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Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Titulo: Hermoso dolor. Beautiful pain.
Autora: Yo (¿así o mas obvio?)
Pareja: Jongkey por excelencia ;D
Otras parejas: Joonew, KuyOn o Onkyu.
Genero: Angustia, drama, Tragedia.
Clasificación: +18
Advertencias: Muerte de un personaje, violación, sadomasiquismo, lenguaje fuerte.
Nota: Los personajes no me pertenecen...se pertenecen a ellos mismos okno. Si buscan un fanfic meloso, dulce y adoran los finales de cuanto de hadas, este no es su fic ideal. Tal vez las haga llorar, quien sabe xD
Es una historia mas enferma y a mi estilo a diferencia de mis otros fics.
Resumen:
Key ha tenido una vida que cualquiera consideraría de película, pero la vida real es más cruel e impredecible que una.
Algo tan sencillo como la soledad, puede causar grandes cosas en alguien. Así como en Jonghyun, alguien con problemas existenciales que parecen no tener solución.
Taemin, alguien que cada vez que comienza a sentirse feliz, lo pierde. Esta vez, estará perdiendo más que su felicidad.
Minho nunca encajo en ningún sitio. Nunca logro entrar completamente en un grupo de amigos ni nada parecido. La razón por la que se siente incompleto. Cuando se encuentre a alguien que en un principio no puede reconocer, se dará cuenta que al fin puede integrarse con alguien.
Onew lo tiene todo, pero eso no es suficiente, se siente fatigado por toda la perfección que lo rodea, e intenta llenar un vacío que no sabe que causo.
Hay veces que el sufrimiento no tiene motivos, pero está ahí. No importa si no hay razones, eso no impide que te duela.
Dicen que en el amor en pareja se crece juntos como personas, pero les falto agregar que o mejoran, o se hunden juntos.
La mayoría de las historias no tienen un final feliz, pero al menos alégrate porque tuvo un bueno comienzo.
Relaciones peligrosas, alegria, tristeza, preocupaciones, puntos de vista poco comunes y demasiados realistas pertenecientes a personas que protagonizan esta historia , llena de sucesos lamentables.
Espero sus opiniones y me digan si quieren que lo publique aquí. (si, es manipulación. BUAAHAHAHA)
Todos estos personajes representaran las vivencia de una historia que yo cree hace mucho, pero nunca escribí. Por algún extraño motivo yo era la protagonista y déjenme decirles, que no es una historia "feliz" y con brillitos xD.
Autora: Yo (¿así o mas obvio?)
Pareja: Jongkey por excelencia ;D
Otras parejas: Joonew, KuyOn o Onkyu.
Genero: Angustia, drama, Tragedia.
Clasificación: +18
Advertencias: Muerte de un personaje, violación, sadomasiquismo, lenguaje fuerte.
Nota: Los personajes no me pertenecen...se pertenecen a ellos mismos okno. Si buscan un fanfic meloso, dulce y adoran los finales de cuanto de hadas, este no es su fic ideal. Tal vez las haga llorar, quien sabe xD
Es una historia mas enferma y a mi estilo a diferencia de mis otros fics.
Resumen:
Key ha tenido una vida que cualquiera consideraría de película, pero la vida real es más cruel e impredecible que una.
Algo tan sencillo como la soledad, puede causar grandes cosas en alguien. Así como en Jonghyun, alguien con problemas existenciales que parecen no tener solución.
Taemin, alguien que cada vez que comienza a sentirse feliz, lo pierde. Esta vez, estará perdiendo más que su felicidad.
Minho nunca encajo en ningún sitio. Nunca logro entrar completamente en un grupo de amigos ni nada parecido. La razón por la que se siente incompleto. Cuando se encuentre a alguien que en un principio no puede reconocer, se dará cuenta que al fin puede integrarse con alguien.
Onew lo tiene todo, pero eso no es suficiente, se siente fatigado por toda la perfección que lo rodea, e intenta llenar un vacío que no sabe que causo.
Hay veces que el sufrimiento no tiene motivos, pero está ahí. No importa si no hay razones, eso no impide que te duela.
Dicen que en el amor en pareja se crece juntos como personas, pero les falto agregar que o mejoran, o se hunden juntos.
La mayoría de las historias no tienen un final feliz, pero al menos alégrate porque tuvo un bueno comienzo.
Relaciones peligrosas, alegria, tristeza, preocupaciones, puntos de vista poco comunes y demasiados realistas pertenecientes a personas que protagonizan esta historia , llena de sucesos lamentables.
~Salvame o no me dejes respirar.
Le rogo con la voz suplicante, ansiosa de mas sufrimiento.
La muerte no es tan mala como la describen~
Informo seguro y con obvio desistenres en sus propias palabras.
~Supongo que siempre fue asi y me acostumbre.
Intento calmarlo. Y era cierto, habia perdido toda fuerza para compadecerse de si mismo.
Todos somos pateticos, pero creo que gane el premio.~
Dijo sonriente y encongiendose de hombros. Odiarse a si mismo era un habito que se convirtio en placentero.
~La sociedad que creamos es donde nos hundimos.
Agrego y dio un trago a su bebida. No hubo ningun aire pensativo en sus palabras y nunca le intereso filosofar.
Espero sus opiniones y me digan si quieren que lo publique aquí. (si, es manipulación. BUAAHAHAHA)
Todos estos personajes representaran las vivencia de una historia que yo cree hace mucho, pero nunca escribí. Por algún extraño motivo yo era la protagonista y déjenme decirles, que no es una historia "feliz" y con brillitos xD.
Última edición por Sou-Tan el Miér Sep 04, 2013 9:20 pm, editado 3 veces (Razón : Agregar informacion.)
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
owó Yo quiero ver como la desarrollas. Se ve interesante ewé
¿Qué parejas además de JongKey meterás? -le da la curiosidad-
Ah, me gustan los fics melosos, pero es mejor los fics angst con finaal meloso ?))) xdddd
Lo esperaré ~
¿Qué parejas además de JongKey meterás? -le da la curiosidad-
Ah, me gustan los fics melosos, pero es mejor los fics angst con finaal meloso ?))) xdddd
Lo esperaré ~
Kohu
이태민
262
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
ashajdghjhgsdjghf lo subiste a amor yaoi cierto?,lo lei :B,pero no pude comentar el primer capi asi que te dire que tu ficu me gusta bastante *^* y quiero conti ¬_¬,dame contiiii!!! :Q____
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
owó Yo quiero ver como la desarrollas. Se ve interesante ewé
¿Qué parejas además de JongKey meterás? -le da la curiosidad-
Ah, me gustan los fics melosos, pero es mejor los fics angst con finaal meloso ?))) xdddd
Si, sera interesante (?) es mas, tengo tanta trama que creo que sera uno de los mas largos que haga.
Otras parejas seran Onew+Joon Onew+Kyu, y puede que aparezca otra por ahi, pero nada de 2min o Ontae para evitar discusiones o cosas de esas.
Lo del final, yo NO prometo nada, porque me se de memoria como empieza, se desarrolla y termina.
ashajdghjhgsdjghf lo subiste a amor yaoi cierto?,lo lei :B,pero no pude comentar el primer capi asi que te dire que tu ficu me gusta bastante *^* y quiero conti ¬_¬,dame contiiii!!! :Q_
Si, ahi también es un resumen.
Que bueno que te guste. ¡Yo te daré conti! Solo espérala~~
ADVERTENCIA-¿de nuevo? No me hago responsable de traumas psicológicos xD Pensaran que "la autora tiene problemas" si, lose lose. Tampoco es apto para personas con mente inocente-aquí no hay muchas de esas- ni que se ofendan porque se hable de religión, se podrán ofender muchos puntos de vista y ese no es el fin. Evitare el Lemon como pueda y habrá mucho drama, también problemas con el alcohol y las drogas.
-¿Problemas yo, con las drogas? ¡Que va, si nos llevamos muy bien! Okno xD
Aquí termino mi discurso y la respuestas a su comentarios :*
PD: Es irónico que yo tenga 13 y esto sea para mayores de 18. Buajajaj, toda una malota.
Como en dos semanas esta el cap, porque sera bien largo.
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Key's Intro.
Cierra la puerta y baja los dos escalones, en el tercero, casi siempre cae, esta vez, un fue una excepción. Camina por el camino de cemento que lleva a la salida y mira el pasto a los lados de este, esta sin color, muy alto y descuidado.
Toma la manilla, esta queda en su mano cuando intenta moverla a un lado, la suelta y no encuentra más remedio que darle un leve empujón a la reja, la cual no está en mejor estado que a de la casa vacía de al lado.
Sale y admira desde afuera lo que alguna vez fue una casa. Literalmente era un nido de ratas. La pintura estaba desgastada, el jardín no era digno de ser llamado así, las pocas plantas que habían están secas un muertas, el césped seco y la maleza reina en el lugar. El metal de los pilares que sostenían el techo roto y con agujeros de lo que antes era un porche, esta corroído y oxidado, dándole al lugar un aspecto tétrico y de película de horror.
Es deprimente y no le importa.
Se quita su chaqueta porque hace un calor del séptimo infierno y no sabe por qué se la puso. Mirar hacia atrás no le gusto nunca, solo sería encontrarse con casas iguales o peores a la que antes era suya.
Camina rápido para llegar al lugar donde tomar un taxi al aeropuerto no es un suicidio. Nunca le gusto volver a ese lugar, a ese barrio y a esa ciudad.
Dobla la esquina y odia el clima cálido de Los Ángeles. Una par de cuadras más y se encuentra con lo de siempre: Calles solitarias, en las que de vez en cuando se veían por algún callejón, cualquier adicto consumiendo, o tal vez uno que otro borracho nostálgico al que probablemente lo dejo su mujer, sus hijos lo desprecian, en el trabajo es un estorbo y ha tenido más de una sesión fotográfica hecha con la cámara de la estación policial.
Atraviesa la calle sin problema dado que no hay ningún auto que lo arrolle. Lastimosamente.
Ve a esos niños que en la mañana vio ir a la escuela, con el uniforme limpio y aspecto pulcro, ahora desaliñados y sucios, mientras son molestados el típico abusivo que cobra su resentimiento por la vida estorbando a los demás. No intenta hacer nada, porque no le importa y no tiene ánimos de ser amable.
Con cautela pasea su mirada por todos los juegos, los que aún sobreviven al abandono y al maltrato.
Le sucede lo de siempre y las ganas de tomar el avión de regreso a New York crecen considerablemente.
Sabe que aunque lleve una camiseta, a simple vista se nota el sudor en su espalda. Reprocharse a sí mismo se ha vuelto rutina cuando se trata de eso. Todos los meses es lo mismo, una vez cada treinta días, pasa a dejarles cierta cantidad de dinero a sus padres que aunque no los considerara como tal, igual les tiene lastima a esa heroinómana y a ese ebrio adicto a las apuestas, que no tiene dinero para mantenerse a sí mismo ni a su esposa en una situación de pobres decentes, pero si para gastar lo que fuera en cualquier antro o puticlub de la zona.
Quita el sombrero de lana de su cabeza y arregla sus anteojos. Con su dedo pulgar retira el sudor de su nariz y mira de soslayo la antigua escuela, esa que se cerró hace dos años cuando, en una pelea entre dos miembros de pandillas enemigas, los dos estudiantes, uno termino en el hospital y el otro unos dos metros bajo tierra. Ahora los niños estudian en una situada más cerca de la secundaria.
Pasa de largo las instalaciones de que antes fue una gran escuela. El día de su primera graduación, compañeros a los que nunca dio mucha importancia y esos amigos que dejo atrás, con los que perdió todo contacto, llegan a su mente por una milésima de segundo, logrando sacarle una sonrisa. Todo era bueno.
Patéticamente bueno.
Al fin llega a donde quería. Alza y extiende un brazo al aire, con un dedo levantado, logrando que el primer vehículo de color amarillo se detuviese y por fin pudiera entrar en él, y por fin deshacerse del maldito calor que lo estaba sofocando segundos atrás.
Enciende su celular y busca la canción que tenía en mente desde que salió de aquella pocilga. Se maldice a si mismo por haber olvidado su reproductor y se pierde en el sonido estruendoso de la guitarra eléctrica, que cambia a la mitad de la canción porque prefiere un ritmo más pegajoso. Mira al piso y mueve sus pies al son de la batería y se abstiene de mirar por la ventana, todos esos lugares que se sabe de memoria, de verdad no saben para qué mierda están ahí y no sabe para qué sirven. “Atracciones turísticas” les llama la gente que no admite que solo están ahí y ya, solo para que la gente que llega se tome fotos repetidas y les presuma a sus amigos cuando vuelvan a casa.
Cuando el auto se detiene, sacándolo de su trance y de sus pensamientos acerca de nada, paga y sale apresurado, es la hora de su vuelo y debe apresurarse.
Siempre se asegura de llegar justo, odia quedarse a esperar en un lugar repleto de gente yendo de aquí para allá, como si estuvieran en pleno apocalipsis.
Camina presuroso, volviendo a colocar su sombrero de lana, cubriendo la mayoría de su verde cabello. Llega a la entrada del avión luego de haber pasado por la seguridad correspondiente y rebusco en los bolsillos de su chaqueta el boleto.
No quiere estar ahí pero tampoco quiere volver. Mierda, se siente un total bipolar pero como es costumbre, sus sentimientos no le interesan en lo más mínimo.
El viaje fue corto y al llegar a casa lo primero que hizo fue darse un lago baño. Tan largo que los ecologistas que salieron en las noticias haciendo una huelga que a nadie le importa en realidad, tal vez no estarían contentos con él por malgastar el agua.
Piensa que las personas deberíamos hacer uso responsable de los recursos y ríe burlándose de eso, no es como si el marcara la diferencia o se esforzara por hacerlo.
Otra cosa en su lista que no le importa.
Odia los domingos y no poder trabajar esos días de la semana. No tiene ganas de buscar algo para distraerse, con su trabajo tiene suficiente, considera que es lo único bueno en su vida y no se equivoca.
No ve más escapatoria que tomar el portátil y buscar cualquier cosa que leer en internet. Se topa con una página de historias de miedo, mitos y leyendas, es un cobarde masoquista que odiaba esas lecturas porque sabe que no podrá dormir bien, pero le importa poco y decide leerlas. Siempre lo hace.
Es solo cuando sus parpados le pesan y su estómago ruega por comida, que decide irse a dormir. Solo apaga el computador y lo deja en el escritorio próximo a la cama. Son las tres de la mañana, de verdad no tiene voluntad para ir a la cocina y preparar algo decente de comer.
Como es ley en Kim Kibum, se quedó profundamente dormido casi media hora después de haber puesto la cabeza sobre la almohada.
Un sonido infernal proveniente del despertador hace que extienda la mano y oprimiera el botón. No le molesta el ruido, ya estaba despierto, como siempre.
Toma los papeles regados en la mesa y los mete en el maletín para poder irse de una vez.
Camina con calma pero con prisa. Adora el fresco aire de las mañanas y como el sol apenas se hace presente, pero lo que más ama es que en esa ciudad, con tantas personas atareadas andando de un lado a otro en constante movimiento, es que no atrae miradas, o eso es lo que prefiere pensar. Sus rasgos, porte y forma de vestir, llaman toda la atención de una forma que lo sofoca.
Unas pocas calles y llega sin problemas y sin problemas a la casa de modas donde trabaja como diseñador en jefe, la cual queda justo frente a la universidad de artes escénicas y plásticas estadal.
Da un suspiro y entra al único lugar en el que siente que cumple alguna función que le parece útil, y aunque a veces piensa que no tiene tanta importancia, le importa muy poco porque le gusta y sin mentir, lo haría aunque no le pagaran.
Toma la manilla, esta queda en su mano cuando intenta moverla a un lado, la suelta y no encuentra más remedio que darle un leve empujón a la reja, la cual no está en mejor estado que a de la casa vacía de al lado.
Sale y admira desde afuera lo que alguna vez fue una casa. Literalmente era un nido de ratas. La pintura estaba desgastada, el jardín no era digno de ser llamado así, las pocas plantas que habían están secas un muertas, el césped seco y la maleza reina en el lugar. El metal de los pilares que sostenían el techo roto y con agujeros de lo que antes era un porche, esta corroído y oxidado, dándole al lugar un aspecto tétrico y de película de horror.
Es deprimente y no le importa.
Se quita su chaqueta porque hace un calor del séptimo infierno y no sabe por qué se la puso. Mirar hacia atrás no le gusto nunca, solo sería encontrarse con casas iguales o peores a la que antes era suya.
Camina rápido para llegar al lugar donde tomar un taxi al aeropuerto no es un suicidio. Nunca le gusto volver a ese lugar, a ese barrio y a esa ciudad.
Dobla la esquina y odia el clima cálido de Los Ángeles. Una par de cuadras más y se encuentra con lo de siempre: Calles solitarias, en las que de vez en cuando se veían por algún callejón, cualquier adicto consumiendo, o tal vez uno que otro borracho nostálgico al que probablemente lo dejo su mujer, sus hijos lo desprecian, en el trabajo es un estorbo y ha tenido más de una sesión fotográfica hecha con la cámara de la estación policial.
Atraviesa la calle sin problema dado que no hay ningún auto que lo arrolle. Lastimosamente.
Ve a esos niños que en la mañana vio ir a la escuela, con el uniforme limpio y aspecto pulcro, ahora desaliñados y sucios, mientras son molestados el típico abusivo que cobra su resentimiento por la vida estorbando a los demás. No intenta hacer nada, porque no le importa y no tiene ánimos de ser amable.
Con cautela pasea su mirada por todos los juegos, los que aún sobreviven al abandono y al maltrato.
Le sucede lo de siempre y las ganas de tomar el avión de regreso a New York crecen considerablemente.
Sabe que aunque lleve una camiseta, a simple vista se nota el sudor en su espalda. Reprocharse a sí mismo se ha vuelto rutina cuando se trata de eso. Todos los meses es lo mismo, una vez cada treinta días, pasa a dejarles cierta cantidad de dinero a sus padres que aunque no los considerara como tal, igual les tiene lastima a esa heroinómana y a ese ebrio adicto a las apuestas, que no tiene dinero para mantenerse a sí mismo ni a su esposa en una situación de pobres decentes, pero si para gastar lo que fuera en cualquier antro o puticlub de la zona.
Quita el sombrero de lana de su cabeza y arregla sus anteojos. Con su dedo pulgar retira el sudor de su nariz y mira de soslayo la antigua escuela, esa que se cerró hace dos años cuando, en una pelea entre dos miembros de pandillas enemigas, los dos estudiantes, uno termino en el hospital y el otro unos dos metros bajo tierra. Ahora los niños estudian en una situada más cerca de la secundaria.
Pasa de largo las instalaciones de que antes fue una gran escuela. El día de su primera graduación, compañeros a los que nunca dio mucha importancia y esos amigos que dejo atrás, con los que perdió todo contacto, llegan a su mente por una milésima de segundo, logrando sacarle una sonrisa. Todo era bueno.
Patéticamente bueno.
Al fin llega a donde quería. Alza y extiende un brazo al aire, con un dedo levantado, logrando que el primer vehículo de color amarillo se detuviese y por fin pudiera entrar en él, y por fin deshacerse del maldito calor que lo estaba sofocando segundos atrás.
Enciende su celular y busca la canción que tenía en mente desde que salió de aquella pocilga. Se maldice a si mismo por haber olvidado su reproductor y se pierde en el sonido estruendoso de la guitarra eléctrica, que cambia a la mitad de la canción porque prefiere un ritmo más pegajoso. Mira al piso y mueve sus pies al son de la batería y se abstiene de mirar por la ventana, todos esos lugares que se sabe de memoria, de verdad no saben para qué mierda están ahí y no sabe para qué sirven. “Atracciones turísticas” les llama la gente que no admite que solo están ahí y ya, solo para que la gente que llega se tome fotos repetidas y les presuma a sus amigos cuando vuelvan a casa.
Cuando el auto se detiene, sacándolo de su trance y de sus pensamientos acerca de nada, paga y sale apresurado, es la hora de su vuelo y debe apresurarse.
Siempre se asegura de llegar justo, odia quedarse a esperar en un lugar repleto de gente yendo de aquí para allá, como si estuvieran en pleno apocalipsis.
Camina presuroso, volviendo a colocar su sombrero de lana, cubriendo la mayoría de su verde cabello. Llega a la entrada del avión luego de haber pasado por la seguridad correspondiente y rebusco en los bolsillos de su chaqueta el boleto.
No quiere estar ahí pero tampoco quiere volver. Mierda, se siente un total bipolar pero como es costumbre, sus sentimientos no le interesan en lo más mínimo.
El viaje fue corto y al llegar a casa lo primero que hizo fue darse un lago baño. Tan largo que los ecologistas que salieron en las noticias haciendo una huelga que a nadie le importa en realidad, tal vez no estarían contentos con él por malgastar el agua.
Piensa que las personas deberíamos hacer uso responsable de los recursos y ríe burlándose de eso, no es como si el marcara la diferencia o se esforzara por hacerlo.
Otra cosa en su lista que no le importa.
Odia los domingos y no poder trabajar esos días de la semana. No tiene ganas de buscar algo para distraerse, con su trabajo tiene suficiente, considera que es lo único bueno en su vida y no se equivoca.
No ve más escapatoria que tomar el portátil y buscar cualquier cosa que leer en internet. Se topa con una página de historias de miedo, mitos y leyendas, es un cobarde masoquista que odiaba esas lecturas porque sabe que no podrá dormir bien, pero le importa poco y decide leerlas. Siempre lo hace.
Es solo cuando sus parpados le pesan y su estómago ruega por comida, que decide irse a dormir. Solo apaga el computador y lo deja en el escritorio próximo a la cama. Son las tres de la mañana, de verdad no tiene voluntad para ir a la cocina y preparar algo decente de comer.
