El sol salía como siempre por el lado este dejando que los rayos del mismo se filtrasen por las miles de ventanas de las casas que había en esa enorme ciudad, dando aviso de que un nuevo día estaba comenzando, en algunos lugares la gente aun dormía por que se encontraban en la última semana de vacaciones de verano, disfrutando sus últimos momentos de descanso, muchos jóvenes deseaban que el inicio de curso no llegara jamás, mientras otros querían que el tiempo se diera prisa para poder encontrar nuevamente a sus amigos de aventuras escolares, pero había un chico nuevo en la ciudad. Un chico con cabello desaliñado y carente de brillo, con un aspecto escuálido y portador de unos lentes tan grandes que su rostro parecía muy pequeño a comparación.


Su nombre Kim Kibum, había llegado aquella ciudad por culpa del trabajo de su madre, había abandonado su escuela, a sus amigos o mejor dicho a su amiga y lo habían trepado a un avión para viajar desde lo comodidad de los Ángeles hasta Seúl pero no podía hacer nada su madre era la única familia que tenia, le había dado todo lo que su hijo necesitaba pero a cambio el tendría que seguirle a donde fuera, para que esto fuese posible, quedando viuda a temprana edad crio a su pequeño tratando de protegerlo de toda la maldad que pudiera existir en el mundo, si no fuera por esa madre tan sobreprotectora él tal vez antes hubiera conocido el dolor del corazón… aquel que solamente es causado cuando una persona se infiltra en el.


Eran las 6 de la mañana y el camión de mudanzas apenas estaba llegando aquella casa con jardín recién adquirida, bajo del asiento delantero del camión junto con su madre para empezar a descargar las cosas de este, cajas pequeñas lo que él pudiera llevar ya que su cuerpo no tenía mucha fuerza. Su aspecto dejaba mucho que desear con aquellos jeans desgastados y una sudadera en la cual podría dar dos veces, demasiado grande para él pero no le importaba de esa manera se sentía cómodo y como olvidar ese par de tenis que amaba con el alma tal vez no los únicos pero si los mas desgastados, en definitiva cualquiera que tuviese un pequeño sentido de la moda podría llamar a aquel chico un terrorista de la moda, poco le importaba su aspecto exterior, nunca pensó que fuera necesario.


- Kibum hijo trae esas cajas y ponlas en la cocina


- Ya voy madre…


- Kibum hijo agarra ese bote y llévalo al baño


- Si madre…


- Kibum hijo ayúdame a llevar esos libros al estudio


- En un momento madre…



Siempre hacia sin chistar cualquier cosa que su mamá le dijera tanto que cualquier madre envidiaría la obediencia de este, era un modelo de hijo para la señora Kim, nunca deseo que fuera de manera distinta, la vida de ella estaba completa. A pesar de que había perdido a la única persona que jamás amara, aun tenía a su dulce retoño, con ojos brillantes.


- Hay que ir a comprar algunas cosas al centro. Hijo anda a bañarte que saldremos en unas cuantas horas-ordeno mientras terminaba de colocar los platos en los estantes de la cocina.


Cogió una camiseta verde y otro par de jeans no muy diferentes de los que tenía puesto, para después meterse a duchar, al niño Kibum siempre le había gustado quedarse en el agua hasta quedar hecho pasa y ese día no fue la excepción.


Caminaban por el centro de aquella nueva ciudad, que sería su hogar durante los siguientes meses, años o mejor dicho hasta que su madre sea nuevamente reacomodada entonces volverían a abrir las cajas y empaquetar todo para llevárselo nuevamente hacia la “nueva aventura” que les esperara como decía su madre, pero por mientras tenían que conocer la ciudad y sus tiendas para poder ubicarse. Pasaron a comprar cosas para su cocina, comida tales cosas como el arroz, el frijol, pastas, etcétera.


Necesitaban estar preparados para la semana, sin embargo su madre poco pudo contenerse al ver las tiendas de diversas cosas como accesorios, ropas y zapatos, entonces se encaminaron hacia las tiendas de ropa donde su madre se paseaba en búsqueda de alguna nueva blusa mientras Kibum solo la perseguía con la mirada, se sorprendía de la manera en que su madre se emocionaba ante tales cosas, le compro ropa también a él pero sería ropa que terminaría en algún lugar del armario aun en sus bolsas de boutique, era un gasto que creía innecesario pero simplemente lo aceptaba para que su madre no se sienta rechazada.


