Titulo: Del Odio al Amor.
Autor: Melenita|SHINee Doll.
Género: Fluff.
Parejas: MinKey.
Personajes: SHINee.
Nota: Pequeño escrito realizado en una madrugada, a prisa. Está dedicado a Faby (FabMin/Bithae), porque la amo demasiado y no pude encontrar otra forma de decirle cuánto la extrañaré el tiempo que esté fuera.

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Del Odio al Amor

I. Te Odio ~

La primera vez que sus ojos se encontraron, Choi Minho pensó que el chico de la mirada gatuna sería una de esas personas chillonas, orgullosas y superficiales; ¡y cuánta razón tenía! Le tomaría exactamente tres días, mismos que ensayaron hasta el cansancio para su debut, comenzar a sentir un enorme desagrado por su compañero de grupo. Trataba de no darlo a notar, principalmente porque Kim Kibum, Key, era su hyung y le gustase o no debía respetarle. Pero había ocasiones en que el mayor lo sacaba completamente de sus casillas, como ahora…

-¡¿Quieres callarte de una vez?!- ambos raperos se miraron fijamente, sorprendidos; uno por lo dicho, el otro por lo escuchado.

-Escucha, Choi.- habló el más bajo, llevándose los dedos índice y pulgar al puente de la nariz. –Tú no me agradas y yo no te agrado…- trató de decir algo más, pero la voz grave del modelo lo frenó de la manera más cruel que alguna vez pensó posible.

-No, no me agradas.- murmuró, serio, decidido; con aquel ardiente fuego iracundo brillando en sus orbes enormes. –No, es más que eso, Kibum.- un escalofrío le recorrió al escuchar su nombre de los labios abultados. –Te odio.- y lo dijo con tan desprecio, que en la habitación reinó un silencio sepulcral por varios minutos.

-Bien, entonces.- se limitó a susurrar el bailarín, lejos de burlarse o insultarlo como creyó el deportista. –No tenemos nada más que decir.- se dio la vuelta, internándose en el pasillo y azotando la puerta de su habitación.

Lo que ninguno sabía en ese momento, es que ese odio no sería eterno.


II. No Me Agradas ~

-No entiendo qué le ocurre.- murmuró Jinki, refiriéndose al constante mal humor de la umma del grupo; quien actuaba a la defensiva desde hacía más o menos seis meses, principalmente cuando el otro rapero se encontraba cerca.

Minho permaneció en silencio, escuchando los comentarios del líder, el vocalista principal y el maknae, que trataban de adivinar la causa de ese cambio de actitud del mediano. Suspiró, poco dispuesto a decirles que él era el único responsable, que suya era la culpa. Sabía que Kibum era orgulloso, ¡pero esto ya era demasiado! Si estaba molesto con él, no debía desquitarse con otros.

-Key, ¿podemos hablar?- el mayor se detuvo, dándole la espalda a su dongsaeng. –Por favor.- susurró, acercándose decididamente.

-¿Qué es lo que quieres?- cuestionó, empleando su tono más sarcástico a la hora de hablar, con los pequeños ojos cegados por la furia.

-Lo siento.- se mordió el labio, avergonzado. Algo le decía que debía disculparse, quizá las dudas de los demás, la falta de brillo en los ojos felinos, tal vez su propia incomodidad.

-No importa.- siguió caminando, mientras el menor permanecía estático en el mismo lugar.

-Espera, por favor.- lo tomó del brazo, obligándole a encararlo. –Perdóname, Kibum, lo que dije…-
-No tengo nada que perdonar.- se liberó torpemente, tirando la mano del otro lejos. –No me hables, Choi.- estaba enojado, demasiado furioso; y habló sin pensar. –Tú no me agradas, ¿entiendes? ¡No me agradas!- y se encerró en su habitación.

Minho se encontró a sí mismo dolido ante aquellas simples palabras, que estaban muy lejos de ser tan duras como el “te odio” que le había regalado él a su compañero meses atrás; pero, por alguna razón, se sentía terriblemente herido.
Lo que ninguno sospechaba, era que tres pares de ojos curiosos habían observado todo y ahora, muy a su pesar, tenían una idea para solucionar las cosas.


III. Ni Bien, Ni Mal ~

Lo que habían sido días de peleas, se convirtieron en semanas de indiferencia y finalmente en años de convivencia obligada. La relación de Choi Minho y Kim Kibum simplemente no existía. Fuera del escenario eran dos personas extrañas que debían vivir bajo el mismo techo, mas no eran compañeros, ni siquiera simples conocidos. No, no eran nada.