Como es ley en Kim Kibum, se quedó profundamente dormido casi media hora después de haber puesto la cabeza sobre la almohada.
Un sonido infernal proveniente del despertador hace que extienda la mano y oprimiera el botón. No le molesta el ruido, ya estaba despierto, como siempre.
Toma los papeles regados en la mesa y los mete en el maletín para poder irse de una vez.
Camina con calma pero con prisa. Adora el fresco aire de las mañanas y como el sol apenas se hace presente, pero lo que más ama es que en esa ciudad, con tantas personas atareadas andando de un lado a otro en constante movimiento, es que no atrae miradas, o eso es lo que prefiere pensar. Sus rasgos, porte y forma de vestir, llaman toda la atención de una forma que lo sofoca.
Unas pocas calles y llega sin problemas y sin problemas a la casa de modas donde trabaja como diseñador en jefe, la cual queda justo frente a la universidad de artes escénicas y plásticas estadal.
Da un suspiro y entra al único lugar en el que siente que cumple alguna función que le parece útil, y aunque a veces piensa que no tiene tanta importancia, le importa muy poco porque le gusta y sin mentir, lo haría aunque no le pagaran.
Yo hacia eso de las historias de miedo...hasta que me leí todas las paginas posibles y en menos de un mes me quede sin nada que leer xD
Sho lo se, lo se. "En dos semanas" Bueno, a lo que vine aquí abajito: Iré haciendo estos mini-capítulos especiales en los que les daré una pequeña descripción de como es la vida de cada uno de los personajes, no revelare detalles de sus verdaderas personalidades o problemas porque perdería gracias. Próximamente-muy pronto-en los capítulos se hablara de todos, haciéndolos tan largos como se los merecen :3 y yo quiero que sean.
El próximo es el d Jonghyun ;D
Adiós~~
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Jong's Intro.
Da una última calada y siente como su cuerpo vuelve a la normalidad. Admira el glorioso escenario donde se desarrolla gran parte de su vida. Desde la última de las graderías en la cancha de basket abierta, puede observar como el intercambio tan típico en ese lugar es realizado.
Piensa en lo sínicas que son las personas que están ahí, escondiéndose al hacerlo, creyendo que nadie los ve o sabe nada de eso, como si ese lugar no estuviera repleto de personas que hacen lo mismo. Incluso los que no, saben y no se sorprenden de lo que ven u oyen.
El cigarrillo por la mitad, pasa de sus dedos al suelo, para luego ser aplastado por su converse color negro.
Mete la mano en su bolsillo derecho y saca un dólar, nada más dos días desde que recibió su paga y eso es lo único que le queda. Sale del lugar tras bajar las graderías. Cuando puso un pie en el suelo, se dio cuenta, cuando su cabello cayo en su cara casi tapándole los ojos, que necesita un corte de cabello urgen o se volverá loco porque lo odia así.
Deja atrás todo rastro de humo proveniente de cualquier sustancia posible. Camina y no tiene ganas de ponerse a pensar en nada, sobre todo en la prueba de canto que tendrá al día siguiente, para la cual, de hecho, no ha practicado nada. Cree que será mejor hacerlo bien, después de todo es la única cosa en la que no es, por lo menos, un total desastre.
Por simple cortesía, saluda con la mano al señor del pequeño puesto en donde se venden dulces, periódicos y otras de esas cosas que de verdad no le gustan, excepto aquellas cajetillas de cigarrillos casi totalmente alejadas de la vista, claro está. Le acerca el billete y este lo toma. Sin pedir permiso, agarra un pequeño paquete de caramelos mentolados y se va.
Abre la bolsa de color verde con un diseño que le aburre, y se la lleva a la boca, dejando caer tres bolitas blancas que, a medida que su lengua juguetea con ellas, se van deshaciendo del olor y el sabor a nicotina que hay en su boca.
Se cataloga de imbécil, alguien más del montón que debería desaparecer de este mundo de mierda, es inútil y en realidad su vida no está yendo a ningún lado. No puede hacer nada con eso, cada vez que lo intenta termina más hundido en su vacío.
Guarda los comestibles en su bolsillo izquierdo y abre la puerta de la ratonera que tiene por casa, o mejor dicho, por madriguera. Ve a su madre en la sala, sentada en lo que queda del sofá, mirando lo que nunca supo si llamar televisor o monumento histórico nacional.
Pasa a su habitación, que más que eso parece un armario de gran tamaño. Un largo suspiro de fastidio y se tira violentamente a la cama. Aprieta un botón del mando a distancia que está al lado de la almohada y una música que odia, pero que debe cantar en la universidad como prueba, suena fuertemente, hasta legar a sus oídos y a los de la mujer en la sala.
Se deja llevar aunque no le guste y canta, canta porque no sabe hacer otra cosa más que eso. La puerta es azotada salvajemente desde afuera, escucha como esa mujer grita pero no puede saber que dice, y a decir verdad, no tiene intención de entenderla. Solo sigue con lo suyo hasta cuando la puerta se abre y alguien, que sabe quién es pero no quiere verle el rostro, baja el volumen y lo deja en uno que no se escuche por toda la casa. Le escucha decir que siempre hace eso y que sabe que es para la universidad pero que no tiene por qué alterar la paz, que no existe, en el lugar. Un discurso que dura menos de lo que espera, su madre parece estar cansándose de hacerlo.
No le duele que la mujer este molesta o que este decepcionada de él.
Sigue cantando hasta el final de la tortuosa canción. Mira a su viejo estante y toma uno de los cuadernos que están en él. Tiene un diseño militar al igual que su chemise, las paginas parecen sucias y pueden desprenderse con facilidad, pero tiene cuidado de no romperlas al pisarlas. Ese viejo cuaderno de notas es donde antes escribía canciones, tal vez han pasado unos diez años desde que lo dejo olvidado, nunca lo termino porque se había quedado sin ideas y no tenía nada de que escribir, odiaba y odia las canciones las canciones cursis escritas por depresión y no quiere plasmar en ellas sus resentimientos consigo mismo, no vale la pena.
Entona las notas de una vieja canción que escribió, de hecho fue la última, y la única en la que su lado suicido-depresivo salió a relucir. Se siente bien al cantarla y ríe por ser el único que puede comprenderse y algunas veces ni él puede hacerlo.
Cree que necesita dejar de sentirse así porque sabe que no terminara de buena manera, y se siente estúpido al pensar que alguna persona podría compartir el mismo sueño que él.
Ese viejo hábito que le parece desagradable de dormir con los ojos entre abiertos, se hace presente y le da un aspecto casi como de muerto al estar desparramado en la cama de esa forma.
Gruñe entre dientes y frunce el ceño con los ojos cerrados. Toma de la mesa de noche su viejo celular que parece de juguete, ve la hora y se levanta de golpe. Llegará tarde y perderá la primera clase. En la que se supone, tiene la prueba.
Sale apresurado después de mirarse en el espejo y comprobar que su aspecto está bien, no le gusta llamar la atención por esa razón. Llega a la parada de autobús y tiene cuidado de no golpear el estuche de su guitarra al entrar al vehículo.
Se sienta en el último puesto al lado de la ventana y maldice en su mente porque su cabello sigue mojado. No tuvo tiempo de secarlo y ahora gotas frías caen por su espalda y mojan su camisa.
Cuando el autobús se detiene, sale disparado, desde esa parada tiene que caminar una cuadra más. Y en vez de andar, corre, tropezando con muchas personas sin disculparse. Como si le importara eso.
Llega y ve las puertas abiertas, se siente aliviado. Sabe que no saldrá bien pero está acostumbrado, así que solo lee de nuevo el nombre de la universidad, recordándose que en ese lugar, es prácticamente una pieza más.
“SHInee: Universidad de artes escénicas y plásticas estadal de New York.”
Piensa en lo sínicas que son las personas que están ahí, escondiéndose al hacerlo, creyendo que nadie los ve o sabe nada de eso, como si ese lugar no estuviera repleto de personas que hacen lo mismo. Incluso los que no, saben y no se sorprenden de lo que ven u oyen.
El cigarrillo por la mitad, pasa de sus dedos al suelo, para luego ser aplastado por su converse color negro.
Mete la mano en su bolsillo derecho y saca un dólar, nada más dos días desde que recibió su paga y eso es lo único que le queda. Sale del lugar tras bajar las graderías. Cuando puso un pie en el suelo, se dio cuenta, cuando su cabello cayo en su cara casi tapándole los ojos, que necesita un corte de cabello urgen o se volverá loco porque lo odia así.
Deja atrás todo rastro de humo proveniente de cualquier sustancia posible. Camina y no tiene ganas de ponerse a pensar en nada, sobre todo en la prueba de canto que tendrá al día siguiente, para la cual, de hecho, no ha practicado nada. Cree que será mejor hacerlo bien, después de todo es la única cosa en la que no es, por lo menos, un total desastre.
Por simple cortesía, saluda con la mano al señor del pequeño puesto en donde se venden dulces, periódicos y otras de esas cosas que de verdad no le gustan, excepto aquellas cajetillas de cigarrillos casi totalmente alejadas de la vista, claro está. Le acerca el billete y este lo toma. Sin pedir permiso, agarra un pequeño paquete de caramelos mentolados y se va.
Abre la bolsa de color verde con un diseño que le aburre, y se la lleva a la boca, dejando caer tres bolitas blancas que, a medida que su lengua juguetea con ellas, se van deshaciendo del olor y el sabor a nicotina que hay en su boca.
Se cataloga de imbécil, alguien más del montón que debería desaparecer de este mundo de mierda, es inútil y en realidad su vida no está yendo a ningún lado. No puede hacer nada con eso, cada vez que lo intenta termina más hundido en su vacío.
Guarda los comestibles en su bolsillo izquierdo y abre la puerta de la ratonera que tiene por casa, o mejor dicho, por madriguera. Ve a su madre en la sala, sentada en lo que queda del sofá, mirando lo que nunca supo si llamar televisor o monumento histórico nacional.
Pasa a su habitación, que más que eso parece un armario de gran tamaño. Un largo suspiro de fastidio y se tira violentamente a la cama. Aprieta un botón del mando a distancia que está al lado de la almohada y una música que odia, pero que debe cantar en la universidad como prueba, suena fuertemente, hasta legar a sus oídos y a los de la mujer en la sala.
Se deja llevar aunque no le guste y canta, canta porque no sabe hacer otra cosa más que eso. La puerta es azotada salvajemente desde afuera, escucha como esa mujer grita pero no puede saber que dice, y a decir verdad, no tiene intención de entenderla. Solo sigue con lo suyo hasta cuando la puerta se abre y alguien, que sabe quién es pero no quiere verle el rostro, baja el volumen y lo deja en uno que no se escuche por toda la casa. Le escucha decir que siempre hace eso y que sabe que es para la universidad pero que no tiene por qué alterar la paz, que no existe, en el lugar. Un discurso que dura menos de lo que espera, su madre parece estar cansándose de hacerlo.
No le duele que la mujer este molesta o que este decepcionada de él.
Sigue cantando hasta el final de la tortuosa canción. Mira a su viejo estante y toma uno de los cuadernos que están en él. Tiene un diseño militar al igual que su chemise, las paginas parecen sucias y pueden desprenderse con facilidad, pero tiene cuidado de no romperlas al pisarlas. Ese viejo cuaderno de notas es donde antes escribía canciones, tal vez han pasado unos diez años desde que lo dejo olvidado, nunca lo termino porque se había quedado sin ideas y no tenía nada de que escribir, odiaba y odia las canciones las canciones cursis escritas por depresión y no quiere plasmar en ellas sus resentimientos consigo mismo, no vale la pena.
Entona las notas de una vieja canción que escribió, de hecho fue la última, y la única en la que su lado suicido-depresivo salió a relucir. Se siente bien al cantarla y ríe por ser el único que puede comprenderse y algunas veces ni él puede hacerlo.
Cree que necesita dejar de sentirse así porque sabe que no terminara de buena manera, y se siente estúpido al pensar que alguna persona podría compartir el mismo sueño que él.
Ese viejo hábito que le parece desagradable de dormir con los ojos entre abiertos, se hace presente y le da un aspecto casi como de muerto al estar desparramado en la cama de esa forma.
Gruñe entre dientes y frunce el ceño con los ojos cerrados. Toma de la mesa de noche su viejo celular que parece de juguete, ve la hora y se levanta de golpe. Llegará tarde y perderá la primera clase. En la que se supone, tiene la prueba.
Sale apresurado después de mirarse en el espejo y comprobar que su aspecto está bien, no le gusta llamar la atención por esa razón. Llega a la parada de autobús y tiene cuidado de no golpear el estuche de su guitarra al entrar al vehículo.
Se sienta en el último puesto al lado de la ventana y maldice en su mente porque su cabello sigue mojado. No tuvo tiempo de secarlo y ahora gotas frías caen por su espalda y mojan su camisa.
Cuando el autobús se detiene, sale disparado, desde esa parada tiene que caminar una cuadra más. Y en vez de andar, corre, tropezando con muchas personas sin disculparse. Como si le importara eso.
Llega y ve las puertas abiertas, se siente aliviado. Sabe que no saldrá bien pero está acostumbrado, así que solo lee de nuevo el nombre de la universidad, recordándose que en ese lugar, es prácticamente una pieza más.
“SHInee: Universidad de artes escénicas y plásticas estadal de New York.”
Perdón por HORRORES ortográficos.
Próximamente: "Taem's intro"
Este fic no solo estara centrado en lo romántico, de hecho no lo es mucho, y se hablara de todos en general, solo haciendo resaltar a los protagonistas en los aspecto principales y en sus personalidades.
Hasta luego~~
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Taem's Intro.
Rueda por el suelo sus cabellos largos se desordenan. Patalea en el aire. ¨Pasan los días, las horas, los minutos y los segundos y su aburrimiento, no quiere disminuir. Está acostumbrado a los domingos y al parecer el gato también.
Se coloca boca abajo y mira a la bola de pelos blancos del vecino, le acaricia y frunce los labios. El animal suelta un ronroneo que le parece divertido y quiere volver a escuchar por simple gusto.
Se tacha de raro pero simplemente le da crédito a su edad, aunque hasta a él le parece tonto porque tiene veinticuatro años.
El animal se cansa de las caricias, se levanta y se va pavoneándose por toda la sala, moviendo la cola con vehemencia, logrando atontarlo porque se queda como hechizado, contando las veces que va de derecha a izquierda, perdiendo la cuenta por culpa de su falta de concentración en otra cosa que no es el baile.
Son mínimo las diez de la noche, hace ruidos raros casi en forma de protesta, su vecino, el dueño de tan hermoso animal, llegara en media hora.
Gran parte de su aburrimiento es por culpa de la monotonía, pero el parece percatarse de ninguna de las dos cosas: De que su vida viene siendo la misma durante más o menos cinco años, y de que necesita entretenerse.
Se levanta del piso con un movimiento rápido pero sin poner mucho esfuerzo en él. Dando saltos por simple gusto, llega hasta quedar frente al refrigerador cerrado y lo abre. Busca y rebusca entre el montón de cosas que hay. Postres, comida de rápida preparación, lo básico, muchas frutas, condimentos y por fin, los embutidos. Saca el gran envase de helado sabor a chocolate que aun sobrevive a sus garras. Por un momento se cuestiona el por qué de no meterla en el congelador, luego que preguntarse eso es una tontería y luego ya no piensa en nada.
Toma una cuchara que esta por ahí y se va a la sala. Deja caer su cuerpo de forma brusca en el sofá color caramelo. El televisor esta encendido así que solo tiene que pasar de canales.
Muertes, problemas políticos, noticias extranjeras, series sarcásticas que para él no tienen gracia, economía, disturbios, fenómenos naturales, videos musicales y cantidades descomunales de programaciones que no son más que una tortura para sus ojos. Deja el mando a distancia de lado cuando aparece en la gran pantalla ese canal donde emiten diariamente series animadas a blanco y negro, y algunas a color con evidente calidad de los setentas.
No se ríe ni se inmuta por las acciones de los personajes, pero lo disfruta, aun cuando lo ha visto todo cientos de veces.
Retira la tapa del envase y con ayuda de la cuchara lleva el lácteo a su boca, para tragarlo sin intentar detenerse a saborearlo antes. El animal se echa en su regazo y él no pone resistencia ni parece desagradarle.
Es cuando aparece en pantalla los créditos que escucha como alguien toca la puerta de su departamento. Deja el bote y la cuchara en el suelo, toma al gato y lo carga en sus brazos. Se levanta del sofá y con tanto de decepción camina hacia la puerta, la abre y un hombre con atuendo casual se deja ver y hace una reverencia. El solo hace una inclinación de cabeza y le pasa el gato.
Cierra la puerta y camina a su habitación. Su cabeza va de un lado a otro mientras que su garganta emite sonidos extraños. Olvida que la tv sigue encendida y que de seguro molestara a la persona que vive al lado; que la mitad de su helado amanecerá derretido y que dejo la ventana abierta y se sienta en el borde de la cama.
Tiene su pijama desde hace como dos horas, aunque en realidad solo consiste en una camiseta y unos pantalones holgados al igual que esta. Muerde el interior de sus mejillas con sutileza y se rasca la nariz. Destiende la cama y se acuesta. Da vueltas y no se siente fatigado porque no puede dormir.
Se cambia de posición constantemente, de costado a la derecha, de costado a la izquierda y de nuevo a la derecha porque es mejor así.
Pasan minutos y hasta tal vez horas hasta que se queda dormido cómodamente, de costado a la derecha.
Parpadea varias veces y se rasca el cuello mientras sale de cama. La alarma dejo de sonar y ahora va directo al baño.
Se cepilla los dientes sin mirarse al espejo y se da una ducha. Sale del baño con una toalla en su cabeza y envuelto con una bata que cuando la quita, el frio pega de lleno contra su piel y se viste apresurado porque prefiere el ambiente fresco y cálido al frio. Apaga el aire acondicionado antes de salir para que cuando vuelva el piso no este como hielo.
Se la pasa siempre descalzo.
Toma el ascensor y responde casi por inercia el saludo de la mujer anciana que entra después de él.
Sale por la puerta principal del edificio y camina sin prisa, como si la ciudad estuviera vacía, pero New York nunca duerme, aunque si un auto llegara de la nada y lo arrollara no se daría cuenta.
El edificio donde vive esta cerca de Central Park, y por tanto, próximo a su trabajo, por lo que llega rápido. Es lunes y solo debe trabajar la primera hora de la mañana y la otra luego del almuerzo.
Peina con sus dedos su cabello, echándolo hacia atrás y entra a los vestidores, donde se cambia rápidamente, pero sin apuro, como siempre.
Recoge se cabello en una coleta y el cortarlo es una idea que no cruza por su mente en ningún momento.
Se sienta en el suelo y mira fijamente la puerta del salón de ensayos y prácticas. Solo le queda esperar a que sus alumnos entren para comenzar la clase.
Es instructor de baile en la universidad de artes escénicas y plásticas estatal de New York: SHInee.
Proximamente...Min's Intro.
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Min’s Intro.
El computador no le interesa cuando llega a casa, ha tenido suficiente de el por toda la semana. Va a la cocina por un vaso con agua y por la ventana puede ver a la vecina, le devuelve el saludo que esta le dedica y baja las persianas cuando ya no la ve.
Tira la chaqueta lejos cuando se la quita. Su celular suena pero no desea contestar, sabe que son sus compañeros de trabajo. No es que los odie o no les agraden, solo no se siente a gusto estando rodeado de tanta gente, en general no se siente a gusto estando rodeado de nadie.
Decide revisar el proyecto que llego a su oficina hace dos días y no tuvo ganas de ver antes. Números por aquí, números por allá, unas estadísticas mal calculadas, uno que otro párrafo que claramente fueron escritos por una persona inteligente e ingeniosa, y así es como termina otro proyecto grandioso en sus manos, pero que ira directo a donde vino con un sello de “Rechazado”.
Es útil y sencillo de usar, pero no venderá casi nada. Hoy en día las personas prestan más atención a las cosas banales que solo llaman la atención, pero que viendo bien, no hay diferencia importante si desaparecieran. Tal vez hasta habría beneficios.
Suspira y lanza la carpeta a la mesita que está en medio de la sala.
Un dolor de cabeza infernal le hace querer ir a dormir sin ducharse, pero una gota de sudor cayendo por su espalda le recuerda que en la mañana no soportara el olor de su cuerpo sino se da un baño.
Se baña, viste y seca su cabello con una toalla. Se acuesta y, para su suerte, se duerme rápido, casi de inmediato. En la mañana le molesta el sonido de la alarma, a pesar de que siempre despierta a la misma hora, tal vez ese sea el problema. No se acostumbra.
Se ducha y va a la cocina para preparar su desayuno, y también su almuerzo. Trabaja hasta las cuatro de la tarde y la comida de la calle no le gusta.
Lo normal en cualquier hombre mayor de veintidós años seria estar al menos un poco cansado por una salida con sus amigos, pero no. Choi Minho no sale, nunca, jamás, ¿Por qué? Fácil, no quiere.
Onew’s Intro.
Tira su saco en el gran sofá de su gran sala. Comienza a quitarse la corbata y con sus mismos pies empieza a quitarse los zapatos, son las cuatro de la mañana y va llegando de trabajar, no le molesta, es más, le gusta.
Lanza la corbata al suelo y desabotona los tres primeros botones de su camisa blanca.
Revuelve su cabello con su mano derecha y se dirige a la cocina. Todas las paredes son blancas, y agradece que su esposa hubiese escogido un luz suave para la cocina, de ser diferente en este momento estaría quejándose.
