Título del fanfic: One love~
Parejas: [2Min;JonKey]
Tipo: Yaoi.
Género: Angst; Lemon.
Clasificación: Rating [R].
Advertencias: Puede contener palabras inoportunas, sexo explícito, y aseguro que va a haber confusión y amor de por medio dentro del fic. A medida que mi inspiración vaya creando bien la historia sabrán en qué modo los iré utilizando. Doy previo aviso de lo recién mencionado.
Descripción: Minho, como todo trabajador común, empezaba su trabajo de medio turno por la mañana, luego de haber terminado sus estudios. Aquel chico heterosexual, no sabía que dentro suyo se escondía algo que le haría cambiar sus sentimientos por completo... ¿Logrará estar de acuerdo con ello?
Comentario del Autor/a: Es mi primer fic, es la primera vez que escribo en un foro y por ende aclaro desde ya que no sé si estoy haciendo bien. Espero les gusten mis palabras, ya que estoy deseoso de volcar mi deseo literario para hacerlo llegar hacía ustedes. Acá comienzo con el escrito~

Primer capítulo: Accidente~



El sol quemaba en mi frente cuando escuché aquel sonido característico en mi teléfono móvil. Despertaba de mi pequeña siesta de media hora, luego de haber salido de aquel trabajo por la mañana. El día estaba claro y cálido, hacía calor y mi frente lo dejaba notar, por medio de pequeñas gotas de transpiración que emanaban mis poros, ante las miradas que recorrían mi humilde auto. Esas miradas deseosas que a veces se tornaban muy expuestas de parte de las muchachas, cuando pasaban y gritaban cosas que a mi gusto no agradaban, o simplemente me hacían creer en lo vulgar que se ponían al hacerlo. Dentro de todo el medio día estaba tranquilo, la gente no corría tan aprisa y mi tranquilidad desbordaba al notar que el día iba bien, mi segunda semana de trabajo emprendía con ligereza, ya le agarraba la mano a los papeles que tanto debía leer y las empleadas y empleados frenéticos, que llevaban más años me acobijaban, algo que me hacía sentir bien.
Encendí el auto para calentar el motor mientras divisaba a un grupo de escolares que cruzaban la calle con el semáforo en verde, tal y como debía ser. Esperaba mientras la gente pasaba a paso ligero, la poca que se podía ver desde el lugar en donde me encontraba. Di arranque al auto, el cuál hizo un estruendoso sonido, el que me aturdía cada vez que le daba marcha, pero ya me había acostumbrado a él desde el verano pasado, por lo que no me hacía problema alguno.

Me compraré otro, lo juro... -Me convencía a mi mismo de aquello, porque llevaba solo dos semanas y faltaban otras dos para poder llegar al mes y tener mi primer cobro, pero había prometido ahorrar para comprar un nuevo auto deseado, el cuál ya tenía en mente, y alquilar una casa para poder independizarme.


Cruzaba las calles cuando el semáforo daba la permisiva de ello, y al llegar al restaurante en donde siempre me detenía a almorzar di freno al estacionar, para luego bajar del mismo y dirigirme hacía éste. Entre y me senté en la mesa cinco, como era de costumbre, pedí mi almuerzo y esperando, saqué mi maletín para corroborar que el trabajo hecho estaba prolijo, presentable, y al percatarme de aquello volví a guardarlo satisfecho de lograr lo que la agencia de autos, en donde ahora trabajaba, me daba como pautas de trabajo.

El almuerzo fue tranquilo, el restaurante solo tenía a dos familias que almorzaban en paz, la cuál calmaba mi cerebro. Divisé mi reloj de mano y sonreí algo tonto al notar que todavía me quedaban quince minutos antes de regresar a mi respectivo empleo, por lo que estiré mis brazos hacía arriba, y luego de bajarlos tapé mi boca con la mano derecha para bostezar, y luego llamar al mozo con la otra mano, así me traía el ticket de cobro. Pagué y deje una propina para el mozo, saludé a los empleados agachando la cabeza y me dispuse a salir hacía el trabajo.
El trayecto fue monótono, la gente ya comenzaba a salir de sus casa, acompañando a sus pequeños hijos hacía el colegio, mientras yo conducía hacía el lado contrario para estacionar en la agencia. al entrar fui recibido por la recepcionista, quién me dejó marcar la tarjeta de entrada con cinco minutos de anticipación.

