El tiempo comenzaba a hacerse eterno, las enfermeras le habían indicado que no debía de tardar en regresar a sus cinco sentidos. No era nada de qué preocuparse ¿Entonces porque estaba preocupado? Miraba constantemente al reloj de la pared blanca, como las otras tres de la pequeña habitación.
—Así que Kibum… ¿Por qué no te había visto antes? Ahora que te veo, simplemente te desmayas sin decir una palabra. Despierta, debemos de hablar sobre las clases y además tengo clase de piano el día de hoy.
Sin recibir respuesta del rubio suspiro.
Giro su cabeza a los lados tratando de relajarse un poco, todavía le parecían sorprendentes las circunstancias en las que había conocido a aquel chico. Lo miro y noto como su piel era demasiado blanca, y aquellas facciones tan bien definidas que el poseía, definitivamente lo recordaría si lo hubiera visto antes.

Al ver como se movía repentinamente se sorprendió, lo miro aturdido y un poco confundido, toco su cabeza y lo miro fijamente. Trago saliva, no sabía –una vez más- que debía de decir ¿Hola quizá?
—No deberías estar aquí—Espeto cortante—. Tampoco quiero un tutor, puedo contratar a un profesional, no debes preocuparte en absoluto.
—Pe-pero le dijiste a la profeso…
—Sé lo que dije—Se levanto y cerró los ojos por un momento—. Pero ella no sabrá que contrate un tutor a menos que tú le digas.
—Me niego a mentirle de esa manera—O mejor dicho, no sabía mentir. En algún momento le preguntaría sobre las tutorías, y ahí echaría todo a perder.
—Vamos, ¿Jinki cierto? —Cerraba constantemente sus ojos y esto comenzó a preocuparle al castaño. El aun debía descansar, otro día hablarían sobre ello.
—Descansa, te vez cansado, acordaremos días y horarios otro día—Sin mencionar otra cosa, se dirigió a la puerta, dejando con la palabra en la boca al menor.


Mientras miraba por la ventana del autobús no dejaba de pensar en lo que había pasado con Kibum. Incluso durante la clase de piano solamente podía pensar en el, lo que le había pasado y la manera como él quería contratar a un tutor. Dudaba que lo hiciera, seguramente solo trataba de persuadirlo.
Si, seguramente era eso.
Al bajar una repentina corriente de aire helado lo recibió, camino lo más rápido que pudo hacia su casa, pisando el pasto verde que parecía su madre había regado minutos antes de que él hubiera llegado. La llave goteaba, y había pequeños charcos formados en la acera.

Subió sin muchos ánimos a su habitación pensando en el programa de estudios que usaría con aquel Kibum de esa mañana. Lo había analizado mucho y sabia que no podría evadir la responsabilidad que le habían dado, daría lo mejor y lograría que aquel estudiante subiera sus notas.

«Nota mental, subir las notas de Kibum»

Tomo sus libros y algunos apuntes de las clases pasadas e hizo un pequeño resumen marcando los datos más importantes de cada una de las asignaturas. Ser maestro por un tiempo, era incluso divertido, aun recordaba cuando había ayudado a su amigo JongHyun hace algunos meses, ayudar a aquel chico sería fácil… Si el cooperaba, obviamente.

Sin embargo, ¿Por qué no quiere ayuda? Quizá solamente invento lo del tutor, tal vez ni siquiera le interesa asistir a clases, sería solamente una pérdida de tiempo estar con alguien quien se niega a aprender. Aun con miles de conjeturas en su mente, que incluían incluso el que fuera un fugitivo de alguna prisión, lo único que descuadraba de todo aquello era porque se había desmayado.

No era normal desmayarse, alguna vez lo vio o escucho de alguien, para nada normal. Además las enfermeras lo habían dicho con tanta calma… Una corriente de calor lo invadió por completo ¿Enojo? Lo dudaba, ni siquiera conocía lo suficientemente bien a aquel chico. Suspiro frustrado y se dirigió con brusquedad a su cama.


A la mañana siguiente, más puntual de lo que el mismo acostumbraba, estaba en el salón completamente vacío. Miro a su alrededor sintiendo una completa calma al ver todo quieto, sin un solo ruido más que las respiraciones que su propio cuerpo ocasionaba. Sonrió, podría concentrase al fin en la canción que había estado escribiendo en los últimos días. Si no hubiera sido por Kibum, probablemente en estos momentos tendría a su creación terminada. Kibum, había tratado de alejarlo de sus pensamientos pero una curiosidad que no sabía de dónde provenía le creaba preguntas, tiempos y escenarios relacionados con el felino chico.

Se sentó en su lugar colocando el cuaderno donde escribía sus canciones, estaba algo maltratado y con algunas hojas sueltas, pero contenía sus sueños, anhelos y fantasías plasmados en canciones que por lo regular no sobrepasaban los cuatro minutos.
Tomo el lapicero más cercano que tenia, abrió el apartado con tachones, borrones y marcas de corrector por todos lados, mientras agitaba la pluma de tinta azul entre sus manos. Ideas, necesitaba más ideas.

Miro su progreso, no era bastante bueno, pero tampoco caía en la basura. Apoyo su espalda en el asiento mientras susurraba para sí “Final feliz” Esa canción se merecía almenas eso, un final feliz y no la deprimente canción que su mente había creado. Ladeando su cabeza a ambos lados miro como la puerta se abría rápidamente dejando entrar una figura altamente reconocible para él. Kibum.