Se sirve jugo de naranja en un vaso y se apoya con sus codos en el mesón de mármol. Mira desde allí a la sala gracias al espacio en la pared. Ve fotos familiares, algunas de muchos años atrás, donde está su hermano del cual tiene casi un año sin saber, la mayoría son de su esposa, Jessica, con amigas, también con su familia, y con él.
Recuerda el día de su boda y ya ni siquiera puede decir bien la fecha de eso. Probablemente fue a principios de mayo, piensa.
Deja el vaso en la nevera luego de haber bebido todo, y suelta un bostezo mientras se dirige a la sala, donde recoge la corbata y el saco, y hace a un lado los zapatos. Sube las escaleras casi a rastras hasta llegar arriba. Todo está oscuro pero no le lleva mucho tiempo diferenciar cuál es su habitación.
Entra con cuidado de no hacer ruido y sonríe dulcemente cuando ve a la mujer durmiendo profundamente en su cama. Termina de abotonar su camisa y se cambia completamente para meterse en la cama.
Todo en su vida va bien. Tiene amigos, amigos honestos, una esposa que le espera en casa y que es inteligente, un buen trabajo, mucho dinero y se lleva bien con su familia.
Patéticamente perfecto.
Se recuesta de lado e intenta no pensar en eso, y lo logra, logra porque simplemente no le queda de otra.
Adelanto. Capitulo Primero
Capitulo Primero. "Acercamientos"
Tomo la camara y salio cerrando con violencia la puerta tras de si. Una, una sola, y sabia en que lugar saldria perfecta.
*********
Dejo el telefono en su lugar y miro a su colega-amigo, asintio mientras le bridaba una amplia sonrisa. Conocia las posibles concecuensias, pero estaba en ese punto en que llegar al fondo seria simplemente dejar de caer. Y eso, no era tan malo.
*******
Trago pesado mirando a cada uno detenidamente. Lo habia hecho de nuevo, pero ya no tenia a nadie a quien decepcionar, y a si mismo se decepcionaba a si mismo. Con seguridad tomo el sobre que ellos le ofrecian, y tanto el como ellos sonrieron.
*******
Faltaba poco para el anochecer, pero decidio no volver a casa y tomar ese desvio, no se daba cuenta, mas bien se le habia hecho rutina, pero todos los sabados tomaba el mismo camino al mismo lugar. Esa tarde, fue diferente.
******
La noche habia caido, y no solo eso, sino que era ya casi medianoche, pero eso poco le importaba. Si tenia ganas de tomar un paseo, lo haria en calzones y a la una de la mañana si asi queria.
~Camino mirando hacia adelante, sin enfocar mi vista en nada, sin girar hacia los lados. Siendo yo parte de ellas, las personas que transitan por esta ciudad parecen haber olvidado quienes eran. Creo que llevo mucho tiempo caminando, ya no veo claramente lo que está frente a mí. Al parecer tanto el recorrido como el final del sendero son nublados y grises, aun así no voy a detenerme.
Tomo la camara y salio cerrando con violencia la puerta tras de si. Una, una sola, y sabia en que lugar saldria perfecta.
*********
Dejo el telefono en su lugar y miro a su colega-amigo, asintio mientras le bridaba una amplia sonrisa. Conocia las posibles concecuensias, pero estaba en ese punto en que llegar al fondo seria simplemente dejar de caer. Y eso, no era tan malo.
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Trago pesado mirando a cada uno detenidamente. Lo habia hecho de nuevo, pero ya no tenia a nadie a quien decepcionar, y a si mismo se decepcionaba a si mismo. Con seguridad tomo el sobre que ellos le ofrecian, y tanto el como ellos sonrieron.
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Faltaba poco para el anochecer, pero decidio no volver a casa y tomar ese desvio, no se daba cuenta, mas bien se le habia hecho rutina, pero todos los sabados tomaba el mismo camino al mismo lugar. Esa tarde, fue diferente.
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La noche habia caido, y no solo eso, sino que era ya casi medianoche, pero eso poco le importaba. Si tenia ganas de tomar un paseo, lo haria en calzones y a la una de la mañana si asi queria.
~Camino mirando hacia adelante, sin enfocar mi vista en nada, sin girar hacia los lados. Siendo yo parte de ellas, las personas que transitan por esta ciudad parecen haber olvidado quienes eran. Creo que llevo mucho tiempo caminando, ya no veo claramente lo que está frente a mí. Al parecer tanto el recorrido como el final del sendero son nublados y grises, aun así no voy a detenerme.
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Tu fic tiene muy buena pinta, espero con ansias que lo continues :$!
Gracias :)
Gracias :)
DulChoc!
Jonghyun :$
53
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
- PERSONAJES:
- KibumTaeminJonghyunMinhotOnewKyuhyun (Lo sabia, es de Slitherin xD)MaxJaredTOPTaoTaylorGerard
Capítulo Primero.
-.Acercamientos.
Paseo la mirada, turnándose en diferentes lapsos de tiempo para cada boceto sobre la gran mesa. Los nuevos diseños parecían querer darle problemas, a ese paso iba a tener que solicitar alguna ayuda para los suyos a algunos de sus compañeras/os de trabajo.
Con molestia miro el reloj, y a diferencia de muchos que preferirían que el tiempo transcurriese volando en el trabajo, a él no le interesaba volver a casa. Al ver la hora marcada por las agujas, salió de su trance para tomar firmemente su lápiz y plasmar en aquellas hojas las ideas de las que dudaba, pero que se arrepentiría luego si no incluía.
Acomodo tras su oreja un escurridizo mechón de cabello, al rozar sus perforaciones, que para entonces solo era dos, se dijo a si mismo que pronto iría por la tercera en el cartílago.
Entre trazo y trazo, los pocos minutos –comparados a su horario de trabajo-, que le quedaban ahí se agotaron.
Suspiro derrotado, maldiciendo internamente al padre tiempo –si es que este existía-, por no poder darle un poco más.
*************
Por más que le intentaba, la molesta y pegajosa grasa no quería salir de sus manos, y como si no fuese suficiente, por haber olvidado los guantes antes de ponerse a trabajar, también lleno su mejilla por error.
Paso casi veinte minutos en ese baño deshaciéndose de la suciedad en sus manos, y aun así, no termino del todo con ello, pero se le hacía tarde, y debía salir de ahí tan pronto como pudiera.
Secando sus manos con una pequeña toalla, salió del cuarto de baño, dirigiendo su mirada cerca de la puerta de entrada, donde le esperaba Jared sentado tras el escritorio con su paga.
Con una sonrisa ladina se acercó al de ojos claros, y le arrebato los billetes para luego tomar su mochila y salir de ahí sin despedirse, ganándose un “¡Cabron, compórtate!” por parte del mayor. Lo conocía desde que tenía diecisiete, y podría decirse que era como su hermano, por tanto, Jared ya sabía a donde iba a parar ese dinero, y aunque no estuviese de acuerdo por cosas del pasado, nada podía hacer ya con él.
Cerca del taller había una peluquería, por lo que no tardó mucho en llegar a ella. El tiempo corría y no quería perder eso por un corte nuevo. Al entrar, sin siquiera molestarse por saludar, se sentó en una de las muchas sillas, no era el lugar más bonito, pero hacían un buen trabajo.
Una chica rubia, con los ojos claros y delineados de negro, y los parpados cubiertos por el mismo color, se levantó con una sonrisa burlona en sus labios y fue hasta donde él estaba.
-¿Cómo lo quieres?-. Pregunto directa.
-Solo córtalo como se vea bien, píntalo, que se yo. Que sea rápido, por favor.
Ella retuvo un bufido en una sonrisa labial.
-Que exigente.- Comento tomándose su tiempo para sacar las tijeras de una de las pequeñas gavetas del tocador frente a ambos.
-Taylor…-. Gruño entre dientes a lo que ella solo pudo reír por haberle hecho enojar.
Ni cinco minutos pasaron para la chica terminara de arreglar su cabello, luego de que un montón de mechones de cabello castaño oscuro fuese al suelo, la blonda se apresuró a ir en busca de un tinte estaba segura le vendría muy bien.
-¡Hey, ¿Dónde crees que vas?!-. Cuestiono gritando y confundida, el había salido disparado del local.- Ay, que haremos con ese loco…-. Suspiro guardando en la caja los billetes que había dejado en el tocador.
A pesar de haber pasado muy poco ahí, no recordó que el autobús no pasaba a toda hora solo para él, y que más le valía apresurarse si no quería ir de pie todo el largo camino a lo que se supone debería llamar casa.
Corrió ganándose una que otra mirada y reclamos por tropezar a algunos en el camino, y tuvo que acelerar más cuando en la parada el autobús ya se disponía a salir.
Sudado y agitado, subió y se aferró fuertemente a los tubos que estaban sujetos al techo del vehículo. Miro el reloj en su mano, e intento convencerse de que lo lograría. Maldijo al mal mantenimiento de esa parte de la ciudad en cada irregularidad del terreno, y a esos baches para asegurar la “seguridad” en cada tropezón que más de una vez casi le hicieron caer, y contuvo un comentario sarcástico al bajar.
No obstante, ese leve enojo desapareció y fue reemplazado por la total desesperación. Debía caminar al menos dos kilómetros y no le daría tiempo. Entonces la adrenalina pareció sustituir su sangre.
Y hay estaba, corriendo de nuevo, esta vez sin ganarse miradas de nadie, y mucho menos reclamos dado que no tropezó con nadie, el barrio estaba casi desolado por esos lugares a esas horas, pero a donde él se dirigía estaría atestado de gente.
Se apoyó en sus rodillas para no caer cuando llego a las canchas. Al mirar al frente, le vio y suspiro aliviado tras sonreír un poco. Con la espalda recargada en uno de los pilares, un chico de cabello rojo le sonrió casi como burlándose de su situación.
Fue cuando le vio agitar una pequeña bolsa de plástico con unas pastillas, que se acercó a él y se la arrebato de las manos, llevándose de inmediato una a la boca y tragándola sin necesidad de agua. El pelirrojo rio más al ver que de verdad necesitaba de eso.
-Vaya, tú cada vez estas peor.- Comento el pelirrojo casi con asco.
¿Qué si lo estaba? Bueno, sí, pero había estado incluso más, mucho peor que como estaba, hasta podría decirse que se encontraba magnifico a comparación con antes. Esa era su realidad, su asquerosa realidad. Estaba bien con ello.
Ignorando al pelirrojo le lanzo unos cuantos billetes y se dispuso a largarse, no quería terminar haciendo cualquier tontería cuando la sustancia hiciera efecto en su cuerpo, pero no pudo porque pronto se vio atrapado entre tres personas. El pelirrojo, llamado Gerard, otro que tenía cabello azul, apodado T.O.P, y por ultimo un rubio llamado Tao.
-¿Qué mierda quieren?-. Escupió las palabras.
Lo único que había querido en todo el día era encerrarse en su “caja de zapatos”, subirle volumen a la música y tomarse algunas de sus pastillas mágicas para segur hundiéndose en su mierda. No tenía ganas de que sus amigos le viniesen a joder.
-Tranquilo perrito, nosotros solo queremos hacerte una invitación. Solo eso.- Le calmo el rubio, diciendo las últimas palabras en chino.
Un bufido que todos se esperaban salió de sus labios, y los miro a todos abriendo más los ojos que de costumbre en señal de que terminasen de hablar.
-Hoy vamos a ir a un bar.
-¿Por qué no me sorprenden?-. Pregunto sarcástico.
-Vamos a ir a Picasso.-Informo sonriente el pelirrojo.
-¿Ustedes? ¡Ja!, ¿Y a quien tienen que-. Corto sus palabras y los miro a todos serio, sabía bien a lo que ellos se dedicaban.- ¿Para qué quieren que los acompañe?
Una pregunta cuya respuesta era más que obvia pero que sin embargo deben responder.
-El jefe nos envió, pagaran muy bien. Dijo que necesitaba a alguien más para algunos trabajos, alguien que fuese de confianza, ya sabes.- Comento despreocupado el de cabello azul.
-¿Qué dices, te apuntas?-. Cuestiono Tao con una pequeña sonrisa y una ceja alzada.
-¿Y a quien se supone que tengo que matar?-. Otra pregunta sarcástica.
-A nadie, ellos ya tienen a alguien que cobre las deudas, lo único que tienes que hacer para estar dentro, es deshacer de todo esto esta noche. Muy fácil, ¿No te parece?-. Gerard le mostro un sobre de obvio contenido.
"Somos cadenas pecadoras", Grita un espíritu irritado.
La linea entre el bien y el mal es difusa. Solo queremos sonreír.
(Chain Ring-Fragmento)
A pesar de conocerlo de casi toda la vida, el chico aun le generaba desconfianza, su cara era de esas personas que frecuentemente aparecían en televisión como psicópatas asesinos. Sabía que el chico tenía un historial un tanto largo que era desconocido para las autoridades, incluso hasta por sus personas cercanas, confiar tanto en él no era muy bueno, y las consecuencias de aceptar el trato lo llevarían a un final desastroso. Lo sabía.
Trago pesado, mirando a cada uno detenidamente. Había vuelto a lo mismo, lo había hecho de nuevo, pero ya no tenía a nadie a quien decepcionar, y todos los días se decepcionaba a sí mismo.
“Well, I have nothing left to lose” cito en su mente esa canción que había compuesto Taylor, la estilista. Era cierto, no tenía nada que perder, entonces, ganar algo no podía ser tan malo después de todo.
Con seguridad tomo el sobre que le ofrecían, y tanto el como ellos sonrieron.
-Pasaremos por ti a eso de las nueve, así que está listo, y guarda eso, no dejes que nadie.- El pelirrojo le miró fijamente.-, absolutamente nadie lo vea o toque.- Finalizo poniendo la mano en su hombro.
-Tengo cara de imbécil pero no es para tanto, Superhero.- Se quejó soltándose de su agarre.
Esa noche prometía ser muy buena.
********
Agito su cabello con sus dedos, desordenándolo todo y lanzando al aire miles de pequeñas gotas de agua. Las duchas ya estaban vacías, a pesar de ser todos hombres, era su profesor, y ver sudorosos y desnudos a todos, y viceversa, era realmente incómodo.
Saco la ropa de su gran bolso y su vistió un poco más rápido de lo normal, estaba en los vestidores, y ahí el calor era insoportable, y más cuando aún tenía el cabello húmedo. Si algo no le agradaba era que el sudor le sirviera de pegamento a su ropa para que lo sofocara.
Guardo sus cosas, y con la misma cola de siempre ato su cabello con desgane en una coleta. Tomo un poco de dinero y lo guardo en uno de sus bolsillos para luego no tener que pelearse con su bolso para sacarlo de ahí al momento de pagar.
Salió de las instalaciones de la universidad dejando atrás a alguno que otro profesor por ahí, que iban en fin de semana por cuestiones de papeleo o para dar talleres, de los que se despidió con un simple “que tenga buenas tardes”. Si, era sábado, pero los exámenes y presentaciones finales se acercaban, por lo que un taller sabatino para prácticas era lo que sus alumnos le agradecían ya que les dejaba un tiempo libre en los días de semana para concentrarse en estudiar otras cosas, como las clases teóricas.
Puede que dentro fuese el mismo infierno, pero fuera, en New York la temperatura ese día no era un juego, estaba un tanto frio, así como todas las noches.
Sin apuro alguno, y con desinterés en lo que sucedía a su alrededor, camino hasta una dulcería, ahí compro las misma galletas de siempre, los mismo caramelos de siempre y las mismas botanas de siempre.
Faltaba poco para el anochecer, tal vez dos o tres horas, pero decidió no volver a casa y tomar ese desvió. No se daba cuenta, más bien se le había hecho rutina, pero siempre, todos los sábados e incluso gran parte de los domingos tomaba el mismo camino al mismo lugar.
No tardó mucho en llegar allí. Estaba igual como lo estaba hacia una semana, tan solo como de costumbre.
********
No tenía ni media hora ahí en casa, se hacía de noche, los números le había dejado en paz y estaba echado en el sofá, mirando el montón de fotografías pegadas en la pared frente a él, había tantas que incluso en varios lugares no se veía la pintura de la pared. Cada que tocaba su cámara solo la utilizaba una vez para sacar una foto, una foto era un recuerdo, un recuerdo de otro de esos días en los que solo por impulso inmortalizaba un lugar y las ponía con muchas otras. La más reciente tenia fecha de 2012, hacía mucho que no lo hacía.
Esa extraña costumbre tal vez se debía al ver a su madre tomar tantas fotos durante toda su vida, al igual que salir a correr en las mañanas por practicar deportes con su padre, eso no lo sabía, ni le importaba.
Esa tarde el solo quería tomar de nuevo su cámara y tomar una foto que llevaba demasiado tiempo en mente, que si posponía mas el retratar aquel lugar, entonces terminaría por olvidarlo.
De un golpe se levantó, fue a su habitación por su abrigo, y tomo la cámara, para luego salir cerrando con violencia la puerta tras de sí. Una, solo una y sabia en qué lugar saldría perfecta.
********
-¿Esos son todos los documentos?
-Sí. Créeme, valen oro.
-¿Tantos problemas tuviste con el proveedor?
-Tengo casi diez años trabajando en esto y ha sido la persona más difícil hasta ahora.
-Siento haber faltado, la oficina me consume.- Le sonrió con culpabilidad en la mirada.- Las has de haber-Oh, discúlpame.
Contesto la llamada de su secretaria. La mujer le dijo que era su esposa quien lo solicitaba en la línea número dos.
-En serio, deberías salir, dejar la oficina un rato.
-Changmin, para eso está mi casa.- Dijo atendiendo la llamada de Jessica.
-Hola. Cariño, hoy mis padres vendrán a cenar con nosotros, ¿Esta bien?
-No me refiero a eso, y lo sabes. ¿A qué hora sales hoy?-. Max siguió con la conversación.
-A las ocho treinta.-Respondió-. Lo siento, hablaba con Max. Pero claro, como no, espérame para comer, que salgo más temprano.-Le hablo a Jess.
-Hablo en serio, ven conmigo esta noche a tomarnos unas copas. Tal vez así se te quita un poco el estrés del trabajo. ¿Qué dices? Es a un club nocturno nuevo, se llama Picasso.- Propuso.
El suspiro casi derrotado, después de todo no era una mala idea, o, si lo era, pero prefirió pensar que no era del todo malo.
-Jess, lo siento, pero se presentó algo más, ya sabes, papeles y más papeles. Llegare tarde, discúlpame con tus padres.- Dijo casi con culpa.
-Oh, qué mal. Está bien, solo no te esfuerces demasiado, podría ser malo para tu salud. Te amo, adiós.
-Yo también.- Y colgó.
Dejo el teléfono en su lugar y miro a su colega-amigo, asintió mientras le brindaba una sonrisa. Conocía las posibles consecuencias, pero estaba en ese punto en el que llegar al fondo solo sería dejar de caer. Y eso, no era tan malo.
-Iré, creo que tienes algo de razón.
-¿Algo? ¿Desde cuando eres así de orgulloso?
Esbozo una sonrisa socarrona.
-Siempre.
¿Orgulloso? No, cobarde, un cobarde que tenía miedo de romper aunque fuese un pequeño trocito de su mundo de porcelana.
*********
Ya había llegado. Frente a él, desolado y abandonado por completo, estaba el viejo parque de atracciones de la ciudad, cuando se abrió uno más grande, todos olvidaron ese y solo los que vivían por ese lugar sabían que todavía estaba ahí.
Empujo la gran cerca oxidada y corroída que antes servía como entrada a uno de los lugares más llamativos de esa zona, y se adentró en el lugar, caminando despacio, admirando todo a su alrededor, había perdido la cuenta de las veces que había estado ahí, y todo estaba igual, los juegos llenos de suciedad, mugre y hasta hongos. Las telarañas no podía faltar y el óxido que lo había consumido casi todo, extrañamente, lo que más se mantenía era la montaña rusa, de esas que son tazas y solo dan vueltas.
Sería el lugar perfecto para filmar una horror movie, pero ese día, era el escenario perfecto para una fotografía más que agregar a su colección.
Dio una cuantas vueltas alrededor para decidirse qué lugar quería retratar. Cuando por fin se decidió, fue por el juego de Las Tazas Locas, todavía se podían ver los dibujos de caricaturas divertidas pintadas hacia mucho más de diez años atrás, y era el que más nostalgia le causaba dado que era su favorito cuando vivía en Los Ángeles y era un niño.
Hizo los ajuste necesarios y escogió el ángulo que quería, luego de eso solo se escuchó el sonido del flash en el eterno silencio de aquel lugar.
Con la fotografía lista, quedarse allí ya no era necesario, por lo que de inmediato volvió a casa.
*******
Con pereza levanto sus parpados, una luz muy blanca los había golpeado por un segundo que fue suficiente como para despertarlo. Se había quedado dormido por casi media hora en ese lugar. ¿Qué lugar? El parque de atracciones, ¿Cuál? El parque de atracciones abandonado, era un lugar al cual siempre iba, por simple gusto.
Llegaba e iba directo a las tazas giratorias, se sentaba ahí, a veces se quedaba dormido y otras solo se quedaba aquí pensando en nada en particular. No tenía razones concretas por las cuales estar ahí, pero la paz y el ambiente del lugar era una cosa que le encantaba.
Se levantó con la misma pereza con la que se despertó, y si no hubiese sido porque se sostuvo de uno de los tubos que formaban el barandal de la atracción, hubiese caído de bruces. Su cuerpo entero se tornó pesado durante escasos segundos, sus piernas le flaquearon y ya no pudo sostenerse en pie por sí mismo.
-Creo que en serio necesito dormir más.- Susurro para sí mismo tomando su bolso para volver a casa, y con su mano libre se sobaba la cien.
Desde hacía varias semanas atrás ese dolor de cabeza y detrás de sus ojos le estaba molestan, era producto de tantas horas en el televisor y el portátil.