No falto que fueran a la zapatería más cercana en la búsqueda del par que quede perfecto para el nuevo día de trabajo, su madre era experta en perder cosas y con cada mudanza Kibum podría jurar la cantidad perdida de zapatos era equivalente todo a lo que había en esa zapatería. Exagerado pensaran algunos pero solo lo dirían las personas que no saben la locura de su madre por los zapatos. Nunca se aburría al ir de compras disfrutaba visitar cada tienda pero había aprendido a no desear más de lo que necesita.


Terminado el exhaustivo recorrido por el centro de la ciudad y se fueron a una tienda de comida rápida para alimentar sus cansados y hambrientos cuerpos, eligieron una de las mesas que tenían sillones, pero cerca de aquellos lugares había un grupo de chicos que hacían demasiado ruido al parecer de Kibum.


- Nooo!- Grito un chico mientras las risas de burla se escuchaban por el lugar.


- Has perdido dale anda...- gritaba un chico mientras con la mano empujaba a otro


- No pero es que hicieron trampa…aun falta una semana- decía divertido este mientras ponía resistencia


- No hay pero que valga tienes que ir dale y pagas también nuestras ordenes-


- A ya bueno… - resignado el chico se fue hacia la caja, Kibum no pudo notar su rostro por que había volteado a ver a su madre que le estaba dando el dinero para ir por su orden, llego a la fila esperando a que esta avanzara, con solo dos personas delante de él


- El que sigue- se escucho la voz de la señorita cajera, el joven delante de él fue hacia ella.-


- ¿Le han dicho que tiene unos lindos ojos?- Kibum no podía creer lo que estaba escuchando, ¿acaso ese chico estaba coqueteando con la cajera?, la chica rio. Kibum no pudo más que bufar ante la reacción de esta alzo la vista y noto a una chica un poco más grande que el ruborizarse ante la plática del chico, antes de poder ver el rostro del chico la otra cajera ya había llamado al siguiente cliente por lo que volteo con rapidez su rostro y se dedico a pedir su orden.


- Una whooper junior, una whooper normal y dos refrescos medianos, por favor – pidió con educación, su orden fue recibida y le dieron aquel ticket para esperar su orden, fascinante fue para el que aun esperando su orden el otro chico aun seguía flirteando con la cajera hasta que esta fue reprendida y tomo su orden como debe ser, Kibum solamente se reía internamente sobre lo ocurrido que chica más tonta pensó. Recibió su orden y volvió a sus asientos cuidando que no se caiga sus refrescos miraba atentamente la bandeja, por lo que no vio el rostro del chico.


Terminaban de comer, mientras su madre le regañaba por haber pedido una de las hamburguesas más chicas mientras a ella le había dado la grande. No era su culpa nunca había sido un chico que comiera en grandes cantidades, el ruido de los chicos que jugaban y gritaban aun no cesaba, al regresar del baño se encontró con la sorpresa de que los chicos se habían ido gran alivio para el pero de que le servía si el también ya se iba a retirar, ayudo a su madre con las bolsas y justo cuando empujaba la puerta para salir alguien había jalado la misma puerta, fueron segundos o quizás menos que eso pero se encontró con unos grandes y redondos ojos color marrón frente a frente y un molestia se hizo presente en su pecho.


- Disculpa – hablo el joven que aun apurado entro al restauran de hamburguesas y Kibum no pudo más que acertar en mover la cabeza en afirmación.


- Vamos hijo- su madre le despertó del trance y siguió caminando.


Sus pasos siguieron a su mama hasta el regreso a su casa pero su mente se perdió en ese mismo instante. Durante la noche mientras luchaba por poder dormir porque tener un lugar nuevo en donde vivir siempre le sacaba de quicio, apretaba fuertemente los ojos y pudo escuchar la voz del joven. Se sobresalto al darse cuenta ¿por qué pasaba eso? La mañana llego y otro día se fue terminando de arreglar la casa poner las cosas en su lugar y luchando por que su madre no queme nada en la cocina, termino exhausto nuevamente y el poder dormir ese día fue aun más fácil, el siguiente día fue totalmente aburrido su madre se tuvo que ir a trabajar y él se quedo solo en casa, siendo nuevo en la ciudad no sabía qué hacer y tampoco tenía amigos con los que pasar el tiempo así que limpio todo lo posible el lugar y al terminar de desayunar se fue a su habitación a tocar un poco la guitarra hacia meses que quería escribir alguna melodía pero simplemente no tenía nada que le inspirase. Suspiro aun antes de empezar pensando que quizás ese día tampoco sería su día de inspiración pero aun así empezó a tocar cosas al azar, el recuerdo de una voz algo lejana y de aquellos ojos que ahora parecían tan irreales y sin darse cuenta ya había compuesto una canción completa.



