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Mas allá del tiempo, la muerte, las estrellas y del amor... [10/10-FINALIZADO] Empty Mas allá del tiempo, la muerte, las estrellas y del amor... [10/10-FINALIZADO]

Mensaje por Sou-Tan Vie Jun 21, 2013 9:24 pm

Titulo: Mas allá del tiempo, la muerte, las estrellas y del amor...
Genero: Romántico, Songfic.
Advertencias: Lemon, muerte de un personaje.
Pareja: 2min.



Capitulo 1.- El filtro de amor: Una sonrisa.


Unas en carruajes, otras acompañadas de sus mozos o doncellas, personas en grandes cantidades, todas bien perfumadas, haciendo contrastes con los olores desagradables y nauseabundos al olfato de la época. Cada una de ellas entrando a la casa de los Lee, donde se realizaría una fiesta, a la que asistirían miembros de las familias de más renombre en la ciudad.
En la planta superior de la mansión, estaba caminando a pasos rápidos, Lee Taemin, hijo único de los Lee. Sujeto el barandal de las escaleras y miro abajo, su presencia atrajo las miradas de una que otra de las personas que bailaban en el gran salón principal. Contuvo sus impulsos por dar media vuelta y desaparecer entre el sin fin de pasillos, y fue bajando lentamente los escalones, estos estaban cubiertos por una larga alfombra con detalles bordados en oro, y se hacían más angostos a medida que bajaba.
Puso un pie en el suelo y el sonido de la suela al tocarlo fue ahogado por los músicos, que tocaban vehemente, haciendo danzar al gran grupo en la habitación principal. Los vestidos abultados y firmemente sujetos al cuerpo de sus poseedoras, volvieron su andar dificultoso. Su único objetivo era llegar a la sala.
De un momento a otro, al mismo segundo en que una de las muchas parejas dio un giro, Taemin dio un paso en falso y por poco cae de fauces al suelo, de no haber sido por su equilibrio que se mantuvo firme.
Camino un poco más, esquivando exitosamente más cuerpos de los que hubiese deseado. Llego sin un mínimo rasguño a la gran sala, que estaba decorada con otros colores que el salón principal. En el salón, a los lados de las escaleras, ayudando con la iluminación de las que estaban en la lámpara, habían candelabros dorados con velas aromáticas, las ventanas, grandes y pequeñas, estaban hermosamente adornadas por unas cortinas que hacían juego con la gran alfombra de la escalera, y también, por lo que Lee pudo observar, en las esquinas grandes jarrones con detalles en beis, habían numerosos lirios.
En cambio, en la sala, la chimenea estaba encendida, y la gran lámpara colgante en el techo, iluminaban más, cierto era que las paredes siempre habían sido de un color caramelo, pero ese día la decoración varió, unas cortinas azul intenso impedían el paso hacia el balcón, también bloqueaban la vista de las ventanas, y en los sillones los cojines eran azules también, haciendo contraste con los elegantes sillones beis.
Una vez sus dos pies estuvieron sobre el suelo de la sala, se despojó de la gran peluca blanca en su cabeza, dejando así en libertad sus largos cabellos castaños. Vio junto a la chimenea, tal vez teniendo una discusión acerca de sus diferencias, a Lee Chansung, su primo, y a Kim Kibum, el hijo menor de los Kim.
De uno de sus bolsillos, saco una liga y recogió las hebras castañas de su cabello en una coleta, que era muy pequeña debido a que su cabello no le llegaba ni al final del cuello, sino, a la altura de su nuca.
Una copa de alguna bebida alcohólica que no pudo reconocer, fue tomada por su mano de la bandeja que llevaba uno de los sirvientes. Rodo sus ojos y dio un trago.
-Soy un ser tan poco razonable en cuanto a estos eventos, que a estas instancias me sorprende no haberme lanzado desde el gran barandal de las escalera.- Dijo una vez llego a estar frente a ellos, interrumpiendo su conversación.
-A mí en cambio no me sorprende eso, me sorprende que no hayas corridos lejos en un evidente fallido intento de escape.- Suspiro Kibum luego de sus palabras, resignándose a que la mentalidad de Lee se mantuviera.
-¡Oh, pero qué más quisiera!
-Correr lejos, visitar lugares y hacer cosas que personas como nosotros tienen mas que prohibido…-Agrego Chansung pensativo.- Si, eso ha de ser magnifico.
-Ilusos, eso son ustedes dos. ¡Dejense ya de ilusiones! Crearse sueños o cualquier tipo de meta es inútil. Al final, haremos y dejaremos de hacer lo que a nuestros señores padres les plazca, y convenga, eso sí.
-El dinero, las tierras y gran renombre. Todo más importante que sus hijos.- Agrego el menor de los Lee.
Taemin desvió su vista por un momento al balcón que estaba del otro lado de la habitación. La cortina del balcón era azotada levemente por el viento, que la hacía hondar y permitirle ver la luna llena en el cielo, y al bosque.
-Ilusiones, tonterías, patrañas, defínelas con el adjetivo que mejor te parezca, pero tú, mi muy querido Key, también te has planteado esas ideas. Todos, sin excepción alguna, lo hemos hecho alguna vez.
-Unas cuantas veces, no hay por qué negarlo. Cabe destacar, sin embargo, que no tanto como tu descarriado primo. Por aquí y por allá, saca el tema cada dos por tres y no hay quien calle sus comentarios, que si son ciertos, pero que si llegan a oídos equivocados, significaran un castigo...Y por favor te pido, Chansung, que no me llames Key, ¡Vaya confianzudo!
El mayor de los Lee sonrió ladinamente y choco su copa contra la de Kim, y luego levantándola en aire y llevándosela a los labios para tomar un trago.
-Joon, Key…Llámame Joon.- Dijo en tono divertido.
-Kibum para ti, ¡Insolente!
El menor de los Lee esbozo una casi invisible a simple vista. Esa actitud tan desafiante y fiera del Kim era lo que le dejo encantado cuando lo conoció. Eran apenas unos niños de escasos seis años, desde entonces, Taemin fue el único que pudo presumir de haber domado esa faceta tan común en los Kim, sobre todo en Kibum.
-¡Soy tu mayor y el único insolente eres tú, Key! Además, te conozco, ¡De toda la vida! ¿Es eso poco?- Exclamo sin alterarse.
-¡Eso no es nada y…!
-Kibum, ¿Qué no está tu hermano cortejando abiertamente a una señorita que no es su prometida?- Taemin interrumpió calmado antes de que pudiera continuar y armara un gran alboroto, ¡Y todo por un simple apodo que más que insultar, intentaba alagar sus aptitudes!
-Ese…-Hablo entre dientes.- A veces me pregunto si no es hijo de uno de los campesinos andrajosos que frecuentan nuestro castillo en vez de mi padre.- El de sobrenombre Key, camino buscando en todas las direcciones la cabellera rubia  de Kim Jonghyun, su hermano.- ¡Ese desvergonzado debe estar por aquí!
Los dos Lee se miraron y chocaron copas y bebieron encogiéndose de hombros.
-Siempre el mismo comienzo y siempre el mismo final. Me agrada que decidieras terminar esta conversación con Key de una manera más ingeniosa a la habitual, Taemin.
-No comas ansias, primo. Me deshice de Key, y ahora hare lo mismo contigo.
-Saber que estas planeando me es imposible, así que dime, ¿qué distracción tienes esta noche para mí?
El menor le dio la espalda y con un dedo, cubierto por su blanco guante, señalo disimuladamente a una jovencita que miraba tras su abanico, que tapaba la mitad de su cara que no estaba cubierta por la máscara; a Chansung.
El mayor se carcajeo silenciosamente y dio unas cuantas palmadas en la espalda a Taemin. Algunas veces podía ser muy tonto, pero otras era en demasía astuto. Aunque Taemin pensara que siempre era un atolondrado, y nadie podría deshacerse de ese pensamiento.
-¿Qué esperas?
Sin rechistar, se acercó a la joven y sin temblarle los nervios, la invito a bailar para luego tomar su mano y llevarla educadamente al salón. Taemin sonrió y se dispuso a retirar su coleta.
Ne llevaba mascara como todos, así que le fue fácil llamar la atención de una de las doncellas, a quien ordeno amistosamente que consiguiera para él una lámpara o una antorcha, la mujer, entrometida como era de esperarse, no titubeo al preguntar para qué, pero el joven solo se limitó a replicar que siguiera sus órdenes. 
Llevo la máscara que sostenía en una de sus manos a su rostro y la amarro firmemente para evitar que esta cayera y revelara su identidad a alguien. Paso apresurado por entre las docenas de personas, y, luego de algunos tropiezos que amenazaron con persuadirlo de seguir, llego a la puerta lateral, era grande e igual que la principal, solo que esta no estaba al frente, sino a un costado.
Sin siquiera intentar disimular el ruido, halo la gran puerta de madera con fuerza, y salió tras cerrarla. La doncella no tardó en llegar a su encuentro y darle el objeto que le permitiría ver en la oscuridad del espeso bosque de pinos.
No se molestó en dar explicaciones a quien no debía y le hizo entrar de nuevo, argumentando que, en ese mismo instante, el deber de atender a los invitados era más importante que estar riñendo al hijo de su señor, sin embargo, la mujer parecía ser más terca que una mula. Al final, termino convenciéndola de irse.
Retiro la máscara recién puesta y se dispuso a bajar las escaleras con rapidez, haciendo hondar en el aire la capa que se amarro al cuello para protegerse del frio. Lee no tenía nada esperando allí afuera, ni algo especial, pero ver la luna y sentir la casi inexistente brisa de los pinos, se le antojo más placentero que escuchar los murmullos de las damas hablando tras sus abanicos y la música que reproducían los instrumentos, y aunque estos no eran tan audibles, no importo mucho, solo necesitaba el mas mínimo motivo para salir.
Poco a poco, su silueta se perdió entre los gigantescos pinos.                          
Pelucas, muchas, blancas y contenedores de miles de bacterias. Todas ellas impedían la vista de cualquiera en ese gran salón donde se les veía danzar, de aquí para allá, de lado, muy derechas y otras mal peinadas, pero demasiadas como para no obstaculizar la visión.
Dándole la espalda a la puerta principal de la casa de los Lee, parado con la cabeza firme intentando ver más allá de las pelucas y reconocer entre tantas personas con máscaras una cara conocida, estaba Choi Minho, hijo único de los Choi, una de las familias de más renombre entre los feudos y miembros del clero.
Era una fiesta con tema de máscaras venecianas. Los hombres que no tenían peluca, tenían mascara, las mujeres que no tenían mascara tenían peluca y, en su gran mayoría, las féminas llevaban.
Su misión en ese castillo estaba en su totalidad frustrada, y no era la única cosa, su mente y capacidad de autocontrol también se vieron afectadas. El nudo que sujetaba la máscara estaba comenzando a ceder y correr con el riesgo de ser visto por ojos equivocados era algo inconcebible.
Sostuvo en objeto con su mano derecha y con agilidad, destreza y equilibro, atravesó el mar de gente danzante hasta llegar a la puerta lateral, por donde salió sigilosamente, con esmero en no ser captado por al menos, una gran cantidad de personas.
Maldijo en susurro discreto para sí mismo, mientras caminaba bajando las escaleras, con intenciones de cruzar el bosque a oscuras. Un leve intento de suicidio involuntario, dadas las probabilidades de llegar al borde de un barranco pequeño, pero profundo, y, otras cuantas posibilidades, de caer al lago y ser incapaz de aferrarse a algo que no fuera luz de luna reflejada en el agua.
Se escuchó un leve crujir cuando sus zapatos aplastaron el césped y con pasos firmes caminaba aproximándose a los pinos, no tardó en llegar a ellos, pero en cuanto a encontrar el pequeño sendero casi inexistente por los años, eso si se le resulto más dificultoso dado que solo lo había visto unos cuantos minutos antes, cuando todavía se podía apreciar gracias a la presencia de luz solar.
Pronto el sendero desapareció, tuvo que forzar su sentido de la vista para poder avanzar un tanto más. Sosteniéndose de las ramas de los grandes árboles, se ayudó para llegar al centro de todo el bosque, un lugar donde en un pequeño fragmento de tierra, en comparación con toda la extensión, todo era solo césped.
La luna que antes se reflejaba solo en la copa de los árboles, ahora iluminaba con su tenue luz, el espacio sin árboles. Choi perdió su vista en la luna, esa noche no era blanca y pulcra como otras, en cambio, era de un suave color dorado, de esas que solo se ven cada cierto tiempo. Su mirada fue descendiendo de manera lenta y pausada, llegando al espeso follaje de un árbol que no era pino, bajando desde allí al tronco, perdiéndose entre las hendiduras de la corteza,  y topándose por ultimo con algo que no esperaba: Allí, bajo la sombra del árbol, con las facciones masculinas delicadamente delineadas, yacía sentado en el césped, cubierto por una capa color azul rey, un joven.
-¿Acaso está perdido?-
Lee, al percatarse de la presencia de un segundo, no se turbo. Vio por el rabillo del ojo que la persona a unos escasos metros de distancia se hallaba inmóvil, y si su vista no era tan mala, también vio una máscara que sostenía en sus manos, así que opto por pensar que era un invitado a la fiesta que, buscando el camino al castillo de los Lee, se había perdido en el bosque, a causa de no llevar una antorcha, que sería imprudente porque esta podría haber ocasionado un desastroso incendio.
La pregunta salió por sí sola, mientras recargaba aún más su espalda en el tronco del árbol y se arropaba más con su capa, sin despegar la vista ni un segundo del cielo.
Choi no esperaba una sola palabra por parte la persona cuyo rostro ahora se veía más nítido, por causa de una lámpara en el suelo, y su vista ya no estaba en penumbras. Si esa persona fuera uno de los invitados a la fiesta, probablemente conocería su rostro, y entonces estaba perdido si se dejaba ver.
Omitió dar respuesta a la pregunta planteada y opto por seguir su camino, mas otra pregunta le hizo detener el paso en seco.
-¿Podría estar aquí por las mismas razones que yo?- Lee cuestiono más al viento que a quien se alejaba.
Taemin sonrió y Minho se giró igual de risueño, arriesgarse tal vez hubiese traído consecuencias malas, pero el cansancio pudo más y se recostó al lado de Lee, un tanto alejado de este, a un distancia prudente.
-Perdido no estoy, y, en cuanto a sus motivos para estar aquí, los desconozco en su totalidad, así que dar una respuesta concreta no me es posible.
-El viento no responde, pero respondió usted, y dijo exactamente lo mismo que respondería el, si tuviera posibilidad de hacerlo. ¿Va o viene de la fiesta?
-Vengo.-Respondió simple.
-Aun así, no tengo motivos para pensar que ha salido el por eso…-Lee dijo casi en susurro mirando abajo, estrujando su labio inferior con suavidad.
-Controle ese hábito de pensar en voz alta, le puede meter en aprietos.- Agrego relajado.
Lee rio y ladeo la cabeza mientras se tapaba la boca con el puño a medio cerrar.
-Conozco a personas que dirían que debería controlar el hábito de hablar, en general. De hecho, esta noche he escuchado algo de eso.
-¿Viene del castillo Lee?-Choi solo necesitaba una respuesta concreta y podría dejar de preocuparse.
-Qué más quisiera que responderle que no, desgraciadamente, en efecto vengo de allá.
-¿Podría decirme su nombre?
-En definitiva, esas fiestas no fueron ideadas por alguien de mí pensar…-Hablaba sin prestar atención a las palabras contrarias.
-Parece querer evitar mi pregunta.- No había tono de reproche en sus comentarios.
-Mi madre, esa mujer aprovecha la más pequeña de las situaciones que se prestan para alegrarse y forma un alboroto. Aquel día que parecía nublado y no llovió, mando un mandadero a los castillos y casas más próximas para que las señoras fueran a tomar té. Mi padre no puede negarse a ninguna de sus peticiones por mas ridículas que sean. ¡Es lo único que la pobre pide!
-¿Su madre?
-Sí, mi madre.
Choi deseo correr lejos debido a la respuesta del joven a su lado. El pánico de verse descubierto le invadió completamente, haciendo que se arrepintiera por haberse arriesgado.
-Entonces, ¿Eso es una afirmación de que eres el hijo de So Man, Taemin?
-Correcto, este usted seguro de eso…mmm… ¿Su nombre es?
-No creo que sea necesario.
-Veamos entonces. Ojos saltones, voz gruesa, tez morena, y una considerable altura. No es usted Choi Minho, dadas la descripción de mi padre, no puede ser nada bonito.- Dijo las palabras con gracia y diversión- Creo que nunca podre conocerle.
-Déjame decirte, que, si las descripciones de nuestros padres fuesen más acertadas y no estuvieran influenciadas por el odio que se tienen, tu no poseerías la misma belleza que ahora, Taemin. Y yo, supongo que- Choi rio por lo bajo-, tienes razón, no sería, en realidad, en absoluto agraciado.
-En eso tiene usted razón, Minho.- Lee sonrió y miro fijamente al aludido mientras extendía la mano.- Si, señor, es usted más agraciado que como lo pinta cierta persona, llámese mi padre. Es un privilegio, supongo, conocerle al fin.
No hubo necesidad de que Choi revelara su identidad, suficiente tenía con mirarle a los ojos. Nunca antes le había visto, ni en persona ni en retrato, pero Kibum le hablo una vez de ese par de ojos, y no eran como se los imagino. Aunque bien pudo haber sido la falta de claridad, pero los ojos de Choi no se parecían en nada a lo esperado, ni encajaban en las descripciones del Lee mayor ni en las del Kim. Eran más…profundos.
Nadie nunca los definió así, pero esa era la palabra que se le llego a la mente una vez escucho hablar de esos círculos casi negros.
-¡Más que un placer, mi eterno enemigo a muerte!- Exclamo estrechando la mano de Lee, quien era menor.
-Solo espero no haya usted venido a darme muerte.
-Veo que tienes complejos de bufón, Lee.
-No me haga hablar acerca de lo que pienso acerca de ese apellido, porque el sol saldría y seguiríamos aquí.- Todo rastro de broma en su acento se desvaneció en el acto.
Choi analizo las palabras de Lee una por una, tanto las anteriores como las que salieron de su boca unos minutos entes de esas. Conocer al hijo de los Lee, definitivamente no estaba en sus planes. Y si pudiera haber previsto ese encuentro, hubiese sido con palabras de odio y desprecio.
-En ese caso no lo hare.
-¡Es aburrido!- La afirmación repentina hizo que Choi se alarmara.
-¿Qué?
-Me esperaba de este, nuestro primer encuentro, más acción. Ahora, me llevo la gran decepción de que, en lugar de un troglodita insensato y charlatán sin gracia, es usted un pasivo y agradable hombre.
Minho rio.
-Siento pues, destruir tus expectativas.
-A decir verdad, solo no esperaba que fuese de ningún modo, solo que sería emocionante, ¿No cree?
-Oh, sin duda, sin duda.
-¿En serio no me odia ni un poco?
Minho rio más, en ese mismo momento negó entre carcajadas.
-Si sigues preguntándole tal vez te llegue a odiar por tu insistencia y necedad, Taemin.
-Según mi padre, ese sería un gran logro, cosa que prefiero evitar. Me parece usted en demasía entretenido como para hacer que me odie.
-Lo mismo pienso. ¡Padre va a matarme cuando sepa que ha abandonado y desobedecido sus órdenes! Me ha ordenado ir a esa fiesta y buscar entre los rostros alguno de los socios de la familia, cualquiera en contacto con los Lee y los Choi al mismo tiempo le parece imperdonable. A veces me pregunto que habré hecho en mi vida pasada para merecer esto-. Bromeo de nuevo.
-Puede decirse que ha abandonado la “misión”
-Sí, eso es.
-Creo pues, que solo tal vez, nuestros motivos para estar aquí son comunes entonces.
-Depende, si estás aquí para escapar de una orden, que es en sí una obligación, entonces tenemos los mismos motivos.
Esa noche, recordó Lee, que su madre había comentado en la mañana, cuando desayunaban, que quería que conociera a la hija de los Young. Para esa hora, ya la joven se habría ido quizá, o su madre estaría encolerizada por su desaparición.
-Sí, estamos en las mismas usted y yo.
~******~
-Kim, Shin, Cho y Woo. Esas son algunas de las familias que han venido hoy.


-¿Para qué me dices eso?


-Para que al menos, tenga un argumento creíble ante su padre.


-Créeme que si se entera de esto, necesitare un argumento mucho más fuerte para justificar que estuve toda la noche hablando contigo.


Lee corrió y subió las escaleras. Se paró frente a la puerta lateral de nuevo, y escucho desde allí a los músicos tocar y el murmullo de muchas voces. La fiesta seguía y podría pasar desapercibido, su madre, si lo buscaba, seria con una gran peluca blanca y una máscara, no con el cabello castaño oscuro y una capa azul.


Giro un momento y se encontró con la mirada expectante de Choi. Sonrió sinceramente y el otro devolvió el gesto en señal de complicidad. La idea podría costarle caro, pero valía la pena.


-¡¿Es esta la última vez que lo veré?!


-¡Mañana te espero antes de ponerse el sol en el mismo lugar!-. Choi no titubeo y casi fue una orden lo que dijo mientras mantenía la sonrisa en sus labios.

-¡No falle!- Y entro, dejando al otro la lámpara para que pudiese regresar por el camino correcto.


Gracias por leer y si dejan comentario por dejarlo, de ante mano xD
Como dije en Pesadillas de en sueño, no se cuando actualice así que... TT TT
Perdon por si hay errores ortograficos e incoherencias que posiblemente hay, y si hay, luego edito.
PD: No me hago responsable por errores en aspectos históricos.


Última edición por Sou-Tan el Jue Nov 07, 2013 9:49 am, editado 2 veces (Razón : ninguna en especial)
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Mensaje por LuzaKiller Sáb Jun 22, 2013 9:03 am

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Mensaje por Sou-Tan Vie Jul 12, 2013 2:52 pm

Capitulo 2.-El hilo rojo del destino: Un brillo y el perfume del alma.


¿Opening?:


~*6 de Marzo de 1634. Inglaterra~*


Brillantes como el oro y la plata, los rayos mañaneros del sol penetraron por entre las rendijas de la gran ventana en la habitación de Taemin. La noche anterior no se tomó la molestia de cerrarla y esa mañana sus ojos pagaron las consecuencias.

Retiro las sabanas sobre su cuerpo y se apoyó en sus codos para poder mirar al frente, encontrándose con su desayuno ya servido sobre mesita de mármol blanco junto a la puerta.

Eran pasadas las diez de la mañana, y supuso bien al creer que una de las doncellas, enviada por su madre, le llevo comida y corrió las cortinas para que espabilara de una vez.

Un olor a huevos, pan y naranjas, combinado con otros aromas, invadió por completo su sentido del olfato, logrando que de un salto saliese de su cama y se apresurara a sentarse frente a la mesita, donde en una bandeja le esperaba su primera comida del día.

Flexiono sus piernas, extendió su brazo libre –el que no sostenía el trozo de pan que comía emocionado-, y empujo las rendijas para que el sol entrase bien. Dejo escapar un gran bostezo antes de tomar un trago de su jugo y luego esculco en su postre, de donde saco sonriente una fresa.

Así comía, de manera disfuncional, comiendo pequeños trozos de su pastel, tomando leche y después comiendo huevos, volver a tomar jugo y luego morder su trozo de pan; y en su mente las imágenes de la noche anterior le hicieron sonreír.

Pensó que tal vez el pobre Jonghyun hubiese recibido algunos reclamos y gritos por parte de Key un tanto sorprendido, dado que el chico no estaba haciendo nada de lo que se la acusaba injustamente. La chica con la que su primo bailo probablemente recibió una que otra pisada por parte de este, y su madre estuvo todo lo que duro la fiesta pidiendo disculpas a la señorita y a su familia por el desplante de su único hijo.

Ya después le diría que se sintió indispuesto y se fue a dormir, la mujer le creería de todas formas. Si le llegase a decir que el verdadero motivo de su ausencia fue porque estaba en el bosque, viendo la luna un rato, cuando de la nada, llego el hijo de los Choi, y el resto de la noche estuvo charlando animadamente con él; tal vez estallase en carcajadas y le diría a su esposo –en forma de broma, una muy mala- que mandase de inmediato a su hijo con el rey para que fuese su bufón personal.

Solo debía pensar en un bueno pretexto para salir antes de caer la noche, pero aunque no lo consiguiera saldría de todos modos. Y aunque alguien llegase a verle por ahí, podría decir que solo caminaba, después de todo eran los terrenos de su familia.

Bajo luego de terminar su desayuno. A diferencia de la noche anterior, mucho más rápido y tenía una enorme sonrisa en pintada en su rostro, que se formó al ver a su primo esperándolo al pie de esta con cara de molestia y reproche.

Al llegar abajo estrujo una de las mejillas del mayor haciéndolo reír. Changsun lo rodeo con uno de sus brazos por los hombros y le dio unas cuantas palmaditas en el derecho.

-No vengo seguido y aun asi llegas tarde a nuestro compromiso. ¡Que primo más desconsiderado tengo, Tae!-. Dramatizo.

-Joon, vienes cada que quieres (todo el tiempo) y no necesitas de mí para montar a caballo.-Se defendió.

-Una promesa es una promesa ¡A las caballerizas!- Señalo al frente y apresuro el paso, obligando al menor a hacerlo también.

Taemin no pudo anticipar que esa frase tal vez cambiase su vida, quizá no en ese entonces, pero si más adelante.

Llegaron a las caballerizas y cada quien fue a por su caballo, Changsun tenía uno en el establo de sus parientes desde hacía muchos años.

El menor de los Lee saco al único caballo negro en todo el lugar. Se llamaba Pegaso y lo tenía desde antes de haber nacido, literalmente. Para su suerte, estaba ensillado ya y solo tendría que montarlo. Recordó la última vez que lo había montado y pensó que, después de todo, no era mala la idea. También le buscaría unas manzanas y lo cepillaría cuando terminaran el paseo.

Una vez su primo llego a su lado montado en un caballo color caramelo, monto rápido e hizo al equino galopar velozmente al equino, dejando atrás a Changsun.

-¡Demos un vuelta y saludemos a Jinki!

El mayor solo pudo sonreír. ¡Ese primo suyo sí que era todo un personaje ocurrente!

-¡Mi casa está muy lejos de aquí, y mi hermano está de viaje!-. Informo.

-¡No importa eso, vamos a donde sea!-. Fue su respuesta.

Después de un rato de cabalgar, fueron a parar al castillo de los Kim, donde saludaron a Key y a su hermano Jonghyun. Luego ahí se regresaron, pero a mitad de un sendero, a Taemin le entraron ganas de hacer una carrera, para pasar el rato y así, también, divertirse a costa de varias caídas de su primo, disfrutando de sus expresiones al momento de caer de bruces en el suelo.

¡Y al miserable de Changsun ya se le hacía tan común el disfrute de Taemin por su sufrimiento!

