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Cuento de hadas [JongKey]
por Lunort Mar Feb 14, 2012 1:39 pm
Titulo: Cuento de hadas
Autor: Mikka
Genero: Fluff
Parejas: JongKey coffMinKey camufladocoff
Nota: Esta cosa amorfa y sin sentido esta dedicada a mi hermosa Pochi :3 Se lo contaré a mis sobrinos a la hora de dormir LULZ! Espero les guste esta incoherencia~ ¡Feliz San Valentín! (❛ᴗ❛人)✧
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Autor: Mikka
Genero: Fluff
Parejas: JongKey coff
Nota: Esta cosa amorfa y sin sentido esta dedicada a mi hermosa Pochi :3 Se lo contaré a mis sobrinos a la hora de dormir LULZ! Espero les guste esta incoherencia~ ¡Feliz San Valentín! (❛ᴗ❛人)✧
Cuento de hadas
Key se sacó una chocolatina del bolsillo y quitó el envoltorio mientras observaba como su hermana se desenredaba su larga melena rubia. Engulló el chocolate negro y lanzó el papel arrugado al tocador de Gwiboon.
-No sé cómo te las arreglas para comer esas porquerías durante todo el día y seguir delgado como un alambre- le dijo su hermana a través del espejo mientras peleaba con su cabello -es un milagro que aún te queden dientes.
Key se pasaba el día comiendo dulces, siempre ávidamente, aunque no estuviera hambriento. Era su forma de vengarse de su madrastra, que había tratado de deshacerse de ellos durante la hambruna. Gwiboon había sufrido bulimia durante casi dos años tras el incidente, como si por estar tan delgada nadie fuera a notar su presencia. A pesar de ser gemelos, tenían respuestas individuales.
-Déjame en paz- contestó Key quitándole el cepillo -estás tan nerviosa que te tiemblan las manos- empezó a peinarla suavemente, desenredando su larga y sedosa melena.
-Ojalá vinieras al baile- repitió Gwiboon por cuadragésima vez -estaría mucho más tranquila si vienieras- le sonrió a través del espejo, asegurándose de que Key supiera que esa especie de soborno emocional no iba en serio, pero también con la esperanza de que funcionara.
-Ya sabes que no quiero ir. Si lo hiciera me sentiría excluido. Todos irían en pareja menos yo, el homosexual, de pie en una esquina viendo como todo el mundo se lo pasa en grande- Gwiboon hizo una mueca de dolor cuando el peine se encalló en un enredo y Key siguió tirando de él con fuerza -lo siento.
Gwiboon esbozó una sonrisa sincera a través del espejo.
-Está bien.
-¿Me prometes que me lo contarás todo cuando llegues a casa? En especial lo de MinHo. Y quiero decir TODO. Ya sabes lo que suele ocurrir la noche del baile... oh, es tan maravilloso. Estoy tan celoso. ¡Si no fueras mi hermana gemela seguramente te estrangularía!
Los gemelos soltaron una carcajada, y Gwiboon prometió contárselo todo, sí, incluyendo “eso”, si es que había. Lo compartían todo, todos sus secretos... pero claro, durante muchos años sólo se habían tenido el uno al otro. Estaban tan unidos que a veces casi podían percibir lo que el otro pensaba o sentía antes de ser expresado. Eran tan parecidos en tantos aspectos. Incluso tenían el mismo gusto con los hombres.
-¡Gwiboon!- la voz de su padre remontó las escaleras hasta el dormitorio de la chica, interrumpiendo sus pensamientos y preparaciones -¡ya está aquí!
-¿Cómo estoy?- preguntó la bonita adolescente con un ligero rubor en sus mejillas altas.
-Guapísima- respondió Key. Y era verdad, estaba imponente.
Sonó el timbre.
-Es él- anuncio ella, buscando como una loca por el tocador cualquier cosa que pudiera haberse olvidad.
-Ya lo has hecho todo, no te preocupes. Ve y diviértete. Y no hagas nada que no te apetezca. ¡Y cuéntamelo todo en cuanto llegues a casa! ¡Despiértame si es necesario!
Podían oír un murmullo de voces en el recibidor; la voz grave de su padre y una más aguda de tenor, perteneciente a la cita de Gwiboon.
-¡Estoy tan emocionada!- susurro apretando con fuerza la mano de su hermano -aún puedes cambiar de idea y venir, ¿he?
-¡No te das por vencida!- rió Key -ve abajo y diviértete con el chico carisma ardiente.
Gwiboon abrazó a su hermano -te echaré de menos- se despidió, desapareciendo de la habitación antes de que Key tuviera tiempo para contestar.
Key se quedó quieto, oyendo cómo su hermana bajaba las escaleras, escuchando los cumplidos de MinHo y el grave sermón de su padre sobre el comportamiento responsable. Deseaba tanto estar en su piel en este momento, tener una “gran cita” como ésta, con un chico por el que estuviera loco. Que su padre conservador y poco expresivo, le dijera a él y a su novio que se divirtieran pero que no llegaran demasiado tarde, y expresara todas las preocupaciones normales e inquietudes sobre su bienestar general, físico y moral.
Pero claro, Key siempre había tenido debilidad por las historias románticas y de caballería, y qué major ocasión que esta noche, la noche del baile.
¿Y qué mayor tormento para él ser gay? Incluso una chica que no tuviera pareja esta noche, conservaría la esperanza, los sueños, las historias de generaciones de chicas y chicos que habían ido antes que ella. Pero ¿quién había oído antes que un chico invitase a otro chico al baile, como Key anhelaba que ocurriera? Le parecía que todas las historias que había leído hablaban de esperar a que viniera el Príncipe Azul y le hiciera perder la cabeza... o por lo menos se la hiciera perder a la chica. Pero es con ella con quien simpatizaba, con la chica, que esperaba a que llegara Don Perfecto y...
-¡KiBum!- la voz de su padre remontó las escaleras de nuevo, interrumpiendo sus elucubraciones -me voy a casa de los Lee a ver el partido. ¿Quieres venir conmigo?
Su padre estaba siendo amable al invitarle, aunque sabía que Key odiaba cualquier tipo de deporte.
-¡No gracias, papá!- contestó gritando.
-Si cambias de idea ya sabes dónde estamos. Jinki y Taemin estarían encantados.
-Recibido. Corto- respondió para que su padre supiera que le había oído.
A solas en la habitación de Gwiboon, Key tomó asiento en el tocador de su hermana, donde ésta había estado momentos antes. Cogió el espejo de plata, uno de los pocos objetos que habían pertenecido a su madre biológica, que había fallecido siendo ellos muy pequeños. Eran tan parecidos, que Key podía hacerse pasar pos su hermana, pensó, con el peinado y ropa adecuada. No podía dejar de pensar que si hubieran sido hermanas gemelas, ahora también estaría yendo al baile en lugar de estar ahí sentado, solo, sintiendo lástima de sí mismo.
-Ojalá...- empezó a decir mirando fijamente su reflejo en el pequeño espejo de plata hasta que las lágrimas hicieron borrosa su imagen. Se le hizo un nudo en la garganta.
