Capitulo 5

Aquella fue una tarde de prueba, al menos por el hecho de que Minho estaba decidido a llenar hasta el último minuto.

Descartó la idea de utilizar uno de los coches con chofer del hotel y decidió viajar en metro, lo que resultó toda una experiencia para Taemin, acostumbrado al viejo metro de Seúl, pero lo habría disfrutado más de no estar tan cansado... y si la última escena del hotel no hubiese creado cierta tirantez entre ellos.

Su oficina de Londres estaba situada en un edificio que bien podría ser un cohete espacial ideado por Julio Verne, y Taemin sintió que el estómago se le quedaba en el piso bajo cuando el ascensor subió rápido como el rayo hasta el piso treinta. Las puertas se abrieron y se encontró mirando a la mujer de rasgos occidentales más bella que había visto nunca.

Sonriendo a modo de bienvenida, dirigió unas palabras en ingles a Minho, quien le contestó en el mismo idioma. Después lo miró con curiosidad.

-Taemin, te presento a Cristina, nuestra directora de operaciones para Europa. Cristina, mi esposo, Taemin.

La mujer no pareció sorprenderse, y se inclinó educadamente.

-Me alegro de conocerlo, señor Choi dijo con una voz suave y de precioso acento . Mi enhorabuena para ambos.

-Gracias- contestó Taemin, pero se sintió como una moneda falsa.

Afortunadamente Minho tomó las riendas el encuentro y empezó con un verdadero bombardeo de preguntas mientras lo guiaba por un pasillo de elegantes blancos y grises hasta una elegante habitación cuyas paredes eran casi por completo de cristal.

Era un despacho suntuoso en su diseño ultramoderno, amueblado completamente en gris. Moqueta gris, paredes grises, sofás de cuero y sillas grises. Una enorme mesa de aquel mismo color ocupaba casi toda una pared.

Sí, un café nos vendría bien dijo Minho, y con una sonrisa y otra leve inclinación, Cristina salió de la habitación-. No tardaré le prometió Minho llevándolo hasta uno de los sofás para que se sentara.

En cuanto estuvo acomodado, su atención lo abandonó, pasando a la gran mesa en la que lo aguardaba una pila de expedientes perfectamente alineados.

No era un hombre atractivo, decidió observándolo concentrado en los detalles de su trabajo. Al menos no lo era en el sentido clásico del término. Siwon sí que lo era, un hombre verdaderamente atractivo con un perfil perfecto, mientras que la atracción de Minho residía más bien en las irregularidades de sus facciones.

Siwon no era un hombre de fortaleza. Su cuerpo era delgado pero sin que los músculos echasen a perder la línea de la ropa, mientras que la de Minho, aunque cara y de corte perfecto, no podía esconder su musculatura.

Puestos el uno al lado del otro, los hermanos tenían la misma estatura, pero Minho sobrepasaba físicamente a Siwon en todos los sentidos: hombros más anchos, pecho más musculoso, piernas más fuertes...

Incluso el pelo era distinto. El cabello negro de Siwon encajaba con la clase de hombre que era, igual que el pelo castaño y semi ondulado de Minho encajaba con su personalidad.

Siwon sonreía muy a menudo, mientras que podía contar con los dedos de una mano las veces que había visto sonreír a Minho. También Siwon era más joven,lo cual le ayudaba a juzgar la vida bajo un prisma diferente. Sin embargo...

Frunció el ceño. Sin embargo, ¿qué? No tenía respuesta para esa pregunta...

-¿Qué tal es tu taquigrafía?

Taemin parpadeó varias veces hasta que consiguió enfocar la mirada, para encontrarse con que Minho lo estudiaba atentamente.

-Yo...- la verdad es que su taquigrafía era buena, muy buena, pero puede que en opinión de él, no bastante . Normal, supongo.

-¿Lo bastante como para tomar notas mientras estudio estos expedientes?

-Supongo que sí -contestó, poniéndose en pie con cierto nerviosismo.

-Bien. Gracias -abrió un cajón y sacó un bloc de notas y varios lápices afilados que empujó hasta el borde de la mesa . Acerca esa silla, y pongámonos manos a la obra lo invitó, señalando una silla de respaldo recto que estaba a su derecha.

Taemin hizo lo que le había pedido y se sentó antes de recoger el cuaderno y un lápiz. Minho apenas lo miró; su atención estaba centrada en los papeles que tenía delante. Hubo un instante de silencio que el aprovechó para resumir sus pensamientos y empezó a hablar, haciendo sus comentarios en un tono preciso y claro que Taemin no tuvo dificultad en transcribir.

En cuestión de minutos su nerviosismo había desaparecido. Estaba analizando un informe sobre un proyecto comercial, y Taemin se quedó impresionado por su forma fría a incisiva de analizarlo, de modo que sus comentarios y preguntas iban a dejar hecha trizas a la persona que lo hubiera preparado.

Cristina apareció poco después, cargada con una bandeja y todo lo necesario para el café. Se detuvo, claramente sorprendida por lo que estaba ocurriendo, hasta que Minho hizo un gesto con la mano y le dio las gracias casi con brusquedad. Apenas había cerrado la puerta a su espalda cuando él estaba ya de nuevo inmerso en el trabajo. Y así siguieron, página tras página, comentarios y preguntas que analizaban línea por línea el informe y tan concentrado estaba en ello que dio un respingo cuando Minho se dirigió a él directamente.

-¿Lo habrás cogido todo?

-¡Sí!- contestó sorprendido y con una luz en sus ojos castaños que llevaba días sin aparecer . Es que trabajando para tu empresa he tenido pocas oportunidades de utilizar la taquigrafía le explicó tímidamente la sorpresa , y esperaba tenerla mucho más oxidada.

De hecho, la única oportunidad que había tenido de utilizarla había sido trabajando para Siwon, pero él tenía una forma tan relajada de dictar que no había tenido que poner a prueba su capacidad. No como Minho, que...

-¿Taemin?

Parpadeó para concentrarse en el hombre que lo miraba fijamente desde el otro lado de la mesa y que, una vez más, había sido capaz de detectar el mismo instante en el que el nombre de Siwon pasaba por su cabeza, y había actuado como en otras ocasiones: sobresaltándolo antes de que la ensoñación se adueñase de él.

-¿Crees que podrías transcribirme todo eso si lo encuentro un procesador disponible?

-Por supuesto- contestó; se sentía mucho más cómodo con aquella relación jefe asistente que con la otra, mucho más íntima.

