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Pure Instinct [oneshot, +18]
Recuerdo del primer mensaje :
Hola a tod@s de nuevo! les traigo otro shot k acabo de escribir, espero sea de su agrado... ia saben k solo se aceptan tomatazos...
Pues... ¿que mas puedo decir? es un shot bastante jodido... culpen a las altas dosis de cafeina y nicotina k traia en la sangre u____u
Titulo: Pure Instinct
Autor: ya-chan
Género: one-shot
Parejas: on2min? yeah sure... u know me
Personajes: Minho, Taemin y Onew; Jonghyun y Key (mencionados)
Nota: Bueno... hay lemon, malas palabras (muy feas u.u) asi k bajo su propio riesgo... y tmb le puse un +18 por k creo k esto debio estar en spantaa xD
Por supuesto k tienen k escuchar inmediatamente despues la cancion antes mencionada en la historia por k asi es mas riko (?) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Y por ultimo... si se preguntan cuales eran los deseos de Taemin, se los dire, por k minho babo no se los pregunto a el 8D
1. Que Onew hyun lo viera como antes.
2. Que Minho hyun lo llegara a amar tanto como él lo ama.
Espero haya sido de su agrado ^^
Siento la necesidad de hacer una nota aclaratoria:
Si alguna fan de Onew quiere sacarme los ojos, abstengase por Dios, solo es un relato retorcido de mi imaginacion mas que enferma y con ello pongo en claro que no pienso que Dubu sea de la forma en la k lo puse, asi como todos los demas. Ya sabemos lo tierno, carismatico, responsable y dulce que es nuestro lider! ^-^
Hola a tod@s de nuevo! les traigo otro shot k acabo de escribir, espero sea de su agrado... ia saben k solo se aceptan tomatazos...
Pues... ¿que mas puedo decir? es un shot bastante jodido... culpen a las altas dosis de cafeina y nicotina k traia en la sangre u____u
Titulo: Pure Instinct
Autor: ya-chan
Género: one-shot
Parejas: on2min? yeah sure... u know me
Personajes: Minho, Taemin y Onew; Jonghyun y Key (mencionados)
Nota: Bueno... hay lemon, malas palabras (muy feas u.u) asi k bajo su propio riesgo... y tmb le puse un +18 por k creo k esto debio estar en spantaa xD
¿Cómo fue que llegamos a este punto?...
Los cinco solos en la sala de descanso sin decir una palabra, sin vernos, ni sonreír luego de una presentación exitosa de “Lucifer”. Habíamos bailado perfectamente el tan esperado remix que tanto nos costó aprender, obtuvimos varios premios por nuestro talento y era gracias a ella, a esa canción especial para todos por haber sido agria en un principio ya que, mi lesión, me había obligado a permanecer sentado vergonzosamente en una silla mientras los demás daban su mejor esfuerzo, y dulce ahora que disfrutábamos la cosecha de esa tortuosa siembra… no obstante, seguíamos sin reacción alguna. Cada quien por su lado.
El compañerismo, la amistad y la hermandad se habían quedado atorados en el pasado luego de aquel día… el día más miserable para Taemin y para mí.
Las palabras que me propinó el manager a solas, tras mi primera presentación con los chicos en el escenario luego de recuperarme, quedaron tan grabadas en mi cerebro que al recordarlas, incluso puedo oír el tono de su voz en mi mente y sentir el ardor carcomiéndome el esófago.
“Taemin ha crecido lo suficiente ¿no crees?”
No presentí lo que trataba de decirme ni por la forma tan repugnante en la que emitía cada palabra. Despacio, susurrante, burlón.
“Sé que tienen necesidades…”
Lo supe… tal indirecta a nuestra falta de sexo no podía ser más directa, pero hasta ese momento no me explicaba que tenía que ver el crecimiento del maknae con esa situación.
“Él, será la puta de SHINee”
Lo soltó con total autoridad y desfachatez. Mis ojos no pudieron abrirse más y salirse, gracias a los poderosos músculos que se ocuparon de mantenerlos en su sitio. Era enfermo, todo en esa frase lo era y dentro de mí – en ese tiempo – ingenuo pensamiento, creí que hacía una muy mala broma. Sin embargo, el rostro con la sonrisa torpe que había puesto se borró por completo cuando el hyun me repitió con la mirada lo que acababa de decir.
Posteriormente, dio toda una explicación de cómo cada banda de chicos tenía un miembro en especial que se encargaba de atender ese tipo de cuestiones, pero su voz sonó cada vez más lejana mientras me hundía en el asiento y mi vista se perdía en una esquina de la habitación. Cuando habló sobre los favores sexuales de las chicas hacia sus representantes y altos ejecutivos de la empresa, simplemente dejé de oírlo.
Sentí náuseas con todo lo que me revelaba como si se tratara de algo completamente normal y funcional, cual ley de la naturaleza, pero lo que en verdad me estaba provocando arcadas limpias era el destino que habían planeado para él, para Taemin.
Fui torpe, tiré la silla cuando me levanté y negué inmediatamente, vociferé lo más que mis cuerdas vocales me permitieron y con esa estúpida inocencia pregunté si los demás conocían tal cosa con la esperanza de no ser uno contra el mundo sino cinco contra él, pero el viejo no hizo más que reírse de mí y afirmar con descaro que los chicos estaban de acuerdo, incluso el mismo maknae.
“Se lo expliqué y sabe que, por el bien del grupo, debe hacer su parte”
Ese hacer su parte bailoteó en mi mente con ironía… “¿Por qué no Key?” atiné a decir, después de todo era gay declarado, pero sólo me recordó que salía con un empresario poderoso de la SM. “¿Por qué no otro?” pregunté incluyéndome, porque el rubio es inocente… por Dios, es un niño, yo al menos puedo jactarme de poder resistir esa tortura, pero él no… él no.
“Es el más bonito, no vas a negarlo ¿o sí?”
Esa fue su pendeja respuesta ante toda la locura que estaba induciéndome. ¿Dónde demonios guardaba toda esa maldad que no pude verla antes de firmar el contrato? ahora salía sobrando. No había marcha atrás, SHINee seguiría brillando y yo debía hacerle frente a la abominación que mis compañeros habían aceptado. Bastardos todos, menos el tonto del menor, porque se bien que haría lo que fuera por nosotros… hasta dar las nalgas.
En el momento en el que el manager se largó, salí corriendo del edificio, con celular en mano y marcando el número de mi dongsaeng a una velocidad tan alta que hasta los dedos me dolieron, pero aun así no respondía. Fueron tal vez 5 o 10 llamadas perdidas desde la sala de ensayos hasta el elevador y eso no hacía más que ponerme nervioso, histérico es la palabra. Temía y cuando las puertas del ascensor se abrieron, todos mis miedos se hicieron realidad.
Onew hyun ya estaba sobre él, presionando con su cuerpo el del chico contra la pared, tratando de meterle las manos bajo la playera y clavándole los labios en el mentón puesto que los movimientos de su presa para zafarse sólo le permitían llegar hasta ahí.
“¡¿Qué mierdas haces?!”
Casi les parto los oídos con mi grito grave. Ni yo me esperaba reaccionar de esa forma tan brusca que parecía saldría alguna estela de fuego por mi garganta y el ceño fruncido del peli chocolate me confirmó que estaba listo para recibir lo que fuera.
“Yo seré el primero”
Le tomé por el cuello de la camisa y lo lancé fuera del cubículo, para recalcarle las falsas palabras, que a mi sorpresa, había dicho. ¿Qué más podía hacer en esa situación? si me estaba viendo como lo hace un borrego cimarrón antes de arremeter contra otro macho, que se diera cuenta que tenía los cuernos más duros que los suyos. ¿Quería portarse como animal? entonces ahora debía atenerse a ello.