Los nuevos siempre puntuales. -Dijo, mientras observaba unos papeles- ya verás que dentro de unos meses empezarás a llegar cinco minutos tarde... -Y me sonrió, mostrando aquel labial rojo que no me gustaba para nada.

Buenos días, nuevamente... -Dije algo tonto y decidí irme hacía mi oficina propia para seguir con aquel papeleo.

No había mucha gente, y mi reloj aún marcaba las dos de la tarde, salía a las cuatro, por lo que me quedaban solo dos horas más, estando sentado sin recibir alguna llamada. Se tornaba aburrido con el correr de los minutos y días, pero era un buen empleo, había sido recomendado por mi padre y no quería defraudar a mi primer empleador. Tenía que soportar hasta que pudiese encontrar otro empleo mejor, con un pago más amplio, con el cuál pudiese solventar mis gastos, pero mientras tanto, debería conformarme con esto.
El día había transcurrido de esta forma, ni una llamada, solo administraba papeles que ya había administrado, pero esta vez solo lo hacía por gusto, ya que no había nada mejor por hacer. Los empleados estaban jugando a comentarse chismes de salidas anteriores, mientras yo me concentraba en un papel en específico. Alguien había comprado un auto del modelo el cuál yo quería, y eso en cierto modo, me hacía sentir bien. No era el único al que le gustaba, y por más tonto que pareciera me ponía alegre de saber aquello.
Mi reloj sonó con una tenue melodía de tan solo dos segundos, la cuál marcaba que eran las cuatro, con mi maletín ya preparado en mano, salí de aquella oficina para dirigirme a marcar mi tarjeta de salida. Así lo hice, y en la recepción aún esperaba aquella empleada con aquel labial rojizo que asustaría a cual niño se le cruzase, pero a decir verdad, ya me parecía divertido verla.

Adiós, hasta mañana. -Sonreí leve y agaché la cabeza a modo de saludo, a lo que recibí una fingida sonrisa cordial de parte de aquella señorita con labios carnosos, previamente operados y de un color rojo intenso. Salí de la agencia y caminé rápido hasta mi auto, para encenderlo y darle arranque sin previo momento para que el motor calentara, pero quería llegar a casa y pegarme un baño, ya que lo necesitaba. Al pasar por el centro recordé que debía comprar unas hojas de impresión y me detuve cerca de una papelera, donde hacía lugar para estacionar. Bajé del auto y caminé hacía la misma a paso ligero sin dar importancia a nada, cuando una mano se posó sobre mi hombro y tironeó de mi con levedad.

Miren a quién tenemos aquí. -Escuché a una voz muy familiar, y al voltear para averiguar de quién se trataba no pude evitar sonreír.

Eres tú... -Sonreí amplio, porque aquella figura en frente mío me ponía feliz de tan solo verla.- ¿El mismo JongHyun? ¿El mismo vecino que se mudo hace dos años ya? -Lo atraje hacía mi de un tirón en el brazo, y sin más lo abracé.- ¡¿Como has estado?! Me has tenido abandonado estos dos años, ¡bastardo! -Sentencié aún con aquella sonrisa. No veía a mi amigo desde hace dos años, ya que se había mudado por motivos laborales de sus padres, y al verlo justo en éste día me sorprendía.

¡Ya! Ven aquí Minho tonto... -Dijo y correspondió a mi acto sin preámbulos, porque al parecer también me extrañaba.- ¿De donde vienes? Veo que te has cambiado el look. -Dijo con una sonrisa, separándose de aquel abrazo mientras observaba mi cabello.- ¿Como has estado? -Se llevó las manos detrás de la nuca y mantuvo su postura, con una sonrisa en el rostro.

Hahaha, sí, me lo he cortado, porque lo tenía bastante largo ya... -Me acomodé el corto cabello y le golpeé el hombro leve con mi puño cerrado, cruzando luego mis brazos para quedarme en aquella pose mirándolo fijo.- He estado bien, conseguí un empleo de medio turno y aquí estoy, recién saliendo de él... -Rió leve y se relamió los labios, como era su costumbre.- Tú, ¿como estas?