Miro el reloj, aun le quedaba tiempo para llegar a casa y ver ese programa que tango le gustaba.
********
Los efectos de la droga ya habían pasado, estaba boca arriba en su cama, sudado y con la respiración agitada. Aun sin regular su frecuencia respiratoria se levantó de su cama en ropa interior, no supo en que momento termino por quitarse la ropa, tal vez fue cuando el calor se volvió insoportable, tanto que parecía quemarle la tela.
Luego de tomar una ducha fría y aclarara su cabeza, se vistió lo más presentable que pudo, y salió al encuentro de aquellos tres.
Ellos le esperaban a unas cuantas cuadras, no querían ningún rumor por ahí. Su madre no estaba en casa así que no tenía que preocuparse por eso. El sobre lo guardo en su camisa, era tan delgado que fácilmente pudo hacer que no se notase.
Montaron todos en el auto y tras un –algo largo- viaje hasta el club nocturno, llegaron por fin a este. Todos se bajaron, observo cono había una gran fila de personas con kilos de maquillaje y litros de perfumes, todas impacientes para poder entrar. Estuvo a punto de dirigirse al final de la fila cuando Tao lo jalo directo hasta la puerta de entrada, donde el guardia los dejo pasar a todos sin preguntar, excepto por él, que era nuevo y tuvieron que avisarle que era de los suyos.
-Esos de ahí.- TOP señalo a un grupo de personas con trajes en un lugar un tanto apartado pero igual de iluminado.- A ellos no se les venden este tipo de cosas, son amigos del dueño, además de que nunca las comprarían, saben quiénes somos y que hacemos, si ellos quisieran, entonces se acercarían, pero nunca, repito, nunca vayas con ellos, ¿entendido?
-No, hazme un dibujito.- Rodo los ojos y le revolvió el cabello azul antes de irse a mezclar con las personas que bailaban en la pista.
No hacía falta que alguien le dijese como librarse del contenido del sobre. ¿Acaso le veían cara de idiota? Había comprado tanto durante tanto tiempo que era más que experto en eso. Sabia cuando y donde hacerlo, también como disimular y como ser obvio.
Muchos de los que estaban ahí eran personas con dinero que escapaban un rato del trabajo, desde empresarios hasta modelos principiantes, siendo estas últimas las que le ayudaron en gran parte a librarse de algunas pastillas.
Entro al baño seguido de tal vez dos o tres chicos, y ahí mismo se deshizo del sobre vacío.
Se quedó junto a él trio un rato, pero pronto se aburrió de estar ahí. El alcohol se le había subido solo un poco y quería fumar un cigarrillo. Aquellos debían quedarse mucho más tiempo porque se encontrarían con el jefe y también evaluarían a quienes les vendieron las pastillas, al parecer eran nuevas y querían probarlas para ver las reacciones.
El dolor de cabeza estaba comenzando a taladrarle el cráneo, y tan pronto como llego a un parque totalmente solo y apenas iluminado por uno que otro farol; se desparramo sentándose en una banca, sacando de uno de sus bolsillos la cajetilla y encendiendo un cigarrillo. No tenía idea de donde estaba, mucho menos le interesaba. Solo necesitaba bajar esa mínima borrachera y esperara que el dolor de cabeza disminuyera para poder regresar y reconocer donde demonios había ido a parar.
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No muy bien se sentaron entre un grupo de personas que por sus trajes eran obviamente empresarios también, se arrepintió de estar ahí, en ese lugar y a esa hora. Sin embargo, una pequeña idea con grandes consecuencias que le dio una voz en su cabeza le hizo quedarse.
Aflojo un poco más su corbata y dio un gran sorbo a su trago. El amargo sabor del licor le hizo concentrarse en otra cosa que no fuese la música, el líquido quemo su garganta y le robo un gruñido, hacía tiempo que no tomaba y esas eran las benditas consecuencias.
Se perdió un rato en los cubos de hielo en aquel pequeño vaso vacío, y solo salió de su ensimismamiento cuando se le acerco Max y le tanteo el hombro. Volteo a mirarle para reclamarle sobre cualquier cosa, principalmente por haberlo arrastrado ahí, lo cual solo era un tanto cierto, pero se tuvo que callar al ver a una persona que él no conocía, por lo que frunció el ceño en señal de confusión.
¿Y este quién es? Fue lo que tuvo ganas de preguntar al verlo, pero se cayó a sí mismo.
-¿Y este quién es?-. El desconocido le pregunto a Max sin ninguna intensión de disimular frente a él.
-¡Yah! ¿Por qué eres así Kyuhyun-ah?-. Reclamo Changmin.
-Eshte, she llama Jinki, Lee Jinki.-. Le respondió el mismo al desconocido, con cierto tono burlesco en sus palabras.
-Y “eshte”, parece que esta ebrio.- El desconocido le señalo mientras sonreía.
Trago antes de tomar la mano que el desconocido le ofrecía en forma de saludo.
-Solo comía un hielo. No estoy borracho.
-Si tú lo dices…-. Comento Max sarcástico.
-Soy Cho Kyuhyun, un conocido del idiota de aquí presente.- Kyu señalo a su derecha sin soltar su mano y sin dejar de mirarle.
Soltó una risilla cuando Max estuvo a punto de dar un zape a Kyuhyun, pero este se adelantó y le arrebato el vaso con hielos y los dejo caer dentro de la camisa de Max.
Al principio pensó que era descortés, pero su sinceridad y descaro era lo que le hacían agradable. Definitivamente, ese tal Cho Kyuhyun, amigo del idiota de Max, no era de los mismos viejos estresados por el trabajo que estaban ahí esa noche. Le agrado, podrían convertirse en grandes amigos.
Después de todo, la noche no estaba tan mal.
*************
Dio vueltas en la cama deshaciéndola por completo. Frustrado se levantó, odiaba su insomnio y su incapacidad de dormir profundamente, también que al despertar una vez fuese incapaz de volver apegar el ojo.
Solo quería salir un rato a caminar, lo último que quería era comenzar a recordar y que todo volviese una vez más. Necesitaba distracciones, y a pesar de que Nicole le había invitado a un nuevo club, tampoco necesitaba un lugar lleno de ruido y personas sudadas a su alrededor.
No le convenía tener un episodio en ese momento. Sentía que si tan solo se quedaba un rato más en ese departamento se asfixiaría. Tomo su reproductor y su abrigo.
La noche había caído, y no solo eso, sino que era ya casi media noche –en realidad eran pasadas las doce treinta pero la última vez que miro el reloj eran las once y cuarentaicinco-, pero eso poco le importaba. Si tenía ganas de tomar un paseo, lo haría en calzones y a la una de la mañana si así lo quería.
Solo soy una voz quebrada entre la multitud,
que busca con lagrimas en los ojos volverse mas fuerte,
y encontrar la cadena que nos une a nuestro destino.
(Chaing Ring-Fragmento)
Seis canciones de más de siete minutos y había llegado al parque cerca del vecindario vecino. Era una zona segura, pero las calles oscuras, vacías y peligrosas le habían dejado de dar miedo hacia demasiado tiempo como para al menos preocuparse por eso.
Igual, si le llegaba a pasar algo, no sería algo que ya no le hubiese sucedido, al menos que le matasen. Aunque no era tan mala la idea.
Debajo de un árbol, en una de las pocas secciones iluminadas del lugar se sentó en una banca, estuvo unos pocos minutos ahí sentado, creía estar solo, hasta que el olor a nicotina llego a su fosas nasales de forma súbita.
Supo que en la banca de frente, a la que no le daba bien la luz, estaba alguien. Agudizo la vista, y pudo distinguir la silueta de un hombre. Sus ojos se encontraron cuando el tipo se movió un poco, al parecer él tampoco había notado a alguien ahí; y un poco de luz le permitió ver la mitad de su rostro.
Se le hacía conocido de algún lugar, sus rasgos, y sobre todo su ojos, porque, es decir, no todos los norteamericanos tenían rasgos asiáticos.
Unos cuantos ruidos cercanos le hicieron dejar el cigarrillo de lado, y se vio obligado a moverse un poco para notar mejor a la persona frente a él, sinceramente, había visto ese rostro antes, pero estaba tan aturdido, medio ebrio y somnoliento que no era consiente ni de la mitad de sus actos, por lo que termino ignorando la presencia.
-Hay formas más rápidas de suicidarse.
Se giró a ver al dueño de la voz, definitivamente masculina, y es que si fuese una mujer no lo hubiese sabido por sí mismo.
Instintivamente miro al cigarrillo, y solo una carcajada seca.
-Dímelo a mí.- Respondió divertido, mostrando una amplia sonrisa.
Le devolvió la sonrisa, al parecer el tipo estaba un tanto afectado por el alcohol. Pero solo un poco, nótese en sarcasmo por favor.
Nada más con ver sus muñequeras sabia a lo que se refería con eso.
Ninguno dijo más, después de todo, no había mucho que decirle a un completo desconocido, en la madrugada, entando medio borracho y un poquitín drogado.
Y él se levantó de la banca, agradeciendo estar en Nueva York, donde todo el tiempo había taxis. Llamo al primero que se le cruzo por ahí y sin importarle no conocerlo de nada, lo arrastro al vehículo. Mentiría si dijese que no fue por lastima o compasión, porque así fue. Le obligo a decirle su dirección al conductor y se despidió arrebatándole el cigarrillo, para dar una calada y devolvérselo antes de cerrarle la puerta en las narices.
Volvió a su departamento de inmediato, ya el sueño le estaba entrando, aunque sabía bien que tardaría poco más en dormirse, pero quería estar debajo de las sabanas. Ese personaje jamás lo olvidaría.
Estaba consiente, más de lo que aquel chico con cabello verde creía que lo estaba. No tuvo ganas de agradecerle, y dio al taxista una dirección diferente a la verdadera, no necesitaba decir que vivía en esa zona tan marginal, el hombre jamás lo llevaría.
Arrastrando los pies, llego a su caja de zapatos. Dejo caer la colilla del cigarrillo, y se agarró fuerte del pomo de la puerta. Del otro lado, pudo escuchar los gemidos de una mujer.
Se apoyó de espaldas a la pared que sinceramente había resistido mucho, y se dejó caer sentado en el piso. Se carcajeo como todo un loco, los pocos que pasaban por ahí esa noche ya ni se preguntaban porque lo hacía, no es como si fuese la primera vez que se burlase de sí mismo.
-No volveré a usar ese maldiiiiiito sofá~~-. Canturreo para volver a echarse a reír.
La mujer era una completa ramera de quinta, el ya ni podía llamarle madre, ella nunca lo fue. Si no se había ido de la caja de zapatos, era porque no tenía donde más ir. Cada que podía, y tantas veces que ni sabía, sin contar de las que no se enteró, ella metía ahí a sus clientes menos exigentes. Por el que hiciera lo que se le diera la gana, pero prefería que al menos no fuese en plena sala.
Sin darse cuenta, las lágrimas comenzaban a caer por las mejillas carnosas, empapándole el rostro. Mierda, había recordado. No por el alcohol lloraba, no por esa puta que estaba rogando por más dentro de lo que nunca fue su casa, sino porque una cosa llevo a la otra, y sin quererlo, lo hizo.
Jonghyun recordó.
~Camino mirando hacia adelante, sin enfocar mi vista en nada, sin girar hacia los lados. Siendo yo parte de ellas, las personas que transitan por esta ciudad parecen haber olvidado quienes eran. Creo que llevo mucho tiempo caminando, ya no veo claramente lo que está frente a mí. Al parecer tanto el recorrido como el final del sendero son nublados y grises, aun así no voy a detenerme.
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Me encanta!
Qué recordó?!
Aishhh.... No dudes en subir el siguiente capitulo :)
Qué recordó?!
Aishhh.... No dudes en subir el siguiente capitulo :)
DulChoc!
Jonghyun :$
53
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Esto se ve que estará muy bueno, ya me vendré a leer las demás partes, justo me gusta los angst, y más si son muy crueles, y tienen final triste, xD no me hagas caso, espero el siguiente :D
JOAN HINA
ஜKeybum ♥
2327
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Capitulo Segundo.
-Reencuentros.
Los días pasaron sin nada que destacar como de costumbre para todos, era viernes ya y el trabajo parecía acumularse para ese día en específico.
Los negocios iban bien, la familia iba bien, los amigos iban bien y todo mejorando cada día más. Llamo a Jessica en la mañana para avisarle que se quedaría trabajando hasta tarde, pero realmente, Max le había vuelto a convencer, como el sábado pasado, para que le acompañase a Picasso.
Siendo sinceros, no tenía ganas de volver a casa, a repetir la misma rutina de llegar cansado, tirar la ropa por todo el lugar, decirle a Jessica que estaba demasiado cansado como para hacer algo más que dormir, verla a ella sonreír y suspirar, comprendiendo su situación a la perfección, y así, cerrar con broche de oro otro día que paso demasiado rápido como para ser recordado de alguna forma.
Todos iguales, uno tras de otro, los días pasaban como vivir siempre encerrado dentro del marco de las mismas veinticuatro horas donde las acciones, emociones y sucesos son los mismo, repitiendo la obra desde el principio apenas sube el telón del teatro, procurando hacerlo todo sin cometer algún error para no decepcionar al público.
“¿Estas encerrado en un mundo que está hecho especialmente para ti?, ¿Te sientes como una herramienta social sin uso? Bienvenido a la sociedad.” (She-Fragmento)
*~*********
La música resonó por todo el lugar, golpeado las paredes y los oídos de las personas que bailaban sin descanso, esforzándose realmente por no realizar mal un paso que hiciera que los obligasen a repetir una vez más la coreografía.
Sin importar que hubiese aire acondicionado, todos los presentes en el gran salón que miraban atentos hacia al frente, hasta la persona frente a ellos que les daba las espalda; estaban empapados en sudor.
Un último paso en el que a más de uno de les escapo una sonrisa llena de satisfacción, y cayó al suelo, deteniendo su caída con la palma de sus manos y dejando caer todo su peso sobre sus piernas extendidas para evitar sufrir una lesión.
Exaltados, los alumnos más cercanos a donde estaba, llegaron a él, rodeándole y ahogándolo en un mar de preguntas. Se levantó rápidamente, demostrándoles con su expresión calmada y despreocupada que solo había sido una típica caída que todos había tenido y tendrían aún más en su carrera como bailarines.
Había estado pensando en que debería comenzar a descansar horas extras para reponer fuerzas, su equilibrio le había estado fallando con extraña frecuencia para esas fechas.
*~************
Su turno ya había acabado, y se dirigía por las calles atestadas de gente con un lugar en mente a donde llegar, tropezando con más de uno en sus caminos; a buscar sus impresiones.
Hacia unos días que llevo sus negativos a revelar y ese día estarían listos, además de la foto en el parque del otro día, también estaban algunas que nunca se dignó a llevar, porque digamos que, solo para un foto sería un poco tonto. Siempre se había planteado tener un lugar en casa para hacerlo el mismo pero nunca se animó por completo.
Entro al local, recibiendo de inmediato un saludo del encargado, llevándose varios comentarios de que hacía mucho no se aparecía por ahí cuando le entrego el resto del dinero, y rechazando amablemente una invitación para salir por ahí, inventándose una excusa sobre que su trabajo lo consume y no le deja vivir.
Excusa que era más que falsa, cualquiera querría su trabajo, un buen sueldo y solo media jornada los sábados, dejándole demasiado tiempo libre para alguien tan solitario como él.
Tomo las fotografías y las guardo en uno de los bolsillos de su abrigo, para salir despidiéndose y volviendo a tomar el camino a casa.
Al llegar solo dejo el sobre la mesita de su sala, y fue a buscar en su habitación aquellas tachuelas tan olvidadas dentro de una de las muchas gavetas en el armario. Volvió a coger el sobre y saco las fotografías, sosteniéndolas a la pared con ayuda de las tachuelas.
Fue a la cocina para comenzar a preparar la cena, aún era temprano, pero desde pequeño había aprendido a mantener su cuerpo en forma y saludable. No era un experto en cocina, pero tenía los suficientes conocimientos para valerse por sí mismo en la cocina. Dos sándwiches con mayonesa, queso, jamón, tomate y lechuga acompañados con un vaso grande de jugo de naranja fue su cena.
Fue a sentarse en el sofá, dando el primer mordisco y frunciendo el ceño al centrar su vista en las nuevas fotografías que ahora acompañaban a las demás en aquella pared, solo una, una fue la que le llamo más la atención: Aquella que tomo hacia poco más de una semana atrás.
Se levantó un momento para arrancar de un tirón la foto, observándola detenidamente volviendo a su posición inicial.
-¿Pero que dem-. Soltó antes de tomar un largo trago de su jugo.
Ahí, en la fotografía de las Tazas Locas, había alguien, no se veía tan nítido, pero estaba seguro de lo que sus ojos veían, definitivamente, ahí en ese lugar, en una de las tazas estaba sentado, o sentada, porque realmente no sabía si era un chico o una chica porque se podía notar su cabello largo; sentado…o sentada.
Estaba estupefacto, creía ser la única persona que aun recordase ese sitio, o que al menos se atrevía a cruzas más allá del enrejado oxidado. Podría ser un vagabundo simplemente, pero aun así, en todos los años que tenía abandonado, el parque no se había convertido en uno de esos lugares donde los adictos se reunían o donde a ese tipo de personas le interesase ir a tener un refugio.
*~**************
Karaoke, ¿A quién mierda podría gustarle algo así? Era un asco, a nadie le gustaba el karaoke, y no podía terminar de creerse que un lugar como ese tuviese una espacio para eso.
Aunque realmente estaba siendo divertido, las personas hacían el ridículo con estilo, procurando hacer reír a los demás. Era temprano aun, y muchas personas a esa hora llegaban por unos pocos tragos y algo de comer para irse a casa a eso de las diez o antes de esa hora.
Extrañamente el trabajo, a medida que avanzaba, se le hacía tan poco que pronto los papeles desaparecieron de su escritorio en menos de cinco horas, tiempo record para un viernes.
No había nadie en la pista de baile, todos estaban sentados en las mesas, mirando hacia el escenario como el siguiente en la lista negra para ser un tanto humillado subía y tomaba el micrófono para comenzar con su espectáculo.
-Nunca fui fan, pero jamás volveré a escuchar “I want it that way” de la misma forma a partir de hoy, eso es seguro.- Comento Max, con una mirada de terror dirigida hacia el escenario.
-El tipo le está escupiendo en la cara a los Back Street boys casi de forma literal.- Dijo una voz burlona y profunda acercándose a ellos.
Era Kyuhyun, que se acercó a ellos, quedando al lado de Changmin, quien poso una mano en el hombro del más alto mientras sonreía.
-¿Por qué no subes y les arreglas la noche a todos?-. Cuestiono a Kyu.
-Estos seres miserables no se merecen escuchar mi hermosa voz.- Argumento el, con tono arrogante en su voz.
Rio, porque imaginárselo a él cantando es ese escenario así como los otros que lo hicieron antes, era una idea donde se vería muy ridículo.
-¿Por qué eres así?
-Oye, tú eres feo, y yo no te ando pidiendo que te hagas un trasplante de rostro cada vez que te veo. Así que más tolerancia.
-¡Ja!-. Dejo escapar una carcajada seca.
-Estas muy bromista hoy, Cho. Y tu muy risueño, Lee.- El mayor le fulmino con la mirada, y el solo se escondió detrás de su vaso de wiski.
-¿Entonces por qué no cantas tú?
-No, no, además, Jinki ya me ha escuchado, ¿Por qué no vas tú?
-Porque
-¡Vamos, yo quiero escuchar!-. Exigió alzando el trago en el aire.
Ambos mayores le miraron sorprendidos, y si, ellos tenían razón, se le estaba subiendo el alcohol a la cabeza, definitivamente no tenía absoluta resistencia a la bebida.
-Bueno-. Todo tono enfadado en la voz de Kyuhyun se fue.-Lo hare.- Sonrió.
Max y él le vieron encaminarse al pequeño escenario, el primero esbozo una sonrisa socarrona, y se sentó en la misma mesa. Kyu le dijo al DJ la canción que cantaría, y la pista comenzó a sonar. Se esperaba cualquier cosa, desde que comenzase a dar un monólogo sobre porque no quería estar ahí parada frente a todos, hasta que le aventase el micrófono desde ahí a Changmin justo en cara; pero nunca esa voz.
El comentario no fue dicho de forma literal, sin embargo, Jinki estaba comenzando a creer que realmente ninguno de los presentes merecía escuchar esa voz tan perfecta.
-¿A qué se dedica?-. Cuestiono dando un trago a su bebida, sin despegar la vista del que cantaba.
-Es abogado, su padre es dueño de un reconocido bufete. De hecho, ha redactado algunos de los documentos de la empresa, y nuestro abogado es parte del bufete de su padre.
-Ya veo…-. Susurro jugando con los pequeños cubos de hielo en su boca.
*~********
El lugar ya estaba lleno, los asientos en la barra ocupados, las personas en la fila de afuera totalmente frustradas porque adentro ya no había espacio para nadie. ¿Y cómo no? Si eran las dos de la mañana.
Max no estaba por ningún lugar, hacia una hora que se había ido a casa, y el, sin importar cuanto el otro le rogo para que se fuera, insistió en quedarse, claro, siempre bajo los efectos del alcohol.
Porque Jinki estaba demasiado aferrado a su rutina pero a la vez quería deshacerse de ella. Y conociéndose, solo se quedaría esperando que todo se destruyese algún día para tener que por fin darle la cara a su realidad.
Apoyo su mejilla en la superficie lisa y fría de la mesa de vidrio, viendo todo borroso, el alcohol no solo se le subió a la cabeza, sino que ahora parecía estar en su sangre. Estaba ebrio y de lo único que podía estar seguro era de que caería inconsciente justo ahí.
