【 Error 】

Recapitulé aquella imagen suya en mi cabeza. Por millonésima vez en esas dos horas.

Mirando al techo y recostado en mi cama, era como si me sirviera de algo recordar aquellos momentos y volver a torturarme con lo mismo. Algo positivo había en todo esto. La cama era la única que parecía sostenerme si volvía a caer.

¿Pero a quién rayos iba a importarle eso? ¿A él? ¿A ti Onew?

Dime, ¿desde cuándo supiste esto? Que te amo con locura, quiero decir. Porque huiste de mí como si fuese un demonio. Huiste cuando te lo dije, huiste con miedo que te impidió volver. Cuando te vi con él, supuse que era de esperarse. Te veías tan feliz.

Por eso jamás renegué.

Y ahora, me encuentro como un infeliz ingrato recostado en su cama, sufriendo en silencio en la compañía de cuatro paredes y una cama que se burlan de mi vulnerabilidad. ¿No gustas en aplaudirme?

Solo me hubiese gustado decirte algo antes de que la tragedia comenzara. Y eso, Onew, sería un humilde “Lo siento”. No te hubiese torturado con palabrerías ni oraciones sin sentido que sabía solo servirían para confundirte más. Un simple “lo siento” sería suficiente.

Alto. Alto Minho. Es suficiente por hoy

Parpadeo abrumado ante la realidad y con pese, me levanto de la cama revolviendo salvajemente mi cabello ya alborotado. ¿Cuánto tiempo habría pasado ya desde que entre al cuarto?

Alguien tocó a la puerta antes de poder revisar la hora.

Extrañado, entrecierro los ojos y en mi poca cordura, trato de imaginar de quién se trata. Mis padres habían salido de viaje y no regresarían hasta después de una semana.

-Adelante- grito al vacío.

Aguardo unos minutos pero no hay respuesta alguna. Así que vuelvo a asistir con un tono mayor.

-¡Adelante!-

Silencio como respuesta. Enfadado ahora, comienzo a caminar hasta aquel pedazo de madrea con cerradura y me dispongo a abrir.

-¡No!- ese no he sido yo. Aquel grito no ha sido mío. La voz es demasiado familiar, pero no quiero creer- Se que estás ahí Minho, pero por favor, no abras-

Maldición. Conozco esa voz, no lo he imaginado. De verdad conozco esa voz.

-Onew- como un susurro, su nombre ha salido como una exhalación. Pero no tengo fuerzas para decir algo más.

-Lo siento- dice detrás de aquella puerta, hablando por segunda vez. No puedo verlo pero sé, por aquel lamento de voz, que está llorando.- Lamento haberme ido. Lamento no haberte dicho lo que querías escuchar en aquel momento. Lamento todo, todo lo que he hecho.-

No entiendo ni una sola palabra, ni un solo sollozo que sale de su boca. Quizás es porque me encuentro lejano a la realidad ahora, puesto que tenerlo, ahí, detrás de mi puerta, ya es algo que jamás hubiese esperado.

-Minho- y yo muero de felicidad al escucharlo decir mi nombre- Él me hizo feliz, lo confieso. Pero la felicidad que tú me diste antes de que él estuviese, no se puede comparar. Jamás, jamás podré olvidar las sonrisas tontas que se dibujaban en mi rostro cada vez que te escuchaba hablarme, cada vez que de tu boca salía mi nombre. Minho, solo quiero decirte que te amo. Te amo mucho y lamento no haberme dado cuenta de eso antes, o de no haberme dado cuenta del verdadero significado que esta palabra tan grande implicaba entre nosotros. Siempre me lamentaré, no sabes cuánto- le escucho sorber su nariz, tratando de tomar fuerzas- Pero tú… tú eres mi verdadera felicidad, siempre lo fuiste y siempre lo serás, no importa que pase, no importa lo que nos separe ahora, en un futuro o en un pasado. Y solo…- guarda silencio de nuevo y cuando pienso que no podrá continuar, me sorprende tomando la palabra- Solo espero que Dios siempre te bendiga, que te de todo lo que mereces, todo lo que en verdad es para ti. Y te pido, una vez más, solo una vez más Minho, que me perdones-

Habiendo terminado de decir eso, rompió a llorar como jamás en la vida lo escuché.

¿Y qué se suponía que yo debía hacer? ¿Estando ahí, con el corazón brincado de tantas emociones que parecían atacarlo en aquel momento? ¿Cuál sería la mejor manera de corresponder al amor que ahora me estaba ofreciendo?

Con los ojos cubiertos de lágrimas, deje que todo se fuese a la basura. El pasado, el dolor, la angustia e incluso los pocos minutos de hace solo un momento.

Vi de reojo como la ventana de mi cuarto me ofrecía la vista del sol comenzando a ocultarse, marcando pautas de tiempo y luz.

Dejé que junto con él, se fuese todo y solo me dejara a mí, abriendo la puerta y encarando a Onew con los ojos cubiertos de lágrimas y expresión asombrada ante mi imagen.

Onew, yo también te amo.