Veo que eres todo un empresario, digo, por la facha y la gala con la que vas a trabajar. -Ambos carcajeamos. Al parecer no había perdido su humor característico, aquel que muchas veces me hacía cambiar el ánimo cuando me sentía mal.- Bien, nada más allá del viaje que no pueda contarte algún día cuando nos juntemos, como en los viejos tiempos...

Cállate, es el uniforme obligatorio, si fuese por mi, sabes que iría con una camiseta deportiva y shorts. -Reímos a la par nuevamente y luego tomó mi hombro con una de sus manos.- Me encantaría JJong.

Ah, lo sé Minho, siempre igual, tan deportista. -Se relame nuevamente los labios.- Ya, disculpa que no puedo quedarme, debo ir a trabajar yo también. Pero te dejo mi número así podemos comunicarnos y nos encontramos uno de estos días, tengo mucho por contarte y tenemos que ponernos al día con las chicas, como en los viejos tiempos... -Reímos al unísono y luego dispusimos a pasarnos nuestros números.

En eso tienes razón JongHyun, a decir verdad desde que no estas aquí no salgo a bailar ni a ninguno de esos lugares... -Río fuerte y volví a golpear uno de sus brazos con mi puño cerrado. Se quejó leve y luego recobro la compostura.

No puede ser, el gran Minho sin tener salidas... Definitivamente debes salir amigo, hasta tu ánimo ha cambiado, mírate, estas serio y sin vida. -Bromeó y luego de unas risas volvió a abrazarme.

Vete antes de que vuelva a golpearte. -Y luego de eso, otro apretón de manos y partió para su lado, dispuesto a seguir su camino, mientras yo me dirigía nuevamente a la papelera. Era cierto, JongHyun tenía razón, mi vida se estaba volviendo monótona y aburrida, ya no salía, no iba a boliches bailables como solía hacer antes, no necesitaba nada más que estar en mi casa e ir a jugar de vez en cuando a un partido de fútbol, o tan solo quedarme navegando en internet, conociendo a gente que no me interesaba, o charlando con mi padre sobre mis futuros estudios, de los cuales estaba cada día más desconforme ya que ninguno tenía gustos parecidos.
Mi ánimo cambiaba, y me parecía bueno reencontrarme con mi viejo amigo, debía aprovechar, ya que otra oportunidad así no se encontraba a menudo, y a decir verdad, estaba conforme con haberlo visto tan solo dos minutos.
Entré al local de la papelera y me dirigí directo a la caja, pedí por las hojas de impresión y esperé para recibir las mismas, pagué al cajero y luego salí como flecha de aquel lugar, quería llegar a casa y no pretendía perder tiempo.
A las apuradas iba esquivando gente, el tráfico en las veredas de peatones se estaba colmando de peatones, a pesar de la hora iba extendiéndose y yo caminaba en contra de las demás personas. Todos frenéticos por llegar a sus destinos caminaban a paso firme y se amontonaban en aquel angosto lugar, mientras yo trataba de no chocar con alguno para no armar un desastre ni tener problemas. La ciudad era grande, y aquellos accidentes ocurrían a menudo, pero siempre trataba de no atropellar a alguien para no armar conflictos.
Caminaba ligero, mirando al frente, cuando a unos pasos un papel de un color gris que brillaba a unos metros me llamó la atención. Apresuré un poco más los pasos y me detuve justo en frente, para agacharme y tomarlo con mi mano libre. Leí la primera línea y no era más que una propaganda de un nuevo boliche bailable, el cuál se estrenaba no hacía mucho, y que prometía un show espectacular el sábado de esa misma semana. Logré leer que había un gran show de striper, cuando de repente mi lectura se vio interrumpida por un leve dolor que sentí en mi hombro, seguido por aquel golpe en seco que se escuchó a mi lado. Arrugué el papel entre mi mano y pude ver aquella figura que se encontraba en el suelo, y unos cuantos papeles desparramados a su alrededor. Un chico de cabello largo, rubio, de aspecto simétrico, delgado y con un uniforme, al parecer escolar, se encontraba en el suelo tendido, e intentaba reincorporarse para levantar lo que yo, con mi distracción había causado. Me agaché en cuclillas para ayudarle a levantar sus pertenencias y ahí fui cuando lo vi a la cara. Tenía unos ojos grandes de un color caramelo, y un rostro que al parecer notaba vergüenza. Era evidente, un torpe como yo que se distraía con tan solo una pequeña publicidad lo había atropellado sin más, y al ir ambos a velocidad era obvio que iba a impactar de esa forma, al punto de hacer que alguno de los dos caiga.
Siguió acomodando sus cosas en el suelo mientras yo me quedé petrificado ante el chico. Me sentía un completo tonto, porque esto nunca me había sucedido, y no sabía como hablarle para pedirle disculpas. El otro solo atinaba a recoger sus pertenencias, mientras yo ayudaba con mi mano desocupada a juntar el desparrame de papeles que había hecho en tan solo dos segundos, mientras mis ojos se percataban de aquellas mejillas rojizas que se movían a contratiempo junto con sus actos.