De pronto, sintió unos destellos de luz detrás de él como rayos de estroboscopio sobre la pista de una discoteca. Key parpadeó y miró atrás por el espejo. De pie, detrás de él, como por arte de magia, estaba la mujer más alta que él había visto en su vida, con un vestido de lentejuelas azules que resplandecían a la luz de las pequeñas bombillas del tocador.
Key dio media vuelta sobre la silla de la cómoda -¿quién?- preguntó mirando a la extraña de arriba a bajo. Media casi la altura de él, sin tacones -¿quién es usted?
-Podríamos decir que soy tu hada madrina. O hado padrino. O lo que sea.
La extraña hablaba con una voz exageradamente grave, para ser mujer -soy una antigua amiga de tu madre. De hecho yo le regalé ese espejo hace muchos años... da igual, por qué no me llamas simplemente Heesica.
Heesica se llevó las manos a las caderas con extravagancia, frunciendo sus labios pintados con esmero. Fue entonces cuando Key se dio cuenta de que estaba ante un hombre travestido. O ante un hada travestida. O lo que fuera, tal como la extraña había dicho.
-Un hada ente, según los políticamente correctos- replicó Key con calma. Ya había tenido experiencias fantásticas con anterioridad, así que ésta no le desconcertó del todo -¿por qué yo?
Heesica se dirigió a la cama despreocupadamente y se sentó en ella, cruzando las piernas con firmeza y alisando los volantes de tafetán de su vestido -oh, lo hemos estado observando a los dos desde que su madrastra quiso venderlos a un chocolatero. Hablando de caramelos, ¿no tendrás por casualidad un caramelo de menta?
Key rebuscó en sus bolsillos y sacó una caja de After Eights.
-Eres un encanto- comento Heesica cogiendo dos. Sus uñas medían por lo menos cuatro centímetros y estaban pintadas con una laca azul iridiscente como el dorso de un escarabajo.
Key cerró la caja y la depositó sobre sus piernas, sin saber qué decir o hacer.
Heesica tomó la iniciativa. Después de todo para eso estaba allí -¿así que quieres ir al baile?
-Sí- respondió el muchacho -No.Bueno, no sé. Quiero decir que quiero ir, pero no quiero ir solo. No quiero ir y sentir que estoy solo, que no hay nadie más como yo. Ya sé que hay otros hombres gays en el mundo, pero... quiero conocer a uno de mi edad. Uno que me quiera por lo que soy, no porque sea joven y mono, y luego me deje de lado cuando encuentre a otro más joven y más mono. Alguien que entienda lo que es esto.
De pronto Key se asustó por haber sido tan franco con un completo desconocido, pero necesitaba hablar con alguien desesperadamente, con alguien que se preocupara por él y que quizá pudiera ayudarle. De todos modos Heesica había dicho que les había estado observando, razonó Key.
-”¿Qué partes de su vida había visto Heesica?”- pensó -”¿todas desde lo de el chocolatero o sólo algunas? ¿Lo había visto yendo al lavabo? ¿Bañándose? ¿Haciendo... cochinadas con su amiga “Manuela”?”- de repente olvidó la revelación y surgieron nuevas preocupaciones.
-Yo seré tu pareja- dijo Heesica y todo estaba decidido. Contempló el rostro consternado de Key mientras le cogía la mano y se la colocaba sobre su entrepierna -puede que no tenga tu edad, pero créeme- continuó agravando la voz -te aseguro que soy un hombre.
No era algo de lo que Key dudara, pero ahora había mordido la frutilla del pastel, por decirlo de alguna manera. Era la primera vez. Estaba boquiabierto.
-Así que vamos a ver con lo que tengo que trabajar. Levántate.
Key, ligeramente conmocionado, hizo lo que le habían ordenado.
-Date la vuelta.
-Mmm... que bien resaltas tu trasero con esos pantalones tan entallados.
Key se ruborizó. Empezó a sentirse avergonzado por la mirada tan afinada que Heesica le estaba profanando, comiéndoselo con los ojos Y se preguntó hasta dónde podía ver Heesica, y qué podía ver a través de, por ejemplo, sus entubados.
-Muy bien, ahora veamos los zapatos. Es parte del guión, ya sabes. ¿Qué tienes por ahí?
Ambos estudiaron las pobres zapatillas Kangaroo de Key que habían visto mejores años atrás.
-Va a ser un reto, incluso para mí- sentencio el hada. Se levantó, dándole la espalda a Key, se dirigió hacia el armario de Gwiboon y abrió las puertas de par en par con un gesto teatral -acércate- le ordenó.
Key obedeció todavía un poco intimidado por su presencia y también un poco cauto recordando sus últimas interacciones con lo sobrenatural.
-Ahora, métete aquí un momento- prosiguió Heesica jugueteando con algunas de las muchas pulseras que adornaban su antebrazo.
Key se quedó donde estaba y se echó a reír, una carcajada limpia enseñando hasta las muelas -pensaba que una hada madrina gay me ayudaría a salir del closet, no a entrar.
-Muy gracioso, querido. ¿Quieres ir al baile y conocer al hombre de tus sueños?- Key asintió con la cabeza limpiándose el resquicio que las lágrimas habían dejado en sus ojos felinos -entonces confía en mí y haz lo que yo te diga, gracias.
Key se metió en el armario. Cuando Heesica cerró las puertas, arrojándolo a la oscuridad total, al chico se le puso el corazón en la boca. ¿Por qué razón había confiado en este estrafalario extraño que se había presentado sin previo aviso y que podía llegar a ser tan malvado como el chocolatero que le había encerrado en una jaula y planeado asarlo una vez estuviera gordo?
Porque deseaba desesperadamente creer en lo que esta hada ente significaba; que había esperanzas para un chico como él que amaba a otros chicos, o por lo menos deseaba hacerlo.
De repente Key notó una mano. Soltó un grito agudo y trató de apartarse. Pero había manos por todas partes, cientos de ellas, o eso parecía. No tenía ni idea de quien eran, o cómo podían pertenecer a ningún cuerpo, había demasiadas, una sobre la otra por todo su cuerpo. Una vez que el pánico hubo desaparecido tras percatarse de que eran inofensivas y de qye no había nada que pudiera hacer para escapar de ellas, sintió que, por el contrario, le proporcionaban bastante placer, al rozar cada centímetro de su cuerpo. De pronto notó que tenía una erección brutal y se avergonzó, preguntándose qué ocurriría si Heesica elegía ese preciso instante para abrir las puertas.
Y fue justamente eso lo que hizo -muy bonito- comentó Heesica mirando fijamente a Key -aunque esté mal que lo diga yo.
Key se miró la parte inferior del cuerpo dispuesto a cruzar las piernas y ocultar su excitación con las manos. Pero no era visible bajo el pulcro esmoquin negro y el fajín azulón a juego con el vestido de Heesica, que ahora llevaba puesto. También llevaba unos lustrosos zapatos negros de vestir con hebillas cuadradas de cristal; sus zapatillas de cristal.