Durante la noche con más alegría preparo la cena para la llegada de su mamá y al llegar cenaron para dar paso al pequeño show que había preparado. Con la presencia de su mamá en la sala toco su nueva canción con alegría y emoción, a lo cual recibió una gran ovación en pie de su ferviente público.


Así fueron los primeros días de Kibum en su nueva ciudad por explorar… una nueva aventura en su vida.

Los nervios hacían que su corazón palpitase en sobremanera, aliso el pantalón del uniforme nuevo con las manos en señal de la desesperación, había pasado por este tipo de situación “miles” de veces pero aun no se acostumbraba al hecho de esta en una nueva escuela, lo que significaba intentar trabar nuevas amistades y de esa manera adentrarse en la vida estudiantil de aquel colegio, era tanto por hacer, que dio un gran suspiro en señal de cansancio solo por pensar en eso, por fin decidió empezar a caminar hacia dentro de ese gran edificio preparatoriano, donde por suerte había llegado con mucho tiempo de sobra para que pudiese encontrar el aula que le correspondía y así no pasar vergüenzas.


No tardo mucho en encontrar las aulas del segundo grado todas se encontraban en el mismo pasillo, empezando a fijarse en las placas de fuera de cada una en busca de su grupo hasta que dio con el suyo “C” ese era su salón, al entrar no era de sorprender que estuviera vacio después de todo aun faltaba tiempo para que la primera clase diese comienzo por lo que eligió una de los mesa bancos del fondo cerca de la ventana y colgó su mochila al costado de este sacando un libro de ella para poder entretenerse en lo que la clase daba comienzo.


- Oh! Buenos días- la voz de una chica se escucho en el aula volteo a ver curioso y noto que se sentaba justo en el mesa banco de su lado.



- Buenos días.-redondos como canicas y brillantes así eran los ojos de la chica.


- ¿Eres nuevo?- enseguida le cuestionaron.


- Oh! Claro Kim Kibum – asentó su libro en la mesa y le tendió la mano que fue respondida.


- Luna... lo supuse no me resultaba familiar tu rostro- sonrío dejando ver su blanca dentadura.- “El Zahir” – dijo mientras apuntaba el libro y se acomodaba en su asiento.- El escritor muere al final.-


- ¿En serio? – el rostro de Kibum se deformo en decepción ante la revelación.


- No. Bromeo – haciendo oír su risa, que no tardo en acompañarle Kibum, de esa manera conoció a su nueva amiga.


Entre platica y platica el libro quedo en el olvido, y se dedicaba completamente en poner atención a la conversación mientras los demás del salón iban llegando con lentitud, Kibum quedo totalmente anonado al notar que la mayoría en ese lugar tenían un aspecto hermoso, los rostros libres de imperfección con los cabellos bien arreglados ningún pelo rebelde en la cabeza de las personas y enseguida pudo sentirse el bicho raro del salón, para su suerte nadie más que Luna se había percatado de su presencia.


- Uuuuh ¿quién es nuestro nuevo amigo?- levanto la vista y se topo con la chica de piel más pálida que había visto.


- ¿Nuestro?-Luna se volteo hacia esa chica con una ceja levantada y después rio al ver el puchero formarse en los labios de la menor- ella es Sulli - la presento


- Kibum –


- Que nombre tan interesante- le dijo mientras le daba la mano en señal de saludo, Kibum se sonrojo ya sabía que no era un nombre común, pero se había acostumbrado que le dijeran eso en su antigua escuela.- Luna, Luna… Mira…- lo ojos de la chica recién conocida mostraban alegría –


- No me jales de esa manera Sulli estiras mi uniforme nuevo- y mientras alisaba la manga de su uniforme alzaba la vista hacia la puerta.