-Bien -asintió, y lo sorprendió sacando del último cajón un ordenador portátil . ¿Has utilizado alguno antes? preguntó, y cuando el asintió, le dejó unos cuantos cables en el regazo . Entonces ¿Lo pones tú en marcha mientras yo sirvo el café?

Se levantó y estiró los brazos, de modo que Taemin no pudo evitar reparar en los músculos de su torso. La boca se le quedó seca y bajó la mirada, porque una extraña clase de pesadez se había adueñado de sus propios músculos.

Debía ser el efecto de la diferencia horaria, pero cuando el dio unos pasos, soltó el aire que había estado conteniendo sin darse cuenta y frunció el ceño. No le gustaba nada sospechar que a cada minuto que pasaba iba reaccionando con más fuerza ante el hombre de carne y hueso.

Para cuando él se acercó de nuevo a la mesa, Taemin tenía ya funcionando el ordenador. Tenía cargado el mismo programa con el que trabajaba en la oficina, así que se puso manos a la obra.

Trabajaron en un cómodo silencio durante un rato, él leyendo más páginas de aquellos informes y Taemin tecleando. Era una situación extraña, se dijo Taemin en una pequeña parada para tomar un sorbo de café. Allí estaban los dos, extraños, incluso enemigos hasta cierto punto, pero recién casados y en luna de miel ante los ojos de los demás. Y sin embargo, a la primera oportunidad, Minho lo había puesto a trabajar.

-¿Por qué la sonrisa? -preguntó él con su voz profunda. ¿Alguna vez se le escaparía algo?, se preguntó, sorprendido de verlo recostado en su sillón observándolo a él en lugar de concentrado en su trabajo como le había supuesto.

-Me estaba preguntando qué deben estar pensando tus empleados al ver que me has puesto a trabajar le confesó.

-Preferiría saber qué piensas tú de mí- contestó con suavidad. Taemin bajó la mirada, consciente del rubor que le tenía las mejillas.

-Pues que eres un negrero -contestó, ya que lo mejor era quitarle importancia a su pregunta.

Pero el color siguió en sus mejillas durante un buen rato, ya que cada vez que levantaba la vista, lo encontraba observándolo.

Era algo inquietante y problemático, ya que le estaba haciendo sentir algo extraño dentro, como si fuese un maelle a punto de saltar a la más mínima provocación.La diferencia horaria. Eso debía ser. “Voy a volverme loco si no duermo” , se dijo. “Eso es lo que pasa”.

Una hora más tarde, volvían a tomar el ascensor.

-¿A dónde vamos ahora?- le preguntó al llegar a la entrada y con la esperanza de que volviesen al hotel a descansar.

-Vamos a comprarte ropa.

-¡Pero Minho !- estaba tan cansado que casi no podía mover las piernas-. ¡Si acabas de comprarme un montón de ropa nueva! No necesito nada más.

-Hay un centro comercial muy cerca -dijo como si no la hubiera escuchado . Puedes comprar de todo, desde Chanel a Joe Bloggs.

Dos horas más tarde, se sentaron en un café estilo italiano del mismo centro comercial para tomarse un expresso que lo ayudase a seguir despierto.

-Creo que puedo llegar a odiarte murmuró cuando volvió a pillarlo mirándolo y sonriendo . ¿Por qué estás haciendo esto? y por esto se refería al montón casi criminal de bolsas de diseñadores que los rodeaban . ¡No voy a tener tiempo de ponerme todo esto!

-Tenía que conseguir que siguieras despierto -contestó, aparentemente indiferente a la cantidad de dinero que le había costado mantenerlo despierto . Esta noche no habrá pastillas, ¿recuerdas?

-No las necesito. Búscame un cojín y me quedare dormido ahora mismo, con la cabeza apoyada en la mesa. Por cierto, ¿cuánto tiempo llevo despierto?

Miró su reloj.

-Sólo han pasado doce horas desde que te despertaste en el avión.

-Pues me parece una eternidad.

-Tómate el café le dijo, sonriendo.

-Y también puedes dejar de hacer eso espetó . Me refiero a lo de darme órdenes como si fuese una mascota.

Entonces cerró los ojos.

-¿Sigues trabajando para mí? le preguntó.

-¿Quieres decir que si sigo siendo empleado de tu empresa?-El asintió, y después Taemin.

-Tengo que volver a la oficina dentro de tres semanas.

-Entonces, deja de discutir con tu jefe.

-Estoy de vacaciones.

La forma en que se inclinó sobre la mesa para tomar su mano lo sobresaltó.

-Estás de luna de miel -lo corrigió con suavidad, y lo vio quedarse pálido al pensar en Siwon y no en él. Soltó su mano .-Y no des un respingo cada vez que te toque añadió.

-Lo siento- murmuró Taemin.

Minho suspiró irritado, pero Taemin tuvo la sensación de que lo estaba más consigo mismo que con él.

-Venga, vámonos -dijo.

Debería haber sido un alivio llegar a la habitación del hotel, pero no lo fue. Necesitaba desesperadamente tener un espacio de intimidad, sin la amenaza constante de Choi Minho, pero él no estaba dispuesto a permitírselo.

Lo obligó a que colgara en el armario toda la ropa nueva. Lo hizo sentarse con él en el salón a ver la tele y a tomar otro café. Le hizo ver las noticias con él, y cada vez que los ojos empezaban a cerrársele, él se los abría con algún comentario que requería concentración y respuesta.

¿Es que nunca se relajaba aquel hombre?, se preguntó cuando por fin pudo disfrutar de la relativa intimidad del baño en el que entró para ducharse y cambiarse para la cena.

¡Cenar! ¡Salir a cenar! ¡Y con extraños! Como si no hubiese tenido bastante que soportar durante todo el día.

-Maldito seas, Choi Minho -murmuró entre dientes, mientras se peleaba con el pelo que no quería recogerse.

Medio muerto de cansancio, enrojecido tras la pelea con el pelo y literalmente dando saltos por dentro gracias al estado de nervios en el que lo había puesto Minho , se miró en el espejo de cuerpo entero.

Se habia puesto un pantalón negro que se pegaba a su cuerpo y una camisa de color vino con un prendedor plateado con forma de uva en su pecho, no le gustaba llamar la atención. Pero lo había elegido Minho, como no, aquella misma tarde, y le había obligado a probárselo para después dejar resbalar la mirada de arriba abajo más tiempo del necesario.

-Póntelo esta noche para mí- le dijo con voz ronca, lo que le había puesto el estómago de punta, ya que el tono hacía juego con la expresión de sus ojos, y eso tampoco le había gustado.

