Página 1 de 1. • Comparte
*One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
Título: Take me away.
Autor: Me xD CariitoKeyShawol xD
Género: Angst, drama, yaoi, lemon, romance y otras cositas ahí xD
Rating: + 18
Personajes: Kim Jonghyun, Lee Jinki. Choi Minho, Kim Kibum y Sunny (SNSD) mencionados.
Parejas: No les diré xD Descúbranlo xD
NOTAS: Este es un shot que nació de un reto que hizo Gishinee xD
Tiene algo de palabras sin censura y mucho lemon xD
Tiene algo de contenido traumatizante, por lo que tenga mucho cuidado xD Ok no xD*Random mode on*
¿La vida podría ser más injusta de lo que es conmigo? No lo creo. Nadie podría sufrir de la manera que yo lo hago. Nadie podría soportar tanto dolor, tantas lágrimas, tantas ganas de gritar...Nadie. Solo yo.
¿Alguno de ustedes sabe qué es amar? Porque después de sufrir hasta casi desfallecer, yo ya no sé ni quién soy yo. Por ti perdí hasta las ganas de seguir. Perdí mi vida, mis sueños, mi sonrisa, el color de mis días, el sol, la luna, el calor, la verdad...
Los días pasan como si fueran a caer, como si el cielo se fuera a desmoronar en mi cabeza cada vez que te veo besándola. ¿Ese no debería ser yo? ¿No debería ser yo el dueño de tus labios? ¿No debería ser yo el que te haga sonreír?
No. No debería ser yo. Todo está bien como está. Por lo menos para ellos. Porque lo que siento está mal. Yo estoy mal. Todo mi mundo está mal y todo por ti. Sí, tú. El que me desvela, el que me hace soñar, el que con solo mirarme me puede destrozar y volver a construir. Sí, tú. El esposo de mi propia hermana.
Y es que verte sonreír con cada beso, cada abrazo, cada mirada que ella te ofrece es como ver el oasis que jamás podrás alcanzar. Aquello que sueñas, pero siempre se te hace inalcanzable. Aquello prohibido que sabes que nunca será tuyo, pero aún así, sigues ahí con la estúpida esperanza de que algo totalmente fuera de lo normal va a suceder y va a hacer que lo que sueñas se haga realidad.
Pero sé que todo eso que sueño e imagino es imposible. Nada nunca pasará entre los dos. Amarte en silencio es lo mejor para todos. Para ti, para mi familia, para mi hermana... Sunny, mi hermana, es la persona más feliz desde que te conoció. Te ama con todas las fibras de su alma. ¿Cómo lo sé? Me lo ha dicho, no una, sino un millón de veces. El mismo millón de veces que mi corazón se siente a morir. Tú también eres feliz. Lo sé por cómo le sonríes cada vez que la miras, por el brillo que tienen tus oscuros ojos cada vez que la besas, por el roce de sus cuerpos cada vez que están cerca el uno del otro.
¿Acaso morir en vida se siente así? ¿Esto es el amor? ¿Debo sufrir hasta que mi cuerpo ya no pueda más para poder encontrarlo al final de este túnel de dolor? Si es así, prefiero no amar, prefiero no sentir, prefiero no existir...
Sí. Varias veces he considerado morir. ¿Por qué? Porque el dolor en mi pecho me abruma. No hay día en que no sienta que mi pecho se comprime con esa relación. No hay día en el que tu sonrisa brillante no haga que mis ojos se enceguezcan. No hay día en el que tu voz no me lleve hasta el mismísimo infierno por desear tenerte en mi cama. No hay día en el que el roce de tu mano no me apuñale por la espalda. No hay día en el que no maldiga este estúpido sentimiento que me tiene, en este sucio balcón, a punto de morir.
Todo parece ir en cámara lenta. El movimiento de mis manos, el movimiento de los veloces autos, el hermoso cielo naranja, mis ganas de vivir yéndose a la basura...
Me preparo para saltar, para que todo el dolor acabe de solo un golpe. Solo necesito un paso. Solo necesito una simple decisión y todo acabará. Solo necesito esa fuerza de voluntad que me faltó para decirte lo que siento. Pero me arrepiento. Bajo de aquel balcón aún indeciso de lo que acabo de hacer.
¿Por qué quiero seguir sufriendo? Porque te amo más que a nada en el mundo y tenerte cerca, así sea un segundo me devuelve la felicidad y las ganas de vivir. Felicidad y ganas que se esfuman en cuanto la realidad golpea mi rostro.
¿Sufrir? Esto no es sufrir, es vivir en perpetua tortura. Tortura que aguantaré hasta el día en que tu corazón deje de latir. Porque son tus latidos los que me alientan a vivir cada día y, los que a su vez, me quitan la vida con solo saber que la razón de su existir no soy yo.
Me dejo caer en el suelo del balcón, balcón que ha sido testigo de mis múltiples intentos fallidos de tirar la toalla. Cubro mi rostro con mis manos y alcanzo a notar como mis lágrimas mojan las mangas de mi camisa. Su constante travesía en mis mejillas se ha vuelto tan común que ni siquiera soy capaz de diferenciar cuándo estoy llorando y cuándo no.
De golpe, como si te hubiera llamado con la parte más masoquista de mi mente, llegas tú. Te apresuras desde la puerta hasta donde yo estoy, para dedicarme una mirada llena de compasión y sentarte a mi lado.
- No de nuevo Jinki. Por favor – Tu voz quema mis oídos.
- Lo siento – es lo único que atino a decir.
- Prométeme que no lo harás de nuevo. Ya no puedo seguir ocultándole esto a tu hermana. Se preocupa mucho de verte tan mal y no quiero ver cómo se pondría si le cuento de todas las veces que has intentado suicidarte – Que se entere. Que sufra por lo menos por mí. Que sepa que he querido morir por el que ahora la hace feliz.
- Lo siento – No puedo decir más que eso. La frase que acabas de pronunciar retumba en mi cabeza: “Todas las veces que has intentado suicidarte”. ¿Así se llama cuando quieres acabar con tu dolor? ¿Así le llaman a la forma de huir de lo que te hace infeliz? Pues sí, sí he querido suicidarme, alrededor de unas 27 veces, exactamente. Y todas 27 sin éxito. ¿Por qué? Porque siempre, justo en el momento en el que la decisión está más que tomada, llegas con tu sonrisa y me haces obedecer. Obedecer para seguir bajo tu mando, a seguir sufriendo por ti.
- No quiero que lo hagas de nuevo. Eres mi mejor amigo. ¿Crees que podría vivir sin el que podría llegar a ser mi hermano? Por favor Jinki, considéralo bien - ¿Amigos? ¿Hermanos? ¿Acaso alguien sería capaz de enamorarse de su hermano? Nadie, solo yo. Tus palabras me derriten. No pedo negarme a obedecer tus deseos. ¿No quieres que me vaya? Bueno, no me iré solo porque me tú me lo pediste. Me decido a seguir soportando, una vez más, el verte con ella y no conmigo.
Me recargo en tu hombro al ver que me es imposible detener mis lágrimas. Tú eras, y sigues siendo todo para mí. Cielo e infierno. Cura y enfermedad. Maldición y bendición. Premio y castigo... Me abrazas con esos fuertes brazos para que deje de llorar.
¿Que cuándo comenzó todo este pesado y tortuoso día a día de dolor? Lo recuerdo bien. 9 de Septiembre de 2000. Para esa época yo tenía apenas 9 años. Estaba sentado debajo de un pequeño árbol. Comía un paquetito de fresas que había comprado en el mercado aquella mañana. Y te vi pasar. Tranquilo, radiante, alegre, sonriente, impasible, totalmente perfecto. Y es que yo jamás me imaginé que terminaría enamorándome de un hombre y menos, del que, por mi terquedad, terminó siendo de la persona más cercana a mí, la que comparte mi sangre y el amor por él.
Después de verte aquel día me sentencié a mi mismo al infierno. Te busqué, te hablé, me volví tu mejor amigo. ¿Para qué lo hice? ¿Por qué nunca me atreví a confesarte mis sentimientos? Porque temía tu rechazo, temía perder al ser que me dio la razón de vida por tantos años y que ahora me la quita.