No hace falta decir el terror con el que me vio Taemin cuando quedamos solos en el ascensor. Sentí una profunda pena por él, porque por culpa de Jinki, había perdido un poco de esa inocencia que poseía y ahora me observaba como una amenaza más.
“No te preocupes, no te hare nada”
Las lágrimas fluyeron de sus ojos tan rápido, que me asusté… quedé inmóvil sin saber que hacer o que decir. Le había visto llorar antes, pero nunca así, nunca como en ese instante, gritándome aliviado sin emitir palabra, agradeciéndome silenciosamente por haberlo salvado e incluso por no desear obtener algo de él que no quería dar para nada.
A mí también se me aguaron los ojos y lo atraje hasta mi cuerpo para fundirlo conmigo en un fuerte abrazo en el que intentaba con desesperación transmitirle algo de seguridad y cordura ante toda esa demencia que ya había sido diseminada en nosotros.
Jodida SM, jodido Jinki… jamás lo creí de él. Antes nos protegía, nos aconsejaba, nos enseñaba a cantar y componer y ahora quería follar a uno y matar a golpes a otro, todo por esa libido reprimida por años. ¿El no tener sexo puede cambiar tanto a un hombre?
“No lo dejaré”
Le dije sin vacilar mientras una lágrima traicionera surcaba mi mejilla. No quería que me viera así y clavé mi rostro en su cuello para que sus largos cabellos absorbieran algo de mi llanto… ahora requería una figura fuerte que le ayudara y le protegiera, a un vil macho si era necesario para tener a raya a los demás y estaba dispuesto a serlo por ese niño que desde la primera vez que vi, lo sentí como mi hermano menor.
La noche se tornó incómoda, los cinco dormíamos en una sola habitación y la litera que compartíamos el pequeño y yo estaba pegada a la cama de Onew hyun, y para nuestra desgracia, yo dormía en la parte de arriba.
Key hyun no hacía más que mensajearse con su novio y reírse bajito desde la parte de arriba de su litera y Jjong hyun desde hace rato que se había rendido al sueño… cuanto los odie a ambos en ese momento. El primero mantenía la postura de umma, nos preparaba la comida aunque yo sabía que lo hacía para que nadie interrumpiera su dieta y siempre nos ayudaba cuando extraviábamos nuestras cosas, pero ahora solo estaba enfocado en su nueva relación y el segundo, con el que siempre contábamos para desahogar las penas en su hombro, no se involucraba para nada; desde que llegó no hizo más que ignorarnos aunque le gritaba con la mirada que había problemas. Sabía perfectamente que conocían la situación pero se negaban a interceder, a ir en contra de la corriente y por ende a hacer algo que pusiera en riesgo su futuro. Solo estaban interesados en ellos mismos.
No podía conciliar el sueño, solo fijaba la vista en el líder el cual no despegaba los ojos del rubio, quien a su vez le daba la espalda y trataba de estar lo más alejado posible de su acechador. ¿Podría dormir con semejante presión?... hasta podía percibir esa tensión asquerosa desde esa distancia… ¿Cómo la sentiría él?, seguramente mil veces más que yo.
Y no dormí. Esa noche me fue imposible lograrlo y cuando noté las ojeras del menor, me di cuenta que el tampoco lo había conseguido así que el plan, a parte de no separarnos ni un segundo, era el cambiar de camas, el arriba y yo abajo, con el pretexto de que me había aburrido durmiendo en las alturas. Nos tomábamos la molestia de usar sutilezas, como mentir, únicamente para no incrementar la presión y terminar rompiendo la delgadísima liga en la que se había convertido nuestra relación con el grupo.
No obstante fue en vano, igual no podíamos dormir cuando el mayor se levantaba en la noche a beber agua y se quedaba en el marco de la puerta viendo al maknae hasta que terminaba su bebida y eso resultaba ser lo suficientemente perturbador como para espantarnos el sueño.
“Ven aquí”
Le susurré una de esas noches tormentosas. Llevábamos 5 días seguidos sin poder pegar el ojo y nos teníamos que conformar con las siestas de un par de horas en las que yo montaba guardia hasta mordiéndome el labio para no quedarme dormido mientras él descansaba, pero cuando llegaba mi turno, me negaba a poner la oreja en la almohada porque sabía que con un simple descuido mío, todo se iría a la mierda.
Recuerdo sus grandes ojos oscuros y brillantes que titilaron con ese simple pedido. No tuve que decírselo dos veces cuando ya estaba a mi lado y acomodado bajo las sábanas… me pareció muy tierna su reacción pero me partió el alma al mismo tiempo. Extrañaba a sus hyuns, a esos desconocidos que habían abierto sus brazos como una familia y ahora le daban la espalda o mostraban sentimientos nada puros y secretos.
“¿Por qué, Minho hyun?”
Otra vez iba a llorar… ¿Cómo se supone que se le debe explicar a un niño que despierta bajas pasiones en los demás?, no tenía ni puta idea. Ya no quería lloriquear, solo dejé que la furia que empezó a recorrerme, se esparciera a su antojo por mi pecho y sin decir nada, abracé su cintura con mi brazo derecho y cerré los ojos. No había respuesta que yo pudiera darle para tranquilizarlo ni suficiente consuelo para que sonriera de nuevo… no en esa noche tan fría.
Cuando desperté, su rostro apacible, relajado y a escasos centímetros del mío, golpeó mis pupilas con fuerza. Las puntas de su largo cabello rubio se ondulaban, incluidas las del flequillo, la piel pálida se teñía de rosado en sus mejillas como si fueran dos pequeños melocotones y sus labios entreabiertos liberaban el aliento muy despacio por el compás de sus inspiraciones profundas y exhalaciones largas.
Por eso… justo por eso todos querían saltarle encima, por bonito, por tierno, por ser lo que se supone ningún hombre debía ser. Más hermoso que una mujer.
Malditos genes los que le dieron sus padres, parecían más una maldición que algo positivo. Lo hicieron con tanto amor, que cada día, mes y año que pasaba, su hijo se convertía en un ser más alto y estilizado, incluso sexy. Si, no estaba ciego como para negarlo y la prueba de ello estaba frente a mí gritándomelo a todo pulmón.
“Buenos días, Minho hyun”
Su voz serena, ligeramente ronca y la sonrisa de oreja a oreja consiguieron traerme de regreso a la realidad donde miraba embobado al maknae mientras mi mano abarcaba toda su mejilla izquierda y la acariciaba con suavidad. Mi extremidad había adquirido vida propia o al menos eso pensé antes de apartarla como si fuera algo externo a mi cuerpo.
“Buenos días, Taemin-ah”
Me sonrojé. Sus ojitos me habían lanzado una mirada de extrañeza por el contacto áspero con el que le había despertado y, si bien entreabrió los labios para decir algo, me levanté ignorándolo y me fui a dar una ducha cuanto antes.
....
Minho hyun esto, Minho hyun lo otro… ya no nos separábamos ni para ir al baño. Podía apostar lo que fuera a que el líder estaba esperando esa clase de oportunidades para tener solo al maknae y jamás le daría un espacio para ello, ni el mas mínimo hueco para que tuviera acceso a él y obtuviera lo que tanto deseaba. En ese instante me percaté de lo posesivo que estaba siendo con Taemin.
Cualquier movimiento, paso, mirada, palabra, todo, absolutamente todo debía examinarlo y aprobarlo, sino mi ceño se fruncía y la mirada se tornaba más intensa sobre el joven hasta que éste volteaba y detenía lo que hacía. Y mierda… se sentía jodidamente bien.
Dormir con él todas las noches, comer juntos, monitorearlo por celular cuando tenía grabaciones, decirle que no, decirle que sí, que tomara mi mano, que se acercara para susurrarle algo, que se parara donde yo le indicaba y que obedeciera a cada cosa. ¿Por qué carajos me gustaba tanto esa posición? ¿Por el poder que sentía sobre una persona?... no, precisamente porque no era cualquier otro, era por lo que me sentía así.
