvo frente a la puerta. No se escuchaba nada, así que supuso no había nadie, y con justa razón, todos se habían ido a celebrar el inesperado triunfo de Taemin, y lo estudiantes de la escuela estaban demasiado decepcionas, inclusive para quedarse y consolar a su atleta preferido.
Pero Minho estaba dentro, lo sabía. Soltó un suspiro e ingresó, sintiendo el miedo carcomerle las entrañas.
—¿Minho? —Susurró, dudando de seguir avanzando al no obtener respuesta.
De pronto, empezó a escuchar el agua cayendo de una de las regaderas y un golpeteo constante, como si alguien estuviera…
Abrió los ojos, sorprendido, apresurando el paso al percatarse de lo que era ese sonido. Y cuando llegó al lugar de donde provenía aquello, se dio cuenta de que no se había equivocado.
—¡¿Qué se supone que estás haciendo?! — Gritó, histérico al observar a Minho bajo el chorro de agua, completamente desnudo, con una mano apoyada en la pared, mientras la otra, formada en un puño, golpeaba fuertemente los azulejos. Key caminó hacia él para poder sostenerle la mano que ya empezaba a sangrar por los nudillos.
Minho lo miró, con el odio y decepción cubriéndole los ojos en cuanto su mano tocó la de él.
—KiBum —pronunció con la voz ronca.
Y antes de que pudiera decir nada, Key fue empujado contra la pared, dándole tiempo, únicamente, de soltar un jadeo cuando sintió el choque de sus labios con los del alto, estremeciéndose de la cabeza a los pies cuando aquella maravillosa lengua se introdujo en su cavidad, y lo dientes, casi perfectos, le mordieron el labio inferior. Y por más extraño que pareciera todo eso, se sintió excitado, aún si la culpabilidad lo dominaba todavía. El pecho le subía y bajaba como si hubiera corrido una maratón y no era capaz de pensar en nada que no fuera enroscarse en ese cuerpo delicioso que tenía enfrente.
Jadeó y al instante se sintió avergonzado. ¿Qué se suponía estaba haciendo? Así no es como había creído que empezarían las cosas entre ellos, su pensamiento fue que, primero, pondrían la fecha y hora para una velada romántica en la que platicarían de cosas triviales, Minho pagaría y lo llevaría hasta su casa, luego, se darían un beso de despedida, quedando para salir una segunda vez. En fin, sería la cita perfecta yyyy…
A la mierda la cita.
Le debía esto y mucho más a Minho y, ¿a quién demonios engañaba? Deseaba esto, lo deseaba con el alma. Alejando todo pensamiento e inclusive la culpabilidad, enroscó los brazos entorno al cuello de Choi, empujándolo hacia él, intensificando, si es que se podía, mucho más el beso. Necesitaba más de eso, necesitaba que el aroma de Minho quedara impregnada en su piel, en todo su ser.
Dio un salto, enrollando sus largas piernas en las estrechas caderas de Minho, sintiéndose ligero cuando el alto soportó su peso como si se tratara de un pedazo de papel; y sólo cuando sintió un poco de frío, se percató de que el agua lo había empapado en poco tiempo, pero no le importó.
Se alejó de la boca de Minho para poder saborear el mentón bien definido y mordisquearle el cuello. Sonrió al sentir la vibración sobre la garganta de Choi cuando dejó escapar un gemido ronco. Dios, sí, jamás había pensado que su lengua fuera capaz de sacar una reacción así de él. Key echó la cabeza para atrás, apoyándola en la pared, Minho había empezado a mover las caderas mientras gruñía.
—Esto no será suave —le advirtió.
Key sostuvo su mirada una vez más.
—KiBum, no podré detenerme y estoy demasiado enfadado. ¿Me has entendido? No seré suave, serás mío te guste o no.
¿Y de dónde sacaba que él quería lo contrario?
—Fóllame —pidió, arqueando el cuerpo, frotando su entrepierna con la de Choi—. Cállate y fóllame. Duro, despacio, lento, como quieras, pero hazlo.
Y no necesitó decirle más, Minho fue fiel a su palabra y comenzó a acariciarlo por todos lados, era como si tuviera más de dos manos. Lo sintió apretarle cada centímetro de piel y le gustó. Era como un animal completamente desesperado.
