Nombre: Fanboy
Autor: Rei
Genero: Humor; Romántico; Lemon
Pareja: Minkey
Dedicatoria: A mi querida Siam 3ngel (:
Nota: es mi primer post acá ): no sé que decir xd espero que le den una oportunidad a esta pequeña historia, y les guste (:

Fanboy

Para Kim Kibum el fútbol siempre fue una cosa muy ajena, como de otro planeta, que no acababa nunca de entender. Veía con repulsión cómo los hombres se golpeaban y ensuciaban por agarrar un balón entre su pies y meterlo al arco, ¿eso tenía sentido alguno? No comprendía la afición casi enloquecedora que despertaba en el resto de la población, mucho menos que el país se paralizara completo cuando había un partido nacional. A él no le iban esas cosas, su mayor acercamiento al balón pie fue cuando tenía seis años y su papá lo llevó a un estadio, pero no prestó atención siquiera a lo que se desarrollaba en la cancha, porque estaba demasiado abstraído en su gamboy color.



Así que no tenía ni tuvo jamás relación alguna con aquel deporte.



- ¡Kibum-ah! ¡Va a empezar el penúltimo juego de la eliminatoria!



Jueves; dieciocho horas pasado meridiano; el departamento que compartía con Kim Jonghyun temblaba con el fuerte volumen del subwoofer que había sido instalado especialmente para disfrutar mejor el encuentro. En la pantalla la hinchada coreana esperaba nerviosa, viendo cómo el equipo de Japón entonaba su himno bajo los postes de luz potentes. Para el otro chico, todo aquello era una exageración, un total ridículo, cómo si los problemas de pobreza y desigualdad social de su patria fueran a mejorar gracias a un idiota juego de soccer. Agarró una lata de las cervezas que su compañero le ofrecía y se sentó junto a él en el sofá, dispuesto a noventa y tantos minutos de tortura a cambio de ver una película de terror más tarde, cuando toda la euforia por el fútbol se esfumara.



- Es tan estúpido que la gente se ponga desenfrenada con esta mierda – soltó luego de dar el primer sorbo, viendo a las personas de la televisión gritar porque ya era turno de los representantes de Sur corea.

- Ahh no seas así, ve el partido y vas descubrir el encanto. No entiendo cómo no puede gustarte – la bebida alcohólica estaba olvidad entre las manos del muchacho, quién permanecía con todos sus rasgos atentos a lo que acontecía en la cancha, sin siquiera voltear a ver a su amigo cuando hablaba. Ahora lo atléticos coreanos entraban en fila y los primeros violines de la canción nacional tomaban fuerza.

- ¿Qué encanto tiene ver a un grupo de brutos pelearse por una pelota? Hay cosas muchos más importantes en la vida. No desperdiciaría mi tiempo viendo estas cosas, no tengo tantas horas para oci-



Pero no pudo acabar. Frente a sus ojos, en el LCD de cuarenta y dos pulgadas, estaba el hombre más maravilloso y perfecto de la vida, con la palma de la mano contra el corazón, el pecho hinchado, unos enormes ojos entrecerrados y expresión seria, moviendo sus labios deliciosamente abultados junto a la música. Holy fucking shit. Y cuando la cámara se fue a enfocar al otro futbolista, Kibum solo quería rebobinar la escena y quedarse por siempre mirando al chiquillo guapo.



- ¿Cómo se llama el siete? – preguntó distraído.

- ¡¿NO CONOCES A CHOI MINHO?! – su compañero lo contemplaba horrorizado, abriendo los ojos en su totalidad, cómo si lo que acababa de decir su casi hermano fuera la blasfemia más tremenda de la Tierra.

- ¿cómo quieres que lo conozca si no veo fútbol enano? – le espetó con aire ofendido.

- ¡Pero es Choi Minho! ¡Es el puto amo del balón pie! ¡Está fichado para el Barcelona! ¡Es lo más grande que tiene Corea en este momento!

- ¿Y qué se supone que es el Barcelona?