Alguien llamó con los nudillos a la puerta de la suite, y el dió un respingo... otra señal de lo tenso que estaba, se dijo mientras oía los pasos de Minho para abrir.
Entonces miró su cara en el espejo sin darse cuenta de lo vulnerable que parecía su boca con un poco de brillo, ni cómo sus ojos negros revelaban lo indefenso que se sentía. Sólo vio el cansancio y el delicado trabajo que tuvo que hacer para ocultar las ojeras.

-Precioso -dijo una voz profunda a su espalda, y Taemin casi gritó. No le había oído entrar en la habitación, y sus miradas se encontraron en el espejo.

-Yo...

Eso fue todo lo que pudo decir. Su estatura, el ancho de sus hombros, la poderosa atracción que ejercía sobre el aquel rostro duro y oscuro lo dejaron sin habla. Arrastro como pudo la mirada hasta su propio reflejo y miró el pantalón.

-Es demasiado ajustado -se quejó .

-Tonterías. Es perfecto y con una voz que le erizó la piel, añadió : Tú eres perfecto. O lo serás cuando hayamos añadido esto...

-Oh, Dios...

-Ten -dijo y le mostró una caja de terciopelo.

Taemin se quedó inmóvil, y la sangre perdió su calor al darse cuenta de lo que era. , pidió en silencio.

Al mismo tiempo, Minho levantó la tapa y su corazón se estremeció antes de caerle como una piedra al estómago. Un anillo de compromiso, no podía ser otra cosa, estaba esperando en el centro de un cojín de terciopelo negro. Incluso una profana en la materia como el reconoció la cualidad del rubí central, acurrucado en un nido de diamantes.

-La mano, por favor Taemin -dijo Minho, sin idea del horror que el estaba sintiendo por dentro.

Tal y como eran las cosas entre ellos, una sencilla alianza de oro hubiera bastado, pero aquel... aquel maravilloso anillo sugería mucho más. Demasiado.

Sugería amor, romanticismo, pasión. Era una prueba irrefutable a inconfundible de posesión, en el más íntimo sentido de la palabra.

Pero era mentira, una terrible mentira... igual que el anillo de diamantes que Siwon le había regalado.

-¿Taemin?- insistió él al no moverse. Cuando lo miró, sus ojos eran como pantanos de angustia y los labios le temblaban.

-Por favor, Minho-susurró -no me obligues a llevarlo.

-¿Por qué no?- preguntó él, sorprendido - Eres mi esposo. Se supone que debes llevar mi anillo.

-Sí, pero... -inspiró profundamente .-Pero no significa nada, ¿no? -explotó, rogándole con la mirada que comprendiera lo que iba a decir . ¡No puedo llevar algo tan especial como este anillo y que no signifique nada!

El no dijo nada durante un momento, sino que siguió mirándolo hasta que Taemin temió desvanecerse porque la emoción no le dejaba respirar.

-También llevaste el anillo de mi hermano sin que significase nada -le dijo, cruel.

Taemin cerró los ojos.

-Pero no lo sabía cuando lo acepte -susurró.

-Lo que no va a ocurrir con este- puntualizó brutalmente - así que, dame la mano..

¿Aquel hombre era tan sensible Como un muro de piedra!

-Taemin...

Levantó por fin la mano y sintió sus dedos suaves y cálidos colocarle el anillo. Después lo miró en silencio. La piedra lanzaba destellos como si se burlara de él. El aire palpitó a su alrededor con algo que le llenó los ojos de lágrimas.

-Vamonos dijo, y salió dejándolo allí de pie, preguntándose si habría sido su imaginación o de verdad habría oído esa nota áspera y endurecida en su voz.

Fue una pesadilla. Toda la noche fue otra pesadilla más. Una ronda larga y agotadora de felicitaciones y gracias y, aun peor, de miradas curiosas que se preguntaban por qué Minho se habría casado con el novio de su hermano.

Y, por encima de todo, desde el mismo momento en que se reunieron en el elegante recibidor de uno de los mejores restaurantes de Londres, Taemin supo que estaba fuera, completamente fuera de contexto entre aquella gente.
Eran cuatro parejas, incluidos ellos. Coreanos residentes en Londres. Y todos ellos de la clase de Minho, lo que interponía toda una generación entre él y la conversación sofisticada y ocurrente que se desarrolló en torno a la mesa, dejándolo como un mero espectador.
Ellos eran ejecutivos de altos vuelos, con un aire de poder y éxito refrendado por sus acompañantes.

No era de extrañar que Minho hubiera querido que fuese bien vestido. Al lado de ellos debía parecer muy joven y muy vulgar, y no es que le hubiesen hecho sentirse así deliberadamente; de hecho intentaron que se sintiera a gusto con sonrisas y preguntas que lo introdujeran en su sofisticado círculo.

Pero se sintió demasiado extraño, demasiado tímido para contestar con comodidad. Y no sirvió de nada en aquella ocasión contar con la presencia de Minho, porque era tan extraño para él como todos los de¬más, a pesar de tenerlo rodeado por la cintura mientras tomaban una copa antes de cenar.
Y a pesar de sonreír cálidamente cada vez que lo miraba... y a pesar de lo que hizo cuando trajeron sus copas para brindar a su salud. Lo hizo colocarse delante de él, lo miró a los ojos con una intimidad que disparó sus sentidos, hizo chocar sus copas... y lo besó.

Sentir su boca, cálida y suave contra sus labios con sabor a menta, lo hizo temblar por la sorpresa. Era sólo una interpretación; lo sabía mientras intentaba no parecer extraño a aquellos labios. Minho estaba actuando como el amante esposo mientras que el... mientras que el se quedaba confundido por la breve explosión de placer que había experimentado.

El cambio de horario. Volvió a echarle la culpa al cambio de horario mientras se quedaba de pie, con la mirada baja para que nadie pudiese adivinar lo que estaba pasando en su interior.Pero no. Ya había sentido aquella sensación otras veces. El día que lo presentaron ante Minho como el futuro esposo de su hermano. Entonces había sido como una descarga, como un latigazo de miedo que lo había dejado inmóvil y necesitada de la protección de Siwon.

Sin embargo, Siwon no habia resultado ser el protector que había imaginado, y la ira que había percibido entonces en los ojos de Minho no debía estar dirigida a el, sino a su hermano y a la desastrosa situación que debía haber visto acechar en el horizonte por culpa de lo que estaba haciendo.