De un momento a otro, sin notarlo o siquiera preverlo, terminaste siendo novio de mi hermana. ¿Cómo? No lo sé. Solo sé que el día que me enteré, lloré más de lo que, hasta ese momento, había llorado en mi vida. Había perdido la batalla y dolía. Pero dolía aún más haber perdido ante mi propia hermana. Ella tiene todo lo que yo no. Belleza femenina, buen cuerpo, voz de mujer, estilo... senos y otro par de detalles más.
Sin darme cuenta, me quedo dormido en tu hombro y ahora me encuentro en una cama, de nuevo solo. Abro lentamente mis ojos para que la luz del día no queme mis pupilas pero para mi sorpresa no es eso lo que quema mis pupilas. Es tu rostro, tan pendiente de mí, observándome fijamente.
- ¿Cómo estás Jinki? ¿Te sientes mejor? – Solamente quiero que me abraces y me hagas tuyo Jonghyun, pero sé que eso nunca pasará. Me volteo para mirar hacia la pared, lejos de tus radiantes ojos.
- Solo quiero morir... – dije después de unos minutos con voz apagada.
- ¡CLARO QUE NO JINKI! – me tomas del rostro para que te viera a los ojos. El volumen de tu voz lastimaba mis oídos - ¡JAMÁS TE PERMITIRÉ QUE ME DEJES SOLO! - ¿Solo? ¿Es enserio? Pero si tú nunca has estado solo. El que ha estado solo todo este tiempo he sido yo... – No podría seguir viviendo tranquilo si tú ya no estás... – tu voz se quebró como una dulce y blanda galleta.
- Pero, ¿por qué no? Si ya tienes a mi hermana. Tienes una razón para vivir. En cambio yo no – dije con la voz más fría que mi garganta puede sacar. No es mi intención lastimarte, pero de alguna forma debo hacerte saber todo lo que he sufrido por ti. Dejé mi mirada perdida en algún punto lejano de la ventana para no tener que mirarte.
- Jinki...porque tú...tú para mí eres más que un amigo – mis oídos se bloquearon. No quiero escuchar una palabra más. Ninguna palabra que pueda lastimarme más. Mis ojos se nublan con lágrimas, de nuevo. Me resguardaste en tu pecho y puedo sentir que tú también estás llorando. ¿Por qué lloras? No me gusta verte llorar...
Seco tus lágrimas y trato de decir algo, pero mi voz no quiere salir. Te abrazo y ahora el que te resguarda soy yo. Mis oídos vuelven a escuchar y una música intensa invade mis oídos.
- ¿Dónde estamos? – por fin mi voz salía.
- En mi casa – dices entre sollozos.
- ¿Por qué esa música suena tan fuerte? – mi cabeza está aturdida por tanto ruido.
- Sunny hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños. ¿No lo recordabas? – me miraste a los ojos, con tus ojos aún llenos de lágrimas.
- Yo ya ni me acuerdo de mi nombre... – te abracé fuerte - ...ya ni sé quién soy... – Siento como mis lágrimas caen en tu hermoso cabello.
- Jinki... – te liberas de mi atadura - ¿Qué puedo hacer para que dejes de sufrir? Ya no soporto verte así por más tiempo – tomas mis manos en las tuyas sin dejar de taladrar mis ojos con los tuyos. Tu mirada pesa, daña, lastima...
- No puedo decírtelo. Es algo que jamás podrás darme – trato de esconder mi rostro en sus brazos pero me retienes para que te mire de nuevo.
- Dime qué es y haré hasta lo imposible por dártelo - ¿CÓMO DEMONIOS TE DIGO QUE LO QUE QUIERO QUE ME DES ES TU AMOR? Comienzo a llorar cada vez más fuerte y mi cuerpo se comienza a poner en exceso pesado.
- Quiero dormir... – siento como el sueño se apodera de mis ojos, de mi mente, de mi cuerpo. Caigo profundo a tu lado.
Y como cada vez que duermo, empiezan las pesadillas. Estás ahí, en medio de un espacio blanco, alejándote cada vez más de mí.
- ¡JONGHYUN! ¡NO TE VAYAS! – De nuevo mis compañeras fieles ocupan mis ojos – Yo...yo...te amo... – mis rodillas ceden ante la presión de la gravedad y quedo arrodillado. Te volteas para verme llorar y sigues tu camino. A lo lejos logro escuchar “No puedo Onew...” y desapareces de mi vista. Corro por todos lados, buscándote pero solo hay blanco. No hay nada. Todo se empieza a poner rojo. Color rojo sangre.
Grito una vez más - ¡JONGHYUN! Yo te amo, desde siempre te amé... – el color sangre de las paredes de aquel cuarto misterioso se apoderan de mi cuerpo y me despierto de golpe.
Abro mis ojos y estás ahí, abrazándome, llorando, escondiendo tu cara en mi pecho. Trato de apartarte pero no puedo. Mi fuerza es muy poca y la tuya es demasiada.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué dejaste que me casara con tu hermana? ¿Por qué sufriste todo este tiempo...por mí? – llorabas, llorabas demasiado y muy fuerte. Te separé como pude de mí y con mi camiseta sequé tus lágrimas.
- No me gusta verte llorar... – te zafaste de mis manos.
- ¿¡POR QUÉ ONEW, POR QUÉ!? – tu cara de rabia y desesperación es...hermosa.
- Porque...temía que me rechazaras. Temía que por mí no fueras feliz. Temía que, por estar juntos, mi hermana saliera lastimada. Todo estaba mal... – me refugié en mis piernas, tratando de escapar de esta asquerosa conversación.
- Sí me lo hubieras dicho antes, nada de lo de tu hermana hubiera pasado, está seguro de eso – me sacaste de mi refugio y te dirigiste a mis labios. Instintivamente me fui corriendo hacia atrás escapando de ti.
- Esto no puede estar pasando, debe ser un sueño – me refregué los ojos. Quitaste mis manos de mi cara y me besaste. Me besaste como hacía tiempo había estado soñando. Me basaste con amor, con necesidad, como si desde mucho tiempo atrás, también lo hubieras estado esperando. Lentamente me fui quedando acostado en la cama. Me seguías besando, te seguía besando.
Las cosas estaban mal pero, ¿acaso eso importaba en este momento? Sentir tus labios sobre los míos, sentir tu boca profundamente fundida con la mía, sentir tu lengua luchar con la mía, sentir tus manos pasearse por mi pecho, sentir tu cuerpo tan cerca del mío era algo a lo que no me podía negar por más que quisiera. Todo el tiempo que esperé por esto estaba dando frutos.
Te tomé por la espalda y te dejé debajo de mí. El aire nos hizo falta. Maldito cuerpo. Nos separamos y te miré a los ojos.
- ¿Estás seguro de esto? – pregunté con temor de saber tu respuesta.
- Solo cállate y déjate llevar por nuestro amor – me besaste de nuevo. ¿NUESTRO amor? Habían muchas preguntas rondando mi cabeza y ninguna lograba quedarse en ella, por lo que decidí ignorarlas y obedecer. Obedecer como siempre lo he hecho.
Te besé con más intensidad, con más fuerza mientras desabotonaba tu camiseta favorita, esa que yo te regalé. Y es que tuve que ser muy ciego para no ver lo que sentías por mí. Te la quité y te di besos en el cuello, la clavícula, los pectorales hasta llegar a esos hermosos y duros botones rosas. Hice un pequeño paseo de reconocimiento con mi nariz. Luego los besé, los lamí, los succioné, los saboreé, jugué con ellos a mi antojo.
Tú solo gemías y gemías. Volví a tu boca, sediento del dulce sabor de tu saliva. Te besé con desespero, con ganas de comerte la boca. De nuevo la falta de aquel gas necesario para vivir se hizo presente. Te miré fijamente a los ojos. Veía todo un mundo de sensaciones en tu rostro y ojos. Veía ese mundo que alguna vez quise ver, pero reflejado en tus brillantes y hermosos ojos.
