Soy Lee Young Jin, 16 años, mis amigos me suelen llamar Jinnie. Soy mitad española, mitad coreana. Si, vaya mezcla ¿verdad? Mi padre es coreano, un prestigioso cirujano licenciado en la universidad de Seúl, Lee Jung Gil. Mi madre es traductora e interprete, licenciada en la universidad de Granada, (España), Marina Vaz Rodríguez, muy reconocida en el mundo de la interpretación. Wao, pensaréis que es maravilloso tener unos padres tan talentosos, pero no siempre es tan bonito. Nací en Corea, pero al año mi madre aceptó un trabajo en EEUU y mi padre buscó trabajo en un hospital privado de Nueva York. Durante mi infancia he viajado mucho, quizás demasiado. América, Europa… y ahora volvía a mi…¿hogar? En verdad no consideraba Corea como mi hogar, ya que solo viví allí cuando era bebé, y había pasado mi infancia y parte de adolescencia en América y más tarde en España. Tengo la suerte de que me gusta viajar, aunque lo que más me cuesta es despedirme de mis amigos.
Y bueno, aunque soy mitad coreana, puede ser que por alguna alteración durante el embarazo, no tengo los ojos rasgados. Todo un trauma pensaréis. Aunque soy muy blanca de piel, según mi madre, tengo una piel envidiable, junto con mi cabello, lacio y castaño oscuro, con el poco volumen que es característico de los asiáticos. Mis ojos son grandes, pero no demasiado, y oscuros. Estatura normalita, 1.69 casi 1.70. Hablo inglés, español, coreano y un poco de francés.
Amo la música el Pop-Rock español, el K-Pop, algo de J-Pop y algunos grupos americanos e ingleses, la fotografía, los idiomas y viajar. Voy a todos sitios con mi Ipod y mis cascos, además de mi cámara de fotos réflex, Nikkie ella me acompaña a todos lados. Mi carácter es difícil de definir, simplemente puedo decir que soy rara, una mentalidad difícil de comprender, a menudo, ni yo me entiendo.
Y hoy, 1 de septiembre, regreso a Corea. Aunque debería estar acostumbrada a empezar de cero en otro país, estoy extrañamente nerviosa y ansiosa. Quizás porque nos quedaremos aquí indefinidamente…

~ Señores pasajeros, abróchense los cinturones de seguridad y apaguen sus dispositivos electrónicos, vamos a realizar el despegue hacia Corea del Sur ~

-Allá vamos cariño.- Me dijo mamá con una amplia sonrisa.
-Si..- No conseguí decir nada más, estaba demasiado asustada.

Sí, allá vamos. Este es un nuevo comienzo. Un nuevo amanecer.

Capítulo I El amanecer
-Jinnie, cielo, despierta estamos a punto de aterrizar. -Me despertó dulcemente mamá.
-¿Eh? ¿Ya?..- respondí algo aturdida por la gran cantidad de horas que llevaba metida en el avión.
-Si, ya estamos en Seúl.

Después de aterrizar, bajamos rápidamente del avión para coger las maletas y pedir un taxi que nos llevaría hasta nuestra nueva casa. En una de las mejores zonas de la capital. Ya me habían inscrito en un selecto colegio mixto y empezaría pasado mañana.
Llegamos a nuestro nuevo hogar, un piso duplex, bastante espacioso en un residencial de película. Aunque a mi poco me interesaban esas cosas, ya que estaba acostumbrada y no le daba mayor importancia de la que tenía.
Sacamos el equipaje y esperamos a que llegase el camión de la mudanza con los muebles nuevos. Una vez estuvo todo medio arreglado, fuimos a comer, ya que eran la una de la tarde. Estábamos muy cansados a causa del jet lag.
- Mamá, papá, voy a dar una vuelta por los alrededores para ir familiarizándome con el sitio, ¿ os parece bien ?
-Claro cielo, pero no te alejes demasiado, y toma este plano, por si te desvías sin querer…ya sabemos como eres cuando….- Mamá, como siempre tan precavida, y como me conocía…
- Ya, ya, Jajaja siempre me pierdo al principio por investigar los lugares, pero siempre vuelvo ¿no? No te preocupes, tendré cuidado.