Las luces no parecían más que pequeños y grandes borrones de tiza, y oía la música como quien la escucha detrás de una puerta, lejana. Pronto sintió un par de arcadas pero se fueron rápido, su cuerpo se sintió más pesado, y cuando sus parpados se cerraban, alguien lo levanto para sentarlo de forma correcta. Era alguien conocido, la voz masculina…la había escuchado en algún lugar. Oh, sí, era ese amigo del idiota de Changmin…¿Cómo se llamaba?, ¿Jonghyun?
-¿Me escuchas, como te sientes? ¿Puedes oírme?-. Kyuhyun lo zarandeo fuertemente, lo necesitaba despierto.
-¡Mmmmh!-. El que estaba en estado zombi lanzo un golpe al aire, negándose a levantarse cual adolescente que pide cinco minutos más.
-¡Vamos!-. El más alto paso sus manos por debajo de sus brazos y lo levanto, pasando rápidamente su brazo por sobre su hombro.
Jinki no abría los ojos, y era imposible que se mantuviese en pie por sí mismo. Kyu hizo un esfuerzo, subiendo por las cortas escaleras con todo el peso del menor sobre su costado. Se detuvo frente a la última puerta del pequeño corredor donde nada más había tres.
Una vez dentro, lanzo al más bajo a la única cama que había ahí, retiro su corbata y soltó algunos de los botones de su camisa, para luego volverlo a levantar, obligándole a permanecer con los ojos entrecerrados, porque bien abiertos era todo un reto.
Lo metió al baño, y dejo que el agua helada empapase por completo a Lee, devolviéndole un poco de conciencia que creía perdida, y evidentemente más estabilidad. Salió de ahí un momento dejándolo solo, y cuando volvió, lo hizo con una taza de café.
Realmente estaba mareado, no tenía idea de que mierda estaba sucediendo, y sinceramente ni el agua ni el café podrían solucionar eso ni la jaqueca post-borrachera que tendría al día siguiente cuando se levantase. Oh, carajo. Cuando se levantase en una habitación de un club nocturno, y no en su casa.
*~*********
El cabello húmedo aun lo tenía adherido al rostro, y su cuerpo estaba totalmente abatido. Definitivamente ya no era más un adolescente de 19 años capaz de soportar un día entero de bailes sin descanso, aunque con 25 todavía era muy joven.
Bostezo sentándose donde siempre, y dejando a su lado su mochila. Estiro sus piernas, y las dejo así, totalmente extendidas y sobre el borde de donde estaba sentado, si eso era sentarse, por supuesto. Destapo el paquete de mini-galletas y se llevó una a la boca, para después tomar una segunda y tomarse su tiempo en masticarla con sus dientes delanteros, como si de un pequeño conejo se tratase. Era un mañoso original, con la comida y con todo.
*~********
¿Qué demonios intentaba hacer?, ¿Qué le diría si estaba ahí si el con las palabras jamás fue bueno? Estaba ahí, parado como una estatua, aun indeciso sobre si entrar o no al viejo parque de atracciones de nuevo. ¿Cuál era su mejor excusa? No tenía ninguna, porque dudaba mucho que “solo vengo para saber del tipo de la foto” fuese algo en el límite de lo normal, aunque recibiese una mirada desconcertada, eso sería suficiente como para que se recordase por el resto de su vida lo estúpido que estaba siendo al estar haciendo eso.
Como raras veces le sucedía, el impulso de idiotez fue más fuerte que él y término por entrar, haciendo ruido, tan fuerte que pensó que hasta los del barrio continuo a ese lo pudieron escuchar.
Estuvo a punto de congelarse en su sitio al ver que, en el mismo lugar donde había tomado la fotografía, efectivamente se hallaba alguien. Inconscientemente se fue acercando para verle mejor.
Cabello largo, castaño claro tirando a cobrizo, piel clara y evidentemente un hombre por su forma de vestir y la posición en la que estaba. Mantenía la cabeza gacha, mirando a sus manos juntas que sostenían un pequeño envoltorio de esas famosas galletas que todos alguna vez probaron. Su pecho subía y bajaba en un vaivén lento y tranquilo, como el de alguien que duerme, por lo que llego a la conclusión que en efecto lo estaba.
-Creo que después de todo no es no es un vagabundo…-. Susurro, pensando en voz alta como era su costumbre.
-Me han confundido con una chica muchas veces, pero un vagabundo es algo original.
Dio un respingo al escuchar la voz del chico, que había levantado la mirada y la tenía clavada en él. Sintió su cara arder, y desvió la mirada rápidamente, refugiándose en sus pies de esos dos ojos avellana que le miraban curiosos.
No había enojo en la voz del chico, pero solo no sabía cómo reaccionar, de alguna forma sentía que lo había ofendido y las disculpas no eran su fuerte. Bueno, Choi Minho jamás fue bueno con las palabras, desde siempre fue alguien callado, le costaba hacerlo con todos, de algún modo logro arreglárselas para poder mantener conversaciones cuando era estrictamente necesario, como en el trabajo o en el supermercado. De ahí su constante aislamiento y del aislamiento mucho tiempo a solas, y del tiempo solo la costumbre de pensar en voz alta.
"Nosotros esperamos una señal para romper el silencio con el ladrillo del auto-control" (She-Fragmento)
-Eh…lo…bueno, yo…siento…/Eh…I…well, I…sorry-. De su boca lo único que salió fueron balbuceos sin sentido.
Él lo miro ladeando un poco su cabeza, pero sin darle importancia a sus incoherencias, sin decir nada más. El chico se veía tan intimidado por tan simple cosa que comenzaba a parecerle extraño. Fue entonces que recordó una de las escasas conversaciones con su padre, que encontró rápidamente la causa de la timidez. Su padre era psicólogo, cabe decir.
Se encogió de hombros, mandando hacia atrás varios mechones de su cabello, y le extendió el paquete de galletas sin decirle ni una palabra, incitándole a que tomase una. El hombre parecia muy aturdido aun cuando por fin se decidió a tomar una.
-¿Vi-Vienes seguido por aquí?/ Often do you come?-. Pregunto respirando profundo, intentando calmarse. Los nervios estaban comiéndoselo vivo.
-¿Ahora no hablas coreano?-. Se retractó al decir eso, solo lograría ponerlo peor, aunque su tono de voz jamás estaba cargado de broma o era intimidante.- Solo vengo los fines de semana.- Respondió.
Se preguntaba si el joven estaba molesto, primero un comentario fuera de lugar y una pregunta molesta viniendo de un completo desconocido. ¿A quién le gustaría eso?
-Me…mejor…yo…irme…-. Un golpe mental fue lo que recibió de parte de sí mismo.- Yo debo irme, adiós.- Al fin logro decir.
-¿Y tú? Jamás te había visto por aquí, ¿eres coreano?
Ignoro la improvisada despedida, siguiendo el hilo de la conversación sin dignarse a mirarle porque se entretuvo en sus galletas.
-Si…digo, no. Que digo, no pero si.- Se rasco detrás de la nuca, aun mirando sus pies.- No vengo mucho, y no soy coreano, mis padres lo son.
-Esta conversación debe ser muy incómoda para ti.- comento ensimismado, pasando por alto la mirada sorprendida del chico alto de ojos grandes ya que libraba una dura batalla con la envoltura de su chupeta.
¿Él lo sabía? Como, no lo supo, y nunca logro saberlo, pero fue muy extraño que el pudiese saberlo. Si, los signos de su dificultad para relacionarse ya fuese por unos cuantos minutos eran un poco evidentes, no obstante, había intentado disimular lo mejor posible.
Genial, adiós diecisiete años enteros en los que estuvo convencido de poder ocultar que era un patético antisocial. Lo peor de todo era que un extraño fue quien lo noto.
-¿Me ayudas con esto?-. El chico de cabello largo le entendió su chupeta a medio abrir, y titubeante la tomo de su mano.
Fácilmente retiro la envoltura y el dulce volvió a las manos de su dueño.
-¿No vas a sentarte?-. Otra pregunta, ¿Cuándo dejaría de hacerlas?-. No quieres hablar.- Afirmo en un asentimiento de cabeza el chico.- Esta bien, el silencio está bien para mí. Por cierto, soy Taemin.- Se presentó seguro y volviendo a concentrarse en el dulce.
Sonrió en un bufido ahogado en lo que pareció ser una carcajada. Parecía simpático, y en vez de desagradarle su condición, parecía comprenderla. Si no fuese por la seguridad de su hablar juraría por su silencio y tranquilidad que también tenía esa dificultad, pero concluyo en que simplemente era alguien taciturno.
El tipo parecía estar en su propio mundo, como si la situación no tuviese su toque de extrañez. Ciertamente le producía confianza, extraña la verdad.
-Mi nombre es Minho.
-Minho…-. Repitió en un susurro el otro.
*~***********
-¡¿Vas a venir sí o no?!
La chica rubia estaba furiosa, podía deducirlo solo con oírla.
-¡Taylor, falta una hora, deja de apresurarme tanto!-. Su grito hizo eco dentro la diminuta casa.
Era sábado a las siete de la mañana, y se estaba terminando de vestirse para acompañar a la blonda a una prueba de trabajo. Si, prueba, porque ser modelo no es algo que suceda de la noche a la mañana. Puede que fuese muy ambicioso para alguien de su condición social, pero estaba seguro de que ella tenía el potencial: Era guapa, alta y con un cuerpo increíble.
Acompañarla era como un deber, fue una de las primeras personas que conoció al llegar a ese lugar hacía ya había perdido la cuenta de cuantos años habían pasado desde eso. Siempre fueron muy cercanos, eran como hermanos…pero dentro de una extraña relación. No eran novios ni nada por ese estilo.
-¡Que se hace tarde, coño!-. La chica entro a su armario y lo saco a medio vestir, con los pantalones en los tobillos; empujándolo fuera.
-¡Oye! Déjame por favor conservar al menos un poco de mi dignidad, ¿Puedes hacer eso?-. Le grito alterado, subiendo sus pantalones. Por cierto, ellos ya estaban fuera de la casa.
-¿Quién necesita dignidad cuando tiene
-No debes golpear a las mujeres. No debes Jonghyun, no debes, no debes.- Dijo para sí mismo.
-Mierda, ¡El autobús!-. Y lo volvió a tomar del brazo para llevárselo a rastras.
¿Cómo es que ella podía correr con esos zapatos de tacón alto?
*~*********
Dejo el lápiz caer en la mesa, y sonriendo se levantó de la silla para apartarse de ahí. Le dolían los dedos, y los tenía marcados en las puntas con la forma del lápiz, pero no importaba, había terminado todos los diseños de ese mes para la nueva colección.
Los tomo uno por uno y con cuidado los ordeno por nombres y colores para luego archivarlos. No podía darse el lujo de dañar ninguno, esos no solo eran diseños, sino que eran los diseños que no le habían permitido dormir durante tres días seguidos. Si antes amaba el café, en ese momento juraba poder casarse con él.
-¡Debemos irnos. Key, apresúrate!-. Una voz femenina proveniente de la habitación continua lo trajo de vuelta al mundo real.
Casi con desespero peino con sus dedos su cabello verde y su gorro de lana gris sobre su cabeza. Debían ir a la sesión de fotos donde seleccionarían a las nuevas modelos para la empresa, para ser las imágenes promocionales de la nueva colección, y para trabajar en la compañía de cosméticos que llevaba el mismo nombre que las etiquetas de los vestidos.
Salió presuroso de su oficina y subió a la camioneta donde le esperaba una chica pelinegra de ojos claros, y se encaminaron al lugar de la sesión.
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-¡Ah, niña! Llegas tarde, ven, ven. ¡Pero rápido!
Vio como una chica de repente arrastro a la rubia hacia otra habitación, donde obviamente las harían cambiarse de ropa. Se sentía totalmente fuera de lugar entre tanto glamour y personas yendo de aquí y allá, mientras el solo se quedaba parado en medio de todo el caos que era aquello.
Salió un momento fuera, necesitaba un cigarrillo. Estar entre un montón de mujeres locas no le apetecía, además, no era de esos que siempre se la pasaban desesperados por las mujeres como si nunca hubiese visto una en su vida. Era abiertamente bisexual, pero honestamente no estaba interesado en una relación. ¿Y cómo sus pensamientos se habían desviado tanto hasta su orientación sexual? Estaba pensando mucho.
Se recargo en una pared, poco más allá de la puerta de entrada para que el humo no molestase a nadie. Saco el encendedor y se llevó el cigarrillo a la boca para dar una rápida calada una vez lo encendió. Vio llegar una camioneta color plata, de la que se bajaron un chico y una mujer obviamente mayor.
-¡Al fin, pensé que jamás vendrían!-. Exclamo la misma chica que había arrastrado a Taylor cuando llegaron ahí, saliendo a ayudarles.
Bonito. Pensó al ver el cabello verde del chico medio cubierto por su sombrero de lana. También pudo distinguir algunas perforaciones en sus orejas, más que as que el tenia. Cuando el joven le miro por error, desvió la mirada tratando de disimular no haberlo estado examinando. Era un costumbre que aún no lograba sacarse de encima.
-Disculpa…-. Si no se equivocaba, era a el a quien le hablaban.
Se giró al escuchar el susurro, y se encontró con el mismo chico, pudiendo ver su rostro. De alguna parte le había visto antes, sin embargo, por más que busco en los rincones de su memoria, no encontró nada.
-Sí.
-¿Kim Jonghyun?-. Pregunto el otro entre dubitativo y seguro.
No lo negó, se sorprendió al escuchar su nombre completo en boca del otro no conociéndolo aun.
-Aja.- Respondió en un asentimiento.
-¡Wao, cuanto tiempo!, ¿No me reconoces?-. Cuestiono un tanto emocionado.
El negó, y el peli verde sonrió.
-Soy yo, Kim Kibum. ¿Recuerdas?
Kim Kibum…¡Peor claro que lo recordaba! Ahora sabía por qué se le hacía tan conocido. Si estaba sorprendido por verlo de nuevo, lo estaba aún más por verlo tan cambiado.
~Los recuerdos acumulados son muchos, creo que los guarde en una película que rebobino una y otra vez cada día Uno tras otro, los buenos momentos dejados atrás me muestran los días de felicidad, cada minuto mas borrosos, cada minutos mas vacíos mas lejanos...Pero, ni siquiera eso es algo que te distinga de los demás que transitan este camino, aquí todos se sienten asi, y realmente no nos interesa nadie mas que nosotros mismos.
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Capitulo Tercero.
-Recomenzar Pt.1
Llevaba varios minutos despierto, negándose a abrir sus ojos y concentrado en el terrible dolor de cabeza que no le dejaba en paz. Las imágenes de la noche anterior se hacían cada vez más borrosas a medida que intentaba recordar, vaya que si se había pasado de tragos.
Dio una vuelta, esperando encontrar al mismo cuerpo a su lado, y se sorprendió a si mismo intentando abrazar al aire. Tal vez Jessica se había levantado temprano por algún compromiso que él nunca escuchaba bien y aun así asentía para hacerle creer que se interesaba por sus cosas.
Soltó un quejido fastidiado, con ese dolor de cabeza lo último que quería era comenzar a pensar en ella. O en nada de eso.
"No puede recordar como, no puedo recordar por que estoy aquí esta noche. Y no puedo soportas el dolor, no puedo hacer se vaya."
(Untitled-fragmento)
Las cortinas estaban abiertas, dejando entrar toda la luz del día, saboteando sus intentos por volver a dormir. No tuvo más remedio que abrir los ojos y quitarse las sabanas de encima, encontrándose a sí mismo solo en ropa interior. El frió le hizo volver a taparse, y se sentó en la cama apoyándose en sus codos.
Miro a su alrededor como era su costumbre, y abrió grande sus ojos al no encontrarse con las paredes blancas, sino rojas, y unos muebles que jamás en su vida había visto. Fue entonces cuando salió de la cama, tomo sus ropas que encontró en el suelo, y se vistió lo más rápido que pudo. Saco su celular de su saco y el reloj marcaba las “8: 12 am”.
En su afán por salir rápido de ahí, estuvo a punto de caer nada más acercarse a la puerta. Sabía lo que significaba llegar tarde a casa, y eso eran preguntas, preguntas que no estaba seguro de poder responder sin tener que inventarse respuestas.
Salió y miro a ambos lados, yendo a la derecha por ese corredor, que lo llevo a unas escaleras, y ahí fue consciente de lo que estaba sucediendo. Se había quedado dormido. Ebrio. En una club nocturno. Solo. ¿O…estaba realmente solo?
Mierda, no tenía idea de que había hecho durante sus horas de ebriedad.
Se masajeo las cienes, bajando con cuidado los escalones para evitar una de sus muy comunes caídas. El lugar estaba desierto, todo limpio y perfectamente acomodado, y la puerta estaba abierta, como si lo esperase a él para que saliera.
Reviso sus bolsillos en busca de la llave de su auto, y partió en el rumbo a casa, tomaría una aspirina, un baño y se inventaría una excusa lo suficientemente buena, o demasiado mala, para convencer a Jessica de cualquier otra cosa que no fuese la verdad.
*~**********
Tal vez deba limpiar más seguido. Pensó viendo desde el sofá las viejas fotos colgadas en las paredes, por un segundo se preguntó qué sería de su hermano. Ahogándose en dinero y pretendiendo ser el hijo perfecto. Se respondió al instante en que un bufido se le escapo.
Revolvió su cabello, pensando en que tal vez debería cambiarse de ropa. Llevaba más de una hora ahí, en una posición un tanto contorsionista acostado en el sofá, mirando a la bola de pelos blanca del vecino pasearse a su antojo por todo el lugar como si fuese suyo. Su falta de concentración siempre le hacía dudar al momento de recordar su nombre. Pelo. Peluda. ¿Pelusa? Si, Pelusa era que se llamaba el animal.
Era sábado, y el taller seria en la tarde, dado una de las primeras presentaciones de algunos de sus alumnos, además el vecino había tenido un compromiso y él se ofreció a cuidar al animal.
No tenía ganas de quedarse en casa, y sabía a donde ir.
Lanzo al suelo algunas cosas que al diablillo peludo le gustaba morder, y se fue directo al baño para cepillarse los dientes. Se miró al espejo, encontrándose con que su cara seguía igual de pálida y un poco hinchada aun, como era costumbre cuando despertaba temprano.
Hizo una de sus características muecas de pereza y recogió su cabello en una coleta. Tomo la pasta de dientes y el cepillo, y sin quitar su faceta de zombi comenzó a cepillar sus dientes.
Escupió en el lavabo, una, dos y tres veces, a la cuarta, un tinte rojo se filtró en la espuma blanca. Sangre. Se había roto una de sus encías con los dientes del cepillo, aunque siendo sinceros no dolían en absoluto.
Se enjuago la boca varias veces con agua, la mayoría de las veces escupiéndola roja, hasta que por fin ya no había rastro de sangre en el líquido. Vaya, realmente se había hecho un corte profundo, y lo peor del asunto es que no tenía ni idea de cómo.
Fue a cambiarse de ropa y tomo en brazos a la bola de pelos, llevándose varios maullidos en forma de queja, y salió, entreteniéndose con el animal, acariciándole e ignorando sus constantes quejas.
*~**********
Tallo sus ojos en un perezoso intento por deshacerse del rastro de sueño que la ducha no había podido eliminar por completo. Cogió el filtro lleno de agua, termino de subir la cremallera de su chaqueta, y cubrió su cabeza con la capucha de la misma, para dirigirse a su caminata matutina.
Ya estaba medio empapado en sudor y le apetecía detenerse a descansar un poco, fue muy oportuno el estar cerca de aquel parque. ¿Estaría ahí? Quizá, quizá no, todo tenían una vida, él no podría vivir ahí.
Camino hasta allí, y se adentró en el lugar seguro de lo que hacía, y seguro también de que no había nadie en el lugar. Dio un largo trago de agua y al dirigir la mirada al suelo arqueo una ceja al encontrar allí a un gato, del color blanco, incluso más que la nieve.
-¡Vuelve, Pe-¿Cómo era?- Oh, sí. Pelusa!
Sus músculos se tensaron al oír esa voz. Maldita sea, ahora tendría que hablar. Pensó en la posibilidad de salir corriendo de ahí, pero sus nervios no dejaron que se moviese ni un centímetro. Perfecto, si antes no le había mirado raro, ahora sí que lo haría.
-Aquí estas. Oh, Minho.- Taemin le sonrió en una leve venia. Sus modales coreanos le confirmaban que el venia de una familia tradicional.
-Eh, yo. T-tu gato…-. Se quedó con las palabras en la boca, sin siquiera poder balbucear algo. Sentía su respiración cada vez más lenta, y el calor fue reemplazo por una serie de escalofríos y gotas de sudor frio.
Nauseas, comenzaba a tener ganas de vomitar. Unos leves temblores en su cuerpo le estaban volviendo loco. Oh, no, y el que pensaba que había mejorado con el tiempo.
-Hey, tranquilo. ¿Por qué no tomas un poco de agua? Eso ayudara.- La mano dando palmaditas en su espalda le ayudo un poco.
Hizo caso a las palabras del chico, y bebo del filtro, logrando relajarse un poco. No obstante, la idea de que aunque él no lo dijera, estuviese haciendo el tonto le taladraba el cerebro.
-Ahora respira, creo que mejor te sientas.
Minho se sentó en una de las viejas bancas de hierro que aún no se habían llevado, y miro sus pies, evitando como fuese mirarle a los ojos.
Se sentó a su lado, en el otro extremo de la banca para no incomodar ni ponerle peor. Tomo a Pelusa y la puso en su regazo, jugando con ella a su antojo. Para Taemin era un silencio cómodo, a él le gustaba el silencio, no había nada más relajante que eso, pero sabía por experiencias pasadas que para él no era para nada de esa forma.