De no sé dónde, tomaste una botella de cerveza, la pusiste en mis manos y me besaste – Haz lo que quieras conmigo – la voz provocativa que usaste al susurrarme aquellas sucias palabras fue la que desconectó mi cerebro de mi cuerpo. Ya no razonaba, ya no pensaba, solo seguía mis instintos.
Te arrebaté la botella de las manos y con algo de dificultad, logré abrirla. Tomé un poco, para darme un poco más de cojones y acaricié tus labios con la boca de la misma. Te di un poco de aquel líquido color miel y te relamiste los labios. Estabas borracho. Completa y absurdamente borracho. ¿Cómo no me di cuenta antes? Volví a besarte y tu saliva sabía a puro pecado. Vodka, cerveza, tequila...
¿Qué más habías tomado? ¿Necesitaste del alcohol para tener los pantalones necesarios y decirme lo que sentías? Bueno, es una estrategia que nunca se me ocurrió a mí.
Ahora añoraba con tomar alcohol de tus propios labios, de tu saliva, de tu lengua, de tu boca. Terminé con aquel más que sediento beso, dejando un pequeño y fino hilo de saliva entre los dos. Saliva tuya y mía.
Repasé el contorno de tu cuerpo con la boca de la botella, haciendo que te retorcieras a su contacto. Con la mano libre que tenía, bajé hasta tu pantalón para palpar qué tan despierto estaba tu miembro y me sorprendí mucho al ver lo erecto y duro que estaba. Te besé de nuevo, saboreando tu semen sin haberte tocado, sin siquiera haber tenido ante mis ojos la extensión de tu pene. Te anhelaba tanto que no podía contener mis deseos de hacerte mío.
Me quité mi camiseta y te me quedaste viendo. Luego, con la sed graba en tu rostro, me besaste de nuevo, más ansioso, esperando más de aquel beso. Aumenté el roce de nuestros cuerpos, aún por encima del estorbo textil. Quería más, querías más, queríamos más contacto, más roce, más calor de ese que te hace alucinar.
Y como si la velocidad del momento hubiera incrementado de golpe, en menos de un segundo estuvimos desnudos, rozando nuestros cuerpos a flor de piel. Me tocaste, te toqué, palpamos el cuerpo ajeno para grabarlo en nuestra mente bastante alcoholizada. Y con cada segundo junto a ti, pareciera que recuperara la cordura que el alcohol me había quitado, como si el calor evaporara de nuestro cuerpo el licor. Pero muy a pesar de eso, mis manos no dejaban de denotarte, mis ojos no dejaban de mirarte, mis labios no dejaban de besarte, mis oídos no querían dejar de escuchar tus sonoros gemidos.
Tomé la ya abandonada cerveza, y la derramé toda en tu abdomen. Pensé que estaba fría, pero ni te mosqueaste. El calor que habíamos logrado crear, la había calentado. Sorbí la cerveza de tu abdomen, para después lamerte, desde el cuello, hasta tu ingle. Saboreé tu piel. Sabía a fruto prohibido, pero poco o nada me importó. El dulce de tu piel me había vuelto adicto a ti. Más de lo adicto que ya era.
Coordinados por nuestra retorcida mente, llevamos una de nuestras manos al miembro del otro, para masajearlo, masturbarlo a toda velocidad. Los gemidos aumentaron de volumen, el roce aumentó y el tiempo se detuvo. Parecíamos ser uno, haciendo movimientos y gritando al unísono. Me detuviste. Te miré sorprendido. Te dirigiste a mi miembro, trazando un pequeño camino de saliva, desde mi clavícula hasta mi miembro, con tu lengua. Tomaste mi miembro con tu boca, sin hacerte esperar.
Y ahí estaba yo, gritando de placer, con tu boca en mi duro y erecto pene, tratando de no caer rendido gracias a mis temblorosas piernas. Después de que con tu boca me hubieras llevado al cielo, tu lengua hurgó el orificio de mi miembro y no pude evitar correrme en tu boca. Saboreaste mi semen, como si fuera el alcohol que estabas buscando desde que esta locura había empezado. Y como si tus labios hubieran llamado los míos, te besé, saboreando mi propia esencia.
El beso se hizo extenso, infinito, impensablemente delicioso. Tanto, que no pude esperar para tentar tu virgen entrada con mis dedos. Me detuviste de nuevo y tomaste mi mano. Lamiste mis dedos, mi mano con tu extanciante lengua. Metí un dedo en tu entrada y el dolor no se hizo esperar. Me besaste, tratando de desahogar tu dolor en mis labios. Besaste mi cuello, y metí otro dedo. Me mordiste, me volviste a besar.
- No te detengas – tu voz, ronca por la lujuria, había nublado la habitación. Ya no podía siquiera verte.
Metí otro dedo y gritaste, desgarraste tu garganta con aquellos gritos de dolor, que poco a poco se volvieron gritos de placer. Con más sobriedad de la que cualquiera pudo haber tenido en un momento como este, pediste más, pediste tener mi pene dentro de ti, lo pediste a gritos, con tus manos, con tu boca a centímetros de la mía.
Me introduje de golpe en ti, arrancando otro grito de tu garganta. Reprimiendo mis ganas de embestirte, me quedé quieto un momento, hasta que tu cadera se movió, dándome la señal necesaria para empezar a moverme. Traté en vano de embestirte lentamente. Te embestí con fuerza, con ímpetu, con hambre de ti. Salvaje, bruto, sin compasión, te tomé como mío.
No paraba de ver aquella escena tan pornográfica. Mi miembro entrando y saliendo de ti a un velocidad impensable, tú tocándote a un ritmo lento para enloquecerte a ti mismo, el ambiente todo de un color rojo suave, el calor aumentando a niveles inhumanos y la música sonando fuerte fuera de la habitación. Irremediablemente me corrí, como nunca me había corrido. Con fuerza y en cantidades impresionantes. Te llené de mi semilla, te marqué para siempre como mío.
Nuestras respiraciones eran irregulares, agitadas, pero a pesar de eso, acompasadas. Me acosté a tu lado, saliendo lentamente de ti, extrañando las paredes de tu entrada al instante. Un último gemido salió de tu boca, quedándose en el aire, junto a mi oído. Te abracé, como nunca antes lo había podido hacer.
Tratando con todas mis fuerzas de no quedarme dormido, me dispuse a levantarme, pero el sueño ya era dueño de mí. Mientras mis ojos se cerraban, pude notar como tú también te quedabas dormido, en mis brazos.
Al despertar, te vi tan tranquilo durmiendo, que me limité a acariciar tu hermoso y terso rostro, que tenía un tono durazno suave gracias a los reflejos de luz que llegaban de la ventana. Te veías tan hermoso, tan perfecto, tan prohibido que un escalofrío recorrió mi espalda como un fugaz rayo y me recordó que todo esto estaba mal. Me levanté lentamente, sigilosamente, para no despertarte. Me puse de pie, me vestí, con toda mi ropa oliendo a ti. Era inevitable y hasta estúpido negar lo que había sucedido, pero si podía olvidarlo y dejarlo solo como un simple y dulce recuerdo, todo iba a ser mejor para los dos.
Salí de cuarto con cautela, viendo a varios de nuestros conocidos desparramados en el piso, borrachos, hediondos a licor. La fiesta había sido buena. Después de salir de tu casa, la casa de mi hermana, decidí no volver a aparecerme en tu vida. ¿Para qué? Solo te causaría más sufrimiento y de paso también a mí.
Pasaron varios años. La última noche que pasamos juntos me habían dado fuerzas para seguir. Conseguí un pequeño apartamento en Daegu, junto con Minho, nuestro mejor amigo. Conseguí un trabajo como fotógrafo y la había pasado trabajando junto con Minho, que se había vuelto un gran modelo. Éramos un gran dúo.