Cuando llegaron al castillo Lee, ya era mediodía. Fueron a dejar a los caballos en las caballerizas y se dirigieron al castillo. El menor debía ir a recibir sus clases, y el mayor probablemente fuese a buscar algo que comer, yendo a entrometerse en los asuntos de las cocineras.

-Si yo fuese la bestia, te habría tirado de la silla. Tienes suerte, si tuviese la capacidad de entender, tu salud no fuese la misma.

-Exageras.

-No lo hago. ¿Es que acaso no había otro?

-A mí me gusta.

Taemin se detuvo a mitad del pasillo, se giró a ver a su primo, le dio unas cuantas palmaditas en el hombro y le sonrió con ternura.

-Joonie, te lo he dicho demasiadas veces ya: Pancho Filomeno no es un buen nombre para un caballo.

El mayor  estuvo a punto pronunciar una réplica sin sentido, pero una voz femenina proveniente del salón principal lo callo de manera casi inmediata.

-Taemin, ven aquí.-Le llamo su madre.

Dando grandes zancadas llego hasta la mujer, y fue cuando entro completamente en la habitación que se dio cuenta de que esta no estaba habitada por solo una persona. Brindo a los presentes una reverencia y saludo cordialmente. Cordial y falsamente.

Taeyeong, como se llamaba su madre, le abrazo por un costado, haciendo que quedara frente a las dos desconocidas. Estaban ahí, dos mujeres, una adulta, como de la edad de su madre, bien maquillada y erguida, con una mirada arrogante, cabellos negros y bien recogidos en uno de esos peinados que nunca le hicieron gracia. Y la otra, igual que la primera pero mucho más joven, tal vez de sus edad. Madre e hija, pensó.

-Taemin, te presento Lady Young, y a su hija,

En su rostro se plasmó la más ensayada sonrisa e interés fingido se reflejó en el brillo de sus ojos. Volvió a realizar una reverencia, y se presentó a si mismo con tono alegre.

-Es un placer, conocerlas al fin.-Esbozo una única sonrisa sincera mientras cito sus palabras de la noche anterior.- Siento mi desplante de la noche anterior para con tan hermosas damas, pero lamentablemente me sentía indispuesto. Espero sepan entender.-Se disculpó.

-No te preocupes…-. La mujer mayor comenzó a hablar, pero después de esas palabras lo único que pudo lograr procesar fueron sonidos distorsionados y chillones.

Luego de un tortuoso almuerzo con las tres mujeres, porque su padre salió de viaje esa mañana y Changsun al parecer no era tan tonto como para no darse a la fuga; al final pudo salir libre de las garras de su progenitora.

Como aún faltaban un par de horas para ponerse el sol, y había perdido sus clases, decidió ir a las caballerizas a pasar el rato con Pegaso. Pensó en invitar a Changsun pero ni rastro de él.

Se escabullo en la cocina y tomo unas cuantas manzanas, tal vez ya lo hubiesen alimentado, pensó, pero igual quería dárselas. Manzanas en manos se fue a las caballerizas y volvió a sacar al equino.

Al cepillar y enredar sus dedos en su pelaje, recordó lo mucho que montaba antes. Antes de no tener clases, antes de no fatigarse con tan obligaciones sociales, antes de…cambiar tanto.

Dejo el cepillo caer al suelo y solo mantuvo sus dedos acariciando sus pelos. Acerco una de las manzanas a su boca y sonrió cuando Pegaso se la arrebato rápidamente, era todo un quisquilloso y celoso además, cuando de esa fruta se trataba.

Rápidamente solo quedaba una manzana, y a Taemin se le cayó. Se inclinó a recogerla, y cuando alzo su vista, el animal ya no estaba. Miro a todos lados, y vio esa larga cola negra perderse entre los pinos.

Corrió tras el sin prisa y despreocupado, siempre le hacía lo mismo, pero su tiempo juntos era ya tan escaso que se había olvidado de eso: Aunque no se descuidase, siempre se escapaba, pero no tardaba mucho en regresar.

Apresuro el paso, conociendo bien las intenciones de ese pillo. Había cruzado el lago antes, y hasta sabia el camino al puente. Si no lo encontraba pronto, se haría tarde y tal vez hasta la luna lo vería correr tras Pegaso si no lograba que se detuviese.

Paro de pronto, justo en el lugar donde ya no había más árboles y el sendero terminaba. Sonrió intentando que el oxígeno penetrara en sus pulmones de manera correcta, se llevó una mano a la cintura y la otra al pecho.

Su respiración se volvió calmada, su sonrisa desapareció, y su expresión se tornó apacible. Presenciaba una escena que hizo que sus brazos cayeran inevitablemente a los costados de su cuerpo, que esbozara un sonrisa muy discreta con sus labios, y que su cabeza se ladeara solo un poco.

El sol que comenzaba a ocultarse en el horizonte, derramaba sus rayos dorados sobre los pinos, era primavera, y los colores de esa época le encantaban. Justo frente a él, sentado debajo del único árbol que no era pino, con las piernas extendidas hacia adelante, con un libro en su regazo, ahí estaba Choi. Sonreía, y tenía una de sus manos extendidas hacia adelante, en dicha mano sostenía una manzana, la cual no sobreviviría mucho si el caballo negro no dejaba de devorarla.

-Es un animal hermoso…-. Dijo sacándolo de su ensimismamiento.

-Lo es.- Concordó él y se acercó hasta llegar a donde estaba Minho.

Se sentó a su lado, recargando su espalda en el tronco del gran árbol. Casi inmediatamente después de terminar la manzana, Pegaso se echó en el césped, al lado de Choi, y de forma fortuita dejo caer su cabeza en su regazo. El comenzó a acariciarle las orejas.

Lee los miro a ambos con los ojos abiertos de par en par.

El animal no se comportaba de tal manera con nadie que no fuese el, incluso a sus cuidadores les costaba controlarlo. Changsun pasó toda su vida intentando ganárselo, pero no logro más que hacer que emitiera sonidos extraños en señal de descontento.

-¿Es tuyo?-. Lanzo la pregunta sin despegar la vista del caballo.

Taemin suspiro sin terminar de salir de su desconcierto. Llevo una de sus manos a las orejas de su fiel compañero, como siempre lo llamo, y sus dedos rozaron los de Choi, y los aparto naturalmente, como si el contacto no le hubiese causado estragos en su pecho.

-Al parecer eres muy fácil, Pegaso. Una manzana y te vuelves el más manso. Me decepcionas, esperaba más de ti.- Le reprocho al animal como si este pudiese entenderle cada una de sus palabras.

Choi negó risueño, al parecer dar respuestas concretas no era la actividad favorita de Lee.

-Tomare eso como un sí.

-¿Te encanta fugarte, no?

-Se me ha hecho costumbre, pero creo que hoy vale la pena después de todo.-Respondió sabiendo que la pregunta no estaba dirigida a él. Le miro.

-¿Puedo saber por qué?

-Me intrigas, Taemin. Es un buen día como para quedarse rodeado de las grandes paredes de casa.-Miente con simpleza.

-Lo mismo creo.- Se perdió en lo profundo de sus ojos, encontrándose con un brillo un tanto peculiar, que le recordaba a algo, pero no pudo descifrar que.

Minho siguió dejando caricias en las orejas del animal, que según pudo escuchar de Lee, llevaba por nombre Pegaso, hasta que este se levantó de golpe sobre sus cuatro patas, y vio a Taemin hacer lo mismo.

Se acercó al equino y le acaricio el lomo. Se concentró tanto en eso, que solo se percató de que Choi hacia lo mismo cuando sus manos chocaron. Se miraron unos tantos minutos, minutos que creyeron segundos cuando Pegaso comenzó a empujar a Choi con su cabeza, golpeándolo levemente en el hombro. Taemin soltó una risilla por lo bajo al ver como intentaba fallidamente sacárselo de encima.

-¿Podrías…?-. Más que pregunta sonó como suplica.

-Quiere que lo monte.- Informo.

-¿Cómo hago que deje de hacer eso?-. Comenzó a reírse de sí mismo por lo tonto que debía estarse viendo.

-Fácil: Montándolo. No se detendrá hasta que lo haga, Minho. Es muy persistente y caprichoso.

-Entonces creo que no tengo salida.-Admitió su derrota.

Lee observo con atención como Choi monto con extrema facilidad al animal, y este, como si fuese su dueño el que lo estuviese montando, le obedeció y siguió en todos su movimientos. Minho dio una vuelta a paso lento, luego aumento la velocidad y se perdió de su vista, dejándolo con la certeza de que estaban cerca por que escuchaba el sonido tan conocido del galopar de Pegaso.

Mientras les veía volver, se extrañó de sí mismo. Siempre fue muy posesivo cuando del animal se trataba, y nunca nadie logro montarlo y mucho menos domarlo además de él, y tampoco permitía que se le acercasen mucho, pues podía ponerse agresivo. Así era Pegaso, todo un rebelde.

Después de un rato cayo en cuenta de que daban vueltas a su alrededor. ¿Por qué Pegaso había aceptado tan bien a Choi?, fue la única pregunta que logro formular en su mente, pero cuando por fin se detuvieron y Minho se bajó del caballo, y se quedó perdido en los largos cabellos que salían de su coleta, en la sonrisa que tenía dibujada en su rostro al esquivar al equino, que al parecer no deseaba que el paseo terminase aun; una única pregunta le hizo hormiguear la punta de la lengua. Una que respondería la primera.

Pensó en Pegaso, luego sonrió, Choi le miro, y por fin pregunto:

-¿Si alguna vez tuviese la oportunidad de escapar, de irse lejos, volvería alguna vez a un lugar al que no quiere?

Minho se extrañó, pero solo se limitó a responder y no a preguntar de vuelta:

-Quizá, no lo sé. Algunos tienen motivos para irse, otros para quedarse, y algunos para volver. Si yo tuviera motivos, entonces volvería.-No quito la vista del caballo en ningún momento al responder, y logro tranquilizarlo rascando en la parte de atrás de su oreja.

Taemin sonrió para sí mismo y alzo solo un poco su vista al cielo. Ya no tenía dudas de por qué a Pegaso le hubo agradado tanto ese desconocido para él.

Pegaso siempre fue un travieso, pero además, tenía un carácter férreo, uno que solo Taemin sabia como cambiarlo a uno tranquilo. Tenía la fuerza y resistencia para escapársele a muchos hombres a la vez sin problema, y lo hacía cada que podía. Por más que lo buscaran no daban con él, hasta que el mismo aparecía, como si nada, sin un mínimo rasguño. Nunca le gustaron las ataduras ni el encierro, pero a Lee no le quedaba de otra porque si no tendría quejas de las casa vecinas por las jugarretas del animal.

Cuando lo montaba, y estaban lo suficientemente alejados, él le quitaba la silla y volvía a montarlo. Si, era peligroso, pero odiaba tener que controlarlo siempre, y si lo hacia así, podía dejar que tomara el rumbo que le apeteciese.

Más de una vez tuvo la duda de por qué siempre volvía. Podía escapar, ser libre y no estar encerrado en las caballerizas todo el tiempo. Cuando su duda fue resuelta, fue un día como otro en el que Pegaso hubo escapado. Él estaba echado en el césped, cerca del puente, casi a orillas del lago, esa fue la primera vez que salio de casa sin consentimiento de nadie, tenía catorce años, y también fue la primera vez, desde que el equino comenzó a fugarse, y que en vez de volver al castillo, se apareció ahí, justo donde él estaba. Las fugas de ambos que le siguieron a esa, se repetía lo mismo, pero fue hasta el día en que él estaba en casa de Changsun, al otro lado del pueblo, y Pegaso tenía un día de haberse escapado, cuando se apareció allí, que por fin sus dudas desaparecieron.

Pegaso tenía un motivo para volver.

Él era el motivo por el que siempre volvía.

Tal vez fuese porque Choi pensaba así fuese el motivo por el cual no lo rechazo.

Tal vez ellos se parecían.

Tal vez era cierto, tal vez no.

Y él quería saberlo.

Un pequeño empujón en su hombro le hizo salir de su segundo ensimismamiento en el día.

El caballo hacia lo mismo con los dos, un empujón en el hombro de Lee y otro en el de Choi, aquí y allá, haciéndole saber exactamente lo que quería, pero al parecer Minho no terminaba de comprender.

Taemin rio.

-Quiere que subamos. Que lo montemos ambos.-Informo sin dejar de reír bajo.

-Entonces eso haremos.

Lee se sorprendió cuando su mano fue tomada por el otro, que luego subió a la silla, y lo miro desde arriba como diciéndole que le imitara. Plasmo, por quizá enésima vez, una sonrisa en sus labios y subió, con ayuda de Choi.

Con toda naturalidad, se sostuvo de su cintura, y el más alto hizo al caballo avanzar.

Minho miro, de soslayo por encima de su hombro, el rostro de Lee, quien estaba risueño. Al parecer era algo muy común en él.

Cuando llego antes de la hora acordada al lugar, lo único que planeo era adelantar su lectura. Pero afirmativamente, que un caballo llegase a robarle su manzana, y después llegase su dueño, tener que montar al caballo, y luego tener que montarlo con su dueño, que consideraba en extremo intrigante, todo eso era mejor que leer un libro por obligación, y no por placer.

Al sentarse Taemin a su lado debajo de aquel árbol, creyó haber diferenciado, entre la fragancia de los pinos y el fresco aroma del césped, un olor a fresas proveniente de él. Pero en cuanto lo tuvo más cerca, noto que solo fue producto de su imaginación.

Lee olía a vainilla, y a fresas…también a naranja…y si recordaba bien, también a caramelo.

Sin embargo, no era cierto, Taemin no desprendía ningún olor. Pero si era cierto, que tenía algo…algo que hacía que Minho quisiese conocerlo más a fondo.

Tal vez fuese esa combinación de aromas que desprendía.

Tal vez fuese su personalidad risueña.

Tal vez fuesen sus preguntas, tal vez fuese su confianza.

Tal vez no eran ningunas de esas razones o tal vez sí.

Y quería saberlo.

Luego de seguir en línea recta a una velocidad muy alta, y después de haber dejado atrás muchos árboles, Minho hizo que Pegaso fuese hacia la derecha, y que por ahí siguiese en línea recta, esta vez a una velocidad muy baja.  

Los pinos quedaron atrás, y ahora el crujido del césped al ser aplastado se pudo escuchar mejor. Se detuvieron poco antes de las orillas del lago, muy cerca del puente para cruzar al otro lado. Ya nadie se acercaba ahí, desde que el conflicto entre las dos familias surgió, la zona estaba casi desierta, por lo que no tuvieron que preocuparse por que nadie estuviese cerca.

Miraran al cielo, y pudieron ver como la luna apenas comenzaba a dejar ver mientras el cielo mantenía su tono celeste. Había una que otra nube por ahí, teñida de lila, naranja y rosa. Si bajaban su vista, podían ver en el horizonte como ya del sol no se veía casi nada, y los últimos rayos iluminaban el paisaje.

Taemin poso su vista en Choi, y sonrió más aun al ver el aspecto que este traía. Su coleta solo recogía las puntas de uno que otro mechón, tenía el cabello revuelto, su camisa comenzaba a salirse por los bordes de su pantalón, y sus mangas se habían desdoblado.

Lee se puso detrás de Minho y termino de soltar su coleta, para luego volver a recoger sus rizados cabellos. Soltó otra de sus risillas por lo bajo y al tenerlo de frente, le señalo de pies a cabeza, y Choi, cuando vio su estado tan desastroso, se apresuró a unirse a sus carcajadas y a mejorar su aspecto.

Lo último que le apetecía era entrar en un torbellino de preguntas nada más entrar al castillo.

Al terminar a arreglar sus ropas, miró fijamente a Lee, quien a diferencia de él, tenía todas sus prendas bien puestas, pero algunos mechones de su cabello castaño estaban levantados.

-Sí que es rápido.- Se refirió a Pegaso y comenzó a peinar con sus dedos a Lee.

No añadió nada y prefirió estarse callado. No paso mucho cuando decidieron volver a sus respectivos “hogares”, se hacía de noche y no tenían nada que les alumbrara el camino.

Taemin llamo al caballo, pero este tenía la vista fija en Choi. Le halo un poco de la montura y ni se inmuto.

-¿Pegaso, es esto traición?-. Arqueo una ceja.- ¡Te daré una manzana cuando estemos en el castillo!-. Prometió y el animal rápidamente se dio vuelta para empezar a encaminarse al bosque.-Solo entiendes lo que te conviene, ¿eh?

Minho se carcajeo por la actitud del más bajo mientras caminaba al puente, y cuando lo tuvo en frente, se giró y vio ahí, a punto de perderse entre los pinos, a Lee, que lo miraba con una de sus sonrisas a las que en poco tiempo ya se había acostumbrado.

Devolvió el gesto y alzo tres de sus dedos, y luego señalo con el índice al interior del bosque.

-¡Lo veo entonces, pero después de caer la noche!

-¡Esta bien. Por favor, recoge el libro por mí, lo olvide!

Taemin asintió e hizo que Pegaso caminase, volverían a encontrarse en dos días en el mismo lugar. Despues de todo, Minho tenía razón, había valido la pena.

En definitiva, quería descubrir lo que significaba ese brillo en el fondo de sus ojos, sin importar las razones de las que carecía.

En definitiva, quería descubrir el origen de ese olor, y el deseo inexplicable por ver más allá de sus sonrisas.




 




Explico el titulo: "El perfume del alma " por el libro "El perfume", si explico el por que, confundo mas. Igual se sabe a que se refiere, lo del brillo se explica en el capitulo cuatro. ¿Por que el hilo rojo del destino? Probablemente todos ya hemos escuchado del hilo rojo que une a los que están destinados a encontrarse. Y no, no explique el titulo del capitulo anterior, eso lo dejo para el final, yo se por que lo hago ;D
Y si, el nombre del fic si tiene que ver.

Si alguna vez mi escrito hace creer que hay un misterio, pues no, lo que pasa es lo que es, así que no hay nada mas ;D
Algún HORROR en la ortografía, confusión de palabras de mi parte, escribir cabello en vez de caballo, o Teamin en vez de Taemin, consecuencias de escribir demasiado rápido -y porque me da pereza leerlo todo de nuevo-, espero lo perdonen.

El siguiente promete ser...un poco diferente.
Nos leemos~
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Mensaje por Taeminiie Sáb Jul 13, 2013 9:14 pm

O mi Dios, dejame decirte, que admiro tu forma de escribir... enserio la forma en la que expresas esta historia (que te enreda desde que lees su primer renglón ) es tan impresionante, que fuiste capaz de cambiar mi estado de humor en un dos por tres :D
te agradezco que compartas esto con nosotros, y espero con ansias el siguiente capitulo.
Saludos ;) :HELLO: 
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Mensaje por Sou-Tan Mar Jul 23, 2013 2:05 pm

Taeminnie: ¿Oh, en serio? Me alegra que te guste y que tengas esa sensación al leerlo. ¡Besos y saludos!


Capitulo 3-. Desapercibido.


¿Opening? Instrumental:

~*8 de Marzo de 1634. Inglaterra*~


Como si quisiera advertirle, la brisa fresca del medio día se coló por la ventana y le acaricio el rostro al menor de los Lee. Su maestro recién había salido de la habitación donde recibía sus clases, y se dispuso a echarle una hojeada al libro que dos días atrás, Choi dejo bajo un árbol en el centro del bosque.

Puso un codo en la mesa frente a él y apoyo su mentón en la palma de su mano, frunció los labios e intento leer el título. Acción totalmente imposible, estaba todo borrado, como si alguien hubiese intentado arrancar las letras con sus uñas.

Se entretuvo mirando un rato la portada, estaba desgastada y no tenía por ningún lugar el nombre del autor, ni siquiera en el lomo, o en la parte de atrás, solo pudo saber que estaba forrado de cuero. Paso la yema de sus dedos sintiendo la textura lisa, sus pensamientos eran confusos, buscaba algo en que pensar, e intentaba a la vez evitar ese tema que siempre le hacía pensar demás, y que lo llevaba al tema en el que siempre pensaba.

Detuvo su labor al escuchar el canto de un pájaro, miro ahí a la ventana y lo vio posado en el marco de esta, que era unas dos veces más grande que la de su habitación. Era un ruiseñor.

Desistió de sus propósitos de leer el libro y fue a la ventana. El ruiseñor salió volando al árbol más cercano, pero eso no evito que al verlo, sus ojos se iluminaran. Por más que quiso centrarse en el follaje de los árboles que se veían, no tardo en girarse a ver al interior de aquella gran habitación.

Miro el escritorio de su maestro, miro los libros en una pequeña estantería de madera, miro el gran globo terráqueo al lado de esta, miro la silla detrás del escritorio, vacía, destinada a una persona que estaba ahí solo por obligación, al igual que él, pero de una manera diferente.

Dejo que sus dedos acariciaran las paredes de ladrillo, y entonces el tema que había logrado olvidar llego a él, sin deprimirlo, estaba lo suficientemente acostumbrado a eso. Solo le producía una pequeña tristeza, muy diminuta, pero amarga. Era un ciclo sin fin, lograba olvidarlo, lo recordaba unos días después, y luego volvía a olvidarlo.

Resoplo ampliando su sonrisa, y se sentó en el marco de la ventana, desde ahí podía ver el bosque entero, y una pequeña fracción del lago, también se veía el viejo puente, y si desviaba su vista a la derecha y la forzaba, podía observar del otro lado del lago, mucho más alejado que el puente, un lugar donde había otro bosque, pero ese no era de pinos, y había una pequeña construcción con techo en forma de cúpula, sostenido por pilares blancos, era pequeño, y estaba exactamente a la orilla del rio.

Quería poder sacar a Pegaso de las caballerizas, quitarle la silla y atravesar el bosque cabalgando, ir más allá, cruzar el puente, ir a ese pequeño lugar, luego seguir el camino, lejos, muy lejos, conocer que había incluso después del horizonte, del lugar donde se escondía el sol. No importaba a donde, el solo quería irse de ahí.

¿Qué era lo que tanto quería olvidar entonces? Estaba solo.

No por falta de compañía, sino por falta de compresión. Estaba su madre, y ella en realidad no contaba como alguien tan siquiera, jamás lo quiso, y estallaría en carcajadas si le hablara de sus ideas alocadas. Su padre le gritaría que en vez de pensar sandeces se concentrara en sus estudios.

Por otro lado, estaban Key, Jonghyun y Changsun. El primero conocía su pensar, y de alguna forma deseaba también eso, pero para el eran solo sueños obsoletos, sin sentido, decía entender su posición, pero en realidad no lo hacía. El segundo tampoco desconocía de sus ideas, sin embargo él estaba bien con esa vida de ellos, en donde solo debían respirar y asentir a las órdenes con una sonrisa. El tercero más que conocer sus deseos, los compartía, más no comprendía, el jamás haría algo para cumplir eso.

Y el sí, pero no lo hacía, porque, ¿Qué podía esperar del mundo allá fuera?, pensaba.

Estuvo a punto de caer al dar un respingo, pero por suerte pudo sostenerse de las paredes y el marco de la ventana. La puerta se abrió, y el chirrido que produjo al abrirse no solo lo saco de sus pensamientos repetidos, sino que además le hizo exaltarse y entrar en estado de alerta.

¿De qué quería advertirle la brisa que se coló por la ventana? De eso.

Su madre estaba ahí, parada con el entrecejo fruncido, pero por más que lo intentara no lograba verse del todo molesta. La mujer señalo a la ventana, y el miro como el sol comenzaba a ocultarse. Era tarde y se metió tanto en sus pensamientos que olvido que debía ir a prepararse para salir.

-Perdón, madre. No me di cuenta, voy ahora mismo.-Pidió disculpas, así como le enseñaron en clase de etiqueta, con una leve inclinación de cabeza.

Taeyeong cambio su semblante a uno emocionado, y casi con violencia, tomo a Taemin del brazo y lo saco del lugar.

El intentaba seguirle el paso, pero era muy difícil, la mujer iba dando saltitos como toda una muchacha de pueblo al bailar, y aunque le animo un poco verla actuar de esa forma, sabia los motivos de su actuar, por lo que esa alegría no podía contagiarle.

Al bajar las escaleras y llegar a la segunda planta tuvo que sostenerse de los muros, porque le era imposible tomar el barandal, su mano izquierda estaba presa entre las manos de su madre.

Cuando estuvieron frente a una de las tantas puertas, supo que aún no podía respirar en paz. La mujer lo empujo dentro, y un montón de doncellas lo rodearon. Se perdió entre tanto parloteo de aquellas bocas, y solo logro entender que querían cuando señalaron con desespero la puerta del baño.

Se metió allí, y los minutos que estuvo dentro del agua, los únicos pensamientos que reinaron en su mente fueron los tantos proyectos que el grupo de mujeres tenían para él, como siempre.

Se carcajeo. Al menos el saber que Changsun siempre pasaba por lo mismo cuando se quedaba en el castillo le hacía sentirse mejor. Motivaba, y mucho.

Una luz golpeo sus ojos mientras miraba sus botas. Busco con sus ojos el origen del resplandor y vio por la ventana como el sol estaba terminando de ocultarse, y pintaba con sus últimos rayos la maravillosa escena del atardecer. Deseaba tanto que el tiempo se detuviese solo para poder apreciarlo toda la vida.

Choi dejó escapar una risilla impropia de él. Sin querer había pensado en Lee al ver la puesta de sol. Había pasado nada mas una noche y una tarde con el hacía dos días, y ya le había contagiado ese hábito tan suyo. Tan suyo como su olor.

La imagen de Taemin en su mente se vio desplazada cuando el sonido de una campanilla siendo agitada, avisándole que era hora de irse. Se levantó al escucharla, y se dirigió presuroso a las escaleras.

Al llegar abajo se encontró con una mujer de piel clara, de edad adulta pero de envidiable belleza, con una mirada intimidante, una peluca blanca con un peinado extravagante adornaba su cabeza, lucia gemas que combinaban con su belleza, y un vestido fino y elegante como ella misma.

Tan fría, tan distante ella siempre. Su madre.

Sin pronunciar palabra alguna, ella le ordeno haciendo un movimiento con su mano que fuera de una vez al carruaje. Orden que acato igualmente en silencio.

*********

Monumental, magnifico, esplendido. Adjetivos que se quedaban cortos al referirse al teatro. Esa noche de Marzo el prestigioso y amplio edificio, abrió sus puertas una vez más para recibir a la gente de alcurnia del pueblo y de lugares próximos a él.

Justo después que Changsun, Taemin bajo del carruaje. A pesar de siempre quejarse de la constante presencia, en varias situaciones le gustaba su compañía, como en esa, en las que no tenía que compartir carruaje con sus padres.

El menor camino al lado de su primo hacia la entrada, y juntos ignoraron el saludo de aquel hombre en el umbral. Taemin saco sus guantes blancos y se dispuso a meter allí sus manos, no quería ganarse uno de esos largos sermones.

-¿Los Kim vendrán?-. La pregunta de su primo le hizo mirarle.