¿Te encuentras bien? -Logré preguntar luego de haber acomodado aquel desastre en el suelo, mientras lo tomaba del brazo en una forma directa para ayudarlo a levantarse.

Sí... sí... -Respondió con una leve sonrisa y aquella expresión de vergüenza que aún contenía.

Eres un torpe Minho, tan solo por haber atropellado a una persona por distraído te quedas paralizado ante aquella situación, y tampoco haces nada. Me sentía un completo estúpido, y no podía articular, tampoco moverme, estaba paralizado ante aquella mirada que ahora viajaba por completo ante la mía, mientras la gente corría a nuestro alrededor junto con los segundos que nos esperaban para que alguno dijera algo. Pero nada salió, el acto vergonzoso en el que nos encontrábamos ambos nos podía ante la situación, y ninguno sabía con exactitud en qué momento hablar, ni en qué momento actuar, solo nos quedamos callados, mirándonos fijo, mientras la gente alocada gritaba por que nos levantáramos.

Nota: Disculpen si les aburre el primer capítulo, como ya dije, soy nuevo en ésto y espero que de a poco me vaya yendo bien. Los dejo con éste, con mi promesa de hacerlo más interesante a medida que vayan pasando. Gracias desde ya por leer~ n___n

Título del fanfic: One love~
Parejas: [2Min;JonKey]
Tipo: Yaoi.
Género: Angst; Lemon.
Clasificación: Rating [R].
Advertencias: Puede contener palabras inoportunas, sexo explícito, y aseguro que va a haber confusión y amor de por medio dentro del fic. A medida que mi inspiración vaya creando bien la historia sabrán en qué modo los iré utilizando. Doy previo aviso de lo recién mencionado.
Descripción: Se sentía realmente tonto, no sabía como actuar, como dirigirse... ¿qué le pasaba? Idiota, solo pide perdón y ¡ya!
Comentario del Autor/a: El segundo capítulo... Espero les guste n__n

Segundo capítulo: Atención~


...No podía despegar mi mirada de aquella que ahora se encontraba penetrada en la mía, aquel muchacho desconocido era quién sostenía mi mirada en ese lapso de segundos que parecían no terminar jamás, que se encontraba recargando su peso sobre la pierna derecha, mientras yo continuaba en cuclillas; no sabía qué decir ni qué hacer, no entendía el porque de aquella reacción en ambos, como si estuviésemos empañados en un sumiso sueño que ambos vivíamos juntos. Parpadeé y caí en cuenta de que tenía la boca entreabierta y mis manos aún tomaban su brazo con delicadeza.

Lo siento... He sido un torpe... -Dije con voz calma, mientras el otro caía en cuenta de que también había estado por unos segundos mirándome fijo, y se sonrojó leve, acto que en cierta forma me dio a entender que se encontraba avergonzado por la situación que nos había llevado con mi torpeza al andar.

No... no te preocupes... -Dijo al levantarse, ayudado por mi, que sostenía aún su brazo para ayudarlo a reincorporarse.- supongo que debí tener más cuidado...

Descuida, también iba distraído... -Esbozó una leve sonrisa y llevó sus manos a la zona abdominal, para luego hacer una reverencia.-

Lo siento, aún así fui un torpe también... -Se reincorporó nuevamente y, aún con ese tono rojizo en sus mejillas cerro los ojos para agachar la cabeza, dejando notar la decepción que sentía, al parecer, de si mismo.