Y Siwon... Siwon se había mostrado tan triunfal, tan... pagado de sí mismo al presentárselo a Minho. Fue en aquel momento, al tener la oportunidad de rememorar aquella escena, cuando cayó en la cuenta de que no era orgullo de el lo que mostraba, tal y como había imaginado, sino que se trataba de una victoria en la batalla secreta que mantenían su hermano y él, y que debía tener que ver con Heechul y lo que Minho sabía sobre Siwon y el

-Taemin.

Alzó la mirada y el dolor y el resentimiento que sentía hacia Siwon apareció en sus ojos tan oscuros. Minho lo vio y clavó los dedos en su cintura antes de besarlo brevemente en los labios a modo de castigo, un beso que silenció al reducido grupo de espectadores.

-Olvídalo- le susurró al oído .-¡Siwon ya no es tuyo, así que ya no puedes seguir soñando con él!

Taemin enrojeció hasta las cejas.

-Pero si yo no...

-Creo que deberíamos darles de comer cuanto antes y dejarlos marchar -bromeó uno de los invitados.

Minho se echó a reír y Taemin deseó poseer aquel humor.

-Al fin y al cabo, técnicamente sigue siendo el día de nuestra boda dijo . ¡Y va a ser el más largo de la historia! añadió con un suspiro.

¿Todavía?, se preguntó el mientras los demás se echaban a reír. ¿Había sido aquella misma mañana cuando se habían casado con esa ceremonia que apenas podía recordar?
Fue un alivio que en aquel instante se acercase a ellos el camarero para indicarles que su mesa estaba ya preparada.
La cena le resultó interminable, plato tras plato de comida, exquisitamente presentados, con la conversación flotando a su alrededor, una conversación que apenas consiguió comprender.
Se sentía tan perdido y desorientado que tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para sonreír y concentrarse en las preguntas que le hacían directamente y ser capaz de contestarlas inteligentemente.

Nadie fue desconsiderado ni cruel, pero se sintió mal por no poder unirse a la camaradería que reinaba entre ellos. Y si Minho se dio cuenta de ello, no lo demostró, lo que hizo que se sintiera aún más incómodo, ya que debía estar dándose cuenta de lo inadecuado que era para él.

-Vamos a bailar.

Sentir su mano en el brazo fue un auténtico alivio. La música era suave y la pista de baile un pequeño círculo de madera en el centro de las mesas.
Minho lo rodeó con los brazos y lo atrajo hacia sí hasta que la barbilla rozó la solapa de su chaqueta, sujetándolo con una mano por la cintura y con la otra reteniendo la de el cerca del corazón.

-Ahora puedes relajarte -le sugirió. ¿Tan evidente habría sido su tensión?

-Lo siento -se sintió obligado a decir .-Sé que no estoy causándoles buena impresión a tus amigos.

-No estás aquí para impresionarlos -contestó - sino porque es aquí donde yo quiero que estés. Y de todas formas, están encantados contigo, así que no andes buscando cumplidos.

-¡Yo no pretendía eso!-protestó, pero vio que sonreía . De todas formas se que creen que debes haberte vuelto loco para con estar con alguien tan fuera de su círculo como yo.

-¿Y tú crees que a mí me importa lo que piensan?

, se dijo con un suspiro. .

-Parece que se conocen muy bien- comentó.

-Es porque antes yo vivía aquí- contestó, sonriendo al ver su expresión de sorpresa . Volví a Seul a ocuparme de la empresa tras la muerte de mi padre, pero desde entonces he seguido viniendo aquí regularmente. Y solemos reunimos para cenar cuando vengo.

El frunció el ceño.

-Pero ¿No me habías dicho que se trataba de una reunión de negocios?

-En cierto modo, así es. Todos son colegas de trabajo y amigos al mismo tiempo. Así es como funciona añadió con cierta tristeza . Los negocios y la amistad tienden a unirse en nuestro nivel, y esa es la razón por la que no podía permitirme ofenderlos cuando nos ofrecieron esta... cena de boda.

¿Cena de boda? Taemin se sintió aún más culpable por no haber estado a la altura de las circunstancias.

-Siento que este siendo tan agotador para ti.

-No lo es -mintió .-Son gente encantadora. Lo que pasa es que estoy tan... cansado.

-Unos cuantos minutos más- contestó, acercándolo aún más al sólido calor de su cuerpo , y creo que podremos irnos sin ofender a nadie.

Fueron unas palabras que liberaron algo de la tensión que había ido acumulando durante la noche, a pesar de que era extraño, muy extraño, sentirse tan cerca al hombre que apenas conocía.

Estaba acostumbrado a bailar con Siwon, pero Minho era más grande y más fuerte, pensó al reparar en la firmeza de su cuerpo. Y mientras Siwon reía y estaba lleno de una exuberancia a la que siempre le había resultado fácil responder, Minho era mucho más difícil y mantenía siempre el control sobre todo lo hacía sin embargo, en una situación como aquella en la que se sentía agotado y vulnerable, prefería tener la conciencia serena y firme de Minho que la ruidosa exuberancia de Siwon.

-Minho-pensó, y ni siquiera fue consciente de haber pronunciado su nombre al apoyarse algo más sobre él.

Pero Minho sí que lo oyó, y su expresión fue difícil de definir, aunque la forma en que lo abrazó fue un mensaje en si mismo... si Taemin hubiese estado lo bastante alerta como para recogerlo.
Pero de lo único que fue capaz fue de levantar la cara y sonreír... para dejarse arrastrar a la profundidad de sus grandes ojos y quedarse atrapado en ellas.

Era deseo lo que leyó en ellos, y Minho no estaba haciendo nada para ocultarlo, y como si hubiese en¬contrado la respuesta que estaba esperando al verlo entreabrir los labios por la sorpresa, Minho lo besó en la boca.

Taemin dejó de moverse y la sorpresa de comprobar lo maravilloso que era aquel contacto lo dejó sin respi¬ración. Pero aquel hombre era Minho, se dijo, aunque no sirvió de nada ya que sus labios le respondieron como por instinto.

Y en el centro de la pista de baile, en medio de un restaurante lleno de gente, algo empezó a irrumpir en su interior: la erupción del deseo. No duró demasiado, quizás unos segundos, pero su pulso y su respiración estaban acelerados cuando él se separó.

-Ahora sí que pareces que estás en tu noche de bodas- dijo, y con esa frase deshizo el embrujo. ¿Era esa la razón de que lo hubiera hecho? ¿Lo habría besado simplemente para crear la impresión adecuada delante de sus amigos?

El alivio mezclado con la desilusión lo dejaron aturdido durante un instante.


-¿Podemos marchamos ya? -le preguntó con cierta desesperación.