Estupefacto, se acercó al tocador de su hermana y contempló con detenimiento su nueva imagen ultra chic. Casi no podía creer lo sofisticado que estaba, y un sentimiento de inseguridad sobrecogedora lo paralizó. Se metió las manos en los bolsillos en busca de un caramelo pero estaban vacíos, ¡ni tan siquiera había una pelusa!
-Bonito ¿verdad?- comentó el hada -ahora vayamos a lucirte. Doña Ente no tiene toda la noche, ¿sabes? El baile dura hasta la medianoche, recuérdalo.
-¿Qué pasa a medianoche?- preguntó Key abriendo los cajones del tocador de su hermana. Recordaba haber oído historias de cómo la magia de las hadas se acababa a medianoche.
Heesica esbozó una sonrisa -es cuando abren los antros y empieza la verdadera diversión. Vamos, es hora de que hagas tu entrada.
Heesica salió de la habitación entre una nube de tafetán y lentejuelas.
Por fin Key encontró lo que andaba buscando; una chocolatina que tenía escondida en caso de emergencia. Había escondites de este tipo por toda la casa, para cuando se agotaban las reservas. Se arrepentía de no haberse comido el dulce que había en los vaqueros antes del mágico cambio de ropa, pero al mirarse en el espejo, no pudo negar que con la nueva indumentaria su aspecto era inmejorable.
Al seguir a Heechul, Key se preguntó si su gemela le reconocería al llegar al baile, por no mencionar a los demás. ¿Estaba cometiendo un craso error al ir?
*-*-*-*
-KiBum- dijo el director levantándose de su silla, situada tras una mesa que bloqueaba la entrada al gimnasio -no esperábamos verte aquí.
Key apartó la mirada bajo los atentos ojos del director, olvidándose de que tenía todo el derecho de estar allí, como cualquier otro estudiante. Key se percató de la elegante vestimenta que llevaba y entendió que estaba impresionante, no importaba lo pequeño que se sintiera por dentro. Se metió las manos en los bolsillos y, de pronto, notó el caramelo, cosa que le hizo recuperar la confianza. Volvió a alzar la vista.
-Bueno, aquí estoy- replicó con sencillez. Y esbozó una sonrisa.
Heechul rodeó a Key con el brazo y le dio un achuchón.
-Sí- prosiguió el director -aquí estás. Con tu encantadora, um, compañera.
Heesica frunció los labios, enviándole un sonoro beso.
-Bien, ¿tienes las entradas?- preguntó el director, a sabiendas de que no las tenían. Un sudor frío recorrió la espalda de Key.
-Estamos en la lista de invitados- respondió Heesica pasando por delante del director hacia el interior del auditorio y llevándose a Key con ella.
-¡Pero si no tenemos lista de invitados!- protestó el director.
-Ahora sí- contestó el hada dándole la espalda.
Y, como no, delante de él había un tablón con una hoja de papel en la que rezaba “LISTA DE INVITADOS”. Sólo había dos nombres:
Sr. Kim Key KiBum
Srta. Derecho a Casarse Heesica.
En el interior, con el brazo todavía alrededor de Key, Heesica le susurró al oído -¡si un hada se enfada por no estar invitada a un bautizo. Querido, imagínate si no la invitan a un baile!
Key esbozó una sonrisa, aliviado por haber eludido la confrontación en la entrada. Presentía que las cosas no iban a resultar tan mal como había temido en un principio. La gente ya comenzaba a percatarse de su presencia y Key imaginaba que habrían hecho apuestas para ver si aparecería o no, y a quién traería. Se preguntarían si llevaría a un hombre como pareja y Key especulaba con lo que hubiera ocurrido si hubiera sido así.
Entonces cayó en la cuenta de que su pareja sí era un hombre, un travestido, tan atractivo como cualquiera de las chicas que allí había. Tal vez su mera presencia era ridícula, pero estaba disfrutando con ser el foco de atención. Les hacía ponerse de pie para mirarles, darse cuenta de que no les temía y de que no se iba a achicar ante sus temores o prejuicios, ante la fama que le habían creado a sus espaldas todos estos años.
-Voy a buscar un poco de ponche- dijo Heesica dirigiéndose hacia la mesa de las bebidas. La gente se apartaba a su paso, y no sólo porque tuviera una figura alta e imponente.
Key escudriñó la sala en busca de gente conocida. Todos estaban tan diferentes vestidos de gala, parecían miembros de la realeza; príncipes y princesas, aunque sólo fuera por esta noche. De pronto, Key reparó en un hombre muy atractivo, se deleitó observándolo durante unos instantes desatando fantasías de amor y lujuria antes de percatarse de que se trataba de MinHo, el acompañante de su hermana. Por un momento se puso celoso; luego rió de sí mismo; Gwiboon y él eran tan parecidos en tantas cosas, incluso cuando se trataba de atracción sexual.
Gwiboon, nada más ver a su hermano, se separó de su acompañante y se acercó a él a toda prisa -¡Key! Estoy tan contenta de que hayas venido. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
De repente apareció Heesica dándole un vaso repleto de un líquido rojo -aquí lo tienes. Siento haber tardado tanto. Estaban sirviendo bebidas sin alcohol, ¿te puedes creer? Me llevó rato reforzarla. Hola- Heesica extendió el brazo como si esperara que le fueran a besar la mano.
-Gwioboon, esta es... Heesica. Heesicam esta es mi hermana Gwiboon, como sabes, y su acompañante, MinHo.
-Hermana- preguntó Heesica entregándole la bebida de Key -¿me perdonarás si te robo a este atractivo muchachito para bailar una canciín?- agarró a MinHo antes de que nadie pudiera protestar o pronunciar una palabra, y lo condujo hasta la pista -te prometo ser buena- gritó por encima del hombro. MinHo estaba muy rígido al coger a Heesica y empezar a bailar; no paraba de mirar su entrepierna tratando de averiguar lo que había debajo de todos esos pliegues de encaje de tafetán.
-”Como ya sabes”, me debes una explicación- sentenció Gwiboon. Echó un vistazo a la copa que tenía en la mano, como intentando adivinar en qué lugar había posado sus labios Heesica, y sin darle importancia, dio un generoso trago.
-Heesica es mi hada madrina. O hado padrino. O lo que sea. Salió de la nada, justo después de que te fueras con MinHo. Hizo toda esta magia transformista y, antes de que me diera cuenta, estábamos aquí. ¿No es increíble?
-No estás enamorado de él, ¿verdad?
-¿De Heesica?- se burló -no. No es mi tipo. Pero tienes que admitir que es especial, ¿no?
-Eso está claro- obsercó Gwiboon con un poco de sarcasmo. Y acto seguido, esbozo una sonrisa -pero estoy tan contenta de que hayas cambiado de idea y hayas decidido venir. ¡Nos lo vamos a pasar tan bien juntos!
-Si- acordó Key.
-Bailemos- Gwiboon dejó las bebidas sobre las gradas y empujó a su hermano a la pista de baile. Bailaron juntos durante un rato, disfrutando de la magia y el encanto del momento.
-Mira allí- susurró Key a su hermana -es Kim JongHyun.