A Jonghyun parecía que le iba a dar un ataque. Y se enfrasco en una explicación rápida de lo más fundamental respecto a clubes de fútbol, aclaración que se habría extendido por horas, si no fuera porque el árbitro estaba tocando un pitido haciendo que el séptimo jugador empezara a patear el balón apresuradamente, como un poseído, para llegar al arco contrario. Por primera vez en su vida el chico de cabello brillante y perfectamente liso caoba, estaba completamente embobado observando un encuentro de ese juego, aunque en realidad lo que respectaba al partido le importaba un carajo, lo único que atraía su atención era cuando los lentes enfocaban al joven fuerte, decidido, que con esa mirada de fuego tallada en su rostro se veía como la personificación de un estímulo sexual. Estaba completamente embobado, sintiendo la garganta seca, y con una sonrisa idiota cada vez que se acercaba a realizar un gol, mientras a su lado su partner, unos cuantos centímetros más bajo que él, chillaba como loco ante cada jugada.



El partido finalizó dos a uno a favor de Sur corea, y los amigos se abrazaron delante del televisor como locos. Los ojos felinos del que antes observaba con repudio la pantalla chispearon de felicidad cuando el hermoso futbolista victorioso se lanzaba contra sus compañeros.



Con Jonghyun llevaban más de un año viviendo juntos. Se habían conocido en el trabajo, porque ambos estaban en el área periodística para un conocido diario de mucho prestigio, pero trabajaban en módulos diferentes. Kibum, unos años más joven, estaba encargado de la parte cultural mientras su amigo, algunos centímetros menos de estatura, trabajaba como fotógrafo deportivo. Tenían una amistad bastante fuerte y habían sabido afianzarse correctamente con el tiempo, superando las diferencias, haciendo resaltar las semejanzas.









- ¡MI BEBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! – gritaba desconsolado el castaño más alto, abrazando un cojín mientras observaba a su jugador favorito (bueno, el único que realmente le gustaba) caer al suelo pesadamente, cuando la zapatilla de uno de sus contrincantes dio de lleno contra su canilla.

- ¡Qué animal! – gruñó su amigo a un lado, apretando los dientes.



Habían pasado cinco meses desde aquella primera vez que vio un partido de Choi Minho. Su afición había crecido cada vez más, al nivel que se molestaba con su editora cada vez que ella comentaba lo guapo que era el futbolista y que sabía de memoria su biografía. Medía casi un metro ochenta y seis; era un fanático del Kimbap; su padre era entrenador; su pecho medía 95 centímetros y su cintura 66; tenía una personalidad en extremo competitiva; calzaba 42; estaba de cumpleaños el nueve de Diciembre; nació en Incheon; en los signos del zodiaco era sagitario; pertenecía al grupo sanguíneo B; pesaba 62 kilogramos; era el hombre más guapo que pisaba la Tierra.



Ahora estaba en el sofá casi llorando mientras apretaba sus palmas juntas rezando para que no tuviera lesión alguna en la pierna. No sé merecía eso, tenía que jugar en el mundial como siempre había soñado. En aquel momento el periodista solo quería ir al estadio y patearle bien duro las bolas al estúpido que estaba a punto de mandar a su hombre a la clínica.



- Por favor – rogó



Entonces el muchacho se levantó, palmeándose las piernas y luego sonrió, levantando los brazos. La respiración se enganchó en la garganta del fanboy,‘¡Se ha levantado! ¡Choi no tiene nada!’ Los gritos de las multitudes eran ensordecedores y Jonghyun estaba corriendo por toda la casa como un poseído. Una lágrima rodó por la mejilla del más alto, y cuando llegó a la curva temblorosamente alegre de sus labios, se dio cuenta de que estaba jodidamente enamorado de su ídolo.

Y aquello no podía ser bueno.


- Amigo, tengo algo muy importante que decirte



Se giró para observar a su compañero, quién sonreía ampliamente. A un lado de él el partido se reanudaba y el alto jugador estaba a punto de hacer un gol.



- Luego me lo dices, está por anotar – habló el menor, haciéndole un gesto con la mano para que se callara conforme la vista panorámica mostraba como todos se alineaban en la cancha para hacer una pase perfecto y meter la pelota en el arco

- ¡No puedo! ¡tengo que decírtelo!

- ¡Cállate!