Estaba torturándose a sí mismo, taladrándose la cabeza por haber sido tan torpe, cuando el pelilargo no hacía más que comprender su posición.
-Así que, Minho. ¿Te gustan las galletas?-. Lanzo una pregunta sencilla, sin mirarle.
Se mordió el labio, casi hasta el punto de hacerlo sangrar, negándose a soltar cualquier incoherencia. Asintió como respuesta, incapaz de pronunciar palabra, luchando por relajarse.
No hablo, las palabras comenzaban a ser innecesarias, así solo conseguiría ponerle aún más los nervios de punta. Llevaba un paquete de galletas, lo destapo y le paso la mitad. El siempre había sido una persona de comportamiento “peculiar” en el marco de los que lo criaron consideraban normal, hasta en los pequeños detalles, como por ejemplo, en socializar.
-gracias…-. Susurró.
Llevo casi con miedo la galleta a su boca, masticando lentamente, cuidando de no dejar migajas en sus mejillas o en la comisura de sus labios, y desviando cada dos segundos la mirada a un lugar distinto. No sabía si solo irse de ahí sin más, o simplemente quedarse porque…ni sabía porque había entrado.
-Dime, ¿Por qué nunca te había visto por aquí?
-¿N-No es lo que yo ta-tambien debería preguntarte?
-Supongo tienes razón.- Razono.- Entonces, ¿y qué haces por aquí tan temprano?
-Salí a correr.- Las palabras salieron disparadas de su boca.
Pelusa se removió lanzando golpes a todas partes, intentando fieramente de zafarse de su agarre. Decidido a molestarla, siguió moviéndola de un lado a otro, ganándose un pequeño rasguño y un maullido cargado de molestia. Escucho a pequeña risilla de parte del no tan desconocido de la que se contagió.
-¿En serio no me recuerdas?-. Pregunto casi inentendible.
-¿Qué?
-¿Qué?-. Se hizo el desconcertado.
-Nada.
Se apeno al ver el rubor en las mejillas del otro, pero igual sonrió nostálgico. Al parecer realmente no lo recordaba, aunque estando consiente de todos sus cambios físicos, dudaba que su viejo amigo lograse darse cuenta de quien realmente era, además, habían pasado muchos años desde la última vez que lo había visto.
Vaya reencuentro el de ayer, pensó para sí mismo.
-Debería irme ya.- Aviso el mayor torpemente.
-En ese caso nos vemos después.- Se apresuró a decir.
Ciertamente, aquel joven, parecía haberlo visto antes, aunque muy vagos eran sus recuerdos. Prefirió solo salir sin mirarle, ya había sido suficiente de su idiotez por un día. Que apenas llevaba unas horas de haber empezado.
Estaba seguro, ese era el Minho que el había conocido, después de todo, ¿Cuántos “Minho’s” podían haber en el país?
*~********
Resoplo, la charla con Jessica había sido demasiado fácil como para ser cierta. Él lo sabía, ella lo sabía, pero parecía que ninguno quería hacer nada para cambiarlo. Ella era demasiado comprensiva a veces, y eso hasta algunas veces le hacía sentir culpable.
Bajo del vehículo bostezando, su cuerpo parecía un saco de cemento multiplicado por siete. Se puso unos lentes de sol para cubrir sus ojeras entro a la compañía dejando atrás a un sonriente portero.
La mirada preocupada de Changmin fue lo primero que vio al entrar en su oficina. Él estaba sentado frente a su escritorio, con la típica posición de siempre, tan correcto, pero sin llegar a parecerle molesto como el resto.
-¡Al fin!, ¿Qué demonios paso anoche?
Suspiró.- Eso mismo me he estado preguntado yo desde que me levante en una habitación desconocida esta mañana.- Dijo yéndose a sentar.
-¿Desconocida, no me digas que…?
-No he tenido sexo desde hace dos meses, créeme, sabría si me hubiese revolcado con alguien. Además, desperté solo y sin ninguna marca o algún signo de violación.- Agrego sarcástico.
-¿¡Dos meses!? ¿Lee Jinki, que cosa tan horrible has hecho?-. Se burló Max.
-Negarme a hacerlo con ella.
-Siempre supe que no eras humano…
-¿Tienes algo de trabajo para mí?
-Por supuesto, sábado sin trabajo no es sábado. Espera un momento, iré a buscar los papeles.- Aviso dejando el lugar.
Paso sus manos, enredándolas en su rojiza cabellera. Realmente necesitaba saber que idioteces había hecho la noche anterior. Subió la mirada cuando escucho que la puerta se abría de nuevo, dejando ver a Max acompañado por Kyuhyun.
-Buenos días, ¿Ya estas mejor?-. Saludo Kyuhyun.
-¿Tú sabes que pasó ayer noche?-. Cuestiono Max.
-¿Debería estarlo?
-Bueno, te pasaste de tragos, mucho. Con un baño de agua fría se te pasó un poco, pero te quedaste dormido, así que tuve que dejarte ahí.
-Al menos no hice ninguna de mis hazañas.- Ironizo.
-Yo si querría ver varias de tus hazañas.- Kyuhyun le giño un ojo a ambos.
-Oh, no, no quieres.- Se burló Max.
-¡Yah, me vas a dar mi trabajo o vas a quedarte ahí todo el día!-. Reclamo.
*~*********
Vio salir a Max, y Kyuhyun, que iba detrás de él, cerró la puerta y se giró a mirarle de nuevo. El mayor sonrió. De alguna forma, su sonrisa era enigmática, como si escondiese unos cuentos secretos, y tal vez un poco de maldad detrás de esa cara y sonrisa bonita.
-Max dijo que iría esta noche al club, es sábado, así que, ¿Por qué no vienes tú también, Jinki?
-¿Después de lo de ayer? No creo que sea conveniente…-. Se excusó.
-Oh, vamos, yo he tenido peores y más graciosas situaciones estando ebrio. ¿Qué dices?
¿Era idea suya o ese hombre tenía una perfecta capacidad para que nadie pudiese resistirse a decirle que si?
-Creo que no estaría mal.- Asintió.
-La pasaremos bien.- Un último giño y salió por fin de la oficina, llevándose esa carpeta amarilla con la que había entrado.
Y no, lo que Onew no se esperaba era que realmente, detrás de esa sonrisa, se podrían esconder grandes cosas. Muchos grandes secretos.
*~********
"Parece que la gente se trasforma en cosas que nunca quisieron...No quisiera nunca tomar ese camino"
(I don't wanna grow up-fragmento)
Sonrió, luego soltando un par de risotadas. Ni siquiera supo cómo había podido reconocerlo, la última vez que lo vio sus mejillas eran tan carnosas que siempre terminaba por pellizcarlas y burlándose de ellas en broma, y también su flequillo tenía un gracioso corte además de que su cabello era color negro. Definitivamente, Kim Jonghyun había tenido una total transformación.
-¿Key, Keybum?-. Pregunto el otro incrédulo.
Asintió alegremente, olvidándose de Amy, quien estaba sola con la otra chica sacando las prendas de la camioneta.
-Yo te hacía en L.A. Es increíble, ¿y qué haces por aquí?
-Trabajo en la compañía de diseño. ¿Y tú? Déjame decirte que las pruebas para los modelos masculinos son en dos semanas.- Bromeo.
Jonghyun no pudo evitar soltar una sonora carcajada. Tiro al suelo el cigarrillo y lo aplasto, soltando el humo. Frente a él estaba la persona que hacía poco más de diez años no veía, Kim Kibum, su inseparable compañero en la primaria, el mismo de siempre.
El mismo de siempre. Que lejana sonaba esa frase para describirlos a ambos.
-Estoy aquí para acompañar a alguien.- Aclaro.
-¿Quién es la pobre bastarda que tiene que soportarte?
-¿Tu no cambias, cierto?
Le vio negar divertido.
-No salgo con personas más altas que yo.
-Ya veo, ¿con eso me quieres decir que te conservas aun casto para el matrimonio?
-Tan casto que sudo agua bendita.- Dijo sarcástico.- Hasta me dicen María.
-¿Dónde ha quedado el Puppy?
-Agrégale a eso “dinosaurio” y quedara completado. A todas estas, ¿Cómo me reconociste?
-Intuición femenina.- Ironizo.- No sé si lo notaste, pero tu cara no ha tenido cambios radicales que digamos.
-Dime, ¿Dónde han quedado esas mejillas regordetas?-. Con toda confianza le estrujo las mejillas haciéndole reír.
-Justo donde quedaron los centímetros que a ti te faltan…-. Saco su lengua.
-¡Key, no tenemos todo el tiempo del mundo!-. Le llamo Amy.
-Debo entrar, ¿y tú no venias a acompañar a alguien?
-Voy contigo.
*~*********
La sesión, como muchas otras, fue un total caos. Ajustes por aquí, luces por allá, vestidos descocidos y modelos principiantes con experiencia fingida, lo de siempre. El fotógrafo y los diseñadores mandoneaban a todas las chicas y Jonghyun no entendía ni la mitad de sus palabras.
No presto atención a otra persona que no fuese Taylor, y no era en broma cuando decía en su interior que ella era posiblemente la mejor ahí. Era como su hermana menor, y estaba orgulloso de que ella no estuviese metida en todo el desastre en que el si estaba y no tenía intenciones de salir.
-¿Tú crees que pueda lograrlo?-. Cuestiono ella ansiosa por una respuesta.
-Yo digo que ya estas dentro, pero, en todo caso, creo que es mejor preguntarle a alguien que si sabe de esto.
-No creo que ninguno aquí te vaya a decir nada.
-Calla, mujer.- Busco con la mirada hasta dar con una cabellera verde.- ¡Keyyy~!-. Le llamo sin alzar mucho la voz.
El aludido se giró a verle con una sonrisa, le alegraba un poco verlo, y sin embargo, muy en el fondo, también le decepcionaba. Porque estaba avergonzado.
-Sí, ¿dime? Oye, ¿no me digas que vienes a acompañarla a ella?-. Dijo juguetón.
-Sí, y ya te digo que no salgo con personas más altas que yo.
-¿Y eso desde cuándo?-. Pregunto Taylor.
Kibum rio, ese era el Jonghyun que recordaba.
-En fin, ¿Cómo lo hizo la rubia oxigenada? ¡Auch! ¡Me la debías, es la segunda vez en el día que destrozas mi dignidad!
-Ya te dije, ¿Quién necesita dignidad cuando tiene un gran
-¡Cállate!-. Reclamo.
Los miro a ambos divertido, el espectáculo se le estaba haciendo entretenido.
-¿Qué? Si es lo único que te ha crecido.- La rubia se encogió de hombros.
-Ok, Kibum, ¿Cómo lo ha hecho?-. Decidió ignorarla, eso sería lo mejor.
-Solo no te emociones, pero tú ya has quedado.- Él le quiño un ojo a la blonda.
Ella sonrió, y el agradeció al peliverde, intercambiaron números antes de despedirse, acordando volver a verse algún otro día.
*~********
Era de noche, por eso de las siete de la tarde, habían pasado el día fuera, aprovechando el día libre de Jonghyun. No tenían más planes, y ya volvían al barrio.
"Dicen que vivimos para realizar nuestros sueños. Tiendo a olvidar esas cosas en la oscuridad de la noche."
(Again-Fragmento)
Todo rastro de broma o diversión en el ambiente había desaparecido, y no hacían falta quejas de eso por parte de ninguno. Ella decidió que era mejor alivianar la pesadez en su silencio incómodo.
-¿De dónde lo conoces?
La miro, tardando a propósito en responderle, porque aquellos días fueron un poco duros. Incluso más que ahora.
-Cuando vivía en L.A, estudiamos juntos. Él era el alumno más destacado y yo el típico chico problemático y retraído. Íbamos en el mismo grado a pesar de que yo soy mayor por dos, yo repetí año y a él lo promovieron uno. ¿Un poco increíble, no?-. Suspiro pesado.
-Es agradable.
-Más de lo que te imaginas, sigue siendo el mismo de siempre.
-Hasta aquí llegas, nos vemos luego.
-Ten cuidado, y si alguno de esos cabrones intenta algo contigo, solo tienes que llamar.
La vio perderse entre los callejones solitarios, y entro a casa luego de meditarlo bien.
Lanzo su bolso dentro de su habitación y tomo lo primero que se encontró en el refrigerador, pizza. Su madre seguramente estaba en su habitación, pintándose el rostro como un payaso y poniéndose ese perfume tan asqueroso que solo lograba empalagarlo.
Estaba a punto de salir de la cocina cuando un reclamo le hizo girarse a encararla. Se tambaleaba y su lápiz labial se había corrido un poco sin que se diese cuenta. Ella era una muñeca rota, le daba asco.
-¿Es que no piensas comprar algo para comer o seguirás gastando todo tu dinero en tus porquerías?
Ella con su simple presencia lo enojaba, estaba ebria, ya no aparentaba ser amable y comenzaba a querer echarle cosas en cara. ¡Cuánto deseaba poder golpearla!
-¿Es que no piensas morirte de una vez o seguirás abriéndole las piernas al primero que te muestre su billetera?-. Escupió las palabras cargadas de odio y resentimiento, si había alguien a quien odiaba después de a si mimo, era a esa mujer, esa pobre bastarda totalmente abandonada.
-Claro, para eso sirves, para ser un inútil adicto e intentar culparme.
-¡Oh, señores, cuidado! La ramera alcohólica ha hablado. A mí no me vengas con tu falsa moral, ¿Por qué mejor no te vas a un motel en vez de estarme jodiendo? Seguro te deben estar esperando, eso será más productivo, quitarles las ganas a hombres casados que si tienen a alguien que le espere en casa.- Grito sin contenerse.
A cada día que pasaba, su ira hacia ella iba en aumento, y la mujer no hacía nada para que eso cambiase. Los años habían pasado, y el la odiaba más y más, hasta el punto que en que ya no creía poder sentir más hacia ella, ese ser tan despreciable.
Y si, debería admitirlo, también aprovechaba en descargar su rencor contra el bastardo que se hacía llamar su padre, porque el ya no estaba y ella era la única, y se lo merecía.
La dejo con los reclamos a punta de lengua, encerrándose y prendiendo el reproductor, subiéndole el volumen y callando sus gritos chillones.
Justo cuando el día parecía ir bien, ella siempre aparecía a fastidiar todo.
~Me tambaleo, pero no caigo. Me detengo un momento, decidido a encontrar algo por lo que vivir, puede que jamás lo encuentre, puede que todos aquí escondan secretos que nunca descubriré, nuestra historia no será contada, y seguiré viviendo por mí mismo. Ahora no entiendo porque me empeño en seguir creyendo en que algún día aparecerá un desvió para cambiar el rumbo de la historia. Tal vez sea porque necesito tener fe en algo, lo que sea, porque no puede creer en mí mismo, tal vez sea porque necesito aprender de nuevo que cuando esperas terminar decepcionado…
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Interesante.
Buaa~~ Vaya reencuentros, no?
Me encanta tu fic, la verdad es que me tiene enamorada.
Quiero saber más de ellos, de sus vidas... Pufff... ¡Quiero saber todo!
No dudes en actualizar, ¿eh?
Kansamnida!
Buaa~~ Vaya reencuentros, no?
Me encanta tu fic, la verdad es que me tiene enamorada.
Quiero saber más de ellos, de sus vidas... Pufff... ¡Quiero saber todo!
No dudes en actualizar, ¿eh?
Kansamnida!
DulChoc!
Jonghyun :$
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Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Siento la tardanza, de verdad. Había estado escribiendo esto la misma semana que mas allá del tiempo, pero la escuela y 'El psicoanalista' -un libro que te idiotiza-, no me dieron tiempo de adelantar nada, ademas he aprovechado para hacer el prologo de 'Le Marionette' y algunas cosas de un one-shot JK que haré para celebrar mi época del año favorita :3 ¡El día de los muertos!
Pero bueno, las dejo leer...
Pero bueno, las dejo leer...
Capitulo cuarto.
-Recomenzar2.
El suelo se infesto de trozos de vidrio cuando el portarretratos que reposaba sobre la estantería empolvada cayó sin más. Había tropezado al entrar con el gran mueble de madera. Entonces llego a extrañarse. Aturdido se llevó una mano a su cabeza, tambaleando y cayendo al suelo, llegando a causarse varios cortes en la palma de su mano con la que apoyo su cuerpo sobre el frió suelo.
Su torpeza consistía en algunos tropiezos ocasionales, no en mareos y dolores de cabeza que le dejaban más afectado a medida que la frecuencia con los que los padecía iba en aumento. Su equilibrio no era perfecto, pero era un bailarín. Un maestro de baile. Y en el último mes había caído más veces que todos sus alumnos juntos.
Podría ser falta de descanso, o de forzar mucho su vista. Usar sus gafas no le hacía sentir cómodo. Y siempre tuvo problemas para dormir. Tal vez debería adelantar sus vacaciones para poder mejorarse, sino, no estaba seguro de poder seguir con el plan y llegar ileso a fin del trimestre.
Como pudo se puso en pie, tomándose su tiempo para recobrar el equilibro que minutos atrás estaba perfectamente bien. Fue al baño recargándose en las paredes. Siseo cuando el agua lavo sus heridas, y con unas pinzas que no sabía que tenía saco uno a uno los trozos de vidrio que se habían enterrado en su piel. Recordaba tener un botiquín, pero pensar en donde solo aumentaba su dolor de cabeza.
Entre tanto alboroto en su cabeza, hubo un pensamiento que le hizo sonreír un instante antes de seguir con su búsqueda.
Minho sabría qué hacer en esta situación. El sí sabría dónde está el botiquín.
<>, se dijo mientras batallaba con la venda para su mano. Pero no iría, era Taemin, el solo seguiría como si nada intentando ignorar que algo comenzaba a ir mal, y pronto olvidaría ese pensamiento de poner si quiera un pie dentro de un hospital.
~******~
La música ceso, pero no había una mujer ya dentro del lugar para agradecer a su Dios ni gritar uno de sus típicos “¡Al fin!”. Termino de delinearse los ojos con violencia, dejando atrás su cama hecha un desastre y el montón de papeles regados por doquier, salió revolviéndose el cabello húmedo. Poniendo seguro al salir porque en una barrio como ese hasta el oxígeno estaba en peligro.
Agitado, dio grandes zancadas todo el camino hasta llegar donde estaba Gerard, Tao y T.O.P. Una vez estuvo frente a ese trio, al primero le arrebato el sobre manila igual que el anterior. Lo había hecho bien, así que estaba bastante más grueso que la vez anterior. Jonghyun aprovecho para quitarle su dinero y la bolsita plástica que le correspondía.
No se molestó en ir con ellos, camino por su cuenta hasta llegar al club donde lo dejaron pasar sin problemas, había quedado registrado desde la noche anterior. Se observaba agitado, evidentemente ansioso, como si esperase algo que mucho tiempo deseo, o como cuando iba a detención en la escuela, cansado de aguardar sentado en una banca por su castigo que no cambiaría su situación de otro modo que no fuese para empeorar su temperamento.
Vestía unos pantalones negros ceñidos, con una cadena metálica que iba desde el borde trasero se su pantalón hasta el delantero, llevaba sus típicas botas militares y una camisa manga-larga roja con cuadros negros.
Se desparramo en uno de los asientos, poco a poco el lugar se llenaba, y las presas eran muy fáciles de identificar. Pero una persona que le llamo la atención desde que la vio entrar: Era un tipo un poco más alto que el, de cabello pelirrojo y traje, obviamente asiático por sus rasgos, pero no alguien común. Era guapo, y de una u otra forma, conocido, tentando a su memoria y jugándole trucos cuando creía conseguir a alguien que encajase en esa categoría de hombre perfecto.
~*******~
¿No me recuerdas? Las palabras parecieron retumbar en sus oídos al recordarlas. Cuando hablaron estaba tan sumido en controlar sus actos que apenas y presto atención a lo que él le estaba diciendo. ¿Recordarlo? Bueno, si… ¿A caso no habían hablado antes? Pues, ¿Cómo olvidarlo si había sido una de las situaciones más incomodas de toda su vida?
Estaba sentado en una de las dos sillas que estaban distribuidas en la mesa redonda que hacía de comedor en su modesto departamento, golpeando la superficie sin cesar con la goma de borrar del lápiz que sostenía entre sus dedos. Tenía una hoja de papel en blanco completa que llenar. Se había encargado de hacer todo lo referente a su trabajo antes para poder mantener su mente ocupada en eso.
Desde siempre tenía un T.O.C (trastorno obsesivo compulsivo) que le obligaba a ser muy sistemático en ciertos aspectos de su vida como lo eran el distribuir las horas del día y saber exactamente que debía hacer, tener un plan a seguir siempre.
Llevaba una semana rompiendo sus horarios impuestos por el mismo. Eso comenzaba a alterarlo.
“Antes de volver a días pasados, quiero vivir mejor aquí y ahora. Nunca más volveré a ser cobarde.”
(Life – Fragmento)
Además, se había dado cuenta de que su habilidad para controlar su problema no era tan buena como había creído y comprobado. El chico pelilargo se había encargado de demostrárselo. Y por esa razón estaba ahí. Necesitaba organizar sus ideas con urgencia y saber que errores estaba cometiendo para poder corregirlo.
Tenía un trabajo, y por primera vez lo que parecía ser una vida normal llegando a lo aburrido, donde estaba en paz. Volver a limitarse por eso sería una verdadera pesadilla.
Dejo caer el lápiz mirando a la ventana, al tiempo en que un pequeño flash de recuerdo le llego de repente, dándole seguridad y robándole una sonrisa.