Pensando sobre quien debería hablar primero, dejo que el rubio tomara asiento y se concentraría en analizarlo por algún momento. Quizá podría descifrar algo, o aquel chico podría notar que lo estaban mirando. Contemplando ambas opciones, miro como se sentaba en la parte trasera del aun vacio salón.
Se coloco sus audífonos y parecía haber subido el volumen de la música pues algunas notas llegaban a los oídos de Jinki. Se levanto de su asiento y se dirigió al muchacho que al parecer ignoraba la presencia del castaño en la habitación. Jalo una de las sillas más cercanas y se coloco justo a un lado del rubio. Aquel no hizo ningún gesto que indicara molestia, como si solamente estuviera el solo entre cuatro paredes.
Algo indignado, Jinki retiro los audífonos del chico quien se mostro claramente sorprendido, a punto de decir cualquier maldición que se le viniera a la mente.

—Hola Kibum, soy tu tutor y como tal deberías al menos saludarme—Con un deje de orgullo y una sonrisa burlona en el rostro comento el castaño.
— ¡Ha! Te he dicho que contratare un tutor, deberías dejar de molestarme.
El rubio cruzo los brazos y se hundió más en su asiento mirando hacia cualquier lado que no fuera a su tutor, su verdadero tutor.
—He planeado un itinerario bastante sencillo y para nada pesado en el cual planeo que en menos de un mes estés al corriente con las clases, en dos meses seguramente tus notas habrán subido y daría por terminadas mis clases de tutorías. Solamente tenemos que acordar un lugar, y buscar los horarios que se adecuen a ti.
“No creo durar tanto” Escucho en voz baja casi imperceptible de los labios del rubio. Ignoro eso, y prosiguió con su hablar.
—Podría ser en tu casa si te sientes mas cómodo, en la mía no habría ningún problema y tampoco lo habría si quisieras que fuéramos a la biblioteca, estoy completamente abierto para dar las tutorías en cualquier sitio—Sonaba seguro, quería aparentar eso, mientras por dentro le carcomía el pensar que solamente el menor ignoraba cada una de sus palabras.
—Seguro—Soltó de repente el chico—. Parece que nada te quitara la idea de ser mi tutor ¿cierto? Suerte con tratar de mejoras mis notas.

Habían pasado dieciséis minutos exactamente después de la hora que habían acordado para verse. La puntualidad era algo que Jinki valoraba, y mas si se trataba de tutorías –Entre mas rápido termine todo, mas rápido regreso a componer- Y sin más remedio se quedo sentado en las escaleras de la biblioteca a que Kibum llegara.
Los minutos seguían avanzando, y aunque había encontrado una ligera distracción en una hormiga que avanzaba sobre su mano, comenzaba a perder la escasa paciencia que tenía en casos como esos. Sabía que él no iría, de alguna manera después de varios minutos de extenuante reflexión llego a esa conclusión. Simplemente lo habían dejado plantado. Así que tendría que recurrir al plan B.

“—Profesora, ¿Cree que podría darme los expedientes de Kibum? Probablemente se reusé a asistir a las tutorías.
—No hay problema Jinki. Tómalos de la oficina, confió en que mejoraras las notas de Kibum.”

Y si, había tomado los expedientes donde claramente estaba su dirección para después anotar la dirección en una hoja de cuaderno.

Sin embargo, le sorprendió ver como una figura con ropa claramente llamativa se acercaba hacia él. Guardo rápidamente la nota donde contenía la dirección, y trago saliva tratando de actuar lo más normal posible.
—He estado esperando por ti mucho tiempo—Comento Jinki acercándose al chico.
—Te podría haber hecho esperar más, ciertamente esperaba no encontrarte por aquí ¿Cómo es que no te fuiste antes?
—P-u-n-t-u-a-l-i-d-a-d Kibum, es una palabra muy valiosa y me encantaría que llegaras más puntual a las siguientes tutorías— Quizá la manera de haber deletreado puntualidad le había resultado molesta al rubio, quien rodo sus ojos y siguió caminando hasta la entrada de la biblioteca.

Pasaron más de tres horas pasando apuntes, mientras Jinki le explicaba lo visto en cada clase. Aunque el menor al principio prestaba poca atención, poco a poco se fue dando cuenta de lo obstinado que resultaba su tutor. Intento lo que con sus anteriores tutores había hecho, siendo lo más molesto posible, distrayéndose con todo, pero nada funcionaba. Jinki solamente sonreía y continuaba con sus tutorías. Realmente debían de premiar a aquel chico por su perseverancia, pensó Kibum.

Antes de retirarse, acordaron nuevamente verse en el mismo lugar, dentro de dos días. Jinki pensó que sería lo mejor y Kibum no vio otra salida más que aceptar, de alguna manera terminaba ganando ¿No?
Caminando en lados contrarios se encontraron con el sol ocultándose poco a poco entre los edificios y algunas casas de la zona. El cielo tomaba los colores rosados y naranjas que anunciaban que la noche estaba a punto de llegar. En un intento de despejar sus pensamientos sobre sus futuros encuentros con Jinki, pero de uno u otro modo seguían ahí, acosándolo mentalmente. No quería un tutor, no quería seguir en la escuela, no quería absolutamente nada.


Las siguientes semanas era la misma nueva rutina, por las tardes iban a la biblioteca, Jinki mantenía su promesa de ser el tutor de un nada interesado Kibum. Costaba trabajo creer que la pila de apuntes que se comenzaba a formar en la biblioteca habían sido escritos por alguien que no quería hacerlo. La encargada de la biblioteca se había acostumbrado a la presencia de ambos chicos varias veces a la semana, incluso sabia que en cada visita al menos tendrían una discusión en silencio por alguna palabra mal escrita.