- No puedo creerlo está con nosotros…- y soltó un suspiro típico de adolescente enamorada, cuando volteo Kibum solo pudo notar la espalda de este pero se notaba que era mucho más alto.


- Es Choi Minho… Sulli ha estado loca por él desde empezamos las clases- susurro en el oído de Kibum, mientras este asentía en señal de entender.


- Muy bien basta de ruido siéntense




El maestro había entrado, las platicas cesaron y el silencio se apodero del salón mientras el señor de avanzada edad daba su discurso sobre las cosas buenas de la vida y la falta de interés de los alumnos en seguir aprendiendo, pudo ver a unos cuantos chicos cabecear en señal de aburrimiento total y unas chicas intercambiando papelillos para entretenerse, pero sus ojos siempre volvían al mismo punto de siempre hacia el chico alto de cabellos un poco largos y ondulados que caían graciosamente, quizás era tanto su aburrimiento que no podía dejar de notar los movimientos de este, veía como inclinaba su cabeza para un lado y de esa manera apoyarla entre su mano pero no tardaba mucho y volví a erguirse en su asiento para prestar atención, sonrisas fugaces se escapaban de su boca sin darse cuenta.



- ¿Disfrutando la vista?- dio un salto al escuchar la voz proveniente de aquella chica con coletas- ya se, es muy guapo – suspiro dramáticamente- así que no te culpo – ¿desde cuándo había acabado la clase?...Kibum iba a replicar cuando escucho la voz de otra chica acercándose.


- ¡No es justo!-decía como si sufriera un gran problema- ¿Por qué Choi Minho está en su clase? –



- A lo mejor sabia de una loca que lo acosaba en la otra clase – se burlo Sulli –



- Ya chicas, cálmense solo es un tipo bonito- la voz de Luna se escucho entre las presentes-



- Calla Luna, que lo dices solo porque te mueres por uno de tercero - su rostro adopto una expresión curiosa y sus mejillas se fueron encendiendo-



- bueno como sea, no seas grosera Krystal preséntate debidamente – parecía que fuera su madre y no su amiga de aquella chica-



- mírenla adoptando una actitud “más madura”- se burlaban las más pequeñas, la chica les mando una mirada fulminante y callaron en el acto-bueno yo soy Krystal



- Kibum…- este se hallaba muy confundido por la plática que había presenciado -


- ¿Entonces también te gusta Minho?- Sulli lo volvía a atacar-


- Yo… est… - vacilaba al responder por que el ni siquiera conocía lo que sería ese sentimiento, más que de libros y canciones de “amor” o películas él en realidad jamás había experimentado tal cosa.


- Pero no sé- puso su mano en su barbilla intentado pensar- no creo que le gusten los chicos- dudo la chica con coletas-


- No…- dijo con desesperación y agito fuertemente sus manos frente a su cara – no me gusta, es mi primer día, como creen- añadió en susurro



El receso de diez minutos entre clases dio fin y el otro maestro entro junto con los alumnos que se hallaban fuera y Krystal salió rumbo a su salón de clases, pero aquel chico no volvió.



Así paso el primer día de clases, sin ninguna novedad más, había hecho nuevas amistades, si y estaba orgulloso de eso aunque extrañamente fueron solo chicas, llego con una nueva alegría recorriéndole todo su cuerpo, recordar las voces tan alegres de sus nuevas amigas y sus discusiones sin sentido le daban mucha gracia y ese día cocino mientras tarareaba una canción.
La semana paso volando platicaba por horas con sus nuevas amigas y llenaba de garabatos su libreta en las clases aburridas, la presencia del misterioso sueño de amor de Sulli no volvió a aparecerse en el transcurso de esa semana y la chica tenía cara abatida y con cada día que pasaba empeoraba. No fue hasta el martes de la segunda semana que esta al entrar a clases volvió con una sonrisa de oreja a oreja.



- Tú que… das miedo- decía dramáticamente Luna mientras hacia una cruz con sus manos como si fuese algún tipo de espíritu maligno, la otra chica tapo su boca con su mano derecha mientras tomaba asiento y después, con enérgica alegría soltó un chillido.- en serio me preocupas…



- Es que vino… mira ven - se levanto nuevamente y la jalo de la muñeca mientras que esta jalo a Kibum, llevándolos hasta una ventana que daba a la entrada de la escuela, como se encontraban en el segundo piso pudo ver claramente a la persona que Sulli se refería.