No volví a saber de ti hasta aquel día. Me encontraba en una sesión de fotos con Key, un colega de Minho, cuando se acercó un pequeño niño. Lo miré de reojo y le sonreí. Luego fijé más mi atención en él y era igual a mí. Idéntico para más decir. Te busqué por los alrededores, buscando tu figura estilizada hasta en las sombras, pero no te encontré. Acaricié el cabello de aquel pequeño ser humano. Sin duda era igual a mí.
- Hola pequeño. ¿Cómo te llamas?
- Kim Jinki – un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal. El miedo se había apoderado de mi cuerpo. Incluso me dio un pequeño tic en el ojo.
- ¿Dónde está tu madre? – si respondía lo que creía que iba a responder, me iba a dar un paro cardiaco.
- ¿Madre? Yo no tengo madre, solo tengo padre – ya veía venir el paro cardiaco – Está allá, sentado. Ven conmigo – me tomó de la mano y a cada paso el paro cardiaco se había más fuerte. Llegué a tu lado. Estabas ahí, frente a mí, después de casi 6 años.
- Hola Jinki – tu voz...Era igual a como la recordaba.
- Hola Jonghyun – mi garganta se sintió seca mientras mi corazón palpitaba realmente acelerado.
- ¿Cómo has estado? - ¿Cómo era posible que hablaras tan tranquilo después de que, literalmente, me acosté contigo y te abandoné?
- Bi-bien. ¿Y tú? – mis piernas empezaron a temblar, por lo que me senté en la banca, junto a ti, mientras tú jugabas con aquel niño.
- Bien. Creo que mi hijo ya se presentó – otro escalofrío.
- Si appa. Onew es muy genial. Toma fotos así – el niño empezó a hacer señas de tomar fotos y yo me paralicé. Onew...solo tú me llamabas así.
- Jinki, ve a jugar allá al parque. Tengo que hablar con Onew – no podía ni moverme. Mi pecho se hacía pesado y me impedía respirar. Ni siquiera podía verte a los ojos – Onew. Tú entiendes el por qué le puse a mi hijo Jinki, ¿cierto? - ¡BAM! Nada que hacer, te miré a los ojos, expectante. Lo sabía, pero quería que tú me lo dijeras, por lo que negué con la cabeza, incapaz de articular palabra – Es TÚ hijo – hiciste un especial énfasis en la palabra tú. Así que era mi hijo. NUESTRO hijo.
- ...nuestro hijo... – dije en un susurro imperceptible. Escuché en el fondo cómo Key y los chicos de vestuario me llamaban para que siguiera con la sesión. Hice una seña para que me esperaran. Necesitaba seguir hablando contigo. Fijé mis ojos en mi hijo. Igual a mí, pero con tu cabello, tus ojos y tú piel.
- Cuando desperté ese día ya no estabas. Te busqué por cielo y tierra cuando supe que estaba embarazado. Incluso pregunté por ti en lugares conocidos pero fue como si hubieras desaparecido. ¿Por qué lo hiciste? – tus ojos se llenaron de lágrimas.
- Yo...yo...no quería hacerte más daño... – mis ojos también se llenaron de lágrimas – P-perdóname... – te abracé tan fuerte como mis débiles brazos me lo permitieron.
- Prométeme que nunca más te irás – tu voz sonaba dolida, triste, lastimada. Te regalé un beso en la mejilla y escondí mi rostro en el espacio que yacía entre tu cuello y tu hombro.
- Jamás volveré a irme...Jamás – tomé tu rostro con mis manos y te besé. Te besé como hacía casi 6 años no lo hacía... Ya no llores...ahora estoy aquí para nunca más dejarte ir...
Espero les haya gustado y ya saben, me comentan xD JAJAJAJA XD
Gis, espero sobre todo TU comentario xD
Me dices qué tal me quedó el final xD JAJAJAJA XD
¡Las quiero!
Autor: Me xD CariitoKeyShawol xD
Género: Angst, drama, yaoi, lemon, romance y otras cositas ahí xD
Rating: + 18
Personajes: Kim Jonghyun, Lee Jinki. Choi Minho, Kim Kibum y Sunny (SNSD) mencionados.
Parejas: No les diré xD Descúbranlo xD
NOTAS: Este es un shot que nació de un reto que hizo Gishinee xD
Tiene algo de palabras sin censura y mucho lemon xD
Tiene algo de contenido traumatizante, por lo que tenga mucho cuidado xD Ok no xD
Take me away.
That’s all what you got for me? You’re just lying every time you see me…
¿La vida podría ser más injusta de lo que es conmigo? No lo creo. Nadie podría sufrir de la manera que yo lo hago. Nadie podría soportar tanto dolor, tantas lágrimas, tantas ganas de gritar...Nadie. Solo yo.
¿Alguno de ustedes sabe qué es amar? Porque después de sufrir hasta casi desfallecer, yo ya no sé ni quién soy yo. Por ti perdí hasta las ganas de seguir. Perdí mi vida, mis sueños, mi sonrisa, el color de mis días, el sol, la luna, el calor, la verdad...
Los días pasan como si fueran a caer, como si el cielo se fuera a desmoronar en mi cabeza cada vez que te veo besándola. ¿Ese no debería ser yo? ¿No debería ser yo el dueño de tus labios? ¿No debería ser yo el que te haga sonreír?
No. No debería ser yo. Todo está bien como está. Por lo menos para ellos. Porque lo que siento está mal. Yo estoy mal. Todo mi mundo está mal y todo por ti. Sí, tú. El que me desvela, el que me hace soñar, el que con solo mirarme me puede destrozar y volver a construir. Sí, tú. El esposo de mi propia hermana.
Y es que verte sonreír con cada beso, cada abrazo, cada mirada que ella te ofrece es como ver el oasis que jamás podrás alcanzar. Aquello que sueñas, pero siempre se te hace inalcanzable. Aquello prohibido que sabes que nunca será tuyo, pero aún así, sigues ahí con la estúpida esperanza de que algo totalmente fuera de lo normal va a suceder y va a hacer que lo que sueñas se haga realidad.
Pero sé que todo eso que sueño e imagino es imposible. Nada nunca pasará entre los dos. Amarte en silencio es lo mejor para todos. Para ti, para mi familia, para mi hermana... Sunny, mi hermana, es la persona más feliz desde que te conoció. Te ama con todas las fibras de su alma. ¿Cómo lo sé? Me lo ha dicho, no una, sino un millón de veces. El mismo millón de veces que mi corazón se siente a morir. Tú también eres feliz. Lo sé por cómo le sonríes cada vez que la miras, por el brillo que tienen tus oscuros ojos cada vez que la besas, por el roce de sus cuerpos cada vez que están cerca el uno del otro.
¿Acaso morir en vida se siente así? ¿Esto es el amor? ¿Debo sufrir hasta que mi cuerpo ya no pueda más para poder encontrarlo al final de este túnel de dolor? Si es así, prefiero no amar, prefiero no sentir, prefiero no existir...
Sí. Varias veces he considerado morir. ¿Por qué? Porque el dolor en mi pecho me abruma. No hay día en que no sienta que mi pecho se comprime con esa relación. No hay día en el que tu sonrisa brillante no haga que mis ojos se enceguezcan. No hay día en el que tu voz no me lleve hasta el mismísimo infierno por desear tenerte en mi cama. No hay día en el que el roce de tu mano no me apuñale por la espalda. No hay día en el que no maldiga este estúpido sentimiento que me tiene, en este sucio balcón, a punto de morir.
Todo parece ir en cámara lenta. El movimiento de mis manos, el movimiento de los veloces autos, el hermoso cielo naranja, mis ganas de vivir yéndose a la basura...
Me preparo para saltar, para que todo el dolor acabe de solo un golpe. Solo necesito un paso. Solo necesito una simple decisión y todo acabará. Solo necesito esa fuerza de voluntad que me faltó para decirte lo que siento. Pero me arrepiento. Bajo de aquel balcón aún indeciso de lo que acabo de hacer.
¿Por qué quiero seguir sufriendo? Porque te amo más que a nada en el mundo y tenerte cerca, así sea un segundo me devuelve la felicidad y las ganas de vivir. Felicidad y ganas que se esfuman en cuanto la realidad golpea mi rostro.