-Sí. Pero Key dijo que mantendrá a Jong como si fuese su cachorro, no me tomo en serio cuando le dije que lo de aquella noche fue una mentirilla para callarle.-. Rieron bajo por ese comentario, su amigo sufriría un poco en manos de su hermano.- ¿Por lo preguntas si sabes que vendrán? Te lo dije en la mañana.

Cuando llegaron a las escaleras, Taemin siguió concentrado en sus guates. Odiaba usarlos.

-Por nada.-Suspiro-. Me preocupa algo…-. Solto de pronto.

-¿Puedo saber qué?

-Me preocupa la rea-. Changsun callo cuando Taemin casi cae al tropezar con un escalón, y trago pesado al ver la persona a quien choco.

-Disculpe usted es q-. El menor de los Lee cayo y contuvo una sonrisa el ver a Choi frente a él. Cambió su semblante por uno enojado y bufo.- Vaya, y yo que pensaba que en lugares como este no admitían animales, Minho.-Ironizo mirando al techo y golpeando al aire con sus manos abiertas.

Minho reprimió una carcajada.

-Pues yo comienzo a pensar que se ha convertido en una granja el día de hoy, Taemin.- Hizo énfasis en su nombre.

El aludido siguió su camino, y de detuvo al golpear el hombro de Choi con el propio, ante la confundida y atenta mirada de Changsun.

-¿Aun no me odia?-. Susurro.

-Después de todo no soy yo quien parece animal, eres tan terco como una mula, Tae.- Decidió hacer como él y darle vueltas a asunto, pero al final termino respondiendo.- No te odio.

-Retiro mis antiguas palabras. ¡Es usted un aburrido!-. Susurro más fuerte y le dedico una mirada de odio por sobre su hombro, encontrándose con que el otro hacia lo mismo, no pudiendo evitar reír antes de seguir sus caminos.

Choi termino de subir las escaleras, Taemin continuo bajándolas hasta llegar a los asientos del medio, donde se veía y escuchaba todo con claridad. El menor de los Lee llamo a su primo, quien un tanto ido fue hacia donde él estaba.

-¿Qué ha sido eso, Minnie, y por qué parecían conocerse?-. Cuestiono en susurro mientras tomaban asiento.

-Tranquilízate, y si pareció que nos conocemos de antes, es porque así es.-Respondió rápido y tranquilo. Podía confiar en Changsun, y el mayor no le reprocharía nada.-¡Jong, al fin te veo!-. Exclamo cuando el mayor de los Kim se acercó a ellos.

Un largo suspiro de cansancio por parte del nombrado, y a los dos Lee les basto para saber el motivo de su decaído semblante.

-¿Dónde está tú verdugo?-. Hablo el mayor de los tres.

-Charlando con Amber, dijo que en un rato venia. Espero que sea el rato más largo y lento, solo quiero que me deje de sofocar un momento.- Diciendo las últimas palabras sollozo haciendo reír a los Lee.-Taemin, la próxima vez que quieras deshacerte de mí hostigante hermano, solo dile que viste a Jessica por ahí.

-¿Y prescindir de tus lamentos y sus ataques de ira? Ni hablar.- Negó.

Entre risas y burlas hacia Jonghyun, llego Key, teniendo todos que callarse, y Taemin, en un acto misericordioso poco visto en el hacia esos asuntos, intento volver a interceder por el Kim mayor, ganándose la rendición del blondo menor, no sin antes obtener un par de regaños y cortos sermones sobre la honestidad.

Guardaron silencio al empezar el acto, subió el telón y los actores entraron a escena, para llevar a la vida la historia de “Romeo and Juliette”.

Durante el tiempo que duro la obra, los espectadores estuvieron atentos a los sucesos, mientras que Taemin no brindo ni un gramo de su atención a ellos. Solo había ido allí por obligación, y la realidad era que no le interesaba el espectáculo. Entre los intervalos de tiempo para cambiar de escena, intento mantener una corta conversación con los demás, pero estos estaban muy interesados comentando de lo que acababan de ver.

Jugo con sus guantes un rato, para luego quitárselos debido a que sus manos sudaban. Un tema se le vino a la mente, uno que la mayoría de las personas considerarían trivial y sin importancia, y que para él era relevante y lo tenía preocupado. Le dio vueltas al asunto, y lo único que pudo apreciar de la obra fueron tres personas tumbadas en el suelo mientras el telón bajaba.

Rapidamente se oyeron los murmullos de los presentes, comentando sobre lo bueno y malo de la obra. Taemin pensó que el final pudo haber sido un tanto cruel y trágico cuando noto que varias damas secaban con pañuelos sus lágrimas.

Los comentarios de quienes estaban cerca de el tampoco se hicieron esperar, pero decidió no formar parte que aquella discusión en la que lo único que podía decir eran los nombres de los protagonistas.  

Taemin agradeció cuando Jinki, el hermano menor de Changsun, se acercó a ellos, así todos solo callaron y saludaron al recién llegado.

-Creí que llegarías en dos días de tu viaje a Londres.- Comento Changsun.

-Ya no era necesaria mi presencia. Ademas…-. Se sento al lado de su hermano.-, voy a casarme.

Todos dirigieron su mirada a Jinki. Cierto era que estaba en edad de casarse, pero ni siquiera el mayor de todo se había desposado.

-¿Es por voluntad propia, cierto?-. Cuestiono Changsun en tono serio.

Jinki solo asintió, y el mayor de todos sonrió ampliamente.

-¿Luna?-. Taemin pregunto sonriente y emocionado. Aquella chica era agradable, agraciada y dulce, asi como su primo.-¡Kya!-. Se abalanzo sobre el mayor y le dio un muy efusivo abrazo cuando este asintió en señal de respuesta.

Taemin, además de elocuente, ocurrente y preguntón, era muy afectivo, aunque solo lo mostrase con personas muy cercanas, siendo Jinki y Changsun los únicos a los cuales consideraba lo suficientemente allegados para brindarles un poco de cariño.
Si de algo estaba seguro, era que Jinki quería a aquella mujer, mucho.

-¿Eso significa que me quedare solo en casa?-. Pregunto con un puchero muy exagerado para todos, quienes solo sonrieron.

-Sí, y serás un anciano cascarrabias que nunca se casara.-. Jinki rodo los ojos.- Si no te acercas a Hyuna, no pretendas que su familia o ella te acepten.-Le reprocho al mayor.

Changsun solo mantuvo su cabeza gacha, sabiendo que su hermano menor tenía toda razón, pero alegrándose cuando el menor de los Lee puso una mano en su hombro, haciendo que sonriera y levantara el rostro.

-Jonnie, no te quedaras solo.-Intento tranquilizarle-. Tienes a Pancho Filomeno.

-No. ¡Tengo al peor primo del mundo!...-Taemin después de eso alcanzo a oír un par de quejas más, pero no le importo.

Unos pocos espectadores comenzaban a marcharse, la gran mayoría decidió quedarse para la fiesta que se daría en uno de los salones del teatro, donde estarían presentes los actores.

Mientras todos hacían preguntas y felicitaban a Jinki, Taemin restó importancia a la plática, e inconscientemente aquel tema –no el de la soledad y sus pensamientos libertinos. Ese ya estaba superado por ese día- llego a su mente, y su vista se paseó por los asientos, algunos peinados extravagantes, y por los palcos, dando justo en donde se encontraban sus padres y el motivo por el cual su madre estaba tan feliz de ir allí. La mujer, disimuladamente y cubriéndose con su abanico, le susurro que subiese, y el, sin necesidad de escucharla, supo lo que había ordenado.

Tomo sus guantes que había guardado en su bolsillo, y se levantó de su asiento, para luego casi pasar por encima de sus dos primos, y comenzó a subir –con desgane y pereza- las escaleras.

Peleando con sus guantes, cruzo a la izquierda para llegar a otras escaleras que lo llevarían al segundo piso de cuatro.

Por otro lado, con Minho no fue muy diferente. Toda la obra estuvo distraído mirando al techo, pensando en mil y un cosas, entre ellas los libros. Aunque fuese un hombre de letras y la literatura se le antojaba magnifica, prefería omitir el romanticismo cuando leía, y  ver una obra que giraba en torno al amor no estaba en sus planes.

Varias veces, su vista se desvió a donde Lee se encontraba. ¿Animal? El hombre de verdad era un poco original, y a su parecer un poco excéntrico. ¿Quién se emociona por que otro lo odie? Solo Lee, de eso estaba seguro.

Tuvo que presenciar uno de los tantos monólogos de su padre despotricando en contra del apellido Lee, de sus antepasados y de cualquiera que llevara su sangre y portara su apellido. Al parecer su idea de cubrirle los ojos antes de que viese a So Man no era tan mala después de todo.

Su hermano, como toda una marioneta, asintiendo y agregando una que otra cosa, y el, solo pretendía mirar al escenario, cuando solo estaba mirando al barandal. Odiaba ser participe en esas conversaciones obsoletas.

-Me quedare un rato más. Buscare a Changmin.-Mintió cuando sus padres y hermano estaban a punto de abandonar el palco para ir a la fiesta en el salón. Solo quería disfrutar un momento de la paz que le propinaba la soledad.

Corrió las cortinas, si Taemin no estaba abajo, entonces ya se había ido a la fiesta, y tampoco tenía nada más que ver. Además, no se sentía cómodo del todo. Lugares con muchas personas reunidas, le producía jaqueca el solo pensarlo.

Mientras, Taemin estuvo tan preocupado nuevamente en ponerse sus guantes, que ya ni recordaba a que palco debía dirigirse, lo único que recordaba era que debía ir al cuarto piso.

Sudando un poco en el proceso, subió las escaleras con lentitud, intentando atrasar tanto como le fuese posible aquel encuentro lleno de falsedades y que había vivido ya muchas veces como para no estar harto de él. Al llegar a la cuarta plantan por fin, medito unos minutos y no consiguió recordar.

Y una única solución fue todo lo que pudo idear para terminar de una buena vez aquello.

Minho suspiro y se levantó de su asiento, no ganaba nada quedándose ahí, y si se quedaba mucho tiempo, lo único que ganaría seria regaños, y prefería evitar eso. Acomodando uno de sus rizos tras su oreja, se dirigió a la puerta, pero grande fue su sorpresa al chocar alguien contra él, alguien que aún no entraba completamente en el palco.

Taemin no tuvo más remedio que abrir cada palco en busca de su familia, y si se equivocaba en el intento, ya tenía un par de “lo siento” en la punta de la lengua.

Ya habia dejado atrás varios palcos y regalado muchos “lo siento”, y al asomarse por una de las tantas puertas, choco con alguien que al parecer ya iba de salida.

-Minho.-. Escucho la voz de Changmin llamarle.

Lee alzo su vista, y si, así era, Choi justo frente a sus ojos. Al parecer tropezarse ya se les estaba haciendo costumbre.

Minho tomo el brazo de Taemin y lo halo hacia adentro. No debían verlos juntos, y si lo hacían sería un problema.

-Minho.- El mayor volvió a llamarlo, esta vez tocando la puerta.

El aludido se apresuró a empujar a puerta, conociendo al mayor, no tardaría en intentar abrirla. Lo que no estaba en sus planes, era que al hacer entrar a Taemin, lo había halado hacia él. Estaba tan cerca, que ese olor le inundo los pulmones y por poco le flaquean las piernas.

-Taemin…-. Suspiro su nombre mientras hacía más presión en la puerta para no caer.

Instintivamente, Taemin cerro sus ojos cuando Choi lo pego a su pecho, como si quisiese protegerlo de un peligro inexistente.

-Min, ¿Qué haces? Déjame pasar, o sal de una vez.-La voz de Changmin insistiendo le devolvió un tanto la conciencia que ese olor se estaba llevando poco a poco.

-Max, espérame allá, no te preocupes.

-¿Qué haces que no me dejas pasar?

-Max, solo espérame allá.

-Estas muy raro, Choi.- Dijo el mayor mientras desistía y se encaminaba al salón.

-Siento eso…-. Minho se disculpó separándose.

El mayor miro fijo a Lee, no pudiendo evitar sonreír ambos.

-¿Y qué haces aquí?

Taemin negó con fastidio.

-Buscando a mi madre, pero he olvidado donde se encontraba.

Minho soltó una risilla por lo bajo, eso también se le estaba haciendo costumbre, siendo el culpable de eso la personas frente a él, quien estaba un poco despeinado, dándole aires infantiles. Y ese semblante de confusión no ayudaba a que eso disminuyera.

-¿Qué es tan gracioso?

Choi negó y con las yemas de sus dedos peino el cabello del flequillo de Lee.

-Si no me equivoco, tu madre se encuentra a unos dos palcos de aquí.

-En ese caso comenzare a creer en la suerte. Si mi padre ha visto al suyo, me he perdido el discurso completo de insultos y blasfemias a los Choi.

-Yo no he tenido tanta como tu.- Dijo abandonando el cabello castaño.

-¿De qué trata el libro?-. Pregunto de repente Lee.

Minho vacilo unos segundos. Si dijo el libro, entonces se refería a aquel que dejo bajo el árbol.

-¿No hubiese sido mejor leerlo?

-Mi intento de hoy fue fallido.

-Es El Quijote.

-Todo un personaje…-. Dijo más para sí mismo.

-Eso me recuerda a alguien…

El silencio se hizo presente, uno un tanto incomodo dadas las situaciones. Taemin miro tras de sí a la puerta, y resoplo resignado. Debía irse, ya había tardado demasiado.

-Debo irme ya.- Inclino su cabeza y se dio vuelta para salir de allí, solo que eso no pudo ser, dado que un mano en su muñeca lo retuvo.

-Entonces…-. Dejo un beso en su mejilla, y a Taemin se le erizo la piel ante el suave contacto.-, hasta mañana.- Minho sonrió y soltó su muñeca.

Lee devolvió el gesto mostrando sus dientes en una tímida sonrisa acompañada por un leve color carmín en sus mejillas.

Luego de aquel encuentro inesperado, ambos jóvenes tomaron caminos separados, Minho al salón, y Taemin al palco donde estaban sus padres.

Aquello lo dejo de tan buen humor, que con gusto sonrió a las dos Young, madre e hija, y escucho todo lo que estas y su madre tenían para decir. En la fiesta saludo por cuenta propia a los amigos de la familia sin necesidad de una orden, y no le importo mucho que cuando volvían a casa estuviese lloviendo a cantaros.

Se mojó al salir disparado hacia el castillo, ignorando las intenciones de uno de los lacayos para cubrirle de la lluvia, después de todo sus ropas ya estaban mojadas, y quería despojarse de ellas. No le gustaba la humedad de su ropa.

Antes de irse a la cama, cuando se disponía a cerrar la ventana, el viento se coló por el gran espacio y sus holgadas ropas para dormir, ocasionando que un escalofrió recorriese su cuerpo, y que casi por inercia se abrazase a sí mismo para darse calor.

Miro al cielo, y aquel tema que no lo dejaba en paz, volvió a él una vez más ese día
.



El teatro en esa época (renacentista) aun no era así en Inglaterra. Solo lo puse así porque quedaría mejor.
El titulo "desapercibido" es por un sentimiento desapercibido. ¿Se nota que fue super improvisado? Me había olvidado por completo del titulo xD
Este fic debería tener -al menos- doce caps y una segunda temporada tal vez mas corta o mas larga, así como pesadillas de en sueño.
Gracias por leer~
Sou-Tan
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Mensaje por Taeminiie Dom Jul 28, 2013 7:28 pm

waaaaaaaaaaaaaaaaaaa me vas a dejar así sin más??!!!!
ese beso de minho *¬*
yyy otra vez logras levantarme el animo, Gracias infinitas!!!!!!!!!!!!
Kyaa! ame este cap, espero el siguiente! ;D
:HELLO: 
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Mensaje por Sou-Tan Jue Ago 29, 2013 11:54 pm

Nota: aquí se explica la otra parte del titulo del cap.2 Se habla abiertamente de ello. Me vi obligada a pasar rápido algunas fechas de forma insignificante solo para que no parezcan apresuradas las cosas. Lo siento, no me gusta el relleno. En el cap.5 se describirán mejor las emociones de los personajes, aun es pronto para describirlas bien.
Capitulo 4-. Los ojos: Los espejos de los sentimientos.
Opening (Instrumental):

Un lugar que aparecera mucho :D:


~*9 de Marzo de 1634. Inglaterra*~


 Taemin agito su mano y pocos segundos después la figura de Changsun se perdió de su vista.


Con el pronto matrimonio de Jinki, Joon debía comenzar a asumir más responsabilidades en los negocios de la familia, además de que el mayor deseaba pasar un poco más de tiempo con su hermano y  tendría que ayudar en los preparativos de todo.


Puede que para Taemin Changsun fuese un completo atolondrado, pero algo de inteligencia tendría que compartir con Jinki. Si no fuese así, entonces Joon jamás sería tan bueno en los negocios como lo era.


El menor de los Lee se hallaba sentado en el jardín trasero del castillo, con las piernas extendidas y un libro en su regazo. La paz del silencio llego a sus oídos y se le antojo perfecta.


Nostálgico se hecho hacia atrás, dejándose caer sobre el pasto verde, aun húmedo y fresco por el rocío. Cerró los ojos, sumido en ese simple recuerdo que creía ya olvidado, pero solo estaba guardado en algún lugar lejano de su memoria para cuando le fuese útil.


>Miraba al cielo, admirando la infinidad de luces, blancas y resplandecientes que eran las estrellas adornando el cielo. Era tan solo un niño, el travieso del castillo, de cabello castaño y rebelde, que siempre tenía las mejillas sonrojadas de tanto correr de aquí y allá. El mismo que acababa de escuchar una curiosa historia de la boca de su abuela.


“El hilo rojo del destino, el que une a las personas, familiares, amigos y al amor, el que nunca se rompe sin importar que.”


-Mira bien, Taeminnie, ¿Hay alguna que te guste más que las otras?-. Dijo la mujer señalando al cielo.


Ella soltó una risilla, la misma que el pequeño siempre dejaba escapar, cuando el niño abrió sus ojos hasta más no poder, y echo un vistazo a las estrellas.


-Todas son iguales.- Aseguro en con un puchero, a lo que la anciana solo le sonrió cándidamente.


-Fíjate bien.


Luego de un rato de enfocar su vista en el monto de estrellas, el pequeño ya había escogido una: Pequeña, casi invisible.


-Esa estrella, asegúrate de no olvidarla, ¿Si? Ese es tu hilo del destino.


-No entiendo, ¿Qué tiene que ver un hilo, el destino y una estrella?-. Cuestiono ladeando la cabeza.


-El hilo rojo es eso que nos une a otras personas, pero no necesariamente tiene que ser un hilo, a veces, hay otras cosas, como el sufrimiento, o el amor. En tu caso.- Lo sentó en su regazo.-, esa estrella representa amor.


-¿Qué es eso?, ¿Cómo se juega?


-El amor no se juega, se siente.


-¿Es un sentimiento?


-El amor…es mucho más que eso. Pero lo que yo te quiero decir, es que esa estrella es tu hilo del destino, lo que te une a la persona que amaras. ¿Recuerdas que todas te parecieron iguales en un principio? Pues eso sucede cuando estás enamorado. Todas las personas te parecen iguales, excepto una, una sola.


-¿Y cómo se supone que una estrella me dirá de quien estoy enamorado, le pregunto?-. La señalo y se disponía a levantarse para dirigirse a la estrella.


La anciana rio con ternura.


-No, solo, tu solo lo sabrás, Taemin. Puede que pase mucho, mucho tiempo antes de que lo sepas, pero solo tú puedes saberlo. <


Suspiro sonriendo triste, todo solo había sido otra de las historias que su abuela le había contado, que no fueron pocas, sino cientos de ellas, tal vez más. Se emocionaba en demasía con cada relato, y ahora, el único en el que pudo creer, era solo una más del montón.


Hacia una semana exactamente desde la última vez que diviso en el firmamento de la noche a aquella diminuta estrella, había estudiado astrología con anticipación, y conocía muy bien las constelaciones como para no estar seguro de que siempre estuvo. Después de más de diez años, eso no podía ser una mera ilusión.   


La mañana se fue, junto con sus peculiares pensamientos, luego vino el medio día, con sus clases y el tradicional almuerzo donde su madre comenzaba a hablar sobre las muchachas bonitas, el hermoso día, y alguno que otro rumor de pueblo. Su padre, por otro lado, informándole sobre cómo iba la producción en las tierras, los negocios extranjeros, y la política nacional. Mientras, el aparentaba estar atendiendo, cuando en realidad no entendía nada, asegurándose de captar unas pocas palabras para decir algo al respecto y parecer normal.


Porque todo estaba bien, porque realmente le parecían hermosas esas jóvenes con vestidos apretados, de sonrisas y modales ensayados a la perfección, que solo buscaban no quedarse solteras hasta la edad adulta. Porque que al parecer el hijo de los Woo tuviese una concubina era de su interés. Porque que la guerra de los treinta años estuviese igual que siempre era realmente interesante para un inglés que nada tenía que ver con ello, y porque que los cultivos diesen más frutos que otra veces era un motivo para estar feliz.


Porque todo estaba tan bien que tenía ganas de salir corriendo de ahí.


Dando paso a la noche, y una cena llena de quejas que no se molestó en escuchar ni aparento estar atento. No termino su comida, realmente su apetito era casi nulo, y subió, dando una disculpa fingida.


Ya no era de noche tarde, todo estaba oscuro, y solo unas cuantas farolas distribuidas por fuera y los candelabros en los corredores abiertos del castillo iluminaban a esa hora.


Escondió en su habitación una lámpara, y tomo su capa marrón, que tenía una serie de bordados en la parte interior. Ato la prenda y cubrió su cabeza, bajando por el árbol que estaba justo al lado de su balcón. No podía arriesgarse a ser visto a esas horas, los sirvientes siempre llegaban a conjeturas sin fundamento.


Desde ahí, debía salir por otra puerta lateral, atravesando un pequeño jardín , hasta llegar al gran muro cubierto por las enredaderas, donde estaba la gigantesca puerta, que casualmente había dejado abierta horas antes. Al salir, tuvo que rodear los muros, dando la vuelta hasta llegar al otro extremo del lugar, y por fin poder adentrarse en el bosque.


-¡¿Pero qué demonios?!-. Soltó tan pronto llego, viendo que, inesperadamente, Pegaso había llegado más temprano aunque el al encuentro con Choi.- ¡Tu!-. Apunto al animal, que se acercó a él de inmediato.- ¡Así que-. Su reclamo fue interrumpido por un golpe en su hombro, esta vez, Pegaso no quería que lo montaran.-Sabe cómo manipular, has estado pasando mucho tiempo con Kibum últimamente, ¿no es así?


Choi, que estaba sentado debajo del mismo árbol que los días anteriores, rio ante el comentario.


-No creo que sean tan parecidos, Pegaso no grita escandalosamente.- Bromeo Minho.


-Pero si es un terco empedernido.-. Argumento Lee.- ¿Hace cuánto está aquí?


-Antes que yo.


Antes de que el menor pudiese decir algo, el equino ya se estaba yendo.


-Ya que obtuvo lo que quería, no tiene nada que hacer aquí.- Taemin le miro confuso.- Se ha comido otra de mis manzanas.-Informo, palmeando el lugar a su lado.- Voy a empezar a creer que no le estas alimentando.


Taemin sonrió.


-¿No me odiara entonces por maltratar a un animal?-. Cuestiono burlón, sentándose a su lado.


Minho se encogió de hombros sin mirarle, sonriendo con la vista clavada en el cielo despejado, oscuro, brillante y enigmático de la noche, así como la sonrisa del menor. Choi señalo al firmamento.


-Es hermoso.- Comento-. ¿Por qué mejor no piensas en porque no me odias tu a mí?


Taemin sonrió momentáneamente, convirtiendo su expresión en una perdida, hundiéndose en los oscuros y profundos ojos de Minho, encontrando un brillo peculiar, conocido.


La estrella es tu hilo del destino, te une a la persona que amaras.


Y no le costó asimilarlo, no le costó deducirlo. De todas formas, fue algo que…de alguna manera estaba esperando.
Lee sonrió, tan dulce como el mismo, dejando embelesado al pelilargo des ojos grandes.


-A usted voy a odiarlo, cuando la luz de las estrellas se apague para siempre…-. Afirmo mirándolo a los ojos, antes de volver su vista al cielo.


~*18 de Marzo de 1634. Inglaterra*~


Taemin, Taemin, Taemin, Taemin. Minho resoplo al aire, cerrando el libro y dejándolo sobre su escritorio.


Estaba perdiendo la batalla, lo sabía. Lo que no sabía, era cuan peligroso o beneficioso podría ser.


Se estaba acostumbrando demasiado al menor de los Lee. Y el maldito solo sonreía, le hacia reír a él, y le demostraba cada vez, que siempre había algo nuevo que le gustase de él.


Los deseos inexplicables del caprichoso que se había vuelto su corazón. Eso no podía, no podía estar sucediendo. Aunque lo aceptase, aunque comprendiera de una vez que era real, que podía haberse enamorado tan rápido y tan fuertemente de alguien en cuya vida no tenía un lugar; no había forma de que eso fuese aceptado.


Tenía que hacerlo, convencerse de que si, el sentimiento estaba, y que el amor no eran solo patrañas, y de que seguiría así, siendo solo un sentimiento, que deseaba fuese efímero. Tan fugaz como un rayo.


Y todo era nuevo, nueva la torpeza en su hablar, nuevas las sensaciones, y nuevos los desvíos de su mente al tomar cualquier camino posible para llevarlo a pensar en solo una cosa, en solo alguien. En solo Lee Taemin.


Rodo haciendo de las sabanas un desastre, tirando sin intención las almohadas con encaje al suelo.


Escribir había sido su escape durante toda una corta vida como la suya, y en esos días no había podido pensar una y otra vez en lo mismo. El mismo tema rondando en su cabeza y acorralándolo cuando había logrado enfocarse en cualquier otro tema.


Estaba batallando consigo mismo, y buscando respuestas en un tema del cual aún estaba confuso e inseguro. Nunca necesito conocer sus sentimientos, y mucho menos, qué hacer con ellos.


No era la antigua Grecia, era el siglo XVII, donde un sentimiento de ese tipo era realmente una aberración. Y él ni si quiera sabía que pensar en general.


~*1 de Abril de 1634. Inglaterra*~


De nuevo, él estaba ahí, como siempre aguardando a su encuentro. Luego de mucho, Taemin había comenzado a llegar antes que él.


Sin embargo, Taemin…él no se veía como siempre. Se veía un tanto más pálido, su semblante serio pero apagado había cambiado a uno


Las palabras no dichas parecían flotar libres en el aire, y Taemin, por más que trataba de leerlas angustioso; triste de forma preocupante. Sus ojos estaban inyectados en sangre, sus labios carnosos, siempre rojos, se veían pálidos. Y la forma en que abrazaba sus piernas sin despegar la mirada del cielo le hacían ver como si buscase protección.