- ¿Quién?... ya veo porqué razón no venia...


- Es Jonghyun…- una chica totalmente desconocida se acerco a la ventana siguiente junto con otras 3 compañeras y entonces Kibum desvío su mirada acomodo sus gafas e intento ver a la otra persona que esta que estaba alado de su compañero Minho, Luna noto la confusión en el rostro de su amigo.



- Si, ese de ahí el que tiene colgado a la Barbie por el cuello es Kim Jonghyun es el mejor amigo de Minho- pudo notar como aquellas figuras que se hallaban platicando en la entrada comenzaban a encaminarse al edificio, definitivamente Kibum no tenía ni una pizca de disimulo y lo seguía descaradamente con la mirada, había algo en esos chicos que simplemente no podía dejar de mirarlos.

Aun durante clases el Joven Kibum no podía parar de pensar en esas dos personas Choi Minho y Kim Jonghyun.

Luna le había contado que a pesar de que Minho parecía ser el partido perfecto para cualquier chica, porque era amable, calmado, razonable, inteligente y muy guapo jamás se le había conocido novia, aunque obviamente la mitad de la escuela moría por él y podría decirse que no solo chicas, por montones recibía cartas en su casillero del gimnasio porque claro aparte de guapo e inteligente también era deportista amaba el futbol, podía llenarse las bancas del estadio de aquella escuela cuando en los partidos estaba Choi Minho.

Pero y ¿qué pasaba con la otra mitad de la escuela? Ha fácil esas personas eran los que tienen un gusto por personas de aspecto rebelde y despreocupado. Así que la otra mitad de la escuela moría por Kim Jonghyun, muy al contrario de Minho, Jonghyun era el típico rebelde que se podía notar hasta en su forma de vestir, porque nunca le gustaba ir como las demás personas él era único e inigualable, confiaba mucho en su atractivo y claro tenía un secreto a voces era el sobrino del director así que casi nunca se preocupaba por asistir a las clases, pero a pesar de su atractivo y las ganas que tenían de estar ante una persona como él, no todos eran capaces de acercarse a tal persona, porque su simple mirada causaba miedo, pero claro eso no quitaba que era una persona muy libertina muchas chicas habían tenido la oportunidad de saber que era estar con Kim Jonghyun aunque sea una sola vez para desquite del chico. Su nueva chica en turno era aquella rubia con nombre Jessica, aunque también podría decirse que no era la única.

Kibum pensaba sobre todo lo dicho mientras se moría de curiosidad de conocerlos como eran en realidad sabia que eso sería casi imposible porque aquellos chicos desprendían un aura totalmente distinta, como si fueran el centro de atención…

- Kibum…- le hablaban, pero el chico seguía inmerso en sus pensamientos.- Kibum! – lo zarandeo para que le hicieran caso.

- ¿Eh?... yo ¿sí? ¿Cómo?- la risa de Luna se hizo presente-

- Te dije que vayamos a la cafetería ya es hora del receso- con sorpresa noto que las horas se habían ido volando y su mente voló durante todo ese tiempo, perdiendo todas las clases aunque siempre haya estado dentro del salón.

- ¿Tan pronto?- pregunta estúpida, pero se levanto acomodo sus gafas que yacían un poco torcidas y salió junto con sus amigas.


El lugar era grande había un menú que resaltaba encima de cada tienda que había en ese edificio Luna y Kibum fueron pedir los desayunos mientras las otras dos amigas separaban una mesa antes de que llegaran los de primero y se llenara todo.

- ¿Tú que pedirás?...- ambos miraban con detenimiento los menús en busca de algo para ingerir.

- Creo que una torta especial y un jugo- respondió Kibum-

- Mmm si me parece lo mejor-


Pidieron las cuatro órdenes iguales y con cuidado las llevaron a la mesa que habían elegido sus pequeñas compañeras…




Su vida era perfecta no podría decirse de otra manera, cuerpo de tentación, cara de ángel y una cabellera espesa y rubia, se sentía la mismísima diosa del aquel lugar, ella pensaba que no podría existir ser femenino más perfecto que ella y su andar demostraba la certera confianza que tenia, moviendo con exageración sus caderas para que los chicos la miraran al pasar con las babas por los suelos, y claro su vida no podría estar más que perfecta con el novio que se cargaba. Kim Jonghyun el chico con los brazos más sensuales que había visto y como amaba agarrarse de ellos para reclamar que era de su posesión.


