Capítulo 2
Hola

Lo preguntaré directamente...

¿Es esta la clase de fanfic que ustedes quieren?

Lo digo en serio...

Tanto sufrimiento de su servidor, Kim Jonghyun...¿es interesante?

Pues les diré...

Yo tenía una vida completamente normal...

¿Por qué tuve que morir?..

Volvemos a la historia, que sé que se mueren de curiosidad por saber como sufro esta vez.

Me encontraba delante de la casa de Kim Kibum, la persona que tendré que proteger durante mi vida espiritual...

No me atrevía a entrar.

-¿Piensas entrar algún día?-Onew me miró fijamente esperando mi respuesta, pero yo estaba demasiado sumido en mis pensamientos-...Jonghyun....-me dió una palmada en el hombro-¡Jonghyun!

Sin respuesta.

De repente siento un fuerte golpe en mi trasero.

¡Me había dado una nalgada!

-¡Hey!-me alejé asustado.

-Eso te pasa por darme tu cruel indiferencia-me habló con una cara de indignación muy simpática.

-Lo siento-dirigí mi mirada otra vez a la puerta- ¿Cómo he de entrar?-

-Puedes atravesar la puerta fácilmente -me dio unas palma ditas en la espalda y me animó a entrar-Vamos, tu puedes-su sonrisa me tranquilizó un poco así que decidí a intentar traspasar esa puerta.

Empecé pasando mi brazo a través de la puerta, fue mas fácil de lo que imaginaba, después seguí con el resto de mi cuerpo.

-Que fácil-le dije del otro lado de la puerta.

-Ahora debes encontrar a tu protegido-

-¿Eh?- saqué sólo la cabeza de la casa para ver a Onew- ¿Osea que no me acompañarás?- me sentía como un niño en su primer día de escuela- No me puedes dejar solo, no sé que hacer, ¿Qué haré si se accidenta?, y si se le rompe un brazo o una pierna, o una uña, ¡Nooooooo!, ¡no me puedes dejar solo!-me pusé histérico y creo que tuve mi primer ataque de nervios.

Onew tranquilamente me miró a los ojos, me tomó el rostro con ambas manos y me dijo:

-Estarás bien, Jonghyun- acarició mis mejillas- Yo sé que lo harás bien...Confió en ti-

-¿Cómo puedes hacerlo?...Ni siquiera me conoces-

-Claro que te conozco, Jonghyun...desde hace mucho-me dedicó una amplia sonrisa.

-¿Cómo?...¿Que...?..espera....¿Quién eres en realidad, Onew?-lo miré entre asustado y curioso.

De pronto vi que algo salía de la espalda de Onew...

Casi me da un infarto cuando vi que le estaban saliendo alas.

Eran blancas y resplandecientes, inspiraban tranquilidad solo con verlas, las plumas se veían suaves y delicadas como en una pintura.

-Pues, debo volver a presentarme-hizo una pequeña reverencia-Mi nombre es Onew...y soy tu ángel guardián-

Me dio un ataque de tos. No podía creerlo, ¿Yo tenía ángel guardián? ¿YO?

-¡¿Désde cuando?!- sin quererlo grité lo que hizo que diese un salto-ah...Lo siento-bajé la mirada avergonzado.

-Desde que naciste, te he cuidado y protegido-acarició mi pelo-Es ahora cuando termina mi labor de protección hacia tí...lamento mucho que hayas tenido que sufrir tanto para estar aquí...pero pronto entenderás porque suceden las cosas...y sabrás que hacer-

Yo miraba embelesado ese par de alas y no podía dejar de pensar que tal vez no era más que un sueño del que tarde o temprano me despertaría.

-No sé que hacer, Onew- sentía como lagrimas corrían por mis mejillas- No sé...No sé que pasará y tengo miedo-sentí que con sus finos dedos limpiaba mis mejillas.

-Tranquilo...eres un buen chico...yo confió en que sabrás realizar esta labor con éxito, sólo necesitas confiar en ti mismo y un poco de práctica, es todo, y siempre podrás contar conmigo, solo dí mi nombre y apareceré-levantó mi rostro y me miró directamente a los ojos-Mucha suerte, Jonghyun- me dedicó una sonrisa y luego se desvaneció ante mis ojos.

Había desaparecido.

Ahora me encontraba solo.

Tuve el impulso de llamarlo otra vez.

Pero me parecía infantil.

Así que tomé todo el valor que pude obtener de mí, y me dispuse a buscar a mi protegido.

De pronto caí en la cuenta de que la muñequera, que Onew me había dado, estaba brillando. Él me había explicado que esa muñequera era una herramienta para localizar a Kim Kibum y para informarme si éste corría algún peligro. No sabía del todo como me informaría de los peligros, pero Onew dijo que lo sabría en cuanto ocurriera. ¡Mi ángel guardián no me quiere! (Lágrimas sin cesar) ¡Explica de forma demasiado dudosa!