“Minho hyun… vamos a la azotea”
Murmuró bajito en nuestra habitación con algo de timidez, pero negué con la cabeza porque ya era de noche y hacia un frio tremendo, no obstante, el pequeño hizo un puchero y me vio fijamente, pidiéndome lo mismo de nuevo y después de cavilar un momento el que estuviéramos solos en la casa y tan relajados, me di el gusto de acceder a sus peticiones. Sí, me di el gusto, porque hasta eso podía controlar.
“Hace mucho frio”
No pareció escucharme puesto que de inmediato corrió lejos con una gran sonrisa en los labios hasta el borde del balcón. De verdad no podía comprender que de bueno podía haber en estar a la intemperie a la suerte de las implacables temperaturas… ¿Le gustaba ver las luces de la ciudad? Me acerqué a él con toda la intención de decirle que volviéramos a la calidez del dormitorio pero su enigmático perfil me obligó a seguir con la vista el sitio donde tenía posada la suya. El cielo.
Increíblemente estaba despejado y las estrellas lucían imponentes y triunfantes entre tanta negrura. Antes de abrir la boca, una pequeña raya de color blanco surcó un pedacito de cielo nocturno y sentí como unos helados dedos se entrelazaban con los míos.
“Minho hyun, ¿se pueden pedir dos deseos a una estrella?”
Le vi con premura al notar su tono de voz quebrado y débil y toda mi arrogancia la deglutí pesada hasta que descansó en mi estómago a que aportara algo más de remordimiento. Lo había olvidado, olvidé su sufrimiento y me concentré en lo mucho que disfrutaba ser esa figura única e importante para él.
“La que pasó, si podía concederlos”
Viró su rostro sonriente e ilusionado hacia mí… se lo había creído y en ese momento percibí que el engreimiento había mutado con mis jugos gástricos, avanzado por mi esófago, haciéndome doler el pecho y atorándose en mi garganta convertido en algo tan extraño que no pude descifrarlo.
“Minho hyun, no llores…”
Lloraba… sin darme cuenta, lancé una lastimera gota salada mientras le observaba. Mierda, no quería que me viera débil pero el haber sido tan duro con él me desgarró y Taemin sólo bajó la mirada.
“Soy fuerte, no sientas pena por mi”
Que equivocado estaba el pequeño, pena no era lo que sentía por él, ni lástima o tristeza… era algo más que no tenía nada que ver con esas palabras. Pero aun así no sabía qué demonios era.
Moví la cabeza de izquierda a derecha con la esperanza de hacerle notar lo errado que estaba y con una sonrisa de medio lado abrí mi abrigo para invitarle a entrar. No lo dudó, abrazó mi cintura con fuerza y lo envolví lo más que pude con la prenda para que no se fuera el calor.
Delicioso. Su rostro enterrado en mi pecho y mis manos sobre sus delicados omoplatos. Simplemente era delicioso tenerlo así.
....
Minho hyun, apúrate.
Su sexto mensaje de texto me ponía los nervios de punta.
La junta con los ejecutivos de un programa de televisión no parecía tener final y le había dicho que me esperara en uno de los tantos salones de práctica vacios del edificio de la compañía, donde podía ocultarse de Onew hyun, quien últimamente nos había seguido a todas partes y debido a eso, seguramente el pequeño se sentía solo e indefenso y el que me demorara tanto lo ponía aun más impaciente.
Mi celular vibró nuevamente en el bolsillo de mi pantalón, lo tomé cuando divisé que el manager había desviado la mirada hacia los trajeados hombres, y lo observé esperando ver otro empujoncito del rubio, pero lo que vi me detuvo la respiración.
Qué buena vista la de la sala 3.
La sangre se me fue a los talones. Era Jinki… Jinki en la habitación junto a la que había dejado al menor.
“Si me permiten”
Hice una venia y le clavé la típica vista al manager que gritaba un voy al baño, así que el viejo no se molestó y me dejó salir.
En cuanto cerré la puerta, corrí como despavorido por los pasillos. La frente la tenia perlada en un sudor frio, el estómago revuelto y los dientes tan apretados que, creí, los haría polvo.
Mil imágenes pasaron por mi mente cual desfile gore en el cual, nuestro hyun terminaba saciándose con el maknae hasta partirlo en dos. Terrible… terrible fue la sensación de mi sangre hirviendo sólo con imaginarlo, el rostro me dolía de lo rojo que estaba por que, por más que alargaba mis zancadas, aun no llegaba hasta él y ya me estaba asfixiando con las agruras y la desagradable gastritis que me atacaba. Por la preocupación, por la angustia, por las malditas ganas de partirle la cara a Jinki hasta desfallecer.
De pronto, una pequeña mano tomó la mía y me jaló hasta meterme dentro de un armario y cuando la portezuela se cerró, clavé los ojos, impactado. Era Taemin.
Tenía la delicada cara cubierta de lágrimas, la camiseta rota del hombro izquierdo, dejándolo al descubierto y el cabello algo enredado. Sentí que me moría justo ahí. Si ese lugar hubiera contado con espejo, estoy casi seguro que habría notado mis labios blancos cual hoja de papel por la bajada de azúcar tan fuerte que me dio.
Tuve que sostenerme de la pared que estaba tras él para no desvanecerme. Si, pensé lo peor cuando lo vi así.
“No pasó nada hyun…”
No quería mentiras, no deseaba escucharlas aunque sonaran maravillosas y una parte de mi gritara un miénteme, Taemin tan intenso que me animaba a continuar oyéndolas.
“¡Minho hyun!”
Alzó la voz y salí de mi ensimismamiento. Estaba molesto, aturdido y me veía con el ceño fruncido… ¿Acaso era cierto lo que me dijo?
“No pasó nada"
Lo repitió pero con mayor confianza y sosteniéndome la mirada tan penetrante que le estaba descargando.
Sin embargo, antes de que pudiera suspirar aliviado, vi una marca casi morada en su cuello, justo del lado donde estaba destrozada su playera. Y en ese instante, bien pudieron llamar una ambulancia porque sentí que me explotaría el estómago de pura rabia.
“¡¿Y esto?!”
Cuando menos lo pensé ya le había tomado del cuello de la camiseta y le gritaba como loco, con el entrecejo tan arrugado que me dolió.
Iba a llorar, lo supe porque sus cejas se arquearon creando una ligera depresión en el centro de ellas pero el sonido de unos zapatos contra el suelo del pasillo le impidió hacerlo y a mi respirar por segunda vez en el día.
“Taemin-ah, compré tus dulces favoritos”
Jinki bastardo, cuanto lo repudié al oírlo mencionar su nombre de esa forma, llamándolo como a un niño pequeño y tentándolo con golosinas para que saliera de su escondite y poder violarlo a su antojo. Tenía que salir, ya no lo soportaba más. Lo iba a matar, literalmente.
Creo que el maknae vio el desquiciante instinto asesino que me atiborraba y por eso abrazó mi cintura lo más fuerte que pudo antes de que pudiera salir de ahí.
Los pasos se alejaron más y más, hasta que desaparecieron por completo. La vida de Onew dejaba de correr peligro pero el pequeño aun no me soltaba.
“Ya… no pasa nada”
Acaricié la dorada cabellera para hacerle notar que mi enojo disminuía pero ni así se separaba y eso… me gustó.
Fue entonces que me percaté de la situación. Estábamos en un espacio tan reducido que nuestros cuerpos se tocaban inevitablemente, después de todo, ese lugar estaba diseñado para contener escobas y no a dos hombres.