- Minho está cada vez más cerca – narraba histérico el comentarista - Se la lanza a Park; esquiva a Li; La pelota vuelve a los pies del astro; Patea; ¡Qué fuerza! ¡Y GOOO-

- ¡TENGO PASES PARA LA FIESTA PRIVADA DE LA SELECCI”N DE FÚTBOL MA—ANA!

- OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL!



El de mirada felina saltó en el aire a abrazar a su amigo ‘¡GOOOOL!’ exclamó a todo pulmón mientras lo estrechaba fuerte y entonces las palabras que le acababan de decir fueron procesadas por su cerebro. Se apartó bruscamente, con los ojos casi desorbitados y una sonrisa comenzó a formarse en sus labios lentamente, hasta que…



- ¡Kibum! – gritó el más bajo, viendo cómo su amigo se había desplomado sonriente en el sofá. Suspiró, pensando que el periodista ya había perdido la razón.













La sala no estaba tan llena como esperaban y el recinto no era una pista de baile húmeda tampoco. Todo parecía muy tranquilo, sonaba Bach en el fondo y la mayoría de las personas estaban conversando apacibles con copas de vino blanco en sus manos. ‘Qué aburrido’ pensó el castaño rodando los ojos, tomado firmemente del brazo de Jonghyun, agradecido de que no le haya permitido colocarse ropa muy atrevida y que el conjunto que llevara pudiera ser considerado acorde a la ocasión. Le arrebató a un camarero algo de champagne, y tiró de la extremidad fuerte de su amigo, quién se había quedado pegado comiendo aceitunas rellenas.



Santo Cielo. Al fondo del salón estaba Dios, con su cabello desordenado, sus ojos grandes y su dentadura impecable. Las piernas del menor temblaron.



- OhJongieélestáahíyesmásdeliciosomásperfectomáshermosodeloqueseveenlatelevisiónmevoyamorirqueexquisitoesquieroraptarmeloaquimismoohporDiosohporDios – estaba apretándole fuertemente el antebrazo, mientras trataba controlarse.

- Tienes tanta razón – dijo el más bajo abstraído, intentando zafarse del agarre – Por un momento te juro que quiero ser gay.

- Cierra la boca – le ordenó, acomodando el sombrero que llevaba, y caminando decidido en dirección a su amor platónico.



Estaba conversando animadamente con un par de chicas y su entrenador. Contrario a lo que pensaba el reportero, no era el centro de la fiesta y no había un millón de personas intentando hablarle, así que cuando llegó a su lado, el muchacho volteó al instante a observarle curioso, dejándolo atontado, como si una verdadera divinidad hubiera bajado del cielo y se le hubiera parado en frente.



- ¡Somos del Kyong-Hyang Sinmun! – sonrió Jonghyun, para romper la incomodidad en el muchacho alto, cuando ya había pasado casi un minuto y Kibum continuaba sonriéndole sin decirle nada.

- Es un placer conocerlos – rió, haciendo una pequeña reverencia.

- Yo soy Kim Jonghyun, fotógrafo de deporte, y este es Kim Kibum, redactor y reportero de Cultura – señaló, dándole un codazo disimulado al chico que asentía ahora encantado, la voz de Minho era preciosa.

- ¿Kim Kibum? ¿Key? – preguntó el futbolista sorprendido

- ¿M-me conoces? – inquirió el de mirada felina completamente sorprendido

- Tiene columnas muy buenas – hizo otra reverencia

- ¡muchas gracias! – estaba por estallar de felicidad – yo – tragó saliva – yo soy tu fan.

- ¿en serio? Me siento muy complacido – le dedico una sonrisa llena de ¿podría ser ternura? Las mejillas del periodista estaban más encendidas que nunca.

- Lamento interrumpir – dijo el entrenador, asomando su cabeza entre las chicas que habían quedado olvidadas, al igual que el más bajo. El de ojos grandes observó al hombre mayor atentamente - Minho, vamos, se hace tarde.

- En seguida – volvió su rostro a los chicos, y por tercera vez, hizo una reverencia – espero que podamos encontrarnos en otra ocasión, que tengan una hermosa noche. Disfruten de la fiesta.



Y se alejó.



