-Desde el principio- insistí con la respiración agitada, nuestra profesora me miró realmente sorprendida de que aun pudiera mantenerme en pie luego de haber estado bailando por horas-.
-Creo que no deberías esforzarte tanto, la presentación es mañana- comento la mujer cruzándose de brazos, mientras me observaba con una ceja alzada- No logro comprender que intentas perfeccionar Taemin, la coreografía esta perfecta- comentó-.
-Si estoy diciendo que debo practicar más es porque considero que aun hay errores que debo corregir- respondí frustrado-.
-Yo creo que deberías escucharla- comentó mi compañero de baile, Minho, quien bebía algo de agua-.
-¿Lo ves? Minho esta tranquilo, mañana saldrá todo bien. Yo debo irme- tomó su bolso y lo colgó sobre su hombro, me miró y luego observo a Minho- No dejes que se sobre-exija demasiado ¿De acuerdo?- él solo le brindo una de sus hermosas sonrisas y asintió con la cabeza-.
La mujer de unos treinta años, atravesó el extenso salón, su reflejo podía verse en cado uno de los espejos que lo rodeaban, sus largas piernas se movían con rapidez, sus zapatos repiqueteaban contra el suelo de madera lustrada, generando un eco que rebotaba contra las paredes cubiertas de vidrio. Ambos la miramos atentamente, hasta que finalmente desapareció tras la puerta dejándonos solos.
Nuevamente, aquella incomodidad que venía asaltándome durante las últimas semanas en las que estuvimos practicando para este evento, me asaltó cortándome la respiración logrando que mi corazón se acelerara hasta el punto en el que, podría considerar que él mismo saldría disparado por mi pecho. Aquellas dichosas “mariposas” me causaban un malestar en el estómago unas cosquillas que parecían ser interminables; por otro lado en mi garganta se hallaba un nudo que casi más no me permitía tragar correctamente y provocaba que mis labios se secaran ¿Qué estaba pasándome? Este tipo de reacción ¿No es normal, no es así? ¡Claro que no lo es tonto! Sabía desde un principio que mis sentimientos hacía Minho eran diferentes que los que sentía por los otros integrantes del grupo, desde siempre había estado consciente que mi amor por este individuo crecía día a día, que… que con cada sonrisa, cada caricia, cada palabra de aliento que vinieran de su parte hacían que mi corazón diera un vuelco, desde siempre lo había amado secretamente.
Aunque, ciertamente, él no se fijaba en mí como algo más que un niño que debía ser apañado a causa de la presión de ser el menor de un grupo altamente reconocido como lo era el nuestro, Minho se propuso cuidar de mí y protegerme de todo lo que me pudiese causar un daño tanto físico como también emocional, me recordaba que él se encontraría allí si necesitaba hablar de algo que estuviera perturbándome y que intentaría brindarme las palabras y la contención posible para que aquel malestar pudiera dejar mi consciencia tranquila.
Por eso, había aprendido muy bien a ocultarle este amor por todos estos años, estaba agradecido que Minho nunca se hubiese dado cuenta, pero a medida que el tiempo transcurría se me hacía más difícil lidiar con este peso por mí mismo pero ¿Qué más podía hacer? No podía recurrir a nadie, la presión se incrementaba y me resultaba doloroso y complicado mantenerme cerca de él sin que notara que algo andaba mal conmigo, era por eso que cada vez que podía intentaba evitar que estuviéramos a solas. Quería proteger nuestra amistad, quería que él no tuviera que preocuparse por mi, más a causa de esto había descuidado mi sentir causándome un dolor insoportable…
Le observe por unos largos segundos, sus facciones estaban relajadas como de costumbre, sus grandes ojos aun miraban hacía la puerta por la que nuestra instructora había abandonado el lugar me fije en sus largas pestañas luego en su tersa y perlada piel, continué hasta llegar a su cuadrada mandíbula y por último, mi parte favorita, sus carnosos labios que se entreabrían un poco; mirarlo causaba que cualquier persona que se encontrase en su sano juicio cayera rendido a sus pies Minho era un ser humano que poseía una belleza envidiable, una perfección que casi parecía irreal e inhumana. Giró su cabeza y me miró, seguro había notado que estaba observándolo fijamente desde hacía ya un rato, corrí la vista e inquieto me puse en movimiento.
-Bueno, yo pienso practicar. Si te sientes cansado puedes irte, estaré bien- carraspee me paré frente a uno de los espejos y lo miré por el reflejo del mismo, allí estaba mirándome también seriamente-.
-No voy a permitir que gastes tus energías innecesariamente- caminó posicionándose a mi lado-.