Y como si no fuese suficiente, una lagrima sin un sollozo, y su mandíbula apretada fuertemente, le aviso que ese era un llanto retenido.


Se acercó a él, sentándose a su lado, sobre el pasto verde. En silencio, sin preguntar, respetando su silencio, y tragándose las miles de palabras acumuladas en su cabeza. Realmente, Minho no era alguien bueno hablando.


Cierto era que él era nombre de letras, pero de letras sobre papel. La impotencia se acumulaba en su cuerpo cada vez más. ¿Qué podría preocuparle a ese diablillo sonriente y brillante para tenerlo de esa forma, tan devastado?


Las palabras no dichas flotaban en el aire, Taemin casi podía verlas, pero no podía leerlas. Otra lagrima escapo, y cerro sus ojos para contener a sus compañeras saladas. No podía ceder, no podía solo sucumbir, no siendo el. No siendo Taemin.


-¿Alguna vez…?-. Trago saliva- ¿Alguna vez se ha sentido vacío?-. Taemin rompió el silencio.


Minho vacilo.


-Por favor, se mas especifico.- Pidió en un hilo de voz.


-Como si algo hiciese falta.


-Trato de no pensar en ello lo más que puedo.


Lee intensifico agarre en sus piernas flexionadas y abrazadas a su pecho.


-¿Alguna vez se ha sentido como un objeto de simple uso social…inútil?-. En la última palabra estuvo a punto de ceder.


Las preguntas directas sobre temas demasiado dolorosos que jamás pensó estarían presentes en alguien de apariencia tan sonriente y feliz.


-Toda mi vida.


-¿Y solo, se ha sentido solo?


-Infinitas veces, Taemin.


Lee escondió su cabeza entre sus piernas, dejando otras pocas lagrimas fluir antes de tragarse las demás. La mano de Minho sobre su hombro fue puesta ahí en un fallido intento por levantarle el ánimo, y de cierta forma, agradeció eso.


-Pero, ¿Sabes? Es en estos momentos, en estas pocas horas en las que vengo aquí, y puedo disfrutar del aislamiento del mundo, y de ti; que me siento libre. Ahora mismo siento eso.


Taemin sonrió, lástima que él no era libre, no había liberado esos sentimientos por el mayor. Él no los conocía, y el que jamás fuese a conocerlos no le ayudaba en nada.


-No sé qué te aflige, y no quiero recordártelo preguntando-. Comenzó Choi-, pero jamás pensé que alguien como tu pudiese estar de esta forma.


-¿Alguien como yo?


-Tan feliz.


-¿En qué forma?


-En que siempre estas sonriente, Minnie…-. Suspiro. Quería abrazarle y hacerle sentir bien, pero realmente…realmente no sabía cómo.


-Una sonrisa no significa


-Una sonrisa no significa felicidad.-Culmino la frase-. Dijiste que no había llegado a leer nada del libro aquella vez-. Reprocho sonriente.


-Pero, en el Quijote no hay tal frase escrita. Realmente no recuerdo haberla leído, pero, supongo que inconscientemente leí eso antes de ser interrumpido.- Se excusó con la voz quebrada por el llanto que se volvía incontrolable.- De todas formas, ¿Por qué estaba eso escrito ahí?


-Yo lo escribí, era algo que utilice para uno de mis libros, en ese momento a penas lo comenzaba, y las ideas eran muchas como para dejarlas perder.- Se encogió de hombros.- Hey, ya, no es nada, deja de llorar…por favor.- Dijo con tono de súplica.


-Lamento molestarlo con tonterías, creo que ya es hora de irme.


Al escuchar eso, Minho supo que era mejor dejarlo así. Taemin siempre era el primero en llegar y el ultimo en querer irse. El realmente no estaba para hablar, pero de una u otra forma, se sintió inútil, no existía suficiente confianza entre los dos como para que le contara.


-Lo veo pronto, Minho.- Dijo el menor encaminándose a casa.


El tono en que pronuncio su nombre, y lo quebrado de su voz le daba un aire de despedida, y él no lo quería. Puede que Choi dudase, pero quería, realmente lo hacía, entender todo eso. Era ilógico y muy impulsivo, no obstante, era mejor que quedarse solo observando.


-¡Taemin!-. Grito y el nombrado se detuvo.- Solo…-. Respiro profundo.-Solo quiero que sepas que…-. Respiro de nuevo, tratando también de contener sus lágrimas. Era una sensación de impotencia inexplicable-…no importa que pase, ¿sabes que yo voy a estar aquí para ti, no?


Una pregunta a la nunca le hizo falta respuesta alguna, y que hizo sonreír vagamente a Lee. Sabía que Minho estaba teniendo una batalla interna consigo mismo y sus sentimientos, preocuparlo por nada no servía.



Después de todo, al parecer,  puede que el destino de verdad existía.








¡Gracias a Taeminnie por el rw!
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Mensaje por Taeminiie Dom Sep 01, 2013 4:55 pm

Vas a hacer que tooodo lo que vean mis ojos de ahora en adelante sea tu historia!!!!
Amoooo cada una de las situaciones que creasss! (algún día escribiré así :yupi: XD).
Se que es pronto, pero no aguanto al siguiente capitulo!! =*.*=.
yy por cierto, me destrozó el alma Tae llorando! =T^T=....
jaajajaj una vez más, gracias por tu maravillosa historia!
Saludos
Bye Bye~
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Mensaje por Sou-Tan Miér Sep 11, 2013 2:38 pm

Taeminnie: xDDD ¿Que dices, mujer? Tu escribes millones de veces mejor que yo *O* ¿viste? Por fin me pase por tu ficu. ¡Pues aquí esta la actu! 
PD: Taemin llorando rompiendo corazones desde el capitulo 4 de este fanfic e.e

Openin

g:



Capitulo 5-. Un camino diferente.
Dedicado a Taeminnie...




~*12 de Mayo de 1634. Inglaterra*~
Cuando se levantó anticipo ese entusiasmo en la sonrisa de su madre. Las emociones que rara vez mostraba salieron a flote, y el sintió un poco de las tima por ella.


La mujer corría de aquí para allá, mandoneando a las doncellas, y riñendo a los lacayos. Su expresión le mostró cuanta miseria había detrás de tanto maquillaje. Sin emociones, con todas sus expectativas de la vida, rotas e inexistentes; esa era aquella mujer. Y el ya no era capaz de compadecerse de ella.


Debían ser pasadas las tres de la tarde, y estaba sentado en la mesa de la cocina, justo en medio del ajetreo y desorden de mujeres afanadas en terminar la comida a tiempo. Pego un mordisco a la manzana en sus manos, y Pegaso se le vino a la mente de inmediato.


Sonrió. El caballo debería estar dándoles problemas a los trabajadores. Soltó una risilla, casi ahogándose con el trozo de fruta en su boca, con eso llamo la atención momentánea de una de las cocineras, la que estaba frente a una ventana. Cuando ella volvió la vista al frente, de un salto termino del otro lado de la gran habitación.
Las  carcajadas del menor de los Lee resonaron por toda la planta baja del castillo, y los gritos molestos y horrorizados de las cocineras les hicieron compañía.


Ahí estaba, Pegaso, metiendo –literalmente- las narices en la cocina, buscando algo que robarse para luego darse a la fuga. Lo peor del caso, era que esta era una situación muy común cada que había un evento en el castillo Lee.


Apresurados y agresivos, los pasos de su madre se detuvieron frente a la puerta de la cocina, y ella grito al igual que las demás mujeres allí.


-¡Lee Taemin saca a tu animal de aquí en este momento!-. Ordeno.


El solo salió de ahí con una sonrisa. Justo necesitaba eso, una excusa lo suficientemente buena para que a nadie le interesase su ausencia. Ellos habían acordado verse en la tarde y no caída la noche, y por su puesto era más difícil salir sin que nadie lo viese a esa hora.


Se levantó recibiendo unos cuantos regaños que le correspondían, no a él, sino al animal, y salió fuera para controlarle.


-Vamos, yo ya me comí todas las manzanas. Puedes robarle una a Minho.- Dijo al caballo una vez estuvo fuera, y con él a su lado se adentró en el bosque.


Era una tarde fresca, por lo que estar dentro era como un crimen ante lo que había fuera. Cuando llegaron el aún no estaba, pero pronto les estuvo haciendo compañía.


-La cocinera lleva un mes quejándose porque no sabe quién se come todas las manzanas.- Rió Minho dándole la fruta al animal.


-En el castillo pasa lo mismo.- Vio al más alto negar divertido.- Pero él me ayuda a comérmelas.- Añadió.


Entre sorprendido y divertido, el mayor rio. Y pensar que ese diablillo alegre era su más grande enemigo. ¡Qué va!


-¡Oye, no te vayas!-. Taemin grito a Pegaso.- Solo porque has conseguido lo que quieres no quiere decir que puedes irte.


La sonrisilla que esbozo el más alto al notar ese puchero no fue visible para Lee. Se suponía que irían donde terminaba el bosque, a las praderas. Los castillos de los Lee y los Choi, así como el de los Kim, estaban bastante apartados de la ciudad, y un poco apartados del pueblo en general, por lo que podían disfrutar aún más de espacio, naturaleza y tranquilidad.


Tranquilidad de no poder ser descubiertos tan fácilmente.


Caminaron un buen rato en silencio, dirigiéndose miradas furtivas de vez en cuando, y sonriéndose al corresponderlas. Sabían lo que sentían, y de una u otra forma, no llegaba a ser de ninguna forma incómodo.


Era una sensación acogedora…y destructora a la vez.


-Muy bien… ¿primero usted o prefiere que lo haga yo?-. Pregunto Lee, señalando a Pegaso.


-Hazlo primero tú, estoy un poco cansado para hacerlo.- Mintió.


-Y yo que quería que subiésemos juntos…-. Susurro Taemin haciendo berrinche.


Pensó en contestar eso, pero prefirió no incomodar y dejarlo así, solo en que el desordenaba su cabello, y el menor montaba solo.


Se sentó en el césped, con sus piernas cruzadas, viendo hipnotizado a Taemin.


Pronto las miradas fijas se le habían vuelto rutina, y se encontraba a sí mismo en esa situación, siendo un impulsivo. No tardó en darse cuenta que realmente sus sentimientos no se irían ni fácil ni difícilmente, y no quería que se fuesen, sentirse así después de todo era gratificante.


Al conocerlo un poco, el menor se le hizo único, pero ahora lo era más. Nunca fue de encariñarse con nadie, en su ser no existía amor familiar, ni recibido ni compartido, solo rastros de un niño que ignoraba los verdaderos sentimientos que todos tenían hacia él. Justo cuando pensó que resignarse a que demostraciones falsas de afecto y coqueteos por conveniencia era lo único que recibiría y estaba dispuesto a dar, llego a él por un pequeño desvío, por un pequeño impulso de rebeldía, que más que graves consecuencias, lo llevaron a dar con esa felicidad inexplicable, y esa calidez encontrada en pequeños roces accidentales: El amor.


Recordó ese día que por varias noches antes de ese, se burló de sí mismo, el Minho que no creía más que en su frialdad y libertinaje oculto detrás de asentimientos de cabeza y cumplimientos falsos de órdenes obsoletas.


Galopando, el viento acaricio el cabello del más bajo, haciendo que cerrase los ojos, dándole la imagen viva para la palabra ternura.


Le había mirado tan fijamente el rostro durante todo el rato, que no tomo en cuenta el momento en que Taemin  le quito la silla a Pegaso para montarlo así.


-¡Detente ahora!


El grito salió de su boca sin que pudiese controlarlo, y de alguna manera, ya se encontraba de pie, mirándolo preocupado. Demasiado peligroso, y mucho más para alguien como él. Como Taemin.


-¿Qué? No lo escucho.- Respondió el.


-¡Que te bajes en este mismo momento!


Un tanto ofuscado por sus repentinas palabras, el menor hizo que el equino se detuviese, y despreocupado bajo de el rápidamente.


Minho se acercó a él. ¡Dios!, no podía haberse imaginado su reacción si a él le sucedía algo por ese descuido.


-¿Pretendes morir?-. Pregunto alterado pero sin llegar a asustarle.


-¿De qué habla?-. Daleo la cabeza y frunció el ceño, confundido.


El pelilargo pudo haberse llamado un estúpido exagerado dada la manera tan fácil con la que su preocupación desapareció, pero no era más que un estúpido enamorado, reflexiono. Y ahí estaba el, la causa de los pequeños temblores apoderándose de su cuerpo, y de los suspiros resignados que se escapaban de vez en cuando; dándole la imagen más dulce que jamás había visto en su corta vida.


Lee vestía como de costumbre, siempre cómodo y sencillo como el mismo. Llevaba sus botas negras y pantalones de un color más claro, y esa camisa típica camisa blanca que caía por uno de sus hombros, mostrando más piel de la que él era capaz de soportar. Tenía la nariz arrugada y los ojos inundados en curiosidad, y sin darse cuenta él ya se había acercado tanto que ese maravillo olor que el más bajo desprendía estaba penetrando en sus pulmones, atontándolo e impidiéndole pensar con claridad.


-¿Minho?


¿Minho? El ya no recordaba ni cuál era su nombre. Porque Lee Taemin era lo único en su mente, que se había quedado ahí, permanentemente como un tatuaje. Dolía, dolía un poco porque los sentimientos debían ocultarse mejor que nada, y en ese momento su autocontrol se estaba yendo por la borda.


Travieso, un suspiro se escapó de la boca de Taemin al sentir los labios del alto gentilmente sobre su piel, dejando pequeños y casi inexistentes besos en su hombro, dejando huellas de saliva y subiendo por su cuello. La cálida respiración del otro sobre su piel y unos dedos enredándose con los suyos se le antojaron tan irreales en el instante en que su quijada fue atacada por los dientes del mayor, y tan irrelevantes cuando los esponjosos y rojos labios del otro se acoplaron a los suyos.


Se le estaba acabando el aire, quería preguntarle un millón de cosas y pedirle explicación, pero no, no quería perder eso porque lo necesitaba más que el oxígeno. O así se sentía.


Intensifico el agarre entre sus dedos, y con su mano libre busco desesperado sostenerse de él porque si no, sentía que las piernas no le serian lo suficientemente firmes para soportar ningún peso.


La timidez en el leve roce de sus lenguas y el lento movimiento de sus labios les dio a entender la inexperiencia de ambos.


Separaron sus bocas, calmando sus respiraciones en busca de aire, y aferrándose al otro en un abrazo en un acto de miedo. Miedo de decir algo, lo que fuese, y arruinara aquello, miedo de algo nuevo, algo que ninguno pensó sentir. Y miedo de un gran detalle que hacia las cosas más difíciles: Ser ambos hombres.


Aunque eso a Lee poco le importaba, eso había llegado y se sentía tan bien que no podía estar mal. No lo estaba, y si así lo era, pues bien, tampoco importaría.


Antes de que ninguno pudiese decir algo, el más bajo juntos sus labios de nuevo, en un beso más corto, más profundo y más tranquilo, tomando fuerte el cabello largo.


-No has luchado nada contra esto… ¿Cierto?-. Susurro Choi contra sus labios.


Taemin negó suavemente.- No fue necesario. Sería extraño que alguien no pudiese amarlo a usted.- Afirmo sincero, sonriendo dulcemente sin darse cuenta.


El tinte rojo en el rostro de Choi hizo que recibiera un pequeño beso en cada una de sus mejillas, y luego uno en sus labios cuando intento decir algo, que más que palabras, solo hubiesen sido balbuceos.


Sus manos viajaron nerviosas a la cintura contraria, Taemin tenía una contextura delgada y esbelta, no obstante la curva de su cintura no era muy notoria. Sin controlarse, coló su mano por debajo de la prenda, dejando su mano ahí, acariciando con su dedo pulgar, mientras sus rizos eran desordenados por los dedos del más bajo, y sus labios besados con dulzura.


Definitivamente, desde esa tarde entro en un laberinto sin salida llamado Lee Taemin.


******~**


Exagerado, muy pomposo y mucha gente, desagradable. Así definiría Taemin el ambiente de esa noche en su casa.


Saludo a una de las amigas de su madre sin siquiera molestarse en sonreír, y esta dijo un comentario acerca de lo guapo que se veía, y que cada vez lo estaba más. Un “gracias” demasiado fingido, y se perdió de la vista de aquella molesta presencia.


No era suficiente, necesitaba buscar un modo de volver a salir de ahí con alguna excusa creíble. Sonrientes y alegres, las personas movían sus cuerpos al son de la sublime melodía tocada por los músicos, y él se sentía morir. Solo tenía una cosa en mente, y era poder buscar aire fresco.


Rodeado, observado y acorralado, así se sentía entre esa multitud. Necesitaba deshacerse de esa sensación, o salir de ese lugar cuanto antes le fuese posible.


A aquella fiesta en Marzo le habían seguido unas dos más, siendo esa la tercera. Nunca habían tenido tantas, y sus nervios y paciencia solo estaban preparados para soportar  una cada mes.


En un intento poco disimulado por ir a las escaleras para encerrarse en su habitación sin importarle los regaños o castigos, unas de las tantas mujeres que había estado intentando evitar, lo acorralo y arrastro a la pista de baile.


La mama de Kibum era muy agradable a comparación con la suya, pero no siempre se estaba de humor para tanta alegría y espontaneidad en una sola persona. Sentía gotas de sudor frío hacer un recorrido lento en su espalda, empapando su piel, poniéndolo aún más nervioso. Parecía que uno de los mejores días comenzaba a arruinarse en la noche.


Ruidosa, su respiración agitada pareció no preocupar a la dama de cabellos rubios que le obligaba a moverse de un lado a otro. Sorpresivamente, se encontró teniendo un leve ataque de pánico, y en cuestión de segundos, cuando a lo lejos, en el pasillo cercano a las escaleras, diviso unos ojos más que conocidos, todo a su alrededor pareció ir más rápido.


El alivio que lo embargo fue indescriptible, y los mareos desaparecieron. Pero pronto cambio, ¿Qué hacia el ahí y que pasaría si lo veían?, maldijo por lo bajo, disculpándose con la mujer, y fingiendo tomar un camino diferente a donde él estaba, para luego ir a su encuentro.


-Taem-. No pudo terminar de hablar.


No se molestó en esperar un saludo, en preguntar que pretendía al estar ahí, solo tomo su mano y tiro de ella hasta llegar a la primera habitación de la planta baja que encontró.  


-¿sabes tocar el piano?-. Pregunto Minho, embelesado con la belleza del instrumento que orgulloso adornaba el centro de la habitación.


-Esperaba una explicación de por qué esta aquí, pero supongo que no tiene importancia.- Se encogió de hombros.


Y ahí iban otra vez las preguntas sin respuestas.


-¿Otra de esas locas ordenes?


Minho negó divertido.


-Quería verte.-. Confeso sin pena, pero sonrojándose inevitablemente.


Taemin extrañamente no se sintió cohibido por las palabras. Como se había dicho antes, no era una persona que demostrase afecto a nadie, y no estaba acostumbrado a palabras cariñosas.


-Practico piano desde que tengo uso de razón, es lo único que no hago solo por obligación.- Sonrió triste.- ¡Oh, ¿quiere bailar?!-. Le miro juguetón.


-¿Y-Yo?-. Se señaló a sí mismo, apartando la mirada hacia el gran ventanal que ocupaba más de la mitad de la pared.


-¿No quiere?-. Cuestiono Lee con los ojos entrecerrados, extendiéndole una mano.


-No se…-.Informo bajando la mirada a sus pies, avergonzado por la risilla que soltó Taemin.


-Entonces yo seré el encargado de enseñar a Choi Minho.- Dicho esto tomo su mano sin su permiso, y puso una mano en su hombro, quedando demasiado cerca como para que él no se sonrojase.- Es usted adorable, ¿lo sabía?-. Solo obtuvo como respuesta una sonrisilla tímida.


-S-Supongo qu-que no p-puedo negarme, ¿Ci-Cierto?


Taemin sonrió.


-Sostenga mi cintura y tome mi mano. Si, así, ¿lo ve?-. Comenzó a mover sus pies.- ¿Puede seguir ese ritmo?


-Cradle…-. Susurro Minho, en su intento por mover sus pies de la misma forma que Taemin.


-Me parece que es una canción hermosa para tocar el piano, pero después de todo, así suena igual de encantadora.-. Sonrió.- Oh, ¿ve que es muy fácil? Ahora parece derecho, no, mas derecho, un poco menos ¡Así! Solo siga la canción, lo está haciendo muy bien.- Le alago.


La suave melodía llegaba desde el salón principal hasta donde ellos estaban, lenta y sublime. Estuvieron tan cerca que sus pechos terminaron juntos, y Taemin recargo su cabeza sin dificultad sobre el hombro de Choi, siendo este casi una cabeza más alto.


El otro deslizo sus manos hasta su espalda, y el menor puso sus manos detrás de su cuello, ahora dejando su cabeza en el espacio de su cuello, rozando sus labios sobre la piel, y riendo antes las cosquillas que los rizos del mayor le causaban.


-Es una melodía un poco triste… ¿no crees?


-Yo diría que es…angustiante.-Susurro antes de lanzarse a sus labios, besándolo fugazmente.- Pero igual hermosa.


Estuvieron así un buen rato, hasta que llegaron a la conclusión de que sería mejor que debían salir de ahí, si se hacía más tarde corrían con el riesgo de que cualquier doncella o lacayo viese a Choi, mientras más personas hubiese ahí, menos probabilidades habían de que le reconociesen.


Salieron de la habitación, y caminaron hasta llegar a las escaleras, donde Taemin le hizo subir, riendo porque al pie de las escaleras estaba un Kibum siendo sobornado por Jonghyun para que le perdonase quien sabe qué cosa que probablemente jamás hizo.


-¿Por qué vamos arriba?


-Porque por aquí hay menos probabilidades de que te vean…


A diferencia de otras noches, el tono de voz de Taemin parecía de preocupación. Y conocía las consecuencias de que lo encontrasen ahí, y realmente no quería eso.


-¿Qué pasa?


-Es una pregunta un poco inútil, ¿no lo cree? Sabe que pueden matarlo aun sin saber que es un Choi.


-Pero no pasara.-. Le regalo un giño.- Ahora, ¿por dónde?


-En el balcón, ahí un árbol que puede usar para bajar, la puerta aun está abierta.


-No quiero irme.


-Ni yo, pero-. Unos labios sobre los suyos no le dejaron seguir, esta vez desesperados, presurosos moviéndose sobre los suyos, y él le tomo de las mejillas de forma delicada, separándose, y volviendo a besarle solo por escasos segundos.


-Bien, hora de irme.- Le sonrió.- Y…-. Se giró dándole la espalda, yendo al balcón.- algún día debes tocar esa canción para mí.-. Empezó a bajar por el árbol.


-Algún día…-. Le susurro Taemin a la nada.


Minho ya se había ido, y para nada extrañaba a esa estrella que ya no estaba en el cielo.


Waa, que lo termine :D Algún error de dedo, no quiero asumir la responsabilidad D:
quedo mas corto de lo que esperaba e.e Pero que mas. Creo que ha sido el que mas me ha gustado escribir hasta ahora :D En el siguiente hay un sorpresilla e.e 
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Mensaje por Taeminiie Jue Sep 12, 2013 9:21 pm

Aigooooo!! No hay palabras, pero creo que lo intentaré...
Mi capitulo favorito en toda la historia!!!! =^^=

en definitiva amé cada momento de este cap!!!!! .

según lo que dices, tae va a llorar más??!!!! Waaaa mi corazón no lo soportaráaaaa D; XD pero eso le da el toque de drama necesario para hacer las cosas más interesantes ^^

El futuro pinta bien =^^=  muyyyy bien ^^. mi mente está como (2Min 2Min 2Min 2Min 2Min 2Min  <3 ) ~

Jajaja como puedes decir que escribo mejor que tuuu??!! D:

aparte si escribo es gracias a este Fic tuyo ^^.
y me falta muchisimo por aprender para escribir mejor ^^.

Estaré esperando la contiiiii con ansias!!!! Gracias por escribir tan bien XD y darle un excelente comienzo al 2Min XD.