- ¡Te conocía! ¡Te reconoció! – chilló el mayor

- Vámonos a casa – pidió el más alto, mordiéndose el labio

- ¿qué pasó? ¿te ha decepcionado? – cuestionó sin entender, persiguiendo a su amigo, quién ya había empezado a caminar a la salida.

- Jongie – se volteó, conteniendo las lágrimas – ha desbordado mis expectativas

- ¿qué significa eso?

- Que es maravilloso, y lo quiero para mí – hizo un puchero.

- Te das cuenta que estas obsesionado con la mayor estrella del fútbol, y que hay millones de chicas detrás de él, cual de todas más guapas, ¿verdad?

- Y me importa una mierda Jjong, él va a ser mío, ya verás – sonrió, entrecerrando los ojos con malicia. Jonghyun tenía miedo.











Para el reportero era fácil prendarse de cosas, y estancarse con ideas, al igual que muchas personas, pero con una gran diferencia; el siempre conseguía lo que deseaba. No tuvo que hacer muchas cosas, simplemente convencer a su soulmate que lo dejara acompañarlo al próximo partido, a quién habían enviado como fotógrafo oficial. Con jeans muy ajustados; con el brazo lleno de pulseras de colores; los ojos precisamente delineados; la credencial en el cuello; y la camiseta de la selección holgada, con el siete resplandeciente en la espalda. Se sentó sonriente en el sector de prensa, esperando que empezara el encuentro.



Estaba completamente nervioso, observando cómo el alto corría de un lado a otro, escuchando el zumbido de la gente en las gradas, sintiendo sus manos sudar. Esta era su oportunidad, su única oportunidad. Minho iba a ser suyo si o si, nada se iba a interponer a ello. No sabía cómo lo iba a lograr, pero tenía un buen presentimiento.



Era la segunda vez en su vida sentado en un estadio, con los gritos de todos reventándole los tímpanos, y con el corazón latiéndole desesperado en el pecho. El de ojos grandes, estaba apoyado en sus muslos deliciosos, limpiándose el sudor con el dorso de la mano. Todo era tan magnífico, sentía sus cinco sentidos apuntando en una dirección misteriosamente cálida, y cuando el segundo tiempo estaba dando comienzo, vio un gesto del mandamás hacia su chico.

‘Choi Minho sale de la cancha con diez minutos ya completados de esa segunda etapa.’ Anunció la voz grave por altavoz y la multitud hizo un solo quejido en desaprobación. Iba a su camerino. El delicioso iba a su camerino. Jadeó nervioso. ‘Todos despiden con un aplauso a nuestro héroe que ya ha marcado dos puntos a favor del equipo nacional” hablaba un comentarista gordo en su casilla, justo al lado del de mirada felina, quién se levantó de un salto al ver cómo el futbolista salía trotando fuera de las líneas de juego bajo la ovación general.

Ahora o nunca.



Las instalaciones del recinto eran realmente complicadas. Caminó apresurado, sintiéndose torpe porque llevaba diez minutos andando en círculos, chocando con guardias que no entendían porque había alguien perdiéndose el partido y mucho menos por qué un tipo de los periódicos usaba la camiseta como un seguidor más. Había tenido que sacar su cédula de identificación ya casi veinte veces y estaba a punto de darse por vencido completamente frustrado, desesperado, cuando una mujer de seguridad lo frenó entre las murallas de concreto, que parecían todas iguales.



- Joven, ¿qué busca?

- El camarín de Choi Minho – respondió decidido, guardándose todos los temblores producidos por la euforia

- ¿De qué medio viene? – lo miraba desconfiada

- Kyong-Hyang Sinmun – contestó revolviendo en su bolso para sacar nuevamente el cartón que acreditaba su oficio

- La puerta café claro – indicó luego de revisar la autenticidad del carnet.

- ¡Oh por Dios! – jadeó contento - ¡muchas gracias! – la estrechó entre sus brazos antes de correr hacia la habitación

- Reporteros – suspiró la fémina – siempre locos.