No te preocupes, he sido yo quién iba distraído leyendo... -Torcí el labio hacía un lado y lo solté lento. Su aspecto denotaba por demás que se sentía avergonzado, yo, no entendía por qué, si el que iba distraído era yo. Me confundía con tan solo pensar que pudiese existir alguien tan humilde, que se sintiera torpe por solo haber caído y echarse la culpa a sí mismo cuando yo era el causante de todo. Sus mejillas volvían a sonrojarse, lo que produjo en mi esa sensación de ternura, porque se había sonrojada en lo poco que habíamos estado juntos pidiéndonos disculpas, unas seis veces como mínimo.- Anda, no te preocupes, estoy bien... ¿tú lo estas? -Pregunté.

¿Ah? Sí, gracias por preguntar... -Dejó notar una sonrisa leve en su rostro y luego agachó la cabeza nuevamente.- no te preocupes, también estoy bien... -Dijo y acomodó sus cosas debajo del brazo.

Me alegro de que mi torpeza no haya causado nada más... -Dije con una sonrisa ladina y agache mi cabeza a modo de corresponder su acto, para luego tomar su mano y trasladarla en rápidas sucesiones desde arriba hacía abajo en modo de saludo.- Debo irme, disculpame nuevamente por haberte atropellado de esa forma... Lo siento... -Dije y el muchacho asintió.

Descuida, no me duele nada... -Rió leve y correspondió a mi saludo con una tierna sonrisa de ojos, lo que me hizo sonreír nuevamente.- disculpa si hice que pierdas el tiempo... supongo que me iré o llegaré tarde al colegio. -Dijo con total soltura y luego separo la unión entre nuestras manos, para separarse un paso y volver a agachar la cabeza.

Esta bien, suerte con los estudios... -Asentí con la cabeza y luego largue una leve risa.- Ya, no debes agachar la cabeza cada vez que me hables... -Le guiñé un ojo y luego volteé para seguir mi camino hacía el auto móvil que se encontraba hace más de quince minutos estacionado en el mismo lugar al rayo del sol. Asintió y se despidió con un delicado balanceo en su mano.- Adiós...

Adiós... -Dijo y también retomó su camino hacía el lado contrario.


Qué extraña situación se me había presentado en ese instante, no sabía qué decirle ni que hacer con aquel muchacho, ni tampoco como actuar. Simplemente estaba bloqueado, como si el impacto de verle a los ojos me hubiese dejado en shock. Tal vez era que nunca había tenido semejante torpeza, o tal vez era que su rostro me era familiar, pero por algo sentía que sus ojos decían algo, porque al mirarlo directamente no pude evitar que mi concentración se fuera a dar un paseo a quién sabe donde, mientras nos encontrábamos de esa forma tan inusual, más en mi que no solía cruzar miradas con nadie.
Subí al auto y deje las hojas de impresión en el asiento del acompañante vacío, pero el acompañante que ahora tenía era la imagen de aquel chico que sin más, había capturado aquella escena en donde yo me transforme en un completo torpe, que por mi estupidez de leer un folleto de algún boliche donde todos iban a divertirse, drogarse y pasarla bien, logré como completo idiota chocarme a un desconocido.

El folleto... -Repetí en mi fuero interno, cuando me di cuenta que aún traía ese folleto en la mano. Lo desdoble antes de arrancar el auto y terminé de leer, algo que me produjo esa sensación que venía teniendo desde aquel leve accidente. Por aquello había tenido ese percance de tiempo en el cuál pude haber lastimado a alguien, por lo que abolle el folleto nuevamente y lo guarde en mi bolsillo, para por fin encender el motor al girar la llave, y escuchar nuevamente aquel estruendoso ruido.
Suspiré, porque eso que acababa de vivir no era de todos los días, más, si se trataba de aquel tipo de personas que con tan solo sonreír te dejan pensando en lo tan humildes que son, porque a simple vista puedes darte cuenta que su corazón da para muchas cosas, y porque a pesar de todo sabes que ese tipo de personas, por más torpe que seas pedirán disculpas por sentirse culpables. No entendía por qué lo hacía, pero se supone que cada persona atina a agradecer, pedir disculpas, respetar y a sonreír ante lo que les parece vergonzoso, según lo que estén viviendo, pero ese chico tan solo pedía disculpas y agradecía el no haberme lastimado, algo que me causaba sonreír de medio, porque a pesar del papelón que ambos pasamos, me hizo sentir bien el no tener que discutir con alguien que se haya arrebatado con tan solo caer al suelo...