Bye Bye~

PD: realmente me alagó tu dedicatoria!! ^////^


Última edición por Taeminiie el Jue Sep 12, 2013 9:24 pm, editado 1 vez (Razón : upps)
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Mensaje por Sou-Tan Dom Sep 22, 2013 11:29 pm

Taeminnie: Alguien anda muy modesta 77 ¡que si, mujer! Y y y no, no quise decir absolutamente nada...pero quien sabe *sadica* xD Me alegra que halla alguien a quien le guste asi mi fic. ¡Fighting con tu fanfic!
Llego temprano, aqui son las 11:59 de la noche :3 Like a boss XD

Opening (instrumental):


Capitulo 6.- Una promesa sellada en la piel.
~15 de Mayo de 1634. Inglaterra~
Casi con desespero, se removió incomodo intentando no ser tan evidente para no llamar la atención del pelilargo. Las puntas de los dedos le hormigueaban ante la anticipada emoción y las ganas de tomar su mano.
De sus labios de escapo un “tonto” susurrado.
Se le hacía extraño que fuese el quien tuviese intenciones de hacer contacto físico, o de comportarse como un resbaloso. Las demostraciones de afecto de no eran el fuerte de ninguno.
Pero los impulsos eran el fuerte de Taemin.
En un segundo su mano tomo la otra, entrelazo sus dedos, sintiendo ese embrollo en su estómago que siempre se producía por los nervios. Torpe e incómodo, así se sentía.
Minho se sonrojo evidentemente, mordiéndose el labio inferior sin saber qué hacer, pero sin despegar la vista de su libro, usándolo como si fuese su protección. Una tenue sonrisa adorno sus carnosos labios color rosa, le hacía gracia la facilidad con la que podía leer las acciones del mayor.
Intento restirar su mano al ver la incomodidad ajena, pero la presión ejercida por Minho se lo impidió. Le miro, justo en ese momento, pudo jurar que vio el mundo reflejado en esos ojos casi negros.
Añoranza, necesidad, anhelo, cariño. Una sin fin de emociones inundaba aquellos posos brillantes. Era difícil para el decirlo, revelarse por completo y decir las palabras correctas en ese instante. Taemin entendió eso rápidamente, y otra sonrisa, esta vez cargada de ternura, surco sus esponjosos labios.
Sin embargo en sus gestos había inseguridad. Desconocía el nuevo significado de su antes amistad, era algo más allá de los pasajero, pero las cosas se mantenían confusas en su cabeza.
-Minho…-. Susurro.
-Si…-. Afirmo sin mirarle.
Trago pesado, no quería estropearlo, usar las palabras incorrectas o trabarse. No deseaba ser malinterpretado.
-¿Qué es lo que estamos haciendo?-. Suspiro, diciendo las palabras con amabilidad, y Minho pudo jurar que fue dulzura lo que le produjo la pregunta.
Cerró el libro, haciéndolo a un lado. Se giró a mirarle, poniéndose de rodillas para llegar a estar frente a él, pero igual teniendo que inclinarse un poco.
No sabía ni tenía una respuesta concreta a eso, porque un nombre para lo que ambos representaban parecía no estar en su extenso vocabulario.
Taemin miro atento como él se acercaba dudoso a su rostro, nervioso pero seguro de sus acciones. Tomo sus mejillas, y le hizo mirarle aún más fijamente.
-No sé qué somos…-.Negó el más alto.
Bajo su mirada, aun sin querer escuchar las posibles siguientes palabras, con las cuales le diría que eso había sido nada más un juego y en se iría…pero luego rio de sus pensamientos. Minho jamás haría tal cosa.
-Solo estoy seguro de lo que siento por ti…
Entonces no le dejo reaccionar a eso, amortiguando las emociones con un gentil beso, enredando sus largos dedos en los arremolinados cabellos de nuca y mirándole a los ojos con ternura. Se separaron en un jadeo y se abrazaron fuertemente, escondiendo sus cabezas en el hueco de sus cuellos, y suspirando contra sus pieles.
Esa fue su promesa de amor silenciosa, sincera, sin necesidad de palabras.
~*18 de Mayo de 1634. Inglaterra*~
Sonidos de caballos al galopar a paso lento le advirtió de la tan esperada llegada al castillo Lee.
Ansioso, dejo la sala donde su maestro estaba impartiendo clases, y bajo las escaleras sin borrar la sonrisa que se había plasmado en su rostro. Estuvo a punto de lanzársele encima al rubio, pero este se apartó antes de que consiguiera siquiera acercarse a él.
-¡Aléjate, niño ingrato!, te has olvidado de mí, ya ni una mísera carta para Kim Kibum por parte de Lee Taemin.- Soltó ofendido.
La risilla de Taemin al no creerse ni la mitad de sus palabras le hizo soltar un bufido. Hacía casi un mes que el menor no le visitaba y mucho menos le escribía, era como si se hubiese olvidado de el de un momento a otro, le hacía sentir que le estaba alejando de su vida.
Recordando sus eficaces tácticas de manipulación para sus mayores, el menor tomo su mano y la balanceo un par de veces, mostrándole esa expresión lastimera de cachorrito abandonado que solo funcionaba cuando JongHyun la hacía.
Key evadió la mirada de los inocentes ojos color miel de Taemin. No pretendía caer tan fácil en su trampa de ‘seducción’, muchas veces había funcionado, pero ahora era diferente, aunque no pareciese eso le dolía un poco.
Puede que siempre se quejase por la actitud de su viejo amigo, pero, después de todo, era toda una vida de conocerse y le preocupaba que algo estuviese afectándole. Taemin era el hermano menor que nunca tuvo.
Aunque fuese tan fastidioso como Jonghyun.
-Sabes cuan despistado puedo llegar a ser, así como también estas consiente de que es imposible olvidarme de ti. Es Minho el que ha hecho que te olvide.- Siguió con su manipulación.- ¡Key!-. Chillo perdiendo la paciencia.
El mayor rio gustoso ante la molestia ajena.
-Bien, soy incapaz de reñirte en este momento, además, si hay una forma en que infundes miedo es haciendo aegyo. Eres aterrador.
Ignoro el fingido escalofrió de Kibum, tomando su mano y arrastrándolo por unos cuantos corredores hasta llegar al jardín trasero. La paz del lugar era la necesaria para hablar con alguien tan intranquilo como él.
-¿Por qué has venido?-. Pregunto con tacto.- No es que me moleste tu presencia, y lo sabes.- Aclaro.- Tu no vienes sin motivos, te conozco.
-Vine a decirte algo, por suerte no está aquí el zopenco ese. Su incapacidad para mantenerse callado es sorprendente.- Dijo refiriéndose a Changsun.
-Admítelo de una buena vez, Kibum, no puedes vivir sin Joonie.
-El mundo no sería el mismo sin sus incoherencias, es cierto.
-Recuérdame cuando es la boda.- Pidió inclinándose hacia un lado, dejando su cabeza en las piernas del contrario.
Key respondió peinando su cabello una y otra vez en la misma dirección. Algún día quería tener hijos que fuesen como Taemin, seria todo un reto, pero divertido. No importaba cuan travieso fuese aun a su edad, seguía siendo ese quien siempre requirió de atención y cariño.
Como un gato.
-Sera en dos semanas, de eso venía a hablarte. Necesito comprarle un regalo a Nicole, y creo que no hay nadie mejor que tú para ayudarme.
-Lo sabía, te habías olvidado de mí también, solo has venido por conveniencia.
-Suenas como tu padre cuando pones ese tono de voz.- Se burló.- Venga, di algo malo sobre los Choi.- Siguió.
Taemin suspiro, riendo, no tanto por la broma del mayor, sino por la simple estupidez que se apoderaba de el cada vez que alguien mencionaba ese apellido.
Los discursos de su padre nunca fueron tan entretenidos.
-Hablando de eso, ¿Cómo conociste a Choi Minho?
-Es extraño que quieras saber de eso ahora.
-Me conoces, ¿no?
-Tan extraño~-. Canturreo.- Fue hace un par de años, recuerdo que intercambiamos unas cuantas palabras en una de esas fiestas que organizan en los ducados. Nuestras familias se llevan, no tanto como la relación que hay entre los Kim y los Lee, pero es buena.
-Ojala fuese tan fácil para mí también…-. Susurro.
-¿De qué hablas?
-Me conoces, ¿no?
-Realmente, ¿Por qué eres así?-. Reclamo.
**********~
La charla de aquellos dos se alargó por un buen rato, contándose pequeños detalles que el corto tiempo que no se vieron –comparado con lo que comúnmente pasaban juntos-, y poniéndose de acuerdo con el regalo que el mayor le daría a su futura cuñada.
Taemin pensaba que solo Nicole podría casarse con Jonghyun, en primer lugar por ser una de las chicas más cercanas a Key, y este probablemente no aceptaría a alguien más como esposa de su hermano, que aunque se quejase siempre de él, le protegía incluso como si fuese el menor.
Cuando se despidió del rubio, escucho los exageradamente sonoros pasos de su madre al bajar las escaleras y antes de que ella pudiese verlo, se escabullo por la puerta lateral para escapar de sus regaños. Había dejado con la mitad de la clase sin terminar a su profesor, solo y desconcertado. El hombre debería estar odiando su trabajo.
Corrió carcajeándose, cuidando torpemente de no caer con las raíces de los muchos árboles del bosque, imaginándose las mil y un muecas que la ‘dama’ tendría en ese momento.
No se le hizo raro el que Minho aún no hubiese llegado, así que cansado se lanzó al césped, intentando respirar. En ese momento se sentía libre, realmente así. No tenía idea del porqué de su risa, pero ahí estaba, tumbado en el suelo y sin poder llenar sus pulmones de oxigeno debido a sus gigantes risotadas escandalosas.
Quien lo viera le creería loco.
-Tae…-.
Se apoyó sobre sus hombros intentando volver a la normalidad, una voz conocida había susurrado su nombre, llamándole.
Por más que intento mirar a todos lados no puede ver esos ojos marrones ni la cabellera larga. Entonces supo que estaba escondido.
-Taemin…-. De nuevo otro susurro.
Esa segunda vez pudo verle asomar su cabeza desde atrás de uno de los árboles. Sonrió, le seguiría el juego. Pronto estarían ambos jugando a encontrarse y correteando por ahí cual niños de seis años divirtiéndose con una facilidad envidiable.
Minho asomo su cabeza, mirando al frente diestras de uno de los árboles, encontrándose con que el menor hacia lo mismo, desde el árbol frente a al suyo. Se sonrieron y salieron, terminando aquel juego que había acabado con ellos.
-No puede ser que estés tan cansado.
-Estoy viejo…-. Se quejó yendo a la derecha, chocando con el hombro del otro y empujándolo.
-Gracias, es gratificante saber qué piensas que estoy viejo también.- Bromee, recalcando que le llevaba dos años.
-Solo un poco.
-¡Hey!
-¿Qué?-. Respondió con un puchero.
-Eres aterradoramente tierno, ¿lo sabias?-. Rodo los ojos fingiendo molestia.
-Hoy he escuchado algo de eso, si.- Le regalo un giño.
Siguieron caminando, cuando estuvieron cerca de llegar a donde siempre pasaban el rato, el mayor se percató de que Taemin no estaba. Aquel diablillo se había vuelto a esconder.
-Minho…
Sonrió, encontrándolo fácilmente. La traviesa mirada de Taemin se encontró con la suya. ¡Que dulce apariencia la de ese bribón! 
Tomo su mano, sacándolo de ahí y atrayéndolo hacia el para darle un beso. Rápido, cargado de complicidad por parte de ambos.
Uno, dos, tres, cuatro.... Fueron muchos los besos robados esa tarde. Tantos que sintieron como si sus labios fuesen a desgastarse.
Como si temiesen que fuesen a desaparecer.
~*25 de Mayo de 1634. Inglaterra*~
Sin intentar pasar desapercibido, Minho dejo que la yema de sus dedos acariciase el cabello de Taemin, quien llevaba rato mirándolo hipnotizado, y había caído en cuenta de que él lo había notado, y de hecho, también lo estaba mirando.
Le había notado inquieto desde que se sentaron, a decir verdad él también lo estaba. No sabía ya ni de qué hablar, cosa poco frecuente entre ellos dos, que además de ser amantes se habían vuelto mucho más que grandes amigos…Más trascendental que eso.
-¿Por qué me miras tanto?
-Es usted muy guapo.- Respondió instantáneamente, al parecer sin salir de su trance.
-No como tú.
-Yo jamás podre serlo.
Minho sonrió ante las palabras, deslizo su mano hasta la mejilla Tae y dibujo lentamente círculos con su dedo pulgar. No había visto a una criatura más hermosa en toda su existencia, era un crimen el mero hecho de que Taemin dijese eso.
-No podrás ser como yo.- Negó Minho.-, porque eres cientos de veces más hermoso.
El menor, decidido a ignorar sus palabras y desviar el tema de conversación, tomo la mano del otro y beso el dorso de esta con sutileza, luego la acaricio con su nariz, hasta que el alto volvió a dejarla sobre su mejilla, y sus labios estuvieron demasiado cerca como para resistirse a besarlos.
Cerraron los ojos, moviendo sus labios lentamente, hasta convertir aquel beso en uno fiero y demandante, en el que pedían más del otro y sus manos trataban de imitarlo, sintiendo esa exagerada necesidad por aferrarse el contrario.
Coló sus manos por detrás su cuello, y tironeo hasta Taemin quedase casi encima de él, luego, sin romper el contacto de sus labios, bajo sus manos y las poso en su cintura. Separaron sus labios cuando Minho volteo a Taemin, sentándolo entre sus piernas de espaldas a él, de manera que quedase pegada a su pecho.
Creyó poder derretirse en el momento que los labios del mayor rozaron la piel de su cuello y sus manos se cerraron encima de su vientre, pegándolo más a el como fuese posible.
Jadeante, escucho el sonido de los labios de Minho al separarse y volverse a estampar contra su piel. Su vientre se contrajo al sentir como mordía el lóbulo de su oreja de manera cuidadosa, y mordió su labio inferior echando su cabeza para atrás al momento en que los dedos largos y finos tocaron su piel, escondida pajo su ropa.
Se concentró en sentirlo, feliz de que él estuviese disfrutándolo y no negándose a sus caricias, besos y mimos.
En un giro inesperado, sorpresivamente para Minho, Taemin volteo para quedar frente a él, con la respiración irregular y los ojos húmedos. Volvió a besarle, esta vez con más tacto, más profundo y más calmado, pero igual de necesitado.
Desesperado, recorrió la espalda ancha de Minho, apretando y queriendo colar sus manos por debajo de su camisa. Para hacerle el trabajo más fácil, el mayor se deshizo de ella, sonrojándose evidentemente ante su cuerpo expuesto.
Beso su mejilla, riendo como solo el sabia y yendo a besar su cuello, estremeciéndolo ante el contacto de sus labios. Bajo hasta su pecho y dejo besos de mariposa, húmedos, sobre su piel. Lo tomo de los costados mientras, tímido, beso sus pezones, haciendo que Minho tomase su cabello y soltase algunos gemidos poco sonoros.
El mayor lo hizo a un lado, tomando el valor suficiente como para terminar de desnudarse. Y ninguno dijo nada, no hacía falta aclarar lo que hicieron esa noche dado lo obvio de la situación.
Si uno hubiese querido parar, entonces le hubiera dicho al otro.
Minho había llevado una capa consigo, y Taemin también, así las tomo y las abrió en el suelo con sus prendas. Hizo que Tae se tumbase en la cama de ropa que había hecho, y se dedicó a volver a besarle.
Él lo atrapo entre sus piernas, y él le respondió con una mordida pequeña en su hombro.
Sintieron el calor acumularse en sus cuerpos y la sangre recorrerles las venas. Estaban perdidos en las sensaciones y pronto se perderían en ellos. Minho quito la camisa de Taemin, botón por botón, besando cada pequeño trozo de piel, llegando a los abultados y erguidos pezones rozados.
Miro al menor y él le regalo una de sus sonrisas, diciéndole en un susurro que siguiese hasta donde se sintiese cómodo, que él se sentía bien con eso.
Se sentía bien con sentirlo viniendo de él.
-Es bueno, muy bueno…-. Gimió deleitando los oídos del mayor.
Estrujo entre sus dedos, dientes y labios los dos pequeños pezones rosados, enviando descargas eléctricas alrededor de todo el delgado pero para nada frágil cuerpo de Taemin, haciéndole gemir, jadear, suspirar y retorcerse debajo de su cuerpo.
En un camino de besos fugaces llego hasta su vientre, entonces volvió a subir a sus labios. Cerró sus ojos, sin querer verlo en ese momento. Incluso si fuesen a hacerlo, no podría verle mientras le desnudaba. Seguía siendo Minho, el que parecía frio y duro, pero que en realidad era tímido y retraído.
-Puede seguir...-Taemin rio. Minho solo se había quedado con los ojos cerrados, sin darse cuenta de que el mismo se había terminado de deshacer de sus ropas.
El menor invirtió posiciones, quedando el encima del mayor sentado sobre su pelvis, dándole una vista perfecta de todo su torso.
-Si no lo hace puede que al que le duela sea a usted…-. Bromeo en su oído antes de morder su oreja, prontamente encontrándose debajo del imponente cuerpo del mayor.
Minho volvió a besarle, más violento que antes. En un rápido movimiento se encontraba ya muy cerca de la palpitante excitación de su amante, y mentiría si hubiese dicho que no sabía que debía hacer, mas estaba nervioso y se sentía demasiado torpe como para ser él.
 Empujo cuidadosamente dos dedos en el interior de Lee, quien valientemente aguanto el dolor sin quejas y sin chistar. Como si buscase algo, movió los dos dígitos en todas las direcciones posibles, sin terminarse de creer como se estaban desarrollando las cosas.
Tomo la parte de atrás de una de sus rodillas con su mano libre y la levanto, besando el interior su muslo, subiendo y bajando. Al sentir a Taemin arquearse dejo sus acciones y se aproximó a besarle de nuevo.
Sudaban y respiraban sonoramente, como si les fuese difícil el respirar. No supieron cuánto tiempo estuvieron así, ni les importo en absoluto.
Minho extendió los brazos del menor a los lados de su cabeza y enredo sus dedos. Sin necesidad de órdenes, Taemin separo más sus piernas, dándole total comodidad para adentrarse en él. No le temía al dolor, sino a que fuese solo sueño.
Un sueño que al acabar se convertiría en una pesadilla.
Un sutil roce de lenguas les hizo ir en busca de más, y le pareció el momento oportuno para seguir, distrayéndolo con una beso que nada cambiaria. Se abrió paso en su interior, desgarrándolo.
Taemin ahogo un sollozo, y Minho siseo ante la sensación.
Su cuerpo entero respondió a la intromisión de manera gustosa, e intento solo ignorar al dolor, y dedicarse a sentir el infinito placer que hacía que su vientre se contrajera y su cuerpo se arqueara violentamente.
Hundió sus dientes en su hombro, y el comenzó a mover de forma rítmica su pelvis, llevándolo a donde antes estaba la estrella perdida en sus ojos. Mientras más rápido su hombría entraba y salía de su interior el parecía deshacerse por completo, y se le iban todas las fuerzas en sollozos y en apretar  el agarre en sus dedos.
-Oh~-. Casi grito dejando sus ojos en blanco.
Choi le beso apartando el cabello de su frente, siendo sus embates más intensos y profundos, aun con temor a causarle alguna daño interno y cuidando de no ser tan bruto. Coló una de sus manos entre ambos cuerpos y se dedicó a devolverle la sensación de placer.
Minutos después se encontró a su mismo gimiendo, esclavo del placer y los espasmos. Era como estarse deshaciendo, y rio placenteramente, sintiéndose morir, débil, frágil por unos segundos.
Tensaron los dedos de sus pies, presos de la sensación de caer al vacío de la locura en cualquier instante. Y todo fue tan rápido, como luces de bengala y fuegos artificiales explotando en sus vientres, como si diminutos rayos recorriesen toda su anatomía, llegaron al final.
~********~
Soñoliento abrió sus ojos, encontrándose con la para nada molesta luz de las lámparas encendidas. Miro al cielo tratando de no cerrar sus ojos de nuevo, no hacía falta pensar mucho para saber que aún era de noche, tal vez en unas pocas horas amanecería, o quizá solo fuese un poco entrada la madrugada.
La respiración tranquila de Minho le aviso que seguía envuelto en el manto de un sueño profundo, sin embargo no podía dejar que siguiese así, necesitaban volver a casa. Aunque la idea de separarse del calor reconfortante de su cuerpo le hizo soltar un quejido de molestia, que no tardo en despertar al otro.
Aun podía sentir sus piernas temblar y su pecho encogerse al recordar los sucesos de hacía unos momentos. Estaba feliz, se sentía completo.
-Hola…-. Saludo el más alto sin dignarse a abrir los ojos.
-Levantase.
-Tu primero.
-No creo que pueda…Lo odio por esto.- Bromeo.
-Espero hacer que me odies muchas veces más de ahora en tanto…-. Susurro antes de ponerse en pie, casi asustando a Taemin.- Sera mejor volver.
Se dispusieron a volver a vestirse antes de partir de vuelta a casa. Cabe decir de Minho se ganó un pequeño manotazo cuando, según Lee, trato como una dama a Taemin al momento en que dijo que le ayudaría a vestir, y además, lo dejaría en su casa.
A la hora de su despedida, se entretuvieron un rato prolongando el momento, quedándose enganchados a los labios contrarios como si no se hubiesen besado suficiente en esa noche.
Ese fue su primer error, necesitarse tanto y tan intensamente como lo hicieron.
 Se perdieron en sus cuerpos, en ellos mismos, aquello era mucho más que simple deseo y amor pasional, algo que no podía ni compararse con una obsesión o adicción.
Sou-Tan
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Mensaje por Taeminiie Lun Sep 23, 2013 7:01 pm

WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

(de ahora en adelante serás mi senpai XD)

Queeee buenisima trama la que creasteee!!!!! si desde el principio amé tu fic, ahora no se ni como podré esperar a que actualices !!!!! =><=

y moriré cuando se acabe =T^T= ... pero por ahora, podré leer este cap una y otra y otra y otra y otra vez!!! nunca me aburriré de la forma en la que escribes!!

jajajaj no soy modesta! así son las cosas XD.

PD: ojalá no se acabara el ambiente de estos dos ultimos caps XDDD pero así no habría emoción XDDD estaré esperando ansiosa el siguiente capi!!

Saludosss!!

Bye Bye~
Taeminiie
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Mensaje por Sou-Tan Lun Oct 14, 2013 3:42 pm

Taeminiie: Igual eso no quita nada 7_7 
¿Tanto asi? ajnmkdnkwsnjkñlsk *le entra lo gehi* Creo que este capitulo te hará querer leer ese de nuevo, y querrás matarme por tardar, por no hacerlo mas largo y por dejar hasta ahi TT TT Pero la escuela me ha exprimido y lo sigue haciendo, tengo exámenes y hoy me di el tiempo de terminarlo. Wo, el fin de semana fueron casi 20.000 palabras las que escribi en un shot de exo y otro Jongkey, morí, literalmente mori. O bueno, mis dedos lo hicieron D:





Openign (instrumental):
Capitulo 7: Donde terminan los pinos: El lugar de nuestros recuerdos.
Débil, su aliento hizo contacto con la piel fría y pálida. No le dejaría solo, juntos hasta el final…vaya que fue de verdad.

-No lo lograran, hemos sido fuertes usted y yo. Si dejamos que nos aparten, ¿Qué tendríamos? Estaríamos tan solos…no puedo alejarme, no ahora, sería como arrepentirme, ¿Puede entenderme? ¡Ay de mi vagando solo en un mundo de tinieblas, frio y sin su calor ni su amor!

La manera en que sus ojos le miraban reflejaban sentimientos que jamás había experimentado, a pesar de todo, él estaba feliz, destilaba felicidad, regocijo. Dejo la modestia de lado, no estaba para sandeces.

Quedaron en penumbra, la lámpara se había apagado por completo. Paseo sus manos recorriendo su rostro, delineando sus facciones como si tuviese todo el tiempo del mundo, el tiempo que se les iba de las manos, y el aire que se les escapaba en suspiros…pero el amor nunca lo perdieron.

~*30 de Mayo de 1634. Inglaterra.*~

Nueve días y corriendo, solo eso faltaba para la boda de Jonghyun y Nicole, por lo que Key había ido a buscarle ese día para que le acompañase en busca de un regalo para ella. El blondo no quiso decirle de que se trataba, y el, siendo Taemin, solo no le dio importancia.

En el camino el rubio le vio pensativo, miraba por la ventana y los suspiros que salían de sus labios de vez en cuando le advirtieron de acontecimientos de la vida de Taemin de los cuales no se había enterado. Y ya no quería preguntar, lo había hecho mucho tiempo, sabía que preocuparse por ese niño era algo inútil. Taemin era ese pensador elocuente el cual prefería guardarse sus problemas.

Pero quería, quería decirle por milésima vez que podría confiar en él, en Key, en el que siempre estuvo ahí y que jamás se alejó. Quería saber, saber para ayudarle con cualquier cosa como pudiese y como no pudiese también, porque era el menor Lee, y porque, después de Jonghyun, era la persona más importante en su vida.

Si ya de por si Taemin era distraído, no era callado, y ambas cosas se juntaban cuando algo le estaba taladrando los pensamientos. Fuese lo que fuese que le estuviese sucediendo, Key sabía que no la estaba pasando bien, y eso no le permitía estar tranquilo consigo mismo. Porque cuando ese  angelical rostro lo invadía la angustia, al menor Kim se le encogía el corazón. Porque lo conocía, y Taemin estaba roto, tan roto…y ni el mismo se daba cuenta de eso.

-¿No piensas dejar de estar así, me vas a decir que sucede?

Le miro, serio, no molesto, no frio, sino distante, decaído, algo que se le pasaría rápido, pero que volvería a torturarle en algunos días venideros. Sonrió honestamente, sin embargo no era ese gesto resplandeciente. A su amigo nunca se le escapaba alguna…a veces eso podría ser una desventaja.

Respiro profundo, no buscando palabras, pero tomándose su tiempo antes de decirlas. Taemin lo sabía, que Key querría ayudar, pero en eso, justamente, era literalmente imposible, no había nada que hacer.
Cuando lo dijo no sintió alivio, y el liberarse de eso diciéndolo no sirvió de nada para brindarle tranquilidad. Supo en el momento en que Key no dijo nada que había entendido a la perfección. Pero…el rendirse no estaba en sus planes.

-Esto solo es otro más de sus intentos, tu padre sabe que no lo conseguirá.

Agradeció internamente el intento por darle ánimos, y tenía razón, había sucedido muchas veces, pero incluso si lo pensaba mil veces, la seriedad de la situación era verdadera.

-Yo…luchare incluso cuando haya perdido todo, Kibum.

~********~

Tal vez si no lo conociese de toda su vida, si no hubiese visto a ese Taemin de aires tristes de cuando estaban dentro del carruaje, entonces habría podido jurar que el menor era la persona más feliz del pueblo, del país.
Se imaginó mil y un veces su reacción al llegar, pero la realidad fue mucho más esplendida que su simple imaginación. Radiante, así estaba Taemin.

Por un segundo pudo ver a ese pequeño de un metro treinta de altura con los ojos inundados en inocencia que recordaba a la perfección. Quería regalarle un hermoso caballo a su futura cuñada, y nadie hubiese sido mejor que Lee Taemin para ayudarle. Los amaba, le encantaban, y ellos parecían atraídos por su sonrisa, como si pudiesen detectar ese niño que seguía siendo después de todo, uno que no los veía nada más como un objeto de transporte al cual solo tener para beneficiarse.

La sonrisa de Lee se agrandaba más a medida que avanzaba en aquellas caballerizas. Todas y cada una de las bestias hermosas cual solo ellas, si estuviese en su poder, las elegiría todas para él, pero con Pegaso tenía suficiente. Ese pillo era el equivalente a tener tres potros salvajes que amaestrar en casa.

Sin pensarlo mucho y conociendo a la persona a la que estaba destinado el animal, escogió uno color caramelo. El mismo se tomó la molestia de sacarlo fuera, y de tranquilizarlo cuando intento acercarse, pero para montarlo eso fue otra historia…

Key rio ante la escena, en cierta forma, Taemin y ellos tenían cosas en común. Un alma libre e indomable, que solo puede ser tratada con amor. Eso fue lo que pensó al compararlos. Sinceramente, Key estuvo satisfecho con la elección del menor, Nicole estaría encantada con eso, y con el manto que había mandado a bordar para ella. Era como la hermana que nunca tuvo.

~********~

Sus rizos cayeron majestuosamente sobre su espalda en el momento en que se echo hacia atrás, dejando descansar su cabeza en el borde del pequeño muro que sostenía los pilares. Le brindo al lago una mirada soslayada por encima de su hombro. Agudizo el sentido del oído y el delicioso sonido del silencio le deleito los oídos.
Silencio, algo que con Taemin cerca era imposible. El menor hablaba sin detenerse a pensar, le encantaban sus expresiones que iban de acuerdo al tipo de comentario que decía. Que si las flores eran bonitas, que como afectaba la estación en la que estaban a aquella flor, que si sus lecciones habían sido aburridas. ¡Pero como las memorizaba ese diablillo!

Un segundo podía estar dejando reposar su cabeza sobre su hombro, y acto seguido se encontraba contándole con lujo de detalle sobre las migraciones de las mariposas que revoloteaban cerca de ellos mientras jugueteaba entretenido con los dedos de su mano. No podía estarse tranquilo. Ni callado. Y a él le encantaba escucharlo, a veces incluso le pedía que le narrase los libros que leía, y el gustoso lo hacía, interpretando a la perfección las emociones.
Taemin y más Taemin era todo lo que sus ojos veían.