Como dos tontos siempre al acabar con las tutorías, terminaban riéndose de alguna situación que hubiera ocurrido dentro de la biblioteca, riendo a más no poder al dejar de sentir la mirada de los encargados sobre ellos. Aveces Jinki pensaba que tenían un momento de "bipolaridad", un Kibum molesto pasaba a ser el mas alegre que pudo haber conocido. Un momento de relajación ante el trabajo “duro” que realizaban. Al principio, resultaba gratificante para Jinki que Kibum comenzara a ser más puntual y que dejara de quejarse al ver el montón de apuntes que debía de pasar, pero con el tiempo lo gratificante era pasar un tiempo con él.

Había descubierto un Kibum totalmente diferente al que en un momento pensó que era. El haberlo juzgado en un principio había sido un completo error de su parte y día a día se recordaba lo mal que había hecho.
El era un gran chico, sabia el momento adecuado para contar una buena broma y conocía un muy buen repertorio musical que poco a poco Jinki comenzó a escuchar. El había leído cada una de sus canciones y las había analizado de una manera que Jinki nunca hubiera hecho. Lo había hecho reflexionar y ampliar su mente hacia otro mundo. Había abierto puertas para él, tal como una llave lo hacía en la vida real.

Y le estaba muy agradecido.

Kibum comenzaba a acostumbrarse a la presencia del mayor en sus alrededores. Poco a poco el rechazo que en un momento comenzó a dirigirle a Jinki había desaparecido ¿Cómo? Ni el mismo lo sabía. Aquel castaño amante del pollo siempre sabia como animarlo así como en ocasiones su torpeza le sacaba unas buenas carcajadas. Además, el había aprendido a estar con él, en ningún momento se había quejado de todo lo que el decía. E inclusive cuando llego a molestarlo el simplemente le daba una sonrisa.

Jinki era único pensó. Y conforme los días pasaban olvidaba que aquel chico era su tutor, olvidando por completo que aquel chico en un momento le molesto y día a día unas ganas de volver a verlo nacían en el.

Una pequeña amistad comenzaba a crearse entre ambos. Las reuniones en la biblioteca comenzaban a hacerse más frecuentes, aunque al final terminaban más pronto que las anteriores e iban a algún karaoke o café según el estado de ánimo de su pequeña llave Kibum. Todo comenzaba a tomar un rumbo diferente al que había planeado en un comienzo, no pensaba terminar tan familiarizado con esos rasgos felinos, ese cabello rubio, esa hermosa sonrisa… Ni en un instante, ¿Qué era lo que había pasado? Todo lo que el había pensado se había esfumado sin dejar un solo rastro de haber existido. Se ponía nervioso, y algo ansioso cada que sabía que las horas e incluso los minutos eran menos para ver a su Kibum, si, su Kibum.


—Me encantaría que por un momento dejaras de concentrarte en las letras de las canciones, solo disfrútalas—Le mencionaba Kibum mientras cambiaba la canción de su teléfono—. Aveces comienzo a pensar que fue mala idea mostrarte mis sabios conocimientos musicales.
Jinki rio por lo bajo, ver a Kibum haciendo constantes pucheros y algunos otros ademanes le resultaban demasiado tiernos.
—Tienes razón, tú me enseñaste tus sabios conocimientos musicales—Kibum dio una sonrisa con asentimiento—. Sin embargo, como futuro compositor prodigio siento que es mi deber comprender cada una de las canciones, tal y como tu tambien me lo habías dicho.
Ambos tuvieron una regresión momentánea, recordando que esas habían sido exactamente las mismas palabras que Kibum le había dicho después de leer algunas de sus canciones.
—Error momentáneo, momento de corregirte, disfruta la música y compréndela después.
—Tú abriste mi mente para comprender las canciones ¿Y así como así me pides que regrese todo ese camino recorrido? Estas equivocado, Key.
— ¿Key?
—Llave en ingles ¿Has olvidado las tutorías tan pronto? —De un modo divertido, y algo molesto para Kibum, Jinki rio y se levanto de la banca para caminar hacia la biblioteca de la escuela—. Tenemos que conseguirte un diccionario pronto ¿No vienes?
—Eres un tonto ¿Lo sabías?
—Creo que he aprendido a asimilarlo, y tu deberías asimilar que has perdido, Key—Menciono haciendo énfasis en la última palabra.
—Onew.
— ¿Onew?
—Tu tambien te mereces un apodo ¿No es así? Eres demasiado amable, te lo has ganado Onew—Dijo, de la misma manera que anteriormente Jinki había utilizado.




Conforme las semanas iban pasando, los dos meses de tutorías comenzaban a agotarse. Notablemente Kibum había mejorado sus notas, no faltaba tanto como antes y había recuperado prácticamente todas las clases a las que no había asistido. Jinki se sentía feliz por eso, pero una parte dentro del sentía tristeza pues las veces que se verían serian claramente reducidas.
Ese no era la mayor de sus preocupaciones, aunque claramente se encontraba ahí metida en sus pensamientos. Su mayor preocupación lo regresaba al momento que lo había conocido. Kibum había sufrido un desmayo hace pocos días y el no paraba de mencionar que estaba bien. Jinki recordó cómo es que las enfermeras habían dado la misma respuesta, el sabía bien que Kibum descansaba lo suficiente y no se forzaba demasiado como para desmayarse por cansancio. Era la segunda vez que le ocurría en su presencia, desatando una ola de pensamientos sobre lo que le pasaba a su pequeña llave.

Analizo los hechos, de la misma manera que tiempo atrás Key le había enseñado, recordando todas las veces en que él se retiraba de una manera inesperada al baño, o como su piel comenzaba a palidecer en instantes. No era normal, y en todo el tiempo que había estado con él nunca le había mencionado algo, y torpemente Jinki tampoco había indagado sobre ello.
La preocupación que el mismo había disfrazado antes comenzaba a salir y daba vueltas en su mente, debilitando poco a poco la sonrisa que tenía en su rostro. Debía de saber lo que le pasaba a Kibum, debía hablar con él y aclarar las cosas.