El transcurso a casa fue igual, siempre las mismos barrios, hogares, los mismos niños jugando en la calle, las mismas plazas y mercados pequeños que están fuera del centro, las mismas abuelas sentadas en aquellas respectivas plazas, comentándose los chusmeríos de barrio, y las mismas familias que salen por puro placer y monotonía a merendar a las plazas. Todos eso observaba desde mi perspectiva arriba de mi humilde auto, mientras ellos se divertían. Mi cabeza aún se debatía en el trabajo que tenía para realizar, así el día siguiente debía permanecer sentado sin tener que hacer mucho, ya que no era mi costumbre trabajar mientras otros empleados solo gritaban, cuchicheaban y se contaban cosas de la misma empresa, lo que mucho no me interesaba a decir verdad. Simplemente por lógica intentaba alejarme de aquello, porque no quería involucrarme en algo que no me beneficie en lo laboral. Estaba recomendado por mi padre, y no podía defraudar lo que él había confiado, mucho menos, defraudar a un desconocido, que era mi empleador.

Doblé en el estacionamiento de piedras para entrar a la cochera de casa. Siempre había admirado mi enorme hogar, porque había habitaciones para todo tipo. Había cinco habitaciones, dos baños, la cocina inmensa, un living en el cuál se podía hacer una fiesta para trescientas personas, y un patio con piscina gigantes. Mi familia es adinerada, y no veo el por qué de trabajar, pero en mi caso suelo ser lo que se llama ''humilde'' para ese tipo de cosas, no me llama la atención lo material, ni tampoco lo físico, simplemente prefiero ver más adentro de cada cosa, sea persona, objeto, o lo que sea.
Entré a la misma, me saque el calzado y desarme el nudo de la corbata, dándome cuenta a los segundos de haber entrado que nadie se encontraba en ella, supuse que la familia había salido a tomar un café al centro, por lo que sonreí en mis adentros al encontrar tal paz en casa, como no era costumbre cada vez que llegaba a mi hogar. Corrí directo hacía mi habitación sin detenerme a pensar en mi sed ni nada, solo me preocupaba por desabotonar mi saco y mi necesidad que urgía dentro mío por querer liberar el líquido que había consumido durante la mañana. Entre al baño y desprendí el botón de mi pantalón gris bien planchado, baje el cierre y todo fue una alegría inmensa, una descarga de necesidad pura que amenazaba con escaparse si no corría pronto a un baño, pero ahora, ya estaba calmando aquello.
Me lavé las manos y luego de aquello tome mi maletín que se encontraba apoyado contra la fría pared, marcando la diferencia entre el color blanco de la misma, contrastando con el negro del artefacto donde llevaba mi trabajo. Saque unas hojas para terminar lo más rápido posible y poder ir a jugar un partido de winning en el play station, cuando escuche la tenue melodía de mi teléfono móvil sonar dentro del bolsillo de aquél saco que ahora se encontraba prolijamente colgado donde debía estas. Me levanté con desgano, porque lo único que necesitaba era terminar mi labor, para poder dedicarme un poco de tiempo a mi mismo, tome el celular entre manos, desbloquee el celular y leí en la pantalla: ''JJong''.
Una sonrisa se dibujo en mi rostro, y al instante di ''leer''

Minho, supuse que te sorprenderías por el mensaje, pero luego recordé que habías agendado mi número. El sábado saldré con unos amigos y quieren conocerte, ¿quieres venir con nosotros? -Sonreí de medio lado y luego me senté sobre la cama, para suspirar y recostarme, apoyando la cabeza sobre la almohada...

Nota: Este es un capítulo más corto, pero es que quiero dejarlas con la intriga, Muajajaj. Mañana voy a tratar de subir el tercero, espero éste les haya gustado. -w-

aparto

aparto

woooo *0* me gustooooo!!! solo digo que quiero contiiii ^^