¿Sufrir? Esto no es sufrir, es vivir en perpetua tortura. Tortura que aguantaré hasta el día en que tu corazón deje de latir. Porque son tus latidos los que me alientan a vivir cada día y, los que a su vez, me quitan la vida con solo saber que la razón de su existir no soy yo.
Me dejo caer en el suelo del balcón, balcón que ha sido testigo de mis múltiples intentos fallidos de tirar la toalla. Cubro mi rostro con mis manos y alcanzo a notar como mis lágrimas mojan las mangas de mi camisa. Su constante travesía en mis mejillas se ha vuelto tan común que ni siquiera soy capaz de diferenciar cuándo estoy llorando y cuándo no.
De golpe, como si te hubiera llamado con la parte más masoquista de mi mente, llegas tú. Te apresuras desde la puerta hasta donde yo estoy, para dedicarme una mirada llena de compasión y sentarte a mi lado.
- No de nuevo Jinki. Por favor – Tu voz quema mis oídos.
- Lo siento – es lo único que atino a decir.
- Prométeme que no lo harás de nuevo. Ya no puedo seguir ocultándole esto a tu hermana. Se preocupa mucho de verte tan mal y no quiero ver cómo se pondría si le cuento de todas las veces que has intentado suicidarte – Que se entere. Que sufra por lo menos por mí. Que sepa que he querido morir por el que ahora la hace feliz.
- Lo siento – No puedo decir más que eso. La frase que acabas de pronunciar retumba en mi cabeza: “Todas las veces que has intentado suicidarte”. ¿Así se llama cuando quieres acabar con tu dolor? ¿Así le llaman a la forma de huir de lo que te hace infeliz? Pues sí, sí he querido suicidarme, alrededor de unas 27 veces, exactamente. Y todas 27 sin éxito. ¿Por qué? Porque siempre, justo en el momento en el que la decisión está más que tomada, llegas con tu sonrisa y me haces obedecer. Obedecer para seguir bajo tu mando, a seguir sufriendo por ti.
- No quiero que lo hagas de nuevo. Eres mi mejor amigo. ¿Crees que podría vivir sin el que podría llegar a ser mi hermano? Por favor Jinki, considéralo bien - ¿Amigos? ¿Hermanos? ¿Acaso alguien sería capaz de enamorarse de su hermano? Nadie, solo yo. Tus palabras me derriten. No pedo negarme a obedecer tus deseos. ¿No quieres que me vaya? Bueno, no me iré solo porque me tú me lo pediste. Me decido a seguir soportando, una vez más, el verte con ella y no conmigo.
Me recargo en tu hombro al ver que me es imposible detener mis lágrimas. Tú eras, y sigues siendo todo para mí. Cielo e infierno. Cura y enfermedad. Maldición y bendición. Premio y castigo... Me abrazas con esos fuertes brazos para que deje de llorar.
¿Que cuándo comenzó todo este pesado y tortuoso día a día de dolor? Lo recuerdo bien. 9 de Septiembre de 2000. Para esa época yo tenía apenas 9 años. Estaba sentado debajo de un pequeño árbol. Comía un paquetito de fresas que había comprado en el mercado aquella mañana. Y te vi pasar. Tranquilo, radiante, alegre, sonriente, impasible, totalmente perfecto. Y es que yo jamás me imaginé que terminaría enamorándome de un hombre y menos, del que, por mi terquedad, terminó siendo de la persona más cercana a mí, la que comparte mi sangre y el amor por él.
Después de verte aquel día me sentencié a mi mismo al infierno. Te busqué, te hablé, me volví tu mejor amigo. ¿Para qué lo hice? ¿Por qué nunca me atreví a confesarte mis sentimientos? Porque temía tu rechazo, temía perder al ser que me dio la razón de vida por tantos años y que ahora me la quita.
De un momento a otro, sin notarlo o siquiera preverlo, terminaste siendo novio de mi hermana. ¿Cómo? No lo sé. Solo sé que el día que me enteré, lloré más de lo que, hasta ese momento, había llorado en mi vida. Había perdido la batalla y dolía. Pero dolía aún más haber perdido ante mi propia hermana. Ella tiene todo lo que yo no. Belleza femenina, buen cuerpo, voz de mujer, estilo... senos y otro par de detalles más.
Sin darme cuenta, me quedo dormido en tu hombro y ahora me encuentro en una cama, de nuevo solo. Abro lentamente mis ojos para que la luz del día no queme mis pupilas pero para mi sorpresa no es eso lo que quema mis pupilas. Es tu rostro, tan pendiente de mí, observándome fijamente.
- ¿Cómo estás Jinki? ¿Te sientes mejor? – Solamente quiero que me abraces y me hagas tuyo Jonghyun, pero sé que eso nunca pasará. Me volteo para mirar hacia la pared, lejos de tus radiantes ojos.
- Solo quiero morir... – dije después de unos minutos con voz apagada.
- ¡CLARO QUE NO JINKI! – me tomas del rostro para que te viera a los ojos. El volumen de tu voz lastimaba mis oídos - ¡JAMÁS TE PERMITIRÉ QUE ME DEJES SOLO! - ¿Solo? ¿Es enserio? Pero si tú nunca has estado solo. El que ha estado solo todo este tiempo he sido yo... – No podría seguir viviendo tranquilo si tú ya no estás... – tu voz se quebró como una dulce y blanda galleta.
- Pero, ¿por qué no? Si ya tienes a mi hermana. Tienes una razón para vivir. En cambio yo no – dije con la voz más fría que mi garganta puede sacar. No es mi intención lastimarte, pero de alguna forma debo hacerte saber todo lo que he sufrido por ti. Dejé mi mirada perdida en algún punto lejano de la ventana para no tener que mirarte.
- Jinki...porque tú...tú para mí eres más que un amigo – mis oídos se bloquearon. No quiero escuchar una palabra más. Ninguna palabra que pueda lastimarme más. Mis ojos se nublan con lágrimas, de nuevo. Me resguardaste en tu pecho y puedo sentir que tú también estás llorando. ¿Por qué lloras? No me gusta verte llorar...
Seco tus lágrimas y trato de decir algo, pero mi voz no quiere salir. Te abrazo y ahora el que te resguarda soy yo. Mis oídos vuelven a escuchar y una música intensa invade mis oídos.
- ¿Dónde estamos? – por fin mi voz salía.
- En mi casa – dices entre sollozos.
- ¿Por qué esa música suena tan fuerte? – mi cabeza está aturdida por tanto ruido.
- Sunny hizo una fiesta para celebrar su cumpleaños. ¿No lo recordabas? – me miraste a los ojos, con tus ojos aún llenos de lágrimas.
- Yo ya ni me acuerdo de mi nombre... – te abracé fuerte - ...ya ni sé quién soy... – Siento como mis lágrimas caen en tu hermoso cabello.
- Jinki... – te liberas de mi atadura - ¿Qué puedo hacer para que dejes de sufrir? Ya no soporto verte así por más tiempo – tomas mis manos en las tuyas sin dejar de taladrar mis ojos con los tuyos. Tu mirada pesa, daña, lastima...
- No puedo decírtelo. Es algo que jamás podrás darme – trato de esconder mi rostro en sus brazos pero me retienes para que te mire de nuevo.
- Dime qué es y haré hasta lo imposible por dártelo - ¿CÓMO DEMONIOS TE DIGO QUE LO QUE QUIERO QUE ME DES ES TU AMOR? Comienzo a llorar cada vez más fuerte y mi cuerpo se comienza a poner en exceso pesado.
- Quiero dormir... – siento como el sueño se apodera de mis ojos, de mi mente, de mi cuerpo. Caigo profundo a tu lado.
Y como cada vez que duermo, empiezan las pesadillas. Estás ahí, en medio de un espacio blanco, alejándote cada vez más de mí.
- ¡JONGHYUN! ¡NO TE VAYAS! – De nuevo mis compañeras fieles ocupan mis ojos – Yo...yo...te amo... – mis rodillas ceden ante la presión de la gravedad y quedo arrodillado. Te volteas para verme llorar y sigues tu camino. A lo lejos logro escuchar “No puedo Onew...” y desapareces de mi vista. Corro por todos lados, buscándote pero solo hay blanco. No hay nada. Todo se empieza a poner rojo. Color rojo sangre.