“Yo… me defendí y salí corriendo…”
Susurró en mi oído por la posición en la que nos encontrábamos pero de igual forma me hizo estremecer. Su aliento cálido lo percibía chocando en mi cuello y para desgracia de mis hormonas, su blanco, terso y delicado hombro, quedó al alcance de mis labios, los cuales, con cada movimiento por más mínimo que fuera, terminaban rozándolo.
La situación se tornaba complicada… sentí que mis mejillas ardían e incluso mis pómulos dolían ligeramente por el bochorno. Giré el rostro para huir de esa pálida ventana de piel pero acaricié su frente con mi nariz, revolviendo su cabello y percibiendo el terciopelo vainilla y luego… ya no pude moverla de ahí. Me quedé estático y con la mente en blanco.
Mi respiración aumentó conforme el pulso me exigía deslizar mi frente por sus cabellos hasta que terminó uniéndose con la de él. Era ineludible que el aire que exhalaba chocara contra su rostro y el suyo en el mío; nuestros vahos eran como una mezcla húmeda y caliente con sabor a menta por él y a café por mí.
A pesar del intenso frio, ambos comenzamos a sudar sin separarnos un milímetro. Estaba inmerso en la más exquisita embriaguez de calor y en ese tenor, le empujé con mi frente con ligereza hasta que su espalda quedó completamente pegada a la pared.
“M-Minho hyun…”
Soltó el aire tan suave al decir mi nombre que acorté un poco más la distancia sólo para que mi nariz mimara la suya en tenues caricias. Ya no estaba consciente de lo que hacía, el maldito óxido nítrico me tenía más que estúpido.
Colé mis manos hasta tomar su cintura de una forma tan posesiva que sentí como tembló un poco, pero no me detuve, sino que paseé mis labios entreabiertos por el surco bajo su nariz, notando de inmediato que nuestras respiraciones se agitaban desesperadas como si hubiésemos corrido una larga distancia.
Algo me decía que si seguía más abajo, iba a enloquecer, y cuánta razón tenía. Choqué mi boca con torpeza con la del él y se fue a la mierda toda la sutileza de antes.
Me dejé consumir en esos labios rosas y carnosos que se restregaban frenéticos con los míos, tratando de seguirme el paso, pero jamás lo lograría, puesto que introduje mi lengua en esa acuosa cavidad y la degusté con fuerza; las paredes de su boca, los dientes y luego esa tibia sinhueso que empezaba a enredarse con la mía, me sabían a gloria.
Adherí mi cuerpo al suyo y sentí sus dedos en mis cabellos que presionaron mi nuca para incrementar el contacto en nuestros bordes inflamados por tanto devorárnoslos, pero me empezaba ahogar, y con pesar tuve que separarme para jalar algo de aire. Jodidos pulmones.
Gimió quedito contra mi labio inferior y lo barrió con su lengua mientras volvía a emitir otro gemido. Estaba pidiéndome más. La boca levemente abierta, sus mejillas rojas, la coronilla perlada en sudor, los ojos entreabiertos fijos en los míos y esa extraña dureza entre sus piernas, no hicieron más que disparar una muy buena señal a mi miembro, endureciéndolo con rapidez.
Inmediatamente llevé mi mano derecha a su entrepierna y sentí como si, en su pantalón, hubiesen puesto una casa de campaña.
“Nhh… M-Minho…"
Le había gustado el roce y a mí me había encantado oírle, así que, con toda la perversión bombardeando mi cerebro, me puse entre sus piernas y friccioné mi propia necesidad con su bulto.
“Mmh… aah… T-Taemin”
Me escuché con la voz tan ronca y grave que muy a penas pude reconocerme y es que, el restregarme así, me estaba haciendo perder la poca cordura que me quedaba.
Sentí un poco húmedo mi bóxer y no lo soporté por mucho tiempo, necesitaba más, y supe que él también por cómo se quejaba en mi oído y por el sudor que pegaba su flequillo a la frente.
Sin meditarlo, desabroché y bajé el cierre de su pantalón para meter la mano y sacar lo que ya reinaba todos mis pensamientos.
“M-Minho… es-"
Le interrumpí cuando tomé su longitud bien despierta y corrí el forro hacia abajo en un brusco movimiento, que además, le hizo arquear la espalda y gemir como nunca creí escuchar.
Arriba y abajo era el trabajo de mi extremidad y en ocasiones, mis dedos se detenían para rosar la punta de su pene y la suave hendidura. Parecía que se arrancaría el labio por tanto que lo mordía para callar sus jadeos mientras movía las caderas para intentar marcar algún ritmo en ese apresante agujero que había formado con mi mano.
“Taemin… t-tócame”
Me avergoncé de sobremanera por pedirlo así, tan necesitadamente, pero en realidad lo requería con urgencia o terminaría muerto… sí, creo con firmeza que si se deja a un hombre en ese estado puede morir.
Y en menos de un segundo, ya tenía mi pene erecto bajo un constante y ágil masaje que casi me hace gemir sin control pero que, gracias a sus labios, pude ahogarlo ahí.
El calor aumentó mientras fundíamos nuestros labios y masturbábamos al otro más y más rápido.
Emitimos mas jadeos, ahora si incontrolables, aunque intentáramos beberlos directo de la boca ajena, pero ya era demasiado tarde. La onda eléctrica que avanzó por mi columna vertebral me indicó algo inevitable, por lo que apurado, “apunte" hacia otro lado para no ensuciarlo, mientras veía como me imitaba y con un balanceo bastante pronunciado de nuestras caderas, nos corrimos en la mano del otro.
Las rodillas le temblaron por lo que tuve que sostenerlo hasta que se calmaron tanto su respiración como la mía y tras besos esporádicos, miradas cómplices y sonrojos que hablaban por si solos, le presté mi saco y salimos de ese diminuto lugar, acomodándonos la ropa como mejor pudimos.
....
Y ahora estamos aquí los cinco, sin decirnos una palabra tras esa fantástica presentación de “Lucifer” y empieza a golpearme los oídos las primeras notas de “Say Hello to the Angels” de Interpol, gracias a los audífonos del iPod que intenta distraerme de no ver a un Taemin fatigado que se refresca con un pequeño ventilador de baterías. Su rostro se muestra apacible y cierra los ojos en ocasiones, quizás al sentirse aliviado por el airecito fresco del aparato, pero ni la música mantiene a raya la mirada lasciva que le propino y cuando diviso que sale de la habitación no titubeo en levantarme de mi asiento para seguirle.
Jinki hace su movida también y ambos nos topamos en la puerta.
Nos clavamos la vista de una forma salvaje por unos segundos que parecen eternos. Ya va a empezar a cantar Paul Banks y no puedo evitar esbozar una sonrisa socarrona. Frunzo el ceño, echo los hombros hacia atrás y acorto un poco la distancia entre ambos hasta que mi lenguaje corporal le indica quien es el que debe ir tras él y veo como lo capta y da un paso hacia atrás.
Así es, querido líder… él es mío ahora y tú sólo debes hacerte a un lado ante el macho dominante, porque me ama y yo lo amo con locura y porque después de todo… fui el primero y seré el único, aunque te mueras por ello.
Fin
Los cinco solos en la sala de descanso sin decir una palabra, sin vernos, ni sonreír luego de una presentación exitosa de “Lucifer”. Habíamos bailado perfectamente el tan esperado remix que tanto nos costó aprender, obtuvimos varios premios por nuestro talento y era gracias a ella, a esa canción especial para todos por haber sido agria en un principio ya que, mi lesión, me había obligado a permanecer sentado vergonzosamente en una silla mientras los demás daban su mejor esfuerzo, y dulce ahora que disfrutábamos la cosecha de esa tortuosa siembra… no obstante, seguíamos sin reacción alguna. Cada quien por su lado.
El compañerismo, la amistad y la hermandad se habían quedado atorados en el pasado luego de aquel día… el día más miserable para Taemin y para mí.