Bajo el autobús dirigiéndose a la casa de Kibum, la cual nunca había visitado, y agradecía haber guardado la dirección que tiempo atrás había anotado. Las paredes blancas y el verde de las plantas que estaban afuera le daban un toque pintoresco a la morada. Decido toco el siempre dejando soltar un suspiro cuando escucho pasos detrás de la puerta, una mujer de cabellera castaña que no aparentaba más de treinta años lo recibió con una sonrisa. Jinki le explico brevemente que era un amigo de Kibum y la sonrisa de la mujer brillo con alegría y le indico donde se encontraba su habitación.

Mientras caminaba por los pasillos, observando fotos de la familia Kim, noto como en cada una de las fotos podía ver a un Kibum triste, sin la sonrisa que el guardaba en su mente como un valioso tesoro solamente para él.
Recordó que esa había sido su primera impresión de él. Alguien que a pesar de destacarse por un amplio sentido de la moda, le costaba sonreír. Y mientras más tiempo pasaba con él, mas veces había podido ver una sonrisa en su rostro.

Toco la puerta pensando que Kibum le abriría, al ver que no había respuesta giro la perilla y mientras entraba lentamente mirando su alrededor. La habitación era normal, nada tan extravagante pero con ese toque de Kibum.
— ¿Key? ¿Kibum? —Llamo sin encontrar respuesta alguna.

Camino adentrándose un poco mas cerrando la puerta tras de el. Escucho como agua caía en alguna habitación cercana a donde se encontraba, paso su mano por su castaño cabello y se sentó en la cama de sabanas blancas que se encontraba en la habitación.

Suspiro girando su cabeza hacia todos lados de la habitación, no había imágenes pegadas en la pared y mucho menos fotografías. Las paredes tenían un impecable blanco y las cortinas negras contrastaban notablemente. Después desvió su vista a la mesita de noche que estaba a su derecha, contenía una nota que el dudo en leer o no.

La duda le atormentaba, deseaba saber más de él pero sabía claramente que estaría mal leer las cosas de los demás. Después de su propio debate mental estiro la mano y miro la nota escrita en una perfecta caligrafía.

“Mi querido Kibummie, seguramente estas harto de los mensajes de tu madre ¿verdad? Todo esto lo hago porque te amo hijo, toma tus medicinas sabes que te hacen bien. Hazlo por mamá ¿Si? Te quiere, tu mamá.”

¿Medicinas? ¿Qué era todo esto? Dejo la nota exactamente como la había tomado y tomo una bocanada de aire. Cerró los ojos y giro su cabeza al techo, segundos más tarde la puerta contigua a la habitación se abrió y vio como Key entraba secándose el cabello mojado rubio que caía alrededor de su rostro.

Palideció al ver lo bien que se veía, llevaba una playera ajustada negra y unos pantalones contrastantes de color rosado, lo miro sorprendido y dejo la toalla a un lado para mirarlo fijamente. Comenzó a tragar saliva, el era bastante predecible para saber que el no se encontraba en perfectas condiciones.

La nota lo había confundido, millones de deducciones se habían creado en su mente y no sabía cuál de todas podría ser verdaderamente la correcta. Pensó en cómo podría evadir el tema, pero obviamente el preguntaría el porqué el estaba ahí… Definitivamente no había planeado absolutamente nada de ello.
— ¿Jinki? ¿Qué haces aquí? —Se acerco a él, trago saliva una vez más y trato de sonreír como habitualmente lo haría.
— ¡Oh Key! ¿Hoy no habíamos acordado tutorías o sí? Estaba realmente confundido sobre si hoy tendríamos o no una reunión de nuevo— Las palabras habían salido como si nada de sus labios, pero el constante movimiento de sus pies podrían haberlo delatado.
—Tú mismo ayer dijiste que no tendríamos una reunión el día de hoy, además ¿Cómo es que llegaste aquí? Nunca te traje y mucho menos te di mi dirección— Bingo, estaba atrapado.
—Bueno t-tu sabes que t-tengo contactos—Tartamudeaba constantemente y sabía que estaba cavando su propia tumba.
—Dime exactamente lo que haces aquí, ahora.

Trato de sostener su mirada, pero le era prácticamente imposible.

Esos profundos ojos cargados con un aire de misterio lo analizaban por completo, sintiéndose completamente desnudo antes los ojos de Kibum. Vio como el llevaba una de sus manos a su frente y después pasaba justo a su lado para tomar la nota que previamente el había tomado.
— ¿La leíste cierto? Eres más curioso de lo que pensaba Onew—Se sentía atrapado, realmente atrapado.

La mirada de Key no dejaba de parecer divertida pero en parte de el se notaba preocupación que aumentaba la que Jinki ya tenía.

Agacho la mirada en señal de asentimiento y escucho como un puño se golpeaba contra la mesa de noche. Su corazón latió rápidamente y levanto su mirada hacia el rubio quien tenía ambas manos en la mesa con la cabeza agachada. En esos momentos, el se veía demasiado vulnerable.

Y Key se sentía de esa manera, vulnerable. El secreto que cautelosamente había tratado de ocultar salía de una vez por todas y no sabía como manejarlo. Estaba fuera de su zona segura. ¿Qué pasaría una vez que Onew supiera todo? Seguramente y como lo conocía trataría de ayudarlo y era una ayuda que el no deseaba, aunque muy en el fondo, le alegraba pensar en esa opción.