Grito una vez más - ¡JONGHYUN! Yo te amo, desde siempre te amé... – el color sangre de las paredes de aquel cuarto misterioso se apoderan de mi cuerpo y me despierto de golpe.
Abro mis ojos y estás ahí, abrazándome, llorando, escondiendo tu cara en mi pecho. Trato de apartarte pero no puedo. Mi fuerza es muy poca y la tuya es demasiada.
- ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué dejaste que me casara con tu hermana? ¿Por qué sufriste todo este tiempo...por mí? – llorabas, llorabas demasiado y muy fuerte. Te separé como pude de mí y con mi camiseta sequé tus lágrimas.
- No me gusta verte llorar... – te zafaste de mis manos.
- ¿¡POR QUÉ ONEW, POR QUÉ!? – tu cara de rabia y desesperación es...hermosa.
- Porque...temía que me rechazaras. Temía que por mí no fueras feliz. Temía que, por estar juntos, mi hermana saliera lastimada. Todo estaba mal... – me refugié en mis piernas, tratando de escapar de esta asquerosa conversación.
- Sí me lo hubieras dicho antes, nada de lo de tu hermana hubiera pasado, está seguro de eso – me sacaste de mi refugio y te dirigiste a mis labios. Instintivamente me fui corriendo hacia atrás escapando de ti.
- Esto no puede estar pasando, debe ser un sueño – me refregué los ojos. Quitaste mis manos de mi cara y me besaste. Me besaste como hacía tiempo había estado soñando. Me basaste con amor, con necesidad, como si desde mucho tiempo atrás, también lo hubieras estado esperando. Lentamente me fui quedando acostado en la cama. Me seguías besando, te seguía besando.
Las cosas estaban mal pero, ¿acaso eso importaba en este momento? Sentir tus labios sobre los míos, sentir tu boca profundamente fundida con la mía, sentir tu lengua luchar con la mía, sentir tus manos pasearse por mi pecho, sentir tu cuerpo tan cerca del mío era algo a lo que no me podía negar por más que quisiera. Todo el tiempo que esperé por esto estaba dando frutos.
Te tomé por la espalda y te dejé debajo de mí. El aire nos hizo falta. Maldito cuerpo. Nos separamos y te miré a los ojos.
- ¿Estás seguro de esto? – pregunté con temor de saber tu respuesta.
- Solo cállate y déjate llevar por nuestro amor – me besaste de nuevo. ¿NUESTRO amor? Habían muchas preguntas rondando mi cabeza y ninguna lograba quedarse en ella, por lo que decidí ignorarlas y obedecer. Obedecer como siempre lo he hecho.
Te besé con más intensidad, con más fuerza mientras desabotonaba tu camiseta favorita, esa que yo te regalé. Y es que tuve que ser muy ciego para no ver lo que sentías por mí. Te la quité y te di besos en el cuello, la clavícula, los pectorales hasta llegar a esos hermosos y duros botones rosas. Hice un pequeño paseo de reconocimiento con mi nariz. Luego los besé, los lamí, los succioné, los saboreé, jugué con ellos a mi antojo.
Tú solo gemías y gemías. Volví a tu boca, sediento del dulce sabor de tu saliva. Te besé con desespero, con ganas de comerte la boca. De nuevo la falta de aquel gas necesario para vivir se hizo presente. Te miré fijamente a los ojos. Veía todo un mundo de sensaciones en tu rostro y ojos. Veía ese mundo que alguna vez quise ver, pero reflejado en tus brillantes y hermosos ojos.
De no sé dónde, tomaste una botella de cerveza, la pusiste en mis manos y me besaste – Haz lo que quieras conmigo – la voz provocativa que usaste al susurrarme aquellas sucias palabras fue la que desconectó mi cerebro de mi cuerpo. Ya no razonaba, ya no pensaba, solo seguía mis instintos.
Te arrebaté la botella de las manos y con algo de dificultad, logré abrirla. Tomé un poco, para darme un poco más de cojones y acaricié tus labios con la boca de la misma. Te di un poco de aquel líquido color miel y te relamiste los labios. Estabas borracho. Completa y absurdamente borracho. ¿Cómo no me di cuenta antes? Volví a besarte y tu saliva sabía a puro pecado. Vodka, cerveza, tequila...
¿Qué más habías tomado? ¿Necesitaste del alcohol para tener los pantalones necesarios y decirme lo que sentías? Bueno, es una estrategia que nunca se me ocurrió a mí.
Ahora añoraba con tomar alcohol de tus propios labios, de tu saliva, de tu lengua, de tu boca. Terminé con aquel más que sediento beso, dejando un pequeño y fino hilo de saliva entre los dos. Saliva tuya y mía.
Repasé el contorno de tu cuerpo con la boca de la botella, haciendo que te retorcieras a su contacto. Con la mano libre que tenía, bajé hasta tu pantalón para palpar qué tan despierto estaba tu miembro y me sorprendí mucho al ver lo erecto y duro que estaba. Te besé de nuevo, saboreando tu semen sin haberte tocado, sin siquiera haber tenido ante mis ojos la extensión de tu pene. Te anhelaba tanto que no podía contener mis deseos de hacerte mío.
Me quité mi camiseta y te me quedaste viendo. Luego, con la sed graba en tu rostro, me besaste de nuevo, más ansioso, esperando más de aquel beso. Aumenté el roce de nuestros cuerpos, aún por encima del estorbo textil. Quería más, querías más, queríamos más contacto, más roce, más calor de ese que te hace alucinar.
Y como si la velocidad del momento hubiera incrementado de golpe, en menos de un segundo estuvimos desnudos, rozando nuestros cuerpos a flor de piel. Me tocaste, te toqué, palpamos el cuerpo ajeno para grabarlo en nuestra mente bastante alcoholizada. Y con cada segundo junto a ti, pareciera que recuperara la cordura que el alcohol me había quitado, como si el calor evaporara de nuestro cuerpo el licor. Pero muy a pesar de eso, mis manos no dejaban de denotarte, mis ojos no dejaban de mirarte, mis labios no dejaban de besarte, mis oídos no querían dejar de escuchar tus sonoros gemidos.
Tomé la ya abandonada cerveza, y la derramé toda en tu abdomen. Pensé que estaba fría, pero ni te mosqueaste. El calor que habíamos logrado crear, la había calentado. Sorbí la cerveza de tu abdomen, para después lamerte, desde el cuello, hasta tu ingle. Saboreé tu piel. Sabía a fruto prohibido, pero poco o nada me importó. El dulce de tu piel me había vuelto adicto a ti. Más de lo adicto que ya era.
Coordinados por nuestra retorcida mente, llevamos una de nuestras manos al miembro del otro, para masajearlo, masturbarlo a toda velocidad. Los gemidos aumentaron de volumen, el roce aumentó y el tiempo se detuvo. Parecíamos ser uno, haciendo movimientos y gritando al unísono. Me detuviste. Te miré sorprendido. Te dirigiste a mi miembro, trazando un pequeño camino de saliva, desde mi clavícula hasta mi miembro, con tu lengua. Tomaste mi miembro con tu boca, sin hacerte esperar.
Y ahí estaba yo, gritando de placer, con tu boca en mi duro y erecto pene, tratando de no caer rendido gracias a mis temblorosas piernas. Después de que con tu boca me hubieras llevado al cielo, tu lengua hurgó el orificio de mi miembro y no pude evitar correrme en tu boca. Saboreaste mi semen, como si fuera el alcohol que estabas buscando desde que esta locura había empezado. Y como si tus labios hubieran llamado los míos, te besé, saboreando mi propia esencia.
El beso se hizo extenso, infinito, impensablemente delicioso. Tanto, que no pude esperar para tentar tu virgen entrada con mis dedos. Me detuviste de nuevo y tomaste mi mano. Lamiste mis dedos, mi mano con tu extanciante lengua. Metí un dedo en tu entrada y el dolor no se hizo esperar. Me besaste, tratando de desahogar tu dolor en mis labios. Besaste mi cuello, y metí otro dedo. Me mordiste, me volviste a besar.