La casa de Kim Kibum era enorme, no grande, ¡enorme!, solo al entrar me encontré con miles de puertas y una amplia sala amueblada con sillones color crema y una mesa central de madera y cristal. Las paredes estaban pintadas de blanco y decoradas con cuadros y fotos. Yo me acerqué para mirar las fotos y encontré que había muchas fotos familiares, pero en ninguna salía el pequeño Kim Kibum.

-¿Me habré equivocado de casa?- me invadió el pánico...terrible error en mi primer día de trabajo...increible...

Pero entonces caí en la cuenta de que todas las fotos estaban en secuencia...fui viendo una por una, el mismo hombre, la misma mujer y la misma niña...en todas las fotos aparecían aquellos tres ...y en la última foto encontré un elemento nuevo que no había visto en las anteriores.

Un bebé.

Me acerqué a verlo. Era tan pequeñito y se veía tan frágil. Sus ojitos me veían fijamente desde la fotografía.

Ese debía ser Kim Kibum.

Nunca olvidaría esos ojos.

De pronto escuché unas risas. Era su voz.

En ese momento, sin saber que clase de fuerza me movía, me dirigí sin pensarlo hacia donde se encontraba el dueño de la voz. Recuerdo haber subido unos escaleras, y atravesado una puerta. Pero no recuerdo como fue que lo hice, sin pensarlo siquiera.

Cuando me dí cuenta, ya me encontraba frente a la habitación de Kim Kibum. Podía escuchar su voz a través de la puerta.

No sé porque, pero me sentía como un secuestrador violador en ese momento. Una mezcla monstruosa entre Violador/secuestrador/torturador/pederasta...un Viocuestraturadorasta (?) en términos científicos de la real academia de “No tengo ni la menor idea de lo que estoy diciendo”

(Tengan compasión por el muerto)

Había entrado a esa casa sin permiso, realizando un descarado allanamiento de morada, pero estaba justificado ¿no? Soy el guardián del niño, debía entrar de alguna forma...¿no es asi?

Debía de dejar de ser tan histerico...

Me llené de coraje y me dispuse a traspasar esa puerta.

¡Tu puedes, Jonghyun! ¡Ten confianza en ti!

Pasé mi mano a través de la puerta y después procedí a entrar por completo. Ante mi se encontraba la encantadora y enorme habitación de Kim Kibum.
Las paredes estaban pintadas de color aqua. Nunca había visto una habitación pintada de ese color, pero extrañamente me gustaba. Había repisas de madera y juguetes por doquier, muchos peluches y demás. Millones de dibujos y fotografías decoraban las paredes dándole un aspecto muy infantil a todo el lugar. La cama era enorme y de sabanas blancas, más peluches descansaban encima de las almohadas.

Era una habitación tan inocente que me provocó mucha ternura y no pude evitar sonreír.

De pronto escuche la risa del niño y miré hacía abajo.

Estaba sentado en el suelo jugando, rodeado de montones de juguetes, entre ellos el peluche de tigre que había visto el día que lo salvé. Ponía los juguetes unos en frente de otro, como si estuvieran manteniendo una conversación.

Por un momento tuve una pizca de esperanza de que me pudiera ver. Pero no fue así. Entré a la habitación y el no se dio cuenta en absoluto de mi presencia, lo cual me decepcionó un poco, pero me alivio también, ya que temía asustarlo, y matarlo de un infarto no sería una buena acción por parte de un guardián.

No pude apartar mi vista de él. Era un niño tan bonito. El más bonito que había visto. Me acerqué a él y me agaché para quedar a su altura y lo vi de cerca. Parecía un muñeco de porcelana con su piel tan blanca y sus delicados rasgos.

Era extraño estar tan cerca de alguien que no podía verme, pero tenía que acostumbrarme, ya que así sería mi vida a partir de ahora.

-Hola, pequeño- le dije en voz alta, aunque sabía que el no podría escucharme- A partir de ahora, voy a hacer todo lo que pueda para que estés bien y no te pase nada malo- me senté a su lado y lo ví jugar tranquilamente con sus peluches.

No era difícil adivinar que su juguete favorito era el tigre de peluche, ya que cada que podía lo acariciaba, abrazaba y le hablaba como si fuera un ser vivo.

-No te portes mal-le decía al peluche-Si eres bueno, te daré galletas, si no, no comerás-acariciaba las pequeñas orejas del tigre mientras lo regañaba- Tiffany me ha dicho que te portas muy mal- “Tiffany” al parecer era su peluche de ratón- Ella me dijo que siempre le pisas su colita a propósito ¿Por qué eres tan malo?- miró al tigre con una tierna expresión de puchero.

Pasó un rato largo en el que sólo lo observé jugar, sentía que así podría conocerlo un poco más. Y fuí notando ciertas cosas.

Por ejemplo:

Cada uno de sus peluches tiene nombre. Menos el tigre. Se refería a él como “sin nombre”.También me pareció extraño el detalle de que “sin nombre” es el único macho de todos los peluches. Si, al parecer todos los peluches de Kim Kibum son chicas. Por un momento pensé que el hipopótamo de peluche era un chico, pero luego descubrí que su nombre era “Jessica”. Según Kim Kibum todas aquellas chicas peluche se quejaban del mal comportamiento de “sin nombre” que era muy travieso y astuto. En ese momento supe de verdad que la imaginación de un niño no tiene limites.