En un ligero instante, mientras en el ambiente comenzaba a disminuir la tensión poco a poco, recordó cuando vio a Jinki en la enfermería. Se veía preocupado por alguien que apenas conocía ¿Cómo era eso posible? Sin darse cuenta, aquel castaño lo protegía constantemente, quizá desde hace tiempo el se había metido en su zona segura.

Jinki nunca había imaginado verlo de esa manera, la curiosidad que lo había llevado a querer descubrir lo que pasaba con él nunca lo habían llevado a una situación como aquella, aunque consideraba la opción, nunca la había pensado viable. Levanto su mano temeroso de que a él le molestara lo que él en esos momentos hiciere. Toco su hombro y no hubo reacción alguna en el, sintió una corriente de decepción correr por su cuerpo y sintió como las lagrimas comenzaban a arremolinarse en sus ojos.

Lo que alguna vez pensó, era cierto. El tenia alguna enfermedad, pero según lo que había en la nota el no tomaba medicamento alguno. De una manera un poco brusca comprendió cuanto le importaba él, cuanto lo quería, y aunque dudaba un poco, tambien cuanto lo amaba.

¿En qué momento Kibum se había convertido en alguien tan importante para él?

De una forma casi involuntaria se acerco a él y poso sus brazos alrededor del en un pequeño intento de abrazo. Recargo su cabeza en su espalda dejando que el aroma a loción recién puesta inundara su olfato. Tratando de hacer más cercano el abrazo, se aferro con fuerza a él, quien parecía no reaccionar antes los torpes intentos de abrazo de Jinki.

Pasaron así varios minutos, sin decir una sola palabra y ninguno de los dos tratando de separarse. El sentía reconfortante el estar tan cerca de Onew, algo que por varios días había intentado sin éxito. El había llegado hasta su casa y había descubierto lo que tanto había tratado de ocultar y el lo estaba abrazando de una manera tan cálida que sintió un remolino de sentimientos comenzando a juntarse en su mente.

“Hay algo en ti tan provocativo que es como si me volviera adicto”

La insistencia de Onew día a día respecto a las tutorías, sin mostrar enojo alguno a pesar de tratar de alejarla habían sorprendido en gran manera a Kibum, quien más de una vez había alejado personas con su simple presencia. El era tierno de una manera que él no llegaba a comprender, su sonrisa le contagiaba felicidad que no sabía de dónde venía y en sus ojos podía ver el alma de una niño dispuesto a jugar. El pasar momentos con el habían comenzado a hacerse los mejores de toda la vida y extrañamente quería estar con el la mayor cantidad de tiempo posible. Pues, durante esos momentos que pasaba con Jinki, al fin se sentía vivo.

Ninguno quería separarse, a pesar de lo incomodo que resultaba estar en tan extraño abrazo. Poco a poco los sentimientos de ambos comenzaban a aclararse, y sabían que desde hacia tiempo la relación de únicamente tutorías se había anulado.

El tiempo parecía haberse detenido, y sin palabra alguna comenzaban a sentirse de una manera más conectados. Kibum retiro los brazos del mayor y lo miro fijamente mientras Onew bajaba la mirada como un pequeño niño regañado.

—Lamento haber leído esa nota, y lamento haber revisado tus expedientes para venir hasta tu casa—Confeso tímidamente—. Me preocupe por ti.
—Hyung, lo que estaba escrito algún día lo ibas a descubrir, con o sin nota. Pero me sorprende lo obstinado que puedes llegar a ser, como para revisar mis expedientes—Con un deje de burla logro que una leve sonrisa se dibujara en el rostro del mayor, quien poco a poco sentía como las lágrimas comenzaban a alejarse dándole pasó a una tranquilidad en su interior.

Poco a poco, comenzaron a sentir el vacio que les dejaba estar separados el uno del otro. Ambos sonrieron, sintiéndose apenados por haberse dado el abrazo. Las mejillas del castaño tomaron un color rosado y esa simple acción involuntaria había provocado una repentina sonrisa en Key.
— ¿Por qué no me dijiste nada? Podías confiar en mí—Aunque su voz había comenzado sonando decidida, poco a poco se iba debilitando.
—Esto es algo que tú no entenderías.
— ¡Por supuesto que lo entendería! —Una frustración comenzó a invadirlo, había dejado atrás la tristeza armándose de valor para él le contara todo lo que debía decirle.
—Onew…
— ¡Solamente dime! Te podría ayudar ¡No seas tonto!
Las últimas palabras que dijo retumbaron en la habitación y después maldijo por haber dicho eso sin haberlo pensado mejor. Sentía que debía protegerlo, de alguna manera debía hacerlo.
—Aunque quisiera, de algún modo el daño esta hecho. La medicación el deje hace aproximadamente siete u ocho meses— Los ojos de Jinki se abrieron de par en par.
Lo había dicho como si nada, como si no fuera lo suficientemente malo que no haya tomado la medicación que necesitaba desde hace más de medio año. ¿Qué tan grave podía estar en esos momentos? ¿Hay algún tratamiento intensivo? Seguramente estaba soñando y su mente le estaba jugando una mala jugada, solamente un sueño. Pero el golpe de la realidad llegaba y sentía su mundo desmoronarse. El pequeño mundo que había comenzado a crear en su mente junto a él parecía difuminarse hasta perderse en la obscuridad.
— ¿Enserio? Debes estar bromeando… ¡Eso es bastante tiempo! Y realmente, explica el porqué aveces te pasaban cosas extrañas.
— ¿Extrañas? Son bastantes comunes para mí—Onew miro fijamente aquellos ojos felinos, habían colocado una barrera impenetrable que no le permitía ver al verdadero Kibum ahí.
—Tú… ¿Por qué? ¿Por qué dejaste de tomar medicamentos?
—Yo simplemente no quiero vivir ¿Feliz? —Aunque sus palabras sonaban decididas, la intuición de Onew le decía que el estaba mintiendo.