-Encantador- contestó Gwiboon, echándole un rápido vistazo al chico del que hablaban mientras giraban siguiendo los acordes.
JongHyun había sido trasladado durante el semestre anterior, así que nadie lo conocía muy bien, a pesar de ser bastante popular. Era muy guapo, sacaba sobresalientes y había sido el corista principal en su anterior instituto, aunque en el colegio Kawaiipumpkin había decidido no cantar y asistir solamente a clases de música normales. Nadie sabía por qué había decidido cambiar de escuela tan repentinamente durante el último semestre.
-¿Por qué está solo?- pregunto Key, dando vueltas con su hermana -no puedo creer que un chico como él no tenga pareja para el baile.
-¿Quién sabe?- respondió Gwiboon. Sus movimientos les habían llevado hasta Heesica y MinHo -¿puedo interrumpir?- preguntó Gwiboon, volviendo a los brazos de su novio.
-Tu hermana ha encontrado buen partido- apuntó Heesica al llegar a los brazos de Key. Durante unos instantes, el chico no supo qué hacer; si guiar o dejarse llevar, ya que Heesica era más alta que él, por lo menos unos centímetros. Pero tras una pausa se acercó y tomó el mando.
-¿Te lo estás pasando bien, cielo?- preguntó Heesica.
-Sí- replicó Key. Y era cierto. Se estaba divirtiendo. Estaba celoso del novio de su hermana, tenía que admitirlo, aunque no lo dijera en voz alta. En realidad no hacía falta. Para eso estaba su Hada Ente, para echarle una mano en este momento tan especial. Mientras bailaban, Key se preguntó cómo sería bailar con un chico de su misma edad que estuviera igualmente enamorado de él, que lo envolviera con todo el romanticismo de una noche como ésta y no le dejara en muchos, muchos años.
De repente una voz grave interrumpió la ensoñación de Key -¿puedo interrumpirlos?
A Key se le cayó el alma a los pies. ¿Quién quería bailar con Heesica? ¿No se daban cuenta dfe que era un hombre travestido? Pero tampoco él se había dado cuenta al principio. ¿Qué iba a hacer? Se sentiría tan abandonado si le dejaba; todo el mundo le miraría, sabría que era gay y que no debía estar ahí. DE pronto agarró a Heesica por la cintura con más fuerza.
-Por favor no me dejes- rogó en silencio -o me caeré.
Pero Heesica se apartó. Y JongHyun tomó la mano de Key y lo acercó a él. Durante un momento no supieron qué hacer, quién tenía que seguir y quién guiar. Se quedaron petrificados durante unos instantes, indecisos. Entonces Jjong dio un paso hacia delante, y Key uno hacia atrás, y aunque no estaba acostumbrado a seguir a sus pies parecía saber lo que debía hacer. Tal vez era la magia de Heesica, pensó fugazmente antes de dedicarle toda la atención a JongHyun.
Bailaron juntos y, al finalizar la pieza, notó que algo duro le presionaba el muslo. Permanecieron cerca uno del otro durante la pausa y Key se metió la mano en el bolsillo.
-¿Quieres que compartamos una chocolatina?- pregunto el de ojos felinos.
De pronto se puso lívido. ¡No podía creer que ésas fueran las primeras palabras que le decía al chico de sus sueños! Tenía que haberle dicho algo halagüeño sobre sus ojos, o lo guapo que era, o cualquiera de los pensamientos que inundaban el cerebro de Key. Pero ya era tarde.
Jjong esbozó una sonrisa -me encanta el Teens Noir- apuntó. El rostro de Key se iluminó con otra sonrisa, hipnotizado por los ojos de cachorro de JongHyun.
Al otro lado de la sala, Gwiboon vio que su hermano y Jjong habían dejado de bailar y se alejaban de la pista de baile.
-Estoy cansada- le dijo a MinHo -descansemos.
Justo cuando dejaron de bailar, apareció Heesica como por arte de magia.
-¿Queda algo de bebida en esas copas?- preguntó Gwiboon -estoy sedienta.
-Me temo que no, niña- responrió Heesica poniendo los vasos boca abajo.
-MinHo, ¿podrías, por favor, traernos algo de beber?- le suplicó con dulzura.
MinHo echó una ojeada a Heesica como nervioso por dejar a su novia a solas con él. Entonces sonrió y se fue en busca de la bebida.
-Ya has conseguido que nos quedemos a solas- dijo el hada.
-¿Le irá bien?
-Todo apunta a que va a tener la noche de su vida.
-Pero no todo es parte de un encantamiento que acabará al llegar la medianoche, ¿verdad?
Heesica miró melancólico a Key y a JongHyun, que se habían incorporado al remolino de cuerpos que bailaban -no, esta vez no. Pero no puedo saber que surgirá de esto, nadie lo sabe. Hay tantas maneras de hacer magia, niña. A veces sólo se trata de dar un poco de confianza y dejar que sean ellos los que se encarguen del resto.
Gwiboon miró a su hermano y a Jjong, que habían empezado a bailar de nuevo, felices -me alegro de que no sea magia.
-Yo también- suspiró Heesica, y se secó los ojos empañados con un pañuelo salido de la nada -se me está corriendo el rímel. Se sonó ruidosamente la nariz con el pañuelo y luego volvió a mirar a Key y a JongHyun -¡Ah! Amor de juventud.
-Sí- concluyó Gwiboon -es tan bonito ver que Key, al fin, tiene un final feliz.
-Niña, todavía no hemos llegado al final feliz.
-¡Oh! ¿Y cómo será?- preguntó MinHo al llegar con las dos copas de ponche.
-¡Deberías ver lo grande que puede llegar a ponerse el pequeño Jjong!
-No sé cómo te las arreglas para comer esas porquerías durante todo el día y seguir delgado como un alambre- le dijo su hermana a través del espejo mientras peleaba con su cabello -es un milagro que aún te queden dientes.
Key se pasaba el día comiendo dulces, siempre ávidamente, aunque no estuviera hambriento. Era su forma de vengarse de su madrastra, que había tratado de deshacerse de ellos durante la hambruna. Gwiboon había sufrido bulimia durante casi dos años tras el incidente, como si por estar tan delgada nadie fuera a notar su presencia. A pesar de ser gemelos, tenían respuestas individuales.
-Déjame en paz- contestó Key quitándole el cepillo -estás tan nerviosa que te tiemblan las manos- empezó a peinarla suavemente, desenredando su larga y sedosa melena.
-Ojalá vinieras al baile- repitió Gwiboon por cuadragésima vez -estaría mucho más tranquila si vienieras- le sonrió a través del espejo, asegurándose de que Key supiera que esa especie de soborno emocional no iba en serio, pero también con la esperanza de que funcionara.
-Ya sabes que no quiero ir. Si lo hiciera me sentiría excluido. Todos irían en pareja menos yo, el homosexual, de pie en una esquina viendo como todo el mundo se lo pasa en grande- Gwiboon hizo una mueca de dolor cuando el peine se encalló en un enredo y Key siguió tirando de él con fuerza -lo siento.
Gwiboon esbozó una sonrisa sincera a través del espejo.