-Me conoces mejor que nadie, si esto no sale como yo quiero soy capaz de practicarlo hasta que el sol se asome si es necesario- tome un poco distancia, sentir el calor que emanaba de su cuerpo hacía que la piel se me pusiera de gallina- No vas a poder detenerme, así que te quedan dos opciones posibles: la primera, te me unes y practicas conmigo o la segunda, tomas tus cosas te vas a casa y descansas para el show de mañana- estiré uno de mis brazos, flexione mi ante-brazo colocándolo por detrás de mi cabeza logrando que mi mano tocara la parte mas alta de mi espalda, con ayuda de la otra mano ejercí un poco de presión, volví a realizar el mismo procedimiento del otro lado mientras escuchaba a mi compañero dar su respuesta-.
-¿Cabe la posibilidad de agregar una tercera opción?- pregunto-.
-Si la misma tiene que ver con que ambos descansemos entonces lamento decirte que no, no es una opción que yo considere como válida- se rió y yo lo imite-.
-¿Cómo sabías que estaba pensando en eso? ¿Acaso soy tan predecible?- suspiró aun entre risas-.
-No es que seas predecible, pero el beneficio de conocerte durante años me permite hacerme una idea de lo que vas a decir en algunas ocasiones- pare de reír pero mantuve la sonrisa, cuando ocurrían este tipo de cosas los nervios parecían disiparse-.
-Bueno supongo que optare por la primera opción. Me sentiría culpable dejándote practicando solo- manteniendo la sonrisa, fui hasta el reproductor y basto con presionar el botón “play” para que la música comenzara a sonar-.
El ritmo de la canción comenzaba lento, se oía claramente un violín su sonido lograba expresar la pasión que el compositor habría querido transmitir a quienes escucharan la pieza; el esbelto cuerpo de mi compañero comenzó su caminata lenta acompasada con las violentas notas del instrumento de cuerdas, sus ojos se clavaban en los míos, comencé a moverme evitando cuidadosamente su mirada intimidante; caminamos en círculo dando la idea de que ambos estábamos persiguiéndonos pronto el matíz de la música cambio algunos otros instrumentos se le sumaron al solitario violín y fue entonces cuando la caminata se volvió más rápida. La música se detuvo en seco y levante la vista, con un giro me acerque hasta mi acompañante y alzo una de sus manos imité su movimiento, sus ojos aun buscaban encontrarse con los míos, el ritmo tomo fuerza y fue violento aunque por partes delicado. Sus fuertes brazos me sostenían, atrayéndome cerca de su anatomía provocando que con cada movimiento su perfume me embriagara y despertando en mí, una incontrolable sed por aferrarme a él y no soltarlo jamás; nuestros cuerpos se movían por la totalidad de la pista, sincronizados y sin un solo margen de error. Sabía que la música estaba llegando a su fin, había escuchado durante tanto tiempo la misma melodía que logre memorizar cada parte de la misma, Minho se hallaba serio y devorándome con sus ojos, seguía sin comprender porque estaba reaccionando de esta forma ¿Acaso estaba compenetrándose con lo que el matiz de la canción quería expresar? ¿Podría ser posible que quisiera transmitirme todo esa pasión en la que la melodía se hallaba envuelta? Eso era imposible y completamente absurdo, él no era el enamorado yo lo era y por lo tanto, no lograba comprender su actuar tan extraño.
-Hagamos de este último ensayo, algo especial- le oí susurrar en mi oído, me quede helado y mis piernas fallaron logrando que ambos nos desplomáramos sobre el suelo-.
-¿Q… que es lo que acaba de decir?- balbucee-.
-Este ensayo, por ser el último, debe ser diferente- murmuró colocando su cuerpo sobre el mío, su peso se concentro en sus brazos y sus manos se posicionaron una a cada lado de mi cabeza-.
-Deja de hacer bromas- miré hacía un costado, no podía observarlo él no podía notar que mis ojos expresaban deseos ocultos y prohibidos-
-¿Por qué esquivas mi mirada?- apreté la mandíbula y no articule una respuesta- ¿Es por qué sabes que puedo ver a través de ti?- abrí mis ojos por la sorpresa- ¿Por qué… si yo llegara a mirarte podría darme cuenta de lo que piensas?- ¡Maldita sea! Mi rostro se sofocó, mis mejillas tomaron un color rojizo y tape mis ojos con una de mis manos-.
-Ya deja de bromear conmigo y continuemos practicando- la música había terminado dando paso al molesto silencio-.
-¿A que le tienes tanta vergüenza?- preguntó y mi cuerpo se congelo al sentir sus labios sobre mis mejillas, las beso a ambas-.
-Minho basta- murmure con la voz ahogada-.