Se sentía más feliz con él a su lado. Deseaba muy en el fondo –porque era un gran imposible-, que sus familias no fuesen enemigas, solo entonces podría pasar tiempo juntos sin esconderse, actuando como buenos amigos. Y no serían los ocultos ‘amantes del enemigo’.

Lee siempre hablaba y Minho le escuchaba. Envidiaba como todo el tiempo conseguía ingeniárselas para decir algo. Minho no podía. Él no era de conversaciones largas, era un hombre meramente de letras, a que escribir se le daba como algo propio de su naturaleza, pero al que hablar se le hacía un poco más complejo a la hora de expresarse. Sin embargo, poco a poco Taemin comenzaba a cambiar eso.

Estaba ahí en su lugar ‘especial’, totalmente decidido a escribir una carta. Algo que podría leer cuando quisiese y no se lo llevaría el viento…así como las palabras. Pero las cosas y palabras que escribir se le hicieron pocas, como si al intentar escribir su vocabulario se hubiese reducido a unas vagas y simples frases. Tal vez solo necesitaba un poco de inspiración…

Y de nuevo Taemin colándose en sus pensamientos.

~********~

Evito a su padre tanto como le fue posible una vez puso los dos pies sobre el interior del castillo. Se ocultó de su mirada, escapo de cualquier posibilidad de que le dirigiese la palabra. Como si su voz y sus ojos fuesen fuego ardiente que le quemaban y le reducían a no más que cenizas. Guardaba palabras amontonadas en su garganta desde hacía días para decirle, pero mejor era guardar silencio. El hombre no valía la pena. Y conociéndose podría desatar su furia. 

Puede que fuese su padre, pero había visto en distintas ocasiones como aquel hombre despiadado trataba a los sirvientes cuando no satisfacían sus necesidades y había convivido con el suficiente tiempo. Lee Soo Man era un monstruo a sus ojos.

Los últimos rayos de sol fueron absorbidos junto con el sol más allá del horizonte, dejando ver el cielo pálido, adornados de nubes con distintos colores que pronto se volvieron blancas sobre el cielo azul de la noche, alumbrado por estrellas. Rio para sí mismo.

Key se pasó toda la mañana al pendiente de su ánimo peculiar, mas detrás de eso se escondía algo más. Si, Kibum conocía a Taemin, pero no como Taemin conocía a Kibum. La necesidad de preocuparse por alguien, de cuidarlo, de reñirlo y escuchar sus problemas. Todo tenía un motivo de tras fondo. Key estaba siendo más protector que de costumbre, y todo se debía al pronto matrimonio de Jonghyun. Su cachorro. Aunque estuviese contento, sentía que de cierta forma le perdía. Taemin lo descubrió mucho antes que él.

Escucho a lo lejos, tras de sí, el sonido del cabalgar apresurado de un caballo. Se levantó de inmediato, con obvias intenciones de esconderse. Podría ser uno de los guardias merodeando, o quizá los habían descubierto.

La preocupación llego a él como un gran golpe en el pecho. ¿Tan pronto todo acabaría? Sí, no exageraba. Bastaba con solo caminar un rato por el bosque, hasta llegar al centro de este y encontrarse con ellos, que muy ingenuamente podrían estar besándose, abrazándose o simplemente tomándose de la mano. Y podrían no haber sido vistos no una, sino cientos de veces.

Esbozo una sonrisa llena de alivio al ver, por vez primera como Minho montaba a un majestuoso caballo blanco, tan puro como el negro del pelaje de Pegaso.

-Ven conmigo, hay algo que debo mostrarte.

Antes de obedecer, se fue hasta quedar frente a la bestia, embelesado con su belleza. Había sacado de contrabando unos cuantos frutos de la cocina, que no dudo en entregárselos para que comiera. Minho parecía estar impresionado y enternecido a la vez. Tal parecía ser que su yegua no era tan mansa como Pegaso, esta solo no se parecía en algo a ese caballo, ella no se escapaba.

-¿Cómo se llama?

-Sandy

-¿Es tuya?

-Dudo que en este mundo exista alguien más capaz de domarla. Aunque veo que a ti se te hizo más fácil que a mí.

-¿Por qué nunca la había visto?

-A veces me gusta caminar, camino para llegar aquí. Pero la hubiese traído antes de no ser porque una de sus patas estaba lastimada, había estado descansando. Esta mejor que nunca, ahora venga, sube.

Taemin extendió la mano tomando la que Choi le ofrecía, subiendo tras él y aferrándose a su torso. No importaba cuan cerca lo tuviese todos los días, Minho siempre terminaba afectado de cierta manera por ese olor que Taemin desprendía. Le temblaban los dedos de solo aspirarlo, y sus sentidos era inútiles cuando lo hacía.

Cuando llegaron a donde Minho había guiado a la yegua, Taemin pudo reconocerlo como aquel sitio libre de pinos, muy alejado del puente, situado en un pequeño risco a las orillas del lago, donde había un pequeño sitio que simulaba un medio circulo, con techo en forma de cúpula sostenido por pilares que a su vez se sostenían por un pequeño muro. Había una variedad de árboles y plantas conocida por él, era un área boscosa típica de ese lugar.

Al parecer Minho ya había estado ahí con anterioridad, puesto que una lámpara descansaba sobre el suelo, y les daba un poco de claridad suficiente como para verse los rostros.

Esta vez fue Lee quien bajo primero, y tomo su pequeña venganza ayudándole a abajar como se haría con una señorita delicada. Minho solo rio ante sus ocurrencias, por más bizarro que siempre fuese Taemin, podía darle a eso un toque de ternura tan propio de el cómo su risilla.

-¿Suele venir aquí?

-No mucho ahora. Lo he cambiado por un lugar que no necesito nombrarte…-. Admitió tomando su mano, atrayéndolo lentamente a su cuerpo, juntando sus labios con suma facilidad.

Taemin poso sus manos en su cintura dejándose hacer, en un gesto ya común como lo era compartir sus labios, riendo al tropezar. Abrió los ojos un momento, deleitándose con la imagen del rostro del mayor suavemente adornado con un tono rosa en las mejillas, cerrando con un poco de fuerza los ojos para luego volver a la expresión calmada. Tomo nota mental: Siempre tomarse un tiempo entre el beso para observar a Choi. Por sobre su hombro diviso el lago, y la luna reflejada en él.

Deslizo sus manos entre sus pechos y se deshizo de uno a uno todos los botones para luego terminar de despojarse de su camisa, y él le ayudo con la suya. La dulzura en las caricias sin otra intención más que demostrar afecto le hizo suspirar extasiado.

El calor que desprendía el fuerte pecho de su amante era reconfortante. Deseaba tener la posibilidad de al menos pasar una noche acurrucado entre sus brazos, y usarlo como almohada. Pero sabía que debía conformarse con los encuentros premeditados y fugaces que para el significaban su vida.

Una vez sus ropas desaparecieron por completo, de un pequeño empujón lo dejo caer en el agua, riéndose con él y no tardando en seguirlo.
Esa fue, sin duda, no una de las noches que más significado tuvo en su historia. No por lo que trajo consigo después, sino por lo memorable del momento.



El primer trozo, lo dejare a su libre albedrío. Luego ya les enseño el lugar y eso...me voy a....seguir escribiendo D:  Lo advierto, tardare un poco, pero igual les dare un minimo y miseable avance del siguiente. /Continuacion del momento twominesco/Salvaje aparicion del Jongkey/Boda/La preocupacion de Tae/¡La carta! que no les dejare leer...xD 
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Y....me cree una pagina de feisbuc :3 es una pagina virgen lol >>Pegaso y Pancho Filomeno
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Mensaje por Taeminiie Lun Oct 14, 2013 6:57 pm

ewe!!! si que amé este cap!!!! :DDDD

cada vez me emociona más y más y más y más XD

aaaaah! me hacía falta leer algo tuyo senpai! :D

aigoo aparición salvaje de Jongkey !!! que mas puedo pedir!!! =^^= eso y el 2min son algo muy cercano a la felicidad XD jeje.


seré paciente hasta el otro cap, aunque me dejas bastante iniciada con el 2min esta vez -T^T- XD

PD: creía ser la unica que no tiene tiempo ni para respirar con el colegio -T^T- ahora me siento menos sola XD

nos leemos luego!!! saludosss :3

Bye Bye~
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Mensaje por Sou-Tan Sáb Nov 02, 2013 5:34 pm

Taeminnie: *se sonroja* aun no supero eso de "senpai" :33 Tienes razón xD Es que...sin Jongkey no vivirían mis fanfics TT TT *always shipper* Bueno, siento eso y por la tardanza de esta capitulo, en cuanto a eso, creo que he emocionado a algunas personas al dejarlo ahí xD ¡Pero juro que al siguiente no les hago lo mismo!


Opening:
Capitulo 8: Los niños perdidos: Los recuerdos y sonrisas.



El agua se meció al tiempo en que sus dedos húmedos delinearon la línea de su espalda. Un único sonido, el de sus labios al separarse, al volverse a unir y al moverse sobre los contrarios, fue todo, además de los sonidos nocturnos del bosque, lo que llego a sus oídos. Sus sentidos parecían inservibles una vez que se unieron en un abrazo.

Minho comenzó con su juego de hacerle dar vueltas y Taemin rió sujetándose todavía más de su cuello y dejando su mentón en su hombro. Al terminar le dejo libre, y él se alejó un poco a mirarle a los ojos. Choi tenía los más hermosos ojos que jamás hubiese visto. Incluso si en su próxima vida no recordase nada de él, estaba seguro de que sus ojos le dirían su identidad.

Parecía ser más bello de esa forma, con los labios rojos furioso, las mejillas coloreadas, el cabello largo adhiriéndose a su pálida piel apenas iluminada por una lámpara un tanto alejada y la débil luz lunar, pero había algo que el tenia, que se le desbordaba por los poros, como una fragancia que te inundaba los pulmones y te adormecía, algo que irradiaba y que Taemin parecía tener problemas para identificar.

Sin embargo la incógnita para resolver la ecuación era demasiado fácil: Minho era la vida, era la felicidad…y él le había entregado todo sin pensarlo mucho.

Con una sonrisilla fue hundiendo todo su cuerpo en el agua, ante la curiosa mirada del más alto que luego de unos segundos le imito.

Minho pasó un rato buscándole, pero por más que intento, el agua parecía habérselo tragado así que decidió salir a la superficie en busca de un poco de oxígeno.

Rodeo con sus delgados y fuertes brazos su cintura, propinando besos en su piel a medida que subía por su espalda, rozando con su nariz y haciendo que su piel se erizara. El pareció sorprendido, mas luego le dejo deleitarse con sus dulces suspiros. No importaba cuanta masculinidad desprendiera ese hombre, a sus ojos seguiría siendo la cosa más frágil  que le despertaba la desesperada necesidad de amar.

-No importa cuán perdido pude haber estado, me encontrasteis de todos modos…-. Susurro en su oído antes de que sus gruesos labios se plantaran en su cuello.

En un rápido movimiento se encontró siendo víctima de la revolución en todo su cuerpo que acostumbraba amarse cada que pasaba mucho tiempo viendo directo a esos profundos pozos negros.

Choi le revolvió el cabello con una mano y la otra la utilizo para acercar sus rostros, ganando una extrema cercanía de sus rostros y la mezcla de sus helados alientos.

-Me estaba destruyendo, pero ahora; mi dulce enemigo, te has quedado con todo lo que pudiese dañar.

Una vez las palabras llegaron a los oídos del muñeco de porcelana que tenía entre sus manos, le beso y atrajo hacia sí, uniendo sus cuerpos desnudos, y el enredo sus piernas en su cintura, dejándose acariciar y cayendo rendido una vez más ante la protección de sus fuertes brazos.

~****~


~*8 de Junio de 1634. Inglaterra*~

Su mente divago mirando la flor entre sus dedos, igual a las otras miles que adornaban la iglesia y cada uno de los rincones de su frio hogar. Para la hora en que las campanas sonasen, una vida diferente a la que no estaba seguro de poder acostumbrarse comenzaría: Una vida sin Jonghyun.

El ponerse sentimental a este punto de su historia realmente no le importaba. Se dejó caer de espaldas en la cama mirando la rosa en sus manos. Tenía que aguantar un poco, llorar un poco ahora tal vez le haría bien, sabía que no era nada fuerte al intentar ocultar sus sentimientos, y no quería pensar que haría que su hermano mayor cometiese una tontería solo por pensar que él no estaba de acuerdo cuando si lo estaba.

Deseaba su felicidad con ella, había visto ese nerviosismo y el cambio en su comportamiento cada que la tenía cerca, no era nada fácil enamorar a Jonghyun. Tal vez si él no hubiese ayudado un poco, los dos tontos terminarían separados por unos matrimonios arreglados donde todos al final terminan siendo miserables.

Sol que, si tuviese la oportunidad, los traería a vivir ahí con él para no sentirse solo.

El castillo Kim era muy grande, uno más feliz y tranquilo que el Lee o el Choi. Solo existía algo capaz de romper un poco la serenidad que se respiraba en el aire, y eso nada más y nada menos que los dos hermanos, hijos de los señores. Él se encargaba de quebrar el orden, y Kibum se encargaba de reprenderlo, pero no consiguiéndolo, terminaba siendo su cómplice. Claro, ocultando que en el fondo estaba siendo divertido cooperar con sus travesuras.

Poco tiempo basto para que ambos tuviesen que crecer, aun negándose a separase un poco. Tal vez habían exagerado un poco y por eso terminarían sufriendo.

Observo con cuidado los blancos pétalos, encontrando de inmediato los contornos delineados por el color amarronado. Las flores se marchitan, los lazos se rompen y todos toman alguna vez caminos diferentes. Eso pasaría en pocas horas y no se sentía preparado para afrontarlo.

Para su suerte, no estaba abandonado a la deriva en ese desierto de pensamientos que solo conseguían atormentarlo más de la cuenta.

Mostro una sonrisa para sí mismo:

-¿Piensas quedarte detrás de esa puerta por más tiempo o te dignaras a cerrarla al menos?

Le vio entrar más desanimado de lo que hubiese deseado, caminando con la cabeza gacha y arrastrando los pies, como si el tiempo no significase nada y sonriendo como si sus ojos no estuviesen inyectados en sangre.

Maldito Jonghyun y maldito su sentimentalismo que lograba que su lado frágil y sensibolo se mostrase en todo su esplendor. Porque el cachorro era su más grande debilidad.

Sintió su peso a su lado y sus dedos entrelazarse con los propios, sin mirarle, sin decir nada, solo ahogándose en un silencio que no querían romper con despedidas dolorosas que no valían la pena.

Y ya no tenía ganas de derramar lágrimas hasta secarse, hasta sentirse capaz de dejarlo ir. Porque era difícil y tiempo atrás solo había querido ignorarlo. Porque él no era Taemin, sin miedo a enfrentarse al mundo y a sus propios sentimientos. Porque el solo era Kibum, el que no se sentía seguro estando solo.

-¿No puedo simplemente llevarte conmigo?

Sonrió, porque el miedo de que cambie tanto hasta el punto de no reconocerlo era inexistente. Seguiría siendo el mismo que todo el tiempo buscaba su atención, sin importar que tuviese que hacerlo rabiar. Y le duele que su voz se escuche tan débil.

Aprieta el agarre de su mano, a sabiendas de que no es el único con esa sensación de miedo ante el cambio.

-Yo estaré bien…

-Siempre estuviste bien.

-No lo estamos ahora.

Supo que en ese momento tenía la mirada del cachorro clavada en su rostro de perfil, que estaba confundido por su calmo comportamiento y posiblemente impresionado sin recibir palabras que le alentasen a ir a cumplir.

-Solo ve.

-No si te comportas de ese modo, como si no fuese de tu incumbencia.

Su tono le hizo mirarle, sonriendo porque le había hablado de manera desafiante, escupiendo las palabras con coraje, enojado por su indiferencia.

-Promete que nunca dejaras de ser mi hermano mayor.

Vio su ceño fruncirse y sus ojos mirarle de nuevo de esa forma que lograba dejarle indefenso, mientras los papeles se le asignaban a quienes correspondía, cuando el dejaba de ser su fiel sabueso y pasaba a convertirse en su protector.

Brazos rodeándole, manos en su espalda, caricias en su cabello, risas, recuerdos mutuos de infancia y promesas que no desaparecerían con el tiempo.

-Algún día yo también me casare y

-¡Calla! No lo harás, nunca.- Negó antes de besar su mejilla, un acto común cuando sus celos de hermano salían a flote.

-Sabes que sí.

-No mates mis ilusiones, se suponía que sería de otra forma.

Sus mejillas se colorearon ante el vergonzoso y tierno recuerdo.

-¡No puedo creer que aun recuerdes eso!-. Le empujo un poco, pero casi sacándolo de la cama.

Jonghyun rió al recordar perfectamente la época en que solo tenía escasos ocho años, y en una reunión familiar, cuando una de sus ancianas tías alago la belleza de su hermano de siete años, corrió hacia él, le abrazo y ese día le informo a todos que se casaría con él porque no había nadie más bonito que él. Fue muy divertido para todos, y a estas alturas muy penoso para Key.



-¿Estás seguro que quiere que lo olvide? Aun tienes posibilidades de arrepentirte e ir a buscar el vestido…-. Callo al tiempo que una almohada golpeo su rostro. Se levantó en busca de ella y la lanzo de vuelta, ya con su perfecto atuendo y peinado casi desbaratados.- ¡Esta bien! Me conformare con Nicole.

Kibum levanto una ceja, mirándole burlón mientras estaba en su cama, apoyado en sus rodillas y de brazos cruzados.

-Por cierto, ¿no se te está olvidando algo?

-Para n-¡La boda!

-Vaya, pobre de ella al casarse contigo.- Negó riendo a la vez que observaba como el salía de su habitación y luego volvía para extenderle una mano, indicando que le acompañase.

Porque Jonghyun conocía el “No hay nadie más digna de ti”, detrás de las palabras.

Porque las personas que esperaban impacientes en la iglesia no tenían importancia ese día si él no estaba a su lado, con su mirada de “Serás capaz de hacerla feliz”, dándole ánimos y matando su inseguridad, y siendo fuerte porque en el fondo, ambos sabían que sería difícil acostumbrase luego de una vida entera sin haberse separado nunca.

~*****~


Levanto su cuerpo de la silla donde se hallaba sentado al escuchar los pesados e intimidantes pasos bajar las escaleras, golpeando los escalones con sus zapatos y produciendo un molesto taconeo.

Últimamente, todo lo que tuviese que ver con el parecía afectar su común atmósfera de tranquilidad en la que acostumbraba a sumergirse.

El miedo se adueñó de su cuerpo que empezó a tiritar ilógicamente cuando una de sus manos detuvo su andar, posándose en su hombro e impidiendo que avanzase más. No tenía ganas de escucharlo, pero su presencia desde siempre logro que sus sentidos se preparasen para ponerse en alerta. Sus palabras, sus actos…todos impredecibles.

-Ella estará ahí.

Trago pesado y cerro sus puños apretando exageradamente, con rabia contenida. Si tan solo Taemin hubiese tenido oportunidad de propinar un gran golpe en la mejilla de su padre ese día, con mucha disponibilidad y alegría lo hubiese hecho.

-¿Hasta dónde pretendes llegar con toda esta farsa?-. Pregunto a la persona tras de sí, intentando con todas sus fuerzas no sonar tan insolente como desearía.

-¿Hasta dónde pretendes llegar tú con tu altanería? ¿Piensas que consentiré tus caprichos, piensas que te dejare hacer por más tiempo lo que te dé la gana? Esta vez me obedecerás.

-¿Alguna vez has hecho algo de eso, padre? ¿Cuándo, en toda mi vida, has tolerado que una de tus ordenes no sean acatadas? ¡Solo vives para que se cumpla tu voluntad porque no eres capaz de mandar sobre ti mismo!-. Grito perdiendo el control.

Dos segundos bastaron para que el hombre se encontrase frente a él y su mejilla ardiese sintiendo la evidente marca de la bofetada recién recibida.

-Un ingrato insolente, eso tengo como hijo.

Y no procuro moverse, no volvió a enderezar su cabeza, solo esbozo una sonrisa ladina, llena de lastima hacia la bestia frente a él. Subió su mano para limpiar el fino hilo de sangre que brotaba de la herida en su labio inferior.

-A este paso no creo que vayas a tener, pronto, un hijo por el cual sentirte decepcionado, querido padre.- Susurro calmo, retirándose, incapaz de respirar el mismo aire que esa persona.

~*****~

Les vio a ambos a lo lejos, desde los primeros bancos, caminando hacia el lugar tal como todos esperarían de los hermanos Kim: Tomados de la mano, como si así consiguiesen la paz que en ese mundo tan agitado en el que se desarrollaban sus intranquilas vidas perdían. Ellos se separaron un vez fue tiempo de entrar, y cada quien tomo su lugar en la ceremonia que tranquila concurrió hasta el final.

Taemin pudo jurar que la expresión de la chica al ver el regalo que el rubio menor había preparado nunca la olvidaría. Desde siempre había jurado que Key y ella terminarían perdidamente enamorados, pero el escurridizo sentimiento cobro un victima diferente, y ese, afortunadamente, fue Jonghyun.

Uno de sus deseo más grandes siempre fue verlo desposado, con varios niños que se peleasen con otros alegando acertadamente que su padre era el mejor. Definitivamente, podía imaginarse a Kibum de esa forma.

Sentado en una de las muchas sillas, un poco apartado, rio recordando los días en que sus planes de vida estaban perfectamente trazados: Esperaría hasta ver como ya todas las personas importantes en su día a día lograban encontrar la felicidad en sus vidas, cuando ya ellos no le necesitasen como el a ellos, entonces partiría, lejos, sin saber a dónde ni como, solo se iría. Pero hacía mucho tiempo que sus planes se vieron frustrados por un pelilargo que observaba a lo lejos, sintiéndose intimidado por las miradas sugerentes que no le sorprendía que le dirigiesen siendo tan guapo.

En los labios de Minho pudo distinguir a la perfección “No me hace tanta gracia como a ti”.



Ambas familias se encontraban alejadas, puestas así apropósito. Una boda de la familia Kim, lo único que podría juntar a las dos familias en un solo lugar sin que quisiesen dar muerte a la otra.

Miro a su madre que charlaba entretenida con Key, quien estaba seguro notaria la supuesta conversación que estaba teniendo con el más alto, pero él no le preocupaba.

-Necesito decirle algo…-. Le comunico rogando que entendiese lo que había dicho porque no estaba seguro de tener suficiente valor, ni para seguir ocultándoselo, ni para volver a animarse a decírselo.

-¿Quieres ir fuera?

-Por favor…

Nervioso miro a Kibum a su lado, que alargaba lo más que podía la charla con su madre. Distinguió un rápido guiño de su parte, que le indicaba que aun cuando no sabía que pretendía, le estaba ayudando un poco.

Se levantó, siendo cuidadoso sobre no ser visto por un par de ojos, cualquiera podrían ser los equivocados. A cada paso cuidándose las espaldas, le siguió el rastro a los rizos tan conocidos.

-Este lugar es todo lo que donde nosotros crecimos no fue, es ni será.

Camino titubeante aun, sintiéndose más débil de lo que debería, porque si existía la posibilidad de que no tuviese su apoyo, era a eso a lo que más temía en el mundo. Llego a su lado luego de haber desecho el nudo que recogía las cortinas de esa pequeña terraza que tantas noches compartió con dos pequeños rubios.

-Me gustaba más estar aquí que en…casa.- Agrego inseguro de la última palabra.

-¿Es extraño llamarle así, no? Se cómo te sientes.

-No-

-Lo se.- Le interrumpió sin mirarle, apretando la mandíbula en busca de control y mirando al cielo como si fuese a encontrar algunas palabras adecuadas.

-No sabe, hay algo que debo decirle.



-Me entere hoy, hace unos minutos.

-Lo siento.-Se disculpó.- No era capaz de decírselo, aun intentaba aceptarlo…

-Ella es bonita.- Le escucho suspirar.

Esbozo una sonrisa soslayada, casi furioso por el rumbo que él le estaba dando a su charla. Increíblemente todo se estaba deslizando por una pendiente, cambiando drásticamente la forma en que debería haberlo tomado.

-Es hermosa, inteligente, un poco parecida a su madre por obligación. He logrado conocerla un poco más. Y tenemos algo en común: Estamos enamorados.- Le aclaro.

-¿Ah sí? ¿Entonces qué haces perdien-

Se rió al escuchar como su voz casi se quebraba.



-También tenemos algo más en común: Ella no quiere casarse conmigo ni yo con ella. ¿Deci-. Ni siquiera termino de hablar cuando sintió sus labios estamparse contra los propios gentilmente, casi como un agradecimiento.- No voy a casarme, no con ella ni con nadie jamás.- Susurro sobre sus labios, desesperado, enredando sus brazos en su cintura y aferrándose a su espalda.

Choi aspiro su aroma, hundiendo la nariz en su cuello y atontándose con la dulce fragancia del cuerpo entre sus brazos. Era suyo. Suyo para siempre.

-Larguémonos.- Soltó como pudo. Sus labios apenas le dejaban escapar.

-¿A dónde? No tenemos  donde ir.- Le acerco más, casi sin aliento.

-Tampoco motivos para quedarnos, sin embargo, muchos para irnos. ¿Recuerdas?- Sostuvo su cuello, aferrándose al cabello de su nuca.

-Suena como si ya hubiese usted pensado en esa idea.- Tomo sus hombros, sonriendo cuando, con insultante facilidad, el logro levantarle un poco más por debajo de sus brazos, para poder besarle a la misma altura.

-Lo he hecho, mucho, tengo miles de ideas…estar a tu lado, Lee Taemin.-Delineo su labio inferior con su lengua, rozándola tímidamente con la suya, luego perdiéndose en sus carnosos y suaves labios una vez más.-

Un leve temblor recorrió su cuerpo ante las palabras y como un pluma se deslizo entre sus manos, volviendo sus zapatos a tocar el suelo.

-¿Has intentado al menos que tu padre escuche tu opinión?-. Cuestiono a sabiendas de la terquedad que podía poseer su dulce amante, el mismo que se negaba a dejar de besarle de esa forma que le hacía temblar las piernas y un extraño sabor metálico se mezcló con el suyo.

-Nada bueno ha traído eso.- Negó separándose un poco, y siendo detenido antes de volver a besarle.

-Detente un poco, pequeño. ¿Ves? Ya te lastime, tu labio sangra un poco.

-No ha sido culpa suya, fue mía. Por ser incapaz de tragarme mis palabras por una vez en mi vida he recibido una bofetada, consecuencia de intentar razonar con ese hombre…

Minho descubrió lo amargo de sus palabras, dichas con algo de lastima y amargura que evidenciaban al frágil joven puesto en sus brazos. Noto el tipo de cansancio en su forma de hablar. Él estaba agotado de intentar agradar a alguien que siempre le miro de lejos, esperando algo de el sin atreverse a velar por su bien. Ordenes que cumplir, lecciones impuestas que aprender, un tono frio de voz que escuchar día a día…

-Eres bello, eres perfecto, no olvides eso.