Estaba ocultando algo.

La atmosfera de confort se había esfumado y el aire pesado comenzaba a hacerse presente en la habitación. El viento comenzaba a soplar y hacia que la ventana comenzara a crear ruidos que ayudaban a aumentar la tensión en el lugar. Ambos se miraban fijamente, ninguno despegaba los ojos del otro tratando firmemente de descubrir que era lo que tanto ocultaban uno del otro.

—Estas ocultando algo mas ¿Drogas quizá?
— ¿Yo estoy ocultando algo? ¡Habla por ti mismo!


Los días pasaban y ninguno podía tener contacto con el otro. Por el lado de Onew era porque llevaba días investigando sobre la enfermedad de Kibum y algún medicamento que lo pudiera ayudar, contando que tenía tiempo sin medicación, aunque en su búsqueda se había dado cuenta que en ningún momento el había mencionado una enfermedad en especifico simplemente haciendo que tuviera más trabajo al respecto.

Key comenzaba a sentir la ausencia que Jinki había dejado. No quería llamarlo y sabía que era mejor dejar las cosas así. Se iba enterar en algún momento, y prefería acortar los crecientes sentimientos que comenzaban a surgir en el de esa manera. Aunque día tras día el dolor era notable, tomaba aire mirando el cielo pensando que el castaño estaría mejor sin él.

Las vacaciones se acercaban y con ellas no habría más días en los que podría mirar curiosamente a aquel chico felino que había captado su atención más de lo que el mismo quería. Ya había pasado días enteros y noches sin dormir buscando en internet o en libros de la escuela alguna cosa, así fuera mítica que de alguna manera despertara una esperanza en el. Aveces pensaba que todo aquello lo hacía para retrasar los días en los que pudiera confesarle sus sentimientos.

La última conversación había quedado inconclusa, dejando conclusiones en el aire ¿Habría notado el que la castaño tenia fuertes sentimientos por él? Negaba cualquier posibilidad en su mente, había sido lo suficientemente cuidadoso ¿Cierto? Golpeando levemente su frente con la mesa de la biblioteca giro su vista para ver como las luces poco a poco iban siendo apagadas anunciando que todo estaba por cerrar.

Cerro los libros dejándolos ahí mismo mientras se dirigía a la salida con la cabeza gacha. No había conseguido mucha información ese día y los doctores con quienes había hablado le decían que necesitaban saber exactamente qué enfermedad tenia para darle algún tipo de tratamiento, ya que las descripciones que había dado resultaban completamente insuficientes, mirando su progreso se sentía mal por haber hecho tan poco.

Ni siquiera había tenido tiempo de seguir componiendo, las últimas canciones se habían quedado incompletas y en cierto modo, abandonadas. Mirando como el sol se despedía giro en dirección a su casa, pero a cada paso que daba sentía que debía dar vuelta. Ambas casas quedaban solamente en direcciones opuestas y si llegaba a apresurarse lograría encontrarse con la mujer que hacía tiempo le había recibido en la puerta.

— ¿Se encuentra Key? No, seguramente ella no sabría quien es. ¿Podría llamar a Kibum? No, falta de formalidad.
— ¿Podrías girarte? No, deberías regresar simplemente a tu casa Onew—Las palabras profundas, en esa voz tan peculiarmente familiar la hicieron girarse repentinamente sin pensarlo dos veces.

Era él, lo había ido a buscar antes de que él lo hiciera. Su corazón había comenzado a acelerarse, la emoción comenzaba a invadirlo y por un momento había pensado en lanzarse a los brazos de Kibum, aun estaba bien, y eso lo reconfortaba. Tenia tanto tiempo sin verlo, o al menos las semanas que habían pasado se le habían hecho de cierto modo eternas, no había cambiado en absoluto y aun podía sentir en el aire esa loción que había inhalado el día que había entrado a su casa. Aun vestía sus ropas negras ajustadas, pero ese día se veía excepcionalmente diferente ¿Eran acaso esas gafas que llevaba las que le hacían lucir diferente? No, era algo más fuerte. Algo que no podía lograr una prenda, era algo que había cambiado en su interior.

—Justamente estaba pensando en ti. Suspendimos las tutorías, aun no subes completamente tus notas Kibummie, unas cuantas decimas no son lo que yo había planeado.
—Te dije que tuvieras suerte con ello—Ladeo un poco su cabeza dejando algo de cabello rubio caer en su frente. Una leve, pero sincera, sonrisa apareció en su rostro dándole un brillo especial. El castaño no había visto esa sonrisa desde hacia tiempo y la alegraba saber que aun seguía ahí.
—Debí suponer que dirías algo así. Por un minuto pensé que dirías que necesitabas que reanudáramos las clases lo más pronto posible.
—Necesito que reanudemos las clases, pero no para subir mis notas Onew.
Esas palabras desataron la imaginación de la castaño, su curiosidad aumentaba con cada frase que pensaba continuaría después. Asintió con una sonrisa sin preguntar el por qué, en algún momento el hablaría. — ¿No tienes ni la más mínima curiosidad del por qué? Cuando pienso que eres una verdadero curioso me sorprendes, Jinki ¿Enserio eres tú? —Toco las mejillas del castaño quien solamente se rio por lo bajo.
—Si de algo sirve, realmente estoy curioso—Soltó de repente—. Sin embargo, pienso que aunque te pregunte no me lo dirías. Yo tuve que descubrir por mi mismo que tenias una enfermedad ¿Lo recuerdas no?
—Lo recuerdo, por esa razón te vine a buscar—Una fuerte mirada se poso sobre el mayor y noto que en aquella mirada no había señal alguna de que algo estuviera siendo oculto ¿Había mejorado sus dotes de actuación? —. Vamos a un café, hablar de esto en plena vía pública sería algo extraño.

