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You Know I´m no Good ~ (SongShot)
Titulo: "You Know I´m no Good" (Tú sabes que no soy bueno).
Autor: ShawolDany.
Género: Angst, Song-Fic.
Parejas: 2Min vs JongTae + OnKey.
Personajes: SHINee boys!
Nota: Sí, sé lo que dirán, apenas termina Hypnosis Conquest y ya está aquí enfadando otra vez xD Lo que ocurre es que ya llevaba varios días escribiendo este shot y pues apenas hoy lo terminé TnT Se los comparto antes de huir, porque advierto que puede que me odien por él -escapa rápidamente- No pues... Ojalá puedan leerlo hasta el final.
Autor: ShawolDany.
Género: Angst, Song-Fic.
Parejas: 2Min vs JongTae + OnKey.
Personajes: SHINee boys!
Nota: Sí, sé lo que dirán, apenas termina Hypnosis Conquest y ya está aquí enfadando otra vez xD Lo que ocurre es que ya llevaba varios días escribiendo este shot y pues apenas hoy lo terminé TnT Se los comparto antes de huir, porque advierto que puede que me odien por él -escapa rápidamente- No pues... Ojalá puedan leerlo hasta el final.
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You Know I´m no Good
Y ahora, de manera irónica, la escena de nuevo se presentaba ante sus ojos. Tal como aquella vez, pero de manera aún más nítida que entonces, seguramente por causa de su espíritu masoquista. De nuevo su mente repasaba cada imagen, como si lo estuviera observando, y revivía dentro de sí al resonar de sus labios, con su preciosa voz emanando al compás de aquella música.
Y le miraba totalmente absorto en sus movimientos bajo las luces claras. El bullicio se había apaciguado de manera repentina, y él no pudo si quiera imaginar lo que vendría después. El anuncio de su presentación: “como todos los sábados en éste club”, citaba en su mente al anfitrión de aquella noche, dando paso enseguida a la mención del apodo con que era conocido, y a la memoria de su aparición sobre el pequeño escenario.
La entrada de ése joven alto y delgado, vestido de negro y cubierto por un sombrero de copa. Cabello relativamente largo y audazmente pelirrojo, que cubría uno de sus ojos de manera misteriosa. Ésa perfecta figura que seguía con suave técnica al ritmo de la banda que tocaba tras de él, fue ésa preciosa silueta la que hechizó por completo los ojos de uno de aquellos tantos que también le miraban, atentos y deseosos por observarlo contonear un poco más su cuerpo, al asecho de ése micrófono de piso que utilizaba para su número, como si éste fuese sólo otra forma más de seducir con sumo éxito a sus espectadores.
Cuando la presentación finalizó en medio de aquella oscuridad que anteriormente sólo era iluminada por el escenario del fondo, las coloridas luces de neón cubrieron nuevamente a toda la extensión del establecimiento, y reanudaron su función en la pronta aparición de la música ajetreada. Para aquél entonces los cuerpos ya bailaban al ritmo de ésta misma, y se dejaban llevar por un ambiente que emanaba diversos aromas combinados por la esencia del alcohol, el cigarro y demás estimulantes.
No supo qué le hizo moverse tan rápido, quizá la adrenalina y el deseo de detener a aquél muchacho, antes de que se perdiese entre la oscuridad. Para su suerte, lo encontró justo antes de adentrarse a la puerta seguida al escenario, y notó cómo una buena cantidad de hombres tenían la misma intención de acercársele después de haberlo visto realizando semejante número musical que les había deleitado la pupila y el sentido auditivo a todos. Por supuesto, aquello no hizo sino aumentar su deseo de ser el único que pudiera detener sus pasos, pues se apresuró en su caminar y se adelantó al suyo, empujando a cuanta competencia hallara en el camino, y quedando justo frente a él antes de que éste pudiese acercarse a la salida, a escasos centímetros de su rostro. Sólo la altura de aquel pelinegro los separaba de una repentina unión de sus labios. Así fue como se conocieron…
— ¿Cómo te llamas? —le preguntó sin dejar de comérselo con la mirada.
El pelirrojo sonrió, y respondió a su vez, de manera irónica:
— ¿Corres tras de mí con tanta desesperación y eso es lo primero que se te ocurre? —Luego soltó una risita, y mostró la intención de continuar con su camino. Habría escapado con éxito de no ser porque el otro lo tomó del brazo con bastante fuerza.
—Por algo se empieza, ¿no lo crees? —exclamó al atraerlo hacia sí, susurrándole lo siguiente en el oído—. Me llamo Choi Minho; y lo único que quiero es saber cómo te llamas tú.
— ¿Quién te cree esa mentira? —le cuestionó riendo. Al ver que la expresión del tal Minho no cambiaba, y que tampoco había soltado su brazo, algo dentro de sí reaccionó, de modo que se lo pensó dos veces antes de salir huyendo, después de todo el tipo no estaba nada mal—. ¿No viste los dos sobrenombres de la pancarta de afuera? El primero es con el que me conocen a mí —Pudo notar confusión en aquél hombre de rizos negros, así que rió para sí mismo, y se alzó ligeramente para responderle sobre el oído, de una buena vez y con su nombre real—. Te lo diré sólo porque nunca te he visto por aquí. Me llamo Lee Taemin.
—Encantado —murmuró aquél alto de notables ojos negros, antes de pasar su mano del antebrazo hasta la mejilla de Taemin, y recorrerle el rostro mientras lo observaba, contando los segundos antes de ser capaz de besar sus labios, aquellos que sonreían, con una fiereza tal que los pondría a dormir.
“Una noche”, pensó. El repentino aparecido en el club le pareció tan atractivo que no pudo negársele aquella vez. Desde su ruptura con su última pareja, Lee Taemin se había acostado varias veces con otros que llegaron a acercársele de esa manera, y habían llenado sus expectativas en el área visual. Lo que no esperaba era que aquél hombre que conoció un simple sábado en su lugar de trabajo, acabara llenando no sólo sus deseos carnales, sino también sus anhelos del corazón… En lo más profundo, aunque se negara a aceptarlo, se enamoró. Y aquél alto de hermoso cuerpo también se había enamorado de él; a decir verdad, cualquiera podría decir que lo hizo con mucha más intensidad, pues aún con el tiempo, podía recordar cada detalle de ésa noche, de sus labios recorriendo la piel nívea del cantante, mordiéndole el cuello mientras lo despojaba de su ropa, y le escuchaba respirar aceleradamente bajo su cuerpo. Fue al dejarlo absuelto de la blanca camiseta que llevaba bajo la chaqueta negra, que observó por primera vez al tatuaje en forma de cruz que el pelirrojo tenía grabado del lado izquierdo, bajo la clavícula. Supo desde entonces que el muchachito sería su perdición, pero se negó a aceptar esas palabras de buenas a primeras, porque sencillamente: cayó como un tonto, no le costó aceptar que se enamoró a primera vista… y a primer acostón también.
Pero, ¿qué hacía un boxeador como Choi Minho en un club de mala muerte como ése? Ah, es verdad, estaba ahí precisamente para celebrar su segunda victoria en el torneo local. Lo habían arrastrado unos amigos a una noche de copas, y entre bromas y una subida de alcohol por parte de casi todos ellos, el grupo tomó la decisión de ir a un club gay; aunque supuestamente nadie de allí era homosexual, salvo Minho, que abiertamente decía gustar de experimentar cosas distintas. Y vaya que ése día experimentó bastante bien. No olvidó el rostro de ése joven, ni su lengua intrépida ni mucho menos sus dulces gemidos. Se propuso volver a verlo en cuanto éste se marchó de su casa. Aunque no le dejó manera de contactarlo, sabía que lo volvería a encontrar si asistía otro sábado al club 505, cuando la temática cambiaba y a mitad de la noche eran presentados dos hermanos y a su vez cantantes de blues: Lee Jinki y Taemin… Su adorable pelirrojo Lee Taemin. Fue entonces cuando pudo encararlo de nuevo, y verse allí continuamente se volvió algo inevitable… Tanto, que Taemin comenzó a plantearle a Minho otros lugares para encontrarse, otras horas y otros días para estar juntos, y disfrutar de sus cuerpos de manera libre y placenteramente divertida. De ésa manera, para Taemin era perfecto, amaba tanto la forma que tenía Minho de tocarlo y de besarlo, que podía disfrutar de él enteramente por el tiempo que fuera; eso claro, hasta que le oyó decir con entera seguridad, y un brillo que conocía muy bien, en el centro de su mirada:
—Quiero formalizar nuestra relación.
— ¿A qué te refieres? —Sólo pudo preguntar aquello en primera instancia.
Era obvio, Choi Minho podía parecer muy independiente y fuerte física y mentalmente hablando, podía simular ser una máquina del sexo sin sentimientos, pero en el fondo era todo lo contrario. Minho necesitaba amor, como cualquier persona en éste mundo. Decirle aquello fue su forma de pedirle a Lee Taemin que lo quisiera del mismo modo en que él lo estaba haciendo, porque cada día que pasaba se enamoraba más de él.
—No me hagas decirlo, sabes a lo que me refiero —susurraba mientras acariciaba sus cabellos revueltos por encima de la frente.
Taemin se hallaba en la puerta de la residencia de Minho, a punto de salir luego de otra tarde entre las sábanas—. Te quiero —le dejó en claro nuevamente—, y lo hago en un buen sentido.
El pelirrojo soltó un suspiro. De nuevo estaba ahí, a punto de salir, y el hombre de hermosos ojos lo estaba deteniendo.
—Soy difícil, Minho, ¿sabes? —le dijo casi cerrando los párpados.
—Lo sé —respondió aquél alto—. Dos meses viéndote cada tres días han sido el tiempo suficiente para conocer lo básico que hay en ti.
—Para mí lo básico no es suficiente —intentó decirle antes de abrir la puerta, pero Minho, reaccionando rápido, lo colocó de espaldas a ella, chocando su espalda sobre la misma con suavidad.
—Por eso quiero conocer más… —murmuró cerca de su rostro—. Algo más aparte de eso que veo dentro de tus ojos cada vez que me miras —Lo sostuvo de la barbilla, para evitar que apartara su mirada de él—. Aquello que me dice que sientes lo mismo que yo, y que no te atreves a negarlo porque sencillamente es la verdad.
La mirada de Taemin se mantuvo fija en esos ojos negros, en ésa expresión intensa del rostro que lo contemplaba con anhelo. No podía negarlo, adoraba tenerlo cerca, pero no era tan fácil admitirlo.
—Si confías en mí te metes en un problema —dejó salir luego del instante en silencio.
Minho respondió con mucha más seguridad:
—No me importan los problemas.
Y entonces lo besó.
“Estás advertido, Minho”. A pesar de que esas palabras amenazaron con salir de sus labios, Taemin no pudo hacer nada en aquél momento más que corresponder al contacto de aquella boca, de aquellos besos profundos que le hacían perder la razón. Debía reconocer que, aunque aplicara todo de él para estar lejos de ése hombre de manera sentimental, cada día le resultaba más difícil. Tenía una regla que implicaba jamás acostarse más de dos veces con alguien a quien no iba a tomar enserio, pero con Choi Minho había olvidado por completo los estándares de aquella norma mental, y en el fondo, estaba consciente de eso.
Como todos los sábados, arribó al club bastante temprano, a horas antes que iniciara la jornada nocturna, para preparar su voz junto con la banda, y ensayar los movimientos que realizaría durante su performance de ésa noche. No es que estuviera muy orgulloso de su trabajo, pero estaba consciente de que realizar presentaciones de canto un día a la semana y de vez en cuando en un centro nocturno, con ropa decente y uno que otro movimiento sensual, resultaba mucho mejor que bailar en una tarima o en una jaula con poca ropa como una muñeca gogó, como había tenido qué hacer varios años atrás, en otro club…
Y eso mismo era lo que recordaba, sintiéndose aliviado por salir de ésa situación, mientras conversaba con Kim Kibum, uno de sus mejores amigos, que bien podía entenderlo, porque había pasado por tal trabajo casi dos años atrás, en el que su apodo de danzarín lo había bautizado entre la comunidad como ‘Key’, y había terminado dejándolo debido a la poca paga que recibía, y que parecía querer compensársele con todas las manoseadas que recibía de la gente sin vergüenza que iba cada noche al 505; porque claro, aún teniendo una sección para la presentación de cantantes, el centro también contaba con su buena dotación de bailarines exóticos.
—Dime bebé, ¿qué te ha picado esta semana? —le preguntó el rubio con el cigarro en mano. Ambos jóvenes de cuerpos menudos se hallaban sentados junto a la barra, aún sin beber nada, porque todavía no oscurecía—. Después del sábado, no te vi ni un solo día. ¿Dónde diablos estabas?
—Me habrías visto si me hubieses buscado en mi casa —respondió Taemin, jugueteando con el encendedor que había empleado para ayudar a Kibum a inaugurar su primer puro del día.
