Titulo: El cuidador de estrellas.
Genero:Fantasia romantico.
Autora: Danna.
Pareja: 2min
Advertencia: Shota.


*El Cuidador de estrellas*


Despertó tallándose los ojos con violencia. Recordó al sentir la textura del césped, que no había caído en brazos de Morfeo estando en cama. Sin levantarse, subió con pereza sus parpados, y observo las nubes.

El sol al atardecer era su pintor favorito, creando obras magnificas lanzando diferentes tonalidades de naranja disparadas por el cielo, para delinear las esponjosas nubes violetas. Había estado mucho tiempo ahí, en medio de la nada, donde solo eran colinas tapizadas por verde y fresco césped. Agradeció vivir en un pueblo solo por ese lugar.  

“El joven despertó, encontrándose con las formas amorfas de las nubes a la hora de ponerse el sol. Y cuando el niño hablo, le miro incrédulo”

“Creí que no despertarías para ver al sol irse a la cama”, una voz suave hablo, sacándolo de su ensimismamiento. No reconoció la voz, y no había llegado acompañado a ese lugar, que el solo lo conocía.  

De un salto termino sentado en su lugar, y busco con su mirada cualquier lugar donde pudiese estar el dueño de la voz. A su lado, a cierta distancia, jugueteando torpemente con una amapola entre sus dedos, yacía un niño, tal vez de ocho años, con los cabellos dorados, y vestido con solo una bata blanca que cubría poco más debajo de sus rodillas.

“Con preguntas él se dirigió al niño, pero el pequeño solo quería jugar con su flor y mirar al atardecer”

Le hizo una serie de preguntas, pero el pequeño ni se dignó a mirarle. Omitió seguir planteando preguntas, y opto por imitarle y ver como el sol se escondía lentamente en el horizonte.

Miro al infante, y una sonrisa labial se dibujó en su rostro. Tenía la piel clara, ladeaba la cabeza una y otra vez y hacia pucheros estirando sus carnoso, pequeños y rosados labios. Era hermoso.

No supo si fue el o la luz del sol, pero creyó ver dos estrellas reflejadas en sus pupilas. “¿Cómo te llamas?”, pregunto sin esperar respuesta. Vio cómo se levantó en sus dos pequeños pies, extendió sus brazos delgados, y sostuvo entre sus manos la amapola.

“El niño mostro sus blancos dientes en una gran sonrisa, que al joven dejo embelesado.”

El pequeño sonrió, y todos sus motivos para estar ahí empequeñecieron. “Soy Taemin. Cuido las estrellas, me gustan mucho las puestas de sol, las flores… ¡Y te ves muy bonito cuando duermes!”, exclamo lo último y dibujo un gran circulo con sus brazos haciendo énfasis en la palabra “muy”.

La respuesta, a pesar de tomarle desprevenido, le agrado mucho. Cosas de niños, pensó para sí. El pequeño blondo se tumbó a su lado, y comenzó a pronunciar un extenso discurso sobre lo lindo de las puestas de sol, y el sonrió porque opinaban lo mismo. Se sorprendió cuando hablo sobre que se estaba muy solo en el cielo, las estrellas eran muy calladas y no tenía nadie con quien conversar.

Mientras intercambiaban palabras en una plática muy amena, sus sombras se reflejaron en el césped fresco y un poco largo, una sobre la otra, como dos amantes.

Su pequeño amigo le dejo enternecido en poco tiempo, era una criatura maravillosa. En el horizonte, el sol casi se escondía por completo, y todavía no veía a los padres del infante por ningún lado. “¿Dónde vives?”, pregunto él. El pequeño se llevó las palmas de sus manos a sus mejillas, y en su rostro se asomó una expresión de sorpresa.

“¡Ay, se me hace tarde!”, el niño se levantó rápido. “¿Dónde vives? Te llevo a casa”, a sus palabras el niño sonrió dulcemente. “No tengo casa, así que voy a refugiarme en el atardecer, ahí esperare a que anochezca para ir a ver a las estrellas”, respondió simple. A él ya no le hicieron gracia sus palabras.

“¿Dónde vas?”, cuestiono en un hilo de voz. Estaba tan feliz con su lindo amigo, que no quería dejarlo partir. “Ya te dije, al atardecer”, a él se le aguaron los ojos, pero ni una lágrima salió. “¡Oh, no llores por mí! Estoy muy aburrido allá arriba, prometo verte dormir todas las noches. ¿Te lo dije ya? ¡Te ves muy bonito cuando duermes!”, hablo con emoción, y las lágrimas ya no amenazaban con escapar.

El pequeño se inclinó hacia adelante, y beso tiernamente su mejilla, luego, camino en dirección a donde se terminaba de esconder el sol. No se levantó, solo observo, como se alejaba lentamente, y de vez en cuando hacia rabietas porque la flor caía de sus manos, volviendo a sonreír con inocencia al recogerla.

Vio al pequeñín correr, y los últimos rayos de sol le cegaron. Al ver de nuevo hacia el horizonte, no había nadie. Su hermoso y amado cuidador de estrellas se había ido con el sol. Sonrió, pues aquel infante de cabellera dorada, se ganó su corazón en una puesta de sol.

“El niño se desvaneció como un espejismo en los colores del atardecer, partiendo con su flor y su sonrisa, allá por esos lares en las lejanías de horizonte. Y el joven se sintió feliz por haberlo conocido, y triste por haberlo perdido”

Yoooooooooo... Aquí estoy. Dije que no dejaría de comentarte. Vuelvo e.e

Mi vidoooooooooooo... Éso, éso..., ¡fue realmente tierno! *-* Dios mío es que Taeminnie se me hizo realmente tierno con sus palabras tan sinceras e inocentes. Minho no pudo resistírsele; de hecho nadie lo haría. Realmente fue muy bonito porque estuvo especialmente lleno de inocencia y pureza *----* Cortito, pero lleno de amor Shota ♥
Gracias por compartir, Luza está feliz e.e

¡Nos leemos!