Al menos una vez en su vida, algo había podido resultar bien…
~*******~
Contrariando su decisión anterior de descansar, y consiente de que no lograría dormir tan pronto como desearía, llego al sofá, divagando y antes de que se diese cuenta ya estaba con ese abrigo que le quedaba gigante abrigándolo, acostado sobre el mueble viendo las viejas caricaturas que sorpresivamente si tenían color.
Pelusa subió a su pecho, tomándolo sin problema como su cama. Pensó que el gato estaba viviendo más con el que con su dueño, también pensó que el vecino debía estar desesperado buscándolo, y luego llego a la conclusión de que eso no le molestaba.
Taemin tenía algunos amigos por allí, la mayoría de ellos también bailarines, pero la mayor parte del tiempo se quedaba en casa. No había nada interesante para el ahí fuera. Un pensamiento arrogante pero cierto.
Acaricio las peludas orejas, jugando con ellas y por primera vez no recibiendo quejas del que se había convertido en su mejor compañía. Un suspiro salió de sus labios sin que pudiese contenerlo. Ver de nuevo a Minho le traía buenos recuerdos.
Buenos recuerdos que llevaban después a los que había evitado durante años…
~Flash Back~
No podía dormir. Dio vueltas, hizo desastre con las sabanas hasta que se aburrió. Y termino por desesperarse. No tenía absolutamente nada que hacer. La lluvia solo caía con fiereza empañando los vidrios de la ventana y no tenía nada de sueño. La cama era demasiado grande para el solo y ese estúpido muñeco de peluche nunca le gusto, pero en ese momento parecía ser su mayor distracción.
Incluso si las luces estaban apagadas, podía ver perfectamente en la oscuridad el blanco de las paredes…de las sabanas, de los muebles, de su misma ropa. De todo. Aburrido.
Desvió su vista a un lado, la cortina que separaba una cama de la otra no había sido corrida por las enfermeras, dejándole ver claramente como su compañero, horrorizado, se escondía debajo de las mantas como si eso fuese a detener la lluvia.
No sabía su nombre, solo sabía que tenía una forma de hacer que se le quitase el miedo. Le veía siempre de lejos, él no hablaba, solo se limitaba a obedecer las órdenes para salir rápido. Sinceramente tenía mucha curiosidad sobre él. Y a esa edad sus impulsos fueron algo que lo caracterizaron.
Bajo de su cama, que no podía considerar como suya. Y a pasos lentos se acercó a él, sintiéndose un poco culpable cuando le zarandeo del hombro porque le asusto. El niño que sabía era mayor que el levanto de a poco las mantas, dejando ver su rostro totalmente clamado y sereno. Solo tenía frio y el ruido de la lluvia no le dejaba dormir. Aun así hizo caso omiso a eso.
Le mostró su sonrisa, la más grande que tenía, y lentamente se tumbó a su lado, esperando ver algo que le indicara que se marchase. Pero no fue así. En cambio, como respuesta a su acción, obtuvo que el mayor le revolviese el cabello. El niño pensó que era el quien tenía miedo, y por eso dejo que se quedara esa noche.
Minho, ese era su nombre.
~Fin Flash Back~
Pestañeo un par de veces antes de cerrar los ojos por completo. Sus caricias en el pelaje del animal cesaron de a poco, y Pelusa salto de su estómago cuando se recostó inconscientemente hacia un lado, durmiéndose con el televisor encendido y en el sofá.
El cansancio le gano al fin, obligándole a dormirse. Su cuerpo necesitaba un break de lo que era su vida llena de desvelos y muchos esfuerzos diarios.
~********~
“Esta noche tampoco llegare temprano a casa. Lo siento.” Todo lo que llevaba del día había estado pensando en una excusa perfecta o al menos más convincente que la anterior para que la rubia le creyese, o que al menos no pudiese reclamarle. Y esa frase demasiado sonsa como para parecer premeditada con detenimiento era el resultado de sus esfuerzos.
Cansado se puso en pie, pensando que tal vez –estaba seguro- el alcohol lograría sacarle el estrés que se cargaba. En su oficina había un espejo, colgando da una de las paredes excesivamente blanca a diferencia de las otras azules. La espaciosa oficina constaba de un escritorio, unos archiveros de los que solo usaba uno, los demás no recordaba ni que guardaban en su interior. También habían dos sillas mas además de la suya, unas cuantas lámparas y una pared tras el completamente de vidrio y unas cortinas corredizas. Sonaba simple, pero deseaba que no fuese tan ostentoso como lo era en realidad. Paso al lado del espejo, deteniéndose por primera vez en mucho tiempo a mirar su aspecto.
Camisa azul, corbata, saco y pantalones negros y sus mocasines de igual color. Nada fuera de lo común. Todo tan perfecto, propio del presidente de la compañía. Resoplo, hasta su propia apariencia comenzaba a cansarle. Desabotono por completo su saco, aflojo su corbata y quito otro botón de su camisa. Ahora ya no se sentía tan asfixiado consigo mismo. Revolvió su cabello desbaratando ese peinado perfecto que su esposa se encargaba de que estuviese en su sitio a diario.
Miro su reloj: 9:30. Temprano aun, pero todo su trabajo estaba terminado. Kyuhyun estaría rondando por la oficina, de aquí para allá encargándose de algunos documentos referentes a una nueva venta de acciones. Al salir se lo encontró a punto de tocar su puerta. Él le sonrió, viéndose amable y radiante, con su apariencia tan relajada.
-¿Venias a buscarme?
-Justo a eso.
-Podemos irnos, ¿Dónde está Max? Hace horas que no lo veo.
-Él ya se fue, ya sabes como es. ¿Quieres que te lleve?
-Sí, será mejor que mi auto se quede aquí. Volveré en un taxi a casa.
-No creo que pueda permitir eso…-. Susurro el mayor para sí mismo. Lo escucho, pero prefirió restarle importancia.
~******~
-¡No! ¿Sabes? Nunca entendí y las mujeres y su necesidad de ir acompañadas al baño. Ahora me sales con que sin estar yo ahí no podrías hablar con alguien porque eres muy tímida. ¿No recuerdas quien se pasa los días parloteando? ¿Se te olvido la universidad?
-Gracias, ahora sé que soy una bocona insoportable.
-No fue lo que quise decir, pero es cierto. Eres una bocona. Solo quiero que entiendas que estoy rechazando tu invitación de una manera indirecta.
Sostuvo el celular entre su quijada y su hombro, cuidando de anotar bien las medidas. Tenía cinco hojas, como mínimo, especificando los detalles y formas que la clienta quería para sus vestidos. Necesitaba tiempo para releer y saber que debía dibujar primero y que después, sino la goma de borrar no alcanzaría. Por más ridículo que fuese: El cliente siempre tenía la razón.
Aunque tuviese ganas de lanzarle todos los papeles en la cara.
-¡Vamos! ¿Por qué no? ¿Desde cuándo tan casero?
-Desde siempre, solo que soy arrastrado por personas manipuladoras.
-Kim, vamos. Tal vez te consigas un novio, ¿Quién quita?
-¿Crees que me interesa?
Novio. El primer nombre que se le vino a la mente fue el de Jonghyun. Sonrió, habían tenido una amistad muy buena, pero podía recordar aunque había sido hacía mucho tiempo, que fue el primer chico por el cual sintió una leve atracción antes de darse cuenta de que le gustaban los hombres.
-Realmente no, pero sabes que igual cederás. Odias trabajar tanto en diseños que no son tuyos y terminaras cediendo porque te molesta que te rueguen. Predecible.
Si, la chica era muy ingenua para creer eso.
-Está bien, pero tendrás que llevarme, no tengo idea de donde esta ese lugar. No pienso perderme.
Pudo distinguir una sonrisa del otro lado de la línea. Si, las cosas sucederían como ella quería. Le llamo, le dio vueltas al asunto un rato y luego logro convencerlo. Ella era predecible. Una chiquilla caprichosa que conseguía lo que quería como fuese, hasta algo mínimo como convencer a Kibum para que la acompañase.
Soltó el lápiz con indiferencia y se encamino a darse un baño rápido y luego a vestirse. Salió del edificio vestido con sus pantalones que parecían haber sido atacados por dos envases de pintura en aerosol del color dorado y negro, también tenía su chaqueta negra con botones dorados, llevaba una camiseta blanca con un raro diseño de una caricatura, se había quitado sus lentillas y se puso sus gafas trasparentes de montura negra, se pintó un poco los labios como se le había hecho costumbre, dejándolos un poco más rosados que lo usual y por ultimo termino con uno de sus gorritos de lana color negro, que parecía quedarle grande y resaltaba su tono de cabello verdoso. Claro, sin contar los accesorios.
Vio el auto de su amiga acercarse y cuando lo tuvo frente entro a regañadientes. Iban Hong Ki y Bekah, una chica a la que realmente no veía mucho. No eran cercanos, solo conocidos, pero no lo suficiente para estar al tanto de la conversación que ellos habían entablado antes de que el entrase al vehículo, así que fingió estar al pendiente de su celular evitando ser incluido.
Cuando llegaron tuvo ganas de devolverse a casa caminado nada más ver el montón de gente haciendo fila para entrar.
-Tranquilo. Nosotros tenemos estas.- La rubia le mostro cuatro pases “especiales”.- El dueño es amigo de mi padre.
Entonces supo que no tenía salvación, como fuese terminaría siendo arrastrado dentro de ese lugar que ponía fuera en letras grandes y encandilantes “Picasso”, acompañadas de un lema que le pareció curioso, porque los lugares así comúnmente tenían rimas y cosas sin sentido.
Pequeños detalles que a Key siempre le interesaban.
~*****~
Entraron sin problemas, y se extrañó de que las personas en la fila no hubiesen protestado por haberlos dejado pasar tan rápidamente con tan solo una sonrisa por parte de Kyu. Dentro no se encontró con Max ni con ningún otro rostro conocido de otro lugar que no fuese ese.
-¿Dónde está Max?
-¿No está aquí?-. Kyuhyun miro un momento su celular que había sonado.- Ah, se presentó algo, no podrá venir. Que mal. ¿No?-. Dijo con una perfectamente fingida expresión de decepción.- Pero te quedaras, ¿cierto?
-Lo hare, no hay nada de malo.- Trato de convencerse a sí mismo mientras tomaba asiento en una mesa diferente a la de las demás noches, una incluso más apartada y cerca de las escaleras.
Los tragos pasaron frente a sus ojos como estrellas fugaces. Uno tras otro, sin darse tiempo de siquiera saborearlos o de sentir la amargura en su garganta. No supo en que momento término bebiendo directamente de la botella. Aún estaba consiente, y Kuy estaba en el mismo estado que el…igual de sobrio e igual de ebrio.
Las luces parpadeantes a su alrededor provenientes de la pista de baile parecían un conjuro, atrapándolo. Se echó atrás, viendo curioso como ya no tenía corbata y la mitad de los botones de su camisa estaban desabrochados. Lo siguiente de lo que tuvo conciencia fue de unos calientes y finos labios posándose sobre su pálida piel. Casi por inercia se alejó, volteando a ver desconcertado a la persona a su lado.
-¿Estas aburrido, cierto? ¿Acaso no quieres un poco de diversión en tu redundante vida?-. Hablo el mayor divertido, casi burlón, como a sabiendas de su respuesta y de sus siguientes actos.
Dicho esto le beso fieramente en los labios, demandante. Apoderándose de ellos con desespero, haciéndolo ceder fácilmente. Un poco de alcohol y muy poca manipulación acompañadas de un par de sonrisillas fingidas fueron muy efectivas con él.
Súbitamente sintió como una escurridiza mano se metía dentro de sus pantalones y frotaba con rapidez tortuosa su entrepierna por encima de la tela, poniéndolo duro en poco tiempo. Mierda, eran dos meses sin sexo porque él no había tenido ganas y ahora que lo pensaba, si quería. Nunca se había planteado la homosexualidad, pero en ese momento tampoco pudo, solo se estaba dejando hacer, viéndose totalmente débil y vulnerable al tacto de la mano del mayor, que maliciosamente sonreía deleitándose con sus mejillas encendidas y sus pequeños gemidos.
-Oh~
-¿Ves? Te gusta…te gusta mucho, ¿no es así?
-¡Si, si! Ah…-. Se sostuvo del asiento en el momento en que los dedos de su ahora verdugo se cerraron alrededor de su pene.
El mayor comenzó con un vaivén para nada amable, placentero y excitante. Miro a su alrededor un tanto avergonzado, pero inevitablemente más caliente que antes. Gimió ante ser consciente de que le estaban masturbando en público. Todos estaban tan metidos en lo suyo que no se darían cuenta.
-¡Joder! ¡Detén esto que me corro!-. Gimió contrayéndose de placer.
-No hasta que digas que te gusta y que quieres que te haga.- Sonrió malicioso Kyuhyun.
Se mordió el labio, sabiendo que se vendría pronto y que si no hacia lo que decía entonces no pararía.
-Me gusta… ¡Follame, si así!-. Casi grito al llegar al final, soltando todo el espeso líquido dentro de su ropa interior.- Ah…-. Se desplomo en su lugar, recuperándose de la sensación.
-Vamos, aún hay más diversión…-. Kyu lo levanto y le hizo subir las escaleras.
Esa noche seria larga. Tanto que al día siguiente sabía que no podría arrepentirse. Una grieta más grande se había formado en su mundo de porcelana.
~******~
Le miraron como su fuese un extraterrestre o como si hubiese soltado un “no me gusta el chocolate”. Key era el alma de las fiestas, el que ponía el ambiente y bailaba hasta que los pies no le diesen para más, que se quisiese quedar sentado nada más observando y fastidiado de estar ahí no era propio de él. Pero hasta Kibum se cansaba de eso.
El solo quería terminar su trabajo y dormir un rato después, no ser arrastrado ahí.
-Como quieras.- Se encogió de hombros Nicole.
-Solo no te folles a uno estando borracha y sin saber su nombre. Bekah, no dejes que lo lleve a su casa.- Pidió sin despegar la vista de su celular.
Su amiga tenía cara de ángel, pero conocía sus andanzas.
-No prometo nada…-. Le miro sugerente antes de perderse en la multitud acompañada de los otros dos.
Antes de que la pudiese ver cuál era la segunda canción unos toques en su hombro le descolocaron. Sonrió al ver el rostro de la persona que le miraba sonriente. Jonghyun.
-¡Hola! Mira, hay dos amigas que necesitan una pareja de baile, y yo recuerdo muy bien como mueves ese trasero, Bum.- Arqueo una ceja y soltó una risotada al ser golpeado en el hombro por un sonriente Key que repentinamente ya no estaba fastidiado de estar ahí.
Observo detenidamente a las dos chicas detrás de Jonghyun, y una de ella agito su mano sonriéndole coqueta. Ella le pareció linda, y accedió fácilmente a bailar un rato con ella.
-¿Cómo te llamas?
-Eunji.
-Está bien. Eun, llámame Key.- Le regalo un giño mientras tomaba amablemente su mano para hacerla parar frente a él y poder bailar tranquilamente.
Un par de canciones de convirtieron rápidamente en diez. Jonghyun estuvo a su lado todo el rato, notándose un poco más alegre que de costumbre, bailando con la chica llamada Na Eun. Llegado el momento, de alguna forma el intercambio de parejas de baile termino en Jonghyun bailando con Key de una forma divertida.
Se sintió un poco mejor al comprobar que gran parte de su estrecha relación existía todavía.
Las chicas rieron al verlos mirarse con total confianza y abrazándose de una forma que pocos hombres tendrían el valor de hacer con alguien de su mismo género. Ellas se miraron, y no tardaron en entender que ellos debían tener una clase de relación, y si no, terminarían teniéndola. Se susurraron un poco, divertidas y un poco inconscientes de lo que hacían.
Se unieron a ellos, haciéndolos terminar aún más juntos, con sus narices tocándose.
-¿Por qué no le besas?-. Sugirió Eunji.
-¿No es bonito Jonghyun, Key?-. Se le acerco por detrás Na Eun.
Key asintió y Jonghyun sonrió. El peli castaño le tenía abrazado por la cintura, y el mantenía sus manos enredadas en su cuello. Sintió un impulso de lanzársele encima que contuvo porque el si estaba sobrio y sin alcohol en su estómago.
-Vamos, bésalo.
Y Jonghyun hizo lo que Key esperaba, dejo un beso en sus labios, largo mientras parecía querer recorrer su espalda. Se separaron y se miraron unos segundos, riendo porque habían llegado ahí por unas simples chicas que les habían dicho “bésense” y ellos las obedecieron.
~****~
Se sostuvo de la pared para no caer de bruces, miro a su lado y vio como el moreno se tambaleaba con la botella de alcohol en la mano y el cigarrillo en la otra. Y rio, un tanto menos afectado por el alcohol como lo estaba el.
-¿Estas drogado?
-¿Sho?-. Le miro con el ceño fruncido, apuntándose de una manera graciosa a punto de perder el poco equilibrio que le pertenecía.- Droshgado no.
-¿Y borracho- un hipido le detuvo la pregunta – eshtas borracho?
-Tampoco~ Key.
Le vio recostarse en la pared sonriendo, mientras se recuperaba solo un poco y daba una larga calada al cigarrillo, tragándose el humo y tosiendo después por la estupidez cometida. Le halo del brazo para hacerle caminar, no sabía ni a donde habían estado caminado tanto tiempo sin embargo ellos seguían.
Llevaban recorriendo calles olvidadas durante casi treinta minutos. En el club ni se despidió de aquel trio, y las chicas les sonrieron divertidas al verlos marchar a pasos vacilantes haciendo bromas malas entre ellos, ambos bebidos.
Casi cae y se carcajeo cuando el moreno le rodeo los hombros con su pesado brazo, tirando de el para que se inclinase abajo porque era más bajo y haciéndole cosquillas con su aliento. Era una posición incómoda en una situación divertida.
-¿Quieresh que te cuente un secretito, mi querido camarrrrrada?-. Casi grito en su oído.
-Está bien, pero después me sueltas.
-No estoy drogado. No estoy borracho. Eshtoy orgushosamente drogado y borrasho.- Se jacto cual niño de seis años contándole a su madre como había sacado la mejor nota en clase.
Y bueno, por un segundo pudo verse, y verlo a él también, en la misma situación muchos años atrás: Total y patéticamente ebrios en una situación lamentable para cualquiera que los viese, pero poco les importaba su estado y bienestar. Inconscientemente solo estaban buscando un poco de entretenimiento, y la situación fue tan súbita que no les dio tiempo ni de pensar que era la segunda vez en el día que se encontraban luego de más de una década sin verse.
“Aunque halla días en los que paremos y nos sintamos perdidos, quisiera volver a esos días, en los que nos encontramos y reímos juntos.”
(Summer Song- Fragmento)
Los viejos amigos tendrían pronto un tiempo para ponerse al día con el otro. Aunque no parecían estar listos para revelar que había sido de ellos durante ese tiempo y en que se habían convertido.
En una vergüenza.
El tintineo de las llaves y el sonido histérico de las carcajadas molesto a algunos vecinos en el piso en que se encontraba su departamento. Eran las 3:23 cuando llegaron a casa del peli-verde hechos nada.
Su chaqueta fue rápido al suelo al igual que su gorro de lana, luego de los zapatos no supo ni que se estaba quitando porque los lentes también habían desaparecido. Como si no hubiese alguien más en el lugar, camino a su habitación y siguiendo la rutina de siempre sacudió la arena de sus pies y se metió bajo las sabanas sin tardar en dormirse.
-¡Qué bello, que bonito…!-. Exclamo mirando a todos lados mientras brincoteaba por el corredor hasta la primera puerta que se encontró.
Casi como recobrando la compostura de nuevo, sonrió ladino y se apoyó en el remarco de la puerta, observando la misma escena una vez más dando una calada a su cigarrillo: Key dormía con una mejilla pegada a la almohada, viéndose obligado a estirar los labios casi como un puchero.
El emanaba tanta ternura como curiosidad, lo conocía de antes y esa imagen ruda que muchos se formaban de él no era la impresión que quería dar. Key era una tormenta en el desierto, una ola de calor en el polo norte, era lija y a la vez terciopelo, Key era todo y nada, tan lleno de emociones y vacío a la vez. Solo esperaba, que muy en el fondo, que las sonrisas de las que ese día había sido testigo esta vez fuesen sinceras, y que su esencia salvaje y suave hubiese sobrevivido al tiempo. Key era el pasado que valía la pena recordar…era el presente que no quería arruinar.
¿Había Kibum perdido mucho?, ¿Tenia miedos ocultos?, ¿Sus prioridades eran otras? No sabía nada del Key que tenía frente a sus ojos a comparación del Key de hacía años, al que conocía solo detrás de algunas capaz de dureza. Quería conocerlo. Sonrió de nuevo, dejando la botella en el suelo antes de devolverse por el corredor y buscar un baño para lavarse la cara. Los efectos de la droga estaban pasando poco a poco.
“Prefiero seguir predicciones infundadas, antes que intentar desenmascarar verdades disimuladas por las lágrimas.”
(It’s all too much-Fragmento)
Incluso si habían sido cercanos algún tiempo, incluso si quería volver a ser alguien en su vida, Jonghyun ya no pertenecía al mundo en donde las personas podían hacer una vida propiamente dicha. Se consideraba a sí mismo como una piedrita en el zapato que molestaba a cualquiera, era uno de esos que ya no tenían nada productivo que hacer en este mundo. Jonghyun estaba destruido.
Lo que no sabía, era que Key también lo estaba.
~Conozco las caras de algunos, las máscaras que utilizan para proteger toda la basura que guardan dentro de sí. Irónicamente, ahora he olvidado como luce la mía, tal vez un poco rota, con una abertura que muestra parte de mi miseria en una sonrisa torcida. Todos saben que son muñecos, títeres de sus propias mentiras, y se acercan hasta cierto punto a los otros, temiendo que lo que se esconde detrás de las marcaras sea mucho para que sus débiles e intolerantes moral y ética puedan aceptarlo.