Destapo con un brusco movimiento y me miro directamente a los ojos, sin tener tiempo para reaccionar hizo chocar nuestros labios, eran tan suaves… como siempre había imaginado que serían. Me beso sin pudor, dejándome sin aliento, su lengua jugueteaba dentro de mi boca y sus dientes de vez en cuando mordisqueaban mi labio inferior; se alejo unos pocos centímetros de mi rostro pero la punta de nuestras narices se rozaban y nuestras respiraciones agitadas se mezclaban.
-Te amo- repitió aquello unas cuantas veces, esa frase se grabo a fuego en mi mente y su voz resonaba en mis oídos, mis ojos se llenaron de lágrimas y mis manos, que hacía instantes se hallaban inertes a cada lado de mi cuerpo, se alzaron solo un poco y apretaron la tela de su remera-.
Lo acerque a mí, hundí mi rostro en su cuello y me mantuve en silencio por un lapso de tiempo, sus labios besaban mi frente y una de sus manos revolvía mi cabello haciéndome sentir aquella tranquilidad que solo con él podía alcanzar. Me encontraba conmocionado ¿Era Minho quien había dicho que me amaba a mí, a Lee Taemin? ¿Amaba al chico que había prometido proteger y guiar durante el tiempo que fuese necesario? No podía creer que esto estuviera ocurriendo pero… yo me siento tan feliz.
Tomo algo de distancia y sus dedos secaron algunos rastros de agua salada que habían quedado esparcidos por mi piel, respiraba irregularmente y lo observaba de forma atenta. Cuando sus dedos bajaron hasta mi barbilla, me encargue de besarlos sintiendo el sabor de mis lágrimas en ellos, lo oí mascullar algo que no logre entender y pronto sus labios sofocaron los míos pero esta vez con suma delicadeza y dulzura.
Su cadera se acomodo entre mis piernas, lograba sentir el bulto a través de sus pantalones por lo que deje escapar un gemido ¿Yo había provocado esto? Levante mis brazos en cuanto supe que mi remera era una molestia para él, la lanzó lejos y volvió nuevamente a su trabajo. Sus enrojecidos labios rozaron la sensible piel de mi cuello e inyecto algunos besos húmedos, mientras que mi cuerpo temblaba bajo el suyo sabía que de ahora en adelante Minho podría hacer cuanto quisiera conmigo estaba rendido ante él. Mis dedos se enredaron en su sedoso cabello, comenzó a descender hasta llegar a mis erectos pezones la punta de su lengua rodeó el izquierdo mientras que el derecho era atendido por una de sus manos tirando de el y estimulándolo, lancé unos cuantos gemidos y tire de su cabello intentando aguantar el éxtasis que todo esto me provocaba; su boca se apodero de uno de mis pezones lo mordió delicadamente y jugó con el hasta el cansancio repitió el mismo procedimiento, me arqueé cuando sentí su lengua recorriendo mi abdomen y sus manos comenzaron a bajar el pantalón deportivo junto con el bóxer al mismo tiempo.
A partir de aquel momento, sentía que mi cuerpo se hallaba tendido sobre el suelo pero que mi mente volaba en algún lugar remoto y que me encontraba muy lejos de poder pensar con coherencia, bajo también sus pantalones y observe su miembro de un tamaño perfecto estaba erecto y una vena se podía ver claramente que nacía desde la base hasta el inicio; mordí mi labio inferior mientras que lo sentí reír seguro a causa de mi reacción. Su mano derecha se coloco sobre la base de mi pene y su mano izquierda en mi entrada, un quejido se me escapo cuando comenzó a estimular ambos lugares al mismo tiempo.
-Detente- susurre débilmente mientras que mi cuerpo se contorsionaba bajo el suyo y agudos gemidos se escavan de mis labios- V… voy a corr…- pronto una punzante presión me hizo gritar y lo sentí dentro de mí moviéndose de forma cuidadosa-.
Ahora éramos uno solo, nuestros cuerpos parecían haber sido creados para encajar de forma perfecta y nuestros movimientos se combinaban logrando un ritmo que estaba arrastrándonos a ambos al mismo infierno. Solo basto con unas cuantas estocadas para que ambos tuviéramos un orgasmo que arrastro toda la fuerza que nos quedaba.
Tendidos sobre el suelo del salón de ensayos, sus brazos me envolvieron con cariño, giro sobre sí mismo y se posiciono a lo largo de su cuerpo, apoye mi cabeza sobre su pecho sintiendo los latidos de su acelerado corazón. Una de sus manos jugaban distraídamente con mi cabello mientras que mis dedos se entrelazaban con los suyos, alce la vista y solo pude decir.
-¿Este ha sido el mejor ensayo de todos, no es así?- pregunte con picardía y soltó una pequeña carcajada-.
-Fue nuestro último ensayo, debía ser especial-.
-Te amo- dije mientras volvía a apoyarme sobre su pecho y me fundía en un sueño profundo-.
-También yo Taemin- susurro tocando mi frente con sus labios-.