El aroma de aquel lugar no era una fragancia de Dior como esperaba, solo había sudor y shampoo de Aleo vera. En cualquier otra ocasión habría arrugado la nariz en asco, pero se sentía rico y agregado al sonido monótono de la ducha, era excitante. Dejó su morral en una de las bancas, y miró cuidadosamente el bolso Adidas que parecía olvidado en el suelo. El paraíso, así se llamaba ese espacio. Levantó la camiseta oficial, idéntica a la suya, húmeda y con restos de pasto y barro, la olfateo como si fuera una animal, y lo que despertó en su cuerpo era algo que jamás había sentido en su vida, porque de pronto tuvo la idea de haber comido el más efectivo de los afrodisiacos.



- ¿quién anda ahí?



La voz ronca y amenazante mandó escalofríos a su espina dorsal. Dejó la prenda en su lugar con cuidado, retrocedió cautelosamente, con la adrenalina haciendo estragos en sus venas. Choi Minho estaba detrás de los casillero, posiblemente desnudo, mojado. Su cuerpo ardía solo imaginándolo, y en su ensoñación chocó contra la puerta, haciendo un ruido sordo, que pareció desactivar la regadera porque el agua dejó de caer bruscamente.



- ¿quién es?

Se podía molestar. Por primera vez la probabilidad rozó su mente, y se quería morir, ¿por qué no había barajado bien sus posibilidades? Se quería dar cabezazos contra el suelo en ese mismo instante, pero no atino a hacer nada, y se quedó petrificado, cuando irrumpió en su campo de visión el chico fuerte, de musculatura señalada, vistiéndolo una toalla blanca, que colgaba de su cadera. Levantó sus ojos y ambos se quedaron ahí, sorprendidos, sin decir nada. El más joven no podía reaccionar, parecía completamente shockeado, incapaz de dejar de observar la figura débil, jadeante, que le devolvía la mirada avergonzado, intentando frenar su respiración.



- Me asustaste – susurró, acercándose un poco al más bajo - ¿qué haces aquí Kibum-sshi?

- Yo… - inventa una escusa – ehmm… - mierda - … tengo que entrevistarte. El redactor del área deportiva se enfermó – sonrió nervioso.
- Ohm, bueno – asintió, aún observándolo demasiado fijo para el gusto del otro.



Se volteó nervioso a revisar su bolso en busca de su pluma y su libro de notas, ‘que mentira más estúpida’ se regañó mentalmente, revisando los bolsillos, sin poder encontrarlo. Se agachó un poco más, para ver si se había caído bajo las gradas, pero no aparecía en ningún lado.



Los ojos del alto se fueron, sin que pudiera evitarlo, hacia la espalda baja del periodista. Lamió sus labios sintiendo su garganta repentinamente seca, quería acariciarlo, amoldar esas nalgas bien construidas entre sus manos, lamer su entrada apretada y diminuta.



- Uhmm sus pantalones son realmente ajustados – habló muy ronco, distraído. El más bajo se giró dándole una mirada completamente escéptica – bueno… no es que se vean mal, la palabra ‘realmente’ ni siquiera es la que quería ocupar. Su trasero luce perfecto… o sea no, se ve bien.

- Gracias – soltó complacido y de pronto no se sentía tan avergonzado, porque el alto estaba notablemente ruborizado.

- Lucen bien en ti – agregó Minho, pasando una mano descuidado por su cabello húmedo

- Son cómodos – le estaba gustando la línea que empezaba a seguir esa conversación

- ¿lo son?

- La tela es muy suave, ¿quieres tocarla? – lo contempló insinuante, notando el brillo intensificarse en las orbes grandes

- Si quiero



Antes de que pudiera hacer nada, las palmas grandes se estaban deslizando por sus muslos con suavidad, como si de verdad quisiera comprobar la textura. Gimió sorprendido, cuando los pulgares fueron abriendo sus piernas, subiendo hasta rozar sus partes más intimas, y el alto se separó con lentitud, atento a sus expresiones. Se apegó al cuerpo aún surcado por pequeñas gotas de agua enjabonada, tomándolo del cuello, poniéndose en puntillas para atrapar esos labios entre los suyos. El solo contacto lo empezó a volver loco.