- No te detengas – tu voz, ronca por la lujuria, había nublado la habitación. Ya no podía siquiera verte.
Metí otro dedo y gritaste, desgarraste tu garganta con aquellos gritos de dolor, que poco a poco se volvieron gritos de placer. Con más sobriedad de la que cualquiera pudo haber tenido en un momento como este, pediste más, pediste tener mi pene dentro de ti, lo pediste a gritos, con tus manos, con tu boca a centímetros de la mía.
Me introduje de golpe en ti, arrancando otro grito de tu garganta. Reprimiendo mis ganas de embestirte, me quedé quieto un momento, hasta que tu cadera se movió, dándome la señal necesaria para empezar a moverme. Traté en vano de embestirte lentamente. Te embestí con fuerza, con ímpetu, con hambre de ti. Salvaje, bruto, sin compasión, te tomé como mío.
No paraba de ver aquella escena tan pornográfica. Mi miembro entrando y saliendo de ti a un velocidad impensable, tú tocándote a un ritmo lento para enloquecerte a ti mismo, el ambiente todo de un color rojo suave, el calor aumentando a niveles inhumanos y la música sonando fuerte fuera de la habitación. Irremediablemente me corrí, como nunca me había corrido. Con fuerza y en cantidades impresionantes. Te llené de mi semilla, te marqué para siempre como mío.
Nuestras respiraciones eran irregulares, agitadas, pero a pesar de eso, acompasadas. Me acosté a tu lado, saliendo lentamente de ti, extrañando las paredes de tu entrada al instante. Un último gemido salió de tu boca, quedándose en el aire, junto a mi oído. Te abracé, como nunca antes lo había podido hacer.
Tratando con todas mis fuerzas de no quedarme dormido, me dispuse a levantarme, pero el sueño ya era dueño de mí. Mientras mis ojos se cerraban, pude notar como tú también te quedabas dormido, en mis brazos.
Al despertar, te vi tan tranquilo durmiendo, que me limité a acariciar tu hermoso y terso rostro, que tenía un tono durazno suave gracias a los reflejos de luz que llegaban de la ventana. Te veías tan hermoso, tan perfecto, tan prohibido que un escalofrío recorrió mi espalda como un fugaz rayo y me recordó que todo esto estaba mal. Me levanté lentamente, sigilosamente, para no despertarte. Me puse de pie, me vestí, con toda mi ropa oliendo a ti. Era inevitable y hasta estúpido negar lo que había sucedido, pero si podía olvidarlo y dejarlo solo como un simple y dulce recuerdo, todo iba a ser mejor para los dos.
Salí de cuarto con cautela, viendo a varios de nuestros conocidos desparramados en el piso, borrachos, hediondos a licor. La fiesta había sido buena. Después de salir de tu casa, la casa de mi hermana, decidí no volver a aparecerme en tu vida. ¿Para qué? Solo te causaría más sufrimiento y de paso también a mí.
Pasaron varios años. La última noche que pasamos juntos me habían dado fuerzas para seguir. Conseguí un pequeño apartamento en Daegu, junto con Minho, nuestro mejor amigo. Conseguí un trabajo como fotógrafo y la había pasado trabajando junto con Minho, que se había vuelto un gran modelo. Éramos un gran dúo.
No volví a saber de ti hasta aquel día. Me encontraba en una sesión de fotos con Key, un colega de Minho, cuando se acercó un pequeño niño. Lo miré de reojo y le sonreí. Luego fijé más mi atención en él y era igual a mí. Idéntico para más decir. Te busqué por los alrededores, buscando tu figura estilizada hasta en las sombras, pero no te encontré. Acaricié el cabello de aquel pequeño ser humano. Sin duda era igual a mí.
- Hola pequeño. ¿Cómo te llamas?
- Kim Jinki – un escalofrío recorrió toda mi espina dorsal. El miedo se había apoderado de mi cuerpo. Incluso me dio un pequeño tic en el ojo.
- ¿Dónde está tu madre? – si respondía lo que creía que iba a responder, me iba a dar un paro cardiaco.
- ¿Madre? Yo no tengo madre, solo tengo padre – ya veía venir el paro cardiaco – Está allá, sentado. Ven conmigo – me tomó de la mano y a cada paso el paro cardiaco se había más fuerte. Llegué a tu lado. Estabas ahí, frente a mí, después de casi 6 años.
- Hola Jinki – tu voz...Era igual a como la recordaba.
- Hola Jonghyun – mi garganta se sintió seca mientras mi corazón palpitaba realmente acelerado.
- ¿Cómo has estado? - ¿Cómo era posible que hablaras tan tranquilo después de que, literalmente, me acosté contigo y te abandoné?
- Bi-bien. ¿Y tú? – mis piernas empezaron a temblar, por lo que me senté en la banca, junto a ti, mientras tú jugabas con aquel niño.
- Bien. Creo que mi hijo ya se presentó – otro escalofrío.
- Si appa. Onew es muy genial. Toma fotos así – el niño empezó a hacer señas de tomar fotos y yo me paralicé. Onew...solo tú me llamabas así.
- Jinki, ve a jugar allá al parque. Tengo que hablar con Onew – no podía ni moverme. Mi pecho se hacía pesado y me impedía respirar. Ni siquiera podía verte a los ojos – Onew. Tú entiendes el por qué le puse a mi hijo Jinki, ¿cierto? - ¡BAM! Nada que hacer, te miré a los ojos, expectante. Lo sabía, pero quería que tú me lo dijeras, por lo que negué con la cabeza, incapaz de articular palabra – Es TÚ hijo – hiciste un especial énfasis en la palabra tú. Así que era mi hijo. NUESTRO hijo.
- ...nuestro hijo... – dije en un susurro imperceptible. Escuché en el fondo cómo Key y los chicos de vestuario me llamaban para que siguiera con la sesión. Hice una seña para que me esperaran. Necesitaba seguir hablando contigo. Fijé mis ojos en mi hijo. Igual a mí, pero con tu cabello, tus ojos y tú piel.
- Cuando desperté ese día ya no estabas. Te busqué por cielo y tierra cuando supe que estaba embarazado. Incluso pregunté por ti en lugares conocidos pero fue como si hubieras desaparecido. ¿Por qué lo hiciste? – tus ojos se llenaron de lágrimas.
- Yo...yo...no quería hacerte más daño... – mis ojos también se llenaron de lágrimas – P-perdóname... – te abracé tan fuerte como mis débiles brazos me lo permitieron.
- Prométeme que nunca más te irás – tu voz sonaba dolida, triste, lastimada. Te regalé un beso en la mejilla y escondí mi rostro en el espacio que yacía entre tu cuello y tu hombro.
- Jamás volveré a irme...Jamás – tomé tu rostro con mis manos y te besé. Te besé como hacía casi 6 años no lo hacía... Ya no llores...ahora estoy aquí para nunca más dejarte ir...
Don’t leave me again...Just take me away with you...or I would die...again...
Espero les haya gustado y ya saben, me comentan xD JAJAJAJA XD
Gis, espero sobre todo TU comentario xD
Me dices qué tal me quedó el final xD JAJAJAJA XD
¡Las quiero!
Última edición por CariitoKeyShawol el Dom Jun 10, 2012 12:11 pm, editado 2 veces
CariitoKeyShawol
Keybummie ♥_♥
803
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
O.O
Millones de cosas me pasaron por la cabeza, no sé que decir estoy como en shock... no espere ese final
*se razca la cabeza* WTF
Primero: Onew todo loco y suicida nunca lo hubiera pensado, me gusto mucho como usaste metafors y así todo lindo, me gusto mucho tu manera de narración.
:$:
Neta no se que decir... es que wwaaaaaaaaa osea acá yo toda triste, hasta puse musiquita de fond así toda triste y toda la onda y luego resulta que OMG
¿Como que Jonghyun embarazado? hahah No manches no me lo espere nunca, nunca, nunca.