-Está bien.
-¿Me prometes que me lo contarás todo cuando llegues a casa? En especial lo de MinHo. Y quiero decir TODO. Ya sabes lo que suele ocurrir la noche del baile... oh, es tan maravilloso. Estoy tan celoso. ¡Si no fueras mi hermana gemela seguramente te estrangularía!
Los gemelos soltaron una carcajada, y Gwiboon prometió contárselo todo, sí, incluyendo “eso”, si es que había. Lo compartían todo, todos sus secretos... pero claro, durante muchos años sólo se habían tenido el uno al otro. Estaban tan unidos que a veces casi podían percibir lo que el otro pensaba o sentía antes de ser expresado. Eran tan parecidos en tantos aspectos. Incluso tenían el mismo gusto con los hombres.
-¡Gwiboon!- la voz de su padre remontó las escaleras hasta el dormitorio de la chica, interrumpiendo sus pensamientos y preparaciones -¡ya está aquí!
-¿Cómo estoy?- preguntó la bonita adolescente con un ligero rubor en sus mejillas altas.
-Guapísima- respondió Key. Y era verdad, estaba imponente.
Sonó el timbre.
-Es él- anuncio ella, buscando como una loca por el tocador cualquier cosa que pudiera haberse olvidad.
-Ya lo has hecho todo, no te preocupes. Ve y diviértete. Y no hagas nada que no te apetezca. ¡Y cuéntamelo todo en cuanto llegues a casa! ¡Despiértame si es necesario!
Podían oír un murmullo de voces en el recibidor; la voz grave de su padre y una más aguda de tenor, perteneciente a la cita de Gwiboon.
-¡Estoy tan emocionada!- susurro apretando con fuerza la mano de su hermano -aún puedes cambiar de idea y venir, ¿he?
-¡No te das por vencida!- rió Key -ve abajo y diviértete con el chico carisma ardiente.
Gwiboon abrazó a su hermano -te echaré de menos- se despidió, desapareciendo de la habitación antes de que Key tuviera tiempo para contestar.
Key se quedó quieto, oyendo cómo su hermana bajaba las escaleras, escuchando los cumplidos de MinHo y el grave sermón de su padre sobre el comportamiento responsable. Deseaba tanto estar en su piel en este momento, tener una “gran cita” como ésta, con un chico por el que estuviera loco. Que su padre conservador y poco expresivo, le dijera a él y a su novio que se divirtieran pero que no llegaran demasiado tarde, y expresara todas las preocupaciones normales e inquietudes sobre su bienestar general, físico y moral.
Pero claro, Key siempre había tenido debilidad por las historias románticas y de caballería, y qué major ocasión que esta noche, la noche del baile.
¿Y qué mayor tormento para él ser gay? Incluso una chica que no tuviera pareja esta noche, conservaría la esperanza, los sueños, las historias de generaciones de chicas y chicos que habían ido antes que ella. Pero ¿quién había oído antes que un chico invitase a otro chico al baile, como Key anhelaba que ocurriera? Le parecía que todas las historias que había leído hablaban de esperar a que viniera el Príncipe Azul y le hiciera perder la cabeza... o por lo menos se la hiciera perder a la chica. Pero es con ella con quien simpatizaba, con la chica, que esperaba a que llegara Don Perfecto y...
-¡KiBum!- la voz de su padre remontó las escaleras de nuevo, interrumpiendo sus elucubraciones -me voy a casa de los Lee a ver el partido. ¿Quieres venir conmigo?
Su padre estaba siendo amable al invitarle, aunque sabía que Key odiaba cualquier tipo de deporte.
-¡No gracias, papá!- contestó gritando.
-Si cambias de idea ya sabes dónde estamos. Jinki y Taemin estarían encantados.
-Recibido. Corto- respondió para que su padre supiera que le había oído.
A solas en la habitación de Gwiboon, Key tomó asiento en el tocador de su hermana, donde ésta había estado momentos antes. Cogió el espejo de plata, uno de los pocos objetos que habían pertenecido a su madre biológica, que había fallecido siendo ellos muy pequeños. Eran tan parecidos, que Key podía hacerse pasar pos su hermana, pensó, con el peinado y ropa adecuada. No podía dejar de pensar que si hubieran sido hermanas gemelas, ahora también estaría yendo al baile en lugar de estar ahí sentado, solo, sintiendo lástima de sí mismo.
-Ojalá...- empezó a decir mirando fijamente su reflejo en el pequeño espejo de plata hasta que las lágrimas hicieron borrosa su imagen. Se le hizo un nudo en la garganta.
De pronto, sintió unos destellos de luz detrás de él como rayos de estroboscopio sobre la pista de una discoteca. Key parpadeó y miró atrás por el espejo. De pie, detrás de él, como por arte de magia, estaba la mujer más alta que él había visto en su vida, con un vestido de lentejuelas azules que resplandecían a la luz de las pequeñas bombillas del tocador.
Key dio media vuelta sobre la silla de la cómoda -¿quién?- preguntó mirando a la extraña de arriba a bajo. Media casi la altura de él, sin tacones -¿quién es usted?
-Podríamos decir que soy tu hada madrina. O hado padrino. O lo que sea.
La extraña hablaba con una voz exageradamente grave, para ser mujer -soy una antigua amiga de tu madre. De hecho yo le regalé ese espejo hace muchos años... da igual, por qué no me llamas simplemente Heesica.
Heesica se llevó las manos a las caderas con extravagancia, frunciendo sus labios pintados con esmero. Fue entonces cuando Key se dio cuenta de que estaba ante un hombre travestido. O ante un hada travestida. O lo que fuera, tal como la extraña había dicho.
-Un hada ente, según los políticamente correctos- replicó Key con calma. Ya había tenido experiencias fantásticas con anterioridad, así que ésta no le desconcertó del todo -¿por qué yo?
Heesica se dirigió a la cama despreocupadamente y se sentó en ella, cruzando las piernas con firmeza y alisando los volantes de tafetán de su vestido -oh, lo hemos estado observando a los dos desde que su madrastra quiso venderlos a un chocolatero. Hablando de caramelos, ¿no tendrás por casualidad un caramelo de menta?
Key rebuscó en sus bolsillos y sacó una caja de After Eights.
-Eres un encanto- comento Heesica cogiendo dos. Sus uñas medían por lo menos cuatro centímetros y estaban pintadas con una laca azul iridiscente como el dorso de un escarabajo.
Key cerró la caja y la depositó sobre sus piernas, sin saber qué decir o hacer.
Heesica tomó la iniciativa. Después de todo para eso estaba allí -¿así que quieres ir al baile?
-Sí- respondió el muchacho -No.Bueno, no sé. Quiero decir que quiero ir, pero no quiero ir solo. No quiero ir y sentir que estoy solo, que no hay nadie más como yo. Ya sé que hay otros hombres gays en el mundo, pero... quiero conocer a uno de mi edad. Uno que me quiera por lo que soy, no porque sea joven y mono, y luego me deje de lado cuando encuentre a otro más joven y más mono. Alguien que entienda lo que es esto.