-Deberías haberlo olvidado ya.- Jonghyun se movía por la alcoba, siendo seguido por los ojos felinos de Kibum. –Vamos, Key, ¡ha pasado mucho tiempo!- pero el más joven seguía negando, con los cabellos oscuros y rojizos moviéndose de un lado a otro.

-No puedo, Jjong.- habló bajito, algo dolido. –Es algo que no puedo olvidar, que no soy capaz de perdonarle.- y el mayor se sentó a su lado, abrazándolo por los hombros. –No sé por qué, pero no puedo.-

Jonghyun sí lo sabía, pero no estaba dispuesto a decirle al joven Kim lo que él mismo debía descubrir. Jinki, inclusive Taemin, se habían percatado de ello, ¿cómo era posible que Key no conociera aún sus sentimientos? O quizá sólo se negaba a aceptarlos. No estaba seguro de nada en ese instante, pero sabía que tarde o temprano ambos se verían en la necesidad de arreglar sus diferencias.

Nunca se imaginó que sería tan pronto…

-Minho, Key, debemos hablar.- la voz de Jinki sonaba cansada y en su rostro no se mostraba la sonrisa amigable de siempre. –El manager se ha quejado de ustedes otra vez.- ambos raperos se miraron un instante, para luego regresar su atención al líder. –Las fans insisten en que ustedes dos tienen una mala relación, y eso nos perjudica a todos. SHINee es un solo, ¿lo recuerdan?- asintieron. –Pues espero que hagan algo al respecto.-

Después de aquellas palabras del mayor, ambos permanecieron en completo silencio, considerando las posibilidades que tenían; y, muy a su pesar, llegaron a la conclusión que no había ninguna otra solución más que llevarse bien. Pero, ¿cómo hacerlo? Ninguno lo sabía, pero deberían encontrar la forma. Así que los siguientes días, ambos raperos se vieron forzados a realizar juntos algunas actividades: desde las participaciones en las competencias deportivas hasta programas de radio y de variedades.

Y lentamente, día tras día, las cosas parecieron mejorar. Kibum ya no era tan hostil y Minho podía hablar con él sin terminar ofendido o pateando su almohada. Jinki, Jonghyun y Taemin notaban los cambios, mas no comentaban nada al respecto por temor a arruinar esa relación que parecía evolucionar.

Lo que ninguno de los cinco sospechaba es que la vida da muchos giros y que el odio que se convirtió en desagrado, ya no lo era mas. Ahora todo estaba reducido a un punto muerto: ni bien, ni mal.


IV. Me gustas ~

Se sobresaltó un poco cuando su espalda chocó con la pared. Los ojos pequeños miraron al que se atrevía a acorralarlo a mitad del pasillo, casi provocándole un infarto por el susto. Kibum contempló con asombro a Minho, incapaz de creer realmente que el chico alto fuese el responsable de su respiración irregular y su instinto asesino que comenzaba a activarse. ¿Qué demonios pasaba por su cabeza?
-Minho, ¿qué…?- la pregunta murió en la boca del alto, que ahora le besaba con ímpetu, robándole el aliento por completo, explorando con su lengua caliente la húmeda cavidad.

Key pensó en romper aquel contacto, alejar al rapero de un empujón, gritarle a la cara todos aquellos insultos que tenía preparados para casos especiales; pero sus labios se movían al mismo compás que los abultados, mientras sus brazos rodeaban el cuello del muchacho y sus dedos se perdían en los cabellos oscuros.

Un ruido proveniente de la sala los obligó a separarse, ambos avergonzados. Kibum fue el primero en salir de aquel trance y apartarse del modelo, empujándolo con su hombro mientras caminaba de regreso a su habitación, con sus sentimientos mezclándose y la confusión evidente en su rostro. ¿Qué acababa de ocurrir?

-Kibum, espera.- nuevamente el alto trataba de detenerlo, como siempre ocurría después de una pelea sin sentido. –Tú…- esperó que continuara, sin girarse a mirarle, pensando lo que diría. –Me gustas.- y no, no se asemejaba en nada con lo que acababa de escuchar.

Se mordió el labio, sintiendo las lágrimas comenzar a acumularse en sus ojos pequeños, felinos. Negó con la cabeza y siguió andando, sin dar respuesta alguna al sentir que profesaba su compañero de grupo, mismo que le afectaba de un modo enfermizo, extraño, confuso.

Cuando finalmente llegó a su habitación y cerró la puerta, la primera lágrima cayó. Avanzó hacia la cama lentamente, tumbándose boca abajo y ocultando su rostro lloroso en la almohada. Se vio tentado de volver sobre sus pasos y pronunciar un “tú también” que cambiaría muchas cosas, pero algo lo obligaba a quedarse ahí, llorando como un niño al que se le ha negado un juguete, y todo era cosa de su estúpido orgullo.


