Soltando un suspiro, Taemin se refugió en los brazos fuertes que sostenían su cintura. Apoyó la cabeza en el fuerte pecho del alto, cerrando los ojos mientras disfrutaba el latir acelerado del corazón de su novio.

—Minho.

—¿Mmh?

—¿Me quieres?

—Sí.

—¿Por qué?

—Porque sí.

Taemin frunció el ceño, alzó el rostro y enfrentó aquellos ojos enormes que lo miraban con amor.

—Esa no es una respuesta.

Minho se inclinó, riendo y depositando un beso en su nariz.

—No, pero esta sí la es.

Al más chico no le dio tiempo de preguntar a qué se refería. Aquellos labios se fundieron con los suyos en un húmedo y necesitado beso; mandándolo directamente a las estrellas. Dios, ¿estaba volando? Sonrió, enroscando sus pequeños brazos en el cuello ajeno, enterrando las manos en el espeso y rizado cabello, devorando esa boca esponjosa con sabor a menta.

—Pequeño.

Taemin protestó haciendo un puchero cuando se separaron, negándose a abrir los ojos. Quería más, mucho más.

—Bésame —demandó, parándose de puntitas mientras mordisqueaba el firme mentón—. Bésame, bésame, bésame...

—Cásate conmigo.

Abrió los ojos de golpe, encontrando nada más que sinceridad en los ojos contrarios.

—¿Qué?

—Que te cases conmigo.

—Sí.

—¿Qué? —preguntó el mayor, claramente sorprendido. Tal vez no esperaba un sí tan rápido.

—Oh, cállate y bésame, futuro esposo.

—Lo que ordenes.

Fue feliz, inmensamente feliz. Taemin podía morir mientras besaba aquella boca y no le importaría.

—¿Y mi anillo?

Beso.

—Minho

Beso.

—Oye...

Beso.

—Basta.

Beso, beso, beso.

—Te odio.

Beso.

—Me amas, Taemin.

—Sí, te amo, pero quiero mi ani...

Beso arrebatador.