-Por supuesto. Incluso diría que es lo que se espera que hagamos.

Porque ya había conseguido lo que quería conseguir, se dijo, y la desilusión, la tristeza y el cansancio que había estado intentando mantener a raya durante toda la noche cayeron sobre él como una enorme nube negra.

Capitulo 6

Taemin estaba a punto, de sucumbir por completo a la nube negra cuando, llegaron al hotel y Minho tuvo que sujetarlo entre él y el rincón del ascensor mientras subían a la habitación.

El sonido de su risa fue casi la gota que colmó el vaso.

-No tiene gracia -protestó . Me has hecho pasar hoy un verdadero infierno, y creo que ha sido deliberadamente.

-Es posible.

-Tengo la sensación de no haber dormido desde hace días.

-Taemin, son sólo las diez de la noche.

-¿Cómo?

Hizo un esfuerzo por abrir los ojos de par en par.

El arqueó las cejas y sus ojos no dejaron de sonreír. Era algo sorprendente, porque nunca lo había visto tan risueño, y era algo casi contagioso, así que se encontró sonriendo a pesar de sí mismo.

-La gente cena tarde aquí -le explicó .-Les gusta que la cena se convierta en una velada larga, pero en este caso hemos cenado muy pronto. De lo contrario, todavía estarías por el segundo plato.

Taemin se estremeció.

-¿Es que tú no estás cansado?- le preguntó.

-Estoy acostumbrado- contestó como cualquier cosa.

El ascensor se detuvo a hizo un esfuerzo por mantenerse erguido, con la ayuda de Minho, que le pasó un brazo por la cintura. Entrar en la habitación fue una auténtica bendición. No más diversión. Podía meterse en la cama y morirse sin más.

Ni siquiera le importó tener que compartir la cama. Tal y como se sentía, Minho podía hacer lo que le diera la gana con el... siempre que no lo despertara. Alguien había abierto la cama y colocado un pantalón de pijama y una camiseta, los recogió y entró en el baño. Cinco minutos más tarde, el se metió en la cama, se tapó con las sábanas y cayó como una piedra en un estanque oscuro. Se despertó sólo una vez durante toda la noche, y lo hizo frunciendo el ceño, consciente de una presencia extraña junto a la suya, y al abrir los ojos, se encontró con otro rostro, tumbado apenas a unos centímetros del suyo. Minho .

Minho durmiendo junto a él, sus densas pestañas formando una línea sobre sus pómulos prominentes, la boca relajada, los labios ligeramente entreabiertos, respirando rítmicamente.

Compartir cama con alguien era una experiencia nueva. Compartirla con un extraño era algo... sorprendente al menos, que fuera capaz de estar allí y de sentirse seguro. En aquella oscuridad inmóvil lo único que pudo adivinar fue la silueta de un hombro desnudo, el dorado de su piel...

¡No llevaba pijama! ¡Se había atrevido a meterse en la cama desnudo! Al menos, de cintura para arriba. Pero no, no podía haber sido tan desconsiderado como para haberse acostado desnudo también de cintura para abajo... aunque una cosa estaba seguro: no iba a comer el riesgo de comprobarlo.

Pero como por voluntad propia, su mirada resbaló hasta la parte de su cuerpo que seguía quedando oculta por las sábanas y, humedeciéndose los labios como un gato ante un pastel, se encontró preguntándose cómo sería esa mitad escondida.

Jamás se había encontrado en aquella misma situación con Siwon. Nunca había intentado imaginar cómo sería desnudo. Jamás había experimentado aquel deseo casi incontrolable de tocar su piel desnuda, de saborear su textura y su calor, y ahora no podía quitarse de la cabeza en aquel instante.

Pero tampoco nunca había compartido cama con Siwon. El nunca había permitido que sus interludios románticos llegasen a aquel extremo; siempre se había encargado de enfriarlos con una sonrisa... siempre hablando de cosas como amor y respeto, siempre argumentando que él era demasiado especial como para apresurarse.

Pero, examinándolo desde la perspectiva de lo ocurrido, quizás fuera sólo indiferencia. Quizás no hubiera sentido la pasión suficiente que lo empujara a tocarlo íntimamente. Incluso puede que él tampoco lo hubiera sentido. Una sombra oscureció su corazón... la sombra que lo perseguiría para siempre como consecuencia del rechazo de Siwon.

-¿Taemin.?

Como cada vez que el recuerdo de Siwon atormentaba su cabeza, la voz de Minho, profunda y aterciopelada, penetró a nubarrones y lo alcanzó expuesta y vulnerable cuando se volvió a mirarlo con las mejillas surcadas por las lágrimas.

-Olvídalo –dijo con voz ronca . No merece ni un dolor de cabeza.

-No me deseó nunca -susurró, desnudándose ante aquel hombre, precisamente ante él, lo que debería ser su más oscuro secreto.

El suspiro de Minho fue profundo y sus ojos se oscurecieron con sombras propias. Entonces rodó sobre su cintura con un brazo y lo acercó a él, a su cuerpo cálido y firme, al que tanto había deseado acercarse. Su boca buscó la de él y Taemin no se apartó, no dio un respingo de rechazo; no hizo nada más que dejarse envolver por el consuelo que le ofrecía.

Y siguieron así, como el calor que malea un metal, mientras que el placer iba sobreponiéndose a la tristeza. Taemin levantó una mano para rozar la piel de su brazo primero y de su hombro después, despacio, probando, explorando, y sólo se detuvo al llegar a su cuello. Minho alzó la cabeza, pero sólo lo necesario para mirarlo a los ojos.

-Te deseo, Taemin murmuró .-Te deseo tanto que estoy dispuesto a aceptar lo que tú quieras darme se movió ligeramente de modo que el quedase tumbado boca arriba y Minho inclinado sobre él . Y a cambio prometo borrarte a Siwon de la cabeza. Sólo necesito saber si tú quieres que, lo haga.

¿Quería que lo hiciera? Taemin contempló aquellos ojos, que se habían tornado casi tan oscuros como los suyos, y sintió la imperiosa necesidad de hundirse en ellos. Estaba diciéndole la verdad: lo deseaba. Lo sentía en el latir de su corazón junto a sus pechos; lo veía arder en la oscuridad de sus ojos.

Minho lo deseaba, y sus propios sentidos habían reaccionado lanzando una especie de fuego líquido por sus venas.

-Sí -se oyó decir a sí mismo con suavidad. Quería volver a sentir sus labios, el estremecimiento la pasión. Quería perderse en el . Sí, quiero que lo hagas.