V. Te amo ~

Las siguientes dos semanas el ambiente volvió a ser tenso. Minho y Kibum no se dirigían la palabra, ni siquiera se miraban. Los demás se cuestionaban constantemente lo que había ocurrido, pero no llegaban a conclusión alguna. ¿A dónde se habían ido las sonrisas cómplices y las miradas traviesas?

-Chicos.- Jonghyun fue el encargado de hablar esta vez, mirando a Onew de reojo y percatándose de su falta de interés. –Hoy deben asistir a un programa…- no siguió, no pudo después de aquella mirada torturada que le brindó su mejor amigo. –Está bien, Jinki y yo lo haremos.-

Ambos raperos asintieron, caminando uno tras el otro por el pasillo y perdiéndose en sus respectivas habitaciones. Kibum se dejó caer sobre su cama, contemplando el techo; Minho se encontraba sentado en el piso de su alcoba, viendo fijamente la pared. ¿Qué estaba pasando entre ellos? ¿Cuándo es que los sentimientos comenzaron a surgir? ¿Cómo se habían enamorado de esa manera?

Key soltó un suspiro, recordando el momento preciso en que se perdió en aquellos enormes ojos oscuros, la primera vez que el destino le cruzó con Choi Minho. Cuando pensaba en ello le resultaba realmente tonto denominarlo amor a primera vista, pero no encontraba mejor respuesta que esa. Intentó acercarse de muchas maneras, pero el menor siempre parecía encontrar la forma de evadirlo. Por lo menos hasta aquel día, cuando pronunció un “te odio” que se grabó fuertemente en la memoria del bailarín. ¿Por qué le seguía queriendo después de aquello?

Taemin fue el encargado de devolverlo a la realidad. El maknae había llamado a la puerta un par de veces, sin obtener respuesta alguna, por lo que terminó entrando y asustando a su ‘umma’. Cuando pronunció las palabras “voy a salir”, Key supo que estar solo en el departamento con el deportista no traería nada bueno, pero no dijo nada, simplemente se limitó a despedir al menor de los cinco.

Minho se mordía los labios mientras pensaba en los giros que daba la vida, en como ese sentimiento de total aborrecimiento se había convertido en una necesidad de ver a Kibum y tenerlo a su lado. Había sido durante una de las competencias que se fijó realmente en él, en su sonrisa hermosa y sus ojos curiosos, en el cuerpo delicado que se ocultaba bajo la ramera roja y los bermudas blancos. Recordaba perfectamente esa sensación iracunda que se formaba en su interior cuando Dongwoon se acercaba a su compañero, cuando Mir lo abrazaba o Woohyun le enviaba mensajes de texto. Le había tomado mucho tiempo, si bien era cierto, pero finalmente fue capaz de reconocer que estaba enamorado de Kibum. Y se fijó la meta de hacérselo saber.

Y quizá fuese ese sentimiento competitivo el mismo que le obligó a levantarse y dirigirse a la habitación de Kibum, pero su sorpresa fue enorme al encontrar al muchacho bonito frente a su puerta, con una mano alzada, a punto de llamar. Se quedó estático, contemplando al mayor, cuyos pómulos comenzaban a enrojecer lentamente. ¿Por qué le atraía de esa manera? ¿Desde cuándo…?

No hubo espacio para palabras, porque antes de lo pensado sus labios estaban sobre los contrarios, devorándolos. Kibum empujaba al alto hacia atrás, mientras se colgaba de su cuello y le mordía la boca deliciosa con esmero, cumpliendo su deseo. Terminaron ambos sobre la cama, besándose con ganas, explorando el cuerpo ajeno con las manos, con sus jadeos como único sonido dentro del departamento.

Aquello carecía de sentido, de racionalismo. ¿Cómo podían encontrarse en tal situación justo ahora? Kibum se separó lentamente, buscando alguna señal de lo que fuese en las enormes orbes de Minho, pero sólo encontró aquel deseo ardiente oculto en su mirada. –Eres un idiota.- murmuró, sonriendo de esa forma cínica que el alto había aprendido a encontrar encantadora. –No entiendo por qué me gustas tanto.- volvió a besarle, mordiéndole el labio inferior antes de alejarse. –Idiota.-

-No sé qué hiciste, Key.- acariciaba la mejilla suave, mirando los ojos gatunos expectantes. –No entiendo cómo llegamos a esto.-

-No necesitamos entenderlo.- habló de nuevo, soltando los botones de la camisa ajena. El modelo asintió, acariciando los muslos de Kibum, probando sus labios de nuevo, reclamándolo como suyo a partir de ese momento.

Y un “te amo” se escapó de sus labios al mismo tiempo cuando sus cuerpos se unieron por vez primera.