Las yemas de los dedos del jugador serpenteaban por la curvatura de su trasero, bajando en esa línea suave donde empezaban sus piernas, encontrándose para volver a subir en el medio, dando un masaje que le estaba dejando sin aire. Tembló, jadeando en el beso, separando sus labios lentamente contra los otros, trazando cada relieve en los abdominales hermosos, irreales. En su vida jamás creyó tener un cuerpo así contra el suyo, era una oportunidad en un millón. Dejó la toalla olvidada en el suelo, mientras seguía besándolo, sintiendo cómo las manos lo adoraban y quería gritar de alegría, pero primero tenía que ocuparse de calmar esta excitación terrible, disfrutar esas sensaciones exquisitas.



- Tenemos que ser rápidos – la voz ronca habló muy pegada a la boca del más bajo, mientras deslizaba sus manos hacia la pretina del pantalón ajustado – los chicos pueden llegar en cualquier momento, y no tengo conciencia del tiempo.

- Eres tan grande – suspiró quejumbroso el mayor, tomando el pene palpitante y erecto entre sus manos – te quiero adentro, muy adentro, he esperado tanto por esto

- Eres mi seguidor, ¿no? ¿Alguna vez te masturbaste pensando en mí?

- Ssss-si ¡Oh! Un mont- ¡Ah! Un montón de veces…

- Dilo de nuevo – ordenó el alto, dejando completamente atrás su primera careta respetuosa – dime que eres mi fan – lo empujó contra la banca, bajándole la ropa interior para dejarla en sus tobillos junto a sus jeans – repítelo así, jadeante, empalmado. Te ves tan hermoso…

- Soy tu fan, te amo mucho, no puedo dejar de pensar en ti, eres el hombre más sensual del mundo. Siempre desee que me tocarás... ¡Ah~! Minho…

- ¿esto es lo que querías, no? ¿Qué te acariciara de esta manera? Tus ojos me lo pedían en aquella estúpida fiesta, y yo solo quería llevarte a una mesa y hacerte el amor duro, como te lo voy a hacer ahora – le levantó la playera, besando sus pezones rosas, lamiéndolos, mientras cerraba los ojos disfrutando los gemidos del mayor – Me dan ganas de devorarte porque sabes tan bien, eres tan rico.

- Quítame la playera – hizo un puchero el castaño, sintiendo su cara arder.

- No, me hace ilusión que tengas mi camiseta, te ves tierno – sonrió, soltando la tetilla ensalivada de su boca para dejar un beso casto en los labios hinchados del mayor – eres muy bonito Kibum…

- Tu eres perfecto, eres como un Dios – se metió dos dedos a la boca, lamiéndolos desesperadamente – por favor házmelo ahora.

- Aunque muera por ver cómo te auto penetras con esos lindos dedos, voy a hacer algo mejor. Siéntate de rodillas y deja tu espalda hacia mi



Acató la orden tembloroso, aferrándose a la muralla, dejando su parte baja dispuesta al chico hermoso. Volteó el rostro y pudo apreciar completamente ese cuerpo perfectamente trabajado y el miembro duro y mojado con el líquido pre seminal, Dios, quería limpiarlo con su boca y tragárselo todo. Estaba rezando para poder tener otra posibilidad porque con esto no iba a bastar, estaba seguro que necesitaría más cuando acabaran. Los labios abultados le regalaron una sonrisa torcida, lo vió agacharse, con el rostro muy pegado a su cuerpo, y lo siguiente que supo fue que había algo húmedo haciendo presión contra su entrada.



- ¡Bebe! – chilló avergonzado cuando supo lo que aquello era; su lengua, y estuvo a punto de venirse con solo pensarlo, pero tenía que resistir un poco más y no dejaba de repetírselo, aún cuando ese musculo ágil ahora daba lamidas hasta sus testículos, volviéndolo loco – deja de provocarme

- Lo siento – se disculpó el otro riendo contra sus nalgas, levantándose, metiendo sus dedos con facilidad en el orificio fruncido completamente mojado - Quiero hacerlo contra el espejo – señaló el alto, metiendo su brazo por la cintura estrecha de su admirador para enderezarlo y moverlo hacia un espejo enorme y algo dañado, que las hacía de pared al fondo de los camarines – quiero que veas tu cara mientras entro hasta el fondo– suspiró mientras su otra mano seguía preparándolo y lo llevaba jadeante hacia el reflejo.