Las palabras que me propinó el manager a solas, tras mi primera presentación con los chicos en el escenario luego de recuperarme, quedaron tan grabadas en mi cerebro que al recordarlas, incluso puedo oír el tono de su voz en mi mente y sentir el ardor carcomiéndome el esófago.
“Taemin ha crecido lo suficiente ¿no crees?”
No presentí lo que trataba de decirme ni por la forma tan repugnante en la que emitía cada palabra. Despacio, susurrante, burlón.
“Sé que tienen necesidades…”
Lo supe… tal indirecta a nuestra falta de sexo no podía ser más directa, pero hasta ese momento no me explicaba que tenía que ver el crecimiento del maknae con esa situación.
“Él, será la puta de SHINee”
Lo soltó con total autoridad y desfachatez. Mis ojos no pudieron abrirse más y salirse, gracias a los poderosos músculos que se ocuparon de mantenerlos en su sitio. Era enfermo, todo en esa frase lo era y dentro de mí – en ese tiempo – ingenuo pensamiento, creí que hacía una muy mala broma. Sin embargo, el rostro con la sonrisa torpe que había puesto se borró por completo cuando el hyun me repitió con la mirada lo que acababa de decir.
Posteriormente, dio toda una explicación de cómo cada banda de chicos tenía un miembro en especial que se encargaba de atender ese tipo de cuestiones, pero su voz sonó cada vez más lejana mientras me hundía en el asiento y mi vista se perdía en una esquina de la habitación. Cuando habló sobre los favores sexuales de las chicas hacia sus representantes y altos ejecutivos de la empresa, simplemente dejé de oírlo.
Sentí náuseas con todo lo que me revelaba como si se tratara de algo completamente normal y funcional, cual ley de la naturaleza, pero lo que en verdad me estaba provocando arcadas limpias era el destino que habían planeado para él, para Taemin.
Fui torpe, tiré la silla cuando me levanté y negué inmediatamente, vociferé lo más que mis cuerdas vocales me permitieron y con esa estúpida inocencia pregunté si los demás conocían tal cosa con la esperanza de no ser uno contra el mundo sino cinco contra él, pero el viejo no hizo más que reírse de mí y afirmar con descaro que los chicos estaban de acuerdo, incluso el mismo maknae.
“Se lo expliqué y sabe que, por el bien del grupo, debe hacer su parte”
Ese hacer su parte bailoteó en mi mente con ironía… “¿Por qué no Key?” atiné a decir, después de todo era gay declarado, pero sólo me recordó que salía con un empresario poderoso de la SM. “¿Por qué no otro?” pregunté incluyéndome, porque el rubio es inocente… por Dios, es un niño, yo al menos puedo jactarme de poder resistir esa tortura, pero él no… él no.
“Es el más bonito, no vas a negarlo ¿o sí?”
Esa fue su pendeja respuesta ante toda la locura que estaba induciéndome. ¿Dónde demonios guardaba toda esa maldad que no pude verla antes de firmar el contrato? ahora salía sobrando. No había marcha atrás, SHINee seguiría brillando y yo debía hacerle frente a la abominación que mis compañeros habían aceptado. Bastardos todos, menos el tonto del menor, porque se bien que haría lo que fuera por nosotros… hasta dar las nalgas.
En el momento en el que el manager se largó, salí corriendo del edificio, con celular en mano y marcando el número de mi dongsaeng a una velocidad tan alta que hasta los dedos me dolieron, pero aun así no respondía. Fueron tal vez 5 o 10 llamadas perdidas desde la sala de ensayos hasta el elevador y eso no hacía más que ponerme nervioso, histérico es la palabra. Temía y cuando las puertas del ascensor se abrieron, todos mis miedos se hicieron realidad.
Onew hyun ya estaba sobre él, presionando con su cuerpo el del chico contra la pared, tratando de meterle las manos bajo la playera y clavándole los labios en el mentón puesto que los movimientos de su presa para zafarse sólo le permitían llegar hasta ahí.
“¡¿Qué mierdas haces?!”
Casi les parto los oídos con mi grito grave. Ni yo me esperaba reaccionar de esa forma tan brusca que parecía saldría alguna estela de fuego por mi garganta y el ceño fruncido del peli chocolate me confirmó que estaba listo para recibir lo que fuera.
“Yo seré el primero”
Le tomé por el cuello de la camisa y lo lancé fuera del cubículo, para recalcarle las falsas palabras, que a mi sorpresa, había dicho. ¿Qué más podía hacer en esa situación? si me estaba viendo como lo hace un borrego cimarrón antes de arremeter contra otro macho, que se diera cuenta que tenía los cuernos más duros que los suyos. ¿Quería portarse como animal? entonces ahora debía atenerse a ello.
No hace falta decir el terror con el que me vio Taemin cuando quedamos solos en el ascensor. Sentí una profunda pena por él, porque por culpa de Jinki, había perdido un poco de esa inocencia que poseía y ahora me observaba como una amenaza más.
“No te preocupes, no te hare nada”
Las lágrimas fluyeron de sus ojos tan rápido, que me asusté… quedé inmóvil sin saber que hacer o que decir. Le había visto llorar antes, pero nunca así, nunca como en ese instante, gritándome aliviado sin emitir palabra, agradeciéndome silenciosamente por haberlo salvado e incluso por no desear obtener algo de él que no quería dar para nada.
A mí también se me aguaron los ojos y lo atraje hasta mi cuerpo para fundirlo conmigo en un fuerte abrazo en el que intentaba con desesperación transmitirle algo de seguridad y cordura ante toda esa demencia que ya había sido diseminada en nosotros.
Jodida SM, jodido Jinki… jamás lo creí de él. Antes nos protegía, nos aconsejaba, nos enseñaba a cantar y componer y ahora quería follar a uno y matar a golpes a otro, todo por esa libido reprimida por años. ¿El no tener sexo puede cambiar tanto a un hombre?
“No lo dejaré”
Le dije sin vacilar mientras una lágrima traicionera surcaba mi mejilla. No quería que me viera así y clavé mi rostro en su cuello para que sus largos cabellos absorbieran algo de mi llanto… ahora requería una figura fuerte que le ayudara y le protegiera, a un vil macho si era necesario para tener a raya a los demás y estaba dispuesto a serlo por ese niño que desde la primera vez que vi, lo sentí como mi hermano menor.
La noche se tornó incómoda, los cinco dormíamos en una sola habitación y la litera que compartíamos el pequeño y yo estaba pegada a la cama de Onew hyun, y para nuestra desgracia, yo dormía en la parte de arriba.
Key hyun no hacía más que mensajearse con su novio y reírse bajito desde la parte de arriba de su litera y Jjong hyun desde hace rato que se había rendido al sueño… cuanto los odie a ambos en ese momento. El primero mantenía la postura de umma, nos preparaba la comida aunque yo sabía que lo hacía para que nadie interrumpiera su dieta y siempre nos ayudaba cuando extraviábamos nuestras cosas, pero ahora solo estaba enfocado en su nueva relación y el segundo, con el que siempre contábamos para desahogar las penas en su hombro, no se involucraba para nada; desde que llegó no hizo más que ignorarnos aunque le gritaba con la mirada que había problemas. Sabía perfectamente que conocían la situación pero se negaban a interceder, a ir en contra de la corriente y por ende a hacer algo que pusiera en riesgo su futuro. Solo estaban interesados en ellos mismos.
No podía conciliar el sueño, solo fijaba la vista en el líder el cual no despegaba los ojos del rubio, quien a su vez le daba la espalda y trataba de estar lo más alejado posible de su acechador. ¿Podría dormir con semejante presión?... hasta podía percibir esa tensión asquerosa desde esa distancia… ¿Cómo la sentiría él?, seguramente mil veces más que yo.