¿Amor?

Podría decirse que si, le encantaba que todas las chicas del lugar la vieran con cara de envidia solo para alimentar un poco mas su ego.

- ¿Desde cuándo salen? – pregunto una de sus amigas, la rubia las miro mediante el espejo del baño mientras se polveaba el rostro retocando su ya cargado maquillaje.

- Desde hace dos semanas- se sentía realizada al saber que sus esfuerzos de meses desde que la habían trasladado a ese colegio, por fin habían dado frutos.

- Tienes suerte- la chica que estaba solamente escuchando, dejo escapar una sonrisa triste.

- No nena, no fue suerte… solo mírame - respondió con aires de grandeza- era inevitable




- ¿Preciosa que te parece ir a almorzar conmigo?-un musculoso brazo se paso por sus hombros mientras caminaba por los pasillos en búsqueda de Jonghyun -

- ¿Esa basura de almuerzo que hacen en la cafetería?-bufo y rodo los ojos deshaciéndose del pesado brazo- Jamás, pero podrías invitarme a una botella de agua.- sonrío


Jessica lo sabía, Seulong había estado idiotamente enamorado de ella como muchos chicos mas en esa escuela y aunque en su vida le haría caso a una persona como él, no estaba de más poder obtener cosas para su beneficio. Ella podría decir ladra y él lo haría. Como le encantaba esa sensación de poder.





Se pararon para devolver las bandejas al mostrador de aquella cocina escolar pero era tanto su entretenimiento entre risas y bromas que acabo chocando con alguien sin darse cuenta y el jugo que se hallaba a la mitad y encima de aquella bandeja, se volteo dejando caer el poco líquido que contenía la botellita, manchando una perfecta blusa blanca.

- Oh ¡lo siento!- sus ojos se agrandaron y su expresión adopto arrepentimiento, mientras observaba la cara deformada por el enojo de aquella chica que se le hizo conocida.

- ¿lo siento?- soltó furiosa, aun si era un accidente ella jamás lo vería de esa manera ¿quien en la vida podría ignorar su presencia?- eres un idiota- grito mientras le empujaba con ambas manos haciendo que este diera traspiés y callera al piso, captando la atención de las personas que se encontraban en ese edificio.

- Hey… te pidió disculpas-la rubia volteo a mirar a la chica de poca gracia a su parecer hablándole con descaro.

- Luna…- susurro en suplica la de cabello largo tratando de jalar a su amiga que se disponía a tirar de los cabellos a esa teñida falsa, y solo por ella se trago sus palabras.

- Jessica- el pelinegro volvió hacia ella con la botella de agua en sus manos notando el ajetreo que había en ese lugar, volteo a ver su rostro.

- Basura humana- susurro entre dientes mirando al chico de gafas y sintiendo que era una ofensa el solo verlo, arrebato la botella de las manos de Seulong y salido molesta.

La expresión de Kibum en ese preciso instante era de confusión absoluta, ¿acaso era necesario que se molestara tanto por un simple accidente?, aun así pudo notar algo más que enfado en los ojos de aquella rubia, como si su simple imagen fuera asquerosa… enseguida sintió algo oprimirle el corazón.




Sus ojos pasaban por todo el lugar hasta más de tres veces, tratando de divisar la cabellera rebelde de su amigo, pero sin encontrarlo realmente.

- ¿A quién buscas?- la voz del chico encargado de la biblioteca le había sorprendido.

- Onew – lo miro sorpresivamente- ¿qué haces aquí?- aunque la respuesta era obvia

- ¿Por qué me respondes con otra pregunta?- le ataco el mayor, alzando una ceja.

- Ah no… perdón es que me sorprende, no sabía que eras el nuevo encargado de la biblioteca.

- Faltaste a la escuela más de una semana- su vista había vuelto a uno de los libros de aquel escritorio- así jamás te enteraras de lo que pasa.-el pelinegro se rasco detrás de la nuca-

- Es que…Jjong…-y su vista volvió a recorrer todo el lugar recordando el porqué había ido a ese lugar- ¿has visto a Jonghyun? –interesado el castaño alzo la vista hacia Minho.