—Lo dudo, porque te estuve llamando y… —manifestó una pausa cuando su pelirrojo amigo soltó una risita sospechosa. Entonces los ojos felinos de Key se ensancharon en demasía—. Oh… ¡Por Dios! —vociferó, cayendo en cuenta de lo que había sucedido—. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¡Conozco esa sonrisita, Lee Taemin! —se alteró ante las repentinas risas de su ‘Bebé’—. ¿Están saliendo? ¿Te ha propuesto matrimonio?
Frente a tal interrogatorio, el cantante difícilmente pudo dejar de reír, simplemente confesó en un hilo de voz, aún inmerso entre sus carcajadas:
—Sólo te puedo decir que he roto la regla brutalmente.
— ¡Santo cielo! —exclamó Kibum—. En ése caso quiero conocerlo, ¡pero ya!
Taemin continuaba riendo por las frases locas que soltaba su rubio confidente; pero cada rastro de diversión que surcaba su rostro se esfumó cuando le vio a él entrar. Al igual que mucho tiempo atrás, sus locos cabellos resaltaban esta vez con un rubio muy pálido, y su cuerpo, de baja estatura pero bastante marcado, destacaba bajo la playera carente de mangas, que permitía que sus fuertes y morenos brazos relucieran en amplitud, recordándole la enorme cantidad de veces que había perdido la noción del tiempo acariciándolos, sumergido en el placer que le generaba ése cuerpo cada noche.
— ¿Qué está haciendo aquí? —no pudo evitar preguntarlo; sabía que su amigo entendería a lo que se refería, porque había seguido la dirección que tomaron sus ojos.
— ¿No lo sabías? —preguntó Key—. Volvieron a contratarlo.
— ¿Cuándo regresó? —cuestionó, aún sin quitarle la mirada de encima a quien se hallaba lo suficientemente lejos como para ser indiferente ante ello.
—Hará un par de semanas —respondió Kibum—. No creo que eso sea un problema, ¿o sí?
No estaba seguro. Ver al hombre que los había sacado de la miseria años atrás, tanto a él como a su hermano, generó en Taemin un extraño sentimiento. Si no hubiese sido por ése joven, portador de hermosa voz que convenció al encargado del club para que los admitiera a ambos dentro de la temática del concierto de blues del 505, probablemente tanto él como Jinki habrían terminado drogados y metidos en algún basurero de la calle.
Key observó con pesar la expresión en el rostro del pelirrojo, parecía que muchos pensamientos nostálgicos estaban dominando su mente, así que cuando le vio cambiar drásticamente ése aire de sus ojos, se sorprendió.
—Ya estoy aquí —oyó decir a un joven de prominente estatura, que ni siquiera conocía, mientras éste se acercaba con toda confianza a su mejor amigo, quien había borrado por completo su expresión triste, y ahora volvía a sonreír, en amplitud y con entusiasmo en sus ojos. Ésa persona era todo un hombre, con su cuerpo notoriamente marcado bajo una playera blanca, cubierta por otra azul marino, y con estampado de cuadros. Acompañado de sus rizos negros, medio-largos, y sus labios carnosos al acecho junto a su preciosa piel blanca; se acercó a Taemin por el lado contrario a donde se hallaba Kibum, y el pelirrojo, sonriéndole hasta que se acercó a sus labios, lo besó con fuerza, notoriamente alegre por volverlo a ver. Le susurró algunas cosas que Key no pudo comprender debido a su distancia, y luego le volvió la mirada, para responder por fin a su pregunta, con una sonrisa altanera:
— ¿Problema? Para nada.
Dicho esto, se marchó junto a su misteriosa compañía, abrazado y pegado a él como una lapa, entre coquetas risitas; Key simplemente se mantuvo en silencio, sorprendido nuevamente por el actuar de su pequeño amigo. “Apenas 20 años y ya es todo un rey dentro del drama amoroso”, pensó. No había duda de que Taemin le había dado ésa respuesta estando completamente seguro de que no volvería a sufrir por Kim Jonghyun, ya que había encontrado a alguien mucho mejor. ¿Pero quién iba creerle tal cosa?, después de lo que expresó segundos atrás, con la mirada tan nostálgica que no pudo evitar dedicarle.
—Hola —Justo eso pensaba, cuando la voz de su amante lo sorprendió a sus espaldas, antes de que le plantara un beso por encima de la oreja—. ¿Qué ocurre, Bummie? Tienes cara larga…
—Es tu hermano, Onew —respondió Key, y Lee Jinki sabía que cuando su pareja utilizaba su apodo nocturno para hablar con él, era porque se encontraba realmente molesto por alguna razón—. Mira la escultura de hombre que se consiguió, y ni siquiera nos lo presenta.
—Ah, ya sabes que así es Taemin —el castaño contestó muy relajado, hasta que repitió las palabras de Key en su cabeza—. Espera, ¿cómo que “escultura”? ¡Aquí tienes a tu hombre, Kim Kibum!
Inmediatamente Key explotó en risas.
—Estoy bromeando, imbécil —le dijo cuando se hubo calmado, justo antes de apagar las cenizas de su cigarrillo sobre la barra, y tomar las mejillas del joven de ojos risueños entre sus manos, para besar sus labios mientras sonreía.
Sin duda, Kim Kibum prefería mil veces la voz angelical y la personalidad simpática de Lee Jinki, antes que el físico de cualquier otra persona; y no es que estuviera nada mal tampoco, pues por algo ‘Onew’ fue aceptado por el encargado del club sin pensárselo dos veces.
Tenían aproximadamente una semana de haberse declarado pareja; y aquella noche, cuando Minho se atrevió a preguntarle por qué no le había presentado a su amigo de los cabellos rubios, a Taemin no le costó darle una pequeña mentirilla, y sonreírle mientras le decía que era causa de la capacidad para la coquetería con la que contaba Kim Kibum, y que por sus celos y el miedo a que Key se sintiera atraído por Minho, prefería no presentarlos. Por supuesto, la verdad era que, lejos de su inseguridad inexistente, para ése punto Taemin consideraba las presentaciones como algo demasiado serio.
Fue después de un par de semanas, cuando comenzó a notar que no podría deshacerse de ésa relación, que la posibilidad de presentarlo con orgullo le cruzó por la mente de una forma demasiado fácil. ¿Y por qué no sería capaz de deshacerse de su alto boxeador de cabellos negros? Sencillo… porque se había enamorado de él. Ni siquiera lo admitía, pero la cosa era demasiado obvia; cuando llevaba más de dos días sin verlo, sentía que algo muy importante le hacía falta. Al estar junto a él, el tiempo se pasaba volando, y a pesar de sus diferencias en cuanto a personalidad, le encantaba conocer cosas nuevas acerca suyo, y darse cuenta de que con cada día que pasaba se llevaban mejor, sin perder ni por un segundo ésa bendita afinidad que mantenían durante el contacto entre sus cuerpos, que a ambos les resultaba de maravilla, como si estuviesen hechos para estar uno junto al otro.
Sin darse cuenta, comenzó a cambiar sus prioridades, y después de tantos años viviéndosela todas las noches en el club 505, fue disminuyendo sus apariciones por allí, hasta el punto de ir solamente un día, el sábado, cuando tenía qué trabajar.
— ¿Faltarás? —preguntó Jinki aquella semana. Era medio día, y ambos estaban en su casa aquél sábado, junto a Kibum, quien había llegado a llevarse a su pareja a la calle, antes de que Taemin les avisara que ésa noche no iría a trabajar al club.
—Espero no sea un problema —murmuró, sentado en una silla de la cocina, mientras se colocaba sus zapatos.
—No lo creo, hermanito, sólo es una noche pero… —Onew manifestó una breve pausa—. ¿De nuevo es por Minho?
—Hoy es la semifinal del torneo —Taemin meneó la cabeza—. Le prometí que iría a verlo.
Al escuchar esa respuesta, tanto Jinki como Kibum se miraron sospechosamente, para, acto seguido, sonreírse con picardía.
— ¡Aw, nuestro Minnie está enamorado! —soltó Key, con emoción. Taemin sonrió tímidamente, y bajó la mirada—. ¡Y de un bonachón! —añadió el rubio—. Deberías salir con ellos un día, Yeobo, te darías cuenta de lo protector que es Minho, ¡lo trata como a su bebé! —al oír esto, Jinki sonrió, divertido, y sin poder evitarlo, acarició el cabello de su amante.
—Tú también me tratas como a un bebé —susurró Taemin, mientras amarraba sus agujetas. Sin embargo, Key ni siquiera lo escuchó, estaba inmerso en el tacto de Jinki.
—Oh no… —reaccionó éste, de pronto—. Esto significa que de nuevo tendré qué soportar los ataques de romance de Taemin, con su mirada resplandeciente las putas veinticuatro horas del día y su molesta voz emocionada cada vez que cante dentro de la ducha —a causa de las pre-quejas de Onew, Key comenzó a reírse con fuerza—. ¡Lo peor es que tendré que entrar a la casa con cuidado, para no encéntramelos desnudos en medio de la sala!
—No sigas… —murmuró Taemin, aparentemente avergonzado, pero con una traviesa sonrisa surcando su rostro. Kibum continuaba riendo.
—No, pero ya enserio —dijo Jinki—. Me alegro por ti, Taeminnie —y posó una mano en su hombro al añadir esto último, provocando que el pelirrojo le mirara—. Estoy feliz de que mi hermano encuentre a alguien especial; después de todo, ya era hora —le sonrió, y Taemin no pudo evitar responder a ésa sonrisa con otra alegre expresión—. Además, parece que esto va mucho más enserio que cuando estabas con Jong… —quiso decir, más sin embargo, en cuanto Kibum entendió de qué iba su comentario, le dio un fuerte codazo en el estómago.
—Oh, no lo golpees —exclamó Taemin, riendo—. Después de todo tiene razón. Minho es completamente diferente a él —Y entonces se quedó callado, con su mirada perdida, fue solamente después de unos segundos que pudo añadir con total seguridad: —Es todo lo que yo siempre deseé.
Y aquella vez no mentía. Su hermano y la pareja de éste lo confirmaron con el rápido transcurrir de las semanas. Un año pasó y Taemin continuó con ése ritmo, saliendo con Minho, siendo feliz a su lado, y dejando otras cosas para poder disfrutar enteramente de él, inclusive dejó de trabajar en el club, porque el alto se lo pidió, al argumentar que “mucha gente podía disfrutar de ver su cuerpo y eso lo ponía de nervios”. A Taemin le pareció adorable en ése momento, sencillamente sus celos le enamoraron más. Después de ése tiempo juntos, ni siquiera lo dudó cuando su novio le propuso que se mudara a su departamento, para compartirlo. En vista de que Kibum parecía vivir en la casa que Taemin compartía con Jinki, éste pensó que lo mejor sería irse, y dejarles su apartamento a ellos, además de que tenía la gran certeza de que disfrutaría ésa vida al lado de su pareja con todo su ser. Onew, por otro lado, se entristeció de cierta manera y le hizo prometer que no se olvidaría de él ni de sus amigos. Taemin no entendió por qué su hermano le dijo tal cosa en aquél momento, pero lo fue comprendiendo conforme fue avanzando su vida al lado de su fuerte boxeador.
Jamás había sido tan bien tratado por una pareja, pero, del mismo modo, jamás se había sentido tan inútil. Minho lo hacía todo por él, le daba de todo, lo llenaba de obsequios y cuando esto faltaba, no dudaba en proporcionarle besos y caricias hasta que se cansara de él. Pero la llama de la emoción personal se apagaba lentamente en Taemin, porque había dejado de hacer lo que le gustaba. Por raro que sonara: adoraba su trabajo los sábados en el club, y aunque buscó otras alternativas para cantar en algún otro sitio, simplemente no lo disfrutó de la misma manera. Minho le hizo inmiscuirse en todo su círculo social, y aunque a Taemin le agradaba mucho que éste lo presentara con tanta alegría a todos sus amigos y familiares, se sentía fuera de lugar, porque su forma de ser y sus pensamientos no pertenecían a allí, y esto se notaba cada vez más. Extrañaba a sus amigos, tenía meses sin ver a varios de ellos, por lo que después de un tiempo, no dudó en volver a aparecerse por los barrios nocturnos, y solicitar su regreso laboral en las instalaciones del 505.
— ¿Entonces sí volverás? —se escuchaba la voz de Kibum por el otro lado del teléfono—. ¡Te extrañamos tanto, bebé! Dale las gracias a tu marido de mi parte —Taemin se rió con cierto nerviosismo; realmente ni siquiera había consultado a Minho sobre lo que pensaba acerca de su regreso al antro.
—Nos vemos en la noche —se despidió, justo antes de colgar el teléfono, y escuchar la gruesa voz de su pareja en el corredor.
— ¿Has estado yendo al club? —preguntó. El boxeador se encontraba recargado en la pared, con sus brazos cruzados por encima del pecho—. ¿Irás también hoy?
