Dayan volvisteee!!!
*quiero abrasarte*


no te asustes, soy tu fan *-*
me leí todos tus trabajos eres una maestra!
tu estilo es único y me encanta

no has dicho cuales serán las parejas pero lo que escribas lo leeré


el prefacio estuvo genial, ya me dejaste super picada-quien será el comprador y que va a comprar??-tratandose de tí cualquier cosa puede pasar

awwwww estoy ansiosa por saber más!!!


estaré esperando tu actu unnie*3* no demores please~

-“Cuantos libros son… ya me aburrí de leer su infancia…”- decía Sam mientras cerraba el ultimo diario que habían descubierto en el desván de esa nueva casa que sus padres habían adquirido en remate, era muy antigua pero como había pertenecido a la familia más rica de ese pueblo el mantenimiento era diario y se conservaba en buen estado, semanas atrás cuando recién había llegado a ese lugar por indicaciones del médico a su padre, pensó que se aburriría horrores en ese aun desolado pueblo, su padre necesitaba descanso y sin duda lo obtendría  en ese lugar que aun era tan rustico, pero a cambio de la muerte por aburrimiento de su hija mayor, casi todo el día se la pasaba observando el cielo y pensando en todos los amigos que se habían quedado atrás, ella quería quedarse en la ciudad junto con su hermana y su madre, pero esta aun debía ir a la escuela y su madre se haría cargo del negocio mientras su padre se recuperaba, quien mas debería cuidar de su padre, una enfermera suponía, pero su progenitora era demasiado celosa y le obligo a ir.
Siete días atrás en una de esas largas siestas que su padre tomaba encontró en su cuarto una pequeña llave dentro de una madera suelta, su curiosidad la llevo a convertirse en una investigadora, examinando cada puerta de la gran casa, hasta encontrar la dueña de esa llave, la puerta del desván, ¿que encontraría ahí?, probablemente un montón de muebles tan viejos como su padre, unas cuantas pinturas y muchos animalejos, pero aun así la abrió y se adentro en el enorme desván.
Como lo supuso había un montón de muebles viejos y polvosos, así como un gran número de pinturas, avanzo dejando un rastro por sobre el polvo acumulado durante años en el piso, destapo uno de los objetos y era una espejo de cuerpo completo de forma ovalada montado sobre un marco de hierro que simulaba rosas, Sam giro y se observo de frente, de espalda, de perfil, asintió con la cabeza y sus labios apretados, le gustaba lo que veía, algo cayo a su espalda haciéndola girar rápidamente, era una  pequeña bolsa negra que se llevo consigo la manta que en algún tiempo quizás fue blanca, dejando al descubierto un enorme librero, repleto de libros cosidos a mano, sin ningún tipo de leyenda en su tapa, abrió el primero, estaba escrito a mano con letras infantiles, a juzgar por las primeras líneas seguramente era el diario de un niño de alguna era pasada, le pareció un tanto interesante leer la visión que tendría un pequeño de aquella época del mundo, tomo los tres siguientes y bajo al gran columpio que estaba en ese roble fuera de su casa, absorbiéndose por completo en esos diarios infantiles.
Supuso que el dueño de esos libros había sido un hombre, uno muy inteligente y con mucha visión pues a muy temprana edad, al morir su padre tuvo que hacerse cargo del negocio, no tenía muy claro el porqué se encontraba escrito de aquella manera, pareciera que aquel chico deseaba trasmitirle a alguien su punto de vista de una historia ya que era muy detallista en sus relatos, al leerlos podía imaginar a la perfección cada uno de los escenarios, no le parecían un diario muy común.
-“uhhh este debe ser el interesante…”- se dijo cuando bajo el decimo libro y se acomodaba sobre el mantel que había tendido en el pasto, bajo la sombra del roble…
“Hoy es mi cumpleaños, no debería tener nada de diferente a los demás días, para mí no lo es, pero mi familia insiste en celebrarlo, para mi tan solo representa un día menos en este mundo, abro mis ojos y estiro mi cuerpo al máximo, relajando cada uno de los músculos de mi espalda, brazos, piernas. Tomo la bata a lado de mi cama para acercarme a la ventana y observar el alba, como cada día desde que me hago cargo del negocio familiar, tengo la firme creencia de que los primeros rayos de sol son los que me dan la energía que necesito para sobrevivir a mis agitados días.
Cierro mis ojos sintiendo como el sol me golpea ligeramente con su calor sobre mi rostro, no puedo evitar estirar mis brazos y ahuecar las manos como si con ese simple acto pudiera lograr atrapar un poco de esa imponente fuerza que nos mantiene con vida.
La puerta de mi habitación es ligeramente golpeada, doy el permiso para que puedan acezar, mi mucama personal entra con el desayuno que había dejado ordenado el día anterior, recoge un poco las sabanas, preguntándome si deseo algo mas, antes de hacer una reverencia y retirarse de mi habitación tan silenciosa como siempre.
Me siento sobre las cama desarreglándola un poco de nuevo, la comida es deliciosa una de las razones por las cuales compre a esa chica, al terminar dejo la charola sobre la mesa y me dirijo al pequeño cuarto donde esta mi ropa, tomo el conjunto café que tanto le gusta a mi madre, porque antes sus ojos luzco tan parecido a mi padre, tanto que algunas ocasiones siento que sus acercamiento dejaron de ser los de una madre.