De pronto Key se asustó por haber sido tan franco con un completo desconocido, pero necesitaba hablar con alguien desesperadamente, con alguien que se preocupara por él y que quizá pudiera ayudarle. De todos modos Heesica había dicho que les había estado observando, razonó Key.
-”¿Qué partes de su vida había visto Heesica?”- pensó -”¿todas desde lo de el chocolatero o sólo algunas? ¿Lo había visto yendo al lavabo? ¿Bañándose? ¿Haciendo... cochinadas con su amiga “Manuela”?”- de repente olvidó la revelación y surgieron nuevas preocupaciones.
-Yo seré tu pareja- dijo Heesica y todo estaba decidido. Contempló el rostro consternado de Key mientras le cogía la mano y se la colocaba sobre su entrepierna -puede que no tenga tu edad, pero créeme- continuó agravando la voz -te aseguro que soy un hombre.
No era algo de lo que Key dudara, pero ahora había mordido la frutilla del pastel, por decirlo de alguna manera. Era la primera vez. Estaba boquiabierto.
-Así que vamos a ver con lo que tengo que trabajar. Levántate.
Key, ligeramente conmocionado, hizo lo que le habían ordenado.
-Date la vuelta.
-Mmm... que bien resaltas tu trasero con esos pantalones tan entallados.
Key se ruborizó. Empezó a sentirse avergonzado por la mirada tan afinada que Heesica le estaba profanando, comiéndoselo con los ojos Y se preguntó hasta dónde podía ver Heesica, y qué podía ver a través de, por ejemplo, sus entubados.
-Muy bien, ahora veamos los zapatos. Es parte del guión, ya sabes. ¿Qué tienes por ahí?
Ambos estudiaron las pobres zapatillas Kangaroo de Key que habían visto mejores años atrás.
-Va a ser un reto, incluso para mí- sentencio el hada. Se levantó, dándole la espalda a Key, se dirigió hacia el armario de Gwiboon y abrió las puertas de par en par con un gesto teatral -acércate- le ordenó.
Key obedeció todavía un poco intimidado por su presencia y también un poco cauto recordando sus últimas interacciones con lo sobrenatural.
-Ahora, métete aquí un momento- prosiguió Heesica jugueteando con algunas de las muchas pulseras que adornaban su antebrazo.
Key se quedó donde estaba y se echó a reír, una carcajada limpia enseñando hasta las muelas -pensaba que una hada madrina gay me ayudaría a salir del closet, no a entrar.
-Muy gracioso, querido. ¿Quieres ir al baile y conocer al hombre de tus sueños?- Key asintió con la cabeza limpiándose el resquicio que las lágrimas habían dejado en sus ojos felinos -entonces confía en mí y haz lo que yo te diga, gracias.
Key se metió en el armario. Cuando Heesica cerró las puertas, arrojándolo a la oscuridad total, al chico se le puso el corazón en la boca. ¿Por qué razón había confiado en este estrafalario extraño que se había presentado sin previo aviso y que podía llegar a ser tan malvado como el chocolatero que le había encerrado en una jaula y planeado asarlo una vez estuviera gordo?
Porque deseaba desesperadamente creer en lo que esta hada ente significaba; que había esperanzas para un chico como él que amaba a otros chicos, o por lo menos deseaba hacerlo.
De repente Key notó una mano. Soltó un grito agudo y trató de apartarse. Pero había manos por todas partes, cientos de ellas, o eso parecía. No tenía ni idea de quien eran, o cómo podían pertenecer a ningún cuerpo, había demasiadas, una sobre la otra por todo su cuerpo. Una vez que el pánico hubo desaparecido tras percatarse de que eran inofensivas y de qye no había nada que pudiera hacer para escapar de ellas, sintió que, por el contrario, le proporcionaban bastante placer, al rozar cada centímetro de su cuerpo. De pronto notó que tenía una erección brutal y se avergonzó, preguntándose qué ocurriría si Heesica elegía ese preciso instante para abrir las puertas.
Y fue justamente eso lo que hizo -muy bonito- comentó Heesica mirando fijamente a Key -aunque esté mal que lo diga yo.
Key se miró la parte inferior del cuerpo dispuesto a cruzar las piernas y ocultar su excitación con las manos. Pero no era visible bajo el pulcro esmoquin negro y el fajín azulón a juego con el vestido de Heesica, que ahora llevaba puesto. También llevaba unos lustrosos zapatos negros de vestir con hebillas cuadradas de cristal; sus zapatillas de cristal.
Estupefacto, se acercó al tocador de su hermana y contempló con detenimiento su nueva imagen ultra chic. Casi no podía creer lo sofisticado que estaba, y un sentimiento de inseguridad sobrecogedora lo paralizó. Se metió las manos en los bolsillos en busca de un caramelo pero estaban vacíos, ¡ni tan siquiera había una pelusa!
-Bonito ¿verdad?- comentó el hada -ahora vayamos a lucirte. Doña Ente no tiene toda la noche, ¿sabes? El baile dura hasta la medianoche, recuérdalo.
-¿Qué pasa a medianoche?- preguntó Key abriendo los cajones del tocador de su hermana. Recordaba haber oído historias de cómo la magia de las hadas se acababa a medianoche.
Heesica esbozó una sonrisa -es cuando abren los antros y empieza la verdadera diversión. Vamos, es hora de que hagas tu entrada.
Heesica salió de la habitación entre una nube de tafetán y lentejuelas.
Por fin Key encontró lo que andaba buscando; una chocolatina que tenía escondida en caso de emergencia. Había escondites de este tipo por toda la casa, para cuando se agotaban las reservas. Se arrepentía de no haberse comido el dulce que había en los vaqueros antes del mágico cambio de ropa, pero al mirarse en el espejo, no pudo negar que con la nueva indumentaria su aspecto era inmejorable.
Al seguir a Heechul, Key se preguntó si su gemela le reconocería al llegar al baile, por no mencionar a los demás. ¿Estaba cometiendo un craso error al ir?
*-*-*-*
-KiBum- dijo el director levantándose de su silla, situada tras una mesa que bloqueaba la entrada al gimnasio -no esperábamos verte aquí.
Key apartó la mirada bajo los atentos ojos del director, olvidándose de que tenía todo el derecho de estar allí, como cualquier otro estudiante. Key se percató de la elegante vestimenta que llevaba y entendió que estaba impresionante, no importaba lo pequeño que se sintiera por dentro. Se metió las manos en los bolsillos y, de pronto, notó el caramelo, cosa que le hizo recuperar la confianza. Volvió a alzar la vista.
-Bueno, aquí estoy- replicó con sencillez. Y esbozó una sonrisa.
Heechul rodeó a Key con el brazo y le dio un achuchón.
-Sí- prosiguió el director -aquí estás. Con tu encantadora, um, compañera.
Heesica frunció los labios, enviándole un sonoro beso.
-Bien, ¿tienes las entradas?- preguntó el director, a sabiendas de que no las tenían. Un sudor frío recorrió la espalda de Key.
-Estamos en la lista de invitados- respondió Heesica pasando por delante del director hacia el interior del auditorio y llevándose a Key con ella.