—Minho… —susurró el pelirrojo, y después de un instante, se animó a proponerle—. ¿Me acompañas? —Por supuesto, lo que Minho hizo fue negar con la cabeza, y alejarse de ahí con el entrecejo fruncido.
Taemin descendió la mirada; sabía que el alto estaba molesto por cambiar los planes que tenía para los dos aquella noche, ¿pero qué más daba?
Arribó al club cuando ya estaba oscureciendo, y en la parte trasera, sobre las habitaciones de preparación, se colocaba la corbata roja, lo único que faltaba para que su traje estuviera listo. Jinki ya había salido al escenario, por lo que no contaba con ninguna ayuda y sus dedos se estaban entorpeciendo. Fue cuando escuchó la voz de cierta persona, que detuvo todo el actuar de sus manos instintivamente.
— ¡Pero qué milagro! —le escuchó con claridad; era Kim Jonghyun—. ¿Vas a volver al trabajo, Minnie?
—Hasta tú regresaste, ¿por qué yo no podría volver? —respondió fríamente. Jonghyun dejó escapar una sonrisa charlatana, y se acercó hasta él, sin titubear.
—Bueno, con eso de que te has convertido en toda una dama casada —bromeó.
Su traje era mucho más atrevido que el del pelirrojo, y al tenerlo cerca, éste pudo sentir su corazón latir de nuevo, cosa que, a pesar de haber vuelto a convivir con él durante varios meses, no le había sucedido, porque sabía que tenía a Minho y que ya no le necesitaba. Pero ahora, no podía evitar mostrarse inquieto, Jonghyun se acercó hasta él para amarrar con elegancia la corbata que a Taemin le causaba problemas, y mientras lo hacía, no paraba de mirarlo a los ojos, mientras se pegaba a él de manera sutil y astuta.
Fue al terminar, qué le murmuró muy de cerca, por encima de los labios: —A ver cómo se comporta tu garganta después de tanto tiempo sin usarla —Le dio una palmada en la mejilla, y se alejó. Taemin frunció el entrecejo, furioso, pero a la vez, desconcertado por su misma causa, porque había perdido la cabeza otra vez por él, y había jurado que ya no le pasaría.
Aquella noche, absorto entre sus besos y el tacto de sus manos sobre su torso desnudo, recordó lo increíble que era acostarse con él. Tenían dos semanas sin hacerlo desde su última discusión, y a la segunda, los síntomas de la abstinencia acabaron con la voluntad de ambos.
— ¡Joder! —exclamaba sobre su cuerpo aquella noche—. Me hiciste tanta falta.
Besando su cuello a contraluz, volvió a ascender hasta sus labios y le mordió con fuerza el labio inferior.
—Tú también a mí —susurraba Taemin, en medio del contacto de su boca, y su lengua presurosa que se abría paso por su cavidad.
Acariciando sus rizos negros, invirtió la posición en la que se encontraban y se colocó por encima de él, sonriéndole sin apartar su mirada de esos grandes ojos—. Pero ésta noche no te me vas a escapar —dijo, y se inclinó con astucia para ser él quien dejara marcas sobre su cuello.
Minho habría dejado con toda libertad que lo hiciera, pero debido a que lo tenía sobre su pelvis, la luz de la lámpara, hallada en la mesilla, junto a la cama, iluminó parte de su cuerpo y le permitió notar la marca roja que había sobre su hombro derecho, casi rozándole la espalda. Cuando Taemin se inclinó para morder su piel, Minho lo empujó lo suficiente como para que la luz volviera a darle contra la parte elevada del torso, y así pudiera confirmar sus sospechas.
— ¿Quién te hizo eso? —cuestionó enseguida, con tono serio—. Estoy seguro de que no fui yo.
—Minho… —Toda la pasión se había esfumado de su rostro.
—Te estás acostando con alguien más —murmuró mientras se apartaba, sentándose en la esquina de la cama, para darle la espalda al pelirrojo. No era una pregunta, lo que había mencionado era una afirmación.
Sin saber qué decir, Taemin sólo pudo defenderse con unas torpes palabras.
—Te advertí que era difícil confiar en mí.
— ¡Pero ha pasado el tiempo suficiente! —exclamó Minho con alteración, mientras se levantaba de la cama, aprovechando que aún tenía los pantalones puestos—. No pensé que lo decías para que estuviera atento toda la maldita vida.
— ¡Lo estás de todas maneras! —refutó Taemin—. Siempre inspeccionas lo que hago, ¡no me dejas ni un minuto solo!
— ¡Porque si te dejo me traicionas! —contestó Minho, alzando la voz mucho más que el pelirrojo, de modo que al instante lo silenció. Había dolor en su mirada, y coraje en los ojos de su compañero. Sólo pudo añadir pesadamente, antes de salir de la habitación: —No te entiendo, Lee Taemin.
El pelirrojo lo observó partir, y soltó en un murmullo, a regañadientes:
—No es sorpresa —Después de todo, siempre supo que, tarde o temprano, Choi Minho no lo entendería.
Aún así, ambos intentaron por todos los medios que la cosa no se desmoronara de la noche a la mañana, y eso mismo fue lo que llevó a Minho aquél sábado al club 505, para ver actuar de nuevo a Taemin. Se encontraba acompañado de Jinki y de Kibum, cuando de pronto el mayor de los tres tuvo que ir a prepararse también para su performance, y Kibum le preguntó a Minho qué querría de beber para ir por ello a la barra. Éste se lo comunicó, le agradeció por su hospitalidad, y le vio alejarse entre la multitud. Fue entonces cuando inició el número del primero de los tres cantantes; como a Jinki y a Taemin se les conocía por sus apodos, 'Onew' y 'Minnie'… A éste hombre de voz melodiosa se le conocía por 'Jjong'.
Le escuchaba atentamente, con su mirada perdida no precisamente en sus movimientos, porque su mente se encontraba en blanco. Sabía que ya lo había visto antes, y fue sólo al escuchar unas voces a su costado, que lo confirmó.
—Oye —lo llamó un muchacho, se encontraba acompañado de otros cinco, bebiendo y bailando al compás de la música—. ¿Tú eres el novio de Minnie? ¿El boxeador? —No pudo evitar asentir, con lentitud y cierta desconfianza.
El muchacho se rió, y otro de los que se hallaban junto a él, soltó lo siguiente de manera impulsiva:
— ¡Es una lástima que estés tan bueno y ése idiota no te aproveche!
—No te lo tomes a mal —le dijo el primero de aquellos, riendo—. Lo decimos porque parece que Jjong se coge a Minnie las noches en que no estás aquí para vigilarlo.
Ante ésas palabras, el grupo completo se empezó a carcajear con fuerza, de manera obviamente burlona, para hacerle sentir humillado. Ahora Minho lo comprendía todo, lo había visto antes y sabía quién era; se llamaba Jonghyun, y era nada más y nada menos que el maldito ex-novio de Taemin. Pese a que experimentó con todas sus fuerzas el deseo de golpear a todos los hombres que se estaban burlando de él en ése momento, la confirmación de que realmente ocurría lo que se temía le hizo sentir devastado, y se encaminó a la puerta de salida, inmerso entre el coraje y la decepción más grande que alguna vez había sentido.
Estaba por salir, cuando de pronto, una mano en su brazo le detuvo.
—Espera, ¿a dónde vas, Minho? —Era el rubio, Kibum.
— ¿Tú lo sabías? —cuestionó de repente.
Kibum no se atrevió a contestar, pese a que entendía completamente la pregunta. Entonces el alto soltó un suspiro, de resignación, y apartándose del agarre de Key, salió del establecimiento; casi consciente de que ésa noche su pareja no volvería para dormir en la casa que ambos estaban compartiendo.
Y no le vio para nada aquél fin de semana. Fue hasta el día martes que se atrevió a ir a buscarlo donde sabía que lo hallaría. En el club, todas las noches debía de ir allí, junto a su hermano y su amigo Kibum. Sin embargo, ése día, a pesar de que se hallaba relativamente vacío, no le encontró. Para su suerte, pronto recordó que existía un bar cercano donde también le gustaba ir, y no dudó en ir a buscarlo allí.
En cuanto abrió las puertas, notó que el local estaba lleno, pero a él lo encontró completamente solo, sentado en un banco junto a la barra, y un vaso de vidrio en sus manos, obviamente con licor.
— ¡Minho! Me encontraste —exclamó en cuanto le vio, acercándose a él, con cierto brillo en su mirada.
—Sí… —murmuró el alto, claramente no se hallaba de humor como para convivir con un Taemin ebrio—. ¿Qué carajo hiciste con él hoy?
En cuanto escuchó esa pregunta, el rostro de Taemin se ensombreció.
—No pensé que vendrías para reclamarme —le dijo.
— ¿Y para qué otra cosa querías que viniera? —cuestionó Minho, tomando inconscientemente al pelirrojo del brazo, con una fuerza tal que hasta le hizo doler.
Taemin se apartó como pudo, y dejando su vaso sobre la barra, agregó mientras pasaba de él, notablemente furioso:
—No te escucharé si no puedes hablar sin querer partirme la cara.
Y entonces comenzó a alejarse, causando otra reacción negativa en el boxeador.
—Taemin… —quiso detenerlo, pero el pelirrojo lo ignoró—. ¡Taemin!
Hecho una furia, quiso correr tras de él, pero un par de hombres en el bar lo detuvo, al notarlo tan molesto. Minho odiaba que todos allí conocieran a su pareja, y sin siquiera pensar en lo que estaba haciendo, se dejó llevar y le dio un puñetazo a uno de ellos. Inició una jodida pelea cuando Taemin ya había salido por las puertas del local.
Lo primero que hizo al estar afuera del bar fue buscar el coche en el que había llegado junto a su hermano y Key. Lo divisó a la siguiente cuadra, y sin más, se subió a él y se acomodó en el asiento delantero. No le importó que Jinki y Kibum estuvieran en los asientos de atrás, besándose con fogosidad, y aprovechando la oscuridad para sentirse el uno al otro, él simplemente preparó un cigarrillo con el polvo blanco que se hallaba esparcido sobre el cenicero, y lo aspiró con fuerza para tratar de calmarse. Ya no le importaba lo que Minho le decía acerca del crack, a decir verdad, ya no le importaba lo que Minho le decía acerca de todo lo que a él le causaba placer. Le dio la primera calada al cigarrillo, pero al escuchar los claros gemidos de Key y Onew en el asiento trasero, perdió los estribos, y soltando una maldición para ambos, bajó del coche y cerró la puerta, con fuerza. Por supuesto, no esperó que al verse recargado en el coche, encontraría a Jonghyun desplazándose sobre la acera de la calle, justo antes de empezar a caminar en su dirección. Pronto se detuvo frente a él y analizó el aroma de lo que estaba fumando.
—No fumas de eso a menos que sea un mal día —murmuró—. ¿Estás molesto, pequeño?
Taemin apartó el cigarro de su boca, y exclamó sin mucho esfuerzo:
—Vete a la mierda.
A lo que Jonghyun empezó a reír.
—Yo puedo alegrarte —susurró sin borrar esa expresión de su rostro—, si así lo deseas —Se acercó al pelirrojo nuevamente, con peligrosidad, tan de cerca, que incluso podía sentirlo junto a su entrepierna.
Lo miró a los ojos, sabía que quería negarse, pero simplemente no pudo, sucumbió en cuanto esos salvajes labios rozaron los suyos.
Y de un instante al otro, ya estaba en el interior de su departamento, conectándose con su cuerpo una vez más, al igual que ya había hecho en los días anteriores. Pero… ¿por qué ésta vez no se sentía tan bien? Taemin se lo preguntó mientras se esforzaba por disfrutar sus caricias, más sencillamente, no podía dejar de pensar en su última conversación con Minho, en sus ojos furiosos y humectados en lágrimas. Ni siquiera el alcohol o el maldito crack lo ayudaban en ése momento a olvidar sus problemas.
Jonghyun ascendió hasta querer besar sus labios, pero cuando iba a hacerlo, un delgado sonido los interrumpió. Taemin lo apartó inmediatamente, zafándose de su marcado torso desnudo, y se incorporándose sobre la cama lo suficiente como para tomar su celular, que se hallaba en el buró de en junto.
— ¿Diga? —contestó, entonces volvió a experimentar el presuroso latido de su corazón.
— ¿Regresarás a casa? —le escuchó decir—. Taemin-ah… lo siento —Su voz sonaba apacible esta vez, inclusive poseía un aire dulce.
No lo pensó dos veces antes de decirle que sí, que regresaría inmediatamente. Se incorporó para ponerse la ropa, y Jonghyun simplemente lo observó, aún sobre la cama. Se encontraba en silencio, tan tranquilo que a Taemin le sorprendió que aún con verlo teniendo toda la intención de salir por la puerta, no moviera ni un dedo para tratar de detenerlo.