Arreglo un poco mi cabello negro ondulado, para luego tomar el portafolios de mi escritorio, reviso los papeles, tengo un negocio importante que concretar, uno que me hará ser dueño de casi la mitad de este pequeño pueblo, escucho unos fuertes pasos en el pasillo, -“Buenos días hijo mío…”- mi madre se acerca y entrelaza sus manos sobre mi cuello, acercándose tanto como lo haría al amante que esconde en el cuarto de invitados desde hace días, una costumbre adquirida desde que mi padre falleció –“Buenos días madre…”- se separa de mi cuerpo y me observaba fijamente de arriba abajo, deteniendo sus ojos por momentos en lugares que una mujer no debería  obviar, sujeta mis manos con delicadeza, para luego pegase a un costado mío friccionando delicadamente su senos contra mi brazo, eso es tan asqueroso, a pesar de conservar una figura envidiable y ser lo suficientemente hermosa aun como para competir con una joven de 20 años, como puede pretende que la vea como una mujer si ella fue quien me obsequio la vida a pesar de su temprana edad, 16 años y ya era la señora del hombre más rico del pueblo, considerando su manera de pensar supongo que dejo muchas cosas pendientes, muchos sueños por cumplir cuando mi padre casi 20 años más grande que ella la adquirió por unos cuantos bultos de semillas cuando su familia pasaba por una fuerte crisis, conservando el contacto y hablándome acerca de las muchas chicas de ciudad que vienen precisamente a este campo a pasar sus vacaciones, siendo la razón principal yo, avanzamos por el pasillo hasta el comedor en la planta baja –“madre…yo aun no estoy interesado en un compromiso… y le prometo que cuando llegue el día en que me sea imperativo realizar un enlace matrimonial, será con la mujer que mejor me convenga…”- ella sonríe un poco, sabe lo que eso significa, sabe que mi elección será la chica con mejor herencia y no una pobre chica con sueños como lo era ella, -“oh…espera un momento antes de que te vayas…”- se dirige a la cómoda de caoba ubicada en la amplia estancia, sacando de uno de los cajones una pequeña caja dorada –“Feliz Cumpleaños Minho…”- vuelve a pegarse a mí en un abrazo esta vez maternal, -“hijo has crecido tanto, que apenas puedo creerlo…”- sus ojos se humedecen un poco antes de entregarme la caja –“a penas ayer eras un bebe entre mis brazos y ahora ya eres todo un hombre tan apuesto, tan bueno…”- suspira ante la vista de su único hijo vuelto hombre –“es la primera de una pequeñísima edición”- señalando la caja en mis manos, la abro, es una estampilla, una que había estado buscando por mucho tiempo y que solo aquellos que se jactaban de coleccionistas como yo lo hacía, podían obtener –“Gracias madre, es un lindo detalle”- la abrazo regalándole un beso en la mejilla antes de salir de casa.
El día transcurre  en medio felicitaciones por parte de mis colegas, regalos ostentosos de mis amigos y de aquellos que desean obtener un beneficio en el futuro, de un desfile de chicas citadinas que vienen a tratar de asegurar un buen futuro, la firma del contrato que tenía programado se lleva de la mejor manera que podía haber imaginado. Llegando a mi hogar sabia que estaría la mitad de los bien potentados de los alrededores esperando por mi llegada para celebrar mi cumpleaños, elogiando mi excelente visión para los negocios a pesar de mi edad, comparándome con mi padre en cada ocasión, bebiendo y regocijándose en su grandeza.
Todos los invitados se han marchado tan solo permanece conmigo Jonghyun mi amigo desde la infancia, -“vamos hoy tenemos que divertidnos a lo grande…”- mi madre hace horas que descansaba en su habitación o en la de invitados, no importaba el lugar así que salí en medio de la noche junto a ese loco amigo, tomamos mi coche, suponiendo que iríamos al burdel del pueblo, cuando de pronto me pidió cambiar de camino –“a donde vamos, en ese lugar no hay nada…”- chisto sutilmente y abrió sus ojos arqueando sus cejas un par de veces, conocía a la perfección esa mueca sabia que algo bueno tenía en mente así que seguí sus indicaciones, hasta llegar a una gran mansión blanca en las afueras del pueblo, estaba rodeada por una gran barda enrejada, un hombre musculoso se acerco a nuestro coche, reconociendo en seguida a Jjong, abrió la reja avanzamos unos cuantos metros por un camino de piedra para estacionar mi coche a lado de unos bastante conocidos por mí, sin duda alguna eran de mis asociados, solo ellos podrían ostentar esta nueva tecnología.
Inmediatamente salimos del coche fuimos abordados por un joven de cabellos castaños vestido con un traje negro tan pegado a su cuerpo que resaltaba su bien trabajada figura y aquella generosa parte de su cuerpo que Jjong observo con una sonrisa ladeada, su rostro era de piel blanca, tan tersa como la de una chica, sus ojos grandes oscuros y con una boca pequeña tan rosa como flor, nos dirigió por un pasillo hasta un enorme salón, con grandes sillones acojinados en tonos verdes que combinaban a la perfección con el tono mostaza de la paredes y que eran adornadas por grandes cuadros, nos sentamos de frente a lo que parecía un escenario de teatro, -“Jjong que es este lugar…”- palmeo mi espalda –“Tranquilo, se que te será interesante…”- un chico un par de años más grande que nosotros se acerco, saludando de manera familiar a Jjong  -“Mira el es Minho la persona de quien te hable, es todo un coleccionista…”- me presente ante Lee Jinki dueño del local llamado “muñecos de porcelana” el primer burdel en el que sus trabajadores eran hombres.”
-“lo sabía, esto se pone interesante”- decía Sam mientras se sentaba y acomodaba su cabello negro detrás de su oído –“de seguro que tendrá una orgia en ese lugar, ooooh como me gustaría poder ver a los trabajadores”-