-¡Pero si no tenemos lista de invitados!- protestó el director.
-Ahora sí- contestó el hada dándole la espalda.
Y, como no, delante de él había un tablón con una hoja de papel en la que rezaba “LISTA DE INVITADOS”. Sólo había dos nombres:
Sr. Kim Key KiBum
Srta. Derecho a Casarse Heesica.
En el interior, con el brazo todavía alrededor de Key, Heesica le susurró al oído -¡si un hada se enfada por no estar invitada a un bautizo. Querido, imagínate si no la invitan a un baile!
Key esbozó una sonrisa, aliviado por haber eludido la confrontación en la entrada. Presentía que las cosas no iban a resultar tan mal como había temido en un principio. La gente ya comenzaba a percatarse de su presencia y Key imaginaba que habrían hecho apuestas para ver si aparecería o no, y a quién traería. Se preguntarían si llevaría a un hombre como pareja y Key especulaba con lo que hubiera ocurrido si hubiera sido así.
Entonces cayó en la cuenta de que su pareja sí era un hombre, un travestido, tan atractivo como cualquiera de las chicas que allí había. Tal vez su mera presencia era ridícula, pero estaba disfrutando con ser el foco de atención. Les hacía ponerse de pie para mirarles, darse cuenta de que no les temía y de que no se iba a achicar ante sus temores o prejuicios, ante la fama que le habían creado a sus espaldas todos estos años.
-Voy a buscar un poco de ponche- dijo Heesica dirigiéndose hacia la mesa de las bebidas. La gente se apartaba a su paso, y no sólo porque tuviera una figura alta e imponente.
Key escudriñó la sala en busca de gente conocida. Todos estaban tan diferentes vestidos de gala, parecían miembros de la realeza; príncipes y princesas, aunque sólo fuera por esta noche. De pronto, Key reparó en un hombre muy atractivo, se deleitó observándolo durante unos instantes desatando fantasías de amor y lujuria antes de percatarse de que se trataba de MinHo, el acompañante de su hermana. Por un momento se puso celoso; luego rió de sí mismo; Gwiboon y él eran tan parecidos en tantas cosas, incluso cuando se trataba de atracción sexual.
Gwiboon, nada más ver a su hermano, se separó de su acompañante y se acercó a él a toda prisa -¡Key! Estoy tan contenta de que hayas venido. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?
De repente apareció Heesica dándole un vaso repleto de un líquido rojo -aquí lo tienes. Siento haber tardado tanto. Estaban sirviendo bebidas sin alcohol, ¿te puedes creer? Me llevó rato reforzarla. Hola- Heesica extendió el brazo como si esperara que le fueran a besar la mano.
-Gwioboon, esta es... Heesica. Heesicam esta es mi hermana Gwiboon, como sabes, y su acompañante, MinHo.
-Hermana- preguntó Heesica entregándole la bebida de Key -¿me perdonarás si te robo a este atractivo muchachito para bailar una canciín?- agarró a MinHo antes de que nadie pudiera protestar o pronunciar una palabra, y lo condujo hasta la pista -te prometo ser buena- gritó por encima del hombro. MinHo estaba muy rígido al coger a Heesica y empezar a bailar; no paraba de mirar su entrepierna tratando de averiguar lo que había debajo de todos esos pliegues de encaje de tafetán.
-”Como ya sabes”, me debes una explicación- sentenció Gwiboon. Echó un vistazo a la copa que tenía en la mano, como intentando adivinar en qué lugar había posado sus labios Heesica, y sin darle importancia, dio un generoso trago.
-Heesica es mi hada madrina. O hado padrino. O lo que sea. Salió de la nada, justo después de que te fueras con MinHo. Hizo toda esta magia transformista y, antes de que me diera cuenta, estábamos aquí. ¿No es increíble?
-No estás enamorado de él, ¿verdad?
-¿De Heesica?- se burló -no. No es mi tipo. Pero tienes que admitir que es especial, ¿no?
-Eso está claro- obsercó Gwiboon con un poco de sarcasmo. Y acto seguido, esbozo una sonrisa -pero estoy tan contenta de que hayas cambiado de idea y hayas decidido venir. ¡Nos lo vamos a pasar tan bien juntos!
-Si- acordó Key.
-Bailemos- Gwiboon dejó las bebidas sobre las gradas y empujó a su hermano a la pista de baile. Bailaron juntos durante un rato, disfrutando de la magia y el encanto del momento.
-Mira allí- susurró Key a su hermana -es Kim JongHyun.
-Encantador- contestó Gwiboon, echándole un rápido vistazo al chico del que hablaban mientras giraban siguiendo los acordes.
JongHyun había sido trasladado durante el semestre anterior, así que nadie lo conocía muy bien, a pesar de ser bastante popular. Era muy guapo, sacaba sobresalientes y había sido el corista principal en su anterior instituto, aunque en el colegio Kawaiipumpkin había decidido no cantar y asistir solamente a clases de música normales. Nadie sabía por qué había decidido cambiar de escuela tan repentinamente durante el último semestre.
-¿Por qué está solo?- pregunto Key, dando vueltas con su hermana -no puedo creer que un chico como él no tenga pareja para el baile.
-¿Quién sabe?- respondió Gwiboon. Sus movimientos les habían llevado hasta Heesica y MinHo -¿puedo interrumpir?- preguntó Gwiboon, volviendo a los brazos de su novio.
-Tu hermana ha encontrado buen partido- apuntó Heesica al llegar a los brazos de Key. Durante unos instantes, el chico no supo qué hacer; si guiar o dejarse llevar, ya que Heesica era más alta que él, por lo menos unos centímetros. Pero tras una pausa se acercó y tomó el mando.
-¿Te lo estás pasando bien, cielo?- preguntó Heesica.
-Sí- replicó Key. Y era cierto. Se estaba divirtiendo. Estaba celoso del novio de su hermana, tenía que admitirlo, aunque no lo dijera en voz alta. En realidad no hacía falta. Para eso estaba su Hada Ente, para echarle una mano en este momento tan especial. Mientras bailaban, Key se preguntó cómo sería bailar con un chico de su misma edad que estuviera igualmente enamorado de él, que lo envolviera con todo el romanticismo de una noche como ésta y no le dejara en muchos, muchos años.
De repente una voz grave interrumpió la ensoñación de Key -¿puedo interrumpirlos?
A Key se le cayó el alma a los pies. ¿Quién quería bailar con Heesica? ¿No se daban cuenta dfe que era un hombre travestido? Pero tampoco él se había dado cuenta al principio. ¿Qué iba a hacer? Se sentiría tan abandonado si le dejaba; todo el mundo le miraría, sabría que era gay y que no debía estar ahí. DE pronto agarró a Heesica por la cintura con más fuerza.
-Por favor no me dejes- rogó en silencio -o me caeré.