Al llegar a su departamento, Taemin subió con pasos presurosos al segundo piso, entró a la habitación que compartía con Minho, y lo vio allí, tendido de perfil sobre uno de los dos lados de la cama, y alumbrado simplemente por la tenue luz de la lámpara. Mantenía sus ojos cerrados, pero Taemin percibía que no estaba dormido. Se quitó los zapatos, y al instante, se colocó junto a él, en el espacio que sobraba.
Inmerso dentro de un silencio profundo, se acomodó también de perfil, para mirarlo a la cara, y contemplar las marcas de golpes que tenía sobre las mejillas, y el rastro de sangre que le había corrido por la ceja izquierda. Teniéndolo enfrente, y sintiéndose apacible porque al fin había regresado, Minho abrió con lentitud sus ojos, y contempló el rostro entristecido de Taemin, quien le miraba con una enorme vergüenza contenida en el fondo de sus ojos. Estiró la mano para palpar aquellas heridas, y el alto musitó con tranquilidad, en cuanto sintió sus dulces dedos rozándole el rostro:
—Creo que tengo que aprender a dejarte ser libre.
—Y yo a respetarte —murmuró Taemin con prontitud.
Minho guardó silencio, simplemente lo observó con la tenue luz tras su rostro, y a su vez, estiró también su brazo, para acariciar sus preciosos cabellos rojizos—. Somos idiotas, ¿verdad? —agregó Taemin, Minho sonrió, asintió con la cabeza.
Y de manera desanimada, ambos comenzaron a reír, justo antes de que el pelinegro atrajera con fuerza a Taemin, y éste descansara con la cabeza tranquilamente apoyada sobre su pecho.
Ésa noche durmieron juntos de aquella suave manera, y a la mañana siguiente, para sorpresa de Taemin, se trataron como si nunca hubiese ocurrido ningún problema. Se bañaron y desayunaron juntos, y aunque hubiese deseado que así hubiera sido siempre, a la hora de salida matinal de Minho, para dirigirse a su entrenamiento, Taemin no pudo evitar preguntarle, con cierta confusión y una expectación nerviosa:
— ¿No estás molesto conmigo?
Minho, quien ya se hallaba a un lado de la puerta, se volvió hasta Taemin, hacia el mueble de la sala, y llevó una mano hasta una de sus mejillas, de manera atenta.
—No soy rencoroso —susurró, manteniendo su mirada fija en ése terso rostro—. Cuando nos casemos sé que esto no importará.
— ¿Nos casaremos? —no pudo evitar preguntarlo, su mirada estaba absorta de la sorpresa.
—Tae… —murmuró Minho—. Te amo —Y se inclinó lentamente, para unir sus labios.
Taemin cerró los párpados por instinto, dispuesto a sentirlo. Fue un beso profundo, pero a la vez delicado, que le hizo perder el aliento y rogar por más. No quería que Minho se separara de él, pues cuando lo hizo, aunque fueron sólo unos milímetros, Taemin lo tomó del rostro para incitarlo a continuar con el beso. Chocaron sus labios un par de veces más, hasta que Minho consiguió separarse e ir de vuelta hacia la puerta, saliendo a través de ella justo después, y dejando a Taemin con un sinfín de pensamientos en la cabeza.
Aquél beso fue el más tierno que alguna vez se dieron, ¿pero por qué le dolía tanto? Se incorporó del mueble y comenzó a caminar sin rumbo fijo, hasta llegar a la cocina. Entonces se detuvo junto a la pared, y se dejó caer con su espalda recargada en ella. Sin más, comenzó a llorar. Hacía años que no lloraba de ésa manera.
Habían acordado olvidar lo ocurrido, pero lo cierto es que no fue posible. Por más que ambos lo desearan, la herida ya estaba bien hecha, y su conexión ya no era la misma de antes, ni emocional ni físicamente hablando.
—Minho, ¡perdóname! —exclamó con desesperación a la segunda semana, ya no lo soportaba más—. ¿Qué tengo que decir para que lo entiendas? —insistía dentro de la habitación, sentado sobre la cama. El alto estaba de pie sobre el suelo, dándole la espalda—. Estoy arrepentido y no sé cómo hacer para recuperarte… —de pronto inclinó su mirada, esforzándose para no llorar enfrente de él—. Ya ni siquiera me miras.
—Sé que dije que no importaría —mencionó—. Pero ya no lo sé… —de pronto, se giró hacia él—. ¿Sabes?, es difícil. Piénsalo, si yo te hubiese hecho lo mismo…
—Lo sé —interrumpió Taemin—. A mí también me traicionaron, y sé que duele, pero jamás imaginé que yo causaría el mismo daño en alguien más —volvió a bajar la mirada, y acongojado, arremolinó las sábanas entre sus puños, y agregó con un deje de melancolía—. Habría estado estúpidamente dispuesto a perdonarlo si él me hubiese dicho que lo sentía.
— ¿Te refieres a Jonghyun? —cuestionó Minho, de inmediato. Sólo entonces Taemin volvió a alzar la mirada, consciente de que de nuevo lo había arruinado—. Ni siquiera necesito que me respondas —añadió, iracundo—. ¿Por qué jodidos no regresas con él?
—Porque te amo —respondió—. A pesar de que él ya se disculpó conmigo incontables veces, ¡yo no puedo dejar de pensar en ti!
Minho sostuvo su mirada por unos segundos, pero el dolor le pudo mucho más.
—No te creo —susurró, justo antes de salir del cuarto.
— ¡Minho! —exclamó Taemin, corriendo detrás de él, pero no pudo detenerlo. Acabó frenando antes de bajar las escaleras, y sólo pudo escuchar el fuerte sonido que el boxeador manifestó en la puerta principal, al haber salido por ella.
Cambiando la dirección de sus pires, corrió de nuevo hacia la habitación mientras escuchaba el sonido del coche al ser encendido. Pronto se asomó por la ventana, y le vio partir en su auto, a toda velocidad.
Taemin sólo pudo añadir para sí mismo, con las lágrimas a punto de correr por sus mejillas—. En verdad lo siento…
Era la primera vez que se daba cuenta, de que el sentimiento supuestamente llamado “amor” no era más que la cadena del karma más cruel y precisa que conocía. Te dañan-dañas a otros-y por consecuente, te vuelven a dañar.
En su camino a través de la calle, acelerando el coche, sin importar su obvia infracción a la seguridad vial, Minho no pensó en nada más que dar unas vueltas con la música a todo volumen. No quería llorar, sencillamente se rehusaba a hacerlo, porque no había llorado por nadie desde que era un adolescente, cuando conoció al primer amor que le rompió el corazón. Iba decidido a ello, pero de pronto, una melodía extrañamente conocida para sus oídos comenzó a ser tocada en la radio. Escuchó atentamente el inicio, ¿cómo es que no había entendido antes lo que con sus letras en inglés comunicaba? Sin siquiera pensarlo previamente, fue apaciguando la velocidad del coche, hasta que lo aparcó frente a un pequeño parque, donde sin planearlo, prestó atención al resto de ésa armonía.
No pudo evitar formar una mueca de gracia sarcástica en su rostro, previa al momento en que se inclinó frente al volante, en conjunto con los recuerdos de la primera vez que se vieron, y dejó salir sus lágrimas, que fueron cayendo una a una sobre la piel de la que estaba hecho el aparato de dirección del coche. Era cierto, él ya sabía la clase de persona que era su precioso Taemin, pero se había rehusado con necedad a dejarlo ir, porque lo amaba… Sin embargo, también estaba consciente de que no era la persona ideal para estar con él. No podía soportar sus diferencias, y la inseguridad, la sensación de que lo engañaba lo atormentaba día con día, cosa que Taemin aborrecía más que nada en el mundo, pues era como un ave que disfrutaba de ser libre y él... él era un maldito controlador. ¿Así que qué podía hacer? Comenzó a reír, dejándose llevar por la tristeza y la ironía. A pesar de todo eso, sabía que no iba a dejar de amarlo, por más que lo intentara y que el rencor lo venciera, el desgraciado sentimiento que albergaba por el muchacho del tatuaje en forma de cruz seguiría siendo el mismo.
Birds flying high, you know how I feel…
… Sun in the sky, you know how I feel
Y le miraba totalmente absorto en sus movimientos bajo las luces claras. El bullicio se había apaciguado de manera repentina, y él no pudo si quiera imaginar lo que vendría después. El anuncio de su presentación: “como todos los sábados en éste club”, citaba en su mente al anfitrión de aquella noche, dando paso enseguida a la mención del apodo con que era conocido, y a la memoria de su aparición sobre el pequeño escenario.
… Reeds drifting on by, you know how I feel…
La entrada de ése joven alto y delgado, vestido de negro y cubierto por un sombrero de copa. Cabello relativamente largo y audazmente pelirrojo, que cubría uno de sus ojos de manera misteriosa. Ésa perfecta figura que seguía con suave técnica al ritmo de la banda que tocaba tras de él, fue ésa preciosa silueta la que hechizó por completo los ojos de uno de aquellos tantos que también le miraban, atentos y deseosos por observarlo contonear un poco más su cuerpo, al asecho de ése micrófono de piso que utilizaba para su número, como si éste fuese sólo otra forma más de seducir con sumo éxito a sus espectadores.
It´s a new dawn, it´s a new day, it´s a new life… for me
…
And I´m feeling good
Cuando la presentación finalizó en medio de aquella oscuridad que anteriormente sólo era iluminada por el escenario del fondo, las coloridas luces de neón cubrieron nuevamente a toda la extensión del establecimiento, y reanudaron su función en la pronta aparición de la música ajetreada. Para aquél entonces los cuerpos ya bailaban al ritmo de ésta misma, y se dejaban llevar por un ambiente que emanaba diversos aromas combinados por la esencia del alcohol, el cigarro y demás estimulantes.
No supo qué le hizo moverse tan rápido, quizá la adrenalina y el deseo de detener a aquél muchacho, antes de que se perdiese entre la oscuridad. Para su suerte, lo encontró justo antes de adentrarse a la puerta seguida al escenario, y notó cómo una buena cantidad de hombres tenían la misma intención de acercársele después de haberlo visto realizando semejante número musical que les había deleitado la pupila y el sentido auditivo a todos. Por supuesto, aquello no hizo sino aumentar su deseo de ser el único que pudiera detener sus pasos, pues se apresuró en su caminar y se adelantó al suyo, empujando a cuanta competencia hallara en el camino, y quedando justo frente a él antes de que éste pudiese acercarse a la salida, a escasos centímetros de su rostro. Sólo la altura de aquel pelinegro los separaba de una repentina unión de sus labios. Así fue como se conocieron…
— ¿Cómo te llamas? —le preguntó sin dejar de comérselo con la mirada.
El pelirrojo sonrió, y respondió a su vez, de manera irónica:
— ¿Corres tras de mí con tanta desesperación y eso es lo primero que se te ocurre? —Luego soltó una risita, y mostró la intención de continuar con su camino. Habría escapado con éxito de no ser porque el otro lo tomó del brazo con bastante fuerza.
—Por algo se empieza, ¿no lo crees? —exclamó al atraerlo hacia sí, susurrándole lo siguiente en el oído—. Me llamo Choi Minho; y lo único que quiero es saber cómo te llamas tú.
— ¿Quién te cree esa mentira? —le cuestionó riendo. Al ver que la expresión del tal Minho no cambiaba, y que tampoco había soltado su brazo, algo dentro de sí reaccionó, de modo que se lo pensó dos veces antes de salir huyendo, después de todo el tipo no estaba nada mal—. ¿No viste los dos sobrenombres de la pancarta de afuera? El primero es con el que me conocen a mí —Pudo notar confusión en aquél hombre de rizos negros, así que rió para sí mismo, y se alzó ligeramente para responderle sobre el oído, de una buena vez y con su nombre real—. Te lo diré sólo porque nunca te he visto por aquí. Me llamo Lee Taemin.
—Encantado —murmuró aquél alto de notables ojos negros, antes de pasar su mano del antebrazo hasta la mejilla de Taemin, y recorrerle el rostro mientras lo observaba, contando los segundos antes de ser capaz de besar sus labios, aquellos que sonreían, con una fiereza tal que los pondría a dormir.
“Una noche”, pensó. El repentino aparecido en el club le pareció tan atractivo que no pudo negársele aquella vez. Desde su ruptura con su última pareja, Lee Taemin se había acostado varias veces con otros que llegaron a acercársele de esa manera, y habían llenado sus expectativas en el área visual. Lo que no esperaba era que aquél hombre que conoció un simple sábado en su lugar de trabajo, acabara llenando no sólo sus deseos carnales, sino también sus anhelos del corazón… En lo más profundo, aunque se negara a aceptarlo, se enamoró. Y aquél alto de hermoso cuerpo también se había enamorado de él; a decir verdad, cualquiera podría decir que lo hizo con mucha más intensidad, pues aún con el tiempo, podía recordar cada detalle de ésa noche, de sus labios recorriendo la piel nívea del cantante, mordiéndole el cuello mientras lo despojaba de su ropa, y le escuchaba respirar aceleradamente bajo su cuerpo. Fue al dejarlo absuelto de la blanca camiseta que llevaba bajo la chaqueta negra, que observó por primera vez al tatuaje en forma de cruz que el pelirrojo tenía grabado del lado izquierdo, bajo la clavícula. Supo desde entonces que el muchachito sería su perdición, pero se negó a aceptar esas palabras de buenas a primeras, porque sencillamente: cayó como un tonto, no le costó aceptar que se enamoró a primera vista… y a primer acostón también.