-Le quitaste su sombrero a Yoona- señaló a una patita de peluche que aparentemente estaba sufriendo sin su sombrero-Sabes que a ella le gusta mucho su sombrero y tu se lo quitaste, eres malo “sin nombre”-

Permanecí viéndolo jugar, hasta que escuché que tocaban la puerta.

-¡Key! Cielo ¿Qués estás haciendo?- se escuchó una voz de mujer del otro lado de la puerta.

-¡Estoy jugando, ma!-respondió el niño sin dejar de jugar.

Se abrió la puerta, dejando ver a la mujer que yo había visto antes en las fotos de la sala. La madre de Kim Kibum-.

-Tienes que bajar a comer, Key -le dijo e inmediatamente se fue.

-Ya voy, ma- se incorporó del suelo y se fue corriendo de la habitación con “sin nombre” entre sus brazos.

Yo reaccioné, me incorporé rápidamente y lo seguí. Bajamos unas escaleras y nos dirigimos a una parte de la casa que yo aún no conocía: la cocina.

Al entrar me dije a mi mismo:

“-”Mi mismo”, ésta casa ¡¡¡es de unos malditos millonarios!!!-

Sinceramente.

Entré y ví una cocina enoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo(sigan con la letra “o” según su criterio)-rme!!!

Podía montar una coreografía a lo High School Musical en esa maldita cocina de lo amplia que era. Era de color blanco con muebles de color negro, lo cual resultaba bastante elegante a la vista. La madre de Kim Kibum estaba preparando la comida en la cocina de vitrocerámica Todo se veía como en los programas de Discovery donde te dicen lugares de ensueño, pues la cocina de esta casa era de ensueño. Todo estaba tan reluciente que parecía que si tocabas algo, sería un pecado. Entré con algo de miedo porque nunca había estado en un lugar tan lujoso. Soy un muerto pobre... (lagrimas de autocompadecimiento)

El niño entró corriendo tomando una de las sillas para sentarse enfrente de la gran mesa que había en la cocina. Su madre le puso un plato de sopa enfrente.

-...¿Otra vez sopa?-preguntó el niño con una expresión de indignación.

-Si, jovencito, y tienes que comerla-su madre lo miró autoritaria.

-Pero no me gusta la sopa...es demasiado...liquida....y...”sopífera”-

-Esa palabra no existe, Key-

-Que me digas eso no hará que me guste la sopa- ante ese comentario no pude evitar reirme. Era contestón el niño, si.

-Key, ya hemos hablado de esto, necesitas comer algo que no sean sándwiches y cereal-

-¿Qué tienen de malo los sándwiches y los cereales? Me gustan y no les hacen daño a nadie...en cambio la sopa, es una abominación para toda la humanidad y estudiaría para ser presidente sólo por hacer una ley en contra de la sopa-

-Guarda tus discursos políticos para otra ocasión-su madre le dio una cuchara.

-...¿Cuánto me pagarás si me la como?-

-No juegues con tu suerte- su madre dijo esto y se retiró, dejando al niño solo enfrente de la sopa que tanto odiaba.

-No me la voy a comer...-pensó un momento y luego exclamo: -¡Coco!-

Al instante, llegó corriendo un perro de raza Yorkshire Terrier que saltaba y jadeaba emocionado. Era de color oscuro y se veía muy lindo. Parecía amigable.

De pronto vi como el niño tomaba el plato de sopa y lo ponía en el suelo.

-Vamos, comelo, Coco-

Era un niño bastante inteligente.

“Coco” empezó a tomar de la sopa mientras movía de un lado a otro su esponjosa cola.

-Gracias, Coco...ahora yo voy a comer cereal...-se levantó de la silla y se dispuso a comer cereal.

Me había tocado proteger a un niño bastante descarado y travieso...eso lo hacía más interesante.

En ese momento pensé: ¿Cómo debería llamarlo?

No podía referirme a él como “Kim Kibum” siempre. ¿Cómo lo podría llamar?

Había escuchado que su madre le decía Key...muy ingenioso...como una pequeña llavecita.

Me gustaba.

-Key...-dije en voz alta-...Suena bien...-

De pronto me dí cuenta de que “Coco” volteó a mirarme.

Yo me sorprendí.

-¿Coco?-

El giro su cuerpo entero para verme.

-...Puedes verme, Coco...Sentado- me sorprendí muchísimo al ver que me hacía caso y se sentaba.-Buen chico- sonreí y recibí un amigable ladrido de su parte.
-¿Qué te pasa, Coco?-escuché la voz del niño y me asusté un poco. Así que puse mi dedo frente a mis labios y le dije a Coco:

-Shhhh-

Por un momento pensé que aquel perro me había guiñado el ojo en señal de que entendía lo que le estaba diciendo.