“Detente justo aquí. Si das un paso más, no podre protegerte...”

— ¡Estás loco! —Se hundió en su asiento dejando que su cabello castaño recorriera libremente su rostro.
—Mi madre tiene todos los preparativos listos, viajaremos a Estados Unidos dentro de dos días.
— ¿Están completamente seguros que en Seúl no encontraran ningún médico que pueda ayudarlos? —A pesar de que las cartas estaban puestas, Jinki quería hacer lo posible por tenerlo con él y buscar alguna cura.
—Kibum, la enfermedad ha progresado mucho. La anemia puede ser fatal si no se trata—Y justamente, eso era lo que estaba pasando.
Lagrimas comenzaban a luchar por salir mientras el mayor trataba de retenerlas el mayor tiempo posible. Sintió como una cálida mano se posaba sobre la suya y tuvo que mirar quien lo había hecho sabido claramente quien había sido. Era anemia, ¡Todo el tiempo había sido anemia! Nunca investigo nada sobre ello, pero si recordaba algunas clases pasadas lo que el había dicho era cierto, podía ser fatal si no se trataba.
— ¿Por cuánto tiempo seria todo esto? —Pregunto esperanzado de que el tiempo fuera menos. Pero la mirada del menor se poso en el café sin beber que estaba en la mesa derrumbando las esperanzas que había creado.
—Por al menos un año. Mi madre quiere alejarme de este ambiente y llevarme a uno diferente, piensa que así el tratamiento funcionara mejor.
—Oh… ¿Y las tutorías? ¿Cuál es la razón exacta para que decidas reanudarlas por dos días?
—Quisiera pasar estos últimos días contigo, Onew. Estaré aquí pronto eso te lo aseguro. Conozco tus sentimientos y es momento que sepas que los míos son los mismos por ti.

:yupi:

Habían pasado ya cinco meses desde que su misterioso y felino chico se había ido, con la promesa de regresar. El creía que él estaría ahí con el pronto, tal y como él se lo había dicho la última vez que se vieron. El día que el vuelo había sido planeado el castaño estaba en el aeropuerto de Incheon despidiéndose con una triste sonrisa mientras veía como él se alejaba junto con su madre. Había prometido no derramar ni una sola lágrima, y cumpliendo con lo dicho, no lo hizo. Aunque sentía un dolor expandiéndose por todo su cuerpo sabia que todo estaría bien.

Él le había prometido regresar y entonces formalizar la relación que sus sentimientos ya habían dictado. Y a pesar de que en ningún momento habían rozado sus labios sentía firmemente la sensación de ellos sobre los suyos persistentemente, todos los días.

Día a día la única motivación para seguir componiendo era el mostrarle todas las canciones que hubiera escrito para él en todo ese tiempo. Aquellas canciones con finales tristes comenzaban a ser alegres, con un tacto cálido al oído que era lo que tanto estaba buscando. Había preparado las palabras que le diría cuando lo viera y cada una de ellas estaba relacionada directamente con alguna de sus letras.

La emoción cada día era mayor, esperando pronto el día que anunciaría su llegada. Extrañaba escuchar su voz, pero en sueños podía oírla y se escuchaba como si alguien en alguna parte hubiera dejado una grabadora con su voz sin ni un solo cambio de entonación. Profunda, misteriosa y adictiva. Había noches en las que solamente podía dormir imaginándoselo a él hablándole sobre alguna canción que acababa de conocer, para tiempo después descubrir que todo aquello eran recuerdos que comenzaban a invadirlo.

“Me aferro a ti quien camina en la densa obscuridad de mis sueños…”


Las tareas se habían acumulado en los últimos días, JongHyun y Minho le habían pedido que los ayudara con Biología, los exámenes se avecinaban y sentía un tumulto de cargas en la cabeza. Taemin últimamente le había ayudado a hacer esas cargas menos pesadas pero aun así sentía una carga en el que parecía no querer irse de ahí si el mismo no hacia las cosas, aunque esa era una mentira que el mismo había tratado de creerse, Kibum era el responsable de esas cargas y esperaba verlo pronto para hacerlo responsable de ello.
— ¿Estás seguro de que podrás con la maqueta y la exposición? ¡Te he dicho que puedo ayudarte! —El menor tomaba por los hombros al castaño quien solamente cerró los ojos dejando caer su cabeza para atrás. De esa manera podría distraerse y dejar de pensar en su pequeña llave.
—Estoy seguro de que puedo. Solamente tendré que dormir un poco más tarde eso es todo.
—No me gusta que te sobreexplotes tu mismo, detesto que pienses que todo debes hacerlo tú.
—Minnie comprendo tu punto de vista, pero no. Aun así gracias—Le brindo una sonrisa y siguió concentrándose en el libro de Historia que tenía en la mesa.


Pasaron varios minutos y Jinki se despidió rápidamente de todos y corrió hasta su casa lo más rápido que podía. Una automática sonrisa se había formado en su rostro mientras cada vez sentía más corta la distancia. Subió rápidamente las escaleras y entro en su habitación, encendió las luces y se agacho para buscar la cajita con varios papeles que él consideraba importantes. Aunque el más importante solamente era una carta que Key le había dado antes de irse, diciéndole que solamente la leyera cuando se hubiera cumplido un año de haberse ido.