-Lo amo…-. Desvió su mirada a la nada, no queriendo afrontar las consecuencias de decir eso: Un sonrojo por parte de ambos.

-…-. El no tenía palabras, Minho…sabía que era demasiado para el decirlo, y no quería escucharlo, le avergonzaría demasiado. Así que lo beso otra vez.

El alto solo le siguió, olvidándose de la carta que había logrado escribir y que guardaba en el bolsillo, porque solo añadiría más motivos por los cuales avergonzarse.



La misma historia, el mismo dolor, el mismo sentimiento. ¿Por qué no habría de tener esto un final feliz?







Primero que nada, quisiera agradecer a All time low, sin ustedes no habría un titulo medio-decente xD LOL
Y Y Y....no le interesa pero pronto comenzara la segundo temporada de Pesadillas de en sueño :3 Al fic solo le quedan unos dos o tres capítulos y estoy comenzando un nuevo fanfic llamado "Le marionette" -yo y mi spam-
Nos leemos~
PD: Muero por mostrar la bendita carta xD
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Mensaje por Taeminiie Sáb Nov 02, 2013 8:46 pm

Senpai!!!!!!! te extrañé!!! -><-

O por mi Dios amé el opening!! Txus y sus sensuales poemas ^///^

más jongKey!!!!! más 2Min (por cierto un muyyyyy hermoso cap de minho y tae, me vuelve loca que se amen tanto!! XDD)

ujuuu gané muchas sonrisas hoy con tu fic y me mataste con el Op!!!

skasdijsjdsj como me gustaría que jong se quedara con key =T^T=

"La misma historia, el mismo dolor, el mismo sentimiento. ¿Por qué no habría de tener esto un final feliz?" expectativas al 100% XD

aaaaaaaaaa estaré esperando la conti, no importa cuanto tiempo te tome senpai =^^= jajaja saludoss!

Bye Bye~
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Mensaje por Sou-Tan Jue Nov 07, 2013 3:03 pm

Se que tarde esa vez, lo siento, pero mas pronto de lo esperado me tienes por aquí :3 ¿En serio? Pensé que nadie prestaba atención a los openings xD Adoro sus letras, son geniales. Bueno, ¡A fangirlear se ha dicho! 

Opening :
Capitulo 9: Mi guía al infierno: Mi amado enemigo.

Sus manos se soltaron al final del corredor, donde la luz comenzaba y donde ellos se convertían de nuevo en otras dos piezas de ajedrez sin vida. Cruzaron sus miradas una vez más y asintieron respirando hondo. Dos enemigos desconocidos. Sus papeles eran un tanto difíciles de interpretar cuando en realidad eran dos amantes que conocían cada centímetro de piel y cada mínimo sentimiento del otro.

Minho fue primero, cuidando de que en sus ropas no hubiese un error lo suficientemente notorio como para generar preguntas acerca de su paradero anterior, aunque dudaba que alguien le importase. Sentose en el sitio que antes ocupaba, observando con prudencia y cuidado la entrada al salón de su castaño.

Le vio entrar pasando antes por donde algunos bailaban y se contoneaban con pasos aprendidos y bien ensayados. Key venía detrás de él, brindándole una curiosa mirada casi acusadora al tiempo que cayeron en las garras de las señoras que bailaban. Lee sonrió divertido a su amigo, viéndose animado al danzar, cosa que a él se le daba natural.
Se encontró a si mismo observando más de lo permitido al más bajo. Mantuvo su cabeza gacha, jugueteando con sus dedos en busca de entretenerse. Sonrió como un niño. La forma en su actuar, el cambio en su hablar…Ese Lee había logrado causar en el algo de lo que antes se hubiese reído.

~****~

Despertó en mitad de la madrugada a causa del ruido proveniente del corredor. Frotándose los ojos recordó que no se encontraba en casa. Salió de la cama tambaleante, el alcohol le había dejado un leve dolor de cabeza.

No hubo sorpresa en su rostro al encontrarse a una cabellera rubia y un cuerpo delgado siendo delicadamente delineados por la luz lunar. Cuando le vio de perfil noto su rostro carente de alguna emoción definida, era como si hubiese algo demasiado complicado en su mente que le preocupase.

Kibum lo sabía, lo vio en su mirada cuando antes de volver al salón el apareció de repente, tomándolo desprevenido ante esa emboscada de miradas acusadoras pero no enojadas ni mucho menos intimidantes.

De pronto el sonrió mirándole, tomándose del marco de la ventana para soltar un suspiro cargado de pesadez.

-Has cometidos muchas temeridades a lo largo de los años, Lee Taemin.

Casi apenado por el tono casi decepcionado de su voz no se atrevió si quiera a mirarle a los ojos.

-Pero esta es la única que ha valido la pena por completo. Incluso si me he ganado tu desprecio, no cambiaría nada.- Argumento decidido.

-Me enorgullece ser tu amigo.- Confeso el mayor.

-¿No crees tú que yo sea una vergüenza?

-Nadie que sea capaz de tanto por amor puede serlo. Vergüenza son aquellos, los cobardes incapaces de disfrutar del sentimiento.- Le reconforto.

-¿Cómo puedes estar tan seguro de que es amor?

-¿Has visto la forma en que te mira? Tanta dulzura y amabilidad. Una palabra que bastaba para definir a Choi Minho hacia unos meses era frialdad, le he visto cambiar, de lejos, para mejor. Has sido tú, mi niño. ¿Te has mirado en un espejo? Solo escuchar su nombre tiene en ti un efecto que podría decirse mágico.

El calor inundo su rostro, sabiendo que un tinte rojizo lo había pintado.

-Gracias.

-No me agradezcas Taemin. No sé si sentirme mal, pero prefiero alegrarme. ¿Estas consciente de lo que quiero expresar?

Dándole la espalda a la pared y recargándose se en ella suspiro. Tantas noches en vela, tantos cuestionamientos, tantos escenarios planteados y tantas pruebas que se impuso mentalmente durante los agobiantes días donde su amor no era más que sentimiento escondido en lo más recóndito de su ser y que comprobó estaba preparado para afrontar. Una pregunta cuya respuesta era sencilla si se preguntaba.

-Pensé lo mismo durante mucho tiempo. No me importaría morir por esto…

-Son muy valientes tus palabras.

-Muy cobardes, querrás decir.-Sonrió ladino-. ¿Por qué darse el lujo de morir cuando puedes vivir teniendo motivos para hacerlo?

-Aunque me queje siempre he pensado que eres muy bueno con las palabras.

-Y sin embargo muy imprudente.

-¿Te quedaras para el almuerzo?

-Por supuesto. Se supone que estoy para no dejarte morir de pena y dolor por la pérdida de tu querido hermano…-. Comento dramático.

-Claro que eso no es un impedimento para escaparte e ir a su encuentro, ¿o no?

-¿Qué tanto has escuchado nuestra conversación?

-Lo suficiente…

-Venga, a dormir.

-Ve tú.

-Sabes que no te hace bien, ¿cierto?

Le escucho suspirar negándose a dirigirle la mirada. Un rato a sola no le caería tan mal después de todo, pero su mejor amigo, su tercer hermano además de los dos Lee mayores, él estaba por vez primera aceptando su debilidad ante ese mundo que parecía consumirlos.

-Ah, y Kibum. Esto tal vez te interese: En Julio habrá un baile en el teatro, Jessica estará ahí.

~*****~

Al abrir las puertas Pegaso ya le esperaba fuera, ansioso como si supiese a donde irían esa noche. Por sobre su hombro, de soslayo, miro al rubio detrás de sí, y con el vio pasar como ilusiones, como fantasmas, los recuerdos y personas, y su vida. Era el comienzo y el final.

El miedo se había ido, los temores no eran más que espejismos del pasado lejano. El día entero lo habían pasado juntos, y ciertamente sentía que sería su última oportunidad para compartir con él y con sus frágiles sentimientos que parecían esforzarse por no romperse. Sería capaz de ser fuerte, y él le devolvería el favor siendo fuerte también.

-¡Taemin!-. Le llamo antes de que pudiese montar al caballo.

-Dime.

-Si yo pude, ¿Por qué no podría el también hacerlo?

Se tensó ante la idea. Kibum tenía razón. Sus constantes huidas por las noche, las desapariciones repentinas en las tardes, su ausencia cada vez más frecuente en las clases. ¿Tan fácil era atar cabos?

-Es un buen punto. Sin embargo, ha dejado de importarme ya.- Sonrió montando en el corcel.-Nos volveremos a ver, Kim Kibum…-Se despidió comenzando su recorrido.

Desde el castillo de los Kim sería más complicado llegar, mas no imposible. Con Minho habían acordado que Taemin iría por él, lo que no tenían planeado, era que serían ellos mismo quienes preferirían omitir la vuelta al bosque.

~******~

La luna y el sol ya habían intercambiado roles para cuando Taemin y Pegaso se encontraban a las afueras del castillo de los Choi. No era la primera vez que se escapaba de casa y los últimos meses había creado lazos irrompibles con un experto en esconderse.

Tras unos arbustos bajo del caballo, cuidando no ser visto por los guardias e indicándole al animal que le esperase. Pegaso no tardó mucho en tomar su propio camino. Después de todo, el también poseía esas habilidades para ocultarse y escapar.

<> Se recordó mentalmente. Sin titubeos se fue acercando cada vez más a la gran estructura que era el castillo Choi. A pesar del color del cielo sabía que ya se estaba haciendo tarde, y no le costó adivinar cuál de las muchas ventanas era la correcta dado que justo la que buscaba se encontraba abierta, a diferencia de las otras, totalmente cerradas.

De un salto, como cuando acostumbraba a treparse en las ramas de los árboles para escapar de sus responsabilidades, entro tomando desprevenido a la persona dentro de la gran habitación. La noche había caído, por lo que el lugar se encontraba iluminado por decenas de velas en los candelabros, brindándole luz a Minho mientras parecía entretenido escribiendo lo que era tal vez uno de sus libros.

-Llegaste…-. Sonrió.- ¿Cómo has llegado aquí sin que te vieran?

Se encogió de hombros acercándose, listo para comenzar una sesión de besos que no estaba seguro de poder detener. Él estaba sentado en una silla detrás de su gran escritorio, de cierta forma tenía un poco de envidia, al ser mayor, ya había culminado sus estudios básicos y ahora podía especializarse en algo. Abrazo su torso recargando su mentón en su hombro, no pudiendo ver que hacia porque él fue más rápido en esconderlo y sonreír maliciosamente al impedirlo.

-¿Has venido a llevarme contigo o a seducirme?

-Pensé que ya había hecho ambas.-Respondió en un susurro.

Sus ojos se inundaron y sus manos se sintieron pequeñas al despojarlo de sus ropas que impedían que le hiciese derrumbarse en sus manos con caricias. Sin tapujos. ¿De que servían aquellos exquisitos bordados en sus finas ropas, aquellas telas tan hermosas, si lo único que hacían era ocultar la cremosa piel que durante noches enteras había podido darse el lujo de disfrutar?

La urgencia de su cuerpo esa noche era desesperante de una forma pasional, que hacía que su aliento quedase en sus labios que le brindaban aquellos besos que parecían adormecerle de tanta intensidad. De tanto deseo camuflado tras la lentitud.

-¿Ha dónde han ido tus alas pequeño ángel?-. Dejo el susurro chocar contra sus labios, mientras sus largos y finos dedos apretaban la piel y trazaban la definida y excitante línea de su espalda.

Lee dio unos cuantos pasos hacia adelante, obligándole a retroceder y aferrarse más fuerte a su cuerpo sintiéndose torpe. Taemin le rodeo en un abrazo inesperado, regalándole el calor de su cuerpo que durante todas aquellas tardes, durante todos aquellas noches; había sentido como un abrigo ante el frio y a la soledad.

-Este amor ha sido la causa de mi destierro al infierno. Le he entregado todo a usted…Mi más fiel amigo, mi más deseado amante y mi perfecto enemigo: Choi Minho.

La amplia cama se hundió ante el peso de los dos cuerpos perlados en sudor. Era una noche caliente de verano y el ardiente deseo que los unía mantenía sus respiración pesadas perturbando el magnífico silencio que reinaba en la gran habitación que a Minho se le hizo, por primera vez en toda su corta vida, un lugar en el que podría vivir tranquilamente si Taemin podía quedarse una noche más de esa forma. Entregándose, dejándose ver por completo.

El cabello castaño cayo salvaje sobre la almohada mientras su, solo un poco más grande cuerpo, se dejaba caer sobre el contrario. Apropiándose de sus gruesos y adictivos labios rojizos por la suave succión que el ejercía en ellos, rozando sus dientes en la piel de su cuello sin querer dejarle marcas que resaltaran en su blanquecina piel.

Tomo sus caderas para girarlo, dejándolo de cara a las sabanas y sonriendo ante la vista de su peculiar lunar que curiosamente tenia forma de estrella y que se encontraba justo debajo de su nuca. Se fue sobre el a besarle, hundiendo la nariz en su piel y embriagándose con su olor, ese mismo que había hecho que se perdiese desde aquel primer día en que estuvieron tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Con cuidado fue bajando su fina ropa interior, y al tiempo en que su lengua se encargaba de saborear cada trozo de él, sus manos recorrieron toda la extensión de sus definidas y fuertes piernas. Tres de sus dedos fueron abriéndose paso entre los dos firmes glúteos y comenzaron a juguetear con su entrada.

-Entonces déjame llevarte al cielo. Cierra los ojos, permíteme mostrarte donde perteneces. Déjate ir, que yo estaré aquí para asegurarme que permanezcas en esta realidad. Pequeño…

Incluso si las palabras se le hacían conocidas, la capacidad de pensar en algo que no fuese las dulces descargas eléctricas que se encargaban de llevar el placer a cada fibra de su ser le impedía identificar el origen de ellas. Apenas pudo sostener sobre sus manos y rodillas, sintiéndose morir, casi fuera de sí. Era lo que lograba el, su cuerpo dentro del suyo llenándole, sus labios sobre cada pedazo de piel, su aliento, su olor, su sudor mezclándose con el propio, su calor y los susurros en su oído.

Soltó sus caderas, acompañándole en aquella posición y apoyándose sobre las palmas de sus manos y respirándole en la nuca. Enredo sus dedos en su cabello, halando suavemente su cabeza hacia atrás dejándole espacio para atacar su cuello al tiempo en que sus embestidas se volvían cada vez más lentas y comenzaban a seguir un ritmo pautado y más intenso.

-Me…me estoy p-perdiendo…

-Déjate ir, te sostendré cuento sea necesario…

Luego de eso casi pudo ver al universo mostrarse ante sus ojos. Rio mientras un gemido se ahogó en su garganta, derrumbándose y casi no pudiendo más. Las piernas les temblaron y un cuerpo cayó sobre el otro.
Invirtiendo posiciones, Taemin termino encima de Choi. No dudo en ir en busca de sus labios, queriendo probar cada parte de él que antes se le hubiese olvidado, memorizando su sabor, acariciándolo con sus labios.

Bajo desde sus labios a su mentón, de ahí a su cuello que mordió a su antojo, deslizo su lengua hasta su pecho, y se encargó de robarle varios gemidos al torturarlo, besando y mordiendo y succionando vehemente sus pezones. Entrelazaron sus piernas, agitados. Su delgado cuerpo volvió a estar debajo de Minho, y no tardo en llevar sus manos a su espalda. El había vuelto a enterrarse en lo más profundo, a besarle en uno de sus puntos más sensibles, a hacerle sentir tan exquisitamente que podía jurar estar al borde de la locura.

-¡Oh! Ah…ah…Estoy viendo el cielo, pero se siente tan ardiente como en el infierno.- Gimió enterrando las uñas en su espalda.

En el momento en que el punto dentro de sí capaz de llevarle a la perdición fue tocado por Minho sus piernas se abrieron a mas no poder, y el parecía absorto en mantener todo aquello en esa forma dulce y pasional que estaba jugando con su cuerpo, llevándolo a límites que apenas comenzaba a conocer y que él le hacía disfrutar.

Tomo su cintura y estampo sus labios contra la piel de su vientre, subiendo hasta su ombligo y embistiéndolo con su lengua. Dejo un rastro de saliva que termino en su pecho. Dientes chocando, manos desesperadas por tocar más piel, labios rojos y húmedos peleando entre sí, respiraciones entrecortadas, dos corazones latiendo a destiempo y dos gemidos que inundaron el silencio abrazador de la noche.

-Eres un pequeño demonio Lee Taemin.- Dijo las palabras con dificultad sobre su cuello.

Lee rió tiernamente tomándole de las mejillas enrojecidas por la agitación. Acerco sus rostros hasta plantarle un beso en su frente, otros dos en sus mejillas y un último beso mojado en sus labios rojo furioso.

-Creo que, incluso si intenta llevarme al cielo, seré yo quien lo arrastre conmigo al infierno.- Le siguió el juego.- Pero por ahora, me conformare con amarrarlo a mi cuerpo esta noche…-. Suspiro mientras él se acurrucaba sobre su pecho.- Y tal vez…las noches que le sigan a esta…en un futuro…-. Culmino durmiéndose.

~*****~

-Tenemos una semana.- Aviso.

-Solo necesitaremos un día para estar tan lejos de aquí que ni ellos van a poder encontrarnos.-Le tranquilizo.

Estaban abrazados, era hora de irse para el menor. Aún estaba amaneciendo, y sería mejor que estuviese en casa cuanto antes si no quería ser descubierto. Tal vez nadie pensaría que se encontraba justo en la habitación de su amante, abrazándolo y trazando juntos un sencillo plan para irse lejos.

-Cariño, te han venido a buscar.- Le informo deslizando una de sus manos por su espalda, y metiendo en uno de sus bolsillos la carta sin que él lo notase.

Le ayudo a montar desde adentro, y antes de dejarle ir le robo un corto beso. Vio como de lejos le miraba antes de que el cabalgar del caballo se perdiese de su vista. Y ahí iba una vez más su amor, alejándose, dejándole impregnado de su fuerte olor…Pronto dejaría de ser así.

Hoy los agradecimientos del titulo van para John Katzenbach y "El Psicoanalista", sino, al demonio el titulo xD
Este lemon, cuando lo estaba escribiendo fue tan "skxndkdlvwuqgwwgcindjd". Malditos personajes gehis derramadores de miel e.e. Hoy logre terminarlo rápido -aunque me quedo mas corto de lo esperado-, debido a que me enferme y no fui a clases :3 lml
Ahora, por lo corto, y por todos los errores de ortografía que a su perezosa escritora no le gusta revisar, les dejo un pedacito de la carta. *se sonroja* ¡Es tan cursi! Minho gehi 7_7 *se esconde debajo de la alfombra*...esperen, yo ni siquiera tengo una alfombra .-. 

"Al llegar a ser anciano, cuando en suspiros se me escape el alma, sonreiré, aun si tu en esa época ya te habrás aburrido de este miserable enfermo de amor. Y podre relatar la historia con orgullo, de como conocí a un joven valiente, ojimiel de sonrisa encantadora, que me hechizo con su aroma, que me sedujo su voz.


Entonces mis ojos que habrán perdido luz, se iluminaran al pensar en ti, en la criatura mas hermosa que he podido admirar, y en la mas cruel por causarme todo esto, por hacer adicto a ti.


Pero incluso detrás de la felicidad, se esconde algo de tristeza, mi muy amado Taemin. No te pido que no luches, solo te imploro que no te aflijas pensando en ello, yo no lo hago, porque mas allá de la oscuridad hay luz. Yo permití que te convirtieras en esa luz.


Oh, por favor, no temas en las noches cuando escuches los lamentos de este mundo que parece intentar autodestruirse, que sin saberlo nos juzga y rechaza.


Esto es tan real, tan fuerte y tan sincero, que no pienso referirme a ello como si fuese un pecado, un insulto a la moral y la dignidad. ¿Moral de quien, dignidad de quien?, ¿De los pecadores que ruegan por perdón sin arrepentirse para seguir pecando con tranquilidad? Simplemente jamas aceptare que amarte a ti esta mal."


Nos leemos mas tardar en dos semanas :D
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Mensaje por Sou-Tan Lun Nov 18, 2013 4:06 pm

Capitulo 10-. Cradle: Abrigame en tus brazos, acuname en ellos y protegeme de esta realidad. Por favor...

Opening. Instrumental:
~*****~
Ese día recordaba haberse despertado antes, siendo afortunado al tener la dicha de poder contemplar su rostro sereno de apacible expresión mientras dormía bajo su cuerpo. Escabulléndose de sus brazos que rodeaban su espalda plasmo una sonrisilla en su rostro, e intencionalmente imito esa risa tan común que parecía ser algo como una enfermedad incurable y contagiosa.

Cubrió su cuerpo con una de las sabanas y salió de la cama para dirigirse luego a su escritorio, había algo que aun debía agregarle a la carta que le daría al pequeño dormilón que podía apreciar a la perfección desde su asiento. Ocultarle eso, un pequeño detalle e imaginarse las variadas reacciones que él podría tener a ello le hacía sentir ansioso. Un sentimiento de emoción que le obligaba a simplemente darle rienda suelta a esas palabras que se había callado y que ahora se hacían cada vez más reales. 

Yendo más allá del papel, volviéndose tan reales como el mismo. Y sus palabras ya no serían suyas. Él se las estaba regalando a una persona estaba seguro sabría apreciarlas y perdonarlas por lo torpes que podrían llegar a ser.

Al irse Lee creyó verlo todo más claro. Los sueños podrían cambiar, aquellas ambiciones planeadas durante años de anhelo y excitación al intentar volverse capaz de alcanzarlas, esas también se habían difuminado y guardado en un rincón muy escondido de su lista de prioridades. Una persona, un suceso, un sentimiento o incluso una opinión; cualquier cosa podría ocasionar un giro en nuestras vidas de tal modo que en menos de un día nuestros caminos tomen direcciones distintas.

Encontrándose a si mismo envuelto en la soledad de su amplia alcoba, se cuestionó si realmente era poseedor del coraje suficiente que requería el huir. Huir porque era lo único efectivo.

La luz había penetrado por completo en el lugar, el calor y la calidez agradable de la época se le antojaron esplendidos. Y de nuevo el recuerdo de las noches vividas, llenas de amor, de lágrimas y de historias que juntos compartían, de ideales de libertinaje, de sueños e ilusiones que les hacían ver que tanto se escondía dentro de cada uno de ellos.

Se dejó caer en su cama, aspirando la fragancia que se había impregnado en las sabanas. Cerró sus ojos y una débil curva surco sus labios imitando a una sonrisa. Casi podía volver a escuchar sus suspiros cerca de su oído, sus labios al despegarse, sus carcajadas suaves y su voz que con el tiempo de había vuelto más gruesa, relatando con pesar y a veces con suma alegría la historia de su vida. Pero sobre todo, aquel te amo que le había perseguido en sueños retumbándole en los oídos como un eco sin cesar.

Durmió de nuevo, respondiéndose que sí. Que aunque no tuviese suficiente valentía se enfrentaría con miedo pero con seguridad a ese mundo patético en el que lamentablemente se había tenido que haber desarrollado todo.

Y la historia de Minho no era muy diferente a la de Taemin. Al principio, se esforzó en ser alguien a los ojos de su padre, pero sin importar que, su hermano mayor fue el desgraciado que cargo con dos pares de ojos amenazadores sobre él durante toda su vida. Al crecer supo que lo mejor era no haber tenido la responsabilidad de enorgullecer a un montón de enmascarados expertos en el arte de la mentira.

Se sorprendió a sí mismo a edad temprana siendo uno de ellos. Estuvo mal, se había dado cuenta pronto que solo estaba el, solo, sin nadie. Porque todos estaban muy ocupados en tratar de no odiarse tanto a sí mismos y en lo que se habían convertido. Y sinceramente no estaba dispuesto a cambiar eso. ¿Por qué habría de ser el que marcase la diferencia cuando no había nadie que fuese capaz de dejarse amar, de dejarse consolar; si él también estaba haciendo lo mismo?

Pero fue esa noche cuando todo cobro sentido. Todo el camino a través del bosque se le paso haciendo el quejica, su padre había sido tan irritante como siempre y sus absurdos planes le habían llevado hasta el castillo de los Lee. Irónicamente todo eso llevo a este punto de la historia.

Donde un día sin verse era un día desperdiciado.
Sin buscarlo había encontrado el amor. ¿Por qué no luchar por el habiendo tan pocas esperanzas de hallar a alguien más que valiese la pena cuando Taemin se negaba a soltar su mano?

~******~

Dejo a Pegaso en las caballerizas, no sin antes haber pasado por el proceso de convencerlo de que se quedase ahí porque incontables veces había ido detrás de él. No le culpaba. Escapar era una palabra que constantemente rondaba sus pensamientos.

Había sido más fácil de lo anticipado, el volver a casa y que las preguntas de su retraso no se hiciesen presentes.
Vio a todos más agitados y apresurados que usualmente. Los lacayos iban de un lado a otro cargando cosas, las doncellas parecían estar acomodando equipajes y sabía que algo no andaba bien.

-¡Hey Taem!

Se giró en busca de la voz tan conocida llamándole. Ahí estaba, sonriendo tan radiante como le recordaba, justo al lado de su hermano, esperándolo en la puerta de entrada al castillo.

-¡Jinki!-. Exclamo al verle, corriendo hacia él.

Le abrazo momentáneamente para luego verle a la cara, como si pensase que no era real. El mayor no acostumbraba a ir mucho por allí debido a sus responsabilidades, así que estaba feliz de ver a su primo allí una vez más.
De igual forma, eso solo hacía que todo fuese más extraño aun.

-Vaya, creo yo también tardare casi un año para hacerte una visita. Tal vez así tenga una linda bienvenida.

Los dos Lee restantes sonrieron ante las indirectas de Changsun. Sus berrinches no les eran desconocidos a esas alturas de sus vidas, y a ambos, Taemin y Jinki, les encantaba hacerlo sentir celoso. Uno porque creía que robándose la atención del menor haría enojar de esa forma tan linda a su hermano, y el otro porque sabía perfectamente que a él no le gustaba que su hermano prestase más atención a alguien que no fuese él.

Ambos se acercaron a él y dejaron un beso en cada mejilla, como era su costumbre desde niños.

-Y Taemin…-. Le llamo Jinki al verle dirigirse a las escaleras.

-¿Si?

-Tu padre ordeno que fueses a verle una vez estuvieses aquí. Se encuentra en la biblioteca.

Asintió, sintiendo su sangre hervir y todas las sensaciones negativas que el recuerdo de ese hombre le producían adueñarse de él. Una de ellas, miedo. Otra, asco.

Dio la vuelta y desvió su camino para ir hacia la biblioteca. Sus puños se cerraron fuertemente, reuniendo rápidamente el valor para encararle en lo que sea que viniese. Nada bueno podría ser.