- Ese, ¿ya volvió a la escuela?-Minho soltó un suspiro y se acerco al escritorio

- Entonces no ha asistido a clases ¿verdad?- ya sabía que no sería tarea fácil hacer que su terco amigo asistiera a clases, había tardado una semana en convencerlo de ir a la escuela y ahora estaba molesto no solo por que se acababa de enterar que no asistía a clases cosa que no solo hacía que fuera en vano su esfuerzo; si no también por que se le había juntado una montaña de tareas… cosa que creía era un insulto, era la primera semana ¿por qué tanta tarea?-

- Mmhh- el mayor alzo sus hombros indicándole que no le importaba, soltó un suspiro, y decidió buscar a ese mal agradecido que tenía por amigo.


Se rindió con eso de encontrarlo en la biblioteca, sabía que era uno de sus lugares favoritos gracias al silencio era muy buen lugar para dormir, la campana sonó para indicar que el receso había terminado, pero él no regresaría a clases porque buscaría al perezoso de su amigo. Paso por los pasillos más silenciosos del colegio pero no había rastro de Jonghyun, le costaba la búsqueda ya que tenía que mantener la calma para no llamar la atención aunque no estaba dando resultado las chicas de los salones empezaban a llamarle por las ventanas y el solo pasaba con una ligera sonrisa en los labios apenado con los maestros por lo que hacían esas chicas.
Llego a un pasillo donde encontró a tres de sus más grandes acosadoras y juntas, eso no lo veía venir, pudo sentir una corriente fría desde la punta de la columna para esparcirse graciosamente por todo su cuerpo. Sus pasos se detuvieron cuando las vio intentando dar la vuelta antes de que ellas lo vieran… pero no fue su día de suerte, con cuidado empezó a dar pasos hacia atrás y lo vieron entonces volteo todo su cuerpo y empezó a caminar más rápidamente si no fuera por el hecho de que eran chicas hace mucho que se hubiera deshecho de ellas. Escucho pasos a sus espaldas.


- Locas- se susurro, apresurando su paso para no ser acorralado por aquellas chicas que según decían amarlo. Hasta que hallo su escape recordó que doblando la esquina siguiente a unos pasillos mas estaba el baño de hombres, con decisión tomo aire y volteo fijándose que efectivamente lo estaban siguiendo abrió en demasía sus ojos mirando hacia la parte de atrás de ellas y apunto – el prefecto – ellas crédulas y asustadas voltearon hacia donde apuntaba Minho, y sin pensarlo corrió hasta el lugar de salvación.


Llego con la respiración acelerada, apoyo sus manos en sus rodillas encorvándose intentando recuperar el aliento por la carrera antes hecha, debía tener cuidado con esas alumnas de tercero uno de estos días terminaría cautivo de alguna de ellas o eso era lo que pensaba, se enderezo y camino hacia los lavabos haciendo eco con sus zapatos en aquel lugar vacio, abrí el grifo dejando salir el fría agua, para tirársela al rostro y refrescarse, se miro al espejo viendo las pocas gotas que se escurrían por su cara. Cerro la llave y saco un pañuelo de una de las bolsas de sus pantalones dispuesto a secarse. Cuando un ruido que había pasado desapercibido para él, se hizo escuchar... era como si alguien contuviera su llanto. Se acerco al área de los cubículos, buscando de donde provenía ese sonido.

- ¡Hey!... – abrió el primer cubículo pero nada, el silencio seguía presente. su vista paseo por nuevamente encontrando algo que no había visto antes. Se agacho y recogió unas gafas que habían al final, frente al último de los cubículos de los baños. Y se percato que esta tenía una escoba atravesada en la puerta, la quito y entonces abrió la puerta lentamente dejando ver a un chico sentado en la tapa del retrete con las piernas arriba ocultando su rostro entre sus piernas.- ¿estás bien?- intento acercarse pero el chico brinco, y al levantar su rostro el pánico estaba dibujado en él, se aclaro la garganta intentando mirar a otra parte nunca le había gustado ver a la gente llorando- esto…creo que es tuyo-alzo su mano tendiéndole las gafas, pero noto que no lo agarraba entonces volvió a mirarlo pero no pudo evitar reír al ver como el chico intentaba buscar en el aire sus lentes y ni siquiera estaba cerca de agarrarlos, dio un suspiro- a ver…- limpio los cristales con la parte más suave de su camiseta y entonces con ambas manos le puso los lentes en el rostro...