Pero, ¿qué hacía un boxeador como Choi Minho en un club de mala muerte como ése? Ah, es verdad, estaba ahí precisamente para celebrar su segunda victoria en el torneo local. Lo habían arrastrado unos amigos a una noche de copas, y entre bromas y una subida de alcohol por parte de casi todos ellos, el grupo tomó la decisión de ir a un club gay; aunque supuestamente nadie de allí era homosexual, salvo Minho, que abiertamente decía gustar de experimentar cosas distintas. Y vaya que ése día experimentó bastante bien. No olvidó el rostro de ése joven, ni su lengua intrépida ni mucho menos sus dulces gemidos. Se propuso volver a verlo en cuanto éste se marchó de su casa. Aunque no le dejó manera de contactarlo, sabía que lo volvería a encontrar si asistía otro sábado al club 505, cuando la temática cambiaba y a mitad de la noche eran presentados dos hermanos y a su vez cantantes de blues: Lee Jinki y Taemin… Su adorable pelirrojo Lee Taemin. Fue entonces cuando pudo encararlo de nuevo, y verse allí continuamente se volvió algo inevitable… Tanto, que Taemin comenzó a plantearle a Minho otros lugares para encontrarse, otras horas y otros días para estar juntos, y disfrutar de sus cuerpos de manera libre y placenteramente divertida. De ésa manera, para Taemin era perfecto, amaba tanto la forma que tenía Minho de tocarlo y de besarlo, que podía disfrutar de él enteramente por el tiempo que fuera; eso claro, hasta que le oyó decir con entera seguridad, y un brillo que conocía muy bien, en el centro de su mirada:
—Quiero formalizar nuestra relación.
— ¿A qué te refieres? —Sólo pudo preguntar aquello en primera instancia.
Era obvio, Choi Minho podía parecer muy independiente y fuerte física y mentalmente hablando, podía simular ser una máquina del sexo sin sentimientos, pero en el fondo era todo lo contrario. Minho necesitaba amor, como cualquier persona en éste mundo. Decirle aquello fue su forma de pedirle a Lee Taemin que lo quisiera del mismo modo en que él lo estaba haciendo, porque cada día que pasaba se enamoraba más de él.
—No me hagas decirlo, sabes a lo que me refiero —susurraba mientras acariciaba sus cabellos revueltos por encima de la frente.
Taemin se hallaba en la puerta de la residencia de Minho, a punto de salir luego de otra tarde entre las sábanas—. Te quiero —le dejó en claro nuevamente—, y lo hago en un buen sentido.
El pelirrojo soltó un suspiro. De nuevo estaba ahí, a punto de salir, y el hombre de hermosos ojos lo estaba deteniendo.
—Soy difícil, Minho, ¿sabes? —le dijo casi cerrando los párpados.
—Lo sé —respondió aquél alto—. Dos meses viéndote cada tres días han sido el tiempo suficiente para conocer lo básico que hay en ti.
—Para mí lo básico no es suficiente —intentó decirle antes de abrir la puerta, pero Minho, reaccionando rápido, lo colocó de espaldas a ella, chocando su espalda sobre la misma con suavidad.
—Por eso quiero conocer más… —murmuró cerca de su rostro—. Algo más aparte de eso que veo dentro de tus ojos cada vez que me miras —Lo sostuvo de la barbilla, para evitar que apartara su mirada de él—. Aquello que me dice que sientes lo mismo que yo, y que no te atreves a negarlo porque sencillamente es la verdad.
La mirada de Taemin se mantuvo fija en esos ojos negros, en ésa expresión intensa del rostro que lo contemplaba con anhelo. No podía negarlo, adoraba tenerlo cerca, pero no era tan fácil admitirlo.
—Si confías en mí te metes en un problema —dejó salir luego del instante en silencio.
Minho respondió con mucha más seguridad:
—No me importan los problemas.
Y entonces lo besó.
“Estás advertido, Minho”. A pesar de que esas palabras amenazaron con salir de sus labios, Taemin no pudo hacer nada en aquél momento más que corresponder al contacto de aquella boca, de aquellos besos profundos que le hacían perder la razón. Debía reconocer que, aunque aplicara todo de él para estar lejos de ése hombre de manera sentimental, cada día le resultaba más difícil. Tenía una regla que implicaba jamás acostarse más de dos veces con alguien a quien no iba a tomar enserio, pero con Choi Minho había olvidado por completo los estándares de aquella norma mental, y en el fondo, estaba consciente de eso.
Como todos los sábados, arribó al club bastante temprano, a horas antes que iniciara la jornada nocturna, para preparar su voz junto con la banda, y ensayar los movimientos que realizaría durante su performance de ésa noche. No es que estuviera muy orgulloso de su trabajo, pero estaba consciente de que realizar presentaciones de canto un día a la semana y de vez en cuando en un centro nocturno, con ropa decente y uno que otro movimiento sensual, resultaba mucho mejor que bailar en una tarima o en una jaula con poca ropa como una muñeca gogó, como había tenido qué hacer varios años atrás, en otro club…
Y eso mismo era lo que recordaba, sintiéndose aliviado por salir de ésa situación, mientras conversaba con Kim Kibum, uno de sus mejores amigos, que bien podía entenderlo, porque había pasado por tal trabajo casi dos años atrás, en el que su apodo de danzarín lo había bautizado entre la comunidad como ‘Key’, y había terminado dejándolo debido a la poca paga que recibía, y que parecía querer compensársele con todas las manoseadas que recibía de la gente sin vergüenza que iba cada noche al 505; porque claro, aún teniendo una sección para la presentación de cantantes, el centro también contaba con su buena dotación de bailarines exóticos.
—Dime bebé, ¿qué te ha picado esta semana? —le preguntó el rubio con el cigarro en mano. Ambos jóvenes de cuerpos menudos se hallaban sentados junto a la barra, aún sin beber nada, porque todavía no oscurecía—. Después del sábado, no te vi ni un solo día. ¿Dónde diablos estabas?
—Me habrías visto si me hubieses buscado en mi casa —respondió Taemin, jugueteando con el encendedor que había empleado para ayudar a Kibum a inaugurar su primer puro del día.
—Lo dudo, porque te estuve llamando y… —manifestó una pausa cuando su pelirrojo amigo soltó una risita sospechosa. Entonces los ojos felinos de Key se ensancharon en demasía—. Oh… ¡Por Dios! —vociferó, cayendo en cuenta de lo que había sucedido—. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¡Conozco esa sonrisita, Lee Taemin! —se alteró ante las repentinas risas de su ‘Bebé’—. ¿Están saliendo? ¿Te ha propuesto matrimonio?
Frente a tal interrogatorio, el cantante difícilmente pudo dejar de reír, simplemente confesó en un hilo de voz, aún inmerso entre sus carcajadas:
—Sólo te puedo decir que he roto la regla brutalmente.
— ¡Santo cielo! —exclamó Kibum—. En ése caso quiero conocerlo, ¡pero ya!
Taemin continuaba riendo por las frases locas que soltaba su rubio confidente; pero cada rastro de diversión que surcaba su rostro se esfumó cuando le vio a él entrar. Al igual que mucho tiempo atrás, sus locos cabellos resaltaban esta vez con un rubio muy pálido, y su cuerpo, de baja estatura pero bastante marcado, destacaba bajo la playera carente de mangas, que permitía que sus fuertes y morenos brazos relucieran en amplitud, recordándole la enorme cantidad de veces que había perdido la noción del tiempo acariciándolos, sumergido en el placer que le generaba ése cuerpo cada noche.
— ¿Qué está haciendo aquí? —no pudo evitar preguntarlo; sabía que su amigo entendería a lo que se refería, porque había seguido la dirección que tomaron sus ojos.
— ¿No lo sabías? —preguntó Key—. Volvieron a contratarlo.
— ¿Cuándo regresó? —cuestionó, aún sin quitarle la mirada de encima a quien se hallaba lo suficientemente lejos como para ser indiferente ante ello.
—Hará un par de semanas —respondió Kibum—. No creo que eso sea un problema, ¿o sí?
No estaba seguro. Ver al hombre que los había sacado de la miseria años atrás, tanto a él como a su hermano, generó en Taemin un extraño sentimiento. Si no hubiese sido por ése joven, portador de hermosa voz que convenció al encargado del club para que los admitiera a ambos dentro de la temática del concierto de blues del 505, probablemente tanto él como Jinki habrían terminado drogados y metidos en algún basurero de la calle.
Key observó con pesar la expresión en el rostro del pelirrojo, parecía que muchos pensamientos nostálgicos estaban dominando su mente, así que cuando le vio cambiar drásticamente ése aire de sus ojos, se sorprendió.
—Ya estoy aquí —oyó decir a un joven de prominente estatura, que ni siquiera conocía, mientras éste se acercaba con toda confianza a su mejor amigo, quien había borrado por completo su expresión triste, y ahora volvía a sonreír, en amplitud y con entusiasmo en sus ojos. Ésa persona era todo un hombre, con su cuerpo notoriamente marcado bajo una playera blanca, cubierta por otra azul marino, y con estampado de cuadros. Acompañado de sus rizos negros, medio-largos, y sus labios carnosos al acecho junto a su preciosa piel blanca; se acercó a Taemin por el lado contrario a donde se hallaba Kibum, y el pelirrojo, sonriéndole hasta que se acercó a sus labios, lo besó con fuerza, notoriamente alegre por volverlo a ver. Le susurró algunas cosas que Key no pudo comprender debido a su distancia, y luego le volvió la mirada, para responder por fin a su pregunta, con una sonrisa altanera:
— ¿Problema? Para nada.
Dicho esto, se marchó junto a su misteriosa compañía, abrazado y pegado a él como una lapa, entre coquetas risitas; Key simplemente se mantuvo en silencio, sorprendido nuevamente por el actuar de su pequeño amigo. “Apenas 20 años y ya es todo un rey dentro del drama amoroso”, pensó. No había duda de que Taemin le había dado ésa respuesta estando completamente seguro de que no volvería a sufrir por Kim Jonghyun, ya que había encontrado a alguien mucho mejor. ¿Pero quién iba creerle tal cosa?, después de lo que expresó segundos atrás, con la mirada tan nostálgica que no pudo evitar dedicarle.
—Hola —Justo eso pensaba, cuando la voz de su amante lo sorprendió a sus espaldas, antes de que le plantara un beso por encima de la oreja—. ¿Qué ocurre, Bummie? Tienes cara larga…
—Es tu hermano, Onew —respondió Key, y Lee Jinki sabía que cuando su pareja utilizaba su apodo nocturno para hablar con él, era porque se encontraba realmente molesto por alguna razón—. Mira la escultura de hombre que se consiguió, y ni siquiera nos lo presenta.
—Ah, ya sabes que así es Taemin —el castaño contestó muy relajado, hasta que repitió las palabras de Key en su cabeza—. Espera, ¿cómo que “escultura”? ¡Aquí tienes a tu hombre, Kim Kibum!
Inmediatamente Key explotó en risas.
—Estoy bromeando, imbécil —le dijo cuando se hubo calmado, justo antes de apagar las cenizas de su cigarrillo sobre la barra, y tomar las mejillas del joven de ojos risueños entre sus manos, para besar sus labios mientras sonreía.
Sin duda, Kim Kibum prefería mil veces la voz angelical y la personalidad simpática de Lee Jinki, antes que el físico de cualquier otra persona; y no es que estuviera nada mal tampoco, pues por algo ‘Onew’ fue aceptado por el encargado del club sin pensárselo dos veces.
Tenían aproximadamente una semana de haberse declarado pareja; y aquella noche, cuando Minho se atrevió a preguntarle por qué no le había presentado a su amigo de los cabellos rubios, a Taemin no le costó darle una pequeña mentirilla, y sonreírle mientras le decía que era causa de la capacidad para la coquetería con la que contaba Kim Kibum, y que por sus celos y el miedo a que Key se sintiera atraído por Minho, prefería no presentarlos. Por supuesto, la verdad era que, lejos de su inseguridad inexistente, para ése punto Taemin consideraba las presentaciones como algo demasiado serio.
