C  A  R T A  S  a un amigo imaginario.

El tiempo que no has estado han sucedido cosas extrañas y juro que podría pasar por todo este sufrimiento de nuevo si prometes volver. Todos me miran como su fuera el ser más solitario del mundo, pero yo solo puedo sentir dolor por ti, no sé a dónde fuiste, si tienes frío, si tienes sueño o si te sientes solo. Me gustaría preguntarte cómo se siente la inexistencia, pero lo único que puedo decir es que la existencia sin ti es un poco más pesada, un poco más aburrida, un poco más monótona. Si no estás la vida se ha vuelto más difícil.


De seguro si leyeras esta carta pensarías que aun después de tanto tiempo es muy raro que te recuerde. No puedo olvidarte, aunque todos siempre dijeron que no eras real, que todo era un producto de mi imaginación, aun cuando dejé de creer en ti una vez. Y sí, yo te imaginé, pero eso no quiere decir que no eras real. Tú pertenecías a una realidad distinta y aun así eras mejor que cualquier cosa que pueda tocar. O como solías decir “No soy ni amarillo ni azul, soy verde.”


No eras real, pero existías. Estabas parado en una línea que separa lo irreal de lo real. Y eras más maravilloso que cualquier cosa que pudiese respirar o tuviera un corazón.


Tú, quién siempre estuvo a mi lado, eras tan frágil. Yo era el Peter Pan que creció y dejó de creer en campanita. Boom, mi campanita, desapareciste, porque las hadas mueren y los amigos imaginarios dejan de existir cuando no crees en ellos. Poco a poco, te desvaneciste frente a mis ojos y yo no me di cuenta de que te estaba dejando de lado.


Te he estado extrañando desde aquella noche de lluvia en que no volviste a casa. Tenía miedo y no estabas. Tal vez así de solitario y triste se siente no existir. Todavía tengo la esperanza de que Vuelvas, tú, con tus bonitos hoyuelos y palabras de aliento, con tus mejillas regordetas y la manía de recordarme a cada rato que no podía dejar de creer en ti, con tu capacidad de caminar con los pies en el techo y las caricias que no podía sentir.


Eras tan bonito e inteligente, tan fuerte y alegre que, su tuviera la oportunidad, te construiría un cuerpo y un corazón que te mantuviese vivo, y también unas alas de papel porque siempre quisiste volar. O te doy mi vida, mi existencia para que no te sientas solo, ni tengas frío ni tampoco sueño.


El mes pasado llego un chico nuevo a la clase que es idéntico a ti. Tuve miedo de estar soñando contigo, Bum, ¿Si no hubiese dejado de creer en ti, habrías crecido conmigo? Es una pena que todo terminara así. Él es como tu serías si hubieses crecido, tan bonito que incluso parece mentira que sea real y no seas tú. Me gustaría preguntarle qué hizo contigo y por qué te quitó esos ojos tan lindos que tú tenías y que, ahora, están en su rostro. Y él sonríe, y a veces se enoja, todo igual a ti, creo que incluso me estoy enamorando de él y tengo miedo de que pueda desaparecer, como tú. Su nombre es Kibum, y es mi mejor amigo. El otro día le conté de ti y Kibum no se rio de mí, el no dijo que eras una mentira. Creo que, además de ti, es único que ha podido entenderme.


Pero a veces me siento triste, porque me recuerda que ya no estas.


Ayer nos besamos, ¿sabes? Con el no tengo miedo ni me siento solo, con él es diferente. Estos días te he recordado mucho, y te escribo porque hay muchas cosas que quería que supieras. Pero sobre todo, quería que supieras que, aunque tengo un nuevo amigo, no he dejado de creer en ti.


Y juro que incluso te daría mi corazón, que te bajaría una nube, que te construiría un cuerpo, te dibujaria un rostro, me portaré bien, no lloraré más y  recortaría unas alas de papel, todo por ti y para ti, si con eso puedo traerte de vuelta.


Estos años han sido difíciles sin ti, mi amado amigo.


Siempre tuyo, Jonghyun.