No dejó que el más bajo contestará, ahí frente el reflejo levemente empañado por sus respiraciones, comenzó a embestirlo. Key no era capaz de mantener sus ojos abiertos todo el tiempo, estaba cegado por el placer, aferrándose apenas a la superficie plana cada vez más nebulosa por el aire cálido que soltaba entre cada exhalación. Veía cómo el cuerpo fuerte se pegaba perfectamente al suyo, cómo el sudor de ambos pasaba a ser uno solo cada vez que la cadera golpeaba contra sus glúteos. El hedor de la transpiración estaba ahora fusionado con una esencia más ácida que lo volvía loco. Podía sentir el chocar seco, pegajoso de sus cuerpo, los gruñidos graves del chico que a ojos cerrados seguía tocando una y otra vez su próstata perfectamente desde la primera estocada, como si hubieran tenido relaciones sexuales toda la vida.



- Me voy a venir – soltó en un quejido, sintiendo los dedos largos de una de las manos bombeando su miembro y los otros acariciando su torso.

- Yo también ahh~ me encanta cómo te sientes en torno a mí, muy apretado y cálido, siento que no aguanto – gimió aumentando el ritmo.



Todos los puntos erógenos del mayor estaban activados y no pudo frenar su orgasmo, corriéndose en la mano del futbolista, quién lo llenaba con su semen cálido, espeso. Se quedaron quietos jadeando un momento, intentando componerse de tan agitada acción, y luego encontraron sus miradas descansadas, felices, avergonzadas, atreves del cristal empañado.



- Tienes que darme tu número Bummie – sonrió el alto, dándole un beso en el cuello, mientras salía de su cuerpo, para rodearlo en un abrazo

- No es tan complicado – rió sin poder creer aún lo que acababa de acontecer – memorízalo, es el-



Pero no pudo soltar ningún dígito, porque desde afuera se escuchaba una turba animada y ruidosa que se acercaba cada vez más rápido. El pomo de la puerta dio un giro, y la sala estaba llena con el resto del equipo, el staff, el entrenador y la prensa.



- Mierda – fue lo único que pudo gesticular Minho.

Waa!!!! Acabo de leer tu one-shot en A-Y, me encanto, he sido tu lectora desde que comenzaste A media primavera *.*, es genial que postees aquí, ya que el MinKey escasea por estos lares xD.
Que puedo decir la manera en Key se enamoro/obsesiono con Minho fue divertida hahaha pero sin duda la mejor parte fue la de los casilleros, Minho con toda esa faceta respetuosa que después mando al carajo me encanto no lo veía venir, lo malo fue que llegaron los demás y Key no pudo darle su número : D
Me Encanto
Gracias por compartirlo
Por cierto ¡¡¡ BIENVENIDA AL FORO !!! :HI:

TERE!!! HUYE MIENTRAS PUEDAS!! VISTE FABY YA TE ENCONTRÓ ACÁ!! HUYE!! HUYE!! AJAAAAA XD

- ¡MI BEBEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! – gritaba desconsolado el castaño más alto, abrazando un cojín mientras observaba a su jugador favorito

-Yo reacciono así cada que lo lastiman o se lastima en Dream Team ,hasta lloro ...

Medía casi un metro ochenta y seis; era un fanático del Kimbap; su padre era entrenador; su pecho medía 95 centímetros y su cintura 66; tenía una personalidad en extremo competitiva; calzaba 42; estaba de cumpleaños el nueve de Diciembre; nació en Incheon; en los signos del zodiaco era sagitario; pertenecía al grupo sanguíneo B; pesaba 62 kilogramos; era el hombre más guapo que pisaba la Tierra.

- Ese no es Key pensando, soy yo !!

- Uhmm sus pantalones son realmente ajustados – habló muy ronco, distraído.

- Se tira un cabezazo contra el teclado de tan solo pensarlo!

las palmas grandes se estaban deslizando por sus muslos con suavidad, como si de verdad quisiera comprobar la textura. Gimió sorprendido, cuando los pulgares fueron abriendo sus piernas, subiendo hasta rozar sus partes más intimas

- Por la FUCKING FUCK! *se le cae la baba*

- Eres tan grande –

- EN DEMASIAAAAAAAAAA!