No le dio tiempo para pensar. Volvió a apoderarse de sus labios, y él no se resistió, sino que siguió deslizando las palmas de las manos por sus músculos y suspiró en señal de rendición. Minho lo deseaba, y para él no había afrodisíaco más potente que saber que era deseable para alguien. Y no para cualquiera, sino para Minho. El hombre con quien se había casado. El único hombre al que iba a entregarse.

Minho fue acariciando la pared firme de su estómago, sus muslos suaves, hasta alcanzar bajo la camiseta. Lo desnudó en un segundo, y por un momento lo retuvo así, desnudo y expuesto a la abrasión de su mirada.

Aquel fue el único instante en el que el hubiera podido cambiar de opinión, pero comenzó a acariciarlo, y cuando su pezón desapareció entre sus labios, quedó perdido en el torbellino que se desató en su interior.

Él lo recorrió como nadie lo había hecho antes, con los labios, la lengua, los dedos sabios, satisfaciendo la necesidad que iba creciendo en su interior, hasta que le resultó imposible seguir inmóvil sin... algo, algo que no sabía bien qué era, y un gemido se escapó de su garganta acompañado por el gesto implorante de sus manos. Minho volvió a besarlo en la boca con una sed que lo dejó sin respiración.

-Minho-susurró con desesperación.

-Sí -contestó él a una pregunta que no necesitaba formular .-Lo sé, Taemin. Lo sé...

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Taemin deslizó las palmas sobre su pecho, sabiendo que aquello era para él y al mismo tiempo experimentando un instante de miedo al sentir la evidencia de su deseo por primera vez. Y aunque lo penetró con suavidad, el se aferró a sus hombros, clavando las uñas en sus músculos, su cuerpo temblando ansioso de anticipación y dolor.

Pero eso precisamente lo detuvo.

-¿Taemin?

¡No! Con los ojos cerrados, negó con la cabeza.

-¡Taemin!

Aquella voz. Abrió los ojos y encontró en él una expresión tan sombría que gimió desesperado.
Había averiguado la verdad. Había visto la verdad. Ahora ya sabía que Siwon no lo había deseado lo bastante como para quitarle la virginidad.

-Por favor, Minho-gimió, y él lo besó con tanta ternura que los ojos se le llenaron de lágrimas.

Pero a él una sombra de tristeza le oscureció aún más los ojos, y Taemin supo que esa tristeza era por el.

-tonto... -murmuró .-tonto hermoso...

Y besándolo una vez más, lo penetró completamente, adueñándose de lo que le ofrecía y destruyó la creencia de Taemin de que había que querer a alguien para sentirse tan maravillosamente bien como él se sintió en ese instante.

El instante de dolor no fue nada comparado con el calor abrasador del placer que vino después. Él lo llenaba, y se dejó arrastrar por esa sensación abriendo los muslos, sintiéndolo aún más adentro, aferrándose a su cintura con las piernas.

Y en aquella unión de cuerpos, bocas y mentes, deseó que aquel ritmo salvaje se apoderase de los dos. Necesitaba sentir que lo deseaba de aquella forma. Necesitaba saber que tenía el poder de volver loco a un hombre.

Minho siguió moviéndose dentro de el hasta que de pronto, y con una violenta sacudida, sintió alcanzar la meta suprema. Sacudió su cuerpo como lo haría un rayo y después explotó entre sus vientres de un placer como fuego.

Fue justo entonces cuando supo que el rechazo de Siwon había sido una desgracia para Minho y no para él. Había sobrevivido. Estaba entero.

Minho lo siguió inmediatamente, y el orgasmo convulsionó su cuerpo y encerró el aire en la garganta cuando ambos alcanzaron el éxtasis.

Se quedaron así, en una confusión de piernas y brazos bañados de sudor hasta que llegó el silencio y con él, la realidad.

Minho se hizo a un lado y Taemin no abrió los ojos, consciente de que las lágrimas le quemaban los párpados, consciente de que no podía mirarlo. De pronto empezó a temblar y Minho lo cubrió con las sábanas y lo acurrucó en el hueco de su cuerpo:

-Intenta no pensar -le susurró . Déjame abrazarte

, se repitió. No se atrevía a pensar. Volvía a estar en estado de shock. Pero de una clase distinta. Se quedó dormido así, perdido en el descubrimiento.

Cuando volvió a despertarse, el sol empujaba contra las cortinas cerradas de la habitación, proyectando una luz rosada, y oyó una voz familiar enfadada hablar en la otra habitación.

-¡No! ¡Tú hazlo!

Aún medio dormido, respondió a la autoridad de su voz, levantándose de la cama incluso antes de darse cuenta de que lo hacía. Entonces se dio cuenta de que estaba desnudo, recordó por qué, se cubrió con la sábana de la cama y se sentó mientras una confusión de imágenes se aparecía ante sus ojos adormecidos aún.

Imágenes horribles, humillantes... se había ofrecido a Minho ; ¡casi le había rogado!

-Dios mío...

Se cubrió la boca con la mano cuando la voz de él volvió a llegar.

-¡No me importa si causan problemas! Sí, lo sé contestó . Pero tendrá que esperar a que yo vuelva... no se cuándo suspiró . Cuando yo este preparado... cuando Taemin lo esté.

Taemin se incorporó lentamente, y la mano cayó de la boca cuando se dio cuenta de que hablaba de el.

-¿Siwon? -dijo él con una voz áspera . ¿Desde cuándo le ha importado a Siwon alguien, aparte de sí mismo?

Taemin se levantó.

-Por supuesto que lo vio -murmuró .

-¿Es que no lo vieron todos?- añadió con ironía .Quería destrozarme para vengarse por lo de Heechul...¿Qué? Por supuesto que todavía lo quiero -suspiró .-No se puede abrir y cerrar el amor como si fuese un maldito grifo sólo porque él quiera a otro hombre...

¿Heechul? La mirada de Taemin se quedó suspendida en el vacío y de pronto vio la verdad, amarga y cruel, burlándose de el mismo.

Minho estaba enamorado de Heechul.

-Mi error ha sido pensar que no iba a ser capaz de caer tan bajo para vengarse de mí siguió diciendo Minho , mientras que el, como si una fuerza superior lo empujase a traspasar el umbral de una pesadilla, se acercaba a la puerta del dormitorio.

Recogió toda la sábana con manos temblorosas para no hacer ruido y entró. Minho estaba de pie junto a la mesa, con la bata de baño. Estaba de espaldas a él.