Les di un beso a cada uno y sali del restaurante rumbo a… rumbo a lo desconocido. Caminé siguiendo las tiendas, observándolo todo. Con el Ipod puesto, las gafas de sol, y la cámara en mano. Quien se pare a observarme un par de minutos, se creerá que soy una guiri que se ha separado de su grupo.
Empecé a hacer fotos a todo lo que me llamaba la atención, pero repente, alguien se me echó encima e hizo que me cayera al suelo.
-¡Ahhh~!- Mi falta de equilibrio se hizo presente.
Caí de culo y no pude sujetarme a nada ya que tenía a Nikki entre mis manos. El golpe fue inevitable.
-Ten cuidado y mira por donde vas ¿no crees?- Se me hace raro hablar en coreano con alguien que no sea papá o mamá.
- ¡Ai dios, perdona! No me di cuenta y …
-Ya ya, y casi me llevas por delante- Otro dato de mi carácter, soy bastante estúpida y borde de primeras.
-Eh.. Tranquila! ¿Estás bien o no?
Cuando conseguí ponerme en pie, fue cuando lo vi. No más alto que yo, solo un par de centímetros, cabello castaño y con melena. Pómulos muy marcados, una sonrisa tierna aunque frustrada por la situación. Ojos obviamente rasgados, oscuros, pero muy muy profundos. No tendría muchos mas años que yo. Me quedé sin habla, esos ojos me hipnotizaron al instante.
- En serio, ¿estás bien? - insistió de nuevo, al ver que me había quedado paralizada, aunque el creía que era por la caída.
-Eh… sí, creo que si.
Me miraba de una manera, extraña, creo que pensó que no hablaba su idioma, y se sorprendió al verme hablarlo perfectamente.
-De veras lo siento.
-Ya, bueno… tranquilo, estoy bien, perdona si he sido un poco borde. Está todo bien vale? - Intenté organizar mi mente para poder decir más de 3 palabras juntas.
-Vale… bueno.. Adiós.
-Adiós.

Me vuelvo a colocar los cascos y continuo mi camino, aunque ya no tan concentrada en el entorno como antes. No conseguía quitarme de la cabeza a ese chico. Ni sus ojos. Ni su sonrisa.
Agg, ya basta. Lo más probable es que no lo vuelva a ver nunca más.
Así que decidí guardar su recuerdo en la esquina más alejada de mi mente.

La zona tenía un buen ambiente y se podía caminar tranquilamente. Después de un par de horas haciendo fotos y viendo tiendas, volví a casa.

-Ya estoy aquí!!

-Estupendo Jinnie, por qué no nos ayudas y organizas tu habitación?- Mama estaba demasiado estresada.

-Por supuesto.

Mi habitación se encontraba en la planta superior. Tenía un dormitorio demasiado amplio con cuarto de baño dentro. Demasiado lujoso para mi gusto. Mi dormitorio, en verdad era muy bonito. Las paredes rosas, a petición mía. Coloqué toda mi ropa en los armarios, lo que me llevó bastante tiempo, pues soy una comprado compulsiva de ropa. Tenía pocas cosas para adornar mi habitación. Coloqué el ordenador en la mesa escritorio y los libros en la estantería. Estaba realmente cansada, pero decidí que era mejor acabarlo cuanto antes. Además… si me paraba un momento, me pondría a pensar en él, en aquel simple chico, que iba demasiado distraído y chocamos. Yo nunca había tenido novio, ni nada por el estilo, cosa que mis amigas no entendían ya que consideraban que era muy guapa. Yo no pienso igual. Así que no estoy acostumbrada a sentir algo por alguien que ni siquiera conozco. Tengo muchos amigos chicos, y algunos se me han declarado. Siempre ha sido la misma respuesta. No. El amor para mi era… algo irracional y absurdo. Un sentimiento creado por directores de cine. Aunque era una chica soñadora, nunca había tenido muy en cuenta el amor. Siempre soñaba con viajar, y conocer gente de cada rincón del mundo. Pero nunca he soñado con el amor. Y ahora, sentida en mi recién estrenada cama, en shock por culpa de ese ser desconocido. Y perdiendome en esos pensamientos, caigo dormida.