Key se retorció mientras el alto le quitaba la playera de encima, desenroscó las piernas, se quitó los zapatos de una patada, y en un santiamén, sus pantalones fueron historia al igual que su ropa interior.
—Minho —ronroneó.
Ambos estaban totalmente desnudos, observándose, deseándose.
Las manos de Choi encontraron su cintura, al igual que su boca y fue alzado y apoyado contra la pared nuevamente.
—Sostente de mi cuello con fuerza —gruñó el alto mientras le sostenía una de sus piernas con el brazo.
Key obedeció, sin saber que se proponía, pero sus dudas se fueron al tacho de la basura cuando sintió la presión en su entrada. Minho planeaba penetrarlo, sin preparación, ni nada. Se estremeció, preparándose para sentir dolor, pero no fue necesario. A pesar de las advertencias que le había dado Minho, fue suave al momento de introducirse en él. Lo hizo lentamente, centímetro a centímetro hasta que estuvo completamente en su interior. Sin embargo, no empezó a moverse. Key sintió ganas de llorar mientras fruncía el ceño y sentía los labios y lengua de Minho torturar sus pezones, sabía que estaba haciendo aquello para darle tiempo a que se acostumbrara a su grosor.
—Min…
—Cállate —ordenó el alto, mientras daba la primera embestida.
Key gimió, sintiendo como lo llenaba. Era delicioso, demasiado placentero para ser verdad.
Se sostuvo fuertemente, tal y como le había dicho, soltando suspiros, gemidos, inclusive gritos cuando el ritmo fue tan desesperado y salvaje como para poder quedarse callado. Minho lo estaba reclamando de una manera abrumadora, empujándose en su interior, duro y hasta el fondo.
Se mordió el labio mientras enterraba la uñas en la espalda ajena y movía las caderas, pero entonces, Minho se detuvo y enterró el rostro en su cuello, chupando, succionando su blanca piel, marcándolo.
Gruñendo en lo más profundo de su garganta, el alto empezó a moverse, primero lento, luego con más velocidad, las caderas estrechas golpeando su trasero mientras lo llenaba de besos y mordidas. Key se sentía perdido, totalmente envuelto por la pasión, y cuando su orgasmo se hizo presente, gritó, sintiendo como su entrada se apretaba y exprimía la erección de Minho, causando que el alto se derramara en su interior.
Cuando todo terminó, fusionaron sus labios nuevamente, pero esta vez, el beso fue lento, casi amoroso. Minho abandonó su boca al igual que su cuerpo.
—¿Estás bien? —Preguntó Choi, con el rostro lleno de preocupación mientras cerraba el paso del agua. Key supuso que tal vez estaba pensando que había sido demasiado brusco después de todo.
Sonrió.
—Estoy bien.
—¿Seguro? ¿No te hice daño? KiBum, lo siento, no sé que me pasó.
—Minho.
—¿Dime?
—Cállate, no lo arruines. Fue maravilloso.
De repente, la expresión del alto cambió a una de incredulidad, como si se tratara de un niño que no entiende lo que ve o lo que está sintiendo.
—Quiero hacértelo otra vez —le mostró una sonrisa llena de erotismo—. En realidad, quiero hacértelo muchas veces más, KiBum.
—Entonces, hazlo.
Minho soltó una exhalación cuando se estremeció al oír sus palabras y Key se impresionó al notar que su miembro se ponía erecto de nuevo. ¿Es que ese hombre no tenía límite? El alto se acercó a él y lo envolvió en un abrazo.
—Y pensar que te odiaba.
Key frunció el ceño.
—¿Lo hacías?
—Sí. Te odiaba por despertar el deseo en mí, por ser tan hermoso, tan tentador, con esas caderas y ese andar tan femenino. Te odiaba porque con tu forma de vestir, hacías que sintiera las inmensas ganas de tocarte, acariciarte, hacerte mío.
KiBum soltó una risita y se apartó lo suficiente para verlo a los ojos.
—Yo también te odiaba.
—¿Te sentías igual que yo?
Asintió.
—Y también me odiaba, porque a pesar de todo, te quería para mí, solamente para mí.
Y tras aquella confesión, lo hicieron dos veces más.