Pero Heesica se apartó. Y JongHyun tomó la mano de Key y lo acercó a él. Durante un momento no supieron qué hacer, quién tenía que seguir y quién guiar. Se quedaron petrificados durante unos instantes, indecisos. Entonces Jjong dio un paso hacia delante, y Key uno hacia atrás, y aunque no estaba acostumbrado a seguir a sus pies parecía saber lo que debía hacer. Tal vez era la magia de Heesica, pensó fugazmente antes de dedicarle toda la atención a JongHyun.
Bailaron juntos y, al finalizar la pieza, notó que algo duro le presionaba el muslo. Permanecieron cerca uno del otro durante la pausa y Key se metió la mano en el bolsillo.
-¿Quieres que compartamos una chocolatina?- pregunto el de ojos felinos.
De pronto se puso lívido. ¡No podía creer que ésas fueran las primeras palabras que le decía al chico de sus sueños! Tenía que haberle dicho algo halagüeño sobre sus ojos, o lo guapo que era, o cualquiera de los pensamientos que inundaban el cerebro de Key. Pero ya era tarde.
Jjong esbozó una sonrisa -me encanta el Teens Noir- apuntó. El rostro de Key se iluminó con otra sonrisa, hipnotizado por los ojos de cachorro de JongHyun.
Al otro lado de la sala, Gwiboon vio que su hermano y Jjong habían dejado de bailar y se alejaban de la pista de baile.
-Estoy cansada- le dijo a MinHo -descansemos.
Justo cuando dejaron de bailar, apareció Heesica como por arte de magia.
-¿Queda algo de bebida en esas copas?- preguntó Gwiboon -estoy sedienta.
-Me temo que no, niña- responrió Heesica poniendo los vasos boca abajo.
-MinHo, ¿podrías, por favor, traernos algo de beber?- le suplicó con dulzura.
MinHo echó una ojeada a Heesica como nervioso por dejar a su novia a solas con él. Entonces sonrió y se fue en busca de la bebida.
-Ya has conseguido que nos quedemos a solas- dijo el hada.
-¿Le irá bien?
-Todo apunta a que va a tener la noche de su vida.
-Pero no todo es parte de un encantamiento que acabará al llegar la medianoche, ¿verdad?
Heesica miró melancólico a Key y a JongHyun, que se habían incorporado al remolino de cuerpos que bailaban -no, esta vez no. Pero no puedo saber que surgirá de esto, nadie lo sabe. Hay tantas maneras de hacer magia, niña. A veces sólo se trata de dar un poco de confianza y dejar que sean ellos los que se encarguen del resto.
Gwiboon miró a su hermano y a Jjong, que habían empezado a bailar de nuevo, felices -me alegro de que no sea magia.
-Yo también- suspiró Heesica, y se secó los ojos empañados con un pañuelo salido de la nada -se me está corriendo el rímel. Se sonó ruidosamente la nariz con el pañuelo y luego volvió a mirar a Key y a JongHyun -¡Ah! Amor de juventud.
-Sí- concluyó Gwiboon -es tan bonito ver que Key, al fin, tiene un final feliz.
-Niña, todavía no hemos llegado al final feliz.
-¡Oh! ¿Y cómo será?- preguntó MinHo al llegar con las dos copas de ponche.
-¡Deberías ver lo grande que puede llegar a ponerse el pequeño Jjong!
Última edición por Mikka el Mar Feb 14, 2012 3:50 pm, editado 1 vez
Lunort
SHINee
257
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Bithae Mar Feb 14, 2012 1:46 pm
aparto
Bithae
JongHo & Star...☆ 2601
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Nina_Lee Mar Feb 14, 2012 2:32 pm
jajajaja ohh dios me mato lo de heesica!
es que me vino a la mente heechul vestido asi de nuevo xD
pero lo bueno es que key encontro a su puppy!
me gusto cuidate bye bye
Última edición por Nina_Lee el Jue Feb 16, 2012 1:00 pm, editado 1 vez
Nina_Lee
♥Taemin♥ 1597
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Yakumo Mar Feb 14, 2012 3:25 pm
hahahahahahaha me encanto
el final!
hahahahahaha
-¡Deberías ver lo grande que puede llegar a ponerse el pequeño Jjong!
aaawwwww el lindo Key encontro a su príncipe, que lindo *O*
aaaa yo quería leer el final TwT, hahahaha me encanto
Última edición por Yakumo el Jue Feb 16, 2012 8:56 pm, editado 1 vez
Yakumo
Jonghyun 527
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Dayan Mar Feb 14, 2012 5:36 pm
Oh que bonito.
me gusto la adaptación
Del cuento de hadas
Jajajaja adore a la hada
travestida
tan segura de sí misma.
le trasmitió esa seguridad
a la diva para que así encontrara a su
príncipe azul.
me hagustado
me gusto la adaptación
Del cuento de hadas
Jajajaja adore a la hada
travestida
tan segura de sí misma.
le trasmitió esa seguridad
a la diva para que así encontrara a su
príncipe azul.
me hagustado
Dayan
온유 1169
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Janess Mar Feb 14, 2012 6:00 pm
Aparto
Janess
♥♥Minho♥♥SHINee♥♥ 1470
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Kimmy~ Miér Feb 15, 2012 3:03 pm
hahaha morí con el hado padrino de Heesica <3 x'D
asdfh quiero vivir una historia de hada así ;o;
y que Jjong sea mi principe -alucina- aksjajaks ok me calmo xD
wah tan lindos el jongkey~ a las finales yo sé (?) que estarían juntos por el resto de sus vidas :'D yay amé el shot <3
asdfh quiero vivir una historia de hada así ;o;
y que Jjong sea mi principe -alucina- aksjajaks ok me calmo xD
wah tan lindos el jongkey~ a las finales yo sé (?) que estarían juntos por el resto de sus vidas :'D yay amé el shot <3
Kimmy~
Kim Jonghyun 99
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por TsukiLov Jue Feb 16, 2012 7:37 pm
Oh Chica que te puedo decir lo ame xDD
mori tanto con esta historia...
el had@madrin@.. xD Heesica es tan genial *-*
juro k estalle en risas me esperaba todo menos eso sldlskaj XDD fue tan espontaneo ....
y Sobre Key encontrando a su principe fue bonito ya sabia k era el destino(?) solo necesitaba un empujoncito
*-*
me encanto tu shotin ! fue bello
gracias por compartir
:MUA:
mori tanto con esta historia...
el had@madrin@.. xD Heesica es tan genial *-*
-¿Qué pasa a medianoche?- preguntó Key abriendo los cajones del tocador de su hermana. Recordaba haber oído historias de cómo la magia de las hadas se acababa a medianoche.
Heesica esbozó una sonrisa -es cuando abren los antros y empieza la verdadera diversión. Vamos, es hora de que hagas tu entrada.
juro k estalle en risas me esperaba todo menos eso sldlskaj XDD fue tan espontaneo ....
y Sobre Key encontrando a su principe fue bonito ya sabia k era el destino(?) solo necesitaba un empujoncito
*-*
me encanto tu shotin ! fue bello
gracias por compartir
:MUA:
TsukiLov
이태민 ~♥ 1064
Re: Cuento de hadas [JongKey]
por Erikalo Vie Feb 17, 2012 8:30 pm
waaaaa...que genial...
Erikalo
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