Si algún día me deshago de mí mascara, será el día en que quiera que nadie se acerque a mí.
Y bueno, aquí comienza el mini-drama :3 Apuesto a que el Flash back y tanta mención de una pasado desconcierta xDD Kyhyun, sabia que eras un regalado 7_7 ¿¡Donde vas perro pulgoso sin tu Key!? Bueno, no importa...lo beso *le brillan los ojos*...Ok, debería dejar de emocionarme tanto con mi propio fanfic.
Nos leemos~
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Ansiaba mucho tu actualización.
Buah~~ quiero saber que es lo que pensará Key de la vida que Jjong lleva, así en viceversa.
Tae~~ ya te veo. Cayó ante garras del hermono cara rana ^//^
Onew, qué haces loquito? No sé si decir que me gusta que haya hecho eso o simplemente me disguta. Es algo raro. Sé ( preciento) que se va a arrepentir de alguna manera.
Muchisímas gracias por actualizar, y espero el siguiente capitulo. Kansamnida!!
Buah~~ quiero saber que es lo que pensará Key de la vida que Jjong lleva, así en viceversa.
Tae~~ ya te veo. Cayó ante garras del hermono cara rana ^//^
Onew, qué haces loquito? No sé si decir que me gusta que haya hecho eso o simplemente me disguta. Es algo raro. Sé ( preciento) que se va a arrepentir de alguna manera.
Muchisímas gracias por actualizar, y espero el siguiente capitulo. Kansamnida!!
DulChoc!
Jonghyun :$
53
Re: Beautiful pain. Capitulo 5 (Jongkey)
Hola luego de mucho tiempo. Sinceramente hacia meses que tenia la mitad del capitulo lista pero al fin me decidí y aquí estoy de nuevo. Siento la tardanza. ¡Espero que aun te guste, linda!
PD: Odio los primeros capítulos, siempre son tediosos para escribirlos.
Capitulo Quinto.
-Síntomas.
El encanto del cuento de hadas termino en la mañana no de una bonita manera. Su cuerpo se sentía como si le hubiesen arrollado unos cuantos autos en distintas partes. Pero él no era cenicienta, en vez de dejar la zapatilla de cristal había dejado la dignidad y una parte rota de su mundo de porcelana, el supuesto príncipe de sonrisa encantadora y sonrisa seductora había abandonado el castillo antes del amanecer y sabía perfectamente donde encontrarle cuando quisiera volver.
¡Con un demonio! Su cabeza parecía querer explotar. Las manos le temblaron al tomar el volante y al llegar a casa no se mostró sorprendido cuando Jessica abrió la puerta. ¡Y allí estaba la verdadera cenicienta! Vestida como toda una princesa, pero que tenía un príncipe con tendencias a actuar como una hermanastra malvada.
Casi con expresión cansada, ella sonrió. No hubo palabras de reproche, solo una mirada suplicante por que se hiciese a un lado y la dejase salir de una maldita vez porque realmente no tenía ganas de verlo. No era una tonta, ella había pensado en la infidelidad mucho antes de que el tuviese el valor para realmente hacerlo. ¡Y hacerlo con un hombre!
Pero claro, las princesas son tontas y aun con sufrimiento se aferran a algo que es totalmente falso, como los cuentos de hadas. Pensó apartándose para dejarla salir.
Ni un hola ni un adiós, como dos desconocidos. Y eso parecía, en eso se convertían de a poco.
Entro a casa con una sensación de abatimiento que le abrigo por completo. ¿Dónde estaban los sueños? Se compró una realidad que odiaba y aun así sonrió demasiadas veces. ¿Cuándo olvido que la quería? Al principio lo hizo, ella era la mujer perfecta, sin embargo; “amar” se convirtió en nada más que en el simple pretérito “amaba”. ¿Dónde quedaban los recuerdos? ¿A dónde diablos habían ido las sonrisas de las fotos colgadas en las paredes?
De pronto todo pareció estar cubierto por una fina capa de polvo. La noche anterior se había sentido de una forma que no podría olvidar por mucho tiempo. Si, se había acostado con un tipo bonito, un abogado que hacía solo algunos días había conocido. En esas pocas horas, lo detenido durante mucho tiempo volvió a ponerse en marcha. Se sintió vivo una vez más.
El paraíso la noche anterior estaba a sus pies, ahora se encontraba en el punto intermedio: En su vida de corbatas y trajes donde la vida parecía detenerse y el tiempo corría muy rápido.
Dejo que su cabeza golpease la pared. Su cabello revuelto, no tenía idea de que llevaba puesto y esas ojeras gigantes en sus ojos además de un dolor insoportable por todo el cuerpo. ¿En qué momento todo se había vuelto una mierda?
Recordó la sonrisa pícara y un poco malévola, eso ojos penetrantes y la falta de tacto que le hicieron subir y caer de golpe unas cuantas veces. ¡Pero qué demonios! No se arrepentía. Estaba cayendo, pero eso era mejor que estar tambaleándose en la cuerda floja.
~****~
Era domingo, día de su salida rutinaria al parque abandonado. Por un momento creyó verlo lleno de luces de nuevo, todo rebosante de vida y sonrisas, de niños llorando, riendo o asustándose. Y se vio a sí mismo, un niño de cabellos negros ya no tan pequeño que tomaba la mano de una mujer de mirada acaramelada, a unos pasos estaba alguien más, cuyo rostro entonces estaba muy, muy sonriente. Pero no fue más que una jugarreta de su mente.
Frente a él no había nada más que muchas maquinas desgastadas, rotas, dañadas y oxidadas que no servían para nada más que servirle de refugio.
No rompió la rutina, abrió el cercado, camino hacia las tazas giratorias y se sentó allí, saco sus golosinas y se dispuso a comerlas. Solo que esta vez un fuerte mareo se hizo presente, como si un desmayo se aproximase, pero nada sucedió. Recupero la compostura al instante, volviendo su vista al frente.
Rio tontamente. No tenía idea de por qué siempre volvía a lo mismo. Estaba tan aferrado al pasado y tan empeñado en olvidarlo que ni siquiera notaba cuando ya se encontraba recordando de nuevo. Las mismas imágenes, el mismo análisis y cada vez que lo hacía se daba cuenta de la forma tan patética en que todo se había dado. Y sin embargo ahora había algo que hacía que todo aquello fuese más imposible de olvidar. Aquel pequeño encuentro con el chico de ojos grandes y veía todo más nítido. ¡Y vaya que era difícil!
Durante años, muchos, se había abstenido de ser cercano a alguien. A cualquiera: una chica, un colega, un alumno, un vecino y cualquiera que pudiese terminar siendo un amigo. Era Taemin, el tipo solitario. Era Taemin, el que parecía tan retraído, tan correcto y que estaba tan torcido.
Daba sus clases, ya no bebía porque se había aburrido de ello, las salidas con amigos a bailar y a tontear habían cesado, los acostones quedaron en el pasado. Ahora tenía de compañía a un gato que ni era suyo, muchos programas infantiles viejos y un montón de golosinas. Su vida no tenía lo que algunos llaman “acción”. Pero tenía pasión, el baile era lo único que quedaba y que le hacía sentir mejor.
Espero con la esperanza de verlo llegar, pero nunca apareció. En el fondo suplicaba que no lo hiciera, porque no quería tener que idear unas cuantas palabras coherentes cuando estaba acostumbrado al silencio. Aunque un poco de compañía podía ser bastante reconfortante.
Sin pensarlo, en chico perdido sonrió.
~****~
Observo las partituras y no tuvo ganas de tomarlas ni de aprenderse la canción. Cuando llego a casa en la mañana todo estaba solo y agradeció por eso.
Ansiaba la llegada de la noche. El dolor de cabeza no se detenía pero eso no se comparaba a los pequeños recuerdos momentáneos de la noche anterior. Demasiados momentos increíbles como para no sentirse mal. Comparar su antigua vida con la que ahora tenía era como comparar el sabor del chocolate con el sabor de esas medicinas asquerosas para el resfriado que tomábamos obligados de pequeños.
Recordaba sus manos tomando la cintura del peliverde y el divertido beso que duro bastante poco. Sonrió, era como si tanto tiempo fuese solo una ilusión. Pero más tarde llegaba la despedida sin palabras. Tenía miedo de estar siendo un idiota, como la mayoría del tiempo.
Muchas personas se dejan, pensando que es la persona correcta en el momento equivocado, dicen adiós con una triste sonrisa y separan caminos esperando algún día volver a encontrarse y así quererse de nuevo, esta vez de una mejor manera. Eso era toda una idea de mierda, no existe el momento perfecto, solo cobardes con miedo a ir en contra de todo por un amor.
Si bien lo que sentía por el peliverde no era amor, si era una atracción bastante grande que estaba desde que se conocían de niños. Podía vivir con ella, lo hizo bastante bien en ese entonces. Ahora parecía ser diferente, porque Jonghyun no tenía a nadie realmente, y tenía miedo de estar solo y morir solo, y se hacía ilusiones de que quien acabase con eso sería Kibum. Había sido la mejor persona que conoció alguna vez y lo seguía siendo: Nadie mejor que el para hacerle sentir mejor.
No sabía si estaría preparado para dejar de lado un poco todo, porque su vida era un infierno y cada día se ponía peor. No tenían comparación. Kibum había salido de todo eso, había estudiado y graduado, obtenido un título y conseguido un trabajo mientras que todos los demás se iban y su vida también era un asco. ¿Y él? El tenía un trabajo de medio tiempo, una beca que no tardarían en quitarle por esas notas e inasistencias, una madre prostituta, para rematar vendía y consumía estupefacientes y poseía una increíble capacidad para hacer caso omiso a todo lo que Taylor y Jared tenían para decir sobre que tenía que mejorar.
A ese paso, lo único que conseguiría sería un despido, un arresto por posesión o venta de drogas, una expulsión o una muerte por sobredosis. Y lo sabía, pero carajo, era tan difícil.
“Ser inocente no hará que tus problemas desaparezcan.”
(It’s all too much – Fragmento)
Cansado de tanto pensar, saco el viejo cuaderno de canciones y tomo un lápiz para escribir algo. Pronto se desesperó y abrió una de las gavetas de donde saco una pequeña bolsa repleta de pastillas blancas. Trago cinco sin pensarlo y siguió con lo que hacía. La dosis no tardó mucho en hacer efecto.
Con sus sentidos más vivos que nunca encendió el pequeño radio y puso uno de sus discos. Punk rock del viejo, cantando a todo pulmón imitando los gritos del cantante. Decenas de papeles volaron por los aires mientras los tiraba, no violentamente, sino como divirtiéndose haciendo desastre. Dedos enredados en el cabello, expresiones de desesperación, letras escritas torcidas y una canción sin sentido. Las luces parecían temblar y el viento silbar, no se detuvo hasta que, empapado en sudor, sintió que la respiración le fallaba y se tiro en la cama boca arriba y sin camiseta.
Fue consciente de su estado tal vez una hora después. Se sentó de cara a la pared, furioso consigo mismo y no pensó mucho antes de golpear su cabeza contra la dura pared que se estremeció un poco ante el golpe. Uno, uno más, podía escuchar la lluvia de afuera, otro, de nuevo. Noto la sangre solo cuando esta resbalo por su piel. Todo daba vueltas pero se detuvo cuando cayó inconsciente en cama; desmayado.
Ciertamente lo sabía. Estaba dejando que sus problemas influyesen sobre sí mismo de una manera destructiva, no ignoraba que incluso podría ser ingresado debido a una enfermedad mental causada por el abuso de drogas; aunque lo más probable es que si eso sucedía se convirtiese en un vagabundo que gastaría las miserias que recogía en alcohol o un poco de hierba, tal vez sería escupido o arrestado un par de veces, pero la cordura no le daría para ser consciente de ello.
Su mente, repleta de recuerdos bastante perturbadores, no le consoló con sueños sin sentido, donde hablaba con un perro o algo parecido. Las imágenes del día en que tuvo, por fin, que aceptar la verdadera nueva cara de la mujer que mucho antes había dejado de merecer el título de “madre”. Sin preocuparse por ser vista por su hijo de diecisiete años mientras intimaba con un tipo apenas conocido en mitad del lugar. Para ese entonces lo único que había dañado sus pulmones fue un cigarrillo para probar, Vivian también en un barrio marginal, al otro lado de la ciudad, solo que en un departamento alquilado al que al menos se podía llamar casa.
Y aquello fue el detonante que la bomba necesito para estallar. Meses después se vio a si mismo siendo un experto con vastos conocimientos en estupefacientes, hierbas, hongos alucinógenos, todo tipo de cigarrillos y bebidas alcohólicas, además de aquellos experimentos nuevos que los laboratorios ilegales siempre probaban con adolescentes estúpidos que, en su mayoría, terminan bastante afectados por fallos en el nuevo invento que hacen que este sea descartado.
Jonghyun conocía la depresión desde antes de cumplir los catorce años. El insomnio, las ganas de no comer nada, las lecturas de media noche, una autoestima en el subsuelo, cambios de emociones repentinos, el llanto desesperante y las ganas de que todo acabe rápido porque se sentía demasiado abrumado. Nada de eso era nuevo para él, solo que todo se vio afectado cuando se volvió adicto. Ya no podía parar.
Intentando huir había dejado que su personalidad se formase de acuerdo a otros.
Jared (Su jefe en el taller mecánico, cabe recordar), con Taylor repitiendo lo que decía como si estuviesen coordinados, repetían incontables veces que debería ir a rehabilitación, a grupos de ayuda e incluso a alcohólicos anónimos. Eso le hacía sentir un poco más patético, deprimirse más contando tu triste historia rodeado de personas que te brindan compasión o eso aparentan, que te dicen que todo va a estar bien cuando no es así. Lo que las personas realmente necesitamos es alguien que nos diga toda la mierda que merecemos en la cara y nos haga sentir lo suficientemente miserables para que eso este bien y deseemos cambiar; solía repetir como si fuese una grabadora.
Tres veces. Tres jodidas veces y en ninguna de ellas duro más de dos semanas en rehabilitación. Sentía que se moría sin consumir un cigarrillo. Tenía un problema, era consciente de ello, pero no quería arreglarlo. No poseía el valor necesario para hacerlo y tampoco estaba dispuesto a reunirlo para logarlo.
Una vez más, gemidos provenientes de la sala se tomaron la molestia de despertarle.
~****~
Cuando en la mañana había despertado, solo y con un dolor de cabeza insoportable, aturdido por el sonido del teléfono proveniente de la sala, no esperaba tener que atender una llamada de esa mujer.
Una palabra inundo sus pensamientos: Dinero. No se equivocaba como ninguna de las ocasiones anteriores. Colgó casi de inmediato luego de recibir su mensaje.
Maldijo en silencio, sin ánimos de nada, solo de dejarse caer en un sueño que durase años, deseando despertar y encontrar días mejores. Días menos miserables en los que las decisiones hubieran sido diferentes.
Masajeando sus cienes, titubeante, llego hasta el sofá y tomo uno de los cojines. No tenía ganas de salir, de mejorar un poco, de comenzar a vivir de nuevo. Kibum llego a NYC para estudiar una carrera, obtuvo, después de un título y muchas recomendaciones, un empleo decente y bien pagado que le bastaba para mantenerse y darse el lujo de enviar un poco de dinero a sus padres adictos que se merecían todo lo malo que la vida les daba. Pero eso no bastaba, realmente no era suficiente para llenar el vacío.
Durante años pudo solo. Sin nadie más, y ahora la idea de no tener a nadie en que confiar, a nadie que supiese quien era realmente; le aterraba y producía asco. Como muchas personas, era bastante solitario, aunque igual dado a las fiestas y a pasarla bien cada que podía.
“Soñar despierto no soluciona nada. Tampoco hará que me encuentre mejor.”
(It’s all too much – Fragmento)
Últimamente se había estado sintiendo peor. La llegada de Jonghyun y esa llamada de hacia un rato lograron traer demasiados recuerdos que solo empeoraron todo. Con una depresión en aumento la visión de un futuro mejor se desfiguraba.
No paraba de preguntarse qué hubiese sucedido si el moreno se hubiera decidido a quedarse. Habrían hablado mucho de los días del pasado, de ellos mismos, en lo que se habían convertido. Sonrió ladino. El otro seguía siendo tan fiestero como antes. Tal vez si tenía novia, quizá seguía siendo igual de sociable y alegre. Le era difícil imaginárselo sin un cigarrillo en la boca o sin una guitarra en sus manos. En las clases solo anotaba pedazos de canciones e interrumpía de vez en cuando a los profesores al tararear una canción.
No se metía en muchas peleas, pero a veces llegaba con moretones, cada que le preguntaba evadía la pregunta con algún chiste o comentario ingenioso. Tal vez era esa capacidad para escapar de los problemas lo que le hacía ser tan atractivo a sus ojos.
No noto como la noche callo rápido. Llovía fuera, tan fuerte, empapando los vidrios de las ventanas. Lagrimas bajando por sus mejillas. De nuevo todo igual de insufrible. Había tenido mucho miedo de sentirse tan solo de nuevo, pero ahora parecía ser más duro, como si estuviese comenzando a tocar fondo.
~****~
Mareado, se sostuvo de la barandilla de las escaleras y siguió el camino hacia el aula vacía que pronto se llenó de jóvenes con expresiones demacradas y muchas quejas en la garganta, sin embargo, sus caras evidenciaban la disposición a estar justo ahí ese día para seguir practicando hasta las piernas no diesen para más.
Uno, dos, tres, cuatro. Cinco, seis, siete y ocho. Uno, dos, tres, cuatro. Cinco, seis, siete y ocho. De nuevo. Y así hasta que decidió que era tiempo de encender el reproductor. La música lleno por completo la habitación. Fácilmente la coreografía era manejada cada vez con mayor destreza.
Parecía que el buen humor reinaba, pero la tímida alegría que se asomaba en la comisura de los labios de los estudiantes, se transformó en confusión al verle perder su mirada y salir precipitadamente del lugar.
De repente de nuevo todo daba vueltas, su delgado cuerpo tambaleándose y sus parpados cerrándose, el desmayo susurrando en su oído. La sensación de caída se detuvo cuando unas nauseas aparecieron de súbito. Sintió ganas de correr, de haberse simplemente desmayado o de no haber comido tantos dulces a lo largo de su vida, sobre todo el día anterior.
La vista se le volvió borrosa mientras bajaba las escaleras. Personas que lo vieron comentaron después que su imagen en ese momento era parecida a la de alguien que acaba de perder la vista y que alguien le grita “¡Fuego, se quema!”.
Uno de sus pies resbalo y lo último que supo es que la pared se encontraba justo frente a su rostro.
~***~
La sensación de arrepentimiento luego de no haber hecho cualquier cosa era algo a lo que ya estaba acostumbrado. Renunciar, dejar de lado los sentimientos, las ganas y el deseo de lograr alguna meta aun le afectaban, pero de una manera más leve que antes.
“Mientras camino cabizbajo, gente que olvido quien era pasa de largo.”
(Life – Fragmento)
Con sentimientos inciertos caminaba por las calles repletas de gente, queriendo llegar a casa lo antes posible, disimulando su ansiedad.
Taemin.
Parecía grabado en su mente, repitiéndose. Sabía que había algo que aún no lograba recordar, uno de los recuerdos que en sus días de infancia decidió desechar pero que aún podían recuperarse.
Gotas de sudor marcaron el camino de su cuello hasta sus caderas. Rasco detrás de su nuca y tenso sus músculos, como si con eso lograría reprimir todos los sentimientos y sensaciones abrumadoras que no conseguía controlar cuando de estar rodeado de masas gigantescas de personas se trataba. Intento acostumbrarse, era NYC, por la mierda, una ciudad repleta de personas las veinticuatro horas del día.
Un hola. Silencio total al siguiente instante. Pequeñas sonrisas a medias.
Odiaba cuando algo no estaba en orden en su mente, que su vida solo estuviese clara desde un poco antes de los dieciséis. No supo cómo ni cuándo comenzó, solo sabía que no pudo controlarlo, si hubiese tenido oportunidad tampoco sabía si eso hubiese sido posible.
El cabello se pegó a su frente y se vio obligado a retirar dos botones de su camisa porque parecía estar en un sauna en vez de en plena calle. Carteles desconocidos y esquinas nunca antes vistas hicieron que sus sentidos estuvieran alertas.
Demonios.
La respiración fallando y manos buscando refugio aferrándose al maletín. Sentía perfectamente el crujir de la madera debido a la fuerza ejercida sobre ella. El ruido, la cercanía y el calor de cuerpos ajenos, palabras lejanas, bocinas de taxis, gritos y anuncios televisivos, personas acercándose y repartiendo boletos. Y nunca antes en su vida había recorrido esas calles. Se desesperó y los dedos de manos y pies se contrajeron, sudor frió bajando por su cuerpo. No miro a la cara a la chica con un volante en la mano y una sonrisa, tiritando parecía absorto en otro mundo.
Se había perdido. No estaba listo para eso, ni psicológica ni físicamente.
~Cada paso que he dado, no puedo arrepentirme de ninguno. Era lo que quería y no estaba mal, porque así debía ser. Sin embargo, aunque hemos peleado muchas batallas, los que estamos en este camino no podemos ser llamados guerreros. Guerreros son aquellos que han salido de aquí, los que han conseguido un camino propio. Las calles se tornan cada vez más frías y los días de tormenta se reflejan en el cielo gris. La estela de mil soles aún puede verse reflejada en mis recuerdos, pero no ahí, en el cielo nublado.
PD: Odio los primeros capítulos, siempre son tediosos para escribirlos.
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