Key se quejó cuando Minho pedía que lo hicieran por cuarta vez, poniéndole de excusa que se lo debía, que había perdido la carrera por culpa de él y esa era la manera de pagárselo, pero llegó a ningún lado. Key recogió su ropa y se la puso rápidamente frente a los ojos entornados de Minho.
—Te odio —murmuró Key—. Te odio por hacer que me enamorara de ti.
Y después de escuchar un “te amo, gatito”, se alejó de ahí, llevando consigo unas mejillas sonrojadas, una estúpida sonrisa de oreja a oreja, una espalda adolorida, un chupetón en el cuello y un dolor tremendo en el culo.
Sip, odiaba tanto como amaba a Choi Minho.
Re: Te Odio
TUUUUUUU!!!!!!
ahh Faby me traumas simpre quiero leer más jaja
Tan bellos , tan idotas los dos ,sólo amense para que andan con que no quiero ! bien que quieren xD!!
Diva hermosa ,vanidosa, caprichosa,cabrona ♥
Pedirle que perdiera a Minho fue como decirle
que se mochara ahi abajo XD okay no
Linda te amoro~ Tú eres la culpable de que el Minkey sea mi nuevo delirio
ahh Faby me traumas simpre quiero leer más jaja
Tan bellos , tan idotas los dos ,sólo amense para que andan con que no quiero ! bien que quieren xD!!
Diva hermosa ,vanidosa, caprichosa,cabrona ♥
Pedirle que perdiera a Minho fue como decirle
que se mochara ahi abajo XD okay no
—Fóllame —pidió, arqueando el cuerpo, frotando su entrepierna con la de Choi—. Cállate y fóllame. Duro, despacio, lento, como quieras, pero hazlo.
Linda te amoro~ Tú eres la culpable de que el Minkey sea mi nuevo delirio
freyashirou
Minho
357
Re: Te Odio
ya me mori... jajaja
me encanto
minho perdiooooo wowowow !
pero estuvo genial
me hubiera encantado leer los dos lemon's mas (mente pervertida al 100 jeje ) :DONT:
pero bueno
amoe el minkey :KEKE:
asi con todo mi corazonsssssoooote yaoista y pervertido asjkajskas o.O(? :HAHA: )
me encanto mucho
felicidades por tus dos años amo todo lo que escribes
:Neee:
me encanto
minho perdiooooo wowowow !
pero estuvo genial
me hubiera encantado leer los dos lemon's mas (mente pervertida al 100 jeje ) :DONT:
pero bueno
amoe el minkey :KEKE:
asi con todo mi corazonsssssoooote yaoista y pervertido asjkajskas o.O(? :HAHA: )
me encanto mucho
felicidades por tus dos años amo todo lo que escribes
:Neee:
dianajinki
onew key y minho
319
Re: Te Odio
Wow dios fabmin TE AMO !!!!!!! Este minkey fue perfecto me encanto key y minho son mi perdicion y juntos ya te imaginaras, has hecho que los ame mas de lo que ya los amaba , y la tematica me encanta odio-amor eso lo hace mas intenso gracias por tan hermoso shot ahora son tu fan C: si escribes otro minkey pos fis avisame que me encantan tus escritos cuidate bye bye :MUA:
lizzie
minho y key y mi yeobo fanny ♥ !!!!
577
Re: Te Odio
Santa Madre De Dios!!!!!!!!!!!!!!!!!
Jajajajjaajajjaaj porque...porque...porque me he quedado con ganas de más...jahsgdasgdjsgadhgsa que pervertides la mia jajaja[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Jajajajjaajajjaaj porque...porque...porque me he quedado con ganas de más...jahsgdasgdjsgadhgsa que pervertides la mia jajaja[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Pauletta
Onew!!!!
1088
Re: Te Odio
wooo... TAN Wooo... SIN PALABRAS...
EL MinKey es tan pornoso... ahah...
EL MinKey es tan pornoso... ahah...
emodarkbaby99
Key
206
Re: Te Odio
que sexy me encanto por esto y mas el Minkey, todo dificil que se ponia Bummie~, pero cayo bajo los encantos de Choi con ese sexy bañador ya me lo imagino y luego lo hicieron en las regaderas, y el final con el te amo estubo bueno, se me hacia imposible ver a el rano perdiendo una competencia con lo competitivo que es, gracias por el fic me he vuelto tu fan-!
JOAN HINA
ஜKeybum ♥
2327
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