- Eres mi seguidor, ¿no? ¿Alguna vez te masturbaste pensando en mí?

- Yo lo he dicho si tuviera un 'penis' si lo haría es que minho es jodidamente, el mejor estímulo sexual sobre la tierra!

yo solo quería llevarte a una mesa y hacerte el amor duro, como te lo voy a hacer ahora

- Sueño con que me hable alguna vez así!

quiero que veas tu cara mientras entro hasta el fondo

-Ese fetiche de hacerlo frente al espejo es tan *------------*

El pomo de la puerta dio un giro, y la sala estaba llena con el resto del equipo, el staff, el entrenador y la prensa.



- Mierda – fue lo único que pudo gesticular Minho.

- AMEEEEEEEEEEEE! EL FINAL!!!!!!!!!!!!





ME ENCANTO TERE, YA TE LO DIJE EN AY PERO TE LO DIGO DE NUEVO ACÁ SABES QUE AMO, AMO , AMO EL MINKEY! ES TAN PLACENTERO! TAN SEXY!! TAN ORGASMICO!! TAN ... !!
ES ASÍ:
- JONGKEY ES AMOR PURO.
- MINKEY ES PLACER CULPABLE MAS EL SEXO MAS DELICIOSO QUE PUEDAS EXPERIMENTAR, OSEA PLACER, PLACER Y MAS PLACER :3

MinHo you Dark Horse~
Y tan serio que se veía, pff~
Pura finta nada más, fetechista del mal.
¿Por qué eres tan sekshi?
Creo que iré a morirme por ahí xD
Mr gustó, es genial. <3 *^*

A pesar de que el Jongkey me enamoró desde el primer momento, tú haces que encuentre muchas razones para amar el Minkey... Quiero Minkey. ¡Me encanta el Minkey!

Aish, yo tampoco sé de futbol, pero así se vuelve interesante. Y si me encontraré un Choi Minho en el televisor, desbordando feromonas en un juego de balon pie, sin duda yo también me haría fan. (Y más si sé que vendrá un encuentro estrecho con el jugador sexyfero).


¿Sabes que tu shot se presta a continuación?
¡Hahahaha! Estuvo bueno, muy bueno. Demasiado sexy.



Me gustó mucho, mucho.
Gracias por compartirlo♥.




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aparto

¡Muchas graciaaaaaaaaaaaaaaas *-* por todos y cada uno de sus comentarios *-*
Es un gran honor para mi que les haya gustado (: Y me pone enormemente feliz que me den la bienvenida *-* Me presento con este fic porque son mi OTP ;__; Y porque creo que igual tiene varios elementos asi como básicos de mis historias~ Bueno, no todos xdd pero se van a formar un perfil de mi con esto :DIVA:
Oye Thaluuucienta, xdd ¿por qué dices que debo huir ahora que Fabi me ha encontrado? :c quiero sabeeer
Bueno eso *-* Miles de millones de gracias a todos *___* Espero conocerlos más~ !

Ya había leído este en AY esta taaaaaan bueno, de verdad me gustó, y soy stalker de tus escritos haha Me mató el final fue gracioso le dio su toque único, y bueno es que todos tus trabajos son así tan impredecibles, ahora el MinKey será revelado al mundo~!! Hahaha y los compañeros de MinHo no querrán ducharse con él~ o tal vez lo acosaran... aigoo~ ¡Bienvenida! Y gracias por compartir el shot.

No ;O; y termina así?! Aunque me gusta -w- mucho mucho asdadaasad fue tan ardiente~
Este fic también va a mis favoritos -w-

Trololol! cochinones hohoho~ yo lo ame yeah~ bn yo me estoy instruyendo en esto del minkey asi que mi coment no puede ser tan largo como se requiere .-. pero lo ame ohohoho yo estoy igual que mi pobre diva looool odio mucho el futbol .-. me aburre tu moch! pero si tuviera al minhot durante todo el partido oh dios yo no me quejaria! no que nosotros tenemos al chicharito .. iu~ lol en fin me encanto por que ya estoy empezando a amar el minkey wiii -salta por un prado de flores- y esto fue excesivamente genial >3< gracia spor compartir ^^