“Onew, seguramente ya ha pasado un año desde la última vez que nos vimos ¿No es así? Si lo es, realmente admiro tu tenacidad para no haber leído esto antes. No quería que leyeras esto antes, aferrándote a algo que no iba a pasar, la anemia progreso demasiado, en los últimos días ni siquiera podía levantarme a desayunar. Fue un completo reto pasar los últimos días contigo, aunque fue en reto demasiado gratificante ¿Lo sabías? Si antes de que leyeras esto, en ningún momento fui a buscarte, lo siento. Temo que ha pasado lo que los últimos días había tratado de negar. Desde que te conocí supe que estarías de algún modo conmigo, lo que me incomodaba pues perdería la zona segura a la que estaba acostumbrado. Conforme los días pasaban, llegue a quererte, a amarte ¿Cómo fue posible que todo esto hubiera pasado? Tú hiciste que mis deseos por seguir viviendo regresaran, para solamente ver tu sonrisa una vez más. Volví con la medicación justo después de que fuimos al cine a ver aquella película que tanto habías querido ver ¿Qué tienen esos pollos de caricatura que no tenga yo? Realmente, fue un día inolvidable, además pasaste juzgando la mitad de la banda sonora en voz alta molestando a los niños que estaban enfrente de nosotros. Aquella nota que encontraste, es una nota vieja que mi madre me había escrito antes de que te conociera y la guardaba para recordar que debía tomar la medicación no solo por ti, si no tambien por mi madre. Siento que les he fallado a ambos.
Yo no quería envolverte en esta situación, quería que terminando las tutorías te olvidaras de este patético alumno y desearas nunca haberme conocido, era suficiente ver su sufrir a mi mamá…No quería lo mismo para ti Onew.
Jinki ¿Por qué en ningún momento me rechazaste? Quizá esa fue la parte de ti que llego a tocarme en lo más profundo de mí. ¿Recuerdas aquel día que casi nos sacan de la biblioteca? Ese día estuve a punto de llevarte a mi casa y contarte todo. Pero después de ver tu sonrisa pensé que sería una mala persona si la borraba por una estupidez mía.
Jinki, lo siento. Nuestra relación nunca se formalizo pero sé que en el corazón ambos sabíamos que algo ya estaba predestinado para nosotros y lamentablemente no ha tenido un final feliz. Solamente quiero que sepas que te amo, y seguramente seguiré haciéndolo durante la eternidad.
¿Ves? Nunca creí decir esas palabras que ahora fluyen como agua en este papel al igual que las lágrimas por mis mejillas. Se feliz por favor y olvida a este tonto que en algún momento te hizo feliz. ¿Nos vemos en el otro mundo? Tu llave Kibum.”

—Debo de admitir que tu calidad de redacción y tu ortografía es impresionante Key, nada comparado con los escritos que tenias antes de las tutorías ¿cierto? —Menciono divertido Onew mientras veía como Kibum tapaba sus ojos con sus manos. El menor le había llamado pidiéndole que llevara aquella carta que le había dado a su casa, para que la leyeran juntos.

Key había regresado hacia ya una semana y esa carta había permanecido guardada con la promesa de ser leída dentro de un año después de haber sido recibida, sin embargo, la insistencia de Kibum hizo que Jinki la sacara de su escondite antes de tiempo. Ahora ambos permanecían recostados en la cama del rubio mirando la hoja con los pensamientos de Kibum antes de irse. Algo dentro de ambos los había hecho entristecer, pensando en que hubiera pasado si realmente…Kibum no existiera en esos momentos.

El castaño recargo más su cabeza en el hombro del menor sintiendo una paz por poder tenerlo a su lado. Ambos se sentían bien de esa manera, juntos, sabiendo que en esos momentos no había nada que pudiera separarlos. Key paso su pierna sobre el castaño quien solo sonrió ante aquel acto. Los brazos del rubio comenzaban a aferrarse insistentemente en él y le encantaba la sensación que esto provocaba.

—Gracias Onew—El menor dijo en susurro recargado en el mayor—. No sé que hubiera sido de mí si no te hubiera encontrado.
—Realmente no tienes que agradecer Key, tambien tengo mucho que agradecerte a ti. ¿Te imaginas que estaría haciendo si tú no estuvieras aquí?
—Componiendo canciones sin sentido. Viéndolo de ese modo, realmente tienes mucho que agradecerme—Ambos rieron disfrutando del momento.
— ¿Haz tomado ya tus medicinas? —Dijo de repente el castaño apartándose de tan profundo abrazo.
—Si mamá—Key rodó aquellos ojos felinos y después miro fijamente a Onew—. Pero no me agrada que me hayas alejado solamente por eso—Hizo un puchero ganándose un almohadazo de parte del castaño.
—Realmente no cambiaste en nada.

En un instante una guerra de almohadas se había desatado, las almohadas volaban sin dictar un ganador final. Las risas de ambos crecían minuto a minuto y varias exclamaciones declarándose el ganador se hacían presentes en la habitación. Sin saber el minuto o el instante en que había pasado, se encontraron cara a cara, sintiendo sus respiraciones agitadas, el latir incesante de sus corazones, mirándose sin perderse un solo detalle del rostro del otro. Poco a poco la distancia comenzaba a acortarse juntando los labios de ambos en un cálido y profundo beso, tan anhelado por ambos como si fuera la primera vez. El tacto tan sutil y adictivo empezaba a aumentar los sentimientos de ambos deseando que aquello nunca terminara, sintiendo que si se separaban un vació los inundaría buscando nuevamente el uno del otro, como si ellos estuvieran predestinados a estar juntos dentro de una zona segura.

Fin~

P.D Este vendría siendo un final alternativo, el original estaba todo feo -a mi gusto- y sinceramente no lo supe plantear bien, y en estos días lo cambie pensando que seria mas bonito así *-* Si les daba algo de curiosidad el otro, simplemente era la carta, dejando a Dubu sólito ;__; Anyways~ Este final me gusto mas e__e