-Hasta que te dignas a llegar.-Soltó mirándole sentado desde un sillón.

Por primera vez su severa expresión no le produjo sentimiento alguno. Era como si el ya no significase nada. Porque ahora solo algo tenía un verdadero significado. El miedo se había ido, pero la ansiedad prevalecido.

-¿Para qué me ha llamado, padre?

Sin responder a la pregunta, se puso en pie sin despegarle la mirada de encima. Le miraba por encima de sus anteojos casi como queriendo intimidarle pero eso ya no funcionaba.

El viejo Lee dejo el libro que leía en su asiento y no se acercó, solo comenzó un recorrido por toda la habitación.

-Mañana al llegar el medio día partiremos a Londres. Dos días después, la boda va a celebrarse.

Entonces su rostro palideció. Dos días y solo eso era tiempo que quedaba para que su vida se convirtiese en una más de muchas, oscurecida tras la obligación y escondida en la sombra de una apellido que muchos podría sobrevalorar. 

Un día exactamente, solo eso le quedaba.

Su cuerpo entero tembló ante la idea de no poder siquiera despedirse. Tuvo que sostenerse de uno de los muebles para no dejarse caer. Tenía el estómago revuelto y los nervios de punta, el pánico hacia que todo diese vueltas a su alrededor.

-Esta es una oportunidad que te estoy dando. Considera que mi generosidad ha sido mucha para la que te mereces. Puedes ser parte de esta familia, yo podría por fin darte esa aprobación que has venido buscando. ¿Qué es lo mejor para ti ahora? ¿Cuáles son tus razones para irte? Sera mejor que te apresures a ordenar tu equipaje, será un largo viaje.- Dicho esto dejo la habitación.

Llevo una mano a su pecho mientras intentaba recobrar el aliento que iba perdiendo poco a poco. Necesitaba un poco de tiempo para ser capaz de asimilar las palabras de su padre.

-Lo sabe…-. Se dijo a si mismo.- Lo he visto en su mirada. El…-. Respiro sintiendo como jadear era la única salida porque yo no encontraba otra forma de llevar oxígeno a sus pulmones.- Lo sabe todo.

Al igual que Kibum, lo vio en su mirada. El rubio tenía razón, si él lo había notado, ¿Por qué su padre no habría de ser capaz también?

Era una advertencia. Sabía que solo había dos opciones, y tenía clara cuál era la que él deseaba seguir.

Debía encontrar a Minho.

Los arboles parecían hacerse cada vez más, como en una pesadilla donde el bosque parecía querer tragárselo. Si no hubiese tenido a alguien que le esperaba a orillas del lago tal vez esa habría sido una buena idea.

A esas horas ya debería saber sobre la rapidez con la que todo se había desarrollado. Y eso hacía que el miedo fuese mayor. Porque él no era el Taemin que todos pensaban. El tenía mucho miedo y si el no sabía qué hacer, si Minho no tenía alguna idea que solucionase todo, el estaría perdido.

No se sentía capaz de razonar correctamente.

-¿Se supone que todo termine aquí?

Arrodillándose a su lado le miró fijamente, el mantenía la vista al frente y había echado la pregunta al aire. Definitivamente el sabía todo.

-¿Por qué luchar por esto cuando sabemos que las cosas seguirán siendo las mismas?

Con la cabeza gacha escucho su pregunta, su tono de voz y su forma de hablar parecían estar destinadas a herirlo o hacer que flaquease.

-¿Vale la pena? Y más importante, ¿Por qué no? Después de todo, incluso si no lo logramos, hare todo lo que pueda por quedarme contigo, Taemin.

>>Hacia allá, mucho más lejos de donde termina el horizonte, tal vez ahí podríamos estar bien. Siempre que tu mano no suelte la mía, siempre que estés dispuesto a recibir mis besos.

Un gentil beso en su mejilla le saco de su ensimismamiento. Pero era tarde, ya no había un Minho en el cual apoyarse. Esbozo una sonrisa de alivio y miro al cielo. Él podría tener razón. Era un riesgo que valía la pena correr.

-Incluso si no lo logramos…-. Se repitió para no olvidarlo.

~******~

Resonó en el corredor el sonido de sus nudillos al golpear la madera de la puerta de la habitación donde se encontraban los dos hermanos Lee. Sus hermanos, recordó.

Jinki abrió la puerta, y se apartó un poco para dejarle entrar y ver como un Joon dormía plácidamente en su cama. Se notaban sus ojos hinchados y un poco rojos. Había llorado.

-¿Qué le paso?-. Se preocupó por saber que aquejaba al mayor.

-Aún se comporta como un niño. No te preocupes por él, estará bien.- Respondió invitándole a que se sentase con él en la cama.

-¿Podrías despertarlo? Hay algo que necesito que ustedes sepan.

-Solo dime algo, ¿Tiene que ver con esta boda tan apresurada que tu padre ha planeado?

Respondió con un asentimiento a lo que Jinki zarandeo un poco a Changsun para hacerlo reaccionar. Suavemente solo dejo su cuerpo medio dormido acurrucado sobre él.

-¿Qué sucede?

-Taemin tiene algo que decir. Adelante…-. Le invito a proseguir.

Bajo su mirada hacia sus piernas, donde sus manso se aferraban a sus pantalones con fuerza.

-Mañana no viajare con ustedes. Me iré antes.

-¿Eso era todo?

-Lo que quiero decir es, que no planeo ir a ninguna boda. Escapare. Me iré lejos.

Ellos se miraron un momento, impresionados, y luego asintieron risueños. Su primo y tercer hermano estaba completamente loco, y estaban orgullosos de él. Claro, también preocupados. ¿Cuántas cosas podrían sucederle a un chiquillo tan distraído como él lo era?

-¿Estás diciendo que

-no volveremos a verte?-. Completo el mayor la pregunta.

Les miro. Dejar todo era una frase literal. No había pensado en eso al darse tan rápido todo, pero era cierto. No podría volver, al menos no en muchos años, a verles; y la idea era realmente triste.

-Algún día volveremos a vernos.- Aseguro.

-Yo no estaría tan seguro de eso, pequeño. Pero, ¿Dónde iras? ¿No crees que te estas precipitando? Tu solo…

-No estaré solo.- Interrumpió.- La principal razón por la que parto, es alguien.

-¿Ves Joonie? Solo tu quedaras solo.- Se burló.

-Dubu~

-Vamos, no te pongas así.

-Oigan, necesito su ayuda en algo. Yo, partiré lejos esta noche.

~*****~

Luego de haber recibido a Taemin, ambos subieron a sus habitaciones, necesitarían descansar todo lo posible, sería un largo viaje y a duras penas habían terminado uno hacia menos de un día.

Claro que lo último que esperaba era que ni veinte minutos después Changsun aparecería en su habitación y sin decir nada se metería en su cama. Ese no era uno de sus comunes berrinches.

-¿Pasa algo que no sepa?-. Le pregunto cruzando los brazos sobre su pecho.

-Oh, lo sabes, y no estaré dispuesto a refrescar tu memoria.

El inusual tono de seriedad y serenidad en su voz le hizo guardar silencio unos minutos, intentando hallar una razón para que su hermano pudiese estar afligido. Y cuando la encontró, deseo con todas sus fuerzas que por favor no fuese eso.

Porque era duro aceptarlo.

-¿Has estado llorando, cierto?-. Se acercó y delineo sus parpados cerrados. Comenzaba a quedarse dormido.- Has sido fuerte, ¿no crees que sería mejor dejar de pensar en ello un rato?

-No puedo. Es imposible sacar de mi mente que el amor es un ángel oscuro, cruel y despiadado…-. Y durmió.

 Jinki abrió la boca para decir algo, pero las palabras quedaron encerradas en su garganta, amontonadas, confusas y antes de que pudiese notarlo un nudo irrompible se había formado en su garganta. Fue en ese momento en el que el menor toco a su puerta.

~*****~

La cena trascurrió de lo más hostigante. Era el único momento en el que Taemin deseaba estar callado, sin decir nada más que monosílabos que complaciesen a su madre y le aseguraban a la mujer que no la estaba escuchando pero que aun así tenia los modales para aparentar que ponía atención a lo que decía.

Esa, en cambio, fue de lo más silenciosa. So Man se la paso en silencio, casi divertido con los pensamientos que estaba teniendo. La mujer no dejaba de mirarlo de reojo de vez en cuando, al parecer la noticia le había tomado desprevenida. No de la boda, sino de los amoríos de su hijo.

Joon y Jinki parecían absortos en su mundo, más que todo el primer nombrado. Changsun mantenía una apariencia preocupante. Y el, Taemin solo miro su plato sin comer ni un poco. Lo haría. Contra todo lo que les impedía estar juntos, se desharía de ello sin importar como.

Aguardo hasta que fuese más noche, de madrugada, cuando todos dormían y solo quedaban en casa dos personas además de el que se mantenían totalmente despiertos y consientes.

En la mañana se había quitado el abrigo y lo había tirado en un rincón antes de darse un baño, así que lo recogió y con apuro se lo puso torpemente sin abotonarlo siquiera. Tenía todo el tiempo del mundo…claro, cuando ya estuviese lejos. Por ahora, las horas estaban contadas.

Entraron juntos y le miraron preocupados. Solo atino a ir hacia ellos y abrazarlos fuerte y efusivamente. Dejo un beso en la frente de ambos antes de decir adiós y entonces tomo la pequeña bolsa que contenía todo lo que necesitaría para su largo viaje.

Sin planes, solos en la vida.

-Solo espero que nos volvamos a ver.

-Yo también. Yo también…-. Y bajo por el árbol que había al lado de su ventana.

Una vez más había dejado la gran puerta del muro abierta para poder salir sin problema. Dio la vuelta apreciando lo que nunca fue su hogar y lo que nunca llegaría a serlo.

Los días vividos ahí nunca fueron felices, así que no había razón para estar triste por estar dejando todo.

Todo por un amor.

Sonaba estúpido en su cabeza, pero era una razón hermosamente estúpida para sonreír. Y Taemin nunca antes había tenido razones para sonreír.

Corrió a las caballerizas a liberar a Pegaso y lo monto tan rápido como le fue posible. Sentía como la adrenalina del momento se liberaba en su sangre y le hacía bombear el corazón de manera acelerada.

El sonido del cabalgar ahogo el ruido que hizo el sobre al caer del bolsillo de su abrigo.

No llevaba lámpara alguna consigo por lo que en el bosque solo podría contar con los ojos de su caballo.

~*****~

Cuando escucho el cabalgar recargo su espalda en un árbol, aliviado porque llevaba tanto rato esperando ahí que comenzaba a creer que ya no vendría y que tal vez escapar era una idea muy descabellada para ellos dos.

-¡Ta- Iba a llamarle, pero el grito quedo a medias al sentir como algo sólido se pegaba a su espalda, puesto que se había alejado un poco del árbol.

Se quedó quieto a la espera de algún movimiento. Alguien estaba detrás de él, lo sabía, y no era Taemin porque podía escuchar como el menor se acercaba. Las hojas y pequeñas ramas quedaban aplastadas y crujían bajo sus pies mientras andaba.

“Hola, Es cómico, ¿no es cierto? Incluso cuando no éramos más que dos extraños bajo la oscuridad de la noche y charlamos amenamente fingiendo no saber nuestras identidades, no ha habido ningún saludo en nuestras conversaciones. Sin embargo, es como si ahora fuese más que necesario. Perdón te pido antes de comenzar, porque estoy siendo tan cobarde refugiándome en el papel, pero por favor, toma esto como un regalo.”

 

-¿Minho, está usted aquí?-. Pregunto agudizando la vista e intentando divisar el alto cuerpo que no tardo en ver.

-Taemin, creo que deberías…- Antes de que fuese capaz de decir algo para impedir que él se acercase, un fuerte sonido hizo eco por toda la extensión del bosque y el dejo impresionados a ambos.

Se encontró a si mismo siendo sostenido por los brazos de su querido Taemin, que mantenía una mirada inundada de confusión y miedo.

Miedo de perderlo.

Le habían disparado por la espalda, aquello que había sentido había sido un arma.

-Minho, Minho, ¿Está usted bien? ¿Qué le han hecho? ¿¡Quién demonios está ahí!?-. Grito con la voz quebrada. Minho aún estaba en shock entre sus brazos y el miedo, la rabia y la impotencia se estaban mezclando en su interior.

“Este incontrolable e indómito sentimiento llamado amor creo que lo produce tu risa. Por favor no permitas nunca que tu sonrisa se pierda en el crepúsculo.”

Las piernas no le dieron para más y el llanto fue incontrolable una vez salió.

-Vete.- Ordeno el mayor sintiendo un increíble dolor extenderse por todo su cuerpo. Aun no estaban solos, y si algo le pasaba no se perdonaría jamás no haber hablado a tiempo.

-¿Qué está diciendo?

-Me dan lastima, ¿de qué les ha valido el amor?-. Taemin busco con la mirada, a oscuras, el dueño de esa voz tan conocida y ásperamente asquerosa.

-¿De qué te ha valido a ti, padre todo tu asqueroso dinero y tu miserable ser? No tienes nada, no tienes a nadie.- Escupió con odio.

Entonces todo fue peor. Otro sonido ensordecedor y una herida en su abdomen que mancho más sus ropas con la roja sangre.

-¡Taemin!

~*******~

Inconscientes de que un furioso So Man iba en busca de aquellos dos amantes clandestinos, ambos Lee fueron hacia sus habitaciones.

-¿Puedo quedarme contigo esta noche?

Jinki abrió la puerta y dejo entrar a Joonie antes que él, quien no chisto antes de tumbarse a un lado en la cama.

-Por supuesto, esta noche me siento más solo que de costumbre.- Jinki acompaño a su hermano en la cama, acostándose de cara hacia él.

Se tomaron de las manos, como en las noches de tormenta en que ambos eran unos niños y se acompañaban al enfrentar el miedo infundado por los fuertes truenos.

-¿Todavía no puedes, cierto? Yo tampoco.- Changsun, al ver que tenía intenciones de interrumpirlo, prosiguió.- Hey, aquí estoy yo, se lo que se siente, ¿sabes? Estamos juntos en esto, sé que es duro y que tú también estas pasando lo mismo. No puedes hacerlo, no intentes olvidarme porque será más doloroso.

-¿Me amas?

-Tanto que siento que es demasiado y no podre controlarlo.

-Siempre me pregunte el por qué siempre terminamos de esta forma. La vida jamás es justa, pero no impide que pueda amarte como lo hago, Joonie.

-Quiero que seas feliz con ella, porque también al amas.

-Tienes…Maldición, Joonie tienes que prometer que harás lo mismo, que tú también serás feliz.

El aludido fue acercando su rostro cada vez más, hasta que sus narices quedaron juntas y sus labios se acoplaron a los contrarios porque ya no soportaba un segundo más de no poder hacerlo.

Si, era su hermano y se había enamorado de él.

-Sin olvidarte, seguiré mi camino.

~*****~

Se negaba a creer lo que estaba presenciando. Realmente estaba sucediendo, su amor entre sus brazos realmente sangraba, las lágrimas empapaban su hermoso rostro, y sus manos ya casi sin fuerza se aferraban a él como podían.

-Solo han conseguido la muerte, y todo por tu egoísmo. Te lo dije, te di una oportunidad de evitar una tragedia, ahora, ¿Qué te queda?- Aquel monstruo rompió el sobre que contenía la carta del alto, esa que en el camino hacia la libertad se le había caído a Taemin y que jamás llego a leer. Y se fue, olvidándose de que alguna vez había tenido un hijo.

“Cuando me mostraste tus lágrimas por vez primera, en el interior de ellas vi como también se reflejaba mi alma. Quizá, sea porque nuestro dolor fue el mismo…O quizá porque sin saberlo, ya me había entregado a ti enteramente.”

 
Minho lo sostuvo fuerte como pudo, y ambos terminaron tumbados en el suelo alfombrado con el césped verde. El cabello sudado de su amante se pegaba a sus ropas estando su cabeza en su pecho, como si estuviese durmiendo.

-Escúchame bien…aun puedes, todavía tienes tiempo de salvarte. Vuelve a casa, se fuerte y pide ayuda a cualquiera. No mueras Taemin, no mueras.- Suplico mientras suaves lagrimas caían de sus ojos en un llanto calmado, así como el del menor.

El menor sonrió y alzo su vista para mirarle.

-No puedo dejar que ellos ganen. Si te dejo, si permitimos que nos separen, ¿Qué tendremos? ¿Qué quedara de nosotros? No somos nada, y sin embargo, juntos lo somos todo. No quiero y no les daré la razón. Esto no puede serlo, amarte no puede ser un error.

Minho tosió sintiendo el sabor metálico de la sangre en su boca, y después rio.

Le vio ahí, mirándole decidido y le recordó hablando con convicción sobre sus sueños. Todas las noches, todos los días, no podría haber vida sin él. Sería tan vacío. Tuvo dudas alguna vez, y lo dejo todo así como el.

Porque los libros podrían olvidarse, porque las paginas podían escribirse de nuevo, porque las historias seguirían siendo suyas.

“Cada vez que me dirijo al bosque de pinos, pienso en tu rostro y en tu voz hablándome dulcemente. ¡Que me has hecho! Me emociono como un niño al intentar atrapar una escurridiza mariposa. Y cuando reímos a la par, entre bromas y jugueteos, nos veo a ambos como el pequeño cachorro tras el lobo travieso.”

Como una historia de película norteamericana romántica, como un cliché redundante de serie juvenil, como esa novela romántica inglesa de Shakespeare, con un pequeño detalle de compartir sexos, un chico conoció a un chico.

Así como Tristán e Isolda, quienes bebieron de la poción del Filtro del Amor y se enamoraron, su filtro de amor había sido una sonrisa la noche en que se conocieron. Con la que sellaron una promesa.

“Antes de llegar a conocerte, el amor parecía ser solo patrañas, ilusiones de personas cuyo sentimentalismo hace contraste con su ignorancia sobre el asunto, que no lo han experimentado nunca, pero que no obstante hablan de él. Me lo enseñaste sin palabras, que el amor es incluso más que un sentimiento.”

Igual que Eva, que tomo el fruto prohibido, ellos se dejaron llevar por ese sentimiento prohibido que los sometió. Solo que, a diferencia de Eva, ellos no necesitaron incentivo alguno.

Y fue así como un chico conoció a otro chico y un amor doloroso comenzó.

-Me ha salvado tantas veces, Minho, de la soledad. ¿Cómo podría yo ahora dejarte aquí?

Taemin le beso suavemente, con las manos sobre su pecho, moviendo vehemente sus labios sobre los contrarios.

-Realmente desearía haber tenido más tiempo para amarte.

“Y aunque mañana cuando nos veamos en el bosque, tu llegases a mi encuentro para acabar conmigo, con mi vida, con este amor, no podrías, y en ningún momento me negaría a tus deseos por que yo dejase de respirar. Porque, solo el día en que mueras, mi vida habrá terminado.
Nadie, ni tú mismo, arrancaras de raíz mis sentimientos.”

-¿Ve aquí? ¿Puede verlo?

-¿De qué hablas ahora, pequeño?

-Solo estamos nosotros, no hay nada que nos separe. Nuestra historia es solo nuestra, los arboles la han escuchado y la luna ha visto todo, siempre lo mantendrán en secreto. Yo no puedo dejarlo morir, si usted muere, ¿Qué será de mí? Le he entregado todo lo que tenía.

-No puedes hacerme esto. Vete, por favor. No mueras.

-Aun no lo entiende, ¿cierto? Es usted mi razón para escapar, para irme lejos. Es usted mi razón para volver aquí a su encuentro cada noche. Y es usted la razón que tengo para quedarme aquí esta noche.

“Al llegar a ser anciano, cuando en suspiros se me escape el alma, sonreiré, aun si tú en esa época ya te habrás aburrido de este miserable enfermo de amor. Y podre relatar la historia con orgullo, de cómo conocí a un joven valiente, ojimiel de sonrisa encantadora, que me hechizo con su aroma, que me sedujo su voz.”

-¿Qué ha sido esto?

-Te he escrito una carta, pero ahora no es más que trozos de papel.

-Quiero escucharla.

-¿Por qué aun no te vas?

-Vamos, Minho. Solo piensa…-. Respiro hondo, asimilando las oleadas de tormentoso dolor.- Piensa que no estamos perdiendo el aliento, que no ha pasado nada, que la noche es fría y que estamos rodeando una hoguera mientras nos cubrimos del frio, y que me cuentas una historia para poder conciliar el sueño. Que no estamos muriendo.

Convencido de que el jamás se iría, porque no sería capaz de dejarle solo en eso. En ese amor que hasta ahí les había llevado.

Tomo aire antes de decirlo, todo tal y como lo había plasmado en el papel, apretando su cuerpo y sintiéndose inútil al sentir como ambas respiraciones se iban haciendo más débiles.

Taemin escucho con atención, cerrando los ojos y sonriendo todo el tiempo ante las dulces palabras que el alto le había regalado. Tan extrañamente, se había sonrojado hasta las orejas. 

“Entonces mis ojos que habrán perdido luz, se iluminaran al pensar en ti, en la criatura más hermosa que he podido admirar, y en la más cruel por causarme todo esto, por hacer adicto a ti.

Pero incluso detrás de la felicidad, se esconde algo de tristeza, mí muy amado Taemin. No te pido que no luches, solo te imploro que no te aflijas pensando en ello, yo no lo hago, porque más allá de la oscuridad hay luz. Yo permití que te convirtieras en esa luz.

Oh, por favor, no temas en las noches cuando escuches los lamentos de este mundo que parece intentar autodestruirse, que sin saberlo nos juzga y rechaza.

Esto es tan real, tan fuerte y tan sincero, que no pienso referirme a ello como si fuese un pecado, un insulto a la moral y la dignidad. ¿Moral de quien, dignidad de quién?, ¿De los pecadores que ruegan por perdón sin arrepentirse para seguir pecando con tranquilidad? Simplemente jamás aceptare que amarte a ti está mal.

Taemin…la luna ilumino esa noche donde sucumbí en brazos de mi adorado enemigo. Y si dejas de amarme alguna vez, ella seguirá derramando su luz en el lugar de nuestros recuerdos, ¿Verdad?
No mal entiendas, no dudo de ti, sin embargo, siendo tu tan maravilloso, tal vez haya alguien que te merezca más que yo.

Porque si algún día nuestros dedos se sueltan y se separan, si alguna vez desaparecemos en el adiós, yo quiero rogar a las estrellas para que seas feliz aun sino es a mi lado.

Solo me queda pedir perdón por lo que estoy próximo a escribir, porque eran palabras extrañas para mí antes de tu llegada. Antes de ti, mi vida, y no he acumulado el valor para mirarte a los ojos y decirte “Te amo”

Taemin. Taemin…Taemin, mentiría si dijera que desconozco el momento en que mi vocabulario fue remplazado por el de un enamorado sensible. ¿Sabes? No sales de mis pensamientos desde aquella noche en que nos dimos a la fuga de aquella fiesta, entonces todo, hasta las puestas de soles, me recuerdan a tu cálida presencia, cariño. Siempre tuyo,
Minho.

-Minho…Sé que no hay tiempo para palabreríos, pero incluso si mis palabras a veces son muchas, me he quedado en silencio, guardándome algunas cosas y después de esto, no merecen estar ocultas, incluso si ya lo sabes, incluso si alguna vez lo he dicho y lo he olvidado. Porque ahora siento que no tengo nada que decir comparado con las palabras que me has dado.

>>No así el día en que nos conocimos.- Sonrió-. Yo no paraba de habla…pero siempre me ha escuchado atento.

>> Me deje encantar por la curvatura de sus labios en una sonrisa resplandeciente, me deje caer en lo profundo de sus ojos, y me perdí en la amabilidad de su voz gruesa, la voz del enemigo…el que se convirtió en mi cómplice, en mi amigo, mi amante, mi amor. Anulo todas mis defensas sin necesidad de otra cosa que no fuese su presencia, y sin mucho esfuerzo, se metió dentro de mi piel.

>>No diré que me arrepiento de confiarle mi alma, que si no le hubiese entregado todo mi ser, tal ahora la sangre no estuviese ensuciando mis ropas. Sería como afirmar que me arrepiento de haber estado bajo su cuerpo, de haber dormido bajo sus sabanas mientras me estrechaba en brazos, de haber compartido mi estrella, de haber bebido de su boca, de ahora estar a su lado…

 >>Yo no era muy diferente a usted, tan frio, tan solitario…hasta que llegue y lo encontré. No fue casualidad, y tal vez, podamos estar juntos en otro lugar.

-¿Y dices que te has quedado sin palabras?-. Se burló-. Cariño, jamás te escuche hablar tanto, y ahora, ya no te escuchare más. Te amo.

-Oh, no llores. Solo soy un niño solitario que se enamoró de ti, no llores por mí.

-Al menos has dejado de hablarme formalmente.

Entonces no dijeron nada, porque le había besado tan fuertemente que no había podido respirar ni por la nariz, porque sus cuerpos estaban tan juntos como aquella primera vez.

La sangre había manchado toda su ropa, y en los ojos de Taemin Minho pudo ver felicidad y gozo, o tristeza.

-Estamos juntos.-. Afirmo sonriendo, pero no pudiendo evitar llorar.- Una despedida esta demás, pero morir dejando en tus labios el último aliento seria todo un placer.

Dicho aquello lo beso sintiéndose morir, su cuerpo había perdido la fuerza, si piel el color y sus pulmones el aire, pronto su corazón se detendría. Pero el amor, ese ángel oscuro y despiadado seguiría en pie, tan indestructible como el odio.

Aquel pequeño niño solitario, como se había llamado el a sí mismo, ya había sucumbido en sus brazos para cuando se separaron sus labios. Y las lágrimas amargas cayeron en su cabello.

Minho se sentó con la espalda recargada en ese mismo árbol en que noches anteriores lo había tenido a él en sus piernas. Ahora era igual, solo que el ya no respiraba, sus ojos se había cerrado. Las lágrimas que salían de los grandes ojos cayeron todas en el cabello castaño del delgado cuerpo yacía entre sus brazos.

Amargamente lloro la pérdida de su amor, pero pronto no le quedaron fuerzas ni para eso. Sabía que el momento de irse había llegado, y no dolía pensar en eso, porque el, Taemin ya había partido también.

-Tal vez más allá del tiempo, de la muerte, de las estrellas y mucho más lejos del amor hay un lugar para nosotros, cariño.- Sonrió esperanzado.

Dejo un beso sobre su cabello, y cinco segundos después sus ojos ya se habían cerrado. El aliento se les fue, y ahí habían quedado ellos, en el lugar de sus recuerdos.

~En tus ojos vi reflejada la soledad, pero fue solo cuando nos encontramos en el bosque, que la soledad en ellos se vio desplazada por mi presencia.



Aqui avisare cuando este la segunda temporada Pegaso y Pancho Filomeno :3
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