Y no dormí. Esa noche me fue imposible lograrlo y cuando noté las ojeras del menor, me di cuenta que el tampoco lo había conseguido así que el plan, a parte de no separarnos ni un segundo, era el cambiar de camas, el arriba y yo abajo, con el pretexto de que me había aburrido durmiendo en las alturas. Nos tomábamos la molestia de usar sutilezas, como mentir, únicamente para no incrementar la presión y terminar rompiendo la delgadísima liga en la que se había convertido nuestra relación con el grupo.
No obstante fue en vano, igual no podíamos dormir cuando el mayor se levantaba en la noche a beber agua y se quedaba en el marco de la puerta viendo al maknae hasta que terminaba su bebida y eso resultaba ser lo suficientemente perturbador como para espantarnos el sueño.
“Ven aquí”
Le susurré una de esas noches tormentosas. Llevábamos 5 días seguidos sin poder pegar el ojo y nos teníamos que conformar con las siestas de un par de horas en las que yo montaba guardia hasta mordiéndome el labio para no quedarme dormido mientras él descansaba, pero cuando llegaba mi turno, me negaba a poner la oreja en la almohada porque sabía que con un simple descuido mío, todo se iría a la mierda.
Recuerdo sus grandes ojos oscuros y brillantes que titilaron con ese simple pedido. No tuve que decírselo dos veces cuando ya estaba a mi lado y acomodado bajo las sábanas… me pareció muy tierna su reacción pero me partió el alma al mismo tiempo. Extrañaba a sus hyuns, a esos desconocidos que habían abierto sus brazos como una familia y ahora le daban la espalda o mostraban sentimientos nada puros y secretos.
“¿Por qué, Minho hyun?”
Otra vez iba a llorar… ¿Cómo se supone que se le debe explicar a un niño que despierta bajas pasiones en los demás?, no tenía ni puta idea. Ya no quería lloriquear, solo dejé que la furia que empezó a recorrerme, se esparciera a su antojo por mi pecho y sin decir nada, abracé su cintura con mi brazo derecho y cerré los ojos. No había respuesta que yo pudiera darle para tranquilizarlo ni suficiente consuelo para que sonriera de nuevo… no en esa noche tan fría.
Cuando desperté, su rostro apacible, relajado y a escasos centímetros del mío, golpeó mis pupilas con fuerza. Las puntas de su largo cabello rubio se ondulaban, incluidas las del flequillo, la piel pálida se teñía de rosado en sus mejillas como si fueran dos pequeños melocotones y sus labios entreabiertos liberaban el aliento muy despacio por el compás de sus inspiraciones profundas y exhalaciones largas.
Por eso… justo por eso todos querían saltarle encima, por bonito, por tierno, por ser lo que se supone ningún hombre debía ser. Más hermoso que una mujer.
Malditos genes los que le dieron sus padres, parecían más una maldición que algo positivo. Lo hicieron con tanto amor, que cada día, mes y año que pasaba, su hijo se convertía en un ser más alto y estilizado, incluso sexy. Si, no estaba ciego como para negarlo y la prueba de ello estaba frente a mí gritándomelo a todo pulmón.
“Buenos días, Minho hyun”
Su voz serena, ligeramente ronca y la sonrisa de oreja a oreja consiguieron traerme de regreso a la realidad donde miraba embobado al maknae mientras mi mano abarcaba toda su mejilla izquierda y la acariciaba con suavidad. Mi extremidad había adquirido vida propia o al menos eso pensé antes de apartarla como si fuera algo externo a mi cuerpo.
“Buenos días, Taemin-ah”
Me sonrojé. Sus ojitos me habían lanzado una mirada de extrañeza por el contacto áspero con el que le había despertado y, si bien entreabrió los labios para decir algo, me levanté ignorándolo y me fui a dar una ducha cuanto antes.
....
Minho hyun esto, Minho hyun lo otro… ya no nos separábamos ni para ir al baño. Podía apostar lo que fuera a que el líder estaba esperando esa clase de oportunidades para tener solo al maknae y jamás le daría un espacio para ello, ni el mas mínimo hueco para que tuviera acceso a él y obtuviera lo que tanto deseaba. En ese instante me percaté de lo posesivo que estaba siendo con Taemin.
Cualquier movimiento, paso, mirada, palabra, todo, absolutamente todo debía examinarlo y aprobarlo, sino mi ceño se fruncía y la mirada se tornaba más intensa sobre el joven hasta que éste volteaba y detenía lo que hacía. Y mierda… se sentía jodidamente bien.
Dormir con él todas las noches, comer juntos, monitorearlo por celular cuando tenía grabaciones, decirle que no, decirle que sí, que tomara mi mano, que se acercara para susurrarle algo, que se parara donde yo le indicaba y que obedeciera a cada cosa. ¿Por qué carajos me gustaba tanto esa posición? ¿Por el poder que sentía sobre una persona?... no, precisamente porque no era cualquier otro, era por lo que me sentía así.
“Minho hyun… vamos a la azotea”
Murmuró bajito en nuestra habitación con algo de timidez, pero negué con la cabeza porque ya era de noche y hacia un frio tremendo, no obstante, el pequeño hizo un puchero y me vio fijamente, pidiéndome lo mismo de nuevo y después de cavilar un momento el que estuviéramos solos en la casa y tan relajados, me di el gusto de acceder a sus peticiones. Sí, me di el gusto, porque hasta eso podía controlar.
“Hace mucho frio”
No pareció escucharme puesto que de inmediato corrió lejos con una gran sonrisa en los labios hasta el borde del balcón. De verdad no podía comprender que de bueno podía haber en estar a la intemperie a la suerte de las implacables temperaturas… ¿Le gustaba ver las luces de la ciudad? Me acerqué a él con toda la intención de decirle que volviéramos a la calidez del dormitorio pero su enigmático perfil me obligó a seguir con la vista el sitio donde tenía posada la suya. El cielo.
Increíblemente estaba despejado y las estrellas lucían imponentes y triunfantes entre tanta negrura. Antes de abrir la boca, una pequeña raya de color blanco surcó un pedacito de cielo nocturno y sentí como unos helados dedos se entrelazaban con los míos.
“Minho hyun, ¿se pueden pedir dos deseos a una estrella?”
Le vi con premura al notar su tono de voz quebrado y débil y toda mi arrogancia la deglutí pesada hasta que descansó en mi estómago a que aportara algo más de remordimiento. Lo había olvidado, olvidé su sufrimiento y me concentré en lo mucho que disfrutaba ser esa figura única e importante para él.
“La que pasó, si podía concederlos”
Viró su rostro sonriente e ilusionado hacia mí… se lo había creído y en ese momento percibí que el engreimiento había mutado con mis jugos gástricos, avanzado por mi esófago, haciéndome doler el pecho y atorándose en mi garganta convertido en algo tan extraño que no pude descifrarlo.
“Minho hyun, no llores…”
Lloraba… sin darme cuenta, lancé una lastimera gota salada mientras le observaba. Mierda, no quería que me viera débil pero el haber sido tan duro con él me desgarró y Taemin sólo bajó la mirada.
“Soy fuerte, no sientas pena por mi”
Que equivocado estaba el pequeño, pena no era lo que sentía por él, ni lástima o tristeza… era algo más que no tenía nada que ver con esas palabras. Pero aun así no sabía qué demonios era.
Moví la cabeza de izquierda a derecha con la esperanza de hacerle notar lo errado que estaba y con una sonrisa de medio lado abrí mi abrigo para invitarle a entrar. No lo dudó, abrazó mi cintura con fuerza y lo envolví lo más que pude con la prenda para que no se fuera el calor.
Delicioso. Su rostro enterrado en mi pecho y mis manos sobre sus delicados omoplatos. Simplemente era delicioso tenerlo así.
....
Minho hyun, apúrate.
Su sexto mensaje de texto me ponía los nervios de punta.