Fue después de un par de semanas, cuando comenzó a notar que no podría deshacerse de ésa relación, que la posibilidad de presentarlo con orgullo le cruzó por la mente de una forma demasiado fácil. ¿Y por qué no sería capaz de deshacerse de su alto boxeador de cabellos negros? Sencillo… porque se había enamorado de él. Ni siquiera lo admitía, pero la cosa era demasiado obvia; cuando llevaba más de dos días sin verlo, sentía que algo muy importante le hacía falta. Al estar junto a él, el tiempo se pasaba volando, y a pesar de sus diferencias en cuanto a personalidad, le encantaba conocer cosas nuevas acerca suyo, y darse cuenta de que con cada día que pasaba se llevaban mejor, sin perder ni por un segundo ésa bendita afinidad que mantenían durante el contacto entre sus cuerpos, que a ambos les resultaba de maravilla, como si estuviesen hechos para estar uno junto al otro.
Sin darse cuenta, comenzó a cambiar sus prioridades, y después de tantos años viviéndosela todas las noches en el club 505, fue disminuyendo sus apariciones por allí, hasta el punto de ir solamente un día, el sábado, cuando tenía qué trabajar.
— ¿Faltarás? —preguntó Jinki aquella semana. Era medio día, y ambos estaban en su casa aquél sábado, junto a Kibum, quien había llegado a llevarse a su pareja a la calle, antes de que Taemin les avisara que ésa noche no iría a trabajar al club.
—Espero no sea un problema —murmuró, sentado en una silla de la cocina, mientras se colocaba sus zapatos.
—No lo creo, hermanito, sólo es una noche pero… —Onew manifestó una breve pausa—. ¿De nuevo es por Minho?
—Hoy es la semifinal del torneo —Taemin meneó la cabeza—. Le prometí que iría a verlo.
Al escuchar esa respuesta, tanto Jinki como Kibum se miraron sospechosamente, para, acto seguido, sonreírse con picardía.
— ¡Aw, nuestro Minnie está enamorado! —soltó Key, con emoción. Taemin sonrió tímidamente, y bajó la mirada—. ¡Y de un bonachón! —añadió el rubio—. Deberías salir con ellos un día, Yeobo, te darías cuenta de lo protector que es Minho, ¡lo trata como a su bebé! —al oír esto, Jinki sonrió, divertido, y sin poder evitarlo, acarició el cabello de su amante.
—Tú también me tratas como a un bebé —susurró Taemin, mientras amarraba sus agujetas. Sin embargo, Key ni siquiera lo escuchó, estaba inmerso en el tacto de Jinki.
—Oh no… —reaccionó éste, de pronto—. Esto significa que de nuevo tendré qué soportar los ataques de romance de Taemin, con su mirada resplandeciente las putas veinticuatro horas del día y su molesta voz emocionada cada vez que cante dentro de la ducha —a causa de las pre-quejas de Onew, Key comenzó a reírse con fuerza—. ¡Lo peor es que tendré que entrar a la casa con cuidado, para no encéntramelos desnudos en medio de la sala!
—No sigas… —murmuró Taemin, aparentemente avergonzado, pero con una traviesa sonrisa surcando su rostro. Kibum continuaba riendo.
—No, pero ya enserio —dijo Jinki—. Me alegro por ti, Taeminnie —y posó una mano en su hombro al añadir esto último, provocando que el pelirrojo le mirara—. Estoy feliz de que mi hermano encuentre a alguien especial; después de todo, ya era hora —le sonrió, y Taemin no pudo evitar responder a ésa sonrisa con otra alegre expresión—. Además, parece que esto va mucho más enserio que cuando estabas con Jong… —quiso decir, más sin embargo, en cuanto Kibum entendió de qué iba su comentario, le dio un fuerte codazo en el estómago.
—Oh, no lo golpees —exclamó Taemin, riendo—. Después de todo tiene razón. Minho es completamente diferente a él —Y entonces se quedó callado, con su mirada perdida, fue solamente después de unos segundos que pudo añadir con total seguridad: —Es todo lo que yo siempre deseé.
Y aquella vez no mentía. Su hermano y la pareja de éste lo confirmaron con el rápido transcurrir de las semanas. Un año pasó y Taemin continuó con ése ritmo, saliendo con Minho, siendo feliz a su lado, y dejando otras cosas para poder disfrutar enteramente de él, inclusive dejó de trabajar en el club, porque el alto se lo pidió, al argumentar que “mucha gente podía disfrutar de ver su cuerpo y eso lo ponía de nervios”. A Taemin le pareció adorable en ése momento, sencillamente sus celos le enamoraron más. Después de ése tiempo juntos, ni siquiera lo dudó cuando su novio le propuso que se mudara a su departamento, para compartirlo. En vista de que Kibum parecía vivir en la casa que Taemin compartía con Jinki, éste pensó que lo mejor sería irse, y dejarles su apartamento a ellos, además de que tenía la gran certeza de que disfrutaría ésa vida al lado de su pareja con todo su ser. Onew, por otro lado, se entristeció de cierta manera y le hizo prometer que no se olvidaría de él ni de sus amigos. Taemin no entendió por qué su hermano le dijo tal cosa en aquél momento, pero lo fue comprendiendo conforme fue avanzando su vida al lado de su fuerte boxeador.
Jamás había sido tan bien tratado por una pareja, pero, del mismo modo, jamás se había sentido tan inútil. Minho lo hacía todo por él, le daba de todo, lo llenaba de obsequios y cuando esto faltaba, no dudaba en proporcionarle besos y caricias hasta que se cansara de él. Pero la llama de la emoción personal se apagaba lentamente en Taemin, porque había dejado de hacer lo que le gustaba. Por raro que sonara: adoraba su trabajo los sábados en el club, y aunque buscó otras alternativas para cantar en algún otro sitio, simplemente no lo disfrutó de la misma manera. Minho le hizo inmiscuirse en todo su círculo social, y aunque a Taemin le agradaba mucho que éste lo presentara con tanta alegría a todos sus amigos y familiares, se sentía fuera de lugar, porque su forma de ser y sus pensamientos no pertenecían a allí, y esto se notaba cada vez más. Extrañaba a sus amigos, tenía meses sin ver a varios de ellos, por lo que después de un tiempo, no dudó en volver a aparecerse por los barrios nocturnos, y solicitar su regreso laboral en las instalaciones del 505.
— ¿Entonces sí volverás? —se escuchaba la voz de Kibum por el otro lado del teléfono—. ¡Te extrañamos tanto, bebé! Dale las gracias a tu marido de mi parte —Taemin se rió con cierto nerviosismo; realmente ni siquiera había consultado a Minho sobre lo que pensaba acerca de su regreso al antro.
—Nos vemos en la noche —se despidió, justo antes de colgar el teléfono, y escuchar la gruesa voz de su pareja en el corredor.
— ¿Has estado yendo al club? —preguntó. El boxeador se encontraba recargado en la pared, con sus brazos cruzados por encima del pecho—. ¿Irás también hoy?
—Minho… —susurró el pelirrojo, y después de un instante, se animó a proponerle—. ¿Me acompañas? —Por supuesto, lo que Minho hizo fue negar con la cabeza, y alejarse de ahí con el entrecejo fruncido.
Taemin descendió la mirada; sabía que el alto estaba molesto por cambiar los planes que tenía para los dos aquella noche, ¿pero qué más daba?
Arribó al club cuando ya estaba oscureciendo, y en la parte trasera, sobre las habitaciones de preparación, se colocaba la corbata roja, lo único que faltaba para que su traje estuviera listo. Jinki ya había salido al escenario, por lo que no contaba con ninguna ayuda y sus dedos se estaban entorpeciendo. Fue cuando escuchó la voz de cierta persona, que detuvo todo el actuar de sus manos instintivamente.
— ¡Pero qué milagro! —le escuchó con claridad; era Kim Jonghyun—. ¿Vas a volver al trabajo, Minnie?
—Hasta tú regresaste, ¿por qué yo no podría volver? —respondió fríamente. Jonghyun dejó escapar una sonrisa charlatana, y se acercó hasta él, sin titubear.
—Bueno, con eso de que te has convertido en toda una dama casada —bromeó.
Su traje era mucho más atrevido que el del pelirrojo, y al tenerlo cerca, éste pudo sentir su corazón latir de nuevo, cosa que, a pesar de haber vuelto a convivir con él durante varios meses, no le había sucedido, porque sabía que tenía a Minho y que ya no le necesitaba. Pero ahora, no podía evitar mostrarse inquieto, Jonghyun se acercó hasta él para amarrar con elegancia la corbata que a Taemin le causaba problemas, y mientras lo hacía, no paraba de mirarlo a los ojos, mientras se pegaba a él de manera sutil y astuta.
Fue al terminar, qué le murmuró muy de cerca, por encima de los labios: —A ver cómo se comporta tu garganta después de tanto tiempo sin usarla —Le dio una palmada en la mejilla, y se alejó. Taemin frunció el entrecejo, furioso, pero a la vez, desconcertado por su misma causa, porque había perdido la cabeza otra vez por él, y había jurado que ya no le pasaría.
Aquella noche, absorto entre sus besos y el tacto de sus manos sobre su torso desnudo, recordó lo increíble que era acostarse con él. Tenían dos semanas sin hacerlo desde su última discusión, y a la segunda, los síntomas de la abstinencia acabaron con la voluntad de ambos.
— ¡Joder! —exclamaba sobre su cuerpo aquella noche—. Me hiciste tanta falta.
Besando su cuello a contraluz, volvió a ascender hasta sus labios y le mordió con fuerza el labio inferior.
—Tú también a mí —susurraba Taemin, en medio del contacto de su boca, y su lengua presurosa que se abría paso por su cavidad.
Acariciando sus rizos negros, invirtió la posición en la que se encontraban y se colocó por encima de él, sonriéndole sin apartar su mirada de esos grandes ojos—. Pero ésta noche no te me vas a escapar —dijo, y se inclinó con astucia para ser él quien dejara marcas sobre su cuello.
Minho habría dejado con toda libertad que lo hiciera, pero debido a que lo tenía sobre su pelvis, la luz de la lámpara, hallada en la mesilla, junto a la cama, iluminó parte de su cuerpo y le permitió notar la marca roja que había sobre su hombro derecho, casi rozándole la espalda. Cuando Taemin se inclinó para morder su piel, Minho lo empujó lo suficiente como para que la luz volviera a darle contra la parte elevada del torso, y así pudiera confirmar sus sospechas.
— ¿Quién te hizo eso? —cuestionó enseguida, con tono serio—. Estoy seguro de que no fui yo.
—Minho… —Toda la pasión se había esfumado de su rostro.
—Te estás acostando con alguien más —murmuró mientras se apartaba, sentándose en la esquina de la cama, para darle la espalda al pelirrojo. No era una pregunta, lo que había mencionado era una afirmación.
Sin saber qué decir, Taemin sólo pudo defenderse con unas torpes palabras.
—Te advertí que era difícil confiar en mí.
— ¡Pero ha pasado el tiempo suficiente! —exclamó Minho con alteración, mientras se levantaba de la cama, aprovechando que aún tenía los pantalones puestos—. No pensé que lo decías para que estuviera atento toda la maldita vida.
— ¡Lo estás de todas maneras! —refutó Taemin—. Siempre inspeccionas lo que hago, ¡no me dejas ni un minuto solo!
— ¡Porque si te dejo me traicionas! —contestó Minho, alzando la voz mucho más que el pelirrojo, de modo que al instante lo silenció. Había dolor en su mirada, y coraje en los ojos de su compañero. Sólo pudo añadir pesadamente, antes de salir de la habitación: —No te entiendo, Lee Taemin.
El pelirrojo lo observó partir, y soltó en un murmullo, a regañadientes:
—No es sorpresa —Después de todo, siempre supo que, tarde o temprano, Choi Minho no lo entendería.
Aún así, ambos intentaron por todos los medios que la cosa no se desmoronara de la noche a la mañana, y eso mismo fue lo que llevó a Minho aquél sábado al club 505, para ver actuar de nuevo a Taemin. Se encontraba acompañado de Jinki y de Kibum, cuando de pronto el mayor de los tres tuvo que ir a prepararse también para su performance, y Kibum le preguntó a Minho qué querría de beber para ir por ello a la barra. Éste se lo comunicó, le agradeció por su hospitalidad, y le vio alejarse entre la multitud. Fue entonces cuando inició el número del primero de los tres cantantes; como a Jinki y a Taemin se les conocía por sus apodos, 'Onew' y 'Minnie'… A éste hombre de voz melodiosa se le conocía por 'Jjong'.
… I cheated myself, like I knew I would…
Le escuchaba atentamente, con su mirada perdida no precisamente en sus movimientos, porque su mente se encontraba en blanco. Sabía que ya lo había visto antes, y fue sólo al escuchar unas voces a su costado, que lo confirmó.
—Oye —lo llamó un muchacho, se encontraba acompañado de otros cinco, bebiendo y bailando al compás de la música—. ¿Tú eres el novio de Minnie? ¿El boxeador? —No pudo evitar asentir, con lentitud y cierta desconfianza.
El muchacho se rió, y otro de los que se hallaban junto a él, soltó lo siguiente de manera impulsiva:
— ¡Es una lástima que estés tan bueno y ése idiota no te aproveche!