-¿No crees que eso ya lo sé yo? murmuró . Pero no me dio ni tiempo, ni lugar...¡nada con lo que trabajar! Los sentimientos de Taemin le importaban un comino. Para él, Taemin era alguien prescindible...

Prescindible. ¿De verdad no habría significado absolutamente nada para Siwon... sólo un elemento en el que apoyarse para derrotar a su hermano en la lucha por Heechul?

-Sí, ya... suspiró Minho .-Por lo menos él ha sacado lo que quería de todo este condenado lío, mientras que yo tengo que conformarme con las sobras...

Las sobras. El. Dios mío...

El gemido ahogado que no pudo contener hizo que él se diera la vuelta. Sus ojos estaban cargados de ira, pero cuando se dio cuenta de quién era, cambiaron a la más absoluta consternación.

Taemin no dijo nada... no pudo articular palabra, y él colgó el auricular del teléfono sin avisar a su interlocutor de que iba a hacerlo.

-No te imagines que has entendido nada de lo que acabas de escuchar -dijo con un gesto seco de la mano , porque es imposible.

Había entendido lo suficiente. Más que suficiente.

-Estás enamorado de Heechul -le dijo con voz rota.

Minho se quedó desconcertado. Evidentemente había dado en el blanco, y mientras ambos estuvieron en silencio, las piezas de aquel puzzle encajaron en la cabeza de Taemin: Minho no le había pedido a Heechul que volviese a Corea para que su hermano recobrara la cordura, sino porque le había parecido que ya no corría ningún peligro haciéndolo, estando Siwon comprometido con otro.

Y no había urdido la boda entre ellos dos para salvar el honor de la familia.. ¡Sino porque su propio orgullo había sido mancillado!

-Eso nos convierte a ambos en las sobras de alguien -dijo, y se echó a reír al comprobar que por segunda vez había dejado al astuto Choi Minho sin palabras, ya que seguía inmóvil, mirándolo y sin decir palabra.

-Dios mío...- gimió, apoyándose contra el marco de la puerta . Qué estupidez.

-No tienes ni idea de lo que estás hablando -murmuró él.

-¿Ah, no? -contestó, y al mirarlo de nuevo, vio a una persona completamente distinta al Choi Minho que conocía. No es que él hubiese cambiado, sino su propia percepción.

.

Pero el siempre había visto a Minho como a un hombre al que le importaba un comino lo que la gente pudiera pensar de él...a un hombre distinto a los demás, protegido por un impenetrable anillo de fuerza. Pero se había equivocado. Era tan vulnerable como los demás, y especialmente ante Heechul, el novio de su hermano. Una criatura amable, extrovertida con pelo rubio como el trigo y ojos profundos. La clase de persona que despertaba la necesidad primitiva de un hombre de querer y proteger.

La clase de persona que hombres como Minhoy Siwon, a pesar de sus diferencias, preferían. Una persona completamente opuesto a él.

El desprecio que sintió por Minho y por sí mismo lo hizo estremecerse.

¿Sabría Heechul lo que sentía por él? ¿Lo sabría Siwon? Por lo que había oído de aquella conversación telefónica, todo el mundo excepto el lo sabía, lo cual debía haber llegado al corazón mismo del ego de Choi Minho.

No era de extrañar pues que se hubiera lanzado al matrimonio con él. Era simplemente un caso de control de daños...¡y no para sanar los de él, por supuesto, sino los de Minhol!

-Entonces, ¿por qué habrá hecho el amor conmigo?-se preguntó, y el puño del dolor le estrujó el corazón. ¿Lo habría utilizado sin más, igual que había acusado a Siwon de hacer? ¿Pretendería vengarse así de su hermano?

“Dios mío”. Cerró los ojos y se tambaleó.

-No quiero seguir tomando parte en todo esto- susurró, y volvió al dormitorio, aunque sin saber qué debía hacer.

-¿Parte en qué?

Fue él quien se apoyó en el marco de la puerta, con las manos hundidas en los bolsillos de la bata de baño, más tranquilo. Pero ya no iba a engañarlo. Todo lo referente a los hermanos Choi era una mentira cuidadosamente elaborada. Siwon con sus sonrisas y su extroversión, Minho con su aura de hombre en quien se puede confiar.

Mentiras. Malditas mentiras.

-No pienso hacer de sustituto para otro Choi.

-Nadie espera que lo hagas.

-¿Ah, no? -replicó, irguiéndose en desafío, a pesar del dolor.

El aturdimiento había desaparecido, dejando su lugar a la consternación: Pero también estaba preocupado, muy preocupado, como si no estuviese seguro de lo que iba a salir de todo aquello.

-¿Estás enamorado de Heechul?- le preguntó directamente.

El tardó un instante en contestar.

-No veo qué puede tener eso que ver con esta situación -contestó por fin.

-Sí, claro que lo ves, porque si estas enamorado de él, eso te convierte en el igual de tu hermano.

-¿Porque me he casado contigo cuando debería haber sido él?

Taemin sonrió amargamente.

-No agrandes aún más la mentira, Minho. Tú no querías casarte conmigo. Simplemente querías salvarte la cara.

-Tu cara.

-La mía y la tuya se encogió de hombros . En cualquier caso, me estaba utilizando para ocultar tu fracaso.

-¿Y tú no me has utilizado de la misma manera?


-¡Pero por lo menos, tú conocías mis motivos -espetó , mientras que tú no tenías intención de revelarme los tuyos!

-No me pareció relevante.

-¡Pues a mí sí!

-¿Por qué?

-¿Que por qué? Taemin se lo quedó mirando completamente en blanco, porque en realidad no sabía por qué todo aquello era relevante. Sólo que lo era, y mucho. Entonces la respuesta le llegó como una bofetada y tuvo que cubrirse los brazos con la sábana en busca de protección.

-Heechul -susurró en voz baja. Todo giraba en torno a él. Siwon amaba a Heechul. Minho amaba a Heechul. Ninguno de los dos lo amaba a él, pero ambos estaban dispuestos a utilizarlo para sus propios fines.

-¿Estás celoso de él, Taemin? -le preguntó con voz excesivamente suave.

-¡Sí!- gimió, con las lágrimas rodándole por las mejillas .-¿No crees que es ya bastante humillante saber que me arrebató al hombre que yo quería, para ahora enterarme de que estaba en tu mente anoche, en cada momento que compartimos?

-¿Y no estaba Siwon en tu cabeza durante todo ese tiempo?- espetó.