La junta con los ejecutivos de un programa de televisión no parecía tener final y le había dicho que me esperara en uno de los tantos salones de práctica vacios del edificio de la compañía, donde podía ocultarse de Onew hyun, quien últimamente nos había seguido a todas partes y debido a eso, seguramente el pequeño se sentía solo e indefenso y el que me demorara tanto lo ponía aun más impaciente.
Mi celular vibró nuevamente en el bolsillo de mi pantalón, lo tomé cuando divisé que el manager había desviado la mirada hacia los trajeados hombres, y lo observé esperando ver otro empujoncito del rubio, pero lo que vi me detuvo la respiración.
Qué buena vista la de la sala 3.
La sangre se me fue a los talones. Era Jinki… Jinki en la habitación junto a la que había dejado al menor.
“Si me permiten”
Hice una venia y le clavé la típica vista al manager que gritaba un voy al baño, así que el viejo no se molestó y me dejó salir.
En cuanto cerré la puerta, corrí como despavorido por los pasillos. La frente la tenia perlada en un sudor frio, el estómago revuelto y los dientes tan apretados que, creí, los haría polvo.
Mil imágenes pasaron por mi mente cual desfile gore en el cual, nuestro hyun terminaba saciándose con el maknae hasta partirlo en dos. Terrible… terrible fue la sensación de mi sangre hirviendo sólo con imaginarlo, el rostro me dolía de lo rojo que estaba por que, por más que alargaba mis zancadas, aun no llegaba hasta él y ya me estaba asfixiando con las agruras y la desagradable gastritis que me atacaba. Por la preocupación, por la angustia, por las malditas ganas de partirle la cara a Jinki hasta desfallecer.
De pronto, una pequeña mano tomó la mía y me jaló hasta meterme dentro de un armario y cuando la portezuela se cerró, clavé los ojos, impactado. Era Taemin.
Tenía la delicada cara cubierta de lágrimas, la camiseta rota del hombro izquierdo, dejándolo al descubierto y el cabello algo enredado. Sentí que me moría justo ahí. Si ese lugar hubiera contado con espejo, estoy casi seguro que habría notado mis labios blancos cual hoja de papel por la bajada de azúcar tan fuerte que me dio.
Tuve que sostenerme de la pared que estaba tras él para no desvanecerme. Si, pensé lo peor cuando lo vi así.
“No pasó nada hyun…”
No quería mentiras, no deseaba escucharlas aunque sonaran maravillosas y una parte de mi gritara un miénteme, Taemin tan intenso que me animaba a continuar oyéndolas.
“¡Minho hyun!”
Alzó la voz y salí de mi ensimismamiento. Estaba molesto, aturdido y me veía con el ceño fruncido… ¿Acaso era cierto lo que me dijo?
“No pasó nada"
Lo repitió pero con mayor confianza y sosteniéndome la mirada tan penetrante que le estaba descargando.
Sin embargo, antes de que pudiera suspirar aliviado, vi una marca casi morada en su cuello, justo del lado donde estaba destrozada su playera. Y en ese instante, bien pudieron llamar una ambulancia porque sentí que me explotaría el estómago de pura rabia.
“¡¿Y esto?!”
Cuando menos lo pensé ya le había tomado del cuello de la camiseta y le gritaba como loco, con el entrecejo tan arrugado que me dolió.
Iba a llorar, lo supe porque sus cejas se arquearon creando una ligera depresión en el centro de ellas pero el sonido de unos zapatos contra el suelo del pasillo le impidió hacerlo y a mi respirar por segunda vez en el día.
“Taemin-ah, compré tus dulces favoritos”
Jinki bastardo, cuanto lo repudié al oírlo mencionar su nombre de esa forma, llamándolo como a un niño pequeño y tentándolo con golosinas para que saliera de su escondite y poder violarlo a su antojo. Tenía que salir, ya no lo soportaba más. Lo iba a matar, literalmente.
Creo que el maknae vio el desquiciante instinto asesino que me atiborraba y por eso abrazó mi cintura lo más fuerte que pudo antes de que pudiera salir de ahí.
Los pasos se alejaron más y más, hasta que desaparecieron por completo. La vida de Onew dejaba de correr peligro pero el pequeño aun no me soltaba.
“Ya… no pasa nada”
Acaricié la dorada cabellera para hacerle notar que mi enojo disminuía pero ni así se separaba y eso… me gustó.
Fue entonces que me percaté de la situación. Estábamos en un espacio tan reducido que nuestros cuerpos se tocaban inevitablemente, después de todo, ese lugar estaba diseñado para contener escobas y no a dos hombres.
“Yo… me defendí y salí corriendo…”
Susurró en mi oído por la posición en la que nos encontrábamos pero de igual forma me hizo estremecer. Su aliento cálido lo percibía chocando en mi cuello y para desgracia de mis hormonas, su blanco, terso y delicado hombro, quedó al alcance de mis labios, los cuales, con cada movimiento por más mínimo que fuera, terminaban rozándolo.
La situación se tornaba complicada… sentí que mis mejillas ardían e incluso mis pómulos dolían ligeramente por el bochorno. Giré el rostro para huir de esa pálida ventana de piel pero acaricié su frente con mi nariz, revolviendo su cabello y percibiendo el terciopelo vainilla y luego… ya no pude moverla de ahí. Me quedé estático y con la mente en blanco.
Mi respiración aumentó conforme el pulso me exigía deslizar mi frente por sus cabellos hasta que terminó uniéndose con la de él. Era ineludible que el aire que exhalaba chocara contra su rostro y el suyo en el mío; nuestros vahos eran como una mezcla húmeda y caliente con sabor a menta por él y a café por mí.
A pesar del intenso frio, ambos comenzamos a sudar sin separarnos un milímetro. Estaba inmerso en la más exquisita embriaguez de calor y en ese tenor, le empujé con mi frente con ligereza hasta que su espalda quedó completamente pegada a la pared.
“M-Minho hyun…”
Soltó el aire tan suave al decir mi nombre que acorté un poco más la distancia sólo para que mi nariz mimara la suya en tenues caricias. Ya no estaba consciente de lo que hacía, el maldito óxido nítrico me tenía más que estúpido.
Colé mis manos hasta tomar su cintura de una forma tan posesiva que sentí como tembló un poco, pero no me detuve, sino que paseé mis labios entreabiertos por el surco bajo su nariz, notando de inmediato que nuestras respiraciones se agitaban desesperadas como si hubiésemos corrido una larga distancia.
Algo me decía que si seguía más abajo, iba a enloquecer, y cuánta razón tenía. Choqué mi boca con torpeza con la del él y se fue a la mierda toda la sutileza de antes.
Me dejé consumir en esos labios rosas y carnosos que se restregaban frenéticos con los míos, tratando de seguirme el paso, pero jamás lo lograría, puesto que introduje mi lengua en esa acuosa cavidad y la degusté con fuerza; las paredes de su boca, los dientes y luego esa tibia sinhueso que empezaba a enredarse con la mía, me sabían a gloria.
Adherí mi cuerpo al suyo y sentí sus dedos en mis cabellos que presionaron mi nuca para incrementar el contacto en nuestros bordes inflamados por tanto devorárnoslos, pero me empezaba ahogar, y con pesar tuve que separarme para jalar algo de aire. Jodidos pulmones.
Gimió quedito contra mi labio inferior y lo barrió con su lengua mientras volvía a emitir otro gemido. Estaba pidiéndome más. La boca levemente abierta, sus mejillas rojas, la coronilla perlada en sudor, los ojos entreabiertos fijos en los míos y esa extraña dureza entre sus piernas, no hicieron más que disparar una muy buena señal a mi miembro, endureciéndolo con rapidez.
Inmediatamente llevé mi mano derecha a su entrepierna y sentí como si, en su pantalón, hubiesen puesto una casa de campaña.