—No te lo tomes a mal —le dijo el primero de aquellos, riendo—. Lo decimos porque parece que Jjong se coge a Minnie las noches en que no estás aquí para vigilarlo.
Ante ésas palabras, el grupo completo se empezó a carcajear con fuerza, de manera obviamente burlona, para hacerle sentir humillado. Ahora Minho lo comprendía todo, lo había visto antes y sabía quién era; se llamaba Jonghyun, y era nada más y nada menos que el maldito ex-novio de Taemin. Pese a que experimentó con todas sus fuerzas el deseo de golpear a todos los hombres que se estaban burlando de él en ése momento, la confirmación de que realmente ocurría lo que se temía le hizo sentir devastado, y se encaminó a la puerta de salida, inmerso entre el coraje y la decepción más grande que alguna vez había sentido.
Estaba por salir, cuando de pronto, una mano en su brazo le detuvo.
—Espera, ¿a dónde vas, Minho? —Era el rubio, Kibum.
— ¿Tú lo sabías? —cuestionó de repente.
Kibum no se atrevió a contestar, pese a que entendía completamente la pregunta. Entonces el alto soltó un suspiro, de resignación, y apartándose del agarre de Key, salió del establecimiento; casi consciente de que ésa noche su pareja no volvería para dormir en la casa que ambos estaban compartiendo.
Y no le vio para nada aquél fin de semana. Fue hasta el día martes que se atrevió a ir a buscarlo donde sabía que lo hallaría. En el club, todas las noches debía de ir allí, junto a su hermano y su amigo Kibum. Sin embargo, ése día, a pesar de que se hallaba relativamente vacío, no le encontró. Para su suerte, pronto recordó que existía un bar cercano donde también le gustaba ir, y no dudó en ir a buscarlo allí.
En cuanto abrió las puertas, notó que el local estaba lleno, pero a él lo encontró completamente solo, sentado en un banco junto a la barra, y un vaso de vidrio en sus manos, obviamente con licor.
— ¡Minho! Me encontraste —exclamó en cuanto le vio, acercándose a él, con cierto brillo en su mirada.
—Sí… —murmuró el alto, claramente no se hallaba de humor como para convivir con un Taemin ebrio—. ¿Qué carajo hiciste con él hoy?
En cuanto escuchó esa pregunta, el rostro de Taemin se ensombreció.
—No pensé que vendrías para reclamarme —le dijo.
— ¿Y para qué otra cosa querías que viniera? —cuestionó Minho, tomando inconscientemente al pelirrojo del brazo, con una fuerza tal que hasta le hizo doler.
Taemin se apartó como pudo, y dejando su vaso sobre la barra, agregó mientras pasaba de él, notablemente furioso:
—No te escucharé si no puedes hablar sin querer partirme la cara.
Y entonces comenzó a alejarse, causando otra reacción negativa en el boxeador.
—Taemin… —quiso detenerlo, pero el pelirrojo lo ignoró—. ¡Taemin!
Hecho una furia, quiso correr tras de él, pero un par de hombres en el bar lo detuvo, al notarlo tan molesto. Minho odiaba que todos allí conocieran a su pareja, y sin siquiera pensar en lo que estaba haciendo, se dejó llevar y le dio un puñetazo a uno de ellos. Inició una jodida pelea cuando Taemin ya había salido por las puertas del local.
Lo primero que hizo al estar afuera del bar fue buscar el coche en el que había llegado junto a su hermano y Key. Lo divisó a la siguiente cuadra, y sin más, se subió a él y se acomodó en el asiento delantero. No le importó que Jinki y Kibum estuvieran en los asientos de atrás, besándose con fogosidad, y aprovechando la oscuridad para sentirse el uno al otro, él simplemente preparó un cigarrillo con el polvo blanco que se hallaba esparcido sobre el cenicero, y lo aspiró con fuerza para tratar de calmarse. Ya no le importaba lo que Minho le decía acerca del crack, a decir verdad, ya no le importaba lo que Minho le decía acerca de todo lo que a él le causaba placer. Le dio la primera calada al cigarrillo, pero al escuchar los claros gemidos de Key y Onew en el asiento trasero, perdió los estribos, y soltando una maldición para ambos, bajó del coche y cerró la puerta, con fuerza. Por supuesto, no esperó que al verse recargado en el coche, encontraría a Jonghyun desplazándose sobre la acera de la calle, justo antes de empezar a caminar en su dirección. Pronto se detuvo frente a él y analizó el aroma de lo que estaba fumando.
—No fumas de eso a menos que sea un mal día —murmuró—. ¿Estás molesto, pequeño?
Taemin apartó el cigarro de su boca, y exclamó sin mucho esfuerzo:
—Vete a la mierda.
A lo que Jonghyun empezó a reír.
—Yo puedo alegrarte —susurró sin borrar esa expresión de su rostro—, si así lo deseas —Se acercó al pelirrojo nuevamente, con peligrosidad, tan de cerca, que incluso podía sentirlo junto a su entrepierna.
Lo miró a los ojos, sabía que quería negarse, pero simplemente no pudo, sucumbió en cuanto esos salvajes labios rozaron los suyos.
Y de un instante al otro, ya estaba en el interior de su departamento, conectándose con su cuerpo una vez más, al igual que ya había hecho en los días anteriores. Pero… ¿por qué ésta vez no se sentía tan bien? Taemin se lo preguntó mientras se esforzaba por disfrutar sus caricias, más sencillamente, no podía dejar de pensar en su última conversación con Minho, en sus ojos furiosos y humectados en lágrimas. Ni siquiera el alcohol o el maldito crack lo ayudaban en ése momento a olvidar sus problemas.
Jonghyun ascendió hasta querer besar sus labios, pero cuando iba a hacerlo, un delgado sonido los interrumpió. Taemin lo apartó inmediatamente, zafándose de su marcado torso desnudo, y se incorporándose sobre la cama lo suficiente como para tomar su celular, que se hallaba en el buró de en junto.
— ¿Diga? —contestó, entonces volvió a experimentar el presuroso latido de su corazón.
— ¿Regresarás a casa? —le escuchó decir—. Taemin-ah… lo siento —Su voz sonaba apacible esta vez, inclusive poseía un aire dulce.
No lo pensó dos veces antes de decirle que sí, que regresaría inmediatamente. Se incorporó para ponerse la ropa, y Jonghyun simplemente lo observó, aún sobre la cama. Se encontraba en silencio, tan tranquilo que a Taemin le sorprendió que aún con verlo teniendo toda la intención de salir por la puerta, no moviera ni un dedo para tratar de detenerlo.
Al llegar a su departamento, Taemin subió con pasos presurosos al segundo piso, entró a la habitación que compartía con Minho, y lo vio allí, tendido de perfil sobre uno de los dos lados de la cama, y alumbrado simplemente por la tenue luz de la lámpara. Mantenía sus ojos cerrados, pero Taemin percibía que no estaba dormido. Se quitó los zapatos, y al instante, se colocó junto a él, en el espacio que sobraba.
Inmerso dentro de un silencio profundo, se acomodó también de perfil, para mirarlo a la cara, y contemplar las marcas de golpes que tenía sobre las mejillas, y el rastro de sangre que le había corrido por la ceja izquierda. Teniéndolo enfrente, y sintiéndose apacible porque al fin había regresado, Minho abrió con lentitud sus ojos, y contempló el rostro entristecido de Taemin, quien le miraba con una enorme vergüenza contenida en el fondo de sus ojos. Estiró la mano para palpar aquellas heridas, y el alto musitó con tranquilidad, en cuanto sintió sus dulces dedos rozándole el rostro:
—Creo que tengo que aprender a dejarte ser libre.
—Y yo a respetarte —murmuró Taemin con prontitud.
Minho guardó silencio, simplemente lo observó con la tenue luz tras su rostro, y a su vez, estiró también su brazo, para acariciar sus preciosos cabellos rojizos—. Somos idiotas, ¿verdad? —agregó Taemin, Minho sonrió, asintió con la cabeza.
Y de manera desanimada, ambos comenzaron a reír, justo antes de que el pelinegro atrajera con fuerza a Taemin, y éste descansara con la cabeza tranquilamente apoyada sobre su pecho.
Ésa noche durmieron juntos de aquella suave manera, y a la mañana siguiente, para sorpresa de Taemin, se trataron como si nunca hubiese ocurrido ningún problema. Se bañaron y desayunaron juntos, y aunque hubiese deseado que así hubiera sido siempre, a la hora de salida matinal de Minho, para dirigirse a su entrenamiento, Taemin no pudo evitar preguntarle, con cierta confusión y una expectación nerviosa:
— ¿No estás molesto conmigo?
Minho, quien ya se hallaba a un lado de la puerta, se volvió hasta Taemin, hacia el mueble de la sala, y llevó una mano hasta una de sus mejillas, de manera atenta.
—No soy rencoroso —susurró, manteniendo su mirada fija en ése terso rostro—. Cuando nos casemos sé que esto no importará.
— ¿Nos casaremos? —no pudo evitar preguntarlo, su mirada estaba absorta de la sorpresa.
—Tae… —murmuró Minho—. Te amo —Y se inclinó lentamente, para unir sus labios.
Taemin cerró los párpados por instinto, dispuesto a sentirlo. Fue un beso profundo, pero a la vez delicado, que le hizo perder el aliento y rogar por más. No quería que Minho se separara de él, pues cuando lo hizo, aunque fueron sólo unos milímetros, Taemin lo tomó del rostro para incitarlo a continuar con el beso. Chocaron sus labios un par de veces más, hasta que Minho consiguió separarse e ir de vuelta hacia la puerta, saliendo a través de ella justo después, y dejando a Taemin con un sinfín de pensamientos en la cabeza.
Aquél beso fue el más tierno que alguna vez se dieron, ¿pero por qué le dolía tanto? Se incorporó del mueble y comenzó a caminar sin rumbo fijo, hasta llegar a la cocina. Entonces se detuvo junto a la pared, y se dejó caer con su espalda recargada en ella. Sin más, comenzó a llorar. Hacía años que no lloraba de ésa manera.
Habían acordado olvidar lo ocurrido, pero lo cierto es que no fue posible. Por más que ambos lo desearan, la herida ya estaba bien hecha, y su conexión ya no era la misma de antes, ni emocional ni físicamente hablando.
—Minho, ¡perdóname! —exclamó con desesperación a la segunda semana, ya no lo soportaba más—. ¿Qué tengo que decir para que lo entiendas? —insistía dentro de la habitación, sentado sobre la cama. El alto estaba de pie sobre el suelo, dándole la espalda—. Estoy arrepentido y no sé cómo hacer para recuperarte… —de pronto inclinó su mirada, esforzándose para no llorar enfrente de él—. Ya ni siquiera me miras.
—Sé que dije que no importaría —mencionó—. Pero ya no lo sé… —de pronto, se giró hacia él—. ¿Sabes?, es difícil. Piénsalo, si yo te hubiese hecho lo mismo…
—Lo sé —interrumpió Taemin—. A mí también me traicionaron, y sé que duele, pero jamás imaginé que yo causaría el mismo daño en alguien más —volvió a bajar la mirada, y acongojado, arremolinó las sábanas entre sus puños, y agregó con un deje de melancolía—. Habría estado estúpidamente dispuesto a perdonarlo si él me hubiese dicho que lo sentía.
— ¿Te refieres a Jonghyun? —cuestionó Minho, de inmediato. Sólo entonces Taemin volvió a alzar la mirada, consciente de que de nuevo lo había arruinado—. Ni siquiera necesito que me respondas —añadió, iracundo—. ¿Por qué jodidos no regresas con él?
—Porque te amo —respondió—. A pesar de que él ya se disculpó conmigo incontables veces, ¡yo no puedo dejar de pensar en ti!
Minho sostuvo su mirada por unos segundos, pero el dolor le pudo mucho más.
—No te creo —susurró, justo antes de salir del cuarto.
— ¡Minho! —exclamó Taemin, corriendo detrás de él, pero no pudo detenerlo. Acabó frenando antes de bajar las escaleras, y sólo pudo escuchar el fuerte sonido que el boxeador manifestó en la puerta principal, al haber salido por ella.
Cambiando la dirección de sus pires, corrió de nuevo hacia la habitación mientras escuchaba el sonido del coche al ser encendido. Pronto se asomó por la ventana, y le vio partir en su auto, a toda velocidad.
Taemin sólo pudo añadir para sí mismo, con las lágrimas a punto de correr por sus mejillas—. En verdad lo siento…
Era la primera vez que se daba cuenta, de que el sentimiento supuestamente llamado “amor” no era más que la cadena del karma más cruel y precisa que conocía. Te dañan-dañas a otros-y por consecuente, te vuelven a dañar.