Y es que no soy muy fan de ese tipo de escritura LOL es que no sé que decir LOL
Osea si me gusto y me emocione (gracias por el lemon) hahaha pero es que LOL :Think: :Think: :Think: NIÑA ¿dE CÚAL TE FUMAS?!!! de verdad, ESTOY IMPRESIONADA
Este ONESHOT NO ES NADA DE LO QUE PENSÉ NADA
Es más me niego a creer que yo haya sugerido esta idea, hahahah xD todo lo que escribiste me dije... no manches a mi no me hubiera salido ni a golpes LOL
:JAJA: :JAJA: :JAJA:
Ya pues ya me voy porque me dejaste sin ideas y toda loca
Quizas venga despues a editar waaaaa *super loca*
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
:Waa:
te quedo genial, como todo lo que escribes.
sabes te admiro por que se te ocurren ideas bien loca, pero geniales.
juro que lo ultimo que se me paso por la cabeza era que jong se quedaría embarazado, no se pense que era el hijo de el y sunny, pero como eran hermaos este se parecia a Onew.
pero noooooooo!!!!
sabes me diste una idea para mi fic jiji, la veras pronto, talvez en un futuro no muy cercano o tal vez si.
muchas gracias por la historia.
cuidate nos leemos
te quedo genial, como todo lo que escribes.
sabes te admiro por que se te ocurren ideas bien loca, pero geniales.
juro que lo ultimo que se me paso por la cabeza era que jong se quedaría embarazado, no se pense que era el hijo de el y sunny, pero como eran hermaos este se parecia a Onew.
pero noooooooo!!!!
sabes me diste una idea para mi fic jiji, la veras pronto, talvez en un futuro no muy cercano o tal vez si.
muchas gracias por la historia.
cuidate nos leemos
Noreri94
minho
1304
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
Umma!!! Madre mia!
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
*omite el platano O_o*Dios!!! Era un Onhyun!!!
Ahi decia Onhyun? no me fijé,pensé que era un Onkey
y era Onhyun!!!
Dios!!! Ultimamente el Onhyun me encanta de masiado!!!
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Pero es que dios!!! Onew como sufria no me gusta que sufra onew T____T
pero es que dios!!! 27 veces? OMG!!!
Pero creoq ue si hay casos asi verdad .____.
Te lo juro AMË TU ONESHOT MADRE, pero ... siempre que leo de que uno de los chicos queda embarazado pasa lo siguiente:
WTF...
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
para luego:
MORIRME DE RISA
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Ahahahaha xD pero realmente me gustó mucho
madre mia, el principio fue de
"me corto las venas gon saladitas"
pero el final fue lindo >_<
Última edición por Mizore-chan el Jue Oct 20, 2011 4:11 pm, editado 1 vez
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
*O*MI QUERIDA MAKNAEE
ESTA HERMOSO UN BEBE XDD DUBUU QUE HICISTE XDD
ME ENCANTO X3
ESTA HERMOSO UN BEBE XDD DUBUU QUE HICISTE XDD
ME ENCANTO X3
Jackey
Key
45
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
Realmente madre e hija se han olvidado de lo despistada que puede ser su haizí/umma, ¿cierto? Por que ninguna de las dos me dijo que habían escrito algo nuevo ¬¬
Como sea!
Estuvo genial! JE! 27 veces? Esas son muchas veces... Y fallidas? Claro! Sino, no habría fic!
Como siempre (y no esperaba menos de mi hija) un fantástico lemon! Completamente...¿Completo? jejejeje!
UN hijo!!!! Que lindo!!
En resumen, que la próxima vez me avises y que estuvo muy bueno!
Besos!!
Como sea!
Estuvo genial! JE! 27 veces? Esas son muchas veces... Y fallidas? Claro! Sino, no habría fic!
Como siempre (y no esperaba menos de mi hija) un fantástico lemon! Completamente...¿Completo? jejejeje!
UN hijo!!!! Que lindo!!
En resumen, que la próxima vez me avises y que estuvo muy bueno!
Besos!!
mi-chan
Jonghyun~ah
871
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
aparto
:Waa: :Waa: :Waa: :Waa: :Waa: :Waa:
dios santo OMG!!!!!!
asi o mas en shock
TE QUEDO GENIAL !!!!!!
:WTF: :WTF:
ese jinki todo suicida no me agrada jeje
no me imaginaba la pareja pero en cuanto lei
jonghyun grite tanto :HAHA: :HAHA: y me sacaron de clase porque estaba de contrabando con el celular jeje :KEKE:
el lemon fue lo maximo enserio estuvo super genial todo pervertido :DONT: me gusto mucho
casi me desmayo cuando supe que jonghyun se embarazo me quede asi de QQUUUEEEEE!!!!
no estuvo estupendo me imagine al pequeño kim jinki como un onew en miniatura asi todo bonito y todo :KEKE: :$:
ME ENCANTO!!!!!! :Neee: :Neee:
waa que bonito enserio me facino
:Waa: :Waa: :Waa: :Waa: :Waa: :Waa:
dios santo OMG!!!!!!
asi o mas en shock
TE QUEDO GENIAL !!!!!!
:WTF: :WTF:
ese jinki todo suicida no me agrada jeje
no me imaginaba la pareja pero en cuanto lei
jonghyun grite tanto :HAHA: :HAHA: y me sacaron de clase porque estaba de contrabando con el celular jeje :KEKE:
el lemon fue lo maximo enserio estuvo super genial todo pervertido :DONT: me gusto mucho
casi me desmayo cuando supe que jonghyun se embarazo me quede asi de QQUUUEEEEE!!!!
no estuvo estupendo me imagine al pequeño kim jinki como un onew en miniatura asi todo bonito y todo :KEKE: :$:
ME ENCANTO!!!!!! :Neee: :Neee:
waa que bonito enserio me facino
dianajinki
onew key y minho
319
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
OMG!! valió la pena trasnochar para leer esto x) dkfjhgldkhfgjdfñljgdñljfg juro que todo iba bien *ok, no... me deprimen los OS en los que Dubu sufre :c* hasta que ¡BAM! confesión de JongHyun, ¡DOBLE BAM! el lemon gdfkhglkdflghjdñlfg lo amé y eso que es el primer OnHyun que leo *OOOO* ¡TRIPLE BAM! Jinki, ¿por qué huiste? :( ¡debiste luchar! DDDDD: y finalmente(? ¡BAM INFINITO!: ¿Jjong EMBARAZADO? JAJAJAJAJAJAJJA no xd es que me dio ataque xd a pesar del momento solemne xd jajajajajajjaj
Lo amé, unnie^^ excelentísimo :3
Gracias por compartirlo :')
Annyeong~! xx
Lo amé, unnie^^ excelentísimo :3
Gracias por compartirlo :')
Annyeong~! xx
MinYoung
Onew
44
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
:WOW: Wow...... Estoy impresionada nunca nunca me imagine a Jjong embarazado y fue muy chistoso, hehehe :KEKE: :KEKE: ....... Me encanto, no me esperaba ese final pero la manera en que narraste la historia me engancho, increíble........
emodarkbaby99
Key
206
Re: *One-shot* Take me away... (+18) (Onhyun)
Yo quiero ser la madrina de ese hijo!! aunque JONG EMBARAZADO!!?
Prefiero ver a Jinki y su panza ;;;;--igual es loco--
me gusto .
Prefiero ver a Jinki y su panza ;;;;--igual es loco--
me gusto .
Ontokisshi
Onew
966
Temas similares
» *One-shot* ~ ¿De qué me sirve? (Me cansé) ~ (+16) (Onhyun)
» *One-shot* Todo me sirve para amarte mejor (Onhyun) (+18)
» Onhyun fan art
» Confesión ~ [OnHyun]
» SHINee[Onhyun] Viñeta 3
» *One-shot* Todo me sirve para amarte mejor (Onhyun) (+18)
» Onhyun fan art
» Confesión ~ [OnHyun]
» SHINee[Onhyun] Viñeta 3
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.