“Nhh… M-Minho…"
Le había gustado el roce y a mí me había encantado oírle, así que, con toda la perversión bombardeando mi cerebro, me puse entre sus piernas y friccioné mi propia necesidad con su bulto.
“Mmh… aah… T-Taemin”
Me escuché con la voz tan ronca y grave que muy a penas pude reconocerme y es que, el restregarme así, me estaba haciendo perder la poca cordura que me quedaba.
Sentí un poco húmedo mi bóxer y no lo soporté por mucho tiempo, necesitaba más, y supe que él también por cómo se quejaba en mi oído y por el sudor que pegaba su flequillo a la frente.
Sin meditarlo, desabroché y bajé el cierre de su pantalón para meter la mano y sacar lo que ya reinaba todos mis pensamientos.
“M-Minho… es-"
Le interrumpí cuando tomé su longitud bien despierta y corrí el forro hacia abajo en un brusco movimiento, que además, le hizo arquear la espalda y gemir como nunca creí escuchar.
Arriba y abajo era el trabajo de mi extremidad y en ocasiones, mis dedos se detenían para rosar la punta de su pene y la suave hendidura. Parecía que se arrancaría el labio por tanto que lo mordía para callar sus jadeos mientras movía las caderas para intentar marcar algún ritmo en ese apresante agujero que había formado con mi mano.
“Taemin… t-tócame”
Me avergoncé de sobremanera por pedirlo así, tan necesitadamente, pero en realidad lo requería con urgencia o terminaría muerto… sí, creo con firmeza que si se deja a un hombre en ese estado puede morir.
Y en menos de un segundo, ya tenía mi pene erecto bajo un constante y ágil masaje que casi me hace gemir sin control pero que, gracias a sus labios, pude ahogarlo ahí.
El calor aumentó mientras fundíamos nuestros labios y masturbábamos al otro más y más rápido.
Emitimos mas jadeos, ahora si incontrolables, aunque intentáramos beberlos directo de la boca ajena, pero ya era demasiado tarde. La onda eléctrica que avanzó por mi columna vertebral me indicó algo inevitable, por lo que apurado, “apunte" hacia otro lado para no ensuciarlo, mientras veía como me imitaba y con un balanceo bastante pronunciado de nuestras caderas, nos corrimos en la mano del otro.
Las rodillas le temblaron por lo que tuve que sostenerlo hasta que se calmaron tanto su respiración como la mía y tras besos esporádicos, miradas cómplices y sonrojos que hablaban por si solos, le presté mi saco y salimos de ese diminuto lugar, acomodándonos la ropa como mejor pudimos.
....
Y ahora estamos aquí los cinco, sin decirnos una palabra tras esa fantástica presentación de “Lucifer” y empieza a golpearme los oídos las primeras notas de “Say Hello to the Angels” de Interpol, gracias a los audífonos del iPod que intenta distraerme de no ver a un Taemin fatigado que se refresca con un pequeño ventilador de baterías. Su rostro se muestra apacible y cierra los ojos en ocasiones, quizás al sentirse aliviado por el airecito fresco del aparato, pero ni la música mantiene a raya la mirada lasciva que le propino y cuando diviso que sale de la habitación no titubeo en levantarme de mi asiento para seguirle.
Jinki hace su movida también y ambos nos topamos en la puerta.
Nos clavamos la vista de una forma salvaje por unos segundos que parecen eternos. Ya va a empezar a cantar Paul Banks y no puedo evitar esbozar una sonrisa socarrona. Frunzo el ceño, echo los hombros hacia atrás y acorto un poco la distancia entre ambos hasta que mi lenguaje corporal le indica quien es el que debe ir tras él y veo como lo capta y da un paso hacia atrás.
Así es, querido líder… él es mío ahora y tú sólo debes hacerte a un lado ante el macho dominante, porque me ama y yo lo amo con locura y porque después de todo… fui el primero y seré el único, aunque te mueras por ello.
Fin
Por supuesto k tienen k escuchar inmediatamente despues la cancion antes mencionada en la historia por k asi es mas riko (?) [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Y por ultimo... si se preguntan cuales eran los deseos de Taemin, se los dire, por k minho babo no se los pregunto a el 8D
1. Que Onew hyun lo viera como antes.
2. Que Minho hyun lo llegara a amar tanto como él lo ama.
Espero haya sido de su agrado ^^
Siento la necesidad de hacer una nota aclaratoria:
Si alguna fan de Onew quiere sacarme los ojos, abstengase por Dios, solo es un relato retorcido de mi imaginacion mas que enferma y con ello pongo en claro que no pienso que Dubu sea de la forma en la k lo puse, asi como todos los demas. Ya sabemos lo tierno, carismatico, responsable y dulce que es nuestro lider! ^-^
Última edición por ya-chan el Jue Mar 24, 2011 12:16 am, editado 8 veces
ya-chan
Minho y Taemin
283
Re: Pure Instinct [oneshot, +18]
Amo tus fics !! eres una diosa escribiendo 2min -/////- ♥
Simplemente me fasino !
Simplemente me fasino !
freyashirou
Minho
357
Re: Pure Instinct [oneshot, +18]
Onew da miedo é.è....pero aun asi lo kiero!! >w<
heehe estubo genealoso!! me gusto mucho!!!
que tengas un bonito diatardenochemadrugada :MUA:
heehe estubo genealoso!! me gusto mucho!!!
que tengas un bonito diatardenochemadrugada :MUA:
Re: Pure Instinct [oneshot, +18]
asfgedjuhsmh... Calma *cuenta hasta 10*
muchas muchas cosas que decir... Y sabiendo que no todas son buenas...
Ok ok solo me enfocare en lo no (tan) malo...
Jajaja... no te puedo matar, pues porque no te conozco jejeje
No ya... Me gusto la historia... si, para mi hubiera sido mejor un OnTae... pero pues que se puede hacer... kekeke
Porque Onew malo... porque no mejor un trio... o una orgia... hubiera sido mas lindo... bueno yo solo digo jajaja...
Ya es todo... :w:
muchas muchas cosas que decir... Y sabiendo que no todas son buenas...
Ok ok solo me enfocare en lo no (tan) malo...
Jajaja... no te puedo matar, pues porque no te conozco jejeje
No ya... Me gusto la historia... si, para mi hubiera sido mejor un OnTae... pero pues que se puede hacer... kekeke
Porque Onew malo... porque no mejor un trio... o una orgia... hubiera sido mas lindo... bueno yo solo digo jajaja...
Ya es todo... :w:
Re: Pure Instinct [oneshot, +18]
buenizimo me encanto jamas pensaria que nuestro pollo es asi pero entiendo k aveces la imaginacion lo retuerce todo [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
....realmente el 2min me fascino [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
bye...cdt.... :HI:
....realmente el 2min me fascino [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
bye...cdt.... :HI:
mayte
key
201
Re: Pure Instinct [oneshot, +18]
:Waa: Eres una GENIA TOTAL
Me ha encantado, nunca me habría imaginado
a Onew de esa manera.
Me ha encantado en serio, de los mejores que he leído.
Me ha encantado, nunca me habría imaginado
a Onew de esa manera.
Me ha encantado en serio, de los mejores que he leído.
Re: Pure Instinct [oneshot, +18]
Sin duda, un gran OneShot
la trama fue algo fuerte
pero, me encanto como Minho
protegía a Taemin.
como no se separaban ni un momento
hasta que llego esa parte
pero fue realmente espectacular.
Unnie te aseguro que lo leeré una y otra vez :yupi:
la trama fue algo fuerte
pero, me encanto como Minho
protegía a Taemin.
como no se separaban ni un momento
hasta que llego esa parte
pero fue realmente espectacular.
Unnie te aseguro que lo leeré una y otra vez :yupi:
Honey Choi
The Flaming Charisma Minho ♥
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