- ¡Lee Jin! ¿Pero como pudiste dormiste? Venga anda, vamos a cenar en el restaurante que hay en el residencial. Duchate y arreglate que vamos a cenar con unos amigos y conoceremos gente nueva. - Papá siempre tan entusiasmado con los actos sociales.
- De acuerdo, de acuerdo… ya voy. - Resignada me levanto y me dirijo hacia el baño.

Un rato después.

- ¡Ya estoy!
-Pero que hermosas están mis mujeres, venga vamos, no podemos llegar tarde.

Entramos al restaurant, donde todos nos esperaban. Estas cosas me desagradaban bastante, tener que saludar y sonreir a desconocidos. Una de las cosas que adoro de la cultura coreana es que se saludan dandose las manos. Odiaba tener que besar a los recien conocidos.

Consigo escabullirme de todo es lío. Y me siento en un pequeño asiento a la entrada. En ese momento un chico, bastante mono, se me acerca.
-Aigo… veo que a ti tampoco te entusiasman demasiado estas cosas.
Lo miro fijamente. Es alto, cabello largo y ondulado, castaño. Unos ojos grandes pero hermosos. Muy hermosos. Su sonrisa es cálida y un tanto sexy. Viste arreglado, con traje de chaqueta. Realmente le sienta bien.
-Lo odio…- contesto con un tono de resignación demasiado evidente.
-Ya.. A mi me pasa igual, pero no hay otra opcion. - Me sonríe.
Wao… otra vez no. Dos veces en un mismo día no.
-Ah, por cierto, Soy Minho, Choi Minho. Mi padre y el tuyo son amigos desde la infancia, estaba tan emocionado con vuestro viaje… lleva semanas hablando de ellos… y también te mencionó, dijo que eras guapa, aunque veo que se ha quedado corto. - De nuevo esa arrebatadora sonrisa.
Otro latigazo. ¿Pero que me pasa hoy?
-Oh si… Soy Lee Young Jin, pero mis amigos me llaman Jinnie, así que llamame asi. - Le sonrio de una manera tonta. AGG. Que me pasa?
-Jinnie… me gusta, cuantos años tienes?
-16 recien cumplidos, y tu?
- Cumpliré los 18 en Diciembre.
Oh vaya, 18. Pero aun así es muy muy guapo. Demasiado.
Llevo en Seúl menos de un día y mi corazon ha sufrido más que en toda mi vida.
Los adultos nos llaman para que vayamos a comer juntos.
Minho y yo nos sentamos juntos. Durante toda la cena no paramos de hablar y reir. Era divertido y me sentia realmente bien con él. Intercambiamos teléfonos e incluso me dio su FaceBook.
Aunque inevitablemente el cansancio volvió a mi. Minho sugirió acompañarme hasta mi bloque, el mio era el II , el vivía en el III, justo al lado mia.
-Si te parece bien…- Empezó algo dudoso, cosa me extrañó-
-¿Si?
-Podría …recogerte mañana e ir juntos a la escuela, así no tendrías que ir sola el primer día..- Se sonrojó de repente.
-Eh…-balbucee tontamente.- OH si claro! Sería estupendo, aunque…
-¿Aunque? - Me preguntó aun con el rostro sonrojado.
-Podriamos ir todas las mañanas si te parece bien. En verdad, me has caido muy bien y eres muy simpatico. - Le sonreí de nuevo, con esa cara de felicidad absurda.
-Oh! Sii! Me encanta la idea!-Exclamó realmente feliz.
Quizás he sido algo lanzada ya que lo conozco de poco, pero me siento realmente a gusto con el. Como si fuesemos amigos de mucho tiempo. Y esto nunca me habia pasado.
-De acuerdo, pues… nos vemos en la puerta principal a las 6.30?
-Perfecto, soy bastante puntual ehh! Jajaja
-Oh bueno, entonces no habrá problema, yo tambien lo soy!
Una ultima sonrisa y subo a casa. Subo casi flotando, pegando saltitos. Y cuando me doy cuenta, paro en seco. Estúpida. ¿Qué me está pasando? Será el clima de este país.
Un día y dos chicos. Minho… y ese desconocido. Estaba tan cansada, que en cuanto me metí en la cama me dormí. Los pensamientos sobre estos chicos tendrían que esperar a la mañana siguiente…
La mañana del comienzo.