En su camino a través de la calle, acelerando el coche, sin importar su obvia infracción a la seguridad vial, Minho no pensó en nada más que dar unas vueltas con la música a todo volumen. No quería llorar, sencillamente se rehusaba a hacerlo, porque no había llorado por nadie desde que era un adolescente, cuando conoció al primer amor que le rompió el corazón. Iba decidido a ello, pero de pronto, una melodía extrañamente conocida para sus oídos comenzó a ser tocada en la radio. Escuchó atentamente el inicio, ¿cómo es que no había entendido antes lo que con sus letras en inglés comunicaba? Sin siquiera pensarlo previamente, fue apaciguando la velocidad del coche, hasta que lo aparcó frente a un pequeño parque, donde sin planearlo, prestó atención al resto de ésa armonía.
… I told you I was trouble, and you know that i´m no good
No pudo evitar formar una mueca de gracia sarcástica en su rostro, previa al momento en que se inclinó frente al volante, en conjunto con los recuerdos de la primera vez que se vieron, y dejó salir sus lágrimas, que fueron cayendo una a una sobre la piel de la que estaba hecho el aparato de dirección del coche. Era cierto, él ya sabía la clase de persona que era su precioso Taemin, pero se había rehusado con necedad a dejarlo ir, porque lo amaba… Sin embargo, también estaba consciente de que no era la persona ideal para estar con él. No podía soportar sus diferencias, y la inseguridad, la sensación de que lo engañaba lo atormentaba día con día, cosa que Taemin aborrecía más que nada en el mundo, pues era como un ave que disfrutaba de ser libre y él... él era un maldito controlador. ¿Así que qué podía hacer? Comenzó a reír, dejándose llevar por la tristeza y la ironía. A pesar de todo eso, sabía que no iba a dejar de amarlo, por más que lo intentara y que el rencor lo venciera, el desgraciado sentimiento que albergaba por el muchacho del tatuaje en forma de cruz seguiría siendo el mismo.
- The END -
- CANCIONES MENCIONADAS::
• La primera se llama "Feeling Good", la recomiendo en el cover de Muse.
• Y la segunda, y obviamente la cual me inspiró a escribir esta historia es "You Know I´m no good" de Amy Winehouse.
Aquí está traducida ----> SONG
& aquí en un cover que me tiene enamorada *.* ----> COVER
Si hubiera comentarios ya no me sentiré tan mal(? Gracias por leer!
ShawolDD
Minho :3
864
Re: You Know I´m no Good ~ (SongShot)
PRIMER POST~
Oh, Dios. Estoy llorando como una honorable ghei. Te odio por hacer eso, por hacer eso a mi pobre Minho♥ Aaaah... El coraje no ser irá en mucho tiempo, lo sé. Ahora tienes que hacer algo para remediarlo, porque me dejaste tan triste y llena de lágrimas amargas, llenas de dolor (?). Es que aaah,,, No lo supero, ni lo superaré, tiene demasiado angst y me dueleeee... ¡Minho! -llora porque lo recuerda-. Odio a Taemin por engañarlo así, por TODO aaah... ¿Cómo quería que lo viera como antes cuando se revolcaba con Jjong? Carajo, de la tristeza, viene el enojo y no es muy bonito, considerando que mi odio por Tae crece ;nnn; Es que, es que, Minho, mi pobre rano, mi pobre y dulce rano. ¿Que no te sientes mal por hacerle eso? Okya, eso es exagerado xDD. En fin, tienes que recompensar por esto, porque mi hiciste llorar tanto TT TT
Última edición por LuzDChoiMinho&Key el Dom Ago 11, 2013 11:18 pm, editado 1 vez
LuzaKiller
최민호♥, 태민♥ & 키♥
1481
Re: You Know I´m no Good ~ (SongShot)
Hola dongsaeng, yo como siempre ando editando tarde, pero mas vale mejor asi, aqui mi comentario. El oneshot fue realmente genial, no se si decir hermoso por que la tematica no me lo permitira, sado que fue algo que se ve mucho en el mundo, es la infidelidad pero mas que eso, tae y minho en este escrito no eran compatibles de ningun modo, lo mire desde donde lo mire no lo eran. La actitud de taemin fueron muy malas segun yo, minho siempre sera el hombre perfecto y en tu escrito dongsaeng tambien. No entiendo esa gente que dice amar y no le cuesta un segundo decir el acostarse con alguien mas, como pueden si tienen a alguien a su lado.
Luego taemin se enoja y no vuelve a acasa, por dios minnie si el que no debia dejarte volver a casa era minho, el debia estar enojado contigo, no tenias cara para enojarte. Aun asi mi rano volvio por ti, hasta una paliza le dieron por que a ti todo el mundo te conocia, mas encima drogado.
Realmente las cosas cuando te causan daño, uno en ese instante debe alejarse, por que luego terminas sufriendo mas, lo del karma es cierto, taemin te seguira el karma con esa actitud que tienes. El final me encanto por que desdeque lei que tae engaño a minho con jonghyun, dije, minho el no te merece.
Genial oneshot, amo estas tematicas, perdon por editar tan tarde, pero nunca dejare de leerla donsgaeng, me encanta como escribe, saludos :D
Luego taemin se enoja y no vuelve a acasa, por dios minnie si el que no debia dejarte volver a casa era minho, el debia estar enojado contigo, no tenias cara para enojarte. Aun asi mi rano volvio por ti, hasta una paliza le dieron por que a ti todo el mundo te conocia, mas encima drogado.
Realmente las cosas cuando te causan daño, uno en ese instante debe alejarse, por que luego terminas sufriendo mas, lo del karma es cierto, taemin te seguira el karma con esa actitud que tienes. El final me encanto por que desdeque lei que tae engaño a minho con jonghyun, dije, minho el no te merece.
Genial oneshot, amo estas tematicas, perdon por editar tan tarde, pero nunca dejare de leerla donsgaeng, me encanta como escribe, saludos :D
Última edición por Dinohyun el Mar Ago 13, 2013 3:11 pm, editado 1 vez
Re: You Know I´m no Good ~ (SongShot)
¿Que puedo decir, que lo odie por la trama, que me cae mal alguno de los personajes? Nope e.e Me encanto por completo, una vez escribí algo asi, y cuando lo haces te das cuenta que simplemente no hay motivos, pero ¿todas las historias no pueden ser perfectas, verdad? Por eso mi amar la angustia/drama :33 -mi no ser Tarzan-
Fue muy bueno :D
¡Gracias por el shot!
PD: Me extraño no haber llorado xD -siempre lo hago-
Fue muy bueno :D
¡Gracias por el shot!
PD: Me extraño no haber llorado xD -siempre lo hago-
Re: You Know I´m no Good ~ (SongShot)
LuzDChoiMinho&Key
Lo sientoooooooo T_T jajaja por eso les adelanté que me odiarían, al igual que Taemin le advirtió a Minho antes que todo que era un maldito rufián en el que no se podía confiar xD ¿Podrías considerar esto como una disculpa? Crónicas 2Min♥ Es un fic interactivo que necesita amor T.T jaja me haría feliz si lo leyeran(:
Taemin era un verdadero desmadre en esta historia D: Y sí, verdaderamente se equivocó mucho e hirió a Minho:/ Pero por lo mismo el final se puede ver de distintos modos, si tú quieres que Tae se quede solo y abandonado, perfectamente así pudo ser xD Muchas gracias por leer, lamento haberte causado esa tristeza. Saluditos!♥
Dinohyun
No te preocupes Oppa, no importa el tiempo, a mí me hace feliz que me leas, porque tus opiniones son geniales ^___^ Ciertamente, la temática no permite llamar a esto algo bonito, ¿verdad? xD Así es, Taemin y Minho se atraían físicamente y mucho, pero sus personalidades y su estilo de vida no tenían nada qué ver, eso era lo que quería que se reflejara en este shot jiji Minho era perfecto! En todo*-* Pero también era bastante posesivo y celoso... Aunque ¿cómo no? teniendo a ése canalla sensual como novio LOL
americanidiotdshineegirl
Hi!(: jaja muchas gracias *----* Realmente esperaba que me odiaran, pero me alegra demasiado que a ti te haya gustado precisamente por lo amargo de la trama x) Realmente no, no todas las historias pueden ser perfectas y/o románticas, con final feliz, creo que en la vida real hay muchas más historias con finales como éste que con uno feliz xD Mi agradecer mucho tu comentario :3 Espero nos leamos pronto de nuevo. ByeBye!♥
Lo sientoooooooo T_T jajaja por eso les adelanté que me odiarían, al igual que Taemin le advirtió a Minho antes que todo que era un maldito rufián en el que no se podía confiar xD ¿Podrías considerar esto como una disculpa? Crónicas 2Min♥ Es un fic interactivo que necesita amor T.T jaja me haría feliz si lo leyeran(:
Taemin era un verdadero desmadre en esta historia D: Y sí, verdaderamente se equivocó mucho e hirió a Minho:/ Pero por lo mismo el final se puede ver de distintos modos, si tú quieres que Tae se quede solo y abandonado, perfectamente así pudo ser xD Muchas gracias por leer, lamento haberte causado esa tristeza. Saluditos!♥
Dinohyun
No te preocupes Oppa, no importa el tiempo, a mí me hace feliz que me leas, porque tus opiniones son geniales ^___^ Ciertamente, la temática no permite llamar a esto algo bonito, ¿verdad? xD Así es, Taemin y Minho se atraían físicamente y mucho, pero sus personalidades y su estilo de vida no tenían nada qué ver, eso era lo que quería que se reflejara en este shot jiji Minho era perfecto! En todo*-* Pero también era bastante posesivo y celoso... Aunque ¿cómo no? teniendo a ése canalla sensual como novio LOL
Yo tampoco entiendo a esas personas u.u Y aquí es dónde me puse a pensar: realmente, si estás con alguien que no te hace del todo feliz o a quien simplemente no te sientes atraído de verdad, creo que lo mejor es decírselo antes de hacer cualquier tontería, como la tontería que hizo Tae D: Tampoco creo que exista esa frase de "es que yo no puedo estar con nadie formalmente, porque siempre lo arruino" (créeme, la he escuchado mucho) Simplemente no han hallado a la persona correcta, o no han superado su anterior ruptura y ya, no hay necesidad de excusarse en esas cosas:C Bueno ya, que me puse filosófica xD Gracias por leer Oppa, me alegra que te haya gustado este shot!♥No entiendo esa gente que dice amar y no le cuesta un segundo decir el acostarse con alguien mas,
americanidiotdshineegirl
Hi!(: jaja muchas gracias *----* Realmente esperaba que me odiaran, pero me alegra demasiado que a ti te haya gustado precisamente por lo amargo de la trama x) Realmente no, no todas las historias pueden ser perfectas y/o románticas, con final feliz, creo que en la vida real hay muchas más historias con finales como éste que con uno feliz xD Mi agradecer mucho tu comentario :3 Espero nos leamos pronto de nuevo. ByeBye!♥
ShawolDD
Minho :3
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Re: You Know I´m no Good ~ (SongShot)
Me en-can-tó !!! *v*
A pesar de que no hubo un "final feliz" ame esta historia <3 ~
De verdad se me hizo muy genial y preciosa; creo que con esto confirmo que el amor 2min va más allá de todo(?)... El amor 2min trasciende(?) *v*!... Y me deja más loca de lo que estoy x)
Disculpa por llegar súper mega tarde; y mira que estoy aquí porque me tome unos minutos, además estoy en el móvil (v_v)...
Fue Hermoso, como todos tus escritos :)
Bye Bye ~
Love ya ~ chu ~
A pesar de que no hubo un "final feliz" ame esta historia <3 ~
De verdad se me hizo muy genial y preciosa; creo que con esto confirmo que el amor 2min va más allá de todo(?)... El amor 2min trasciende(?) *v*!... Y me deja más loca de lo que estoy x)
Disculpa por llegar súper mega tarde; y mira que estoy aquí porque me tome unos minutos, además estoy en el móvil (v_v)...
Fue Hermoso, como todos tus escritos :)
Bye Bye ~
Love ya ~ chu ~
Star...☆
Taemin & Bithae
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Re: You Know I´m no Good ~ (SongShot)
Star...☆
*n* ¿Enserio? ¿Te gustó? ¿A pesar de toda ésa trama corta-venas y odia-Taes? Ow Unnie, muchas gracias!♥ Sipi! el 2Min trasciende*-* Aunque en esta historia acabaron un poquito mal... juju xD No te preocupes por eso, en verdad me alegró que lo leyeras y lo comentaras T.T Enserio gracias! Siempre me apoyas T.T Love ya ~ y doble chu♥
*n* ¿Enserio? ¿Te gustó? ¿A pesar de toda ésa trama corta-venas y odia-Taes? Ow Unnie, muchas gracias!♥ Sipi! el 2Min trasciende*-* Aunque en esta historia acabaron un poquito mal... juju xD No te preocupes por eso, en verdad me alegró que lo leyeras y lo comentaras T.T Enserio gracias! Siempre me apoyas T.T Love ya ~ y doble chu♥
ShawolDD
Minho :3
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