Aquel último ataque consiguió arrebatarle el escaso color que le quedaba en las mejillas, dejándolo totalmente expuesto y vulnerable. Por alguna razón su reacción lo irritó aún más, de modo que se acercó a él y lo sujetó por los hombros.

-Vamos a dejar clara una cosa dijo : ¡ningún otro hombre ronda mi cama, Taemin, y si te queda un ápice de orgullo, no permitirás que otro ronde la tuya!

-¡Nunca! -contestó el .-¡No!

-¿Qué quieres decir exactamente? le preguntó. Algo no funcionaba.

-Quítame las manos de encima, Minho dijo, intentando apartarlo, pero él se lo impidió.

-Explícame lo que quieres decir.

Taemin lo miró con ese brillo de orgullo en los ojos al que él acababa de desafiar.

-Ya que no va a volver a ocurrir, ninguno de los dos tiene que preocuparse más por los fantasmas... de modo que esta conversación ya no tiene sentido. Una vez más intentó soltarse, y una vez más él se lo impidió.

-¿Por qué has oído algo que no te ha gustado?

-¡Porque no debería haber permitido que ocurriera!

-Pero ha ocurrido. Hemos hecho el amor, Taemin...

-¡No! ¡Sólo ha sido sexo!- le corrigió.

-Está bien. Sólo sexo concedió , pero ha sido un sexo increíble, especial, incomparable.

-Algo que tú ya sabías, ¿no?

-Sí- suspiró . Lo imaginaba sus ojos se oscurecieron .-Pero tú no- añadió, y vio que el color teñía sus mejillas , así que te lo he dicho para que no te crees la falsa impresión de que lo que compartimos tú y yo anoche puede volver a ocurrir con cualquiera, porque no es así. Fue algo especial...¡demasiado especial como para que te burles de ello!

No se estaba burlando; sólo dudaba.

-Pero no estamos hablando de eso -continuó él - La cuestión es saber si ayer, cuando me invitaste a entrar dentro de ti con toda esa... hizo una pausa, y una emoción desconocida pasó brevemente por su rostro ...esa pasión incontenible, ¿estabas fingiendo? ¿Pensabas en el cerdo de mi hermano?

-¡No! -gritó, y por fin consiguió soltarse de él; el tirón fue tan fuerte que a punto estuvo de caerse al pisar la sábana con la que se tapaba.

Quedo medio encajonaba en un rincón, y la sábana se le escapó de las manos, dejando al descubierto el hombro y su pecho, con el pezón aún muy marcado tras la noche que habían compartido.

Muerto de vergüenza, recuperó el extremo de la sábana a intentó volver a cubrirse, pero no fue lo bastante rápido, porque la mano de Minho llegó primero, y no para ayudarlo sino para reclamar la propiedad de su pecho, primero con arrogancia, después acariciando con el pulgar el pezón tan sensible.

De pronto la ira se transformó en algo mucho más peligroso, y Minho se quedó allí de pie, observando su mano de dedos oscuros cubriendo aquel pecho cremoso.

Se acercó a él y los ojos de Taemin le rogaron que se detuviera.

-No, por favor -gimió.

-Tu cuerpo me desea, Taemin.

Incluso si mentalmente no queria aceptarlo. Su cuerpo lo deseaba. Las lágrimas se le escaparon de los ojos. Su cuerpo lo deseaba, de modo que todo lo demás carecía de importancia; ¿no?

-¿Es que no entiendes nada? - le gritó-¡Me siento como si me estuviera traicionando a mí mismo!

-¿Por qué no me quieres?

-Ni tú a mí- espetó.

-Los dos hemos probado lo que es el amor - replicó -¿y qué nos ha traído, aparte de dolor?

-¿Y tú crees que esta opción es menos dolorosa?

Como respuesta, acarició su pezón con el pulgar y el contuvo el aire en los pulmones.

-Me parece la opción perfecta- murmuró él, con una especie de sonrisa. Y antes de que pudiese encontrar la forma de detenerlo, le quitó la sábana con la otra mano.

Desnudo, temblando, excitado, le rogó con la mirada que no se acercase.

-Minho- murmuró, justo antes de que cubriera su boca con los labios.

- No - contestó él -Deseas esto tanto como yo.

-¡Pero no está bien!- gimió.

-¿Dónde está lo malo en que tú y yo nos ayudemos mutuamente a sobreponemos de un momento malo de nuestras vidas?

Los ojos de Taemin brillaron por las lágrimas de dolor... del dolor de él, del suyo propio. Los dos estaban empezando a mezclarse en uno sólo.

- ¿Era él quien estaba contigo anoche?- le pregunto.

-No- la respuesta no admitío duda, y ni siquiera pestañeó, ni dejó de mirarlo .

-Puedo decirte con toda sinceridad que Heechul ni siquiera se pasó anoche por mi cabeza añadió con voz ronca . No quería que fuera él quien estuviera en mi cama, sino tú.

-Pero...

- No. No más preguntas.

Y ahogó lo que tuviera que decir con la urgente presión de sus labios.

La cama los esperaba así que lo colocó sobre las sábanas y después se colocó a horcajadas sobre el para quitarse la bata.

Su corazón latió una vez, con fuerza, al mirarlo. Era un cuerpo tan magnífico el suyo... grande, delgado, bronceado, fuerte que no pudo evitar descender la mirada hasta su miembro erecto... sus sentidos se despertaron, estimulando una espiral de excitación que partiendo del estómago abrase sus terminaciones nerviosas.

Incapaz de resistirse a la necesidad, alzó sus manos para acariciar su pecho, sintiendo calor, vida y fuerza al avanzar sobre aquella sólida muralla. Entonces sus miradas se encontraron, y él aceptó su rendición, sellando el destino del momento y, a continuación, lo devoró. No había otra forma de describirlo. Lo invadió, lo arrasó, lo conquistó, lo devoró.

-Así es, Taemin - susurró tumbados ya los dos tras haber alcanzado el clímax. Minho estaba tumbado aun sobre el .

-Esto es lo que tenemos, que es mucho más de lo que tiene la mayoría de la gente. Y si tienes una pizca de sentido común, intentaras construirlo todo sobre esta base, y no intentar alcanzar lo inalcanzable.

Se refería a Siwon, y lo sabía. ¿Querría también decir que no iba a permitirse a sí mismo soñar con lo inalcanzable?

-¿Qué hora es? - preguntó-Tengo muchísima sed.

Fue otra rendición. Él lo supo y Taemin también, y el volvió a apoderarse de su boca en un sólo beso abrasador.

-Ven - dijo, se levantó y lo ayudó a levantarse . Vamos a pedir el desayuno.